Los moros m oros de Tapiró Tapiró José Tapiró (1836 – 1913) 1913)
Josep Tapiró. El morabito. Colección particular, Barcelona
Un pintor catalán, -amigo íntimo de Fortuny´-, de quien es España se sabía poco y se hablaba menos, hacía desde su casa en Marruecos retratos a la acuarela de prototipos de gentes marroquíes, con una técnica tan sublime y unos resultados tan maravillosos que pronto sus acuarelas comenzaron a ser muy codiciadas en todo el mundo, y mientras mi entras tanto los españolos sin enterarse de nada.
Su maestro fue el pintor de su cidad natal, Reus, Domènec Soberano. Completó sus estudios en la Escuela de Bellas Artes de Barcelona y, posteriormente, en Madrid y en Roma. Tras su primer viaje a Tánger en 1871, acompañado de su amigo y compañero de estudios Mariano Fortuny, comenzó a reflejar las escenas del Marruecos que conocieron.
Hombre Morisco Acuarela y tempera sobre papel Moorish man Watercolor and gouache on paper
Después de la muerte de Fortuny se instala definitivamente en Tánger, hasta su muerte en 1913, tras una breve estancia en España entre 1907 y 1908. Durante todos aquellos años plasmó con precisión y preciosismo escenas africanas de la época, mostrando una especial maestría en la técnica de la acuarela.
Tapiró estuvo muy influido por la pintura africanista de Fortuny, lo que se encuadraba en el romanticismo orientalista. Sin embargo su visión y técnica fueron muy diferentes, por eso no debemos agruparlos bajo el mismo epígrafe. Tapiró observaba a los retratados bajo el prisma de un antropólogo, cuidando de reflejar todos y cada uno de los detalles que delatan su carácter, posición social y aspecto.
Josep Tapiró. El santón darcawi de Marrakech, c. 1895. Museu Nacional d’Art de Catalu nya,
Barcelona
Con sus retratos Tapiró no trataba de contarnos sus costumbres, aunque sus maravillosos ropajes, realizados con unas texturas imposibles de conseguir, con una iluminación cuidada y equilibrada y con un color específico de Marruecos, delatan al portador.
Y no son solo los extraordinarios detalles de telas y tocados, joyas y adornos varios lo que hace que estas acuarelas destaquen especialmente. La sobriedad de los caracteres personales, la placidez de los personajes y las profundas miradas de cada uno de ellos demuestran que el pintor realiza un trabajo muy complejo y muy
elaborado, en el que no deja resquicios interpretativos tan propios de una técnica, que, recordemos, no puede corregirse y en la que cualquier brochazo es una mancha que permanece.
Parache, el bailador, h. 1880 Acuarela sobre papel
680 x 470 cm. Museo del Prado. Madrid.
Para Tapiró cada elemento del retrato es protagonista del cuadro. No retrata a un moro mal vestido con una tela de saco raída: el suyo es un retrato de la tela de saco perfectamente armonizada en el entorno de su portador. Cada uno de esos elementos ha debido ser analizado separada y pormenorizadamente, estudiados sus volúmenes, la caída de la tela, su consistencia, las arrugas, las sombras que proyecta y las que recibe.
Y todo ello sin dejar de lado los procesos esenciales de la acuarela, los lavados del papel para conseguir superficies de color casi uniformes o degradados sutiles y suaves; Los enmascaramientos para las roturas y el frotis para evitar los trazos gruesos de pincel o lápiz que en esa época y estilo hacían perder calidad al dibujo.
Sus encarnaciones oscuras conseguidas con sombras azules frente a los ocres rojizos son prodigiosas. Es de suponer que un maestro tan refinado como don Josep conociera y usara todos y cada uno de los recursos que la técnica de la pintura de agua ponía a su disposición, desde el lápiz acuarelable hasta el resaltado de sanguina blanca o la máscara de cola líquida.
Pero no es solamente este preciosismo técnico lo que nos deja absortos ante estas pinturas, sino su atrevimiento, propio de un gran maestro que domina su trabajo, para plasmar por ejemplo un rostro negro solo rodeado por una tela blanca, lo que le obliga a ejecutar un fondo de azules que a su vez mancha de luz coloreada la cara oscura y la tela, en un alarde de equilibrio luminoso pocas veces conseguido.
La fuerte dignidad que emana de cada uno de sus personajes retratados, sostenida en la placidez que comentamos, contrasta hoy con la pobreza de los ropajes que muchos de ellos lucen. Estos son retratos psicológicos de personas concretas de cuya existencia no dudamos. Personas que no hacen nada, solo dejarse retratar, pero cuya presencia se hace tan real como si hubieran sido fotografiadas, eso sí, por el ojo fabuloso de un artista sin igual.
Así nos encontraremos frente al noble árabe que no necesita de adorno alguno para demostrar su categoría personal, pues su turbante blanco le otorga por si solo la autoridad necesaria y solo atribuible a los respetables ancianos de poblada barba, pero también frente a las bellezas de las jóvenes del norte de África recargadas de joyas y bisutería que mantienen sus rostro descubierto enarbolando la bandera de su propia personalidad.
Solo los grandes pintores son capaces de extraer en ocasiones la belleza de donde otros no podrían apreciarla, y es el caso de Tapiró que puede retratar a cualquier personaje del pueblo, por harapiento que parezca, y transformarlo en todo un ser inteligente y sereno, que transmite sensaciones de ser absoluto dueño de su apariencia y de su imagen, por más que sea todo jirones, pelo enmarañado y nariz enrojecida.
Tapiró encuentra en Marruecos una civilización muy diferente a la suya, y para desentrañarla acomete estos retratos en los que realiza un análisis escrutinizador de prototipos raciales y sociales que entusiasmaron al mundo y que hoy vuelven a ser muy altamente valorados, aunque no solo económicamente.
En este aspecto, algunas acuarelas de retratos de Tapiró fueron subastadas h ace pocos años en Christie’s de Londres, con unos precios de salida que rondaban los 80 a 100 mil euros. Estos precios de salida, resultaron inmediatamente muy superados pues la voracidad coleccionista de los poderosos jeques árabes de riqueza petrolífera no deja lugar a pujas variadas.
Josep Tapiró. Belleza tangerina, c.1891. Dahesh Museum of Art, Nueva York
Josep Tapiró. Fiesta de los issawa, c. 1885. Colección particular, Reus
Josep Tapiró i Baró Josep Tapiró i Baró Nacimiento
7 de febrero de 1836 Reus, España
Fallecimiento
4 de octubre de 1913 Tánger
Ocupación
pintor
Retrato, acuarela de José Tapiró (1890).
José Tapiró y Baró — en catalán Josep Tapiró i Baró — (Reus, 7 de febrero
de 1913) fue un pintor español. Está encuadrado dentro del orientalismo.
1
de 1836 - Tánger, 4 de octubre
Su maestro fue el pintor de Reus Domènec Soberano. Completó sus estudios en la Escuela de Bellas Artes de Barcelona y, posteriormente, en Madrid y Roma, en 1867, donde conoció a Mariano Fortuny, José Villegas Cordero y otros artistas españoles.2 En 1875 pintó El huerto de las manzanas de oro y El gaitero árabe, dos de sus más famosas obras. Tras su primer viaje a Tánger en 1871, acompañado de su amigo y compañero de estudios Mariano Fortuny y de Bernardo Ferrándiz y Georges Clairin,2 comenzó a reflejar las escenas del Marruecos que conoció entonces, con gran entusiasmo. Después de la muerte de Fortuny se instaló definitivamente en Tánger, en el año 1876, hasta su fallecimiento en 1913 ,1 con una breve estancia en España entre 1907 y 1908. Durante todos aquellos años plasmó con precisión y preciosismo escenas africanas de la época, mostrando una especial maestría en la técnica de la acuarela. Tapiró recibió numerosos premios y reconocimientos por su obra. Entre ellos están: la mención honorífica de la exposición de Barcelona de 1866 por La llegada de los dos poetas al noveno foso , inspirada en la Divina Comedia; la tercera medalla de la Exposición nacional de Bellas Artes, ese mismo año, por El amor y el pueblo; o la medalla de la Exposición universal de Chicago de 1893. Algunas de sus obras son: La visita del cardenal; Una aldeana romana; Un hugonote; Cabeza de estudio; Novia mora; Tipo del Sahara; Grupo de moros armados detrás de una muralla; Sidi Ahmed Benane; Café moro; Un moro de Fez en traje de boda; Un vendedor de cuscús; Preparativos de la boda de la hija del cherif en Tánger; Una mora; y El Pabellón chino del Trocadero en la Exposición Universal de París.
Un instituto público de la ciudad de Reus lleva hoy su nombre, el IES Josep Tapiró, así como un premio de pintura (La "Medalla Tapiró", ofrecida por la diputación de Tarragona), y sus obras se encuentran en grandes colecciones de todo el mundo.
Referencias 1. Ribas Tur, 2013, p. 32. 2. Thornton, 1985, p. 255.
Bibliografía
R IBAS TUR , Antoni (25 de junio de 2013). «Josep Tapiró, el gran orientalista desconegut » (en catalán). Diari Ara: p. 32. ISSN 2014-010X. THORNTON, Lynne (1985) (en francés). La femme dans la peinture orientaliste . ACR Edition. pp. 264. ISBN 9782867700118. Sí conocía a Tapiró, ya que ésta es la acuarela que siempre quise poder hacer. Realmente es muy poco conocido en España, no así en Londres. El director de la Galería Mathaf, especializada en pintura orientalista, bien que le conoce, y persigue sus obras. En realidad le sorprendió que le conociera yo. En el Museo Dahesh de Nueva York tienen algunas acuarelas suyas.
Josep Tapiró. Pintor de Tánger
En el siglo XIX la ciudad de Tánger se convirtió en fuente de inspiración de los artistas que querían representar un mundo oriental exótico. La mayoría conocieron sus calles de paso y, en casi todos los casos, sus obras reflejaron una imagen epidérmica que reproducía los clichés habituales del género orientalista. Josep Tapiró (Reus, 1836 – Tánger, 1913) en cambio, adquirió un compromiso vital con aquella realidad. En 1877, después de haber vivido en Roma durante quince años y tras consolidarse como pintor acuarelista, se instaló y ubicó su estudio en el corazón de la medina tangerina. Desde este lugar y a lo largo de más de tres décadas, sus pinceles inmortalizaron la vida tradicional y, sobre todo, el aspecto de los tangerinos más pintorescos. Con un estilo virtuoso, que alcanzaba una extraordinaria verosimilitud, convertía sus imágenes en verdaderos documentos testimoniales de un mundo en retroceso ante la rápida e uropeización de la ciudad. En el mercado artístico internacional, sus obras fueron consideradas entre las mejores del género orientalista, y se vendían a precios elevados en las galerías más prestigiosas de Londres, ciudad a la que el artista viajaba casi todos los años. Asimismo, en su ciudad adoptiva, muy pronto fue considerado un personaje ilustre, lo que le facilitó la consecución de modelos y la venta de obras a tangerinos adinerados y a los visitantes de la medina. Su taller era lugar de visita obligada para los aficionados al arte que recalaban en la bahía norteafricana, y la calle donde se encontraba se llamó, desde finales del siglo XIX, Estudio Tapiró, en reconocimiento a su prestigio. Desgraciadamente, después de su muerte, diversas circunstancias relegaron su figura casi al olvido. Cuando se han cumplido cien años de su desaparición, el Museu Nacional d’Art de
Catalunya reivindica su obra y muestra una selección de las mejores acuarelas tangerinas.
Monografia dedicada al pintor catalán José Tapiró
Con motivo de la exposición inaugurada recientemente en el Museo Nacional de Arte de Cataluña y de la cual ya informaba puntualmente el Punto de las Artes, dedicada al pintor José Tapiró Baró (Reus, 1836 Tánger, 1913), como complemento se ha editado una cuidada monografía de la cual es autor el historiador del arte Jordi À. Carbonell fruto de años de investigación sobre el pintor, siendo también el autor del catálogo de la exposición que se hizo sobre el mismo artista en su ciudad natal. Con esta monografía el MNAC inicia una nueva colección de ediciones que reivindicarán el trabajo de artistas catalanes destacados, pero que con el inexorable paso del tiempo han caído en el olvido; se encuentra estructurado en catorce apartados que van estudiando y analizando la vida y la trayectoria profesional de este destacado pintor coetáneo de Marià Fortuny, que se centró y destacó en el tipo de temática "orientalista" con la técnica de la acuarela: -Una introducción donde se trata el fenómeno de la pintura llamada "orientalista" a nivel internacional y español; -Los primeros pasos, alumno de diversos artistas reusenses, se traslada a estudiar en la "Escola de LLotja" de Barcelona y después en Madrid donde asiste a la Academia de Federico de Madrazo; -Roma, el año 1862 hace su primer viaje de estudios a la ciudad eterna; -El primer viaje a Marruecos, la primera estancia en la ciudad de Tánger y Tetuán; -Los últimos tiempos en Roma; -El traslado a África, se establece a partir de su matrimonio con María Manuela Valerega Cano el 1886 de manera permanente en Tánger; -La vida en la pequeña Constantinopla; -El pintor de Tánger, ciudad donde tiene su fuente de inspiración para sus composiciones y que tanto éxito le reportaron en vida, la mayoría de obras las vendía en el mercado artístico anglosajón, retratos realistas de gran virtuosismo de personas que habitaban la ciudad marroquí: santones, novias, músicos ambulantes, cargos públicos de la ciudad, criados, indigentes, y escenas de la vida cotidiana y doméstica: casamientos, ceremonias religiosas, etc.; -La visita del matrimonio Champney; -Los años de plenitud; -El nuevo siglo y la estancia en Madrid (1907-1908); -Los últimos años; Síntesis cronológica. En palabras de Pepe Serra director del museo "...José Tapiró es un artista paradigmático para iniciar esta serie de exposiciones, que irán siempre acompañadas de su correspondiente publicación monográfica que vendrá a suplir esta ausencia... Tapiró es un artista muy significativo del ochocientos, que hasta la actualidad ha permanecido casi olvidado, la publicación recorre el conjunto de su carrera y la obra del artista de manera exhaustiva y cronológica, incluyendo su formación en Reus, Barcelona y Madrid, así como su estancia en Roma con su amigo Marià Fortuny... Como muy bien señala Jordi À. Carbonell, comisario de la muestra y autor de la monografía, la primera dedicada al artista, tenemos que recordar que Tapiró fue el primer pintor
europeo residente de manera permanente en el norte de Marruecos, hecho que ha obligado a contextualizar su figura dentro del singular ambiente tangerino para poder entender su arte y su biografía...”.
El MNAC rescata del olvido al destacado orientalista Josep Tapiró Barcelona, 15 abr (EFE).- Los meticulosos retratos a la acuarela de santones y sufistas tangerinos conforman la vertiente más significativa de la exposición "Josep Tapiró. Pintor de Tànger" en la que se revaloriza la obra del olvidado pintor de Reus (Tarragona) fascinado por esta ciudad, situada a las puertas de África. La exposición, que se podrá visitar a partir del próximo jueves, día 17, contiene 25 retratos a acuarela de Josep Tapiró (Reus 1836 -Tánger, 1931) que, durante 40 años, se dedicó a plasmar sobre el lienzo ese mundo desconocido del otro lado del Mediterráneo. "A diferencia de otros orientalistas como Delacroix o Fortuny, la obra de Tapiró va más allá de los pintoresco y la ensoñación literaria", ha señalado hoy el comisario de la exposición Jordi A. Carbonell, quien ha explicado que el motivo de la desaparición del nombre del reusense de los anales de la historia del arte se debe, en gran parte, a su larga residencia en Tánger, además del hecho de que vendió la mayor parte de su obra en el mercado anglosajón. Cien años después de su muerte, la obra de gran calidad de este artista celebrado en vida y olvidado después de su muerte, se encuentra dispersa por medio mundo y le sitúa en un lugar destacado en el contexto internacional. Durante más de 40 años, Tapiró se instaló en la ciudad marroquí desde donde, como en una terraza, observaba ese mundo tan diferente que fascinaba a todos los orientalistas, pero en el que podía vivir con las mismas condiciones que en una ciudad europea. "Tapiró pertenecía a ese mundo tangerino", ha señalado Carbonell refiriéndose a la aprox imación casi científica a la sociedad magrebí del pintor, tan alejada de esa visión epidérmica y repleta de clichés que tanto caracterizaba la pintura orientalista francesa. El pintor se sumerge e implica en aquella realidad y huye de los lugares comunes de moda desde el romanticismo, buscando la verosimilitud y rompiendo con el sueño oriental alimentado por los relatos de los viajeros y recreado por la literatura. Haciéndose amigo de los musulmanes distinguidos y de los judíos de la ciudad, Tapiró consigue entrar en lugares hasta entonces vedados a los extranjeros y asistir a las ceremonias religiosas, lo que le permitió mostrar en su obra un rigor documental y un cuidado objetivismo. Además del indiscutible valor documental de su obra, Tapiró fue un artista absolutamente extraordinario, de marcada personalidad y lenguaje propio, y un virtuoso acuarelista, en un momento en el que la acuarela era una técnica muy apreciada, sobretodo en el mercado anglosajón, donde él comercializaba sus creaciones, pues cada invierno el pintor de Reus se desplazaba a la ciudad del Támesis para vender -a precio muy elevados- sus últimas piezas. Sus meticulosos retratos de santones, novias, músicos ambulantes, jerifes, bandidos, criados e indigentes, conforman la vertiente más significativa de este artista y muestran la pintoresca diversidad humana del Tánger del siglo XIX.
Durante décadas, su estilo se mantuvo casi inmutable, impermeable a cualquier innovación y siempre al margen de la modernidad, lo que se suma a los factores de su posterior olvido. "Josep Tapiró. Pintor de Tànger", que se podrá ver hasta el próximo 14 de septiembre, junto a la exposición que el museo dedicará el próximo otoño al artista Carles Casagemas, inicia una línea de trabajo de recuperación y reivindicación de autores catalanes a través de muestras monográficas. Josep Tapiró i Baró .Hoy os traigo la obra de Josep Tapiró i Baró, (Reus 1836 – Tánger 1913), pintor español que
desde su casa en Marruecos retrató a la acuarela a prototipos de gentes marroquíes, con una técnica tan sublime y unos resultados tan maravillosos que pronto sus acuarelas comenzaron a ser muy codiciadas en todo el mundo. .
Su maestro fue su paisano el pintor, Domènec Soberano. Completó sus estudios en la Escuela de Bellas Artes de Barcelona y, posteriormente, en Madrid y en Roma. Tras su primer viaje a Tánger en 1871, acompañado de su amigo y compañero de estudios Mariano Fortuny,
comenzó a reflejar las escenas del Marruecos que conocieron. En 1875 pintó El huerto de las manzanas de oro y El gaitero árabe, dos de sus más famosas obras.
Tras su primer viaje a Tánger en 1871, acompañado de su amigo y compañero de estudios Mariano Fortuny, comenzó a reflejar las escenas del Marruecos que conocieron ambos entonces, con gran entusiasmo. Después de la muerte de Fortuny se instala definitivamente en Tánger, hasta su muerte en 1913, tras una breve estancia en España entre 1907 y 1908.
Durante todos aquellos años plasmó con precisión y preciosismo escenas africanas de la época, mostrando una especial maestría en la técnica de la acuarela.
Tapiró estuvo muy influido por la pintura africanista de Fortuny, lo que se encuadraba en el romanticismo orientalista. Sin embargo su visión y técnica fueron muy diferentes, por eso no debemos agruparlos bajo el mismo epígrafe. Recibió numerosos premios y reconocimientos por su obra. Entre ellos están: la mención honorífica de la exposición de Barcelona de 1866 por La llegada de los dos poetas al noveno foso, inspirada en la Divina Comedia; la tercera medalla de la Exposición nacional de Bellas Artes, ese mismo año, por El amor y el pueblo; o la medalla de la exposición universal de Chicago de 1893.
Algunas acuarelas de retratos de Tapiró fueron subastadas hace pocos años en Christie’s de Londres, con unos precios de salida que rondaban los 80 a 100 mil euros. Estos precios de salida, resultaron inmediatamente muy superados pues la voracidad coleccionista de los poderosos jeques árabes de riqueza petrolífera no deja lugar a pujas variadas.
Tapiró, el pintor antropólogo El MNAC reúne por primera vez 25 acuarelas realizadas por el artista de Reus Los cuadros destacan por su representación etnológica de la sociedad de Tánger del XIX
'Retrato del santón darkaguy, fanático moro de Marrakech, activo e influyente predicador de la guerra santa' una de las 25 acuarelas de Tapiró reunidas por primera vez para exponerse en el MNAC. / carles ribas Cada año el pintor Josep Tapiró (Reus, 1836) se embarcaba en un vapor que lo llevaba desde Tánger "la puerta de África", donde se había instalado a vivir en 1877, hasta Londres, donde vendía la media docena de acuarelas que había pintado durante el invierno en esta ciudad africana. Así durante años. Por eso, la mayor parte de las detallistas obras que pintó Tapiró en sus últimos cuarenta años de vida están dispersas por medio mundo. Lo ha comprobado Jordi Carbonell comisario de la exposición Josep Tapiró. Pintor de Tánger, que se inaugura mañana en el Museo Nacional de Arte de Catalunya (MNAC), en la que se pueden ver, por primera vez juntas, 25 de sus obras en las que queda patente su fascinación por este mundo exótico y desconocido.
'Novia bereber', de Josep Tapiró (c. 1883). Tapiró, un virtuoso acuarelista — en un momento en el que la acuarela era muy apreciada — que creaba obras de fractura impecable y de gran realismo, fue famoso y celebrado por crear un lenguaje y una técnica propia. Cada año se esperaban sus obras en el mercado anglosajón con impaciencia, pero, tras su muerte en 1913, cayó en el olvido y desapareció del panorama artístico, siendo un auténtico desconocido en Cataluña. La mayoría de sus obras son retratos de santones tangerinos, músicos ambulantes, representación de ritos atávicos y ancestrales, como la excelente y casi fotográfica Fiesta de los issawa, bandidos, criados, indigentes y novias jóvenes enjoyadas y maquilladas a la manera tradicional e n los que “Tapiró, a diferencia
de otros orientalistas como Delacroix o su gran amigo Fortuny, va más allá de lo pintoresco y la visión epidérmica y repleta de clichés y realizaba un trabajo antropológico, casi científico, reflejando las tradiciones de los distintos grupos sociales que vivían en Túnez a fi nales del siglo XIX”, explica Carbonell, que lleva 15 años investigando la vida del pintor y ha identificado cerca de 400 obras. Lo explica junto a El santón Darkaguy de Marrakech, de 1895, en la que aparece un venerable anciano de tez morena, que el MNAC compró con 90.000 de los 205.000 euros ingresados por el museo con la famosa boda india de la familia Mittal, del pasado mes de diciembre.
'Belleza de Tánger', de Tapiró “Viviendo en Tánger, consiguió llegar adonde ningún otro pintor europeo había conseguido, como asistir a
ceremonias religiosas prohibidas, incluso se disfrazó de mujer para colarse en un gineceo, mostrando mayor rigor documental y cuidado o bjetivismo que el resto”. Y la prueba de su integración es, según este profesor de la Universitat Rovira i Virgili, el hecho de que los musulmanes se dejaran retratar por el. Después de ser muy conocido y cotizado, ya que estaba considerado el mejor acuarelista de género orientalizante, tras su muerte cayó en el olvido. Tanto, que la última vez que se pudieron ver unas cuantas obras suyas expuestas fue en 1907 en Reus, donde se encontraba unos días y se le pidió que expusiera algunas de las acuarelas que no había conseguido vender en Madrid. Tampoco queda rastro de su presencia en Tánger. Por ejemplo: La calle donde vivía se llamaba, desde finales del siglo XIX, Estudio Tapiró. “Ahora, se llama Faquih Haraui”, según Carbonell.
Pese a todo, sus obras siguen estando cotizadas y si salen en subastas acaban en museos de países árabes, como varios de los santones y novias que conserva el Museo del Orientalismo de Doha en Qatar, que han viajado a Barcelona. Otros, han acabado en manos de colecciones particulares. "Hubo un momento en que empresarios de Reus compraron obras suyas". Es el caso de Novia bereber (1883) que, tras exponerse en Londres y ser mostrada a los príncipes de Gales (todo un éxito), fue adquirida por el coleccionista reusense Ferran Miró. En 1948, sus herederos, la donaron a los Museos de Arte de Barcelona y hoy forma parte de los fondos del MNAC. El director de este museo, Pepe Serra, explicó que el coste total de la muestra es de 130.000 euros, que incluye la primera monografía de Tapiró “que no ca tálogo”. Las dos son las primeras, explicó, de una serie que se dedicarán a “vindicar artistas catalanes y ponerlos en valor”. El próximo será, en octubre, Carles
Casagemas, el amigo suicida de Picasso.
La acuarela 'El santó Darcaguy' del pintor Josep Tapiró llega al MNAC El cuadro del artista reusense está en el taller de restauración del museo barcelonés para evaluar su estado de conservación
Foto: MNAC Las primeras pruebas han revelado que el papel es más ácido de lo normal
El cuadro El santó Darcaguy ya está en el Museu Naci onal d’Art de Catal unya (MNAC). El museo ha
comprado la obra del ilustre pintor reusense Josep Tapiró (Reus, 1836 - Tánger 1913) a un coleccionista de Barcelona por un valor de 90.000 euros, cantidad que se ha pagado con el dinero que la institución ingresó con la celebración del enlace indio de la sobrina de Arcelor-Mittal, Lakshmi Mittal. En total el museo barcelonés recibió 205.504,58 euros por la organización del evento. La acuarela, que fue ejecutada por el ilustre artista reusense durante el período que estuvo en Tánger, llegó al MNAC por Navidad y el jueves de la semana pasada entró en el taller de restauración para someterla a un estudio y una evaluación, paso previo a su exposición. La conservadora-restauradora de obras de arte sobre papel del museo, Carme Ramells, ha explicado al Diari que «actualmente se están realizando las pruebas y estudios preliminares que permitirán conocer el estado de conservación y la técnica con la que trabajó Tapiró». Ramells estima tener los resultados definitivos del análisis en un mes. Pero por ahora la restauradoraconservadora del museo barcelonés adelanta que el principal problema que han encontrado es el estado del papel. «Las primeras pruebas han revelado que el papel es ácido y que la acuarela necesita un tratamiento para parar esta acidez, ya que de lo contrario la degradación de la obra puede ir a más», explica Carme
Ramells. La misma experta apunta que todavía es pronto para decidir qué medidas habrá que tomar para restaurar la obra. «Hasta que no tengamos los resultados de todas las pruebas no podremos determinar qué vía es la más adecuada para mejorar el estado de conservación de El santó Darcaguy», afirma Ramells. La acuarela ya ha sido sometida a una refractografía de infrarrojos que ha permitido ver el dibujo subyacente. «Hemos apreciado las líneas realizadas con regla y los trazos a mano alzada», explica Ramells. Aún así, todavía hay que someter la acuarela de Tapiró a una microscopía electrónica, a la luz ultravioleta (que permite detectar retoques), entre otras pruebas. «Los resultados de estas técnicas junto con los análisis químicos nos dirán que intervención hay que realizar a El santó Darcaguy», afirma la conservadorarestauradora de obras de arte sobre papel del museo.
La ‘Núvia berber’
En este primer análisis, la conservadora-restauradora de obras de arte sobre papel del MNAC explica que ya se han detectado algunas diferencias co n la otra acuarela de Josep Tapiró que el Museu Nacional d’Art de Catalunya tiene en propiedad, Núvia berber. «Hemos detectado diferencias en la firma de ambos cuadros propiedad del MNAC, y también en el tratamiento de la capa pictórica, que presenta una mayor densidad en el caso de El santó Darcaguy», detalla Carme Ramells, quien añade que «otra de las diferencias entre ambas obras la encontramos en papel que se utilizó en cada una de ellas». El santó Darcaguy se presentará dentro de pocos días y en el mes de abril será una de las piezas estrella que el Museu Nacional d’Art de Catalunya mostrará en una exposición dedicada al pintor reusense. Después de
la exposición, el cuadro pasará a la colección permanente de arte moderno, cuya presentación será en verano. La obra del pintor reusense ya figuraba entre los «objetivos prioritarios de adquisición del museo». Exposiciones en 2014
El MNAC y Reus exhibirán durante el 2014 obras de Josep Tapiró para conmemorar el centenario de la muerte del ilustre artista. A finales de este mes de enero, la capital del Baix Camp acogerá una muestra que exhibirá parte de las obras del pintor. En cambio, a partir del abril, la muestra del MNAC Josep Tapiró. Pintor de Tánger se centrará exclusivamente en las acuarelas de su etapa en Tánger. Habrá una veintena de obras, entre ellas dos cuadros que custodia el Museo del Prado (Santó Darkawia y Parache, el Ballador). La boda india
El Museu Nacional d?Art de Catalunya cerró al público el pasado sábado 7 de diciembre de 2013 para albergar el enlace de la sobrina del propietario de Arcelor-Mittal, Lakshmi Mittal. Gracias a la celebración de la boda el museo barcelonés ingresó una importante suma de dinero, 205.504,58 euros. En este sentido, el MNAC recibió numerosas criticas por el cierre excepcional del centro museístico, decisión que compensó con la apertura gratuita de dos días. En consecuencia, el Museu Nacional d?Art de Catalunya triplicó el número de visitantes, hasta llegar a la cifra de 6.379 personas.