RESUMEN CRÍTIC CRÍ TICA A DE LA RAZÓN RA ZÓN PURA. PURA . KANT KAN T
INTRODUCCIÓN Segunda Edición. I. De la diferencia entre el conocimiento puro y el conocimiento empírico. empírico. Que todo nuestro conocimiento empieza con la experiencia, esto no ofrece la menos duda. Ningún conocimiento precede en nosotros a la experiencia, y es con ella con lo que todo comienza. Podría muy bien ocurrir que incluso nuestro conocimiento por experiencia fuese un compuesto de lo que recibimos de las impresiones sensibles y de lo que nuestro propio poder de conocer (simplemente excitado por impresiones sensibles) produce l mismo, adici!n que no distinguimos de la materia primera "asta que nuestra atenci!n "aya sido "abituada a fa#or de un largo e$ercicio que nos "aya ense%ado a separarla de ella. &ales &ales conocimientos conocimientos son llamados llamados a priori priori y se los distingue distingue de los los empíricos empíricos en que tienen su origen a posteriori, posteriori, a saber, en la experiencia. experiencia. Pero, entre los conocimientos a priori, son llamados puros aquellos a los que no se mezcla nada absolutamente de empírico. Por e$emplo, la siguiente proposici!n' &odo cambio tiene una causa, conocimiento que bien que a priori no es, sin embargo, puro, puesto que el cambio es un concepto que no se puede obtener sino que por medio de la experiencia. . Poseemos ciertos conocimientos P*+* e incluso el sentido común $ams se a sin apoyare en ellos. Nos es preciso un criterio que distinga un conocimiento puro del conocimiento empírico. Necesidad y estricta uni#ersalidad son, pues, las se%ales seguras de un conocimiento conocimiento a priori y estn indisolublemente indisolublemente unidas la una a la otra. -on#iene emplear separadamente separadamente estos dos criterios, cada uno de los cuales es infalible por sí mismo. "ora bien, que $uicios de esta especie, necesarios y uni#ersales en sentido estricto y, por consiguiente, puros, a priori, se encuentren en el conocimiento "umano, es
fcil de mostrar. i se quiere un e$emplo, no "ay sino que recorrer todas las proposiciones de la matemtica. Quitad poco a poco del concepto espiritual que tenis de un cuerpo todo cuanto en l "ay de empírico' el color, la dureza o la blandura, la pesantez, la impenetrabilidad y, sin embargo, aún queda el espacio que ocuparía este cuerpo (a"ora totalmente des#anecido) y que no podis "acer desaparecer. gualmente, si en el concepto empírico empírico que tenis de un ob$eto, ob$eto, de$is de la do todas las propiedades que os ense%a la experiencia, una quedara, no obstante, que no podis suprimirle, la que os "ace imaginarle como sustancia o como in"erente a una sustancia. /s preciso, que empu$ados por la necesidad mediante la cual un concepto se os impone, reconozcis que tiene su lugar a priori en #uestro poder de conocimiento.
IV. DE LA DIFERENCIA ENTRE LOS !ICIOS ANALITICOS " LOS !ICIOS SINTETICOS.
Segunda edición 0os $uicios de experiencia son, como tales, todos sintticos. ería absurdo fundar sobre la experiencia un $uicio analítico. Que un cuerpo sea extenso, es una proposici!n que se impone a priori y no un $uicio de experiencia. Puedo de antemano conocer el concepto de cuerpo analíticamente analíticamente mediante los caracteres caracteres de extensi!n, de impenetrabilidad, de 1gura, etc., todos los cuales son imaginados al pensar este concepto. Pero si, a"ora, extiendo mi conocimiento y #uel#o los o$os a la experiencia de la que "e sacado este concepto de cuerpo, encuentro tambin la pesantez unida siempre a los caracteres precedentes y, por consiguiente, la a%ado sintticamente, en calidad de predicado, a este concepto. Por consiguiente, es sobre la experiencia sobre la que se funda la posibilidad de la síntesis del predicado de pesantez con el concepto de cuerpo.
V. EN TODAS LAS CIENCIAS TE#RICAS DE LA RA$#N EST%NCONTENIDOS& CO'O (RINCI(IOS& !ICIOS SINTETICOS A (RIORI. 2) 0os $uicios matemticos, son todos sintticos. 0os razonamientos de los matemticos proceden todos siguiendo el principio de contradicci!n (lo que es
exigido por la naturaleza de toda certeza apodíctica), estaban persuadidos de que los principios eran conocidos tambin en #irtud del principio de contradicci!n, , que es precisamente en lo que estos analistas se equi#ocaban, pues una proposici!n sinttica puede, sin duda, ser considerada siguiendo el principio de contradicci!n, pero tan solo con la condici!n de que sea supuesta otra proposici!n sinttica, de la que pueda ser deducida, pero $ams en si misma. 0as proposiciones #erdaderamente matemticas son siempre $uicios a priori y no empíricos, puesto que entra%an la necesidad de no poder ser sacadas de la experiencia. 3n peque%o número de principios que los ge!metras suponen son en #erdad realmente analíticos y reposan sobre el principio de contradicci!n. &ales, por e$emplo, a4a, el todo es igual a el mismo5 o a6b7a, es decir, el todo es mas grande que su parte. 8 no obstante, estos axiomas mismos, aunque #alederos como simples conceptos, no son admitidos en la 9atemtica, sino porque pueden ser representados en la intuici!n. :) 0a ciencia de la naturaleza (física) contiene, a titulo de principios, $uicios sintticos a priori. &omar como e$emplo, dos proposiciones' en todos los cambios del mundo corporal la cantidad de materia permanece la misma, y en toda comunicaci!n del mo#imiento la acci!n y la reacci!n deben ser iguales la una a la otra. e #e claramente, mediante estas dos proposiciones, no tan solo que son necesarias y que tienen, por consiguiente, su origen a priori, sino tambin que son proposiciones sintticas. ;) /n la metafísica, debe "aber conocimientos sintticos a priori. Queremos extender nuestro conocimiento a priori y para lograrlo debemos a%adir al concepto dado algo que no esta contenido en el, y ele#arnos mediante $uicios a priori tan le$os que la experiencia misma no pueda seguirnos, por e$emplo, en la proposici!n' el 9undo debe tener un primer principio, etc. Por consiguiente, al menos en cuanto a su 1n, la metafísica se compone de puras proposiciones sintticas a priori. La) intuicione) )in concepto) )on cie*o)& lo) concepto) )in intuicione) )on +acio). (or lo tanto dependen uno de otro.
VI. (RO,LE'A -ENERAL DE LA RA$#N (!RA
/l #erdadero problema de la raz!n pura esta contenido en esta cuesti!n' <-=9+ +N P+>0/ 0+ ?3-+ N&/&-+ P*+*@
Aa#id Bume, el que entre todos los 1l!sofos se "a acercado mas a este problema, pero que estu#o le$os de determinarle su1cientemente y de concebirle en su generalidad, y que se detu#o simplemente en la proposici!n sinttica relati#a a la uni!n del efecto con sus causas (principium causalitatis) crey! poder establecer que tal principio a priori es enteramente imposible y, según su razonamiento, todo cuanto llamamos 9etafísica no reposaría sino sobre una simple ilusi!n de un pretendido conocimiento racional de lo que no e en realidad, sino tomado a prstamo a la experiencia y que "a re#estido, por costumbre, la apariencia de la necesidad. 0a soluci!n del problema enunciado implica la respuesta a estas cuestiones' <-=9+ 0 9&/9C&- P3* / P+>0/@ <-=9+ 0 DE- P3*/ P+>0/@ <-=9+ 0 9/&DE- / P+>0/ /N &N&+ Q3/ AP+-+N N&3*0@ /s decir, <-!mo las cuestiones que la raz!n pura se propone a si misma y a la que es empu$ada, por su propia necesidad, a resol#er del me$or modo que puede, nacen de la naturaleza de la raz!n "umana en general@ 0a última y siguiente cuesti!n, que dinama del problema general enunciado, podr con muc"a raz!n ser formulada de este modo' <-=9+ 0 9/&DE- / P+>0/ /N &N&+ Q3/ -/N-@ 0a crítica de la raz!n acaba, pues, necesariamente, por conducir a la ciencia5 el uso dogmtico de la raz!n sin crítica no conduce, por el contrario, sino a a1rmaciones sin fundamento, a las cuales se pueden oponer otras igualmente #erosímiles y, por consiguiente, al escepticismo. Pues lo que "ay de analítico, a saber la descomposici!n de los conceptos que residen en nuestra raz!n a priori, no es en modo alguno el 1n, sino tan solo una preparaci!n a la 9etafísica #erdadera que debe acrecer sintticamente sus conocimientos a priori.
VII. IDEA " DIVISION DE !NA CIENCIA (ARTIC!LAR ,AO EL NO',RE DE CRTICA DE LA RA$#N (!RA
Ae todo cuanto precede resulta, pues, la idea de una ciencia particular que puede ser#ir a la -ritica de la *az!n Pura. e llama puro a todo conocimiento al cual no es mezclado nada de extra%o. Pero un conocimiento es, sobre todo, dic"o absolutamente puro, cuando no se encuentran el, en general, ninguna experiencia o sensaci!n, cuando es, por consiguiente, posible completamente a priori. &ambin la raz!n pura es aquella que contiene los principios que sir#en para conocer algo absolutamente a priori. Podemos considerar una ciencia que se limita a dar cuenta de la raz!n pura, de sus fuentes y de sus límites, como una Propedutica del sistema de la raz!n pura. eme$ante ciencia debería ser llamada no una doctrina, sino solamente una critica de la raz!n pura y su utilidad, ser#iría no para extender,
sino únicamente para clari1car nuestra raz!n a la que preser#aría de errores. 0lamo tra)cendental a todo conocimiento que, en general, se ocupa menos de los ob$etos, que de nuestros conceptos a priori de los ob$etos. 3n sistema de conceptos de este gnero se llamaría 1losofía trascendental. /stas a#eriguaciones que no podemos llamar, doctrinas, sino tan solo critica trascendental, puesto que tienen por 1n no la extensi!n de los conocimientos mismos, sino tan solo su $usti1caci!n, y que deben suministrar la piedra de toque que decide del #alor o no #alor de todos los conocimientos a priori, son las que nos ocupan a"ora. Que nuestro ob$eto no es aquí la naturaleza de las cosas, tema inagotable, sino mas bien el entendimiento que $uzga a cerca de la naturaleza de las cosas.
II / DIVISION DE LA FILOSOFA TRASCENDENTAL 0 0a 1losofía trascendental es el sistema de todos los principios de la raz!n pura. Que esta crítica no se llama ya ella misma 1losofía trascendental, ello se debe simplemente a que, para ser un sistema completo, debería contener aun un anlisis detallado de todo el conocimiento "umano a priori. la critica de la raz!n pura pertenece, pues, todo lo que constituye la 1losofía trascendental5 ella es la idea integra de la 1losofía trascendental, pero no aun esta ciencia misma, puesto que no a#anza en el anlisis, sino a medida que es requerida para la apreciaci!n completa del conocimiento sinttico a priori. /s preciso, poner mayor cuidado, en la di#isi!n de tal ciencia, con ob$eto de no de$ar en ella ningún concepto que contenga algo de empírico, y #elar porque el conocimiento a priori sea completamente puro. 0a crítica que emprenderemos debe contener' 2. una teoría de los elementos :. una teoría del mtodo de la raz!n pura /s necesario "acer notar, que "ay dos ramas de conocimientos "umanos que parten tal #ez de una raíz común, pero desconocida por nosotros a saber' la )en)i1ilidad y el entendimiento2 mediante la primera los ob$etos nos son dados, a fa#or de la segunda, pensados. 0a teoría trascendental de la sensibilidad debería formar la primera parte de la ciencia de los elementos, puesto que las condiciones, ba$o las cuales únicamente
son dados los ob$etos del conocimiento "umano, precede a aquellas a fa#or de las cuales estos mismos ob$etos son pensados.
PRIMERA PARTE DE LA DOCTRINA ELEMENTALTRASCENDENTAL
1 – La estética trascendental ean cualesquiera el modo y los medios con que un conocimiento se re1era a sus ob$etos, la referencia inmediata Fque todo pensar busca como medioF se llama intuici!n. Por medio de la sensibilidad nos son dados ob$etos y ella sola nos proporciona intuiciones5 por medio del entendimiento empero son ellos pensados y en l se originan conceptos. quella intuici!n que se re1ere al ob$eto por medio de la sensaci!n, llmase empírica. /l ob$eto indeterminado de una intuici!n empírica, llmase fen3meno. /n el fen!meno, llamo materia a lo que corresponde a la sensaci!n5 pero lo que "ace que lo múltiple del fen!meno pueda ser ordenado en ciertas relaciones, llmolo la forma del fen!meno. 0a pura forma de las intuiciones sensibles en general, en donde todo lo múltiple de los fen!menos es intuido en ciertas relaciones, se "allar a priori en el espíritu. /sta forma pura de la sensibilidad se llamar tambin ella misma intuici3n pura. sí, cuando de la representaci!n de un cuerpo separo lo que el entendimiento piensa en ella, como substancia, fuerza, di#isibilidad, etc..., y separo tambin lo que "ay en ella perteneciente a la sensaci!n, como impenetrabilidad, dureza, color, etc., entonces rstame de esa intuici!n empírica toda#ía algo, a saber, extensi!n y 1gura. Gstas pertenecen a la intuici!n pura, la cual se "alla en el espíritu a priori y sin un ob$eto real de los sentidos o sensaci!n, como una mera forma de la sensibilidad. la ciencia de todos los principios a priori de la sensibilidad, llamo yo E)t4tica tra)cendental. Bay, como principios del conocimiento a priori& dos puras formas de la intuici!n sensible, a saber, espacio y tiempo, con cuya consideraci!n #amos a"ora a ocuparnos.
/xposici!n metafísica de este concepto : H Priera sección de la Estética trascendental. Del es!aci".
/l espacio no es un concepto empírico sacado de experiencias externas.
Bace falta que est ya a la base la representaci!n del espacio. egún esto, la representaci!n del espacio no puede ser tomada, por experiencia, de las relaciones del fen!meno externo, sino que esta experiencia externa no es ella misma posible sino mediante dic"a representaci!n. :) /l espacio es una representaci!n necesaria, a priori& que est a la base de todas las intuiciones externas. No podemos nunca representarnos que no "aya espacio, aunque podemos pensar muy bien que no se encuentren en l ob$etos algunos. /s considerado, pues, el espacio como la condici!n de la posibilidad de los fen!menos y no como una determinaci!n dependiente de stos. ;) /l espacio no es un concepto discursi#o o, según se dice, uni#ersal, de las relaciones de las cosas en general, sino una intuici!n pura. I) /l espacio es representado como una magnitud in1nita dada.
# $E%!"sición trascendental del c"nce!t" del es!aci" 0a Jeometría es una ciencia que determina las propiedades del espacio sintticamente y, sin embargo, a priori.
-onclusiones sacadas de los conceptos anteriores No podemos, por consiguiente, "ablar de espacio, de seres extensos, etc., ms que desde el punto de #ista de un "ombre. i prescindimos de la condici!n sub$eti#a, ba$o la cual tan s!lo podemos recibir intuici!n externa, a saber, en cuanto podemos ser afectados por los ob$etos, entonces la representaci!n del espacio no signi1ca nada. Podemos decir que el espacio comprende todas las cosas que pueden aparecernos exteriormente, pero no todas las cosas en sí mismas, sean o no intuidas, o sanlo por un su$eto cualquiera. Pues no podemos $uzgar de las intuiciones de otros seres pensantes5 no podemos saber si estn su$etas a las mismas condiciones, que limitan nuestras intuiciones y son para nosotros de #alidez uni#ersal. 1rmamos, por tanto, la realidad empírica del espacio (en lo que se re1ere a toda experiencia exterior posible), aunque admitimos la idealidad trascendental del mismo, es decir, que no es nada, si abandonamos la condici!n de la posibilidad de toda experiencia y lo consideramos como algo que est a la base de las cosas en sí mismas. 0o que llamamos ob$etos exteriores no son otra cosa que meras representaciones de nuestra sensibilidad, cuya forma es el espacio, pero cuyo #erdadero correlati#o, es decir la cosa en sí misma, no es conocida ni puede serlo. 9as en la experiencia no se pregunta nunca por ella.
& $ Segunda sección de la Estética trascendental. Del tie!" E%!"sición eta'(sica del c"nce!t" del tie!" 2) /l tiempo no es un concepto empírico que se deri#e de una experiencia. Pues la coexistencia o la sucesi!n no sobre#endría en la percepci!n, si la representaci!n del tiempo no estu#iera a priori a la base. olo presuponindola es posible representarse que algo, sea en uno y el mismo tiempo (a la #ez) o en diferentes tiempos (uno despus de otro). :) /l tiempo es una representaci!n necesaria que est a la base de todas las intuiciones. Por lo que se re1ere a los fen!menos en general, no se puede quitar el tiempo, aunque se puede muy bien sacar del tiempo los fen!menos. /l tiempo es pues dado a priori. /n l tan s!lo es posible toda realidad de los fen!menos. /stos todos pueden desaparecer5 pero el tiempo mismo (como la condici!n uni#ersal de su posibilidad) no puede ser suprimido. ;) /n esta necesidad a priori fúndase tambin la posibilidad de principios apodícticos de las relaciones de tiempo o axiomas del tiempo en general. Gste no tiene ms que una dimensi!n5 di#ersos tiempos no son a la #ez, sino unos tras otros.
I) /l tiempo no es un concepto discursi#o o, como se le llama, uni#ersal, sino una forma pura de la intuici!n sensible. Aiferentes tiempos son s!lo partes del mismo tiempo. K) 0a in1nidad del tiempo no signi1ca otra cosa sino que toda magnitud determinada del tiempo es s!lo posible mediante limitaciones de un tiempo único fundamental. Por eso la representaci!n primaria tiempo tiene que ser dada como ilimitada. ) $ E%!"sición trascendental del c"nce!t" del tie!" /l concepto del cambio y con l el concepto del mo#imiento (como cambio de lugar) no son posibles sino mediante y en la representaci!n del tiempo5 que si esa representaci!n no fuese intuici!n (interna) a priori, no podría concepto alguno, fuere el que fuere, "acer comprensible la posibilidad de un cambio, es decir de un enlace de predicados contradictoriamente opuestos (#. g. el ser en un lugar y el no ser esa misma cosa en el mismo lugar) en uno y en el mismo ob$eto. !lo en el tiempo pueden "allarse ambas determinaciones contradictoriamente opuestas en una cosa, a saber una despus de otra. * F O+ser,aci"nes generales a la Estética trascendental &oda nuestra intuici!n no es nada ms que la representaci!n del fen!meno5 que las cosas que intuimos no son en sí mismas lo que intuimos en ellas. i suprimiramos nuestro su$eto o aún s!lo la constituci!n sub$eti#a de los sentidos en general, desaparecerían toda constituci!n, todas relaciones de los ob$etos en el espacio y el tiempo, y aún el espacio y el tiempo mismos que, como fen!menos, no pueden existir en sí mismos, sino s!lo en nosotros. /l espacio y el tiempo son las formas puras de ese modo de percibir5 la sensaci!n, en general, es la materia. quellas podemos s!lo conocerlas a priori, es decir, antes de toda percepci!n real. 0a sensaci!n, empero, es, en nuestro conocimiento, lo que "ace que ste sea llamado conocimiento a posteriori, es decir, intuici!n empírica. 0a diferencia entre una representaci!n clara y una confusa es una diferencia meramente l!gica y no toca al contenido. /sa recepti#idad de nuestra capacidad de conocimiento se llama sensibilidad y sigue siendo totalmente diferente del conocimiento del ob$eto en sí mismo, aunque se penetre en el fen!meno "asta el mismo fondo. 0a 1losofía 0eibnizoFLol1ana "a colocado pues todas las in#estigaciones acerca de la naturaleza y el origen de nuestros conocimientos, ba$o un punto de #ista enteramente err!neo, considerando la diferencia entre la sensibilidad y lo
intelectual como meramente l!gica, cuando mani1estamente es trascendental y toca no s!lo a la forma de claridad o confusi!n, sino al origen y al contenido de los conocimientos. Por e$emplo diremos que el arco iris es un mero fen!meno cuando llue#e y sale el sol y que la llu#ia es la cosa en sí misma5 y esto es exacto, siempre que entendamos este último concepto en su sentido físico, es decir como aquello que, en la experiencia uni#ersal y ba$o las distintas posiciones respecto a los sentidos, est sin embargo determinado en la intuici!n así y no de otro modo. Pero si tomamos el elemento empírico en general y sin preocuparnos de la coincidencia del mismo con todo sentido "umano, preguntamos si representa tambin un ob$eto en sí mismo (no las gotas de llu#ia, pues stas, como fen!menos, son ya ob$etos empíricos), entonces la cuesti!n de la referencia de la representaci!n al ob$eto es trascendental, y no s!lo esas gotas son meros fen!menos, sino tambin su 1gura redonda y "asta el espacio en que caen no son nada en sí mismos, sino meras modi1caciones o fundamentos de nuestra intuici!n sensible5 el ob$eto trascendental empero permanece desconocido para nosotros. i el espacio (y tambin el tiempo) no fuese una mera forma de #uestra intuici!n, que contiene las condiciones a priori ba$o las cuales solamente las cosas pueden ser para #osotros ob$etos exteriores (que, sin esas condiciones sub$eti#as no son nada en sí) no podríais decidir nada sintticamente y a priori sobre ob$etos exteriores. /s pues, indudablemente cierto y no s!lo posible o #erosímil, que el espacio y el tiempo, como condiciones necesarias de toda experiencia (externa e interna) son solo condiciones sub$eti#as de toda nuestra intuici!n, en relaci!n con las cuales, por tanto, todos los ob$etos son meros fen!menos y no cosas dadas por sí en ese modo5 de esos fen!menos pueden decirse por lo tanto a priori muc"as cosas, en lo que toca a la forma de los mismos5 pero no se puede nunca decir lo ms mínimo de la cosa en sí misma, que est a la base de esos fen!menos. 0o que en nuestro conocimiento pertenece a la intuici!n (exceptuando por lo tanto el sentimiento de placer y dolor y la #oluntad, que no son conocimientos) no encierra nada ms que meras relaciones de los lugares en una intuici!n (extensi!n), cambio de los lugares (mo#imiento) y leyes según las cuales es determinado ese cambio (fuerzas motoras). Por meras relaciones no es conocida una cosa en sí misma5 así pues, "ay que $uzgar que, puesto que mediante el sentido externo no nos son dadas ms que meras representaciones de relaci!n. No s!lo constituyen en ella (intuici!n interna) las representaciones de los sentidos externos, la materia propia conque ocupamos nuestro espíritu, sino que el tiempo en el cual ponemos esas representaciones, y que precede a la conciencia de las mismas en la experiencia, estando en su base como condici!n formal del modo como las colocamos en el espíritu, encierra ya las relaciones de sucesi!n, de simultaneidad y de aquello que es simultneo con la sucesi!n (lo permanente). &odo lo que es representado por un sentido es siempre fen!meno y o no se admite el sentido interno, o el su$eto, que constituye el ob$eto de dic"o sentido, no puede ser representado por l, ms que como fen!meno. quí toda la di1cultad estriba tan s!lo en c!mo un su$eto pueda intuirse a sí mismo interiormente5 mas esta di1cultad es común a toda teoría. 0a conciencia de sí mismo (apercepci!n) es la simple
representaci!n del yo y si mediante ella sola todo lo múltiple en el su$eto fuese dado por propia acti#idad, entonces la intuici!n interna sería intelectual. i la facultad de ser consciente "a de apre"ender lo que est en el espíritu, tiene entonces que afectarle y s!lo de ese modo puede producir una intuici!n de sí misma, cuya forma empero, anteriormente en el espíritu, determina en la representaci!n del tiempo el modo c!mo lo múltiple est reunido en el espíritu5 y entonces, ste se construye a sí mismo, no como l representaría, siendo inmediatamente acti#o por sí mismo, sino según el modo c!mo es afectado por dentro5 consiguientemente no como es, sino como se aparece a sí mismo. . l decir que en el espacio y en el tiempo la intuici!n de los ob$etos exteriores y tambin la propia intuici!n del espíritu representan ambas cosas tal como afectan a nuestros sentidos, es decir, tal como aparecen, no quiere esto decir que esos ob$etos sean una mera apariencia. Pues en el fen!meno son siempre considerados los ob$etos, y aun las cualidades que les atribuimos, como algo realmente dado5 s!lo que en cuanto esa cualidad depende del modo de intuici!n del su$eto, en la relaci!n del ob$eto dado con l, diferenciarse dic"o ob$eto, como fen!meno, de sí mismo como ob$eto en sí. Pues si consideramos el espacio y el tiempo como cualidades que, según su posibilidad, tienen que "allarse en las cosas en sí, y reMexionamos en los absurdos en que nos #emos entonces complicados puesto que dos cosas in1nitas, que no son substancias ni algo realmente in"erente a las substancias, y que, sin embargo, existen y "asta "an de ser la condici!n necesaria de la existencia de todas las cosas, seguirían siendo, aunque se suprimiesen todas las cosas existentesF entoncesF no podemos censurar al bueno de >ereley por "aber reba$ado los cuerpos a meras apariencias5 es ms, nuestra propia existencia (que, de ese modo, resultaría depender de la realidad de un imposible como el tiempo), debería tornarse en mera apariencia, absurdo que nadie "asta a"ora "a querido cargarse en cuenta. O. /n la teología natural, en donde se piensa un ob$eto que no s!lo no puede ser para nosotros ob$eto de intuici!n, sino que no puede ser para sí mismo, en modo alguno, ob$eto de intuici!n sensible, se "a tenido sumo cuidado de excluir de toda su intuici!n las condiciones del tiempo y del espacio. &oco es necesario que limitemos el modo de intuir en el espacio y el tiempo, a la sensibilidad del "ombre5 puede ser que todo ser 1nito pensante tenga necesariamente que coincidir en esto con el "ombre (aunque no lo podemos decidir). 9as no por esa #alidez uni#ersal de$a de ser sensibilidad, porque es intuici!n deri#ada (intuitus deri#atus) y no originaria (intuitus originarius) y por tanto no intelectual5 sta, parece con#enir s!lo al ser primero, nunca empero a un ser dependiente según su existencia y según su intuici!n (determinada por su existencia en relaci!n con ob$etos dados).
C"nclusión de la Estética trascendental <-!mo son posibles proposiciones sintticas a priori@ -onstituyen esta parte las intuiciones puras a priori, espacio y tiempo, en las cuales, cuando "aciendo un $uicio a priori queremos salir del concepto dado, encontramos aquello que no puede ser descubierto a priori en el concepto, pero sí en la intuici!n que le corresponde y puede ser sintticamente enlazado con el primero5 estos $uicios por dic"a raz!n no pueden extenderse, sin embargo, ms que a ob$etos de los sentidos y #alen s!lo para ob$etos de la experiencia posible.
SÍNTESIS
PRIMERA PARTE DE LA DOCTRINA ELEMENTAL TRASCENDENTAL
ant, en -rítica de la *az!n Pura, distingue entre $uicio analítico y sinttico' el primero es el $uicio de algo que est contenido implícitamente en un concepto, mientras que en el $uicio sinttico inter#iene la experiencia. /studia e intenta descubrir el principio de los $uicios sintticos a priori, como por e$emplo los axiomas matemticos, físicos y metafísicos, es decir, se pregunta <-!mo son posibles los $uicios sintticos a priori@ 8 esta pregunta es un problema general de la raz!n pura, entendiendo por puro a todo conocimiento que no tenga nada de experiencia ni sensaci!n, es decir, a priori. e propone considerar una ciencia de la crítica de la raz!n pura para conocer los ob$etos totalmente a priori, es decir el entendimiento que $uzga a cerca de la naturaleza de las cosas. 0lama a estas a#eriguaciones crítica trascendental por ocuparse de los conceptos a priori de los ob$etos y no de los ob$etos mismos. 0a 1losofía trascendental es el sistema de todos los principios de la raz!n pura. Bay dos ramas de conocimientos "umanos que parten tal #ez de una raíz común, pero desconocida por nosotros a saber' la )en)i1ilidad y el entendimiento2 mediante la primera los ob$etos nos son dados, a fa#or de la segunda, pensados. 0a crítica que emprende debe contener'
5. una teoría de lo) elemento) 6. una teoría del m4todo de la ra73n pura /n la primera parte del libro, expondr la teoría de los elementos. 0a sensibilidad nos proporciona intuiciones, las intuiciones sern empíricas y todo ob$eto que de una intuici!n empírica ser llamado fen!meno. -uando de una representaci!n se separa el entendimiento y la intuici!n queda la extensi!n y 1gura. Gstas pertenecen a la intuici!n pura, la cual se "alla en el espíritu a priori y sin un ob$eto real de los sentidos. la ciencia de todos los principios a priori de la sensibilidad, las llama E)t4tica tra)cendental. /l espacio y el tiempo son dos puras formas de la intuici!n sensible, es decir que no son sacadas de la experiencia sino que estn a la base de cualquier representaci!n. /spacio y tiempo los designa como in1nitos. /l tiempo tiene una dimensi!n, si bien diferentes tiempos son parte de un único tiempo, no son a la #ez, sino uno detrs de otro. &odos los fen!menos externos estn determinados en el espacio y según las relaciones del espacio a priori y todos los fen!menos son en el tiempo y estn necesariamente en relaciones de tiempo. Aesde el punto de #ista de la idealidad trascendental, tiempo y espacio no son nada si se "ace abstracci!n de las condiciones sub$eti#as de la intuici!n. /spacio y tiempo son formas puras de toda intuici!n sensible y, por eso, "acen posibles proposiciones sintticas a priori. &oda intuici!n es representaci!n del fen!meno. i se suprime la constituci!n sub$eti#a de los sentidos, desaparece toda relaci!n de los ob$etos en el espacio y el tiempo y "asta desaparece el espacio y el tiempo mismo, ya que estos no existen en si mismos, dependen del su$eto.
Dinalmente, respondindose la pregunta de c!mo son posibles los $uicios sintticos a priori, se responde que espacio y tiempo constituyen las intuiciones puras a priori, siendo stos #alidos para ob$etos de la experiencia.
SE-UND PRTE DE L DOCTRIN ELE/ENTL TRNSCENDENTL La lógica transcendental Intr"ducción Idea de una l3*ica tran)cendental I $ De la lógica en general Nuestro conocimiento se origina en dos fuentes fundamentales del espíritu. Por la primera nos es dado un ob$eto, por la segunda es ste pensado en la relaci!n con aquella representaci!n (como mera determinaci!n del espíritu). ntuici!n y conceptos constituyen, pues, los elementos de todo nuestro conocimiento5 de tal modo que ni conceptos sin intuici!n, que de alguna manera les corresponda, ni intuici!n sin conceptos, pueden dar un conocimiento. mbos son o puros o empíricos. !lo intuiciones puras o conceptos puros son posibles a priori5 conceptos o intuiciones empíricas s!lo son posibles a posteriori. 0lamaremos sensibilidad a la recepti#idad de nuestro espíritu para recibir representaciones, llamaremos en cambio entendimiento a la facultad de producir nosotros mismos representaciones. /l entendimiento no puede intuir nada, y los sentidos no pueden pensar nada. !lo de su uni!n puede originarse conocimiento. Aistinguimos la ciencia de las reglas de la sensibilidad en general, es decir, la esttica, de la ciencia de las reglas del entendimiento en general, es decir, la l!gica. "ora bien, la l!gica puede a su #ez tomarse en dos sentidos5 o como l!gica del uso general del entendimiento, o como l!gica del uso particular del mismo. 0a primera encierra las reglas del pensar, se dirige a l (entendimiento) sin tener en cuenta la diferencia entre los ob$etos a que pueda referirse. 0a l!gica del uso particular del entendimiento encierra las reglas para pensar rectamente sobre una cierta especie de ob$etos. 0a l!gica general es o l!gica pura o l!gica aplicada. /n la primera "acemos abstracci!n de todas las condiciones empíricas ba$o las cuales nuestro
entendimiento se e$ercita, #. g., del inMu$o de los sentidos, del $uego de la imaginaci!n, de las leyes de la memoria, de la fuerza de la costumbre, de la inclinaci!n, etc., y por lo tanto, tambin de las fuentes de los pre$uicios y, en general, de todas las causas que pueden originar o introducir en nosotros ciertos conocimientos. 9as la l!gica general se llama luego aplicada cuando se re1ere a las reglas del uso del entendimiento, ba$o las condiciones sub$eti#as empíricas que nos ense%a la psicología. &iene pues, principios empíricos, si bien es general en cuanto se ocupa del uso del entendimiento, sin distinci!n de ob$etos. /n la l!gica general ("ay) dos reglas' 2) -omo l!gica general, "ace abstracci!n de todo contenido del conocimiento intelectual y de la diferencia de sus ob$etos y no se ocupa de nada ms que de la mera forma del pensar. :) -omo l!gica pura, no tiene principios empíricos. Por lo tanto, no toma nada (como a #eces se "a creído) de la psicología, la cual, pues, no tiene inMu$o alguno en el canon del entendimiento. /n una doctrina demostrada y todo en ella tiene que ser enteramente cierto a priori. 0o que yo llamo l!gica aplicada es una representaci!n del entendimiento y de las reglas de su uso necesario in concreto. &rata de la atenci!n, de sus obstculos y sus consecuencias, del origen del error, del estado de duda, del escrúpulo, de la con#icci!n, etc. II $ De la lógica trascendental Podría "allarse una distinci!n entre un pensar puro y un pensar empírico de los ob$etos. /n este caso, "abría una l!gica en la cual no se "iciera abstracci!n de todo contenido del conocimiento5 pues aquella l!gica que encerrase s!lo las reglas del pensar puro de un ob$eto, excluiría todos los conocimientos que tu#ieran un contenido empírico. /sta l!gica se referiría tambin al origen de nuestros conocimientos de los ob$etos, por cuanto ese origen no puede ser atribuido a los ob$etos. /n cambio, la l!gica general no se preocupa del origen del conocimiento, pues no considera las representaciones Fsean desde un principio dadas a priori en nosotros mismos o sannos s!lo empíricamente dadasF ms que por las leyes según las cuales el entendimiento las usa en relaci!n mutua, cuando piensa. No todo conocimiento a priori "a de llamarse transcendental. !lo aqul por el cual conocemos que ciertas representaciones (intuiciones o conceptos) son empleadas o son posibles solamente a priori y c!mo lo son, debe llamarse transcendental (es decir, que se re1ere a la posibilidad del conocimiento o al uso del mismo a priori). eme$ante ciencia, que determinase el origen, la extensi!n y la #alidez ob$eti#a de esos conocimientos, tendría que llamarse l!gica transcendental, porque no trata sino de las leyes del entendimiento y de la raz!n. Pero solamente en cuanto son referidas a ob$etos a priori y no, como la l!gica general, a los conocimientos racionales, empíricos o puros, sin distinci!n.
III $ De la di,isión de la lógica general en anal(tica 0 dialéctica
Priera di,isión De la lógica transcendental Analítica tra)cendental /sta analítica es la descomposici!n de todo nuestro conocimiento a priori en los elementos del conocimiento puro del entendimiento. Para esto importan los siguientes puntos' 2) Que los conceptos sean conceptos puros y no empíricos5 :) que no pertenezcan a la intuici!n y a la sensibilidad, sino al pensar y al entendimiento5 ;) que sean conceptos elementales y se distingan bien de los deducidos o compuestos de ellos5 I) que su tabla sea completa y que llenen por completo el campo todo del entendimiento puro. /l entendimiento puro se separa enteramente no s!lo de todo lo empírico sino de toda sensibilidad. /s pues una unidad subsistente por sí misma, que se basta a sí misma y que ningún a%adido de fuera puede aumentar. &oda esta parte de la l!gica transcendental consiste en dos libros5 el primero comprende los conceptos, el segundo los principios del entendimiento puro. Li+r" !rier" De la anal(tica trascendental Analítica de lo) concepto) /ntiendo por analítica de los conceptos el anlisis de la facultad misma del entendimiento, para inquirir la posibilidad de los conceptos a priori, buscndolos en el solo entendimiento, como lugar de su nacimiento, y analizando el uso puro, en general, de este último. PRI/ER CP2TULO De la anal(tica de l"s c"nce!t"s Del 3il" c"nduct"r !ara el descu+riient" de t"d"s l"s c"nce!t"s !ur"s del Entendiient" 0a 1losofía transcendental tiene la #enta$a Fpero tambin la obligaci!nF de buscar sus conceptos según un principio5 porque surgen, puros y sin mezcla, del entendimiento como unidad absoluta y por eso tienen que conexionarse entre sí según un concepto o idea. eme$ante conexi!n empero proporciona una regla, por la cual puede determinarse a priori el lugar de cada concepto puro del
entendimiento y la integridad de todos en con$unto5 lo cual, si no, dependería del capric"o o del azar. PRI/ER SECCIÓN Del 3il" c"nduct"r transcendental !ara el descu+riient" de t"d"s l"s c"nce!t"s !ur"s del entendiient" Del us" lógic" del entendiient" en general /l entendimiento fue de1nido ms arriba s!lo negati#amente, como una facultad no sensible de conocimiento. "ora bien, no podemos, sin la sensibilidad, tener intuici!n alguna. /l entendimiento pues no es una facultad de intuici!n. 9s fuera de la intuici!n no "ay otro modo de conocer, sino por conceptos. Por tanto, el conocimiento de todo entendimiento, por lo menos "umano, es un conocimiento por conceptos, no intuiti#o, sino discursi#o. 0os conceptos se fundan pues en la espontaneidad del pensar. sí, por e$emplo, en el $uicio' todos los cuerpos son di#isibles, el concepto de di#isible se re1ere a di#ersos otros conceptos5 pero entre stos se re1ere aquí particularmente al concepto de cuerpo y ste a ciertos fen!menos que se nos ofrecen. /stos ob$etos son pues representados mediatamente, por medio del concepto de di#isibilidad. &odos los $uicios son, según esto, funciones de la unidad entre nuestras representaciones, puesto que, en lugar de una representaci!n inmediata, se usa para el conocimiento del ob$eto otra ms ele#ada, que comprende en sí aqulla y otras ms5 y así son recogidos en uno muc"os conocimientos posibles. 9as podemos reducir a $uicios todas las acciones del entendimiento, de modo que el entendimiento en general puede representarse como una facultad de $uzgar. Pues, según lo que antecede, es una facultad de pensar. Pensar es conocer por conceptos. sí el concepto de cuerpo signi1ca algo, #. g. metal, que puede ser conocido por aqul concepto. sí pues no es concepto sino porque, ba$o l, otras representaciones son contenidas, por medio de las cuales puede referirse a ob$etos. /s pues el predicado para un posible $uicio' #. g. todo metal es un cuerpo. SE-UND SECCIÓN Del 3il" c"nduct"r !ara el descu+riient" de t"d"s l"s c"nce!t"s !ur"s del entendiient" 4 $ De la 'unción lógica del entendiient" en l"s 5uici"s i "acemos abstracci!n de todo contenido de un $uicio en general y atendemos s!lo a la mera forma del entendimiento en l, encontramos que la funci!n del pensar, en el $uicio, puede reducirse a cuatro rúbricas, cada una de las cuales encierra tres momentos. Pueden representarse c!modamente en la siguiente tabla.
1 CNTIDD DE LOS 6UICIOS 3ni#ersales. Particulares. ingulares. 7 CULIDD 1rmati#os. Negati#os. n1nitos. # RELCIÓN -ateg!ricos. Bipotticos. Aisyunti#os. & /ODLIDD Problemticos. sert!ricos. podícticos. lgunas obser#aciones' 2.si estimo un $uicio singular (iudicium singulare) no s!lo según su #alidez interior, sino tambin como conocimiento en general, según la magnitud que tiene, en comparaci!n con otros conocimientos, entonces es desde luego distinto de los $uicios comunes ($udicia communia) y merece ocupar un lugar especial en una tabla completa de los momentos del pensar en general (aunque no seguramente en la l!gica que se limite al uso de los $uicios entre sí).
:. Ae igual modo tenían que distinguirse, en una l!gica transcendental, los $uicios in1nitos de los a1rmati#os. /sta l!gica (general) "ace, en efecto, abstracci!n de todo contenido del predicado (aunque sea negati#o) y atiende tan s!lo a si ste es atribuido u opuesto al su$eto. quella otra l!gica (trascendental), en cambio, considera el $uicio tambin según el #alor o contenido de esa a1rmaci!n l!gica "ec"a por medio de un predicado meramente negati#o. /$.' el alma que no es mortal. 9s con la proposici!n siguiente' el alma es inmortal, "e a1rmado realmente, según la forma l!gica, colocando el alma en la ilimitada extensi!n de los seres inmortales. /stos $uicios in1nitos, por su extensi!n l!gica, son pues realmente s!lo limitati#os, respecto del contenido del conocimiento en general5 y en ese sentido no pueden omitirse en la tabla transcendental de todos los momentos del pensar en los $uicios, porque la funci!n que el entendimiento e$erce en ellos puede quiz ser importante en el campo de su conocimiento puro a priori. ;. &odas las relaciones del pensar en los $uicios, son' a) del predicado con el su$eto, b) del fundamento con la consecuencia, c) del conocimiento di#idido y de todos los miembros de la di#isi!n entre sí. /n la primera especie de $uicios considranse s!lo dos conceptos, en la segunda dos $uicios, en la tercera #arios $uicios en relaci!n unos con otros. 0a proposici!n "ipottica siguiente' Rsi existe una $usticia perfecta, el malo impenitente es castigadoS, encierra propiamente la relaci!n de dos proposiciones, la primera' Rexiste una $usticia perfectaS, y la segunda' Rel malo impenitente es castigadoS. quí queda indeciso si ambas proposiciones son #erdaderas en sí. !lo la consecuencia es lo pensado mediante este $uicio. Por último, el $uicio disyunti#o encierra una relaci!n de dos o ms proposiciones, unas con otras, pero no una relaci!n de consecuencia, sino de oposici!n l!gica, en cuanto que la esfera de la una excluye la de la otra, mas al mismo tiempo de comunidad, en cuanto que todas $untas llenan la esfera del conocimiento propio. -omo por e$emplo' Rel mundo existe o por un ciego azar o por interior necesidad o por una causa exteriorS. -ada una de esas proposiciones asume una parte de la esfera del conocimiento posible acerca de la existencia de un mundo en general, y todas $untas, toda la esfera. I. Problemticos son aquellos $uicios en los cuales el a1rmar o negar se admite s!lo como posible (#oluntario). sert!ricos, cuando es considerado como real (#erdadero). podícticos son aquellos en los cuales se ad#ierte como necesario. /n el e$emplo anterior, la proposici!n' Rexiste una $usticia perfectaS, no est dic"a asert!ricamente, sino s!lo pensada como un $uicio #oluntario, que es posible que alguien admita, y s!lo su consecuencia es asert!rica. Por eso esos $uicios pueden ser mani1estamente falsos y sin embargo, tomados problemticamente, ser condiciones del conocimiento de la #erdad. sí el $uicio' Rel mundo existe por un ciego azarS, en el $uicio disyunti#o, tiene s!lo una signi1caci!n problemtica, a saber, que alguien admita esta proposici!n, por un momento, y sir#e sin embargo (como indicaci!n del camino falso entre el número de todos los que se pueden
seguir) para encontrar el camino #erdadero. 0a asert!rica dice realidad l!gica o #erdad. 0a proposici!n apodíctica piensa el $uicio asert!rico como determinado por esas leyes del entendimiento mismo y, por tanto, como a1rmando a priori5 y de esa manera expresa necesidad l!gica. Primero se $uzga algo problemticamente, luego se admite asert!ricamente como #erdadero y por último se a1rma como enlazado inseparablemente con el entendimiento, es decir, como necesario y apodíctico, resulta que se puede decir que las tres funciones de la modalidad son otros tantos momentos del pensar en general.