CÓMO VENCER LA TIMIDEZ MANUAL PRÁCTICO Basado en las Investigaciones de Miel Girado
Índice del Manual INTRODUCC INTR ODUCCIÓN IÓN
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ENTRE EN CONTACTO CON LA REALIDAD SOCIAL
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ÍNDICE DE PENETRACIÓN Y ANGUSTIA SOCIAL
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ALGUNOS DATOS DE CONDUCTA QUE DISTINGUE A LOS TÍMIDOS DE LOS NO TÍMIDOS
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DEJE DE SER UNA CARGA PARA LOS DEMÁS
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¿SON TAN DIFERENTES LOS TÍMIDOS?
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ÍNDICE TEMOR A LA VALORACIÓN NEGATIVA
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EL YO FRÁGI FRÁGIL L
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INVENTARIO DE AUTOVALORACIÓN SOCIAL
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MEJOR HACERLO DE MODO NATURAL
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¿QUÉ SIGNIFICA TENER ÉXITO EN SOCIEDAD?
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IDEAS IRRACIONALES Y NEGATIVAS
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HAY MUCHA GENTE CON SUERT SUERTE E
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LAS PROBABILIDADES DE CONOCER AL ALGUIEN QUE SE INTERESE POR MI SON SIEMPRE LAS MISMAS 16 SI ALGUIEN NO ME DEMUESTRA INMEDIATAMENTE QUE LE CAIGO BIEN
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SI REALMENTE UNO VA A ENTENDERSE CON ALGUIEN...
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SI LE PIDO QUE SALGA CONMIGO Y SE NIEGA...
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LA HABILIDAD O DESENVOLTURA SOCIAL
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LAS CARACTERÍSTICA CARACTERÍSTICAS S DE LA TIMIDEZ
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LOS ASPEC ASPECTOS TOS NO VERBAL VERBALES ES
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CÓMO UTILIZAR LAS SEÑALES NO VERBALES
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DOMINAR LAS EXPRESIONES FACIALES
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¿QUÉ HE DE HACER? ¿CUÁNDO? ¿DÓNDE? ¿CON QUIÉN?
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DESARROLLANDO LA HABILIDAD SOCIAL
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CUMPLIDOS CUMPL IDOS Y ADULA ADULACIÓN CIÓN
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HABLAR HABL AR DE UNO MISM MISMO O
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CÓMO INICIAR UNA CONVERSACIÓN
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LAS PAUSA PAUSAS S DEL ALMU ALMUERZO ERZO
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¿CÓMO ¿CÓM O HABL HABLA A USTED USTED? ?
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EL PENSA PENSAMIENT MIENTO O CORREC CORRECTO TO
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LA MANERA DE PRESEN PRESENTARS TARSE E
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EXPRESIONES Y SENTIMIENTOS
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RELACIONES DURADERAS O PROLONGADAS
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CÓMO RESPONDER A LAS PREGUNTAS
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CÓMO HABL HABLAR AR DE MÍ MISM MISMO O
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INTRODUCCIÓN
LAS MUCHAS CARAS DE LA TIMIDEZ Es una lástima que la timidez no sea considerada una enfermedad. Cuando se piensa que, en Norteamérica, más de cien millones de personas se sienten de alguna manera solas o angustiadas ante la sociedad, sería lógico pensar que hubiera debido hallarse, hace mucho tiempo, una vacuna contra esas afecciones. Pero la timidez no está sujeta a impuestos, ni es un elemento importante para nuestra economía, ni se puede atribuir a una deficiencia hereditaria o biológica. Demasiado fácilmente, sus manifestaciones son enmascaradas por la vanidad. La persona tímida puede disfrazarse pasando por «reservada», «modesta» o «independiente». Y, por otra parte, no todo el mundo está dispuesto a reconocer su timidez. ¿A quién le agrada decir que «le da miedo la gente»? Pero, si se les pregunta con amabilidad y comprensión, las personas dan respuestas sinceras. Explican lo que significa ser tímido; y explican dónde, cuándo y con quién aparece su timidez. Y así empiezan a aparecer algunos esquemas interesantes. Por ejemplo, en la inmensa mayoría de los casos, la timidez está compuesta por tres elementos, y en toda persona tímida pueden predominar uno o dos de ellos. Estos tres elementos son: 1. La escasa habilidad social . ¿Qué tal se le da iniciar una conversa con una persona desconocida? ¿O con una persona del sexo opuesto? ¿Le resulta fácil mantener animada una conversación una vez ésta ha empezado? ¿Sabe arreglárselas para dar a un incidente un final tranquilo y favorable? ¿Evita usted los grupos porque se siente seguro o insegura en ellos?
2. La angustia ante los contactos sociales. sociales. La mayoría de las personas, incluso aquellas que no son típicamente tímidas, reconocen sentir algún temor cuando hablan por primera vez con alguien del sexo contrario. En el caso de la persona tímida, ese temor se multiplica por diez, y el resultado es la angustia y una gran tristeza. Los síntomas de la persona tímida y de la que no lo es, son los mismos: aceleración del ritmo cardíaco, transpiración, temblores, náuseas y tensión. La única diferencia es que los tímidos experimentan estos síntomas con mayor intensidad. Pero, para entender verdaderamente lo que hay detrás de ese miedo, hay que mirar lo que ocurre en su mente. La expresión técnica que utilizamos para definir eso es «temor a la valoración negativa», es decir, miedo al ridículo, miedo a que los demás descubran algún fallo suyo en el terreno social y se burlen de ellos, miedo a no agradar, miedo a ser rechazados, miedo a ser comparados con los demás y considerados inferiores.
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Cuando sus relaciones sociales no se desarrollan como 3. Los prejuicios. prejuicios. Las personas tímidas piensan en negativo. Cuando ellos quisieran, se echan la culpa a sí mismos. Pocas veces aprovechan la oportunidad de establecer contactos nuevos, y no se esfuerzan mucho por responder a las exigencias sociales. Y si los resultados de su actividad no son perfectos, perfectos, se desaniman desaniman fácilmente y abandonan toda iniciativa. Debido a este prejuicio negativo, se sustraen a sí mismos un elemento esencial que, a la larga, podría proporcionarles el éxito social: esta piedra angular de la adaptación adaptación social es la esperanza. Si usted no espera o no puede esperar que su vida social mejore algún día, irá abandonando el intento de insertarse en la realidad social. Y si rehuye los contactos sociales, se impide a sí mismo desarrollar su desenvoltura o habilidad en el trato con las personas. Para algunas personas, la timidez es algo que aparece y desaparece, según lo familiarizados que estén con el contexto social en el que se mueven. Para otros, la timidez es algo que recuerdan haber superado con el paso de los años. Según una encuesta hecha sobre una amplia muestra representativa de los norteamericanos, hombres y mujeres, el cuarenta por ciento de esas personas fueron tímidas en el pasado, pero ya no lo son. ¡Vaya un dato interesante! ¿Qué es lo que hicieron? ¿Cómo lograron superar superar su timidez? timidez? ¿Se tomaron tomaron alguna píldora mágica dos veces al día, durante seis meses, hasta que desaparecieron todos sus síntomas? Una cosa es segura: esas personas no se limitaron a quedarse quedarse en casa esperando esperando que el problema desapareciese desapareciese por sí solo. Si consiguieron consiguieron superar la timidez por sí mismas fue porque, de algún modo, sabían las siguientes cosas:
1) Que los trastornos emocionales y los problemas sociales que padecían como consecuencia de su timidez eran algo que debían resolver ellas mismas; 2) que el hecho de relacionarse con la gente implicaba unos riesgos, y que esos riesgos suponían un cierto grado de temor y preocupación; 3) que, si no intentaban cambiar, tenían mucho que perder: desde el bienestar emocional al éxito en su profesión. Los afortunados miembros de ese cuarenta por ciento, que estaban lo bastante motivados como para luchar contra sus dificultades sociales, su malestar, su escasa desenvoltura y habilidad, su falta de confianza en sí mismos y su monótona vida social, fueron capaces de cambiar por sí solos, sin ayuda de ninguna medicación, psicoterapia, terapia de grupo ni esas maratónicas maratónicas sesiones de los fines de semana. El proceso de superación superación de la timidez sin ayuda alguna tiene dos denominadores comunes. •
•
El primero es la decisión de intensificar las relaciones sociales y de afrontar el riesgo y la incertidumbre que ello trae consigo. El segundo es la capacidad de ver que los éxitos sociales que se alcanzan son resultado de los propios esfuerzos y de la conciencia de que sólo se pueden atribuir esos éxitos a los propios méritos cuando para conseguirlos se ha arriesgado algo.
¿Y qué les ocurre a los demás, al sesenta por ciento de los encuestados que carecen del valor o de la motivación suficiente para intentar superar solos la timidez? Algunos aprenden a vivir con su problema; se crean un círculo de amigos, pequeño pero seguro y estable, y nunca se alejan demasiado de los ambientes que les son familiares. Otros siguen siendo tímidos, pero sin aprender nunca a aceptar su timidez, y padecen eternamente la sensación de inadaptación inadaptación social. Están siempre angustiados angustiados cuando se encuentran encuentran entre otras personas, personas, y se preocupan cada día por el encuentro inesperado que puede producirse a la hora del bocadillo. En otros casos, el problema se agrava aún más. La timidez se convierte en una preocupación dominante que va invadiendo gradualmente aspectos sociales y no sociales de la vida del individuo. A la larga, estas personas se apartan incluso de las más breves y ritualizadas experiencias sociales, como el hecho de decirle «hola» a un vecino o compañero de trabajo; se van volviendo cada vez más solitarias y depresivas. A veces, las consecuencias de este aislamiento de la sociedad son tan graves que la persona se queda con sus ensueños y fantasías como único consuelo. No es éste el alimento adecuado para mantener el bienestar y el equilibrio emocional, pues, a la larga, hasta las fantasías pueden volverse amargas y dejar una sensación de vacío. Al encontrarse sin ninguna esperanza en el futuro y con el desaliento como único compañero, algunos tratan de escapar definitivamente. Leemos esas noticias en los periódicos en forma de discretas esquelas. Otros hacen lo mismo, pero planean su muerte de modo que ésta atraiga el máximo de atención. En estos casos, la noticia aparece en la primera página del periódico, y suscita inmediatamente el interés general. general. En estos casos, el comportamiento comportamiento del individuo suele dirigirse contra la sociedad y contra la gente en general, en un intento simbólico de destruir la realidad social en la que tanto le costaba integrarse. Si está resentido
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hacia el mundo, puede convertirse en un francotirador; si no está resentido, se arrojará desde un puente; si está resentido y deprimido a la vez, puede cometer varios asesinatos y guardar el último disparo para sí mismo. No es necesario estar loco para disparar sobre varias personas y suicidarse después; sólo hay que estar muy trastornado. Créanme que no les estoy diciendo esto simplemente para dramatizar. Sólo quiero advertirles de los límites extremos de lo que puede ocurrir si una persona es muy tímida, si no hace nada por cambiar y si el aislamiento la lleva cada vez más a la soledad y a la depresión. No se asusten, porque las probabilidades de que una persona llegue a este punto son mínimas.
ENTRE EN CONTACTO CON LA REALIDAD SOCIAL En nuestra "Clínica de la Timidez" empezamos siempre la primera reunión hablando de la dificultad que representa integrarse en la sociedad. Absolutamente todas las personas que hemos entrevistado nos han dado, como mínimo, dos ejemplos personales de sus problemas de relación social y de sus temores en las reuniones. Y casi todos ellos resolvían el problema de la misma manera: evitando los actos sociales potencialmente problemáticos. Pero el hecho de apartarse de los grupos y de evitar conocer a gente nueva supone el inicio de una pendiente en la que aparecen pronto la soledad, el sentimiento de exclusión y el hastío de la vida. Antes de pasar a hablar de lo importantes que son la adaptación social y el bienestar emocional, hemos de detectar y medir la tendencia que tiene usted a alejarse de la realidad social a causa de las dificultades que éste le crea. Cada persona experimenta un grado diferente de temor a la sociedad, y algunas tendencias a evitar los contactos sociales son más fuertes que otras. ¿Cuál es su índice de penetración y de tensión o angustia social? ¿Hasta qué punto le angustian y le hieren las situaciones sociales? ¿Cuán fuerte es su necesidad de evitar éste o aquel tipo de contacto? Responda al siguiente test y averigüe cuál es su situación con respecto a la de las demás personas.
ÍNDICE DE PENETRACIÓN Y ANGUSTIA SOCIAL Responda VERDADERO o FALSO a las siguientes preguntas, según cuál sea su conducta o sensación habitual (puede imprimir la página web o escribir las respuestas en un papel). 1. Me siento tranquilo incluso en situaciones sociales no habituales. 2. Procuro evitar las situaciones que me obligan a mostrarme muy sociable. 3. Me resulta fácil estar tranquilo cuando estoy entre desconocidos. 4. No siento ningún deseo especial de evitar a la gente 5. A menudo me ponen muy nervioso las reuniones sociales. 6. Generalmente, me siento tranquilo y cómodo en reuniones sociales. 7. Suelo estar tranquilo cuando hablo con una persona del sexo contrario. 8. Procuro no dirigir la palabra a las personas a me nos que las conozca bien. 9. Si se me presenta la ocasión de conocer a gente nueva, suelo aprovecharla. 10. A menudo estoy tenso y atemorizado en reuniones informales en las que están presentes personas de los dos sexos. 11. Suelen inspirarme temor las personas, a no ser que las conozca bien. 12. Suelo estar tranquilo cuando estoy entre un grupo de personas. 13, Siento a menudo la necesidad de alejarme de la gente. 14. Suelo sentirme incómodo cuando estoy con un grupo de personas a las que no conozco. 15. Suelo estar tranquilo en compañía de una persona a la que acabo de conocer.
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16. El hecho de que me presenten a gente desconocida me causa inquietud y temor. 17. No me importa entrar en una sala llena de desconocidos. 18. No me gustaría abandonar mi silla para unirme a un grupo amplio de gente. 19. Cuando mis superiores quieren hablar conmigo, les hablo sin ningún problema. 20. A menudo me siento muy nervioso cuando estoy con un grupo de gente. 21. Tiendo a apartarme de la gente. 22. No me preocupa hablar con la gente en fiestas o reuniones. 23. Casi nunca me siento a gusto entre un grupo amplio de gente. 24. A menudo invento excusas para evitar compromisos sociales. 25. A veces tomo la responsabilidad de presentar a dos personas. 26. He intentado evitar actos sociales muy formales. 27. Suelo respetar todos los compromisos sociales que se me presentan. 28. Me resulta fácil estar relajado en compañía de otras personas. Asigne un un punto punto a cada cada respuesta respuesta suya suya Verdadera Verdadera ('Y) ('Y) o Falsa Falsa (E) que coincida coincida con el código código indicado indicado a continuación: continuación:
ÍNDICE DE PENETRACIÓN Y PENETRACIÓN Y ANGUS ANGUSTIA TIA SOCIA SOCIAL L 1-F
15-F
2-V
16-V
3-F
17-F
4-F
18-V
5-V
19-F
6-F
20-V
7-F
21-V
8-V
22-V
9-F
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10-V
24-V
11-V
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Por lo general, las mujeres obtienen en esta escala un resultado de ocho puntos, y los hombres de once. Cuanto más alta es la puntuación, más ansiedad le causan a usted las situaciones sociales y más tiende a evitar los grupos. Es interesante observar que los hombres padecen una ansiedad social mayor que las mujeres, y que la explicación a esto parece ser el hecho de que, por razones culturales, se espera que los hombres hombres actúen en sociedad más y mejor que las mujeres. Hablando en general, si usted obtiene dos o tres puntos más que la media, es una persona que se siente incómoda en las situaciones sociales y prefiere estar sola. La simple perspectiva de una actividad social futura basta para ponerle nervioso. Una puntuación un poco más alta indica que usted se preocupa mucho por sus contactos sociales y teme que no le resulten bien. Una puntuación aún más alta indica que está usted muy aislado y que teme la presencia de los demás. Si su punt puntua uaci ción ón es infe inferi rior or a la media edia,, uste usted d se muev mueve e con con calm calma a y conf confia ianz nza a en los los grup grupos os,, y no evit evita a deliberadamente la compañía ajena llevado por el temor.
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ALGUNOS ALGUNO S DATOS DE CONDUCTA CONDUCTA QUE QUE DISTINGUEN DISTINGUEN A LOS LOS TÍMIDOS DE DE LOS NO TÍMIDOS TÍMIDOS Algunos datos de de conducta conducta que que distinguen distinguen a los tímidos de los no no tímidos tímidos son las las siguientes: siguientes:
1) una marcada tendencia a evitar a los demás y a rehuir los con tactos sociales; 2) una tendencia a evitar cualquier iniciativa en el terreno social; 3) en las reuniones, la inclinación al silencio; 4) la tendencia a evitar mirar a los ojos a los demás; 5) la costumbre de hablar en voz baja o suave.
Puede decirse que el factor común de todas estas actitudes es la inactividad o, en el mejor de los casos, la mínima actividad: no iniciar, no hacer, no responder... En general, no hacer nada en las situaciones sociales. Una encuesta realizada realizada en la Universidad de Ohio reveló que el dieciséis por ciento de los alumnos de este centro y el doce por ciento de las alumnas reconocen sentir más o menos temor por el simple hecho de estar en presencia de un miembro del sexo opuesto, y el treinta y dos por ciento de los hombres y el treinta y nueve por ciento de las mujeres admiten sentir temor cuando hablan con alguien por primera vez. Estas cifras llaman la atención por su importancia. Si se cuenta usted entre esos hombres y mujeres, y si su temor es intenso, no me sorprende que utilice usted el mecanismo psíquico más sencillo para proteger su tranquilidad emocional: evitar totalmente las situaciones sociales. Pero hemos visto que las consecuencias de esta forma de adaptación pueden ser graves. Cuando la timidez se prolonga desde la adolescencia a la edad adulta, da lugar a lo que se denomina soledad social, es decir, una sensación de aburrimiento, de falta de alicientes y de exclusión, que suele ser causa da por la ausencia de un entorno social favorable. Debe distinguirse la soledad social de la soledad emocional. Esta última se debe al fracaso en el intento de mantener una relación íntima con alguien, y la terapia a seguir se centra en la adquisición de una seguridad y desenvoltura personal que permitan el desarrollo de nuevas relaciones íntimas en las que la persona se muestre tal como es. Pero la curación de la soledad social no puede hallarse aplicando los principios de la psicología humanista ni en grupos de encuentro o de sensibilización. La soledad social es una triste secuela de la timidez, y sólo puede ser superada mediante la adquisición de la habilidad social necesaria para hacer amistades, mantener relaciones superficiales, conocer a personas nuevas y sentar una base para las relaciones informales. El número de contactos sociales y de amigos que tiene una persona guarda estrecha relación con su bienestar emocional. Incluso entre los niños de edades comprendidas entre los cuatro y los once años, los que tienen pocos amigos, o ninguno, sufren a menudo perturbaciones emocionales. En los adolescentes, la res puesta «Nunca» o «Alguna vez» a la pregunta: «¿Con qué frecuencia sales con amigos?», indica un bajo nivel de adaptación social y emocional. En los adultos, las amistades y contactos sociales son un factor de extrema importancia como fuente de bienestar y felicidad. En una encuesta llevada a cabo recientemente en Norteamérica, en la que se entrevistó a unas cincuenta mil personas, los hombres y las mujeres solteros colocaron el apartado «vida social y amigos» en primer lugar entre otros dieciséis aspectos aspectos de la vida que ellos pensaban que contribuían a su felicidad. El tener amigos y una vida social agradable es más importante para los solteros que el crecimiento crecimiento personal, la salud física, una vida sexual plena o incluso una buena situación económica. Los hombres y mujeres casados consideraron el «estar enamorado» como el factor más importante de su felicidad, y el apartado «vida social y amigos» fue relegado a un nivel de importancia relativamente bajo: el octavo lugar. Pero no nos engañemos. engañemos. El estar casado no evita las sensaciones sensaciones de aislamiento, soledad social y depresión. depresión. Incluso entre las personas casadas, lo que distingue a aquellas que se sienten socialmente aisladas de las que no lo están es la participación participación en actividades actividades sociales externas externas al matrimonio, matrimonio, como la «participación «participación en organizaciones organizaciones voluntarias». voluntarias». El hecho de estar felizmente casado y de gozar de una relación profunda y completa con una persona no significa necesariamente estar libre del aislamiento social y de la soledad. El participar en un grupo social aparte de la relación
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primaria es lo que da lugar a sentimientos positivos acerca de la vida. El cuarenta por ciento de las cincuenta mil personas entrevistadas admitieron que a menudo se sentían solos. Y esta frecuente sensación de soledad no afectaba sólo a los solteros sino que se daba en el mismo porcentaje entre los casados. También en el caso de las personas retiradas o jubiladas existe esta relación entre la ausencia de con tactos sociales, la alienación social y la soledad. El hecho de relacionarse exclusivamente con los familiares, o con las personas que comparten comparten una vivienda, o con los tenderos del barrio, da lugar a sentimientos sentimientos de depresión y aislamiento, aislamiento, y es causa además de mala salud. A cualquier edad, independientemente de la situación económica, marital o sexual, la falta de actividad social va unida a la soledad y a la inadaptación. La participación en diversas actividades sociales origina, de manera clara y perceptible, una sensación de adaptación emocional, una buena salud y una actitud positiva ante la vida. De alguna manera, manera, parece que nos avergüenza avergüenza reconocer reconocer que experimentam experimentamos os una necesidad necesidad de calor humano y de contacto social, aparte del matrimonio, aparte de las relaciones familiares y laborales. Por alguna estúpida razón, el proceso proceso de hacer amigos y establecer contactos sociales no ha llegado a ser tan aceptado como otros motivos menos importantes para formar grupos, ni ha llegado a ser tan institucionalizado como el matrimonio y la paternidad. Si usted es una persona tímida, puede ocurrirle otra cosa grave: no buscar ningún contacto personal ni social. En una encuesta realizada para averiguar por qué algunas personas no llegan a casarse, la mayoría de quinientas mujeres solteras mayores de treinta años declararon creer que sus principales dificultades se debían al hecho de ser demasiado tímidas." Tenían sensaciones de inferioridad y experimentaban temor a ser rechazadas, y por ello tendían a ocupar sus ocios con actividades y hobbies que les impedían conocer conocer a un compañero. compañero. La mayoría mayoría de aquellas mujeres no salían nunca con hombres, o casi nunca, y apenas tenían relaciones masculinas. Aun después de haber abandonado el ámbito de la influencia influencia paterna, muy pocas de ellas hicieron nada para variar su situación social. Aquí es donde tienen su mayor influencia en las decisiones vitales la falta de actividad social y la ausencia de un es fuerzo continuado por hacer hacer amistad amistades. es. La falta falta de motivac motivación ión y de empeño empeño debilita debilita los esfuerzos esfuerzos de una persona persona y disminuy disminuye e sus capacidades naturales; aumenta el temor que pueda sentir hacia la sociedad, favorece su pasividad y frustra sus esperanzas de integración y éxito. ¿Está usted poco motivada a la hora de resolver sus problemas sociales? Aunque la necesidad necesidad de con tacto social sea fuerte y dominante, dominante, si no existe una motivación para alcanzar alcanzar el éxito, las iniciativas sociales serán débiles y las experiencias estarán amenazadas por la frustración y la desesperanza.
DEJE DE SER UNA CARGA PARA LOS DEMÁS ¿Sabe usted que las personas tímidas pueden ser las más pesadas del mundo? Sin darse cuenta, muchas personas tímidas son aburridas y difíciles de aguantar en sociedad. En una conversación entre una persona tímida y otra no tímida, lo más probable es que sea esta última la que ha iniciado la conversación. conversación. Y si se escucha lo que van diciendo, lo más probable es que la persona no tímida sea la que haga más preguntas, la que responda más extensamente extensamente a lo que se le pregunta, la que se muestre más animada, la que sienta más interés por el otro, y la que cargue con la responsabilidad de llevar adelante la conversación. Si pudiésemos filmar estos típicos episodios sociales y proyectarlos lentamente, veríamos .que la persona no tímida muestra una mayor soltura y gracia para comunicarse, median te una serie de mensajes verbales y no verbales. En el pequeño ritual que precede al fin de la conversación, veríamos que la persona no tímida es la que aporta todos los elementos necesarios para hacer agradable el término de la relación antes de despedirse. La persona no tímida percibe a menudo la timidez e inhibición del otro, y asume la responsabilidad de facilitarle la relación. Pero, si esto ocurre varias veces entre las mismas dos personas, lo que en principio es un episodio social agra dable y ritualizado se convierte convierte en una rutina y después en una carga para la persona persona no tímida, que pro curará evitar del todo su repetición o abreviarla al máximo si se ve obligada a soportarla otra vez.
¿SON TAN DIFERENTES LOS TÍMIDOS? Si se pide a un grupo de personas tímidas y a un grupo de personas no tímidas que hagan una lista de las varias situaciones sociales en las que se sienten in cómodos y que luego mencionen los varios síntomas, tendremos dos listas prácticamente idénticas. Tanto los irnos como los otros evidencian aceleración del ritmo cardíaco, transpiración, temblores) respiración entrecortada, manos sudorosas y otros síntomas internos. Por extraño que parezca, las personas tímidas y las no tímidas se parecen mucho, en cuanto que experimentan las mismas reacciones fisiológicas cuando se
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encuentran en situaciones sociales potencialmente difíciles. Lo único que les distingue es la intensidad de esos síntomas, que en los tímidos es mucho mayor La pregunta que se plantea ante esto es: ¿Qué le ocurre a la persona tímida para reaccionar con más intensidad que las demás? Y, naturalmente, la respuesta hay que buscarla en la personalidad o carácter de la persona tímida, con la hipótesis de encontrar un conjunto de características poco habitual. Y, ciertamente, la personalidad del tímido presenta una serie de prejuicios, prejuicios, de temores temores exagerados y de creencias creencias irracionales que sirven para explicar, en parte, por qué reacciona como lo hace. Pero, antes, pasemos a explicar cómo la misma situación puede ser vivida de maneras diferentes por mi individuo tímido y por uno no tímido, y cómo la llave para tener la máxima confianza en sí mismo reside en comprender cómo se perciben dichas situaciones. Cuanto menos familiar sea el contexto social, más intensas se hacen las reacciones de timidez. La persona no cono ce la situación, su mecanismo. Y la seguridad en sí misma disminuye. Pero para conocer las situaciones sociales es necesario haberlas vivido. La seguridad necesaria para mover- se en sociedad es resultado de la repetida afirmación de la propia personalidad social, hasta que los demás confirman y refuerzan refuerzan dicha personalidad. ¿Y cuál es el problema problema del tímido? Uno de los obstáculos obstáculos más graves que existen es el miedo, y, en este caso, el miedo a ser criticado o juzgado desfavorablemente. ¿Le preocupa a usted excesivamente lo que la gente puede pensar de usted? ¿Le parece a veces que la gente le mira esperando que cometa un error de un momento a otro? ¿Son tan importantes para usted las opiniones de los demás que cree que lo más prudente que puede hacer es no hacer nada? ¿Hasta dónde llega esta preocupación? Haga el siguiente test y averigüe sí es o no una persona tímida.
ÍNDICE TEMOR A LA VALORACIÓN NEGATIVA
Responda VERDADERO O FALSO a las siguientes preguntas: 1. Casi nunca me preocupa quedar como un tonto ante los demás. 2. Me preocupa lo que pensará la gente de mí, incluso cuando sé que ello no me perjudicará en absoluto. 3. Me pongo tenso y nervioso cuando alguien me está «tomando la medida». 4. No me preocupa saber que la gente está recibiendo de mí una impresión desfavorable. 5. Cuando cometo algún error social, me angustio. 6. Me importan poco las opiniones que tengan de mí personas importantes. 7. Temo a menudo quedar en ridículo o hacer alguna tontería. 8. Me preocupa muy poco que otras personas tengan mala opinión de mí. 9. Temo a menudo que los demás se den cuenta de mis deficiencias. 10. La desaprobación de los demás me preocupa poco. 11. Si sé que alguien me está valorando, tiendo a esperar lo peor. 12. Casi nunca me preocupa la impresión que le causo a una persona. 13. Me da miedo que los demás no tengan buena opinión de mí. 14. Me asusta que la gente me critique. 15. Las opiniones de los demás me traen sin cuidado. 16. Si no le caigo bien a alguien, ello no me molesta necesariamente. 17. Cuando estoy hablando con alguien, me preocupa lo que pueda estar pensando de mí. 18. Creo que es inevitable que uno cometa errores sociales de vez en cuando, así que, ¿por qué preocuparse? 19. Suele preocuparme la impresión que pueda causar a los demás. 20. Me preocupa mucho lo que piensen de mí mis superiores.
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21. Me importa poco saber que alguien me está juzgando 22. Me preocupa que los demás piensen que no valgo gran cosa. 23. Me importa muy poco lo que los demás piensen de mí. 24. A veces creo que me preocupa demasiado lo que piensen de mí otras personas. 25. A menudo temo que voy a hacer o decir lo que no debiera. 26. A menudo me es indiferente la opinión que tengan de mÍ los demás. 27. Suelo pensar que los demás tienen de mí una imagen favorable. 28. Me preocupa a menudo la idea de que las personas importantes para mí no me tienen en gran estima. 29. Me entristece el mal concepto en que creo me tienen mis amigos. 30. Me pongo tenso y nervioso cuando sé que mis superiores me están juzgando.
TABLA DE PUNTUACIÓN Asigne un un punto a cada respuesta respuesta suya suya Verdadera Verdadera ('Y) o Falsa (E) (E) que coincida con el código código indicado indicado a continuac continuación: ión:
1-F
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6-F
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7-V
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8-V
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9-V
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10-F
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En general, los hombres obtienen una puntuación de catorce, mientras que las mujeres oscilan en torno a dieciséis. Si usted tiene dos o tres puntos más que estos promedios, sufre de «temor a la valoración negativa». Las personas que temen la valoración de los demás no quieren ser el centro de atención. Cuanto más puntos sumen sus res puestas al cuestionario, más tiende usted a mostrarse defensivo, no dominante, no autónomo y, probablemente, retraído hasta el punto de infravalorarse y humillarse. Le preocupa excesivamente la opinión de los demás, y teme las situaciones en que puede verse sometido a la crítica. Tiene una gran necesidad de ser aceptado y estimado por la sociedad. A veces es usted muy pesimista y cree que le están juzgando, cuando no es así. Por todas estas razones, es posible que usted elija situaciones sociales en las que corra poco peligro de ser juzgado. Puede que no quiera ponerse en peligro en sus relaciones con los demás porque cree que éstos le mirarán críticamente y pensarán lo peor. Esta actitud defensiva hará que usted no quiera ponerse a prueba a sí mismo en situaciones sociales nuevas. Y aunque esta estrategia supone cierta protección, le hará perder la oportunidad de ser aceptado.
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EL YO FRÁGIL Este concepto de yo (o personalidad) frágil está estrechamente relacionado con lo que hemos dicho hasta ahora. Las personas que tienen una gran necesidad de aprobación y un temor a los juicios negativos son también frágiles y vulnerables, vulnerables, y reaccionan reaccionan ante el fracaso como si se tratase tratase de una catástrofe. catástrofe. Los procesos mentales subyacentes subyacentes a este temor al fracaso no son los mismos mismos que los que originan el temor a la valoración negativa y la gran necesidad de aprobación, pero todos ellos se dan en las mismas personas. Muchas personas tímidas han dejado de participar en un buen número de experiencias sociales de uno u otro tipo, y la historia de sus relaciones sociales es muy pobre. Han vivido la mayor parte de sus experiencias sociales con los padres, los familiares, un compañero de habitación, unos pocos amigos de su clase y los compañeros de trabajo más inmediatos. Cualquier cambio en esta rutina de relaciones bien trilladas con personas conocidas se convierte en una situación social nueva. A cada encuentro nuevo que se produzca en un contexto social también nuevo, la persona tímida duda de su capacidad para responder a las exigencias de lo desconocido. Toda situación nueva le parece una prueba; se siente como el ratón de un experimento colocado en un laberinto. En cada encrucijada hay dos o más alternativas: «¿A dónde me dirigiré? ¿Qué haré? ¿A dónde puedo ir desde aquí? ¿He cometido un error?» El ratón tiene suerte, porque sufre muy poco, aparte del esfuerzo y la energía que emplea en llegar a la meta donde está la recompensa. Para el tímido, la cosa es algo más complicada, pues puede reflexionar, preguntarse qué piensan de él las personas con las que se relaciona. Esto da lugar al miedo. Para el ratón, el éxito consiste sencillamente en lograr la recompensa y, después de varios intentos, aprende a hacer el mínimo es fuerzo para alcanzar la meta. Pero en las relaciones interpersonales el éxito peligra en cada encrucijada: «Alguien me ha saludado. ¿Me vuelvo pan ver quién es? Oh, es esa chica de ayer-. ¿Me paro a decirle algo o finjo no haberla oído? No, ya sabe que la he oído. No puedo demostrar que soy tímido. Me volveré y la saludaré ¿Debo sonreír? ¿Qué puedo decirle? ¿Debo dar le la mano? ¡Ay, Señor, se pone a hablar conmigo! ¿De qué voy a hablarle? Me pregunta cosas. ¿Cómo puedo acabar la conversación? Le diré que tengo prisa, que tengo una reunión. ¡Uf! Menos mal que se ha ido... » Éstas son las cosas que se piensan cuando uno se preocupa por mantener una cierta imagen, cuando se siente una gran necesidad de aprobación, cuando se teme ser valorado negativamente. Cada situación nueva se convierte en una serie de pruebas, y el éxito en cada una de ellas consiste solamente en evitar las torpezas o las muestras de nerviosismo o desorientación. Cuando la persona muy tímida se ha puesto en ridículo, o cuando se siente herida por un intento fallido de establecer una comunicación, su reacción inmediata es evitar cualquier otro contacto social y compensar esta carencia mediante otras actividades actividades sociales más previsibles, previsibles, en las que los roles o tareas a desempeñar sean regulares y conocidas. La siguiente descripción de un hombre muy tímido es una muestra de su forma de pensar y actuar durante un cierto período de tiempo.
INVENTARIO DE AUTOVALORACIÓN SOCIAL Responda al siguiente cuestionario asignando un número, del 1 al 6, a cada una de las afirmaciones expresadas. Si cree que una afirmación le describe a usted exactamente (es verdadera), anote junto a ella un 6. Si la afirmación es completamente falsa en lo que a usted se refiere, anote un 1. O anote otro número, del 2 al 5, según el grado de veracidad de la frase. AFIRMACIÓN AFIRMACIÓN COMPL COMPLETAME ETAMENTE NTE FALSA: FALSA:
1
_______________ _____________________ ______________ _______________ _________ __
2
_______________ _____________________ ______________ _______________ _________ __
3
_______________ _____________________ ______________ _______________ _________ __
4
_______________ _____________________ ______________ _______________ _________ __
5
AFIRMACIÓN AFIRMACIÓN COMPL COMPLETAME ETAMENTE NTE VERDADERA: VERDADERA:
6
1. Me resulta difícil hablar con desconocidos.
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2. Me falta seguridad cuando estoy con gente. 3. Soy socialmente eficaz. 4. Me siento seguro en las ocasiones sociales. 5. Soy una persona agradable. 6. Me llevo bien con los demás. 7. Hago amigos con facilidad. 8. En las reuniones, me muestro animado e ingenioso. 9. Cuando estoy con otras personas, pierdo confianza en mí mismo. 10. Me resulta difícil hacer amigos. 11. Desde el punto de vista social, no valgo para nada 12. Soy un conversador pasable. 13. Soy popular entre la gente de mi edad. 14. Me dan miedo las reuniones con demasiada gente. 15. Los actos sociales me causan verdadero placer. 16. Suelo meter la pata cuando hablo con la gente. 17. En las fiestas, me siento seguro de mí mismo. 18. Casi nunca se me ocurren cosas interesantes que decirle a la gente. 19. Para la mayoría de las personas soy un aburrido. 20. La gente no me encuentra interesante. 21. Me inspira temor estar con la gente, a no ser que se trate de amigos íntimos. 22. Soy muy hábil para lograr que la gente se sienta a gusto conmigo. 23. Soy más tímido que la mayoría de las personas. 24. Soy una persona amable. 25. No me cuesta mantener el interés de los demás hacia mí. 26. No tengo mucha «personalidad". 27. La gente lo pasa muy bien conmigo. 28. Estoy satisfecho de ser como soy. 29. Soy muy torpe en las reuniones. 30. No me siento a gusto entre la gente.
INVENTARIO DE AUTOVALORACIÓN SOCIAL La puntuación de este cuestionario se obtiene sumando el valor numérico dado a cada respuesta; sin embargo, en algunas de las respuestas hay que invertir el valor numérico. Las respuestas en que es necesario invertir este valor van seguidas por una «1», mientras que aquellas que lo mantienen van seguidas de una "M". Los valores invertidos son los siguientes: 6=1 5=2 4=3 3=4 2=5 1=6
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Una vez haya usted corregido su puntuación en lo que respecta a los valores invertidos, añada 30 puntos al total y obtendrá su Nivel de Autovaloración Social. 1-I
7-M
13M
19-I
25M
2-I
8-M
14-I
20-I
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3-M
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15-M 21- I 27-M
4-M
10-I
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5-M
11- I 17-M 23-I
6-M
12-M 18-I
22-M 28-M 29-I
24-M 30-I
La puntuación promedio es de 130 a 134 puntos. Cuantos más puntos haya obtenido usted, mayor es su autovaloración social. Las personas que tengan una buena autovaloración social, pero que se consideren tímidas, superarán fácilmente su problema haciendo la sencilla y progresiva «gimnasia» social que se expone en esta guía. Para aquellos cuya autovaloración es mucho menor, la cosa se complica un poco. Si ha obtenido 80 puntos o menos, es usted una persona que se deprime fácilmente, que a menudo se siente solo, que tiende a eludir los contactos sociales y cree que no tendrá nunca una vida social activa e interesante. interesante. Una puntuación inferior a los 90 puede significar también que usted alberga algún prejuicio contra contra la superación superación fácil de la timidez y el desarrollo de la confianza en sí mismo. Cuantos menos menos puntos haya obtenido, más pro bable es que ello sea así. Pero no pierda la esperanza. Si afronta las dificultades una por una, si se esfuerza por asimilar las ideas prácticas que se exponen en esta guía, y si hace los ejercicios con aplicación y constancia, saldrá adelante. Si yo le pidiese que hiciera una lista de todas las buenas cualidades que cree poseer -como la honradez, la inteligencia, la fuerza, la capacidad, la laboriosidad, la belleza física, el atractivo personal-, y que hiciera después una lista de sus defectos -por ejemplo, que se considera intolerante, mezquino, aburrido, pesado, nervioso, arisco...-, podría calcularse lo satisfecho que está usted consigo mismo comparando simplemente la longitud de las dos listas y la importancia de las cualidades o defectos que las formasen. Esta manera de estimar la autovaloración es válida para la mayoría de las personas personas y, también también en la mayoría de los casos, la lista de cualidades positivas es más larga que la otra, es decir, que estas personas están más o menos satisfechas consigo mismas. Pero supongamos que su lista de cualidades y de defectos se parece mucho a la lista expuesta más arriba, y que sin embargo observamos una gran diferencia entre su nivel de autovaloración y el de otra persona que haya hecho una lista similar. ¿Existe otro factor? factor? Sí. El otro factor es la frecuencia con la que usted piensa esas cosas positivas y negativas de sí mismo, y la cantidad de rosas realmente positivas o negativas que recuerda usted en un momento dado. Dicho sencillamente, lo que h su autovaloración es la medida en que prevalecen en su mente las cosas positivas sobre las negativas. Los programas para el tratamiento de personas que valoran poco a sí mismas se basan únicamente en este sencillo hecho psíquico: cuando una persona recuerda deliberadamente sus buenas cualidades, su propia estimación aumenta. Esto puede hacerse, por ejemplo, anotando en una serie de fichas las cualidades que uno considere positivas y leyendo esas fichas varias veces al día. Este ejercicio tan simple ha bastado para aumentar hasta en treinta puntos la escala de autovaloración social de muchas personas, después de sólo dos semanas de practicarlo diariamente. Pero esta técnica no es siempre absolutamente eficaz ni aconsejable. Además, la persona debe evitar que esta reflexión le lleve a una presunción desmesurada que luego le crearía in convenientes en su vida social.
MEJOR HACERLO DE MODO NATURAL La mejor manera de que en su mente prevalezcan sus buenas cualidades es obtener éxitos. El efecto psíquico más positivo lo tienen las cosas reales, los hechos arraigados arraigados en la realidad social. El hecho de desempeñar con éxito una determinada tarea suele bastar para que una persona recuerde de pronto (a veces in conscientemente) sus cualidades personales y para que «se olvide» de sus defectos. Así, los éxitos sociales que se obtienen hacen de un modo «natural>' lo que las técnicas para estimular la autovaloración hacen influyendo directamente en la actitud y los pensamientos de la persona. La máxima «lo mejor para triunfar es el éxito» es cierta, en el sentido de que los éxitos que se han cosechado tienen un efecto natural y duradero en la mente del sujeto. Vayamos un poco más allá. Las personas que obtienen éxitos conciben, a partir de ellos, una serie de esperanzas. Esto es importante, pues la esperanza esperanza en los futuros futuros éxitos éxitos es lo que motiva a la persona para responder a nuevos desafíos y para afrontar con serenidad las exigencias de la realidad social. Los fracasos, en cambio, disminuyen la esperanza;
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suelen reducir la motivación para actividades posteriores y dificultan el éxito de éstas. El resultado es la depresión, la apatía y la resignación. «Todo esto está muy bien -dirá usted-, pero, ¿qué puedo hacer yo para obtener éxito más a menudo?» La respuesta a esta pregunta se expone en las secciones siguientes y, como verá usted, consiste en cambiar sus ideas irracionales acerca de la realidad social, en aumentar su desenvoltura en la conversación y la conducta, y en aplicar estas capacidades capacidades en una serie de ejercicios concretos. concretos. Pero, antes que nada, debo advertirle advertirle de una cosa que puede hacer inútiles todos esos ejercicios y tareas. Me refiero a los prejuicios. Si no los elimina, no llegará a obtener seguridad en sí mismo, por más que se esfuerce y se ejercite. Si ha obtenido usted una puntuación inferior a 132 en la escala de autovaloración social, es probable que albergue usted esos prejuicios. Si es así, ponga atención. El primer paso para eliminarlos está en comprender perfectamente qué son y cómo actúan.
¿QUÉ SIGNIFICA TENER ÉXITO EN SOCIEDAD? El éxito tiene que ver con el resultado de nuestros esfuerzos. Ahora bien, muchas personas con escasa autovaloración, cuando obtienen un éxito, no experimentan el impacto psíquico del éxito, y aquí reside la causa fundamental de la insatisfacción crónica que padecen los tímidos, de su temor al fracaso y de su «yo» vulnerable. Esto es lo que nosotros denominamos prejuicios. Ya hemos dicho que la timidez va unida al temor al fracaso y a la valoración negativa por parte de los demás. El fracaso puede ser definido como la incapacidad incapacidad de una persona para controlar sus relaciones sociales; éstas son otros tantos fracasos, porque esta persona se siente demasiado nerviosa y atemorizada, o porque sufre (o cree sufrir) una valoración negativa por parte de los demás. Cuando las relaciones interpersonales y cada uno de los elementos que las componen son vistos por la persona tímida como sucesivos momentos de un juicio, aparece el temor a ser condenado. La máxima «Lo mejor para triunfar es el éxito» sólo es cierta para aquellos que no temen el fracaso. Ni siquiera una larga serie de éxitos puede cambiar la actitud mental y la es casa autoestima de la persona que teme el fracaso. Es como si hubiese algo en su mente que le impidiese desarrollar la actitud tranquila y confiada de la persona socialmente emprendedora y activa. Analicemos Analicemos este punto más detalladamente detalladamente.. La propia estimación, estimación, la autovaloración autovaloración positiva, puede aumentar aumentar o disminuir, después de un éxito o un fracaso, según la causa a la que el sujeto atribuya dicho éxito o fracaso. La persona no se pregunta solamente: «¿He triunfado o he fracasado en esta tarea social?» Se pregunta también: «¿Cuál ha sido la causa de mi éxito?» «¿Dónde está la razón de mi fracaso?» La respuesta que dé a estas preguntas decidirá si experimenta o no un aumento en su autoestima, en su sensación de dominio sobre la realidad. Las personas tímidas suelen atribuirse a sí mismas su falta de éxito, con lo cual disminuye su autovaloración. Además, cuando salen con bien de alguna empresa, atribuyen su éxito a alguna circunstancia ajena a ellas mismas. Observe la siguiente tabla de fuerzas.
FUERZAS CONSTANTES de control interno
CAPACIDAD
de control externo
DIFICULTAD DE LA TAREA
VARIABLES ESFUERZO SUERTE
Como puede ver, el éxito y el fracaso pueden ser atribuidos a una combinación de factores internos o externos, y estos factores pueden ser variables o constantes. La capacidad es un aspecto constante e interior de la persona. La dificultad de una determinada tarea social o la complejidad de los problemas interpersonales son un factor externo y constante. Ahora bien, si un individuo fracasa en una relación social social extremadamente extremadamente difícil, difícil, debe atribuir el fracaso a la dificultad de la tarea y no a una falta de capacidad por su parte. Si lo hace así, su autovaloración se verá poco afectada, pues será consciente de que el fracaso fue causado por alguna circunstancia exterior a él, de la que no puede hacerse responsable. Los otros dos recuadros hacen referencia a la magnitud del esfuerzo que el individuo está dispuesto a hacer para lograr el éxito en una relación social. Aunque el esfuerzo es un elemento interno del individuo, algo que el
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individuo puede controlar, también es un factor variable que puede cambiar de un momento a otro, de un día a otro, de una ocasión a otra. El último recuadro recuadro se refiere a la suerte, la casualidad o a otros factores factores no explicados que apenas podemos controlar ni comprender. Todos ellos son factores variables. Si usted es tímido y tiene temor al fracaso, es pro bable que además tienda a fijarse objetivos sociales muy limitados y a aspirar a muy pocas cosas, o bien que se fije objetivos sociales utópicos y aspire a unos logros que, por el momento, son incompatibles con su capacidad y habilidad sociales. Sabemos, por otra parte, que los objetivos sociales que se propone una persona guardan estrecha relación con su adaptación personal y social. Por ejemplo, los niños que obtienen las mejores calificaciones calificaciones en la escuela son los que se fijan objetivos realistas; en cambio, los niños que más dificultades tienen en sus estudios primarios son los que suelen fijarse objetivos no realistas. El individuo bien adaptado suele tener aspiraciones y objetivos acordes con su capacidad. Los individuos menos adaptados y los que sien ten temor al fracaso suelen tener aspiraciones incoherentes con su capacidad, ya sea porque se fijan metas demasiado modestas o bien demasiado ambiciosas. Ahora le ruego que que me siga con mucha mucha atención. Si, Si, como la mayoría mayoría de las personas personas tímidas, tímidas, es usted in coherente coherente a la hora de fijarse metas sociales proporcionadas, ello le dificultará la experiencia del éxito. Si usted elige objetivos sociales modestos, modestos, los conseguirá conseguirá fácilmente. Entonces, Entonces, el éxito se deberá a la facilidad de la tarea (un factor externo) y, naturalmente, usted no se sentirá con derecho a atribuirse mucho mérito. Por otra parte, si usted elige un objetivo social demasiado difícil para su capacidad, sus probabilidades de éxito son pocas y, si alcanza su objetivo, el éxito deberá ser atribuido a la buena suerte (otro factor externo). De este modo, cuando corre riesgos demasiado pequeños o demasiado grandes, se coloca en situaciones que le hacen casi imposible atribuirse el mérito de sus triunfos, de sus éxitos. Si actúa usted así alguna vez, debo decirle que el problema de la mala predisposición mental no acaba aquí. Seguramente tiende usted a echarse las culpas a sí mismo cuando sus relaciones sociales no van como debieran. Ésta es otra mala predisposición; es algo que no se observa en las personas no tímidas, que tienen una elevada autovaloración. autovaloración. Estas personas, personas, satisfechas de sí mismas mismas y con una mayor experiencia de la realidad social, atribuyen sus fracasos a factores externos, como la dificultad de la relación o, simplemente, la mala suerte. Y si no perciben inmediatamente un factor ex terno, saben atribuir su fracaso a la falta de esfuerzo. Ahora bien, aunque la falta de esfuerzo es un factor interno, también es un factor variable; así, la persona no tímida preserva su autoestima evitando el factor «interno y constante» de la tabla. Sigue su camino tranquilamente, diciéndose: «Esta falta de esfuerzo que me ha llevado al fracaso en una relación social es algo que puedo compensar la próxima vez, esforzándome más» El punto central de todo esto es el siguiente: las personas no tímidas, con un buen índice de autovaloración social, obtienen más éxitos y se benefician más de ellos porque se atribuyen a sí mismas el mérito; al mismo tiempo, saben atribuir sus derrotas a circunstancias externas a ellas mismas. Los tímidos, en cambio, asumen la responsabilidad personal de todos sus fracasos, y nunca se atribuyen el mérito de sus triunfos. No es de extrañar que se valoren poco y que se sientan in capaces de cambiar su vida. El problema de ser tímido y temer el fracaso en una situación social determinada, se ve agravado por la negativa a poner a prueba cualquier aspecto de la propia personalidad social. La tendencia a evitar relaciones sociales y reuniones impide a la persona tímida realizar en la práctica el tipo de experiencias que podrían cambiar en su mente las ideas que originan su pobre autoestima. Al no querer arriesgarse, no hace más que perpetuar su triste situación. Hemos descrito hasta aquí los procesos mentales de las personas extremadamente tímidas, pero no olviden que las personas menos tímidas sufren de los mismos temores y mala predisposición, sólo que en un grado diferente. Hasta las personas no tímidas sienten un cierto temor o inquietud cuando hablan con alguien por primera vez. Hasta la persona con la más justificada seguridad en sí misma se preocupa en alguna medida por la posibilidad de que sus iniciativas en sociedad choquen con un rechazo, o, peor aún, con la indiferencia. Pero la persona no tímida no se deja desanimar por esto, y no interrumpe en absoluto su actividad social. Aunque a nadie le agrada ser rechazado, ignorado o chasqueado, el dejarse arrastrar por ello a una ansiedad general, al aislamiento y a la depresión es una actitud no realista. La persona no tímida no pretende ser perfecta en todas las situaciones sociales; por el contrario, sabe reconocer que tiene defectos y que come te errores, pero se da cuenta de que eso le ocurre a cualquier ser humano. Analicemos Analicemos ahora un ejemplo concreto concreto de timidez: timidez: un individuo que se encuentra encuentra en una ciudad desconocida desconocida y que ha de preguntar para orientarse. Supongamos que es un turista que quiere visitar un determinado lugar. Sabe que la manera más lógica de averiguar cómo se va al Muelle de los Pescadores, por ejemplo, es preguntárselo a alguien. Pero no se atreve a abordar a un desconocido. ¿Por qué? En primer lugar, tendría que elegir a la persona a la que va a dirigirse. Tendría que pensar exactamente lo que va a preguntarle preguntarle y la manera más adecuada de preguntárselo. preguntárselo. Tendría Tendría que confesar confesar su ignorancia ignorancia y pedir ayuda. Y tendría tendría que confiar en el desconocido y aceptar su ayuda, en caso de que accediese a prestársela. Esto es lo que debería hacer. ¿Qué es lo que le impide hacer todas y cada una de estas cosas?
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Lo más probable es que tema ser mal entendido, o formular la pregunta de manera incorrecta, o mostrar se demasiado humilde, o llamar la atención. Quizá teme Provocar la hilaridad de alguien, en el caso de que el lugar por el que pregunta se encuentre «a la vuelta de la esquina». También es posible que tema «recibir un chasco», que el desconocido le diga que se las arregle solo y lo deje plantado. Y seguramente, en el fondo, lo que provoca estos temores es el simple hecho de necesitar ayuda, porque ello pone de manifiesto su dependencia de los demás. ¿Cuál es el origen de estos temores? El temor a ser rechazado o ridiculizado procede procede de la creencia irracional de que uno debe ser perfecto en todo momento, y de que los demás le exigen también que lo sea. No sólo es irracional creer que uno debe ser perfecto en todas sus actividades sociales, sino que además es una idea muy poco realista. La consecuencia última de esta idea es, inevitablemente, el fracaso, pues cualquier actividad en que el sujeto muestra ser imperfecto se con vierte en una derrota, en un «no estar a la altura» de la propia exigencia. Y el resultado de una determinada acción social en la que el sujeto no cumple una aspiración personal equivale a un descenso en su autoestima. Muchísimas personas albergan creencias irracionales, y estas creencias son la causa principal de muchos trastornos emocionales. No son las circunstancias ni las demás personas las que provocan trastornos emocionales a estos individuos; la causa de dichos trastornos son las ideas irracionales que albergan ellos mismos acerca de los demás y acerca de las circunstancias. Si aprendiésemos a valorar correctamente las experiencias negativas y a adoptar ante ellas una actitud más sana, nos ahorraríamos una buena parte del disgusto que nos ocasionan. Los tímidos albergan una serie de ideas irracionales y negativas que no sólo perpetúan su angustia y su inhibición sino que constituyen los mayores obstáculos para un posible cambio, para la adopción de una conducta nueva, más adaptada. Pasemos a examinar algunas de las ideas negativas que con mayor frecuencia impiden la adaptación social de muchas personas tímidas.
IDEAS IRRACIONALES Y NEGATIVAS Si usted alberga unas determinadas ideas irracionales y negativas, puede tener la certeza de que repetirá eternamente un círculo vicioso de falta de iniciativas, de temor al fracaso, y de que no se librará nunca de la timidez.
1. Si me quedo mucho rato en una reunión, una fiesta o un baile, conocerá a alguien. Si usted espera pasivamente entablar alguna relación, muy probablemente probablemente no entablará entablará ninguna. ninguna. Hemos comprobado comprobado una y otra vez, en todo tipo de reuniones, desde las más informales hasta las fiestas más convencionales, desde los grupos de la hora del almuerzo hasta los bares de solteros, que el hecho de permanecer en ellas con los brazos cruzados, cruzados, por así decirlo, esperando esperando que ocurra algo, da escasos resultados, resultados, o ninguno en absoluto. absoluto. Aunque la actitud de esperar a que alguien se acerque e inicie una conversación es más característica de las mujeres, los hombres también la adoptan. Asisten a reuniones con la esperanza de conocer a gente, en especial a mujeres, pero no toman ninguna iniciativa para conseguirlo, y acaban marchándose frustrados y disgustados. Lo sorprendente, sin embargo, es que muchas de estas personas vuelven al día siguiente (sobre todo a los bares de solteros y discotecas) y actúan exactamente exactamente del mismo modo que la víspera: se quedan sentados como un saco de patatas y esperan que les ocurra algo, en lugar de i r a buscarlo ellos. De cuando en cuando, alguien se dirige a ellos p pedirles fuego, para preguntarles preguntarles la hora o para pedirles que les haga un poco de sitio, y, en general, la reacción de estas personas cuando les ocurren estos «accidentes» es comunicar al otro un tranquilo distanciamiento, al mismo tiempo que se muestran complacientes en lo que se les pide. A menudo dan a entender con su actitud que están absortos en algún interés personal más importante que el del otro. O dan la impresión de estar deprimidos, molestos, o incluso ebrios. Ocurre a veces que la persona en cuestión ha bebido efectivamente demasiado, y se pone a cabecear mientras la gente sigue moviéndose a su alrededor. La conclusión fácil es que está ahogando sus penas en alcohol, pero nuestras observaciones nos han llevado a creer que su estado le sirve de buena excusa para no relacionarse con nadie. ¿Qué mejor razón puede tener una persona para no dirigir la palabra a nadie si está demasiado bebida como para sostener una conversación normal? De todas estas maneras, la gente intenta disimular su miedo a tomar iniciativas. En numerosas ocasiones, los miembros de nuestro equipo decidimos abordar a estas personas que permanecían en silencio en actitud de espera. Y nos sorprendió sorprendió descubrir lo fácil que era entablar una conversación conversación con ellas. Estaban encantadas de conversar y de conocer a gente nueva. Les presentábamos a otros hombres y mujeres que estaban con nosotros, y se producía en ellas un súbito cambio de personalidad. Sonreían, charlaban y se reían, y parecían felices por el hecho de participar en algo. ¿Por qué este temor a tomar la iniciativa? ¿Por qué es este sentimiento tan paralizante? Para muchas personas, el primer paso es con mucho el más difícil, y, cuando lo han dado, no tienen ninguna dificultad en relacionarse.
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2. Hay mucha gente con Todos los aprecian y los invitan.
suerte.
A
ellos
les
salen
oportunidades
de
relacionarse.
Esta otra idea irracional y negativa debería serle ya familiar. Deriva de la creencia de que las cosas agradables les ocurren a los demás, debido a la suerte y a las buenas oportunidades con las que tropiezan. Pero las amistades y los buenos ratos que vemos a nuestro alrededor no son casi nunca fruto de la casualidad; ni si quiera el hecho de conocer a unas u otras personas está regido por la suerte. A no ser que uno sea convencionalmente presentado a alguien por una tercera persona, tendrá que dar el primer paso y establecer el contacto. La creencia de que las cosas buenas les ocurren a los demás porque tienen suerte o porque se encuentran en el lugar adecuado en el momento adecuado no es cierta en la gran mayoría de los casos. Casi siempre, una persona establece contacto con las demás merced a una estrategia. Esta estrategia puede comenzar con la decisión de ir a un lugar determinado. A menudo, menudo, alguien se hace miembro miembro de un club, acude a reuniones, reuniones, fiestas, bares de solteros y otros lugares con la expresa intención de conocer a gente nueva. Estas estrategias casi nunca están muy concretadas, ni se habla de ellas con franqueza, pero existen. La persona a la que se cree afortunada no está haciendo otra cosa que recoger los beneficios de unas ciertas situaciones que ella misma ha buscado. Si usted cree que su autoestima social aumentará cuando se produzca una circunstancia afortunada, una casualidad o una racha de suerte, comete un grave error. Asume usted esa idea errónea para defenderse, para evitar algo que teme: tomar iniciativas. Lo cierto, siempre, es que debe dar el primer paso; debe tomar iniciativas.
3. Las pro roba bab bil ilid idad ades es de co con noc ocer er a algu guie ien n que se int nter eres esee por mí so son n si siem empr pree las mis ism mas, vaya donde vaya. Esta tercera idea irracional es pariente de la segunda. Se cree que las probabilidades que tiene una persona de agradar a un miembro del sexo opuesto son siempre las mismas. Las excusas habituales son: "Yo no tengo suerte con las chicas", o «Nunca he encontrado a una persona que me interesase realmente, y nunca la encontraré», o bien «No conozco ningún lugar agra dable adonde ir para conocer a nueva gente». Este tipo de explicaciones suelen ser maniobras defensivas, para no tener que atribuir el fracaso personal a algún error o defecto, o bien a la falta de esfuerzo. Aunque estas ideas lo protegen protegen contra una pérdida de autovaloración, autovaloración, constituyen constituyen grandes obstáculos obstáculos para lo que realmente debería hacer: seguir dando pasos para conocer a más gente.
4. Si alguien no que le es que no le caigo bien ni se lo caerá nunca.
me
demuestra caigo
inmediatamente bien,
Las personas que sostienen esta idea piensan que, si alguien va a apreciarles, debe demostrárselo con una clara exhibición de afecto, mediante signos verbales y no verbales, desde el mismo inicio de la relación. Estas personas saben muy poco de la conducta humana, de las primeras impresiones y de las primeras entrevistas. En realidad, no suele ocurrir que una persona revele su interés y simpatía hacia otra en la primera conversación que mantienen. Las personas necesitan que se cree una cierta confianza, como resultado de varias entrevistas, para comunicarle al otro su simpatía. El comunicar interés suele ser más difícil aún tanto para el que emite el mensaje, como para el que debe recibirlo. Por ejemplo, una mujer puede desear comunicar a un hombre su interés por él, pero sólo con el deseo de averiguar si puede o no llegar a simpatizar con él. Y el hombre quizá no sepa si ella está emitiendo señales de interés o señales de simple simpatía. He aquí un buen ejemplo de esta actitud irracional tomado de las observaciones de nuestro equipo. Una noche, después de que le hubimos presentado una joven a un amigo nuestro, en una reunión, nuestro amigo le pidió que bailase con él, a lo que ella accedió en cantada. Al siguiente baile, ella aceptó la invitación de otro hombre, y ello molestó a nuestro amigo. Mucho tiempo después, cuando le preguntamos por el incidente, reconoció no haber creído que la chica se interesase por él. Según sus propias palabras: «Si yo le hubiese interesado realmente, habría encontrado encontrado alguna excusa para no bailar con aquel otro hombre». Lo que nuestro amigo no sabía es que, en su caso, como en la mayoría de ellos, el interés quizá no sea comunicado comunicado inmediatamente, inmediatamente, pero ello no indica que no exista la posibilidad de una inicial simpatía.
5. Si re real alme ment ntee un uno o va a en ente tend nder erse se co con n al algu guie ien, n, lo loss do doss lo sa sabr brán án de desd sdee el pr prim imer er mom omen ento to y no habrá ningún problema. Si usted está dispuesto a esperar el «flechazo» como único inicio válido de una relación, no haga caso de lo que vamos a decir a continuación. Algunas personas creen realmente en el flechazo, pero, para otras, esta creencia no es más que
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una fácil excusa defensiva para no entablar contactos con la gente y pan no hacer el esfuerzo de establecer verdaderas amistades a partir de relaciones triviales. Algunas personas piensan que, para mostrar interés y afecto hacia alguien, para tener una relación amistosa, han de estar locamente enamoradas de él. Las ideas irracionales de los apartados 4 y 5 impiden que la gente haga el esfuerzo necesario necesario para crearse amigos y para conservarlos conservarlos utilizando simplemente simplemente su capacidad capacidad social. A estas personas, el no realizar el esfuerzo esfuerzo les permite quejarse quejarse de su falta de éxito en las relaciones sociales, dándole la culpa a un factor externo y variable: la mala suerte. Pero no les sirve para alcanzar aquellos objetivos sociales que contribuirían a aumentar su autovaloración.
6. Si le pido a una chica que salga conmigo y ella se niega, es porque yo no val alg go nada o no valgo lo bastante para ella. Esta creencia irracional y negativa da lugar a muchas formas de pasividad en las relaciones sociales. Esta irracionalidad aumenta el temor al fracaso y perpetúa la escasa autovaloración social. Tiene su origen en la suposición irracional de que, para ser una persona valiosa y valorada, uno debe ser aceptado, apreciado, querido y ad mirado por todo el mundo y en todo momento. Esta idea es la causa de muchos trastornos emocionales en las relaciones cotidianas, pero adquiere adquiere especial especial trasce trascende ndencia ncia en las relaciones relaciones entre los sexos. Este temor temor al rechaz rechazo o impide impide a los tímidos tímidos enfrentarse a la realidad e iniciar contactos sociales, y constituye el factor principal a la hora de frenar cualquier relación social, desde el intrascendente «Hola, ¿cómo estás?» al pedir le a una joven que salga con uno. El rechazo puede tomar formas verbales y no verba les. Para algunos hombres, la respuesta: «Muchas gracias, pero el viernes por la noche estoy comprometida» es una muestra clara de rechazo, mientras que, pan otros, significa sencillamente sencillamente una negativa a una petición concreta formulada formulada en un momento concreto. concreto. O bien, en una de sus formas no verbales, el rechazo puede expresarse a través de las «vibraciones». Un hombre puede enviar unas ciertas vibraciones a una mujer, en el sentido de que ella le agrada y de que le interesa volver a verla, y, si ella no devuelve este mensaje no verbal, él puede interpretar su silencio como un rechazo y una falta de interés. Pero quizá, simplemente, es que ella está preocupada por otra cosa. El temor a que el interés y la simpatía no sean correspondidos se basa en el miedo al fracaso y en la idea de no ser atractivo o digno de aprecio. ¿Por qué esta idea es irracional? Muchas personas tímidas están más que dispuestas a suponer que un rechazo o una falta de correspondencia a un interés suyo son debidos a algún defecto de su personalidad. personalidad. La falta de experiencia social, unida al temor al fracaso, conduce invariablemente a la persona tímida a pensar lo peor de sí misma. Esta tendencia no sólo favorece el sufrimiento sufrimiento y los trastornos trastornos psíquicos sino que además refleja una percepción errónea errónea de los factores que conducen a este tipo de rechazos. En la mayoría de los casos, una persona decide aceptar o no una invitación basándose en:
1) la forma en que se le haya hecho la invitación, es decir, la «habilidad social» que ha desplegado la otra persona; 2) la historia social que los dos hayan compartido anteriormente; 3) su disponibilidad material para el encuentro o la entrevista; y 4) sus intereses y necesidades. LA HABILIDAD O DESENVOLTURA SOCIAL La habilidad social de una persona determina a menudo su éxito o su fracaso. El invitar a alguien a salir o el expresar interés cara a cara, por teléfono, por medio de una tercera persona o por escrito, son acciones que requieren diferentes habilidades, y cada una debe ser objeto de atención especial. Pero ahora vamos a analizar solamente las relaciones cara a cara. Los varios aspectos, aspectos, verbales y no verbales, de estas relaciones pueden desarrollarse desarrollarse de varias maneras. maneras. Algunas personas personas parecen querer expresar que en realidad no les importa que su petición sea aceptada o no, que se trata sólo de un «por cierto, si no tienes nada que hacer el viernes por la noche, ¿te gustaría...?» Otros hombres, en cambio, se muestran bruscos y arrogantes; «¡Hola, guapa! ¡Vamos a salir el viernes tú y yo! ¿Qué te parece?» Hay muchas maneras de arreglar con alguien una cita, y cada una de ellas tiene más o menos probabilidades de ser bien recibida. Cuando usted le pregunta pregunta a una persona si le gustaría ir a tomar un café, ¿qué es lo que usted le comunica acerca acerca de su interés y simpatía por ella, de sus motivos, en la forma de expresar su petición y en las palabras que utiliza? Antes de pensar automáticamente que a la otra persona no le agrada usted, debería preguntarse: «¿Qué error he cometido al invitarla, que le ha hecho pensar algo desagradable o dudoso acerca de mis motivos?» Es importante recordar que, a menudo, si la petición se hubiese expresado de manera diferente, la respuesta habría podido ser más favorable. Y,
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además, existen otras razones para una respuesta des favorable, respuestas que no tienen nada que ver con usted como persona. La habilidad social incluye lo que decimos, cómo lo decimos y cuándo lo decimos y, una vez hemos adquirido esta habilidad, nuestras probabilidades de tener relaciones sociales positivas son mucho mayores. Cuando una relación social negativa no puede ser atribuida a una escasa habilidad social, es importante esforzarse más, procurar usar adecuad adecuadame amente nte los mensaje mensajess verba verba les y no verbales verbales.. Es necesar necesario io observ observar ar atentam atentamente ente todas las señales señales impor importan tantes tes que que puede pueden n decir decirle le qué qué estr estrate ategia gia y qué qué táctic táctica a debe debe segu seguir. ir. Y es neces necesar ario io tener tener pacie pacienc ncia ia y perseverancia. perseverancia. Dadas las circunstancias circunstancias adecuadas adecuadas y la disponibilidad de una persona para las relaciones relaciones sociales, si no tiene usted éxito es porque no se ha esforzado lo suficiente. Y lo mismo puede decirse de los hábitos verbales y no verbales en la relación social- Las personas que han pasado por una gran variedad de experiencias sociales suelen haber adquirido una variedad igualmente gran de de experiencias sociales y, con el tiempo, estas res puestas se han utilizado tantas veces que se convierten en grupos de hábitos. Entonces, para poner en marcha estos hábitos, lo único que se necesita es la valoración de la situación social en la que uno se encuentra. La utilización de estos hábitos nos libera de pensar constantemente en todas aquellas cosas que facilitan las relaciones sociales: lo que vamos a decir después, si debemos seguir con este tema o sacar otro, si deberiamos hacer un comentario marginal, etc. Los grupos de hábitos verbales y no verbales nos evitan el pensar de antemano lo que vamos a decir, el prepararlo. Por ejemplo: «Esto que acaba de decir me ha hecho pensar en una cosa. Tengo que acordarme de decírselo después», O bien: «Veo que acaba de llegar esa chica con la que quería hablar. ¿Cuál ¿Cuál es la mejor mejor mane manera ra de term termina inarr esta esta conv conver ersa sació ción n con delic delicad adez eza? a?» » Esto Esto es sólo sólo una una muest muestra ra de los pensamientos que ocupan la mente de la persona no tímida durante una conversación, en el breve lapso de diez minutos. Su conducta sigue siendo correcta, y su interlocutor no imaginaría nunca que esté pensando en otra cosa. Los tímidos, en cambio, no actúan según unos hábitos socialmente correctos. La única actitud habitual en una persona tímida es la de permanecer silenciosa e inexpresiva, tanto en el aspecto verbal como en el no verbal. El tímido está tan preocupado consigo mismo -piensa en lo que está diciendo, en cómo lo está diciendo, en el efecto que causarán sus palabras- y con el deseo de escapar a la situación, que no le cabe en la cabeza nada más. No tiene la mente libre para pensar en aquellas cosas que harían la conversación agradable y fluida. Ya hemos visto que una de las razones de esta excesiva preocupación preocupación es el temor a la valoración valoración negativa; otra razón puede ser, simplemente, simplemente, la falta de soltura o de costumbre en lo referente a las situaciones sociales inesperadas o informales, y, por ello, como el principiante en el golf, debe atender con mayor cuidado a todos los detalles de su conducta. Sólo cuando estos detalles se han ensayado, tanto en la teoría como en la práctica, pueden convenirse en hábitos. Y sólo entonces pueden crearse grupos de hábitos y puede disminuir el esfuerzo. Estos grupos de hábitos que facilitan las relaciones sociales informales dejan de funcionar cuando la ansiedad persiste. Los psicólogos y otros investigadores estudian aún la naturaleza de la ansiedad y de la tensión, sin haber llegado a comprender comprender del todo el mecanismo de dichas reacciones. Pero hay una cosa en la que todos están completamente completamente de acuerdo: la ansiedad inhibe la libertad . Una persona ansiosa ve limitada su libertad de respuesta. La tensión hace cerrarse su mente, como una tuerca, en tomo a unas ideas fijas. Y el temor limita sus pensamientos y acciones. Este principio es tan universalmente aceptado que se ha aplicado a los programas de la enseñanza privada. Durante los últimos quince años, ha prevalecido en la educación moderna la tendencia a fomentar un ambiente educativo «de poco peligro», relajado, a fin de que el niño pueda lanzarse a la mayor variedad posible de reacciones, hacer asociaciones nuevas y audaces y abordar sus problemas de un modo creativo. La tensión nos hace me nos flexibles, y nos apegamos a las cosas que sabemos seguras. Lo único que sabe con certeza la persona tímida es que, si no reacciona, si no dice nada, no dará motivo alguno para que los demás le valoren negativamente. Y así se perpetúa el ciclo. Estos efectos de la tensión se dan también en las personas no tímidas. Cuando una persona no tímida se encuentra en un ambiente social nuevo, tiene que hacer un esfuerzo consciente para responder a las señales que capta. «Nunca había estado aquí. ¿Cómo será esta gente? ¿Conoceré a alguien? Si encuentro a algún conocido, ¿qué le diré? Lo mejor será que me atenga a mi conducta conducta habitual.» O bien: "Nunca había estado en una fiesta como ésta. Parece que hay mucha gente de la embajada. Y no sé quién es quién. ¡Oh, Dios mío, hay una fila de recepción! ¿Hacia dónde voy? ¿Con quién puedo hablar? ¿Qué le diré?" Cuando las personas se encuentran en una situación social nueva y no saben cuál es la conducta más adecuada, se limitan a decir y hacer aquello de lo que están seguras, aquello que, con toda certeza, no puede molestar a nadie. Pero, incluso actuando de este modo, la persona tiene que observarse continuamente para saber si se está comportando con corrección. Así pues, las situaciones sociales nuevas no crean tensión solamente debido a la inseguridad, sino también porque limitan la capacidad de la persona para liberar su mente y pensar en aquellas cosas que facilitarían facilitarían la relación. relación. La expresión verbal, facial y corporal, así como los procesos mentales, pueden verse inhibidos, trátese o no de una persona tímida. Ocasionalmente, la tensión social hace a la persona más activa, pero esta misma actividad pone de manifiesto su ansiedad; habla por hablar, divaga y se muestra incoherente.
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La persona tímida tiene que enfrentarse a dos motivos de ansiedad: el primero consiste en el temor a la valoración negativa y al fracaso; el segundo consiste en el hecho de que las situaciones nuevas coartan su pensamiento e impiden la expresión libre y relajada de su conducta social. Si las tensiones sociales alcanzan un cierto grado de intensidad, pueden llegar a convertir en tímida a una persona que no lo era.
LAS CARACTERÍSTICAS DE LA TIMIDEZ Si usted es tímido, tiene probablemente una escasa autoestima social, y tiende, asimismo, a desvalorizarse con respecto a cualquier grupo. Por ejemplo, si yo le mostrase, en una cinta de video, momentos de su conducta social, y le pidiese que juzgase diferentes aspectos de su actuación, es probable que se mostrase mucho más crítico y humilde que una persona que no fuese tímida y que tuviese una mayor autovaloración social. Las personas tímidas son mucho más críticas consigo mismas, no sólo acerca de su conducta sino también acerca de su aspecto físico, y cuando tienen que calcular las posibilidades de ser aceptadas por otra persona para una nueva relación infravaloran siempre sus posibilidades reales. ¿Son preferidas las personas agraciadas? ¿Tienen una ventaja sobre las demás? demás? La respuesta respuesta a la primera pregunta es inequív inequívocam ocamente ente afirma afirmativa tiva.. Las persona personass físicam físicamente ente atract atractivas ivas suelen suelen ser las prefer preferidas idas,, pero pero sólo en un dete determ rmina inado do senti sentido do.. La gente gente quier quiere e ser ser asoci asociad ada a con con perso personas nas herm hermosa osass por por razo razones nes exte extern rnas as y por por las satisfacciones satisfacciones externas que se obtienen cuando son vistos en público con ellas. Si en general preferimos asociamos asociamos a personas físicamente atractivas es, sobre todo, por razones de prestigio. Si un joven es visto con una muchacha muy hermosa, hermosa, los demás tienden a atribuirle atribuirle a él un gran número número de característica característicass positivas. Si la joven con la que sale no es atractiva, la gente tenderá a considerarle, en general, de un modo más negativo. Así, la simple proximidad de una persona atractiva puede crear una actitud más favorable por parte del entorno social. Para muchas personas, sus relaciones con el sexo opuesto son un asunto muy público, en el sentido de que ponen muy en juego su vanidad cuando se presentan ante los demás en compañía compañía de alguien. Y a menudo no les basta el simple hecho de ser vistos en la proximidad física de una persona atractiva, sino que los espectadores deben ser llevados a creer que existe algún vínculo o relación entre los dos. Pero, como ve remos más adelante, esa exhibición pública proporciona pocas satisfacciones en términos de amistad o de relaciones sociales.
UN EXPERIMENTO SOBRE EL ASPECTO PERSONAL Un grupo de reclusos de una penitenciaría, muchos de los cuales habían sido encarcelados por delitos relacionados con drogas, se sometieron a la cirugía estética para corregir defectos y para quitarse las huellas de quemaduras, cicatrices y tatuajes. Después de su salida de la prisión, aquella "rehabilitación cosmética") resultó ser la medida más eficaz para mantenerlos apartados de presidio, para ayudarles a encontrar y conservar un trabajo y, en general, para su adaptación social y personal, todo ello en comparación con un grupo similar de reclusos que no se habían sometido a la cirugía estética. Está claro que los rasgos faciales y el aspecto general de una persona tienen una fuerte influencia en cómo ella se percibe a sí misma y en cómo la perciben a ella las demás. Aunque la medida en que podemos mejorar nuestro aspecto es limitada, es asombroso descubrir cuántas personas tímidas no parecen ser conscientes de las modas y las formas de poner de relieve los aspectos positivos positivos de su físico, aunque ello quizá no es demasiado asombroso, asombroso, puesto que los tímidos se resisten, ya de entrada, a destacar.
LOS ASPECTOS NO VERBALES En esta sección nos ocuparemos sobre todo del tercer elemento, de los aspectos no verbales de su actitud. Muy pocas personas son del todo conscientes de cuántas cosas revelan acerca de si mismas el lenguaje de su cuerpo y las expresiones expresiones de su rostro. Cuanto Cuanto más tímido sea usted, más necesita hacerse hacerse consciente de lo que le está diciendo a otra persona cuando está frente a ella, de pie, rígido como un palo, o cuando está mirando al suelo mientras habla con ella. Así pues, lea atentamente en qué consiste este tipo de comunicación, averigüe en qué medida pueden aplicársele los varios ejemplos, y después decídase a cambiar su personalidad rígida y estereotipada por un comportamiento más agradable y comunicativo. Nos comunicamos, por una parte, por medio de las expresiones faciales, que dependen de: la boca, que sonríe o hace otros gestos; la frente, que puede fruncirse; fruncirse; y las cejas, que pueden mostrar mostrar una cierta variedad de estados de ánimo. La posición que damos a nuestro cuerpo, la orientación de acercamiento o alejamiento de la persona con la que hablamos, constituye otra forma de expresión corporal. Mientras está conversando con alguien, usted puede cruzar las piernas por los tobillos o por las rodillas, puede cruzarse de brazos o apoyar las manos en las caderas, o bien doblar el codo y apoyar la cabeza en la mano; puede apoyar los pies en una mesa o una silla; puede sentarse muy derecho, con los pies firmemente apoyados en el suelo y las manos en el regazo; puede inclinarse hacia adelante, hacia atrás o hacia
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un lado, o puede apoyarse en el brazo de un sillón o en una pared. Según Según lo que haga y cómo lo haga, revelará usted muchas cosas acerca de sí mismo, de sus intereses, temores, su cansancio o su aburrimiento, así como de su aceptación o rechazo de la otra persona. Imagínese que está almorzando con una persona del sexo opuesto a la que considera atractiva y a la que le agradaría conocer mejor. Decide hacerle un cumplido diciendo: «Ese conjunto que llevas te sienta muy bien». Aunque las palabras son las adecuadas y la forma en que ha formado formado la frase parece expresar expresar una cierta complacencia, el que su comentario comentario sea considerado como un cumplido dependerá poco de l as palabras en sí mismas. mismas. Son más el tono de su voz y la expresión de su rostro los que comunicarán el grado de su sinceridad y de su complacencia. En realidad, sus palabras representan sólo el siete por ciento del mensaje positivo que es recibido por su interlocutor. Las características de la voz, como el tono, la inflexión, el volumen, etc., determinan más o menos el treinta y ocho por ciento del mensaje, y las características faciales, como la mirada a los ojos, la sonrisa, la expresión de las cejas y la orientación de la cabeza determinan el cincuenta y cinco por ciento del impacto que registra la otra persona. El hecho de que usted mire -o no mire- a los ojos de la l a persona con la que está hablando hablando revela muchas cosas de su personalidad. ¿Mira usted el suelo mientras habla con alguien? ¿Mira usted por la ventana mientras escucha lo que dicen los demás? ¿Tiende usted a rehuir la mirada de su interlocutor? Su uso de las manos también implica comunicaciones no verbales. ¿Qué hace usted con las manos mientras está hablando con alguien, de pie? ¿Se las mete en los bolsillos, se las echa a la espalda, agarra el bolso, con el pelo, gesticula? ¿Les busca un sitio y las deja allí inmóviles hasta el final de la entrevista? ¿Cuándo sonríe usted? ¿Cuándo frunce el ceño? ¿Cuándo se recuesta tranquilamente en su asiento y cuando se sienta en el extremo, inclinado hacia delante? ¿En qué momento se hace molesta una mirada a los ojos? ¿Qué hace usted con las piernas y los pies? Si tomara usted un grupo de personas no tímidas, socialmente desenvueltas y competentes, competentes, y les hiciera estas preguntas, es posible que las respuestas le sorprendieran. sorprendieran. Descubriría Descubriría que cada una de ellas tiene una «norma» diferente diferente respecto al uso correcto correcto de estos elementos elementos de comunicación comunicación no verbal. Pero no obtendría respuestas satisfactorias a sus preguntas, sobre todo porque las personas que no son tímidas y sí son medianamente expresivas no piensan realmente cuándo, cómo y dónde utilizan los componentes no verbales en sus comunicaciones, sino que lo hacen de modo natural y espontáneo. Pues bien, si la única cosa que hace usted de modo espontáneo es «tragarse una escoba por así decirlo, el primer paso que debe dar es tomar conciencia de lo que «o hace; el segundo paso será forzar los movimientos y el lenguaje de su cuerpo, hasta la exageración; y el tercer paso consistirá en practicar diferentes estilos en ambientes sociales sencillos, y después en situaciones más complejas. Observemos Observemos con un poco de atención la forma en que tas personas personas no tímidas utilizan el lenguaje del cuerpo. Nuestro equipo entrevistó a diez personas no tímidas y averiguó que cada una de ellas usaba una combinación diferente de señales no verbales en su relación con los demás, Por ejemplo, una de ellas miraba agradablemente a los ojos de su interlocutor, mientras movía la cabeza y sonreía de vez en cuando; otra persona, en una situación parecida, se expresaba expresaba básicamente básicamente con gestos de las manos y los movimientos del cuerpo; y una tercera pasaba demasiado rato mirándose las manos o mirando al suelo mientras escuchaba a alguien, pero compensaba esta actitud introvertida haciendo gestos afirmativos con la cabeza y emitiendo algún «mmm...» a lo largo de la conversación. Aunque todas estas personas difieren en su forma de utilizar las señales no verbales, todas actúan igual en el sentido más importante: todas se sien ten libres para ser ellas mismas. Y, cualquiera que sea la combinación de señales no verbales que utilicen, lo gran comunicar que se sienten seguras de sí mismas, tranquilas y a gusto. Pero no interprete esto erróneamente. Las personas no tímidas casi nunca realizan un esfuerzo consciente para usar el lenguaje corporal de un modo determinado, para controlar deliberadamente la impresión que dan. Recuerde que todo intento de «controlar la impresión» no es más que otro síntoma del temor a ser usted mismo. En la mayoría de las situaciones sociales, las personas no tímidas son sencillamente inconscientes de los diferentes elementos de su conducta no verbal. Actúan de manera espontánea, y su norma general parece ser una tendencia a equilibrar todos los elementos que componen una determinada actuación. ¿Qué es lo que revelamos con la distancia que interponemos entre nosotros y los demás? ¿Cuánto deberíamos aproximamos a la persona con la que hablamos? Si usted se sitúa de 0 a 50 centímetros' de la otra persona, revela una estimación íntima hacia ella; de 50 a 120 centímetros indican una relación «personal»; de 120 centímetros a 3 metros y medio significan una relación «social»; y, si se coloca usted a más de tres metros y medio, es que se encuentra en algún tipo de conferencia o acto público. Debemos señalar, sin embargo, que estas normas son válidas sobre todo para Norteamérica, y que seguramente serían menos aplicables a las relaciones sociales en Europa o en otras partes del mundo. Cuanto más toca usted a una persona, más pone de manifiesto su atracción hacia ella. Cuanto más se miran los dos a los ojos, más se comportan como dos personas que realmente se agradan. El hecho de inclinarse hacia una persona significa que siente usted algún atractivo hacia ella, y lo mismo significa volver el cuerpo hacia ella. ¿Puede usted imaginar el efecto que haría el combinar estos cuatro elementos en una sola demostración?
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Pero, en la mayoría de encuentros sociales, lo mejor es comenzar por un elemento y pasar muy gradualmente a los otros tres. Este equilibrio confiere a la conducta la intensidad adecuada. La mayoría de las personas no tímidas y suficientemente suficientemente expresivas conocen estos principios generales. Saben cómo comportarse, no porque se les haya instruido formalmente en estas cuestiones, sino porque han vivido una amplia variedad de experiencias sociales en las cuales han tenido la oportunidad de ver actuar a los demás de diferentes maneras, y a partir de esta observación han adoptado las normas que ellos consideraban más adecuadas.
CÓMO UTILIZAR LAS SEÑALES NO VERBALES ¿Cómo va usted a utilizar las señales no verbales fue hemos enumerado? El elemento no verbal menos peligroso debería ser el que le sirviese de primer vehículo para comunicar agrado e interés. Después de varios éxitos, debería pensar en pasar a otro elemento, el penúltimo en peligrosidad. El elemento menos peligroso es la distancia de otra persona. Dado que el acercarse más de treinta o cuarenta centímetros implica intimidad, ello no debería hacerse en un primer encuentro. Las distancias de cincuenta a ciento veinte centímetros indican una distancia personal que implica un grado de familiaridad que quizá no sea adecuado en una primera entrevista. De metro veinte a tres metros y medio parece la distancia adecuada desde la cual iniciar una relación social. El cuerpo vuelto hacia la otra persona, así como la mirada a los ojos serían dos elementos a situar en el penúltimo lugar de peligrosidad en la lista de mensajes no verbales. Sin embargo, a fin de mantener la norma del equilibrio, lo prudente será usar estos elementos uno por uno; de lo contrario se arriesgaría usted a emitir «señales» con demasiada intensidad. El inclinarse hacia una persona es la siguiente señal en nuestra lista. Y el mensaje no verbal que constituye la manera más directa de expresarle a una persona un fuerte interés es el contacto físico. También valoramos a las personas según las características de su voz. Una voz apagada indica a menudo una persona fría e indolente. Las voces nasales no suelen ser agradables. Los hombres que hablan con voz tensa revelan a los demás demás rigide rigidezz y mal mal cará carácte cterr y, en las mujere mujeres, s, la tensió tensión n en la voz voz suele suele asociar asociarse se con con la inmad inmadur urez, ez, el sentimentalismo y los nervios. Las personas que hablan de prisa en el curso de una conversación general dan la impresión de ser animadas y extrovertidas, pero las que hablan aprisa cuando piden un favor, cuando le piden a alguien que salga con ellos, o cuando sostienen una conversación personal, son valoradas menos positivamente. Los defectos del habla, como el decir dos veces la misma palabra, el tartamudeo, el omitir parte de algunas palabras, el no completar las frases, los lapsus, etc., son vistos como indicios de nerviosismo y ansiedad, y considerados como deficiencias del que habla. En cambio, cuando se expresa con tranquilidad, la persona muestra ser fuerte, activa, entusiasta, competente, dominan te y segura de sí misma. El grado de emoción comunicado por medio de la voz suele ser muy fácil de percibir. La cólera, el miedo, la alegría, los celos, el amor, el nerviosismo, el orgullo, la tristeza, la satisfacción y la simpatía simpatía pueden ser percibidos sólo por el tono de la voz. Las personas hábiles en expresar sus emociones a través de la voz son también hábiles en reconocer las emociones de los demás. Pero, si usted es tímido, inhibido e inexpresivo, y no imprime mucha expresión a su voz, tendrá seguramente más dificultad en apreciar las emociones en el habla de los demás. Se podría decir así: «Si su emisora de vibraciones no funciona, su receptor tampoco». Es importante señalar esto, pues las implicaciones y consecuencias pueden ser importantes. Tenga en cuenta que buena parte de la comunicación que se alcanza en las conversaciones se debe a la emisión y recepción de es tas vibraciones. Por ello es esencial que aprenda usted a emitirlas si quiere captarlas correctamente. Una voz tranquila suele tener una escala más pequeña de inflexión. Es más uniforme en velocidad, y suele ser más baja en volumen y en tono que una voz excitada. excitada. Las personas que hablan de manera manera tranquila y objetiva dan la impresión de ser más agradables y sensatas que las que hablan con voz entrecortada por la emoción. También al hablar en públi público co los orad oradore oress "obje "objetiv tivos os"" son son cons conside iderad rados os más más culto cultos, s, honra honrado doss y resp respetu etuos osos os con la gent gente e que que los emocionales; éstos dan la impresión de ser inflexibles y dogmáticos. Es el contexto social, más que ninguna otra cosa, lo que decidirá si le conviene a usted mostrarse tranquilo o animado. Si está cenando en un restaurante con una persona del sexo opuesto y desea ser tenido por agradable y sensato, le ayudarán a conseguir esa impresión una voz tranquila, con unas inflexiones limita lis y una velocidad y volumen regulares. Las miradas los ojos y las expresiones faciales harán el resto. Pero, si se encuentra usted en una reunión social, entre grupos amplios de personas, el hablar de esta manera tranquila y objetiva le reportará sin duda una valoración valoración menos favorable. Déjese guiar por el contexto social a la hora de decidir la forma en que debe hablar. Y no tema fiarse de su juicio para actuar. El tiempo que usted hable en el curso de una conversación normal puede dar lugar a impresiones diversas. Tanto los hombres como las mujeres consideran a una persona agradable, simpática, inteligente y comunicativa cuando, del tiempo que dura toda la conversación, conversación, habla del sesenta al ochenta ochenta por ciento. Hombres Hombres y mujeres mujeres que hablen menos
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del veinte por ciento de ese tiempo son considerados fríos, antipáticos, poco inteligentes e introvertidos. Y el tiempo que usted habla debe ser equilibrado con mensajes no verbales, de modo que, sin dominar completamente la conversación, pueda usted expresar comprensión, sorpresa, etc., mediante el uso de la expresión no verbal, como movimientos afirmativos de la cabeza, miradas a los ojos y orientación del cuerpo. Si alguien le está contando una cosa muy larga, usted debe igualmente mantener mantener su presencia presencia y no quedar al margen de la conversación; conversación; puede mantener su «tiempo de conversación» en niveles normales mediante el uso de señales no verbales, como las miradas y el asentimiento con la cabeza, cabeza, y con breves frases frases o interjec interjeccion ciones es tales tales como: como: «Sí, sí...», sí...», «Mmm.. «Mmm...», .», o «¿En serio?», serio?», combina combinadas das cuidadosamente y unidas a mensajes corporales.
DOMINAR LAS EXPRESIONES FACIALES Ya hemos dicho que el rostro y las diversas expresiones expresiones que puede adoptar son una fuente importante importante de vibraciones vibraciones no verbales. ¿Cómo pues puede usted aprender a dominar las expresiones faciales de tal modo que llegue a comunicar exactamente lo que quiere usted comunicar? Si hace lo que la mayoría de los tímidos, usted reprime las expresiones de su rostro. Puede ser que haga esto no sólo porque no tiene la costumbre de ser expresivo, sino porque quiere ocultar la ansiedad y la tensión que sufre. Pero una persona tímida nunca logra esto realmente. A menudo no puede mantener durante mucho rato el silencio y su rostro inexpresivo, pues empieza a sonrojarse. O bien otras señales, como la mirada huidiza, la posición inadecuada del tiempo, o el volver la cabeza apartándola del interlocutor, delatarán su confusión, su timidez y su nerviosismo. Cuando una persona intenta ocultar su estado emocional neutralizando la expresión de su rostro, suele hacer una de estas dos cosas: 1) relajar los músculos faciales, inhibiendo toda contracción muscular; 2) inmovilizar los músculos faciales hasta lograr el típico rostro inexpresivo) encajando las mandíbulas, cerrando los labios pero sin apretarlos y mirando al frente, pero sin fruncir el entrecejo. Neutralizar las emociones de este modo es muy difícil, sobre todo si la experiencia que se está viviendo tiene un carácter marcadamente emocional. Cuando se intenta neutralizar emociones fuertes, se adquiere un aspecto tan rígido e inexpresivo que ello delata inmediatamente la voluntad de disimulo, aunque no quede inmediatamente al descubierto la emoción que se quiere ocultar. Convénzase, pues, de que l e conviene más expresar sus emociones, emociones, exteriorizarlas. exteriorizarlas. No sólo se convertirá en una persona mucho más interesante para los que le rodean, sino que se sentirá mucho más cómodo al empezar a ser usted mismo. Una sonrisa es algo hermoso. Es un cálido rayo de sol que irrumpe en una atmósfera social cargada. Una sonrisa sirve para expresar felicidad, placer, alegría, alegría, comprensión, comprensión, tranquilidad. Una sonrisa suya le l e dice a su interlocutor interlocutor que usted está aún sereno y que no va a perder los estribos por nada de lo que se diga. No quiero que piense que estoy exagerando la importancia y el significado de una sonrisa, pero sí desearía que pensase usted en ella como la señal no verbal más capaz, potencialmente, de hacer feliz a alguien. Una son risa es un regalo que se hace, y a todo el mundo le cae bien. Pero, ¡cuidado! Si usted anda todo el día con una sonrisa de oreja a oreja, los demás pensarán o bien que anuncia algún dentífrico o bien que no es usted una persona realmente sincera. Además de de sonreír, sonreír, puede usted usted «regular» «regular» la expresión expresión de su cara de varias varias maneras: maneras: puede puede ajustar la intensidad intensidad de la expresión para mostrar más o menos sentimiento, mediante 1) aumentar o disminuir el número de zonas faciales que contribuyen a la expresión (ojos, cejas, músculos de la frente, boca y labios; 2) variar la duración de la expresión; 3) aumentar o disminuir la tensión de los músculos utilizados.
¿QUÉ HE DE HACER? ¿CUÁNDO? ¿DÓNDE? ¿CON QUIÉN? ¡Ah...! Ojalá tuviésemos el programa detallado, el mapa que nos dijese por dónde navegar en los encuentros sociales imprevisibles... Pero, por desgracia, el estudio de la conducta humana no ha progresado hasta ese extremo. Incluso es muy improbable que podamos decirle algún día con exactitud lo que debe hacer, con quién y en qué circunstancias, para estar seguro del efecto que causa en la gente. Existen demasiados ambientes distintos, demasiados tipos diferentes de personas con historias diversas, y demasiadas combinaciones posibles de señales verbales y no verbales, pan meterlo todo en una gigantesca ecuación. Pero en las relaciones sociales no pueden aplicarse normas específicas. Y aunque pudiesen aplicarse, servirían de poco, pues las rápidas decisiones que hay que tomar en una situación social no le dan al interesado mucho tiempo para buscar en su índice mental y encontrar la norma adecuada. Lo único que existe son tilas indicaciones generales sobre el efecto que produce un tipo de conducta en ciertas situaciones, y la persona tiene la responsabilidad de decidir cómo aplicar esas indicaciones, observar el resultado y modificar algún elemento específico de su conducta según el contexto concreto.
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¿Cómo puede usted hacerse socialmente hábil y adecuadamente expresivo, y librarse de su timidez? ¿Qué reglas hay que aplicar? ¿Qué estrategias debería adoptar? Antes que nada, lo que debe usted recordar es que incluso la persona más hábil, la menos tímida, sólo sale con bien de las situaciones sociales el ochenta por ciento de las veces. Esto significa, naturalmente, que por hábil que sea usted en la aplicación de sus conocimientos sociales, no se sentirá completamente satisfecho de su actuación más allá del ochenta por ciento del tiempo. Pero lo fundamental es cómo se explique usted sus fracasos. El atribuir esos fracasos a alguna deficiencia deficiencia personal no hará más que desanimarle para la experiencia siguiente, pues será un golpe negativo para su autoestima. Por otra parte, si atribuye su fracaso al hecho de no haberse esforzado lo suficiente para valorar y decidir correctamente, podrá usted seguir enfrentándose a su ambiente social y aprenderá a alcanzar éxitos con mayor facilidad. Hablemos ahora un poco de los primeros encuentros. En las relaciones de este tipo, no es correcto ni prudente mostrar sentimientos intensos. No es costumbre expresar gran simpatía hacia la otra persona, ni ningún sentimiento intenso, sobre la única base de una presentación y unas breves palabras y, a menudo, el simple hecho de que una cosa no sea la acostu acostumbr mbrada ada basta basta para para hacerla hacerla socialm socialmente ente inacepta inaceptable ble.. Supong Supongamo amos, s, por ejemplo, ejemplo, que usted usted expresa expresa verbalmente su simpatía hacia una persona, diciéndole: «Oye, es agra dable estar contigo. Me haces sentir a gusto». Si se lo dice con una voz suave y expresiva, y si está muy cerca de ella, mirándola a los ojos, la persona percibirá una simpatía simpatía intensa. Y si se trata de su primer encuentro, encuentro, es probable que le vea a usted como un tipo raro o, en el mejor de los casos, como una persona de modales extraños, incluso extravagantes. extravagantes. Y ello sólo por un ex ceso de mensajes mensajes no verbales. Los encuentros iniciales y las entrevistas periódicas pero muy breves se desarrollan mejor si se sigue la norma de la reciprocidad. Esta norma dice que debe existir una igualdad en la expresión de simpatías, de preferencias y de sentimientos. El ejemplo que hemos dado antes muestra un exceso de franqueza en un momento en que la relación no estaba todavía madura. Las personas que dicen muchas cosas demasiado pronto ponen a los demás en una situación incómoda y embarazosa. Esta incomodidad es motivada no sólo porque la otra persona no sabrá seguramente qué actitud tomar, sino porque sentirá que se le exige una reciprocidad en los sentimientos expresados. La persona ante la que se demuestra un exceso de franqueza franqueza se siente molesta por ello, y lo que pretendía pretendía ser un cumplido cumplido amable lleno de sentimientos positivos se convierte en motivo de desagrado y de rechazo. Debería usted saber también que, si no se muestra expresivo, ya sea verbalmente o no verbalmente, y permanece quieto como una momia durante el curso de una reunión social, será rápidamente catalogado de tímido e inhibido. De la misma forma, si sus reacciones son exageradas y comunica usted demasiadas cosas con las manos, el cuerpo, la cara y el tono de la voz, puede ser tachado de inmaduro y quizá de histérico. ¿Cómo evitar los dos excesos, el de comunicar poco y el de comunicar demasiado? La respuesta está en el principio del equilibrio. La persona no tímida tiene la habilidad de equilibrar los mensajes verbales y los no verbales de una manera muy natural, inconscientemente. Por ejemplo, para comunicar un cierto grado de empatía, la persona no tímida se acercaría a la otra, pero bajaría la mirada. O bien, en el curso de una conversación amistosa con una persona del sexo opuesto, podría rozarle el codo o el brazo, pero cambiaría el cuerpo de posición, apartándolo un poco de la otra persona, o retrocedería ligeramente Esta mezcla o equilibrio de los componentes de comunicación verbales y no verbales permite permite la variedad variedad y la expresividad, y evita causar en el otro una impresión demasiado demasiado intensa. La habilidad social significa saber no sólo cómo equilibrar estas señales, sino también cómo utilizarlas de varias maneras según la situación y la persona de que se trate.
DESARROLLANDO LA HABILIDAD SOCIAL La persona socialmente hábil y desenvuelta puede catalogar claramente el carácter de cada relación social en cuestión de segundos. Inconscientemente, se preguntará: «¿Es ésta una reunión formal? ¿Es un encuentro informal de antiguos amigos? ¿Cuánto tiempo hacía que no veía a esta persona? ¿Cuánto durará nuestra conversación?». Cuando tenga la respuesta a estas preguntas, sabrá qué comportamiento es el más adecuado. No sólo equilibrará las señales verbales y las no verbales, sino que las mezclará, aparentemente al azar, en el curso de las varias conversaciones que mantenga. Sólo una persona libre de ansiedad y de preocupación puede participar plenamente de esta manera. Comience a desarrollar su habilidad social haciendo los siguientes ejercicios:
1. Tome conciencia de la amplia variedad de formas verbales y no verbales de comunicación que existen. 2. Practíquelas, todas y cada una de ellas. 3. Aprenda, Aprenda, sobre todo, todo, practicán practicándolas dolas y ensayándol ensayándolas, as, especialm especialmente, ente, algunas combinaci combinaciones ones de res puestas sociales. 4. Supe Supere re la preo preocu cupa paci ción ón y la ansi ansied edad ad por por el temo temorr a ser ser juzg juzgad ado, o, elab elabor oran ando do idea ideass raci racion onal ales es y constructivas. Página 23
5. Aplique estas reacciones reacciones verbales verbales y no verbales en contextos contextos sociales sociales reales, reales, y observe observe los efectos que ello produce.
CUMPLIDOS Y ADULACIÓN El hecho de hacer cumplidos, cumplidos, de emitir mensajes positivos e i ncluso de halagar al otro, son tácticas efectivas efectivas a la hora de ganarse la simpatía de alguien y de hacer satisfactorias las relaciones sociales. Por ejemplo, las siguientes frases sirven para aumentar la simpatía: «Llevas un peinado precioso», o «Ese collar que llevas es muy bonito», o "Tienes muy buen gusto en materia de coches. ¿Cuánto ¿Cuánto tiempo hace que tienes éste?". Otros métodos tradicionales tradicionales de emitir mensajes positivos son las señales no verbales, tales como el afirmar con la cabeza, la mirada, el inclinarse hacia la otra persona, la orientación del cuerpo y las frases como «Sí, ya en tiendo'>, o «Sí, ya veo lo que quieres decir». Todas estas frases comunican comunican al otro que usted le ha oído, que le ha comprendido comprendido que está interesado por lo que dice y que está de acuerdo con él. Tiene usted que aprender a emitir estos mensajes y frases, que le ayudarán a hacer sus conversaciones positivas, agradables y satisfactorias. Pero la adulación es otra cosa. La adulación significa hacer alabanzas en exceso generosas generosas y se utiliza principalmente principalmente para obtener beneficios o ganancias más que hacerse más agradable o simpático. Lo que se determina «ganarse el favor de alguien» está relacionado con estrategias destinadas específicamente a hacerse más agradable y simpático. Las "alabanzas" implican valoraciones personales positivas y, cuando se hacen libre y sinceramente, sirven para aumentar la simpatía. Pero cuando las alabanzas y cumplidos se convierten en adulación, se produce la desagradable sospecha de que ocultan un motivo poco claro. ¿Cómo se puede hacer cumplidos y valoraciones positivas sin inducir al otro a pensar que se busca algo de él? ¿Cómo se puede parecer más sincero? Se puede usar una serie de estrategias verbales para aumentar las posibilidades de que una valoración positiva sea bien recibida: impresión de que sabe usted distinguir y de que no le hace cumplidos a cualquiera, su mensaje 1. Si el oyente tiene la impresión será más creíble. Por lo tanto, si puede usted crear la impresión de que el cumplido es válido únicamente para esa persona y no para cualquiera, existen posibilidades de que su declaración sea bien recibida. Por ejemplo, es posible que quiera usted hacerle un cumplido a una amiga sobre su aspecto o sobre lo alegre que es. Puede usted decir: «¿Sabes una cosa, Helen? He pensado que, de todas las personas de esta oficina, eres la que va mejor vestida. Es muy agradable verte todos los días". O puede usted observar: «Mary, hay una cosa de ti que me gusta de veras. A diferencia de las otras personas de la casa, sabes mostrarte alegre y animar a la gente que te rodea. Esto es muy bonito».
2. Si está usted haciendo una valoración positiva y la persona presiente un motivo ulterior poco claro, naturalmente le gustará usted menos que si no lo sospecha. Un modo de reducir esa sospecha es hacer que el cumplido sea hecho por una tercera persona, como un amigo, que le diga: «A propósito, Mary, ¿sabías que Joan se quedó impresionada por el modo como te portaste ayer en la clase? Piensa que sabes defenderte defenderte muy bien». Así, puede usted abordar a Joan, la mejor amiga de Mary, y decirle lo que piensa de la actuación de Mary en clase. Aunque esto influirá muy poco en hacer que usted guste más a Joan, hay muchas posibilidades posibilidades de que ésta pase la información información a Mary. Otra técnica técnica consiste en asegurarse de que el cumplido dirigido a alguien sea, inadvertidamente, oído por la persona en cuestión. Esto suele hacerse en el contexto de un pequeño grupo de gente en el que las observaciones están dirigidas a otra persona y la «persona-objetivo» está cerca. 3. Otro modo de ampliar el efecto de simpatía consiste en mezclar unas cuantas valoraciones neutrales o ligeramente negativas negativas con el cumplido. Lo importante, importante, sin embargo, embargo, es poner de manifiesto los atributos atributos relativamente secundarios secundarios de la persona que deben servir como foco de la valoración negativa. Por ejemplo: «Oye, John, quería decirte que me gusta de veras cómo te sienta ese traje. No me entusiasma la corbata, pero desde luego ese traje es elegante». O bien: «Gracias por dejarme esos apuntes, Bill. Me han sido muy útiles. Todo el material que necesitaba está allí. Me costó trabajo descifrar tu letra, eso sí... [risa o sonrisa] pero, luego, se nota que has trabajado, y el material que has usado es fantástico. 4. Otro modo de hacerse más simpático es mostrar que existe alguna similitud o elemento compartido entre usted y la otra persona. Intente hacer comentarios tales como: ('Tienes razón, a mí me pasa lo mismo», o «Es curioso, yo he tenido el mismo problema», o «Bueno, te diré una cosa, yo tampoco soy de aquí y, como tú, sólo hace tres meses que estoy aquí», o «Yo también hago eso. Hago exactamente lo mismo que tú en esas situaciones». hacerse más simpático a alguien si iba mostrar que está de acuerdo acuerdo con las l as opiniones que él expresa. 5. Puede usted hacerse Pero existe siempre la posibilidad de que se descubran motivos ulteriores poco claros. Un modo de escapar a esta
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posibilid posibilidad ad es mostrar mostrarse se inicialm inicialment ente e en desacuerdo con la opinión expresada por el otro, y luego ir cediendo lentamente, Y declarar por fin que sí está de acuerdo.
6. Una persona sentirá mayor afinidad y simpatía hacia usted si usted es el primero en expresar opiniones que usted sabe que mantiene dicha persona. También este caso, para reducir la sospecha de que hay motivos ulteriores, debe usted mostrar que no podía saber de antemano cuál era la postura de esa persona respecto a un tema concreto.
HABLAR DE UNO MISMO Siempre que abre la boca para hablar, está usted descubriendo algo sobre sí mismo. La forma en que hace la pregunta, el modo en que formula una opinión y sus maneras en general (verbales y no verbales) mientras habla, dicen mucho sobre usted. Invariablemente la gente que escucha lo que usted dice saca conclusiones, basándose no sólo en la lógica y la racionalidad racionalidad de lo que dice, sino basándose en cómo lo dice. Esto no significa que estén juzgándole juzgándole o valorándole valorándole constantemente; muy al contrario. La mayoría de la gente sabe cuán erróneas pueden ser las primeras impresiones sobre todo cuando se basan en muy pocos datos, y por lo tanto están dispuestos a reservar su opinión hasta tener más elementos de juicio. Pero las personas tienden a juzgar y valorar a los demás con mayor certeza cuando éstos comunican algo extremo o muy peculiar sobre sí mismas. Una persona que habla en voz demasiado baja es considerada tímida, al igual que una persona que habla demasiado alto es juzgada como agresiva o atrevida. Una persona que habla en un tono de voz correcto y moderado no provocará, seguramente, una primera impresión equivocada. Sin embargo, el conocer a alguien es un proceso muy parecido a la construcción de una casa, al proceso de ir colocando una piedra encima de otra. A medida que se dispone de más información, la estructura empieza a tomar forma. Si una piedra de los cimientos se coloca fuera de lugar o es débil, ello afecta al modo en que quedarán quedarán colocadas otras piedras y determina el resultado final. Si, en el curso de una relación social, su primera actuación es extremada de alguna manera, ello crea un prejuicio en la mente de los demás. Aunque las prime ras impresiones pueden cambiar sobre la base de con tactos posteriores, cuanto más se basen estas primeras impresiones en una conducta extremada, más difícil será borrarlas. Aunque existen muchos muchos modos no verbales de comunicar comunicar algo sobre sí mismo, lo que ayuda a mantener mantener una conversación es lo que se comunica sobre sí mismo verbalmente. La gente quiere saber dónde trabaja usted, dónde vive, de dónde es y a dónde se dirige. Esto les da una información básica y les sirve de infraestructura sobre la cual pueden ir colocando más detalles. Algunos elementos de información tienen más peso que otros a la hora de formar una impresión, sobre todo en un primer encuentro. encuentro. En algunos círculos, se concederá gran importancia al empleo que usted tenga. En otros, se valorará mucho su falta de vanidad y de pretensiones. Algunas personas están muy orgullosas de ser profesionales, y obtienen su sentido de la propia importancia a fuerza de presumir de ello. A otras personas no les importa en absoluto su posición laboral, ya sean médicos, campesinos o parados. Saben que tienen otras habilidades sociales, y que, sean cuales sean las primeras impresiones que se formen los demás de ellos por cuestiones de «posición», ello será pronto compensado por su amplio despliegue de cualidades humanas, como la amabilidad, el sentido del humor y la sencillez. La posición es, para los miembros de la élite, lo que el control de la imagen para los tímidos; ambas cosas nacen de la incapacidad y de un sentimiento de inferioridad que han de ser ocultados por una verdadera «exhibición» de la categoría social. En general sale mucho más a cuenta comunicar honestamente quién es uno en realidad que intentar dar una imagen demasiado demasiado favorecida. El hecho de crear una imagen pública falsa es algo que había de ser corregido posteriormente posteriormente sobre todo si se prevén reuniones posteriores. Un problema social muy embarazoso es el de tener que corregir exageraciones y errores que fueron deliberadamente provocados. El no decir la verdad acerca de uno mismo en las evaluaciones sociales tiene también otra consecuencia muy grave. Si usted cree que el crear una imagen de sí mismo favorable aunque falsa es algo que le ayuda a obtener resultados sociales positivos y una momentánea momentánea valoración valoración favorable, se engaña a sí mismo. Usted o podrá atribuirse atribuirse los méritos de esa experiencia social positiva. En realidad, lo que la gente habrá aceptado y valorado positivamente no será ninguna verdadera cualidad personal suya, sino una imagen que usted les presentó, una imagen gloriosa o heroica, quizá, pero falsa. Desde el punto de vista psíquico, usted no tendrá derecho a atribuirse ese mérito, y cualquier ganancia en seguridad y autoestima que crea haber hecho será frágil y a la larga se volverá contra usted. Insisto en este punto por la única razón de que sé que a muchas personas tímidas les cuesta aceptarse tal como son, y por ello temen, lógicamente no ser aceptadas por los demás. Pues bien, en lugar de presentarse ante ellos con una imagen falsa, lo que debe hacer es conocerse bien a usted mismo, aceptarse y establecer relaciones basa das en la realidad. Si no se cierra en banda a experiencias nuevas, si está dispuesto a aprender, puede cambiar las cosas que no le gustan de sí mismo. Cuando se vaya dando cuenta (por la experiencia) de que no se le rechaza al dar una información que le parecía incompatible con
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su imagen, se dará cuenta también de que es más fácil ser usted mismo que intentar mantener una imagen falsa basada en la personalidad que le gustaría tener. Puede hablar de sí mismo de diferentes maneras. Puede ser directo y explícito, o bien ser menos directo y dejar que sus oyentes deduzcan alguna cualidad o característica suya. Puede hablar de sus hobbies, de sus deportes preferidos, de sus diversiones, de las películas que le gustan, de los libros que lee, de los programas programas de televisión que ve, de sus amigos predilectos. Hablar de estas cosas no sólo representa dar información sobre usted, sino que muestra sus preferencias y valores. Algunas personas suelen exagerar, y casi siempre les sale el tiro por la culata. Es mejor decir «Jugaba mucho al hockey en el instituto, pero ahora que estoy en la universidad nunca tengo tiempo», que «Me chifla el hockey. En el instituto jugaba mucho, y pienso ingresar en el equipo de la universidad, a ver si consigo llegar al de mi propio estado Aunque esta declaración declaración puede aumentar aumentar la estima en que le tienen los demás y puede granjearle granjearle su admiración admiración durante algún tiempo, usted tendrá que volver a ver, con toda certeza, a esas mismas personas y se verá obligado a desmentirse. Si se muestra sincero desde el primer momento, no tendrá que vivir con la tensión de mantener la mentira, ni sentir la culpabilidad y la vergüenza que caerían sobre usted en caso de que se descubriese. Por otra parte, si hay cosas cosas favo favorab rables les de uste usted d que que son son ciert ciertas as y se abstie abstiene ne de comu comunic nicarl arlas, as, usted usted será será el único único culpa culpable ble de desaprovechar una ocasión de orgullo justificado. No porque usted envidie los logros de los demás han de sentir ellos lo mismo si usted, con toda naturalidad, hace gala de sus méritos.
CÓMO INICIAR UNA CONVERSACIÓN Si es usted como muchos tímidos tímidos que hemos conocido, el aprender aprender a mantener mantener una conversación una vez ha logrado inicia iniciarl rla a repres represen enta ta para para usted usted un probl problem ema. a. A veces, veces, una una pers persona ona se abst abstien iene e de inicia iniciarr una una conv convers ersaci ación ón precisamente a causa de esto, y no porque no sepa cómo empezarla. Pero el aprender todos los trucos para mantener una conversación es algo que requiere práctica, y eso es exactamente lo que usted va a tener que hacer si quiere adquirir confianza confianza en este terreno. Todo lo que yo puedo darle es una serie estructurada estructurada de ejercicios prácticos prácticos para que se prepare; en realidad, es usted el que tendrá que hacer todo el trabajo. Las personas que parecen tener una capacidad «natural» para mantener animada una conversación no nacieron así. Sin darse cuenta, viendo hablar a los demás, asumiendo pequeños riesgos al principio, y a fuerza de pruebas y errores, han llegado gradualmente a encontrar un estilo adecuado a su personalidad, un estilo que pueden usar con facilidad y con fianza. Voy a descubrir en esta sección varios componentes de estas técnicas de conversación, ilustrándolos con ejemplos tomados de la vida real. Cuando haya comprendido usted estos componentes, le mostraré cómo condensar veinte años de experiencia social en un problema que contiene los elementos esenciales de esta técnica. Recuerde que la manera exacta en que debe usted iniciar una conversación depende del contexto: la situación material (el trabajo, actividades de los ratos de ocio, la iglesia, el autobús o una reunión informal), la hora del día (el desayuno, el almuerzo, la hora del café, la salida del trabajo, un día laborable, el fin de semana) y de la persona en cuestión (hombre, mujer, irás joven, de la misma edad o mayor que uno, un subordinado, un colega, un superior, una persona soltera, comprom comprometida etida,, casada, casada, divorcia divorciada) da).. Afortun Afortunadam adamente ente,, existen existen algunas algunas constan constantes tes y ciertos ciertos element elementos os sociales sociales invariables invariables que facilitan la tarea de decidir qué hay que decir y hacer. Por ejemplo, el tipo de persona que podría usted encontrar en una discoteca un jueves por la tarde es muy diferente de la que podría conocer en un salón de té elegante o en una biblioteca pública. Pero, si usted es tímido, puede que le falte la experiencia para saber cuáles son esas diferencias. Existen varias maneras en que pueden comenzar tas relaciones sociales. Usted puede ser presentado a alguien, o puede abordar usted mismo a esa persona. Quizá abordará usted a alguien expresándole claramente sus motivos, o se valdrá de un pretexto. También puede usted hacerle a la persona una pregunta referente a una actividad o tarea común. Decirle, por ejemplo: "Hola... ¿Verdad que tú vives en la calle tal, enfrente de mi casa? [Pausa para la respuesta del otro.] ¿Sabrías por casualidad por dónde pasa el autobús?". Aun cuando su pregunta haya sido respondida, quedará abierta la puerta para una relación más in formal y comunicativa. El pretexto del autobús ha cumplido su función. En una situación laboral, laboral, dos personas personas pueden reunirse para hablar de alguna tarea o algún asunto de la empresa. empresa. Abordar a alguien con un pretexto pretexto es una manera muy segura de empezar una relación, y puede "esconder" "esconder" adecuadamente adecuadamente los verdaderos motivos. Otra táctica consiste en abordar a alguien más di rectamente para una conversación en sociedad, y dejar claro desde el principio que ésta es su intención. Observemos la siguiente manera de iniciar un contacto social verdaderamente corriente. John se ha fijado en Rosemary, una compañera de clase, y lleva quince días pensando acercarse a ella y pedirle que almuerce almuerce con él. La aborda un día después de la clase, y le dice lo siguiente: "¡Hola, Rosemary!" Rosemary!" [Pausa para que ella responda algo]. No quiero que pienses que soy un atrevido, pero hace días que vengo pensando en invitarte a almorzar. Me he fijado en que sueles almorzar sola o con tu amiga Joan, y como hoy Joan no ha venido he pensado que quizá querrías almorzar conmigo. Lo único que quiero es estar un rato contigo. Me gustaría charlar un rato y pasar
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agradablemente la hora del almuerzo, en plan amistoso. Me alegraría mucho que aceptases mi oferta, pero espero que no te sientas de ninguna manera obligada a aceptar». Aunque la explicación explicación de John es muy muy sincera, pues pues expone totalmente totalmente sus sus motivos, no por por ello deja de ser totalmente totalmente inadecuada. Es contraria a una serie de normas que existen acerca de los encuentros iniciales en ese contexto concreto. Si a usted se le hiciese una petición así, quizá pensaría que se trata de una persona rara y le respondería que no, o pensaría tal vez que hablaba en serio respecto a su deseo de tener compañía, y usted sospecharía que le esperaba un rato no demasiado agradable durante la hora del almuerzo. Aunque a la mayoría de las personas les gusta estar acompañadas durante sus ratos libres, no les agradan las situaciones directamente encaminadas a satisfacer necesidades necesidades «declaradas» de contacto humano. Tener estas necesidades necesidades es una condición biológica del ser humano, pero revelarlas no es prerrogativa de todos. Habitualmente, cuando una persona se muestra demasiado directa al hablar de sus intenciones en una relación social, la otra persona siente un cierto temor a tener que enfrentarse a una solicitud tan importante. En la mayoría de las situaciones, lo más adecuado en camuflar las intenciones para que la otra persona pueda salvar las apariencias y no sentirse abrumada por tales peticiones. Por otra parte, las actividades del tiempo libre deberían ser agradables, divertidas e intrascendentes. Incluso, si hemos de admitir la validez y utilidad del término, los ratos de ocio y las reuniones informales tienen el objetivo específico de ser superficiales, si entendemos por superficialidad la ausencia de una visceral y profunda inmersión en una cié haga de pensamientos y sentimientos privados. Es mejor que reserve todo eso para su sacerdote, sacerdote, para su amigo psicólogo o para la persona persona con la que mantiene mantiene una relación próxima, próxima, íntima y solidaria. Observemos ahora la forma en que Alex prepara un modo de abordar a Helen y lo consigue con éxito. Helen es una atractiva atractiva joven, compañera suya de clase, con la que él deseaba hacer amistad desde hacía tiempo. Por fin encuentra encuentra la oportunidad, cuando se le ocurre que le hablará de los comentarios de ella en la clase ese día. Al pensar en ello, decide que su táctica será empezar por decirle que la considera «un genio» y que da la impresión de tener grandes conocimientos sobre el tema en cuestión. Después de la clase, Alex espera a que Helen salga del aula, y cuando acaba de cruzar la puerta se le acerca y le dice: «Oye, sabes mucho de este tema... ¡Podrías especializarte en él!». Helen le responde: «Ah, sí. Al cabo de un tiempo, uno llega a haber leído un montón, y todo se complementa». Mex sonríe y dice: «Espero que no te molestes, pero no estoy de acuerdo en todo lo que has dicho». Curiosa, Helen le replica: «Ah, ¿no? [Se ríe.] Y, ¿con qué no estás de acuerdo?». Ahora los dos están avanzando avanzando por el pasillo en la misma dirección, dirección, y siguen hablando de temas estrictamente estrictamente académicos académicos e intelectuales. intelectuales. Mex no sabe si Helen tiene un rato libre o si debe irse corriendo a alguna parte. No quiere invitarla a tomar café con él, pues teme que su petición sea tomada como una invitación demasiado clara a la relación personal, personal, y teme también, si ella le responde responde que tiene prisa, no saber si eso es cierto o si la ha asustado con su forma de actuar demasiado rápidamente. Alex se decide, pues, por una estrategia estrategia de compro miso, y dice: "Bueno, es que ahora no sé si tenemos tenemos tiempo de hablar. Podríamos continuar la conversación en otro momento. ¿Tú tienes otra clase ahora mismo?". De este modo, da la impresión de que le interesa continuar la discusión pero está dispuesto a aplazarla para otro rato. Deja la puerta abierta a la posibilidad de seguir hablando con la joven en aquel mismo momento. Helen le responde: «No, no tengo clase hasta más tarde». Entonces, Entonces, Alex le dice: «Iba a tomarme un café. ¿Quieres ¿Quieres venir conmigo? Así podremos podremos hablar». Alex consiguió consiguió hacer su petición de un modo muy informal. No quería que Helen se sintiese presionada, pues la joven apenas le conocía y posiblemente no desearía verse en una situación embarazosa en la cual quizás hubiese de «frenarle» si él iniciaba algo. Mientras toman café, Helen y Mex siguen hablando de temas relacionados con sus estudios durante unos diez minutos, y después él cambia ligeramente el tema de la conversación preguntando: «¿Piensas hacer la tesis sobre este tema?». Ésta es la primera señal para un cambio en el tono general de la conversación. En pocos momentos, su forma de comunicarse cambia y pasa de una discusión convencional a una charla más informal y amistosa. Esto era lo que Alex se había pro puesto desde el principio, pero, para hacérselo más fácil a sí mismo y a Helen, había tenido que ofrecer un pretexto aceptable. A diferencia diferencia de algunas corrientes corrientes de pensamiento, pensamiento, no consideramos consideramos esta maniobra maniobra carente carente de honradez. honradez. La consideramos, por el contrario, como una táctica muy adecuada que cumple una función positiva a la hora de iniciar una relación. Desde el punto de vista es mucho más adecuada y convencional -y por tilo más útil para «ocultar» inicialmente los verdaderos motivos, y facilitar después el comienzo de la relación- que el saltarse todas las barreras sociales y hablar con absoluta franqueza, lo cual, en la práctica, demasiado fuerte para ser aceptado.
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Algunas personas personas habrían recomendado recomendado a Alex que dirigiese a Helen y le dijese: «Hola. Hoy, en la da se me he fijado en ti. Si tienes un momento, ¿por qué no bajamos a tomar un café?». Esta inhabitual forma de iniciar una relación debería reservarse para los grupos donde la franqueza y la sinceridad no amenazan a otras personas, y donde a persona que hace la petición no se siente rechazada si la otra le responde: "Gracias, "Gracias, eres muy amable, pero tengo el tiempo justo para ir al lavabo y correr a tomar el autobús. Podríamos Podríamos dejarlo para otro momento, quizá para mañana. ¿Qué te parece?". Este tipo de conversaciones directas, francas y sin compromiso dependen más de sus protagonistas que de la peculiaridad de cada contexto social. Pero lo que importa es que existen demasiados grupos en los que la gente reacciona con suspicacia, inquietud y a veces resentimiento ante este tipo de peticiones. En consecuencia, la decisión de utilizar este modo de iniciar relaciones sociales debería basarse en una previsión de las reacciones que podría suscitar en el otro. Los elementos sociales que en un grupo son estables pueden no ser tácticas útiles ni válidas en otro grupo. Las habilidades verbales para iniciar con delicadeza una relación en un bar o en una discoteca pueden, por ejemplo, implicar algo como lo siguiente: si usted está junto a una persona del sexo opuesto, tomando una copa y pensando qué puede hacer para conocerle o conocerla, quizá sean adecuadas las siguientes fórmulas: 1. «s.f... (pausa de unos segundos). ¡Qué calor hace aquí!» 2. «Oye... (pausa de unos segundos). Esa bebida tuya parece realmente sensacional. ¿Qué es?» 3. «Es buena la música de aquí, ¿verdad?» 4. «(Perdona (espera a obtener la atención del otro), ¿tienes fuego? (o bien: ¿Qué hora es? o ¿A qué hora cierran aquí?).» En todas estas frases introductorias, es importante esperar a que la persona a la que usted se dirige haya terminado de hablar con los demás y pueda atender a lo que usted le dice. También es importante importante esperar a obtener la atención de dicha persona una vez ha pronunciado usted la primera frase, en vez de seguir diciendo apresuradamente lo que tenga usted pensado. pensado. Si es usted tímido, quizá suelte rápidamente lo que lleve preparado, preparado, sin, esperar a que la otra persona le mire. Las personas más capaces socialmente se sien ten muy tranquilas, y se toman su tiempo; hacen pausas y esperan que se les envíen señales no verbales de aceptación antes de decir lo que tienen pensado. In tente imitarles y tomárselo con calma. Estoy seguro de que usted habrá visto que algunas personas se arriesgan a abrir el fuego con una frase inicial y directa como la siguiente: «Hola. ¿Cómo estás? ¿Cómo te llamas?» La persona a la que se dirigen estas preguntas puede sentirse intimidada por esta audacia y deducir en el otro un cierto grado de arrogancia. A la mayoría de las personas no les agrada tener que enfrentarse a tanta seguridad. Incluso las personas físicamente atractivas fracasan a menudo cuando utilizan la arrogancia; arrogancia; lo que el otro supone inmediatamente inmediatamente es que se trata de alguien presuntu presuntuoso. oso. A la gente no suele gustarle la presunción y la vanidad, vanidad, pues siente que el tratar con una persona demasiado según de sí misma les coloca en una situación de desventaja; sienten que tienen que competir y esforzarse por mantener el mismo nivel de seguridad de que hace gala el otro. La persona que no se presenta con demasiada decisión, sino que muestra un cierto grado de reticencia y vacilación al presentarse en público, suele ser mucho mejor recibida. Por otra parte, las mujeres deberían comprender que, cuando los hombres se comportan de una manera audaz y autoritaria, ello se debe generalmente a razones defensivas. Algunos hombres creen que es mejor ser des corteses que ser rechazados después de haber sido corteses. En algunas ocasiones, muy pocas, cuando dos personas acaban de conocerse, conocerse, se juega a «a ver quién es el mejor» o a «a ver quién puede asustar primero al otro» en un tono gracioso y divertido. Se intercambian una serie de bromas y tomaduras de pelo, y se juega a inofensivos «yo lo hago mejor que tú». Sin embargo, aunque estos juegos pueden ser agradables y cumplen la función de romper el hielo, casi nunca salen bien del todo, y debería usted evitarlos a no ser que esté dispuesto a correr grandes riesgos y que no tema el fracaso. La mayor parte de la gente va a los bares, a los bailes para solteros y a las discotecas discotecas con el propósito propósito fundamental fundamental de relacionarse y conocer a gente nueva. Los ambientes laborales, al contrario de los ambientes sociales, se orientan hacia el trabajo, de modo que las relaciones informales y sociales son a menudo más difíciles. Pero hay algunas personas que, en el trabajo o en situaciones convencionales en las que hay que realizar alguna tarea, no pueden hacer abstracción de su entorno inmediato, y por ello nunca emprenden relaciones sociales o informales. Pueden cruzarse con compañeros en el pasillo y no saludarles nunca, ni dirigirles siquiera una sonrisa. En el otro extremo están aquellos que pueden relacionarse de manera social e informal y que nunca parecen capaces de adoptar formas de relación orientadas hacia el trabajo: el bromista de la clase, el payaso de la oficina o la persona que sólo puede ser muy campechana, ligera o superficial, seguramente resultarán difíciles a la hora de relacionarse con ellos cuando el contexto exige trabajo y funciones orientadas a un fin específico.
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Si usted hubiese de analizarlo, descubriría que, en el curso de un día cualquiera, entra en contacto con varios -por no decir muchos- ambientes sociales, cada uno de los cuales requiere un tipo diferente de relación. El saludar a un compañero del sexo opuesto por primera vez, una mañana, implica un tono informal. Sin embargo, media hora después, la relación puede ser más formal y laboral cuando los dos hablan del informe anual que hay que elaborar. Una hora más tarde, quizá les toque ser rivales en una reunión de trabajo en la que tienen que reunir información, hacer sugerencias o tomar alguna decisión. Más tarde, sus relaciones pueden darse durante la hora del almuerzo, en la que el interés se centra en el concurso de patinaje artístico del día anterior. Y, por la tarde, a la hora del café, quizás acaben por hablar de la caza de focas en primavera. Cada contexto social lleva consigo alguna especificación de qué postura o personalidad social debería usted adoptar para estar a la altura de las circunstancias. El ser capaz de cambiar de actitud y de adoptar diferentes papeles, y de relacionarse de un modo correcto y adecuado al ambiente es una característica de las personas bien adaptadas socialmente. socialmente. Este tipo de versatilidad les permite entrar y salir de diferentes ambientes ambientes con gran facilidad, y mostrarse siempre a la altura de las circunstancias. Ésta es una cualidad que se encuentra entre quienes han superado sus problemas de timidez. Si usted carece de ductilidad o es poco flexible en sus formas de relacionarse, se verá obligado a comportarse de la misma manera en ambientes sociales muy diferentes entre sí, o acabará por evitar todas las situaciones situaciones sociales nuevas que requieran requieran habilidades sociales que no posee: con la primera opción presentará usted una imagen agradable y previsible, lo cual es muy respetable pero también muy aburrido y socialmente deprimente cuando es lo único que puede mostrar su personalidad; con la segunda opción, se encamina usted hacia el ostracismo y la soledad.
LAS PAUSAS DEL ALMUERZO Las pausas del almuerzo y del café proporcionan excelentes oportunidades para iniciar relaciones nuevas y para practicar aquellas aptitudes sociales que pueden ayudarle a hacer amistades. Estas pausas en la rutina laboral son «intermedios» entre los vados actos del escenario laboral. La pausa para el café puede durar un cuarto de hora, y la del almuerzo de tres cuartos a una hora, y la gente sabe que después de este rato tendrá que volver al trabajo. Esto tiene el efecto de librarles de la preocupación de qué decir cuando se han acabado los temas generales de conversación. Tanto la persona que toma la iniciativa como la que recibe la atención suelen sentirse relativamente cómodas con el tipo de relación que se establece en estas ocasiones de tiempo limitado. Compare usted la seguridad de una pausa para el almuerzo con la ambigüedad que implica el tomar una copa con una persona al salir del trabajo. Lo que hace más difícil esta última situación es la falta de tina estructura «previsible». La persona que toma la iniciativa debe determinar cuánto tiempo va a destinar a la entrevista, y tiene que enfrentarse con la posibilidad de que la salida se prolongue hasta la hora de cenar.
CÓMO HABLA USTED? La primera lección trata de su voz y de cómo adquirir la capacidad de hablar con mayor serenidad y expresividad. y aprenderá también a lograr que lo que usted diga suene más interesante y agradable. Esta lección consta de dos etapas o fases, con ejercicios que han de ser correctamente realizados y progresivamente repetidos. En la primera fase se le enseñará a tomar con ciencia de las características de su voz, y después a modularla; en la segunda, se especifica cómo debe usar esta aptitud en las conversaciones concretas. Hemos preguntado a un gran número de personas tímidas lo que pensaban de este ejercicio. Casi todas dijeron que, cuando se las incitó por primera vez a tomar un magnetófono grabar su voz y escuchar cómo sonaba ésta, pensaron que sería algo aburrido y poco provechoso. Pero cuando se incorporó este ejercicio a las sesiones de nuestra Clínica, y cuando fue realizado por indicación nuestra, las reacciones que obtuvimos fueron las siguientes:
«¡Dios mío! ¡Nunca me había dado cuenta de que tenía esta voz!» «¡Oh, qué vergüenza! ¡No puedo creer que yo hable así alguna vez!». «¡Uf, me alegra me hayáis hecho pasar por esto!» «¡No puede ser! ¡No es posible!» Lo que ocurre es que la mayoría de nosotros no sabemos, sencillamente, sencillamente, cómo suena suena nuestra voz en los oídos de los demás. Y, por alguna extraña razón, las personas tímidas son las que afirman con mayor convicción que su voz es válida desde el punto de vista social, o sea expresiva y agradable.
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Mientras vaya leyendo los ejercicios, atrápese a sí mismo pensando que no vale la pena hacer esta parte del programa. Fíjese en las excusas que se da a sí mismo para no querer hacer este ejercicio. Hasta es posible que en un momento dado acabe usted por decirse: «Bueno, en realidad, yo no soy tan tímido, y no creo que mi voz sea tan horrible». O también puede acabar diciéndose: "Ya he oído cómo suena mi voz en un magnetófono, y no le pasa nada". Pero el hecho de que usted crea o no que sacará provecho de estos ejercicios no tiene ninguna importancia. Si va siguiendo cada punto de los ejercicios, se asombrará de los resultados que obtiene, y si no racionaliza lo que acaba de oír con pensamientos tales como «Bueno, la voz de la gente siempre cambia cuando se graba en un magnetófono», magnetófono», estará estará preparado y motivado para pasar a la segunda parte del programa. Arriésguese. Arriésguese. No le dé miedo aumentar aumentar exageradament exageradamente e el volumen, volumen, el tono ni la intensidad intensidad de su voz a fin de comprobar el alcance de estos elementos. Cuando en conversaciones reales aplique los conocimientos que va a adquirir, la intensidad, el volumen y la modulación adecuados le saldrán de una manera natural. Acerca de la personalida personalidad d social, vale la pena leer leer este texto de de William James: James: "La personalidad social de un hombre es el reconocimiento que obtiene de las personas que le rodean. Tenemos una tendencia innata a hacemos notar, a hacemos notar favorablemente. Si nadie nos mirase cuando en tramos en una estancia, si nadie nos respondiese cuando hablamos, si a nadie le importase lo que hiciésemos, si todas las personas con las que nos encontrásemos nos hiciesen el vacío y actuasen como si no existiésemos, no tardaría en brotar en nosotros una rabia y una impotente desesperación, sentimientos junto a los cuales las más crueles torturas físicas constituirían un alivio, pues éstas nos harían sentir que, por triste que fuera nuestra suerte, no nos habíamos hundido hasta tal profundidad que fuésemos totalmente indignos de atención. "En rigor, un hombre hombre tiene tantas personalidades personalidades sociales sociales como individuos individuos le reconocen reconocen y llevan en su mente una imagen de él. Pero, dado que los individuos que llevan estas imágenes pueden dividirse en grupos natamies, podemos decir, a efectos prácticos, que un hombre tiene tantas personalidades sociales como grupos distintos de personas cuya opinión le preocupa (.) Lo que podríamos denominar «lo que pensarán los amigos» es una de las fuerzas que más influyen en la vida de una persona. El ladrón no debe robar a otros ladrones; el jugador debe debe pagar sus sus deudas de juego, juego, aunque aunque no quiera quiera pagar ninguna ninguna otra deuda deuda en su vida; vida; el código código del honor de la sociedad civilizada ha estado siempre a lo largo de la Historia, lleno de permisos y de prohibiciones, y la única razón de su existencia ha sido que, al obedecerlos, servimos mejor a una de nuestras personalidades sociales. Por ejemplo, sabemos que en general no debemos mentir, pero que podemos mentir tanto como nos parezca parezca si se nos pregunta pregunta sobre nuestras nuestras relacio relaciones nes con una una dama; sabemos sabemos que que debemos debemos aceptar aceptar el desafío desafío de un igual, pero que, si nos desafía un inferior, podemos despreciarle y reímos de él..."
EL PENSAMIENTO CORRECTO ¿Cuáles son las ideas constructivas, racionales y más adecuadas que debe usted cultivar si quiere superar su timidez? Apréndase Apréndase de memoria y asimile realmente es tas siete afirmaciones afirmaciones racionales acerca de sí mismo y de su entorno entorno social.
1. Para lograr lo que quiero de las situaciones sociales, tengo que actuar Muchas personas tímidas no quieren arriesgarse a iniciar nuevas relaciones sociales porque temen poner a prueba sus capacidades; capacidades; y las pocas veces que se aventuran a hacerlo, se esfuerzan poco por lograr el éxito. Pero si usted quiere que sus relaciones sociales sean más satisfactorias, debe ser activo a la hora de preparar las circunstancias necesarias y capaz de enfrentarse al desafío con más energía. Tiene que elaborar planes concretos y aplicarlos sistemáticamente y con decisión. Si tiene una visión precisa de su capacidad o desenvoltura social, podrá fijarse objetivos realistas como otros tantos peldaños hacia el nivel en el que desearía estar. Y, finalmente, tiene que actuar para alcanzar sus objetivos. Cuando se levante por la mañana, pregúntese: "¿voy a hacer hoy que sea nuevo, audaz e interesante?" "¿Qué voy a hacer para ayudarme a mí mismo a llegar a donde quiero?".
2. Para aceptar un riesgo, no puedo esperar completamente relajado, tranquilo y seguro El rumiar, cavilar, aplazar, posponer, reconsiderar, etcétera no son más que tácticas dilatorias que impiden la acción. «Estoy muy nervioso, tengo demasiado miedo», es la típica excusa de la persona tímida que no quiere probar nada nuevo mientras sienta el más leve asomo de aprensión o inquietud. Pero si no experimenta usted un cierto grado de
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temor al enfrentarse a una prueba social nueva, no arriesga nada, y, en tal caso, la empresa no tiene ningún valor en cuanto a su progreso social. Tiene que arriesgarse ya desde ahora. Si usted es a la vez tímido y vanidoso, las pretensiones sobre su personalidad social no estarán arraigadas en la propia experiencia ni basadas en verdaderas capacidades y habilidades. Al fingir ser lo que no es, busca usted ser descubierto públicamente. públicamente. Abandone, Abandone, pues, la idea de que solamente solamente puede ser una persona persona respetable si es mejor que todas las personas de su entorno. Si sólo puede sentirse digno de respeto y admiración tras compararse con todos los demás, nunca llegará a conseguirlo, pues siempre habrá alguien mejor que usted. Si, por el contrarío, peca usted de excesiva modestia, aprenda a valorar con más precisión a los demás en cualquier situación. Usted se infravalora a sí mismo debido a una tendencia a sobrevalorar a los demás. Recuerde que cuando los miembros de la «élite» se ven despojados de los adornos que le hacen a usted envidiarles, resultan ser como todo el mundo.
3. La idea de que la gente está siempre mirándome y juzgándome procede de la mirada de mi propia mente Libérese de la idea de que la gente está siempre siempre mirándole, examinándole, examinándole, juzgándole y valorándole. Sólo los tímidos, que suelen temer la valoración negativa de los demás, pasan una considerable cantidad de tiempo pensando en eso. La única razón por la que sospecha que está siendo observado y valorado es que usted mismo hace esto con los demás. Cuando usted deje de juzgar y valorar continuamente a la gente, dejará también de pensar que los demás están haciendo lo mismo con usted. Y recuerde que aquellos que le valoran desfavorablemente lo hacen porque, en el fondo, creen que usted es mejor que ellos.
4. Debo adecuar mis esperanzas a la realidad, y fijarme objetivos apropiados a mis habilidades en un ambiente social dado Con demasiada frecuencia, obedeciendo a un impulso, se ha arriesgado usted a embarcarse en una relación social demasiado difícil con respecto a las habilidades que ha desarrollado hasta el momento. En tales circunstancias, no puede esperar obtener buenos resultados. Piense en lo que significa construir una «musculatura» psíquica. Vuelva a los ejercicios más fáciles y repítalos a menudo antes de lanzarse a relaciones sociales más difíciles. Algunas personas, después de su primer éxito en sociedad, tienen la impresión de que pueden con quistar el mundo. Pero esto es muy improbable. Sus esperanzas de éxito deben ser proporcionadas con sus aptitudes y con la práctica que haya adquirido. Y debe fijar sus objetivos cada vez a un nivel un poco más alto que el anterior, pero sólo un poco.
5. Aun las personas más capaces y hábiles socialmente fracasan alguna vez. No debo disgustarme tanto cuando fracaso yo Es prácticamente imposible obtener respuestas sociales favorables siempre. Las personas que tienen habilidad y desenvoltura sociales y seguridad en sí mismas no se aterrorizan cuando no reciben aprobación o aceptación. ¿Por qué, pues, ha de aterrorizarse usted? Las personas que consideran con objetividad su autoestima social no se fijan una norma según la cual un fracaso ocasional baste para suponer deficiencias e ineptitudes. ¡No sea demasiado severo consigo mismo! Es lógico que saque conclusiones acerca de su éxito social basándose en un número reducido de experiencias experiencias interpersonales interpersonales en ambientes ambientes sociales limitados, pero también eso es peligroso. Sí en una habitación las probabilidades probabilidades de éxito son escasas, no se quede en ella. Pase a la habitación de al lado, donde hallará la oportunidad de aplicar sus habilidades.
6. Si inicio un contacto social que no resulta bien, ello no tiene que ver conmigo como persona; tiene que ver con A, B o C. No puede usted atribuirse mucho mérito si emprende un tipo de relación o contacto social que haya repetido muchas veces con anterioridad. La única forma de aumentar su autoestima es hacer algo que sea nuevo y que ponga a prueba su personalidad social. Las experiencias que hacen aumentar la autovaloración y la seguridad en sí mismo son aquellas que implican un desafío, un grado de dificultad proporcional o ligeramente superior a su propia habilidad. Si no posee usted las habilidades, apréndalas; si las ha aprendido, póngalas a prueba en la práctica. Si usted tiene una experiencia social positiva, ello ha de atribuirse a sus aptitudes y capacidades sociales. Pero si no tiene usted éxito, su fracaso puede atribuirse solamente a uno o más de los siguientes factores:
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A. No se ha esforzado lo suficiente. Si la situación era proporcionada con su capacidad y habilidad, no se ha esforzado lo bastante para ejercitar todos los componentes de su talento. En muchas situaciones sociales, el éxito depende del esfuerzo que usted está dispuesto a hacer para alcanzar el fin que persigue. Las personas que son al mismo tiempo tímidas y vanidosas, y que tienen pretensiones, se dicen a menudo a sí mismas: «¡Uf! Yo soy fulano de tal. Cuando vean quién soy, no tendré ningún problema. No hará falta que me esfuerce mucho». Esta actitud suele llevar al fracaso; los de más rechazan a la persona en cuestión y guardan de ella una impresión de arrogancia y de presunción. Por el contrario, la persona tímida que se infravalora a sí misma considera que no vale la pena esforzar- se mucho, porque cree erróneamente que no está a la altura de las circunstancias. Lo cierto es que esta persona puede poseer tantas cualidades como cualquier otra, y triunfaría si se esforzase un poco más.
B. La empresa era demasiado difícil. Por desgracia, es cierto que nadie puede estar nunca absolutamente seguro de que la dificultad de un encuentro social está al mismo nivel que su capacidad. Por ejemplo, intentar mantener la atención de alguien durante una conversación interesante es mucho más difícil cuando en la misma mesa hay media docena de personas que cuando están solos la otra persona y usted; si usted no tiene éxito, es porque la tarea era demasiado difícil. Si usted se acerca a una persona del sexo opuesto que resulta ser tímida, socialmente inexperta y nerviosa, nerviosa, y si usted le pide una cita y la persona le rechaza, y si usted ha usado todo su arte y su pericia, ello se debe probablemente a que le sería muy difícil a cualquiera hacer cambiar de opinión a una persona tan tímida. Si coge el teléfono un viernes por la noche para encontrar a alguien que salga con usted el sábado, y no lo encuentra, ello se debe a que es muy difícil para cual quiera encontrar a un amigo o amiga que no esté comprometido ya el viernes. C . Ha tenido mala suerte. Existen una serie de fuerzas o causas que están completamente fuera de nuestro control y que varían de manera imprevisible. Estar en el lugar adecuado a la hora adecuada, por casualidad, puede significar que una persona encuentre un buen trabajo, de la misma manera que el encontrarse con alguien en un lugar inadecuado y en un mome moment nto o poco poco prop propici icio o pued puede e malog malograr rar la relac relación ión.. En una una situa situació ción n en la que que la tare tarea a social social estab estaba a proporcionada con su capacidad, en la que la tarea no era difícil y en la que usted ha hecho el esfuerzo, todo fracaso se deberá a la mala suerte.
LA MANERA DE PRESENTARSE En esta sección aprenderá usted a elaborar mensajes correctos, verbales y no verbales, a practicar y asimilar esta habilidad; aprenderá los trucos para mantener una conversación y la manera de ensamblar los elementos verbales, vocales y no verbales para que formen un conjunto armonioso y socialmente expresivo. Trataremos en primer lugar de los encuentros breves y pasajeros, y después de las relaciones más duraderas.
LOS ENCUENTROS BREVES Como usted sabe, encuentros breves son aquellos que no duran más de unos quince segundos, y a veces mucho menos. Suelen producirse cuando ve usted a conocidos, amigos, colegas, subordinados, superiores, etc., generalmente personas con las que no tiene una relación íntima. Para aprender a comportarse de modo más positivo en estos encuentros, hay que trabajar cuatro aspectos:
1) las pautas y estereotipos verbales de saludo y despedida; 2) la comunicación no verbal: las manos, los brazos, la expresión facial, la orientación del cuerpo y la distancia; 3) los aspectos vocálicos del sonido de su voz; 4) las diferentes maneras de combinar estos tres elementos. Volvemos a repetirle aquí que sólo hará verdaderos progresos si toma parte activa en el desarrollo de este programa y se esfuerza al máximo en la realización de las tareas que le prescribimos. Y recuerde que con cada ejercicio bien realizado se «inmuniza» usted contra la excesiva angustia que podría causarle el siguiente.
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La mejor manera de elaborar los estereotipos verbales es que los elabore usted mismo. Si hace un es fuerzo por crear una lista personal de expresiones verbales, en lugar de aprender de memoria una lista hecha por otros, le será más fácil incorporar estos mensajes verbales a sus formas espontáneas de comunicación. Piense en cinco personas conocidas, cinco amigos no íntimos a los que suela encontrar varías veces durante el día. No deben ser familiares suyos, ni compañeros de habitación. De los cinco, dos deben ser de su mismo sexo, y tres del sexo opuesto. Durante unos momentos, imagine los lugares donde más a menudo suele encontrar a cada uno de ellos. Como si viese una película en su mente, imagínese a sí mismo intercambiando una frase de saludo y de despedida con cada una de esas personas; imagine asimismo que usted se siente muy amable hacia ellos y en un excelente estado de ánimo. A continuación, escriba en una hoja de papel dos frases de saludo y dos frases de despedida para cada persona. Repase todas las frases, y hágalas tan agradables y cordiales como pueda. Después, escriba las frases corregidas en los espacios que figuran a continuación. No se olvide de la puntuación correcta ni de las pausas. Primera persona
Segunda persona
Tercera persona
Cuarta persona
Quinta persona
Saludo:
Saludo:
Saludo:
Saludo:
Saludo:
Despedida:
Despedida:
Despedida:
Despedida:
Despedida:
Viene a continuación el uso de las expresiones faciales. En la Clínica de la Timidez hemos probado varias técnicas para aprender a utilizar los músculos faciales, que pueden enfatizar o modular lo que se está diciendo verbalmente. Nos servimos de grabaciones de video, y les indicamos a los pacientes que practicasen diversas expresiones faciales ante el espejo. Pero abandonamos abandonamos estos dos métodos, métodos, pues parece ser que el contemplarse contemplarse a sí mismo distrae la atención e impide con centrarse en el juego de sus músculos. La técnica más eficaz para aprender a usar los músculos faciales consiste sencillamente en cerrar los ojos y ponerse a tender y distender los distintos grupos de músculos. Lea la siguiente lista de expresiones faciales y a continuación practíquelas. Utilice sólo los músculos que se indican.
Tome conciencia de la vida de su rostro (Mantenga cada expresión durante cinco segundos; repita cada una tres veces.) A. Sonría Sonría sin separar separar mucho los labios. labios. B. Sonría ampliamente. C. Frunza el ceño. D. Alce las cesas. E. Muérdase levemente el labio inferior F. Guiñe un ojo. G. Guiñe un ojo y tense un poco los músculos de la mejilla, los que están por encima de la comisura de los labios. H. Mueva la cabeza de arriba abajo. I. Incline la cabeza hacia la izquierda y haga movimientos afirmativos. J. Lentamente, en un movimiento amplio, gire la cabeza de izquierda a derecha. K. Haga pequeños movimientos negativos con la cabeza.
EXPRESIONES Y SENTIMIENTOS (Una los movimientos musculares citados con letras en las siguientes expresiones combinadas. Con ayuda de la otra lista de palabras que figura a continuación anote el estado de ánimo o el sentimiento que experimenta experimenta al adoptar adoptar cada expresión.) 1.
A-D
6.
D-E
2.
C-E
7.
D-J
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3.
D-G
8.
C-K
4.
C-J
9.
D-K
5.
A-H
10.
G-I
SATISFECHO FELIZ ALEGRE ALEGRE DESCONCERTADO CAUTELOSO CONFUSO INCÓMODO SORPRENDIDO VACILANTE CURIOSO ESPERANZADO ORGULLOSO TRISTE ANSIOSO ANSIOSO SENSATO ANGUSTIADO ANGUSTIADO ABURRIDO ABURRIDO COMPLACIENTE IRÓNICO INCRÉDULO ¿Qué estados de ánimo han suscitado en usted el ejercicio? ¿Qué actitud cree que acompañaría normalmente a cada uno de ellos? Ahora repita el ejercicio, pero combinando grupos diferentes de músculos. Preste atención al sentimiento o actitud que comunicaría usted con cada combinación. Elija cinco combinaciones que le parezcan especialmente interesantes y repítalas, pero esta vez imaginando al mismo tiempo las palabras que acompañarían a esas expresiones faciales si las adoptara usted en una conversación. Si hace usted este ejercicio correctamente, observará una cosa interesante. Según las combinaciones que haya elegido y las palabras que imagina que las acompañan, descubrirá que a veces le vienen antes las palabras y después las expresiones expresiones faciales, mientras que otras veces la expresión facial precede a la verbalización. En otras combinaciones, combinaciones, las dos cosas se dan al mismo tiempo. Si no se había dado cuenta de esto, hágalo deliberadamente, buscando las palabras antes que el gesto o la expresión facial, y viceversa, y después haga coincidir los dos elementos. Pasemos ahora a la combinación de las expresiones verbales, vocales y no verbales, a fin de expresar lo más adecuadamente posible sus reacciones. El concepto «adecuadamente» viene determinado por el contexto social de que se trate. En aquellas situaciones en que son adecuadas las reacciones extremas (como cuando uno está asombrado, atónito atónito o escand escandaliza alizado) do),, puede puede usted usted utilizar utilizar los tres tres medios medios de comunic comunicació ación, n, pero pero utilizan utilizando do cada cada uno muy moderadamente. También tiene la posibilidad de usar uno solo de esos medios para comunicar su estado emocional (abandonando de momento los otros dos), pero entonces el elemento utilizado tendrá que adquirir mayor intensidad. Reacciones como la incredulidad, la consternación, la curiosidad o el temor pueden ser expresadas moderadamente mediante un solo medio de expresión utilizado con una intensidad media, o bien con dos o tres medios a la vez pero utilizados con menor intensidad. Vuelva ahora a la página donde anotó sus frases de saludo. Cierre los ojos y reviva uno a uno estos imaginarios momentos, como si cada uno fuese una película que se proyectase ante usted. Imagine que repite el mismo saludo con
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diferente entonación. Imagínelo con una son risa. Imagínelo con una larga mirada a la otra persona y haciendo una pausa en las vocales. ¿Qué expresa cada una de estas actitudes? Imagine que habla en voz más baja, pero valiéndose de expresiones faciales, como por ejemplo alzar las cejas e inclinar la cabeza irónicamente a un lado mientras mira a la otra persona a los ojos. Siga imaginando otras varias combinaciones de expresiones vocales y faciales combinadas con las frases de saludo. Recuerde que debe combinar armoniosamente los tres medios de comunicación. Si su mensaje verbal es intenso, por ejemplo: «Buenos días, John. Oye, parece que estás de mal humor...», y si se encuentra usted a medio metro de la persona en cuestión, debería compensar todo esto hablando en voz bastante baja, o bien evitando dirigir el cuerpo directamente hacia el otro, o evitando sonreír manifiestamente, sustituyendo la sonrisa por una elevación de las cejas. Imagine Imagine las varias combinaciones combinaciones posibles y las posibilidades posibilidades de combinación combinación armónica que se darían si le hiciese usted la misma observación a una persona pero desde tres metros. Debe usted realizar los ejercicios precedentes varias veces, o tantas como sean necesarias para que llegue a imaginar las escenas sin gran preocupación o inquietud. El hecho de ensayar mentalmente estas escenas hará que le salgan de manera más natural las expresiones verba les y no verbales cuando las utilice en la realidad. Cuanto más practique las diversas combinaciones de expresiones faciales -hasta puede exagerar algunas en su imaginación-, más fácilmente aparecerán de forma adecuada en las situaciones reales.
RELACIONES DURADERAS O PROLONGADAS Para llegar a adquirir desenvoltura en los encuentros sociales más largos, debe usted empezar por aprender varias estrategias para mantener animada una conversación y hacer más equitativos estos intercambios personales. En las situaciones situaciones sociales en las que no está prefijada una conducta en función del papel que desempeña desempeña cada persona, en las que no se va a realizar ninguna tarea determinada y en las que se sobreentiende que todas las relaciones serán puramente sociales e informales, son posibles una gran variedad de relaciones. Usted se sentirá inquieto por la falta de normas, y su inquietud quizás aumente al pensar que puede ejercer muy poco control sobre el curso de una conversación, los temas de que se habla y las respuestas que se suscitan. Recuerde que lo que puede darle seguridad en este tipo de reuniones es el llegar a saber cómo desviar una conversación, cómo contribuir a ella diciendo precisamente lo que se desea decir, cómo responder a las preguntas y, en general, cómo tener una actitud social propia. Llegará un momento en que el dominio de es tas habilidades le permitirá relajarse, tomarse las cosas con calma y olvidar cualquier inquietud por la incertidumbre de un ambiente. Las conversaciones se mantienen en marcha en virtud de las respuestas que se dan a una serie de preguntas y de los comentarios que las acompañan. Así pues, lo primero que debe aprender es qué preguntas ha de formular, cuándo debe hacerlas y cómo. Después, se preparará para responder a las preguntas similares que le formularán otras personas. Existen, en general, dos tipos de preguntas que puede usted hacer: las que se refieren específicamente a la otra persona y las de tipo general que pueden referirse a cualquiera. Piense en cinco conocidos suyos, dos de su mismo sexo y tres del contrario. Piense un momento en un rasgo o cualidad de cada una de esas personas, algo de lo que ellos se sientan orgullosos, en algún interés marcado que sientan o en alguna cualidad descollante que posean. Prepare, para cada uno de ellos, una pregunta centrada en estos puntos. Por ejemplo, al pensar en loe, como usted sabe que juega al rugby en el equipo local, puede usted preguntarle: «¿Cómo va el deporte, Joe?», o bien: «¿No estás preocupado por todas esas lesiones que ha habido?», o bien: «Oye, Joe, ¿cómo vamos a quedar el domingo?» Suponga Supongamos mos que usted usted sabe sabe que Sue es aficiona aficionada da al esquí. esquí. Podría preguntarl preguntarle: e: «Qué, «Qué, ¿ya tienes los esquíes esquíes preparados?», o bien: «¿Piensas esquiar mucho este invierno», o bien: ¿has esquiado alguna vez en Whiteface?» Anote sus sus preguntas preguntas en en los espacios espacios que que siguen. siguen.
Notas especiales sobre unos conocidos Primera persona
Segunda persona
Tercera persona
Cuarta persona
Quinta persona
Tema:
Tema:
Tema:
Tema:
Tema:
Pregunta:
Pregunta:
Pregunta:
Pregunta:
Pregunta:
Lo que usted es capaz de ofrecer en una conversación informal puede ser humor, alegría, diversión, informaciones intrascendentes, entretenimiento... o, simplemente, la oportunidad de pasar en compañía de otra persona un rato
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tranquilo y sin complicaciones. Su cometido es actuar de tal manera que suscite usted afabilidad y cree un ambiente relajado. Debería evitar sistemáticamente cualquier palabra o actitud que pueda alejarle de este objetivo. Por ejemplo, como norma general debería usted abstenerse de iniciar conversaciones sobre política, religión o sexo. Estos temas, aunque al principio se traten de manera informal, suelen dar lugar a discusiones serias, enfrentamientos y trastornos emocionales, sobre todo cuando no se conoce la postura de los demás interlocutores respecto a ellos. En las relaciones informales, debe usted evitar actuar según un rol o papel demasiado estereotipado, adoptar actitudes autoritarias con respecto a sus subordinados, y viceversa. Si ve usted a una persona básicamente como poderosa, superior o dotada de autoridad, y se comporta hacia ella de un modo encaminado a reforzar esta posición y categoría, categoría, debe usted esperar que él o ella, a su vez, se comporten hacia usted de acuerdo con lo que les está sugiriendo. Si le aborda a usted un policía por haberse pasado un "stop", a ese policía no le interesa una charla intrascendente; usted debe esperar que se comporte de un modo adecuado a su función, situación que usted mismo ha provocado. Si acude usted a la consulta consulta de su médico, ya puede imaginar que él actuará de acuerdo con su función, que aceptará los roles doctor-paciente. En una universidad, si usted es un alumno de último curso y habla con un alumno de primero, él se comportará de una manera adecuada a su posición de persona más joven e inexperta. En el trabajo, su secretaria y sus subordinados establecerán con usted relaciones que confirmen su categoría superior. Sin embargo, la relación con cualquiera de las personas antes mencionadas en un contexto social no le lleva obligatoriamente a adoptar una conducta adaptada a estas funciones. Es decir, en un ambiente informal no debe usted permitirse hacer nada que pudiera hacer cristalizar esa situación de funciones o roles diferentes. Si el ambiente pide sociabilidad, amabilidad e informalidad, debe usted esforzarse en pensar cómo estimular esos estados de ánimo. Abandone la máscara y el disfraz que suele llevar en las situaciones de rol muy definido de antemano. Haga una lista de cinco personas con las cuales crea que puede tener dificultad para abandonar su rol estereotipado. Esta lista puede incluir a una persona atractiva del sexo opuesto (cuya personalidad tienda usted a sobrevalorar), a una persona con autoridad (ya sea en virtud de sus capacidades o de su poder administrativo, y a la que usted tienda a reverenciar), a una persona más joven o de menor categoría que usted (de quien espere usted respeto, admiración y obediencia), o a cualquier otra persona de una cierta categoría, en el terreno que sea, que pueda tener importancia para usted. Llene los siguientes espacios en blanco anotando las iniciales de la persona y la característica de ésta que suele determinar el modo como usted la trata en el trabajo, en la escuela o en ambientes convencionales. 1, Persona: ..... Papel que se espera de usted: 2, Persona: ..... Papel que se espera de usted: 3, Persona: ..... Papel que se espera de usted: 4, Persona: ..... Papel que se espera de usted: 5, Persona: ..... Papel que se espera de usted: . Ahora, imagine que se encuentra encuentra en un ambiente ambiente in formal formal en el cual pueden ser abandonados abandonados los papeles estereotipados y convencionales. Esto puede darse en cualquier situación, en una fiesta, en un encuentro casual en una tienda, en un partido de fútbol, o incluso al salir de la iglesia. Escriba en los siguientes espacios una pregunta de tipo general que podría formular a cada una de estas personas, imaginando una conversación de treinta segundos. Asegúrese Asegúrese de que su pregunta sea amable, amable, intrascendente intrascendente e informal. informal. Tenga cuidado de no abusar abusar de su amistad con la persona, y de no parecer inoportuno o descortés. Después de escribir cada pregunta, imagine los mensajes vocales y no verbales que la acompañarían. Asegúrese de no provocar en absoluto que la otra persona adopte su papel convencional. He aquí algunos ejemplos: «¿Cómo te parece que irá el Campeonato del Mundo?», o bien: «¿Cómo está usted?», o bien: «¿Verdad que tenemos un veranillo de San Martín espléndido? Me parece que el otoño pasado no hizo tan buen tiempo». Primera persona: ............. Segunda persona: ............ Tercera persona: ......... Cuarta persona: ............. Quinta persona: ..............
CÓMO RESPONDER A LAS PREGUNTAS Página 36
Hacer una pregunta representa enviar la pelota al campo de la otra persona, y le libra a usted momentáneamente de tener que actuar. Sin embargo, a estas alturas debe ya empezar a prepararse para asumir más responsabilidad en las conversaciones, para hacerlas más equilibradas y aprender cómo responder a las preguntas que seguramente se le formularán. Aunque esto pueda parecer un poco artificial, la mejor manera de sentirse más cómodo cuando se le dirigen preguntas personales es tener preparada una serie de respuestas. Imagine que se encuentra en un ambiente social informal. Anote en la lista de abajo cinco preguntas que podría dirigirle una persona de su mismo sexo, y cinco pregun preguntas tas que pudiera pudiera hacerle hacerle una persona persona del sexo sexo contrar contrario. io. Estas Estas pregun preguntas tas deben deben ser tales tales que, que, aunque aunque consideradas socialmente correctas, le creen a usted confusión o dificultad para responderlas. (Por ejemplo, a algunas personas tímidas les molesta que se les pregunte: «¿Cómo te ganas tú la vida?») Preguntas que me crean problemas Formuladas por una mujer :
1.............................. 2.............................. 3.............................. 4.............................. 5..............................
Formuladas por un hombre:
1.............................. 2.............................. 3.............................. 4.............................. 5.............................. Ahora, en una hoja de papel papel aparte, aparte, anote respuest respuestas as a estas preguntas preguntas.. Sus respuestas respuestas deberían deberían consistir consistir en cuatro cuatro o cinco cinco frases, frases, y han de contene contenerr informa información ción precisa precisa y ser verdader verdaderame amente nte sinceras sinceras.. Cuando Cuando haya haya escrito escrito sus respuestas, pregúntese si ha sido tan sincero como le era posible, y si no habría podido arriesgarse a revelar algo más de sí mismo. No se conforme conforme con la primera primera respuesta que se le ocurra. Si quiere limitar el contenido de alguna frase, recuerde los mensajes verbales y no verbales. Revise todas las respuestas hasta estar seguro de que a su oyente no le da motivo alguno para suponer que usted alberga sentimientos de timidez, actitud defensiva, inhibición, vergüenza, culpabilidad, arrogancia, altanería o indiferencia. Con el magnetófono en marcha y el micrófono delante de usted, responda en voz alta de un modo que corresponda a la natu natural ralez eza a de la pregu pregunt nta a y al conte context xto o en que que ésta ésta es formu formulad lada. a. Escú Escúch chese ese,, y despu después és repit repita a el ejerc ejercicio icio,, esforzándose por crear un ambiente de con fianza, franqueza y amabilidad, mediante una amplia combinación de elementos vocales. Repita en voz alta estas frases autodescriptivas lo bastante a menudo como para que se conviertan en parte de usted mismo, hasta que las palabras surjan de sus labios con naturalidad y sin esfuerzo.
CÓMO HABLAR DE MÍ MISMO Imagínese que se le formulan cada una de las siguientes preguntas. Encuentre una respuesta para cada una y grábela en el magnetófono para escucharla después. Sus respuestas deben durar tanto como se indica en los paréntesis. Procure ser sincero, directo y amable. 1. «¿Dónde vives?» (de diez a quince segundos). 2. «¿A qué escuela has ido? ¿Trabajabas en alguna parte?» (de diez a quince segundos). 3. «¿De dónde eres?» (de cinco a diez segundos). 4. «¿Dónde trabajas? ¿Hace tiempo que trabajas allí?» (de cinco a diez segundos). 5. «¿A qué clases vas? ¿En qué te especializarás?» (de quince a veinte segundos). 6. «¿Tienes cambio?» (cinco segundos). 7. «¿Tienes hora exacta?» (cinco segundos). 8. ¿Cómo« te ha ido en ese tiempo? ¿Qué me cuentas de nuevo?» (de cinco a diez segundos).
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9. «¿Qué vas a hacer este fin de semana?» (de diez a quince segundos). 10. «¿Qué planes tienes para el verano?» (de quince a veinte segundos). 11. «¿Vas a esquiar? ¿Juegas al tenis o vas de excursión?» (de quince a veinte segundos). 12. «Hacía tiempo que no nos veíamos... ¿Qué ha sido de ti?» (de diez a quince segundos). 13. «Parece que la fiesta del sábado será muy divertida. ¿Piensas ir?» (diez segundos). 14. «¿Dónde sueles almorzar?» (cinco segundos). 15. «¿Por qué no vienes a tomar café con nosotros?» (cinco segundos). 16. «Te veo muy callado. ¿Estás preocupado por algo?'> (de cinco a diez segundos). 17, «Llevas un conjunto muy bonito. ¿Dónde lo has comprado?» (cinco segundos) Es import importante ante record recordar ar que pocas pocas personas personas están están complet completame amente nte relajada relajadass y cómodas cómodas cuando cuando mantien mantienen en una conversación conversación larga con alguien a quien acaban de conocer. El hecho de hablar con alguien por primera vez supone un considerable esfuerzo mental para la mayoría de las personas, incluyendo a aquellas que no son tímidas. Incluso en una relación con un poco de historia suele haber pocas cosas que sirvan adecuadamente como temas de conversación. No es de extrañar, por tanto, que en los primeros encuentros las conversaciones se caractericen por preguntas del siguient siguiente e tipo: tipo: «¿De «¿De dónde dónde eres?», eres?», «¿Cuán «¿Cuánto to tiempo tiempo hace hace que vives aquí?», aquí?», «¿Cuándo «¿Cuándo has llegado?», llegado?», «¿En «¿En qué trabajas?» Las respuestas a todas estas preguntas proporcionan una imagen global de una persona. Algunas personas tímidas no saben siquiera qué preguntas hacer para obtener los elementos básicos que componen esta i magen inicial. Recuerde usted las cinco preguntas: quién, qué, dónde, cuándo y por qué. El hecho de tener muy a mano una serie de preguntas que formular es una manera fácil de mantener animada una conversación en los encuentros iniciales. Pero, ¿cómo afrontar un encuentro con una persona con la que ya se ha hablado algunas veces? ¿Qué ocurre si uno se queda de pronto sin nada que decir ni que preguntar? ¿Debería ser esto motivo de preocupación? En primer lugar, debe usted saber que tanto las personas tímidas como las no tímidas se encuentran con molestas pausas en el curso de los primeros encuentros. Pero las personas no tímidas suelen prepararse para estas posibles pausas mediante el uso de una estrategia mental muy sencilla. Tienen siempre a mano dos o más preguntas de reserva, preguntas de tipo muy general que podrían ser formuladas a casi todo el mundo en casi cualquier circunstancia social. Las cosas suelen ocurrir de la manera siguiente: después de saludar a una persona conocida e intercambiar los comentarios rituales, la persona que habla más de lo convencionalmente prescrito para los encuentros breves, suele sugerir que la conversación se prolongue. Tan pronto como es percibida esta señal, toda la atención se centra en lo que dice esa persona. Al escuchar atentamente lo que se dice, surgen una variedad de asociaciones, líneas de pensamiento y otras ideas conexas. Aparecen con facilidad y fluyen por la mente una serie de imágenes, reacciones y fantasías. Son estas imágenes y asociaciones lo que la persona puede utilizar como so porte básico para seguir estimulando la conversación. Estas imágenes y asociaciones sirven de estímulo para preguntas, observaciones, comentarios, etc. En caso de que las asociaciones no fuesen utilizables, o hubiesen agotado todas sus posibilidades como temas de conversación, conversación, y se prevea un momento momento de silencio, la persona rellena el hueco con mensajes no verbales (mueve una silla, cambia la posición del cuerpo, cambia el tono de la voz) y formula después la pregunta estándar que siempre tiene preparada. Entre las personas no tímidas, las pausas y silencios son resueltos mediante comunicaciones no verbales y mediante preguntas preguntas sobre temas que se mantenían mantenían en reserva. reserva. Cuando la persona tiene la seguridad de que no se quedará quedará sin nada que decir, se siente más cómoda y relajada; al reducirse su inquietud y su preocupación, está más libre para dejar vagar su mente, hacer asociaciones, considerar considerar la posibilidad de expresar en voz alta tal o cual pensamiento, pensamiento, decidir si hacer esto será correcto y agradable, guardar un pensamiento en su memoria para recordarlo enseguida cuando sea necesario, y volver a escuchar atentamente al que habla, dejando la puerta abierta a una nueva serie de asociaciones. Las asociaciones, juicios, ideas fantásticas, y las de cisiones de olvidar o recordar algo son procesos cognoscitivos que se producen automáticamente en pocos segundos. Dado que se puede realizar toda una operación mental de este tipo en el tiempo que emplea la otra persona persona para pronunciar pronunciar cuatro o cinco palabras, puede usted estar seguro de que no se perderá nada de lo que dice. Piense en todas las asociaciones, imágenes y pensamientos que pueden formarse libremente si usted no está preocupado con pensamientos negativos sobre si está siendo valorado adecuadamente o si está produciendo en los demás una buena impresión. Recuerde que la excesiva preocupación por la propia conducta da lugar a la ansiedad. Y cuando usted empieza a sentirse incómodo, cuando empieza a notar los latidos de su corazón y a removerse en el asiento, su atención se dirige a estos hechos internos, y esto aumenta su preocupación. En estas
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circunstancias, no es de extrañar que no pueda usted mantener animada una conversación y que le cueste recordar lo que estaba a punto de preguntar. El hecho de tener bien ensayadas una serie de preguntas preguntas de reserva, reserva, de tipo general, le ahorraría ahorraría la preocupación preocupación de qué hacer cuando se produzca un silencio. Centre su atención en el significado de lo que se está diciendo. Deje que se formen en su pensamiento las asociaciones, y aparecerá espontáneamente la base de un intercambio de ideas fluido y natural. Para evitar la impresión de que está usted soñando despierto, o de que no está escuchando lo que se dice, debe emitir señales no verbales. Un ocasional «mmm», modulado por cambios de tono adecuados a sus reacciones ante lo que oye, los movimientos de la cabeza, y unas sencillas expresiones faciales, le mantendrán presente a los ojos de los demá demás. s. Debe Debe llega llegarr a hacer hacer habit habitua uales les estas estas señale señaless vocale vocaless y no verba verbales les,, y logra lograrr emiti emitirla rlass casi casi in conscientemente. Los hábitos no se adquieren nunca con sólo una o dos repeticiones. No espere sentirse totalmente cómodo mientras ejercite estas técnicas las primeras veces. Pero la práctica, en forma de repetición mental y de ejercicios en la realidad, no tardará en convenir estas técnicas en hábitos.
http://www.inteligencia-emocional.org/cursos-gratis/timidez/
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