MÁS MAGIA DE LA METÁFORA Relatos sabiduría para que tengan a su cargo Liderar, Influenciar y de aquellas personas la tarea de Motivar
Título de la edición original: More Magic of Metaphor. Stories for Leaders, Influencers and Motivators. © 2004, Crown House Publishing Ltd., Wales, UK. Traducción: Francisco Campillo Ruiz Queda prohibida, salvo excepción prevista en la ley, cualquier forma de reproducción, distribución, distribución, comunicación pública y transformación de esta obra sin contar con la autorización de los titulares de propiedad intelectual. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (arts. 270 y sgts. del Código Penal). El Centro Español de Derechos Reprográficos (www.cedro.org) vela por el respeto de los citados derechos.
© EDITORIAL DESCLÉE DE BROUWER, S.A., 2007 Henao, 6 - 48009 Bilbao www.edesclee.com
[email protected] Diseño de colección: Luis Alonso Impreso en España - Printed in Spain ISBN: 978-84-330-2135-9 Depósito Legal: BI-536/07 Impresión: RGM, S.A. – Bilbao
Título de la edición original: More Magic of Metaphor. Stories for Leaders, Influencers and Motivators. © 2004, Crown House Publishing Ltd., Wales, UK. Traducción: Francisco Campillo Ruiz Queda prohibida, salvo excepción prevista en la ley, cualquier forma de reproducción, distribución, distribución, comunicación pública y transformación de esta obra sin contar con la autorización de los titulares de propiedad intelectual. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (arts. 270 y sgts. del Código Penal). El Centro Español de Derechos Reprográficos (www.cedro.org) vela por el respeto de los citados derechos.
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INDICE DE RELATOS
RELATO 1
Decimos más de lo que sabemos que decimos... Sabemos más de lo que podemos decir que sabemos. Michael Polanyi Todas las verdades son fáciles de comprender una vez que han sido descubiertas; de lo que se trata es de descubrirlas. Galileo Galilei No te creas nada, independientemente de dónde lo hayas leído, ni de quién te lo diga, incluso de que lo haya podido decir yo mismo, a menos que coincida con tu propia razón y con tu propio sentido común. Buda Las redes son para pescar peces. Pero una vez que hemos pescado los peces, nos olvidamos de las redes. Las trampas son para cazar liebres, pero una vez que hemos cazado las liebres, nos olvidamos de las trampas. Las palabras son para comunicar ideas, pero una vez que hemos captado las ideas, nos olvidamos de las palabras. Sueño con poder escuchar historias de boca de alguien que haya sido capaz de olvidarse de las palabras. Chuang Tzu
A todos los delfines... Sean cuales fueren las aguas por las que naden
Agradecimientos Desde hace muchos años los delfines vienen siendo mi metáfora directriz. Jamás he visto a un delfín que estuviera “estancado” *“stuck”+ ni aburrido. Por esta razón, cada vez que me siento estancado o bloqueado, me pregunto para mis adentros: “¿Qué es lo que haría un delfín en esta misma situación?”.
Al contemplarlo desde esta perspectiva, y sobre todo cuando consigo identificar y añadirle algunos de los recursos propios de los delfines tales como la creatividad, la diversión, la gracia, la elegancia y la curiosidad, la mayoría de las veces el “estancamiento” parece evaporarse. Y las veces que no
desaparece, habitualmente la razón no suele ser otra que mi propia terquedad que me mantiene anclado e inmovilizado en la misma situación. Tan sólo yo mismo, obstaculizando mis propios progresos. Cuando por fin tuve la ocasión de nadar al lado de delfines de verdad –una curiosa, juguetona, vigorosa y cordial manada de alrededor de unos setenta y tantos delfines salvajes evolucionando por las aguas del Mar Rojo – me di cuenta de que estos animales eran todavía más asombrosos de lo que hubiera podido pensar anteriormente. Me resulta difícil imaginarme a tantos seres humanos tan vitales y tan adaptados a su hábitat como los delfines parecen estarlo al suyo. Y sin embargo, en el fondo, ocultas bajo tantas y tantas capas, al igual que yo puedo discernir vagamente en mí mismo la presencia de un potencial “delfinesco”, también me encuentro constantemente con la energía y la efervescencia propia de los delfines aflorando a la superficie de otras personas. Por ello, quiero darles la gracias a los muchos “delfines” que me han ayu dado y apoyado, de
muchas y diferentes maneras, a la hora de darle forma a este libro a base de dar vueltas y de hacer malabarismos con el hocico de botella*
* N. del T.: Spiral dynamics en el original inglés, literalmente “la dinámica *en+ espiral”, si bien se ha optado por la expresión “espirales dinámicas” dado que, como se puede constatar en el Apéndice A, se trata de un proceso o desarrollo “dinámico” que consta de diferentes ondas, “espirales” o niveles que a su vez
evolucionan oscilatoriamente. [to spin and bottlenose (ver el original en inglés), en referencia a las destrezas más conocidas de los delfines].
En primer lugar, a las personas que tuvieron la amabilidad de revisar el manuscrito y de hacerme valiosas observaciones y sugerencias: Binita y Rick Cooper, Alessandra Drago, Arielle Essex,
Matthew Kalman, Alex McKie, Peter McNab, Maire Shelley, Carolyn Temple y Martin Woods. Debo darles las gracias en particular a Christopher Cowan y Natasha Todorovic por sus excelentes y penetrantes [insightful, reveladores] comentarios, y por señalar algunos errores fácticos y de interpretación en mi forma de entender las espirales dinámicas* y sus orígenes. Cualquiera de los errores que todavía puedan estar presentes son de mi total responsabilidad. También les estoy agradecido a Don Beck y Chris Cowan por autorizarme a utilizar su relato “Entrevistas a seis personas”, que aparece en el presente libro como los relatos 13 y 16.
En segundo lugar, a los colaboradores que llamaron mi atención sobre la existencia de una amplia variedad de relatos, historias y anécdotas que aparecen en libros, películas, publicaciones periódicas, Internet y demás lugares: Arielle Essex, Eleonora Gilbert, Mark Hawkswell, Paul Holme, Alison Hood, Kathy Horton, Jacqueline Jager, David Jones, Carla da Silva, David Willis y Martin Woods. En tercer lugar, a todos los narradores, recitadores o escritores a los que les he escuchado las historias o los cuentos, o cuyos relatos impresos me han servido de fuente para realizar mis propias adaptaciones, y cuyos nombres van apareciendo en otros diferentes lugares a lo largo de este mismo libro. Y a todas aquellas personas que en algún momento y en algún lugar concibieron relatos que han acabado llegando a mis manos a través de Internet. Quienquiera que seas, te agradezco tu creatividad y tu generosidad. En cuarto lugar, a todas aquellas personas que me han dado apoyo y fuerzas en diferentes momentos, particularmente cuando más lo necesitaba: JB, Blackbird [Mirlo], AE, CF, EG, FCJ, SM, MP, SdiP, MS y CT. En siguiente lugar, a mis editores: a David Bowman y al equipo, que me han brindado tanto apoyo y me han dado tantos ánimos. Y especialmente, a los profesores y mentores que se han ido sucediendo a lo largo de mi vida, y de los que me he beneficiado y aprendido tanto: mi padre Evan Jones y mi tío Colin Jones; mis maestros de escuela Colin Turner y Ted Stead; mis colegas en el ámbito de la educación Mario Rinvolucri, Sheelagh Deller, Seth Lindstromberg, Tony Wright y David Pammenter; mis formadores y mis colegas en el ámbito de la PNL (programación neurolingüística), que son demasiado numerosos como para mencionarlos individualmente; mis profesores en el ámbito del eneagrama: Don Riso, Russ Hudson y la Hermana Josephine Bugeja; finalmente, a mis colegas en el ámbito de las espirales dinámicas y a mis profesores que me formaron en dicho modelo: Chris Cowan, Don Beck, Natasha Todorovic y Christopher Cooke. Gracias en particular a Christop her Cooke, que fue de quien oí por primera vez el relato de “El pez y el agua”.
El agua ha sido una compañía fundamental en mi vida y en mis escritos. Razón por la cual les estoy agradecido a tres importantes enclaves acuáticos: el río Támesis, que continúa fluyendo plácidamente al otro lado de mi ventana y brindándome siempre un motivo de distracción y de entretenimiento, y a las islas de Hvar y de Venecia y los respectivos mares que las rodean.
Finalmente, gracias por anticipado a todos aquellos que os decidáis a seleccionar, utilizar y difundir vuestras propias interpretaciones de estos relatos a lo largo de un mundo que las aguarda con expectación. El mundo se alegra de antemano pensando en vuestra sabia aportación y la anhela con verdadero placer.
Nick Owen
Prólogo Me encantan las historias y los cuentos, y siempre tengo algunos a mi alcance. Hace ya mucho tiempo, cuando mi mayor objetivo era tener un tren de juguete el día que cumplí seis años, mi padre inició la costumbre de contarme cuentos que tenían lugar en un país imaginario habitado por reyes y reinas, inventores locos y quesos carnívoros. (¿Quesos carnívoros? Pues sí, pero eso es otra historia). Me encantaban esas historias. Más adelante, con el paso de los años se cambiaron las tornas y acabé viéndome a mí mismo inventándome cuentos para ayudarle a mi hija a conciliar el sueño. En estos cuentos aparecían príncipes y princesas, héroes y tierras extrañas donde las normas habituales aparecían totalmente trastocadas. Era difícil pero también muy gratificante contar estas historias todas las noches; cada uno de los cuentos tenía que ser diferente e interesante, y mi hija se encargaba de ejercer un estricto control de calidad. Me di cuenta de lo bueno que había sido mi padre contando cuentos y de lo difícil que puede resultar tener que ser creativo todas las noches prácticamente por obligación. En los cuentos que le contaba a mi hija, a veces hacía que las preocupaciones y los miedos del protagonista reflejaran las preocupaciones y los miedos de la joven existencia de la niña. Aunque jamás se me ocurrió incluir quesos carnívoros (lo que para el narrador sería indudablemente el último grito en “caseus ex machina” *quesos
sacados de la manga]), por lo general solía llevar las historias a buen término y mi hija se dormía contenta de que hubiera una respuesta a estos problemas. A continuación solía bajar al salón y me ponía delante del televisor o del periódico para ver y leer las historias del día que me parecieran importantes. Estas eran las historias de las que quería estar informado, historias que se estaban desarrollando en aquel mismo momento y que tenían que ver con lo que estaba sucediendo en el mundo, historias en las que yo mismo también tomaba parte. Las historias son importantes. Necesitamos las historias; están por todas partes, en la televisión, en los periódicos, en las revistas y en los libros. Cientos de miles de personas escriben historias todos los años con la esperanza de que se las publiquen. Y ello por hablar únicamente de la actividad de nuestra mente consciente. Las historias son tan importantes que nos contamos varias de ellas todas las noches bajo la forma de sueños. No sabemos con total exactitud cuáles son los mecanismos que rigen el funcionamiento de estas historias nocturnas, ni tampoco cuál puede ser su cometido, pero lo cierto es que si nos viésemos privados de ellas, nos volveríamos locos. Del mismo modo, la vida diurna sin historias resultaría insoportable. Queremos que las historias estimulen nuestras mentes y nuestros corazones. Aprendemos de la experiencia, y las imágenes y las palabras no hacen sino evocar experiencias. Una buena historia nos brinda una experiencia de la que podemos aprender. Cuando nos sentimos inspirados por una historia, ello se debe a que dicha historia nos dice algo, nos toca alguna fibra sensible dentro de nosotros porque el narrador ha hecho del tema una experiencia humana y nosotros entramos en contacto con dicha experiencia, nos identificamos con ella, y al comprender mejor a los distintos personajes que aparecen en el relato o en el cuento, aprendemos a comprendernos mejor a nosotros mismos.
Los relatos, las historias y los cuentos son un método de enseñanza perfecto. ¿Qué podemos aprender de ellos? Todo. Nos enteramos de cómo son las personas y de cómo actúan. Nos enteramos de cómo es el mundo y de cómo podría ser. Todos tenemos unos objetivos, y los objetivos son historias que queremos que sucedan de verdad y que tengan un final feliz (cuanto menos para nosotros). Una vez que establecemos nuestros objetivos, confeccionamos un plan de acción. Los planes de acción son historias de aventuras con nosotros mismos como el protagonista principal llevando a cabo las diversas tareas y cometidos. Cuando somos pequeños, nos gusta escuchar historias que acaben con la fórmula de “y vivieron felices para siempre”. Reconozco que nadie vive feliz para siempre, ni tan siquiera de niño. Jamás he sentido el menor interés por las historias “blandengues” de personas que viven felices sin
conocer la menor dificultad. La expresión “vivieron felices para siempre” significa que la historia se ha acabado y que pronto surgirá una nueva historia con sus propios conflictos inherentes. Se trata únicamente de otra modalidad de puntuación, a la manera de un punto final, pero más largo. Aparecerán más conflictos, porque nos marcamos unos objetivos y muy rara vez la vida satisface nuestros objetivos sin ponernos algún que otro obstáculo a lo largo del camino. Una vez que tengamos un objetivo y un obstáculo, ya tenemos un conflicto; y cuando tenemos un conflicto, tiene que haber un desenlace, y después de todo ello tendremos una historia. Tendremos una vida. El propio Nick Owen en su condición de narrador está presente a lo largo de toda esta historia que el lector tiene en sus manos. Las historias que Nick ha hilvanado en este libro tienen todo lo que una buena historia debe tener. Toda una gama de personajes variopintos, criados y amos, guerreros y magos, madres y místicos que pueblan los relatos que adornan el libro. Estos relatos son breves, la mayoría de las veces divertidos, y nos muestran algo ciertamente importante, no tanto diciéndolo directamente, sino señalándolo y dejando que seamos nosotros mismos los que indaguemos en ello. Estos relatos están vinculados a su vez por otra historia, la de un joven mago. Y a su vez esta historia forma parte de otra historia, la del psicólogo de fama mundial Clare Graves, el filósofo práctico (lo que en este caso no supone una contradicción ni una incongruencia) Ken Wilber, y los autores Don Beck y Chris Cowan. La suya es una historia acerca de la evolución, acerca de unas personas movidas por diferentes valores morales, luchando contra una serie de obstáculos y desplazándose en dirección a nuevos niveles de desarrollo. Es una historia que tiene que ver con todos nosotros y con el mundo en que vivimos. Es una historia sobre ti y sobre mí, y sobre por qué hacemos lo que hacemos, y te corresponde a ti coger estas ideas y aplicarlas a tu propia historia personal. En cada uno de sus distintos niveles, este libro estimulará al lector y le brindará algunas estrategias de cara a hacer que su propia historia sea más interesante, más emocionante (si ese es su deseo) y más feliz.
Estas historias nos ofrecen una fuente de inspiración con vistas a encontrar una posible respuesta a las preguntas que podamos tener en nuestra mente, y nos ayudarán a encontrar nuestras propias respuestas, como les corresponde hacer a todos los protagonistas. Ojalá que la historia del lector sea una buena historia y una historia digna de contar. Mis felicitaciones a Nick Owen por contarnos una historia tan buena y además bien contada. Procedamos decididamente a su lectura... Joseph O´Connor São Paulo, Brasil
Bienvenido sea un libro dirigido a aquellas personas que pretendan marcar una diferencia –en sus propias vidas y en el mundo que les rodea. No se trata de un manual de instrucciones pretencioso ni tampoco de un remedio rápido para todo en cinco sencillos pasos con vistas a solucionar todos los problemas de la humanidad de la noche a la mañana. Antes bien, constituye un juego de herramientas para pensar mejor, comprender más y transmitir de modo convincente a los demás un conocimiento [de sí mismos y del mundo] cada vez más consciente [increasingly conscious awareness]. El libro incluye tres tramas entrelazadas. Uno de los hilos lo forma una cuidadosa selección de relatos y alegorías muy útiles y esclarecedores, susceptibles de ejercer un gran impacto al volver a ser contados. Otro de estos hilos vendría a ser un recorrido metafórico de indagación y desarrollo personal, serpenteando por entre los diferentes relatos con objeto de acceder a un liderazgo más efectivo, una influencia más positiva y un aumento de la motivación. Y un tercer hilo lo constituye una introducción a nuevas formas de abordar e interpretar la naturaleza humana, el cambio y la creación de sentido –aspectos éstos esenciales de cara a un crecimiento positivo. Todo ello confluye en un tapiz impresionante y con múltiples capas, susceptible de ser utilizado y ponderado bien por partes o como un todo integrado. Una de las dificultades que nos aguardan a lo largo de los próximos 30 años en lo referente a la aplicación de las espirales dinámicas, que constituyen mi principal centro de interés y uno de los modelos que Nick Owen presentará en este libro, reside en cómo enseñar los principios de un modelo tan convincente sin recrearse en los detalles teóricos ni rozarlos de una forma tan superficial que los resultados [outcomes, las consecuencias de su aplicación práctica] pudieran contradecir o defraudar la verdadera intención de la teoría –a saber, el reconocimiento de la elegante complejidad que reviste el proceso de la evolución [emergence] humana [esto es, de las distintas “manifestaciones” del ser humano que van “viendo la luz” progresivamente+. Nick logra evitar el riesgo tanto de la complejidad excesiva como de las tipologías simplistas, al tiempo que va guiando elegantemente al lector a través de estos diferentes sistemas como partes de un ámbito común entrelazado y relacionado –la naturaleza del ser humano desplegando su actividad a lo largo de este mundo. Una de las razones por las que me siento muy complacido de prologar este libro es que el mismo nos brinda un recurso para exponer nuestra labor de una forma más comprensible y útil a un mayor número de personas. No es un libro plagado de jergas ni de referencias arcanas. Por el contrario, abunda en sentido y en metáforas –en ideas que pueden tener una repercusión en el lector y en las personas que más adelante tengan la oportunidad de volver a escuchar los relatos. Cuánto mejor es presentar una gran historia junto con una enseñanza que supongan una lectura entretenida e incluso una “narrativa” de gran nivel, de manera que el aprendizaje pueda tener lugar con un espontáneo “¡ajá!” de descubrimiento, por contraste con un aluvión de información
procedente de un cúmulo de hechos enumerados mecánicamente. Los seres humanos estamos abocados a la búsqueda de posibles relaciones y asociaciones, y a la creación y la generación de posibles sentidos; somos criaturas ansiosas por encontrar paralelismos
con nosotros mismos, con las pautas que percibimos y con aquello que deseamos o por lo que sentimos rechazo. El libro de Nick está dirigido a las personas que quieran comprender y marcar una diferencia. Al igual que me ha ocurrido a mí, los lectores disfrutarán a lo largo del tapiz que Nick ha entretejido y saldrán de este libro enriquecidos, extasiados y fortalecidos. Chris Cowan Miembro de la NVC Consulting, de Santa Bárbara (CA), y de la International Spiral Dynamics Organization; Coautor de Spiral Dynamics: Mastering Values, Leadership and Change [Las espirales dinámicas: el arte de ser un maestro en el ámbito de los valores (morales), El liderazgo y el cambio]
Introducción Hasta donde alcanza mi memoria, siempre me han fascinado las historias y los cuentos. Mis padres solían contarme cuentos bastante largos a la hora de acostarme. Siempre me quedaba dormido antes de darme cuenta de que su intención era la de inducirme una especie de trance. Tardé bastante tiempo en enterarme de que se supone que los cuentos tienen que tener un final. Dicen que los niños aprenden muy lentamente. Y según afirman ot ros, jamás acaban de aprender. Cuando tenía cinco años, ya me inventaba mis propias historias. Jamás llegué a tomar conciencia por aquel entonces, obviamente, de que mis propias historias y fantasías constituían en realidad profundas metáforas que representaban mis valores más importantes. Mirando atrás retrospectivamente y pensando en una serie de historias que todavía recuerdo de manera muy vívida, me sorprende reconocer lo poco que han cambiado estos valores después de transcurridas varias décadas. Eran unos cuentos que concebía con la ayuda de mi imaginación y que tenían como protagonista al patrón de un remolcador que se llamaba Jim. Me subía al asiento de un sillón tapizado que tenía un respaldo tan alto que apenas podía ver nada del otro lado, con una de las pipas de mi padre sujeta firmemente con la boca, y procedía a verificar cómo era la vida a bordo de esta “timonera”
de mi invención. Desde esta posición privilegiada, me ponía a otear el horizonte del salón de la casa de mis padres en busca de olas, de ballenas y de armadas. El Jim del remolcador vivía en una choza, completamente solo, y salía al mar de noche y de día siempre que lo llamaban para rescatar a marineros desamparados y barcos que habían sido atacados. Mirándolo retrospectivamente, ahora me parece ver que soy menos como el capitán Jim y más como el remolcador. En mi trabajo como entrenador [emocional] particular [coach], facilitador y consultor, constantemente estoy dando codazos, empujando, tirando de los clientes y engatusándolos en dirección a los cambios que quieren hacer. Unas veces se trata de apoyarles para que consigan llegar a buen puerto en el futuro, o de ayudarles a salir de sus problemas actuales. También puede incluir simulacros de actuación en caso de incendio o de la aparición de posibles remolinos, metafóricamente hablando. Como la mayoría de los remolcadores, soy más funcional que elegante, más presente que carismático, y no vacilo en desaparecer cuando ya no me necesitan. En cuanto a mi similitud con Jim, continúo esforzándome por emular sus habilidades a la hora de otear el horizonte en busca de futuras posibilidades, leyendo las cartas de navegación en busca de nuevas profundidades y cauces desconocidos, y consultando los almanaques para identificar las mareas, los flujos y las corrientes más favorables; y mientras que Jim solía fiarse más de las estrellas y de su sextante, yo consulto mi sistema metafórico de posicionamiento del satélite global con objeto de averiguar en qué lugar de la tierra me encuentro.
Los valores de Jim y los valores del remolcador continúan estando presentes en mi caso: poder servir en algo, hacer mi labor con el mínimo revuelo y sin llamar demasiado la atención, y acto seguido pasar al siguiente problema. El agua y la soledad son dos temas importantes a lo largo de mi vida. Vivo del agua. Procuro nadar siempre que puedo. Me satisfacen enormemente los paseos en silencio por la orilla de la playa. El agua también me brindó otra revelación, esta vez más reciente, acerca de la fuerza de la metáfora, en el contexto de una discusión con unos amigos a propósito de mi larga y a veces displicente relación con mi padre. Al igual que suele ocurrir con las personas que tienen temperamentos y actitudes similares, mi padre y yo llevábamos media vida peleándonos, hasta que nos suavizamos y comenzamos a aceptar y respetar nuestras similitudes y nuestras diferencias. La discusión giraba en torno a cuestiones relacionadas con el espacio, los retos desafiantes y la identidad. De dónde puedan venir las imágenes metafóricas, es algo que ignoro. Pero me siento inclinado a pensar que se trata de aquella parte de nuestra mente inconsciente o de nuestra mente superior que quiere que sanemos y nos sintamos en paz con nosotros mismos, con la sola condición de que seamos capaces de permanecer sosegados y en silencio el tiempo suficiente como para prestarle la debida atención. Sea lo que fuere, lo cierto es que en mi mente se fue materializando y cobrando forma una imagen. Mi padre y yo estábamos nadando en una piscina, la misma piscina grande, clara y azul, y llevábamos así toda la vida. Únicamente entonces me di cuenta de que estábamos nadando en la misma dirección, y de que íbamos nadando por diferentes calles. Podíamos cambiar de calle, si así lo queríamos; cualquiera de nosotros podía pasarse a la calle del otro; o bien podíamos seguir nuestros diferentes caminos, disfrutando mutuamente del reconocimiento y del respeto del otro. No soy capaz de expresar con precisión lo que esta metáfora significó para mí. Tan sólo puedo informar de que tuvo un efecto extraordinariamente liberador. *** Cuando mis editores [Crown House] me preguntaron si estaría dispuesto a escribir otro libro de relatos breves como continuación de The Magic of Metaphor [La magia de la metáfora, Desclée De Brouwer, 2003], mi deseo era escribir algo más profundo y de mayor envergadura, algo que me permitiera ampliar mis horizontes, que me permitiera reflexionar con más profundidad sobre algunas cosas que me preocuparan y me parecieran importantes, y respecto de las cuales sintiera cierta curiosidad. Pero ahora reconozco la presencia de otra pauta a lo largo de mi vida. U na parte significativa de mi labor en el ámbito del desarrollo personal y profesional gira en torno a las habilidades de comunicación y de relación. ¿Por qué razón me he decidido a enseñar estas cosas? Porque yo mismo tengo mucho que aprender acerca de ellas. Como me dijo en cierta ocasión uno de los profesores que más me han influido a lo largo de toda mi vida: “Lo que mejor enseñamos es lo que más necesitamos aprender”.
Por consiguiente, quería que esta continuación fuera una experiencia de aprendizaje para mí, y tardé dos años en decidir con exactitud qué forma quería darle. Personalmente me gustan las historias aisladas que les permiten a los lectores o a los oyentes trabajar por su propia cuenta para identificar cuál puede ser su significado o su sentido. Pero son muchas las personas que me han pedido que aplicara las historias a diversos y diferentes contextos, lo cual supone también un reto interesante. Me he esforzado por evitar que las historias pudieran parecer específicas de unos determinados contextos en particular y he preferido analizar y registrar algunas de las posibles interpretaciones. Estas interpretaciones no son en modo algunas exhaustivas y únicamente son mías en parte, dado que están sacadas de los diarios de un aprendiz de mago de diecisiete años que acabó por desarrollar su propia personalidad. Me estuve preguntando cómo podía sintetizar un libro que le permitiera a los lectores acceder al mismo en el nivel más adecuado para cada uno de ellos en su caso. Algunos de los lectores querrán simplemente leer las historias y formarse su propio opinión respecto de qué hacer con ellas y cómo utilizarlas. O puede que tan sólo deseen leerlas por puro placer y nada más. Otros de los lectores podrían estar interesados en las posibles interpretaciones que se sugieren, lo que indudablemente les dará pie a la hora de darle forma a sus propias historias e interpretaciones. Otros podrían sentir deseos de leer el libro porque les interesan los temas que aparecen en el subtítulo: Relatos de sabiduría para aquellas personas que tengan a su cargo la tarea de liderar, influenciar y motivar. Las lecturas de mi niñez me han influido enormemente en la redacción del libro. Al llegar las Navidades, cuando no estaba navegando en mi remolcador surcando los altos mares del oeste de Londres, me dedicaba a devorar con avidez los anuarios del oso Rupert. Estos anuarios –para aquellas personas que jamás hayan oído hablar ni hayan tenido ocasión de ver nada semejante – incluían lo que venía a ser uno de los primeros tests de habilidades complejas. Había bocadillos con diálogos sencillos para los niños que prefirieran la inferencia y la brevedad. Pero para los que tuvieran una mayor inclinación literaria había también unos versos rimados junto a cada una de las viñetas, que desplazaban el relato a un nivel más profundo de exposición. Y para aquellos niños de seis años que tuvieran un verdadero “cuelgue” con el análisis de textos y la semiótica, había
también un párrafo muy denso de sesuda prosa que ponía en juego todos los diferentes y sutiles matices de la caracterización y del subtexto. Este acabó siendo el modelo para mi libro. El mismo se puede leer a diferentes niveles. Se puede hojear a salto de mata o bien leerlo todo de corrido. Se pueden leer solamente los relatos, o se pueden leer los comentarios generales que aparecen a continuación. O se pueden compartir las interpretaciones del joven mago en sus esfuerzos por desentrañar qué es lo que contribuye a que una labor de liderazgo sea excelente. También se puede empezar por el Apéndice A, si se está ansioso por indagar en algunos de los modelos teóricos utilizados en este libro antes de acometer
los aspectos narrativos propiamente dichos. La decisión le corresponde al lector. Abordar las cosas de corrido tiene sus propios méritos, pero el azar y el caos también los tienen. *** Mi anterior libro, La magia de la metáfora, llevaba por subtítulo: 77 relatos breves para educadores, formadores y pensadores. Desde que escribí aquel libro me han venido fascinando cada vez más las cuestiones relativas al liderazgo, la influencia y la motivación. Nos encontramos en una encrucijada por lo que respecta a la supervivencia del planeta. Y la encrucijada es obra de los hombres. La guerra, el odio, la violencia, el genocidio, la polución, la deforestación y demás cuestiones tanto ecológicas como no ecológicas son omnipresentes y prácticamente universales. ¿Qué clase de líderes necesitamos con objeto de poder darle un giro completo a semejante panorama? ¿Cómo podrían identificar estos líderes los cambios que se requieren y se necesitan, además de influenciar y motivar a los demás a introducir estos cambios requeridos y necesarios? ¿Qué clase de líderes serán estas personas? ¿Cómo se las arreglarán para abordar la complejidad? ¿Qué mapas y qué herramientas utilizarán para abrirse camino entre la niebla y llevar alguna luz y alguna claridad a las distintas facciones enzarzadas en la destrucción mutua? ¿Cómo utilizarán estas herramientas y estos modelos para influir en la vasta mayoría de la gente corriente repartida por todo el mundo, que no tienen el menor problema a la hora de coexistir pacíficamente en este paraíso que nos ha tocado compartir, con el fin de que se despierten y logren que se les escuche y sean tomados en consideración? Y ella fue la razón de que saliera a relucir el subtítulo de Relatos de sabiduría para aquellas personas que tengan a su cargo la tarea de liderar, influenciar y motivar. Podría ser perfectamente el caso de que las posibilidades de supervivencia del ser humano en el siglo XXI dependieran de la calidad de estas habilidades. No pretendo sugerir con ello que debamos dirigir nuestra mirada en dirección a unos líderes distantes de los cuales vendrá nuestra salvación. Los cambios deben comenzar por nosotros mismos y todos sin excepción, de alguna forma en algún momento de nuestras vidas, tenemos la oportunidad de ser líderes, ya sea bajo la condición de amigos, amantes, profesores, padres, psicólogos clínicos, instructores personales [coaches], directivos y demás. Este libro ha sido escrito teniendo en mente a la gente corriente, junto con los altos cargos, los políticos y demás gente “importante”. El libro reconoce que, si bien unas pocas personas lideran desde un primer plano,
son muchas otras las que pueden influenciar y motivar entre bastidores con la misma capacidad y eficacia. La administración, la gestión y el gobierno de nuestro planeta son de nuestra responsabilidad compartida. Y, en parte, este libro también pretende hacer que algunas de las herramientas más útiles y eficaces en el ámbito del liderazgo y del cambio estén más al alcance y sean más accesibles para todo el mundo y para cualquiera que pueda estar interesado. El futuro está en nuestras manos y como siempre el futuro comienza en el aquí y ahora, y seguirá siendo así indefinidamente. Ya mismo es, pues, un buen momento para comenzar a introducir algunos cambios.
*** Judith de Lozier es muy del gusto de decir: “No existe nada semejante a lo que solemos entender
por coincidencia –se trata exclusivamente de la forma que tiene Dios de permanecer en el anonimato”. Ya fuera cosa de Dios o del destino, lo cierto es que el mismo día que mi editor me envió mis primeros cinco ejemplares de La magia de la metáfora a finales de mayo del 2001, tenía un billete de avión a California para asistir a un programa de formación que habría de tener un considerable impacto en mi vida y, como se ha acabado demostrando finalmente, en este libro. Estuve una semana estudiando con Chris Cowan y Natasha Todorovic en Santa Bárbara (California). Junto con Don Beck, Chris Cowan había emprendido una investigación fascinante sobre la teoría de los niveles de existencia, la cual había sido desarrollada originalmente por el profesor Clare Graves, y procedieron a reelaborarla bajo las formas de una serie de conceptos y herramientas más sencillas y accesibles al que rebautizaron con el nombre de espirales dinámicas. Se trata de uno de los modelos de cambio más convincentes con los que jamás me he tropezado. El título de su libro, Spiral Dynamics: Mastering Values, Leadership and Change [Las espirales dinámicas: el arte de ser un maestro en el ámbito de los valores (morales), el liderazgo y el cambio], expone el alcance del modelo. Pero lo que el modelo tiene de verdaderamente singular es que explica la complejidad con una elegante simplicidad. Como habría dicho el propio Einstein, lo expusieron tan sencillamente como pudieron y no más sencillamente sin más. Al igual que han hecho otras muchas grandes mentes anteriores a ellos, los autores supieron servirse de un modelo –que es lo mismo que decir una metáfora – con objeto de dejar al descubierto una serie de pautas y de estructuras subyacentes, y extraer un mayor sentido del caos aparente. La gran aportación de su labor consiste en haber identificado ocho sistemas diferentes de valores y de pensamiento que aparecen en activo en el mundo actual. Estos distintos sistemas se pueden encontrar en los individuos, los grupos, los equipos, las organizaciones, las instituciones y las entidades geopolíticas. Y, si bien podemos aislar e identificar debidamente por separado estos distintos sistemas, también podemos perfectamente reconocer que cada uno de nosotros llevamos dentro una amplia variedad de estos sistemas, cuando no todos. Don Beck y Chris Cowan serían los primeros, estoy seguro, en reconocer su enorme deuda para con el profesor Clare Graves, cuya investigación en la teoría de los niveles cíclicos emergentes de existencia [Emergent Cyclical Levels of Existence Theory] comenzó a cobrar forma en los años 50 del pasado siglo y se prolongó hasta su muerte acaecida en el año 1986. Graves, que era profesor de psicología del Union College de Schenectady (NY, Estado de Nueva York), sentía curiosidad por responder a la eterna pregunta de la mayoría de sus estudiantes: “¿Cuál de las teorías psicológicas
es la verdadera?”. Graves reconoció que no lo sabía, por lo que decidió emprender una investigación exhaustiva. Durante ocho años estuvo entrevistando sistemáticamente a una serie de personas que no tenían grandes conocimientos sobre teorías psicológicas y que por ello brindarían una reflexión más fiel acerca de sus propias opiniones y valores. Graves sentía curiosidad por averiguar por qué estas personas pensaban de determinada forma. ¿Qué era lo que estas personas valoraban y por qué? ¿Hacia dónde dirigían su atención y por qué? La pregunta
principal que Graves tenía en mente era: “¿Qué es lo que determina la salud psicológica en el ser humano adulto maduro?”. Si nos ponemos a responder nosotros mismos a esta pregunta, y
sondeamos las opiniones de nuestros colegas y de nuestros amigos, comenzaremos a apreciar lo reveladoras que pueden ser las respuestas. Graves cotejó la información y laboriosamente fue desarrollando sus teorías a lo largo del transcurso de varios años. Fue uno de los primeros docentes universitarios en comenzar a cuestionar la limitación de las especializaciones universitarias. Advirtió que para comprender a los seres humanos es preciso ir más allá de la perspectiva meramente psicológica. Graves fue un pionero en el concepto de “campo unificado”, qu e incluye los ámbitos de la biología, la sociología, la antropología y la neurología, además de la psicología, con objeto de adoptar una visión multidisciplinaria del desarrollo humano. Don Beck y Chris Cowan también son docentes universitarios altamente cualificados, eran colegas de Graves pertenecientes a una generación anterior y colaboraron con él; y desde el fallecimiento de su mentor se han decidido a adoptar y desarrollar las teorías de Graves más allá de los limitados confines del ámbito académico, saliendo al exterior y adentrándose en el mundo empresarial, la política, el gobierno, la salud, la educación y demás. Hoy en día existen profesionales en el ámbito de las espirales dinámicas en todos los rincones del planeta, contribuyendo a introducir modificaciones muy útiles y aplicando una eficaz labor de cambio en los contextos apropiados. Esta colección de relatos me ha ofrecido la oportunidad de hacer yo también algo similar y, dado el público general al que va dirigido, ha sido importante que no dejara de ser tan sencillo como ello fuera posible sin trivializarlo en lo más mínimo. El libro ofrece un punto de partida para aquellas personas que no conozcan el modelo, y una de las consecuencias más importantes que podría tener, a mi juicio, sería que muchos de los que lo leyeran sintieran deseos de conocer más detalles acerca de este sólido y sugerente modelo e instrumento de cambio. Las espirales dinámicas tienen muchos más matices y aplicaciones de los que aparecen en este libro, y no me cabe la menor duda de que el lector curioso sentirá el deseo de seguir indagando por su propia cuenta. *** Me tropecé de nuevas con las espirales dinámicas y con el modelo de “una teoría aplicable a todo”
de Ken Wilber a la misma vez. Fue en 1999 y por aquel entonces me estaba esforzando por obtener mi titulación como formador en PNL. Tengo que confesar que aquellos modelos no me fueron de particular utilidad en aquel entonces. Es posible que tuviera la mente en otras cosas, pero me acuerdo de que estuve a punto de dormirme alguna que otra vez durante el transcurso de la exposición. Son muchas las veces a lo largo de mi vida en las que he tenido ocasión de comprobar que mi cerebro tiene cierta tendencia a desconectarse cada vez que le presentan unas ideas que pueden
tener una utilidad extraordinaria, pero que requieren una reflexión rigurosa y disciplinada para comenzar a comprenderlas. De hecho, cuanto mejor sea la idea, mayores probabilidades hay de que la descarte. Se trata simplemente de que a mi cerebro de reptil no le gusten los cambios. Son las partes emocionales e intelectuales más jóvenes del cerebro las que tienen que persuadirle para que se decida a abrirse y aprender, debido a que con ello mis posibilidades de supervivencia personal se verán incrementadas. Al fin y al cabo, la supervivencia es lo único que le preocupa al cerebro de reptil. Las ideas tienen que limitarse a permanecer sentadas sin más en mi mente inconsciente esperando a que llegue el momento propicio; inconsciente que con la sabiduría colectiva de los siglos ha aprendido a tener paciencia conmigo. De cuando en cuando, permite que algunos momentos y recuerdos, algunos conceptos y aplicaciones afloren a la superficie de mi conciencia. “¡Vaya! Ese modelo podría venir bien aplicado a este caso”.
Conocí primero las espirales dinámicas, pero cuando por fin tuve tiempo de leer el libro A Theory of Everything [Una teoría acerca de todo, una teoría aplicable a todo] de Ken Wilber en el verano del 2001, me sentí arrebatado. Se trataba de un libro que ofrecía un modelo integral único y convincente de la realidad, un modelo que tenía muchísimo sentido para mí y que, al igual que habían hecho las espirales dinámicas, tomaba la complejidad y la volvía accesible y metafórica, al igual que había hecho Copérnico con el sistema solar, Einstein con la ecuación E = mc 2 y Franklin, Crick y Watson con el ADN. Sirviéndose de un modelo de cuatro cuadrantes, Wilber divide el mundo en lo que es subjetivo y lo que es objetivo, lo que pertenece al individuo y lo que pertenece al grupo. Todo en el mundo, según afirma Wilber, puede encajar dentro de este modelo. Una de las muchas contribuciones verdaderamente útiles de este modelo es la de crear un equilibrio entre los diferentes aspectos de la realidad externa y de la percepción interna que la mayoría de las veces suelen mantenerse aislados y tratarse por separado. Los cuadrantes derechos correspondientes al lado externo y objetivo, se pueden medir. Los cuadrantes izquierdos correspondientes al lado interno y subjetivo, no son susceptibles de medida. Uno de los mayores desequilibrios de la vida moderna es la enorme separación existente entre lo que se puede medir y lo que no, entre lo pragmático y lo ético. El modelo de Wilber integra elegantemente estos aspectos dentro de una perspectiva holística. Por ejemplo, pretender llevar un negocio basándose exclusivamente en aspectos medibles, se quedará corto. En una economía moderna como es la del siglo XXI, la cultura de las organizaciones sumada al bienestar y el desarrollo de todos y cada uno de los empleados puede brindar una contribución a la salud y al progreso de la organización tan válida como una balanza de pagos impecable, la formación y el desarrollo profesional, y la adquisición del equipamiento más reciente y vanguardista. Y no es nada complicado transferir estas ideas del ámbito económico y aplicarlas a lo que podría ser un servicio de salud eficaz o un sistema educativo convenientemente gestionado, o un hogar feliz.
El modelo de Ken Wilber, en resumen, genera una serie de posibilidades que permiten ver más allá de las soluciones a corto plazo en dirección a otros paradigmas que nos ayuden ya no sólo a salvar nuestras instituciones, sino también el planeta. *** He utilizado los modelos de las espirales dinámicas y de Wilber como base para analizar e indagar en el liderazgo, la influencia y la motivación a través de los distintos relatos. Como todos los modelos, y como todas las metáforas, no constituyen la verdad, pero sí son una vía útil para pensar acerca de la realidad. Los modelos son únicamente una forma de contrastar una teoría con nuestra propia experiencia. Y como dijo el mismo Buda: “No te creas nada, independientemente
de dónde lo hayas leído, ni de quién te lo diga, incluso de que lo haya podido decir yo mismo, a menos que coincida con tu propia razón y con tu propio sentido común”. *** Finalmente, es importante mencionar que muy pocas de estas historias son verdaderamente mías. Son historias que me he ido encontrando por el camino a medida que mi vida ha ido avanzado, a través de libros, artículos, Internet, el teatro, el cine, la televisión, la radio, seminarios, amigos, colegas y demás. Las historias forman parte de nuestra herencia común. Mi propia vida es una historia, y la del lector también. La historia colectiva de nuestra propia especie es una historia, una historia que todavía no se ha acabado y a la que todos sin excepción podemos contribuir y así lo hacemos de hecho. He optado por modificar, adaptar y adornar las historias que me encontré, tal vez no siempre para mejor a juicio de algunos. Pero lo he hecho lo mejor que he podido y sabido dentro de mi estado actual de tiempo, energía, percepción e “iluminación”.
He dividido las fuentes de procedencia de los relatos en tres categorías. Las fuentes primarias corresponden a las personas a las que les escuché las historias por primera vez, el libro donde lo leí por primera vez, o el medio a través del cual me familiaricé con ello por primera vez. Las fuentes secundarias suelen ser la fuente que mi fuente primaria reconoció tener, o bien la referencia a algunos libros donde se pueden encontrar versiones alternativas del mismo relato. Las fuentes generales hacen referencia a los relatos, las historias, los cuentos o las anécdotas que son ampliamente conocidos y de los que existen diversas variantes. Las historias que aparecen con la inscripción de “fuente original desconocida” junto a las mismas, son aquellas – que por lo general me han enviado amigos, colegas o desconocidos a la manera de añadidos a los emails – de las cuales no he sido capaz de identificar su procedencia ni su autoría. En los casos en los que no me ha sido posible manifestar mi agradecimiento o acreditar oficialmente a los detentadores de los derechos de reproducción originales, tengan a bien aceptar mis disculpas y pónganse en contacto con el editor, quien tendrá el gusto de corregir el texto en futuras ediciones. Si el lector está interesado en obtener más información sobre los usos y aplicaciones de los relatos de sabiduría y los cuentos didácticos; el arte de contar historias, cuentos y anécdotas; los
contextos y el significado; el sentido y las interpretaciones, las historias como recursos adicionales de cara a enseñar o exponer, y la comunicación multisensorial, puede consultar, si así lo desea, la introducción y las secciones finales de La magia de la metáfora: 77 relatos breves para educadores, formadores y pensadores [Bilbao, Desclée De Brouwer, 2003], donde todos estos temas aparecen tratados en profundidad. ¡Qué disfrutes del viaje!
LOS RELATOS ORDENADOS POR TEMAS Cualidades principales de las personas encargadas de liderar, influenciar y motivar El líder integral [holístico] Relatos 2, 4, 5, 10, 11, 13, 16, 17, 23, 29, 33, 37, 48, 44, 46, 49, 50, 53, 58, 59, 60 El líder pragmático Relatos 2, 5, 11, 17, 19, 21, 23, 25, 27, 29, 33, 34, 37, 38, 43, 45a, 46, 52, 56 El líder presente y consciente Relatos 2, 4, 7, 10, 11, 12, 17, 18, 23, 26, 27, 29, 32, 33, 37, 38, 39, 41, 42, 43, 46, 47, 50, 56, 58, 60 El líder que demuestra tener integridad Relatos 1, 2, 4, 8, 11, 23, 26, 27, 28, 33, 34, 38, 42, 46, 49, 50, 51, 53, 54, 55 58, 59, 60 El líder que asume la responsabilidad personal Relatos 1, 3, 11, 17, 19, 23, 28, 29, 32, 33, 34, 38, 39, 43, 54, 55, 56, 59 El líder que aporta sus propias contribuciones Relatos 1, 5, 11, 21, 23, 27, 28, 33, 34, 38, 39, 42, 46, 50, 51, 52, 53, 54, 59, 60 El líder como agente de cambio Relatos 5, 14, 15, 17, 23, 26, 27, 29, 32, 33, 34, 38, 39, 42, 46, 47, 50, 51, 52, 55, 56, 58, 59, 60
Otras cualidades propias de las personas encargadas de liderar, influenciar y motivar El líder como: Activista El líder que hace que sucedan cosas [que enfatiza la acción enérgica y directa]: Relatos 5, 27, 32, 34, 37, 55, 60 Administrador [steward] El líder responsable de supervisar, gestionar y preservar la calidad para las futuras generaciones: Relatos 27, 28, 33, 34, 50, 59
Capataz, maestro de obras [taskmaster] El líder asertivo: Relatos 47, 58 Compañero El líder que avanza pasó a paso con nosotros: Relatos 23, 38, 51, 54, 55, 56 Compasivo El líder que demuestra tener empatía: Relatos 11, 15, 23, 26, 38, 4 2, 51, 52, 53, 54 Congruente y coherente consigo mismo [self-aligned] El líder que parece estar hecho de una sola pieza [all of one piece, en total concordancia consigo mismo]: Relatos 2, 4, 8, 10, 12, 17, 18, 23, 38, 54, 55, 58 Conocedor de las artes marciales [martial artist] El líder que utiliza únicamente la mínima energía necesaria: Relato 4 Coordinador El líder que crea un espacio en el que pueden suceder cosas: Relatos 5, 37 Ejemplar El líder que predica con el ejemplo: Relatos 1, 11, 17, 23, 26, 28, 3 3, 37, 38, 49, 54, 55, 57 Entrenador [psicológico] personal [coach] El líder que favorece y consolida el cambio: Relatos 6, 19, 23, 27, 46, 47, 50, 51, 58 Estratega El líder como la persona encargada de planificar la acción y tomar las decisiones: Relatos 10, 14, 17, 29, 37, 39, 40, 44, 47, 50, 52, 55, 56 Experto El líder que demuestra tener maestría y pericia: Relatos 9, 10, 33, 34, 37, 47 , 49, 59 Facilitador El líder que dirige discretamente, como un igual: Relatos 6, 11, 15, 23, 26, 27, 38, 39, 42, 50, 51, 56, 59 Favorecedor de buenas relaciones [rapport builder] El líder que contribuye a crear buenos lazos [the affiliative leader]: Relatos 11, 17, 23, 29, 33, 39, 46, 47, 51, 53, 56 Formulador de objetivos [goal setter] El líder como pionero resuelto y decidido: Relatos 10, 33, 34, 40, 47
Fuente de apoyo [supporter] El líder como capacitador y posibilitador [enabler]: Relatos 17, 20, 51, 53, 54, 59 Fuente de ayuda [helper] El líder como asistente [assistant, que asiste, ofrece su ayuda o sus servicios]: Relatos 15, 23, 42, 51 Fuente de inspiración [inspirer] El líder cuyas acciones mueven a los demás a actuar: Relatos 6, 11, 23, 28, 38, 46, 47, 53, 54, 55, 58, 60 Guardián El líder que actúa como protector y encargado de velar por las personas y por los valores (morales): Relatos 28, 34, 40, 42, 50, 52, 54, 59 Guerrero, luchador [warrior] El líder que lidera desde la primera línea: Relatos 4, 28, 37, 55, 58 Humilde [humble] El líder modesto [self-effacing, que sabe retirarse a un segundo plano, que logra pasar inadvertido o desapercibido]: Relatos 2, 23, 26, 38, 51 Interrogador, que sabe hacer preguntas [questioner] El líder socrático: Relatos 8, 49, 50, 58 Jefe El líder que dirige asertivamente desde la primera fila: Relatos 4, 20, 51, 58 Listillo [fool] El líder “pícaro”: Relato 19
Lobo bueno El líder que defiende agresivamente lo que es correcto: Relato 1 Madre El líder maternal: Relatos 11, 15, 51, 53 Maestro zen El líder cuyos pies no dejan la menor huella sobre el papel de arroz: Relatos 3, 4, 7, 11, 38, 54, 57, 58
Místico El líder con un halo o cualidad indefinible: Relatos 40, 48, 57, 58 Modelo a imitar [role model] El líder a emular: Relatos 1, 2, 8, 10, 11, 17, 23, 26, 28, 32, 33, 38, 49, 58 Motivador El líder que mueve a la gente a actuar: Relatos 11, 27, 29, 38, 46, 47, 50, 55 Narrador [storyteller] El líder que se sirve de historias y metáforas: Relatos 1, 13, 14, 16, 19, 22, 27, 28, 29, 37, 38, 46, 47, 49, 56, 58, 60 Paciente, que sabe escuchar [listener] El líder que habla menos, oye más: Relatos 7, 21, 26, 27, 39, 51 Padre El líder como figura paterna: Relatos 1, 28, 40, 50, 54 Pensador El líder que sugiere unas perspectivas provocativas: Relatos 3, 8, 23, 25, 27, 37, 49, 56, 58, 60 Profesor [teacher] El líder como educador: Relatos 1, 3, 6, 11, 19, 27, 37, 49, 50, 51, 56, 57 Que sabe mantenerse en un segundo plano [self-effacing] El líder que se materializa y cobra forma cuando verdaderamente lo necesitamos: Relatos 2, 7, 11, 26, 58 Retador El líder que cuestiona a la gente, las ideas y la sabiduría convencionales: Relatos 7, 8, 29, 38, 39, 47, 49, 50, 56, 57, 58, 60 Sabio El líder que posee presencia [presence], además de consciencia [awareness, conocimientos, sensibilidad e intuición]: Relatos 1, 3, 5, 7, 8, 11, 17, 19, 23, 26, 27, 29, 37, 38, 39, 46, 47, 52, 57, 58, 60 Sanador El líder que le devuelve a las cosas su integridad original: Relatos 11, 23, 46, 47 Sensible El líder que es consciente de los demás: Relatos 11, 17, 20, 26, 27, 39, 42
Servicial [servant] El líder que aspira servir a las necesidades de las personas a las que lidera: Relatos 11, 50, 54, 59 Tigre o Búfalo El líder que demuestra tener diferentes temperamentos [registros]: Relato 27 Trabajador infatigable [hard worker] El líder que se remanga los brazos: Relatos 33, 34 Valeroso El líder que demuestra tener una valentía desinteresada: Relatos 4, 11, 28, 29, 32, 37, 43, 49, 55, 58 Visionario El líder clarividente: Relatos 5, 27, 33, 37, 40, 47, 60
Parte 1
Los preparativos
Eran las 2 y 17 minutos de la madrugada. Una vela brillaba con su luz trémula en una sala de estudio débilmente iluminada. No se oía un solo ruido, a excepción de algún que otro susurro de los estudiantes procedente del dormitorio. Un joven mago estaba dándole los últimos retoques a un trabajo que había hecho y que trataba de Los usos de los relatos de sabiduría y de las metáforas con fines prácticos. Era el último trabajo por escrito que tenía que entregar en la Academia. Miró el reloj de la pared, se tomó otro trago de su jarra de chocolate y procedió a hacer un último repaso de lo que había escrito.
USOS DE LOS RELATOS FINES PRÁCTICOS DE SABIDURÍA Y DE LAS METÁFORAS CON FINES PRÁCTICOS Si fuésemos capaces de comunicar “mensajes” impactantes, sabios y memorables *que hicieran
mella en base a ejercer un profundo impacto o producir una honda emoción], ¿qué ventaja podría suponer ello para nuestras habilidades y nuestro rendimiento como comunicadores, para la fuerza, la energía, la autoridad con la que hablamos y la influencia que podamos ejercer a través de aquello que decimos? ¿De qué manera podría afectarle a la percepción que los demás tengan de nosotros como líderes, motivadores, figuras parentales o profesores? En el mundo empresarial, si nuestro equipo compartiera la misma visión, el mismo rumbo y los mismos valores que nosotros, cuánto más fácil sería sacar adelante nuestro negocio y generar una fuerte impresión favorable en nuestros clientes. Nosotros y la totalidad de nuestro equipo nos desenvolveríamos como un todo, desplazándonos con confianza y con entrega en dirección a la consecución de una serie de objetivos comunes. En el ámbito de la educación, cuánto más satisfactorias podrían ser nuestras clases –tanto para nosotros mismos como para nuestros estudiantes – si fuésemos capaces de: -
Explicar las ideas más fácilmente, más memorablemente, y más convincentemente. Crear un entorno al que todos nuestros estudiantes querrían hacer su propia aportación y lograr pertenecer. Motivar a nuestros estudiantes inculcándoles el deseo de aprender de por vida.
Detengámonos, pues, a considerar la siguiente cuestión: ¿Qué es lo que tienen en común los maestros, artistas y líderes que se mencionan a continuación? Lao Tse, Jesucristo, Buda, Rumi, Chaucer, Shakespeare, Dickens, Tolkien, Gandhi, Winston Churchill, Einstein, Milton Erickson, John Harvey-Jones, Stephen Covey, Peter Senge y J. K. Rowling. Respuesta: Todos ellos se sirven de diferentes anécdotas, relatos, parábolas, historias de casos y metáforas con objeto de hacer llegar eficazmente su “mensaje” con fuerza y con convicción, e
igualmente de una forma altamente memorable. Las palabras por sí solas no son más que abstracciones. Una palabra no es más que una mera representación de algo, por contraste con las cosas en sí mismas. En ausencia de un contexto o de
un marco apropiado, las palabras no dejan de ser meros conceptos, y los conceptos están abiertos a múltiples interpretaciones. La comunicación pobre atraerá [conducirá a] unos pobres resultados.
EL SENTIDO DE NUESTROS MENSAJES ES LA RESPUESTA QUE RECIBIMOS A LOS MISMOS Dicho con otras palabras, el sentido de nuestras comunicaciones no es lo que nosotros pensamos que quieren decir; sino lo que nuestros oyentes o nuestros lectores piensan que nosotros queremos decir. La comunicación deficitaria, por ejemplo, es la razón de que tantas organizaciones e instituciones no consigan realizar su pleno potencial. Las investigaciones sugieren que el 80 % de los problemas que aparecen dentro de los contextos empresariales tienen que ver con la comunicación. En su mayor parte, esto suele ser el resultado de la falta de claridad en la comprensión y en la comunicación. Si queremos asegurarnos de que nuestras palabras van a ser interpretadas de la forma que queremos, tendríamos que traducir los conceptos e ideas a unas acepciones o significados concretos, tangibles y comunes [compartidos]. Las anécdotas, historias, relatos y metáforas son medios muy eficaces de lograr esto. Unas y otros traducen las ideas conceptuales propias del hemisferio cerebral izquierdo a reconocimientos experienciales [vivenciales] propios del hemisferio cerebral derecho. Las historias relacionan las ideas con nuestra experiencia vivida. ¡Esta es la razón de que tengan tanto sentido! Tres hombres santos procedentes de tres comunidades religiosas diferentes fueron invitados a dar las gracias al final de una cena benéfica celebrada en Nueva York. El sacerdote cristiano ofreció una oración por la tolerancia. El imán musulmán ofreció una oración por la caridad. El rabino, por el contrario, se decidió a contar una historia . Y la historia contenía un “mensaje” sobre el que los comensales pudieran reflexionar. Transcurrida una semana después de la cena, nadie era capaz de acordarse de las oraciones. Pero todos sin excepción se acordaban de la historia del rabino y de la fuerza del mensaje que la misma contenía. Las historias pueden ser utilizadas en muchos y diferentes contextos con objeto de lograr hacer llegar mensajes claves. Pueden utilizarlas muy eficazmente los instructores [coaches], los mentores, los profesores [teachers], los formadores [trainers], los terapeutas, los padres, los directivos [managers], los directores de agrupaciones [team leaders], los motivadores y los presentadores [de los medios de difusión, por ejemplo], además de prestarse igualmente a su utilización en una amplia gama de contextos personales. Funcionan muy bien en la situaciones cara a cara, y en grupos pequeños y grupos más grandes. Cualquiera que sea el contexto, las historias hacen un gran papel y son recordadas. En lo que queda de este trabajo, me gustaría compartir algunas de las posibles aplicaciones de las historias y las anécdotas, y poner de manifiesto que las historias pueden introducir una ventaja importante en el impacto y la influencia que podamos ejercer, ya sea en el mundo empresarial o
de la educación, para los instructores o para los padres, o bien sencillamente para comunicarse y para entretenerse.
CONTEXTOS Podemos utilizar los relatos de sabiduría en cualquier situación imaginable que tenga que ver con la comunicación. Las historias funcionan particularmente bien cuando las contextualizamos. Contextualizar significa que le ofrecemos al oyente una clave respecto de qué va el “mensaje”.
Habitualmente suele ser preferible no explicar la historia. Cuando el oyente tiene que hacer un esfuerzo para encontrarle un significado, en tal caso la historia o la anécdota tiene más sentido y queda inscrita mucho más profundamente en su memoria. A continuación viene un ejemplo de contextualización. Supongamos que el director gerente de una compañía está celebrando una reunión con la intención de animar a todos los empleados a que asuman más la parte de responsabilidad que les corresponde en relación con la marcha de la empresa. El director gerente tiene en mente desarrollar una cultura corporativa saludable [esto es, una serie de valores, objetivos y prácticas compartidos y que caracterizarían a la empresa o la corporación en cuestión] dentro de la organización en base a fomentar unas determinadas actitudes; pero, más que dirigir a sus empleados, prefiere que las identifiquen por sí mismos. Razón por la que ha decidido hablarles en unos términos muy generales acerca de los tipos de personas que trabajan en organizaciones prestigiosas, y acerca del tipo de actitudes que demuestran tener estas personas. Y prosigue sirviéndose de una anécdota con objeto de explicar lo que pretende decir: Cuando John F. Kennedy visitó el Cabo Cañaveral allá por los años 60, le presentaron a todas las grandes personalidades que estaban trabajando allí – los astronautas, los científicos, los técnicos– y el Presidente iba ya camino de abandonar el lugar, atravesando un largo y estrecho pasillo, cuando advirtió la presencia de un anciano de cabellos grises inclinado sobre una fregona y un cubo. “¿Y cuál es su función aquí?”, le preguntó Kennedy. “Señor”, respondió el anciano enderezándose y mirando al Presidente directamente a la cara, “mi cometido aquí es exactamente el mismo que tiene todo el mundo en este lugar. ¡Trabajar para llevar al hombre a la luna!”. Dicen que Kennedy se quedó impresionado al escuchar esta respuesta.
En un contexto diferente –en el ámbito de la educación, por ejemplo – se podría utilizar la misma historia para animar a los estudiantes a que asumieran más su responsabilidad en relación con su aprendizaje y su comportamiento, ya sea dentro de las clases o en el equipo deportivo. Si Kennedy no fuera un modelo apropiado para nuestros estudiantes, ello no supone ningún problema. Basta con que traslademos la historia a un contexto más apropiado, y en lugar de Kennedy saquemos a colación a una persona que pudiera ser un modelo a imitar más apropiado para nuestros estudiantes.
APLICACIONES Las anécdotas, historias y metáforas pueden ser utilizadas para reforzar prácticamente cualquier mensaje que queramos transmitir o hacer llegar. Las siguientes podrían ser algunas de las posibles aplicaciones: -
Motivar. Contemplar una cuestión o un problema desde otro contexto. Hacer observaciones correctivas [dar feedback] Establecer unos objetivos influir en otras personas Solicitar que se asuma más responsabilidad. Enseñar algo reflexionar pasar a la acción. Modelar un comportamiento excelente Ejemplificar un comportamiento negativo. Afrontar asuntos conflictivos. Desarrollar habilidades Dar a conocer alguna idea novedosa. Cuestionar actitudes negativas. Abordar cuestiones relacionadas con el liderazgo. Estimular la creatividad sacar a colación un tema. Despertar a la gente modificar el estado de ánimo general. Tomar conciencia del potencial. Conseguir captar la atención. Hacer que la gente se ría. Crear una atmósfera distendida. Disminuir la tensión o el estrés. Lograr que la audiencia se decida a tomar parte activa. Cambiar de paradigma. Simplificar una idea compleja. Cuestionar la complacencia.
EJEMPLOS
Cuestionar la complacencia Pensemos en la parábola de la rana y el cazo. Si ponemos una rana en un cazo con agua muy caliente, con toda seguridad la rana saltará fuera antes de que el agua llegue a hervir. ¡Pues exactamente de la misma forma actuamos nosotros! Pero pongamos a esta misma rana en un cazo con agua a la temperatura ambiente y a continuación procedamos a ir subiendo el fuego muy lentamente, con lo cual la rana se sentirá enormemente satisfecha. Y cuando el agua alcance la
temperatura a la que hacíamos referencia más arriba, la rana estará demasiado atontada como para hacer el menor intento de salirse del cazo. Esta misma complacencia es muy característica de las empresas y de los sujetos que contemplan el éxito como una razón para no cambiar nada. Cuando el mercado da un giro, ya es demasiado tarde para poder emprender ninguna acción útil. ¡Despierta! A cualquier persona o cualquier organización que pretenda sacar el mayor partido de sí misma, le conviene hacerse las siguientes dos preguntas: “¿Hoy estoy desarrollando mi potencial más que ayer?” y “¿Cómo podría mañana desarrollar más mi potencial que hoy?”. ¡No basta con
regodearse en los laureles del pasado!
Desarrollar habilidades La pelota del golfista Tiger Woods había ido a parar a un banco de arena. Se requería un golpe verdaderamente difícil para sacarla de allí. El campeón se dedicó durante un buen rato a sopesar la forma de abordarlo. Finalmente, se dirigió a la pelota, concentró todas sus energías y lanzó el golpe. El público observó cómo la pelota volaba por los aires, descendía, rebotaba un par de veces y finalmente acababa entrando en el hoyo. “Eso sí que ha sido un golpe de suerte, Tiger”, le gritó alguien de entre el público. “Sí que lo ha sido”, respondió Tiger. “Pero, ¿sabe qué? Cuanto más
práctico, mejor lo hago, y cuanto mejor lo hago, más suerte tengo”. Las conductas más logradas no son cuestión de azar: se apoyan en una comprensión de las estructuras y de las pautas que están a la base de las realizaciones prácticas excelentes. El “saber cómo” no tiene precio y se puede aprender. La formación y el desarrollo de alta calidad no son
caros. La ignorancia sí sale cara.
Asumir la responsabilidad Los bebés ratones tenían tan sólo unos pocos días de edad. Se lo estaban pasando en grande cuando de repente apareció una sombra negra de grandes proporciones y los bebés ratones dejaron de jugar. Un gato enorme se estaba abalanzando sobre ellos, relamiéndose anticipadamente de gusto por el almuerzo. Rápida como un relámpago, la madre ratón saltó por encima de sus crías, miró fijamente al gato a los ojos y ladró con todas sus fuerzas: “¡Guau! ¡Guau!”. El gato se quedó tan sorprendido que dio media vuelta y salió corriendo. “Espero que lo que acabáis de ver os sirva de lección”, dijo la madre ratón. “No subestiméis j amás la importancia que tiene saber un segundo idioma”.
La clave del éxito en la vida estriba en aprender una serie de habilidades que nos capaciten para sacar adelante nuestra propia vida y alcanzar los objetivos que pretendemos. Si carecemos de estas habilidades, podemos dar por hecho que habrá cientos de personas deseando controlarnos y
utilizarnos para sus propios fines. ¿Cuál es en tu propio caso ese “segundo idioma” que necesitas
aprender? LIDERAZGO 1: PREDICAR CON EL EJEMPLO [walking your yo ur talk] Una mujer se acercó a Gandhi y le dijo: “Maestro, dígale a mi hijo que deje de comer azúcar”. Gandhi miró al rollizo niño de unos seis años de edad y contestó: “Vuélvalo a traer dentro de cuatro semanas”. La mujer se quedó sorprendida, pero hizo lo que Gandhi le dijo. Pasadas las
cuatro semanas, la mujer volvió con el niño. Gandhi le lanzó al niño una mirada llena de fuerza y le dijo: “Deja de comer azúcar”. “¿Por qué no le dijo esto mismo hace un mes?”, le preguntó la mujer. “Porque hace un mes yo mismo com ía azúcar”, fue la respuesta de Gandhi.
El liderazgo no se toma, sino que se da. La gente elige seguir a aquellas personas que les inspiran confianza y cuyo comportamiento y cuyas obras son absolutamente coherentes. Si no predicamos con el ejemplo, no es probable que la gente nos vea como líderes. Esto mismo es tan válido para los profesores y los padres como para los líderes y los directivos.
LIDERAZGO 2: DIRIGIR Y LIDERAR [managing and leading] Los dos directores de Tours Ecológicos SL estaban guiando a un grupo de turistas a lo largo de un espeso bosque. Mientras que uno de los directores le mostraba al grupo los muchos aspectos fascinantes de los árboles y el suelo del bosque, el otro se adentró por un sendero hasta llegar a un claro. El primer director llamó la atención de los turistas a propósito de un gran número de detalles extraordinarios. Les enseñó a almacenar agua, construir un lugar donde cobijarse y sobrevivir a base de frutos del bosque. Entretanto el otro director se había subido a la copa del más alto de los árboles, desde donde pudo apreciar una vista de conjunto del paisaje circundante. Uno de los turistas le gritó: “Eh, aquí abajo hay cosas verdaderamente asombrosas”. “Tiene usted razón”, le respondió, “pero nos hemos equivocado de bosque”.
Dirigir y liderar son dos actividades complementarias, pero con diferentes funciones. Las dos tienen su importancia. Para tener éxito es preciso atender a los detalles en el momento presente y al mismo tiempo tener la habilidad de identificar posibles directrices futuras. En un mundo en el que lo único constante es el cambio, un líder tiene que ser como el capitán de un vapor navegando por el Mississippi: mirando al frente atento a los cambios en la corriente y la aparición de posibles obstáculos, calibrando la profundidad del curso, alerta a los remolinos y los remansos, y al mismo tiempo evaluando el trayecto efectuado hasta el momento. Esto mismo es igualmente válido para los contextos educativos, donde los profesores advertirán que es necesario elegir a la hora de guiar, de instruir y de enseñar. Es importante generar y disponer de un mayor número de opciones en el ámbito profesional de manera que podamos encajar oportunamente los diferentes estilos de liderazgo con lo que cada uno de los distintos contextos requiere.
REALIZAR NUESTRO POTENCIAL Imagínese que le muestro un tablón en el suelo delante de usted. Tiene 15 metros de largo, 30 centímetros de ancho y 10 centímetros de grosor. Si yo le ofreciera a usted 100 € por atravesarlo,
¿aceptaría mi oferta? Por supuesto que sí. Ahora bien, si le digo que ese mismo tablón está colocado a unos 30 metros de altura, suspendido entre dos edificios, con tan sólo poco más de medio metro en cada uno de los extremos tocando los edificios, ¿aceptaría el dinero en ese caso? Probablemente no. Pero si le digo que en el otro extremo del tablón está su hija que tan sólo tiene seis años y que el edificio donde se encuentra su hija está en llamas, ¿atravesaría el tablón en ese caso? Me atrevo a sugerir que sí. Es útil adoptar la actitud de que lo único que nos impide alcanzar lo que queremos en la vida somos nosotros mismos. Cada uno de nosotros tiene la obligación de cuestionar los actuales paradigmas restrictivos –nuestras pautas habituales de conducta – que en el presente nos están impidiendo entrar en contacto con nuestro verdadero potencial. Siempre podemos hacer más de lo que nos pensamos o creemos que podemos. Todos sin excepción necesitamos saber qué es lo que queremos conseguir, tomar las decisiones necesarias y poner todos nuestros recursos al servicio de nuestros resultados. De modo que ahora que ya hemos tenido ocasión de comprobar lo fácil y lo eficaz que puede ser utilizar los relatos didácticos y las metáforas e incluirlos en nuestra comunicación cotidiana en una amplia gama de aplicaciones diferentes, ¿por qué no empezamos a llevarlo a la práctica desde hoy mismo? ¿Quién sabe? La vida que contribuyamos a cambiar podría ser la nuestra propia. *** El joven mago dejó el escrito sobre la mesa. De momento es suficiente, pensó. Se tomó un último trago de chocolate y casualmente sus ojos fueron a parar al documento que le había pasado un amigo aquella misma mañana. Estaba colgado en el tablón que había detrás de él. Le arrancó una sonrisa. Quince reglas para escribir bien
1. Los verbos tiene (sic) que concordar con los sujetos.* 2. Evita los clichés como la peste. 3. Evita siempre también las aliteraciones pesadas.** 4. Trata de ser más o menos específico.
5. Las observaciones ente paréntesis (por muy relevantes o pertinentes que puedan ser) suelen ser (habitualmente) innecesarias. 6. Jamás debes generalizar. 7. Como ya te he dicho anteriormente un millón de veces, no exageres nunca. 8. No utilices ninguna doble negación.*** 9. No utilices jamás grandes palabras allí donde bastaría con una diminuta [diminutive]. 10. ¡¡¡Suprime todos los signos de admiración!!! 11. Elimina las comas, que no, (sic) sean necesarias. 12. Utiliza las palabras correctamente, al margen [irregardless] de cómo puedan utilizarlas otras personas.**** 13. Utiliza los apóstrofos en su [it´s] lugar apropiado y omítelo cuando ello [its] no sea necesario.*****
* N. del T.: Como el lector tendrá ocasión de comprobar, la sonrisa del joven mago vendría provocada por la ironía con la que aparecen formuladas las reglas, cada una de la cuales ejemplificaría humorísticamente humorísticamente el defecto que denuncia (ironía que ya está presente en el mismo título, que anuncia quince reglas, cuando de hecho formula dieciséis). Así, en este primer caso en el original inglés el sujeto aparece en plural y el verbo en singular. ** N. del T.: Por aliteración se entiende la figura retórica que consiste en la repetición de ciertas letras o grupos de sonidos dentro de una misma cláusula; por ejemplo: “con el ala aleve del leve abanico”. La aliteración en este caso está presente en el original inglés *Also, always avoid
annoying alliteration], pero se pierde obviamente con la traducción. *** N. del T.: Don´t use no double negatives en el original, lo que en inglés, a diferencia del español, supone una redundancia. **** N. del T.: Desde la perspectiva d el inglés británico, irregardless sería una “americanismo”. ***** N. del T.: En el original inglés, el apóstrofo (que es un signo ortográfico mucho más propio de otros idiomas que del español) aparece irónicamente utilizado a la inversa de lo que recomienda la regla, de manera que ésta viene a decir literalmente: “Utiliza los apóstrofos en ello sea *it´s+ lugar apropiado y omítelo cuando su *its+ no necesario”.
14.-Los juegos de palabras son para los niños, y no para los lectores quejicas [groan readers].* 15.-Somete tus trabajos a una cuidadosa corrección de pruebas con objeto de comprobar si has (sic) alguna palabra. Cuida a fondo la hortografía.** El joven mago bostezó y se estiró a todo lo largo, y a continuación cogió la típica hoja amarilla autoadhesiva para hacer anotaciones. Rápidamente escribió una nota para acordarse de volver a revisar el trabajo a la mañana siguiente con objeto de mejorar la claridad y el estilo. Después la pegó en el borde de la pantalla de su ordenador, apagó la vela y se fue a la cama. Eran las 2 y 31 minutos de la madrugada. *** El fin de curso, y por lo tanto de su formación en la Academia, estaba cada vez más cerca. Todos los artículos estaban escritos, los trabajos terminados y los exámenes habían acabado. Lo único que le quedaba era su última comparencia ante el Tribunal Internacional de Brujos y Magos, quienes decidirían si estaba en condiciones de recibir la licenciatura. La espera se hacía interminable. El joven mago mataba el tiempo jugando al fútbol con sus amigos, nadando en el lago, leyendo y pensando en su futuro. Se preguntaba qué estaría haciendo el año próximo por estas mismas fechas. Si conseguía aprobar con unas notas lo bastante altas, podría convertirse en un “mago ambulante”. Para ello tendría
que dejar la Academia, salir al mundo exterior y realizar algún tipo de misión o de prueba extraordinaria que el gran maestro le exigiera. Pensaba en todo ello con ilusión, y tenía la esperanza de haber estudiado lo bastante. Ya sólo le quedaba esperar y tener esperanzas. *** Faltaba un día para que se reuniera el Tribunal Internacional de Brujos y Magos. En menos de 24 horas se conocerían los resultados. Unos se llevarían una alegría, otros una decepción. El joven mago apenas podía contener la impaciencia, la angustia y la emoción. Y ahora, mientras esperaba fuera de la sencilla residencia del gran maestro, no era consciente de nada, salvo de la expectación y la curiosidad que sentía.
* N. del T.: La misma expresión groan readers viene a ser un juego de palabras que condensa, entre otros posibles significados, el de “lectores quejicas” (jugando con la afirmación de que los juegos de palabras son cosa de niños) o también el de “lectores de quejidos” (lo que de entrada
podría
ser
desconcertante,
dado
que
los
quejidos
se
escuchan,
no
se
leen).
N. del T.: En el original inglés, el error de ortografía aparece en el adverbio “a fondo”: throughly
en lugar de thoroughly, lo que supondría la introducción de un arcaicismo propio del s. XV.
Entró en la residencia del gran maestro junto con otros de sus compañeros de estudios. Se trataba de la tradicional comida de despedida para celebrar la marcha de los aprendices. El gran maestro los felicitó calurosamente. “Bienvenidos, bienvenidos”, dijo. “Sentiros como en vuestra propia casa. La comida está a punto de se r servida”.
El joven mago miró a su alrededor. ¿Cómo era posible que una residencia tan pequeña pudiera tener tanto espacio dentro? En torno a una fuente situada en el hall de entrada había muchas habitaciones, cada una de ellas de unos estilos diferentes y orientados en distintas direcciones. Por un momento se quedó sorprendido. Y después se preguntó por qué se sentía tan sorprendido. ¿Cómo se supone que debía ser la casa de un mago? El gran maestro era uno de los magos más respetados e innovadores de su tiempo. Deambuló por algunas de las habitaciones, tomando nota de las diferentes características y motivos que aparecían en cada una de ellas. Contempló a través de las ventanas una amplia variedad de paisajes. Finalmente, entró en una amplia e impresionante biblioteca. Debía de haber miles de libros de todas las formas, tamaños y colores esperando pacientemente a que les prestaran atención, colocados en las muchas estanterías. Sentía curiosidad por ver cómo los había ordenado el gran maestro. ¿Los habría ordenado a la ligera y a la buena de Dios, sirviéndose de categorías generales como filosofía, ciencia, literatura, etc., solución en la que cada uno de los libros tenía la misma probabilidad de ir a parar a manos del lector como cualquier otro? ¿O los había ordenado tal vez de una forma rígida, siguiendo un orden alfabético o incluso cronológico, de manera que todos estuvieran al alcance de la mano y se pudieran encontrar fácilmente? El joven no tardó demasiado tiempo en comprobar que el gran maestro había optado por la última clasificación. La biblioteca estaba ordenada con una eficiencia extrema, cada uno de los libros tenía asignado su lugar específico y tenía su código correspondiente siguiendo una secuencia específica. “¡Vaya!”, pensó, “qué información más interesante. Otro nuevo dato acerca del carácter del gran maestro”.
Cogió uno de los libro al azar. Se trataba de una edición encuadernada en cuero y llena de polvo. Sopló sobre el libro y se formó una pequeña nube de finas partículas dentro de la habitación. Todavía le quedaba un poco de mugre, por lo que se mojó el pulgar con una discreta cantidad de saliva y lo pasó por la portada del libro. Entonces apareció el título con letras en relieve: Cuentos de peces [Fish Tales].* ¿Eran relatos o recetas? En cualquier caso, el joven se sintió enganchado. Mientras abría cuidadosamente las tapas, casualmente levantó la vista en dirección a las ventanas de la biblioteca y para su sorpresa no vio jardines, ni huertas, ni parcelas de cultivo, sino peceras – cientos de enormes peceras unas encima de otras, conteniendo una asombrosa diversidad de
peces brillantes moviéndose rápidamente, peces procedentes de todos los mares conocidos y por conocer repartidos por el mundo. El joven mago sintió la presencia de alguien a sus espaldas y se dio la vuelta. Era el gran maestro. “No sabía que coleccionara peces”, dijo e l joven. “Pues no, amigo mío”, contestó el gran maestro. “No son los peces lo que colecciono, sino el agua”.
Y diciendo esto, se sonrió. El joven mago tenía la sensación de que se le había escapado algo. “¿Qué quiere decir con eso?”. “Creo”, respondió el gran maestro, “que si lo piensas un poco con tranquilidad, lo averiguarás perfectamente por ti mismo”. Volvió a sonreír nuevamente. Los ojos le brillaron y dio media
vuelta. El joven mago estaba desconcertado. Se paró a pensarlo por un momento. Pero seguía desconcertado. ¿Qué demonios quería decir aquello? No son los peces lo que colecciono, sino el agua. ¿Qué podía significar? Cuanto más lo pensaba, más perplejo se sentía por la sencillez del enigma. No parecía tener ningún sentido desde el punto de vista lógico, pero por el tono de voz y la expresión de los ojos del gran maestro, el joven deducía que por debajo de la superficie de las palabras subyacía algo más profundo. ¿Por qué razón iba a querer nadie coleccionar agua?, pensó para sus adentros. Ahora sentía curiosidad. Percibía que estaba en juego algo verdaderamente interesante, siempre que fuera capaz de averiguarlo. No son los peces lo que colecciono, sino el agua. Los pensamientos seguían yendo y viniendo dentro de su cabeza. El joven se sentó en una gran butaca acolchada y forrada de cuero, con los Cuentos de peces todavía en la mano, cerró los ojos y se puso a pensar retrospectivamente en sus largos meses de estudio. Si no era capaz de resolver el enigma valiéndose de su pensamiento consciente, tal vez su mente inconsciente podría sugerirle algunas posibles respuestas. Su profesor de meditación jamás se había cansado de repetírselo.
* N. del T.: La expresión original inglesa (principalmente en su variante fish stories) tiene igualmente el sentido de historias extravagantes o increíbles, por el lado de la tradicional exageración de los pescadores hablando de los peces que han logrado capturar.
El joven se reconcentró en sí mismo. Fijó su atención en el tictac de un reloj lejano y en los ecos de unas voces distantes. Sintió cómo su cuerpo se hundía en el suave y acogedor cuero del sofá, sintió la calidez y el tacto del mismo en contacto con sus ropas y con su piel, advirtió que estaba respirando profundamente y de forma regular al nivel del abdomen, y los párpados comenzaron a pesarle de verdad. Una de las tablas del suelo crujió suavemente. El joven notó lo calmado y lo tranquilo que se estaba sintiendo. Su cabeza se fue inclinando lentamente hacia adelante y finalmente tocó el pecho... Empezó a soñar, y al principio el sueño era distante y borroso: las imágenes y las voces comenzaban a tomar forma y a girar confusamente dentro de su cabeza. Notaba que tenía el libro en las manos, el cual se deslizó de entre sus dedos abriéndose por la página 73, y una línea escrita en letras rojas se salió de la página y se dirigió al joven: “Los últimos en saber algo sobre el agua son los peces” ~ Proverbio chino.
Las palabras se sumergieron en un océano de peces salpicando una gota, que se convirtió en un punto, que a su vez se transformó en un pequeño aeroplano amarillo que volaba a baja altura sobre el agua. El aeroplano llevaba una pancarta en la que aparecía escrito: METÁFORA... LA CONTRIBUCIÓN ÚNICA DEL HEMISFERIO CEREBRAL DERECHO A LA CAPACIDAD LINGÜÍSTICA DEL HEMISFERIO CEREBRAL IZQUIERDO. Era una pancarta verdaderamente larga. Albert Einstein, vestido como un arco iris, saltó en paracaídas del pequeño aeroplano amarillo y aterrizó suavemente en la playa. No paraba de gritar con un fuerte acento alemán: “Tienes que
exponerlo tan sencillamente como puedas, y no más sencillamente sin más”. Pero nadie podía oírle, porque estaban en un sueño diferente. Un cementerio enorme se extendía a lo largo de kilómetros de playa. Cientos de miles de veraneantes estaban sentados entre las tumbas vestidos de diferentes colores hasta donde alcanzaba la vista. Empezó a llover con fuerza, las tumbas se abrieron y la gente se encogió de miedo. Una cruz celta en particular se alzó por entre las demás y se puso a hacer señas. Sobre la cruz aparecían escritas las palabras: “ No existe lo que llamamos inclemencia meteorológica, sino tan sólo la ropa inadecuada ~ Proverbio esquimal”. La cruz manifestó su parecer, la gente que estaba calada hasta los huesos salió de sus ropas empapadas, se convirtieron en mariposas y comenzaron a volar en dirección al Sol. Unos se estrellaron contra el suelo, otros siguieron volando rectos, otros subieron hacia el Sol. El sueño –¿o habría que decir más bien la pesadilla? – se había convertido en una montaña rusa. Parecía imposible seguir o extraer ningún sentido de sus bajadas, ni de sus curvas y circunvoluciones. El Sol y la lluvia estaban discutiendo. El Sol le echaba la culpa de las inundaciones a la lluvia, y la lluvia le echaba la culpa de las sequías al Sol. Eran incapaces de ver el punto de vista del otro. Únicamente el arco iris, su hijo natural, comprendía la profundidad del atractivo que ambos tenían. Decía: “Tenemos que experimentar *vivir+ el mundo como mínimo de tres formas
diferentes, para que podamos empezar a comprender en qué puede consistir lo que llamamos realidad. Para que se produzca un milagro, tiene que haber un cambio de perspectiva”. “La creación es un milagro”, decía el pequeño aeroplano amarillo volviendo nuevamente al mar. “Es verdad”, dijo el arco iris. “ En esencia, la creatividad es sencillamente el arte de experimentar la
realidad [what is, lo que las cosas son, lo que existe sin más como tal] desde otras perspectivas diferentes, inesperadas o infrecuentes. La creatividad consiste en aprender a ver las cosas de otra forma”. “Ya, ya, ya”, dijo interrumpiendo otra voz, llena de impaciencia y frustración, que el joven mago reconoció al instante como la suya propia, “todo eso está muy bien. Pero decidme en qué sentido
alguna de estas formulaciones podría explicar cómo y por qué razón el gran maestro colecciona agua, en lugar de peces”.
Se produjo un silencio. “Ah”, dijeron el arco iris, el Sol, la lluvia, Einstein, el pequeño aeroplano amarillo, la gota de agua y las palabras escritas en rojo de la página 73, “eso ya no sólo es una buena pregunta: es o tra historia totalmente diferente”.
Un gong lejano reverberó dentro de la mente del joven. Las voces se entremezclaron, se arremolinaron, ejecutaron una danza conjunta durante unos momentos más y a continuación comenzaron a desvanecerse. Mientras esto ocurría, el joven advirtió que su sensación de frustración e impaciencia se desvanecía también junto con ellas. ¿Se tratará de un mensaje, pensó para sus adentros, a la manera de una serie de claves misteriosas? Comenzó a tranquilizarse y a pensar conscientemente. ¿Qué es lo que tengo a fin de cuentas? Un enigma, un proverbio chino, una cita de Shlain hablando de las metáforas, un aforismo de Einstein hablando de la comunicación sólida y convincente, un camposanto, un dicho esquimal, una transformación, la constatación de las múltiples perspectivas de la realidad y una definición de la creatividad. ¿Cuál podía ser el significado de todo esto? ¿Qué es lo que tenían en común todas estas cosas? ¿Qué tenían que ver con el comentario que había hecho el gran maestro de que no eran peces lo que coleccionaba, sino agua? La cabeza empezaba a darle vueltas. El gong volvió a estallarle una vez más en los oídos. El joven mago se despertó de un sobresalto y abrió los ojos. Tenía la cabeza apoyada sobre el brazo de una butaca acolchada de cuero dentro de una habitación atestada de libros polvorientos. Cuentos de peces yacía abierto sobre su regazo. Sentía calor, por la frente le corrían gotas de sudor y tenía también los puños apretados. Sonó el gong por tercera vez. El sonido no procedía de dentro de su cabeza, sino de algún lugar fuera de la biblioteca. Se sacudió la cabeza para despejarse y se dio cuenta de que era una llamada para ir a comer. Las reflexiones adicionales podían esperar. Salió a unirse con los demás.
Hay un tiempo para la contemplación, y un tiempo para comer. A veces es preferible vivir en el ahora. *** Era el día de la iniciación. La última prueba por la que el joven mago tenía que pasar para finalizar su aprendizaje. Una vez superado este obstáculo, el joven podría optar por convertirse en un “mago ambulante”, viajar por todo el mundo, practicar su arte y realizar su aportación – sea la que fuere. “Estamos muy complacidos con usted”, dijo el gran maestro en nombre del tribunal. “Pues en
todos los aspectos lo ha hecho bastante bien. Sólo queremos pedirle que nos recuerde la respuesta a la sencilla pregunta de ¿qué es la magia?”. “El arte de la transformación y del cambio”, respondió el joven. “Muy bien. ¿Y cuál es el papel del mago?”. “Ayudar a las personas a introducir cambios útiles y beneficiosos en sus vidas”. “¿Y cómo lo consigue?”.
El joven mago se tomó un momento para preparar la respuesta. Generó una imagen de los mapas mentales en los que había tomado sus apuntes, y de los que se había servido ampliamente para sus repasos. “De cuatro formas:
-
En primer lugar, sabiendo que todo tiene una estructura; En segundo lugar, creyendo firmemente que siempre se puede cambiar; En tercer lugar, aceptando que siempre hay más de una única forma de ver las cosas; y Por último, comprendiendo que la clave de los cambios provechosos consiste en ser creativo y en tener acceso a un mayor número de opciones”.
“¿Y cuál es la responsabilidad del mago iluminado?”. El joven mago respondió sin vacilar: “La responsabilidad del mago consiste en utilizar sus poderes sabiamente, éticamente y con humildad”.
Todo esto le sonaba un tanto oficial y artificial al joven mago, pero venía a ser más o menos lo que se decía en los apuntes tomados del libro de texto. Y, dado que el autor era el mismísimo gran maestro, pensaba que podían servirle para salir del paso. “¿Y cuáles son los cinco principios claves del mago?”.
El joven mago se tomó un momento con objeto de volver a ordenar sus pensamientos, y a continuación respondió: “El primer principio consiste en encontrar las diferentes relaciones entre
las cosas, las cuales no siempre son manifiestas al nivel de la superficie, y abordar la información desde su contexto más amplio, dado que nada existe ni tiene sentido en el vacío. No se puede comprender el comportamiento de un niño sin saber algo acerca de la familia en la que vive”. “El segundo es ser consciente de que el conocimiento siempre es provisional, de que siempre quedará algo más por aprender, y de que siempre hay más de una sola forma de hacer las cosas”. “El tercero es que el mago comparte sus conocimientos en beneficio de los demás”. “El siguiente es que el mago trata de seguir la regla de las cuatro erres: respetarse a sí mismo, respetar a los demás, respetar los sistemas ecológicos y responsabilizarse de todos sus actos”. “Por último, el verdadero mago está convencido de que nada de lo anterior es verdad, pero se
comporta como si lo fuera. Lo que verdaderamente importa es la actitud y la intención que uno pueda tener”. “Ha aprendido usted muy bien”, dijo el gran maestro. “A continuación, y dado que todos hemos
disfrutado con la lectura de su último artículo sobre Los usos de los relatos de sabiduría y de las metáforas, por favor, respóndanos a la siguiente pregunta: ¿Por qué un mago o un brujo que sienta respeto por sí mismo habría de tener ningún interés en hablar del poder de los relatos de sabiduría y de las metáfo ras?”. El joven mago sintió cómo se entusiasmaba incluso antes de empezar a contestar. “Porque los
relatos de sabiduría son verdaderos y sin embargo no lo son. Toda historia forma un todo completo dentro de su propio contexto, dentro de su propia realidad. Toda historia, por lo tanto, constituye el reflejo de un sistema, de un mapa del mundo. Pero al igual que este mismo mapa está completo en sí mismo, también está incompleto porque representa únicamente una sola perspectiva entre otras muchas”. “Los relatos de sabiduría nos brindan algunas formas de ver y de comprender nuestro mundo
desde otra luz, desde un ángulo diferente. Nos permiten cuestionarnos a nosotros mismos y a los demás, reconocer las limitaciones y las deficiencias de nuestros propios mapas de la realidad, para que podamos hacer nuevos descubrimientos [new insights]. El cambio se convierte en una posibilidad real. La transformación se convierte en una posibilidad real”. “El narrador habilidoso puede contar una metáfora o un relato de sabiduría, de forma que genere
en el oyente el deseo de introducir un cambio en su forma de actuar, en sus habilidades [skills] o en su forma de pensar. Es muy posible que un relato de sabiduría pueda generar en una persona el deseo de cambiar su vida en un sentido muy profundo. He tenido ocasión de comprobarlo muchas veces”. “En otras palabras, los relatos, las anécdotas, son un medio importante y eficaz de estimular la
creatividad y generar un mayor número de opciones en la vida de la gente. Las historias son vehículos a través de los cuales podemos lograr que haya una mayor sabiduría y una mayor compasión en el mundo”.
“Este es el motivo de que el contar historias, cuentos, anécdotas, etc., sea todo un arte, sencillo y
complicado al mismo tiempo, definido e impreciso, además de dirigirse a la mente tanto consciente como inconsciente”. “De hecho, no se me ocurre ninguna otra forma de arte que de una forma tan eficaz logre
transmitir teoría y práctica [idea and action], estructura y creatividad, razón y emoción; que sea tan multisensorial y consiga llegar a tantos tipos de inteligencia; que pueda ser corto, largo o quedarse en un término medio; y que lo puedan comprender tan fácilmente personas de todas las edades y de todas las culturas”. “¿Saben una cosa? Es absolutamente cierto lo que decían los sabios de la antigüedad: ‘Soy historia’ *‘I am story’+. Pues cada uno de nosotros no somos ni más ni menos que nuestra propia
historia [story] que todavía seguimos escribiendo. Y la historia [history] del mundo, de las cosas vivas y de las inanimadas, es la suma total de nuestra historia colectiva hasta la fecha. ¿Quién puede saber qué puede pasar o en qué puede acabar?”.
El joven mago paseó la vista por los miembros del tribunal. Estaban sonriendo y asintiendo con la cabeza. Se dio cuenta de que no había parado desde hacía un buen rato. Respiró hondo y a continuación aventuró una leve sonrisa, más bien de timidez. “Enhorabuena. Ha hablado usted muy bien”, dijo el gran maestro. “Ahora ya ha completado su
aprendizaje y es usted libre de viajar por el mundo como un mago ambulante para practicar y desarrollar sus habilidades. Felicitaciones en nombre de todos”.
El tribunal de magos y brujos se puso en pie para hacerle los honores a la transición del joven mago, y mientras recibía su certificado de acreditación una amplia sonrisa iluminaba todo su ser. “El tribunal tiene en mente una misión para usted”, dijo el gran maestro. “Hemos seguido con
interés sus progresos, su dedicación y su entusiasmo, su curiosidad y su gran disposición a aprender y a trabajar. El viaje es verdaderamente largo y usted no ha hecho más que comenzar. ¿Está dispuesto a aceptar el desafío?”. El joven echó un vistazo a lo largo de la sala.
Advirtió los muchos rostros de sabios y respetados magos y brujos que permanecían de pie, observándole y esperando su contestación. “Será un honor”, dijo. “Venga a verme mañana”, dijo el gran maestro, “y hablaremos del viaje que queremos que haga”.
PARTE 2 LA TAREA
El gran maestro miró al “viajero” *Traveller+ que acababa de cualificarse desde el otro lado de la
mesa de despacho. “Enhorabuena, mi joven amigo. El tribunal ha decidido que se merece el título de “viajero de altos vuelos” *Travelling High Flyer+. Lo que significa que se reconoce el hecho de que tal vez tenga
usted el potencial necesario para que algún día pueda llegar a ser miembro del Tribunal Internacional de Brujos y Magos. Le espera un largo camino por delante, por supuesto, y muchas de las personas que lo inician no tienen la persistencia o el deseo de seguir adelante. Y evidentemente tiene usted el derecho de rechazar el desafío. ¿Desea que siga hablando, o tal vez no?”. “Sí, sí. Adelante”. “Ser miembro del tribunal es un gran honor y conlleva muchos deberes y obligaciones. Son
muchos los retos que se interponen entre usted y su destino, y tendrá que saber abordar estos desafíos con creatividad, con firmeza y con integridad. Y todo ello, por supuesto, tiene que ver con el liderazgo. “Tendrá que aprender a liderar a la gente, a influenciarles y motivarles. De modo que el primer
reto que el tribunal ha decidido que tiene que emprender es el siguiente: investigar y analizar las cualidades principales de los líderes. ¿Qué es lo que mueve a la gente a cambiar, aprender y transformarse, y –además – cómo podemos influenciarles y motivarles de manera que sean ellos mismos los que libremente quieran dar este paso?”. El joven mago hizo ademán de querer interrumpir, pero el gran maestro prosiguió. “También hemos observado su pasión y su entusiasmo por los relatos de sabiduría y las metáforas.
De manera que el tribunal quiere que usted descubra y reúna esta información a través de los relatos y las metáforas, y de la experiencia [la vivencia] de las mismas. ¿Desea hacer alguna pregunta?”.
El viajero de altos vuelos negó con la cabeza, por lo que el gran maestro prosiguió. “Usted ya ha tenido ocasión de aprender aquí mismo en la Academia muchas cosas sobre el
liderazgo, y también sabe que todavía le queda mucho más por aprender. La primera pregunta que tengo para usted es la siguiente: ¿Dónde em pieza el liderazgo?”. “Justo aquí”, dijo el joven mago tocándose el pecho con los cuatro dedos de la mano derecha, “en mí mismo. Se trata de mi responsabilidad personal”. “Muy bien”, dijo el gran maestro. “Estamos hablando de liderazgo, el cual comienza y acaba en
usted mismo. No puede liderar a otras personas hasta que no aprenda a liderarse a usted mismo con integridad y en consonancia con sus valores internos. Este va a ser su punto de partida. Tiene que llevar a cabo el reto tal y como el mismo ha sido formulado, y no hay razón por la que usted no pueda, al mismo tiempo, satisfacer su propia búsqueda personal para encontrar la solución al
enigma y la interpretación de su sueño. Como tendrá ocasión de comprobar, las dos tareas se pueden abordar cómodamente”.
El joven mago estaba asombrado. “¿Cómo se ha enterado de eso?”. Los ojos del gran maestro brillaron. “Usted entra en la biblioteca de un mago bajo su propia
responsabilidad. Tengo que confesar que a los libros de mi biblioteca les gusta chismorrear un poco de cuando en cuando. B ien. ¿Alguna pregunta?”. “¿El tribunal quiere que esta misión se lleve a cabo de alguna forma en particular?”. “No, amigo mío. Eso es cosa suya. No obstante, le ofreceremos un poco de ayuda y de apoyo.
Dado que ha sido designado oficialmente como viajero de altos vuelos, usted determinará el medio de transporte que le corresponda a su estatus. Su medio de transporte también le servirá de guía. El único inconveniente es que tendrá que encargarse usted mismo de buscar y de encontrar dicho medio de transporte”. “¿Y cómo, si se puede saber?”. “Simplemente confiando en el universo. Como nos gusta decir: ‘Cuando el viajero esté listo, el medio de transporte llegará”. El gran maestro volvió a sonreír y sacó de un cajón secreto un pequeño paquete forrado de cuero. “Necesitará esto”, se limitó a decir. “Buena suerte y que lo pase bien”. Le estrechó la mano, dio media vuelta y se fue.
*** El joven mago se sentó en el pretil de un antiguo puente de piedra. Miró hacia abajo en dirección a las claras aguas que discurrían veloces. Las truchas ocupaban sus puestos dentro de la corriente, moviéndose despreocupadamente a derecha e izquierda mientras el agua les iba trayendo la comida. El joven observó lo fáciles y elegantes que parecían sus movimientos. No luchaban por nada, sino que se limitaban a esperar paciente y taimadamente lo que el destino quisiera depararles. El joven notaba el tamaño y la forma del paquete forrado de cuero dentro del bolsillo de la chaqueta. Se había estado conteniendo la curiosidad hasta aquel entonces, pero no había dejado de ser consciente de su presencia, abultada e interrogante, desde que abandonó el despacho del gran maestro. Lo sacó y lo depositó en el pretil. Procedió a desatar cuidadosamente los apretados nudos que dificultaban su apertura. Dentro había –a decir verdad, no había gran cosa. Un pequeño rollo de papel dirigido al tesorero del colegio, un lápiz eterno colocado en el lomo de un block de notas interminable, un compás, un mapa del universo, un par de gafas de sol multicolor plegables, una manzana y una ficha de plástico. Es curioso, pensó, mientras se dirigía a la tesorería. No tengo la menor idea de para qué demonios es el rollo de papel. Vaya usted a saber qué es lo que el gran maestro quiere darme a entender con
todo esto. Pensemos. Evidentemente, el lápiz y el block de notas son las herramientas de mi profesión, el cómo y el dónde dejo constancia de mis experiencias. El compás y el mapa son probablemente para la navegación... El joven se detuvo por unos momentos a considerar la posibilidad de recorrerse el mundo entero con un par de buenas botas de caminar. ¿Y las gafas multicolor?, pensó. ¡Hum! Eso es más difícil. Podría querer decir que los relatos de sabiduría pueden ofrecernos distintos contextos, que nos permiten abordar la información, las situaciones y las distintas relaciones de diversas formas y desde diferentes ángulos por contraste con lo que suele ser lo habitual. Lo dejo así. Y la manzana, obviamente, debe referirse a la búsqueda del conocimiento y la sabiduría. O, conociendo al gran maestro, todas estas cosas podrían tener un significado totalmente diferente. En cuanto a la ficha de plástico, no tengo ni la más remota idea. *** La aldaba de la puerta de la tesorería consistía en un gran anillo de hierro negro colgando de la boca de un león de gran melena. La aldaba de un santuario. De repente, la Academia daba la impresión de ser un lugar amistoso y acogedor; el joven no tenía ninguna idea real del mundo exterior ni de adónde tendría que ir. Llamó tres veces. La puerta giró de pronto suavemente sobre sus goznes. El tesorero tomó el rollo de papel, diciendo simplemente: “Le estaba esperando. Tome esta moneda de oro, arrójela tan lejos como sea capaz en dirección al centro del lago, donde están las truchas más grandes y más dulces, y formule un deseo”. “¿Un deseo respecto de qué?”, dijo el joven mago ligeramente sorprendido. “Un deseo respecto de aquello que sea lo que más necesite en este momento de su vida. Pero
tenga cuidado: únicamente puede desear una sola cosa, y nada más. Y ahora váyase. Y buena suerte, joven”.
*** Con la moneda de oro sujetada fuertemente en la mano izquierda, el joven mago atravesó una vez más el viejo pretil de piedra donde poco antes había estado observando a las truchas ocupando sus puestos privilegiados. Allí seguían, en aquel punto en el que la corriente fluye con más rapidez a través de los montantes del puente. Una ráfaga de melancolía pasó rozándole por encima. De repente el joven sintió envidia de la vida tan sencilla de las truchas. En cambio él no tenía ningún plan, ningún itinerario –ni tampoco, pensándolo bien, tenía comida, salvo la manzana, que llevaba en el fondo de la mochila junto con la ficha de plástico. Se sentía muy solo. Miró fijamente al cauce del río por si encontraba alguna moneda de oro despreocupadamente abandonada y que pudiera venirle bien, pero lo único que vio fueron piedras y guijarros de muchas formas y colores.
Continuó andando penosamente por el estrecho sendero, río abajo, preguntándose dónde y cómo iba a encontrar el medio de transporte que le habían prometido. Las botas estaban empezando a apretarle. De vez en cuando, pasaba junto a él un coche o un autobús, siguiendo a toda velocidad en dirección a su remoto destino, dejándole atrás tosiendo y medio ahogado por los humos de los tubos de escape. Qué gran comienzo ¡Bienvenido a la adultez! para explorar el universo, pensó para sí mismo. Delante de él estaba el lago: sereno, magnífico, reflejando en su superficie las altas montañas y los espesos bosques. Echó a andar por un viejo embarcadero de madera un tanto desvencijado. Cuando llegó al final, miró la moneda que brillaba pálidamente en su tibia mano, cerró los ojos y deseó con todo su corazón que... ¿qué? Abrió los ojos nuevamente. ¿Qué era lo que verdaderamente quería? ¿Qué era lo que realmente necesitaba en aquel momento? Evidentemente se sentía solo. Sería muy agradable tener a alguien que le acompañara en el viaje, con quien compartir sus ideas y sus pensamientos. Un crítico benévolo y simpático sería ideal. Pero, por otro lado, no podrían recorrer mucho universo si tuvieran que ir andando a todas partes. Así que algún medio de transporte también sería ideal. Una bicicleta parecería demasiado modesto; una nave espacial sería demasiado pretencioso. ¿Qué podía elegir? Cerró los ojos, y respiró profundamente hasta el mismísimo centro de su ser. Le vino a la mente el gran maestro. “Confíe en el universo”, decía su voz. Dos palabras acudieron a su conciencia. Y el joven deseó con todo su corazón: “Lo único que quiero es tener el mejor compañero de viaje imaginable que pueda haber en todo el universo”. Y diciendo esto, l anzó con fuerza la moneda de
oro en dirección al oscuro centro del lago. La moneda se fue hundiendo lentamente en dirección al fondo lanzando algún que otro destello durante el transcurso de su caída, rebotó en la trucha más rápida, más dulce y más grande con la que un pescador pueda soñar pero que rara vez consigue pescar, y finalmente fue a parar al filo de una de las más elegantes y afiladas cimitarras hechas a mano que jamás se hayan visto en todos los mundos conocidos y por conocer. Llevaba siglos en el fondo del lago, arrojada por la mano agonizante de su último dueño, el último superviviente de un grupo de nobles hermanos que habían estado al servicio de su señor en las campañas del norte, pero condenados a no volver a ver jamás su tierra natal. Entre tanto, el joven mago esperaba. Observaba las ondas evolucionando en círculos concéntricos a través del lago, alejándose cada vez más del lugar donde la moneda había desaparecido, hasta que perdían su forma y energía, y la superficie del lago recuperaba su apariencia calmada e insondable. El joven esperaba, sin atreverse apenas a respirar. Una voz a sus espaldas le dijo: “¿Me llamasteis, mi joven amo?”.
El joven se volvió asombrado. Pero no vio nada. El viejo embarcadero de madera se extendía en dirección a la orilla que quedaba a unos dos kilómetros de distancia. Al otro lado del camino se elevaban extraordinariamente los bosques y más allá de ellos las frías y grises cimas de las montañas se extendían perpendicularmente en dirección al cielo. Un único pájaro cantaba tristemente y las montañas le devolvían el eco con el mismo aire de abandono. “Estoy a vuestro servicio, mi joven amo. ¿Qué deseáis?”. La voz era fuerte y firme. Era una voz
digna. Mostraba autoridad y confianza sin el menor trazo de servilismo, a pesar de que –de dondequiera que procediera – estaba ofreciendo sus servicios. Y por debajo de la culta compostura de la voz, al joven mago le pareció advertir calidez, compasión y algo más que una leve brizna de humor. El joven miró hacia abajo. A sus pies yacía una bella y exótica alfombra. No era particularmente grande, mediría alrededor de dos metros de largo y uno de ancho. Su dibujo era engañosamente sencillo. Partiendo de los bordes externos de la alfombra, trece delgadas franjas de figuras geométricas confluían formando los contornos de un gran recuadro central. A cada uno de los lados del recuadro se extendía una columna que soportaba un dintel del que colgaba un enorme candelabro. Debajo del candelabro, en la base del recuadro, había un elegante cáliz sobre un sencillo altar. Aunque la alfombra era evidentemente vieja y en algunas zonas estaba un poco raída, los colores seguían siendo muy vivos y brillantes. Debajo del altar, en uno de los bordes aparecía una pequeña cajita que contenía unos caracteres arábigos, los cuales, dio por supuesto el joven mago, corresponderían al nombre de la persona que había tejido la alfombra. “¿No habíais visto antes una alfombra para las oraciones?”, preguntó la voz en tono risueño. “Mi dibujo es ‘kula’, un diseño turco, aunque fui tejida en los dominios de los reinos persas hace ya
muchos siglos. Mi tejedor, cuyo nombre podéis ver, fue el más grande tejedor de alfombras de su tiempo, puede incluso que de todos los tiempos. Pero no olvidemos que me habéis llamado, mi joven amo. ¿Qué puedo hacer por vos?”. “Ah, ya entiendo. Tú eres el compañero de viaje que pedí. No eres precisamente lo que yo esperaba”. “No sé de qué me estáis hablando”, respondió la alfombra, “y a lo largo de mi di latada vida he
aprendido a no esperar jamás que nada suceda tal y como nos esperábamos, salvo en el caso de que queramos llevarnos una decepción”. “Es muy probable que tengas razón. De todas formas, me alegro mucho de conocerte. Y hablando
de otra cosa, ¿por qué me llamas joven amo?”. “Cuando la moneda de oro tocó el filo de la cimitarra de mi ya largo tiempo difunto amo, por la ley de la contigüidad mi lealtad quedó transferida a vos. Ahora mi amo sois vos, mi joven amo”. “Pero tú no hablas como un criado. Pareces más bien... una alfombra con una cierta experiencia. Ciertos conocimientos. Has recorrido mundo, has viajado mucho, me atrevería a sugerir”.
“En este preciso momento, mi joven amo, estoy atado a los códigos, las obligaciones y los deberes
de la servidumbre. Es un honor y un privilegio estar a vuestro servicio. Y me enorgullece realizar siempre la mayor aportación de la que sea capaz, independientemente del puesto que pueda estar ocupando actualmente en la vida. No cometáis el error de no respetar la vocación de servir”. “Pero tú...”. El joven mago hizo una pausa. “¿Qué quieres decir con eso de tu puesto actual en la
vida? ¿Acaso has sido alguna vez –hum, cómo lo diría – otra cosa que no fuera una alfombra?”. La alfombra se rió. “Pues no, siempre he sido lo que soy. Pero no siempre he sido un criado. Una
vez fui el orgullo del shah y de su reina. Los tejedores solían atravesar todo el mundo conocido para contemplar mi hechura y maravillarse de la habilidad de mi tejedor. Una vez fui el rey de las alfombras. Pero eso fue hace ya mucho tiempo y, como se suele decir, eso es otra historia”. “¿Me la vas a contar?”. “Tal vez algún día”. “¿Cómo puedo llamarte, entonces?”. “Como queráis. Entre los hombres me conocen por el nombre corriente de Kula. Entre las alfombras, me llaman Al Sayyid, que quiere decir el mae stro, el jefe”. “Entonces te llamaré Al Sayyid”. El joven se inclinó y procedió a enrollar la alfombra de las
oraciones. “¿Qué hacéis, mi joven amo?”. “Te estoy enrollando para poder llevarte con más facilidad”.
Al joven mago le dio la impresión de que Al Sayyid se estuviera partiendo de la risa. Ríos de ondas iban y venían a lo largo y ancho de la alfombra. El candelabro se estremecía. El joven dejó que la alfombra se desplegara por sí sola. Las risas prosiguieron. “¿De qué te ríes?”, dijo el joven mago aprovechando que la alfombra hizo una pausa para respirar. “De que llevarme con vos para ir a dondequiera que sea vuestro destino, sería como salir de
vuestra propia casa y recorreros el mundo a pie de parte a parte, para hacerle una visita al vecino de al lado”.
El joven parecía perplejo. “Vos deseabais tener un compañero de viaje *travelling companion+. Y debéis haber deseado
bien, mi joven amo. Pues ahora tenéis un compañero, y un compañero que sabe viajar [desplazarse, moverse]. Un compañero, además, que sabe viajar en primera clase. No soy una simple manta de viaje que sabe cómo prestar sus servicios. Puedo llevaros volando a cualquier parte del universo, a cualquier lugar al que queráis ir. Vamos. Sentaos. Quitaos las botas, poneos las gafas de sol multicolor especiales para protegeros los oj os, y pongámonos en marcha”.
No es de extrañar que el gran maestro se sonriera para sus adentros cuando se despidió de mí, pensó el joven mago. ¿Qué podrí a haber más apropiado para un “viajero de altos vuelos” que una alfombra mágica voladora persa? ¡Perfecto! Con una sensación enorme de emoción y expectación, el joven maestro se quitó las botas y las guardó con cuidado dentro de la mochila. A continuación se sentó con mucho tiento entre el cáliz y el candelabro, y preguntó: “¿De dónde me sujeto?”. “Confiad en el universo. ¿Adónde vamos?”. “Adonde podamos aprender. Adonde podamos ser de utilidad. Adonde creas que es mejor para
empezar mi búsqueda. Eres tú el viajero experto. Elige tú. Llévame tú”. El joven mago cerró los ojos. Se oyó un sonido como de un largo suspiro quejumbroso. El joven sintió una pequeña sacudida en la boca del estómago, la leve caricia de una suave brisa en el pelo, y después un profundo y tranquilo sueño se apoderó de él.
N. del T.: El original inglés puede significar igualmente “compañero viajante o viajero”, en el sentido de “susceptible y capaz de moverse y desplazarse por el espacio”, lo que tratándose de
una alfombra voladora explicaría el juego de palabras.
PARTE 3 LA SOLUCIÓN DE PROBLEMAS
El joven mago se despertó en medio de un prado de ranúnculos. El sol brillaba sobre las cumbres nevadas y un arroyo gorgoteaba cerca. En la distancia el joven podía discernir débilmente las dulces campanillas cantarinas de las ovejas pastando. El joven se frotó los ojos. La vista era magnífica y el aire puro y fresco. “¿Dónde estamos?”. La alfombra contestó: “Un buen sitio para entretejer algunos pensamientos y proyectos. Si he de
prestaros un buen servicio, necesito saber más cosas sobre vos y qué es lo que buscáis”. El joven mago le habló a Al Sayyid de la misión que el tribunal le había encomendado, del enigma de los peces y del agua, y también del sueño. Cuando hubo acabado, Al Sayyid le preguntó al joven si tenía algún plan de acción respecto del viaje o alguna idea acerca de cómo pensaba organizarse para cumplir con su misión. “No, todavía no me he parado a pensar ni en lo uno ni en lo otro”. “Pues entonces yo, como vuestro guía que soy, asumiré la responsabilidad de llevar las riendas de
nuestro itinerario, si a su vez vos asumís la responsabilidad de averiguar cómo pensáis arreglároslas para cumplir con vuestra misión”. El joven mago tragó saliva. “Eso parece
complicadísimo. Me va a llevar toda la mañana. Vamos primero a desayunar algo y después nos pondremos a pensarlo”. “Como vos digáis, mi joven amo. Pero no vamos a ponernos a pensar en ello, sino que vamos a ponernos manos a la obra. Y ahora decidme, ¿qué deseáis desayunar?”.
Nada más pensar en unos cruasanes a la plancha con mantequilla y mermelada de cerezas negras, y una taza de chocolate bien caliente, Al Sayyid ya estaba sacándolos de un bolsillo oculto que estaba justo debajo del candelabro. “Prodigioso”, dijo el joven mago y se abalanzó sobre el desayuno.
SOBRE EL ARTE DE LIDERAR “Tengo un poco de lío”, dijo el joven mago. “El fenómeno del liderazgo es una cuestión de gran
envergadura. ¿Por dónde empiezo? Al principio pensaba que iba a llevarme toda la mañana. ¡Pero ahora tengo la impresión de que me puedo tirar el mes entero!”. “Y bien, mi joven amo, es evidente que no queremos darle demasiadas vueltas, ¿verdad? Así pues, ¿le estaría permitido a un guía hacer algunas sencillas preguntas?”. “Claro, ¡suéltalas!”. “¿Cuál es exactamente vuestro objetivo?”.
“Investigar la naturaleza del liderazgo y las cualidades propias de los líderes”. “¿Y ello aplicado a qué, hablando más específicamente? Es decir, ¿el liderazgo dentro de qué contexto?”. “Bueno, la verdad es que a nivel general. Todos sin excepción tenemos que ser un líder en algún
momento de nuestras vidas. Ya no sólo en el mundo empresarial y de la política, sino también los profesores, los maestros, los médicos y las enfermeras, los policías y los bomberos, los instructores personales [coaches], los psicólogos [therapists], los padres, los amigos, las parejas. Incluso los niños muy pequeños tienen una serie de responsabilidades en la vida”. “Y cuál va a ser la novedad en relación con lo que vos queréis decir a propósito del liderazgo?
¿Qué es lo que supuestamente va a diferenciar vuestra investigación de los demás libros, seminarios, cursos, cd-roms y programas de televisión?”. “Es difícil explicarlo. De lo que sí estoy verdaderamente seguro es de que no existe una forma
correcta, una forma única e ideal de liderar. Dependerá, supongo, de factores tales como las diferentes situaciones en las que tenga lugar el liderazgo y del tipo de relaciones existentes entre las personas. O algo así”. “Espero que me perdonareis, mi joven amo, si –hablando desde mi condición de alfombra – os digo
que todo esto me parece un tanto confuso. ¿Qué forma pensáis darle exactamente a vuestro estudio sobre el liderazgo para que sea difere nte, único? Necesitáis tener un diseño, un proyecto”.
Al joven mago le vino una idea de repente. “Bueno, me gustaría hacerlo sirviéndome de historias y relatos de sabiduría. Los relatos de sabiduría proceden de todas partes del mundo. Representan distintas culturas y formas de pensar, diferentes estilos y formas de actuar. ¿Qué te parece si, al igual que se suelen combinar los relatos de sabiduría procedentes de Oriente y de Occidente, también nosotros combináramos lo mejor del liderazgo desde la perspectiva de las diferentes culturas?”. “¿Y cómo se os ocurre que podemos hace rlo?”.
El joven viajero volvió a quedarse perplejo. “¿Habéis estudiado a Aristóteles y la filosofía occidental en la Academia?”, le preguntó Al Sayyid
con mucha delicadeza. “Sí”. “Y si tuvierais que resumir todas las grandes ideas que recorren el pensamiento y la filosofía occidental en unos dos o tres conceptos c laves, ¿cuáles serían?”. El joven se estrujó los sesos. “Me supongo que uno de ellos sería el dividir las cosas en diferentes clases. Esto es esto y aquello es aquello, y son dos cosas diferentes”.
“Ah, el concepto de ‘dicotomía’, el dividir las cosas en dos clases”, dijo Al Sayyid. “¿Podríais ponerme algunos ejemplos?”. “A ver. El mundo occidental tiende a distinguir entre lo espiritual y lo material. Razón por la cual es
frecuente encontrar una división entre la Iglesia y el Estado. Se considera que la mente y el cuerpo son dos cosas diferentes; la mayoría de los médicos occidentales suelen tratarlos por separado. Aristóteles definió un mundo dividido en sujetos y objetos, y la civilización occidental continúa dividiendo el mundo de esta misma forma. Esta forma de pensar implica que yo acabo en mi propia piel y a partir de ahí comienza el resto del mundo. Existe, pues, lo uno y lo múltiple –yo por un lado y todo lo demás por otro”. “¿Y en qué se diferencia esto del pensamiento oriental, hablando en términos generales?”. “Al pensamiento oriental le preocupa más la cuestión de la unicidad *oneness+, la indivisibilidad, la
armonía y la interconexión. Los médicos chinos, por ejemplo, tratan a la persona en su totalidad, mente y cuerpo”. “Así pues, mi joven amo, ¿qué os parece si enlazamos el entramado de la tradición occidental con
la urdimbre de la tradición oriental dentro de un marco de referencia que combine uno y otro, y en el que todo pudiera tener cabida?”. “¿Pero cómo?”. “Utilizando lo que ya sabéis, lo que acabáis de explicar. Habéis dicho que la tradición occidental
sostiene la concepción de que por un lado tenemos al sujeto, al individuo, y fuera del mismo tenemos al grupo. ¿Es así?”. “Correcto”. “Pues bien. Prestad atención a mi recuadro ce ntral”.
Entre el candelabro y el cáliz apareció una sencilla cuadrícula. A la izquierda, junto a la casilla superior estaba escrita la palabra “yo”, y junto a la casilla inferior “los demás”.
YO
LOS
DEMÁS
“Y también dijisteis que otro de los elementos claves del pensamiento occidental es la división del mundo en sujetos y objetos, lo que está dentro de nosotros y lo que está fuera. ¿Es así?”.
“Correcto”. La palabra “dentro” apareció encima de las casillas de la izquierda y la palabra “fuera”
encima de las casillas de la derecha.
Dentro
Fuera
YO
Los Demas
“De modo, mi joven amo, que con ello tenemos una división del mundo occidental en cuatro
partes o categorías separadas y diferentes. Aristóteles se sentiría orgulloso de nosotros. Ahora bien, ¿de qué elementos de la vida y de la actividad del ser humano creéis que trata cada una de las casillas?”. “¡Caray! Está fenomenal *That´s cool+. ¡La vida entera condensada en cuatro casillas! Es una
manera interesante de hacer que la complejidad sea más accesible y manejable. Déjame ver... “La casilla superior izqui erda tendría que ver con todo aquello que sucede dentro de la persona, y que es específico de dicha persona. Aquí entraría lo que no se puede ‘ver’ ni medir como, por
ejemplo, la personalidad, el temperamento, la actitud, la sensibilidad [awareness], los valores personales, la sabiduría y la consciencia [consciousness] personal. Razón por la cual a esta casilla podríamos denominarla ‘personal’. “La casilla inferior izquierda tendría que ver con todo aquello que sucede dentro de los grupos.
Aquí entraría lo que identifica a los grupos en el sentido de poseer algo en común como, por ejemplo, un mismo ‘idioma’, unos mismos valores y una misma cultura. Dado que estamos hablando de cuestiones relacionadas con el liderazgo, a esta casilla la podemos llamar ‘grupal [el equipo+’. “La casilla superior derecha tendría que ver con lo que podemos observar y medir desde fuera a
nivel individual. Aquí entraría la conducta, las habilidades, las destrezas, las competencias, las fuerzas, las capacidades y los conocimientos. A esta casilla la podríamos llamar ‘profesional’. “Finalmente, la casilla inferior derecha tendría que ver con todo aquello que desarrollan las
distintas culturas. Se trataría de los aspectos grupales que podemos observar y medir desde fuera.
En esta casilla entrarían, por ejemplo, los distintos métodos y estilos de los que se sirven los seres humanos con vistas a organizarse política, social y económicamente. Incluiría, por ejemplo, los medios de comunicación, los medios de transporte, los sistemas de información y las distintas formas de ofrecer estos servicios. Razón por la cual a esta casilla la podríamos llamar ‘infraestructura’ ”. La plantilla que aparecía sobre la alfombra quedaba así de la siguiente forma:
Dentro
Fuera
Personal
Profesional
Grupal
Infraestructura
YO
Los Demas
“¡Está genial!”, dijo el joven. “Verdaderamente ayuda a ordenar y clarificar lo que hace tan sólo unos momentos parecía tan complicado”. “Recordad”, dijo Al Sayyid, “que el cerebro es un organismo encargado de dar sentido. Va
entretejiendo el sentido en base a indagar y crear una serie de pautas. Siempre sabemos más de lo que creemos que sabemos. Yo me limité a haceros algunas preguntas que os permitieron darle un marco y una forma a los conocimientos que ya t eníais”. “De lo que me doy cuenta ahora”, dijo el joven mago emocionado, “es de que cada una de estas
casillas constituye una importante área de trabajo sobre la cual las personas encargadas de liderar tendrán que reflexionar y que tomar en consideración. Un buen líder tendrá que tener en cuenta la totalidad de estas cuatro casillas, además de la relación de cada una de ellas tomada por separado con las restantes”. “Exactamente. Ahora bien, ¿queda algún elemento de la experiencia del ser humano que no aparezca reflejado en nuestro marco de trabajo?”. El joven mago lo pensó concienzudamente. Finalmente dijo: “Ninguno. Hasta donde alcanzo a ver, todo parece encajar dentro de una o más de estas casillas”. “De modo que tenemos cuatro categorías distintas, todas ellas pertinentes a la cuestión del
liderazgo, y todavía nos queda pendiente hilvanarlo con el entramado de la sabiduría oriental, ¿que era cuál?”.
“Armonía, integridad, unicidad, indivisibilidad”. “¿Y cómo podríamos enlazarlo?”.
El joven mago reflexionó por un momento y de pronto se sintió sacudido por la iluminación. “Reconociendo que estas cuatro casillas no son independientes sino interdependientes. Tienen
que actuar conjuntamente, en equilibrio, en armonía, como una unidad. Y la forma de alcanzar este equilibrio dependerá del contexto y del entorno en el que el líder tenga que tomar sus decisiones. “Lo único que necesito ahora es encontrar historias y anécdotas procedentes de todo el mundo,
que me permitan ilustrar estos elementos, estos escenarios donde se desarrolla el liderazgo inspirador [sugestivo], y poner de manifiesto cómo actúan conjuntamente. ¿Qué nota me merezco?”. “Enhorabuena, mi joven amo, empezáis a comprender cuáles son las cualidades princi pales del
buen líder, del líder que es capaz de integrar y de sintetizar diversos niveles de teoría y práctica, cultura y voluntad, con la misma seguridad que un tejedor maestro va entrelazando los hilos de la alfombra perfecta. Comenzáis a entrever cuáles son los elementos integrantes que definen al líder integral”.
SOBRE EL ARTE DE INFLUENCIAR “Así pues, mi joven amo, ya le hemos dedicado un buen rato a reflexionar sobre el liderazgo.
Habladme ahora del arte de influenciar y de cómo lo diferenciáis de manipular. ¿Cómo se pueden mantener separados estos dos hilos de un color y una textura tan similares?”. “A veces es necesario manipular, por ejemplo, en momentos de crisis. En el caso de que alguien
esté a punto de ser atropellado por un tranvía, tenemos que apartarlo de un empujón. O dirigirnos a gritos a la gente si hay un incendio en el edificio. En estas situaciones no estamos obligados a guardas las formas. “Pero en las situaciones normales de liderazgo, la manipulación –de acuerdo con mi experiencia –
suele ser contraproducente. Hace que me sienta mal. Y cuando me siento mal, lo más probable es que no sea capaz de dar lo mejor de mí mismo. Por el contrario, cuando siento que alguien está ejerciendo una influencia positiva sobre mí, me siento bien y contento de poder rendir al cien por cien en la tarea que tenga entre manos. “La dificultad para los líderes estriba, pues, en cómo hacer que el grupo, o el individuo, se sienta bien en relación con lo que se les ha pedido que hagan”. “¿Y cómo se logra esto, mi j oven amo?”.
“Esto lo hemos estudiado en la Academia. La manipulación es una estrategia que viene a ser algo así como decir: ‘Sé qué es lo que quiero y estoy absolutamente decidido a conseguirlo. Pobre del
que se interponga en mi camino, porque no hay nada que pueda detenerme. Así que más te vale hacer lo que te digo, porque de lo contrario...’ “Por su parte, la influencia positiva es una estrategia que viene a ser algo así como decir: ‘Sé qué
es lo que quiero y estoy absolutamente decidido a conseguirlo. Pero me consta que probablemente todos vosotros también queréis determinadas cosas. Si consigo averiguar cuáles son vuestros objetivos y os ayudo a conseguirlos, es probable que a cambio también vosotros me ayudéis a mí’. “Mientras que los manipuladores tienen que luchar contra la resistencia y el sabotaje cada vez que
quieren algo, las personas que pretenden ejercer una influencia positiva tratan de crear alianzas [alliances] a largo plazo, convencidos de que los demás estarán dispuestos de buen grado a trabajar con alguien que les demuestre que respeta sus intereses, además de los suyos propios. “Los manipuladores actúan sobre la base de una mentalidad de escasez. Están convencidos de que
no hay bastante para todos. Si ellos no se llevan el premio, se lo llevará otro en su lugar. “Por su parte, las personas capaces de ejercer una influencia positiva, actúan sobre la base de una
mentalidad de abundancia. Están convencidos de que hay muchísimo y para todos de lo que verdaderamente importa en la vida. Todo lo que estas personas puedan dar, están convencidos de que lo recuperarán. Estas personas combinan sus objetivos personales con los objetivos de los demás. Son conscientes de lo que sucede a su alrededor, le prestan atención y actúan con flexibilidad con el fin de acomodarse a todo aquello que la situación requiera. Sobre todo, se esfuerzan por crear relaciones cálidas y duraderas con los demás porque en ello radica el secreto de la confianza y el compromiso. “Si a todo ello tuviera que añadirle también la importancia de pensar holísticamente, como
acabamos de hacer ahora mismo en la sección en la que nos ocupamos del liderazgo, podríamos ordenar nuestros conceptos a propósito de la influencia positiva o constructiva de la siguiente forma: -
El manipulador busca la GANANCIA para sí mismo; La persona que ejerce una influencia positiva busca la GANANCIA para sí mismo y la GANANCIA para el grupo; El líder que se sirve de la influencia positiva busca la GANANCIA para sí mismo, la GANANCIA para el grupo y la GANANCIA para el sistema más amplio que los engloba.
“El líder influyente o integral lucha por la ganancia más completa o TRIPLE GANANCIA: para sí mismo, para el grupo y para el sistema que los engloba”.
SOBRE EL ARTE DE MOTIVAR “Muy agudo”, dijo Al Sayyid. “¿Y qué fue lo que aprendisteis en la Academia acerca del arte de motivaros a vos mismo y a los demás? ¿En qué consiste la motivación y de dónde procede?”. “Me parece que aquí vas a tener que ayudarme un poco”. “Mi joven amo, ¿qué es lo que o s motiva?”. “Hacer lo que me gusta, y de la forma que me gusta”. “¿Y cuál es el significado literal de la palabra ‘motivación’?”. “Movimiento”. “¿Y cuáles son las posibles direcciones?”. “Acercarse o alejarse respecto de algo”. “¿Me concedéis entonces que os sentís motivado a moveros en dirección a las cosas que os
parecen importantes en la vida, las cosas que apreciáis y valoráis, las cosas que necesitáis y deseáis; y a alejaros de las cosas que no os parecen importantes, o que no valoráis, o que os dan miedo?”. “Pues sí, probablemente sea verdad”. “¿De modo que no pretenderéis motivar a nadie ofreciéndole algo que no le guste o que no valore, verdad?”. “Supongo que no”. “Ahora bien, vuestros valores, lo que determina vuestra
forma de reaccionar y vuestra forma de pensar, han sido siempre los mismos? ¿O han cambiado en el transcurso de los últimos cinco, diez o quince años?”. “La mayoría de ellos han cambiado, si bien hay algunos valores que me consta que siempre he
tenido y que probablemente no van a cambiar jamás”. “¿Y acaso todo el mundo tiene los mismos valores?”. “Pues no, por supuesto que no”. “Así pues, ¿qué habéis sacado en claro hasta el momento acerca de la motivación?”. “Pues que la gente se motiva haciendo cosas que valoran, y se desmotiv a haciendo cosas que no
valoran. Pero no todas las personas comparten los mismos valores, ni piensan de la misma forma. Por esta razón, lo que pueda motivar a una persona no tiene por qué motivar a los demás, y viceversa”. “¿Y entonces qué?”. “En ese caso, el líder eficaz tendrá que saber cómo puede motivar a aquellas personas a las que
desea liderar e influenciar de la forma diferente [distintiva] y específica como estas personas se sienten motivadas de manera natural”. “Exactamente”.
“Al Sayyid, ahí fue ra hay una barbaridad de gente con diferentes sistemas de valores y de pensamiento”. “A nivel individual sí, pero hablando en términos de formas de valorar y de pensar no. Mi joven
amo, ¿recordáis los principios de la magia y la forma de cumplirlos? Estoy convencido de que es posible que hace poco hayáis estado hablando de estas mismas cosas con el tribunal”. “El énfasis que le das a la cuestión de las formas o los tipos sería una pista, me supongo. Ello
coincidiría con la idea de que todo sigue una estructura y una pauta subyacente, y de que el mago observador trata de identificar lo que relaciona la información entre sí por debajo de la superficie de las cosas”. “¿Y entonces qué?”. “Entonces, puede que del mismo modo que logramos condensar el mundo entero y todo lo que
contiene en cuatro cuadrantes, tal vez sea posible discernir algunas pautas a nivel general en relación con los sistemas de valores y de pensamiento de que se sirve la gente. ¿Disponemos de alguna evidencia en relación con esto? ¿Hay alguna investigación?”. “Sí la hay, de hecho. Pero tal vez podríais averiguar algo en relación con esto por vos mismo. ¿Tenéis algún hermano o hermana más joven?”. “Sí, tengo una hermana más joven”. “Decidme cuáles han sido las principales etapas o fases por las que ha tenido que pasar en el transcurso de su desarrollo, comenzando desde el nacimiento”.
El joven mago sonrió ante el recuerdo de los primeros días de la existencia de su hermana pequeña. Cuando nació era una criatura absolutamente dependiente, por supuesto. Necesitaba ayuda y apoyo, además de una atención constante durante todo el día. Al hacerse un poco más mayor, empezó a reconocernos: mamá, papá y yo. Formó un vínculo con nosotros y nosotros con ella. Cuidábamos de ella y nos asegurábamos de que tuviera todo lo que quería y necesitara. “Más adelante –cuando tenía alrededor de dos años y medio – se produjo un cambio enorme.
Empezó a reconocerse a sí misma como ser humano individual. Creo que algunas personas les llaman a estos años ‘los terribles dos *años de edad+’. A veces podía ser un pequeño monstruo. Su lema parecía ser: ‘Quiero eso y lo quiero ya’. A veces tenía a toda la casa en vilo y reconozco que
verdaderamente podía ser muy creativa a la hora de encontrar la forma de salirse con la suya. “La siguiente fase fue aquella en la que empezó a indagar y enterarse de cuáles eran las normas de
nuestros padres y de sus profesores del colegio. Empezó a querer controlar a sus amigos y a sus compañeros de clase. Les decía lo que estaba bien y lo que estaba mal, lo que ‘debían’ y ‘no debían’ hacer. Incluso llegó a decirme a mí cómo ‘tenía que’ hacer las cosas. Durante un cierto período, todo
pareció girar en torno a estas normas, que regulaban la vida de mi hermana y nuestras propias vidas también.
“La siguiente fase fue cuando empezó a experimentar con las muchas cosas que estaba
aprendiendo. Aplicaba sus conocimientos en una amplia variedad de formas. No vacilaba en arriesgarse con tal de aumentar la probabilidad de alcanzar los resultados que quería obtener. Sentía el vivo deseo de descubrir cómo funcionaban las cosas y cómo podía utilizarlas para su propio provecho. “Y finalmente, me supongo, llegó el momento en el que se fue despegando más o menos
gradualmente de su identificación con nuestros padres y se dedicó a busca fuera de la familia su propio círculo de amigos, su propio grupo de unos pocos compañeros, que hacían sus cosas juntos y se inventaban sus propias formas de arreglar el m undo” “Ahora”, dijo Al Sayyid, “reunid este entramado evolutivo que habéis tejido, estas seis etapas que
habéis logrado identificar y ponedles unas sencillas etiquetas que permitan identificarlas con facilidad. ¿Qué sería lo más crucial en relación con las necesidades propias de cada etapa? ¿Qué es lo que cada una de estas etapas parece valorar más?”.
El joven mago lo pensó concienzudamente durante un momento. Y a continuación, escribió con su dedo los siguientes elementos en el recuadro central de Al Sayyid: -
Nivel 1: SUPERVIVENCIA Nivel 2: SEGURIDAD, PROTECCIÓN, SENTIDO DE LA PERTENENCIA Nivel 3: ASERTIVIDAD, EXPRESIÓN DE SÍ MISMO, CREATIVIDAD Nivel 4: REGLAS, AUTORIDAD, ESTABILIDAD, ORDEN Nivel 5: APLICAR LOS PROPIOS CONOCIMIENTOS, EXPERIMENTAR PARA SALIR GANANDO Nivel 6: COMUNIDAD DE IGUALES, CONSENSO, ARMONÍA
“¿Os parece que hay algunas otras pautas?”, preguntó Al S ayyid. “Sí las hay, y se fueron haciendo cada vez más evidentes a medida que mi hermana fue creciendo
y evolucionando. Pasó por algunas etapas en las que su centro de interés era absolutamente ella misma. Estas fueron las etapas impares: la uno, la tres y la cinco. Y en otros momentos estuvo mucho más interesa da en hacerse un hueco dentro de cualquier grupo del que pudiera sentir que formara parte: las etapas dos, cuatro y se is”. “Ahora bien”, dijo Al Sayyid, “estas etapas que acabáis de identificar también se encuentran en el
desarrollo adulto. Podemos verlas en los individuos, los grupos, las organizaciones, e incluso las naciones. Y este conocimiento de las pautas dentro de las formas de pensar y de valorar de que se sirve la gente puede ser de una enorme utilidad para el líder eficaz”. “¿Eso quiere decir que cada per sona actúa exclusivamente de acuerdo con una sola y única de estas pautas?”. “En absoluto”, respondió Al Sayyid. “La gente es muy complicada y se rige por muchas pautas.
Pero lo habitual es que una persona o grupo u organización, se centre principalmente en una
pauta –o tal vez dos – el conocimiento de la cual le será de suma utilidad al líder que pretenda influenciarles o motivarles de forma natural”.
*** El joven mago guardó silencio por un momento, reflexionando acerca de las ideas que había estado compartiendo con Al Sayyid. No hacía mucho se había sentido abrumado por la complejidad de la información que tenía por delante. Pero ahora, con la ayuda de Al Sayyid, la tarea parecía mucho más manejable. Tenía a su disposición un modelo de cuatro cuadrantes en el que poder analizar cuatro aspectos del liderazgo y dentro del cual, en su opinión, parecía encajar todo cuanto había en el mundo. Comprendía también la estructura de la influencia positiva o constructiva y su diferencia con la manipulación. Y ahora estaba empezando a discernir ciertas pautas o ciertos estilos que la gente tiene de valorar y de pensar, y que podría ser útil conocer en el caso de que pretendiera motivar eficazmente a los demás. Pensó en el aforismo de Einstein que aparecía en su sue ño, y se sonrió: “Tienes que exponerlo tan sencillamente como puedas, y no más sencillamente sin más”. “Me cabe la duda”, pensó, “de si todavía podría exponerlo más sencillamente”. Se volvió a Al Sayyid y le dijo: “Tal vez podríamos codificar estos seis n iveles de alguna forma. Simplemente para que fueran más fáciles de r ecordar”. “Y bien, ¿cómo se os ocurre que podríamos hacerlo?”. “Vamos a darle a cada nivel una bandera con un color, en la que el color simboliza el sistema en cuestión. Elige tú”. Pasó la mano por el recuadro central de Al Sayyid, borrando lo que había
escrito antes y como por arte de magia aparecieron los siguientes códigos: Nivel
Valor central
Código
Explicación
Nivel 1
Supervivencia
BEIGE
Como la llanura de la sabana
Nivel 2
Seguridad, pertenencia
MORADO
Color místico y tribal por excelencia
Nivel 3
Asertividad
ROJO
Nivel 4
Orden, autoridad
AZUL
Nivel 5
Experimentar para salir ganando
NARANJA
Color expresivo, propio de las emociones fuertes Como el azul del cielo encima de nosotros Como el acero fundido
Nivel 6
Consenso, armonía
VERDE
Símbolo de sentimientos y actitudes liberales
“Ahora bien”, dijo Al Sayyid, “estos son los códigos cromáticos que sugiere un poderoso modelo conocido con el nombre de ‘espirales dinámicas’, del que pronto os diré algo más. Cada uno de
estos niveles dentro del desarrollo de la forma de valorar y de pensar que tienen las personas se pueden encontrar en el mundo actual. Y también será apropiado añadir un nivel más, un nivel que represente la unidad y la indivisibilidad del pensamiento ambiental sistémico del que hablábamos antes. La modalidad de pensamiento que abarca y sostiene a todas las demás”. Y entonces apareció otro nivel dentro de la lista: Nivel 7 Sistémico*, ambiental
AMARILLO
Como el Sol que ve todas las cosas
Y a lo largo del borde de la tabla, junto a las descripciones apropiadas aparecieron las siguientes banderas de colores: BEIGE
MORADO
ROJO
AZUL
NARANJA
VERDE
AMARILLO
“Así pues, mi joven amo, ¿cuál ha sido el o bjetivo de todo este ejercicio?”. “Primero, ofrecerme una serie de modelos, herramientas y estructuras en torno a las cuales
pudiera ordenar mis ideas acerca de cómo pueden los líderes influenciar y motivar a los demás. “Segundo, ofrecerme algunas directrices con vistas a ordenar e interpretar cada uno de los relatos
con los que me encuentre procedentes de Oriente y Occidente, y de cara a analizar cuál podría ser la aportación de cada uno de estos relatos a la hora de dilucidar lo que convierte a una persona en un líder inspirador”. “Enhorabuena, mi joven amo. ¡Vuestro objetivo está ahora tan perfectamente formulado como el
trazado de una elegante alfombra persa! Semejante claridad os garantizará el éxito a la hora de alcanzar los resultados que queréis. ¿Acaso no es mejor disponer de una pauta fértil y adecuadamente expuesta que poder seguir?”.
El joven mago hizo una pausa y tragó saliva. “Al Sayyid, son ya muchísimas las cosas que tengo que agradecerte y apenas h emos empezado nuestro viaje”. “Mi joven amo, estoy aquí para serviros. Sencillamente os ofrecí un marco en virtud del cual
pudierais estructurar vuestros pensamientos y vuestros conocimientos por vos mismo. Recordad que ya sabéis mucho más de lo que pensáis que sabéis. Y, si queréis saber todavía más, quedan muchísimas más cosas por investigar. No tenéis más que introducir vuestra mano por detrás de mi columna izquierda hasta llegar al fondo, cerca del cáliz”.
* N. del T.: Systemic en el original inglés, en el sentido de “relativo a la teoría de sistemas” o, dicho de otra forma, “holístico”.
El joven maestro así lo hizo. Encontró un bolsillo secreto y metió la mano dentro del mismo. Sintió que estaba lleno de artículos y de libros. “Es mi biblioteca secreta”, dijo Al Sayyid, “mi colección personal de libros y artículos. Me
preguntasteis antes por las investigaciones que apoyaban la información que habéis estado analizando. “El modelo de los cuatro cuadrantes está basado en la obra del filósofo Ken Wilber. Y las etapas
del desarrollo de los sistemas de pensamiento y de valores simbolizadas por diferentes colores, y conocidas como las espirales dinámicas, están basadas en la obra del profesor Clare Graves tal y como ha sido desarrollada por sus seguidores, el doctor Dom Beck y el doctor Christopher Cowan. Si queréis podéis leer sus trabajos mientras viajamos, y ahondar en vuestra comprensión de sus conceptos en vuestros ratos libres”.
El joven mago movió afirmativamente la cabeza. Al Sayyid estaba lleno de sorpresas. Al cabo de un momento, el joven preguntó: “Y bien, supongo que ha llegado el momento de iniciar nuestro viaje. ¿Sabes acaso por dónde quiere el tribunal que comencemos?”. Al Sayyid respondió: “Mi joven amo, tal y como podéis imaginaros, ya he recibido mis oportunas
instrucciones. Subid de un salto, permaneced quieto, poneos las gafas de sol protectoras. Nos vamos a las planicies de Norteamérica”. “¿Y qué vamos a hacer allí?”. “Un buen punto de partida, particularmente si queréis empezar a ocuparos de las características y
las cualidades asociadas al arte de liderar, influenciar y motivar, podría ser con una sencilla pregunta: ¿Qué sentido tiene la vida?”. *What is life all about?, ¿De qué va la vida?, ¿Para qué
estamos en la vida?] “Una buena pregunta, que no parece tan sencilla en absoluto”, respondió el joven mago. Al Sayyid prosiguió desarrollando su propia argumentación: “Me viene a la memoria una vieja
historia de los indios nativos americanos que trata la cuestión de la elección. Sí, esta reflexión podría ser un buen comienzo para vuestra investigación”. “¿Sabes muchas historias?”, preguntó el joven mago sorprendido. “Mi joven amo, sería extraño que después de quinientos años volando por todo el universo con
algunas de las personas más sabias, poderosas y eruditas no hubiera acabado reuniendo un buen filón de historias entretejidas a mis ricos dibujos”.
El joven mago se río de sí mismo, advirtiendo una vez más que su nuevo amigo estaba resultando ser uno de sus mejores recursos. “Te concedo toda mi atención”.
“Sentaos cómodamente”, dijo Al Sayyid. “La historia tiene lugar hace ya algunos años en Carolina del Norte”. El joven mago cerró los ojos y su lápiz se puso a escribir mágicamente en su libro de
notas.
PARTE 4
LAS RELATOS
Relato 1 Bailando con lobos Un cherokee de cabellos canos les está hablando a sus nietos con objeto de instruirles en el arte de vivir. El anciano les dice: “En mi interior se está librando una lucha. Una lucha terrible, y es una
lucha entre dos lobos. “Uno de los lobos representa el miedo, la avidez, el odio, la agresividad, la envidia, el falso orgullo,
la victimización, el resentimiento, la culpa, la inferioridad, la arrogancia, el engaño, la superioridad y el egoísmo. “El otro lobo representa la paz, el amor, la amabilidad, la alegría, la ve rdad, la compasión, la
humildad, la transparencia, la autenticidad, la amistad, el respeto, la integridad, la benevolencia, la generosidad, la fe, la capacidad de compartir, la serenidad y la empatía. “La misma lucha está teniendo lugar dentro de vosotros , y dentro de todas las demás personas también”.
Los niños se quedaron reflexionando durante un rato sobre estas palabras. Y después una niñita le preguntó a su abuelo: “¿Y qué lobo es el que ganará?”. El viejo cherokee guardó un largo silencio. Y finalmente se limitó a decir: “Aquel al que le deis de comer”.
Fuente primaria: Eleonora Gilbert Fuente general: tradición de los indios americanos nativos *** Una vez acabada la historia, el joven mago permaneció sentado en silencio durante un r ato y se dedicó a reflexionar un poco. Después, sacó su block de notas interminable y su lápiz eterno y se puso a dibujar. Antes de nada, trazó con el lápiz una línea vertical y una línea horizontal con objeto de hacer cuatro cuadrantes.
En el cuadrante superior izquierdo trazó a grandes rasgos el esbozo de una persona ensimismada en sus pensamientos. Este símbolo gráfico dentro de la casilla PERSONAL representaría el mundo interior invisible del individuo: la sensibilidad [awareness] y los valores personales, el estilo y las actitudes personales de liderazgo.
En el cuadrante inferior izquierdo bosquejó una mano sujetando un grupo o familia disfrutando de un entorno seguro dentro del ámbito de dicha sujeción. Este símbolo gráfico dentro de la casilla GRUPAL [EQUIPO] representaría el mundo interior invisible del grupo: los valores, la visión y el lenguaje compartidos; las redes culturales y la cosmovisión dentro de las cuales cada uno de los individuos realiza y despliega su labor.
En el cuadrante superior derecho esbozó el dibujo de una persona trabajando con un compás. Este símbolo gráfico dentro de la casilla PROFESIONAL representaría el mundo exterior visible del individuo: las capacidades y competencias personales, las conductas profesionales [professional behaviours, en el sentido de las realizaciones prácticas, las exteriorizaciones conductuales observables], el rendimiento susceptible de medida.
En el cuadrante inferior derecho bosquejó un entorno típicamente urbano, aunque también podría haber escogido perfectamente cualquier otro entorno con una estructura social visible. Este símbolo gr áfico dentro de la casilla INFRAESTRUCTURA representaría el mundo exterior visible del grupo o colectivo: los sistemas sociales, sistemas de organización, sistemas de información, entornos técnicos y demás, en el seno de los cuales viven y trabajan las personas.
Cuando dio por concluida su labor, el resultado fue el dibujo que aparece al comienzo de la página siguiente. A continuación, el joven mago pasó a una nueva página de su block de notas, a la izquierda de la misma bosquejó una versión a pequeña escala de los cuatro cuadrantes, incluyó a grandes líneas los símbolos gráficos correspondientes a los cuadrantes de la izquierda dejando en blanco las casillas de la derecha, y después se puso a escribir sus notas sobre el relato que acababa de escuchar: Bailando con lobos [Dances with Wolves].
INTERIOR
EXTERIOR
INDIVIDUAL
COLECTIVO
LIDERAR Para el indio cherokee del relato, el liderazgo comienza por dentro, arranca del propio interior. Comienza con toda una serie de decisiones personales a propósito de lo que es correcto y adecuado desde su propia cosmovisión individual. En razón de ello, le corresponde el símbolo gráfico de la casilla superior izquierda, personal. Dichas decisiones pueden consistir en valores y creencias individuales, o pueden estar enraizadas en la cultura a la que pertenece la persona en cuestión. Por esta razón, también le corresponde el símbolo gráfico de la casilla inferior izquierda, grupal. Tal y como yo lo veo, el elemento principal del mensaje es que el liderazgo brota de la propia integridad personal.
INFLUENCIAR El anciano se sirve de un relato dramatizado como un medio de captar la atención de sus nietos y brindarles una enseñanza a propósito de los valores personales. También comienza diciéndoles que la misma lucha está teniendo lugar dentro de él. El anciano sugiere que la lucha por alcanzar la integridad personal se desarrolla ya no únicamente dentro de nosotros mismos, sino también de todo el mundo. Cada uno de nosotros tenemos la oportunidad de elegir la forma como vamos a actuar. En el relato sale GANANDO el abuelo y salen GANANDO los nietos, además de existir la
posibilidad de que salga GANANDO el mundo. Las tres ganancias de las que hablábamos antes: una ganancia para mí, una ganancia para ti y una tercera ganancia para el sistema.
MOTIVAR El relato conecta con los oyentes, y les motiva de forma natural dentro del contexto de los siguientes sistemas de valores y de pensamiento:
MORADO: lazos tribales/ familiares, metáforas procedentes del mundo natural.
ROJO: heroísmo, una lucha, supervivencia la contemplada como Una lucha, un conflicto.
AZUL: orden, estructura, la forma de actuar propia de las personas juiciosas, sensatas y honestas [right-thinking people].
MI PROPIA FORMA DE VERLO [My insights] -
Las decisiones que tomamos a nivel mental determinan la realidad de nuestra propia experiencia. La paz, el amor y la amabilidad no son cualidades pasivas. Tenemos que luchar por ellas y defenderlas. Gana el lobo bueno, no el cordero ni el borrego bueno. El conflicto constituye una parte natural e inevitable de la condición humana. ***
“Posiblemente”, dijo Al Sayyid. “¿Qué quieres decir con eso de ‘posiblemente’?, preguntó el joven mago un tanto desconcertado
y cogido por sorpresa. “Quiero decir, mi joven amo, que si bien nuestras propias interpretaciones son absolutamente
factibles, no son las únicas posibles. No hay que perder jamás de vista que la forma como interpretamos una historia, una anécdota, o cualquier otra cosa de la que se trate, siempre dirá más de nosotros mismos, y de nuestros propios valores y nuestras propias creencias, que del objeto de nuestra interpretación. Cada uno de nosotros estamos limitados por nuestro conocimiento y nuestra experiencia actual del mundo”. “¿Y eso implica que obligatoriamente estamos atados *stuck in+ a nuestros propios puntos de vista?”.
“En absoluto. Y aprenderás muchísimas otras cosas durante el transcurso de nuestro viaje. Pero
siempre os recordaré, al final de cada uno de los distintos relatos, que consideréis vuestra opinión y vuestro conocimiento actuales como algo meramente provisional. Y que, independientemente de lo que vos penséis, otras personas pueden verlo perfectamente de una forma diferente, yo mismo inclusive”. “Y en tu caso, Al Sayyid, que llevas cinco siglos o tal vez más viajando por el mundo, ¿te falta algo por aprender?”. “Pues claro que sí. Tal vez haya tenido que dar calor a muchas princesas; y grandes sultanes,
arrodillándose respetuosamente sobre mi suave pelaje, puede que hayan rezado sus oraciones sobre mí, con las cabezas inclinadas en dirección al este, pero también me he pateado y me he recorrido medio mundo. Sé mucho y sé poco. De modo que, decidme, ¿qué más tenéis que decir a propósito de este último relato?”. “Pues bien”, dijo el joven mago pensándolo concienzudamente, “una de las cualidades del
liderazgo que desde mi punto de vista se desprenden más claramente de esta historia, podría ser la importancia que reviste la integridad personal”. “Este podría ser ciertamente el caso, entre otras muchas cosas, pues como ya dije anteriormente
todos los grandes relatos de sabiduría son susceptibles de albergar muchos significados diferentes. Así que, decidme, ¿qué os gustaría analizar a continuación?”.
El joven mago se paró a considerarlo por un momento. “¿Cómo podría sacar un líder el máximo partido de sí mismo?”. “Una buena pregunta, Sujetaos bien fuerte, conozco un lugar dónde podemos encontrar una
respuesta. Vamos a recorrer el tiempo en sentido inverso con objeto de poder analizar el sustrato [lo que realza y sostiene] del entramado más reciente, los fundamentos mismos de las modernas estructuras *the very underlay of modern fabric+”.
*** Con Al Sayyid colgando indiferente sobre sus hombros, el joven mago se dispuso a atravesar un bullicioso mercado campesino. Todo el mundo llevaba puesta la misma ropa de color azul con bordados rojos hechos a mano y botones plateados, hombres y mujeres indistintamente. Algunos llevaban zapatillas de cuero en los pies, la mayoría iban descalzos. Eran bastante pequeños y tenían los ojos rasgados. “¿Dónde estamos?, le susurró el joven a la alfombra. “En Chao Li, en plena ruta de la seda, en China”. “¿Por qué toda esta gente no nos presta la más mínima atención?”.