TEMA 39. LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL Y PRIMERO INTENTOS DEMOCRATIZADORES EN LA ESPAÑA DEL SIGLO XIX. TEMARIO GEOGRAFÍA E HISTORIA. Aula de Historia 10/10/2013 10:29:00 p. m. LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL Y PRIMEROS INTENTOS DEMOCRATIZADORES EN LA ESPAÑA DEL SIGLO XIX El Estado Liberal es una aspiración de los pensadores europeos y español es del siglo XVIII, que encuentra su plasmación más temprana en la Francia revolucio naria. Los primeros destellos de esta no llegan a España hasta la entrada de los s oldados franceses de Napoleón. En ese momento se inicia el largo proceso que acaba consolidando primero el estado liberal con la Constitución de 1876 y después democ rático al lograrse el sufragio universal masculino en 1891. Es un proceso largo y marcado por avances y retrocesos constantes. D e forma general podríamos señalar como breves momentos de avance las Cortes de Cádiz ( 1808-1814), el Trienio Liberal (1820-1823), el primer bienio progresista (1835-1 837), el segundo bienio progresista (1856-1858) y el Sexenio Democrático (1868-187 3). El tiempo de la Restauración supone la cristalización de muchos de los aspectos que conforman un estado liberal, aunque en ocasiones solo sea de forma nominal y no efectiva. El paso del llamado Antiguo Régimen al Estado Liberal supone cambios en todas las esferas: Política. La burguesía accede al poder mientras la monarquía ve como ese po der se va limitando. En tiempos de Carlos III se da un gran avance al convertirs e las reuniones esporádicas de los secretarios del Despacho en Suprema Junta de Es tado (1787), siendo el germen del Consejo de Ministros. Desde la Constitución de 1 812, se plantea un sistema con división de poderes. Hay una pugna constante entre la institución monárquica por mantener su poder lo más íntegro posible y los políticos pro gresistas que a través del Parlamento y el Gobierno intentan limitarlo. En el lado opuesto los moderados, que disponen habitualmente del poder, frenan las reforma s. Al final triunfa un modelo político donde el rey mantiene un poder muy fuerte. Esta será la principal razón del fracaso del modelo de la restauración en el siglo XX. Las sucesivas constituciones son reflejo de los dos partidos dominantes. Al fin al del siglo empiezan a adquirir importancia los grupos socialistas y anarquista s. Sociedad. La nobleza procedente del Antiguo Régimen pierde poco a poco relevancia frente a la nueva burguesía terrateniente, financiera e industrial (vas ca y catalana), que es a su vez ennoblecida. Hay una cooperación entre nobleza y b urguesía para acceder al poder. Los militares se convierten en una nueva clase dom inante debido a las constantes guerras y la necesidad de los grupos políticos de t ener líderes fuertes y de fama reconocida. Surge una nueva clase, el proletariado, que hacia el final del siglo comienza a tener un gran número de efectivos en las ciudades. Aunque la Iglesia pierde su papel económico, mantiene una relevancia soc ial muy importante, sobre todo en lo relacionado con la educación. Economía. Es quizá el ámbito en que se realiza una transformación mayor duran te el siglo XIX. Las tierras amortizadas, tanto civiles como eclesiásticas pasan a formar parte del patrimonio de la nueva burguesía terrateniente. Genera la concen tración de la propiedad, la formación de un amplio proletariado rural y la fijación de los capitales a la tierra. Aparecen las bolsas de valores, los especuladores in mobiliarios, los bancos comerciales y el monopolio de la emisión de billetes por e l Banco de España. La mayores fortunas dejan de ser de la antigua nobleza y pasan a serlo los burgueses, ennoblecidos o no. Desaparecen los gremios y se forma una burguesía industrial en Cataluña y Vizcaya y otra financiera en Madrid, basando est a última su riqueza en la especulación inmobiliaria.
Cultura. Las tasas de analfabetismo se mantienen muy altas en toda Es paña, si bien existe un contraste entre población rural frente a urbana y varones fr ente a mujeres. La Ley Moyano está cargada de buenas intenciones pero no va acompaña da de los necesarios recursos. Hasta los primeros años del siglo XX las escuelas d ependen de los ayuntamientos. Será el conde de Romanones quien establezca que el s ueldo de los maestros lo paga el Ministerio de Fomento. El elemento más significat ivo de este siglo es la Institución Libre de Enseñanza de Giner de los Ríos, que duran te el último cuarto del siglo formará las elites de poder burguesas de la España del s iglo XX. ANTECENDETES El reinado de Carlos IV (1788-1808) está marcado por los avatares de la política ext erior con respecto a la Revolución Francesa. Primero se cierran las fronteras con Floridablanca, para pasar a la beligerancia con Godoy en la Guerra de la Convenc ión. Fracasado este intento militar, se cambia por la alianza con Francia en el Tr atado de San Ildefonso (1796). Mientras, en España la falta de recursos obliga al gobierno a decretar la primera desamortización de bienes eclesiásticos (1798), vendi endo en subasta pública los bienes raíces de la extinguida Compañía de Jesús, Obras Pías y C olegios Mayores. El enemigo común es Inglaterra y se suceden dos batallas navales, la del cabo de San Vicente y la de Trafalgar, que liquidan el potencial naval e spañol y cortan las comunicaciones con los virreinatos americanos. El príncipe de Asturias, futuro Fernando VII, quiere aprovechar la impopularidad de Godoy para provocar la caída del ministro y del mismo rey. Napoleón ha firmado el Tratado de Fontainebleau (1807) que permite el paso de tropas francesas para oc upar Portugal. En marzo de 1808 estalla el Motín de Aranjuez, que provoca la abdic ación de Carlos IV y la coronación de Fernando VII. Enterado Napoleón aprovecha la pre sencia de sus tropas en España para obligar a la Familia Real a desplazarse hasta Bayona, donde se hacen las abdicaciones, en virtud de las cuales José Bonaparte s e convierte en José I de España. El secuestro de la Familia Real será el punto de part ida de la Guerra de Independencia. GUERRA DE INDEPENDENCIA Y CORTES DE CÁDIZ Durante los primeros meses del año 1808 varios acontecimientos se han ido desencad enando: Motín de Aranjuez, abdicación de Carlos IV en su hijo Fernando VII, secuestr o de la familia real por parte de los franceses, abdicaciones de Bayona y José Bon aparte rey de España. El pueblo español va a recibir con muy mal talante la entrada de tropas francesas en el reino. La reacción será al llegar las noticias sobre los a contecimientos de Bayona. El pueblo de Madrid se subleva el 2 de Mayo y después ot ras localidades de España imitan el ejemplo. La entrada del ejército francés en la Península Ibérica va a provocar el inicio de un co nflicto doble, una guerra contra un invasor extranjero y una guerra civil. Desde el siglo XVIII, en especial desde el reinado de Carlos III, muchos ilustrados e spañoles defienden la necesidad de una reforma de la monarquía. Unos creen que esta debe proceder de un movimiento nacional encabezado por el Rey, mientras que otro s piensan que esta reforma puede ser igual de válida si está promovida por un poder exterior. Cuando los borbones pierden la corona de España en las abdicaciones de B ayona y Napoleón entrega el trono a su hermano José (José I de España), también le prepara un texto legal básico para España conocido como la Constitución de Bayona. Aunque es una carta otorgada, será el primer texto constitucional de España, que delimita la f unción del poder. Algunos de los reformistas españoles apoyarán el gobierno de José I cr eyendo que introducirá en España el liberalismo. Son los llamados afrancesados. En toda España hay levantamientos populares contra el gobierno de José I y los que s e pongan al frente de ellos serán llamados patriotas. Las autoridades públicas provi
nciales y el ejército no reaccionan, esperan un simple cambio de dinastía como en 17 00. Para encauzar el motín popular e impedir una revolución se forman las Juntas Pro vinciales donde se reúnen personas destacadas de la sociedad de cada provincia y e jercen como gobierno. La reunión de todas las juntas será la Junta Suprema Central, la cual será presidida por el conde de Floridablanca, el antiguo ministro de Carlo s III. Ante la ausencia del Rey, la Junta se plantea la posibilidad de convocar unas Cortes que legitimen su labor. Después de convocadas la Junta se disuelve y e l Consejo de Regencia que se forma hereda la convocatoria de estas Cortes. Las Cortes de Cádiz se reúnen en septiembre de 1810 en una ciudad sitiada por el ejérc ito francés. Permanecen allí hasta 1813. Como todo el país está ocupado por el ejército fr ancés, los representantes llegan poco a poco y del centenar escaso de diputados de 1810, tres años después serán más de trescientos. Entre los grupos dominantes destaca e l de representantes del clero. Los votos no serán por estamentos sino por diputado , de tal forma que se rompía con el sistema tradicional del Antiguo Régimen. La labo r legislativa de las Cortes se va a centrar en la elaboración de la Constitución de 1812, llamada la Pepa por ser aprobada el día de San José. Además, también se aprobaron otros decretos importantes como los de abolición de los mayorazgos, de la servidum bre y la Inquisición. Todo esto supone la liquidación del Antiguo Régimen y la desapar ición de los estamentos y privilegios. La Constitución de 1812 plasma los conceptos fundamentales del liberalismo español. Las Cortes se reunirán en una sola cámara y los diputados serán elegidos para dos años y por sufragio universal indirecto. Establece la soberanía nacional, por la cual el poder emana de la nación y no del Rey. La representación de la Nación está en las Corte s, las cuales se encargan de elaborar las leyes. Estas leyes son promulgadas por el Rey, quien las aplica. Así se divide el poder legislativo (Cortes), del ejecut ivo (Rey) y el judicial que recaerá en tribunales de justicia ordinarios. Es una c onstitución confesional porque establece la religión católica como la oficial de España. Se crea la Milicia Nacional como cuerpo armado encargado de velar por la defens a de la Nación y de su Constitución y se prevé la extensión de la educación pública a todos los lugares de España. La Constitución hace iguales a todos los españoles, incluidos l os de América. REINADO DE FERNANDO VII Napoleón para no encontrarse en guerra en dos frentes, firma en 1813 el Tratado de Valençay, en virtud del cual, el emperador devuelve la corona a Fernando VII. Est e vuelve a España pero no va directamente hacia Madrid, sino que lo hace pasando p or Valencia. Allí el general Elío muestra su adhesión a la restauración del absolutismo, lo que sumado al apoyo de más de cien diputados de las Cortes de Cádiz, expresado e n el Manifiesto de los Persas, permite al rey no solo no jurar la Constitución sin o declarar nula toda la acción legislativa de las Cortes. Los liberales serán declar ados culpables del delito de lesa majestad y perseguidos por la restituida Inqui sición, con lo que muchos marchan al exilio. Se inicia así un período de seis años conocido en la historiografía como el Sexenio Abso lutista (1814-1820). En el exterior España se vio aislada en el Congreso de Viena por haber firmado la paz con Francia por separado, a la vez que continúan los virr einatos americanos su irreversible camino hacia la independencia. En el interior a los problemas políticos por los intentos de los liberales de volver al poder, s e suma la quiebra de la Hacienda. La monarquía absoluta carecía de medios para remed iar los problemas y fracasa en su intento de crear nuevos impuestos. En 1820 el ejército concentrado en Andalucía para salir hacia América para luchar cont ra los independentistas americanos se subleva contra el absolutismo. El teniente coronel Riego es el principal cabecilla. Proclaman la Constitución de 1812 y dura nte los tres primeros meses del año logran la adhesión de otras localidades hasta qu e Fernando VII se ve obligado a jurar la Constitución. Comienza el llamado Trienio
Liberal (1820-1823). Durante estos años los liberales se irán alineando en dos post uras enfrentadas, los exaltados y los moderados. Fernando VII recurrió a las perso nalidades más conservadoras para formar el gobierno y constantemente ponía trabas a las reformas, en espera de poder recuperar su poder absoluto. Los moderados domi naron la política los dos primeros años y volvieron a poner en marcha los decretos d e Cádiz. Sufrieron los ataques de los absolutistas, los exaltados y la Iglesia, te merosa de perder su poder con la abolición de sus privilegios. En el verano de 182 2 se pone en peligro el sistema constitucional y los exaltados toman el poder. E l Congreso de Verona reúne a los países de la Santa Alianza y aprueba el envío de un c uerpo expedicionario francés para restaurar el absolutismo en España. En 1823 entran en España los Cien Mil Hijos de San Luis con el duque de Angulema al frente, que reponen a Fernando VII como rey absoluto. La última etapa del reinado de Fernando VII ha recibido de la historiografía liberal el nombre de Década Ominosa (1823-1833), pero sería preferible denominarla con el n ombre de Década Absolutista. Este no es un período homogéneo, porque si bien se inicia con una fuerte represión contra los liberales creando el cuerpo de Policía Nacional (1824), después se van a ir dando concesiones a los liberales para dar remedio a la quiebra del Estado y asegurar la sucesión de Isabel, la hija de Fernando VII. P rimero se quiso dar solución a los problemas económicos con el despotismo ministeria l consistente en potenciar desde la corona las reformas ilustradas, lo que se mo stró inoperante. También se crea la Bolsa de valores. Sin embargo el problema más grav e vendrá con la sucesión del Rey. De su cuarto matrimonio Fernando VII solo ha tenid o dos hijas. Según la Ley Sálica que trajo Felipe V de Francia, las hijas no pueden reinar ni transmitir derechos dinásticos, y por lo tanto el sucesor del rey sería su hermano, el infante Carlos María Isidro. Esta ley será derogada por la Pragmática San ción, que restituye la sucesión dinástica como estaba en la Partidas de Alfonso X, don de se prefiere la línea directa sobre la colateral y al varón sobre la mujer. El inf ante don Carlos intrigará en los años finales del reinado para conseguir que su herm ano, primero, no sancione la Pragmática y después para que la revoque. Tras varias v icisitudes Fernando VII muere después de hacer jurar a su hija Isabel como Princes a de Asturias. El infante don Carlos reclama el trono con el apoyo de los absolu tistas más intransigentes. El reinado de Isabel II empieza con el inicio de la Gue rra Carlista. ISABEL II En el momento de morir Fernando VII, el Presidente del gobierno es Cea Bermúdez, u n absolutista moderado encargado de conseguir la reconciliación con los sectores l iberales más propensos a lograr un acuerdo con el gobierno. La Regente María Cristin a no conseguirá hacer durar este gobierno que será sustituido por Martínez de la Rosa, liberal moderado. Las circunstancias se complican por el inicio de la actividad de las partidas carlistas y para asegurar el trono de Isabel II es necesario al ejarse de los absolutistas, que son sospechosos de defender la candidatura de do n Carlos. Entre Martínez de la Rosa y Javier de Burgos, ministro del gabinete, pub lican el Estatuto Real (1834), para teñir al régimen de cierto constitucionalismo. E l Estatuto Real es una carta otorgada, porque no emana de la voluntad de la nación . Establecía un sistema bicameral, con el Estamento de los Próceres, donde estarían lo s grandes de España y miembros nombrados por designación real y el Estamento de Proc uradores, formado por propietarios que son elegidos por sufragio censitario. Las cámaras carecen de iniciativa legislativa, son convocadas y disueltas por el rey, y su función era aprobar las leyes que luego eran sancionadas por el rey. Para intentar solucionar los problemas de la guerra y la Hacienda, se nombra Pre sidente del Gobierno a Mendizábal en 1835, quien decreta una quinta especial y la desamortización de los bienes eclesiásticos para sufragar los gastos de la guerra. L a desamortización consiste en la expropiación de los bienes raíces de la Iglesia, que luego se vendían en pública subasta. Esta medida, que debía permitir el acceso de los
agricultores a la propiedad de la tierra se convirtió en la manera de asegurar a l a reina en el trono. Se permitió el pago con vales de deuda del Estado, admitiéndose por su valor nominal. Los burgueses eran quienes poseían esa deuda y se quedaban con la tierra haciendo subir artificialmente los precios, porque esos vales real es carecían de valor en el mercado. Así los nuevos propietarios, burguesía urbana, se convierten en principal pilar de la monarquía isabelina. Después de caer Mendizábal la crisis política se acentúa desembocando en el pronunciamiento de los Sargentos de L a Granja (1836), que obligan a la reina-gobernadora a jurar la Constitución de 181 2 y a nombrar a Calatrava nuevo Presidente, con Mendizábal como ministro de Hacien da. Se convocan elecciones a cortes constituyentes. Ahora ya queda clara la dife renciación entre los liberales moderados (los que estuvieron en Cádiz y el Trienio) y los progresistas (nuevas generaciones). A la vez, en el norte, el general Espa rtero se convierte en el héroe del bando cristino en la guerra. Los progresistas duran en el gobierno dos años, dejando como principal legado un n uevo texto constitucional, que será referente para los progresistas durante el sig lo XIX, es la llamada Constitución de 1837. Fue elaborada con un espíritu de transac ción, puesto que pretendía servir para moderados y progresistas. Establece un sistem a bicameral con un Senado y un Congreso de los Diputados. El Rey tiene unas facu ltades muy amplias, se establece el sufragio censitario, masculino y directo, la libertad de imprenta, el acceso a la función pública exclusivamente por el mérito y l a obligación de todos los españoles a contribuir según su caudal de fortuna al sosteni miento económico del Estado. Pasado el peligro de las expediciones carlistas del g eneral Gómez y de don Carlos, cae el gobierno progresista. Los moderados recuperan el poder en 1837, logrando el general Narváez muchas atrib uciones en el gobierno. Se suceden los gobiernos moderados que frenan las reform as y ralentizan la venta de los bienes desamortizados mientras el general Espart ero encauza la guerra hacia la victoria definitiva del bando cristino. Los enfre ntamientos son constantes entre moderados y progresistas. Estos últimos dominaban los municipios gracias a la ley electoral de 1836 que establecía el sufragio unive rsal. Para quitarles este poder el gobierno elabora la Ley de Ayuntamientos, en la cual los alcaldes eran nombrados por la Corona y los concejales eran elegidos por sufragio censitario. Se suceden entonces los actos de rebeldía civiles y mili tares ante los cuales la Regente presenta su renuncia en octubre de 1840. Se inicia ahora el período conocido como Regencia de Espartero (1841-1843). El gen eral victorioso de la guerra carlista será Jefe de Gobierno (1840-1841) y después Re gente. Con él se inicia el primer Bienio Progresista. Estará caracterizado por la am pliación de la desamortización y los problemas con la política arancelaria. Presionado por el gobierno inglés Espartero proyecta, en 1842, una reducción de los aranceles que gravaban los productos de importación. Contra esta medida reaccionan los indus triales textiles, siendo especialmente graves los sucesos en Barcelona. Esparter o ordena bombardear la ciudad y reprime con extrema severidad los alborotos. Pie rde de esta manera el apoyo de la población, que en las elecciones de 1843 le deja sin sostén parlamentario. En el verano de 1843 se verá obligado a dimitir y exiliar se en Londres. El Congreso y el Senado aprobaron el declarar a Isabel II mayor d e edad. Los progresistas aún formarán otros gobiernos, hasta que el general moderado Narváez consiga el poder para los moderados en diciembre de 1843 y después sea él mis mo nombrado Presidente del Gobierno en mayo de 1844, dando inicia a la Década Mode rada (1844-1854). La precipitada declaración de mayoría de edad para Isabel II, con apenas catorce años, viene motivada por el interés de los moderados en que no haya una nueva regencia y así poder manipular a la adolescente reina a su antojo. En esos momentos quien e stá próximo a la reina es el general Narváez, lo que provocará el destierro de Espartero , el anterior regente. Se inaugura una etapa conocida como Década Moderada (1844-1 854), período en el cual se alternan gobiernos presididos por Narváez, con otros fo rmados por él mismo con otras personalidades del partido moderado. Se reformó la Con
stitución de 1837 y se promulga una nueva, la Constitución de 1845. Las diferencias principales con su texto base anterior serán el recorte de libertades como la de e xpresión y reunión, se declara España una nación católica, un sufragio censitario donde se exigirá mayor nivel de renta, la soberanía nacional se cambia por la soberanía compar tida Rey-Cortes y se equilibra el poder entre Congreso y Senado. Esta constitución estará en vigor hasta el año 1869. La Ley Electoral de 1846 establecerá un censo de m enos de cien mil votantes, sobre una población de doce millones de personas. Para el mantenimiento del orden se fundará la Guardia Civil, instituto armado que sustituye a la Milicia Nacional. Su función será la de preservar la seguridad y la p ropiedad en el medio rural y el descampado. Hay varias reformas legislativas imp ortantes, como la elaboración del Código Penal y la reforma fiscal de Mon, que trata de poner remedio a la calamitosa situación de la Hacienda después de la Guerra Carl ista. En 1845 se publicará una nueva Ley de Ayuntamientos donde los alcaldes de la s capitales y cabezas de partido son nombrados por el gobierno y los de los pueb los pequeños por el gobernador civil. La alternancia de los gobiernos viene determinada por la voluntad del general Na rváez, quien será Presidente del Gobierno en 1844-1846, 1847-1849 y 1849-1851. Conta giados los progresistas por los éxitos revolucionarios de 1848 en Europa, hubo tam bién en España diversas alteraciones, que resolvió Narváez mediante la represión. En estos años nace en España, como facción extremista desgajada de los progresistas, el Partid o Demócrata, que defiende la soberanía nacional, el sufragio universal masculino, y recuperar para la Constitución una declaración de derechos amplia e irrevocable. Ade más de El Espadón de Loja, nombre que se le daba a Narváez por ser Loja su cuna, hay q ue destacar otra figura importante en los gobiernos de la Década Moderada, Juan Br avo Murillo. Bravo Murillo será Presidente entre 1851 y 1853. Es una personalidad más conservadora que Narváez. Las relaciones con Roma estaban rotas desde los tiempo s de Mendizábal y será durante el gobierno de Bravo Murillo que se firmará el Concorda to con la Santa Sede (1851). En él el Estado se compromete a no expropiar más bienes de la Iglesia, garantizar la supervisión de la enseñanza por parte de la Iglesia y aceptar el matrimonio canónico como el único legal en España; mientras la Santa Sede a cepta racionalizar la organización territorial de las diócesis reduciendo el número de canónigos, reconoce las expropiaciones hechas durante los períodos desamortizadores y a la monarquía de Isabel II. Intentará Bravo Murillo reformar la Constitución de 18 45, eliminando la actividad parlamentaria y convirtiendo el Gobierno en una reun ión de técnicos. Esto motivará que los moderados presionen para hacerle dimitir. Después de la caída de Bravo Murillo se van a suceder varios gobiernos breves. El últi mo suspende las Cortes y gobierna dictatorialmente. Contra él se unen los progresi stas y los demócratas, que recuerdan la represión de 1848 y recurren al pronunciamie nto para recuperar el poder. Será en 1854 cuando un golpe de Estado, encabezado po r el moderado general O´Donnell, consiga el respaldo popular y caiga definitivamen te el gobierno. Esto es gracias a la Vicalvarada, enfrentamiento armado de resul tado incierto, y al Manifiesto de Manzanares, texto progresista, redactado por Cán ovas del Castillo, que será el acicate para que el pueblo se lance a la revolución. Le secundarán otros generales y estará respaldado por el pueblo que se lanza a la ca lle provocando la Revolución de 1854. La reina encarga entonces a Espartero formar gobierno, siendo nombrado O´Donnell ministro de la Guerra. Este gobierno ejercerá s us funciones desde julio de 1854 hasta julio de 1856. Este período es conocido com o Bienio Progresista. Durante el Bienio nacerá un nuevo partido, la Unión Liberal, formada por los progres istas preocupados por los excesos de demócratas y republicanos, y los moderados más próximos al progresismo. En las elecciones constituyentes de 1854 vencerá la Unión Lib eral y los demócratas y republicanos conseguirán algunos diputados. Los republicanos surgen en estos momentos como fuerza política, pero lejos aún de ser una verdadera opción de gobierno. Propugnaban los mismos postulados que los demócratas y además quería n sustituir la figura del Rey como Jefe del Estado por un Presidente de República,
siendo este cargo electivo. Estos años están marcados por una amplia actividad legi slativa. Se elabora una Constitución, la de 1856, que no llegará a ser promulgada. E n ella se avanzan muchos de los logros de la futura de 1869. Siendo Ministro de Hacienda Madoz se publica la Ley de Desamortización de los Bienes Municipales, con ocida como desamortización civil. Por esta ley se ponen en venta los bienes de mun icipios, realengos y baldíos. Es el último capítulo de las grandes ventas de tierras e n España. También en estos años se aprueba la Ley de Ferrocarriles, que da un gran imp ulso a la construcción de vías férreas, pero pone en manos de extranjeros las compañías, q ue comprarán el acero fuera de España, perdiéndose así una notable oportunidad para fome ntar las industrias nacionales. El Bienio acaba con una grave crisis ministerial resuelta con la formación de un nuevo gobierno presidido por O´Donnell que se acomp añará de una dura represión contra los progresistas en Madrid y Barcelona. El último período del reinado de Isabel II, de 1856 a 1868 está caracterizado por el d ominio de la Unión Liberal de O´Donnell y los moderados de Narváez. O´Donnell logra mant ener el gobierno durante tres meses, pero pronto el favor de la reina volverá a Na rváez, quien será Presidente del Gobierno entre 1856 y 1857, siendo sucedido por otr os gobiernos moderados muy mediatizados por el Presidente de las Cortes Bravo Mu rillo. La reina entrega por fin en junio de 1858 el poder a O´Donnell, quien va a presidir un gobierno de la Unión Liberal que llega hasta 1863. El gobierno se cent ró en desviar la atención en el interior con diversas operaciones militares en el ex terior (África, Méjico, Conchinchina) que coincidirán con un momento de crecimiento ec onómico. Los gobiernos a partir de 1863 se encontrarán con el problema del retraimie nto de los progresistas de la vida política, auspiciada por Salustiano Olózaga, a la vez que la Unión Liberal sufre disensiones internas y notables escisiones. La Sub levación del Cuartel de San Gil en el verano de 1866 que acabó con una severa repres ión, será el detonante que haga que los progresistas busquen una salida política fuera de la monarquía isabelina. Los líderes demócratas y progresistas en el exilio acuerda n el conocido como Pacto de Ostende. En él establecen que, recuperado el poder med iante una revolución, se decidirá en sufragio cual debe ser la forma de Estado y el Gobierno de España. El líder será el antiguo unionista Prim. Cuando en 1868 mueren los dos baluartes del trono de Isabel II, los generales Narváez y O´Donnell, será la opor tunidad para el pronunciamiento. El general Serrano, al frente de la Unión Liberal , se pone del lado de los progresistas y demócratas, quedando entonces la reina si n ningún apoyo. Cuando estalle la Revolución Gloriosa, la suerte de Isabel II ya está decidida. SEXENIO DEMOCRÁTICO El Sexenio Democrático es un período de seis años que separa el reinado de Isabel II d el reinado de su hijo Alfonso XII. Se inicia este período con la conocida como Rev olución Gloriosa, pronunciamiento militar, en septiembre de 1868, encabezado por l os generales Serrano, Prim y el almirante Topete, que estuvo acompañado por un cie rto carácter popular y que logra el destronamiento de la reina. Una vez conseguido este se forma un Gobierno Provisional en octubre de 1868. El Gobierno Provisional está formado por Serrano como Presidente y Prim, Ruiz Zorr illa y Sagasta como ministros con mayor relevancia. Ejercerá sus funciones entre o ctubre de 1868 y junio de 1869. Lo primero que hará este gobierno es ordenar la di solución de las juntas locales que se han ido formando desde el inicio de la revol ución. Después procederá a la convocatoria de elecciones a Cortes Constituyentes media nte sufragio universal masculino para todos los mayores de 25 años, siguiendo los criterios que establecieron los grupos coaligados en el Pacto de Ostende de 1866 . De estas elecciones resultará que los republicanos se encuentran en minoría y la C onstitución que se vaya a elaborar será monárquica. En junio se promulga la Constitución de 1869, principal logro de este gobierno. Es una constitución democrática puesto q ue reconoce la soberanía nacional y el sufragio universal masculino para los mayor es de 25 años. Tiene una prolija declaración de derechos, reconociendo como imprescr iptibles la libertad, los derechos de reunión y asociación, de expresión, enseñanza, la
inviolabilidad del domicilio, el derecho al voto y la libertad de residencia. De fine como forma del Estado la Monarquía, limitando mucho los poderes del rey, quie n ejerce el poder ejecutivo a través de los ministros, quienes son responsables an te las Cortes. Los Ayuntamientos se forman por concejales elegidos democráticament e y el alcalde sale de entre ellos, siendo también democráticas las Diputaciones. Po r último, se establece la libertad de cultos, pero garantizando el Estado el soste nimiento de la Iglesia Católica. Una vez aprobada la Constitución, en junio de 1869, se inicia la Regencia de Serra no, que está caracterizada por la búsqueda de nuevo Rey para España y que dura hasta d iciembre de 1870. El Presidente del Gobierno será Prim, quien realizará viajes por E uropa entre las distintas dinastías reinantes buscando al candidato idóneo para Rey de España. Esta búsqueda provocará entre otras tensiones el enfrentamiento entre Franc ia y Prusia que desembocará en la Guerra Franco-Prusiana que supone la liquidación d el Segundo Imperio francés y el destronamiento de Napoleón III. Las Cortes votarán fin almente a favor de Amadeo de Saboya, por la presión de Prim, estar bien visto por las izquierdas al pertenecer a la dinastía que se ha enfrentado con el Vaticano y el apoyo de las cancillerías europeas que lo consideran un freno al republicanismo . El reinado de Amadeo de Saboya (enero 1871-febrero 1873) empieza con un mal augu rio, porque nada más desembarcar en España recibe la noticia del asesinato de Prim, Presidente de Gobierno, en un atentado. La pérdida del único hombre capaz de mantene r la coalición que había llevado al éxito la revolución supone un duro golpe para la mon arquía, del cual no se va a recuperar. Los problemas son numerosos, la insurrección cubana iniciada en 1868 que no se resuelve, la oposición a la monarquía de carlistas , alfonsinos, republicanos y algunos castizos que rechazan a un monarca extranje ro. El Rey va a apoyarse para formar los gobiernos en los constitucionalistas de Sagasta y los radicales de Ruiz Zorilla. En abril de 1872 estalla la tercera gu erra carlista que aunque se circunscribe a su territorio habitual, mina la acción del gobierno. Todos estos problemas no se podían resolver ciñéndose a la legalidad con stitucional, de la cual el monarca era celoso cumplidor. El colofón del reinado ll egará cuando se pida al Rey que firme la disolución del cuerpo de artilleros, entonc es Amadeo realizará el único acto inconstitucional de su reinado: abdicar. Es el 11 de febrero de 1873. El mismo día que abdica Amadeo I en las Cortes, estas proclaman la Primera República . El primer Presidente será Figueras con Pi y Margall como Ministro de Gobernación, en un gobierno formado por republicanos y radicales. Los republicanos se encuent ran divididos entre federalistas, que quieren la instauración de una república feder al y los unionistas. A la vez los carlistas y alfonsinos se abstienen de partici par en las instituciones, como harán también los partidarios de Sagasta y los radica les. Las elecciones de mayo darán una amplia mayoría de diputados republicanos, pero con una abstención de más del sesenta por ciento. Se proclama la República Federal y se comienza la redacción de una nueva Constitución. En junio dimite Figueras y Pi y Margall es nombrado nuevo Presidente. Durará poco más de un mes porque se van a ir s ucediendo las alteraciones por culpa de la proclamación de diversos cantones, dest acando el de Cartagena, porque consiguió hacerse con la flota y el arsenal del pue rto. Le sucede como Presidente Salmerón, quien también durará poco tiempo al negarse a firmar las sentencias de muerte contra los revolucionarios cantonalistas. Aún le dio tiempo a dar mayor poder al ejército y reforzar la Guardia Civil, con lo que p oco a poco se va volviendo a la normalidad. Todos estos sucesos llevan al traste el trámite para promulgar la Constitución Federal que quedara non-nata. El cuarto P residente será Emilio Castelar, partidario del reforzamiento del Estado y del Gobi erno. Consigue mediante un giro a la derecha frenar el avance carlista y acabar con la insurrección cantonal a excepción de Cartagena. Cuando el Congreso niegue su apoyo a Castelar y busque un nuevo Gobierno, el ejército se rebelará, ocupando el ge neral Pavía las Cortes y disolviendo a los diputados. Se inicia así la segunda regen cia de Serrano.
Serrano ejerció el poder dentro de un Estado aún republicano, como una dictadura per sonal. Basó su gobierno en el restablecimiento del orden dentro del país y en vencer todas las insurrecciones que estaban en marcha. Mientras tanto, Cánovas buscaba a poyos suficientes para conseguir la restauración de la dinastía borbónica en la person a del príncipe Alfonso, hijo de Isabel II. En este sentido el 1 de diciembre de 18 74 se hace público el Manifiesto de Sandhurst, redactado por Cánovas y firmado por e l príncipe Alfonso, donde declara que si es llamado para ser rey en España, establec erá una monarquía dialogante y democrática. Aunque Cánovas esperaba la instauración de la monarquía de forma pacífica, el general Martínez Campos se adelanta con un pronunciami ento en Sagunto ese mismo diciembre. El gobierno no reacciona y Cánovas forma un g obierno provisional, regresando en enero de 1875 el príncipe Alfonso ya como rey Alfonso XII. RESTAURACIÓN Cánovas se encarga de formar un gobierno provisional mientras llega el rey, quien será conocido como Alfonso XII. Durante 1875 se convocan elecciones a Cortes Const ituyentes, elegidas por sufragio universal masculino, ya que Cánovas quería mantener la legalidad vigente mientras no hubiera otra constitución, y así el texto que se h iciera estaría consensuado con todas las fuerzas políticas que aceptan la Restauración . Estas Cortes elaboraron la Constitución de 1876, que ideológicamente es heredera d e las anteriores de 1845 y 1869. De la primera toma el concepto de soberanía compa rtida entre rey y cortes, mientras de la segunda se toma la declaración de derecho s. Además se establece que las Cortes son bicamerales (Congreso y Senado), el sufr agio es censitario (se deja la puerta abierta al sufragio universal) y la religión católica es la del Estado (aunque se admite la libertad de cultos pero no sus cel ebraciones públicas). Aparte del texto constitucional Cánovas proyecta un sistema que se denominará turnis mo. Se basa en la alternancia pacífica en el gobierno de dos partidos, el Partido Conservador de Cánovas, donde se integran antiguos miembros del moderantismo, Unión Liberal y carlistas; y el Partido Liberal de Sagasta, donde se integran los anti guos progresistas, republicanos y otros miembros de la Unión Liberal. El sistema s e basa en la complicidad de un árbitro que es el rey, quien nombra a los ministros y al Presidente del Gobierno. Cuando el rey juzga que un gobierno está agotado, l lama al líder del otro partido y le encarga formar gobierno. Además le entrega el de creto de disolución de cortes, por lo tanto, convoca elecciones. Estas elecciones son supervisadas por el Ministro de Gobernación del recién creado gobierno, quien da las instrucciones al Gobernador Civil de cada provincia, y este a los caciques locales, para alterar el resultado de las elecciones y que resulte ganador el pa rtido a quien le corresponde el turno. De esta forma el gobierno cuenta con la d oble confianza del rey y de las Cortes y puede ejercer el poder sin problemas. L os caciques son individuos que manejan la vida de los municipios en la España rura l. Cuentan con una buena posición social y económica, manejan los ayuntamientos y es tán amparados por sus conexiones con el poder central a través de las diputaciones l ocales o el Gobernador Civil. Los gobiernos de la Restauración se mantendrán sobre e ste pucherazo constante, sobre todo a raíz del sufragio universal masculino de 189 0. En el reinado de Alfonso XII (1875-1885) se sucede primero un gobierno conservad or que consigue acabar con los conflictos carlista y cubano, promulgar la Consti tución y la Ley electoral de 1878. Entre 1881 y 1883 Sagasta será Presidente del Go bierno, y dedicará su actividad a desarrollar distintos derechos que emanan de la anterior Constitución de 1869, aunque todavía de forma tímida. En 1884 forma de nuevo gobierno Cánovas, pero este durará hasta la muerte del rey. En la Regencia de María Cr istina (1885-1902), se consolida el sistema del turnismo con el Pacto de El Pard o, compromiso de Cánovas y Sagasta para alternar pacíficamente en el gobierno. Desta ca entre 1885 y 1890 el Gobierno Largo de Sagasta, que será muy prolífico en reforma
s como la Ley de Libertad de Asociación (1887), Ley de Juicios por Jurado (1888), Código Civil (1889) y Ley Electoral (1890), que viene a sustituir a la de 1878, y establece ya de forma definitiva el sufragio universal masculino. Es fundamenta l el desastre de 1898, cuando se pierden Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Es el hu ndimiento moral de España. Este es el punto de partida del regeneracionismo, que p retende la revitalización intelectual, social y política del país, queriendo entre otr as cosas, llevar a la monarquía hacia una verdadera democracia. Cánovas es asesinado en 1897 y Sagasta muere en 1903. La desaparición de los dos líder es es paralela a la crisis del sistema del turnismo y los políticos que les suceda n recibirán un sistema rígido que cada vez se aleja más de la realidad del país y que n o es capaz de evolucionar al socaire del regeneracionismo. En 1902 ha sido decla rado mayor de edad Alfonso XIII. Los principales políticos de su reinado serán los c onservadores Maura y Dato, y los liberales Canalejas, Romanones y García Prieto. L os hechos más importantes son la Semana Trágica (1909), levantamiento popular en Bar celona provocado por la movilización para la guerra de Marruecos, y el Desastre de Annual (1921). En 1923 la incapacidad del sistema para solucionar los problemas de España, lleva al golpe de Estado de Primo de Rivera, consentido por el rey, qu e suspende la Constitución. BIBLIOGRAFÍA ARTOLA, M.: La burguesía revolucionaria (1808-1874). Colección Historia de España diri gida por Miguel ARTOLA. Vol 5. Madrid, Alianza, 1990. SÁNCHEZ JIMÉNEZ, J.: La España Contemporánea (I) 1808-1875. Madrid, Istmo, 1991.