EL DESPEGUE CAFETERO (1900-1928) – J.A. BEJARANO ÁVILA LA ECONOMÍA ENTRE 1900 Y 1920 1. La guerra y la reconstrucción reconstrucción del orden económico La guerra de los 1000 días tuvo fuertes repercusiones para la economía nacional, sea por los costos, abandono de campos en regiones afectadas, etc. La economía cafetera se vio particularmente particularmente afectada, porque esas regiones (sobre todo Santanderes y Cundinamarca) fueron los escenarios de la guerra. Además la devastación se sumó a la depresión del sector externo (por caída de precios de la exportación) que había comenzado un poco antes de la guerra. El gobierno quedó entonces en una situación fiscal “aterradora” porque sus ingresos dependían básicamente de las aduanas. Para financiar la guerra, el gobierno emitió un decreto para permitir la emisión de lo que fuera necesario para restablecer el orden público, lo que llevó a una inflación extrema; se desbordaron los precios de los artículos de 1era necesidad (incluso tuvieron que importar durante la guerra) y del transporte. Tanto las cosechas como la organización misma de las haciendas se vieron muy afectadas, porque éstas se apoyaban sustantivamente sobre la fuerza de trabajo, y conseguirla se hizo difícil por su reclutamiento forzoso para la guerra o por el abandono para eludirlo. Esto sumado al contexto de encarecimiento del transporte. Al final de la guerra la economía cafetera estaba en ruinas, las haciendas producían a pérdida, agobiada por crisis externa y por conflicto interno. Dado el caos, caos, perecieron o semi-paralizaron semi-paralizaron las pocas fábricas fábricas manufactureras manufactureras y las industrias textiles que había en Bogotá y Tunja. Pero los menos afectados fueron los de Antioquia, Caldas y Valle del Cauca. Eso explica que la producción cafetera después se trasladara para allá y que Antioquia tuviera vigorosa industria textil. Para la reconstrucción económica y política, el Congreso reformó el sistema monetario en 1903, adoptando el patrón oro. También se crea la Junta de Amortización Amortización que fijaba la tasa de cambio del papel moneda, reordena el presupuesto público y legislación aduanera y arancelaria. La reconstrucción más importante fue la nueva política económica sustentada sobre la centralización fiscal, el proteccionismo y el impulso estatal a las actividades empresariales, a cargo de Rafael Reyes. Sitúa la pugna política en un plano distinto, porque no se trataba ya de que la libertad trajera el progreso, sino de que el progreso trajera libertad. Se esperaba modificar las instituciones políticas políticas en base al desarrollo económico. La prioridad de la reconstrucción estaba en el orden monetario, para lo que se estableció el peso oro como unidad monetaria y un tipo de cambio del papel moneda para estabilizar su valor. Esto solo se logra cabalmente en 1923 con la creación del Banco de la República. Además se encaminó la gestión estatal para una sana administración fiscal, restauración del 1
crédito de Colombia en el exterior y atracción de capital extranjero, mejorar transportes y la agricultura de exportación. Se crea un sistema proteccionista más operativo y eficaz en cuanto a aumento de aranceles, exenciones para importación de maquinaria y materias primas, garantías sobre rendimiento de capital en algunas empresas, etc., además que esos eran estímulos para consolidar la incipiente industrialización. También hubo una política agresiva de transportes (carreteras, ferrocarriles y mejoramiento de navegación). La política global debía estar encaminada a aumentar exportaciones y reducir importaciones, con la convicción de que el núcleo de problemas económicos, fiscales y monetarios era el desequilibrio de la balanza comercial del país. 2. La expansión cafetera El comienzo del siglo XX estuvo marcado por una expansión de la economía cafetera basada en: a) un desplazamiento de las zonas de producción (desde los Santanderes y Cundinamarca hacia el occidente, o sea el actual “eje cafetero”) y b) la presencia de nuevas formas de organización social y productiva, lo que implica que se reemplaza el sistema de la hacienda por la pequeña producción parcelaria. Lo importante es que se modifica la estructura de inversión de las haciendas, porque estas estaban basadas en lograr la mínima inversión de capital (representado en incorporación de técnicas y elementos de trabajo para elevar la productividad), además de otras características como la baja movilidad de la mano de obra y su escasa integración al mercado monetario. Su organización se basaba en: a) búsqueda de formas de uso de la mano de obra que disminuyeran el peso de los costos salariales (con otras formas de pago como renta de trabajo o en especie) y b) paulatina disminución del capital necesario para modernizar la producción. Este sistema tenía escaso efecto desde su producción al mercado interno y además era inestable, porque dependía mucho de coyunturas en el mercado internacional. La producción parcelaria de occidente, en cambio, introdujo: a) mayor impacto del café sobre mercado interno de bienes agrícolas e industriales y b) una separación de los procesos de producción y comercialización del grano (que antes estaban integradas en un mismo personaje de hacendado y comerciante). Eso permitió mayor resistencia de la estructura productiva cafetera a fluctuaciones de precios internacionales. También hubo sectores donde se combinaba la pequeña propiedad con el sistema de haciendas, como en el Tolima. La base de la expansión de la economía parcelaria en occidente se afirmó en 2 cosas: 1) expansión de la frontera agrícola por colonización antioqueña y 2) que el café se adaptaba muy bien al tipo de asentamientos surgidos de la colonización (existían una serie de condiciones para que prosperara su producción como que es un producto durable, de fácil procesamiento, se combina bien con otros cultivos, etc.). 2
A pesar de que este desarrollo aún se daba en el marco de las limitaciones al desarrollo económico global del país (bajos niveles de acumulación e ingreso per cápita, escasa integración al mercado mundial, etc.), rescatan que permitió desvincular la fluctuación de los precios externos de la producción interna, gracias a la separación entre procesos de comercialización y producción (los primeros en manos de casas extranjeras y los segundos de pequeños propietarios) esto no era estabilidad absoluta, pero sí mejora la situación. A través del beneficio, comercio y transporte del grano, se creó una red de consumidores urbanos y se sustentó la constitución de una red de transportes, que implicó ampliación y diversificación del mercado. Entonces la economía cafetera habría contribuido a las bases del crecimiento económico en cuando a la acumulación de capital y la ampliación del mercado. También incide en estabilidad política porque confluyen intereses tanto de liberales (Santander y Cundinamarca) como de conservadores (Antioquia y Caldas) y los intereses políticos en economía de importación-exportación, desplazando un poco las pugnas doctrinarias. 3. El desarrollo agropecuario La producción se eleva, ligada en parte al desarrollo industrial (en productos como algodón y azúcar) y al proceso de urbanización (trigo, tabaco, etc.), que también implica crecimiento de la población. Con la expansión de cultivos se experimentan algunas transformaciones técnicas (modestas en relación a Europa y Norteamérica), aunque la ganadería no presenta ningún cambio técnico significativo. Este proceso se beneficia de políticas proteccionistas y el sector ganadero estuvo al amparo de concesiones de tierras públicas. Para 1920 el panorama era una estructura agraria heterogénea con una escasa franja de territorio cultivado y apenas ¼ de las tierras bajo algún tipo de utilización económica. Dentro de las que sí, se distinguen 4 tipos de explotación agropecuaria: 1) grandes haciendas ganaderas, 2) grandes haciendas cafeteras, 3) algunas explotaciones modernas dedicadas a la caña de azúcar y 4) pequeña propiedad cafetera en occidente y pequeña propiedad no cafetera (sobre todo trigo, maíz, papa). 4. La industrialización hasta 1920 Desde 1905 se amplía el balance industrial del país (fomento a refinación de petróleo, fabricación de productos como cemento, bienes de consumo corriente, etc.). Destacó la región antioqueña en textiles, rezagando a Bogotá y Cundinamarca. Además en Antioquia se constituye un núcleo empresarial mucho más dinámico.
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El proteccionismo, las políticas de fomento y la ampliación del mercado (incluye mejoramiento del transporte y de las condiciones financieras del país) impulsaron la industrialización, sobre todo sector textil. Destacan 2 hechos importantes: 1) desde las primeras décadas del siglo XX se insinuaba la especialización regional en la producción de ciertos bienes y 2) la mayor parte de las industrias montadas lograron subsistir, convirtiéndose algunas en las principales empresas del respectivo sector. La mayoría de las empresas creadas tuvieron origen en los nuevos empresarios que trasladaron su capital a actividades fabriles, como actividad adicional a la comercial o a la agrícola, pero no hubo una línea continua donde las empresas tradicionales se transformaran en empresas fabriles. Estos nuevos empresarios industriales obtenían sus capitales a veces ligado a la propiedad de la hacienda, otras a actividades especulativas durante el período de inflación de 18991902, pero sobre todo de la producción y comercialización del café después de 1870. Era frecuente que las inversiones fueran muy diversificadas (por ejemplo invertir al mismo tiempo en café, industrias, tierras, actividades especulativas) porque era una forma de acumulación de capital que evitaba el riesgo que representaban las actividades asociadas al comercio exterior. Se piensa que el proceso de acumulación de capital fue más bien súbito que gradual aunque fuera en manos de una élite comercial surgida el siglo XIX, porque su legado fue más bien precario (con un modelo de producción-especulación muy dependiente del comercio exterior, o sea inestable). Incluso a principios de siglo XX la economía colombiana seguía cerrada a la economía mundial y tenía muy bajas exportaciones, importaciones e inversión extranjera en comparación con AL. El desarrollo “hacia afuera” solo vino después de 1910 -12, gracias a ascenso de exportaciones de café. 5. La fuerza de trabajo Las formas de explotación de la fuerza de trabajo eran muy diversas (dependían del tipo de explotación) por la heterogénea conformación de la estructura agraria del país. Hasta mitad de los años ’20 la dinámica del mercado laboral fue mucho más acentuada en
la zona occidental que oriental, donde la única opción para muchos era convertirse en arrendatario o aparcero de las haciendas y además tenían que aislarse del precario mercado de trabajo existente, porque no podría hacer otras actividades que las de la hacienda, por ley. El panorama económico hacia 1920 se caracterizó por el peso de la estructura agraria, que presentaba diversidad de formas de uso del suelo y explotación de fuerza de trabajo, que estaba agobiada por bajos niveles de productividad y casi nula incorporación de tecnología y donde también había un incipiente entable industrial centrado en el sector textil de 4
Antioquia y algunos bienes de consumo corriente. Por otro lado, un incipiente desarrollo de ferrocarril y un sector terciario apenas compatible con el bajo nivel de desarrollo. Excepto por los impulsos de las exportaciones del café, era un cuadro desalentador para las transformaciones económicas.
LA PROSPERIDAD A DEBE 1. La bonanza externa y el crecimiento económico La segunda mitad de la década de 1920 presentó un quiebre con décadas previas y un progreso para la economía, se experimenta un rápido crecimiento que precipita el rompimiento de la economía “señorial” o régimen hacendal en el oriente . La expansión de las exportaciones se debió a un alza en el precio internacional del café. Aquí Colombia consolidó su posición en el mercado mundial del café. A eso se añaden las divisas por la indemnización de Panamá. En este panorama el país pudo finalmente incorporarse a los mercados financieros mundiales (tras toda su historia de deuda y crónicos incumplimientos). La recuperación de la capacidad de endeudamiento coincide con un auge financiero norteamericano, que amplió el crédito internacional sobre todo a AL. A corto plazo, hubo una notable mejora en situación financiera, que se expresó en un crecimiento rápido de la demanda global, sustentado en más ingresos de exportación y aumento sin precedentes del gasto público (obras públicas, viviendas, actividad comercial e importaciones de maquinaria, etc.). Sin embargo, a largo plazo implicó un severo aumento de la deuda externa del país. Por eso se hablaba de “prosperidad a debe”. La contribución de las inversiones del
sector público al crecimiento de esos años solo podía apoyarse en el financiamiento externo. Por medio de un sector externo compuesto de las exportaciones, sobre todo de café, y del endeudamiento, se impulsó un crecimiento global que permitió superar limitaciones estructurales que caracterizaban la economía colombiana, gracias a expansión del gasto público, mayor capacidad de importación e incremento de demanda interna derivada de mayores ingresos cafeteros. 2. El Estado, las inversiones públicas y los transportes Los cambios estuvieron protagonizados por un aumento del gasto público y sus impactos inmediatos, expresados en las obras públicas y sobre todo la expansión ferrocarrilera. Estos significaron una mayor integración al mercado mundial y además tuvo efectos en el mercado laboral, la valorización de las tierras y la conmoción de la estructura agraria que comienza a desatarse a mediados de los 20. 5
El desarrollo de las vías de comunicación precipitó los cambios más significativos del periodo. Eso permitiría superar la clásica limitante que tenía la economía colombiana de carecer de un sistema articulado de medio de transporte para los productos, para superar la dispersión y fragmentación de los mercados. Esta inversión en ferrocarriles se orientó hacia la integración de una economía nacional y solo secundariamente a completar vías de comunicación para el mercado mundial. Las consecuencias más relevantes de expansión de vías: interconexión entre regiones aisladas, incremento de carga transportada y una incierta rebaja de los fletes de transporte. Si bien el Estado no modificó su naturaleza, sí modificó sus alcances, adecuando los instrumentos institucionales a la administración de la bonanza. Actuaba como “gerente”, reorganizador de finanzas públicas, del sistema monetario y bancario y de la promoción del desarrollo económico desde el Estado. En 1923 se crea el Banco de la República, que permitió reordenar el caótico sistema monetario, representando su tránsito desde una incertidumbre financiera tradicional a una organización monetaria y crediticia estable, se adopta una moneda única, billete convertible, reglamento al crédito, circulación monetaria, centralización de reservas de oro de la nación, etc. También se crea la Contraloría General de la República (manejo presupuestal y administrativo, impuestos, contabilidad nacional y control fiscal), el Banco Agrícola Hipotecario (impulso a la agricultura e instrumento de canalización para estos créditos), Departamento Nacional de Provisiones y reorganización del Ministerio de Industrias. Además se amplía intervención del Estado en ámbito social y laboral con la creación de la Oficina General del trabajo (regulaba relaciones entre capital y trabajo) y leyes para ordenar procesos de ocupación de tierras, colonización y baldíos. De esta manera, no solo era mayor presencia estatal con aumento de gasto público, sino que también el Estado asumía nuevas funciones en el proceso de modernización del país.
3. La urbanización, la industria y el mercado de trabajo Los cambios anteriores se acompañan de transformaciones en la estructura social del país. Por un lado crecen los flujos migratorios a las ciudades, por ende crece rápidamente la población urbana, que responde al enganche de trabajadores para obras públicas y a lo que había de desarrollo industrial. Surgen nuevas opciones laborales, reflejadas en la diferenciación de salarios entre actividades agrícolas y no agrícolas. Se desarrolla un poco más el sector industrial que era bastante bajo en relación a AL (sobre todo por escasa división del trabajo, precarias dimensiones del mercado interno y presencia de relaciones no salariales que obstaculizaban la demanda de productos manufacturados). También se diversifica un poco con sectores de bienes intermedios y metalmecánica.
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El crecimiento de la población urbana no solo responde a transformaciones del mercado de trabajo inducidas por obras públicas, sino que en general del sector terciario. Este nuevo escenario propiciaba mayores posibilidades de acción para el incipiente movimiento obrero. A mediados de los ’20 era visible un crecimiento en magnitud de los conflictos, su desplazamiento a enclaves de petróleo y bananeras y proliferación de huelgas en fábricas. En 1926 se crea la Confederación Obrera Nacional, permitiendo agitación más unificada. En 1927 el gobierno decreta “ley heroica” para reprimir la agitaci ón urbana y rural (el ciclo de agitación obrera de los ’20 culmina en la “masacre de las bananeras”).
4. El malestar rural y los cambios en la estructura agraria El sector agropecuario no se benefició directamente del auge de las inversiones públicas, pero igual se les facilitó la obtención de créditos y se trazó una política orientada a estimular el desarrollo técnico de la agricultura (suministro de maquinaria, semillas mejoradas e insumos). Además crece la demanda, lo cual estimula también la producción. Sin embargo, la producción agrícola era insuficiente para el consumo interno, frente al aumento de la demanda por expansión económica, por lo que aumentan los precios. Algunos atribuían esto al régimen territorial prevaleciente (latifundios) y otros a la absorción de la mano de obra por las obras públicas en las ciudades (como los salarios en la ciudad eran mucho mayores, implicó que también en el campo tuvieran que subir, lo que desestabilizaba las relaciones de trabajo en el campo). Esta situación lleva a dictar una “ley de emergencia” para bajar los aranceles de aduanas sobre la importación de alimentos,
lo cual termina afectando la producción agrícola nacional. Lo importante es que se puso al descubierto un régimen agrario incapaz de responder a las exigencias de la ampliación de los mercados. Con la mayor movilidad del trabajo y la creación de un mercado alternativo para la mano de obra, se debilita el régimen hacendal, basado en sujeción de la fuerza de trabajo y bajos niveles de remuneración. Esto sumado a que con el desarrollo de obras públicas, incremento en demanda de productos agrícolas y la vinculación de la tierra a los centros de consumo implicó un proceso de valorización de la tierra, especialmente en áreas beneficiadas con ferrocarriles. Las bonanzas nunca llegaron a las masas rurales, que ni siquiera eran propietarias legítimas de la tierra, lo cual se expresaba en un clima de conflicto no antes visto. También se daban conflictos entre presuntos propietarios y colonos o arrendatarios, por la lógica que se daba desde 1870 de adquisición de tierras baldías y utilizando colonos y arrendatarios para cultivarlas. Eran formas de constitución de las haciendas que implicaban límites difusos entre la propiedad privada y las tierras baldías pero ocupadas. La legislación obviamente amparaba a los hacendados o si no lo hacían por la fuerza. 7
Los conflictos se agudizan con carácter violento desde 1929, donde se pone en cuestión la legitimidad de los títulos sobre la propiedad. Los arrendatarios además demandaban mayor precisión en los contratos o mejora de las condiciones de trabajo. Además querían sembrar café en sus propias parcelas, lo que no les convenía a los propietarios porque incrementaría lo que les tenían que pagar [no entendí por qué]. El hecho es que no era tan trivial esto porque debilitaba a la hacienda en la medida que perdía control sobre una fuerza de trabajo, que era precisamente su núcleo de organización. Argumentaban que entonces los arrendatarios mismos serían competidores por los trabajadores y se llevarían a los pocos que había en las haciendas. En 1926 dictan dentro de legislación agraria la “prueba diabólica” donde todo quien reclame propiedad debía exhibir su título original, lo que era casi imposible para muchos. En Sumapaz se comienzan a producir invasiones a los latifundios por colonos sin tierras. En otros lados los colonos se negaban a pagar las obligaciones contraídas con la hacienda, alegando la propiedad de las parcelas. Se concibe como el inicio del malestar rural acentuado en 1929 y lo que sigue. En 1936 dictan ley 200 que rompe el orden de la sociedad rural tradicional en donde aún predominaba hacienda cafetera. Las nuevas condiciones económicas del periodo de “prosperidad al debe” crearon un conjunto de demandas sociales que requerían cambios en la estructura política del Estado, al tiempo que debilitaron las bases políticas de la República Conservadora, que no asimilaban los cambios. Se comienza a consolidar el proletariado urbano y su presencia en la vida política. Las posturas divergentes frente al problema agrario comienzan a producir deslindes entre partidos que fueron sembrando el camino para la próxima República Liberal. La crisis de 1929 solo aceleró los procesos económicos, políticos y sociales que ya se venían gestando. De ahí emerge un orden económico orientado a la industrialización, un Estado políticamente más abierto y modernizado en instituciones y, sobre todo, un orden social mucho más conflictivo que exigía la presencia de nuevas fuerzas políticas.
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