Universidad Nacional de Misiones Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales Carrera/s: Profesorado y Licenciatura en Letras Cátedra: Teoría y Metodología del Discurso Literario Profesores: Mazal, Osvaldo Escalada, Aurelia
Trabajo Práctico N°1
Alumnas: Servián Vera, Milca Noemí Lugar y Fecha: Posadas, 30 de mayo de 2017
Teoría y Metodología del Discurso Literario TRABAJO PRÁCTICO N°1 - Año 2017 Leer los textos indicados en el apartado Bibliografía y: 1
Poner en diálogo los textos de Shklovsky y Erlich y redactar un texto donde se explique en qué consiste el planteo formalista. La explicación debe girar en torno a los conceptos clave de la concepción formalista en su oposición al simbolismo: lenguaje poético vs. lenguaje prosaico, procedimiento vs. pensamiento por imágenes, extrañamiento vs. automatización, ley de dificultad vs. ley de economía de las fuerzas creadoras, oscurecimiento de la forma, perceptibilidad , relación entre forma y contenido y las ventajas teórico/metodológicas que les proporciona el pasaje de estas nociones a las de material y procedimiento (mínimo una carilla, máximo dos)
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Explicar cómo se relacionan las siguientes concepciones de literatura que postula J. Culler con el planteo formalista. Extraiga de los textos de Shklovsky y/o Erlich fragmentos que ejemplifiquen la explicación: a) La literatura trae a primer plano el lenguaje b) La literatura integra el lenguaje
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Luego de leer el artículo de Eichenbaum, ( pp 47-56) donde éste responde al planteo de Trotsky, explicar cómo entiende el formalista: a. la relación entre principio y método en oposición a lo que planteaba Trotsky. b. la oposición entre evolución y génesis
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Luego de leer el artítulo de Trotsky, L. realizar un punteo que sintetice por un lado, los aspectos que Trotsky critica al formalismo ruso y por otro, las ventajas que éste les reconoce.
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Explicar la noción de obra de arte como signo autónomo y como signo comunicativo que plantea Mukarovsky.
Bibliografía:
Culler, J. (2004) Breve introducción a la teoría literaria. Barcelona, Crítica. (selección pp. 1154) Erlich, V. (1974) El formalismo ruso, Seix Barral, Barcelona. Eichenbaum, B.(1992) “En torno a la cuestión de los formalistas” en Volek, E. Antología del formalismo ruso y el grupo de Bajtin. v. I. Madrid, Fundamentos. ( pp 47-56) Mukarovsky, J. (1977). “El arte como hecho semiológico” en Escritos de Estética y semiótica del arte. Barcelona, Gustavo Gili. (pp. 35-43) Shklovski, V. (1987) «El arte como artificio», en Teoría de la literatura de los formalistas rusos.
México, S.XXI. (pp.55-70)
Trotsky, L. (1973) “La escuela poética formalista y el marxismo”, en Literatura y Revolución,
México, J.P. (pp. 79-97) Recomendaciones a tener en cuenta para la elaboración del trabajo y que serán tenidas en cuenta en el momento de la evaluación:
1) Se espera la producción de textos individuales, cohesionados, con predominio de la paráfrasis (discurso propio, que evidencie la comprensión de lo leído); cuando se incorpora la palabra textual de alguno de los autores, la misma debe estar correctamente citada y diferenciada de la 2
2) 3) 4) 5)
palabra propia (entre comillas o en cursiva con la respectiva referencia [Autor, año: página]). Responder en forma organizada de acuerdo a las pautas fijadas en las consignas, esto es, en el orden en que las mismas se exponen respetando los puntos y sub-puntos. Extensión: máxima 5 páginas; mínima 3 páginas Fecha de entrega: 30 de mayo Pueden enviar los trabajos a:
[email protected]
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Shklovsky, en “El arte como artificio” despliega los aspectos más importantes de la
concepción formalista acerca de la literatura, en tanto que en “El formalismo ruso”, Victor Erlich
sintetiza los principios de esta escuela y amplía la explicación de los postulados de Shklovsky. En ambos textos, se pone de relieve la postura antagónica de los formalistas frente a la idea sostenida por los simbolistas de que el arte es el pensamiento por imágenes, lo que implica que la poesía se rige por la economía del lenguaje y que esto es lo que le otorga un sentimiento estético. En primer lugar, el simbolismo esgrime la postura de que en poesía, las imágenes deben resultarnos sencillas, conocidas, y que deben ayudarnos a comprender lo que ellas quieren explicar, es decir, lo que es desconocido para el lector. Así, desde una perspectiva racionalista, el arte devendría creador de símbolos o imágenes como recursos explicativos que facilitan la comunicación. Sin embargo, el formalismo se opone a tal afirmación y Shklovsky arguye que la imagen poética tiene la función de lograr una máxima impresión, de reforzar la sensación o el efecto estético producidos por un objeto, y no de simplificar. Por el contrario, es la imagen prosaica,
es decir, la que se utiliza en el discurso cotidiano, la que sirve como medio de
abstracción para facilitar el pensamiento y la comprensión. La idea defendida por los simbolistas, lleva a pensar que no habría diferencia entre el lenguaje poético y el lenguaje prosaico. Entonces ¿qué es lo
diferente en la literatura? Shklovsky
denomina procedimientos a las operaciones que convierten al lenguaje prosaico en poético al permitir que un objeto produzca un efecto estético y sea percibido como artístico. El lenguaje se manipula artificiosamente para que la imagen organice una percepción particular del objeto, lo recoloque en una posición no habitual y provoque extrañamiento. El formalista considera al extrañamiento como una “deformación creadora ” que se logra mediante el empleo de procedimientos o artificios para agudizar la percepción y otorgar nuevos sentidos a lo ya conocido a través de nuevas formas. En adición, afirmar que la función de las imágenes es resolver la significación conlleva sostener una ley de la economía de las fuerzas creadoras (noción tomada de Spencer). En esta línea de pensamiento, para los simbolistas el arte debería buscar la vía más fácil de expresión y el proceso de percepción debería realizarse con el menor esfuerzo, o como lo dice Vaselovski, poner el máximo de pensamiento en un mínimo de palabras. Los formalistas discrepan particularmente con esta idea, ya que conciben al arte como desautomatización, es decir como un medio de dar “densidad” al mundo, o dicho de otra manera, de otorgar una nueva percepción a lo habitual, nuevos sentidos a los objetos que nos hemos acostumbrado a reconocer, y este efecto solo se logra mediante procedimientos que oscurecen la forma, subvierten las convenciones verbales, las normas, los usos tradicionales y singularizan los objetos, dificultando y alargando la 4
duración de la percepción. De esta manera, la imagen crea una visión particular del objeto, o dicho de otro modo rompe la automatización provocando extrañamiento, lo que -en contraposición a la ley de economía- sería la ley de dificultad del arte. Para sintetizar a Shklovsky, podríamos decir que el carácter estético de la lengua poética es creado conscientemente para liberar la percepción del automatismo a través de dotar a los objetos de extrañamiento, por un lado, mediante la desviación de la norma lingüística común o el desplazamiento semántico, por ejemplo con la metáfora, pero también mediante ciertos artificios impuestos al discurso, como el ritmo, lo que obstaculiza la comunicación. Éste concluye sucintamente que la diferencia entre el lenguaje prosaico y el lenguaje poético consiste en que el primero es ordinario, económico, fácil, correcto, mientras que el segundo es difícil tortuoso y elaborado. Esta ley de oscurecimiento devendría la ley general del arte. En relación con lo anterior, en su escrito, Erlich explica que en la literatura la relación entre la forma y el contenido es inseparable, integran una unidad indisoluble. La primera, sería para los formalistas, el revestimiento artístico del contenido, su modo de presentación. El segundo, sería el significado acumulativo o el tema de la obra que solo puede mostrarse mediante la forma o expresión artística. El formalismo considera que no hay tema estrictamente poético, sino que cualquier pensamiento o idea, participa en la obra solo mediante cierta forma, es decir, que todo el contenido está organizado estructuralmente con un fin estético. El contenido existe tan solo en su relación con la forma. Ahora bien, puesto que el formalismo asimila forma a estética, el concepto es reemplazado por el de estructura, que describe mejor a la obra como un todo constituido por partes que la unifican. De igual modo, los teóricos sustituyen las nociones de contenido y forma por otros dos componentes del hecho literario: el material y el recurso. El primero lo constituyen las palabras de la lengua, que son la “materia prima” con la que trabaja el poeta, los elementos que escoge y ubica en la estructura de la obra sólo mediante la utilización de recursos. El recurso es equiparable a procedimiento, técnicas aplicadas a las palabras que se emplean de manera convencional. Es por esto que Eichenbaum sostiene que toda obra literaria es artificial, al ser constituida por artificios utilizados sobre el lenguaje. Cada época elabora sus convenciones como principio organizador de la obra, como un conjunto de normas estéticas que rigen el uso del material. 2-
Jonathan Culler, en congruencia con los formalistas, plantea que la literatura tiene una
naturaleza particular, lo que los formalistas llaman literariedad o rasgos distintivos. En primer lugar, el autor destaca que ésta trae a primer plano el lenguaje, es decir, que el particular uso que 5
en las obras literarias se hace de él, permite que la atención se dirija particularmente a las estructuras lingüísticas. El lenguaje, al organizarse de una forma particular, deviene extraño y llama la atención sobre sí mismo. La concepción formalista generalizada es considerar a la literatura como un fenómeno lingüístico independiente tanto del contexto de producción como de la psiquis del autor: "El material de la poesía, no lo constituyen ni las imágenes, ni las emociones, sino las palabras... La poesía es un arte verbal" (Zirmunskij en Erlich 1964: 271). Esta manipulación del lenguaje implica la utilización de recursos o procedimientos que deforman el lenguaje ordinario, oscurecen la forma disponiendo las palabras de manera tal que se deja al descubierto su trama fónica y semántica. Jakobson, planteaba que el discurso poético está organizado para producir un efecto estético, mediante el empleo de sonidos discursivos y el constante juego verbal, las palabras en su forma y significado tiene valor por sí mismas. También Tomachvsky afirmó que en el lenguaje poético las estructuras verbales tienen un valor autónomo, lo que convierte a la poesía en un modo único de discurso opuesto al comunicativo o informativo; de ahí la particular atención que reciben las obras literarias como fenómeno lingüístico. En segundo término, Culler dice que la literatura integra el lenguaje al operar con los distintos niveles lingüísticos, asimismo destaca la particular productividad de la correlación entre forma y contenido que se evidencia en las obras literarias. Eichenbaum sostiene que “El objetivo de la poesía consiste en hacer perceptible la trama de la palabra en todos sus aspectos. ” Esto significa que la poesía, es el resultado de una transacción compleja entre el nivel semántico, morfológico y fonético del lenguaje, para provocar un efecto estético es tan importante tanto el significado como el sonido en el signo verbal. Del mismo modo, la relación entre contenido y forma es inseparable: “En el arte literario, los elementos del llamado contenido no tienen una existencia independiente, ni están exentos de las leyes generales de la estructura estética; sirven de 'tema' poético, 'motivo' artístico o imagen, y como tales participan del efecto estético en el que la obra literaria se articula.” (Zirmunskij en Erlich 1964: 267). Los formalistas consideran que el
tema solo toma parte en la obra por mediación de recursos formales, es decir, mediante la subversión del lenguaje en su aspecto semántico, morfológico y fónico para estructurar un mensaje determinado. Para Jakobson, en la poesía el signo no equivale a su referente del mundo extralingüístico, sino que ésta elabora su propio sistema de comunicación, esto implica que el poeta tiene una actitud especial frente a la lengua, la manipula, integra los distintos niveles lingüísticos y en la “efectivización” del signo verbal libera al objeto de la automatización. En fin, la literatura opera con el lenguaje, que es su material, no sin la mediación de recursos (procedimientos) para estructurar la obra como un todo orgánico. 6
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Para Eichenbaum, la ciencia de la literatura es una disciplina especial, autónoma y
específica que se rige por principios, no por métodos. Es decir, no existe el método formal, sino que ésta es una denominación errónea de quienes han reducido la “teoría formalista” a una cuestión de metodología. En primer lugar, plantea que los métodos pueden ser diversos, en tanto que son procedimientos de investigación, mientras el principio u objeto de toda disciplina es uno solo. “Nuestro principio es el estudio de la literatura en cuanto un orden especifico de fenómenos (…)
junto con él no puede construirse otro orden …” (El resaltado es mío) (Eichenbaum 1992: 50) Es decir, que el considerar la forma de las obras literarias como el objeto de estudio, es un principio del formalismo y no un método, lo que implica sostener como fundamento que la forma es el principio organizador de la obra, sin lo cual no puede haber arte. En este sentido, el autor declara la completa diferenciación con Trotsky, ya que defiende el estudio inmanente del fenómeno literario, en el marco de una ciencia específica, sin correlación con la psicología del autor o con los fenómenos sociales. En definitiva, critica la interpretación marxista que aquel hace de la literatura, ya que la concibe como el reflejo de la vida social de una época. En segundo lugar, Eichenbaum acepta que entre el formalismo y el marxismo hay puntos de convergencia, principalmente porque ambos estudian la evolución, de los géneros literarios en el primer caso y de los procesos sociales en el segundo. A la escuela formal le interesa la evolución de
las formas y las tradiciones y deja de lado la cuestión de la génesis de los
fénomenos literarios, es decir, su contexto de producción, la ideología subyacente, su referencia a algún aspecto de la realidad o la psicología del autor, por ejemplo. Para el formalismo, estudiar tales conexiones no es útil para el campo de la ciencia literaria puesto que no contribuye al estudio inmanente de la estructura y tampoco explica la dinámica propia de la evolución literaria. Por el contrario, el marxismo analiza la génesis de la literatura, es decir, su conexión con el ambiente social y económico de la época, mientras que al estudiar los fenómenos sociales lo hace desde la perspectiva de su evolución dialéctica. En definitiva, el formalismo reivindica el estudio de la evolución de los géneros o formas y tradiciones literarias en su especificidad, en su dinámica propia, con el objetivo de construir una teoría y una historia de literatura. 4-
Para Trotsky, la teoría formalista es totalmente opuesta al marxismo porque ella:
Afirma que el arte es autosuficiente y por lo tanto niega la relación dialéctica entre
la base de la estructura y la superestructura social;
concibe a la forma como la esencia de la poesía y reduce el estudio de la literatura
al análisis sintáctico; 7
estudia la literatura esencialmente como arte verbal, como una combinación de
sonidos y palabras; el valor de lo social, lo psicológico o lo ideológico queda relegado;
considera que la forma es autosuficiente y que el contenido queda determinado
por ella. Sin embargo, reconoce que el trabajo de los formalistas puede ser útil hasta cierto punto:
El estudio técnico de la poesía se convierte en un instrumento para establecer
conexiones con el ambiente social;
la forma se puede considerar independiente, pero en su creación y percepción los
sujetos activan sus supuestos ideológicos y condicionamientos psicológicos relacionados al ambiente de su época;
la forma influye en el contenido y puede transformar la idea artística
preconcebida;
el análisis formal de las obras según sus propias leyes es válido, pero solo el
marxismo puede dilucidar el motivo social e histórico de la aparición de una nueva forma o tendencia artística. 5-
Mukarovsky sostiene que el arte es un hecho semiológico, por lo tanto, concibe a la obra
artística como un signo, es decir, como un hecho sensorial que refiere a algo exterior. Por un lado, la obra como signo autónomo se integra al ámbito de la cultura, pasa al dominio de la conciencia colectiva como significación. No obstante, esta significación es difusa puesto que la obra no es un reflejo o testimonio de la realidad, sino que refiere al contexto general de fenómenos sociales de manera indirecta, motivo por el cual la relación respecto de la cosa designada es siempre insinuada. Sin embargo, la obra es también un signo comunicativo, siempre porta un significado determinado porque refiere a un hecho puntual, narra sucesos en un tiempo y espacio, introduce personajes que desarrollan la acción, etc. No obstante, esta relación de la obra con aquello que designa no tiene valor existencial, no se puede constatar su autenticidad puesto que constituye una creación artística ficcional. En efecto, el tema es la unidad de sentido de la obra y no un calco de la realidad.
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BIBLIOGRAFÍA:
CULLER, J. (2004) Breve introducción a la teoría literaria. Barcelona, Crítica.
(selección pp. 11-54)
ERLICH, V. (1974) El formalismo ruso, Seix Barral, Barcelona.
EICHENBAUM, B. (1992) “En torno a la cuestión de los formalistas” en Volek,
E. Antología del formalismo ruso y el grupo de Bajtin. v. I. Madrid, Fundamentos. ( pp 47-56)
MUKAROVSKY, J. (1977). “El arte como hecho semiológico” en Escritos de
Estética y semiótica del arte. Barcelona, Gustavo Gili. (pp. 35-43)
SHKLOVSKI, V. (1987) «El arte como artificio», en Teoría de la literatura de
los formalistas rusos. México, S.XXI. (pp.55-70)
TROTSKY, L. (19 73) “La escuela poética formalista y el marxismo”,
en Literatura y Revolución, México, J.P. (pp. 79-97)
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