LOS EVANGELIOS EVOLUTIVOS
LOS EVANGELIOS EVOLUTIVOS
TANER DEMIRCI LÓPEZ
VERSIÓN DIGITAL LEGALIZADA
Diciembre de 2014 Todos los derechos reservados New Jerusalem Publishing www.newjerusalempublishing.com
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Taner Demirci López
ISBN-10: 978-1505878578 ISBN-10: 1505878578
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Índice Introducción ............................................................................................ 11 Planteamiento ......................................................................................... 15 Capítulo I - Características de la Divinidad .................................. 21 Capítulo II - El Maestro Jesús como el «Señor» del universo 23 Capítulo III - Jesús como hijo de Dios ............................................. 43 Capítulo IV - El culto a Jesús .............................................................. 55 Capítulo V - ¿Quién perdona los pecados: Jesús o Dios? ......... 67 Capítulo VI - El nacimiento de Jesús ............................................... 71 Capítulo VII - El Maestro Jesús, un servidor de Yahvé ............. 89 Conclusiones ............................................................................................ 99 Bibliografía ............................................................................................. 103
Introducción
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n las últimas décadas, el enfoque principal de las investigaciones en el campo de las religiones del mundo se ha centrado principalmente en la verificación de la historicidad de los acontecimientos mencionados en los libros sagrados. Muchos de los teólogos, al margen de los nuevos descubrimientos arqueológicos y las modernas perspectivas de interpretación académica, tuvieron que adaptar sus enseñanzas religiosas a los datos descubiertos y así pudieron mantener el equilibrio entre los elementos de la fe y la razón, combinación indispensable para la supervivencia de sus religiones. En nuestro estudio, nos centraremos en el caso especial de Jesús en el cristianismo. Este tema está en auge y es muy popular principalmente en las aulas universitarias de los Estados Unidos con nombres como John P. Meier, Bart D. Ehrman, Reza Aslan, etc. Por otra parte, en el ámbito de nuestra sociedad hispanohablante, disponemos de Antonio Piñero a la cabeza de estas corrientes modernas, que como mínimo está a la altura de los norteamericanos mencionados anteriormente y que sin duda está aportando un amplio conocimiento acerca de las últimas investigaciones. El siglo XIX fue testigo del nacimiento de una crítica externa a la religión que empezó a cuestionar los dogmas desde el punto 11
de vista secular. En el siglo XX, la investigación académica en el campo de la religión maduró especialmente entre la Primera y Segunda Guerra Mundial.1 Respecto a las últimas décadas, con la introducción de la digitalización de los documentos históricos y la facilidad de acceso disponible para todos los investigadores, se puede decir que el avance de la investigación se ha multiplicado. Obviamente, se han expuesto y se siguen exponiendo muchas teorías académicas que han facilitado nuevos enfoques que cambiarán todavía más la interpretación del cristianismo, una religión de casi 2000 años de historia. En mi caso, durante mis estudios de postgrado, he tenido el honor de presentar esta investigación al mismísimo Dr. Piñero, que sin duda como he mencionado anteriormente, con su veintena de libros, decenas de reportajes y entrevistas en los medios de comunicación y otros tantos artículos publicados (los mismos que se empiezan a usar y seguirán siendo utilizados en el futuro del proceso de modernización de la teología cristiana de nuestros tiempos), ha pasado ya en vida a la historia de las investigaciones sobre Jesús. Con el descubrimiento de diferentes tipos de teología de los cristianismos derrotados a lo largo de la historia, bien sabemos ahora que existen principalmente dos personajes en constante lucha: Jesús teológico versus Jesús histórico. La información del primero de ellos nos ha llegado a través del monopolio eclesiástico, mientras que el segundo, en los dos últimos siglos, ha empezado a surgir en el ámbito académico y va ganando terreno a una velocidad imparable en esta última década, siendo imposible realizar una previsión de hasta dónde puede llegar. El otro hecho es que la teología actual sobre Jesús, o más bien, la cristología, tampoco fue desde un principio definida tal y como el cristianismo paulino lo había adaptado. Por citar unos simples ejemplos, basta con mencionar los Concilios de Nicea, Constantinopla y Calcedonia. En estos Concilios, el «Jesús 1
J. JONGENEEL, Jesus Christ in World History, Peter Lang, Frankfurt 2009, 252
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humano» se sentenció definitivamente a muerte hasta llegar a hoy. Sin embargo, en estos últimos tiempos es cuando empieza a «resucitar de entre los muertos» donde fue enterrado y comienza a cobrar protagonismo. El enfoque de nuestra investigación no consistirá en las decisiones tomadas en los Concilios, sino en intentar realizar un análisis detallado de las teologías expuestas en los Evangelios que han sido las razones de la proclamación de la divinidad de Jesús. Nuestra metodología pondrá en duda la historicidad de los datos reflejados en los libros sagrados y esto nos permitirá llegar a unas conclusiones que, en mi opinión, puede que tengan unas consecuencias positivas para el desarrollo de la teología del cristianismo actual. Todo esto lo haremos constantemente dentro del marco histórico y académico, con un tono muy pacífico y sin la menor intención de mostrar agresividad hacia ninguna institución religiosa en particular y siempre con buenas intenciones de obtener una información cada vez más purificada. No hay que olvidar que las instituciones existen para los individuos y no al revés. Los individuos no deben adaptarse a las ideologías preestablecidas por las instituciones sino que las instituciones deben ser flexibles para responder a las necesidades de la comunidad en cada época. Por lo tanto, los teólogos de religiones no deben temer a los antropólogos de religiones de hoy en día cuando estos últimos realizan nuevos descubrimientos. Esto ayudará a la tarea de adaptar la fe dentro del marco de la lógica. Cuando una puerta se cierra, otra se abre.
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Planteamiento
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l planteamiento de nuestro estudio es responder a las siguientes preguntas: ¿Qué nos dicen los Evangelios? ¿Cuántas teologías paralelas se exponen en ellos? ¿Hay una evolución teológica dentro de los libros canónicos? Nuestra iniciativa e intención de intentar dar respuesta a dichas preguntas se basa en el orden y fecha de la composición de los Evangelios. Según Piñero y casi la totalidad de los estudiosos, el primero de ellos en componerse fue el Evangelio de Marcos alrededor del 70 d.C., posteriormente se elaboró el de Mateo alrededor del 80 d.C., después el de Lucas alrededor del 90 d.C. y por último, el Evangelio de Juan entre el 100 y el 150 d.C.2. Estos Evangelios, como indica Piñero, fueron el resultado de repensar y reinterpretar la vida de Jesús y su doctrina. Esto nos crea una inquietud crucial: ¿Habrán podido evolucionar las teologías cristológicas a lo largo de la composición de los Evangelios, que son los libros que constituyen el núcleo central del cristianismo? Si obtenemos un De acuerdo a Harnack la composición de Marcos fue entre el año 65 y 70, Mateo 70 y 75, Lucas 79-93 y Juan 80-110. Según Kümmel, Marcos fue escrito en el año 70, Mateo entre 80 y 100, Lucas entre 70-90 y Juan entre 90-100. 2
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resultado afirmativo a nuestra primera pregunta, la segunda sería: ¿Ha podido haber otras teologías secundarias que igualmente sufrieran una evolución para llegar a su última versión? Todos los teólogos, estudiosos y críticos están de acuerdo en la idea de que los Evangelios -principalmente llamados sinópticos- nos brindan una información histórica, pero decorada con una teología.3 Incluso se sabe que, dependiendo del punto de vista de los evangelistas, las historias verídicas de Jesús se mezclaron con la historificación de otras creencias y se escribieron como si fueran auténticas. En este sentido, se puede afirmar con certeza que no todos los relatos del N.T. se pueden considerar históricos.4 Es por esta razón que en el último siglo se han realizado tantos estudios académicos sobre el tema con el propósito de identificar cuáles son las historias teológicas y cuáles son las demostrables históricamente. Obviamente, partiremos de la base de que Jesús como persona realmente existió en la historia. En este sentido, como indica el investigador secular Ehrman, debemos mencionar que todos los eruditos de la antigüedad, fueran cristianos o no, están de acuerdo en que el nazareno realmente vivió en nuestro mundo.5 Nuestra metodología consistirá en exponer brevemente las distintas acciones que los Evangelios afirman que fueron realizadas por Jesús y sus compañeros, y analizar si la recopilación de estas supuestas acciones pudo haber sufrido alguna evolución a la hora de ser recopiladas por diferentes evangelistas. Recordemos que los datos recopilados en los Evangelios crean los dogmas del cristianismo y son principalmente los siguientes: Jesús como el «Señor», Jesús X. PIKAZA, Historia de Jesús, Verbo Divino, Navarra 2013, 65 E. SANDERS, The Historical Figure of Jesus, Penguin Books, London 1993, 3 5 B. EHRMAN, Forged: Writing in the Name of God, HarperOne, New York 2011, 285 3 4
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como el hijo de Dios, Jesús como el Mesías hijo de David, Jesús como el perdonador de pecados, Jesús como la persona que pagó, con su muerte en la cruz y su resurrección al tercer día, el precio de todos los pecados de la humanidad. En nuestro análisis no trataremos estos dos últimos puntos y los aplazaremos para nuestra próxima investigación.6 Por ahora nos centraremos principalmente en los primeros puntos mencionados. A continuación, expondremos las doctrinas más importantes del cristianismo y las examinaremos con ejemplos para comprobar si ciertamente existió algún tipo de modificación por parte de los evangelistas o no. Si efectivamente observamos tales evoluciones, estaremos obligados a preguntarnos si eran modificaciones inconscientes o bien muy meditadas para llevar a cabo una nueva propuesta teológica. Una vez decidido si estas modificaciones deberían tener lugar o no en los Evangelios, esto hará que cuestionemos cuán acertadas son las doctrinas que se preestablecieron hace casi 1700 años. ¿Cómo se denomina la ciencia que estudia la teología de los Evangelios y cuáles son las áreas de investigación? La ciencia que estudia la teología de los Evangelios es la cristología. Antes de empezar a analizar los textos bíblicos, explicaremos brevemente el significado de esta ciencia. La cristología trata básicamente la afirmación de que Jesucristo es el Hijo verdadero de Dios, es decir que comparte esencia divina con el Dios Padre y ambos junto con el Espíritu Santo forman la Santísima Trinidad.7 De aquí, se deduce que Jesús, nacido milagrosamente de una virgen, esencialmente es divino y humano en dos naturalezas.
Permítame, como creyente, decir «si Dios quiere». C. TUCKETT, Christology and the New Testament, Westminster John Knox Press, Louisville 2001, 8 6 7
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Recordemos que la decisión final de la naturaleza de Jesús arriba indicada corresponde al Concilio de Nicea encabezado por el emperador Constantino en el año 325 y finalmente al Concilio de Calcedonia, celebrado en el año 451.8 Como bien se sabe, la controversia arriana que mostraba un Jesús creado por el Padre, se eliminó completamente tras el Concilio de Constantinopla en el año 381. Posteriormente, en Calcedonia se eliminaba el punto de vista monifisita9. En este último Concilio, el Jesús de una única naturaleza tuvo su entierro en un distrito de la ciudad de Estambul.10 En nuestro estudio, examinaremos si realmente los Evangelios empezaron a componerse con la idea de exponer a un Jesús divino o no. Toda la documentación disponible así como otros estudios arqueológicos recientes, indican que antes de que el cristianismo adoptara plenamente la doctrina que se practica hoy en día, había varios cristianismos diferenciados teológicamente. La obra de Antonio Piñero sobre estos cristianismos es digna de estudio. Pero nosotros, como ya dijimos, iremos a un periodo anterior a estos Concilios y especialmente viajaremos al núcleo formado por los cuatro Evangelios para preguntarnos: ¿Es posible que haya habido una apoteosis de Jesús en los mismísimos Evangelios a lo largo de su composición cronológica? Para responder a esta pregunta, deberemos simplemente comparar los acontecimientos paralelos en los Evangelios. Por ende, tendremos en cuenta la D. MACCULLOCH, Historia de la Cristiandad, Debate, Madrid 2011, 259 Considero que el monofisismo, de tener una naturaleza divina compuesta de una naturaleza humana y la principal naturaleza divina y, que con la entrega total de la primera para la segunda ésta absorba a la primera utilizando la fuerza de voluntad, puede ser atributo de todas las personas y no hace del ser humano un dios. Estoy preparando mis explicaciones acerca de este punto para una próxima publicación. 10 Curiosamente la traducción literal de Kadıköy es «Villa del Juez». (Ver: Mt 25:31-34) 8 9
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información de la mayoría de los estudiosos que indican que la fuente de los Evangelios sinópticos era el Evangelio de Marcos.11 Sin embargo, como se demostrará a continuación, repetidas veces se ha atestiguado que todos los evangelistas conocían muy bien la existencia de los Evangelios precedentes y no solamente el de Marcos, por lo que a la hora de escribir los suyos, tuvieron mucho en cuenta la información retenida del anterior.12 Así que veremos textos de los Evangelios por orden cronológico: Marcos, Mateo, Lucas y Juan. Respecto a este último, tendremos especial cuidado ya que como bien se sabe, el autor del cuarto Evangelio introdujo tantos elementos gnósticos y subjetivos que dificulta al investigador la realización de un estudio objetivo.
M. GOODACRE, The Synoptic Problem: A Way through the Maze, T&T Clark, New York 2001, 20 12 En este sentido, observaremos que en nuestro estudio no solamente se aprobará la efectividad de la Teoría de Farrer, sino que se le añadirá también una nueva perspectiva. 11
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CAPÍTULO I Características de la Divinidad
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ntes de comenzar nuestro estudio, es de suma importancia definir, aunque sea brevemente, las características de un ser divino. Esto nos ayudará a comprender cuáles son las referencias bíblicas que la cristología utiliza para proclamar la divinidad de Jesús. 1) Ser el «Señor» del universo. 2) Ser el Hijo de Dios 3) Recibir culto de las personas 4) Perdonar pecados 5) Ser llamado Dios. Ahora exponemos algunas referencias, que aparecen en los Evangelios, en las que se basan los cristianos para llegar a la conclusión de que Jesús es el «Señor» y el Hijo de Dios, al que se debe adorar, que perdona los pecados de las personas y es el mismísimo Dios: 1) Jesús como el «Señor» del universo: Mc 2:28 Por tanto, el Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo. 21
Si Jesús es el «Señor» del día del sábado, entonces Jesús es el «Señor» de los mundos. 2) Jesús, el Hijo de Dios: Mt 26:63-64 Mas Jesús callaba. Respondiendo el sumo sacerdote le dijo: Te conjuro por el Dios viviente, a que no digas si eres tú el Mesías, el hijo de Dios. Jesús le dijo: Tú lo has dicho… 3) Jesús recibió adoración por parte de sus discípulos: Mt 14:33 Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron… 4) Jesús perdonando los pecados de las personas: Mc 2:10 Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico):… 5) Jesús es Dios: Mt 1:23…porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es…Y llamarás su nombre Emanuel, que declarado, es: Dios con nosotros. Si Jesús es engendrado por el Espíritu Santo, que se cree forma parte de la Trinidad, entonces comparte sustancia con Dios y por lo tanto es Dios, tal y como en su momento el profeta Isaías había profetizado. Así que hemos visto brevemente algunos casos donde se desarrolla la cristología tal y como se entiende actualmente. Ahora realizaremos una detallada investigación acerca de estos puntos uno por uno.
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CAPÍTULO II El Maestro Jesús como el «Señor» del universo
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a creencia en Jesús como el «Señor» del universo es una de las bases del cristianismo. Prácticamente ninguna iglesia cristiana, en la actualidad, duda del señorío de Jesús en el sentido de poseer el dominio absoluto de toda la creación. Nuestro enfoque en nuestro segundo capítulo será averiguar cuáles son las bases en los Evangelios que permiten llegar a dicha afirmación. Antes de citar los versículos atribuidos al señorío de Jesús que aparecen en los Evangelios, es necesario explicar brevemente que la utilización del término «Señor» en la Biblia, no necesariamente en todos los casos se emplea para referirse a la divinidad. Tanto hoy en día como en la antigüedad, este sustantivo también se utilizó, y se está utilizando, para mostrar el máximo respeto hacia algunos individuos. Por otra parte, podrá tener el significado de poseer autoridad sobre los demás. Expondremos unos ejemplos en el A.T., entre otros: Génesis 3:16 A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti. 23
Génesis 23:14-15 Efrón le contestó a Abraham: Señor mío, escúcheme. El campo vale cuatrocientas monedas de plata. ¿Qué es eso entre nosotros? Vaya tranquilo y entierre a su esposa. Isaías 3:4 Y les pondré jóvenes por príncipes, y muchachos serán sus señores. Veamos un ejemplo del N.T., en Juan, que es el Evangelio donde se desarrolla con más claridad la divinidad de Jesús: Juan 12:21 Estos pues, llegaron a Felipe, que era de Bethsaida de Galilea, y le rogaron diciendo: Señor, querríamos ver a Jesús. Tras comprobar el punto clave de acuerdo al significado de la palabra «Señor», daremos unos ejemplos de cómo se usa este término y adopta otros significados a medida que se componen los nuevos Evangelios: 1) El Evangelio de Marcos, que es el primer Evangelio compuesto de los cuatro libros canónicos del N.T., indica en el verso 10:51 que Jesús preguntó a un ciego lo que deseaba y este le contestó: «¡Maestro que cobre la vista!». Sin embargo si nos fijamos en sus paralelos en Mt 20:33 y Lc 18:41, observamos que el término «Maestro» cambia y se convierte en «Señor». Además, Jesús aquí no solamente cura a una persona sino que ahora es una multitud de personas quienes piden un milagro al nazareno: «Ellos le dijeron: “¡Señor, que sean abiertos nuestros ojos!”». Esto es un caso de evolución clarísima del Maestro, que abre los ojos, a Señor y que pasa de curar a una sola persona a curar a muchas más.13 2) En Mc 12:28-29, los fariseos y los saduceos discuten con Jesús y este les responde. De repente, llega un escriba y El aumento de poderes según los Evangelios es constante: compare el aumento de «cuatro mil hombres» de la multiplicación de panes en Mc 8:29 a «cuatro mil hombres, sin contar las mujeres y los niños» en Mt 15:38 y los «cinco mil hombres» de Mc 6:44 a «cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños» en Mt 14:21. 13
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pregunta a Jesús cuál es el primer mandamiento de la ley mosaica. Obviamente, como cualquier judío, Jesús debería responder como está escrito en Dt 6:4 «Escucha, oh Israel, Yahvé es nuestro Dios, Yahvé uno es». Sin embargo, Marcos realiza una ligera modificación ocultando el verbo ser por lo que la respuesta de Jesús queda de la siguiente manera: «El primer mandamiento es: “Oye Israel, el Señor nuestro Dios, el Señor uno es”».14 Como no podemos dudar de la sabiduría de Jesús y de que se pudiera haber equivocado en una respuesta tan obvia, este hecho nos crea sospechas de una posible interpretación teológica propia de Marcos, acomodando el verso a sus creencias, propiciando una pequeña confusión en la mente del lector. Así, la respuesta del escriba en el verso 32 fue: «Bien Maestro, verdad has dicho, que uno es Dios y no hay otro fuera de Él». Como no podemos saber si el escriba entendió exactamente la respuesta de Jesús, como está escrito en Dt 6:4, confirmamos la intención de Marcos de omitir el verbo ser y lo recuperamos en el contexto. Pero la «corrección» del verso en el siguiente Evangelio, que se escribió aproximadamente diez años después, es crucial como se muestra a continuación: Mt 22:35-37 «y uno de ellos, doctor en la ley, le preguntó con intención de tenderle una trampa: Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante de la ley? Jesús le contestó: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu inteligencia». Como si la primera adaptación de Marcos no fuera suficiente para confundir al lector, aquí observamos cómo Mateo elimina completamente el primer mandamiento de Dios que prohibía adorar a una divinidad ajena a Él, situando en su lugar la 14
Está claro que Marcos se refería a Yahvé con “el Señor”.
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importancia de mostrar amor al «Señor»; además ya no se sabe bien si ese «Señor» es Yahvé o el propio Jesús, pues en el Evangelio de Mateo hay abundantes referencias a Jesús como “el Señor”. Por otra parte, el escriba que aparece en Mc, que según Mt 7:29 no tenía autoridad en su sabiduría, es reemplazado aquí por un experto de la ley. Por lo tanto, lo que consigue Mateo aquí es obtener la aprobación de la mutación del decálogo en boca de un «experto» en ley mosaica y no de un escriba cualquiera.15 Por otra parte, vemos que la modificación efectuada por el tercer evangelista es mucho más sorprendente que la segunda: en los dos Evangelios anteriores, el contexto donde Jesús fue interpretado por un escriba -o según Mateo, por un «experto»los fariseos y los saduceos estaban en la escena. Ahora, lo que Lucas hace en el verso 10:25, es eliminar completamente la escena de la disputa, cambiar la formulación de la pregunta, y poner la respuesta de Jesús en boca del «experto», de tal manera que ya no es Jesús quien responde a la pregunta sino el propio doctor de la ley: «Por entonces, un doctor de la ley, queriendo poner a prueba a Jesús, le hizo esta pregunta: “Maestro, ¿qué he de hacer para alcanzar la vida eterna?” Jesús le contestó: “¿Qué está escrito en la ley de Moisés? ¿Qué lees allí?” Él respondió: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu inteligencia; y a tu prójimo como a ti mismo”».16 Aunque la formulación de la pregunta del «experto de la ley» no sea la misma palabra por palabra, la referencia de Mateo es la misma del «escriba» en Marcos, ya que en caso contrario incluiría en su Evangelio el acontecimiento original de Marcos como otro evento aparte. Ante la omisión, se hace clara la modificación que realiza Mateo sobre el mismo evento de Marcos. 16 La modificación de Lucas tiene origen en el verso de Mc 10:17. Es una mezcla muy bien elaborada. 15
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Podemos observar cómo los evangelistas paulatinamente van introduciendo el término «Señor» para referirse al Maestro y poco a poco van asignándole al campo de la divinidad, eliminando el decálogo. Estas mezclas son continuas a lo largo de la composición de los Evangelios sinópticos. Viendo esta disposición a la modificación por parte de los evangelistas, empezamos a dudar si la teología existente sobre Jesús es correcta o no. ¿Era el Espíritu Santo quien les inspiraba a realizar tales cambios? Seguiremos viendo otros casos de evolución y modificación de información en los acontecimientos de Jesús. En los siguientes versículos existe la misma apoteosis parecida a la de los ejemplos anteriores: el Maestro en Mc 4:38 se ha convertido en el «Señor» en Mt 8:25. De la misma manera, el Maestro en Mc 9:5 se intercambia por Señor en Mt 17:4; Jesús en Mt 17:20 por Señor en Lc 17:6; Maestro en Mt 8:19 por Señor en Lc 9:57; etc. A continuación, veremos un ejemplo que dejará en evidencia que la evolución lexicológica y contextual que pretendemos explicar entre los Evangelios no es una teoría conspiratoria sino un hecho real. Observemos la forma en que fue recopilado el momento en que Jesús y sus compañeros estuvieron a punto de naufragar: Marcos 4:36 Y despachando la multitud, le tomaron como estaba, en el barco; y había también con él otros barquitos. 37 Y se levantó una grande tempestad de viento, y echaba las olas en el barco, de tal manera que ya se henchía. 38 Y él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal, y le despertaron, y le dicen: ¿Maestro, no tienes cuidado que perecemos? Veamos ahora el mismo suceso reflejado en el Evangelio de Mateo:
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Mateo 8:24 Y he aquí, fue hecho en la mar un gran movimiento, que el barco se cubría de las ondas; mas él dormía. 25 Y llegándose sus discípulos, le despertaron, diciendo: Señor, sálvanos, que perecemos. Como se puede observar de manera evidente, Mateo no solamente intercambia el término “Maestro” por “Señor”, sino que también modifica el contexto del acontecimiento. Mientras que el Evangelio de Marcos expone este hecho como una muestra de crítica de los discípulos hacia Jesús -porque según se entiende, el nazareno no estaba atento-, el Evangelio de Mateo narra el mismo hecho con la diferencia de que los compañeros de Jesús le piden la salvación como si fuera Dios. De nuevo, esta modificación nos demuestra de manera definitiva un intento de perfeccionar la exposición de un supuesto acontecimiento del nazareno y sus discípulos. Realizando un estudio sobre las palabras «señor» o «Señor» que aparecen en los Evangelios, observamos que en Marcos aparece como mínimo 18 veces mientras que en Mateo 77 veces y en Lucas 92 veces. Entre estas, las que están relacionadas directamente con Jesús, en Marcos17 son 6, en Mateo18 son 34 y en Lucas19 son 49. La razón de estas diferencias, se debe a la intercalación del término «Señor», según cada evangelista posterior, cuando quisieron hacer referencia a los mismos acontecimientos paralelos existentes en los Evangelios anteriores, compuestos cronológicamente. Como veremos a continuación, Mateo y posteriormente Lucas, interpolan cada Mc 1:3, 2:28, 7:28, 11:3, 11:9, 16:19 Mt 3:3, 7:21,7:22, 8:2, 8:6, 8:8, 8:21, 8:25, 9:28, 9:38, 12:8, 13:51, 14:28, 14:30, 15:22, 15:25, 15:27, 16:22, 17:4, 17:15, 18:21, 18:26, 20:30, 20:31, 20:33, 21:3, 22:44, 22:45, 24:42, 25:11, 26:22, 27:10, 27:63, 28:6 19 Lc 1:17, 1:28, 1:43, 1:46, 2:11, 2:15, 2:22, 3:4, 4:12, 5:8, 5:12, 6:5, 6:46, 7:6, 7:13, 7:31, 9:54, 9:57, 9:59, 9:61, 10:1, 10:2, 10:17, 10:40, 11:1, 11:39, 12:41, 12:42, 13:8, 13:15, 13:23, 13:25, 17:5, 17:6, 17:37, 18:6, 18:41, 19:8, 19:31, 19:34, 20:42, 20:44, 22:31, 22:33, 22:38, 22:49, 22:61, 24:3, 24:34 17 18
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vez más el sustantivo «el Señor», bien en boca de los participantes de los acontecimientos, bien por la propia presentación de los evangelistas: 1) Veamos la promesa incumplida de Pedro a Jesús en Mt 26:35, asegurando que no le entregaría ni por el precio de su propia muerte: «Pedro le dijo: “Aunque tenga que morir contigo, jamás te negaré”. Todos los discípulos dijeron también lo mismo”. Compare el verso con Lc 22:33 «Él le dijo: “Señor, dispuesto estoy a ir contigo no sólo a la cárcel, sino también a la muerte”». 2) Otro ejemplo está en Mt 11:16-17: «Pero, ¿con qué compararé a esta generación?". Sin embargo en Lc 7:31 es: «Y dice el Señor, ¿A qué, entonces, compararé los hombres de esta generación,…"». Estos dos ejemplos explican el aumento del número del término «Señor» para referirse a Jesús. ¿Por qué cada evangelista añadió este término a su versión original que no lo contenía? Por ahora dejemos la respuesta a esta pregunta para los próximos capítulos y sigamos con nuestro tema. Una vez que hemos determinado la no historicidad y subjetividad de las nuevas apariciones del sustantivo «Señor» en los Evangelios de Mateo y Lucas, tendremos que volver a investigar el Evangelio de Marcos que es la fuente de estos Evangelios sinópticos. Es necesario comprobar si el primer evangelista realmente con el término «Señor», quiso referirse a la divinidad de Jesús como Dios o más bien, como un Maestro respetuoso que tenía autoridad en su palabra, o incluso el Mesías esperado por el pueblo de Israel.20 Pero antes tendremos que aprehender muy Hay que recordar que para los judíos, el Mesías esperado nunca fue considerado como el mismísimo Dios o Su propio hijo en su sentido literal. En tiempos del exilio de Babilonia, incluso llegaron a creer que el Emperador de Persia, Ciro, era el Mesías esperado por haber salvado a los hebreos de Babilonia, aunque este no era ni siquiera un judío. Como se observa, el concepto del Mesías para los judíos, queda muy lejos de ser la imagen del mismísimo Dios en la tierra, ni algún hijo Suyo. 20
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bien los criterios que se deben usar para una perfecta interpretación de los textos bíblicos. Hermenéutica, arte de interpretación de los textos sagrados La palabra hermenéutica deriva del griego hermenevein, que significa interpretar y explicar. Este término originalmente se utilizaba para la interpretación de los textos oscuros revelados por los dioses a los oráculos. Precisamente Hermes, el dios mensajero de los dioses mitológicos griegos, era considerado el patrón de las comunicaciones y el entendimiento humano. Hoy se denomina Hermenéutica a la ciencia de interpretar la Biblia. Según esta ciencia, los textos tienen un significado literal y un significado subjetivo. El significado subjetivo puede variar dependiendo de la capacidad de entendimiento multidimensional o de un convencimiento doctrinal previo de quien realiza la interpretación.21 Pero tanto para la realización de una interpretación literal como de una subjetiva, hay ciertos criterios que el analista debe aplicar y que son principalmente los siguientes: 1) Disponer de una traducción correcta del texto. 2) Situar el texto a interpretar en el contexto temático del pasaje bíblico. Aquí se debe dar mucha importancia a la lectura de todo el capítulo para poder comprender con qué acontecimiento se relaciona el fragmento a analizar. 3) Ser consciente de la situación geográfica y la época en que se desarrolló el acontecimiento del texto. Muchas veces las referencias tomadas de los pasajes bíblicos están totalmente fuera de contexto. 4) Tener conocimiento del significado de las palabras que varían dependiendo del lugar y la época en la que fueron C. COSGROVE, The Meanings We Choose: Hermeneutical Ethics, Indeterminacy and the Conflict of Interpretations, T&T Clark, London 2004, 7 21
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escritas. No se puede llegar a conclusiones finales sobre el significado de algunos términos sin disponer de esta información. 5) Procesar el criterio de la lógica. Esta metodología decide si se va a realizar una interpretación literal o una interpretación subjetiva. Por citar un ejemplo, leemos en las alabanzas a Yahvé en Salmos 136:2: «Alabad al Dios de los dioses, 11 Al que sacó a Israel de en medio de ellos, 12 Con mano fuerte, y brazo extendido». Si no se interpretan simbólicamente las expresiones de mano fuerte y el brazo extendido de Yahvé, tendríamos un Dios en forma de ídolo. Aquí, lógicamente se comprende que estas expresiones son simbólicas y se refieren a que la liberación del pueblo de Israel se produjo gracias a la fuerza y la ayuda de Yahvé, quien venció al ejército del Faraón con Su fuerza destructiva reflejada en fenómenos sobrenaturales. Por otra parte, si entendemos el primer verso literalmente como si Yahvé fuera el dios de otros «dioses» existentes, también caeríamos en el error de atribuirle politeísmo a un pueblo como Israel que es estrictamente monoteísta. La idea de que los judíos eran henoteístas que creían que podían existir otros dioses aparte de Yahvé y éste era el más grande de ellos, no va más allá de ser teorías conspiratorias. Aquí utilizamos el criterio de la lógica para realizar una hermenéutica correcta. Una vez entendidos los criterios hermenéuticos para una perfecta comprensión del significado de los textos, empezaremos a analizar los fragmentos del Evangelio de Marcos donde aparece el término «Señor» siempre atribuyendo una supuesta divinidad de Jesús: Marcos 1:2 He aquí Yo envío a Mi mensajero delante de tu faz, que apareje el camino delante de ti, 3 Voz del que clama
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en el desierto: Preparad el camino del Señor; Enderezad sus sendas. La primera frase corresponde a Malaquías 3:1: «He aquí, Yo envío Mi mensajero, el cual preparará el camino delante de Mí…», aunque el autor solamente atribuya su texto a Isaías 40:3, que es: «Voz que clama en el desierto: Preparad camino a Yahvé; enderezad calzada en el aislamiento a nuestro Dios». Sin embargo, se comprueba que es una combinación de ambos. Si leemos el texto original en el libro de Isaías, nos daremos cuenta de que la voz que clama del desierto, ordena la preparación del camino a Yahvé. Nuestra confusión surge cuando el evangelista sustituye el nombre Yahvé por el sustantivo «el Señor». Sin embargo, cualquier estudioso o judío familiarizado con el A.T., solo pensará que Marcos se refería al Dios Yahvé al utilizar el fragmento de Is 40:3 y no a Jesús. Por otra parte, Marcos en la primera frase del texto, se refiere a Jesús el Mesías, que es el mensajero encargado de preparar el camino para la venida del Dios Yahvé y Su Reino. Para desarrollar su teología, el autor del Evangelio de Mateo, al no quedar satisfecho con este verso, en el 3:3 de su libro elimina totalmente lo que sería la primera parte del texto de Marcos22, el cual indicaba que Jesús no era nada más que el mensajero que abría paso a su «Señor» Yahvé. De esta manera, Mateo consigue confundir al lector dejando solamente la segunda parte que es Is 40:3, como si ya no fuera a Yahvé al que se le prepara el camino para que venga, sino que quien viene ahora es el «Señor» Jesús y quien prepara el camino es Juan el Bautista:
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Es decir que elimina a Mal 3:1
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Mt 3:3 He aquí yo envío a Mi mensajero delante de tu faz, que apareje el camino delante de ti, Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor; Enderezad sus sendas. Por su parte, Lucas, en cambio, en el 3:4 de su libro, también omite a Mal 3:1 y añade otros versos del A.T. para desarrollar su teoría de la salvación a través de Jesús. Por último, mencionaremos el Evangelio de Juan. Aquí, la mención del fragmento de Is 40:3 ya no es solamente una insinuación alegórica de la divinidad de Jesús, como en el caso de los Evangelios de Mateo y Lucas, sino que ahora el propio Juan el Bautista es quien proclama literalmente: «Yo soy la voz del que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor, como dijo Isaías profeta» (Juan 1:23). Lo que consigue el Evangelio de Juan aquí es contextualizar literalmente a Malaquías 3:1 con Juan el Bautista y así confirmar la divinidad de Jesús en su boca. En otras palabras, si en el Evangelio de Marcos, Jesús era el mensajero que venía para abrir paso a Yahvé, en el Evangelio de Juan, Juan el Bautista ya se ha convertido literalmente en el mensajero del «Dios Jesús» que ya ha llegado. Esta evolución es una clara evidencia del proceso de apoteosis de Jesús, que pasa de ser un enviado del Dios Yahvé, a convertirse en el propio Yahvé, en unos cuarenta años, desde la primera composición del Evangelio de Marcos hasta el Evangelio de Juan. Mc 2:28 Por tanto, el Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo. Esta frase se pronuncia en respuesta a la crítica de los fariseos a Jesús por permitir a sus discípulos realizar obras en el día del sábado. Antes de este verso, Jesús les responde dando el ejemplo de David, que cuando tuvo necesidad, entró en el templo y comió de los panes de la proposición, los cuales no 33
eran lícitos para comer excepto por los sacerdotes. Por si fuera poco, el Rey David, ofreció parte de estos alimentos a los que estaban con él. En este fragmento, Jesús continua diciendo que el sábado o cualquier día de la semana se ha hecho a causa del hombre, no que el hombre se haya hecho por causa del sábado. Por lo tanto, se entiende y se deduce en estas dos frases de Jesús, que del mismo modo que David «se hizo Señor de los panes» utilizándolos por necesidad aunque quebrantara así una norma preestablecida, Jesús se podía hacer «Señor» de cualquier día de la semana, aunque se considerara un día sagrado. En conclusión, esta frase no indica que Jesús es el «Dios» del sábado, sino alguien que por necesidad autoriza a los demás a romper una regla preestablecida con la misma autoridad que el Rey David empleó en su momento. Mc 7:28 Respondió ella y le dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos, debajo de la mesa, comen de las migajas de los hijos. El contexto de esta frase corresponde al momento en que una mujer griega pide a Jesús que cure a su hija endemoniada. Rápidamente Jesús le responde con una metáfora de que el pan es la ayuda para los hijos (los judíos), no para los perrillos (los gentiles). Al escuchar este rechazo, la griega ruega a Jesús aceptando su estado vil descendiendo de su condición humana al mundo de los canes. Considerando esto, es imposible afirmar que la griega, cuando dijo «Señor», hubiese pensado que se estaba dirigiendo a un dios, sino que se consideraba inferior ante los «hijos», y se dirigió a una persona con autoridad sobre ellos llamándole «Señor». Marcos 11:3 Y si alguien os dijere: ¿Por qué hacéis eso? decid que el Señor lo necesita, y que luego lo devolverá.
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Aquí, Jesús, para la entrada en Jerusalén, pide a sus discípulos que le traigan un pollino que nunca hubiese sido montado por un hombre y que ahora estaba atado frente a ellos. El nazareno les indica que si alguien se opone, le digan a ese individuo que se llevan el asno porque el «Señor» lo necesita. No sabemos a qué lugar se refería Jesús, si era una casa o una granja donde el asno se encontraba, ya que en su indicación también había otros hombres que podían impedir que los discípulos de Jesús se llevasen al animal. De hecho, en el verso 11:4, son estos hombres quienes preguntaron a los discípulos «¿Qué hacéis desatando al pollino?». Tras esta pregunta, los discípulos contestan tal y como su Maestro les había instruido (11:6) y consiguen lo que querían con el permiso de los dueños del animal. Por tanto, aquí vemos a unos hebreos prestando el pollino a unos viajeros que se lo piden para el «Señor». No se nos pasa por la mente pensar que la razón por la que permitieron que los discípulos se llevaran al animal, podía ser que estos judíos hubieran pensado que el «Señor» Creador Dios Yahvé hubiera venido a la tierra y que necesitaba un asno para montar sobre él y así entrar en Jerusalén.23 Para explicar esta cesión, debemos situarnos en la sociedad y época en las cuales vivía el nazareno. Los rabíes y los viajeros tenían un gran respeto entre la población. Incluso se decía: «Considera a todos los hombres como si fueran bandidos, pero ¡trátalos como si cada uno de ellos fuera el mismo rabí Gamaliel!».24 Este respeto a los rabíes se sigue practicando entre la población judía de hoy en día. Con esto deducimos que ni los discípulos, cuando se referían a Jesús con la mención de «el Señor lo necesita», ni los judíos que prestaron el pollino, De hecho, en el verso siguiente se aclara el asunto todavía más cuando el evangelista afirma que todos proclamaron al ver al nazareno sobre el pollino: «Hosanna, bendito el que viene en el nombre del Señor». 24 A. EDERSHEIM, Usos y costumbres de los judíos en los tiempos de Cristo, Clie, Barcelona 2008, 69 23
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pensaron que el «Señor» que necesitaba el pollino pudiera ser el Dios Todopoderoso o Su propio Hijo. Los discípulos se refirieron a Jesús con el término «Señor» simplemente porque era un maestro respetado por ellos. Terminada esta explicación, llamaremos la atención del lector, para que pueda comprobar cómo el evangelista en los versos siguientes introduce la supuesta información de que los discípulos de Jesús cortaban las hojas de árboles para preparar el camino prometido, como ya anunció el A.T.25 Se trata de un esfuerzo de contextualización evidente, por parte del evangelista, para poder situar a Jesús en el contexto profético del A.T. y así poder «argumentar» su propuesta teológica. Ahora veremos algunas contradicciones lógicas que encierra la manera de presentar este acontecimiento por parte del autor. El Monte de los Olivos era un lugar donde se enterraba a los difuntos. Según el libro de Zacarías, el Monte de los Olivos es el lugar donde Yahvé empezará a resucitar a los muertos. Por esta razón, en tiempos antiguos, todos los judíos querían ser enterrados ahí. De hecho, hoy en día se encuentran más de 150.000 tumbas en aquel lugar. También debemos recordar el Sermón de Bienaventuranzas que tuvo lugar en el mismo sitio. Por lo tanto, es prácticamente imposible que desde este monte hasta la ciudad no hubiera un camino de la anchura y altura suficientes como para que alguien pudiera pasar con tranquilidad montado en un pollino. Es decir, no parece verosímil que los discípulos hubieran tenido que cortar las ramas de los árboles y así «preparar» el camino al «Señor». Si a esto añadimos que los romanos eran muy estrictos en la preparación de calles y carreteras así como en la limpieza de las ramas colgadas de los árboles para que pudiera pasar un hombre montado aunque fuera en camello, descartamos la historicidad del hecho de que los discípulos hubiesen abierto el 25
Is 40:3
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camino al nazareno entre el transitado Monte de los Olivos y la ciudad de Jerusalén. Pero la contradicción no solo acaba aquí. El verso 11:8 dice: «…y tendían la ramas por el camino». El escritor del Evangelio de Marcos, no debía estar familiarizado con la administración romana encargada del mantenimiento de las vías y carreteras del Imperio Romano. Los tratados jurídicos Baba Kama y Baba Bathra indican la prohibición de echar obstáculos sobre los caminos, derramar agua o dejar algún objeto sobre ellos, dejar en sus alrededores materiales de construcción, vidrios rotos, espinos, etc. Las penalizaciones podrían ser terroríficas. Con esto, una vez más, descartamos la posibilidad de que este acontecimiento fuera histórico. Además, pensando que el Maestro, que siempre cumplió con el pago del impuesto a César, nunca permitiría a sus discípulos incumplir una ley administrativa que pudiera poner en peligro sus vidas. Teniendo este error en cuenta, el escritor del Evangelio de Mateo, -como en los casos anteriores- trató de corregir y evolucionar la contradicción de Marcos, introduciendo la información de que la compañía de Jesús era muy numerosa. Con esto nos quiere decir que los discípulos de Jesús «tuvieron» que cortar las ramas de los árboles porque la multitud era tan grande que no cabía en el camino (21:8). Además, añade un nuevo texto del A.T. el cual fuerza relacionar con Jesús: Mateo 21:5 Decid a la hija de Sion: He aquí, tu Rey viene a ti, Manso, y sentado sobre una asna, y sobre un pollino, hijo de animal de yugo.
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Como se puede observar, ahora son dos los animales.26 ¿Por qué? La respuesta es simple. Si observamos el texto del libro de Zacarías veremos el siguiente verso: 9:9 «Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén: he aquí, tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno y así sobre un pollino hijo de asna». Mateo, al encontrar este verso en el A.T., no dudó en utilizarlo en su Evangelio, aun sabiendo que el número de asnos que supuestamente acompañó a Jesús era uno y no dos. Se trata de un intento evidente de acomodar a Jesús a los fragmentos del A.T. que además están fuera de contexto según los criterios hermenéuticos. Viendo cómo los autores de los Evangelios modificaron los textos, ¿qué pensará el lector sobre lo que hizo Lucas en su Evangelio al intentar explicar el mismo acontecimiento? Basta con leer los versos 35 y 36 del capítulo 19 de su libro. Lucas primero reduce de nuevo el número de animales a uno y después, ante la imposibilidad, omite por completo el hecho de la preparación del camino por parte de los discípulos. Por otra parte, Juan, el último evangelista, omite por completo el hecho de preparar el camino y también la acción de tender las ramas por el suelo. Ahora, las ramas de las palmas están en las manos de los que esperan su llegada y no sobre la calzada (12:13). Juan se dio cuenta de la imposibilidad de situar el hecho en el contexto histórico del A.T. al margen de la administración de vías públicas del Imperio Romano. Queda así puesta en duda y en aprieto la historicidad de uno de los acontecimientos más significativos del cristianismo: la entrada
Muchas nuevas versiones del N.T., omiten intencionadamente la mención del segundo animal a la hora de traducir el texto original del griego. 26
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triunfal en Jerusalén del Mesías montado en un pollino sobre el camino preparado por la multitud. Marcos 11:9 Y los que iban delante y los que venían detrás daban voces, diciendo: ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! Como hemos explicado en el punto anterior, además de la dudosa existencia de este acontecimiento, la utilización del sustantivo «Señor», corresponde al Dios Padre y no a Jesús, ya que en todo caso el nazareno sería quien vendría en nombre de su «Señor» y ese «Señor» no podría ser otro que Yahvé. Por lo tanto, con la introducción de este verso, Marcos confirma lo que ya anunció al principio de su Evangelio: «Jesús es el Mensajero que viene en el nombre del «Señor» Yahvé». Marcos 12:36 Porque el mismo David dijo por el Espíritu Santo: «Dijo Yahvé a mi Señor, siéntate a Mi diestra hasta que ponga tus enemigos por estrado de tus pies». A la hora de realizar una exégesis con este texto, ante todo tenemos que discutir la historicidad de si fue realmente dicho por Jesús o no. Como ya hemos visto en los ejemplos anteriores, el uso de los textos del A.T. sirvió para acomodar a Jesús en el contexto histórico de las escrituras y así adaptar las teologías de los evangelistas a la religión original de Yahvé. También hemos comprobado y seguiremos comprobando la equivocación en la selección de estos textos por parte de los autores. Todo esto, desde un comienzo, nos hace dudar de la veracidad de que fuera Jesús quien pronunció estas palabras en el Evangelio de Marcos. En segundo lugar, que Jesús, que era el maestro humilde que siempre afirmaba que «los últimos serán los primeros y los
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primeros los últimos»,27 haya dejado esa humildad y haya optado por glorificarse, incluso contradiciéndose a sí mismo: «Si yo me glorifico a mí mismo, mi gloria es nada,… ».28 Esto va en contra del mensaje de humildad que vivió y enseñó el Maestro. Nuestro tercer punto, es la crítica del verso para descubrir la intención del evangelista. Si tenemos que vincular el texto con Jesús de Nazaret, con la mención «Señor», lo único que se puede entender es que el evangelista quiso referirse al Mesías, ya que este, según los judíos, obligatoriamente tenía que ser descendiente del Rey David. Esto sí sería aceptable por cualquier estudioso sin grandes oposiciones. Obviamente, el Mesías sería superior al Rey David y es posible que el padre de Salomón cuando dijo «Señor», se hubiese referido al Mesías esperado por los judíos. En relación con el cuarto punto, tenemos que considerar la necesidad de recurrir a los criterios de la hermenéutica para entender los textos. Si queremos interpretar el fragmento, tenemos que leer al menos unos capítulos anteriores del texto a considerar. El verso es tomado del libro de Salmos 110:1. Si el lector toma su A.T. y lee desde el capítulo 108, verá que los textos hablan del pueblo de Israel y su intento de levantarse de entre otras naciones y conquistar otros terrenos. Por ende, Israel necesita la ayuda de Dios y con Su fuerza derrotarán a todos sus enemigos. Además, si consideramos que el libro de Salmos se escribió cientos de años antes de la llegada de Jesús, a nadie se le ocurriría otra cosa que el «Señor» mencionado en el texto era Israel, el «Señor» de todas las naciones y los judíos. El quinto punto tiene relación con el punto anterior ya que también se centra en la metodología de la hermenéutica. Si observamos, el Rey David dice «Yahvé dijo a mi Señor». Si 27 28
Mt 20:16 Jn 8:54
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tuviéramos que considerar que el texto se hubiese referido a Jesús el Mesías, hubiera sido: «Yahvé dijo al Señor», porque el adjetivo posesivo mí, indica una cercanía del individuo al objeto. Si leemos los Salmos y otras Escrituras, no podemos ver esta cercanía del Rey David con otro objeto que no sea Israel. Las Escrituras no nos muestran que David tuviera relación con algún Maestro en su vida diaria para suponer que se refiriera a Jesús. Todo su trabajo era para Israel y la restauración de su poder entre otras naciones. En conclusión, deducimos que el texto tomado por el escritor del Evangelio de Marcos probablemente no es histórico de Jesús y está fuera de contexto. Parece que el autor quiso reflejar su creencia de manera alegórica como era la tradición y con la mención de «Señor», no hay duda que el evangelista quiso afirmar la condición de Jesús como el Mesías judío esperado, quien gobernará las naciones en los tiempos escatológicos sometiendo a otras naciones a su gobierno. Marcos 16:19 Y el Señor, después que les habló, fue recibido arriba en el cielo, y se sentó a la diestra de Dios. Tras ver todos los casos anteriores, debido a esta última utilización de la palabra «Señor» por parte del escritor del Evangelio de Marcos, solamente podemos deducir que el autor se refería con «Señor» al Gran Maestro, en condición de Mesías, para ser recibido por su Dios y sentarse a Su diestra para su segundo advenimiento al mundo. Lo decimos de esta manera porque los críticos, a lo largo de la historia y los judíos que esperan al Mesías, no aceptan a un hombre «fracasado» en la cruz como el salvador de Israel, ya que el nazareno no pudo salvarse de la injusticia de la pena de muerte ni siquiera a sí mismo y por ello, ese triunfo se completará en su segunda llegada. Los cristianos interpretan este «fracaso» en la cruz como la salvación de los pecados y una victoria dentro del
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fracaso. Pero por otra parte, siguen manteniendo viva la creencia en su segunda llegada al mundo. Como conclusión de este capítulo, podemos deducir claramente que la atribución de Jesús como el «Señor» del universo, no tiene fundamento en el Evangelio de Marcos que es la fuente de los Evangelios sinópticos. Igualmente, hemos comprobado que los evangelistas posteriores modificaron las referencias que exponían a Jesús como humano y lo convirtieron en un ser divino.
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CAPÍTULO III Jesús como hijo de Dios
P
asajes donde Marcos29 proclama a Jesús como hijo de Dios o el Hijo de Dios:
Marcos 1:1 Principio del evangelio de Jesucristo, hijo de Dios. Marcos 3:11 Y los espíritus inmundos, al verle, se postraban delante de él, y daban voces, diciendo: Tú eres el Hijo de Dios. Marcos 5:7 Y clamando a gran voz, dijo: ¿Qué tienes conmigo, Jesús, hijo del Dios Altísimo? Te conjuro por Dios que no me atormentes. Marcos 9:7 Entonces vino una nube que les hizo sombra, y desde la nube una voz que decía: Este es mi hijo amado; a él oíd.
Aunque algunos estudiosos no consideran que Juan tuviera en cuenta el Evangelio de Marcos, los ejemplos que se mostrarán en este trabajo demuestran todo lo contrario. 29
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Marcos 15:39 Y el centurión que estaba frente a él, viendo que después de clamar había expirado así, dijo: Verdaderamente este hombre era hijo de Dios.30 Marcos 14:61-62 Más él callaba, y nada respondía. El Sumo sacerdote le volvió a preguntar, y le dijo: ¿Eres tú el Mesías31, el hijo del bendito? Y Jesús le dijo: Yo soy; y veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo. Marcos 13:32 Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el hijo, sino el Padre. Ahora realizaremos unas reflexiones acerca de la definición de «hijo de Dios» pero sin el artículo masculino singular delante. Este término es utilizado en el A.T. frecuentemente. He aquí unos ejemplos: Génesis 6:1-2 Y aconteció que cuando los hombres comenzaron a multiplicarse sobre la faz de la tierra, y les nacieron hijas, los hijos de Dios vieron que las hijas de los hombres eran hermosas, y tomaron para sí mujeres de entre todas las que les gustaban. Deuteronomio 14:1 Hijos sois de Yahvé, vuestro Dios; no os sajaréis, ni os raparéis a causa de muerto. Jeremías 31:20 ¿No es aún Efraín Mi hijo, Mi hijo amado? — dice el Señor—. A menudo tengo que castigarlo, pero aun así lo amo. Por eso Mi corazón lo anhela y ciertamente le tendré misericordia. El texto original en griego no lleva el artículo el antes de la palabra hijo a diferencia de algunas traducciones nuevas. 31 La traducción griega utiliza la palabra Cristo, pero literalmente hablando, el sumo sacerdote de Jerusalén que correspondía a la secta de los saduceos, no podía haber utilizado este término como tal en griego, ya que todavía ni existía para referirse a Jesús. Por ello, utilizamos el término original que es el Mesías. 30
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Éxodo 4:22-23 Entonces dirás a Faraón: Así dice el Señor: «Israel es Mi hijo, Mi primogénito. Y te he dicho: «Deja ir a Mi hijo para que Me sirva, pero te has negado a dejarlo ir. Por tanto mataré a tu hijo, a tu primogénito. Veamos también un ejemplo de Yahvé como Padre de la nación de Israel: Malaquías 1:5 Lo verán vuestros ojos y diréis: «El Eterno es grande allende los límites de Israel.’ 6 Un hijo honra a su padre y un siervo a su amo. Si Yo soy pues Padre, ¿Dónde está Mi honra?32 El sentido común nos dice que ser «hijo o hijos de Dios» viene a significar una relación estrecha entre el Creador y el individuo. Como se observa en el pasaje del Dt 14:1, cuando Yahvé define a los israelitas como Sus hijos, no se refería a una relación parental ni consustancial, sino que quiso decir: «Mis siervos queridos, Mi pueblo amado». La terminología del uso de la expresión “hijo o hijos de Dios” en la literatura judía no se utilizaba para referirse a una descendencia física de Dios33. Junto a esta explicación, también está claro que cuando el Dios de los judíos proclama a Israel como Su hijo primogénito no se refería a que el pueblo de Israel fuera descendencia genética suya y compartiera sustancia con Él. En el verso Jer 31:20, donde Dios proclama a Efraín como Su hijo amado, entendemos el mismo concepto por lógica. De la misma manera, a los reyes judíos también se les denominaba “hijo del Señor”34 ya que representaban “el pueblo elegido de Dios”. Al observar bien las referencias de Marcos, que es el primer Evangelio, vemos que la relación existente entre Dios y Jesús, está en el nivel metafórico de las referencias que hemos Yahvé pide a la nación de Israel que perfeccione sus sacrificios en el altar. M. GROSSMAN, The Oxford Dictionary of the Jewish Religion, Oxford University Press, New York 2011, 698 34 R. ROUKEMA, Jesus, Gnosis & Dogma, T&T Clark, New York 2010, 150 32 33
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mencionado en el A.T. A parte de los versículos 3:11 y 14:6162, ninguna cita lleva el artículo «el» que podría hacer pensar al lector que Marcos realmente quiso referirse a Jesús como «el Hijo de Dios». Jesús, en los pasajes que hemos mencionado de Marcos, es un hijo selecto de Dios, en el sentido de ser un siervo de Dios de entre los ya existentes en Israel, un hijo amado que cumple la voluntad de Dios al máximo. Daremos un ejemplo: Supongamos la existencia de un individuo llamado Jacobo en la antigüedad, en los tiempos de Moisés. Denominarle Jacobo, hijo de Dios o hijo del Altísimo, no hace que Jacobo se convierta en «El Hijo del Dios Altísimo».35 El artículo al principio del sustantivo cambia totalmente el sentido del mismo y hace que el individuo pase de ser un siervo de Dios a ser alguien consustancial con Dios. En suma, que Jesús sea «hijo del Dios Altísimo» en Mc 5:7, no le hace ser «el hijo del Dios Altísimo» sino solamente un hijo o siervo más de Dios36. Paralelamente a esta explicación, podemos incluso mencionar pasajes del N.T que reflejan el sentido común del entendimiento entre la población judío-helenística del primer siglo sobre ser llamado «hijo(s) de Dios»: Juan 1:12-13 Mas a todos los que lo recibieron, a quienes creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios. 1 Juan 3:2 Amados, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que habremos de ser. Pero sabemos que cuando Él se manifieste, seremos semejantes a Él porque le veremos como Él es.
Es lo mismo decir «Efraín es hijo de Dios» que decir «Efraín es hijo del Altísimo», ya que Dios es el Altísimo. Por lo tanto, la variación de la frase preposicional «hijo de Dios» a «hijo del Altísimo», no varía la condición del objeto de la frase que es hijo. 36 En capítulos posteriores, veremos a Jesús como un servidor de Dios. 35
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Gálatas 3:25-26 Pero venida la fe, ya no estamos bajo ley, pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús. Romanos 8:14 Son hijos de Dios los que se dejan guiar por el Espíritu de Dios. Romanos 8:29 Pues a los que él tiene previstos, también los predestinó para que fuesen conformes a la imagen de su hijo, de manera que él sea el primogénito entre muchos hermanos.37 Una vez clarificado el significado de llegar a ser un hijo de Dios, y comparado que tiene el mismo significado de los pasajes de Marcos, veamos ahora las dos excepciones en que se menciona «hijo de Dios» con el artículo «el»: En el pasaje de Mc 3:11, quienes declaran que Jesús es «el Hijo de Dios», son los que tienen espíritus inmundos, es decir, situando este acontecimiento en su contexto histórico, se entiende que estas personas endemoniadas, en nuestra terminología científica actual, son personas que sufrían esquizofrenia. Por lo tanto, quienes proclamaban a Jesús como «el Hijo de Dios» en el Evangelio de Marcos, no son personas de razonamiento equilibrado. Es por ello que no podemos aceptar
37 En este caso incluso Pablo considera
la posibilidad de llegar al nivel de ser otro hijo de Dios, siendo el hermano del primogénito hijo de Dios que es Jesús. No es posible pensar que Pablo pudiera creer que alguien que llega a ser un hijo de Dios pudiera compartir sustancia con Jesús y por lo tanto con Dios y así incluso ser glorificado con ellos. Si se interpreta de esta manera, no tendremos otra opción que atribuirle a Pablo la creencia del panteísmo. Además, hay muchos versos que podrían aumentar las sospechas a esta posible aseveración. Vea Ro 8:17: «Y siendo hijos, también somos herederos, herederos de Dios, y coherederos con Cristo, con tal, no obstante, que padezcamos con él a fin de que seamos con él glorificados». Vea también su paralelo en Gál 4:7: «Así por la gracia de Dios, ya no eres esclavo, sino hijo, y si eres hijo, eres también heredero».
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como canónica, una teología basada en una afirmación hecha por personas que sufren una enfermedad mental.38 En cuanto al pasaje de 13:3239, podemos afirmar dos puntos: 1) El texto está abierto a interpretaciones ya que no existe una formulación clara de «el hijo de Dios» tal y como se pudiera entender con evidencia. Con la mención de «ni el hijo» no está expresado de manera efectiva que el evangelista pudiera haberse referido «al hijo de Dios» o «a un hijo cualquiera de Dios». Ante tal imprecisión, no se puede aceptar como válida tal afirmación cristiana de que el evangelista hubiese hecho referencia a Jesús como «el hijo de Dios». 2) En todo el Evangelio de Marcos, el autor identifica diez veces a Jesús con el atributo «el hijo del Hombre» y ni una sola vez como «el hijo de Dios», a excepción -como hemos visto anteriormente- de cuando unos individuos con un trastorno mental se refirieron al nazareno con ese nombre. Es imposible pensar que el evangelista, después de haber identificado tantas veces a Jesús con su atributo de «el hijo del Hombre», lo haga aquí atribuyéndole ser «el hijo de Dios» y además de una manera tan nublada. Ahora bien, respecto al pasaje 14:61-6240 hay varios puntos que aclarar:
Justo al contrario de la proclamación de «el Hijo de Dios» de los endemoniados en Marcos 3:1, en Mt 8:29 quienes no llaman a Jesús como «el Hijo de Dios» son los endemoniados, ya que el pasaje de Mateo no incluye el artículo «el». 39 «Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el hijo, sino el Padre». 40 «Más él callaba, y nada respondía. El Sumo sacerdote le volvió a preguntar, y le dijo: ¿Eres tú el Mesías, el hijo del bendito? Y Jesús le dijo: Yo soy; y veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo». 38
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1) La pregunta no está correctamente formulada, ya que el Sumo sacerdote no pudo haber realizado dos preguntas al mismo tiempo: « ¿Eres tú el Mesías y también el hijo del bendito?». Si tenemos en cuenta la manera del pensamiento judío de la época, y sobre todo la del Sumo sacerdote saduceo, y que formulase la pregunta como si el Mesías esperado fuera el mismísimo Hijo de Dios, veríamos que no estamos hablando de un hecho histórico, ya que para los hebreos el Mesías esperado no era un Mesías dios-hombre. Considerar este pasaje como verídico, implicaría que aceptaríamos que los saduceos ya daban por hecho que el Mesías prometido tenía que ser al mismo tiempo «el hijo de Dios». Sin embargo, no existe ninguna información en la Torá, ni en otros libros del Tanaj, ni tampoco en toda la tradición de los Talmud, de que el Mesías esperado por los judíos, a la vez que su condición mesiánica, tuviera que ser «el hijo de Dios». 2) Si tuviéramos que aceptar como histórica la pregunta del Sumo sacerdote saduceo como formulación de una única pregunta tal que «¿Eres el Mesías, el hijo del bendito?», y la respuesta afirmativa de Jesús, tendríamos que pensar que con la palabra «bendito», el pontífice únicamente se pudo haber referido al Rey David. Con esto sí podríamos aceptar este hecho como real, ya que el Mesías esperado por los judíos, tendría que ser descendencia de la familia y la casa del Rey David que, en su tiempo, efectivamente, recibió las bendiciones de Dios como está reflejado en el libro 2º de Sam 7:29 «…Tú, Señor, lo has prometido, y con Tu bendición será bendecida mi familia para siempre».41 En este caso, la pretensión de asesinar a Jesús, sí podría tener suficiente motivo ya que la proclamación de un Mesías de la casa de David significaría el fin del liderazgo de los saduceos como representantes y líderes del pueblo judío en la corte del Emperador.
De hecho, en el segundo Evangelio escrito, Mateo lo primero que hace nada más empezar su libro, es situar a Jesús como el Hijo de David. (Mt 1:1) 41
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3) Con esta explicación, con la respuesta de Yo soy de Jesús, solamente se puede deducir que el nazareno entendió correctamente la pregunta tal y como se ha explicado en el punto 2, y que evidentemente se creía que era el Mesías esperado de Israel y al mismo tiempo descendiente de la casa de la bendita familia del Rey David. Debido a los puntos reflejados acerca de Mc 14:61-62, descartamos la posibilidad de que el Sumo sacerdote pudiera haber pensado que tenía ante él a alguien que reclamaba ser primero, el Mesías esperado de Israel y segundo, el mismísimo Hijo de Dios. Ahora veremos el paralelo de este acontecimiento en los Evangelios siguientes empezando por Mateo y continuando con Lucas y Juan. ¿Qué pensará el lector que habrán hecho con este acontecimiento los Evangelios posteriores, ya que ha podido comprobar la apoteosis a la que se ha sometido al nazareno cada vez que se ha encontrado en las manos de sus respectivos autores? Veamos lo que hicieron. El mismo acontecimiento se refleja en el Evangelio de Mateo, en el pasaje 26:63:42 «Mas Jesús callaba. Respondiendo el sumo sacerdote le dijo: “Te conjuro por el Dios viviente, que no digas si eres tú el Mesías, el Hijo de Dios”». El texto claramente refleja la «corrección» de Mateo con la sustitución del objeto directo original de Marcos que era el hijo del bendito, por el nuevo el Hijo de Dios. Este es el proceso de apoteosis de Jesús en manos de Mateo. Si hoy en día el mundo cristiano interpreta que se quiso referir a Dios cuando se usó el término «bendito» en Marcos 14:61-6243, es por la simple razón Algunas traducciones omiten el artículo el de la traducción original del griego, o bien erróneamente o bien por su propuesta teológica. 43 P. DANOVE, The Rhetoric of the Characterization of God, Jesus’ Disciples in the Gospel of Mark, T&T Clark, London 2005, 73 42
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de la modificación que realizó el evangelista que escribió el Evangelio de Mateo. La segunda transformación también está en la formulación de la pregunta: «…que (tú) no digas si eres el Mesías…». El escritor del Evangelio de Mateo sabía que el Sumo sacerdote no podría aceptar que el Mesías esperado también fuera el hijo de Dios, por lo tanto, la formulación ya no es directa como en Marcos, sino que se acusa al nazareno de tal aseveración. Pero las correcciones del segundo evangelista no terminan aquí. Vimos que en el Evangelio de Marcos, Jesús supuestamente había respondido un dudoso Yo soy que no se sabía si había dado la respuesta afirmativa a ser el Mesías o a ser el hijo del bendito o los dos al mismo tiempo. Otro cambio que realiza Mateo aquí es más contundente todavía: cambiar el Yo soy a Tú lo has dicho. Es decir, «Todo lo que te hayas referido en esta pregunta es cierto, lo has dicho tú mismo». Aun si el cambio de Mateo es grandioso, lo que realiza Lucas con el mismo acontecimiento todavía es más sorprendente. Recordemos que Lucas tuvo veinte años más, a partir de su fuente original de Marcos, para repensar una nueva formulación, como veremos a continuación: 22:67 Si tú eres el Mesías, dínoslo. Pero él les dijo: Si os lo digo, no creeréis y si os pregunto, no responderéis. 69 Pero de ahora en adelante, el Hijo del Hombre estará sentado a la diestra del poder de Dios. 70 Dijeron todos: Entonces, ¿tú eres el Hijo de Dios? Y Él les respondió: Vosotros decís que yo soy. La evolución del acontecimiento en Lucas es extraordinaria. Lo primero que realiza Lucas es dividir la formulación de la pregunta que originalmente era «¿Eres el Mesías, hijo del bendito?». De esta manera, Lucas elimina por completo la confusión de su lector sobre las preguntas dudosas en Marcos y Mateo para convertirlas en una sola pregunta directa, 51
suprimiendo la primera parte del enunciado y quedándose con la segunda parte de la formulación de Marcos44, pero con la modificación de Mateo45. Ahora ya vemos una clarísima separación de la formulación: «¿tú eres el Hijo de Dios?». El segundo cambio es la eliminación de la primera parte de la pregunta y reemplazarlo por «Si eres el Mesías, dínoslo». De esta manera, Lucas consigue que sus lectores no piensen que ser el Mesías tenía que ver con ser «el hijo de Dios». Recordemos que el Mesías esperado por los judíos, no tenía que ser el Hijo de Dios, sino un humano. El tercer punto es su cambio del Yo soy de Marcos y Tú lo has dicho de Mateo a la introducción de una nueva fórmula: «Si os lo digo, no creeréis y si os pregunto, no responderéis». Una respuesta mucha más sabia que las anteriores. El cuarto punto de Lucas es la respuesta de Jesús. En el supuesto caso original, Jesús había respondido «Yo soy», quedándose como la única persona que afirmaba ser «el Mesías, el hijo del bendito». Sin embargo, con la respuesta de «Vosotros decís que yo soy», ya no es Jesús quien lo afirma, sino que todos los judíos que estaban presentes comparten la misma afirmación. Recordemos que Mateo había cambiado el «Yo soy» por el «Tú lo has dicho». Ahora el «Tú lo has dicho» singular, ya es «Vosotros decís que yo soy» plural. Antes de acabar nuestro estudio sobre el acontecimiento, merece la pena mencionar el paralelo del mismo suceso en el Evangelio de Juan. ¿Qué hizo el autor del último Evangelio ante la imposibilidad de explicar la preparación del camino del Mesías que llegaba sobre un burro desde el Monte de los Olivos? Pues hizo lo mismo. Ante la dudosa veracidad del acontecimiento, el evangelista omite completamente la 44 45
¿Eres el Mesías, el hijo del bendito? ¿Eres el Mesías, el hijo Dios?
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pregunta del Sumo sacerdote y la sustituye por otras preguntas para ofrecer una solución a los errores de los Evangelios anteriores. En resumen, hemos visto la incoherencia de atribuirle una posible divinidad a Jesús haciendo una lectura detallada por el autor del Evangelio de Marcos. Para este evangelista, Jesús era un «hijo selecto de Dios» y no «el hijo de Dios». Por otra parte, hemos comprobado de nuevo la transformación de los textos a manos de los evangelistas Mateo, Lucas y Juan y la apoteosis del Jesús humano, un hijo y siervo selecto de Dios, a Jesús, el mismísimo «hijo de Dios».
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CAPÍTULO IV El culto a Jesús
U
na de las características de una divinidad es la adoración que puede recibir por parte de sus siervos. Hoy en día, el mundo cristiano declara a Jesús como Dios y ofrece su culto en adoración. A continuación, veremos en qué se basaron los cristianos en sus Evangelios para realizar dicha acción y también comprobaremos si se puede verificar la historicidad de tales prácticas en la vida del nazareno. Ante todo hay que mencionar que en el mundo de los gentiles, ofrecer culto a sus emperadores era algo muy normal. Augusto, el sucesor de Julio César, promovió la idea de que tras el asesinato de su padre, este había alcanzado la esfera de los dioses. Con esta declaración, Augusto automáticamente se había convertido en «el Hijo de Dios». Con la extensión de esta idea, enseguida se empezaron a alzar templos y sacerdocios para ofrecer culto ante las imágenes de estos soberanos. El mundo de Roma se unió fácilmente a la corriente de ofrecer culto al Emperador.46 En Oriente Medio la situación no era diferente. Desde hacía mucho tiempo, los faraones estaban siendo adorados por sus A. PIÑERO, Guía para entender el Nuevo Testamento, Trotta, Madrid 2011, 119 46
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ciudadanos. De igual modo, Alejandro Magno y los monarcas de Babilonia, de una manera u otra, estaban siendo venerados y vinculados con la divinidad. Por último, Grecia no ofrecía algo diferente: los héroes y salvadores de la nación griega se convertían en semidioses tras su muerte.47 La situación cultural y costumbres religiosas de la antigüedad demuestran una base perfectamente preparada de manera natural de la aceptación de un salvador, Hijo de Dios y Rey asesinado, todo al mismo tiempo. Pero como hemos dicho anteriormente, nuestro objetivo no es comprobar el proceso de divinización de Jesús en la historia, sino en los propios Evangelios canónicos. Así que, como siempre, empezaremos a analizar el primer Evangelio compuesto que es el Evangelio de Marcos. Es preciso mencionar que en este Evangelio, excepto 5:6, no tenemos ningún verso que nos indique que Jesús fue adorado por otras personas. Hay que recordar que ser un dios requiere ser adorado por las personas. Desde esta perspectiva, los textos 3:11, 5:22, 5:33 y 7:25 no entran en la categoría de nuestro análisis porque las versiones originales en griego no mencionan la práctica de adoración o postración ante nuestro objeto de estudio que es Jesús, sino que la acción aparece como caerse a sus pies. Si el lector quiere comprobar estos textos en su propio Evangelio y si en los versos arriba indicados en vez de la acción de caerse en los pies de Jesús, encuentra caerse en adoración o postrarse en adoración a Jesús, esto es debido simplemente a la interpretación teológica de quienes realizaron la traducción. Caerse sobre los pies de alguien no es lo mismo que adorar a alguien. Antiguamente, muchas personas necesitadas, para recibir una ayuda, se caían sobre los pies de otra persona poderosa. También lo hacían a modo de agradecimiento o para impedir un castigo ante alguna 47
Ibíd.
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autoridad. Incluso hoy en día, desgraciadamente, se pueden encontrar ejemplos en los países del tercer mundo. Tras esta aclaración, veamos los ejemplos en Marcos: 3:11 Y los espíritus inmundos, al verle, se cayeron delante de él, y daban voces, diciendo: Tú eres el Hijo de Dios. Aunque hemos mencionado este texto anteriormente en el Capítulo II, es un buen ejemplo para comprobar una vez más, que la acción es llevada a cabo por personas que sufren una enfermedad psicológica. Aun así, Marcos no menciona que estos espíritus inmundos adoraran a Jesús sino que solamente se cayeron delante de él. 5:22 Y vino uno de los archisinágogos48 llamado Jairo, y después que le vio, cayó a sus pies, 23 Y le suplicaba: Mi hija está en la agonía de muerte: ven y pondrás la mano sobre ella para que sea salvada, y viva. En contraste con el primer ejemplo, aquí tenemos una persona muy lejos de estar endemoniada o con un trastorno mental, sino que es una autoridad religiosa de la época. Todos podemos comprobar lógicamente que el individuo está pidiendo al Maestro un auxilio urgente para su hija, rogándole el favor de curarla. Es imposible imaginar que este rabino de la sinagoga ofreciera culto a Jesús en vez de a Yahvé durante este acontecimiento. ¿Quién de los que sus hijos se encuentran en la aflicción de vida, no caería a los pies de un Maestro que se ha ganado la fama de salvar vidas de una manera milagrosa? Hoy en día no son pocas las personas que ofrecen fortunas para pagar un trasplante de médula para salvar la vida de sus hijos. Este detalle descarta completamente la posibilidad de que este rabino estuviera ofreciendo culto al nazareno, sino que solamente le estaba rogando su ayuda con mucha humildad.
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Príncipe de una sinagoga
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Mc 5:33 Entonces la mujer, temiendo y temblando, sabiendo lo que en sí había sido hecho, vino y se cayó delante de él, y le dijo toda la verdad. 34 Y él le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva: ve en paz y queda sana de tu azote. Este acontecimiento corresponde a una mujer que supuestamente sufría flujo de sangre desde hacía doce años. Según el evangelista, al enterarse de que venía Jesús, se fue a verle para al menos tocar sus vestiduras porque creía que esta acción la curaría de su enfermedad. De hecho fue así, pero Jesús preguntó acerca de aquella mujer ya que le había tocado sin su consentimiento. Cuando la mujer se enteró de que estaban preguntando por ella, empezó a temblar de miedo, pensando que Jesús se enfadaría y le reprimiría. Es en ese momento cuando la mujer cae delante de Jesús y le confiesa lo ocurrido. Además, como habíamos mencionado anteriormente, el evangelista no dice que la mujer adorase a Jesús, sino que simplemente se cayó delante de él. Aquí observamos que la razón por la cual la mujer realiza dicho acto, no es para ofrecer culto a Jesús sino por el tremendo miedo que le habría causado el aprovecharse de aquel hombre con fama de profeta y evitar que este la castigara. De hecho, la primera acción de la mujer solamente fue tocar a Jesús para recibir curación. Si Jesús no hubiera empezado a preguntar acerca de la mujer, esta no habría comenzado a temblar y posteriormente, echarse al suelo ante el nazareno. Caerse delante del nazareno fue para impedir el castigo. De esta manera, descartamos completamente que el hecho de que la mujer cayera a los pies del nazareno hubiese sido por un acto de culto a Jesús. Mc 7:25 Porque una mujer cuya hija tenía un espíritu inmundo, luego que oyó de él, vino y se echó a sus pies. 26 Y la mujer era griega, sirofenisa de nación, y le rogaba que echase fuera de su hija al demonio.
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En el análisis de este texto, nos encontramos ante una situación muy parecida a la del archisinágogo. Las personas que conocen la enfermedad denominada esquizofrenia, saben muy bien el sufrimiento que suponen los ataques epilépticos tanto para el individuo mismo como para toda su familia. Estos ataques, en algunas personas, pueden llegar a ser incluso diarios. En la actualidad, no hay una terapia definitiva de esta enfermedad. Los medicamentos, en la mayoría de los casos, solamente sirven para suavizar la intensidad de los momentos en que se producen los ataques. Imaginando la situación de la mujer griega, no es de extrañar que al enterarse de la llegada de un exorcista famoso de su época, fuera corriendo a verle y se echara a sus pies para pedirle su ayuda. El lector solamente comprobará la desesperación de esta mujer leyendo los versos siguientes, donde acepta la condición de ser una perrilla que necesita las migajas que sobran a los hijos.49 En ningún caso se puede pensar que este acto fuera un acto de culto y servidumbre a Jesús. A continuación, veamos el único verso del Evangelio de Marcos donde aparece la acción de ofrecer culto a Jesús por parte de un individuo: Mc 5:1-6 Vinieron al otro lado del mar, a la región de los Gadarenos. 2 Y cuando salió él (Jesús) de la barca, enseguida vino a su encuentro, de los sepulcros, un hombre con un espíritu inmundo, 3 que tenía su morada en los sepulcros, y nadie podía atarle, ni aun con cadenas. 4 Porque muchas veces había sido atado con grilletes y cadenas, más las cadenas habían sido hechas pedazos por él, y desmenuzados los grilletes; y nadie le podía dominar. 5 Y siempre, de día y de noche, andaba dando voces en los montes y en los
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Mc 7:28
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sepulcros, e hiriéndose con piedras. 6 Cuando vio, pues, a Jesús de lejos, corrió, y le adoró. Nuestro lector, que pudo observar en el Capítulo III que las únicas personas que habían nombrado a Jesús «el Hijo de Dios» eran «los espíritus inmundos», puede igualmente comprobar que la única vez que el nazareno recibe culto de alguien, es precisamente también un espíritu inmundo. En conclusión, en el Evangelio de Marcos, nuestras cinco referencias descartan por completo el hipotético caso de que el nazareno hubiera recibido culto y hubiese sido adorado por alguien de razonamiento. ¿Se puede practicar el culto a un ser viendo que es adorado únicamente por alguien esquizofrénico? Si posteriormente a la composición del primer Evangelio escrito, que es Marcos, no se hubiera escrito ningún otro Evangelio, nadie en el mundo del cristianismo adoraría a Jesús ni le nombraría «el Hijo de Dios», ya que en este Evangelio quienes llevan a cabo estas acciones son únicamente «los espíritus inmundos». Ahora seguimos adelante, esta vez para realmente encontrar el acto de adoración a Jesús y como siempre empezando por el Evangelio de Mateo. A continuación, veremos que hay ciertos indicios del culto al Maestro en este Evangelio. Mt 2:11 Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra. Nuestro primer verso de estudio, cuando el niño Jesús es adorado por los magos que venían desde oriente, no tiene paralelo en ninguno de los Evangelios canónicos. Es decir, el criterio del testimonio múltiple no se cumple. Pero de todas maneras, analicemos lo hipotéticamente ocurrido.
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En la creencia de la religión henoteísta50 del Zoroastro que adora al dios Ahura Mazda, existen las figuras de los moghs o maguš que quiere decir «magos» en lengua persa. Estos moghs, que son los sacerdotes de dicha religión, fueron incluyendo en sus creencias, las prácticas de hechicerías y brujerías junto a la astrología y demonología.51 De ahí, se introdujo al vocabulario griego la palabra μάγος y posteriormente, al latín con su pronunciación magus. Por lo tanto, si haya podido existir o coincidir realmente la aparición de una estrella en el momento del nacimiento de Jesús, estos magos serían los primeros en averiguar el nacimiento del niño intentando predecir con sus cálculos astrológicos el lugar del acontecimiento, porque eran Politeísmo con la aceptación de un Dios como el más grande entre otros. En el caso del zoroastrismo o lo que es lo mismo, en el mazdeísmo es Ahura Mazda quien está por encima de otros dioses. Las opiniones al respecto pueden variar: Antón Pacheco opina que el Zoroastrismo es una religión estrictamente monoteísta y rechaza la idea de su dualismo y henoteísmo (Pachecho, 2007, 3), aunque en los libros del zoroastrismo en numerosas ocasiones se usa el término ized (dios) para referirse a diferentes entidades que interactúan bajo el mandamiento de Ahura Mazda. Pacheco opina que ized no se debe de comprender en su sentido literal sino que se debe de interpretar como arcángel. Sin embargo, el iranólogo iraní Nazanín Amirian, en su libro Gatha, el primer tratado de ética de la humanidad, identifica la existencia de dioses malos y buenos en el zoroastrismo (Amirian, 1999, 22). Otro iranólogo de origen turco, Nimet Yildirim, en su traducción de Ardâvirâf Nâmé tradujo literalmente Ized Azer como “el Dios del Fuego” (Yildirim, 2011, 91). Por otra parte, Emilio Gonzales Ferrín opina también que el Zoroastrismo sí es monoteísta, pero que al mismo tiempo acepta que existe en ello un dualismo aunque no se trate de dos dioses equiparables, sino de un monoteísmo sustancial con resultado terrestre de posible dualismo de conducta (Ferrín, 2013, 103). En mi opinión, la idea de considerar el Zoroastrismo como una religión henoteísta pesa más que una percepción monoteísta. 51 Ejemplos de la hechicería y demonología zoroástrica: “Y Zaratustra preguntó a Ahura Mazda: ´¿Cómo debo purificar mi casa?...Ahura Mazda respondió: Debes recitar la oración de purificación…He aquí la fórmula de purificación del fuego: Ahya, thwa, athio. Oh, Tú, fuego que obras desde el principio de los tiempos, yo me aproximo a Ti…´” (Zend Avesta: XI) 50
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expertos en este tipo de ciencias ocultas.52 De ahí que el que diesen con el niño y al final lo adorasen es propio de la religión mazdeísta y no del judaísmo, ya que como hemos mencionado anteriormente, estos magos tenían muchos dioses a los que ofrecer culto. Pero repitiendo lo que dijimos al principio, este acontecimiento no tiene paralelo en el Evangelio de Marcos y ante la dificultad de aprobación, también fue omitido en los Evangelios siguientes. La inspiración de Mateo sobre los magos no es por casualidad, sino que, como veremos en el capítulo sobre Pablo, del libro que tendrá el título Comparación de las doctrinas de Pablo y Santiago, es por influencia directa de la doctrina mazdeísta a través de las enseñanzas paulinas. Pero por ahora no adelantaremos más datos y continuaremos nuestro estudio. Mt 9:18 Mientras él les decía estas cosas, vino un hombre principal y le adoraba diciendo: Mi hija acaba de morir; mas ven y pon tu mano sobre ella, y vivirá. El paralelo de este acontecimiento se encuentra en Mc 5:22 con la diferencia de que el archisinágogo que perdió a su hija, no estaba ofreciendo culto a Jesús, sino que simplemente suplicaba su ayuda para salvarla. Sin embargo, según su plan teológico, Mateo cambia los términos para ofrecer al lector la versión de Jesús divino recibiendo culto. Mt 14:33 Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios. Este acontecimiento supuestamente ocurrió una vez en medio del mar, con el viento en contra y entre las olas, cuando los discípulos ven a Jesús caminando sobre el agua. Al ser No hay que olvidarse que los zoroastras también esperaban la llegada de un Mesías parecido al de los judíos. Los críticos modernos afirman que esto es debido a la influencia del judaísmo en el mazdeísmo. 52
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salvados, según Mateo, estos le adoraron y atestiguaron que Jesús era Hijo de Dios. Ahora analicemos nuestro texto. Según los análisis sobre la psicología de quienes relatan hechos que en realidad no existieron, la utilización de las palabras como verdaderamente, realmente, honestamente etc. es un signo distintivo para comprobar los puntos en los cuales existen muchas dudas sobre su veracidad.53 En los capítulos anteriores, ya habíamos identificado evidentes modificaciones de Mateo sobre Marcos. Lo que observamos aquí es una copia exacta de la formulación de Verdaderamente era Hijo de Dios, que también volverá a utilizar en Mt 27:54. Pero volvamos al punto de partida: el milagro de caminar sobre agua, tiene su paralelo en Mc 6:49 pero con una diferencia: Mc 6:54 Y saliendo ellos del barco, luego le reconocieron. Ahora volvamos a leer nuestro texto en Mateo: Mt 14:33 Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron. Una vez más, se evidencia el proceso de divinización del Maestro judío con la nueva presentación de un acto de recibir culto por parte de sus discípulos. Mientras que el autor del Evangelio de Marcos no hace mención de un supuesto acto de culto a Jesús por parte de sus discípulos, Mateo lo añade en su versión. Mt 15:25 Entonces ella vino y le adoró, diciendo: Señor socórreme. Como ya habíamos explicado, el paralelo de este acontecimiento se encuentra en Mc 7:25 cuando la mujer griega pide a Jesús que le ayude a expulsar los demonios de su hija. Mientras que el primer evangelista no presenta la acción de la 53
J.M MARTÍNEZ, La psicología de la mentira, Paidós, Barcelona 2005, 92
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mujer como si estuviese adorando al nazareno, el segundo evangelista cambia las palabras y las expone como culto a Jesús. Esta es otra prueba de la apoteosis de Jesús de la mano del evangelista. Mt 28:9 he aquí, Jesús les salió al encuentro, diciendo: ¡Salve! Y ellas, acercándose, abrazaron sus pies, y le adoraron. El citado acontecimiento tiene su paralelo en el verso 16:9 del Evangelio de Marcos: «Como Jesús resucitó por la mañana, el primer día de la semana apareció primero a María Magdalena, de la cual había echado siete demonios, 10 Yendo ella, lo hizo saber a los que habían estado con él, que estaban tristes y llorando. 11 Y ellos como oyeron que vivía y que había sido visto de ella, no lo creyeron». Mateo, como en las anteriores veces, perfecciona el acontecimiento de la resurrección de Jesús. En el texto de Marcos, Jesús se le había aparecido únicamente a María Magdalena. Primeramente, como se observará en la comprobación, Mateo introduce a «otra» María54 ante la dificultad de reforzar el primer testimonio de aparición. En segundo lugar, cambia el estado de ánimo de los discípulos, de tristes y sin creer en la noticia de Magdalena, a salir al encuentro para abrazar los pies de Jesús (es de suponer que felizmente). El tercer cambio, y el auténtico objeto del estudio de este verso, es la última aglutinación de y le adoraron. Otra vez comprobamos la propuesta teológica del autor del Evangelio de Mateo. Mt 28:17 Y cuando le vieron, le adoraron; pero algunos dudaban.
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Mt 28:1
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Este texto no tiene paralelo en Marcos. Pero habiendo observado la propuesta teológica del segundo evangelista, dudamos sobre la historicidad de este acontecimiento. Por otra parte, Mateo, con la mención de «pero algunos dudaban» intentó clarificar que no todos los discípulos de Jesús dudaron de su resurrección cuando le vieron de nuevo en vida, lo que implica que la mayoría de los discípulos sí comprobaron que el nazareno había sido resucitado. Finalmente y para concluir, de nuevo señalamos que en el Evangelio de Marcos no hemos hallado indicios de que Jesús fuera adorado ni por algún gentil y ni mucho menos por sus mismos discípulos. La información de que Jesús hubiese recibido culto fue introducida en el Evangelio de Mateo. Por otra parte, no analizaremos en detalle el Evangelio de Juan, ya que como dijimos, las metáforas hacen imposible una lectura objetiva tal y como estamos llevando a cabo con los Evangelios sinópticos.
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CAPÍTULO V ¿Quién perdona los pecados, Jesús o Dios?
P
ara responder a la pregunta del nuestro título, basta con leer el A.T. sin tener que recurrir al estudio de este capítulo y comprobar que solamente Yahvé puede perdonar los pecados de las personas. Sin embargo, ante la existencia del milagroso acontecimiento mencionado en el Evangelio de Marcos -que veremos a continuación-, tenemos la obligación de realizar un análisis exegético: 2:4 Y como no pudieron acercarse a él a causa de la multitud, levantaron el techo encima de donde él estaba; y cuando habían hecho una abertura, bajaron la camilla en que yacía el paralítico. 5 Al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados. Ante todo, recordemos que no intentamos desmentir el hecho histórico sobre el milagro del paralítico, pero sí analizaremos la propuesta teológica que hay detrás del mismo debido a la manera en que está expuesto. No hay que olvidar que los hechos históricos de Jesús están escritos de manera que encajen en las intenciones doctrinales de los evangelistas. En el análisis de Mc 2:5 hay que tener en cuenta el verso 10: «Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico):… ». 67
Viendo ambos textos, podemos hablar de dos temas diferentes: el primero es que Jesús informa al paralítico sobre el perdón que ha recibido por sus pecados y, el segundo es que según el segundo verso, Jesús afirma que él tiene potestad de perdonar los pecados. La supuesta segunda afirmación de Jesús tiene su origen en el verso 7 cuando, al parecer, los judíos probablemente Fariseos- le preguntan al nazareno: «¿Por qué habla este así? Está blasfemando; ¿quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios?». Si el analista se percata, Jesús, en el Evangelio de Marcos, no informa a nadie más que a este paralítico sobre el perdón por sus pecados. Precisamente, es un enfermo quien recibe el perdón. Este detalle es de suma importancia. Solamente habría que estar familiarizado con algunas de las historias de los castigos y las pruebas a los que el pueblo de Israel fue sometido para poder comprobar que según la creencia judía, los exilios, las desgracias, las matanzas y las adversidades fueron enviados para la justificación de sus pecados. Incluso Job, famoso por su paciencia, fue sometido a grandes pruebas mediante su enfermedad. Entre muchos ejemplos en el A.T., veamos uno de los razonamientos de este tipo de exámenes divinos: Job 22:6 Pues pediste fianza a tus hermanos sin motivo, y a los desnudos despojaste de sus ropas. 7 No diste agua de beber al sediento, y negaste el pan al hambriento. 8 Y como hombre poderoso que tenía la tierra, y como hombre de rango vivía en ella, 9 apartaste las viudas con las manos vacías, y los brazos de los huérfanos fueron quebrados. 10 Por esto te rodean trampas y te horrorizan terrores repentinos,… Aclarado este punto, volvamos a nuestro texto de estudio. Decíamos que Jesús, en el acontecimiento, informó al paralítico de que sus pecados habían sido perdonados. Pero la manera en que lo hizo no fue como sigue: «Yo, Jesús, te he perdonado tus pecados», sino «Tus pecados te son perdonados».
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¿Existe algún ejemplo claro en el A.T. de que los pecados de los enfermos son perdonados por Dios por superar el examen que supone este malestar? Veamos los versos del Profeta Job, conocido en todo el mundo por su éxito al superar el gran examen de su enfermedad y del que finalmente salió vencedor: Job 23:10 Pero Él conoce el camino que sigo. Cuando Él me ponga a prueba, saldré puro a sus ojos como el oro. 11 Mi pie se mantuvo fiel a Sus pasos, Su camino he seguido. Y de Él no me he desviado. El texto nos muestra muy claramente que según el A.T., mostrar paciencia ante una adversidad hace que un siervo quede limpio de pecados y sea valioso como oro purificado. Es obvio que Jesús informó al paralítico de que sus pecados habían sido perdonados por Dios, por haber superado el examen que supuso su estado de enfermedad. Jesús no informó a nadie más a lo largo de todos los libros del N.T. de que sus pecados hubieran sido perdonados.55 Y como ya hemos comprobado, el único caso fue a un enfermo. De manera que no viene al caso que Jesús posteriormente dijera que tiene potestad para perdonar él mismo los pecados de un enfermo que ya habían sido perdonados por decreto de Dios. Esto quiere decir que descartamos la historicidad de Mc 2:10. Una vez comprobado en Marcos el hecho del recibimiento de la noticia del perdón, observamos el segundo y último caso en el Evangelio de Lucas, cuando el nazareno, de la misma manera, comunica a María Magdalena que sus pecados «le son perdonados» (Lc 7:48). En un principio optamos por no incluir en este capítulo los datos aportados por el escritor de este Evangelio, pero la información que proporciona Lucas, todavía apoya más nuestra argumentación y por lo tanto, en el campo académico es válida por haber cumplido el criterio de dificultad. Sería una pena que Jesús, ante todos sus seguidores, «perdonara» los pecados de una persona solamente y discriminara a los demás. 55
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Según el pasaje 8:2 de este mismo Evangelio, María sufría una enfermedad mental y fue curada posteriormente gracias al exorcismo de Jesús. Por lo tanto, cumple la condición de recibir el perdón de Dios como explicamos en los párrafos anteriores. No puede ser una coincidencia que en todos los Evangelios, las únicas dos personas a quienes Jesús ha notificado que sus pecados han sido perdonados, tengan la enfermedad como rasgo común. Junto a lo que hemos explicado, disponemos de otro argumento sólido en la teología que desarrolló Santiago, el hermano de Jesús, en su Epístola. Quién sería el sucesor del nazareno para dirigir la Iglesia de Jerusalén como dijo en su carta: 5:11 He aquí, tenemos por bienaventurados a los que sufren. Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y compasivo… 15 Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados. Con todos estos datos llegamos a la conclusión de descartar la posibilidad de la divinidad de Jesús, atribuida por su supuesta potestad de perdonar los pecados de las personas. Según la información aportada en los Evangelios, Jesús no perdonó los pecados de un individuo sano, sino que tenía potestad de informar a las personas de que sus pecados les habían sido perdonados por Dios, en retribución a la paciencia y al sufrimiento que experimentaban debido a su enfermedad.
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CAPÍTULO VI El nacimiento de Jesús
E
ste capítulo es de suma importancia también por la atribución de divinidad a Jesús. Veremos de dónde obtenemos la información del nacimiento milagroso de Jesús concebido por una virgen y compararemos este hecho con las conclusiones a que habíamos llegado en los capítulos anteriores. Tendremos en cuenta las múltiples modificaciones de los evangelistas de Mateo, Lucas y Juan. El nacimiento milagroso de Jesús no aparece en el primer libro compuesto de los cuatro canónicos. Estudiaremos las posibles razones de la omisión del autor del Evangelio de Marcos más tarde. Por ahora, mencionaremos que este hecho sí se describe en el Evangelio de Mateo, que es el primer Evangelio colocado al principio de las versiones impresas del N.T. por razones teológicas obvias. Veamos lo que dice el autor del Evangelio de Mateo acerca de nuestro tema: Mt 1:19 Y José su marido, como era justo, y no quisiese infamarla, quiso dejarla secretamente. 20 Y pensando él en esto, he aquí que el ángel del Señor le aparece en sueños, diciendo: José, hijo de David, no temas de recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. 21 Y parirá un hijo, y llamarás su nombre Jesús porque él salvará a su pueblo de sus pecados. 22 Todo esto aconteció para que se cumpliese lo que fue 71
dicho por el Señor, por el profeta que dijo: 23 He aquí la virgen concebirá y parirá un hijo, Y llamarás su nombre Emanuel, que declarado, es: Con nosotros Dios. 24 Y despertando José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer. 25 Y no la conoció hasta que parió a su hijo primogénito: y llamó su nombre Jesús. Como ya dijimos, todos los Evangelios contienen una propuesta teológica y los acontecimientos están expuestos según dicha propuesta. En estos versos de Mateo, que se encuentran al principio de su Evangelio, deducimos cuatro planes teológicos: 1) Jesús es el Mesías (porque es hijo de David), 2) Jesús fue engendrado, por gracia del Espíritu Santo, en la Virgen María, 3) Jesús es Dios (el significado del nombre Emanuel=Dios con nosotros). 4) Jesús salvará al mundo de los pecados (perdonando los pecados de las personas56 o por su muerte en la cruz). Una vez deducida esta información, recordemos también que cronológicamente, los Evangelios habían realizado ciertas modificaciones a su Evangelio precedente y así perfeccionaron la doctrina cristiana de hoy. Como estos versos de Mateo no tuvieron lugar en el Evangelio de Marcos, comenzamos a sospechar de la inclusión del hecho del nacimiento milagroso de Jesús57 y toda la información posterior que se proporciona al mismo tiempo. Tenemos varios puntos para examinar:
En el capítulo anterior ya resolvimos este problema, aclarando que Jesús no perdonó los pecados de ninguna persona mientras vivía. 57 Queremos recordar que con esto no criticamos la historicidad de si Jesús nació de una virgen o no, sino que el punto de crítica es descubrir la 56
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1) Jesús como hijo de David Si leemos el comienzo del Evangelio de Mateo, observaremos que comienza con: «Libro de origen de Jesús Cristo (Jesús Mesías), hijo de David, hijo de Abraham«. La exposición de la idea de que Jesús fuere hijo de David es crucial para Mateo, ya que como mencionamos, el Ungido esperado por los judíos, que restaurará el templo de Dios, tendría que venir a la fuerza entre las entrañas de David como indica el 2º libro de Samuel 7:12. Ahora bien, al no ser María descendiente de David, Mateo para establecer de una manera u otra el vínculo parentesco de Jesús y el padre de Salomón, introduce el verso siguiente: Mt 1:16 Y Jacob engendró a José, marido de María, de la cual nació Jesús, el cual es llamado el Cristo (el Mesías). Pero al parecer seguía sin ser una clara evidencia de que Jesús fuera el Mesías esperado, ya que si no era engendrado por José, no sería descendencia directa de David y esto supondría un problema enorme para el cristianismo. Por esta razón, en su capítulo 2º v 5, a Mateo no le queda otro remedio que situar la información del lugar de nacimiento de Jesús en Belén, como también aparece en numerosos Evangelios apócrifos, porque según Miqueas 5:2, el caudillo de Israel nacería en Belén. Pero el problema no acababa aquí. La mayoría de los testimonios históricos nos trasmiten que Jesús era conocido en su época como Jesús de Nazaret. Esto quería decir que Jesús nació en el pueblo de Nazaret. Ciertamente, esto podría suponer una amenaza para la Iglesia Paulina y habría que resolverla cuanto antes. El autor del Evangelio de Mateo no explicó las razones por las que situó el lugar de nacimiento de
propuesta teológica que hay detrás de la manera de exposición existente en Mateo.
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Jesús de Nazaret en Belén. Veamos el Evangelio de Lucas y la información que nos aporta: Lucas 2:4 Y también José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David que se llama Belén, por ser él de la casa y de la familia de David, 5 para inscribirse al censo junto con María, desposada con él, la cual estaba encinta. 6 Y sucedió que mientras estaban ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento.58 Con esta nueva información, Lucas, aparentemente, solucionó el problema de explicar los motivos de llamar a Jesús como Jesús de Nazaret aunque no hubiera nacido ahí. Pero las dificultades de este hecho no acaban ahí. La distancia geográfica que hay entre estas dos localidades por la vía más corta es de 112 km. A una mujer a punto de dar a luz y que va montada en un asno para realizar este viaje, como mínimo le costaría siete días de camino. Aunque no haya información en los cuatro Evangelios canónicos, hay que tener en cuenta también que según varias fuentes, José era un hombre anciano59. El punto que nos interesa realmente aquí no es la ciudad natal de Jesús, sino que este fuera o no descendiente de David. En el siguiente punto veremos cómo Lucas resolvió este problema de una manera ingeniosa. Pero por ahora concluiremos este punto
Aunque los teólogos cristianos intentan defender el censo, muchos historiadores tienen suficientes pruebas de que el censo al que Lucas hace referencia, nunca tuvo lugar en la Belén de la época en la que Jesús supuestamente nació. Conociendo las leyes romanas, parece inverosímil que el emperador ordenara que todos los ciudadanos de Judea fueran a Belén para inscribirse en el censo, habiendo otras maneras mucho más fáciles y efectivas. 59 El Protoevangelio de Santiago 9:2, Pseudo Mateo 8:4, el Evangelio de natividad de María 8:1, 58
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con lo que comenta el Evangelio de Juan acerca de todo este suceso del nacimiento milagroso. El lector adivinará la información que proporciona el Evangelio de Juan acerca del milagroso nacimiento: ninguna. Como de costumbre, la dificultad que suponían las aportaciones de Mateo y Lucas sobre el nacimiento de Jesús en Belén, provocó la esperada reacción de Juan acerca de este tema. Además, sorprendentemente, en el verso 7:41 menciona una aparente disputa entre la gente acerca de si el Mesías tenía que venir de Galilea o Belén. Según esta información del evangelista, los judíos estaban equivocados al esperar al Mesías desde Belén.60 En otras palabras, el evangelista quiso decir: ¡Aunque haya nacido en Galilea, Jesús es el mesías! Según John P. Meier, el motivo por el que Juan menciona el nombre de Galilea en vez de Nazaret, es simplemente por su insignificante situación geográfica como un pueblo perdido en las montes de la Baja Galilea. De hecho, Nazaret no se nombra ni una sola vez ni en el A.T. ni en los libros de historia de Josefo y Filón. Así, afirmamos que el escritor del Evangelio de Juan daba por hecho que Jesús no había nacido en Belén y por esta razón omitió toda la historia del nacimiento en Belén contradiciendo a Mateo, Lucas y otros Evangelios apócrifos. Como conclusión de nuestro primer punto, podemos resumir que la primera tesis del autor del Evangelio de Mateo, que es mostrar a Jesús como descendiente de David, tuvo la evolución que mostramos en los párrafos anteriores llegando finalmente al último evangelista sin aportar ninguna prueba evidente. 2) El engendramiento mediante el Espíritu Santo Como se pudo ver en el punto anterior, el supuesto engendramiento mediante el Espíritu Santo ponía en duda que 60
Juan 7:49
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Jesús fuera descendiente de David, ya que según esta información, no era José quien fecundó a María. También vimos que el autor del Evangelio de Mateo intentó vincular la sangre de Jesús con la del Rey David por otras vías. Ante la dificultad a la que se enfrentó el segundo evangelista, nos preguntamos: ¿Por qué enfatizar el nacimiento de Jesús, como si fuera por gracia del Espíritu Santo? La respuesta se encuentra en su tercera propuesta teológica que hemos mencionado: intentar aportar «otro posible argumento» para «demostrar» que Jesús era Dios. Al mismo tiempo, temía que los judíos no aceptaran a Jesús como el Mesías. Por ello, utilizó la información circulante del milagroso nacimiento de Jesús para relacionarlo con la divinidad,61 aunque tampoco exista ninguna información previa en el A.T. que demuestre que el Espíritu Santo sea el mismísimo Dios. 2.1.) La virginidad de María en la propuesta profética de Mateo: Nuestro segundo punto importante en la teología de Mateo es la virginidad de María, la madre de Jesús. El verso donde se encuentra es Mt 1:23. El texto hace referencia al libro de Isaías: 7:14 Por tanto el Señor os dará una señal, he aquí la joven dará a luz un hijo al que llamará Emanuel. La manera en que el evangelista propone la virginidad de María es argumentando el hecho con una referencia del A.T.62 En el libro revelado a Mahoma hace cerca de 1450 años, también existe la información acerca del milagroso nacimiento de Jesús de la Virgen María, sin embargo no relaciona a Jesús con la divinidad por este hecho, ya que el nazareno sigue siendo producto del poder de Dios como cualquier otro ser existente. En contradicción a todos los teólogos existentes, yo interpretaría los versículos revelados a Mahoma de una manera muy diferente. 62 En el Protoevangelio de Santiago, el nacimiento milagroso de Jesús por una virgen no se expone apoyándose a las referencias de la Torá, sino que simplemente se menciona como un hecho milagroso ocurrido sin más. 61
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Analizaremos el texto dividiéndolo en dos partes para aplicar los criterios de la hermenéutica: a) Criterio de la traducción: El texto del libro de Isaías es claro. Como veremos a continuación, tenemos ante nuestros ojos, una modificación textual por parte de Mateo. Como observará el lector, en el texto original de Isaías, quien dará a luz no es una virgen sino que es la joven. Mateo claramente cambia en su Evangelio la palabra joven (almah) y la transforma en virgen (bethulah).63 Más que las reflexiones lingüísticas como las de Ehrman que tratan de explicar el significado del término almah, es suficiente con acudir al capítulo 30 y a las líneas 18 a 20 del libro de Proverbios para definir el significado de este término. El mismo lector observará de manera evidente que estos pasajes exponen que almah es todo lo contrario a una virgen; una joven adúltera que cuando mantiene relaciones con alguien no deja rastro, como cuando vuela el águila en el aire o como cuando la serpiente se arrastra sobre la roca. En contraste con la definición del término almah, observamos que bethullah es la traducción exacta de virgen como se puede comprobar en el libro de Deuteronomio 22:16-18. El lector puede comprender la diferencia entre ambos términos. Por lo tanto, la referencia de Mateo está fuera de contexto según el criterio de la lingüística, una traducción que está forzada para acomodar a Bart Ehrman cita acerca de esta modificación: «Matthew here is quoting the Greek translation of the Hebrew Bible, which does indeed say that the woman conceiving is a PARTHENOS, a word that by Matthew’s day typically meant “woman who has never had sex.” Sometimes the word simply means “young woman.” And that is definitely what the original Hebrew of Isa. 7:14 says, where the Hebrew word for “young woman” (ALMA) is used, rather than the word for “woman who has never had sex” (BETHULAH)». (Why Was Jesus Born of a Virgin in Matthew and Luke?: http://ehrmanblog.org/why-wasjesus-born-of-a-virgin-in-matthew-and-luke/. Consultado 24-12. 2014.) 63
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Jesús al contexto del pasaje bíblico. ¿El que Jesús haya nacido o no de una virgen? La pregunta que nos hacemos y la respuesta que buscamos no son estas. Como señala Bruner, muchos investigadores opinan que el milagroso nacimiento de Jesús carece de un soporte histórico sólido.64 Por otra parte, hay estudiosos que sí aceptan el hecho de la virginidad de María por el testimonio múltiple existente en los libros apócrifos. Pero nuestro punto de atención aquí es hacer ver al lector claramente una modificación del texto por parte del evangelista, con el fin de argumentar su propuesta teológica forzando los versículos del A.T. Pudiera ser que por este motivo, Lucas y Juan al darse cuenta de esta forzada contextualización, no incluyeran en sus Evangelios esta referencia del libro de Isaías. 65 b) El contexto temático del capítulo Como ya sabemos, a la hora de interpretar un fragmento o un texto entero, debemos leer todo el capítulo para poder comprender el contexto temático al que se hace referencia. Nuestro texto de estudio corresponde al verso decimocuarto del capítulo 7 del libro de Isaías. Actualmente existen muchos debates acerca de este texto. Si el lector toma su A.T. y empieza a leer el capítulo desde el principio, observará que se trata de la historia del rey Acaz (Ajaz) que gobernó Judá aproximadamente entre los años 734 y 715 a.C. El lector mismo extraerá claramente del texto, que, durante el gobierno de Acaz, los enemigos del Estado de Judá -que eran Siria y Efraín- se juntaron y esto causó un impacto de temor tremendo en el rey judío y todos sus paisanos: su corazón se conmovió y también el F. BRUNER, Matthew: The Christbook, Matthew 1-12, Eerdmans, Grand Rapids 1987, 37 65 Si usted dispone del libro de Isaías del A.T. y en él encuentra nuestro verso citado, verá que aparece con la palabra virgen en vez de la joven o la doncella, lo que quiere decir que su libro se tradujo desde el punto de vista cristiano. 64
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de su pueblo como los árboles del bosque se conmovieran con el viento.66 Como consecuencia de este miedo, Yahvé ordena al profeta Isaías que hable con el rey de Judá para calmarlo y tranquilizarlo. Tras comunicarle otras revelaciones, el Dios de los judíos promete que lo que el rey teme, no tendrá lugar y que dentro de sesenta y cinco años, Siria perdería su poder político por las sucesiones reales y que por otra parte, Efraín sería destrozado de tal modo que no sería más un pueblo. Tras este mensaje, de acuerdo al verso 10, Dios ordena a Acaz que le pida una señal con el fin de demostrarle que toda la promesa del triunfo de Judá es verídica. Acaz responde que no, porque no quiere tentar a Dios y que confía en Su promesa. Al ver a Acaz satisfecho con la promesa de Dios, Isaías vuelve al pueblo -que también temblaba de miedo- y les dice, para que crean y se tranquilicen como su rey Acaz: «Por tanto, el Señor mismo os dará una señal. He aquí que la joven dará a luz un hijo al que llamará Emanuel. Comerá leche cuajada y miel cuando sepa rechazar el mal y escoger el bien». Ahora se ve claramente que el hecho histórico acaecido alrededor del siglo VIII antes del nacimiento de Jesús no tenía relación con el nazareno. A nadie, durante estos siete siglos, le importaría si un día llegara una virgen y tuviera un hijo al que pusiera de nombre Emanuel. Aquellas personas estaban preocupadas por su época y necesitaban una señal que demostrara que Yahvé les iba a salvar de la situación en la que se encontraban. Volvamos al punto anterior del rey Acaz y la promesa de Dios: el nombre Emanuel significa Dios está con nosotros. Evidentemente, el pueblo judío necesitaba una señal de que el pueblo Sirio y Efraín no conquistarían las tierras de Judá. En ese instante, Isaías profetiza el nacimiento de un bebé de una joven 66
Is 7:2
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que conocen y el nombre que se le daría a la criatura: Emanuel. Con esto el profeta del A.T. quiso decir: ¡No os preocupéis, Dios está con nosotros, saldremos victoriosos, todos los enemigos serán vencidos! Otro punto importante a considerar es que el Evangelio de Mateo no utiliza el hecho del engendramiento por gracia del Espíritu Santo para argumentar que Jesús es el Hijo de Dios. Los pasajes de Mateo utilizan el hecho del nacimiento milagroso y la información del futuro nombre del niño como Emanuel para argumentar que Jesús es el mismísimo Dios. Quien realmente defenderá que Jesús es «el Hijo de Dios» -pero no Dios- gracias al nacimiento milagroso es Lucas, ya que al ver el error de Mateo, no menciona la información de que Jesús es Emanuel. Al quedarse sin argumentos para relacionar a Jesús con la divinidad, Lucas expone el hecho del «supuesto» engendramiento por obra del Espíritu Santo para declarar que el nazareno es «el Hijo de Dios» y no el mismísimo Dios.67 Gracias a esta modificación por parte del tercer evangelista, hoy en día se llega a la conclusión de que el Espíritu Santo también es Dios, cuando en el A.T. nunca aparece como tal y nunca se había considerado como tal en la teología del judaísmo. Esto es consecuencia de este producto de transformación textual y opinión personal del evangelista. Volviendo a nuestro tema, la utilización del artículo previo con el sustantivo joven deja incluso todavía más claro que Isaías estaba hablando con la multitud acerca de una joven que ellos mismos conocían. Si la formulación fuera «una joven parirá…», entonces se podría considerar la escasa posibilidad de que se refiriera a María, pero tampoco fue así, porque la promesa fue para la joven (que conocéis). De hecho, algunas copias del A.T., Hemos escrito el engendramiento por gracia del Espíritu Santo según Lucas con la palabra «supuesto» entre comillas. A continuación, veremos la razón de esto, ya que demostraremos que Lucas no creía que Jesús fuera realmente engendrado por obra del Espíritu Santo. 67
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traducidas por diferentes comunidades cristianas, intercambian la formulación de una virgen al texto de Isaías, eliminando la joven. Esto es debido al reflejo del punto de vista cristiano. El nombre Emanuel Después de la forzada traducción y modificación que hemos observado por Mateo, nos surge otra pregunta: ¿No iba a poner la joven a su hijo el nombre de Emanuel? Y ¿Cuál es el nombre que puso María a su hijo? ¿A caso no era Jesús? ¿De dónde viene pues el nombre Emanuel? La respuesta es simple: no existe el nombre Emanuel en ninguno de los Evangelios. Ni siquiera en las cartas de Pablo se menciona alguna vez. La introducción de Mateo es totalmente original. El nombre Emanuel no se usó ni una sola vez para referirse a Jesús. Es más, tampoco se utilizó para referirse a nadie en todo el A.T., excepto en el libro de Isaías 7:14. Este nombre se empezó a poner a los niños siglos después, una vez que los creyentes paulinos dieron por válida la introducción original que hizo Mateo al intentar conectar a Jesús con el nombre Emanuel. 2.2) La virginidad de María en el acto del nacimiento de Jesús: En nuestro segundo punto acerca de la virginidad de María, cabe recordar la ausencia de este hecho milagroso en el primer Evangelio, que es el de Marcos, hablando cronológicamente. Si analizamos los versos donde Mateo presenta lo ocurrido, menciona el momento de la concepción de Jesús por la intervención del Espíritu Santo. Veamos el texto que es muy claro al respecto: 1:18 El nacimiento de Jesús-Cristo (Mesías) fue así: Que siendo su madre desposada con José, se descubrió que estaba encinta de Espíritu Santo. 19 Y José su marido que era justo, y no quisiese infamarla, quiso dejarla secretamente. 81
Ahora leamos el paralelo de este acontecimiento en el Evangelio de Lucas: Lucas 1:30 Y el ángel le dijo: No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios. 31 Y he aquí, concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. 34 Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto, puesto que soy virgen? 35 Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te encubrirá con su sombra; por eso lo santo que nacerá será llamado Hijo de Dios. 36 Y he aquí, tu parienta Elisabeth en su vejez también ha concebido un hijo; y este es el sexto mes para ella, la que llamaban estéril. 37 Porque ninguna cosa será imposible para Dios. 38 Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia.68 Como hemos comprobado en numerosas ocasiones, las modificaciones de Lucas para tratar de borrar cualquier posible error, nos hace dudar de la historicidad de su Evangelio y de su libro Los Hechos de los Apóstoles. Ahora bien, recordemos que en el Evangelio de Mateo, quien había fecundado a María era el Espíritu Santo y por esta razón José, según este autor, para no crear un escándalo, quiso guardarlo en secreto. Sin embargo, leyendo el texto de Lucas, de ninguna manera se entiende que la concepción de Jesús fuera obra del Espíritu Santo ni siquiera antes de que María «supuestamente» compartiese lecho con José. En el verso 31 solamente se menciona el momento cuando el ángel da la buena nueva de que María tendría un hijo. En el v34 María pregunta cómo va a ser eso, ya que todavía no ha estado físicamente con ningún hombre, incluido su marido. En el v35 la promesa del ángel sigue, anunciando la venida del Espíritu Para no copiar y alargar todo el capítulo, he omitido los versos que no tienen ninguna relación con la concepción del niño. Los interesados pueden consultar el N.T. 68
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Santo, pero todavía no hay información de que éste será quien fecundará a María. La selección de palabras que utiliza Lucas es extraordinaria, pero el lector que realiza una investigación minuciosa, observará que en ningún momento se menciona el engendramiento por obra y gracia del Espíritu Santo. La buena nueva solamente consiste en la llegada del Espíritu Santo y no hace referencia al engendramiento, ni tampoco entendemos de ninguna manera que el hecho de la concepción ya fuera establecido, sino que es solamente una promesa, pero -como dijimos antes- este compromiso ni siquiera es para informar a María de que su hijo será por gracia del Espíritu.69 En los versos 35 y 36 se menciona a Elisabeth, la mujer de Zacarías que recibió a su hijo siendo estéril. Es muy importante el posicionamiento de este hecho entre las líneas de Lucas, ya que nadie se planteó que Juan el Bautista fuera concebido por Tener un hijo engendrado por el Espíritu Santo no es lo mismo que el Espíritu Santo venga sobre una persona. Veamos unos ejemplos en el N.T. sobre este punto: 69
Hechos 2:1-4 Al cumplirse el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De pronto vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso, que llenó toda la casa en la que estaban. Y aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y fueron posándose sobre cada uno de ellos. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras lenguas, según se los permitía el Espíritu. Juan 20:22-23…reciban el Espíritu Santo. A quienes perdonen sus pecados les serán perdonados; y a quienes se los retengan les serán retenidos. Mientras que en nuestro primer ejemplo obtenemos la información de que el Espíritu Santo descendió sobre los Apóstoles para enseñarles las lenguas de fuego, en el segundo ejemplo vemos que Jesús una vez resucitado, envía sobre los discípulos el mismo espíritu. Por lo tanto, la venida y el recibimiento del Espíritu Santo sobre las personas, en ninguno de estos casos, se entienden como el engendramiento de éste. Además como se menciona en el estudio, incluso «la venida» del Espíritu es solamente una promesa y no un hecho.
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el Espíritu Santo. ¿Por qué cree el lector que Lucas introdujo este verso aquí? De la misma manera que el ángel anunció a Elisabeth el milagroso nacimiento de su hijo Juan cuando era estéril, lo está haciendo ahora con María: «De momento eres virgen, pero tendrás un hijo después». ¿Qué diferencia hay entre este verso y el que un padre diga a su hija pequeña, virgen que llegará algún día en que ella tendrá unos hijos? La mención de la familia del Bautista, en ningún momento se entendió como que Zacarías tuvo a su hijo sin tener una relación íntima matrimonial con su mujer Elisabeth. El ángel informa a María de que de la misma manera que Elisabeth recibió su hijo (teniendo una relación íntima con Zacarías), lo hará con José. Aunque Lucas no mencione el nombre del padrastro de Jesús, enfoca la posibilidad para la comprensión de que el hijo nacido será de José. En el último verso, María pide a Dios que se haga Su voluntad y el ángel se va de la presencia de María. La futura llegada del Espíritu Santo solamente queda en una promesa y en los versos posteriores ya no se hace mención de su llegada y el engendramiento de Jesús por gracia del Espíritu Santo se queda como una cuestión sin responder. Y ya no se habla del tema hasta que el nacimiento de Jesús tiene lugar en Belén. (Lc 2:7). Lucas lo dejó abierto. Posteriormente, el Evangelio de Lucas no dice absolutamente nada de la concepción de Jesús por parte del Espíritu Santo y por esta razón omite la información proporcionada por Mateo en 1:19: «Y José su marido que era justo, y no quisiese infamarla, quiso dejarla secretamente». Esta frase para Lucas era una amenaza. Parece ser que Lucas pensaba que José era el padre de Jesús. Por esta razón añadió el verso: «y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra», ya que para Lucas, Dios quiso decir: «¡No te preocupes María! nadie te verá o pensará que el hijo es de José, el poder de Dios os cubrirá con su sombra». ¿Qué propósito teológico tendrá Lucas detrás de su modificación? Filosofemos sobre esto. La proposición teológica 84
del Evangelio de Mateo era intentar exponer a Jesús como un hombre semi-divino. Llamando al niño Emanuel pensó que conseguiría fácilmente cumplir su objetivo teológico. Además, como vimos antes, nombrando al Espíritu Santo aportó otro posible argumento para «demostrar» su propuesta. De hecho, como hemos comprobado en otras ocasiones, todas las modificaciones de textos que realiza Mateo cumplieron perfectamente este objetivo, tanto que todas las iglesias cristianas del mundo imprimen el N.T. colocando su Evangelio en primer lugar. Sin embargo, para Lucas, la no intervención de José en el nacimiento de Jesús, eliminaría la posibilidad de que Jesús fuera el esperado Rey de Israel descendiente de David a través de su hijo Salomón. Al ver Lucas que Mateo no había podido solucionar el problema de la línea genealógica de Jesús, se las ingenia de una manera extraordinaria como hemos explicado anteriormente: Lucas quiso decir en secreto que Jesús es descendiente de David a través de Salomón, porque es el hijo biológico de José, aunque Dios ha escondido el suceso del momento del engendramiento. Desde este punto de vista, podemos afirmar que la modificación de Lucas mencionada arriba difiere completamente de la cristología practicada actualmente. Según Lucas, Jesús no nació de una virgen y por lo tanto no tiene un nacimiento milagroso. Eso significaría también que María no fue fecundada por el Espíritu Santo sino por José, su marido y eso quiere decir que Jesús no es «el Hijo de Dios».70 Por otra parte, sin el Evangelio de Lucas, Jesús ya no es Jesucristo, ya que no es Jesús-Mesías nacido de entre las entrañas de David. Asimismo, existe otro dato todavía más curioso que puede resultar escandaloso para el punto de vista teológico actual de aceptar a Jesús como «El Mesías descendiente directo de 70 Aunque recordemos que para
Mateo, la fecundación por parte del Espíritu Santo no hace a Jesús el Hijo de Dios.
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David». Llegaremos a este dato realizando la siguiente pregunta: ¿Qué dice Marcos respecto a «Jesús-Mesías, Hijo de David»? A continuación, observaremos la respuesta: Ante todo recordemos que el Evangelio de Marcos no aporta ninguna información acerca del nacimiento de Jesús. Si el lector realiza una investigación sobre los pasajes donde figura Jesús como «Hijo de David», observará que no existe ninguna información en Marcos que proporcione un vínculo genealógico entre el padre de Salomón y el nazareno. Desgraciadamente, las únicas dos proclamaciones directas existentes de «Jesús, Hijo de David» son llevadas a cabo precisamente por los espíritus inmundos.71 Marcos 11:10 confirma esta información, ya que guarda la versión original de La Entrada Triunfal de Mateo 21:9 que es: «¡Hosanna al Hijo de David!». En el paralelo de este acontecimiento observamos que según Marcos 11:10, el que «viene» no es «Jesús, el Hijo de David», sino «El Reino de nuestro padre David». Marcos en ningún momento menciona que Jesús es Hijo de David por genealogía. Sin embargo, en los pasajes 12:35-37 trata de explicar por qué aceptar a Jesús como «Hijo de David»: para establecer el Reino de Dios. Todas las exposiciones mencionadas anteriormente nos llevan a la conclusión de que el propósito teológico del Evangelio de Marcos es diferente al del Evangelio de Mateo. De la misma manera, el propósito teológico del Evangelio de Lucas es diferente al propósito de Mateo. El autor de Marcos siguió su tradición de exponer un Jesús humano, mientras que Mateo aprovecha los «ecos» del milagroso nacimiento de Jesús para atribuirle parte de la divinidad. Por otra parte, Lucas tiene una postura menos definida que Mateo, tanto que incluso nos hizo comprobar que no creía en el engendramiento por gracia del 71
Mc 10:47-48.
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Espíritu Santo, pero utilizó su «eco» para atribuir divinidad a Jesús transformándole en «el Hijo de Dios».72 Para Lucas, la condición mesiánica del nazareno importaba mucho más que el hecho de que hubiese nacido de una virgen y no duda en jugársela de la manera expuesta, quedando su Evangelio descartado para la cristología. Por otra parte, el lector que acude al Evangelio de Marcos para relacionar el linaje de Jesús con el Rey David, se queda completamente desilusionado, ya que este no trató de explicar que el nazareno fuera descendiente directo de David. Para el primer evangelista, el vínculo de Jesús con David es espiritual y no parental. Con todas estas explicaciones se nos hace evidente la necesidad de una relectura de estos Evangelios y muchos estudios analíticos sobre ellos desde el punto de vista de la existencia de diferentes propuestas teológicas entre sí.
Por eso Mateo llama a Jesús Dios «Emanuel» y Lucas «el Hijo de Dios». La gran diferencia… 72
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CAPÍTULO VII El Maestro Jesús, un judío servidor de Yahvé
E
n los capítulos anteriores, hemos comprobado que el Evangelio de Marcos, el primer libro escrito entre los cuatro canónicos del N.T., no representa a Jesús como un ser divino o semi-divino en ninguna de sus frases. También comprobamos que fue la evolución y apoteosis que sufrió el Maestro, gracias a los retoques y acomodamientos de los evangelistas posteriores de acuerdo a sus respectivas propuestas teológicas. En este capítulo expondremos al Jesús humano, como cualquier persona con sus defectos, un maestro judío que no cesó en ningún momento de servir a Yahvé. A continuación expondremos los contextos que estudiaremos caso por caso y posteriormente, realizaremos una breve explicación para cada punto: 1) Jesús tenía pecados. 2) La sabiduría de Jesús era limitada como la de cualquier hombre. 3) Jesús era un humano como otro cualquiera. 4) Jesús servía a Yahvé. 89
Empecemos siguiendo el orden de la lista: 1) Jesús como cualquier hombre con errores Para un creyente cristiano, leer este capítulo puede que hiera su sensibilidad, pero el análisis interno de las escrituras aprueba totalmente esta realidad. Veamos nuestro primer pasaje: Juan 8:3 Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y poniéndola en medio, 4 le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio. 5 Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices? 6 Más esto decían tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo. 7 Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. En este acontecimiento no sabemos si estuvo presente o no el paralítico que Jesús había curado y al que había informado del perdón recibido. Porque si hubiera estado presente, la mujer habría sido apedreada según el mandamiento de Jesús ya que quiso que alguien sin pecados tirara la primera piedra. Jesús, según en el Evangelio de Mateo, dijo: «No penséis que he venido para abolir la ley o los profetas: no he venido para abolir, sino a cumplir» (5:17). Marcos, sin embargo, es mucho más duro en este aspecto (9:43-50). Por otra parte, Jesús siempre criticaba la hipocresía, es decir, condenaba duramente el hecho de «afirmar algo, pero después actuar de un modo diferente». ¿Qué tiene que ver esto con nuestro texto en estudio? Expliquémoslo: Como se puede entender perfectamente, Jesús, que vino a cumplir la ley hasta sus últimas consecuencias, ante la 90
insistencia de sus adversarios, ordenó la ejecución de la mujer adúltera. Volviendo a nuestro punto de partida, si el exparalítico hubiese estado presente, de seguro que la mujer estaría muerta por cumplir la voluntad de Jesús en el cumplimiento de la ley, pero afortunadamente no estaba. Ahora nos preguntamos: si Jesús quería el cumplimiento de la ley y que alguien sin pecados tirara la primera piedra, ¿por qué no tiró él mismo la piedra? La respuesta es simple: porque él mismo no cumplía la condición. En caso contrario, hubiese sido una orden del cumplimiento de la ley, sin cumplirla Jesús mismo, y eso significaría hipocresía, cosa que no podemos pensar del nazareno. Jesús quería cumplir la ley, pero al mismo tiempo quería salvar a la mujer por lo que inventó esta respuesta tan sabia de acuerdo a la esencia de la manera en que creía en Yahvé. Este acontecimiento afirma por una parte, que Jesús no vino a abolir la ley y por otra, su objetivo de establecer la esencia de liberar a las personas de la hipocresía para que la ley se cumpliera a la perfección. Por último, decíamos que, como hombre de palabra, no realizó ni siquiera él mismo el acto de apedreamiento, porque ni siquiera él cumplía la regla de estar limpio de pecados. En nuestro segundo pasaje citaremos el Evangelio de Marcos: 1:4 Bautizaba Juan en el desierto, y predicaba el bautismo de arrepentimiento para perdón de pecados... 9 Aconteció en aquellos días, que Jesús vino de Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán. Marcos comenta que Jesús fue bautizado por el hombre que bautizaba a las personas que se arrepentían de sus pecados. Esto es otra prueba clara de que Jesús, como cualquier humano, cometió pecados, en su vida, de los que se arrepintió y para comenzar una página nueva en su vida fue a ser bautizado por el Bautista. Esto no quiere decir que, una vez arrepentido, Jesús volviera a cometer algún pecado, eso no lo podemos saber, pero 91
de ahí a convertirlo en un hombre divino que nunca desde su niñez cometiera pecado alguno, es producto del autor del Evangelio de Mateo y posteriormente, como veremos, de Lucas y de Juan. Pero antes de citar a Mateo, mencionaremos un dato muy interesante: la elección de Dios de Jesús para la gran misión, según en el Evangelio de Marcos, comienza justamente aquí, una vez arrepentido Jesús de sus pecados y bautizado por Juan. El grupo de cristianos denominados los adopcionistas, precisamente se inspiraron en este hecho73, afirmando que Jesús es solamente un hijo adoptado por Dios, en el sentido de poseer una relación de parentesco metafórica y no literal.74 Viendo el acontecimiento paralelo en Mateo, no nos extrañamos al encontrarnos con la nueva aportación del evangelista. Supuestamente ahora, Juan el Bautista insiste en ser bautizado de manos de Jesús y no al revés. Según el autor, Juan tenía el deber de ser bautizado por Jesús. (Mt 3:14) Pero finalmente ante «tanta insistencia», Jesús convence al Bautista porque así conviene cumplir toda justicia. (v15). Con estas invenciones, Mateo no solamente anticipa la elección de Dios de Jesús para cumplir su gran misión antes de conocer a Juan, sino que también explica el motivo del bautizo de Jesús que es: para cumplir toda justicia75 y no por el perdón de los pecados de Jesús. Mateo, de nuevo está en la labor de divinizar a Jesús alterando el Evangelio de Marcos. 76
A. PIÑERO, Los cristianismos derrotados, Edaf, Madrid 2007, 47 ibíd 72 75 La mención anterior del acto de nacimiento de Juan el Bautista previo a Jesús es precisamente para justificar el cumplimiento de esta justicia, ya que éste nació antes que Jesús y para cumplir la ética del orden de preferencia, Jesús tendría que ser primero bautizado por Juan y no al revés. De este modo, Mateo elimina la opción de Marcos de que Jesús fuere bautizado por Juan por sus pecados. 76 Antonio Piñero explica este acontecimiento como muestra del intento de Mateo para atribuir cualidades sobrehumanas a Jesús. 73 74
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Nuestro tercer evangelista, Lucas, en cambio ante la inconsistencia de Mateo, eliminó la información de que Juan bautizara a los pecadores (Lc 3:21). Para Lucas, se bautizaban todas las personas y no solamente los arrepentidos que querían empezar una nueva vida espiritual. Por otra parte, el cuarto evangelista, Juan, ya no hace ni siquiera mención de que Jesús fuera bautizado por Juan. Realiza un juego de palabras para evitar cualquier sospecha que se pudiera generar acerca del origen pecaminoso de Jesús. Antes de terminar, citaremos, como nuestro tercer punto, el acontecimiento de la tentación de Satanás a Jesús. Como bien sabemos, Satanás solo puede tentar a los humanos, por su capacidad de aceptar su invitación al pecado. Por esta razón, no perdería el tiempo con los seres que no disponen de esta debilidad. Esto quiere decir que efectivamente la motivación de Satanás en tentar a Jesús fue esta puerta abierta. Si uno se da cuenta, la tentación del diablo tiene lugar justo después del arrepentimiento de Jesús con el Bautista, en el Evangelio de Marcos 1:13. El primer evangelista solamente da la información de que Jesús tras su bautizo se fue al desierto por cuarenta días. Alrededor de los años 70, cuando solamente existía el primero de los cuatro Evangelios canónicos que es el de Marcos, cualquier lector se podía imaginar, a priori, que Jesús como un hombre normal y pecador, se arrepintió de sus pecados y se fue al desierto en busca de crecimiento espiritual.77 Sin embargo, el 77 Las retiradas al desierto y la
práctica de la vida ascética eran consideradas una vía para el crecimiento espiritual en el judaísmo de los tiempos de Jesús. Hay numerosas fuentes de información acerca de la vida de los gnósticos. De hecho, Juan el Bautista era un gnóstico famoso de su tiempo. La misma tradición existe en el islam, llamado Sufismo. Según algunas tariqas, es necesario tomar la mano del sheij (el maestro) para recibir la tauba (el arrepentimiento). Posteriormente, el discípulo realiza la riazat, que es la práctica de beber poco, comer poco y nada de carne ni derivados como leche o queso, hablar poco, dormir poco y sobre camas duras, ducharse con agua
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paralelo de este acontecimiento en el Evangelio de Mateo, sufrió una evolución hasta tal punto que no es el hombre arrepentido quien recibe la tentación de Satanás, sino el mismísimo Dios hecho hombre. (Mt 4:7). Mateo, para eliminar las sospechas de cara a la naturaleza humana de Jesús, de estar en disposición de pecar, lanza una nueva hipótesis como argumentación contraria78, eliminando la posibilidad de que Jesús fuera un humano arrepentido con la posibilidad de volver a pecar. Por lo tanto, es ahora Satanás quien comete el error de tentar a su «Dios» y no porque conociera previamente la debilidad de Jesús.79 En conclusión, todos los argumentos arriba mencionados demuestran que Jesús, antes de ser bautizado y crecido espiritualmente en el desierto, fue una persona que cometía errores como cualquier hombre normal. Una vez arrepentido y crecido como persona, empezó su misión de predicar su mensaje. Incluso Satanás volvió a tentarle después de su arrepentimiento de los pecados porque conocía sus puntos débiles. ¿Quién sabe si después volvió a pecar o no? La respuesta nos la daría él mismo, si volviera a la tierra de nuevo. 2) La limitada sabiduría de Jesús:
fría, etc. Es como si uno se fuera al desierto estando en su casa. Al final de los cuarenta días, se espera un crecimiento espiritual y no volver jamás al mundo del pecado. 78 Una de las maneras de tener éxito en la mentira es usar alguna poderosa afirmación como argumentación contraria. 79 Por lógica, tenemos que realizar la siguiente pregunta: conociendo a Jesús desde su nacimiento, ¿cómo es que Satanás no aprendió que, por mucho que insistiera, el nazareno no iba a cometer un pecado? ¿Por qué gastar su tiempo y energía en intentar tentarle? La razón es simple: porque Jesús, antes de su bautismo por Juan, pecaba escuchando los susurros de Satanás y este se le acercaba por su lado más débil. No se dijo en vano: «Más sabe el diablo por viejo que por diablo».
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2.1) Una de las características de Dios es que Su predicción nunca falla, ya que eso significaría que es un Dios imperfecto, que no tiene conocimiento seguro sobre los acontecimientos del futuro. Veamos el contraste con Jesús, ya que él, sí se equivocó en sus predicciones: Mc 13:30 De cierto os digo que no pasará esta generación, que todas estas cosas no sean hechas. Para recordar, Jesús aquí estaba comentando a sus discípulos la información acerca del fin del mundo y que aquella generación vería todo con sus propios ojos. Sin embargo, ninguno de sus discípulos vio nada de lo que dijo y pasados 2000 años, seguimos esperando los días prometidos. 2.2) Otra de las características más destacadas de Dios en las religiones monoteístas es Su sabiduría ilimitada que abarca todo conocimiento. Precisamente, una de las limitaciones que tenemos los humanos es nuestro desconocimiento acerca del futuro. Veremos que Jesús fue sometido a la misma ignorancia: Mc 13:32 Empero de aquel día y de la hora, nadie sabe; ni aún los ángeles, ni el hijo, sino el Padre.80 2.3) Es posible que muchos de nosotros sepamos que el tiempo del florecimiento de los naranjos es en invierno y el de la sandía es en verano. Sabemos que las fresas, las cerezas y albaricoques también otorgan sus frutos en verano. Por otra parte, es posible que no sepamos en qué época maduran los dátiles, puesto que no son frutos comunes en nuestra sociedad. Algo parecido le pasó a Jesús con los higos:
En su paralelo, Mateo, en 24:36 omite la parte de «ni el hijo», intentando disimular la ignorancia de Jesús de cara al futuro. Por otra parte, Lucas en su Evangelio elimina totalmente la información de que solamente a Dios le corresponde la información del futuro. (Lc 21:32) 80
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Mc 11:12 Al día siguiente, cuando salieron de Betania tuvo hambre, 13 y viendo de lejos una higuera que tenía hojas, fue a ver si tal vez hallaba en ella algo; pero, cuando llegó a ella nada halló sino hojas, pues no era época de higos. Este acontecimiento contradice completamente el hecho de que Jesús tuviera una sabiduría divina. Aquí vemos otra vez que se equivocó como cualquier humano haría.81 3) Jesús como cualquier otro humano: Al igual que todos los humanos, Jesús tenía sus debilidades. Se cansaba82, dormía83, lloraba84, sudaba85, tenía miedo de que los judíos le pudieran matar86, también se entristecía y se enfadaba con los fariseos, escribanos y saduceos.87 Tenía sed88, tenía hambre89 y comía y bebía90, por lo tanto como cualquier hombre, realizaba la digestión. Jesús también recibió el consuelo de un ángel para ser confortado.91
El paralelo de este acontecimiento se encuentra en Mateo 21:19 y cómo no, con la eliminación de la frase pues no era época de higos. Por otra parte, Mateo añade una supuesta maldición de Jesús -inexistente en Marcos- para que se seque la higuera, como si la culpa de no florecer la tuviera la higuera, aun sabiendo que no era la época de dar fruto. Lucas, sin embargo, nos muestra este acontecimiento no como algo que hizo Jesús cuando estaba con sus discípulos en Betania, sino como una parábola que Jesús da a sus discípulos. 82 Juan 4:6 83 Mc 4:38 84 Jn 11:35 85 Lc 22:44 86 Jn 10:39, 11:53-54 87 Mt 22:18, 23:13, etc. 88 Jn 19:28 89 Mc 11:12 90 Mc 2:16 91 Jn 22:43 81
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Por otra parte, vemos que como cualquier humano, el origen del poder de Jesús era el Padre: Juan 5:27 «(el Padre) también le dio poder de hacer juicio, en cuanto es el Hijo del hombre». Según las creencias monoteístas, los Enviados o algunos Eminentes elegidos por Dios, pueden poseer poderes sobrenaturales, como por ejemplo realizar exorcismos. Lo que se deduce en el N.T. es que Dios le dio este tipo de poderes a Jesús, como a otros grandes personajes que mostraron milagros, pero al mismo tiempo, según las palabras de Jesús, si Dios no le hubiera concedido estos poderes, no habría podido realizar ninguno de sus milagros. Veamos la afirmación de Jesús al respecto: Juan 5:30 No puedo yo por mí mismo hacer nada,... Sin embargo, para su Padre todo era posible como queda reflejado en Marcos 14:36 «Y dijo Abba, Padre, todo es posible para Ti». Otro punto a mencionar es el rechazo de Jesús cuando le dijeron que era bueno: Marcos 10:17 Saliendo él a su camino, vino uno corriendo, e hincando la rodilla delante de él, le preguntó: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? 18 Y Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno es bueno, sino el único Dios. Jesús, específicamente menciona que no le llamen «bueno» a él, porque ese atributo corresponde al Dios único. 4) Jesús alababa a Dios: ¿Es posible que Dios se alabe a Sí mismo? Veamos los pasajes de la Biblia, donde Jesús como cualquier hombre y un gran maestro espiritual, adoró a Dios: Marcos 14:35 Yéndose un poco adelante, cayó en tierra, y oró que si fuese posible, pasase de él aquella hora. 97
Como podemos comprobar aquí, como cualquier humano cuando sentimos aflicción, oramos a Dios para que nos libere de nuestros apuros, y muchas veces nos postramos como lo hizo Jesús.92 Él pidió al Padre que le sacara de sus apuros. Jesús elogiaba al Padre según Mateo 11:25 «En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra,… ». En conclusión, observamos que Jesús, con todas sus faltas y necesidades, servía y alababa a Dios y no permitía que le atribuyeran cualidades de Dios como por ejemplo ser llamado bueno.
92 Anteriormente mencionamos que caer en tierra no necesariamente era un
signo de adorar a alguien, sin embargo la acción de caer en tierra y orar, sí se considera como un acto de culto.
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Conclusiones
1) Se ha demostrado que Marcos, el primer Evangelio escrito entre los canónicos, demuestra que Jesús era un humano con sus errores y defectos, que no compartía sustancia con Dios, un hijo de Dios elegido para completar la misión más grandiosa de la historia, el siervo selecto que dependía completamente de la fuerza y sabiduría de su Dios. 2) El Evangelio de Marcos sufrió importantes modificaciones teológicas por parte de Mateo y Lucas. Jesús humano, el Maestro judío que caminaba con sus compañeros, sufrió la apoteosis para convertirse en un semi-dios a lo largo de la composición de los Evangelios. 3) Hemos observado que la fuente de información del Evangelio de Lucas no solamente fue Marcos, sino que también Mateo, como había propuesto Farrer en su hipótesis. La aportación de nuestro estudio a la tesis del teólogo alemán ha sido que tanto Mateo como Lucas no solamente copiaron las informaciones existentes de los Evangelios que les precedieron, sino que tras utilizarlas, realizaron nuevas interpretaciones sobre ellas introduciendo nuevos acontecimientos para ofrecer una nueva propuesta teológica sobre Jesús. Del mismo modo, hemos comprobado que aunque el Evangelio de Juan tenga una estructura diferente, es imposible que no leyera estos Evangelios previamente para obtener alguna información útil y así componer su Evangelio. Esto supone una nueva perspectiva con el nombre de: LA TEORÍA DE LOS EVANGELIOS EVOLUTIVOS. 99
4) Con nuestro estudio se comprende perfectamente el porqué del posicionamiento del Evangelio de Mateo al inicio de todos los N.T. ya que el lector, tras terminarlo sigue leyendo su libro con la idea de la supuesta divinidad de Jesús. La propuesta teológica, que recibe a través de este evangelista, le supone una anteposición a la hora de leer el siguiente Evangelio (el de Marcos) y esto provoca el no poder observar los cambios doctrinales entre ambos. 5) Hemos analizado los textos que pudieran ser históricos para comprobar la naturalidad de la esencia de Jesús y hemos sentenciado que ni por el primer Evangelio, que es Marcos, ni por lógica, se puede deducir que Jesús era Dios o «el Hijo de Dios». Este Evangelio nos indica que el nazareno era un humano arrepentido de sus errores y que siguió siéndolo con sus equivocaciones, que buscaba la sinceridad y obtuvo el don de profetizar como sus grandes predecesores con el fin de enseñar, a los que estaban a su alrededor, el camino del Dios que él servía y veneraba. 6) Si posterior a la composición del primer Evangelio escrito que es Marcos- no se hubiera escrito ningún otro Evangelio, el cristianismo de hoy en día no adoraría a Jesús ni le nombraría «el Hijo de Dios».
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