UNIDAD 2
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DON QUIJOTE: VIVIR PARA LA LOCURA.
ALEJANDRO CASTILLO GUIA DE TRABAJO PARA ESTUDIANTES DE GRADO DÉCIMO
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EL RENACIMIENTO La edad media finalizo con el periodo llamado RenaEl paisaje y el hombre como centro del mundo son cimiento denominado así porque propicio un fuentes de inspiración, dejando de lado las guerras, resurgir en el desarrollo cultural. La apari los héroes y los temas religiosos. ción de un movimiento no espontanea Haya una exaltación de la razón y el análisis cientísi no que se va gestando a través del fico y filosófico con alto sentido critico, relegando tiempo y esta marcada por determinadas situaciones. En el siglo XIV el dogmatismo medieval. dos hechos fueron los que originaSe valora más la vida terrena que la vida sobreron el cambio que llevó a producir natural. En cuanto a la educación se busca el la ideología renacentista: el l desarrodesarrollo equilibrado del hombre en todas sus llo de la burguesía y la influencia del humanismo italiano. facultades, la razón, el sentimiento y el instinto; El renacimiento surge como respuestomando la naturaleza como modelo de la ta de la nueva mentalidad de la époactividad humana. ca, la cual engendra admiración por Con la invención de la brújula se incrementaron las antiguas culturas clásicas: griega y latina. Su impulso encontró apoyo largos viajes náuticos y con ellos los grandes en el invento y desarrollo de la imprenta. descubrimientos, como el de América, lo cual amplió la visión del Para los renacentistas, el arte significaba aristocracia espiritual y mundo que tenían las personas. delicadeza; miraban, incluso, con cierto desprecio las creaciones populares y aún las obras realizadas durante la Así, el renacimiento influyó en todos los aspectos de la vida: político, social, económico, artístico y religioso. edad media.
El Renacimiento Español
En España, el Renacimiento tuvo su propia forma de expresión y fue más duradero y original que en otros países, aunque algunos historiadores opinan lo contrario y consideran que es simplemente una continuación del Italiano. Además de las causas generales del Renacimiento, éste se vio favorecido en España por la protección de los Reyes, la fundación de las universidades y colegios, el triunfo de la lengua popular, la influencia de Desiderio Erasmo de Rotterdam y la publicación de la Biblia Poliglota. En sus comienzos, el Renacimiento español funde las nuevas corriente europeas con la tradición nacional. De esta tradición toma lo popular que coexiste con lo universal europeo. También se combinan el realismo y el idealismo, características que permanecerán en la literatura europea. Durante esta época España, bajo el gobierno de Carlos V, cobró im-
portancia ante los demás países europeos y la lengua castellana llegó a su plenitud. El humanismo Durante esta época, tuvo mucha acogida la teoría humanista. La gran mayoría de los hombres del Renacimiento eran humanistas. Un humanista es al mismo tiempo, poeta y filosofo, erudito y artista. El humanismo surgió en Italia pero pronto se extendió por toda Europa; considera al hombre como eje central del mundo y dueño de su propio destino, sujeto tan solo a las leyes de la naturaleza. Se tiene plena confianza en el razonamiento individual, se exaltan los sentimientos humanos y se justifican los instintos naturales. Esta teoría recibió el nombre de antropocentrismo, que significa el hombre como centro del mundo, y se opone al teocentrismo, Dios como centro del mundo, propio de la edad media.
Se puede distinguir dos clases de humanismo. - El humanismo clásico, laico o pagano que cultivó solamente los valores humanos, en una total limitación de la literatura y el arte antiguos, además de la costumbre y forma de vida de los antiguos. - El humanismo cristiano reproduce el mundo antiguo con una visión cristiana. Este último fue el que tuvo acogida en España.
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Lirica del siglo XVI En la poesía española de la primera mitad del siglo XVI, se presentan dos tendencias paralelas: la poesía castellana del cancionero, representada por Cristóbal de Castillejo y la poesía italinazante.
Francisco de Petrarca: Italiano, se le considera el primer humanista por haber sentido y difundido le espíritu de la antigüedad. Fue coronado como poeta en el Capitolio de Roma. En su cancionero presenta baladas, canciones
y el soneto adquiere su forma definitiva. Durante las bodas de Carlos V con Isabel de Portugal, en junio de 1526, el embajador italiano Andrea Navegero le aconseja al poeta español, Juan Boscán, el uso de las formas poéticas italianas. Boscán acoge la idea y junto con su amigo Garcilaso de la Vega, componen poemas al estilo italiano o petrarquista.
Garcilaso de la Vega (1501 – 1536) Nació en Toledo. Sintetiza el ideal del renacentista español. Luchó al lado del emperador Carlos V. gran amigo de Boscán, visitó dos veces Italia donde aprendió las formas poéticas italianas; en su obra imitó a Petrarca pero con originalidad. Introdujo la forma poética Lira. Herido en el cráneo durante el asalto a la fortaleza, muy de Provenza, murió días más tarde en Niza. Su obra está compuesta por: tres églogas, dos elegías, cinco canciones y varios sonetos. Cuando me paro a contemplar mi estado y a ver los pasos por dó me ha traído, hallo, según por do anduve perdido, que a mayor mal pudiera haber llegado; mas cuando del camino estoy olvidado, a tanto mal no sé por dó he venido: sé que me acabo, y mas he yo sentido ver acabar conmigo mi cuidado. Yo acabaré, que me entregué sin arte a quien sabrá perderme y acabarme, si quisiere, y aun sabrá querello: que pues mi voluntad puede matarme, la suya, que no es tanto de mi parte, pudiendo, ¿qué hará sino hacello?
Tendencias liricas de mitad de siglo XVI En la segunda mitad del siglo XVI, ya habían sido aceptadas y generalizadas las innovaciones poéticas de Boscán y Garcilaso. Surgieron entonces, dos tendencias poéticas: la tendencia salamantina a la cual pertenecen poetas radicados en Salamanca, con Fray Luis de León. Acepa las formas italinazante y cristianiza los ideales paganos grecorromanos, e preocupan más por el fondo o contenido de los poemas, dándoles una visión filosófica. La segunda parte del siglo XVI se caracteriza por el avance y restablecimiento del autoritarismo clerical, especialmente a partir del concilio de Trento fortalecido en España por el sistema imperial burocrático de Felipe II. La situación es muy diferente a la primera etapa del siglo, se dejan atrás las actitudes del humanismo, quedando truncas una serie de ideas y reformas que habían surgido, y que parece que se reviviera en el medioevo. Fray Luis de león mantuvo el humanismo cristiano de comienzos del Renacimiento español, aunque sus ultimas obras tienen una influencia ascética (doctrina piadosa) que abrió paso a la posterior poesía mística. Fray Luis de León se opuso a los sacerdotes dominicanos y a la organización casi militar que había adoptado la Iglesia durante la inquisición, con la finalidad de defender la fe.
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Literatura religiosa
ESCUELA NORMAL SUPERIOR DE PASTO Taller 1.
Durante la segunda mitad del siglo XVI, la literatura religiosa tuvo un extraordinario desarrollo, al lado de la lírica y la épica. Se había iniciado desde la edad media; durante el reinado de los Reyes Católicos se redujo a las traducciones, en el reinado de Carlos V se crean obras originales, y llega a su máximo apogeo en el reinado de Felipe II (1556 – 1598). En las universidades españolas el autor griego preferido era Platón y en filosofía se proponía la búsqueda de Dios, mediante las criaturas, es decir, una fusión entre lo humano y lo divino. Este tipo de literatura ya se había dado en otros países europeos pero en España tuvo especial acogida debido al carácter religioso del pueblo español. Además, el gran cisma o división producida en la Iglesia católica por causa de la Reforma protestante, provocó la Contrarreforma y, como consecuencia, un cambio profundo de la ideología y las costumbres de la jerarquía eclesiástica y de los católicos en general; la religión católica se tornó más austera, exigente y drástica. Cuando Felipe II se declaró enemigo del protestantismo y dedicó todos sus esfuerzos a defender los valores tradicionales del catolicismo, cerró las fronteras de España, aislándola del resto de Europa, para evitar la influencia de la reforma protestante. Debido a esta situación histórica, la cultura adquiere un tono nacionalista y religioso, que se reflejó en el idealismo de la segunda mitad del siglo XVI. En literatura religiosa se aprecian dos tendencias, que aunque fueron simultáneas, también fueron diferentes: la ascética y la mística.
1. Cita dos hechos del siglo XIV; que siriveron de impulso al renacimiento. 2. Cuál fue el estilo artístico según el cual se orientaba el renacimiento. 3. Que significaba el arte para los renacentistas. 4. Señala cinco características básicas del renacimiento. 5. Que aspectos favorecieron al desarrollo del renacimiento en España. 6. En que país surgió el humanismo, cuál era el concepto de ser humano, propio del humanismo. 7. Que es antropocentrismo y teocentrismo.
La ascética
8. Nombra las dos clases de humanismo y sus características.
Es el deseo de alcanzar la máxima perfección para llegar a Dios, mediante la práctica de las virtudes y el dominio de las pasiones. Esta actitud se ve reflejada en, la resistencia frente al dolor y al sufrimiento y el desprecio por las cosas de este mundo.
9. Indica las dos tendencias poéticas surgidos a comienzos del siglo XVI.
La ascética ya se palpaba en las obras finales de la edad media, como las coplas por la muerte del padre de Jorge Manrique, la Celestina y la poesía de Fray Luis de León.
10. Con base en el soneto de Garcilaso: – cuál es el tema. - Indica tres ideas secundarias.
Noche Serena
Cuando contemplo el cielo de innumerables luces adornado, y miro hacia el suelo, de noche rodeado, en sueño y en olvido sepultado,
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el amor y la pena despiertan en mi pecho un ansia ardiente; despiden larga vena los ojos hechos fuente; la lengua dice al fin con voz doliente: 10 «Morada de grandeza, templo de claridad y de hermosura: mi alma que a tu alteza nació, ¿qué desventura la tiene en esta cárcel, baja, oscura? «¿Qué mortal desatino de la verdad aleja ansí el sentido, que de tu bien divino olvidado, perdido, sigue la vana sombra, el bien fingido?
15 «El hombre está entregado al sueño, de su suerte no cuidando, y con paso callado el cielo, vueltas dando, las horas del vivir le va hurtando. 20
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Fray Lyis de León
11. Después de leer atentamente el poema Noche Serena de Fray Luis de León responde: - Cuales son los elementos que el autor compara en la primera estrofa. - Que sentimientos expresa en la segunda estrofa. - Explica con tuspalabras estos versos: “… los ojos hechos fuente…” “… El cielo vueltas dando Las horas del vivir le va hurtando…”
La mística
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El misticismo es considerado como la relación intima, intensa y personal del alma con Dios. Por un privilegio extraordinario, el alma se mantiene en un estado de gracia que se manifiesta mediante fenómenos extraordinarios, tales como el éxtasis, las conversaciones con dios, los estigmas… En los místicos españoles se advierte, además de la contemplación pasiva, una fervorosa afectividad para salvar almas y practicar la caridad. La finalidad de las obras místicas era adoctrinar a sus lectores; sin embargo, lograron además la belleza literaria. Entre los autores místicos de las diferentes órdenes religiosas se destacan especialmente: los carmelitas Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz.
Santa Teresa de Jesús
Teresa de Cepeda y Ahumada nació en Ávila, en el seno de una familia noble. En su juventud leyó los libros de caballería y ascética, influencia que se capta años más tarde en sus obras. A los 19 años ingresó en la Orden del Carmelo, durante algún tiempo estuvo enferma pero luego tiene una vida muy activa tanto espiritual como físicamente. En colaboración con San Juan de la Cruz, fundó treinta y dos conventos y reformó la Orden del Carmelo. Estas reformas, su pensamiento avanzado, sus actuaciones y el hecho de ser mujer le causaron persecución. Por el libro de su vida fue acusada, procesada y reprimida por la Inquisición. Tenía un carácter alegre, comunicativo y gracioso a pesar de ser severa y firme. Murió a los 67 años. Su hermano fue misionero en Pasto y está enterrado en la iglesia de San Juan en el parque Nariño, en esta iglesia también esta enterrado Agustín Agualongo.
Vivo ya fuera de mí después que muero de amor; porque vivo en el Señor, que me quiso para sí; cuando el corazón le di puse en él este letrero: que muero porque no muero.
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Esta divina prisión del amor con que yo vivo ha hecho a Dios mi cautivo, y libre mi corazón; y causa en mí tal pasión 15 ver a Dios mi prisionero, que muero porque no muero. ¡Ay, qué larga es esta vida! ¡Qué duros estos destierros, esta cárcel, estos hierros 20 en que el alma está metida! Sólo esperar la salida me causa dolor tan fiero, que muero porque no muero. ¡Ay, qué vida tan amarga 25 do no se goza el Señor! Porque si es dulce el amor, no lo es la esperanza larga. Quíteme Dios esta carga, más pesada que el acero, 30 que muero porque no muero. DOCENTE: ALEJANDRO CASTILLO GUIA DE TRABAJO PARA ESTUDIANTES
Santa Teresa de Jesús.
Vivo sin vivir en mí
Vivo sin vivir en mí, y de tal manera espero,* que muero porque no muero.
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El libro de las moradas o Castillo Interior
Taller 2. 1. Después de realizar la lectura cuidadosa de los comentarios y la obra de santa teresa, responde: A. con que finalidad escribió santa teresa su obra. B. Demuestra con dos ejemplos, cómo era el estilo de santa teresa. C. Expresa la idea principal de cada uno de los fragmentos presentados. D. Con base en la obra, deduce y explica en qué consistían cada una de las etapas o vías que las almas debían seguir para llegar a Dios. E. Cuál es la figura literaria más usada por Santa Teresa. Busca tres ejemplos. F. Selecciona las palabras o frases de difícil comprensión y los diminutivos usados por la autora. G. Crees que en la actualidad existan personas que tengan ese concepto de amor a dios? Explica tu respuesta.
El libro de las moradas es la principal obra de Santa Teresa de Jesús, y uno de las obras principales de la literatura mística. Fue escrita en 1577 y publicada en 1588, junto con vida, gracias a la labor de Fray Luis de León.
Su estilo es sencillo, con palabras y frases populares y hasta descuidadas, propias de la Castilla de esa época, también usaba arcaísmos y diminutivos. Quería ser comprendida por las monjas de su comunidad, como si estuviera en una conversación informal, sin artificios literarios. Santa Teresa dice que escribió sus obras por orden de sus superiores, se cree que orientada por su confesor. La autora se vale de una alegoría, como ella misma lo expresa. Considerar nuestra alma con un castillo todo de un diamante o muy claro cristal, en donde hay muchos aposentos, así como en el cielo hay muchas moradas. Pues consideremos que este castillo tiene, como he dicho, muchas moradas, unas en lo alto, otras en lo bajo, otras a los lados y en el centro y mitad de todas éstas tienen la más principal, que es adonde pasan las cosas de mucho secreto entre Dios y el alma. Las moradas o pasadas, cada una con diferentes piezas, son símbolo de las etapas que recorre un alma en su progresiva unión con Dios y corresponden a las vías para llegar a la divinidad, que los místicos debían seguir. Así, las moradas tenían esta estructura: - Etapa purgativa: abarca las tres primeras moradas. - Etapa iluminativa: comprende las moradas cuatro, cinco y seis. - Etapa unitiva: corresponde a la séptima morada.
2. La obra poética de Santa Teresa es menos valiosa que su prosa, pero se han hecho famosos poemas como: vivo sin vivir en mi. Léelo y responde: a. Identifica el tema del anterior poema. b. Señala una idea de cada estrofa. c. Establece dos coincidencias que hay entre el poema y la obra las moradas.
San Juan de la Cruz
Juan de Yepes nació en Fontiveros (Ávila), de familia humilde, fue carpintero. Ya en el convento, trabajo con Sta. Teresa en la reforma de la Orden Carmelita. Asistió a la U. de Salamanca. Su estilo es elegante y es reconocido como una autoridad en el uso del idioma. Usó bastante la metáfora y la alegoría, se le considera el mejor poeta lírico. Sus obras están escritas en prosa, pero comienzan con un poema lírico que luego es explicado a través de la prosa. SAN JUAN DE LA CRUZ Cantico espiritual ¿Adónde te escondiste, amado, y me dejaste con gemido? Como el ciervo huiste, habiéndome herido; salí tras ti, clamando, y eras ido. 5
Pastores, los que fuerdes allá, por las majadas, al otero, si por ventura vierdes aquél que yo más quiero, decidle que adolezco, peno y muero.
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Buscando mis amores, iré por esos montes y riberas; ni cogeré las flores, ni temeré las fieras, y pasaré los fuertes y fronteras.
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La prosa del siglo XVI
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La historia: en el siglo XVI, el concepto de historia era diferente al actual, pues no se le consideraba ciencia, sino arte. Se narraban bellamente los sucesos, combinando la realidad con la leyenda, sin preocuparse mucho por la objetividad o la imparcialidad. Se distinguían dos tendencias: la historia erudita, que trataba de imitar los clásicos grecorromanos, y la historia popular que trataba los temas sencillamente a través de romances y leyendas. La novela: durante los siglos XVI y XVII aparecieron unas obras narrativas que en la actualidad las consideramos novelas, pero que no recibían tal nombre en aquella época. Eran obras escritas en prosa, en las cuales se narraban acontecimientos imaginarios, con el fin de divertir al lector. La novela española comienza a tomar forma en el Siglo de Oro, hasta culminar en la verdadera novela moderna Don quijote.
La Hora De Todos
Entonces Júpiter severo pronunció estas razones: -En muchas de las que tú y esa picarona que te sirve habéis dicho, tenéis razón, empero, para satisfacción de las gentes está decretado irrevocablemente que en el mundo, en un día y en una propia hora, se hallen de repente todos los hombres con lo que cada uno merece. Esto ha de ser: señala hora y día. La Fortuna respondió: -Lo que se ha de hacer, ¿de qué sirve dilatarlo? Hágase hoy. Sepamos qué hora es. El Sol, jefe de relojeros, respondió: -Hoy son 20 de junio, y la hora, las tres de la tarde y tres cuartos y diez minutos. -Pues en dando las cuatro -dijo la Fortuna- veréis lo que pasa en la tierra. Y diciendo y haciendo, empezó a untar el eje de su rueda y encajar manijas, mudar clavos, enredar cuerdas, aflojar unas y estirar otras, cuando el Sol, dando un grito, dijo: -Las cuatro son, ni más ni menos: que ahora acabo de dorar la cuarta sombra posmeridiana de las narices de los relojes de sol. En diciendo estas palabras, La Fortuna, con quien toca sinfonía, empezó a desatar su rueda, que, arrebatada en huracanes y vueltas: mezcló en nunca vista confusión todas las cosas del mundo, y dando un pran aullido, dijo: Francisco Quevedo
Características:
La Novela Picaresca:
- Su protagonista es un pícaro, que narra autobiográficamente sus aventuras y desventuras; un vagabundo o ladronzuelo que se vale de su ingenio para sobrevivir. - Orientación realista y satirica. Refleja el medio social que rodea al picaro; su origen innoble, la perfidia de sus semejantes, en general, la descomposición social que padece España. -
La tendencia moralizante. Aparece en las reflexiones que hace el pícaro después de cada fechoría.
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- El humor pesimista, como reflejo del sentimiento nacional del desencanto, que llegó al máximo en el siglo XVII. - La ausencia del tema amoroso trascendente, sólo aparece el amor como aspecto secundario o por interés de conseguir algún beneficio. - Lenguaje sencillo, especialmente en las novelas del siglo XVI, abundan en dichos y refranes. En el siglo XVII la influencia barroca complica generalmente la expresión.
Contexto social .
La picaresca se inicio a mediados del siglo XVI con la publicación de El lazarillo de Tormes (1554). Mientras las novelas pastoriles y de caballería evadían la realidad, la novela picaresca presenta la otra cara de España: se refiere a sus problemas sociales. La visión realista ya se había alcanzado a percibir en la celestina. El picaro es a la vez protagonista, narrador de sus aventuras y crítico de la sociedad; finalmente se arrepiente y cambia de vida. Pero, en la picaresca del siglo XVII, el picaro ya no da lecciones morales y se convence que nunca podrá cambiar. Quizá porque en este siglo la decadencia de España era mayor. La novela picaresca coincide con la ápoca de pobreza de Europa en general y de España en particular. La explosión demográfica, el descubrimiento de América, que trajo el deseo de conseguir fortuna fácilmente, produjeron desprecio por el trabajo campesino y agrícola y emigración hacia las ciudades. Esta situación había sido agravada por las hambrunas y pestes que habían arrasado a Castilla. En 1559, el lazarillo fue colocado en la lista de libros prohibidos por la Inquisición, debido a sus comentarios anticlericales; luego se permitió su publicación, pero ya le habían eliminado algunos pasajes y capítulos. Además se había prohibido estudiar en universidades extranjeras. Estos hechos nos reflejan una sociedad cerrada, orientada por las ideas de la Contrarreforma, implantadas por Felipe II. Cuando apareció Guzmán de Alfarache, la situación política y religiosa ya había evolucionado un poco.
En este tiempo vino a posar al mesón un ciego, el cual, pareciéndole que yo servía para adestrarle, me pidió a mi madre y ella me encomendó a él, diciéndole cómo era hijo de un buen hombre, el cual, por ensalzar la fe, había muerto en la de los Gelves y que ella confiaba en Dios no saldría peor hombre que mi padre y que le rogaba me tratase bien y mirase por mí, pues era huérfano. Él respondió que así lo haría y que me recibía no por mozo, sino por hijo. Y así le comencé a servir y adestrar a mi nuevo y viejo amo. Como estuvimos en Salamanca algunos días, pareciéndole a mi amo que no era la ganancia a su contento, determinó irse de allí, y cuando nos hubimos de partir yo fui a ver a mi madre, y ambos llorando, me dio su bendición y dijo: -Hijo, ya sé que no te veré más. Procura ser bueno y Dios te guíe. Criado te he y con buen amo te he puesto: válete por ti. Y así me fui para mi amo, que esperándome estaba. Salimos de Salamanca y, llegando a la puente, está a la entrada de ella un animal de piedra, que casi tiene forma de toro, y el ciego mandóme que llegase cerca del animal y, allí puesto, me dijo: -Lázaro, llega el oído a este animal y oirás gran ruido dentro de él Yo simplemente llegué, creyendo ser así. Y como sintió que tenía la cabeza par de la piedra, afirmó recio la mano y diome una gran calabazada en el diablo del toro, que más de tres días me duró el dolor de la cornada, y díjome: -Necio, aprende, que el mozo del ciego un punto ha de saber más que el diablo. Y rió mucho la burla. Parecióme que en aquel instante desperté de la simpleza en que como niño dormido estaba. Díjeme entre mí: "Verdad dice éste, que me cumple avivar el ojo y avisar, pues solo voy, y pensar cómo me sepa valer." Comenzamos nuestro camino, y en muy pocos días me mostró jerigonza. Como me viese de buen ingenio, holgábase mucho y decía: -Yo oro ni plata no te puedo dar; mas avisos para vivir muchos te mostraré. Y fuese así: que después de Dios, éste me dio la vida, y siendo ciego me alumbró y adestró en la carrera de vivir.
Las buenas relaciones entre el ciego y lázaro pronto comenzaron a deteriorarse. La viol encia y la mezquindad con que el ciego trataba a pobre muchacho, así como las picardías y las pequeñas venganzas de éste generaron un odio creciente entre ambos. El ciego acostumbraba a poner delante un jarro con vino mientras comíamos y yo, su lazarillo, lo cogía y calladamente me bebía unos tragos y lo volvía a su lugar. Pero esto me duró poco, pues por los tragos el ciego conocía que faltaba vino. Desde entonces mientras duraba la comida tenía el jarro cogido por el asa. Como no podía beber, busqué una pajita larga, la metía dentro del vino y chupaba hasta no dejarle nada. Pero como el ciego era muy listo, al notar que le faltaba vino, puso el jarro entre las piernas y lo tapaba con la mano. Así estaba seguro que nadie podía quitarle el vino.
ESCUELA NORMAL SUPERIOR DE PASTO Yo estaba acostumbrado a comer bebiendo vino, me moría por él y viendo que la paja no me servía, pensé en hacerle un agujero al jarro y taparlo con un poco de cera para que no se notara. En el momento de comer, hacía como que tenía mucho frío y me colocaba entre las piernas de ciego a calentarme en la lumbre que encendía para comer. El calor del fuego derretía la cera y comenzaba a caerme el vino en la boca. Cuando el ciego quiso beber no encontró ni una sola gota de vino en el jarro. Al no encontrar nada se asustó de no saber qué podía ser. - No dirás que me lo he bebido yo – decía, pues no habéis quitado la mano del jarro. Tantas vueltas dio al jarro que halló el agujero y se dio cuenta del engañó; pero disimuló como si no se hubiera dado cuenta. Al otro día, cuando estaba cayéndome el vino en la boca, con la cara hacia el jarro, los ojos un poco cerrados para gustar mejor el vino, pensó el ciego que era el momento de darme una lección y con toda su fuerza, alzando con las dos manos el jarro, me lo dejó caer sobre mi boca y yo pensé que el cielo, con todo lo que en él hay, me había caído encima. Fue tal el golpecillo que perdí el sentido y el jarrazo tan grande, que los pedazos se me metieron por la boca, rompiéndomela por muchas partes y me quebró los dientes, sin los cuales hasta hoy día me quedé. Y si alguno le decía por qué me trataba tan mal, luego contaba el cuento del jarro, diciendo: "¿Pensaréis que este mi mozo es algún inocente? Pues oíd si el demonio ensayara otra tal hazaña." Santiguándose los que lo oían, decían: "¡Mirá, quién pensara de un muchacho tan pequeño tal ruindad!", y reían mucho el artificio, y decíanle: "Castigaldo, castigaldo, que de Dios lo habréis."
Estábamos en Escalona, villa del duque de ella, en un mesón, y diome un pedazo de longaniza que le asase. Ya que la longaniza había pringado y comídose las pringadas, sacó un maravedí de la bolsa y mandó que fuese por él de vino a la taberna. Púsome el demonio el aparejo delante los ojos, el cual, como suelen decir, hace al ladrón, y fue que había cabe el fuego un nabo pequeño, larguillo y ruinoso, y tal que, por no ser para la olla, debió ser echado allí. Y como al presente nadie estuviese, sino él y yo solos, como me vi con apetito goloso, habiéndoseme puesto dentro el sabroso olor de la longaniza, del cual solamente sabía que había de gozar, no mirando qué me podría suceder, pospuesto todo el temor por cumplir con el deseo, en tanto que el ciego sacaba de la bolsa el dinero, saqué la longaniza y muy presto metí el sobredicho nabo en el asador, el cual, mi amo, dándome el dinero para el vino, tomó y comenzó a dar vueltas al fuego, queriendo asar al que, de ser cocido, por sus deméritos había escapado. Yo fui por el vino, con el cual no tardé en despachar la longaniza y, cuando vine, hallé al pecador del ciego que tenía entre dos rebanadas apretado el nabo, al cual aún no había conocido por no haberlo tentado con la mano. Como tomase las rebanadas y mordiese en ellas pensando también llevar parte de la longaniza, hallóse en frío con el frío nabo. Alteróse y dijo: -¿Qué es esto, Lazarillo? -¡Lacerado de mí! -dije yo-. ¿Si queréis a mí echar algo? ¿Yo no vengo de traer el vino? Alguno estaba ahí y por burlar haría esto. -No, no -dijo él-, que yo no he dejado el asador de la mano; no es posible. Yo torné a jurar y perjurar que estaba libre de aquel trueco y cambio; mas poco me aprovechó, pues a las astucias del maldito ciego nada se le escondía. Levantóse y asióme por la cabeza y llegóse a olerme. Y como debió sentir el huelgo, a uso de buen podenco, por mejor satisfacerse de la verdad, y con la gran agonía que llevaba, asiéndome con las manos, abríame la boca DOCENTE: ALEJANDRO CASTILLO GUIA DE TRABAJO PARA ESTUDIANTES
Taller 3 Compara los dos textos aunque ambos pertenecen al primer capítulo del libro, en el segundo fragmento se descubre a un lázaro transformado por la experiencia. A. Detalla la visión que tiene Lázaro del ciego en los dos fragmentos. Confronta las expresiones con que se refiere al ciego en cada caso. B. En los dos fragmentos Lázaro es golpeado. Diferencia la intención del ciego en cada caso y la manera como Lázaro asume el castigo. C. La actitud desprevenida e ingenua de Lázaro en el primer fragmento contrasta con el talante sagaz y ladino del segundo. Lázaro ha aprendido la lección de la vida pícara. Señala Fragmentos en los que se pueda observar el temperamento de Lázaro para cada momento. D. El aprendizaje de Lázaro se da a través de la relación con el ciego. A partir de los fragmentos comenta de que manera un niño ingenuo llega a convertirse en un picaro. Comentario de texto A continuación hallaras una serie de puntos que te servirán de guía para desarrollar el comentario. En un grupo de tres compañeros, discutan cada literal y tomen apuntes. a. Para realizar el comentario debes tener en cuenta los diversos aspectos trabajados a lo largo de la unidad. Realiza el comentario a partir de los fragmentos de el Lazarillo de Tormes. b. Te propongo el siguiente elemento central o problemático para realizar el comentario: la denuncia de un mundo sin caridad. Esa idea es desarrollada a través de un tema, en este caso, el de un pobre muchacho abandonado en un mundo injusto.
ESCUELA NORMAL SUPERIOR DE PASTO más de su derecho y desatentadamente metía la nariz. La cual él tenía luenga y afilada, y a aquella sazón, con el enojo, se había aumentado un palmo; con el pico de la cual me llegó a la golilla.
go sacase de mi boca su trompa, tal alteración sintió mi estómago, que le dio con el hurto en ella, de suerte que su nariz y la negra mal mascada longaniza a un tiempo salieron de mi boca.
Y con esto, y con el gran miedo que tenía, y con la brevedad del tiempo, la negra longaniza aún no había hecho asiento en el estómago; y lo más principal: con el destiento de la cumplidísima nariz, medio cuasi ahogándome, todas estas cosas se juntaron y fueron causa que el hecho y golosina se manifestase y lo suyo fuese vuelto a su dueño. De manera que, antes que el mal cie-
¡Oh gran Dios, quién estuviera aquella hora sepultado, que muerto ya lo estaba! Fue tal el coraje del perverso ciego, que, si al ruido no acudieran, pienso no me dejara con la vida. Sacáronme de entre sus manos, dejándoselas llenas de aquellos pocos cabellos que tenía, arañada la cara y rascuñado el pescuezo y la garganta. Y esto bien lo merecía, pues por su maldad me venían tantas persecuciones.
La Denuncia De Un Mundo Sin Caridad
La más honda preocupación religiosa del Lazarillo de Tormes se centra en torno a un complejo obsesivo con la virtud teologal de la caridad. Tal vez no exista libro más intensamente dedicado a exponer la crueldad del hombre para el hombre, las infinitas formas de violencia con que el fuerte oprime al débil. El nombre de Lázaro, originalmente un personaje proverbial, alcanza plena intención, en el contexto del libro, por rencarnar al mendigo evangélico, el identificado por el pueblo con la laceria, las llagas y la gafedad, titular de un hospital extramuros de Toledo.
Observa, en los tres fragmentos, la manera como el autor desarrolla el elemento central a través del tema. c. Analiza la relación del tema con el aspecto histórico: en este caso puedes hacer referencia a la crisis social de España y a los criterios teológico morales de algunos críticos. d. Una vez hayas discutido los aspectos anteriores, organiza tus apuntes para elaborar el comentario de texto. La redacción debe realizarse de manera individual. Confronta tu trabajo: La mejor forma para aprender a comentar un texto es leer, con detenimiento comentarios realizados por autores consagrados. El siguiente escrito analiza El Lazarillo a partir del problema de la caridad.
En un primer plano, el tema del castigo físico, transgresión elemental contra la caridad, se define así tan básico, por lo menos, como el del hombre. Pero no se trata sólo de los golpes, repelones, calabazadas y garrotazos que Lázaro recibe de sus dos primeros amos, sino de muchas otras insinuaciones con que el autor nos subraya ya que la violencia es violencia es base del orden social, que la supuesta justicia es mero instrumento de opresión sufrido por los desgraciados. La “persecución por justicia” de su padre el molinero desarticula a la familia de Lázaro y lanza a su madre a una vida de prostitución. En contraste con la triunfante rijosidad de los ricos clérigos, el amancebamiento con el negro es objeto de u castigo desproporcionado: la madre recibe cien azotes (“el acostumbrado centenario”) y salida a la vergüenza; “al triste de mi padrastro acotaron y pringaron”, dice Lázaro con laconismo encaminado a sugerir sin ofender, pues todos sabían que en la época, el castigo habitual de los esclavos, era un tormento inhumano consistente en flagelar el vientre y untarlo después con tocino derretido al fuego. Cuando vienen a embargar la imaginada hacienda del escudero, el alguacil echa mano de Lázaro y lo acogota, como a un animalejo, por el collar del jubón, estúpida violencia contra un niño que basta por sí sola para retratar la catadura moral del servidor de la justicia de los hombres.
A lo largo de los primeros tratados no tiene Lázaro otra misión que la de servir de módulo a la maldad humana. El “mal ciego”, el “cruel ciego”, “aquel malvado”, “perverso ciego” son los calificativos con que apropiadamente se recuerda el primer amo. El clérigo de Maqueda es también cruel sin atenuante: “cruel cazador” cuando le asesta el garrotazo y “cruel sacerdote” cuando hace chistes a costa de la desgracia de Lázaro. Éste ha de sufrir todavía las infames indignidades de fraile, la semiesclavitud en beneficio del capellán toledano y el robo de su honor viril por parte del arcipreste de San Salvador. En medio de este erial, las florecillas de la limosna de unas triperas y la compasión de las vecinas hilanderas; pero sobre todo, el oasis del escudero, único ser amable, que después de su madre, halla Lázaro en su peregrinar por la vida: el amo que comparte con él el trabajo de hacer la cama y de quien no oye nunca una mala palabra, ni siquiera cuando vuelve un poco tarde de subir agua al rio. Pero son sólo seres despreciados, como las triperas y las mujercillas, o fantasmales y absurdos, como el escudero, quienes renuncian a ser lobos para el hombre. No cabe duda de que el autor apunta hacía el lado religioso con toda esta exploración implacable de la maldad humana, prueba abrumadora de la ausencia de caridad en el seno de una sociedad muy orgullosa de titularse cristiana. EL clérigo de Maqueda le guardaba “poca caridad”, le mataba de hambre, le daba las raeduras de pan que sentía asco de comer y terminaría por expulsarlo con una herida grave aún abierta. En Toledo, sencillamente, “no avía caridad”. Los sórdidos campesinos no quieren “hacer obras de caridad” y por su “poca caridad” los obsequia el buldero con milagros de su particular cosecha. En suma, Lázaro apenas logra sobrevivir al garrotazo, pidiendo de puerta en puerta, “porque la caridad se subió al cielo”. Buscaría sobre la faz de la Tierra es, pues, la más insensata pretensión. Francisco Márquez Villanueva. Historia Crítica de la Literatura Española. Tomo 2, pág. 374. DOCENTE: ALEJANDRO CASTILLO GUIA DE TRABAJO PARA ESTUDIANTES
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EL RENACIMIENTO Y EL BARROCO
Desde mediados del siglo XIV se empezó a gestar un movimiento cultural que volvió sus ojos hacia la literatura y el arte de la antigua Grecia y Roma. A este movimiento se le conoció como humanismo por valorar al hombre como centro de la cultura y la sociedad, en contraste con la concepción teocéntrica medieval. El humanismo, de origen italiano, pronto se difundió por toda Europa, y logró madurar como movimiento cultural. Éste, al que hemos llamado renacimiento, afectó todas las esferas de la vida social, política, económica y cultural de la sociedad del siglo XVI. Durante el siglo XVII, en plena crisis de la sociedad española y como reacción al renacimiento, surgió el arte barroco.
El siglo XVI y La literatura realista.
El renacimiento trajo un giro en las costumbres y creencias de Europa: la idea de Dios como centro de la vida social y política (teocentrismo), es sustituida por la idea del hombre como el centro (antropocentrismo), con una fuerte exaltación de la naturaleza humana, de la vida social y del individualismo. La cultura grecolatina es valorada como un modelo ideal, desde donde se desarrollan los conceptos de armonía, inteligencia, fortuna y belleza. El renacimiento español posee algunas notas originales que lo diferencian del europeo. La imitación de los modelos clásicos no le impidieron seguir valorando la tradición popular y religiosa del hombre peninsular. Por lo tanto la literatura renacentista española pudo desarrollar poderosos contrastes: la literatura idealista, centrada en la exaltación de los valores religiosos, en oposición a la literatura realista. El realismo literario de la época da origen a un nuevo género, original de las letras españolas: la novela picaresca, que refleja el mundo de los pícaros, las trampas, los robos, etc. Por primera vez, el héroe deja su lugar al antihéroe que trata inútilmente de huir del mísero ambiente. El pícaro nos cuenta en forma autobiográfica las tretas, enredos o intrigas a que se ve abocado para sobrevivir. Las historias narradas se caracterizan por su gran realismo, la descripción detallada de la vida cotidiana y los lugares frecuentados, el lenguaje vivo del pueblo, así como la caracterización psicológica de sus personajes. El lazarillo de Tormes se publica en 1554, sin el nombre de su autor. Narra la vida de un pobre muchacho que lucha por no morir de hambre. En una sociedad hostil el continuo vagabundear de Lázaro, pasando de amo en amo para ganarse el pan, dará lugar a diversas historias, relatadas con picardía y humor.
La esperanza
Taller 4 Al atardecer, el venerable Pedro Argüés, sexto prior de los dominicos de Segovia, tercer Gran Inquisidor de España, seguido de un fraile redentor (encargado del tormento) y precedido por dos familiares1 del Santo Oficio provistos de linternas, descendió a un calabozo. La cerradura de una puerta maciza chirrió; el Inquisidor penetró en un hueco mefítico, donde un triste destello del día, cayendo desde lo alto, dejaba percibir, entre dos argollas fijadas en los muros, un caba. llete ensangrentado, una hornilla, un cántaro. Sobre un lecho de paja sujeto por grillos, con una argolla de hierro en el pescuezo, estaba sentado, hosco, un hombre andrajoso, de edad indescifrable.
Este prisionero era el rabí Abarbanel, judío aragonés, que -aborrecido por sus préstamos usurarios y por su desdén de los pobres- diariamente había sido sometido a la tortura durante un año. Su fanatismo, "duro como su piel", había rehusado la abjuración. DOCENTE: ALEJANDRO CASTILLO GUIA DE TRABAJO PARA ESTUDIANTES
1. Después de leer el cuento, piensa ¿por qué el autor lo tituló la esperanza? 2. En la presentación del autor se afirma que el conde de Villers de l’Isle Adam recrea el tema de la crueldad. Comenta por escrito de qué tipo de crueldad trata el cuento; cómo la trabaja el autor; qué sensación causó en esta manera de presentarla. 3. Explica el sentido de las expresiones que contienen las palabras en negrilla. Consulta el diccionario.
ESCUELA NORMAL SUPERIOR DE PASTO Orgulloso de una filiación milenaria -porque todos los judíos dignos de este nombre son celosos de su sangre-, descendía talmúdicamente de la esposa del último juez de Israel: Hecho que había mantenido su entereza en lo más duro de los incesantes suplicios. Con los ojos llorosos, pensando que la tenacidad de esta alma hacía imposible la salvación, el venerable Pedro Argüés, aproximándose al tembloroso rabino, pronunció estas palabras: -Hijo mío, alégrate: Tus trabajos van a tener fin. Si en presencia de tanta obstinación me he resignado a permitir el empleo de tantos rigores, mi tarea fraternal de corrección tiene límites. Eres la higuera reacia, que por su contumaz esterilidad está condenada a secarse... pero sólo a Dios toca determinar lo que ha de suceder a tu alma. ¡Tal vez la infinita clemencia lucirá para ti en el supremo instante! ¡Debemos esperarlo! Hay ejemplos... ¡Así sea! Reposa, pues, esta noche en paz. Mañana participarás en el auto de fe; es decir, serás llevado al quemadero, cuya brasa premonitoria del fuego eternal no quema, ya lo sabes, más que a distancia, hijo mío. La muerte tarda por lo menos dos horas (a menudo tres) en venir, a causa de las envolturas mojadas y heladas con las que preservamos la frente y el corazón de los holocaustos. Seréis cuarenta y dos solamente. Considera que, colocado en la última fila, tienes el tiempo necesario para invocar a Dios, para ofrecerle este bautismo de fuego, que es el del Espíritu Santo. Confía, pues, en la Luz y duerme. Dichas estas palabras, el Inquisidor ordenó que desencadenaran al desdichado y lo abrazó tiernamente. Lo abrazó luego el fraile redentor y, muy bajo, le rogó que le perdonara los tormentos. Después lo abrazaron los familiares, cuyo beso, ahogado por las cogullas, fue silencioso. Terminada la ceremonia, el prisionero se quedó solo, en las tinieblas. * El rabí Abarbanel, seca la boca, embotado el rostro por el sufrimiento, miró sin atención precisa la puerta cerrada. "¿Cerrada?..." Esta palabra despertó en lo más íntimo de sus confusos pensamientos un sueño. Había entrevisto un instante el resplandor de las linternas por la hendidura entre el muro y la puerta. Una esperanza mórbida lo agitó. Suavemente, deslizando el dedo con suma precaución, atrajo la puerta hacia él. Por un azar extraordinario, el familiar que la cerró había dado la vuelta a la llave un poco antes de llegar al tope, contra los montantes de piedra. El pestillo, enmohecido, no había entrado en su sitio y la puerta había quedado abierta. El rabino arriesgó una mirada hacia afuera. A favor de una lívida oscuridad, vio un semicírculo de muros terrosos en los que había labrados unos escalones; y en lo alto, después de cinco o seis peldaños, una especie de pórtico negro que daba a un vasto corredor del que no le era posible entrever, desde abajo, más que los primeros arcos. Se arrastró hasta el nivel del umbral. Era realmente un corredor, pero casi infinito. Una luz pálida, con resplandores de sueño, lo iluminaba. Lámparas suspendidas de las bóvedas azulaban a trechos el color deslucido del aire; el fondo estaba en sombras. Ni una sola puerta en esa extensión. Por un lado, a la izquierda, troneras con rejas, troneras que por el espesor del muro dejaban pasar un crepúsculo que debía ser el del día, porque se proyectaba en cuadrículas rojas sobre el enlosado. Quizá allá lejos, en lo profundo de las brumas, una salida podía dar la libertad. La vacilante esperanza del judío era tenaz, porque era la última. Sin titubear se aventuró por el corredor, sorteando las troneras, tratando de confundirse con la tenebrosa penumbra de las largas murallas. Se arrastraba con lentitud, conteniendo los gritos que pugnaban por brotar cuando lo martirizaba una llaga. DOCENTE: ALEJANDRO CASTILLO GUIA DE TRABAJO PARA ESTUDIANTES
4. Uno de los aspectos más impactantes del cuento es la constante tensión en que mantiene al lector. A cada instante, en cada recodo, existe un posible final –trágico o feliz- para la historia; sin embargo, el autor parece estirar el argumento, haciendo al lector participe del sufrimiento del rabí, atormentando su imaginación con el “lento suplicio de la esperanza”. A continuación te sugiero diferentes momentos del relato donde éste puede variar. Escoge el que más posibilidades imaginativas te ofrezca y desarrolla, a partir de él, un final inesperado, ilógico o sorprendente. a. “el rabí Abarbanel, seca la boca, embotado el rostro por el sufrimiento, miró sin atención precisa la puerta cerrada. ¿cerrada?...” esta palabra despertó en lo más intimo de sus confusos pensamientos un sueño. Había entrevisto un instante el resplandor de las linternas por la hendidura entre el muro y la puerta. Una esperanza mórbida lo agitó…” b. “de repente un ruido de sandalias que se aproximaba lo alcanzó en el eco de esta senda de piedra. Tembló, la ansiedad lo ahogaba, se le nublaron los ojos. Se agazapó en un rincón y, medio muerto, esperó. Era un familiar que se apresuraba. Pasó rápidamente con una tenaza en la mano…” c. “el rabino, casi suspendidas las funciones vitales, estuvo cerca de una hora sin poder iniciar un movimiento. El temor de una nueva serie de tormentos, si lo apresaban, le hizo pensar en volver a su calabozo…” d. “sintió en todo su ser como un vértigo de esperanza… La puerta se abría sobre jardines, bajo una noche de es-
ESCUELA NORMAL SUPERIOR DE PASTO De repente un ruido de sandalias que se aproximaba lo alcanzó en el eco de esta senda de piedra. Tembló, la ansiedad lo ahogaba, se le nublaron los ojos. Se agazapó en un rincón y, medio muerto, esperó. Era un familiar que se apresuraba. Pasó rápidamente con una tenaza en la mano, la cogulla baja, terrible, y desapareció. El rabino, casi suspendidas las funciones vitales, estuvo cerca de una hora sin poder iniciar un movimiento. El temor de una nueva serie de tormentos, si lo apresaban, lo hizo pensar en volver a su calabozo. Pero la vieja esperanza le murmuraba en el alma ese divino tal vez, que reconforta en las peores circunstancias. Un milagro lo favorecía. ¿Cómo dudar? Siguió, pues, arrastrándose hacia la evasión posible. Extenuado de dolores y de hambre, temblando de angustia, avanzaba. El corredor parecía alargarse misteriosamente. Él no acababa de avanzar; miraba siempre la sombra lejana, donde debía existir una salida salvadora. De nuevo resonaron unos pasos, pero esta vez más lentos y más sombríos. Las figuras blancas y negras, los largos sombreros de bordes redondos, de dos inquisidores, emergieron de lejos en la penumbra. Hablaban en voz baja y parecían discutir algo muy importante, porque las manos accionaban con viveza. Ya cerca, los dos inquisidores se detuvieron bajo la lámpara, sin duda por un azar de la discusión. Uno de ellos, escuchando a su interlocutor, se puso a mirar al rabino. Bajo esta incomprensible mirada, el rabino creyó que las tenazas mordían todavía su propia carne; muy pronto volvería a ser una llaga y un grito. Desfalleciente, sin poder respirar, las pupilas temblorosas, se estremecía bajo el roce espinoso de la ropa. Pero, cosa a la vez extraña y natural: los ojos del inquisidor eran los de un hombre profundamente preocupado de lo que iba a responder, absorto en las palabras que escuchaba; estaban fijos y miraban al judío, sin verlo. Al cabo de unos minutos los dos siniestros discutidores continuaron su camino a pasos lentos, siempre hablando en voz baja, hacia la encrucijada de donde venía el rabino. No lo habían visto. Esta idea atravesó su cerebro: ¿No me ven porque estoy muerto? Sobre las rodillas, sobre las manos, sobre el vientre, prosiguió su dolorosa fuga, y acabó por entrar en la parte
oscura del espantoso corredor. De pronto sintió frío sobre las manos que apoyaba en el enlosado; el frío venía de una rendija bajo una puerta hacia cuyo marco convergían los dos muros. Sintió en todo su ser como un vértigo de esperanza. Examinó la puerta de arriba abajo, sin poder distinguirla bien, a causa de la oscuridad que la rodeaba. Tentó: Nada de cerrojos ni cerraduras. ¡Un picaporte! Se levantó. El picaporte cedió bajo su mano y la silenciosa puerta giró. * La puerta se abría sobre jardines, bajo una noche de estrellas. En plena primavera, la libertad y la vida. Los jardines daban al campo, que se prolongaba hacia la sierra, en el horizonte. Ahí estaba la salvación. ¡Oh, huir! Correría toda la noche, bajo esos bosques de limoneros, cuyas fragancias lo buscaban. Una vez en las montañas, estaría a salvo. Respiró el aire sagrado, el viento lo reanimó, sus pulmones resucitaban. Y para bendecir otra vez a su Dios, que le acordaba esta misericordia, extendió los brazos, levantando los ojos al firmamento. Fue un éxtasis. Entonces creyó ver la sombra de sus brazos retornando sobre él mismo; creyó sentir que esos brazos de sombra lo rodeaban, lo envolvían, y tiernamente lo oprimían contra su pecho. Una alta figura estaba, en efecto, junto a la suya. Confiado, bajó la mirada hacia esta figura, y se quedó jadeante, enloquecido, los ojos sombríos, hinchadas las mejillas y balbuceando de espanto. Estaba en brazos del Gran Inquisidor, del venerable Pedro Argüés, que lo contemplaba, llenos los ojos de lágrimas y con el aire del pastor que encuentra la oveja descarriada. Mientras el rabino, los ojos sombríos bajo las pupilas, jadeaba de angustia en los brazos del Inquisidor y adivinaba confusamente que todas las fases de la jornada no eran más que un suplicio previsto, el de la esperanza, el sombrío sacerdote, con un acento de reproche conmovedor y la vista consternada, le murmuraba al oído, con una voz debilitada por los ayunos: -¡Cómo, hijo mío! ¿En vísperas, tal vez, de la salvación, querías abandonarnos?
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Villers de La´Isle-Adam
trellas. En plena primavera, la libertad y la vida. Los jardines daban al campo, que se prolongaba hacia la sierra, huir en el horizonte. Ahí estaba la salvación. ¡oh, huir! Correría toda la noche, bajo esos bosques de limoneros, cuyas fragancias lo buscaban. Una vez en las montañas, estaría a salvo. Respiró el aire sagrado, el viento le reanimó, sus pulmones resucitaban. Y para bendecir otra vez a su dios, que le acordaba esta misericordia, extendió los brazos, levantando los ojos al firmamento. Fue un éxtasis…” 5. El cuento la Esperanza desarrolla su argumento en España, hacia el siglo XVI o XVII del Imperio; tiempos de grandes descubrimientos e inmensos fracasos, años en que convivieron la mayor opulencia y la más grande miseria; una época llena de contradicciones en la que floreció el siglo de oro de la literatura española. Un breve recorrido histórico te ayudará a comprender la polifacética producción literaria del momento: Hacia finales del siglo XV, España, luego de varios siglos de luchas conquistó la unidad nacional alrededor del reino de Castilla: los moros fueron expulsados y se consolidó el castellano como lengua en todo el reino. El descubrimiento del Nuevo Mundo hizo de España el imperio más grande y próspero de Europa, un reino donde “nunca se ocultaba el sol”. La grandeza política y la pujanza económica del siglo XVI, contrastó con la grave crisis socio-política de la siguiente centuria. Con una economía totalmente debilitada, el imperio fue derrotado en el campo militar y diplomático por sus enemigos de Europa.
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NADIE ESTÁ SOLO En este mismo instante hay un hombre que sufre, un hombre torturado tan sólo por amar la libertad. Ignoro dónde vive, qué lengua habla, de qué color tiene la piel, cómo se llama, pero en este mismo instante, cuando tus ojos leen mi pequeño poema, ese hombre existe, grita, se puede oír su llanto de animal acosado, mientras muerde sus labios para no denunciar a los amigos. ¿Oyes? Un hombre solo grita maniatado, existe en algún sitio. ¿He dicho solo? ¿No sientes, como yo, el dolor de su cuerpo repetido en el tuyo? ¿No te mana la sangre bajo los golpes ciegos? Nadie está solo. Ahora, en este mismo instante, también a ti y a mí nos tienen maniatados. Algo sucede José Agustín Guytisolo
La Venganza De Lázaro
Y en esto yo siempre le llevaba por los peores caminos, y adrede, por hacerle mal y daño; si había piedras, por ellas; si lodo, por lo más alto; que, aunque yo no iba por lo más enjuto, holgábame a mí de quebrar un ojo por quebrar dos al que ninguno tenía (…) Y fue así que luego otro día salimos por la villa a pedir limosna, y había llovido mucho la noche antes; y porque el día también llovía, y andaba rezando debajo de unos portales que en aquel pueblo había, donde no nos mojamos, mas como la noche se venía y el llover no cesaba, díjome el ciego: -Lázaro, esta agua es muy porfiada, y cuanto la noche más cierra, más recia. Acojámonos a la posada con tiempo. Para ir allá habíamos de pasar un arroyo, que con la mucha agua iba grande. Yo le dije: -Tío, el arroyo va muy ancho; mas si queréis, yo veo por donde travesemos más aína sin mojarnos, porque se estrecha allí mucho y, saltando, pasaremos a pie enjuto. Parecióle buen consejo y dijo: -Discreto eres, por esto te quiero bien; llévame a ese lugar donde el arroyo se ensangosta, que agora es invierno y sabe mal el agua, y más llevar los pies mojados. Yo que vi el aparejo a mi deseo, saquéle de bajo de los portales y llevélo derecho de un pilar o poste de piedra que en la plaza estaba, sobre el cual y sobre otros cargaban saledizos de aquellas casas, y dígole: -Tío, éste es el paso más angosto que en el arroyo hay. Como llovía recio y el triste se mojaba, y con la priesa que llevábamos de salir del agua, que encima de nos caía, y, lo más principal, porque Dios le cegó aquella hora el entendimiento (fue por darme de él venganza), creyóse de mí, y dijo:
-Ponme bien derecho y salta tú el arroyo. Yo le puse bien derecho enfrente del pilar, y doy un salto y póngome detrás del poste, como quien espera tope de toro, y díjele: -¡Sus, saltad todo lo que podáis, porque deis de este cabo del agua! Aun apenas lo había acabado de decir, cuando se abalanza el pobre ciego como cabrón y de todasu fuerza arremete, tomando un paso atrás de la corrida para hacer mayor salto, y da con l a cabeza en el poste, que sonó tan recio como si diera con una gran calabaza, y cayó luego para atrás medio muerto y hendida la cabeza. -¿Cómo, y olisteis la longaniza y no el poste? ¡Oled! ¡Oled! -le dije yo. Y dejéle en poder de mucha gente que lo había ido a socorrer, y tomo la puerta de la villa en los pies de un trote, y, antes de que la noche viniese, di comigo en Torrijos. No supe más lo que Dios de él hizo ni curé de saberlo.
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En los conflictos religiosos del siglo XVII, España tomó partido a favor de los protestantes, cerró las fronteras para evitar la influencia de la reforma, y se instauró el tribunal de la Inquisición. Durante dos siglos, de gran agitación política, se desarrollaron los movimientos artísticos de más trascendencia en la historia española: el renacimiento y el barroco. Esta ápoca de esplendor en las letras ha sido denominada el siglo de oro de la literatura española. Formación de valores La crueldad humana puede llegar a tocar límites aberrantes. La tortura, como nos lo presenta el conde de Villiers de l’ Isle- Adam, es uno de estos extremos. Reflexiona con tus compañeros y contesta las siguientes tres preguntas: a. Crees que existe alguna situación en la que se justifique la tortura. Argumenta tu respuesta. b. El literato español José Agustín Goytisolo escribió, en 1968, un hermoso poema a partir de la difícil situación de su patria en los tiempos de la dictadura. Léelo. c. El escritor Goytisolo presenta la crueldad humana enfrentada al espíritu de la solidaridad. Qué situaciones concretas del mundo actual se ven reflejadas en el poema. d. Justifica o rechaza las siguientes afirmaciones acerca del mensaje: - Para el autor la libertad es algo frágil y vulnerable. - Si a un hombre se le priva de la libertad, la libertad de todos los hombres está amenazada. - La solidaridad es necesaria si queremos un futuro plenamente libre. e. Cita algunas situaciones reales en las que la libertad sea pisoteada.
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El ingenioso hidalgo don quijote de la mancha Miguel de cervantes Saavedra: El novelista más importante del habla española, nació en Alcalá de Henares el 7 de octubre de 1547, en el hogar del cirujano Rodrigo de Cervantes y Leonor Cortinas; tuvo seis hermanos.
En su vida se presentaron dos etapas; la primera, durante su juventud, heroica y brillante; la segunda, ya adulto, difícil en el plano personal pero muy productiva en lo literario.
a. El lazarillo, un pobre muchacho confiado a un ciego, recibió de éste constantes maltratos. Frente a la ocasión que presenta el fragmento, en su lugar, ¿Qué hubieras hecho? b. El lazarillo tiene dos opciones: aprovecharse de la situación, para vengar los maltratos recibidos, o ayudar efectivamente al ciego haciéndole ver la injusticia con él. Argumenta la rectitud o la incorreción de cada actitud.
A los veintidós años viaja a Italia con el card enal Acquaviva y en 1571, interviene heroicamente en la batalla naval de Lepanto. Sus ideales heroicos lo llevaron a solicitar un puesto peligroso durante el combate a pesar de esta r enfermo; fue herido en el pecho y el brazo izquierdo, el cual le quedo inmóvil. De este hecho se enorgullecería toda la vida, como lo recuerda en su obra viaje al Parnaso. Bien se que en la naval dura palestra Perdiste el movimiento de la mano Izquierda, para gloria de la diestra. Su deseo de seguir la carrera de las armas se manifiesta en los cuatro por llevarlo a la cárcel cuando quebró el banco en el cual había deposiaños siguientes, al participar en otras actividades militares en Italia; tado los dineros recaudados (1597). hasta que de regreso a España es apresado, junto con su hermano Rodrigo, por los piratas barberiscos de unas galeras turcas. Y es allí, en la cárcel, deshonrado, pobre y fracasado como soldado y como cabeza de familia, donde comienza a escribir la historia del más Durante cinco angustiosos años estuvo prisioneros, organizó cuatro valiente y fracasado de todos los hombres: Don Quijote de la Mancha. intentos de escapatoria que le trajeron como consecuencia mayor Después vivió en Valladolid durante un tiempo, en medio de contravigilancia y malos tratos y le permitieron además, conocer la traición tiempos con sus hermanas. y las debilidades y bondades humanas. Gracias a la intervención de su padre ante el Rey y la intervención de En 1605, aparece publicada la primera parte del Quijote. De inmeFray Juan Gil y Fray Antonio de Bella lograron salir los últimos prision- diato alcanzó tanto éxito, que fue reditado cinco veces y traducido al eros, pero Cervantes debió esperar a que Fray Juan Gil reuniera más inglés y al francés. dinero para el rescate. Al fin fue liberado (1580) cuando ya o tenían encadenado para llevarlo a Constantinopla. Luego, al trasladarse a la corte Real, nuevamente a Madrid, Cervantes viaja con su esposa y una sobrina. Cervantes y Góngora quisieron Cuando regresó, encontró a su familia en mala situación económica y viajar a Italia con el conde de Lemus pero debido a intrigas fueron se veía sin bases para el futuro. Por lo tanto, tuvo que rehacer su vida elegidos otros escritores; este acontecimiento causó gran pesar en y comenzar de nuevo. Cervantes. En 1582 viviendo en Madrid se relacionó con algunos literatos y es- De allí en adelante, produce la mayor parte de sus obras. Cuando cribió su primera novela la Galatea, publicada en 1585. De sus amores apareció la segunda parte de Don Quijote (1615), ya era conocida su con Ana Villafranca nació su hija Isabel de Saavedra. obra y tenía mucho éxito. Frecuentaba las tertulias literarias con Lope de Vega, quien lo criticaba y era su rival en literatura. Lope comenEn diciembre de 1584, contrajo matrimonio con Catalina Salazar y taba: Ninguno hay tan malo como Cervantes, ni tan necio que alabe Palacios y escribió sus primeras obras teatrales. a Don Quijote. Por causa de dificultades económicas aceptó el cargo de proveedor de cereales y aceite para la Armada Invencible. Cargo que le causó graves Al poco tiempo de terminar de escribir Persiles y segismunda, murió problemas con la gente a quien debía exigir la colaboración, y terminó en 1616 un 24 de Abril. DOCENTE: ALEJANDRO CASTILLO GUIA DE TRABAJO PARA ESTUDIANTES
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Prologo a Don Quijote
En el prólogo de la primera parte. Cervantes nos expone sus ideas acerca de su obra y su preocupación por el juicio vulgar, o sea el juicio popular. Desocupado lector, sin juramento me podrás creer que quisiera que este libro, como hijo del entendimiento, fuera el más hermoso, el más gallardo y más discreto que pudiera imaginarse. Pero no he podido yo contravenir al orden de naturaleza; que en ella cada cosa engendra su semejante. Y así, ¿qué podrá engendrar el estéril y mal cultivado ingenio mío, sino la historia de un hijo seco, avellanado, antojadizo y lleno de pensamientos varios y nunca imaginados de otro alguno, bien como quien se engendró en una cárcel, donde toda incomodidad tiene su asiento y donde todo triste ruido hace su habitación? El sosiego, el lugar apacible, la amenidad de los campos, la serenidad de los cielos, el murmurar de las fuentes, la quietud del espíritu son grande parte para que las musas más estériles se muestren fecundas y ofrezcan partos al mundo que le colmen de maravilla y de contento. Acontece tener un padre un hijo feo y sin gracia alguna, y el amor que le tiene le pone una venda en los ojos para que no vea sus faltas, antes las juzga por discreciones y lindezas y las cuenta a sus amigos por agudezas y donaires. Pero yo, que, aunque parezco padre, soy padrastro de Don Quijote, no quiero irme con la corriente del uso, ni suplicarte, casi con las lágrimas en los ojos, como otros hacen, lector carísimo, que perdones o disimules las faltas que en este mi hijo vieres; y ni eres su pariente ni su amigo, y tienes tu alma en tu cuerpo y tu libre albedrío como el más pintado, y estás en tu casa, donde eres señor de ella, como el rey de sus alcabalas, y sabes lo que comúnmente se dice: "que debajo de mi manto, al rey mato". Todo lo cual te esenta y hace libre de todo respecto y obligación; y así, puedes decir de la historia todo aquello que te pareciere, sin temor que te calumnien por el mal ni te premien por el bien que dijeres de ella. Porque, ¿cómo queréis vos que no me tenga confuso el qué dirá el antiguo legislador que llaman vulgo cuando vea que, al cabo de tantos años como ha que duermo en el silencio del olvido, salgo ahora, con todos mis años a cuestas, con una leyenda seca como un esparto, ajena de invención, menguada de estilo, pobre de concetos y falta de toda erudición y doctrina; sin acotaciones en las márgenes y sin anotaciones en el fin del libro, como veo que están otros libros, aunque sean fabulosos y profanos, tan llenos de sentencias de Aristóteles, de Platón y de toda la caterva de filósofos, que admiran a los leyentes y tienen a sus autores por hombres leídos, eruditos y elocuentes?
Cervantes y lo imaginario
Entre sus libros de la biblioteca había uno escrito en lengua arábiga, que un soldado adquirió por unas monedas en el Alcana de Toledo y que los orientalistas ignoran, salvo en la versión castellana. Ese libro era mágico y registraba de manera profética los hechos y las palabras de un hombre desde la edad de cincuenta años hasta el día de su muerte, que ocurría en 1614. Nadie dará con aquel libro, que apareció en la famosa conflagración que ordenaron un cura y un barbero, amigo personal del soldado, como se lee en el sexto capítulo. El hombre tuvo el libro en las manos y no lo leyó nunca, pero cumplió minuciosamente el destino que había soñado el árabe y seguirá cumpliéndolo siempre, porque su aventura ya es parte de la larga memoria de los pueblos (…) Jorge Luis Borges. Obra poética. Buenos Aires, Emecé, 1987.
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Taller 5 1. Era y es costumbre solicitar a autores famosos, reflexiones o poemas elogiosos para presentarlos al comienzo de la nueva obra. Cervantes en cambio presenta unos poemas supuestamente escritos por personajes fabulosos de los libros de caballería, en alabanza a don Quijote. Esto lo hace, lógicamente, como una burla a los libros de caballería que pretende parodiar en su obra. Desde un comienzo se advierte la intención crítica del autor hacia los libros de caballería. En el prólogo de la segunda parte, Cervantes dedica su obra al conde de Lemus, y hace referencia a la falsa segunda parte de El Quijote, publicada por Avellaneda, y responde los insultos que aquel le hiciera. Pero si acaso Cervantes supo quién estaba bajo el nombre de Avellaneda, nunca lo dijo y quedó en el anonimato. Con base en el fragmento del prólogo a Don Quijote, digan: a. Con quién compara Cervantes su obra. b. Qué semejanzas creen que hay entre él y su personaje. c. Cuáles consideraciones especiales pide para don Quijote. d. Qué dificultades tuvo para escribir el prólogo. e. Cómo acostumbraban los demás autores presentar las nuevas obras que escribían.
ESCUELA NORMAL SUPERIOR DE PASTO En El Acto del libro, Borges relata una extraña historia circular en la que un hombre compra un libro, del que termina siendo su protagonista. El hombre no lo leyó nunca pero cumplió minuciosamente el destino que el libro le fijaba. Imagina qué hubiera sucedido si el hombre lee el libro y se da cuenta que la historia relatada es la suya. Escribe un cuento al respecto.
De hidalgo a ingenioso caballero
En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor.
Es, pues, de saber, que este sobredicho hidalgo, los ratos que estaba ocioso (que eran los más del año) se daba a leer libros de caballerías con tanta afición y gusto, que olvidó casi de todo punto (…)la administración de su hacienda; y llegó a tanto su curiosidad y desatino en esto, que vendió muchas hanegas de tierra de sembradura, para comprar libros de caballerías en que leer (…) donde en muchas partes hallaba escrito: la razón de la sinrazón que a mi razón se hace, de tal manera mi razón enflaquece, que con razón me quejo de la vuestra fermosura” (…) Con estas razones perdía el pobre caballero el juicio, y desvelábase por entenderlas y desentrañarles el sentido, que no se lo sacara ni las entendiera el mesmo Aristóteles, si resucitara para solo ello (…)
En resolución, él se enfrascó tanto en su lectura, que se le pasaban las noches leyendo de claro en claro, y los días de turbio en turbio; y así, del poco dormir y del mucho leer, se le secó el celebro de manera que vino a perder el juicio. Llenósele la fantasía de todo aquello que leía en los libros, así de encantamentos como de pendencias, batallas, desafíos, heridas, requiebros, amores, tormentas y disparates imposibles; y asentósele de tal modo en la imaginación que era verdad toda aquella máquina de aquellas soñadas invenciones [*] que leía, que para él no había otra historia más cierta en el mundo En efeto, rematado ya su juicio, vino a dar en el más estraño pensamiento que jamás dio loco en el mundo, y fue que le pareció convenible y necesario, así para el aumento de su honra como para el servicio de su república, hacerse caballero andante y irse por todo el mundo con sus armas y caballo a buscar las aventuras y a ejercitarse en todo aquello que él había leído que los caballeros andantes se ejercitaban (…)
De como don quijote cayó malo y del testamento que hizo, y su muerte.
(…) se le arraigó (a don Quijote) una calentura que le tuvo seis días en la cama, en los cuales fue visitado muchas veces del cura, del bachiller y del barbero, sus amigos, sin quitársele de la cabecera Sancho Panza, su buen escudero (…) Llamaron sus amigos al médico, tomóle el pulso, y no le contentó mucho y dijo que, por sí o por no, atendiese a la salud de su alma, porque la del cuerpo corría peligro (…) Rogó don Quijote que le dejasen solo, porque quería dormir un poco. Hiciéronlo así y durmió de un tirón, como dicen, más de seis horas [10]: tanto, que pensaron el ama y la sobrina que se había de quedar en el sueño. Despertó al cabo del tiempo dicho y, dando una gran voz [11], dijo: DOCENTE: ALEJANDRO CASTILLO GUIA DE TRABAJO PARA ESTUDIANTES
Taller 6 a. El hidalgo que nos menciona el fragmento es Alonso Quijano, un hombre español de provincia que tuvo su afición por los libros de caballería. Le sucedió al tal Alonso Quijano que “llenósele la cabeza de fantasía de todo aquello que leía en los libros”. Respecto a este pasaje es posible hacer dos interpretaciones. Escoge la que juzgues correcta, discute y argumenta tu elección. - EL Quijote nació de la lectura. Un hombre provinciano aficionado a los libros, dio origen al más grande y original héroe de la literatura universal. Cervantes hace una apología del libro, en el que señala las limitadas posibilidades de los buenos lectores. Quien lee un libro, tiene la posibilidad de crear un universo. - Alonso Quijano enloqueció por culpa de los libros. El quijote es la triste historia de un hombre que se aleja de la realidad a causa de lecturas nocivas. Cervantes hace una crítica al libro en la que señala os peligros que acarrea la lectura indiscriminada. b. En la literatura hasta ahora desconocida, normalmente los héroes y los hombres que con sus acciones hacían historia eran personajes aristocráticos o de naturaleza divina. En el Quijote al hombre común se le atribuye el derecho a la ficción creadora. Este poder casi mágico de crear mundos e historias, Cervantes lo atribuye a los libros. ¿Crees que la lectura realmente proporciona ese poder? Discute y argumenta tu respuesta. El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha está dividido en dos partes que aparecieron con diez años de diferencia. La primera consta de algunos preliminares y 52 capítulos, la segunda de prólogos y 74 capítulos para un total de 126 capítulos, en los que el Quijote realiza tres viajes y divertidísimas aventuras. Lo más ingenioso de la novela de Cervantes es que al final, tras los viajes y las aventuras don Quijote ha cobrado vida propia, y ni el propio autor puede dar crédito a la muerte del famoso caballero.
ESCUELA NORMAL SUPERIOR DE PASTO —¡Bendito sea el poderoso Dios, que tanto bien me ha hecho! En fin, sus misericordias no tienen límite, ni las abrevian ni impiden los pecados de los hombres. Estuvo atenta la sobrina a las razones del tío y pareciéronle más concertadas que él solía decirlas, a lo menos en aquella enfermedad, y preguntóle: —¿Qué es lo que vuestra merced dice, señor? ¿Tenemos algo de nuevo? ¿Qué misericordias son estas, o qué pecados de los hombres? —Las misericordias —respondió don Quijote—, sobrina, son las que en este instante ha usado Dios conmigo, a quien, como dije, no las impiden mis pecados. Yo tengo juicio ya libre y claro, sin las sombras caliginosas [*] de la ignorancia que sobre él me pusieron mi amarga y continua leyenda de los detestables libros de las caballerías. Ya conozco sus disparates y sus embelecos, y no me pesa sino que este desengaño ha llegado tan tarde, que no me deja tiempo para hacer alguna recompensa, leyendo otros que sean luz del alma Llámame, amiga, a mis buenos amigos, al cura [*], al bachiller [*] Sansón Carrasco y a maese Nicolás el barbero, que quiero confesarme y hacer mi testamento. Pero de este trabajo se escusó la sobrina con la entrada [*] de los tres. Apenas los vio don Quijote, cuando dijo: —Dadme albricias [18], buenos señores, de que ya yo no soy don Quijote de la Mancha, sino Alonso Quijano, a quien mis costumbres me dieron renombre de «bueno . Ya soy enemigo de Amadís de Gaula y de toda la infinita caterva de su linaje; ya me son odiosas todas las historias profanas de la andante [*] caballería; ya conozco mi necedad y el peligro en que me pusieron haberlas leído; ya, por misericordia de Dios escarmentando en cabeza propia, las abomino. Cuando esto le oyeron decir los tres, creyeron sin duda que alguna nueva locura le había tomado, y Sansón le dijo: —¿Ahora, señor don Quijote, que tenemos nueva que está desencantada la señora Dulcinea, sale vuestra merced con eso? ¿Y agora que estamos tan a pique de ser pastores, para pasar cantando la vida, como unos príncipes, quiere vuesa merced hacerse ermitaño? Calle, por su vida, vuelva en sí y déjese de cuentos. —Los de hasta aquí —replicó don Quijote—, que han sido verdaderos en mi daño, los ha de volver mi muerte, con ayuda del cielo, en mi provecho. Yo, señores, siento que me voy muriendo a toda priesa: déjense burlas aparte y tráiganme un confesor que me confiese y un escribano que haga mi testamento, que en tales trances como este no se ha de burlar el hombre con el alma; y, así, suplico que en tanto que el señor cura me confiesa vayan por el escribano. Miráronse unos a otros, admirados de las razones de don Quijote, y, aunque en duda, le quisieron creer; y una de las señales por donde conjeturaron se moría fue el haber vuelto con tanta facilidad de loco a cuerdo, porque a las ya dichas razones añadió otras
Taller 7 a. El fragmento que acabas de leer se titula “de cómo don Quijote cayó malo, y del testamento que hizo, y su muerte”. Sin embargo quien muere, en realidad es Alonso Quijano, quien una vez recobró el juicio declaró públicamente que el Quijote no era más que un ser imaginario, fruto de su demencia. A pesar de que Alonso Quijano recobró el juicio e insistió en que la fantasía de don quijote ya había muerto, ni el escudero Sancho, ni sus otros acompañantes admiten esta realidad, y continúan dirigiéndose a él como si se tratara del ingenioso caballero. Ni el mismo Cervantes puede sostener por muchas líneas la repentina desaparición de su personaje como consecuencia de la cordura de Alonso Quijano; hasta en la descripción del último día dice: “en fin, llegó el último (día) de don quijote, después de recibidos todos los sacramentos”. Pero, ¿Acaso quien está muriendo en ese momento no es Alonso Quijano? ¿Supuestamente don Quijote no había desaparecido con la cordura del personaje citado? Busca explicar, con argumentos claros, la aparente inconsistencia de Cervantes en esta parte del Quijote. Debate con tus compañeros de grupo tu punto de vista. b. Recuerda el relato de Borges titulado “El acto del libro”, que aparece al principio del taller. Intenta explicar la aparente inconsistencia de Cervantes mediante la sentencia en donde se afirma que el destino de aquel soldado se seguirá cumpliendo siempre, porque su aventura ya es parte de la larga memoria de los pueblos. Confronta tu respuesta con la de otros compañeros. c. Respecto al final del Quijote, se pueden realizar dos interpretaciones contrarias: Una afirma que el final muestra el “antiquijotismo” de Cervantes. La cordura final de Alonso Quijano, sus palabras recurrentes en contra de los libros de caballería, que lo han llevado hasta la demencia, no son más que advertencias contra este tipo de lecturas imagina-
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ESCUELA NORMAL SUPERIOR DE PASTO rias que afectan el equilibrio del hombre. La interpretación contraria afirma, que en realidad, don Quijote no podría morir, ni porque su autor lo quisiese matar. Don quijote ha cobrado vida propia, después de la cordura y la muerte de Alonso Quijano, gracias a sus decires y sus haceres. Las palabras de Sancho: “no se muera vuestra merced […] porque la mayor locura que pude hacer un hombre en esta vida es dejarse morir sin más ni más […] levántese de esa cama, y vámonos”, muestran que siempre queda alguien en trance de resucitar inacabablemente la eterna aventura de la imaginación humana. Opta por una de las explicaciones propuestas, arguméntala y discútela con tus compañeros. d. Escribe verdadero o falso según corresponda con las siguientes premisas: - Después de tanto andar con Don Quijote, Sancho Panza ya no puede vivir como campesino y quiere volver a la vida andante. - El tiempo compartido con don quijote, ha hecho que Sancho Panza cambie su mirada de Don Alonso Quijano a Don Quijote de la Mancha. - Sancho Panza quiere mucho a Don Quijote y dice todo eso para que encuentre nuevas razones para vivir y no se muera. - Don Alonso Quijano en su lecho de muerte reconoce que su viaje ha sido una locura, porque los caballeros andantes ya no viven en España. - Don Alonso Quijano muere porque ya no encuentra sentido a la vida, después que descubre que todo su viaje de caballero andante era producto de su imaginación. 2. Transforma este capitulo u otro capitulo del quijote en una obra de teatro para serpresentada en elgrupo.Preparala bien conmúsica,vestuario, escenografia. Se calificará calidad..
muchas tan bien dichas, tan cristianas y con tanto concierto, que del todo les vino a quitar la duda, y a creer [*] que estaba cuerdo. Hizo salir la gente el cura, y quedóse solo con él y confesóle. El bachiller fue por el escribano y de allí a poco volvió con él y con Sancho Panza; el cual Sancho, que ya sabía por nuevas del bachiller en qué estado estaba su señor, hallando a la ama y a la sobrina llorosas, comenzó a hacer pucheros y a derramar lágrimas. Acabóse la confesión y salió el cura diciendo: —Verdaderamente se muere y verdaderamente está cuerdo Alonso Quijano el Bueno; bien podemos entrar para que haga su testamento. Y, volviéndose a Sancho, le dijo: —Perdóname, amigo, de la ocasión que te he dado de parecer loco como yo, haciéndote caer en el error en que yo he caído de que hubo y hay caballeros andantes en el mundo. –¡Ay! –respondió Sancho, llorando–: no se muera vuestra merced, señor mío, sino tome mi consejo y viva muchos años, porque la mayor locura que puede hacer un hombre en esta vida es dejarse morir, sin más ni más, sin que nadie le mate, ni otras manos le acaben que las de la melancolía. Mire no sea perezoso, sino levántese desa cama, y vámonos al campo vestidos de pastores, como tenemos concertado: quizá tras de alguna mata hallaremos a la señora doña Dulcinea desencantada, que no haya más que ver. Si es que se muere de pesar de verse vencido, écheme a mí la culpa, diciendo que por haber yo cinchado mal a Rocinante le derribaron; cuanto más, que vuestra merced habrá visto en sus libros de caballerías ser cosa ordinaria derribarse unos caballeros a otros, y el que es vencido hoy ser vencedor mañana. –Así es –dijo Sansón–, y el buen Sancho Panza está muy en la verdad destos casos. –Señores –dijo don Quijote–, vámonos poco a poco, pues ya en los nidos de antaño no hay pájaros hogaño: yo fui loco, y ya soy cuerdo; fui don Quijote de la Mancha, y soy agora, como he dicho, Alonso Quijano el Bueno. En fin, llegó el último de don Quijote, después de recebidos todos los sacramentos, y después de haber abominado con muchas y eficaces razones de los libros de caballerías. Hallóse el escribano presente, y dijo que nunca había leído en ningún libro de caballerías que algún caballero andante hubiese muerto en su lecho tan sosegadamente y tan cristiano como don Quijote; el cual, entre compasiones y lágrimas de los que allí se hallaron, dio su espíritu: quiero decir que se murió. El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha. Miguel de Cervantes Saavedra. Alianza Editorial, pág. 485 – 491.
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Una aproximación histórica al quijote
La España del siglo XVI atraía a los cómicos extranjeros – bufones, prestidigitadores, acróbatas, titiriteros – que desarrollaban una corriente artística compatible con la presencia de u teatro castellano de origen medieval. Italianos serían, sin duda, muchos de los titiriteros y retablos que vio Cervantes y que posiblemente inspiraron los suyos –los que narra en el quijote -, el retablo de las Maravillas y el relato del maese Pedro. Los retablos eran teatritos de marionetas, fantoches o autómatas, de procedencia italiana. La representación a que hace referencia Cervantes, en el capítulo 26 de la segunda parte, es la de Gaiferos y Melisendra, tema recurrente de la literatura española que narra la historia de la libertad de Melisendra, cautiva del rey moro de Sauseña, esposa de Gaiferos. La escena la componen don Quijote, el maese Pedro, quien maneja los títeres, y su trujamán, especie de ayudante que tiene por tareas narrar la historia, moralizar, así como señalar, con una varita, los muñecos que entran en escena. La lectura de este capitulo llama la atención especialmente por la divertida representación de un “drama” cortesano, interrumpido en diversas ocasiones por las intervenciones descontextualizadas de don Quijote.
La graciosa aventura del titiritero.
Quiero decir, pendientes estaban todos los que el retablo miraban de la boca del declarador de sus maravillas, cuando se oyeron sonar en el retablo cantidad de atabales y trompetas y dispararse mucha artillería, cuyo rumor pasó en tiempo breve, y luego alzó la voz el muchacho y dijo:
—Esta verdadera historia que aquí a vuesas mercedes se representa es sacada al pie de la letra de las corónicas francesas y de los romances españoles que andan en boca de las gentes y de los muchachos por esas calles. Trata de la libertad que dio el señor don Gaiferos a su esposa Melisendra, que estaba cautiva en España, en poder de moros, en la ciudad de Sansueña, que así se llamaba entonces la que hoy se llama Zaragoza; y vean vuesas mercedes allí cómo está jugando a las tablas don Gaiferos, según aquello que se canta:
Jugando está a las tablas don Gaiferos, que ya de Melisendra está olvidado.
Y aquel personaje que allí asoma con corona en la cabeza y ceptro en las manos es el emperador Carlomagno, padre putativo de la tal Melisendra, el cual, mohíno de ver el ocio y descuido de su yerno, le sale a reñir; y adviertan con la vehemencia y ahínco que le riñe, que no parece sino que le quiere dar con el ceptro media docena de coscorrones, y aun hay autores que dicen que se los dio, y muy bien dados; y después de haberle dicho muchas cosas acerca del peligro que corría su honra en no procurar la libertad de su esposa, dicen que le dijo: «Harto os he dicho: miradlo». Miren vuestras mercedes también cómo el emperador vuelve las espaldas y deja despechado a don Gaiferos, el cual ya ven cómo arroja, impaciente de la cólera, lejos de sí el tablero y las tablas, y pide apriesa las armas, y a don Roldán su primo pide prestada su espada Durindana, y cómo don Roldán no se la quiere prestar, ofreciéndole su compañía en la difícil empresa en que se pone; pero el valeroso enojado no lo quiere aceptar, antes dice que él solo es bastante para sacar a su esposa, si bien estuviese metida en el más hondo centro de la tierra; y con esto se entra a armar, para ponerse luego en camino. Vuelvan vuestras mercedes los ojos a aquella torre que allí parece, que se presupone que es una de las torres del alcázar de Zaragoza, que ahora llaman la Aljafería; y aquella dama que en aquel balcón parece vestida a lo moro es la sin par Melisendra, que desde allí muchas veces se ponía a mirar el camino de Francia, y, puesta la imaginación en París y en su esposo, se consolaba en su cautiverio. Miren también un nuevo caso que ahora sucede, quizá no visto jamás. ¿No veen aquel moro que callandico y pasito a paso, puesto el dedo en la boca, se llega por las espaldas de Melisendra? Pues miren cómo la da un beso en mitad de los labios, y la priesa que ella se da a escupir y a limpiárselos con la blanca manga de su camisa, y cómo se lamenta y se arranca de pesar sus hermosos cabellos, como si ellos tuvieran la culpa del maleficio. Miren también cómo aquel grave moro que está en aquellos corredores es el rey Marsilio de Sansueña, el cual, por haber visto la insolencia del moro, puesto que era un pariente y gran privado suyo le mandó luego prender, y que le den docientos azotes, llevándole por las calles acostumbradas de la ciudad, con chilladores delante y envaramiento detrás; y veis aquí donde salen a ejecutar la sentencia, aun bien apenas no habiendo sido puesta en ejecución la culpa, porque entre moros no hay «traslado a la parte», ni «a prueba y estése», como entre nosotros. —Niño, niño —dijo con voz alta a esta sazón don Quijote—, seguid vuestra historia línea recta y no os metáis en las curvas o transversales, que para sacar una verdad en limpio menester son muchas pruebas y repruebas. DOCENTE: ALEJANDRO CASTILLO GUIA DE TRABAJO PARA ESTUDIANTES
ESCUELA NORMAL SUPERIOR DE PASTO También dijo maese Pedro desde dentro: —Muchacho, no te metas en dibujos, sino haz lo que ese señor te manda, que será lo más acertado: sigue tu canto llano y no te metas en contrapuntos, que se suelen quebrar de sotiles. —Yo lo haré así —respondió el muchacho, y prosiguió diciendo—: esta figura que aquí parece a caballo, cubierta con una capa gascona, es la mesma de don Gaiferos; aquí su esposa, ya vengada del atrevimiento del enamorado moro, con mejor y más sosegado semblante se ha puesto a los miradores de la torre, y habla con su esposo creyendo que es algún pasajero, con quien pasó todas aquellas razones y coloquios de aquel romance que dicen:
Caballero, si a Francia ides, por Gaiferos preguntad,
las cuales no digo yo ahora, porque de la prolijidad se suele engendrar el fastidio. Basta ver cómo don Gaiferos se descubre, y que por los ademanes alegres que Melisendra hace se nos da a entender que ella le ha conocido, y más ahora que veemos se descuelga del balcón para ponerse en las ancas del caballo de su buen esposo. Mas, ¡ay, sin ventura!, que se le ha asido una punta del faldellín de uno de los hierros del balcón, y está pendiente en el aire, sin poder llegar al suelo. Pero veis cómo el piadoso cielo socorre en las mayores necesidades, pues llega don Gaiferos y, sin mirar si se rasgará o no el rico faldellín, ase della y mal su grado la hace bajar al suelo y luego de un brinco la pone sobre las ancas de su caballo, a horcajadas como hombre, y la manda que se tenga fuertemente y le eche los brazos por las espaldas, de modo que los cruce en el pecho, porque no se caiga, a causa que no estaba la señora Melisendra acostumbrada a semejantes caballerías. Veis también cómo los relinchos del caballo dan señales que va contento con la valiente y hermosa carga que lleva en su señor y en su señora. Veis cómo vuelven las espaldas y salen de la ciudad y alegres y regocijados toman de París la vía. ¡Vais en paz, oh par sin par de verdaderos amantes! ¡Lleguéis a salvamento a vuestra deseada patria, sin que la fortuna ponga estorbo en vuestro felice viaje! ¡Los ojos de vuestros amigos y parientes os vean gozar en paz tranquila los días (que los de Néstor sean) que os quedan de la vida! Aquí alzó otra vez la voz maese Pedro y dijo: —Llaneza, muchacho, no te encumbres, que toda afectación es mala. No respondió nada el intérprete, antes prosiguió diciendo: —No faltaron algunos ociosos ojos, que lo suelen ver todo, que no viesen la bajada y la subida de Melisendra, de quien dieron noticia al rey Marsilio, el cual mandó luego tocar al arma; y miren con qué priesa, que ya la ciudad se hunde con el son de las campanas que en todas las torres de las mezquitas suenan. —¡Eso no! —dijo a esta sazón don Quijote—. En esto de las campanas anda muy impropio maese Pedro, porque entre moros no se usan campanas, sino atabales y un género de dulzainas que parecen nuestras chirimías; y esto de sonar campanas en Sansueña sin duda que es un gran disparate. Lo cual oído por maese Pedro, cesó el tocar y dijo: —No mire vuesa merced en niñerías, señor don Quijote, ni quiera llevar las cosas tan por el cabo, que no se le halle. ¿No se representan por ahí casi de ordinario mil comedias llenas de mil impropiedades y disparates, y, con todo eso, corren felicísimamente su carrera y se escuchan no solo con aplauso, sino con admiración y todo? Prosigue, muchacho, y deja decir, que como yo llene mi talego, siquiera represente más impropiedades que tiene átomos el sol. —Así es la verdad —replicó don Quijote. Y el muchacho dijo: —Miren cuánta y cuán lucida caballería sale de la ciudad en siguimiento de los dos católicos amantes, cuántas trompetas que suenan, cuántas dulzainas que tocan y cuántos atabales y atambores que retumban. Témome que los han de alcanzar y los han de volver atados a la cola de su mismo caballo, que sería un horrendo espetáculo Viendo y oyendo, pues, tanta morisma y tanto estruendo don Quijote, parecióle ser bien dar ayuda a los que huían, y levantándose en pie, en voz alta dijo: —No consentiré yo que en mis días y en mi presencia se le haga superchería a tan famoso caballero y a tan atrevido enamorado como don Gaiferos. ¡Deteneos, mal nacida canalla, no le sigáis ni persigáis; si no, conmigo sois en la batalla! Y, diciendo y haciendo, desenvainó la espada y de un brinco se puso junto al retablo, y con acelerada y nunca vista furia comenzó a llover cuchilladas sobre la titerera morisma, derribando a unos, descabezando a otros, estropeando a este, destrozando a aquel, y, entre otros muchos, tiró un altibajo tal, que si maese Pedro no se abaja, se encoge y agazapa, le cercenara la cabeza con más facilidad que si fuera hecha de masa de mazapán. Daba voces maese Pedro, diciendo: —Deténgase vuesa merced, señor don Quijote, y advierta que estos que derriba, destroza y mata no son verdaderos moros, sino unas figurillas de pasta. Mire, ¡pecador de mí!, que me destruye y echa a perder toda mi hacienda. Mas no por esto dejaba de menudear don Quijote cuchilladas, mandobles, tajos y r eveses como llovidos. Finalmente, en menos de dos credos, dio con todo el retablo en el suelo, hechas pedazos y desmenuzadas todas sus jarcias y figuras, el rey Marsilio malherido, y el emperador Carlomagno, partida la corona y la cabeza en dos partes. Alborotóse el senado de los oyentes, huyóse el mono por los tejados de la venta, temió el primo, acobardóse el paje, y hasta el mesmo Sancho DOCENTE: ALEJANDRO CASTILLO GUIA DE TRABAJO PARA ESTUDIANTES
ESCUELA NORMAL SUPERIOR DE PASTO —Quisiera yo tener aquí delante en este punto todos aquellos que no creen ni quieren creer de cuánto provecho sean en el mundo los caballeros andantes. Miren, si no me hallara yo aquí Taller 8 presente, qué fuera del buen don Gaiferos y de la hermosa Melisendra: a buen seguro que esta fuera ya la hora que los hubieran alcanzado estos canes y les hubieran hecho algún desaComentario de texto. guisado. En resolución, ¡viva la andante caballería sobre cuantas cosas hoy viven en la tierra!
En el fragmento que acabas
—¡Viva enhorabuena —dijo a esta sazón con voz enfermiza maese Pedro—, y muera yo!, pues de leer, Cervantes introduce de soy tan desdichado, que puedo decir con el rey don Rodrigo: manera ingeniosa una repreAyer fui señor de España, y hoy no tengo una almena que pueda decir que es mía.
sentación de la representación, es decir, noveliza el teatro; recrea una actividad artística –el teatro de títeres- que es, a su vez, una recreación de la realidad, a través de este juego de imágenes nos da una visión de la sociedad de su época y las principales tendencias artísticas.
No ha media hora, ni aun un mediano momento, que me vi señor de reyes y de emperadores, llenas mis caballerizas y mis cofres y sacos de infinitos caballos y de innumerables galas, y agora me veo desolado y abatido, pobre y mendigo, y sobre todo sin mi mono, que a fe que primero que le vuelva a mi poder me han de sudar los dientes; y todo por la furia mal considerada deste señor caballero, de quien se dice que ampara pupilos y endereza tuertos y hace otras obras caritativas, y en mí solo ha venido a faltar su intención generosa, que sean benditos y alabados los cielos, allá donde tienen más levantados sus asientos. En fin, el Caballero de la Triste Figura había de ser aquel que había de desfigurar las mías. 1. (…)
El tema de la escena de títeres del capítulo XXVI de la segunda parte, no es gratuito. Representa los temas clásicos de la sociedad caballeresca: el tema religioso, en la guerra entre moros y cristianos; el tema del amor cortés, en el rapto de Melisendra y la osada acción de Gaiferos para rescatarla; y, finalmente, el tema heroico representado por Gaiferos. Ahora bien, ¿Porqué la representación de un tema medieval en medio de una sociedad renacentista? La sociedad renacentista se postula como tal en oposición al medioevo y la sociedad caballeresca. La edad media – afirmaban – había significado un paréntesis en el progreso de la humanidad; había oscurecido los desarrollos de la cultura grecolatina. Ellos –decían los renacentistas- rescataban el verdadero patrimonio cultural de la humanidad. Mientras la cultura de moda era el renacimiento, Cervantes muestra de qué manera, a pesar de que se diga lo contrario, lo que seguía interesando al pueblo español era el espíritu caballeresco. Cervantes se burla de una sociedad que pretendía estar en la moda de la cultura europea, y que sin embargo nunca llegaría a ser plenamente renacentista. Mientras Europa ya había superado el problema de las cruzadas medievales, España aún persistía en la guerra contra los moros. Una vez expulsados de la península ibérica, la nobleza española los siguió hasta tierras africanas, en una obsesión por vivir los valores caballerescos de la heroicidad y la defensa de la religión. En el fragmento Gaiferos y el mismo don Quijote son representantes de esta nobleza en decadencia. De otro lado, el maese Pedro es una cómica representación de la burguesía: tras la escena, es ella quien finalmente maneja los hilos del poder. La burguesía ha perdido los valores tradicionales, hasta el punto de confundir las campanas –símbolo de la cristiandad- con los atabales – propios de los moros-. Finalmente, el maese Pedro no tiene escrúpulos en reconocer que más allá de los clásicos valores tradicionales, lo único que le importaba era ganar dinero: “prosigue muchacho y deja decir; que como yo llene mi talego, siquiera represente más impropiedades…”. En Conclusión, Cervantes muestra una sociedad que pretende ser renacentista y sin embargo vive la contradicción de verse movilizada por valores caballerescos; una nobleza dirigente, alejada de la realidad, preocupada por guerras ya pasadas frente a una burguesía pragmática, que en realidad maneja el poder.
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El comentario de texto parte de algún elemento que captó la atención del comentarista. En este caso, ¿Cuál es el elemento? 2. De los comentarios de texto presentados hasta ahora, éste es el primero que se centra explícitamente en el aspecto social e histórico. Se afirma que a través del fragmento, Cervantes nos ofrece una visión particular de su época, ¿Crees que las afirmaciones que en el comentario se hacen son fundamentadas en el fragmento? Justifica respuesta. 3. La visión de la sociedad y la cultura, expuestos en este breve comentario son sólo dos temas, de los que se pueden analizar a partir del siglo XXVI. Queda entre el titiritero, por ejemplo, la visión del teatro que Cervantes transmite. Recuérdese que Cervantes incursionó sin éxito, antes de la prosa, en el teatro. Opacado por el éxito y la concepción artística de Lope, se retiro prudentemente al campo de la prosa, sin abandonar su visión de la literatura y el teatro. a. Realiza un comentario de texto, a partir del capitulo leído, donde analices lo que piensa Cervantes del teatro. Localiza, en primer lugar, los fragmentos donde se haga alusión al teatro. b. El fragmento que intenta analizar es aquél en el que el maese Pedro le responde a don Quijote por la crítica que éste le ha hecho acerca del problema
ESCUELA NORMAL SUPERIOR DE PASTO Pero el espíritu español no se debatía solamente en la contradicción entre el pasado y el presente; para hacer más complejo el panorama, Cervantes señala también una fuerte tensión entre el presente y el futuro, entre un espíritu renacentista, que no se había podido desarrollar plenamente en la península, y un espíritu barroco, que ya empieza, en ese momento, a despuntar y que terminará siendo el aporte más original de la sociedad española a la cultura occidental. El espíritu renacentista está representado en don Quijote y el maese Pedro, quienes a lo largo de la representación se preocupan porque ésta utilice un lenguaje moderado, equilibrado y que los hechos descritos se apeguen a la verdad histórica. El espíritu barroco esta representado en el niño, quien se explaya en comentarios y utiliza un lenguaje grandilocuente, así como arrevesado. Al final del capítulo triunfa el espíritu barroco, la sugestiva narración del chico hechiza la mente de don Quijote, que había permanecido concentrado en la representación, haciendo, incluso, intervenciones que llaman al realismo. El ingenioso hidalgo, deslumbrado por la magia de la narración, decide entrar en escena para cumplir los mandatos de todo buen caballero… termina destruyendo el retablo. La ironía y el humor que Cervantes utiliza en el Quijote, eran un recurso exhaustivo del teatro. Cervantes introduce este recurso en la novela moderna. Ahora, irónicamente, lo utiliza en una escena en la que se representa el teatro mismo.
El siglo de oro de las letras españolas El Quijote es la obra de mayor trascendencia de la literatura española. Su vigencia y actualidad reside en el hecho de tocar temas humanos y universales. Respecto a la lectura y su relación con la locura, existen dos interpretaciones contradictorias; una afirma que el propósito de Quijote era condenar los libros de caballería; la otra afirma que el propósito de Cervantes era plantear el reino de la ficción, el reino de la libertad, como un mundo posible. Lee con atención el siguiente comentario del crítico español Vicente Gaos, en el que toma una posición al respecto. El quijote termina en tablas. Los que se complacen en ver en la cordura final y en la muerte de don Quijote el “antiquijotismo” de Cervantes sólo ven una verdad parcial. Olvidan que l postrer cordura del hidalgo es simultanea de la renaciente locura de su escudero, definitivamente quijotizado: “no se muera vuestra mercede, señor mio, sino tome mi conejo, y viva muchos años; porque la mayor locura que puede hacer un hombre en esta vida es dejarse morir si más ni más, sin que nadie le mate, ni otras manos le acaben que las de la melancolía. Mire, no sea perezoso, sino levántese desa cama, y vámonos…” con profundo sentido –aunque viendo también media verdad- recogió Unamuno esta llamamiento de Sancho, negándose a admitir la cordura y muerte de don Quijote. El final de la novela parece la crítica más amarga del optimismo, la condena de todas las ilusiones y el acabamiento de todos los mitos. Pero sólo lo parece. Paradójicamente, Cervantes destruye los mitos con otro mito: el de don Quijote. Y muerto, no don Quijote, sino Alonso Quijano, ahí queda Sancho en trance de resucitar inacabablemente la eterna historia. Cervantes no es pesimista ni optimista, sería de una crueldad injustificada haber hecho prender la llama de la locura en el buen hidalgo manchego, si el quijotismo fuera un imposible absoluto que careciera de todo sentido. La actitud de Cervantes podría formularse como un optimismo trágico. Don Quijote ha fracasado. Pero, más allá del fracaso, se vislumbra la comprensiva sonrisa final del autor, que parece susurrar: “Eppur…!”. Tomado de Revista Anthropos Número 100, Pág. 13.
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de las campanas y los atabales. ¿con qué tono se refiere el maese Pedro a las comedias que se representan por ahí? a. Frente a la discusión sobre el sentido del Quijote, ¿Qué punto de vista asume el crítico Vicente Gaos? Justifica tu respuesta. Lee e interpreta el siguiente poema del Quijote Poema Lectores Jorge Luis Borges De aquel hidalgo de cetrina y seca tez y de heroico afán se conjetura que, en víspera perpetua de aventura, no salió nunca de su biblioteca. La crónica puntual que sus empeños narra y sus tragicómicos desplantes fue soñada por él, no por Cervantes, y no es más que una crónica de sueños. Tal es también mi suerte. Sé que hay algo inmortal y esencial que he sepultado en esa biblioteca del pasado en que leí la historia del hidalgo. Las lentas hojas vuelve un niño y grave sueña con vagas cosas que no sabe.
a. Borges plantea en el poema el sentido que para él adquiere el Quijote. Explica, con tus palabras, el significado del poema. b. El poema propone a don Quijote como un personaje real. Localiza el verso donde se realiza tal afirmación. c. En tu concepto, ¿Se puede afirmar que de alguna manera don Quijote es un personaje real?, ¿por qué?
El Quijote de Cervantes.
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No son fáciles de discernir las razones que llevaron a Miguel de Cervantes Saavedra (Alcalá de Henares, 1547 – Madrid, 1616) a abandonar, hacia 1598 ó 1599, las aventuras de la pareja de enamorados constituida por Periandro y Auristela, que, dentro de las coordenadas de la novela bizantina, acabarían convirtiéndose, algunos años más tarde, en Los trabajos de Persiles y Sigismunda. Historia setentrional (Madrid: Juan de la Cuesta, 1617); en su lugar, el escritor alcalaíno inicia la narración de otras aventuras, en este caso las de un hidalgo de aldea, Alonso Quijano, que, enloquecido por la lectura de los libros de caballerías, abandona hacienda y familia y decide recorrer los caminos de España para deshacer cuantos entuertos encuentra a su paso, socorriendo a damas en apuros y amparando a débiles en peligro. Nace así, probablemente en las mazmorras de la cárcel real de Sevilla (“[…] como quien se engendró en una cárcel, donde toda incomodidad tiene su asiento y donde todo triste ruido hace su habitación”[Q, pról., 9]) la obra que inmortalizó a su autor y la novela que se ha convertido en la más universal de la literatura española: El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha (Madrid: Juan de la Cuesta, 1605) y su continuación, diez años más tarde, Segunda parte del ingenioso caballero don Quijote de la Mancha (Madrid: Juan de la Cuesta, 1615).
Por el camino de la parodia.
La obra que con el tiempo ha llegado a ser considerada como la primera novela moderna o, al menos, como su germen (detrás está la idea de Ortega y Gasset de que “toda novela lleva dentro, como una íntima filigrana, el Quijote, de la misma manera que todo poema épico lleva, como el fruto el hueso, la Ilíada”), no deja de ser, en primer término, una parodia de los libros de caballerías con el objetivo explícito de “poner en aborrecimiento de los hombres las fingidas y disparatadas historias de los libros de caballerías” [Q., II, 74, 1223]. Igual propósito había guiado la primera parte: “[…] llevad la mira puesta a derribar la máquina mal fundada destos caballerescos libros, aborrecidos de tantos y alabados de muchos más” [Q., I, pról., 18]. Y como tal así se puede abordar la lectura –una lectura– delQuijote. A lo largo de la obra se establece un diálogo constante y enriquecedor con los libros de caballerías, género que Cervantes conocía muy bien, tanto en la teoría como en la práctica; sin duda, el referente paródico fundamental es elAmadís de Gaula, de ahí, por ejemplo, la división en cuatro libros. Ese conocimiento cervantino de la literatura caballeresca ofrece diversas perspectivas: una extensa nómina y catálogo a través del escrutinio de la biblioteca de don Quijote [Q, I, 6], la elaboración improvisada de un libro de caballerías en pequeño [Q, I, 21] e, incluso, la reflexión teórica sobre el género, patente, en este caso, a través de las palabras del canónigo toledano [Q, I, 47]. La parodia del mundo caballeresco se desarrolla ya desde la portada, que ofrece singulares elementos encaminados para orientar al lector por ese camino: frente a los adjetivos habituales en los libros de caballerías (esforzado, valeroso, virtuoso, excelentísimo…), Cervantes califica a su personaje de ingenioso, esto es, un adjetivo de esencia, que viene a calificar las virtudes intelectuales y no físicas de don Quijote: ‘creativo, rico en inventiva e imaginación’, pero también ‘de temperamento colérico y melancólico’; frente a los habituales príncipes, caballeros y alta nobleza que protagonizan los libros caballerescos, Cervantes presenta a un noble, pero que pertenece a la capa más baja de la sociedad nobiliaria: un hidalgo de aldea, en un momento en que esta clase social era objeto de duras críticas (en literatura, el recuerdo del escudero empobrecido del Lazarillo se hace obvio), y ya no era indicativo inmediato de nobleza: ser hidalgo suponía quedar exento de pagar impuestos, sí, pero el patrimonio económico paulatinamente mermado im pedía mantener una situación social acorde con su rango.
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Taller 9 1. Busca en el diccionario el significado de las palabras y expresiones resaltadas. Escribe una oración con cada una. 2. Explica con tus palabras el significado de las siguientes ideas. - Por el camino de la parodia. - El Quijote, de la misma manera que todo poema épico, lleva como fruto el hueso. - A lo largo de la obra se establece un dialogo constante y enriquecedor con los libros de caballerías. - Frente a los adjetivos habituales en los libros de caballería (esforzado, valeroso, virtuoso, excelentísimo…), Cervantes califica a su personaje de ingenioso. - La parodia, iniciadas desde la portada, afecta a todos los niveles del texto: el desarrollo de los acontecimientos. - Los protagonistas (Don Quijote, Sancho, Dulcinea del Toboso, doña Rodríguez, etc. Son más bien antihéroes). 3. Imagina y describe un personaje quijotesco contemporáneo. Por ejemplo, una persona joven que se enloquece por estar conectado mucho tiempo con los videojuegos. ¿Puedes hacerlo canción, rock, rap, reggaetón? Inténtalo 1. Busca el libro Don Quijote de la Mancha, y selecciona el capítulo que más llame tu atención. 2. Escribe en tu cuaderno el argumento del capítulo en trescientas palabras. Elige la idea principal y seis ideas secundarias. 3. Elabora le estructura del argumento que escribiste. Sustenta tus argumentos con cinco citas del capítulo que leíste.
ESCUELA NORMAL SUPERIOR DE PASTO El nombre del personaje –con ese extraño, por impertinente para un hidalgo, don antepuesto– es evocador al mismo tiempo del de algunos héroes de caballerías (Lanzarote) y del nombre del hidalgo (Quij-), pero no deja de tener también su punto de burla a través del sufijo despectivo –ote, aún más cuando el quijote era la pieza de la armadura que cubre el muslo; asimismo, su adscripción geográfica es burlesca: frente a los lugares fabulosos (reales o imaginados) de los sobrenombres caballerescos (Gaula, Grecia, Hircania, Tracia…), don Quijote es señor de La Mancha, acaso la zona más árida y desértica de la Península Ibérica, lugar en el que abundaban los cristianos nuevos, por tanto donde no abundaba la nobleza, circunstancia con la que probablemente se juega lingüísticamente a través del nombre (Mancha = mancha, mácula), al igual que en La pícara Justina, llamada “manchega” por la mácula debida a su origen judío [Redondo, 1997:63 y 2001:530]. Finalmente, el grabado que aparece en la portada es sustancialmente distinto a las portadas habituales de libros de caballerías: el joven caballero montado sobre su corcel, apoyado este sobre sus patas traseras, y blandiendo la espada en situación de guerrear se sustituye en elQuijote por una de las marcas de la antigua imprenta de Pedro de Madrigal, que incluye una leyenda en latín (Post tenebras spero lucem) que Cervantes utilizará en la segunda parte (Q., II, 68, 1180). La parodia y burla se extienden a buena parte de los textos preliminares y epilogales, singularmente el prólogo, verdadera pieza magistral, y los poemas que se ponen en boca de personajes de libros de caballerías dedicados a los protagonistas de la novela: Amadís de Gaula a don Quijote de la Mancha, Don Belianís de Grecia a don Quijote de la Mancha, Gandalín, escudero de Amadís, a Sancho Panza, escudero de don Quijote; Diálogo entre Babieca y Rocinante, etc.; así como la burlesca justa poética del final: Los académicos de la Argamasilla, lugar de la Mancha, en vida y muerte del valeroso don Quijote de la Mancha, “hoc scripserunt”… La parodia, iniciada desde la portada, afecta a todos los niveles del texto: el desarrollo de los acontecimientos (las aventuras del caballero se van ensartando de manera lineal, al menos inicialmente), los protagonistas (Don Quijote, Sancho, Dulcinea del Toboso, doña Rodríguez, etc. son más bien antihéroes), los episodios (armazón caballeresca, hazañas, penitencia de amor…), recursos (manuscrito encontrado, los encantadores), etc. J José Montero Reguera Universidad de Vigo
El Quijote y el arte nuevo, por Milan Kundera
En la última página de su Don Quijote de la Mancha, Cervantes afirma que, con este libro, se proponía un único objetivo: “ ...poner en aborrecimiento de los hombres las fingidas y disparatadas historias de los libros de caballería...”.* Si tomamos al pie de la letra estas palabras (aunque no hay que tomar nada al pie de la letra en este libro inasible), la novela aparece como el sarcástico final de la literatura precedente: legendaria, mitologizante, fantástica, heroica. No obstante, con la perspectiva de cuatro siglos, el novelista de hoy tiende a ver en este libro más un inicio que un final: el punto de partida de un arte nuevo, el arte de la novela. Nadie es dueño de las consecuencias de sus actos, y Cervantes no buscaba la gloria de un fundador. Pertenecía a la literatura de su tiempo, y a él pertenecían sus amigos, sus enemigos, sus ambiciones. Por el talante de su imaginación, por sus motivos, temas, decorados, intrigas, personajes, estaba del todo impregnado de las convenciones literarias predominantes hasta entonces. Gracias a un hecho ínfimo, él les ha insuflado, con este libro, un sentido enteramente nuevo: no se tomó en serio esas convenciones. El personaje principal de su novela es un loco muy original que se toma por un héroe muy convencional: un pobre hidalgo de pueblo, Alonso Quijada, que decide ser un caballero andante llamado Quijote de la Mancha. El fundamento de toda la existencia del protagonista radica en su voluntad de ser lo que no es; las consecuencias estéticas son radicales para la totalidad de esta novela: nada en ella es seguro; todo es mistificación o ilusión; todo adquiere en ella un significado incierto y cambiante. Y nada debe tomarse en serio. Para que esto quede claro entre él y el lector, Cervantes afirma que las aventuras de don Quijote habían sido escritas por un moro y que su novela no es sino una traducción aproximada de un texto del que no es responsable (ya que, como bien señala, los moros son todos “embelecadores, falsarios y quimeristas”). Que no nos sorprendan, pues, las eventuales inconsecuencias en la presentación de hechos y personajes, ¡y dejémonos llevar por la euforia del autor que imDOCENTE: ALEJANDRO CASTILLO GUIA DE TRABAJO PARA ESTUDIANTES
ESCUELA NORMAL SUPERIOR DE PASTO provisa, que exagera, que bromea! Poco le importa que lo que cuenta sea verosímil, ¡lo que quiere es entretener, sorprender, cautivar, maravillar! (Este ostensible descaro ante la verosimilitud cuanto más aleja el Quijote de la novela del siglo XIX, de un Balzac, un Dickens o un Flaubert, más lo acerca a un García Márquez, un Rushdie, un Fuentes o un Grass.) La primera parte de la novela tuvo una gran repercusión cuando apareció en 1605. Al escribir la segunda parte, Cervantes tuvo una idea extraordinaria: los personajes con los que se va encontrando don Quijote reconocen en él al protagonista del libro que han leído; debaten sobre sus pasadas aventuras y él puede comentar y corregir su imagen literaria. ¡Un juego de espejos jamás visto antes! Un juego que va aún más lejos gracias a un hecho inesperado: ¡antes de que él mismo terminara la segunda parte, otro escritor hasta hoy desconocido (oculto tras un seudónimo) se ha adelantado publicando su propia continuación de las aventuras de don Quijote! Cuando Cervantes publica en 1615 el segundo tomo de su novela, hace en el texto varias alusiones reivindicativas y despreciativas al plagiario y desliza así en su novela otro espejo más. Después de todas sus malaventuradas andanzas, don Quijote y Sancho están ya camino de su pueblo cuando se encuentran a un personaje del plagio, un tal álvaro; ¡éste se extraña al oír sus nombres ya que él mismo conoce a otro don Quijote y otro Sancho! Esto ocurre pocas páginas antes del final; última prueba de la incertidumbre de todas las cosas: una desconcertante confrontación de los personajes con sus propios espectros, sus dobles, sus clones. En efecto, nada es seguro en este mundo nuestro: ni la identidad de las personas; ni siquiera la identidad, aparentemente tan evidente, de las cosas. Don Quijote le quita a un barbero su bacía porque la toma por un yelmo. Más adelante, el barbero llega por casualidad a la venta donde está don Quijote rodeado de gente, ve su bacía y quiere llevársela. Pero don Quijote, indignado, se niega a tomar su yelmo por una bacía. De repente se pone en cuestión la esencia misma de un objeto. Por otra parte, ¿cómo probar que una bacía colocada en la cabeza no es un yelmo? Los traviesos parroquianos, para divertirse, dan con el único criterio objetivo para establecer la verdad: el voto secreto. Todos participan en la votación y el resultado no da lugar a equívocos: todos confirman que el objeto es un yelmo. ¡Admirable broma ontológica! Me contaron que el primer sondeo de opinión pública en Francia tuvo lugar en 1938, después de los acuerdos de Munich. Mediante este veredicto de lo más democrático, los franceses confirmaron entonces, por aplastante mayoría, que la inolvidable capitulación ante Hitler era un acto ejemplar y justo. Los lectores de Cervantes no se llaman a engaño: todas las votaciones, todos los sondeos de opinión tienen por modelo el clásico escrutinio de la venta cervantina. La comicidad y la risa son propias de la vida humana desde la noche de los tiempos; en el Quijote, se oye la risa como proveniente de las farsas medievales; uno se ríe del caballero que lleva una bacía a modo de yelmo, o de su escudero que recibe una paliza. Pero, además de esa comicidad, casi siempre estereotipada, casi siempre cruel, otra, mucho más sutil, se desprende de esta novela. Un amable hidalgo rural invita a don Quijote a su casa donde vive con un hijo que es poeta. El hijo, más lúcido que su padre, detecta enseguida que el invitado es un loco. Don Quijote incita al joven a recitarle un poema; éste se apresura a complacerle y don Quijote hace un elogio grandilocuente de su talento; feliz, halagado, el hijo olvida en el acto la locura del invitado. ¿Quién es, pues, el más loco? ¿El loco que elogia al lúcido o el lúcido que cree en el elogio del loco? Entramos así en la esfera de esa otra comicidad, más sutil e infinitamente más refinada, que llamamos humor. No nos reímos porque se ha ridiculizado, o burlado e incluso humillado a alguien, sino porque, de pronto, el mundo aparece en toda su ambigöedad, las cosas pierden su significado aparente, la gente se revela distinta a lo que ella misma cree que es. Octavio Paz dice, acertadamente, que el humor es un “gran invento” de la época moderna, vinculado al nacimiento de la novela y en particular a Cervantes (yo añadiría: y a Rabelais, ese otro gran precursor). El amor de don Quijote por Dulcinea parece una inmensa broma: está enamorado de una mujer que apenas ha entrevisto, o tal vez jamás haya visto. Está enamorado, pero, como él mismo reconoce, sólo “porque tan propio y natural es de los caballeros ser enamorados como al cielo tener estrellas”. Es inolvidable la escena del capítulo 25 de la primera parte: don Quijote envía a Sancho a casa de Dulcinea para que le cuente la inmensidad de su pasión. Pero ¿cómo demostrar la intensidad de una pasión? ¿Cómo dar la medida de un sentimiento? ¡Hay que acudir a algo realmente grandioso! En presencia de Sancho, don Quijote se quita, pues, el pantalón, se queda en cueros debajo de la camisa y empieza a dar volteretas y a ponerse cabeza abajo, patas arriba. Toda la literatura narrativa conoce desde siempre las infidelidades, las traiciones, las decepciones amorosas. Pero con Cervantes lo que se cuestiona no son los amantes, sino el amor, la noción misma del amor. Porque ¿qué es el amor si se ama a una mujer sin conocerla? ¿La simple decisión de amar? ¿O incluso una imitación? La pregunta no es ninguna tontería, ni tan sólo una simple provocación: si, desde nuestra infancia, los ejemplos del amor no nos incitaran a seguirlos, ¿acaso sabríamos qué significa amar? (No estamos muy lejos de Emma Bovary: sus padecimientos sentimentales ¿acaso habrían sido tan atroces si no la hubieran guiado ejemplos de amor romántico?) De golpe, gracias a esa broma hiperbólica que es la pasión de don Quijote por Dulcinea, se desgarra el velo de las certidumbres; se abre un extenso campo, hasta entonces desconocido, en el que todas las actitudes, todos los sentimientos, todas las situaciones humanas se vuelven enigmas existenciales. El pobre Alonso Quijada quiso alzarse al personaje legendario de caballero errante. Cervantes consiguió, para toda la historia de la literatura, precisamente lo contrario: rebajó al personaje legendario: al mundo de la prosa. La prosa: esta palabra no sig DOCENTE: ALEJANDRO CASTILLO GUIA DE TRABAJO PARA ESTUDIANTES
ESCUELA NORMAL SUPERIOR DE PASTO nifica tan sólo: un lenguaje no versificado; significa también: el carácter concreto, cotidiano, corporal de la vida. Ni Aquiles ni Ulises nunca se las tenían con sus dientes; en cambio, para don Quijote y Sancho, los dientes son una preocupación constante, dientes que duelen, dientes que faltan. “Porque te hago saber, Sancho, que la boca sin muelas es como molino sin piedra, y en mucho más se ha de estimar un diente que un diamante.” Pero la prosa no es sólo el lado penoso o vulgar de la vida, es también algo bello hasta entonces descuidado: belleza de los sentimientos modestos, por ejemplo la de esa amistad impregnada de familiaridad que siente Sancho por su amo. Don Quijote le regaña por su descarado cacareo alegando que en ningún libro de caballería un escudero se atreve a hablar así a su amo. Por supuesto que no: la amistad de Sancho es uno de los descubrimientos cervantinos de la nueva belleza prosaica: “...no puedo más, seguirle tengo; somos de un mismo lugar, he comido su pan, quiérole bien, es agradecido, diome sus pollinos, y sobre todo, yo soy fiel, y, así, es imposible que nos pueda apartar otro suceso que el de la pala y azadón”, dice Sancho. (Ni el Trimde Laurence Sterne ni Jacques el Fatalista de Diderot se dirigirán a sus amos en el mismo tono.) La muerte de don Quijote es tanto más conmovedora cuanto que es prosaica: desprovista de todo pathos. Tras dictar su testamento agoniza durante tres días, rodeado de las personas que le quieren sinceramente: sin embargo, “comía la sobrina, brindaba el ama y se regocijaba Sancho Panza, que esto del heredar algo borra o templa en el heredero la memoria de la pena que es razón que deje el muerto”. E n varias ocasiones, Cervantes enumera largamente en la novela libros de caballería. Menciona los títulos, pero no siempre a sus autores. El respeto por el autor y por sus derechos morales todavía no se había dado por aquel entonces. No obstante, cuando se entera de que otro escritor se ha apropiado de sus personajes, reacciona como reaccionaría un novelista de hoy: con la orgullosa ira de un creador: “Para mí sola* nació don Quijote, y yo para él: él supo obrar y yo escribir, solos dos somos para en uno...”. éste es el primer distintivo de un personaje novelesco: una creación única e inimitable, inseparable de la imaginación original de un único autor. Antes de que quedara escrito, nadie podía imaginar a un don Quijote; era en sí lo inesperado; y, sin el encanto de lo inesperado, ningún personaje novelesco (ninguna gran novela) fue a partir de entonces concebible. Don Quijote explica a Sancho que Homero y Virgilio no describían a los personajes “como ellos fueron, sino como habían de ser para quedar ejemplo a los venideros hombres de sus virtudes”. Ahora bien, el propio don Quijote es cualquier cosa menos un ejemplo a seguir. Los personajes novelescos no piden que se les admire por sus virtudes. Piden que se les comprenda, lo cual es totalmente distinto. Los héroes de epopeyas vencen y, si son abatidos, conservan su grandeza hasta el último suspiro. Don Quijote ha sido vencido. Y sin grandeza alguna. Porque, de golpe, todo queda claro: la vida humana como tal es una derrota. Lo único que nos queda ante esta inapelable derrota llamada la vida es intentar comprenderla. ésta es la razón de ser del arte de la novela. 1. 2. 3.
En cinco renglones expliquen a que se refiere el texto de Milan Kundera. Escriban cinco oraciones que den cuenta de las cosas y hechos a las que hace mención el texto. Sustraigan de texto cinco oraciones que hayan sido de difícil comprensión. Rescríbanlas en frente con sus palabras.
¡Rechazado el Quijote! Por Tito Matamala
Señor Miguel de Cervantes y Saavedra De nuestra consideración: Hemos recibido una copia impresa de su novela titulada "El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha", que usted nos ha enviado. Luego de someterlo a la lectura de un equipo de editores especializados, y recogiendo sus conclusiones, me permito establecer los siguientes puntos: 1. Se trata de una novela extensa, con ciertos momentos interesantes para un lector no avezado, y algunos rasgos de sarcasmo que, sin embargo, se diluyen en las reflexiones dramáticas de los diversos narradores que confluyen en su obra. 2. El título de su obra, "El ingenioso hidalgo...", es muy poco comercial, lo que aumentaría el riesgo de su publicación. Otras alternativas más sugerentes podrían ser: "Tengo miedo Quijote", o "Fantasías sexuales del Quijote". 3. No queda muy clara la relación y compromiso que existe entre los dos personajes principales. Quizás si se subrayara de manera más notoria la homosexualidad de ambos, podría ser más interesante para las nuevas tendencias editoriales, y para los gustos del moderno lector. En el entendido de que su novela es un manifiesto libertario, DOCENTE: ALEJANDRO CASTILLO GUIA DE TRABAJO PARA ESTUDIANTES
Taller 10 1. EL editor considera que la novela de Cervantes es: - Mala.
- Regular. - Buena. - Poco Lucrativa. - Atractiva para el lector. - Muy Corta en extensión.
2. El editor es un hombre de la época: - Medieval. - Romántica. - Moderna. - Barroca. - Contemporánea. - Neoclásica. 3. Según el editor Matamata, el Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, es un titulo que no funciona porque es:
ESCUELA NORMAL SUPERIOR DE PASTO no vemos la razón por la que se oculte la legítima opción sexual de sus protagonistas. Se evidencia la falta de un episodio que clarifique esta faceta de la historia. En tal sentido, el personaje llamado Dulcinea debería ser bisexual, para mantener la coherencia del relato. 4. Los rasgos de locura del personaje que se vislumbra como principal, Don Quijote, y que da el título a su libro, impiden que se aprecie concretamente su posición política. ¿Es el personaje principal un revolucionario izquierdista castrista? ¿Acaso es el personaje secundario, Sancho, un agente encubierto de la CIA? Así parece, por su constante oposición al protagonista.
- Anacrónico. - Demasiado lago. - Poco interesante. - Pesado y complejo. - Bastante evidente.
5. Las nuevas tendencias narrativas han dado por muerta a la comedia de crítica social, en cambio se privilegia el drama político realista, con visos de la historiografía reciente. Por tal motivo, no resultan atractivos los episodios humorísticos en su novela, le aconsejaríamos eliminarlos o reformularlos puesto que pueden ser mal interpretados. El capítulo de los molinos de viento, por ejemplo, es, además de barroco, insustancial y con un gastado aire a realismo mágico latinoamericano.
4. El escrito “Rechazado el Quijote” es - Un texto argumentativo en contra del libro. - Una parodia de los criterios editoriales actuales. - Un texto informativo en contra del libro. - Una parodia de los editores contemporáneos.
6. La extensión de su novela desequilibra la ecuación de tiraje, número de páginas y precio de venta al público. En estos tiempos, sólo un autor consagrado se puede permitir un texto superior a mil páginas. Y pese a su entusiasmo, señor Cervantes, éste no es su caso. Con un poco de aplicación, puede compactarse su texto a unas 150 páginas si - por ejemplo- elimina todas las historias parásitas contenidas. La economía de recursos verbales también puede aplicarse a los titulares de cada episodio, cuya idea de resumir el contenido del capítulo es redundante. Por ejemplo, el "CAPITULO XX: de la jamás vista ni oída aventura que con más poco peligro fue acabada de famoso caballero en el mundo como la que acabó el valeroso don Quijote de la Mancha", puede quedar simplemente como "Capítulo XX".
5. Cita textualmente los problemas que según el editor, tiene la novela de Cervantes. - Relevantes. - Imposibles. - Cambiables. - Contradictorios. - Fuera de lugar. - Poco interesante.
7. Del mismo modo, una obra tan larga correría peor suerte en cualquier concurso literario de los que están bajo nuestra influencia y tutela. Pese a un auspicioso comienzo de su novela, cualquier jurado sería incapaz de continuar más allá de lo que usted llama "primera parte". Por tanto, no podría superar las instancias de mínima selección.
6. Escribe un argumento con la aceptación o el rechazo a las opiniones del editor.
8. El extenso léxico que usted ha desplegado en su novela atenta contra la comprensión de los lectores. Son innumerables las palabras que demandan una capacidad intelectual que muy pocas personas poseen. Ya no es época de leer junto a un diccionario de la RAE, nadie tiene tiempo para ello. La nueva narrativa, por el contrario, ha tendido a la simplificación del lenguaje y al fomento del habla vulgar y simple. Algunas palabras soeces enriquecerían su obra, como un acto de complicidad con el público.
7. Reúnete con tres compañeros de clase y discute los siguientes aspectos. Redacten las conclusiones y preséntalas al curso. - La novela de Cervantes es: - Representa: - Podría convertirse en: - Le cambiarías por: - La recomendarías por: - No la recomendarías por:
9. El tema del remedo de las novelas de caballería no es atractivo para la mentalidad del lector contemporáneo. No obstante, esta falencia podría en parte superarse si el nudo argumental fuese reordenado de modo que se tratase de un grupo de hidalgos y caballeros sometidos a un encierro, en el que debiesen superar pruebas de ingenio, valor y liderazgo. Naturalmente, al caer bajo amenazas de convivencia y talento, los personajes deberían ser expulsados de manera gradual, etapa en que sugerimos que su personaje llamado Quijote sea el primero de ellos, y que luego desde afuera añore las hazañas de la caballería. Por todas estas consideraciones, que no creemos susceptibles de ser superadas, debemos rechazar la publicación de su novela "El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha". Ello no obsta que estemos llanos a evaluar sus próximas obras artísticas, siempre que se atengan de manera más pragmática a las circunstancias actuales. Atte. El editor
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