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Las migraciones internas en Venezuela. Especificidades territoriales de los movimientos migratorios del período reciente. Thaís García Pereiro.
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Thaís García Pereiro Socióloga (Universidad Católica Andrés Bello-UCAB) con Maestría en Estudios Territoriales y de Población (Universidad Autónoma de Barcelona, España); candidata a Doctora en Demografía e Investigadora del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad Autónoma de Barcelona.
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Las migraciones internas en Venezuela. Especificidades territoriales de los movimientos migratorios del período reciente. Thaís García Pereiro
Introducción No obstante la importancia de la movilidad interna como fenómeno que ha contribuido a la configuración del patrón de distribución espacial y a los niveles de calidad de vida y desarrollo de la población, en Venezuela, la investigación de los movimientos que se producen entre los distintos espacios nacionales carece de referencias actuales. La existencia de un vacío temporal en el conocimiento del tema ha motivado el desarrollo del presente artículo. En este estudio se analizan las migraciones internas en Venezuela a partir de la explotación de los microdatos correspondientes a los Censos de 1990 y 2001. Dicho análisis se concibe dentro de dos ejes de segmentación territorial, que responden a distintos niveles de desagregación geográfica. El primero de ellos se ubica en un nivel interestatal, desde el que se examinan las tasas de inmigración, emigración y migración neta para medir tanto la intensidad como el patrón espacial de los movimientos de corta data. Además, se identifican los cambios de la dinámica migratoria en el período reciente comparando los indicadores de la movilidad quinquenal para ambos censos (tasas de inmigración y emigración). En este sentido, se construye una tipología de la movilidad estatal que sistematiza las transformaciones de los balances migratorios de las entidades federales ocurridas en el tiempo. El segundo de los ejes se ubica en el nivel municipal. Aquí se introduce una primera aproximación a la migración interna entre municipios mediante la clasificación de los mismos en función a sus ganancias o pérdidas de población. Con el objeto de afinar dicha clasificación, se ubican los municipios con mayor poder de atracción y expulsión del período de acuerdo a su tamaño, nivel de urbanización y valor del Índice de Desarrollo Humano (IDH). Por último, se examinan los casos que podrían considerarse como los más representativos y novedosos de cada balance migratorio: el municipio Libertador, como el principal expulsor por la expansión de la Región Metropolitana de Caracas; y los municipios que concentran importantes ganancias en Anzoátegui y Monagas, que reaparecen como grandes zonas de atracción de población. En ambos casos se prioriza el origen y el destino de inmigrantes o emigrantes, según corresponda. 1. Retomando el interés en la movilidad interna de la población venezolana A diferencia de la fecundidad y la mortalidad, la migración ha mantenido una posición secundaria dentro de los estudios referentes a la dinámica demográfica. Esta variable no se ha visto favorecida, en igual grado que las dos anteriores, por los desarrollos alcanzados en el orden metodológico, ni tampoco en el ámbito conceptual. La existencia de una menor preocupación por la movilidad geográfica de los individuos ha sido atribuida a la IV Encuentro Nacional de Demógrafos y Estudiosos de la Población
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urgencia que ha existido en el pasado por resolver problemáticas más vinculadas a las restantes variables de la ecuación compensadora (Zelinsky, 1971; Welti, 1997; Corona, 2003;2004). Ello se encuentra reflejado, por ejemplo, en una de las críticas formuladas a la Teoría de la Transición Demográfica1 en cuyos postulados, al menos inicialmente, no se considera a la migración como una variable dentro de las explicaciones del cambio poblacional. En la medida que avanza el proceso de transición demográfica tienden a reducirse las brechas entre las tasas de natalidad y mortalidad y, en consecuencia, ambas disminuyen su participación como variables que afectan al crecimiento de la población. Bajo este escenario, las migraciones tienden a ganar peso como modificadoras de dichas tendencias. En el caso particular de los movimientos internos, las divisiones administrativas pueden ver afectada su estructura por las ganancias o pérdidas de población ocurridas en cierto momento en el tiempo (Oberai, 1989; González, 2004). Así pues, las características de los flujos y de los agentes migratorios resultan determinantes de los cambios en la composición y el crecimiento de la población a nivel local (Rincón, 1999; Villa, 1999). A pesar del rezago de las investigaciones en el ámbito temático de las migraciones, se han llevado a cabo algunos avances orientados a la superación de ciertas restricciones concernientes a la información migratoria. Recientemente, en nuestro país, se adelantaron esfuerzos en materia de la calidad de la información censal, que se tradujeron en la recolección de datos más apropiados para el estudio del fenómeno migratorio interno. La inclusión de la pregunta sobre el lugar de residencia cinco años antes en el Censo 2001, y la actual posibilidad de contar con todos los registros en forma de microdatos, permiten completar las tendencias de la dinámica migratoria interna desde una perspectiva integral que responda más adecuadamente a las necesidades de conocimiento de las instituciones y organismos de la planificación urbana. La información del fenómeno migratorio venezolano, recopilada en investigaciones previas, permite reconstruir el patrón de los movimientos y su orientación espacial de acuerdo al contexto nacional y regional en el cual ocurrieron. Hasta la segunda década del Siglo XX, la población se encontraba atada al territorio. La estructuración en torno a la propiedad latifundista mantuvo desconcentrado el espacio geográfico. Las regiones eran autosuficientes gracias a su conexión directa con el mercado internacional y contaban con una escasa relación entre sí, que respondía al precario desarrollo de la infraestructura vial. A partir de esta fecha, los desplazamientos internos de la población fueron estimulados por el agotamiento del modelo económico agro-exportador y la posterior consolidación de la explotación petrolera. La actividad petrolera creó nuevos polos de atracción. El primero de ellos en los Estados Zulia, Anzoátegui y Monagas, donde la explotación de hidrocarburos requería de un gran aporte inicial de mano de obra. El segundo, en las entidades del centro, especialmente en el Distrito Federal, en el que se concentró el gasto público (Torrealba; 1983). Ya para el último decenio del llamado primer ciclo migratorio, que abarca los años 19201950, se hace más notoria la polarización de las ganancias poblacionales en la Región
La teoría de la transición demográfica pretende explicar el cambio poblacional en el tiempo a través del paso de altos a bajos niveles de mortalidad y fecundidad que son posibles gracias a los avances en el desarrollo económico y social. 1
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Centro-Norte2, al tiempo que disminuía la participación de los estados petroleros como entidades receptoras de inmigrantes (Chen, 1968; Freitez, 1988). El segundo período migratorio cubre el lapso 1950-1971 y se caracteriza por el desarrollo de la política de Industrialización por Sustitución de Importaciones que impulsó la actividad industrial en el territorio nacional. Dicho auge fue el principal responsable de un acelerado proceso de urbanización: durante el período 1950-1961 se duplicó el volumen de población que residía en áreas urbanas. La resultante concentración de las industrias en el Estado Bolívar (con la creación de Ciudad Guayana), y en el Eje Centro- Norte- Costero, contribuyó a su afianzamiento como los focos de mayor atracción poblacional. Para ese momento, el Distrito Federal ya daba cuenta de una reducción en su poder receptor de flujos migratorios, asociada a la expansión de la ciudad de Caracas hacia el Estado Miranda (Chen, 1978; Freitez, 1988). En la década 1971-1981 el alza de los precios del petróleo creó las condiciones para un gran aumento de la inversión del Estado en proyectos vinculados con el fortalecimiento de las industrias básicas y la infraestructura nacional. Influenciada por este contexto se dinamiza la migración interna, aunque espacialmente no se experimentaran mayores cambios, pues el Centro-Norte continuaba aumentando su población por efecto de la inmigración (Freitez, 1988). La última década reportada en las investigaciones (1981-1990) da cuenta de una disminución de los movimientos migratorios y de pequeños cambios en la estructura de los flujos por entidad federal. En cuanto a la dimensión espacial de los mismos, el área de máxima atracción continúa con Miranda a la cabeza y Aragua y Carabobo como estados de recepción secundaria. Entre las entidades expulsoras de población no se identifican variaciones, el Distrito Federal, Sucre, Táchira y Trujillo siguen clasificadas como las mayores perdedoras de población (Ramos, 1997 y 1999). A partir de este momento, el estudio de las migraciones internas en Venezuela se contrajo significativamente, por lo que se puede hablar de la conformación de un vacío temporal en el conocimiento del tema. Prácticamente no se identifican intentos para abordar de forma integral y sistemática la magnitud, estructura espacial y características diferenciales de la movilidad que se produce entre los distintos espacios nacionales3. La necesidad de dar a conocer investigaciones que intenten llenar las carencias existentes se percibe con mayor claridad si además se considera que, durante los últimos 25 años, Venezuela ha atravesado por una profunda crisis económica y social que ha afectado de forma negativa los niveles de vida de la población. Este proceso se ha caracterizado, entre otros aspectos, por: la disminución del poder adquisitivo de la población, que se expresa mediante tasas de inflación que llegan a alcanzar el 103% en 1996, y una contracción del 70% en el salario real entre 1982 y 1998 (BCV); porcentajes significativos de personas en situación de pobreza, 71% en el 2001 (Riutort, 2002); elevadas tasas de desocupación, que alcanza el 14% en ese mismo año; aumento sostenido de trabajadores incorporados al sector informal de la economía, de 39,1% en 1980 a 51,3% en 2001; y la reducción de la capacidad del Estado para el mantenimiento de la infraestructura social, reflejada en el deterioro de los sistemas de salud y educación. También cabe considerar Expresión usada en la regionalización de Venezuela, abarca los Estados Aragua, Carabobo, Miranda y el Distrito Federal. 2
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Un esfuerzo de sistematización de las referencias bibliográficas disponibles se encuentra en García (2006). IV Encuentro Nacional de Demógrafos y Estudiosos de la Población
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que en 1999 se registró un desastre natural de gran magnitud en el Estado Vargas que provocó la movilización de parte de los habitantes de esa entidad hacia otros estados del territorio nacional y cuyos efectos aun no han sido del todo valorados. Ante este escenario de cambios estructurales significativos que ha experimentado el país y en función de las tendencias observadas en la migración interna hasta la década de los ochenta, cabría preguntarse: ¿Cuál es la situación del patrón migratorio interno en Venezuela durante el período 1990-2001?, ¿Cuántas personas se han desplazado para establecer su lugar de residencia en otro estado?, ¿Cuál es el patrón espacial de estos flujos migratorios?, ¿Cuáles son las áreas de atracción y expulsión de población? y ¿cómo se han conformado las mismas dentro del contexto socio-económico nacional? Actualmente no existe ningún registro permanente de la población o algún tipo de encuesta especializada que recopile información acerca de los movimientos migratorios del país. En ausencia de ambos, los censos generales de población y vivienda de 1990 y 2001 constituyen la fuente de información para la investigación del fenómeno migratorio reciente. El manejo de microdatos, procesados mediante el software REDATAM desarrollado por el Centro Latinoamericano de Demografía (CELADE), permite examinar de forma directa las características de los individuos, los hogares y las viviendas bajo distintas divisiones territoriales, que van desde el país en conjunto hasta el segmento censal. No obstante, las preguntas de migración fueron recogidas a distintos niveles de desagregación geográfica en ambos censos. En el Censo de 1990, a nivel de entidades federales; mientras que en el 2001, se incluyó el nivel municipal sólo para la pregunta de lugar de residencia en una fecha fija anterior. También difieren las preguntas de migración de las dos boletas censales. Para lograr una aproximación a los movimientos recientes, fue necesaria la creación de una nueva variable para el Censo de 1990 que agrupara el lugar de residencia anterior con las categorías de menos de un año y de 1 a 4 años, correspondientes al tiempo de duración de la última residencia (ONU, 1972; Martínez, 2001). 2. Primer eje de segmentación de las dinámicas migratorias recientes: los flujos interestatales Magnitudes y orientaciones espaciales Primer período 1985-1990 En el primer período reciente (1985-1990) se movilizaron 842.960 personas en el ámbito interestatal, cifra que representa el 5,9% del total de la población censal relevante y equivale a más de 160.000 migrantes anuales en promedio. La distribución de las entidades federales de acuerdo a las ganancias o pérdidas netas atribuidas al proceso migratorio da cuenta de 10 balances positivos frente a 13 negativos (mapa 1). Con las mayores ganancias de población, reflejadas en la tasa neta de migración, se encuentran Aragua (22,9 por mil), Miranda (16,3 por mil), Nueva Esparta (14,2 por mil), Bolívar (9,5 por mil) y Carabobo (7,6 por mil), centros receptores cuyo poder de atracción pudo estar asociado a dinámicas económicas favorecedoras. En el caso de Miranda, Aragua y Carabobo, por la inversión industrial y el gasto público. En Bolívar, por los efectos de la puesta en marcha de políticas estimulantes, como el desarrollo de industrias básicas e hidroeléctricas. Y en la Isla de Margarita, gracias al establecimiento de una zona comercial libre de impuestos y al impulso de la actividad turística.
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La jerarquía de las entidades de acuerdo a sus tasas de inmigración y emigración, ubica a Miranda en la segunda posición dentro de la jerarquía de entidades ganadoras entre 1985 y 1990. Esto se debe a que este estado ha sido beneficiado por el agotamiento de la centralidad del Distrito Federal y las constantes pérdidas de habitantes que el mismo ha atravesado desde los años setenta (Chen, 1968; Freitez, 1988). La expansión del Área Metropolitana de Caracas hacia Miranda no sólo se ha limitado a la transferencia de significativos contingentes poblacionales, sino que también abarca las mudanzas de industrias, comercios y empresas de distintos tipos. Así, la entidad se ha convertido en la extensión geográfica más importante del poder central, funcionando como un gestor financiero y de recursos: se ha constituido como el asiento de las principales actividades político-administrativas y económicas del país (García, 1999) y el mayor concentrador de la inversión. A la vez que ha servido de enlace entre la economía nacional y la economía global (Barrios, 2000). Mapa 1. Venezuela. Tasas netas de migración por entidad federal. Censo 1990.
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Fuente: Elaboración propia, procesamientos especiales. Censo 1990
Aragua y Carabobo, que ocupan el primer y quinto puesto, respectivamente, se erigen como entidades eminentemente industriales que cuentan con una localización privilegiada dentro de la geografía nacional, en cuanto a las facilidades para la comercialización de sus productos. Ambas han alcanzado un grado elevado de desarrollo socioeconómico no vinculado al sector de hidrocarburos, que resultó fuertemente estimulado por la política de industrialización por substitución de importaciones (ISI). Para 1984 ambos estados mostraban economías integradas, caracterizadas por la presencia de un sector industrial pujante y muy diversificado que facilitaba la absorción de los efectos favorables provenientes de su gran capacidad exportadora. La industria IV Encuentro Nacional de Demógrafos y Estudiosos de la Población
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especializada permitió numerosos encadenamientos intersectoriales que beneficiaron el entramado productivo y generaron mejoras considerables en las oportunidades para la inserción laboral de la población (Abeucci, 1987). En Nueva Esparta, cada año del período, las ganancias se sitúan en el orden de 14 nuevos residentes por cada 1000 habitantes. Su atractivo fue atribuido a la creación de la zona franca de Margarita en los años 70. Desde entonces, el creciente desarrollo de la isla era impulsado exclusivamente por el auge de las actividades comerciales. Sin embargo, la devaluación de 1983 introdujo modificaciones en su estructura económica: el turismo la convirtió en el principal destino vacacional de venezolanos y extranjeros (Informe Especial, 1997). Bajo la influencia del cambio experimentado por la economía insular, Nueva Esparta le debe a la evolución de la industria turística el mantenimiento de su atractivo como lugar de mudanza residencial. El cuarto escaño dentro de las ganancias del período corresponde al Estado Bolívar, cuyo comportamiento migratorio entre 1985 y 1990 continúa reflejando el gran poder receptor que puede generar un proyecto de desconcentración territorial de la magnitud de la creación de un polo de desarrollo como Ciudad Guayana. Los programas de inversión y el fomento de actividades productivas llevadas a cabo por el Estado venezolano a lo largo de cuatro décadas, han sido responsables del crecimiento económico de la entidad y de las consiguientes mejoras en la calidad de vida. La difusión y el desarrollo de las industrias que conforman la Corporación Venezolana de Guayana han dinamizado el eje Ciudad Bolívar-Ciudad Guayana, que muestra para ese momento un aumento en la producción industrial (Valecillos, 1997); y han impulsado la conformación de una importante red urbana que ofrece todo su potencial a los habitantes, convirtiéndolo en la principal concentración urbano-industrial del sur del país. Al examinar las pérdidas netas, los mayores balances negativos corresponden al Distrito Federal (14,2 por mil), Sucre (11,1) y Trujillo (7,9), que forman parte de los centros históricamente expulsores de población, al igual que el resto de entidades con pérdidas de efectivos. En el caso de la capital del país, sus habitantes continuaron dirigiéndose al Estado Miranda presionados por la expansión metropolitana, representan poco menos del 40% de la totalidad de emigrantes. El resto de los estados de reconocida tradición expulsora cuentan, para la época, con una estructura económica dependiente del agro, poco desarrollo de las vías de comunicación, deterioro de los sistemas educativos, sanitarios, de la infraestructura social en general, y altos niveles de pobreza (Freitez, 1988). Segundo período 1996-2001 En el período más reciente, correspondiente al quinquenio 1996-2001, un total de 1.025.259 personas cambiaron su estado de residencia, cifra que equivale a una movilización promedio anual de 205.052 personas y representa el 5,1% de la población nacional. Los movimientos migratorios dan cuenta de un balance general favorable para la mayoría de las entidades venezolanas (14). En el mapa 2 se identifica claramente la reemergencia de un área de atracción poblacional ubicada en el oriente del país. Junto a Nueva Esparta aparecen Monagas y Anzoátegui dentro del escenario de estos movimientos, con importantes ganancias que oscilan entre 10 y 12 nuevos habitantes mayores de 5 años por cada 1000 residentes4. El aumento de los índices de atracción de las dos primeras entidades se relaciona con la Se habla de una reemergencia porque estos estados fungieron como importantes centros atractores de población entre 1926 y 1950 durante la activación petrolera (Chen, 1968). 4
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adopción, a partir de 1994, del Programa de Apertura Petrolera y Explotación Gasífera, el cual perseguía la ampliación de la capacidad de producción de la industria por medio de la participación del sector privado transnacional en el negocio petrolero (Palma, 1999). Mapa 2. Venezuela. Tasas netas de inmigración por entidad federal. Censo 2001.
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Fuente: Elaboración propia, procesamientos especiales. Censo 2001
La movilización de grandes contingentes de población es un fenómeno que ha acompañado a las actividades de exploración y explotación petrolera (Briceño-León, 1987). En el año 1997, se estimaba que Monagas generaría el 60% de los ingresos petroleros por la concesión a entes privados de campos para el desarrollo de estas actividades ubicados mayoritariamente en el área de influencia de Maturín, Punta de Mata, Temblador, Barracas y Caripito. Al mismo tiempo, estas poblaciones se convertirían en las zonas de mayor atractivo para la inversión. En Anzoátegui, los campos que atraerían proyectos de inversión petrolera multimillonarios se encuentran en los municipios Freites, San José de Guanipa, José Gregorio Monagas y Francisco de Miranda5. Sin embargo, en su aparato productivo han ganado terreno los sectores industrial, importantes parques de industrias se localizan en El Tigre, Barcelona y Anaco; y turístico, el eje Barcelona- Puerto La Cruz es uno de los principales polos del turismo en Venezuela (Informe Especial, 1997). La inversión en el área de hidrocarburos contribuye de forma directa con el avance de otros sectores de la economía (Pacheco, 1986). En los estados Anzoátegui y Monagas el impulso dado a la actividad petrolera ha generado un efecto multiplicador que estimula los desplazamientos de aquellos individuos que se encuentran en busca de oportunidades de empleo que los ayuden a mejorar sus condiciones de vida.
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La estimulación de esta última se relaciona más con los desarrollos petroquímicos. IV Encuentro Nacional de Demógrafos y Estudiosos de la Población
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El mantenimiento de Nueva Esparta en esta clasificación continúa vinculado al desarrollo sostenido del turismo y su infraestructura, la Isla de Margarita constituye el principal destino turístico del país (Machado, Ramírez, Smith y Torrellas, 1994). Este apogeo turístico también ha incitado el surgimiento de un fuerte sector inmobiliario encargado del alquiler y la compra-venta de viviendas destinadas a segundas residencias, y de grandes locales y centros comerciales en el eje Porlamar- Pampatar (Informe Especial, 1997). Un examen más profundo revela detrás de la alta tasa neta de migración interestatal registrada por el Estado Amazonas, la movilización de un contingente relativamente significativo —si se toma en cuenta que la base poblacional de esta entidad es de 70.464 habitantes—. El movimiento se origina en el municipio Cedeño del Estado Bolívar y se dirige hacia Atures, municipio vecino y sede de Puerto Ayacucho, capital de Amazonas y mayor aglomeración urbana de la entidad y sus zonas de influencia inmediata. Este municipio concentra en su seno las oportunidades de empleo que se generan en esta zona que resultan, en su mayoría, de la hipertrofia del sector terciario de su economía6 (Inventario y análisis de las instituciones y proyectos de conservación y desarrollo en la amazonía venezolana, 1995). Además, dada la crisis de ingresos por bajos precios del petróleo durante los noventa, se restringieron las transferencias de recursos a las entidades y éstas fueron obligadas a procurar la generación de los mismos mediante la promoción de algunas actividades. En el caso de Amazonas, hubo cierta liberalización de las restricciones que se mantenían sobre la minería y se promovió lo que se ha llamado el ecoturismo. El caso del Estado Miranda es peculiar debido a que sus ganancias continúan ligadas a la movilidad por motivos residenciales de habitantes del Distrito Capital hacia distintos municipios de dicha entidad. La escasez de terrenos y el progresivo deterioro de la ciudad capital han presionado la expansión del Área Metropolitana de Caracas. En una primera etapa, la población se dirigía a los municipios circunvecinos (conurbados): Sucre, El Hatillo, Baruta y Chacao. En una segunda etapa, la ocupación continuó hacia los municipios que Barrios (2004) define “de la corona regional inmediata”, en especial a las ciudades satélites del Estado Miranda ubicadas entre Guarenas-Guatire y los altos mirandinos. Posteriormente, la saturación de dichas ciudades periféricas obliga a la orientación de la expansión metropolitana hacia el Tuy Medio (Cariola y Lacabana, 2006). Todas estas áreas de crecimiento cuentan con importantes asentamientos industriales, comerciales y de servicios cuya localización permite conexiones casi inmediatas con las principales vías de comunicación del país: las autopistas Regional del Centro y de Oriente. Una revisión más desagregada de la información migratoria podría reflejar ganancias poblacionales en los municipios que albergan estos centros poblados. Cojedes se encuentra completando el cuadro de las 6 tasas netas de migración más altas. La economía de este estado tiene su base en las actividades agropecuarias e industriales cuyos productos se comercializan en la región central, los llanos bajos, San Fernando de Apure, San Cristóbal y Puerto Ordaz, por interconexiones fluviales a través del puerto José Laurencio Silva construido recientemente en el Baúl, capital del municipio Girardot. La posición receptora de la entidad no sorprende pues ya Freitez (1988) la identificaba como un área de extensión de la actividad industrial de la Cuenca del Lago de Valencia. De corta data y demandantes de mano de obra, son las industrias que se asientan en Tinaquillo y San Carlos (Informe Especial, 1997).
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Según el Censo 2001 la proporción más elevada de empleados públicos corresponde a Amazonas. IV Encuentro Nacional de Demógrafos y Estudiosos de la Población
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En cuanto a la dinámica de las áreas expulsoras, nuevamente las mayores pérdidas de población coinciden con los estados tradicionalmente expulsores (Distrito Capital, Apure, Sucre, Guárico, Táchira, Trujillo, Zulia, Portuguesa y Falcón). Dos balances migratorios merecen especial atención. El primero corresponde al Estado Vargas, que alcanzó la máxima capacidad expulsora verificada en el período estudiado, luego de sufrir los embates de los aludes torrenciales ocurridos en diciembre de 1999, una de las mayores catástrofes naturales que ha sufrido región alguna en Venezuela. Los habitantes de Vargas resultaron tremendamente afectados por las constantes lluvias. Ante tales circunstancias muchas personas quedaron damnificadas y se vieron obligadas a abandonar la entidad, algunas de ellas lo hicieron por sus propios medios, mientras que otras fueron reubicadas en desarrollos habitacionales localizados en diferentes puntos de la geografía nacional. Para el 2001 los emigrantes recientes de este estado del país se encontraban residiendo mayoritariamente en: Miranda (21,4%), Aragua (10,7%), Distrito Capital (9,6%) y Carabobo (7,8%). Aunque también se identifican contingentes importantes en el oriente, específicamente en Monagas (5%), Bolívar (4,8%) y Anzoátegui (4,5%). El segundo balance a destacar corresponde al Estado Bolívar que, por primera vez, pasa a la fila de entidades cuya población se ha visto reducida como consecuencia de los movimientos migratorios. Esta situación es novedosa pues hasta 1990 Bolívar concentraba los flujos migratorios, en su mayoría provenientes de las entidades orientales, que eran estimulados por su desarrollo extractivo e industrial. Bolívar pierde las corrientes de inmigrantes procedentes de Anzoátegui, Monagas e incluso de Nueva Esparta, al tiempo que sus habitantes se ven atraídos por las oportunidades que resultan de la activación económica de dichas entidades. Las industrias de Bolívar no escapan de la situación de crisis que tanto afecta al sector. La contracción de la demanda de trabajadores podría estar generando un excedente de población dispuesta a emigrar. Por tratarse de un polo de desarrollo inducido, atrajo en el pasado población proveniente de diversas entidades y resultaría pertinente una evaluación de la migración de retorno en investigaciones posteriores. Evolución de la movilidad interestatal reciente: tipologías del comportamiento migratorio En el lapso 1996-2001 la movilidad, en términos absolutos, arrojó un promedio anual de 205.052 personas, 45.052 más de las que anualmente cambiaron de entidad de residencia en el período 1985-1990. Las cifras están dando cuenta de un mantenimiento en la intensidad de las migraciones interestatales recientes en el país, en vista que la población que se moviliza ha experimentado una disminución menor a un punto porcentual entre ambos lapsos. Esta relativa estabilidad oculta cambios significativos en el patrón espacial de los flujos, que puede ser asociado a los efectos de la agudización de la crisis socioeconómica que enfrenta Venezuela desde principios de los años ochenta, en especial, en lo que respecta al deterioro y la saturación de los principales ejes urbanos y, por ende, a las pérdidas en cuanto a su poder de atracción. La evidencia disponible revela la existencia de patrones migratorios tanto antiguos como emergentes que son estimulados por el desarrollo de actividades económicas petroleras, comerciales, turísticas, industriales y de servicios, en distintos estados del país. De una fuerte concentración espacial del patrón migratorio interno, liderado por Aragua, Miranda, Carabobo, Bolívar y Nueva Esparta, se pasa a una situación más equilibrada en IV Encuentro Nacional de Demógrafos y Estudiosos de la Población
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la cual otros estados adquieren importancia dentro del mapa migratorio de saldos positivos, tal es el caso de Monagas, Anzoátegui, Amazonas y Cojedes. Así, para el período 1996-2001, los flujos migratorios muestran una gama más amplia de orígenes y destinos que los registrados en censos anteriores. Para ahondar en las transformaciones ocurridas entre ambos períodos recientes (19851990 y 1996-2001) se presenta a continuación una clasificación de las entidades federales de acuerdo a su sistema de movilidad. Este es un recurso que permite sistematizar los movimientos interestatales y las modificaciones que estos han experimentado entre los lapsos ya mencionados. La tipología aquí desarrollada se compone de 6 categorías que resultan de la combinación de las tasas de inmigración y emigración de los estados, sus respectivas medias nacionales y la línea de equilibrio que divide los balances migratorios de acuerdo a su signo, positivo o negativo7 (gráfico 1). Una revisión de la movilidad entre estados evidencia una discreta reducción de la concentración de la migración interna entre los lapsos recientes, que resulta del acercamiento de las tasas tanto de emigración como de inmigración a las medias nacionales. En el cuadro 1 se aprecia que 10 entidades no modifican su clasificación en el período considerado. Entre las categorías mixtas se mantienen los estados Miranda, Nueva Esparta y Cojedes, con balance positivo; y Apure, Guárico y Sucre, con saldos negativos. Por su parte, Lara (positiva), Zulia, Portuguesa y Falcón (negativa) continúan conformando el conjunto de movilidad baja. Aparte de estos grupos, el resto de las entidades experimentan transformaciones significativas. La primera de ellas se identifica en el número de unidades positivas, que varía de 10 en 1985-1990 a 13 en 1996-2001. Esto apoya la afirmación de la existencia de una mayor variedad de destinos en el lapso más reciente. Por ejemplo, para el 2001 Mérida, Delta Amacuro, Yaracuy y Monagas se unen a los estados que registran saldos favorables, a la vez que en Bolívar se observa una movilidad baja negativa. Aragua y Carabobo también exhiben una disminución de la distancia que separa las tasas de inmigración del promedio nacional, de la cual resulta una reducción de la intensidad de las movilizaciones. Este fenómeno podría estar reflejando los efectos de la crisis sobre el sector industrial, que constituye la base de la economía de estas tres entidades. En un sentido más amplio, y considerando las aproximaciones de estados como Miranda y Nueva Esparta a la línea media de inmigración, el deterioro y la saturación de estos grandes conglomerados urbanos podrían actuar de forma tal que inhibieran la decisión de cambio de residencia de los potenciales migrantes. A pesar de la evidente saturación de las concentraciones urbanas, vinculada a un contexto de crisis socio-económica, Aragua, Carabobo, Miranda e incluso Nueva Esparta han logrado cierto grado de autonomía económica que les ha permitido mantenerse como alternativa frente a otros estados, exceptuando aquéllos cuyas dinámicas fueron activadas con la Apertura Petrolera y que acaparan, en el último período examinado, gran parte de las ganancias poblacionales. Efectivamente, Monagas y Anzoátegui pasan a constituirse como los verdaderos polos de atracción económica del lapso 1996-2001, exhibiendo una combinación de tasas de inmigración y emigración que se ubican, respectivamente, por encima y por debajo de las medias correspondientes. 7
Martínez (2001) aplica esta tipología a los movimientos migratorios internos en Colombia. IV Encuentro Nacional de Demógrafos y Estudiosos de la Población
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En este mismo lapso se acentúa el carácter receptor de un número mayor de unidades territoriales. De 6 entidades se pasa a 8 incorporadas en el segmento de movilidad mixta positiva, de auténticas ganadoras de población. Por el contrario, es menor la cantidad de estados que se sitúan en el conjunto típicamente más expulsor. Resumiendo, mientras se observa una merma en el poder de atracción de los centros tradicionales, el nuevo reparto concentra más entidades en las categorías baja y mixta positiva. Los balances y las tasas privilegian la posición de los estados ligados a la exploración y explotación petrolera, actividad que demanda grandes masas de trabajadores en sus primeras etapas y genera importantes efectos multiplicadores en el resto de la economía (Briceño-León, 1987). Gráfico 1. Venezuela. Tipología del comportamiento migratorio interestatal. S
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Cuadro 1. Venezuela. Clasificación de entidades federales según su sistema de movilidad reciente. Censos 1990 y 2001.
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Fuente: Elaboración propia, procesamientos especiales de los censos
En cuanto al balance negativo, el número de unidades que se encuentra dentro de las categorías mixta y alta se reduce. La primera muestra como entidades expulsoras, por un lado, a Vargas y Distrito Capital, cuyas pérdidas de población se deben, respectivamente, a un desastre natural y a un proceso de expansión metropolitana; y, por otro, a estados como Apure, Guárico y Sucre que cuentan con las peores condiciones de vida del país. Dentro de los elementos que podrían aportar algunas explicaciones de las transformaciones observadas en los flujos y balances de los distintos estados del país, cabe destacar el problema de repleción que exhiben las grandes ciudades, cuyo surgimiento se relaciona con el acelerado proceso de urbanización que han experimentado a lo largo de las últimas décadas y con la falta de ordenamiento y planificación correspondiente. La expansión desordenada de los asentamientos y el desborde de las ciudades, no han sido acompañados de políticas acertadas y coherentes, por lo que han colapsado las redes de servicios en ellas existentes. Se muestra una ciudad socialmente más compleja y más costosa que parece incapaz de continuar abrigando a sus habitantes. El cúmulo de carencias referentes tanto a la calidad como al acceso de las prestaciones del espacio urbano ilustra una clara situación en la que existe un marcado desequilibrio entre la oferta y la demanda de las mismas. Los servicios sanitarios, educativos, el agua potable, la seguridad ciudadana, el transporte urbano, la recolección de desechos, etc. IV Encuentro Nacional de Demógrafos y Estudiosos de la Población
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evidencian faltas cualitativas y cuantitativas de gran magnitud que afectan a toda la población pero mayormente a los sectores sociales menos aventajados. (Antúnez y Galilea, 2003)8. 3. Segundo eje de segmentación de las dinámicas migratorias recientes: la movilidad intermunicipal Signo de los balances migratorios entre municipios Este análisis constituye un primer acercamiento a la migración interna entre municipios. Los datos migratorios del ámbito municipal son de gran utilidad, pues develan modelos territoriales más específicos geográficamente que permiten identificar balances más precisos a nivel territorial que se esconden tras la migración interestatal. La información censal da cuenta de 1.390.221 personas de cinco y más años que en 1996 vivían en un municipio distinto al de su empadronamiento en el 2001. De lo anterior se desprende que el 6,9% del total de la población del país ha trasladado su residencia durante este período de un municipio a otro9. Es posible contar con un acercamiento a capacidad de cada municipio para atraer o expulsar población al jerarquizar los 335 municipios de Venezuela según su saldo neto migratorio. De la clasificación, en función de la magnitud y el signo del balance, resultan siete intervalos de ganancias o pérdidas de habitantes: fuerte atracción, con ganancias entre 30.000 y 10.000 personas; mediana atracción, entre 10.000 y 4.000; débil atracción, 4.000 y 100; equilibrio10, ganancias y pérdidas pertenecientes al intervalo 100/-100; débil expulsión, pérdidas entre 100 y 1.000 habitantes; mediana expulsión, entre 1.000 y 40.000; y, por último, fuerte expulsión, conformada por municipios que registran mermas de población mayores a 40.000 personas (mapa 3). Se replicó la tipificación empleada por INEGI (2005), con la diferencia que fueron agregadas las categorías de mediana expulsión debido a que la migración intermunicipal aquí reseñada incluye un número mayor de movimientos que aquéllos tomados en cuenta por los investigadores del fenómeno mexicano11. Como puede observarse en el mapa 3 se obtienen en el primer grupo 11 municipios de fuerte atracción, que evidencian las ganancias de población más altas (ubicadas entre los 10.000 y 30.000 habitantes). Entre estos municipios se encuentran: Maturín (Monagas), Simón Bolívar (Anzoátegui), Plaza (Miranda), San Francisco (Zulia), Palavecino (Lara), Paz Castillo (Miranda), Zamora (Miranda), Valencia (Carabobo), Caroní (Bolívar), Barinas (Barinas) y Urdaneta (Miranda). Los dos primeros corresponden a las capitales de los estados de mayor poder receptor en el período, cuyos flujos de inmigrantes fueron El histórico déficit habitacional es un ejemplo perfecto de este desequilibrio. El problema de la vivienda continúa en aumento con el pasar de los años, las deficiencias no alcanzan a ser cubiertas por la construcción de soluciones habitacionales. El patrón deficitario se evidencia en la disminución de la prioridad del sector vivienda tanto en el gasto social como en las soluciones habitacionales terminadas, que no llegan a satisfacer ni siquiera la demanda de viviendas nuevas (Linares, A., 2005). 8
La migración entre municipios es, por definición, mayor que la migración interestatal pues, además de estar conformada por los movimientos entre municipios de distintos estados, registra la movilidad entre los municipios de una misma entidad federal (Rodríguez, 2004). 9
El monto de los saldos de los municipios, por su poca cuantía, los define en equilibrio.
10
Limitan el análisis a los movimientos entre los municipios de una misma entidad, mientras que aquí se amplía a los movimientos entre municipios de distintos estados. 11
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estimulados, como se mencionó anteriormente, por la implementación del Programa de Apertura Petrolera y Explotación Gasífera por parte del gobierno nacional, y los efectos multiplicadores que el mismo generó. Por el Estado Miranda, son cuatro los municipios que entran en esta categoría Plaza, Zamora, Paz Castillo y Urdaneta. Los dos primeros pertenecen al eje Guarenas-Guatire, y los dos últimos a los Valles del Tuy Medio, ambas identificadas como zonas de expansión de la Región Metropolitana de Caracas12. Otros municipios como Barinas, Palavecino y San Francisco, deben el significativo aumento poblacional a su carácter de centros de primer orden. En el caso de Barinas, por ser la capital de la entidad del mismo nombre, y los restantes, por constituir municipios cercanos a las capitales cuya importancia se relaciona con su pertenencia a las áreas metropolitanas de Barquisimeto y Maracaibo, respectivamente. Los municipios que conforman áreas metropolitanas actúan como los principales desahogos de la presión que producen los habitantes en el centro urbano de mayor primacía, entre otros, por la demanda de una mayor cantidad y mejor calidad de bienes y servicios (Barrios, 2000). Mapa 3. Venezuela. Saldo neto migratorio reciente según municipios. Censo 2001.
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afirmar que, a pesar de la clasificación de Bolívar como entidad perdedora, el antiguo polo de desarrollo continúa, por una parte, estimulando a los inmigrantes municipales para establecer allí su residencia y, por otra, manteniendo cierta capacidad para retener su población. Entre los 28 municipios de mediana atracción destacan Libertador, donde tiene su asiento la capital del Estado Mérida; Atures, capital de Amazonas; Anaco, Simón Rodríguez, El Tigre, y San José de Guanipa, de Anzoátegui; y Santiago Mariño, Turmero, y Girardot, capital de Maracay, pertenecientes a Aragua. Cuando se examinan los movimientos municipales, los datos muestran que parte importante de los contingentes poblacionales se dirigen a municipios que contienen las capitales estadales o que componen áreas metropolitanas dinamizadas y en expansión. Por otro lado, los municipios Libertador y Vargas, de fuerte expulsión, figuran entre aquéllos que pierden la mayor cuantía de habitantes: 144.321 y 46.049, respectivamente. La clasificación del municipio Libertador podría encontrarse relacionada con el comportamiento expulsor que ha protagonizado la capital de la nación desde los años setenta (Chen, 1978) debido a la extensión de la metropolización caraqueña. Mientras que en el caso de Vargas es consecuencia del desastre natural que experimentó a finales de 1999. En la siguiente categoría, denominada de mediana expulsión, se encuentran 27 municipios, entre los que destacan Maracaibo y Colón (Zulia), Cedeño (Bolívar), Montes y Ribero (Sucre), San Cristóbal (Táchira) y Valera (Trujillo), este grupo de municipios contiene a los mayores responsables de la expulsión de población de sus respectivos estados, históricamente caracterizados por dicha tendencia (Chen, 1968; Freitez, 1988). En el quinto grupo clasifican 159 del total de municipios del país cuyo saldo neto, que oscila entre 100 y 4.000 personas. Es decir, el 48% del total de las divisiones administrativas menores pueden ser consideradas como de débil atracción. El resto de los municipios pueden catalogarse como se comenta a continuación: 70 de débil expulsión y 38 en equilibrio. En párrafos anteriores se ha sugerido el inicio de procesos de desconcentración de la población. El análisis de los movimientos migratorios a nivel de entidades federales, evidencia una homogeneización de las tasas de inmigración y un aumento de la emigración en los centros tradicionales de recepción (Miranda, Aragua, Carabobo, Bolívar), cuyo comportamiento ha sido relacionado con la saturación de sus conglomerados urbanos y el resurgimiento de enclaves de actividad económica en centros intermedios, como Anzoátegui y Monagas, que pasan a concentrar parte de los flujos que hacia ellos se dirigían. Para ahondar en la relación existente entre los movimientos internos y la calidad de vida en los lugares de origen y destino, se establece un nuevo ordenamiento que considera a los municipios que cuentan con los mayores poderes de atracción y expulsión de población del país (los de mediana y fuerte atracción -39- y repulsión -29). Si bien la mayoría de los municipios no se encuentran concentrados en estos segmentos, ellos si corresponden a los movimientos más significativos en cuantía, pues son los que cuentan con las más altas ganancias y pérdidas de población registradas en el período reciente 1996-2001.
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Cuadro 2. Venezuela. Clasificación de los municipios de fuerte y mediana atracción y expulsión por tamaño según valores del IDH. Censo 2001.
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En el cuadro 2 se clasifican los municipios de las categorías de mediana y fuerte atracción y expulsión por su tamaño y según los valores de sus Índices de Desarrollo Humano (IDH), también se consideran su nivel de urbanización y condición de capital de estado. Lo primero que llama la atención es que ninguno de estos municipios cuenta con menos de 20.000 habitantes. Además, los niveles de urbanización son claramente mayores en las categorías de mediana y fuerte atracción, y contrariamente, más cercanos al 50% (por exceso o defecto) si se trata de los municipios expulsores. Todo lo anterior podría estar indicando que los principales flujos migratorios se producen desde y hacia centros urbanos. Hipótesis que concuerda con las afirmaciones referentes a una disminución de la migración rural-urbana que da paso a intercambios poblacionales de tipo urbano-urbano (Martínez, 2001; Rodríguez, 2004). Adicionalmente, en 19 de los 29 asentamientos expulsores el tamaño se encuentra entre los 50.000 y 100.000 habitantes. Mientras que los ganadores, en su mayoría, cuentan más de 100.000. Así, las mayores ganancias corresponden a municipios de gran tamaño y elevado nivel de urbanización, mientras que las pérdidas más significativas se asocian a aquéllos medianos o intermedios, de los cuales tan sólo un 10% cuenta con un importante componente rural. También se evidencia que estos últimos detallan IDH bajo y mediano bajo, a la vez que los primeros se concentran en las dos categorías más altas. Estos hallazgos tienden a reforzar la teoría migratoria de los diferenciales socioeconómicos entre las áreas de origen y destino (Zelinsky, 1983; Melo y Anriquez, s/f; Aroca y Lufin, 2000; Ollino y Rodríguez, 2004), de forma que son los municipios con mayor receptividad de población del país donde pueden verificarse mejores condiciones de vida. Algunos casos representativos de los balances migratorios Municipio Libertador, principal expulsor El Distrito Capital (municipio Libertador) se comportaba, hasta 1971, como uno de los estados más atractivos para la población tanto venezolana como extranjera. Sin embargo, a partir de esta fecha se inicia un fenómeno que, posteriormente, se convertirá en una tendencia: un importante flujo emigratorio de origen capitalino que, en sus inicios, se dirigía hacia los municipios más cercanos, especialmente a Sucre y en menor medida a Chacao, Baruta y El Hatillo pertenecientes a Miranda (Chen, 1968, 1978). Con el paso del tiempo, surgieron nuevos núcleos urbanos atractivos de la corona regional por efecto de la expansión del Área Metropolitana de Caracas (Barrios, 2000). Para 1985-1990 el entonces Distrito Federal pierde 124.438 habitantes. En el período más reciente (1996-2001) la cifra asciende a 144.199 personas, en ambos lapsos se ubica como el primer expulsor poblacional a nivel nacional. Lo anterior demuestra que la unidad territorial, asiento de la capital del país, continúa perdiendo primacía frente a los desarrollos urbanos que han resultado de la metropolización. Llegado a este punto cabe preguntar hacia dónde se dirige esta población, ¿acaso resulta más atraída hacia su zona de influencia inmediata?, ¿O más bien se habrá mudado a estados más distantes y menos relacionados con el centro? El análisis del flujo de emigrantes del Distrito Capital a nivel municipal ofrece algunos elementos explicativos.
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El total de emigrantes asciende a 216.548, de este total 122.286 personas escoge como nuevo lugar de residencia alguno de los municipios de la Región Centro-Norte13. Sin embargo, un porcentaje significativo (41%) prefiere mudarse a los municipios que forman parte de la Región Metropolitana de Caracas14, en especial al eje Guarenas-Guatire (9,3%) y a zona de los Valles del Tuy Medio15 (15,3%), ciudades dormitorio en expansión (mapa 4). A los Altos Mirandinos (Guaicaipuro, Carrizal, Los Salias) corresponde un 4,9%, porcentaje claramente menor a los anteriores. La expulsión de población hacia esta zona no alcanza mayores niveles debido a que ésta formó parte de la expansión del AMC en un período inicial. En la actualidad, muestra signos de saturación urbana y, como consecuencia, las personas podrían dirigirse hacia aquellos lugares que se encuentran en pleno desarrollo. Mapa 4. Distrito Capital. Principales flujos de emigración reciente hacia municipios de la región Centro-Norte. Censo 2001. 'LVWULWR&DSLWDO
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Los movimientos generados desde la capital hacia estos municipios metropolitanos podrían considerarse traslados por motivos residenciales pues implican directamente un cambio de vivienda, más no necesariamente de lugar de trabajo (Lewis, 1982). Las personas abandonan del Distrito Capital para dirigirse a municipios aledaños para establecer allí una nueva residencia. Sin embargo, debe interpretarse con mucha cautela debido a que las fuentes disponibles no permiten conocer las motivaciones de tales transferencias. En los Estados Aragua y Carabobo se concentra el 18% de las corrientes de salida, de las cuales un 10% se encuentra repartido entre las Áreas Metropolitanas de Valencia (6%) y Maracay (4%). Otros flujos que vale destacar por su cuantía son aquellos que se dirigen hacia los municipios Simón Bolívar y Simón Rodríguez, de Anzoátegui (2,5%); Maturín, Incluye los estados Miranda, Vargas, Distrito Capital, Aragua y Carabobo.
13
Se encuentra conformada por los siguientes municipios: Libertador (Distrito Capital), Vargas (Vargas), Sucre, Chacao, El Hatillo, Baruta, Plaza, Zamora, Guaicaipuro, Carrizal, Los Salias, Urdaneta, Cristóbal, Rojas, Independencia, Lander, Paz Castillo y Simón Bolívar (Miranda). 14
Corresponde a los municipios Urdaneta (Cúa), Cristóbal Rojas (Charallave), Independencia (Santa Teresa del Tuy), Lander (Ocumare del Tuy), Paz Castillo (Santa Lucía) y Simón Bolívar (San Francisco de Yare). 15
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de Monagas (2,6%); Iribarren, de Lara (2%) y Vargas (1,9%). Los habitantes del municipio Libertador que en el período reciente, comprendido entre 1996 y 2001, decidieron mudar su residencia se dirigieron, preferentemente, a otros municipios del AMC, a las zonas de las áreas metropolitanas vecinas (Valencia y Maracay) y a los municipios de Guarenas-Guatire, los Altos Mirandinos y los Valles del Tuy Medio. Los municipios de Anzoátegui y Monagas, ganadores del período reciente Los saldos migratorios interestatales permiten identificar a Anzoátegui y Monagas como las entidades que registran las mayores ganancias de población entre 1996-2001 y que, además, introducen cambios importantes en el patrón espacial de la distribución de los flujos migratorios. Anzoátegui venía de contar con una ganancia de 553 habitantes en el lapso 19851990, y Monagas una merma de 10.375 personas. Según los datos del Censo 2001 alcanzan a contar 53.569 y 35.659 nuevos residentes, respectivamente. No obstante, las ganancias no se encuentran repartidas equitativamente en la totalidad de los municipios de ambas entidades. Por el contrario, existen disparidades a este nivel de desagregación merecedoras de particular atención. En Anzoátegui, únicamente 2 de los 22 municipios que conforman la entidad (Francisco Carvajal y Fernando de Peñalver) cuentan con saldos negativos. Aunque estas pérdidas de población no llegan a ser demasiado importantes ya que se encuentran entre un aproximado de 150 y 280 habitantes. Ambos se caracterizan por ser municipios pequeños, que cuentan entre 11.000 y 25.000 habitantes; con niveles de urbanización de 75% y 70%; e IDH clasificados como medianos alto y bajo, respectivamente. Entre los municipios que más población suman a sus filas se encuentran Simón Bolívar y Juan Antonio Sotillo que corresponden al eje urbano Barcelona-Puerto La Cruz, el más importante del oriente del territorio nacional. A ellos se unen Simón Rodríguez y Anaco, sedes de importantes parques industriales (Informe Especial, 1997). Por su parte, el Estado Monagas muestra un solo municipio con balance negativo, se trata de Caripe que pierde la minucia de 78 habitantes, según la clasificación puede considerarse en equilibrio. Vale acotar que a éste corresponde un IDH de 0,5472 (mediano bajo) y un tamaño de poco más de 30.000 habitantes, de los cuales un 69% reside en centros poblados de carácter urbano. El municipio que acapara la mayor parte de las ganancias de población es Maturín. De lejos le siguen los conglomerados de Ezequiel Zamora y Libertador, donde se localizan los campos de explotación petrolera de Punta de Mata y Temblador. Ahora bien, ¿de dónde vienen las personas que vieron a estos estados como los más atractivos del país? Como puede observarse en el cuadro 3, las principales ganancias de dichos municipios se alimentan de los flujos de emigrantes provenientes de una serie de localidades de los estados fronterizos y la capital de la nación. Anzoátegui y Monagas comparten importantes flujos cuyo origen se encuentra en Ribero, Sucre, Montes, Bermúdez, Arismendi y Valdez (Sucre); Caroní y Heres (Bolívar); y Libertador (Distrito Capital).
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Cuadro 3. Venezuela. Nivel de urbanización, población y valores del IDH según municipios seleccionados. Censo 2001.
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Mapa 5. Principales flujos de emigración reciente hacia municipios de Anzoátegui y Monagas. Censo 2001.
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En Anzoátegui se identifican además fuertes corrientes de inmigrantes provenientes de Pedro Zaraza, Leonardo Infante, José Félix Ribas (Guárico); y Cedeño (Bolívar). En el caso de Monagas también son cuantiosas las contribuciones de Piar (Bolívar); Tucupita (Delta Amacuro); y Andrés Eloy Blanco, Benítez y Mariño (Sucre) (mapa 5 y cuadro 3). No se aprecian características diferenciales entre los flujos que se dirigen hacia ambas entidades, más bien existen rasgos comunes a la totalidad de las corrientes de inmigrantes que merecen ser destacadas. En su mayoría, comparten límites territoriales con la entidad de recepción; son más deprimidos según el valor del IDH que los municipios que constituyen su lugar de destino (de 17 municipios 12 cuentan con índices mediano bajo y bajo); sólo 5 sobrepasan los 100.000 habitantes y 4 pueden considerarse rurales. A modo de síntesis A lo largo del Siglo XX las transformaciones de los modelos económicos permitieron que las migraciones internas mantuvieran un ritmo creciente. Las mismas alcanzaron su punto máximo en el segundo ciclo migratorio, correspondiente a la implementación de la industrialización por sustitución de importaciones entre 1950 y principios de los ochenta. Desde el inicio de esta década, el país entra en una etapa de recesión y deterioro socioeconómico que ha afectado severamente la calidad de vida de la población residente en el territorio. Pese a varios intentos de estabilización, hasta el momento no se ha logrado detener el avance de la crisis. Las magnitudes observadas en el examen intercensal revelan que, entre 1985-1990 y 1996-2001, la proporción de individuos que mudaron su residencia a un estado distinto al que se encontraban al inicio del período de referencia ha pasado de representar el 5,9% al 5,1%. Lo que verifica una ligera disminución del fenómeno migratorio entre entidades federales. En la última década, que incluye el lapso más reciente, la agudización de la crisis y el consiguiente deterioro de los grandes conglomerados urbanos también pudieron haber sido elementos significativos a considerar por los migrantes para evaluar la mudanza de su residencia a otro estado. En Venezuela, las respuestas migratorias muestran que los factores de atracción parecen primar las decisiones vinculadas con la movilidad interestatal. La migración es estimulada por la existencia de mayores oportunidades socio-económicas, de forma que los potenciales migrantes podrían suspender, o al menos aplazar los traslados –en cuanto a intensidad- o sustituirlos -modelo espacial- por otros dirigidos hacia entidades más favorecidas. Así es como las preferencias geográficas de los migrantes han estado vinculadas a los cambios en los modelos de acumulación producidos en el transcurso del siglo pasado y lo que va del presente. Los estados más atractivos han sido, por un lado, aquéllos que han dinamizado su economía gracias al desarrollo de ciertas actividades; y por otro, los que han concentrado la mayor parte de los beneficios generados por las mismas. Hasta el último período estudiado, Miranda, Aragua, Carabobo y, en menor medida, Bolívar y Nueva Esparta, se encontraban a la cabeza en las distribuciones de las ganancias poblacionales. Los migrantes que se dirigieron hacia estas entidades fueron atraídos por las ventajas que las mismas ofrecían frente al resto de los estados del país. Se trataba, en el caso de las tres primeras, de las entidades que lograron acumular las mejores condiciones por ser tanto los centros de implantación de los parques industriales (que pondrían en marcha la sustitución de las importaciones), como las beneficiarias del gasto público proveniente de la renta petrolera. Por su parte, Bolívar y Nueva Esparta constituyeron IV Encuentro Nacional de Demógrafos y Estudiosos de la Población
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importantes enclaves económicos estimulados por políticas específicas, como la creación de Ciudad Guayana y de la zona franca, respectivamente. Estas entidades continuaron manteniendo cierto poder de atracción porque lograron alcanzar algún grado de sustentabilidad económica. Sin embargo, las reducciones de las tasas de inmigración y el aumento de las de emigración entre 1996-2001 revelan la saturación de las principales ciudades del país y algún grado de pérdida de sus poderes receptores frente a nuevos polos de atracción económica como Anzoátegui y Monagas, objetos del Programa de Apertura Petrolera iniciado en 1994. En lo referente al patrón espacial de las pérdidas poblacionales, los estados expulsores continúan siendo identificados como aquéllos que cuentan con las peores condiciones de vida del país, ligados a las actividades tradicionales. No obstante, las principales mermas de habitantes han tenido lugar en dos entidades cuya situación difiere de lo anterior, y más bien las pérdidas se relacionan con hechos vinculados a la expansión metropolitana, en el caso del Distrito Capital; y a los embates de un desastre natural, tal es la situación del Estado Vargas al examinar el período más reciente. La migración que tiene lugar entre los municipios del país, captada por primera vez para el período 1996-2001, permite constatar la existencia de un mayor número de municipios ganadores que perdedores de población migrante. Aquéllos con mayor poder receptor son reconocidos como capitales de estado o centros de expansión metropolitana. La clasificación de los municipios por tamaño y según los valores de su IDH, posibilita el hallazgo de algunas consideraciones preliminares acerca de la relación existente entre el fenómeno migratorio y el carácter de los movimientos intermunicipales. Los resultados indican que la migración desde municipios pequeños, rurales, resulta relativamente menos importante que el intercambio entre centros intermedios y capitales, de indudable carácter urbano y mejores condiciones socio-económicas. Al tiempo que los más expulsores corresponden a municipios entre 20.000 y menos de 100.000 habitantes cuyo IDH se clasificó entre bajo y mediano bajo. En esta investigación se incluyen dos análisis especiales de los municipios que se consideran los de más alto nivel de atracción y expulsión del período reciente, aprovechando para mostrar las ventajas y los alcances de la recolección de la información migratoria a nivel municipal. El primero de ellos dedicado al Distrito Capital, principal expulsor del lapso reciente. De este escrutinio resulta que un 41% del total de los flujos de emigrantes de la capital de la nación se dirigen hacia los municipios pertenecientes a la Región Metropolitana de Caracas, que podría contar con un componente importante de movilidad por motivos residenciales. En el segundo, participaron los municipios de los Estados Anzoátegui y Monagas, de allí el reconocimiento del eje Barcelona-Puerto La Cruz y del municipio Maturín como los concentradores de las mayores ganancias, y también de algunos municipios de los estados Sucre y Bolívar como los principales proveedores de nuevos habitantes.
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