1. Mili 1 Milagros era una chica simpática, de 1.65m, cabellos lacios y negro, ojos del mismo color, piel bronceada. De su cuerpo puedo decirles que era una versión a escala de Jennifer López, su trasero no era tan exageradamente voluptuoso como el de J-Lo, pero si muy apetecible. Encontré esta foto en Internet, puede darles una idea de la apariencia y formas de Mili y, a decir verdad esta niña tiene las nalgas un poco mas abultadas que las de Mili. Volviendo al relato, nosotros estudiábamos estudiábamos en la misma facultad, ella siempre estaba rodeada rodeada por chicos. A mi no me llamaba la atención unirme a su club de fans, me contentaba viéndola pasearse por la facultad con sus jeans apretados y mas de un pensamiento morboso cruzo por mi mente… y
la de muchos.
Un amigo, Javier, llego a ser su enamorado. Era un tipo divertido pero también mujeriego. Mili conocía su fama y aun así lo acepto, quizás pensaba que su curvilíneo cuerpo cambiarían su promiscuidad. Poco me importo, yo tenia enamorada, así que pensé: Bien por Javier, y que disfrute de ese jugoso trasero... por cosas del destino, seria yo el primero en disfrutarlo... Poco después coincidí con ella en un curso. Debíamos presentar informes casi todas las semanas. Yo no conocía a nadie en ese salón, creí que a Mili Mili le iría mejor, pero al final de la clase ella se me acerco y me pregunto si tenía compañero. No me hice ilusiones, pensé que me quería agrupar con algún amigo o amiga suya que estuviera solo. - No, todavía no tengo compañero... respondí sin mayor interés. - Bueno, yo tampoco... te parece si lo hacemos juntos... Tome sus palabras en doble sentido, me hubiera abalanzado para hacerlo ahí mismo, pero no se refería a eso. Mili se dio cuenta de cómo sonó su propuesta y antes de que yo dijera algo, repuso: - Me refiero al trabajo... No seas mal pensado... dijo sonriendo, un poco sonrojada. - Si, me parece bien... respondí devolviéndole la sonrisa. Así nos fuimos haciendo amigos. Íbamos a su casa o a la mía a hacer hacer los informes y presentarlos casi a la hora de entrega. Casi al final del ciclo, Mili fue a mi casa a terminar un informe, creímos que nos tomaría tiempo, así que decidió quedarse. El trabajo no fue difícil, terminamos a las 2 de la madrugada. Pensé que se iría, hasta ofrecí llamarle un taxi, pero Mili prefirió quedarse. Se habían escuchado casos de taxistas violadores últimamente, usaban un polvillo para adormecer a sus pasajeras y luego se deleitaban con ellas. Hoy agradezco que se quedara y maldigo mi torpeza por casi dejarla ir. Nos quedamos conversando en mi cuarto, le ofrecí un refresco, pero... - ¿No tendrás un vino?... me pregunto con sonrisa coqueta. Baje al primer piso, saque un par de botellas del mini-bar, cogí unas copas de la cocina, sin hacer ruido, porque mis padres dormían y no quería aguarme la fiesta. Con el vino, la conversación fue más amena. Nunca hablamos de cosas personales pero esa noche hablamos hasta de sexo. Me hizo prometer que nunca le contaría a nadie lo que esa noche hablamos (después me haría prometer que no le contara a nadie lo que hicimos). Aunque un poco cohibida al principio, luego fue hablando sin complejos. Con el vino en la sangre y la conversación sexual, mi pene iba endureciendo, mas aun con Mili y su redondo trasero hundiéndose en mi cama. Temí que fuera evidente lo tieso que tenia mi entrepierna. Llego el momento de hablar de Javier y como les iba en la cama. Con una copa m ás de vino y bajo otra promesa solemne de silencio de mi parte, me hablo de sus intimidades con él: - Bueno, si, es evidente que ya lo hemos hecho, hec ho, varias veces... me dijo sin tapujos. ! Maldito suertudo! , ¡Llevan poco tiempo juntos y ya lo hacen como conejos!... ella noto mi expresión: - ¿Por qué esa cara? ¿Acaso no lo has hecho aun con tu enamorada?... pregunto curiosa. - Si lo he hecho, solo que pasaron p asaron 5 meses antes de que fuéramos a la cama... - ¿Y por qué tanto?... me dijo sonriendo.
- Quería estar segura que yo estaba realmente interesado y que no buscaba solo placer. - Vaya, ¡Se te habrán hinchado las pelotas en esos 5 meses!... me dijo sonriendo - Jajaja, si, pero bueno, valió la pena, a pesar de que ella no tenia experiencia... - ¿Qué?, ¿No me digas que tu la desfloraste?... - Si, su familia siempre fue sobre protectora con ella... - Así que tu echaste a perder a esa pobre niña... me dijo bromeando. - Jaja, puede decirse, prefiero decir que sus padres me la cuidaron bien... - Jajaja, pero, vamos, cuéntame mas de eso... insistió curiosa. - Como dije, ella no tenia experiencia, pero la forma como se entrego, esa ternura, esa pasión... pero bueno, hay cosas que aun no hacemos porque le da vergüenza... - ¡Sátiro! ¡Mañoso!... que cosas le querrás hacer a la pobre chica... me dijo riendo. - Jajaja, nada malo, tu sabes, hay mas de un par de posiciones para hacerlo... respondí. Por primera vez hablaba tan abiertamente de sexo con una chica, a la que quería practicarle más de una posición. No me importaba que fuera enamorada de un amigo, ni tan amigo, compañero de joda puede decirse. Llegue al punto punto en que me olvide que yo tenia enamorada. enamorada. - Tienes razón. Creo que Javier no puede quejarse... respondió, guiñándome el ojo. - Lo tienes satisfecho... dije con cierta envidia. - Si, pero hay algo que todavía no... Mili titubeo, se arrepintió de lo que iba a decir. - ¿Qué es lo que todavía no?... pregunte curioso. - No, no es nada... dijo sonrojándose por primera vez en la noche. - Vamos, mira que yo te he contado todo... insistí. - Tienes razón, esta bien... pero... - Si, por tercera vez te prometo que lo que digas no sale de aquí... dije con tedio. - Por tu bien espero que sea así... respondió, mostrándome un puño juguetonamente. - Pero vamos, cuéntame... ¿Qué es lo que aun no hacen?... - Javier tiene cierto gusto por el sexo... nuevamente Mili titubeo. - Continua... insistí. - Bueno... el quiere hacérmelo por atrás... dijo con vergüenza, luego tomo mas vino. - ¿Sexo anal?... pregunte incrédulo, porque creí que ya lo habrían hecho, viendo el inmenso trasero que ella tenía, cualquiera pensaría en metérselo por allí. - Si, sexo anal... dijo Mili mas suelta y agrego: Nunca lo he hecho... ¿Pensaste que si?... - Como estuviste de acuerdo en que hay más de una forma de hacerlo, creí que tú habías hecho eso... respondí, imaginándome detrás de ella, perforándole su aun estrecho ano. Mi verga estaba mas dura que nunca, acomode mis piernas para disimular mi erección. - Pues no, aun no me he atrevido. Mis otras parejas también me lo pidieron, pero... como que me dio miedo... no se que fijación tienen esos mañosos con mi pobre culito... ¿Culito?, pero si tienes un ¡CULASO!... quise gritarle. Todos en la facultad fantaseaban con romperle el culo en una buena cogida, y ella no se daba cuenta que hasta los mas recatados profesores, al menos de reojo, la veían meneando su cola con su coqueto andar... - ¿Y por qué el miedo?... pregunte volviendo a mis cabales. - Porque puede ser doloroso... me gustaría complacerlo, el ha insistido mucho... pero... - ¿Pero que? - No se, Javier es un poco tosco... con c on decirte que la primera vez que lo hicimos me la metió toda de frente, ni siquiera espero que me mojara... es un desesperado... Quise reírme pero debía comprender a Javier, tanto tiempo ti empo estuvo detrás de ella, que al tenerla no se aguanto y se la clavo lo más rápido que pudo, como para que no se le escape... no dije nada y Mili continúo quejándose: - Me dolió, pero me hice la tonta... imagínate si acepto que me la meta por ahí, me va a desagarrar mi pobre anito... Oyendo lo que decía, mi verga estaba por explotar, la leche casi manchaba mi ropa interior. - Ni que Javier la tuviera tan grande... dije con sorna. - Bueno, no es tan grande, pero si la tiene gordita... me dijo haciendo gestos con la mano para darme a entender de que tamaño era y que tan gorda la tenia.
- Ah... me limite a decir, quizás con una sonrisa burlona, porque me pareció que mi amigo no era tan aventajado como presumía. Ella noto mi expresión. - ¿Qué? ¿Por qué ese gesto? ¿Cómo es la tuya?... me preguntó entre enfadada y curiosa. Quise sacarla y mostrársela, total, estaba recontra dura... pero me contuve y me limite a decir: - Quizás no sea tan gorda… pero si es mas larga... - Vaya, bien por tu enamorada, estará feliz... me dijo sonriendo. - No puede quejarse... respondí con cierto orgullo. - Y dime... ¿Tu ya le has practicado sexo anal?... - No, todavía no. Como te digo aun se avergüenza de algunas cosas, pero poco a poco, es una tarea que aun tenemos pendiente... - Pero tú ya se lo has hecho a tus otras enamoradas... - Si, a un par. Tampoco querían al principio, por vergüenza, temor al dolor... pero al final lo hicimos y una de ellas se volvió adicta y solo quería que lo hagamos por ahí. - ¿Tanto así?... pregunto sorprendida y acalorada, al parecer el vino y la conversación no solo me afectaba a mi, podía decir que le comenzaba a picar su arrugado anillo. - Si, y la otra no se hizo mayores problemas después, aceptaba gustosa tener sexo anal... - ¿En serio?... y digamos ¿Cómo harías para introducírsela a tu enamorada?... en una no se la vas a meter toda, como hace el salvaje de Javier... La veía preguntar con una curiosidad que iba mas allá del querer conocer, con una mano sobre el pecho, parecía que se estaba excitando. Sus ojos me miraban atenta. - No pues, tiene que ser de a pocos... hay que prepararla bien, sino le va a doler... dije y bebí mas vino, ella se termino su copa y se sirvió mas. - Y ¿Cómo iniciarías a una chica miedosa?... como yo, por ejemplo... dijo con interés. A esas alturas creo que yo tampoco tampoco me diferenciaría mucho de Javier, con el tremendo trasero de Mili, quizás yo la perforaría en una y la cabalgaría salvajemente para exorcizar el recuerdo de todas las veces que mis ojos siguieron el vaivén de sus caderas. - Bueno... dije conteniendo la saliva, ya que el solo pensar que yo podría inaugurar su culito se me hacia agua la boca, así que hable sin mayores preocupaciones: Primero yo usaría algún gel que te ayudara a lubricar y dilatar tu anito... te untaría el gel y pondría un poco en mis dedos... después, mis dedos masajearía tu anito hasta que te relajes y poco a poco iría introduciéndote mi dedo meñique... Ahora era evidente que yo no era era el único excitado, la vi morderse los labios, labios, su mano sobre su pecho se movía sigilosa pero con cierto nerviosismo. - ¿Si? ¿Y que mas?... pregunto con cierta ansiedad. - Dejaría mi dedo meñique adentro... como para que te acostumbres a tenerlo dentro de ti... luego lo sacaría y lo metería lentamente... simulando el acto sexual... Al mencionar esto me pareció ver ver como contraía sus muslos, como imaginándose que en realidad realidad yo lo hacia y al parecer no le fue desagradable. Creo que hasta lo disfruto. - ¿Y para que harías eso?... dijo conteniendo su nerviosismo y bebiendo mas vino. - Para ayudar a dilatar tu anito... después cuando el meñique entre y salga sin mayor resistencia, lo sacaría e introduciría un dedo mas grande... así uno por uno hasta que tu esfínter se acostumbre y no sufra cuando... cuando finalmente le introduzca mi pene... dije con voz suave, quería darle mayor efecto a mis palabras Y surtieron efecto, la vi retorcerse retorcerse un poco, podría jurar que su conchita se había mojado. - No te creo... dijo ella intentando calmarse. - ¿Por qué?... repuse saliendo un poco de mi excitación. - Aun así dolería... - Tal vez un poco, pero no demasiado... - No... No te creo... repitió con cierto nerviosismo, propio de su excitación. - Si no lo has intentado, ¿Cómo sabes si te dolería o no?... replique. - Bueno... no se... ¿Acaso tienes una de esas cremas aquí?... No lo podía creer, prácticamente me estaba pidiendo que le hiciera una demostración. Mi fantasía podría realizarse: ¡Ser el primero en romper el, por muchos codiciado, culito de Mili!
- Si, tengo una en mi cajón... repuse intentando serenarme. - ¿Qué estoy diciendo?... dijo como arrepintiéndose, luego repuso... Y como, ¿Cómo seria?, ya, bueno, digamos que a manera de prueba, dejo que hagas todo lo que has dicho, porque alguna vez tengo que hacerlo... mira que si dices algo te mato... en fin, ¿Cómo seria?... mejor termina de explicarme... dijo nerviosa. Era obvio que Mili estaba súper-excitada por lo que le describí. En este momento no podía dejarme ganar por mi ansiedad y abalanzarme sobre ella o espantarla de otra forma. Si quería disfrutar de su estrecho ano y tener su enorme culo entre mis manos, tenia que calmarme... tenia que darle el puntillazo final para que ella cayera y no dudara en dejarme proceder... - Como tu anito estaría completamente lubricado y flexible, mi pene también untado con gel, se deslizaría sin mayor oposición, claro que lo metería de a pocos... considerando que mi pene no es tan grueso, tu anito sufriría menos... a decir verdad, seria mejor que un pene delgado ayude a dilatar tu esfínter... - Si, si tienes razón... Javier la tiene gorda y si, si lo dejo a él... me va romper toda, ese loco desesperado... pero, ¿puedo?... - Dime... - ¿Puedo verla?... muéstramela... no vaya a ser que yo acepte y resulte que tienes un pene mas grueso... dijo con cierta excitación, era obvio que había descubierto mi erección y eso la había calentado mas aun. Con nerviosismo me desabotone el pantalón, casi disparada salió la cabeza de mi pene, ella se encargo de sacar el resto. - Vaya, ¡Si es más larga!, un poco más delgada, ¡Pero no tanto!... exclamo sorprendida. Creí que se arrepentiría, maldije mi infortunio: Será otra paja mas... pensé... pero no fue así, Mili llego al punto en que no hay marcha atrás, su conchita debía estar empapada. Disimuladamente sobaba su entrepierna intentando acallar esa picazón que incrementaba en sus intimidades... - No importa, tengo que saber como es, si no es ahora, nunca... dijo como justificándose. No creo que sienta gran remordimiento por serle infiel al aventurero de Javier, que conociéndolo, le habría puesto los cuernos a Mili más de una vez, buscando refugio en sus amigas cariñosas cada vez que Mili le negaba su culito. Yo no me sentía tan culpable, después de que adiestrara el ano de Mili, seria Javier quien disfrutaría de todo el sexo anal que quisiera con ese enorme trasero. Al fin y al cabo el saldría ganador, así que digamos que le estaba haciendo un favor... - ¿Dónde esta la crema?... pregunto con ansiedad - ¿Ah?, ¡Oh!, si, si... por acá la tengo… Con el pantalón que se me caía busque en mi mesa de noche. Tenia una provisión de crema para cuando desvirgara el culito de mi enamorada... fugazmente pensé en ella, pero hombre y débil al fin, ante la posibilidad que se presenta una vez en la vida... no me iba hacer para atrás... imagínense a J-Lo en su dormitorio, desnuda, en la pose del perrito, pidiéndoles, casi rogándoles que se le metan por el culo... ¿Uds. se negarían?... si dicen que si y no están mintiendo, los felicito... por que yo no podría negarme... Ella se paseaba nerviosa, mientras yo más nervioso aun buscaba el gel... hasta que al fin lo encontré... Mili se dio cuenta, y sin tener que decirle nada se fue acomodando en mi cama: - Ay no se... ¿Cómo me coloco?... pregunto nerviosa. - Es mejor que te pongas en cuatro... le dije tragando saliva. Obedientemente se ubico como una perrita ansiosa, arrodillándose en la cama primero y luego inclinándose hacia delante hasta que su cabeza toco el colchón, sus codos apoyados en la cama cubrían su rostro. Sentiría un poco de vergüenza o tal vez no quería que su cara delatara su ansiedad... la observe por unos segundos, aunque su posición no era como la había imaginado porque su espalda formaba una joroba, aun así era una imagen digna de recordar. Mili un poco impaciente no sabia si bajarse el pantalón deportivo o dejar que yo lo hiciera, su mano nerviosa hizo más de una vez el ademán de querer hacerlo, pero no se atrevía. Así que yo, lentamente fui descubriendo el objeto del deseo de muchos. Ante mi fue apareciendo un bronceado y carnoso trasero, de solo verlo casi se me sale toda la leche, mas aun observando la diminuta tanga negra que desaparecía entre sus abultadas nalgas... me quede sin aliento.
Sin dar mayor pie a que Mili dudara, decidí continuar, tome su tanguita y la fui bajando suavemente. Su piel se erizo, quizás por el frío o porque era la primera vez que alguien que no fuera su enamorado la veía así... lo cierto es que, al bajar completamente su tanga note que estaba mojada. Al escudriñar un poco en sus intimidades, su lampiña conchita lucia empapada, sus labios vaginales parecían aguardar ansiosos que los penetraran... algún día, pensé. No quise distraerme, mis manos recorrieron sus redondas formas, ella se retraía un poco, así que continué haciéndolo hasta que la sentí menos tensa... luego separe cuidadosamente sus abultadas nalgas para ver mejor su arrugado anillo, objeto del deseo de muchos universitarios y de cuanto macho la haya conocido u observado. Nuevamente ella endureció sus nalgas, quise darle un palmazo para que las relajara pero opte por acariciarlas y nuevamente surtió efecto... - Vamos Danny... apúrate... la escuche susurrar, quizás hablando para sus adentros, pero en el silencio de la noche pude escuchar su ruego. Esparcí sobre su esfínter el frío gel, que hizo que su piel se pusiera como de gallina. Aun así no se hizo para atrás, se mantuvo firme, ansiosa esperando que mis dedos hicieran todo lo que dije... - Danny... me llamo con voz apagada.. - ¿Si?... respondí temiendo su arrepentimiento. - Por favor... que solo... que solo sean los dedos... ya sabes no quiero... - Entiendo...dije con cierta resignación. Mili estaba excitada pero consciente, no quería finiquitar su infidelidad. No me desanime, tenia esperanza de que mis caricias la hicieran cambiar de opinión. Al saber que aceptaba sus términos, Mili se relajo mas, su espalda que antes formaba una joroba rígida, ahora se iba distendiendo... y ya no ocultaba tanto la cabeza... Mis dedos masajearon su arrugado esfínter y las zonas adyacentes, con movimientos circulares, luego a manera de espiral, de afuera hacia adentro, presionando suavemente al final, de tal forma que su ano se fuera haciendo a la idea de que mi dedo iba a penetrarla... Cuando sentí que su estrecho anillo no oponía mayor resistencia, le unte más gel y embadurne mi dedo meñique. Luego mi dedo hizo el mismo recorrido en espiral un par de veces, solo que esta vez presionaba con más fuerza al final y note que su ano cedía fácilmente. Fue entonces que decidí profanar su pequeña cueva... lentamente fue ingresando mi dedo hasta la uña... - Ahhhhh... la escuche exclamar, algo sorprendida pero a la vez excitada. Mili se contrajo, apretando las nalgas y a su vez su esfínter presiono mi dedo... fue un acto reflejo que poco a poco fue calmando, dejándome proseguir... mi dedo hacia un corto trayecto de ida y vuelta, sin sacarlo, desde el comienzo hasta el final de la uña, un temblorcillo recorrió su cuerpo. Cuando su cuerpo cedió, mi dedo fue ingresando de a pocos, repitiendo la misma operación... hasta que su ano se comió gustoso todo mi dedo meñique... Se movía algo nerviosa, separo un poco las piernas, como para que sus carnosas nalgas se abrieran y dejaran que mi dedo ingresara sin dificultad. Su espalda por momentos se arqueaba dejándome observar su esplendoroso trasero en toda su dimensión... Mili aun no se atrevía a voltear para ver como desfloraba su hasta hace poco virginal ano. Mi dedo meñique hacia un recorrido más largo, desde la mitad del dedo hasta el final, hasta donde su arrugado anillo me lo permitía. Al principio las incursiones eran lentas luego, a medida que su ano se hacía mas flexible, lo fui haciendo con mayor rapidez, simulando la penetración real del acto sexual... y sentí que Mili comenzaba a disfrutarlo... Era momento de que otro dedo hiciera su incursión. Saque el meñique, observe el descontento que causo en su cuerpo que se había acostumbrado a aquel intruso. Unte el índice con gel y esparcí mas en su pequeño agujero. Mi dedo repitió las mismas maniobras... y todas fueron bien aceptadas por el cada vez más dilatado y flexible ano de Mili. Cuando saque el índice, fue ella quien siguió su recorrido hacia atrás, para no dejarlo ir. Contuve su trasero con mi mano, así Mili entendió que era el turno de un dedo más grande: el dedo medio. Aguardo ansiosa su ingreso. Lo fui introduciendo lentamente y ella misma hizo el recorrido hacia atrás... insertándoselo mas... - Uhmmm.... gimió nerviosa notando que el nuevo inquilino en su ano era más grande. Podía decir que disfruto cuando mi dedo medio estuvo todo adentro, más aun cuando su recorrido
simulando el acto sexual era más rápido. La veía mover su cabeza nerviosa... tal vez mordiéndose los labios, evitando que algún gemido suyo la delatara por completo. Cuando mi dedo medio fue pan comido para su goloso ano, decidí introducir dos d edos a la vez. La vi impaciente aguardando lo que seguía. No escuche ninguna queja por mi labor (sus ahogados gemidos y su profunda respiración me lo confirmaban) pero tampoco había ninguna palabra que dejara de lado aquel acuerdo de solo usar mis dedos en su adiestramiento anal... Fui introduciendo el índice y el anular a la vez, su voluminoso trasero fue escapando, temeroso de esta nueva incursión... sin embargo cuando los dos estuvieron dentro suyo, su huida acabo. Su cabeza se enterró nuevamente entre las sabanas, al fin pude ver su rostro, apoyado de lado sobre la cama, cubierto por sus negros cabellos, sus mejillas encendidas, acaloradas, en sus carnosos labios una mueca de dolor y placer, sus ojos entrecerrados lagrimeaban... - Ayyy... uhmmm.... ahhhh... la escuchaba quejarse, gemir, suspirar. No solo yo hacia los movimientos de ingreso y salida, ella también se unía a mí accionar, moviendo su trasero, dejando que mis dedos le entraran hasta la raíz... Se levantaba, con sus manos apoyadas sobre la cama, sus dedos estrujaban las sabanas transmitiendo su dulce dolor y todo su placer, arqueaba la espalda, abría mas sus muslos... me mostraba todos sus atributos. Uhhh.... ohhhh.... gemía Mili ahora, sin reprimirse. Estaba enloqueciendo, veía su tremendo trasero ir y venir, su voz disfrutando de mis caricias, su cuerpo estremeciéndose... pero no escuchaba nada que me permitiera clavármela de verdad, dejarme de esos inocentes juegos. Quise apurar la situación; saque mis dos dedos... pasaron unos segundos, ella aguardaba en silencio.... - Eso es todo por hoy... le dije. - ¿Cómo?... exclamo sorprendida. Por primera vez volteo completamente y me vio. La observe desde atrás: Mili en cuatro patas, su imponente trasero al aire, sus bien formados muslos, su pantalón remangado hasta la rodilla, igual que su tanga, su polito a la altura de sus senos... su rostro excitado, sus cabellos mojados, sus coloradas mejillas y en sus ojos una expresión de ruego... - Que es suficiente por hoy... replique. - No... Vamos un poquito mas... mira que falta un poco... Llego a tomar una de mis manos, jalándola hacia su trasero, como para que reiniciara mi faena... - Vamos... exclamo suplicante. Al principio me contuve, luego cedí, deje que su propia mano me dirigiera hacia la raja de su trasero. Al verla así tan sumisa, dominada por mis caricias, disfrutando de aquello que hasta entonces le había negado a otros, incluso que se había negado a si misma por temor... pensé: Que diablos... no debe faltar mucho para que me pida lo que yo quiero. Agudice la picazón en su ano, moviendo lentamente mis dedos dentro suyo, ella con desesperación comenzó a moverse hacia atrás, entonces respondí empujando hacia delante, mi mano rebotaba contra sus nalgas... ella se estremecía... - Ay... uhmmm.... que ricoo.... no aguanto mass... uhmmm... gimoteaba. - Yo tampoco... replique angustiado, incluso comencé a acariciar mi verga. Si no me permite penetrarla, al menos tendré una fenomenal paja con el espectáculo que me da. Escucho mi exclamación y, sin dejar de moverse, volteo a verme, se sorprendió al ver desenvainada mi tiesa verga. Nuevamente volteo, quizás imaginaba que lo que le proporcionaba placer no eran mis dedos, sino mi pené... esta idea habrá podido mas que su conciencia o que su voluntad... fue entonces que finalmente el placer que sentía no le dejo mas remedio... - Uhmmm... ya no puedo mass... uhmmm... no puedo mass... gemía desesperada... métemela.... vamos... métemela... - ¿Qué?... ¿Pero tu...?... exclame incrédulo. - Olvida lo que te dije... me recrimino Mili e insistió en su pedido... solo métemela... por favor... hazlo... vamos... métemela... casi grito, loca de placer. Me despoje como pude del pantalón, subí a la cama y arrodillado me ubique detrás de ella. Casi me da un infarto al verme ante semejante panorama: sus enormes caderas y sus redondas nalgas iban estrechándose a medida que llegaban a su cintura... como para tomarle una foto.
- Que esperas... yaaa.... hazloo... por favooor... memetelaaa... me suplico Mili. Tome todo el gel que pude y se lo embadurne, me eche el restante, introducí mis dedos para hacerme espacio... ella disfruto al tener nuevamente mis dedos expandiendo su ano. - Uf... que bien... que ricoo... metemelo... vamos... Saque mis dedos y fui introduciendo la cabeza de mi pené, que ingreso sin mayor dificultad hasta la mitad, de ahí en adelante forcejee un poco... con mi excitación no me di cuenta que no tenia que proceder tan bruscamente... - Auuu... uhmmm... espera... uhmmm... se quejo Mili. Entendiendo que sus traumas respecto al sexo anal podían volver, acaricie sus nalgas y su espalda para apaciguarla, luego procedí con mayor suavidad. Repetí el mismo ejercicio que realice con mis dedos... y su ano fue cediendo... más lentamente que antes, pero con mayores gestos de aprobación de su parte... - Ay... ayyy... si... así... despacito... uhmmm... Cuando mi pené iba por la mitad, Mili volteo a verme; su rostro lucia excitado pero incrédulo, seguro no podía creer que se la estaban clavando por el ano y que lo estaba disfrutando... Su expresión me excito y tomándola de la cintura le empuje un cuarto más de verga. - Ahhhh.... exclamo con la boca abierta, tragando aire y haciendo que su pecho creciera, en su rostro una expresión de sorpresa y reproche. - Lo siento... lo haré mas despacio... me excuse. La vi apoyar un codo, cerrar el puño y morderse un dedo para evitar gritar, yo no me moví.. . mas bien empecé a retroceder lentamente... - Auuu... no, no, esta bien... continua... ouuu... repuso Mili cuando recobro el aliento. A pesar de que le dolía, quería seguir teniéndola adentro, perforándola por primera vez... le hice caso y rehice mi camino... ahora sus dedos arañaban las sabanas... - Ayyyy... me estas rompiendo. .. auchh... se quejo. Temí que se arrepintiera, le dije que no le iba a doler, pero su ano era muy estrecho, con semejantes nalgas no quedaba mucho espacio para su pequeño agujero. Comencé a acariciarla, se relajo, al menos su ano no estrechaba tanto mi pene, que ya me comenzaba a doler... - Sigueee... aunque me partas... termina... me dijo con voz entrecortada. - Esta bien... Inicie mis movimientos con cierta oposición de su esfínter. Unte más gel como pude. Su anito lucia rojo, pero poco a poco fue cediendo, con cada ida y vuelta de mis caderas, le iba introduciendo un poco más... - No, no... Espera... las escuchaba quejarse. Sin embargo al poco rato, ella misma se contradecía pidiendo que continuara: - Esta bien... dame más... Ufff... Vamos... uhmmm... ouuuu... - Ya casi... ya casi entra toda... la animaba. Cuando al fin pude empujarle mi verga hasta la raíz, ella se desmorono; sus codos y su cabeza presionando la cama, sus manos haciendo puños... así ella soporto la ultima arremetida... - Ay... caraj... suaveee… Quiso huir, pero mantuve mis manos aferradas a su cintura, quería que sintiera toda mi verga dentro suyo, perforándole las entrañas... que se acostumbrara a ser clavada... - Ayayaay... sueltameee... - Esperaa... que ya va a pasar... - Salvaje... no te diferencias mucho de Javier... me increpo. - A diferencia de el... yo te tengo clavada por el ano... respondí con sorna. - No por mucho... exclamo con cierto enfado. Intento salirse pero nuevamente le empuje mi verga hasta la raíz, sus abultadas nalgas chocaron contra mi ingle, el temblor que origino este choque en su carnoso trasero se propago por sus caderas, su columna se contrajo: - Ohhhh... suspiro hinchando sus pulmones. Intento huir y nuevamente me la clave. Durante unos segundos repetimos esa operación que paso de ser un forcejeo a un incipiente acto sexual. Cada shock eléctrico que le producía mi pené
perforándola la hacían desistir de escapar. Su ano más elástico me permitía ingresar y salir con menor dificultad. Ahora ella no huía, sino empujaba su trasero hacia mi, cada vez con mas fuerza, y yo también arremetía contra Mili... el dulce sonido del golpeteo de sus abultadas nalgas contra mi ingle fue uniéndose a sus gemidos que iban en aumento. - Uhmmmm.... ahhhh.... la escuchaba gemir. - ¿Te gusta?... me atreví a preguntar. - Siii... me encanta... ¿Cómo no hice esto antes?... uhhh... respondió súper excitada. Mis manos en su estrecha cintura guiaban su voluminoso trasero contra mi ingle, veía desaparecer mi largo pene entre sus redondas nalgas. Los movimientos eran cada vez más rápidos y fuertes, el sudor nos invadía. Sus gemidos, mi respiración, sus nalgas chocando contra mi, la cama chirriando, todos estos sonidos inundaban armoniosamente mi cuarto... - Asiii, asii... ay que reviento... acábame.... - Ya casi... respondía, sintiendo que mi torrente de leche próximo a salir. En un ultimo empujón, en que le enterré hasta el fono mi musculosa verga, ella se contrajo toda, su espalda arqueada a mas no poder, con sus dedos desgarrando mis sabanas, fue entonces que mi pene inundo por primera vez su pequeño agujero con semen hirviendo. - Ohhhh.... fue su última exclamación antes de dejarse caer a un lado. Su cuerpo disfruto por primera vez de un salvaje orgasmo proporcionado por el sexo anal. Mili, recostada de lado, respiraba forzosamente, entre la maraña de sudor y cabellos, su rostro encendido aun saboreaba todo el placer que le había proporcionado aquella experiencia. Contemple maravillado sus entreabiertos muslos, por sus nalgas aun escurría mi blanquecino semen. Era para estar satisfecho, aquel monumento de mujer había sucumbido ante mí... Cuando ella al fin abrió los ojos, me miro incrédula, no dando fe a lo sucedido... no creía que aquello que se negó a hacer durante tanto tiempo pudiera depararle semejante placer... Me observo: con mi expresión satisfecha y mi pecho aun jadeante, con mi semi erecto pene que aun tenia algunos líquidos. En un ultimo arranque pasional, se arrastro entre mis sabanas hasta llegar a mi pene y mamarlo en agradecimiento por todo el placer que le había proporcionado. Esa chica que más de uno ansió poseer, se convirtió en una especie de ni nfomana debido al adiestramiento anal que le di. La chupaba con gran pasión, se desvivía por acariciarlo, lamerlo hasta limpiarlo completamente. Solo me atreví a acariciarle el cabello y observar su semidesnudo cuerpo. Finalmente se hizo a un lado... - Vaya... no puedo creer lo que hicimos... dijo suspirando. - Yo tampoco... Como volviendo en si, luego de un ataque de locura, se aparto un poco, cubriendo parte de su desnudez con mis sabanas... volvió a su estado racional, ese en el que las culpas y arrepentimientos tienen lugar, donde mora la conciencia... - Júrame que no se lo vas a decir a nadie... me dijo preocupada. - Esta bien... respondí intentando calmarla. - ¡Júramelo!... - Lo juro... le dije, y solo así vi que se tranquilizaba. Hubo un incomodo silencio, no sabíamos que hacer o decir. Decidí dejarla uno s momentos sola, hice un ademán de que iba a salir, no me dijo nada. Fui al baño, me limpie mis partes intimas, esperando que Mili se calmase y que, al menos, al regresar, parte del bochorno se le hubiera pasado.
1. Mili 2 Bueno para seguir este muy buen relato les dejo otro cha chito de este relato ok disfrútenlo
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Regrese a mi habitación y encontré a Mili quitándose la ropa, se inclino completamente de espaldas a mi, todo su enorme trasero lucia aun meloso por mi semen. Sus carnosas nalgas me daban un magnifico paisaje, tuve ganas de clavármela de nuevo, parecía una invitación... pero note que quería recoger la sabana que estaba en el piso. Se cubrió con la sabana y se asusto al verme en la puerta, observándola... quizás quiso reprocharme algo, pero solo llego a decir... Creo que necesito una ducha... dijo con timidez. Era obvio, no iba a ir a la facultad con el perfume de mi esperma sobre su redondo trasero y sus bien formados muslos. Claro... dije y le di paso para que fuera a la ducha. Intente alejar cualquier recuerdo de lo sucedido, porque me daban ganas de entrar a la ducha, aunque dudo que Mili, ahora menos excitada, me dejara poner en practica esa idea. Poco después ella ingreso a mi habitación cubierta por mi bata... No había otra cosa que ponerme, espero que no te importe... me dijo avergonzada. No te preocupes, te queda mejor a ti que a mi... repuse. Una tibia sonrisa suya me animo a pensar que las cosas podían volver a su cauce normal. Un incomodo silencio nuevamente reino entre nosotros. Entendí que quería un poco de espacio para cambiarse. La había visto desnuda y en una pose por demás sugerente, pero sin alcohol en la sangre y sin la picazón en sus partes intimas que antes tenia, seguramente se sentiría mas pudorosa. Así que salí so pretexto de prepararle el desayuno. Después de desayunar llegamos a la universidad y presentamos nuestro informe, no sabíamos que teníamos que sustentarlo, así que no preparamos nada porque nos la pasamos envueltos en la iniciación anal de Mili. Expusimos el trabajo como pudimos, imagínense que tan mal nos fue; después de beber mucho vino y poseer el trasero de Mili, yo no podía concentrarme mucho y ella estaba igual de distraída que yo. El profesor nos puso una mala nota... Al terminar la clase se desato la pelea; me echo la culpa de nuestro traspié académico, aunque nos iba bien en los otros informes, me hizo responsable si es que reprobaba... yo sabia que su enojo no era tanto por el curso sino por la perforación que le hice a su enorme trasero... Intente calmarla, pero no logre mucho... terminamos peleados, por suerte esa semana no había informe que presentar, aun así nos veríamos en clase. No tenia ganas de ofrecerle paz y ella tampoco parecía querer dármela... Evito verme o saludarme, al igual que yo evite ver o hablar con Javier. Algo de remordimiento tuve, me era incomodo saludarlo después de que me deleite con las nalgas de su enamorada... ¿Como estas?... escuche que me decían, al voltear note que era Javier. Ahí...mas o menos... repuse sin animo. Mili me contó todo... replico serio. ¡Mierd...!, lo sabia, Milagros se lo confeso... bueno hace tiempo que no me agarro a golpes con
nadie, parece que hoy vuelvo al club de la pelea... pensé, esperando el primer golpe del recientemente cornudo... ¿A si?... respondí incrédulo. Si... dijo pensativo y agrego: no te preocupes, se lo fastidiosa que puede ser Mili... ¿Qué?... pregunte sin entender. Ya sabes, cuando la reprueban se pone insoportable... pero ya se le pasara... Ahhh... exclame con cierto alivio. Al parecer Mili no le había contado la historia completa, porque sino se armaba la pelea del siglo en el patio de la facultad. Por tu culpa tendré que volver a llamar a mi amiga... te conté de esa que s ucciona vergas como toda una profesional, además tiene unas senos enormes... me dijo burlonamente. ¿Qué?¿Con Mili no te basta?... le pregunte. Bueno, a Mili no le gusta practicarme sexo oral... tu sabes algunas mujeres piensan que es denigrante... tonterías suyas... Lo mire extrañado, porque recordé la espectacular mamada que días antes me dio Mili, no tuve que decirle nada, ella misma engullo mi verga con vehemencia... al parecer también recibí las caricias de los labios de Mili en mi verga antes que Javier... hasta ese punto llego la excitación de Mili, se olvido de sus convicciones sobre el sexo oral, sucumbiendo ante el placer y la gratitud hacia el pene que le desfloro su ano... Además, cuando Milagros se pone fastidiosa, prefiero buscarme a otra... replicó Javier, notando mi silencio e intentando justificar su infidelidad. No le podía reprochar mucho porque yo mismo le fui infiel a mi enamorada, seducido por las c urvas de Mili. Javier se alejo, diciéndome que si quería podía darme el numero de su amiga. Esa semana, al salir con mi enamorada, tuve que disimular la cara de culpabilidad. Ella me noto distraído, me excuse diciendo que tenia mucho trabajo en la universidad... y me creyó. Caraj... ¿por que tanto remordimiento?, en toda mi vida es la primera vez que he sido infiel, y dudo que vuelva a repetirlo... me dije, intentando acallar mi conciencia, pero no tardaría mucho en tropezar de nuevo con la misma piedra. Termino la semana y nuevamente vi a Mili en clase, otra vez teníamos que hacer un in forme, seria el ultimo del ciclo... ya no podíamos evitarnos. Quedamos de acuerdo en hacer el trabajo el sábado por la tarde, en la facultad. No mencione nada de ir a mi casa o la suya, no creo que hubiera aceptado... además su trato conmigo era frío... ella tampoco sospechaba que caería de nuevo en una infidelidad... Nos encontramos en la sala de computo de la facultad. Mili vino con un pantalón b lanco apretado, note el revuelo que causo en el pasillo, todos los hombres babearon al verla pasar. Después me daría cuenta que su pantalón no tenia bolsillos en la parte trasera, aunado al claro color, casi translucido del pantalón, uno prácticamente podía verle todo su jugoso trasero. Llegue a pensar que no traía ropa interior, luego descubriría que su diminuta tanga blanca se había perdido entre
sus generosas nalgas. Intente concentrarme en el trabajo, su trato indiferente no me daba lugar a otra cosa, sin embargo, por momentos soñaba despierto, recordaba lo sucedido dos semanas atrás o como la vi de espaldas minutos antes, con su sugerente pantalón blanco, que no dejaba mucho a la imaginación. Llego la hora de cerrar la sala de computo y no habíamos terminado el informe. El tipo que administraba la sala nos conocía, así que nos dejo quedarnos unos minutos más. A pesar de eso no pudimos finalizar el trabajo. Al abandonar el centro de computo, nos dimos cuenta que la facultad estaba prácticamente desierta... Debemos presentar el informe el lunes, solo nos queda el domingo... le dije. ¿Qué hacemos?... pregunto secamente. No se, vamos a tu casa... sugerí. No, un virus mato mi computadora y no la he arreglado... me contesto de mala gana. Entonces vamos a mi casa... dije. Eso te convendría... me dijo con desconfianza. ¿Quieres terminar el informe o no?... pregunte con seriedad. Pero tu quieres ir a tu casa a trabajar o a que... me respondió con cierto enojo. ¿A que te refieres?... conteste enfadado. Ni creas que te vas a aprovechar de nuevo de... No te hagas la inocente, que yo no soy el único culpable... respondí fríamente. No dijo nada, simplemente recibí una estruendosa bofetada que me dejo helado, no supe que hacer, estaba molesto pero no la iba a golpear. Pensé en otra cosa para desquitarme, la abrace con fuerza y la bese. Mili no reacciono, por unos instantes llegue a sentir que me correspondía, pero luego vino el forcejeo, me aparto bruscamente, lucia iracunda pero parecía haber disfrutado del beso que le robe, al menos eso creí hasta que me dio otra bofetada. Idiota... me grito con lo que me parecía una fingida furia o pudor. Después, sin dar pie a una replica mía, ingreso presurosa al baño de damas que estaba a escasos metros de nosotros. Vacile unos segundos, pero con la rabia que tenia no iba a dejar las cosas así. Ingrese también al baño de damas. La encontré frente al lavamanos, mirándose en el gran espejo del baño. ¿Qué haces aquí?... pregunto sorprendida. Esto... dije, y nuevamente la abrace y bese. Hubo menos forcejeo que la primera vez, llegue a sentir su lengua, sus brazos parecían querer
abrazar mi cuello, pero nuevamente me alejo y otra vez mi mejilla enrojeció por una bofetada. Cuando voltee el rostro para verla, me miro de manera extraña, pensé que me daría otro golpe, pero me tomo del cuello y fue ella misma quien me beso, en un lujurioso pero extraño beso. Esta vez yo la aleje, ahora había pasión en el brillo de sus negros ojos. Su pecho henchido subía y bajaba por la adrenalina que esa situación generaba... viendo su rostro ansioso y sus medianos melones ir y venir, me dije ¿Por qué no?... tome su blusa, y en un rápido movimiento la jale, rompiendo todos sus botones y dejando a mi vista sus senos... me abalance sobre ellos jaloneando su brasier y engullendo sus pezones... Ahhh... gimió sorprendida. Mili respiraba agitada, me acaricio el cabello, pero sus manos prefirieron buscar en mi pantalón, hice lo propio con el suyo. Ella tomo mi endurecida verga entre sus dedos y yo le bajaba como podía su apretado pantalón y la pequeña prenda que parecía ser su ropa interior. Mi pantalón cayo al suelo por su propio peso mientras Mili no dejaba de pajear mi pene. Deje de acariciar sus senos y la bese nuevamente, cuando me aparte, en sus ojos veía deseo... no dije nada, bruscamente hice que se volteara, que me diera la espalda. Cuando Mili entendió lo que yo quería, no ofreció resistencia, solo se agarro de los bordes del lavamanos esperando que la sometiera. De espaldas a mi, con su pantalón y su ropa interior apenas por debajo de su pubis, me hice espacio entre sus redondas formas, mi tiesa verga como dirigida se ubico a la entrada de su ano. Alce la vista y la vi por el espejo, una expresión de ansiedad se leía en su rostro. Vamos... susurro súper excitada. Simplemente le fui hundiendo mi verga, que al principio no entro, pero fui empujando y ella a su vez inclinaba su espalda, haciendo que su trasero presionara contra mi pene, hasta que al fin logro entrar... Ohhhhh.... se quejo ella, mientras parecía temblar de placer. En su boca abierta un gesto dulce de dolor. Repuesta del impacto inicial, Mili siguió empujando hacia atrás, mientras yo apresaba su estrecha cintura y arremetía hacia delante. En este raro forcejeo le fui clavando centímetro a centímetro mi verga. Parecía que iba a desfallecer, pero seguía empujando su enorme trasero hacia mi, solo así acallaría ese cosquilleo anal que ahora tenia, que la dominaba, sabia todo el placer que aquello le podía deparar. Los ojos de Mili lagrimeaban, no sabia si de alegría por ser nuevamente atorada por el ano o de dolor porque esta vez no había crema que nos ayudase... hasta que por fin la tuvo toda adentro, bajo la cabeza, parecía disfrutar teniendo todo mi pene dentro de su estrecho agujero, llenándola... Uhmmm.... Ufff... escuchaba su respiración entrecortada. Sus manos se asían con fuerza al lavamanos, y las mías no soltaban su pequeña cintura... cualquiera que entrara al baño en ese momento podía pensar que se trataba de una violación: Yo presionándola contra el lavamanos y ella con su blusa desgarrada, su brasier roto, sus senos al aire, su pantalón bajado a medias, mis manos aferradas a su cintura y claro... mi pene abriendo sus gordas nalgas... Hasta que Mili levanto el rostro y me vio por el espejo... parecía poseída, tenia la misma expresión
de locura pasional que le vi días atrás en mi cuarto... ¿Qué esperas?... fue lo que me reclamo a media voz. No tuvo que decir mas, comencé a cabalgarla, dificultosamente y escuchando sus quejidos, yo reprimía los míos... a mi también me causaba un poco de dolor perforar su estrecho ano. Su esfínter apresaba mi pene, parecía no querer soltarlo. Paulatinamente las penetraciones fueron mas agradables, disfrutaba de la fricción de mi miembro contra su pequeño agujero... ella también... Uhhhh... uhmmm... ohhhh... la escuchaba gemir complacida Una de sus manos soltó el lavamanos y se dirigió a sus henchidos senos, ella misma se dedico a estrujarlos mientras soportaba mis embestidas contra su inflado trasero. Mi ingle rebotaba contra sus redondas nalgas produciendo armónico ruido que resonaba en todo el baño... Mili se inclinaba, procurando que mi verga le entrara mejor, que sus nalgas dieran paso a penetraciones mas profundas. Su cabeza prácticamente apoyada de lado en el espejo, un codo contra la unión entre el lavamanos y la pared, mientras su mano libre no dejaba de acariciar sus senos que retumbaban con cada incursión de mi pene en su ahora ágil esfínter. Ayyy... debo estar loca... uhmmm... vocifero ella. ¿Por qué?... pregunte jadeante, sin dejar de moverme. Uhmmm... porque me gusta demasiado... ohhh... respondió, volteando parcialmente y mirándome directamente a los ojos. Esto me excito mas, ahora mis arremetidas eran mas fuertes y rápidas. Ella volvió contra el espejo, soportando y disfrutando de mi vigor. El espejo se empaño con su sudor, con el aliento de sus gemidos que cada vez eran mas continuos.. Uhhh... me vas a mataaar... ahhhh.... exclamaba ella, a punto de reventar de placer. Tomaaa... grite castigándole el ano con mayor vehemencia. Poco después llene su ano con mi ardiente semen, el goce que esto origino se propago por todo sus ser, transformándolo en un prolongado orgasmo... Mili apoyo los codos en el lavamanos respirando dificultosamente. Yo no dejaba de presionar mi verga contra sus enormes nalgas, esperando que mi pene dejara de escupir lo que parecían litros y litros de esperma... Me dedique tanto a observar sus reacciones, a través del espejo, que no me di mayor tiempo de contemplar su imponente trasero: con mi verga partiéndola en dos, sus carnosas nalgas arremangadas contra mi ingle, sus redondas formas terminaban armoniosamente en su estrecha cintura... mi pene se fue deshinchando mientras yo admiraba sus curvilíneas formas... Luego me aleje, Mili seguía apoyada contra el lavamanos, reponiéndose de toda la agitación que le provoco su satisfactorio orgasmo... yo retrocedí unos pasos y aprecie su gran culo bronceado, su pequeño y enrojecido ano destilando mi leche, manchando su pantalón... Ella volteo, me miro satisfecha y con su pantalón tal y como estaba se me acerco. No le importo que e l piso estuviera sucio o que su pantalón fuera blanco... simplemente se arrodillo y se trago mi semi erecta verga... limpiando, lamiendo y relamiendo cada gota de semen... Menos agitado, suspiraba complacido por las caricias que sus labios y su lengua le brindaban a mi
también enrojecida verga... Finalmente Mili apoyo su cabeza en mi ingle, sus brazos rodeaban mis piernas, parecía cansada, después de la furiosa cogida que le di, supongo que debía comprenderla. Ella se lo busco con esas repetidas bofetadas... me justifique, luego me dije: además ambos lo disfrutamos... espero que no me eche la culpa por lo sucedido otra vez... parece que leyó mis pensamientos: Ahora ¿que vamos a hacer?... me pregunto a media voz desde su posición No conteste, porque tampoco sabia la respuesta... Mili con cara de angustia me miro desde abajo, con sus rojizos labios aun melosos por mi leche. No se.... fue mi sincera respuesta.
1. Mili 3 Rompiéndole el culo a Mili (3) Continúa el incidente en el baño … ¿Por que he de limitarme solo a su ano?
Tras un silencio incomodo intente agregar algo, pero el sonido de unos pasos acercándose nos hizo darnos cuenta del lugar y la situación en que estábamos, mas aun de la forma en que nos veíamos…
¿Qué hacemos?... me pregunto asustada. Por mi mente cruzo cerrar la puerta del baño, pero… ¡Estábamos en el baño para profesoras!,
generalmente ellas tenían una llave. El baño también era usado por el personal administrativo, cuyas oficinas estaban cerca. Diablos, ¿Nos habrán escuchado?.. Pues hay que escondernos… dije presuroso indicándole una de las cabinas de los baños.
En cualquier otro baño hubiera sido una situación bochornosa, una travesura tal vez sin mayor consecuencia, pero en los claustros de la universidad y dependiendo de quien ingresase a ese baño de damas, podría significarnos una expulsión segura. Los pasos se oían cada vez mas cerca. Con el pantalón apenas sobre las rodillas, me apresure a ingresar a una de esas cabinas, Mili en cambio, presa del miedo, intentaba arreglarse… regrese donde ella y la jale… con sus senos al aire y su apretado pantalón por debajo del pubis.
Ya dentro de la cabina me senté en uno de los sanitarios y Mili se sentó en mis rodillas, de espaldas a mí. Con lo estrecho del lugar, las desnudas nalgas de Mili estaban prácticamente sobre mi ingle, también desnuda. Una tentación a la que no preste mucha atención en ese momento, por lo peligroso de la situación. Para nuestra mala suerte el cerrojo de la puerta estaba roto. No había tiempo para ir a otra cabina, la puerta exterior del baño hacia un chirrido que nos indicaba que alguien iba a entrar. Mili se inclino y con las 2 manos empujo la puerta de nuestra cabina para mantenerla cerrada. En esta acción sus nalgas se abrieron y la posición que adoptaba era por demás excitante, provocadora. Mi verga parecía tener vida propia, sin pensar en la delicada de nuestra situación, simplemente empezó a endurecer… Mili lo noto, mejor dicho lo sintió, un temblorcillo la recorrió su espalda, soltó un poco la puerta, luego se recompuso y la presiono nuevamente. Ni si quiera se te ocurra… me reprocho en voz baja, volteando a medias, quiso decir mas pero...
El sonido de unos tacones dentro del baño nos indico que la intrusa ya estaba dentro. Primero el sonido del lavadero… ojala que solo quiera lavarse las manos, pensé, mientras instintivamente mi
verga se había situado en sus labios vaginales, rozándolos. Mili bajo la cabeza, tal vez maldiciendo mi inoportuna excitación o tan solo controlando la suya. Luego de unos segundos su conchita comenzó a mojarse, humedeciendo también mi pene. En esos momentos nuestra inoportuna visita ingresaba al sanitario de a lado. No podía evitarlo, lo prohibido de la situación, las carnosas nalgas de Mili, su estrecha cintura, su pubis empapado… no aguante más y sin pensarlo la tome de la cintura y l jale suavemente más
hacia mí. Quería sentir mejor su conchita. Mili volteo su cabeza a medias, pude ver su expresión sorpresa. Otro temblorcillo la recorrió al sentir que ahora mi verga se hundía parcialmente a lo largo de su humedecida vagina. Quizás hicimos algo de ruido, pero creo que el ruido que generaba la huésped de al lado logro solapar el nuestro. No había penetrado la vagina de Mili, este lugar se me había hecho improbable, debido a su reciente interés anal. Además su conchita parecía solamente destinada a su enamorado Javier. Al recordarlo me moleste... ¿Por que he de limitarme solo a su ano?…
Escuche que la intrusa bajaba la cadena y aproveche para levantar las nalgas de Mili y acomodar mi pene a la entrada de su vagina. Al inicio ella forcejeo un poco, pero con mi verga ya en posición, con la cabecita de mi pene parcialmente dentro suyo, propiciándole un rico cosquilleo, ella se detuvo, luego simplemente fue descendiendo, insertándose centímetro a ce ntímetro mi tiesa verga. Sentía el cuerpo de Mili estremecerse. Al lado, nuestra compañera ocasional había terminado sus necesidades y se disponía a salir. Escuche el ruido de su puerta abriéndose, mientras sentía los labios vaginales de Mili completamente abiertos, estrechando mi pene con toda su humedad y calidez. Ella ahogo un gemido en su garganta, pero presa de su excitación procedió a menear su esplendoroso rabo por toda mi ingle, sentía como mi pene revolvía su intimidad y la llenaba de placer… Uhmmm… esta vez si se le escapo un dulce y profundo gemido. Yo también quise soltar un Uff… estaba en las nubes, se sentía tan bien tenerla así. Solo que
reaccione, recordé nuestra situación e instintivamente me puse rígido. Mili se dio cuenta de lo inoportuno de su gemido. Solo quedaba rogar que nuestra visitante no lo hubiese notado… pero…
¿Hay alguien ahí?.. pregunto una voz, parecía la secretaria del Decano. Por la gran put… ya nos jodimos, pensé. Mili se puso helada, su cuerpo se contrajo, mi pene sufrió las consecuencia des este espasmo. Ella casi suelta la puerta. La empuje para que no sucediera y nuevamente hicimos ruido. ¿Hay alguien ahí? Contesten... dijo mas seria, escuche sus tacones acercarse. Ninguna respuesta solo silencio, sentía a Mili lloriquear desde su posición, sabia que no respondería nada…así que… Si, si... disculpe es que tengo un malestar… dije con la voz mas femenina que mis cuerdas bucales
me permitieron.
Su voz no me es familiar… ¿Es usted Profesora de esta facultad?... No, no… repuse nervioso, que caraj… invento.
¿Entonces? Soy estudiante, hace poco ingrese a esta facultad. Pues debe saber que este baño es solo para profesoras y personal admini strativo… Si, si, disculpe… es solo que tuve una emergencia… a este punto mi voz ya no salía tan fina como
hubiera querido.
Esta bien muchacha, por esta vez lo voy a dejar pasar… dijo con voz desconfiada.
Como había inclinado un poco a Mili hacia un lado, para que mi voz se escuchase, no se por que pero, el tono de voz de la señora me puso en guardia, mire por debajo de la puerta y note como su sombra se iba ensanchando… Maldición, la vieja se esta agachando, seguro quiere ver por debajo de la puerta…
En acto reflejo, levante las piernas lo más que pude, me fui hundiendo en el retrete, gracias al peso de las enormes nalgas de mi compañera. Mis manos soltaron la cintura de Mili y me apoye en las paredes de la cabina. Logre detener mi descenso. Mili se percato de mi accionar, y dejo de
presionar sus jugosas nalgas contra mi, se levanto un poco. Observe como la sombra de nuestra inoportuna visita volvía a su forma original, Uff, al parecer quedo satisfecha con ver los zapatos de Mili, sus pies femeninos con sus uñas pintadas. Escuche sus pasos alejarse, el sonido del lavabo. No se demore mucho jovencita, el portero no debe tardar en venir a hacer la limpieza y cerrar el baño. No, no, en un rato salgo… respondí con voz cada vez mas masculina.
Mi incomoda posición hacia que me costara seguir con mi imitación. Por fortuna, escuche sus pasos alejándose. Se detuvo en la puerta… Maldición… Cuídese también de los resfriados, parece que su voz esta un poquito ronca… dijo antes de salir. Si, ujum, gracias… respondí.
Suspire aliviado al escuchar la puerta cerrarse, Mili también se relajo, nuevamente su abultado trasero hizo presión contra mi, me iba a hundir, puse mis pies contra el suelo y la empuje para afuera. En ese trance le hundí mi verga con fuerza, ella se estremeció. Ohhh… exclamo, no me sonó a queja sino a sorpresa, grata sorpresa.
No dijo nada, entendí que aceptaba mi proceder, que no ponía objeciones a que termináramos lo que habíamos empezado. Me acomode en el sanitario, revolviendo mi pene en su conchita que volvía a empaparse. Uhmmm… no creo que… protesto a media voz, denotando su excitación.
No la deje continuar mis manos buscaron sus senos, los encontré henchidos, subiendo y bajando por la agitada respiración de Mili, sus erizados pezones aceptaron mis caric ias… Ayyy… no… por favor no… no hagas eso…me rogaba, sin embargo el tono de su voz me invitaba a
hacerlo.
Esta bien… le dije, y retándola agregue: puedes levantarte, no te voy a retener… Ella se fue levantando poco a poco, pero nuevamente se dejo caer… ahora se le erizo toda la piel… ¿Por que me haces esto?... uhmmm… sabes que no puedo…
No puedes ser infiel por ese agujero o no puedes o soportar el placer que te estoy propiciando, no puedes alejarte… quise preguntarle. Como respondiéndome ella meneo su del icioso trasero en toda mi ingle, saboreando la rigidez y anchura de mi pene. Nuevamente subió y se dejo caer… una y otra vez… Ay Danny… que placer… me haces hacer locuras… Y tu me vuelves loco… le respondí.
Dejo de sujetar la puerta y sus manos hacían que las mías estrujaran sus senos, mientras sus
trasero no dejaba de rebotar contra mi ingle… Ahhh… ahhh…va a venir el portero… ahhh ahhh… No importa… le decía.
Uyy Pocos segundos depuse, quizás por lo vertiginoso de sus movimientos de ascenso y descenso, por esa dulce fricción entre nuestros genitales y por la adrenalina de la situación, la posibilidad de ser descubiertos, todo ello se aunó para provocarnos un placentero orgasmo.
Ahhhh… uhmmm… Uff….
Mi leche intento contradecir la ley de gravedad, chorros y chorros de viscoso liquido llenaban su tambien lubricada y empapada conchita, sin embargo terminaban escurriendo nuevamente desde sus intimidades. Toda esta grata agitación provoco que nuestros cuerpos se relajen, sobre todo el de ella, que nuevamente se de jo caer sobre mí, saboreando esa nueva experiencia, esa prohibida situación… así poco a poco me fui hundiendo. Solo reaccione cuando sentí el agua del retrete en mis nalgas.
Oyeee... espera… Ay si… lo siento… me dijo y se paro. Yo también me pare nos miramos… ¿culpa? ¿Vergüenza?, intentaba descifrar que era lo que sus negros ojos brillantes intentaban decirme… sin embargo no era eso…
Me tomo del cuello y me acerco a sus carnosos y rojizos labios, parecía una efusiva muestra de agradecimiento, de cariño ta l vez… permanecimos unidos así unos segundos, quizás minutos… hasta que… El vibrar y el tenue sonido en mi pantalón, me indicaban que tenia una llamada… continuamos
besándonos unos instantes mas, sin embargo el persistente sonido hizo que nos alejáramos. El celular dejo de sonar, ahora si se notaba que había incomodidad en su expresión. Nuevamente el celular y su persistente sonido, lo reconocí, era el timbrado que había configurado para ella, mi enamorada… ¡Diablos!, tengo enamorada…
Anda contesta, puede ser algo importante… me dijo Mili. Permiteme un segundo… le dije.
Con la cabeza semi inclinada, quizás para no verme, Mili se hizo a un lado, cejándome salir de la cabina del sanitario. Ella permaneció allí. Busque presuroso mi celular, como esperaba era Viviana, mi enamorada. Hola amor, dime… conteste mecánicamente.
No se como le habrá caído a Mili escuchar ese saludo telefónico, al que yo estaba acostumbrado, instintivamente voltee a la cabina donde ella estaba, hasta ese momento no hubo mayor señal de movimiento, parecía que quería escuchar atenta mi conversación. Sin embargo después de mi respuesta escuche un pequeño ajetreo. Se estará arreglando pensé. ¿Por que me contestas tan agitado?... inquirió Viviana. Me has atrapado en el baño… le dije intentando guardar la compostura. Ah… lo siento… me dijo con voz risueña.
No, no importa, dime ¿Ha ocurrido algo?... pregunte preocupado. No, es solo que como me habías dicho que tus padres iban a salir a una reunión familiar… pensé que podría visitarte a tu casa… y no se, ver unos videos y… me dijo con su dulce voz.
Viviana nunca me diría que quería ir a mi casa para hacer el amor como conejos, esa parte escabrosa y los comentarios subidos de tono siempre me los dejaba a mí. Este pudor, su inocente invitación, era una de las pocas veces en que se me ofrecía tácitamente. Su forma de decirlo, su vocecita, todo ello me robaba una sonrisa…
Sonrisa que capto Mili al salir del baño, y sonrisa que disimule volteando el rostro. Uy am... tartamudee, me cohibí de decirle amor porque Mili estaba cerca y después de lo sucedido, era un poco incomodo, solo agregue: Viviana, lo siento, te dije que tenía que terminar un trabajo, debo presentarlo el lunes… Pero lo haces mañana, vamos es solo un ratito… insistió.
¿Un ratito?... le dije sonriendo nuevamente.
Bueno, tú eres el que siempre se demora en eso… me dijo un poco avergonzada y me sonó
también a queja. Era cierto, ella no tardaba mucho en tener un orgasmo, generalmente yo me demoraba más y a veces lograba arrancarle un segundo orgasmo. Pero con Mili siempre se dio la coincidencia que terminábamos los dos al mismo tiempo. La observe estaba frente al espejo donde hace un rato la había poseído, nuevamente estaba enfundada en su pantalón blanco, la observe desde sus bien formadas pantorrillas, sus carnosos muslos y ese abultado pero firme trasero… nuevamente se me armaba una erección… pero… Amor… ¿Qué dices? ¿Aceptas?... insistió Viviana por el celular.
¿Qué?.. respondí volviendo a mis cabales. ¿Aceptas?... No, no puedo… le dije y vi u na tibia sonrisa de Mili por el espejo.
Esta bien, ya se como eres con tus trabajos… me dijo resignada. La próxima te lo compenso… Mira, me debes una, te tomo la palabra… me dijo sonriendo. Esta bien… Solo mándame un beso y dime que me amas y dormiré tranq uila… me dijo traviesamente. Viviana hay gente acá… respondí bajando la voz.
Claro, Mili esta acá, con un oído parado y sus deliciosos melones también, ella intentaba arreglarse
la blusa de alguna forma, yo le había roto los botones y no podía abrochárselos. Que decir de su brassiere, era historia, intentaba acomodárselo pero a menos que tuviera cinta adhesiva no se iban a quedar en su posición. Vamos amor… insistía Viviana con su voz de niña. Es que… intentaba refutar mientras veía a Mili quitarse el bras siere completamente, no tenía
arreglo.
¿Acaso no me amas?… preguntó juguetonamente Viviana.
Una pregunta caprichosa que siempre me hacia cuando quería algo, era un jueguito inocente cuya respuesta era evidente… pero después lo sucedido… ¿La amo?... ¿Por qué hago esto?... Si la amara no lo haría…Ella no se lo merece… ¿Amor?… insistió Viviana, en busca de respuesta. Esta bien… Te amo… duerme bien… luego hice el sonido de un beso, quería terminar esa
conversación antes de que los sentimientos de culpabilidad terminaran de asaltarme.
Yo también te amo… trabaja y pórtate bien… ella también hizo un sonoro beso por el celular, creo
que hasta Mili lo oyó, y luego colgó. Ese te amo, me partió el corazón, me sentí una gran basura, un mentiroso de la peor calaña. Milagros ya había solucionado el problema de su blusa: hacia la mitad de su abdomen había formado un simple moño con los bordes de su blusa. Se veía deliciosamente escotado este arreglo, pero funcionaba de maravillas. Por suerte su blusa no era tan clara y no se veían directamente sus senos, pero diablos la silueta que formaba la tela y el puntillazo de sus pezones… Cariñosa la niña… me dijo Mili sacándome de mi abstracción. Si bueno, ella es así… dije pensativo. Bueno si quiera a ti te llaman, el mío ni se acu erda… Me acorde de la frase de Javier: "Cuando Mili se pone así prefiero buscarme a otra"… Idiota no sabe el mujeron que tiene, no la aprecia… y yo con que moral me atrevo a pensar así… me
recrimine.
Bueno, salgamos de aquí… le dije, mire mi celular: ya s on casi las 9, el portero no debe demorar en
venir.
Esta bien, solo una cosa… súbete el pantalón… me dijo sonriendo.
Diablos.
Me arregle lo mejor que pude. Milagros salio primera, para ver si es que había moros en la costa…
como el pasillo estaba despejado me paso la voz para que saliera.
Caminamos silenciosos, pensativos, solo antes de llegar a la puerta de la universidad me dijo… No sabia que imitabas tan bien la voz de una mujer… cuidado se te puede hacer costumbre… me
dijo burlonamente. Ya cállate… le dije entre risas.
1. Mili 4 y aquí continua esta buena saga . . . . .
¿Remordimientos?… recuerdos de cómo como desflore a Viviana
Al salir por una de las puertas laterales de la universidad note como los vigilantes comían con la
mirada a Mili. Le lance una mirada agresiva al primero que atrape saboreando las curvas con las que yo había deleitado, el tipo bajo la vista y se hizo el desentendido. Su reacción me dio a entender que a mi casa no podríamos ir en transporte público. Seriamos la comidilla de todos los ojos masculinos y la envidia de los femeninos. Subimos a un taxi, en silencio. Ni bien me senté recibí un mensaje de Viviana: "No te desveles mucho, Te amo". Diablos a pesar de que le malogre sus planes para esta noche, ella lejos de estar enfadada se preocupa por mi… es linda… pensé. Te presento a Viviana, estudia conmigo… le oí decir a mi prima, hace casi 1 año.
Era una chica de piel clara, ojos color caramelo, labios carnoso y rosados, cabello castaño. De sus curvas no podía decir mucho, vestía muy conservadoramente. Solo la manera en que su blusa se abultaba me dio una idea de la forma y dimensiones de sus senos: Medianos. Deben ser lindos, como ella, pensé. ¿Como estas?… le dije y le di un beso en la mejilla, se ruborizo, esto me robo una sonrisa.
Bailamos un par de veces, era cohibida pero se fue soltando. Al final de la noche me encontré conversando con ella en el sillón mientras los demás bailaban. La acompañe a su casa a pesar de que me pidió que no lo hiciera, sus padre era un ogro. Luego le pedí su número a mi prima, ella me advirtió: Viviana es una chica muy linda, muy tranquila… no es para divertirse… Oyeee… ¿Por qué me dices eso?… proteste. Porque te conozco, eres un verga loca… aunque bueno, quizás te haría bien salir con u na chica como Viviana, tal vez es hora de que tengas una relación seria primito…
Con la venia de mi prima, y una amenaza, llame a Viviana. Salimos unas cuantas veces. Al final la química que había entre nosotros termino manifestándose en un beso. Un pequeño resbalón fue pretexto para ello. Una noche, después de ver una película, caminábamos por un parque, cerca de la rivera del río. Al bajar de una acera, por el agua de una reciente lluvia, ella trastabillo, yo voltee para retenerla, sino se iba de bruces. Tarde unos segundos en que recobrara el equilibrio. Al final ella termino de pie en la acera con su 1.60m y yo en la pista con mi 1.80m, digamos que en esa posición estábamos al mismo nivel. Abrazados, riéndonos por lo sucedido, tenia una esplendida sonrisa de niña, luego la risa desvaneció, nos miramos fijamente, me incline hacia ella, en su brillosos ojos no encontré negativa. Mis labios se pasearon por los suyos durante segundos, minutos, me abrazaba con fuerza, sentía su respiración agitada, era un beso tierno, apasionado… pudimos estar horas así, aferrados el uno al otro… pero… un auto paso cerca de nosotros y nos salpico agua. Reímos nuevamente, la ayude a
bajar de la acera, esta vez nos tomábamos de la mano, sin decir nada éramos enamorados, lo sabíamos. Vaya… así que… así se siente un beso… me dijo suspirando. ¿No me digas que nunca has besado a nadie?… pregunte incrédulo.
Pues no… respondió avergonzada.
Entonces hay que solucionar eso... le dije jalándola a una banca. Entre risas ella me siguió. Permanecimos buen rato entre besos y caricias, esta vez si note su inexperiencia, cosa que no me importo y que con los minutos fue haciéndose menos evidente. Aprendía rápido. A medida que íbamos saliendo nuestros besos eran más continuos, prolongados, mas apasionados, se alejaba de mí a veces… No puedo respirar… me decía, sin embargo segundos después ella buscaba mis labios nuevamente.
Llevábamos poco mas de un mes juntos. Sabia que ella era inexperta, por esa razón no le había insinuado nada hasta entonces. Pero se iba haciendo evidente que debíamos avanzar. Se lo explique. Si lo se, pero debes tenerme paciencia… recién hace un mes que se lo que es un beso… se excuso
tímidamente.
Y lo haces muy bien… le dije robándole un beso.
Además me da un poco de miedo… el acto en si… ir a uno de esos sitios, que vergüenza… me decía. No te preocupes… le dije abrazándola, y agregue: Esperare hasta que te sientas lista…
¿Y como sabré si estoy lista o no?... pregunto inocentemente. Lo sabrás, créeme… le dije haciendo alarde de mi experiencia.
¿Y si tienes que esperar un año?... me dijo mirándome. ¿Un año?... tampoco te pases… le dije sonriendo. No esperarías por mi… entonces solo buscas eso… eres igual que los demás… me dijo un poco
decepcionada, alejándose de mi.
Oye, espera. Si solo buscara placer iría a cualquier discoteca y seguramente encontraría chicas dispuestas a satisfacerse y satisfacerme. Contigo me divierto, la paso bien. ¿En serio? Si, esperare el tiempo que sea necesario, valdrá la pena… le d ije.
Me beso apasionadamente, por primera vez sentía su lengua sin inhibiciones y vaya que la usaba bien. No solo aprendía rápido, sino también parecía tener iniciativa. Sabía que el plazo de un año era muy irreal, tal vez una idea romántica, yo me encar garía de apurar las cosas. En un año mi próstata reventaría. Hay diferentes formas de lograr que una mujer inexperta este contigo. De la que generalmente se
oye es el chantaje. ¿Es que no me amas? Dice el supuesto macho pidiéndole una prueba de amor, lo que a mi entender es una manera mediocre de lograr los favores de una dama. Aunque hay otras que son peores: obligándolas a la fuerza o dándoles algún somnífero en sus bebidas. Eso ya es una aberración. Yo me inclino más por la paciente incitación hasta llegar a la excitación. Al final es como dicen: El hombre propone y la mujer dispone. Así fue, durante las siguientes citas era evidente que nuestros besos eran más subidos de tono, las películas casi no las veíamos. La pasión que le imprimía a cada beso me calentaba la sangre. En los parques, cuando ella se recostaba de espaldas a mi, yo le abrazaba por la cintura, poco a poco me fui haciendo maña par tocar su piel desnuda… al principio sentí un poco de excitación en
el temblorcillo que la recorrió, volteo y me dio un beso. Luego se incomodo un poco y yo empecé a acariciarle la cintura, antes que protestara algo le dije: Me gusta acariciar tu cintura, tu piel es tan suave…
Dicho esto se tranquilizo un poco y me dejo tocarla. El contacto de mis manos con su piel amplificaba sus emociones, sus besos. Una vez conquistada la cintura, ya que le gustaba y ella misma me hacia poner mis manos allí, mis manos fueron subiendo, acariciando su abdomen. No oponía resistencia a ello... el siguiente paso lógico era lle gar a sus senos… Durante una película romántica, en la cual no había muchos espectadores, entre calurosos y agitados besos mis manos fueron subiendo por su cintura, su abdomen. Cuando la sentí excitada, en un rápido movimiento mis manos pasaron por debajo de su brassiere y apresaron sus medianos senos… su tersa piel, ella se sorprendió, su primera reacción fue tomar mis manos, intentar alejarlas… No, no esta bien… me decía entre jadeos, sin dejar de besarme. Solo déjame acariciarte… ¿No te gusta?... le d ecía. Si… pero… no continuo con sus protestas, solo me dejo actuar.
El candor que le imprimió a sus otros besos me dio a entender que mis caricias surtían efecto. Sus manos dejaron de rechazar las mías. ¿Por que avenida?.. pregunto el taxista. Continué por esta nomás, es más rápido… le dije sin mayor interés. Mili seguía pensativa mirando por la ventana, solo volteo al notar que el taxista acomodaba su espejo retrovisor, tal vez para enfocar el escote de su blusa. Aunque lo primero que enfoco fue mi mirada seria y directa… creo que entendió el mensaje. Salvando la situación, acomodó para el lado correcto su espejo, mejor dicho lo regreso a su posición original, no le resulto la treta. Mili tomo mi mano, renació su temor hacia los viajes en taxis. Quería darle a entender a nuestro chofer que no estaba sola. Sonreí tibiamente, ella también, luego se tomo el cabello y siguió buscando en las ventanas una respuesta para nuestra situación.
Lo que hicimos no me pareció correcto… protesto Viviana, tras caminar en silencio por mas de 15
minutos.
Su expresión y su silencio ya me lo habían dado a entender desde que salimos del cine. Remordimiento, culpa, vergüenza… todas juntas. Esta bien, si te incomoda no lo vuelvo a hacer… le dije.
Tras unos tensos minutos en nuestra banca del parque, al fin accedió a darme mas respuestas que los monosílabos con los que me trato a manera de castigo. Después empezaron nuevamente los besos, las caricias… la reconciliación.
Amparado por lo oscura de nuestra ubicación, la escasa gente que pasaba, mis manos rompieron la promesa hecha minutos antes. No por favor… no puedo… me decía en un lastimero pero excitado quejido. Esta bien… no te preocupes… le dije, entendiendo que iba a demorar mas de la cuenta superar esa
etapa.
Aunque no demoro tanto, después de unos minutos, presa de la excitación, ella misma dirigió mis manos a su abdomen. A buen entendedor pocas palabras, el tramo restante lo salve yo, y no hubo protestas… solo las de un vigilante que a lo lejos nos apunto con una li nterna. Maldición… dije y salimos huyendo. No podremos volver a este parque… me dijo entre risas traviesas.
Luego se hizo costumbre en el cine que mis manos se pasearan por todo su pecho, jaloneando sus pezones, que hasta ese momento no había visto, solo sentido. Situación que cambie, abriéndole la blusa…
¿Que haces?... me van a ver... protestaba. Esta oscuro y hay poca gente… me excusaba. Sus protestas terminaron cuando mis manos acariciaron sus blancos senos, sus pezones rosados… no aguante me abala ncé sobre ellos y los engullí… Uhmmmmmm… se le escapo un sonoro gemido que afortunadamente no se escucho por lo ruidosa
de la película de acción que veíamos.
Sus manos intentaron retener mi cuerpo, pero terminaron acariciando mis cabellos mientras mis labios y mis manos acariciaban sus senos. La siguiente ocasión, tras unos placenteros besos, ella misma se desabotono la blusa, invitándome a succionar sus deliciosos senos. A este punto era evidente que debíamos seguir avanzando, ya no ponía objeción a mis maniobras, mas bien me invitaba a realizarlas con una incipiente lujuria que yo le había incitado. Como mis manos habían subido por su abdomen hasta su pecho, ahora era el momento de que
bajaran hasta su pubis y explorara ese rincón prohibido. La misma estrategia, solo que esta vez si tuve mayor resistencia, mas de una vez fui rechazado… quizás por apuro mió, al saber que estaba tan cerca de tenerla. Solo cuando estuvo súper excitada dejo de oponer resistencia, mas bien fue sorprendida, gratamente sorpr endida por mis dedos… que como imaginaba terminaron mojados… mis caricias a sus senos habían despertado tal lubricación.
Mientras mi mano hurgaba por aquella intimidad prohibida, ella presa del nerviosismo de esta nueva sensación, no dejaba de prodigarme besos, de ahogar gemidos entre su lengua y la mía. Su inexperto cuerpo se retorcía debido al cosquilleo que mis dedos le prodigaban. A decir verdad fueron mis dedos los que primero se atrevieron a ingresar a ese virgen agujero, claro que no hasta romper su sello virginal, pero si hasta hacerle entender la función de un acto sexual. Al cabo de unos segundos se estremeció entre mis brazos, sus manos apretaron con fuerza mi ropa, con mi mano libre intente callar lo sonoro del gemido de satisfacción que emitió. Ahhhh… uhmmmm… resonó entre mis dedos.
Luego su respiración agitada, aparto mi mano y su lengua me devolvió en unos besos lujuriosos todo el placer que le propine. Si, mis dedos le hicieron conocer lo que era un orgasmo, lo disfruto y sus taras acerca de lo malo que era tener relaciones sexuales se fueron cayendo. Empezó a dudar. La siguiente ocasión, mientras se retorcía de placer en su butaca de cine, noto el tieso bulto en mi entrepierna. Quizás ya lo había sentido antes, mientras estábamos sentados, ella se recostaba en mi espalda y yo atraía su cintura a la mía. Solo que esta vez se atrevió a buscar en mi pantalón… si yo podía buscar en su pantalón porque ella no en el mió… seguramente quería prodigarme con su
mano el mismo placer que yo le brindaba a ella.
Su inexperta y temblorosa mano fue rozando mi duro miembro… mi leche estaba por brotar de solo sentirla, sabiendo lo que para una chica como ella significaba dar ese paso…
Mi dedo entraba y salía de su vagina en un corto trayecto, para no violar su himen. Viviana dedujo que el mismo movimiento haría mi pene en su interior e intento imitar lo que su estrecha conchita le haría a mi pene: cerro sus dedos alrededor de mi verga y empezó a subirla y bajarla imitando la misma frecuencia con que mis ded os ingresaban y salían de su conchita… me estaba pajeando… aunque ella aun no lo sabia, creo que tampoco sabia que yo la estaba masturbando a ella, nunca me pregunto, solo me dejo hacérselo. Viviana primero sucumbió ante un orgasmo, pero al notarme solo un poco agitado quiso retribuirme el placer que le di. Nuevamente tomo mi pene entre sus dedos y continuo con su tarea trunca. Puede sonar a burla, pero no tarde mucho en salpicarla… sus caricias fueron por demás efectivas… Vaya... ¿Qué fue eso?… exclamo sorprendida.
Un poco avergonzado tuve que explicarle que al igual que ella se empapaba producto de su excitación, esta era la forma en que los hombres desfogábamos la nuestra. Le dejé mi pañuelo para que se limpie los restos de semen en sus manos y en sus brazos, hasta el poco en su mejilla. Luego ella fue al baño a terminar de asearse y me trajo algo de papel. Me limpie como pude, pero mi pantalón tenía secuelas notorias. Tuve que sacar del pantalón mi camisa para cubrir dicha mancha. Al salir nuevamente el silencio, una cara de preocupación. Otra vez las culpas se ciñeron sobre ella.
Esto no puede seguir así… me dijo. Entiendo tu preocupación pero… respondí excusándome. No, no lo entiendes… dijo cortante, molesta.
Entonces explícame para que lo entie nda… le pedí. Su rostro cambio, creo que ella misma no sabia como explicarme. Estaba confundida, casi al borde de las lágrimas. Me sentí mal, pensé que había apresurado mucho las cosas… finalmente… No se si lo que me haces sentir esta bien o esta mal…
Pensé que terminaría conmigo, no la hubiera culpado de hacerlo… Viviana tomo aire y casi al borde de las lágrimas me dijo: Solo se que quiero…
¿Si?... pregunte temiendo lo peor. Quiero que me hagas el amor… dijo finalmente y una lagrima resbalo por su me jilla.
La abrace, entendí que no era fácil para ella llegar a ese punto, admitirlo de esa manera. Tuvo que superar todos los miedos que le habían infundido sus padres desde pequeña, sus propios miedos. Esa noche era muy tarde para intentar algo, solo la a compañe a su casa… La próxima vez que salgamos no me digas nada… solo llévame… me dijo y me dio un tierno beso. Esta bien…
Camino a mi casa comencé a planificar la siguiente cita, la llevaría a un hotel, uno bonito, discreto y alejado. Separaría la habi tación, llevaría algunas provisiones… si, le va a gustar, pensé. Luego la recordé con su sumisa aceptación de que eso era lo único que le faltaba a nuestra relación. Habíamos pasado todas las etapas, el siguiente paso lógico era ese, pero ¿era correcto?, comencé a dudar de mis intenciones. ¿La quería? O simplemente era el morbo de este jueguito del gato y el ratón que finalmente yo había ganado. No se trata de que gane o pierda, se trata de una chica, de una buena chica. Una cosa es jugar con una mujer ex perimentada, otra con ella, la puedo lastimar… pensé. Nunca había durado más de 2 o 3 meses con una chica, quizás por ello mi prima me decía que era un "verga loca". Sin embargo con Viviana llevaba casi 5 meses, y sin tener relaciones, solo salíamos y la pasábamos bien. Con ella no me aburría, no necesitaba fingir, era yo. No, esto es diferente, esta yendo por buen camino, siento que la quiero, tal vez la ame, me dije. Así acalle a mi conciencia. La siguiente cita deje todo listo en el hotel y fui a buscarla, estaba nerviosa, sabia a lo que íbamos. Intente distraerla conversando, pero no logre mucho. Ingresamos lo mas discretamente al hotel y subimos a la habitación. Lejos de notar las comodidades del lugar, o el arreglo con pétalos de rosas y esas cosas que
prepare, Viviana fue directamente a la cama. Vaya, querrá salir de esto rápido, me dije. Me eche a su lado y ella rápidamente tomo el control remoto y encendió la tele. A pesar de su arrebato inicial, ahora evadía la situación. Entendí su nerviosismo, así que no la apure, deje que se acostumbrara al lugar. Tras unos minutos ya conversábamos de lo más normal, reíamos, al rato nos empezamos a besar, intente desabrochar su blusa… pero… No se, es un poco extraño… lo siento… me dijo, excusándose.
Me pare, apague las luces, la pantalla de 33 pulgadas seria nuestro pequeño cine y el respaldar de la cama nuestras butacas, eso seria menos extraño…
¿Y así?... le pregunte. Mucho mejor… respondió sonriendo mas relajada.
Noto mi intención y el recuerdo de lo que hacíamos en el cine. No debe ser tan malo hacerlo acá, habrá pensado. Solo faltaba la película, cambie de canal y encontré una romántica que ya estaba por terminar… Déjala ahí… me dijo, su voz sonaba calmada, hasta risueña.
Incluso me llamo a su lado, recostó su cabeza en mi pecho. En la escena final, donde los protagonistas al fin se besan, ella intento imitar esa acción y busco mis labios. Los tiernos besos fueron calentándose, convirtiéndose en lujuriosos. Mis manos desabrocharon su blusa y no hubo objeciones. Al rato ella se despojaba completamente de la blusa y el brassiere, era la primera vez que veía su torso completamente desnudo. No pude detenerme mucho en su contemplación, aun quedaba cubierta la otra mitad. Mientras me dedicaba a acariciar y besar sus senos, me iba despojando de mi camisa. Mi labor me distraía de las caricias que le prodigaba, así que ella me ayudo a desabrocharme. Despojado de mi camisa, inmediatamente mis dedos hurgaron bajo su pantalón, como lo imaginaba su vagina estaba mojada. Viviana se retorció al sentir mis dedos ingresando por sus labios vaginales. Casi por instinto ella busco mi verga en mi pantalón, tomo con mayor seguridad mi pene entre sus dedos y empezó a pajearme. No quería que este encuentro terminara como en el cine, es decir, una mutua masturbación. Así que notándola súper excitada, procedí a bajarle el pantalón, en su mirada había de angustia, ansiedad. A la altura de sus rodillas su pantalón se trabo. Viviana se encargo de zafarse del resto, actuó sin pensarlo, por el morbo y el cosquilleo creciendo en sus aun vírgenes intimidades. Aproveche para quitarme mi pantalón. Nuevamente mis manos buscaron por debajo de su calzón, que aun llevaba, su conchita. No quería que su excitación disminuyese, que se dejara atrapar por sentimientos de culpabilidad. Viviana imito mi accionar y busco en mi bóxer mi verga. Su mano logro liberarla de su prisión. Por fin pudo verla, se sorprendió, una cosa era sentirla pero otro cantar fue apreciarla. No dio fe a
sus ojos y su mano recorrió de arriba abajo mi pene, para cerciorarse de que todo eso era mió. Pero eso que es ¿Un hueso?... exclamo ingenuamente. No mi amor, eso es tuyo… le dije besándola risueñamente. Danny, en serio… ¿Tu crees que eso me entre?… dijo preocupada. Ya veras que si… respondí sonriendo.
Continué besándola, luego sus senos, mis dedos nuevamente incitaban su conchita, quería que se olvidase de las dimensiones de mi verga. Lo estaba logrando, Viviana gemía y empezaba a pajearme. Es momento me dije. Tome su calzón por ambos lados y empecé a deslizarlo por entre sus piernas, a medida que descubría su pubis y que la tela rozaba sus muslos, su cuerpo se erizaba. En acto reflejo, su man o busco cubrir aquel hermoso triangulo que sus vellos formaban. Su mano se detuvo en su abdomen. Era tarde ya la había visto. A través de la tibia iluminación de la tele y de la luz que ingresaba por la ventana la pude apreciar. Era la primera vez que un hombre la veía así, era bella, sus formas armónicas, sus gráciles curvas, su tersa y blanca piel. Siempre enfundada en jeans, nunca pude reconocer que tenía unas bien formadas piernas. ¡Que hermosa eres!... exclame gratamente sorprendido, hasta enamorado diría yo. Quizás ella era mucho premio para mí. Sonrió por aquel sincero halago, noto en mi voz y tal vez en la forma en que la veía, que no mentía. El resplandor en su rostro, el brillo en sus bellos ojos me hizo entender que estaba lista. Se levanto un poco, sus labios tocaron los míos, con su mano en mi cuello me atrajo hacia ella. Sin dejar de besarla, me deshice como pude del bóxer, Viviana instintivamente abría las piernas para permitirme ubicarme entre ellas. Ya estaba sobre su cuerpo, acariciando sus cabellos, quizás esperando un gesto de aprobación que me permitiera iniciar aquel ritual que la transformaría en mujer. Te amo… me dijo con voz apasionada.
Una enorme alegría me invadió, ninguna mujer me lo había dicho de una forma tan segura, apasionada, sincera. Yo también te amo… respondí y en ese momento era cierto.
Fue el gesto de aprobación que esperaba. Ubique mi verga entre sus húmedos labios vaginales, esto causo un pequeño remezon en su ser. Fui empujando mi pene y sintiendo como su virgen agujero se iba ensanchando a mi paso. Ella con mueca de sorpresa aceptaba esta incursión. Sus brazos ladearon mi torso, quizás para acompañar el ritmo de ingreso o para retenerlo llegado el momento. Había terminado el corto recorrido hasta su himen y Viviana lo había soportado. Con un pequeño forcejeo y empuje logre romper su sello virginal, estaba hecho. Viviana lo sintió y mordiéndose los labios callo un quejido de dolor. Me iba a permitir continuar. Fui hundiendo mi musculosa verga en su estrecha y tibia intimidad,
Ahhh… ohhh… la escuchaba suspirar quejosamente mientras sus dedos apretaban mis brazos. Ya, ya casi… le decía, observando su acalorado rostro.
Una forzada sonrisa en medio de su dulce dolor, me hizo saber que lo entendía y lo aprobaba. Cuando mi verga llego al final de su recorrido, pude sentir como se relajaba su cuerpo. Ahhh… Uhmmm……gimió ella, me sonó a liberación, después del dolor inicial había algo de
satisfacción en esta etapa final.
Sentí como sus paredes se dilataban para hacerme espacio, todo parecía encajar bien. Sus manos fueron dejando de presionar mis bíceps. Su gesto de angustia, de dolor fue amainando. Sus mejillas acaloradas, sus carnosos labios lucían rojizos, húmedos, el brillo en sus ojos eran una invitación. La bese, en un tierno beso le agradecí permitirme ser parte de esta experiencia, ser el primero en disfrutar de ella, de su cuerpo, de su entrega. Las manos de Viviana dejaron mis brazos, se pasearon por mi espalda hasta mi cuello, mis cabellos. Los tiernos besos dejaron lugar a los más apasionados, su lengua y los jadeos que los acompañaban me dieron a entender que debía proseguir. Lentamente fue sacando e insertando mi verga nuevamente en su inexperta conchita. En cada beso iba ahogando un quejido, un gemido. Sentía sus pechos llenarse de aire y tocar mi tórax producto de su agitación. Deje de besarla para permitirle respirar mejor y para apreciar como su cuerpo reaccionaba ante esta nueva experiencia. Uhmmm… fue el primer tibio suspiro, mezcla de gemido y quejido que le escuche al alejarme de
sus labios.
La observe: Su bello rostro sumergido en una mezcla de emociones, el pausado ir y venir de sus senos. Intente imitar ese armonioso vaivén, imprimiéndole el mismo ritmo a mis penetraciones. Ayyy… oummm….
En su rostro un candido reproche por mi accionar. Pero sus iniciales quejidos se ib an transformando en dulces gemidos, suspiros de placer que me agradecía de cuando en cuando con besos profundos. Veía su cuerpo estremecerse con mi vigor, segundos, minutos, no sabría decirles, solo se que lo disfrute, no era solo sexo… estábamos haciendo el amor… Ahhh… exclamo cuando su ser no pudo aguantar mas esa mezcla de emociones, sentimientos.
Esa energía se irradio en todo su cuerpo, haciendo que lo contrajera, que sus manos, sus dedos estrujaran mi espalda. Segundos después derrame mis líquidos en su hasta hace poco virgen cavidad. Un temblorcillo la recorrió nuevamente. En sus ojos satisfacción, quizás algo de incredulidad por lo sucedido y la forma en que lo había disfrutado.
Uhmmm… suspiro suavemente, saboreando el último resquicio de orgasmo en su cuerpo.
La bese apasionadamente. Ella me devolvía cariñosamente mis besos, sentía su respiración aun agitada. Me aparte y sonreía tiernamente. Ya no era una niña, quizás si en su alma, pero su cuerpo había experimentado la madurez. Tras unos minutos observándonos, sonriendo, besándonos, quise alejarme… debíamos asearnos se hacia tarde, ella me retuvo a su lado. No, no me dejes… me suplicó. Tonta, si lo que más quiero es estar a tu lado… le dije.
Después de un rato me permitió desenfundar mi flácido miembro, me recosté a un lado. Ella me siguió, apoyo su cabeza sobre mi pecho. Una lagrima se deslizo por su mejilla hasta mi tórax. Hey ¿Qué paso?... le dije, descubriendo su rostro. Nada volverá a ser lo mismo… me dijo preocupada.
Comprendía que ya no era una niña, quizás temía que ante mis ojos ella cambiase, que se perdiera lo bueno de nuestra relación, que solo la viera como un objeto para satisfacer mis necesidades sexuales. No… todo será mejor… le dije.
La oscura nube que se había ceñido sobre sus ojos se disipo. Me regalo una hermosa sonrisa, nuevamente nuestros labios se encontraron. Así termino nuestro encuentro. En los días siguientes nadie pudo borrarnos nuestra tonta expresión de dicha. Pero ya habían pasado casi seis meses después de eso. En ese tiempo puedo decir que había sido feliz... Sin embargo todo ello se estaba yendo al tacho por mi infidelidad… pero era casi imposible no sucumbir ante las monumentales curvas de Mili… i ntente excusarme.
No debí matricularme en ese ma ldito curso… al menos no en este ciclo… comencé a recriminarme. Danny… ya llegamos… me aviso Mili. ¿Qué?... Oh… si, bajemos… respondí aturdido.
Mili avanzo hacia mi casa vacía mientras yo le pagaba al taxista. Oye hermano, ¿Cómo haces para tener una mujer así?... me pregunto el taxista con una morbosa sonrisa. No se, pregúntale su enamorado… respondí. Jajaja… que buena… eres un pendejo… jajaja… dijo y se fue riendo. Saque mi llave y camine hacia Mili que esperaba en la puerta…
¿Qué te dijo ese idiota?... pregunto, por el taxista y su sonora risa. Olvídalo, no importa… le dije. Lo que realmente importaba era lo que fuera a pasar dentro de mi casa…
a Mili (5) Persistiendo en el error Tras esos recuerdos y los sentimientos de culpa que me aquejaron, no solo a mí, también a Mili por lo que veía. Era evidente que debíamos hablar. Nos sentamos en la sala e inicie la conversación que nos habíamos evitado. Parece que esta situación se nos esta yendo de las manos… le dije, pero no podía apartar mi vist a del escote de su blusa. Si, creo que si… respondió.
Más allá de los encuentros que hemos tenido y de una reciente amistad, nunca hemos tenido un acercamiento mas romántico, por decirlo así, como una pareja normal… agregue, intentando no
mirar sus senos, parecían imanes. Parece que lo nuestro se basa en "eso"… me dijo haciendo referencia al sexo y confirmando mi
teoría. ¿Quieres a Javier?... le pregunte para rematar la idea. Si, bueno, si no fuera así no seria su enamorada… repuso y me devolvió la pregunta : ¿Quieres a tu
enamorada? Si, la quiero, es la primera relación que realmente me dolería perder… le dije y la mire fijamente. ¿Estas seguro?... la forma en que me tomas… no, se me hace dudar de lo que dices… repuso
mirándome intensamente. Hace unos minutos en el taxi estaba seguro de que era lo correcto, ahora con ella frente a mí, no estaba seguro de nada, intentaba estarlo. El cuerpo de Mili, su forma angustiada de preguntar, ese brillo en sus ojos… pero Viviana no se merece esto, me repetía ingenuamente olvidando mi condición mortal, de ser imperfecto. Si, estoy seguro... conteste fríamente, luego agregue: tal vez encuentres que permitiéndole a Javier hacértelo (por el ano)… disfrutes tanto, como conmigo… sentencie, me sentí como un idiota
enviándola a ese mujeriego, pero era su enamorado, ella lo eligió, así como yo elegí a Viviana. Tal vez sea cierto… quizás si tu se lo haces de la misma forma a tu enamorada encuentres eso que le falta a tu relación… dijo con cierta resignación, devolviéndome el golpe. Bueno, aclarado esto, creo que podremos trabajar tranquilos… le dije, mintiéndome mas de la
cuenta. Prefería llamarle a un taxi, dudaba de mi fortaleza frente a sus atributos físicos. Si, esta bien, pero… ¿podrías prestarme tu baño?, creo que necesito una ducha… me dijo un poco
avergonzada. La lleve al baño del segundo piso, estaba cerca de mi cuarto y del cuarto de lavado. No quería arriesgarme a que mis padres, si regresaban temprano de su reunión, nos encontraran con esas
fachas. Bueno, era obvio que nuestros encuentros en el baño de la facultad habían dejado más de una huella en sus intimidades, así como en su ropa. Ofrecí meter su ropa y la mía a la lavadora. Por la puerta del baño me alcanzo su ropa. Camino al cuarto de lavado imaginé que Mili estaría desnuda, con su fenomenal cuerpo siendo acariciado por el agua de la ducha. Me quite mi ropa, me puse algo mas ligero, un short y un t-shirt, luego metí la ropa de Mili con la mía en la lavadora. En segundos pude ver como nuestras prendas se revolvían en el agua… quizás era un presagio de lo que sucedería con sus dueños. Danny… me alcanzas una toalla… le escuché gritar a Mili. Vaya, tan rápido se baño, generalmente las mujeres demoran mas en estas tareas… pensaba
mientras le llevaba la toalla. Quise dejar la toalla sobre la puerta, para evitarme la visión y la tentación de sus firmes curvas… pero… Esta abierto… pasa…
Habrá intuido mi dubitación en la puerta del baño. Aun escuchaba el ruido de la ducha, así que ingrese pensando que ella aun se bañaba. Así era, a través del vidrio opaco pude ver parcialmente distorsionadas sus formas. Hasta su reflejo es digno de armarme una erección… pensaba mientras
la sentía mi miembro crecer. Te la dejo sobre el sanitario… le dije y me dispuse a huir.
En mi camino de regreso observe una toalla limpia en el colgador, me detuve un rato. Seguramente Mili no habrá visto esta toalla ¿o si?, si es así ¿Por qué me haría traer esta otra?. Muy pronto obtendría algunas respuestas. Escuche el sonido de la puerta de la ducha deslizándose, voltee instintivamente. Mili con su bronceado cuerpo bañado por el agua, sin cubrirse en lo absoluto, sus deliciosos melones al aire, dándome la bienvenida, su aun enjabonado y velludo pubis. Gracias… dijo sonriéndome coquetamente. Seguro noto la rea cción que su imagen causo en mi. No hay por que… dije, me di vuelta y retome mi fuga. Solo una cosa mas…
¿Si? Ayúdame con mi espalda… no llego… me dijo mostrándome al jabón.
Como no reaccione, se volteo un poco para enfatizar su pedido, su espalda no estaba enjabonada, tampoco sus firmes muslos, esa deliciosa raja… Vamos… que no te voy a morder... me dijo animándome. Le devolví la sonrisa que me brindaba, el problema era que yo si podría morderla… Sentí que había
vuelto la Mili coqueta, la chica provocativa que conocía, aquella menos desinhibida, la que inspiro nuestro primer encuentro. Había enterrado a la Mili dubitativa de las últimas horas que me dejaba las decisiones a mí, ahora ella quería equiparar las acciones. Me estiro la mano ofreciéndome el jabón, lo tome y ella se puso de espaldas. Intente no bajar mí vista para no caer en tentación, sabia como lucían las nalgas de Mili… solo que… Un poco mas abajo… me dijo juguetonamente.
¡Maldición!, Me esta tentando, seguro quiere ponerme a prueba. Averiguar si aquella negativa mía a continuar con nuestra "relación" era realmente cierta, quizás su ego femenino no podía entender como yo podía resistirme a sus llamativos encantos. Tal vez se estaba tomando una revancha por lo que le hice en el baño de la universidad, o quizás simplemente quería usarme para vengarse de Javier por su descuido hacia ella. Intente no distraerme más en estos pensamientos que harían que permaneciera más tiempo cerca a ella y a su juego de seducción. Así que finalmente accedí a su pedido, deslizando el jabón por su
espalda, enjabonando más de la cuenta y tratando de mantener mí vista sobre sus hombros. Hasta que el jabón no pudo bajar mas, ¿Tan grandes son sus deliciosas nalgas?... pensé, no resistí, quise comprobarlo. Vaya si que lo so n… las contemple, redondas, carnosas y firmes… se me fue el aliento… y también el jabón... termino en el piso de la ducha.
Mili se dio cuenta, tal vez sonrió al notar lo sucedido. Su jueguito estaba surtiendo el efecto esperado en mí. No te preocupes, yo l o recojo… me dijo. Luego se inclino completamente, dándome la espalda, en 4, sus jugosas nalgas se abrieron permitiéndome ver su pequeño ano. Estuvo en esa posición el tiempo que creyó necesario para hacerme sucumbir. Después lentamente volvió a su posició n original… giro lentamente y me dio el jabón. Ay… mírate… el agua te esta salpicando… estas todo mojado… Bueno... si… dije dándome cuenta, pero por sobre todo tenía una vigorosa y llamativa erección. Ven… báñate conmigo… me dijo sonriendo y haciéndome un espacio para entrar. Atónito por aquella audaz propuesta no atine a reaccionar… claro que mientras la enjabonaba había fantaseado con esa idea ¿Quién no lo haría?… pero no que ella me lo propusiese. Vamos… ya dije que no te voy a morder… insistió juguetonamente jalándome de un brazo. Esta bien… No digan ni piensen nada, lo se… Me quite el short, el t- shirt, mi endurecida verga apuntaba mi camino… tenia la estupida esperanza de que el agua fría de la ducha terminara por someter esa rigidez… Ya vez… esta mejor así… me dijo coquetamente.
Nuevamente me ofreció el jabón. Lo tome y seguí enjabonando su espalda, mis manos guiadas por mi morbo, pasaron por debajo de sus brazos, hasta sus senos… se endurecieron… me acerque casi abrazándola por detrás, mí endurecid a verga se desvió en su espalda… sentí su respiración agitada,
luego visiblemente excitada me dijo: No, ahí no… continúa en la espalda… mas abajo… me pidió.
Seguí su sugerencia, a estas alturas ni saliendo agua helada de la ducha se iba a poder amainar mi erección. No me cohibí de mirar sus voluminosas nalgas, ahora las tocaba con más libertad, tanto que ella se estremeció, me hizo soltar nuevamente el jabón. Otra vez me acerque a Mili, pensando que ya no tenía sentido enjabonarla, quería lubricar sus intimidades. La abrace por detrás, no me rechazo. Aun de espaldas, volvió un poco el rostro para verme, me beso con ansiedad desde su incomoda posición, yo le acaricie sus hinchados senos. Sintió nuevamente mi verga en su espalda, era evidente que quería senti rla en otro lado… mas abajo. No te preocupes, yo lo recojo… me dijo en clara alusión al jabón.
Intuía lo que se venia, aquella sugerente maniobra que tiro al suelo mi moral, que mando de vacaciones a mi conciencia. Me aleje para darle espacio a su provocativo accionar. Aquella seductora inclinación ponía fuera de combate a cualquier atisbo de remordimiento. La aprecie desde sus bien formadas pantorrillas, sus carnosos muslos, sus abultadas pero firmes nalgas… no había marcha atrás, solo hacia delante.
Sin pensarlo, la tome de la cintura. Ella sabia lo que se venia así que dejo de lado la absurda búsqueda del jabón. Así, inclinada abrió mas las piernas y sus manos se apoyaron en los bordes de la ducha. Estaba lista para soportar mi incursión. Apunte mi verga hacia su ano, que impacientemente latía. Empuje, su esfínter se abría placidamente mientras ella temblaba de placer…
Ohhhh…siiii…
Seguí empujando, notando como ella tercamente resistía desde su posición, no retrocedía. Continué empujando sin avanzar mucho… hasta aquí me lo permite su estrechez, pensé… a partir de aquí necesitamos ayuda… pensé.
Al lado mío había un pequeño altillo con shampoos y esos aceites especiales para jacuzzies, tome el que me pareció más jabonoso y lo unte en nuestros genitales… No me digas que ya… gimió a manera de protesta, pensando que había eyaculado precozmente. No, es solo un poco de ayuda… le dije.
Sentí que emitía un suspiro de alivio, quería acallar ese cosquilleo en su interior. Al percatarse de mi nueva arremetida, un temblorcillo recorrió su columna, sintiendo dicho líquido escurrirse, lubricar su estrecho agujero. Sabia que ahora si mi verga le iba entrar hasta la raíz… Si, ahora si… pidió ansiosa.
Así fue, sin mayor oposición de su arrugado anillo le fui insertando toda mi tiesa verga. Una vez que la tuvo toda dentro arqueo la espalda, su cuerpo se contrajo saboreando ese empalamiento. Su goloso ano latía en mi pene, degustando su dureza, comiéndose cada centímetro de su rígida musculatura. Ay que placer… exclamo agradecida. No tuvo que decir mas, inicie mi cabalgata, alejando y atrayendo su abultado trasero. Imponía mí ritmo con mis manos sujetando su estrecha cintura. Al parecer ella sintió que no era suficiente para sus apetitos, que la gentileza de mis suaves y armónicos movimientos no estaba acallando su picazón. Más… más… mételo más… mas duro… pidió lujuriosa.
Incremente mis arremetidas, con el agua bañándonos el sonido de sus nalgas rebotando en mi ingle era cada vez fuerte. Plosh… ploshhh...
Al parecer le encantaba el eco que esto producía en mi ducha, el morbo la invadía, sus gemidos se mezclaban con estos sonidos. Ahhh… ahhhh… ahhh…
Ya no tenia que sujetarla de la cintura, con una mano sobre su espalda la guiaba, ella misma iba y venia con mayor rapidez, encontrándose siempre con mi recia respuesta que la alejaba, obligándola a empujar su nuevamente su prominente trasero contra mi ingle. Me deleitaba viendo su cuerpo estremecerse, sus nalgas temblar con cada penetración, escuchando sus gemidos y pedidos, casi ruegos: Así… así… más fuerte… pedía enloquecida de placer.
Hasta que sintió que su posición era incomoda: agachada, con sus manos aferradas a los bordes de la ducha. Mi ímpetu la había hecho avanzar, su cabeza casi chocaba con la pared. Entonces, conocedora de que no faltaba mucho para su orgasmo, decidió disfrutarlo en una mejor posición, que le permitiera profundizar estas emociones. Se levanto un poco, arqueando la espalda, sus brazos ahora se apoyaban en las manecillas de la ducha (aquellas que controlan el agua). Abrió más las piernas, para que también sus redondas nalgas se abrieran y me permitieran castigar su ano con mayor vehemencia. Mi verga ahora entraba hasta la raíz, solo faltaba que le insertara mis testículos… Si… si… asi… Danny asiii… Ohhh… ahhh… ahhh…
No sabia si yo la estaba usando para satisfacer el apetito sexual que su cuerpo me despertaba, para colmar mis instintos carnales, o si ella me estaba usando para acallar los suyos, para vengarse de Javier y su desinterés por ella, o para vengarse de mi, para probarme que no podía resistirme a
sus atributos… invadido por estos sentimientos comencé a cabalgarla con furia… la estaba partiendo y ella lo estaba sintiendo… No tan fuerte… No… ahhh... uhmmm… ahhhh...
Me aferre a su cintura, atrayéndola hacia mi lo mas que pude, sus deliciosas nalgas también se abrieron lo mas que pudieron. Toda mi rabia se fue disipando a medida que mi verga expulsaba su blanquecino líquido. Este torrente la lleno completamente, alucine que mi leche saldría por el otro lado, por su boca… boca que mantenía abierta, su cuerpo en extremo rigor saboreaba este nuevo orgasmo. Uhmmmmm….
Sus manos en violento espasmo se aferraban a las manijas del agua, con cada borbotón de esperma, su columna se contraía. Hasta que un temblorcillo final indicaba que ya había pasado, su cuerpo lo había disfrutado, y ahora exhausto no podía mantenerse en pie. Intento apoyarse en las manillas, pero estas cedieron, su mano resbalo, haciendo girar la llave del agua caliente…
Auuu... exclamo adolorida al sentir el agua quemándola. Quizás era una señal, un aviso de que merecíamos arder en el infierno por nuestras continuas infidelidades… por nuestra deslealtad hacia nuestras parejas formales…
La jale hacia mí, con mi verga semidura aun dentro suyo fue algo doloroso a lo que no preste mayor atención, puesto que el agua caliente también me estaba salpicando. Nos refugiamos en el otro extremo de la ducha. Solo entonces pude desencajarle mi maltrecha y adolorida verga. Lo siento… me dijo cariñosamente. Yo no… le dije.
Entendiendo que no me arrepentía de aquel placentero encuentro, Mili me dio un jugoso beso. Luego me abrazo, apoyando su cuerpo desnudo y mojado contra el mió. El agua seguía corriendo y yo no podía luchar contra la corriente… Estaba perdido, lo había intentando pero había fracasado clamorosamente… era obvio que no podía resistirme a ella…
Mili (6) Descubriendo su punto débil Luego de unos minutos de estar aferrados el uno al otro, en silencio, decidimos salir de la ducha, el vapor que generaba el agua caliente estaba por convertir en un sauna aquel espacio. Deslice la puerta por el lado posterior y así finalmente escapamos de aquella vaporosa prisión. Cerré la llave del agua caliente y le alcance una toalla para que limpiara sus carnosas formas y yo tome otra. Vaya… que chiquito… me dijo sonriendo, mirando mi entrepierna. Oye, tu ya lo has visto y lo has sentido (hasta sufrido) cuando esta inspirado… proteste, al darme
cuenta que mi verga se había reducido a su mínima expresión luego del baño y d e las 3 exprimidas que Mili le había dado a mi pene esa noche. Lo se tonto… repuso cariñosamente abrazándome, pensando que así acallaría me ego
supuestamente herido. No te has secado bien… le dije al sentirla nuevamente.
Entonces ayúdame… contesto coquetamente.
No me rehusé a su invitación, mientras ella se secaba el cabello, yo secaba sus armoniosas curvas. Protegido por la toalla, mis manos tocaron todos los rincones de su cuerpo, provocando más de una sonrisa traviesa. Oye… ahí no…. Exclamo risueña, cuando mis manos se insertaron en el espacio entre sus nalgas. Aun esta mojado… le dije excusándome.
No puso objeción, me dejo actuar, aunque note cierto gesto de dolor cuando rose su ano. Bueno han sido 2 veces esta noche, en su aun poco experimentado ano, que esperabas… me dije. Sin lamentarme por ello mis manos subieron, buscando deleitarse con sus otros atributos, llegando a sus melones. Se le erizo la piel al sentir el jaloneo que le daba, sus pezones se pusieron rígidos como piedra… la misma rigidez se iba manifestando en mi verga. Mili, de espaldas a mi, continuaba secándose nerviosamente el cabello, con la toalla sobre su cabeza, su cuello desprotegido. Me acerque a ella, y juguetonamente la bese en el límite entre su cuello y su hombro. Por el espejo frente a nosotros note como esta simple caricia la desarmo completamente, soltó un suspiro excitado y cerrando los ojos volteo hacia mi, en busca de un beso. Hacia poco que había descubierto su debilidad, o su fascinación por el placer que le provocaba el sexo anal, ahora, al parecer había encontrado un punto débil de su anatomía, tal vez un punto G, un punto que al ser tocado despertaba toda su pasión. Me incline para corresponderle ese beso, su respiración agitada me decía que su excitación iba en aumento. Nuestras toallas se deslizaban por nuestros cuerpos hasta caer al piso. Mi nueva erección era evidente, por nuestra diferencia de estaturas, Mili estaba sintiendo lo duro de mi pene en su ombligo, quizás por instinto mi verga buscaba insertarse en esa cavidad, aunque era muy pequeña para satisfacer mis necesidades y las de ella. Así lo entendió Mili, que empezó a abrazarme del cuello, buscando trepar sobre mí, quería encontrar una manera de que mi verga no le presione el ombligo sino otro de sus agujeros. Motivado por sus lujuriosos besos, sus senos apretándome por el ir y venir de su respiración, su desesperación y ansiedad porque la penetrara otra vez, y con mi verga hirviendo de deseo de probar su carne nuevamente… no lo pensé dos veces… mis manos de jaron de acariciar su espalda, se deslizaron hasta su cintura, tocando sus nalgas hasta sus muslos, mis manos se fijaron en ellos y la levante… Ohhh… siiii… exclamo sorprendida y agradecida.
La mantuve izada en lo mas alto unos instantes, con sus henchidos senos a la altura de mi boca, succione sus jugosas tetas, jalonee sus pezones y la sentía estremecerse de placer…. Yaaa… por favor yaaa… hazlooo… me suplicaba.
Entendía que quería ser penetrada, la fui descendiendo poco a poco, hasta que mi verga rozaba su pubis… En este incomodo accionar, la cabeza de mi verga se paseo por los labios de su empapada vagina, un temblorcillo la recorrió mientras mi verga se deslizaba hasta su ano…
La mire, aun excitada pero con un gesto de desconfianza me dio su aprobación, aun sentía adolorido su esfínter… la fui dejando caer, mi verga se fue insertando en su maltratado ano,
resistió sin embargo segundos después sus dedos arañaban mi cuello y mi espalda, el dolor se le estaba haciendo insoportable… No auuu… espera nooo… ayyy… mejor nooo… por ahí no… me rogó Mili visiblemente adolorida. Esta bien… respondí y atendiendo a su pedido la fui levantando, sacándole la cabeza de mi pene de
su maltrecho ano. En ese momento ni ella ni yo sabíamos que instantes después presa de la excitación ella misma se hundiría mi verga en su ano… pero en ese momento solo me quedo satisfacer a su reclamo, deslice
nuevamente mi verga hasta su pubis, hasta su mojada vagina… Si por ahí siii… exclamo mas aliviada.
Sus dedos dejaron de estrujar mi espalda, la mueca de dolor se desdibujo en su rostro y nuevamente lucia su candorosa excitación. Mi verga se fue insertando en su vagina como en mantequilla, su evidente lubricación hizo que no tardara mucho en tenerla completamente clavada. Ahhhh.. siiii… uhmmm…
Sus brazos me sujetaron con fuerza, sus piernas temblaron al sentir su conchita completamente invadida por mi tieso miembro. Sus labios y su lengua no tardaron en buscar los míos, mientras su cuerpo saboreaba esta nueva penetración… Vamooos… Danny… dame… me pidió tras unos instantes.
Ubique mejor mis brazos debajo de sus muslos , con mis manos sujetando sus voluminosas nalgas, inicie al ascenso y descenso que el cuerpo de Mili estaba deseando, insertando y sacando mi verga de sus humedecidos labios vaginal es… gustosa agradeció esta fricción… Siiii… asiiii… que biennn… hummmm….
Sus inflados senos rebotaban en mi cuerpo, sus dulces gemidos llenaban mis oídos. Con la sangre hirviendo, fui aumentando el ritmo de su ascenso y descenso, ella disfrutaba de ese vigor, de la fuerza que le imprimía a estas penetraciones, cada vez mas continúas… Ahhh… uhmmm… ahhh…
El agitado vaivén de su cuerpo, le impedía continuar con sus pedidos. El aire en sus pulmones apenas le daba para emitir esos gozosos suspiros. La fuerza en mis brazos también apenas me daba para continuar con este esforzado movimiento. Mi ritmo fue decayendo, mas no la rigidez de mi verga. Vamos Danny… mas fuertee… vamoss… me reclamaba recuperando el aliento y notando mi
decaimiento físico. Al no haber mayor reacción de mi parte ella misma en movimientos torpes, pero placenteros, fue subiendo y bajando… sin embargo no serian suficientes para llevarla a otro orgasmo… me hubiera
gustado terminar en esa posición, pero tras tres actos sexuales esa noche y mi poco ejercitación física en los últimos tiempos iba a ser una tarea difícil. Sabía que no podría mantenerla en alto mucho tiempo, así que mis ojos buscaron un lugar de apoyo que nos permitiese terminar aquel encuentro… pensé ubicarla sobre el lavamanos, pero dudaba que aguantase el peso de mili y la fuerza de nuestro accionar… luego observe el sanitario,
con su tapa abajo me permitiría sentarme en el. Con el cuerpo de Mili a cuestas me fui a sentar sobre el excusado. Sonrió agradecida al notar mi práctica solución, o tal vez fue por recordar que horas antes estuvimos en un posición similar en el baño de la facultad, solo que esta vez ella esta frente a mí y no de espaldas. Así esta mejor… dijo y se dispuso a proseguir la faena.
Meneo su jugoso rabo por toda mi entrepierna y encontró que mi verga aun endurecida la llenaba plenamente. Al igual que en el baño de la facultad, con sus pies apoyados en el suelo, Mili se encargo de subir y bajar, incrustándose a placer mi verga en su ardiente conchita… Que... bien… ahhh... uhhh… clamaba sintiendo que volvía la misma agitación de instantes previos.
Me dedique a descansar mis brazos, rodeando su cintura. Mis labios succionaban sus melones que iban y venían por sus movimientos y su agitación. Sus manos acariciaban mis cabe llos… hasta que… Ayyy… no puede ser… no puedo masss… decía Mili confundida.
La mire extrañado, pensé que ya había llegado al orgasmo, me pareció muy repentino dado que hacia poco que habíamos reiniciado nuestro accionar. En su rostro de fascinación y aun e xcitación
pude ver nuevamente aquella locura pasional que había visto cuando le desvirgue el ano o cuando la poseí por el mismo agujero de manera salvaje en el baño de la facultad. Esa locura, ese apetito anal había vuelto, en el punto más álgido de su exc itación creyó que sentiría mayor placer siendo penetrada por el más estrecho y adolorido de sus agujeros. Así me lo dio a entender cuando ella se levanto un poco, sacándose mi verga y tomándola con su mano, como su dueña, la ubico en la entrada de su ano, que aun herido palpitaba esperando una nueva incursión. ¿Estas segura?... pregunte incrédulo. Si… fue su tajante y lujuriosa respuesta.
Para dar por sentada su posición al respecto, ella misma se fue sentando en mi verga. Mordiéndose los labios, para no dejar escapar quejidos de dolor, fue hundiéndose de a pocos mi maciza verga. Mis manos se limitaron a guiar su accionar, tomándola por la cintura. Su piel se estremecía mientras descendía. Ufff… ouuu… se quejo. Ya casi… la animaba.
Sus piernas empezaban a temblar, producto del dolor, del cansancio o tal vez de su excitación. No aguanto más y se dejo caer…. Ayyyy… clamo adolorida.
Me abrazo con fuerza mientras su cuerpo se reponía de aquella dolorosa incursión, de aquella forzada penetración que parecía haberla partido. Con su rostro escondido entre mi hombro y mi cuello, en voz baja me reclamo: Mira en que me has convertido…
¿En una infiel? ¿En una ninfomana? ¿En una adicta anal?... quizás esta última se acercaba más a la respuesta, ya que estaba dispuesta a sufrir este dolor inicial en pos de un clímax mayor. Pude quedarme en silencio, pero preso de la curiosidad me atreví a preguntar: ¿En qué (te he convertido)? Apartándose de mi hombro, y mirándome fijamente, con un brillo inusual en sus ojos, y con un gesto cariñoso, tal vez excitado, me respondió: En una adicta a tu verga. Mi respuesta estuvo cerca pensé. Gratamente sorprendido y halagado quise responder algo, retribuirle, pero Mili no me dio pie a ninguna replica inmediata. Quizás esperaba una respuesta física y no con palabras, ya que procedió a menear su delicioso trasero por mi entrepierna Era la primera vez que hacia esta maniobra cuando mi pene la estaba empalando por el culo… tras
el gesto de sufrimiento inicial, un gesto de gozo fue cambiando su expresión, transformando el dolor inicial en incipiente placer, su piel se erizo nuevamente al sentir recobrada esa sensación. Uhmmmm… suspiro aliviada al notar que el dolor cedía y la excitación ganaba paso nuevamente.
Más segura, comenzó a ir y venir suavemente sobre mi verga. Mis manos continuaron guiando su cintura, mis labios buscaron los suyos que en generosos besos me retribuían el placer que mi verga le generaban a su pequeño agujero. Luego mis labios se dirigieron a sus henchidos pezones que parecían que iban a explotar. Si… tómame así… disfruta de mi cuerpo como yo disfruto de tu verga… murmuraba jadeante.
El sudor empezaba a bañarnos, el subir y bajar de su cuerpo era cada vez más rápida, sus gemidos, el golpeteo de sus nalgas en mi ingle, la dulce fricción y el placer que provocaban iban en aumento… solo que ahora sus fuerzas iban en descenso… Ahhh… vamosss… ayúdame… ahhh… me rogaba con sus mejillas encendidas, su rostro cansado.
Mis manos rodearon voluminosas nalgas, y mis descansados brazos la ayudaron en su tarea de ascenso y descenso, primero imitando su ritmo, luego incrementándolo.
Siiii… asiii… ahhhh… ya casi… uhmmm… exclamaba satisfecha.
Su castigo auto infringido, esta auto penetración, estaba llegando a su clímax, los movimientos, las incrustaciones eran cada vez mas frecuentes, mas vertiginosas. Sus senos vibraban cerca de mi pecho, sus voluptuosas nalgas retumbaban contra mi entrepierna. Ahhh… ahhhh… ahhh… gemía Mili profundamente.
En un último movimiento, se dejo caer con fuerza, clavándose mi verga lo más que pudo, luego meneo nuevamente su apetecible cola, mientras su cuerpo se retorcía producto de un nuevo orgasmo. Me abrazo con fuerza, mi casi enroscada verga se dio maña para inundarla, para refrescar sus intimidades con su lechoso líquido. Ufff… uhmmm… suspiro agradecida.
Nuevos espasmos la recorrieron producto de estas ráfagas de semen invadiéndola. Nuevamente su rostro descanso en mi hombro. Su cuerpo deliciosamente relajado, agotado, descansa contra el mío. Sus senos dejaban de golpear mi tórax en clara evidencia de que su respiración recobraba su ritmo habitual. Vaya… creo que necesitamos un baño… dije finalmente notando nuestros cuerpos sudorosos.
Alejo un poco su rostro de mi hombro y lucia un poco perpleja, tenia una graciosa expresión, solo me dijo, casi suplico: Si, pero que esta vez solo sea una ducha…
Me reí percatándome que su cuerpo estaba exhausto, después de todas esas experiencias sexuales era evidente. Mili temía que mi propuesta de bañarnos juntos nuevamente encerrara otro castigo a su arrugado anillo. Esta bien, que solo sea un baño… respondí sonriendo.
Solo así vi que su expresión de sorpresa, casi temor, se tornaba en una más risueña. Después de esos agitados encuentros, yo también dudaba que pudiera someterla una vez mas, al menos por esa noche, o dentro de los siguientes minutos… además teníamos otras tareas pendientes, es de cir, aun no terminábamos el informe de la universidad que debíamos presentar el lunes… después de eso, tal vez mas repuestos, ¿Quien sabe?… a estas alturas entre nosotros cualquier cosa podía pasar…
1. Mili 7 Limpiando la mesa…
Mili se levanto, mi verga aun endurecida fue abandonando sus intimidades. Continué sentado sobre el retrete, recomponiéndome. Mili me miro cariñosamente, tal vez un poco orgullosa del estado en que me había dejado. Su vista fue bajando por mi pecho hasta mi ingle, vio a mi guerrero enrojecido, aun erecto, quizás esperando otra muestra de agradecimiento de sus labios. No es tan chiquito… le dije, recordando sus burlonas p alabras. No… no lo es… repuso complacida.
Sin decirle nada, se fue arrodillando, iba a atender aquel pedido mental que no me atreví a manifestar con palabras. Tomo mi verga y la engullo, limpiando los pocos restos de nuestro encuentro, el resto yacía en su interior. Estuvo algunos minutos así, con su lengua paseándose por
la cabeza de mi pene, sus dedos sujetando mi verga. Mis dedos acariciaban sus cabellos. Cuando creyó culminada su tarea, tal vez temiendo una nueva erección mía, me miro desde abajo y al notar mi expresión agradecida, me regalo una sonrisa. Luego se paro y se dirigió nuevamente a la ducha. Tras unos instantes la acompañe… esta vez solo fueron besos y caricias… Después de la ducha y de
secarnos, Mili con la toalla sobre su pecho y yo con la toalla sobre mi cintura, salimos del baño. Suficiente de baños por hoy… dijo de buen humor.
Fuimos en busca de nuestra ropa. Llegamos al cuarto de lavado, nuestras prendas ya estaban limpias, solo quedaba ponerlas en la secadora y esperar. En la espera nos invadió el hambre, después de todos los encuentros sexuales, nuestros cuerpos pedían que los alimentemos, no solo de sexo vive el hombre. Bajamos a mi cocina, sobre la mesa una nota de mi madre. "Juan Daniel: tu comida esta en el refrigerador, ponla 2 minutos en el microondas y estará caliente… volvemos mañana… nada de fiestas… pórtate bien" Que linda tu mami Juancito… dijo Mili burlonamente. Ah si… Juan es mi primer nombre… repuse. Pero todos en la universidad te dicen Danny…
Claro por lo de Daniel… le dije. ¿Por qué pone Juan Daniel en su nota?, suena muy solemne…
No se, siempre en sus mensajes pone mis dos nombres, quizás quiere sonar mas enfática o enérgica en lo que me pide… respondí. Puede ser, pero creo que Danny suena más amical… dij o sonriendo.
Si yo también, pero mis padres prefieren llamarme Juan, en general en mi familia me conocen por ese nombre: mis tíos, tías, primos… y mis primas me llaman así… le explique.
Si creo que escuche a Guillermo llamarte así alguna vez... Eso fue en los primeros ciclos, ahora todos me dicen Danny… Aclarado lo del nombre, buscamos en la refrigeradora. Mi madre preparo un guiso que se veía bien, pero a decir verdad creo que ambos teníamos mas ganas de comer comida chatarra. Nuestros cuerpos pedían calorías a gritos para reponernos del desgaste que habíamos hecho. Pedí por teléfono una pizza grande y sodas. Después de unos minutos nos encontrábamos devorando la pizza, como si no hubiéramos comido en días. Pensaras que soy una cerda… me dijo avergonzada mientras tomaba otro trozo de pizza y bebía su
soda.
Eres una cerdita muy linda… respondí besándole la mejilla.
Mili sonrió. Minutos después la pizza era historia. Una vez saciada nuestra hambre, descansamos sobre las sillas, conversamos sobre trivialidades. Nos habíamos olvidado de nuestra ropa, solo las toallas seguían cubriéndonos. Al cabo de un rato, con menos pesadez en el cuerpo, decidimos que era momento de terminar el dichoso informe, que había sido el pretexto para que ella viniese a mi casa. Solo restaba limpiar los indicios de nuestra comilona. Cogí los envases vacíos de soda y los eche a la basura. Mili diligentemente tomo un trapo y se dispuso a limpiar la mesa. Tome la caja grande de la pizza y lo lleve al tacho grande de basura de mi jardín. Camine por el pasillo hacia el jardín, en este trayecto observe lo que fue mi dormitorio y ahora era el cuarto de estudio de mi padre. Al frente estaba el cuarto de visita que ahora era el dormitorio de mis padres. Algunos viejos recuerdos y algo de nostalgia me invadió unos instantes al notar que una maltrecha maceta aun cumplía su función decorativa. No quise distraerme mas en estos pensamientos, bote la caja y retorne a la cocina. Al regresar vi a Mili aseando la mesa. Estaba de espaldas a mí, meneando su hermoso trasero, la toalla se levantaba dejando ver su redondo trasero, aquella magnifica raja que ocultaba su pequeño agujero. Me parecía increíble, pero mi toalla también empezaba a levantarse producto de una nueva erección. No puede ser, me decía no dando fe a la rigidez que sentía. Me toque el miembro, estaba duro de nuevo. Con mi mano hice presión hacia abajo intentando bajarlo… segundos después,
desafiante mi pene volvía a izarse.
No podía ocultarlo, el provocativo movimiento de las caderas de Mili mientras hacia la limpieza me estaba excitando de nuevo. Pensé en resistirme, abandonar la habitación hasta que ella terminase su labor y se me bajase mi floreciente erección. Dudaba que Mili accediese a un nuevo encuentro, sobre todo por donde yo quería. Iba a salir de la cocina pero vi a Mili inclinarse por completo, en su esforzado accionar buscaba llegar al otro borde de la mesa. Con su atrayente meneo de nalgas y la toalla que ya no la cubría, no aguante más. Ansioso me quite mi toalla y me acerque por detrás. Mi verga se encontró con su raja pero en su rigidez se desvió hacia arriba, recorriendo toda esta línea divisoria de sus nalgas. Ella se sorprendió al sentir su dureza entre sus abultados cachetes. Volteo nerviosa y con rostro incrédulo me dijo: No Danny, ya nooo… Es la última, te lo prometo… le dije, casi rogando. Si es por la comida yo la pago… pero no me hagas esto… reclamo aturdida, pensando que era mi
forma de cobrarme por la cena que acabábamos de degustar. Es por tu cuerpo, no puedo evitarlo… le dije.
¿Acaso eres insaciable?... ¡ya lo hemos hecho 4 veces esta noche!… protesto, pero vi como movía
su cabeza nerviosamente. No hay quinto malo… repuse acariciando sus nalgas. No, debemos terminar nuestro trabajo… replico, ahora si note que cedía, su piel comenzaba a
saborear mi erección.
Lo hacemos después, tenemos toda la noche…
No hubo respuesta, Mili se levanto un poco, aun con el trapo en la mano intento zafarse de mi prisión, en este forcejeo mi verga se paseo por todo su pubis. Note que se mojaba nuevamente, dubito un poco. Aproveché para besarla en el cuello y vi como esta acción terminaba por encenderla. Esta bien… me dijo y se relajo, dejaría que la poseyera nuevamente.
No la dejaría arrepentirse, no debía darle tiempo a pensarlo, aparte un poco su toalla y ubique mi verga en su ano. ¿Qué?... nooo… por ahí nooo… exclamo asustada.
Pero fue muy tarde, envuelto en el morbo de la situación le inserte mi verga sin miramientos, ya tenia casi la mitad incrustada en su ano, y con la adrenalina a flor de piel dudaba que la sacaría. Ayyyy… eres un bruto… auuu… exclamo adolorida. Ya va a pasar… le decía sin dejar de empujar mi verga para hundirle lo que faltaba. Nooo... duele… sácala… por favor sácala… me pedía.
Faltaba poco para tenerla enganchada completamente, con toda la lujuria que me despertaba poseerla así, hice caso omiso a sus suplicas. Sabía que no tardaría en rogarme que la cabalgara, pero debía hacer que su cuerpo lo pidiera. Debía amainar su dolor, así que le bese el cuello otra vez. Ayyy… uhmmmm… gimió ante su propia sorpresa. ¿Ves?... ves que te gusta… le dije con voz pausada y nuevamente bese su cuello con pasión.
No hubo respuesta, desde su incomoda posición, con mi verga atorándole el ano, ella intento acomodarse, su cabeza giro un poco. La observe con sus ojos aun cerrados, sus mejillas encendidas, con sus labios húmedos, su boca semiabierta en expresión de dolor y placer. Buscaba que mis labios terminaran de someterla; La bese con pasión, su lengua y su respiración revelaban su creciente lujuria. Ya no pugnaba por huir… finalmente abrió los ojos: Hazme tuya… fue el pedido que hizo sumisamente.
Volteo su vista nuevamente hacia la mesa, esperando que la sometiera con mí accionar. La sostuve por la cintura para evitar que huyera nuevamente, luego retrocedí y le enfunde mi tiesa verga. Ouuu… mas suave… por favor…
Me sentía excitado viendo sus esplendorosas nalgas aprisionadas contra mi cadera, abriéndose con mi verga… así que no preste mayor atención a su pedido y continué martillándole su inflado trasero… Ayyy nooo… no uhmmmm…ahhhh…
Se quejaba por momentos y por momentos se le escapaban gemidos. Sabía que sufría, lo veía en sus manos: una arañaba la mesa y la otra apretaba con fuerza el trapo de limpieza. Yo, sencillamente no podía parar, quería seguir cabalgándola salvajemente…
Las fuertes penetraciones que le practicaba hacían que sus senos rebotaran, que la toalla fuera deslizándose de sus melones que la sostenían, dejando sus tetas al aire, vibrando al ritmo de mis incursiones en su ano. Ohhh… uhmmm… ohhh…
El sonido de sus gemidos, sus lamentos, hacia eco en toda la cocina, quizás en toda la casa, a ello se le unía mi respiración agitada, el vibrante sonido de sus nalgas chocando en mi ingle, el retumbar de la mesa que iba cediendo de su posición inicial… Mili ya no buscaba huir, ansiosa soportaba mis violentas arremetidas. Mis manos buscaron sus senos, los sentía temblar al igual que veía sus nalgas prácticamente saltando al compás de mis incursiones en su ano. Ya noo... ya noo... que no puedo… ahhh … ahh…
No pudo mantenerse más sobre sus brazos, apoyo los codos contra la mesa y continúo resistiendo mis embestidas. Le di un par de palmazos a sus abultadas nalgas, esperando animarla. Ya casi… ya casi… le decía sintiéndome próximo a eyacular. Apúrate que no aguanto…ahhh…
Ahora si que Mili estaba por desfallecer, recostó todo su torso sobre la mesa, sus manos ahora se aferraban a los bordes de la mesa. Su cabeza de lado sobre el mueble que acababa de limpiar, entre su maraña de cabellos veía su rostro gozosamente exhausto. Sus quejidos y gemidos eran más continuos así como ingreso y salida de mi musculoso miembro en su cuerpo… Ahhhh… uhmmm… exclamo al sentir mi leche invadiéndola.
Arqueo su espalda mientras sus carnosas nalgas eran aprisionadas con fuerza entre la mesa y mi entrepierna. Apoyo nuevamente las manos sobre la mesa, haciendo puños, resistiendo aquella avalancha de semen, aquella oleada de placer que nuevamente la invadía. Girando el rostro me pidió con febril pasión... Bésame…
En un arranque también de locura, propia del salvaje encuentro que tuvimos, la tome de los cabellos y la jale hacia a mi, cuando su rostro estuvo a un nivel pertinente, la bese. Lejos de morderme o quejarse por lo brusco de mi accionar, Mili me devolvió mis besos con agitada vehemencia. Luego se dejo caer nuevamente sobre la mesa. Veía su espalda subir y bajar por el agitado ritmo
de su respiración. La toalla lucia remangada en su cintura, sus nalgas enrojecidas por unos palmazos que le di y por el continuo golpeteo contra mi entrepierna. La raja de su culo aun abierta de par en par porque mi verga continuaba presionándola, clavándola contra la mesa…
Fui retrocediendo, note un espasmo de dolor en el cuerpo de Mili mientras mi verga abandonaba su estrecho y maltrecho ano. Ella continúo descansando con su abdomen sobre la mesa. Yo me senté en una silla hasta que mi respiración volvió a su ritmo normal, y mientras tanto veía como su ano comenzaba a expulsar el esperma que a presión había copado su interior, ahora se escurría por sus carnosos muslos. Repuesto de mi agitación después de un rato, me levante y le di un palmazo en sus gordas nalgas. Auuu… oye… me reclamo, dando señales de vida.
Creo que ya hicimos la d igestión… ahora debemos trabajar… le dije frescamente. Hubiera sido mas cortes avisarme que esta era tu forma de hacer la digestión… me reprocho
dulcemente.
¿Y que hubieras hecho?… pregunte sarcásticamente.
No se, hubiera estado mas preparada, tal vez h ubiera huido… respondió graciosamente. ¿A donde hubieras huido?... estas en mi casa… Tienes razón… dijo riendo.
Se paro y tomo la toalla para limpiar el resquicio de mis líquidos en su cuerpo. Luego tomo el trapo y comenzó a borrar la huella de su cuerpo sobre la mesa. Claro que esta vez no me dio la espalda, sabia que era peligroso hacerlo, así que prefirió irse al otro lado de la mesa. Sonreí al ver como hacia ese movimiento evasivo hacia el otro lado del mueble, note su dificultad al caminar… me pare ce que maltrate mucho su ano, con esto creo que será suficiente por hoy, me dije sintiendo un poco de ardor a lo largo de mí rojizo y deshinchado pene. Yo también sufría las consecuencias por esas continuas fricciones de nuestros genitales. Mili sin quejarse continuo con su labor de limpieza, sonriendo traviesamente me miraba de cuando en cuando, como vigilando que no me moviera de mi asiento. Yo miraba complacido sus melones ir y venir al compás de su aseo sobre la mesa. Ella lo noto, temiendo otro ataque mío, tomo la toalla y se la puso nuevamente sobre sus senos. Me reí. No te preocupes, creo que fue suficiente por hoy… le dije.
Contigo nunca se sabe... contesto con un gesto desconfiado. En muestra de buena fe yo también me cubrí con mi toalla. Al poco rato hacíamos un lento y cansado ascenso por la escalera hacia el segundo piso, hacia mi cuarto, para hacer el tan odioso informe…
En el trayecto Mili me pregunto curiosamente:
Dime… ¿las pizzas son un afrodisíaco para ti?... No tonta… solo que el movimiento de tus caderas me inspiro… Ahhh… y pensaste que mis caderas no mienten… Jajaja… si algo así… La próxima me cuido la retaguardia… suspiro risueña.
Mili (8) Agitado amanecer…
Llegamos al segundo piso y Mili aun sentía melosas y adoloridas sus intimidades, así que decidió volver a la ducha para limpiarse y refrescarse. Te acompaño… me ofrecí diligentemente. No, no, gracias… primero voy yo, después vas tu… me dijo desconfiada, poniéndome un alto con su
mano en mi pecho. La vi en su tortuoso camino a la ducha, parecía un poco escaldada luego de todas las penetraciones anales que le hice esa noche. Solo tráeme una toalla limpia, pero la dejas en el colgador… me pidió. Sonreí al escucharla… la entendía, Mili ya no quería correr riesgos. Teníamos q ue dejarnos de esos
jueguitos sexuales, al menos por el momento, debíamos completar nuestro informe. Tampoco quería que Mili terminase hastiada del sexo anal y de la persona que se lo practicaba. Fui al cuarto de lavado saque nuestra ropa de la secadora, tome la suya y una toalla y me dirigí al baño. Al escucharme cerró la llave del agua y deslizo la puerta de la ducha. Esta vez no me dejo ver todo su provocativo cuerpo, solo saco la cabeza y me estiro el brazo pidiéndome la toalla. Pensar que la misma chica que me tentó hace unas horas lucia ahora muy precavida, temerosa de otro encuentro sexual. Espere a que terminara de secarse dentro de la ducha, para luego ingresar a bañarme, como habíamos acordado. Al fin salio, nuevamente con la toalla sobre sus senos, cubriéndola hasta debajo del pubis. Me ofrecí cortésmente a ayudarle a secarse. No gracias… aléjate… me dijo con una expresión graciosa. Esta bien… dije sonriendo y deje mi toalla. Haz que se quede así… me dijo señalando mi pene que lucia tímidamente enc ogido. Lo intentare, pero no lo provoques… respondí e ingrese a la ducha.
Cuando salí de la ducha Mili se peinaba frente al espejo del lavamanos, aun llevaba la toalla puesta a pesar de que su ropa seca y limpia estaba sobre la tapa del excusado. Todavía esta caliente… me explico en alusión a la ropa. ¿Qué todavía estas caliente?... bueno haré un esfuerzo para bajarte la calentura… dije en broma
quitándome la toalla de la cintura. No, tonto, mi ropa aun esta caliente… no te me acerques… respondió riendo ner viosamente al ver
que me aproximaba a ella. Esta bien… voy a prender la computadora… le dije saliendo del baño.
Llegue a mi cuarto y mientras la computadora encendía, yo me vestía con un t-shirt (polo) y un short. Al poco rato, ya enfrascado en el informe, no note que Mili, ya vestida, había ingresado a mi habitación. Cuando me percate de su presencia pude ver que había algo de nostalgia en su mirada. Se dio cuenta que la observaba… Vaya… pareciera que ha pasado mucho tiempo desde la ultima vez que vine… di jo y no pudo evitar
mirar la cama donde hacia dos semanas le había desflorado el ano. Si, parece que si… pero ya… vamos a trabajar… le dije.
Era casi medianoche y desde que salimos de la sala de cómputo de la facultad no habíamos avanzado nada. Mili lo ent endió y se vino a sentar a mi lado… solo que no soporto mucho sentada, tuvo que ponerse de lado, apoyada en una nalga, parecía que su arrugado anillo le fastidiaba. No te rías que aun me arde… dijo fingiendo seriedad.
Trabajamos una hora y parecía que el sueño nos quería envolver, después de todo el ajetreo físico era de esperarse. Por momentos cuando Mili me preguntaba algo o me hacia alguna sugerencia, yo volteaba a mirarla, para prestarle atención, solo que mis ojos se desviaban a menudo y terminaban en el escote de su blusa, aquella prenda que tuvo que unir en sus bordes, a la altura de su abdomen, porque yo en un ataque pasional había roto todos sus botones. Así mi vista siempre se perdía en sus apetecibles senos, cual niño lactante los contemplaba con cierta ansiedad. Mírame a los ojos… me pedía un poco risueña. Si, si te escucho… respondía sin dejar de admirar sus melones. Danny… ¡esos no son mis ojos!… me decía levantando mi quijada y fijando mi vista en sus intensos
ojos negros. Bueno… ¿Sabes que? Creo que mejor preparo café… le propuse, quería despejar la vista y la
mente. Si, que sea café cargado, bien cargado… dijo bostezando un poco. Se te antoja algo de comer… ¿Pizza?… le dije bromeando. No… todo menos eso, ya se como te pone la pizza… dijo enfát ica pero con algo de gracia. Solo preguntaba, haré unos sándwiches… respondí riendo.
El ir a la cocina y preparar esa merienda me despejo. Cuando regrese a mi habitación, Mili dormitaba frente a la computadora. La desperté y con el café reanimándonos pudimos terminar nuestro trabajo. Eran casi las 3 y los dos estábamos medio sonámbulos, presos del cansancio físico (por nuestros encuentros sexuales) y mental (por el informe de la universidad). Decidimos irnos a la cama, al parecer solo dormiríamos, el cuerpo y las ganas no nos daban para mas. Solo que Mili no quería dormir con la misma ropa puesta. Buscamos en mi guardarropa algo que pudiera ponerse. Le llamo la atención un polo naranja con el cuello verde… sonriendo leyó la
inscripción que con plumón tenía: Así que "Juancho"… me dijo. Si, bueno, fue un apodo que me pusieron en un trabajo hace un tiempo… le dije mintiendo, no
quería ahondar en explicaciones. Parece que has tenido muchos nombres… repuso intrigada.
Soltó el polo y sus ojos se fijaron en otro polo, mas pequeño, más femenino, me miro con gracia y suspicacia…
¡Aja!… no sabia que tenias estos gustos… Oye… eso es de una prima que paso un tiempo con nosotros… le dije, quizás con aire melancólico.
¿Y que hace en tu closet?... pregunto curiosa. No se, tal vez cuando me mude a este cuarto mi mama por error lo coloco entre mi ropa… le explique, aunque ya me había percatado de ese error, conservaba esa prenda como recuerdo. Ah… y ¿Cómo se llama tu primita?… pregunto sin comerse el cuento. Su nombre es Ana … respondí sin darle mayor importancia.
¿Y quisiste mucho a Anita?... pregunto con picardía. ¿Qué?... oyeee… no seas mal pensada… que ella acaba de tener un hijo hace poco… replique un
poco malhumorado. Ah si, que linda… y ¿Quién es el papá?... pregunto burlonamente, notando que sus preguntas me
hacían sonrojar, quizás delatarme, se estaba divirtiendo a costa mía. Ya, ya… basta de preguntas insidiosas… ¿Te vas a poner eso si o no?, si quieres te traigo algún camisón de mi madre… repuse irónico.
Ay no, no lo tomes a mal, pero seguro tu mami usara ropa de dormir al estilo antiguo, cubriéndole hasta los tobillos, como la de las mujeres árabes… dijo con cierto sarcasmo.
No me ofendí porque sonaba gracioso y tenia algo de cierto. Solo dame un ratito, ¿Me quedara? … tal vez sea muy apretado para dormir… repuso pensativa mirando el polo de mi prima. Se me vinieron a la mente pasajes de una historia antigua, quizás no muy lejana… por lo que
recordaba aquella prenda podía encajarle a Mili, las dimensiones de mi prima eran similares a las suyas…
Bueno, quizás Mili era un poco más voluptuosa, pero este juicio era algo injusto dado que Anita era más joven, casi una niña, cuando uso ese polo, sin embargo la última vez que la vi en su hacienda… si, creo que podía decirse que las contexturas de Anita y de Mili eran parecidas…
sentencie, procurando no ahondar en mi memoria y en mis sentimientos. Era un buen recuerdo pero era historia pasada... pensé con nostalgia. Creo que aquello de enfundarse en la ropa, y tal vez en la historia, de otra chica no le llamaba mucho la atención a Mili. Su ego femenino no quería compartir o competir con esos recuerdos. Ella tenia su propia personalidad, sus propias formas, y vaya ¡Que buenas formas! Al final Mili reparo en una camisa mía. Era un poco vieja y no la usaba mucho porque se había decolorado, aunque su tela aun se mantenía suave y fresca. Esta creo que me puede quedar bien… dijo aliviada, bostezando por el cansancio. Pues bien póntela y a dormir… dije imitando su bostezo. Pero… ¿Podrías hacerme un favor?... pregunto vergonzosa.
¿Cuál?... respondí con curiosidad. Podrías voltearte mientras me cambio… dijo con tímida expresión. Oye pero si ya… después de todo… intente protestar buscando las palabras adecuadas, no quería
sonar muy rudo o herir su susceptibilidad ante su repentino ataque de pudor. Hazlo por mí ¿si?... me pidió juguetonamente. Esta bien… esta bien… respondí, era mi huésped y después de todo lo que le hice esa noche, creo
que debía ceder a su pedido. Me voltee sonriendo… ¡Mujer es!, pensé. Al cabo de unos minutos, me dijo finalmente: Ya puedes voltear… Le hice caso y… Wow… divina tentación… lucia hermosa vestida solo con esa camisa. Dejarme esa
impresión fue su intención al pedirme que me volteara mientras se cambiaba.
Mi vista se paseo por sus bien formadas piernas bronceadas, que terminaban donde la camisa empezaba (apenas por debajo de sus intimidades seguro que también desnudas). Mili con sus manos en su cintura, me daba a entender lo grande que le quedaba mi camisa así como el pequeño tamaño de su cintura. Más arriba, sus pechos desafiantes levantaban mi camisa, sus pezones indicaban su justa posición. En su rostro una sonrisa coqueta, sabia que la había comido con la vista y eso inflaba su vanidoso ego femenino. ¿Qué tal me queda?... pregunto luciéndose, dando una vueltita. De maravilla… exclame mientras veía como su trasero levantaba la camisa, casi permitiéndome ver
sus redondas nalgas. Bueno… creo que es hora de… dijo provocativamente.
¿Si?... inquirí sintiendo que en mi adormecido cuerpo aun se podía despertar otra erección. Que es hora de dormir… puntualizo risueña, soltando otro bostezo. Si tienes razón… respondí desganado, realmente cansado.
Mientras ella se dirigía a mi cama, yo buscaba un sleeping (bolsa de dormir) en mi closet. Mili se acomodaba entre mis sabanas, cuando me vio desplegar el sleeping, me miro curiosa: Oye, no seas tonto… no vas a dormir en el piso, debe estar frió y duro… te puedes enfermar… me
dijo con pena. Pensé que no querrías…
Aquel ataque de pudor que tuvo al vestirse para dormir y la forma tragicómica en que había huido a mis bromas e insinuaciones mientras terminábamos el informe de la universidad me habían hecho dudar que Mili quisiese compartir la cama. Nada de eso… ven aquí, que hay espacio para los dos… dijo haciéndose a un lado, como no reaccione, ella agrego con picardía y dándole un palmazo al colchón: Vamos… que no te voy a morder… Esta bien… solo espero que no ronques… o hables dormida… Jaja… graciosito… apúrate que quiero dormir… dijo desganada.
Sentí un poco de calor y, ante su atenta mirada, me quite el polo y el short, solo me quede en bóxer. Note su expresión desconfiada. ¿Algún problema con que duerma así?... pregunte. No… con tal que no dejes que nada se te escape… me dijo de bue n humor mirando mí entrepierna. Al parecer estaba muerta de sueño. Ok… me limite a decir, luego me aproxime a la cama.
Cuando me vio acercarme, levanto las sabanas para dejarme acomodarme entre ellas. Inicialmente se recostó de lado, dándome la espalda, mientras yo me acostaba boca arriba, mirando el techo, pensando en lo sucedido. Habíamos tenido mas de un encuentro sexual (en mas de una posición) esa noche y por tanto no debía haber tanta tensión entre nosotros, debía haber más confianza, muestras de cariño y esas cosas propias de toda pareja. Y ese era el problema… nuestra situación no estaba definida… ¿Qué éramos?... no éramos enamorados, porque aun seguíamos con nuestras parejas formales…
tampoco éramos amigos cariñosos, apenas si éramos amigos y habíamos sido mas cariñosos de la cuenta, después de todas las situaciones sexuales de esa noche, habíamos superado esa etapa… ¿Amantes?, creo que esta era la palabra que mas se acercaba a nuestra situación… aunque dudo que a Mili le gustase como sonaba eso…
Al cabo de unos minutos, Mili se volvió hacia mi lado. Sin decir nada se acurruco en mi pecho, abrazándome… quizás las mismas preguntas cruzaron por su mente y quería encontrar las
respuestas en mi regazo, o tal vez solo tenia miedo de darme la espalda, es decir, quería cuidar su
bien proporcionada pero aun adolorida retaguardia… ¿Te molesta que me quede así?… pregunto tímidamente, notando la tensión que la cercanía de su
cuerpo me había generado. No, para nada… respondí recobrando un poco la cordura.
Mientras la luz de la calle iluminaba en algo mi oscuro cuarto, acaricie sus cabellos en una muestra de cariño y para acostumbrarme a su presencia. No recuerdo más de esa semi oscuridad, estaba agotado… Me quede dormido...
Me desperté por un pequeño ruido, el cantar de aun ave cerca de mi ventana, aun no estaba del todo claro afuera. El sol saldría por entre las montañas en unos minutos y esta ave anunciaba su llegada. Tras unos segundos me percate que nuestra ubicación había cambiado: Mili ya no estaba recostada sobre mi pecho. Nuevamente me daba la espalda, solo que esta vez mi cuerpo estaba también de costado, detrás suyo. Mi brazo rodeaba su cintura y la mano de Mili, sujetando la mía, parecía querer mantenerla allí, era un gesto tierno. Mas abajo mi cadera te nuemente presionaba sus abultadas nalgas… no era un gesto obsceno, pero lo seria instantes después… a medida que mi cuerpo y mi sensibilidad despertaban… sin embargo Mili y su bien dotado cuerpo seguían dormidos.
Quise alejarme, sintiendo venir una erección matutina, pero la mano de ella me lo impedía y no iba a sacarla bruscamente, no quería perturbar el tranquilo sueño de Mili… lo que si me estaba perturbando era el contacto de mi verga cada vez mas dura con sus carnosas nalgas…
¡Diablos!... intente pensar en cosas terribles para hacer retroceder mi excitación, pero no logre mucho… ahora mi pene semi erecto empujaba la camisa que protegía la raja de su precioso culo,
buscando insertarse. Intentaba luchar contra estas sensaciones, no quería aprovecharme de Mili mientras dormía… no era correcto… sin embargo mi pene no parecía entenderlo, tenia reflejos propios que yo no podía controlar… con decirles que había logrado salir, sin ayuda, de mi bóxer a través de su abertura… Viendo que nada parecía menguar mi de seo por la carne de Mili… probé una salomónica solución:
Rozaría mi verga suavemente a lo largo de la raja de sus redondas nalgas, a fin de darme placer, de pajearme, procurando no despertarla y evitando violar su estrecho agujero…
Al inicio estos movimientos comenzaron a surtir efecto, en algo estaban aplacando mi morbo. Mili apenas se movió, producto de mi tacto o de su propio sueño… Solo que al poco ra to, estas tibias
fricciones lejos de acallar mi lujuria, empezaron a incrementarla de manera febril, nublando mi conciencia… no podía mas… quería poseerla…
Mis movimientos eran cada vez mas torpes y notorios, algunos quejidos se le escaparon entre sueños a Mili… no me quedaba otra… si quería acabar con todo el deseo matinal que su cuerpo me había despertad o… tenia que penetrarla a como de lugar…
Aproveche que Mili dejo de sujetar mi mano contra su cintura, quizás debido al continuo escarbar de mi pene contra sus nalgas… Sigilosamente libere mi mano, me ayudaría con ell a a levantar un
poco su camisa y a hacerme espacio entre sus nalgas. Así lo hice, levantar la camisa no fue tarea difícil, su voluminoso trasero alejaba la mayor parte… lo
difícil era hacer diana en su pequeño agujero con delicadeza y suavidad, evitando despertarla sino podría reaccionar mal… obnubilado por mi morbo llegue a creer que la penetraría a gusto y ella no despertaría… después de todo estaba sumamente exhausta…
Lentamente fui acomodando mi verga entre sus nalgas, algunos leves movimientos me dieron a entender que Mili estaba cerca de despertarse. No pude esperar mas… ni bien encontré que su carne cedía (había ubicado su esfínter con la cabeza de mi pene) comencé a empujar…
Instintivamente sus nalgas se contrajeron, mi mano dejo de guiar mi verga, que ya había encontrado su camino, y se ubico en su cintura, para impedirle escapar… ¿Que?... pregunto Mili entre sueños. No respondí, empuje más y le inserte la cabeza de mi pene en su soñoliento cuerpo. Ella se estremeció, no sabia aun si era un sueño o una pesadilla, pronto lo sabría… Ayyy… auuu… se quejaba mientras le insertaba mi pene. Estaba enloquecido por su cuerpo, sus voluptuosas formas, su estrecho agujero… lejos de retroceder, seguí empujando mi verga hasta que forzosamente le entro casi la mitad… Auuu… ¿Qué haces?… ayyy… pregunto nerviosa, aun adormilada. Nada... nada… duérmete… me atreví a decirle desvergonzadamente. ¿Estas loco?... ayyy… se quejo dándose cuenta de la situación. Si… loco por ti… susurre a su oído y acto seguido le bese el cuello. Ayyy… nooo… ahhhh… se quejo tibiamente.
Su mano busco la mía, que contenía su cintura, quiso apartarla para liberarse, pero sus reflejos eran torpes. Solo logro sujetar mi mano y trasmitirme el dolor que mi presurosa penetración le estaba causando. Ya tenía más de la mitad adentro y yo seguía forcejeando por meter lo demás. Ohhhh... auuuu… ayyyy… chillaba adolorida.
Su cuerpo se había levantado un poco de la cama, sus piernas pataleaban lenta y torpemente, buscaba un impulso que la alejara, sin embargo no lo lograba… en un ultimo arranque de locura le clave con furia el resto de mi verga... ahora si la tenia completamente atorada… empalada… Ayayayyyy… soltó un lastimero gritito. Ufff… suspire aliviado al tenerla enganchada.
Primero un espasmo de dolor la recorrió, luego se dejo caer sobre la cama, dejo de patalear, su mano ya no alejaba la mía… se estaba reponiendo de aquella violenta incursión… Mili intuía que no podría escapar…
A pesar de escuchar sus dolientes lamentos, tercamente me negué a retirarle mi verga de su adolorido ano… quizás envuelto por una locura pasional o por un presentimiento de que aquel podría ser nuestro ultimo encuentro… habíamos terminado el ultimo i nforme… y después de eso que… Eres de lo peor… ni mas vuelvo a trabajar contigo… me reprocho con sufrimiento, como leye ndo
mis pensamientos. Lo siento… dije volviendo un poco a mis cabales.
El primer rayo de sol se filtraba por las montañas y me traía algo de cordura, retrocedí un poco. Sin embargo la lucidez mental no me duro mucho… le enfunde nuevamente mi verga… Ahhhh…Ya, ya basta… ayyy… se quejo. Esta bien… dije y le bese el cuello a manera de perdón. Vi como este dulce beso en el lugar adecuado la desarmaba… suspiro profundamente, y su cuerpo contraído en muestra de dolor se fue relajando… Ayyy… nooo… No me hagas eso…Sabes que no puedo…
¿No puedes? Ahhh… no puedo resistirlo… clamo acalorada.
¿No puedes resistir qué? ¿Esto?... pregunte y volví a besarle el cuello. Nuevamente se estremeció, no de dolor, sino de placer, incipiente placer. Su pierna intentaba apartarse un poco, quizás para acomodarse mejor, para que su cuerpo saboreara mejor mi verga llenándole el ano. Eres un maldito… Te odio… dijo con voz pausada, develando su excitación.
No di lugar a otro reclamo o insulto: lentamente saque mi verga, ella presiono mi mano, quizás no quería que la saque, no duro mucho tiempo mi pene fuera ya que violentamente se volvió a refugiar en sus intimidades. Ouuuu… Aahhh… exclamo mientras apretaba mi mano. Repetí el movimiento una y otra vez… estaba dispuesto a llegar al clímax c on ella o a costa de ella… Mili lo presentía y pronto se uniría a mi labor… Ahhhh… siii… siii… ohhh….
Su pierna dejo de apartarse tímidamente y procedió a levantarse, hacerse a un lado, para permitirme perforarla a fondo. Su mano ya no sujetaba la mía, sino que nerviosa desabotonaba la parte superior de la camisa, buscando liberar sus senos que no podían rebotar mas allá de lo que la tela le permitía. Ohhh… siii… mas fuerte… siiii asiii… uhmmmm…
Ahora no se quejaba, solo pedía, clamaba por más de ese dulce sufrimiento, no me negué a su ruego… preso de mi propia excitación incremente el ritmo… sus nalgas bailaban con cada salvaje
embestida de mi cadera contra su abultado trasero. Su mano guiaba la mía a sus senos, para que pudiera sentir como temblaban de pla cer por mi vigor… ¿Ves?... como lo que me haces sentir… ahhh… ahhhh…
Dejo mi mano estrujando sus vibrantes senos y su mano busco mis cabellos, devolviendo mi salvaje acción de nuestros encuentro anterior, me jaloneo bruscamente la cabeza, hasta que nuestros labios se encontraron… ahora ella también tenia una expresión febril… Ay… que placer… nunca nadie… nadie me hizo sentir así… uhmmm...
Tal vez nuestros sentidos no estaban del todo despiertos aun. Llevábamos minutos así y mi cuerpo no quería soltar su lec he, el cuerpo de Mili se negaba a desfallecer… lo estábamos disfrutando demasiado… empapados de sudor… agitados… Ya… acaba por favor… que me matas… ayyy…. Resiste.. un poco más… Siii… siii.. ahhhh… ahhh…
Mis manos aun en sus melones sentían sus aceleradas palpitaciones. En su cansancio sus labios buscaron los míos, entre jadeos su lengua trataba de incitar la mía, de apurar mi excitación con lujuriosos y calidos besos… lo estaba logrando… mi verga apuraba los movimientos en su interior,
mi cadera seguía castigando sin piedad sus firmes nalgas. Ayyy… no maaas… no masss… que reviento… ahhh… Espera… aguanta… ya casi… ufff…
Parecía que Mili iba a reventar del placer, casi al borde de la taquicardia, le hundí con fiereza mi verga, ella la resistió y empujo sus c arnosas nalgas contra mi cadera… sabia que me venia y quería sentirme abriéndola al máximo… Yaa… ahhh… uhmmm… Mi mano apretó sus senos mientras llenaba su estrecha cavidad con litros de semen hirviendo… mi
entrepierna temblaba con cada ráfaga de esperma que mi verga escupía. Mili se estremecía con cada ráfaga que su cuerpo recibía… Ayyy… ahhh... uhhhmmm… exclamo mientras explotaba en un violento orgasmo.
Parecía que no había espacio para más en su conducto anal. Apenas si podíamos respirar. Quise alejarme para buscar aire, pero me mantuvo con mi mano en sus senos. Yo había provocado ese agitado amanecer, debía permanecer junto a ella y disfrutarlo, reponerme a su lado. Ay… después de lo de anoche… no puedo creer que me hayas hecho acabar así… dijo Mili
sorprendida, recuperando el aliento.
Yo tampoco creí amanecer así… respondí aun agitado. Te dije que mantuvieras a tu pene dentro de tu bóxer… me reclamo. Si, y yo te dije que no lo provocaras… Pero si yo estaba dormida… exclamo sorprendida. Si, pero descuidast e tu retaguardia… le dije burlonamente. Eres un… eres un… me dijo con fingido enojo.
¿Un maldito?... Aun con verga en su ano, volteo a medias… recordó aquel febril reproche… reproche… entendí que quería buscar mis labios para congraciarse… No… eres un insaciable… me dijo con tierna sonrisa. No, no lo creo… le dije
¿Por qué?... pregunto curiosa. Porque tu si logras saciarme… No dijo mas… solo me beso…
Mili (9) Como un niño con un juguete nuevo Tras unos minutos de besos y caricias, nos apartamos, aun cansados pero sin s ueño. Los dos recostados de lado, frente a frente, solo nos mirábamos y sonreíamos. Nos negábamos a dar fin a ese mágico momento. Solo ella se atrevió a preguntar: ¿Tú crees que esto es normal?, ya sabes, hacerlo tantas veces en una noche… Bueno, creo que al principio es así… uno lo hace como conejo… en todos los lugares que puede y en todas las posiciones que puede… ¿No te ha pasado antes?… Eso de estar así… tal vez 2 o 3 veces, quizás 4 sea mi record… ¡pero no 6 veces en una noche!... lo tuyo ya es un abuso… me dijo medio en broma medio en queja. Pero recuerda quien me provoco en la ducha…
Esta bien, pero tu ya pareces el conejito de esas pilas Duracell... Tal vez se me paso la mano con ella, pero aunque suene torpe, machista y desatinada la analogía: yo estaba como un niño con un juguete nuevo… no me cansaba de ella… no la quería soltar…
estaba embaucado, encantando, extasiado con Mili, con su deliciosa silueta, su candente entrega, su graciosa personalidad. No supe como expresarlo en ese momento, solo le dije: Es que tu me pones así… le explique y nuevamente le bese el cuello, a estas alturas veía que esta
caricia no surtía tanto efecto como antes, solo me sonreía cariñosamente. No, no te va a funcionar… después de esta noche soy inmune a tus tretas… me dijo graciosamente.
Bajo esas circunstancias no funcionaba mi maniobra, creo que primero debía incentivarla un poco y luego si aun estaba algo reacia, besándole el cuello podría darle el puntillazo final... solo en casos de emergencia, en circunstancias extremas usaría esa táctica, no quería que Mili terminase inmune a esa caricia. En ese momento estaba cansado y con la ingle algo adolorida por el uso continuo. Solo quería bromear con la idea: ¿Sabes que?, el numero 6 no me gusta… vamos por el 7… le propuse. No… llegaras solo al 7… conmigo no cuentes… respondió con mueca de sorpresa y cansancio.
Después de esa breve platica, decidimos abandonar la cama, testigo de la iniciación anal de Mili así
como de nuestro último encuentro. Aun era temprano, pero el sol ya esparcía su luminosidad y calor con mayor fuerza. Mili pidió ducharse sola, no quería tentar suerte, se conformaba con las 6 veces que lo hicimos ese fin de semana. Además su ano término enrojecido, algo irritado, era comprensible que quisiera alejarme de la tentación de llegar al séptimo encuentro sexual de ese fin de semana. Me duche y al regresar a mi habitación vi a Mili vestida con su pantalón blanco pero con mi camisa, intentaba arreglar su blusa… una cosa era ir a mi casa mostrando un sug erente escote y otra era regresar a la suya, a la vista de sus padres, ellos notarían el maltrato en su blusa. ¿Tienes aguja, hilo y botones?... no creo que a mis padres… Ay… ¡mis padres!… les dije que haría un trabajo pero no les avise que me quedaría fue ra… estarán preocupados… dijo con aire de
culpabilidad. Si quieres te presto mi teléfono para que los llames… No, es muy temprano, voy a enviarle un mensaje al celular de mi papa… Si me dice algo, pondré de pretexto que fu culpa de la red telefónica que ta rdo en enviar el mensaje…
Saco de su cartera su celular y al revisarlo, su expresión cambio: primero fue de sorpresa por la cantidad de llamadas perdidas y mensajes… luego fue preocupación al notar que todos eran de sus padres… al final algo de decepción al no encontrar ninguno de Javier… al parecer su amiguita
cariñosa lo había tenido tan ocupado como yo mantuve a Mili. Al principio note su gesto incomodo por esa desatención desatención de Javier, pero después después pareció no darle importancia, total con lo sucedido en mi casa creo que ella se había desquitado suficiente. Nos dedicamos a coserle los botones a su blusa, aunque quedo bien, era obvio que no eran los originales, además había algunos rasguños propios de la forma brusca en que le había abierto la blusa en el baño de la facultad. No podía regresar así a su casa. Mili se acordó del polo de mi prima que vio en mi closet y decidió usarlo, era mejor que su blusa. Como me lo imagine le quedo un poco pequeño y apretado, como un top. Como su brassiere roto yacía en el baño de la facultad, ella estaba protegida solo por el polo. Sus pezones eran apenas contenidos. Al final ella quedo algo así como en la foto.
Luego fuimos a tomar desayuno. Esta vez no se ofreció a limpiar la mesa, temía por su retaguardia. Mientras yo limpiaba la mesa ella lavaba las tazas. De espaldas a mi, ella terminaba su labor, sus movimientos no eran tan sugerentes como cuando limpio mi mesa, pero sus formas, sus nalgas… era para comérsela… simplemente me acerque por detrás y la abrace…
¿Qué haces?... protesto juguetonamente. Nada… me gusta verte así… hacendosa… le dije cariñosamente, sintiendo s us abultadas nalgas
cerca de mi entrepierna. No vamos a llegar a la séptima… me advirtió risueña.
Parece que Mili ya había sentido el bulto de mi ingle en sus carnosas nalgas, sin embargo no me alejaba de ella. Seguramente le gustaba que le abrazara de esa forma, le gustaba sentirme. Cuando finalizo su labor: Gracias… le dije.
No, gracias a ti… por todo… respondió, luego volteo el rostro, entendí que querí a darme un beso y
le correspondí. Estuvimos unos segundos así, hasta que sintió que mi verga iba endureciendo, entonces se aparto… No… mantenlo quieto… que se me va hacer tarde… mis padres deben estar preocupados… dijo
excusándose. Esta bien… dije con voz de niño resentido. Otra vez será… me dijo cariñosamente y me dio otro beso.
Vaya, pensé que nuestra historia historia sexual terminaría ese día, sabia que no debía ilusionarme mucho, pero su comentario me estaba dejando una puerta semi abierta, que yo debía tocar o empujar para ingresar… no me estaba negando esa posibilidad…
Se alejo de mi, busco su cartera y como me vio un poco poc o desilusionado porque no llegamos al séptimo encuentro sexual, me pidió que la acompañe. Pobre Mili, no sabia que el numero siete estaba mas cerca de lo que ella pensaba. Caminamos por mi sala, yo detrás de ella observaba maravillado el vaivén de sus caderas, de ese coqueto andar que lucia para mi, sabia que la estaba observando. Estaba dispuesta a salir y así terminar su martirio en mi casa… solo que su vanidad le jugo una mala pasada…
Cerca a mi puerta hay un espejo de buen tamaño, esta por encima de un sofá. Mi madre lo puso allí porque quería darse una última revisada a su ropa o su cabello antes de salir, cosas de mujeres… Mili no fue la excepción a ese vistazo final, hizo una última parada frente a ese espejo... mi verga también le tenia reservada una ultima parada de despedida. Se miro en el espejo, mientras le daba unos últimos retoques a su maquillaje, yo me ubicaba detrás de ella y la abrazaba. Solo que esta vez mi pene estaba mas notoriamente duro y se ubicaba entre sus redondas nalgas. Te dije que no vamos a llegar al siete… me dijo sin soltar su cartera en busca de sus implementos
de maquillaje, sin embargo sentí que empino un poco las nalgas, no se si por alerta o por la fascinación que le causaba mi dura verga intentando separar sus gordas nalgas. Yo solo te abrazo… me excuse excuse sin dejar de presionar mí bulto bulto en su raja.
Ahora mis manos jalaban su cintura cintura hacia mí, empujando sus nalgas contra mi ingle. Ella no se quejaba, seguía mas preocupada en su apariencia. Le bese el cuello, por el espejo pude ver como ahora si surtía efecto, entrecerró los ojos, por un momento se olvido del maquillaje, luego volvió en si: No Danny ya no… mira que me he tenido que echar crema humectante para aliviar el ardor que tenia… protesto tiernamente. Lo siento… es que no puedo dejarte… si quieres te regalo un frasco entero de crema humectante… yo mismo te la pongo… le dije en graciosa suplica. Ay… eres terrible… dijo cediendo un poco, sin embargo se hizo la difícil difícil nuevamente: ya es tarde…
tus padres van a llegar. En otros tiempos eso hubiera hecho menguar mi erección, pero en estas circunstancias; sintiendo el cuerpo de Mili esa excusa no funcionaba. Además eran casi las ocho, era muy temprano. Mis padres seguramente llegaran mas tarde… le dije subiendo mis manos por su abdomen en
busca de sus senos. ¿Seguro?... pregunto Mili retrocediendo en su negativa, pero avanzando en la presión que sus nalgas ejercían contra mí. Mis manos ya no sujetaban, ni presionaban su cintura hacia mi entrepierna, sin embargo su trasero seguía empujando contra mi verga. Mili lo estaba haciendo a voluntad, estaba sintiendo mi duro
pene entre sus jugosas nalgas y lo estaba disfrutando, quería sentirlo mas cerca, abriéndola más y por ello no dejaba de ejercer presión. Mis dedos masajeaban sus senos a través de la tela, sintiendo su creciente agitación. Estoy seguro de que van a llegar en un par de horas… No… nos pueden atrapar… re spondió, pero esta idea aumentaba la adrenalina de la situación, por
el tono de su voz lo sentí. No importa… le dije cerca al oído, besándola detrás de la oreja.
Se estremeció, su cabeza se fue hacia atrás, mientras dejaba que mis manos y mi verga la sobaran a través de su ropa. Quizás la idea del séptimo encuentro no le disgustaba tanto después de todo…
o era su última venganza por no recibir llamada ni recado alguno del cornudo de su enamorado. No debemos hacerlo… nos pueden ver… decía visiblemente excit ada, pasaba su mano por detrás, tocando mi cintura, sosteniéndola y empujándola por momentos contra su cuerpo. Las cortinas están cerradas, en calle no hay gente… le dije.
No respondía nada, pero sentía la calidez de su cuerpo, la forma como buscaba rozar mi ingle con sus caderas… no se apartaba, me buscaba… tome esto como un signo de aprobación.
Baje una de mis manos a su cintura y como pude empecé a bajar su apretado pantalón por un lado… tomo mi mano para impedirlo… sin embargo no ofrecía mayor resistencia… le bese el cuello, movió su cabeza nerviosamente, con sus ojos cerrados… ahora su mano me ayudaba a bajar su pantalón… Ayyy… ¿Por qué hago esto?... se preguntaba Mili, sorprendida por su actitud, por esa ansiedad de
ser penetrada nuevamente. Su pantalón ajustado y su pequeña tanga habían dejado escapar sus nalgas que lucían mas abultadas. Su mano por encima de mi pantalón masajeaba mi verga, sonreía al sentirla dura… sabia que ella, su cuerpo, sus gestos provocaban esas continuas erecciones… para ese m omento no sabia quien era el esclavo y quien el amo… quien abusaba de quien… quizás ambos éramos victimas de las circunstancias… Quítate eso ya… me pedía, en alusión a mi pantalón.
No me hice de rogar, me lo baje lo más rápido que pude, mi verga salia disparada y prácticamente reboto en su nalga. Se sorprendió al sentir su rigidez, y yo me sorprendí al sentir la firmeza de sus nalgas con mi adolorida verga. Al sentirla, Mili se inclino un poco, pensé que quería que la penetrara pero note que su pantalón aun estaba por encima de su pubis. Sin embargo al inclinarse, verga rozo su ano… un gestillo de dolor afloro en sus labios… su mano me aparto, quería que la dejara bajar su pantalón… No seas desesperado… me reprocho.
Cuando su pantalón estuvo a la altura de sus rodillas, no aguante con mi verga mi fui hacia adelante. Mili quiso reaccionar, subir al sofá, pero fue muy tarde, son sus piernas aun atrapadas por el pantalón, su intento de saltar al mueble no prospero, mas bien fue repelida al chocar sus rodillas... se fue para atrás… donde mi verga ansiosa y estoicamente parada la aguardaba… Ayyy... uhmmm…. Exclamo sorprendida por lo brusco de la acción y la certeza de mi instinto para
hacer diana en su agujero. Quise creer que mi pene se inserto en su ano, pero por la forma rápida en que mi verga prácticamente se deslizo por su interior, la lubricación que tenia era propia de su conchita, además por su gesto note que el dolor no era producido por una penetración anal. Mili tenia media verga introducida en su húmeda vagina, su espalda se contrajo un poco por el impacto, sus dedos arañaban el respaldar del sofá. Contigo nunca se… ahhh… ahhh…
No la deje quejarse, solo tome entre mis manos su estreche cintura y comencé a atraer y alejar sus enormes caderas. Sus labios vaginales, poco usados esa noche, apretaban gustosamente mi verga... agradecidos de que al fin me acordara de ellos… Que bien se siente esto… uhmmm… u hmmm… decía Mili.
Ahora mis caderas empujaban hacia hacia delante y sus nalgas rebotaban contra contra mi ingle. Con su torso inclinado hacia delante y sus manos apoyándose en el mueble, ella resistía mis embates. Por el espejo frente a mi veía como Mili con los ojos cerrados y mordiéndose el labio (quizás para no ser escuchada en la calle) gozaba de mi labor, su polo apretado se iba levantando producto del ir y venir de su cuerpo… sus gordas go rdas nalgas vibraba a mi ritmo… Ahhh sii… asiiii…. Ahhhh…. Masss….… pedía Mili. Ahora la atraía y alejaba alejaba con mas fuerza, su recorrido era mayor… mayor… mis ojos se fijaron en su raja, raja, la forma en que se abría y cerraba cuando mi pene entraba y salía… vi su ano… rosado igual que la crema que le habían untado… sabia que no debía… pero… Bájate bien el pantalón… le dije, prácticamente le ordene sacando mi verga, apartándome un poco
para dejarla obrar. Con rostro fogoso me miro por el espejo, no dudo en hacerme h acerme caso, bajo su pantalón blanco y su tanguita lo más rápido que pudo, no le importo que se manchara en el suelo. Estaba tan excitada, pensaba que aquel pedido encerraba un cambio de posición, que le per mitiría unirse a esa faena… Se inclino para liberar una de sus piernas del pantalón, aproveche este descuido, esta inclinación que ponía su ano a mi nivel, para enfundarle mi verga por ese pequeño agujero. Ayyyyy… caraj… auuu… bramo adolorida. En acto ref lejo lejo busco huir, subió al mueble, pero yo la seguí, no pudo huir mas… arrodillada sobre
el sillón, con su cuerpo rígido por el dolor, sus brazos apoyados en la cabecera del sillón, sus manos haciendo puños, su rostro enrojecido y adolorido… y claro un cuarto de verga en su maltrecho ano… Ayayay… eres una mierd… mierd… auuuu… ahora si que me rompiste el culooo… ayyy… dijo sollozando, sollozando,
apoyando su frente en el respaldar del sillón, no dejaría que la viese sufrir a través del espejo. Mi verga sufrió también las conse cuencias, casi la sentí doblarse en este brusco movimiento… pero tenía mi recompensa… Mili estaba encerrada entre mi cuerpo, el sillón, el espejo, la pared… no podría huir… estaba atrapada… yo tenia su calido agujero y su enorme trasero a mi disposición… Ayyy… mi culitooo… auuu…. se quejaba. Se que lo mío ya rayaba en la demencia, era una obsesión por poseerla de esa forma… estaba
jugando con fuego, tal vez después de de aquel brutal acto anal Mili se alejaría alejaría definitivamente de mi, quizás seria lo mejor, total después de que ella saliera por mi puerta no era seguro que lo nuestro continuase… o tal vez era un reflejo de mi subconsciente, quería romperle el culo para que nadie mas le provocase ese oscuro placer que yo le hice descubrir… menos aun el idiota de Javier… pensarlo me hizo enfurecer… No… no… no lo hagas… ayyy…
La primera y forzosa penetración había terminado, acaba de iniciar la ultima faena anal en mi casa… era casi una violación… escuchaba sus lamentos y ruegos pero no me detenía, sin mayor resistencia de su parte y posesionado de su cintura, seguía clavándole mi verga con mas fuerza…
mientras su espalda se contraía con cada arremetida, ella levanto el rostro, sufrimiento, furia, se veían en su expresión… Uyyy… ouchhh… ¿Te gusta no?... auuu… seguro la frígida de tu enamorada no te complace tanto… ayyy… dijo en voz entrecortada, poseída por la ira, quizás ya no le importaba si la oían afuera. ¡Cállate!… le ordene y le di un palmazo en sus temblorosas nalgas.
Presa de la rabia por esa forzada cabalgata anal, buscaba desquitarse con sus palabras, herirme de esa forma. Ella no sabía que eso también me llenaría de ira y que su ano pagaría las consecuencias… me olvide de lo áspero y doloroso de las penetraciones, solo incremente mi ritmo de manera despiadada … Ayyy… ahhh… ahhh… se quejaba, quejaba, gemía enloquecida.
Por la furia que me había desatado no me di cuenta que su espalda que antes rígida soportaba mis embestidas, ahora se arqueaba, había abierto mas sus piernas y empinado el trasero procurando E lla también comenzaba disfrutar de este demencial acto anal… recibir mi ver ga hasta el fondo. Ella Ves… ¿Te gusta no? ¿Acaso él te hace gozar gozar así?... le espete enardecido.
Cual enamorados celosos nos reclamábamos por nuestros otros amoríos, tal vez en aquel salvaje encuentro estábamos desfogando toda la tensión de aquella relación indefinida aun. No… no… uhhmmmm… ahhhh… gemía Mili casi sin aliento.
¿No que?... ¿No te gusta? ¿Javier no te hace gozar así?... replique enloquecido. Su rostro que antes se ocultaba, procurando no verme por el espejo, finalmente dio la cara… su rostro enrojecido de por lo agitado de nuestro encuentro, su expresión no era de dolor, era de placer, de un turbio placer… Ahhh… Si me gusta… uhmmm… dijo dijo con tinte de locura.
¿Qué mas?... le exigí mientras le daba otro palmazo a sus gordas nalgas. Ahora cabalgaba con mayor fuerza fuerza y a pesar de sentirla al borde de desfallecer, Mili empujaba su voluminoso trasero contra mí, rebotando en mi ingle con furia… el sonido producido por este golpeteo, las nalgadas qu e le di, mis jadeos, sus gemidos, nuestros exaltados reclamos… íbamos a
ser afortunados si nadie nos escuchaba, y por lo salvaje del ruido cualquier parroquiano pudo llamar hasta a la policía avisando por una presunta violación… pero no nos importaba, Mili apenas con aire gemía, no podía articular palabras… o no quería darme la razón en mis preguntas… hasta que al fin… Uhhhmmmm… No… nadie… ahhh… nadie me lo hace como tú… ahhh… me dijo volteando el rostro
mientras su cuerpo temblaba por mis salvajes embistes, quería confesármelo mirándome a los ojos. Me lleno de satisfacción oírla, sin embargo no quise menguar en el suplicio que le daba, le acaricie la espalda, ella se reconforto… pero quise ver temblar sus senos, su estrecho polo pol o termino remangado por encima de sus senos… Ahhh… ohhh… uhhmmmm..
Me miro sorprendida por el espejo, no podía creer que mi vigor hacia saltar de esa forma a sus senos, por momentos una expresión de dulce sufrimiento, luego desfalleciente, pero volvía a ser pasional… excitación total, al borde del clímax… Acaba… acábame… ohhh… ahhh ahhh
Sintiéndome a punto de terminar aquel brutal encuentro, mis manos abandonaron su cintura, que iba y venia castigándose sola, y las puse sobre sus hombros, para empujar con mayor fuerza su o, mientras mi verga con ritmo demencial entraba y salía de su ano… cuerpo contra el mí o, Ahhhh… yaaa… Uhmmmm… ufff… ufff… exclamo siendo invadida por por un brutal orgasmo.
Su columna se contraía mientras mi verga escupía semen por séptima vez en sus ardientes intimidades. La raja de su culo c ulo termino abierta de par en par, sus carnosas nalgas arremangadas contra mi ingle. Exhausto me incline hacia ella, mis manos soltaron sus hombros y fueron hacia sus senos que aun temblaban de placer, sentía su agitada respiración... Mili con se apoyaba los codos sobre el mueble… con expresión extasiada agradecía mis caricias a sus melones, aun respiraba aceleradamente por la boca….
Cuando su respiración volvió a la normalidad, giro, aun con mi verga en su ano, sus senos desnudos y con expresión pasio nal, me tomo por el borde de mi camisa, me jalo… la bese…. No quiero ser solo la que coges cada vez que tienes ganas ¿Entiendes?... me dijo angustiada mirándome con deseo, ternura. No quería que la viera como mi prostituta personal, aquella que solo usaba para calmar mis deseos carnales. Era evidente que no solo quería ser tratada como objeto, como un cuerpo que sabia que despertaba muchas morbosas pasiones en los hombres, quería algo mas… una relación amorosa tal
vez.. ¿Vas a terminar con ella?... me pregunto, casi me pidió. No supe que responderle… una cosa era el cariño de una relación como la que tenia con Viviana… otra el sexo alocado, el placer llevado a su máxima expresión que sentía con Mili… tal vez con Mili
también podría llegar a esos momentos placenteros de una relación de enamorados, a aquella convivencia armoniosa… en ese momento no supe que decir… y fui momentáneamente m omentáneamente salvado… El sonido de la puerta p uerta de mi cochera abriéndose… alguien la había accionado por control remoto… El auto de mis viejos … Estaban cerca…
Tenemos que arreglarnos... le dije mientras escuchaba el motor de un auto acercándose. Respóndeme… me exigió, casi sollozando, jaloneando mi camisa. Esta bien… lo haré… dije mirándola fijamente. En ese momento el auto se ingresaba en mi cochera… Sonrió con cierto alivio, alegría… me dio otro beso… luego la aleje rápidamente… escuche el motor del auto apagándose… estaban por bajar…
Mili (10) Rompiéndole el culo y el corazón a Viviana Escuche el ruido de mis padres descendiendo del vehiculo, en poco segundos entrarían a la sala. Mas allá de ser sumamente vergonzoso que te atrapen semidesnudo practicándole sexo anal a una chica, también esta el tema de que esa chica no era mi enamorada… y mis padres adoraban a
Viviana. Saque mi verga y not e que mis líquidos empezaban a escurrir desde su interior… iba a manchar el mueble y tal vez su ropa. No… cuidado, mi ropa… me dijo preocupada, mientras se apuraba en cubrir sus esplendorosos e splendorosos
senos. Saque un pañuelo y limpie como pude sus melosas intimidades, una expresión de sufrimiento surco el rostro de Mili, por lo apurado y tosco de mi accionar y por el evidente continuo uso que le di a su ano. Una vez limpia, Mili bajo del sillón y nuevamente se enfundaba su pantalón y su diminuta ropa interior. Por mi parte yo limpiaba mi adolorida verga y la guardaba en mi boxer, me subía el pantalón cuando escuche la llave en la puerta. Mili ya cambiada, se sentaba sobre el sillón para disimular la situación, lo que no pudo disimular fue su expresión de dolor, su ano estaba muy maltratado. Hola… salude un poco nervioso a mis padres que aparecían. Hijo… ¡que madrugador!…me respondía sorprendida mi madre.
Buenos días… saludo formalmente mi padre al notar la presencia de Mili en la sala. Buenos días… respondió Mili un poco avergonzada. Te dije que nada de fiestas… repuso mi madre un poco seria. No… estuvimos estudiando… respondí.
¿Estudiando?... repuso mi padre con cierta sorna, no se comía ese cuento tan fácilmente. Haciendo un informe para la universidad… repuso Mil i algo sonrojada por el cuestionamiento de de mi padre. Si, parece que si… la sala esta como la deje… dijo mi madre.
Hubo un incomodo silencio, Mili no se movía del sillón, presa de la vergüenza evitaba mirar a mis padres. Ustedes deben estar cansados… y nosotros vamos de salida… dije intentando terminar la
bochornosa situación. Bueno… toma… lleva a Milagros a su casa… me dijo mi padre ofreciéndome las llaves del auto.
Creo que se percato que su actitud incomodaba a Mili. Tras darme sus llaves desaparecieron por el pasillo hacia su dormitorio. Solo entonces Mili se levanto… adolorida a más no poder… me abrazo aliviada porque lo peor había pasado… Disculpa si algún comentario o gesto de mi padre te incomodo… No te preocupes… mejor vámonos… me dijo. Salimos, Mili caminaba dificultosamente… yo la abrazaba para disimular su andar… subimos al auto
y enrumbamos hacia su casa. En el trayecto ninguno hizo mayor comentario. Mili se sentaba de lado, por momentos soltaba suspiros adoloridos, gestos de sufrimiento. Yo temía que sus padres lo notaran. La preocupación de Mili no iba por ese aspecto: Creo que lo que te pedí no fue muy justo… me dijo.
¿A que te refieres?.... pregunte curioso sin dejar de manejar. Ya sabes, eso de que termines con ella… se que tienen una bonita historia juntos… y no se… tal vez no sea el momento indicado… me explico con cierto malestar. Bueno… creo que tienes razón… mira, estamos por finalizar este ciclo y si nos dejamos distraer por estas cosas podemos echar a perder el trabajo hecho en este curso y en todos los demás… le dije. Si… tal vez si esperamos un poco hasta después de los exámenes finales o si lo llevamos con cuidado, no se… Si, puede funcionar… agregue optimista, finalizando el comentario que ella no se atrevió a
completar. Al escucharme su expresión nostálgica, de pena, fue cambiando, contagiándose de mi optimismo. Apoyo su cabeza en mi hombro y me dejo conducir tranquilo. Al llegar a su casa me estacione en la acera del frente. Si quieres te acompaño para explicarles a tus padres el por que de tu demora… le ofrecí. No, mejor no, sabes, ellos pueden estar molestos y si nos ven juntos, tal vez p uedan sacar las mismas conclusiones que tu papá… no quiero que mis padres piensen mal de mi… me dijo.
La deje ir, vi como a medida que se acercaba a su puerta iba disimulando su caminar, intentando ocultar las dolencias que aquejaban a su ano, para que sus padres no lo notaran. Luego regrese a mi casa. Seguramente no vería a Mili hasta el día siguiente a la hora de entregar el informe. A quien si vería esa noche seria a Viviana. Después de todo el sexo con Mili, estaba con las bolas hinchadas, adoloridas… Viviana se alegro de
que la visitara en su casa y se sorprendió de que no le propusiera llevarla a nuestro nidito de amor. Le dije que estaba muy cansado y ella me comprendió. Nos quedamos sentados en la sala de su
casa viendo una película. ¿Como podía estar a su lado y en su casa?, me había convertido en un sinvergüenza, en un caradura. Lo mas digno hubiera sido terminar con Viviana, a pesar del dolor que pudiese causarle… pero no estaba seguro de que lo mío con Mili llegase a funcionar, ¿y si era algo pasajero? Además no le escuche decir que terminaría con Javier… también estaba lo de los estudios, envolverme en
esas decisiones a puertas de terminar el ciclo, me podía desconcentrar y necesitaba enfocarme en mis cursos…
Al final pensé en mi conveniencia; dejaría pasar las cosas y haber que sucedía: si lo mío con Mili no llegaba a prosperar tal vez le estaba ahorrando un dolor innecesario a Viviana... Si, era egoísta, pero creo era la mejor solución para todos (sobre todo para mí) por el momento... Al poco rato de llegar a esa conclusión, los padres de Viviana bajaron. Tu mamá y yo vamos a cenar afuera, ¿Nos acompañan?... No me sonó mal la idea, después de todo el desgaste que hice ese fin de semana, sentía que debía reponer fuerzas…
¡Que abusador!, encima que le pongo cuernos a su hija, quieres cenar gratis, me recrimino mi conciencia… pero tal vez ese ambiente familiar me iba a hacer recapacitar, iba a aceptar… solo que Viviana me dio un leve codazo… Gracias papi, pero Danny ha estudiado de amanecida y debe estar cansado… yo tampoco tengo muchas ganas de salir… Bueno, esta bien, les traeremos algo de todas formas… dijo mi hasta entonces suegro. Pórtense bien… dijo la madre de Viviana con una sonrisa bonachona antes de salir.
Cuando escuchamos su auto alejarse Viviana se acerco a la ventana para cerciorarse de que no regresaban, ya saben, a algunos padres les es difícil dejar a la hija con el enamorado, sobre todo en una casa vacía. Ya se fueron… ven… me dijo tímidamente.
¿A dónde?... pregunte curioso, sin entender. A mi cuarto… dijo sonrojándose levemente. Ah… ok… respondí un poco aturdido.
Ella subió la escalera hacia su habitación, yo iba detrá s de ella aun sin entender… ¿Querrá mostrarme uno de sus peluches nuevos?, pensé… no creo que quiera… ¿o si?... bueno ayer casi me propuso ir a mi casa para tener relaciones, y hoy parece querer lo mismo… ¿a que se debe este cambio? Viviana no es así…
Recordé que hubo un par de ocasiones en que nos quedamos solos en mi casa y en su casa, pero nunca paso nada, se moría de vergüenza. Sentía cierto respeto por su casa y la mía. No Danny, no es correcto hacerlo aquí… me decía generalmente. Claro que horas después terminábamos en un hotel lo que habíamos empezado en nuestras casas. Entramos a su habitación, me senté en su cama… Se que has estado muy tenso últimamente… me dijo. ¡Diablos!, creo que ya se dio cuenta que la estoy engañando… pero ¿Por qué me trajo a su habitación? ¿Para regañarme?… quizás eligió este lugar por si es que sus padres regresan, para que no escuchen nuestra discusión… Si bueno… intente argumentar. Se que esto de tus estudios te tiene así… Claro, claro… la universidad y esas cosas… dije aliviado. Entonces pensé que te podía ayudar a que te relajes… dijo sonriendo tiernamente y empezó a
quitarse el discreto top que llevaba.
Oye, eso no es necesario… dije sintiéndome un poco mal al verla así, esforzándose por hacerme
sentir bien, sobre todo cuando la causa de mi estrés eran los cuernos que yo le ponía. Quiero hacerlo… dijo acercándose.
Su top yacía en piso, luego me dio un apasionado beso y guió mis manos hacia los broches de su brassiere. Parecía nuevo, muy bonito, de color negro, vaya le quedaba muy bien… Sin embargo me era un poco rara la situación ya que yo era el que generalmente iniciaba las acciones… pero me estaba gustando su cambio de actitud, que tomara la iniciativa, además ya teníamos casi un año juntos, era tiempo de que se sol tara más en ese aspecto… Además quiero darte tu regalo de aniversario… me susurro dulcemente al oído. Error… no teníamos casi un año juntos… ese día cumplíamos exactamente un a ño juntos… ¡Que
estupido! ¿Cómo lo pude olvidar?... por eso quiso ir a mi casa ayer. Quería que recibamos juntos ese día, que hiciéramos el amor toda la noche tal vez… solo que yo tuve sexo toda la noche con Mili… Lo siento Viviana… no me acorde… dije, dejando su brassiere, que ya estaba desabrochado y que
simplemente cayo, dejándome ver sus medianos senos blancos, sus rosados pezones No te preocupes… relájate… te tengo una sorpresa… me dijo sonriendo, ahora procedía a bajarse la
falda. ¿Es eso una tanga?... dije sorprendido y maravillado. ¡Wow! ¿De donde salio esta mujer? ¿Qué paso con mi enamorada?... parecía que si, su ropa interior era nueva, seguro salida de un catalogo de Victoria Secret´s… su tanguita era negra también, con algunas partes translucidas… era deliciosamente pequeña… no veía ningún vello fuera… ¡Vaya! ¿No me digas que se rasuro su conchita?... si quería sorprenderme, lo logro… me dejo con la boca abierta… Viviana sonrió traviesamente al notar el efecto que su apariencia causo en mi… la veía mas
desinhibida, no tan mojigata como hace unos minutos cuando a media voz me invito a su habitación… no, ahora se sentía como una mujer capaz de excitar a su hombre… Pero esta no es tu sorpresa… me dijo con una incipiente coquetería. ¿Y que es?... pregunte curioso… ¿un perfume?, ¿un cd de música?... Sonrió bellamente y me miro a l os ojos, estaba lejos muy lejos de acertar… Es algo que me has pedido varias veces y siempre me negué…
En ese momento, y por lo sucedido ese fin de semana, mi mente era un desorden de ideas, de sentimientos, así que no estaba para adivinar acertijos… Viviana lo entendió por mi confundida expresión… No me dijo nada, simplemente se subió a la cama, gateo hasta estar a la altura de las almohadas y se quedo así… en cuatro patas… para rematar la idea empino su trasero… No me digas que… dije atónito. Si mi amor… este es tu regalo… repuso Viviana con un intenso brillo en sus ojos. ¡Me estaba obsequiando su culo por nuestro aniversario!… me ofrecía su virginidad anal como regalo… me debe amar mucho… pensar que en otras ocasiones se negaba a ponerse en esa posición o si lo hacia terminaba lloriqueando, lo cual me hacia arrepentirme de continuar… Incluso poseerla en 4 por la vagina era difícil, porque no le gustaba… decía que sentía como si la estuvieran violando… y ahora prácticamente me estaba pidiendo que la viole…
¿Estas segura?... dije con ansiedad. Mi verga estaba por estallar viéndola así. No tenia el cuerpo de Mili, sus enormes y firmes nalgas, pero que una mujer llegue a amarte de esa forma, que a pesar de sus miedos y convicciones te ofrezca su trasero virgen para que se lo inaugures… eso es algo igual de excitante, sobre todo en esta niña que con ingenua ansiedad aguardaba descubrir este nuevo placer…
Si Danny… ¿no quieres disfrutar de tu regalo?... me dijo incitando aun mas mi lujuria. Si, si claro… dije sa ltando sobre la cama con mi verga en ristre.
Me ubique detrás de ella y aparte su pequeña ropa interior. El panorama no eran tan carnoso como el de las nalgas de Mili, pero si apetecible: su blanca piel, sus bien formadas pantorrillas, muslos…
no era voluptuosa, pero su cuerpo no podía envidiar la de una modelo, Viviana era de proporciones estéticamente adecuadas… Me la iba a clavar en una, quizás así mataría el recuerdo de Mili… pero…
¡Maldición!... exclame. ¿Qué sucede?... pregunto curiosa, volteando desde su posición. No traje nada para ayudarte a lubricar… si lo hacemos así te puede doler mucho… le explique con
decepción por mi mala suerte. Yo tengo… me dijo con alegría y señalo su mesita de noche.
¿Perdón? ¿Cómo? ¿Cuándo?... pregunte atónito. Después te explico… me dijo con cierta impaciencia, casi nerviosismo. Era cierto, no era momento de dar explicaciones, si dejaba pasar mas el tiempo tal vez su aplomo iba a decaer, se pondría nerviosa y no me dejaría inaugurar su pequeño agujero. Sobre su mesa de noche había un pequeño paquete envuelto con papel de regalo, lazos y esas cosas, solo faltaba una tarjeta… bueno, ya saben lo que había adentro…
Sin perder tiempo me unte el gel en mi verga y le unte otro tanto en su rosado an o, se estremeció al sentir este masaje. Quería clavársela ya, pero me contuve. Decidí tener la misma consideración que tuve en la iniciación anal de Mili: usaría primero mis dedos y cuando la penetración fuera propicia le insertaría mi verga. Así lo hice, pacientemente me tome unos minutos para seguir el mismo procedimiento que seguí con Mili dos semanas antes. A diferencia de ella, Viviana presa de la vergüenza, no soltaba ni un quejido, menos aun un gemido. Por momentos parecía una estatua, pero los temblorcillos y el estremecimiento que mis dedos ingresando a su ano le producían se manifestaban por momentos. Cuando sentí que era el momento, saque los dedos y ubique mi verga en su pequeño agujero…
parecía un momento histórico, quizás burdo y tonto, pero de cierta forma aquello podía definir nuestra relación…
Acá vamos... dije y no escuche respuesta, ella sabia lo que venia. Empuje suavemente contra su arrugado esfínter, ella iba huyendo al sentir la presión, pero la detuve sujetando su cintura… empuje y empuje hasta que la cabeza de mi verga entro… Ayyy mamita… auuuu… se quejo con voz apagada, sollozante, al sentir violado su ano. Tranquila… lo haré suavemente… le dije acariciando su espalda. Seguí empujando hasta que un cuarto de verga estuvo dentro de su núbil agujero… ella ahogaba
exclamaciones de dolor en la almohada donde tenia enterrada su cabeza, aun así parecía dispuesta a continuar a cumplir con regalarme su angosto agujero… Vamos relájate… le decía.
Su cavidad anal estrechaba mi endurecida verga, su nerviosismo hacia que lo contrajera por momentos. Sentía que no podía avanzar más, así que fui simulando el acto sexual, atrayendo y alejando su cintura lentamente…
Su ano a tropezones iba cediendo, insertándose de a pocos mas y mas mi verga, hasta un poco mas de la mitad… Ay no… ya nooo… auuuu… me pedía llorosa. Ya va a pasar…
Mi verga nuevamente se detenía, necesitaba mayor fuerza. Deje de lado mi delicadeza, estaba
ansioso por poseer finalmente a Viviana de esta manera, y tal vez exorcizar el recuerdo de Mili. Si antes estaba arrodillado detrás de ella, ahora ponía mis dos pies sobre la cama, con las rodillas flexionadas a ambos lados de las caderas de Viviana… Nooo… ¿Qué haces?... auuuu… chillo Viviana.
Con mi propio peso ahora empujaba mi pene hacia el interior de Viviana, intentando mantener el equilibrio con mis manos en su cintura. Sus carnes se abrían dificultosamente, las paredes de su ano hacían presión para no dejarme entrar… pero un breve descuido, quizás un leve suspiro hizo que su cuerpo cediera y terminara insertándose toda mi verga… Ayayayay.… sácalo… por favor… sácalo… Auuu… se quejo con su cabeza de lado. Tranquila… espera un rato… si no te acostumbras lo saco… le dije, aunque esta promesa por lo
general es una mentira piadosa. Ayyyy… esta bien… confío en ti… me dijo adolorida.
Me acomode mejor entre sus quejidos, por momentos su ano palpitaba fuertemente en mi verga, en otros instantes se relajaba… aproveche uno de esos instantes de relajación para empezar a meter y sacar mi verga suavemente… No todavía no… espera… ayyay… Vamos relájate… lo estas haciendo bien… la animaba.
Vi su rostro apoyado de lado en la cama, con una expresión de dolor, enrojecido, sudoroso, con algunas lagrimas pugnando por salir… Me deje llevar por mi propia excitación, la fricción de su recién inaugurado agujero… fui incrementando mi ritmo… No… por favor ya nooo… auuu… me suplicaba.
Es mi regalo ¿Lo recuerdas?... me atreví a decirle. Su expresión cambio de dolor a sorpresa por mi desconsiderado comentario, sin embargo se callo unos instantes y d ecidió soportar… la cama comenzaba a retumbar producto de mi creciente vigor… ayyy auuu…. La escuchaba quejarse, algunas lágrimas bañaban sus mejillas, pero embebido en mí
lujuria no le preste mayor atención. En un momento escuche el chirrido de una puerta. Me detuve pensando que sus padres me iban a atrapar sodomizando a su hija. Cuando voltee me di cuenta que una de las puertas de su ropero se había abierto, quizás los retumbos de la cama hicieron que la puerta cediera, y ahora mostraba su espejo… y su reflejo le permitió ver a Viviana como la sometía…
Ay nooo... ¿Qué me haces?... auuu... exclamo horrorizada. Aquel espectáculo no le estaba siendo tan grato como lo era para mi: Ella con su trasero empinado, su negra y pequeña ropa interior hecha a un lado, su espalda inclinada hacia la cama, sus manos arañando la gran almohada sobre la cual su rostro descansaba de lado… y claro quien les escribe empujando frenéticamente su verga en su estrecho ano… ¡Me estas violando!... ayyy… detente… auuu… Espera ya casi… le decía apurando mis movimientos.
Ahora veía el rostro de Viviana sorprendido, adolorido, con la boca abierta, a pesar de sus reclamos no hacia ningún movimiento para liberarse… mas bien soportaba mis embestidas con menos quejas que antes… estaba embobada por lo que observaba a través del espejo… no podía creer lo que le hacia… quizás esta imagen la llenaba de morbo también… Suéltame… ahhh… No sigas… Uhhhh… ayayay… exclamaba con cierto pudor, sin embargo parecía
empezar a disfrutarlo. Amor resiste… ya casi… Déjame ya… Danny detente… exclamo llorosa, la culpa de esa aberrante situación nuevamente la
invadió. A mi en cambio me invadieron los recuerdos de las cogidas con Mili, el sonido del golpeteo de sus nalgas con mi ingle eran mas sonoros que los que aho ra escuchaba con Viviana… ¿Por qué pienso en eso ahora?, me recrimine, aumente de manera despiadada mis embestidas. Quería dejar de pensar en eso, no escuchaba las quejas, los llantos de Viviana… estaba embebido en mi mundo y no me di cuenta que la estaba violando de una manera brutal… Basta… por favor… ya nooo… Ahhhh… fue su última queja. En un ultimo empuje llene por primera, y quizás ultima vez, los intestinos de Viviana… mi espeso semen la lleno provocándole unos violentos espasmos… Cansado, casi acala mbrado pero satisfecho, me aleje de ella… mi verga salía con dificultad de su
estrecho agujero. Viviana se dejo caer de lado, se encogió, intentando cubrir su desnudez. Se tapaba el rostro sollozando… solo entonces me di cuenta de lo torpe y necio de mi ac cionar. Oye… lo siento… le dije culposamente, abrazándola.
Te dije que te detuvieras... ¿Por qué no lo hiciste?.... me reclamo. Perdona… es que no… no se… te vi tan segura de querer hacer esto… Pero te pedí, te suplique que no siguieras, ni siquiera te di ste cuenta que estaba llorando… me
recriminó entre sollozos. Discúlpame amor… le dije sintiendo que lagrimas de culpabilidad se agolpaban en mis ojos.
Me estaba matando verla así. Había pensado más en mi disfrute personal que en ella. Había actuado de la forma que siempre reproche en otros ¿En qué me estaba convirtiendo?... encima de serle infiel ahora prácticamente la había violado aprovechándome de s u generoso ofrecimiento, de ese regalo de amor que había preparado darme esa noche. Amor ¿Qué puedo hacer para que te sientas mejor?… pregunte, quería hallar la forma de que se calmase, de arreglar las osas Solo vete… déjame sola… me dijo. Pero… quise refutar.
¡Lárgate!... me grito mostrándome por primera vez su rostro furibundo, lleno de lagrimas, enrojecido de ira, decepción. Esta bien… Ese día no podría solucionar las cosas, quizás nunca lo haría… mi presencia empeoraba todo. Quería estar sola. Tome mis cosas y me marche…
En el camino a mi casa me sentí la peor basura del mundo, me reproche por mi accionar, no encontré respuestas para lo que hice… quise culpar a Mili a Javier a todos… pero era mi culpa… yo lo hice… Todo lo demás eran circunstancias, lo cierto es que yo tuve la posibilidad de detenerme, de no continuar, pero no lo hice, me deje llevar…
Pensé en Viviana, en todo lo que habíamos pasado juntos y como lo había echado perder. Luego pensé en sus padres, si la encontraban así… si me acusaba, bueno, como es normal sentí temor pero no pensé en huir… si aquello pasaba a mayores me merecía el castigo que pudieran imponerme ellos, la policía, el juez, la ley, quien fuese…
Toda la noche intente comunicarme con ella. Envié mil y un mensajes al celular de Viviana. No quería salvarme del posible castigo, solo quería que me perdonase… pero no recibí respuesta… seria difícil que me perdone después de lo que le hice…
Al final me tire en un rincón oscuro de mi cuarto y llore amargamente por las estupideces que cometí esa noche, ese fin de semana…
***** Danny despierta… ¡Hey!…
¿Qué pasa?... ¡Viviana! ¿Qué haces aquí?... exclame sorprendido. Ella más sorprendida aun me miraba desde arriba… ¿Qué hago aquí? ¡Esta es mi casa!… me respondió sonriendo.
¿Tú casa? ¿Qué paso?... replique aturdido mirando alrededor. Amor te quedaste dormido… tenias una pesadilla y te desperté .
¿En serio? Parecía cierto: estaba en su sala, con la luz a medias, la televisión aun encendida, mi cuerpo echado en el sofá con mi cabeza sobre sus rodillas y ella me miraba bonachonamente, acariciándome el cabello. Nada de eso paso…ufff... que alivio… m usite sentándome. Nunca tuve una pesadilla tan horrible, tan real. Incluso en mis mejillas aun se escurrían unas cuantas lágrimas, las cuales limpie lo más rápido que pude. Me incorpore, sentándome a su lado. ¿Te sientes bien?… pregunto preocupada. Si, es solo que… ¿Y tus padres?... Salieron a cenar hace 20 minutos… ¿no te acuerdas?...
Al menos esa parte era cierta, tal vez eso fue lo último real que vi y escuche antes de quedarme dormido…
¿Estas bien?... replico preocupada. Si… bueno no… no se… respondí aun aturdido.
No sabia que era lo que le podía explicar, todo lo sucedido ese fin de semana, el sueño, todo era confuso. Viviana no era tonta, yo llevaba semanas en esa distracción, abstraído por mis culpas… no
tardaría mucho en darse cuenta cual era el motivo de mis distracciones. Si, hace tiempo que no estas bien… me reprocho. Tienes razón... mira… le dije y me detuve.
Tal vez era el momento oportuno para dejar de huir, la situación se me iba de las manos. Mi sueño podía ser una advertencia, un presagio de que las cosas si seguían así iban a terminar mal… ¿Y bien?... me apuro Viviana. Esta bien… he estado un poco ido últimamente, la universidad, los cursos me están poniendo de cabeza y… dije intentando justificarme.
¿Estas seguro de que solo es eso?... me pregunto angustiada. Dude en confesarle la verdad, sabia que le haría daño… podía mentirle o esconderle la verdad, después de todo "Ojos que no ven, corazón que no siente"… solo que mi corazón y mi co nciencia sabían la verdad… y me estaban atormentando… No es que…
¿Qué es?... ¿Es acaso otra mujer?... pregunto desafiante. No respondí… la expresión en mi rostro y mi silencio le dieron la respuesta que no me atreví a gesticular… su semblante cambio.
¿Ella te gusta?... pregunto dolida. No se… respondí abrumado p or sus preguntas, sobre todo porque no tenia la respuesta exacta. Claro que Mili me gustaba físicamente ¿A quien no le gustaría una chica así?… nos llevábamos bien en la cama, en el sillón, en la mesa, en la ducha, etc. Saben a que me refiero… pero más allá de eso, en las cosas normales y cotidianas que hacen llevables cualquier relación… no, no lo sabia, eso era un misterio aun… tampoco quise responder porque era clavarle una estaca mas en el corazón a Viviana, sin embargo ella tenia la respuesta… Te debe gustar, sino no estarías así… Vamos Viviana no sigas con esto…
Era una tortura lo que se estaba haciendo. No se si es una virtud o un defecto en las mujeres que, llegada esta situación, siempre quieren desentrañar toda la situación, a pesar de todo el dolor que les puede causar… será valentía, la búsqueda de una razón, un por que… o simple masoquismo… sea lo que fuera, yo era el culpable, yo había generado eso… Recuerdo que me prometiste que si alguien te llegaba a interesar me lo ibas a decir… que era me jor terminar nuestra relación antes de que pasara algo… que preferías ser honesto conmigo antes que serme infiel… ¿Es por eso que me estas diciendo esto?... Si, bueno… dije intentando salvar la situación, pero me ella me conocía, sabia que mentía.
¿Ustedes ya han tenido algo?... pregunto visiblemente mortificada. En mi aturdida mente ensaye una respuesta… solo que la respuesta nunca salió por mis labios…
¡Responde!... me exigió molesta. Si, pero solo fue sexo… replique sin pensar.
Me dio una sonora bofetada que me volteo el rostro. Me la tenía bien ganada, no solo por el hecho de la infidelidad sino porque ella era victima de esta situación y yo me atreví a contestarle de esa forma brutal. Al principio me dejo helado, luego un poco de rabia, pero entendí que no tenia derecho a sentirme molesto. Voltee a verla, estaba roja de ira, luego se fue calmando. A decir verdad, nunca una bofetada me había dolido tanto, no por la fuerza que le imprimió, sino por lo que significaba… la había defraudado. Eres una basura… compartí contigo lo que era mas sagrado para mi y no lo supiste apreciar… La expresión de decepción que tenía me partía el alma. Nadie me había hecho sentir tan culpable…
ni siquiera mi padre cuando le dije que no quería estudiar medicina, después de que durante muchos años me compro libros y juguetes de doctor… solo que la cara de mi viejo se recompuso en algo cuando le dije que iba a estudiar Economía… Pero el rostro de mi enamorada, mejor dicho
ex enamorada, no lo podría componer, el daño estaba hecho. A pesar de que no le vi derramar una lágrima, quizás pensó que no me daría ese gusto, sabia que estaba muy afectada. Fui el primer hombre en su vida y también su primera gran decepción. Lo siento… espero que algún día me perdones... le dije compungido. Quizás algún día te perdone… pero jamás lo voy a olvidar… ahora vete… me dijo al borde las
lagrimas. Viviana… Déjame sola… ¡Lárgate!… Esta bien…
Me levante y me marche. Al salir tenía el corazón hecho trizas. Había pasado un año de mi vida con ella, un tiempo corto tal vez, pero significativo. Hasta mis padres habían notado y apreciado el beneficioso cambio que Viviana había logrado en mí. Era la primera relación formal que tuve: había experimentado el día a día de una relación, el fortalecimiento de la misma, aprendí a dejar de lado mi orgullo y llamarla después de una pelea, comencé a apreciar los pequeños detalles, sentí como el cariño sincero se iba transformando en algo más… en amor tal vez… si ella me amo… pero yo no la ame como era debido, sino no ha bría hecho esto. Mi naturaleza inmadura había echado a perder algo q ue iba por buen camino… Tal vez no estaba preparado para esto aun… me dije. Además Viviana no se merecía continuar soportando mis
indecisiones y mis traiciones. Solo esperaba haber tomado la decisión correcta… haber elegido a la chica correcta…
Mili (11) Malos presagios que terminan en una biblioteca
Deambule algunos minutos, sumido en recuerdos, tal vez en remordimientos por haber dejado a una estupenda chica. Había terminado con Viviana y no tenia nada definido con Mili, prácticamente había saltado al vacío… en fin… me di cuenta que no llegaría a mi casa caminando, además en mi
errático andar prácticamente me había perdido. Tome un taxi a casa, me sumía en mil y un pensamientos, esperanzadores por momentos, y funestos después… hasta que: ¿Te conosco?… si… me pregunto el taxista. ¿A mi?... no creo… repuse sin darle mucha atención. Si… ya me acorde… tu eres el muchacho que estaba con ese mujeron el otro día…
Mundo pequeño. Al parecer este era taxista el que ayer nos llevo a Mili y a mí desde la universidad a mi casa. Intente hacerme el desentendido pero: Por la cara que traes, seguro que ya te corto… ah verdad me dijiste que otro era su novio… dijo
riendo sonoramente. Si, si, algo así … dije intentando cortar la platica. ¿Qué paso?... seguro regreso con su enamorado… No exactamente… repuse, pero para que entrar en explicaciones con un tipo que ni siquiera
conocía. Uhmmm… exclamo el pensativamente y luego dio su veredicto: No te preocupe s, hay mujeres así,
esas que nacen para no tener dueño, alégrate mas bien de haber disfrutado de una hembra como esa… Si, bueno… dije para no contrariarlo y no extender la platica.
Aunque si yo tuviera una mujer así, tampoco dormiría tranquilo, hay muchos lobos sueltos… jajaja… yo he sido uno de esos… jajaja…
Sin preguntarle me contó algunas de sus pillerías, por suerte, llegamos rápido a mi casa. A pesar de no prestarle mucha atención al taxista, a esa tonta y burda conversación, al bajar del taxi me dejo con una sensación de desolación peor… sensación que se agudizaría al conversar con mi padre, al que encontré bebiendo en la sala: ¿Te apetece una cerveza?. Bueno… dije, después de lo pasado un trago no me caería mal pensé.
¿Ya lo hiciste? ¿Hacer que…?... pregunte extrañado luego de un largo sorbo. Terminar con Viviana…
¿Qué? ¿Como lo sabes? ¿Acaso llamo ella?... Sonrió burlonamente, al parecer se reía de mi ingenuidad. No soy tonto… dijo simplemente. No creí ser tan evidente… dije de mala gana. Suspiro larg o, y destapo otra cerveza… al parecer se venia el sermón: Hijo… tienes que aprender a diferenciar las chicas que son para divertirse y las que son para formar
una relación seria, un hogar.
Créeme… se la diferencia… pero ¿Por qué me dices esto ahora?... Soy tu padre y me fastidia ver que sigas cometiendo errores en tus relaciones…
Ese reproche iba mas allá de mi situación actual con Mili, abarcaba también una fallida relación que tuve hace un tiempo con una prima… eso dolió… Viejo, solo para ti han sido errores mis decisiones… dije y sin esperar respuesta deje la cerveza y
me fui a mi cuarto. Me eche en mi cama y busque respuestas en el techo. Tal vez mi viejo podía tener razón: Viviana era una chica amorosa, seria y responsable en nuestra relación, a pesar de que yo era su primer enamorado, demostraba cierta madurez. En cambio Mili a pesar de su experiencia aun parecía estar en la etapa de los enamoramientos, un poco voluble, quizás susceptible a quien la enamore de la manera adecuada… y había una larga lista de pretendientes… sin mayor ánimo de ahondar mas en
esos pensamientos pesimistas, me quede dormido Al día siguiente en el aula había un cartel en la puerta que nos avisaba que se suspendía la clase, al parecer el profesor estaba enfermo. Espere un rato, busque en los alrededores y no vi a Mili. ¡Diablos!, seguro se habrá reconciliado con Javier… ¡que estupido he sido!… No debí apresurarme a terminar con Viviana… me reprochaba. Así, con el ánimo por los suelos me fui a la biblioteca,
intentaría estudiar algo, quizás lograría distraer mi mente. Me senté solitario en una mesa, al poco rato se fue llenando el lugar, los murmullos iban creciendo y no me podía concentrar, repasaba la misma hoja una y otra vez. De cuando en cuando levantaba la vista y buscaba a Mili o al menos a Javier, para saber como iban las cosas entre ellos. El barullo se me hacia insoportable. Quería estar solo. En la biblioteca de mi facultad existen unos cubículos, son pequeños cuartos (de unos 2m por 2m y 2.5m de alto), con un par de sillas y una mesa pegada a la pared. Generalmente están ocupados, pero por suerte vi a un par de estudiantes abandonando uno y me abalance sobre ese cubículo. Cerré la puerta. Lance mi mochila sobre la mesa y me senté, la situación al interior no cambio, seguí a ojeando mi libro sin entender lo que leía. En el exterior el murmullo fue disminuyendo, se acercaba la hora de almuerzo. Simplemente me recosté sobre la mesa y continué maldiciendo mi suerte... hasta que escuche el ruido de la puerta abriéndose… El cubículo esta ocupado… dije de mal humor sin levantar la cabeza.
¿Hay espacio para alguien mas?... me pregunto una voz femenina. ¿Mili?... dije levantado el rostro y volteando. Si era ella… ¿estaría soñando?... ¡Maldición! Esta para comérsela… pensé: traía un t op blanco que apenas contenían sus senos y una minifalda suelta de color naranja… Vaya, por ella deje a Viviana,
me dije y mi expresión se nublo nuevamente. ¿Estas bien?... tienes una carita de desolación… me dijo apenada. Si, es solo que… ayer fui a ver a Viviana… dije, y note como se incomodaba ¿Celos?.
¿Si? ¿Y que paso?... pregunto curiosa, sentándose a mi lado. Pues… terminamos… suspire, creí ver algún halo de al egría en su rostro, que disimulo rápido y
adopto una diplomática expresión. Oye… si es por lo que te pedí… pensé que habíamos quedado en no hacer nada hasta terminar el ciclo… No es por eso… es solo que… ella hizo las preguntas correctas… y yo no pude darle las respuestas
erradas. Ay… pobrecito, debe haber sido difícil… me dijo acariciando mis cabellos.
No sabia si llorar o alegrarme, no sabia si Mili actuaba como amiga sincera o si lo hacia para
disimular, es decir, si es que en realmente le dolía ver a un amigo así (amigo por el cual no sentía mas que amistad y una calentura de vez en cuando) o si es que intentaba aparentar y en el fondo sentía que esta era una oportunidad para al fin estar juntos…
No dijo nada, solo me abrazo, luego apego mi cabeza en su regazo, mi tristeza se fue perdiendo entre sus senos. Me apoye mas sobre su pecho, mis manos abrazaron su cintura, después de horas de angustia y soledad, necesitaba sentirme querido…
Los terribles recuerdos de la noche anterior, los fatídicos comentarios del taxista y de mi padre se diluían en su escote, en la generosa silueta de sus senos, en el delineado de sus pezones… Quise volver a mi infancia, la época donde todo era seguro y no había mayores problemas sentimentales… sin embargo retrocedí mas y cual recién nacido mis manos se prendieron de sus senos… mis labios besaron sus senos…
Uhmm... ¿Qué haces?.... pregunto sorprendida. Quiso reclamar más, pero mis deseosas manos ya habían liberado un seno y mi boca engullía un pezón como un niño lactante. Necesitaba sentirme amado, sentir el calor de su cuerpo, el morbo que me incitaba… No Danny… no hagas esto… ¿estas loco?... me recrimino sin rechazarme, sus manos no me
alejaban, solo acariciaban mi cabello. Si… estoy loco… loco por ti… Uhmmm… gimió al sentir un beso mió en su cuello.
Mis palabras, el efusivo beso en su punto débil y mis caricias en sus senos terminaron por redimirla, sabia que no tenia escapatoria, me dejaría hacerla mía, como todo el fin semana anterior… no importaba que estuviéramos en una biblioteca…
Seguí besando su cuello, ella no podía esgrimir ninguna palabra, su pecho subía y bajaba agitado, su garganta contenía sonoros gemidos. En una rápida maniobra mi mano izquierda que acariciaba sus senos y mi manos derecha que apresaba su cintura, ladearon sus caderas, yo prácticamente me puse frente a ella y de un solo envión la levante. Oh… Dios no… Danny no… uhmmm… musitaba.
Sus desnudos senos a la altura de mis labios fueron presa de una terrible succión que la dejo sin argumentos. Con su cuerpo a cuestas, la lleve sobre la mesa. Mis labios por fin encontraron los suyos, entre jadeos y con su lengua me devolvía con vehemencia toda la excitación producida por este alocado acto. Mis manos tomaron su diminuta falda y la levantaron hasta su abdomen, mis dedos tantearon su pequeña ropa interior, solo tuve que hacerla a un lado… Mili por su p arte ya me había bajado el cierre y su dedos encontraron el tieso miembro que siempre la satisfacía… una tibia sonrisa se
perdió entre sus besos al sentir mi duro instrumento listo para la acción. No tuvo que pedirlo, solo pensarlo y mi verga ya se perdía entre sus húmedos labios vaginales, era el primer orificio disponible en aquella accidentada posición…
Solo tuvo que sentirlo ingresar unos centímetros y ella se aferro a mi, jalando mi cuerpo contra ella, sus piernas abrazaron mi cintura y terminaron por clavar completamente mi pene en su extasiado ser… Ahhh… Exclamo abrazándome, mordiéndose un puño para no ser escuchada afuera.
Podría jurar que aquello le provoco un orgasmo, la sentí relajarse, suspirar profundamente, sus senos rebotaban en mi pecho. ¿Por qué solo contigo siento esto?... me pregunto besándome cariñosamente. La memoria puede ser un gran aliado en los estudios, pero puede ser un enemigo cuando invade los dominios corazón… se me vino a la mente una frase similar que un momento de ternura me
prodigo Viviana: Solo contigo he sentido esto… me dijo Viviana.
¿Qué?... pregunte curioso Lo que es el amor… replico ella.
Luego rememore la frase de mi padre: Debes aprender a diferenciar las chicas que son para divertirse de las que son para una relación seria…. ¡Diablos! ¿Por qué ahora me atormentan estos recuerdos? No quería recordar eso… maquinalmente empecé a penetrar a Mili, con rabia, con vehemencia,
quería borrar con lujuria lo que mi mente recordaba. Ayyy… Danny un poco más suave… auu… uhmmm… se quejaba a media voz Mili. No mi viejo no tenia razón, no podía tenerla… menos aun la tendría ese estupido taxista… mi pene como poseído entraba y salía rápidamente de su vagina que empezaba a secarse… era de esperarse, lo que inicialmente la excito, ahora p arecía asustarla…
Aleje mi rostro que había permanecido sobre su hombro y la vi, una expresión un poco temerosa se cernía en su rostro, sin embargo me sonrió… coquetamente… luego mi vista se poso en sus
generosos melones, su pezones que rebotaban con mi furia, su cintura era una maraña entre su top y su minifalda, su pequeña tanga removida a un lado, casi rota, su lampiño pubis y mi verga saliendo y entrando rápidamente. Ouch… uhmm… au…
Su cuerpo era un manjar, sus voluptuosas carnes abultadas en los lugare s precisos… si tal vez era una chica solo para coger… solo para divertirse… Para satisfacer los mas morbosos instintos de u n hombre… si tal vez ella nunca tendría dueño, pero podría tenerla al menos por esta vez…
Jalonee su cintura, su espalda resbalo en la pared, se encorvo mas, sus nalgas se deslizaron en la mesa… deje su pequeño agujero en una posición mas asequible para mi verga. No Danny… por favor… basta… Tu eres una perra y lo sabes… le recrimine, en ese momento ella era la culpable de todos mis
errores, ella tenia que pagar. Me miro sorprendida, aproveche su desconcierto y le empuje mi verga por su ano… se mordió los labios para no soltar un grito, una maldición… sus ojos inicialmente desorbitados se fueron llenando
de lagrimas. Era tarde para cualquier reproche, mi verga ya estaba instalada en su ano, una mano mía sujetaba su cintura manteniéndola en su posición para que me dejara penetrarla y la otra mano jaloneaba bruscamente sus senos… Danny… detente… Que me estas asustando… ayyy.…
Hice caso omiso a su pedido continué penetrando con furia su áspero ano, la fricción, el ardor no me importaba… estaba enloquecido con la idea que me infundieron, ella era solo una chica para eso… para una buena cogida, su voluptuoso cuerpo, sus deliciosas curvas solo servían para provocar placer, nunca tendría dueño… solo amos ocasionales… Si, la estupida y romántica idea que tuve de una relación con ella se iba desvaneciendo… solo podía aprovecharme de su monumental cuerpo mientras lo tuviera a la mano… luego ella reg resaría con Javier… ese imbecil… Ouch… ayyy… ouuu… no ya nooo… auuu… Resiste puta… ¿no es esto lo que te gusta?… ¿no era esto lo que querías?… le increpe exaltado, sin
importarme el lugar en que estábamos. No… yo solo… yo solo te quería a ti… me dijo cariñ osamente, con su rostro enrojecido por haber
soportado mis bestiales embates, con sus mejillas húmedas por algunas lagrimas de dolor.
Solo entonces vi una luz al final del túnel… mis forzados y torpes movimientos cesaron… quizás no era solo eso lo que busc aba en mi… en esa nube confusa que era mi cabeza sentí que alguien me extendía la mano… mejor dicho sus manos jalaron la solapa de mi camisa y me atrajeron hacia ella…
Un efusivo beso termino por apaciguar el demonio de la soledad, de los remordimientos, de la frustración… todo aquello que se había apoderado de mi alma en las últimas horas… Oye… lo siento… me disculpe. No esta bien… no importa… además la que lo siente soy yo… ay mi pobre anito... me dijo algo
risueña. Sonreímos, a pesar de todo era benigna conmigo, comprendía el tormento que había pasado, el desorden en mi cabeza y no me reprochaba la brutal cogida que le estaba dando, ni siquiera los groseros comentarios que le hice. Espera que lo saco… dije alejándome, al verle una mueca de dolor. No dejalo ahí un ratito… que me pase un poco el dolor… Esta bien… respondí y le inserté los centímetros perdidos. Se contrajo un poco, pero se acomodo mejor, nos miramos y nos reímos… Eres un tonto… me dijo riendo. Tu eres mas tonta por estar con un tonto… repli que.
No dijo nada, solo me beso tiernamente, tras unos segundo sentía su lengua, nuevamente el candor de su respiración, tras unos minutos la lujuria de su boca, solo tuve que pasar disimuladamente mis dedos por sus labios vaginales para saber que la humedad nuevamente la había invadido. Un temblorcillo recorrió su cuerpo al sentir mi tacto en su vagina. Uhmmm… suspiro en mi oído.
Mi verga latía nuevamente ansiosa dentro de su ano, las paredes de su pequeño agujero no se contraían como antes, más bien se r elajaban… Continua por favor… hazme tuya… me susurro excitada al oído.
Así lo hice, había menos oposición de su cuerpo a mis pausadas penetraciones, fui aumentando el ritmo y no escuche quejas, más bien placenteros gemidos… Así… así… mas fuerte… métemelo mas… me suplicaba extasiada. Sus piernas nuevamente apresaban mi cintura… sin embargo a los pocos minutos, presa del cansancio y del esfuerzo comenzaron a temblar… No… por favor no pares… falta poco… ahhh…
Nunca la había visto desfallecer de esa forma, el placer de aquella forzada posición le propiciaba era inaudito o tal vez era por lo poco usual del lugar… la adrenalina de poder ser atrapados in
fraganti. Esta bien… esta bien… pero no hables tan alto… le pedí. Lo que quieras… pero no me dejes así… me supli co.
Me compadecí de sus piernas, así que mis manos se apoyaron en el borde de la mesita, ahora mis brazos contenían sus piernas que prácticamente estaban sobre mis h ombros… el cubículo
comenzaba a retumbar y no nos importaba. Asi esta mejor…Ohhh.. uhmmm… se morida los labios para no gritar. Nos besamos unos instantes, luego aleje mi rostro para apreciarla, era hermosa, así la vi. a pesar de la difícil posición en la que estaba, sus senos al aire, subiendo y bajando por su agitada respiración y por el ritmo de mis penetraciones Ella me miraba extasiada, con ojos de ternura por momentos, de lujuria en otros... hasta que sin quererlo, al sentir como retumbaba la mesita en la que sus generosas nalgas se apoyaban, decidió
bajar la vista… solo entonces pudo apreci ar como mi verga se perdía en su interior con un ritmo endemoniado… Ohh diosss… uhmmm … ohhh… Callate…
Me miro con la boca abierta, no podía creer que mi verga entrara con tal facilidad en su hasta hace poco virgen ano, la morbosidad que esto le genero era evidente, así como la prolongada fricción de nuestros cuerpos… nuevamente bajo la vista… sus gemidos eran mas sonoros… Ahhhh… uhmmmm… uhmmmm…. Mili por favor que nos van a escuchar… le rogué.
Nuevamente absorta casi poseída, me miro, ella misma se tapo la boca con una mano y con la otras se dedico a estrujar sus henchido senos… parecía que se iba ahogar… luego vi a sus ojos prácticamente salirse de sus orbitas… en ese momento le descargaba un torrente de semen en sus cavidades anales… ohhh… ufff… resople s atisfecho, cansado.
Ella apenas respiraba, mi verga escupía su leche y su maltrecho cuerpo se contraía extasiado con cada borbotón que la invadía. ¿Lo vas a dejar?... era mi momento de devolverle la pregunta. Si… lo… haré… me dijo sin pensarlo, con el po co aliento que le quedaba. Esta vez yo busque sus labios, a pesar de su fatigada respiración, no me rechazo… en cambio, su
cuerpo empezaba a rechazar mi esperma, su ano escurría mi leche, mi verga ya flácida no podía retenerla… Heyyy… uyyy cuidado… dije y me aleje.
Mi leche ya caía sobre la mesita, casi me mancha el pantalón. Límpiame, por favor… me pidió con carita de niña.
Era lo menos que podía hacer luego de aquella sufrida y gratificante muestra de afecto que me dio en aquel inusual lugar. Saque un pañ uelo y la limpie lo mejor que pude, así como mi verga… solo después pudo salir de su incomoda posición, de esa prisión, de esa pared y esa mesita donde la había arrinconado Se bajo de la mesa comprensiblemente adolorida, y antes que arreglarse se me acerco y me abrazo. El calor de su cuerpo, lo amoroso de su abrazo disiparon las dudas del afecto que tenía hacia mí. No me dijo nada, pero el latir de su corazón se aunaba al mió… así yo mismo le fui acomodando su
ropa. Sentí su sonrisa ante mi torpe esfuerzo por acomodarle el brassiere. Así no… me dijo riendo.
No alejo mis manos para hacerlo ella, mas bien guió las mías, como dando a entender que tenían derecho a escudriñar en su cuerpo, que ya eran también mis dominios, aunque la idea suene machista. Al mismo tiempo Mili tenia cabida en la zona baja de mi cintura, ella abrocho mi pantalón. ¿Oye por que no hay ruido afuera?… pregunto curiosa. En serio… con el ruido que hicimos estarán esperando que salgamos seguramente… dije medio en
broma medio en serio. Ay… no… dijo preocupada. Asome la cabeza por la puerta, la biblioteca estaba vacía… ¿Qué habrá pasado?... bueno la
bibliotecaria tenia como sagrada su hora de almuerzo, desaparecía y nadie la molestaba, pero los demás, los estudiantes ¿Dónde estaban?... Al parecer mi mente trajo a uno… un estudiante… el menos indicado… Javier… pensé que se iría de
largo, pero entro a la biblioteca, lo vi aproximarse… Maldición…
¿Qué pasa? Es Javier… esta afuera…
Mili palideció, una cosa era cortar con el en una conversación y otra muy diferente era enterándose que era un carnudo. Personalmente me daba igual liarme a golpes con Javier, eso era lo de menos… el problema era armar un escándalo en la facultad, la reputación de Mili iba a terminar en
solo en una gran putación, es decir quedaría como una puta, y yo como el apestado, el quita novias, etc,… Pero tal vez, solo tal vez, podria tener buena suerte… quizas no me vio… Hey Danny… escuche llamarme jovialmente, era el.
Se iba a armar una buena en esa silenciosa y hasta ahora pacifica biblioteca.
Mili (12) Jugando al caballito Mili parecía un foquito de Navidad, por momentos pálida, por momentos roja, al borde de las lagrimas... Javier estaba a escasos metros de nosotros, no sabíamos como, pero el sabia que yo estaba allí… en ese cubículo…
He pasado por situaciones similares anteriormente, más que nada por tenia la experiencia adquirida en una relación filial hacia unos años, me había dado cierto aplomo y rapidez mental para salir de estas situaciones… si pude en su momento salvarme de mis padres y mis familiares, creo que no seria difícil deshacerme de Javier… Mira… el me esta buscando a mi… yo salgo, le doy el encuentro y después de cinco minutos tu sales… le susurre a Mili.
Ella no atino a decir nada, con las justas movió su cabeza afirmativamente, tome mis cosas iba a salir… cuando la perilla de la puerta giro… ¡Mierd…!...
Mili estaba cerca de la puerta, en acto reflejo la empuje a un lado, para que quedara detrás de la puerta. Ella entendió y siguió esa dirección, ubicándose tiesa, cual estatua, detrás de la puerta. Hola Javier… dije un poco agitado, conteniendo la puerta, para que no le diera en las narices a Mili. Que tal Danny… ¿has visto a Mili?, me dijeron que la vieron por aquí. No… bueno, si… paso por acá… estaba preocupada por el trabajo del curso que llevamos juntos, le dije que el profe no había venido… así que se fue tranquila… respondí, intentando no ser
dubitativo, aunque sentía la nerviosa respiración de Mili sobre la mano que contenía la puerta. ¿Hace cuanto?... pregunto extrañado, parecía que quería entrar al cubículo a continuar la platica. Solo mi cuerpo y mi actitud se lo impedían.
No se, unos quince o veinte minutos... oye mira… me muero de hambre… vamos por ahí a comer algo… dije para salir del apremio . Solo si tú invitas… respondió sonriendo. Esta bien… respondí aliviado, muy pocos se resisten a un almuerzo gratis. Cerré la puerta, me imaginaba al interior Mili recuperando su color y la respiración… Oye ese cubículo huele raro… ¿no te habrás estado pajeando?... me dijo Javier en son de broma y
casi me atoro con mi saliva. Como crees, solo tu harías una cosa así… respondí devolviéndole la broma. Jajajaj… tienes razón… se ufano el.
¿Cómo sabias que estaba acá?... le pregunte para cambiar de tema y no ahondar en los olores y en lo sucedido en ese cubículo. Fácil… solo un tonto como tu se queda en la biblioteca cuando hay final de fútbol femenino en el coliseo… me dijo riendo.
Ah, claro por eso la biblioteca estaba vacía, el equipo de fut-sal femenino de la facultad iba a jugar la final del campeonato universitario… y eso nadie quería perdérselo, casi todos estaban en el
coliseo Ya… en serio… Guille vino a devolver un libro y me dijo que te vio entrando al cubículo…
¿Y como sabias que Mili paso por acá?... No lo sabia, solo pregunte… repuso.
Diablos, mejor no sigo indagando al respecto porque yo mismo me puedo poner al descubierto... me dije. Así que me apure en sacar a Javier de la Biblioteca, pero en el camino a la puerta el saco su celular….
¿A quien vas a llamar?.... pregunte algo preocupado. A Mili… creo que esta molesta conmigo… Caraj… si el celular de Mili suena dentro del cubículo, nos jodimos, se va a dar cuenta de que ella
esta adentro. Mierd… me quede sin crédito… dijo molesto al escuchar el mensaje de la operadora. Estas con suerte… dije socarronamente, aunque aliviado porque el de la suerte era yo.
Salimos a comer. No tuve que preguntarle, me contó de su amiga la tetona succiona vergas, de cómo lo habían pasado el fin de semana. Yo me reía, a veces de la forma en que contaba las cosas y otras recordando o haciendo una semejanza con las que hice yo con Mili…
Idiota, teniendo a Mili se mete con una tipa que por lo que dice es la mas experimentada de la ciudad, casi una mujerzuela… quizás eso acalla su morbo… cada quien con satisface sus apetitos
como gusta. Quizás por esa costumbre de andar o de estar con mujeres de ese tipo, de gran trayectoria amatoria, por eso no había podido descubrir el fuego interior de Mili, no había descubierto su punto débil, no había sabido incitarla de manera sutil a esos oscuros placeres…
Javier no tenia paciencia ni ganas de enseñarle esas mañas a Mili, esperaba que por su escultural cuerpo ella tuviera toda la experiencia necesaria, que Mili supiera de esas cosas, así que él simplemente iba al grano, como lo hacia con las otras chicas… y quizás en parte Javier se frustraba
al ver que en la cama Mili no tenia toda la experiencia que aparentaba tener. En parte aquella fascinación que Javier tenia por esa chica (la succiona vergas, no le conocía otro nombre) me había resultado beneficiosa, ya que pude disfrutar de Mili. Si Javier hubiera llamado ese sábado en la noche, no hubiera pasado aquel magnifico fin de semana con Mili, explorando cada rincón de su anatomía en cada rincón de mi casa. Inclusive, al terminar el almuerzo, Javier me llego a pedir que intercediera por él con Mili, había notado que ella lo estaba evitando, no contestaba sus llamadas… para que no me insistiera le dije que vería que podía hac er… así mi cornudo compañero se quedo tranquilo…
Aunque me dijo que no me apurara en hacerlo, porque el miércoles iba a salir con otra tipa que al parecer solo le gustaba que le den por atrás… A esas alturas ya ni me remordía la conciencia por ponerle los cuernos a Javier…
Ese miércoles mientras Javier satisfacía todos sus apetitos anales con su amiga, yo iba al cine con Mili… Había un poco de nerviosismo entre ambos, era la primera vez que salíamos juntos como una pareja…
Las cosas se dieron de una manera extraña, me llamo en la noche y me dijo que estaba aburrida. Fui a verla, conversamos un rato, en realidad aparte de conocer su cuerpo no conocía mucho de ella y de sus gustos, solo de sus recientes apetittos sexuales. Así, conversamos sobre películas, casi teníamos los mismos gustos al respecto. Hacia unas semanas que habían estrenado una película que a ambos nos hubiera gustado ver, pero por esos trabajos de la universidad y nuestros encuentros y desencuentros amatorios, no habíamos tenido oportunidad de ir a verla… Danny vamos a verla ahora… mira que no debe faltar mucho para que la saquen de cartelera… me
dijo Mili. Oye pero es un poco tarde, tu crees haya alguna función a esta hora… repuse.
Eran casi las 10 y calculaba que hasta que lleguemos al cine serian cerca de las 11 de la noche, ya saben por el tiempo de viaje y lo que demoran algunas chicas en arreglarse.
Mira hay una función a las 10:30pm… me dijo mostrándome la sección de cine de un periódico. Ese cine esta un poco lejos… ¿Tu crees que l leguemos?... Si salimos ahora, si… ¿Qué dices?.... me dijo animada. Vamos… respondi, no me podia negar.
Su padre estaba fuera de la ciudad y su madre no puso mayor objeción a que saliera conmigo, me conocía por los trabajos de la universidad que hacíamos. Ella no necesito cambiarse, llevaba una falda negra que le quedaba por encima de la rodillas, con unas panties del mismo color cubriendo sus piernas, seguro por el frió, una blusa y una chompa cubriéndola, tenia una apariencia un poco casera, un poco formal, casi de oficinista, pero no se veía mal. Por suerte era de las que no necesita arreglarse mucho para verse bien. Llegamos cuando pasaban los avances de otras películas, algunos asientos de atrás estaban ocupados, había muchos espacios, pero era la primera vez que salíamos juntos, casi formalmente como enamorados… así queríamos estar solos… La zona media de la sala estaba casi desierta y las primeras filas vacías… hacia allá nos dirigimos…
La abrace, ella se recostó sobre mi hombro, nos dimos algunos besos cariñosos. Al poco rato inicio la película, un poco lenta… como mi mano subiendo sobre su cintura hacia sus senos, desabotonando su blusa… ella no protesto… solo me beso con mayor efusividad…
Mi mano estrujaba sus senos, sus pezones y su lengua me retribuía el favor… me sobaba el pecho, el abdomen, tome su mano y la dirigí a mi pantalón… si yo masajeaba sus senos ella podía
prodigarme el mismo placer en mi verga. Ella lo entendió, mejor de lo que pensé, no se limito a acariciar mi verga sobre el pantalón, sino que se dio maña para meter directamente su mano por debajo de mi pantalón y su calida mano atrapo mi erecto pene…
Yo hice lo propio y mis dedos se deslizaron por su suave abdomen, pasando por su falda, acaricie sus piernas a través de sus delgadas panties, subiendo mis manos hasta llegar a su tibia y húmeda conchita, un shock eléctrico la recorrió… ahogo un gemido entre su garganta y nuestras lenguas.
Su siguiente reacción, casi maniática, fue sacar su mano, desbrocharme el pantalón, bajarme el cierre completamente rebuscar en mi bóxer hasta sacar por completo mi verga, dura… quería sentirla libremente con sus dedos… palpar toda su rigidez… sabia que aquel instrumento se ponía así por ella, y que aquella masa de carne podía complacerla…
No importaban los demás en el cine, tal vez hacían lo mismo desde sus ubicaciones, o quizás solo veían la película, que mas da… nosotros agazapados en las butacas dábamos rienda suelta nuestros instintos… escondidos de la vista de los pocos asistentes a esa sala, sin nada que temer.
Mis dedos no dejaban de proporcionarle ese agradable cosquilleo en sus labios vaginales y ella respondía con candorosos besos, con sus dedos pajeando mi verga… parecía que iba a explotar de placer… hasta que no pudo mas… quiso sentir en sus labios lo que mis dedos hacían en su vagina… Sus jugosos y carnosos labios se apartaron de mi boca y fueron descendiendo a mi verga…
¿Qué haces?... me atreví a preguntar ingenuo, a media voz. No me respondió, absorbida por su propio morbo no dudo en meterse mi verga a la boca y succionarla, me sobresalte un poco en el asiento al sentir su lengua en mi verga. Unas gotitas de leche salieron instantáneamente al sentir sus carnosos y suaves labios recorriendo mi verga, ella no protesto, sumida en su excitación prosiguió con su labor. A pesar de la incomoda posición, Mili siguió mamando mi verga. Yo complacido, acariciaba sus cabellos y por momentos me daba maña para acariciar sus senos. Estaba en la gloria. Llego un momento en que ella ceso su labores, quizás volvió a la realidad. Habrá menguado su excitación y se habrá dado cuenta de donde estamos… pensé un poco mortificado, ya que había
dejado su trabajo a medias. Por fortuna me equivoque. Al parecer no podía seguir en aquella incomoda posición, se deslizo por el asiento hasta quedar de rodillas frente a mi, en ningún momento soltó mi verga… yo solo me limite a abrir mis piernas para darle un espacio…
Con rostro poseído por el placer y la lujuria, me miro desde su posición, reconoció mi mir ada excitada entre los chispazos de la pantalla que iluminaban la semidesierta sala de cine. Sonrió y nuevamente se engullo mi verga de a pocos, mirando de cuando en cuando hacia arriba, complacida de mis reacciones, de mi pecho jadeante…
Sus labios soltaron mi verga, solo sus dedos siguieron pajeándome. Se incorporo un poco, me agazape para darle el encuentro, pensé que me quería besar, sin embargo tomo mi cuello y me susurro al oído: Te necesito ahora… Vamos a otro lado… le dije. No aquí… me dijo, casi suplico con su apagada voz. Era una locura… nunca había llegado a esos extremos en el cine… no había pasado de las caricias y
pajeos en los asientos. En ese momento no me llegue a imaginar como hacerlo, solo supuse que Mili podría sentarse sobre mi verga dándome la espalda, pero seria muy obvio para los pocos espectadores detrás nuestro lo que estábamos haciendo allí…
Por suerte la mente de Mili fue más creativa. Ella que ya estaba de rodillas en el piso, solo giro el cuerpo hacia el pasillo que formaban los asientos levantados, puso sus manos en el piso y espero que entendiera su insinuación…
Era evidente, ella estaba en cuatro patas como perrita ansiosa esperando que la cogieran, dude un poco en aunarme a su posición… pero ella no estaba para dejarla así… fue subiendo su falda,
mostrándome su esplendorosas nalgas, y las ligas que unían las panties de sus piernas con su pequeña tanga… parecía una conejita de playboy… y contra esa seductora imagen no se puede
luchar. Solo me quedo deslizarme a través de mi asiento, tratando de no hacer mayor ruido, levante mi asiento para darme espacio detrás de aquellas jugosas nalgas que me habían vuelto loco…
Podía jurar que Mili sonreía coqueta, complacida de que no pudiera resistirme a sus encantos. Empino su trasero para recordarme el porque de su posición, quería que la penetrara así, en cuatro patas… como a una perra en celo…
Con el pantalón apenas por debajo de mis nalgas, me acerque y me puse detrás de ella, apunte mi verga a su vagina, sin embargo ella avanzo… supuse que se habría arrepentido… pero Mili empino mas el trasero… entendí la sugerencia… quería mi verga en su ano…
Me deslice a través del pegajoso piso hasta estar nuevamente detrás de ella, esta vez mi verga apunto a su ano, y esta vez Mili no huyo. Lentamente fui introduciendo mi verga en su pequeño orificio… quizás muy lentamente para su lujuria, ya que ella empezó a retroceder insertándose mi
verga. Mis manos tomaron su cintura por encima de los bordes de las ligas de su panties, y la jale hacia mi, taladrándola violentamente, metiéndole la mitad de mi verga. Su columna se arqueo hacia arriba, su garganta ahogo un aullido de dolor… quería que supiera que aun yo mandaba en su adiestramiento anal…
Cuando su columna recupero su posición normal, comencé a atraer y alejar su cintura, rebotando mi ingle contra sus carnosas nalgas. Era una maravillosa sensación sentir sus abultadas nalgas temblando contra mi… esta vez si la deje aunarse a mis movimientos, ella iba y venia a gusto.
Aunque no escuchaba sus gemidos por el ruido de la película y porque ella misma seguramente los acallaba para no ser descubiertos, y aunque no podía ver su rostro extasiado, podía sentirla y eso era suficiente…
Creo que presintió lo que pensaba, por que volteo el rostro, con sonrisa traviesa, con expresión de gozo, me observo mientras mi verga seguía perforando sus entrañas…
Por momentos se mordía los labios, en otros ratos abría su boquita en espasmo de dolor, de dulce dolor… Todo ello me encendía mas… aunado al hecho de ve r su pequeña y negra ropa interior hecha a un lado, sus panties con liga, sus carnosas pero firmes nalgas… empecé a penetrarla con mayor fuerza y rapidez… solo esperaba que el ruido de la película prosiguiera porque ya me parecían escuchar los ahogados gem idos de Mili… Uhmmm… uhmmm… uhmmm…
No soporto tanta presión de mi verga hacia su cuerpo, lo frenético de mis penetraciones, su rostro
volvió al pasillo… solo veía sus cabellos flotando en la semi oscuridad… su cabeza tenia su propio
ritmo, se movia al compas de su excitación, de los gemidos que acallaba por momentos. Masajeaba su cintura, sus piernas, diablos que monumento de mujer… su cuerpo empujaba con vehemencia hacia el mió, ella iba decayendo en su candor, se acercaba al clímax como yo… Ahhh... oooh… escuche su tibio gemido.
Mi verga nuevamente disperso su blanquecino líquido en las candentes intimidades de Mili. Su escultural cuerpo tembló con cada nuevo chorro que la invadía… cuando esa placentera sensación fue menguando… ella se incorporo un poco, aun con mi elástica verga en su ano… se apoyo en un asiento para mantener el equilibrio… entendí lo que q uería…
Giro un poco el rostro, y en esa incomoda posición nuestros labios se encontraron, mis manos se posicionaron de sus henchidos y desnudos seno s a través de su semi abierta blusa… los acaricie, había extrañado verlos, los había imaginada rebotando al son de mis penetraciones… Su lengua me devolvió con gratitud las caricias a sus senos y pezones… luego, producto del
cansancio, nuevamente se agazapo y volvió a su posición en cuatro, quizás esperando reponerse para luego arreglarnos y volver a nuestras posiciones e n los asientos…
Yo también recuperaba el aliento, complacido observaba sus nalgas, su provocativa ropa interior, a su vez Mili solo atinaba a mirar el suelo mientras recuperaba su ritmo normal de respiración. La locura de nuestra pasión, del placer que sentíamos hacia el sexo anal nos estaba llevando a cometer aquellas pillerías en lugares públicos, en los baños de la facultad, en la biblioteca y ahora en un cine a altas horas de la noche… habíamos tenido suerte de no ser descubiertos hasta entonces… pero…
¿Están jugando al caballito?... ¿Qué?... pregunto Mili levantando la vista Salí de mi abstracción y horrorizado levante la vista… p or el tono de voz y lo inocente de la pregunta ya lo había supuesto… era una niña… habíamos sido pillados por una infante de no mas de 5 años… ¿Quién mierd… deja a su hijos sueltos en el cine a esa hora?... la niña al inicio de la fila
nos miraba ingenua esperando una respuesta. Si, si, pequeñita… estábamos jugando al caballito… pero ya terminamos… respondió a media voz
Mili nerviosa. Mi semi erecta verga sufrió el espasmo inicial del cuerpo de Mili, luego el temblar de su cuerpo. Mi primera reacción hubiera sido alejar a la niña con algunas palabras subidas de tono, pero tal vez eso hubiera llamado mas la atención… creo la actitud de Mili era la mas adecuada… opte por
dejarla actuar, yo me quede mudo casi como una estatua esperando que Mili lograse alejarla. ¿Oye niñita porque no buscas a tus padres? No los encuentro…
¿Dónde están?... pregunto Mili. Creo que le salio su aire maternal. ¡Caraj… Mili no me digas que quieres ir a buscar a sus padres con las tetas al aire y la falda sobre tu cintura… Mili entendió mi reacción porque apreté un poco mis manos sobre su cintura. No se… estábamos viendo shreck… Salí al baño volví a entrar y no los encontré… dijo la niña un
poco asustada. Ay mira… esa película la están dando en la siguiente sala… solo tienes que salir al pasillo y entrar a la puerta siguiente… Ahhh… pero ¿ustedes van a seguir jugando?… ¿puedo jugar con ustedes?... ¡Mocosa del diablo!… estaba muy chiquita para esas c osas… ¿Por qué no se va?... No… no… repuso Mili nuevamente nerviosa…
Nosotros ya terminamos de jugar… ahora vamos a ver la película… ve con tus papis… respondí, al notar que Mili no atinaba o decir nada mas. Esta bien… dijo y dio media vuelta y se fue. Ufff…
Desde su ubicación Mili volteo y me dio una mirada de reproche. Creo que f uiste un poco dura con la niña… ¿No me digas que querías que se quedara?… No, pero hay otras formas… Oye, esas otras formas iban a tomar tiempo, tenemos suerte de que nadie se haya acercado… Bueno... si…
Más bien hay que arreglarnos, no se le vaya ocurrir volver a esa niña con sus hermanitos o con s us padres…
Así, agazapados, pusimos nuestra ropa en orden y nos sentamos sin mayores aspavientos, procurando no llamar mucho la atención… Danny… ¿tu crees que la niña le cuente a sus padres que nos vio jugando al caballito?… pregunto
medio en serio, medio en broma. No se, tal vez… dije un poco preocupado. Mejor vámonos… me dijo preocupada.
Nos escabullimos por la puerta de emergencia, al salir a la calle nuestros rostros pasaron de la
preocupación a las sonrisas… y luego nuevamente al susto… Vimos Carlos, a un compañero de la facultad saliendo de pizzería con su enamorada Diana, otra chica que también estudiaba en la facultad. Para nuestra mala fortuna estos chicos tenían la fama de ser poco discretos, siempre estaban al día con los últimos chismes de la facultad. Así que si nos veían, al día siguiente íbamos a ser la comidilla de la facultad… Antes de que le dijera nada, Mili ya me había estampado contra una pared, llenándome de besos…
yo solo la jale solo unos centímetros, hacia un rincón que no estaba muy iluminado. Algo de suerte tuvimos, ellos permanecieron en la acera del frente… Vayan a un hotel… nos gritaron al unísono ambos, en tono de broma.
Creo que a Mili no le gusto mucho el comentario, quiso voltear para contestarles algo, pero yo se lo impedí apretándola más contra mí. Escuchamos algunos otros comentarios y sus risas se desvanecían a medida que se alejaban…
¿Ya se fueron?... pregunto Mili entre besos. No, mejor esperamos un poco mas… re spondí sin dejar de besarla.
Las cosas nuevamente se calentaban entre nosotros. Mis manos ya comenzaban a trepar por su cintura, tal vez ahí mismo, arrinconados en ese umbral de puerta, en esa extraña posición, podíamos tener otro encuentro fugaz pero ardiente. Mis dedos ya tocaban sus senos, su respiración era mas agitada. Si se resistía a hacerlo allí, solo tendría que besarle el cuello y cedería a todas mis pretensiones… todo iba bien, hasta que… Circulen por favor… nos decía por el altavoz un patrulle ro. Maldta sea… cuando no la policía, siempre están cuando no los necesitas y cuando los requieres están comiendo donas… pensé.
Con algo de pudor y vergüenza, continuamos nuestro camino, buscando un lugar donde tomar un taxi. En el trayecto me asaltaron algunas dudas: ¿Por qué tuvimos que ocultarnos de Carlos y su enamorada?... era una pregunta valida, dado que fue Mili la que arrincono y me lleno de besos para que ellos no nos vieran. Ya sabes que son unos chismosos de primera…
¿Acaso aun no has terminado con Javier?... repregunte algo enfadado. Por mi actitud ella dudo en contestarme, quizás preparaba alguna excusa… Respóndeme… le exigí, al igual que ella me exigió alguna vez acerca de si es yo iba a terminar con
Viviana. Esta bien… no he podido hacerlo… no lo he visto si quiera… respondió abrumada.
Pero el te ha estado llamando… replique. Si, pero no quiero he querido contestarle, tampoco quiero verlo…
¿Por qué? ¿Es que aun sientes algo por el?... pregunte sintiéndome nuevamente un idiota por haber dejado a Viviana. No seas tonto… dijo luego me abrazo y me beso… yo te quiero a ti… es solo que…
¿Qué?... Me da vergüenza, no se, nunca había sido infiel, y no se si al verlo termine por confesarle todo, tal vez el se de cuenta que le estoy ocultando algo… y eso puede terminar peor… me dijo confundida. Quise enojarme con ella, pero al fin y al cabo yo la comprendía, lo mismo a cababa de experimentar con Viviana. Te sientes bien con la otra persona, pero tienes remordimientos y no sabes como confesarle a tu pareja formal, o al menos terminar la relación, es un poco difícil… y creo que más para una mujer… Mira, este fin buscare la forma de hablar con el… Esta bien… Pero Danny cambia esa cara… Solo si me das un beso…
Nos besamos apasionadamente, hasta que nuevamente sentimos la luz de las sirenas, policías de mierd
Mili (13) Compitiendo por una promesa Todo parecía ir arreglándose, ese fin de semana Mili conversaría con Javier, mejor dicho cortaría su relación con él, nosotros seguiríamos viéndonos a escondidas mientras los rumores de la ruptura se acallaban, con los exámenes y luego al salir de vacaciones, el chisme iría diluyéndose… como dije, todo parecía ir viento en popa… pero…
Generalmente una semana antes de los exámenes de fin de año, la facult ad organizaba un campeonato de futsal masculino, quizás para que los alumnos liberen tensiones físicamente antes de las pruebas académicas... pero ese fin de semana no solo habría tensiones deportivas sino también emocionales…
Hubo un tiempo en que no me perdía estos campeonatos, después de un viaje a l as tierras de un tío, y por una lesión, digamos que me retire del fútbol. Deje de lado las amistades deportivas, quizás por ello no me hice muy amigo de Javier, ya que él era infaltable en los encuentros de f útsal todos los fines de semana en cualquiera de las lozas deportivas de la universidad. Así pues, me dispuse a ir a la facultad a entretenerme un poco viendo como mis amigos luchaban por el trofeo del campeonato. También, en parte, quería constatar si Mili cumplía la promesa que
me hizo de terminar con Javier… solo que ella había hecho otra promesa mucho antes…
Llegue a la facultad cerca de mediodía, la primera ronda ya había terminado, el equipo de Javier había clasificado a los octavos de final. Lo felicite por ello, a él y unos amigos que teníamos en común. Lejos de verlo con el animo decaído, lo note con un vigor poco usual, con unas ganas de llevarse de una vez por todas ese trofeo… y no era el único trofeo que esperaba recibir…
Pensé que tal vez Mili no había querido terminar con él durante plena lid deportiva, quizás al final del campeonato le clavaría la estocada. Bueno quizás no sea hoy, si Javier no gana el campeonato se va a deprimir, más aun si Mili lo deja. No me importaría que Mili deje las co sa para mañana… si, que deje que el ánimo de Javier se reponga, porque al fin y al cabo su equipo no es tan bueno como para ganar el torneo… me dije.
Estaba de ánimo optimista, lo que contrasto con el rostro pesimista que tenia Mili cuando la encontré deambulando por los pasillos de la facultad. Hola… dije y quise darle un beso pero me contuve, podría haber algún curioso por allí. Hola… respondió con una sonrisa algo forzada. ¿Por qué estas así?... pregunte extrañado, y repregunte algo victorioso… ¿terminas te con él?. Si… lo hice… dijo aun con rostro de pesar. No me digas que te arrepientes de haberlo hecho… dije malhumorado. No es eso… es que… si te cuento te vas a molestar… No, si no me lo cuentas me voy a molestar… respondí serio. Esta bien…
Nos sentamos en las escaleras, entonces me comento lo sucedido: Mili había terminado con Javier el día anterior por la noche. El dolido ego de Javier no la dejaría ir tan fácil. Después de pasar buen tiempo detrás de Mili, cortejándola, y que al cabo de unos pocos meses ella lo termine… es algo difícil de asimilar… quizás no tanto para él mismo, porque como les dije satisfacía sus instintos sexuales con otras, y pienso que quizás gran cariño por Mili no tenia. Ella era más bien su trofeo, la gran conquista que lucia frente a sus amigos, y por la cual era envidiado por muchos. Así que creo que a Javier no le dolió el corazón sino mas bien la cabeza… pensó más en los
comentarios, generalmente malintencionados, que estas situaciones generan, sobre todo entre los amigos… palabras subidas de tono como que tal vez lo dejaron por impotente, por eyaculador precoz, por no saber como satisfacer a una mujer así… como ven, la situación se presta para estos
comentarios y otros mas ingeniosos e insidiosos. Todo ello era de esperarse, imagine que Javier intentaría con mil y una tretas para seguir con Mili, al menos hasta el final del ciclo, las vacaciones… así lo hizo… pero ella no acepto… solo al final de
su platica, que termino pareciéndose mas a una negociación, acordaron los términos de su separación…
No divulgarían lo de su separación sino hasta después de los finales. Ya en las vacaciones el chisme se esfumaría y el siguiente ciclo lo suyo seria historia vieja, así Javier cuidaba su orgullo. Además él prometería no hacer ningún comentario revanchista o malintencionado sobre ella y sus intimidades. Hasta ahí todo bien… el problema fue una vieja promesa que ella tenia que cumplir…
Hacia mitad de ciclo hubo un campeonato de futsal, Mili como enamorada de Javier fue a alentarlo, pero gran decepción se llevo al ver como su equipo era vapuleado y goleado. Lo que provoco las burlas de varios compañeros y a las que ella también se unió. Ya en la intimidad, después de aquel trágico día para él, Javier intento al menos salir ganador entre las sabanas, quizás para olvidar el mal trago de su vergonzosa derrota deportiva busco en el sexo acallar esos malos momentos… pero no solo buscaba el sexo común, quería sexo anal.
Inaugurar el gran trasero de Mili seguramente haría pasar todo lo demás a un segundo plano, además básicamente por esa fantasía seguramente inicio su relación co n ella. Mili siempre le había negado esa posibilidad por temor y otras cosas… y esa noche ella siguió con esa negativa… más aun previendo que Javier desquitaría toda su fu ria con su entonces virgen ano… solo que ella lo expreso en otros términos…
¿Crees que te mereces ese regalo luego de haber perdido de esa forma?... le increpo Mili en aquella oportunidad. Ósea que de haber ganado el campeonato me hubieras dejado metértelo por el culo… respondió Javier algo enfadado. Si, en ese caso creo que seria una justa recompensa… respondió Mili algo aliviada por mantener el
pene de Javier alejado de su estrecho agujero. Vas a ver… el próximo campeonato lo voy a ganar… y tu culito va ser mió… respondió confiado
Javier. Ya veremos… respondió Mili en son de burla.
¿Apostamos?... Esta bien… asintió Mili, confiada de que aquello nunca sucedería. Pero vamos… no te vas a arrepentir… insistió Javier. No… Promételo… Esta bien… lo prometo… sente ncio Mili en aquel entonces.
La noche anterior, Javier le hizo recordar su promesa. Era evidente que algún recuerdo suyo quería llevarse, finiquitar aquella fantasía que con esa ruptura se haría imposible… y el caso es que Mili
acepto, para no prolongar mas aquella discusión que ponía fin a su relación, además porque estaba segura que el equipo de Javier era malísimo. Pero Javier no era tonto, movió mar y tierra para reforzar su equipo… y lo consiguió, prometió
desde cervezas hasta conseguirles citas con sus experimentadas amigas. El equipo de Javier había clasificado ganando por goleada. Mientras hablábamos en las escaleras, su equipo aplastaba a otro rival y clasificaba a cuartos de final. Oye, pero no seas tonta… aun cuando gane, tu no vas a cumplir con esa promesa… a menos que quieras hacerlo… dije molesto. No, claro que no quiero cumplir esa promesa… ¿Qué me crees?, ¿una cualquiera?... de solo pensarlo me da… no término la frase, pero hizo una expresión graciosa de asco. Entonces… ¿cual es el problema?... no cumples lo prometido, invéntale cualquier excusa y listo… que se enoje ¿que mas da?… Es que tengo miedo de que reaccione mal y… Si te toca lo mato… dije instintivamente imaginando que Javier podría golpear o intentar obligar a
Mili a cumplir su promesa. Ella me miro sorprendida, algo asustada al inicio pero luego con ternura al notar que estaba dispuesto a protegerla como era debido. Acaricio mi mejilla, me robo un beso que apaciguo en algo mi enardecido animo… Nos separamos al escuchar algunos pasos… Danny… es que no es solo eso… me dijo aun confundida.
¿Qué? ¿Le has prometido algo mas?... No tonto, es que como yo no voy a cumplir lo que le prometí, él me puede decir que tampoco cumplirá lo que prometió… no se… puede divulgar rumores acerca de mi… de la intimidad que tuvimos alguna vez… o inventar cualquier tontera y h acerme quedar como una prostitut…
¿Entiendes?...
Si, pero quien le va creer, todos saben como es el de hablador, además se darían cuenta de que esta hablando por la herida… Aun así los rumores dejan algo… Pero esas cosas al fin y al cabo la gente las olvida…
Para ti es fácil porque eres hombre, si tu terminas con tu enamorada y al poco tiempo te ven con otra chica, tus amigos te felicitan, te celebran como un donjuán… en cambio si una m ujer termina con su pareja y al poco tiempo aparece con otro chico, todos la tildan de mujerzuela, de chica fácil, tus propias compañeras te miran con recelo, hasta piensan que les puedes quitar el enamorado…
No podía objetarle eso, era una realidad, algo machista las reacciones no solo de los hombres sino de las propias mujeres cuando ven que una amiga dejo a su enamorado por otro…
Si por esos días alguien me veía con Mili, seguro que me felicitarían, algunos me invitarían cervezas, que les platique como fue la cosa, los comentarios hacia mi serian benignos en gran parte… pero a ella… dirían que es una put…, entre otras perlas… y mas aun si Javier por despecho
soltaba algo, y con lo boca floja que él era. Si me contaba sin tapujos sus aventuras con sus amigas, ya me imaginaba lo que podría decir de Mili… Tienes razón… bueno, creo que mejor vas a tu casa, yo veo como soluciono esto, cualquier cosa yo te llamo… No te vas a pelear con el… me dijo asustada. A decir verdad, me gustaría amenazarlo, y si eso no f unciona darle algunos golpes… pero tranquila… se que eso empeoraría las cosas.
Entonces ¿Qué vas a hacer?... Ya se me ocurrirá algo… o tal vez no tenga que hacer nada, quizás su equipo pierda… ¿Te
acompaño o te vas sola?... No, me voy a quedarme un rato mas, debo encontrarme con una amiga en la bi blioteca para estudiar, luego me voy… Esta bien… entonces nos vemos… me despedí y le di un beso de amigo en la mejilla para no
levantar sospechas, solo que mis labios rozaron los suyos, note como se ruborizaba. Enfile hacia las lozas deportivas para averiguar como iba el campeonato y si el equipo de Javier ya había sido eliminado. Pero las noticias no eran buenas, como comente su equipo paso a cuartos de final y su rival seria un equipo que a duras penas logro clas ificar… así que fácilmente podría avanzar a semifinales…
Mientras tanto yo maquinaba como evitar la oleada de acciones y reacciones que podían suceder si Javier ganaba el campeonato… pensé en unirme a alguno de los equipos clasificados, total había ido a la universidad en ropa deportiva… solo que todos los equipos estaban completos, y de haber
algún cupo muchos dudarían en dármelo, debido a que yo llevaba buen tiempo alejado de los campos deportivos. En menor medida, también seria un poco sospechoso que yo insistiera a como de lugar en ingresar a un equipo. Hasta el poco sesudo de Javier podría empezar a sospechar de mis motivaciones, podría empezar a asociar cosas, mi reciente amistad con Mili, nuestras amanecidas estudiando, su reciente ruptura, mi recie nte interés por jugar fútbol… Solo me quedaba esperar una oportunidad, o tal vez fingiendo un accidente, un tropiezo o algo, caerle encima, lesionarlo… ¿Qué se yo?... pero ¿Cómo hacer que parezca algo casual? ¿Cómo
lesionarlo de tal forma que no juegue?... meditaba esto mientras veía clasificar a semifinales al equipo de Javier. Las semifinales y la final se jugarían en el coliseo. ¡Diablos!... ¿Y si les invito una bebida con un purgante fuerte?, todos terminarían en el baño y no jugarían… seria muy llamativo y ¿donde consigo un purgante así?, que haga efecto rápido y que
me lo den sin receta medica... Creo que mejor lo lesiono… no se si funcione, total su equipo sin el también puede ganar y el podría pedir su recompensa… pero Mili podría argumentarle que e l no estuvo en el equipo jugando la final… si puede ser… me dije viendo que no tenia mas opciones.
Los equipos calentaban en las zonas auxiliares al campo principal del coliseo, por el momento había poca gente en las tribunas. Vi a Javier separándose de sus amigos y dirigiéndose a los baños, decidí seguirlo… es solo cuestión de pisarle el tobillo de manera casual, no provocarle un esguince, pero si dejarlo adolorido como para que no juegue… estaba por alcanzarlo, no me enorgullecía de lo que iba a hacer, er a algo sucio… pero algo tenia que hacer… Estaba cerca, iba a pisarle el tobillo, iba a lesionarlo… solo que el lesionado fue otro… Ay caraj… Javier volteo instintivamente y yo también, se sorprendió al verme detrás suyo casi acechándolo… pero mas le llamo la atención la persona que profirió el quejido… el lesionado…
Era el arquero del equipo de Guillermo, durante el calentamiento había recibido un balonazo e n la cara, mejor dicho en la nariz, y por la fuerza que tenia el disparo lo estaba haciendo sangrar a borbotones. Nos acercamos a ayudarlo, parecía que tenia el tabique desviado, se le empezaba a hinchar la nariz… un compañero que no era del equipo había sido el culpable del potente remate que casi
deja sin olfato al arquero de Guille. Era evidente que no podría continuar. El causante del problema compungido y entre reproches acompaño al arquero al servicio medico de la universidad. Uy Guille… jajaja… que mala suerte… se reía Javier viendo que el único equipo que podría quitarle
el trofeo tenia una baja en sus filas. Maldita sea… inscribe a Sergio como refuerzo… que juegue para nosotros de arquero… bramo
Guillermo. No, el ya jugo para otro equipo, y los refuerzos solo pueden ser jugadores que no hayan participado en ningún equipo… le explico un compañero. Entonces llama a David… el no ha participado…
Si, pero esta en su casa, hasta que venga va a pasar mas de media hora y el partido es en menos de 10 minutos… repuso otros preocupado.
Yo escuchaba la plática haciéndome el desentendido, mientras Javier, celebraba para sus adentros su suerte… Si quieres yo juego para tu equipo… propuse, como quien no quiere la cosa, como quien le ha ce un
favor a un amigo desesperado. ¿Tu?... repuso aun mas burlón Javier. Oye Danny aprecio tu ofrecimiento, pero hace tiempo que no te vemos jugar fútbol, y que yo recuerde tu eres medio campista no arquero… dijo Guille incrédulo. Si… pero bueno… en mis tiempos en el colegio jugaba en el arco y no lo hacia mal… repuse
mintiéndole, era la única forma de que me aceptara en su equipo y de i ntentar evitar que Javier ganara el trofeo. Esta bien… dijo y volteando a uno de sus compañeros agrego… denle la camiseta del arquero.
Tenía unos 5 minutos para calentar mis oxidados músculos deportivos y recordar lo básico sobre como cuadrarse en un arco de fútbol. Javier de regreso del baño, risueño observaba mi torpe calentamiento, mis adormecidos reflejos… la siguiente vez lo vería en el campo de futsal, en el equipo rival… Suerte… me dijo y agrego socarronamente: la vas a necesitar. ¡Caraj…! en que líos me meto, puedo quedar en ridículo frente a la facultad, primero si es que me
como una goleada espantosa y segundo si perdemos, Mili no va a cumplir su promesa, van a saltar los chismes, la habré defraudado… pero ya veré que hago pensé mientras entrab a al campo deportivo, atendiendo al llamado del arbitro…
Durante el primer tiempo no tuve mayores problemas, algunas torpes intervenciones, pero que nos salvaron, además la defensa del equipo de Guille sabia que yo no era buen arquero así que redoblaban e sfuerzos en ayudarme… el problema era que el equipo de Javier también se dio cuenta que yo era un improvisado en el arco, y en el segundo tiempo atacarían con mayor fuerza. En el entretiempo, Guille se me acerco: Eres un buen amigo, gracias por la ayuda, resiste un tiempo mas, no te preocupes si pasamos a la final no tendrás que jugar, antes que empiece el partido mandamos llamar a David… por si las dudas…
Lejos de ofenderme, me sentí aliviado, un partido era suficiente. En lo que a mi respecta esta era mi final y no podía perderla… Empezó el segundo tiempo y el equipo de Javier se volcó con todo a mi arco. Casi todo mi equipo estaba en nuestro campo defendiendo, solo quedaba Guille para el contragolpe…
Ya durante los primero minutos mis reflejos habían despertado, producto de la adrenalina de las situaciones que tenia que evitar (los goles y los chismes)… solo hubo un pequeño incidente que termino en gol… De pronto en el coliseo empezaron a silbar, como lo hacen cuando hay chicas guapas… ¡diablos!
¿en que momento se lleno el coliseo? pensé primero y luego, hombre al fin, fije mi vista hacia la zona en que todos divisaban a una agraciada muchacha, en mallas deportivas, ¡Caraj…! ¡Esa apretada ropa no dejaba nada a la imaginación!… Mayor fue mi sorpresa al des cubrir que aquellas curvas las conocía, pertenecían a Mili… ¿De donde
demonios saco esa ropa?... me preguntaba esto cuando un remate desde fuera del área paso por sobre mi cabeza, sacándome de mi abstracción… ¡Mierd…!... se me fue…
El disparo hizo retumbar el travesaño del arco, en tardía reacción logre saltar y tomar a duras penas el rebote… pero prácticamente todo el coliseo es taba mas pendiente de las monumentales curvas de Mili, que ahora se agachaba criminalmente, dejando ver todo su voluminoso trasero …
Tanta fue la conmoción y el barullo que esto genero entre el publico, que los propios jugadores, con natural curiosidad voltearon a ver… el equipo de Javier estaba tan embelesado con las carnosidades de Mili, que ni siquiera protestaron que el balón hab ía sobrepasado la línea de gol…
aleje el balón del arco para no levantar sospechas, me quede atónito un momento por la sugerente posición adoptada por Mili… hasta que… Psss... psss…Danny… el balón… era Guille que quería aprovechar la distracción del rival.
No lo pensé dos veces, le lance el balón, él lo recibió cerca del medio campo, avanzo sin mayor problema, otro compañero se unió al ataque. Cuando el equipo rival se dio cuenta, ya estaban en desventaja, todo su equipo estaba en mi campo, un defensa suyo quiso regresar, pero al final entre Guille y su compañero terminaron por someter al arquero… fue sencillo… ¡Gol! Mili ya estaba sentada en sus abultadas nalgas y creí ver que me sonreía… hasta creo que casi salta de su asiento para celebrar el gol que la s alvaba de su promesa… solo que disimulo…
bandida, creo que ya había logrado su cometido, había captado la atención necesaria que nos permitió anotar… quizás por ello se vistió así… vino a darme una mano para salvar su ano...
nuestro rival perdía cuando faltaban menos de 5 minutos para que termine el encuentro. El equipo de Javier se fue contra el árbitro, para que invalidara el gol, pero él no cedió, la pelota estaba en juego, el nunca paro las acciones… el gol era legitimo. A mi me convenía que protestaran
mas, porque así quemaban mas tiempo.
Maldición, debo aguantar unos minutos mas… con mas confianza y con una bella dama que con su
mirada me alentaba, me di tiempo de lucirme un poco, con algunas atajadas felinas. El rival perdía los papeles, quedaba un mi nuto, una pelota al corner… Javier estaba desesperado. Vino el lanzamiento desde la esquina y Javier se abalanzo con todo a cabecear. Yo iba a coger el balón pero fui empujado por los codos de Javier y nuevamente la pelota se fue al corner… Así que te gusta jugar rudo, me dije furioso por lo poco leal de la acción, ahora veremos…
Nuevamente vino el balón desde la esquina, otra vez Javier se lanzo como si su vida dependiera de ello… solo que esta vez yo salté con la rodilla en alto y los codos desplegados en legítima defensa. Fue tal el impulso que llevaba Javier que, al chocarme, su cara se estrello contra mi codo, al igual que sus costillas contra mi rodilla levantada. Yo caí de pie, pero mal, me torcí el tobillo… aun así no solté el balón… en cambio Javier cayo estrepitosamente, tomándose la cara y haciendo un show que logro convencer al arbitro… penal… ¡Mierd…!.mi tobillo!... son ironías del destino, por desear torcerle el tobillo a Javier para que no
jugara, al final yo termine torciéndome el mío. Mis compañeros se fueron contra el árbitro, yo cojeaba… pero él no iba cambiar de opinión, era penal. Yo había traspasado el área chica (zona segura para los arqueros) en mi afán de tomar el balón y supuestamente había lesionado al jugador del otro equipo. Guille preocupado me miraba… se ofreció a atajar el penal, pidiendo un cambio para mi… no acepte, tampoco lo aceptaría el arbitro… Obviamente adolorido pero con una sonrisa de oreja a oreja, Javier tomaba el balón… creo que ya
se imaginaba el desenlace del partido: el anotaba el penal, nos íbamos a tiempo extra, teniéndome convaleciente, el equipo de Guille no aguantaría y él pasaría a la final, donde tendría a un rival menos resistente que nuestro equipo… En su rostro se veía que ya saboreaba todo eso… yo me pa seaba adolorido esperando que colocara el balón… intentaba caminar derecho, pero no p odía… algunas muecas de dolor surcaron mi rostro.
A lo lejos una expresión de preocupación de Mili, sentí que era mas por mi estado que por el desenlace de ese partido. A mis lados veía rostros de preocupación, mis compañeros bajaban la cabeza, daban por perdido todo… solo Guille me tenia algo de fe… o al menos fingía bien… y frente a mi la sonrisa casi triunfal de Javier… ya se imaginaba detrás de Mili… partiéndole ese cul ito que solo yo había saboreado… y yo quería que así se quedara…
Puso el balón en su sitio, yo me cuadre a duras penas, intuía que lanzaría el remate hacia mi lado derecho, porque ahí era que mi tobillo estaba lesionado, prácticamente apoyado en un pie estaba decidido a lanzarme hacia el balón… el silbato sonó… Javier enfilo al balón… hizo la "paradinha", es decir se detuvo antes de disparar, con ello logro que por los reflejos y la inercia yo me lanzara a un lado… y con el arco desguarnecido… él hizo un potente disparo… ¡Por la put… madre! ¿Cómo me deje engañar de esa manera?... me lamentaba
adolorido en el suelo, cuando escuche retumbar el arco. Ohhh… escuche el murmullo en el coliseo.
Lance mi vista al otro lado del arco, que aun vibraba, el balón dio un f uerte rebote que llego casi al medio del campo, nuevamente Guille corrió enloquecido en su búsqueda, mientras Javier se arrodillaba frente a mi tomándose la cabeza… había hecho casi todo bien, solo al final, producto de su propia ansiedad había estrella do el balón contra el arco… Al otro lado del campo Guille sellaba, con su segundo gol, la suerte del partido… no había tiempo para mas… ganamos 2-0.
Todos sus compañeros se acercaron a abrazarme como si hubiéramos ganado la final. Entre la amontonadera de gente busque a Mili… había desaparecido… al igual q ue Javier… ¡Mierd…! Creo
que se quiere cobrar su apuesta si o si…
Si la toca, lo masacro, no importa le daré una golpiza con un solo pie, le haré la grulla a lo karate kid, pensaba enardecido… Caminando a duras penas me disponía a salir del coliseo y buscarlo para ajustar cuentas… pero
observe que el equipo de Javier se había agolpado a un lado, y él en medio. Todos le reprochaban por la manera tonta en que desperdicio el penal… le decían que de todas maneras le cobrarían lo prometido, ya que por su culpa habían perdido…
Me sentí un poco mal por Javier, pero aliviado de que mi relación con Mili continuase sin problemas, ahora que ya estaba totalmente desvinculada de él. No pude dar un paso mas, me dolía el tobillo, me senté en las gradas, los compañeros de Javier me alcanzaron una bolsa con hielo y por ahí alguna pastilla para el dolor, vendas y esas cosas que siempre cargan por si acaso…
Busque por todos lados no veía a Mili, había desaparecido, quizás presagiando alguna mala reacción de Javier, quizás aliviada, se fue a quitar esa llamativa ropa y luego regresaría… Como no tenia nada mejor que hacer, espere… Ya iba a empezar el partido de la final y ni señales de ella… bueno, veré el partido y la llamare m as tarde, me dije cuando sentí que algo me hincaba… Mierd… debe ser el hijo del conserje, ese niño
del demonio tiene la costumbre de fastidiar. Por entre los tablones que conforman las gradas del viejo coliseo, existen pequeñas rendijas, por donde ese niño solía pinchar a los espectadores con palillos… mas de una vez se había ganado un coscorrón, pero aun así insistía en su travesura… yo no estaba dispuesto a aguantar pulgas.
Menos adolorido, pero aun cojeando flanquee las tribunas, por debajo de ellas, el espacio era utilizado como almacén: colchonetas, mallas, balones, etc. eran apilados allí. Encontré la puerta de ese almacén semi abierta… Mocoso del diablo, ahora vas a ver… pensaba sorprender al niño in fraganti mientras fastidiaba a otros… pero el sorpr endido fui yo. Ni bien mi mano toco el marco de la puerta, fue tomada y jalada hacia adentro… de repente me vi
en el interior de aquel recinto semi oscuro. Estaba desorientado, casi sin equilibrio por lo rápido de la acción, mi vista aun no se acostumbraba a la poca luminosidad que se filtraba por entre las bancas. Mi primer pensamiento fue que un niño no pudo haberme jalado de esa forma, quizás era alguien que quería una revancha… si, tal vez era Javier que quería arreglar cuentas con el que le quito la
posibilidad de poseer el culito de Mili, o quizás por la treta que hizo Mili el logro darse cuenta que yo era la razón por la que Mili termino con el…
Todos estos pensamientos cruzaron rápidamente por mi cabeza mientras recuperaba mi equilibrio e instintivamente me ponía en guardia con los puños... dado que él era el cornudo podía darle la ventaja del primer golpe… y así fue… me dieron el primer golpe… solo que no fue como yo lo esperaba…
Aun como murciélago intentaba descifrar en la oscuridad la ubicación de mi agresor, cuando me tomaron de la solapa y me jalaron nuevamente, sus brazos rodearon mi cuello en una extraña llave… su pecho golpeo el mío… y sus labios tocaron los míos con fiereza… ¿Qué? ¿Javier se volvió
gay?... No nada de eso, no era él… por la lujuria impresa, por esa pasión que irradiaban sus besos, era ella… si, era Mili…
Mis torpes reflejos buscaron autentificar que fuera ella, mis manos ladearon su estrecha cintura y como no, se deslizaron por sus esplendorosas caderas… si, era ella, esa vo luptusiodad solo podían ser de ella… recorrí a gusto todas sus redondeadas formas, ella no protestaba solo me besaba con
mayor candor…
Era una delicia recorrerla con mi tacto, la ropa que llevaba, aquella infartante malla deportiva (de aeróbicos), era prácticamente su segunda piel, se amoldaba correctamente a sus formas, podía sentirla… No puedo creer que hayas hecho esto por mi… me susurro al oído con cariño, casi extasiada por los
besos. Por ti haría eso y mucho mas…
Mi vista, ahora si acostumbrada a la penumbra, al fin veía el agradecido rostro de Mili… tan solo su sonrisa podría iluminar aquel ambiente. No puedo creer que te hayas vestido así para distraerlos… Jajaja… ¿Cómo sabias lo que pasaba?…
Entre al coliseo para ver como iban las cosas, durante el primer tiempo te vi haciendo enormes esfuerzos por no perder, pensé en darte una mano, por suerte encontré a Erica, le pedí prestada su ropa de gimnasio y en el descanso me cambie. ¿Pero como entraste aquí? Cuando termino el partido y todos estaban distraídos, me fui al baño a cambiarme y en el camino vi la puerta semiabierta, entre por curiosidad… y luego se me ocurrió buscarte… me demore, pero por
suerte te encontré. Pero no has dicho nada acerca de cómo me queda esta ropa ¿te gusta?... pregunto como niña engreída, aunque me la comía con la mirada ella quería escucharlo de mi boca. Te queda fenomenal… le dije y la bese con mayor lujuria.
Mis manos instintivamente se pasearon por sus gordas nalgas hasta terminar prácticamente dentro de aquella quebrada que separaba sus abultados cachetes… ella excitada, correspondía con s u lengua mis manoseos… Pero, cómo fue que te inclinaste, me gustaría verlo de nuevo… dije incentivando mi morbo, que no
necesitaba mucho, porque mi verga estaba súper dura. Ella se aparto de mi, entendiendo mi intención, sus ojos le brillaron de ansiedad, casi de regocijo al intuir en lo que iba a terminar ese juego… No importaba que sobre nosotros hubiera un mar de
gente, resguardados por los tablones de las gradas, podríamos dar rienda suelta a nuestros instintos. Fue más o menos así… dijo Mili sensualmente, al mismo tiempo el barullo se incrementaba afuera,
la final iba a empezar. Mili se fue inclinando lentamente, dejándome saborear en todo su esplendor las apetecibles curvas de su cuerpo. Con las piernas semi abiertas y la espalda encorvada, empinando su jugoso trasero me dejo sin aliento…
¡Diablos!!Todo eso era mío!... pensé no dando fe a la magnitud de los atributos físicos que Mili me mostraba. Ella me miraba desde su posición, sonreía coquetamente, por momentos se mordía los labios, quizás por ansiedad. Me dio una especie de ataque de ansiedad, como un niño que por primera vez va tener sexo, el morbo que la posición adoptaba por Mili, me generaba era insoportable… y no lo soporte... Me abalance sobre ella, no fue difícil bajarme el pantalón deportivo y con mi verga en ristre apuntaba mi camino, ella se sorprendió por la vehemencia con que me adelante, no atino a moverse. Cuando quiso reaccionar, mis manos ya habían desnudado sus enormes nalgas. Solo un pequeño hilo de lo que aparentemente era su diminuta ropa interior, se interponía entre mi verga y sus intimidades.
Hice a un lado su pequeña tanga, entonces ella interpuso su mano entre mi verga y sus labios vaginales… quizás temerosa por lo sorpresivo y alocado de mí accionar… pero no fue eso… Tu ganaste el partido… te mereces el premio mayor… dijo con malicia, apuntando con uno de sus
dedos a su estrecho ano. Al ver mi reacción sorprendida, ella sonreía con lujuria. Acto seguido sus manos apartaron sus abultadas nalgas para que yo pudiera divisar mejor su arrugado anillo. A estas alturas yo no sabia para quien era el premio, para mi o para ella, ya que era evidente que el sexo anal era una recompensa también para su apetito sexual…
A pesar de mi arrebato inicial, ahora un tanto atónito por las iniciativas de Mili, yo no atinaba a reaccionar, entonces ella fue retrocediendo. Así torpemente por su excitación y sin quererlo, mi verga fue resbalando por su agujero… no quise moverme ni ay udarla, me gustaba verla desesperarse, angustiada por ser penetrada por detrás… pensar que semanas antes no daba mucho crédito a lo que el sexo anal podía provocarle, y ahora se había vuelto adicta a este placer… Tanta fue su insistencia que por fin mi ve rga fue haciendo diana en su esfínter… aliviada de ese
cosquilleo fue relajándose, saboreando la fricción que la cabeza de mi pene ejercía en su arrugado ano… sin embargo no era suficiente, empujaba y empujaba para insertarse mas mi verga, pero sus
movimientos eran dificultosos y no lograba ser penetrada con la rapidez que su excitación le exigía…
Yo disfrutaba observándola, viendo su estrecha malla apenas por debajo de su húmedo pubis, con sus colosales nalgas abiertas de par en par, su rostro deseoso y encendido por el esfuerzo que hacia…
Notando que no la ayudaría a insertarse mi verga y no queriendo suplicarme que lo haga, seguro por temor a ser escuchada por alguien sobre nosotros (en la tribunas), Mili no pudo mas, simplemente se incorporo un poco y paso una de sus manos hasta agarrar mi verga con firmeza y ella fue jaloneándome y empujando su trasero… ella m isma fue insertándose mi verga… Uhmmm… fue soltando calidos suspiros de alivio al sentir que mi verga iba llenando su cavidad
anal. Con cada tramo que ingresaba a su goloso trasero, ella cerraba los ojos y abría su boquita en mueca de dolor por momentos y placentera en otros, como disfrutando cada pedazo de carne que se le iba incrustando… Vamos… ¡Por favor!... ¡Ayúdame!... me dijo suplicante, casi llorosa. Sonreí al verla en tan sumisa posición… yo siempre era el que iniciaba las acciones, solo en el cine
ella me propuso hacerlo, pero esta vez ella prácticamente se había metido mi verga endurecida en su pequeño agujero, que una chica haga algo así es por demás excitante. No la hice sufrir mas… le incruste salvajemente toda mi verga. Ahhhh… exclamo cual alarido mientras se retorcía de placer, luego agrego volteando, con rostro febril, casi si poseído por la lujuria: Graciasss… Ahora si quise retribuirle sexualmente la ayuda que me presto durante el partido… la toma de la cintura como a mi potranca, masajee sus abultadas nalgas y empecé a cabalgarla duramente… Ohhh… uhmmm… ohhh… escuchaba sus sonoros gemidos que afortunadamente no se oían afuera
por los vítores deportivos de las tribunas. Lo mejor que podía hacer en agradecimiento a ella, era castigarla analmente para satisfacer toda su morbosidad, todo su apetito sexual recientemente descubierto, y también para desfogar la tensión sufrida en las últimas horas por aquella apuesta que tenia con Javier. Si así, así… más… mas… mas… suplicaba Mili tambaleante con la apretada malla deportiva sobre
las rodillas.
Ella estaba con los codos sobre las rodillas, resistiendo mis embates, intentaba mantener el equilibrio y a la vez dejar todo su voluminoso trasero en una adecuada posición para que la penetraran con fuerza, solo que no resistió mucho y tuvo que apoyar las palmas de las manos en el sucio piso, sin dejar de vociferar y gemir como loca. - Sigue por favor sigue… rómpeme el culo asii... asi… ahhh… Sus nalgas vibraban con mi empuje, así como los tablones de las tribunas con cada jugada en el campo deportivo. Empapados por el sudor nos resistíamos a decaer por el cansancio, mas bien incrementábamos le ritmo. Mili quiso liberar sus senos, que saltaban torpemente, parcialmente aprisionados por el pequeño top deportivo. Con una mano logro zafar sus melones, que ahora temblaban desnudos a placer. Pero en esta acción, dejo de apoyarse en el piso con sus manos, y por la vehemencia con que sometía a su trasero, ella perdió el equilibrio. Casi se fue de bruces y en su caída me jalaba a mi. Así trastabillo unos pasos, con mi verga en su ano y la apretada malla apenas sobre las rodillas. Hasta que en su desequilibrado camino se encontró con un tubo metálico que servia como columna para las graderías del coliseo. Fue allí donde pudo apoyar sus manos y levantar parcialmente su espalda. Sin embargo, por el impulso que yo traía no pude equilibrarme y con toda mi inercia me fui a estrellar con ella… Ayayay… me partiste el ano… auuuu… vociferaba Mili adolorida.
Parecía cierto, mi trastabillar fue amortiguado por las nalgas de Mili, mi propio peso había hecho que mi verga se le incrustara criminalmente en el ano, abriendo sus jugosas nalgas de par en par, empujando su tórax contra el frió metal que ahora separaban sus henchidos senos. - Ay mi culito… se lamentaba Mili, casi sollozante. Así, estampado su pecho contra el tubo de acero, y su espalda semi inclinada, Mili se reponía de aquel choque… pero a mi me causo shock su imponente posición: con sus redondas nalgas
arremangadas contra mi ingle, con su ropa ajustada apenas sobre su vagina, su estrecha cintura, su espalda sudorosa, su brillante cabellera y sus manos aferradas a la columna... parecía una esclava esperando su suplicio… y eso le iba a dar… Ayy… auu… espera que aun duele… no seas tosco… auu… se quejaba.
A mi no me importaba, nuevamente estaba con el morbo a mil, con aquella ansiedad de aquel que por primera vez experimenta el sexo. Mis manos aferradas a su cintura y mi verga clavando a placer su pequeño ano, sus gordas nalgas rebotando contra mi y ella sin escapatoria… solo le quedaba resistir… Ya no Danny… ouuuu… mas despacio… Ayyy… Uhmmmm… ¿Ves? Sabía que te iba a gustar … Ayyyy… si… pero mas suave… uhmmmm… gimoteaba a un adolorida. Nada que mas despacio, pensé y continué castigándole el ano sin piedad… sus abultadas nalgas
vibraban como las graderías con la gente saltando. Que rico culo tienes… exclame embelezado observa ndo su fenomenal trasero. Ohhh… si, si, es tuyo… haz lo que quieras con el… Destrózalo… uhmmm… pero no pares… sigue por favor…. Acábame…. Ahhhh…
Incremente el ritmo de manera infernal, y así ardían nuestras intimidades, un calor propio del averno, que nos proporcionaba un placer demencial… Llega el punto en que ella también, a pesar de su estrecha posición empezó a empujar su escultural cuerpo contra el mió, chuleándome a rabiar… loca de lujuria y gozo. Ahhhh… ooohhh… ahhhh… era tan fuerte el placer que Mili sentía que ya no alcanzaba a gesticular
palabras.