TEMA 27. LA ACTIVIDAD PERCEPTIVA DE LA PERSONA HUMANA 0. Introducción Diferencia entre percepción y sensación. La percepción (unidad psicológica del conocimiento sensible) es una actividad distinta de la mera recepción de estímulos ambientales. La percepción es un fenómeno activo y no pasivo. El proceso perceptivo configura los objetos y organiza el mundo fenoménico: las tendencias, inclinaciones y experiencias de la persona se reflejan en sus perceptos. Diferencia entre percepción y representación. Conviene además distinguir entre percepción y representación 1: la percepción otorga significado a los estímulos sensoriales apoyándose en las representaciones, que están formadas por experiencias anteriores. El tema fundamental, desde luego, es caracterizar cómo se realiza este proceso, si es innato, acumulativo, inmediato, procesual...
1. Cerebro, sensibilidad y realidad extracerebral 1.1 Los sentidos Gracias a los sentidos, los animales entran en contacto con la realidad exterior y con las transformaciones que se producen en sus propios cuerpos. El cerebro recibe toda esa información, la procesa y emite una respuesta ante la estimulación. Los sentidos, pues, nos permiten relacionarnos con la realidad extracerebral. Un animal que careciese de sentidos permanecería absolutamente insensible a cualquier estímulo y sería incapaz de realizar algún tipo de conducta. Durante siglos se pensó que el ser humano poseía exclusivamente cinco sentidos. La realidad es bien distinta: el ser humano posee un número elevado de receptores sensoriales, células nerviosas especializadas que permiten al cerebro entrar en contacto con el medio ambiente y con los cambios que acaecen dentro del propio cuerpo. Por tanto, son terminales que transforman los estímulos físicos o químicos en impulsos nerviosos Atendiendo a la clase de estímulos que sirven de excitante a las células receptoras: los diferentes tipos de células receptoras pueden ser excitas por estímulos de origen químico o físico, a saber:
Quimiorreceptores: excitados por las sustancias químicas disueltas en formas líquidas o en el aire: gusto y olfato Mecanorreceptores: excitados por contacto mecánico: sentido de la presión, del equilibrio, frío y calor, sonido, dolor y placer, sentido cinestésico, por el cual se perciben las reacciones musculares, etc.
Fotorreceptores: los estímulos que excitan los órganos fotorreceptores son los colores y la luz: sentido de la vista
Atendiendo a su situación en el cuerpo: según la región corporal a la que afecten las sensaciones, encontramos los siguientes tipos de sentidos:
Exteroceptores: nos ponen en relación con el mundo exterior: vista, oído, olfato, gusto y tacto
Propioceptores: nos informan sobre la contracción de nuestros músculos, movimientos del cuerpo, posturas: sentido cinestésico, sentido del equilibrio, …
Interoceptores: son los sentidos encargados de percibir la sensibilidad visceral: sentido cinestésico o conjunto de sensaciones subjetivas que nos manifiestan el funcionamiento de los diversos
La sensación y las cualidades sensibles. Todo nuestro conocimiento de la realidad y del mundo comienza con las sensaciones: la luz y los colores, los sonidos y ruidos, los olores, los sabores; el calor o el frío, la dureza o la blandura, el dolor... La palabra «sensación» se suele utilizar en dos sentidos diferentes: 1) Para hacer referencia a las cualidades que percibimos: los colores, los sonidos, los gustos, etc. 2) Para hacer referencia a la percepción de estas cualidades. Aquí no nos referimos al color que vemos, sino a la visión del color; ni tampoco al sonido, sino al acto de escucharlo (audición): etc. Para evitar confusiones utilizaremos la palabra “sensación” en este último sentido y denominaremos “cualidades sensibles”, o “datos sensoriales”, o simplemente “cualidades”, a todo aquello que percibimos mediante la sensación. De manera general, podemos definir la sensación como la percepción de una cualidad como respuesta a un estímulo. Por su parte, los datos sensoriales son los materiales de la percepción.
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No obstante, suelen aparecer juntas, en mayor o menor proporción: ya que ante cualquier representación suele haber un estímulo, y viceversa.
TEMA 27. LA ACTIVIDAD PERCEPTIVA DE LA PERSONA HUMANA Sensación y percepción. Los órganos sensoriales nos permiten “sentir” sensaciones y percibir percepciones. Así, cuando algunos de ellos nos faltan nos vemos privados de las sensaciones correspondientes y nuestras percepciones resultan perturbadas; por ejemplo, los ciegos no pueden recibir impresiones de colores ni los sordos de sonidos, por tanto, difícilmente pueden los primeros percibir el arco iris o los segundos disfrutar de la música. Las sensaciones, pues, constituyen la condición necesaria y previa para que se produzcan las percepciones. En este sentido, la sensación puede ser definida como aquella impresión sensible surgida por la acción directa de los estímulos sobre los órganos de los sentidos. La sensación posee un carácter simple y elemental, la percepción un carácter compuesto y complejo; la sensación nos proporciona impresiones sensibles, tonalidades de color, de sonido, textura…, la percepción, en cambio, nos muestra colores, sonidos, un libro, una mesa, etc. Generalmente, resulta imposible establecer límites exactos entre sensación y percepción; a veces indicamos que “sentimos” un sonido, otras que lo “percibimos”; en ocasiones, afirmamos que tenemos sensaciones de gris o amarillo, otras que percibimos tal o cual color, etc. De manera general, podemos afirmar que con el término percepción nos referimos a contenidos más elaborados, concretos y precisos que con la palabra sensación. ¿Qué es la sensación? Se entiende por sensación el hecho de percibir por los sentidos, o también cualquier impresión confusa de tipo interno, sentimiento o afecto. Aunque más estrictamente la sensación es el fenómeno psicofisiológico por el que un órgano sensorial capta, transmite y elabora un determinado tipo de energía que le proporciona un estímulo externo. A este fenómeno de tipo específicamente fisiológico le corresponde en el organismo / sujeto la conciencia de entrar en contacto con el medio externo o interno. Las sensaciones no son sólo fenómenos de representación pasiva, sino también de colaboración y aportación activas por parte del organismo. Desde el punto de vista estrictamente filosófico la sensación se ha visto siempre como el momento de contacto con la realidad (básicamente exterior), y en esto consiste precisamente el problema que plantea: si es objetiva y en qué medida lo es, es decir, si y en qué medida lo sentido (lo percibido) corresponde al mundo real y no es simple elaboración del sujeto. La relación de las sensaciones con el pensamiento se ha contemplado fundamentalmente desde dos puntos de vista: racionalismo y empirismo. Para éste, no hay conocimiento sin sensación previa; para aquél, hay conocimientos que no dependen de la sensación. Kant, en una vía de síntesis, considera vacíos los pensamientos sin sensación, y ciegas las sensaciones sin pensamiento, y sostiene que todo conocimiento empieza con la experiencia, cuya “materia bruta” son las sensaciones, pero introduce elementos a priori en el conocimiento sensible, que, como tales, no provienen de la experiencia. 1.2. El proceso receptivo Proceso. Desde el punto de vista fisiológico, la sensación y la percepción son procesos finales que se dan en el cortex cerebral. Los receptores traducen el estímulo físico en impulsos neuronales, que una vez transmitidos al cerebro son codificados y procesados. El cortex primario detecta la sensación consciente, el cortex secundario atribuye un significado al estímulo y el cortex terciario produce la integración de información. La percepción es un proceso muy subjetivo. 1. 2. 3. 4. 5.
Detección del estímulo. Estimación de la magnitud o intensidad del mismo. Discriminación espacial (categorías y espacio tiempo. Abstracción de la imagen. Reconocimiento de modelos (este último paso es el que depende de la memoria).
Partimos de tres géneros complementarios en que podemos colocar las diferentes actividades psicológicas. Estos tres géneros son: I. Sentidos externos (oído, vista, tacto...) o percepción externa en su sentido más general. II. Sentidos internos o intraceptores, es decir, las sensaciones cenestésicas. III. Percepciones. El tercer género se correspondería con relaciones de nivel más complejo, vinculadas, preferentemente con la corteza: la deducción, abstracción, imaginación... Sentidos internos y externos. Los colores, sonidos, etc. corresponden a sensaciones producidas a través de órganos o sentidos externos, es decir, órganos estimulados por agentes exteriores al propio organismo: los cinco sentidos: vista, oído, gusto, olfato y tacto (aunque en la piel existen receptores diferentes para las sensaciones del tacto y para el calor, el frío y el dolor). Pero también tenemos órganos o sentidos internos, que son estimulados por agentes
TEMA 27. LA ACTIVIDAD PERCEPTIVA DE LA PERSONA HUMANA interiores al propio organismo y que nos proporcionan información sobre este: la relajación o la contracción, el estado general de nuestro organismo... Sentidos cinestésicos 2 Fisiología de la percepción. El ojo. Transformaciones nerviosas. La retina es como una placa sensible con receptores especializados. Lo esencial tiene lugar después a través de un proceso de tratamiento de la información que se denomina percepción visual. Movimientos oculares. Ojos, cabeza, cuerpo son móviles. La retina está en movimiento incesante en relación con el entorno percibido y depende de esos movimientos. Hay movimientos sacádicos (bruscos, voluntarios), de seguimiento (objetos en movimiento), de compensación (reflejos), de deriva (incapacidad del ojo para conservar una fijación). Células del nervio óptico: a) permanentes: imagen nítida, y b) transitorias: estímulos cambiantes, analíticos... Tipos de visión. Visión fotópica. Luz diurna, los conos, los colores, voluntariedad. Visión escotópica. Luz nocturna, bastones. El tiempo en la visión. El tratamiento de la información se hace en el tiempo. a) Los estímulos varían con la duración o se producen con ella. B) Nuestros ojos varían de movimiento para hacer variar la información. Si percibo a tres metros, en una pantalla, un punto “P determinado, mis ojos y la pantalla forman una e inseparable totalidad que resulta el acto de la percepción: hay un desplazamiento de fotones que proceden del foco luminoso hacia el punto “P”, una reflexión hacia mi retina, estimulación de conos y bastoncitos de la misma, transmisión de dicha estimulación a lo largo del sistema óptico..., llegada de señales al cerebro, procesamiento de tales señales. Pero una vez descompuestas esas partes a través de la ciencia fisiológica, es imposible reconstruir el todo originario del que habíamos partido. Ojo y cerebro no se comportan a semejanza de una cámara fotográfica u otro tipo de instrumento de registro. La idea de reflejo de la realidad en los procesos perceptivos debe retirarse. El mundo visual, en una de sus fases, se construye sobre la base de la información recibida durante muchas y variadas fijaciones; el que percibe sintetiza un modelo o esquema de lo que tiene ante él mediante la información de cada fijación sucesiva; por supuesto, esta construcción tiene en cuenta, como hemos dicho, la información almacenada sobre los objetos. El conocimiento es un proceso que se efectúa en mí (tanto fisiológica como psicológicamente), pero que no se puede reducir exclusivamente a mi cuerpo. Cuando realizamos operaciones en nuestro cerebro estamos ante relaciones, entidades que no son reductibles a mi cerebro. Habría que considerar al cerebro no como un espejo que refleja el mundo externo, sino como un lugar de intersección de entidades presentes 1.3 Estímulos y sensaciones Estímulos y sensaciones son los componentes esenciales de la percepción. Pero ésta es algo más que una mera suma de sensaciones. Desde un punto de vista exclusivamente físico, el mundo exterior es una compleja mezcla de partículas elementales y ondas de energía. En el interior del organismo existen células, músculos, neuronas, etc., que se activan gracias a complicados procesos químicos, físicos y biológicos. Toda esa información debe llegar al cerebro para ser procesada y desencadenar la respuesta del organismo. Para que los sentidos sean activados se necesitan estímulos. El Diccionario de la RAE los define como «agentes físicos, químicos, mecánicos, etc. que desencadenan una reacción funcional en un organismo». Serán estímulos las ondas sonoras, las reacciones químicas que activan el sentido del gusto, las longitudes de onda de la luz reflejadas por las superficies... (pero el ojo humano percibe sólo una pequeña parte del espectro electromagnético; las radiaciones de rayos X quedan fuera del campo visual. Lo mismo ocurre con determinados sonidos muy bajos o con ciertas propiedades olfativas que no pueden ser captados por los sentidos humanos, aunque sí por los de otros animales). Se llama umbral mínimo o absoluto a la mínima intensidad que se necesita para que un estímulo sea capaz de excitar un receptor sensorial. El umbral máximo es, en cambio, la mayor cantidad de un estímulo que pueden soportar los sentidos. Más allá de él ya no se produce aumento de sensación. Cuando los receptores sensoriales captan los estímulos, los transmiten casi simultáneamente al cerebro, donde se transforman en sensaciones. Así, el cerebro posee sensaciones de colores, sonidos, calor... Es importante reseñar que las cosas no poseen por sí solas sensaciones (las cosas no tienen color en sí mismas). Para que exista una sensación –como la visión de un color– son necesarios tanto los estímulos como el procesamiento cerebral de tales estímulos. Así, si no existiesen animales con el sentido de la vista, el mundo sería incoloro (de hecho, en sí mismo lo es). Locke ya advirtió esta característica de las sensaciones y distinguió entre cualidades primarias (las que realmente poseen en sí mismas las cosas, como peso, extensión, etc.) y cualidades secundarias (aquellas que provocan en nosotros determinadas percepciones sensibles cuando los estímulos dan lugar a la sensación, aunque no son propiedades que posean las cosas).
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Cenestesia. Sensación general de la existencia y del estado del propio organismo independientemente de los sentidos externos. Resulta de la síntesis de las sensaciones (actuales y sin localización precisa) de los diferentes órganos, particularmente de los abdominales y de los torácicos. Sinestesia. Sensación que se experimenta en relación con el movimiento muscular.
TEMA 27. LA ACTIVIDAD PERCEPTIVA DE LA PERSONA HUMANA 2. La percepción El sustantivo “percepción” deriva del latín perceptio, y significa la acción de recoger o recibir. Podemos hablar de la “percepción de los impuestos por el Estado”, de “la percepción de la música”, de la “percepción de la verdad”, etc. La percepción es un proceso psicofísico por el que el sujeto transforma las diversas impresiones sensoriales (estímulos), previamente transportadas a los centros nerviosos, en objetos sensibles conocidos. La percepción no es la aprehensión de la realidad como una impresión sensorial aislada o un haz de impresiones sensoriales, sino como un conjunto global organizado, o una totalidad. Se percibe un paisaje, por ejemplo, no volúmenes, colores, matices, saturaciones, tonalidades, contrastes, distancias y sonidos dispersos o simplemente sumados. Cuando percibimos, no nos limitamos a recibir de una manera pasiva las impresiones, sino que, al mismo tiempo que recibimos información, participamos activamente en dicha recepción (integrando, organizando e interpretando los datos recibidos), de tal manera que nuestra percepción es el resultado de lo comunicado por los sentidos y la contribución del sujeto perceptor. La percepción es una representación de la realidad en la cual el sujeto perceptor pone también algo de su experiencia particular. “Todo lo que se recibe, se recibe de acuerdo con las condiciones del recipiente”. Considerando el tema con cierta precisión, afirmamos que el sentido de la vista nos suministra impresiones de color, pero nosotros percibimos (vemos) colores; la vista nos ofrece ciertas impresiones de color, forma y tamaño, pero nosotros percibimos (vemos) “una naranja”; el oído nos proporciona sonidos, ruidos y vocales, pero nosotros percibimos (oímos) una “melodía” o una “explosión”. Los factores que influyen en la percepción son aquellos elementos que, perteneciendo al sujeto consciente, colaboran en la constitución del objeto: los recuerdos de la memoria, la experiencia anterior, conceptos previos, el aprendizaje, etc., que sirven para el reconocimiento del objeto, pero además, y sobre todo, las leyes estructurales de la percepción o de la configuración de un objeto, denominadas leyes de la forma, o leyes de la Gestalt, propias de la mente o conciencia; el enfoque, o la propia perspectiva del sujeto ante las cosas, así como sus expectativas, y hasta los condicionamientos sociales y culturales, influyen también en la conformación del objeto. Tradicionalmente, el problema que la percepción plantea a la filosofía se refiere a la relación existente entre nuestras experiencias internas y el mundo exterior. A ello fundamentalmente responden tres teorías: el realismo directo, el realismo indirecto y el fenomenismo (incluyendo aquí al idealismo). 2.1. Sistema perceptivo Percepción y atención. De todos los estímulos que inciden de continuo sobre nuestros sentidos, percibimos sólo algunos. La percepción es selectiva y se hace cargo únicamente de los estímulos a los que prestamos atención. Determinantes externos de la atención: modificación de los estímulos, tamaño, contraste,
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Determinantes internos: necesidades (una persona hambrienta verá más restaurantes que otra), expectativas o intereses.
Las neuronas están dispuestas en capas que forman áreas, y cada área funcional analiza un aspecto distinto del mundo sensorial. La activación simultánea de varias áreas permite una riqueza de percepción imposible de obtener en una sola región. La organización en capas de neuronas parece corresponder a una especialización fisiológica en desarrollo: responden a un estímulo luminoso cuando éste se encuentra en una región precisa del campo visual, cuando poseen una orientación determinada respecto a la vertical y cuando se desplazan en una determinada dirección; las neuronas tienen preferencias por configuraciones distintas de estímulos visuales. La percepción individual (el conocimiento en general), la conciencia individual, es una estructura en la cual intervienen tanto componentes endógenos, como las sensaciones cenestésicas, como componentes exógenos, exteriores a la propia conciencia (componentes que proceden de causas reales y objetivas, y en cuyo seno se producen las conciencias subjetivas). En suma, la percepción definitiva sería esencialmente la selección de las hipótesis almacenadas más apropiadas, de acuerdo con los datos sensoriales en curso. Paulatinamente, se va alcanzando un grado de abstracción superior respecto a la información que se maneja. En el análisis perceptual interfieren variables físicas, fisiológicas, filogenéticas, socioculturales, semánticas, etc., de modo que difícilmente podría estilizarse la explicación a través de simples alternativas, como puedan ser, por ejemplo, innatismo/empirismo o Gestalt, no se puede decir que la percepción esté determinada de forma innata (un modelo no se percibe directamente como un todo y sin síntesis de partes, producto de una capacidad no aprendida para percibir). La conciencia individual es un punto de enlace (engranaje) de los cursos operatorios entre los objetos y otras memorias (otros sujetos). Esta mutua interacción compleja entre capacidad innata, maduración y aprendizaje en la formación visual nos hace ver cómo incluso si consideramos la preeminencia de facultades innatas imperturbables, tales
TEMA 27. LA ACTIVIDAD PERCEPTIVA DE LA PERSONA HUMANA facultades deberían remitirse a objetos exteriores a mi cerebro, al menos cuando se intente dar una explicación filogenética de la maduración de dichas facultades, pero que también habría que remitirse a otros sujetos, por cuanto que es a través de las relaciones (de competencia, amistad... etc) con otros sujetos como se puede alcanzar la cristalización de dichas formas. 2.2. La percepción en la filosofía El realismo, en términos generales, sostiene que los objetos percibidos poseen una existencia independiente de nuestra sensación, y que conservan sus propiedades aún cuando no sean percibidos. Se llama directo al realismo cuando entre el objeto percibido y el sujeto que percibe no existe ningún intermediario, e indirecto si tal intermediario existe. El realismo indirecto sostiene que, aunque los objetos percibidos existen realmente, no son percibidos directamente, sino que son captados a través de un intermediario, que puede ser la idea, los sense data, el precepto, etc. La tradición filosófica que va de Aristóteles al empirismo clásico del s. XVIII, pasado por la filosofía escolástica, defiende que nihil est in intellectu quod prius no fuerit in sensu, es decir, “nada hay en el entendimiento que antes no haya estado en los sentidos” o, en otras palabras, el entendimiento toma sus datos de la experiencia. El racionalismo, también en la versión de Platón, opuso a esta postura la teoría de las ideas innatas, siempre de difícil precisión. Leibniz comentó este adagio empirista añadiéndole la precisión: “a no ser el mismo entendimiento”. Según el realismo directo, en la percepción sensorial captamos de un modo directo la existencia y naturaleza del mundo físico circundante: los objetos físicos pueden existir y retener al menos “algunas” de las propiedades que percibimos que tienen, incluso cuando no los percibimos. Debemos distinguir dos tipos de realismo directo, el ingenuo y el científico. El realista directo “ingenuo” sostiene que los objetos no percibidos pueden retener propiedades de todos los tipos que percibimos que tienen. Con esto quiere decir que un objeto no percibido todavía puede tener no sólo forma y tamaño, sino también el calor y el frío, el color, el sabor y el olor, la aspereza y la suavidad, el ser silencioso o el hacer ruido. El realismo directo científico se opone a la forma ingenua de realismo directo y cree que la ciencia ha demostrado que los objetos físicos no retienen, cuando no son percibidos, todas las propiedades que parecen tener cuando los percibimos. La existencia de algunas de esas propiedades depende de un perceptor. Así, el color, el sabor, el sonido, el olor, no son propiedades independientes del objeto que puedan conservarse cuando nadie lo percibe. El objeto sólo las tiene con relación a un perceptor. El realismo directo acepta el carácter directo de nuestra percepción del mundo, pero restringe su realismo a un grupo especial de propiedades. Esta distinción es un pariente cercano de la distinción lockeana entre cualidades primarias y secundarias. Locke mantuvo que las cualidades primarias de forma, tamaño, textura molecular y movimiento tienen un status diferente del de las cualidades secundarias como el color, el calor, el olor, el sabor, etc. (podríamos denominar a estas propiedades “sensoriales”). De acuerdo con Locke, un objeto que percibimos como coloreado no tiene, cuando no lo percibimos, ninguna propiedad de ese tipo tal y como se nos da en la percepción. Por supuesto, hay un sentido en el que se puede decir que todavía tiene color, dado que las propiedades primarias continúan estando presentes de tal manera que aparecerá como coloreado a un perceptor, en las circunstancias apropiadas. Pero el color tal como lo vemos, el calor tal cual lo sentimos o el sabor tal como lo saboreamos no son propiedades de las que pueda decirse que el objeto las conserva cuando nadie lo percibe, y, por esa razón, no podemos suponer que son propiedades independientes del objeto cuando sí lo percibimos. La percepción en el fenomenismo gnoseológico. El fenomenismo es la doctrina filosófica que defiende que la única realidad es la del fenómeno, a saber, aquello que es posible percibir de las “cosas en sí”, y que esto es lo único que puede ser conocido, no podemos llegar a saber lo que las cosas son en sí mismas. Kant puede ser considerado el típico representante de este fenomenismo (realista). La versión estricta del fenomenismo (antirrealista) niega la existencia del mundo físico y no admite más realidad que la de la experiencia, entendiendo por tal el conjunto de percepciones subjetivas. Esta negación de la existencia del mundo físico o de la permanencia de los objetos físicos, junto con la afirmación de que sólo existe la mente y sus ideas, lleva al idealismo. Para el idealismo los objetos físicos no son sino un conjunto de ideas. Este fenomenismo idealista lo ha sostenido Berkeley. El fenomenismo idealista invierte la relación tradicional entre percepción y objeto: no es el objeto la causa de la percepción, sino la percepción la causa del objeto, puesto que llama objeto al conjunto de sensaciones organizadas. El fenomenismo, como teoría perceptiva antirrealista, no admite la existencia de un mundo físico real e independiente de la percepción; fuera de la propia experiencia no existe nada más, y ésta es percibida directamente sin intervención de ningún medio distinto. Dentro de la filosofía racionalista se considera que sostienen posturas fenomenistas:
Malebranche, para quien nuestro conocimiento sensorial es limitado, pues nuestros sentidos sólo nos son útiles para la conservación de nuestro cuerpo, y por ello no nos proporcionan el conocimiento de los objetos como son en sí mismos. Spinoza, para quien las cosas son manifestaciones de la única sustancia, la divina.
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Leibniz, para quien nuestro conocimiento lo es de los fenómenos surgidos espontáneamente en nuestra alma, debido a su vis representativa. Todos estos autores salvaron el fenomenismo por su recurso a Dios, garantía de que nuestra alma puede conocer y expresar la esencia de las cosas. Hobbes, para quien nuestro conocimiento se origina por un proceso puramente mecánico de reacción de nuestros órganos ante los fenómenos producidos por la materia en movimiento. Locke, para quien nuestro conocimiento se origina solo a partir de las ideas producidas por la sensación, y se corrobora solo en la experiencia. Berkeley, que redujo todo nuestro conocimiento a ideas, pues las cosas no tienen existencia al margen de la mente que las percibe. Hume mantuvo un fenomenismo agnóstico, según el cual conocemos porque creemos en las cosas, en su continuidad e identidad, y esto porque la imaginación finge un principio que las muestra posibles; de esta forma las cosas se reducen a ser el conjunto de impresiones que se presentan ante la conciencia. En el s. XIX destaca el fenomenismo factual de J. S. Mill, el cual intenta solucionar el problema de la continuidad e identidad de los objetos entendiendo que la materia consiste en grupos de posibilidades permanentes de sensación, de forma tal que la discontinuidad de nuestras sensaciones se intenta resolver postulando sensaciones actuales y sensaciones posibles. Mach defiende un fenomenismo constructivista según el cual los datos elementales de la experiencia, psíquicamente organizados, forman las sensaciones, y estos mismos datos, físicamente reagrupados, constituyen las cosas. Ya en el s. XX, dentro de la tendencia reconstructiva, Russell reemplazaba la pretensión de conocer las cosas por la construcción lógica de los objetos, para la que parte de datos sensibles efectivos o virtuales. Carnap y Goodman parten, como Russell en su intento de fundamentar el conocimiento empírico, de admitir la construcción lógica del objeto de conocimiento, o, dicho de otra forma, de que es posible construir un sistema formal de reconstrucción lógica de términos empíricos. La base sobre la que Carnap realiza la construcción son las vivencias que, como elementos primitivos (átomos) se parecen bastante a los de Russell y Mach, pero se distinguen de ellos en que no son términos puntuales, sino trozos del flujo de la experiencia individual. La base de la construcción viene dada, para Goodman, por los qualia, caracteres cualitativos que se presentan en un momento determinado y se distinguen de las propiedades cualitativas permanentes.
2.3. La síntesis perceptiva Es imposible establecer con precisión los límites que señalan la diferencia entre sensación y percepción; parece evidente que ésta depende de aquélla, ya que cuando por deficiencia de nuestros órganos sensitivos nos vemos privados de determinadas sensaciones, resultan también perturbadas nuestras percepciones: los ciegos no pueden percibir los colores. ¿Cómo se realiza la síntesis perceptiva? A esta pregunta se le han dado distintas respuestas, entre las cuales destacaremos dos: la teoría asociacionista y la psicología de la forma. Teoría asociacionista. Según el asociacionismo, las percepciones no son sino el resultado de sensaciones anteriores. Los asociacionistas conciben el sujeto perceptor como absolutamente pasivo: se limita a recibir los estímulos externos en forma de sensación y, uniendo unas sensaciones a otras, a elaborar la percepción. Para esta teoría las sensaciones y las impresiones sensibles son los únicos elementos de que se compone la percepción. La expresión “asociación de ideas” se debe a Locke, que atribuye a las ideas la posibilidad de asociarse simplemente por “una correspondencia natural” entre ellas, o al azar y según las circunstancias, pero sin otorgar a esta conexión ninguna función especial en el proceso del conocimiento. Hume, en cambio, hace de ella el origen de las ideas complejas. Estableciendo una comparación metafórica con la teoría de la gravitación universal de Newton la describe como una atracción que se produce entre los átomos del conocimiento, las ideas simples, a las que atrae como una “fuerza suave, que normalmente prevalece”. La asociación no ocurre al azar, sino que sigue principios o leyes que, según Hume, son: la semejanza, la contigüidad en el tiempo o el espacio y causa y efecto. Esta unión o conexión se produce en la imaginación, no en la memoria, donde su conexión es más bien inseparable; imaginación y memoria son los dos modos como una impresión puede estar de nuevo presente en la mente: de una forma dotada de vivacidad, por la memoria; de una forma menos vivaz, por la imaginación. El asociacionismo es un punto de partida para muchas de las primeras teorías propiamente científicas de la psicología: Wundt, Titchener, Thorndike, Pavlov y Watson son asociacionistas; lo son también en principio los partidarios del conductismo, que surge a comienzos del s. XX, y las primeras teorías sobre el aprendizaje, que explican por su medio la conexión –la contigüidad, sobre todo– que se produce entre estímulo y respuesta y entre estímulos naturales, o incondicionados, y estímulos neutros o condicionados. La concepción atomista de la vida mental no explica fácilmente un concepto tan fundamental en psicología como es el del yo, o la conciencia, que no suele considerarse una simple conexión temporal o sucesión de ideas, sino más bien una unidad originaria con carácter de sujeto, y anterior a cualquier asociación. En especial, la psicología de la forma, o Gestalt, opone al atomismo y al asociacionismo la idea de conjunto, todo o globalidad. Para Hume existe un principio de conexión entre los distintos pensamientos o ideas de la mente y, al presentarse a la memoria o
TEMA 27. LA ACTIVIDAD PERCEPTIVA DE LA PERSONA HUMANA la imaginación, unos introducen a otros con un cierto grado de orden y regularidad. Aunque sea demasiado obvio como para escapar a la observación que las distintas ideas están conectadas entre sí, Hume manifiesta que no ha encontrado un solo filósofo que haya intentado enumerar o clasificar todos los principios de asociación. Desde su punto de vista, sólo parece haber tres principios de asociación entre ideas: semejanza, contigüidad en el espacio o en el tiempo y causa o efecto. La Gestalt. A finales del siglo pasado, el psicólogo americano W. James puso de relieve que, en presencia de idénticos estímulos, individuos con distintos intereses percibían cosas diferentes, y de ahí dedujo que la percepción más que depender de los estímulos sensibles, lo hacía de la motivación o de los intereses del sujeto perceptor. Continuando en este sentido, la psicología de la forma puso de relieve que aunque desde el punto de vista fisiológico la percepción posee un carácter mediato (es decir, depende de uno o más procesos fisiológicos), psicológicamente, la percepción se nos da de una manera primaria, directa e inmediata. Las sensaciones no son el único elemento de la percepción, resulta casi imposible determinar su entidad concreta y exacta, y además diferentes personas pueden percibir objetos distintos ante idénticos estímulos. La visión que la percepción nos proporciona está en sí misma ordenada y estructurada con los caracteres propios del todo, y en lugar de depender el todo de las partes (la percepción de las sensaciones), dependen las partes del todo (las sensaciones de las percepciones). Así pues, los defensores de la psicología de la forma propugnan la primacía de las percepciones. La noción de Gestalt proviene directamente de la Escuela Austriaca o de Graz, influida por la psicología “fenomenológica” de Brentano y fundadora del primer laboratorio de psicología experimental en Graz. Algunos de los miembros de esta escuela ampliaron y dieron fundamento psicológico a la noción de “cualidad gestáltica”, introducida por el filósofo positivista E. Mach en su Análisis de las sensaciones, obra en la que se refiere a sensaciones espaciales (como figuras geométricas) y temporales (como melodías), que se manifiestan independientes de los elementos que las componen (una melodía musical se muestra independiente de sus notas, se mantiene en cualquier clave musical y con instrumentos o timbres distintos, etc.) y que había que interpretar como construcciones psíquicas. Los patrocinadores de la Gestalt, no obstante, sostuvieron la tesis de que hay formas o Gestalten tanto en la mente humana como en la misma naturaleza: el fenómeno de pregnancia, por ejemplo, o la “buena forma” de una gota de agua, en equilibrio interno y externo, son muestras de formas naturales. Ehrenfelds y Meinong formularon la noción de algo que se percibe sensorialmente y que, no obstante, no es una sensación. La afirmación de que en la percepción hay elementos percibidos que no son sensaciones (impresiones sensoriales) remite a los orígenes kantianos de la Gestalt. En la percepción intervienen, por una parte, los estímulos externos o internos y, por otra, el dinamismo psíquico, es decir, la manera de ser y las situaciones de las personas perceptoras. A este respecto, las leyes de la percepción expresan las relaciones existentes entre los estímulos originados por los objetos y la actividad perceptiva de las personas o, expresado de otro modo, la forma en que la mente humana tiende a agrupar las distintas excitaciones procedentes de la realidad externa. Como leyes más importantes podemos señalar las siguientes: a)
Ley de la adaptación: la función primera y fundamental de la percepción consiste en facilitar nuestra adaptación correcta al mundo. El ser humano propende a organizar e interpretar las impresiones de acuerdo con sus fines e intereses; por ejemplo, cuando miramos nuestro reloj, observamos (percibimos) la hora y prescindimos de la forma y del color de la esfera, del tamaño de los números, etc.
b)
Ley de la “buena forma”: el sujeto que percibe tiende a ver el conjunto de estímulos en su configuración más simple y más ordenada. Se entiende que una buena figura, o una buena figuración de elementos sensoriales dispersos, ha de ser sencilla, simétrica, equilibrada, continua, etc. En la percepción tendemos a completar la figura que nos aparece como incompleta. Según los psicólogos de la Gestalt es una propiedad de la naturaleza, que tiende a manifestarse en su forma más pura y simple.
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Relación figura-fondo: lo que percibimos visualmente es siempre una figura que se recorta sobre un fondo. La figura posee unas características propias como son: forma y contorno definidos; mayor estructuración; se percibe como más próxima al sujeto que el fondo; aparece cerrada sobre sí misma, siendo su superficie menor e influida por el fondo que la envuelve. El fondo, por oposición a la figura, carece de contornos precisos; es uniforme, por lo que no posee una estructura formal; se percibe como más lejano y envolviendo a la figura, y su superficie es mayor y más imprecisa. d) Ley de la constancia perceptiva: las variaciones sufridas por un objeto, dentro de ciertos límites, no nos impiden ver dicho objeto o, expresado de otra manera, la percepción propende a corregir o a prescindir de las variaciones que pueden adquirir determinados objetos en diversas circunstancias. Esta ley se manifiesta en las cualidades siguientes: 1. Constancia del color: tenemos tendencia a percibir ciertos objetos de determinado color, aunque la intensidad luminosa u otras circunstancias nos lo muestren con otras tonalidades; así, vemos la nieve blanca, el carbón negro y las hojas de los árboles verdes, tanto a plena luz del mediodía como a las sombras del crepúsculo o en la noche a la débil luz de la Luna 2. Constancia de la forma: vemos los platos redondos, las ventanas rectangulares, con independencia de nuestra posición con respecto a ellos y de las formas y de las deformaciones con que se nos presentan
TEMA 27. LA ACTIVIDAD PERCEPTIVA DE LA PERSONA HUMANA 3.
Constancia del tamaño: la imagen que percibimos de un objeto disminuye con la distancia, mas las personas adultas suelen percibir las cosas en su tamaño correcto con independencia de su proximidad o lejanía. Vemos más voluminosa a una vaca que a un perro, aunque realmente en nuestra retina, debido a la proximidad del perro y a la lejanía de la vaca, se refleje de mayor tamaño el perro que la vaca. e) Ley de la primacía: percibimos los objetos globalmente antes que sus partes, lo cual significa que las partes adquieren su sentido, sus funciones y sus perspectivas dependiendo de su posición en el todo y, de esta manera, unos mismos estímulos pueden servir para originar distintas percepciones: figuras reversibles, diferentes formas de agrupación, relación figura-fondo. De esta ley se derivan a su vez las siguientes: Ley de la proximidad: en igualdad de circunstancias tendemos a agrupar los estímulos próximos entre sí Ley de semejanza: en situaciones similares propendemos a reunir los estímulos análogos o parecidos entre sí. Ley de contigüidad: en condiciones semejantes tenemos tendencia a integrar los estímulos que parecen seguir un mismo orden, una misma dirección o pertenecer a un mismo grupo. Ley de contraste: en casos análogos nos inclinamos a destacar ciertos estímulos, dejando en un plano secundario o ignorando otros (figura-fondo)
Teorías cognitivas. Estas teorías establecen ciertas analogías entre el funcionamiento del cerebro y el de los ordenadores. Para ellas, la percepción se incluye dentro de un campo más amplio: el de la cognición, hallándose plenamente interrelacionada con otros procesos mentales superiores como la memoria o la toma de decisiones. Estas teorías explican la percepción como un proceso anticipatorio por parte del sujeto, ya que se adapta a unos esquemas cognitivos previos que se encuentran grabados en la memoria del sujeto fruto de su aprendizaje anterior. De esa manera, la percepción es un proceso constructivo. En suma, aprendemos a percibir y, como resultado de ese aprendizaje, se crean esquemas cognitivos en nuestro cerebro que, posteriormente, condicionarán nuestra futura percepción de la realidad. Estos esquemas no sólo se aprenden, sino que además se asocian a palabras o a conjuntos de palabras. A través de esos esquemas mentales y de los vocablos que designan, otorgamos significado a los objetos que percibimos. Enfoque neuropsicológico. Este enfoque intenta relacionar la percepción con la actividad neuronal. Según Hebb, la percepción es un proceso cuyo componente principal son las llamadas asambleas celulares. Éstas son uniones sinápticas de las neuronas como resultado de algún acontecimiento perceptivo anterior. Dichas asambleas permanecen consolidadas gracias a la experiencia y al aprendizaje. Ahora bien, esto no significa que esas uniones sinápticas sean inmodificables; por el contrario, se pueden formar nuevas asambleas o desunir las ya consolidadas de una manera gradual, como consecuencia de nuevos acontecimientos perceptivos. Las uniones entre asambleas celulares, las cuales se activan unas a otras, permiten explicar fenómenos perceptivos complejos e incluso la plasticidad del propio pensamiento. 2.4. Percepción y conocimiento En la filosofía tradicional se distinguían dos clases de conocimiento, a saber, conocimiento inferior o sensitivo y conocimiento superior o intelectual (o racional); en este sentido se decía que el primero era común a todos los animales, el segundo, en cambio, propio y exclusivo de los seres humanos; el conocimiento sensible nos proporcionaba ciertos datos singulares y concretos sobre las cosas materiales, el segundo, por el contrario, era un conocimiento de índole superior, mediante el cual podíamos adquirir la comprensión (la auténtica ciencia o el auténtico conocimiento) de los objetos de la realidad. Ahora bien, de acuerdo con esta distinción, ¿qué papel desempeña la percepción en nuestro conocimiento?, o, expresado de otra manera, ¿qué valor cognoscitivo poseen las percepciones? A lo largo de la historia el ser humano ha encontrado numerosas respuestas, entre las cuales destacan las siguientes:
TEMA 27. LA ACTIVIDAD PERCEPTIVA DE LA PERSONA HUMANA 4.1 El empirismo radical. Según el empirismo radical, nada hay en el entendimiento que no haya estado antes en los sentidos. El entendimiento humano es como una “tabla rasa” o como un “papel en blanco”, carece absolutamente de contenidos cognoscitivos y todas sus operaciones intelectuales dependen de los datos suministrados por los sentidos, es decir, el entendimiento es incapaz de hacer surgir una sola idea nueva; por tanto, todos nuestros conocimientos se reducen a los contenidos suministrados por los sentidos, esto es, a sensaciones y percepciones sensibles relacionadas o combinadas entre sí. 4.2 El intelectualismo. El intelectualismo rechaza el valor cognoscitivo del conocimiento sensible: los sentidos nos engañan, el entendimiento o la razón son las únicas facultades que proporcionan auténtico conocimiento. El entendimiento (o la razón), partiendo de sus propios principios y sin atender a las informaciones sensibles, puede llegar a conocer la realidad. 4.3 Posturas intermedias. Existen otras posturas que defienden, por una parte, que el auténtico conocimiento humano es el conocimiento intelectual o racional pero, por otra, señalan que el conocimiento sensible es también necesario. A este respecto, los sentidos nos proporcionan el material cognoscitivo gracias al cual el entendimiento puede elaborar sus contenidos intelectuales, es decir, sus imágenes y conceptos o ideas. En este sentido, Aristóteles y Sto. Tomás afirman que el entendimiento abstrae (obtiene) los contenidos inteligibles (los datos esenciales, universales y objetivos) de los datos sensibles suministrados por la sensación. Según Kant, “los conceptos (o las ideas) sin sensaciones son vacíos”, y “las sensaciones sin conceptos (o ideas) son ciegas” o, lo que es lo mismo, en el auténtico conocimiento ha de darse una unión (un casamiento) de los contenidos suministrados por las sensaciones con los contenidos proporcionados por el entendimiento. Para Ortega, el conocimiento sensible es inseparable del conocimiento intelectual, “los sentidos son la hacienda del espíritu” y, en este sentido, el conocimiento sensible es necesario; pero el ser humano al percibir interpreta intelectualmente y resulta imposible percibir sin interpretar; casi como Kant, Ortega asegura que los conceptos (las ideas) son complementarios de las percepciones y de las sensaciones; éstas nos muestran las superficies de las cosas, aquellos sus significados profundos, las sensaciones nos dan datos, el entendimiento encuentra su sentido.
2.5. La cultura, factor principal de la percepción humana El equipo sensorial y las capacidades perceptivas naturales son prácticamente idénticos en todos los componentes de la especie humana. Pero el uso que se hace de ese material varía profundamente de unas culturas a otras. Como han insistido numerosos sociólogos, y particularmente los seguidores de E. Durkheim, las distintas sociedades transmiten a sus individuos ciertas creencias y costumbres, y así, en lugar de percibir las cosas como son, las percibimos condicionados por “lo que todo el mundo piensa, dice y hace” en nuestra sociedad, es decir, en consonancia con lo que ésta nos ha enseñado. En nuestra vida, en nuestra experiencia, el mundo humano precede al mundo animal, vegetal y mineral. Vemos todas las cosas, como a través de unos anteojos, mediatizados por la cultura y la mentalidad del grupo social en el que nacemos: las personas que forman parte de mi comunidad me infunden sus ideas y sus creencias y yo percibo el mundo y las cosas a través de esas ideas recibidas. De esta manera, mediante el aprendizaje social empezamos no solamente a pensar y a razonar, a estimar unos valores y a rechazar otros, a juzgar positivas unas normas y negativas otras, etc., sino también a percibir las distancias, los colores y las formas de las cosas; como ejemplo de esto veamos los que nos cuenta Ornstein en su libro La psicología de la conciencia: Es casi seguro que gran parte de nuestra experiencia perceptiva es aprendida. Por ejemplo, los pigmeos del Congo habitan sobre todo en densos bosques y, por tanto, rara vez tienen la oportunidad de ver grandes distancias. En consecuencia, no desarrollan, como nosotros, una sólida idea de la continuidad de las medidas. Colin Turnbull, antropólogo que estudiaba a los pigmeos, llevó una vez a su guía pigmeo a una excursión por el bosque. Cuando estaban atravesando una vasta planicie, vieron un rebaño de búfalos a lo lejos. El guía echó una mirada sobre la planicie donde estaba el rebaño de búfalos. Me preguntó que de qué tipo de insectos se trataba, y le dije que eran búfalos, tan grandes como el búfalo de los bosques que él conocía. Estalló en carcajadas y me respondió que no le contase tonterías … Entramos en el coche y descendimos hacia donde estaban pastando los animales. Observamos cómo se hacían cada vez más grandes, y, aunque era tan valiente como todos los pigmeos, cambió de sitio, sentándose cerca de mí, murmurando que se trataba de brujería … Cuando se dio cuenta de que eran búfalos reales, se le pasó el miedo, pero lo que le intrigaba era cómo habían sido tan pequeños y se habían vuelto de repente más grandes o si había sido una especie de truco. Las personas de diferentes culturas pueden no verse confundidas por los mismos efectos ópticos que nosotros, porque no comparten los mismos esquemas mentales. Por ejemplo, muchas de las ilusiones más famosas desarrolladas por nuestros psicólogos dependen en gran medida de que vivamos en un mundo en el que predominan los ángulos rectos y las líneas rectas
2.6. La percepción dinámica
TEMA 27. LA ACTIVIDAD PERCEPTIVA DE LA PERSONA HUMANA Enfoques de percepción visual. Enlace entre datos ópticos y datos no visuales. El aprendizaje lleva a integrar informaciones heterogéneas. El papel del observador es importante. Los hábitos se traducen por expectativas en cuanto al resultado posible. Atención e intereses. La experiencia anterior y los conceptos. Todo lo percibido destaca respecto de un fondo de objetos: centramos nuestra atención en ciertos objetos, en otros no. Mediante nuestra atención seleccionamos ciertos objetos y concentramos en ellos nuestra capacidad perceptiva. Cierto tipo de estímulos atraen más que otros nuestra atención: los estímulos en movimiento, más que los que están en reposo (los flashes de luz en la publicidad); los colores fuertes; lo inhabitual... Lo que marca definitivamente es el interés del sujeto, la motivación. Mediante la percepción, tenemos noticia de objetos o totalidades dotadas de sentido, no simplemente como un conjunto de cualidades: percibimos un objeto con algún significado para nosotros. Percibimos algo “como” una manzana, como una torre, como el lloro de un niño... y este “cómo” es el sentido que tiene para nosotros el objeto percibido. Incluso ante situaciones de difícil visibilidad, reconocemos los objetos como “alguna cosa”, una sombra, etc. Percibir, por tanto, es percibir alguna cosa (objeto) como alguna cosa (sentido). En la percepción actual influye la experiencia anterior, el conocimiento que ya tenemos sobre los objetos del mundo: percibimos una manzana porque previamente sabíamos qué es una manzana, porque teníamos el concepto de poma. Este conocimiento constituye nuestro sistema de conceptos. La Idea de percepción en el marco personal y social. En principio, los términos en juego en la percepción son las ideas de Sujeto/Objeto, ideas-pivote en tomo a las cuales giran los problemas del conocimiento. Pascal lo formula de forma contundente: ‘Por el espacio, el universo me comprende como un punto; por el pensamiento, yo lo comprendo como una idea en mí’. En un caso el sujeto es absorbido por el objeto (realismo), en otro, el objeto es engullido por el sujeto (idealismo). La toma de postura ante estas dos alternativas epistemológicas clásicas ha desfigurado en la mayoría de las ocasiones las interpretaciones finales sobre determinados rasgos psicológicos o incluso sobre la teoría del conocimiento en general. Conocer no es proyectar gratuitamente estructuras subjetivas, cualesquiera que éstas sean, ni menos aún el reflejo de los objetos en el sujeto. El sujeto (o mejor los sujetos: S, S, S...) es la misma forma de unidad de los objetos (éstos serán, pues, múltiples: 01, 02....), y esta unidad residirá en la propia actividad de construcción de los objetos, que no es nada al margen de las legalidades objetivas que brotan de los objetos. El sujeto en el que se da el reflejo es ya, a su vez, una concreta actividad configuradora de objetos, una configuración que se nos ofrece a una cierta escala y que da lugar a realidades en la forma de un determinado mundo, que es necesario considerar como previo, eso sí, a la aparición de los mismos seres humanos, en la vida animal, en la percepción sensible...Todas las teorías intentan establecer algún tipo de identidad (adequatio, causalidad) entre estos componentes, bien absorbiendo el objeto en el sujeto o viceversa. Por tanto, las sensaciones no son una especie de conocimiento gradual a partir del cual la razón, como reina de las facultades superiores, construya tipos de conocimiento: las sensaciones son más bien los materiales mismos conocidos, tal como se perciben. No es necesario postular diversos grados de las sensaciones, imágenes..., que en progresivo ascenso de abstracción alcanzarían el grado de esencias o ideas universales. Un billete de 50 € no es percibido del mismo modo por un niño rico que por uno pobre, pues los mecanismos perceptuales (reacciones nerviosas, estimulación nerviosa más o menos cargada...) varían en cuanto a la percepción de uno u otro individuo. Las sensaciones no son hechos brutos, nos vienen dados dentro de un marco histórico-cultural para un sujeto individual. Desde esta perspectiva, apelar a unas primitivas experiencias individuales podrá tener cierto sentido desde una óptica abstracta, pero nunca podrán agotarse o reducirse los componentes del análisis del conocimiento a conceptos puramente físicos o psicológicos. La razón no es una facultad que tome los datos de los sentidos y trabaje sobre ellos según sus propias leyes, sino que es la misma relación que se establece entre las percepciones, en unidades de complejidad creciente, la que establece esa facultad. En el hecho de conocer, no nos limitamos a registrar, reflejar o proyectar, unas sobre otras, entidades ya preexistentes, sino que son esas mismas entidades las que, en su juego mutuo, se nos ofrecen como conocidas en los propios actos del conocimiento. El centro de gravedad está ubicado en el propio ejercicio de conocer, en cuanto que es un proceso real del mundo, en el que vamos constituyendo el mundo y, paralelamente con él, la subjetividad y la objetividad; construcciones tanto de nivel subjetivo como intersubjetivo.
El nivel estético filosófico de la percepción. Llegaría a alcanzarse cuando al sujeto y al objeto los consideramos como conceptos conjugados, es decir, conceptos que se conjuntan en mutua relación dialéctica. El artista anticipa, transforma o enriquece la percepción del lector; el lector es capaz de interpretar mediante sus formas otras nuevas. No hay grandes diferencias entre percepción y representación. Percepción está ligada a pensamiento. Diferencias: 1. Percepción es presentativa, el pensamiento representativo.
TEMA 27. LA ACTIVIDAD PERCEPTIVA DE LA PERSONA HUMANA 2. La temporalidad es actual en la percepción, al contrario que en la representación, que no lo es siempre. 3. La percepción depende estrechamente de los datos sensoriales. 4. La representación es más constructiva que la percepción: imaginación, solución de problemas, razonamiento.
Los procesos cognitivos implican la manipulación de símbolos que representan objetos, hechos o situaciones de la vida real y que difieren en su grado de abstracción.
3. La memoria 3.1. Memoria y representación Cuando yo percibo, aquí y ahora, al sol (un objeto), hay otras percepciones anteriores sin las cuales esta percepción aquí y ahora no podría llevarse a cabo; otras percepciones que también ligan con otras percepciones que pertenecen a otros sujetos, o incluso también a otros animales. El hecho de llevar a cabo una percepción supondría todo un proceso de construcción de los objetos, que van apareciendo bajo diferentes aspectos a lo largo del tiempo (de aquí que el componente histórico y el tiempo personal sean esenciales para explicar cualquier tipo de percepción.) Sería ilusorio partir de una percepción cero, originaria), y estos diferentes aspectos en los que se va apareciendo el objeto, constituyen transformaciones de dicho objeto, que irán sedimentando las diversas percepciones (tanto individuales como colectivas), a lo largo del tiempo. Se podría definir la memoria como un proceso gracias al cual somos capaces de recuperar la información que previamente hemos almacenado registrado en nuestro cerebro. Este proceso consta de tres operaciones básicas: la codificación, el almacenamiento y la recuperación de la información. El primer paso necesario para registrar una información es la codificación: estamos obligados a seleccionar y modificar la información sensorial hasta hacerla reconocible y manipulable por nuestra memoria. Para ello solemos valernos principalmente de códigos verbales y códigos visuales. Pero esta codificación nunca es neutra, sobre todo en lo que afecta a nuestras vivencias y a los sucesos que conllevan alguna carga emocional. De entre todos los datos que recibimos, seleccionamos los que nos interesan y los interpretamos de acuerdo con nuestras propias ideas sobre el mundo. Por eso puede decirse que “construimos” o “personalizamos” nuestros propios recuerdos, en lugar de registrarlos de forma automática. La memoria, lejos de parecerse a un simple almacén pasivo de información, es un proceso activo mediante el cual relacionamos los recuerdos con el significado que los acontecimientos tienen para nosotros. La segunda etapa de este proceso es el almacenamiento o retención de la información con el fin de conservarla y recuperarla cuando sea necesario. Se trata de una fase esencial: dependiendo del lugar en el que guardemos los datos y del mayor o menor interés que hayamos puesto en ellos, recordaremos la información con mayor o menor dificultad. En algunos casos, la habremos perdido para siempre; en otros, permanecerá imborrable en nuestra memoria. Y, en tercer lugar, la recuperación, que consiste en localizar y reactualizar la información almacenada. La recuperación significa traer a la conciencia la información, hacerla consciente de nuevo. El problema suele consistir en encontrar el camino adecuado para llegar hasta ella, aunque si la información ha quedado bien organizada y guardada en el lugar correcto, nos será más fácil encontrarla. La memoria y la imaginación. Por su naturaleza, la percepción se encuentra sometida a limitaciones estrictas en cuanto al espacio y al tiempo: solamente podemos percibir los objetos que están dentro de nuestro campo perceptivo, y sólo cuando los estímulos actúan sobre los órganos sensoriales (limitación temporal): podemos decir que percibir significa percibir aquí y ahora. Sin embargo, nuestro conocimiento es capaz de sobrepasar estas barreras (el aquí y el ahora) por medio de la memoria y la imaginación. La memoria: la permanencia del pasado en el presente. La memoria es la permanencia de nuestro pasado en el presente. Hay dos tipos de memoria, según los psicólogos: 1) memoria de la conducta es la capacidad de aprender ciertas conductas y ejecutarlas con posterioridad: desde caminar hasta nadar o escribir. 2) memoria del conocimiento y del recuerdo o memoria significativa es la que fija, retiene, evoca y reconoce posteriormente lo percibido. De esta memoria depende nuestra experiencia del mundo y el reconocimiento de nuestra identidad mediante la retención y el reconocimiento de nuestros actos del pasado. La memoria incluye una codificación (representación), un almacenamiento y una recuperación de la información (reconstrucción). La imaginación y sus funciones. La imaginación también nos permite sobrepasar las barreras del aquí y del ahora, nos permite liberarnos del mundo que nos rodea, y nos transporta a nuevos mundos en el juego mediante la fantasía, el arte, el pensamiento. Esta liberación puede cumplir diversas funciones: 1) compensatoria, cuando nuestros deseos y nuestras aspiraciones no se satisfacen en la vida real. Por ejemplo en los sueños despiertos de reconocimiento de los otros. 2) lúdica, la imaginación o fantasía asociada a los juegos. Tiene una importancia especial en la preparación para la vida adulta de los niños y en los juegos de los adultos para evadirse de su vida ante la seriedad que les imponen las normas culturales. 3) creadora, en el arte y en los
TEMA 27. LA ACTIVIDAD PERCEPTIVA DE LA PERSONA HUMANA descubrimientos científicos: artista y creador tienen en común descubrir aspectos de la realidad que en general no se perciben. 4) crítica y utópica, a fin de rechazar el mundo real o algún aspecto de él y proponer uno alternativo; esta función es primordial en el pensamiento político y social. La fantasía utópica puede llevar tanto a la evasión y la definitiva paralización como a la acción y la transformación. Relación de la representación con la imaginación. Las representaciones son utilizadas no sólo para pensar, sino también para imaginar. El ser humano no sólo utiliza la representación para reconocer objetos o situaciones, también la usa para evocarlos. La imaginación, como capacidad de construir imágenes y como antesala de la manipulación simbólica de éstas en los procesos cognoscitivos, cumple un papel esencial. La imagen se constituye como uno de los signos que el pensamiento utiliza preferentemente para actualizar experiencias pasadas, que en la designación simbólica quedan abstractamente indicadas. La imaginación inyecta al pensamiento la fantasía necesaria para la creatividad. 3.2 Tipos de memoria Memoria sensorial. Es de carácter casi automático: registra las sensaciones y permite explorar las características de la información que llega a nosotros. Esa memoria se mantiene durante un periodo muy breve (apenas un segundo). Posteriormente, pueden suceder dos cosas: o que se transfiera a la memoria a corto plazo o que desaparezca definitivamente. El tipo de información que se almacena en esta memoria es muy elemental. En la actualidad se piensa que posee dos fases: una primera, que consiste en el registro del estímulo por los sentidos; y una segunda, donde se mantiene brevísimamente la huella dejada por el estímulo, permitiendo la intervención de la memoria a largo plazo para reconocer, por experiencias previas, los rasgos de ese estímulo. El ejemplo tradicional al que se acude para ilustrar este tipo de memoria es la visión de un largometraje. Nosotros percibimos secuencias en movimiento, aunque en realidad la película está compuesta por fotografías fijas separadas por breves intervalos de oscuridad. La sensación de movimiento se obtiene gracias a que la memoria sensorial retiene la visión de cada imagen hasta la aparición de la siguiente. Memoria a corto plazo. Parte de la información captada por la memoria sensorial pasa a un segundo sistema: la memoria a corto plazo. Aquí se produce ya una elaboración más compleja de los datos sensoriales, en la que intervienen diferentes estructuras cognitivas. Concretamente, la MCP procesa los datos que se utilizan conscientemente para responder a los problemas de nuestro presente inmediato. La relación que se establece entre este tipo de memoria y la de largo plazo es bidireccional: parte de la información elaborada por la MCP pasa a la MLP para ser almacenada allí con carácter indefinido; a la vez, cuando necesitamos recuperar información del pasado, ésta se transvasa en el sentido inverso. De esa forma, podemos utilizar los recuerdos y los aprendizajes en nuestro presente inmediato. Dos características definen básicamente a la MCP: la limitación de su capacidad de almacenamiento y la brevedad de su retención. La capacidad máxima de recuerdo inmediato se calcula estadísticamente en 7 unidades de información no significativas (letras o números que no posean sentido para nosotros), con una variación media de más menos 2. El período máximo de retención de este tipo de memoria oscila entre 15 y 30 segundos. Memoria a largo plazo. En ella se guardan las percepciones, los sentimientos y las acciones del pasado. Su capacidad de almacenamiento es prácticamente ilimitada. Sin embargo, no siempre esa información almacenada es accesible; a veces, no somos capaces de recordar, pero eso no significa que dicha información se haya borrado, sino que no puede actualizarse a causa de algunas inhibiciones o porque no se han ejecutado correctamente las claves para su recuperación. La información se transvasa desde la MCP hasta la MLP (y viceversa), donde se procede a su estructuración y almacenamiento definitivo. Ésta es la función esencial de la MLP, puesto que cuanto mejor y más estructurada se encuentre la información, más fácil será su recuperación consciente. Los neuropsicólogos no conocen todavía cómo se recupera exactamente la información de la MLP, aunque sí saben que su actualización depende de cómo haya sido codificada y de que las claves que utilicemos para el recuerdo coincidan con las propias claves en las que fue codificada. Algunos especialistas han señalado que el funcionamiento de la MLP implica la existencia de dos partes diferenciadas. Según Tulving, la MLP se divide en: 1. 2.
Memoria episódica: está formada por los sucesos o episodios que nos han ocurrido (o que hemos imaginado); por lo tanto, se refiere siempre al recuerdo de hechos concretos. Esencialmente es una memoria descriptiva: recupera información espacio-temporal que se encuentra vinculada a los hechos episódicos y afectivos de nuestro pasado. Memoria semántica: es la memoria abstracta. Su ámbito abarca el conocimiento racional del mundo y el lenguaje. Se organiza mediante pautas lógicas y conceptuales. Dicha memoria nos permite realizar inferencias, elaborar abstracciones, relacionar conceptos, conocer los significados de las palabras o las propias reglas gramaticales, etc.
TEMA 27. LA ACTIVIDAD PERCEPTIVA DE LA PERSONA HUMANA Diferencias entre las memorias a corto y largo plazo. Las más importantes son: 1. 2. 3. 4. 5.
Mientras que en la MLP no se conoce un límite preciso a la capacidad de almacenar información, en la MCP dicho límite se ha calculado estadísticamente en torno a siete unidades de información en un momento determinado. La duración de la información es mucho más persistente en la MLP, ya que en la MCP apenas alcanza los 30 segundos como máximo. La MCP mantiene la información consciente y activa, mientras que en la MLP se encuentra en estado latente. Para recuperarla debe existir una demanda del organismo, de tal manera que se active la MLP y se traslade a la MCP. La MLP codifica esencialmente las propiedades semánticas de los estímulos, mediante la elaboración de códigos muy complejos. Por el contrario, la MCP suelo codificar propiedades acústicas y visuales. Mientras que en la MCP la información permanece presente durante todo el tiempo, la MLP necesita de mecanismos y de técnicas entradas consciente o inconscientemente para poder recuperar la información almacenada en ella.
3.3. Recuperación de la información La capacidad de almacenamiento no suele ser un problema para la memoria humana, pues nuestra MLP cuenta con espacio casi ilimitado; lo importante, sin embargo, es poder recuperar los datos que se necesitan en el momento adecuado.En la memoria humana, la recuperación de los datos se apoya sobre todo en el contenido y, más concretamente, en las relaciones o conexiones de unos datos con otros: conseguimos acceder a los datos gracias a un fenómeno asociativo de la información, unos recuerdos nos llevan a otros, ayudándonos así a encontrar la ruta adecuada para llegar hasta el dato que buscamos. Desde este punto de vista, podemos decir que la memoria humana es una memoria semántica: almacenamos datos significativos conectados entre sí. Por esta razón, la recuperación puede verse favorecida por la presencia de claves (estímulos relacionados de manera lógica o por asociación con la información que queremos recuperar). También el estado de ánimo influye a la hora de recuperar la información: recuperamos con más facilidad recuerdos agradables cuando estamos de buen humor y recuerdos tristes cuando estamos de mal humor. Nuestro almacén de MLP ha de tener un funcionamiento organizado e integrado de alguna manera; de no ser así, nos resultaría imposible recuperar las informacione que hemos almacenado. Muchos de nuestros procesos de recuperación de información se parecen a los mecanismos que empleamos en la resolución de problemas: en lugar de buscar mecánicamente en nuestra memoria, utilizamos procedimientos lógicos. Analizamos primero la respuesta que queremos encontrar, las probabilidades de que esté o no en nuestra memoria y las posibles conexiones o contextos que pueden llevarnos hasta ella. Una vez cerca del dato, registramos minuciosamente el contexto, verificamos, etc. No obstante, a la hora de recordar la información no siempre usamos el mismo sistema. Podemos distinguir dos modalidades básicas en la recuperación de la información que hemos almacenado: el reconocimiento y el recuerdo. El reconocimiento es la conciencia de haber sido ya expuesto anteriormente al mismo estímulo. Es un tipo de memoria pasiva y que exige menos esfuerzo que el recuerdo. El recuerdo es la recuperación efectiva de una información almacenada en la memoria. Ésta es una operación activa, nos exige buscar, recuperar y cerciorarnos de que se trata, en efecto, de la información solicitada. El olvido. Los trastornos de la memoria. El olvido es la incapacidad de recordar. Es, además, algo natural y esencial para que la memoria, y con ella la inteligencia, funcione correctamente. Si no fuéramos capaces de olvidar los detalles insignificantes e informaciones innecesarias de nuestras percepciones, no podríamos tampoco generalizar y construir conceptos que son, al fin y al cabo, abstracciones. Y, por otro lado, quedaríamos bloqueados por la sobrecarga de estímulos y de información.Hay varias teorías que intentan explicar el porqué del olvido. Según unas, el olvido puede estar provocado por algún fallo que afecte a la codificación, el almacenamiento o la recuperación de la información. Para unos, la causa del olvido es el decaimiento o desvanecimiento de la información por falta de uso: ello implica que la huella física del recuerdo se va desvaneciendo o debilitando paulatinamente con el tiempo y, si no hay nada que lo impida, termina por desaparecer. El decaimiento supone una pérdida por fallo en el almacenamiento.Otro mecanismo adicional que tiene influencia en el olvido es la interferencia, que tiene lugar cuando una información de la memoria bloquea a otra e impide que esta última sea recordada. Ya se trata de informaciones que hemos aprendido previamente o de informaciones que aprendemos con posterioridad, para la mayoría de los investigadores esta parece ser la clave del olvido. Las amnesias. La amnesia es una anomalía temporal de la memoria que tiene lugar sin que concurran otras dificultades mentales. Consiste en la pérdida total o parcial de memoria con ocasión de un determinado acontecimiento y puede durar desde unos minutos a varios años. Suele estar provocada por una lesión, un accidente, problemas psicológicos, el uso de drogas, etc. Se suelen distinguir tres tipos de amnesia:
TEMA 27. LA ACTIVIDAD PERCEPTIVA DE LA PERSONA HUMANA 1. 2. 3.
La amnesia retrógrada o traumática impide recordar los acontecimientos anteriores al accidente. Posteriormente suele haber una recuperación progresiva de esos recuerdos; primero llegarán los más antiguos y después los más cercanos al accidente. La amnesia postraumática es un momento de confusión caracterizado por la dificultad para orientarse en el espacio y en el tiempo. La amnesia retrógrada ocasiona la pérdida de recuerdos relativos a sucesos que han ocurrido después de sufrir un daño.
4. La forma básica de la actividad representativa humana: el concepto “Concepto” es todo lo concebido por la mente. En un sentido amplio, equivale a “idea general” o “abstracta”. Según lo entiende la filosofía tradicional, es el resultado del proceso de abstracción, por el que el sujeto (que conoce) logra una representación mental del objeto (conocido) de un modo general y abstracto. Un concepto se distingue de una imagen en que ésta posee características concretas comunes con algún objeto determinado, mientras que el concepto sólo contiene características generales, esenciales y definitorias, obtenidas por abstracción. La imagen mental de una montaña contiene la forma de alguna montaña, mientras que el concepto sólo posee las características definitorias que se aplican necesariamente a cualquier montaña: “cumbres elevadas”, por ejemplo. No sólo son los conceptos resultado de un proceso cognoscitivo, sino que, además, según la interpretación tradicional, como representación mental que son, son necesarios para pensar las cosas, en el sentido que sólo el concepto pose la suficiente determinación que hace posible el reconocimiento y comprensión de lo percibido por los sentidos. Los conceptos sirven, según la larga tradición que empieza en Platón, para “reconocer” adecuadamente los objetos de la experiencia, de suerte que su relación con las cosas va en una doble dirección; en expresión de Kant: conceptos sin experiencias son vacíos, y experiencias sin conceptos son ciegas. En última instancia, los conceptos son los herederos y los representantes de las antiguas ideas platónicas o de las formas aristotélicas. Se discute acerca de su grado de realidad: el realismo conceptual les da cierta entidad independiente de la mente y de los objetos individuales, mientras que el nominalismo afirma que, al existir sólo objetos individuales, la generalidad del concepto no es más que mental. En la filosofía actual, sobre todo la de orientación analítica, los conceptos son el elemento conceptual que media entre el signo lingüístico y el significatum o cosa significada por el signo. Los conceptos, entendidos como significados, se refieren a un mundo exterior, del que representan objetos (conceptos de nombres) y propiedades (conceptos de predicados o atributos). Los tipos principales de los conceptos de nombres se refieren a entidades singulares (Isabel), colectivas (España), generales (coche), universales (sustancia), concretas (la Cibeles) y abstractas (belleza). Los conceptos de propiedades se refieren a cualidades o relaciones. Unas (“filósofo”, en “Kant es filósofo) y otras (“más importante que” en “Sócrates es más importante que Anaxágoras”) pueden llamarse predicados de la oración, proposición o enunciado, y la tradición ha distinguido sobre todo a las primeras con el nombre de universales. Desde el punto de vista de la lógica, a los conceptos en cuanto contenido conceptual de los términos, les competen las dos propiedades fundamentales de la extensión y comprensión. La explicación que da Frege de los conceptos aclara su naturaleza predicativa. Así como, en la realidad, lo que hay se divide en objeto o función, toda expresión del lenguaje o es un nombre (que designa o se refiere a un objeto) o es una expresión functorial (que designa o se refiere a una función). De modo que, en el enunciado “César conquistó las Galias”, “César” es el nombre de objeto y “conquistó las Galias” es la expresión functorial. El espacio vacío admite diversas variables: todos los nombres de objetos que hagan verdadero el enunciado. Por eso define Frege los conceptos como “una función, cuyo valor es siempre lo verdadero”. Aunque por definición los conceptos son representaciones generales y abstractas, suelen dividirse de acuerdo con la clase de los objetos a que se refieren o designan. Así, hay conceptos concretos o abstractos, singulares o colectivos. En el ámbito científico los conceptos se dividen fundamentalmente en clasificatorios, comparativos y métricos. Los conceptos clasificatorios sirven para distribuir los objetos de un universo determinado según grupos, o clases, ordenados y sistemáticos. Esta ordenación sistemática recibe el nombre de clasificación. Para que una clasificación sea adecuada, debe cumplir con determinadas condiciones formales y materiales. Las condiciones formales de una clasificación adecuada exigen: 1. 2.
Que los grupos o clases sean disyuntos (los elementos de un grupo no pertenecen, también, a otro) La suma de los conjuntos tenga igual extensión que el universo que clasifican, de modo que no quede ningún elemento sin grupo o clase asignada. 3. Y que ningún grupo o clase sea un conjunto vacío.
Por extensión de un dominio se entiende el conjunto de elementos que contiene. Los conceptos clasificatorios se basan en una relación de equivalencia entre todos los elementos que pertenecen a un universo. Cada elemento es clasificable porque, por el hecho de compartir alguna propiedad común con otros, pertenece junto con ellos a una
TEMA 27. LA ACTIVIDAD PERCEPTIVA DE LA PERSONA HUMANA misma clase de equivalencia con relación a dicha propiedad. Las condiciones materiales de una clasificación adecuada exigen que el criterio con que se dividen las clases, o se establece la clasificación, sea pertinente e interesante con miras a posibles leyes científicas que pueden enunciarse sobre el tema en cuestión; esto es, que sea teóricamente fecundo. Los conceptos comparativos establecen el “más” y el “menos” entre grupos o clases, con relación a la propiedad que comparten; los grupos o clases se determinan según el grado de la propiedad que se comparte. Son especialmente útiles en aquellas ciencias que no han desarrollado todavía conceptos métricos. Los conceptos métricos o cuantitativos son los conceptos científicos por excelencia; todas las ciencias tienden a ellos y son la expresión matemática de sus resultados. Son, en el fondo, conceptos comparativos que pueden clasificarse por el grado o la cantidad de la propiedad que se comparte con la suficiente precisión; o bien, aquellos que utilizan valores numéricos para indicar la cantidad o la magnitud que poseen de una determinada propiedad. Algunos psicólogos han aplicado las teorías del condicionamiento operante a la formación del concepto. Los teóricos del condicionamiento sugieren que los conceptos se aprenden gradualmente debido a encuentros repetidos con ejemplos del concepto. Y se centran en tres aspectos de estos encuentros. 1. 2.
Algunas respuestas identifican los conceptos (un cuadrado: figura plana de cuatro lados) Todos los ejemplos positivos de un concepto tienen elementos comunes (todos los cuadrados tienen cuatro lados iguales) 3. Las respuestas a los ejemplos positivos se refuerzan, pero las respuestas a los casos negativos no lo hacen. Es decir, la respuesta a “cuadrado” se refuerza cuando se usa correctamente para identificar a cuadrados reales y no se refuerza cuando se usa incorrectamente para identificar a otras figuras.
Otros psicólogos han propuesto una alternativa a las teorías sobre el condicionamiento: la teoría del aprendizaje cognitivo. Se centran en las estrategias mentales que las personas utilizamos para formar conceptos. Cuando encontramos los ejemplos de un concepto, formamos una hipótesis más plausible acerca de lo que podría ser este concepto. En sucesivos encuentros pondremos a prueba esta hipótesis y formaremos una nueva si es incorrecta.
5. Factores que influyen en la percepción
Mientras que una persona está concentrada en determinada lectura todos los demás acontecimientos le pasan desapercibidos, no se da cuenta del sonido de la televisión próxima ni del ruido de la calle ni de otros múltiples estímulos de su alrededor. Si, súbitamente, se produce una explosión, su atención cambia de sentido y se dirige al nuevo suceso. Es decir, que la percepción puede estar motivada por factores personales o internos (caso de la lectura) o por factores externos (caso de la explosión). 5.1 Factores personales o internos Los factores personales son los que dependen de las características propias de cada individuo; los más importantes son: La atención voluntaria. Se denomina atención a la capacidad que poseen las personas de seleccionar intencionalmente determinados estímulos y procurar prescindir de los demás. El interés. Se entiende por interés la inclinación vehemente del ánimo de una persona hacia determinados objetos, actividades, etc. Los estados de necesidad. Se califica como estado de necesidad la situación de carencia en que se encuentra un sujeto en un determinado momento: “quien tiene hambre con pan sueña” La afectividad. Se conoce como afectividad a las disposiciones sentimentales, bien positivas bien negativas, hacia algo o hacia alguien. Tanto la afectividad negativa como la positiva tienden a favorecer la percepción. La indiferencia afectiva, en cambio, lleva a los individuos a ignorar los objetos. Las aptitudes. Todo aquello que guarda relación con nuestras capacidades y actividades se suele percibir mejor.
5.2 Factores externos Los factores externos son aquellos que influyen en el sujeto desde el mundo exterior a él. Los más significativos son: El tamaño del objeto: en general, los objetos más grandes “atraen más la atención” El movimiento y las variaciones: los objetos móviles y los que varían de ritmo, intensidad o tonalidad se perciben mejor que los que permanecen estáticos o invariables El contraste: el cambio más o menos brusco de la situación o del entorno. La situación: en general, las cosas situadas en el centro de un determinado medio tienen a percibirse mucho antes y mejor que las colocadas en zonas laterales Otros factores externos que pueden influir en la percepción son la insistencia o reiteración, la complejidad, la novedad, etc.
5.4 La percepción científica Los ojos nos muestran objetos, el oído percibe sonidos, el olfato olores, etc.; pero estas percepciones aparecen condicionadas, modificadas o perturbadas por las características y las situaciones subjetivas de cada individuo
TEMA 27. LA ACTIVIDAD PERCEPTIVA DE LA PERSONA HUMANA perceptor: unas personas ven más y otras menos, unos ven de una manera y otros de otra, éstos perciben unas cosas y aquellos otras, etc. No obstante, la ciencia pretende superar las percepciones y las concepciones subjetivas y proporcionarnos una visión objetiva y exacta de la realidad, es decir, una visión válida para todas las personas independientemente de sus situaciones y condiciones particulares. Así pues, frente a la percepción natural, espontánea o vital, siempre subjetiva y particular, la percepción científica trata de corregir o evitar las apreciaciones subjetivas y establecer unos patrones objetivos de conocimiento, es decir, el científico intenta explicar cómo son los objetos con independencia de los ojos que los ven y de las inteligencias que los comprenden o, lo que es lo mismo, cómo hay que percibirlos y comprenderlos para que la percepción sea fidedigna.
6. Distintas clases de percepciones
Las diversas percepciones dependen en gran medida de nuestros órganos de los sentidos; por tanto, en principio, parece que habrá tantas clases de percepciones como distintos órganos sensibles. Pero, a veces, un mismo sentido puede originar sensaciones diferentes o, lo que es mucho más frecuente, a la inversa, dos o más sentidos pueden contribuir a elaborar una misma percepción. Como percepciones más importantes podemos señalar las siguientes: 1. Percepciones visuales: el órgano de la vista es el ojo, en el cual se encuentran la retina, el iris, el cristalino y la córnea. La retina es la parte fundamental del ojo, está compuesta de determinadas terminaciones nerviosas sensibles a la luz y en ella tiene lugar la transformación de las radiaciones luminosas en impresiones nerviosas que, mediante el nervio óptico, son transmitidas al cerebro. Los excitantes propios de la vista son los estímulos luminosos. Ahora bien, además de los colores, el sentido de la vista nos proporciona una rica variedad de impresiones y percepciones de otros tipos, a saber: a) sobre el espacio, los objetos que en él se encuentran, sus distancias y su situación respecto a nosotros; b) sobre el movimiento; c) sobre las formas de los objetos; d) nos ayuda a reconocer la naturaleza y composición de las cosas, y con la ayuda de ciertos instrumentos nos permite una enorme capacidad para percibir objetos pequeños o distante. 1. Percepciones auditivas: la audición se encuentra en el órgano de Corti, en el interior del caracol o cóclea, perteneciente al oído interno. Podemos distinguir tres clases de estímulos: los sonidos, los ruidos y las voces. La capacidad auditiva del oído normal oscila entre 20.000 y 20 vibraciones por segundo. 2. Percepciones táctiles: la base fisiológica de las percepciones táctiles se halla formada por una compleja red de terminaciones nerviosas por todo el cuerpo, que permiten percibir ciertas características de los objetos que entran en contacto con la piel. Asociadas a las percepciones táctiles se encuentran las de presión y las de vibración: las percepciones de la presión: son originadas por el hundimiento de la piel y, mediante ellas, nos podemos informar de la elasticidad y del peso de las cosas, de su aspereza o de su dureza y su blandura. las percepciones de las vibraciones: los estímulos apropiados de estas percepciones son las vibraciones producidas por algunos de los objetos con los que entramos en contacto. Así, a falta de percepciones auditivas, algunos sordomudos pueden recoger mediante el tacto determinadas vibraciones sonoras, y de este modo logran formarse una “idea” de ciertos sonidos e incluso gozar con la armonía musical 4. La percepción de dolor: la sensibilidad dolorosa se halla extendida por todo el cuerpo, así como por la mayoría de los órganos corporales y varía mucho de unas partes del organismo a otras 5. La percepción de temperatura: el órgano propio para percibir la temperatura se encuentra constituido por los numerosos puntos de calor y de frío existentes en la piel. Hay muchos más de los segundos que de los primeros. Del mismo modo que los puntos de calor pueden ser excitados también por temperaturas muy bajas, los de frío pueden serlo por temperaturas muy altas; surgen entonces las percepciones paradójicas de frío y de calor 6. Percepciones olfativas: el órgano del olfato está constituido por numerosas células nerviosas situadas en la parte alta de la cavidad nasal o cornete, dichas células se encuentran unidas al cerebro mediante el nervio olfativo 7. Percepciones gustativas: el órgano del gusto está constituido por las papilas gustativas situadas en la superficie, en la punta y en los bordes de la lengua. Sólo son perceptibles por el gusto las sustancias solubles en el agua 8. Percepciones cinestésicas: nos transmiten la posición, la orientación, el equilibrio y el movimiento o actividad de los músculos. Los órganos cinestésicos se encuentran en el oído interno, en el laberinto, y se componen de los conductos semicirculares, y de dos sacos membranosos, el utrículo y el sáculo, en los que se encuentran los otolitos. Los conductos semicirculares son tres tubos membranosos dispuestos entre sí en ángulo recto en las tres direcciones del espacio. Sirven para mantener el equilibrio del cuerpo cuando éste se encuentra en movimiento. Los otolitos son una especie de huesecillos o cristales que flotando sobre un lecho elástico estimulan distintas células nerviosas y, de esta manera, nos informan sobre nuestra posición. 9. Percepciones orgánicas: guardan una profunda relación con la satisfacción de nuestras necesidades vitales, nos avisan de las insuficiencias corporales y se manifiestan tanto más intensamente cuanto mayores son nuestras carencias
7. Ilusiones y alucinaciones
Nuestras facultades cognoscitivas suelen proporcionarnos un adecuado conocimiento de las realidades que nos rodean. Lo normal es que nuestras percepciones sean correctas, es decir, que nos comuniquen con relativa exactitud la realidad, los contenidos y las relaciones del mundo objetivo; pero, a veces, nuestras condiciones subjetivas prevalecen y nos conducen a errores. A este respecto, podemos distinguir dos tipos de errores perceptivos: las ilusiones y las alucinaciones.
TEMA 27. LA ACTIVIDAD PERCEPTIVA DE LA PERSONA HUMANA Ilusiones ópticas y reconocimiento de formas. Las ilusiones visuales constituyen un buen banco de pruebas para cualquier tipo de teoría sobre la percepción, y han sido el terreno preferido de los gestaltistas en cuanto a visualizar disonancias cognitivas. Para los gestaltistas existen leyes inherentes a las propias formas percibidas, los objetos tendrían una estructura que se nos impone porque posee autonomía y organización propias. Para los gestaltistas la organización de las figuras percibidas se debería a ciertos procesos inherentes a nuestro cerebro, subyacentes a nuestra conducta. En las ilusiones visuales se pueden ejemplificar muchas de estas leyes. Se trata de imágenes estáticas, en las que el engaño, al ser percibidas, no proviene del movimiento, ni de las variaciones luminosas; las variables físicas pueden, pues, excluirse al considerar estas figuras. Mientras en el cinematógrafo basta la manipulación de otras variables físicas, concomitantes con el tiempo y la velocidad de proyección, para crear la impresión de movimiento, en las ilusiones visuales la variable que determina el engaño parece ser de otra índole . Esta sencilla consideración nos conduce a clasificar las ilusiones ópticas en tres grandes grupos según el tipo de variable que resulta determinante en el engaño. A todas luces, se trata de una clasificación flexible porque en ciertos casos se producen competencias y cruces entre los principios explicativos. Las del primer grupo son ilusiones fisiológicas. Son debidas a la estructura fisiológica del ojo y hay para ellas una explicación causal sólidamente establecida. El segundo grupo son ilusiones psicológicas. Constan de imágenes visuales cuyos componentes son deformados, corregidos o completados por efecto de la forma en que hemos aprendido a articular, organizar y dotar de significado a las informaciones sensoriales. El tercer grupo son ilusiones lógicas o ilógicas. La representación bidimensional instaura, en este caso, una ruptura o contradicción con la captación tridimensional, en la que se nos hacen inteligibles los acontecimientos físicos. El origen de la ilusión es aquí el entendimiento que prejuzga sobre la configuración tridimensional del espacio. La imposibilidad no está en el dibujo, ni en la captación sensorial, sino en la facultad de juzgar. El problema reside en buscar una solución lógica capaz de cancelar la contradicción que nuestro sistema sensorial muestra sin tapujos. 7.1 Ilusiones Suelen estar motivadas por situaciones o estados afectivos, sentimentales o emotivos; así tendemos a ver sólo perfecciones en las personas amadas o a disculpar más fácilmente las faltas y errores de nuestros amigos que las de nuestros rivales. Podemos, pues, afirmar que la ilusión consiste en un conocimiento deficiente de un objeto presente debido a una interpretación errónea de las impresiones sensibles. Desde el punto de vista de su causa u origen podemos distinguir tres clases de ilusiones diferentes: Ilusiones físicas: son aquellas ilusiones que obedecen a interferencias o perturbaciones existentes en el medio físico o
cambios en el mismo; por ejemplo, vemos quebrado el palo sumergido en el agua Ilusiones fisiológicas: se deben a ciertas perturbaciones, defectos o adaptaciones incorrectas de los órganos de los sentidos o del sistema nervioso; por ejemplo, los amputados creen sentir dolor en los miembros que les faltan Ilusiones psicológicas: pueden deberse a un defecto de atención, a una deficiente síntesis perceptiva, a ciertas simplificaciones o adaptaciones incorrectas de nuestros procesos cognoscitivos o a ciertos prejuicios mentales. Entre las más importantes están: Ilusiones de reconocimiento: “falso reconocimiento”, “ilusión de lo ya visto”. Ilusiones de recuerdo: ilusiones en las que identificamos como propios ciertos acontecimientos y determinadas circunstancias ajenas. Ilusiones óptico-geométricas: adaptaciones o simplificaciones de nuestras actividades perceptivas.
7.2 Alucinaciones En las ilusiones, el objeto externo es interpretado erróneamente; en las alucinaciones, en cambio, falta el objeto o se producen percepciones que no guardan ninguna relación con los objetos presentes. Generalmente se presentan en sujetos con alteraciones de tipo paranoico o esquizofrénico, en los estados extremos de hambre y sed o en las intoxicaciones por drogas y alcohol. Son percepciones que se imponen a la conciencia en ausencia total de estímulos. Podemos distinguir entre elementales y complejas. Las elementales comprenden impresiones vagas, indefinidas y de escaso carácter objetivo: resplandores, zumbidos, etc.; las complejas consisten en falsas percepciones de objetos, animales o personas.
8. Concepto e historia de la idea de percepción
Las formas ideales preexistían en la naturaleza, según Platón y Aristóteles. Se presuponía, por ejemplo, un árbol ideal que desempeñaba la función de una forma que, proyectada en una materia (en la retina como en un espejo), reproduciría su imagen, con mayor o menor precisión de detalles. No podremos considerar las conciencias como algo subjetivo cuyas representaciones interiores pasan a ser reflejos, imágenes especulares. Descartes fue el primero que sistematizó una posible explicación fisiológica combinada con innatismo perceptivo de las ideas. Descartes consideraba que los objetos y el cuerpo pertenecían al mundo físico; los objetos constituían los estímulos. Por el contrario, los perceptos pertenecían al ámbito propio del alma o la mente. Se podrían separar los elementos de la percepción: 1. Objetos (estímulos); 2. Sentidos, vías sensoriales y cerebro (vías), y 3. Mente (donde se da la percepción propiamente).
TEMA 27. LA ACTIVIDAD PERCEPTIVA DE LA PERSONA HUMANA
A finales del siglo XVII surge el empirismo. Para Locke existen dos fuentes de ideas: las sensaciones, que dan origen a las ideas primarias, y la reflexión, que permite a la mente originar nuevas ideas secundarias. Las ideas primarias son p.e. extensión, figura, movimiento, y existen realmente en los cuerpos. Las secundarias son el color y el sabor, p.e., y exigen un mediador para ser captadas (se puede observar aquí el privilegio de la visión). Los objetos, no obstante, no son simples imágenes cerebrales, puesto que poseen, por sí mismos, una objetividad propia. El objeto es evidente que no está en mi cráneo, sino fuera de mí, a una distancia dada. La explicación de la percepción como reflejo del objeto es una construcción de la misma conciencia. Si se redujeran los contenidos psicológicos a meros contenidos físicos, serían un reflejo de la física (aunque esto no quiere decir que muchos contenidos psicológicos no tengan correspondencias puntuales y exactas con contenidos físicos). Kant establece distinciones entre sensación y percepción por un lado, y entre percepción y pensamiento por otro. Sensación es el contenido al que la percepción da forma mediante las intuiciones puras del espacio y el tiempo. El asociacionismo ha querido explicar la percepción como el resultado de la suma o agregado de las sensaciones. El objeto percibido sería la suma de las diferentes cualidades sensoriales. Aquí no se produce una participación activa del sujeto: los datos sensoriales se asocian entre sí de una manera que podemos calificar de mecánica. Esta explicación que parece razonable resulta incompatible con ciertos hechos de la experiencia. La teoría asociacionista no sirve para explicar percepciones que parecen indicar que la configuración no depende de los elementos, sino de un fenómeno no derivado de los datos sensoriales, sino anterior a ellos. Teorías psicológicas de la percepción. Dos grandes bloques: 1. Percepción indirecta (síntesis). Estructuralismo elementarista, Wundt y Titchener (percepción: síntesis de datos sensoriales). Funcionalismo, actividad adaptativa condicionada por las necesidades e intereses del sujeto. Neuropsicología de la percepción, relaciona la percepción con las neuronas, lo aprendido queda en circuitos neuronales que son activados por inputs sensoriales. Psicología cognitiva, entre el estímulo y el output perceptual se hallan complejos sistemas que interpretan e reinterpretan la información sensorial. 2. Teorías de la percepción directa. Gestalt, percibimos totalidades y no elementos puntuales. Gibson opina que los elementos se organizan dinámicamente formando en el cerebro un campo que es representado isomórficamente por el fenómeno perceptual. La memoria es innecesaria en el reconocimiento de formas. Teoría de la resonancia, sintonización entre el sistema perceptivo y la información disponible en el medio. Herencia genética. Bergson entiende en su análisis de la percepción que ésta es acción. Geometría monocular. A) Dirección de la gravedad, posición de pie, b) dirección horizontal, hombros y horizonte visual, c) dirección hacia delante, avance del cuerpo en el espacio. Constante perceptiva: Hay una percepción de elementos invariantes, una estabilidad perceptiva: vemos con dos ojos pero sólo tenemos una imagen; la percepción visual pone en funcionamiento casi automático la realidad visible. Percepción del espacio: El sistema visual no tiene órgano especializado en la percepción de las distancias, la idea del espacio está ligada al cuerpo y al desplazamiento, táctil, kinésico, etc. La forma y sus leyes: la percepción y la Gestalt. Un grupo de psicólogos alemanes opuesto a la teoría asociacionista de la percepción, denominado Psicología de la Gestalt (palabra alemana que significa “forma”), sostenía que la forma se impone con reglas propias. En la percepción intervienen, por una parte, los estímulos externos o internos y, por otra, el dinamismo psíquico, es decir, la manera de ser y las situaciones de las personas perceptoras. El principio general de la percepción de las formas se puede enunciar así: “siempre que sea posible se percibirá una forma o una figura”. Cuando cogemos una manzana, no percibimos aislados una mancha de color rojo y verde, y por otra parte un olor determinado, y diversas sensaciones táctiles de rigidez, dureza, frescor y un sabor agridulce. Vemos, tocamos y saboreamos un único objeto que ya habíamos reconocido. Esta experiencia tan sencilla muestra la diferencia que existe entre la sensación (los colores, los sonidos, los gustos, etc.) y la percepción (proceso constructivo mediante el cual integramos las sensaciones y percibimos objetos o totalidades dotadas de sentido). Los gestaltistas enumeraron diferentes leyes, unas generales y otras específicas: Leyes generales de la forma. 1) Ley de la simplicidad: la forma tiende a organizarse de manera tan sencilla como permitan los elementos dados. Observamos que esta ley explica por qué en la figura (3a) tendemos a ver un cuadrado (3b) y no un rombo inclinado (3c), ni tampoco el perfil de un rostro (3d), aunque todas las formas contienen los cuatro puntos. 2) Ley de la pregnancia: la forma tiende a organizarse de manera que la figura sea lo más definida posible. Esta ley responde a la tendencia que tenemos a acentuar la simetría, a perfeccionar la figura. Nuestra percepción de un perro en el dibujo ejemplifica esta ley.
Las leyes de la percepción expresan las relaciones existentes entre los estímulos originados por los objetos y la actividad perceptiva de las personas, es decir, la forma en que la mente humana tiende a agrupar los estímulos procedentes de la realidad externa. Como leyes más importantes podemos señalar las siguientes: TEMA 27. LA ACTIVIDAD PERCEPTIVA DE LA PERSONA HUMANA 1. Ley de la adaptación: la función fundamental de la percepción consiste en facilitar nuestra Laadaptación Gestalt correcta al mundo. El ser humano organiza e interpreta las impresiones de acuerdo con sus fines e intereses; por ejemplo, cuando miramos nuestro reloj, observamos (percibimos) la hora y Ley prescindimos depasado, la formaW. y del color de la tamaño de los números, etc.estímulos, individuos A finales del siglo James puso deesfera, relievedel que, en presencia de idénticos es 2. Ley intereses de la “buena forma”: sujeto quey percibe tiende que a verlaelpercepción conjunto de estímulos en su con distintos percibían cosaseldiferentes, de ahí dedujo más que depender más simple y más sencilla, simétrica, continua,Continuando etc. En la deconfiguración los estímulos sensibles, lo hacía de ordenada: la motivación o de los intereses equilibrada, del sujeto perceptor. tendemos a completar figura que nos aparece como incompleta. los psicólogos de enpercepción este sentido, la Gestalt (psicologíalade la forma) puso de relieve que aunque laSegún percepción depende de la Gestalt una propiedad de la que tiende a manifestarse en su primaria, forma más pura y uno o más es procesos fisiológicos, senaturaleza, nos da psicológicamente de una manera directa e simple. En lugar de depender el todo de las partes (la percepción de las sensaciones), dependen las inmediata. partes del todo (las sensaciones de las percepciones). Así pues, los defensores de la psicología de la forma propugnan primacía de laslopercepciones. 3. Relaciónlafigura-fondo: que percibimos visualmente es siempre una figura que se recorta sobre un fondo. La figura posee unas características propias: forma y contorno definidos; mayor La noción de Gestalt proviene directamente de la Escuela Austriaca o de Graz, influida por la estructuración; se percibe como más próxima al sujeto que el fondo; aparece cerrada sobre sí misma, psicología “fenomenológica” de Brentano y fundadora del primer laboratorio de psicología. Algunos de los siendo su superficie menor e influida por el fondo que la envuelve. El fondo, por oposición a la figura, miembros de esta escuela ampliaron y dieron fundamento psicológico a la noción de “cualidad carece de contornos precisos; es uniforme, por lo que no posee una estructura formal; se percibe gestáltica”, introducida por el filósofo positivista E. Mach en su Análisis de las sensaciones, obra en que como más lejano y envolviendo a la figura, y su superficie es mayor y más imprecisa. se refiere a sensaciones espaciales (figuras geométricas) y temporales (melodías), que se manifiestan independientes de los elementos que las componen (una melodía musical se muestra independiente de 4. Ley la constancia perceptiva: las variaciones sufridas por objeto, dentro etc.) de ciertos sus notas, sede mantiene en cualquier clave musical y con instrumentos o un timbres distintos, y se límites, no nos una impiden ver dichopsíquica. objeto o, la percepción a interpreta cómo construcción Laexpresado afirmacióndedeotra quemanera, en la percepción haypropende elementos corregir o a prescindir de las variaciones de determinados objetos aenlosdiversas percibidos que no son sensaciones (impresiones sensoriales) remite orígenescircunstancias. kantianos de Se la manifiesta en las cualidades Constancia color: tenemos a percibir ciertos Gestalt. Los patrocinadores de siguientes la Gestalt,: no obstante, del sostuvieron la tesis tendencia más discutible de que hay formas objetos o Gestalten de determinado tanto en color, la mente aunque humana las circunstancias como en la misma nos lonaturaleza: muestren con la “forma” otras tonalidades; de una gotaasí, de vemos la nieve interno blanca, yelexterno, carbón son negro y las hojas de los árboles verdes, tanto a plena luz del agua, en equilibrio muestras de formas naturales. mediodía como a las sombras del crepúsculo o en la noche a la débil luz de la Luna. Constancia de la forma: vemos los platos redondos, las ventanas rectangulares, con independencia de nuestra posición con respecto a ellos y de las formas y de las deformaciones con que se nos presentan. Constancia del tamaño: la imagen que percibimos de un objeto disminuye con la distancia, y las personas adultas suelen percibir las cosas en su tamaño correcto con independencia de su proximidad o lejanía. Vemos más voluminosa a una vaca que a un perro, aunque realmente en nuestra retina, debido a la proximidad del perro y a la lejanía de la vaca, se refleje de mayor tamaño el perro que la vaca. 5.
Ley de la primacía: percibimos los objetos globalmente antes que sus partes, lo cual significa que las partes adquieren su sentido, sus funciones y sus perspectivas dependiendo de su posición en el todo y, de esta manera, unos mismos estímulos pueden servir para originar distintas percepciones: figuras reversibles, diferentes formas de agrupación, relación figura-fondo. De esta ley se derivan a su vez las siguientes: Ley de la proximidad: en igualdad de circunstancias tendemos a agrupar los estímulos próximos entre sí. Ley de semejanza: en situaciones similares propendemos a reunir los estímulos análogos o parecidos entre sí. Ley de contigüidad: en condiciones semejantes tenemos tendencia a integrar los estímulos que parecen seguir un mismo orden, una misma dirección o
específicas de la forma. Ciertos factores que favorecen la configuración más simple y definida. Algunos ejemplos: 1) Ley de proximidad: ante estímulos iguales se tiende a agrupar en una misma estructura las que se encuentran más próximas entre sí. 2) Ley de la semejanza: se tiende a agrupar los elementos más parecidos entre sí. Constancia perceptiva y percepción del mundo El mundo que percibimos es un mundo de objetos estables. Constancia de tamaño, de brillo, de forma. Parece que la constancia perceptiva esta sostenida por mecanismos de integración impresos en el sistema nervioso. Kant consideraba que el espacio y el tiempo eran las condiciones puras de nuestra percepción del mundo, pero la percepción no está absolutamente determinada objetivamente, pues hay determinantes psicológicas que se ponen de manifiesto en ella: a) la multisensorialidad; b) la propia verticalidad; c) la percepciones cinestésicas; d) percepción del tiempo: los presentes psicológicos se suceden en nuestra conciencia, percibimos la sucesión y el cambio estimular. La función social del tiempo impone una concordancia entre el tiempo objetivo y la experiencia de la duración.
TEMA 27. LA ACTIVIDAD PERCEPTIVA DE LA PERSONA HUMANA
La perspectiva Indicadores de profundidad. La perspectiva no es ni más ni menos que un intento de ver más allá del plano escondido de los objetos. Textura: gradiente, variación progresiva de la textura. Perspectiva lineal: la proyección del centro recibe los rayos de luz más directos. Las líneas paralelas convergen en un punto de intersección del eje óptico y la retina. Naturalis: la del ojo ante la realidad (paralaje). Desde el punto de vista de la tercera dimensión, hay infinitos objetos potenciales: el ojo añade informaciones a las proporcionadas por la perspectiva. Artificialis. Aplicada en pintura y fotografía, ayuda a percibir el objeto como un objeto único, pero no se puede apreciar su cara posterior (ni siquiera en el cine). El cerebro completa los espacios incognitos, y pasar de la escena de tres dimensiones a la de dos significa perder información; no es posible remontarse a las 3 dimensiones. Variacions d’iluminació: perspectiva atmosférica, objetos muy lejanos que se ven muy oscuros. Los más luminosos éstan más cercanos. Los que aparecen al fondo están más alejados, los más cercanos son más grandes. En el caso de la pintura, la fotografía y el cine, hay indicadores de profundidad dinámica, pero los objetos ocultos siguen sin verse. El desplazamiento no modifica nada. La cuestión del rectángulo de encuadre en la representación artística. En origen, la imagen es circular, semejante a la que se forma en el fondo de nuestra retina cuando percibimos. Cualquier simple experiencia realizada con una cámara oscura da cuenta de este hecho, la pregunta es dónde, cuándo y por qué surge la forma rectangular del encuadre. La imagen captada resulta rectangular debido a un reencuadre interno realizado por un dispositivo mecánico entre el objetivo y la película denominado ventana. Se repite el gesto del encuadre en la ventana, en el espejo, en el visor de la réflex, en la ampliadora, en los passe-partout, en los enmarcados para exposición, en rectángulos y cuadrados hasta el infinito. A menudo se postulan equivalencias entre la visión humana y la cámara fotográfica. A este respecto sostenemos, en principio, que la visión humana es binocular, presenta un contorno con bordes redondeados, es bastante imprecisa en los sectores periféricos, también manifiesta movilidad en el cuello y las órbitas oculares, con una gran ductilidad en cuanto a la capacidad de selección de zonas en foco. De manera que es muy poco lo que la asemeja a la cámara fotográfica, con su mirada ciclópea, y fija. A pesar de todo esto la cultura occidental ha impuesto contra-natura la idea del encuadre rectangular, la fotografía lo hereda de la pintura de caballete, y es coherente con el espacio rectangular de la boca del Wertheimer 1923, principios organizativos de la percepción. escenario teatral a Proximidad (lo más próximo se asimila a la misma forma). la italiana. Aun Semejanza. Continuación o dirección. sabiendo que la Destino común (tienden a percibirse formando un todo) rectangularidad de Koffka ese marco Ley de pregnancia o buena figura: Las figuras simétricas son más pregnantes que transgrede las las asimétricas. características de la Ley de cierre: una figura incompleta tiende a percibirse como completa. visión natural, no Principios de configuración figura-fondo nos resulta Aproximación a la verticalidad u horizontalidad. extraño, nos Tamaño relativo (el área pequeña es la figura) hemos Ley de las áreas envolventes. El área envolvente es el fondo. Ley de simetría: las áreas simétricas son figuras y las asimétricas fondo. familiarizado, es una convención cultural que se ha consolidado a partir del siglo XIV, con el formato rectangular de las paredes, las ventanas de las casas, las páginas de los libros, los pizarrones, etc. Se puede observar que ni en la pintura prehistórica (pensemos en las Pinturas Rupestres de Altamira o Lascaux), ni en el Arte Oriental aparece esta necesidad de circunscribir el espacio referencial mediante ningún tipo de encuadre, sin que por esto se observe caos en lo compositivo. Quizás la idea de encuadrar responda a aquellos primeros encuadres extra-biológicos que el hombre pudo tener, donde las superficies reflectantes naturales producían formas irregulares, pero ya estaban dotados de la propiedad de delimitar un campo visual reflejado en su superficie. En realidad según el planteamiento de M. Schapiro al final del segundo milenio antes de cristo se empezó a pensar en aislar la imagen mediante un marco continuo, equiparable a las murallas de una ciudad. Por lo cual deducimos que se trata simplemente de una concepción
TEMA 27. LA ACTIVIDAD PERCEPTIVA DE LA PERSONA HUMANA diferente del espacio (estática) construida a partir del punto de vista fijo que supone un ojo único de un observador vertical con sus pies sobre el suelo. Estamos en presencia de la perspectiva lineal, que ordenó la manera de ver el mundo en Europa Occidental en el momento en que predominaba el espíritu racionalista y científico, cuando las preocupaciones de la época eran el orden y la racionalidad, en momentos en que el capitalismo sucedía al feudalismo. Podemos sostener que en principio fue la pintura occidental, desde el renacimiento hasta mediados del siglo XIX, luego la fotografía hasta principios del siglo XX, seguida por el cine hasta la segunda posguerra mundial y finalmente la televisión quienes han sostenido la adopción de este encuadre. Lo cual no es una decisión neutra, el hecho de acotar voluntariamente una imagen en un encuadre manifiesta que quien lo delimita le está concediendo importancia a esa porción de espacio.
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