Descripción: Intermón Oxfam alerta en el informe El derecho a sobrevivir de que en tan sólo seis años el número de personas afectadas por los desastres naturales derivados del cambio climático se incrementará e...
Kenzaburo Oé DINOS CÓMO SOBREVIVIR A NUESTRA LOCURA
Prólogo
El pasado es una mímica inabordable: de convenciones rituales, de sufrimientos auto autoin infl flig igid idos os,, de acto actoss dese desesp sper erad ados os que que se sume sumerg rgen en en los los sile silenc ncio ioss extrah extrahuma umanos nos de la locura locura,, del haraki harakiri ri (Kawa (Kawabat bata, a, Mishim Mishima, a, los kamika kamikaes es estrell!ndose contra los portaaviones norteamericanos en nombre del emperador"# El futu futuro ro,, desd desdee el vemo vemos, s, una una prome promesa sa incu incump mplilida da:: en el hi$o hi$o defi defici cien ente te o condenado, en el c!ncer que se extiende inexorable, en la imposibilidad metafísica de producir un cambio % situarse en ese otro lugar que no es ahora# Escritura entre abismos, la obra de Kenaburo &' (&se, ap)n, *+-" da a ese presente al que se confina .inm)vil como el pasado mítico de las f!bulas. un sentido sentido mu% distinto del mero abandonarse abandonarse a lo que depare el día# /l igual que en el tiempo ahist)rico del sue0o posmoderno, sus persona$es son prisioneros de una experiencia a la que les est!n negados, en primera instancia, tanto la esperana redento redentora ra del futuro futuro como como el consue consuelo lo del ciclo ciclo de con$et con$etura urass geneal geneal)gi )gicas cas % explicaciones míticas del pasado# 1ero a diferencia de aqu'l, su literatura insiste en interrogar ese presente inescapable en busca de las constantes del destino del hombre# En sus persona$es cautivos, siempre al borde de lo autobiogr!fico, la locura quiere descifrarse a sí misma % reponer al hombre en su relato discontinuo, en la pista de su sentido extraviado# 2esde la aparici)n de sus primeros cuentos en la d'cada del sesenta, &' ha ocupado un lugar principal en la literatura $aponesa posterior posterior a la segunda guerra mundial# mundial# 3ormado en la tradici)n tradici)n francesa, francesa, profesor profesor en el 4olegi 4olegio o de M'xico M'xico durante durante los a0os setent setenta, a, conoce conocedor dor de la litera literatur turaa hispanoamericana.que lee en su lengua original., fluido interlocutor de escritores como &ctavio 1a o 56nter 5rass, &' alcan) notoriedad en &ccidente, a partir de cuestión personal y El grito silencioso, silencioso, los ochenta, ochenta, con libros libros como La presa, Una cuestión que contribu%eron a abrir las fronteras literarias de su país# 7ukio 7ukio Mishima, de quien &' puede considerarse el polo opuesto, de$) en una frase un testamento atendible: 89a cspide de la literatura $aponesa actual ha% que buscarla en Kenaburo &'8# Crimen y casti castigo, go, El idiota idiota % obel de literatura# Kenaburo &', escritor dotado de un intenso sentido musical, de una prosa precisa % aparentemente simple cu%as resonancias se paladean en muchos niveles de lectura, % de una penetraci)n humana c!lida % desesperada, ha sabido, en todo caso, como 2ostoievski, fundir la tragedia singular de los persona$es con la tragedia colectiva de sus tiempos hist)ricos# ?egu ?eguid idor or de 2ant 2ante, e, de Eras Erasmo mo % @a @abe bela lais is,, de los los gran grande dess huma humani nist stas as del del @enacimiento, apasionado lector del Aui$ote, &' manifest) siempre su adhesi)n al persona$e de ?ancho 1ana: la locura se desdobla en su propio escudero, que la secundar! como una sombra para suplicarle desde el fondo de la propia alienaci)n, igual que el hombre gordo del relato que presentamos aquí:8BCh, te lo suplico, dime c)mo sobreviviremos todos a nuestra locuraD8# / pesar de haberse reconocido a sí mismo como un pesimista en el brevísimo plao de una vida humana, o en el de unas cuantas generaciones, Kenaburo &' ha defendido en su literatura % en su vida la necesidad de re.fundar el humanismo, que s)lo puede surgir, segn el escritor, de nuestros fantasmas m!s oscuros, del v'rtigo capital de los horrores de este siglo: >ankín, /uschwit, 2resden, ;iroshima# Ariel Dilon
Dinos cómo sobrevivir a nuestra ocura
2urante el invierno de *+###, un hombre anormalmente gordo estuvo a punto de caerse al estanque de agua sucia donde se ba0aban los osos blancos# /quello fue para 'l una experiencia tan dura, que casi se volvi) loco# 5racias a este suceso, no obstante, logr) librarse de una idea fi$a que hasta entonces lo había obsesionadoF pero, una ve liberado, una lastimosa sensaci)n de soledad hio encoger todavía m!s el alma pusil!nime de aquel hombre gordo# Entonces, aunque no venía a cuento, debido sobre todo a que por su car!cter obraba siempre movido por impulsos repentinos, decidi) quitarse de los hombros otro peso que lo oprimía# ?e $ur) a sí mismo que iba a liberarse de una ve por todas de 'l, sucediera despu's lo que sucediera, %, lleno de una energía % un valor que rebosaban por todos los poros de su cuerpo .un cuerpo de aspecto desagradable % que, adem!s, an llevaba adheridos el hedor % las escamas de las sardinas podridas que había en el agua que hio saltar como un surtidor la gran piedra que ca%) en su lugar al estanque de los osos blancos., llam) por tel'fono, aunque era medianoche, a su madre, que estaba en su le$ano pueblo natal, % le di$o: .B;a el favor de devolverme las notas % el manuscrito que me robaste % tienes escondidosD BEsto% hasta las naricesD B?' todo lo que has hechoD El hombre creía firmemente que su madre estaba, con el anticuado auricular descolgado, al otro lado del hilo, a m!s de mil kil)metros de distancia# Gncluso estaba convencido, de una manera mu% poco científica, de que por ser medianoche, una hora en que tenía pocos usuarios la línea telef)nica, podía oír la respiraci)n de la persona que guardaba silencio al otro extremo del hiloF % como se trataba de la respiraci)n de su madre, sinti) una especie de opresi)n en el pecho# / decir verdad, lo que oía no era m!s que su propia respiraci)n a trav's del auricular que tenía apretado contra su ore$a, desproporcionadamente peque0a en comparaci)n con su enorme cabea# .B?i no quieres devolv'rmelos, all! tD .di$o chillando, fuera de sí, pues acababa de darse cuenta de su equivocaci)n.# Ho% a escribir de nuevo la biografía de mi padre, pero esta ve ser! mucho m!s francaF revelar! que, despu's de volverse loco % vivir durante a0os % a0os recluido voluntariamente, de pronto, un buen día, solt) un alarido %, acto seguido, muri)# B1or mucho que lo intentes, no conseguir!s impedírmeloD El hombre se qued) callado de nuevo, % cubriendo ahora el auricular cuidadosamente con la palma de su gruesa mano, intent) captar la m!s mínima reacci)n por parte de su interlocutora# 7 al oír colgar el tel'fono al otro extremo de la línea, con una suavidad que no por ello resultaba menos significativa, se puso p!lido, igual que una chiquilla asustada, volvi) a la cama tembloroso %, a pesar de las n!useas que le provocaba el olor del agua sucia del estanque de los osos blancos, desli) su corpach)n entre las s!banas % rompi) en solloos de indignaci)n# ?i temblaba como una ho$a agitada por el viento, era tambi'n a causa de la tremenda % lamentable soledad interior que sentía desde que aquella ma0ana, en el oo, había experimentado lo que para 'l fue una liberaci)n# Eso era lo que le hacía solloar envuelto en la oscuridad maloliente de las s!banas, donde era obvio que nadie le veía# El hombre gordo gimoteaba a causa de la indignaci)n, el temor % la pat'tica sensaci)n de soledad que se había apoderado de 'l, igual que lo habría hecho si las frías mandíbulas de color pardo amarillento del oso blanco, inmerso hasta los hombros en el agua sucia casi congelada, hubieran mordido con fuera su enorme cabea que parecía un pe exageradamente voluminoso, %a que no s)lo abultaba por el di!metro de su cr!neo sino tambi'n por la manera que tenía de peinarse el pelo, en direcci)n opuesta al remolino de su coronilla, lo cual hacía que se le alborotara# Iranscurrido cierto tiempo, las s!banas del lado de la cama en que estaba tumbado quedaron empapadas % se cambi) al otro lado, donde se acurruc) % permaneci) así, solloando, durante un buen rato# El hombre gordo dormía solo
desde hacía unos a0os en la cama de matrimonio que anta0o había compartido con su mu$er, % le resultaba placentera esta libertad un tanto particular, que no por ser insignificante era de desde0ar# 9a noche en que el hombre gordo se qued) dormido acurrucado en su cama de matrimonio, lloriqueando, su madre, en su pueblo natal, se decidi) a emprender la batalla decisiva contra su gordo hi$o# /sí pues, bien mirado, el hombre gordo no tenía ninguna ra)n para acongo$arse, pues la causa de su pena era que pensaba que su madre no le había hecho ni caso# 4uando era ni0o, cada ve que interrogaba a su madre sobre la vida de confinamiento % la repentina muerte de su padre, ella, para no responderle, se hacía la loca# 7 un día, por fin, el hombre gordo fingi) volverse loco antes de que lo hiciera su madre, %, tras destroar todo cuanto encontr) a su alrededor, se tir) de cabea desde el muro que había al fondo del $ardín a un talud donde crecían unas frondosas matas de helechos# 1ero ni siquiera así consigui) que su madre le respondiera, aunque sabore) una intil sensaci)n de gloria# Ello contribu%) simplemente a crear una relaci)n de permanente tensi)n entre el hombre gordo % su madre durante veinte a0os, en el curso de los cuales ambos reconocían en secreto que resultaba victorioso en sus enfrentamientos el primero de los dos que decidía hacerse el loco# Era una tensi)n comparable a la de los pistoleros de las películas del &este cuando avanan el uno hacia el otro con la mano a la altura de la funda del rev)lver# 1ero aquella noche, finalmente, las cosas empearon a cambiar# 2ecidida a reanudar la lucha d!ndose un nuevo planteamiento, la madre del hombre gordo, tras redactar inmediatamente despu's de colgar el tel'fono el texto de una circular, lo llev) a la imprenta del pueblo vecino a la ma0ana siguiente, % cuando estuvo impresa envi) un e$emplar por correo urgente % certificado a los hermanos % hermanas del hombre gordo, a sus cu0ados % cu0adas % a todos sus parientes# En la circular dirigida a la esposa del hombre gordo se indicaba que era 8confidencial8, aunque, a causa de su contenido, tuvo que mostr!rsela a su marido# 2ecía así: >uestro @E7EJE9& se ha vuelto loco, pero su locura no ha sido heredada, lo cual le comunico para su conocimiento# Es consecuencia de una sífilis que contra$o en el extran$ero, por lo que, para evitar un posible contagio, le ruego que rompa toda relaci)n con 'l# 3irmado: L Gnvierno de *+### 8El orfanato con sus retretes en el patio### 1ero
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