CONVERSATORIO LITERATURA PERUANA EN LOS 80 Y 90 – PERSPECTIVAS PERSPECTIVAS
INVITADOS: Gonzalo Portals, Miguel Ildefonso, Rodolfo Ybarra, José Calderón, Oscar Colchado, Arturo Delgado. Penal de Canto Grande Agosto 2003
AGRUPACIÓN CULTURAL AVE FÉNIX 1
PRESENTACIÓN ¿Qué sucedió en el país durante los 80 y 90? ¿Cómo influyó la guerra interna en la literatura peruana? ¿Qué trascendencia tiene hoy? Interrogantes que mueven inquietudes en busca de respuestas. Necesidad de investigación como aproximación al problema. Así, desde formas embrionarias de cómo tratábamos de comprender esa realidad vivida por los artistas, escritores, nos llevaron a plasmar un conversatorio en el que se intercambiaron ideas, criterios, posiciones sobre la Literatura Peruana en los ’80 y ‘90
y sus perspectivas. Este conversatorio afrontaba dos realidades: 1) En la parte del movimiento insurgente, el problema era y sigue siendo complejo, pues no había (y aún no está resuelto) un balance como critica sobre arte y literatura en las décadas de guerra. Tampoco estudios (ensayos, monografías, artículos, etc.) para dilucidar las interrogantes. Por tanto debíamos aportar a solución. 2) En el ámbito nacional, el estudio crítico del problema es aún incipiente. En prisión desconocíamos en buena medida investigaciones y otros trabajos al respecto. Así, el conversatorio surgió como perentoria exigencia para enjuiciar dicha realidad, y como todo en la vida, con un conjunto de peripecias para concretarlo, entre otras, la posposición del evento programado para el 16 de julio del 2003 (Día de la “Resocialización del Interno”) porque la PNP y
el INPE nos agasajaron con una requisa. Finalmente, se hizo posible: Un extraordinario encuentro con los escritores que se atrevieron a vencer los muros del presidio. Conversatorio que ha tratado de aportar con un grano de arena a tan candente debate. 2
PRESENTACIÓN ¿Qué sucedió en el país durante los 80 y 90? ¿Cómo influyó la guerra interna en la literatura peruana? ¿Qué trascendencia tiene hoy? Interrogantes que mueven inquietudes en busca de respuestas. Necesidad de investigación como aproximación al problema. Así, desde formas embrionarias de cómo tratábamos de comprender esa realidad vivida por los artistas, escritores, nos llevaron a plasmar un conversatorio en el que se intercambiaron ideas, criterios, posiciones sobre la Literatura Peruana en los ’80 y ‘90
y sus perspectivas. Este conversatorio afrontaba dos realidades: 1) En la parte del movimiento insurgente, el problema era y sigue siendo complejo, pues no había (y aún no está resuelto) un balance como critica sobre arte y literatura en las décadas de guerra. Tampoco estudios (ensayos, monografías, artículos, etc.) para dilucidar las interrogantes. Por tanto debíamos aportar a solución. 2) En el ámbito nacional, el estudio crítico del problema es aún incipiente. En prisión desconocíamos en buena medida investigaciones y otros trabajos al respecto. Así, el conversatorio surgió como perentoria exigencia para enjuiciar dicha realidad, y como todo en la vida, con un conjunto de peripecias para concretarlo, entre otras, la posposición del evento programado para el 16 de julio del 2003 (Día de la “Resocialización del Interno”) porque la PNP y
el INPE nos agasajaron con una requisa. Finalmente, se hizo posible: Un extraordinario encuentro con los escritores que se atrevieron a vencer los muros del presidio. Conversatorio que ha tratado de aportar con un grano de arena a tan candente debate. 2
En ese sentido quedamos profundamente agradecidos a los intelectuales que se dieron cita en el evento, a todos los participantes por su valiosa atención o intervención. Sabemos que aún quedan diversas interrogantes pero tenemos la convicción de ir absolviéndolas en un proceso. Finalmente quedan, pues, estimado lector en sus manos, una síntesis de las intervenciones. Quedamos, asimismo, en aras de ir profundizando en el tema, que nos honre con sus criticas, sugerencias y aportes o, si fuera posible, con bibliografía, que nos será de suma utilidad.
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CONVERSATORIO 24 de Agosto del 2003
De izquierda a derecha: Manuel Marcazzolo (moderador), Gonzalo Portals, Benjamín Cama (expositor), Miguel Ildefonso, Rodolfo Ybarra, José Calderón, Oscar Colchado, Arturo Delgado. 4
MARCO INTRODUCTORIO (Expuesto por un miembro de la Agrupación Cultural Ave Fénix) El siglo XX ha sido estremecedor. Dos guerras mundiales de rapiña significaron la mayor carnicería humana y reparto del mundo. A la primera sucede el triunfo de la Revolución de Octubre; a la segunda, trascendentales cambios políticos y sociales: Un poderoso Movimiento de Liberación Nacional que remece el mundo, en particular Asia y África, y como parte de éste, el triunfo de la Revolución China el 49, que va a significar que el país más poblado de la tierra pase al campo socialista. Posteriormente, el triunfo de la Revolución Cubana va a repercutir indiscutiblemente en toda América. El Socialismo, la Revolución van a adherir una opinión favorable a nivel mundial y poner, en consecuencia, en primer plano, entre los círculos intelectuales de Europa y América Latina, el tema del compromiso social del escritor. En Europa de la post guerra gran parte de la intelectualidad asumía posiciones de izquierda y el arte manifestaba por eso en sus diversas facetas un contenido social (baste mencionar el neorrealismo en el cine italiano). La burguesía con EEUU a la cabeza y como parte de la “Guerra fría cultural” contrapone la idea de que política y arte son dos mundos distintos y separados y que el verdadero artista se abstrae de la preocupación social. En este contexto el Perú vive el desarrollo del capitalismo burocrático acompañado de una aguda lucha de clases que se extiende hasta los 60 y parte de los años 70: lo evidencian el 5
movimiento campesino, el movimiento obrero y estudiantil, la lucha armada, particularmente del MIR y el ELN el 65. De este proceso surge la denominada “generación del 50” que influye notablemente en la vida social, política y cultural del país. En particular se le atribuye renovar la literatura peruana y fundar una nueva narrativa. En este rumbo a fines de los 60 emergen un conjunto de escritores involucrados de manera activa en el proceso político del país siendo el más consistente el grupo “Narración”. Por estos años el Velasquismo prosigue con la profundización del capitalismo burocrático. En el plano internacional, en el año 56 se produce la restauración capitalista en la URSS y Jruschov propugna “la coexistencia pacífica”. En agosto del 66 el PEN Club celebra un Congreso titulado “Entierro de la Guerra Fría en Literatura” y se habla de la “coexistencia literaria”. El propósito de este planteamiento no era sino contener y neutralizar las fuerzas revolucionarias llamando a la conciliación de clases en un momento de ascenso socialista, en pleno inicio de la Gran Revolución Cultural Proletaria en China. Sin embargo, el 76 desaparece Mao Tsetung y se va a producir la segunda gran derrota del proletariado en el siglo XX iniciándose el repliegue de la ola revolucionaria. La década del 80 plantea a la literatura peruana una situación de aguda convulsión social y política. La guerra interna remece nuestro país hasta sus cimientos. El crítico Gonzáles Vigil considera a los años 80 como “los más convulsos y desestructuradores que haya padecido el Perú desde el drama crucial de la conquista” . Frente a este
proceso político-social los escritores y artistas adoptan diferentes posturas y actitudes que van desde el compromiso 6
militante, caso Hildebrando Pérez Huarancca y Félix Rebolledo, entre otros; hasta la toma de posición en abierta defensa del Estado y contra la violencia revolucionaria, caso Mario Vargas Llosa con “Historia de Mayta” y otras obras y artículos, pasando por posiciones pequeño burguesas o anarquistas como Kloaka. A fines de los 80 nuevamente el mundo se conmueve con hechos de gran repercusión como la caída del Muro de Berlín, los sucesos de Europa Oriental, el desmembramiento de la ex-URSS, todo lo cual evidenciaba la desaparición del campo socialista y redundaba en beneficio de una recuperación transitoria de EEUU, basada en nuevos rubros de producción como la informática, las telecomunicaciones, la biogenética, etc. Entonces EEUU deviene en superpotencia hegemónica única y desata una ofensiva contra lo que quedaba de la Revolución en diversos planos, incluido el ideológico, para la estructuración de un nuevo orden mundial. Se predica “la caducidad del marxismo” , “el fracaso del socialismo”, “el fin de las ideologías” y todo esto repercute. Ocurre que intelectuales que habían adoptado posiciones de izquierda van a replegar sus banderas primigenias y en algunos casos renegar de las mismas. Günter Grass a poco tiempo de ser premiado con el Nóbel señala en el Congreso del PEN Internacional de mayo del 2000 que el nuevo siglo se anunciaba entre los henchidos redobles de la globalización y que el precedente se despedía llevándose consigo “guerras y genocidio, hambre e inflación, el prolongado poder de las ideologías y su resquebrajamiento y abrupta bancarrota”. Fukuyama había proclamado el “Fin de la historia” y según conspicuos “futurólogos” la humanidad
marchaba al establecimiento de una sola economía, de una misma cultura y las fronteras no tenían ya razón de ser y por 7
tanto terminarían las guerras de todo tipo en el mundo. Los hechos se encargarían de desmentirlo. Paralelamente se extiende en toda América Latina la aplicación frenética del neoliberalismo allanada en el Perú con la detención de la Dirección Política del movimiento revolucionario maoísta. Dicha política neoliberal va a promover una cultura anticientífica, centrada en el individuo, visiones parciales de la realidad y, en los 90 en nuestro país, se va a expresar – como tendencia predominante en el ámbito oficial – una literatura intimista, narcisista, acompasada con el vociferante nihilismo. De ahí la promoción de la llamada “literatura light” concebida como ingreso a una recreación ficcional que no coteja con la realidad circundante. En el ámbito poético ya en los 80 se había catapultado la “poesía erótica” a primer plano. Varias de sus tributarias van a asumir ese erotismo como una vía para reflexionar en torno a su “yo” como una suerte de escenario para hablar de su “soledad”,
de su crisis sexual y familiar sustrayéndose de una realidad insoslayable como la guerra interna. La década del 80 va a ser catalogada por sectores de la intelectualidad burguesa como la “década pérdida” en la medida, según éstos, en que no se vislumbró ni se desarrolló un definido movimiento cultural que respondiera a sus proyectos de clase dominante, llegando a estigmatizar particularmente a la juventud como “Generación X”. Súmese a esto la sistemática represión del Estado al amparo de leyes como la de Apología que no sólo va a coactar la libertad de expresión sino que va a ser usada para perseguir y encarcelar artistas e intelectuales. Todo esto para acallar cualquier manifestación artística comprometida con el proceso político-social que vivíamos en aquellos años. Tengamos en cuenta, además, la autocensura de quienes optaron por someterse a los límites impuestos por el Estado. 8
Pese a los canturreos del neoliberalismo, la globalización y la ofensiva ideológica que promueve el egoísmo, la competencia inescrupulosa, hoy, en diversas partes del mundo se ven luchas como las de los movimientos antiglobalización y se insufla el espíritu antiimperialista a millones de desposeídos que rechazan las agresiones que EEUU perpetra impunemente en países como Afganistán e Irak especialmente. No obstante, las descomunales campañas publicitarias por parte de la “Industria literaria” y los monopolios editoriales que condicionan la producción de una literatura “vendible”, avalada y alabada por la crítica “oficial”, escritores,
principalmente fundidos con el pueblo, han venido trabajado en otro sentido y hoy se perciben cambios. Afloran propuestas distintas aunque espontáneas. Surgen en diversas partes de América Latina nuevos discursos y escritores van deslindando con la literatura producida en el marco del neoliberalismo y empiezan a dirigir la mirada hacia la problemática de sus naciones. En nuestro país, luego de la caída de la dictadura abierta de Fujimori y habiéndose producido cambios sustanciales en la situación política, se reimpulsa el movimiento popular, las luchas por derechos y libertades democráticas. Jóvenes universitarios rompen de a pocos con la “aventura individual” y conforman colectivos, círculos.
Artistas e intelectuales empiezan a tratar con menor aprensión sobre lo vivido en las últimas décadas aunque se mantenga como herencia nefasta esa ley de Apología – como otras leyes inconstitucionales – que penden cual espada de Damocles contra la irrestricta libertad de expresión, y por tanto, de pensamiento. 9
Hoy, nuestro pueblo necesita solución política a diversos problemas derivados de la guerra, de modo que se abra un proceso de Reconciliación Nacional con verdad y justicia, contraria a la impunidad y al espíritu de venganza. Nuestro pueblo no necesita que se promueva la venganza ni el encono sino más bien se esclarezca y reivindique la verdad de lo acontecido y se extraigan lecciones valiosas para el futuro. Nuestro pueblo requiere de una literatura que sirva a la nación en formación, pese a que la literatura reciente en el Perú parece no encontrar aún este camino, y que promueva el desarrollo de su extraordinario potencial transformador, que sea científica y no oscurantista, democrática y no elitista. En este proceso de desarrollo de una literatura nacional, hay que, finalmente – y esa es nuestra propuesta – , considerar las manifestaciones artísticas de quienes se levantaron en armas, cuyos precedentes se remontan al ingente trabajo, principalmente en el movimiento campesino, en la década del 60. Todo este arte y literatura, incluido el de los ‘80 y ‘90,
permanecen aún inéditos casi en su totalidad en el sentido de una versión de los propios insurgentes que siguen desarrollando una literatura sobre la base de una poderosa oralidad.
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INTERVENCIONES DE LOS ESCRITORES
ÓSCAR COLCHADO No siempre es revolucionario un arte que solamente habla de política; un arte puede ser revolucionario si es un buen arte, si es un excelente arte. Recordemos al más grande poeta de nuestro país y de América y del mundo: César Vallejo. Lean ustedes Trilce y van a ver …habla subliminalmente de repente cuando escribe: Tiempo Tiempo. / Mediodía estancado entre relentes Un poema a la cárcel, pero ahí no hay ninguna cosa de lucha, de llamado a la sublevación y sin embargo en esa obra él nos demuestra lo artista que es dominando el idioma, dominando el lenguaje. Entonces, se es también revolucionario haciendo un buen arte, creando de repente unas nuevas formas de hacer cultura. Ahora, si es que las dos cosas se complementan, bien; si es que yo hago buen arte y le pongo también mi ideología, si las cosas están balanceadas, en buena hora. Pero yo recuerdo que en los cuentos que he leído, por ejemplo, de la revolución china de Mao, he encontrado solamente panfletos, he encontrado mala literatura, pésimos cuentos y malos poemas también. Entonces, no por el hecho de que nosotros tengamos esa .
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emoción revolucionaria vamos a avalar lo que está mal, lo que no trasciende, lo que no es un buen arte. Entonces el asunto está en que nosotros tenemos que leer. La lectura alimenta el arte, la lectura incentiva para crear. Si tenemos pretensiones literarias, si queremos ser escritores, tenemos que leer mucho. Leer de todo, pero sobre todo las buenas obras; no necesariamente las que tengan contenidos ideológicos, sino de todo. Si hay alguna que tenga contenido ideológico y está bien escrita, si es una buena novela, cumple con todos los requisitos de una novela bien contada, bien narrada, entonces vale la pena leerla. Mi narrativa no es política, quizás subliminalmente… En el fondo al artista, al que es revolucionario, se le conoce no porque dice ‘yo soy revolucionario’, ‘yo soy un escritor comprometido’ ; al artista se
le conoce por la obra misma, allí está implícito seguramente si ese escritor es un escritor comprometido, es un escritor revolucionario (…) Mis libros no están pues necesariamente connotando ideologías. Si bien es importante la ideología dentro del arte, es importante también el manejo artístico. Si esa propaganda china está bien hecha, si vale como arte, ¡muy bien! Pero si no sirve, si artísticamente es un bodrio, entonces no por el hecho de que tenga alto contenido ideológico debo decir que esto es artístico. Algunos debemos tener mucha carga ideológica en nuestro espíritu, otros seguramente combinan lo ideológico con lo estético como serían, por ejemplo, los versos de Miguel Hernández, esos hermosos poemas donde hay un gran equilibrio entre lo que es arte y lo que es ideología. Pero nosotros no podemos supeditar el arte solamente a lo ideológico. Claro, ustedes son personas cargadas altamente de ideología, pero también tienen que entender que el arte es para todos los seres humanos, para los reaccionarios y para los 12
altamente revolucionarios; el arte es para sensibilizar al ser humano. Al elevar el arte también estamos haciendo revolución, al hacer que los seres humanos aprecien estancias que de repente nos van a elevar, nos van a hacer seres muy sensibles, seres que van a estar en contra de la muerte, en contra de aniquilar a un ser humano. Entonces, bueno, porque si nosotros decimos guerra es guerra, y de pronto Bush agarra y ataca a un país so pretexto de cualquier cosa; un país de un desarrollo tecnológico, el más alto en el mundo, un país al que muchos dicen súper adelantado y sin embargo desde el punto de vista humano es un país bárbaro, un país que mata, un país que aniquila vidas. Yo creo que los hombres no podemos aniquilar a otros seres humanos solamente porque piensen diferente de nosotros. Entonces, tenemos que pensar desde todos los ángulos. Si ustedes hacen una revolución y en esa revolución no respetan el pensamiento del campesino indio, si este campesino les dice… y ustedes responden: ¡No!, compañero, usted tiene que cumplir hoy día un operativo y, por lo tanto, deje usted de lado esas supersticiones, esas cosas que ya no sirven, nadie cree ya en los Apus, nadie cree en los dioses de las montañas ni en la Pachamama. Si ustedes no respetan eso,
si ustedes tratan de imponer su ideología sobre la de ellos sabiendo de que ellos tienen una tradición de siglos… ellos
devienen de una cultura ancestral, una cultura que fue eminentemente religiosa, todos sus actos hasta los más simples estaban regidos por lo mágico y lo sobrenatural; ellos creían en el Sol, creían en la Luna, y todos sus templos están orientados hacia donde nace el Sol. Entonces, esas cosas nosotros no podemos obviarlas, el indio, el campesino tiene toda una ideología que nosotros tenemos que respetarla, no por el hecho de que yo tenga un poco más de lectura y porque yo vi que se produjo una revolución en otros países, 13
vengo y la aplico exactamente y no analizo de dónde vengo, de dónde vienen los seres que pueblan este país, esta nación… tienen ellos derecho también a pensar como son. Es
un pueblo que viene con toda una carga, con toda una tradición y yo creo que eso no han respetado ustedes. Creo que el subcomandante Marcos es mucho más coherente porque él dice: Ustedes van a ser los comandantes y yo voy a ser el subcomandante, ustedes hagan su revolución y nosotros simplemente les vamos a ayudar... , porque si hay
revolución debe ser del campesino, del hombre que ha habitado nuestras montañas durante siglos, y no de mistis, porque a fin de cuentas, como digo en mi novela Rosa Cuchillo, éste es un pensamiento occidental, esta es una revolución que también ha sido importada, no ha brotado de abajo, no es una revolución tipo Túpac Amaru, tipo Ushcu Pedro, gente que piensa en las grandes mayorías de nuestra América que está formada por indios y cholos. Entonces, nosotros somos un país tan múltiple; unos tenemos pensamiento de blancos, otros tienen pensamiento de negros, otros tenemos pensamiento de cholos, otros la mixtura de esas razas; entonces no podemos uniformizar, no podemos decir todos pensamos igualito. Es imposible. Yo creo que ahí ustedes tienen que profundizar, estudiar la psicología del hombre peruano, cómo es y no solamente aplicar una cuestión de lucha de clases , pobres y ricos y punto. Pero… de dónde vienen, qué creencias tienen esos hombres que han vivido acá en la montaña. Entonces, una revolución así no hace carne en el campesinado, el campesino se asusta y se aleja… En estos tiempos la lucha de repente ya no es de guerra, de repente hay otras formas de lucha más sutiles; eso ustedes tienen que pensar, analizar y estudiar. 14
Yo creo que la globalización nos favorece porque al darnos cuenta que no es la solución nos lleva a recluirnos en nosotros mismos. Ahorita lo importante es nuestra identidad, rescatarla con más fuerza. Eso es lo que ocurrió en los tiempos de la revolución francesa cuando los escritores vieron de que las grandes masas se estaban como «globalizando» y entonces empezaron a pensar en su identidad, un poco a hurgar más en sus raíces, a darse cuenta de que sus jóvenes, sus niños estaban perdiendo toda la riqueza ancestral que habían heredado; fue entonces cuando surgieron escritores… y se escribieron libros muy hermosos como El maravilloso viaje de Nils Holgersson, donde se rescatan todas las tradiciones,
leyendas y mitos de su pueblo; o escritores como Gogol o el mismo Tolstoi. Entonces, nosotros los escritores, sobre todo los altamente comprometidos con el mundo andino, tenemos la obligación de recoger estas tradiciones que por siglos hemos heredado, y convertirlas en bellas obras de arte… Pero hay
escritores, que a los que escribimos sobre nuestras propias raíces nos tildan de «telúricos», de « regionalistas», de « realmaravillosos», con el claro propósito de desprestigiar nuestra literatura como el caso de Vargas Llosa y Bryce; y no solamente ellos, a nivel latinoamericano algunos jóvenes que están surgiendo: en Méjico Ignacio Padilla, o Fuguet en Chile, o Paz Soldán en Bolivia. Escritores que están tratando de socavar todo lo que es escritura nacida o hecha con lo que es nuestra América; escritores que quisieran que todo sea globalización, que se escriba así, o sea en forma tan general que nos haga perder a nosotros nuestro sello, nuestra propia identidad. Entonces, Vargas Llosa es uno de ellos, muy empeñado, por ejemplo, cuando escribe La Utopía Arcaica. Ese libro está hecho ex – profeso para dañar la imagen de José María Arguedas, y con ello a todos los escritores que 15
escribimos sobre nuestra tradición oral, lo que hemos heredado; y para ellos no vale quizás lo que ha hecho Arguedas, Miguel Ángel Asturias, Augusto Roa Bastos, Juan Rulfo, Alejo Carpentier; escritores que hablan con todo lo que significa ser americano. Vargas Llosa dice que las identidades nacionales son dañinas, que eso nos devuelve a una identidad de épocas anteriores a la modernidad, porque se está pensando en los mitos, se está pensando en las leyendas, se está pensando en todo lo que frena el avance del Perú hacia una época moderna o posmoderna. Entonces, él dice, «hay que preocuparse por la identidad integral, el desarrollo individual del ser humano, a fin de cuentas, es lo que importa en estos momentos»… Aquí, nuestros escritores están pensando en hacer literatura light, literatura cosmopolita, cuando tienen
grandes despensas de oro en la literatura oral que debemos respetar y aprovechar.
MIGUEL ILDEFONSO En el taller de San Marcos conocí a compañeros con los que formamos el grupo Neón, el año 90. Todos teníamos veinte años, éramos de varias universidades pero fundamentalmente éramos sanmarquinos. Comenzó como 16
grupo cultural, hacíamos conversatorios, recitales. Nuestro segundo recital coincidió con el aniversario de «Sendero». Ese día, recuerdo, todos estábamos en el auditorio y ahí en pleno recital comenzaron a sonar unas bombas, pero nadie se movió y nosotros seguíamos leyendo; así empezó, así se inauguró Neón. Fue una etapa que creo nos ha marcado hasta ahora. En ese entonces nosotros vivíamos mucho la poesía, los tiempos también eran más intensos y era mayor el compromiso de nosotros para hacer algo, aún con toda la represión que había y justamente para eso, para desafiar esa represión, para mostrar lo que queríamos expresar…, n uestra voz, nuestra protesta, nuestra rebeldía al llevar esta propuesta vital -nacional también- porque muchos de nosotros queríamos plasmar una poesía que sea peruana preocupada por nuestra realidad. Tal vez eso nos diferenciaba de otros jóvenes, porque en la poesía de los ‘90 se habla mucho de la poesía hermética, de la poesía intimista, poesía del lenguaje; pero nosotros, como que llevábamos como causa seguir una tradición que se había hecho también con otros grupos anteriores como Kloaka en los ‘80, en los ‘70 Hora Zero. En el proceso de la literatura, yo he buscado tratar de comprender primero qué es la poesía; con Vallejo empecé a conocer la poesía. La poesía no sólo es lenguaje, poesía no es escribir bonito, escribir pulcro, en metáfora; no es eso la poesía. La misma retórica es disfrazar la poesía. Hay que conocer, sí, el lenguaje, pero no para plasmarlo como móvil sino para violentar ese lenguaje establecido. Yo quise conocer eso para poder escribir con mi propia voz. Estoy en proyecto de producir una poesía que es más sencilla, más directa con los temas sociales, aún cuando vaya a contracorriente y la crítica oficial diga que existe en nuestra poesía del ‘80 y ‘90
una poesía hermética, una poesía individualista. 17
Una poesía con compromiso social, poesía social ya no se escribe, los grandes poetas ya no son los poetas sociales. Yo estoy por desarrollar una poesía social en el sentido de que agarro temas culturales, donde trato de explicarme y comprender lo que es el Perú, por eso el referente de lo que estoy escribiendo es José María Arguedas. Quiero desarrollar una poesía de reflexión social cultural. La poesía está en todas partes, la poesía es tan cotidiana como las luchas que todos tenemos a diario por vivir en este país. Ver cómo se desarrolla en los panoramas literarios el quehacer poético en el Perú, a mi parecer hay una formación como de clanes, a veces todos aparecen con la buena intención de transformar, de hacer las cosas abiertas, y en poesía existen grupos como en los ‘70, Hora Zero, La Sagrada Familia; en los 80, Kloaka. Ellos eran la conciencia vigilante de los ‘80; entonces decían: «¡Esto no!» Muy rebeldes, muy
contradictorios. Eran de una posición entre izquierda y anarquista, ellos nunca definieron… En los ‘80 si bien existieron grupos como Neón, Noble Caterba…, también, la poesía de mujeres en los ’80… Dentro de este proceso de globalización
la visión de nación se está rompiendo.
ARTURO DELGADO Tengo una actitud contra este tipo de eventos en su aspecto formal; pero en este caso yo he accedido porque sé 18
que el público que acá me acompaña es totalmente diferente al que se encuentra afuera. Me considero un escritor disidente del sistema capitalista. No soy militante, pero sí, obviamente, respeto las diversas militancias políticas. Eso ha generado un costo, una especie de ostracismo en que yo normalmente desenvuelvo mi trabajo literario. El año 98 escribí mi segunda novela Los espejos del infierno; había dejado de escribir como seis años por razones de la situación política que vivía nuestro país. En esta novela el tema político está presente. El personaje principal quiere formar una comuna con sus amigos, pero finalmente fracasa; otro eje temático sería un discurso contra la globalización a partir de un análisis de la obra de Mc Luhan y su concepto de la Aldea Global. Actualmente yo no creo que estemos en proceso real de globalización, lo que nos están vendiendo es una globalización del capitalismo, una globalización neoliberal que a la vez es un fracaso porque las tres cuartas partes de la población mundial no está inserta en este proceso sino está marginada y, en todo caso, hay una imposición también cultural vía esta globalización. En las sociedades capitalistas donde la democracia es solamente un concepto instrumental, como ya lo dijo Noam Chomsky en Estados Canallas, los Derechos Humanos, la Democracia solamente tienen una sentido instrumental para las culturas hegemónicas, en especial para los EEUU. En mi tercera novela que se llama La ira de los soñadores donde hablo ya más concretamente de la violencia política en el país desde el 80, es una novela onírica, todo lo que sucede se escribe a través de los sueños de los protagonistas. Una de las cosas que más me ha impresionado es lo que dice Óscar Colchado: Yo he leído su novela Rosa Cuchillo, y que diga que el compromiso del escritor no tiene sentido, y que para él la ideología no es importante en su literatura. Pero 19
yo tengo otra lectura de su propia obra. Por ejemplo, en Rosa Cuchillo, observo un sesgo bastante ideológico, porque allí él atribuye el carácter de mistis a los subversivos. Entonces, desde ese punto de vista ya está definiendo ideológicamente a los protagonistas de su novela. En los años 60 hubo una polémica sonada entre Collazos y Cortázar sobre el tema del compromiso del escritor y el título era Literatura de revolución o revolución de la literatura . Digamos que estos dos extremos son los dos discursos que hay en torno al tema del compromiso del escritor. Revolución de la literatura es lo que propugnaba Cortázar. Significaba que la literatura es el trabajo con el lenguaje, y como diría Jacobson, el formalista ruso, la literatura también empieza con la violencia contra el lenguaje. Cuando uno violenta el lenguaje y trastoca el lenguaje común y corriente, se está creando literatura. Collazos planteaba la literatura de revolución y decía: está bien, hay una violentación del lenguaje en la literatura, pero también es cierto que el escritor crea, elabora un mundo aparte, una cosmovisión cuando está creando, y significa también que lo está elevando a una ideología . Y, bueno, el escritor no se puede sustraer de la realidad social, había pedido Collazos. Mi posición es una síntesis de esas dos posiciones: el escritor tiene un compromiso con su realidad social, pero también tiene un compromiso con la literatura a nivel formal. También se ha hablado del panfleto y yo más bien en mis novelas reivindico eso, ese lado panfletario del mismo modo como Bertolt Brecht acometía su obra teatral; él también pensaba que había que divulgar y hacer propaganda. Entonces, a mí me parece que en la medida que el panfleto signifique propaganda no necesariamente significa algo equivocado; es decir, se puede hacer buena propaganda 20
con calidad literaria; también, obviamente, se puede hacer una mala propaganda política. Sobre la necesidad de rescatar el mundo andino, yo estoy de acuerdo con ese planteamiento, pero yo creo que hay un peligro de mitificar el mundo andino, y no entender de que el campesinado no es del todo homogéneo; y eso lo ha demostrado el conflicto interno que hubo en los últimos veinte años, donde campesinos optaban por diversas posturas, diversas opciones, y que se enfrentaron. Entonces, no se puede mitificar el mundo andino, no existe como un paraíso supra terrenal; el campesinado vive de la tierra, de su cosecha y tiene su realidad, y, obviamente, diversas organizaciones tratan de dirigirlos. Entonces, cada campesino opta por la opción política que cree correcta, si hay una dirigencia que ha logrado obtener masas de campesinos para sus luchas, entonces debe haber algunas, digamos, no sólo motivaciones ideológicas sino necesidades reales que están expresadas en esas luchas.
RODOLFO YBARRA Un primer tema a considerar creo que tiene que ver con la literatura en el contexto de la Globalización. La sociedad contemporánea, me parece, esto es, a manera de una 21
reflexión amarga, vive absorbida como en las películas que se están viendo en EEUU, como la «popular» Matrix, Matrix Recargada; en todas ellas se plantea la idea de lo virtual, es decir, la existencia aparente. Todo esto se hacía porque ya en la práctica, en la realidad concreta iba a ser difícil, casi imposible alcanzar la felicidad. Eso entonaban los grandes utopistas como Tomás Moro, Campanella: la felicidad va a ser imposible, entonces como no podemos darle al «populorum» la felicidad, se les ocurrió a los grandes ideólogos mundiales inventar, pues, la virtualidad: si no pueden ser felices comiendo pan, leche, carne, entonces que se lo imaginen, y así pueden ser felices. De esta manera la gente ya no se va a rebelar y se va a poder mantener todo el statu quo. Esta reflexión no es tan disparatada porque lo que hoy se discute en el sistema político ideológico, las leyes y los mecanismos de seducción psicológica están hechos para que la gente se homogenice, o sea, que todos seamos iguales y que todos podamos consumir lo mismo; una especie de tener individuos seriados que van a consumir productos seriados y que van a beneficiar a la plutocracia. El año 93 publiqué Sinfonía del Caos, un libro donde yo he renegado de mi situación como individuo, porque esta sociedad desafortunadamente no beneficia a los artistas, más bien los mantiene aislados y los obligan a morir por inanición. Yo entiendo que la Globalización viene de la palabra globo, esfera, circunferencia, que es la idea intrínseca de la idea del mundo, de la idea de la eternidad. Ya Empedocles definía a Dios como un círculo cuyo centro estaba en cualquier parte. La idea de la circunferencia como perfección me parece ha sido utilizada para generar esta palabra «Globalización», ¿por qué?: porque esto, aparentemente, nos trae la perfección del orden político, perfección del orden sociológico, etc. Entonces, nos estamos enfrentando a una falacia porque si analizamos bien el orden internacional, el año 90 se hablaba 22
que todo estaba entrando a un orden, a un nuevo sistema, que todo estaba entrando a su cauce, a un desarrollo favorable al hombre, y esto es imposible. Entonces esta palabra Globalización está siendo mal empleada para engañar a las mayorías, creo que el principal interés de la globalización es homogenizar y pasteurizar a la clase obrera, homogenizar y pasteurizar al campesinado, etc. En el lado literario, en este contexto de la globalización, se empezó a hablar de una literatura «light» – curiosamente esa palabra light provenía de una palabra de consumo de la economía – , se incluía ya dentro del proceso narrativo para significar que eso era una literatura que se podía ingerir de manera fácil, y después no vamos a recordar nada porque esa literatura no alimenta, no afecta, simplemente nos ocupa un espacio dentro de nuestro valioso tiempo para embrutecernos y para, en algunos casos, envilecernos. La literatura light tuvo su auge con el libro Generación X de Douglas Coupland, para significar a esta gente que no tenía nombre, no tenía intención de búsqueda, no tenía nada. Eran NN. En el Perú, también aparecieron muchos escritores light, Jaime Bayly es uno, el principal creo, que comenzó a hacer una literatura light o, mejor dicho, una literatura chatarra. Recuerdo que algunos ideólogos de la literatura decían que en la década del 60, todavía no se hablaba de globalización en literatura,…
empezaron a surgir en América Latina los nombres ahora conocidos: Vargas Llosa, García Márquez, Fuentes, Borges , etc. Son una suerte de escritores que tenían cada uno su mundo y empezaron a aparecer dentro del proceso del «boom», que algunos han llamado un proceso de globalización. Yo creo que acá hay una fractura, no me parece que es globalización esto, globalización fue para las grandes empresas editoras que empezaron a sacar a granel libros de estos escritores y empezaron a hacer dinero con ellos . Alfaguara habla de que su premio está respaldado por 23
cuatrocientos millones de personas, pero si ustedes se fijan, los premios de Alfaguara se dan por un jurado nepótico de cuatro o cinco escritores, nada más. Considero que el Perú no participa dentro de este proceso de globalización; no está en la globalización; pertenece a la globalización como un convidado de piedra, como un país invitado a mirar detrás de la ventana. Estar en la globalización significa acceder a una tecnología de punta que nos permita entrar a un desarrollo…
El Perú no tiene tecnología para salir del subdesarrollo. En el caso de la literatura tampoco la hay, existen escritores sí, que manifiestan un adelanto dentro del proceso literario, con una técnica aprendida de otros, pero no existe una tecnología literaria. Se puede construir una tecnología literaria para poder catapultar nuestra escritura... nuestra economía como la literatura vive un proceso de absorción. Creo que en estos tiempos, muchos escritores ya que no pueden ser reconocidos, están tratando de imitar a otros escritores foráneos. Existen escritores que emplean ya técnicas foráneas que no nos pertenecen para nada; pueden pertenecer a escuelas francesas, inglesas, del surrealismo, etc., pero no hay un aporte; hay escritores que hasta da pena mencionarlos, me dan una especie de vergüenza ajena, a pesar de ser reconocidos por la prensa formal, estos escritores no aportan en absoluto a una literatura peruana, que sea identificada como tal. El caso de Javier Arévalo, por ejemplo, no hay un aporte particular para nada; y otros. Yo no creo en la globalización. Yo creo en una literatura particular con una tecnología hecha en casa. Creo que es momento de resistir a este espolonazo de la globalización internacional, del mecanismo político-militar estadounidense y 24
tratar de producir al máximo literatura en todos los géneros; hay muchos vacíos que llenar y yo creo que si hay un trabajo honesto, en pocos años lograremos tener una literatura que nos corresponda, y ahí Arguedas dio ya una pauta. Existe naturalmente una literatura comprometida, que incluye a la vez una tecnología propia,... para entender una literatura comprometida, creo yo, debería tener un lenguaje propio, tener una sintaxis que sea propia, una temática propia que rescate un imaginario también propio; en todo caso la visión que yo tengo de literatura comprometida es la de una visión total, donde el escritor en sí, se siente dueño de su palabra, de su pluma, de su realidad; todo lo contrario a eso es un escritor reaccionario, un escritor iluso, un escritor que se ha vendido al mercado y que pretende ser aceptado por una corriente general. Ahora, pues, existen escritores dentro de la corriente última, como el mismo Iván Thays; toda su obra está basada en una visión extranjerizante, por decir lo menos. Otros como Fuguet, cuyos libros son un remedo de escritores norteamericanos como Salinger . Sus libros como Por favor rebobinar , etc., tratan de cuestiones escapistas, y este señor, incluso, está haciendo una campaña a favor de la literatura de escape. En España existe Marías, por ejemplo, un escritor que aparentemente maneja bien la pluma, su libro trata sobre ese mundo que a ellos les interesa, ese mundo del licor, ese mundo de las discotecas, de la vida ilusa, donde no existen problemas sociales y el único problema social es el borracho o el drogadicto. El último escritor que ha ganado el premio Alfaguara, también está dentro de este rollo; a propósito, el señor Fuguet ha sido parte del jurado. Entendemos que él trata de vivir en cuerpo de otros como una suerte de parásito necróforo, y eternizar lo más que se pueda ese tipo de literatura. En la década del 60 existían los escritores comprometidos, el mismo Vargas Llosa, Cortázar, Fuentes, 25
habían formado un grupo de apoyo a Cuba. (...) Borges era un personaje bastante lúcido; pero a veces alababa a Pinochet: ese aspecto casi no se conoce, un poco que se trata de ocultar, pero tampoco por eso lo podemos desmerecer. Saramago sí es una persona que está contra la globalización. ¿Cómo encontrar una literatura dentro de la globalización? Es difícil enfocar, porque la literatura peruana no tiene preponderancia ni siquiera a nivel latinoamericano; en todo caso la literatura peruana ya no es peruana, la que se entiende por tal, es decir, la literatura de Vargas Llosa ya no es peruana, se ha elitizado y vive en una especie de burbuja hermética. Bryce Echenique es casi lo mismo. Es un tipo cuya literatura responde a una visión mesocrática, clasemediera o plutocrática en unos casos; no hay un reflejo de la literatura que nos debería interesar, lo real concreto, digamos. Ese es el problema principal que se vincula a la tecnología propia, justamente porque estos señores pertenecen a otra élite, no tienen una tecnología propia, no existe un desarrollo, una investigación propia que los va a perpetuar como escritores de acá a un siglo, a unos siglos; pasarán a la historia como uno más y no como alguien que encontró una literatura, una escritura que lo catapulte o lo preserve en la historia. Por la década del 60, Allen Ginsberg, es otro de los escritores vanguardistas que con su libro Aullidos empezó una corriente de lucha contra el Estado que en algunos casos tomó ciertos ribetes políticos. Él, incluso, fue invitado a Cuba. Se sentó al lado de Fidel Castro y encendió un porro de marihuana porque él pensaba que eso era la libertad: y lo sacaron a patadas. Lo que pasó es que él planteaba una libertad dentro de un sistema social capitalista; su libertad no 26
era la libertad que podría entenderse dentro de otro sistema, socialista o qué sé yo. Hoy en día, definitivamente, es difícil establecer un frente que se oponga a esta globalización y que plantee a la vez una tecnología propia, no sólo para el Perú sino para toda la lengua española.
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A MODO DE REFLEXIONES FINALES
Dos vertientes bien diferenciadas marcan el proceso de la Literatura Peruana contemporánea y, evidentemente, la de los 80 y 90: Por un lado aquella que coge la realidad nacional, expresa raíz popular y actitud esperanzadora en diverso grado; y por otro, aquella carente de espíritu de nación, escapista, concordante con los requerimientos del gran capital. Ambas se corresponden con los dos caminos de la sociedad peruana: el camino democrático del pueblo que brega por culminar la formación de la nación peruana y la marcha hacia su emancipación; y el camino burocrático o de los grandes burgueses y terratenientes que propende el actual sistema sometido al imperialismo y atado a relaciones semifeudales de producción. La trascendente realidad de los 80 y 90, como tenía que ser, está siendo procesada por escritores y artistas desde diverso ángulos de acuerdo a la posición y actitud que cada uno asume. Consideramos incorrecto el autoaislamiento, la actitud ostracista y disidente que deja la plaza libre a los acólitos del neoliberalismo y la globalización. Debemos más bien desarrollar la crítica en función de fortalecer lo que de avanzado expresa cada clase del pueblo y que sirve al desarrollo social y al mismo tiempo corregir trabas feudales, visiones parciales, subjetivas, oscurantistas o pasadistas. Recuérdese que Vargas Llosa imputa precisamente a Arguedas en “La Utopía Arcaica” pretender la permanencia
en el pasado. Así ataca a quienes asumen la defensa de la nación y busca allanar el camino pro imperialista. Colchado arriesga concesiones en ese sentido. El Indigenismo de ayer 28
no puede ser retomado tal cual. No se trata de contraponer razas sino proyectos de clase en un nuevo marco nacional e internacional.
Llamamos a los intelectuales y artistas a atreverse a pensar, decir y actuar en función de seguir esclareciendo temas fundamentales como el abordado y tender a la constitución de un frente cultural en servicio del camino democrático.
De pie: Francisco Saavedra, José Cama, Gustavo Caycho, Helí de la Cruz, Manuel Marcazzolo, Óscar Gilbonio, Bill Cordero, Germán Arapa, Luis Espinoza. Sentados: Dos amigos, Rodolfo Ybarra, Miguel Ildefonso, José Calderón, Óscar Colchado, Arturo Delgado. 29