Winnicott. Realidad y juego Cap 1: Objetos transicionales y fenómenos transicionales. En este capítulo ofrezco mi primera hipótesis, tal como la formulé en 1951, y luego sigo con dos ejemplos clínicos.
I. Mi primera hipótesis.1 Es bien sabido ue los recién nacidos tienden a usar el pu!o, los dedos, los pulgares, para estimular la zona erógena oral, para satisfacer los instintos en esa zona y, adem"s, para una tranuila unión. #ambién #ambién se sabe ue al cabo de unos meses los bebés encuentran placer en jugar con mu!ecas, y ue la mayoría de las madres les ofrecen alg$n objeto especial y esperan, por decirlo así, ue se a%cionen a ellos. E&iste una relación entre estos dos grupos de fenómenos, separados por un inter'alo de tiempo, y el estudio del paso del primero al segundo puede resultar de pro'echo y utilizar importantes materiales clínicos ue en cierta medida han sido dejados a un lado.
!a primera posesión. (uienes se encuentran en estrecho contacto con los intereses y problemas de las madres tendr"n ya conocimiento de las riuísimas pautas ue e&hiben los bebés en su uso de su primera posesión de )no*yo). +racias a ue las e&hiben, es posible someterlas a obser'ación directa.
e ad'ierte una amplia 'ariación en la secuencia de hechos ue empieza con las primeras acti'idades de introducción introducción del pu!o en la boca por el recién nacido, y ue a la larga lle'a al apego a un osito, una mu!eca o un juguete, blando o duro. -esulta claro ue auí hay algo importante, aparte de la e&citación y satisfacción oral, aunue estas puedan ser la base de todo lo dem"s. e pueden estudiar muchas otras cosas de importancia, entre ellas.
1. /a naturaleza del objeto. ". /a capacidad del ni!o para reconocer el objeto como un )no*yo). . /a ubicación del objeto afuera, adentro, en el límite. #. /a capacidad del ni!o para crear, idear, imaginar, producir, originar un objeto.
$. /a iniciación de un tipo afectuoso de relación de objeto. 0ntroduzco los términos )objetos transicionales) y )fenómenos transicionales) para designar la zona intermedia de e&periencia, entre el pulgar y el osito, entre el erotismo oral y la 1 2ublicado en 0nternational 3ournal of 2sycho*4nalysis 'ol. 6 egunda 2arte, 195 y en 7. 8. 8innicott, ollected 2apers. #hrough 2aediatrics to 2sycho*4nalysis. 195:a. /ondres. #a'istoc; 2ublications. 'erdadera relación de objeto, entre la acti'idad creadora primaria y la proyección de lo ue ya se ha introyectado, entre el desconocimiento desconocimiento primario de la deuda y el reconocimiento de ésta <)7í*ta )=. >ediante esta de%nición, el parloteo del bebé y la manera en ue un ni!o mayor repite un
e ad'ierte una amplia 'ariación en la secuencia de hechos ue empieza con las primeras acti'idades de introducción introducción del pu!o en la boca por el recién nacido, y ue a la larga lle'a al apego a un osito, una mu!eca o un juguete, blando o duro. -esulta claro ue auí hay algo importante, aparte de la e&citación y satisfacción oral, aunue estas puedan ser la base de todo lo dem"s. e pueden estudiar muchas otras cosas de importancia, entre ellas.
1. /a naturaleza del objeto. ". /a capacidad del ni!o para reconocer el objeto como un )no*yo). . /a ubicación del objeto afuera, adentro, en el límite. #. /a capacidad del ni!o para crear, idear, imaginar, producir, originar un objeto.
$. /a iniciación de un tipo afectuoso de relación de objeto. 0ntroduzco los términos )objetos transicionales) y )fenómenos transicionales) para designar la zona intermedia de e&periencia, entre el pulgar y el osito, entre el erotismo oral y la 1 2ublicado en 0nternational 3ournal of 2sycho*4nalysis 'ol. 6 egunda 2arte, 195 y en 7. 8. 8innicott, ollected 2apers. #hrough 2aediatrics to 2sycho*4nalysis. 195:a. /ondres. #a'istoc; 2ublications. 'erdadera relación de objeto, entre la acti'idad creadora primaria y la proyección de lo ue ya se ha introyectado, entre el desconocimiento desconocimiento primario de la deuda y el reconocimiento de ésta <)7í*ta )=. >ediante esta de%nición, el parloteo del bebé y la manera en ue un ni!o mayor repite un
repertorio de canciones y melodías mientras se prepara para dormir se ubican en la zona intermedia, como fenómenos transicionales, junto con el uso ue se hace de objetos ue no forman parte del cuerpo del ni!o aunue toda'ía no se los reconozca del todo como pertenecientes a la realidad e&terior. e&terior.
!o inadecuado de la formulación habitual de la naturale%a humana. En general se reconoce ue una e&posición de la naturaleza humana en términos de relaciones interpersonales no resulta su%ciente, ni siuiera cuando se tienen en cuenta la elaboración imaginati'a de la función y el total de la fantasía, tanto consciente como inconsciente. ?ay otra manera de describir a las personas, ue surge de las in'estigaciones de las dos $ltimas décadas. 7e cada indi'iduo ue ha llegado a ser una unidad, con una membrana limitante, y un e&terior y un u n interior, puede decirse ue posee una realidad interna, un mundo interior ue puede ser rico o pobre, encontrarse en paz o en estado de guerra. Esto es una ayuda, @pero es su%cienteA. Bo Bo a%rmo ue así como como hace falta esta doble doble e&posición, e&posición, también es necesaria una triple la tercera parte de la 'ida de un ser humano, una parte de la cual no podemos hacer caso omiso es una zona intermedia de e&periencia a la cual contribuyen la realidad interior y la 'ida e&terior. e&terior. e trata de una zona ue no es objeto de desafío alguno, porue no se le presentan e&igencias, sal'o la de ue e&ista como lugar de descanso para un indi'iduo
dedicado a la perpetua tarea humana de mantener separadas y a la 'ez interrelacionadas la realidad interna y la e&terior. Es habitual la referencia a la )prueba de la realidad), y se establece una clara distinción entre la apercepción y la percepción. Bo a%rmo ue e&iste un estado intermedio entre la incapacidad del bebé para reconocer y aceptar la realidad, y su creciente capacidad para ello. Estudio, pues, la sustancia de la ilusión, lo ue se permite al ni!o y lo ue en la 'ida adulta es inherente del arte y la religión, pero ue se con'ierte en el sello de la locura cuando un adulto e&ige demasiado de la credulidad de los dem"s cuando los obliga a aceptar una ilusión ue no les es propia. 2odemos 2odemos compartir un respeto por una e&periencia ilusoria, y si ueremos nos es posible reunirlas y formar un grupo sobre la base de la semejanza de nuestras e&periencias ilusorias. Esta es una raíz natural del agrupamiento entre los seres humanos. Espero ue se entienda ue no me re%ero e&actamente al osito del ni!o peue!o, ni al uso del pu!o por el bebé
i enfoue tiene ue 'er con la primera posesión, y con la zona intermedia entre lo subjeti'o y lo ue se percibe en forma objeti'a.
&esarrollo de una pauta personal. En la bibliografía psicoanalítica e&isten muchas referencias al a'ance desde la etapa de )la mano a la boca) hasta la de )la
mano a los genitales), pero uiz" las haya en menor medida en lo ue respecta a los posteriores progresos en materia de manipulación de 'erdaderos objetos )no*yo). En el desarrollo de un ni!o peue!o aparece, tarde o temprano, una tendencia a entretejer en la trama personal objetos*distintos*ue*yo. En cierta medida, estos objetos representan el pecho materno, pero lo ue analizamos no es este punto en especial. En el caso de algunos bebés. el pulgar se introduce en la boca mientras los dem"s dedos acarician el rostro mediante mo'imientos de pronación y supinación del antebrazo. /a boca, entonces. se muestra acti'a en relación con el pulgar, pero no respecto de los dedos. /os ue acarician el labio superior o alguna otra parte pueden o no llegar a ser m"s importantes ue el pulgar introducido en la boca. >"s aun, se puede encontrar esta acti'idad acariciadora por sí sola, sin la unión m"s directa de pulgar y boca. En la e&periencia corriente se da uno de los casos siguientes, ue complican una e&periencia autoerótica como la succión del pulgar
i' con la otra mano el bebé toma un objeto e&terior, digamos una parte de la s"bana o frazada, y lo introduce en la boca junto con los dedosD o.
ii' el trozo de tela se aferra y succiona de alguna manera, o bien no se lo succionaD por supuesto, entre los objetos usados se cuentan las ser'illetas y
iii' desde los primeros meses el bebé arranca lana y la re$ne y la usa para la parte acariciadora de la acti'idadD es menos com$n ue trague la lana, incluso hasta el punto de pro'ocar trastornosD o.
i(' se producen mo'imientos de masticación, acompa!ados por sonidos de )mam*mam), balbuceos, ruidos anales, las primeras notas musicales, etcétera. e puede suponer ue estas e&periencias funcionales 'an acompa!adas por la formación de pensamientos o de fantasías. 4 todas estas cosas las denomino fenómenos tr ansicionales. 2or lo dem"s, de todo ello
Bo sugiero ue la pauta de los fenómenos transicionales empieza a aparecer desde los cuatro a seis meses hasta los ocho a doce. 7ejo espacio, adrede, para amplias 'ariaciones. /as pautas establecidas en la infancia pueden persistir en la ni!ez, de modo ue el primer objeto blando sigue siendo una necesidad absoluta a la hora de acostarse, o en momentos de soledad, o cuando e&iste el peligro de un estado de "nimo deprimido. 2ero en plena salud se produce una ampliación gradual de la gama de intereses, y a la larga esa ampliación se mantiene incluso cuando est" cercana la ansiedad depresi'a. /a necesidad de un objeto o de una pauta de conducta especí%cos, ue comenzó a edad muy temprana, puede reaparecer m"s adelante, cuando se presente la amenaza de una pri'ación. Esta primera posesión se usa junto con técnicas especiales deri'adas de la primera infancia, ue pueden incluir acti'idades autoeróticas m"s directas o e&istir aparte de estas. En su 'ida el ni!o aduiere poco a poco ositos, mu!ecas y juguetes duros. /os 'arones tienden en cierta medida a pasar al uso de estos $ltimos, en tanto, ue las ni!as se orientan en forma directa a la aduisición de una familia. 2ero tiene importancia destacar ue no e&iste una diferencia apreciable entre los 'arones y las ni!as, en su uso de la primera posesión )no*yo), ue yo denomino objeto transicional. uando el bebé empieza a usar sonidos organizados <)mam), )ta), )da)= puede aparecer
una palabra para nombrar al objeto transicional. Es frecuente ue el nombre ue da a esos primeros objetos tenga importancia, y por lo general contiene en parte una palabra empleada por los adultos. 2or ejemplo, la palabra puede ser )naa), y la )n) pro'enir del empleo de la palabra )nene) por los adultos. 7ebo mencionar ue a 'eces no e&iste un objeto transicional aparte de la madre misma. el bebé se siente tan perturbado en su desarrollo emocional, ue no le resulta posible gozar del estado de transición, o bien se uiebra la secuencia de los objetos usados. Esta, sin embargo, puede mantenerse oculta.
Resumen de cualidades especiales de la relación. 1. El bebé aduiere derechos sobre el objeto, y nosotros los aceptamos. 2ero desde el comienzo e&iste como característica cierta anulación de la omnipotencia.
". El objeto es acunado con afecto, y al mismo tiempo amado y mutilado con e&citación.
. Cunca debe cambiar, a menos de ue lo cambie el propio bebé. #. #iene ue sobre'i'ir al amor instinti'o, así como al odio, y si se trata de una característica, a la agresión pura.
$. 2ero al bebé debe parecerle ue irradia calor, o ue se mue'e, o ue posee cierta te&tura, o ue hace algo ue parece demostrar ue posee u na 'italidad o una realidad propias.
). 2ro'iene de afuera desde nuestro punto de 'ista, pero no para el bebé. #ampoco 'iene de adentroD no es una alucinación.
*. e permite ue su destino sufra una descarga gradual. de modo ue a lo largo de los
a!os ueda, no tanto ol'idado como relegado al limbo. (uiero decir con esto ue en un estado de buena salud el objeto transicional no )entra), ni es forzoso ue el sentimiento relacionado con él sea reprimido. Co se lo ol'ida ni se lo llora. 2ierde signi%cación, y ello porue los fenómenos transicionales se han 'uelto difusos, se han e&tendido a todo el territorio intermedio entre la )realidad psíuica interna) y )el mundo e&terior tal como lo perciben dos personas en com$n), es decir, a todo el campo cultural. En este punto mi tema se amplía y abarca el del juego, y el de la creación y apreciación artísticas, y el de los sentimientos religiosos, y el de los sue!os, y también el del fetichismo, las mentiras y los hurtos, el origen y la pérdida de los sentimientos afectuosos, la adicción a las drogas, el talism"n de los rituales obsesi'os, etcétera.
Relación del objeto transicional con el simbolismo. Es cierto ue un trozo de frazada
una e&presión ue designe la raíz del simbolismo en el tiempo, ue describa el 'iaje del ni!o, desde lo subjeti'o puro hasta la objeti'idadD y me parece ue el objeto transicional
&escripción cl+nica de un objeto transicional. (uien se encuentre en contacto con padres e hijos dispondr" de una in%nita cantidad y 'ariedad de materiales clínicos ilustrati'os. /os siguientes ejemplos se ofrecen apenas para recordar a los lectores otros materiales semejantes, e&istentes en sus propias e&periencias.
&os hermanos: contraste en el primer empleo de posesiones. 7eformación en el uso del objeto transicional. F, ahora un hombre sano, tu'o ue hacer esfuerzos para abrirse paso hasta llegar a la madurez. /a madre )aprendió a ser madre) en el cuidado de F
cuando este era un bebé, y pudo e'itar otros errores con los dem"s hijos gracias a lo ue aprendió con él. 4dem"s e&istían razones e&teriores para ue se sintiese ansiosa en el momento de la crianza m"s bien solitaria de F, cuando este nació. #ornó su papel de madre con suma seriedad y lo alimentó a pecho durante siete meses. onsidera ue en el caso de éste eso fue demasiado y le resultó muy difícil destetarlo resultó muy difícil destetarlo. Cunca se succionó el pulgar o los dedos cuando lo destetó, )y no tu'o nada ue le sir'iera de sustituto). Cunca había tenido biberón, ni chupete, ni otra forma de alimentación. >ostró un muy fuerte y prematuro apego hacia ella misma, como persona, y en realidad la necesitaba a ella. 7urante doce meses adoptó un conejo al ue acunaba, y su afectuoso apego por el juguete se transladó a la larga a los conejos de 'erdad. El de juguete le duró hasta ue tu'o cinco o seis a!os. 2odría describírselo como un consolador, pero nunca tu'o la 'erdadera cualidad de un objeto transicional. 3am"s fue, como lo habría sido un 'erdadero objeto transicional, m"s importante ue la madre, una parte casi inseparable de él. E n el caso de este ni!o, los tipos de ansiedad engendrados por el destete a los siete meses pro'ocaron m"s tarde asma, y solo pudo dominarla en forma gradual. #u'o suma importancia para él encontrar trabajo lejos de su pueblo natal. u apego hacia su madre sigue siendo muy
fuerte, aunue se ubica dentro de la de%nición amplia del término normal o sano. Este hombre no se ha casado.
,so t+pico del objeto transicional. El hermano menor de F, B, se desarrolló en forma muy rectilínea. 4hora tiene tres hijos sanos. Gue alimentado a pecho durante cuatro meses y destetado sin di%cultades. B se succionó el pulgar dur ante las primeras semanas, y ello, a su 'ez )hizo ue el destete le resultara m"s f"cil ue a su hermano). 2oco después del destete, a los cinco o seis meses, adoptó la punta de la frazada en ue terminaba la costura. e sentía complacido cuando un poco de lana sobresalía de la punta, y se hacía cosuillas con ella en la nariz. 7esde muy temprano eso se con'irtió en su )Caa)D él mismo in'entó esa palabra en cuanto pudo usar sonidos organizados. 7esde ue tu'o m"s o menos un a!o pudo reemplazar la punta de la manta por un jersey 'erde de lana sua'e, con una corbata roja. Co era un )consolador) como en el caso de su hermano mayor, depresi'o, sino un )sedante). B siempre le daba resultados. Este es un ejemplo típico de lo ue llamo objeto transicional. uando B era peue!o, si alguien le daba su )Caa) lo succionaba en el acto y perdía su ansiedad, e incluso se dormía a los pocos minutos, si la hora de dormir estaba cerca. /a succión del pulgar siguió simult"neamente 6 duró hasta ue tenía tres o cuatro a!os6, y recuerda esa succión y un punto duro en un pulgar, ue fue el resultado de auella. 4hora le interesa
y el uso de )Caas) por estos. /a historia de siete hijos comunes de esta familia destaca los siguientes puntos, ordenados para su comparación en el cuadro. 2ulgar 6 bjeto transicional 6 #ipo de ni!o. F 6 Harón 6 I 6 >adre 6 onejo ellizos 6 Ci!a 6 I 6 hupete 6 Kurrito anta imis) 6 bjetos
-alor de la redacción de la historia. En la consulta con un padre resulta a menudo 'alioso obtener información sobre las primeras técnicas y posesiones de todos los ni!os de la familia. Ello impulsa a la madre a una comparación de sus hijos entre sí, y le permite recordar y cotejar sus características a una edad temprana.
!a contribución del nio. on frecuencia se obtiene información de un ni!o en lo ue respecta a los objetos transicionales. 2or ejemplo. 4ngus
7ijo ue nunca tu'o ositos. ?abía una cuerda de campanilla ue colgaba, cuyo e&tremo él golpeaba constantemente, hasta ue se dormía. Es probable ue a la larga se haya caído, y ahí terminó el asunto. 2ero había algo m"s. e mostró muy tímido al respecto. e trataba de un conejo color p$rpura, de ojos rojos. )Co me gustaba. olía dejarlo tirado. 4hora lo tiene 3eremy. e lo regalé. e lo regalé a 3eremy porue era malo. e caía de la cómoda. M#oda'ía me 'isita. >e gusta ue me 'isite.) e sorprendió cuando dibujó el conejo color p$rpura. e ad'ertir" ue este chico de once a!os, con el buen sentido de la realidad com$n en su edad, habla como si careciera de ese sentido cuando describe las cualidades y acti'idades del objeto transicional. uando entre'isté a la madre, se mostró sorprendida de ue 4ngus recordase el conejo. /o reconoció con facilidad en el dibujo de colores.
&isponibilidad de ejemplos. >e abstengo deliberadamente de ofrecer auí m"s materiales de casos clínicos, en especial porue no uiero dar la impresión de ue lo ue e&pongo es raro. En casi todas las historias de casos es posible encontrar algo interesante en los fenómenos transicionales, o en la falta de ellos.
/studio 0eórico. 4 continuación ofrezco algunos comentarios basados en la teoría psicoanalítica aceptada
1. El objeto transicional representa el pecho materno, o el objeto de la primera relación.
". Es anterior a la prueba de la realidad establecida. . En relación con el objeto transicional el bebé pasa del dominio omnipotente
#. 4 la larga el objeto transicional puede con'ertirse en un objeto fetiche y por lo tanto persistir como una característica de la 'ida se&ual adulta.
$. 4 consecuencia de la organización erótica anal, el objeto transicional puede representar las heces
Relación con el objeto interno 2lein'. -esulta interesante comparar el concepto de objeto transicional con el de >elanie Plein sobre el objeto interno <19=. El objeto transicional no es un objeto interno
de alguna función esencial lle'a en forma indirecta al car"cter inerte o a una cualidad persecutoria del objeto interno.15 uando subsiste la característica de insu%ciencia del objeto e&terior, el interno deja de tener signi%cado para el bebé, y entonces, y solo entonces, el objeto transicional se 'uel'e también carente de sentido. Este $ltimo puede, pues, representar el )pecho e&terno), pero en forma indirecta, debido a ue representa un pecho )interno). Cunca se encuentra bajo el dominio m"gico, como el interno, ni est" fuera de ese dominio como ocurre con la madre 'erdadera.
Ilusión3desilusión. on el %n de preparar el terreno para mi propia contribución positi'a a este tema, debo e&presar en palabras algunas cosas ue en mi opinión se dan demasiado por sentadas en muchos trabajos psicoanalíticos sobre el desarrollo emocional infantil, aunue se las pueda entender en la pr"ctica. Qn ni!o no tiene la menor posibilidad de pasar del principio del placer al de realidad, o a la identi%cación primaria y m"s all" de ella <'éase Greud, 19R=, si no e&iste una madre lo bastante buena. /a )madre) lo bastante buena <ue n o tiene por ué ser la del ni!o= es la ue lle'a a cabo la adaptación acti'a a las necesidades de este y ue la disminuye poco a poco, seg$n la creciente capacidad del ni!o para hacer frente al fracaso en materia de
adaptación y para tolerar los resultados de la frustración. 2or supuesto, es m"s probable ue su propia madre sea mejor ue cualuier otra persona, ya ue dicha adaptación acti'a e&ige una preocupación tranuila y tolerada respecto del bebéD en rigor, el é&ito en el 15 El te&to ha sido modi%cado auí, aunue se basa en la primera formulación. cuidado de este depende de la de'oción, no de la inteligencia o de la ilustración intelectual. omo dije, la madre bastante buena comienza con una adaptación casi total a las necesidades de su hijo, y a medida ue pasa el tiempo se adapta poco a poco, en forma cada 'ez menos completa, en consonancia con la creciente capacidad de su hijo para encarar ese retroceso. Entre los medios con ue cuenta el bebé para enfrentar ese retiro materno se cuentan los siguientes.
1. u e&periencia, repetida a menudo, en el sentido de ue la frustración tiene un límite de tiempo. Es claro ue al comienzo este debe ser bre'e.
". Qna e%ciente percepción del proceso. . El comienzo de la acti'idad mental. #. /a utilización de satisfacciones autoeróticas. $. El recuerdo, el re'i'ir de e&periencias, las fantasías, los sue!osD la integración de pasado, presente y futuro. i todo 'a bien, el bebé puede incluso llegar a sacar pro'echo de la e&periencia de frustración, puesto ue la adaptación incompleta a la necesidad hace ue los objetos sean reales, es decir, odiados tanto como amados. /a consecuencia es ue si todo 'a bien el
bebé puede resultar perturbado por una adaptación estrecha a la necesidad, cuando dicha adaptación contin$a durante demasiado tiempo y no se permite su disminución natural, puesto ue la adaptación e&acta se parece a la magia y el objeto ue se comporta a la perfección no es mucho m"s ue una alucinación. 2ero al principio tiene ue ser casi e&acta, pues de lo contrario al bebé no le es posible empezar a desarrollar la capacidad para e&perimentar una relación con la realidad e&terior, o por lo menos formarse una concepción de ella.
!a ilusión y su (alor. 4l comienzo, gracias a una adaptación de casi el 1II por ciento, la madre ofrece al bebé la oportunidad de crearse la ilusión de ue su pecho es parte de él. 2or así decirlo, parece encontrarse bajo su dominio m"gico. /o mismo puede decirse del cuidado en general del ni!o, en los momentos tranuilos entre una y otra e&citación. /a omnipotencia es casi un hecho de la e&periencia. /a tarea posterior de la madre consiste en desilusionar al bebé en forma gradual, pero no lo lograr" si al principio no le ofreció su%cientes oportunidades de ilusión. En otras palabras, el bebé crea el pecho una y otra 'ez a partir de su capacidad de amor, o
/a madre coloca el pecho en el lugar en ue el bebé esta pronto para crear, y en el momento oportuno. 1O 0ncluyo en el término todos los cuidados maternos. uando se dice ue el primer objeto es el pecho, creo ue la palabra )pecho) se usa para denominar la técnica de la crianza tanto como la carne real. Es imposible ser una madre bastante buena
se presenta la madre. En la forma corriente, le ofrece su pecho y su ansia potencial de alimentarlo. uando su adaptación a las necesidades del bebé es lo bastante buena, produce en este la ilusión de ue e&iste una realidad e&terior ue corresponde a su propia capacidad de crear. En otras palabras, hay una superposición entre lo ue la madre proporciona y lo ue el bebé puede concebir al respecto. 2ara el obser'ador este percibe lo ue la madre le presenta, pero eso no es todo. olo percibe el pecho en la medida en ue es posible crear uno en ese momento y lugar. Co hay intercambio entre él y la madre. En términos psicológicos, el bebé se alimenta de un pecho ue es parte de él, y la madre da leche a un bebé ue forma parte de ella. En psicología, la idea de intercambio se basa en una ilusión del psicólogo. En la Gigura R
con'ierte poco a poco en un problema e'idente debido a ue la tarea principal de la madre
se desarrolla tan bien, ue podemos hacer caso omiso de él mientras analizamos el destete real.
&esarrollo de la teor+a de la ilusión3desilusión. 4uí se da por supuesto ue la tarea de aceptación de la realidad nunca ueda terminada, ue ser humano alguno se encuentra libre de la tensión de 'incular la realidad interna con la e&terior, y ue el ali'io de esta tensión lo proporciona una zona intermedia de e&periencia
discernimos o diagnosticamos locura. 2ero si se las arregla para disfrutar de su zona intermedia sin presentar e&igencias, podemos reconocer nuestras correspondientes zonas intermedias y nos complacemos en encontrar cierta medida de superposición, es decir, de e&periencia en com$n entre los miembros de un grupo de arte, religión o %losofía.
Resumen. /lamamos la atención hacia el rico campo de obser'ación ue proporcionan las primeras e&periencias del ni!o sano, tales como se e&presan ante todo en la relación con la primera posesión. Esta se 'incula en el tiempo con los fenómenos autoeróticos y la succión del pu!o y del pulgar, y m"s adelante con el primer animal o mu!eca blandos y con los juguetes duros. 2or otra parte tiene 'inculaciones con el objeto e&terior
la religión, a la 'ida imaginati'a y a la labor cientí%ca creadora. 2or lo general el objeto transicional del bebé se descarga poco a poco, en especial a medida ue se desarrollan los intereses culturales. 7e estas consideraciones surge la idea de ue la paradoja aceptada puede tener un 'alor positi'o. u solución conduce a una organización de defensa ue en el adulto se puede encontrar como autoorganización 'erdadera o falsa <8innicott, 19OIa=.
II. ,na aplicación de la teor+a. Es claro ue lo transicional no es el objeto. Este representa la transición del bebé, de un estado en ue se encuentra fusionado a la madre a uno de relación con ella como algo e&terior y separado. Esto se entiende a menudo como el punto en ue el bebé crece y sale de una relación de objeto de tipo narcisista, pero yo me he abstenido de emplear este lenguaje porue no estoy seguro de ue eso sea lo ue uiero decirD por otra parte, omite la idea de independencia, tan esencial en las primeras etapas, antes de ue el bebé se sienta seguro de ue pueden e&istir cosas ue n o forman parte de él.
4sicopatolog+a 5ue se mani6esta en la %ona de fenómenos transicionales. ?e asignado gran importancia a la normalidad de los fenómenos transicionales. Ello no obstante, en el e&amen clínico de algunos casos se puede discernir una psicopatología.
omo ejemplo del manejo de la separación y la pérdida por el ni!o, llamo la atención hacia la forma en ue la primera puede afectar a los fenómenos transicionales. omo bien se sabe, cuando se encuentra ausente la madre, o alguna otra persona de la cual depende el bebé, no se produce un cambio inmediato porue este tiene un recuerdo o imagen mental de la madre, o lo ue podemos denominar una representación interna de ella, ue se mantiene 'i'a durante cierto período. i la madre se ausenta durante un lapso superior a determinado límite medido en minutos, horas o días, se disipa el recuerdo de la representación interna. uando ello se produce, los fenómenos transicionales se 'uel'en poco a poco carentes de sentido y el bebé no puede e&perimentarlos. 2resenciamos entonces la descarga del objeto. 4ntes de la pérdida 'emos a 'eces la e&ageración del empleo del objeto transicional como parte de la negación de ue e&ista el peligro de desaparición de su sentido 2ara aclarar este aspecto de la negación ofreceré un bre'e ejemplo clínico del uso de un cordel 2or un ni!o.
Cordel. Qn ni!o de siete a!os fue lle'ado por sus padres, en marzo de 1955, al 7epartamento de 2sicología del ?ospital de Ci!os de 2addington +reen. #ambién concurrieron los otros dos miembros de la familia una ni!a de diez a!os ue asistía a una escuela diferencial y una peue!a bastante normal, de cuatro. El caso había sido deri'ado por el médico de la
1L 2ublicado en Child Psychology and Psychiatry , 'ol. 1, 19OI, y en 8innicott, The Maturational Processes and the Facilitating Environment . 19O5, /ondres, ?ogarth 2ress e 0nstituto de 2sicoan"lisis. familia debido a una serie de síntomas ue indicaban una perturbación en el car"cter del chico. Qn test de inteligencia indicó ue este tenia un l de 1I:. <2ara los %nes de esta descripción se omiten todos los detalles ue no tienen pertinencia inmediata respecto del tema principal de este capítulo=. 2rimero recibí a los padres, en una prolongada entre'ista en la cual me ofrecieron una clara descripción del desarrollo del ni!o y de las deformaciones de ese desarrollo. mitieron, sin embargo, un detalle importante, ue luego surgió en una entre'ista con el chico. Co resultó difícil 'er ue la madre era una persona depresi'aD informó ue había sido hospitalizada a consecuencia de esa depresión. +racias al relato de los padres pude enterarme de ue la madre cuidó al ni!o hasta ue este tu'o tres a!os y tres meses, momento en ue nació su hermana. Esa fue la primera separación importante, y la segunda se produjo a los tres a!os y once meses, cuando la madre sufrió una operación. uando el chico tenía cuatro a!os y nue'e meses su madre estu'o internada en un hospital para enfermos mentales durante dos meses, y en ese lapso su tía materna lo cuidó muy bien. 2ara entonces, todos los ue se ocupaban del ni!o coincidían en ue era un chico difícil, aunue e&hibía muy buenas características. #enia cambios repentinos de estado de "nimo y
asustaba a todos diciendo, por ejemplo, ue cortaría en pedacitos a la tía. 4parecieron en él muchos síntomas curiosos, como por ejemplo la necesidad compulsi'a de lamer cosas y a personasD emitía ruidos compulsi'os con la garganta a menudo se negaba a contener el deseo de mo'er el 'ientre y se ensuciaba. >ostraba una e'idente ansiedad por el defecto mental de su hermana mayor, pero la deformación de su desarrollo parece haber comenzado antes de ue ese factor aduiriese importancia. 7espués de la entre'ista con los padres recibí al chico. e en contraban presentes dos asistentes sociales psiui"tricos y dos 'isitantes. El ni!o n o ofrecía a primera 'ista una impresión de anormalidad y pronto me acompa!ó en un juego de garabatos.
7ijeron ue el chico había llegado a obsesionarse con todo lo ue tu'iera relación con un cordel, y en rigor cada 'ez ue entraban en una habitación se encontraban con ue había atado las sillas a la mesa, o hallaban, por ejemplo, un almohadón unido al hogar por una cuerda. eg$n ellos, esa preocupación por los cordeles aduiría poco a poco una nue'a característica, ue les inuietaba en lugar de causarles un interés com$n. 2oco tiempo antes había atado una cuerda al cuello de su hermana
poco después de la 'isita anterior. En esa ocasión le pareció ue lo ue yo le decía era tonto, pero una noche me habló del tema con el chico y lo encontró ansioso por hablar de sus relaciones con ella y de su temor de una falta de contacto con ella. on su ayuda, la madre recordó todas las separaciones ue se habían producido entre ellos, y pronto se con'enció de ue yo tenía razón, dadas las reacciones de él. >"s aun, a partir del momento en ue mantu'o esa con'ersación terminó el juego con los cordeles. Ba no hubo m"s objetos atados como antes. Entabló muchas otras con'ersaciones con su hijo, acerca de su sentimiento de separación respecto a ella, e hizo el importante comentario de ue sentía ue la separación m"s importante fue la pérdida de ella ue sufrió el chico cuando la internaron debido a su gra'e depresiónD no se trataba solo de ue ella se iba, dijo sino de su falta de contacto con él a consecuencia de su absorbente preocupación por otros asuntos. En una entre'ista posterior me contó ue un a!o después de su primera con'ersación con el ni!o se produjo la reanudación de los juegos con cordeles y de objetos atados con ellos. Estaba a punto de internarse en un hospital para ser operada, y le dijo )2or tus juegos con cuerdas 'eo ue te preocupa ue me 'aya, pero esta 'ez solo estaré ausente unos pocos días, y la operación no es gra'e. )7espués de esta con'ersación terminó la nue'a fase de juego con cordeles.
>e he mantenido en contacto con esta familia y colaboré en 'arios aspectos de la educación escolar del chico y en otros terrenos. ?ace poco, cuatro a!os después de la primera entre'ista, el padre informó de una nue'a fase de interés por las cuerdas, 'inculada con otra depresión de la madre. Esta fase duró dos mesesD desapareció cuando toda la familia salió de 'acaciones y cuando se produjo una mejoría en la situación del hogar
el chico, ue ahora tiene 11 a!os, se desarrolla como un )tipo recio), es muy tímido y se ruboriza con facilidad. #iene una cantidad de ositos ue para él son ni!os. Cadie se atre'e a decirle ue son juguetes. /es es muy %el, les muestra un gran afecto y le fabrica pantalones ue e&igen una labor de costura muy cuidadosa. u padre dice ue parece encontrar una sensación de seguridad en su familia a la cual cuida maternalmente de ese modo. i llega alg$n 'isitante, los acuesta a todos en la cama de su hermana, porue nadie, aparte de su familia propia, debe saber ue él tiene esa otra familia. 3unto con ello e&iste una hostilidad a defecar, o una tendencia a ahorrar las heces. 2or lo tanto no resulta difícil adi'inar ue tiene identi%cación materna basada en su propia inseguridad en relación con su madre, y ue eso puede con'ertirse en homose&ualidad. 7el mismo modo, la preocupación por los cordeles puede desarrollarse y llegar a ser una per'ersión.
Comentario. El comentario ue sigue parece ser adecuado.
1. e puede considerar el cordel como una ampliación de todas las otras técnicas de comunicación. /as cuerdas unen, así como colaboran en la acción de en'ol'er objetos y de mantener juntos materiales no integrados. En ese car"cter, tienen un sentido simbólico para todos una e&ageración en su utilización puede corresponder con suma facilidad al comienzo de un sentimiento de inseguridad o a la idea de una falta de comunicación. En
este caso particular percibe la anormalidad ue se insin$a en el uso de cordeles por el chico, y es importante encontrar una manera de formular el cambio ue podría lle'ar a ue su uso se per'irtiera. 2arece posible llegar a esta formulación si se tiene en cuenta el hecho de ue la función del cordel consiste en pasar de la comunicación al rechazo de la separación. omo tal rechazo, se con'ierte en una cosa en sí mismo, en algo ue posee peligrosas propiedades y debe ser dominado. En este caso la madre hizo frente, antes de ue fuese demasiado tarde, al uso del cordel por el ni!o, cuando ese uso toda'ía ofrecía esperanzas. uando falta la esperanza y la cuerda representa un rechazo de la separación, signi%ca ue ha surgido un estado de cosas mucho m"s complejo, difícil de curar, debido a los bene%cios secundarios ue emanan de la habilidad ue se desarrolla cuando es preciso manejar un objeto a %n de dominarlo. 2or consiguiente este caso tiene un interés especial, si permite la obser'ación del desarrollo de una per'ersión.
". #ambién se 'e en este material la utilización ue puede hacerse de los padres. uando es posible usarlos, trabajan con gran economía, en especial si se tiene en cuenta el hecho de ue nunca e&istir"n su%cientes psicoterapeutas para tratar a todos los ue necesitan tratamiento. En este caso e&istía una buena familia ue había pasado momentos muy difíciles debido a la desocupación del padreD ue pudo hacer frente a la plena responsabilidad
por una ni!a retrasada, a pesar de la tremenda carga, social y familiar, ue ello signi%caD y ue sobre'i'ió a las malas fases de la enfermedad depresi'a de la madre, incluso a un período de hospitalización. En semejante familia tiene ue haber mucha fuerza, y sobre la base de esta suposición se adoptó la decisión de in 'itar a los padres a hacerse cargo de la terapia de su propio hijo. 4l hacerlo aprendieron muchas cosas, pero necesitaban ue se les informase respecto de lo ue hacían. 4dem"s era preciso apreciar su é&ito y 'erbalizar todo el proceso. El hecho de haber sacado a su hijo de una enfermedad otorgó a los padres con%anza en lo referente a su capacidad para hacer frente a otras di%cultades ue aparecen de 'ez en cuando.
7ota agregada en 18)8. En la década transcurrida desde ue se escribió este informe llegué a entender ue no era posible curar a ese chico de su enfermedad. eguía en pie la 'inculación con la enfermedad depresi'a de la madre, de modo ue no se podía impedir ue 'ol'iese constantemente a su casa. ea como fuere, habría podido seguir un tratamiento personal. pero en el hogar ello resultaba imposibleD allí conser'aba la pauta ue ya se encontraba establecida en el momento de la primera entre'ista. 7urante la adolescencia aparecieron en él nue'as inclinaciones en especial la tendencia al uso de drogas, y no podía salir de su casa para estudiar. #odos los intentos para ubicarlo
en alg$n lugar lejos de su madre, fracasaron porue se escapaba y 'ol'ía al hogar. e con'irtió en un adolescente insatisfactorio, holgazaneaba y en apariencia desperdiciaba su tiempo y su potencial intelectual
III. Material cl+nico: aspectos de la fantas+a.
En la parte %nal de este libro e&ploraré algunas de las ideas ue se me ocurren cuando me encuentro dedicado al trabajo clínico y me parece ue la teoría ue elaboré para mi propio uso, respecto de los fenómenos transicionales, afecta lo ue 'eo y oigo y lo ue hago. 4uí ofrezco en detalle algunos materiales clínicos procedentes de u n paciente adulto, para mostrar de ué manera el sentimiento mismo de pérdida puede con'ertirse en una forma de integrar la autoe&periencia. El material corresponde a una sesión de an"lisis de una paciente, y lo presento porue re$ne 'arios ejemplos, de entre la gran 'ariedad de los ue caracterizan a la 'asta zona e&istente entre la objeti'idad y la subjeti'idad.
6Esta paciente, ue tiene 'arios hijos y posee una ele'ada inteligencia, ue usa en su trabajo, se hace tratar debido a una amplia gama de sintomatología ue por lo general se agrupa bajo el término de )esuizoide). Es probable ue uienes tienen contacto con ella no se den cuenta de lo mal ue se siente, y en 'erdad ue por lo general se le muestra afecto y se la considera una persona 'aliosa. 6/a sesión de ue hablamos comenzó con un sue!o ue se podría describir como depresi'o. ontenía materiales de transferencia, muy directos y re'eladores, en los cuales el analista era una mujer a'arienta y dominante. Ello le permite recordar con nostalgia a un analista anterior ue para ella es una %gura muy masculina. Es un sue!o, y como tal se lo puede usar a modo de material para la interpretación. /a paciente se manifestó encantada de seguir so!ando. 4l mismo tiempo logró describir ciertos enriuecimientos de su 'ida real en el mundo. 67e 'ez en cuando se apodera de ella algo ue se podría denominar fantaseo. Est" haciendo un 'iaje en tren y se produce un accidente. @ómo sabr"n los hijos ué le h a sucedidoA B en 'erdad, @cómo lo sabr" el analistaA 2odría estar gritando, pero su madre no la oiría. /uego habló sobre su e&periencia m"s espantosa, en la cual dejó un gato durante un momento y después se enteró de ue había estado maullando 'arias horas. Esto es )ya demasiado horrible) y se une a las muchas separaciones ue e&perimentó a lo largo
de su infancia, superiores a su capacidad para tolerarlas y por lo tanto traum"ticasD imponían la necesidad de organizar nue'a serie de defensas. 6+ran parte del material de este an"lisis tiene ue 'er con el llegar al lado negati'o de las relaciones, es decir, con el fracaso gradual ue debe de e&perimentar el ni!o cuando los padres no est"n a mano. /a paciente se muestra muy sensible a todo ello respecto de sus propios hijos, y atribuye buena parte de las di%cultades ue tu'o con el primero al hecho de ue lo dejó durante tres días para salir de 'acaciones con su esposo, cuando comenzó un nue'o embarazo, es decir, cuando e l chico tenía casi dos a!os. e le informó de ue este había llorado cuatro horas sin parar y cuando regresó a su hogar le resultó imposible, durante mucho tiempo, tratar de reestablecer la relación. 6Cos encontramos ante el hecho de ue a los animales y a los ni!os peue!os no se les puede e&plicar lo ue sucede. El gato no podía entender. 4 un ni!o de menos de dos a!os tampoco se le puede informar como corresponde acerca del nue'o bebé ue se espera, aunue a )los 'einte meses, m"s o menos) resulta cada 'ez m"s factible e&plicarlo con palabras ue un ni!o peue!o logre entender. 6uando no es posible ofrecer una e&plicación y la madre se encuentra ausente para tener un nue'o hijo, est" muerta desde el punto de 'ista del peue!o. Ese es el signi%cado de muerta. 6Es una cuestión de días, horas o minutos. 4ntes de llegar al límite la madre sigue 'i'a
después de superarlo est" muerta. Entre uno y otro momento hay un precioso instante de ira, pero se pierde muy pronto, o uiz" nunca se lo e&perimenta, siempre e&iste en potencia y alberga el temor a la 'iolencia. 67e auí llegamos a los dos e&tremos, tan distintos entre sí la muerte de la madre cuando se halla presente, y su muerte cuando no puede reaparecer y por lo tanto 'ol'er a 'i'ir. Esto se relaciona con el momento anterior a auel en ue el ni!o logró la capacidad de dar 'ida a las personas en la realidad psíuica interna, lejos de la tranuilidad de 'er, sentir, oler. 6e puede decir ue la infancia de esta paciente fue un gran ejercicio, precisamente en esa zona. uando tenía once a!os la e'acuaron, durante la guerraD ol'idó por completo su infancia y a sus padres, pero siempre mantu'o con %rmeza el derecho a no llamar )tío) y )tía) a uienes la cuidaban, ue era la técnica habitual. 4 lo largo de todos esos a!os se las arregló para no llamarlos de ninguna manera, y ese era el lado negati'o del recuerdo de sus padres. e entiende ue la pauta para todo ello uedó establecida en la primera infancia. 62or consiguiente, mi paciente llegó a la situación, ue también aparece en la transferencia, en ue lo $nico real es la brecha, es decir, la muerte, la ausencia o la amnesia. 7urante la sesión tu'o una amnesia especí%ca, cosa ue le molestó, y resultó ue la comunicación
importante ue yo debía recibir era la de ue podía producirse un 'acío ue uiz" fuese el $nico hecho y la $nica cosa reales. 6En relación con ello, mi paciente recordó ue en el consultorio hay una manta en la cual una 'ez se en'ol'ió y ue usó para un episodio regresi'o durante una sesión analítica En la actualidad no 'a a buscarla ni la usa. curre ue la manta ue no e&iste
por otra parte solía tener un "guila encadenada a mi mu!eca.) 2or cierto ue esto no le, parecía real, y el acento recaía sobre las palabras )encadenada a mi mu!eca). #ambién poseía un caballo blanco, tan real como era posible, y )cabalgaba en él a todas partes y lo amarraba a un "rbol y todo eso). 4hora le gustaría tenerlo para poder encarar esa e&periencia del caballo blanco y hacerla real de otra manera. >ientras hablaba yo me di cuenta de lo f"cil ue sería considerar esas ideas como alucinatorias, fuera del conte&to de su edad en auellas ocasiones y de sus e&periencias e&cepcionales en relación con las repetidas pérdidas de padres en otros sentidos buenos. )upongo ue uiero algo ue nunca se 'aya), e&clamó. Esto lo formulamos diciendo ue lo real es lo ue no se encuentra presente. /a cadena es una negación de la ausencia del "guila, y representa el aspecto positi'o. 67e ahí pasamos a los símbolos ue desaparecen. 4%rmó ue había logrado cierto é&ito, durante mucho tiempo, en lo referente a hacer ue sus símbolos resultaran reales a pesar de las separaciones. /os dos llegamos a una conclusión al mismo tiempo, a saber, ue su ele'ado intelecto había sido e&plotado, pero a cierto precio. Empezó a leer desde muy temprano, y leía muchoD ha meditado mucho desde la primera época y usado siempre el intelecto para conseguir ue las cosas siguieran andando, y gozó con elloD pero se sintió ali'iada
e&iste el temor de un defecto mental. 4 partir de ello llegó muy pronto a su interés por los ni!os autistas y a su íntima 'inculación con la esuizofrenia de un amigo, situación ue ejempli%ca la idea del defecto mental a pesar de la e&istencia de una buena inteligencia. e sentía muy culpable por haberse enorgullecido de su intelecto, ue fue siempre un rasgo e'idente en ella. /e resultaba difícil pensar ue uiz" su amigo poseyera un buen potencial intelectual, aunue en el caso de él sería preciso decir ue había caído en lo contrario, a saber, en un retraso por enfermedad mental. 67escribió 'arias técnicas para hacer frente a la separación. 2or ejemplo una ara!a de papel a la cual le arrancaba una pata por cada día ue su madre se encontraba ausente. 4dem"s, también tenía chispazos, como los llamaba ella, y de pronto 'eía, por ejemplo, a su perro #oby, un juguete )h, ahí est" #oby.) En el "lbum de la familia hay una foto de ella con el juguete #oby, al cual ha ol'idado, sal'o en los chispazos. Eso lle'ó a un terrible incidente con su madre, uien le dijo )2ero nosotros te )oímos) llorar todo el tiempo ue estu'imos ausentes.) En esa ocasión se encontraban a seis ;ilómetros y medio de distancia. Ella tenía dos a!os entonces, y penso )@Es posible ue mi madre me dijese una mentiraA) Co pudo tolerar la situación y trató de negar lo ue sabía ue era cierto, es decir ue su madre había mentido. /e resultó difícil 'erla de esa manera, porue todos decían )#u madre es mara'illosa).
67esde ese punto nos pareció factible llegar a una idea ue resultaba nue'a desde mi punto de 'ista. #eníamos la foto de una ni!a ue poseía objetos transicionales, y e&istían e'identes fenómenos transicionales, y todo ello era simbólico de algo, y real para la ni!aD pero poco a poco, o uiz" con frecuencia durante un tiempo, tu'o ue dudar de la realidad de la cosa ue simbolizaban. Es decir, ue si eran simbólicos del afecto de su madre y de la con%anza ue podía tener en ella, seguían siendo reales por sí mismos, pero no lo era lo ue representaban. El afecto de su madre y la con%anza en ella eran irreales. 6Eso parecía estar muy cerca de lo ue la había obsesionado toda la 'ida, la pérdida de animales, la de sus propios hijos, por lo cual formuló la siguiente frase )/o $nico ue tengo es lo ue no tengo.) ?ay en ella un desesperado intento de con'ertir la negati'a en una defensa de $ltima trinchera contra el %nal de todo. /o negati'o es lo $nico positi'o. uando llegó a esto dijo a su analista )@B ué piensa hacer al respectoA ) Bo guardé silencio, y ella continuó )4h, ya entiendo.) 2ensé ue uiz" le molestaba mi dominante inacti'idad. )>e callo porue no sé ué decir), le respondí. Ella replicó r"pidamente ue estaba bien. En realidad le complacía el silencio, y habría preferido ue yo no dijese nada. Es posible ue, como analista silencioso, hubiera podido unirme a su analista anterior, ue ella siempre buscar", como bien lo sabe. iempre esperar" ue 'uel'a y le diga ) U>uy bien hechoV ), o algo por el estilo. B ello incluso mucho después de ue haya ol'idado
cómo era. B yo pensé ue en realidad uería decir lo siguiente después ue él se hundiera en el estanue general de la subjeti'idad, para unirse a lo ue a ella le parecía ue había poseído cuando tenía una madre, y antes de empezar a darse cuenta de las de%ciencias de esta como tal, es decir, de sus ausencias.
Conclusión. 6En esa sesión habíamos recorrido todo el terreno e&istente entre la subjeti'idad y la objeti'idad, y terminamos con una especie de juego. Ella 'iajaba en tren, rumbo a su casas de 'acaciones, y decía )Kueno, pienso ue ser" mejor ue me acompa!e, uiz"s hasta la mitad del trayecto.) ?ablaba de lo mucho ue le importaba tener ue dejarme. ería solo por una semana, pero ahí había también un . ensayo de las 'acaciones de 'erano. 4simismo estaba diciéndome ue al cabo de poco tiempo, cuando se hubiese alejado de mí, ya no le molestaría. 2or consiguiente, en una estación de mitad de camino yo descendí )y regresé en el tren caluroso), y ella se burló de mis aspectos de identi%cación maternal, y agregó )B ser" muy fatigoso, y habr" muchos chicos y bebés, y todos se le trepar"n, y es probable ue le 'omiten encima, y se lo tendr" bien merecido). <e entiende ue no había en ello idea alguna de ue la acompa!ase de 'eras=. 64ntes de irse dijo )@abe ue me parece ue cuando me fui, en la época de la e'acuación