5.1.NATURALEZA 5.1.NATURALEZA DEL PECADO El pecado, dice de San Agustín, es
(cfr. Contra FaustumI, 22c. 27:PL 42, 418). O bien, según la definición clásica, pecado es: a) la trasgresión: es decir violación o desobediencia; b) voluntaria: porque se trata no sólo de un acto puramente material, sino de una acción formal, advertida y consentida; c) de la ley divina: o sea, de cualquier cualquier ley obligatoria, obligatoria, ya que todas reciben su fuerza de la ley eterna. Si la trasgresión afecta a una ley moral grave, se produce el pecado mortal; si a una leve, leve, el pecado venial. venial. En el primer primer caso –como veremos mas detenid detenidamen amentete- hay un verdadero alejamiento de Dios; en el segundo, solo una desviación del camino que nos conduce a Él. Cuando el hombre peca gravemente se pierde para si mismo y para Dios: se encu encuen entr traa sin sin sent sentid idoo y sin sin dire direcc cció iónn en la vida vida,, pues pues el peca pecado do deso desori rien enta ta esencialmente en relación al fin sobrenatural eterno. El pecado es, por tanto, la mayor tragedia que puede acontecer al hombre: en pocos momentos ha negado negado a Dios Dios y se ha ha negado negado también también a si mismo. Su vida vida honrada, honrada, su vocación, las promesas del bautismo, las esperanzas que Dios depositó en él, su pasado, su futuro, su felicidad temporal y eterna, todo se ha perdido por un capricho pasajero. 5.1.1. EL DOBLE ELEMENTO DE TODO PECADO A hablar del pecado, todos los autores están de acuerdo en señalar que son dos los elementos que entran en su constitutivo interno: el alejamiento o aversión a Dios y la conversión a las criaturas. Veremos cada uno por separado. a) El alejamiento o aversión a Dios. Es un elemento formal y, propiamente hablado, no se da sino en el pecado pecado mortal mortal,, que es el único único en el que se reali realiza za en toda su integridad la noción de pecado. Al transgredir el precepto divino, el pecador percibe que se separa de Dios no tenga la intención directa de ofender a Dios, pues basta que el pecador sé de cuenta de que su acción es incompatible con la amistad divina, a pesar de ello, la realice voluntariamente, incluso con pena y disgusto de ofender a Dios. Por eso no cabe, como intentan señalar hoy en dìa algunos autores, la distinción entre y . Según ellos, él vendría a ser una tercera categoría entre el pecado mortal y el venial: a el se reducirían aquellas falras morales que, siendo material grave, no constituyen, sin embargo, una rotura radical de nuestra relación fundamental con Dios, porque en el fondo no se desea optar en su contra(cfr. Exh. Apostólica post-sinodal post-sinodal Reconciliación y Penitencia de Juan Pablo II, n. 17). En todo pecado mortal hay una verdadera ofensa a Dios, por múltiples múltiples razones:
1. porque es el supremo legislador, que tiene derecho a imponernos el recto orden de la razón mediante su ley divina, que el pecador quebranta advertida y voluntariamente; 2. porque es ultimo fin del hombre y este, al pecar, se adhiere una criatura en la que de algún modo pone su fin; 3. porque es el bien sumo e infinito, que se ve rechazado por bien creado y perecedero elegido por el pecador; 4. porque es gobernador, de cuyo supremo dominio se intenta sustraer el hombre, bienhechor que ve despreciados sus dones divinos, y juez al que el hombre no teme a pesar de saber que no puede escapar de Él. b) La conversión a las criaturas. Como se deduce de lo ya dicho, en todo pecado hay también el goce ilícito de un ser creado, contra la ley o mandato de Dios. Casi siempre es esto precisamente lo que busca el hombre al pecar, masque pretender directamentelo que busca el hombre al pecar, más que pretender directamente ofender a Dios: deslumbrado por la momentánea felicidad que le ofrece el pecado, lo toma como un verdadero bien, como algo que le es conveniente, sin admitir que se trata solo de un bien aparente que, apenas gustado, dejara en su alma la amargura del remordimiento y de la decepción. Como ya habíamos dicho, en la inmensa mayoría de los casos el pecado resulta originado por este segundo elemento. Los pecados motivados directamente por el primer elemento – el odio o aversión a Dios- se denominas pecados satánicos . Además del desorden que implican estos dos constitutivos internos –rechazo de Dios, mal uso de un ser creado-, hay que decir también que el pecado conlleva otros desordenes: 1. una lesión a la razón natural: todo pecado es una verdadera estupidez (vera stulitia, dice Santo Tomas de Aquino: cfr. S. Th., I-II, q. A.2) cometido contra la recta razón, pues por el gozo de un bien finito se incurre en la perdida de un bien infinito; 2. una lesión al orden social: la inclinación al mal, que permanece después del pecado original y se agrava con los pecados actuales, ejerce su influjo en las mismas estructuras sociales, que en cierto modo están marcados por el pecado del hombre. Los pecados de los hombres son causa de situaciones objetivamente injustas, de carácter social, político, económico, cultural, etc. En este sentido puede hablarse con razón del pecado social, que algunos llaman estructural: todo pecado tiene siempre una dimensión social pues la libertad de todo ser humano posee por si misma una orientación social (cfr. Ex. Ap. Post-sinodal Reconciliación y Penitencia de Juan Pablo II, n. 16); 3. una lesión al cuerpo Místico de Cristo: asimismo, todo pecado repercute en la Iglesia, pues se desarrolla en el misterio de la comunión de los santos: (ibidem).
5.1.2. DISTINCIÓN DE LOS PECADOS Nos interesa conocer en los pecados tres distinciones fundamentales: la teológica, la especifica y la numérica. a) Distinción especifica: es la que existe entre el pecado mortal y el venial. De esta distinción se hablara con detenimiento b) Distinción especifica: es la que existe entré pecados de diversa especie o naturaleza. Es una destinciòn necesaria por el precepto divino de confesar los pecados graves en su especie ínfima (ver. 5.1.3.). Son específicamente distintos: 1. los pecados que se oponen a diversas virtudes: p. Ej., la gula, que se opone a la templanza, y el robo, que se opone a la justicia; 2. los pecados que se oponen a la misma virtud por exceso y por defecto :p.ej., la presunción (exceso desordenado de esperanza) y la desesperación (falta de esperanza); o la soberbia (falta de humildad) y la pusilanimidad (falsa humildad); 3. los pecados que se oponen a diversos objetos de una misma virtud: la justicia, p.ej., comprende cuatro bienes diferentes –la vida, la fama, el honor y la propiedad- que originan cuatro pecados diversos: el homicidio, la murmuración, la injuria y el robo; 4. los pecados que quebrantan leyes o preceptos dados por motivos diversos: p.ej., quien omite la asistencia a una misa que debe oír por ser domingo y por cumplir una penitencia.
c) Distinción numérica: es la que existe entre los diversos actos pecaminosos cometidos. El numero de pecados se determina con las siguientes consideraciones:
1. Cuando se trata de pecados específicamente diversos es muy fácil distinguir su numero; si uno mata y roba a la vez, es claro que comete dos pecados distintos: el homicidio y el robo. 2. Cuando se trata de un mismo acto que incluye objetos deferentes, se cometen tantos pecados como objetos. Por Ej., quien roba una vez a dos personas, comete dos hurtos, o quien admite de una vez un mal deseo con dos personas, comete dos pecados. 3. Cuando se trata de un solo acto interno, que tiene a un solo objeto, habrá nuevo pecado cada vez que se renueve el consentimiento se vuelve a dar cuando se renueva después de interrumpido, ya involuntariamente (p.ej-., por sueño o distracción). 4. Si se trata de un acto externo habrá nuevo pecado cada vez que hay un acto completo: p.ej., quien lee una revista inconveniente comete un solo pecadomoral, pero si su intención fue leer una sola parte, al leer las otras comete nuevo pecado.
5.1.3 LA ESPECIE MARAL INFIMA Interesa tratar este inciso porque para la confección es preciso declarar los pecados según su especio moral infema(cfr. CIC, c, 988); es decir, que el pecado ha de ser expresado de forma tal que no admita inferiores subdivisiones en especies destintas. Así, no se puede decir tan solo: me acuso de un pecado contra la caridad, o de un pecado de lujuria; hay que especificar si fue de pensamiento , deseo, palabra, de tal obra, etc.., añadiendo las circunstancias que pueden modificar su especie. En el caso de los pecados mortales, ha de decirse siempre, además, el numero de veces que se cometió. Si esto resulta muy difícil – porque no es fácil recordar, porque hace muchos años de la ultimas confesión, etc.-, ha de decirse un numero aproximado (alrededor de 2 veces al mes durante tres años, p.ej.) 5.2 CLASIFICACIÒN DEL PECADO El pecado puede clasificarse según el siguiente esquema: Original; (el paco de Adán y Eva, que se transmite a todos los hombres por generación Personal; (el pecado que comete el propio individuo) Habitual; (es la mancha que deja en el alma el pecado actual. Se llama También Actual; (cada trasgresión de la ley divina) Interno;
(si se realiza solo en la mente o el corazón, P.ej., odiar)
Externo;
(se realiza exteriormente, con palabras o hechos)
Formal; (cuando se comete a sabiendas de que se quebranta la ley o, en otras palabras, si se actúa en contra de la conciencia) Material; (cuando se quebranta la ley involuntariamente, es decir, la conciencia es recta pero errónea. Es el caso de actuar por ignorancia invencible) De comisión; (acción positiva contra un precepto: p.ej., el homicidio) De omisión; festivo)
(ausencia de un acto positivamente imperado; p.ej., no oír Misa en dia
Mortal: Venial. Esta ultima clasificación es la que mas nos interesa, porque en un caso, el del pecado mortal, al destruirse a gracia, hay un alejamiento total de Dios que, de no rectificarse,
supone el perderlo eternamente. Por lo tanto, esta en juego la consecución o la perdida del fin ultimo para el que hemos sido creados.
5.3 PECADO MORTAL Es la trasgresión deliberada y voluntaria, de la ley moral, en materia grave. Se llama mortal porque implica la muerte del alma a la vida dé la gracia, ya que supone incurrir en los dos elementos constitutivos del pecado: aversión a Dios y conversión a las criaturas (en el pecado venial, en cambio, solo se incurre propiamente en uno de ellos: la conversión a las criaturas). Su Santidad Juan Pablo II recordó esta doctrina en un documento reciente: <<...para vivir espiritualmente, el hombre debe permanecer en comunión con el supremo principio de vida, que es Dios, en cuanto es el ultimo fin de todo su ser y obrar. Ahora bien, el pecado es un desorden perpetrado por el hombre contra ese principio vital. Y cuando por medio del pecado el alma comete una acción desordenada que llega hasta la separación del fin ultimo –Dios- al que esta unida por la caridad, entonces se da el pecado mortal>> (Exh. Ap. Reconciliación y penitencia, n. 17, del2 XII- 1984). 5.3.2. EL PECADO MORTAL EN RELACIÓN A DIOS Y AL HOMBRE En relación con Dios e pecado mortal supone:
a) gravísima injusticia contra su supremo dominio al sustraerse de su ley; b) desprecio de la mistad divina, manifestando enorme ingratitud para quien nos ha colmado de tantos y tan excelentes beneficios; c) renovación de la causa de al muerte de Cristo; d) violación del cuerpo del cristiano como templo del espirito Santo. Por todo ello, teniendo encuentra la distancia infinita entre el Creador y la criatura, el pecado mortal encierra una maldad en cierto modo infinita. Además, como el orden moral tiene carácter eterno –ley eterna, destino eterno del hombre- , su negación consciente rebasa el tiempo y llega hasta la eternidad. el pecado mortal supone la negación Dios del primer y mas fundamental valor ontológico, la dependencia de Dios. La consecuencia primera será la aversión habitual de Dios, de la que s siguen:
En relación al hombre,
a) la muerte del alma, que queda privada de la gracia divina, de las virtudes infusas y de los dones del Espíritu Santo. Son famosas las siguientes palabras del Papa San León: <>; b) la perdida de la presencia de a Santísima Trinidad en el alma c) la perdida de los meritos adquiridos durante la vida; d) el oscurecimiento de la inteligencia que la misma ceguedad de la culpa lleva consigo (vera stultitia); e) la perdida del derecho a la gloria eterna. El Papa Benedicto XII expone este efecto con las siguientes palabras:
<> (Dz. 531; cfr. También Mt25, Mc9, 42; Apoc 14, 11; S. Th.,I-II, q.87 a.3) f) el reato de pena y la esclavitud de Satanás; de hijo de Dios el hombre que independientemente de sus deseos subjetivos, el orden moral objetivo establecido por Dios prohíbe o manda esa acción ,castigando con la pena eterna el hacerla u omitirla y, a pesar de saber todo esto, la realiza o la omite. Por un instante de gozo, fugaz y pasajero, acepta quedarse sin su fin sobrenatural eterno. Teniendo en cuanta la distancia infinita entre el Creador y el hombre, como a quedo dicho, el pecado mortal encierra una maldad en cierto modo infinita que nos permite llamarlo <>; es <> (excriva de Balaguer, J., Es Cristo que pasa >>, N. 95).
5.3.3. CONDICIONES PARA QUE HAYA PECADO MORTAL Para que haya pecado mortal se requiere que la acción reúna tres condiciones: materia grave (factores subjetivos), plena advertencia y perfecto consentimiento (factores subjetivos) a) Materia grave No todos los pecados son igualmente graves, puesto que caben distintos grados de desorden objetivo en los actos malos, así como distintos grados de maldad subjetiva al cometerlos. Para que se dé el pecado mortal es necesario siempre lamasería grave en si misma (porque el objeto del aquel acto es en si mismo grave, p.el., el aborto) o en sus circunstancias (p.ej., por el escándalo que quede causar). Para reconocer si al materia es grave, habrá que decir que todo aquello que sea incompatible con el amor a Dios supone materia grave (es claro, por ejemplo, que la blasfemia o a idolatría no admiten consorcio alguno con el amor a Dios). La seguridad de tal incompatibilidad viene dada por las mismas fuentes de la Teología Moral (cfr.1.3), en concreto: 1. Las enseñanzas de la Sagrada Escritura: en muchos textos se habla de pecados que excluyen del Reino de los Cielos (cfr. P.ej., Mt 5, 22; o bien I cor 6, 9-10 <>). 2. La enseñanzas de la Iglesia que, por ser depositaria e interprete de la revelación divina y de la ley natural, dictamina condenas de errores morales: cfr. DZ 1151-1216, Declaración de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe sobre Ética Sexual, 29-XII-1975, etc).
3. Las razones Teológicas, con las que se ponderan los motivos que hacen considerar las acciones como graves desordenes. Así, los teólogos y doctores de la Iglesia suelen dividir los pecados en dos categorías especiales: Los que de suyo siempre son mortales (llamados también intrínsecamente mortales o pecados graves ex toto genere suo); es decir, no admiten parvedad de materia y no pueden ser leves sino por falta de plena advertencia o perfecto consentimiento (p.ej.,la blasfemia, la idoltria, la lujuria, etc). Así lo explica el Papa Juan Pablo II: <> (Exh. Ap. Reconciliación y penitencia, n. 17, 2- XII- 1984). Los que no siempre son mortales (llamados pecados graves ex genere suo), ya que aunque se refieren a materia gravemente prohibida (p.el., el hurto); admiten parvedad de materia, de modo que se solo hay materia leve no pasan de pecado venial (p.ej., robar una cosa insignificante). b) Plena advertencia Ya al hablar de los actos humanos vimos lo referente a la advertencia y al consentimiento , por lo que aquí diremos solo algunas cosas practicas. En primer lugar, que la advertencia se refiere a dos cosas:
1. advertencia del acto mismo: es necesario darse cuenta de lo que se esta haciendo (p.ej., no advierte totalmente la acción el que esta semidormido); 2. advertencia de la malicia del acto; es necesario advertir – aunque sea confusamente- que se está haciendo u pecado, un acto malo (p.ej., el que come carne en vigilia, pero ignora absolutamente que los es, advierte la acción – comer carne_, pero no su ilicitud). Cabe también decir que la advertencia no comienza sino cuando e hombre se da cuenta de la malicia del acto: mientras no se advierta esa malicia no hay pecado. Sin embargo , también es necesario decir que para que haya pecado no es necesario advertir que se esta ofendiendo a Dios; basta darse cuenta –aun- que se confusamenteque se realiza un acto malo. c) Perfecto consentimiento
Como el consentimiento sigue naturalmente a la advertencia, debe decirse que solo es posible hablar de consentimiento pleno cuando ha habido plena advertencia del acto. Si no hubo advertencia plena del acto o de su malicia, puede también decirse que falla el perfecto consentimiento para la realización de ese acto o para su imputabilidad moral.
Es importante distinguir entre <> una tentación y <>. En el primer caso se trata de un fenómeno puramente sensitivo – de la parte animal del hombre-, mientras que el segundo es ya un acto plenamente humano, pues supone la intervención positiva de la voluntad. No es fácil saber siempre si hubo consentimiento pleno. En caso de duda, sirve fijarse en lo que pasa ordinariamente consiente debe juzgar que consintió, y al contrario. En todo caso, lo mejor es consultar e irse formando la conciencia. Igualmente es importante recordar que es ilícito proceder con duda: salirse de ella antes de actuar. No debe confundirse el consentimiento semi pleno o la falta consentimiento con una acción voluntaria que alguien realiza bajo coacción física o moral superable. Por ejemplo, aquel que, amenazando de muerte, incesa un ídolo, hace un acto perfectamente cosntido: ha aceptado positivamente en su voluntad es ser idolatra, auque lo hiciera bajo coacción.
5.4 DEFINICIO Y NATURALEZA DEL PECADO VENIAL Pecado venial es la trasgresión de la ley de Dios en la que no se dan con totalidad alguno o algunos de los componentes del pecado mortal. En otras palabras, se da pecado venial si la materia es leve o –con materia grave- la advertencia o el consentimiento no fueron plenos. Venial viene de la palabra <>, que significa perdón, y alude al mas fácil perdón de este tipo de faltas: se remiten no exclusivamente en el fuero sacramental sino también por otros medios. El pecado venial difiere sustancialmente del mortal, ya que no implica elelemento esencial del pecado mortal que es, como quedo explicado (cfr. 5.3.1.),la aversión a Dios. En el pecado venial se da solo el segundo elemento, una cierta conversión a las criaturas compatible con la amistad divina. De acuerdo con la enseñanza de Santo Tomás, el pecado venial es un desorden en las cosas, un mal empleo de las fuerzas para caminar hacia Dios pero en el que se conserva la ordenación fundamental al ultimo fin: <> (S. Th., I-II, q. 88, a.1). El Papa Juan Pablo II explica:<> (exhort. Apost. Reconciliación y penitencia, N. 17, 2-XII-1984). Para clarificar estos conceptos suele ponerse el ejemplo del que emprende un viaje con el objeto de llegar a un determinado lugar. El pecado mortal equivaldría al hecho de que ese viajero de pronto se pusiera de espaldas y comenzara a caminar en sentido contrario, alejándose así cada vez mas de la meta buscada. En cambio, quien comete u
pecado venial es como el viajero que simplemente hace una desviación, un pequeño rodeo, pero sin perder la orientación fundamental hacia el punto donde se dirige. 5.4.2. CONDICIONES PARA QUE HAYA PECADO VENIAL Un pecado puede ser venial por dos razones: 1. porque la materia sea leve (p.ej., una mentira jocosa, falta de aprovechamiento del tiempo en los estudios- que no tiene consecuencias graves en los exámenes-, una pequeña desobediencia a los padres, etc.), 2. porque la materia grave, la advertencia o el consentimiento no han sido perfectos (p.ej., los pensamientos impuros semi-consentidos, una ofensa en una competición deportiva por apasionamiento , etc.); Conviene tener en cuenta también que el pecado venial objetivamente considerado puede hacerse subjetivamente mortal por las siguientes cusas: 1. por conciencia errónea: si se cree que una mentira leve es pecado grave, y se dice se peca gravemente; 2. por un fin gravemente malo: si se dice una pequeña mentirá deseando cometer, gracias a ella , un hurto grave 3. por acumulación de materia: cuando se roba 10 más 10 más 10..; 4. Por grave detrimento que se siga del pecado venial: De daños materiales: p.ej., el medico que por un descuido leve ocasiona la muerte del paciente; De peligro de pecado mortal; p.ej., el que por curiosidad acude a un espectáculo sospechando que será para el ocasión de pecado; Por peligro de escándalo: p.ej., el que llevan a otros a cometer pecados. 5.4.3. EFECTOS DEL PECADO VENIAL Si bien es cierto el abismo que media entre el pecado mortal y el venial. No lo es menos que el pecado venial, enc cuanto ofensa a Dios, supone múltiples males en el alma. He aquí sus efectos: 1. se actualiza la desobediencia, desprecio e ingratitud para con Dios; 2. disminuye el fervor de la caridad alejándonos de la cercanía divina y dificultando la practica de la virtud; 3. aumenta los castigos en el purgatorio; 4. disminuye el grado de gloria en el cielo que habríamos merecido ante dios sin esos pecados veniales; 5. como efecto más grave, el pecado venial predispone al martal, pues a base de ceder en lo poco llega un momento en que el alma no tiene fortaleza suficiente para rechazar el pecado mortal:
<> <> (J. Escriba de Balaguer, camino, n. 828). 5.5. PECADOS ESPECIALES Algunos pecados especiales se agrupan bajo los siguientes nombres: a) pecados contra el Espíritu Santo,, que tienen en común el desprecio formal de algún don recibido para apartes del pecado. Se comprenden entre estos pecados tales como la presunción de salvarse sin méritos, la desesperación, la impugnación de la verdad cristiana conocida, la obstinación la impugnación de la verdad cristiana conocida, la obstinación e el pecado y la impenitencia final. b). Pecados que claman cielo, porque su influencia nefasta en el orden social pide venganza de lo alto. Suelen recibir esta denominación el homicidio, la sodomía, la opresión de los débiles, la retención del salario a los obreros. c.) Pecados capitales, llamados así porque los demás suelen proceder de de ellos como fuente. Clásicamente se citan la soberbia o vanagloria, avaricia, lujuria, ira, gula envidia y pereza. 5.6. LAS IMPERFECCIONES Se trata de transgresiones voluntarias no ya de los preceptos obligatorios de la ley, sino de lo que es un simple consejo o conveniencia para la salvación. Es un rechazo voluntario de las gracias actuales que Dios nos va dando para que en cada momento hagamos lo que es de su agrado. Es no decir a Dios siempre que sí. Conviene considerar que, al ser Dios infinito, nada escapa a su querer, ni aun las cosas que nosotros podríamos considerar intrascendentes (por ejemplo, ir el domingo a este lado o al otro, decir o callar un comentario, etc. ) nada le es indiferente: en su sabiduría infinita ha determinado hasta en sus últimos detalles lo que es de su agrado en cada momento de nuestra vida. Del primer precepto del Decálogo (crf. Deut. 6,4-9; Mt. 22,37-38), confirmado por las palabras del señor en el Sermón de la montaña,¨sed perfectos como mi Padre celestial es perfecto¨(crf. Mt.5, 48; ver también I cor 1,2; Gal. 4,6-7) se sigue la obligación de todos
los hombres de tener a la santidad y, por tanto de luchar continuamente para evitar la imperfección en todos los ámbitos de las virtudes. 5.7 CAUSAS DEL PECADO En realidad siempre la causa universal de todo pecado es el egoísmo o amor desordenado de sí mismo( cfr. S. Th., I,-II q. 84, a 2). Amar a alguien es desearle algún bien, pero por el pecado desea el hombre para sí mismo, desordenadamente, un bien sensible incompatible con el bien racional. Que el amor desordenado a sí mismo y a las cosas materiales es la raíz de todo pecado queda frecuentemente de manifiesto en la sagrada escritura ( cfr. Prov. 1,19; Eclo 10,9; Jue 5,10; 10, 4; I Sam 25,20; II Sam 17, 23; I Re 2,40; Mt. 10,25; etc. ). Junto a la causa universal de todo pecado, podemos distinguir otras, tanto internas como externas: Las causas internas son la heridas que el pecado original dejó en la naturaleza humana. 1.) la herida en el entendimiento: la ignorancia que nos hace desconocer la ley moral y su importancia; 2.) la herida en el apetito concupiscible: la concupiscencia o rebelión de nuestra parte más baja, la carne, contra el espíritu; 3.) la herida en el apetito irascible: la debilidad o dificultad de alcanzar el bien arduo, que sucumbe ante la fuerza de la tentación y es aumentada por los malos hábitos; 4.) la herida en la voluntad: la malicia que busca intencionadamente el pecado, ose deja llevar por él sin oponer resistencia. Las causas externas son: 1.) el demonio cuyo oficio propio es tentar a atraer a los hombres al mal induciéndonos a pecar, ¨Sed sobrinos y estad en vela, porque vuestro enemigo el diablo ando girando como león rugiente alrededor de vosotros en busca de presa que devorar¨ ( I Pe 5,8; cfr. También Sant. 4,7); 2.) las criaturas que, por el desorden que dejó en el alma el pecado original, en vez de conducirnos a Dios en ocasiones nos alejan de El . Pueden ser causa del pecado ya sea como ocasión de escándalo(ver 7.3.3 d), bien cooperando al mal del prójimo (ver 7.3.3. e). 5.7. LAS TENTACIONES Por tentación se entiende toda aquella sugestión interior que, procediendo de causas tanto como externas, incita al hombre a pecar. Las tentaciones actúan en el hombre de tres maneras: 1). Engañando al entendimiento con falsas ilusiones, haciéndonos ver, por ejemplo la muerte como muy lejana, la salvación muy fácil, a Dios más compasivo que justiciero, etc.
2.) debilitando nuestra voluntad, haciédola floja a base de caer en la comodidad, la negligencia , etc. 3.) instingando los sentidos internos, principalmente la imaginación, con pensamientos de sensualidad, de soberbia, de odio, etc. Las tentaciones son pecado no cuando las sentimos, sino sólo cuando voluntariamente las consentimos (cfr. Conc. De Trento, ses 5, cap. 5; Dz 792). Es importante comprender con claridad que la tentación sólo puede ¨incitar¨ a pecar, pero nunca obliga a la voluntad, que permanece siempre dueña de su libre albedrío. Ninguna fuerza interna o externa puede obligar al hombre a pecar. Por tanto, siempre podemos vencer las tentaciones, ya que ninguna de ellas es superior a nuestras fuerzas. ¨Fiel es Dios que no permitirá que seáis tentados sobre vuestras fuerzas, sino que de la misma tentación os hará sacar provecho¨( I Cor 10,13). Dios no quiere nuestras tentaciones, pero las permite, ya que para hacernos humildes, haciéndonos ver la necesidad que tenemos de su gracia, ya para fortalecernos con la lucha, ya para que adquiramos méritos para el cielo. Los medios para vencer las tentaciones están siempre al alcance de la mano: 1.) Los medios sobrenaturales que son los más importantes: la oración, la frecuencia de los sacramentos y la devoción a la santísima Virgen; 2.) La mortificación de nuestros sentidos, que fortalece la voluntad para que pueda resistir en el momento de la tentación; 3.) Evitar la ociosidad, que origina muchas dificultades en la lucha contra el pecado ; 4.) Huir de las ocasiones del pecado, pues nunca es lícito exponerse voluntariamente al peligro próximo de pecar; supondría conceder poca importancia a la probable ofensa a Dios y tiene , por tanto, razón de verdadero pecado. No tengas la cobardía de ser ¨valiente¨: ¡huye (camino, n. 132). 5.8 LA OCASIÓN DE PECADO Por ocasión de pecado se entiende toda aquella situación en la que el hombre se encuentra en peligro de caer en pecado. Se distingue de la tentación al ser una realidad externa que se presenta como motivo del pecado. La tentación, en cambio, es sólo una sugestión interior. La ocasión de pecado puede ser: a.) próxima: si el peligro de pecar es muy grande y la comisión del pecado casi segura; b.) remota: si el peligro de pecar no es grande; c.) voluntaria: si el hombre la busca libremente; d.) necesaria: cuando es física o moralmente inevitable. Los principios morales en relación a la ocasión de pecado son:
1.) La ocasión próxima voluntaria de pecar, es gravemente pecaminosa. Existe, por tanto deber absoluto de evitar ese tipo de ocasión, al grado de exigirse como condición previa indispensable para recibir la absolución sacramental, pues no manifestaría sincero arrepentimiento la absolución sacramental, pues no manifiesta sincero arrepentimiento el que no se aparte de la ocasión próxima voluntaria; por ejemplo; no podría impartirse la absolución al que no quisiera deshacerse de las revistas obscenas que le suponen ocasión de pecar ( cfr. Mt. 5, 29 ss; 18,8 Dz 1211-1213). 2.) En la ocasión próxima necesaria, el hombre debe emplear todos los medios a su alcance para alejar en lo posible la ocasión de pecar y restarle influencia. En otras palabras, debe convertir la ocasión próxima en remota. 3.) Es imposible al hombre evitar todas las ocasiones remotas de pecar, especialmente en relación al pecado venial, tanto por la fragilidad de su naturaleza como por los peligros externos. Debe, sin embargo, aumentar por ello su confianza en Dios y acudir con más frecuencia a los medios sobrenaturales, evitando igualmente la excesiva inquietud.