José fue un pastor (Gn. 37:2); Jesús es el buen Pastor (Juan 10). José expuso el mal y se opuso a él (Gn. 37:2); Jesús hizo lo mismo. José fue amado por su padre (Gn. 37:3-4); Jesús fue amado por el Padre. (Mat. 3:17; 17:5; Juan 10:17; Filipenses 2:9). José fue odiado por sus hermanos (Gn. 37:4); Jesús fue odiado por Sus hermanos (Juan 1:11; Lucas 19:14). José fue odiado por sus palabras (Gn. 37:8); Jesús fue odiado por Sus palabras de verdad. (Juan 7:7; 3:32). A José se le prometió un futuro extraordinario (Gn. 37:7-12); Jesús sufrió la cruz por el gozo que fue puesto delante de Él (Isaías 9:6,7; Lucas 1:31-33; Hebreos 12:2). José profetizó su futura soberanía (Gn. 37:7-12); Jesús hizo lo mismo. (Mat. 26:64). José fue envidiado por sus hermanos (Gn. 37:11); Jesús fue envidiado por Sus hermanos. (Mat. 27:17-18). José fue enviado por su padre a sus hermanos (Gn. 37:13); Jesús fue enviado a las “ovejas perdidas de Israel” por Su padre. (Juan 4:34; 5:30; 6:38-40; 6:38-40; 12:48-50; 17:21). José busca a sus hermanos (Gn. 37:14-17); Jesús buscó a los suyos (Lucas 19:10). José buscó el bienestar de sus hermanos (Gn. 37:14); Jesús no vino para condenar al mundo, sino para que el mundo a través de Él sea salvo. (Juan 3:17). José buscó a sus hermanos hasta encontrarlos, por iniciativa de su padre; Jesús nos busca hasta encontrarnos. Es la iniciativa del Padre. José fue víctima de una conspiración en su contra (Gn. 37:18); Jesús también fue víctima de una conspiración en su contra. (Mat. 12:14). Los hermanos de José no creían en sus sueños (Gn. 37:19, 29); los hermanos de Jesús no creyeron en Sus palabras. (Mat. 27:39-43; Juan 3:18, 36). José fue despojado de su manto (Gn. 37:23); a Jesús le quitaron Su manto también. (Mat. 27:27, 28; Juan 19:23). José fue echado a una cisterna (Gn. 37:24); Jesús fue colocado en una tumba. A José se le sacó de la cisterna con vida y con el cuerpo intacto (Gn. 37:28); Jesús resucitó en cuerpo y alma desde la tumba. Los hermanos de José combinaron hipocresía con odio (Gn. 37:27); los judíos hicieron lo mismo con Jesús (Mat. 27:35, 36; Juan 18:28, 31) José fue vendido como esclavo (Gn. 37:38); Jesús fue vendido por 30 piezas de plata (el precio de un esclavo). Judá les sugirió a sus hermanos vender a José (Gn. 37:26-28); el equivalente para el nombre Judá nombre Judá en griego es Juda es Judass (Mat. 1:2-3). El manto manchado de sangre de José (sangre de chivo) fue presentado a su padre (Gn. 37:31); Jesús es nuestro chivo expiatorio y Su sangre fue presentada a su padre como ofrenda por el pecado. (Levítico 16:8-10).
José se convirtió en siervo (Gn. 39:1); Jesús se convirtió en siervo (Filipenses 2:6, 7) José fue un sirviente próspero (Gn. 39:2, 3); Jesús fue también un sirviente próspero (Isaías 52:13; 53:10) El amo de José estaba complacido con él (Gn. 39:4); el Padre siempre estuvo complacido con lo que Jesús hizo (Juan 8:29). José, el sirviente fue hecho una bendición para otras personas (Gn. 39:5); Jesús fue una bendición para el mundo. José fue una persona piadosa (Gn. 39:6); Jesús vino a este mundo como un siervo y aun así vivió una vida piadosa (y perfecta). José fue tentado en muchas veces y no pecó (Gn. 39:7-12); Jesús fue tentado y no pecó (Mat. 4:1-11; Heb. 2:18; 4:15). José fue falsamente acusado (Gn. 39:16-18); Jesús fue falsamente acusado (Mat. 16:59, 60). José no trató de defenderse (Gn. 39:19); Jesús no se defendió en los juicios que le hicieron (Isaías 53:7). José pasó tiempo en prisión a pesar de no haber sido culpable (Gn. 39:20); Jesús fue sentenciado a muerte a pesar de que Pilatos lo halló inocente (Juan 19:4, 6). José sufrió en mano de los gentiles (primero por sus hermanos y luego por los gentiles); Jesús fue vendido por Sus hermanos y luego sufrió en mano de los romanos (gentiles). José, el inocente, sufrió severamente (Salmos 105:17, 18); Jesús sufrió la crucifixión. José se ganó el respeto de su carcelero (Gn. 39:21); Jesús se ganó el respeto de un centurión romano que estuvo parado a los pies de la cruz (Lucas 23:47).
José fue contado con los inicuos (Gn. 40:1-3); lo mismo se profetizó sobre Jesús (Isaías 53:12) y sucedería así (Mark 15:28). José fue el medio por el que se bendijo a una persona, pero también fue el medio por el que se pronunciaría juicio sobre otra (Gn. 40:16, 17, 19); Jesús también fue de bendición para uno de los ladrones con los que fue crucificado (Lucas 23:43). José mostró su conocimiento de lo que estaba por venir y le dio todo el crédito a Dios (Gn. 40:8); Jesús hizo lo mismo cuando estuvo en la Tierra (Juan 12:49). José quiso que el copero lo recordase (Gn. 40:14); Jesús también dijo: “Haced esto en memoria de mí” (Lucas 22:19).
José fue puesto en prisión (tumba), pero Dios no dejó que se quedara allí ya que el propósito que Él tenía para José no se cumpliría todavía. Lo mismo sucedió con Jesucristo; Dios no dejó que se quedase en la tumba (Hechos 2:24). José cambió las ropas que usaba en prisión por vestimenta de gloria, tal como sucedió con Jesucristo (Juan 20:6, 7). José fue liberado de prisión por la mano de Dios (Dios le envió un sueño al Faraón y el testimonio de José en 45:7-9); Dios también sacó a Jesús de la tumba (Hechos 2:32; 10:40).
José es considerado ahora como el Revelador de los secretos; compare Gn. 41:16 con las palabras de Jesús en Juan 17:8; 8:28; y 12:49. Compare Gn. 41:25 con el hecho de que Dios le revelaría lo que Él haría inmediatamente después por medio de Jesucristo en Apocalipsis 1:1. José advirtió sobre un peligro venidero e instó a los que le oían a que tomen las medidas preventivas (Gn. 41:33-36); lo mismo hizo Jesús. Le advirtió a la gente que la muerte no era el fin, pero que había una vida después de la muerte y que se debían prepararse y estar listos para ello. José es retratado como un gran consejero cuando compartía su sabiduría con el Faraón (Gn. 41:33-36); a Jesús se le conoce como aquel en quien “se esconden todos los tesoros de sabiduría y conocimiento”. (Col. 2:3). El Faraón y sus funcionarios admiraban el consejo de José (Gn. 41:37-39); las enseñanzas de Jesús también fueron admiradas cuando Él estuvo en la Tierra (Mateo 7:28-29; 13:54; y compare Juan 7:46 con Génesis 41:38). José es exaltado y se Egipto es puesto bajo su cargo (Gn. 41:39-40); Dios también exaltó a Jesús de gran manera (1 Pedro 3:22; Filipenses 2:5-11). José se sentó en el trono de otra persona; Jesús comparte el Trono con el Padre. Hoy, nuestro Señor Jesucristo comparte el trono con el Padre tal como José compartió el trono con el Faraón. José gobernó la casa del Faraón con su palabra, así como hoy nuestro señor Jesús gobierna sobre la casa del Padre, la casa de la fe, la Iglesia por medio de Su Palabra. José fue exaltado hasta que llegó al trono debido a valor personal; Jesús también fue exaltado en gran manera por Su valor personal (Filipenses 2:6-9). José fue investido grandemente y obtuvo una nueva posición (Gn. 41:42); nuestro Señor Jesucristo también fue investido en gran manera (Hechos 5:31; Hebreos 2:9; Apocalipsis 1:13). La autoridad y gloria de José fueron declaradas ante el público (Gn. 41:43); de la misma manera, Pedro declaró el Señorío de Jesucristo de forma pública en el día de Pentecostés (Hechos 2:36; Filipenses 2:10). El Faraón le dio un nuevo nombre a José (Gn. 41:45); de la misma manera, Dios le dio a Jesucristo un nuevo nombre (Filipenses 2:9, 10; Mateo 1:21; Hechos 5:31). El nombre que se le dio fue “Jesús” en el día de Su nacimiento. Jesús significa “Salvador”, pero Jesús no pudo salvar a Su gente de sus pecados hasta después de Su muerte, sepultura y resurrección. De la misma manera, José no se volvió el Salvador de su gente hasta después de su “muerte”, “sepultura” y “resurrección”. José tenía treinta años cuando comenzó su ministerio (Gn. 41:46); asimismo, Jesús tenía treinta cuando comenzó Su ministerio público (Lucas 3:23). A la exaltación de José le siguió una época de abundancia (Gn. 41:47-49); de la misma manera, hay una época de cosecha ahora, después de la exaltación de Jesús como SEÑOR. Este periodo de tiempo se conoce como “el tiempo de los gentiles” (Romanos 11:25; Juan 12:24). A la exaltación de José le sigue un periodo de hambruna (Gn. 41:53-54); asimismo, el “tiempo de los gentiles” llegará a su fin y el “tiempo de angustia para Jacob” (Jeremías 30:7) empezará. Será un tiempo de mucho dolor (como en Génesis 41:31). Ver Daniel 12:7; Mark 13:19-20. Será un tiempo en donde toda la tierra (representación de Egipto) será juzgada (Apocalipsis 3:10). Ver Amos 8:11-12 para ver el tipo de hambruna que está por venir (o que ya está aquí) – una hambruna de la Palabra de Dios.
Tan solo José ahora es visto como aquel que provee de pan a un mundo que perece (Gn. 41:55); Jesús es el único que dispersa el Pan de Vida (Hechos 4:12; Mateo 17:5 ‘. . . aÉloíd ’). José se convirtió en el Salvador de todos los pueblos (Gn. 41:57; 54); de la misma forma, Jesús es el Salvador de todos los pueblos (Juan 3:16; Apocalipsis 5:9). José tiene recursos ilimitados para cubrir las necesidades de todo su pueblo (Gn. 41:49); conocemos las riquezas de la gracia de Cristo en pasajes como en Efesios 1:7; 2:7; 2:4; 1 Pedro 1:3; Efesios 3:8; Colosenses 2:9; Romanos 10:12.
La familia de José es sacada de su propia tierra (Gn. 42:1-3, 5); esto cumple la profecía de Dios en Génesis 15:13. Y así, unos años después de que los hermanos de José lo rechazaran, se vieron forzados a salir de su país, tal como fueron los judíos unos años después de rechazar a Jesús. Los romanos hicieron que se dispersen por todo el mundo. José no fue reconocido por sus hermanos (Gn. 42:6, 8); Jesús tampoco es reconocido hasta el día de hoy por los judíos. José fue exaltado en toda la casa del Faraón, pero Jacob no lo sabía. ¡Todos esos años pensó (asumió) que José estaba muerto! Hoy en día, los judíos “creen” que Jesús está muerto y no saben que Él ha sido exaltado como SEÑOR en todo el mundo. Por otra parte, José vio e identificó a sus hermanos (Gn. 42:7); de la misma forma, los ojos de Jesús han estado puestos en los judíos hasta el día de hoy (Jeremías 16:17; Oseas 5:3). José castigó a sus hermanos (Gn. 42:7, 17); Dios (Jesús) está tratando duramente a los judíos hoy en día (Oseas 9:17; Mateo 23:35-36, 38-39. “José fue la causa de sus problemas ahora. José los estaba castigando por cómo lo trataron en el pasado. El secreto de todo el sufrimiento de Judá durante los siglos pasados se encuentra en el hecho de que el Mesías rechazado ha estado lidiando duramente con ellos”. José guardó provisiones para sus hermanos mientras se encontraban en tierra extraña (Gn. 42:25); asimismo, Dios (Jesús) le prometió a los judíos que proveería mientras estén dispersos (Jeremías 30:11; Ezequiel 11:16). De GleaningsinGenesis por A. W. Pink. Todo este libro ha se puede encontrar en formato http://www.pbministries.org/books/pink/Gleanings_Génesis/ Génesis.htm Traducido por Jacob Susanibar
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