Descripción: catálogo productos pediatria y puericultura 2014
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Medicações mais utilizadas em pediatriaDescrição completa
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PARA ENFERMERAS PEDIATRAS
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BLACKBOOK PEDIATRIA O Blackbook Pediatria chega à sua quarta edição com um conteúdo atualizado e muito mais completo que os anteriores. O livro se tornou uma referência em Pediatria e, com …Descrição completa
Medicações mais utilizadas em pediatriaDescrição completa
QUIN1~ ED~CÍÓN
Julio Meneghello R. Profesor de Pediatdn y Emérito, Univcrsíqnd de Chile Profesor Adjunto de Pediatría, Gcorgetown University, Washington DC (Estados Unidos) Profesor Titular de Pediatría, Pontificia Universidad Cntólica de Chile (1954·1967)
Enrique Fanta N . Profesor Titular de Pediatría. Pontificin.Univemídad Cutólica de Chile Profesor Titular de Pedia~rfa, Universidad de Chile ( 1970-1980)
Enrique Paris M. Profesor Auxiliar y Jefe de Servicio de Pediatría. Pontifica Universidad Calólíca de Chile
1eodoro F. Puga Profesor Titular de Pediatría. Universidad de Buenos Aires (MC), Argcntina Ex Presidente, Sociedad Argentina de Pedintr(n Director de Publicaciones, Sociedad Argentina !k Pediatría
@EDITORIAL M.fDICA~
panamertcana
MARCELO T. OE ALVEAR 2145- BUENOS AIRES BOGOTÁ· CARACAS· MADRID· MÉXICO· SÁO PAULO
Coordinadores
JOSÉ E. ABDENUR Assistant Professor of Pediairics and Genetics, Mount Sinai School of Medicine, New York, Estados Unidos. Director Científico Asociado, Fundación para el Estudio de las Enfermedades Neurometabólicas, Buenos Aires, Argentina. Parte XX/l/. Enfermedades metabólicas
FELIPE HEUSSER RISOPATRÓN Profesor Auxiliar de Pediatría. Director, Unidad de Cardiología Pediátricn, Hospital Clínico, Facultad de Medicina, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile.
MARÍA ANTONIETA BLANCO Médica Pediatm Fisiatrn. Docente de Fisiatría, Facultad de Medicina, Universidad de Chile. Directora Académica, Instituto de Rehabilitación Infantil de Santiago, Sociedad Pro-Ayuda del Niño Lisiado, Chile.
EDDA LAGOMARSINO Profesora Adjunta de Pediatría, Escuela de Medicina, Pontificia Universidad Católica de Chile, ·Santiago, Chile.
Parte XXXI. Rehabilitación de enfermedades invalidames de la infancia
FRANCISCO LAURAÍN BARROS Profesor Auxiliar, Dcpnrtamento de Pediatría, Escuela de Medicina, Pontificia Universidad Católica de Chile, ·• Santiago, Chile.
GUILLERMO J, BUSTOS Profesor Asistente, Cútedrn de Clínica Pediátrica, Universidad Católica de Córdoba, Argentina. Director, Instituto Privado de Alergia Infantil, Córdoba, Argentina. Parte X. lnmwrolog(a
Parte XI. Enfermedades alérgicas y trastomos relacionados
Pane XV. Enfermedades de/aparato cardiovascular
Parte XVIII. Enfermedades tlel aparato urinario
Parte XVII. Enfermedades del apamto digesti1•o JORGE LAS HERAS BONE1i'O Profesor de Anatomía Patológica, Facultad de Medicina, Universidad de Chile, Santiago, Chile.
Parte XX, Oncolog(a RUBÉN J, CUTTICA Jefe, Sección Reumatología, Hospital de Pediatría Dr. Pedro de Elizalde, Buenos Aires, Argentina. · Parte XII. Enfermedades de/tejido conectivo en nilio.1· ENRIQUE FANTA N. Profesor Titulnr de Pediatría, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile. Parte lll. Tra/C/miento medicamenwso en pecliatrfa Parte IX. Enfermedades infi•cdo.ms y pt~rasiwrias
Parte XXXIV. Apéndices HERNÁN GARCÍA BRUCE Profesor Asistente, Instituto de Invesrigaciones Materno Infantil, Facultad de Medicina, Universidnd de Chile, Santiago, Chile.
Parte XXI. Enfermedades del sistema endocrino ARTURO GRAU MARTÍNEZ Profesor Adjunto de Psiquiatría, Universidad de Chile. Jefe, Unidad de Psiquiatría. Hospital Luis Calvo Mackenna, Santiago, Chile.
Parte XXV. Salud mental y problemas psicosocia/es y psiquilítricos WALTER GUBELIN Profesor Asistente, Departamento de Dermatología y Microbiología. Facultad de Medicina, Universidad de Chile, Santiago, Chile.
Parte XXVII. Enfermedades (/e la piel
RAMIRO MOLINA Profesor Tilular de Ob~tetricia y Ginecología, Universidad de Chile. Ma~ler en. Salud Pública, Universidad Johns 1-Iopkins; Estados Unidos. Director, Centro de Medicina y Desarrollo Integral de Adolescentes, Facullnd de Medicina, Universidnd de Chile, Santingu, Chile. Parte VI. Rc•pmduccicSnlmmmw y ginecologfa pedicítrim HEHNÁN MOYA Profesor Auxiliar de Ortopedia, Universidad de Chile. Jefe, Servicio de Tmunmtulogfa y Orlopedia, Hospllal Roberto del Rfo, Santiago, Chile.
Parte XXIX. l'rol1/emas ortopéclicosfn•cuemes TERESA NEGROTTI Docente de Genética Médica de Posgrndo, Carrera de Especialistas en Neurología Infantil, Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires. Consultora en Genética, Departamento oc Pcdiatría,l-lospitalllaliano, Buenos Aires, Argentimt
Pcll'le XXII. Fwu/amt•/1/os clt• gcm!tim clínica en pedimrfa FRANCISCO OSSANDÓN Profesor Asociado de Cirugía Pediátrica, Facullad de Medicina, Universidad de Chile. Jefe, Servicio de Cirugía, Hospilal Luis Calvo Mackcnna. Santiago, Chile. Par/L' XX\'lll. Problemas qrtirrírgicos
VIII
Coordinadores
ENRIQUE PARIS M. Profesor Auxiliar de Pcdiatrfa. Jefe del Servicio de Pediatrfa, Hospital Clínico, Facultad de Medicina, Pontificia Universidad Católico de Chile, Santiago, Chile. Parte VIl/. Principios de cuidados intensivos en pediatrfa Parte XXXI/. EJ¡(ermedade.\' no clasijic:mlas SAÚL PASMANIK Profesor Auxiliar de Oftalmologfa, Universidad de Chile. Ex Jefe, Servicio de Of!almologfa, Hospital Roberto del Rfo, Santiago, Chile. Parte XXVI. Ofw/mologfa peditttrica TEODORO PUGA Profesor Titular de Pedintrfa, Universidad de Buenos Aires (MC), Argentina. Ex Presidente, Sociedad Argentina de Pediatría. Director de Publicaciones, Sociedad Argentina de Pediatrfn. Parte XXX/ll, Perspectivas defwuro ERNESTO RÍOS Profesor Asociado, Departamento de Pediatrfa, Facultad de Medicina, Universidad de Chile. Hospital Luis Calvo Mackenna, Santiago, Chile. Ptlrte XIX. Enfermedades de la sangre PATIUCIO ROMERO Jefe, Unidad de Cuidados Intensivos, Hospital Dr. Exequiel González Cortés, Santiago, Chile. Parte./V, Técnicas y procedimielllos en pediatrfa Parte XXX. Accidentes, violencias e intoxicaciones RICARDO RONCO Profesor Auxiliar de Pedintrfa, Facultad de Medicina, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile. Parte VIl/, Principios de cuidados imensivos en pediatrftl JORGE ROSSELOT Jefe, Fomento para la Salud, Servicio Nacional de Salud, Chile (1965-1968); Asesor Regional en Salud Materno lnfuntil, Organización Panamericana de In Salud (1968-1978). Pan e l. Pedimrfa buegral,familia y cmllllllidtld
IGNACIO SÁNCHEZ D. Profesor Auxiliar, Departamento de Pediatría, Pontificia Universidad Católicu de Chile, Santiago, Chile. · Parte XIV. Enfermedades del apara/o respira/ario
Colaboradores
CECILIA SCHELLHORN Odontólogu, con especialidad en Odontopediutría. Encargada de la Capacitación Nacional sobre Control Odontológico del Niño Sano. Consultora en Lactancia Materna, Título por Wellstnrt, San Diego, California, Estados Unidos. Docente en Talleres de Capacitación en Lactancia Materna realizados por MINSAL y UNICEF, Santiago, Chile. Parte XVI. Salud oral y ttfecciones relacionadas ANDRÉS SIBBALD Jefe, Servicio de Pediatría, Hospital Británico de Buenos Aires, Argentina. Parte Xl/l. Ofdo, nariz y garganta ÁLVARO TÉLLEZ Profesor Auxiliar, Departamento de Pediatría, Escúela de Medicina, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile. Parte 11. Bases del diagnóstico y de fa atención en pediatrfa JORGE TORRES-PEREYRA Profesor Asociado, Centro de Investigaciones Clínicas Perinatnles, Facultad de Medicina, Universidad de Chile, Santiago, Chile. Parte VI/, Perfotlo perinata/ RICARDO UAUY Profesor de Nutrición y Pediatría, Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA), Universidad de Chile, . Santiago, Chile. Pane V. Nutrición, alimentación y trastornos mllricionales HÉCTOR A. WAISilURG Docente, Universidad de Buenos Aires. Jefe de Clínicas lnterdisciplinarias, Hospital de Pediatría Prof. Dr. Juno P. Gurralmn, Bucnos·Aires, Argentina. Pllrte XXIV. E1tjermet/(l{/es tlel sistema nen•io.1·o
KATIA ABARCA Docente, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile.
FRANCISCO ÁLVAREZ·GUJSASOLA Catedrático de Pediatría, Facultad de Medicina, Universidad de Valladolid, España.
JOSÉ E. ABDENUR Assistant Professor of Pediatrics and Genetics, Mount Sinni School of Medicine, New York, Estados Unidos. Director Científico Asociado, Fundación para el Estudio de las Enfermedades Neurometabólicas, Buenos Aires, Argentina.
JORGE ALVEAR Profesor Adjunto, Instituto de Nutrición y Tecnología de Jos Alimentos (INTA), Universidad de Chile, Santiago, Chile.
NELLY ABODOVSKY Profesora Asociada de Pediatría, Facultad de Medicina, Universidad de Chile. Jefa, Unidad Endocrinología Infantil, Hospital San Juan de Dios. Santiago, Chile. MAR CELO L. ABRAtMCZYK Infectólogo, Universidad Federal de Sfio Paulo, EscoJa Paulista de Medicina, Brasil.
GRISELDA DE ANDA Profesora Titular, Cátedra de Dermatología, Hospital de Clínicas Dr. Mnnuel Quintela, Fncullad de Medicina, Universidad de la República, Montevideo, Uruguay. WERNERAPT Profesor Titular de Parasitología, Facultad. de Medicina, ·Universidad de Chile, Santiago, Chile.
VALERIA ACEVEDO ARANGUA Cardióloga Pediatra, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile.
JAVIER ARANCETA Profesor Colaborador, Departamento de Pediutrfa, Hospital de Bnsurto, Bilbao, España. Profesor de Nutrición, Universidad de Návarra, Esp111ia.
JmNATO ACUÑA Docente, Cirugfa Infantil, Universidud de Chile. Jefe, Servicio Cirugía Infantil, Hospital San Junn de Dios, Snntingo, Chile.
CECILIA Al{ AYA Psicóloga. ProfesoCII Asociada. Universidad de Chile, Suntiugo, Chile.
UELISARIO AGUA YO Cirujano Infantil, Servicio Quemudos y de Cirugía Phlsticn Infantil, Hospitnl Clínico San Borja Arrianin, Santiago. Chile.
MAGDALENA AI{AYA Profesorn de Pedintría, Instituto de Nutrición y Tecnología de Jos Alimentos (INTA), Universidud de Chile, Santingo, Chile.
GUSTAVO ALDUNATE Profesor Asociado de Cirugía Peditítrica, Universidad de Chile, Santiago, Chile.
.JULIO AIWUHA Catcdnítico de Pediutría. Facullnd de Mcdicinu, Univcr:;idad de Valladolid, Esparia.
MARGARITA ALDUNATE Instructora Docente, Universidad de Chile, Santiago, Chile.
.JOSÉ A. ARIAS Profesor Asistente, Scmiologfa Psiquiátrica, Licenciatura en Psicología, Universidad Católica de Asunción (UCA). htstructor, Cátedra de Psiquiatrfn, Hospital Neuropsiquiútrico de Asunción, Universidad Nacional de Asunción, Paraguay.
MARGARITA ALONSO Profesora Titular de Pediatrfa, Facultad de Medicina, Universidad de Valladolid. Jefa, Sección de Gastroenterología y Nutrición Pediútrica, Hospital Universitario de Valladolid. España.
.JAVIER· DE AIUSTEGUI Profesor de Pediatría. Universidad del País Vasco, España. lnfcctólogo Pcdintra.
JAIME ALTCHEH Laboratorio de Parasitología, Hospital General de Niños Dr. Ricardo Gutiérrez, Buenos Aires, Argentina.
VILl\·IA ARMENGOL Centro de Estudios y Terapia Sistémica, Snntingo, Chile.
CECILIA ÁLV AREZ G. Instructora Asociada, Departamento de Pediatría, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile.
PILAR ARNAIZ Profesora Auxiliar de Pcdiatrfa, Departamento de Pediatría, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile.
X
Colabm·ndorcs
CLAUDIO ARRETZ VERGARA Centro Cnrdiovascular, Hospital Luis Calvo Mackenna, Santiago, Chile. Cirujano Cardiovascular, Departamento de Enfermedades Cardiovusculares, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile. i'IORiYL\ B. ASPRES
Jefa, Consultorios Extemos de Pediatría, Hospital Municipal Ramón Sardá, Buenos Aires, Argentina. PEDRO ASTUDILLO O. Jefe, Programa Infecciones Respiratorias Agudas, Ministerio de Sulud, Santiago, Chile. EDUARDO ATALAH Profesor de Nutrición, Facultad de Medicina, Universidad de Chile, Santiago, Chile. LUIS F.AVENDAÑO Profesor Titular, Departamento de Microbiología, Facultad de Medicina, Universidad de Chile, Santiago, Chile. MARÍA LUISA ÁVILA AGÜERO Fellow en Infectologfa Pediátrica, Servicio de fnfectologfa, Hospital Nacional de Niños Dr. Carlos Sáenz Herrera, San José·, Costa Rica. EDUARDO BANCALARI Profesor de Pediatría. Director, División de Neonatologfa, Universidad de Miami, Estados Unidos. PAULINA BAQUEDANO DROGUETT Uróloga y Cirujana Pcdiútrica, Departamento de Urologfa, Facultad de Medicina, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile. MARIO DEL BARCO Directo"r Médico, Servicio de Atención Pedi1ítrica del Niño Jesús, Hospital Materno Infantil, Argentina. LEWIS A. BARNESS Professor of Pediatrics, Univcrsity of South Florida, Collcgc of Medicine, Estados Unidos. NORA BARONI Médica Especialista en Otorrinolaringologfa, lnslilllto de . Alergia Infantil, Ccírdolw, Argcnlina. PAMELA HAURAZA Profesora Asistcnlc, Universidad de Chile. Unidad de lnfcctología, Hospital Rubcrlo del Río, Suntiago, Chile.
Colaboradores
XI
FRANCISCO BEAS Profesor Titular, Instituto de Investigaciones Materno Infantil, Facultad de Medicina, Universidad de Chile, Santiago, Chile.
HORIS BIR~IAHER BAUM Profesor Asociado de Psiquiatría, Centro Médico de la Universidad de Pittslmrgh, Western Psychiatric Institute & Clinic, Estados Unidos.
RAQUEL BURROWS Endocrinóloga Infantil. Profesora Asistente, Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA), Universidad de Chile, Santiago, Chile.
JUAN P. BECA Profeso¡· Asociado de Pediatría, Facultad de Medicina, Universidad de Chile, !:ianLi<~go, Chile. Consultor del Programa Regional de Bioética pura América Latina y el Caribe.
ANr;EL BLANCO Profesor Agregado, Departamento de Pcdiutría, Facullud de Medicina, Universidad de Chile, Santiago, Chile. Miembro de In Sociedad Latinoamericana de Oncologfa Pediátricn.
DANIEL BUSTOS Director y Médico Asocindo, Instituto Privado de Alcrgiu Infantil, Córdoba, Argentina.
MARIO BECERRA Investigador Asociado, Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA), Universidad de Chile, Santiago, Chile. PEDRO BEDATE Profesor Asociado y Gastrocntcrólogo, Hospital Rfo-IIortegn. Universidad de Valladolid, España. EDGARD J, BELFORT Profesor de Psiquiatría Infantil y Juvenil, Universidad Central de Venezuela. Jefe, Servicio de Psiquiatría Infantil, Hospital Psiquiátrico de Caracas, Venezue.lri. YEHUDA BENGUIGUI Asesor Regional, Infecciones Respiratorias Agudas y Atención Integrada a las Enfermedades Prevalentes de In Infancia, Organización Pnnameiicana de la Salud (OPS/OMS), Washington DC, Estados Unidos. ALICIA M. BENÍTEZ Miembro, Equipo de Seguimienlo de Prematuros, Hospital Municipal Ramón Snrdú, Buenos Aires, Argentina. BERTA B. BENÍTEZ DE NALE Federación Latinoamericana de Psiquiatras de Nhios, Adolescentes y Familias (FLAPIA). Miembro de In Comisjón Directiva, Asociación de Psiquintrfa de Rosario, Argentina. ALBERTO BERCOWSKY Profesor de Clfnicn Pediátrica, Facultad de Medicina. Univcrsidnd Cenlml de Venezuela. Jefe, Servicio de Pcdiutríu y Ncfrologfa, Hospitnl Pcdilltrico Elíns Toro JVSS. Caracas, Venezuela. CF..SAR BERGADÁ Dircclor, Cc111ro de lnvcsligacioncs Endocrinol<ígkns (CEDIE), División de Endocrinología. Hospital Gcnerul de Nilios Dr. Ricardo Gutiérrez, Buenos Aires. Argentina.
MARÍA ANTONIETA lJLANCO Médica Pediatra Fisiatrn. Docente de Fisiatrfn, Facultad de Medicina, Universidad de Chile, Santiago, Chile. Directora Académica, Instituto de Rehabilitación Infantil de Santiago, Sociedad Pro-Ayuda del Niño Lisiado, Chile. AURORA BOJORQUEZ OCHO A Servicio de Nefrologín, Instituto Nacional de Pediatría, México DF, !\·léxico. MARÍA LINA BOZA Profesora Adjunta de Pediatría, Universidad de Chile. Jefa, Unidad de Respiratorio Infantil, Hospital Clínico San Borja Arriarán, Santiago, Chile. MIRE YA BRAVO Profesora Titular de Pediatría, Departamento de Pediatría, Universidad de Chile. Unidad de Hematologfn-Oncologfn, Servicio de Pedintrfa, Hospital Roberto del· Río, Santiago, . Chile. LUIS BRA VJJ VALDIVIESO Profesor Titular, Departamento de Educación Especial, Facultad de Educación, Pontificia Universidad Católica de Chile. Miembro, Academia Internacional de Investigadores en Trastornos del Aprendizaje (IARLD). Miembro, Academia de Ciencias de Nueva York, Estados Unidos. PATRICIO iJRINCK MIZÓN Jefe, Unidad de Gastrocnterologín, Hospital Luis Calvo Mackenna, Santiago, Chile. .JUAN BRINES Catedrático de Pedililría, Universidad de Vulcncia, Espniia. INGRID BRINKMANN Psicólogu, Snmiago, Chile.
CRISTINA BARREIRO Profesora Adjunla, Ciítcdrn de Gcnélica Humana, Facultad de Medicina, Universidad del Salvador, Buenos Aires. Jefa, Servicio de Genética, Hospital de Pcdiatrfn Prof. Dr. Juan P. GmTahan, Buenos Ai~es, Argentina.
LIONEL BERNIER P~ofe~or Adjunto, Universidad de Chile. Jefe. Unidad de Recién Nacidos, Hospital Roberto del Río, Santiago, Chile.
SOLANGE S. BRUGERE Profesora Asistente de Farmacología Clínica, Departamento de Farmacología, Facultad de Medicina, Universidad de Chile. Médica del Centro Cardiovascular, Hospital Clfnico, Universidad de Chile, Santiago, Chile.
PABLO BERTRAND N. Instructor Asociado de Pediatrfa, Departamento de Pediatría, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile.
JOSÉ BRUNO Profesor Adjumo, Clínica Dcrmntológicn, Hospital de CHnicas, Facultad de Medicina, Montevideo, Uruguay.
FRANCISCO BARRIGA Profesor Auxiliar, Dcpanamenlo de Pcdiatrfa, Facultad de Medicina, Ponlilicia Universidad Calólica de Chile. Hematólogo Oncol6gico.
.JUAN .J. HESTARD Profesor Titular. Oiledra de Pcdilllría. Director, Departamento de Educación Médica, Facultad de Ciencias Médicas. Universidad Nacional de Asunción, Pnrnguny.
OSCAR IHW~SEI~ Profesor de Pediatría. Jefe, Unidad de Gastroenlerologíu, Instituto de Nutrición y Tecnologfa de los Alimentos (INTA), Universidad de Chile, Santiago, Chile.
LUCIANO T. BASAURI Profesor Titular de Neurocirugía, Universidad de Chile. Departamento de Neurocirugía, Clínica Las Condes, Santiago, Chile.
.JOAO BEZERRA AL VES Profesor de Pcdintría, Facult:!d Ciencias Médicas de Pernambuco. Coordinador de Enseñanza. Instituto Muterno Infantil de Pernambuco (!MIP), Brasil.
MEDARDO L. BURGUEÑO AGUILERA Ayudunte Primero, Unidad de Endocrinologfa,lnstituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA), Universidad· de Chile, Samiago, Chile.
GUILLERMO J, BUSTOS Profesor Asistente, Cátedra de Clfnica Pediátricn, Universidad Católica de Córdoba, Argentina. Director, Insliluto Privado de Alergia Infantil, Córdoba, Argentinu. GUSTAVO J, BUSTOS Director Asociado, Instituto Privado de Alergia Infantil, Córdoba, Argentina. H.AÚL CABRERA Jefe, Unidad de Dermatología, Clfnicn Alemann, Santiago, Chile. LIDIA CÁCERES Jefa, Sección de Neurología Infantil, Servicio de Pediatría, Hospital Nacional Prof. A. Posadas, Ramos Mejía, Buenos Aires, Argentina. RAÚL CALZADA LEÓN Jefe, Servicio de Endocrinologfn, Instituto Nacional de Pedintrfa, México DF, México. JORGE CAMACHO-GAMBAt Profesor Titular de Pedintrfa, Universidad Nncionul. Ex Profesor de Pediatría, Escuela J.N. Carpas, Bogotá, Colombia. MYIUAM CAMPBELL Unidad Hemntologfa-Oncología, Servicio de Pediatría, Hospitnl Roberto del Rfo, Santiago, Chile. M. CECILIA CAMPOS Profesorn Titular, Dcpurtnmcnto Enfermería Pcdiátrica, Escuela de Enfermcrfu, Pontificia Univcrsidnd Cntólica de Chile, Santiago, Chile. Mngister en Salud Pública con Mencilin en Snlud Materno Infantil. CIUSTINA A. CAMI'OYt Bioquímica, Fundnción pnrn el Esllldio de las Enfcrmcdmlcs Ncuromctnbólicas, Buenos Aires, Argentina. FERNANDO CASSORLA Profesor Titulnr,lnstituto de Investigaciones Materno Infantil, Facultad de Medicina, Universidad de Chile. Santiago, Chile. JULIO CASTAÑOS Jefe, Servicio de Neurologfa Infantil, Hospital Italiano, Buenos Aires. Docente Autorizado, Universidad de Buenos Aires, Argentina. JUAN C. CASTERÁN Instructor de Pediatría, Escuela de Medicina, Pontilicia Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile. CARLOS CASTILLO DURÁN Profesor Asociado, Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA), Universidad de Chile, Santiago, Chile.
Xll
Colaboradores
Colaboradores
MARÍA ELISA CASTILLO NIÑO Cardióloga Pediatra. Jefa, Unidad de Cardiología Infantil, Hospital Dr. Sótero del Río, Santiago, Chile.
ETHEL CODNER DUJOVNE Endrocrinologfa Infantil, Instituto de Investigaciones Materno Infantil, Universidad de Chile, Santiago, Chile.
ENZO DEVOTO CANESSA Jefe, Departamento de Endocrinologfn, Hospital Clínico San Borja Arrinrán, Santiago, Chile.
ANDREINA CATTANI Profesorn Auxiliar, Departamento de Pediatría, &cuela de Medicina, Pontifica Univcrsidud Católica de Chile, Santiago, Chile.
PILAR CODOÑER Profesorn Titular de Pcdintría, Universidad de Valencia, &pui\a.
ARMANDO DÍAZ C. Profesor Auxiliar de Pedhurfa, Fncullml de Medicina, Universidad de Chile, Santiago, Chile.
HELOISA CA TTINI PERRONE Profesora Adjunta. Jefa, Departamento de Pediatría y Puericultura, Santa Casa de Slio Pnulo, Brasil.
JACOBCOHEN Profesor Asistente de Pediatrfa y Microbiologfn, Facultad de Medicina, Universidnd de Chile. lnfectólogo, Hospital Luis Calvo Maekenna, Santiago, Chile.
JOSÉ L. DfAZ ROSELLO Centro Latinoamericano de Perinatologfa y Desan·ollo Humano, Montevideo, Uruguay.
FELIPE CA VAGNAHO Profesor Auxiliar (Nefrólogo Pediatra), Departamento de Pediatda, Escuela de Medicina, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile.
ÁNGEL R. COLÓN Section of Gastroenterology & Nutrition, Department . of Pediatrics, Georgetown University Hospital, Estados Unidos.
ÁNGEL E. CEDRATO Profesor Titular de Pediatría, Universidad de Buenos Aires. Presidente, Fundación "Cátedra de Pediatría", Buenos Aires, Argentina.
RAMÓN CÓRDOBA PALACIO Profesor Emérito, Universidad Pontificia Bolivariana. Profesor Titular de Pediatrfa, Universidad de Antioquía y Universidad Pontificia Bolivariana. Profesor de Bioética y de Historia de la Medicina, Facultad de Medicina, Universidad Pontificia Bolivariana, Colombia.
MARIO CERDA Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos. Jefe, Departamento de Pediatría, Clfnica Alemana, Santiago, Chile. JOSÉ M. CERIANI CERNADAS Neonatólogo. Jefe, División Neonatologfa, Departamento de Pediatría, Hospital Italiano, Buenos Aires. Presidente, Sociedad Argentina de Pediatría. ELIANA CERUTI Profesora Titular de Pediatría, Universidad de Chile, Santiago, Chile. Especialista en Enfermedades Broncopulmonares, Hospital Roberto del Rfo, Santiago, Chile. AMANDA CF..SPEDES CALDERÓN Neuropsiquintrn Infantil. Posgmdo en Psiquiatría Infantil, Univcrsita degli Studi, Turín, Italia. Ex Docente, Escuelas de Psicología, Universidad Diego Portnles y Pontificia Universidad Cntólica de Chile, Santiago, Chile. .JUANA DEL CAI{MI~N CHACÓN SÁNClmZ Pcdintm lnfcct
RAÚL J. CORRALES Profesor Asistente de Farmacologfa y Pediatría, Departamento de Farmacología, Facultad de Medicina, Universidad de Chile. Pediatrn Neumólogo, Unidad de Cuidados Intensivos Pediátrica y Laborntorio Función Pulmonar, Clínica Alemana, Santiago, Chile. AMANDA CORTÍNEZ ROSSEL Profesora Asistente, Facultad de Medicina, Universidad de Chile, Santiago, Chile. HORACIO COX MELANE Departamento de Pediatría, Unidad de Neonatologín, Clínica Alemana. Santiago, Chile. CARLOS CRESPI Médico Rcsiden.te de In Carrera Superior de Dcnnatologín, Fncultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires, Argentina . IIÉCTOR CRESI'I Profesor Titulnr de Dermntologín, Fncultad de Medicina, Universidnd dei.Sulvador, Buenos Aires. Argentina. l\·IARCOS CUSMINSKY Profesor de Medicina Infantil, Facultud de Ciencias Médicas, Universidad Nacional de La Plata, Argentina. Licenciado en Salud Pública. RUBÉN .J. CUTTICA Jefe, Sección Reumatología, Hospital de Pediatría Dr. Pedro de Elizalde, Buenos Aires, Argentina. ALFONSO DELGADO Catedrático Numerario de Pediatrín y Puericultura. Director, Departamento de Pediatría, Universidad del País Vasco. Hospital de Basurto, Bilbao, España. ÁNGELA DELUCCHI Profesom Asociada de Pediatría, Universidad de Chile. Nefróloga Infantil, Hospital Luis Calvo Mackennn. Sanriago, Chile.
IGNACIO DOCK.ENDORFF Profesor Agregado de Ortopedia y Traumatología, Universidad de Chile, Santiago, Chile. ALBERTO L. DUBROVSKY Profesor Adjunto de Neurologfa, Universidad de Buenos Aires. Jefe, Sección de Enfermedades Neuromusculares y Electromiograffa, Centro Neurológico, Hospital Francés, Buenos Aires, Argentina. GASTÓN DUFFAU Profesor Titular de Pediatría, Departamento de Pediatría, Facultad de Medicina, Uni\'crsidad de Chile, Santiago, Chile. LUISEGUIZA Profesor Titular, Universidad Autónoma de México, México, DF,México. PATRICIA EISSMANN VALENZUELA Psicóloga, Universidad de Chile. Docente, Departamento de Psicología, Universidad de Chile, Santiago, Chile. ELIZABETH ERDOS Médica Ginecoobstelrn, Especialidad en Obstetricia y Ginecología de la Infancia y la Adolescencia, Centro de Medicina y Desarrollo Integral del Adolescente, Facultad de Medicina, Universidad de Chile, Santiago, Chile. GUIDO ESPINOZA Fisiatra. Docente de Fisiatría, Facultad de Medicina, Universidad de Chile, Santiago, Chile.
XIII
Molestias Infecciosas, Facultad de Medicina de Marilia- SP, Sao Pnulo, Brasil. ODETTE FARRÚ Profesora Titular de Pediatría, Universidad de Chile, Santiago, Chile. Fcllow of thc Amcrictm College of Cardiology. Miembro Correspondiente, Sociedad de Cardiología Pediátrica Europen. CARLOS FASOLA Profesor Auxiliar, División de Cirugfa, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santingo, Chile. ROBERTO FERNÁNDEZ LABRIOLA · Profesor Titular de Psiquiatría Biológica, Instituto Superior de Formación de Posgrndo, Unidad Docente, Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires. Profesor Asociado, Universidad del Salvador, Buenos Aires. Profesor, Cátedrn de Historia de la Psicofarmacologfa, Universidad de In Fundación Barceló, Argentina. MARCELA FERRÉS GARRIDO Profesora Auxiliar de Pediatrfa,Infectologín Pediátrica, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile. GONZALO FIGUERAS Profesor de Pedintrfn, Universidad Autónoma de Barcelona. Jefe, Servicio de Pediatría, Hospital Nuestra Señora del Mur, Barcelona, Espniin. DANIEL FONSECA Profesor de Clfnica PcdiáLrica, Facultad de Medicina, Montevideo, Uruguay. FAUSTO FOJUN ALONSO Profesor Adjunto de Dcrmatologfa, Facullad de Ciencias Médicas de Suntn Cada, Siio Pnulo, Brasil. HÉCTOR FHEILI,J Laboratorio de Parnsitologfn, Hospital General de Niños Dr: Ricardo Gutiérrcz, Buenos Aires, Argentina.
JULIO ESPINOZA Profesor de Pediatría. Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA), Universidad de Chile, Santiago, Chile.
MJCHAEL FIUWNDLICH Profesor Clínico Asm:indo, Departamento de Pediatrfa, University of Mlurni, School of Medicine, Miami, Florida. Estados Unidos.
PAUL ESTOL HAYWARD Centro Lutinoamcricano de Pcrinatologfa y Desarrollo Humano, Montevideo, Uruguay.
INGEUURG JiUHRMANN Directora Aendémica, Centro de Estudios y Terapia Sistémica, Santiago. Chile.
SASKIA ESTUPIÑÁN-DAY Asesora Regional de Salud Oral, Organización Panamericana de In Salud (OPS/OMS), Washington DC, Estados Unidos.
MARÍA PILAR CAMIJRA Departamento de Microbiologfa, Facultad de Medicina, Universidad de Chile.
RAMÓN A. EXENI Jefe. Servicio Nefrología. Hospital de Ni nos de San Justo, Provincia de Buenos Aires. Argentina.
STELLA l\·1. GARA Y Jefa, Un?dad Reunmrologfa. Hospital de Niiios Sor María Ludovica, La Plata, Argcnrim1.
ENRIQUE FANTA N. Profesor Tirulnr de Pediatría. Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago. Chile.
PATRICIA GARCÍA Profesora Instructora en Microbiologfn, Depnrtari1ento Laboratorios Clfnicos, PonLificin Universidad Católica de Chile, Santiago. Chile.
CALIL K. FARHAT Profesor Titular de Pediatría, Universidad Federal de Sño Paulo. Escota Paulista de lv!edicina. Profesor Titular de
CRIS;fiÁN GARCÍA BRUCE Profesor Adjunto de Radiología. Profesor Adscripto de
XIV
Colaboradores
Colaboradores
Pediatrfa, Escuela de Medicina, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile. HERNÁN GARCÍA URUCE Profesor Asistente, Instituto de Investigaciones Materno Infantil, Facultnd de Medicina, Universidad de Chile, Santiago, Chile. MIGUEL GARCÍA COTO Médico Especialista en Psiquiatría. Master en Psicología Cognitiva. Profesor Adjunto de Psicopatología, Universidad de Belgrano, Argentina. MANUEL GARCÍA DE LOS RÍOS Profesor Titular de Medicina, Facultad de Medicina, Universidad de Chile, Santiago, Chile. Fellow del American College of Physicians. EDUARDO H. GARIN Professor and Chief, División of Nephrology, Department of Pediatrics. University of South Florida, Estados Unidos. JAIME GARRIDO Director, Departamento de Obstetricia y Ginecología, Hospital CHnico Universidad de Chile Dr. José Joaquín Aguirre, Santiago, Chile. IRMA GENTILE-RAMOS Profesora Emérita, Facultad de Medicina, Montevideo. Jefa, Servicio de Infectocontagiosos, Hospital Pereira-Rosell, Montevideo, Uruguay. ·(#
LAURA GERMAIN Profesora Asistente de Pediatría, Universidad de Chile. Departamento de Pediatría, Servicio de Neuropsiquiatría, Hospital Luis Calvo Mackenna, Santiago, Chile. FABIO GIRALDO Dermatólogo. Bogotá, Colombia. GUIDO GIRARD~ B. Profesor Asociad9 de Pediatría, Universidad de Chile, Santiago, Chile. CARLOS GÓl\'IEZ LIRA Profesor Asistente de Obstetricia y Ginecología, Facultad de Medicina. Universidad de Chile. Santiago, Chile. LILIAN E. GÓMEZ PEÑA Servicio de Ncumpsiquiatría Infantil, Hospital Luis Calvo Mackcnna. Santiago, Chile. ELECTRA GONZÁLEZ Asistente Social. Master en fnvestiuación en Población. Universidad Excter, Inglaterra. Ac;démica, Escuela de Salud Pública. Universidad de Chile. Centro de Medicina Reproductiva del Adolescente (CEMERA), Facultad de Medicina, Universidad de Chile. Santiago, Chile. HERNÁN GONZÁLEZ Profesor Adjunto de Pediatría. Jefe. Unidad de Neonatología. Hospital Clfnico, Facultad de Medicina. Pontificia Universidad E:atólica de Chile, Santiago, Chile. MARIO GONÚ.LEZ Profesor Asociado de Pcdintría, Facultad de Medicina, Universidad de Chile, Santiago. Chile.
MILTON GONZÁLEZ Jefe, Departamento Médico, Instituto de Rehabilitación Infantil de Santiago, Sociedad Pro-Ayuda del Niño Lisiado, Chile.
PAUL R. HARIUS Instructor, División de Gastroenterologfa Pedilítrica, Departamento de Pediatría, Escuela de Medicina, Universidad de Alnbnma, Birminghmn, Estados Unidos.
Á LV ARO GONZÁLEZ MORANDÉ Instructor de Pediatría, Unidml de Neonutología, Hospital Clfnico, Facultad de Medicina, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile.
iVTAHfA TS:\HEL HERANE
NAPOLEÓN GONZÁLEZ-SALDAÑA Profesor de Pregrndo y Posgrado de Infectologfa. Jefe, Departamento de lnfcctología, Instituto Nacionul de Pediatría, México.
MARTA HERMOSILLA VALENCIA Psicóloga, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile.
EDUARDO GOTUZZO Profesor, Universidad Peruana Cayetano Heredia. Director, Medicina Tropical, Instituto de Medicina Tropical Alexandcr von Humboldt, Lima, Perú. ARTURO GRAU MARTÍNEZ Profesor Adjunto de Psiquiatría, Universidad de Chile. Jefe, Unidad de Psiquiatría, Hospital Lúis Calvo Mackenna, Santiago, Chile. JOSÉ GRUNUERG Jefe, Unidad de Nefrología, Hospital Pereira-Rossell. Jefe, Servicios de Pediatría, Hospitales Italiano y Español, Montevideo, Uruguay.
Profesora Asistente de Dermatología. Jefa, Unidnd de Dermatología, Universidad de Chile, Hospital San Juan de Dios, Santiago, Chile.
GIUSELDA HERNÁNDEZ Profesora del Posgrndo de Educación Médica Continuada, Universidad Nacional Autónoma de México y del Hospital Santelena, l-.·Iéxico DF, México. ROBERTOHERNÁNDEZ Profesor Titular de Pediatría, Universidad de Valencia, España. HERlYIINIO R. IIERNÁNDEZ DÍAZ Profesor Principal, Departamento de Pcdiatrín, Universidad Peruana Cayetano Hercdia, Lima, Perú. IGNACIO HERNÁNDEZ NAVARRO Unidad de Cardiología y Cirugfa Cardiovascular, Hospital Roberto del Río, Santingo, Chile.
WALTER GUUELIN Profesor Asistente, Departamento de Dermatología y Microbiología, Facultad de Medicina, Universidad de Chile, Santiago, Chile.
OSCAR HERRERA Jefe, Unidad Broncopulmonar, Hospital Luis Calvo Mackenna, Santiago, Chile.
RAFAEL GUERRERO-LOZANO Jefe, Servicio de Gastroenterologfa, Hospitallnfantil Universitario Lorencitn Villegas de Santos, Santa Fe de Bogotá, Colombia. ·
FELIPE HEUSSER RISOPATRÓN Profesor Auxiliar de Pediatría. Director, Unidad Cardiología Pediátrica, Hospital Clínico. Facultad de Medicina, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile.
ANTONIO GUGLIELMETTI Profesor Auxiliar de Pediatría Dermatológica. Jefe, Cútedrn de Dermatología, Escuela de Medicina, Facultad de Medicina, Universidad de Valparaíso, Valpnraíso, Chile.
TAMARA HIRSCH BIRN Profesora Asocinda, Departamento de Pediatría, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile.
EI~NESTO GUIRALDES C. Profesor Adjunto de Pediatría, Departamento tic Pediatría, Fucultad de Medicina, Pontificia Universidad C;lltÍiica de Chile. Santiago, Chile.
.JOSÉ M. GUTIÉRREZ Director.lnstituto Clodomiro Picado, Universidad de Costa Rica. HERNÁN GUZMÁN Servicio Ortopedia y Traumatología Infantil. Hospital Luis Calvo Mackcnna, Santiago, Chile. ROBERT .J. HAGGERTY Profcssor of Pediatrics, Emcritus, Dcpartmcnt of Pcdiatrics, University of Rochestcr. School of Medicine. Estados Unidos. EDUARDO HALAC Profesor Adscripto y Docente, Cátedra de Clfnica Pcdiátrica, Escuela de Medicina, Universidad Nacional de Córdoba, Argentina.
MARÍA ISABEL HODGSON Profesora Auxiliar de Pediatría, Facultad de Mcdicinn, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiugo, Chile. J. MIGUEL HOFFMANN Psiquiatra de la Primera Infancia. Director, Centro de Investigaciones, Fundación Infancia y Desarrollo Humano, Buenos Aires, Argentina. Miembro del Comité Ejecutivo, Tesorero, World Association for Infant Mental Health (WAIMH).
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Jefe, Unidad Docente Asociada de Dermatología, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile. LUIS HURTADO GÓMEZ Profesor Emérito de Pediatría, Universidad Mayor de San Andrés, ,\~adcmia J),¡Jiviana de 1\kdi~ina, 13olivia. MAHÍA JUDITH IGLEsiAS Terapista Física, Hospital de Pediatrfa Dr. Pedro de Elizalde, Buenos Aires, Argentina. ALBERTO E. IÑÓN Jefe, Servicio de Cirugía Pediátricn, Departnmento de Pediatría, Hospital Italiano, Buenos Aires, Argentina. DORA IVANOVIC Q.F. Docente Parasitología, Pontificia Universidnd Cntólica de Chile, Santiago, Chile. GERARDO IZQUIERDO Urólogo Pediatra, Departamento de Especialidades Médico-quinírgicas, Área de la Salud, Banco de Previsión Socinl, Uruguay. CF..SAI{ IZZO Profesor Titular de Cirugía Infantil, Facultad de Medicina, Universidad de Chile. Unidad de Urologfa, Hospital de Niños Luis Calvo Mackenna, Snntiugo, Chile. GERMÁN JARA Profesor de Biología y Ciencias Naturales. Magíster en Biología de la Reproducción, Centro de Medicina Reproductiva del Adolescente (CEMERA), Facultad de Medicina, Universidad de Chile, Santiago, Chile. IVÁN JAnA l'AI>ILLA Servicio de Dermatología, Hospital Clínico Universidnd de Chile D1·. José Jonqufn Aguirre, Santingo, Chile. SERGIO .JARI'A Prolcsor.Titulm· de Pediatría, Pucultad de Mcdicinu, Universidad de Chile. Santiago, Chile. ANA M. KAEMI'FFEI~ Profesora Titular, Mcdicinu Preventivu y Salud Materno lnfnntil, Fncultml de Medicina, Univcrsidnd de Chile. Master of Puhlk 1-(c¡¡llh. 1lmvard Univcrsity. CATALINA P. KAMINKER Médica Genctista, Hospital de Pcdimría Dr. Pedro de Elizaldc, Buenos Aires, Argentina. ANA R. KAMINSKY Profesoro Titular de Dermatología, Facultad de Medicina, Universidud de Buenos Aires, Argentina.
LUZ J .. HOLMGREN Docente en Fisiatrfa, Facultad de Medicina. Universidad de Chile. Instituto de Rehabilitación Infantil de Santinuo, ~ Sociedad Pro-Ayuda del Ni1io Lisiado. Chile.
MARSHALL KLAUS Profcssor of Pcdiatrics, Univcrsidud de Oakland, Bcrkclcy, California, Estados Unidos.
NILS L. HOLi'VIGREN P. Instructor Asociado, Departamento de Pediatría, Pontillciu Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile.
CHAHLES S. KLEINMAN Profcssor of Pediatrics, Dh•ision of Pediatrics Cardiology, Yale University School of Medicine, Estados Unidos.
JUAN HONEYIVIAN Profesor Titular de Dermatología. Director, Departamento de Dermatología, Facultad de Medicina, Universidad de Chile.
CARLOS D. KOJ?MAN Médico, Centro Respiratorio, Hospital General de Niños Dr. Ricardo Gutiéncz. Buenos Aires, Argentina.
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Colaboradores
DINA KRAUSKOPF Profesora Emérita, Universidad de Costa Rica, Psicóloga Clfnica. CLAUSKREBS Profesor Asocindo, Universidad de Chile. Subdirector Médico, Clínicn Alemnna, Santiago, Chile. EDDA LAGOMARSINO Profesora Adjunta de Pediatrfn, Escuela de Medicina, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile. ELIZADETH LAGOS Ayudante Agregada, Universidad de Chile. Nefróloga, Servicio de Pediatrfu, Hospital Snn Juan de Dios, Santiago, Chile. · ROSSANA LAGOS Pediatra, Infectóloga,l-lospital Roberto del Rfo, Santiago, Chile, FRANCISCO J, LARRAfN BARROS Profesor Auxiliar, Departamento de Pediatría, Escuela de Medicina, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile. MARGARITA LARRALDE DE LUNA Docente, Universidad de Buenos Aires. Jefa, Sección Dermatología Pediátrica, Hospital Ramos Mejfa, Buenos Aires, Argentina. JORGE LAS HERAS BONEITO Profesor de Anatomía Patológica, Facultad de Medicina, Universidad de Chile, Santiago, Chile. LUIS LASSALETA GARRA YO Profesor Asociado de Pedintrfa, Facultad de Medicina, Univcrsidud Autónoma, Mudrid. Jefe, Unidnd de Cirugfu Neonatal, Departmnento de Cirugfa, Hospital Infantil La Paz. Madrid. Espnñn. SOFÍA U~CAIWS Psictílnga Clink·a lnfantnjuvcnil. Servicio NcurologfaNcurocirugfa. Universidud de Chile: Snntingn, Chile. HORACIO l.l~.JARRAGA Profesor Titular de l'ediatríu, Universidud de Buenos Aires. Jefe, Servicio de Crecimiento y Dc:mrrollo, Hospital de Pcdintrfa Prof. Dr. Juan P. Gnrruhnn, Buenos Aires, Argentina. LORETO LEWIN MimiNO Servicio de Pedintrfn, Hospital Clfnico, Facultad de Medicina, Pontificio Univcr.;idnd Cutólica de Chile, Santiago, Chile.
Colaboradores ALEJANDIW LLANOS-CUENTAS Profesor Principal, Departamento de Medicina, Instituto de Medicina Tropical Alexander von Humboldt, Universidad Peruana Cuyelólno Heredia, Perú. .JOSR LI.ORRNS-TEHOL
Facultad de Medicina, Universidad Autónoma de Barcelona, Españn. OMAR A. LÓPEZ CARRIEDO Neonatólogo, Instituto Privado de Neonatologfa y Pedintrfa, Córdobn, Argentina. XIMENA LUENGO Instructora, Departamento de Pediatría, Universidad de Chile. Subdirectora, Centro de Medicina Reproductiva del Adolescente (CEMERA), Facultad de Medicina, Universidad de Chile, Santiago, Chile. MERCEDES MACiAS PARRA Profesora Adjunta, Cátedra de Jnfectología, Universidad Nacional Autónoma de México, México, CIROMAGUIÑA Especialista en Enfermedades Infecciosas y Tropicales, Profesor Principal, Facultad de Medicina, Universidnd Peruana Cayctano Heredia. Director, Instituto de Medicina Tropical Alexnndcr von Humboldt, Perú. ANAM.MAIDA Psiquiatra lnfnntil y Terapeuta Fnmiliar. Docente, Universidad de Chile. Depnrtnmento de Pediatr(n, Servicio de Neuropsiquintría, Hospital Luis Cnlvo Mackenna, Snntingo, Chile. SERAFÍN MÁLAGA GUERUERO Profesor Titular de Pediatría. Jefe, Servicio Nefrología Pediátricn, Depunnmcnto de Pediatría, Hospital Central de Asturius, Universidad de Oviedo, Es paila. JA VIEit MAI.LOI. Profesor Titular. Fucultud de Ciencias Médicas, Universidad . de Chile. Neumólogo, Hospital El Pino, Santiago. Chile. SILVIA U. MAUCIIJWSKY Jefa. Scrvicin de Oncología Pcdhltricu, Hospitnl Pediátrico ·Dr. Hurnhcrto Nnlli. Mcndozn. Jefn, Progrumn Pmvincinl de Oncología. Ministerio de Snlud y Desnrrollo Social, Provincia de Mendo1.11. Argentina. JOSÉ MAUCÓ DEL J>ONT Médico Pediatra lnfcctólogo, Hospital ltalinno, Buenos Aires, Argentina. FRANCISCO I\1AIWONES Profesor Titular. Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA), Universidad de Chile, Santiago, Chile.
SUSANA LILLO Do~:ente de Fisimría. Facullld de 1\ledicinn, Universidad de Chile, Snntiag.o, Chile. Médic;a Tratante, Instituto de Rclmbilitnción lnlimtil de Santiago, Sociedad Pro-Ayuda del Niiio Lisiado, Chile. ·
MIGUEL 1\'IAifi'EI.L Profesor Agregado de Neonntulogfn, Fncultnd de Medicina, Montevideo. Médico Neonutólogo, Centro Lutinoumcricano de Pcrinntología (OPS/Of\1S), Montevideo. Uruguay.
ANÍBAL LLANOS Profesor-de Fisiopalología, Departamento de Mc.dicina Experimental. Facultad de Medicina. Unh•crsidnd de Chile. Santiago. Chile.
HUGO N. MARTIN Médico Peclintrn. Adseripto ni Servicio de Otorrinolnringolog.íu. Hospitnl de Pediatría Prof. Dr. Juan P. Garrahan. Argentina.
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FERNANDO MARTÍNEZ Supervisor, Unidad de Cuidados Intensivos, Hospital Roberto del Río, Santiago, Chile.
Aires. Jefe, Sección Ginecologín Infantojuvénil, Primera Cátedra de Ginecología, Hospital de Clínicas, Buenos Aires, Argentina.
FERNANDO D. MARTÍNEZ Director. Rcspiratory Sciences Centcr, College of Medicine, The University of Arizona, Estados Unidos.
HERNÁN MENDILAHARZU Servicio de Enclocrinologfa, Hospital de Pediatría SAMIC Prof. Dr. Juan P. Óarmhan, Buenos Aires, Argentina.
WINSTON MARTÍNEZ Médico Dermatólogo, Clínica Alemana, Santiago, Chile. CÉSAR MARTiNEZ-1\'lEYER Profesor Titular de Pediatrfn, Universidad del Salvador, Argentina. Profesor Adjunto de Pediatrfa, Universidad de Buenos Aires, Argentinn. Jefe, Servicio de Pediatría, Hospital R. Mejfa, Buenos Aires, Argentina. ESPERANZA MARZOUKA Hematóloga Infantil. Jefa, Banco de Sangre, Hospital Luis Calvo Mackenna, Santiago, Chile. MARIO E. L. MASSARO Jefe, Sección de Neuropediatría, Fundación de Lucha contra las Enfermedades Neurológicns Infantiles (FLENI), Argentina.
JULIO MENEGHELLO R. Profesor de Pediatrfa y Emérito, Universidad de Chile. MARÍA VERÓNICA MERICQ GUILÁ Endocrinólogn Infantil e Investigadora Asociada, Instituto de Investigaciones Materno Infantil, Universidad de Chile, Snntingo, Chile. · TOMÁS MESA Profesor Auxiliar de Pediatría, Departamento de Pediatría, Pontificin Universidad Católicn de Chile, Santiago, Chile. Especialista y Magíster en Neurología Infantil. PATRICIO MICHAUD Profesor Titular de Medicina, Departamento de Endocrinología, Fncultnd de Medicina, Pontificia Univcrsidnd Católicn de Chile, Santiago, Chile.
ANDRÉS MATURANA PEREA Centro de Investigaciones C!Cnicas Perinatales, Facultad de Medicina, Universidnd de Chile, Snniiago, Chile.
MAnCELA MILAD Hospital Dr. Sótcro del Rfo, Santiago, Chile.
GLORIA MAUREIRA LAGOS Psicóloga Clínica en Terapia Familiar. Coordinadora, Departamento Salud Mental, Instituto de Rehabilitación Tnfnntil de Santiago, Sociedad Pro-Ayuda del Niño Lisiado, Chile.
L. DA VID MIRKIN Professor of Pnthology nnd Pediutrics, Wright Stntc University, School of Medicine. Director of Pathology and Clinicnl Lnboratory, The Children's Medical Ccnter, Dayton, Ohio, Estados Unidos.
CARLOS MEDINA Jefe, Sección de Neurofisiologfa, Hospital de Pediatrfn Prof. Dr. Juan P. Garrahnn, Buenos Aires, Argentina.
RAMIRO MOLINA Profesor Titular de Obstetricia y Ginecología, Universidad de Chile. Mnstcr en Snlud P1íblica, Universidad Johns Hopkins, Estados Unidos. Director, Centro de Medicina y Desurrollo lntcgrnl de Adolescentes, Facultud de Mcdicinn, Universidad de Chile, Snntingo, Chile.
RICARDO MEISCHENGUISER A cargo de In Sección de Neuropcdintr(u, Servicio de Pcdintria. Hospital Municipal Pirovnno, Buenos Aires, Argentina. miS I\IELLA GUERRA Profesora Asociada de Medicina, Facultad de Medicina. Universidad de Chile, Santiago, Chile. ISMAEL MENA Profesor Emérito de Ciencias Radiológicos, Escuela de Medicina, Universidad de California, Los Ángeles, Estados Unidos. Departamento de Medicina Nuclear, Clínica L1s Condes. Santiago, Chile. MARTA MENA Médica Fisintra Tratante, Instituto de Rehabilitación Infantil de Santiago, Sociedad Pro-Ayuda del Niño Lisiado, Chile. PATRICIA MENA NANNIG Profesora Asociada Adjunta, Departamento de Pediatría, Pontificia Universidad Católica de Chile. Profesora Asociada, Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA), Universidad de Chile, Snntiago, Chile. · · · · JOSÉ !\I. MÉNDEZ RIBAS Profesor Adjunto de Ginecología, Universidnd de Buenos
LUIS MONAS'I'EIUO Profesor Auxilinr de Cirugía, Universidad de Chile. Cirugía Plásticn, Uriidnd de Fil;urudos, Clínica Alcrnnna, Suntingo, Chile. FERNANDO MÜNCKEBERG Profesor Titulur de Pcdintría y Nutrición, Universidad de Chile, Santi¡¡go, Chile. HERNÁN MONTENEGRO Profesor Asociado de Psiquiatría, Facultnd de Medicina, Universidad de Chile. Profesor Titular de Psiquiatrfn Infantil, Escueln de Psiquintrín, Pontificin Universidad Cntólica de Chile. Director, Instituto de Terapia Familiar de Santiago, Chile: FRANCISCO MONTIEL Jefe, Lnborntorio Microbiología Clfnica, Hospital Clínico. Facultad de Medicina, Pontificia Universidad Cutólica de Chile, Santiago, Chile. IRMA MONTT FUENZALIDA Psicóloga, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile.
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Colaboradores
Colabomdorcs
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TERESA DEL MORAL Profesora Asistente de Pediatría, División de Neonatología, Universidad de Miami, Estados Unidos. MARÍA MERCEDES MORALES GANA Médica Hematóloga Pediatra. Subdirectora Centro 1-lcmol"ílicos, 1-lospilal Robcrtu dd Río, Santiugo, Chile. MOISÉS MORALES SU;\ImZ Profesor Titular de Nconatologfa, Instituto Nacional de Perinatologfa (INPer), México. PEDRO MORERA Profesor Titular de Parasitología Médica, Facullad de Medicina, Universidad de Costa Rica. FERNANDO MOYA Profesor de Pediatría, Obstetricia y Ginecología, Universidad de Texas, Southwestern Medica! Center, Dalias, Texas, Estados Unidos. HERNÁN MOYA Profesor Auxiliar de Ortopedia, Universidad de Chile. Jefe, Servicio de Traumatología y Ortopedia, Hospital Roberto del Rfo, Santiago, Chile. HERNÁN MUÑOZ Profesor Asistente y Jefe, Unidad de Perinatología, Departamento Obstetricia y Ginecología, Hospital Clínico Universidad de Chile Dr.José Joaquín Aguirre, Santiago, Chile. JOSÉ MUÑOZ-YUNTA Profesor Asociado de Neuropediatría, Universidad Autónoma de Barcelona. Jefe, Neuropediatría, Clínica Pediátrica 1 Hospital Nuestra Señora del Mar, Barcelona, España. SANTIAGO MUZZO BENAVIDES Profesor Titular. Jefe, Unidad Endocrinología, Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (lNTA), Universidad de Chile, Santiago, Chile. CF..SAR NÁQUIRA VELARDE Profesor Principal de Jl¡¡msitologfa y Jefe, Sección Parasitología. Depnrtmncnto de Microbiologín Métlicn, Instituto de Medicina Tropic¡¡J Daniel Carri
Universidad de Chile. Jefa, Unidad de Parasitología, Hospital Luis Calvo Mackenna, Santiago, Chile. COLOJ\-IBA NORERO Profesora Titular de Pediatría, Universidad de Chile, Santiago, Chile. l'ATRICIO NUÑEZ CARRERA Médico Subjefe, Servicio de Traumatología y Ortopedia, Hospital Roberto del Río, Santiago, Chile.
MAURO PARRA Instructor, Departamento de Obstetricia y Ginecología, Hospital Clínico Universidad de Chile Dr. José Joaquín Aguin·e, Santiago, Chile. SAÚL PASM;\NIK Profesor Auxiliar de Oftalmología, Universidad de Chile. Ex Jefe, Servicio Oftalmología, Hospital Roberto del Rfo, Santiago, Chile.
MARÍA GABRIELA OBREGÓN Jefa, Sección de Genética, Departamento de Pediatría, Hospital Italiano, Buenos Aires, Argentina.
VÍCTOR PENCHASZADEH Profesor de Pediatría, Albert Einstein College of Medicine, Nueva York. Jefe, División de Genética Médica, Beth Israel Hospital de Nueva York. Estados Unidos.
CARLA M. ODIO PÉREZ Profesora, Cátedra de Pediatría, Escuela de Medicina, Universidad Autónoma de Centroamérica, San José, Costa Rica.
ANTONIO PERERA Docente, Facultad de Medicimi, Universidad de Venezuela. Jefe, Servicio de Ginecología Infantil-juvenil, Hospital de Niños J. M. de los Ríos; Caracas, Venezuela.
ELHA OLIVARES Unidad de Psiquiatrfa, Hospital Luis Calvo Mackenna, Santiago, Chile.
CARLOSPÉREZ Profesor Asistente de Parasitología, Facultad de Medicina, Universidad de Chile, Santi.ago, Chile.
MANUEL OLIVARES Pediatra-Hematólogo Oncólogo Infantil. Profesor Asociado, Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA), Universidad de Chile, Santiago, Chile.
CECILIA PERRET Unidad Enfermedades Infecciosas, Departamento de Pediatría, Facultad de Medicina, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile.
PILAR ORELLANA BRIONES Profesora Auxiliar, Departamento de Radiología, Laboratorio de Medicina Nuclear, Hospital Clfnico, Facultad de Medicina, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile.
FERNANDO PESSE Profesor Asociado de Pediatría, Unidad de HematologfaOncologfa. Universidad de la Frontera, Temuco, Chile.
MAnÍA DE LA LUZ OROZCO-COVARRUBIAS Departamento de Dermatología, Instituto Nacional de Pediatría, Ciudad de México, México. NELSONORTA Profesor Titular de Pcdintría. Adjunto de Nefrología Pcdi11tricn, Hospital de Niños de Valencia, Universidad de Carabobo, Venezuela. JUAN .J. ORTEGA ARAMDURU Profesor Asociado de Pediatría, Universidad Autónoma de Barcelona. Jefe, Servicio de Hcmntología y Oncología, Hospitnl Univcrsitnrio Materno Infantil Vall D'Hchron, Barcelona, España. MIGUEL O'RYAN Profesor Asistente, Departamento de Microbiología. Facultad de Medicina, Universidad de Chile, Santiago. Chile. FRANCISCO OSSANDÓN Profesor Asociado de Cirugía Pediátrica, Facultad de Medicina, Universidad de Chile. Jefe, Servicio de Cirugía, Hospital Luis Calvo Mnckenna, Santiago, Chile. ENIUQUE OYARZÚN Director, Unidad de Medicina Perinntal, Departamento Obstetricia y Ginecología, Escuela de Medicina. Pontilicia Universidad Católicu de Chile, Santiago, Chile. ENRIQUE J>ARIS iVI. Profesor Auxiliar de Pediatría. Jefe, Servicio de Pediatría, I-Jospitul Clínico, Facultad de Medicina, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile.
JUAN F. PETIT Jefe, Unidad de Neonatología, Instituto Privado de Neonatología y Pediatría. Córdoba, Argentina. PEDRO H. PICCO Director, Programa del Curso Superior Universitario de Neurocirugía, Universidad de Buenos Aires. Jefe, División de Neurocirugía, Hospital General de Niños Dr. Ricardo Gutiérrcz. Buenos Aires. Jefe, Sección de Neurocirugía, Departamento de Pediatría. Hospital Italiano. Buenos Aires, Argentina. FERNANDO PINTO LASO Profesor Asistente, Facultad de Medicina. Universidad de Chile. Santiago. Chile. ERNESTO PLATA-RUEDAt Profesor Titular de Pediatría, Universidad Nacional de Colombia. Profesor de Pediatría. Universidad del Rosario, Colombia. J, ANDRÉS PODLETE Unidad de Medicina Perinatal. Depnrtmncnto Obstetricia y Ginecología. Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago. Chile. HUGO U. POMATA Docente, Cátedra de Neurocirugía. Universidad de Buenos Aires. Médico Principal. Servicio de Neurocirugfn, Hospitnl de Pediatría Prof. Dr. Juan P. Garralmn, Buenos Aires. Argentina. l\'IANUEL POi.HBO ARIAS Catedrútico de Pediatría, Complejo Hospitalario Universitario,
Universidad de Santiago de Compostela. Jefe, Unidad Endocrinología, Hospital General de Galicia, Santiago de Compostela, España. MARCELA I•OTÍN Pc.:diatra-lnfcctóloga. Directora, Investigación en Clínicas Biológicas, Laboratorio Smithkline Beecham, Santiago, Chile. PRISCILLA PRADO Profesora Instructora, Departamento de Pediatría, Facultad de Medicina, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile. VALERIA PRADO Profesora Titular.Jefa, Unidad Microbiologfa, Depnrtnmento de Microbiología, Facultad de Medicina, Universidad de Chile, Santiago, Chile. LUIS PREGO SILVA Ex Profesor de Psiquiatría de Niños y Adolescentes, Facultad de Medicina, Universidad de la República, Uruguay. TEODORO F. PUGA Profesor Titular de Pedintrfa, Universidad de Buenos Aires (MC), Argentina. Ex Presidente, Sociedad Argentina de Pediatría. Director de Publicaciones, Sociedad Argentina de Pedintríu. · EDDA PUGIN PARETO Asociada de Weflstart International. Coordinadora de Proyectos de Investigación, Centro de Educación en Lactancia de In Pontificia Universidad Católica de Chile (CELUC), Santiago, Chile. ,JUAN C.I'UIGDEVALL Jefe, Divisi6n de Cirugía Pediátrica, Hospital Italiano, Buenos Aires, Argentina. J-IUGO PUMARINO Profesor Titular de Endocrinología, Universidad de Chile. Jefe, Seccitín Endocrinología, Hospital Clínico Universidad de Chile Dr. Jn~é Jonqufn Aguirre, Santiago, Chile. .JUAN A. QUINTANA Profesor Asistente de Pediatría. Pediatra Oncólogo, Hospital Luis Calvo Mackcnna y Clínica Las Condes, Santiago, Chile. TERESA QUIIWGA Servicio Lalmmtorins CHnicns, Hospital Clínico, Facullnd de Medicina, Pontificia Universidad Cutólica de Chile. Santiogo, Chile. MARÍA EUGENIA RADRIGÁN Profesora Asociada de Pcdiatríu, Facultad de Medicina, Universidad de Chile. Santiago, Chile. ALFREDO l{AIMANN Profesor Titular de Ortopedia y Traumatología Infantil, Universidud de Chile. Jefe. Scn•icio Ortopedia y Traumarología Infantil, Hospital Clínico San Borja Arrinnin. Santiago, Chile. CARLOS A. REZZÓNICO Profesor Titular. C!ítedra Clfnica Pedhllrica, Univcrsidnd Católica de Córdoba. Argentina. ERNESTO RÍOS Profesor Asociado. Departamento de Pediatría. Facultad de
XX
Colaboradores
Colaboradores
Medicina, Universidad de Chile. Hospital Luis Calvo Mackenna, Santiago, Chile. GUSTAVO RÍOS RODRÍGUEZ Profesor Adjunto, Departamento de Pediatrfn, Facultad de l'vkdicilm, Universidad de Vnlparníso, Valparafso, Chile . .Jefe, Servicio de Pediatrfa y Cuidados Intensivos, Hospital Gustavo Fricke de Viña del Mar, Viña del Mar, Chile.
Scientifique, Francia. Profesor y Director de Investigación, Universidnd Tecnológica de Compeigne, Fruncía. Ex Profesor Titulnr de Microbiología, Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires, Argentina. KATHERINE ROSSEL Ayudante Agregadtl, División de Nconatología, Hospital Clfnico San Borja Arriarán, Santiago, Chile.
RAQUEL RIQUELME Profesora Asistente, Departamento de Bioquímica y Biología Molecular, Fucultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas, Universidad de Chile, Santiago, Chile.
JORGE ROSSELOT Jefe, Fomento para In Salud, Servicio Nacional de Salud, Chile (1965-1968). Asesor Regional en Salud Materno Infantil, Organización Panamericana de la Salud ( 1968-1978).
MARCO A. RIVAROLA Director Asociado de Docencia e Investigación, Hospital de Pediatría SAMIC Prof. Dr. Juan P. Garrahan, Buenos Aires, Argentina.
PEDROROSSO Profesor de Pediatría, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile.
LUIS RODRÍGUEZ Jefe, Servicio Laboratorios Clínicos, Hospital Clínico, Facultad de Medicina, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile. MARIO T. RODRÍGUEZ Jefe, Servicio de Neurología Infantil, Hospital Vecinal de Lnnús, Buenos Aires, Argentina. MANUEL RODRÍGUEZ LEIVA Profesor Titular de Microbiología, Facultad de Ciencias, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile. JOSÉ A. RODRÍGUEZ I'ORTALES ·Profesor Adjunto de Medicina, Escuela de Medicina, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile. •JUAN RODRÍGUEZ-SOJUANO Catedrático de Pediutría. Jefe, Departamento de Pcdiutrfa, 1-lospitul de Cruces, Bilbao, Esplllin. UASILIO RO.JAS Prufcsur Asociado de Oflnhnologíu, Universidad de Chile, Saruiago, Chile.
WOU'ItAM RO.JAS ECimVmtRfA Profesor Titulur de Oflnlrnolog(n, Universidud de Chile, Santingo, Chile. Miembro Titular, Socicdud Pmmmcricnnu de Oflalmulogía. GRACIELA ROMANO A cargo de In Sección de Neuropcdiutrín, Servicio de Neurología, Hospitul Francés, Buenos Aires, Argcntinn. OMARROMERO Ex Docente, Cátcdrn Inmunologfa, Universidad Nacional de Córdoba, Argentina.
RAMÓN RUIZ MALDONADO Profesor Titular de Dern1ntología y Dermatología Pediátrica, Instituto Nacional de Pediatría, Ciudad de México, México. RAÚL RUVINSKY Profesor Titular de Pediatría, Universidad de Buenos Aires. Jefe, Departamento Mntemo-infanto-juvenil, Hospital Durand, Buenos Aires, Argentina. CARLOS SAA VEDRA VALDIVIA Ayudante Adjunto- Coordinador Docente, Facultad de Medicina, Universidad de Chile. Subjefe, Servicio de Ortopedia y Traumatología, Hospital Clínico San Borja Arriarán, Santiago, Chile. XA VIER SÁEZ-LLOUENS Profesor de Pediatría e lnfectología, Universidad de Panamá, Facultad de Medicina, Hospital del Niilo, Pananut. · CARLOS SAIEH Profesor Asociado, Universidnd de Chile ( 1980-1988). Subdirector de Servicios Médicos, Clínica Lns Condes, Santiago, Chile.
de Centro América. Unidad de Dermatología, Hospital Nacional de Niños, San José, Costa Rica. IRIS T. SCHAPIRA Médica Pediatra y Neonatóloga, Coordinadora del Sector de Evaluación del Neurodes:trrollo, Hospital Municipnl Ramón Sardá, Buenos Aires, Argentina.
HUGOSCHENONE Profesor Titular de Parasitología, Facultad de Medicina, Universidad de Chile, Santiago, Chile.
JOSÉ L. TAPIA Profesor Adjunto de Pediatría, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile.
NÉSTOR SCHOR Profesor Titular y Jefe, Departamento de Medicina, UNIFESP, Brasil.
EULALIA TAULER-TORO Pedintrn Especialista en Medicina de la Actividad Física y el Deporte, Hospital Nuestra Señora del Mar, Barcelona, España.
JOSÉ A. SEPÚLVEDA Cirujano Infantil, Hospital San Juan de Dios, Santiago, Chile. EDITH M. SERFATY Médica Psiquiatra, American Society of Adolescent Medicine, Centro de Im•estigaciones Epidemiológicas, Academia Nacional de Medicina, Colegio Argentino de # Neuropsicofarrnacologfa. ANDRÉS SIBBALD Jefe, Servicio de Pediatría, Hospital Británico, Buenos Aires; Argentina • RICARDO SILVA Endocrinólogo Infantil, Hospitnl Roberto del Rfo, Santingo, Chile. FRANCO Sll\UNI Centro Lntinonmcricano de Perimllologfa y Desurrollo Humano, Montevideo, Uruguay.
lUCARDO SALINAS Centro de Investigaciones Perinatalcs, Facultad de Medicina, Universidad de Chile, Santiago, Chile.
PILAR SOLER Cardióloga Pedintra, Servicio de Cardiología, Centro Cardiovnscular, Hospilnl Luis Calvo Mnckennn. Santiago, Chile.
I•ATRICIA SALTIGERAL SIMENTAL .Jefa, Área de lnfectología Neonatnl, Instituto Nacional de. Pediatría, México DF, México.
RICARDO U. SORENSEN Profesor de Pediatría e Inmunología. Jefe, División de Alergia e Inmunología, Depanamcnto de Pediatría. Louisiana State University Medica! Ccnter. Ncw Orleuns. Louisiann. Estados Unidos.
IUCARl>O IWNCO Profesor Auxiliar de Pcdintria. Facultad de Medicina, Pontilicin Universidlld Cutt\lica de Chile, Snntiugo, Chile.
IGNACIO SÁNCHEZ D. Profesor Auxiliar, Departamento de Pediatría, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago. Chile.
ALBERTO ROSETO Director de Investigaciones, Centre Nucionnl de In Recherchc
IHARIO SANCHO Prnrcsor de Pediatría y Dermatología, Universidad Autónoma
F. BRUDER STAPLETON Pcdiutrician-in-Chief, Children's Hospital and Medica! Ccnter Seattle, Washington, Estados Unidos.
EDUARDO TALESNIK GUENDELMAN Profesor Auxiliar de Pediatría, Inmunologfa Pediátrica, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile.
.JEANETIE SOLANO l\IORENO Estngiaria en Pediatría y Puericultura, UNIFESP, Brasil.
I'ATitiCIO ROMERO Jefe, Unidnd de Cuidados Intensivos, Hospital Dr. Exequicl Gonzálcz Cortés, Santiago, Chile.
SERGIO STAGNO Professor and Chairman, Department of Pediatrics, University of Alabama at Birmingham, Alabama, Estados Unidos.
CECILIA SCHELLHORN Odont61oga, con especialidad en Odontopecliatrfa. Encargada de la Capacitación Nacional sobre Control Odontológico del Niño Sano. Consultora en Lactancia Materna, título por .Wellstart, San Diego, California, Estados Unidos. Docente en Talleres de Capacitación en Lactancia Materna realizados por MINSAL y UNICEF, Santiago, Chile.
MAIUO SALCEDO Profesor Titular de Enfermedades lnfccciosus, Fncullad de Medicina, Univcrsidnd de Chile y Pontificia Univer:ddnd Cutólicn de Chile, Suntingo, Chile.
ELENA SÁNCHEZ Profcsoru Titular de Pediutrfn, Facultad de Medicina, Univcrsidnd del Pnfs Vasco. Médicn Jefa, Sección de Pediatría, Hospitul de Unsurto, Bilbao, España.
XXI
CLAUDIA E. SOTOMA \'OR Profesora Adjunta, Inmunología General e lnmunoquímicn, Departamento de Bioquímica, Facullad de Ciencias Químic;1s, Universidad Nacional de Córdoba, Argentina. l\·IANUEL E. SOTO QUIRÓS Profesor de Pediatría y Neumología Pediátriea. Universidad de Costa Rica, Hospital Nacional de Niños. S un José. Costa Rica.
MARÍA SOLEDAD TAGLE VARGAS Pediatra en Atención Primaria, Santiago, Chile.
ÁLVAUO TltLLEZ Profesor Auxilinr, Departamento de Pediatría, Escuela de Mcdicinn, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiugo, Chile. CARLOS A. TELLO Docente de Ortopedia y Traumatología, Universidad de Buenos Aires. Jefe de In Unidad de Patología Espinal, Hospital de Pediutría Prof. Dr. Juan P. Garrahan, Buenos Aires. Argentina. ALEJANDRO M. TEI,ER Jefe, Labomtorio Pulmonnr, Centro Respiratorio, Hospital General de Niños Dr. Ricnrdo Gutiérrez, Buenos Aires. Dircl·tor Asociado, Cnrreru de Neumonologín, Facultad de Medicinn, Universidad Nncional de Buenos Aires, Argentina. VmGINIA TOLEDO Jcli1, Unidad l'sicnsncial. Centro de Medicina y Desurrollo lntcgml dd Adnlcsccntc, Fncultad de Medicina, Univcrsidud de Chilc;Santingn. Chile. Psiquintrn Infantojuvenil, Master en Salud Pública, Univcrsidud Johns Hopkins, Estados Unidos. ANDUÉS TORALES Profesor de lnfcctnlngín Clínica, Escuela de Medicina. Universidad Autl1nonm de Puebla, México. Adscripto al Servicio de Pediatría, Hospital General Regional del IMSS. Puebla. México. .JORGE TORO ALBORNOZ Docente. Escuela de Salud Pública, Universidud de Chile. Ex Jefe~ Departamento Epidcmiologíu, Ministerio de Snlud, Santi:1go. Chile. 1\IARÍA DI!:L VALLE TORRADO Médicn Principal. Servicio de Genética, Hospital de Pediatría Prof. Dr. Juan P. Gnrrahan, Buenos Aires, Argentina. ISABEL l\'1. TORREALBA Endocrinólogn Infantil, Hospital Sótero del Río, Santiago. Chile.
XXII
Colaboradores
LIBIATORims Profesora Asistente, Facultad de Medicina, Universidad Central de Venezuela. Adjunta, Servicio de Nefrologfa, Hospital Pediátrico Elías Toro IVSS, Caracas, Venezuela. JORGE TORRES-PEREYRA Profesor Asociado, Centro de Investigaciones Clínicas Perinatales, Facultad de Medicina, Universidad de Chile, Santiago, Chile.
JUAN A. TOV AR Profesor Titular de Pediatría, Universidad Autónoma de Madrid. Jefe, Departamento de Cirugía Pediátrica, Hospital Infantil La Paz, Madrid, Espaija. ·· MIGUEL W. TREGNAGHI Jefe, Servicio de Pediatría, Hospital Infantil Municipal, Córdoba, Argentina. Presidente, Sociedad Latinoamericana de Infectología Pediátrica. RICARDO UAUY Profesor de Nutrición y Pediatría, Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA), Universidad de Chile, Santiago, Chile. FRANCISCA UGARTE Endoerinóloga, Instituto de Investigaciones Matemo Infantil, Universidad de Chile. Unidad de Endocrinología, Hospital Dr. Exequiel González Cortés, Santiago, Chile. JOSÉ M. UGARTE Profesor Titular, Facultad de.Medicina, Universidad de Chile. Profesor Titular, Facultad de Medicina, Pontificia Universidnd Católica de Chile, Santiago, Chile. GONZALO URCELA Y MONTESINOS Profesor Auxiliar de Pediatría. Cardiólogo Pediatra, Hospital Clínico, Facultad de Medicina, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santingo, Chile. VERÓNICA VALDÉS LATORRE Instructora Asociada de Pcdiatrín, Pontificia Univcrsidnd Cattílica de Chile, Santingo, Chile. Profesora Adjunta de Wcllstart lntcnmtional. HERNÁN VALENZUELA HAAG Profesor Titular de Ortalmología. Director, Departamento de Ortalmologfa, Fncul!ad de Medicina, Universidad de Chile, Santiago, Chile. ALFREDO VALLO BOA DO Jefe, Sección de Ncfrología Pediútrica, Hospi!lll de Cruces, Bilbao, Espniia. !1.-IARIO VARELA GUZI\-IÁN Profesor Asistente de Cirugía Infantil. Universidad de Chile. Jefe, Unidnd de Urologín, Servicio de Cimgfn, Hospital Luis Calvo Mackcnna,·Santiago. Chile. ALFHEDO VARGAS KOTHER Profesor Auxiliar de Oftnlmologín, Universidad de Chile, Santiago, Chile. SIL VANA VEINBERG Fononudióloga. Master en LingUistica, Universidad de Purduc. Directorn, Departamento de Pedagogía,
Colnbol·udorcs Confederación Argentina de Sordos. Asesora Pedagógica, Fedemción Mundial de Sordos.
Universidad de Chile Dr. José Joaquín Aguirre, Santiago, Chile.
EULOGIO VELÁSQUEZ ALCAÍNO Profesor de Oftalmologfa, Especialización en Cirugfa Plástica Oftalmológica, P:~cultad de Medicina, Universidad de Chile, Santiago, Chile.
ROBERTO A. YUNES Profesor Adscripto, Universidnd de Buenos Aires. Director, Hospitnl Carolina Tob
LUIS VELÁSQUEZ-JONES Profesor de Pediatría de Posgrndo, Facultad de Medicina, Universidad Autónoma de México. Médico Adscripto al Departamcn!o de Nefrología, Hospital Infantil de México Federico Gómez. Miembro, Academia Nacional de Medicina, México.
JAMES ZAPATA PALLAGI Médico Adscripto, Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales, Instituto Nacional de Perinatología, México DF, México. Profesor Adjunto. Especialidad de Neonatología, Instituto Nacional de Perinatología. Instruclor Regional, Programa de Reanimación Neonatal, American Academy of Pediatrics y American Heart Association.
AMPARO VENTO Médica Residente, Servicio de Pediatría, Hospital Clínico, Valencia, España. PATRICIO VENTURA-.TUNCÁ Profesor Titular de Pediatría. Jefe, Departamento de Pediatría, Facultad de Medicina, Pontificia Universidad Cntólica de Chile, San!ingo, Chile, MARÍA CRISTINA VER OCA Y Jefa, Departamento de Pediatría y Servicio de Ncfrología Pcdilítrica, Hospital Central de las Fuerzas Armadas y Hospital Sanatorio Español, Montevideo, Uruguay. PABLO A. VIAL Profesor Adjunto de Pediatría, Pontificia Universidad Católica de .~hile, Santiago, Chile. JORGE VILDÓSOLA Profesor Asociado de Pediatría, Facultad de Medicina, Universidad de Chile, Santiago, Chile. GLADYS VILLABLANCA CARRASCO Profesora Adjunta de Ortopedia y Traumatología lnfuntil, Universidad de Chile. Médica Traumntóloga Infantil. Servicio de Ortopedia y Traumatología Infantil, Hospital Clínico San Borja Arriarán, S
XXIII
EMILIA ZEGPI Profesora Instructora, Departnmento de Dermatología, Universidad de Chile, Samiago, Chile. MARÍA SOLEDAD ZEGPI TRUEBA Prnfesom Auxiliar, D.:pmta111cnto d..: D..:nnatología, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile. GASTÓN ZILLERUELO Profesor de Pediatría, División Nefrologín Pcdiátrica, Universidad de Miami. Director Médico, Unidad Diálisis Pcdiátrica, Jackson Memorial Hospital, Miami, Florida, Estados Unidos.
Algunos párrafos del Prólogo a la 1a edición de 1972
La necesidad que tiene el estudiante de medicina de disponer de un texto en el que pueda obtener una infor~ mación sistematizadá de las materias fundamentales de la pediatría, de acuerdo con la realidad que viven los países de la América Latina, nos ha decidido a publicar este libro. En esta forma creemos desligarlo en parte de tener que recurrir a las anotaciones personales, generalmente incompletas y a veces inexactas, o a la información en tratados foráneos de medicina infantil, cuyas enseñanzas no siempre pueden aplicarse en nuestro medio. No tenemos la ambición de reemplazar a muchos excelentes textos existentes, sino que, por lo contrario, habrá quienes muchas veces deberán completar la información con ellos, muy especialmente cuando en su desempeño ulterior en la práctica de atención del niño se vean enfrentados a revisar problemas que no son habituales en nuestra patología. . Ofrecer un libro que sea de utilidad para el estudiante de medicina y para el médico activo en la práctica pediátrica no es tarea fácil, más aún cuando se pretende que éste sea diferente de los tratados clásicos. El esfuerzo de resumir demasiado presenta el inconveniente de hacerlo menos didáctico y rígido. reduciéndolo a un contenido escaso para el aprendizaje de los requerimientos informativos actuales. La inevitable tendencia a la subcspccialización en pediatría conspira de igual forma cuando se trata de hacer una sinopsis que logre el objetivo de constituir una información satisfactoria. El inusitado avance tecnológico, unido al progreso fisiopatológico que explique los mecanismos fundamentales de las enfermedades. exige un esfuerzo que equilibre la distancia entre la ciencia btísica y la clínica pcdiátrica. Si se hubiera resuelto el problema de combinar la brevedad y la claridad no existirían tantos textos, que -es obvio- están buscando un equilibrio que es difícil de alcanzar. Este libro pretende nnalizar ciertos problemas pediátricos sobre la base de In experiencia obtenida en ambientes de condiciones socioculturales y económicas propias de los países en desarrollo. Tal vez sea ésta una de las razones por las cuales no hemos vacilado en romper con las exigencias tradicionales que. a nuestro juicio. llevan a esclavizar el contenido a un orden impuesto mtís bien por In elegancia y armonía editorial que por la verdadera necesidml que tiene el estudiante de aprender lo que realmente le será útil en su descmpcii.o profesional. Las precarias condiciones económicas, culturales y soein les de muchos países en nuestra América Latina configuran una situación peculiar que, por un lado, nos enfrenta a considerar en phmo prominente el análisis biodemográfico de las poblaciones y su patologíu predominan-
te y, por otro, a no descuidar los progresos que enriquecen en forma casi vertiginosa la tecnología médica. No creemos haber logrado el objetivo, pero hemos intentado insistir en aquello que consideramos contribuirá a una mejor y amplia información práctica de estudiantes y médicos latinoamericanos. Por tanto, no se extrm1e el lector si encuentra a veces una excesiva extensión de algunos cupítulos, porque en parte lo hemos hecho respondiendo u un propósito determinado. Obviamente, nuestros médicos de la generación presente y de la futura inmediata debcnín tener conocimientos definidos en planificación y administración de servicios médicos, que les permitan distribuir acertadamente recursos con los cuales muchas veces se cuenta sin utilizarlos en forma adecuada. Es necesario, por tanto, que en un libro de esta na·4\uralczn se lmgu lomar conciencia sobre estos aspectos. Los problemas de salud en la infancia, condicionados por In diversa magi1itud del impacto que ejerce sobre los procesos de desarrollo de la vida infantil un ambiente de variable riesgo, fuerzan a nuestros médicos a conocer plenamente los medios preventivos individuales y colectivos de la patología común que nos atlige; deben también poseer sólidos conocimientos para el diagnóstico y tratamiento de los principales procesos mórbidos, como la diarrea, la desnutrición y las afecciones agudas respiratorias. La medicina infantil debe adecuar métodos y técnicas para la información elicaz de profesionales que dispongan preferentemente de soluciones de proyección colectiva en el muntenimiento o reparación de la salud del niño, d1índoks el sello y la dimensión social que los países que se esfuerzan por salir del subdesarrollo exigen. Lo hace imperativo el mí mero pavoroso de muertes que puede ser ·evitado en América Latina. Si del contexto de este libro el lector lograra recibir el mensaje de que el desafío significa comprender el problema de salud con1o un engranaje armónico, que reclama la integración de las más variadas disciplinas, nos daríamos por satisfechos. Otm característica del libro reside en que no se trata de un texto completo, por consiguiente, para consultas más especializadas se ha considcrudo la existencia de otros tratados muy difundidos, de los cuales existen satisfactorias traducciones al español. Cada capítulo consigna una bibliografía seleccionada que pcrmitiní complemelllar los conocimientos cuando scu necesario. Hemos tratado de evitar, en lo posible, las repeticiones; empero, no creemos que cuando existan constituyan un defecto grave; por lo contrario, estamos tentados a pensar que son preferibles a un exceso de referencias cruzadas, las cuales a menudo significan molestias pura
XXVI
Algunos párrafos del Prólogo a la 1" edición de 1972
el lector. Muchas de las repeticiones se deben al simple hecho de que numerosos problemas diferentes obedecen a causas básicas semejantes. La participación de numerosos colaboradores, muchos de los cuales son reconocidas personalidades médicas de ~mérica Latina y España, significa para el editor científico un hono;· y pan~ los lectores la posib.ilidad de disponer de un mas amplio espectro de la pedmtrfa y sus problemas en el continente sur. Hemos tratado de conservar el contenido de interpretación de los colaboradores en su casi totalidad, y cuando algún cambio se ha introducido ' es de responsabilidad exclusiva del autor. Agradecemo.s sinceramente a todo el personal médico y de colaboración que nos ha acompañado durante muchos años en nuestra labor asistencial y docente con ab-
negación y generosidad. Al esfuerzo sostenido de todos ellos se debe que este libro haya podido ser realidad. L~s señoras S~ra Verdugo, Blanca Carvallo y Edith Mohna, secretanas del Departamento de Pediatría del Hospital Roberto del Rfo en Jos últimos diez años han significádo un apoyo constante y han desempeñad~ una eficiente labor. E! personal de la editorial ha comprometido nuestra gratitud, al habernos facilitado con su experiencia ellogro de nuestros objetivos. JULIO MENEGHELLO
Prólogo a la
sa edición
R.
Santiago, Chile Febrero de 1972
·i~
Ha transcurrido más de un quinquenio desde la última publicación de nuestro libro Pediatrfa y, como era de esperar, en esta em de profundos y acelerados avances científico-tecnológicos, la sn edición que hoy presentamos ha experimentado cambios de gran magnitud. En extensión, el nuevo libro comprende 34 Partes con 480 Capítulos y 2 Apéndices, de Jos cuales casi la mitad son nuevos.en su totalidad y los restantes han sido ampliamente remozados y actualizados. Ello ha significado ampliar la obra de manera sustancial. A pesar de esta amplitud, hemos intentado mantener Jos principios básicos que nos propusimos desde el comienzo: un libro que sea de utilidad para el estudiante de medicina, el médico general y el pediatra en ejercicio profesional de países que viven en condiciones de subdesan·ollo económico y sociocultural. No obstante, y habida consideración de los progresos en educación y saneamiento ambiental y de los adelantos científico-tecnológicos que estos pafses han registrado en los últimos decenios, amén de la repercusión del surgimiento de un nuevo perfil demoepidemiológico, se ha logrado que muchas naciones latinoamericanas mejoren la calidad de vida de las personas y, en consecuencia, enfrenten nuevos problemas emergentes de salud en la infancia, la niñez y la adolescencia.
A muchos de los factores mencionados se les hu dedicado adecuada y amplia atención, por lo cual se hu configurado un libro acorde con la situación actual que vive la pediatría. Una obra de esta magnitud ha requerido de mucho pensamiento y esmero. Nos complace expresar nuestro reconocimiento a todos los pediatras que han contribuido con su esfuerzo y dedicación entregando lo mejor de sus experiencias. La ardua tarea en el complejo proceso de las diversas etapas que encierra la producción de una publicación tan extensa ha comprometido nuestra gratitud con el personal técnico de la Editorial Médica Panamericana, con su Presidente, el Sr. Hugo Brik, y con el Dr. Hora~io Argente, porque han demostrado gran eficiencia, caballerosidad y cooperación en todo momento. Deseo destacar en fonna muy particular la labor de mis secretarias, las señoras María Edith Malina T. y Rosa Olivares A., sin cuya competente y desinteresada ayuda no habría sido posible llevar a cabo esta tarea. JUI.IO MENEGHELLO
R.
Santiago, Chile Agosto de 1997
Estructura general de la obra
TOMO! PARTE 1 II 111
IV V
VI VII VIII IX X
XI XII XIII XIV
Pediatría integral, familia y comunidad Bases del diagnóstico y de la atención en pediatrfa Tratamiento medicamentoso en pcdiatrfa Técnicas y procedimientos en pediatría Nutrición, alimentación y trastomos nutricionales Reproducción humana y ginecología pcdiátrica Período perinatal · Principios de cuidados intensivos en pcdiatrfa Enfermedades infecciosas y parasitarias Inmunología Enfermedades alérgicas y trastomos relacionados Enfermedades del tejido conectivo en niños Ofdo, nariz y garganta Enfermedades del aparato respiratorio
Enfem1cdades del aparato cnrdiovascular Salud oral y afecciones relacionadas Enfermedades del aparato digestivo Enfermedades del aparato urinario Enfermedades de la sangre Oncología Enfermedades del sistema endocrino Fundamentos de genética clínica en pediatría Enfermedades metabólicas Enfem1edades del sistema nervioso Salud mental y problemas psicosociales y psiquiátricos Oftalmología pediátrica Enfermedades de la piel Problemas quirúrgicos Problemas ortopédicos frecuentes Accidentes, violencias e intoxicaciones Rehabilitación de enfermedades invalidantes de la infancia Enfem1edades no clasificadas Perspectivas de futuro Apéndices
,
Indice
TOMOl PARTE l. PEDIATRÍA INTEGRAL, FAMILIA Y COMUNIDAD
15. Conceptos básicos de la supervisión del niño sano
128
Marcos Cusminsky l. El pediatra en América Latina
Julio_ Meneghe/lo R.
16. Semiolog(a en clínica pediútrica: historia clfnica y examen físico
2. Reseña histórica de la pediatría latinoamericana
134
Lewis A. Bamess
Teodoro F. Puga 3. Indicadores biodemográficos y sociales
21
17. Métodos rápidos de diagnóstico por el laboratorio Luis Rodrfguez y Patricia Garcfa
24
18. Los métodos de diagnóstico por imngenes en In práctica pediútrica
146
José M. Ugarte 4. Promoción de la salud en pediatría
Robert J. Haggerty
152
Cristiatz Garcfa Bruce
5. Valores, derechos y riesgos del niño y de la familia Jorge Rosselot
28
6. Conceptos y prioridades en salud familiar
31
19. Informática y telemática en pediatrfa Franco Simini y José L. Dfaz Roseflo
157
·q
Jorge Rosselot 7. El niño y In familia en situación de riesgo biosocial
PARTE III. TRATAMIENTO MEDICAMENTOSO 167 EN PEDIATRÍA 36
Jorge Rosselot
20. Bases farmacológicas de la terapéutica pediátrica
167
Juan Brin es, Roberto Herncíndez y Amparo Vento 8. Situación de la salud maternoinfantil en América Latina y el Caribe
40
Jorge Rosselot 9. La salud y el bienestar social del adolescente y del jo\'cn en América Latina y el Caribe
55
Ana M. Kaempffer 10. Ética en pediatría
61
Juan P. Beca 11. Aspectos biológicos del desarrollo
65
PARTE IV. TÉCNICAS Y PROCEDIMIENTOS EN PEDIA TR(A
235
22.1. Dhílisis peritoneal aguda
235
22.2. Diálisis peritoneal crónica intermitente
240
Felipe Cln•agnaro y Eclda Lagomarsino 79
Enrique Fanra N. 13. El juego,la educación física y el deporte en el niño
178
Patricio Romero
Pedro Rosso 12. Gufa del crecimiento y desarrollo en el niño y el adolescente
21. Fármacos de uso en pediatría Solange S. Bmgcre y RaiÍI J. Corrales
22.3. Hemofiltración y hcmodiafiltración continua en pediatría
241
Felipe Cal'agnaro 22.4. Punción pleural y torncoccntesis 117
244
Pmricio Romero
Tcodoro F. Puga 22.5. Pcricardioccmcsis
248
Patricio Romero PARTE II. BASES DEL DIAGNÓSTICO Y DE LA ATENCIÓN EN PEDIATRÍA
125
22.6. Ostcoclisis tibia!
250
Enrique París M. 14. Modelos de atención en pediatrfa Á/l'(lro Té/lez
125
22.7. Instalación de catéter intraartcrial
Enrique París M.
251
XXXII
Índice
Índice
XXXIII
¡
22.8. Cntcterizución yugular interna por vfu percutánea 252 Enrique París M. 22.9. Cutetcrización femoral por vfn percutánea Rical'tlo Ronco
254
22.10. Cutelerización de In vena suhclavia por vía percutúnca Ricardo Ronco
255
22.11. Cméter de arteria pulmonar Ricardo Ronco
257
22.12. lnsllllación y uso del catéter en el bulbo yugular 258 ÚJreto Lewi11 Merino y Ricardo Ronco 22.13. Tonometr(n intragástricn L!Jreto Lewin Merino y Ricardo Ronco .
260
22.14. Intubación endotrnquenl Pablo Bertrmul Navttrrete
261
22.15. Enfermería en técnicas y procedimientos en pedintrfn M. Cecilia Campos PARTE V. NUTRICIÓN, ALIMENTACIÓN Y TRASTORNOS NUTRICIONALES
264
271
PARTE VI. UEPRODUCCIÓN HUMANA Y GINECOLOGÍA PEDIÁTRICA 34. Desarrollo embrionario y fetación Amonio Pert?m
52~
367
37. Regulación neuroendocrina del eje hipotálamohipofisario en la pubertad Francisca Ugarte
384
53. Asfixia perinntal y su repercusión sistémica Aníbal Llanos y l?aqrwi/Uqut!lme
486
-_s¡)~eanimnción neonaml
489
L~/
Mario del Barco :-: --) ( 55. I:!reínaturez y bajo peso de nacimiento \.____./Patricio Vemura-Ju11cá 56. Retardo del crecimic!nto intrauterino
57. Patología placentaria con repercusión fetal Jorge Las Heras Bo11etto
528
76. Septicemia y shock séptico Xavier Sáez-Llorens
647
39. El adolescente y In sexualidad Ramón Córdoba Palacio
399
58. Nutrición del recién nacido de alto riesgo Patricia Mena Nmmig
59. Enterocolitis necrosante Mario Becerra y Ricardo Uauy
539
78. Síndrome de distrés respiratorio del adulto en el niño Eliana Ceruti y Fernando Martfnez
60. Traumntismo fetal en el parto Daniel Fonseca
544 550
553
41. Regulación de la fecundidad en In adolescencia: anticoncepción Ramiro Malina
282
43. Educación sexual: conceptos básicos Germán Jara
414
62. Hipocalcemia neonatal Femando R. Moya
25. Lnclnncia materno Vt!rduim Valdc~r Lmorre y Eclcla PuRIII Parc•w
295
44. Scmiologfa ginecológica de In niña y In ndolesccntc Eli:.obeth El'(/ils
419
45. Patologfn ginecológica en la infancia y la adolescencia F.ll:.abt?tlt Erc/lis
425
27. Desnutrición enlórico-pmlcica: marasmo y liwnshiorlwr t•n In infnndn Fc•rnmu/o Miiuc/;¡•/1¡•¡~ 2R. Desnutrkión sccundarin .lorxe Ahwu· y S¡•r,r:io .lar¡m 29. Alimentación cnlernl en pedintrfn Cm·los Castillo Durtín 30. Asistencia nutricional intensiva: nutrición parcnlcrnl Mada lsa!JC'/ Hod¡:srm 31. Obesidad infnnto-juvenil Elena Sríncl11'':. 32. Trnslornos del apetito y anorexia nervioso Ell'lla Srínchf!:
no .l2ó
331
46. Métodos auxiliares de dingnóstico en ginccnlogfn infantojuvcnil .losr M. Afllndf!::. Rilms PARTE VII. PERÍODO PERINATAL
PARTE VIII. PRINCIPIOS DE CUIDADOS INTENSIVOS EN PEDIATRÍA
406
24. 1 Evalunción del estado nutricionnl en pcdiatrfa \.._...-.--/ Jln•ier Amnc·em
---\
510
392
409
26. Nutricitín y nlimentación del niño y del ndolc:;cente 306 Marra r:ux,•nio Rtulrixtfn
643
38. Desarrollo psicosexual del niño y del adolescente Virginia Toledo
42. Abuso sexual en niñas y adolescentes Eli?.abeth Erdiis
.
75. Transporte nconntal Eduardo Halac, Juan F. Petit y Omar A. López Cctrrietlo
634
Enrique Oyarztíll, J. A11drés Poblete, Jorge Torres-Pereyra y Ricardo Salinas
271
.<-:----¡
501
74. Evuluación del desarrollo psicomotor y detección precoz de trnsturnos del neurodcsarrollo y sensoriales durante el seguimiento en recién nacidos prematuros Iris T. Schapirtl
67. Cuidado intensivo del recién nacido Eduardo Bancalari ,1' Tt•resa del Moral
592
85. Pa¡lel del surfnctantc exógeno en cltrntami~·nto del dislrés respiratorio agudo del Iacwntc José 1.. 1'apia y Ricardo Rauco
682 6R5
690
__
,,~~\
445
335
47. Cuidados fetales nntenatales e intrapnrto Hermín Mmioz. Mauro Parra y Jaime Garrido
459
341
48. Control prcnntal por imágenes Carlos Gríme;: Lira
464
349
-!9. Nutricitín materna y crecimiento feral Pc•dmRos.w 50.-Éxmncn del recién nacido Uo~u·l Bt!rnier
467
3J. Efectos de In nutrición lcmpnma en ellnrgo pinzo: pnpcl del pediatra en ln prcvcncitín de has enfermedades crónicas del adulto 358 Ricardo Umt,\' ·'' Marrc•la Mitad
<,"'"'~--..~
51. Valoración y atención inmediata del recién nacido 475
Mi,r!,llc'l Mclrft•lly Pa11/ Eslol Hayll'artl
68. ·hifecciones virales congénitns y perinntales \.._ .. -" Pablo A. Vial, Priscilla Pmdo y Sergio Sragno
597
PARTEIX.ENFERMEDADESINFECCIOSAS Y PARASITARIAS
693
, 69:~~Septicemia bacteriana neonatnl '·--,_//Jorge Torres-Pert?yra y Katllerine Rosul
608
86. Magnitud del problema de las enfermedades infecciosas y parasitarias en América Latina r:ni·iquf! Frmw N.
217. Edema agudo de pulmón en la altura Luis Hurtada Gómez
1341
1288
218. Apnea del sueño en lactantes y niños
1348
204. Resfrío común, influenza y otras infecciones
respiratorins virales Luis F. Avendmio 205. Asma bronquial
XXXVII . 1332
Efiana Ceruti
188. Esclerodermia Rubt!n J. Cuttica y Stelltt M. Garay
1195
189. Vasculitis
1200
206. Obstrucción de la vía aérea superior
Ma1111el E. Soto Quirós
172. Evaluación del sistema inmune OmarRomero
1136
173. Inmunodeficiencins Ricardo U. Sorensen y Gustal'o J. Bustos
1142
175. Diagnóstico y lratnmiento de lns enfermedades alérgicas Guillermo J. Busto.~
PARTE XIII. OÍDO, NARIZ Y GARGANTA
1209
1159
179. Annfilnxiu Gu.\'ltlt'o J. /Justos
1166
1!!O. Alergia a inscclns Gustm·o J. /Justo.\'
1167
181. Alergia alimentnl'ia Ct1rh1s A. Re~::.rlníe'c1
1168
1173
1178
Stella M. Gamy y RubtJn J. Cwtictt 1186
1306
211. Neumonfa viral Marfa Lina Boza
1312
219. Tratamiento ambulatorio del síndrome de obstrucción bronquial Guido Girardi B. y Pedro Astrrdil/o O . .
1351
220. Farmncología aplicnda a los trastornos broncopulmonares Rmíl J. Corrales
1354
221. Insuficiencia respiratoria Eliana Ceruti y Fernando D. Martfnez
1363
222. Fibrosis quística
1374
Ignacio Sánclrez D. y Emesto Guiraldes C. 1315
1219
213. Neumonitis intersticial crónica Armando Dfaz C.
1320
194. Otitis A11tlrr!s Sibbalt!
1221
214. Enfermedades de la pleura
1324
195. Sinusilis HugaN.Martín
1224
196. Faringoamigdalilis Jti.w!Mmnítle/Pcmt
1226
197. Procesos supurativos de la faringe Albt•rw Cllillskl
1229
198. Epistnxis AlberwCitim'ki
1230
199. Otros lemas otorrinnlnringnhígicos Alber/11 Cltimki
1231
Juan Brlt1es
·223. Estudio rndiológico en las infecciones respimtorias agudas bajas en el lactante y clniiio mayor Cri,l·tit1n Gardtt B.
1380 1385
224. Acrosoltcrnpin en lactantes y niños Jm•ic•rMallo/
CONTENIDO DEL TOMO 2
r
¡
I'ARTE XIV. ENFERMEDADES DEL APARATO RESPIRATORIO 1235
¡
PARTE XV. ENFERMEDADES DEL APARATO CARDIOVASCULAR
232. Insuficiencia cardiaca
225. Aspectos hásiens del desarrollo cmhrionario del cornztSn, circulacitín fetal y ndnptndón cardiovascular al nacimiento Fdipc• Ht•usser Ri.wptltl'tÍ/1
238. Enfcrmcdud de Knwusaki Maree/a Ferrls Garrido y Eduardo Talemik G111'11dt'fman 239. Ecocardiografía fewl Charles s._Khd!IIIUIII}' Gonzalo Urce/ay Montesinos
ÁJo 'C¡¡rdiopatfas congénitas en el recién nacido \ VOdt•lleFarrtl
\
XXXVIII
Índice
Índice
241. 1-Jipertensión pulmonar
255. Úlcera pépticn. Gastritis
Alvaro González Morandé y Gonzalo Urce/ay Montesinos
Margarita Alonso y Pedro Bedate 256. Enfermedades inflamatorias intestinales
Hipertensión arterial (véase el capítulo con·cspondiente c:n la Parte XVllL Euft:rntcúadcs del aparato urinario)
Pmrl R. Harris 257. Hepatomegalia ¡; Patricio Brinek Miz6n
PARTE XVI. SALUD ORAL Y AFECCIONES RELACIONADAS
274. Nefropatfas intersticiales Carlos Saíeh 275. Litiasis renal Heloisa Cattini Perrone, Néstor Schor, F. llruder Stapleton y Jeanette Solww ¡\;/areno
Alberto Bercowsky y Libia Torres
258. Hipertensión portal 277. Hipercalciuria
. Alberto Bercowsky y Libia Torres
· 242. La salud oral en América Latina y el Caribe
Saskia Eswpiñcín-Day 243. Conceptos actualizados de odontología pediátrica. Manejo clínico y preventivo de las afecciones de la salud oral
Ceeilia.Schellhom 244. Fisura labial y palatina
Luis Monasterio
245. Anatomía y fisiología del aparato digestivo
Osear Brunser, Magdalena Araya y Julio Espinoza
Paul R. Harrís
·
César lzzo
Colomba N01·ero
José Grrmberg, Marta Cristina Veroeay y Gerardo Izquierdo 262. Diagnóstico por imágenes en nefrouro!ogía pediátrica
263. El riñón del recién nacido
Felipe Cavagnaro
PARTE XIX. ENFERMEDADES DE LA SANGRE 282. Crecimiento y desarrollo de los órganos ·~ hematopoyéticos
264. Malformaciones congénitas del aparato urinario
283. Procedimientos diagnósticos en hematologfa Ernesto Rfos
265. Enfermedades hereditarias 284. Clasificación y diagnóstico de las anemias
285. Anemia ferropriva
Mcmual Olil'(lfes 267. Reflujo vcsicourctcrnl y nefropatía del reflujo
Erlda Lagomarsino, Paulimr Baquee/ano Drogue/1, Píllrr Ordlcma Briones, Cristicm Gm·cfa Bruee y Felipe Cm•agnaro
286. Anemias hemolfticas
Francisco Ál1•arez-Guisa.mla 287. Anemias uplásicas
Frcmcisco Ál1•arez-Guisasola
Serajfn Mcílaga Grw'l'ero 288. Neutropenias adquiridas y congénitas
Emesto Ríos 289. Adenopatías en el niño
270. Insuficiencia renal crónica
251. Constipación
Emesto Rfos 290. Púrpuras
271. Síndrome nefrítico. Glomcrulonefritis aguda
Tomcí.~
\Valter
posc~trcptocódca
Edda ÚJgomarsíno
291. Coagulación, hemostnsia y sus alteraciones
Marta Mercedes Momles Gana
Rafael Guerrero·Lo~cmo 272. Síndrome ncfrótico 253. Dolor abdominal recurrente
Eduardo H. Garin
· Emesto Gui/'(/fdes Camemti Jolmy Wenger
299. Osteosarcoma en niños Juan A. Quintana y Nahuaff Chamas
302. Tumores del sistema nervioso central en·ln infancia y la ndolescencia Lucíano T. Basauri y Jorge Las He ras Bonello 303. Histiocitosis L. Dal'id Mirkit1 PARTE XXI. ENFERMEDADES DEL SISTEMA ENDOCRINO 304. Características generales del sistema endocrino Frandscolleas
Trastornos da/ crecimicmto y el desarrollo 305. raclmc.s rcguladnrcs del crecimiento y el desarrollo prcnntal y posnatal
Francisco }Jeas 306. Talln baja
Hemcín Garda /Jmct• )' Manuel Pombo Arias 307. Talla alta
/Jerná11 GCircfa Brm:e
Juan Rodrfguez-Sorimw y Alfredo Vallo Boado
Trastomos tiroideos 308. Hipotiroidismo congénito Nclly Aboclmwky · 309. Hipotiroidismo adquirido del niño y del adolescente
Santiago Mu:.=o llc•tull'itles
292. Terapia transfusional Espermr;,a Marzouka
310. Bocio
293. Trasplante de médula osen en pediatría Jucm J. Ortega Arambrmr
30 l. Tumores testiculares Jorge Las Heras Bonello y César lz~o
268. Insuficiencia renal aguda
250. Reflujo gastrocsofñgico Julio &pinaza, Osear Brunser y Magdcrlena Araya
297. Linfomas
281. Hipertensión arterial
26 I. Sfntomas y signos oricntndores de enfermedades del aparato urinnrio
Elida Lagomarsino
249. El niño vomitador Rafael Guerrero-Lozano y Emes/o Plata-Rueda
Jorge Vildósola y Myriam Campbell
300. Neuroblustoma Silvia B. Marchevsky
247 .2. Infecciones entéricas virales
248. Diarrea crónica Emes/o Guiraldes Camerati
296. Leuccmias
280. Patologfa de los genitales externos masculinos Paulina Baquedano Droguell
Eliwbelr Lagos
247.3. Diagnóstico y trntamicnto del síndrome diarreico agudo Gast611 Duffwr
lu oncología pedhítricu
260. Procedimientos diagnósticos. Análisis de orina, biopsia y función renales
247.1. Infecciones entéricas bacterianas
Miguel O'Ryan
<1
Francisco Barriga
279. Traumatismo urogenital en pediatría
Francisco Ossandón Va/ería Prado
295. Introducciún
259. Embriología, antomfa y fisiologfa renal Edda Lagoliwrsino ·
Ernesto Rfos 247. Síndrome diarreico agudo\
JuanA.Qu/nlclna
278. Disfunciones vesicales Ángela Delucchi
Pilar Ore/lema Briones y Cristián Garcfa Bruce 246. Tecnología de apoyo y procedimientos diagnósticos en gastroenterología pediátrica
294. Panorama latinoamericano en cáncer infantil
PARTE XVIII. ENFERMEDADES DEL APARATO URINARIO
José Gmnberg, Nelson Orla y Michael Freundlich PARTE XVII. ENFERMEDADES DEL APARATO DIGESTIVO
PARTE XX. ONCOLOGÍA
276. Hematuria: diagnóstico diferencial
· Johny Wenger
XXXIX
Patricio Miclwucl Santiago Muu.o Benw•ides
XL
Índice Índice
312. Tirotoxicosis en el niño y el adolescente Andreina Caucmi
Pubertad y sus alteraciones 313. Pubertnd normul Francisca Ugarte 314. Pubertad precoz Fernando Cassorla 315. Pubertad retrasada César Bergadc~ 316. Ginecornastia Marfa Verónica Mericq G11ilá
Trastomos hipojisarios 317. Diabetes insfpidn de origen central Hemán Mendilaharz11, Marta Ciaccio y Marco A. Riwwola
Trastomos srlprarrellalos 318. Fisiologfa de In glándula suprarrenal Amanda Cortfnez Rosscl
Trastomos go11ada/es
344. Ellnborntorio en las enfermedades metabólicas José E. Abdenur
362. Electromiografía Alberto L. Dubrovsky
329. Micropene RiC:CIJ'{lo Si11'a
345. Trastornos del metabolismo de los hidratos de cm·bono José E. Abdenur
363. Electroencefalografía Carlos Medina
330. Criptorquidia Francisco Beas
346. Defectos del metabolismo del piruvato José E. Abdenur
331. Disgenesins gonadales Merar
347. Trastornos de In fosforilaeión oxidntiva José E. Abdenur
Trastomos tleurológicos
Trastomos del metabolismo de la glucosa
348. Trastornos de la oxidación mitocondrial de los ácidos grasos (~-oxidación) José E. Abdenur
365. Malformnoiones estructural~s del sistema nervioso central Mario T. Rodrfgr1ez y Héctor A. Waisburg
349. Trastornos del metabolismo de los aminoácidos José E. Abdenur
366 .. Macrocefalia y microcefalia Héctor A. Waisburg
350. Acidosis orgánicas José E. Abdenur
367. Sfndromes neurocutáneos Héctor A. Waisburg
351. Trastornos del metabolismo de las vitaminas José E. Abdenur
368. Retardo mental Héctor A. Waisburg
352. Trastornos del metabolismo de purinas y pirimidinas Cristina A. Campoy
369. Trustomos del desarrollo del lenguaje Julio Castmios
353. Defectos del metabolismo de los metales Cristina A. Campoy
370. Parálisis cerebral Héctor A. Waisburg
328. Trastornos de la diferenciación sexual Ronaltl Youlton Rivadeneira
332. Diabetes en el niño Iris Mella Guerra y Hemán Gar~fa Bruce 333. Cetoacidosis diabética RatU Calzada Leó11 y Aurora Bojorquez Ochoa 334. Perspectivas futuras en el tratamiento y la prevención de la diabetes insulinodependiente Manuel Garcfa de los Rfos 335. Hipoglucemia Ethel Codner Dujo111re y Marfa Verónica MericqGuild •(1
364. Neuroimágenes del sistema nervioso central Héctor A. Waisburg
319. Insuficiencia suprmTenal en el niño y el adolescente Isabel M. Torrealbtl
PARTE XXII. FUNDAMENTOS DE GENÉTICA CLÍNICA EN PEDIATRÍA
336. Enfermedades genéticas y defectos congénitos Vfctor B. Penchaszadel!
355. Enfermedades lisosomnles Cristina A. Campoy
372. Enfermedades ncuromuseulares Alberto L. Dulmll'sky
321. Hipcrsccreción de minernlocorticoides Jo.w! A. Rodrfgiii!Z Porftlle.f
337. Etiologfa de los defectos congénitos Catalina P. Kaminker y Marfa Gabriel(/ Obregtín
356. Enfermedades peroxisomnles Cristina A. Campo')'
373. Sfndromc convulsivo en pcdiatrfn Héc:tor A. Waisfmrg
338. Diagnóstico de enfermedades genéticas y defectos congénitos Vfctor B. Penclwszadelr
357. Alteraciones del metabolismo de las glucoproteflias José E. Abdenur
374. Fisiologfa y pal
358. Pesquisa neonatal de enfermedades metabólicas José E. Abdenur
375. Sfndrume de hipertensión cnducmneana
322. Hiperfunción de la médula supmrrenal José A. R(/(lrf.~uez.PortalC's :l23. Síndmmc de Cushing Marta Hu genia Willslww Zt1mort1 :124. Hirsutismo Enza De1•oto Cmu!ssa
Trastnmos de/metabolismo fosfocálcico 325. Raquitismo Hugo Pumarbw
339. El niño con retardo de crecimiento disunnónico. Displasins óseus Homcio Lejcwraga y Cristina Barreiro 340. Retardo mental de etiolog(a genética Marfa del V(il/e Torrado 341. Manejo del niño con patología genética y su familia Teresa Negrotli .
PARTE XXIV. ENFERMEDADES DEL SISTEMA NERVIOSO
llltroduccióll a la 11euro/ogia ill/alltil Héctor A•.Waisburg
342. Aspectos éticos en genética pediátrica · Víctor B. Penclwszadeh
359. Neurobiologfa del desarrollo infantil normal y anormal: conceptos generales Héctor A. Waisburg
Traslomos paraliroidcos PARTE XXIII. ENFERMEDADES 1\IETAIJÓLICAS
360. Semiologfa y examen ncurológico GmciciCI Romano
326, Hipoparntiroidismo y seudohipoparntiroidismo Raquel Burrow.f
lnlroduccióll
Procedimientos llellrodiagnóslicos
327. Hiperparntiroidismo Raquel Burrnll's
343. ¿Cuándo debemos pensar en enfermedades metubólicas'l José E. AluiC'Ilur
361. Líquido cefalorraquídeo y radiograffa simple de cníneo Héc/rlr A. Waislmrg
Liditl CtÍC'I!I'C'S
376. Cefaleas en pcdiatrfa Lidia Ctíceres 377. Ataxia en In infancia Mario E.L. Massaro 378. Trastornos visuales en In infancia desde el punto de vista ncurológico fléctm· A. Waisbill'g 379. Síndromes meningucncefalíticos de eliologfa infecciosa Héc:tor A. Wc1islmrg 379.1. Meningitis bacterianas y otros focos supurativos del encéfalo Héctor A. IVaislmrg 379.2. Meningitis micóticas Ht!c/or A. Waislmrg
XLI
XLII
Índice Índice
3793. Encefalitis virales y meningoencefalitis Héctor A. Waisburg
397. Trastornos de ansiedad en el niño y el
ndolescente Bori.r Bimwher Baum y Luis F. Villar Álvarez
379.4. Meningoencefalitis por parásitos
Héctor A. Waisburg 380. Enl'cnncúades cerebrovasculares en fa infam:ia
In adolescencia Héctor A. Waisburg
398. Manejo psicológico de la ansiedad por scpnración, el rechazo escolar y el mutismo electivo Sojra Lecaros y Cecilia Araya
y
399. Enuresis
Amanda Céspedes Ca/dcr6n
417. Adopción Marta Hermosi/la Valencia 418. Diagnóstico psicológico: test de uso frecuente lngrid Brinkmmm PARTE XXVI. OFTAUIOLOGÍA PEDIÁTRICA 419. Anatomía, fisiología y semiologfa del sistema visual
Smll Pasmanik
381 . Deterioro intelectual y motor: enfermedades
neurodegenerativas . Héctor A. Waisburg ·
400. Encopresis
Lilian E. Gómez Pe1Ta
382. Traumatismo encefalocraneano y vertebromedular Hugo B. ?amara, Pedro H. Picea y Carlos A. Te/lo
401. Elnutismo infantil
383. Manifestaciones neurofógicas de las enfermedades
402. Trastornos generalizados del desarrollo; comorbilidad
sistémicas Héctor A. Waisburg
Luis Prego Silva
y diagnóstico diferencial
420. Vicios de refracción Smll Pasmanik
422. Ojo rojo en niños Wolfram Rojas Echcl'errfa
Miguel A. Garcfa Coto 403. Tics y síndrome de Gillés de la Tourette
384. Introducción a la psiquiatría del niño y del adolescente
Arturo Grau Marrfncz
424. Retinoblastoma Hemán ValenzuelaHaag
y bulimin nerviosas Roberto A. Yrme.v
425. Retinopatfa del prematuro
Basilio Rojas 385. Problemas psicosociales de la niñez
Henuín Molllencgro 386. Salud mental infantil
Henuí11 Monlenegro 387. El desarrollo psicológico del niño: Erikson y Piagct
Patricia Eissnuum Valcmzuela
388. Los trnstomos psiquiátricos del niño: conceptos actuales E/ba 0/il'(lres
405. Trastomos del sueño en el niño y el adolescente Berta B. Bcnfrez de Na/e
:wo.
426. Traumatismos oculares en niños Eulogio Velásquez Alcaú1o
406 ..~risis social y dificultades en la adolescencia
Dina Krauskopf
PARTE XXVII. ENFER.\IEDADES DE LA PIEL 407. Dingnóstico del abuso y de la dependencia de sustancias en el niño y el adolescente .losé A. Arias
427. Anatomfn y fisiología de la piel Rmfl Cabrera y Wii!SI0/1 Martfnez
408: Delincuencia infnntil y juvenil
42ll. Scmiologfa cutánea /l'Cíil Jara Padilla
Gmrwlo Fi¡¡ueras 389.
438. Acné Ana R. Kwninsky 439. Lesiones vasculares cutáneas en la infancia
Mllrfa Soledad Zegpl Trueba
440. Tumores cutáneos en In infancia EmiliaZegpl 441. Alteraciones de los anexos: pelos y uñas Marfa Isabel Herane
I,ARTE XXVIII. PROBLEMAS QUIRÚRGICOS
442. Consideraciones éticas en cirugía neonatal Francisco Ossaml6n
Smíl Pasmanik
José Mmioz-Yrmta 404. Alteraciones de la conducta alimentaria: anorexia
Antonio Guglie/melli
421. Estrabismo A/ft·edro Vargas K01her
423. Catarata congénita
PARTE XXV. SALUD MENTAL Y PROBLEMAS PSICOSOCIALES Y PSIQUIÁTRICOS
437. Yirosis
Pllto/ogfa quinírgica del reciéll 11acido
443. Atresia de esófago Alberto E. /Mn
444. Obstrucción intestinalneonatul Luis Lassalcta Garbayo 445. Mnlformacioncs anorrcclnles Mario Vlm!la Guvndll 446. Hcrnin
44 7. Dcf~ctos congénitos de In pared abdominal: onfaloccle y gnstrosquisis ClausKrdJs
Entrcvi~ta
clínica y examen mental del niño Elba OlimrC'.\'
409. Maltrato infnntil
Teadora F. l'u¡¡ll
Psiquiatrfn de la primera infancia J. Mi¡:ut'llloj(mmm
391. Problemas de consulta frecuente que no cunstiiUycn
patología. Ynriilcic>nes nonnalcs y Mbitos desadnptativos Mar(a S(}/edad Tal{ le Var¡:as
41 O. Elnil1o enfrcntndo n In enfermedad crónica y n lunmcrlc li.lba
0/il'lln'.~
41 1. NeuroSPECT; imágenes funcionales en psiquiatrfa
infantil l.mull'!Mena 412. Y nadie nos enseñó a ser padres lmw Monlt Fuenza!idn
393. Trastorno por déficit de atención con hipcractividad
435. Micosis superficiales en In infancia' Fausto Forin Alonso
453. Malfonnuciones pulmonares Gusun·o Aldwwre y Margarita Aldrmatc
436. Piodcrmias
454. Tumores de medh1s1ino IÍngt'l Blanco
Wa/t,•rGu/Jelin
XLIII
XLIV
fndice
455. Vías de acceso quinlrgico
Renato Acwia y José A. Septfll•eda
PARTE XXXI. REHABILI'rACIÓN DE ENFERMEDADES INVALIDANTES DE LA INFANCIA
PARTE XXIX. PROBLEMAS ORTOPÉDICOS FRECUENTES
470. Aspc:ctos ge~ernles de In rehabilitación
456. Semiología ortopédica infantil
471. Tratamientos. en In parálisis cerebral
HemdnMoya
457. Patología ortopédica del pie Gladys Vi/lahlcmca Carrasco
Mona Antometo Blanco
Luz J. Holmgren Y Marra Alltolliera Blallco
459. DefomJidadcs de In columna
474.
460. Necrosis óseas avasculnres en el niño HernánMoya
461. Infecciones osteoarticulares Nahua.ff Clwmas y HeriUfn Guzm(fll
462. Fracturas frecuentes en el niño Carlos Sa(tVedra Valdivia
PEDIATRIA INTEGRAL, FAMILIA: Y COMUNIDAD
472. Rehabilitación en enfermedades neuromusculares
473. Espina b(fida Susana Lil!o y Miltoll Gonzá/ez
Ignacio Dockentlorff
;
Marra Antometa Blanco
458, Displasin y luxación congénitas de cudem
Alfredo Raimamr
PARTE!
Trasr~mos ~osrurales en enfermedades invnliduntcs
en In mfnncJa
Susona Lillo y Mlltoll González
475. Moduli~~de~ terapéuticas en medicina ffsicn . Y rehabJhtac•ón Marra Anronieta Blanco, Susana Lil/o , Marta Mella y Guido Espilroza
476. Norn~ns de a!ención psicológica en pacientes con dlscnpacJdad motora Gloria Maureira Lagos
463, POrlopt;dia en las enfermedades neuromusculares atrlcto Nw1ez Carrera
464. Medicina del deporte
Bemardo Chemilo
PARTE XXXII. ENFERMEDADES .. NO CLASIFICADAS
1
PARTE XXX. ACCIDENTES, VIOLENCIAS E INTOXICACIONES 465.
Mngnill~d de los llccidcnres en América Lntina
Yel Canbe Ptllricio Romero
466. Accidentes en la inlimcia l'mricio Romc•n1
467. Qucrnadurns en el niño
478. JShock 11011
hemorrá~ico con encefalopntfa (golpe de calor)
468.
dDingn~stic~, lr~tamicnto general y prevención e las llltOXJCIICJOIICS
Enrique París M.
469. lnroxicncioncs más frecuemes Enrique /'(lri.l· M. y M(lrfo Ct'l'(/a
JULIO MENEGHELLO
·
C. Caster(/11
479. Falta de medro
INTRODUCCIÓN
OBSERVA ClONES GENERALES
En 1972, hace 25 años. escribimos este capítulo en In primera edición de nuestro libro, cuando los pa(ses latinoamericanos se encontraban en una situación económico-social que permitía englobarlos en un todo homogéneo con características especiales: elevada tnsn de mortalidad general; crecimiento vegetativo en constante numento; mortalidad infantil superior a 100 por cada 1.000 nncidos vivos, y mortalidad por causas obstétricas y perinatnles significativamente preocupantes. En líneas generales estos países estaban inmersos en condiciones ambientales donde predominaban peyorativos factores demográficos, socioeconómicos, culturales y sanitarios· que condicionaban graves estados de desnutrición presa de infecciones intestinales traducidas en procesos diarreicos con deshidratación, a los cuales se sumaba otra pntología infecciosa y parasitaria predominante (sarampión, difteria, coqueluche. tuberculosis, poliomielitis, sffilis, neumonías-bronconeumonías y tétanos). que diezmaban a las poblaciones. Hoy, a 3 años de iniciarse el final del siglo XX. si bien la situación ha experimentado una modificación sustancial de sus problemas, que se proyectan en un amplio espectro que incluye las úreas clínica, docente y de investigación, subsisten mín grandes desaffos que no han sido superados y hacen todavía vigentes los comentarios vertidos en nuestras ediciones anteriores.
El pediatra latinoamericano debe enfrentarse con los problemns propios de su pnís, que dependen de la. ubicación geognífica, características climáticas, étnicas y otras que surgen de las condiciones socioeconómicas y culturales de cadn país y que tienen su origen en el subdcsnrrollo. El hecho de vivir en un país de insuficiente desarrollo le plantea al pediatrn situaciones de salud complejas, e incluso ulgunas que exceden este campo y nfectan su actividad profesionul y universitaria. Los problemas que gravitan sobre el pediatra son de tal naturaleza que no es posible soslnyarlos sin peligro de que la lnbor asistencial, docente y de investigación se esterilice. Tampoco se Jos puede postergnr, porque se trata de situaciones que están nctuando en forma dinámica y ncumulativa. Muchos de ellos son propios de las condiciones generales de vida de los países con grandes extensiones territoriales, sin medios adecuados de comunicación. con migracion~s imporl:lntes y decreciente ruralidnd, alto analfabetismo, bajo ingreso pcr capif(l y subalimentnción y que originan problemas de salud importantes (alta mor~ talidad infantil, desnutrición, prematuridad, elevada incidencia de trastornos digestivos, enfermedades infectocontagiosas y parasitarias). El análisis de los problemas señalados nos indica que la solución de algunos de ellos no es responsabilidad exclusiva de la medicina, y que tampoco es posible implementar con rapidez y eficacia patrones y modelos, que
Alfonso Delgado
PARTE XXXUJ. PERSPECTIVAS DE FUTURO 41!0. La mctlkina molecular en la pedintrín del siglo XXl
AlberroUo.w•to
llt>li.mrio Aguttyo lnto).·fcaciones
..
El pediatra en América Latina
477. Muerte súbita en cllnctunte Jorge Las Heras Bonetto
PARTE XXXIV. APÉNDICES
l. Valores de referencia nonnalcs en pediatría Teresa Quil'ogcry Luis Rodrrguez
•
2. Publicacione~.del Profesor Meneghello y otras en colaboraciOn con pediatras latinoamericanos ÍNDICE ANALÍTICO
2
El pcdlnlrn en América Latina
Pediatría intcg¡·nl, fmnilin y comunidad
3
i
hoy están empleando con buen resultado los países desarrollados e indus'trializados. Buscar las soluciones en su propia realidad y con los medios que tiene a su alcance constituye el gran desafío que tiene hoy el pediatra latinoamericano. . Este desafío concierne tanto a su actividad profesional como a la actividad universitaria. A wntinuación se trata de abordar en forma separada estos diferentes aspectos que, con frecuencia, tienen interrelaciones e imbricaciones cuya separación muchas veces es imposible. ASISTENCIA MÉDICA
Población injallfil, natalidad y mortalidad. Dentro de su trabajo asistencial, el pediatra latinoamericano se encuentra con una labor inmensa. Casi el 40% de la población es menor de 15 años, y constituye el sector más susceptible, el que depende en forma más directa de las condiciones familiares que lo rodea, tanto económicas como culturales. La mortalidad infantil se mantiene elevada si la comparamos con la de países más desarrollados; a pesar de que actualmente existen adelantos importantes en la medicina que permiten a estos últimos países mantener un índice bajo de mortalidad, parece evidente que en los países subdesarrollados existen impedimentos para que se logren los beneficios de la medicina moderna, los cuales no siempre parecen ser de tipo económico. Com. pensando esta elevada mortalidad, existe simultáneamente un alto fndice de nacimientos, de tal modo que el crecimiento demográfico es del 2 al 4% en los diferentes países. Hasta ahora este fenómeno permitía un aumento moderado de la población, a pesar de la elevada mortalidad infantil; sin embargo, en los últimos tiempos, el descubrimiento de medios terapéuticos más efectivos y las modernas orientaciones de la medicina preventiva están ocasionando, en todos los países, un quiebre de la elevada curva de mortalidad, hecho que conduce a un aumento verdaderamente explosivo de la población. El pediatra latinoamcricuno dcbcní tener conciencia de este fenómeno -alla natalidad y alta mortalidad- cuando tenga que decidir sobre el desarrollo de programas de planificación familiar, porque va a estar continuamente presionado entre estas do:; fuerzas, en especial cuando se sahc que los sectores con mayor mortalidad coinciden con IQs de mayor natalidad. ¡\¡·w¡n·.~ de la lll<'dícina planij/cada. El C'quipo de salud. En nuestras grandes urbes se han ido formando verdaderos cinturones de pobreza con:;tituidos, en gran parte, por familias rurales que han e111igmdo de los cmnpos en busca de mejores posibilidades de vida. Este fenómeno ha creado una necesidad de salud mayor que en cualquier otra época. Para satisfacer estus nuevas necesidudcs,la pcdiutría ha tenido que proyectarse fuera del recinto del hospital, donde se hace una medicina fundamentalmente curativa, hacia los sectores periféricos. en el lugar mismo donde hts necesidades ocurren. para aten·dcr la demanda asistencial con criterio social y preventivo. Nuestro médico se est¡Í enfrentando con esta 11/ll!\'ll pl'diatrfá, que no sólo obedece a una evolución natural. sino a una necesidad categórica e impostergable. Mucho:; países latinoamericanos, conscientes de los bcnclir:ios reales de la medicina moderna, que se hace cada vez nuís onerosa a medida que progresa. estimulan su extensión bajo la responsabilidad preferentemente estatal a todos los sectores de In población en forma progresiva. Lo:; progresos de la medicina planificada llevan
inevitablemente hacia una medicina funcionaria, que. posee un enfoque muy diferente de la liberal privada. El pediatra latinoamericano debé tomar conciencia de este fenómeno e ir preparándose para cumplir con eficacia su futura labor. Este tipo de atención médica se realiza con un equipo multiprofesional ele salud, integrado por médicos, enfermeras, matronas, asistentes sociales, auxiliares de enfermería y nutricionistas. En este grupo, el médico debe desempeñar el papel de líder, lo cual le exige conocimientos de administración y de organización de la comunidad. La integración del médico y un equipo multiprofesional no constituye una labor fácil, en especial cuando está acostumbrado a trabajar con una medicina individualista. Sin embargo, esta integración ocurre con el tiempo si el médico toma conciencia de los problemas de su país y de su comunidad, y comprende que su rendimiento se acrecienta con esta modalidad de trabajo, ya que le permite circunscribirse a la atención técnica más compleja, dejando a otros profesionales muchos aspectos que antes pretendfa solucionar, no siempre con suficiente idoneidad. Otro beneficio indiscutible del trabajo de equipo es la posibilidad de realizar programas masivos de tipo preventivo (vacunaciones, entrega de leche, control de niiios sanos y educación sanitaria), en particular en el nivel de atención primaria de salud. El pediatra y la subcullllra de la pobreza. No se puede hacer un enfoque realista de los problemas de la salud de la población sin poseer un conocimiento adecuado de las costumbres, hábitos y creencias que tienen las personas que la constituyen. La mayorfa de Jos médicos de nuestros países provienen de familias más o menos acomodadas, que participan de In cultura occidental; sin embargo, investigaciones antropológicas realizadas en al&unos países latinoamericanos han comprobado que la revolución industrial y la elevación del nivel de vida de las ciudades originnron la migración de gente hacia ellas, casi siempre de origen rural: junto con su instalación en los arrubales de lus ciudades, han traído sus costumbres arraigadas desde untiguo, muchas heredadas de sus antepasados aborígenes. Los antropólogos han comprobado que no :;e ha producido la asimilación total de esta gente a la cultura propia de los sectores urbanos, sino que siguen manteniendo sus costumbres, y sobre todo, sus creencias. Por consiguiente. se ha ido formando alrededor de las ciudades una masa amorfa que no se ha integrado y conservu su cultura. que se ha denominado la suhc'ulfllra ele la po/Jre:.c1. El médico general y el pl.!dialra ven con frecuencia el esca5o efecto que logran sus esfuerzos y sus desvelos frente a enfermedades corrientes. como. por ejemplo, la desnLHrición, la diarrea infanlil,la bronconeumonía y en general las infecciones. Se evitarían muchos inconvenientes en la acción médica si el médico conociera esta cultura en la cual el empac/w, el mal de ojo, las meicas, las parteras, las brujas y quirománticas, la superstición y la adoración idolátrica de las imágenes son algunas de las curacterísticas principale:;. No se pretende que estas costumbres :;can eliminadas en pocos aiios. pues, para con:;eguirlo. probablemente sea necesario esperar una o dos gcnentciones, sino que el conocimiento y el buen manejo de ellas permitan, en muchas ocasiones. lograr la confianza de la comunidad. que de suyo es desconfiada, f¡¡cilitando In introducción de la medicinu científica. Enfoque pret•ellfii'O de los grandes pmblemas de .~a lud delnillo lalinoamericano. Los países en desarrollo pre:;entan graves problemas de salud que los desarrollados han solucionado con éxito. Entre ellos están la des-
nutrición del niiio menor, que afecta su dcsan·ollo físico y probablemente el desan·ollo mental; la diarrea aguda, que adquiere características. epid~micas en los perfo.dos estivales: las enfermedades mfecctosas como saramptón, tos ferina. tifoidea, difteria y tuberculosis. que ocasionan todos Jos aiios numerosas muertes; las enfermedades parasitarias y tropicales ·que afectan a muchos países (malaria, anquilostomiasis, bilharziasis, enfermedad de Chagas y lepra); además de los uccidentes en el hogar, que constituyen una parle importante de las consultas en los servicios de urgencia y otros de diversa índole. Buscar la solución de estos grandes problemas es tmo de los desafíos mayores que tiene nuestra pediatría en su práctica diaria. No cabe duda de que las n~edidas más eficaces se encuentran en el terreno preventtvo. En algunos países se est~n .apro.vech~ndo las fa~il.idades que proporciona la medtcma fmancmda y plmufrcada por el Estado para unificar criterios y recu:sos, con 1~ f!nalidad de abordar estos problemas. medtante un entena de salud pública eminentemente preventivo .. Otro problema importante del pedtatra en nuestros países, que incluso ha sido dif(cil abor~ar en otros con mayores recursos es la elevada mortahdad neonatal. No es necesario insis'tir aquí en el hecho, por todos conocido, de que muchas enfermedades del recién nacido se ges!a.n durante el embarazo y que muchas de ellas son preVISIbles. Por este motivo, el pediatra latinoamericano debe tener bien claro el concepto. de que su labor no comienza con el nacimiento del niño, sino mucho antes; por tanto, debe promover la cooperación con el obstetra para estimular e impartir una ~ueri~ultura pret~alal Y.peri~ab<;l con el criterio de que el bmomJo maternomfantrl es md!soluble e indivisible. Además, se debe estimular la atención del parto y del recién nacido en el hospital, con la creación de servicios de tratamiento intensivo y neonatal, en los casos de mayor riesgo. Esca.re:. de médicos y especialistcis. En la mayoría de los países latinoamericanos hay escasez de médicos y. a su vez, una mala distribución de ellos. En los pueblos graneles. capitules de estados y provincias, se concentrn el mayor número de médicos, quedando abandonados los pueblos pequeños y la población rurul. que hoy día tnmbién están despertando u los beneficios de la salud. a.m:dida que se va extendiendo el desarrollo rural. Este lenomeno, que se observa en la dotación y dbtribuci(ln de los médicos. se ngudiza con los especialistas. entre los cuales el pediatra no e:; una excepción. Esta responsabilidu~ gravita sobre el médico latinoamericano. que debe mechtar y resol\'cr con oenerosidad y a veces con sacrificio, pero ello sin duda ~ proporcionaní satisfuccioncs y .con· tinuarú una pmle importante de su formación profesiOnal y humana. Al respecto. cabe destacar que el planteamiento expuesto exige imperativamente el desarrollo adecuado de los recursos humanos propios de la atención de la salud, desde el punto de vista cuantitativo y cualitativo. Es importante en esta materia considerar tanto lu formación del personal como analizar su distribución e idónea capacitación. En el temu expuesto. uno de los factores 1mís importantes se relaciona con In inarmónica promoción de profesionales técnicos y pcrsonul auxiliur. lo que restringe las posibilidüdcs del trabajo grupal en equipo. Dkmomía l'ilfre medicina funcionaria." meclieina pri¡·ada. Nuestro pediatl·a tampoco es ajeno a los problemas que afectan a los países más cle:;arrollados. Existe en nuestros países una dicotomía inevitable entre dos tipos de medicina. cuyos problemas son por completo clifcren-
tes: la medicina que atiende en consultorios priva~o~ a los hijos de la población más acomodada y la medJcm.a que se practica en los ;onsultorios del Est.ado para los hijos de los sectores m~ pobres. En ~1 ~r~mer gmpo, los problemas de ~alud ttenen mucha s.mul•~ud con los d~ países desarrollados, tanto e~1 lns ex1genctns como en ~<1 naturaleza de la putologíu nusma. No es raro que e~ J~le dico se vea enfrentado con una patología a veces triVIal, pero que cuusu un trasr.o~·no impo,rtante ~n el medio ~~mi Jinr, porque las cond!CJones psrcoló.gJeas .Y matenales que rodean ul niiio son de una modal!dad d1ferente de la que tiene la clientela de los consultonos del Estado; adem¡~s. ul médico le es posible disponer de medicamentos Y análisis de laboratorio con mayor facilidad, encontrándose como único responsable de su paciente, hecho que no siempre sucede en !a medi.cin~ funci?na~i~. En. nuestr?s países es muy difícil prescmdn· del eJerciCIO pnvado sm dañar gravemente las condiciones econ~n.1icas del. méd.ico, porque nudie desconoce que 1~ medrcma func.wnan.u no ha logrado alcanzar remuneraciOnes que penmtan VIvir de acuerdo con las necesidades que exige un profesionaluniversitnrio. Este fenómeno encierra un nuevo peligro pam nuestros médicos latinoamericanos; así. no es raro <1ue se :;ientnn ulruídos por los beneficios económicos de la medicina libcml y comiencen a descuidar sus obligaciones funcionuri~ts, creando una. scpar~ción ;·e¡~f entre los dos tipos de clientela, con desdoblan11ento lrt'llan!c e injusto de su personalidad. El desafío es mantener el equilibrio humnno y profesional en estas dos situaciones, con plena con.cienci:t ?? su dependencia econó~nic.a de una de ellas y :;m postbthdades actunles de prescmdn· de dicha dependencia. Medicina Jmdidmwlversus medicina plcmijicada. No terminan aquí todos los problemas que se le presentan al médico en ::;u actividad profesional en los países subdesarrollado::;. Los adelantos de la ciencia y de la técnica acontecen en el mundo en f(mna acelerada e ininterrumpida, sobre todo en los pnísc:; induslrinlizados. El progre·so en la medicina, en el dingnó:;tico y la terapéutica es enorme. Se e:;t¡í insistiendo en cnf'ermcdadcs que !mee mio:; se desconocían n apenas se sospechaban (enfermedudes metnhcilicas. genéticas y endocrinns); la difusión de los medios de conHmic¡¡ci6n hace po:;ible lfliC lus infecciones se extiendan con rapidez increíble a todas parles del mmufo. Aquí aparece oii'O desafío para nuestra medicina infantil: por un Indo. :-;e h¡¡Jia ngobiada por problcmus locales y dcrh·adns de :;u condición subdesarrollada; por otro. se cncucnlm comlicionudu por lus características de umt medicina altnmente tecnificada y científica. Su dilema reside en escoger entre dos posiciones doctrinarias distintas. aplicar un criterio prioritario¡¡ los problemas de sulud: desnutrición. diarrea infantil, enfermedades infecciosa:; y parasitarias, postergando el caso individual con patologías menos comunes que requieren nuí:; recursos humunos y materiales según los nuevos alcunees y logros de In medicina moderna, o bien considerar qus cl1!1é.d.ico debe tr:ttar.a lo~ enfermos agotan~o. to· d
El pediatra en América Latina
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Pcdialr(a integral, familia y comunidad
, Ne:esidad de desarrollar la psicologfa infantil con enfasls en los p~·o.blei!IOS socioculturales. Queda otro campo de la mechcmn mfnntil que en los países en desarrollo es má~ complejo que en los desnn-ollados, por el hec.ho ya se.nalndo. de que la profesión se ejerce en dos est~~r.o~ soct~les dt~erentes. Nuestra América Lntina no es ec10;; docente~ .Y de in.vcstigncilln en el campo de 1~ '1;ddiutn,t en Amcm:u Lnllna.
~n1cs.y especmlcs P~':n resolver. '' ~ ,tcl~ml concepcmn sobre el
Docencia
Desafíos ltllil·ersilllrios Jlrioritarios. La universidad e~~ nuestra
época se halla en frecuente crisis porque, enttc o.tro,s factores, debe enfrentar el acelerado proceso de crecmuento de In ciencia y de In técnica, el crecienie nut~lcnto de nuevos ~ducandos en múltiples inquietudes y el d:spertar, en la JUVentud, el deseo de participar en los destinos ~e su país e incorpornr a lodos los sectores d~ 1~ co!l~UIHdad a los henenc10s de fa cultura y de la civi• ' hzucton. El docente latinoamericano se encuenlru en este 1110 _ men!o con nuevos conceptos sohre In misión de In universt.dnd, que e:;tán cambiando su posición hacia In commudad a In cual pertenece. Se sostienen dos conceptos ent_re los cuales ~1 .~niversitnri~ debe elegir. Uno de ellos e~ttma que In mtslon de In unrversidad es-formar profesiOnales y promover In inve:;tignción científica y lns be-
Jlas ?rtes; independientemente del país donde dicha universidad ~e e~~uentra, debe alcanzar el mayor nivel docente y c1enttf•co, progresando dentro de lo posible al unísono con los logros de cualquier universidad del mundo. La .otrn tendencia, si bien concuerda con el concepto nntenor, e1~ lo que se ~·efierc al nivel científico y docent~ de su pe1sonal, constdera que la universidad no debe atslarse y .que necesita conocer la realidad del país en el cual está mserta, y debe colaborar en forma activa en su ~esan·ollo, e~ ~1 sentido d~ contribuir a modificar la socteda.d y adqun:lr responsabtlidades. De este modo, la formación profesiOnal debe estar orientada a analizar los gr~ndes problemas nacionales, y capacitar al futu;o profesl~nal e~ el ~onocimi~nto de su realidad, evitando frustract~mes mútde~ y p7hgrosas. De acuerdo con este razonamJento, la umversldad debe identificar los grandes problemas. de su país por medio de sus profesionales Y de la extenstón.universitaria, dirigida hacia todos los sectores de In sociedad, para contribuir al mejoramiento de su desarrollo y de su nivel de vida. El problema planlea~o es arduo y ofrece dificultades para alcanzar su solución, aunque se está observando en este último tiempo un. avance de In segunda concepción, la cual está conqutstnndo numerosos adeptos entre los jóvenes educandos y los docentes. Al'li~ICes de la medicina moderna y las necesidades apremumtes de salud de la población. El problema genera~ plm!teado es de trascendental importancia, porque grav!ta drrectamente en los objetivos de la formación médrc~ en un pafs subdesarrollado. L!J. medicina es una profestón que posee una constitución particular; es una ~ezc!a de.tésm.ca y arte con fundamento cientffico en las c:e~~Jns bJOiogtcas y sociales. Por un lado, tiene una tradtcron que se remonta a las primeras épocas del hombre alcanzando actualmente ~n alto nivel científico y técni~ co. Por otra parte, su acción se extiende en formq directa a to?os Jos es~ratos de la sociedad y en su labor diaria se enflenta conl.t~~uamente con un sinnúmero de problen~as que la n~odtftca.n o la limitan. El médico, en su actiVIdad profeslonnl, tJene la oportunidad de conocer profundamente los aspectos económicos, sociales y culturae~ de su pueblo. El pediatra es, quizás el médico ue 1 ~1 ~5 cstrecl1amel~le vive es.ta realidad, d~ ahí que se· jitsttltc~ ~n su totalidad In ortcntación que esta rama de In medt~ll.ln hu tomado en muchos pafscs latinonmericnnos convJrtténdosc en una pediatría cUnica y social. Nu~s~~~ doccnt~ se encuentra, entot!ces. entre dos tendencias: por una. pmte, cst~ e~ avance ctcntrlico y tecnológico que le obhga a espcctahzarse y supcrespecializarse, separándolo ca~ a vez más del enfermo, considemdo como una unidad u~tcgral; por la otra, existe una población con tales nccest~ades de salud, con problemas cuya magnitud urgencm son tm~ enormes e impostergables que lo tienta~ a lomar una actitud docente más simplista y pragmática pero 9ue 1~ m.nenaza de superficialidad y falta.de espfrl-' tu .~mversrrarto., El equ!librio entre estas dos fuerzas es. qtuzás, el d~saflo m~s Importante que tiene nuestro doc7nte, ~n L~!t~lOamértca: formar médicos de capacitación ctcnttltc.a .solida y modema, que al mismo tiempo estén en comhcmnes de afrontar con espíritu realista)' racional los pro?Jemns de salud de su comunidad. . Hac!a ~a fonu~t~i~n de méd~cos genemles con sólida ¡n ep~u,ttclón pedwtr!ca. En pnmer lugar, In docencia en med!cma debe constderarse como una continuidad que co.nllenza en el pregraduad?, pasa po~ el grnduado y tern~~~~~ en el ~ocente. ~os obJetivos de mformnción, expedtcton, hábitos y actitudes serán diferentes se~ún el ni-
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la formación de especialistas entre los pafses latinoamevel al que se dirija la enseñanza. Se ha señalado antes ricanos que tienen problemas similares de salud y desaque en nuestros países latinoamericanos existe unl} escarrollo, siempre que dispongan de la experiencia y los mesez real de médicos, sobre todo en las poblaciones de dios necesarios para impartir la docencia en un nivel sapocos habitantes y en Jos sectores rurales. Se hace impetisfactorio, aunque no sen con una técnica tan depurada y rativa In solución de esta situación, que es urgente e inaltamente científica como In de un país desarrollado; en justa. Se ha visto también que en nuestros países predocambio, tendrán In gran ventaja de no desorientar y frusmina la población joven, ya que casi el40% es menor de trar al médico, que una vez formado volverá a trabajar en 15 años. Estos dos problemas apuntan a la necesidad ac. su país. tual de disponer de médicos generales con una sólida Formación del docimte. Conocimiento de la realidad formación pediátrica. Este médico, además, debe reunir nacional. Regionalización asistencial y docente. Tamconocimientos amplios del medio con el cual tomará bién existen algunos aspectos que es necesario tener precontacto, en especial de los sectores más pobres, cuya sente en relación con el docente latinoamericano. Es hacultura y costumbres obedecen a otros principios. Adebitual que no se preste mucha atención a su formación, más, el médico general debe tener práctica en la medicila cual se hace en la mnyorfa de los casos en forma auna ambulatoria y en la atención primaria, que ocupa todidacla y desordenada. Creemos respecto a esto que tegran parte de su actividad diaria, y del manejo adminisnemos que definir muy bien cuál debe ser el docente que trativo de los consultorios. En los países donde la instinuestros pnfses necesitan. Los departamentos de pediatucionalización de la medicina se estn desarrollando, los tría, que imparten enseñanza a los diferentes niveles de docentes no deben olvidar estos aspectos, que influyen educandos, deben propugnar la formación de docentes con preponderancia en los objetivos de habilidades técque vean muy claros Jos o~jetivos de la enseñanza pediánicas y expedición clínica. La enseñanza en estos casos trica y en especial, que conozcan las condiciones en las debe desplazarse desde el hospital hacia los consultorios que el futuro docente debe salir por un tiempo n-trabajar periféricos de atención primaria ambulatoria y al sector en contacto directo con la realidad nacional en los cenrural, importante campo de práctica de nuestro médico tros provinciales o departamentales. Existe, en muchos latinoamericano. centros de formación pedi¡ítricn, la falsa idea de que la Sin embargo, no basta la formación de médicos genedocencia debe dnrse prioritariamente en el hospital, gasrales exclusivamente. En In mayoría de los países, el tando grun parte del tiempo curricular de los alumnos en médico general no especializado puede terminar aquí su el aprendizaje de una patología de atención hospitalaria. formación, Jo que de ordinario sólo constituye una etapa Esta concepción afecta los requerimientos de personal obligatoria que el Estado exige a todos los médicos jódocente que el servido solicita a la universidad para imvenes para contribuir a solucionar los problemas de sapart1t la docencia, y en muchas ocasiones deforman los lud del país, otorgándoles posteriormente facilidades padocentes jóvenes, porque los estimula a formarse en el ra que completen su formación eq algún centro especiasentido de una medicina superespecializndn desde un comienzo, sin preocuparse por tener antes una visión realizado. Formación del e!t1Jecia/ista en pediatrfa. ¿Pediatrfa lista e integral de la pediatría. El contacto del· fututo dogeneral o subespecializada? E11 la formación del especente con los servicios provinciales o departamentales cialista surgen nuevos aspectos que el docente tendrá que tiene otro beneficio, que recae sobre los profesionales resolver. ¿Debe estar la especialización, en el caso de la que se encucntrnn trubajando en forma permanente en pediatría, dirigida hacia la formación de un pediatra geestos lugares. Pura ellos :;ignifica una renovación de sus neral o a la formación del subespecinlista en alguna rama conocimiento:; y técnicns. con la posibilidad de volver a de la pediatría? Estos interrogantes tendrá que resolverconcctnr:;e con In universidad aprovechando las conexioJos el docente, tratando de equilibrar las vocaciones indines que truc el médico joven. Quizús éste sea un mecaviduales de cada educando y las necesidades que In co· nismo cncuminndo a :mplir, en parte, una falla. de que munidad tengn. Connínmente, el criterio que con nuís ndolcce nuestra cnsciinnzu universitaria en América Lnfrccucnciu se emplea en nuestros países es la fonnnción tinu y que constiluyc el motivo de queja casi permanende un pediatnt general. quien una vez terminndo su pcrfote de los profesionales que cumplen su tmbajo en zonas do de adiestmmiento, puede elegir o no una subcllpeciaalejadas de los graneles centros universiiarios. Se ha oblidad. Queda aún por resolver un aspecto importante de servado que la pnrticipnci6n de In universidad en la forIn formación del especialista. ¿Dónde debe recibir su formación de profcsionnlcs se detiene bruscamente una vez mación?: ¿en su país de origen o en el extranjero? El que les da el título, quedando éstos ubandomtdos en el ideal es que sen en su propio país, pero esto no siempre nivel que recibieron en las uulns, sin avanzar en sus coes posible por diversos motivos, entre los cuales puede nocimientos y sin modemizur sus técnicas. Así, no es racontarse un recargo de In enseñanza de pregrado que im· ro ver a médicos con 1O o 15 nños de profesión realizanpide el surginiiento de una preocupación verdaderamendo medicina esencialmente pragmática, cuyos fundate intensa y profunda que impulse a la formación del gramentos científicos son escasos y además anticuados. Se duado; en otros casos, faltan algunos departmnentos. sin han creado escuelas de posgraduados en muchos países los cuales no es posible completar la formación del espepnru obviar este inconveniente, pero, por desgracia, su cialista; a veces existe la necesidad de crear un servicio acción se limita a la programnción de cursos cortos. la de subcspecialidnd que no haya en el pufs, con un persomayor(n de las veces teóricos y en algunas ocasiones sin nal idóneo para su dirección y funcionamiento. ¿Adónde una visión clara de lo que el médico necesita en la realidebe ir el futuro especiulista? Es común que se decida dad. Se han pluntcado otras soluciones adcnuís de la enviarlo a un servicio (le llll país desarrollado, pero por creación de escuclns de posgradundos, entre las cuate:; desgracia, esta actitud expone al futuro especialista a existen algunas a largo plazo y otras que necesitan ur1 perder de v'ista el verdadero objetivo de su formación, tiempo más corto. Entre las primeras está la descentraliporque se pone en contacto con una realidad médica dización de la universidad, con la creación de centros uniferente de la que existe en su pnfs de origen. Parece que versitarios distribuidos en puntos estratégicos del país, la medida más adecuada se1·ía establecer intercambios en
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Pedinti·ín integral, familia y comunidad
que puedan extender su influencia a toda In nación. Entre las segundas, está el.envío a provincias de médicos jóvenes que hayan completado un período de adiestramiento de 2 a 3 años en pediatría en un centro docente universitario. Ya se ha analizado el beneficio que esta medicina aporta al médico joven y a la región que lo recibe. Sin embargo, este tí !limo procedimiento puede l'racasar si el médico que se incorpora al equipo provincial no tiene el respaldo del centro docente que lo forma y no se ha establecido un intercambio entre ambos servicios, con visitas periódicas informativas y evaluativas. Por ese motivo, es muy prometedora la iniciativa de algunos países que han empezado un plan de regionalización, que divide al país en áreas de dos a más provincias adyacentes, que son asignadas a centros docentes calificados, los cuales se comprometen a establecer un intercambio permanente de docentes becarios y materiales con el fin de elevar el nivel médico del área regionalizada a su cargo, y a solucionar los problemas asistenciales que necesitan alta especialidad. Es evidente la necesidad de una enseñanza continua de posgrado. Carrera académica. Creemos que los docentes latinoamericanos deben exigir la instauración de una carrera académica, que contemple etapas que deben cumplirse obligatoriamente antes de pasar a la etapa inmediatamente superior en el ascenso académico. También se debe decidir el tipo de docente que estlÍ capacitado para alcanzar los grados académicos superiores y los puestos directivos importantes. ¿Debe ser éste un docente que ha cumplido todas las etapas, partiendo de una formación de pediatra generul con una experiencia en servicios provinciales o departamentales que haya participado en la formación del pregrado y posgrado, además de habe1· colaborado y dirigido algunas línens de investigación? ¿O debe ser un docente que no ha cumplido todas estas etapas, pero que conoce muy bien una rama de la pediatr(a en la cual tiene actividad creadora'? lnlegrac:ión emre Unh•ersidad y sen·ic:io.\' de salud. En los países en desarrollo, en los cuales los recursos ·económicos y humanos destinados a la doccnciu y a )¡¡ asistencia médica son siempre insuticientes, se hace imperativa la colaboración entre el Ministerio de Salud y la Universidud. El primero puede proporcionar nlos docentes y a su cducundns las dependencias asistenciales y los rc<:msos materiales parn que la enselianza pueda des:uTollnrse en la forma nuís adecuada, medh1n1c la implementación de sus servicios nHÍs esenciales, en un nivel 6ptimo. Los docentes universitarios, a su vez. tienen la opOI'tunidad, con la colaboración de los profesionales de snlud estalales. con el debido reconocimiento universitario, de impartir una cnsc11anza en un medio poblacional similar a aquel que los futuros médicos y especialistas tcndnín la oportunidad de atender. Ambas instituciones saldnín beneficiadas. La Universidad ampliará sus recursos humanos y materiales y el Estado ayudará a formar a sus fuwros profesionales asistenciales del país. Todo esto facilitará tanto la etupa de formación de pregrado como la cducackín continuada de posgrado. nuís si estos progrumas se integran a una adecuada rccionalizacitín médica del país, tal como se ha comentado anteriormente. En este contexto también son muy titiles los esfue1~1.os de instituciones privadas o fundaciones de docencia oéientndas al mismo objetivo. Futum c•¡l}bque de• la en.l·c•¡1an:a tmil'asitaria. En el futuro de In enseñanza se vislumbra un camhio imporrantc derivado del incremento acekmdo de los conocimientos. Este hecho hace pensar, con fundumento, que en un
futuro cercano, la función de la Universidad en la enseñanza no va a ser la entrega de contenidos especializados para la formación de los profesionales, sino que su ftinción será la de enseñar a aprender, por sí mismo, a sus educandos el manejo de la información, para que ellos se vayan renovando er1 su labor cotidiana. Por este mismo lu-:cho se hará evidente la necesidad de una formación continua del profesional, y la trascendencia que adquirirán los centros universitarios que cumplan con esta misión renovadora permanente, que no tem1ina con la entrega de un título o un certificado, sino en una entrega de información y orientación durante toda la vida útil del profesional. Este, a su vez, podrá en forma continua contrastar su realidad laboral con el desarrollo científico y tecnológico, con un beneficio para la comunidad a la cual sirve. Investigación Al'ance cientfjico y tecdológico de los pafses industrializados y sus repercusiones en los países /atinoamericcmos. Hasta ahora se ha analizado el aspecto docente de la actividad universitaria, la que hemos separado artificialmente de la pnrte de la investigación, aunque se sabe que ambas deben ir íntimamente unidas. En nuestros países latinoamericanos surgen una serie de problemas con respecto a la investigación que el universitario también debe enfrentar y resolver con espíritu crítico. El avance científico y tecnológico de los países industrializados ha llegado a un nivel que parece increíble. Nadie duda en la actualidad de que casi siempre este progreso es paralelo a una elevación del nivel de vida y económico de la población. Poco a poco, estos países se van constituyendo en centros de atracción científica para otras naciones menos desarrolladas, en especial para sus elementos mtls talentosos. Este desnivel que se establece.l!n los países que tienen distinto desarrollo económico y social estimula o favorece una dependencia científica y técnica, llena de riesgos paru los pafses preindustrializados, porl¡ue puede poner en peligro el desarrollo de las potencialidades originales y desviur la atención a temas y actividades sin relaci6n direct;¡ con los problemas nacionales y autóctonos. Este último fenómeno es inevitable. porque los intereses de los investigadores de pafses desarrollados son distintos y de
zando las posibilidades que le proporc_idna una beca, o no existe una tradición científi~a ~n una ra~na es~ecffie.a bien nceptar ésta y exponerse a los peligros qt~e .e~la sude la pediatría, sin la cual es d1ffcil produc1r una mv~sti pone. Es indudable que dentro de estus dos pos1bJhdudes gación original; b) existe escasez. re~urso~ matenales no le queda otra solución que escoger In segunda, pero y humanos; e) finalmente, la presion asislencml y docendebe evitar todos los factores de fraca~~; para esto, el bete es de tal magnitud que la mayoría de las energfas de cario necesitará cumplir algunos reqllls_Itos entre lo~ ~ua nuestros médicos st.: gasta en satisJ'accrlu, qur;~ando escales están: a) obtener un programa pre~10 de lns actiVtdaso tiempo para las actividades d~ investigaciOn, que nedes que debe desarrollar en .el. ~xtranJero; b) que ~a forcesitan tranquilidad y c,oncen.tración. . . mación adquirida tenga pos1bl11dades de ser contmuada Generalizando, podna decirse que l.os ~~andes pt?bleen el país de origen, y e) que se establez~an lazos permamas internos de la investigació~l peda1tnca en Latmoanentes entre el Departamento que lo recibe, para J~o permérica se centran, en la mayor.a de los departamentos, der el contacto ni el estímulo, qu7 ~on tan :11e~esanos paen la falta de tradición científica y en 1~ escasez ~e reclll:ra el progreso científico. Las v1s1tas pcr!6diCas de ~os sos personales y materiales. Si en realidad s: quiere estimiembros de ambos equipos y la elaboraci6n de trabaJOS mular la investigación creadora y de al~o mve~, .se debe conjuntos que tengan beneficios para ~mbas partes ayumantener el optimismo y no rechazar, sm anáhs1s, soludan a obviar las dificultades que se senalaron en un cociones que no siempr~ son las n!eJores, pero que pueden mienzo. d 1 r abrirle el camino hacm las defimtr;a~. . , Formación de espec:iali.ytas en ~IIW ra_ma . e a pet ICINecesidad de formar ut1CI tradzczón cze111ífica. Contrfa. Otro caü1ino para mejorar la. I_nvesttgación en nuestratación de ciemíficos y el papel de las becas., Elyr~ tros países es fomentar la formac10n de .grupos de trabablema de la tradición cientffica es uno de los I"J!as d¡ffeljo que se dediquen a una rama de la pcdmt:fa ,Y se su~es les de abordar. No cabe duda de que la formación de un pecialicen en ella. El aumento de l.os conocm11entos c!engrupo de investigadores alrededor de una o dos p~rsonas tíficos y lu necesidad de emplear mst!11mentos Y.eqtupos que hayan realizado aportes originales a la ciencw ~s .un complicados estún haciendo nccesnnn e~ta mcchda. Las acontecimiento que necesita tiempo y a v;ces cond~c!O investigaciones serias y creadoras se realizan ~on el plannes excepcionales para que ocurra espontaneamente, peteamiento de hipótesis seguidas, ininterru.mpl~ament~ Y ro una vez formado, deberá mantenerse con los aportes sin dispersi6n de los temas y con un ~onocimJentoyio de los elementos más jóvenes, los cuales, a su vez, los fundo y completo de lo que se e~lá l~nc1endo en elmts~1o transmitirán a sus sucesores. Lo importante es crea~ escampo en otros centros. La dechcacJón a una ~u.bespecta te ambiente y favorecerlo. No sin razón, muc~as umye~ lidad favorece el cumplimiento de estos requ1s1tos. sidades de Norteamériea y de muchos_P~fses mdustnallPolítica etlucativa. Por último, queda un aspecto gezados contratan investigadore~ prestigiosos en alguna neral que tiene importancia en !~1 for!na~ión de ~os futurama de la ciencia, con la finahdad de formar a su alreros investigadores y que tp,do umver~1tano tmtara d~ pr~ dedor una pléyade de investigadores con un pro_fundo movcr en su país. La pohtrca cduc~~va escola_r_Y p1eumconocimiento del método científico y una lfnea. de mvesversituria debe estimulur, en los IllllOS y los.Jovenes, la tigación bien definida. Parece. que este mecanr~nlO, que formación del método cicntífic~ -que debe, ~Jgurny,como permite a un científico ex~ranJei:o cr~ador trabaJar en un parte importm~te en sus. contenidos- el .cspmtu. cnti~~·.el pafs cuyo desarrollo de la mv~st1gaciÓ!l e~ s.t~ficJ~nte1 seautoaprcndi:r.aJe, In !6grc.u Y. el pensa!nicnto m~ltem.allc· ría el más fructífero parn inicmr una tradicwn c.Jenufica En la ensclianza uJuversJtnrm. ndemas c~e conttn.um ap!Jque más tarde dará sus resultados. Por desgrucm. es un cando las mismas exig,cncins. es uconscJnble esumula~ al recurso que por razones diversas, ent1:c las ~mlles las ·tlumno y con posterioridad ni graduado, pnra qu?..rcahce económicas son las más importantes, solo esta al alcan;rubajos de investigación dirigidos y bien plaml1cndos: ce de los países desarrollados. Qu~da otro recurso q~: -~s de c~te modo :;e familiariza en el empleo del método el nuís empleado en nuestros p:mes! ¡:ero que. cnc1e11 a eientílico y llcgn ¡¡comprender que al ~ado de la cuma del muchos inconvenientes, si no se adn~mrstra en fornm, m~ enfermo. en el consultorio nmbulóll
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Pediatría integral, familia y comunidad Reseña histórica de In pediatría latinoamericana
tení~. También debe evitarse la repetición de trabajos ya realizados, ta~t~ en el extranjero como dentro del país, por des?o.nocJmJento de su existencia, sin que se aporte nada ?ngm~l a la hi~6tesis primitiva. Elmvest~gador latmoamericano decidirá en qué temas desea :rabaJnr. ¿Debe ser en temas cuyo interés trascienda los ~ntereses locales de su país o debe hacerlo en aquellos atmentes a la actividad profesional y local? Nadie duda de que nuestros países tienen graves problemas en alguno~ campos d~ la medicina pediátrica. Los trastornos c.ongél1lto~ y permatales, la desnutrición, la prematur~dnd, las tnfe~ci~mes entéricas, las enfermedades infecctosa~ Y pnrns1tanns y las que impactan el desarrollo psicosoctal son un desafío para el investigador latinoamerica~o. ~ucho~ de .estos temas pueden ser materia virgen pma.Ia mv~stJgactón por su frecuencia, prevalencia geográfica, latitud y etnología. Conclusión. Se ha abordado en este análisis gran par~~ de los problemas que a diario tiene que enfrentar el pedJ~tra latmoamerican
. CE~tk~ 1~J3~io Económico de América Lnrinn, 1993. Smtlingo de
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CAPÍTUL02
Reseña histórica de la pediatría latinoamericana TEODORO F. PUGA
La historia es el recuerda ni sen•idfJ de una t'.fJ1l'mm:.a I'EDRO LAIN ENmALOO
ORÍGENES DE LA PEDIATRÍA DE OCCIDENTE l:acer una .res~ña histórica de la pediatrfa lalinoameri-
cm~t\ puede s1gmficar abocarse a relatar la vida y la obra
de sus figuras señeras o a escribir la crónica de las insti-
!u~im~es que de una u otr!l' forma se ocuparon de la salud mlantrl. . Pero debe ser reconocido que desde el comienzo de Jos tiempos. Y durante muchos siglos, el cuidado de In salud de los 111ños parece haber sido una preocupaCión exclusiva de las n~adres y el reflejo de las lfneas de pensamiento Y de las Ideas y culturas que existieron en las distintas épocas. Es posible. que ~~~ ~olo ejemplo pueda aclarar este c~nc~pto. El.mfnntiCldto que viene desde la prehistoria, solo fue p~mble después de In llegada de la civilización romanu. Sm embargo, hasta mediados de nuestro siglo
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Fig. 2-1. Los primitivos médicos occidentnles aprendfun de Hipócrnres In importancia de In obscn·nción y de In annmncsis, n In sombrn del phílano de Cos.
fue una práctica común entre las tribus esquimales cuando el primer hijo era una niña, pues precisaban asegurar la descendencia masculina pura la supervivencia y el control de sus poblaciones; eran sólo los hombres los que salían desde el ighí a cazar y a traer el sustento para toda la tribu. Han quedado documentados hechos y referencias de las antiguas civilizaciones que muestran la preocupación por la madre, el niño y la familia. Las tablas de arcilla con escritura cuneiforme encontradas en la Mesopotamia, que datan del 2100 a.C., los papiros (le Ebers ( 1550 a.C.), de Westenr o de Berlfn, los escritos de la escuela de Alejandría y el código de Hammurabi. son ejemplos demostrath·os. Poemas como el Veda o las le\'es de Mamí, el Malwbarata, el manuscrito Bower de!'año 400 d.C. y el Cara Kasamhita. que describe la terapéutica brahrmínicu, son asimismo documentos que contienen dcscl'ipciones sobre distintos aspectos vinculados con la salud de los niños. Los antiguos griegos no contaban con médicos o laIros para la asistencia de los niños. pero conocían las enfermedades de la inli111cia. Se rcl'erínn a Paidda. que todavía u principios del siglo V a.C. significaba crianza de los nirios, una definición similar a la de Puel'icultura. Hasta los 18 años. al referirse al niño. hablaban de Pafs y denominaban Efebo ni adolescente hasta los 21 años. No tenía iguales cnracterfsticns ser niño en Atenas. en Esparta o en Troya. En Esparta. por ejemplo, In disciplina militar ern rfgida desde el nacimiento y en los Tribunales. si los recién nacidos presentaban malformaciones después de una evaluación física, se los arrojaba desde lo alto del monte Taigeto. siguiendo las leyes espartanas de Licurgo. En Atenas tanto las niñas como los niños eran atendidos en el gineceo y compnrtfun los juegos )msta los siete ni1os. Muñecas. sonajeros de barro, pelotas ele trapo. objetos bélicos de madera, columpios, balancines, fueron hallados en excavaciones vecinas n la ciudad. En el Corpus Hippacraticum. entre los Aforismos. existen referencias de niños tratados de diversas entermedades (lig. 2-1 ). La famosa despedida de Héctor y An-
drómaca en la llfada de Homero, revela algunos pasajes · peditítricos muy interesantes. La cultura romana también enriqueció a la medicina infantil. Basta con recordar los aportes del Derecho Romano y el inicio de los estudios sobre Derecho de Familia, Jos libros de o~stelricia con conceptos sobre Puericultura de Aurelio C.~ornelio Celso, lus reflexiones pediátricas de Galeno de Pérgnmo (siglo I) y Areteo de Capadacia (siglo 11), nsf como los conocimientos de So rano de Efeso, discípulo de la escuela metodista de Asclepíades, sobre higiene y nutrición infantil y su relato sobre raquitismo. La historia pedilítricn 1írahe comienza con el Corán y se conc¡·ctn con uutorcs que tradujeron los más importantes textos de medicina de la época e hicieron diversos aportes a los conocimientos de la medicina del niño. Entre ellos debemos mencionar a Razcs (860-932), que describió cicntílicmncnlc el sarampión y la vi111ela, a Avicena (980-1037), cumbre de cxcclcncin en In medicina 1írabc, cuyo Canon se usó como libro de texto hnsla In Edad Media ( 1650), enumeración que se completa con los nombres de Averrocs (1126-1198), Avenzoar (1072-1162) y Mnimónides ( 1135-1204). El oscurantismo de In Edad Media, con el predominio del cristianismo. hiz.o que el saber médico se aislara en conventos y en las grutas y cuvcmns de magos y alquimistas. El conceplo de infancia no existía y los niños eran tratados como adultos pequeños. La medicina de los siglos XI y XII elevó su nivel a través de la Escuela de Salerno, una "Civitas Hippocratica" que comenzó u entregar títulos de "Mcdicinae Doctor" (M.D.) a los alumnos que culminaban sus estudios. En ef m1o 1400 un niño nuciclo en Europa tenía una esperanza de vida de alrededor de 30 años. Con la llegada del Renacimiento comienza un período de renovación y de incesante actividad intelectual. A la invención de In imprenla debemos asociar la publicación del 21 de abril de 1472 del primer libro sobre pediatría Libellus de Egriwdinibuslnfantiwn, cuyo autor fue Pao" lo Bngellardo de la Universidad de Padun. así como en 15.:10. la edición de Scbastinnus Austrius en Basilen. de la obra De Íl!f'ámrun sil'e puerorum nw/Tomm el symo-
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Pcdintrín intcgn11, rnmilin y comunidnd
matwn dia.gnotione twn curatione liver y la aparición en 1545 del ltbro The Boke of Children, el primero en lengua inglesa, escrito pOI' Tomás Phayre (1510-1560). LA P.~tDIATRÍA ABORIGEN Y LA CONQUlSTA ESPANOLA
La llegada de los españoles al continente americano en 1492 determina una modificación en el desarrollo de las ciencias médicas. Se enfrentan dos culturas absolutamente desconocidas entre sí, diferentes no solamente por e! grado y estilo de formación sino también por el ambiente natural que les toca vivir y sus circunstancias ecológicas. Al cambim: de ámbito, el conquistador tuvo que incorP?r~r necesanam~nte nuevos hábitos de vida para sobreVIVIr y, a su vez, Imponer los suyos. Es allí donde tiene su origen la Pediatría Latinoamericana,_ en la forma como Jos aborígenes de la época precolombma actuaban frente a la madre, al niño y la familia Y que los primeros conquistadores recogieron, intecrrándolas a su propio acervo. "'
Fi~. 2-2. l?in~a az~<'Cil Tlnwlh:ull. t•lilada con a¡Jiicadunc~ llllll<'ada\ ¡!ramucs (¡Jicdra HlJil) en el al'ln lklnncimicnln.
Rcscñn histót·icn de In pcdiutrín lutlnomncricnnn
Hábitat, costumbres, herboristería, ritos, supersticiones, curas mágicas, profundamente internalizaclas a través ele los siglos, fueron transmitidas de padres a hijos y se conservan todavfa entre las pautas culturales de la medicina popular, de la folkmedicinn, que a veces vemos en las puerta~ de las graneles ciudades de América Latina y que ~1 pedwtr~ debe aprender, interpretar, orientar y si es prectso corregrr. ~~ medicina, .Y 111~1~ especialmente la farmacopea, adqumeron otra chmensión. El hallazgo de nuevas hierbas enriqueció la terapéutica europea e increíbles supersticiones, revelnro~ en América Latina un ser humano que ~·ecurna a extranas maneras de ahuyentar el dolor y conJUrar la enfermedad. Los nativos, como en todas las medicinas primitivas, atribuían las calamidades del cuerpo y el espíritu a la determinación divina, y la magia y la hechicería dominaron el empirismo, no obstante ser éste, muchas. veces, de considerable valor. Los aztecas adoraban a una diosa de la medicina que llamaban Izapohatenan, a la que ofrecían sacrificios huma!l_?s en ~iertas oport~I~ida~es. El dios Ope protegfa al rcciCn nacido y Xoathicttl velaba las cunas durante las noches. Piltzustenetli em un dios de "élite", destinado a los niños úacidos de matrimonios legales, sobre todo, nobles (fig. 2-2). A pesar de los cruentos sacrificios humanos que ofrecían a los dioses, esta civilización distante e ignota también tenía normas de vida y principios morales simhares a los de culturas más evolucionadas. Después de nacer, el niño era bañado al tiempo que se pronunciaba unu oración especial. : Al cuarto ~quinto día se efectuaba el segundo baño, antes de la sah~a del sol, con una ceremonia y maniobras de orden p_rácu.co rodeadas ~e un halo d'; n~isterio y de temor 9!'e lllliptraban los conJuros y las suphcus. El nmo era puesto ni pecho al segundo día de vida. Lo tomaba dunmte dos o tres años y si la madre no poclía alimentarlo se recurría a una nodriza. El destete constituía asimismo una ceremonia. lxtlillon significa el pcquctio negro. Los niños enfermos eran llcvndos a su templo parn ser curados. Los pequeños que estaban en condic:iones de hacerlo debían bailar hasla caer rendidos. repetir las oraciones que fornwlahan sus padres y bebe¡· el agua bendita. . El escud<~ que el dios llevn en su brazo izquierdo tiene pmtado el s1mholo del sol y en la numo derecha lleva un cetro en cuya extremidad se ve un coraz6n. En la actualidad. el Hospilal Infantil de México aún conserva como cmblenm este dios que posda el poder de curar n los niiios enfermos (tig. 2-3). ~~~a creencia típica de los a:.tecas, y muy difundida. se re lena al hecho de pasar por encima de un niño acostado o ~entado. ~sic acto. llamado "Tequcnchol huilistli", le qtutnba la VIrtud de crecer. Para rcpnmr el daño debía desandarse ~1 camino. Los niños debían dormir sqbre esteras pura fortalecerse: se bañaban con agua fría y se alimentaban casi exdush•mncnre de cereales. A la celad de Xo 9 mios comenzuban a ser caslic.ados por~~~ pereza. Al principio eran pinchados con agu]as de maguey. después de los 11 mios les hncían respirar vapores de chili. Los ~.·asligos inferidos ¡¡ las nilias eran conIJ~llados pun.t no afectar su belleza. A partir de los 12 anos. las lllllJCres. y de los 15. los varones. pasnban·a dcpend7r.(!el estado. La orientación hacia la guerra y hach1 la rcl.rgiOn :omenzaba en In cuna. proseguía en la adolescenc¡¡¡ arrmgnndn en ellos sólidos principios morales sobre ht di\'inidad. In patria y ht fnmilia.
La figura del médico se identifica, en. esta cultura, con la del sacerdote y con la del brujo. Los herbolarios, en cambio, ernn una especie de farmacéuticos que se dedicaban a recoger todo tipo de hierbas; andariegos incansables que llegaron a formar verdaderas boticas en las que incluían piedras y objetos de origen animal. López de Gomnrn menciona en su crónica de la Nueva España algunas "casillas": antidiarreicos, narcóticos, yerbas para hacer orinar, para provocar abortos y bálsamos para calmar las enfermedades de la piel. Pero especialmente purgantes, vomitivos, y sudoríficos que ayudaban a expulsar del cuerpo los malos espíritus que lo enfermaban. Los niayas aplicaban los remedios mediante una ceremonia mágica, no obstante conocer las propiedades de vegetales que empleaban como purgantes, sedantes o calmantes; otros ayudaban a orinar, transpirar y bajar la fiebre. Curaban las enfermedades de los ojos con la leche de los tallos del "chicalote". La ingestión de cocimiento de las hojas de "izbut" aumentaba la secreción láctea de la madre. Los sibonevs de Cuba se conformaban con sangrías y purgantes y, 'en ocasiones. recurrían a las propiedades narcóticas del tabaco. En algunas regiones, la medicina para el hombre formaba un capítulo aparte. Así sucedía entre los indios piaches en Venezuela y las Antillas, losj(baros y carahybas del Amazonas, los hondos o buhitis en las zonas orientales cerca del Pacífico, los lwcmcavilcas sin dientes, Jos mahanes, los vilcacamas y los ZÓIJaros del Ecuador, Jos camitas, camatas y colla,raguas de Ilolivia y Perú y los l'Citiris de Puno. · Entre los indios quijos del Ecuador. cuando un niño nncfa, la mujer continuaba con sus tareas domésticas en tnnto que el marido tomaba su lugar en la cama de la embarazada y hacfn dieta, a \'eces hasta el extremo de morir por inanición. En el año 1964. tuvimos la oportunidad de presenciur en Ecuador el parto de una india de In tribu ecuatoriana de los colorados, Jiu mudos así porque tanto la mujer como el hombre se pintuban de rojo la cura, parte del cuerpo y la mujer. los senos. La parturienta era sostenida en posición vertical desde las axilas y al mu:er. el reciénnucido cnía sobre un colchón de pasto preparado al efcclo. Viajantes. cronistas y misioneros coinciden en describir el trato mnoroso dado por las madres aborígenes brnsileñas u sus hijos. Tanto el "cavalheiro" Pigaf'ctta en 1519. como Stadcn en 1557 y el padre capuchino Claude d'Abbcville, ul referirse n la prim.itiva madre tllpÍiuunbd o a las indias de> Maranluui se1ialan que "cariñosas y vigilallles" cargan a sus hijos al lado de sus cth!rpos. casi siempre prendidos al pecho. con una faju de ulgodón. la "tipoia''. y así. con ellos. trabajan. Los niños duermen y van contentos. por 1mís que ellm; se agachen o se muevan !... ) nunca Jos abandonan ni les dan custigos. Destacan In asombrosa energía físico de las mujeres que paren en. los campos y nípidumentc después del parto se lavun con su nilio en el río m:ís próximo y no reposan nuís de 2 o J días. Mientrns que el hombre se acuesta en la hamaca de su choza parn recibir visitas. mimos de su mujer y comidas especiales. como si fuera él quien va a parir [... )los ni1ios pueden llegar a nmnmr 7 u 8 años." La ·~eou\'ndc".o "chóctf dos. il1dios. cuando van u parir las·mujercs. im1>resimió sobre todo ni pudre. Simiio de Vasconcellos. Pum el indio el hijo le sale de los lomos. miemras que la mujer apenns guárda el semen en su vientre. donde se crin el niño. El hijo es una multiplicuci6n
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Fig. 2-3. Dios lxtlillun.
del padre. Sociológicamcnte, escribe Gilberto Freyre, la "couvade" representa el primer paso en el sentido de reconocer la· importancia biológica del padre en )¡¡.generación de un hijo. El adulterio femenino causaba horror. Los 111pim comfan a sus hijos cuando moríun después de nacidos. Jos lmrorcís los mutubun para uplacar malos sueños y 110 fumaban ni bebíun agua parn que el nÍlio fuera resistente ul humo y a In sed. Los cumpebé no comían carne hum:mu. Los ca.rinwuí.1· hacían rcgfmenes dietéticos. EJ·padrc seccionaba el ctmltín umbilical del recién nucido con los dicnles o lo cmtuha con piedras frol:ldns una contra la otra y algunos usahan hiSl'a de tucuara. En el Bmsil primitivo lus enfermedades autticlonus cmn pocas y benignas. Los pueblos Boro/'(í y Xawmte del Mato Grosso practicaban la planilkacidn familiar. Para no quedar cmhara7.adas las indias usuban varias plantas (tallo. llor. raí?.). cuyos nombres mantenínn en secreto. Prepurubun inl'usioncs. Una planta habría sido el "C:1pitao". En numerosas tribus los deficientes eran sacrificados :ti nacer. por eso rara \'e7. se enconlruban nilios discapa· citados o prematums. Cumulo indagamos en las costumbres incas encontramos que' también l'llos disponían de un pequcliu rito pal'll destetar nlnitio" los 2 :uius de ed:td. Se le cortaba por primera vez el cabello. d:mdo d padrino el primer tijeretazo ..En ese momento se le imponía el nomhre y rcl·ihía numerosos presentl!s. ·Los medios que disponían para curar 11 los ni1ios eran muy primitivos y m:ígicos. Ablllcer el nilio, se le cortaba el cordón umbilicul y lo guardaban para
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Pedlntrín Integral, fnmilin y comunidad
fermito, le daban de beber una pequeña cantidad. Lamaco. Esta costumbre ha continuado hasta hoy entre los dre calmaba los dolores del hijo con su saliva; las pulmocan~pesinos. Su sabiduría natural les inspiró una especie n!ns con su leche y las picaduras con sus excrementos. de mcubadora para colocar a los prematuros. Consistía S1~1 embargo, dentro de la práctica médica, la cimgfn inen una olla de ban·o "ynpepo", recubierta de plumas por cmca alcanzó gran desan·oiJo, destacándose como exitodentro y colocada no muy alejada del fuego. Los alimensos trepnnadores de cníneo. taban con agua, miel y grasa de tambú. Como antihel. _Lu dcforma~i~n del cn\neo habfa alcanzado gran difumíntico agregaban una cucharita de ficus a la leche. En SJon en .la Amenea precolombina. Aunque no se conoce la zona del Paraguay, lo primero que daban al recién naa.ci~n~ia cierta sumotiva.c!6n, Pedro Weiss la atribuye a cido era un té de yerba mate al que algunas veces agred!stmttvos d~ grupos fam!lmres o categorías y rangos sogaban una cucharadita de aceite comestible. Denominactales u ofic1os. Se efectuaban durante In infancia Poban té a cualquier infusión caliente o fría de hojas de nadían ser de tres clases, cada una con aparatos y téct;icas ranja, de malva o de tilo. El té de yerba favorecía la exdeterminadas. pulsión de la pez (meconio). Los indios la llamaban Tanto en In zona del Perú y de Bolivia, como en el "caá" (yerba por excelencia). noroeste argentino, el susto era una enfermedad mística Co~nba~ían los parásitos con 1~1edicamentos de proba(psicosomática)_, .originada por un impacto violento que da eftcacta como el chenopodto, planta difundida en s.ep~raba el, espmtu del cue~o, provocando un desequiAmérica del Sur con el nombre de "paico". Para combahbno. Segun el grado de la unpresión, podían aparecer tir "los gusanos de los niños" colocaban polvo de semivómitos, fiebre e incluso la muerte. lla de paico en la mazamorra, después de retirarla del Los, niño~ eran los ty¡,ás vulnerables, pues su espíritu fuego, "para que no se amargue". Posteriormente sellaera mas débtl. La curacmn se efectuaba mediante una cemó "té de los jesuitas", debido al uso que le dieron los remonia por 1~ cual se restituía el alma al cuerpo. misioneros. A pesar de su probada toxicidad, aún hoy se Otra creencm sobre el futuro del recién nacido afirmaba sigue usando en mícleos poblacionales suburbanos, lleq~e un niño había nacido :'uicado", porq~e la madre había gando a producir incluso la muerte de algunos niños. vtolado las normas prescnptas para la mujer embarazada. Los tupi-guaraníes practicaron las escarificaciones. "Aicado" significa que no caminaría en el momento adeAlgunas de carácter médico-religioso, que se efectuaban cuado, que tendría poco peso, deshidratación, etc. en las niñas en su primera menstruación, y en los niños Para tratarlo lo colocaban desnudo dentro de las entrapequ~ños 1~ llamada escarificación bautismal, que se ñas de un animal recién sacrificado. En realidad la falta p1·actrcaba JUnto con el padre para_ dar al recién nacido de locomoción y demás síntomas eran productd de una parte de su espíritu. grave desnutrición. Según el padre Cobo, las paperas, que llamaban "co. Cuando. el parto ~e atrasaba procellfan a ovillar y desoto", las trataban haciendo morder la zona parotidea por VIllar un lulo espectnlllamado lloque, para que por "simuna culebra pequeña. patía" el niño se "desenredara" en el útero materno. El pueblo araucano, que cubría amplias zonas de ChiEn el noroeste argentino y, sobre todo, en la provincia le y la Argentina, confiaba la curación de sus enfermos a argentina de Santiago del Estero, al morir un niño se los hechiceros o "machis" que se limitaban a realizar hoefectuaba el "velorio del angelito". Solfn durar 2, 4 o 6 rribles contorsiones implorando la mediación de ·ros diodías, pues los vecinos y amigos solicitaban a Jos padres o ses. pues creían que sólo ellos estaban facultados para dcu~os el cuerpo de la criatura para celebrar en su casa curarlos. Las cunas de los pequeños eran cajones de borla btenhadada fiesta. El cadáver en descomposición era d~s bajos o tablas en las cuales eran atados: esto les perllev~d? ~le casa en casa, dando motivo a que la juventud mltfa apoyarlos contra un árbol o una piedra. Para darles se drvrrtrera. Una cinta roja o azul ceñfa el cuer·pito del d~ mamm·los sostenían ~on la tabla. Ligeros de ropa, los "¡íngel", Cada uno de los pre/\cntes hacfn un nudo en ella. n,rños no comfan car~e nt grasa. sólo legumbres y harinas P}lra que llevara al ciclo un recuerdo de quienes lo quesm.sn!, Cuando ernn·mdo!cntes les lastin]aban las piemas nan. · ohhgmulolos a correr hacta el agua del no donde se Java, Los indios tobas y tllllltlcos de la regitín chnqucña tehan. El frío. la alimentación li\'iann y el dolor físico eran ruan escasos conocimientos aceren de lus enrermedndcs. elementos que contribuían u lonnnrlos ágiles y fuertes. pero sabían distinguir los males intestinales y especialLos pampas y lllllpuchC's trataban las enfermedades mente la pnrasitosis de los niiios. gastrointestinales con bilis de guanaco por vía oral o con Los guaraníes, como ningún otro pueblo en el mundo. enemas. A los niños con trastornos gástricos les daban según Moisés Bertoni, sltpieron resolver de mnnera bripolvos de buche de avestmz. Muchos medicamentos rell.ant~ los prol~l~mns de la higiene. El "puyé" era quien sultaban ridículos, pero los hubo de probada eficacia, coeJercm la m.edrcma~ empleando magnetismo y sugestión mo el empleo del hígado crudo en casos de debilidad. en actos y ntos vnnados. También la practicaba el "avaEn In Tierra del Fuego habitaban los indios onas llnré arnndú", hombre de edad. que era el sabio de la tribu. mudos, a sí mismos, "shelknam". Vivían en medio de El P•.u:to de la mujer se realizaba en cuclillas y el cordón una increíble escasez, prácticamente sin jefes. El homumbtltcal era cortado con un cuchillo ele tncuarembó. hre.la mujer y los hijos constituían una cen·ada comunicostumbre que también siguieron los clwrnías de la Redad que nos remonta a los orígenes del hombre: los hijos ¡níblica Oriental del Uruguny. e!~ esta raza tan aparta~la eran ágiles y bien dispuestos. El Los guamníes, uno de los grupos más numerosos del lno y las largns recorndas despertaban en ellos un apetiParaguay y del litoral argentino no fajaban a los niños to voraz . . como en el Norte y les daban el pecho hasta los 3 o 4 Los senos de In mujerona estaban bien desarrollados. años, y hasta los 8 en ocasiones. Al comenzar el destete no obstante. ser muy delgadas y producían cuantiosa lese ag1:egaba a su alimentación fti.rtas y miel de abeja. che. Er~ clntual de.l amamantamiento participaban todas Tambtén c,or~1ían man~ioca pre\•iament<; masticada por la lus lll~Jere.s ~~ la tnbu. Lo.hadan de la misma forma que madre y rnptdamenrc mclufan como alimento el "tmnbti la mUJCt' crv1hzadn. el pezon entre los dedós índice y maasado". <]Ue es el gusano que se cría en el carozo de coyor y la lactancia se prolongaba hasta los 3 o 4 años.
Reseña histórica de lu pcdintrín lntinoamcricann El recién nacido recubierto de pieles era ubicado sobre acolchados de lana de guanaco. Protegfan los ojos de los niños con una víscera atada con tiento, que según las abuelas los preservaban de la reverberación de la nieve. Tenían un sentido de la belleza muy especial que los hacía depilar completamente. Este culto se extendía hasta el niño, quien a los pocos días de nacido era depositado sobre el suelo donde luego de retirarle las pieles, le quitaban todo el vello. A las pocas semanas era colocado en el "tahalsh'' semejante a la cuna de los araucanos, pero ésta podía clavarse en el piso. · Los o1ws, como los telwelclles, de la Patagonia y de la llanura pampeana, establecieron una relación entre la unión sexual y la preñez, creyendo que las repetidas cópulas contribuían al feliz desarrollo del feto. El parto se realizaba en cuclillas y el recién nacido podfa llegar al mundo en medio de muy bajas temperaturas. El único auxilio que recibía era el corte del cordón umbilical con una valva afilada. Al tercero o cuarto día de vida la madre untaba las articulaciones de brazos y piernas del niño con una pasta blanda de greda y saliva. Se sabe que sufrían de sebon·ea y que algunas de sus características físicas eran: abdomen prominente, coloración trigueña rosada que luego se modificaría y rápido desarrollo pondoestatural. . El ap011e de trigo, cebada y legumbres que hicieron los españoles a la exclusiva alimentación de maíz, frijol y chile, que consumfan otros indígenas, ·no llegó hasta habitantes tan australes. PEDIATRÍA COLONL-\.L En varias regiones de América Central, América del Sur y en el Río de la Plata, los partos se producían regularmente en el hogar y la puericultura del recién nacido quedaba en manos de las matronas. Una orden real .de 1795 que documentaba la ¡1plicación del aceite de palo en el cordón umbilical, como prevención del mal de los siete días, da motivo a una cartn·dirigida al virrey de Buenos Aires que dice: " ...diré solamente sobre este pm1to. que las matronas de Montevideo, y particularmente Madama Sanson, usaba al mismo fin. aunque ignoro con qué antecedentes. el bálsamo de Copa ybu llamado vulgarmente aceite de pulo". Este aceite habfa sido descubierto en Cuba. Mal de los siete días era como se dcnominabu en ton-· ces al tétanos neonatal, que se pwducía por el uso difunclido de la telaraña para la hemostasia del cordón cuando ésta contenía esporas del Clostridium. No cabe duda de que la medicina aborigen influyó en gran medida en el tratamiento de las enfermedades y al ir conociéndola, el hombre blanco llegó a descubrir coincidencias con la terapéutica del Viejo Continente, como el empleo ele piedras bezoares, cálculo intestinal de vicuña u otro animal similar, que hacían los indios comechin~o nes de la región cordobesa argentina y que usaban como antídoto contra toda clase de cnvencnurnientos, técnicu ésta empleada en Europa en la Edad Media. La introducción en el Nuevo Mundo de la religión católica aporta a las prácticas mágicas de los nativos algunos elementos nuevos (oraciones y cruces). Dicho sincretismo fue posible por la coincidencia de elementos que rundumcntari el proceso de una mismu concepción teórica en una y otra cultura. Por ejemplo el sahumerio, común en la América aborigen. es traído de España en el ritual de ceremonias de la Iglesia. El conquistador lo introduce con sus pníctkas médicas, rundamentalmente
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para conjurar daños o brujerías como el mht de ojo o mal aire. Durante la conquista, no obstante estar en pleno renacimiento, España conserva su fanatismo t'eligioso y con él muchas prácticas y creencias medievales que daban fe de las brujerías al igual que los indígenas americanos. Pero la cultura europea estaba en plena transición y la medicina comenzaba a ser experimental: De este lado del Atlántico el antiguo hechicero se iba · despojando poco a poco de sus disfraces y elnwchis se transformó en la machis, es decir en la curandera conservadora del carácter 1;nágico de la medicina y refugio de los espíritus superstiCiosos. Cataplasmas y, ventosas alternaban con "tiradas de cuerito", clásico método de "quebrar" el empacho. Dentro de la terminología empleada por la medicina . popular infantil 'no había "enfermedad" más diagnosticada que el "empacho"; próximo a él y sobre todo en el primer año de vida el "mal de Simeón" y la "pata e' cabra" son denominaciones empleadas por las curanderas con bastante frecuencia para catalogar trastornos digestonutritivos. El empacho, dellatfn implagium (acción de llenar) ya se menciona en los versos de Bretón de los Hen·eros: "Turrón ... lo que quieras tú, no hay ninguno que me empache mazap¡ín, nieve, guirlache ... ...entra luego n relntar las gracias de los muchachos sus lombrices. sus t•mpachos su romper y su chillar.'' Desde el punto de vista conceptual el empacho es interpretado como un "asiento", una sustancia extraña que queda retenida en algún lugnr del aparato digestivo y que es necesario eliminar o "quebrar". Telémnco Susini en su tesis de doctorado del año 1879 "Contribucitln al estudio del empacho", al hacer una clasiflcución clfniea lo divide en empacho ngudo y crónico. destacando que el primero se pr·cscnta en los primeros meses de vida. ohscrv¡índosc el segundo después del primer ari(l. Adcnuís de usar la populnr numiohra ele despegar la piel. "timr el cucrito". a los lados de la columna vertebral y u la altura del nhtlomcn. se trntuba con purgantes. bmios calientes con mostnzas y emplastos. También erun populares el incienso y los polvos de buche de avestruz. Las viejas costumbres· se fueron relajnndo en uno y otro bando, se cometieron abusos y el nii'io fue el principal receptor de tal dcscomposici~n. st.l.abandono se. hizo frecuente. Aunque hubo en la !eg¡sfacton ro muna clausulas que rcconocfan a la patl'la potestad el derecho de abandonar al hijo en ciertas circunstancias, el cristianismo modificó completamente ese espíritu de posesión y lo considéró criminal. Fue a:;í que para reparur la vileza de unos existió el altruismo de otros. Muy pmnto npnrccieron en México y en Perú inslituciones que rccogicmn los niños abandonad.os y los huérfanos. siendo las nuís típicas las Casas de Exp6sitos. denominadas también lnclusus. La primera se creó en Lima en 1596. segú1r narra el padre Bernabé Cobo. ~a ele M~xico surgió~~~ 1?82 cuundo Pedro Lópcz fundo el hospt.t~l de la ,Eptlanrn. y arregló un departamento parn los !unos expos1tos. pero no se conoció su destino. En ese pms la verdadera Casa de Ex-
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Pediatría integl'al, fmnilin y conmnidnd
Rcsciin histórica de la pcdintría lntinonmerlcnnn Flg. 2-4. Un antiguo lorno rcfaccio· nado, que se.conservn en un convenCnnnclilas Dcscnlzns en Buc·
IO de
nos Aires,
P~.sit~s se innug;u·ó en -1776 a In llegada del arzobispo · E~~ C~Iombia lo~ nii1os abm1donados yacían en "La Gloueta , en el antiguo Hospital Sun Juan de Dios en la calle I2 ele Caracas. En Chile tomó estado público en 1758 con los bienes lcgud~s por el comerciunte vulcnciano Pedro Tisbe y Jus donuc1ones de su nlbaccn .luan Nicohís Aguirre. En 1761 ~ por Rcul Cédula de Carlos 111 se fund6 la C:a~:~ el~ Huérfanos, que cobijaba a nit1os lactantes que ~IVI.'ll.lJllllto a. sus amas de leche; había también una ¡¡al~t p.ua partuncntas vergonzantes y un tomo parn expóSitos. La C;!:;a de ExptÍ.~ito:; dl' Buenos Ail"l~s fue fundndu por el. Vtrrcy .luan José de Vérti~ d 14 de julio de 1779 a !)~(licio d<;l ent~HJccs procurador síndic1i general don ~·~~~.os .lo~e ,de Rtglos. ~1u7 en nota dirigida ni Virrey dcC,I.'I. .: ..que c,/1/re. la:\' f!.ub~¡~·as nc<·e.l·idade.\' que• padece•// clfa
Montevideo, en el Hospital de Caridad en noviembre de 1818. ' E~J Bras.il la primera providencia oficial de protección a los marg,lllados y n.bandonados la lleva a cabo la Metrópole en Rm 51e Jnnc1ro en 1693 y dos siglos después en 1738, RonHl? de Maltos Duarte inaugura la Roda dos Expostas, el pnmer asilo pam niños. ' PEDIATRÍA MODERNA
Influencia de los países europeos Y. c~e los Estados Unidos en In pediatría lattnoamet·icnna . E!~ nuestra 1\mét:icn, ?1 siglo XIX fue testigo del advcntmlen!o. de lus Unr~crstdadcs y con ellas el anumeccr de la m:~JCIIHI ncndémtca. Así surgieron las Facultades de M~d!cmu. :u?'IIS d!cdrus rundumentnlcs fueron Clínicu Mechen. Chmca Qlllrúrgicn y Obstetricia. , .. Por :•quello:; nñ?s: con la concepción de que el niño c1.1 un ,¡dulto en mmnllura,la enseñanza de sus cnfermedade~ ~staba d~ntro de los contenidos educacionales de la Chn!cu Médrca o de la Ctítcdra de Partos como se la denommaha entonces. La difusión de los descubrimientos bacteriológicos logrados en .Europa por Listcr, Erlich, Koch, P~stcur y Scml!l.elw~ts: su metodología científica y su pen¡;amicnto Cl"ltl~'(~, lll!lu_yer~)JJ Cll Ju lllCdicina )' especiuJmenle en la mech.~m.a mlantll, que dio origen n las urandcs escuelas pcdt~llncas europeas. ~ · La n11rnda. t.lc.los primeros pediatras de América LntiI_HI. ~~~tm•o dJI'I~Ida a esas notables escuelas pcdiátricas. so_b1c t1~do a. la ln~nc~sa y ~lla alc11~ana. que fueron los cillliC·J·l~t~s de l,ty~chntna lmmonmencun.a moderna y que la nutti~:I~)IJ pructJcamcntc desde sus comienzos. Entre otros. fueron los aportes ele l3retonncnu. Ribadeau-Du-
mas. Trousscnu, Marfan. Parrot, Hutinel, Hayem, padre de la hematologfa, Roger. Grancher y Comby en Francia; de Heubner, Keller, !\·loro, Pfaundler, Schlossmnnn, Czerny, Escherich, Hcnoch y Finkelstein en Alemania; de Cadogun. Armstrong y Marriot en Gran Bretaña: ele Von Rosen en Sut!cia; de Margan, Koplik y Jacobi en Estados Unidos; de Maragliano y Golghi en Italia y de Ramón y Cajnl, Marniion, Suíier, Benaventc y Mnrtinez Vargas en Espaíia, que básicamente enriquecieron a los profesionales de nuestro continente. Es recién alrededor de 1880, que en las Facultades de Medicina latinoamericanas comienznn a crearse las cátedras de Pediatría y de esta manera, al tomar individualidad y personalidad propia la enseñanza de la medicina infantil, se inician avances notables con relación al conocimiento de la crianza del niño, de los cuidados de su salud y de sus enfermedades. Se inauguran servicios de pediatría en hospitales genenlles y comienzan a funcionar los primeros hospitales pediátricos tomando como ejemplo el "Hopital des Enfants Malades", fundado en París en 1802, que fue el primer hospital dedicado exclusivamente n la internnción de niños. A partir de entonces, la medicina del niño y los pediatras comienzan a gannr espacio en forma continuada. No fue cnsual entonces que por ese sentido gregario que tienen los grupos humanos, en las primeras décadas del siglo XX se fueran crenndo las Sociedades Nacionales de Pediatría, que han cumplido hasta el momento actual una relevante labor científica en todos los países de América Latina. Iniciaron sus actividades en las cnpitales de cada país donde los pediatras realiznban reuniones periódicas, que consistían en In presentación de qbservaciones de interés clínico y muchas veces de pacientes con patologías excepcionales en ateneos anatomoclínicos. Así las cosas, fue ine\'Ítable la aparición de las primeras revistas científicas. hoy extendidas en todo el continente. Tal vez la primera publicación especializada editada en América Latina desde junio de 1889, aunque de manera precaria, haya sido la Re1·i.~ta de la Clínica de los Nilio.1· Polm•.1· que dirigía José Manuel de los Rfos, ilustre profesional y pionero de la ¡¡sistcncia infuntil venezolana. acompañado por Francisco A. Rísquez.. En 1897 se funda In Rel·ista del Hospital ele Nilios Dr. Rimrt!o Grr· tic:rrez en Buenos Aires. a la que se sum6. poco tiempo después una publicacidn señera. verdadero incunahle.los t\r'chi1•os Latinow11ericanos ele Pt•lliatría (fig. 2-5). Creada por cuatro grundes de lu pediatríu de América del Sur: Luis Morquio. de Montevideo. Gregorio Araoz. Alfaro, de Buenos Aires. Olinto de Olivcira, de Porto Alegre y Fcmández Figucirns. de Río de Janeiro, desde su aparición en marzo de 1905. marcó un hito en el periodismo científico latinoamericano. En el primer número quedó rcncjada la mentalidad y la concepción ele una pediatría total que definía a sus editores. Una intcresa111e crónica señala In importancia que los destacados pediatras de principios de siglo le daban. ya por entonces, a los gmndcs temas que hoy agrupamos dentro de la Pediatría Social. Y ele c6mo, no sohuncntc había que interesar a los poderes públicos. sino tnmbié!l d~~le difusión y participación a la comunidad en la soluCion de muchos de. los problemas de la patología infantil. Pasaron 25 años de intercambio científicopenüancnte entre América y Europa. a través de los_Archii'(Js Lati1U~m~lericmro.\· y paralelamente a In publichción que unía e mlormaha. se fueron desarrollando muchas de las So-
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ciedadcs Nacionales de Pediatrfa y junto a ¡ellas, nacieron del gran tronco común, varias revistas societarias que fueron sus herederas: Archivos Argentinos de Pediatría, Re1·ista Chilena de Pediarrfa, Joma/ de Pcdiatrfa de Brasil y Archil'O.I' de Pediatrfa del Umguay. A mediados uel siglo, las Asociaciones se fueron federal izando, se crearon Filiales en las ciudades principales de cada país, alcanzando el conjunto de ellas una dimensión nacional. En algunas, lns Filiales llegaron a ser tan numerosas que se hizo necesaria la Regionalización. A las revistas se agregaron normas de diagnóstico y tratamiento, boletines informativos, folletos, libros y los encuentros científicos aumentaron su frecuencia. Comenzaron las Jornadas y Congresos Regionales y Nacionales, con In participnción de pediatras destacados a nivel nacionnl, que Juego fueron representantes de sus países a nivel internacional. La culminación fue la organización de Congresos Internacionales de Pediatría en varias naciones latinoamericnnas, como el XII Congreso del año 1968 en México, el XIV Congreso en el año 1974 en Buenos Aires y en 1992, el número XX en Rfo de Janeiro. El11Uge de las especialidades pediátricas, significó la inicinción de los Comités, Secciones o Cnpftulos nacionales de estudios, del trabajo de Subcomisiones en temas específicos y con ellos la ampliación del campo de actividad de las Asociaciones. Simposios, Conferencias, Seminarios, Talleres y Cursos de perfeccionamiento enriquecieron la taren académica y significaron un avance importante en In nctualiznción de los pediatras latinoa-. mericanos. Varias Sociedades crearon Programas Nacionales de Actualización Pcdiátricn a Distancia y Consejos de Evaluación Profesional reconocidos oficialmente, que certifican y recerlifican al pediatra general y a las especialidades pediátricas para In obtención de títulos. Se fornmron bibliotecas especiulizudns para todo el equipo de Snlud pedi<ítrico, se crcnron becas de investigación y pcrtcccionamicnto, se otorgaron premios a los mejores trabajos cientíl1cos y en algunas sociedades surgieron Fundaciones tlue realizaron y realizan nccioncs de cducnci1ín para la salud en medios masivos de comunicaci
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~ ~.~ :~ ~!~?~ ~:.~.,: ~·:' ;:_:'':::" '.~~ ::~. •.•. ·~:"~'"'·'' ·:.~~;:::~~tii\~,;(;;;;;:.~~~::~f;, Fig, 2•5• l'nl1mln de t\rchil'lls l.minomlu•ric'mws tlt•l'l'llimrla. ~·uyn primcm cdkhín upm·eci1i en ubril de 1905.
l~rnpi.~t i1~~cnsivn nelmntnl y pedilítrica, y recibir nuevos t:OJ~octmlcntos de !lllmerosus profesionales, entre los que po~f.cmos mencJom•r u C. Smith, Hess, Lubchcnko Mctcoff. Barness, Wilkins, Gcllis, Oski Krugm·m' ~1·E: A~ery. K~ndig, Cuffey, Bchkmnn. We,hrle, Ush,er: SJiverm.m, Odell, Stern. Khms, Fanurof nurnelt y Taranta. ' , A~imisJ~lO, ~1~) qu~remos dcjur de seiinlnr la importan!~ YcomptomctJdn t.tren clesurrollnda por quien fuera Dir~ctor General de ~NICEF, James P. Grunt. En Jaactuahdad to?ns.lns Soc•:d~des esttín nfiliadus a In International Ped.mtnc Assoc1:•t•on (IPA) y u In Asociación Latinoamencana.dc Peduuria (ALAPE) fundudus en 1910 y 196J respect1vmnente. La obra nu~s trascendente de la pedimria lminonmcricana en este s1glo se ha cumplido u través de la atención de l~1 ~alud del nilio en dispensados, centros de s·tlud se~·vicJ~s d~ pediatría de hospitales genemles y h¿s~ita.' les. pcd!átr!cos; a tnl\'és de In docencia en las c¡ítedms ~m~ver~un:1ns cumpl!mentando el proceso de enseiianza·•plendJZaJe Yen In fecunda lnbor de lus Sociedades N·1• c1onales de Pediatría. · '
. Algu~10s. de. !os pri!1!eros Hospit!lles de Niños surgicJ~lll de J,¡ llunslormac1on de las nn11guas Casas de Expósitos o Casa~ Cunas y _otros se inaugumron directamente com? Hospitales Peduítricos. En México, Argentina v Bn!s1l en la segunda mitad del siglo XIX en Colombi·i Ch1le Y Uruguay al iniciarse el siglo XX nños más ta;.: de, en otros pnfses de América Latina . De.l~s naciones del continente tmnbién surgió la orgnmzn;JOn de la. Soci7dad Sudamericana de Pediatría, que l.lego ~~ orgmu.~nr s1~te Congresos Sudamericanos, que s~ realizaron smmltanenmente con Congresos Panamencanos. C!iiTord q. Grulee, uno de los fundadores de la Aca~le¡:uu Amcncunu de Pediatríu de los Estados Unidos, en JUIHO de 1930 y su pl'imer presiclente.Isane Abt. participaron e1! esos Congresos Panamericanos: Gnrlce tuvo la 1dcn de m:orporar.a los pediatrus de Centro y Sudamérica ~n una lntegr~1c16n que benefició a ambos grupos. Así se fueron orgamznndo en América Latina, los Capítulos ~le !t~ ~mene¡~~~ Acudemy of Pedin~rics. qu.e cumplieron. ,¡ p.uur~e In scgm~da guerrnmundml, umtlmportante labor de mtercnmb1o nacional y regional y de perfec-
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cionamiento, por intermedio de becas y pasanlfns para profesionales, en diferentes centros de alto nivel científico de los Estados Unidos. La adquisición de nuevos conocimientos nípidamente se vio renejada en el mejoramiento de la atención de los niños y de In organización de los Servicios de Pediatría y Neonatología de los distintos países. A ello debemos sumar la tarea realizada por los Comités de especialidades de la Academia, que aportaron normas de diagnóstico, tratamiento y prevención y recomendaciones periódicas para el mejor manejo de las patologías infantiles. Este modelo de los Comités de estudios fue asimilado por las distintas Sociedades Pediátricas Nacionales de América Latina y ha rendido importantes frutos. Uno de los ejemplos más demostrativos ha sido In labor del Comité de Enfennedades Infecciosas de la Academia, que a través del Red book o Libro Rojo, desde su ln edición en 1938 y después de más de 20 ediciones, sigue prestando enormes beneficios a los pediatras latinoamericanos. Asimismo, hnn sido trascendentes los aportes de reconocidas publicaciones cicntrticas. Entre ellas queremos destacar n Pediatrics, revista oficial de In Academia Americana, que desde principios de siglo ha nutrido a nuestros pediatras de los avances que se producían, al Year Book de Pediatrfa, que año tras aiio nos presentó una selección compendiada de In mejor bibliografía pediátricn del aiio, con comentarios de destacados colaboradores, en un volumen que llegó a ser verdadera obra de consulta y n las Clfnicas Pediátricas de Norteamérica que en volúmenes trimestrales, desde hace medio siglo, nos entrega temas actualizados exhaustivamente . Una mención especial para In Asociación Latinoamericana de Pediatría (ALAPE). En los Congresos Sudamericano, Panamericano Y. Nacional de 1960, llevados a Cabo en Caracas, Venezuela, los representantes de México y Guatemala manifestaron su inquietud de incorporarse al grupo sudamericano. La idea fue aceptada en forma unánime,.formándose una comisión permanente para estudiar una nueva organización y sus estatutos. Tendría carácter latinoamericano, reemplazaría a la original sudamericana y su sigla sería ALAP, siendo linulmente ALAPE por razones legales. Presidió la comisión Luis Guribny Gutiérrcz de México, en ese momento Rector de In Universidad de Gundnlajara, actuando como Secretario ~jccutivo Eduardo Urdanetn, de Venezuela y como representantes de otros ¡míses José Rmíl Vúsquez, de Argentina, Aldo Muggia, de Ecuador, Noé Hummín. de Perú. Aníbal Ariztia, de Chile y Alfonso Vurgns Rubiano y 1mís !urde Ernesto Plata Rueda, ambos de Colombia. El 1 de ugosto de 1963 en los Congresos de Pediatría de Quito, Ecuador, con la firma del Acta de Quito se concretó su creación, se aprobaron los estatutos y se eligió la primera Comisión Directiva que fue presidida por Luis Garibay Gutiérrez. Durante más de 30 años. la Asociación Latinoamericana de Pediatría ha desam)llado una importante tarea de acercamiento e intercambio científico entre las distintas Sociedades de Pediatría del continente, habiendo realizado diez Congresos en las principales ciudades de América Latina. El XI Congreso Latinoamericano se realiznní en Santiago de Chile en el mes de abril de 1998, donde será entregado por primera vez el Premio "Dr. Carlos Gianantonio" al mejor trabajo de Clínica Pedi<ítricn. Asimismo se han organizado en su seno numerosos Comités de estudios de ~espccialiclndes, que han influido
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en la ampliación de las actividades de la ~ociedad. Dadas las dificultades de la comunicación, se encuentra en estudio la Regionnliznción de ALAPE, sobre la base de cuatro Regiones: Cono Sur, Andina o Bolivariana, Centroamericana y México y el Caribe. En distintas épocas, dos Revistas científicas han sido sus órganos oficiales Acta Pedicítrica Latinoamericana que dirigió Lázaro Bennvides, de México y Criterio Pedidtrico que dirige actualmente J. Cnmnrena Bolaiios. En distintas épocas han ocupado la Presidencia de la Asociación, los Dres. E. Plata Rueda, de Colombia, José R. Vásquez y A. Cedrato de Argentina, E. Kasse Acta de República Dominicana, B. Schmidt y F. Olinto de Brasil, Enzo Dueñas de Cuba, S. Guerra Jiménez y J. Camarena Bolaños, de México y actualmente Julio Lorenzo, de Uruguay. En Europa están adheridas a ALAPE, las Sociedádes Española, Portuguesa e Italiana de Pediatr(a. Debemos mencionar también a la Sociedad Latinonmericnnu de Investigación Pediátrica -SLAIP- creada en In ciudad de Mendozn, Argentina, en 1962, que ha promovido en el continente el desarrollo de In investigación, estimulando In formación de investigadores jóvenes. Varios hitos deben ser señalados en esta proyección de más de cien años ele la moderna pediatría. PEDIATRÍA SOCIAL y PROTECCIÓN A LA INFANCIA A principios de siglo, las Instituciones de Protección a la Infancia y los Patronatos crearon lactarios, centros para inspecciones de nodrizus, institutos de puericultura y dispensarios de lnctuntes que fueron la reproducción de las "Gotas de leche" que entre otros organizara Pie1Te Budín, en París. En esa lfnca y siguiendo los conceptos de Luis Morquío, en 1927 se creó en Montevideo el Instituto Interamericano del Niño, organismo dependiente de In OEA. Los fundamentos técnicos de Jos dispensarios, modelos de atención primaria, siguen siendo válidos hoy· y contribuyeron significativamente n la disminución de las' tnsns de mortalidad infmllil, que entonces eran superiores al 300 por mil. En las décadus del 20 y del 30, lus diarreas y los llamados tmstornos nutritivos del lactante, fueron unn gran preocupución de los pediatras. Comcnz.ó el dcsaiTollo de la industria de la alimentación en la infancia: primero las diluciones de In leche de vaca: después las leches acidificadas, entre ellas el Babcurrc, por sólo nombnir una, descubierto por los holandeses: luego In leche albuminosa de Finkelstein y finalmente las leches modificadas actuales. Fue tanto el progreso que In industria se sobredimensionó y llegó a prcscribirse In lactancia artilicial,aun en las situaciones de normalidad, en los cuales In Jactancia natural erlt posible. Se generó una intropatologín preocupante, que hizo necesaria la organización de campañas de promoción del amamantamiento materno y hace nuís de veinte mios la aprobación por parte de la OMS, a la que se adhirieron lps Sociedades Nacionales de Pedintría. del Código de Etica de comerciulizaci6n de fónnulas infantiles. También han quedado en la historia las distrofias farimíceas del lactante. las inyecciones de leche tyndalizada y los abscesos de fijación para aumentar las defensas, las inyecciones de sangre intramuscular para tratar enfermedades alérgicas. la rehidratación con sueros subcut¡\neos
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Rcsciia histórica de In pcdlntrfa lntlnonmcrlcnnn
Pcdintl'{n inlegrnl, familia y comunidad
con la formación del tercer espacio y la punción del seno longitudinal a través de la fontanela anterior, que se realizó hasta la década de140. Ya no vemos las salas hospitalarias donde se internaban adultos y niños en la misma sala, ni las que estaban dedicadas a patologías especiales como las de difteria y tétanos, por ejemplo. Han desaparecido la seudopnnlli~is de Parrot y otrus munifesluci.ones clínicas de la sífilis connatal, el craneotabes y el rosario costal del raquitismo, las encías sangrantes del escorbuto y los síntomas oculares de hipovitaminosis A. Ya no diagnosticamos las graves ictericias del recién nacido por incompatibilidad Rh, que observábamos antes de la llegada de la exanguinotransfusión, las hidrocefalias incontrolables antes de las derivaciones del LCR, las secuelas de poliomielitis ... y tantas otras que sería muy largo enumerar. A la vacuna antivariólica iniciada por Jenner en el siglo XVIII, se sumaron otras y en el momento actual, con las nuevas vacunas, el capítulo de la prevención n través de las inmunizaciones ha tomado una dimensión impensada. A quien recona el tema de las enfermedades inmunoprevenibles por vacunas y lo compare con lo que sucedía a principios de siglo, no le será difkil comprobar los importantes cambios que se produjeron en la epidemiología de patologías como la difteria, el tétanos, la tos ferina y el sarampión. La llegada de las sulfamidas en 1935 y de los nntibió. ticos en 1942 modificó la historia natural de muchas enfermedades infecciosas en la infancia. La introducción de los corticosteroides, los avances, en la década del 50, de los métodos auxiliares de diagnóstico en el estudio del medio interno ·9 del estado ácido-base, produjeron un cambio en el manejo de Jos problemas metabólicos, en la atención del recién nacido prematuro y de bajo peso y en el control de las patologías neonatalcs y de todas las especialidades pedhítricas. La enfermedad diarreica aguda, una preocupación permanente de la pediatría de todas las épocas, ha sido controlada y el aporte de las sales de rehidratución oral para su tratamiento mostró un beneficio indiscutible. Hacia 1960, las investigaciones sobre fisiología obstétrica y perinallll, iniciadas en Montevideo (Uruguay), en el Centro Latinoamericano de Perinatologíu y Desarrollo Humano (CLAP) de OPS/OMS. que organizcí y dirigió dumnte nuís de un cuarto de siglo Roberto Caldeyro Burda. alcanznron enorme trnsccndencia y gmn difusitín internacional. Rdpiclamentc, estos estudios se vieron rcrJejados en el mejon1micnto de la atención obstétrica y nconatul de muchas maternidades y servicios de iJConatología de América LalÍiia. ~ En esa misma época, la insistencia de Florencio Escardó sobre los dmios que producía el hospitalismo y lu necesidad ele la internación conjunta efe la madre con su hijo. comenzó a ser implementado en los servicios hospitalarios. Además la "nurscry'' clásica de los Servicio:; de Neonatología comenzó a cucslionurse. Así nacieron los sectores ele alojamiento conjunto o "rooming in". donde el recién nacido se encuentra junto a su madre desde el momento del nacimiento. favoreciendo la formación del víneulomadre-hijo v la lactancia nliltcrna. · · Dentro de la literatura médica. desde fines del siglo pasado y en el trnnscurso de este siglo. algunos textos !u. vieron gran intluenciu en la formación de los pediatras de América Latinu.
Entre ellos, el Traité des maladies de l'enftmce de J. Grancher y J. Comby, editado en París y en el que participaron varios autores latinoamericanos; los tratados de las Enfermedades ,{e/ nilio de PfuundJe¡· y Schlossmann y de Enfermedades dellacta/lle de Heinrich Finkelstein, editados en Alemania; el 7httado de Pediatría de Guido Fanconi y A. Wallgren editado en Suiza y el Tratado de Pediatría de Waldo E. Nelson de los Estados Unidos. De autores latinoamericanos, debemos mencionar dos libros de excepción. El primero apareció en 1921 y en el curso de 40 años tuvo 8 ediciones, con más de 80 n1il ejemplares. Su autor Juan P. Garrahan, brillante docente, lo escribió con gran claridad de concepto y con lectura fácil y agradable. Poco a poco desplazó a Jos tratados clásicos. El segundo, editado en 1972,1Ien6 el espacio que había dejado vacante el libro Medicina Infamil de Garrahan. Su título Pediatrfa, lleva cuatro ediciones, está dirigido por Julio Meneghello, uno de los pediatras más destacados de nuestra América, al cual se ha sumado un número importante de relevantes pediatras. Hoy estamos publicando la 5" edición .. : Merece una profunda reflexión la evolución histórica de la atención de la salud del niño y la familia y el desequilibrio producido en la asistencia pediátrica, según los niveles de atención. En esta última mitad del siglo XX, la invasión permanente de nueva tecnología en los grandes centros urbanos, aunque no en forma uniforme, dio paso a un desarrollo espectacular de la alta complejidad. La perinntologfa, los avances en terapia intensivn pediátriea y neonatal, en nefrologín, cardiología, infectologra, endocrinología, oncología, trasplantes, genética, ·etcétera, muestran esos enormes progresos. Han sido tan avasnllantes, que hoy se ve con mucha claridad el desequilibrio producido. Por un lado. el niño enfermo y su tratamiento. en base a la alta tecnología, a veces usada sin la idoneidad debida y con la consiguiente iatrogenin. Por otro. el niño sano, la familia y su dinámica, In prevención y promoción de la salud.los aspectos psicosocialcs y lcgalc:;, es decir, el equivalente a la puericultura de Caron y Pinard de principios de siglo, que también demostró en las estadísticas su eficacia. En 197R. con la participación de lns uutmidacfcs de salud de todos los pníses del mundo, en la rcuni<Ín de ALMA-ATA. se intentó corregir ese desequilibrio bajo el lema "Salud parn todos en el mio 2000" y con la estrategia de "Atención primurin paru In salud" parn concretarla. Debemos destacar que yn antes de la reuni6n de ALMA-ATA. en algunos países de América Latina se habían desarrollado programas orientados u una concepción holística de In atención pediátrica. El Servicio Nacional de Salud de Chile, creado en 1952, fue un hito histórico relevante: asumió la responsabilidad !Otal de la atención matcrnoinfantil en un contexto sistémico. basado en la planificación y en la programación integrad¡¡ de salud n lo largo de todo el país. Estns se llevaron n cabo en los niveles hospitalarios y ambulatorios. pr(lycct<índose udcnuís a la comunidad. De la misma manera. la organización de In atencitín pccli:ítrica en la provincia argentina de Neuquén, Jos programas desarrollmlos en Costa Rica y Panmmí también con la participación de la comunidad. y la puesta en marcha de la mención de In salud infantil en Cuba hace rmís de 30 arios. con resultados cspecwculares en la disminución de
las tasas de mortalidad infantil y con una organización parecida a la de Chile, fueron realizaciones trnscende.ntes que es imprescin~ible señalar en honor a la verdad hr~tó rica. Nosotros mrsmos en la década del 70, en el Instituto Maternoinfantil de Lanús, un departamento del Gran Buenos Aires, llevamus a cabo una enorme tarea basada en esta estrategia, tanto en el campo asistencial como en el docente. En un hospital sin muros, nos proyectamos a la comunidad y nuestros pediatras residentes y el equipo de salud pediátrico, se nutrieron de sus enseñanzas y de sus costumbres y creencias. A pesar de In propuesta de ALMA-ATA y del apoyo permanente de OPS, OMS. y UNICEF, los desfnsnjes continuaron y todnvfa no existe una oferta moderna y de excelencia de cuidado primario, primordial o.prioritario, que ha quedado solamente en cuidado precano. También fueron notorios en este siglo los avances en la educación pediátrien de pregrado y posgrado. Los contenidos educacionales predominantemente biologistas y organicistas se enriquecieron con los psicológicos, intelectuales y sociales y con la concepción de equipo de salud pediátrieo, de In multidisciplina y de la interdisciplina. Sin embaroo, es necesaria una permanente reflexión sobre la actu~lización y la aplicación de estos contenidos, en especial en la educación que se imparte en las residencias pediátricas de posgrado y diferenciar la formación del pediatra del primer nivel de at!:!nción, del pediatra internista y del pediatra de las especialidades. Los avances logrados se reflejaron, aunque en muchos países no en la medida deseada, en la disminución de las tasas de mortalidad infantil y también en la aparición de la nueva morbilidad pediátrica del siglo XXI. Hoy, muchos niños no se mueren, pero quedan con ~e cuelas definitivas y, por ejemplo, el fantasma de In dr~ rrca de otro tiempo ha sido sustituido por la gran cantidad de accidentes (enfermedad nccidente) que los niños y adolescentes sufren en el hogar o en la vía públie~. Discapacidades motoras, secuelas de la prcmaturrdad. parálisis cerebral, déficit sensoriales (hiiloacusia, sordera, ceguera). violencia, abuso sexual, abandono, mnltr~ to, suicidio de adolescentes, adicciones. SIDA, trabu.Jo infantil, niños de la calle. trastornos genéticos, adopción, los derechos del niiio en las nuevas familias. trnstornos de aprendizaje. senín temas que el pediatra dcbení ahordnr con mucha frecuencia en el próximo siglo y los contenidos educacionales de prcgrado y posgrado que procramcn nuestras Universidades deberdn rcncjar esos cambios. Asimismo. In Educnción paru la Salud de nuestras comunidndcs scní también una prioridad que dcbcní avanzar desde el marco teórico a la práctica. Después de haber recorrido su historia. con las vicisitudes y cambios del :;iglo XX. podemos decir que !a pediatría actual es la que cuida y controla la salud pnmero y atiende In enfermedad después. Es la que incorpora In tomografín computariznda por un lado y rescata la figura de los abuelos por el otro, In que considera a la madre y recupera al padre como factores esenciales en. el desarrollo del niiio. la que detiene atentamente su mrrada ante los trastornos psicocmocionales de la sociedad actual, de tantos contrastes en muchas regiones de América Latina. Es la pcdintrín que integra def-initivamente como tarea fundamental la atención del adolescente: que nos devuelve la laetnncin materna y la internación conjunta madrehijo al mismo tiempo que realiza un tntsplantc. atiende un bebé de probeta. respeta la ecología. protege a la in-
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fancia de los factores ambientales y tien~ en. cuenta los aspectos éticos de In práctica profesional. . No debe existir ningún tipo de duda de que el médrco de familia y de cabecera del niño, desde su cor~eepción hasta el final de su crecimiento y desarrollo, ha srdo y seguin1 siendo el pediatra. Por eso decimos que In pedintrfa latinoamericana actual no es sólo cosa de pediatras y hablamos de equipo de salud, no es sólo cosa de medicina y hablamos de n~tri ción, de snnn convivencia~ de educación,de modcrmzación y cumplimiento de la nueva Convención de los Derechos del Niño y demás leyes sociales referidas a la madre y al niño; hablamos de economía y de programas de gobierno. Si nuestras falencias actuales consistieran sólo en la carencia de algunos aparatos, no serfnn tan graves. Nuestros problemas, más que de subdesarrollo son de inmadurez, y pot·lo tanto, de organiz~ción y de respeto a In organización. Cuando digo "pediatría posible',' para ~méri~~ ~atina no peso el dinero qu7 nos falla! smo la d1spos.!C.ron que tenemos para producrr un cambio antes que exJgu·lo. Los pediatras, como parle integrante ele ln.sociedad lntinonmcricana, podemos y debemos ser factor de cambio dentro de In comunidad. Ese cambio lo podemos efectuar de dos muncms. Por un Indo, a través de nuestra capacitáción y perfeccionamiento, cunlquiera que sea el lugar y el país del continente que habitemos. Por el otro, evaluando el acontecer pcdiátrico oficial, privado o de la .scgl~ridad social y acercando a los gobernantes nuestras mqutetudes. Hoy más que nunca se necesita el diálogo, In participación y comunicación permanentes y además, la constancia y fuerzas necesarias para conocer y hacer cono.cer! para aprender y enseñar, informar, evaluar y corregrr SI fuera necesario. Esa relación debe existir entre nosotros los pediatras, pero también con las autoridades encargadas de administrar eficazmente dichos conocimientos y tareas. En síntesis, la comunicación y la participación en la acción son indispen:mhles para poner en marcha, en forma coherente y racion:tl, toda esn rica teoría almacenada por aiios. Como lo hemos visto en esta resctia de lu pcdiatríu la· tinomnerieann. seg.1ín los ticmpos,los enfoques pcdhítricos.hun variado. Pero el espíritu de la pediatría, esa eonslantc de atender al nit1o y la familia en cualquier tiempo y lugm·. con prcocupncilSn, n;spommhilidad y profundo caririo, hacen a su permnnencw. ADDENDUM No sería completa una reseña histórica ele la pediatría latinoamericana si no seiinláramos In trascendencia que tuvieron en su desarrollo, lns Instituciones de Salud que cobijaron a sus niños. y los pediatras que Jos asistieron. desde lá segunda mitad del siglo XIX y a lo largo del siulo XX. con vocación. compromiso. inteligencia y respeto de los valores éticos. En el rescate de los nombres cst<Í el rescate de las ideas y del criterio eon que se enfocó cada idiosincrasia. Aspiramos ir c¡ue quienes necesiten profundizar en Jos caminos que la pediatría de cada país tomó en el cuidado de sus niños, puedan hacerlo desde la trayectoria de sus predecesores. En los no!nbre~ que destacamos los englobamos a todos. que sllencmsamcntc "caminando con los pies de los niiios''. siguen luchando
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Pediofi·fa iJÍtcgraÍ, fmnili~ y comunld~d Indicadores biodemog•·áncos y sociales
"por u!1 ~iño sano en un mundo mejor", porque "nada hay mns Importante que un niño".
Argentina Dres. M. Blancas, M. Herreru Vegas, A. Centeno, O. Araoz Alfnro, E.. Coni, M. Acuiia, P. de Elizalde, r. Schweizer·, J.C. Navarro, f•. YA. Lnrgufu, R. Cibils Aguirre, Florencia Escardó, J.P. G?rrahan, fosé Rivurola, J. Mnurin Navarro, C. Cometto, ~· Ortt~, J. Omco, J. M. Vnldés, A. Chattás, A. Segura, C. Munta~urrm, F. Menchnca, H. Noui, R. Kreutzer, N. Sbarrn, L.. Connt, J~. Murt?gh, J.R. Vasquez, J.M. Albores, A. Minujin, J. Noce111 Fassolmo y Carlos Gianantonio.
Bolivia Dres.' V.Abecia,J. Mendoza,M.Ascencio Villn~oel,N. Mornles_Ytllazón, N: Salinas Aramnyo, V. Sumos, N. Medrnno,J, Rnmtrez Achá, Vlllnrrenl, E. Hertzog, J. A. Osorio, R. Pacheco IlutTalde, J. Pereirn, P. Torres Bmcnmonte, E. Trigo Pizarra, c. Abela Dehez?· C. Femttino, Marra J. Snavedm, L. Hurtado Gomez, L. Peretm y O. Moseoso.
Brasil Ores. F. Franco de Mello, J. B. de Andrnda o Silva, da Rocha Mozarém, ~·J. Xavier, MJ.M. Durochcr ( J•rv purtern diplomada), J. Pcret~ Rego (Bnriio do Livradio), C. Costa, C.A. . M?ncorvo de Ftgueiredo, Baptistn, Cnmeiro, C. de Barata Rivetro, A. Fernandes Figueim, L. Gonzaga, J. Martinho da Rochn •. Gomes d~ Mallos, Pedro de Alcántara, L.P. Bnrbosn, A. Agumr, ~· Oh?to, N. Al?nno, L. Torres Bnrbosa, C. Perneua, R. More•r?, Ohnto de O!Jvciru, F. Ygnrtúa, D. Mnrtins Costa, C. H?fme1ster, Marra C. Mnriano da Rocha, Murtagilo Gcstei. ra, Cm~n, R. ~e Lama~, N. Barros, R. Mcnezes Martins, A. Magalhnes, Ehczer Audtfucc y F. Figucims. Clrile Ores. F. J. Tocornnl, Phillipi, Snnrn Cmz, Th. Amstmng. B. Saldes •. Scrvom, Roberto del Rfo, Luis Cnlvo Muckcnmt, A. Custodto Snnhuczn, L. Fuenznlida Bravo, Arturo Scroggic A Commentz. E. Cicnfucgos,J. Schwarzcnbcrg, R. Ortega A;un~ Y.o. P. Aruyn, Com. Mnycrs (In i"'" muJer pcdiulm}, Anibal Ariztm, A: Bnc1.:1 Goñ1, A. Stccgcr. J. Mcncghcllo y Hcinrich Finkclstcm. Colombia Drcs. A. Vargas Reyes. GJ. Cnstañedn.J. C. Mutis, M. Plutn Azucro, J. l. llarhcri, C. Torres Umnñn. M:lrqucz, lriurtc. Mont?yu. J. Cnn!ncho Cimnhn, E. Plnln Rucdn. J. K. Bonillo, L. CnllcJas. L. Cnsulln. C. E. Cnstillo y A. Vnrgns Ruhinno. Costa
Rica
~res. C. Saenz Herrcnt. R. Lorin Cortés. Pei1a Chavnrrfn. Luján y R. Hcnuindcz.
Cuba Ores. J. Gunno, JJ. Hcvin, J. Cristóbal Dunín y Bomls, A. Jover. Ang_cl Arr.uro Abnlli (padre de la pcdimria cubnnn), Mcslrc. J. Duenas Pnclo. O. Arostcgui. D. Madnn.lnclán, Victn, F. Hur111do, G~po Nacional de Pcdintrfn: E. Ouc1ias Gómez, S. Vnldés Martm,J. Jordnn Rodríguez. Blanco Rabassn, Luis Cordovn. M. Amador. R.L. Rivcron y L. Borholhm Vnchcr.
Ecuador Dres. C. Andrnde Marfn, Fn~sio, Estrada Coello, Arnujo, F. de 1cn.za Bustamnnte, Aldo Muggiu, A. Ceballos CmTión, P. ~nrnnJo, M. A. Buyos Valle, C.R. Sanchez, E. Prndo p., N. Espmo~n Román, L. F. Snnchez Astudillo, O. Arias, L. Estupiñnn, P. Vtll:unar, F. V:ísconez Román, F. Bnlmmondt:. México O~es. M. Torree:! la, M. Cárdenas de In Vego, M. Herrera, M. Dommguez, Mend¡zábnl, Alnreon, Escontría, R. AguiJar Pico J. Muñoz .Tumbull, R. Soto Allande, F. L6pez Ciares, el Mues~ tro Fedenco Gomez .snntos, L. Garibay Gutierrez, S. Frenk Freud, Lázaro Bennv1des, R. Ramos Gnlván, J. Craviouo, E. Jurado Gnrcf~, J. Barón F.,~· Valenzueln, J. Lozoya Solis, E. Dfaz del Castillo C:, G. Gordtllo, A. Garclida Chavarrfa, L. Velasco Cándano, H. Femández Varela.
Pauamá Ores. R Arce, E. Burgos, P. Nuñez, L. Benedetti, J.R. Esquive!, P. Vasco Nuñez, R. Crespo, C. Sousa Lennox, J. Vnllnrino, P. Moscoso, H. Cambrn de Vnreln (Iom pediatra panameña).
Paraguay Ores. Ludgero de Oliveirn Campos, B. Coronel, R. Odriosoln, J. Roy, O. Valenzuela de Franco Torres, J.C. Chenú-B.ordón •. ~- Gubetich, P. N. Ciancio Sarubi, M.A. Mnftiodo, c. Sanuvmgo, C.V. Ros, F. Vallejos, S. Baudo, M. Britez Caballero de Frutos, J. J. Bestard.
do, Pastor Oropeza, Lya Jmber de Coronil. E.S. Mendozn, E. Urda neta. C. Costilla. Otros países de América Ceutral Ores. Llcrcna, Cinnzalcz. Ramos. Peralta; en Be/ice: Dr. H. Ahmadiych; en El Sal1•atlor: Ores. Trigueros, M.A. Vilanobu, B. Montes; A.G. Funes, J. Cnlderón, N. Oínz Nuila, C. Lardé Allhés, R. Cáceres Bustnmnnte; en Guatemala: Ores. P. Molína Flores, C. Canosa, Moisés Bchar, O. Arroynve, G. Cnslmie· da, R. Montiel Hedges; en Hailf: Dr. J. Jenn llnptiste, en Holl· dums: Ores. R. Villedn Momles, O. Osorio.Contreras,J. Mar· tfnez Ordónez, C.M. Gáh·ez; en Nicamgua: Ores. O. Castillo, A. Cuadra, J. Gómez, R. Bolaños, A. Nuiiez; en Puerto Rica: Ores. R. Torres Pinedo, M. Álvarez Pngán. BIBLIOGRAFÍA Aguinr A,l\·!enezes Mnrtins R. Historia dn Pedintrin Bmsileiru. Sociedad Brnsileirn de Pediatría, 1996. Alonso D. Prof. Dr. Angel Anuro Aballi, Muestro de In Pedintrfn Cubana. La Habana, Cuba, 1977. Cardo Manínez (Belize), Tellería Guzmdn J. (Bolh·in}, Cnbrnl Sergio A. (Bmsil). Costa Marín T. (Brasil}, Serrnto Pinzón J. (Colombia), Her· nandez R. (Costa Rico), Du~ilns E. (Cuba), Vnrgns Nelson (Chile). Genmln Argentino (Dominicnnu}, Lcnin W.L.C. (Ecuador), J. René Vnrela S. (El Snlvndor), Moya M. (Espniln}, Madero L. (España). S. Lovo López (Honduras), Amniz Toledo CJ. (México). Salís J.E. (Nicnrngun), Bissot A. (Pnnnmá),Jimenez Jimmy Hnssel (Pnmguay). Benitez Lcite Stela (Pamguny), María J. Rojas Gabulli (Penl). G. Ginmbruno (UIUguny) M~za Benitez J. E.(\ enezueln), Gurda J.F. (Venezuela}. Mimeos. 1996. • Chattñs A, Edo JS, Cnslailos JA. Sociedad Argentina de Pediatría. Su 11 historia. 1911-1991.
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Perrí Ores .• Vnldés, Ahnennrn Butler, Ncuhnus, c. Krumdiek E., E. Gnrem Cnlderón, O. Lioso Ric~ets, M. Snlcedo F:o. H. Cnchny. J. Mon.tenegro, A. Mispiretn, O, Filo meno, M. Coppo. G. Morey. M. PrzmTo. O. Bollo, Hunnuín Noé, M. Salcedo, u. Loznno Scg.arrn, M. Oliveros, A. Mezu Cundrn, E. León Gnrda, Ego AgUJrrc, Su:írez.
CAPÍTULO 3
Indicadores biodemográficos y sociales JOSÉ M. UGARTE
Reptíblica Domi11ica11a Ores.~· Peguero. R. Mirundn, J. Jorge, M. Lebrón Saviiion, R. Smllmu. A. Hmlrigucz. V. Febles, V. Cholas, P. Pudovnni J A.l~nposo,IL Sarmiento, N. Calderón, JI. Mcndozn, E. Ka~s~ ~l'tn. N. de ~nto,tt.Aeru, T. G~nrticr Abreu, O. Bcrgcs.J. Pudtlln. J. Rodng11cz Htb, A. Kollrtc, R. Cruzudo, L. Guerrero, A. C:nsnnova. Huyd~c Rondon Súnchcz (1"" mujer Prcsidcnln Socrcdad de Pcdiutrín).
Uruguay Drcll. Luis Morquio. P.M. Castro, F. Soca, c. Pclfort, J.llonnbn. R. Berro, J.A. Bauzá. A. Cnrrau, W. Pinggio Garzón. J. Mnrcos, V~ Escardó y Annyn. Mnrfn Annand Ugón p Peno V Zcrbi~o, V. ~colpini. H. C. Bazznno, E. Pcluffo, Mnrfn L. Sal: ddn de Rodrtguez, J .A. Soto. J. Obes Pollcri. J. Lorenzo y Leal. R. Negro. A. Rnmón Guerra, R. Cnldciro Barcia, M. Gajcr. Vene:.uela Orcs. J.M. de los Rfos, Cárdenas, Villcgas Ruiz, G.H. Mnchudo, R. Delgado Rovuti, G. Barrera Moncndn, F. Castellanos. O. Tobar. H. Mcndez Cnstcl!nnos. A. Moto Solazar, E. F'igueron Perdomo. Pércz Cnrrcño. C. Ollolinn. P. Lobo, Vizcnrron-
INTRODUCCIÓN El conocimiento del nivel de snlud de la pohlnd
Factibilidad, entendida como la posihilidnd de obtener los datos necesarios para su cólculo. d) Conjiahilidad, es decir la verosimilitud de los duros por usar, en términos de su intcgridnd n cuhcrtum. Todos estos requisitos se cumplen en grado variable por los diferentes indicadores. lo que es una lirnitantc para su interpretación. Sin embargo. los errores dchidos n dcliciencias en el cumplimiento son de carácter sistemático, lo cuul es un inconveniente importanle para el estudio de tendencias en el tiempo. Las fuentes de obtención de los datos para el cálculo de los diferentes indicudores biodemogrñlicos son diversas. En términos generales. se obtienen de las publicaciones de 'los Ministerios de Salud, de los Institutos Nacionales de Estadística. dL•l Registro Civil así como de otro tipo de publicaciones que entreguen información rclacionadu con In sulud.
INDICADORES BIODEl'viOGRÁFICOS Los indicadores de salud son cocientes en los cuales el numerador indica In rrecuencin con que sucede el
Indicadores biodemográlicos y sociales 22
23
I>ediatríu integral, familia y comunidad
hecho cuya probabilidad de ocurrencia se desea conoc~r y el denominador, la población expuesta a dicho nes&o· El cociente obtenido se multiplica por una potencia de lO para darle una expresión en cifras enteras. El i1~dicador es llamado también tasa, dado que intenta medir la probabilidad de ocurrencia de hechos vitales tales como nacimientos, enft:rmcclades y muertes, los que se producen en forma continua en el tiempo y el lugar en que suceden los hechos registrados, tanto en el numerador como en el denominador, lo que permite su estudio en e[ tiempo. En términos globales, los indicadores incluyen a aquellos que se refieren a la probabilidad de ocurrencia de un hecho yital, relacionado con la población total, y que se denom!nan wsas generales; los que inciden en un grupo determmado de personas expuestas al riesgo reciben el nombre de tasas especfjicas. En el presente capítulo se hará referencia especial a los indicadores relacionados con la salud maternoinfantil. Tasa de natalidad general
Este cociente, que tiene un amplio uso, en realidad no mide la probabilidad de tener un hijo, sino que sólo exp~·esa el número de nacidos vivos que ocurren por mil habitantes en un perfodo y área determinados. Su utilidad reside en que, relacionado con la tasa de mortalidad ge~ .neral, se puede medir el crecimiento vegetativo de lapoblación. Su procedimiento de cálculo es:
No total de nacidos vivos en área y tiempos dados - - - - - - - - - - - - - - x 1.000 hnb. Población total a mitad de período en esa misma ¡ÍJ'ea y tiempo
Tasa de mortalidad ueouatal precoz
Suma de las tasas específicas de fecundidad multiplicada por la magnitud del intervalo de clase usado
x 1.000 mujeres 1.000 La importancia del conocimiento de estas tasas de nay fecu!1didad resid~ en el hecho de que su comparacJOn en el tiempo pernute conocer tnnto el porcentaje de crecimiento natural o vegetativo de la población como f':_cilitar ~a es.tiJ~Jación.~el númer? de niños en el primer ano de VIda, mformacwn que es Importante para los distintos programas de atención infantil. tali?~d
Con el propósito de conocer mejor ~1 riesgo de muerte en las primeras cuatr~ se.manas de v1da y alrede~lor d~l parto, se utilizan otros mchcac~ores de carácter mus refinado como la tasa de mortalidad neonatal precoz, que mide dicho riesgo en el período indicado y cuya fórmula de cálculo es la siguiente:
No de defunciones de menores ele 7 días en área y tiempo dados
x 1.000 nacidos vivos
N° de nacidos vivos en esa misma área y tiempo
Tasa de mortalidad infantil
El riesgo de morir del niño en el primer año de vida es más alto que en el resto de los años siguientes. El indicador de la probabilidad de muerte en este período se conoce con el nombre de tasa de mortalidad infantil, utilizado frecuentemente como una sei'ial del nivel de vida de la población, debido a la influencia que tienen los factores sociales, económicos, educacionales y otros, aparte de los de carácter médico propiamente tal. Su procedimien· to de cálculo es el siguiente: ·
No de defunciones de menores de 1 año en área y tiempo dados - - - - - - - - - - - - x -1..000 nacidos vivos N° de nacidos vivos en esa misma área y tiempo
.•
Dado que el riesgo de morir es diferente en el curso del primer aiio de vida, siendo mayor en los primeros meses, !a tasa de m01:talidud infuntil se desglosa en diversos penados en el pnmer aiio de vida, los que se de tullan a conrinunción.
Tasa de mortalidad perinalal
La tnsa de mortalidad pel'inatal es una estimación del riescro de muerte alrededor del nacimiento. Es una medida dril, tanto porque evita muchas de las _dificult~de.s que existen al determinar si un recién nac1do esta VIVO o muerto en el momento del parto, como tumbién debido al hecho de que las causas de mu~rte, en e~ últin;o trimesu~e del embarazo y durante los pruneros srete dms des~ues de él, son muy semejantes. por lo que es muy conveJ.Hcnte considerar a estos dos grupos como una sola entidad. Su fórmula de cálculo es la siguiente: N° de muertes fetales tnrdfas más las defunciones de 7 días en ¡Írea y tiempo dados - - - - - - - - - - - - x 1.000 nucidos vivos No de defunciones fetales tardías más el No de nacidos vivos en esa área y tiempo
Tasa específica de fecundidad por edad
ción más aproximad~ ncerca del estado dd salud del niiio menor, al ponderar el riesgo de morir del niño menor de S años. Su fórmula de cálculo es la siguiente: No de defunciones de menores de S mios en área y tiempo dados - - - - - - - - - - - - - x 1.000 nacidos vivos N° de nacidos vivos en esa misma área y tiempo Tasa de mortalidad matema
Esta tasa procura medir el riesgo de muerte a que están expuestas las mujeres embarazadas por causas propias de esta condición, como son las mnternas y puerperales. La confiubilidad de este indicador depende de lo difícil q"ue es conocer el nú!nero. ~e mujeres embara~a dus, recurriéndose a una estunac10n de ellas en funcrón del número de nacidos vivos. Su fórmula de cúlculo es la siguiente: N° de defunciones por causas del embarazo, parto y puerperio en úrea y tiempo dados
x 1.000 nacidos vivos
N" total de nacidos vivos en esa misma úrea y tiempo
CONFIAUILIDAD DE LOS INDICADORES
La con fiabilidad de los diversos indicadores biodemogrMicos pam determinar el nivel de salud de una pobl~ ción, en términos del valor c¡ue cxpresun, depende de ehversos factores que influyen de distinta manera en.los diferentes países. Estos factores son variables y no son de .carácter excluyente, y pueden, de una manera gencrul, cla~ificarsc en los siguientes grupos:
Tasa de mortalidad fetal
Este !ndicador procuru medir In probabilidad de que u~Hl muJer de u!1u edad ~eterminada tenga un hijo nacido VIVO !::U un pcnodo de llempn determinado. Esrus tasas se t·akulan pum grupos de edud quinquenales entre los 15 y 49 niios y se expre:mn por mil muje~·es _del grupo de edad corrcspontliente. Por ejemplo, este mciJcador paru las mujeres de 25 u 29 aiios se culcula de la siguiente maneru: · N" de nacidos vivos de mujeres de 25 a 29 mios de edad en ¡írea y
tiempo dndos - - - - - - - - - - - - - - x 1.000 mujeres N" de mujeres de 25 a 29 mios de edad existentes en csn área y tiempos dndos
Tasa global de fecundidad
Dado que es¡¡¡:; ta'lls dilicren para los distintos grupos de edad, se las resume en una tusa global de fecundidnd que. expresa el promedio de hijos que se espera que una muJer tenga durante su vida fértil. Su procedimiento de cÍIIculo es el siguiente:
Tasa de mortalidad uemwtal
Esta lnsu procura medir el riesgo de morir del recién nacido en !as prim~ras cuatro sem:mas ~le vida, dado que en es~ p~rwdo el nc:;go es mayor. deb1do ¡¡que lns caus.as prmcipalcs de l~lllerte, entre ellas las congénitas o las ligadas. u prematundnd, son nuís frel·uentes y graves. Su proecdnnicnto de c¡ílculo es el siguiente: N" de defunciones de ni1ios menores de 28 días en úrea
Esta tasa intenta medir el riesgo de morir untes del nacimiento. v su validez depende de la calidad e integridad del registro de las defunciones fetales. Su fcínnula de ctílt·ulo es la siguiente: N" de defunciones fetales - - - - - - - - - - - - - x 1.000 nacidos vivos N" de defunciones fcrnles mús N" de nacidos vivos
Conviene tener presente que se distinguen tres grupos
y tiempo dados x 1.000 nm:iclos vivos N" de nncidos vivos en esa misma :írea y tiempo
de defunciones fetales: las precoces (menos de 20 scma· nns de gestación), las intermedias (20 a 28 seJilaml~. de
gestación) v lus tardías (nHís de 28 scmmms de gcstncJOn). be csros ti·es grupos, :;6lo se conoce el tíltimo cuundo existe registro de este tipo de defuncio1!cs y_c_s. por lo t!lll· to. el que se emplea cuando es ncccsano _u11~1zar este upo de infonmtdcín en el c;ílculo de 11lgunos mchcadores.
Determinación tle los e.r¡mestos al riesgo
El requisiiU fundamentnl para que los indicadores ponderen la probabilidad de ocurrencia de un hecho es que el denominador de didw cucieme exprese la magnitud de los que en reulidud esuín expueslos al riesgo de ocurrenda de. ese hecho. A mane m de ejemplo, se puede indicar que lu tasa de natalidad general wm en el denominador la población total a miwd .del período ya que esrú sometida a un proceso de cambio durante el ailo. por lo que la magnitud indicada es In mejm· estimación de su tamaiio . para el cÍIIculo de la probabilicla~ buscada. Orro cnso es la tasa de mortalldncl materna. En ngor, · se dcb~ríu usar el mí mero de mujeres embarazadas, cifra imposible de conocer con exuctitud. por lo que se usa una csrimacitín de ella. en términos del mímero de nacidos vivos. por lo que :;u v_a!or es una subc~ainmci6n de grado variable de la prohah1hdad exacta.
Tasa de mortafitlad de 28 días a 11 meses ~~te in(~icad~r procura medir el riesgo de muerte del
rc_(.'lell n:!c1do VIVO en los 11 meses restantes del primer ano de vJdu. En gcnernl. su reducción es mtís ftícil. debido a que lns causns de muerte son de difcrcme tipo de las del grupo unterior.
Tasa de mortaliclatl ¡mn•ularia (TMMS)
En uiios recientes. Naciones Unidas. conmndo con el liderazgo de UNICEF. lm promovido la utilización del. indicador del epígrafe. que proporcionaría tina informu-
Calidad del registra tic los l~eclzos ¡•italcs
Este conjunto de fm:torcs afecta la integridad ·del regisrro de los hechos cuyn frecuencia se desea conocer, y depende. rumlamemalmente, tanto de la organiznci6n del
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Pediatría intcga·nl, rnmllin y comunfdnd
Indicadores biodemogl'áficos y sociales
sistema encargado de la recolección de los datos, como de la y~racidacl del dato requerido. Po1· ejemplo, el Registro Civ1l u otm organismo similar no tiene al mismo desarrollo en los diferentes países pm· diversas razones, lo que afecta el grado ele cobertura en la obtención de los c~atos requeridos. Otro fncto1· es la calidad y al mismo l1empo la verncidnd del dato proporcionado al organismo antes mencionado. Un porcentaje variable de los certificados de defunción se llenan sobre In base de información de testigos, por lo que In información referente a la causa de muerte no tiene una exactitud satisfactoria hecho que también se observa en los certificados ext;ndidos por médicos que muchas veces se limitan a la causa inmediata, sin proporcionar datos· sobre otras causas. Todos ~stos factores constituyen limitanles tanto para comparacmnes entre pa(ses como dentro de cndn uno de ellos, en los estu?ios de carácter longitudinal, ya que pueden ser correg1dos a t1·avés del tiempo.
Medició1t del nivel de salud Como y~ se dijo. los indicadores biodemogníficos procurm: med1r el n1vel de salud de la población. Sin embargo, SI se observa el comportamiento de ellos en el tiempo, se adviert~ la .gran variabilidad según el país, que en ~encr~l van d1smmuyenclo y con un diferente grado de mtensJdad. . La,compar~ción ~e este descen.so, que en principio indlcana un meJoramiento de los m veles de salud y de vida de In población, no indica una correlación sntisfactor~a_. ya.¡¡ue persisten factores como el grado de desnutriCIOn de In población, su bajo nivel educacional condiciones de vivienda deficientes, mal sanenmiento otros. Es-
y
tn discordancia se debe básicamente al mejommiento de la atención de salud, incluida la disponibilidad de nuevos elementos terapéuticos que han permitido un tratamiento más eficaz de diversas enfermedades. Ello ha determinado que en la actualidad se esté buscando un indicador ele canícter sintético. que englobe no sólo los factores de orden médico sino que incluya, con la debida ponderación. todos a9uellos que se han mencionado con el propósito de medtr más exacta y adecuadamente el nivel de salud de la población. Para ello, en años recientes ha surgido la necesidad de vulo!·ar las cm~di~iones de de~arrollo humano, concepto que mcluye a mchcudores conJuntos de crecimiento económico equitativo, desarmllo social eficaz y de acceso expedito a programas de cuidado integral de la salud.
Promoción de la salud en pediatría ROJ!ERT .I.IIAGGERTY
M. ZIAI. 1975
L~ prom?ción de In salud, término que abarca la prc-
v~ncton ~ctJva
as( como el mantenimiento de In salud, ha stdo elegtclo ~omo lítulo de estn sección por considerarlo clm¡ls nproptndo. No decimos mantenimiento de la salud porque implica t~na sitt!aci?n 1mis est¡íticn de In que vem~s en la mfnncm. Pcchntna preventiva es demasiado Jinu~n~tc. y pedintrfn prospeetivn o predictiva. términos ~~~~z¡~ mc.rorc~. no.~on de us~ ~onuln. Pero ct~ulquicrn que sc.t '·' dcnommac10n t]ue ullhcemos. las nc11vidadcs que tt:ularcmos en cstu sccci6n son nqucllus en lns que el pecharra n~rual insume cnsi la mil.ad de su tiempo. El pnmcr paso en In pmmocJt)n de la salud es conocer las enfermedades que deseamos prc,·enir. En tiempos pnsn~os. y aun a~tualmente en algunas punes del mundo. In mitad de los mños nncidos vivos mueren untes de llegnr a los 5 años. En estas situaciones, las enfermedades que pueden causnr In mucrrc son la preocupación principnl de
La prevenció11 de las enfermedades del adulto comiema en/a injallcia
DIDLIOGRAFfA Tnride M, ~osch M, Soto}~ Medinn E. Proposición mclodológicn pnrn el desarrollo de un md1ce de s.nlud. IV Jornadas Chilenns de Salud Pública, Facultad de Medicina Escuéla de Salud Pública Universidad de Chile, 1984. . · . '· Ugnrte JM. ~oses estnd(sticns de la investigación médico. Col. Monogmff~s BJOiógi.cas N" 10. Universidad de Chile, Imp. Universidad Cnlóhcn de Clule, Ed. 1958 y 1965. Ugnrtc JM. Evolución de algunos indicadores de salud. Chile, 19601980. Cua. Med. Soc. 1982: 23 (3):5-8. ~ Ugarle JM. Helcrogeneidnd de In silunción de salud en Chile. Cuad. Méd. Soc. 1978: 21 (4):5-14. Ugnne JM. Vnlor prediclivo de los indicadores de salud. Cuod. Méd. Soc. 1985:26 (1):19-29. UNICEF.Infonne Anual 1980. Nueva York, 1989. UNICEF. Status of the lnformntion Syslems in the Americas for follow-up of gonls for children. American Protemporn Sectorinl. UNI~EF TRACTRO: ln!erngency Coordlnntion. Bogotá, 1992. Wolld Hcnllh ~~:gamzauon. Manual of morlality nnulysis. Division of Hcnhh S!llllsllcs. Genevn, 1977.
CAPÍTUL04
"La i1¡(anciano es un .fin ,\·inn unmt•clio."
En la actualidad esta actitud se ha desmTOIIado rápidamente hasta el punto de que muchos piensan que la mala salud se debe enteramente n la mala atención médica o a la falta de ella. Las expectativas de la sociedad en cuanro a la atención médica han sido muy limitadas en otros tiempos y ahora son demasiado amplias. Muchos factores, además de la atención de la salud, contribuyen a ésta: vivienda, nutrición, medio, herencia y hábitos sanitarios. Gran parle del trabajo del médico en el consultorio en cuanto a promoción de la salud es educar a Jos niños y a sus familias acerca de las múltiples causas de enfermedad, la importancia de un estilo de vida sano y las limitaciones de la medicina curativa.
In mcdicinn. Pero en los Estndos Unidos, hoy por hoy,
n~cnos ele 1 cada 500 niños ha de morir durante In infan-
cm, una vez p~sado sin riesgos el período neonatal. Esra notable reducción de las muertes en la infancia durante el tíltimo siglo vuelve más importante y posible concentrar nuestros esfue~zos en aquellas enfermedades, discapacidades y molestms que. aunque no es probable que terminen en la muerte. lienen In capacidad de causar considembles sufrimientos y disfunciones. • El !nédico del consultorio de salud infantil debe estar cspecmlmenrc preocupado por la prevención de estas enfcnncch!dcs y. en consecuencia. por las actividades de pmmoc!tSn de la snlud. En otros tiempos. In mala salud y la mu~rl~. sobre todo en los primeros tiempos de la vidn. se ntnbumn a netos de Dios o a errores personales. y se ucepta?an ~on ciena ecuanimidad npoyada por In fe. En estas Sltu~cmnes,la atención médica tenía principalmente la finahdnd de lograr que el sufrimiento fuern menos intenso. Sólo en el siglo pasado se pensó que la atención médica podfa mejorar In salud. .
La infancia debe ser el comienzo de una vida adulta sana. El objetivo de la pediatría es mantener sano al individuo durante toda su yida, asf como durante la infancia. Por lo tanto, el pediatra deberá conocer bien los problemas de salud del adulto. Cuatro enfe1medades -cardiopatías, cáncer, golpes y accidentes- constituyen el 70% de las muertes entre los norteamericanos. Las enfermedades cardíacas, la artritis, el reumatismo, los problemas de cintura y de cadera, las enfermedades mentales y nerviosas y la hipertensión son responsables del 40% de las discapacidades no fatales en el adulto. Los problemas de conducta, el fracaso escolar y laboral, las discordias conyugales, los embarazos no deseados, las enfermedades venéreas y la violencia son causas principnles de disfunción en los adolescentes y los adultos. El pediatra, por lo tanto, deberá dar prioridad a lo que puede hacer durante la infancia para prevenir estas situaciones. Los factores principales que contribuyen a algunas de ellas han sido definidos razonablemente bien: para la enfermedad cardiovascular, sobrealimentación (especialmente grasa y colesterol), hipertensión, exceso de cigarrillo y poca actividad física; para el C!Íncer, excesivo consumo de tabaco, deficiencias y excesos nutricionales, y algunas exposiciones ocupacionules; pum los accidentes, alcoholismo, abuso de drogas, personalidad impulsivo. defectos de las ctuTcteras y de los diseños de automóviles. Muchos de estos factores son hábitos que tienen su origen en In infancia. Varios problemas de los adultos que no son fatales, pero sf frecuentes, tmnbién tienen su origen en la infancia, como In obesidad (que se correlaciona con varias enfermedades de la vida udulta). Por ejemplo, un estudio permitió demostrar que los lactantes rollizos a los 6 meses de edad tenfan tmís probabilidad de ser adultos obesos que los delgados. Nuestro éxito en educar a los niños para prevenir estos problemas no esl!í claramente demostrado, pero es un asunto que debe interesar al médico de niños. El riesgo de enfermedad en el adulto se debe también en parte a la herencia. En el futuro, la identificación de los individuos con riesgo genético de enfermedad, especialmente por exposición a ciertos riesgos del ambiente. sen\ una de las principales tareas del pediatra. Por ejemplo, si podemos identifícnr ul individuo con riesgo de cúncer de pulmón entre los que no se encuentran en el · mismo riesgo, es probable que podnmos persuadirlo de que no fume, con mayor éxito que los programas para combatir el cigarrillo en el nivel general. El papel y la eficiencia del médico personal en la prevención de estos problemas en la vida adulta son, eviden-
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temente, limitados. Pero la educación debe cbmenznr durante la infancia, con refuerzos en todo momento posible. Para el control efectivo de muchos de estos ~roblemas podemos aceptar cierto grado de control extremo, como la prohibición de conducir vehículos en estado de ebriedad y las leyes de seguridad en el tránsito para prevenir la enfermedad y la muerte. Parece probable que una combinación de la educación con la legislación pueda tener el mejor éxito para la corrección ele un estilo de vida insalubre. · . Éstos son algunos de los hechos de la infancia que tienen consecuencias sobre la salud más adelante, mucho después que el individuo ha dejado de ser un paciente del pediatra. Por lo tanto, es necesario abarcar un período mucho más prolongado de la salud del niño de la actualidad. Se trata de realizar durante la infancia aquellas cosas que promueven y mantienen la salud durante toda la vida. Esto es más difícil cuando se trata de enfermedades en las que transcurre un largo perfodo entre In causa y el efecto que en el caso de servicios preventivos como la vacuna antipoliomielftica, cuya eficacia es más fácil de demostrar de manera directa. Dado que el éxito de muchos servicios preventivos actuales, destinados como están a los problemas de la salud que nuestros pacientes pueden tener cuando llegan a adultos, no es inmediatamente visible pum el niño y sus padres, nuestro objetivo · preventivo es más difícil de lograr. El mejornmiento de la salud es un proceso prolongado. Se contribuirá a que los padres y los niños se fijen objetivos a largo término, desde muy temprnno, para logmr la convicción personal ncercn de las medidas preventivas y de un modo de vida sano. Aun ct!.tndo insistamos, esto es difícil de alcanzar, ya que debemos recordar que algunos objetivos a corto plazo, como las inmunizaciones, aunque son nuís fáciles de lograr, no siempre se cumplen lotalmente en ulgunos niños. En el intento de lograr objetivos a largo término no deben descuidarse los inmediatos. SERVICIOS DI~ PROMOCIÓN DE LA SALUD A comienzos de siglo, en los Estados Unidos los servicios preventivos se hnllnbnn separados de los curntivos, pnícticn que todavía se sigue en muchas partes del mundo. Los dcpartnmc.nros de salud proporcionaban atención ni niño sano. micntrus que las enfermedades eran atendidas por el médico particular o en el hospital. En los últimos 50 m1os,cn los Estudos Unidos se han unido los servicios curativos a los preventivos para el paciente privado, micntrus que para los menesterosos seguían separados hastu alrededor de 1960, cuando aparecieron los centros de salud vecinales, los programas para la infancia y la juventud y otros programas de salud amplios. Hay mucho que decir en favor de la integración de los servicios curativos y preventivos sobre una base individual, peró también tiene sus problemas. En un sistema que no esté basado en la población, nadie sabe quiénes los usan. mienlras que los servicios preventivos organizados por sepnrndo por 1íreas geogníficas permiten que se desarrollen programas que comprenden a aquellos que no recutTen voluntariamente a esos servicios. Como ocurre a menudo, cndu sistema liene sus desventajas y ninguno de ellos atiende al nuíximo ambos fines. En esta sección, partimos de lu base ele que un médico que actúa en un consultorio, o su equipo. proporcio-
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Indicndorcs biodcmográficos y sociales
Pediatría integral, familia y comunidad
na a uri grupo conocido de niños servicios curativos y preventivos eh el mismo local. Es útil tener una lista de pacientes para determinar en una población definida quién no ha recibido los servicios preventivos, con el objeto de identificar al paciente de alto riesgo y dedicarle una atención especial e iniciar contacto con estos pacientes. Rara vez constituye un problema el aspecto ético ele la búsqueda del paciente. Los recordatorios de la necesidad de una visita profiláctica al dentista hace tiempo que se han constituic)o en parte de la atención dental y muchas familias agradecen el interés demostrado por esta práctica. Creemos que, en el futuro, una de las funciones del departamento de salud será identificar a quienes no reciben atención, en la población en general, y en insistir en que lo hagan. Esto llevará a que se deseche la creencia del médico "a la caza" del paciente. Como ya lo dijimos, sin embargo, esto rara vez es un problema. PRINCIPIOS GENERALES
Será útil tener como base para los capítulos que siguen acerca de la promoción de la salud en edades específicas, algunos de nuestros principios y creencias generales sobre el tema. La promoción de la salud es una de las mayores prio. ridades. Se ha insistido sobre los límites de la medicina curativa. Esto torna más importante la tesis de que la promoción de la salud es la medicina del futuro. El punto principal en la atención de la salud del niño es el desarrollo de sus potencialidades por medio de la determinación de las vulnerabilidades y el empleo juicioso de los aspectos positivos de él y su familia. Creemos con Miller y col. (1974) "que la cuestión centml de la medicina actual es cómo hacer que la prevención de la enfermedad sea profesionalmente tan satisfactoria como su tratamiento". El estudio de la salud y las evaluaciones prospectivas en el niño difieren de los que se realizan en el adulto en lo siguiente: 1) en el adulto, dado que se ha consumido gran parte de su potencialidad, los objetivos de la prevención deben ser a plazos más cortos que en los niños, y muchas de las posibles opciones de la prevención han desaparecido por el paso del tiempo: 2) el estudio de In salud y las evaluaciones pcditítricns prospcctivas en un niño exigen que vayan acompañados del mismo estudio en los pudres que se encuentran en un nivel evolutivo muy diferente; por desgracia el estudio de los pacientes adultos no incluye, a menudo, la evaluación de sus hijos. La buena salud ffsica no es necesariamente el valor nHÍS elevado en los nilios, o dicho de otra manera, el precio de la salud ffsica puede ser demasiado alto en algunos casos. Por ejemplo, la obsesión por lo que se cree una dieta nutritiva, o el intento de evitar todas las infecciones o todos los riesgos, quita parte de la alegría de vivir. objetivo éste también importante. Como en todas las cosas, el objetivo debe ser el equilibrio. El médico, la familia y el niño. cuando éste tiene edad suficiente, dcbenín comentar los orjetivos de la salud. Éstos pueden variar de una familia a otra y de un médico a otro. Es prudente que el médico determine qué valores y expectativas tiene cada familia y que- haga un "contntto'' (no escrito) con ellos con respecto a lo que consideran el equilibrio adecuado, sin presionar a sus pacientes con sus propias creencias. Nos llaman la atención los recursos nutocorrcctivos de los niños y creemos que a veces se ha perjudicado en vez
ele beneficiar con el tratamiento ac.tivo de problemas tales como las variaciones normales en el proceso del crecimiento o la presencia de piernas arqueadas y la dependencia preescolar. Preferimos estar dispuestos a ayudar cuando se nos llame, conteniendo nuestro impulso de adelantarnos en ciertos casos. La humildad debe ser la base de la práctica. Debemos reconocer las grandes limitaciones de nuestros conocimientos sobre cómo guiar a tlll niño hacia la salud. Comparado con las demás fuerzas de la sociedad, el médico tiene relativamente pocas opciones para mantener y promover la salud. Esto es asf en parte a causa de factores biológicos invariables, en parte por falta de conocimiento de Jo que actúa, y en parte por las fuerzas sociales extraordinariamente poderosas ajenas a la atención de lasalud. La credibilidad nos exige que no ofrezcamos más de lo que podemos dar. Es tan importante la salud física como la psicológica. En la actualidad, muchos pediatras dedican gran parte de sus esfuerzos a orientar acerca de la conducta, el desarrollo, el juego,la escuela, la televisión y la educación sexual, más que a tratm·Ias enfermedades físicas. Así es como debe ser, dado que éstos son hoy los principales problemas de la infancia. Dado que todo lo que interfiera en el bienestar f(sico o mei1tal del niño debe preocupar al médico, tanto él como sus colegas pnramédicos deben estar preparados para ayudar u orientar, si bien reconociendo que hasta el momento no se ha determinado exactamente cómo cumplir estas tareas con resultados óptimos. El médico no tratará de solucionar los problemas ¡JOr sf solo. Sin embargo, un reciente estudio efectuadd' en Australia sugiere que el médico interesado y experto puede prevenir los problemas de conducta por medio de sesiones de orientación de 20 a 30 minutos, 2 veces por año, clurnnlc los mios preescolares. En este estudio controlado el grupo experimental de niños tuvo menos temores, perturbaciones del sueño o problemas con la alimentación, y mostró menor agresividad (Collen, 1976). El desarrollo de relaciones médico-pacientes constructivas es uno de los principales objetivos de las visitas de rutina, porque estas relaciones constituyen la herramienta m;ís importante para el diagnóstico y el tratamiento de los problemas del niño, sean ellos físicos o psicológicos. La continuidad y la coordinaci6n de la atendón, as( como su disponibilidad durante las enfermedades agudas. ayudarán a obtener esta relación. Tanto los pacientes como los médicos tienen necesidades emodonales: la neccsidnd de ser amado, la necesidad de éxitos, cte. Como en un matrimonio, no debe ser una de las partes la que lo dé todo. Considerar con tacto la conducta in·azomtble de los pacientes es tan importante como permitirles que se muestren francamente en desacuerdo con algunas acciones del médico. Las visitas de promoción de la salud deberán fortalecer la autoestima de los padrcs.y el niiio por medio de francas palabras de aprobación y elogio. Los padres desean y necesitan atención, reconocimiento e inrerés por s( mismos tanto como sus hijos. Si se los elogiu cumplinín mejor con su tarea y fortalecenín su propio yo. La depresión y olros problemas emocionales en los padres y en sus hijos son comunes. Deben ser cons idcrados por el pediatra porque los niños son a menudo una especie de "tarjeta de cntntda", aunque el paciente primario es el padre. Existen diferencins indh•idunlcs de rempcrumento entre los nilios y. si los padres comprenden esto. los ayudará mucho.
Cualquier terapéutica o cambio en el modo de vida de la familia, por lo menos en niños pequeños, debe ser logrado en gran parte a través de los padres, no del médico. Por lo tanto, es fundamental para el éxito la comprensión ele los sentimientos de In madre y del padre, su medio, sus valon:s y sus deseos. Se debe educar a los niños para que asuman mayor responsabilidad sobre su propia salud y para que apren'dan a utilizar convenientemente los servicios de salud. Cada visita es una oportunidad para enseñar actitudes que lo llevan a bastarse a sí m~smo, a disminuí~· ~u dependencia y a fomentar el uso raciOnal de los serVICIOS de salud. Los experimentos en que niños de 6 a 8 años van soJos a la consulta médica, dándoseles una copia de las indicaciones para los padres, son nuevas maneras de promover una mayor responsabilidad del paciente en la atención de su salud. El pago de los servicios de promoción de la salud es el tópico central para determinar cómo se prestan dichos servicios. Es preciso que ellos sean gratuitos en el momento de su empleo, aunque reconocemos que pocos los utilizarán por considerarlos innecesarios. (En la experiencia canadiense, este grupo representa solamente alrededor del 1% de la población.) Dado que el pago de honorarios parciales o totales en el momento de la prestación del servicio demuestra que limitan su empleo (especialmente tratándose de servicios preventivos), el sistema no arancelario en el momento de la atención parecerfa conveniente, ya que así tendría acceso a ella un 15 a 20% de los que no utilizan los servicios preventivos a causa de su costo. Creemos que una manera conveniente de organizar el pago anticipado consistiría en la organización de "programas" de atención preventiva. Un "programa básico" podr(a consistir en procedimientos comprobadamente útiles, por ejemplo inmunizaciones y ciertos estudios de detección. Estos deberían ser garantizados por la socielhtd para todos los niños. Algunos "programas mejorados" que constan de procedimientos prudentes, pero de valor no comprobado, podrían ser adquiridos por familias, grupos o compañfas de seguros si lo desean. En ellas se descartarían los métodos de valor cuestionable. Se deberían preparar proyectos especiales para evaluar nuevos procedimientos o aquellos cuyo valor es incierto. La mayoría de los pediatras desea usegumrse de que sus pacientes recibun servicios comprohadamcntc útiles. Si, como sociedad, debemos hace•· elecciones en virtud de nuestros recursos limitudos, h1 prioridad debe ser usegumrse de que todos los niños setm sometidos u procedímientos de valor "comprobado". y no que algunos gocen de las vcntujus de todos los métodos, aun los de vulor cuestionable, mientras que otros no puedan contar con ninguna de ellas. Nos sentimos menos seguros en recomendar servicios sin aranceles para la atenciór1 de todns las enfermedades que para los servicios preventivos, por elnbuso que de ellos pueden hacer los médicos o el paciente. Sin embargo, la experiencia ha demostrado que los niños no son los que usan con exceso los servicios de enfermedades, aun cuando éstos sean de fácil accesibilidad. Debemos reconocer que una minoría de la población emplea los servicios de manern despropordonadu, pero no neeesariamcntc inútil. En un estudio, el 15% de los niños utilizó el. 50% de los servicios. En nuestros estudios (Robertson y col., 1974). sin c.mburgo.la fácil accesibilidad de los ser~ vicios preventivos llevó a que disminuyeran las visitas por enfermedud. resultado ntlioso en nuestra opini6n.
Niño
Familia
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Comunidad
Potencialidades
Recursos
Vulnerabilidades
Enfermedades y problemas Acciones desarrolindns
Fig. 4-1. Esquema conceptual de In visita de promoción ele In snlud.
Además de financiar los servicios, muchos otros factores de organización determinan la prestación de esos servicios. El médico debe analizar la organización de su práctica y su propia personalidad y estilo en su consultorio, y tratar de evaluar el efecto que tiene sobre sus esfuerzos en la promoción de la salud. No existe un "programa" único de atención que convenga a todos los niiios. Podemos bosquejar un plan de la frecuencia de visitas a diferentes edades, y de los procedimientos por emplear, pero sólo se usnrú como gufa, modificada de acuerdo con las necesidades. Un primogénito prematuro, hijo de una madre adolescente soltera, tiene mayores necesidades de servicio que el segundo hijo de término de una familia que ha criado convenientemente a un primer hijo. Por medio de estudios se buscanín problcmus previamente no conocidos y para los cuales existen trutamicntos eficaces. ' La pcdiutrfu prospcctivn prepanmí al niño y a la familia para los hechos cierlos; es decir. las etapas del desarrollo, y puru los inciertos, o sea las crisis y otms tensiones. · Dadn su dcclicacitín al mantenimiento de In snlud, los estudios y In evaluncitín pcdiiltricu pruspectiva, el médico de niños es un profesmnal orientado hacia lns personas llmto como hncia los problemas. Como se ve en In figura 4-1, el pediatra se concentra en personas (el niño y su familia) más que en los problemas solamente. La promoción de In salud en el nitio es directa, pero difícil de alcanzar. La madre necesita una dicta fnvornblc durante In gcsrnción y una utcnchín pn:nntnl y obstétrica simple pero clicicll!c; los niilos ncccsilnn 111111 dicta mfnima pero ndccundtt-prcfcriblcmcn. te leche de' mmlrc en los primeros meses de In vida- con especial arcnci¡ín 11 :;us ncccsidndcs nutricicmales en el pcdodo del desrcte y poslerior n él. Precisan un medio rawnnblemcntc limpio con ¡¡[JUndancin de agua limpin: ncccsihm las inmuni7.aciones básica:> contra las cnfcrmeú¡tdc:> contagiosas comunes de la infancia. que deben ser rcnli7.ndns por v;¡cumls potcnrcs; requieren un trutnmicnto simple pero veloz, poco costoso y flícilmcntc accesible cuando csuín enfermos. y In posibilid11d real de ünn nípida derivación n cstublecimicntos Ó profesionales especiulizndos cunndo sen preciso. Neccsiwn una fnmilin c1llida y c¡¡ri-
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Vnlorcs, dc1·echos y riesgos del niño y de In fnmilia
Pcdiah·ía Integral, familia y comunidad
ñosa, y mejor aún con una seguridad económica mfnimn. Es prefenble que la familia sen reducida, con un intervalo generoso entre cada hijo (Wray, 1975).
A ~ste "programa básico" agregaríamos que los niños ncces1tnn una. relación continuada con un médico que t~1.1ga la cupuc!dnd de establecer un lazo con el padre y el hiJO y Ul~~ sociedad que trate de promover In salud. Los .nmos l?resentan problemas de muy diversa índole Yrequieren.di.ferentes enfoques para la promoción de la salud en d1stmtas edades. Este enfoque que tiene en cuenta la etapa de desarrollo es una de las diferentes claves e~tre la pediatría y otras ramas de In medicina. Existen ciei~os principios gufa para la promoción de la salud que no tienen en cuenta la edad, pero sí las necesi~a.des. Estos se ~e.scriben en In figura 4-l que es una gufa utll para cada v!s1tn. En un eje se obtendrá información acer.c~ de tres mveles de organización social: el niño, la fatmha y la comunidad. Para cada una de estas tres áreas se buscarán cuatro tipos de inforinnción: potencialidades, recu!·~os •. vulnerabilidades y enfermedades, y hay una secc1on fmal sobre las acciones tomadas por cada una de estas tres unidades sociales. Es útil mantener un sistema de registro que siga estas líneas, el cual no debe llenarse
en cada visita sino que puede servir como resumen que se completará periódicamente. BlnLIOGRAFfA
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CAPÍTULO 5
Valores, derechos y riesgos del niño y de la familia
·IJ
JORGE ROSSELOT
INTRODUCCIÓN
. Los problemas propios de la vida infnntll y familim· afectan n grupos definidos, que esllín en ciertos medios cxpucs!os ni eventual impucto del subdesurrollo socioeconórmco y cultural. usí como ni incremento demognífico ¡~c:lcrudo: Éste puede dificultnr el otorgamiento de sc1:VICIOS s.ocml.e;o;udecundos. incluidos Jos de índole snnitana. La s1tuacion mencionada determina riesgos que innuye_n en los procesos de crecimiento, desarrollo y reproduc.cJón. Y subsecuentemenle en las condiciones de salud Y btencstar posteriores del niño. del joven y del adulto. ConvenciOnalmente, se ha estimado que In fracción de 1~ población en referencia abarca todo un período generacJOnnl. ~~- <1ue se pu~d~ considerar que comienza en In concepcron, y se conunun durante el período embrionario Y fetal -etapa que corresp~nde n In época gestncionnl- y gue después .del parto pros1gue durante la infancia, la ninez. In ~d?lescencia y la juventud. Asf. se ciernt el ciclo y se conch?!ona la a~erturn de un ~uevo proceso amílogo. Los mnos y los J<\v~ncs nccc:;ltan protección especial, tan!o ~~~. los aspcc10s ltgndos u su adaptación armónica a 1:1 lmlllh.a y a la comuni~nd. co!n? en su preparación par,, L~na vrda que les perrmtn part1c1pnr con eficiencia en In soctednd. . En el deveni•: histórico, en épocas pasadas y con distintas co~t~otncJOnes gc~g~llticns. demográficas y étnicas. las d1ferentes colecttvtdades han asignado diversos
valores y prioridades a la promoción de las condiciones qu~ aseguren el bienestar integral del niño. lo que imperntlvmnente se r~J~ciona con el nivel de vida que puedan alcanzar las famllras, que es el entorno inmediato en el que transcurre la vida infantil. DECLARACIÓN DE I>ImECHOS HUMANOS
. Des~c In década del 20 se hnn registrado avances sigm~cauvos en la problemática reseñada, que se han con~oltdado en _fomm pr'?wesiva en los postulados de consenso colectivo. especificados en In Dec:laración de Derecho.~ Humc!nos. y que incluyen el otorgamiento de asistenc.m y cmdad~s espe.ciales durante el período de la mnt~rn!~nd Yen la mfancm. y un nivel de vida adecuado a In lmmh~, fo.~lentando.• como señaló la Constitución de la Orgmuzncton Ivlundml de la Snlud, In capacidad de 1•irir en armonfa con un mmu/o que cambia constantemente. ~l.des~tfío
que aun implica la atención satisfactoria de tnfancm se hnce explfcito en toda su magnitud al considerar que en In actualidad el volumen de la población menor.de 15 nños en América Latina alcnnzó a cerca de. 160 mtll?nes de habitantes, estim1índose el número correspondiente anual de nacimientos en 12 millones. . Por otra párte. cabe destacur que los riesgos se traduJeron en 1990 en tasas de mortalidad infantil del orden de 1~
47%o en Latinoamérica, en tanto que en Canadá y en Estados Unidos por vía de comparación, alcanzaron a 7 y 9%o, respectivamente. La Declaración de los Derechos Humanos ya mencionada. así como los pactos internacionales que desde 1973 la complementan en aspectos rehtlivos 11 derechos civiles, políticos, económicos y culturales, constituye el sustrato en que se fundamentan las posibilidades de que los niños y las familias tengan una mejor salud y gocen de un mayor bienestar. Ello, pese a las situaciones adversas actualmente existentes, según se indicará. DECLARACIÓN DE LOS DERECHOS DEL NIÑO
Los Derechos del Niño fueron inicialmente postulados en 1924 en Ginebra, con el patrocinio de la Unión Internacional de Protección de In Infancia. Éstos se han ido perfeccionando en forma sucesiva en ulteriores declaraciones, en Washington, D.C. (1930) y en Caracas (1942 y 1948). En estas últimas. se puso énfasis en la protección familiar y en la salud integral, respectivamente. A partir de la década del 50, se inicia una notoria expansión de las actividades y de los programas de bienestar infantil, contando con el apoyo de las Naciones Unidas y de sus organismos especializados, en particular de UNICEF. Esta institución. que se había creado hacia 1946 como una entidad integrada a la Agencia Internacional de Reconstrucción y Auxilio (UNNRA), para subvenir las necesidades de los niños en la .posguerra, se constituyó en 1953 en un organismo administrativo autónomo, con su denominación actual de Fondo de las Naciones Unidas para In Infancia. En aquella época empezó a codificarse la continua actividad que sobre la materia se estaba realizando en provecho de la infancia, hasta llegar el 20 de noviembre de 1959, en Nue\'a York, a In ProclamacirJn de los Derechos del Niiio cuyo texto, en atención a su trascendencia. se transcribe in extenso.
Principio 1 El niño disfrutará de todos los derechos enunciados en esta declurnción. Estos derechos scnín reconocidos a todos los niños sin excepción alguna ni distinción o discriminación por motivos de raza. color. sexo. idiomu. rcligi6n. opiniones políticas o de otra índole. origen nacional o social. posición económica. nacimiento u otra condición. ya sen del propio niño o de su familia .
Principio 2 El niño gozará de una protección especial y dispondrá de oportunidndes y servicios. dispensado todo ello por In ley y por otros medios. para que puedn desnn·ollnrse física, mental. moral. espiritual y socialmente en forma saludable y normal. así como en condiciones de libertad y dignidad. Al promulgar leyes con este fin. In consideración fundamental a que se atenderá será el interés superior del niño.
Principio 3 El niño tiene derecho desde su nacimiento a un nombre y n una nacionalidad.
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Principio 4 El niño debe gozar de los beneficios de la seguridad social. Tendrá derecho a crecer y desarrollarse en buena salud; con este fin deberá proporcionarse tanto n él como a su madrt!, cuidados especiales, incluso atención pr~natnl y posnntal. El niño tendrá derecho a disl'rutar ele alimentación, vivienda, recreo y servicios médicos adecuados.
Principio S El niño ffsica y mentalmente impedido o que sufra algún impedimento social debe recibir el tratamiento, la educación y el cuidado especial que requiere su caso particular.
Principio 6 El niño, para el pleno y armonioso desarrollo de su personalidad,necesita amor y comprensión. Siempre que sea posible, deberá crecer al amparo y bajo la responsabilidad de sus padres y, en todo caso, en un ambiente ele afecto y de seguridad moral y material; salvo circunstancias excepcionales, no deberá separarse al niño de corta edad de su madre. Ln sociedad y las autoridrides ptíblicas tendrán la obligación de cuidar, especialmente a los niños sin familia o que carezcan de medios adecuados de subsistencia. Para el mantenimiento de los hijos de familias numerosas conviene concede•· subsidios estatales o de otra índole. ·
Principio 7 El niño tiene derecho a recibir educación, que será gratuita y obligatoria por lo menos en las etapas elementales. Se le dará una educación que favorezca su cultura general y le permita, en condiciones de igualdnd de oportunidades. desarrollar sus aptitudes y su juicio individual. su sentido de responsabilidad moral y social. y llegar n ser un miembro (lti! de la sociedad. El interés superior del niño debe ser el principio rector de quienes tienen la rcsponsnbilidacl de su educación y orientación: dicha rcspommhilidad incumbe. en primer término, n sus pudres. El niño debe disfrutnr plenamente de juegos y rccreacione:;.los cuales dehcnín estar orientados hncin los tincs perseguidos por la cducuci6n: In sociedad y lns nutoridndes publicas se esforzarán po1· promover el goce de este derecho. ·
Principio 8 El niño debe. en todas tus circunstancias. figurar entre los primeros que reciban protección y socorro.
Principio 9 El niño debe ser protegido contra toda forma de abandono. cnteldnd y explotación. No será objeto de ningún tipo de trata. No deberá permitirse al niño trabajar antes de una edad mínima adecuada: en ningtín caso se le dedicaní ni
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Pediatría integral, familia y comunidad
se le permitirá que se dedique a ocupación o empleo alguno que pueda pe1judicar su salud, educación, impedir su desarrollo físico, mental o moral. Principio 10 El niño debe ser protegido contra las prácticas que puedan fomentar la discriminación racial, religiosa o de cualquier otra índole. Debe ser educado en un espíritu de comprensión, tolerancia, amistad entre Jos pueblos, paz y fraternidad universal, y con plena conciencia de que debe consagrar sus energías y aptitudes al se1vicio de sus semejantes. ··
Los principios en. referencia han sido divulgados extensamente y han constituido la fase inicial de un proceso de institucionalización progresiva de acuerdo con la cual los gobiernos han adquirido el compromiso de atender las necesidades de la infancia y de la niñez en concordancia con recomendaciones surgidas en el nivel internacional. LA INFANCIA Y LA JUVENTUD EN LA PLANIFICACIÓN GENERAL DEL DESARROLLO En coincidencia con la formulación, en la década del 60, de los planes globales de desarrollo económico-social por las Naciones Unidas, surgen oportunidades para una amplia promoción sanitaria, en la que se priorizan los programas de salud infantil y familiar. Muy apropiada, para llevar a cabo dicho cometido, fue la adopción del enfoque recomendado en la Conferencia Internacional de Bellagio, Italia ( 1-7 de abril de 1964), acerca de la necesidad de incorporar, para obtener una mayor eficacia, la atención de la infancia y la juventud a la planificación general del desarrollo. En un orden similar de ideas, cabe mencionar, por Jo que respecta a América Latina, la ejecución a partir del decenio de los 60, de cuatro sucesivos planes deccnales de salud, los que, orientados por la Oficina Sanitaria Pun~mcricana (_OPS/OMS). constituyen un renovado, cfic!sntc y co:Jtmuo apoyo pa_ra. los procesos de programacJon coonhnada de las actiVIdades de salud matcrnoinfantil en los países de Latinoamérica. y que se han prolon~ndo al incluirse en los propósitos de obtener la metu socwl, de consenso universal, de alcanzar la Salud para Todos en d A1io 2000. El esfuerzo mencionado, nunque persiste con idéntica magnitud. ha tenido resultados que se han visto rcstringid?s en épocas recientes, debido a que los grupos biosocmles mas vulnerables de la población se han visto afec~ados po~ la cris.is financ_icrn internacional y su ulterior e mequ1tat1vo rC!lJUSie socml acaecido en los últimos años. AÑO INTERNACIONAL DEL NIÑO Debe estimarse como una circunstancia favorable In proposición hecha por la Asamblea General de Naciones Unidas de proclamar 1979 como el Afio Internacional del Nilio. señnl<índosc que dicho evento. con el patrocinio de UNICEr. constituiría un estímulo para que los países fortalecieran sus programas de bienestar familiar, de acuerdo con sus prioridades nacionales. y teniendo presente el cumplimiento de las siguientes finalidades:
Conceptos y pl'lorldodcs en snlud fomilinr
n) Subrayar la relación que existe entre la salud, la educación, el bienestar dct·niño y el desarrollo socioeconómico, poniendo de relieve su futura participación en el mismo durante su juventud y en la vida adulta. b) Conceder la debida atención, no sólo al bienestar físico, sino también al desarrollo intelectunl, psicológico y social infantil. e) Destacar en especial la condición jurídica de los niños, para protegerlos contra todo tipo de negligencias, crueldad o explotación. d} Insistir en que se brinde especial asistencia a los niños desposeídos y en general a los que integran los grupos más vulnerables. En el curso de los años recientes se ha llevado a cabo una vasta labm· de información, análisis y divulgación en los niveles regionales y de los países, la cual ha servido para el estímulo del desarrollo de los programas pertinentes. Pese a dichos esfuerzos, los riesgos que continúa enfrentando el niño son aún innecesariamente elevados, ya que en gran medida pueden prevenirse. Ello se ha traducido en Latinoamérica en el deceso anual de cerca de l millón de niños con anterioridad al quinto año de vida, en desnutrición, y en general en el deterioro de la calidad de vida infantil y familiar. La problemática mencionada es la consecuencia, en gran medida, de su coexistencia frecuente con la pobreza cr~tica que se registra y cuyo control progresivo es imperativo. CONVENCIÓN DE LOS DERECHOS DEL NIÑO Y CUMBRE MUNDIÍU,. A FAVOR DE LA INFANCIA En noviembre de 1~89 se realizó en Nueva York, contando con el patrocmio ele UNICEF,la Conl'ención de los Det·eclws del Nilio, en la que purticiRaron 130 pafses. . En dicha reunión se procedió a actualizar el conjunto de recomendaciones de Naciones Unidas en torno a la protección del niño, dcstac;índose usimismo que la implementación de los nuevos derechos que se establecen es de responsabilidad de los gobiernos. teniendo presente lo dispuesto en los pactos intcn)acionalcs de derechos civiles, polrticos, económicos, sociales y culturales. Posteriormente, y en este contexto. el 30 de setiembre de 1990. en la Sede de las Naciones Unidas en Nueva York. se efectuó, con el auspicio de UNICEF.la Reunión Cumbre Mundial en favor de la infancia, en la que fue aprobada la Dcclarnción sobre la supervivenciu, la protección y el desarrollo del ni1io. El evento mencionado. al que asistieron 7 I jefes de estado y de gobierno, constituyó un compromiso sin precedentes de apoyo a la infancia, y se basó en una nueva ética que debe garantizar una máxima prioridad para atender los requerimientos de los niños. Con este motivo se formuló un Plan de Acción rigurosnmehle e!aborado. qu.e estableció objetivos y melas. los que debieran cumplirse de acuerdo con una estrategia a insertarse en el plan correspondiente al Cuarto Decenio de Naciones Unidas pura el Desarrollo ( 1990-2000). Entre los componentes esenciales del Plan se incluven los rel:úivos a la salud matemoinfantil y familiar. la nutrici6n.lu educación. la protección frente a la agresión del medio ambiente.la erradicación de la pobreza. y el apoyo necesario al niJio en situación especial, debido al abandono. maltrato. minusvalidez o porque presenta conducta antisocial.
Para llevar a cabo el Plan de Acción, se instó al cumplimiento, antes del niio 2000, entre otros, de los siguientes objetivos: -- Reducción n un tercio de las tasas de mortalidad ele los menores de 5 años. - Disminución a la mitad de las tasas actuales de mortalidad materna. - Disminución a la mitad de la desnutrición moderada y grave de los menores de 5 años. - Suministro de agua potable y provisión de saneamiento ambientnl básico a toda la familia. - Educación oportuna y accesible a todos los niños y reducción en un 50% de las tasas de analfabetismo. - Reconocimiento de las necesidades especiales de la mujer a lo largo de todo el ciclo vital. - Acceso a los servicios de atención prenatal, atención técnica de! parto y a la información en actividades de regulación de la fecundidad. - Divulgación educativa en materia de seguridad alimentaria doméstica a toda In familia, incluido el fomento de la lactancia materna. promoviéndose el amamantamiento hasta al menos Jos seis meses de vida del niño. - Institucionalización de la vigilancia y promoción del desarrollo infantil. - Vacunación del85% de los niños para controlar lns enfermedades inmunoprevenibles. - Protección de todos los niños en situación especial, incluidas las acciones soeinles y jurídicas que sean requeridas. - Compromiso en la divulgación de los principios y disposiciones de la Convención de los Derechos del Niño y evaluación permanente de las actividades cumplidas
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al respecto, incluido el apoyo internacional, según así procediera. Las metas mencionadas constituyen promedios interrcgionales, de modo que cacla país deberá considerarlas sólo como términos de referencia, debiendo adaptarlas u la realidad nacional de acuerdo con los problemas existentes y los recursos disponibles. En todo caso, el cumplimiento requiere el diseño de una estrategia intersectorial en la que se contemple el empleo de una tecnología apropiada, se ponderen las condiciones de especial riesgo y se concite la participación de la comunidad. BlllLIOGRAFÍA
Bnnco Mundlnl. Informe sobre el Desurrollo Mundial. Wlllihington, D.C. 1995. CELADE-UNICEP. Morlnlidnd en In Niilez. Unn base de datos nctun· lizndos. Santiago, Chile, 1995. CEPAL. Esludio Económico de América LnJinn 1995. Washington, D~IH~ . CEPAL. Panorama Social de América Lntinn. Snntingo, Chile. 1995. Fondo de lus Naciones Unidns para In Infancia. Ln infnncin y In juventud en In plnnilicaeión de desarrollo. Nueva York, 1964. Instituto lnlernmcricnno del Niilo. Los derechos del niño. Monlcvidco, 1961. Naciones Unidas. Convención da los Derechos del Niilo. Nueva York, 1989. . Orgnniznclón Mundial de In Snlud. Reunión lntenmcionnl de Atención Primnrin de In Snlud. ALMA-ATA 1978. Salud pnra todos N" l, 1978, Ginebra,l979. · Orgnniznciún Pnnnmericnnn de In Snlud. Cumbre Mundial en favor de la infnncin. Comité Coordinador lnterngcncinl pnrn los Américns. Washington, D.C. 1995. Organización Pnnmncricnnn de In Snlud. Las Condiciones de Sulud en las Américas. Publ. Cien!. N" 549. Washington, D.C. 1994.
CAPÍTULO 6
Conceptos y prioridades en salud fa1niliar JORGE ROSSELOT
INTRODUCCIÓN El logro de la meta (de consenso universal) de alcan;-.ar la Salud para Todos 1!11 ('{ Afio 2000, postulada en 1977 por la Organización Mundial de la Salud y refrendada en 1978 por las Naciones Unidas, está sujeto a la implcmenhtción de una estmtegia basada en la atención primaria de salud. El contexto mencionado tiene un rol primordial: concitar la participación activa de la comunidad y en particular de la familia, esta última en atención a que constituye el entorno biosocial tmís próximo e importante en que se promueve la salud de las personas. y en particular la del niño. Al respecto, cabe destacar, de acuerdo con el Dr. Halfdan Mahler, director emérito de la Organización Mundial de la Salud. que "sería difícil exagerar la importancia de l:1 familin pl\ra la salud y la felicidad de la generación actual Y de lns venideras. Sin familias sanas, no hay puc- · blll~ sanos. Sin embargo, ·en muchós lugares no se está hac1endo ni con mucho lo que sería necesario para dispensar a las familias cuidados adecuados de salud".
En los tíltimos años. se hnn cstndo obteniendo experiencias importantes, en orden a considcrnr In fumilin como unidad de salud, lo que implicn tanto un conocimiento epidemiohigico de rigor científico. como una atención individualizada y humanista de las pcnmnas.
CONCEPTO, VALORES Y DERECHOS DE LA FAMILIA
c'onccpto De aéucnlo con lns Naciones Unidas, y fundamentalmente en relación con la obtención de información censal, se postulan los siguientes distingos conceptuales: Familia: es la unidad psicosocial condicionnda por la conjunción de convivencia cmmín, consanguinidad e intimidad solidnria y socinlizuntc. Hogar: se refiere a una o más personas que conviven, cualquiera que sea su relación de parentesco, y que com· parten una vivienda (hogur-vivicnda) o alimentación y necesidades b¡\sicas comunes (hogar-unidad doméstica).
Conceptos y pl"ioridndes en salud fmnilim·
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En la práctica, los enfoques conceptuales mencionnd?s suelen ser a veces de diffcil delimitación, en reJaCIÓ~ con las diversas circunstancias en que deben ser aplicados. La fnmilin puede comprender una o más generaciones de !tcuerdo con las características de su ciclo biológico temendo p1:esente el c?ntexto socioeconómico y cultural correspondiente, prop1o de cada región, pa(s o sector geográfico. · En di~ha ~orma, el concepto de familia es esencial~ n;ente dmám!co y abare~ la~ etapas ligadas a su formaCIÓn, expansi~n, consohdac1ón, apertura y disolución. Sus características dependen de sus antecedentes étnicos y culturales y de la naturaleza del entorno ffsico socioeconómico y jurídico existente. ' Como resultado de los cnmbios continuos que se registrnn en los países, con referencia a su desarrollo global y de lo_s nuevos tipos de relación entre los factores de producción, la fisonomía de las familias tiende a modificarse, en lo que respecta al número de tipo de sus integrantes. A ello contribuye asimismo, y de un modo especial el proceso de modernización de las ciudades debido ~ subsecuentes pr?~esos de migración temporal' o permanente de l~s fam1has o de algunos de sus miembros, desde ~1 med1o rural. De este modo, se tiende a registrar una vanable p1:evalencia d~ familias nucleares constituidas por una ~~!dad gene:ac10nal, propia de las áreas urbanas ·Y de fam1has extendidas, que incluyen a más de una unidad generacional (proyección vertical) o n individuos de pnre1!t~sco cercano (proyección horizontal) y que se Jd<:nt1f1ca con grados restringidos de desarrollo comunitariO. En sfntesis, In familia como unidad básica de In socie_dad puede. considerarse un micros!stema muy dinámico en el qu~ se cumplen, entre otros Importantes procesos l?s reh1c1onados con las 1írens biológica, psicológica, so: cJOcultural. económica, educacional y afectiva.
y
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PecJintr(n lntegrnl, rnmllln y COillllllldnd
Algunas otra~ se si.enten inciertas y desanimadas de cara a ~u cometido, e mclusó en estado de duda o de i!!noranc!n con r~specto al significado último y a la verdad d7 In vrda f~nuh.nr y conyugal. Otras, en fin, a causa de d¡fere~tes Situaciones de injusticia, se ven impedidas para r~ahzar :ms derechos fundamentales. ~malmente •. cnbe destacar que en 1993 las Naciones Umdas patrocmnron el Año Internacional de In Familia, oportun!dad en que se analizó todo lo relacionado con la promoctón del bienestar familiar integral.
Ctlractl!r(sticas
Formación Expunsión Consolidación y nperturn Disolución
Nm•iazgo y matrimonio Nnc:imicntn y c:rianzn inicinl de los hijns Familia con niños cseolnres o ndolescenles, lmsln su abandono del hogar Ancinnidnd \' ,·iudez, hnstn el fin de In vidn de los
progenilores
In uh!nción prinmñ3.
DINÁMICA FAMILIAR En !n vida de las personas, como en In de las fnn~ilins se regtstran etapas, que en condiciones normales se su: cede~ ~rm?nicam~nte. Sin embargo, cabe señala; que la tran~!ct?n mtet;fásica, al implicar modificaciones en un equlltbrro previO, puede originar alteraciones significati~ns que s.e traducen. en situaciones de crisis,las que constituyen ctrcunstanc¡as que, al afectar a los individuos y a l~s familias, configura'! obstáculos en sus expectativas · vttales que ~uelen ser msuperables al no ser atendidas con oportumdnd y eficiencia, en particular en Jo que respecta a los niños. · Dichas consideraci.o~es son impo!'Íantes, ya que de este modo se pueden ongmar repercusiOnes inadecuadas en el funcionamiento f~milinr y e~ las actividades especfficns que l_as caractertznn y que mfluyen en el bienestar \' en 1~ .calidad de la salud de los integr1,1ntes de Jos grupÓs fnnuhares. . Es por ello ne:~snrio conocer tant~ la capacidad func~onal de. las famJ~tas como Jos mecanismos de apoyo de d1verso tiP? que tienden a fortalecerla, en los casos que así lo amenten.
Vnlorcs y derechos
~e a~uerdo con Erikson. hay que gu1ent~s etapas y caractet·{sticas en lo
Lns Naciones Unidas, en 1948, en lu Decfaracir111 de lo.\'Perc;chos Humanos, destacan en el artfculo 16.3 que
clos VItales {se ilustrnn en las tablns). ~ns _ct.upns de los ciclos vitales yn mencionados de cada md~v,1duo se ~clacionan con las de otros miembros de la fmmha ~ ~onllgurun de este modo In naturaleza de las etapas fmmll11rcs cuyas fisonomías se observan en las tnhlns 6-1 y 6-2.
h! lnrmhn ~s el elemento nnturul y fundamental de lusoC.'ICdad, Y l1cne derecho a In pmtcccil)n de la sociedad y artículo 25, que toda persona vida ndccua~lo, que le nseguJe, •.1s1 com? a su fmmha,la salud y el bienestar. y en espccl~l la _nl~mentación. el vestunrio, In vivienda, In asis~c.I~CI~ mediCa Y los servicios sociales necesarios, Tiene, •IStmlsmo,' de~·cch~ a los ~eguros en caso de desempleo. enfc~med,Jd. mvnh~lcz. vmdez, vejez u otros casos de pérd1da d~ sus mcd10s de subsistencia, por circunstancias 1ndcpcnchcntcs de su voluntad. P?r o~~a parte. en 1984 la Asamblea General de In Org_m~Jzaclon d~ los Estados Americanos estnbleció dispos~cmncs tendientes a proteger el bicncstnr económico-socm( Y el pr~greso cultural de sus integrantes. Pese a todo ~!lo, son evidentes los vados existentes al respecto y que ruc:ron hechos explícitos por :;u Santidad Juan Pablo U ni s~nalnr en In E~l~ortación Apostólica Familiaris Cons;JJ·tw. q~rc: la fnnuha, en los tiempos modernos, ha sufrido q~nz~ts com~ ninguna o!rn institución,Ja acometida de las u_ansformac10nes amplias, profundas y rápidas deJa so-· ctedad Y 1~ cultura. Muchas familias viven esta situación permaneciendo fieles a Jos valores que constituyen el fundamento de la institución familiar.
Ewpa
fuonlc: Horwilt, N. Floo:nzuno. R y l!in~
Etapas de los ciclos vitales individual y fnmiiÍar
~el Estado, y sc1inlan, en el t_1e1~c ~lcrccho a un ni~~~ de
Tabla 6-2. Etapas del ciclo familiar
distinguir las sireferente a los ci-
Esfems de funcionamiento familiar A.las famili~s .compete el cumplimiento de diversas funciones, en d1stmtos tipos de áreas; su logro adecuado Tabla 6-1. Etapas del ~·iclo l'ital indÍI'idual lnfnndn Niñez 1cmprnnu Nifiez consolidmln Esc:oluridud Adullo jo\'cn Adullonmduro Adullo lnrdCo
Adquisición de confinmm bñsicn Adquisición del scmido de uutonomfa Adquisición del sentido de iniciarh·a r\dquisicitln del scnlido dC' induslrialidml Adquisición del sen! ido de idcntidnd Adquisición del senlido de producli\"idnd Adquisición del sentido de integridad
-que es coincidente con las condiciones normales de In salud- se ve influido por diversos factores, sean éstos de tipo biodemognífico, socioeconómico, educacional o cultural. En dicho contexto, pasan a precisarse las esferas funcionales en referencia: Biológica: reproduccióil, crianza de los hijos, nutrición, protección de la salud y recreación de los integrantes. Psicológica: seguridad emocional. identidad de sus miembros, mnduración de la personalidad. protección psicológica, adaptación familiar y comunitario. Socioculmral: transferencia de valores, socialización y normas de comportamiento. Económica: adquisición y distribución de recursos, satisfacción de las necesidades básicas actuales y previstas a futuro. Educacio11al: promoción de conocimientos, habilidades y actitudes apropiadas, preparación para In vida adulta y parn la convi\"encia social. Afectiva: estímulo de vínculos de solidaridad a lo lat·go de todo el ciclo vital. La normalidad en el funcionamiento de las áreas mencionadas configura la esencia de lo que cabe calificar como óptimas condiciones de salud y bienestar de la familia. La ponderación de esta situación exige un enfoque pluridisciplinario. en torno tanto al control de las anomalías eventuales, como a la prevención de los riesgos pertinentes, y ni fomento adecuado de condiciones que se estimen fuvorables. Es por ello de singulur interés poder contar con índices prcdictorcs de In cnpacidad funcional de la familin. los que asimismo scnín de utilidad tanto en el mnncjo de las crisis familiares como en la utilizaci<Ín de hts redes de upoyo de la familia, cuando así proceda. Al respecto, cabe destacnr la importancia del indicador propuesto por Smilkstcin e idcntificudo como el APGAR Familiar. cU}'Os componentes, que se enumeran a continuación, ponderan por medio de preguntas específicas en entrevistas cul lwc, el gntdo de satisfacción y armonía existente en la vida familiar (tabla 6-3). El APGAR constituye, en síntesis, un instrumento útil para determinar si la familia es un recurso o si, por el contrario, constituye un impedimento para el logro de su normalidad. contribuyendo de este modo a la salud de ella. En la tabla 6-4 se señnlan los hechos nuís significativos, cuyu aparición condiciona las crisis normativas de superación nuís fácil. y que tienen un énfusis educativo. y lns crisis no normativas que implican, al ser de mayor severidad, una actitud de intervención. según sea el caso, propia de la psicoterapin individual o de la terapia familiar. Además de la capacidad resolutiva internn, c<).racterística de la fmnilia, es importante evaluar In calidad de la red externa de recursos. que implican un apoyo social. en particular en las condiciones de riesgo o de nnornalíns
Tabla 6-3. APGARfamiliar. Capacidadfuilcional de la familicl Capucidnd de u1ilizar recursos familiares y conmnitnrios pnrn resolver situaciones de crisis Capacidad de compartir lns problemus y cxplorur Participación l"ónnul;ts rcsolulivas Gradienle de cre- Cu¡mcidad de progrcsnr en lns elltpns del ciclo familiar en forma madura cimiento Cupncidad de demostrar cnriiio, preocupación y Afecto emociones pnra cudu miembro de la fnmilin Cnpacidad de insrnunentnlizur los rubros nnlcs Resolución mcncinnudos, compnrlicndo el concurso de cada miembro de ht fnmiliu
Adnplnbilídnd
rucnlc: Smílksteln, O. The fnmily APGAR: A 11mposal for n fnmíly funcliuns le
ya establecidas en la familia o en sus integrantes. De acuerdo con Smilkstein, un sistema de apoyo del tipo sugerido incluye los siguientes componentes básicos y sus cnracterfsticas: Sociabilidad: líneas abiertas de comunicación, en particular en familias extendidas, que comprenden amigos y organizaciones comunita!'ias. Cultura: participación de un sistema de conocimient{)s, normas y valores propios de un sistema étnico, ideológico o nacional. Religiosidad: creencias y vivencias trnscendentes que ordenan la propia vida, como asimismo permiten la incorporación a un grupo externo. Educachín: la adecuada pam comprender yPenfrentar los problemas existentes. Atención médica: preventiva y curativa, y accesible a la fnmília, para promover su salud. En circunstancias en las que exista un aislamiento social extremo, o situnciones étnicas o culturales especiales y deterioros sociocconómicos importantes, es mucho nuís difícil poder afrontar adecuadamente unn situación de crisis. Tal es el caso de las situaciones que caracterizan la extrema pobreza.
SALUD FAMILIAR La salud de la familia trasciende la adici
Tabhl 6-4. Crisis en la !"ida familiar Crisis 1w narllllllii"IIS
Crisisnoruwtil'cts
Adición N;tcimicnto del hijo Adupci6n · ,\hmuh>lll> Mucrlcs fumilian:s Pérdidas tic funchín Alcjmnicnln de lns hijos Cmnhin d~ .vwrm Camhio de cslilo de vida o de c1apas del ciclo vilnl o de cxpcclnlivns
Emhnrnzo no dc$cl\do Llegmla de parienlcs o nmigns no plan~;uht lkscrci<ín ck lns hijos 1h>$pil:tliz;¡d6n Sc¡mrm:icin o mucrlc de uno de los micmhw~ de la p;ucjn
t\kohnlismn. drogndkdtín, delincucncin. infid~lidnd. tlismi· nucitín o pérdidu del ingrcsn.
lud familiar es una interfase entre los procesos de salud de las personas y los cmTespondientes de la colectividad. En épocas recientes, se ha tendido a priorizar el enfoque de salud familiar, en particular en Jos aspectos atinentes al desarrollo de las actividades propias de la atención primaria. CONCEPTOS, COMPONENTES Y FACTORES CONI)ICIONANTES Concepto
La salud de la familia es el resultado de los factores internos, propios de la salud de sus integrantes, así como ~e los externos, característicos del entorno biosocial pertmente, y los que en su conjunto, en un proceso dinámico, mantienen la normalidad de las áreas de funcionamiento al interior de la familia. Componentes
Entre los componentes de la salud familiar cabe destacar los que se identifican con los factores genéticos, la reproducción humana, el crecimiento y el desarrollo de los hijos, la alimentación y la nutrición de todos los inte. gran tes, así como su protección frente a los agentes mórbidos, en particular los de índole ambiental,la asistencia médico-social de los adultos y de los ancianos y, fundamentalmente, la educación del grupo familiar y la promoción de su participación informada en el cuidado de su salud. Factm·cs condicionantes
La normalidad de la salud familiar está ligada a la posibilidad de subvenir sus requerimientos específicos, los que son multifacétíc.:os y de canícter intcrscctorial. Idénticas características tienen también las circunsll1ncias condicionantes de la salud de la familia, entre las que cabe mencionar las relacionadas con los panímctros que indican: . Medio ambic·n1e: geognífico, mctcorolcígico y ecológico. Fi.1·onmnía s~JCial: étnico-cultural, sociocconómica, labond y educacmnnl. Estructura y dindmica familiar: número, calidad biológica e interacción de los miembros. PROBLEMAS E INDICADORES DE SALUD
Estos rubros· deben analizarse sei'ialando explícitamente tmllo los que son de _índole individual y que pueden repercutir en la normalidad de la familia. como los que son propios de ésla. consideradu en sí misma como unidad epidcmiol<ígiea y de atención de ltt salud global. Problemas
Ellos corresponden a una amplia gama de afecciones que pueden presentar los integrantes de los grupos fa-
Conceptos y Jll'iol'idndcs en snlud fnmllinl'
miliares, priorizando los que impliquen mayores riesgos actuales o potenciales en el futuro, y los que ejercen su impacto durante el ciclo reproductivo, el desan·ollo infanta-juvenil, In actividad en la madurez adulta y en la adaptación física y psicosocial en el curso de la vejez. Al respecto, cabe destacar que existen problemas de salud que afectan al individuo en forma aparentemente exclusiva e independiente, como suele ocutTir en el caso de las enfermedades intercurrentes agudas, en tanto que en otros casos, en especial en Jos de fndole crónica, la interferencia familiar de Jos mismos es significativa. Finalmente, en ciertas ocasiones,los problemas existentes son originados por situaciones anómalas específicas de las familias, como ocurre en circunstancias de conflictos psicoemocionales, incluido el alcoholismo, la drogadicción, y las conductas violentas o delictivas; problemas socioeconómicos agudos en los casos de desempleo o subempleo, y jurídico-conyugales, tales como la gestación acaecida en las adolescentes solteras, la unión consensual, la disrupción familiar, y el abandono o maltrato de : Jos hijos. En todo caso, en cualquiera de las situaciones mencionadas siempre es fundamental pmceder al estudio global del funcionamiento de la familia. Un enfoque similar fue planteado en el curso de la' IV Reunión Internacional sobre la Mujer efectuada en Beijing, China, en 1995. Indicadm·cs Los indicadores en referencia pueden abordar as,)ectos relacionados tanto con In salud individual como con el bienestar global familiar. Asimismo, deberían ponderarse los factores ligados a la problemática de la provisión .· de los servicios asistenciales pertinentes. Los indicadores individuales son, en general, de índole indirecta, y tienden a evaluar la salud por la magnitud de los daños acaecidos -con el análisis de las tasas de morbimortaliclad e incapacidad- en particular en los grupos biológicamente nuís vulnerables y los que tienen mayor inlluencia en la salud integral del núcleo familiar. La utilizución de indicadores directos que expresen en términos positivos el desarrollo humuno puede traducir con mayor fidelidad el estado de la salud de cada miembro de la familia, y de ésta en su conjunto. Sin embargo. hasta la fecha. con excepción de evaluaciones no continuas del estado nutricional. dicho enfoque aún no se ha materializado suficienlementc. En lo referente a los indicadores globales que pcrmilen evaluar la sulud y el bienestar de la familia, ellos deberían poder identificar las alteraciones eventualmente existentes en torno al cumplimiento de las funciones de la familia, en las distintas áreas a las que se ha hecho referencia con anterioridad. tales como los grados de armonía familiar, de seguridnd emocional, de maduración de la personalidad. de sociabilización de los hijos. de aclquisid
so grado en su ciclo vital. El conocimiento de este hecho, que define .un ecosistema ;speciat,. ~s important~ ~a que sólo en su contexto debenan plamf1carse las actiVIda(!es integradas que se llevan a cabo, contando con expe(IJto acceso a los servicios de salud y a los afines de bienestar social. Se comprende el interés en promover ~studio~ pluridisciplinarios e intersectoriales, para prec1snr la mteracción de los indicadores de mayor relevancia y -de ser ello factible- en una etapa ulterior, configurar sobre la base de ellos, índices globalizadorcs que tendr(nn utilidad parn establecer el diagnóstico y materializar la atención de la salud y del bienestar familiar. PROGRAMAS DE SALUD FAMILIAR
En el período de los años 70, se inician en diversas regiones actividades de apoyo, principalmente bajo la responsabilidad de organismos especializados de Naciones Unidas, para el desarrollo en los países que lo precisaran, de la extensión de programas integrados de salud maternoinfantil y familiar. En Jo que respecta a Latinoamérica y el Caribe, dt~ran te la III Reunión de Ministros de Salud de las Améncas, llevada a cabo en Santiago de Chile, en 1972, fue aprobado el segundo Plan De~cenal de Salud Pertinente, donde se hace una recomendación específica en tomo a la salud familiar, y concretamente señala que: "Debe formularse una pol~ica intersectorial de protección a la familia, la maternidad y la infancia, en In que se incluyan aspectos relacionados con disposiciones que garanticen sus derechos cívicos y jurídicos, reglamentaciones que aseguren su protección económico-laboral; In promoció1~ en la niñez y en la juventud, de actividades de recreac1ón, educación y orientación vocacional. y en la que se considcrc·la ejecución de actividades programadas de salud maternoinfantil y bienestar familiar. El programa mencionado deberá obtener cobertura universal, eficiencia operativa y accesibilidad gcognífica, institucional y financiera". En 197:0, la Organizm:ión Mundial de la Salud convoC<Í, en su sede en Gincbru. a un grupo inlerdisciplinario de estudio. que annliztí en forma exhaustiva el marco de referencia correspondiente a la prohlcnuítica de la salud familiar, considerando con cspeciul relevancia los aspectos J'c)¡l<:ionados con el desarrollo y gesti6n de los programas pertinentes. La implementación coiTCspondientc se ha enriquecido mucho en los últimos aiios, habiéndose realizado importanles investigaciones.tanto epidemiológicas -referentes a los hechos biológicos miÍS característicos que ocurren en el ciclo vital familiar-. como operativas. en las que se destaca el carácter integrador e intcrsectorial que deben tener las acciones. sobre todo en los aspectos rcfetentes a la atención. Asimismo. se ha adverlido, en particular en Latinmunérica, un interés creciente por parte de los gobiernos y de las universidades de fortalecer el proceso de adiestramiento correspondiente en torno ni tema en referencia. C\llltando con um1 impol:tante l'olaborad6n de distintas organizaciones internacionales. debiendo citarse entre ellas las Organizaciones i'vlundial y Panamericana de la Salud. UN!CEF. el Fondo de Naciones Unidas pam ac1ividades de población. el Instituto Interamericano del NiJio,la Fundación W.K. Kcllog y la Federación Panamericana de Fal·ulludcs ele ivledicina.
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A la luz de las premisas expuestas, se lÍan desarrollado en la mayoría de los países de la región de las Américas, programas aplicados principalmente e1.1 el nivel de la atención primuria, cuya implementación ha sido progresiva, en atención a que se trata de una empresa de organización compleja, que debe ser desarrollada en etapas sucesivas, a medida que se dispone de financiamiento y de recursos humanos adiestrados. En el nivel de ejecución local, deben llevarse a cabo las siguientes actividades: a) Establecer un cronograma operacional, que conduzca a la materialización progresiva, en el contexto de los servicios de salud, de un proceso de sectorización geográfica, que permita la asignación del cuidado continuo de la salud de las familias residentes, a equi· pos sanitarios razonablemente estables. b) Aplicar las normas técnicas y administrativas que ·. permitan sistematizm· la implementación de lns actividades de salud familiar, incluidas las pertinentes del . proceso de evaluación. e) Fortalecer el proceso de educación de las familias, para lograr su participnción activa, promoviendo esencialmente el cuidado responsable de su salud y de la comunidad a que ellas pertenecen. el) Fomentar la colaboraci
Por otrn parte, cabe ~eiialar que en 1980 la Organizaci6n Pnnamericana de la Salud. al implementar la instrumcntacilin de las estmtcgias regionales, destinadns al logro de la salUd para todos el año2000, acordd que una de las principnl?s líneas d:J plan es el !omento y .dc~i.nTollo de polílicas mtersectonales que cstunulcn y lacJIJien la prestación de asistencia integral n In familia. Ello exige el examen crítico de las políticas y de la legislación actual correspondicnles. y la formulación de pautas para introducir las reformas necesarias que promuevan la salud y el bienestar social de la familia,los niños.l~s escolares y los jcívencs. Bllll.IOGitAJo'ÍA CEI't\L: Ln pnhn:;:a en A1111iricu l.:uinn: dim~nsiun~s y pnlí1ic:~s. EMu· dins e lllfnrmcs N" .'-1. S:nui;1gu de Chile. t!Jli5. Corpornci
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Pedintrfn integral, fmnilin y comnnldnd
El niño y In fnmilin en situución de riesgo biosocinl
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Plorcn~nno R Ycol.: Salud fmnilior. División Ciencias Médicas Oriente .. ·ncu tad de Medicina. Universidad de Chile, 1986. HofiwHz N, Florenzano R y Ringeling 1: fnmilin y snlud fnmilior Un en9~!f\1¡/~~~ la atención primaria. Bol. Of. Sunil. Panom: 1985;
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2000. Plnn de acción para In implementación de estrategias regiona-
les. Doc. Ofici:1l N" 119. Washington, D.C. 1982. Ro~sclot .J: S!tlud _fnmiliur: unu estrategin y un objetivo en In ntención t.nfmH!I prnnnnn. Rev. Chil. Pediatría. 1987; 58:337-45.
Smtlkstelll C?: The fnmily APGAR: a proposnl for a fmnilv functions ~~~Sn;n1,: ~~ ~~~.of fnmily prnctice. The Joumnl of FnmiÍy Praclici!.
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Su ~anti~lnd Juan Pnblo 11. Exhortación apostólica Familiaris Conso;~~~n~:f.~~sf~a Polrgloru Vmicuna. Santiago de Chile. Editorial snWorld Health Orgnnlzntion. Fmnily formntion paltems nnd henhh Genevn, 1976. · · World Henllh Orgonizacion: Women's henhh ond humnn rights. RJ Cook. Gcneva, 1994. •
CAPÍTULO 7
El niño y la familia en situación de riesgo biosocial JORGE ROSSELOT
INTRODUCCIÓN . El des~I!ollo nnnónico del niño y su adaptación a Jn ~tda fnmtlmr y comunitaria están relacionados con mt11ttples factores biológicos, socioeconómicos y culturales ' que ncttla~ en estrecha interdependencia. Cualqurer !~echo que .origine un impacto peyorativo puede deternunar condtciones de irregularidad en el trans.curso de 1~ vida infantojuvenil, que se proyectarán ulteno~mente SI en forma oportuna no se han realizado lus ncc!~nes de prevención, tratamiento, rehnbilitnci6n. educacton especutl y apoyo jur(dico tutelar, segtín corresponda. .. <;~nstituye ..u In luz d7 lus id~us expuestus, una respon~·~htl~dud técm~a y U!l t111pernt1vo ético, el proceder, de .JcueJ do con lus p_rem1sns expuestus, en concordancia con lns ~.crcchos .UniVl~rsales que nscguran ni niño una JlroIL'Cclon cxpccral. _Los d~tños de In snlud parvularin hnn experimentndo en anos rec1cntcs unn rcndcncin decreciente en su magnitud en la mayoría de los países de América Lutina y el Caribe. hec~lo que se ha traducido en un descenso de lus tasas !?er~mcntes de mortalidad, debido al control de In des• nu11rc1on y dc.lns secuelas de las enfermedades infeccios~t~ severas. Sm embargo, cabe ndvertir que dicha situnCion! aun c~undo puede ser válidn como reflejo de promcdt~s nactonales, no excluye In existencia de unn renlidad diferente en el ~ivcl de lns ñ~as marginales periurbm~ns y ru.ralcs, .debrdon unn restncta extensión de In col~~~.~~~r~ a~tslcncml. In que. suele ser discontinua y de cfic.tcl_n lnmtndu. Es nccesnrro, po1· ello. que en los años por \'Cntr se establczcnn prioridades rcnovudas que conlempl;•! la pro.tccción integral infantil y familiur, con el proposlto ~C: lomenlnr la calidad de la vidn de los menores supervrv1.c1;tes. Esto implicaní el obtener las más ndccun~ da~ condrc1~~es de salud pn.,·itil'tl.~ que pe•·mitan In udlip· ~~~1ón del !llllo a su entorno biosocinl próximo. Ln situaCIOI~ !ncncJonndu exiginl el desarrollo de programas cspectfJcos por llevarse n cabo en el contexto de planes de desmT~IIo global. en que pueda privilcgiarse la situación que cxtstn en medios de mayor carencia sociocultural y
afectiva, especialmente donde In pobreza cr(tica es prevnlente. ·
Collcepto El !nstitut? .Interamericano del Niño (IIN) en su Vocnbulnrto Mult1l!ngOe aceren de la terminologfn por utilizar en. la protecctón de los menores, los identifica como qmenes no ha!l al~nnza_do aún su plena capacidac,i desde el punto de VJsta_Jurfdtco y de participación social. La cd~d en que el!o ?curre flucrún. de acuerdo con lu Jegislnctó~ de. los dtstmt~s p~fse~: entre los 18 y Jos 21 años. P.m ot!l! p~rte. la mstJtllcJon antes mencionada define In sllltacum trregu/ar como aquello en la que se encuent!·a u~ menor, tanto cuando ha incurrido en un hecho un~lsocml como ct~undo afronta condiciones de peligro, de .1bandono mntcrml o moral. o padece de un déficit físico ~l. me1.1~nl que pu~de llegar a ser cliscupucitnnte. Dicha ·•~cpct~m. que se tncluye en el concepto actual de riesgo h1osocml: se amplía asimismo a los niños que no reciben el tratumrento: In. e~lucu~ión y los cuidados que corresponden a ~us mdtvJduahda~les. La concepción expuesta es lo, sufictet~tcm7~1te amplm como pura considerar que cst~nan en srtuac1on especial los niños cuvos derechos estipulados por Naciones Unidas. se encueñtr~n cercen~~ dos. En general. debe señ_n!nrse q~re In legislación pertinente de los pufses de Amertcn Lntma y el Caribe es disfmil. ~ceptánd_ose quc.ln esencia del proceso que caracteriza la m-e~ularrdud !'e~tde en~! severo deterioro o en In inexistencm c~c luturcrón farmlmr.lo que dctcnninaunn falta de protecctcín del menor y una alternción de su conducta. CARACTERÍSTICAS EPIDEMIOLÓGICAS Éstas están lign~ns tanto a factores congénitos. muc!Jns vec:s susceptibles de prevenir y que pueden condic!o•!nr. mmusva!(a física y social. como 1111omalfns de la dtnmmca de In lamilia y de su entorno. determinadas fre-
cuentemente por Jos hechos que caracterizan a In c11ltura
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CATEGORÍAS CLINICOSOCIALES ·
de la pobre::.a, tales como bajo ingreso económico, redu-
cido nivel de calificación laboral y educacional y deficiente organización social. En el centro de la génesis de la irregularidad se encuentra un medio familiar anómalo. en situación de crisis permanente, que genera altos índices de desprotección del menor, cuyas ne.cesidades se encuentran insatisfechas. Montenegro y Dahse en Chile han realizado investigaciones que caracterizan el proceso aludido, anotando que, entre otras variables. debe destacarse la pobreza, In cesantía, la inestabilidad laboral, la anormal situación conyugal (unión consensual o abandono} y la ausencia de figuras parentales en el hogar, ya sea porque los padres no se encuentran presentes o porque estándolo, no ejercen sus roles en forma adecuada. TIPOLOGÍA PSICOSOCIAL Ésta puede definirse teniendo presentes las siguientes variables. a) Educacionales, definidas por bajo nivel de escolaridad, unida a trastornos del aprendizaje, retmso escolar y deserción precoz de In escuela. b) Cognitiras, identificadas por retardo mema/ sociocultural que constituye unn deficiencia intelectual originada por condiciones ambientales negativas. e) Lingl/(sricas, las que suelen se¡· insuficientes para transmitir información que pem1ita un diálogo constructivo. d) Afectims y emocionah•s. que condicionan un desarrollo social inarmónico en el que predomina la desconfianza y la indiferencia. e) Vi1·enciales, traducidas en sentimientos de minusvalía personal. 1) De la conduc!CI, que determinan egocentrismo, acompañado de la búsqueda de gratificaciones inmediatas y de reacciones de conductu impredecible o exagerudn. Las características reseñndas pueden llegar u ser udaptntivas, como un medio de supervivencia a la inseguridad: tal puede ser el origen del abuso de ch'ogas como una for111a de escape u una realidad fnmiliar hostil e indiferente, como también el origen de netos agresivos que generan una conductu nmisocinl. MAGNITUD DEL PROHLEMA La diversidad en la apreciación conceptual antes mencionada y In tendencia evolutiva prolongada de los trastornos correspondientes dificultan el ponderar con precisión su severidad en términos de valorar su incidencia. Ello puede superarse parcialmente realizando investigaciones Jocnles de rigor científico que orienten hncia In probable realidad que existe en el nivel nacional. De ncucrdo con Montenegro y col .• en Chile, hnciu 1970, en un área periurhnna que contaba con un restricto nivel de vida, se comprobó la prevalencia de 39,9% de menores en situnció1~ irregulur, de los cuales el 6,47% eran menores con conducta antisocial, 33,4% se encontraban en necesidad de protección, estando el 15,4 y el 17.9% en situación de peligro social y emocionul, respectivumente.
Cabe señalar ni respecto que con frecuencia las categorías son interactuantes y pueden coexistir, hecho que tiene especial importancia en lo referente n su prevención y control. Deben distinguirse en esta materia los siguientes rubros patológicos: a) Minusl'(t/fa. Es un trastorno secundario a distintas afecciones congénitas, hereditarias o adquiridas, y que origina dificultades para cumplir roles en In sociedad. La minusvalía es la etapa de mayor severidad en una dinámica orgánica que se ha iniciado con un déficit, caracterizado por nnomalfas estructurales o funcionales a las que sucede la invalidez, que implica restricción parcial o total para realizar una actividad. Los agentes causnles están constituidos por afecciones de múltiple etiolog(a: alteraciones intelectuales, psicológicas, sensoriales, musculoesqueléticns y viscemles,lus que a su vez se han originado por daños de In snlud secundarios u factores hereditarios, congénitos, y lesiones ocurridas durante la vida fetal y/o período perinutal, o como resultado de secuelas de enfermedades infccciosus, desnutrición y accidentes. Es importante destacar que cuulquieJ'a de los tipos de minusvulíu reseñados pueden interactum· con otras circunstancias determinantes de irregularidad, tales como el abandono, el maltrato familiar y la conducta antisocial. Sin duda, en el tópico en amílisis tienen una especial gmvedad Jus minusvalías ligadas al retardo mental y n los déficit auditivos, visual y del lenguaje. El hecho de que en América Latina.entre el 6 y el 10% de la población infuntil necesitu utención especial por sus limitaciones de orden psíquico o físico, pone de manifiesto In magnitud del problema, que tiene mm proyección social, jurídica. económica, cultural y ufectivu. En efecto, el minusválido, por ser sujeto de derecho, debe ser protegido en su persona y en sus bienes, debiendo tenc1·se presente que u menudo ellos mismos pueden intervenir como autores y víctimas de delitos. Es necesario. por lo tanto. que los deficientes mentales queden sometidos a una normativa que debt: formar parte de la legislación especial de menores. En el :ímbito internacional este asunto ha sido contemplado en la Dcclaraci6n de Nuciones Unidas ( 1971) sobre los Derechos de los Deficientes Mentales. los que consagran la seguridad económica, el ejercicio de una nctividad útil. In convivencia en la familia propia o adoptiva, y en general el otorgnmiento de facilidades para participar en los distintos aspectos de la vida social. • b) Conducta antisocial. Esta incluye todas las manifestaciones de In conducta del menor contrarias a In ley penal. normas jurídkas. estilos de vida y escala de valore!; de la comunidad. La violación jurídica originada por el menor no es imputnble. debido a que éste no tiene plena conciencia de las consecuencias de su actuación, y por otra parte no· posee tumpoco capacidad de derecho. La imputabilidad del menor generalmente se ha establecido en la mayoría. de los países con posterioridad a los 18 año·s. existiendo sin embargo algunos medios en los que se contempla entre Jos 16 y los 1R años una etapa en que se analiza la capucidad de dis-
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Pcdiat¡·ía intcgrnl, familia y comunidad El niño y In familia en situación de riesgo biosocial
c.ernimiento y, de acuerdo con ésta, se procede a cali· f) Otras cmegorfas. Además de las ya mencionadas, es f1car el grado de punibilidad que corresponda. importante tener presente ·las que cuentan con una El .acto antisocial en sí interesa también porque etiología ligada a familias económicamente minusváconst1tuye un síntoma de que el niño o el joven se enlidas, o jurídicamente mal estructuradas, las que culcuentra en estado de peligro, y que es necesario adopminan en la separación ele los padres, que puede ser tar con premura medidnarse en el t1cmpo. Para ello es imPor otm parte. en el trustorno en referencia cabe inportante el mHílisis estricto de los programas realizados duir (¡IJ~lbi~r~ los delit~s s~xuules. en los que los despara proceder a su eventual reajuste. bordes JlcgrtJmos del mstmto sexual se traducen en En la formulación de un phm nacional de fomento del violencia o perversión. constituyendo liCios reprobabienestar integml de la minoridad, entre otros sectores a dos por la moml. En el rubro que se comenta se abarquienes compete una definida responsabilidncl, deben ca In. ~iolación. el incesto. el estupro. e! rupto. y así contemplarse lo~ Ministerios de Salird. Educación, GotnmbJen los abusos sexuales y la corTupcJón de menobierno Interior, Justicia y Planificación. En lo que resres. Los casos de delito se.xual pueden no afectar a vepecta a las acciones operativas mismas, éstas deben ser l'es a una persona en particular. sino que atentan conprogranwdas )' supcrvis&~das por instituciones gubernatra toda In sociedad. en cuanto representan un ultraje mentales o semiautónonws, lus que pueden delegar parte a las buenas costumbres. Por tí !timo, cabe serialar que de su quehacer en organismos no o11cinles. comúnmente l_os casos individuales de delitos sexuales ocurren prefilumrópicos o que ncllían en el interior de la comunidad ferentemente en los preadolesccntes. origimíndolcs y a menudo en su representación. trastornos psicopatológicos y de la vida afectiva. y En general, en América Latina y el C&~ribe práctica· so.n. ~·on frecuencia producidos pm integrantes ele famente todos los países han constituido instituciones de llllhas con francos msgos anormales que incluyen el coordinación. la mayoría de las veces ubicadas en el conakoholismo crónico. texto de la administración públic&~, y contando con dile-
rente posición jurídica, nivel de jerarquía, di~n~nsión presupuestaria y dota~ión de p~rsonal. Este ul~H~lo. es. un problema de gran unportancm, dada. la multtdtsctphnariedad e idoneidad que debe caractenzarlo. Al respecto, cabría referirse a 1<~ ~abor que cum¡~len la Subsecretaría del Menor y la Fanuha en la Argentrna; In Funda~ao Nacional do Bem-Estar do Menor en Brasil (FUNAEB); el Instituto Colombiano de Bie.nestar del Menor (ICBF) en Colombia; el Patronato Nac10nal de la Infancia en Costa Rica; el Servicio Nacional del Menor (SENAME) en Chile; el Instituto Nacio.nal para el ~iño y la Familia (INNF) en Ecuador; el S1stema Nac1onal para el Desarrollo Integra~ de la Famil_i~ (~I_F) en Mé~i co· el Instituto Panameno de Habihtacwn Espectal (IPHE) en Panamá; el Instituto N.a~ional de Asistencia y Promoción del Menor y la Fmmha (INAPROMEF) en Perú y los Consejos del Niño existentes en Uruguay y Venezuela. En general, las actividades que se realizan en el ámbito de las instituciones mencionadas incluyen, entre otras las siguientes: &~)
Prevención, orientada hacia aquellos casos en que In situación que presenta la fa~1ilia del nyenor .o el. medio social que la rodea constttuyan un nesgo mm mente para aquél. Las medidas adoptadas con este objeto deben apoyar la labor de la familia para ~bten~r el logro del desarrollo integral normal delmno, sm desarraigo de su ambiente familim·. b) Protección, destinada a la atención de aquellos menores cuya situación de riesgo tiene un marcado acento sociogénico, cbmo son los casos de orfandad, abandono y maltrato. e) Rehabilitución, responsable de la atención de aquellos menores que presentan deficiencias psíquicas o físicas, adenuís de alteraciones de In tuición. ti) Observación, diagnóstico y asesoría cuyo objetivo es prestar upoyo a los tribunales de menores, con el fin de sugerir al juez de menores la medida de atención nuís adécuuda en cada caso. El sistema jurídico, que tan importante papel dcscmpclin en lu protecciün de !u minoridad. est¡í basado por regla generul tanto en las disposiciones legales comunes estipuladas en distintos códigos. como en las relacionadus con lus nonimtivas establecidas en los Derechos de Menores y de Familia. En todo cuso, debe destacarse que la institución b¡ísica en materias jurídicas desde el punto de vista opcrucion:tl reside en el Tribunal y Juzgado de Menores, dependientes de In órbita judicial y teniendo responsabilidades de tutela, protección y reeducación. Sus actividades se realizan en coordinación con las Casas de Menores, establecimientos que cuentan con secciones ligudas con la Justicia y con otros sectores con responsabilidades en In protección del niño y de la familia. En todo el quehacer relacionado con las actividudcs jurídicas desempeña una labor singular el equipo pwfesiom¡l constituido por médicos pediatras, psiquiatrns, psicólogos y trabajndores sociales, quienes entre otrus funciones cumplen con la de orientur a las autoridadeli judiciales en la determinm:ión del grado de disc.:crnimicnln con que han actuado los menores, especialmente cuando han realizado netos antisociales. Cabe sellulur que In imputabilidad penal tiene en los distintos países de América Latina una diversa conccptunlizadón, como ya se señaló anteriormente.
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De acuerdo con el diagnóstico realizado' en las casas de menores éstos pueden ser remitidos al tribunal pertincnic para que se promueva la rea?aptación del niño según corresponda en centros especmles o fuera c!e ?llos, aplicando el sistema de la li11ertad vigilada. Asumsmo, en los casos que así lo ameriten, las funciones de tratamiento y rehabilitación, principalmente ~~~ casos de retraso mental y sensorial avanzados, precrsan de centros ad lwc de apoyo y de protecció!l de discapacitados .. En otras ocasiones, el menor es envmdo a centros de etudado diurno, a hogares sustitutos o entregados en adopción. Este último sistema es de singular importancia y ha evolucionado significativamente a lo largo del tiempo, tanto en lo que respecta a su concepción con~o a las bases de su gestión. Sin duda, la adopción conslltuye uno de los más importantes recursos de protección y de apoyo social del menor, y está destinado a proporcionar un hogar a los niños que no lo tienen o que carecc:n en él de una tuición satisfactoria. La adopción se rige por disposiciones jurídicas .variables en los distintos países y que tienden a garanttzar la eficacia del procedimiento utilizado, estableciendo requisitos que deben cumplirse. Así, los adoptantes deben ser mayores de 25 y menores de 60 años y deben tener 20 años de diferencia con el menor adoptado, cuyos derechos son diferentes de acuerdo con la legislación vigente, pudiendo ser permanentes e i~tegrales e1i los casos de adopción plena, o transitorios e mcompletos en la adopción simple. Finalmente, cabe enfatizar que de acuerdo con la di mímica de In morbilidad en situaciÓIJ¡.de riesgo y en lo que ataiie a su génesis, es imperativa la adopción de programas que tiendan a otorgar ~ontinuidad al ~~mento d~l bienestar y de lu salud del mño y de la fnm1ha. C:on dicho propósito, en los países latinoamcrica!los,¡)llrtrcula~· mentc en los últimos años, se han extcnd1do y fortalecido redes de apoyo S(Jciul que benefician a los hogares mismos en l'ónnu directa o a través de instituciones intermedias que proveen cuidado infantil. Tal es el caso de centros educativos, de rccreaci6n, de promoción alimcnturiu o de índole m•ís nmpliu que incluyen los jardines infm;tilcs. en los que se cumplen funciones biológi~as, de formación de luíbitos, educntivns, de estímulo pslcosocial y de convivencia. Todas lus acciones expuestas, pum que tengan elkacia, deben estar debidamente pmgrmnadas e inserlas en planes de desarrollo social indicativo, en t¡ue se ~oordi nen lns acciones que competen ni Estmlo en sus d1versos niveles con las prívndas, princip.al!ncr~tc con las. exister~ tes en distritos y comunas. pnvllegrando el lm1alcctmiento jurídico y socioecomímico, y fundamentando conductas solidarias y éticas.
IIIIII.IOGRAFÍA CEPA L. ,\ilu hnl.'rn:ll:innnl•l•· lns Íllllll:didus. Sl.'n·idn1lc tnrurnmcilin N" J:l2. S:uui:•gu. t•JH:!. • . . . . Curlés JE: c:mtch:riMio:a~ Jl''''UMII:ralc~ del mcnnr en ~llnn.:n\n rrrcgu· lar. llul. lnM.Inll.'r. dd Ni1i11 11Jll7: 11-::!1. Cml'illhl J. De Lil·:mli•· EH. llird1 ltG: Nulriliun ¡!rowlh :utd ncu· roilllcgr;Hivc dcn~h•IHll•'lll.l'cdintrk~ 1966: Jl\:Jt9. Dahsc F: SillmCillll d.:l niilu de la rnmili:l puhrc. ml.'iiSII !le Chile. UNICEl'. S:uningo, 191!2. . .. F¡¡Jkncr F: l'r.:vcntion in dlildhoml or h.:allh prnhlcms 111 aduh hk. Wortd 1-tcalih Orcaniz;uiun. Gcncl'ól. 19RO. Florcn?.ólllll R: Fmniii¡¡ y s¡¡lmt de l1•s júvcncs. Ed. U. Cattilk¡¡. S:m· liagu. 1995.
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Pcdlnh•ín intcgrnl, fnmilin y comnnldnd
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CAPÍTULO 8
Situación de la salud maternoinfantil en América.Latina y el Caribe JORGE ROSSELOT
INTRODUCCIÓN
quirir permanencia, al revertirse la actual situación económica. La situación de la salud maternoinfnntil en Amél'ica Latina es el resultado de la interacción de factores demográficos, socioeconómico y culturales, cuyas caracDINÁMICA DE LA POBLACIÓN terísticas han sido variables en el curso del tiempo, en P.nrticular u partir de la segunda mitad del p1·esente La población global de América Latina y el Caribe srglo. · ascendió estimativamente a 482 millones de ha.bitnnles As(, en el ámbito de In dinámica de la población, desen 1995, eslando previsto que hacia el mio 2025 alcanpués de haberse registmdo husta los años 70 un numento ce a 700 millones. Desde el punto de vista de la dinámisignificntivo de su tnmniio, se está comprobando nctualca demogníficu, cabe destacar entre los hechos m¿Ís imr~lente una tendencia notoria hacia la transición demográportantes, el significativo incremento de la población ltcn, fenómeno condicionado por In exislencin de tosas registrado en las décadas nuís recicnles -1.8% entre declinuntes, en un inicio de morrnlidnd general y luego 1990 y 1995- delerminado muyormenle por descensos de nutulidnd. Por otrn pnrte. se ha evidenciado lnmbién nprecinblcs de las lusas de morlalidad. y más restringíun proceso paulatino de migrncicín y de urhnniznch~n. dos de lns lasas de natalidad. Sin emhnrgo, el proceso Todo ello ha tenido influencia en In mngnilud y en la nnha sido muy dislinto de un lugar u otro en el contincntumlcza de los dm1os de In salud. le. Los incrernenlos según pnfses ha variado desde 0.6% En lo referente al csccnnrio económico-social cnhe en Uruguay n 3,1% en Honduras. En In tubln 8-1 se ilusdeslacar c¡uc en los líllimos decenios. como consecuenlra ucercn de In fisonomía demognírica y de lus variacia de sucesivns crisis llnancicras inlernncionnlcs, los bles delerminuntcs regislradas en pa(ses de In región de pmcesos de renjuste de Jos planes correspondientes -ni las Américas. ~arcccr de una indispensnble cquidnd- hnn afectado preEl acelerado crecimiento de In población en América lcrentcmcnle el desarrollo socinl, impactando en los Latina hu esludo influido en singular medida por In eleprogramas de protección inlcgrnl de los grupos de mn· vada fecundidad, cuyas tosas en los últimos años han yor vulnerubilidad biológicu e interfiriendo por lo tonto fluctuado entre el 2.3o/I'C' en Uruguay y el 3,1o/l'c. en Hond~- un modo especial en la snlud de las madres y de los durus, en tanto que por vía comparativa, en Cunadá y Esnmos cuyas familias subsislcn en L'onclicioncs ccom)milados Unidos de América han nlcanzndo sólo a 1.2%t y cns precarias. 1%r rcspcclivnmcnte. Es así como, al llegur n la edad de Pese n ello, ha proseguido In cxpnnsió1i yn iniciadn de In procreación. generaciones cado vez más numerosas la cobertura nsislcncial, sobre lodo a nivel de las ;írcas han originado un mímcro de nacimienlos cada vez mn· pcriurbnnns y dclmcdio rural, utilizando la eslnllcgia de yor. que ha aumentado desde 36 millones en el pcrfodo l1~ atención prirnnrin. Esle proceso hu sido apoyado prinquinquenal 1950-1955. hasta 60 millones entre .1990 v ctpalrncnlc, por In ampliación del sislcnm educacional, 1995, y se posiUia que diéha cifra seni del orden de 64 por una mns ndccundn usignnción de Jos recursos humamillones en el quinquenio 2000-2005. nos. por In utilización de lccnolog(a apropiado y por In Ln poblución de América Lalinn es notoriamente joparticipación de In comunidad. ven. Entre 1950 y 1955 el grupo de Q. 14 años represenEn el contexto mencionado. la snlud mntcrnoinfanlil tnbu el 41% ele la población lotnl y en 1995 éste alcanzaha revelado cierto gmdo de progreso. el cual dcbcríiludbu 341ff. ele los ctmles el 3.31k fueron menores de 1 año.
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Cnribe
Tabla 8-1. Indicadores demogrcíjicos en países seleccionados de las Américas Tasa brilla nma/idad
Pafs
<;¡,
Argentina Bolivia Brasil Canadá Chile Colombia Costa Ricn Cuba Ecuador El Salvador Estados Unidos Guatemala Hnití Honduras Jnmnica México Nicaragua Panamá Parnguay Pcn1 Rep. Domínicana Trinidad '!ruguay Venezuela
l'ucnle: OPS/OMS. Situncitln do sulud
Estas tendencias son consecuencia de la dinámica propia de las distintas etapas de In tmnsición demográfica, lns que configuran características singulares a la pirdmide de pob/acirí11 propias de cuela región y de los países que las integran. . ., . . Un rasgo muy smgulur de In poblnc1on lntmonmencanu es el ritmo ucelerudo con que nún se produce el pro· ceso de urbunizncidn. que alcanzó a 74.5* en 1995 (In· bla 8-2). Una característica muy definida de la urbaniza· ción en In rcui6n es su lcndcncin n la concentraci6n en grandes ciudades. Cerca del 75% de In po~lnción urb~ na vive ci1 ciudades de más de 100.000 habitantes. y mus del 50% de la poblnci6n \'ive en la ciudad más populosa. Hacin fines del siglo. América Latina tendrá cercn de 50 ciudades de nuís de 1 millón de habitanles. y probablemente 5 ciudades estanín entre lus diez más grandes del mundo. con más de 20 millones de habitantes residiendo en cada una de ellas. Esto implica la aparición en estos medios de riesgos adicionales para la snlud. condicionados primordialmente por In conlmninación am· biemnl. los accidentes del tránsito y la inadaptación sociocullurnl. Cabe señalar que In disp('J',\'ÍÓ/1 de la población rurnl se hu reducido comparati\'amente poco. persistiendo en gran medida el aislamiento acentuado de una gran mayor(a de las comunidades rurales. La inte1·pre1ación de los fenómenos reseñados esHí relacionada fundaincntalmente con las oportunidades de empleo. los raclores culturales. psicosocinles y las pcrspecti\'as que los individuos tienen pnrn ellos mismos y sus hijos. En resumen, el Inmario y la composicicín de In población eshín relaciona-
dos con las tendencias de las tusas de mortalidad, fecundidad y migraciones. La situación referente a la di mímica de la población en América Latina. considerando la región en su conjunto, tiene importancia. ni definirse 1~anímctr~s de. compa~a ción con otras rcg10nes. y alanahzar las srtuacrones existentes en cudn país. De acuerdo con ello. parece factible incluir en t•atcgoríns relativamente scmejnnlcs a países de una din:ímica de pohlaci<Ín ufín. En un primer grupCl. cubría incluir a la Argentina. Chile. Cubo y Uruguny. En los países mencionados el proce-. so de transición demognifica se com¡mtchu en una ctnpa avanzndn nucurando el incremento demognífico entre el 0.6 y el 1:7%. como rcsuhado de que lns tasas de natalidad y de morlrilidad son razonablemente moderndas. Tabla 8-2.
Porc('IIU{i('
de población urba11a
('/1
la re-
gi<íll de las Américas, 1960-2000 Subrr•¡:itlÍJ
Américn Lntinn Cnrihc América Ccnrr.tl América del Sur Templada América del Sur Tropical América del Norte Fucnll:: llnih.·d ~U55.
Situación de In snlud mnternoinfnntil en América Latinn y el Caribe
Pediatría integral, familia y comunidad
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i
En un segundo grupo de pafses, las caracterfsticas demográficas básicas son de una mayor heterogeneidad, incluyendo a Costa Rica, Panamá, y a ciertos países del Caribe inglés, los que se encuentran en una etapa de transición que ha registrado cambios notorios en la última década, y a Brasil, Colombia y México. En general, en el grupo de países mencionados el crecimiento demognífico es igual o algo superior al promedio regional ( 1,8%), . las tasas de natalidad y fecundidad son más elevadas que en el grupo anterior, y la mortalidad tiene tendencia al descenso. En los países en referencia, la urbanización ha sido más tardía y la concentración urbana es variable, pero se encuentra en notorio incremento. El tercer grupo engloba a los páíses restantes de la región y tiene una fisonomía demográfica peculiar, caracterizada por altas tasas de natalidad, fecundidad y mortalidad, y que son propias de pafses que se encuentran en las fases iniciales de la transición demográfica, comprobándose un índice de crecimiento de población comúnmente superior a 3%. En este grupo,la urbanización ha sido un fenómeno tardío y es aúil reducido, siendo la concentración urbana moderada. Finalmente, cabe destacar que las características demográficas de Latinoamérica, y en especial de los pafses que la integran, coinciden en medida importante con el proceso de desarrollo socioeconómico existente. DESARROLLO ECONOMICOSOCIAL
Para interpretar la ecología de la salud matemoinfantil y familiar es menester estudiar también,junto a los factores demográficos mencionados, los ligados al desarrollo economicosocial y cultural, analizando el ingreso familiar y las condiciones de trabajo, vivienda, alimentación y nutrición, calidad del medio ambiente y la participación comunitaria. Los panímetros glObales, que definen el desarrollo económico, constituyen los índices de mayor trascendencia que influyen en la calidad de vida de los países y de las comunidades. En Latinoamérica, éstos se sitúan en una posición intermedia entre las grandes regiones del mundo. En los mios 70, en América Lntinu el fenómeno ha sido el resultado de un crecimiento moderado, que alcanzó en 1973 a un .5,6%. Sin embargo. In situacicín actual es muy diferente, debido a la prolongada recesión fimmciem mundial innuicla pCll" la crisis cnergélica inicia-· da en la década del 70 y prolongada por el proceso de reciclaje y endeudamiento subsecuente. Es así como se han registrado tendencias declinantes, que se tradujeron en un incremento restricto en 1980 de un 2.6% con fluctuaciones importantes entre los diversos países y dentro de cada pafs. Este proceso se ha modificado a partir de 1991. alcanzando a 4,6% en 1994. y se ha acompmiado ele limitaciones en la movilidad social que se han constituido en factores determinantes ·de importantes rasas de desempleo, principalmente juvenil. Todo ello traduce la incap:Jcidacl de la cconomíu para generar oportunidades Jabontles. e impacta de un modo especial en lm; condiciones sociales y sanitarias de una fracción importante de la población. Por otra parte, las desigualdades en la distribución del ingreso son muy uccntuadas, tmllo en los países como en los diversos estratos sociales de cada tmo de ellos. Cabe destacar al respecto que la desigualdad de ingreso entre niveles 1mís bajos y 1111ís altos es de 1 a JO en al-
gunos países. Tal es así, que aun cuando el incremento pertinente en Latinoaméricá subió entre 1950 y 1994 ele 398 a 2.888 dólares la prevalencia de la pobreza no se redujo proporcionalmente, y el número de pobres aumentó a nuís del doble. Además, la mera concentración del ingreso en los estratos sociales altos no ha tenido un efecto suticiente para generar las tasas de inversión requeridas para reactivar el proceso económico, ni tampoco ha asegurado una equidad distributiva que permita superar las condiciones de marginalidad,las cuales tienen su más connotada y dramática expresión en las llamadas condiciones de pobreza básica y extrema o de indigencia, que se analizarán con mayor detalle dada su trascendencia. La extrema pobreza
Para conocer la magnitud y las características de lapobreza, es necesario establecer un paradigma que permita identificar la población pobre en una sociedad determinada. El criterio seguido eü las investigaciones de CEPAL ha sido el consumo alimentario. Para ello se estimó el costo de una canasta de alimentos según las características de producción, ingresos, consumo y precios de cada pafs, y que permite satisfacer, al menor costo, los requerimientos calóricos y proteicos mfnimos para el desarrollo nonnal de una persona. Los valores de dicha canasta se expresan luego en monedas de cada país convertidos a una cantidad monetaria común (dólar norteamericano) con el fin de poder realizar comparaciones entre los distinto~aíses. Esto a su vez permite definir los niveles mfnimos aceptables ele satisfacción de un conjunto de necesidades básicas. Si éstas no logran cumplirse, se estará frente a una situación de deprivación crítica para el desarrollo de las personas y de las familias que estén en esta condición y que se identifica con la línea de lq pobreza extrema o la indigencia. Esto significa que dichas personas, aunque destinaran la totalidad de sus ingresos a la alimentación, no lograrían cubrir sus requerimientos mínimos. Obviamente, la alimentación constiluye sólo una parte de las necesidndes b¡ísicns ele las personas. Por lo tanto, es preciso analizar ia relación entre lo gastudo en alimcnraci6n y el resto de las necesidades b{isicas. Cubc dcstucnr que los grupos urbanos cuyo ingreso superaba el valor de la c:masta dcstinahnn al costo de la alimentación uproximad:unentc el 50% de su gasto rornl de consumo. De nquí que se ha convenido en que la línea de pobreza es equivalente al doble del valor de la canasta de alimentos. ya que aquellos que tengan un ingreso inferior a dicho valor no están en condiciones de satisfacer sus necesidades fundamentales. Los cálculos de la condición de la pobreza en el pasado indican que. alrededor de 1960. la mitad de la población latinoamericana vivía en condiciones ele pobreza básica. porcentaje que se redujo al 40% en 1970. y se estima que en 1984 alcanzó a cerca del JO% de In población. El crecimienro económico es una co1ídición necesaria pero no suficiente para mejomr las condiciones de vida de los grupos pobres de la población. As(, el tipo de desan·ollo en e~tos años fue ineficaz para reducir las comliciones de pobreza que afectaban a una ulta proporción de la poblucidn hllinoamericann. La proyecci\111 realizada para estimar la magnit~1d de la· pobreza para 1980 se basó en anrecedentes sobre distinws paí:;es Iurinoamcricunos. y reveló que la incidencia de la pobreza en ese niio fue ele alrededor del 35CX.. afecrun-
do aproximadamente a 130 millones de personas, situación que se ilustra en la tabla 8-3. Dicha proyección, basada en los mismos países y en supuestos· similares a la estimada para 1980, permite prever que a fines del siglo el número de pobres se halmí expandido casi en un tercio con respecto a 1980, llegando a 170 millones de personas, pese a haberse obtenido una reducción en el porcentaje de la población total que se encontraría en situación de pobreza de 35 a 30%. En la tabla 8-3 se ilustra acerca de la magnitud del proceso mencionado y de la estimación de sus tendencias hacia el ílllO 2000. Se hace urgente una revisión ·de los estilos de desarrollo prevalecientes por cuanto, si se mantienen las características que han tenido en el pasado,lo más probable es que el costo del ajuste que están experimentando las economfas latinoamericanas recaiga de una manera despro· porcionada e injusta en los sectores más pobres, que por otra parte fueron los que obtuvieron un menor beneficio en los períodos de bonanza. Las condiciones en que se encuentran los países latinoamericanos son muy diferentes, tanto por la magnitud de la pobreza absoluta como por la capacidad para enfrentarla. As(, por ejemplo, Bolivia, El Salvador, Haitf, Honduras y Nicaragua, que tienen un producto interno bruto por persona de entre 500 y 1.000 dólares anuales y a In vez una elevada magnitud de pobreza, no podrán superar esa situación en un horizonte razonable de tiempo si no se cuenta con una decidida y especial cooperación internacional y particularmente regional. También se encuentran en una posición desmedrada Guatemala, Paraguay, Perú, República Dominicana y Ecuador. En el resto de los países, que podrían clasificarse como de mediano desarrollo. también existen algunas diferencias importantes entre ellos, pero es presumible que su cupacidad económica actual y potencial les permitirá, eventualmente, enfrentar en forma exitosa un programa de superación de la pobreza absoluta. Lu heterogeneidad de América Latina hace imposible pl:mtear políticas de validez generul, pero Jos rusgos colllliiH!s que existen entre grupos de países permiten proponer algunas orientaciones de políticas y sugerir prioridades. La pobreza no puede tralarsc como un fenómeno ais· lado de In <]Ue ocurre en el resto de la sociedad. Por lo tml!o. el objetivo de supcrucidn de lu pobreza y Jus políticas específic<~s que th:nen ese prop6sito deben formar purtc de los ¡>lunes glob<~les de desarrollo económicosocial. · · El propósito centntl de una estrategia orientada a supe~ mr In pobrez¡¡ es Jogrnr que el ingreso (1!nl permanente de cada familia sea, por lo menos, equivalente al que se requiere para satisfacer sus necesidades b:ísicns. El ingreso 1"\.•nl de las familias es el que obtienen como compensación monetaria por el trabajo.de sus integrantes, y el que perciben a través del acceso a bienes y servicios que conninmente se ponen a su disposición en fornm gratuitn y subsidiada. Se considera que la distribución ele los activos existentes constiluye la vía m:ís directa pura incrementar los ingrc:ms de los pol?rcs, pew a la vez es In m:ís cünflictiva desde el punto de vista de las resistencias que dicho proceso puede gcnernr. Lns ¡mlíticás redistributi1·as, en lugar de afectar la disu·i~lución primaria del ingreso. tienden a corregir su inelJllllativa distribución mediante lrunsferencias de ingresos y de bienes o de servicios entre los distintos grupos
Tnbla 8-3. América Latina: pobreza total 1970 Argentina
Brasil Culombiu Co~ln Ricn Chile Hondums México Pnnnmá Pe ni Venezuela Towl Anu!rim Úllina
rucntc: (1;1'111.: 1.•1"'""''" en llmmCll l.otimc dlntcn•l< ..cs y J•tlfticn ••
de Iu población, Jos que son provistos gratuitamente o a precios inferiores n los del mercado. · PROBLEMÁTICA SOCIAL ~ECTORIAL
En relación con la siluación social, cabe mencionar los siguienles fnctores ecohígicos que influyen en la salud m;¡ternoinfantil y familiar:
Vil'icmltl y .\·tmemuicuta mnbieutal Siendo In urhani¡¡;nción lntinunmeric:um un proce:;o no plnnificndo y descupitalit.;¡do,la extensión del perímelro de las ciududcs hn dndo m·il:!en 11 barrios de condiciones habitacionales precarias, a los
,-----------
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Situación de In snlud mutcrnoinfnnlil en Amél'ica Lutina y el Curibc
45
Pedlntrfn lntcgrnl, fnmilln y comunidad
T~bln 8-4. Disponibilidad de tlgua potable )' sanea· mtelllo adecuado{%) en América Llllina y el Caribe (alrededor de 1992)
DispmJibilitlml
%Pabltldtíll cm1 ttr·ce.\'11 a agua ¡wlable
Toln1 Urbnnn
80 87 51
Runtl
Totnl Urbana Rural
% Saneamitmlo cult!cllatlo 68 71 36
l'ucntc: UNICEF. Estado mundlnl de In htrancia. 1996.
diversas infecciones infantiles, en particular las entéricas (tabla 8-4). Educación
En las últimas décadas se ha advertido un significativo ~vanee en la cobertura de los sistemas educativos, espectalmente desde 1950, que ha conducido a una reduc. ción del analfabetismo y a una mejoría en los niveles de instrucción. La situación mencionada se ha visto influida, en cierta medida, por la urbanización acelerada y la industrialización, que han obligado a incorporar mano de obra de cierta capacitación a una economía mifs moderna. Las tasas de alfabetismo en 1992 fluctuaban entre el 97% en Uruguay y el 42% en Haití, siendo más elevadas en las úreas urbanas. En general, la cobertura de la educación primaria ha progresado apreciablemente, pero aún son elevadas las tasas de los que han de repetir el curso y de los que abandonan los estudios. · Alimentacióu
En lo que rcspcctn u un componente hlísico del desan·ollo social. que es la condici<ín alimentaria y nutric.:ional. se hu comprobndn que hn existido un incremento del cons~rmo calórico. pero mín se mantienen importantes diferencias entre los diversos países. <.·on fluctuaciones que van desde 1.707 a 3.180 cnlor(as, en I-Juit( y In Argentina, respcctivnmcnte; Todo ello en relnci6n tanto con la diferencia en la producción y la disponibilidad de alimentos como con su distrihucic.Sn. Cabe destacar. por otra. parte, que los consumos de proteínas totales y de origen animal también se han incrementado discretamente, pero. de nuevo se revela una gran dispnridad de situnciones entre un pnfs y otro, con fluctuactones de 46 g n 105.2 g de proteínas totales en Haitf y ~rgcntina •. r~~pcctivamente. Influye en ello tanto In cnpnctdnd adqtt1stt1Va de consumo como el nivel educacional y las políticas paliativas de intervención nutricionnl y alimentaria que llevan n cabo In mayoría de los pn(ses de la región. La mala nutrición que ufel·ta a In madre embarazada origina da~os en su snlu~ '! con
Dinámica familiar Finalmente, y como. hecho de In mayor trascendencia, cabe destacar que In familia, que es el medio ambiente más inmediato en el cual transcurre la vidn del niño en particular en la menor edad, est<Í impactada por la situación económico-social descrita, que influye en forma decisiva en las condiciones de la normalidad de sus integrantes, en especial de quienes tienen una mayor vulnerabilidad biológica y social, o ambas. La estructura y la dinámica familiar condicionan en forma decisiva la calidad de vida y el bienestar de sus miembros. Al respecto, los riesgos adversos más importantes están constttuidos por la condición njurfdica traducida. en la .unión consensual temporal o permanente o en su dtsoluctón legal o defacto. Ello se suele ligar a In mal llamada ilegitimidad infantil, que en países de In región de las Américas alcanza hasta un 70% y que tiene un decisivo impacto en In calidad de vida de la descendencia También debe recordarse el problema determinado por 1~ ausencia de los padres del hogar, por razones muchas veces justificadas, como bdsqueda de oportunidades !abo. rales, hecho en particular importante en el caso de las migraciones familiares. A todo ello debe agregarse-la inexistencia de un suficiente conocimiento sobre las responsabilidades de la vida familiar, incluyendo los derechos v In adquisición de. ~apacidnd~s específicas que conduzcan a la armonía famthar y al cutdado adecuado de los niños. Debe, en consecuencia, ponerse el énfasis en la necesaria promoción de una paternidad responsable que incluya ~a ética, libre e info!·~mda decisión acerca de la oportumdnd de In procreacton, que conduzca a la obtención de los ~ijos ~e:~eados, e~gendrados. teniendo presente la normaltdad ftstca, psfqutca y emoc10nal de los progenitores. SITUACIÓN ACTUAL Y PERSPECTIVAS DE LA SALUD MATERNOINFANTIL
En Latinoamérica se han logrado progresos sustanciales en las condiciones de salud de fracciones importantes de In población. en purticular a partir de los años sesenta. Ello es incuestionablementc el resultado de las dcl'i· siones pol(ticas ndoptadus por los gobiemos de los países de In región. tendientes n priorizur una utención integral y sistemntizndu de las personus y de las comunidaCJcs. hasndn en el desarrollo de uctividadcs que, a un costo razonable. han permitido extender significutivnmente la cobertura asistencial. en particular de los grupos biolóuicn y económicamente más vulnerables. Todo ello ha configurado un proceso continuo de acción, basado en un conocimiento epidemiológico cada vez más perfeccionado. el que en singular medida está influido por la fisonomía dell!~gníficu y el escenario económico-social. Esto !m pcnmlldo formular programas espedficos, que se han mcorporado u los planes generales de desarrollo. Ln situación de In salud en Latinoamérica. en la actualidad, sólo puede evaluarse en forma aproximada. utilizando indicadores indirectos que permiten ponderar los riesgos de morir y enfermar analizando las tasas de mortalidad y morbilidad, de variable grado de continbilidad. La m~rtnlidad general de la región, a partir de 1970. hu descendtdo desde un promedio de 9,4%r. habitantes en el qui.nqu~nio 19z0-1975 a 6,5%c et:tr~ .1990 y 1995. Segtín cst1mucrones etectundas por la DIVISIÓn de Población de Naciones Unidas. estn tendencia a In disminución conti-
Tnbla 8·5. América La1ina: Morwlidad infantil seg1í11 pafses, por qllinquenios. 1960-1995 Morwlidml inftmlil (¡mr mil)
Pafs
Argentina Bolivia Bl'llsil Chile Colombin Cosln Ríen Cubn Ecuador El Salvador Guatemala Haití Hondurns México Nicnrngun Panamá Parnguny Pení Rep. Dominicana Uruguay Vcnezueln
nuará, hasta alcanzar en el último quinquenio del presente siglo una tasa de monalidad bruta de 6 defunciones por mil habitantes. La disminución de In mortalidad general en América Latina ocurrida en los últimos años se explica, en parte, por la reducción lograda en In mortalidad de los niños menpres de 5 años, y en especial en la mortalidad infantil. Esta ha disminuido desde valore!! situados alrededor de 85,2 defunciones infantiles por mil nacimientos en el quinquenio 1965-70 a 47'lé-c entre 1990 y 1995. En igual forma. las defunciones de niiios de 1 n 4 uños de edad han descendido durante lu décudu, desde 8.4%c a 6,3%r niños de dicho grupo etario (tablas 8-5 y 8-6). A dichos logros han contribuido fundmncntnhnentc el mejoramiento paulatino del estado nutricional en In me· nor edud: el progresivo control de los riesgos derivmlos del peyorativo saneamiento del ambiente; la atención de lu salud en extensión continua, especialmente en el nivel primario e incluyendo actividades de gran eficacia: tul es el caso de los programas de inmunizaciones, de supervisión durante el ciclo reproductivo y el período del crecimiento y desmTollo, las intervenciones alimentarias: In regulación de la fecundidad libremente decidida, y de un modo s'ingular. la educación de las familias en el cuidado personal de su salud y la participación eapncitnnle de la comunidad. Obviamente. el quehacer sanitario expuesto tiene una amplia gama de cumplimiento según los países y sus estrutos socioeconómicos. Todo eUo ha conducido a que en In actualidad se registre un incremento de la esperanza de vida, la que alcanzó en 1994 a 65,2 y 67,4 años en hombres y mujeres, respectivamente. Cabe señalar que In mayor supervivencia de los grupos de In población. donde así ha ocurrido, ha tendido a configurar una tipología de riesgos y daños de la salud análoga a la comprobada en países y regiones de mayor grado de de-
sarrollo global. Así se explica que en dichas circunstancias, en ciertos medios y países, prevalezcan rubros mórbidos tales como enfermedades cardiovasculares, tumores y accidentes. En lo referente a lu morbilidad, los sistemas de registro de la información correspondientes no tienen precisión amíloga, por lo que no siempre es fácil (a veces es imposible) estimar los progresos obtenidos. La situación de la salud infantil en Latinoamérica es una tmducción de In fisonorn(n global sanitariu existente en los países de In región y se cnracteriza por la alta prevalencia de daños reducibles. Este fenómeno se configura entre otros f'nctores, tanto por los que determinan una especial susccplihilidud del niiio frente u las circunstancias ecológicns nntcs reserindas y muchas veces adversas. como por la influencia de la políticn sanitaria en ejecución y la actilud participante de las familias en el cuidado de la salud de sus hijos. Las condiciones de salud mencionadas se traducen indirectamente en los riesgos cuantificables de la mortalidad acaecidos en aquel período de la vida. Entre otros indicadores básicos. es común el analizar las tasas de mortalidad en el primer año de vida, reconociendo que dicho fndice tiene, en particular en los medios en subdesarrollo, un carácter r~stringido debido u las omisiones producidas en el registro estnd(stico. En In tnbla 8-5 se ilustra aceren de las tendencias declinantes de la mortalidad infantil observada entre los años 1960 y 1995. En la tabla 8-6 se ~egistra In disminución más acentuada ocurrida en menores de 5 mios. Por otra parte, los indicadores mencionados no expresan el riesgo ulterior de morir en las diversas etapas de la vida infantil, ni tampoco traducen los eventuales dmios de salud de los sobrevivientes debido a las secuelas invnlidantes de los trastornos que· puedan haberse condicio-
Situación de In salud malcrnolnfnnlll en América Latina Yel Caribe
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I>cdlntría inlcgml, familia y comnnidml
Tabla 8-6. América Latina: Mortalidad en menores de cinco a1ios según países, por quinquenios. /960-1995 Morllllicfcul cm menore.v ele cinca CCiias
Pafs
Tabla 8-7. Índice de desarrollo humm10 en pafses sefecciomulos (c¡/recledor tle 1992) /Dfl Rcm¡¡u
País
(fJ/11'11/ÍJ)
/9601965
Argentinu Bolivia Brasil Chile Colombia Cos!a Ríen Cuba Ecundor El Salvador Guatemala Hnitf Hondurns México Nicnrnguu Pnnmná Pnrnguny Perú Rcp. Dominicnnn Uruguay Vcnczucln
nado en la menor ed¡Jd. Por último, cabe señalar que es imprescindible, en el futuro, establecer indicadores directos y positivos que traduzcan el gruclo de bieneslur del niño. Quiz acaecido en Norteamérica. Es así como las razones de muerte de menores de 5 años en esta última subregi6n cmn, en 1980, de un 2,8% del total de los decesos. en ttmto que en Centro y Sudamérica las cifras fueron de 33 y 24%, respectivamente. Sin duda. Jos datos de la salud infantil están influidos significativamente, por las condiciones propias de In .m· lud matcnw, incluidas las pcrtincnles ul período del desarrollo fetal y a las caraclcrísticas del período del recién nacido, A esle respecto. cabe destacar la existencia de importantes riesgos de morir durante la gestación y el parto, la mayoría de ellos prevcnibles. y que se trnducían. alrededor de 1984. en tasns de mortnlidad materna promedio del orden del 9 y 0,9%r en Américn Latina y Norteamérica, respectivamente. En la tubln 8-8 se ilustra aceren de las tasas de morta· lidad materna rc;gistradas en países de In región de las Américas, cuyos vulores, emre otros panlmetros. guar-
dan relación con la extensión de las coberturas de atención institucional del parto. cuyo rango fluctuaba, en 1994, entre 20% en Hnití y 98% en Cuba y en Chile. En Latinoamérica se registran aproximadamente 28.000 muertes mntcrnns. pero existe un notorio subregistro y una deticicnte certificación ele los factores que las ocasionan, como se ilustm en la tabla 8·8, donde se consignan asimismo algunas vnriublcs epidemiológicas importnntcs. Sin dejar de considemr las circunstancias macrosocinlcs que aclúun como condicionantes, la mayoría de las muertes maternas en In región pueden prevenirse me~ diante ucciones sistcmalizadus de sulud. La existencia de tusas clcvadus de mortnlidud maternu en un país consti· tuye una seria advcrlcncin acerca de las deficiencias que seguramente existen. tmllo en lo referente n la coberturu y/o cnlidnd de los servicios de salud como del restringido cumplimiento de los derechos fundamcntnlcs de la mujer. La salud de lu gestante inrluye e~1 lu inmaturidad. y en general. en el bujo peso al nacer. Eslns constituyen circunstancius ele alto valor predictivo en In salud infantil, tnnto por lo que se retiere ul riesgo de muerte como a las condiciones de salud ulteriores. Debe destacarse que. en lo referente al bajo peso alnaeimiento. su prevalencia f'luctúu amplimnenle en los distintos medios: es así como estudios comparativos revelan una variación que vn des~ de el 6% en Cannd:í al 15% en Gualemala. Existe lnmbién una rclnci6n muy imporlanle cnlrc vnrinblcs ligadas al proceso de In reproducción hun1(inn. en particular la baja edad mnterna.mímero total y de orden de los hijos en la familia, y los mayores riesgos de mor. talidad mmema, infantil y neonatnl. Debe destncnrsc, por otra parte. que el riesgo de muerte en los niños menores se ve agravado por In reducción de la lactancia matcmn. llegando en los primeros meses
Cunadú E~tados
Unidos Jupón Noruegn Fmncin Alemnnin l~dno Unido Co~tn Rica Argentina· Untguay Chile Vcnczucln Colo111bin nrusil Cuba l'crú lloli\•ht llnití
¡:11 culo: I'NUD,Iurmm• de dc,.;tmdlo hun1:1nn. 1995.
de vida hasta duplicarse la moryalidad po~ dicha.circun~ tancia y siendo el fenómeno mas ~evero s1 no :x!sten al!mentos sustituti)s adecuados o SI faltan condtctones lu. . . . . giénicas básicas. Uno de los hechos mus stgmficattvos de la mortnhd~d infantil y la de los niños menores de 5 años es el cam~10 observado en la composición de su estructura: A medt~a que las tasas descienden.las causas de defunctón adqme-
ren significudo diferente, coe~istiendo las cn~sas p1~opias de la pobreza con las prcvalcct~nlel! e_n _los pmses mas desarrollados. Asf, tienden a dcclmar mtcJ~h!lente las enfermedades infcctocontngiosns y la desnut.ncJÓn, a aun~cntar los accidentes y lus cnfermeda~es cr?~Jcodegenernt~vas. La escasa entidad de In certtficacton de las funciOnes acaecidas en la infancia determinó q~e el verdad7ro sustrato de ésta -la desnutrición- no rcgtstrnra antenormen·
;.· · ú1ti1Ia \'el Caribe (alredc•dor de /994) · Tuhlu 8-8, lndicadorc·.~ sc•lecciomulos de Milud matema en Ame 11
llnlivin Brn~il