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LOS
ECONOMISTAS MÁS IMPORTANTES
DE LA LA HISTORIA
De Adam Smith a Joseph Stiglitz René Lüchinger (editor)
Índice
INTRODUCCIÓN
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La economía se convierte en ciencia
ADAM SMITH SMIT H 1723�1790
21
El padre de la economía nacional
DAVID DA VID RICA RICARDO RDO 1772�1823
35
El amigo de los pobres
KARL MARX 1818�1883
49
El primer comunista
LÉON WALRA ALRASS 1834�1910
63
El inventor del modelo de equilibrio
JOHN MA M AYNARD KEYNES K EYNES 1883�1946
77
El salvador del capitalismo
FRIEDRICH FRIEDR ICH AUGUST VON HA HAYEK YEK 1899�1992
91
El horror de los socialistas
PETER F. DRUCKER 1909�2005 La conciencia de los mánager
105
MILTON MIL TON FRIEDM FRIEDMAN AN 1912�2006
119
El defensor de la libertad
JOHN FORBES F ORBES NASH *1928
133
El mentor de la teoría de juegos
AMARTYA SEN *1933
147
El teórico de la economía del bienestar
HERNANDO HERNAND O DE SOTO *1941
161
El intercesor del Tercer Mundo
JOSEPH STIGLITZ *1943
175
El gurú de los críticos de la globalización
LOS AUTORES
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Adam Smith ����-����
P B K
E Es considerado el padre de la economía nacional. Y con razón: hasta hoy, la mayor parte de sus innovadoras teorías no ha perdido nada de actualidad ni de relevancia. Adam Smith, el primer defensor de la globalización.
Con XXXXX pantalones abrochados a la rodilla y un sombrero de alas anchas, el profesor Adam Smith pasea por las calles de Glasgow. Está sumido en una conversación consigo mismo, sin percibir el mundo que lo rodea. “¡Que dejen andar solo a uno tan chiflado como este!”, comentan con malicia las mujeres en el mercado. Los pensamientos de Smith deben girar en torno a algún problema intelectual. ¿Acaso el libre comercio? ¿O las consecuencias de la división del trabajo? Sus ojos grandes y grises miran hacia el cielo. De pronto, uno de sus pies avanza en el aire. Y mientras los transeúntes dan voces, Smith cae en la zanja de una construcción. Adam Smith, el fundador de las ciencias económicas modernas, coincidía a la perfección con la imagen del profesor distraído. Muchos de sus contemporáneos que lo veían abstraído, tímido y a veces hasta paseando en bata por la ciudad, lo consideraban un loco. Smith debe haber escuchado las habladurías de las mujeres del mercado, porque más tarde habría de contárselo a un amigo. Pero como tantas otras veces, el genio y la locura están muy cerca. Con razón, hoy se denomina a Smith como el más importante de todos los economistas. Su libro Investigación de la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones , que apareció en 1776, es la primera obra sistemática de Economía y la más influyente de todas. Esta obra se convertirá en la biblia de la Economía moderna. A mediados del siglo XVIII, los grandes temas como el libre comercio, la crítica al proteccionismo y la autodeterminación eran nuevos y revolucionarios; y todavía hoy siguen manteniendo toda su actualidad. Por eso muchos economistas, empresarios y políticos llevan como bandera las opiniones de Adam Smith. Hasta hoy, sus teorías continúan gene-
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rando discusiones acaloradas en las universidades y en los salones plenarios. Las teorías de Smith sobre el libre comercio, el flujo circular y el proteccionismo del Estado se incluyen en los conocimientos básicos de Economía. Pero para la época en que publicó estas tesis, a mediados del siglo XVIII, eran ideas revolucionarias. En el tiempo en que vivió este gran economista todavía no existía un libre mercado tal como lo conocemos hoy —ni siquiera empresas verdaderas—; regía un orden semifeudal. En el tiempo de Smith comenzaba la Revolución industrial, pero la agricultura seguía siendo el sector de mayor importancia. La burguesía aspiraba al poder. Estaba surgiendo el espíritu emprendedor, pero la aristocracia, los políticos y los privilegiados lo observaban con escepticismo, como una postura egoísta que pretende lograr rédito a costa de los otros. Al mismo tiempo, la progresiva división del trabajo, el surgimiento surgimie nto de fábricas y de un sector financiero y monetario habían ido elevando la complejidad de la vida económica. Smith reconoció entonces la necesidad de una teoría de la Economía. Había que explicar fenómenos como la formación de precios, el crecimiento y la distribución. Con la publicación de La riqueza de las naciones , tal como se abreviará el nombre del libro, comienza la historia de las ciencias económicas. Según Smith, la fuente del bienestar es el factor f actor trabajo. La división del trabajo es el instrumento para p ara incrementar la productividad. Como defensor de un libre mercado y como enemigo de los aranceles aduaneros y del proteccionismo estatal, Smith se convertirá en el patrono de los partidarios de la economía de mercado. Sus reclamos por una división internacional del trabajo y un comercio libre a nivel mundial lo convierten en el primer representante de la globalización, y esto a mediados del siglo XVIII. Smith nació el 5 de junio de 1723 en Kirkaldy, una pequeña ciudad costera de Escocia. Su padre murió antes de su nacimiento. Por lo tanto, Smith creció solo junto a su madre, la hija de un rico terrateniente. El pequeño, enfermizo y dependiente, necesitaba de mucha atención. La relación estrecha con su madre se mantendrá hasta la muerte de ella. Smith era un tímido científico, y quedó soltero toda la vida. Tuvo poca suerte con las mujeres. Hizo algunas propuestas de matrimonio, pero solo obtuvo rechazos. Después de la muerte de su madre, en 1784, una prima soltera se ocupará de él; alguien debía hacerlo, pues el profesor era notablemente despistado.
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René Lüchinger
Seguidores famosos: Margaret Thatcher *1925
Ronald Reagan 1911-2004
La "dama de hierro" apostó por completo a la libre economía de mercado. El papel del Estado en la economía quedó muy reducido. En la línea de Adam Smith, privatizó muchas empresas estatales. Durante su mandato, el expresidente norteamericano redu jo los impuestos y el presupuesto nacional. Al igual que Adam Smith, Reagan también opinaba que el Estado debía intervenir lo menos posible en el mercado.
De niño, Smith asistió a la escuela local en Kirkcaldy. Más tarde estudió Latín, Griego, Matemática y Filosofía moral en la Univ Universidad ersidad de Glasgow. Uno de sus docentes fue el filósofo Francis Hutcheson, conocido por sus brillantes discursos y por ser un excelente profesor. La tesis de Hutcheson, según la cual el sentido moral de los hombres los conduce al Bien, marcará las reflexiones de Smith sobre la economía nacional. A los diecisiete años, Smith terminó sus estudios en Glasgow con gran éxito. Ganó una beca bien dotada que le dio la posibilidad de continuar estudiando en el Balliol College de Oxford. Allí asistió a las clases de Lenguas Clásicas y de Filosofía. Pero Smith no se sentía cómodo en aquel famoso establecimiento. En comparación con la Universidad de Glasgow, que por aquel entonces era el centro del iluminismo escocés, Oxford le resultaba retrógrado. Criticaba a sus profesores, diciendo que eran perezosos, incapaces y estrechos de miras. Además, el joven Smith había quedado que dado expuesto exp uesto a los prejuicios antiescoceses de sus compañeros de estudios. Pero pronto adoptó el acento inglés, y desde ese momento mo mento habló el inglés de Oxford Ox ford durante toda su vida, algo de importancia central para su reputación en la sociedad. En 1746 obtuvo su título de Bachelor of Arts. En ese momento, debe haber sido una alegría poder volver a Kirkcaldy junto a su madre. Poco más tarde, utilizando sus relaciones y contactos, la madre ayudó a que su hijo obtuviera un puesto en la Universidad de Edimburgo. Allí, Smith dio clases de Literatura, Retórica, Filosofía, Jurisprudencia y Economía nacional. Lo apreciaban mucho como docente. En sus clases había siempre una enorme aglomeración de gente, aunque sus conferencias no eran parte del plan
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James M. Buchanan *1919
Buchanan ganó el premio Nobel. Sus opiniones no coinciden en todos los puntos con las de Smith, pero la defensa que hace de la desregularización tiene su origen en las teorías del economista escocés.
Victoria Curzon-Price Curzon-Price *1942
Al igual que Adam Smith, la presidenta de la Mont Pèlerin Society cree que el libre comercio abre nuevas oportunidades a toda la gente. Algunos se hacen ricos, otros consiguen mejores trabajos y todos se benefician.
de estudios oficial. Uno de sus estudiantes, el escritor James Boswell, dijo más tarde sobre su maestro: “Las opiniones del señor Smith son notables, profundas y admirables. No tiene nada de la rigidez y la pedantería que descubrimos tan seguido en los profesores”. Desde entonces, el número de sus admiradores no dejó de crecer. Tanto en las facultades de Filosofía como de Ciencias Económicas, Smith tiene hasta hoy incontables seguidores en todo el mundo. Pronto se corrió la voz del buen trabajo que estaba haciendo Smith. En el otoño de 1751, le ofrecieron el cargo de profesor de Lógica en la Universidad Un iversidad de Glasgow, Glasgow, con solo so lo veintisiete años. Sus clases eran consideradas claras y vivaces. El nivel era alto. Un año más tarde, Smith se convirtió en profesor de Filosofía moral, asumiendo así la cátedra de su antiguo maestro Francis Hutcheson. En esa época, Smith desarrolló una estrecha amistad con el filósofo escocés David Hume, doce años mayor que él. Esta relación aportó mucho a sus teorías éticas y económicas. Hasta la muerte de Hume, en 1776, fueron muy amigos. Smith estuvo en su lecho de muerte y escribió un relato conmovedor sobre las últimas horas del filósofo. Junto con Hume y el pintor Allan Ramsay, Smith fundó en 1754 un club donde se mantenían diversos debates: la Select Society. A Smith le encantaba tratar con gente interesante y de formación. Los miembros de esta “sociedad selecta” eran todos hombres que encabezaron el iluminismo escocés. Smith también participó de otros clubes, aunque no era muy bueno en el debate. Frente a los desconocidos, hasta era tímido. Pero Pero en presencia de sus amigos y tratando el tema indicado, podía llegar al cenit de sus capacidades y dar clases magistrales y apasionadas. Smith era generoso, participativo y tenía grandes conocimientos enci-
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clopédicos, razón por la cual muchos valoraban su presencia. Además, fue un hombre distinguido de la sociedad. En 1773 se convirtió en miembro de la Royal Society, Society, el mayor honor que podía otorgarse a un científico de su tiempo. A la edad e dad de treinta y seis años, alcanzó gran fama. Su obra Teoría despertó un fuerte interés en toda Europa. de los sentimientos morales despertó Apenas aparecida, se agotó. Sus clases sobre Filosofía moral le habían suministrado el fundamento sobre el cual basar su Teoría de los sentimientos morales . En esta obra, Smith investiga el problema de cómo se sostiene unida una sociedad civilizada de hombres libres; ¿por qué los hombres, además del sano instinto de conservación, desarrollan amor por el prójimo y altruismo? En este punto es sorprendente que Smith haya sido tildado como representante de una imagen del hombre donde el egoísmo y la avaricia son sus características principales. Por el contrario, según su tesis la empatía con el prójimo constituye el fundamento de la moral y es el móvil del trabajo humano. El libro comienza con las siguientes palabras: “Por más egoísta que quiera suponerse al hombre, evidentemente hay algunos elementos en su naturaleza que lo hacen interesarse por la suerte de los otros”. Pronto la buena reputación de Smith como docente se hizo conocida en toda Inglaterra. Le ofrecieron entonces un puesto como maestro privado de Henry Scott, tercer duque de Buccleuch. Debía acompañar al joven aristócrata a un viaje de dieciocho meses por Francia y Suiza. En aquel entonces, era común en la alta sociedad inglesa que los varones jóvenes emprendieran un largo viaje a Europa continental después de haber terminado el colegio. Así fue como el joven académico renunció a su cátedra y aceptó esta oferta lucrativa: por año, ganaría 300 libras y recibiría una renta vitalicia por la misma cantidad. Esto era casi el doble de lo que ganaba en la universidad. Durante el viaje, Smith conoció a importantes pensadores de su época y obtuvo nuevas perspectivas de variados temas, que más tarde utilizó en La riqueza de las naciones . Por ejemplo, de esta forma conoció a François Fran çois Quesnay, Quesnay, el economista economi sta y fisiócrata. En Ginebra también visitó a Voltaire, a quien estimaba mucho. Pero el viaje se interrumpió abruptamente, porque el hermano menor del duque, que los acompañaba, se enfermó de gravedad. Después de su regreso, Smith se retiró a su ciudad natal para componer una gran obra que reunía todas sus ideas sobre la riqueza de las naciones. Trabajó diez años en el proyecto. Durante este tiempo llevó una vida casi de eremita. Una vez escribió a su amigo Hume: “Aquí estoy ocupado en la investigación. Mi pasatiempo es hacer paseos lar-
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gos y solitarios por la playa. Con esto podrás evaluar cómo paso mi tiempo. Pero Pero yo me siento tan extremadamente e xtremadamente feliz como, acaso, nunca en mi vida”. El resultado de esta alegría de vivir fueron cinco libros con un total de mil páginas sobre la naturaleza y las causas de la riqueza de las naciones. La obra apareció el 9 de marzo de 1776. Es el nacimiento de la Economía. Su editor y sus amigos desconfiaban de que un libro tan voluminoso, con un título tan poco atractivo, fuera a encontrar muchos lectores. Pero el libro se convirtió en un best seller . Pasados seis meses, la primera edición se había agotado y la primera traducción apareció ese mismo año. En toda Europa se lo leía y discutía. Durante la vida de Smith, fue reimpreso cinco veces. Fue uno de los libros más influyentes que se haya escrito jamás. La riqueza de las naciones se se cuenta hoy entre la lectura obligatoria de cualquier estudiante de Economía y es parte elemental de las clases de esta disciplina. Smith abre su obra explicando el origen de la riqueza: “La división del trabajo parece promover y mejorar las fuerzas productivas del trabajo más que todo lo demás”. demás ”. Para Smith, Smith, la división del trabajo significa que cada uno ejerej erce la actividad que mejor domina. Esto queda aclarado en el famoso ejemplo de la fábrica de alfileres. Seguramente, todo estudiante de Economía se acordará de este ejemplo cada vez que ve un alfiler: “un trabajador que nunca ha hecho un alfiler y que tampoco ha aprendido a hacerlo podría fabricar, a lo sumo, y aunque fuera de lo más aplicado, un alfiler por día, pero seguramente no podría fabricar veinte”. Al visitar una fábrica, Smith había observado una vez que diez trabajadores, cada uno especializado en un paso distinto de la producción, lograban confeccionar hasta 48 000 alfileres. Las enormes posibilidades del aumento de la producción conducían al bienestar general. A menudo se le ha echado en cara, y ocurre todavía hoy —Karl Marx también lo atacó en este punto—, que a Smith poco le importaba el destino de los trabajadores; una crítica sorprendente e insostenible. Ya en su tiempo, Smith fue muy consciente de los peligros de la división del trabajo. No solo vio lo que los trabajadores rendían, sino también sus penas. Y mucho antes de la invención del trabajo en cadena, ya se quejaba del embrutecimiento de los trabajadores y, y, con mirada previsora, advertía sobre la mutilación espiritual y corporal que sufrían. Por eso, para hacer más soportable la división del trabajo, Smith reclamaba que el pueblo fuera educado; la educación daría más sentido a la vida de los trabajadores. En un principio, la teoría sobre precios y el flujo circular económico de Smith es sencilla: cada uno debe decidir por sí mismo, cómo, dónde y de qué trabajará, qué producirá y cuánto. Así, el precio por el
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trabajo y los bienes surge automáticamente. Un panadero ofrece los panes al precio que sus clientes están dispuestos a pagar como máximo, porque el panadero trata de ganar tanto como sea posible. Si el precio es demasiado alto, no encontrará ningún comprador, y le irá peor que si hubiera exigido un precio menor. La imagen de la sociedad que tiene Smith se basa en la libertad. Esta es la forma en que la economía podrá crecer, y no a través del proteccionismo. De esta manera sencilla queda explicada la libre economía de mercado. Muchas veces se malinterpreta la teoría de Smith sobre el propio provecho, como si se tratara de avaricia. Pero su definición no es comparable a la de la insensibilidad: “No esperamos que el carnicero, el cervecero y el panadero nos den lo que necesitamos para comer por benevolencia, sino porque al hacerlo contemplan sus propios intereses. Nosotros no apelamos a su amor por los hombres, h ombres, sino a su amor prop ropio, y no mencionamos nuestras necesidades, sino que hablamos de las ventajas de ellos”. Smith Smith no comenta en ningún momento la avidez de ganancia. Para él, la riqueza de una sociedad surge solo cuando cada uno persigue la meta de colocarse en una mejor posición. La visión del mundo del liberalismo, donde el individuo está en primer plano, sirvió de base a su obra. Hasta hoy, hoy, la doctrina de Smith ha disfrutado de la mayor relevancia entre las teorías políticas y económicas. “Smith apuesta a las responsabilidades propias”, afirma Juergen B. Donges, director del Seminario de Política y Economía de la Universidad de Colonia. “Así se pueden alcanzar metas tanto económicas como sociales de forma eficiente. Esto es mucho mejor que lo que hoy se practica en concreto en la política, donde dominan las regulaciones y las intervenciones en el libre mercado”. Pero fue la metáfora de Smith de “la mano invisible” la que se hizo más famosa. Smith utilizó esta imagen para ilustrar cómo todos los que participan del mercado, sin quererlo, colaboran con la prosperidad de la sociedad entera al perseguir sus propios intereses. Dentro de este sistema evidente y sencillo de libertad natural, las intervenciones estatales estorban y conducen a resultados peores. “Está claro que, a partir de su conocimiento directo de la situación concreta, el individuo es capaz de juzgar esta situación mucho mejor de lo que haría cualquier gobernante o legislador en su lugar, evaluando cuál es el sector en su país más apropiado para sus inversiones de capital y cuál es el que dará el rendimiento que prometa el mayor aumento de valor agregado”. Hoy diríamos: el neoliberalismo es superior al dirigismo estatal. Con sus teorías, Smith también se enfrentó a las dos visiones que imperaban en su tiempo. La escuela de los fisiócratas consideraba a la agricultura como la única fuente de prosperidad en lugar de, como
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hacía Smith, el factor trabajo. Por otra parte, los fisiócratas criticaban la doctrina del mercantilismo, argumentando que esta doctrina atribuía demasiada importancia a las reservas de dinero y al comercio exterior. Opuestos al caso de Smith, para ellos el libre comercio era algo perjudicial. Reclamaban un fomento de las exportaciones para que entrase dinero al país, pero restricciones en las importaciones. Con sus reglamentaciones, sus privilegios estatales y sus monopolios, los mercantilistas obligaban a que la economía quedase al servicio del Estado. Pero Smith consideraba que la actividad del Estado en Gran Bretaña era demasiado amplia y nociva. Se pronunciaba en contra de los aranceles aduaneros y a favor del libre comercio. Esto lo convierte en el primero de una serie de grandes economistas que hicieron del libre comercio mundial su postulado. Es el primer defensor de la globalización sin barreras comerciales. “Smith diría hoy que el comercio abierto ayuda a todos”, dice Bruno S. Frey, profesor de Economía de la Universidad de Zúrich, “ante todo a los países pobres. A menudo se afirma que la globalización los perjudica, pero no es el caso. Es en los mercados abiertos donde podrán construir su potencia”. “Hoy en día pareciera que los países ricos quieren exportar sus productos pero que reclaman restricciones para la importación”, añade Juergen Ju ergen B. Donges. Un ejemplo eje mplo es la discusión sobre las importaciones de textiles de China. “Los países ricos solo quieren un libre comercio parcial, no quieren importaciones. Tal como ya había descubierto Smith, esto funciona únicamente cuando las dos partes se atienen al libre comercio” comercio”.. Según la perspectiva de Smith, la división del trabajo internacional estaba incluida en la idea del mercado abierto. Y hubiera tenido una opinión muy clara acerca de la discusión sobre la libertad de las personas para residir y trabajar en el extranjero. “Hubiese fomentado la libertad de elegir el lugar de residencia”, dice el profesor Frey. “En Suiza, para ciertas profesiones no hay libertad de lugar de residencia. Como miembro de la Unión Europea, Europea, uno tiene mayor m ayor libertad en este punto que dentro de Suiza. Smith hubiera criticado esto con dureza”. Sin embargo, Smith no pedía que el Estado se retirase por completo, como a menudo se piensa erróneamente. No defendía el capitalismo puro y sin regulación. En La riqueza de las naciones afirma afirma que el mejor equilibrio posible aparece solo cuando también el Estado asume sus tareas de forma concienzuda. Entre estas tareas se cuentan la distribución de la tierra, la infraestructura y la educación, así como la protección de cada miembro de la sociedad frente a la injusticia y la opresión. Smith también consideraba que el control de la libertad de
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contrato y la libertad de competencia estaban bajo la responsabilidad del gobierno. Es sorprendente con cuanta previsión analizó, casi proféticamente, el desarrollo de la economía. Pero hasta el más famoso de todos los economistas, como lo llamó Jospeh Schumpeter, Schumpeter, no pudo preveer algunos inconvenientes. Así por ejemplo, la idea de proteger el medio ambiente le fue completamente desconocida. Smith no fue consciente de los efectos ecológicos de la economía. econom ía. Tampoco Tampoco entrevió la gran importanimpor tancia que tendrían las prestaciones de servicios. Para él eran parte del “trabajo improductivo”. Según su opinión, no aportaban mucho a la prosperidad y eran producidas únicamente por el grupo profesional de los “eclesiásticos, abogados, médicos y escritores de todo tipo”. Después de la publicación de La riqueza de las naciones , Smith se mudó a Edimburgo en 1778. Allí trabajó como revisor de aduana. En esa época entabló amistad con el químico Joseph Black y con James Hutton, experto en ciencias naturales. En diciembre de 1787, Smith fue nombrado rector de la Universidad de Glasgow. Pasó los últimos años de su vida en tranquilidad, disfrutando de su prestigio de importante erudito. Adam Smith murió el 17 de julio de 1790 a la edad de 67 años. Como revisor de aduana y maestro privado de un lord escocés, escocés, tenía un ingreso elevado. Sin embargo, no dejó una gran herencia, pues durante su vida había sido muy caritativo. Una gran parte de su fortuna la regaló a los necesitados —parte de ella en secreto—. Por eso, a su entierro acudieron muchas personas, también gente que normalmente no se relacionaba con los círculos de profesores. Smith había encargado a sus amigos Joseph Black y James Hutton que quemasen sus manuscritos. Fue el deseo expreso que apareció en su testamento, pues no quería legar al mundo nada inconcluso.
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Las etapas de su vida 1723
Nacimiento de Adam Smith en Kirkcaldy, Escocia.
1737
Comienzo de sus estudios en Glasgow.
1740
Distinción y beca para Oxford.
1748
Smith da clases en Glasgow y conoce al iluminista David Hume.
1751
Cátedra de Lógica.
1754
Fundación de la Select Society en Edimburgo.
1759
Se publica en Londres la Teoría de los sentimientos morales morales..
1764
Comienza su viaje con el duque de Buccleuch a Francia y Suiza.
1767
Es nombrado fellow de la Royal Society en Londres. Comienza su trabajo en La riqueza de las naciones, naciones, que le tomará diez años.
1776
Se publica La riqueza de las naciones. naciones. Smith viaja a Escocia.
1777
Nombramiento como revisor de aduanas.
1790
Smith muere el 17 de julio en Edimburgo.
Los sucesos del mundo 1739
Se desata la War of Jenkins’ Ear : guerra colonial entre Inglaterra y España.
1745
Levantamiento jacobino: rebeldes escoceses atacan y aniquilan a las tropas del gobierno británico. Obtienen así, por un tiempo, el dominio sobre toda Escocia.
1748
Aparece De l’esprit des loix (El espíritu de las leyes) de leyes) de Montesquieu, obra sobre la división de los poderes.
1754
Joseph Black descubre el anhídrido carbónico.
1758
François Quesnay funda la fisiocracia con su primer modelo de flujo circular económico, el Tableau économique. économique.
1764
En Gran Bretaña se promulgan nuevas leyes impositivas y arancelarias.
1765
Gran Bretaña promulga un impuesto de sellos en Nueva Inglaterra, que provoca agitaciones.
1768
Apare Apa rece ce el el prime primerr tomo tomo de de la pri primer mera a edici edición ón de de la Encyclopædia Britannica. Britannica.
1775
James Watt inventa la máquina de vapor.
1776
Declaración de la Independencia norteamericana y fundación de los Estados Unidos de América.
1789
La toma de la Bastilla de París inicia la Revolución Francesa.
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René Lüchinger
Obras principales morales,, 1759) The Theory on Moral Sentiments (Teoría de los sentimientos morales En esta obra, Adam Smith investiga el origen de la virtud de la justicia y su importancia para la sociedad. Allí describe la imagen de un hombre liberal e individualista, que también estará en la base de su segunda obra mayor.
An Inquiry into the Nature and Causes of the Wealth of Nations (Una investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones, naciones, 1776). Este libro se convirtió en un compañero de ruta del liberalismo económico. En esta enciclopedia de más de 1000 páginas, Adam Smith trató la división del trabajo, la libertad liber tad de elegir el lugar de residencia y las desventajas del dirigismo estatal, entre otras cosas.
Los sucesos del mundo Samuel Fleischacker.
David D. Raphael. Emma Rothschild.
On Adam Smith’s “Wealth of Nations”. Nations” . Princeton, A Philosophical Companion, Princeton University Press, 2005. Adam Smith – Einführung Einführung,, Frankfurt, Campus, 1991. Economic Sentiments – Adam Smith, Condorcet, and the Enlightment . Londres: Harvard University Press, 2002.
Helen Winter, Thomas Rommel. Adam Smith für Anfänger Anfänger.. Der Wohlstand der Nationen. Eine Lese-Einführung. Lese-Einführung. Múnich: DTV, 1999.
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El economista acerca de… Los gastos estatales
“Las grandes naciones nunca se empobrecen por el despilfarro y los comportamientos errados de los privados, aunque sí por los de la mano pública”.
Los impuestos
“No hay nada que los gobiernos aprendan más rápido uno del otro que cómo sacar el dinero del bolsillo a la gente”.
La necesidad de velar por la competencia “Pocas reuniones de gente de negocios de un mismo rubro acaba sin que antes haya habido una conjura contra el público o sin que maquinen algún plan para levantar los precios”. La competencia
“Quien domine todas sus disciplinas, no tendrá miedo de medir su trabajo con los más fuertes”.
La remuneración de los maestros dependiendo de su éxito “En nuestra época, el afán de trabajo y el esmero de los maestros en el servicio público resultan perjudicados, puesto que ejercen su profesión independientemente del éxito que tengan y de su reputación”. La situación de los trabajadores “Casi todos los oficios están expuestos a alguna enfermedad específica, consecuencia del esfuerzo desmedido en cierto tipo de trabajos. […] No hay nación que pueda florecer y prosperar si la mayoría vive en la pobreza y la miseria”.
