Trabajo 1Práctico LA CONCEPCIÓN POSITIVISTA de la CIENCIA y su REVISIÓN
INDICACIONES BIBLIOGRÁFICAS
A fin de responder las consignas anteriores adjuntamos a este trabajo fragmentos de las siguientes obras: La superación de la metafísica mediante el análisis lógico del lenguaje de R. Carnap Teoría General del Derecho y del Estado de H. Kelsen La estructura de las revoluciones científicas de T. Kuhn La lógica de la investigación científica de K. Popper. Como bibliografía general usa el texto El positivismo y sus críticos de A. Giddens
Acerca del término «positivismo» Si bien el concepto de positivismo es central en las discusiones epistemológicas acerca de las ciencias sociales, tal como señalan Giddens y Moulines, el término no carece de imprecisión. En relación con esta cuestión: busca y reseña información en los textos de A. Giddens, Moulines y U. Schmill.
La concepción de ciencia según el positivismo ¿Quiénes son los principales representantes del Positivismo del siglo XIX? ¿Y los del siglo XX? Menciónalos. ¿Qué características tiene la ciencia según estos autores? ¿Son distintas las ciencias naturales de las ciencias sociales? Según Giddens, uno de los rasgos del positivismo (tanto del positivismo decimonónico como del positivismo lógico) es la aversión a la metafísica. ¿Qué entienden estos autores por metafísica? ¿La rechazan por las mismas razones? [Una respuesta precisa y completa de esta pregunta requiere la lectura de A. Comte: Discurso sobre el espíritu positivo y de R. Carnap: La superación de la metafísica mediante el análisis lógico del lenguaje (anexo a esta actividad). El positivismo jurídico Reconstruye las argumentaciones que aparecen en el fragmento que sigue [recuerda que reconstruir no es transcribir: es leer el texto y reescribirlo señalando los enunciados
que funcionan como premisas, los nexos, la conclusión]. Por el mismo hecho de que estos valores son supuestos supremos no es posible darles una justificación normativa, ya que por encima de ellos no hay normas superiores de las cuales se los pueda considerar derivados. Son móviles de orden psicológicos los que conducen al individuo a preferir la libertad o la seguridad, y tienen su fundamento en el
carácter. El que tiene confianza en sí mismo optará probablemente por la libertad, y el 2 que sufre un complejo de inferioridad preferirá sin duda a seguridad. Estos juicios de valor tienen, pues, un carácter subjetivo, porque no se fundan en una norma positiva, sino en una norma solamente supuesta por el que los enuncia. Por el contrario, los juicios de valor que verifican que tal hecho es o no conforme a una norma positiva tienen un carácter objetivo, dado que se refieren a los hechos por los cuales la norma ha sido creada. En realidad, no se trata de verdaderos juicios de valor, sino de juicios de hecho, y a este título pueden ser objeto de una ciencia. Porque tienen un sentido puramente subjetivo, los verdaderos juicios de valor se encuentran fuera del dominio científico, dado que la objetividad es un elemento esencial de toda ciencia. H. KELSEN: TEORÍA PURA DEL DERECHO, II.1 El derecho y la justicia
Lo afirmado por el jurista H. Kelsen en la Teoría Pura guarda relación con alguna de las consideraciones positivista de la ciencia ¿podrías indicar con cuál? La revisión popperiana del positivismo Según K. Popper el objetivo de las investigaciones científicas no puede ser la verificación ni la confirmación de las teorías (logradas, según el positivismo, a través del método inductivo) sino la falsación. ¿Por qué rechaza la inducción como método de la ciencia? ¿Qué método propone en su lugar? ¿En qué consiste? En la investigación que sigue ¿se aplica la metodología inductiva o el método hipotético deductivo? En la antigüedad se sostenía que la vida podía surgir del lodo, del agua o de las combinaciones de los cuatro elementos fundamentales: aire, fuego, agua, y tierra. Aristóteles propuso que el origen espontáneo para gusanos, insectos y peces era a partir de sustancias como el rocío, el sudor y la humedad. Según él, este proceso era el resultado de la interacción de la materia no viva con fuerzas (ENTELEQUIA) capaces de dar vida a lo que no tenía. En 1667, el médico holandés Johann B. van Helmont, propuso en su libro Ortus Medicine una receta que permitía la generación espontánea de ratones. No obstante, algunos científicos no estaban conformes con dichas explicaciones y comenzaron a someter a la experimentación todas esas teorías. Francisco Redi, médico italiano, hizo los primeros experimentos para demostrar la falsedad de la generación espontánea. Logró demostrar que los gusanos que infestaban la carne eran larvas que provenían de los huevos depositados por las moscas en la carne. Colocó trozos de carne en tres recipientes iguales, al primero lo cerró herméticamente, el segundo lo cubrió con una gasa y el tercero lo dejó descubierto. Unos días después observó que en el frasco tapado no había gusanos aunque la carne estaba podrida y con mal olor, en el segundo pudo observar que sobre la tela estaban los huevos de las moscas y la carne del tercer frasco tenía gran cantidad de larvas y moscas. Con dicho experimento se empezó a demostrar la falsedad de la teoría conocida como "generación espontánea”.
Las críticas de Kuhn al positivismo Muchas de las ideas sobre la ciencia de T. Kuhn se oponen no solo al Positivismo sino también a la posición de Popper. En efecto, en su libro La estructura de las revoluciones científicas, Kuhn presenta una concepción acerca del desarrollo de las ciencias totalmente diferente. En relación con este tema: completa el esquema y explica brevemente en qué consiste cada una de estas etapas. ¿ETAPA?
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CIENCIA NORMAL ð
¿ ETAPA?
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Mira las imágenes que siguen ¿Con cuál/es de ellas puede vincularse la idea de 3 PARADIGMA de T. Kuhn? ¿Por qué?
IMAGEN 1
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LA SUPERACIÓN DE LA METAFÍSICA MEDIANTE 4 EL ANÁLISIS LÓGICO DEL LENGUAJE
Rudolf Carnap
Introducción Desde los escépticos griegos hasta los empiristas del siglo XIX ha habido muchos opositores a la metafísica. La naturaleza de las críticas expuestas ha sido muy diversa. Algunos han declarado que la teoría metafísica es errónea en razón de oponerse a nuestro conocimiento empírico. Otros la han considerado únicamente incierta en base al hecho de que sus problemas trascienden el límite del conocimiento humano. Muchos antimetafísicos han declarado estéril el ocuparse de los interrogantes metafísicos, pudieran o no ser respondidas, porque en todo caso es innecesario ocuparse de ellos; mejor es dedicarnos enteramente a las tareas prácticas que absorben la diaria actividad del hombre. El desarrollo de la lógica moderna ha hecho posible dar una respuesta nueva y más precisa al problema de la validez y justificación de la metafísica. Las investigaciones de la lógica aplicada o de la teoría del conocimiento, cuyo propósito es esclarecer por medio del análisis lógico el contenido cognoscitivo de las proposiciones científicas y, a través de ello, el significado de las palabras que aparecen en dichas proposiciones, conducen a un resultado positivo y a uno negativo. El resultado positivo es elaborado en el campo de la ciencia empírica; se esclarecen los conceptos fundamentales de distintas ramas de la ciencia (…) En el campo de la metafísica el análisis lógico ha conducido al resultado negativo de que las pretendidas proposiciones de dicho campo son totalmente carentes de sentido. Con esto se ha obtenido una eliminación tan radical de la metafísica como no fue posible lograrla a partir de antiguos puntos de vista antimetafísicos (…) Al decir que las llamadas proposiciones de la metafísica carecen de sentido, hemos usado estos términos en su acepción más estricta. Dando a la expresión un sentido amplio, una proposición o un problema son caracterizados en ocasiones como carentes de sentido cuando su planteo es totalmente estéril (por ejemplo, el problema de “¿Cuál es el peso medio de aquellos habitantes de Viena cuyo número telefónico termina en 3?” o proposiciones que resultan evidentemente falsas como “en 1910 Viena tenía 6 habitantes”, o que son no sólo empírica son lógicamente falsas, proposiciones contradictorias tales como “las personas A y B son un año más viejas cada una respecto de la otra”). En realidad aún cuando sean estériles o falsas, estas proposiciones poseen sentido ya que solamente proposiciones con sentido son clasificables entre fructuosas y estériles, verdaderas y falsas. Sin embargo, strictu sensu una secuencia de palabras carece de sentido cuando, dentro de un lenguaje específico, no constituye una proposición; en este caso la llamaremos pseudoproposición. Un lenguaje consta de un vocabulario y de una sintaxis, es decir, de un conjunto de palabras que poseen significado y de reglas para la formación de las proposiciones. Estas reglas indican cómo se pueden constituir proposiciones a partir de diversas especies de palabras. De acuerdo con esto hay dos géneros de pseudoproposiciones: aquellas que contienen una palabra a la que erróneamente se supuso un significado o aquellas cuyas palabras constitutivas poseen significado, pero que por haber sido reunidas de un modo antisintáctico no constituyeron una proposición con sentido.
Kelsen: Teoría General del 5 Derecho y del Estado EL CONCEPTO DEL DERECHO
1- La justicia como juicio subjetivo de valor Es obvio que no puede existir un orden justo, esto es, capaz de procurar la felicidad de cada uno, si el concepto de felicidad se define en su sentido originario y estricto de felicidad individual, y se entiende por felicidad de un hombre lo que este considera como tal. Porque entonces resulta inevitable que en cierto momento la felicidad de una voluntad individual entre directamente en conflicto con la de otra voluntad. Tampoco es posible un orden justo en el supuesto de que lo que se trate de realizar no sea la felicidad de cada uno, sino la mayor felicidad para un mayor número posible de individuos. La felicidad que un orden social es capaz de asegurar puede ser únicamente felicidad en sentido colectivo, esto es, la satisfacción de ciertas necesidades, reconocidas por la autoridad social, el legislador, como dignas de ser satisfechas, tales como la necesidad de alimentos, vestidos y habitación. Pero ¿qué necesidades humanas son dignas de ser satisfechas y, sobre todo, cuál es el orden jerárquico que les corresponde? Estos problemas no pueden ser resueltos por medio de un conocimiento racional. La solución de los mismos implica un juicio de valor determinado por factores emocionales y tiene, por ende, carácter subjetivo, válido únicamente para el sujeto que juzga y, por tanto, relativo sólo a él. La respuesta sería diferente según que proviniese de un creyente cristiano que considera el bien de su alma en el otro mundo más importante que los viene s terrenos, o de un materialista que no cree en otra vida; y sería también diferente si proviniese de quien considera la libertad personal como el bien más alto, en el caso del liberalismo, por ejemplo, o de quien piensa que la seguridad social y la igualdad de todos los hombres es superior a la libertad, como ocurre en el socialismo. La cuestión que consiste en saber si los bienes espirituales o materiales, si la libertad o la igualdad representan el valor supremo, no puede ser resuelta racionalmente. Sin embargo, el juicio de valor subjetivo y, por tanto, relativo, mediante el cual la cuestión es decidida, suele ser presentado como un aserto que tiene valor objetivo y absoluto, es decir, como norma dotada de validez general. Constituye una peculiaridad del ser humano la de tener una profunda necesidad de justificar su conducta, la expresión de sus necesidades, de sus emociones, sus anhelos y deseos, a través de la función de su intelecto, su pensamiento y su facultad cognoscitiva. Esto es posible, al menos en principio, en la medida en que los anhelos y deseos se refieran a medios por los cuales alguna finalidad puede alcanzarse, pues la relación entre medios y fines es una relación de causa a efecto y puede determinarse sobre la base de la experiencia, esto es, racionalmente. De acuerdo con el estado actual de la ciencia social muchas veces ello no es posible, ya que en gran número de casos no tenemos una experiencia adecuada que nos capacite para determinar en qué forma ciertas finalidades sociales puedan ser realizadas con mayor eficacia. En consecuencia, este problema de los medios adecuados es a menudo resuelto de acuerdo con juicios subjetivos de valor, más bien que por un conocimiento objetivo de la conexión entre medios y fines, esto es, entre causas y efectos; de aquí que, al menos por el momento, el problema de la justicia, incluso como determinación de los medios adecuados para alcanzar un fin generalmente reconocido, no siempre pueda ser resuelto de forma racional. La pugna entre liberalismo y socialismo, por ejemplo, en gran parte versa no sobre el objeto de la sociedad sino más
bien sobre el procedimiento correcto para conseguir una meta en la cual los hombres se 6 hallan en gran medida de acuerdo; y al menos por ahora esta pugna no puede ser científicamente liquidada. El juicio por el cual se declara que algo es un medio eficaz para un fin postulado de antemano, no es un verdadero juicio de valor, es –según se ha dicho- relativo a la conexión entre causa y efecto y, como tal, un juicio sobre la realidad. Juicio de valor es un aserto por el cual se declara que algo es un fin, un último fin que no puede servir como medio para el logro de otro fin ulterior. Semejante juicio se halla siempre determinado por factores emocionales. Si la afirmación de los últimos fines aparece en forma de postulados o normas de justicia, estos descansan siempre en juicios de valor puramente subjetivos y, por ende, relativos. Por sabido se calla que gran número de esos juicios son muy diferentes y, a veces, irreconciliables entre sí. Lo anterior no significa, por supuesto, que cada individuo tenga un propio sistema de valores. De hecho, gran número de individuos coincide en sus juicios de valor (…) Los sistemas de valores, especialmente el moral y su idea central de justicia, son fenómenos colectivos, productos sociales y, por consiguiente, difieren en cada caso de acuerdo con la naturaleza de la sociedad e cuyo seno surgen. El hecho de que en una determinada sociedad haya ciertos valores generalmente aceptados, en modo alguno contradice el carácter subjetivo y relativo de esos juicios de valor. La circunstancia de que muchos individuos coincidan en sus juicios estimativos no prueba que tales juicios sean correctos. Del mismo modo, la circunstancia de que un gran número de gente crea o haya creído que el sol giraba alrededor de la tierra, no es ni era prueba de la verdad de dicha idea. El criterio de la justicia, como el de la verdad, no depende de la frecuencia con la que se hagan determinados juicios sobre la realidad o determinados juicios valorativos. Como la humanidad está dividida en muchas naciones, clases, religiones, profesiones, etc., a menudo en desacuerdo recíproco, hay una gran multiplicidad de ideas sobre lo justo; tantas, que resulta prácticamente imposible hablar de “justicia”.
K. POPPER 7 LA LÓGICA DE LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA CONTRASTACIÓN DEDUCTIVA DE TEORÍAS
De acuerdo con la tesis que hemos de proponer aquí, el método de contrastar críticamente las teorías y de escogerlas, teniendo en cuenta los resultados obtenidos en su contraste, procede siempre del modo que indicamos a continuación. Una vez presentada a título provisional una nueva idea, aú no justificada en absoluto –sea una anticipación, una hipótesis, un sistema teórico o lo que se quiera-, se extraen concusiones de ella por medio de una deducción lógica; estas conclusiones se comparan entre sí y con otros enunciados pertinentes, con objeto de hallar las relaciones lógicas (tales como equivalencia, deductibilidad, compatibilidad o incompatibilidad, etc.) que existan entre ellas. Si queremos, podemos distinguir cuatro procedimientos de llevar a cabo la contrastación de una teoría. En primer lugar, se encuentra la contrastación lógica de las conclusiones unas con otras: con lo cual se somete a contraste la coherencia interna del sistema. Después, está el estudio de la forma lógica de la teoría, con objeto de determinar su carácter: si es una teoría empírica –científica- o si, por ejemplo, es tautológica. En tercer término, tenemos la comparación con otras teorías, que tiene por principal mira la de averiguar si la teoría examinada constituiría un adelanto científico en caso de que sobreviviera a las diferentes contrastaciones a la que la sometemos. Y finalmente, vine el contrastarla por medio de la aplicación empírica de las conclusiones que puedan deducirse de ella. Lo que se pretende con el último tipo de contraste mencionado es descubrir hasta qué punto satisfarán las nuevas consecuencias de la teoría –sea cual sea la novedad de sus asertos- a los requerimientos de la práctica, ya provengan estos de experimentos puramente científicos o de aplicaciones tecnológicas o prácticas. También en este caso el procedimiento de contrastar resulta deductivo; veámoslo. Con ayuda de otros enunciados anteriormente aceptados se deducen de la teoría a contrastar ciertos enunciados singulares –que podremos denominar “predicciones”-; en especial predicciones que sean fácilmente contrastables o aplicables. Se eligen entre estos enunciados los que no sean deducibles de la teoría vigente y, maás en particular, los que se encuentren en contradicción con ella. A continuación tratamos de decidir en lo que se refiere a estos enunciados deducidos (y a otros) comparándolos con los resultados de las aplicaciones prácticas y de experimentos. Si la decisión es positiva, esto es, si las conclusiones singulares resultan ser aceptables, o verificadas, la teoría a la que nos referimos ha pasado con éxito las contrastaciones (por esta vez): no hemos encontrado razones para desecharla. Pero si la decisión es negativa, o sea, si las conclusiones han sido falsadas, esta falsación revela que la teoría de la que se han deducido lógicamente es también falsa. Cnviene observar que una decisión positiva puede apoyar a la teoría examinada sólo temporalmente, pues otras decisiones negativas subsiguientes pueden siempre derrocarla. Durante el tiempo en que una teoría resiste contrastaciones exigentes y minuciosas, y en que no la deja anticuada otra teoría en la evolución del progreso científico, podemos decir que ha “demostrado su temple” o que está corroborada por la experiencia. En el procedimiento que acabamos de esbozar no aparece nada que pueda asemejarse a la lógica inductiva. En ningún momento he asumido que podamos pasar por un razonamiento de la verdad de enunciados singulares a la verdad de teorías. No he supuesto un solo instante que, en virtud de unas conclusiones ‘verificadas’, pueda establecerse que una teoría sea ‘verdadera’, ni siquiera meramente ‘probable’.
TOMAS8 KUHN LA ESTRUCTURA DE LAS REVOLUCIONES CIENTÍFICAS Capítulo X: LAS REVOLUCIONES COMO CAMBIOS DEL CONCEPTO DEL MUNDO
Examinando el registro de la investigación pasada, desde la atalaya de la historiografía contemporánea, el historiador de la ciencia puede sentirse tentado a proclamar que cuando cambian los paradigmas, el mundo mismo cambia con ellos. Guiados por un nuevo paradigma, los científicos adoptan nuevos instrumentos y buscan en lugares nuevos. Lo que es todavía más importante, durante las revoluciones los científicos ven cosas nuevas y diferentes al mirar con instrumentos conocidos y en lugares en los que ya habían buscado antes. Es algo así como si la comunidad profesional fuera transportada repentinamente a otro planeta, donde los objetos familiares se ven bajo una luz diferente y, además, se les unen a otros objetos desconocidos. Por supuesto, no sucede nada de eso: no hay trasplantación geográfica: fuera del laboratorio, la vida cotidiana continúa como antes. Sin embargo, los cambios de paradigmas hacen que los científicos vean el mundo de investigación, que les es propio, de manera diferente. En la medida en que su único acceso para ese mundo se lleva a cabo a través de lo que ven y hacen, podemos desear decir que, después de una revolución, los científicos responden a un mundo diferente. Las demostraciones conocidas de un cambio en la forma (Gestalt) visual resultan muy sugestivas como prototipos elementales para esas transformaciones del mundo científico. Lo que antes de la revolución eran patos en el mundo del científico, se convierte en conejos después (…) Las transformaciones como esas, aunque habitualmente más graduales y casi siempre irreversibles, son acompañantes comunes de la preparación de los científicos. Al mirar el contorno de un mapa, el estudiante ve líneas sobre un papel, mientras que el cartógrafo ve una fotografía de un terreno. Al observar una fotografía de cámara de burbujas, el estudiante ve líneas de interrumpidas que se confunden, mientras que el físico un registro de sucesos subnucleares que le son familiares. Sólo después de cierto número de esas transformaciones de la visión, el estudiante se convierte en habitante del mundo de los científicos, ve lo que ven los científicos y responde de la misma forma que ellos. Sin embargo, el mundo al que entonces penetra el estudiante no queda fijo de una vez por todas, por una parte, por la naturaleza del medio ambiente y de la ciencia, por la otra. Más bien, es conjuntamente determinado por el medio ambiente y por la tradición particular de la ciencia normal que el estudiante se ha preparado a seguir. Por consiguiente, en tiempos de revolución, cuando la tradición científica normal cambia, la percepción que el científico tiene de su medio ambiente debe ser reeducada, en algunas situaciones en las que se ha familiarizado, debe aprender a ver una forma (Gestalt) nueva. Después de que lo haga, el mundo de sus investigaciones parecerá, en algunos aspectos, incomparable con el que habitaba antes. Esa es otra de las razones por las que las escuelas guiadas por paradigmas diferentes se encuentran siempre, ligeramente, en pugna involuntaria. Por supuesto, en su forma más usual, los experimentos de forma (Gestalt) ilustran sólo la naturaleza de las transformaciones perceptuales. No nos indican nada sobre el papel desempeñado por los paradigmas o el de las experiencias previamente asimiladas en el proceso de percepción. Pero sobre este punto existe un caudal importante de literatura psicológica (…) Un sujeto experimental que se pone anteojos ajustados con lentes inversos verá inicialmente todo el mundo cabeza abajo. Al principio, este cuadro de
percepción funciona como si hubiera sido9preparado para que funcionara a falta de lentes y el resultado es una gran desorientación y una crisis personal aguda. Pero después de que el sujeto ha comenzado a aprender a conducirse en su nuevo mundo, todo su campo visual se transforma, habitualmente después de un período en el que la visión resulta particularmente confusa. Después, los objetos pueden verse nuevamente como antes de utilizar los lentes. La asimilación de un campo de visión previamente anómalo ha reaccionado sobre el campo mismo, haciéndolo cambiar. Tanto literal como metafóricamente, el hombre acostumbrado a los lentes inversos habrá sufrido una transformación revolucionaria de la visión. Los sujetos del experimento de las cartas anómalas de la baraja (…) sufrieron una transformación similar. Hasta que aprendieron, por medio de una prolongada exposición, que el Universo contenía cartas anómalas, vieron sólo los tipos de cartas para los que experiencias previas los habían preparado. Sin embargo, una vez que la experiencia les proporcionó las categorías complementarias necesarias, fueron capaces de ver todas las cartas anómalas durante una primera inspección (…) otros experimentos han demostrado que el tamaño, color, etc. De los objetos percibidos en objetos experimentalmente exhibidos, varían también de acuerdo con la preparación y el adiestramiento previo de los sujetos. Al examinar la rica literatura experimental de que hemos extraídos esos ejemplos, podemos llegar a sospechar que es necesario algo similar a un paradigma como requisito previo para la la percepción misma. Lo que ve un hombre depende tanto de lo que mira como de lo que su experiencia visual y perceptual previa lo ha preparado a ver. En ausencia de esa preparación sólo puede haber, en opinión de Williams James, “una confusión floreciente y zumbante”. En los últimos años, varios estudiosos de la historia de la ciencia, como N.R. Hanson, han considerado los ejemplos anteriores muy sugestivos (…) han hecho notar que la historia de la ciencia tendría un sentido más claro y coherente si se pudiera suponer que los científicos experimentan, a veces, cambios de percepción como los que acabamos de describir. Sin embargo, aún cuando los experimentos psicológicos son sugestivos, no pueden ser más que eso, dada la naturaleza del caso. Muestran características de percepción que podrían ser cruciales para el desarrollo científico; pero no demuestran que la observación cuidadosa y controlada de los científicos investigadores comparta en absoluto esas características. Además, la naturaleza misma de esos experimentos hace que resulte imposible cualquier demostración directa de ese punto. Para que el ejemplo histórico pueda hacer que esos experimentos psicológicos parezcan ser importantes, deberemos anotar primeramente los tipos de pruebas que podemos esperar que nos proporcione la historia y los que no podremos encontrar en ella. El sujeto de una de una demostración de forma (Gestalt) sabe que su percepción ha cambiado debido a que puede cambiarla en ambos sentidos (ver un pato o un conejo). Finalmente puede aprender a ver esas líneas sin ver ninguna de esas dos figuras. Lo mismo el sujeto del experimento de las cartas: sabe que su percepción ha cambiado porque una autoridad externa, el experimentador, le asegura que, a pesar de lo que haya visto, siempre estuvo mirando un cinco de corazones negro.
Sin embargo, en la observación científica10la situación es exactamente la inversa. El científico no puede tener ningún recurso por encima o más allá de de lo que ve con sus ojos y sus instrumentos. No hay una autoridad más elevada (…) Por consiguiente, en las ciencias, si los cambios perceptuales acompañan a los de paradigma, no podremos esperar que los científicos atestigüen directamente sobre esos cambios. Al mirar la Luna, el convertido a la teoría de Copérnico, no dice “Antes veía un plantea; pero ahora veo un satélite”. Alguien convertido a la nueva astronomía dice: “Antes creía que la Luna era un planeta, pero estaba equivocado”. Ese tipo de enunciado se presenta en el período inmediatamente posterior a las revoluciones científicas. Si oculta ordinariamente un cambio de visión científica o alguna otra transformación mental que tenga el mismo efecto, no podremos esperar un testimonio directo sobre ese cambio. Más bien, deberemos buscar evidencia indirecta y de comportamiento de que el científico que dispone de un nuevo paradigma ve de manera diferente de cómo lo hacía antes. [T. Kuhn: La estructura de las revoluciones científicas. México, FCE, 1988. Pp. 176-182]