*** w91 15/1 pág. 13 párr. 12 Enseñe públicamente y de casa en casa *** En 1879 Charles Taze Russell empezó a publicar la revista Zion’s Watch (La Tower and Herald of Christ’s Presence (La Torre del Vigía de Sión y Heraldo de la Presencia de Cristo) ahora llamada La Atalaya (Anunciando el Reino de Jehová ). Russell y otros Estudiantes de la Biblia declararon el mensaje del Reino de la manera apostólica. Sin embargo, años después algunos ancianos de las congregaciones no cumplieron con sus responsabilidades de testificar. Por 12
ejemplo, cierto Testigo escribió: “Todo fue
bien hasta que vino el anuncio de que de participar en la testificación de casa en cas a con literatura y particularmente en la obra de casa en casa los domingos... esto en 1927. Nuestros ancianos electivos se opusieron a esto y trataron de hacer que la clase entera se negara a emprender esta obra o todos habrían
participar en parte alguna de ella”. Con el
tiempo, los hombres que no querían predicar de casa en casa perdieron el privilegio de servir como ancianos. También hoy se espera que los que sean ancianos y siervos ministeriales lleven la delantera en testificar de casa en casa y en otras formas del ministerio cristiano.
*** w09 15/1 pág. 10 La obra de hacer discípulos produce gran felicidad *** Cómo enfrentarse a la indiferencia
12 ¿Qué podemos hacer si a la gente de nuestro territorio no le interesa la religión? Podemos hablarles de los temas que les preocupan. El apóstol Pablo
escribió a sus hermanos corintios: “A los
judíos me hice como judío [...]. A los que están sin ley me hice como sin ley, aunque yo no estoy sin ley para con Dios [...]. Me he hecho toda cosa a gente de toda clase”. ¿Por qué hizo eso el apóstol? “Para que de todos modos salve a 9:20-22). algunos”, explicó (1 Cor.
Nosotros también podríamos buscar temas que tenemos en común con nuestros vecinos. Muchos quieren mejorar su vida familiar. O quizá estén tratando de darle sentido a su vida. ¿Podríamos
presentarles el mensaje del Reino de una forma que capte su atención? 13 En
zonas donde la gente es bastante indiferente al mensaje bíblico, muchos publicadores han encontrado maneras de seguir disfrutando de su ministerio. ¿Qué han hecho? Han decidido aprender otro idioma. Una pareja de más de 60 años de edad descubrió que en su territorio vivían miles de estudiantes chinos con sus familias. “Pensamos que sería una buena idea aprender su idioma — explica explica el esposo — . Teníamos que estudiar todos los
días, pero valió la pena, pues logramos empezar muchos estudios bíblicos.” 14 Aun
si no nos es posible aprender otro idioma, podemos usar el folleto Buenas nuevas para gente de todas las naciones cuando nos encontramos con
alguien que no habla nuestro idioma. Además, es posible conseguir publicaciones en los idiomas de la gente a la que le predicamos. Claro, comunicarse con alguien que tiene una cultura y una lengua diferentes a las nuestras exige un mayor esfuerzo de nuestra parte. Pero nunca olvidemos este principio bíblico: “El
que siembra liberalmente, liberalmente también segará” (2 Cor. 9:6).
*** km 8/89 pág. 1 párr. 7 La vida eterna... nuestra meta *** 7
En agosto quizás tenga la oportunidad de trabajar con diferentes publicadores. Así podrá conocer mejor a otros hermanos y disfrutar de su compañerismo. También le permitirá ver cómo ellos presentan las buenas nuevas, algo de lo que tal vez no disfrute si siempre predica con la misma persona. Sí, nuestra meta es servir fielmente a Jehová con miras a la vida eterna. ¡Que siempre despleguemos aprecio por las cosas espirituales mediante nuestra actividad, a la vez que incitamos a otros al amor y a las obras excelentes! (Heb. 10:24.)
*** km 4/09 pág. 1 párrs. 2-3 La predicación nos da fortaleza espiritual ***
2 Fortaleza y bendiciones. Para empezar, la predicación hace que nos concentremos en las bendiciones del
Reino y no en los problemas diarios (2 Cor. 4:18). Además, cuando les explicamos a otros las enseñanzas bíblicas, nuestra fe en las promesas divinas se fortalece y nuestro aprecio por la verdad aumenta (Isa. 65:13, 14). También reforzamos nuestra determinación de mantenernos separados de este sistema cuando ayudamos a otros a crecer en sentido espiritual y a dejar de ser “parte del mundo” (Juan 17:14, 16; Rom. 12:2). 3 Por otro lado, el ministerio del campo nos ayuda a desarrollar cualidades cristianas. Por ejemplo, aprendemos a ser más humildes a medida que tratamos de
consistía en ayudar a todos los hermanos a participar en esta faceta del ministerio. “Todos deben ser capaces de predicar las buenas nuevas de casa en casa”, dijo él.
De inmediato se estableció un programa mundial de capacitación para alcanzar ese objetivo. Quienes aún no iban de casa en casa recibieron adiestramiento para iniciar conversaciones con las personas, así como para responder sus preguntas y razonar con ellas valiéndose de la Biblia.
*** be pág. 62 párr. 5 - pág. 63 párr. 4 Cultive el arte de la conversación *** El principio enunciado en Filipenses 2:4 es realmente valioso, pues nos anima a “no vigila[r] con interés personal solo
hacernos “toda cosa a gente de toda clase”
[nuestros] propios asuntos, sino también
(1 Cor. 9:19-23). Cuando conversamos
con interés personal los de los demás”.
con personas “desolladas y desparramadas como ovejas sin pastor”,
Veámoslo desde esta óptica: si no conocemos a nuestro interlocutor, él nos considerará unos extraños. ¿Qué podemos hacer para tranquilizarlo? Una sonrisa afectuosa y un saludo amigable serán útiles, pero no bastarán.
de seguro sentimos compasión y nos nace el deseo de ayudarlas (Mat. 9:36). No solo eso, sino que además aprendemos aguante cuando perseveramos a pesar de la apatía o la oposición, y nuestro gozo aumenta al dar de nosotros mismos en favor de los demás (Hech. 20:35).
*** w08 15/7 pág. 5 párrs. 7-8 ¿Por qué es importante predicar de casa en casa hoy día? ***
7 En las décadas siguientes fue aumentando la cantidad de predicadores. Sin embargo, era evidente que se necesitaba más capacitación en el ministerio de casa en casa. Sirva de ejemplo lo que sucedía en Estados Unidos. A principios de los años cincuenta, el 28% de los testigos de Jehová de ese país se limitaban a distribuir hojas sueltas o a quedarse parados en la calle con las revistas en las manos. Más del 40% de los hermanos eran irregulares y pasaban meses sin dar testimonio. ¿Qué se podía hacer para que todos los cristianos predicaran de casa en casa? 8 En una asamblea internacional celebrada en la ciudad de Nueva York en 1953 se volvió a recalcar la necesidad de predicar de casa en casa. El hermano Nathan H. Knorr señaló que la principal labor de los superintendentes cristianos
Puede que la persona estuviera reflexionando y la hayamos interrumpido. Si no nos interesamos por sus pensamientos y tratamos de que converse sobre los nuestros, ¿responderá bien? ¿Qué hizo Jesús cuando conoció a cierta mujer junto a un pozo en Samaria? Ella estaba pensando en sacar agua, así que Jesús empezó a hablar de ese tema y no tardó en entablar una animada conversación de carácter espiritual (Juan 4:7-26). Si es observador, es probable que logre hacerse una idea de lo que esté pensando la persona. ¿Parece triste, o feliz? ¿Es de edad avanzada y tal vez esté enferma? ¿Se ve que hay niños en el hogar? ¿Da la impresión de que el amo de casa posee una situación económica holgada, o de que se afana por cubrir las necesidades de la vida? ¿Revelan una inclinación religiosa los adornos de la vivienda o las joyas que la persona luce? Si ya en el saludo toma en consideración estos factores, será más fácil que ella vea que ambos tienen intereses en común.
Si no ve cara a cara al amo de casa, quizá porque solo escuche su voz tras una puerta cerrada con llave, ¿a qué conclusión pudiera llegar? Es posible que el residente viva con miedo. ¿Podría valerse de este hecho para iniciar un diálogo a través de la puerta? A fin de interesar al interlocutor en la conversación, el visitante puede, en algunos lugares, decirle algo sobre sí mismo, como su origen, por qué fue a verlo, por qué cree en Dios, por qué decidió estudiar la Biblia o cómo esta le ha ayudado (Hech. 26:4-23). Claro, para ello se requiere precaución y no perder de vista el objetivo. Quizá el interlocutor, a su vez, se sienta impulsado a revelar algo sobre sí mismo y sus puntos de vista.
*** w08 15/7 págs. 9-11 Cómo superar los desafíos de la predicación de casa en casa *** Cómo bíblicas
comenzar
conversaciones
8 Para muchos publicadores, lo más difícil de predicar de casa en casa es comenzar una conversación. Y la verdad es que hay territorios en los que esto representa todo un reto. Algunos hermanos se sienten más confiados si inician la conversación con unas cuantas palabras bien pensadas y luego entregan un tratado, tal como se recomienda en el recuadro. Es posible que el título o las coloridas láminas capten la atención de nuestro oyente, lo que nos daría pie para explicarle brevemente el propósito de nuestra visita y hacerle una pregunta. También se le pueden mostrar tres o cuatro tratados e invitarle a escoger el que más le llame la atención. Claro, no se trata simplemente de repartir tratados ni de presentarlos en todas las casa s, sino de entablar conversaciones bíblicas que nos permitan iniciar estudios. 9
Sea cual sea el método que empleemos, tengamos presente que la buena preparación nos hará sentir más seguros y contentos en el ministerio de casa en casa. Un precursor comentó: “Disfruto más mi servicio cuando estoy bien preparado porque estoy deseando
utilizar mi presentación”. Otro precursor dijo: “Si conozco bien el contenido de las
publicaciones, entusiasmo”.
las
ofrezco
Aunque
a
con
la
más
hora
de
prepararse es bueno repasar mentalmente las presentaciones, a muchos hermanos les resulta más útil ensayarlas en voz alta. De ese modo se aseguran de que su servicio a Jehová sea de la mejor calidad (Col. 3:23; 2 Tim. 2:15). 10
Las reuniones para el servicio del campo en las que se ofrecen sugerencias prácticas nos ayudan a ser más eficaces y a disfrutar más el ministerio de casa en casa. Si el texto del día trata sobre la predicación, se puede leer y comentar brevemente. No obstante, el conductor debe dedicar suficiente tiempo a analizar o hacer que se escenifique una presentación sencilla y apropiada para el territorio o a dar ideas prácticas que se puedan emplear ese mismo día. Así los presentes estarán aún mejor capacitados para dar testimonio. Si los ancianos y demás encargados de estas reuniones se preparan bien, podrán lograr este objetivo y aun así terminar a tiempo (Rom. 12:8).
El poder de escuchar 11 Si queremos iniciar conversaciones con nuestros vecinos y llegarles al corazón, no basta con que nos preparemos bien; también debemos interesarnos de verdad en ellos. Y ese interés se demuestra por la manera en que los escuchamos. Un superintendente
viajante
comentó:
“La
paciencia
y
la
disposición a escuchar tienen un gran poder de atracción y son una magnífica forma
de
expresar
afecto
e
interés”.
Escuchar con compasión puede ser la llave que abra el corazón de la gente, como se ve en el siguiente relato. 12 El periódico Le Progrès, de la ciudad francesa de Saint-Étienne, publicó la carta abierta de una señora que había sufrido la pérdida de su hija de tres meses de edad. En su carta mencionó que poco después de aquel terrible suceso, dos personas llamaron a su puerta.
“Enseguida los identifiqué como testigos de Jehová — escribió — . Me disponía a
decirles educadamente que no estaba interesada, cuando observé que el folleto que estaban ofreciendo hablaba de por qué permite Dios el sufrimiento. Decidí hacerlos pasar, pero con la intención de echar por tierra sus argumentos. [...] Los Testigos estuvieron conmigo algo más de una hora y me escucharon con gran compasión. Cuando se estaban yendo, ya me sentía mucho mejor, de modo que accedí a que volvieran a visitarme.” (Rom.
12:15.) Con el tiempo, esta señora aceptó un estudio bíblico. Es digno de notar que lo que más recordó de aquella primera visita no fue lo que los Testigos le dijeron, sino la manera en que la escucharon. 13 Si
escuchamos con compasión a las personas, sabremos qué necesidades tienen y podremos explicarles mejor cómo puede ayudarles el Reino. Seguramente ha observado que una característica de los buenos evangelizadores es que saben escuchar (Pro. 20:5). Tales hermanos se interesan de verdad en la gente a la que visitan. No solo toman nota de su nombre y dirección, sino también de lo que les interesa y de sus necesidades. Si alguien les habla de un problema personal, buscan información y se la llevan a los pocos días. Como el apóstol Pablo, adaptan su presentación a la persona con la que están conversando (léase 1 Corintios 9:19-23). Ese interés sincero atrae a la gente a la verdad y refleja de “la tierna manera extraordinaria compasión de nuestro Dios” (Luc. 1:78).
Seamos positivos 14 Jehová confirió dignidad a los seres humanos al otorgarles libertad de elección. Aunque él es el Dios todopoderoso, no los obliga a servirle, sino que intenta atraerlos con amor y bendice a quienes agradecen sus hermosas dádivas (Rom. 2:4). Como ministros de Dios que somos, siempre debemos estar preparados para presentar las buenas nuevas de una manera que refleje la misericordia de nuestro Dios (2 Cor. 5:20, 21; 6:3-6). Claro, para lograrlo, hemos de tener una actitud positiva al predicar a la gente del territorio, y eso
puede ser un desafío. ¿Qué nos ayudará a tener esa actitud? 15 Jesús les dijo a sus apóstoles que no se preocuparan demasiado cuando alguien rechazara su mensaje. Lo que debían hacer era concentrarse en buscar a los merecedores (léase Mateo 10:11-15). ¿Cómo podemos nosotros hacer lo mismo? Fijándonos metas que sean fáciles de alcanzar. Por ejemplo, cierto hermano que se compara a sí mismo con un buscador de oro dice que su lema es:
“Espero encontrar algo de oro el día de hoy”. Otro cristiano se pone el objetivo de “encontrar cada semana a una persona
que [lo] escuche y visitarla de nuevo a los pocos días para alimentar el interés se inicial”. Algunos publicadores esfuerzan por leer aunque sea un versículo de la Biblia en cada casa, si es posible. ¿Qué metas realistas se puede fijar usted? 16 Nuestro éxito al dar testimonio de casa en casa no depende solo de la respuesta de la gente. Es cierto que la predicación contribuye en gran medida a la salvación de las personas de corazón recto, pero también cumple otros objetivos importantes. ¿Cuáles? Nos da la oportunidad de demostrar que amamos a Jehová (1 Juan 5:3). Además, impide que nos hagamos culpables de derramamiento de sangre (Hech. 20:26, 27). Y sirve para
advertir a los malvados que “ha llegado la hora del juicio” divino (Rev. 14:6, 7). Pero,
sobre todo, permite que se glorifique el nombre de Dios por toda la Tierra (Sal. 113:3). Por eso, sea que la gente nos escuche o no, debemos seguir proclamando el mensaje del Reino. No olvidemos que Jehová valora muchísimo nuestros esfuerzos por difundir las buenas nuevas (Rom. 10:1315).
*** w08 15/7 pág. 6 párrs. 12-13 ¿Por qué es importante predicar de casa en casa hoy día? *** 12 La visión de Ezequiel destaca una razón por la que es tan urgente seguir
buscando a quienes “están suspirando y gimiendo”: hay vidas en juego. Así es,
dentro de poco las fuerzas de ejecución de
Jehová, representadas por los seis hombres armados, destruirán a quienes no tengan la marca simbólica. Hablando del juicio que se aproxima, el apóstol Pablo dijo que Jesús, junto con sus poderosos ángeles, traerá “venganza sobre
los que no conocen a Dios y sobre los que no obedecen las buenas nuevas acerca de nuestro Señor Jesús” (2 Tes. 1:7, 8). Estas palabras indican que la gente será juzgada por la forma en que responda a las buenas nuevas, de modo que la proclamación del mensaje de Dios debe continuar con toda su fuerza hasta el final (Rev. 14:6, 7). Eso significa que todos los siervos de Jehová llevamos una seria responsabilidad sobre nuestros hombros (léase Ezequiel 3:17-19). 13 El apóstol Pablo sentía la obligación de llevar las buenas nuevas a la gente, de
modo que escribió: “Tanto a griegos como
a bárbaros, tanto a sabios como a insensatos, soy deudor: de modo que por mi parte tengo vivo interés en declararles las buenas nuevas también a ustedes, allí en Roma” (Rom. 1:14, 15). Pablo estaba muy agradecido porque se le había mostrado misericordia. Por eso se sentía en el deber de ayudar a la gente a beneficiarse de la bondad inmerecida de Dios tal como él se había beneficiado (1 Tim. 1:12-16). Era como si adquiriera una deuda con cada persona tan pronto como la conocía, una deuda que solo podía pagar hablándole de las buenas nuevas. ¿Siente usted que tiene esa misma deuda con la gente de su territorio? (Léase Hechos 20:26, 27.)
*** w88 15/7 págs. 15-16 párr. 2 Preste constante atención a su enseñanza *** 2 En
vez de suc umbir a un sentimiento
de „cansancio‟ porque cierto territorio se
cubre o abarca con frecuencia, debemos reconocer que este es el tiempo en que debemos orar a Jehová pidiéndole la “energía
dinámica”
necesaria
para
terminar la obra. (Isaías 40:28-31; 1 Juan 5:14.) Es verdad que ya se ha juntado a millones de la “gran muchedumbre” de “otras ovejas”. Pero puede que lo que
antes fue eficaz y útil para ayudar a ciertas personas ya no lo sea para ayudar
a otras en nuestros territorios. (Revelación 7:9, 10; Juan 10:16.) Por lo tanto, tenemos que dar más atención a la calidad de nuestro ministerio.
Cómo desarrollar territorio “nuevo” 4 Consideremos la situación de modo práctico. En muchos lugares no hay territorio nuevo ni territorio que rara vez se trabaje. Por eso, ¿por qué no crear
territorio “nuevo” dentro de la asignación
de la congregación? ¿Cómo? Pues, cuando nuestras visitas son frecuentes, no podemos actuar como si nunca hubiéramos visitado la casa antes, por decir solo lo que por lo general acostumbramos decir. De todos modos, es probable que el amo de casa nos reconozca si hemos trabajado en el territorio muchas veces. El libro Razonamiento a partir de las Escrituras da más de 40 introducciones que podemos usar en el ministerio. Debemos prepararlas bien como algo nuevo y atractivo, enlazándolas con asuntos de interés local y de actualidad. En vez de ir con el espíritu de disculparnos por visitar con frecuencia, tenemos que ir con una actitud
positiva
y
hacer
“nuevo”
el
territorio mediante presentaciones de buena calidad. Pero ¿será útil esto si los amos de casa no son amigables?
a responder. También puede suceder que algunos se enteren de que un amigo o un pariente se ha hecho testigo de Jehová, y ahora nos quieran hablar para saber qué creencias nuestras pudieran haber causado ese cambio.
*** km 7/99 pág. 4 párrs. 3-10 Seamos breves y directos *** 3 Los métodos más eficaces. La clave radica en demostrar a nuestros interlocutores, con el menor número posible de palabras, que la Biblia ofrece soluciones prácticas a los problemas que les preocupan. Las presentaciones más eficaces constan de una pregunta clara que pone a pensar al oyente, seguida de un pasaje bíblico que la contesta. Probablemente disfrutaremos con algunas de las siguientes sugerencias, que pretenden ayudarnos a ser concisos y despertar rápidamente el interés de quienes nos escuchan. 4
En los territorios donde muchos dicen no tener interés, planteemos una pregunta que los implique directamente. ▪
“Al
aproximarse
nuevo milenio,
el
¿espera que las cosas mejoren, o lo ve difícil? [Dejemos que responda.] La Biblia predijo los inquietantes sucesos actuales y también en qué acabarán.” Leamos
*** w88 15/7 pág. 13 No desista de hacer lo excelente ***
2 Timoteo 3:1, 2, 5, y Proverbios 2:21, 22.
Por qué tenemos que „seguir hablando‟
preocupación por la atención médica. ¿Sabía usted que Dios promete solucionar
16 Algo que también nos ayudará a mantener una buena actitud es recordar que desplegamos lealtad a Jehová por el celo en las actividades de predicar el Reino. Además, los territorios siguen cambiando de diversas maneras. Las personas se mudan a otros lugares, o puede que sus circunstancias cambien. Puede ser que en nuestra última visita no estuvieran interesadas en el mensaje, pero la pérdida de un empleo, la muerte de una persona amada, un cambio significativo en la lucha entre las superpotencias, una enfermedad seria... estos cambios, y otros, pueden significar que en la siguiente visita estén dispuestas
▪
“En
nuestro
país
hay
mucha
definitivamente los problemas de salud?”
Leamos Revelación 21:3, 4. ▪ “¿Cómo cree que se beneficiaría nuestra
comunidad
si
todos
siguiéramos
las
normas de la Biblia?” Leamos Mateo
22:37-39. 5 Dado que tenemos la comisión de predicar las buenas nuevas del Reino, siempre que podamos debemos centrar la atención en los objetivos que logrará el Reino. Podemos decir:
▪ “¿Sabía usted que el libro más antiguo
del mundo, la Biblia, predijo que habrá
un solo gobierno para el mundo entero?” Leamos Daniel 2:44. ▪ “¿En qué condiciones cree usted que
viviríamos si Jesucristo gobernara la Tierra?” Leamos Salmo 72:7, 8. 6 En los territorios con residentes muy religiosos podemos probar alguna de estas introducciones:
▪ “Muchas personas sufren discriminación
por motivo de su sexo, religión o raza. ¿Cómo cree usted que ve Dios tales prejuicios?” Leamos Hechos 10:34, 35. ▪ “Como sabemos, Jesús realizó en su día
muchos milagros. Si pudiera pedirle que hiciera uno más, ¿cuál sería?” Leamos Salmo 72:12-14, 16. 7 Si el amo de casa no está muy dispuesto a abrir la puerta, podemos iniciar así la conversación:
▪ “Casi todos estamos cansados de oír
hablar de problemas. Queremos oír soluciones. Seguro que a usted le ocurre igual. Pero ¿dónde podemos hallar soluciones efectivas a nuestros problemas?” Permitamos que responda y
leamos 2 Timoteo 3:16, 17. 8 ¿Por qué no intentarlo? Por lo general, basta con una pregunta sencilla y concisa para despertar el interés de nuestro interlocutor. Una señora que se había opuesto a nuestra labor hizo pasar a dos hermanas cuando una de ellas le
preguntó: “¿Sabe usted cuál es el Reino que mencionamos en el padrenuestro?”. A
aquella mujer le intrigó la pregunta, aceptó un estudio bíblico y ahora es una sierva dedicada de Jehová. 9 Cuando conversemos con los amos de casa, seamos sinceros. Hablemos con el corazón en la mano. Es más probable que reaccionen bien si están convencidos de que realmente nos interesan (Hech. 2:46, 47). 10 La predicación de las buenas nuevas es todo un reto en la actualidad. Algunos residentes recelan de los extraños. Otros están tan ocupados que apenas disponen de tiempo libre. Con todo, podemos estar
seguros de que aún hay muchas personas merecedoras (Mat. 10:11). Es muy probable que tengamos más éxito al buscarlas si hacemos presentaciones breves y directas.
*** km 11/98 págs. 4-6 párrs. 7-20 Seamos eficientes en nuestro ministerio *** 7
¿Qué cambios pudiéramos hacer? Normalmente, las reuniones para el servicio del campo de los sábados y domingos tienen lugar a las 9.00 ó 9.30 de la mañana, después de lo cual el grupo empieza a predicar de puerta en puerta. Sin embargo, algunos cuerpos de ancianos han dispuesto que el grupo participe en otras modalidades del ministerio — como predicar en las calles o los negocios o hacer revisitas — antes de ir de puerta en puerta en las zonas residenciales. Otras congregaciones han pospuesto la hora de la reunión para el servicio para las 10.00 u 11.00 de la mañana o las 12.00 del mediodía. Luego, el grupo va directo a las casas y se queda hasta las primeras horas de la tarde. En algunos territorios, el mejor momento de reunirse para el servicio del campo quizás sea al principio de la tarde y no por la mañana. Estos cambios bien pueden contribuir a aumentar la productividad de la predicación de casa en casa. 8
Obremos con discernimiento y
tacto: Al ir de puerta en puerta,
encontramos diversas reacciones a nuestro mensaje. Unos amos de casa son receptivos, otros indiferentes y algunos quizás discutidores o belicosos. Sobre estos últimos, el libro Razonamiento a partir de las Escrituras, página 7, nos recuerda que no pretendemos “„ganar discusiones‟ con personas que no respetan la verdad”. Ante un amo de
casa hostil, lo mejor es marcharse. No debemos suscitar nunca el antagonismo de la gente insistiendo en que hable con nosotros o que acepte nuestro punto de vista. No obligamos a nadie a escuchar nuestro mensaje, pues sería irrazonable y podría causar dificultades a otros Testigos y a la obra en general.
9 Antes de empezar a predicar, sería prudente revisar la tarjeta de territorio para comprobar si hay constancia de que alguien no desea que llamemos a su puerta, y en tal caso, informar de ello a todos los publicadores asignados a esa calle. Nadie debe creerse con derecho a visitar tales hogares si el superintendente de servicio no se lo ha indicado (véase La caja de preguntas de Nuestro Ministerio del Reino de junio de 1994). 10 Podemos aumentar nuestra eficacia siendo discernidores al predicar de casa en casa. Al acercarnos a un hogar, seamos observadores. ¿Están cerradas todas las cortinas o persianas? ¿No se escucha ninguna señal de actividad? Pudiera ser indicio de que los ocupantes están durmiendo. Probablemente tendremos una conversación más productiva con el amo de casa si volvemos más tarde. Tal vez sea mejor pasar por alto esa casa de momento y anotar el número. Podemos regresar antes de marcharnos del territorio o anotar las señas para volver otro día más tarde. 11 Con todo, es posible q ue, sin querer, despertemos a alguien o le causemos alguna molestia. Quizás la persona se vea muy enojada. ¿Cómo debemos reaccionar? Proverbios 17:27 aconseja:
“Un hombre de discernimiento es sereno de espíritu”. Aunque no nos disculpamos
por nuestra obra, sí podemos decirle cuánto sentimos haber llegado en un momento inoportuno. Pudiéramos preguntarle cortésmente si le conviene que volvamos a otra hora y ofrecernos para hacerlo. A menudo, unas palabras que revelen interés personal, dichas en un tono calmado, apaciguan al amo de casa (Pro. 15:1). Si este nos dice que trabaja por las noches, ha de incluirse una nota en la tarjeta del territorio para que las visitas futuras se realicen a una hora adecuada. 12 También es apropiado usar discernimiento al esforzarnos por abarcar concienzudamente el territorio. Dado que muchos no están en casa cuando los visitamos la primera vez, tenemos que esforzarnos por hallarlos para
comunicarles el mensaje de la salvación (Rom. 10:13). Se informa que algunos publicadores visitan la misma casa varias veces al día tratando de hallar a sus ocupantes. Esto no pasa desapercibido a los vecinos, y pudiéramos dar la impresión desfavorable de que los Testigos estamos
“visitando
siempre”
su
calle.
¿Cómo evitar tal situación? 13 Usemos discernimiento. Al volver a una casa donde no había nadie, ¿encontramos indicios de que esta vez hay alguien? Si del buzón asoman cartas o propaganda, es probable que la persona no haya llegado aún, y tocar de nuevo resultaría improductivo. Si tras realizar varios intentos a distintas horas, como al anochecer, no logramos comunicarnos con la persona, quizás podamos localizarla por teléfono. Si no, podemos dejar discretamente un tratado o una hoja suelta en la puerta, sobre todo si el territorio se predica con bastante frecuencia. Bien puede ser que la hallemos la próxima vez que se predique en esa zona. 14 Evitemos las conversaciones extensas cuando el amo de casa esté expuesto a las inclemencias del tiempo. Si nos invitan a pasar, cuidemos de no ensuciar el piso. Usemos buen juicio cuando nos encontremos con un perro que nos ladre. Al predicar en edificios de apartamentos, hablemos en voz baja y evitemos hacer ruidos que perturben a los inquilinos y anuncien nuestra presencia. 15 Comportémonos de una manera ordenada y digna: Con buena
organización evitaremos que se formen grandes aglomeraciones en el territorio. Algunos vecinos pudieran sentirse amenazados al ver estacionarse frente a su casa varios vehículos con un nutrido grupo de publicadores. No queremos dar la impresión de que estamos “invadiendo” las zonas residenciales. Es conveniente asignar las parejas y el territorio en la reunión para el servicio del campo. Los grupos pequeños, como una familia, son menos intimidantes y requieren menos reorganización a medida que se predica el territorio.
16 Para que haya orden es preciso que los padres supervisen cuidadosamente la conducta de sus hijos en el territorio. Los niños deben portarse bien cuando acompañen a los adultos a las puertas. No se les debe permitir que jueguen ni que se paseen libremente, llamando la atención indebida de los residentes o los transeúntes. 17 También se necesita equilibrio en lo que tiene que ver con los descansos. Nuestro Ministerio del Reino de junio de 1995 dijo en la página 3: “Cuando salimos a predicar, podemos perder tiempo valioso si pausamos para tomar café. Sin embargo, cuando el tiempo es inclemente, una pausa pudiera reconfortarnos y darnos nuevos bríos. No obstante, muchos prefieren seguir predicando en lugar de descansar y charlar con los hermanos durante el tiempo que han apartado para el
ministerio”.
Aunque
interrumpir
el
servicio para tomar un refrigerio es una cuestión personal, se ha notado que a veces un grupo grande de hermanos se reúne en una cafetería o un restaurante. Además del tiempo que deben esperar a que los atiendan, la presencia de una multitud puede intimidar a otros clientes. En ocasiones se relatan en voz alta experiencias ocurridas en el servicio del campo durante la mañana, lo que puede restar dignidad a nuestra obra y menoscabar su eficacia. Con discernimiento, los publicadores evitarán abarrotar un establecimiento público y tomar tiempo innecesario del ministerio. 18 Muchos han obtenido buenos resultados al abordar a la gente dondequiera que se encuentre: en las calles, los estacionamientos y otros lugares públicos. En estas situaciones también deseamos dar un excelente testimonio no solo al hablar, sino también siendo razonables. Los publicadores de cada congregación deben respetar los límites de su territorio para no abrumar a los transeúntes en las zonas comerciales y entradas del metro, o a los empleados de negocios que atienden al público las veinticuatro horas del día, como son las
estaciones de servicio. Para asegurarnos de que nuestro ministerio se lleve a cabo de una manera ordenada y digna, debemos predicar únicamente dentro de nuestro territorio, a menos que el comité de servicio de otra congregación haya pedido ayuda (compárese con 2 Corintios 10:13-15). 19
Algunas congregaciones que disponen de muchas zonas públicas donde es posible predicar las han organizado en territorios, que luego entregan a un publicador o un grupo. Esto contribuye a que se abarque más eficazmente el territorio y evita que haya muchos publicadores predicando en el mismo sitio y a la misma hora, en armonía con el principio de 1 Corintios 14:40: “Que todas las cosas se efectúen decentemente y por arreglo”. 20
Nuestra apariencia personal debe ser siempre digna y representativa de ministros que portan el nombre de Jehová. Lo mismo es aplicable a los objetos que llevamos. Los maletines gastados y las Biblias manchadas o con las esquinas dobladas desvirtúan el mensaje del Reino. Se dice que el arreglo personal
es
“un
signo
que
indica
enseguida a las personas que nos rodean quiénes y qué somos y dónde encajamos en la sociedad”. Por consiguiente, nuestra
apariencia no debe ser desaliñada ni descuidada, como tampoco os tentosa ni extravagante, sino siempre “digna de las buenas nuevas” (Fili. 1:27; compárese
con 1 Timoteo 2:9, 10).
*** w86 1/10 págs. 23-24 ¿Cuál es la manera más práctica de “amar a tu prójimo”? *** Por qué es tan práctica la predicación La predicación es práctica porque ayuda a las personas a aplicar los principios bíblicos. Esto a su vez las ayuda a evitar problemas que les pudieran acarrear necesidad. Por ejemplo, el aplicar los principios bíblicos relacionados con el trabajo y nuestra actitud para con las cosas materiales puede ayudar a evitar la pobreza. (Proverbios 10:4; Efesios 4:28; 1 Timoteo
6:6-8.) O el seguir el consejo bíblico sobre el uso de las drogas y el observar las normas de moralidad puede mejorar nuestra salud y hacer que seamos más felices en nuestra vida de familia.
conciencia de esta peligrosa situación, y es nuestra responsabilidad ayudarlas a buscar el favor de Jehová mientras aún sea posible (Sof. 2:2, 3).
Considere el ejemplo de un yugoslavo de 35 años de edad que vive en la República Federal de Alemania. Él admitió lo siguiente: “A la edad de 18 ó 19 años, ya estaba convirtiéndome en un alcohólico. A la edad de 20 años me tomaba un litro de aguardiente y por lo menos una caja de cerveza [20 botellas] diariamente. Fui hospitalizado tres veces con el propósito de romper el hábito, pero los médicos no pudieron ayudarme. Aunque tenía un salario mensual de 1.300 marcos, casi no sobraba nada para
saben que “el tiempo que queda está reducido”, los siervos de Dios dan
mi familia”. Lo que los testigos de Jehová
le dijeron cuando le predicaron fue lo que cultivó en él el deseo de tener una mejor relación con su Creador. “Por medio de la oración — sigue diciendo él — , pude lograr lo que los médicos no pudieron.” Podemos
imaginarnos el efecto positivo que esto ha tenido en su vida de familia.
*** km 11/04 pág. 1 Mantenga el sentido de urgencia *** 1 Jesús sabía que el tiempo que tenía para efectuar la obra de su Padre en la Tierra era limitado (Juan 9:4). Por eso llevó a cabo su ministerio con sentido de urgencia y enseñó a sus discípulos a hacer lo mismo (Luc. 4:42-44; 8:1; 10:24). Las comodidades materiales eran de importancia secundaria para él (Mat. 8:20). Eso le permitió terminar la obra que Jehová le había asignado (Juan 17:4).
Tiempo limitado. El tiempo que queda para predicar las buenas nuevas en “toda la tierra habitada” también es limitado (Mat. 24:14). Las profecías bíblicas revelan que vivimos muy adentrados en el tiempo del fin. En breve, “los que no conocen a Dios y [...] los que no obedecen las buenas nuevas acerca de nuestro Señor Jesús [...] sufrirán el castigo judicial de destrucción eterna” (2 Tes. 1:6-9). Ese juicio vendrá repentinamente (Luc. 21:34, 35; 1 Tes. 5:2, 3). Es preciso que las personas tomen 2
3
Hagamos cuanto podamos. Como
prioridad a la predicación (1 Cor. 7:29-31; Mat. 6:33). Algunos han optado por no aprovechar oportunidades económicas o no ir tras otras metas personales a fin de incrementar su participación en el ministerio (Mar. 10:29, 30). Otros siguen teniendo “mucho que hacer en la obra del Señor” a pesar de pruebas prolongadas
(1 Cor. 15:58). Muchos han estado declarando las buenas nuevas durante décadas sin titubear (Heb. 10:23). Jehová valora en gran manera todos esos sacrificios a favor de los intereses del Reino (Heb. 6:10). 4 Hacer que nuestra vida gire en torno a la adoración de Dios, lo cual incluye la obra de predicar, nos ayuda a tener muy presente el día de Jehová. Impide que el mundo de Satanás nos distraiga y fortalece nuestra resolución de mantener una conducta santa (2 Ped. 3:11-14). Sin lugar a dudas, efectuar nuestro ministerio con un sentido de urgencia puede salvarnos la vida a nosotros y a los que nos escuchan (1 Tim. 4:16).
*** km 5/07 pág. 1 párrs. 1-6 “Está dando poder al cansado” *** 1 Todos nos cansamos de vez en cuando, y no solo por el trabajo u otras actividades físicas, sino también por los problemas que afrontamos en estos
“tiempos críticos, difíciles de manejar”
(2 Tim. 3:1). 2 Provisiones de Jehová. Jehová nos fortalece mediante su espíritu santo, la misma fuerza irrefrenable que utilizó para crear el universo. El espíritu de Dios nos
ayuda a „recobrar el poder‟ cuando nos
fatigamos (Isa. 40:31). Preguntémonos: “¿Cuándo fue la última vez que le oré a
Jehová para pedirle espíritu santo a fin de cumplir con mis obligaciones cristianas?” (Luc. 11:11-13).
3 Si a diario leemos la Palabra inspirada de Dios y meditamos en ella, y además nos nutrimos espiritualmente mediante el estudio regular de las publicaciones cristianas, seremos como un frondoso “árbol plantado al lado de corrientes de agua, que da su propio fruto en s u estación y cuyo follaje no se marchita” (Sal. 1:2, 3). 4 Jehová
también utiliza a sus siervos,
que pueden ser “un socorro fortalecedor”
para nosotros (Col. 4:10, 11). Nos fortalecen en las reuniones con sus conversaciones, comentarios y discursos edificantes (Hech. 15:32). Los ancianos cristianos, en especial, son una fuente de ayuda y ánimo (Isa. 32:1, 2). 5 El ministerio. Si se siente fatigado, no deje de predicar. A diferencia de otras actividades, la participación regular en el ministerio en realidad nos revitaliza (Mat. 11:28-30). Predicar las buenas nuevas nos ayuda a centrarnos en el Reino de Dios y a no olvidarnos de la vida eterna y las bendiciones de que disfrutaremos. 6 Hay mucho que hacer antes de la destrucción de este sistema malvado. Tenemos razones de sobra para seguir a paso firme en nuestro servicio
“dependiendo de la fuerza que Dios suministra” (1 Ped. 4:11). Con su ayuda
terminaremos nuestra obra, pues Jehová “está
dando
poder
al
cansado”
(Isa.
40:29).
*** w91 1/7 pág. 30 Intensamente ocupados con las buenas nuevas *** ¿Por qué no participa usted cada semana en esta obra que salva vidas? Con gusto la congregación cristiana le ayudará a emprender esta obra tan pronto como satisfaga los requisitos espirituales. Sin embargo, el distribuir revistas es solo un rasgo del servicio. Toda persona que está intensamente ocupada en esparcir las buenas nuevas se esfuerza por efectuar su ministerio de manera equilibrada. Por ejemplo, la Sociedad Watch Tower publica millones de libros encuadernados, y estos se ofrecen al público como una fuente más permanente de provechoso alimento espiritual. ¿Se ha hecho usted lo
suficientemente diestro en su ministerio como para distribuir libros, tales como
posible mudarse a una zona donde se necesiten más proclamadores del Reino?
Usted puede vivir para siempre en el paraíso en la Tierra?
(Léase 1 Timoteo 6:6-8.)
Y ¿qué hay de las personas que se interesan en el mensaje? ¿Mantiene usted buenos registros para volver a visitarlas? El resultado de tales visitas pudiera ser participar en el rasgo del servicio que mayor gozo produce: la obra de conducir estudios bíblicos en los hogares. Recuerde, en Mateo 28:19, 20 Jesús nos dio el mandato de „hacer discípulos, bautizándolos‟. Eso significa que tenemos
que estudiar la Biblia con ellos. Es cierto que muchas veces el empezar un estudio bíblico requiere persistencia. Cierto Testigo habló con un matrimonio de edad avanzada que de buena gana aceptó un estudio bíblico en su hogar. Pero por tres semanas consecutivas aplazaron el estudio. Con el tiempo empezaron a estudiar. Entonces, por algún tiempo la pareja estudiaba una semana sí y otra no. Sin embargo, por fin la esposa progresó hasta el punto de bautizarse. “Después de bautizarse — recuerda el hermano — , los
ojos se le llenaron de lágrimas de felicidad, y entonces hubo lágrimas de felicidad también en los ojos de mi esposa y en los míos.” ¡Sí, el estar intensamente
ocupados con las buenas nuevas redunda en gozo indescriptible!
*** w08 15/1 pág. 7 párr. 17 “Sigue vigilando el ministerio que aceptaste en el Señor” *** 17 Por otra parte, puede que usted sea un adulto joven que trabaje a tiempo completo y que tenga pocas obligaciones aparte de la de mantenerse a sí mismo. Sin duda disfruta de participar en las actividades de la congregación al grado que se lo permite su horario. Pero ¿pudiera sentir aún más felicidad? ¿Ha pensado en aumentar su participación en el ministerio? (Sal. 34:8; Pro. 10:22.) En algunos territorios queda todavía mucho por hacer para llevar el mensaje de la verdad a todas las personas. ¿Pudiera hacer ciertos cambios en su vida para ampliar su servicio? Por ejemplo, ¿le es
*** km 2/03 pág. 8 párrs. 4-6 ¿A qué damos prioridad? ***
*** km 5/01 pág. 1 párrs. 2-4 Participemos de lleno en la siega *** 2
Una obligación moral. Podemos
(Mat. 9:36.) Los sucesos de este mundo y las profecías bíblicas dejan claro que a este sistema malvado se le está acabando el tiempo. Tener presente la importancia de la predicación nos impulsará a efectuarla con ahínco.
aprender del ejemplo de Pablo, quien fue a la vanguardia del ministerio cristiano y participó de lleno en él. El apóstol se sentía en la obligación de predicar a todas las personas, de modo que tuvieran la oportunidad de escuchar las buenas nuevas y salvarse. Este sentido de la responsabilidad lo impulsó a trabajar incansablemente en el interés ajeno (Rom. 1:14-17). En vista de la peligrosa situación que afronta hoy la humanidad, ¿no tenemos nosotros la responsabilidad aún mayor de predicar a los que viven en nuestro territorio? (1 Cor. 9:16.)
5 Examinemos nuestras circunstancias. Como las circunstancias
3 La necesidad de actuar con urgencia. La predicación puede
personales suelen variar, conviene examinar cada cierto tiempo si podemos hacer algún cambio que nos permita participar más de lleno en la predicación. Una hermana que fue precursora durante los años cincuenta, sesenta y setenta, tuvo que dejar este servicio debido a problemas de salud. Con el tiempo su salud mejoró, de modo que hace poco reexaminó sus circunstancias y llegó a la conclusión de que podía servir nuevamente de precursora. ¡Qué feliz se sintió de asistir a la Escuela del Servicio de Precursor con noventa años! ¿Qué hay de nosotros? ¿Nos falta poco para jubilarnos o graduarnos? ¿Nos permitirían estas nuevas circunstancias emprender el precursorado?
compararse a una operación de rescate. Hay que encontrar a la gente y ayudarla a ponerse a salvo antes de que sea muy tarde. El tiempo se está agotando, y hay vidas en juego. No es de extrañar que
4 ¿Y nosotros? ¿Damos prioridad a la obra de proclamar las buenas nuevas del Reino y hacer discípulos? Al igual que Jesús, ¿nos preocupamos sinceramente
por las personas “desolladas y desparramadas como ovejas sin pastor”?
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Cuando Jesús vio que Marta “estaba
distraída atendiendo a muchos quehaceres”, le indicó bondadosamente que tendría más bendiciones si no se complicaba tanto (Luc. 10:40-42). ¿Podemos simplificarnos la vida? ¿Es necesario que ambos cónyuges trabajen? Si se hicieran algunas modificaciones, ¿podría arreglarse la familia con los ingresos de un solo miembro? Muchos cristianos se han beneficiado espiritualmente de hacer cambios a fin de tener una mayor participación en el ministerio.
Jesús instara a sus discípulos a „rogar al
Amo de la mies que enviara obreros a su siega‟ (Mat. 9:38). 4 Muchos obreros del Reino han reconocido la urgencia de nuestros tiempos y han incrementado su participación en esta labor salvadora. Un adolescente llamado Hirohisa mantenía a su madre y sus cuatro hermanos menores con su trabajo de repartidor de periódicos, que le obligaba a levantarse a las tres de la madrugada. Aun así, quería aumentar su ministerio, por lo que emprendió el precursorado regular. ¿Podemos participar nosotros más plenamente en esta obra que nunca se repetirá?
*** km 9/94 pág. 1 párrs. 3-8 Aumente su tesoro de servicio del Reino *** 3 „¿Cómo puedo aumentar participación?‟ Cuando comienza
mi
un nuevo año de servicio, es apropiado que todos examinemos nuestra actividad personal para ver cómo podemos aumentar el tiempo que dedicamos al ministerio del campo, y que nos
preguntemos:
„¿Puedo
arreglar
mis
asuntos para servir de precursor auxiliar de vez en cuando, o incluso de forma continua?‟. ¿Podría ser precursor regular
si hiciera unos cuantos ajustes? Los que empiezan el servicio de precursor el 1 de septiembre pueden asistir a la Escuela del Servicio de Precursor el año siguiente. 4 Algunos publicadores se ponen la meta de aumentar su predicación informal. Esta actividad produce a menudo buenos frutos. Otros quizás crean que deben mejorar en cuanto a hacer revisitas eficaces o comenzar estudios bíblicos. 5 Si nos damos cuenta de que e n algún aspecto nuestro ministerio es escaso, ¿qué podemos hacer para aumentarlo? Los que han alcanzado metas con buenos resultados recomiendan que uno se resuelva ante todo a poner en primer lugar los intereses del Reino, sin importar el costo. (Mat. 6:33.) Se necesita tener fe y confianza absoluta en Jehová. (2 Cor. 4:7.) Busque su ayuda mediante la oración sincera y persistente. (Luc. 11:8, 9.) Podemos confiar en que Jehová bendecirá el esfuerzo verdadero que hagamos por aumentar nuestra participación en el servicio. (1 Juan 5:14.) 6 Hable con los hermanos que han aumentado su ministerio con buenos resultados. Pregúnteles cómo pudieron superar los obstáculos sin desanimarse. Quizás escuchar sus experiencias sea precisamente lo que usted necesita para convencerse de que ensanchar el ministerio no es algo irrealizable. 7 Cuando lea artículos de La Atalaya o Nuestro Ministerio del Reino de relacionados con el servicio del campo, analice con oración cómo pudiera emplear en su ministerio las sugerencias que se dan en ellos. Haga lo mismo en las reuniones y las asambleas. Las recomendaciones que hacemos en este artículo se basan en un discurso que se presentó en el programa de la asamblea de circuito del año pasado. Es el primero de una serie de artículos preparados con el fin de ayudarnos a recordar y mantener
vivo el ánimo que nos infundió dicho programa. 8 Jesús tomó muy en serio su ministerio y lo hizo su interés principal. Él
dijo: “Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió”. (Juan 4:34.) ¿Coincidimos
con él? Si es así, con toda seguridad hallaremos maneras de aumentar nuestra actividad y compartiremos las “cosas buenas” de nuestro tesoro con otras
personas. (Mat. 12:35; Luc. 6:45.)
*** km 8/90 pág. 3 Sigan llevando fruto con aguante *** ¿PODEMOS HACER MÁS? 6 Para dedicar más tiempo al servicio del campo puede que se requiera hacer un ligero ajuste en nuestro horario. Si los domingos hemos estado dedicando una hora en el ministerio del campo, ¿pudiéramos extender ese tiempo y pasar otra hora haciendo revisitas o conduciendo un estudio bíblico? O si conducimos un estudio, ¿pudiéramos dedicar una hora o más a predicar de casa en casa o hacer algunas revisitas antes del estudio? Los sábados, después de pasar dos horas colocando revistas, quizás pudiéramos entregar revistas en una ruta que hayamos desarrollado o hacer algunas revisitas. Los que viven en zonas urbanas tal vez hallen conveniente pasar algún tiempo en la testificación en las calles. De esa manera y de otras, quizás podamos aumentar nuestra participación en el servicio del campo. Los buenos resultados aumentarán proporcionalmente. 7 El dedicar más tiempo al servicio del campo haciendo revisitas sin duda resultará en que se conduzcan más estudios bíblicos. Con el tiempo eso redundará en que más personas conozcan la verdad y nos ayuden a efectuar la obra de predicar el Reino. (Mat. 28:19, 20.)