Recursos por John Piper 0
Preparándose Preparándose para el matrimonio Ayuda para parejas cristianas cristianas
John Piper © 2012 Desiring God Foundation Publicado originalmente en inglés con el título Preparing for Marriage: Help for Christian couples
Desiring God Post Office Box 2901 Minneapolis, MN 55402 www.desiringGod.org Permisos:
Este material cuenta con permiso de ser reproducido y distribuido en cualquier formato, mientras no se altere su contenido en ninguna manera, ni se obtenga alguna ganancia de su distribución. Cualquier excepción a lo anterior debe ser aprobada por Desiring God . Favor de incluir la siguiente leyenda al distribuir copias de este material: © Desiring God Foundation. Sitio web: desiringGod.org Diseño de cubierta y diagramación: en arjé publicaciones Traducción: Benjamín Hernández
Traducido y distribuido en español por en arjé publicaciones, de acuerdo con los permisos generales otorgados por Desiring God. A menos que se indique lo contrario, las citas bíblicas han sido tomadas tom adas de la Reina Valera Contemporánea (RVC)® © Sociedades Bíblicas Unidas, 2009, 2011 Todos los énfasis en las citas bíblicas han sido añadidos por el autor o el editor.
1
Preparándose Preparándose para el matrimonio Ayuda para parejas cristianas cristianas
John Piper © 2012 Desiring God Foundation Publicado originalmente en inglés con el título Preparing for Marriage: Help for Christian couples
Desiring God Post Office Box 2901 Minneapolis, MN 55402 www.desiringGod.org Permisos:
Este material cuenta con permiso de ser reproducido y distribuido en cualquier formato, mientras no se altere su contenido en ninguna manera, ni se obtenga alguna ganancia de su distribución. Cualquier excepción a lo anterior debe ser aprobada por Desiring God . Favor de incluir la siguiente leyenda al distribuir copias de este material: © Desiring God Foundation. Sitio web: desiringGod.org Diseño de cubierta y diagramación: en arjé publicaciones Traducción: Benjamín Hernández
Traducido y distribuido en español por en arjé publicaciones, de acuerdo con los permisos generales otorgados por Desiring God. A menos que se indique lo contrario, las citas bíblicas han sido tomadas tom adas de la Reina Valera Contemporánea (RVC)® © Sociedades Bíblicas Unidas, 2009, 2011 Todos los énfasis en las citas bíblicas han sido añadidos por el autor o el editor.
1
3
5
8
16
24
2
Prepararse bien para el matrimonio significa que el uno al otro se hagan todas las preguntas difíciles. Llegar a conocer a ese alguien especial incluye aprender acerca de la familia y amigos, escolaridad y atletismo; películas, libros y pasatiempos favoritos; los mejores y peores momentos de la vida, los sitios más brillantes de nuestro trasfondo y los más oscuros. Pero, ¿qué hay acerca de la teología? ¿Alguna vez pensaste en eso? En Desiring God , una de las páginas más visitadas es una serie de preguntas que John Piper reunió para las parejas que se están preparando para el matrimonio (capítulo 1 de este libro). Hay algo de los temas típicos (como amigos, esparcimiento, estilo de vida, hijos), pero muchos han considerado que es la forma en que John ha planteado las preguntas lo que ayuda a abordar correctamente algunos temas bastante profundos. Después vienen las preguntas acerca de teología, adoración y devoción, y los roles de esposo y esposa (preguntas que muchas de las parejas no consideran). Al prepararse para el matrimonio, o incluso antes de empezar a considerarlo, es de inmensa ayuda tener la perspectiva no solo de un autor experimentado que lleva más de 40 años de matrimonio, sino de un experimentado pastor y teólogo. Este es un libro electrónico breve. Nuestra visión de él es humilde. Nuestra esperanza es que algunas parejas, en la etapa de noviazgo considerando el matrimonio, o ya comprometidos y preparándose para el matrimonio, puedan encontrar algún beneficio aquí, que se conozcan mejor en algunos de los asuntos más importantes de la vida, y se aproximen más a discernir la guía de Dios para sus vidas. Hemos incluido tres recursos además de las preguntas, esperando enriquecer su preparación. El capítulo 2 es tal vez el mensaje más importante de John Piper acerca del matrimonio. Él desarrolla una visión mucho más amplia de lo que cualquiera de nosotros se hubiera atrevido a pensar acerca de lo que el matrimonio es, y lo que Dios diseñó para él. Es un capítulo mucho muy importante. Las relaciones sexuales en el matrimonio, son el tema del capítulo 3. (Sabemos que algunos de ustedes saltarán directo a este capítulo, ya que está en el libro. Está bien. Pero regresen a los capítulos 1 y 2 cuando puedan.) ¡En este tema hay tanto potencial para el placer, y tanto potencial para el dolor! No se avergüencen de considerar y conversar honesta y seriamente sobre el tema del sexo durante el compromiso.
3
Finalmente, el capítulo 4 trata de la misión compartida. El matrimonio es también para la misión. En particular, el enfoque está en la hospitalidad. Es un sermón tomado de la serie de sermones que se convirtieron en el libro Pacto matrimonial: Perspectiva temporal y eterna , que es el que les recomendaríamos para aprender más acerca del matrimonio, después de leer este pequeño libro. Para los cristianos, hablar de ministerio compartido, incluyendo la hospitalidad (literalmente, en el Nuevo Testamento, la expresión es “amor por los extranjeros”) es una preparación esencial. El matrimonio es algo grande. No se trata de una baratija. No creas que puedes simplemente añadir el matrimonio a la lista de pendientes de tu ocupada vida. El matrimonio demanda un comienzo completamente nuevo. Reevaluar tus compromisos, revisar tus prioridades, repensar tus reglas. Esperamos que este pequeño libro y otros recursos similares sean de ayuda. Realmente vale la pena invertir en hacer preguntas serias y pensar cuidadosamente. Para gozo de ustedes, para el bien de otros, y para la gloria del Novio de la Iglesia.
— David Mathis, Editor ejecutivo desiringGod.org
4
En cada una de estas secciones, se puede agregar un asunto que no enlisté: ¿Cómo manejan y viven con las diferencias? ¿Cómo deciden qué diferencia puede permanecer sin poner en peligro la relación? Así que mientras revisen cada subtítulo, incluyan estas preguntas en la conversación.
¿Qué crees acerca de… todo? Tal vez pueden leer la Declaración de fe de Desiring God 1 y ver en dónde se encuentran acerca de diversas doctrinas bíblicas. Descubran cómo forman sus puntos de vista. ¿Cuál es el proceso razonar-creer? ¿Cómo manejan la Biblia?
¿Qué tan importante es la adoración congregacional? ¿Qué hay acerca de otras formas de participación en la vida dentro de la iglesia? ¿Qué tan importante es pertenecer a un grupo pequeño de pastoreo o rendición de cuentas? ¿Cuál es la importancia de la música en la vida y la adoración? ¿Cuáles son sus prácticas devocionales personales diarias? (Oración, lectura, meditación, memorización) ¿Cómo sería la vida devocional de nuestra familia? ¿Quién guiaría nuestra vida devocional? ¿Estamos haciendo esto de manera apropiada desde ahora (Orando juntos sobre nuestra vida y el futuro, leyendo la Biblia juntos)?
¿Qué significa ser cabeza y sujetarse, en la Biblia y en nuestro futuro matrimonio? ¿Cuáles son las expectativas sobre situaciones donde uno de ustedes pudiera estar a solas con alguien del sexo opuesto?
1
Se puede ver en: www.desiringGod.org/about/our-distinctives/affirmation-of-faith N. del T. Pueden revisar la Declaración de Fe de la CIEE en: www.compa.org.mx/informacion/doctrina.htm
5
¿Cómo compartirán las tareas en el hogar (finanzas, limpieza, cocinar, lavar, cuidar el jardín, mantenimiento del auto, reparaciones, compras de despensa, y cuidado del hogar)? ¿Cuáles son las expectativas para el tiempo juntos? ¿Cuál sería una velada “no especial” ideal? ¿Cómo entienden quién inicia el sexo y con qué frecuencia? ¿Quién maneja el dinero (o cada quien maneja lo suyo)?
¿Queremos tener hijos? ¿Cuándo? ¿Por qué? ¿Cuántos? ¿Cuántos años dejaremos entre cada hijo? ¿Consideraremos adoptar? ¿Cuáles son los estándares de comportamiento? ¿Cuáles son las formas adecuadas para disciplinarlos? ¿Cuántas advertencias se deben dar antes de disciplinar (cualquiera que sea la forma de disciplinar)? ¿Cuáles son las expectativas acerca del tiempo que pasaremos con ellos y a qué hora deben irse a dormir? ¿En qué formas les mostrarán amor? ¿Cómo será su educación? ¿Escuela cristiana? ¿Escuela pública?
¿Casa propia o no? ¿Por qué? ¿Qué tipo de colonia? ¿Por qué? ¿Cuántos autos? ¿Usado? ¿Nuevo? ¿Cuál es su visión del dinero en general? ¿Cuánto ofrendar a la iglesia? ¿Cómo toman las decisiones en cuanto al dinero? ¿Dónde comprarán la ropa? ¿Tienda departamental? ¿Tianguis? ¿Algo intermedio? ¿Por qué?
¿Cuánto dinero deberíamos gastar en esparcimiento? ¿Qué tan seguido debemos comer fuera de casa? ¿Dónde? ¿Qué tipo de vacaciones son apropiadas y de ayuda para nosotros? ¿Cuántos juguetes? ¿Debemos tener televisión? ¿Dónde? ¿Qué programas será bueno ver? ¿Cuánto tiempo? ¿Cuál es el criterio para las películas u obras de teatro? ¿Cuáles serán nuestros parámetros para los niños?
6
¿Qué los hace enojar? ¿Cómo manejan su frustración o enojo? ¿Quién debería iniciar una conversación sobre un tema difícil? ¿Qué pasa si estamos en desacuerdo acerca de lo que se debe hacer y de la seriedad del conflicto? ¿Nos iremos a dormir enojados? ¿Cuál es nuestra perspectiva acerca de pedir ayuda a amigos o consejeros?
¿Quién es el principal proveedor? ¿Debe la esposa trabajar fuera de casa? ¿Antes de tener hijos? ¿Con niños en casa? ¿Cuando los hijos crezcan? ¿Cuáles son sus perspectivas sobre las guarderías? ¿Qué determinará el lugar donde radicarán? ¿El trabajo? ¿El trabajo de quién? ¿La iglesia? ¿La familia?
¿Es bueno hacer cosas con amigos pero sin su cónyuge? ¿Qué harán si uno de ustedes disfruta mucho la amistad de una persona que al otro no le agrada?
¿Tienen o han tenido alguna enfermedad o problema físico que pudiera afectar la relación? (Alergias, cáncer, desórdenes alimenticios, enfermedades venéreas, etc.) ¿Creen en la sanidad divina? ¿Cómo se relaciona la oración con la atención médica? ¿Cómo piensan acerca del ejercicio y la alimentación saludable? ¿Tienen hábitos que afecten adversamente a la salud?
7
Mi tema para este capítulo es “ Vivir el matrimonio para la gloria de Dios”. La palabra decisiva en el título es “para”. “ Vivir el matrimonio para la gloria de Dios”. El tema no es: “La gloria de Dios para vivir el matrimonio”; tampoco es: “ Vivir el matrimonio a través de la gloria de Dios”. Es: “ Vivir el matrimonio para la gloria de Dios”. La palabrita “para” significa que hay un orden de prioridades. No es un orden secuencial. Y el orden es simple: Dios es absoluto, el matrimonio no lo es. Dios es la Realidad más importante; el matrimonio es menos importante (mucho menos importante, infinitamente menos importante). El matrimonio existe para magnificar la verdad y el valor, la belleza y la grandeza de Dios; Dios no existe para magnificar el matrimonio. Hasta que este orden no sea vívido y valorado (hasta no verlo y saborearlo), el matrimonio no será experimentado como una revelación de la gloria de Dios, sino como un rival de la gloria de Dios. Considero que mi título “ Vivir el matrimonio para la gloria de Dios” es la respuesta a la pregunta: ¿Por qué el matrimonio? ¿Por qué hay matrimonio? ¿Por qué existe el matrimonio? ¿Por qué vivimos en matrimonios? Esto significa que mi tema es parte de una pregunta más grande: ¿Por qué existen las cosas? ¿Por qué existes? ¿Por qué existe el sexo? ¿Por qué hay tierra y sol, luna y estrellas? ¿Por qué existen animales y plantas, océanos y montañas, átomos y galaxias? La respuesta a todas estas preguntas, incluida la del matrimonio, es: Todas estas cosas existen para la gloria de Dios. Es decir, existen para magnificar la verdad y el valor, la belleza y la grandeza de Dios. No de la forma en que un microscopio magnifica, sino de la forma en que un telescopio magnifica. Los microscopios magnifican las cosas al hacer que lo pequeño se vea grande. Los telescopios magnifican las cosas al hacer lo que inimaginablemente grande se vea tal como es. Los microscopios alejan de la realidad la apariencia del tamaño. Los telescopios acercan a la realidad la apariencia del tamaño. Cuando digo que todas las cosas existen para magnificar la verdad y el valor, la belleza y la grandeza de Dios, quiero decir que todas las cosas en general (y el matrimonio, en particular) existen para acercar a la Realidad la apariencia de Dios en la mente de las personas. Dios es inimaginablemente grande, infinitamente valioso e insuperablemente hermoso. “Grande es el Señor, y digno de suprema alabanza; su grandeza es inescrutable.” (Salmos 145:3). Todo lo que existe está hecho para magnificar esta realidad. Dios clama a
8
través del profeta Isaías: “Al norte le diré ‘Entrégamelos’, y al sur le diré ‘No retengas más a mis hijos; trae a mis hijas de los confines de la tierra, a todos los que llevan mi nombre. Yo los he creado. Yo los formé y los hice para gloria mía.’” (Isaías 43:6-7). Fuimos creados para
reflejar la gloria de Dios. Pablo concluye los primeros once capítulos de su gran carta a los Romanos con la exaltación de Dios como la causa y finalidad de todas las cosas: “Ciertamente, todas las cosas son de él, y por él, y para él. ¡A él sea la gloria por siempre! Amén.” (Romanos 11:36). En Colosenses 1:16 lo hace todavía más claro, pues dice: “En [Cristo] fue creado todo lo que hay en los cielos y en la tierra (…) todo fue creado por medio de él y para él.”
Ay de nosotros si creemos que “para él” significa “para su necesidad”, o “para su beneficio” o “para su ganancia”. Pablo deja tan claro como el cristal en Hechos 17:25 que Dios no “… necesita que nadie le sirva, porque a él no le hace falta nada, pues él es quien da vida y aliento a todos y a todo.” No, las frases “para su gloria” y “para él” significan, “para irradiar su gloria”, o “para mostrar su gloria”, o “para magnificar su gloria”. Necesitamos que esto penetre nuestra comprensión. En el principio estaba Dios, y solo Dios. El universo es creación de Dios, y no es coeterno con Dios. El universo no es Dios. “En el principio ya existía la Palabra. La Palabra estaba con Dios, y Dios mismo era la Palabra. (…) Por ella fueron hechas todas las cosas.” (Juan 1:1, 3). Todas las cosas. Todo lo que no es Dios
fue creado por Dios. Así que hubo un tiempo donde solo existía Dios. Por lo tanto, Dios es la Realidad absoluta. Nosotros no. El universo tampoco. El matrimonio tampoco. Somos derivados. El universo es de importancia secundaria, no primaria. La raza humana no es la realidad absoluta, ni el valor absoluto, ni la medida absoluta del bien y el mal, de la verdad o la belleza. Dios lo es. Dios es el único absoluto en existencia. Todo lo demás viene de él, y es por él y para él. Este es el punto de arranque para comprender el matrimonio. Si nos equivocamos en esto, todo lo demás estará equivocado. Pero si lo comprendemos correctamente (correctamente de verdad, en nuestra mente y nuestro corazón), el matrimonio será transformado. El matrimonio se convertirá en aquello que Dios creó: un escenario de la verdad y el valor, la belleza y grandeza de Dios. Esto nos lleva a una conclusión muy simple (tan simple y a la vez con tantas implicaciones…). Si queremos que el matrimonio ocupe el lugar que debe tener en el mundo y en la iglesia (es decir, si queremos que le matrimonio glorifique la verdad y el valor, la belleza y la grandeza de Dios), debemos enseñar y predicar menos acerca del matrimonio y más acerca de Dios. Muchos jóvenes hoy en día no llegan al noviazgo ni al matrimonio con una gran visión de Dios (quien él es, cómo es y cómo actúa). En el mundo prácticamente no hay visión de Dios. Él ni siquiera aparece en la lista de invitados. Simple y desoladoramente es omitido. Y en la iglesia la perspectiva sobre Dios con que las parejas llegan a sus relaciones es tan pequeña en lugar de grande, tan marginada en lugar de central, tan confusa en lugar de clara, tan impotente en lugar de determinante, tan desalentadora en lugar de radiante, que cuando se casan la idea de vivir el matrimonio para la gloria de Dios carece de significado y contenido.
9
¿Qué podría significar la gloria de Dios para una joven esposa o un joven esposo que no tienen ni tiempo ni pensamientos para conocer la gloria de Dios, o la gloria de Jesucristo, su bendito hijo? ¿O la gloria de su eternidad que hace que la mente quiera explotar con el infinito pensamiento de que Dios nunca tuvo un inicio, sino que ha sido desde siempre? ¿O la gloria de su conocimiento que hace que el edificio más bello y grandioso parezca un montón de piedras, y que la física cuántica parezca un tema de primaria? ¿O la gloria de su sabiduría que nunca ha necesitado ni necesitará el consejo de un humano? ¿O la gloria de su autoridad sobre cielo, tierra e infierno, sin cuyo permiso nadie, ni humano ni demonio, puede moverse ni un centímetro? ¿O la gloria de su providencia sin la cual no muere ni un ave, y ni un cabello se vuelve blanco? ¿O la gloria de su Palabra que sostiene el universo y mantiene los átomos y moléculas en su lugar? ¿O la gloria de su poder para caminar sobre el agua, limpiar leprosos, sanar cojos, abrir los ojos de los ciegos, hacer oír a los sordos, calmar tormentas con una palabra, y levantarse de la muerte? ¿O la gloria de su pureza para nunca pecar, ni tener malas intenciones ni malos pensamientos? ¿O la gloria de su confiabilidad al nunca romper una sola promesa? ¿O la gloria de su justicia que salda toda cuenta moral en el universo, ya sea en la cruz o en el infierno? ¿O la gloria de su paciencia que tolera décadas y décadas de nuestro fastidioso actuar? ¿O la gloria de su soberana obediencia de esclavo para abrazar el agonizante dolor de la cruz voluntariamente? ¿O la gloria de su ira que un día hará que las personas clamen pidiendo a las rocas y montañas que caigan sobre ellas? ¿O la gloria de su gracia que justifica al malvado? ¿O la gloria de su amor que murió por nosotros aun cuando éramos pecadores? ¿Cómo van a vivir su vida las personas de tal manera que su matrimonio refleje la verdad y el valor, la belleza y la grandeza de esta gloria, cuando casi no dedican energía ni tiempo a conocer y atesorar esta gloria? Tal vez puedes ver por qué durante treinta años de ministerio pastoral he llegado a ver la misión de mi vida y de nuestra iglesia en estos términos: Existo (existimos) para esparcir una pasión por la supremacía de Dios en todas las cosas para el gozo de todos los pueblos. Esto incluye nuestro amparo para los necesitados. Mientras no haya pasión por la supremacía y la gloria de Dios en el corazón de los casados, será imposible vivir el matrimonio para la gloria de Dios. Y no habrá pasión por la supremacía de la gloria de Dios en los corazones de las personas casadas hasta que Dios mismo, en su multiforme gloria, no sea conocido. Y Dios no
10
será conocido en su multiforme gloria hasta que los pastores y maestros no hablen de él incansable, constante, profunda, bíblica, confiable, distintiva, abarcadora y apasionadamente. Vivir el matrimonio para la gloria de Dios será el fruto de iglesias permeadas con la gloria de Dios. Así que lo digo nuevamente, si queremos que el matrimonio glorifique la verdad y el valor, la belleza y la grandeza de Dios, debemos enseñar y predicar menos acerca del matrimonio y más acerca de Dios. No digo que estamos predicando demasiado sobre el matrimonio, digo que estamos predicando demasiado poco sobre Dios. Simplemente, Dios no es prominentemente central en la vida de la mayoría de nuestro pueblo. No es el sol alrededor del cual todos los planetas de nuestra vida cotidiana se sostienen en su órbita y encuentran su correcto lugar, centrado en Dios. Es más bien como la luna, que crece y mengua, y que en algunas noches hasta desaparece, y nunca piensas en él. Para la mayoría de nuestro pueblo, Dios está al margen y hay cientos de cosas buenas que usurpan su lugar. Pensar que se puede aprender a vivir el matrimonio para la gloria de Dios a través de enseñanzas enfocadas en las dinámicas de las relaciones, dejando la gloria de Dios como tema periférico, es como esperar que el ojo humano glorifique las estrellas sin observar el cielo nocturno ni haber comprado jamás un telescopio. Así que conocer a Dios y atesorar a Dios, y valorar la gloria de Dios por sobre todas las cosas, incluyendo a tu cónyuge, es la clave para vivir el matrimonio para la gloria de Dios. Es verdad en el matrimonio, tanto como en todas las demás relaciones: Dios se glorifica más en nosotros, mientras más satisfechos estamos en él.
Esta es una llave que abre miles de puertas. Tener más satisfacción en Dios que en todas las cosas terrenales, incluyendo a tu cónyuge, salud y hasta tu propia vida (Salmos 63:3, “Tu misericordia es mejor que la vida” ), es la fuente de la inmensa templanza sin la cual ni los esposos podrían amar como Cristo, ni las esposas podrían someterse como la novia de Cristo, la iglesia. Efesios 5:22-25 deja en claro que los esposos toman su modelo de liderazgo y amor de Cristo, y que las esposas toman su modelo de sumisión y amor de la devoción de la iglesia por la cual Cristo murió. Y ambos actos complementarios de amor (ser líder y someterse) no podrían sostenerse para la gloria de Dios sin una satisfacción mucho mayor en todo lo que Dios es para nosotros en Cristo. Lo diré de otra manera. Hay dos niveles en los que la gloria de Dios puede resplandecer en un matrimonio cristiano: Uno es el nivel estructural cuando ambos cónyuges cubren los roles que Dios diseñó para ellos (el hombre lidera como Cristo, la esposa honra y afirma ese liderazgo. Cuando estos roles se viven, la gloria del amor y de la sabiduría de Dios en Cristo se proyecta al mundo. Pero hay otro nivel, más profundo y fundacional, donde la gloria de Dios debe resplandecer si estos roles han de mantenerse como Dios los diseñó. El poder e impulso para seguir adelante negándose a sí mismo y muriendo cada día, cada mes y cada año (actos necesarios para amar a una esposa imperfecta y respetar a un esposo imperfecto) deben provenir de una completa satisfacción en Dios, la cual llena de esperanza y sostiene el alma. No creo que nuestro amor por nuestras esposas, o el amor de ellas hacia nosotros glorifique a Dios a menos que fluya de un corazón que se deleita en Dios más que en el matrimonio.
11
El matrimonio seguirá siendo para la gloria de Dios y será moldeado para la gloria de Dios cuando la gloria de Dios sea más preciosa para nosotros que el matrimonio. Cuando podamos decir con el apóstol Pablo (en Filipenses 3:8) “Y a decir verdad, incluso estimo todo como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor” ; cuando podamos decir esto acerca del matrimonio (acerca de nuestro esposo o esposa) entonces viviremos el matrimonio para la gloria de Dios. Voy a concluir tratando de decir esto de otra manera, con un poema que escribí para mi hijo en el día de su boda.
Para Karsten Luke Piper En su boda con Rochelle Ann Orvis 29 de mayo de 1995
El Dios al que hemos amado, y en quien hemos vivido, y que ha sido nuestra Roca durante estos veintidós buenos años contigo, ahora nos exhorta, con dulces lágrimas, a dejarte ir: “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne sin nada de qué avergonzarse.” Esta es la palabra de Dios hoy, y estamos felices de obedecer. Pues Dios te ha dado una esposa que responde a cada oración que hicimos por más de veinte años, a cada una de nuestras peticiones en tu favor, cuando aún no sabíamos su nombre. Y ahora me pides que escriba un poema cosa arriesgada, a la luz de lo que sabes: que soy más predicador que poeta o artista. Me honra tu valor, y acepto el desafío. No me quejo de los dulces límites 2
N. del T. El siguiente poema se presenta con versos libres, privilegiando la traducción literal. En inglés, es un poema de rima consonante, y octosílabos con una métrica precisa.
12
de los pares de rimas, de los versos métricos. Son viejos amigos. Les agrada cuando les pido ayuda una vez más para reunir los sentimientos dándoles forma para conservarlos duraderos y cálidos. Así que en días recientes nos hemos encontrado para hacer un diluvio de amor y alabanza y consejos del corazón de un padre para fluir dentro de los bancos del arte. Aquí una porción del río, hijo mío: un sermón poema. Su tema: La doble regla del amor que desconcierta; una doctrina en una paradoja: Si deseas ahora bendecir a tu esposa, Entonces ámala más y ámala menos. Si en los años por venir, por alguna extraña providencia de Dios, llegas a tener las riquezas de este siglo, y, sin dolor, subes al escenario junto a tu esposa, asegúrate, al tener salud, de amarla, ámala más que a las riquezas. Y si tu vida está rodeada de cientos de amistades, y despliegas tu alegría por todos tus queridos amigos, grandes y pequeños, asegúrate de amarla, sin importar lo que implique, ámala más que a tus amigos. Y si llega el punto en el que estés cansado, y la compasión te susurre: “Hazte un favor. Anda, sé libre; abraza la comodidad aquí conmigo.” ¡Sabe esto! Tu esposa es más valiosa: así que ámala, ámala más que a la comodidad.
13
Y cuando su lecho matrimonial sea puro, y no exista la menor tentación de deseo por nadie más que por tu esposa, y todo sea éxtasis en la vida, un secreto protegerá todo esto: Ámala, ámala más que al sexo. Y si tu gusto se vuelve refinado, y eres movido por lo que la mente humana puede hacer, y cegado por su habilidad, recuerdas que el “por qué” de todo este trabajo está en el corazón; así que ámala, ámala más que al arte. Y si tu propio arte llega un día a ser el talento que todo crítico considere que merece una gran estima, y las ventas rebasen tu más ambicioso sueño, ten cuidado de los peligros de un nombre. Y ámala, ámala más que a la fama. Y si, para tu sorpresa, que no mía, Dios te llama por algún extraño designio a arriesgar tu vida por alguna gran causa, no dejes que el temor ni el amor te detengan, y cuando enfrentes las puertas de la muerte, entonces ámala más, ámala más que al aliento de vida. Sí, ámala, ámala, más que a la vida; oh, ama a la mujer que llamas tu esposa. Ámala como tu mayor bien en esta tierra. Pero nunca más allá de este contexto. Pero, para evitar que tu amor se convierta en la máscara de un necio, asegúrate de amarla menos que a Dios. No es sabio o amable llamar a un ídolo con un dulce nombre, y caer, como humillándote ante una semejanza de tu Dios. Adora por encima de tu amada en este mundo al único Dios que da a ella su valor. Y ella sabrá
14
en segundo lugar que tu gran amor es también gracia, y que tus altos afectos ahora fluyen libremente de un voto que subyace a estas promesas, hecho en primer lugar para tu Dios. Y que no se desvanecerán por estar arraigadas en el río del gozo celestial, el cual estimas y atesoras más que el aliento de vida, y que podrías darlo a tu esposa. El mayor valor que des a tu esposa es amar a Dios por encima de la vida de ella. Y así te exhorto a bendecirla: Ámala más amándola menos.
15
“ Todos ustedes deben honrar su matrimonio, y ser fieles a sus cónyuges; pero a los libertinos y a los adúlteros los juzgará Dios. Vivan sin ambicionar el dinero. Más bien, confórmense con lo que ahora tienen, porque Dios ha dicho: «No te desampararé, ni te abandonaré»” (Hebreos 13:4-5)
Es interesante que Hebreos ponga el dinero y el lecho matrimonial lado a lado. Dudo que esto sea una coincidencia, ya que muchos consejeros actualmente pondrían el dinero y las relaciones sexuales entre los primeros lugares de la lista de temas de conflicto en el matrimonio. Estar de acuerdo en materia de dinero y tener armonía en la cama no parecen llegar con facilidad. Nuestro enfoque en este capítulo estará en las relaciones sexuales en el matrimonio, no en el dinero. “ Todos ustedes deben honrar su matrimonio, y ser fieles a sus cónyuges ” . Esto significa que las relaciones sexuales en el matrimonio sean puras, limpias y libres de toda mancha. Todos estos términos como “puro”, “limpio”, “sin mancha” son simplemente metáforas visuales o tangibles que expresan un mandato moral , que es no pecar en las relaciones sexuales en el matrimonio. Pero, ¿qué es pecado? El pecado es toda acción o actitud que desagrada a Dios. Pero me parece de mucha ayuda enfocarse en la naturaleza esencial del pecado en relación con la gran fuerza positiva de la vida cristiana, es decir, la fe. Hebreos 11:6 dice: “ Sin fe es imposible agradar a Dios. ” Esto implica dos cosas: 1. Debido a que el pecado es todo aquello que desagrada a Dios, y debido a que sin fe es imposible agradar a Dios, entonces si no tienes fe, todo lo que hagas será pecado porque todo lo que haces desagrada a Dios. 2. Esto sugiere con mucha fuerza que debe haber una conexión muy cercana, quizá de causa-efecto, entre la ausencia de la fe y el pecado. Romanos 14:23 confirma esta conexión al decir que “(…) todo lo que no procede de fe, es pecado. ” (LBLA) En otras palabras, la naturaleza esencial de aquellas acciones y actitudes que llamamos pecado es que no brotan ni son motivadas por un corazón de fe. Lo que hace que una actitud o acción desagrade a Dios es que no nace de la fe en Dios. El pecado es malvado precisamente porque fracasa al no ser producido por la fe.
16
Necesitamos aclarar cómo es que nuestras acciones “proceden de fe” o no proceden de fe. En primer lugar, ¿qué es esta fe que produce actitudes y acciones que no son pecado? Hebreos 11:1 dice: “ Ahora bien, tener fe es estar seguro de lo que se espera; es estar convencido de lo que no se ve.” En otras palabras, la fe es la confianza que sentimos en lo bueno que Dios ha prometido hacer por nosotros el día de mañana y por toda la eternidad. No podemos verlas, pero la fe tiene la certeza de que las promesas que esperamos se volverán realidad. Hebreos 11:6, mencionado arriba, dice: “ Sin fe es imposible agradar a Dios, porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que él existe, y que sabe recompensar a quienes lo buscan. ”
En otras palabras, la fe que agrada a Dios es que nos acerquemos a él con confianza en que, tal vez contra toda apariencia, él nos recompensará con todo lo bueno que ha prometido. Ahora, ¿cómo es que esta fe produce actitudes y acciones que no son pecado? Regresemos a Hebreos 13:5, “ Manténganse libres del amor al dinero, y conténtense con lo que tienen, porque Dios ha dicho: Nunca te dejaré; jamás te abandonaré.’” (NVI). El amor al ‘ dinero es un deseo que desagrada a Dios; es pecado. 1 Timoteo 6:10 dice: “ porque la raíz de todos los males es el amor al dinero (…)” Ahora, el antídoto para este amor pecaminoso, junto con todos los males que conlleva, es el contentamiento: “conténtense con lo que tienen” ; pero el escritor no solo nos deja allí por nuestra cuenta, para que de alguna forma demos con el contentamiento. Lo que hace es darnos una base para el contentamiento: “ porque Dios ha dicho: Nunca te dejaré; jamás te abandonaré.’” La base del contentamiento es la promesa de ‘ Dios de ayudarnos sin falta y estar con nosotros siempre. La promesa está tomada de Deuteronomio 31:6, que dice: “ Esfuércense y cobren ánimo; no teman, ni tengan miedo de ellos, porque contigo marcha el Señor tu Dios, y él no te dejará ni te desamparará.»”
Por lo tanto, el escritor de Hebreos está diciendo esto: Dios ha hecho promesas tan reconfortantes, afirmadoras, esperanzadoras en su Palabra que, si tenemos fe en estas promesas, tendremos contentamiento. Y el contentamiento es el antídoto contra el amor al dinero, que es la raíz de toda clase de males. Ahora podemos ver con más claridad cómo es que una acción o actitud “procede de fe” o no. Si no tenemos fe, si no confiamos en la promesa de Dios: “ Nunca te dejaré; jamás te abandonaré” , entonces sentiremos angustia e incertidumbre, y el engañoso poder del dinero para adquirir seguridad y paz será tan atractivo que comenzará a producir otros males en nosotros. Nos inclinaremos a robar, a mentir en nuestras declaraciones fiscales, a racionalizar por qué no deberíamos dar con generosidad a la iglesia, a olvidar convenientemente la deuda que teníamos con un amigo, a negarnos a invertir en dar mantenimiento a una propiedad que ofrecemos en renta… Los males que provienen del amor al dinero sin incontables. Y la razón por la que estos males son pecado es que no proceden de fe. Si tenemos fe en la promesa: “ Nunca te dejaré; jamás te abandonaré” , seremos libres de toda la angustia e incertidumbre que anhelan más dinero, y tendremos victoria sobre los pecados que provienen del amor al dinero. Si tienes contentamiento en Cristo, y descansas
17
en la promesa de Dios de nunca dejarte y jamás abandonarte, el resultado será que desaparecerá la compulsión de robar, falsear tu declaración fiscal, ser avaro con tus ofrendas a la iglesia, ser irresponsable con tus deudas, y oprimir a tus pobres inquilinos. En lugar de todo esto tendrás una jornada laboral completa, una declaración fiscal honesta, generosidad para con la iglesia, confiabilidad al saldar tus deudas, y trato justo para con tus inquilinos, tratándolos como quisieras ser tratado. Y todo este comportamiento no es pecado, es justicia, puesto que procede de fe en la esperanzadora promesa de Dios. Ahora, y en caso de que te hayas perdido cuál es la conexión entre todo esto y las relaciones sexuales en el matrimonio, retomaremos el hilo de nuestra exposición. Hebreos 13:4 dice: “ Todos ustedes deben honrar su matrimonio, y ser fieles a sus cónyuges ” . Esto significa: “Que no haya pecado en la cama matrimonial; no pequen en sus relaciones sexuales.” Ya hemos visto que el pecado es todo lo que no procede de fe. El pecado es lo que sientes, piensas y haces cuando no estás tomando en serio la Palabra de Dios ni descansas en sus promesas. Así que el mandamiento de Hebreos 13:4 puede ser expresado de esta forma: “Que sus relaciones sexuales estén totalmente libres de toda acción o actitud que no proceda de fe en la Palabra de Dios.” O, para ponerlo en forma positiva: Que en sus relaciones sexuales maritales solo haya actitudes y acciones que broten del contentamiento que procede de la confianza en las promesas de Dios.
Pero de inmediato surge un problema. Alguien puede preguntar: “Si tengo contentamiento a través de la fe en las promesas de Dios, ¿por qué pensaría siquiera en buscar satisfacción sexual?” ¡Qué buena pregunta! La primera respuesta es: “Tal vez no deberías buscar ninguna satisfacción sexual; tal vez deberías quedarte soltero o soltera”. Esta era la exhortación de Pablo en 1 Corintios 7:6-7, donde dice: “ Aunque esto lo digo más como concesión que como mandamiento.” 3 Podríamos parafrasear: “De ninguna manera estoy dando a todos el mandamiento de casarse y satisfacer sus deseos sexuales. Solo digo que el deseo sexual es bueno, y si una persona tiene un fuerte deseo, el matrimonio es el lugar para satisfacerlo”. Pero (versículo 7), “en realidad, quisiera que todos los hombres fueran [solteros] como yo; pero Dios le ha dado a cada uno su propio don, a algunos de alguna manera y a otros, de otra.”
Este es un versículo muy sorprendente. Pablo desearía que todos se mantuvieran solteros, tal como él: libres de los enredos de la vida familiar, y libres de la urgencia de casarse. Pero él sabe que esa no es la voluntad de Dios: “Dios le ha dado a cada uno su propio don, a algunos de alguna manera y a otros, de otra.” La voluntad de Dios que es haya personas casadas y personas solteras. No dio a todos el privilegio de Pablo; a otros les dio el privilegio de Pedro, quien llevó a su esposa con él en sus viajes misioneros (1 Corintios 9:5). Así que la primera respuesta a la pregunta: “Si tengo contentamiento a través de la fe en las promesas de Dios,
3
N. del T. Para tener todo el contexto leer 1 Corintios 7:1-5, donde se explica a qué se refiere Pablo al decir “concesión”.
18
¿por qué pensaría siquiera en buscar satisfacción sexual?” es: “Tal vez no debas buscarla. Tal vez Dios te quiere soltero o soltera.” Pero hay una segunda respuesta a esta pregunta, y es que el contentamiento en las promesas de Dios no significa el fin de todo deseo, especialmente hablando de deseos del cuerpo. Jesús mismo, cuya fe era perfecta, tuvo hambre y deseó comer, sintió cansancio y deseó descansar. El apetito sexual se encuentra en la misma categoría. El contentamiento de la fe no anula el apetito sexual tal como no anula el hambre ni la fatiga. Entonces, ¿qué significa el contentamiento con respecto al deseo sexual? Pienso que s ignifica dos cosas: 1. Si la satisfacción de este deseo está prohibida a través de la soltería, esta prohibición debe ser compensada por una abundante porción de la ayuda y compañía de Dios mediante la fe. En Filipenses 4:11-13 Pablo dijo: “ No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a estar contento en cualquier situación … en todo y por todo estoy enseñado, tanto para estar satisfecho como para tener hambre, lo mismo para tener abundancia que para sufrir necesidad; ¡todo lo puedo en Cristo que me fortalece! ” Si Pablo pudo aprender a tener contentamiento en tiempos de
hambre, nosotros podemos aprender a tener contentamiento si Dios elige no permitirnos obtener satisfacción sexual. 2. En segundo lugar, el contentamiento con respecto al deseo sexual significa que si la satisfacción del deseo sexual no se nos prohíbe, sino que se nos ofrece a través del matrimonio, buscaremos disfrutar solo en maneras que reflejen nuestra fe. Para ponerlo de otra manera, mientras que el contentamiento de la fe no pone fin a nuestra hambre, fatiga o apetito sexual, sí transforma la manera en que satisfacemos dichos deseos. La fe nos permite comer, pero no nos permite ser glotones; nos permite dormir, pero no nos permite ser holgazanes. Nos permite satisfacer nuestro apetito sexual, pero… ¿pero qué? El resto de este capítulo trataremos de responder a esto, aunque el poco espacio solo nos deja dar una respuesta bastante parcial.
En primer lugar, cuando el que escucha con fe que 1 Timoteo 4:4-5 dice: “ Porque todo lo que Dios creó es bueno, y nada es desechable, si se toma con acción de gracias, pues por la palabra de Dios y por la oración es santificado ” , el que lo escucha con fe, lo cree. De esa manera la fe
honra al cuerpo y sus deseos como dones de Dios. La fe no permitirá que una pareja casada se diga: “Lo que hacemos es sucio; es lo que hacen en las películas pornográficas.” En lugar de eso, la fe dirá: “Dios creó este acto, y es bueno, y es para ‘ los creyentes y los que han conocido la verdad’ (1 Timoteo 4:3).” El mundo es el que ha robado los dones de Dios y los ha corrompido al darles un uso equivocado. Pero en realidad pertenecen, y justamente, a los hijos de Dios, por lo que la fe no nos permite mirarlos como si fueran mundanos o sucios. “ Todos ustedes deben honrar su matrimonio, y ser fieles a sus cónyuges ”
19
En segundo lugar, la fe incrementa el goce de las relaciones sexuales en el matrimonio porque libera de la culpa del pasado. Tengo en mente, sobre todo, aquellos casados que cargamos con un pasado de fornicación, adulterio, incesto, conducta homosexual, años de masturbación habitual, pornografía, promiscuidad, o divorcio. Y lo que tengo que decir para nosotros es lo siguiente: Si genuinamente nace de ti, por la gracia de Dios, el rendirte a la misericordia de Dios pidiendo perdón, entonces él te liberará de la culpa del pasado. “ Por tanto, no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús”
(Romanos 8:1) “ Pero al que no trabaja, sino que cree en aquel que justifica al pecador, su fe se le toma en cuenta como justicia.” (Romanos 4:5) “ Dichoso aquél cuyo pecado es perdonado, y cuya maldad queda absuelta. Dichoso aquél a quien el Señor ya no acusa de impie dad, y en el que no hay engaño.” (Salmos 32:1-2) “ No nos ha tratado como merece nuestra maldad, Ni nos ha castigado como merecen nuestros pecados. Tan alta como los cielos sobre la tierra, es su misericordia con los que le honran. Tan lejos como está el oriente del occidente, alejó de nosotros nuestras rebeliones.” (Salmos 103:10-12) “ Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y (1 Juan 1:9) limpiarnos de toda maldad.”
No es necesario que un hijo de Dios cargue con culpa alguna cuando llega a la cama matrimonial. Pero esto requiere de una fe sólida, porque a Satanás le encanta hacernos sentir que no hemos sido perdonados por lo podrido de nuestro pasado. “ Pero ustedes, manténganse firmes y háganle frente ” (1 Pedro 5:9). “ Protéjanse con el escudo de la fe, para que puedan apagar todas las fl echas incendiarias del maligno.” (Efesios 6:16). El escudo de la fe en el Hijo de Dios, quien te amó y se entregó a sí mismo por ti (Gálatas 2:20), quien por ti fue hecho pecado, para que fueras hecho justicia de Dios en él (2 Corintios 5:21), quien llevó en su cuerpo tus pecados sobre el madero (1 Pedro 2:24). Aférrate al perdón que te ha dado, y llévalo contigo a la cama matrimonial. Cristo murió por tu pecado para que en él puedas tener relaciones sexuales libres de toda culpa en el matrimonio. Ahora, quiero aclarar algo que mencioné antes: que aunque la culpa de nuestro pecado puede ser limpiada por completo, quedan algunas cicatrices. Puedo imaginar a una pareja justo antes de su compromiso. Están sentados en un parque. Él la mira y le dice: “Hay algo que tengo que decirte. Hace dos años tuve relaciones sexuales con otra chica. Estaba alejado
20
del Señor, y solo fue una noche. He llorado con amargura por causa de esa noche muchísimas veces. Tengo la certeza de que Dios me perdonó, y espero que tú también me perdones.” En las siguientes semanas, no sin lágrimas, ella lo perdona, y se casan. Y en la primera noche de su luna de miel, se acuestan juntos, y mientras él la mira, ella no puede contener las lágrimas. Él pregunta: “¿Qué tienes?” Ella responde: “No puedo dejar de pensar en esa chica, y en que ella estaba acostada exactamente en donde yo estoy.” Y algunos años después, cuando él se siente acostumbrado al cuerpo de su esposa, se sorprende a sí mismo volando en su imaginación a aquel momento, esa emocionante noche con aquella otra chica. A esto me refiero cuando hablo de cicatrices. Y todos nosotros tenemos cicatrices de este tipo. Todos hemos cometido pecados que, aunque han sido perdonados, hacen que nuestra vida presente sea más problemática que si no los hubiéramos cometido. Pero no quiero dar la impresión de que Cristo no tiene poder contra esas cicatrices. Puede que él no borre todos los problemas que estas cicatrices nos causan, pero nos ha prometido que aun estos problemas nos ayudan para bien si amamos a Dios, y hemos sido llamados conforme a su propósito. Imagina a esta pareja ficticia de la que acabo de hablar. Prefiero pensar que tuvieron un final feliz. Con el tiempo llegaron tener relaciones sexuales satisfactorias porque trabajaron el tema abiertamente en constante oración y confianza en la gracia de Dios. Hablaron acerca de sus sentimientos, no callaron los problemas, mostraron confianza y apoyo mutuo, y encontraron la manera para tener paz y armonía sexual, y, sobre todo, captaron una nueva dimensión de la gracia de Dios. Cristo murió no solo para que en él pudiéramos tener relaciones sexuales libres de toda culpa en el matrimonio, sino para transmitirnos también, aun a través de nuestras cicatrices, un mayor bien espiritual.
El tercer aspecto que podemos abordar acerca de la fe y las relaciones sexuales en el matrimonio es que la fe usa el sexo contra Satanás. Observa lo que dice 1 Corintios 7:3-5: “ El marido debe cumplir el deber conyugal con su esposa, lo mismo que la mujer con su esposo. La esposa ya no tiene poder sobre su propio cuerpo, sino su esposo; y tampoco el esposo tiene poder sobre su propio cuerpo, sino su esposa. No se nieguen el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para dedicarse a la oración. Pero vuelvan luego a juntarse, no sea que Satanás los tiente por no poder dominarse.”
En Efesios 6:16, Pablo dice que debemos protegernos de Satanás con el escudo de la fe. Aquí les dice a los casados: “Protéjanse de Satanás teniendo suficientes relaciones sexuales. No se abstengan por largo tiempo, sino únanse con frecuencia, para que Satanás no gane terreno.” Entonces, ¿nos protegemos de Satanás con el escudo de la fe o con el escudo del sexo?
21
La respuesta para los casados es que la fe hace que usemos el acto sexual como un medio de gracia. Para aquellos que Dios guía a casarse, las relaciones sexuales son un medio ordenado por Dios para superar la tentación de pecar (tentaciones como el adulterio, las fantasías sexuales, la pornografía, etcétera). La fe acepta humildemente estos dones con acción de gracias. Observemos algo más en 1 Corintios 7:3-5. Esto es muy importante. En el versículo 4 Pablo dice que el hombre y la mujer tienen derechos sobre el cuerpo del otro. Cuando ambos llegan a ser una sola carne, sus cuerpos están a disposición del otro. Cada uno tiene derecho sobre el cuerpo del otro en busca de satisfacción sexual. Pero lo que en verdad necesitamos ver es lo que Pablo manda en los versículos 3 y 5 con respecto a estos derechos mutuos. No dice: “¡Exíjanse el uno al otro! ¡Exige tu derecho!” Lo que dice es: “¡Esposo, dale sus derechos a tu esposas! ¡Esposa, dale sus derechos a tu esposo!” (v. 3) . Y en el versículo 4 dice: “No se nieguen el uno al otro.” En otras palabras, no está alentando al esposo o a la esposa que satisfagan sus deseos sexuales sin considerar las necesidades del otro. En lugar de ello, exhorta a ambos cónyuges a estar siempre dispuestos a entregarse cuando el otro lo desee. Puedo inferir de la enseñanza general de Jesús que las relaciones sexuales felices y plenas en el matrimonio dependen de que cada cónyuge persiga la meta de satisfacer al otro. Si el gozo de cada uno es el hacer feliz al otro, se podrán resolver miles de problemas. Esposos, si su gozo es dar satisfacción a sus esposas, serán sensibles a lo que ellas necesitan y quieren. Aprenderán que la preparación para la actividad sexual satisfactoria a las 10 de la noche comienza con palabras tiernas a las 7 de la mañana, y continúa a lo largo de los días a través de la amabilidad y el respeto. Y cuando llegue el momento, no se comportarán como tanque de guerra, sino que conocerán el ritmo de ellas y las satisfarán hábilmente. A menos que ella dé la señal, te dirás: “El objetivo es su clímax, no el mío.” Y comprobarás en el largo plazo que más bendición es dar que recibir. Esposas, no siempre, pero a veces, sucede que sus esposos desean más relaciones sexuales que ustedes. Martín Lutero decía que dos veces a la semana le parecía abundante protección contra el tentador. No sé si Catalina de Lutero estaba dispuesta cada vez o no. Pero si no lo estás, accede de todas maneras. No estoy diciendo a los esposos: “Tómenla, de todas maneras.” De hecho, por amor a ella, puedes desistir. El objetivo es entregarse al otro conforme a sus deseos. Ambos propónganse satisfacer a su cónyuge tanto como les sea posible. “ Todos ustedes deben honrar su matrimonio, y ser fieles a sus cónyuges .” Es decir, no pequen en sus relaciones sexuales. Y esto significa, tengan solo las actitudes y lleven a cabo solo las acciones que procedan de fe en las esperanzadoras promesas de Dios. Debemos preguntarnos regularmente: “¿Lo que estoy sintiendo o haciendo tiene sus raíces en el contentamiento de la fe o en la angustiosa incertidumbre de la incredulidad?” Esto te ayudará en cientos de decisiones éticas, sean pequeñas o grandes. He tratado simplemente de mostrar el impacto de la fe en tres aspectos de las relaciones sexuales en el matrimonio. En primer lugar, la fe le cree a Dios cuando dice que las relaciones sexuales en el matrimonio son buenas y limpias, y deben recibirse con acción
22
de gracias por aquellos que creen y conocen la verdad. En segundo lugar, la fe incrementa el goce de las relaciones sexuales en el matrimonio porque libera de la culpa del pasado. La fe cree la promesa de que Cristo murió por todos nuestros pecados, que en él podemos tener relaciones sexuales libres de toda culpa en el matrimonio. Y, finalmente, la fe esgrime el arma del acto sexual contra Satanás. Una pareja casada da un certero golpe en la cabeza de la serpiente antigua cuando se proponen brindarse uno al otro tanta satisfacción sexual como les sea posible. Simplemente anhelo alabar al Señor cuando pienso que encima de todo el goce que el aspecto sexual del matrimonio nos proporciona, también nos da un arma efectiva contra nuestro antiguo enemigo.
23
“ El fin de todo se acerca. Por lo tanto, pórtense juiciosamente y no dejen de orar. Por sobre todas las cosas, ámense intensamente los unos a los otros, porque el amor cubre infinidad de pecados. Bríndense mutuo hospedaje, pero no lo hagan a regañadientes. Ponga cada uno al servicio de los demás el don que haya recibido, y sea un buen administrador de la gracia de Dios en sus diferentes manifestaciones. Cuando hable alguno, hágalo ciñéndose a las palabras de Dios; cuando alguno sirva, hágalo según el poder que Dios le haya dado, para que Dios sea glorificado en todo por medio de Jesucristo, de quien son la gloria y el poder por los (1 Pedro 4:7-11) siglos de los sigl os. Amén.”
El hilo conductor de este capítulo es el deseo de que Cristo sea magnificado en la forma en que las personas casadas y las personas solteras se muestran hospitalidad mutuamente. O, para ponerlo de otra forma, si es cierto (lo cual creo) que la familia de Dios, de la cual se es parte a través del nuevo nacimiento y la fe en Cristo, es más importante y más perdurable que las familias de las cuales se es parte a través del matrimonio y la procreación o adopción; entonces, la forma en que esta familia espiritual y eterna (la iglesia) se relaciona entre sus miembros (casados y solteros) es un testimonio crucial para el mundo al mostrar que nuestras vidas están enfocadas en la supremacía de Cristo y que nuestras relaciones se definen no solo por la naturaleza, sino por Cristo. Mi anhelo es ver a Cristo glorificado a través de la inclusión de los solteros en la vida de los casados y viceversa, todo por causa de Cristo y del evangelio.
Jesús dijo: “ De cierto les digo que cualquiera que dé a uno de estos pequeñitos aunque sea un vaso de agua fría, por tratarse de un discípulo , no perderá su recompensa.” (Mateo 10:42). Claro, Jesús también dijo que amemos a nuestros enemigos (Mateo 5:44), y Pablo dijo que demos de beber a nuestro enemigo (Romanos 12:20). Esta clase de amor recibirá su recompensa. Pero aquí Jesús dice: “Muéstrale amabilidad a las personas precisamente porque son seguidores de Jesús ”. Y esto también recibirá su recompensa. En otras palabras, cuando miras a los ojos de una persona soltera o casada, y ves el rostro de un seguidor de Jesús (un hermano o hermana de tu propia familia eterna), esa relación con Jesús que ves debe motivar tu corazón a practicar la bondad (la hospitalidad, por ejemplo) por causa de Jesús. Jesús es el enfoque aquí. Él dice: “haz esto por tratarse de un
24
discípulo; recibiré honor especial si le das a mi discípulo un vaso de agua fría por esta razón.
Si lo recibes en tu casa, hazlo por causa mía.” Esto es lo que quiero decir al expresar que mi anhelo es ver a Cristo glorificado a través de la inclusión de los solteros en la vida de los casados y viceversa.
Solo unas pocas palabras más a manera de introducción antes de que revisemos el texto en 1 Pedro. Te has preguntado alguna vez: ¿Por qué Dios nos dio cuerpos y creó un universo material? ¿Y por qué resucitará nuestros cuerpos de la muerte para renovarlos y después liberar esta tierra para que sea transformada en una nueva tierra y podamos vivir para siempre en nuestros cuerpos renovados? Si Dios desea recibir grandes alabanzas ( “ El Señor es grande, y digno de alabanza; ¡es temible, más que todos los dioses! ” , Salmos 96:4), ¿por qué no simplemente creó ángeles sin cuerpo físico y con gran corazón que no pudieran hablar más que con Dios, y no entre sí? ¿Por qué todos estos cuerpos y por qué las personas pueden comunicarse entre sí? ¿Y por qué hay árboles, tierra, agua, fuego, viento, leones, ovejas, lirios, aves, pan, vino? Hay varias respuestas, profundas y maravillosas, a estas preguntas. Pero la única que quiero mencionar es esta: Dios hizo cuerpos y cosas materiales porque cuando son percibidos y usados correctamente, la gloria de Dios se da a conocer y se despliega de forma más completa. “Los cielos proclaman la gloria de Dios” (Salmos 19:1). “ Miren las aves del cielo” y “observen cómo crecen los lirios del campo” , y conocerán más acerca de la bondad y cuidado de Dios (Mateo 6:26-28). “ Lo invisible de Dios, es decir, su eterno poder y su naturaleza divina, se hacen claramente visibles desde la creación” (Romanos 1:20). “ Por lo tanto, siempre que coman este pan, y beban esta copa, proclaman la muerte del Señor, hasta que él venga.” (1 Corintios 11:26). “Así que, si ustedes comen o beben, o hacen alguna otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios.” (1 Corintios 10:31). El mundo material no es un fin en sí
mismo; está diseñado para reflejar la gloria de Dios, y para despertar nuestro corazón de modo que lo conozcamos y lo valoremos más.
La realidad física es buena. Dios la creó como una revelación de su gloria. Y su intención es que la santifiquemos y así lo adoremos con ella; es decir, que veamos la realidad física en relación con Dios, y la usemos de forma que lo enaltezca, y recibamos gozo al hacerlo así. Todo esto tiene repercusiones directas en el matrimonio y la soltería. Nos protege de idolatrar el sexo y la comida como a dioses. No son dioses, fueron hechos por Dios para honrar a Dios. También nos protege de temer el sexo y la comida como si fueran cosas malas. No son cosas malas; son instrumentos de adoración: son maneras para enaltecer a Jesús. Aquí entra el texto clave: 1 Timoteo 4:1-5. Este es uno de los textos bíblicos más importantes con respecto al significado de los apetitos físicos y el sexo.
25
“ Pero el Espíritu dice claramente que, en los últimos tiempos, algunos apostatarán de la fe y escucharán a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios, y que por la hipocresía de los mentirosos que tienen cauterizada la conciencia, prohibirán casarse y mandarán abstenerse de los alimentos que Dios creó, para que los creyentes y los que han conocido la verdad participaran de ellos con acción de gracias. Porque todo lo que Dios creó es bueno, y nada es desechable, si se toma con acción de gracias, pues por la palabra de Dios y por la oración es santificado.”
El sexo y la comida eran los dos grandes ídolos en el Asia Menor del primer siglo, y son los dos grandes ídolos de la América del siglo XXI. Y la respuesta de Dios para aquéllos que resuelven el problema de idolatrar el sexo y la comida simplemente renunciando a ellos o evitándolos es que estos maestros son demoníacos ( “doctrinas de demonios” , v. 1). ¿Cuál es la solución de Dios? “ Todo lo que Dios creó es bueno, y nada es desechable, si se toma con acción de gracias, pues por la palabra de Dios y por la oración es santificado.” Para santificar la comida debes usarla de acuerdo con la Palabra de Dios, a través de la oración en el nombre de Cristo. Para santificar el sexo debes usarlo de acuerdo con la Palabra de Dios, a través de la oración en el nombre de Cristo.
Todo lo anterior es simplemente una introducción para dejar bien claro que en la belleza del matrimonio (como una parábola física del pacto de amor entre Cristo y la iglesia), y la belleza de la soltería (como una parábola física de la naturaleza espiritual de la familia de Dios, la cual crece mediante la regeneración y la fe, y no mediante la procreación y el sexo) no se debe idolatrar o temer ni al matrimonio ni a la soltería. El matrimonio y el celibato pueden tener tintes idolátricos. Los cónyuges pueden adorarse mutuamente, o adorar el sexo, los hijos, o el poder económico de percibir dos sueldos y no tener hijos. Los solteros pueden adorar la autonomía y la independencia. Los solteros pueden ver el matrimonio como una compromiso cristiano de segunda clase para personas que no controlan sus deseos sexuales. Los casados pueden ver la soltería como sello de inmadurez, irresponsabilidad, incompetencia o hasta homosexualidad. Pero lo que quiero dejar claro es que existen maneras de vivir el matrimonio que enaltezcan a Cristo, y formas de vivir la soltería que enaltezcan a Cristo. Existen maneras de usar nuestro cuerpo y nuestros apetitos en el matrimonio y en la soltería que enaltezcan a Cristo.
Creo que debo hacer un muy breve comentario acerca de la consabida frase de 1 Corintios 7:9: “ pero si no pueden dominarse, que se casen; pues es mejor casarse que arder de pasión. ” Recordemos, esto fue dirigido explícitamente a hombres y mujeres (v. 8). Y esto es lo que quiero decir al respecto: Cuando una persona busca casarse, sabiendo que permaneciendo en soltería podría “arder de pasión” , no significa que el matrimonio se convierta en una mera
26
forma de canalizar el impulso sexual. Pablo jamás daría a entender esto, tomando en cuenta Efesios 5. Al contrario, cuando alguien se casa (permítaseme ejemplificar con el hombre), toma su deseo sexual, y hace con él lo mismo que todos debemos hacer con todos nuestra deseos físicos si queremos que sean medios de adoración: 1) Colocarlo a la luz de la Palabra de Dios 2) Subordinarlo a un patrón superior de amor y cuidado 3) Cambiar el tono de la música del placer físico para que sea la música de la adoración espiritual 4) Escuchar los ecos de la bondad de Dios en cada nervio 5) Buscar duplicar su propio placer al hacer que el goce de ella sea el suyo 6) Dar gracias a Dios desde el fondo de su corazón porque sabe y siente que no merecería ni un solo minuto de este placer
Vayamos al texto, 1 Pedro 4:7-11, y al hilo conductor de este capítulo, que es el deseo de que Cristo sea magnificado en la manera en que casados y solteros muestran hospitalidad mutuamente. Caminaremos a través del texto rápidamente y daremos algunos comentarios, para luego extraer algunas implicaciones simples y evidentes (y pedir a Dios que use esta palabra de forma poderosa para transformarnos para su gloria y nuestro gozo).
El versículo 7 dice: “El fin de todo se acerca”. Pedro sabe que con la venida del Mesías llegaron los últimos tiempos (1 Corintios 10:11, Hebreos 1:2). El reino de Dios ha llegado (Lucas 17:21). Por lo tanto, la consumación de todas las cosas podría barrer con todo en un tiempo muy corto. Por tanto, tal como Jesús nos enseñó a vigilar nuestra vida y a velar, Pedro dice (v. 7): “ Por lo tanto, pórtense juiciosamente y no dejen de orar. ” Es decir, cultiven una relación muy personal con aquel cuyo rostro anhelan ver cuando regrese. No sean desconocidos de Cristo. No quieren encontrarse con él como con un extraño. Y busquen en oración toda la ayuda que necesiten en estos días, para que puedan perseverar en los días de gran tribulación (Lucas 21:36). Y no dependan de su propia espontaneidad para orar. “ Para orar bien, manténganse sobrios y con la mente despejada. ” (v. 7, NVI)
Ahora el versículo 8: “ Por sobre todas las cosas, ámense intensamente los unos a los otros, porque el amor cubre infinidad de pecados.” El amor es prioritario, y será necesario sobre todo conforme se acerca el fin. ¿Por qué? Porque las presiones, preocupaciones y tribulaciones de los últimos tiempos colocarán nuestras relaciones bajo una presión excesiva. Pero en esos
27
días necesitaremos de los demás, y el mundo nos observará para ver si somos reales: “ En esto conocerán todos que ustedes son mis discíp ulos, si se aman unos a otros.” (Juan 13:35) ¿Cubriremos, soportaremos y conllevaremos las faltas y defectos de los demás, o dejaremos que la ira controle nuestro corazón?
El versículo 9 presenta una manifestación del amor, y notamos que dice que lo hagamos sin murmuraciones: “ Sed hospitalarios los unos para con los otros, sin murmuraciones. ” (LBLA) Si amamos verdaderamente y el amor cubre una multitud de pecados, no tenemos por qué hacerlo a regañadientes, ¿verdad? El amor cubre mucho de lo que nos hace murmurar. Así que la hospitalidad sin murmuraciones es el llamado a los cristianos en los últimos tiempos. En los días cuando las tensiones aumenten, y haya pecados que necesiten ser cubiertos, y muchas razones para murmurar, dice Pedro, en esos días lo que necesitamos es practicar la hospitalidad. Nuestras casas deben estar abiertas porque nuestros corazones lo están. Y nuestros corazones están abiertos porque el corazón de Dios está abierto para nosotros. ¿Recuerdas cómo el apóstol Juan relacionaba el amor de Dios con nuestro amor por los demás con respecto a la hospitalidad? Él escribió en 1 Juan 3:16-17: “ En esto hemos conocido el amor: en que él dio su vida por nosotros. Así también nosotros debemos dar nuestra vida por los hermanos. Pero ¿cómo puede habitar el amor de Dios en aquel que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano [¡casado o soltero!] pasar necesidad, y le cierra su corazón? ”
Este es todo el espacio que podemos tomar aquí para revisar este texto. Simplemente notaremos lo que sucede cuando nos reunimos en nuestras casas. El versículo 10 dice: “Ponga cada uno al servicio de los demás el don que haya recibido,” (RVC) “como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios” (LBLA). ¡Administradores de la multiforme gracia de Dios! Me encanta esa frase. Cada cristiano es un administrador (guardián, mayordomo, distribuidor, siervo) de la multiforme gracia de Dios. ¡Qué razón más grandiosa para estar vivos! Cada cristiano vive en la gracia. “Y Dios es poderoso como para que abunde en ustedes toda gracia, para que siempre y en toda circunstancia tengan todo lo necesario, y abunde en ustedes toda buena obra” (2 Corintios 9:8). Si tienes miedo de la hospitalidad (por
no tener fuerza de carácter o riqueza personal) está bien. Así no intimidarás a nadie. Dependerás más de la gracia de Dios. Mirarás más a la obra de Cristo y menos a tus propias obras. Y qué bendición se llevarán las personas en tu sencillo hogar, tu pequeño departamento.
28
Así que aquí está: la virtud cristiana de la hospitalidad; una estrategia de amor que exalta a Cristo, para los últimos tiempos. Observemos algunas aplicaciones para concluir: En primer lugar, para todos. Si perteneces a Cristo, si mediante la fe has recibido su hospitalidad salvadora, la cual pagó con su propia sangre, entonces extiende esta hospitalidad a otros. Romanos 15:7: “P or tanto, recíbanse unos a otros, como también Cristo nos recibió, para la gloria de Dios. ” Cada día vives de la gracia. Sé un buen administrador de ella en la hospitalidad. En segundo lugar, para los casados. Planeen que su hospitalidad incluya a los solteros: grupos pequeños, cenas los domingos, picnics, días feriados. Y no hagan de esto un gran alboroto. Sólo háganlo de forma natural. Y no olviden que también hay solteros de 80, 60, 50, 40, 30, 20 años de edad, hombres y mujeres, viudos, divorciados o que nunca se casaron. Piensen como cristianos. Esta es tu familia, más profunda y eternamente que los lazos de sangre. En tercer lugar, para los solteros. Sean hospitalarios con otros solteros y con parejas casadas. Tal vez les parezca extraño. Pero, ¿debería ser extraño? ¿No sería un sello de madurez y estabilidad especiales? ¿No sería un sello de la gracia de Dios en tu vida? Mi oración es que el Señor haga esta hermosa obra entre todos nosotros. El fin de todas las cosas está a la puerta. Oremos manteniéndonos sobrios y con la mente despejada. Amémonos unos a otros. Seamos buenos administradores de la multiforme gracia de Dios, y seamos hospitalarios, sin murmuraciones. “ Recíbanse unos a otros, como también Cristo nos recibió, para la gloria de Dios. ”
29