lll. LA FORMACIÓN DE LOS OBJETOS
Este apartado gira entorno a las “reglas de formación”, específicamente en lo que refiere a los objetos. Para ello se utiliza como ejemplo el discurso de la psicopatología a partir del siglo XIX. Por tanto, los objetos tratados por la psicopatología en este periodo, a pesar de ser numerosos y novedosos, también funcionan precariamente y dice el autor, están destinados a desaparecer del discurso. Más aún, comienzan a aparecer registros que habían sido observados antes pero que no habían sido utilizados hasta entonces. Sobre los registros pues, se nombran, rectifican, modifican discuten y analizan los objetos.
a) localizar las superficies primeras de su existencia. Este punto trata de mostrar dónde pueden surgir las diferencias individuales (particulares) desde donde se analizan y designan los objetos. Así, de acuerdo a los grados de racionalización, de códigos conceptuales y de manejo teórico se dará el estatuto del objeto: es decir, una conducta puede ser abordada como enfermedad, anomalía o degeneración. Identificar estas superficies depende también del tipo de sociedad a la que se hace referencia, de la época y del discurso donde se trata. Entre las diferencias, distancias y discontinuidades de los campos de diferenciación primera (grupos sociales como la familia, las instituciones religiosas y la autoridad política, por ejemplo) es posible que la psicopatología encuentre la posibilidad de delimitar un objeto propio, de nombrarlo, de describirlo y de nominarlo. De hacerlo aparecer. b) Describir instancias de delimitación: la medicina, por ejemplo, es una institución de gran peso en la sociedad. Posee reglas, métodos y directrices específicas para aislar, designar y nombrar a un objeto (en este caso, la locura). A pesar de ello, no es la única que se ha encargado de abordar el
objeto: la justicia penal, la autoridad religiosa y la crítica literaria y artística también entran en el terreno discursivo y tienen sus formas específicas de tratar el objeto. c) Analizar las rejillas de especificación: son los sistemas por los cuales se separan, entroncan, oponen y clasifican los diferentes objetos. En el ejemplo proporcionado, la locura como objeto del discurso psiquiátrico es explicada a través del alma, del cuerpo, de la vida e historia de los individuos y de los juegos de las correlaciones neuropsicológicas. Hasta este punto, la descripción de los objetos es insuficiente por dos razones: Las instancias de delimitación no proporcionan, por así decirlo, un objeto constituido y bien armado. Es decir, el discurso es una cosa distinta respecto a la constitución del objeto como tal. La segunda razón hace referencia a los planos de diferenciación. Si bien, es necesario identificarlos, la cuestión es ¿qué relación tienen entre ellos? Estas dos cuestiones se aterrizan con el ejemplo de la psicopatología del siglo XIX para decir que, a partir de este periodo el dominio que la disciplina tiene del objeto de la locura tiene que ver con objetos ya registrados antes por la delincuencia. Más allá de ser un descubrimiento de conceptos antes utilizados, tiene que ver más bien, con el ¿cómo y qué ha hecho posible que los objetos se ocupen, rectifiquen, modifiquen o anulen?
Relación entre planos de especificación y Planos de caracterización
psicológicos Relación entre la instancia de decisión médica y de decisión judicial Relación entre las normas familiares, sexuales y penales
comportamiento y los signos patológicos Relación entre restricción terapéutica en el medio hospitalario y la
de
restricción punitiva (prisión) Son estas relaciones las que, en el discurso psiquiátrico, permiten la conformación de objetos diversos. Es decir, la relación entre instancias de emergencia, delimitación y especificación.
Observaciones y consecuencias 1. Las condiciones para que surja el objeto en el discurso ya sean históricas, de parentesco, semejanza o diferenciación, son numerosas y de gran importancia. No se puede hablar en cualquier época de cualquier cosa. El objeto no aguarda en los limbos del orden que va a liberarlo y a permitirle encarnarse en una visible y gárrula objetividad; no se preexiste en sí mismo, retenido en cualquier obstáculo por los primeros bordes de la luz. Existe en las condiciones positivas de un haz complejo de relaciones.
2. estas relaciones se hallan establecidas entre instituciones, procesos económicos y sociales (entre otros) y no están presentes en el objeto. Es decir, no definen al objeto en sí mismo, sino que permiten la yuxtaposición entre los distintos objetos. En suma, estar colocado en un campo de exterioridad. 3. Estas relaciones se distinguen de las relaciones primarias. Esto quiere decir que independientemente del discurso o del objeto del discurso, pueden ser descritas entre instituciones, técnicas, etc. Hay que distinguir entonces las relaciones de dependencia respecto al objeto y las relaciones secundarias. Descripciones posibles: relaciones primarias o reales, relaciones secundarias o reflexivas y relaciones discursivas. 4. Las relaciones discursivas se hallan en el límite del discurso: le ofrecen los objetos de los que pueden hablar para poder tratarlos, analizarlos, nombrarlos, clasificarlos, etc.