“SITUACIÓN CARCELARI A CARCELARI A EN EL PE PERÚ RÚ Y LA LASS F OR ORMA MASS DE SANCIONES A LOS QUE Q UE DELINQUEN” La situación carcelaria en el Perú se caracteriza por tener una sobrepoblación, donde la mayoría son personas pobres, en condición de miseria y abandono, con un sistema de valores trastocados o tergiversados, sometidos a la violencia física y/o psicológica, que experimentan día a día diversos actos de corrupción y abuso de poder, no solo entre las autoridades y los internos, sino también entre las mismas
personas
privadas
de
su
libertad.
Para la mayor parte de la sociedad y de nuestras autoridades, la cárcel es casi la única alternativa para combatir la delincuencia. De acuerdo a cifras oficiales y encuestas tomadas a diversos sectores, en los últimos años la delincuencia se ha incrementado; se sabe que algunas personas responsables de estos delitos son detenidas y llevadas a prisión donde lamentablemente
no
existen
condiciones apropiadas de vida y mecanismos para ser rehabilitados y tratados
adecuadamente;
por
el
contrario, egresan de las cárceles con mayores conocimientos y estrategia para delinquir y también con deterioro de su salud.
La opinión pública pide el incremento de penas, mayores castigos y la construcción de más cárceles, pero al parecer esa no es la solución, porque pese a existir leyes con penas drásticas, los actos delictivos van en aumento. Un informe estadístico elaborado por el Instituto Nacional Penitenciario (INPE) reveló que entre el 28 de julio del 2011 y el 21 de mayo del 2013 la población penitenciaria del país creció en 32%, pues pasó de 48.789 a 64.418 internos
.
Debemos entender que la capacidad de las cárceles del Perú es de 28.911 internos, sin embargo contamos con una población extra de 35.507;
eso
genera hacinamiento y todos los problemas que se ven en el día a día. La misma fuente revela que también contamos con presos que ya no tienen acceso a beneficios penitenciarios (procesados por violación sexual, tráfico ilícito de drogas, etc) , y tienen que cumplir su condena completa, acrecentando el número de la población. Esto quiere decir que la capacidad de las cárceles no es suficiente para la gran cantidad de presos, a tal punto, que los internos exceden la capacidad de las cárceles hasta en seis veces más.
Las celdas se dividen en pabellones y miden 1.5 x 1.5 metros; en cada una duermen, alrededor, de tres a cuatro personas; el tópico es casi
igual que una celda: no existen implementos ni aparatos médicos, así las enfermedades se vuelven más vulnerables al contagio y propagación. Con toda esta situación se puede decir que las cárceles del Perú y las condiciones humanas que se les brinda son totalmente denigrantes. Esto se ve incrementado por la falta de apoyo del estado y del sector público en general. Hay delitos como el robo agravado, narcotráfico, terrorismo, etc que actualmente son sancionados drásticamente en el país. Por ejemplo son castigados con pena privativa de l ibertad de 12 años y hasta con cadena perpetua cuando como consecuencia del robo ocurre la muerte de la víctima o se causa lesiones graves a su integridad física o mental. Este ilícito penal se produce cuando el delincuente utiliza la violencia y vulnera la integridad física de su víctima. Otro de los agravantes es el uso de armas de fuego para amedrentar a la víctima y obligarla a despojarse de sus pertenencias. También puede suceder que el delincuente reduzca a su víctima físicamente en complicidad con otras personas. Todos estos ilícitos son penados, pero generalmente el proceso es muy largo, sino se cuenta con medios suficientes para agilizar la sentencia. Un punto aparte merecen las mujeres encarceladas, que representan aprox. el 7% del total de la población penal. Ellas deben tener un tratamiento diferenciado, sobre todo las que son madres y conviven al interior de las cárceles con sus menores hijos. La presencia de la madre es de vital importancia para estos
pequeños
ocasionaría
un
y daño
irreparable romper dicho vínculo.
Por
otro
lado,
también es muy penoso que
un
niño
o
niña
padezca las condiciones carcelarias. Esta es una razón que se debe analizar reflexivamente e implementar algunas medidas alternativas.
En relación al adolescente que comete delito, actualmente hay mucha polémica sobre cómo debe sancionárseles. Algunos opinan que se les debe enviar a las cárceles de los adultos y otros sostienen que al ser menores de edad no han cometido un delito sino una infracción. Si bien es necesario brindarles una nueva oportunidad, debido a que los menores se encuentran en una etapa de formación, en la que su personalidad atraviesa una Serie de cambios tanto internos como externos; existen casos críticos en los que se requiere de una intervención más severa y proporcional por parte del Estado. También es preocupante la situación de los extranjeros, quienes en su mayoría están recluidos por tráfico ilícito de drogas. También se sabe que a menudo ingresan
a los penales, cantidades de celulares para planear la
comisión de un delito de manera organizada, operan desde los penales; porque la corrupción en el INPE persiste y también el de la Policía nacional. Se sabe que la finalidad de los penales es reeducar y resocializar a la persona que no respetó las leyes de convivencia social y modificar su conducta para que se reintegre a la sociedad. Sin embargo esto no se logra debido a diferentes motivos, los responsables señalan que carecen
de presupuesto, recursos materiales y personal profesional necesario para efectuar un buen trabajo.
¿Qué hacer? Es una pregunta que plantea muchos retos: lo primero es elaborar un programa de gobernabilidad en los establecimientos penitenciarios y esto solo se hará si se cuenta con personas comprometidas, así como la sociedad y el estado a mediano y largo plazo.
Lo
segundo
es
trabajar
intensamente
en
el
tema
de
PREVENCIÓN, tocando puerta y generando muchos espacios de formación a nivel familia, escuela y comunidad. El acompañamiento a los adolescentes es fundamental. Se dice que “l a situación carcelaria de un gobierno es el reflejo de la
cultura de un país ” . Debemos recordar que las personas encarceladas, sobre las que pesa una condena, han sido privadas de su libertad como consecuencia de su conducta delictuosa, mas no han sido sentenciadas a ser humilladas, denigradas y mucho menos a cumplir una sanción en condiciones infra humanas. Las políticas sociales, del gobierno deberían prestar mayor atención a este problema social, sino queremos que las cárceles sean centros de adoctrinamiento del delito. Todos merecemos un trato justo y digno Distingamos entre los que delinquieron ocasionalmente y los habituales que en la mayoría de los casos forman parte de bandas. Los primeros
son redimibles y en ellos tiene que centrarse la reeducación y facilitar la reinserción, los otros ya escogieron la delincuencia como forma de vida y solo salen a seguir delinquiendo; allí si tiene que endurecerse el sistema penitenciario y buscar las vías para reducirles sus beneficios penitenciarios. De otro lado es esperanzador ver que mucho penales tienen talleres formativos y de reinserción laboral, que permiten darles opciones a los presos de mejora su calidad de vida, generar pequeños ingresos para su familias y redimirse ante la sociedad.