Descripción: un libro sobre como llegar a la libertad financiera mediante consejos e historias de personajes celebres y sus tecnicas, cuenta tambien con el interesante tema del networking
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El Matrimonio, tipos, clasificacion, historiaDescripción completa
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Descripción: El divorcio como acto Jurídico
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Prudente consejos y exortaciones a parejas cristianas.
Dr. TH. H. VAN DE VELDE
MATRIMONIO
¡jb ) p ] É ) c j g > m J$u ¿7 K
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EL M ATRIM ONIO PERFECTO
E N C I C L O P E D I A G R A M A T I C A L D E L I DI OMA C A S T E L L A N O Prof. T. G R A C I A N
COMO L EER UN L I B R O MOR TIMER
ADLER
Q U E ES L A B IB LI A I. V . CELIA
M A N U A L DE R E G L A S O R T O G R A F I C A S in s tr u c c i
6 n Y EJERCICIOS
HOR ACIO
CAIRO
ORFEO SA L O M 6 N R E IN A C H
EL M A T R I M O N I O P E R F E C T O T H .H .V A N
DE V E L D E
Titulo de la obra en aleman;
DIE VOLLKOMMENE SHE T R A D U C C l d N DE L A 42* EDI CI ON A L E M A N a FOR EL DR. G R E G O R Y W A R R E N
l a edicion, noviembre de 1939 33a edicion, setiembre de 1965
INDICE GENERAL Indlee .................................................................................................... Prblogo para la nueva edlcldu actusllzada por la Dra. Margaret S m y th ___ Algunas observaclonea perron alee a mocio de Introduction ..........................
6 17 IS
PRDdERA PARTS
Titulo da la obra en ingles:
IDEAL MARRIAGE
INTFSODUCCION Y FISIOLOGIA SEXUAL GENERAL Cap . I. — I nteoducci6n
T R A D U C C I O N DE L A 2* E DI C i 6 n I N G L E S A , A C T O A L I Z A D A , POR S E L M A Z A M O R A
l a edicion, setiembre de 1968 19° edicion, junio de 1988
I. S. B. N ,: 950 • 620 - 0 1 3 - 0
L I B R O DE E D I C I O N A R G E N T I N A
EL MATRIMONIO Y EL MATRIMONIO PERFECTO Razones en pro de la eonservacldn del matrlmonlo. — Los cuetro pllaree del edlTlclo matrimonial, — Corrects eleccldn del cdnyuge. — Buena disposition flslolOglca. — SoluciOn del problema de loa hljos. en concordancla con loe deseos. — Vida sexual armOnlca y tloreclente. — El medico como consejero. — El marido oomo gula. — Insuflclenda y egoismo de la mayorla de loe maridos y aparente frlaldad sexual de la esposa. — El marido debe aeduclr contlnuamente a bu esposa. — El matrlmonlo perfecto requlere conoclmlentos y eetudlos especlalee. — La preaente obra es un manual de ensefianza .................................... Ca p . II. — E lem entos
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ds pisjoloc Ia se xu al general de la
ESFECIE B t M A N i . — P U U E S A PARTE
^ 1 9 3 8 , E D I T O R I A L C L A R I D A D S. A . Queda hecho el deposito que establece la Ley 11.723
P R I N T E D IN A R G E N T I N E IMPRESO EN L A A R G E N T I N A
EVOLTJCI6 N DEL IMPULSO SEXUAL. — SEN SACI ONES SEXUALES Y EXCITACIONE3 INTERN A3 Impulso de procreactdn. — Impulso de la actlvldad sexual. — Impulao de procreaclOn (primer componente). — impulso de relajaclOn y de sa tisfaction (segundo componente). — Amor no dlferenclado. — Amor. — Matrlmonlo. — Matrlmonlo perfecto. — Senseclonea eexualee y estlinulos Internos. — Influencla de la BecreclOn Interna. — Important la do los productos de sccrecldn interna y externa para el Impulso de la aproximaclOn y el de satlsfaccldn. — Excltaclones pslqulcss Internes ..
Distribuidores ExcVuswos: EDITORIAL HELIASTA S. R. L. Viamonte 1730 • let. P. - C. P. -1055 - Bs. As. • Argentina Queda n u m d o el deiecbo de propledad de eeta obra, con la facultsd de d lap oner de ella, publlclterla, traduclrla o autorlrar iu treduccidn, u l com o reproduclrla total o partialmente, por^ualquler alatema o m edio. La violation de ere derecbo har< paaible a loa Infract ores de persecuclAn criminal por incnrsoa en loe delltoa reprimIdos «n el artfcolo 172 del CAdl|o Penal asgentfno j diapoelelones de la Ley de Propledad Intelectual-
C ap . n i. — Elem entob
de fisiolog Ia sexu al central de la
ESPECIE HUMANA. —
SZGUNDA PASTX
SENSACIONES SEXUALES Y EXCITACIONE3 EXTERNAL Impreslones animlcas. — a) De claee general; b) De dase personal. — impreslones sensoil ales. — Gusto. — Oido. — Musica. — Rltmo, — Vox. — Olfato. — Predisposition individual para los olores. — Prodwcddn de odorcmtes personates. — Por la resplracidn. — Por el sudor. — Por las emanadones generates del cuerpo. — Stibstandas olorosa* sexuai-etpecificas (de derto caricter personal). — Olor de la menetroacion. —
33
0
I neice G eneral
7
cavldad abdominal. — Secreciones. Contes Ido del Acldo lActtco. — Cnpaclded de absorclOn. — Alteracloucs product das por el embarazo. — Alteraclones produeldas por la vejez. — tttero. — Parte vaginal del mismo (ver fig, 4), (Porfio Vagino-uterina) . — TapOn mucoso de KrlsCeller. — PoslclOn y comportamlento del utero y de la vagina. — En estado vaclo. — En position de colto. — MovillzaclOn del Organo. — Aparato Ilgamentarlo y adbealvo. — La cavtdad uterlna. — Pared mus cular. — Particular Id ad de eu contraeclOn. — Re vestlm lento perineal. — Relaclones tte los Organos sexuales Interaos con la cavldad abdomi nal, — Trompas (trompaa de Faloplo). — Corrlente de liquldos. — Ovaries (ouarlum). — SecreclOn externa (expulsion de Ovulos). — 3ecrecldn interna, — (Consdltese ademAs el slgulente capltulo) ............
S3
I ndice G eneral
Olor genital en el bombre y en la mujer. — El olor del esperma. — Sub dlversos matlcea. — Olor del alien to de laa mujer es despu£s del colto. Olor genital eepecifloo de la mujer desputa del colto, — Efecto de los olores del cuerpo eobre laa sensaclones sexuales (ezcltante o repulalvo) . — Generalldades y resumen. — Olor genital. — Esperma. — Olores eecundarloa y olorea anormales. — La perfuTnerla y Ian enselUtmas sexuales. —■ Perfumes de car&cter general y eu lmportancla. — Perfumes con Bello caracterlstloo sexual. — Mascullno. — Femenfno. — El arte de la mezcla y la fljactOn. — Intellgente uao da los perfu mes. — Para dlsimular o acentuar olores personales. — Para esttmular la emocldn y para autoeugestlOn, — Sustancias olorosas de orlgen animal. — El sentido de la vieiCm. — Caracteres sexuales eecundarloa. — Realco de estos caracteres por los vextldos (m odes). — Vista de los movlmlentos del cuerpo y su rltmo. — El lenguaje de loa ojoe. — Efecto erOtlco, procedente de objetos personales (de colores, por ejemp lo ). — El sentldo del tacto. — Sensaclones de tacto, pasVvas. — Zonas erOgenas. — ExcltaclOn de lae mamas y los pezonee. — Sensaclones del tacto ectlvae. — Otros detalles, en el capltulo V i i i Intermedlo Prlmero .......................................................................................
Cap , VI. — DE
45 71
S egumba P ahte ANATOM1A Y FT3IOLOG1A SEXUAL ESPEC1FICAS Cap . IV. — Dx
la
nsionocU
sexual de la
Hum
adult*.
—■
P u t t era F a s t i
INTRODUCCION Y UMITACION DEL OBJETO. — LOS ORGANOS SEXUALES EXTERNOS (Figure I ) Vulva. — Labloe mayores y menores. — Clitoris. — Frenlllo del clitoris. — Su especial aenslbllldad para las excltaclones. — ErecelOn del clitoris. — SecreclOn sebAcea de sus proxlmldades. — Propiedades e lmportancla de esta secreclOn sebAcea. — lmportancla de su eltminadOn. — Vestlbulo vaginal (eerffbttlun* vagiius). — GlAndulae vestlbularea mayores glandules de Bartollno). — Orlflclo de la uretra. — Hltnen. Sus vartactonee e lmportancla causal. — Introlto vaginal (Infrolfu* rapt ure) . — perlneo (perineum). — lmportancla de ballarse absolutamentc Intacto. Vulvos vestlbularea (vulbl verKfruIi) .................................... Cap . V. — De
la ftsiologU sexual de la mujer adulta.
—
Second* P aste LOS ORGANOS SEXUALES INTERNOS (Plgura 2) DeacrlpclOn general de «u emplazamlento. — Pelvis. — Organos prdxlmos. — Recto. — Vejlga- — Uretra. — Vagina. — Muuculos que la rodean. — Elevador vaginal (Levator va gin a ), como porclOn muscular de funclOn autOnoma. — EJerclclos de los mtisculos del suelo pelvlano. — Promlnenctas (vulvos vestlbularea, etc.), como disposltlvo para aprielonar y froter si pens. — Clerre en su eztremo superior. — ReladOn con la
7S
la
natoLOol* sexual de T ebceka Paste
la bhlieb adulta,
—
FUNCI6 N OVARICA, MOVIMIENTO ONDULATORIO DE LAS MANIFE5TACIONE3 VITALES EN EL OROANISUO FEMENINO Y LA MENSTRUACION lmportancla de la funclOn ovarlal para la mujer. — La labor de los ovarioe y su Influence sobre los rest antes Organos sexuales. — OvulaclOn. — fipoca de la ovulaclOn. — La ovulaclOa y la menstruation. — Alteraclon del proceso. — ProteeclOu del Ovulo luego de la expulsion del follculo. — El cuerpo luteo. — FormaclOn, deearrollo. InvoluclOn y deaaparlciOn. — ProllferaclOn e InvoluclOn de la mucosa uterlna. — Su dependencta del efecto de los cuerpoa ldteos y paralelUono de Us correspondlentes llneas ondulatorlas. — Stmllares relaclones para las ma mas. — influencia de la funciOn ov&rlca sobre el organismo entero. — Movlmlento ondulatorlo de las funclonee vltales. — La temperature del cuerpo como elntoma. — Las exigencies que ae preclsan para ello. La onda de la temperature elgue a la de loa cuerpoa lute os. — La secreclOn de loe cuerpoa ldteos Impulse a las fun clones vltales. — Dia grams de la curve de temperature. Instrucclones pr&ctlcas. — Curve de la temperature durante el embarazo. — Influsncla en el bienestar corporal y pslqulco, de U s faeee ondulatorlas. — MenstruaclOn. — Una manlfestaciOn paxclal del descanso ondulatorlo. — Dependencla de efeeto de los cuerpoa lute os. — Influencia de otroa factores. — Duration y can tided. — Manlfestaclones locales, dolores. — Slntomas generates. — Teorta de la "autolntoxlca«16n” . — La madurez sexual: su duration. — DUerenciaa entre lndlvlduos y razas. — Cambio de vide y cllmaterio. — DUerenciaa Individuates. — DuraclOn. — FenOmenos especlales. — La menopausla. — Frotts cervical. — Firms nlvel de aalud oorporal, capacidad y neceeldades sexualee. — Cambios genltales. — SupreslOn farmacOutlca de la ovulaclOn. — lmportancla crucial en la vide ma trimonial. —- DuraclOn de la maduradOn sexual. — Influencia de dlversoa factores. — Sensaclones sexuales. — RecapltulaclOn de las materlas ezpuestas en este capltulo. — Complementoe y ampllaclOn clentlflea del problems. ■ —* lmportancla de este capltulo para tee prActlcaa mattlmonlales .................................... ......................................... n g
8
lNDICE GENERAL Cap . v n . — A n ato k U del,
t hsioloo Ia de los hohbrx
I njpice G eneral Organos
sxxtjaleb
(Figura 3)
Observaclones general es. £1 pent, — Cuerpos cavemoaos. — ErecclOn, — SI glande. — Prepuolo. — Frenllio prepucial. — Eamegma prepucial. — Importsnola de la maxima Ilmpieza. — ClrcunclBlOn. — El aparato nervloso. — Voluptuosldad. — Especial senslbllldad en el frentUo prepu clal. — El pene como Organo de la copulactOn. — Su lorma. — Su taraafio, — Uretra. — Sub diversas parte a. — Glindulas mucosas. — Importancla de sue eecreclones (destlladOn). — Eacroto. — Tejtleulo.t. — FormaclOn del semen. — Epldldimos, — Mass seminal. — Su trans ports, — Alteraclones en su composlcl6n. — Espermla ( consulteae tambltn el pirrafo eobre Prdatata). — Formas no madurae. — Su existen c e vital. — 5us oondlclones vltales. — Fusion de un espermatozolde con el Ovuio (fecundaclOn). — Qug suoede eon los demis. — Prdsttta. — Sue eecreclones. — Influencla sobre el movlmlento de los espermatozoldee. — Espermla, — Su olor, — Efecto vivtficante. — Oonducto seminal, ampoll as seminal ee (Conduct us de/erena). — ContracciOn. — PorclOn terminal y desembocadura. — Folfculo seminal. — veslculas seminalee. — Producto de eUminaclOn. — EvacuaclOn complete e lncompleta. — E y aoutacWn. — RepetlclOn. — Poluclones (evacuaclanes eemlnales lnvoluntarlas). — Impuleo de satlsfaccldn sexual. — Exclta elOn e lnhiblciOn, — Seared&n interna de tos testlculos. — Su infiuencla sobre el euerpo y la pelque, — No bay movlmlento ondulatorlo como en la mujer. — DlsmlnuclOn durante la vejez, — Import and a de esta dlsmimiclOn. — In tent os de recuperacldn. — Por llgadura de los conductos seminales (teoria de Stelnach). — por trasplantaciOn de testlculos de mono (m itodo V oron off). — La actlvldad funclonal regular y moderada y sus buenos efectos ........................................................... Intermedlo Segundo ...................................................................................... T ercera
parte
LAS RELACIONES SEXUALES. — SU FISIOLOGIA T TSCNICA Cap . V III. — Do tn ic io n es ,
frelubio t jtteco de amob
DeftniclOn de las relaciones sexuales nor males. — Division en preludlo, Juego de amor, union sexual (cdpula) y final. — La unldn sexual (cOpula, colto), como punto culmlnante de los contactos sexuales. —> Su objeto y su flnalldad. — Dellmit&clOn de las diversas fasea. — Su preludlo (lmpulao de apicxtmactOn). — Generalidadeo reepecto a su tOcnica, — La rolrada y la palabra. — El bade. — Coqueteria. — Fllrteo. — AutcsugestlOn y sugestiOn. — La lmportanda del preludlo. — "DeetllaclOn" (secreclOo mucosa prepare tor la). — Los Juegos de amor (de satisfaction sexual). — El beso amoroso. — DlferenclaclOn de los bcsos. — Caracterlstlca del beso amoroso. — Varlaclonea del beso amo roso. — "Effleurage" (beso llgero). — "Maratchinagc” . — Beso Un gual. — Percepddn del beso. — El sentldo del olfato. — La teoria del olfato durante el beso. — El sabor. — El tacto. — El beso corporal. — Graduadones. — Anillsls. — El mordlsco amoroso. — DellmltaciOn del estado mortolOglco. — Inclination m is pronunclada para el mordlsco
amoroso en el sexo femenlno. — Su explication (teoria del beso). Anal lsls de la sensaclOn voluptuosa de la persona que ha si do mordlda. — Otras dos teorlas del mordlsco amoroso, a) AsoelaelOn de los doe lnstlntos vltales primitives. b) El odio sexual como components. — El mordlsco amoroso del hombre. — El empleo de la fuerza por parte del hombre como equlvalente del mordlsco amoroso. — Poslclfln de la mujer con relacidn al pirrafo anterior. — El componente odio sexual de esta apllcactOn por la fuerza. —■I # palpaclOn del euerpo. — Uatlces. — Importancla de las zones erOgenas. — SenslbLllzaclOn de los pezones. — PalpaclOn de las mamas. — Juegos de excltaelOn. — En la muJer, — Su t Ocalea. — Substandas lubrlcantes. — Su necesldad en dertos casos. — En el hombre. — TOcnlca. — Necesldad de su lim ltad 6n. — El beso excitador................................................................................
9
177
Cap. IX. — El com. — Fuutu Parte. FISIOLOGIA Y T 6CNICA DescrlpclOn del proceso. — Uodo de excltaelOn del Organo mascullno. — Uatlces de las excltactones. — lmportanda de la partldpaclAn actlva por parte de la mujer. — lmportanda del factor anlmlco (amor) en am bos copartldpes. — ExcltaelOn deelgual en el hombre y en la mujer. — Mutua adaptaclOn. — Uodo de estlmulaclOn de los Organos femenlnos. — ExcltaelOn clltorlana. — Importancla de un deflclente desarrollo de este Organo. — ExcltaelOn vaginal. — Dlversldad de libi do en ambas closes de excltaelOn. — El coito Ideal (curve). — Concor dance y dlferencias de su evoluclOn en el hombre y en la mujer. — Anillsls de la formaclOn del orgasmo en el hombre. — Anillsls de este proceso en la mujer. — Colto de la mujer experts, sin preparaclOn (curve). — Colto de una mujer lnexperta despuis de prevlo juego de excltaelOn (curve). — Falta de libido en la mujer. — Sus pernlclosos electos. — Colto de una mujer lnexperta y sin la deblda preparaclOn previa (curve). — Oolto lntemimpldo (coitus interruptne) (curve). — Dados causados por tal prooeder. — Profllaxls para las consecuenclas pernlclosas de un colto de evoluclOn no satisfactory para la mujer. — Por parte del marldo. — Por parte de la mujer mlsma .................... 207 Car. X. — El
coito .
— Sboottda P art*.
FISIOLOaiA Y TECNICA (contlnuaclOn) CopartlclpaclOn de los diversas Organos femenlnos en el orgasmo. — Procesos de ellmlnaclOn. — EyaculaclOn ( "seminaclOn” de la mujer). — De las glindulas de Bartollno. — Dsl utero. — Frooesos en el aparato muscular. — ContracclOn del Utero. — Conducts del tapOn mucoso. — EelaJaclOn subslgulente. — Importancla de la asplraclOn para la recepcldn del semen. — influenclas de los procesos eh los Organos mas culines. — ProlongaclOn de la erecttbllldad contrayendo la mujer los musculos- — Influencta de la clrcunclsldn, — Importancla para la mujer. — Retardo intencionado en la eyaculaclOn. — Renunda com plete a la eyaculaclOn {karezza) . — Rechazo de este mOtodo. — Avaloration de laa relaciones volumfrtrlcas de los Organos sexuales durante
10
I ndict: general
I ndice G eneral
el coito. — Dlferencla normal. — Nivelacldn de la mlsma. — Daflos production por deeproporclones. — Infantuiamo an la mujer. — Su importancla. — tnfantiiismo en el hombre. — Tamafio excesivo del pene. — Recomendacidn de efectuar Tin reconoelmlento mMico oportuno, on lo que a la aptltud matrimonial ae reflate. — Distension de la vagina luego de partoe Irecuentes; tfecnlca compensatorla ............
Cap. X III. — H ioiknx one. cciapo. — P jumera P asts Car. XI. — El
coito .
.— T xrcxba Paste. DE8 FLORACION. — LUNA DE MIBL
COLOCACION T POSTURA3 DURANTE EL COITO Su importance. — para las probabiudadee de la fecundation, — Para la libido. —■ Para evltar da&os. — Prlmera poslclin (tfonuerro). — I: Poatura habitual. — Ventajas e lnconvenlentea. — I I : Poatura tendlda. — Mo doe de excltacldn. — Variaclonee. — indlcsclonee. — n i ; Poa tura flexlonada. — Modos de excltacldn. — Position litotfimica. — IV : Poatura de Jlnete (en la m u jer). — Ttenlca especial 7 diveraldad de modoa de excltacldn. — MatlzaclOn de las aenaaclonee voluptuoaae (lib id o ). — Inoonvententes del mitodo. — Indlcatidn 7 con traindication. — V; Poelcldn eentada anterior (frente a frente, vis~ A via). — Modos de excltacldn. — Variaclonee. — Introduction menus profunda. — Indication en caso de embarazo. — V I: PosiclOn lateral anterior, frente a frente, nis-d-uls). — Ventajas especlales, por eer procedimlento poco excltador para amboe cdnyuges. — Segunda position ( posit!0 Btierso, "coito a tergo"), — I : Position abdominal. — Inconvenlentes. — I I ; Position lateral posterior, — Ventajas especlales en caeo de neoesldad de evltar la htperexcltacldn. —• Indication de su empleo en vez de prohibition absoluta del coito. — IQ : PoslclOn genuflexlonada. — Dlferencla en la direction do los drganos del hombre 7 de la mujer. -— Pavoreclendo la fecundation. — Su empleo durante el embarazo. — IV : PoslclOn eentada posterior. — Necesldad de una tOcnlca especial. — Tabla de varladonea en el coito y sue psrtlcnlarldades. — Observaclones finales: Im portance de la etnuslologla en la medlcina 7 en el m atrlm onlo..........................................................................
Cap. XU. — MuunsTAcioMB oMQuug m nlirti n.
Dos reslstenclaS. — Antmlca. — VergUenza. — Corporal. — Mledo. — Tficnlea de la desfloraclOn. —- Desgarrc del blmen por tension, no por per foration. — Hemorragla. ■— Diftcultades. — Substantiae lubrlcantes. — Falta del orgasmo en la mujer durante el primer coito. — Necesldad de reserve 7 termira masculines. — Luna de mlel. — ipoca de aprendlzaje. — La mujer debe aprender a gozar. — Frlaldad sexual tem poral. — Ejerctclo 7 culdados. — Procedlmlento grAdualmente progreslvo ......................................................................................................... 803 Cap . XIV. — HloriNX
dkz. ccxbpo.
— Sxgunda
pabtx
INFLUENCIAS DE LA ACT1V1DAD SEXUAL SOBRE EL OUERPO T LA FSIQUE
349
coito
EL "F IN A L" Manlfestaclonee generalee. — Durante la tension. — Las glandulaa. — SeCTeclOn sallval. — SecreclOn de orlna. — SecredOn de sudor. —■ La circulation sanguines. — Los peque&os vaaoe sanguineos. — La preslOn sanguine*. — Musculature. — CorazOn. — Musculos estrladoa. — Muscuiatura lisa (lnvoluntarla). — El sietema nervloso. — TransmlslOn de la excltacldn a los sectores prOximoa. — Transition local: vejlga e Intestine. — Centrales. — Organoa seneorlateB. — ConcentraclOn de todo el ser aobre 1* eatera genital. — Subslgulente distension. — Agotamlento por exceso de esfueraoa. — Efecto beneflcloso aobre el estado general. — Necesldad del euefio. — Final. — Su carActer, puramente pslqulco. — DifumlnaclOn del estado de excltaclOn. — Sensaclones subslgulenbe* .......................................................................................... 387 mtermedlo Tercero ......................................................................................... 305
Capacidad sexual. — En la mujer. — Influencla de las consecuenclas de las relaclones sexualea (embarazo). — Influencla de lae relations* eexualee por el. — Efecto favorable. — Sobre loe Organoe sexualea. — Sobrc todo el cuerpo. — Sobre la pslque. — Efecto deatsvorable. — En caeo de hlperexcltaclOn. — Varlabllldad del limits. — En el bombre. — Efecto favorable. — Capacldad aexual del hombre. — Dlferenclss pereoaales. — Incapsclaad temporal. — Relatlva y abeoluta. — Eflclencia 7 tolerancta de la mujer. — Complejldad de factoree. — Advertencla a loe espoeos. Dlferencla de edad entre loe cOnyugea ................................. 813 Cap. XV. — Hioixjvi
ul
ctm ro. — T xhlua F ast*
INFLUENCIA DE LOS FACTORES INTESNOS T EXTERNOS SOBRE LA RELACION SEXUAL Influencla de manjaree y bebldas. — Efecto de los exdtantes, — Por man] ares. — Por bebldas. — por medicamentos. — El "ftltro de amor". — Substanclss de efecto caimante. — Elimination de subexcltabllldad por medio de slmplea recureoe. — Bafioe de Acido carbOnlco. — Influencla de movlmtentos paslvos. — Vlajce en cocbe. 1 — Oecllaclcnes perlOdlcas del impulse. — En el bombre y en la mujer. — Grade mAximo primaveral. — En el bombre, — Indlcationes alsiadas reopecto a aumentos semi* mensuales o mensuales. — En la mujer. — Enorme dlversldad en las Indlcationes. —■ Aumento de dos 7 de cuatro eemanas. — La teoria da 8 topes. — El mAximo premenstrual coincide eon 1m reatan tea elturaa
n
I ndice G eneral
I ndice G eneral ondulatorlaa (vitae Cap, 71). — Poslble lnfluenela de loa euerpoa luteos. — (Exist* un mAxlmo despui* de deeprendido el Ovuls? — otros grados mAximoe. — La oplnldn del tutor, — Importancla pr&ctlca de lo* perlodos maxim ales. — Denegacldn de la poslblljdad de adapter correspondlentemente las relaclonee sexual es. — Iguales "derechos" pa. ra la satlafaccldn sexual a lguales "obliged ones-' matrlmonlalea, tau to para el hombre oomo para la mujer ..............................................
325
C4P. XVI. — HlCIXNX DRi CTTKBPO, — CUAETA PAST! LAS RELACIONE3 SEXUALES BA JO dRCUNaTANCIAS COBPORALES ESPSCIALES Relacicmta sexuales durante la menetruaddn, — Excltaddn e lnhlblddn de las eenaaclonea sexualee. — Supueeto pellgro de uretrttls en el Som bre. — Inconventente* para la mujer. — Bajo determlnadas condlclooea, eatAo permlttdas las relaclones sexuatea. — Relaclonee sexualee durante el emberazo. — Razones en contra de laa relaclones sexuales. — Aborto. — Rotura precoz de la bolaa amnldtlca. — InfecdAn puer peral. — Vulnerabllldad de los tejldos lemenlnos. — Saturacldn del cuerpo con substantia eepermtitlca. — Razones a favor de lo* contactos sexuale*. — Inconsclentes. — Conselentes. — A excepcl6n de determlsadas llmltaclones, eetA consenttdo el contacto sexual basts cuatro asmanas ante* del parto. — Jttlaelenes sexuales durante el parto. — Verdadero puerperlo (dot eemanas). — Frohlblddn de colto durante dicbas eemanas. — Epoca de la lnvoiucldn (otras cuatro seamans*). — Perm Iso para un contacto culdadoeo. — Resumen. — Relaclones eexuales durante las enfermedades. — Prohlblcldn del colto en caao de pellgro de infecddn. — En caso de enfermedades agudae de loa Crganos sexuales. — La prohibition o la moderaddn. — A veoeB results preferlbie la lntervencidn qulnirglca. — La capacldad funclonal sexual merece mayor consideration en las decislones facultattvas. — Enfer medades generals*. — Influenclaa mutuas en caso de enfermedad y relaclonee sexuales. — Pellgroa del colto en detennlnadas enfennedades. — Favorable lnfluencla de las relaclones sexuales en determi nedas enfermedades............................. ...................................................
La antlooncepcldn y el Matrlmonlo Perfecto, — Los mAtodos me no* eflcl an tes. — Orals a. — £1 conddn o funds maacultna. —. El capuchdn femenlno. — Dlsposltlvoa Intra uterlnos. — El perlodo de segurldod. — u i todos del future .....................................................................................
341
8 u neceeldad. — frescrlpdones. — Para el bombre. — Para la mujer. — Cap. XVII. — H uixzne rslQOicA.
ehocional t m x n ia l
El matrlmonlo como organisms vivo. — Neccslta ejerclclo sin exceed. — Pellgroa del exceso y la eacledad. — Reserva. — Se deben evltar loa confllctoa mentales. — La relactdn entre el matrlmonlo parfeeto y la rellgldn. — Puentes llferarlae (al p ie ). — LeglalaclOn mosaics. — Decllnando el Impediments del embarazo. — Los Judloa y loa de la igiesia
Et coirane chaque jour je t’aime devantage, aujourd’hui plus qu’hier, et bten moms que demain, q u ’importeront alors . . . R o s e m o n d e G erard .
P R 6 L O G O P A R A L A N U E V A E D IC IO N
El Matrimonio Perfecto es una obra clasica en su tipo. Fue escrita hace m&s de 30 anos por el Dr. Van de Velde, un ginecologo que supo combinar su interes por los aspectos practicos de su labor junto con un profundo y comprensivo conocimiento de sus pacientes. Su tema principal se concentro en la divulgacion de la tecnica del erotismo como un arte en el matrimonio, aunque acentuando que ello solo es insuficiente para sostener la relacion conyugal, que debe estar apoyada por otros pilares del amor: la tolerancia, la compatibilidad de intereses y la comprensidn mutua. Los cuerpos, las emocumes y las mentes deben esfar igualmente en armonia. A1 tratar de hacer una revision de semejante obra seria un error interferir algunas de las ideas propias del autor, a menos que sea para confirmar las que han Uegado a ser reali dad o para reemplazar las que ya no son aceptables. L a mayoria de las alteraciones estan limitadas a las primeras cien paginas, en las que algunos detalles fisiologicos, anatdmicos y obstetricos necesitaron cierta revision. En este aspecto debo agradecer la amplia colaboracion del Dr. Bryan Hibbard, sin cuya contribucion no hubiera podido completar esa parte de la obra. Me siento asimismo profundamente agradecida al profesor T. N. A. Jeffcoate, de Liverpool, autor de Principios de Ginecologia y a sus editores, Butterworth & Co., por haberme permitido reproducir la carta de tempe rature basal incluida en la pag. 120. Considero que en los tiempos modemos un libro sobre el matrimonio perfecto seria incompleto si no se hiciera en el mencion de los anticonceptivos. Por tal razon ha sido insertado al final de la obra un breve Apendice sobre el tema. El Dr. Van de Velde fue un escritor elevado cuya colori da prosa acentuaba siempre el hecho de que la edad de la caballeria no debia morir. Puede parecer a la mujer moderna que el puso sobre el marido una casi injusta carga de responsabilidad ante el fracaso de la relacion sexual, aun cuando fundamentalmente es aun cierto que el hombre es el iniciador y la mujer la gustosa alumna.
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Sus lectures fueron abundantisimas y sus fuentcs de tnformacion recorrieron desde los antiguos volumenes orientales sobre las artes erdticas hasta los m is modernos escritores de avanzada sobre teraas de relacidn sexual, tales como Havelock Ellis y Marie Stopes. Asimismo la cadena de discursos y escritos profesionales del autor debio ser muy amplia y su conocimiento de la teologia moral de la iglesia cristiana y hebrea de su tiempo, aunque ahora en parte modiflcada, es lo suficientemente interesante como para dejarla intacta, sin revisar. M ucha de la bibliografia citada se halla agotada pero su inclusidn da una idea de la amplitud de conocimientos del autor. P ara mf, algunas de las partes mas deliciosas de la obra la constituyen los aforismos y el placer que este brillante escritor sabe extraer de las sencillas palabras de su compatriota el poeta Jaeobo Cats. El Matrimonio Perfecto, un tesoro de hechos historicos del pasado y de detalles pricticos para el presente, trata las relaciones sexuales con la prosa nostalgica de una era de mas holganza, recientemente desaparecida. Pero para la mujer y el hombre que aprecian le doux parfum d’un cabinet de toilette su sabiduria es tan vieja como el K am a Sutra y sus aplicaciones pricticas tan litiles como cuando la obra fue publicada por primera vez. MARGARET S M Y T H
Julio de 1965.
ALGUNAS OBSERVACIONES PERSONALES, A M O D O DE IN TRO DU CCI6N Mucho dird este libro de lo que hasta ahora habia quedado en sUencio. EUo me proporcionara alguno que otro disgusto. Lo tengo por descontado, ya que, pavlatinamente, he ido conociendo a los hombres, tan acostumbrados a condenar lo que ignoran. Precisamente ha sido dste el motivo de no poder escribirlo antes; mientras el medico estd obligado a tener en cuenta las exigencias de su profesidn, no podra permitirse desviacidn alguna del camino trazado de antemano. Sin embargo, todo aquel que haya logrado hacerse independiente y pueda decir con entera libertad lo que considere bueno y correcto, tiene el deber includible de hacerlo. Por eso me veo obligado a confiar a estas pdginas lo que yo he apreciado como correcto. No podria esperar con tranquilidad los ultimos dim de mi vida si dejase de cumplir con este deber; es tanta la pena que se sufre sin necesidad, y es tanta la alegria que se menosprecia, y que serviria para aumentar la dicha de vivir, que buena falta hace senator el verdadero camino que debe seguirse en la vida. Tengo para esta labor la edad indispensable, asf como la suficiente preparaeion. El cienttfico, que durante mds de un cuarto de siglo se ha dedicado a los problemm tedricos y prdcticos; el literato, que a muchos y a tan diversos pensamientos ha dado forma; el ginecdlogo, de rica experiencia; el confidente de tantos hombres y mujeres; el ser humano, que conoce la humanidad, y el hombre, que no ignora la masculinidad; el marido, que ha sentido dicha y pesar en su matrimonio, y, finalmente, el quincuagenario, que aprendid a contemplar la vida con alegre tranquilidad, y que ya es demasiado viejo para cometer las tonterias de la juventud, pero que se siente suficientemente joven para seguir “los anhelos y los deseos”, es, indudablemente, el Uamado a eager la pluma y escribir esta obra. Podria ahorrarme los disgustos a que antes he hecho referenda, usando un seudommo; pero no debo hacerlo, ya que estoy obligado a defender con mi nombre de cientifico
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mis concepciones de la ciencia. Mis consejos que, en su esencia, tienen una importancia moral, perderian mucho de su efecto al darlos anonimamente. “Aequo ammo”, acepto pues, todos estos disgustos, en la confiama y con el pleno convencimiento de que muchos, en lo mas recdndito de su alcoba matrimonial, sentiran agradecimiento aim cuando no puedan expresarlo con palabras. T
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V al Fontile. Minusio-Locamo, Suiza. Desde que el Dr. Van de Velde escribid esta introducclon per. sonal ha habido una completa revolucion de ideas, en gran parte debida a su labor de pionero, y lo que antes era apenas murmurado hoy se discute abiertamente.
PRIMERA PARTE
INTRODUCTION Y FISIOLOGIA SEXUAL GENERAL
C a p it u l o
P r im e r o
I N T R O D U C C I 6 N El
m a t r im o n io v e l m a t r im o n io perfecto
Quisiera indicaros el camino que conduce al Matrimonio Perfecto. Este matrimonio lo conoceis todos bajo la denominacion de ‘‘luna de miel”. Desgraciadamente, pronto se transforma en “luna de hiel” y es, entonces, nada mas que matrimonio. Y, sin embargo, la luna de miel debe ser eterna en el super-matrimonio. jOjald os ayude este libro a conseguirlo!
El matrimonio, al menos en los paises cristianos, fr^casa a menudo. Es esta, por desdicha, la pura verdad. Pudiendo ser un paraiso terrenal es, las mas de las veces, un verdadero infiemo. Deberia ser, en el verdadero sentido de la palabra, un Purgatorio, o sea un estado de purification; pero jcuan raramente ello se logra! ^Debe por eso reprobarse el matrimonio? Muchas son las voces que se han lanzado en este sentido; pero no han sabido reemplazarlo por algo mejor, por algo m is perfecto. Es, sin embargo, infinitamente mayor el numero de aquellos que quieren conservar dicha antlgua institution, y entre estos se encuentran los espiritus mas elevados. Para los creyentes, es sagrado. Es indispensable al Estado y a la Sociedad. Es de una necesidad absoluta para la progenitura. Para dar libre curso a su necesidad de amar, con una seguridad por lo menos relativa, la mujer no cuenta mas que con el matrimonio. En cuanto a los hombres, en general, hallan en este estado de vida ordenado, que de ordinario les brinda el matri monio, las halagadoras condiciones indispensables para el desarrollo de sus trabajos.
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For todas estas razones y, sobre todo, porque la union amorosa mondgama es el resultado evolutivo del impulso sexual, egolsta, hacia el altruismo, yo me declaro partidario del matrimonio. Mucho se sufre en el matrimonio, pero sin 61, aun habria que soportar sufrimientos m&s considerables.
Y a que estamos dispuestos a conservar el matrimonio, se presenta para nosotros el problema de si debemos aceptar resignadamente la falta de felicidad y la enorme desdicha que, en si, en muchos casos encierra, o intentar, por el con tralto, buscar el remedio. Ningdn hombre que, como el medico — y especialmente el sexdlogo y el ginecdlogo— , se encuentra en condiciones de ver, con frecuencia, el reverso de la vida matrimonial, dejard de responder al instante. Debe hacerse todo cuanto sea posible, a fin de mejorar la perspectiva de una dicha duradera en el matrimonio.
Los cuatro pilares que sostienen el edificio del amor y de la dicha matrimonial, son: 1) U n a correcta eleccion de conyuge. 2) Buena disposicion psicologica de los conyuges, en general y, especialmente, entre si. 3) Solucidn correspondiente del problema de la procreacldn, de acuerdo con los deseos de ambos conyuges. 4) U n a vida sexual armdnica y siempre floreciente.
Respecto al capltulo de eleccion de conyuge, puede recurrirse a cualquier autor serio que haya descrito la vida sexual de la raza humana, que se haya dedicado al proble ma sexual o haya tratado del matrimonio, ya sea medico, tedlogo o fildsofo; lo mismo si sus consejos han sido dados hace siglos o son muy recientes. No hay, pues, necesidad de repetir lo que tantas veces se
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ha dicho, mdxime por no encajar en el marco de este trabajo, y solo lamento que en tan contadas ocasiones se hayan seguido estos buenos consejos. L a mayoria de las personas entra en el matrimonio sin ejercer una discriminacion y selection del cdnyuge; se entrega a el con los ojos vendados. U n a vez mas, debo reforzar con mi voto el coro de todos aquellos que exigen, en primer lugar, como tesoro imprescindible, u n perfecto estado de salud de ambos cdnyuges. Porque ninguna o pocas cosas puede haber, que graviten con tan enorme peso, igual desde un principio que despues, sobre el matrimonio, como la m ala salud de cualquiera de ambas partes.
La psicologia del matrimonio no constituye un tema esencial de este tratado. A los interesados, es decir, a todo casado, aconsejo, pues, leer, o mejor dicho, estudiar, las magnificas obras de Lowenfeld: fiber dar eheliche Gluck (D e la felicidad matrimonial) y de Th. von Scheffer: Philosophic der Ehe (Filosofia del matrimonio). Tambien en el capitulo cuarto de la obra de Gina Lombroso: El alma de la mujer <>>, pueden hallarse muchos pasajes que inducen al lector a profundizar con provecho en esta materia. “El matrimonio es una combination de exigencias y renunciaciones; pero cuando se quiere que florezca, debemos sentimos altamente desinteresados” <2). “Es, quizd, el mayor factor educativo en la escuela de la vida; y, como cualquier escuela, la de la vida tampoco es cosa facil” <9>. Su mayor peligro es el aburrimiento, y, de la consiguiente desunion, sufre mucho mds la m ujer que el hombre, puesto que este, como interes principal, tiene sus trabajos, sus negocios, etcetera, mientras que la naturaleza de ella, mds pro funda y exclusivamente emocional, depende mds de las relaciones personales. “El abandono, tanto intelectual como moral, en el cual deja el marido a su mujer, es infinitamente mas doloroso y (1) tsdo an (2) JOosOjta (3)
Die Seele dee Weibes, por G in* Lombroso. El alma da la mujer. »dlalem&n por la casa Slebener-Verlag, G m. b. H., de B:r11n. Th. v. Schener, PM osophie dar Ehe
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penoso que el despotismo, la violencia y la brutalidad, contra los cuales con tanto vigor se rebela la opinidn publica. En efecto, dstos son males visibles y burdos que, con frecuencia, sdlo existen temporalmente, y a los cuales esa misma reaccidn de la opinidn piiblica trae cierto consuelo; mientras que el abandono de la m ujer constituye u n a miseria invisible, intan gible, que imposibilita toda defense, envenenando cada hora del dia y todos los dias de la existencia, haciendo un vacfo superior al vacio real, porque es un vacio sin esperanza; y el desaliento, el desmayo, que son su producto, se hacen cada vez mayores con el transcurso de los anos, siendo, finalmente, imposibles de soportar, y reputdndose preferible cualquier dolor pasajero, por agudo que sea. “El marido debe inducir a su m ujer a que comparta sus trabajos, para que se interese en sus preocupaciones y pesares, encauzando su actividad y disminuyendo su incertidum bre” Todo esto lo puede 61, “ya que no hay trabajo del hombre en el cual no pueda participar la mujer, de modo material o intelectual; no existe incertidumbre angustiosa que el m a rido, con una sola palabra, no pueda veneer. El marido debe hacer a su esposa participe de sus trabajos, debe esforzarse en ser el guia de su vida, y ella se creerd amada y se preciard de dichosa, sea cualquiera el sacrificio que su marido pueda exigirle”. Asi habla la senora Ferrero (2>, cuyos profundos conocimientos no he querido escatlmar a mis lectores. Asi, o de modo similar, han hablado muchos autores, entre ellos Albert Moll, que decia ya en la primera edicion (1912), de su Manual de sexologia (Handbuck der Sexualvnssenschaften): “Siempre que se consiga que la esposa Ilegue a ser una inteligente auxiliar, aunque sea dedicandose a pequefieces, con tal que en algo ayude a su marido, se robustecerd la union interior entre ambos ednyuges. Quizd sea, precisamente, debido a esto el que hallemos el mayor mimero de matrimonios dichosos entre los comerciantes de venta al por menor, cuya esposa ayuda, ocasionalmente, en tal o cual insignificante quehacer”. (1) Gina Lombroso. Loc. elt. (2) Gina Lombroso. Dr. III. y Dr. m«d., hlja y secret,aria del gran antropfilogo Cesare Lombroso, cosdse eon «1 hlstorlador Gugltelmo Ferrero. Es madre do doe hi Jos.
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Estoy plenamente de acuerdo con tales convicciones, y tan solo quisiera anadir que la mujer, por su parte, puede hacer mucho para evitar el aburrimiento matrimonial, si demuestra cierto interes por los asuntos que afectan a su marido. Cuando la m ujer que, por ejemplo, haya leido un buen libro, despues de haber estudiado una relacidn de viajes, luego de haber asistido a una disertacion, sepa contarlo de un modo ameno a su esposo, podra, muchas veces, desviar de un modo bienhechor los pensamientos del marido de sus trabajos, negocios, disgustos y pesares. Pero es preciso, para ello, que el marido sea capaz de prestarle atencidn y de comprender sus charlas. Precisamente en tales pequeheces, muy relativas, pero que son tan importantes en la vida, ya que despiertan o echan a perder el buen humor, es el tacto el que debe senator a ambos esposos el camino a seguir, para que su intimidad tenga cierta nobleza. Solo sirviendo de guia la mano de u n esposo que sepa lo que es tacto, puede alcanzarse la cima de esta montana m a trimonial que llamamos purification. Aunque resulte factible impedir el amenazador alejamiento intelectual entre los conyuges, siguiendo los consejos que antes he indicado, el medio m is eficaz, sin embargo, sera un interes cotnun entre ambos, por cualquier cosa que cautive a los dos con igual fuerza. No importa que dicho interes comtin sea el cultivo de unas flores, o la coleccidn de sellos de correos, la musica o el deporte, el juego de ajedrez o el estudio de motores de autombviles: un capricho comun siem pre mantiene viva la compenetracion entre los dos seres.
^Pero qu6 interns podria sujetar con mas fuerza y poder a ambos conyuges, que el amor y los cuidados por los hijos engendrados por ambos? Los hijos son el lazo de union espiritual m&s poderoso en el matrimonio normal, y los esposos que menosprecien esta antiquisima verdad, tendr&n multiples ocasiones de arrepentirse de ello. Es el ginecologo quien mejor que nadie puede darsa cuenta de que el problema de los hijos es bastante m is com-
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plicado de lo que parece para aquellos felices mortales que dejan a potencias superiores el cuidado de resolverlo. Se encuentra a cada paso con desgraciados, en cuya vida las desilusiones se suceden unas a otras, y para los cuales la ausencia de hijos representa la ruina de la felicidad conyugal. Observa a diario al m arido que huye del t&lamo por temov a sus consecuencias; conoce infinites lechos en los que la m ujer recibe temblando a su esposo, al que ama, no obstante; y sabe cudntos matrimonios se desunen exclusivamente por temor al embarazo. L a discusidn de estos problemas, tan enormemente importantes para la felicidad matrimonial, form a parte de la tarea que me he propuesto; pero su estudio presupone el conoclmiento de las funciones normales de los organos sexuales. Por tal razon consideramos primero en esta obra la fisiologia del matrimonio.
Llego, pues, al verdadero objeto del presente trabajo. Es el cuarto pilar del magno edificio de la dicha matri monial, la vida sexual armonica y siempre floreciente. Este pilar debe, pues, ser muy resistente y estar bien cimentado, ya que ha de soportar la mayor parte de la carga total. En la mayoria de los casos, sin embargo, tiene una base deficiente y se compone con material corrompido. Asi, no debe sorprendemos que, en tales condiciones, al cabo de poquisimo tiempo, se derrumbe aquel magno edificio. L a vida sexual es la base del matrimonio, y, sin embargo, la mayoria de la gente casada, ignora por complete hasta los elementos que la componen. El fin que me he propuesto es, pues, remediar esa falta, senalando a la vez medios y caminos para formar una vida sexual de matrimonio armonico y siempre floreciente. Para conseguirlo, me dirijo a los medicos y a los maridos. A los medicos, ya que, en este caso, deben ser los consejeros de los casados. He dicho deben ser; pero, para comprender cu&n poco lo son y cdmo casi no lo son, basta leer el siguiente p&rrafo de la Fisiologia sexual, normal y patologica de la mujer, de
de objeto, y tiene por fin, indefectiblemente, la desunion. Ni por asomo se le ocurre pensar que es suya la falta, y que en su mano estaba remediar tal desunion, por la que igualmente sufre. Ocurre esto porque ignora que existen innumerables variantes del goce sexual que, siempre dentro del Kmite de lo normal, apartan del lecho conyugal el aburrimiento de las costumbres, prestando a las mutuas relaciones entre los esposos, encantos siempre renovados. Y aunque, a lo mejor, sospeche algo, lo considera como un libertinaje, y no' puede comprender que, desde el punto de vista normal, todo lo que es fisiologico debe considerarse como moralmente permitido I1). Por regia general, considera a su mujer como “demasiado pura para tales cosas” ; la deja cada vez mas sola, busca la anhelada variacion fuera de su hogar, y, con excesiva frecuencia, acaba en el verdadero libertinaje. El marido medio ignora que la satisfaccion sexual de la mujer no tiene la misma evolucion que la del hombre; no concibe, ni remotamente, que la sensibilidad de la mujer debs despertarse paulatinamente y de un modo afectivo; no puede comprender por que las esposas de los hindues, tan acostumbradas a las consideraciones que sus maridos tienen para ellas, llaman, burlonamente, a los europeos “gallos de aldea” (2>; no comprende la mentalidad de los habitantes de Java, que aprecian mas el goce que proporcionan que el que ellos experimentan Es para el un enigma completo la verdad sobre el caracter de Don Juan; mas aun: lo entiende totalmente al reves <4>. Si lee la obra de Marcel Barriere, Essai sur le Don(1) Hasta la Iglesla admits tal ooraaideraddn. M is adelanta volverS sobre este asunto. (Ver capltulo X V II). (2) aemlto al lector a la obra de Havelock Ellis: Los sensaciones sexuoles. (3) Convunlcacldn de Breltenstein en su obra: 21 Jahre in Indien (21 aHos en la /ndia), parte I, Borneo. (Cltada en la obra de Floss-Bartels: Das Weib, ttsw. [La mujer, etc.), (Neufeld y Henlus, Berlin), (4) En el texto alemin se encuentran los slgulentes versos de la obra de Weiner von der Scbulenburg, tltulada Don Juans lltztes Abenteuer {La ultima aventura de Don Juan) : Y es asl, en su regazo, en donde muere a veces ese fru to bandito ignorado del hombre, cuya mente vulgar y mediocre no qulere reconocer la fuerza que en su persona esconde,
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Juanisme contemporain (Ensayo sobre el donjuanismo contemporaneo), comprendera que el alma del seductor no busca la posesion y el abandono bajo y egoista, sino que halla el mayor de los goces en el que el mismo proporciona a la mujer. En este sentido, el papel del marido debe ser siempre el de seductor de su esposa. Y asi, dando la felicidad perpetua, la sentira siempre en si; su matrimonio sera siempre un super-matrimonio. Para desempenar esta tarea debe obtener el hombre ciertos conocimientos, a menos de que sea un genio en cosas de amor. Debe saber hacer el amor. Los capitulos siguientes podran ayudarle. Algunos pasajes podran ser leidos sin dificultad por los profanos; otros, necesitaran ser “estudiados”, cn el crudo sentido de la palabra, pues mis explicaciones, aun evitando la pedanteria, tienen un caracter esencialmente cientifico. Esto, y la misma materia, hacen que sea imposible prescindir de palabras extranjeras y de terminos tecnicos. El lector que, de vez en cuando, no entienda ciertos pasajes, podrd dirigirse a un medico en demanda de las expli caciones complementarias. Teniendo en cuenta el elevado fin, bien vale la pena el estudio.
y asalta ta aureola de la mujer que es santa, en vez de tuchar por jus abrazos amorosos, Busca sdlo el halago de la ardorosa llama que se lleva, pirata de un bajel que se abate at huracdn de pasiones que su misma sei apaga, en vez de la sed de ella, de la divina amante. Y es en este servido (Memo, por su mai. bestta Zeros, mds animat que los animates.
Cafi'tulo II
ELEMENTOS DE FliSIOLOGIA SEXUAL GENERAL DE LA ESPECIE HUMANA P RI ME RA
PARTE
E v OLUC i 6 n DEL IM F U LS O SEXUAL — SENSACIONES SEXUALES Y EXCIT ACIO NES IN TEEN AS
El impulso sexual y el impulso de la autoconservacion, son los que rigen la vida. El primero tiende a la conservacion de la especie; el segundo, a la perpetuacion del individuo. Por consiguiente, el impulso sexual resulta mucho mas importante para la naturaleza que el impulso de la autoconservacion, siendo por esto mismo el mas fuerte. Esto se demuestra en el rerno animal, en donde los machos mas aptos exponen alegremente su vida en la lucha por la hem bra; lo mismo puede apreciarse en los hombres primitivos, y tambien hoy podemos comprobarlc diariamente entre la gente de los paises civilizados, que, para satisfacer su impulso sexual, se expone a un sinnumero de peligros, y rnuchas veces sacrifica su existencia en aras del amor.
No me parece dudoso que el impulso sexual, en su esencia, sea identico al impulso de la reproduccion; pero me parece igualmente cierto que esos dos impulsos han venido diferenciandose cada vez mas. Hasta en los circulos teologicos lo confiesan ya con mas frecuencia y mayor libertad. Asi un clerigo, el pastor Ernest Baars, en Problemas Sexvales (pag. 753) admite “ que el deseo de procreaciou ha cedido en comparacion con el deseo de las relaeiones sexuales.” A medida que ha progresado la civilizacion, ha ido perdiendo el impulso de procreacion su intensidad primitiva. Sigue conservandose de modo mas perfecto en la mujer. Aunque hoy dia, ya no suele maniiestarse como “ voluntad procreadora” ; sin embargo, en la absoluta mayoria de las
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mujeres, puede percibirse como anhelo por la maternidad, como “grito por el hijo”. En el hombre, por el contrario, lo unico que persiste del iinputso de la procreacion es el deseo, por cierto no muy raro y a veces hasta ardiente, de tener un hijo de la mujer querida, es decir, de hacer asi mas duradera la union amorosa. Un deseo que es el equivalente al que una mujer normal profundamente enamorada tiene de tener un hijo del hombre am aaotu, Pero este deseo que se ve reforzado por una tendencia algo mistica en los que aspiran a alcanzar la inmortalidad, por la continuation de su plasma germinal y la transmision de sus propiedades personales, ya tiene poco de impulsivo y no tiene nada de irresistible <2>. A lo sumo, puede convertirse en anhelo. Y, a fortiori, reza esto para los restantes moviles que inducen al hombre hacia la procreacion. Si estos moviles son cuestion de familia, de apellido, de bienes, de razones sociales, de costumbre y hasta de vanidad, son siempre de naturaleza razonables, y no quiero decir con esto que no puedan adquirir el caracter de un impulse extraor&inariamente fuerte. De esta suerte, queda excluido casi por completo el im pulse de la procreacion como componente del impulso sexual. En los pueblos civilizados, el impulso de la procreacion se distingue netamente del impulso sexual, que es en si mismo, el resultado evolutivo del primero.
Muchos y muy significativos autores (entre ellos, por ejemplo, Hegar y Eulenburg), consideran al impulso sexual (1) CompArense las ultimas palabras del poema de Adalbert von Chamlso: Dulce amigo, me mtras con tat lorpresa, que se halla en la colecci6n de Boberto Schumann: Amor y vida de mujeres (Frauenliebe and Leben) y cuyo plena valor no se lo da la mdstca bells y emotlva, sino la repetlcldn: Llegari la mailana, cuando ya el suefto acabe, y aim me d ari tu imagen su sonrisa m is suave. .. Tit imagen . .. (3) Como puede verse, uso de la palabra "Impulso’' en su mils estrlcto sentldo. segCin Kvafft-Eblng, lo que results m u y adecuado para el ubo de “ impulso sexual", en vez de hacerlo en B en tld o m & e d£bll. mAs generallzado por Wundt, que con dtcha palabra tan wild Indies inclinacldn, anslas, deseo, anhelo.
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como impulso de copulacion, deducido el impulso de pro creacion. No puedo estar de acuerdo con ellos. Aunque la copula es el objeto final de los deseos sexuales, la actividad sexual no es identica a la copulacion. El impulso hacia dicha funci6n, generalmente, aunque no siempre, existe ya entre los ninos; es decir, mucho antes de que tengan ni aun idea de la posibilidad de la copula. Considero, ademds, improcedente buscar para el concepto “impulso sexual” denominaciones tan graficas, maxime cuan do se le interpreta en relacion con el impulso de procreacion, tal como lo he hecho mas arriba. El impulso sexual empuja hacia la actividad sexual, y tiene su asiento, sus raices y sus irradiaciones, no solo en la esfera genital, sino en el cuerpo entero y en el dominio psiquico. Es todopoderoso, y ejerce su influencia mucho mas all& de la esfera sexual propiamente dicha. Hecordemos, tan solo, su fundamental influencia sobre el arte ( “erotica” ).
El impulso sexual, con todas sus manifestaciones, depende, en gran parte, de la funcion de las glandulas sexuales, v de sus secreciones interims (celulas de la procreacidn), y muy particularmente, de la llamada secretion interna de estos organos. Esta comprobado que estas glandulas u hormonas (como muchas otras, aunque no todas, asi como algunos tejidos no glandulares) producen sustancias qulmicas que no llegan hasta el exterior, sino que son absorbidas, directamente, por la corriente sanguinea. Semejantes sustancias, por reducida que sea su cantidad, pueden ejercer un efecto enormemente grande sobre todo el cuerpo o sobre algunas de sus partes. Las sustancias que segregan las glandulas sexuales (aun antes de su maduracion), tienen una Jmportancia decisiva para el desarrollo de los organos genitales, de los caracteres secundarios y del cuerpo entero. Cuando las glandulas ger minates quedan muy atrasadas en su desarrollo, o cuando faltan por completo, como, por ejemplo, despues de una elimi nation artificial (extirpation) durante la juventud, y cuando, por consiguiente, no puede manifests rse el efecto de los
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mencionados productos de secrecion en medida suficiente en el individuo que esta en pleno desarrollo, entonces, en vez del ser humano normal se forma el tipo del castrado, que se distingue del primero en su desarrollo corporal, en su metabolismo y en sus propiedades psiquicas, y tanto mas cuanto mas pronto y mas radicalmente se haya iniciado la falta de dichas glandulas sexuales. La “ secrecion interna” de las glandulas genitales de la mujer empuja al organismo, tanto al que esta desarrollandose como al completamente desarrollado, corporal y animicamente, hacia una direccion especificamente femenina, mientras que la secrecion interna de las glandulas del hombre ejerce una accion correspondiente en el sentido masculino. Esto se observa, entre otras cosas, cuando se le extirpan a un animal (preferentemente joven) las glandulas germinales, inoculandole las glandulas del sexo contrario {por ejemplo, por medio de la transplantacion; debiendo observarse, en este caso, determinadas precauciones). Sus caracteres, y tambien sus rnclinaciones sexuales, sus intentos de aproximacion, se mueven entonces en la direccion que corresponde a las glandulas sexuales recientemente transplantadas; su cuerpo, asi como sus funciones, se transforman de modo correspondiente, siempre y hasta el limite que consientan las relaciones anatomicas ya existentes. No obstante debe entenderse que todo hombre y mujer tiene algunas de las caracteristicas del sexo opuesto. La proporcion varia y no estd en absoluto bajo el control de las glandulas sexuales, pero es esta mezcla de atributos masculinos y femeninos lo que contribuye a format* un tipo de personalidad mas facilmente capaz de comprender las complejidades del otro miembro del matrimonio, Es un hecho indiscutible, por otra parte, que las propie dades sexuales, los scntimientos, las inclinaciones y, en parte, tambien las funciones sexuales, especialmente en los adultos, no estan exclusivamente ligadas a la actividad de las glandulas germinales, pues, si asi sucediese, no podrian dar testimonio de su existencia una vez que hubiese cesado su efecto. En realidad, estos scntimientos y manifestaciones persisten en algunos individuos que ya no disponen de glandulas se xuales aptas para la f unc ion, sea que hay an si do extirpadas
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a consecuencia de una uperacion quirurgica o de enfermedades destructivas, o bien que su funcion haya cesado a consecuencia de transformaciones regresivas normales, tal como sucede en toda mujer de cierta edad (generalmente, de los cuarenta y tres a los cincuenta anos). Probablemente desempenan entonces su papel corres pondiente, las secreeiones internas de las dem&s glindulas, y, naturalmente, tambien cuando las glandulas sexuales se Italian en pleno periodo de funcionamiento. Tanto en uno como en otro caso, resulta, no obstante, un factor de importancia suma la adaptacion adquirida sobre las funciones sexuales; es decir, la adaptacion adquirida por la experiencia. Y mas importante atin que esta propiedad psiquica adquirida, es la heredada. Tambien esta se basa, a su vez, sobre la potencialidad de las glandulas sexuales, considerandola desde el punto de vista de la evolucion del hombre y sus antepasados. Por lo tanto, puede decirse que el impulso sexual, en las epocas primitivas, radicaba exclusivamente en las glandulas germinales, mientras que en los hombres adultos contempor&neos depends, por una parte, de las concepciones animicas heredadas o adquirida s, y por otra parte, de la funcion de estas gl&ndulas, es decir, de su secrecion, tanto interna como externa. Albert Moll ha dividido el concepto del impulso sexual, en sus Untersuchungen iiber die Libido sexvalis (Investigaciones sobre la libido sexual), en dos partes: impulso de contrectacion e impulso de detumescencia. Aunque estoy, en principio, identificado con dicho autor, prefiero vulgarizar estas expresiones, no muy sonoras, ampliando algo su significado; debo hacer resaltar, no obstante, ( I I Para mejor comprensldn del sentldo en que aqul ee emplean las pala'oras "contrectar" e "Impulso de con treetacldn", estimo conven lent e consigner aqul que, eegun el Diccicmaria de D, Manuel de Balbuena y D. Ramiro de Mi guel, "coutrectare” es un equtvalente a manosear, palpar, (ocar, "ccntrectarlo" a tovum ienio, m anoseo. Y Begun mis Informea particulars, los RR. PP. Reoentorlstas Lnterpretau im p ulso d e CO'i trectac\6n, como te.ndencia al m anoseo . Aunque todo ello no express, qulzd, el verdadero sentldo que el autor desea dar a sue palnbras, be entendldo pertlnente ofrecer al lector blspanoamerlcano estas aclaraciones, sin ftnlmo de ap.nreeer como deflnldor, sino con deseo de serle iltll. — (Noto del tr a d u tto r ).
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que no conviene interpretar semejantes distinciones de un modo absolutamente concreto, ya que los conceptos, bajo muchos respectos, coinciden el uno con el otro, siendo este el motivo de no dlferenciarlos tan senaladamente. L a palabra “contrectare” significa palpar. Moll la us<* en el sentido de tocar (tocar a una persona del sexo opuesto). Por mi parte, considero este impulso como un deseo irresis tible de acercarse cuanto mas se pueda al otro sexo, por lo que le llamo " impulso de aproximacion” (sexual). E l impulso de detumescencia w , de Moll, lo traduzco por impulso de relajacUSn (sexual), teniendo en cuenta tanto la relajacldn local como la general, y, de u n modo preferente, la psiquica<1 23 >. Mejor aun seria usar el concepto “impulso de satisfaccidn sexual” , que expresa de modo m&s adecuado y mfis conciso la sensacion causada por la relajacidn local y general, la que satisface y est& en mds inmediata e intima uni6n con el momento culminante de la unidn sexual. Pero como quiera que la palabra relajamiento concuerda bastante bien con la expresidn “detumescencia”, de Moll, usare indistintamente ambas palabras, concedi^ndoles el mismo significado. Lo que si debo rechazar es el concepto de Herman Roh leder, usado en su obra Das gesamte Geschlechtsleben det
Menschen (La Completa Vida Sexual de la Especie Humana), y de otros autores, que admiten aun un tercer componente (m ejor dicho, primero o segu n do ); es decir, el impulso de la tumescencia, ya que no puedo considerarlo como autonomo. L a tensidn, slempre progresiva hasta el principio del coito, es fenbmeris concomitante y consecuencia del impulso de a p r o ximacion. Desde alii hasta el orgasmo (que, simult&neamente, representa el punto culminante del acto y el principio del relajamiento, y, por consiguiente, la satisfaccion en su doble significado), la tension, en si misma, no representa impulso alguno propiamente dicho, aunque vaya en aumento ( 1 ) Tumasoere (latln ), hlnchar; detumescencia (del francis: detumescerc e ), reducclSn de 1ft htnchaz6n. Las palabras "detuniescere" y "detumescencia’' eon Jormaclones del Latin modemo. (3) Qulen desee ret una descripcldn perfecta de los slntomaa caracterlstlcos del impulso de aproilmacidn en una muchacha normal e Ignorant*, becba de un modo sencllllslmo, deoente y artlstlcamente acabado, debe leer el primer cuento: Mademoiselle Bourrat, de 1ft obra de Claude Anet: Petite Ville.
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progresivamente, llegando, por ultimo, a su grado m&ximo, sino un medio para lograr el fin; es decir, un medio para Uegar a la satisfaccidn iniciada, o, dicho en otras palabras: pertenece (desde el mismo principio del coito) al impulso de
satisfaccion sexual. Aunque el impulso de relajacidn depende, en gran manera, de los estimulos externos y de impulsos psiquicos, se halla, sin embargo, muy particularmente en el hombre, bajo la influencia inmediata del estado de los organos sexual es, especialmente en lo que a la acumulacion de semen se refiere, de modo que, a veces, puede representar simplemente un impulso de eyaculacidn. En el reino animal existe tambien, entre las hembras, una amplia correlation entre la evacuation de los ovarios y el impulso de relajacion. Resulta mucho mas acusada en los peces. En los animates superiores puede reconocerse la corre lacion entre esta parte del impulso sexual y la ovulation, bajo la form a de manifestaciones del celo. Pero, en el transcurso de la evolution del “homo sapiens”, han ido separandose cada vez m£s el impulso de satisfaccidn sexual de la m ujer y la expulsion de las celulas ovulares. Sin embargo, esta separa tion, en la m ujer de nuestros tiempos, no es tan completa como generalmente puede suponerse. Existen indicios (como podremos ver en el capftulo V ) que nos permiten observar conexion. P ara repetir brevemente, y de un modo esquematizado, todo cuanto hemos dicho: el impulso sexual (el impulso de
la actividad sexual) depende, esencialmente, de la funcion excretora de las glandulas germinates, cuya secrecidn interna domina a su primer componente, al impulso de la aproxima cion, mientras que sobre el segundo, el impulso de relajacidn (impulso de satisfaccion sexual), influyen las secreciones externos. Tesis esta que, naturalmente, y por su misma concision, debe aceptarse siempre con cierta reserva ( “cum grano sails”) . Alrededor del impulso sexual, convertido po£ticamente en impulso de aproximacion, van cristalizando multitud de
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conocimientos y pensamientos, form indose asi el complejo animico del amor no diferenciado. No es esto m is que un eslabon en la evolucion de la vida sexual del individuo. En piano m is o menos breve, van sistematizindose los sentimientos amorosos, mientras que el complejo animico se esparce cada vez mas, atrayendo a su esfera grupos imaginativos, hasta dominar la mayor parte de las indigenes psiquicas; se encuentran las asoclaciones, cada vez mas duraderas, y su corriente sigue una direccion determinada. El objeto del amor, en principio nebuloso, adquiere una forma m is fija, una forma personal: la mente va modelando la forma ideal del amado (o de la am ada), y pronto se encuentran uno y otro, personificando el sueno. Lo que les puede faltar de semejanza con el ideal sonado lo suple la imaginacion. U n a primera solicitud, timida y furtiva; una palabra, una m irada carinosa, y brota la llam a y nace el amor en un mar de alegria. El impulso de aproximacion, convertido en amor, tiene ah ora ocasidn de desplazarse. Surge, crece, hasta que, finalmente, se logra la union completa con el ser querido. En el momento, pues, en que el amado y la am ada alcanzan, dentro de si, su complemento, se encuentra de nuevo el impulso de aproximacion y el deseo de verlo satisfecho, y, de nuevo tambien, se funden en un sentimiento m is elevado. El amor ha llegado a su cuspide: solo ahora puede florecer.
Aunque confieso que estos sentimientos tan complejos, por su plenitud, por su profundidad, su tenacidad y perseverancia, y a los que debe llamarse, justamente, amor, pueden, en casos excepcionales, dirigirse simultaneamente a varios objetos en vez de a uno solo, considero, sin embargo, que lo que caracteriza al amor, plenamente desarrollado, es el ser esencialmente monogamo <*), aun cuando las costumbres de1 (1) Es preclso, para mayor clarldad, ponerse da acuerdo sobre los vocables usados. En la etnologia, se comprende bajo la palabra monigsmo a aquella persona que, durante tod a su vlda, tan sdlo se casa una vez, y que, despuds de la muerte de su esposo (o esposa) no contrae segun das nupclas. La palabra se apllcft tanto a loe bombres como a las mujeres. "Poligamo" signifies, por el
religion o de raza, las situaciones forzadas u obligatorias, le conduzcan, ocasionalmente, hacia el acto sexual con per sona diferente de aquella que es objeto de su amor. Cosa distinta sucede, sin embargo, cuando el impulso sexual no tiende plenamente hacia el amor, o cuando desaparece esa tendencia. Entonces, el ser humano, y muy especialmente el hombre, vuelve a su caricter primitivo, esencialmente poligamo.
El matrimonio es la forma duradera de la unidn amorosa monogama. Significa, como tal, una etapa superior, favoreciendo la transformacion de los impulsos egolstas en un altruismo amplio y consciente. Considerandolo desde este aspeeto, efectuan los amantes, con su enlace matrimonial, u n acto santo, no solo en el sentido rellgioso. Los conyuges se comprometen a lo m is subli me, a lo mas bello y, a la vez, a lo mas dificil en las relaciones entre hombre y m ujer: condensar durante toda su existencia las corrientes de sus sentimientos amorosos, guiandolos siempre hacia la misma direccion; reservando durante largos anos, siempre e incansable y mutuamente, el uno para el otro, cuanto el esposo y la esposa, cuanto el ser humano puede brindar a su semejante.
contrftrlo, el que contrae varios matrlmonlos suoealvos, despuds de dlsuelto el anterior, aal como el hombre que, slmultdneamente, tleae varlaa mujeres. La mujer que vlve en comunldad matrimonial cou varios hombres, suele tambldn denomlnarse poligama; pero se deslgna, generalmente, con el nombre de poliandra (el equlvalente mascullno "pollglno" es menos usado). Exlste. por conslgulente, clerta lrregularidad en el modo de deslgnar los estados menclonados. La lnexactitud se nace aun mucho m is manlffesta, ya que cn lenguaje co rriente dlchas denomlnactones "monOgamo" y "poligamo", no se apllcan exclusivameute al matrimonio, sino Indlstictamente a toda unidn sexual. Por eso qulero ponerme de acuerdo con mis lectores, haclendo constar que las palabras “ monogamo" o "poligamo", se emplean Indietlntamente. tanto para bombres como para mujeres, lntsrponldndose sdlo en el sentldo de una o varlas unlones sexuales en un plazo temporal m&s o menos breve.
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E l amor, que con la consumacion matrimonial ha Uegado a su complete desarrollo y a su m axim a evolucidn, puede brindar, bajo esta forma, a ambos c6nyuges, una dicha duradera. IPero cuan pronto pueden marchitarse los mds hellos sentimientos! jCufin a menudo pueden fallar los mas santos propdsitos! jLa voluntad es fuerte, pero es d6bil la cam el Y jcukntas veces hasta la misma voluntad pierde su poderfo! Llega u n dia en que aparecen la incompatibilidad de caracteres, la incongrueneia y la diferente evolucldn de los instintos; puede representar, en teoria, u n numero ilimitado y calcularse las cense cuencias; pero aun se e s ti muy lejos de la triste realidad. Y es que, en efecto, cuando cesa la atraccion empieza la repulsion sexual. No cabe duda de que todo cuanto hemos die ho exlste, efectivamente, al menos entre la especie humana. Se manifiesta siempre cuando el impulse de aproximacion va perdiendo su efecto, y con tanta m&s fuerza y potencia cuanto mayor, cuanto m&s manifiesta h a sido antes dicha fuerzar atractiva. Puede desarrollarse tanto que Uegue a provocar la enemistad y hasta el odio.. . [Cuantos dramas matrimoniales, tanto reales como imaginarios (ejemplo, Strindberg), nos lo prueban y nos lo confirman! para el matrimonio resulta tanto mas peligroso, cuanto que el ser humano, generalmente — o al menos en su principio— , no se da cuenta de dicha transformacion. En la lucha entre los instintos de repulsion y los de atraccion sexual existe un medio muy eficaz para salvar el matrimonio, sin tomar en consideracion la maxima potencia evolutiva de los puros sentimientos del alma, que entran en juego en primer termino. Este medio es el aumento, a tiempo, de las fuerzas sexuales atrayentes, de modo y manera (1) La. consumacl6n del matrimonio (Matrtmonium conrumare) debc dlstlngulrse claramente del conoepto “ contraer matrimonio'’ ( matrlmonium. contraere). Tal dlferenclacldn la permlten itellgioneB 7 Est&Uos que no conocen el dlvorcio: la poslbilldad de deshacer la union matrimonial, declar&ndola nula, en aquellos casos en que puede comprobarse que el casamlento se ha reallzado de acuerdo con laa leyes de la Iglesla y del Estado, tin que hay a tornado parte el cuerpo (eeto es, sin. que hay a tenido efecto el primer colto); es lo que se llama, candnicameute, matrimonio rato.. ,
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que las opuestas ni siquiera tengan ocasidn propicia para manifestarse. Hay que prevenlr o remediar la incongrueneia de los deseos e mcUnaciones sexuales; la evolucidn de los instintos debe llevarse a cabo, y en el mismo grado, por ambos conyuges, y, de un modo especial, deben impedirse a todo trance los refrocesos. jY todo esto puede conseguirse.. aun cuando ciertamente, no es f&cil lograrlo! Se logra cuando la soUcitud amorosa va tomando de continuo nuevas formas. Se alcanza cuando los esposos amantes se muestran mutuamente dispuestos al halago sexual continuo. Se consiguc por mutua adaptaci6n y education sexuales, por medio de la seduction altemativa en el sentido altruista, desarrollando la t£cnica de la mutua satisfaeci6n sexual mucho m£s alia de lo que es costumbre hoy dia en los matrimonios. En breves palabras: se logran en y por medio del M ATRIM ONIO PERFECTO
Capitulo III ELEMENTOS DE FISIOLOGIA SEXUAL GENERAL DE LA ESPECI.E HUMANA S E G U N D A S e n sa c io n e s
sexuales y
PART E e x c it a c io n e s ex ternas
Hemos visto, en el capitulo anterior, como se desarrolla el impulso sexual procedente del impulso procreador, pasando por diversas fases, hasta que alcanza su grado maximo en la i'orma del matrimonio perfecto. A1 mismo tiempo, hemos explieado hasta que punto quedan influenciados por factores mternos los componentes del impulso de actividad sexual. En el presente capitulo trataremos de demostrar cuales son las influencias externas que producen, sea una excitacion, sea una inhibicion del impulso sexual. De igual modo que las excitaciones internas pueden dividirse en excitaciones somaticas (efectos de las secreciones, replecion de ciertos vasos, conductos excretcues y cavidades) y en excitaciones psiquicas (imagenes, recuerdos, suehos), las influencias externas se subdividen en excitaciones en las cuales predomina el factor corporal, y en otras que, sobre todo, pertenecen al dominio psiquico. Las diversas excita ciones de origen interno y aquellas de orden externo se penetran reciprocamente. Unas y otras llegan a nuestro conocimiento por los organos del sentido. Es, por tanto, util en cuanto sea posible, considerarlas separadamente.
Empecemos, pues, con las impre stones psiquicas, y precisamente con aquellas que son capaces de producir efectos en la esfera sexual; veremos entonces que todos los sentimientos naturales, capaces de provocar el miedo o la ansiedad, pueden producir un efecto excitante sobre las sensaciones sexuales. Este fenomeno puede explicarse, en parte, por el deseo de unirse, en el momento de peligro, con el companero expuesto al mismo— tal vez por ser mas fuerte— , el deseo que obliga a buscar proteccion cerca del hombre; mientras que este, por
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su parte, trata de proteger a la persona mas d£bil: la mujer; resultando luego de la mezcla de estos dos sentimientos, un estimulo para la aproximacion sexual. No basta, sin embargo, esta explicacion; pues tambien, sin intervention alguna del factor protection, pueden los acontecimientos naturales, capaces de provocar el miedo, produclr excitaeiones sexuales, como lo observamos a veces claramente en los sujetos entregados a la masturbation. Es dificil afirm ar lo mismo de otras influencias ocultas de naturaleza puramente flsica, como, por ejemplo, las que provienen de perturbaciones atmosftiricas, que obran sobre la actividad cerebral. Como ya ha observado Virgilio, es cierto que una fuerte excitation sexual puede ser provocada por la tempestad, y aun la que est& cerniendose, es decir, antes de que entre en juego el miedo a los relampagos y al trueno. No es solamente el miedo, sino tambien el pesar, el que puede producir excitaeiones sexuales. Naturalmente, en este caso, hay muy diversos momentos: por una parte, el anhelo de hallar o de dar consuelo, el pesar dividido entre dos seres, que les une con mas fuerza, y el intento inconsciente de desviar los pensamientos, apartdndolos de dichos pesares. Por otra parte, hay un componente esencial en esta relation de pesar y de excitacion sexual, lo que todo aquel, atento a estos problemas, puede observar ocasionalmente en si mismo o en otras personas. L a explicacion de este hecho se reiaciona, tndudablemente, con el de que los trastornos del equilibrio animico son capaces de atenuar las inhibiciones corrientes, brindando de esta suerte ocasion para que los impulsos primi tives se manifiesten en una medida mas pronunciada que de ordinario. Por otra parte, todas aquellas impresiones que provocan miedo, temor o pesar, cuando estos sentires son suficientemente intensos, producen u n efecto amortiguante sobre toda excitacion sexual ya existente, y hasta imposibilitan que se forme, por muy agudos que sean los estimulos locales. Asi puede suceder que, bajo la influencia de impresiones inhibidoras — por ejemplo, por miedo al embarazo— , no logre la mujer, a pesar de una sensibilidad completamente normal, sa tisfaction alguna durante el coito, al igual que, por el mismo motivo, puede el hombre perder la ereccidn ya existente.
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Todas las emotion es de esta indole, asi como los pensamientos y sensaciones suficientemente intensas, son capaces de desviar la mente del impulso de la funcion sexual, puss no puede negarse que los complejos de pensamientos o de sentimientos aumentan o disminuyen de un modo especial la excitabilidad sexual. Como ya he indicado antes, esto puede arrastrar a ciertos accidentes desagradables. Pero la persona sensata e indulgente aprovecha estos momentos en su propio beneficio, ya tendiendo al bien y a la dicha de su compahero de amor, o bien acelerando o retardando el desarrollo de las reacciones sexuales.
Hemos tratado algo detalladamente estos problemas, que surgen de lo que precede, para demostrar como se encadenan y se cruzan las explicaciones y las inhibiciones, las sensa ciones corporales y las animicas, los estimulos psiquicos exterlores y los intemos; cudn dificil es, a menudo, poder diferenciarlos; como se refuerzan o aniquilan mutuamente o, en otras palabras, demostrar lo complicadas que resultan estas cuestiones. Me llevaria demasiado lejos el analizar tales relaciones detalladamente cada vez que surgieran en este estudio. Por lo tanto, intentare evitarlo en lo posible, exponiendo estas cuestiones del modo m&s sencillo que pueda; pero el lector debe tener siempre en cuenta este estado de complication, y mas atin en la vida practica. No hay que olvidar jamas que, en el laberinto del alma, los caminos de la vida sexual son los mas tortuosos, y quien lo olvida se expone a muchas decepciones y desenganos.
Las impresiones que proceden de la intelectualidad de una persona pueden actuar sobre la esfera sexual del otra sexo de una m anera favorecedora o inhibidora, y ocurre especialmente asi cuando se trata de rasgos especificamente sexuales. Producen, por ejemplo, un efecto favorable para el impulso de aproximacion de la mujer, la gallardiu y el valor en el hombre, y un efecto inhibidor, la cobardia. El pudor y la castidad de la mujer atraen al hombre, mientras
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que una conducta opuesta produce, generalmente, el efecto contrario. Tambien las propiedades intelectuales, asi como los modales, pueden, hasta cierto punto, constltuir un medio atractivo de indole sexual. L a estimation que se siente por determinada persona del otro sexo se convierte, muchas veces, en base firme del amor. L a admiraci&n obra aun con mas fuerza, y, hasta cierto punto, en doble sentido: el admirado es atraido y, reciprocamente, la persona que admira; lo que sirve para demostrar el papel que juega la vanidad en la vida erdtica.
Aparte de las impresiones psiquicas, son, sobre todo, las excitaciones sensoriales las que atraen mutuamente a los dos sexos. L a evolucion del impulso de aproximacion hacia el am or se verifica por la election de aquella persona del otro sexo de la cual proceden las impresiones y las excitaciones mas apropiadas ( “seleccion sexual”, como suelen denominarla algunos autores). Los estimulos a que hemos hecho referenda tampoco pierden su importancia en esta evolucion. Son indispensables a la conservation del amor, ya que la solicitud amorosa, tan continuamente repetida, y que jamas debemos dejar de repetir, solo puede eiectuarse por su mediation. ‘‘Am ar significa tener el placer de ver, tocar, gozar con todos los sentidos, y todo lo cerca que sea posible, un objeto amado y que nos am a” . Estudiemos, pues, los diversos medios de su influencia sobre los sentimientos amorosos.
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tas circunstancias, y en relation con las de que me ocupo, dichas dificultades son especialmente grandes. No obstante, no debe considerarse como absolutamente desprovisto de trascendencia, en cuanto al amor, el sentido del gusto. No me refiero, como es natural, al conocido proverbio: “El amor de los hombres pasa por el estomago”, ni mucho menos al hecho de que una buena comida, ingerida entre dos, aunque sea “seca” (sin tomar bebidas alcoholicas), influya de un modo muy marcado en el impulso de aproxi macion de ambos coparticipes, pues el sentido del gusto no tiene relacion alguna directa con las sensaciones sexuales, al menos desde este punto de vista. Pienso, mas bien, en observaeiones que muestran que ciertas secreciones de un ser deseado ardientemente — por ejemplo, la saliva— , pueden, por su sabor, obrar sobre el companero a modo de excitante. Esta excitation es, a veces, poderosisima. A este respecto, el grado de excitacion, depende de la sensibilidad individual, muy variable en los distintos individuos; mas aun que de las cualidades especiales de la sustancia gustativa, y en un mismo individuo aquel varia segun las epocas y las circunstancias de la vida.
El sentido del oido no ha sido, a mi parecer, suficientemente apreciado por muchos autores, en lo que a sus relaciones con los sentimientos sexuales se refiere. AZ air resonar la melodia
que cantd antano la mujer araada, al pobre corazon le falta vida y es del duelo y las penas la morada. . , Es dudoso atribuir al gusto efectos sexuales. Confieso que su influencia debe ser escasa. Generalmente, es dificil, por no decir imposible, distinguir claramente las impresiones gustativas de las del olfato, que las acompanan. (Especialmente de aquellas que llegan, a traves de la boca, a la region posterior de la cavidad nasal). Admito tambien que, en cier(1) "Aimer, e’est avoir du plalslr h voir, toucher, sentir par tous les sena, et d'aussl pres que possible, un objet aimable et qul nous aline". Stendhal. De I’Amour, llbro 1, capltulo tt,
Asi gimid una vez el imponderable poeta del amor. Cuando vuelven a oirse los sonidos que en nuestro recuerdo van unidos a los pensamientos de tiempos pasados, de gran dicha amorosa, solo nos queda el suspiro, aun cuando se trate de “canciones sin palabras” que antano produjeran nuestra alegria. Se despierta el recuerdo, con la melodia, tan to o mas {1)
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que por la letra de la cancion. Es la melodia la que aparece asociada con los pensamientos amorosos, y fue el sentido del oldo el que transmitib a la esfera sexual aquella impresion profunda y perdurable. El dominio del sonido brinda a los seres humanos, especlalmente sensibles para la musica como para los sentimientos amorosos, estimulos sexuales de primer orden. Ningun ser hum ano puede oir la imponente composition orquestal del segundo acto de Trist&n e Isolda, de W agner, sin experi m enter un profundo sentimiento sexual t1*. Nadie o iri los Quentos del bosque de Viena, de Johann Strauss, interpretado por u n a buena orquesta, sin que el deleite h aga vibrar el fondo sonoro de su propia sexualidad. Shakespeare llamd a la musica “m anjar de los amantes” <3>. Dificilmente podrd expresarse su influencia erotica de un modo m is perfecto. El ritmo representa un factor esencial, el mayor de todos, ya que le corresponde, bajo cualquier forma, una importancia preponderant^ para la vida sexual (lo que hace resaltar especialmente la escuela psicoanalltica). Pero no s61o la musica es capaz de producir los efectos mencionados. E l impulso de aproximacion se estimula de un modo mucho m is fuerte, m ucho m is pronunciado, por las impresiones del oido que poseen un caracter puramente per sonal, y m uy particularmente por la voz humana. E l timbre de voz, la entonacidn de una palabra (la cual ni siquiera debe tener una entonacibn especial), puede, en medida casi increible, servir de estimulo amoroso. El modo particular de decir “tu” la mujer, basta a veces para llevar al hombre a las mdximas manifestaciones amorosas, haste el punto de hacer irreprimible su deseo. Debe tenerse en cuenta que no s6lo entran en juego las sensaciones auditivas: la postura de la amada, la expreslon de su rostro, u n a m irada, tienen del mismo modo su impor( 1 ) Un taombno oensato no penaarA un solo Instant* que tales emoclones puedan conalderarea como Impresiones viaualea o auditivas, ea decir, como aeodadones lntercurrentea. Las decoraclonea y las palabraa molestan, m is blen. Ck o superflua. para probarlo, una consideracldm critics de las repreaentaclonee da Trfstdit. (3) W. S baiM ptu e, Twelfth Night, or what you toiB, acto I, eacena I.: " i f music be the food of love, play on, give me excess of I t . . ( SI la musica ea el manjar de los amorea, tocad, puca qulero gozarla con excttao,..).
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tancia; pero es la sensacion auditiva la que, de un modo exclusivo, produce tal efecto. Y, en pruebo de ello, dire que una palabra como la citada antes ( “td ”) puede ser la determinante de aquel, aun dicha por telefono. Hagamos resaltar aiin que la memoria almacena, con preferencia, las impresio nes auditivas, prueba de su efecto energico y duradero. Conozco varios casos en los que el recuerdo de la voz de una persona amada, transmitida por telefono, ha dejado una huella imperecedera. O lores
n a t u r a l e s y pehso nales
Las cualidades personales son de grandisima importancia en lo que a las correlaciones entre el sentido del olfato y las sensaciones sexuales hace referencia. Debe hacerse notar que, tanto en lo referente a la sensibilidad para percibir los olores, como tambien respecto a la production de sustancias olorosas, tiene la mujer, indudablemente, ambas facultades mucho m is pronunciadas que el hombre, existiendo, ademis, enormes diferencias raciales. L a susceptibilidad Individual para olores oscila entre grandes limites. Hay personas que tienen escasa susceptibi lidad olfativa. Las hay tam biin que ni aun conciben la im portancia que puede tener el olfato para la vida sexual, y que, conscientemente, no pueden percibir semejantes impre siones olfativas. Estes personas se ven, por ello, privadas de u n estimulante que tanto deleite proporciona al amor. Es por esto por lo que les aconsejo dirigir su atencion hacia este punto, para que se den cuenta del deleite que pueden proporcionarles los perfumes suaves que se desprenden del cuerpo amado. Ho es raro hallar personas que tienen el olfato muy desarrollado. Los labios, que todo pretenden esquematizarlo, han creado para ellos una categoria especial de “tipos olfativos”. Estos individuos se acercan mucho a los seres primitivos y ancestrales, en los cuales poseia el olfato una importancia preponderante, superior, por cierto, al sentido de la vista, en cuanto a las relaciones sexuales. L a misma diversidad existente para la perception de los olores la hallamos en cuanto a la production de sustancias olorosas propias.
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Como cs natural, no deben comprendersc bajo esta deno mination los olcres secundarios que se producen por falta de aseo en el cuerpo y vestido, por la elimination de gases intestinales, por el aire viciado, debido a la ingestion de ciertos manjares (ajo, por ejem plo), pues todos tienen el efecto pronimciado de producir asco, y, por consiguiente, una sensation negativa para el impulso de aproximacion sexual, lo que, dada su importancia, no debe dejar de tenerse en cuenta. Son aun mas repugnantes los malos olores producidos por ciertos estados patologicos; pero lo es, indudablemente, en grado superlativo, la fetidez del aliento, porque 6sta no puede disimularse. La fetidez del estomago, las caries dentarias y ciertas enfermedades de la nariz, pueden producir, y producen, resultados fatales. De esto nos da una prueba fehaciente el aislamiento, al poner de manifiesto el grado de aversion sexual que puede producir. Una de las cuatro causas por las que se concede a la mujer mahometana el derecho a divorciarse, se concreta en la siguiente disposition: “Cuando el esposo sea un “A khbar”, es decir, cuando padezca de aliento fetido
De la obra del Dr. en mt*d. Hussein Hlmmet, Geschlech tskrankhelten
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pregunta t11: “*,Que es el beso? i,No es, acaso, el ardiente anhelo de aspirar una parte del ser a quien se ama?”
Los olores mencionados adquieren tan solo su valor com plete cuando ya existe un grado bastante considerable de aproximacion, puesto que, en si, son muy d^biles y fr&giles. Corresponde, indudablemente, un valor positivo, por lo que hace referencia a tales situaciones, el olor del sudor, que es facilmente perceptible durante los primeros intentos de apro ximacion. Tiene, ademas, un sello fuertemente personal, siendo mucho mas agudo que los otros olores citados. Y como quiera que se produce de un modo preferente en las axilas, teniendo las mujeres de un modo especial, a causa de sus vestidos Iigeros, y mas aun durante los movimientos del baile, ocasion tan propicia para esparclrlo, se comprendera f&cilmente que tiene una importancia indiscutible, tanto mas cuanto que se trata de sensaciones que, en caso dado, pueden provocar hasta una antipatia sexual. Porque en muchas mu jeres y jovencitas el olor de sus axilas es distintiva y desagradablemente "an im al" y lo peor es que, con frecuencia, no se dan cuenta, lo que resulta doblemente desafortunado para ellas y para los dem&s. Las propagandas de desodorantes en las revistas inglesas y americanas producen grandes ganancias resaltando esa caracteristica. Casos en que el olor a transpiration sea atractivo desde el primer momento son relativamente raros, aunque existen. Por lo general, sin embargo, este olor personal particular resulta al principio indiferente o ligeramente repulsivo, pero puede llegar a ser intensamente estimulante cuando se ha logrado aJcanzar un cierto grado de excitation erdtica.
De que esto depende tanto de la individualidad del que produce el olor como del que lo b"ele, tuve la prueba con oca sion de una jovencita conocida ouestra. Uno de los jovenes, de solo- veintidos afios de edad, dijo, sin intencidn alguna y ( 1 ) Giacomo Casanova, La Ftlosofla dell'a more. "Cbo cos'e un baclo? Non £ torsi li desiderio ardent* dl asplrare una portione deU'essers cbe si ama?’’.
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sin darse cuenta de la importancia de sus sensaciones, aun~ que de una manera precisa: “No me gusta bailar con ella... No cabe duda de que es sim patica... jFero huele tan m a l!.. A lo que replied el otro amigo, tan candido como aquel: “^De veras? jPues no te entiendo! Precisamente encuentro verdaderamente agradable el olor que esparce en tomo suyo.. ." Quiso la casualidad que unos ocho dias despues escuchase la conversacion inocente de dos muchachas de dieeiocho anos, que hablaban de uno de sus companeros de baile, exponiendo un criterio iddntico al antes citado. Como ejemplo de la agudeza del olfato de muchas per sonas, asi como tambien respecto a la alterabilidad de las sustancias olorosas que se desprenden de un individuo, citard los sigulentes datos: He tenido en tratamiento a una joven de diecisiete anos, que padecia, con frecuencia, ligeros aumentos de temperatura. La madre de la paciente reconod-a eeos periodos de "fiebre” por el olor que se percibia a alguna distancia de su hija, y, aunque nadie mas podia notar dicho olor, el termdmetro certificaba siempre su diagnostico. Es igualmente curioso otro ejemplo del que no quiero privar a mis lectores: Una joven conocida mia sabe apreciar, por las transpiraciones cutineas de su marido (cuyo aliento estd bastante velado por ser fuerte fum ador), su. estado psiquico. Llama a su olor “dulce y fresco”, cuando esti de buen humor; “fuerte”, cuando esti cansado, y “excesivamente fuerte", si ha tenido disgustos o grandes excitaciones, es decir, que el olor sufre un aumento a medida que son profundos los trastornos experimentados en el equilibrio animico. Otro olor importante, que en comparacion con cuanto llevo dicho resulta ser netamente sexual especifrco, existe tan s61o en el sexo femenino, y por cierto en determinadas epocas. Me refiero al olor tipico de la menstruacirin. Como se sabe, es debido a las eliminaciones genitales menstruates y haciendo caso omiso de ocasionales olores secundarios, sumamente repugnantes, debidos a descomposicion y falta de aseo, tiene el mismo propiedades caracteristicas, comunes a todas las mujeres, pero que pueden cambiar, tanto ejp matiz como en intensidad y caracteres individuales, por lo que resulta un verdadero sello personal. Pero debe ser cuidadosamente distinguido de los olores adventicios, consecuencia de
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!a falta de aseo personal, que con demasiada demasiada fre cuencia lo acompanan y que son cn extremo nocivos y repulsivos. Es cierto que este olor queda fuertemente velado por los vestidos, y mas aun por el cambio frecuente de ropa interior. No obstante, para el observador de tipo olfativo es facilmente perceptible, y, no solamente como olor en la eliminacion genital, sino, en muchos casos, tambien en las eliminaciones ya mencionadas, como el sudor y el aliento, teniendo en este segundo caso, un matiz personal mucho mas declarado. El olor menstrual, al igual que el sudor, puede dividirse, a su vez, en lo que al efecto del impulso de aproximacion se refiere, en repulsivo, atrayente y fuertemente atrayente (es decir, ligeramente repulsivo al principio, pero atrayente o fuertemente atrayente cuando existe un cierto grado de excitacion que, como es natural, debe hallarse bastante avanzado). El segundo grupo es muy reducido; el tercero, mayor, mientras que el primero es enormemente considerable. M uy atinadamente dice el proverbio: “Hombre prevenido vale por dos”, y podria ahadirse: “ jMujer prevenida v a le ... por tres!” El olor de los genitales es sexual especifico, tanto en el hombre como en la mujer. Tiene un sello personal en sus matices y en su intensidad. Generalmente, el olor genital ejerce una influencia sexualmente excitadora sobre las per sonas del otro sexo, de una percepcion normal, siempre y cuando no sea demasiado pronunciado, lo que por lo general no suele suceder. Sin embargo, dados nuestros hibitos y costumbres, esta influencia s61o puede llegar a demostrarse cuando la intimidad entre los dos enamorados ha progresado bastante.
Ahora bien; basta que el olor natural este un poco alterado para que ejerza un efecto contraTio, produciendo una marcada aversion sexual. El olor genital es mas acentuado en la mujer que en el hombre. Aumenta, de un modo especial, bajo la influencia del deseo, que se manifiesta por una secrecidn m is abundante de las glindulas que desembocan en los organos genitales externos. Lo mismo sucede, en un tanto por ciento, respecto
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a todos los olores de secrecion, y este olor propio individual puede adoptar un caracter determinado, como medio especifico de excitacion y atraccion.
Debe clasificarse, igualmente, entre los olores sexuales genericos, el del semen del hombre. TambiSn el semen tiene sus matices determinados. Tropezamos de nuevo, en primer lugar, con diferencias debidas a la variedad de las razas: huele m is fuerte el esperma de los orientales; es m is agudo, mas penetrante que el de las perso nas de epidermis blanca. El esperma del adolescente sano de la Europa occidental tiene un olor fresco, siendo m is pene trante el del adulto. La clase y grados del olor del esperma, tan caracteristico, muestra cierta analogia con el perfume de las flores de castano y acacia, que, segun la clase del arbol y el estado atmosferico, tienen grados distintos, produciendo unas veces un olor fresco y agradable, como el de las flores en general, y otras, sumamente penetrante, casi repugnante. En un mismo individuo varia el olor del esperma, segrtn las circunstancias, como he podido deducir de varias comunicaciones, dignas de credito. Tras las excitaciones psiquicas, huele muy fuerte; despues de los esfuerzos corporales, es mas bien aromatico, y, luego de coitos repetidos en breves inter valos, se hace mas d6bil y aun huele mal. Muchas mujeres manifiestan que ese olor corre paralelamente con las demas emanaciones del cuerpo. Despuis de cuanto llevamos dicho, es muy probable que el olor del semen este sujeto a oscilaciones individuales importantes. No deja de ser curioso el observar que el medico, que en su laboratorio se dedica a practicar anilisis de esper ma, confirma, generalmente, dicha suposicion, en modo muy limitado, y solo en lo que respecta a la intensidad. Seguramente se debe a que, en tales investigaciones, procura excluir en lo posible las facultades de su olfato, ya que tales olores le proporcionan, m is bien, asco. Debe buscarse tambiin dicha diferencia, en el hecho de que el olor de esperma, tan carac teristico, aumenta a causa de la influencia del aire atmosfgrico y de la estancia fuera de los organos masculinos. El esperma, mientras esta dentro de dichos organos, no huele
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o huele escasamente, perdiendo, por consiguiente, las dife rencias individuales. A pesar de esto, las mujeres experimentadas no dudan un solo instante de la existencia de tales diferencias, ni tampoco de su importancia; conozco una senora muy inteligente y de delicada sensibilidad, que interrumpio de pronto sus relaciones amorosas, cuando, despues del primer coito, comprobo que le era imposible resistir el olor del esperma de su amante. En lo que se refiere a la influencia general del olor del semen sobre las sensaciones sexuales, puede decirse que ejerce un efecto estimulante en la m ujer y repulsivo en el hombre pero entonces resultan de enorme importancia las asociaciones del pensamiento, de tal modo, que a veces cubren por completo el efecto primario. El olor de su propio esperma no produce, a la mayoria de los hombres, repugnancia alguna, mientras que el del semen extrano da lugar, indefectiblemente, a la sensacion de asco. El olor del semen del hombre amado produce placer a la mujer y hasta, tal vez, excitacion y voluptuosidad, mientras que, por el contrario, el semen del marido al que ha dejado de querer, le causa una repugnancia invencible.
La mayor parte del esperma depositado en la vagina suele salir de la misma. El resto, el que queda en su interior, pierde, en breves instantes, su olor primitivo, en tanto que la mezcla de secrecion es masculinas y femeninas dentro de la vagina, adquiere un olor peculiar (muy detail), facilmente perceptible por el experto como por el observador de tipo olfativo, a traves de los vestidos y de la ropa interior. Este aroma ejerce un efecto especialmente excitante sobre ambos sexos, teniendose, por otra parte, en cuenta que las asociaciones del pensamiento, unidas a dichas observaciones — sobre todo cuando se relacionan con la proeedencia de los respectivos componentes— , llegan a influir de un modo decisivo la impresion primitiva.
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A1 resumir cuanto llevamos dicho en este capitulo, vemos que el olfato se halla en estrecha relacidn con las sensaciones sexuales aun en los seres del mundo civilizado. Los olores sexuales y los personates muy acentuados, producen, generalmente, en las personas cultas, un efecto negativo en cuanto a los intentos de aproximacion, y sirven, a veces, para aumentar la aversion sexual; pero, en cambio, cuando ya se han franqueado algunos grados de la aproximacion, pueden ejercer un influ jo favorable, y, en caso de excitacion sexual ya existente, pueden servir para intensificarla. Por otra parte, una aproximacion sexual que haya casi logrado la excitacion completa puede ser detenida o completamente frtistrada por
olores locales, en especial los que sugieren suciedad o enfermedad. Teniendo en cuenta estos hechos, se eomprenderS. perfectamente por que, desde los tiempos m&s remotos, se emplean sustancias olorosas, naturales o compuestas artificialmente, para velar las propias o para hacerlas resaltar. Perfum es
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Es tema dste muy extenso y exige un tratado especial. A veces estoy tentado de escribirlo, pero el problema no ha madurado aun, y tal vez no lograse mas que reunir generalidades; acaso resultase un libro como tantos otros, por cierto innumerables, que tratan sin cesar del amor y de sus relaeiones, en un sentido en el que yo no quisiera tratarlo. Aun cuando ya desde ahora me es posible, como veremos a continuacidn, llam ar la atencion sobre algunos hechos y observaciones que son de fundamental importancia para la creacion de una doctrina de la “perfumacidn” sexual racional, debo confesar que dicho sistema carece hoy de bases seguras. Incumbe al sexologo y al fabricante de perfumes, en estrecha colaboracion, cimentar esas fases, y no cabe duda de que dicho estudio sera de gran valor, desde todos los puntos de vista. Encierra esto un gran campo de estudios para sucesivos trabajos. Considero, sin embargo, conveniente tratar el asunto m is de cerca en el presente capitulo, dada su importancia en cuanto al origen y conservacion de las relaciones amorosas, debiendo considerarlo como especial para la tecnica del ma-
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trimonio. De todo cuanto expongo puede deducirse ya alguna que otra conclusi&n prdctica, siendo esta una ra2on que me permite divagar algo sobre el tema senalado. El uso de preparados olorosos tiene, desde el punto de vista fisiologico, diversas finalidades, que pueden dividirse en cinco grupos. Dos de ellos (que a la vez forman un primer grupo principal), son de orden general; los otros tres (que constituyen el segundo grupo principal) tienen un caricter sexual. El primer grupo principal, que sirve para fines generates, intenta, por una parte, velar los olores desagradables que hay en el ambiente, por ser de aroma mas marcado (lo que equivale a la supresidn de una influencla depresiva), y por otra, ejercer un efecto estimulante sobre todo el sistema nervioso, ya que los perfumes, con tal de que no sean demasiado concentrados, no s61o producen una sensacion agradable para el olfato, sino que ejercen, tambien, un estimulo sobre el sistema nervioso central, que a su vez, favorece la recepcion de toda clase de impresiones, aumentando de esta suerte la capacidad reactiva. Y en este sentido, ya resulta de cierta importancia respecto a la sexualidad. L a finalidad del segundo grupo es mas bien sexual: supresion de olores personales repulsivos, aumento de los atractivos o fingimientos de tales. Junto a estos dos grupos, que sirven, principalmente, para estimular el impulso de aproximacion en el otro sexo, hay otro destinado a exaltar la propia emocidn amorosa. Me parece que son sobre todo las mujeres las que, sin darse cuenta, tlenden a este ultimo fin, sirviendose de ciertos perfumes. La perfumacidn sexual racional (la que debe servir a las finalidades de los grupos anteriormente citados), debe disponer de olores masculinos y femeninos, es decir, de aquellos que se aproximan a los olores propios del hombre, hacidndolos resaltar, fijandolos y complet&ndolos, para estimular de este modo la esfera sexual femenina; pero debe disponer tambien de otros que, armonizando con los olores puramente femeninos, tengan la propiedad de excitar los sentimientos del hombre. Ademds de estos perfumes, habra que emplear aquellos que, con caracter "negativamente masculinos” y “negativamente femeninos”, sean capaces de neutralizar los
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olores propios desagradables, tanto de origen masculino como femenino <*>. Antes de entrar en detalles especiales, debo observar, respecto a los llamados conceptos de la jijacion y neutralizacidh de los olores, que existen sustancias olorosas que, usadas en cantidades muy reducidas, tienen la facultad de retener, mediante su presencia, otros olores muy fugaces, haciendolos resaltar, ya que sin la presencia de los primeros se evaporizarian. Frente a dichas sustancias, existen otras que poseen la propiedad de anular, de un modo especifico, determinados olores, como tambien se conocen ciertos agentes quimicos y fisicos que anulan o haccn resaltar a los mismos. Para citar un simple ejemplo, diremos que hay sustancias olorosas que pierden su olor cuando se secan, pero que al humedecerse de nuevo esparcen otra vez su perfume. En lo que hace referencia al concepto de armonia de los olores, hay que llam ar la atencion sobre el hecho de que las perfumerias dan gran importancia a la coneordancia de olores adecuados. U n perfumista frances, un tal Piesse, llego a formular una escala de matices de los perfumes, que correspondian al teclado de un piano. Con dicha escala pueden componerse los acordes olfatorios y las armonias olorosas, de igual modo que pueden producirse disonancias de olfato. Aunque el invento de Piesse tenia mas fundamento ingenioso que cientifico, denota, no obstante, una importancia caracteristica e innegable de la justa combinacion de olores. Volviendo al problema de la creacion del arte de la perfumeria sexual, debo confesar que la absoluta mayoria de las cuestiones relacionadas con este problema, carecen aun, hoy dia, de todo desarrollo. El ejemplo mas tipico de una sustancia olorosa masculina nos lo da la naturaleza en el almizclero, que se produce,1 (1) Existen, pues. euatro clasea rta perfumes sexuales flncluyendo los artlculos de tocador perfumados), que han de Interventr, si se quleren alcanzar las llnalldades enumeradas en Iob grupos teroero y cuarto. para la quinta categoria cltada (que tlene por objeto la esttmulacl6n de los sentlmientos sexuaies propios), no se prtclsan medics especiales, pues puedc servlrse la mujer del olor "mascullDo", y el bombre, vice versa. Por conslguiente, este giupo no entra en consideracldn para la elaboraclOn de perfumes sexuales. La dlsquislclbn que ae ba hecbo en el texto tenia por fin exclusive, dlferenctar con toda clarldad las dlvereas fin alidades de la perfumacldn; no se referla, por tanto, a los preparados perfumadoa de uso corrlente,
exclusivamente, en unas glandulas especiales que se encuentran en el macho adulto, en la proximidad de sus organos genitales, siendo m is abundante y de mejor calidad en la primavera, es decir, durante la epoca del celo. Quiero aiin citar como ejemplo otra sustancia, por cierto una que pertenece al grupo de las “negativas femeninas”. Me refiero al espliego. Los irabes del s. X V I usaron ya este perfume como remedio contra el “desagradable olor de la vulva”. El abundante uso que hacian nuestras abuelas de aquellas encantadoras florecillas secas, azules, que colocaban en sus armarios, en el interior de pequenos saquitos, entre la ropa blanca, nos da mucho que pensar (maxime cuando se considera el escaso numero de cuartos de bano y de bidets en aquellas ipocas). En efecto, el olor del espliego tiene esa propiedad desodorante, suponiendo siempre que el “olor des agradable” no sea demasiado intenso y que no proceda de faltas manifiestas de aseo personal o de secreciones patoldgicas. En otras palabras: el espliego tiene un efecto neutralizante sobre el olor propio marcado de los organos genitales femeninos, lo que explica la preferencia que muchas mujeres dan a las sales de espliego para banos y aguas de tocador. Los articulos de tocador, para que tengan exito en todos y cada uno de sus objetivos, deben ser compuestos por expertos y usad'os con conocimiento. En la actualidad existe una infinita variedad de tales preparados para uso de hombres y mu jeres. Diariamente hace su debut comercial un nuevo perfume o un nuevo “aliado de belleza”. L a eleccidn es tarea dificil. Result a de suma importancia que al emplear nuevos perfu mes se tenga gran cuidado en aseguxarse que han de armonizar no solo con los propios ingredientes entre si sino con los olores personates del individuo que los emplee. Debe tenerse cuidado de que no contengan sustancias cuyo efecto acentue las cualidades que el que los usa desea modificar o disimular. V is io n
No he de tratar el sentido de la vista con todo details como acabo de hacerlo con el del olfato, en lo que respecta a influencias sexuales. Mientras que en lo que se refiere a la importancia de los olores he podido decir bastantes eosas
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haste. ahora ignoradas o, al menos, poco tenidas en consideracibn, s6Io podria repetir aqui conceptos sabidos, en cuanto a la vista y a la transmision de estimulos sexuales por medio de los ojos. Huelga detallar la importancia del sentido de la vista, en lo que se refiere al impulso de aproximacion. Produce las primeras impresiones entre ambos sexos (salvo raras excepclones), pudiendo estas ser decisivas. Por fortuna, no todo depende de las impresiones que por la vista se reciben, pues si asi fuera, no serian muy ventajosas las probabilidades de suscitar un am or y menos aun de conservarlo. En comparacion con el sentido del olfato y el del tacto, que aum entan en importancia cuando tiene lugar una apro ximacion progresiva, el de la vista pierde aquella cada vez mas. Es decir: aunque mas tarde pueda ir transmitiendo impresiones favorables, siempre representara el papel transmisor de los gTandes encantos; pero, al no existir 6stos, que pueden percibirse por la vision, entonces es precisamente este sentido el que se deja subyugar de modo sorprendente por el habito, por la voluntad, excluyendo pensamientos, dej&ndose dominar por las impresiones de los dem&s sentidos y, especialmente, por las influencias animicas.
Te dire, en pocas palabras, la verdad de tu creencia: es la vista del que ama, la que crea la belleza Los caracteres sexuales primarios, es decir, los mismos organos sexuales, tan solo excitan al hombre adulto al verlos, de un modo relativo. Pero cuando ya existe un considerable grado de excitacion sexual, producira su vista un nuevo y notable aumento de aquella. Los caracteres sexuales secundarios son los que excitan el impulso de aproximacion de modo muy marcado. Desempenan un papel importantisimo aquellas propiedades corporales que hacen reconocer, o al menos sospechar, una gran aptitud para la union sexual y, mas aun, para sus correspondientes consecuencias. Por tal razon, se siente el hombre atraido por los senos1 (1)
Poesia de C ats: Hoort, Vrlwten, meet een iooort den grant von uwe taken, De* Vrijers gunsttgh oog, dot get de sehoonheift maken.
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bien formados de la mujer (*>, y ella, a su vez, por la fuerte contextura del hombre. Nadie podra negar que es entonces el sentido de la vista el que, en gran manera, contribuye a la valoracion de estas cualidades <2>. Resultan, sin embargo, decisivas las otras exigencias vitales que influyen sobre las sensaciones, sea que lleguen a la conciencia, o sea que queden en estado inconsciente o subconsciente. No menor influencia produce la vista de los movimiento^. No importa que estos se ejecuten con intenciones mas o menos eroticas, como suele suceder a veces durante el baile, o que tan solo se dejen percibir por un juego de lineas no intencionado, como sucede con el andar de la mujer, espccialmente encantador y ligeramente ondulado. No puede negarse su gran importancia para el impulso de aproximacion. Si queremos represen tar los sentimientos — quizas inconscientes— de la mujer, bastara recordar las palabras de Margarita, en Fausto: “ Su paso marcial, su noble figura”. H abra que mencionar, finalmente, el estimulo especial ( t ) Por tal raadn (as! como tnatintlvamente slente el hombre derta aver sion cuando ae da cuenta da propledades que te haoen ver una femtnldad lncompleta y le dejan aoapechar laa fatales consecuencias de una unl6n sexual con tal m ujer). cu&n exactnmente la gula entonces la voz de la naturaleza, nos lo dtcen las algulentea lfneas, entresacadae de un articulo de M. Hlrsch, publicado en el Zentratblatt ftir Gyruikologte, 1923, numero 39: "Qulero denominar mujeres lnteraexualea a aquSllaa que tengan uno o varlos caracteres sexuales mascullnos o caracteres sexuales femenlnos deflclentemente desarrollados, en su forma corporal externa, como, por ejamplo: hlrautta mo, larlnge. voz, r&Bgos de la cara, gsnitaies. mamea. extremldades y clerre de los muslos. Deben considerarse tumbten lntersexuales todas aquellas mujeres que, careclendo de los slntomw antes menclonados, tlenen su impulso desarrollsdo de un modo deficients o manlftestan fact ore 5 del aexo opuesto. Se re fiere esto. en primer lugar, al Impulso sexual, cuando no est& unllateralmente dlferenclado. o demoetrando una dlsposlcldn lnfantU, enorme dependence de la madre, o cuando, al no exlsttr tales manlfestaclones, se ponen de manUlesto mas tarde y conducen a las mas dlstlntas perverslones, baata la IncUnacldn ho mosexual. Por regia general, dlchas mujeres son poco seguras en su Impulso, y, adem&s, tlmldaa. Su vlda sexual, desde la menstruacldn basta la desfloracldn. durante eBta mlsma (vaglnlsmo). en el colto (dl spareuni a, esterllldad), en a concepcl6n (toxicosis) y durante el parto (dlstocla), las lleva a una serle de confllctos y cat&strofee animicas. Eatoy complstamente da acuerdo con cuanto ha dlcbo Matbes respecto al particular.” (2) En la reunion que celehrO la Socledart Alemans de Glnecologla en Hei delberg (1923), menclond Aschner, prevlo consentlmlento de stralz, la opinion de este Ultimo autor, de que tan s61o clnco mujeres, entre mil, pueden consi derate bellas.
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de los sentimientos sexuales, causado por el ritmo, tanto al contemplar los rnovimientos del cuerpo como al sentir las impresiones que produce en el oido.
Unicamente en las regiones frias tiene el vestido la finalidad de conservar el calor proplo; en los paises calidos, no tenia primitivamente otro objeto que adornar el cuerpo para hacerlo mas atrayente y llamar la atencion sobre determinadas partes del mismo. Existen investigaciones de autores diversos que nos sumlnistran pruebas concluyentes de esta afirmacibn. El traje de los hombres entre las razas civilizadas, ha correspondido siempre a las intenciones de los pueblos del norte, sirviendo a su verdadero principio de vestirse para protegerse contra el frio. Acaso se halle en la historia, aisladamente, una moda cuyo fin exclusivo sea el de hacer resaltar los caracteres especlficos masculinos, y de un modo mas marcado en la bpoca en que los brganos sexuales se llevabaa dentro de un saquito, dispuesto al efecto en la parte exterior de los pantalones de gbneros de punto, en tal forma que era forzoso que llamasen la atencion El traje de los hombres, en la era moderna, no produce de ordinario ningiin efecto sexual. Algo distinto ocurre con los vestidos de la mujer, que, sobre todo durante los ultimos anos, ha admitido la tesis de las razas meridionales, que no intentan cubrir sus cuerpos, sino, de pn modo exclusivo, aumentar sus encantos. Pero, aun alii donde se les destinaba a preservar del frio, dio a conocer claramente su intencion de servirse de los panos que cubrian su cuerpo para hacer resaltar, en primer lugar, los caracteres sexuales secundarios; asi los “decolletes” (escotes) y el corse, que durante una epoca bastante larga solo tenian 1 (1) Las "braguetas'' so llamaban ollcUlmente "cftpsula del pudor", nombre que deberia traducirse por el de "pantaloncltos” ; se In vent iron a mediados del slglo XV, como puede verse por los taplces decoratlvos de Nancy, en la ftpoca de Carlos el Vallente. A principioa del eigio X v l se exagerb la moda enormemente. Durero y sue contemporftneos la reproducen ea sus cuadros al representar la soldadeeca de su epoca. M is tarde se ball an llgeroa matlees de dlcha moda. (Vftase Viollet-le-Duc, Dfcctonarto del Mobiliario, tomo m . pftg, BO).
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por objeto realzar el busto. En realidad, todos aquellos artificios cumplieron al pie de la letra su proposito. Merece, asimismo, mencion especial, la llamada “cintura de avispa”, que mostraba los pechos y las caderas mas abultados de lo que en realidad podian ser. No hay que olvidar tampoco la moda de la “tournure” , en 1880, que al principio solo tenia por finalidad llamar la atencion sabre las redondeces de la parte gltitea que, aunque pertenece a los caracteres sexuales secundarios tipicos y constituye un estimulo no despreciable a causa de las dimensiones exageradas, dio a las damas de la buena sociedad europea una desesperante semejanza con las mujeres de la tribu de los hotentotes <2> (negros del Africa central) (®>_ Desde el punto de vista sexual results especialmente intencionada la moda femenina cuando, como en la epoca del Directorio, el vestido dejaba sblo descubiertas aquellas partes del cuerpo que deberian cubrirse. Suelen utilizarse hoy tejidos muy livianos que se adaptan compietamnte al cuerpo para dejar ver, y aun adivinar, por sus formas y rnovimientos, los encantos que pueden poseer. De esta manera, las mujeres producen un efecto mucho mbs erotizante que si fuesen desnudas, apreciacibn de la cual ha hecho frecuentemente uso la mujer, en beneficio suyo, desde los tiempos mbs remotes, al cubrir de velos su cuerpo en la ejecucion de bailes celebres como el del velo, etcetera. ' Pero las mbs importantes impresiones sexuales que puede recibir la vista son aquellas que trasmiten otros ojos. En las novelas de amor se ha abusado ya tanto de la mirada, que se ha conclufdo por no tenerla en cuenta. Hoy dia, cast no nos atrevemos a decir que dos seres se amaron al verse por vez primera, y no obstante, solo asi, y exclusivamente asi, se nos acerca el amor. Nada es mbs cierto, mbs real, que la pristina confusibn magnetica que dos almas pue> (1) Vftase la eetatua antigua de La “Aphrodite Kalllpygos" (La Venus del her tnoso traeero), en el Uuseo Naclonal de N ftpoles. (2) Su sells caracterlatlco es la “ stefttcpygla" (parte glut's con grandee prominencies ad 1posseJ, que es conslderada por los hombres de dlcha tribu como ejemplo de extracrdinarla belleza, (3) Que en eeta materia no hay nada nuevo en esta tlerra, nos lo demuestran los bermosos frescos natural es de Xnossos, en donde baUamoa ya re* presentados los corsfts, volaneee, etcetera. (V^asu Alire in: La mujer en e! arte an* tiguo. Dlederlehs, Jena).
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den comunicarse una a la otra a travbs de la leve chispa de la m irada de un momento t1). De que modo (es decir, por medio de cual combinacion de efectos musculares animicos) se cambian las miradas, como se juega con los ojos, como se habla con la vista, es dificil analizarlo; quiza tan dificil como resulta f&cil apreciar la importancia de esta combinacion de movimientos y de su finalidad. En todos los negocios de amor cabe aplicar, generalmente, el antiguo proverbio: “En los ojos est& el corazon; es, pues, en los ojos donde debes leer” <3>. Las impresiones que reciben los ojos no decrecen, no dejan de desempenar su papel, desde la primera y timida m irada hasta el momento en que, reciprocamente impresionados los amantes, cambian entre si efluvios de dicha y reconocimiento.
M ucha menos importancia que las impresiones de origen personal tienen, para los sentimientos sexuales, aquellas que recibe la vista del ambiente impersonal que la rodea. No debe tenerse en cuenta todo cuanto se ha escrito, impreso, dibujado, pintado y modelado, que encierra en si impresiones de car&cter personal, pues tan solo produce su efecto al entrar en juego la imaginacion de la personalidad productora de aquellas impresiones. Tam bien cuanto hay de impersonal puede, en determinado grado, producir un efecto sexual. No es ciertamente reducido el numero de aquellas personas de sentimientos normales, que se sienten excitadas sexualmente al contemplar un paisaje hermoso. Es menor el numero de individuos normales que sienten ciertos estimulos procedentes de olores y de lineas; pero, indudablemente, existen, y todo aquel que estudie con m&s detenimiento esta cuestion, hallara hombres y mujeres pertenecientes a esta categoria. E l m&s importante de todos los sentidos es, sin duda alguna, el del tacto. (1 ) Margarita, en Fatesto: "La aonrlsa de >u boca, la fuerza de aus ojos". (3) Victor Hugo, oltado por Rudolf Krause: Dls Frar (La M u jer). (Hoffni>iui~8tutgnrt).
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Tiene su sede en toda la epidermis y en las partes limb trofes de las mucosas, pr6ximas a las regiones cutaneas. Ahora bien: no todas las partes cutdneas ofrecen, en este sentido, igual importancia. Conviene, para nuestro estudio, separar los estimulos recibidos por las terminaciones nerviosas de los organos de copulation que transmiten el verdadero sentido del tacto, a fin de tratarlos mbs detalladamente en los capitulos posteriores, distinguiendo, adem&s, una sensation de tacto activo y otra de tacto pasivo. Considero activa aquella sensacion que percibe las im presiones que se producen a la palpacibn de un objeto, en aquellas partes del cuerpo que ejecutan la misma. Entran, exclusivamente como tales, en consideration, las manos, y particularmente los dedos; y de estos, de un modo especial, sus puntas, igual que el extremo de la lengua, mientras que las plantas del pie y sus dedos, atm en las personas que caminan descalzas, solo pueden tener una importancia muy relativa y verdaderamente secundaria. Debe concederse a los labios un puesto intermedio, ya que en los mismos puede observarse una sensacibn de tacto activo y pasivo de igual importancia, y, cuando esta Uega a manifestarse, su funcion sexual resulta importantisima (sin tener para nada en cuenta su participacibn en el h abla); ambas maneras de sentir pueden manifestarse de un modo siraultbneo; pero de esta funcion, es decir, del beso, hablare en capitulos siguientes. El tacto pasivo, la sensacidn que transmiten los sitios del cuerpo sujetos a la palpacibn, tienen su sede en todas las partes restantes de este y en las colindantes con las mucosas. Adem&s, en las capas y organos situados debajo de la piel, pueden formarse, cuando existe una determinada intensidad de palpacion, impresiones sensitivas, que resultan intimamente afines y ligadas a las sensaciones de que trato en el presente capitulo.
Respecto a las relaciones del tacto pasivo con la esfera sexual, podemos decir que (suponiendo una disposicion psfquica favorable) los estimulos que reciben las partes palpadas pueden producir un efecto de exeitacion sexual, y es tanto
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mayor cuando se aplica dicho estimulo en el lugar correspondiente de un modo habil, con suficiente variation, y cuando, simultdneamente, existe un estado de susceptibilidad corporal y animica considerable (el cual puede aumentarse mediante ejercicios y experiencias). He de volver tambien sobre dichos estimulos en otro capitulo, cuando trate del juego amoroso (capitulo V i n ) . Aqui me limitare tan solo a manifestar que, ciertamente, es sensible a los estimulos palpatorios sexuales toda la superficie del cuerpo, aun cuando, sin embargo, existen determinados lugares predilectos, a los que podemos llamar zonas
erdgenas. Como particularidad de estas zonas diremos que se hallan, principalmente, en las proximidades de los orificios extemos del cuerpo humano. Aunque no puedo declararme de acuerdo con aquellos autores que, como Havelock Ellis, opinan que estas partes estan ligadas a los sitios de transi tion de la piel a la mucosa (tan sdlo el borde de los labios tiene una importancia especial), resulta sorprendente, no obstante, que no s61o las proximidades de los genitales, sino tambien las del ano, asi como las de la boca <*> y nariz, ofrezcan tales sitios predilectos. Lo mismo puede decirse, aunque en menor grado, de los contomos laterales de las cavidades orbitarias y de las partes proximas a las aberturas del oido. En efecto: las prominencias internas de las au riculas y el borde del pabellon del oido, constituyen, en muchos individuos, una zona erogena, a la cual pertenece tarnbten el 16bulo de la oreja. Para dichas partes se precisan, generalmente, estimulos mas fuertes, con preferencia una succion ligera, a fin de lograr un efecto de excitation sexual, que puede alcanzar grados elevadisimos. Existen, aparte de estas zonas, otros sitios predilectos para la sensation del tacto pasivo, que nada tienen que ver con los orificios del cuerpo. Respecto al pliegue que delimita a ambos lados la parte glutea y el piano posterior del muslo (la piel, en dicho sitio, es hipersensible sexualmente, sobre todo a tactos muy suaves), y la parte inferior de 6ste, aun cabe considerarlos rela-1 (1) Ms reflaro en este caso a los contomos mils apartedo* de la boca, en eontrapoeidAn a los hordes lablateBl
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cionados con las zonas genital y anal; pero, en lo que hace referenda a las zonas erogenas de ambos lados y en la proximidad de la falsa costilla, por detrds de la rama ascendente del maxilar inferior y de la zona situada en el limite posterior del cuero cabelludo, no puede sostenerse la misma teoria. Aparte de estas regiones, existen otras cutineas que poseen una excitabilidad especial; observandose, no obstante, diferencias individuales muy considerables.
Ocupa una posicidn verdaderamente particular la sensibilidad de las mamas, y, de un modo especial, la de los pezones. U n ligero pellizqueo y el amasamiento de la mama, con toda la mano, producen en la mujer una excitacion sexual incipiente. La excitacion del pez6n, sea con el dedo o, mejor atin, con la lengua y los labios, no s61o puede producir sobre la mama una reaccion determinada (aumentando el aflujo sanguineo a la vez que la turgencia y, eventualmente, tam bien, la secreciOn), sino que produce una contraction y un endurecimiento del pezon, incluso hasta en una parte de la aureola, ejerciendo un verdadero efecto de reflejo sobre los organos sexuales, que se manifiesta por la contraction del titero w . La influencia de esta excitaciOn del pezOn es especialmente fuerte en lo que respecta a las sensaciones sexuales. Tambien la succion ejercida por el nino de pecho suele pro ducir, con bastante frecuencia, por cierto, sensaciones de goce sexual. No me permito emitir opinion alguna sobre el parti cular, maxime cuando se trata de mujeres sanas. Hablan desde un principio a favor de este efecto las consideraciones (1) Actuflndo a la Inversa —sobre los genitales— sc produce un eatlmulo BUflclenteroente fuerte, por via de reflejo, que provoca la contraction de loe pezones. A base de esta relaclAn que, como es natural, ha 11amado la atenciAn en todas las Apocas, supusleron los anatAmlcos de la Edad media la exlstencla de vise dlrectas de commilcaclOn (Bln lntervenclAn de la medula dorsal) entre los pezones y loe Arganos sexuales. El prlmero que emltlA tal hlpdtesls fue Leonardo da Vinci, el cual (segtin nos cuenta la leyenda) dlo suma Importancia a la misma. Su conocldo dlbujo a plums, que represeota en corte ssgltal una pareja de enemorados efectuando si coito, reproduce, con toda exactltud, la comunicaclAn antes mencionada en el cuerpo de la mu)er.
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fisiol6g!cas, mientras que las pslcol6glcas se oponen al mismo de una m anera resuelta. S61o la experiencia puede decldir la cuestidn, aun cuando no resulta cosa f&cil obtener los datos pertinentes. E n lo que a m i experiencia personal se refiere, puedo decir que las mujeres, relativamente pocas, a las cuales me he atrevido a dirigir esta pregunta, me han contestado, sin excepcidn alguna, que jam as sintieron tales sensaciones de goce al am am antar a sus hijos, aunque, en realidad, no ignoraban la excitacidn sexual producida por estimulos del pez6n en el juego amoroso. M 6s tarde veremos que tal manipulacidn puede desempefiar, y desempena, en el juego amoroso, un papel importantisimo. L a sensaci6n del tacto activo produce, a veces, muy raarcadas excltaclones sexuales, que pueden ser muy fuertes cuando la palpacidn del cuerpo humano se hace con intenciones erdticas o, al menos, cuando existe una disposicidn de la subconsciencia, favorable a dicha manipulacidn. Como la psique, el alm a esti predispuesta, y el m&s leve roce, el contacto casual, pueden causar un dxtasis amoroso. Ahora bien: si existe u n a indiferencia hacia el objeto, o si las asociaciones de Indole erdtica son inhibidas o refrenadas, sea intenclonalmente, por la firme voluntad o por pensaznientos que las desvlan, entonces, a pesar de una palpacidn prolongada de los drganos sexuales, el tacto activo no provocard tales sensaciones erdticas. En disposition psiquica medians se dan las condlciones previas indispensables para que el sentimiento del tacto activo transm ita con tanta mayor intensldad las impresiones sexuales productoras, cuanto mds marcado sea el cardcter sexual de las partes del cuerpo palpadas. De todo cuanto hemos dicho vemos, pues, que el tacto es el mds importante de los sentldos para las sensaciones sexuales (tal como lo manifesto al principio): precisando, sin embargo, como base, de una predisposition psiquica adecuada, y pudiendo producir efectos cuando haya precedido clerta aproximacidn.
INTERMEDIO PREMERO
I S61o en el matrimonlo halla el amor su verdadera dicha. ilfme. d e S taS l.
II iQu£ es el matrimonlo? La estrecha unldn de la volimtad, del trabajo y del sufrlmiento entre ambos conyuges. Lo peor que puede suceder en el matrimonlo, para la mujer, no es que sufra, sino que muera de anhelos, que se aburra, que viva solltarla como una vluda. En tales casos, no debe extranar a nadle el ver que la esposa se aleja del marldo. Pero si desde el primer dia, a partir de las prlmeras dlflcultades, se ha hecho suya, muy suya, partlclpando de sus Intenclones y pensamlentos, de sus dlsgustos y sus sinsabores; cuando ambos hayan velado Juntos, martirizados por ld^ntlcos pensamlentos, sdlo entonces se habrd logrado conqulstar el corazdn de la amada. El pesar y el dolor son unos maravlllosos soldadores para los que se aman. Sufrlr en comun, significa una cosa: iamarl J u le s M i c h e l e t . Ill El matrimonlo est& en lucha contlnua con un monstruo que pa* rece devorarle: la costumbre..., el h&bito. H on ors
d e B a lz a c .
IV Fellz mujer la que casa con marldo bondadoso, que es preferlble morlr a no ser asi dlchosod). C it a d e J a c o b C a ts ( * ) .
(1) La traduccldn da «eta poeala aa ha faecho a baaa de la version francesa, dada por Werner von Schtilenburg. (3 ) Jacob Cats {1577-1660). Hamado aUn ea nuestro* dlaa "Vader Cats” (Pap4 Cats), no *61t> era un politico muy estlmado y un poliglota de tama, etno que entre los holandeses era un poeta muy querldo. dedlcado especlalmente a cantar la moral popular. Escogfa Con preference cualquler dicho de alguna lengua modema o cl&slca, o un modlsmo cualqulera, y el los le induclan a escrlblr sus par&fraala poCticas, con fines de moral sexual; llustrd su obra con grab&doe en madera. T afiadto, por Ultimo, a su trabajo, algunos refranes, proverblos o poeslas procedentea de to da claae de Idlomas, a veces en ndmero verdaderamente aaombroeo.
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La esposa es para su marido 10 que 6ste ha querido hacer de ella.
Todo animal de m is o menos peso, del mar los peces todos. de los bosques el pijaro ligero, cada uno a su modo, buscan la compafiera dulce y p la .., iY per qu<5 no he de hallar tambi6n la m ia...7 Cats;
B a lz a c.
X II Lo que martlrlza a la mujer no es la tlrania de su esposo, slno su indlferencia. M ic h e le t .
XIII
L ie f d e s K o r t -s p r a k e
VI iPor qui el penar de amor quleres saber, amigo, nos Ileva a hacer del yugo puerto Ideal de abrlgo? Escucha la razdn: todo hombre leslonado quiere unlrse a aquel cuerpo de que fue desmembrado... (i).
En cosas de Amor, no hay medlas tlntas nl medlanias. El que no abraza fuerte y con fuerza Irresistible a su mujer, nl es estlmado nl es querido por ella. La esposa se aburre, y el aburrimiento, en la mujer, se halla muy cerca del odlo. M ic h e le t.
Cats. de
S t n n e -e n M i n n e e r b e d ld e n .
(Amsterdam, 1658).
X IV Una mujer frla es una crlatura que no ha hallado aquel a qulen debe amar. H e n r y B e y l e (S t e n d h a l ).
V II XV
SI Dios hublese destlnado a la mujer para ser duefia de su marldo, la hublese form ado de la cabeza de Adin; si entrara en sus c&lculos hacerla esclava, la moldeara de sus pies; pero la formo de su costado, porque era su destino ser una compafiera dlgna y fiel. San
;Eh, tu, el que estis sentado y te quejas tan triste... Si tu mujer es fria, lo es porque elegiste una pobre chlquilla repleta de manias, que causa tus pesares y que amarga tus dlas. Mas si tu corazdn lleva hasta tl el clamor de que tan solo ella te slrve con amor, recobra la energia y soporta las penas, y atin gozaris los dias de ilusiones serenas.,. Con paclencia y argucia yo he logr&do en un dia eqccnder con dos pledras mi hoguera de alegria ...
A g u s tin .
VIII Cuanto m is grande es el hombre, m is profundo es su amor.
Leonardo da Vinci. IX La mujer es un ser dibit que, una vez casada, debe sacrificar al marldo su voluntad. En justa correspondencia, el marldo debe sacrlficarle su egoismo.
Balzac; "Recuerdos de unos reci&n casados”. X El esposo arrastra a su mujer, con fuerza irresistible, hacla el circulo trazado por 61.
Goethe: Die natiirliche Tochter (La hija natural). (1) Esta poeela, en unI6n de otrae escrltas en Idlomas ertranjeros, se hall a en un cuadro que represent a la creacldn de Eva, formada de la costllla de Adin, tenlendo por lama: Quod perditit optat (Desea lo que ha perdido).
y
Vuestro blason debe ser: amar mucho mis de lo que sols amados no quedar jam is en segundo lugar.
Nietzsche: Asi habitS Zaratustra. (1) El cuadro, que lleva el tltulo Met arbeydt Jtrigt men vyer v ijlt den ite m (Con trabajo se saca fuego de una pledra), representa im hombre eentado ante la lumbre de una chlmenea, haclendo la oorte a una darui, mientras qua en el foado, se ve a un muchacho sacaudo Chiapas al [rotar una pledra con otra.
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FIGUHA I X V II
Mo bay nada tan sublime, cuando se ama de Texas, cotno dar slempre cuanto se posee: la vida, los pensamientos, el cuerpo, todo lo que se tlene; teniendo conciencia de que se da, aun arrfesg&ndolo todo, a fin de poder dar cada vez mis, Guy d e M a u p a s s a n t . XVIII Los perfumes son casl tan importantes para los hombres como la plegaria, el aseo personal, el agua y el ejerclcio del cuerpo. Omar Haleby: E l K t a b , X IX £1 dulce perfume del tocador es un lazo del cual es muy dlficil escapar; m&s de lo que parece. No s6 si el hombre juicloso, a qulen bace estremecer el perfume de la flor que su amada ha llevado sobre el seno, debe ser envldiado o compadecldo. J . J.
R ou ssea u .
XX A1 contemplar lo que la Naturaleza y el Arte enclerran de bello y sublime, se despierta, r&pido como el rayo, el recuerdo, volando had a la persona adorada. S te n d h a l: D e l A m o r .
1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. S. 9. 10. 11.
Pliegue inguinal. Pliegue de los muslos. Pubis (Monte de Venus). Prepucio clitorlano. Cuerpo y glands del clitoris. Frenlilo del clitoris. Lablos may ores (dobles), Orlllclo de la uretra. Lablos menores (dobles). Vestlbulo vaginal. Pared anterior vaginal ( generalmente no se ve).
12. Orlllclo de las gltmdula* vestlbulares dobles 13. Entrada vaginal. 14. Nalgas. 15. Pared vaginal posterior. 15. Frentllo de loa lablos. 17. Coals. IS. Perlneo posterior. 19. Ano. 20. Perlneo entre los lablos extcrnos ; el ano. 21. Hlmen.
SEGUNDA PARTE
ANATOMIA y FISIOLOGIA SEXUAL ESPECIFICAS
Capitulo IV
DE LA FISIOLOGIA SEXUAL DE LA MUJER ADULTA P R I ME R A
P A RT E
INTRODUCTION Y L IM IT A C IO N DEL OBJETO. —
LOS ORGANOS
SEXUALES EXTERNOS
El lector que preste suficiente atencion al titulo, se dar& en seguida cuenta perfecta de que el autor no se propone dar un tratado completo de la fisiologla sexual de la mujer, sino, por el contrario, definir estrictamente y limitar el tema a nuestras observaciones, Ateniendonos al marco trazado para este trabajo, tan solo hemos de ocuparnos en este libro de la mujer casada; quedan as! fuera de toda consideracion el cuerpo femenino no desarrollado, al igual que la epoca de la pubertad. Tampoco pertenecen a este capitulo ni el embarazo ni el puerperio. Solo ocasionalmente tendremos que referimos a ellos. Tampoco dare aqui un tratado completo de la fisiologia sexual de la mujer adulta. Ocuparia demasiado espacio, resultando para el profano, en su mayor parte, esta materia, incomprensible, y para el medico, superflua, ya que este puede hallar en los manuales y textos de ensenanza, especialmente en la monografla de Ludwig Fraenltel (Breslau) <1) ) publicada en 1925, todo cuanto necesita, incluso un indice detallado de literatura, en el cual el autor ha tenido en cuenta los trabajos m&s modemos. Asi, pues, me limitare a procurar a mis lectores un rapido examen de todos aquellos capitulos de la doctrina de las funciones vitales normales sexual-especificas de la mujer adulta, que son condicion indispensable para la comprensidn de la fisiologia y tecnicas matrimoniales. Bajo ciertos aspectos, por lo tanto, tengo que anadir muchas cosas, que no pueden hallarse en los manuales de Fisiologia, ni en los de Ginecologia. (1) En Halb an-Seitz; Blologla y Patologla. de la mujer IBiologie und Pathologie dea Weibes). (Urban ; Schwarzenberg. Vlena).
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Quiero hacer resaltar, desde un principio, que, tan to en estas cuestiones como en la ciencia en general, hay muchos puntos discutibles, existiendo aun muchos problemas por resolver. Entrar, pues, en controversia silo nos conduciria a complicar el asunto. Por eso me limito a exponer las relaciones de las manifestaciones que entran en juego, tal como las veo, en concordancia con el estado actual de nuestros eonocimientos, y basandome en estudios y experiencias propias. No cabe duda de que, con el transcurso del tiempo, muchas de nuestras concepciones su fririn rectificaciones m is o menos importantes. Dudo, no obstante que por ello desmerezcan Iqs resultados practicos de mis concepciones actuates.
Toda persona que quiera entender algo de la fisiologia de diversos organos, debe tener alguna idea de las relaciones anatomicas de los mismos. Creo facilitar a mis lectores no profesionales dicho estudio, intentando explicarles tales rela ciones a base de dibujos esquematizados, entrando de una manera inmediata en la funcion que los mismos desempenan, y haciendo resaltar la importancia que algunos de ellos tienen para la practica de la vida. En estos dibujos h a lla ri el lector los nombres en espanol y en latin. L a nomenclatura tecnica semilatina, tan usual, se ha tenido tam biin en cuenta. Usare en el texto las diversas denominaciones, dando prefereneia a las latinas, ya que son m is familiares en el lenguaje medico, y mas aun porque, al tratar ciertos extremos delicados, no dahan el sentimiento personal del lector.
Los drganos sexuales femeninos se dividen en dos grupos: internos y extemos. Los organos sexuales externos son aquellos que estan visibles cuando la mujer se halla echada, teniendo separadas las piernas y los labios mayores. E stin representados en la Figura 1. Quiero hacer, ante todo, una salvedad: no solo se ban esquematizado para faci litar su comprension, sino, sobre todo, por el hecho de que
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los drganos genitales varian mucho individualmente en forma y tamano. Asi, por ejemplo, existen grandes diferencias en el volumen y extension de las ninfas (labios menores), en la forma del himen, etcetera. Cuando se separan con los dedos los labios mayores (labia majora), mas o menos abultados y recubiertos en su parte externa con vello, y que en las mujeres que no han dado a luz se hallan unidos, generalmente queda abierta la vulva, pudiendo verse entonces las diversas partes restantes de los organos sexuales externos. Nuestra vista se dirige, en primer lugar, sobre las ninfas, o labios menores (labia minora) , que, generalmente, son de tamano reducido. En la figura estan indicados con el numero 9, a fin de diferenciarlos con toda claridad de la superficie interna de los labios mayores (numero 7). Las dimensiones de las ninfas son, sobre poco mas o menos, las siguientes: de 25 a 35 milimetros de longitud, de 8 a 15 de altura y de 3 a 5 de espesor h). Van perdiendose hacia la parte posterior, formando un borde m is o menos estrecho, hasta que quedan unidos detris del introitus vaginae (entrada de la vagina). Este borde, llamado el frenillo de los labios ( frenulum labiorum, numero 16), suele desaparecer con el coito frecucnte. Las ninfas van estrechandose en la parte anterior, uniendose sobre la base del clitoris, constituyendo asi el frenillo ( frenu lum clitoridis, numero 6). El clitoris (numero 5 ), que de todos los organos de la vulva es el situado mas hacia adelante, posee, en su extremo superior, un glande (glans clitoridis), que generalmente se encuentra libre entre las partes superiores de los labios ma yores. El cuerpo del organo, situado a i n m is hacia adelante, esta cubierto por un pliegue de tejido cutaneo, el prepucio del clitoris (prceputium clitoridis, numero 4), de modo que tan solo se ofrece a nuestra vista en forma de ligera protuberancia. Al palparlo, puede notirsele facilmente por encima de la sinfisis, sobre la cual descansa. El prepucio, que algunas veces, y especialmente en las personas no completamente desarrolladas, recubre tambien el glande del clitoris, puede retraerse facilmente, deseubriendo entonces el glande. El (1) Segiin Waldeyer: Topographiach-chiTurgitche Anatomte (Cohen, Bonn). Anatomia Topogrifico-quirurgioa.
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prepucio puede desviarse por encima del cuerpo, pero no puede retraerse. El clitoris, que, como se podra ver en la Figura 2 (numero 31), representa una formacion curvada hacia aba jo, y que tiene su asiento sobre la sinlisis, es un organo que sirve exclusivamente para producir voluptuosidad ( l >. For consiguiente, esta dotado de abundancia de nervios, que tienen sus extremos, enormemente numerosos, debajo de la misma superficie del glande, y los cuales resultan especialmente aptos para recibir toda clase de estimulos. La parte inferior, es decir, el sitio donde el frenillo del clitoris estd adherido, asi como la correspondiente parte de este frenillo, es la mas sensible. Y a el mas ligero contacto — y especialmente cuanto mas suave sea— provoca sensaciones de voluptuosidad. La estructura del clitoris esta en concordancia con la finalidad a que dicho organo ha sido destinado, ya que, de igual m anera que el pene del hombre (representa su homo logo), se compone de un tejido de vasos sanguineos, teniendo la propiedad de aum entar de volumen y de entrar en ereccion cuando se verifica un aflujo aumentado de sangre, junto con un reducido reflejo sanguineo. Este proceso se llama ereccidn, producida por excitacion sexual, tanto corporal como psiquica, aumentando el volumen del clitoris (aproximadamente, una vez y media mayor que en estado n o rm al). Se retrae entonces el prepucio, quedando algo mas al descubierto el glande y hallbndose este mas expuesto a los estimulos mec&nicos. Aumenta, simultaneamente, el angulo, que puede verse en la F igu ra 2, teniendo lugar una pequena elevacion y avance del organo, viendose reforzada de esta manera la posibilidad de excitacion. En el clitoris no tiene lugar una verdadera ereccion, como la del pene. El organo del hombre posee, ademas, una propiedad erectil relativamente mayor; pero, en cambio, el clitoris estb mbs ricamente provisto de terminales nerviosos, siendo, por consiguiente, mas facilmente irritable que el pene. Es de importancia saber que el clitoris (asi como los restantes organ os sexuales de la m ujer) tan solo Uega a su completo desarrollo y tamafio definitivo despues de practicar relaciones sexuales, realizadas con regularidad, durante un (1)
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TirmLno tecnlco que Indlcft sensacldn de placer sexual (Voluptaa).
plazo mbs o menos largo. Sin embargo, tambibn en la mujer adulta puede alcanzar el clitoris su completo desarrollo, cuando ella misma excita dicho organo con frecuencia, sometiendolo a frotaciones, etcetera, o dicho en otra forma mas precisa, cuando tiene el hbbito de masturbarse (onanismoautosatisfaccibn). Entre el glande del clitoris y su prepucio se halla, a ambos lados del frenillo (es decir, en la parte inferior del sector bianco de la Figura 2 ), el saco prepucial ( sucks prceputialis). E n este saquito y entre los pliegues prepuciales, se acumula el esmegma del clitoris (smegma clitoridis), que es una mucosidad segregada por las glandulas sebbceas, que se encuentran en dicho punto, la cual, si no se quita, se densifica, haciendose facilmente grumosa. El esmegma del clitoris es principalmente responsable del especifico olor geni tal femenino, con todos sus matices personales t1). Hay una cierta, aunque limitada, funcion de atraccibn y seleccibn en este humilde producto, pues si es segregado en cantidad moderada y exhala un olor leve y fresco, puede despertar una atraccibn distintiva en el sexo opuesto. Pero si el esmegma se acumula en cantidades excesivas — y es excesiva si se aprecia a simple vista— el olor normal se hace importuno o, lo que es peor, se convierte, a traves de u n proceso de fermentacion, en u n olor putrido repulsivo que resulta en extremo ofensivo y que tiene inevitablemente un efecto fatal, aun en el caso en que el deseo haya sido despertado. Esta descomposicion adquiere un carbcter aun mas desfavorable cuando, a causa de la falta de aseo, se mezclan los restos de orina, de sangre, de esperma y hasta de heces con dicha sustancia sebbcea, pues entonces participan las bacterias de la putrefaccion, que se desarrollan de un modo abundante en esta amalgama, tan propicia a albergarlas. Esta sustancia sebbcea en plena descomposicibn, no solamente produce efectos desfavorables por su olor repulsivo, sino que es origen de otros males. Los productos de dichas (1) Tambltn el olor proplo del sudor, gras* epld£nnlca y dem£$ transpiraclones, desempefian un papei important* en las comblnaclonei de los ad do* grasos del grupo caprlllco.
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desintegraciones quimicas son rancios y muy fuertes, y producen sobre los tejidos con que estan en contacto una irritacitin inflamatoria, pudiendo presentarse rubicundeces, hinchazones y secreciones acuosas. Cuando esta ultima m a nifestation conduce a una nueva descomposicion, es cuando se produce la inflamacion de dichos tejidos, picazones y dolores, con todas sus desagradables consecuencias para los contactos carnales. Resulta, por consiguiente, imprescindible eliminar rapldamente y con regularidad esta sustancia sebacea del clitoris; pero, por desgracia, se tiene muy olvidada esta indication, no solo por las mujeres abandonadas, sino por aquellas que cuidan mucho del aseo personal. Nadie podra imaginarse lo que respecto al particular puede observar el gtnecologo. Cabe atribuir tales descuidos a la ignorancia, o tal vez a una especie de castidad mal entendida, ya que, generalmente, la mujer no quiere tocar los genitales, y especialmente el clitoris, mds que de un modo muy superficial. Dicha sustancia pastosa se halla en la superficie interna del prepucio. Tambien en la superficie externa, en las ranuras de ambos lados que existen entre los labios mayores y el prepucio, segregan esmegma las glandulas sebaceas. Puede hallarse asimismo, en la profundidad de los pliegues de los labios mayores y en las ninfas. Por cierto que este esmegma no tiene un caracter tan especifico como el descrito antes, aun cuando su importancia es igual bajo todo punto de vista. Afortunadamente, puede ellminarse con mas facilidad, y es serial de enorme descuido en el aseo personal el hallar restos de esmegma en dichas partes. Y , a pesar de todo, jnada puede sorprenderle ya al medico respecto a estos hallazgos! Al proseguir el examen de la vulva, hay que mencionar aquella parte que se ofrece a la vista al sep a ra rlas ninfas: se halla situada entre las bases de estas, limitada en su parte posterior por el frenillo de los labios (16) y se llama vestibulo vaginal (vestibulum vaginas, senalado en el Uibujo con el numero 10). Dentro del mismo se encuentra la verdadera entrada vaginal ( introitus vaginas, senalado con el numero 13), la cual se halla ocluida parcialmente en las virgenes por
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el himen (numero 21); algo m is hacia adelante se ve una abertura mucho mds pequena, que constituye la desembocadura de la uretra (llamada ostium urethras, senalado con el numero 8, asi como, a ambos lados, los conductores excretores de las glandulas mucosas vestibulares menores y mayores. Abriendose en la uretra inferior est&n las dos pequenisimas bocas de los tubitos de Skene (glandulas para-uretrales). Estas estructuras rudimentarias (equivalentes a la prostata masculina) tienen escasa funcion. Mas importantes son las gldndulas de Bartholin, que est&n a ambos lados de las para des lateral es de la entrada de la vagina y que elaboran una secrecidn mucosa transparente, fluida y muy lubricante que, por regia general, segregan bajo el influ jo de estimulos sexuales, particularmente como resultado de la excitacidn psiquica initial. En los casos normales, al iniciarse la disposition para la copula, dicha secrecion es suficiente para que se obtenga con dicha mucosidad, junto con la que, en iguales circunstancias, se desprende de la uretra (canal del pene) del hombre, una lubricidad suficiente del introitus vaginal, facilitando de esta manera el coito. Es natural que, en caso de insuficiente funcion de estas gl&ndulas, puedan presentarse ciertas dificultades para la uni6n carnal, las cuales deben remediarse artificialmente. Menos frecuentes son aquellos casos en que tiene lugar un exceso de secrecion, no pudiendo, por lo tanto, produtirse estimulo suficiente por frotacion para realizarse el coito. Sin embargo, algunos especialistas han observado varios de estos casos. Respecto al orificio uretral (ostium urethrae), hay que d e d r tan s61o que, generalmente, se halla situado sobre una ligera prominentia, y tiene diferencias individuates bastante grandes en lo que a su forma y anchura se refiere, mientras que la entrada vaginal (introitus vaginae) merece una atenci6n especial. Hay que tener en cuenta, en primer lugar, la oclusidn partial: el himen, una formacibn que, normalmente, ha dejado de existir en el estado matrimonial, desempena, sin em bargo, o puede desempenar en la realization corporal de la uni6n, es decir, durante el primer coito, un papel de mucha importancia, que no debe descuidarse.
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El himen ofrece diferencias individuates multiples, tanto en lo que se refiere a su form a como a su extensidn. Por regia general, representa una prolongacidn tenue, en form a de media luna y en pliegues, de la pared vaginal posterior, con direccidn hacia adelante; dicha m em brana obstruye, en gran parte, la entrada de la vagina, desde su parte posterior. Es, sin embargo, frecuente que se presenten otras formas: hay himenes en form a anular, otros con doble abertura y otros cribiformes. A1 verificarse el primer coito, bajo cireunstancias normales, se desgarra el himen o, al menos, resulta lacerado, por lo menos en dos sitios, en su parte posterior, hacia la izquierda y hacia la derecha; suele tener entonces lugar una ligera hemorragia (que a veces es bastante considerable). Tal desgarro, que casi siempre va acompanado de dolores m is o menos fuertes, se realiza, segun los casos, con m is o menos facilidad, dependiendo, naturalmente, de la extensidn, espesor y rigidez de la membrana himenal (sin tener en consideracion las faltas tecnicas cometidas por el marido, y el miedo excesivo de la esposa). En lo que respecta a la rigidez del himen, hay que tener en cuenta que el desgarro himenal en las virgenes de cierta edad puede presentar dificultades, dada la rigidez general de los tejidos en esa epoca de la vida. Respecto al espesor, quiero mencionar tan s61o que existen tambien ciertas oscilaciones individuales. Resulta, por regia general, que en su base (es decir, en el sitio en donde el himen esti unido con la pared vaginal posterior), tiene unos milimetros de espesor, mientras que hacia el borde libre suele reducirse; pero jamas tiene el himen el fino espesor de un papel, como la creencia vulgar le atribuye. jY qud diremos de las creencias populares y de las superstlciones con relacion al himen! Causa risa oir las tonterias que se han dicho, no solo entre los pueblos primitivos, sino tambien en nuestra culta esfera social. Y lo peor es que dicha ignorancia puede ser muy peligrosa. Puede conducir a conclusiones completamente erroneas en cuanto a la virginidad existente o la falta de la misma. Por tal motivo, quiero mencionar en este capitulo el himen llamado fimbriatus, cuyos hordes tienen unas muescas, que solo pueden ser diferenciadas por un gineco-
logo experto, de los desgarros que se producen durante la desfloracidn. Por el contrario, cuando el himen esti escasamente desarrollado, puede llegarse a conclusiones erroneas respecto a supuestos contactos camales; lgual sucederi cuando tenga una forma casi normal, mostrindose fliccido y flexible, sin que puedan causarle el menor dano las relaciones sexuales (lo que es bastante frecuente), y hasta se puede dar a luz sin que por ello haya desgarro himenal. Como es natural, tr&tase ya de "casos raros”. Mds frecuentes son los opuestos, es decir, aquellos en que la membrana himenal posee abertura muy reducida, o tan gruesa y camosa que es de todo punto imposible realizar la perforation por via natural, y se tiene que Tecurrir al medico, lo mismo que en los himenes especialmente rigidos, ya citados en el p&rrafo anterior. A un despuds de la desfloracidn, puede apreciarse el himen como tal, a pesar de sus rasgaduras; pero, en general, verificado el parto desaparece por completo, y sdlo quedan pequenos restos pianos o en forma de verrugas, en el introitus vaginal.
Se ha indicado en el dibujo la entrada vaginal (introitus vagina) en forma de agujero para mayor claiidad. En realidad no se ve como tal, salvo que se coloque a la mujer en una position adecuada; por ejemplo, en la genupectoral (de plegaria mahometana), reteniendo la pared posterior de la vagina (entonces, los intestines, por su propio impulso, descienden, producidndose en la parte inferior de la cavidad abdominal una presidn negativa). Penetra asi el aire en la vagina, se despliega festa y, a traves del introitus vagincB, que a veces forma un verdadero agujero, puede reconocerse el interior de la cavidad. Ordinariamente, el introitus solo se abre cuando penetra en 61 cualquier objeto, que separa a la vez las paredes que est&n unidas, sea que este objeto, en forma de dedo o de pene u otra cualquier modalidad, penetre de fuera adentro, o ya sea el feto o un contenido vaginal los que se abran camino en direccidn inversa. Dicha abertura se halla cerrada generalmente, tanto por
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la elasticidad de sus bordes como por efecto de los haces musculares que alii se eneuentran, y por la presidn que ejerce la parte inferior de las paredes vaginales. En las virgenes y en las mujeres que h an tenido escasas relaciones sexuales, bastan de ordinario los dos factores antes mencionados, junto con el himen o sus rest os, para ocluir por completo dicha abertura, pudiendo verse tan s61o una parte reducida de la pared vaginal anterior (que en el dibujo se ha senalado con el numero 11). En las mujeres ya casadas hace tiempo, se mostrarii, generalmente, la mayor parte de la pared vaginal anterior, que se acentua mas despu6s del primer parto; en las multiparas, participa tambien en dicha oclusion la parte inferior de la pared vaginal posterior, lo que est£ relacionado, por un lado, con la perdida de elasticidad del anillo vulvo-vaginal y el haz muscular, y de otro lado, con la propensidn a descender, de las paredes vaginales. Son causas de estas alteraciones los numerosos desgarros, a veces pequenos y otros mayores, que se presentan durante el parto, y aun en casos anormales; desgarros invisibles, unos, de los tejidos que rodean las paredes vaginales, y otros visi bles, aun cuando en realidad solo lo son durante los primeros dias despuis del parto, que corren en todas direcciones, de un modo preferente hacia atras, peTforando el anillo vulvo vaginal, Los cuidados modemos de la parturienta dan por resultado una reduccion al minimo de los dafios producidos en la piel y tejidos de la vagina y el perineo. P ara evitar un desgarramiento durante el parto a menudo se procede a una lncisidn luego de inyectar anestesia local. En todos los casos los tejidos son cosidos cuidadosamente para restaurar su estructura y funci6n normal.
Antes de entrar en detalles concemientes a los genitalcs intemos, habra que mencionar un 6rgano que se halla a pares, a una profundidad de 1 a 1 Vz centimetro a ambos lados de la vulva y del introitus vaginal. Me refiero a los bulbos vestibulares. Se componen estos de anchas cavidades de vasos sanguineos, de pared delgada, esponjosos, que, al igual que los tejidos del clitoris, se llenan pletoricamente cuando oxisten estimulos de naturaleza sexual (causados por impre-
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siones psiquicas o por tacto lo ca l). Los extremos delanteros de los bulbos se estrechan de un modo marcado, formando una convergencia a la altura del angulo clitorideo. Su diametro aumenta hacia la parte posterior, de modo tal, que el bulbo (en estado flaccido) tiene de 0,5 a 1 centimetro de espesor y de 1 a 1 Yz centimetro de ancho, siendo su longitud de unos 3 a 5 centimetros. Su extremo posterior se redondea y cubre lateralmente, y desde arriba, la gl&ndula de Bartolino, es decir, que llega hasta la pared vaginal posterior. El borde inferior se encuentra en la base del labio mayoT, y el inferior limita en la ninfa y detr&s, en la pared vaginal lateral. Ambos cuerpos cavemosos, junto con el vestibulo y el introitus, tienen la forma de una herradura, cuya aber tura esti dirigida hacia abr&s. Al hincharse los bulbos vestibulares se rellenan los labios mayores, aumentando en espesor, colocandose su superficie interna algo hacia afuera, y simult&neamente se separan de modo que la vulva queda algo abierta; se ve que dichos drganos estan verdaderamente repletos de sangre, y, a consecuencia de esta manifestacion, se puede percibir, localmente, Su disposicidn para el coito. Dicha forma de herradura adquiere un estrechamiento mas sensible que visible, una especie de relleno del introitus vaginal que refuerza, durante el coito, el roce, aumentando asi enormemente los estimulos para ambos cdnyuges.
FIGURA 2
1. Cavldad abdominal. 2. Piel del abdomen. a. Pared abdominal anterior. 4. Perltoneo. 5. Llgamento suspensor del ovarto. B. Plel del dorso.
7. 8. 9. 10. 11. 12.
Canal vertebral. Columna vertebral, Promontorlo. Tnbo de Faloplo. Ovarlo, Sacro.
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C&vldad p d ils s t . Cftvldad de Douglass. Bdveda vaginal posterior. Cervix (cuello uterlno), Hocleo de tenca. Pared posterior de la vejlga, Eztremldad del Coxls, intestlno recto. Cuello vesical. Superflde interna de la nalga derecha. 23. Ano. 24. Vagina.
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25. Superflde Interna del muslo dere. cho. 26. Blmen. 27. Entrada vaginal (lntroltus). 23. Supertlcle Interna del lablo menor derecho. 29. Orlflclo de la uretra. 30. Superlicle interna del lablo mayor derecbo. 31. Clitoris. 32. Sinrisls. 33. Vejlga. 34. Utero.
Capitulo V DE LA F IS IO LO G IA S E X U A L D E LA M UJER A D U LT A S E G U N D A
Los 6 b g a n o s
P A R T E
sexuales
in t e b n o s
A1 tratarse de los organos sexuales internos de la mujer, debemos basarnos en el dibujo representado en la Figura 2. Reproduce, esquematizada, la parte de un corte sagital en la linea media del cuerpo, es decir, un corte hecho de adelante hacia atras y cuya parte anterior se ha colocado en el centro del dorso. Dicho corte pasa, en la parte inferior, a traves de la vulva, entre los labios mayores (numero 30), y las dos ninfas (numeros 28), terminando en la parte posterior, dentro de la fisura que separa las dos nalgas (numero 22). Divide en dos mitades laterales iguales al clitoris (numero 31), la desembocadura uretrai exterior ( ostium urethra, ntimero 29), la entrada de la vagina (tntroitus vagina, nu mero 27), la membrana himenal ( himen, numero 26, cruzado por lineas) y, finalmente, el ano (anus, numero 23), asi como la pelvis osea, que esta representada, en la parte anterior, por la sinfisis (numero 32), y en la posterior, por el sacro (numero 12) y el coxis (numero 19), cortados en sentido longitudinal. En la parte superior se encuentra la columna vertebral (numero 8). Las partes 6seas, asi como las cartilaginosas, se han indicado sin sombreado. El corte longitu dinal del canal dibujado dentro de la columna vertebral (numero 7), indica el canal de dicha columna vertebral, que se llama, en la parte correspondiente al sacro, canal sacral. En nuestro estudio no hace falta volver sobre el. Lo que en la pelvis aun puede tener interes son las prominencias que sobresalen, Uamandose promontorio sacrovertebral ( promontorium, numero 9), el sitio donde se unen la columna lumbar y el sacro. A l unirse este punto con el centro del borde supero-interior de la sinfisis (numero 32), forma esta union la linea mediana de un piano, ligeramente inclinado hacia adelante, colocado (en la imaginacion) a
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travAs del cuerpo. El borde de este plane, que en la pelvis del esqueleto se aprecia sin diflcultad alguna, constituye el limite de la entrada pelviana, que tiene una importancia indiscutible, desde el punto de vista tocologico. L a cavidad, que esta limitada por el piano interior de los huesos pelvianos, y que se encuentra en la parte inferior de la entrada pelviana, se denomina la pelvis menor. Dentro de la misma se hallan alojados los genitales intemos (genitalia interna), bien protegidos contra peligros del exterior, como podra apreciarse a simple vista. De igual modo que la vulva, tarnbien la vejiga y la uretra (numeros 18, 21, 29 y 33) y la parte inferior del recto (numero 20), han quedado divididos en dos mitades, por medio del mencionado corte mediano. En lo que a la vagina (numero 24) y al Otero (numeros 17 y 34) se refiere, est&n artificialmente divididos en dos mitades simetricas. No ocurre lo mismo con los organ os “mas in tern os” : las trompas (numero 10) y los ovarios (numero 11). Estos organos existen a pares, hallandose colocados casi simetricamente a ambos lados del utero. Al mirar, en base a este dibujo, sobre la superficie del corte de la parte derecha del cuerpo y dentro de la parte derecha de sus cavidades, hallamos reproducido el ovario derecho, con su trompa correspondiente, la cual, como es natural, no se halla dentro, sino detras de los cortes representados y dentro de diclia cavidad derecha de la pelvis, no participando, por tanto, del corte proyectado. En el dibujo no se indican las capas musculares y las de tejido conjuntivo seccionadas, que estan repartidas en los huecos dejados en bianco; de momento no nos interesan ambas capas, y si puede verse con mas claridad la position de los drganos, asi como sus reciprocas relaciones, lo que se ha tenido en cuenta tarn bien para simplificar su represen tacidn.
En la Figura 2 llaman nuestra atencion las cuatro cavi dades siguientes: la cavidad abdominal (senalada en el dibujo con el numero 1); !a vagina (numero 24), con su prolonga tion hacia la cavidad uterina (numero 34), y e! oviducto
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(numero 10); la vejiga (numero 33), con su conducto eferente (numero 29), y el recto (numero 20), con el ano (n u mero 23). HabrA que examinar, en primer lugar, los drganos pr6ximos a los genitales intemos, situados delante y detrAs de los mismos, ya que resultan de gran importancia por su proximidad. El recto (rectum) es el extremo inferior del intestino grueso que, viniendo desde arriba y por el lado izquierdo, alcanza la linea mediana del cuerpo, acodAndose ligeramente hacia adelante, formando en el punto mAs hondo de este acodamiento una ampolla dirigida hacia adelante, llamada la ampolla del recto (ampulia recti). Se halla unido con el exterior por medio de una pieza terminal, mucho mas estrecha, rodeada por un potente musculo oclusor: el corto canal anal. El recto tiene una anchura considerable y dispone de paredes muy elAsticas, de modo que puede contener grandes cantidades de heces, que suelen acumularse, con frecuencia, en la antes citada ampolla. A l no expulsarla, esta masa se densifica cada vez mas; la ampolla del recto, rellena de heces endurecidas, ejerce una presion sobre la pared vaginal poste rior, produciendo, como es natural, dolores y dificultades en el coito. Bajo un aspecto diferente, la proximidad del recto y el ano tiene gran importancia para los organos sexuales: existe el pellgro constante de que, a causa del exceso de contenido del recto, puedan ensuciarse dichos organos con sustancias en putrefaction y agentes productores de infecciones. Huelga insistir en que es imprescindible el mAximo aseo posible. H a habido tanto Anfasis comercial sobre los hAbitos regulares de evacuation de intestino o vejiga que aparecerla como un crimen esperar cinco minutos para una miction o dejar pasar un dia sin evacuar el intestino. Cada mujer conoce sus propias limitaciones al respecto y comprende que es mejor y mAs conveniente efectuar funclones normales a periodos regulares que posponer para despuAs lo que puede hacerse m as f Acilmente ahora. No se cree que irregularidades ocasionales en la funcion del intestino o vejiga tengan efecto aiguno en los 6rganos vitales adyacentes o distantes en una mujer sana. Es cuando los hAbitos de una mujer en particular
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se alteran en forma drastica que debe buscarse el consejo medico.
Conviene mencionar, por ultimo, que la vejiga no se halla en union directa con el ambiente exterior, sino que se cornunica con este por medio de un canal, la uretra, de 4 a 5 centimetros de longitud, y ligeramente curvado hacia adelante. La oelusion de dicho canal esta situada en su parte superior, es decir, que el contenido de la vejiga solo penetra en la uretra cuando se afloja el musculo oclusor (esfinter), que se encuentra en el cuello vesical. El orificio de dicho canal, que se halla situado en la vulva y que, como ya hemos visto antes, se denomina orificio de salida uretral (ostium urethrcB), no tiene ningun dispositivo de cierre. La posicion de la abertura sexual ( introitus vagince) y la desembocadura de los organos urinarios, situadas tan cerca una de la otra, en el vestibulo vaginal, puede tener, para todo el sistema de organos que entran en relacidn, consecuencias rauy funestas, ya que, por ejemplo, en caso de existir infeccion de una de dichas partes, la otra esta, en gran manera, expuesta a su contagio. Por el mismo motivo, se impone tambien un aseo cuidadosisimo.
Trataremos en este p&rrafo de la cavidad central, denominada vagina (numero 24 de la Figura 2). Es el organo de copulacion de la mujer, y sirve, ademas, como canal que facilita la salida del contenido del litero, ya en la menstruacion, en el parto o durante el puerperio. La vagina es un conducto o tubo de alrededor de 7,5 a 10 cms. y su direccion sigue el eje de la pelvis, es decir, est& ligeramente inclinada hacia adelante. En el organo intacto hay una ligera curva hacia atras, en el extremo inferior, inmediatamente por encima del introito. Los musculos de la vagina son de enorme importancia durante toda la vida reproductiva. Resulta especialmente importante que su tono, elasticidad y poder de relajacion voluntaria sean estimulados, no solo para obtener un coito sa tisf actor io sino por que cl
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buen control de la musculatura vaginal es de gran ayuda para lograr un paxto f&cil. E l dominio voluntarlo de los musculos del suelo pelviano es' tan importante como el del resto de la musculatura del cuerpo; solo por medio de este dominio resujta factible la completa reposicidn del suelo pelviano, despues de las enormes distensiones y relajamiento de estas partes a consecuencia del parto; pueden de este modo prevenirse danos duraderos y progresivos. No obstante esto, tal movimiento gimn&stico del suelo pelviano es completamente descuidado por parte de las mujeres, casi sin exception. De que surte su efecto no cabe duda alguna, pues precisamente aquellas mu* jeres a las que aconseje ejercitar con regularidad dichos musculos dos veces al dia, sobre todo durante el embarazo y el puerperio, han obtenido un exito completo. P ara lograr el dominio total de estos musculos, no resulta suficiente un trabajo comun de la musculatura completa del suelo pelviano, tal como suele ordenarseles a las puerperas i1*. Es indispen sable que la m ujer aprenda a poner en action los diversos musculos aisladamente, ejercit&ndolos tanto en combinacidn como separados de los demas. Para ello se precisa, en general, la debida ensenanza. Esta puede obtenerse de parte de ginecologos, medicos de familia o en departamentos prenatales de muchas clinicas y hospitales. A diferencia de los musculos antes mencionados que se encuentran bajo el dominio de la voluntad (o al menos pueden someterse a ella), y que se componen de fibras, que en la ciencia se conocen bajo el nombre de “fibras musculares estriadas”, encontrara el lector, durante el estudio de los organos sexual es de la mujer, un tejido muscular que se compone de fibras “lisas”, las cuales suelen denominarse “muscu los involuntarios”, ya que su funcion no est& sujeta a la influencia de la voluntad. Tal tejido muscular se contrae bajo el influjo de los estimulos mas diversos, tanto mecanicos (1) Para una descrlpctdn complete j autorlzada de los ejeroictos lndlcadoe para reetaurar la figura a su anterior elegancla el mejor llbro sobre el tema ee IntTOiucct&n a la Materntdad. por el Dr. O. Dick-Read (Haelnemann, Londres). En 41 se encontrarin detalles sabre la teenlca para sostener el Utero. el cuidado de los senos antes y deapuis del parto, y ejerclclos pie y post nntales lndlcados para rortalecer los musculos de la pelvis antes y particularmente despuSs del naclmlento de la crlatura. La cuarta edtclfin de su llbro Parto Sin Tetnor contlene tampion una detaUada espoelcldn sobre el mismo tema.
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y quimicos como directos e indirectos, transmitidos por tejidos nerviosos. Su contraction puede hallarse subordinada al influjo de efectos psiquicos, pero s6lo por via secundaria. Besulta de todo punto de vista imposible un verdadero influjo por centros psiquicos superiores, es decir, una action de la voluntad. Pero no queremos decir con estn que la funcidn de este tejido muscular deba considerarse de menor importancia; quien tuviese tal opinion, interpretara de modo erroneo la cuestion, pues precisamente desempeiia un papel importantisimo en los organos genitales internos de la mujer. Hallamos provistas todas las paredes del canal genital de un tejido muscular liso, existente tambi£n en la vagina, tejido que tiene mucha semejanza con las fibras elasticas del tejido conjuntivo. Despues de esta digresion, indispensable para la mejor comprension de cuanto queda por decir, volveremos a la des cription de la vagina. Hay que mencionar que dicho tubo vaginal, musculoso, recubierto en su interior por una mucosa rosacea bastante dura y resistente, tiene un espesor parietal de solo 4 milimetros. De modo que su pared es enormemente delgada, aunque, por otra parte, y afortunadamente, sea sumamente elastica, Y es esto indispensable, a causa de las grandes exigencias a que esta sometida, de un modo especial en lo que a su capacidad de distension se refiere. Sin embar go, ocurre que, despues de una hiperdistension, tal como tiene lugar durante el parto, las paredes vaginales pierden, generalmente, su elasticidad, quedando dicho tubo mds ancho de lo que era anteriormente. Esto es inevitable. Los dos tercios inferiores de las paredes vaginales anterior y posterior llevan cada uno una prominentia longi tudinal, que se compone de pliegues transversales. La prominentia anterior esta desarrollada mas marcadamente que la otra; ademds, aumenta hacia su extremo inferior y forma, precisamente en la parte superior del introitus vagi nal, un abultamiento que entra, en parte, en dicha abertura (Figu ra 1 numero 11). Este abultamiento en forma de prominencia nos hace ver la vagina, en su sector inferior, algo encorvada hacia atras. U n hiperdesarrollo {un exceso de desarrollo) de esta prominentia, tal como suele presentarse durante el embarazo, puede, a veces, interpretarse erroneamente como prolapso de la pared vaginal anterior. Todo este
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aparato de prominentias y pliegues transversales (a los cuales pertenecen tambien los restos himenales), reforzado, ademds, por los musculos elevados ycontrictos y por la angostura del introitus vaginal (por lo s'bu lbos vestibulares hinchados), debe eonceptuarse como dispositivo de aprisionamiento y {rotation, que tiene por fin estimular el miembro del hombre (pene) durante y despues de su introduction en la vagina, a fin de producir la evacuation del semen; por otra parte, y simultaneamente, dicho organismo, debido a los roces, queda tan excitado, que le produce, tambien a la mujer, el orgasmo (punto culminante de la voluptuosidad y satisfaction). L a vagina no es, en modo alguno, una cavidad abierta, tal como ha sido representada, para mayor comprension, en la Figura 2. Solo se abre cuando en su interior penetra cualquier objeto, y, en casos dados, el aire, como ya he explicado detalladamente en parrafos anteriores, al hablar del introitus vaginal. Salvo en estas excepciones, las paredes vaginales, anterior y posterior, estan adheridas entre si o, mejor dicho, la anterior se halla colocada sobre la pared vaginal posterior, como se indica en el corte transversal en forma de ) — (. Dentro de la parte superior de la vagina se halla invaginada la parte inferior del utero, que sobresale en forma de pina. Esta parte del utero, llamada portio vaginalis uteri, forma, por consiguiente, el cierre de la vagina. L a parte superior de la misma, dilatada, rodea la portio vaginalis, funditiidose con ella, y oonstituye la cavidad vaginal, en forma de anillo, llamado fornix vaginae. Como quiera que el eje del utero se halla en direction oblicua respecto del de la vagina y, por consiguiente, esta dirigida la portio vaginalis contra la pared posterior vaginal, siendo esta considerablemente mds larga que la anterior, puede diferenciarse con claridad en la boveda vaginal una parte plana, situada delante de la porcidn vaginal, o sea la bdveda vaginal (llamada, indistintamente, fornix anterior o laquear anterius), y otra mas profunda que se encuentra detrds de la portio (fornix posterior o laquear posterius, sefialada en la Figura 2 con el numero 15). La bdveda vaginal posterior forma la parte mds profunda de la vagina, cuando la mujer se halla echada, descansando de espaldas; dentro de la misma se deposita cl
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semen del hombre, o, al menos, se acumula en dicho sitio. Por tal razon, se denomina receptaculuvi seminis. Como podra verse en la Figura 2, limita esta boveda vaginal en su parte posterior y arriba, con la boveda de la cavidad abdominal, cuya ultima boveda es muy profunda y tiene la forma de una bolsa (senalada en la Figura 2 con el numero 5). Esta bolsa se denomina, segun el autor que la describio por primera vez, cavidad de Douglas ( Cavum Douglasii, numero 14). Desciende, mas o menos profundamente, entre la pared anterior del recto y la boveda vaginal posterior (dependiendo dicho descenso de variaciones individuales). El hecho de que tan solo una capa tisural muy delgada separe ambas cavidades y de que el peritoneo solamente se halla compuesto de una membrana delgadisima, siendo tambien la pared vaginal, en este sitio, mas delgada que en ninguna otra de sus partes, no carece de importancia practica.
Aunque la vagina misma no dispone de glandulas, segrega en poca cantidad un liquido que posee cierto.grado de acido lactico. Este contenido muesira oscilaciones regulares que, a su vez, est&n relacionadas con los procesos de maduracion del ovulo y de la menstruacion, que se repiten en intervalos regulares y de las cuales me ocupare en capitulos sucesivos con mas detalle. Aproximadamente entre dos menstruaciones, es decir, en la epoca que concuerda con la ovulacion (desprendimiento de un ovulo de su ovario), se halla el contenido de acido lactico de la secrecion vaginal en su punto minimo, siendo, aproximadamente, de un 0,05 por 100, lo que tiene especial importancia, pues sabido es que los espermatozoos, los hilos esperm&ticos del hombre, se conservan mejor y completamente aptos para la vida en una solucion debil de acido l&ctico (de 0,05 a 0,1 por 100), mientras que en solucion mas fuerte, sucumben con relativa facilidad i1*. L a presencia de acido l&ctico en la secrecion vaginal tiene, adem&s, otra importancia protector a: la de crear (1) Inveattgactonea renllZMtas por E. GrSIenberg. Berlin: Die zyklischen Sehwankungen des Sauretitera im Scheidensekret ( Oseilaeiones dclicas del iitulo de dcidos en la aeereeidn vaginal}, en el Archive de Olnecologla (Arcbtv filr Gya&fcologle), tomo 108, cuadernoe 3 j } .
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buenas condiciones vitales para ciertas bacterias, inofensivas o tal vez utiles, que residen en la vagina y constituyen un ambiente muy favorable para la existencia y propagaci6n de g^rmenes danosos que pudieran introducirse. Segun la doctrina de Zweifel, es este modo de auto-proteccion, especialmente importante para la profilaxis. de infecciones puerperales. Al liquido segregado por las paredes vaginales se mezclan celulas epiteliales desprendidas y algunos leucocitos (corpusculos sanguineos blancos), de suerte que, en 6rganos sexuales completamente sanos, suele hallarse una reducida cantidad de un liquido fluido lechoso en la vagina. Todo cuanto excede en cantidad o calidad (haciendo easo omiso de la alteracion debida a la m enstruacion), todo lo fuertemente mucoso y, especialmente, todo lo purulento, no debe conside r a t e como normal, y ha de tenerse en cuenta que el flujo abundante, amarillo, es indudablemente patoldgico. Las pa redes vaginales absorben en cierto grado, aunque no hay evidencia cientifica que demuestre que ello tiene efecto alguno sobre cualquier otra secrecion del cuerpo. Durante el embarazo hay una irrigacidn sanguines muy aumentada en los 6rganos genitales, de m anera que si se rasgan o golpean sangran mas f&cilmente. Debo ocuparme, por tiltimo, de las alteraciones que se presentan en la vagina y en la vulva cuando la mujer empieza a envejecer. Dichas alteraciones se manifiestan, por lo gene ral, muy tardias (especialmente en las mujeres de vida sexual activa); sin embargo, pueden mostrarse ciertas manifestaciones de desgaste, a causa de partos repetidos. Consisten estas alteraciones en que las prominencias vaginales se hacen mas planas, el tubo se dilate y queda relajado, y contra ellas resultan convenientes todos los cuidados citados cn capitulos anteriores (cuidadosa y oportuna sutura de eventuales desgarros, por insignificantes que sean, y robustecimiento eficaz de la musculatura pelviana). Las manifestaciones seniles tipicas consisten en la disminucion de la elasticidad, aplanamiento de la boveda pel viana y, por ultimo, involucion y atrofia de las paredes vaginales, que pueden quedar completamente lisas y muy delgadas y, a veces, hasta resquebrajadas, mientras que la vagina se estrecha nuevamente de un modo muy marcado.
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Huelga decir que tales alteraciones, producidas por el embarazo, igual que las seniles, deben tenerse debidamente en cuenta, en lo que respecta a las relaciones sexuales. El fitero, la matriz, en su calidad de 6rgano, tiene que desempenar una funcion mucho mtis importante que los organos sexuales extemos y la vagina. Sin embargo, en lo que a este organo se refiere, no es necesario tratarlo con tantos detalles como lo he hecho en otros capitulos, pues su funcion principal es la de recoger y dar albergue al ovulo fecundo procedente de la trompa, envolviendolo entre sus mucosas, alimentdndolo y protegiendolo, a fin de conducir a la luz del dia el producto del embarazo. Tratase, pues, de un 6rgano de incubation y de parto; la description del mismo y de sus funciones no entra en el marco de esta obra, sino que pertenece a la Tocologia. El utero representa un musculo hueco, aplanado, en forma de pera, de tejido muscular liso
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Dentro del ostium puede verse, generalmente, u n tapon mucoso, claro como el cristal, que esta compuesto de una mucosidad viscosa, de reaction alcalina y la cual es segregada por la mucosa de la cervix. Se denomina tapon mucoso de Kristeller, que fue quien primero lo describid detalladamente, y, en el lenguaje profesional, se le llam a simplemente el “Kristeller”. Sirve, en cierto modo, de cierre para la cavidad uterina. Por otra parte, durante o inmediatamente despuds del coito, tiene la mision de facilitar a los hilos espermtiticos su ascenso hacia el utero; mas adelante veremos en qud forma se desarrolla dicha funcion. Este tapon mucoso estti, por lo comtin, tan firmemente adherido a los bordes del hocico de tenca y al canal del cuello, que resulta sumamente dificil y, a veces, imposible, quitarlo por frotaci6n. Finalmente, refiriendonos a la Figura 2, podemos observar la boveda. vaginal posterior y la anterior, menos profunda, descritas en las breves notas precedentes.
He de manifestar, ante todo, que la seccidn reproducida de dicho organo en la Figura 2, no corresponde exactamente a las relaciones que existen en general. E n el dibujo se encuentra el utero colocado a demasiada altura dentro del cuerpo, y su parte superior sobrepasa a la entrada pelviana, mientras que “in natura”, esta, generalmente, alojado dentro de la pelvis menor, es decir, por debajo del piano de la entrada pelviana. Esta inexactitud del dibujo depende, en parte, de la representation esquematizada de dichas relaciones. Es debida, principalmente, al hecho de que se han reproducido el utero y la vagina conjunta y aproximadamente en position y en estado de dilatation, tal como se produce con la intro duction del pene erecto: la vagina esta distendida en sentido longitudinal, y las paredes separadas; la portio, y con ella todo el titero, resultan empujados hacia arriba. En realidad, teniendo en cuenta el grado indicado de repletion de la vejiga, y en caso de vagina desocupada, el cuerpo uterino estarti mas fuertemente acodado hacia ade lante, colocado sobre la vejiga; por consiguiente, resultard mas pronunciado el tingulo entre el cuerpo uterino y su cue llo, y la anteflexion (o sea el emplazamiento normal del
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utero) ser& m&s acentuada. Finalmente, la portio, cuando y a no este comprimida hacia arriba n l reciba traccidn alguna hacia adelante por la pared vaginal anterior (o sea, tan pronto como el pene haya abandonado la vagina), ocupari de nuevo su emplazamiento, dirigi&idose m&s bien hacia atr&s; el hocico de tenca mirar& en esta misma direccion, aproxim&ndose, por lo tanto, a la boveda vaginal posterior (hacia el receptaculum seminis). L a vagina misma, ya en posicidn normal, es decir, sin estar distendida, se inclina nuevamente algo hacia atr&s, coloc&ndose otra vez su pared delantera sobre la pared posterior. Tales son las diferencias entre el emplazamiento y postura del utero y de la vagina en estado normal (vacio) y en posicion de coito. En las figuras esquematizadas he reproducido los firganos en esta posici6n, porque es la que m&s interes ofrece en lo que se refiere a “ fisiologia matrimonial” , y tambi6n para hacer de esta manera m&s clara y, por con siguiente, m&s comprensible su reproduccion, De todo cuanto llevo dicho vemos, pues, que corresponde al litero (y junto con 61 a los otros 6rganos sexuales internos), una movilidad considerable. Sin embargo, bajo los influjos m&s diversos, puede perder su posicidn de equilibrio. En p&rrafos anteriores hemos visto la influencia que empuja a dicho 6rgano hacia arriba. Por otra parte, hay otras influencias que le hacen descender (la prensa abdominal, que hace accionar toda persona al efectuar la “presidn” corriente); otra que le empuja hacia adelante (por ejemplo, en caso de intestino demaslado repleto), y, finalmente, otras que causan su desviacidn hacia atr&s (sobre todo la hiper-replecion de la vejiga). Se halla tambifin expuesto el dtero al efecto de la gravitacidn, de modo muy variable, segun las diferentes posiciones de la mujer. No solamente trfitase de una movi lidad del organo, como totalidad, sino que puede existir tambien rotacion alrededor de sus diferentes ejes, y alteraciones de las relaciones entre el cuerpo y la cervix. Esta amplia y relativamente normal esfera de movilidad en tal compleja disposicion de drganos vitales nos hace comprender cu&n delicadamente balanceado, cu&n inestable, es la relacion mutua de los genitales internos entre si y con respecto a las partes adyacentes. Y no obstante, este equilibrio se preserva. iComo? Por
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medio de los efectos el&sticos de los musculos de la pelvis y de los ligamentos inelasticos que soportan y sostienen los drganos pelvianos. Estos comprenden los dos ligamentos anchos, cuya funcion es especialmente de suspension; contienen poco tejido muscular y consisten en un pliegue de tejido peri toneal fibro-muscular que se extiende a traves del utero hasta la pared lateral de la cavidad pelviana, rodeando el ovario y el tubo de Falopio en cada lado. El sosten esta dado por los ligamentos transverso cervicales (cardinales), los ligamentos utero-sacrales y la aponeurosis pubo-cervical. Estes ultimos ligamentos forman parte de un armazdn de tejido conjuntivo continuo que se extiende a traves de la pelvis y sostiene los 6rganos vitales. El propio utero es asimismo mantenido en posicion por su peso y por los ligamentos redondos quo lievan el cuerpo uterino hacia adelante. Podria resultar dicha elasticidad ligeramente danada cuando se hiperdistendiese dicho aparato de suspension o pasase de sus limites do elasticidad. Por consiguiente, es de especial importancia oponerse a las extralimitaciones. Esto se consigue por medio del resorte del suelo pelviano, contra el cual suelen comprimirse los intestinos pelvianos, al aumentarse la presion. Por este motivo, son indispensables dos factores para conservar los organos pelvianos en posicion normal: un aparato de fijacion no debilitado en su elastici dad, y un aparato de sosten, resistente e intacto (es decir, una fuerte musculatura del suelo pelviano, absolutamente intacta). Ambos aparatos deben realizar un trabajo mancomunado, a fin de que no sufran dano alguno en su fijacion los organos pelvianos <>). L a cavidad uterina, o cavum uteri (tal como lo muestra la Figura 2) tiene aproximadamente 7 cm. de longitud en las nuliparas y mas de 8 cms. en las mujeres que han dado a luz. Verticalmente ocupa muy poco espacio pero diagonalmente puede ser descrita como un tri&ngulo cuya base es ei
fundus uteri. El vertice de este triangulo se halla dirigido hacia aba jo (1) Las Oltlmas liases, cl tad as segun Q. Hoehne, Tratado de Obstetrlcla de W. Stockel (W. Stock el's Lehrbuch der Ceturtstt/e), (Fischer, Jena), 1320, constltuyen una nueva prueba de las dt versas medidas de conducts que cn cnpltulos anteriores he hecho reaaltar.
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y situ a do en la cavidad del Angulo de acodamiento, entre el cuerpo y la cervix, formando alii un canal muy estrecho, de unos 8 milimetros de ancho, y cuya prolongacion, que es el canal cervical, comunica con el hocico de tenca exterior de la vagina { ostium uteri externum, o simplemente llamado os tium). En contraposicidn al ultimo, se llam a aquel paso estrecho, hocico de tenca interior {ostium uteri internum) . Por los lados de la base triangular, que se denominan los dngulos de la trompa, comunica la cavidad uterina, mediante aberturas estrechisimas, con los huecos de las trompas. La cavidad uterina est& revestida de una mucosa rica en glandulas. Esta mucosa tiene que desempenar, precisamente, un papel importantisimo, albergando y alimentando al omilo fecundado, cumpliendo con tan alta mision mediante la correspondiente transformation de su estructura. Cada mes lunar (o, me]or dicho, cada cuatro semanas), Se prepara esta misidn, alcanzando ya entonces las alteraciones estructurales, un grado m uy considerable. Cuando esta preparation resulta inutil, cuando no existe 6vulo fecun dado alguno para anidarse, sobreviene en breve plazo su involution; la mucosa proliferada sucumbe en su mayor parte y es expulsada, manifestandose el proceso hacia afuera por la salida de sangre y de productos de secretion sanguinea, esto es, se presenta la hemorragia menstrual. De la mucosa en cuestidn s61o queda su capa inferior. Permanece durante algun tiempo en estado de reposo, hasta que un nuevo motivo la obliga a proliferate, a fin de prepararse otra vez para recibir el ovulo. Al resultar nuevamente litil (ya que no ha tenido lugar fecundacidn a lg u n a ), se elimina nuevamente y se presenta la menstruacion siguiente. Y de esta manera se repiten los procesos, mientras que su continuidad no sea interrumpida por un embarazo, es decir, durante toda la epoca de madurez sexual, formando el ciclo menstrual, que se repite con regularidad en intervalos de cuatro semanas. En el capitulo siguiente me ocupare con todo detalle de la menstruacion, al tratar la misma en relacion con las restantes oscilaciones que se presentan con regularidad en los procesos vitales de la mujer, asi como al referirme a su independencia en lo que respecta a la funcion del ovario.
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L a pared muscular del titero tiene, aproximadamente, un espesor de 1 a 1,5 centimetre, y alcanza su m&ximo desarrollo en la parte llamada cuerpo uterine. El mtisculo del utero posee una fuerza enorme, que se manifiesta de modo especial cuando tiene que realizar la gigantesca labor inherente al parto. Es que se ha preparado previamente de la debida manera, ya que los elementos musculares se han multiplicado y aumentado durante el embarazo en medida tal, que el peso del utero, de unos 50 a 70 gramos (50 gram os en las nuliparas y de 60 a 70 en las m ultiparas), h a aumentado hasta el 900 a 1,200 gramos (calculado inmediatamente despues de haber tenido lugar el parto). L a ldiosinerasia o peculiaridad especial de los espasmos o contracciones uterinas es que empiezan levemente, aumentan en fuerza, permanecen por breve tiempo en el m&ximo de intensidad y luego desaparecen. Despues de un intervalo de reposo comienzan nuevamente. Esta cualidad especifica es particularmente marcada durante el alumbramiento (dolores de parto) pero puede verificarse fuera y aparte del em barazo. Ademas, las fuertes contracciones uterinas pueden estar acompanadas por un dolor peculiar y unico <*). Unicamente las contracciones de escasa intensidad, especialmente aquellas que no tienen que veneer obstaculo al guno, pueden desarrollarse sin producir dolor, y, a veces, sin que la mujer se d6 cuenta de ellas. Resulta asi, por fortuna, en la contraction uterina que se verifica cuando la union sexual ha llegado a su punto culminante. En su superficie externa esta revestido el utero por el peritoneo. Carecen de tal revestimiento las estrechas tiras laterales de donde salen los ligamentos anchos del organo, y tambien la parte inferior del utero. En la Figura 2 puede apreciarse con toda claridad que el peritoneo, en su piano anterior, llega menos profundamente sobre la pared muscular que en el piano posterior; se indica, (1) La necesldad de este dolor ya s o se Considers normal. £/ Parto ain Temor del Dr. Dick-Read demueatra que este dolor es producido pslcoldglcameote por el espasmo a travCs del mledo, y que si se ellmlna el temor el dolor desaparece.
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asimismo, que por delante no llega hasta la pared vaginal, como sucede en la parte posterior. El peritoneo se halla firmemente unido con la musculatura subyacente de la matriz, pero esta union resulta algo mas floja en el punto de su doblez, es decir, en el sitio en donde pasa del titero a la vejiga. En dicho sitio puede desviarse facilmente el peritoneo de su substracto. Es aqui donde se forma el pliegue v6sico-uterino. Desde alii, y hacia adelante, recubre gran parte de la pared superior y posterior de la vejiga, continuum dose un poco m£s hacia la sinfisis, sobre la pared abdominal anterior. Y a hemos mencionado el plie gue de doblez posterior, en la parte m£s profunda de la cavi dad de Douglas. Desde este punto, recubre el peritoneo la superficie anterior de la columna vertebral, asi como las partes laterales de la pared abdominal interior. Resumiendo eu breves palabras todo cuanto hemos dicho, resulta que el peritoneo es una piel fina, reluciente, que recubre toda la cavidad abdominal, revistiendo asimismo los intestinos pelvianos. A exception de la vagina, los drganos sexuales intemos se encuentran casi completamente dentro de la cavidad peritoneal, y estdn sujetos y recubiertos en su mayor parte por el pliegue peritoneal, que atraviesa transversalmente la pelvis. En la Figura 2 he intentado reproducir la situacidn lo m&s claramente posible, a pesar de que no es facil hacerlo, dadas las relaciones existentes, que podrian interpretarse de modo erroneo. Debe entenderse que la parte sombreada (cavidad peritoneal) est& llenada par los intesti nos, que colindan en todas partes con los drganos sexuales.
Las estrechas relaciones existentes entre los organos sexuales y el peritoneo son de especial importancia, ya que los genitales, a causa de su frecuente union con el mundo exterior y su marcada labor, pueden mediar facilmente para que penetren en la cavidad abdominal agentes productores de infecciones. Las trompas ( tuba uterina, Figura 2, niimero 10) adhieren a cada lado de los hordes del utero. Representan unos tubos serpenteados, de unos 10 a 15 centimetros de longitud, que van en direction de las paredes pelvianas laterales. Las
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trompas, que son muy estrechas en sus sectores de nacimiento, salen de los angulos tubulares de la cavidad y pasan a traves de las paredes uterinas; a poca distancia de aquel punto, van ensanchandose paulatinamente <*>. Sin embargo, la trompa sigue siendo un tubo flexible, tenue, delgado y bastante estrecho. Este organo se halla encerrado en el borde libre del Iigamento ancho. Su parte lateral, acodada hacia atras, ensanchada en forma de pabellon, se encuentra libremente en la cavidad abdominal. Existe una comunicacion directa de la cavidad abdominal con el orificio externo de los organos se xuales. Y este hecho tiene una importancia indiscutible. Sin embargo, no conviene imaginarse la cuestion como si se tratase de un paso completamente abierto, pues se produce cierta oclusion, por unirse las paredes entre si; existen, adem&s, el tapon de Kristeller y las pequehas cavidades de liquidos que circulan por los sectores estrechos de las trompas. Ahora bien: al inyectar algun liquido dentro de la cavidad uterina, puede penetrar 6ste hasta dentro de las trompas y llegar a su vez a la libre cavidad abdominal, lo que puede dar lugar a intoxicaciones y peritonitis locales y hasta generales (dada la enorme capacidad de absorcion del peritoneo). L a superficie Interna de la trompa presenta numerosos pliegues longitudinales y crestas provistas de una capa eelular, que Ueva finisimas pestanas diminutas, solo apreciables por medio del microscopio, y que se hallan en continuo movimiento, vibrando siempre en direction al utero. Y como quiera que el epitelio vibratil trabaja sn cesar durante toda la vida, es por eso por lo que se produce una corriente continua de liquido capilar, que va desde la cavidad abdominal hacia el utero. Precisamente esta corriente es la que ayuda a las trompas a cumplir con la finalidad a que estdn destinadas. Dicha finalidad consiste en la reunion de las celulas germinales masculinas y femeninas, y en el transporte del dvulo fecundo hacia el utero. Y la corriente capilar es de ayuda para la fecundacidn en dos sentidos; su accidn sobre los ovulos y los espermatozoos es complementaria, pero exactamente opuesta. L a corriente capilar y el epitelio vibratil conducen el (1) peta” ).
De uhi el nombre de Salplageo (pajabra griega que slgnlflca "trom-
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6vuIo, al salir del ovario, hacia la abertura abdominal conica de las trompas, donde recibe la fertilization, y luego lo conducen hasta el utero, donde es anidado y nutrido. Por otra parte, el movimiento hacia afuera y la succiOn de las trompas excita las celulas espermatozoicas o espermatozoos, produciendo vigorosos contra-efectos, pues es una peculiaridad especial de estas pequenas celulas que tienen una capacidad de movi-
mientos independientes, que navegan prejerentemente contra la corriente, y que deben moverse hacia arriba y hacia adentro, en la direction del ovario. De tal manera la corriente capilar en los oviductos une las dos celulas contrastantes y complementarias que se buscan una a la otra. El encuentro de dos celulas tales, o ferti lization, o conception, generalmente ocurre en la portion lateral curva. del oviducto: el ovulo fertilizado comienza a desarrollar a medida que es transportado a traves de la trompa hasta el utero, donde es anidado alrededor de una semana despues de fertilizado. Los musculos peristaltieos de los ovi ductos, que estan en continuo movimiento leve, principalmente en direction al Otero, contribuyen, por supuesto, al transporte y a la suction del ovulo fecundado, (Ver especialmente Sobotta y Mikulicz-Radecki: el ultimo en Centralblatt iur Gynakologie, Nos. 30 y 42), El ovario (ovarium), que, como las trompas, es un 6rgano par, tiene la forma de un cuerpo redondo y algo alargado, uno de cuyos hordes longitudinales ofrece un curso rectilineo. Tiene, aproximadamente, de 3 a 5 centimetres de longitud, 1,5 a 2 centimetres de anchura, y un espesor de 0,5 a 1,5 cen timetre. Su consistencia es solida y, a la vez, elastica, mientras que su superficie es irregular, a causa de las vesiculas ovulares pequenas que se form an y estallan. El borde incurvado del ovario y ambas superficies se hallan libremente dentro de la cavidad abdominal, mientras que se fija por su borde recto longitudinal en la pared poste rior del ligamento ancho. Se halla adherido por un ligamento propio al borde lateral del utero, y por otro (el ligamento de suspension del ovario, que se halla indicado en la Figura 2, con el numero 5), a la pared pelviana; de esta manera queda determinado su emplazamiento (aunque puede ser variable). El embudo de la trompa se halla situado en inmediata proximidad del lib re borde posterior y de la cara interna del ovario.
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Dentro de este se hallan los germenes de ovulos, en ntimero incontable, y se verifica continuamente una formation y una involution. Durante la formation se producen vesiculas llenas de liquido, que albergan en una parte de su pared al ovulito. Dichas vesiculas suelen llamarse foliculos, y, en intervalos de cuatro semanas, llegan a su completa maduracidn, unas veces dentro de un ovario y otras de otro (sin que pueda comprobarse un turno riguroso). El foliculo llega a su grado completo de desarrollo, pronto a estallar, y recibe entonces el nombre de vesiculas de Graaf o foliculo de Graaf, segun el autor Reinier de Graaf, que fue quien lo descubrio (G raa f murio en Relft en 1673). El foliculo, que ha alcanzado entonces el tamano de una cereza pequena, llega durante su nacimiento hasta la superficie del ovario, de modo que esta se halla abombada, adelgazandose entonces su pared en el vertice de tal modo, que acaba por estallar. El liquido que sale arrastra entonces consigo al ovulo (que tan solo tiene un di&metro de 0,2 milimetro). De esta suerte llega a la libre cavidad abdominal, en la proximidad del embudo de la trompa, siendo impulsado hacia esta del modo antes descripto. Despues de estallado, el foliculo aun no ha cumplido del todo su mision. Se presentan en su pared manifestaciones de intensa proliferation, y se transforma rapidamente en cuerpo glandular que, a causa de su color, se denomina cuerpo amarillo o cuerpo luteo (corpus Vuteum). El cuerpo luteo segrega sustancias, las cuales, una vez que llegan a la corriente sanguinea, cjercen gran influencia sobre todo el organismo, y tambien sobre la mucosa uterina. En caso de existir embarazo prosigue el crecimiento del cuer po luteo. Durante algunos meses, conserva su funcion pero, en el caso de que no haya tenido lugar fecundation alguna, entonces, despues de breve tiempo de florecimiento, entra el cuerpo luteo en regresion, quedando tan solo una pequena cicatriz en la superficie del ovario. Como cada foliculo necesita dos semanas para madurar, la mayoria de estas muy numerosas estructuras no logran la madurez total. Fasan al estado -de involucidn o destruccion y sus cilulas componentes se hacen fibrosas y no tienen fun cion alguna. Los ovarios representan, por consiguiente, organos de secretion externa e interna.
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La secrecion externa es periodica y recurrente. La inter na, tambien lo es, en parte; pero en cierto grado debe consi d e ra t e como continua. L a importancia de la funcidn ovdrica ha sido tratada ya en el capltulo II, en lo que respecta a las sensaciones sexuales. En el capitulo siguiente estudiaremos sus relaciones con respecto a la menstruacidn y a su influjo sobre el organismo total de la mujer que h a llegado a la madurez sexual.
Capitulo VI DE LA FIS IO LO G IA S E X U A L D E L A M UJER A D U LT A T E R C E R A
P A R T E
F u n c i 6 n OVABICA, MOVIM IENTO o n d u l a t o r i o d e l a s m a n i f e s t a CIONES VITALES EN EL ORGANISMO FEM ENINO Y LA MENSTBUACION
Los problemas que me dispongo a tratar en este capitulo son enormemente dificiles, no tan solo por el hecho de ser en alto grado complicados, sino, y sobre todo, porque contienen muchas cosas extraordinariamente dificiles de comprender y tambien algunas cuestiones que aun no han sido aclaradas. A pesar de todo, debo intentar ver claro en ellas, en cuanto este en lo posible, pues la esencia de la vida de la mujer, tanto la corporal como, en gran parte, su vida animica, no solo estan relacionadas, sino dominadas por tales cuestiones. Propter solum ovarium mulier est quod est; lo que significa; “Tan sdlo por sus ovarios es la mujer lo que es”. Y a veremos cuanta verdad encierra este aforismo latino. tCu&l es, pues, la funcidn de estos 6rganos tan importantes? (Y digo “organos” ya que, en su funcion, forman una totalidad, y aunque de antiguo se habla sdlo del “ovario”, normalmente, existen dos). Su mision es doble: debe producir el 6vulo, la celula ger minal de la mujer, y protegerla durante su ulterior desarrollo. Respecto al modo y manera como cumple el ovario con su primera mision, se sabe ya bastante, habiendonos ayudado de u n modo especial para alcanzar tales conocimientos los m6todos de investigacion microscopica. Y a pesar de todo, es aqui donde precisamente empieza la dificultad. iCuando resulta expulsado el ovulo? ^Es que tal operation se verifica en intervalos regulares? como se relaciona el momento de la expulsion del ovulo (la ovulacion), con la salida de sangre del utero, que se efectua, como sabe* mos, cada cuatro semanas? El hecho de incluir esta hemorragia, esta perdida de san gre, preferente y expresamente, en las siguientes considera-
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clones, es a consecuencia de su evidencia, de su manifestation periodica y de su importancia como sintoma de falta de embarazo. En todas partes y en todas las bpocas ha desempenado la menstruacidn, para las mujeres, asi como para los medicos, el importante papel de un aparato de vigilancia, que nos senala los procesos mas significativos de los brganos sexuales. Tambien, pues, queremos nosotros servirnos de este aparato como CTOn&metro, a fin de poder interpretar la consecuencia temporal de las fases de las diversas funciones de los brganos sexuales y de otros muchos procesos del resto del cuerpo, Dividiremos en cuatro semanas los periodos durante los cuaJes se desarrolla la vida de la mujer normal no fecundada, de modo que los calculemos desde el primer dia de la menstrua tion hasta el vigesimo octavo dia que sigue al principio de la hemorragia. tEn que dia, pues, de las cuatro semanas, tiene lugar la ovulacibn? La respuesta a esta pregunta tiene importancia en la practica, asi como en la teoria. Pues dado que el dia inmediato siguiente al de la ovulacibn es el mas favorable para la fecundacibn, es de gran importancia determinarlo exactamente. A traves de estudios realizados en los ovaries durante intervenciones quirurgicas pelvianas y abdominales hemos obtenido conocimientos adicionales sobre los acontecimientos que tienen lugar durante el ciclo menstrual y hemos complementado dichos estudios con observaciones precisas efectuadas en mujeres en quienes la madurez del foliculo de G raaf era demostrable de una u otra manera. Al comienzo de cada ciclo varios ovulos de ambos ovarios comienzan a madurar pero uno de ellos aventaja al resto y los demas son inhibidos por secreciones glandulares especiales, de manera que generalmente solo un ovulo logra m adurar cada mes. Esta maduracion continua firmemente hasta que en un 010mento dado, en la mitad del tiempo que transcurre entre dos periodos menstruales, el foliculo de G ra af estalla y libera el ovulo, que es arrojado al oviducto donde, a menos que se le fertilice, vive solo alrededor de veinticuatro horas y luego se desintegra y desaparece. El tiempo exacto de ovulacibn difiere de mujer a mujer y de ciclo en ciclo, Lo unico constante es que ocurre catorce
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dlas antes del comienzo del periodo siguiente. Podria decirse que por lo general se produce entre el l l 9 y 159 del ciclo pero puede ser afectado por circunstancias extemas, enfermedades, factores emocionales y quizas hasta el estimulo del coito mismo puede provocar una ovulacion mas temprana. Aunque el ciclo menstrual promedio es de veintiocho dias, muchas mu jeres tienen intervalos mas breves o extensos entre dos perio dos. Aquellas que tienen ciclos menores que el mes lunar ovulan proporcionalmente antes en el ciclo y viceversa. Todo esto ha sido confirmado no solo por observaciones de los foliculos de G raaf realizadas durante el transcurso de interven ciones quirurgicas sino tambien por las constantes variaciones de las temperaturas halladas a traves de cada ciclo. Esto sera discutido con mayor amplitud mas adelante. No obs tante, para poder apreciar el complejo mecanismo con que la Naturaleza logra la reproduction y preservation de la especie debemos tener en cuenta estos factores separados pero entre-
lazados. 1) L a posibilidad de que la relation sexual en los dias que preceden al estallido del foliculo maduro puede dar un impetu a la ovulacion, tanto por la congestion como por el aumento de tension y posiblemente por vibration directa. 2) El hecho de que en esa epoca las secreciones vaginales tienen jus tarn ente la men or cantidad de acidez, lo que favorece la preservation de los espermatozoos. 3) El hecho adicional de que inmediatamente despues de la ovulacion tanto los organos genitales internos como todo el cuerpo estan en las condiciones mas adecuadas para ofrecer al 6vulo liberado las mejores condiciones para sobrevivir. Asi comprendemos en resumen los procesos por medio de los cuales el ovario cumple su primer funcion, en cooperacibn con los otros organos genitales.
Dos tipos de hormonas estan involucradas en el ciclo ovarico: Estrogena y Progesterona. Bajo los estimulos de la pltuitaria el ovario produce una hormona estrogena: estra diol, que hace que el ovulo se desarrolle, se agrande, estalle a traves de la superficie del ovario y encuentre su camino en un tubo de Falopio, listo para ser fertilizado. La progesterona
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ayuda al utero a recibir y retener el 6vulo fertilizado. Como ya se ha establecido, estos fenomenos ocurren mas o menos en mitad de camino entre dos periodos menstruales y constituyen lo que se conoce como tiempo de ovulacion. Dos dias antes y dos dias despufe de la anticipada ovulacion es el mo* mento mas fertil del periodo intermenstrual. U n a semana antes y una semana despues de la menstruacion es lo que se llam a “periodo seguro”. Pero es esta una denominacion erronea, en vista de que la ovulacion puede, a veces, producirse en cualquier momento del mes. Tan pronto como ocurre la ovu lacion la hormona adicional, la progesterona, entra en accion. Es producida por un cuerpo amarillo, el corpus luteum, ya mencionado en el capitulo V, que se desarrollaen el Graafian follicle, que es la cavidad dejada por el ovulo cuando fete irrumpe fuera del ovario. Si el ovulo es fertilizado el cuerpo luteo crece en tamafio y permanece activo durante los tres primeros meses del embarazo, protegiendo y desarrollando el embrion y contribuyendo a. evitar el aborto. Cuando el cuerpo luteo comienza a decrecer la produceion de la todavia esencial progesterona queda a cargo, en cantidad siempre en aumento durante el resto del embarazo, de la placenta. Si el ovulo no es fertilizado el cuerpo luteo degenera rapidamente, se hace mas y mas pequeno, y su accion inhibidora cesa. Inmediatamente despues de iniciada la menstruacion el ciclo completo de maduracion, ovulacion, fertilizacidn o no fertilization, del ovulo recomienza y conduce al embarazo o se produce otro “periodo". Se dice que los ovarios contienen aproximadamente 100.000 ovulos. Cada ovulo en su madurez es una diminuta macula de Y2 centimetre de diametro y todos los meses, du rante aproximadamente treinta anos en la vida de una mujer, un ovulo maduro pasa por el oviducto hasta el utero. Si el ovulo maduro es fertilizado se produce el embarazo, como he mencionado en el capitulo V. Si no es fertilizado se desintegra antes de la siguiente menstruacion. La Naturaleza resulta asi extra or dinar iamente prodiga, ya que mds de 98.000 ovulos jamas maduran y de los 1.500 aproximadamente que si lo hacen, por lo general son menos de 6 los fertilizados. No obstante, en el hombre se produce una desproporcidn mayor adn. Una emision seminal fertil puede contener de doscientos
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a trescientos millones de espermas, de los cuales se requlere uno solo para la fertilizacion. Sin embargo el hombre no es peculiar en esto. Es la proporcidn comun en la Naturaleza. El mecanismo que controla la madurez del ovulo, su curso a travfe del oviducto, las perspectivas de fertilizacidn y las posibilidades de que pueda sobrevivir para producir u n a criatura de termino cumplido estan gobernados por las hormonas que controlan a los ovarios. Si un ovulo no es fertilizado las hormonas que controlan el mecanismo que produce la mens truacion entran en accion y asi se completa el ciclo. Se ha investigado mucho para dilucidar todos estos complejos procesos y podemos presentar las conclusiones a que se ha Uegado en la siguiente forma simplificada. Las series de cambios que se verifican son originados primariamente por impulsos bioquimicos emitidos por una parte del cerebro 11amada hypothalamus. Este activa un organo enddcrino, la gldndula pituitaria, situada en la base del cr&neo; y la pituitaria a su vez estimula o inhibe, segun sea necesario, las hor monas del ovario. Un despliegue de accion igualmente vigoroso, si no mas, que el de las hormonas del ovario, hace que el revestimiento membranoso del utero prolifere y desarroUe a fin de ofrecer al ovulo su anidamiento y nutricidn. Bajo la influencia de estas hormonas las membranas del utero, hasta ahora pequenas en extension y relativamente pasivas, comienzan a crecer y forman la estructura tipica del embarazo. Este aumento llega a una positiva proliferacion de tejido. Hitschmann y Adler (Viena) describieren en 1907 por prim era vez las fases de esta proliferacion y su significado. Posteriormente F. Driessen, de Amsterdam, las dilucido a travfe de observaciones microscdpicas exhaustivas y exactas. Antes de la prolifera tion viene la fase regenerativa; esta comienza aun antes de que la menstruacidn haya cesado y continua durante la primera mitad del ciclo, luego entra en la fase proliferativa y secretoria, que se mantiene en accion durante la segunda mitad del ciclo y termina cuando 1a. menstruacion comienza nuevamente. Esta se caracteriza localmente por la disolucion y expul sion de la mayor parte de la membrana mucosa proliferada,
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acompanada por la secreclon de un fluido aguado levemente tenido de sangre hasta la cesacion de la regia. Su significaci6n es importante para el organlsmo en general, ya que puede ser considerada como la manifestacion de u n a reaccion y relajazniento general del cuerpo. Mas adelante trataremos de este asunto con mayor amplitud. El glucdgeno es uno de los constituyentes segregados por las membranas mucosas y como intermedio en el metabolismo de los carbohidratos constituye una Importante reserva de alimento para el 6vulo fertilizado y puede, por lo tanto, ser considerado como parte de la preparacidn para el embarazo. Esta curva, en con junto, corre paralela a la de las membranas uterinas, sube dos dlas despues de haber empezado la formaci6n del cuerpo ltiteo, slgue luego la actividad funcional de 6ste y desciende bruscamente tan pronto como el cuerpo amarillo del ovario comienza a disminuir y dispersarse. Los drganos sexuales alejados de las estructuras centra les, las mamas, participan de un modo indudable en la curva ciclica ellas tam biln slguen las tres fases inicladas por el cuerpo luteo: ascenso, culminacidn y declinacidn. Rosenburg ha demostrado esto por medio de investigaciones anatdmlcas microscdpicas de las mamas en diferentes etapas del ciclo menstrual. Como los cambios que se efectuan en las membranas uterinas, iniciados por las hormonas de los ovarios, el aumento de volumen y tensidn de las gldndulas mamarias, descrito por Rosenburg, debe ser considerado como fase inicial de las alteraciones tlpicas del embarazo. Asl la Naturaleza espera la fertillzacidn de cada 6vulo cuando 6ste abandona el ovario. En cada ocasion se prepara para los cambios que habr&n de seguir a esa fertilizacion. Y en cada ocasifin, cuando la fertilizacidn no se produce, y los propdsitos de la Naturaleza se ven frustrados, los preparatives son demolidos y dispersados. Es universalmente sabido que los pechos se hinchan antes de que comience la menstruacion. Se ponen m&s tensos y duros y hasta algunas veces provocan cierto dolor. Pero este fendmeno no es identico al cambio gradual que se produce en ellos entre dos periodos, tal como to describe Rosenburg.1 (1) A. Hoeenburg: "Cambios Menstruates de lee Gl&ndulas Mamarlaa", ZaniralMart fUr GirrWtfcoIoffte. N* S.
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Ante todo, los dos procesos no coinciden en el tiempo. Y en segundo lugar, el perceptible aumento que se presenta antes de la menstruacion es demasiado rdpido para que pueda ser parte del ciclo de veintiocho dias. No puede decirse con certeza si los cambios clclicos descritos por Rosenburg pueden ser conscientemente percibidos; tal vez lo sea por algunas mujeres y por otras no. Pero el pequeno aumento normal de antes de la menstruacidn, que si es distintivamente perceptible, se debe probablemente a un mayor aflujo de sangre y a una dilatation de los pequehos vasos sanguineos. Esto puede ocurrir, no solo en el curso de procesos endderinos (quimicos) slno como action refleja a traves de los nervios. U n buen ejemplo de tai causa y al mismo tiempo una verificacion interesante de la probable respuesta a los problemas que estamos dlscutiendo aqui se halla en el aumento y posterior normallzacldn de los pechos que muchas mujeres experimentan justamente en mitad de dos periodos, o sea inmediatamente antes de la ruptura del follculo de Graaf. En este caso podemos con certeza descartar un aumento real del tejido glandular. No obstante los pechos se hinchan. Se hinchan a causa de la congestidn de la sangre y de la retencidn de liquido. Hemos visto que la funcidn ovdrica tiene una marcada y poderosa influencia en la esfera genital. Igualmente impor tante es su influencia sobre el organlsmo total de la mujer. Consideraremos esto en detalle. Desde las observaciones realizadas y registradas por Mary Putnam Jacobi en 1875, seguidas por el Ensayo de Good man (*> y confirmadas y ampliadas por gran numero de investigadores, se sabe que los procesos vitales m & importantes de la mujer sexualmente adulta muestran oscilaciones de intensidad dentro de un perlodo definido. A una fase de actividad intensa y activa que precede al flujo menstrual sigue una d6bil fase de relajacion que corresponde a la menstruacion. Luego se produce nuevamente un aumento gradual, una culminacidn y un descenso. Y si no se presenta el embarazo el mismo proceso se repite con asom(1)
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brosa regularidad y puntualidad a intervalos de cuatro semanas durante toda la madurez sexual. H a quedado demostrado que este eiclo mensual de aumento, culminacion y disminucidn afecta la temperatura del cuerpo, la funcion cardiaca, la presion sanguinea, la fuerza muscular, la eliminacion de orina, los procesos de asimilacion y, como se ha comprobado en los ultimos anos, los organos sexuales en si mismos. Hay senates, y habr& mas, de que en muchas otras manifestaciones vitales de la mujer se podia probar la misma regia de tensidn y relajacion periodicas. Es, en realidad, como el flujo y reflujo del mar bajo la luna creciente y menguante. TEMPERATURA BAJSAL O sb COITOS
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De Principtos de Gtnecologia, de T. N. A. Jeffcoate. Butterworthg.
E n uTia. monografia publicada en 1904 l1) "Sobre la Relaclon Existente entre la Funcidn Ov&rica, la Periodicidad Ciclica y la Hem orragia Menstrual” senale que la periodicidad1 (1)
P ot eucetores de Erven Bobo, es Haarlem.
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que me ocupa puede verificarse del modo m&s sencillo en los cambios que se producen en la temperatura del cuerpo, la cual sigue una curva paralela a la de otras funciones vitales, de modo que puede tomarse como representativa de las dem&s. Demostre tambikn posteriormente que esto se comprueba mejor con la temperatura de la manana. Si se la toma inmediatamente despues de despertarse, siempre a la misma hora, es menos probable que este influenciada por factores externos tales como movimiento muscular, procesos digestivos, etc. En la monografia a que me refer! publique curvas de ejemplo y desde entonces he recibido numerosos otros dates sobre las temperaturas de la maiiana en jovencitas y mujeres adultas. El procedimiento pr&ctico es el siguiente: Todas las mananas, antes de levantarse y antes de haber tornado alimento o liquido alguno, la m ujer se coloca un termometro clinico bajo la lengua y lo deja alii durante cinco minutos. Lo lee y asienta la temperatura en una carta especial. Este calenda r s mensual de la temperatura del cuerpo se inicia el primer dia de cada periodo y al completarse se vera que muestra dos fases. Desde el dia que comenzd la menstruacion hasta la mitad del ciclo permanece a u n nivel; luego, despues de un descenso transitorio, el nivel se eleva y permanece asi, m&s alto, hasta el primer dia de la menstruacion siguiente, en que desciende nuevamente al nivel mas bajo. Se cree que el des censo de la temperatura que se produce en la mitad del ciclo denota el dia de ovulacion y que el r&pido ascenso que le sigue es eausado por la actividad funcional del cuerpo luteo. Si durante un determinado ciclo se produce la fertilizacion y por lo tanto no hay posterior menstruacion, la temperatura permanece en su nivel superior hasta el final del cuarto mes de embarazo y luego baja gradualmente. De esta forma es posible no solo descubrir cuando tiene lugar la ovulacion en una m ujer en particular sino tambien si en realidad se pro duce dicha ovulacion, pues de no ser asi no se presentar&n los significativos cambios de temperatura en mitad de su ci clo. Ademas de la ovulacion el ovario, dadas sus secreciones especificas, estimula, procesos generales vitales y provoca el aumento y proliferacion de la membrana del utero. Por el contrario, la disminucion y cese de su actividad pone un freno
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en todos los procesos del organismo y dispersa las membranas uterinas extras, que son expelidas en la descarga llamada menstruacion. Puede demostrarse en forma concluyente que la determinante aqui es la secrecidn glandular y no el estimvlo nervioso. Lo praeban los resultados de castraciones, transplantes orgdnicos, etc., que figuran en la literatura ginecologica. Pero el citar ejemplos nos Ilevaria mucho tiempo y espacio. Solo presentar£ dos testimonios de que los procesos Vita les generales, representados y expresados por la temperatura del cuerpo, estan determinados por la actividad del ovario. L a primera prueba es 6sta: Si en el curso de una intervencion qufrurgica se extirpa el cuerpo luteo, la menstruacion se presenta (como ya demostro Fraenkel) y la tempera tura desciende inmediatamente en forma abrupta, con lo que la onda vital periodica se quiebra antes de tiempo. (Aquf puede haber dificultades en la apreciacion debido a los ascensos de temperatura ocasionados por la operacion.) La segunda prueba Ileva precisamente la direccidn contraria: Si el cuerpo luteo persiste en lugar de sucumblr cuando el ovulo muere, la temperatura contimia el nivel y no cae. Este es el caso al principio del embarazo. Sabemos desde hace tiempo que el cuerpo luteo persiste y hasta aumenta durante los primeros meses de embarazo. Sabemos tambi£n que la menstruacidn cesa. Hemos aprendido mfis y mfis sobre la proliferacion piogresiva de las membranas uterinas. Driessen. nos hizo conocer la profusa secrecidn glucdgena del utero durante los primeros meses. Sabemos que los pechos se dilatan firmemente; y esto se debe a la proliferacidn del tejido glandular, segun nos lo ensenan los experimentos anatomicos. Asi, si se produce la fecundacion o concepci6n el cres cendo premenstrual de ovarios, senos y utero, continiia.
He empleado tan to espacio y trabajo en la explica cion de estos procesos, porque creo son de maxima importancia para la vida cotidiana de la mujer y, por tanto, para las per sonas que la rodean: en primer lugar, su propio marido. La variacion de intensidad y la clase de los diversos procesos se desarrolla siempre provocando ciertas reaccioncs