(Portada)
La
VIDA SUPREMA por Gene Edwards
LIBROS DE GENE EDWARDS (Pídalos en su librería favorita)
D E C ONSUELO
Y
S AN A N I D A D
Perfil de tres monarcas Querida Liliana El divino romance Viaje hacia adentro aden tro Cartas a un cristiano desolado El prisionero de la tercera celda Las Crónicas de la Puerta
El principio La salida El nacimiento El triunfo El retorno
V IDA
DE
I GLESIA
La vida suprema Nuestra misión: frente a una división en la iglesia Cómo prevenir una división en la iglesia Revolución: Historia de la iglesia primitiva El secreto de la vida cristiana El diario de Silas
Cells Christian Ministry Editorial El Faro 3027 N. Clybourn Chicago, IL 60618 EE. UU. De América (773) 975-8391
( Ti t l e page)
2
LA VIDA SUPREMA
por Gene Edwards
Cells Christian Ministry EDITORIAL EL FARO Chicago, Illinois ( Copyr opyr i ght page) age)
3
Publ i cado por Edi t or i al El Faro Chi cago, I l . , EE. UU. Der echos r eser vados Pr i mer a edi ci ón en español 1998 © 1989 por Gene Edwar ds Todos l os der echos r eser vados. Ni nguna par t e de est e l i br o puede ser r epr oduci da por medi os mecáni cos ni el ect r óni cos, ni con f otocopi adoras, ni gr abadoras, ni de ni nguna ot r a maner a, except o par a pasaj es br eves como r eseña, ni puede ser guardada en ni ngún si st ema de r ecuperaci ón, si n el per mi so escr i t o del aut or. Or i gi nal ment e publ i cado en i ngl és con el t í t ul o: The Highest Life Por The Seed Sowers Christian Books Publishers House Auburn, Maine
Traducido al español por: Esteban A. Marosi Cubierta diseñada por: N. N. (Fotografía por: N. N.)
Producto # # # ISBN # # # Impreso en ... Printed in ...
4
In Memóriam
Dedi co est e l i br o a un cajun f r ancés de Lui si ana, anal f abet o —un camor r i st a r udo y t osco, si n r est r i cci ón ni r egl as, de l os campos pet r ol í f er os, conoci do por t odos sól o por el nombr e de “Bl aki e”. Aun cuando no t ení a ni nguna escol ar i dad f or mal en absol ut o, er a un geni o or gáni co y el más br i l l ant e l í der de hombr es que yo haya conoci do nunca, así como el más t r emendo hombr e que yo me haya encont r ado j amás en mi s exper i enci as. El er a t ambi én al gui en a qui en yo amaba muy pr of undament e, y que, con su pr opi o est i l o i ni mi t abl e, me amaba. Y aun cuando desde mi s más t empr anos r ecuer dos l o conocí si empr e cono “Bl aki e”, est uvo or denado por el Di os sober ano y mi seri cor di oso que yo t uvi er a t ambi én el si ngul ar pr i vi l egi o de conocer a ese hombr e como mi Papá. A mi padr e, J . C. EDWARDS Papá, l l evar é t u r ecuer do en mi cor azón y en mi s l ágr i mas — hast a aquel dí a en que l o veamos car a a car a, a El , a qui en l os dos l l amar emos nuestro Padre.
5
Contenido
Escoj a ust ed I nt r oducci ón Capítulo
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19
Página
Dónde t i ene sus raí ces l a vi da cr i st i ana más pr of unda . . . . For mas de vi da, vi si bl es e i nvi si bl es . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La cr i at ur a pr ocedent e de dos ámbi t os . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . El acont eci mi ent o más gr ande que nunca ocur r i ó . . . . . . . . . . . La t r agedi a más gr ande de l a cr eaci ón . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La segunda cri at ur a pr ocedent e de dos ámbi t os . . . . . . . . . . . . Un vi s t az o bi ol ógi co a un ci er t o Car pi nt er o . . . . . . . . . . . . . . El Padr e como vi da de J esucr i st o . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Dos especi es en cont r ast e . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Si món Pedr o . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ust ed y el car r o si n cabal l os . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La anci ani t a que quer í a s er un ángel . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La sar di na que i ndagaba . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Vi si t ant es del espaci o ext er i or . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La t abl a bi ol ógi ca . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Est abl eci mi ent o de un hábitat par a nuest r a especi e . . . . . . . La i nadver t enci a evangél i ca . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . El l ugar adonde i r par a apr ender a vi vi r medi ant e su vi da La t i er r a de Ecclesía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Apéndice
I II III IV V
12 15 18 21 24 30 33 37 46 52 62 64 69 73 81 84 89 92 97
Página
La uni ci dad bi ol ógi ca de J esucri sto y el creyent e . . . . . . . . Un vi s t az o al al ma del hombr e caí do . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La f i l osof í a pagana y su enf oque del al ma humana . . . . . . . . . El hábitat des pués de Cons t ant i no . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . El er r or f undament al del l egal i s mo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Acer ca del aut or . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
6
102 107 113 122 125 127
Escoja usted
“Ël hombr e es cuer po y al ma; el al ma del hombr e es aquel l a par t e de él que es espi r i t ual . ” —PLATON “Si r ve a t u empl eador con t oda t u al ma. ” —PABLO “Ël hombr e es cuer po y al ma. ” —ARI STOTELES “Lámpar a de J ehová es el espí r i t u del hombr e. ” —Sal omón “El hombr e es cuer po y al ma; el al ma del hombr e es aquel l a par t e de él que es espi r i t ual . ” —PSEUDO- DI ONI SI O “El Señor f orma el espí r i t u del hombr e dent r o de él . ” — ZACARI AS “El hombr e es cuer po y al ma. ” —AGUSTI N DE HI PONA “Mi espí r i t u se r egoci j a en Di os, ” —MARI A “El hombr e es cuer po y al ma; el al ma del hombr e es aquel l a par t e de él que es espi r i t ual . ” —TOMAS DE AQUI NO “Y t odo vuest r o ser , espí r i t u, al ma y cuer po, sea guar dado i r r epr ensi bl e. ” —PABLO “El hombr e es cuer po y al ma. ” —LUTERO “Lo que es naci do del Espí r i t u, espí r i t u es. ” —J ESUCRI STO “El hombr e es cuer po y al ma, ” —J UAN CALVI NO “La Pal abr a de Di os par t e el al ma y el espí r i t u. ” —PABLO “El hombr e es cuer po y al ma. ” —ZUI NGLI O “Las pal abr as que os habl o son espí r i t u y son vi da. ” J ESUCRI STO “El hombr e es cuer po y al ma. ” —EL COMENTARI O BAUTI STA “La vi da que yo vi vo, l a vi vo por el Padr e. Mi Padr e es Espí r i t u. ” —J ESUCRI STO Bueno, compr endo que puedo est ar equi vocado, per o me par ece que puede haber una r emot a posi bi l i dad de que en al guna par t e por aquí pudi ér amos haber pasado por al t o al go que t al vez pudi er a ser muy i mpor t ant e —GENE EDWARDS
7
Introducción
Un andar más pr of undo con Cr i st o. ¿Dónde hemos de comenzar ? En vez de ensar t ar muchos ver sí cul os bí bl i cos o est udi ar l o que di j o Pabl o, o aun l o que el Señor J esús pudi er a haber di cho, yo qui si er a i nvi t ar al l ect or ¡ a r egr esar conmi go a l a et er ni dad pasada! ¡ Eso debe ser l o suf i ci ent ement e r emot o como par a hacer que est e l i br o sea i nt r oduct i vo! ¡ Regr ese ust ed conmi go a l a er a ant er i or a l a cr eaci ón! Ant er i or a l a creaci ón de l as cosas vi si bl es. I ncl uso ant er i or a l a creaci ón de l as cosas i nvi si bl es. ¿Qué es l o que encont r amos en esa er a, l a más pr i mor di al de t odas l as edades? Hal l amos a Di os. Nada más. Sól o a Di os. Voy a f or mul ar aquí una pr egunt a que va hast a el cor azón mi smo de t ener un andar mas pr of undo con el Señor . Est a pr egunt a es i nsól i t a y puede sor pr ender l o: “¿Qué es Di os?” Una pr egunt a ext r aña, ¿ver dad? Not e que l a pr egunt a es: “¿ Qué es Di os?” y no “¿ Quién es Di os?” ¿Qué es l a l l uvi a? Agua. ¿Qué es una est at ua? Pi edr a. Del mi smo modo, ¿qué es una mesa? Mader a. Y ¿ qué es Di os? Dios es punt o de vi st a de l a espíritu. Se podr í a deci r que, desde el f í si ca, l a est r uct ur a mol ecul ar de Di os es espíritu. ( O que El no t i ene est r uct ur a mol ecul ar por que El es espí r i t u. ) Ahor a, est i mado l ect or , saquemos una concl usi ón muy senci l l a: Si Di os es espí r i t u, l uego se si gue que el est ado más el evado de t odos es el espí r i t u. El pr i mer y supr emo est ado es el espí r i t u — ci er t ament e más el evado que cual qui er ot r a cosa que no sea es pí r i t u. A cont i nuaci ón, f í j ese en que el ‘ espí r i t u’ es invisible. Ahor a t enemos que sacar l a concl usi ón de que l o i nvi si bl e es s uper i or a l o vi s i bl e. El es pí r i t u y l o i nvi s i bl e s on anteriores ( y super i or es) a l o f í si co y a l o mat er i al . En su pr i mer y supr emo est ado, nuest r o Señor es espí r i t u y es i nvi si bl e. Por t ant o, El es i nmat er i al , i nvi si bl e y no f í si co. ¿Qué más es El ? La cl ave par a ent ender t odo l o que es i mpor t ant e par a un andar más pr of undo con Cr i st o, es r egr esar a aquel l a er a primordial y apr ender que El t ambi én es vida. ¿Qué vi da? Bueno, en aquel l a er a pr i mordi al El er a l a única vi da. Más adel ant e, cuando El pr oceda a cr ear , t ambi én habrá otras f or mas de vi da. Per o, cuando ese moment o l l egue, ¿cuál ser á l a más elevada de t odas esas f or mas de vi da? La r espuest a es cl ar a y si mpl e. El Di os et er no es, ha si do y ser á si empr e l a supr ema f or ma de vi da. 8
De modo que si al guna vez ust ed oye a Dios habl ar de vida, El sól o puede est ar r ef i r i éndose a una sol a f or ma de vi da en par t i cul ar . La f or ma de vi da supr ema. Su f or ma de vi da: l a de El. Recuer de est o. ( Muy especi al ment e cuando l ea un l i br o escr i t o por un hombr e l l amado J uan. ) Ahor a, veamos nuest r a úl t i ma pr egunt a. Y si est a pr egunt a l e suena un poco ext r aña, t enga paci enci a; por que event ual ment e l a mi s- ma pudi er a ser una de l as pr egunt as más i mpor t ant es que se l e hayan hecho j amás a un cr eyent e que est é buscando conocer mej or al Señor J esucri st o. “Cuando Di os se l evant a por l a mañana, ¿por medi o de qué vi da vi ve El ?” Cuando Di os s e l evant a por l a mañana, y comi enza a hacer cual qui er cosa de l as que El hace, ¿es concebi bl e que El vi va por medi o de una vi da mi ner al , una vi da veget al o l a vi da humana? Con t oda pr obabi l i dad, no. Cuando Di os se l evant a por l a mañana, El vi ve por medi o de su pr opi a vi da. ¡ El vi ve medi ant e l a vida divina! El mot or de l a vi da di ar i a de Di os es su pr opi a vi da di vi na. Cuando El habl a de est e hecho, se r ef i er e a l a Vida, en vez de l l amar l a l a vi da supr ema, si mpl ement e por que ésa es l a úni ca vi da que ha exi st i do si empr e. Di os se r ef i er e a su propia vi da cuando qui er a que di ce Vida. Di os, que es espí r i t u y es i nvi si bl e, t ambi én es Vi da. El es l a vi da supr ema. Y cuando se l evant a por l a mañana, El vi ve por medi o de esa vi da, l a vi da supr ema, su vi da. Cual qui er cosa que Di os hace, l a hace por l a di námi ca de l a vi da di vi na. ¿Puede al gui en más l evant ar se por l a mañana y vi vi r por medi o de l a vi da di vi na? ¿Lo ha hecho al guna vez al gui en más? ¿Ha hecho eso al guna vez un ár bol , o un ave, o un ángel ? ¿ O al gún ser humano? ¿Puede al gui en, except o Di os, l evant ar se por l a mañana y vi vi r por medi o de l a supr ema f or ma de vi da? ¿ O est a f or ma de vi vi r est á r eser vada excl usi va, t ot al y absol ut ament e par a Di os sol o? Al i r concl uyendo est a senci l l a i nt r oducci ón, hemos de señal ar que l a vi da de Di os t i ene ot r o nombr e. Hay una pal abr a con que se nombr a l a vi da de Di os l a cual descr i be ese hecho: Di os t i ene vi da et er na. ( No, est o no es del t odo exact o. Di os es Vi da Et er na. ) Regr ese t ant o como ust ed gust e, y Di os est ar á al l í ; avance hast a donde ust ed pueda, y Di os est ar á al l í . En el Nuevo Test ament o se encuent r an pr áct i cament e t odas l as per sonas que act uar on en el escenar i o pr i nci pal y usar on l as pal abr as 1) Vi da, 2) Vi da et er na, y 3) Espí r i t u. Al hacer l o, habl an de El . . . y de l a vi da de El . La Vi da et er na es el pr i vi l egi o excl usi vo de Di os sol o, y es aquel l o por medi o de l o cual El vi ve. Nunca j amás hubo época en que Di os no exi st i er a; Nunca j amás habr á época en que Di os no exi st a.
9
Y en su vi da di ar i a, El vi ve l a ‘ vi da victoriosa’ por medi o de su pr opi a vi da. Resumi endo: El espíritu y l o espiritual exi st i er on pr i mer o. El espí r i t u y l o espi r i t ual son super i or es y de mayor i mpor t anci a en compar aci ón con t odo l o demás. Lo mat er i al , l o f í si co y l o vi si bl e ( que exi st i er on mucho después) son de segunda cat egor í a en compar aci ón con el espí r i t u, l o espi r i t ual y l o i nvi si bl e. Recuer de ust ed: Di os, por su nat ur al eza, es es pí r i t u. Y El , ( El s ol o) es l a más el evada de t odas l as f or mas de vi da. En t odos l os ámbi t os espi r i t ual es de t odas l as edades de l a et er ni dad, y en t odo cont i nuo de espaci o- t i empo, en cual qui er y t odo ni vel de cual qui er cont i nuo que exi st e, nuest r o Señor es l a f or ma de vi da supr ema, y El vi ve por medi o de esa vi da supr ema. Ent onces, no nos ha de sor pr ender que el Señor t i ende a pr ef er i r pal abr as que descr i ban a Sí mi smo, a su conduct a y a su hábitat o mor ada —pal abr as que nos comuni can concept os en cuant o a El y a su nat ur al eza mi sma. El Señor nos habl a acer ca de su pr opi a exper i enci a. Aquí no hay f i l osof í a ni t eol ogí a. Sól o el pr opi o hábitat de Di os, su f or ma de vi da, su est r uct ur a mol ecul ar , su exper i enci a. A f i n de comuni car cosas acer ca de Sí mi smo, Di os par ece pr ef er i r pa- l abr as t al es como: Es pí r i t u Lo i nvi s i bl e Lo que no se ve Vi da di vi na Lo es pi r i t ual Lo et er no Vi da Vi da et er na Las úl t i mas dos pal abr as par ecen ser sus f avor i t as de t odos l os t i empos. Per o est as pal abr as no nos habl an sol ament e de nuest r o Señor . Est as pal abr as ent r ar on en nuest r o vocabul ar i o porque t i enen mucho que ver con nuestro andar con Cr i st o. Al comi enzo de est e capí t ul o habí a Di os y nada más. ¿Recuer da ust ed? Comenzamos en l a et er ni dad pasada antes de que nada f uer a cr eado. Avancemos ahor a y veamos qué f ue l o que El cr eó primero.
10
Parte I
11
1
Dónde tiene sus raíces la vida cristiana más profunda
El pr i mer act o cr eat i vo del Di os et et er no no no de debe sor sor pr ender nos. Di os cr cr eó un ámbi t o espi r i t ual . Ese ámbi t o ven vení a bi en con con l a nat ur al eza y l a sub subst anci a de de Di Di os. Lo qu que El El cr eó, er a un un ám ámbi t o i nvi si bl e, espi spi r i t ual , i nmat er i al , no f í si co. co. Ese ámbi t o hací a j uego uego con El . As í como el agua agua habr habr í a de hacer j uego uego con l os peces y el ai r e con con l as av aves. . . el hábitat o mor ada ada nat ur al , or gán gáni ca de de Di os r ef l ej aba su nat ur al eza or gáni ca —espi spi r i t ual e i nvi si bl e. Tampoco debe debe s or pr ender ender nos que ese ámbi t o t ambi én er a no di mensi onal , por que Di Di os es no no di di mensi onal . Per o, ¿qu ¿qué si gni f i ca est o? Qu Qui er e de deci r que a ust ed l e ser ser í a sum sumament e di di f í ci l t r at ar de medi r a Di Di os o el el l ugar donde El El vi ve. ve. Ese ám ámbi t o no no t i ene ni ni ‘ ar r i ba’ ni ‘ abaj o’ , no t i ene al t ur a, ni l ongi t ud, ni pr of undi dad. Ni peso. peso. Ni t amaño. año. Ni es gr gr ande ande.. Ni peq pequeñ ueño. Ese primer ám ámbi t o, l o espi spi r i t ual , no es na nada de est o. Es. . . bueno, es no no di mensi onal . En ese ámbi t o i nvi si bl e en que Di os vi vi ve, ve, t ampoco exi exi st e t i empo. po. Ese ámbi t o f ue cr ead eado ant ant es de hab haber er espaci espaci o- t i empo y qued queda a f ue- r a de de l as medi edi das y conce concep pt os de del t i empo. Si est o no es suf suf i ci ent e par a dar nos un un f uer t e dol or de cabeza, cabeza, consi consi dér dér ese el el hecho echo de de que que t ampoco poco exi exi st e espacio en ese ámbi t o. Los Los i ngr edi ent es l l amados tiempo y espacio aún no habí habí an si do ‘ i nvent ados’ . El espac espacii o y el t i empo t i enen qu que ver ver con l a masa. asa. ( Es un per sonaj sonaj e nad nada a menos enos que que de de l a est est at ur a de de Ei Ei nst ei n qui qui en nos nos asegu segur a est est e hec hech ho. ) La masa t i ene qu que ve ver con con l a mat er i a. El pr i mer ( y tot al ment e i nvi si bl e) ámbi t o no t i ene mat er i a, no t i ene masa. as a. La fí-sica no no f unci ona al l í . El otro ámbi t o es: es: I nvi s i bl e Li br e de de t i empo I nmat er i al No di mensi ensi onal onal Es pi pi r i t ual
12
Obvi ament ent e, nos es es muy di di f í ci l compr ender t oda odas est as cosas, cosas, por que que nunca nunca hem hemos vi vi do en un hábitat con con car car act er í st i cas cas t an ext r añas. Somos cr i at ur as de est e ám ámbi t o de de esp espa aci o- t i empo, de l o di di mensi onal , de l o f í si co. co. Ese ot r o ám ámbi t o po podr í a absor sor ber ent er ament e est est e ám ámbi t o f í si co, co, vi si bl e, o aco acom moda odar se de dent r o de de nuest r a cavi cavi dad t or áci ca si n que po por el l o suf suf r i ér amos ef ect os noci vos. Como he di cho, ust ed y yo si mpl ement ent e no no pode podem mos compr ende enderr a pl pl eni eni t ud sem semej ant ant es cosas. Ot r o r asgo asgo ext ext r año año del del pr i mer ámbi t o que que Di os cr eó es que que no se pue puede de pasar al l á desd desde e aq aquí . Vi aj e ust ust ed en l a nav nave e cósm cósmi ca más r ápi ápi da que se pu pueda eda i magi nar y vi vi aj e en el l a a perpetuidad , y con con t odo, odo, nunca unca l l egar egar á al al l á. No pod podem emos pasar pasar desde desde est e ám ámbi t o a ese ámbi t o. Ese ámbi t o no no est est á ‘ al l á af uer a’ . Al ámbi t o esp espii r i t ual sól sól o se pu puede ede l l egar egar a t r avés avés de de una una puerta. Sí , de un una pu puer t a. Hay una puer t a en ent r e ese ese ámbi t o y nu nuest r o ám ámbi t o. Esa pu puer t a une el ámbi t o i nvi si bl e, espi spi r i t ual , y el ámbi t o vi si bl e, mat er i al . ¡ Esa puer t a es nu nuest r o úni co acceso acceso al otro ámbi t o! A pr opósi t o, ese f asci nant e l ugar l l amado l o espi spi r i t ual t i ene ot r o nombr e t ambi én. Se l o l l ama ‘ l ugar es cel cel est i al es’ . Ese l ugar es donde donde Di os mor a. Ahor a qu que ya ya sabem sabemos al go ( ¡ poqu oquí si mo! ) con r espect espect o al al ámbi t o espi r i t ual , t al vez vez pod podamos compr end ender mej or l a pr pr i mer a f or ma de de vi - da que que Di os cr eó. eó. Esa pr pr i mer a cr eaci eaci ón de una una f or ma de de vi vi da que Di os hi hi zo, t uvo uvo l ugar ugar en ese ot r o ámbi t o. Y sucede sucede que que esa f or ma de de vi da en par t i cul cul ar que El El cr eó, ‘ cua cuadr aba’ con con el ámbi t o es pi pi r i t ua ual . ¿Y qué, qué, o a quién, f ue l o qu que Di os cr eó pr pr i mer o? ¡ Angel es! Los ángel ángel es hacen hacen j uego uego con su hábitat. Hast a ci er t o punt o, al menos, enos, ar moni oni zan con su cr ead eador que t ambi én vi ve al al l í . El ámbi t o en en que l os án ángel es vi ven ven, es esp espii r i t ual . Los Los án ángel es son espíritus. Su ámbi t o es invisible, y l os áng ángel es son t ambi én, én, muy deci deci di dam dament ent e, es l uz, y asi asi mi smo l os án ángel es est est án vest vest i dos invisibles. Su ámbi t o es de l uz. ( Est i mado ado conm conmor t al de est a t i er r a, no me pr pr egun eguntt e cóm cómo se puede est est ar al mi smo t i empo ve vest i do de de l uz y ser i nvi si bl e, porque orque yo no no t engo engo l a menor enor i dea dea de cómo. ) Los án ángel gel es corresponden a su medi edi o am ambi ent ent e; son ser es espi spi r i t ual es en en un ámbi t o esp espii r i t ual . Los ángel ángel es t i enen enen t ambi én al go en común con su cr eado eadorr . Son Son espí spí r i t us. Su crea creador es esp espíí r i t u, y el l os son son espí spí r i t u. ( Sal vo que El es el Espí Espí r i t u. ) Ambas f or mas de de vi vi da son son, mol ecu ecul ar ment ent e, ‘ es pí r i t u’ u’ . Per Per o una una cosa que que l os ángel ángel es no t i enen enen en común con su Señ Señor or , es qu que el l os f uer on cr eados. Y Di os es. es. . . increado. Di os t i ene vi da endr á f i n j amás. Cuand ando se eterna. El nunca t uvo comi enzo, ni t end trata de su vi vi da ( l a vi da de Di os) , l a f l echa cha de l a i nf i ni t ud señal señal a en en ambas di di r ecci ones. Los Los án ángel es sól sól o t i enen vi da enen una una f or ma de de vi vi da que sí t uvo com comi enzo, enzo, per per o qu que perdurable. Ti enen nunca t endr á f i n. ( En el caso caso de l os án ángel es, l a f l echa cha de l a 13
i nf i ni t ud señ señal a en una sol a di r ecci ón. ) Es ci er t o que cua cuando Di os cr eó a l os áng ángel es, comenzó enzó al go qu que no no hab habrr í a de de t er mi nar nar nunca, unca, ¡ per o el el l os sí s í tuvieron comienzo! Son ser es creados. Han t eni eni do un def i ni do moment ent o de de com comi enzo. enzo. En cambi o, Di os no no t uvo pr i nci pi o nunca. unca. Por Por eso es es que que nos nos r ef er i mos a El com c omo vi da eterna. Hagam agamos ahor ahor a l a pr egun eguntt a bási bási ca. Cuand uando o l os ánge ángell es se l evant evant an por por l a mañan añana, a, ¿por medi edi o de de qué vi vi da vi vi ven ven? La r espu espuest a es ob obvi a. Los án ángel es se l evan evantt an por l a mañan añana a y vi ven ven por por medi o de de l a vi vi da an angél i ca. La di di námi ca, ca, l a f uent e, el mot or del vi vi r de un ángel es l a vi da angél i ca. ca. El l os vi ven ven por medi o de de l a vi da an angél i ca. ca. ¡Por medio de la forma de vida angélica!
Tome not a de est o: Los ángel ángel es vi ven por medi o de l a vi da angél i ca. ca. Di os vi ve por medi o de l a vi da di vi na. Los Los án ángel es no vi ven ven por medi edi o de de l a vi da di vi na. Sól o Di os vi vi ve por medi o de de la vida suprema. Y ahor a ha l l egado egado el moment o de i nt r oduci r en est o al go muy ci ent í f i co: co: La t abl a bi ol ógi ca. ca. Hast a aquí , sól sól o ha hay do dos f or mas de de vi da en el l a. La vi da de Di os, y l a vi da angél i ca. ca. ( Se van van a añadi r más f or mas de vi da a est est a t abl abl a. ) Se est est á est est abl eci end endo un una pa paut a aquí , ¿ci er t o? Cad Cada a f or ma de vi da que Di os cr ea, ea, vi ve por medi edi o de del mot or de su pr opi a f or ma de de vi vi da en en pa par t i cul cul ar . ¿Corr ¿Corr ect o? ¡ No est est é t an segu segur o de de el l o! Demos un un úl úl t i mo vi vi st azo a l os án ángel es. El l os no no sol sol ament ent e son son espí spí r i t us y so son i nvi si bl es, si no que vi aj an con con una r api dez ande. Son asi mi smo neu neutt r os ( ni var var ones ones ni ni hembr as) . Y sumamente gr and t i enen enen vi da per per dur dur abl abl e. Hay apr apr oxi madam adament ent e uno unoss 100, 100, 000, 000, 000 000 de de el l os, que que compar t en una una f or ma de de vi da creada. Fi nal ment e, y est est o es es muy i mpor t ant e, l os áng ángel es const const i t uyen yen, en l a t abl a bi bi ol ógi ca, ca, l a más el evad vada f or ma de de vi vi da cr cr eada, sup super i or a cua cual qui er ot r a f orma de vi da creada jamás. Const i t uyen l a segun segunda da f or ma de de vi da más el evada evada en el uni uni ver so y l a supr supr ema f or ma de de vi vi da creada. Los Los án ángel es son son i nf er i or es t an sól sól o a l a Vi da supr supr ema, Di os mi smo. Const onst i t uyen uyen una una f or ma de de vi da super super i or a l a del del hom hombr e, de maner aner a que que no se l e ocur ocur r a nun nunca ca l uchar uchar con ni ni ngun nguno o de el el l os, por que con con t oda oda seg segur i dad ust ed habr abr á de de pe per der . Y esper esper emos que que ni ni ngun nguno o de de el el l os veng venga a nun nunca ca a quer uer er i nvad vadi r l a t i er r a, por que si l o ha hacen cen, nos con conqui st ar án f áci l ment e. Pasem Pasemos ah ahor a al si gui ent ent e act act o de cr eaci eaci ón de Di os, l a cr eaci eaci ón del ámbi t o visible. Nuestro ámbi t o. En est est e ám ámbi t o, ust ed encont cont r ar á una f or ma de vi da que r ompe t odas odas l as r egl egl as bi bi ol ógi ógi cas, cas, y al al hacer cer l o, cau causa mucha cha const const er naci ón e i ncl uso susci susci t a un gr an vol umen de misterio.
14
2
Formas de vida, visibles e invisibles
Podemos apr ender muchí si mo con r espect o a dónde t ení a puest o nuest r o Señor su i nt er és f undament al , obser vando cuánt o t i empo pasó El cr eando y dónde pasó ese t i empo. Di os cr eó el ámbi t o espi r i t ual en un moment o. Cr ear el ámbi t o mat er i al , sal vo un pequeño gl obo, l e t omó al go más de un dí a. Luego Di os pasó casi ci nco dí as t r abaj ando en ese di mi nut o gl obo, que r esul t a ser el pequeño pl anet a en que vi vi mos. ( Así , pues, l l egamos a l a concl usi ón de que el pr i nci pal i nt er és de nuest r o Señor est á aquí , ent r e nosot r os. ) Cr ear t oda esa i nmensi dad de ast r os, comet as, pul sar es, novas, gal axi as y t odas l as demás cosas ‘ no vi vi ent es’ l e t omó t an sól o un moment o a nuest r o Señor. Cuando Di os se puso a cr ear seres ‘ vi vi ent es’ , y especi al ment e ser es ‘ vi vi ent es’ visibles, su l abor creat i va se vol vi ó consi der abl ement e más l ent a. Ant es de hacer nada que f uer a mat er i al y vi vi ent e al mi smo t i empo, Di os hi zo pr i mer o un hábitat par a ser es vi vi ent es. Tr abaj ó casi t r es dí as ent er os sol ament e en hacer un lugar en que l os ser es vi vi ent es vi vi esen. Cuando t er mi nó de hacer el hábitat, Di os empezó a cr ear f or mas de vi da visibles. Y t odas esas cri at ur as vi vi ent es hi ci er on su hábitat en este pequeño gl obo hecho de pol vo y agua. Al pr i nci pi o, cuando Di os empezó a cr ear f or mas de vi da aquí en el pl anet a t i er r a, i nvi r t i ó su or den de creaci ón. Aquí empez ó en l a par t e i nf er i or de l a t abl a bi ol ógi ca, y l uego f ue subi endo. Comenzó cr eando l a f or ma más baja de vi da. Cr eó una f or ma de vi da t an baj a, que no t ení a consci enci a ( est ado consci ent e) . Er a subst anci a ver de. Veget aci ón. La par t e más baj a de l a t abl a bi ol ógi ca. Esa subst anci a ver de vi vi ent e er a mat er i al , t ení a masa; cor r espondí a a l as l eyes espaci o- t emporal es y l as obedecí a. Er a vi si bl e, mat er i al , di mensi onal . Per o, a di f er enci a de l as est r el l as y comet as, esa subst anci a ver de est aba vi va. Hast a que apar eci ó l a veget aci ón, nada vi si bl e habí a si do t ambi én viviente. Después apar eci er on f or mas de vi da un poco más el evadas, que t ení an ci er t o gr ado ( bi en que un gr ado mí ni mo) de est ado consci ent e. Vi da mar i na, est o es, ¡peces!
15
A cont i nuaci ón apar eci ó una f or ma de vi da más compl ej a, que est aba un poco más consci ent e de sí mi sma y del medi o que l a r odeaba. ¡ Vi da cel est e! Vi da que podí a vol ar . Al ados del ai r e. ¡Aves!
Luego apar eci ó una f or ma de vi da que de veras hací a j uego con su l ugar de habi t aci ón. I gual que l os ángel es son i nvi si bl es y hacen j uego con el ámbi t o i nvi si bl e, y son espí r i t us y hacen j uego con el ámbi t o espi r i t ual , ahora apar ecen cr i at ur as que cor r esponden a este ámbi t o de aquí . I nt r odúzcanse: l os animales. Así como l os ángel es i nvi si bl es t ení an espí r i t u, l os ani mal es vi si bl es t ení an alma. Las almas cor r esponden a est e ámbi t o, como l os espíritus corr esponden al ot r o ámbi t o. Desde l uego, l os ani mal es no const i t uí an l a expr esi ón supr ema de l a vi da aní mi ca, per o sí nos pr opor ci onan un at i sbo en l a vi da aní mi ca. Pr ont o vendr í a ot r o ser , después de l os ani mal es, cu- ya alma er a t an mar avi l l osa en est e ámbi t o como l o er a el espíritu de un ángel en el ámbi t o i nvi si bl e. Nót ese que l os ani mal es est aban hechos de mat er i a, i gual que el ámbi t o vi si bl e est á hecho de mat er i a. Su est r uct ur a mol ecul ar cor r espondí a a l a j ur i sdi cci ón de l o f í si co. Así , pues, véase l a di f er enci a que hay ent r e el al ma y el espí r i t u. Los ángel es i nvi si bl es, const i t ui dos de espí r i t u en un ámbi t o i nmat er i al , t ení an cont act o con Di os y uno con ot r o por medi o de su pr opi o espíritu. Los ani mal es vi si bl es, hechos de mat er i a y masa en un ámbi t o vi si bl e, se comuni caban uno con otro por medi o de su al ma. Los ani mal es est aban consci ent es de sí mi smos y de ot r os por medi o de su nat ur al eza aní mi ca. El espíritu es l a f or ma de vi da que cor r esponde al ámbi t o i nvi si bl e; asi mi smo el alma es l a f or ma de vi da que cor r esponde al ám- bi t o mat er i al . Las cr i at ur as t i enden a ar moni zar con aquel l o de l o que est án hechos. ¿Corr ect o? Est o envuel ve pr áct i cament e a t oda l a cr eaci ón. Except o, desde l uego, l a mi smí si ma úl t i ma f or ma de vi da que Di os haya cr eado nunca: el hombr e. Bueno, ¿y qué di r emos del hombr e? El hombr e cor r esponde al ámbi t o f í si co, mat er i al . De modo que se esper ar í a que hi ci er a j uego con su hábitat. Fue hecho de ar ci l l a r oj a, y eso es def i ni dament e mat er i al . Así pues, el hombr e ser á cuer po y al ma ¿no es así ? ¿ De l a mi sma f or ma que l os ani mal es s on cuer po y al ma? Y est ar á conf i nado al espaci o- t i empo. ¿Cor r ect o? Y vi vi r á en l a j ur i sdi cci ón r eser vada a l as l eyes f í si cas, y ser á t eni do caut i vo aquí en est e cont i nuo, así como l os ani mal es —que son di mensi onal es, vi si bl es, mat er i al es— están l i mi t ados a l as di mensi ones de al t ur a, pr of undi dad y anchur a de l a masa- mat er i a. ¿Corr ect o? ¿Y, a di f er enci a de l os ángel es, el hombr e ser á excl ui do del acceso al ot r o ámbi t o? I gual que un cabal l o o una vaca, él ser á ci udadano de est e ámbi t o y t an sól o de est e ámbi t o. ¿Ci er t o? ¡ No est é t an segur o de el l o!
16
Al cont r ar i o de l o que Sócrat es, Pl at ón, Ar i st ót el es y t odos l os f i l ósof os y casi t odos l os t eól ogos han enseñado j amás, espér ese una gr an sor pr esa. Una sor pr esa t an gr ande, que ser í a pr udent e conceder l e un capí t ul o ent er o. Aquí vi ene una f or ma de vi da que r ompe t odas l as r egl as.
17
3
La Criatura procedente de dos ámbitos
El vi er nes est á casi a punt o de t er mi nar . Di os ha cr eado un ámbi t o i nvi si bl e cor onado con una i nvi si bl e f orma de vi da que se l l ama ángel es. Aquí abaj o, nuest r o pequeño pl anet a pul ul a con t oda cl ase de f or mas de vi da visibles. La j oya de l a cor ona de est e ámbi t o esper a su cr eaci ón. Di os ha r eservado par a l o úl t i mo l o nunca vi st o. Ci er t o, el Di os vi vi ent e est á a punt o de cr ear l a f or ma de vi da que es s ól o l a tercera en or den de t odas l as f or mas de vi da más el evadas, per o que va a ser l a f or ma de vi da más elevada cor r espondi ent e al ámbi t o vi si bl e. Y est a f orma de vi da habr á de ser única más al l á de t oda compr ensi ón. A l a caí da de l a t ar de, el Señor met e l as manos en l a ar ci l l a r oj i za y empi eza a f ormar una cr i at ur a de apar i enci a muy i nsól i t a. Cuando El deci de que el polvo sea l a est r uct ur a mol ecul ar del hombr e, con el l o i ndi ca a t oda l a cr eaci ón que esa cr i at ur a en par t i cul ar per t enecer á al planeta tierra. En cal i dad de hombr e de l a t i er r a, su dest i no est ar á vi ncul ado t ot al ment e al ámbi t o mat er i al y a est e or be pol vor i ent o. El hombr e ser á, como l o er a el ganado, cuer po y al ma. O así par ecí a. ¡ Ent onces vi no l o i nesper ado! El hombr e no ser í a hecho sol ament e de subst anci as pr ocedent es de este ámbi t o. Di os se i ncl i nó sobr e el hombr e y sopl ó algo del elemento del otro ámbi t o dent r o de esa f i gur a de ar ci l l a r oj a. Por l o t ant o el hombr e vendr í a a ser . . . Cuer po, al ma, ¡ ¿y qué mas?! Su cuer po er a de t i er r a. Con t oda segur i dad, su al ma, por su nat ur al eza mi sma, cor r espondí a a est e ámbi t o. La vi da del hombr e er a vi da anímica, es deci r , humana. Por medi o de su al ma el hombr e vi vi r í a y t endr í a i nt er acci ón con su especi e. Por medi o de su al ma t endr í a i gual ment e i nt er acci ón con l as ot r as cr i at ur as vi vi ent es, y con el pr opi o pl anet a. Por medi o de su al ma el hombr e est abl ecer í a con t odas l as cosas del ámbi t o vi si bl e con que ent r ar a en cont act o.
18
Per o ¿qué er a esa ot r a cosa que Di os acababa de poner en el hombr e? Ese elemento que pr ocedí a del ot r o ámbi t o, ese ai r e, ese viento, ese aliento pr ocedent e del otro ámbi t o, ¿qué er a? ¿Y qué si gni f i caba? ¿Cómo al t er ar í a al hombr e? Y t odaví a más especí f i cament e, ¿par a qué er a? ¿Qué er a l o que har í a? Demos unos pasos at r ás y mi r emos al hombr e. El ya no es t an sól o de est a t i er r a, t an sól o de est e ámbi t o. Per o t ampoco podemos deci r que el hombr e es sól o del ot r o ámbi t o. No per t enece al ámbi t o del ganado, ni al de l as aves ni al de l os peces; t ampoco per t enece al ámbi t o de l os ángel es. Ent onces, ¿qué es est e hombr e? ¿ Est e hombr e que es cuer po, al ma y espí r i t u? ¿Dónde corr esponde él en l a t abl a bi ol ógi ca? ¿Qué es el hombr e? El hombr e es el único hí br i do de l a creaci ón. El hombr e es l a sol a cr i at ur a ( y est o i ncl uye aun a Di os) cuyo hábitat nat ur al son ambos ámbi t os. ¡ Y, est i mado l ect or , est e hecho t i ene mucho que ver con su andar cri st i ano! El hombr e es espí r i t u, por t ant o él pertenece al ámbi t o i nvi si bl e; es de l o espi r i t ual . Per o él es t ambi én cuer po y al ma, por t ant o pertenece al ámbi t o mat er i al . ¿Y su hábitat? ¿Ser á aquí o al l í ? ¿O ni aquí ni al l í ? O l o i nconcebi bl e —¡ ¿ ambos lugares?! ¡ Segur ament e no! ¿Una cr i at ur a que es c i udadana de ambos ámbi t os? ¿Con der echo a ambos ámbi t os? Dot ado de el ement os pr oveni ent es de l os dos ámbi t os, el hombr e podí a t ener una l í nea de comuni caci ón con l as cr i at ur as del ámbi t o vi si bl e, y si n embar go podí a ver l o invi si bl e. ¡ Podí a t ener comuni caci ón con ambos ámbi t os! E i ncl uso podí a vivir en ambos ámbi t os. ¡ Y andar en ambos ámbi t os! ¡ Podí a t ener una l í nea de comuni caci ón con l os dos ámbi t os! ¡ En r eal i dad el al ma y el espí r i t u const i t uyen una f or mi dabl e combi naci ón! Per o si el hombr e es de ambos ámbi t os, ent onces ¿ dónde est á su hábitat or gáni co? ¿Ti ene él dos, o no t i ene ni nguno? Su hábitat nat ur al er a l a t i er r a. Su hábitat nat ur al er an t ambi én l os l ugar es cel est i al es. El f i gur aba como aut óct ono, t ant o del ámbi t o f í si co como del espi r i t ual . El sol o, ent r e Di os y t oda l a cr eaci ón, per t enecí a nat ur al ment e a ambas cr eaci ones. ¿Qué es, ent onces, al hombr e? Ant es que nada, él es al ma. Es vi da humana. Es l a t er cer a f or ma de vi da más el evada en exi st enci a. El hombr e es l a supr ema f or ma de vi da visible. Ci er t ament e es l a más el evada f or ma de vi da aut óct ona de est e pl anet a. Es t ambi én l a segunda más el evada f or ma de vi da creada. En l a t abl a bi ol ógi ca est á cat al ogado como sól o un poco menor que l os ángel es. ¿Qué es el hombr e?
19
La f or ma de vi da de Di os es Espí r i t u. La f or ma de vi da de l os ángel es es espí r i t u. La f or ma de vi da del hombr e es al ma ( l a vi da humana) . Nót ese que el espíritu del hombr e no es una f or ma de vi da. Más bi en, el espí r i t u del hombr e es un el ement o del ámbi t o espi r i t ual que mor a dentro de él . ¿Y su est r uct ur a mol ecul ar ? Dos t er ci os son de este ámbi t o ( su cuer po y su al ma) y un t er ci o es del ámbi t o espi r i t ual ( su espí r i t u) . De l as t r es par t es con que el hombr e f ue cr eado, su al ma er a l a pr i mer a, su espí r i t u l a segunda y su cuer po l a t er cer a. Oh, sí , nuest r a pr egunt a. Cuando el hombr e se l evant aba por l a mañana, ¿por medi o de qué vi da vi ví a? El hombr e se l evant aba t odas l as mañanas y vi ví a por medi o de l a vi da humana, por medi o de l a vi da anímica. Per o ésa no er a l a i nt enci ón de Di os par a el hombr e. Di os habí a pl aneado al go más, muy super i or , par a el hombr e. ¿Y qué er a aquel l o? ¡ Est a r espuest a debe esper ar ! ¿Y por qué? Por que en l os capí t ul os si gui ent es debemos consi der ar l a más gr ande t r agedi a que haya ocur r i do j amás en t oda l a hi st or i a uni ver sal . Tal vez el aspect o más i mpor t ant e d esa monst r uosa t r agedi a es que l a mi sma f r ust r ó l o que habr í a si do el acont eci mi ent o más maravilloso que hubi ese ocur r i do j amás en t oda l a hi st or i a uni ver sal . Como qui er a que sea, el pr opósi t o del Señor de cr ear un ser aut óct ono de ambos ámbi t os quedó mal ogr ado, como l o ver emos a cont i nuaci ón.
20
4
El acontecimiento más grande que nunca ocurrió
Di os t ení a gr andes pl anes par a Adán. Esos pl anes nunca l l egar on a r eal i zar se; per o eso no debe i mpedi r que consi der emos cuál es eran sus pl anes. El pr opósi t o de Di os est aba del t odo ent r el azado con un ár bol muy especi al . No si mpl ement e un ár bol cualquiera, s i no el ár bol . Especí f i cament e, el Ar bol de Vi da. Ahor a, al abr i r se l as cor t i nas del escenar i o, vemos al hombr e par ado f r ent e al ár bol . Si él si mpl ement e come del f r ut o de ese ár bol , cumpl i r á el pr opósi t o mi smo que Di os t uvo al cr ear al hombr e. Bueno, ¿y cuál er a exact ament e ese pr opósi t o? El hombr e l l egó a est ar muy cer ca de comer del f r ut o de ese ár bol muy especi al . ¿Qué podr í a haber ocur r i do si él hubi ese comi do del f r ut o del Ar bol de Vi da? O mej or , ¿qué es l o que hay, exact ament e, en el f r ut o de ese ár bol ? ¿Y qué habr í a hecho ese f r u t o dentro del hombr e? Advi ér t ase el nombr e de ese Ar bol : La Fuent e de Vida. No l a f uent e de una vi da, de cualquier vi da, o de algún tipo de vi da, si no de la Vi da. ¿Recuer da ust ed? La Vi da —¡ l a vi da de Di os! Ese ár bol est aba ubi cado en un huer t o que se encont r aba aquí mi smo en est e pl anet a, per o el mar avi l l oso ár bol no er a aut óct ono de est e pl anet a. No er a aut óct ono si qui er a de est e ámbi t o. Ese ár bol er a una f orma de vi da f or ast er a. For ast er a, y con t odo, est aba aquí . . . en nuestro pl anet a. ¿De dónde habí a veni do ese ár bol ? Ese ár bol f or ast er o er a nada menos que l a suprema f or ma de vi da. No l a supr ema vi da creada, si no l a más el evada de t odas l as f or mas de vi da, l a mi smí si ma vi da por medi o de l a cual Di os vi ve. i sma er a l a que l at í a dent r o del f r ut o de ese ár bol . En su Su vi da m
21
f r ut o habí a vida eterna, di vi na. Eso er a l o que el hombr e est aba a punt o de comer . Pongámosl o de ot r a maner a: La vi da por medi o de l a cual Di os vi ve, est aba en ese Ar bol . Y el hombre, l a t er cer a f or ma de vi da más el evada, est aba a punt o de r eci bi r esa vida dentro de sí . ¡ La vi da supr ema est ar í a mor ando dent r o de un mer o ser humano! ¿Reconoce ust ed l as i mpl i caci ones? Los ángel es t i enen una sol a f or ma de vi da que habi t a en el l os. I gual ment e, l as r eses t i enen una sol a f or ma de vi da que habi t a en el l as. Asi mi smo l as aves y l os peces. Hast a Dios t i ene una sol a f or ma de vi da dent r o de su ser . Es ver dad que ésa es l a más el evada de t odas l as f or mas de vi da, per o, no obst ant e, es una f or ma de vi - da. Per o ¿qué se di r á del hombr e si l l ega a comer del i ncr eí bl e f r ut o de ese i ncr eí bl e ár bol ? ¡ Obvi ament e, t endr á dos f or mas de vi - da mor ando en él ! ¡ Dos! ¡ Ese er a el más gr ande acont eci mi ent o que j amás ocur r i ó! Per o consi der emos algunas de l as i mpl i caci ones. El hombr e habr í a podi do l evant ar se por l a mañana y t ener ¡ dos f or mas de vi da por medi o de l as cual es pudi er a vi vi r ! Per o eso no es t odo. Una de l as f or mas de vi da que est ar í an mor ando en él habr í a si do aut óct ona de este ámbi t o, y l a ot r a f or ma de vi da que mor ar í a dent r o de él , habr í a si do aut óct ona de otro ámbi t o. Al l í mi smo, est ando el hombr e par ado del ant e del Ar bol , t i ene dent r o de sí un el ement o pr ocedent e del ot r o ámbi t o, y una f or ma de vi da de est e ámbi t o. Si come del f r ut o de ese Ar bol , vendr á a t ener dos f or mas de vi da. Est o qui er e deci r que el hombr e no sol ament e podr í a est ar en cont act o con dos ámbi t os, si no que t endr í a hábitat en dos ámbi t os, ¡ y t endr í a dos f or mas de vi da por medi o de l as cual es vi vi r ! Ni nguna ot r a especi e, ni siquiera Dios, podí an al egar t ener es e pr i vi l egi o. Al est ar par ado f r ent e a ese Ar bol , t eni endo el f r ut o del mi smo al al cance de l a mano, el hombr e est uvo a punt o de veni r a ser una cri at ur a t ot al ment e úni ca. Todo l o que t ení a que hacer er a t omar dent r o de su ser el f r ut o del Ar bol de esa vi da supr ema. Eso er a exact ament e l o que Di os deseaba que el hombr e hi ci er a. El hombr e habí a si do cr eado t eni endo el potencial de ser hi j o de dos ámbi t os, de t ener dos f or mas de vi da, con l a posi bi l i dad de vi vi r en ambos ámbi t os —como hi j o de est e pl anet a, y como hi j o del ot r o ámbi t o. Y. . . l as i mpl i caci ones ser í an que él podr í a andar en el ámbi t o mat er i al y andar en el ámbi t o espi r i t ual ; en el ám- bi t o mat er i al y vivir en el ámbi t o espi r i t ual . vivir ¡ Qui zá hast a al mi smo t i empo! El Hombr e De l a t i er r a y de l os l ugar es cel est i al es, De ar ci l l a y al ma y de l o i nvi s i bl e y es pí r i t u. Un cuer po y un al ma de est e pl anet a, Un espí r i t u pr ocedent e del ot r o ámbi t o.
22
El Hombr e Una f or ma de vi da pr opi a del ámbi t o mat er i al , El al ma humana; Una f or ma de vi da pr opi a del ámbi t o espi r i t ual , La vi da mi sma de Di os en el hombr e El Hombr e Hi j o de l o vi s i bl e, Hi j o de l o i nvi s i bl e. Uno que es t ot al ment e humano, Y si n embar go, Uno que t i ene en sí l a vi da de Di os. ¡ Qué posi bi l i dad t an gl or i osa! Un al ma con vi da humana en el l a y un espí r i t u con la Vi da y el Es pí r i t u en él . ¡ Per o eso nunca ocur r i ó! El hombr e si gui ó sus andanzas, y acabó comi endo del f r ut o de ot r o ár bol muy di st i nt o. El ár bol prohibido. Tr i st ement e, ahor a debemos hacer una pausa par a consi der ar ese ot r o ár bol . Después de t odo, ese ot r o ár bol er a uno de l os i ngr edi ent es cl ave que pr oduj er on el mayor desast r e especí f i co de t odos l os t i empos. Ese ár bol pr ohi bi do t ambi én er a f or ast er o en nuest r o pl anet a. Pero, cat egór i cament e, ese ár bol no er a de Di os. I gual que el Ar bol de Vi da, ese ár bol pr ohi bi do t ení a en sí una f or ma de vi da; per o esa f or ma de vi da no er a l a vi da de Di os. Y el f r ut o de ese ár bol t ambi én podí a cambiar al hombr e; y en ef ect o, cambi ó al hombr e, per o no par a mej or ar . ¿Qué t i ene que ver t odo est o con ust ed y con su andar con el Señor ? Bueno, somos qui enes somos debi do a nuest r os padr es. Si sus padr es son j i r af as, ust ed acaba si endo una j i r af a. Si sus padr es son ser es humanos, ent onces el l os l e han dado vi da humana y con t oda segur i dad ust ed acaba si endo Homo sapiens. Ust ed es hi j o ( o hi j a) de un hombr e y una muj er . Debi do a eso, acaba si endo al go que se l l ama una f or ma de vi da humanoide. Somos l o que somos debi do a l a genét i ca. Fi gur amos en al guna par t e de l a t abl a bi ol ógi ca úni cament e debi do a l os genes de nuest r os pr ogeni t ores. Ust ed t i ene el ADN de sus padr es, que el l os l e pasar on. Hast a est e punt o de l a hi st ori a del hombr e, ést e no t i ene nada del ADN o genét i ca de Di os. Consi der e est o: Si Di os l e di er a su vi - da, su ADN, su genét i ca a ust ed, El ser í a su pr ogeni t or . Y ust ed acabar í a si endo un hi j o de Di os. Per t enecer í a a l a especi e de El . Per o hast a aquí nada de eso ha ocur r i do. De hecho, nunca l e ocur r i ó semej ant e cosa a Adán. Casi l e ocur r i ó. Si eso hubi er a sucedi do, él habr í a reci bi do real ment e el ADN de Di os. Aquel l o habr í a si do el acont eci mi ent o más i mpor t ant e que hubi ese t eni do l ugar j amás. En cambi o, l o que sí ocur r i ó, r esul t ó ser l a más gr ande t r agedi a que l e haya sucedi do j amás al hombr e y a est a cr eaci ón. Y, si endo así que Adán nos t r ansmi t i ó su
23
ADN, su ge- nét i ca, a ust ed y a mí , aquel l a t r agedi a t ambi én nos acont eci ó a nosot r os. Aquel l a t r agedi a hi zo est r agos en l a vi da espi r i t ual de Adán. Y en l a nuest r a. Como ver emos a cont i nuaci ón.
5
La tragedia más grande de la creación
Fue ese ot r o ár bol el que di o comi enzo a l a t r agedi a. Dos ár bol es han j ugado un papel i mpor t ant e en l a vi da del hombr e. Ni nguno de el l os er a aut óct ono de nuest r o pl anet a; ambos vi ni er on originalmente del ot r o ámbi t o. El ár bol pr ohi bi do t ení a l at i endo dent r o de sí una f or ma de vi da bi ol ógi cament e super i or a l a vi da humana. El f r ut o de ese ár bol l l evaba dent r o de sí l a segunda f or ma de vi da más elevada. ( Ese ár bol t ení a en su f r ut o l a supr ema vi da creada. ) Lo que Adán no sa- bí a, er a que esa ver si ón de vi da angél i ca en par t i cul ar er a vi da angél i ca caída. ¿Caí da? Sí . Vi da angél i ca que habí a gust ado el conoci mi ent o final. Vi da angél i ca que t ení a l a experiencia r eal del bi en y del mal . Cuando esa f or ma de vi da t uvo su encuent r o exper i ment al con el bi en y el mal , cayó de su el evado est ado cel est i al . Ahor a ese el ement o ‘ caí do’ que se encont r aba en ese ár bol y en su f r ut o, manó del f r ut o y f l uyó dent r o de l o más r ecóndi t o del ser de Adán. ¿Y, exact ament e, adónde f ue a par ar ese ext r año el ement o cuando ent r ó en el hombr e? Aquel l o hi zo su mor ada en el cuer po del hombr e. Ahor a en ese mar avi l l oso e i ncr eí bl e cuer po de Adán habitaba un el ement o ext r año y caí do. Ese el ement o er a super i or al hombr e, dado que vení a de l a vi da angél i ca. Más adel ant e ese el ement o, el f r ut o del ár bol pr ohi bi do, r eci bi r í a un nombr e. ¿Y, cuál nombr e? Pecado. Ahor a el cuer po del hombr e habí a veni do a ser un cont enedor . Un cont enedor del pecado. Aquel l o er a exact ament e l o opuest o a l o que Di os habí a pl aneado. Se suponí a que el hombr e f uese un cont enedor , sí , ¡ per o no del pecado! ¡ Se suponí a que el hombr e l l egase a cont ener l a Vi da Eterna! 24
Cuando Di os l e di o un espí r i t u al hombr e, l o hi zo con el obj et o de que el espí r i t u del hombr e pudi ese ser un cont enedor del Espí r i t u Sant o, de l a vi da di vi na, de l a vi da et er na, de l a vi da de Di os, de l a vi da suprema. Per o esa vi da nunca l l egó a ent r ar en el espí r i t u del hombr e. En cambi o, el hombr e acabó t eni endo un cuerpo que ahor a cont ení a el pecado. Habi endo comi do del f r ut o pr ohi bi do en vez del f r ut o del Ar bol de Vi da, el cuer po del hombr e vi no a ser un reci pi ent e de l a nat ur al eza caí da de un ar cángel . Semej ant e pr esenci a hor r i bl e en el cuerpo del hombr e t uvo un pr of undo ef ect o en su alma. Además, esa t er r i bl e i nvasi ón r esul t ó ser demasi ado par a el espí r i t u humano del hombr e. Su espí r i t u si mpl ement e mur i ó par a el ámbi t o espi r i t ual . El espí r i t u del hombr e mur i ó en l o que concer ní a al ámbi t o del cual habí a veni do. Cuando el espí r i t u humano de Adán mur i ó, el hombr e quedó súbi t ament e cor t ado, separ ado del ámbi t o espi r i t ual . Par a t odo ef ect o pr áct i co, Adán dej ó de ser un ser espi r i t ual . Ya no per t enecí a más exper i ment al ment e al ot r o ámbi t o. ¡ Ya no podí a ver más l o i nvi s i bl e! En esenci a, ahor a el hombr e er a una cr i at ur a t an sólo del ámbi t o mat er i al . Bi ol ógi cament e, ahor a sól o er a al ma y cuer po que i ba ar r ast r ando por ahí un espí r i t u muer t o en cuant o a su hábitat nat i vo. El hombr e no per di ó su l ugar en l a t abl a bi ol ógi ca. Per o ahora, en vez de ser t an sol ament e una f r acci ón i nf er i or a l os ángel es, vi no a quedar mucho más cer ca de ser una cr i at ur a de ‘ un sól o ámbi t o’ , como l os ani mal es. Y l a t r agedi a t ampoco t er mi nó al l í . La t r agedi a comenzó al l í . En br eve el hombr e advi r t i ó que est aba envej eci endo. Su al ma t ampoco quedó i nmune a esa hor r i bl e cat ást r of e. A su al ma l e sucedi ó l o peor que pudi er a suceder l e. Empezó a agrandarse. Deci di dament e, eso no er a ni nguna buena not i ci a. Su al ma empezó a r eal i zar una ‘ dobl e f unci ón’ en pr esenci a del espí r i t u que no f unci onaba. El al ma t r at ó de hacer se car go de l as f unci ones del i noper ant e espí r i t u del hombr e, per o f r acasó. En vez de eso, el al ma si mpl ement e cr eci ó; f ue agr andándose hast a cr ecer despr opor ci onadament e. Ent onces, t er r i bl ement e dañada, muy def or mada, el al ma suf r i ó mut aci ón. Qui zás esa mut aci ón f ue r esul t ado de l a r eci én adqui r i da exper i enci a de apr endi zaj e del hombr e: su conocimiento experimental del mal. El hombr e nunca ant es habí a experimentado el mal . Es muy concebi bl e que él sí pudo haber t eni do conoci mi ent o del mal si mpl ement e adqui r i endo al guna i nf or maci ón acer ca del mi smo, per o ahor a el hombr e habí a conoci do el mal habi endo experimentado el mal . ( ¡ Vaya conoci mi ent o! ) ¡ En def i ni t i va, esa exper i enci a l l egar í a a hacer que el hombr e, i ncl uso usted y yo, vi ni er a a ser un buscador de conoci mi ent os! Hast a pudi ér amos deci r que el r asgo car act er í st i co númer o uno del hombr e ‘ vi ej o’ es buscar conoci mi ent os. Su ot r a
25
car act er í st i ca más sobr esal i ent e es t r at ar de hacer el bi en, per o acabar haci endo el mal . Ust ed ve, conocer el mal por exper i enci a es t an sól o l a mi t ad del asunt o. La ot r a mi t ad es i gual ment e t an i mpor t ant e, per o con f r ecuenci a se l a pasa por al t o. Hast a aquí , el hombr e no habí a si do más una cr i at ur a de ‘ bi en’ , que una cr i at ur a de ‘ mal ’ . No habí a exbr e caí do t uvo perimentado ni el bi en ni el mal . Per o ahor a el hom un encuent r o exper i ment al , no sól o con el mal , si no asi mi smo con el bien. De aquí en adel ant e, est a tragedia habr í a de acosar al hombre caído, t odos l os dí as de su vi da, si n par ar , hast a el dí a en que su especi e quedase ext i nt a. La r eacci ón del hombr e a l a exper i enci a del mal , así como a l a exper i enci a del bi en, f ue gr ot esca. ( Est i mado l ect or , r ecuer de ust ed que él comi ó del f r ut o del ár bol que t ení a en sí el conoci mi ent o del bi en, t an ci er t ament e como el conoci mi ent o del mal . ) Ese f ue el r esul t ado gr ot esco: De ahí en adel ant e y par a si empr e el hombr e abor r ecer í a el mal y amar í a el bi en. Odi ar í a hacer el mal , y l i t er al ment e sent i r í a euf or i a cuando l ogr ar a hacer el bi en. ¡ Per o, si n embar go, r ar as veces l ogr ar í a vencer el pr i mer o o hacer el segundo! En l o sucesi vo, el hombr e se cui dar í a mucho de hacer mal , por que est ar í a t an desesper adament e enamor ado de quer er hacer el bien. Li t er al ment e, el hombr e ansi ar í a hacer el bi en. Per o, en cambi o, no pocas veces acabar í a haci endo el mal . Est e hecho l o har í a caer en accesos y abi smos de desáni mo cada vez más gr andes. De l o que est a pobr e cr i at ur a, di gna de l ást i ma, no se daba cuent a, er a que tanto su t endenci a i nt er na de hacer el bi en, como su t endenci a i nt er na de hacer el mal , ¡ pr ovení an del mi smo ár bol ! El hombr e cr eí a que hacer el bien er a l o que agr adaba a Di os. Su si st ema de val or es se habí a per ver t i do. Conf undí a el ‘ bi en’ con l a ‘ vi da’ . Ese si mpl e per o i ngent e er r or l l eva a su especi e t odos l os dí as casi hast a l a i nsani a. Hagamos ahor a una pausa y exami nemos el daño que t odo eso l e hi zo a l a cr eaci ón más magní f i ca de Di os. El hombr e habí a si do de est e ámbi t o, per o habí a t eni do l as par t es i nt er nas necesar i as par a est ar en cont act o con ambos ámbi t os, así como par a r ecl amar el der echo de ser de l os dos ámbi t os. Per o ya no más. Ahor a es un pr oscr i t o. Ahor a se encuent r a sol o en est e vehí cul o espaci al l l amado tierra, que est á dañado en gr an maner a. Dentro de sí, el hombr e est á at or ment ado, e i ncl uso asol ado, por un i nsano segui mi ent o del bi en y por su f ebr i l deseo de abandonar par a si empr e el mal . El hombr e t i ene dos f uer zas vi t al es que obr an dent r o de sí . Per o una de el l as, su vi da humana, es f undament al ment e escl ava de l a ot r a. El el ement o de una vi da caí da, f oránea, que est á en su cuer po, es mayor que él , de una cl asi f i caci ón bi ol ógi ca más el evada que su vi da, par a ser exact os. Por est a razón, de ahor a en adel ant e el est ado espi r i t ual del hombr e pudi er a consi der ar se ¡ como casi esqui zof r éni co! 26
El caí do el ement o de otra vi da, que ahor a obr a dent r o de su cuer po, har á pecar al hombr e. El hecho de pecar l o har á sent i r se t er r i bl ement e mal . El hombr e se sent i r á aver gonzado, y empezar á a r et or cer se y at or ment ar se por su mi ser abl e conduct a y por sus mal as obr as. Ent onces caer á en l a desesper aci ón. Per o un t i empo después se l evant ar á, se er gui r á, y j ur ar á que nunca más vol ver á a hacer una cosa t an vi l como pecar . A f i n de apaci guar su conci enci a que l o acusa, sal dr á y har á al go bueno. Al r eal i zar esa obr a buena, r ei nf or mar á a su ment e que, después de t odo él es, bási cament e, una per sona decent e. ( Por est a r azón, a menudo se ver á a sus descendi ent es dar di ner o a obr as de car i dad, hacer peni t enci a, gol pear se el pecho compungi dos, edi f i car un al t ar o donar a l a cat edr al de Notre Dame una nueva al a. ) Per o unos dí as después, esa pobr e ví ct i ma de una vi da más el evada y más oscur a, sal dr á y vol ver á a pecar . Ese desesper ado ci cl o se r epet i r á mi ent r as el hombr e caí do vi va. El ‘ bi en’ per segui r á a est a pat ét i ca especi e a l o l ar go de l os cor r edor es del t i empo, hast a que, por mi ser i cor di a, Di os dé l ugar a l a ext i nci ón t ot al de es- t a especi e. Hast a ese dí a, el hombr e caí do per manecer á encer r ado dent r o de su mat r i z dual , esqui zof r éni ca, osci l ando desesper adament e del bi en al mal , y del mal al bi en. Ambas i ncl i naci ones ( pecar y est ar obsesi onado con ‘ ser bueno’ ) t i enen su or i gen en l a mi sma f uent e. Est e es un punt o que el hombr e es t ot al ment e i ncapaz de compr ender . ¿Y por qué? Por que nunca ha gust ado el ant í dot o t ant o cont r a el bi en como cont r a el mal . ¿Y cuál es ese ant í dot o? ¡ La vi da! El hombr e ve en el ‘ bi en’ su úni ca esper anza de l i ber t ad y de paz. En el mal ve el t or ment o de una et er na escl avi t ud. Per o en r eal i dad, es t ant o el mal como el bi en l os que l o van l l evando, l os cual es, j unt os, edi f i can su pr i si ón y f or j an sus cadenas. Ahor a, expul sada del huer t o, l a especi e caí da busca apr ender l a maner a de vi vi r en el pl anet a caí do. El pr opi o pl anet a se ha t or nado i nhospi t al ar i o y en r eal i dad el hombr e nunca ha t eni do éxi t o en vi vi r aquí . Hast a el dí a de hoy, l a vi da del hombr e —f uer a de su hábitat nat ur al — es t odaví a pr i mi t i va y bár bar a. Per o no er a l a ecol ogí a exter i or del pl anet a caí do l o que const i t uí a el pr obl ema más exasper ant e del hombr e; er a l o que est aba sucedi endo dentro de él l o que const i t uí a l a f uent e de sus más t er r i bl es pesadi l l as. No podí a est ar nunca segur o de cuál er a una f unci ón pr opi ament e di cha de su al ma y cuál una f unci ón de su espí r i t u i ner t e que su al ma usur paba y per ver t í a. ( Est e es un pr obl ema que ha pl agado a t odos s us descendi ent es. ) ∗
* Est e duel o ent r e el bi en y el mal dent r o del hombre es el aut or t ant o de l a re-
l i gi ón como del l egal i smo. Véase el Apéndi ce 5 par a una exposi ci ón más ampl i a en cuant o a l as r aí ces del l egal i smo.
27
El hombr e per di ó l a compr ensi ón de sus más pr of undos mot i vos. Ahor a t an sól o Di os conocí a l os ver dader os mot i vos de su cor azón. Y así habr í a de ser par a si empr e. Su cuer po most r aba señal es de est ar se vol vi endo t ot al ment e i nsensi bl e a t odas l as cosas espi r i t ual es que una vez habí a exhi bi do t an bel l ament e. Y más t r ági co t odaví a, l a subor di naci ón del cuer po al al ma est aba t er mi nando. El cuer po l e habí a decl ar ado una guer r a t ot al al al ma. Y l a est aba ganando. Además, el cuer po est aba i ncr ement ando t odos sus sent i dos. Los ‘ sent i dos’ se est aban t or nando r eal ment e ‘ i nsaci abl es’ . Esas sensaci ones est aban adqui r i endo cont r ol sobr e el al ma del hombr e. En una l ucha que no conoce t r egua, el r esul t ado f i nal er a ser i ament e dudoso. Fi nal ment e, ese cuer po sensual , que est aba suf r i endo mut aci ón y est aba en guer r a, l l egó a un punt o en que ya no er a más di gno de l l evar el nombr e de ‘ cuer po’ , y vi no a ser conoci do como ‘carne’. No obst ant e, desde al gún l ugar pr of undo, dent r o de l o r ecóndi t o de ese cuer po en ot r o t i empo gl or i oso, par ecí a sur gi r un r ecuer do de cosas pasadas. Desde l o pr of undo de ese escl avo conqui st ado ascendi ó una pl egar i a que cl amó por al guna i ni magi nabl e r edenci ón. Ent onces l a t i er r a, el sol , l a l una y l as est r el l as, dando t est i moni o de l a enor mi dad de su pr opi a caí da y de l a caí da de l a máxi ma obr a maest r a de l a cr eaci ón, escuchar on ese cl amor por r edenci ón y se uni er on a ese gemi do. El al ma del hombr e, el cuer po del hombr e y l as pr opi as ent r añas de l a t i er r a se uni er on en un pot ent e cl amor en pr o de al gún t i po de sal vaci ón. En medi o de esa escena, el Ar bol de Vi da par t i ó de nuest r o pl anet a y r et ornó a su hábitat nat ur al . El hombr e, desnudo, ar r ast r ando un cuer po t r onchado y un espí r i t u muer t o, se r ef ugi ó en el pl anet a caí do, convul so. El ángel caí do t ení a ahor a un nuevo escl avo a qui en vi t uper ar . Per o, ¿por cuánt o t i empo? ¿Par a si empr e? ¿Est ar á el hombr e condenado a est a hor r i bl e pesadi l l a por t oda l a et er ni dad? ¿ Hay al guna esper anza par a est e hombr e? La r espuest a l o sor pr ender á a ust ed. Per o ¿qué t i ene que ver t odo est o con nuest r o andar espi r i t ual como cr eyent es? En l a t abl a bi ol ógi ca vemos una especi e que en ot r o t i empo f uer a gl or i osa, que ha caí do dr ást i cament e. El nombr e de esa especi e es Homo sapiens. Ust ed se encuent r a cat al ogado ent r e l os que per t enecen a est a especi e. Per o, ¿cuán dañada est á espi r i t ual ment e est a cr i at ur a? ¿Hay al guna esper anza de que el hombr e pueda r ecuper ar se al guna vez de un est ado espi r i t ual t an baj o? ¿Podr á él una vez más l l egar a andar en í nt i ma comuni ón con Di os? La r espuest a es no. Di os no sól o dar á por per di da est a especi e, si no que El mi smo l a t er mi nar á. Su r emedi o par a el hombr e caí do es l a t ot al ext i nci ón de est a especi e.
28
Bueno, est o par ecer í a si gni f i car una t ot al desesper anza. ¡ Si n embar go, en r eal i dad no! ¡ Di os t ení a un pl an más gr andi oso! Le pondr í a f i n a est a especi e, e i nt r oduci r í a una t ot al ment e nueva. Aquí mi smo en est e nuest r o pl anet a, Di os i nt r oduci r í a una f or ma de vi da bi ol ógi ca t ot al ment e nueva y compl et ament e di f er ent e. Desde l uego, en apar i enci a est a nueva especi e ser í a del t odo i gual a l a especi e vi ej a, per o al l í mi smo es donde esa si mi l ar i dad habr í a de t er mi nar . Adentro, est as dos f or mas de vi da son muy di f er ent es. Est i mado l ect or , ust ed est á a punt o de conocer una nueva ent i dad bi ol ógi ca, como t ambi én el pr i mer movi mi ent o de una cr eaci ón ent er ament e nueva.
29
Parte II 50
29 —29—
6
La segunda criatura procedente de dos ámbitos
100
Su Padr e er a del ot r o ámbi t o. Su madr e er a de est e nuest r o pl anet a. La pr egunt a es: ¿Bi ol ógi cament e, qué es El ? El r eci bi ó el ADN y l os genes de di vi ni dad di r ect ament e de su Padr e. Por l o t ant o, El es Hijo de Di os. Ti ene vi da et er na dent r o de su ser . No, ¡ El es l a vi da et er na! Ti ene ( y es) l a supr ema f orma de vi da en l a t abl a bi ol ógi ca. El es di vi no; El es del ámbi t o espi r i t ual . Por ot r o l ado, t i ene t ambi én el ADN y l os genes bi ol ógi cos de su madr e. Ti ene vi da humana en Sí . De maner a que El t i ene l a vi da supr ema en Sí y t i ene l a t er cer a f or ma de vi da más el evada en Sí . ¿Qué es El ? ¿La vi da supr ema o l a t er cer a f or ma de vi da más el evada? El es ambas cosas. De hecho, El es el único ser vi vi ent e que haya t eni do j amás est as dos f or mas de vi da al mi smo t i empo l at i endo dent r o de su ser . Ent onces ¿a cuál de l os dos ámbi t os per t enece: a este ámbi t o nuest r o o al otro ámbi t o per manent e? El uni ver so f í si co, mat er i al , vi si bl e, mol ecul ar , t empor al , di mensi onal , mensurabl e, de t i empoespaci o, f or mado de át omos y de mat er i a —¿es ése su hogar ? O el ámbi t o espi r i t ual , i nmat er i al , i nvi si bl e y per manent e, el uni ver so no di mensi onal y no mensur abl e —¿es ése su hogar ? La r espuest a es: El es autóctono de ambos ámbi t os, y ambos const i t uyen su hábitat nat ur al . El se encuent r a en su el ement o en l a et er ni dad donde el t i empo ( o l a i nexi st enci a de t i empo) va en ambas di r ecci ones. El t r ansi t a por l os corr edor es de t odos l os acont eci mi ent os, en t odas l as di r ecci ones. Hast a su naci mi ent o en Bel én El vi vi ó en ese ot r o ámbi t o. Después, por al go más de 33 años f ue aut óct ono de ( y est uvo en su el ement o en) un pequeño, l i mi t ado, t empor al y vi si bl e ámbi t o en que t odos l os acont eci mi ent os i ban en una sol a di r ecci ón. Dur ant e t oda l a et er ni dad pasada El vi vi ó en aquel ot r o ámbi t o. Después, por t r ei nt a y t r es años vi vi ó en est e ámbi t o. Per o hay más. Par ece que El t ení a l a si ngul ar habi l i dad de vi vi r en l os dos ámbi t os al mi smo t i empo. En t ant o que vi ví a en est e ámbi t o
30 —30—
150
mat er i al , El est aba vi vi endo t ambi én, en el mi smo moment o, en el ámbi t o espi r i t ual . Y t odaví a más. El t ambi én ea de sangr e r eal . . . en ambos ámbi t os. En uno er a el Hi j o de J ehová Di os, cr eador de t odas l as cosas; y en el ot r o, nuest r o ámbi t o, El est aba en l a l í nea de sucesi ón del t r ono de una naci ón const i t ui da por el puebl o de Di os. Las i mpl i caci ones de est o son pasmosas. Si El l l egaba a conqui st ar est e pl anet a y si su Padr e l e t r aspasaba el gobi er no en el ámbi t o i nvi si bl e, El podr í a muy bi en t er mi nar si endo Señor y Rey de l os dos ámbi t os. Rey de t odos l os r eyes, y Señor de t odos l os señores. Per o vayamos ahor a a nuest r a pr egunt a cl ave. Mi ent r as J esucr i st o vi vi ó aquí en est a t i er r a, cuando se l evant aba por l a mañana ¿por medi o de cuál vi da vi ví a? ¡ Después de t odo, El f i gur aba en l a t abl a bi ol ógi ca dos veces! Tení a dos pr ogeni t or es, cada uno de un ámbi t o di f er ent e. Dot ado de dos f or mas de vi da, El er a, según l as pal abr as de l a más gr ande de t odas l as af i r maci ones par adój i cas, del t odo Di os y del t odo hombr e. Er a 100% un ser humano; si n embar go, Di os er a su vi da. Por t ant o, El er a absol ut ament e di vi no. De modo que cuando se l evant aba por l a mañana, ¿por medi o de cuál de esas dos vi das vi ví a El ? J esucr i st o vi ví a bási cament e por medi o de l a vi da di vi na. El vi ví a por medi o de l a vi da supr ema. Er a l a úni ca cr i at ur a en est a t i er r a que hi ci er a eso j amás. ¡ Su vi da de t er cer a cat egor í a vi ví a en suj eci ón const ant e a su vi da de pr i mer a cat egor í a! ( Su vi da humana vi ví a en suj eci ón a su vi da di vi na. ) Al l í est aba El , vi vi endo en est e pl anet a en semej anza de car ne humana, y con t odo, vi ví a por medi o de una vi da bi ol ógi cament e super i or . Un hombre que se l evant aba por l a mañana y vi ví a medi ant e l a vi da di vi na; un hombr e que vi ví a exact ament e por medi o de l a mi sma vi da medi ant e l a cual Dios vi ví a cuando se l evant aba por l a mañana. Eso nunca habí a ocur r i do ant es. Per o, ¡ ay! est e i ncr eí bl e hombr e er a el único de su especi e. Er a l a especi e que est aba más en pel i gr o de ext i nci ón de t odas, en vi st a de que habí a t an sól o uno como El . Y cuando El f ue muer t o en un mader o, ese acont eci mi ent o t er mi nó su r aza par a si empr e. Ya nunca más habr í a aquí en l a t i er r a una r aza que t uvi er a vi da humana y al mi smo t i empo, vi da di vi na en el l a. Sól o habr í a habi do un úni co ser en este planeta que hubi ese vi vi do por medi o de una vi da super i or . Y eso nunca habí a sucedi do ant es; ni nunca vol ver í a a suceder después. Est a af i r maci ón es t ot al ment e ci er t a, per o Di os t ení a una al t er nat i va. Di cha al t er nat i va er a t an r adi cal , que nunca nadi e habí a pensado en el l a. Di os podía dest r ui r absol ut ament e est a cr eaci ón, t er mi nar con el vi ej o Homo sapiens, y ent onces ¡ dar comi enzo a t oda una nueva cr eaci ón! Si Di os hací a t odo eso y luego cr eaba una nueva especi e bi ol ógi c a. . . bueno, si El hací a eso, cual qui er cosa podí a ser posi bl e. Consi dér el o. Una especi e que f uer a humana, y si n embar go, 31 —31—
en r eal i dad no de l a especi e de Adán, ya que l a especi e adámi ca habr í a quedado supr i mi da. Humana sí , per o t ambi én con l a vi da supr ema hon- dament e pl ant ada dent r o de el l a. ¿Dest r ui r l a cr eaci ón vi ej a? ¿Tener una cr eaci ón ent er ament e nueva? ¿Con una nueva especi e? ¿Una especi e que pudi er a posesi onar se de l a vi da supr ema? ¡ Absur do! ¿Absol ut ament e i mposi bl e? ¡ No est é t an segur o de el l o! Después de t odo, est amos t r at ando con Aquel que es el cr eador de est e ámbi t o, y se sabe que a veces El usa t áct i cas bast ant e ar r i esgadas par a l ogr ar su eterno propósito. Si hay si qui er a l a más l i ger a oport uni dad de que una t al especi e l l egue a exi st i r , ent onces podr í a i ncumbi r l e a ust ed apr ender t odo l o que pueda acer ca de l a bi ol ogí a, l a soci ol ogí a, l a cul t ur a y l os val or es mor al es de J esucr i st o. Tal vez l a pr egunt a más s abi a que ust ed pueda hacer se j amás, como cr eyent e que desea conocer a su Señor más í nt i mament e, es ést a: “¿ Exact ament e, cómo vi vi ó mi Señor por medi o de ot r a vi da?” La r espuest a a est o r equi er e un capí t ul o por sí sól o.
200
32 —32—
7
Un vistazo biológico a un cierto Carpintero
250
El Car pi nt er o que vi ví a en Nazar et se par ecí a un poco al Adán no caído. Adán t ení a ci er t a vent aj a en cuant o a l a apar i enci a ext er i or , per o no as í en l o i nt er i or . ¡ L as di f er enc i as i nt er nas , er an desconcer t ant es! Adán habí a si do, ant e t odo, un al ma vi vi ent e, l ue- go er a espí r i t u, y f i nal ment e, cuer po. Per o ¿qué di r emos del Car pi nt er o? Que El no er a pr i mer ament e un al ma. ¡ Y su espí r i t u no er a i nf er i or a nada! En el cent r o mi smo de l o r ecóndi t o de su ser se hal l aba su espí r i t u —el espí r i t u humano— ¡ vi vo! Compl et o. Funci onado. ¿Per o, ant es de caer , Adán no t ení a un espí r i t u? Sí ; e i gual que el espí r i t u de Adán, el de est e Car pi nt er o pr ocedí a del ot r o ámbi t o. Per o en cuant o a Adán i nocent e, su al ma er a su cent r o. El espí r i t u de Adán er a un ot r o ámbi t o. Su espí r i t u no er a su instrumento pr ocedent e del cent r o, ni er a una f or ma de vi da. Recuér dese que una par t e de Adán habí a quedado excl ui da. ¡ Le f al t aba una par t e bi ol ógi ca! Adán t ení a un espí r i t u humano que esper aba cont ener al go pr ocedent e del ot r o ámbi t o. Como J esús mi smo l o expr esó en f or ma t an si ngul ar , l o que es de l a car ne, car ne es, y l o que es del Espí r i t u, espí r i t u es. Est e es el pr i nci pi o del Génesi s: “Según su especi e”. Todas l as cr i at ur as, i ncl uso l os descendi ent es de Adán, son cada uno según su especi e. ( Así t ambi én es est e Car pi nt er o que vi no de dos ámbi t os y es de ambas ‘ especi es’ . ) ¿Qué er a l o que f al t aba en Adán que habr í a si do “c ada uno según su especi e”? Di os habí a desi gnado que l a vida que est aba en el f r ut o de ese mar avi l l oso Ar bol de Vi da, habí a de est ar en el espí r i t u de Adán. Así como el al ma de Adán cont ení a l a vi da humana, de l a mi sma maner a el espí r i t u de adán habí a de cont ener l a vi da pr ocedent e del f r ut o del Arbol de vida. Adán habí a si do i nvi t ado a par t i ci par de l a vi da supr ema, por medi o de l a cual él vendr í a a ser un hi j o vi si bl e del Di os i nvi si bl e. Di os habr í a de t ener una especi e, cuyos i ndi vi duos vi vi r í an en est e pl anet a en el Huer t o del Edén, l os cual es ser í an humanos, per o tendr í an l a vi da de Di os en su espí r i t u. . . y vi vi r í an por medi o de l a vi da de El. 33 —33—
300
Adán nunca l l egó a comer del f r ut o de aquel ár bol , por l o que Adán f ue bi ol ógi cament e acabó siendo una criatura inconclusa. di f er ent e de l o que Di os habí a desi gnado que él f uer a. Acabó f al t ándol e una par t e. Vi no a ser una especi e i ncompl et a. No es de ext r añar que l a vi da nunca ha t eni do r eal ment e sent i do par a su r aza. ¿De qué modo el Car pi nt er o nazar eno di f er í a bi ol ógi cament e de Adán? ¡ En l o r ecóndi t o del Señor J esús, su espí r i t u viviente contenía al go! Esa er a l a di f er enci a que habí a ent r e esos dos hombr es. ¡ Obser ve ust ed bi en de cer ca! ¡ Hay vida divina dent r o del espí r i t u humano del Car pi nt er o! Su espí r i t u humano cont i ene al di vi no Espí r i t u. La pr opi a vi da de Di os habita dent r o del espí r i t u de J esucr i st o. De hecho, l os dos son uno. En su al ma hay una f or ma de vi da; es la Vi da. La vi da supr ema. La Vi da et er na. El Es pí r i t u mor a dent r o de J esucr i st o. Nuest r o Señor t i ene l a vi da supr ema l at i endo dent r o de Sí . En el i nt er i or de J esucr i st o hay al go que nunca est uvo en el i nt er i or de adán. ¡ No f al t a nada en el Car pi nt er o! No ha quedado excl ui da ni nguna ‘ par t e’ . El f r ut o del Ar bol de Vi da est á dent r o de est e gal i l eo. De hecho, El es el Ar bol de Vi da. El es l a Vi da. El es vi da et er na. J esucr i st o es una f or ma de vi da. ¿Cuál f or ma de vi da? ¡ El es l a f or ma de vi da supr ema hecha vi si bl e! El mi smo decl ar ó est e hecho: “ Yo soy l a Vi da. ” Pabl o l o decl ar ó así : “Cr i st o, vuest r a vida. ” Veamos ahor a l a r espuest a a nuest r a pr egunt a cl ave. Ya se l a hemos hecho a Di os, a l os ángel es, a Adán. Cuando J esucr i st o, el car pi nt er o que vi ví a en Gal i l ea, se l evant aba por l a mañana, vi ví a por medi o de l a mi sma vi da medi ant e l a cual Di os Padr e vi ví a. J esucr i st o vi ví a por medi o de una vi da que no habí a r eci bi do de Mar í a su madr e. El l a no se l a habí a dado. J esucr i st o vi ví a por medi o de una vi da no humana. El vi ví a por medi o de l a vi da supr ema. De maner a que vemos aquí l a uni ci dad bi ol ógi ca de J esucr i st o. Adán, en su est ado de i nocenci a, comenzó como 1) al ma, 2) espí r i t u y 3) cuer po. J esucr i st o er a 1) espíritu, 2) al ma y 3) cuer po. J esucr i st o f ue el primero de t odos en ser espíritu, después al ma y cuer po. Este er a el or den bi ol ógi co que Di os habí a pl aneado par a Adán. Per o est e or den apr opi ado nunca exi st i ó en el hombr e has t a J es uc r i s t o . ¡ Per o hay más! J esucr i st o t ení a un al ma normal. Cuando el al ma est á en segundo l ugar , es nor mal . El al ma humana nunca es t ot al ment e nor mal mi ent r as no queda baj o l a di r ecci ón de esa vida super i or que r esi de dent r o del espí r i t u. El Señor J esucr i st o f ue l a pr i mer a per sona que t uvo j amás un al ma realmente nor mal . Al l í est aban l as emoci ones del al ma, per o nunca sobr epasar on sus l í mi t es nat ur al es. Por ot r o l ado, nunca f uer on supr i mi das af ect adament e.
34 —34—
Al l í est aba asi mi smo l a voluntad de su al ma. Per o El no pr ocur ó vi vi r l a vi da cr i st i ana medi ant e l a det er mi naci ón y l a f i r meza de l a vol unt ad humana. Su vol unt ad no er a ni f uer t e ni débi l . Est aba somet i da a una vi da super i or. Per o er a l a normal i dad de l a mente de J esucr i st o l o que est aba t an en cont ast e con el i nt el ect o, el r aci oci ni o y l a r azón f undament al de todos l os que est aban al r ededor de El . Su ment e er a i ncr eí bl ement e nor mal . Tal vez est o pudi er a of ender l o a ust ed, est i mado l ect or , per o J esucr i st o no f ue un gr an i n- t el ect ual . De haber l o si do, eso l o habr í a i ncl i nado muchí si mo haci a el l ado humano, dej ando el l ado di vi no f uer a de equi l i br i o. Nosot r os si empr e pensamos que el i nt el ect o es super i or . Per o l a ver dad es que, cuando se t r at a del r aci onal i smo, del conoci mi ent o y de l a i nt el i genci a sobr esal i ent e, Di os es desc oncer t ant ement e simple. Di cho de ot r a maner a, l a vi da humana caí da es al t ament e i n- t el ect ual . Esa es l a nat ur al eza del est ado caído del hombr e. No l o ol vi de ust ed nunca: Cuando l a supr ema f or ma de vi da vi no a l a t i er r a, exasper ó un poco con su i ncr eí bl e si mpl i ci dad a l a t er cer a f or ma de vi da más el evada. No, es l a t er cer a f or ma de vi da en l a t abl a bi ol ógi ca l a que asci ende a l as máxi mas al t ur as del r a- ci onal i smo. Muévase en una u ot r a di r ecci ón en l a t abl a bi ol ógi ca, haci a ar r i ba o abaj o, y hal l ar á una f or ma de vi da i nt el ect ual ment e menos compl ej a que l a del hombr e. Aquel l os hombr es que er an l os i nt el ect ual es de l os dí as de J esús , l e espet aban l as pr egunt as más compl ej as y pr of undas que el coci ent e de i nt el i genci a del hombr e podí a evocar . Y El l os exasper aba con r espuest as que habl aban de aves, de f l or es, de puest as de sol , del vi ent o y del agua. Los medi os de su ment e er an nor mal es. Sus pensami ent os, sus enseñanzas, su vi da mi sma, er an si mpl es e i ncompl ej os. Tant o sus pal abr as como su est i l o de vi da r ezumaban un sent i do de 1) de si mpl i ci dad y 2) de l o i nvi si bl e. Su otro hábitat, ubi cado en el ot r o ámbi t o, es desconoci do par a el i nt el ect ual i smo y el r aci onal i smo. En nuest r os dí as el intelecto es si empr e vi st o como super i or a l as emociones o l a voluntad y más conf i abl e que ést as. Nuest r o Se- ñor , que es l a vi da supr ema, par ecí a demost r ar gr an compasi ón y pa-ciencia par a con l as per sonas emoci onal es ( Pedr o, l a muj er j unt o al pozo, l a muj er que l e menci onó l as mi gaj as que caí an de l a 350 mesa) ; El toleraba a l os vol unt ar i os os ( el j oven r i c o) ; y l es t ení a un compl et o desdén a l os i nt el ectos ( f ar i seos, escri bas, saduceos) . Y t odo est o, si n menci onar l a guer r a decl ar ada que t ení a con el l os, que, f i nal ment e, cul mi nó en su ej ecuci ón. Tal vez Est e que podí a r ecor r er l os cor r edor es de l a hi st or i a, t ant o pasados como f ut ur os, ya sabí a l o que esa gent e i nt el ectual del f ut ur o l e har í a a l a f e cri st i ana y a l os creyent es s enci l l os .
35 —35—
400
( ¿Qué ¿Qué es l o que que l os t al es han han hecho hecho? ? Han Han est abl abl eci do que nuest r a f e es es en pr i mer l ugar una com compr ensi ón i nt el ect ual de l a doct doct r i na. Desde esde l uego uego,, est e conce concep pt o t i ene ene muy poco poco qu que ver ver con est o de de vi vi vi r l a vi vi da cr i st i ana por por medi o de de un una vi vi da qu que mor a dent r o de de no nosot sot r os. ) Fi nal ment ent e, r ecor demos qu que el el al ma de de J esucr i st o no no hab habíí a si do af ect ada ada ni ni t ocada ocada por por el pecad pecado. o. Sus gen genes es y su ADN pr ocedí ocedí an de su Pad Padrr e cel est i al y de de una muj er vi r gen, en, habi éndose el udi do de de esa maner aner a el ADN y l os gen genes es de de l a espe especi ci e caí da. da. ( La nat nat ur al eza del pecad ecado se t r ansmi t e de de un una gen gener er aci ón de l a r aza caí da a ot r a por medi edi o de de l os gen genes mascul i nos. ) Est o excl excl uyó a nuest r o Se Señor de l os genes genes y del ADN cont ami nado nados s de Adán. dán. La gené genétt i ca que que J esucr esuc r i s t o r eci bi ó de s u Padr e no er a de est es t e ámbi t o. El habí habí a “na “n aci do de l o al t o”. ( J uan 3) Det engám engámonos por un moment o y pr pr egunt egunt émonos: Si l a especi e de de J esucr esuc r i s t o hubi hubi ese comenzado a mul t i pl i car s e, y si esa es a s u desc desc ende endenci nci a también hu hubi ese empezad pezado o a vi vi r medi edi ant ant e l a vi vi da supr supr ema qu que hab habrr í a de de est est ar en el l os, ¿cómo hab habrr í a ven venii do a ser esa gent gent e con el t i empo? po? ¿Ser ¿Ser í an per per sonas sonas pr i mer ament ent e aní aní mi cas ( del del al ma) , o en pr i mer l ugar , espi spi r i t ual es ( del espí spí r i t u) ? ¿Se ¿Ser í an i ndi vi duos si mpl es o com compl ej os? ¿Se ¿Ser í an i nt el ect ual es, emoci onal es, vol vol unt ar i osos, o al al go com compl et ament e di f er ent e de est as t r es car car act er í st i cas? cas? ¿S ¿Ser í an r aci onal i st as? ¿O ¿O mor al i st as? ¿S ¿Ser í an mayor ayor ment ent e de de est est e ám ámbi t o, con val val or es vi ncul ncul ados ados con esas esas c osas que t i enen enen masa —l as cosas cosas t ang angi bl es? ¿O est ar í an vi vi ncul cul ados con l o i nvi si bl e, l o i mpal pabl e? ¿O ser í an per sona sonas qu que habr í an de buscar el conoci conoci mi ent ent o exp exper er i ment ent al de Di os —l a comuni ón con Di os? ¿Y qu qué deci deci r del cuer cuer po i mpecabl cabl e de de J esús? esús? Ant es de de ser ser al zado zado de def i ni t i vam vament e de de est est e pl pl anet a, su cue cuer po f ue transformado. Vi - no a ser un cuer cuer po espiritual. El t ér mi no ‘ cue cuer po espi spi r i t ual ’ es una con contt r adi cci ón de t ér mi nos. Espiritual es es de de l o i nvi s i bl e, de l o i mpal pal pabl pabl e y car ent ent e de de masa o mol écul écul as. Cuerpo es es de de l o vi s i bl e, es mat er i al , t i ene masa y mol écul cul as. Par a J esús, sús, l os dos dos ámbi t os de l os cua cual es El habí a ve veni do, se encont cont r ar on, se r econ conci l i ar on y se exp exprr esar on en en su cue cuer po t r ansf or mado. ¡ Qué espe especi ci e! Su cuer cuer po no no est est aba aba y no est est á l i mi t ado ado por por el espa spaci o- t i empo. ¿Re ¿Recue cuer da ust ed el r el at o? Un dom domi ngo ngo por por l a noch noche e en en J er usal usal én ese cuer cuer po at r avesó avesó l a mat er i a f í si ca, ca, con con t odo y ser ser vi si bl e. Y hoy su cue cuer po es vi vi si bl e, aun cua cuando es es esp espii r i t ual y di di vi no. El Señor t i ene un un cue cuer po f í si co, co, y si n embar go ah ahora vi ve en el ámbi t o esp espii r i t ual en l uz i naccesi ccesi bl e. El t i ene pl aneado veni r a est e ámbi t o mat er i al ot r a vez. Ser á vi si bl e, no ob obst ant e est ar t ot al ment e gl or i f i cad cado. ¡ Qué espe speci e! Más adel ant e ver emos c ómo t odo est o nos nos af ect a y de de qué qué maner a af af ect a a nuest r o an andar con el Señor J esús. esús. Per Per o por por el moment ent o, dede- bem bemos hacer hacer nos nos una una pr egun eguntt a, l a r espuest espuest a a l a cual cual es deci si va a nuest r a vi da espi spi r i t ual : ¿Có ¿Cómo se l as ar ar r egl aba 36 —3 6—
J esucr esuc r i s t o par a vi - vi r por medi o de una vi da que no er a humana; El por me- di o de de l a vi vi da sup supr ema? Pr osi gamos con est a cómo vi ví a El pr egu egunt a ahora, y po por el r est o de de nuest r a vi da.
8
El Padre como vida de Jesucristo
Si ust ed qui er e conoce conocerr mej or a su Señ Señor or , ha de de comenzar enzar su pesqu pesquii sa compr end endi endo endo qué er a l o que que ocur ocur r í a internamente en en l a vi da de del Señor cuando El vivía en la tierra. Pr egúnt el e a J esucr esuc r i s t o cómo vi ví a El l a vi da cri st i ana. No es ni ni Pedr o, ni Pab Pabl o, ni J uan qu qui ene enes l e pu pueden most r ar mej or cómo asi asi r se de del Señor Señor que que mor a en ust ed. ed. Más bi en es es Aquel quel en qui qui en mor aba su Padr e y qu que ahor ahor a vi ve en ust ed, qui en puede gui ar l o mej or a vi vi r por medi edi o de de una una vi da que que no no es es l a suya suya pr pr opi opi a. ¿Cóm ¿Cómo vi vi ví a J esucr esucr i st o por por medi edi o de de l a vi da del Padr Padr e? ¿Cóm ¿Cómo vi ví a El El por medi edi o de de l a vi vi da sup supr ema? ¿Qu ¿Qué exp exper er i enci enci a hab habíí a det r ás de de su i ncr eí bl e af i r maci ón: “Yo vi vo por por medi edi o de de mi Padr Padr e”? Su r espu espuest a ha de abr abr i r t oda oda una una nue nueva va per per spect spect i va del and andar espi spi r i t ual par a nuest r o an andar cr i st i ano. Consi der emos l a vi vi da de J esucr esuc r i s t o en dos par t es: es : s u exper i enci a en l a t i er r a 1) ant es de comenzar enzar su mi ni st er i o, y 2) 2) dur ant ant e su mi ni st er i o de de al al go más de de t r es añ años. A pr i mer a vi st a par par ecer í a que que hay hay muy poco poco o nada nada que que ust ed y yo podamos sab saber acer cer ca de l a ‘ vi da espi spi r i t ual ’ de J esús, sús, de ant es que El cumpl i er a l os t r ei nt a años. años. Per Per o si l es echa echam mos un un buen vi st azo a l as cosas cosas qu que t ení ení an l ugar en su vi vi da a l a edad de t r ei nt a añ años, podemos asum asumi r que El El habí a ad adqui r i do esos esos at r i but os en al gún gún t i empo de su vi vi da ent ent r e su naci mi ent ent o y l os 30 30 años. años. L A FOR FORMACI ACI ON ESPI RI TUAL TUAL DEL DEL HI HI J O DE DI DI OS Est ando al l í en l os br br azos zos de de Mar í a, el ni ñi t o no al al zab zaba l a vi st a y de decí a: “E “Est st oy pr et endi endo ser un bebé, per o Yo soy el Hi j o 37 —3 7—
450
de Di os qu que vi ne de l os l ugar es ce cel est i al es; dur ant e l a si gui ent e décad cada o al go así así segu segui r é pr pr et endi endo qu que est est oy cr eci endo. ” El er a un bebé r eal , y cr ecí a com como cu cual qui er ot r o ni ni ño. Y su cue cuer po cr cr ecí a y se desar esar r ol l aba. Su al ma cr ecí a y se desar esar r ol l aba aba al mi smo paso que su cue cuer po. Per o a di f er enci a de cua cual qui er ot r o ni ño, El t ení a un espí spí r i t u vi vo. vo. El con conoci mi ent o de de esa esa di di mensi ón i nt er na cr cr ecí a t ambi én a l a par par con el cr eci mi ent o y desar r ol l o de de su al ma y de su cuer cuer po. El er a l a úni úni ca per per sona sona que que naci naci er a j amás ( O haya aya de de nacer nacer j amás) con un espí es pí r i t u vi vo y con l a pr esenci es enci a del Padr e que mor aba dent r o de de El El . ( Adán ha habí a si do cr eado t ot al ment e creci do, ya adu adul t o. Además, dent r o de de él él no mor aba aba el el Señor eñor . ) ¿Qu ¿Qué f ue l o que J esucr esucr i st o apr apr end endi ó y cóm cómo cr eci ó espi spi r i t ual ment e? Est a pr pr egunt a es es f asci nant e. Si ust ed puede obt ener si qui er a l as más l eves vi sl umbr es de del desar sar r ol l o espi spi r i t ual de nuest r o Se Señor con conf or me El El cr ecí a, el l o po podr í a 1) r evol uci onar su com compr ensi ón del apr opi opi ado desar r ol l o espi spi r i t ual de un cr eyen yent e, y 2) descub scubr i r el pl eno si gni f i cad cado de l as pa pal abr as ‘ espí spí r i t u’ , ‘ es pi pi r i t ual ’ y ‘ l ugar es c el el es t i al es ’ . Par a nos ot ot r os , és t a s so son mer as pa pal abr as; par a El , f uer on experiencias. El usab saba est est as pal abr as pa par a de descr i bi r sus exex- per i enci as. Est o es l o que hacen cen t odas l as pal pal abr as. Se cr ean pal abr as par par a com comuni car car expe xper i enci as. La exp exper i enci enci a de nuestro Señor en en aqu aquel l a et er ni dad pasad asada, su pr opi opi a expe xper i enci a per sona sonal al ent r ar en con cont act o con con el ámbi t o espi spi r i t ual conf conf or me cr ecí a, su andar i nt er no con con su Pad Padr e dent r o de de su espí espí r i t u dur ant ant e su mi ni st er i o de de al al go más de de t r es añ años —esas esas expe experr i enci enci as f uer on l as qu que El El comuni uni caba caba por por medi edi o de de sus sus pal abr as. El Señor i nven vent ó pal abr as pa par a descr i bi r l a r eal i dad de su comuni ón di vi na con el Pad Padr e y con con el Espí r i t u Sant ant o du dur ant ant e esas ép épocas ocas de su vi da. Todas l as exper i enci as cr i s t i anas compar t en s u or i gen en pr i mer l ugar en el encue cuent r o del Señor con con l as cosa cosas s esp espii r i t ual es. Apr enda ust ust ed l a exp expe er i enci a de de El El y así así descub scubr i r á el el ‘ cómo’ de su pr opi opi o and anda5r a5r con el Señor . Las Las pa pal abr as qu que El El usó pa par a descr i bi r sus sus exp exper i enci as, l l egan a nosot r os t an sól o com como pal abr as. Es ne necesar cesar i o t ornar ornar ot r a vez vez esas pal pal abr abr as en exp exper i enci enci as, par a qu que pod podam amos s aber aber ver dade daderr ament ent e acer ca de qué qué hab habll aba. aba. Consi onsi der emos aqu aquí al go qu que El El descubr scubr i ó conf conf or me cr ecí a, que par par ecer ecer í a est est ar t ot al ment ent e f uer a de de nu nuest r o peq peque ueño ño campo de r eal i dades. Descub escubr i ó que podí odí a r ecor ecor dar el pasad asado. Ust ed y yo hemos l e- í do J uan 1: 1- 5 y Col Col osen osenses 1 y al al l í descub escubr i mos qu que t odo odo f ue cr eado ado por por el Señor . Bueno, eno, t uvo que hab haber er un dí dí a en en l a vi vi da del j ove oven ap apr endi z de car car pi nt er o, en qu que El El hi zo el el mi smo desc desc ubr ubr i mi ent ent o con r espect espect o a Sí Sí mi smo. Ll egó egó un un moment ent o cuand cuando o el Señor r ecor cor dó el el dí a en que habí a cr eado l o espi spi r i t ual y l o mat er i al . En al gún punt o a l o l ar go de del cur cur so de de su cr eci mi ent o, El r ecor dó qu que hab habíí a est est ado en en Di os al al l á en en l a pasa pasad da et et er ni dad de l a Dei dad. 38 —3 8—
500
De est o apr endemos muchí si mo acer ca de su exper i enci a i nt er na: su cuer po no l e r evel ó esas cosas. Su al ma no l e r evel ó esas cosas. Su espí r i t u f ue el que l e r evel ó l as exper i enci as que El habí a t e- ni do en l a et er ni dad pasada como Hi j o et er no y como Cr eador. Punt o i mpor t ant e: Su espí r i t u podí a r ecor dar l a et er ni dad pasada. Hemos apr endi do al go acer ca de l a vi da espi r i t ual de J esús y uno de l os r asgos de su ser i nt er i or . Per o hay más. J esucr i st o podí a r ecor dar t ambi én l os acont eci mi ent os pasados del espaci o- t i empo: Habl ó deci di dament e de habí an vi vi do hací a ya conocer en f or ma per sonal a i ndi vi duos que mucho t i empo. Par ecí a que el l os t ambi én se habí an encont r ado con El y l o habí an conoci do. ( Ej empl o: su t r ansf i gur aci ón, en l a que se encont r ó con Moi sés y El í as. El l os l o conocí an. ) ( Asi mi smo: “Ant es que Abr aham f uese. . . ”) Per o l as i mpl i caci ones de t odo el l o son t odaví a más dr amát i cas que est o. Par ece que su espí r i t u podí a no sól o ver el pasado, si no t ambi én r ecor r er l o. ¿Cómo es posi bl e est o? No ol vi demos que su es- pí r i t u pr ocede del ámbi t o espi r i t ual . En ese ámbi t o el espaci o, el t i empo, l a mat er i a, l a masa, l a di st anci a, l as di mensi ones, e i ncl uso el pasado y el f ut ur o par ecen no exi st i r , al menos no como nosot r os pensamos en est as cosas. Si mpl ement e el r el oj no hace t i c t ac en el ámbi t o i nmat er i al . Si est o es ver dad, ent onces nuest r o Di os de hecho r ecor r e l os cor r edor es del t i empo. Hay un ver dader o mi st er i o en el hecho de que El est á en nuest r o uni ver so de espaci o- t i empo y en el uni ver so no di mensi onal a la misma vez. El pr ocedí a de dos ámbi t os, y tal par ece que podí a est ar en ambos ámbi t os al mi smo t i empo. Consi der emos sus pal abr as: “Abr aham vio mi dí a. ” “El Hi j o del Hombr e que descendi ó del ci el o y que ahor a est á en el ci el o, ” Les di j o a l os i ncr édul os: “A donde yo voy , vosotr os no podéi s veni r . ” Más t ar de l o hi zo aún más desconcer t ant e al decl ar ar : “Adonde yo estoy , vosot r os no podéi s veni r . ” Nuest r o Señor t ení a un l ugar en l o r ecóndi t o de su ser , que al par ecer no est aba suj et o a l as l eyes de nuest r o uni ver so mat er i al y di mensi onal . Nuest r o Señor t ení a un espí r i t u que podí a r ecor dar t ant o l a et er ni dad pasada como l a hi st or i a humana pasada. ¡ Podí a r ecor dar que habí a est ado al l í ! Qui zá l o más di f í ci l de compr ender par a nosot r os, pobr es cr i at ur as, t an compl et ament e caut i vas aquí en nuest r o cont i nuo de espaci o- t i empo, es que El comenzó a r ecor dar ¡la eternidad futura! Ahor a bi en, ¿cómo podr á al gui en r ecordar l a et er ni dad f ut ur a cuando aún no ha acont eci do? Bueno, ¡ qui én di ce que aún no ha acont eci do!
39 —39—
550
Por supuest o que no ha acont eci do aún, es deci r , no aquí abaj o en nuest r o pequeño mundo de espaci o- t i empo. Per o no podemos deci r que l a et er ni dad f ut ur a aún no ha acont eci do par a El . Después de t odo, t odas l as cosas est án en El . El espaci o, el ámbi t o mat er i al , t oda masa, t odo t i empo y t odos l os cont i nuos de t i empo est án en El . Per o añádase est o: Todo el ámbi t o espi r i t ual y t oda l a et er ni dad est án en El . ¡ Teni endo l a et er ni dad en El , El est á del ant e y det r ás de l as et er ni dades, al mi smo t i empo! Aquí en est a t i er r a ( l ej os, más al l á de nuest r a capaci dad de compr ender ) , en l o pr of undo de su espí r i t u, el Señor est aba l i br e de t odos l os conf i nes. Al l í l l egó a t ener consci enci a de todo su pasado; vi no a t ener c onoci mi ent o de todo su f ut ur o. Capt ó su pr eexi st enci a. Compr endi ó esa er a posterior a l a creaci ón, ¡ su exi st enci a de después de l a cr eaci ón! Supo que r et or nar í a a l a gl or i a cuando vol vi ese al Padr e. En al gún moment o de su desar r ol l o, J esucr i st o descubr i ó que podí a r ecor dar el Vi o cómo El ser í a cr uci f i cado y futuro. r esuci t ado. Vi o su pr opi a ascensi ón. Vi o l a dest r ucci ón de l a ci udad de J e- r usal én. Vi o su r et or no a est e pl anet a en poder y gl or i a, con l os s ant os ángel es. Muchas exper i enci as como ést as o si mi l ar es a ést as, deben haber l e ocur r i do ant es de cumpl i r l os 30 años. ( Tal par ece que a veces el pasado, el pr esent e y el f ut ur o pasaban del ant e de El como si en r eal i dad no t uvi er an l i mi t aci ón al guna de t i empo. A veces J esucr i st o habl aba de cosas f ut ur as como si ya hubi esen ocur r i do. Por ej empl o, con f r ecuenci a l es habl aba a sus di scí pul os como si ya l os hubi ese r edi mi do en l a cr uz y como si ya hubi esen r eci bi do el Espí r i t u Sant o. Par a El , t al es cosas ya est aban r eal i zadas. Desde su punt o de vi st a en l a et er ni dad, esos hombr es ya habí an si do redi mi dos y habí an r eci bi do el Espí r i t u Sant o, que mor aba en el l os. ) En al gún punt o a l o l ar go del pr oceso de cr ecer , J esús se di o cuent a de que podí a r eal ment e ver acont eci mi ent os espi r i t ual es e i nvi si bl es, conf or me l os mi smos t ení an l ugar . Yo veí a a Sat anás Caer del ci el o Como un r ayo. Exact ament e cómo sucedi ó eso, si mpl ement e no l o sabemos. Per o sabemos est o, que su Padr e vi ví a en El , y El t omó conci enci a de ese hecho. En al gún moment o comenzó a oí r que su Padr e l e habl aba — desde adent r o. Nosot r os damos por sent ado mucho del asombr oso l enguaj e del Señor , at r i buyéndol o, t al vez, a al gún don pr of ét i co. Per o es más pr obabl e que se haya de buscar l a r espuest a en l os mi st er i os r el aci onados con l a oper aci ón de su espí r i t u. Asi mi smo, suponemos que mi ent r as cr ecí a, J esús desc ubr i ó que podí a ver cosas pr esent es que ocur r í an y que est aban f uer a del 40 —40—
al cance de su vi st a. Conocí a a per sonas con qui enes nunca se habí a encont r ado, sabí a l o que est aban pensando e i ncl uso l as veí a. Más adel ant e El di j o:
600
“Tu hi j o vi ve. ” “Se acer ca el que me ent r ega. ” “Hal l ar éi s un pol l i no at ado. ” “El pr i mer pez que saques. . . al abr i r l e l a boca. . . ” “Lázar o ha muer t o. ” “Echad l a r ed a l a der echa de l a bar ca. ” “Zaqueo, dat e pr i sa, desci ende. ” “Tú er es Si món. . . t ú ser ás l l amado Pedr o. ” “Ant es que Fel i pe t e l l amar a, t e vi debaj o de l a hi guer a. ” “Bi en has di cho. . . ci nco mar i dos has t eni do. ” “¿ Tant o t i empo hace que est oy con vosot r os, y no me has conoci do?” Todo est o nos i ndi ca que el espí r i t u humano puede r ecor r er l a et er ni dad y que no si empr e est á conf i nado a saber t an sól o cosas que geogr áf i cament e est án cer ca en el pr esent e. Est a capaci dad t an mar avi l l osa ¿es par a pr opósi t os de pr of ecí a? ¿Par a hacer mi l agr os? ¿Par a i mpr esi onar a sus ami gos? ¡ Absol ut ament e no! Más bi en es par a t ener comuni ón con Di os. . . al go que nos per mi t e t ener comuni ón con El dondequiera que est emos en el t i empo o en l a et er ni dad. Cual esqui er a que puedan ser o no ser l os at r i but os del espí r i t u humano, est e sol o hecho es ci er t o: El espí r i t u humano est á al l í par a que podamos t ener comuni ón con el Di os vi vi ent e. Nuest r o uni ver so de espaci o- t i empo no i mpedí a ni af ect aba al espí r i t u de nuest r o Señor , aun cuando vi ví a en el mi smo. Si bi en J esucr i st o t ení a l os pi es sobr e el suel o de est e pl anet a, El est aba l i br e par a habi t ar f uer a de l as bar r er as de al t ur a, pr of undi dad y anchur a, y de l os t i c- t acs del t i empo. Al vi vi r en est a cr eaci ón f í si ca, nuest r o Señor no est aba en maner a al guna suj et o a l as l i mi t aci ones de el l a. Podí a ver i ncl uso más allá de l os post r er os moment os del espaci o- t i empo y cont empl ar acont eci mi ent os que est aban más al l á de t odas l as concl usi ones, hast a penet r ar l os l ugar es i ne- f abl es de un f ut ur o donde sólo hay l a et er ni dad. Est i mado l ect or , aquí hago una pausa par a r ecor dar l e que est e l i br o no es sobr e pr of ecí as, ni mi l agr os, ni señal es, ni pr odi gi os. Est e l i br o es sobr e cómo t ener comuni ón con su Señor , ahor a. Y sobr e el hecho de que ‘ espí r i t u’ es una pal abr a muy super i or a l o que se l e ha acr edi t ado, en cuant o a que se r el aci ona con nuest r o andar c on J es uc r i s t o . Tambi én hubo un dí a en l a vi da de est e i ncr eí bl e y j oven car pi nt er o en que comenzó a oí r voces. ¡ ¿Voces?! Sí . Voces. O más cor r ect ament e, una Voz. No una voz por ahí , f r ent e a El . Ni det r ás de El . Tampoco en al gún l ugar f uer a de El .
41 —41—
650
Esa voz t ampoco est aba en l a audi ci ón de sus oí dos. Esa voz l e habl aba en l o recóndito de su espí r i t u. El oí a a su Padr e que l e habl aba. Su Padr e est aba en El . ¡ Al l í mi smo, en ese espí r i t u i l i mi t ado, i nmensur abl e, no di mensi onal , sí , allí mor aba el di os vi vi ent e! ¡ En El ! De nuevo, est a ‘ i nhabi t aci ón’ no t i ene nada que ver con poder ni pr of ecí a. Par a El no er a par a eso, ni l o es par a ust ed. El Padr e que mor aba en El y una voz que habi t aba en El , si gni f i caban una cosa par a J esucr i st o sobre todo lo demás: el pr i vi l egi o de poder t ener comuni ón. Ant e t odo y sobr e t o- do, comuni ón con su Padr e. I magí nese ust ed ese dí a en que El pr onunci ó por pr i mer a vez, en l a asombr osa admi r aci ón de l a más desc oncer t ant e de t odas l as r evel aci ones: ¡ Yo y mi Padr e uno somos! No er a l a aut or i dad, ni el poder , ni l os mi l agr os l o que at er r aba a nuest r o Señor. Par a El , l o más sant o del uni ver so er a que su Padr e vi ví a dent r o de El y que El compar t í a i nsepar abl ement e una vida úni ca con su Padr e. Recuer de ust ed, est i mado l ect or, que est e l i br o es acer ca de cómo andar con el Señor J esucr i st o. Aquí l o encont r amos andando con su Padr e y vi vi endo por medi o de l a vi da del Padr e, i dént i co al Padr e y uno con El . Aquí t enemos ot r o at r i but o de El , que nadi e más en l a t i er r a t ení a: Cuando qui er a que se encont r aba con al gui en, J esús podí a deci r si esa per sona est aba vi va o muer t a. Podí a deci r si un dí a esa per sona r eci bi r í a l a Vi da Et er na; o si er a nada más que una per sona muer t a, que andaba. ¿Er a est o al go que El sent í a dent r o de Sí o er a que vi aj aba de r egr eso a aquel l a er a pr i mi t i va de ant es de l a f undaci ón del mundo, cuando El escogi ó ( pr edest i nó) a l os que r eci bi r í an Vi da Et er na? El pr opósi t o de est e vi st azo a l as exper i enci as de l a i nf anci a y t empr ana adul t ez del Señor J esucr i st o es cont r ast ar l o con el hombr e caí do. El y ést e son r eal ment e dos especi es bi ol ógi cament e diferentes. El hombr e caí do er a di f er ent e de J esús no sól o debi do a su car ne cor r ompi da, a su al ma dañada y a su espí r i t u i noper ant e, en cont r ast e con el cuer po i mpecabl e del Señor , su al ma per f ect a y su espí r i t u vi vo. Habí a más que eso a ese r espect o. El Señor J esús t ení a par t es en Sí , par t es oper ant es, que el hombr e caí do nunca t uvo. Todas sus f acul t ades er an si n t acha, y además t ení a una vi da super i or dent r o de Sí . Y vi ví a por medi o de esa vi da. Y al hacer l o así , exper i ment aba un ver dader o ‘ vi vi r ’ en est a t i er r a, que ni nguna ot r a cri at ur a habí a conoci do j amás ant es. Est e es un t ema que ha si do en gr an maner a pasado por al t o a l o l ar go del t i empo; no obst ant e, es un asunt o que es vi t al par a ust ed y par a mí , como cr eyent es. Después de t odo, hemos si do regenerados ( es dec i r , nues t r o es pí r i t u ha s i do ‘ r evivificado’ ) . Hay cosas que t i enen l ugar en nuest r o i nt er i or que no ocur r en 42 —42—
700
dent r o del i nconver so. Además, algunos, si bi en no t odos. . . per o al menos unos pocos de l os at r i but os que hemos vi st o que f unci onaban en l o r ecóndi t o del ser de J esucr i st o, est án ahor a f unci onando t ambi én en nosotros. Al menos una cosa podemos deci r , y es que hay ot r a f or ma de vi da, super i or , que ahor a habi t a en nosot r os l os cr eyent es. Somos almas, per o t ambi én tenemos un espí r i t u. Además, hay dos f or mas de vi da en nosot r os, y cuando nos l evant amos por l a mañana, t enemos l a opor t uni dad de asi r nos de esa ot r a vi da. Hoy en dí a l as pal abr as ‘ Espí r i t u’ y ‘ Espí r i t u Sant o’ son t ér mi nos muy popul ar es, per o t al vez por una r azón i ncor r ect a. Est as pal abr as susci t an concept os de buen éxi t o, de f el i ci dad, poder , pr of ecí as, pr odi gi os, echar f uer a demoni os, y ot r os act os espect acul ar es por el est i l o. Per o est as mi smas pal abr as en l os l abi os de J esucri st o si gni f i caban ot r a cosa. ¿Qué si gni f i caba par a J esucr i st o poder l evant ar se por l a mañana y vi vi r por medi o de l a vi da supr ema que mor aba en El ? ¿Si gni f i caba acaso poder ? ¿Buen éxi t o? ¿Fel i ci dad? ¿Qué er a l o supr emo, l o más sagr ado par a El en cuant o a t ener a su pr opi o Padr e mor ando en su i nt er i or ? La r espuest a es si mpl e, i ncr eí bl ement e si mpl e. Tan si mpl e, que t r ansf or ma l a vi da en su si mpl i ci dad. Aquel l o que si gni f i caba l o máxi mo par a J esucr i st o en cuant o a t ener a su Padr e mor ando en El , al l í en el ámbi t o de l o espiritual, aquel l o que pal pi t aba en l o r e- cóndi t o de su ser , er a el hecho de que podí a t ener comunión — ¡ comuni ón con su Padr e! Par a El eso er a supr emo sobr e t odo l o demás. El Señor J esús habí a si do par t e de l a Dei dad dur ant e t oda l a et er ni dad pasada ( una t er cer a par t e de l a Dei dad, par a ser exact os) . ¡ Al l í , dent r o de l a comunión de l a Dei dad, nuest r o Señor habí a t eni do comuni ón con su Padr e por un t i empo l ar go, muy l ar go! ¿Cuán l ar go? Por t oda l a et er ni dad pasada, ¡ así de l ar go! Esto l o apr eci aba El sobr e t odo l o demás. Veni r a est e pl anet a y cont i nuar esa comuni ón aquí , en l a t i er r a, si gni f i caba muchí si mo más par a El , que t odos l os mi l agr os, señal es, buen éxi t o, poder , et c. Todo eso l e er a i nsi gni f i cant e en compar aci ón. A ust ed, que es un hi j o de Di os, un r edi mi do, se l e ha dado una nat ur al eza espi r i t ual en vi r t ud de su sal vaci ón. A l o l ar go de l a vi da al gunos hombr es l e di r án a ust ed t odo l o rel at i vo al espí r i t u y al Espí r i t u Sant o, y l o desl umbr ar án con r el at os de poder , de i r al r ededor dando ór denes a l os demoni os, de t ener vi si ones, de t ener pr of ecí as, pr edi cci ones, de hacer mi l agr os, et c. ‘ ¡ Toda una vi da cr i st i ana exi t osa! ’ Per o t odo est o par ece super f i ci al cuando se l o compar a con el hecho de que nuest r o Señor poní a l a comuni ón con su Padr e sobr e t odo l o demás. ‘ La vi da cr i st i ana más pr of unda’ er a l o que el Señor J esús exper i ment aba en su per manent e comuni ón con su Padr e. ‘ Es pí r i t u’ y ‘ Vi da’ er an concept os que el Señor habí a conoci do como su pr opi a exper i enci a, muc ho ant es de l a cr eaci ón, 43 —43—
750
muc ho ant es de que exi s t i er an sueños , sani dades, buen éxi t o o mi l agr os . Cuando el Señor J esucr i st o r ef l exi onaba en su pr eexi st enci a dent r o de l a Dei dad en l a et er ni dad pasada, est as pal abr as s i gni f i c aban una s ol a cosa par a El : ¡ l a comuni ón de l a Dei dad! Y en l a t i er r a, su espí r i t u hací a posi bl e una cos a sobr e t odo l o demás. su espí r i t u l e per mi t í a cont i nuar l a comuni ón con el Padr e, que habí a comenzado en l a et er ni dad y per t enecí a a l a et er ni dad. Su espí r i t u per mi t í a que esa comuni ón cont i nuar a aquí en est e pl anet a. El apr eci aba aquel l a exper i enci a de comuni ón en l a Dei dad más que y sobr e t odo l o demás. * A l o l ar go de l os úl t i mos 1700 años se ha r el egado a l a úl t i ma f i l a l a comuni ón í nt i ma con el Señor dentro del es pí r i t u del cr eyent e. Y a l as not as al pi e de l a pági na. La mi sma est á ya bi en sobr evenci da par a su r edescubr i mi ent o. ¿Por qué esa comuni ón desapar eci ó t an compl et ament e? Est e aut or no sabe l a r espuest a. Qui zá haya si do por que habl amos de l o que conocemos más y sospechamos de l o que conocemos menos. Qui zá es por que l as cosas super f i ci al es se compr enden más f áci l ment e. Tal vez par a l os de l a f ami l i a de Di os senci l l ament e se ha per di do el cómo de un andar más pr of undo con Cr i st o. Si ust ed, el i nqui r i dor , pr egunt a cómo conocer mej or , más deci di da y pr of undament e a su Señor , podr í a r eci bi r una pr ont a r espuest a como: “Lea más su Bi bl i a y or e más. ” Si n embar go, si ust ed ha al canzado el punt o de hacer est a pr egunt a, es pr obabl e que ya t enga un anaquel l l eno de Bi bl i as gast adas por el uso y unas r odi l l as bi en cal l osas por or ar , y est é buscando al go que est é más al l á de l a or ac i ón y el es t udi o bí bl i c o. Una cosa es bast ant e ci er t a. Con f r ecuenci a ust ed r eci bi r á mi r adas desconcer t adas, i ncl uso de l í der es cr i st i anos muy vener ados, si l es pr egunt a: “¿Cómo he de est abl ecer una l í nea de comuni caci ón con el Señor que mor a en mí ? Dí game al go r espect o de cómo vi vi r por medi o de l a vi da medi ant e l a cual J esucr i st o vi vi ó. ” Y ust ed ser á muy pr udent e si omi t e del t odo l a pr egunt a: “¿Cómo he de ent r ar , o qué he de hacer par a ent r ar en l a comuni ón que t i ene l ugar en l o í nt i mo de l a Dei dad?” Oj al á l l egue el dí a en que est os t emas sean l as pr áct i cas pr i mor di al es, no del cri st i ano i ndi vi dual , si no de l a ent er a os un l l amado más el evado que el . de ecclesía mi sma. No t enem dedi car nos a aquel l o a l o cual J esucr i st o se dedi có mi ent r as est uvo
* Una especi e ext r aor di nar i a, ¿no l e parece? Es una l ást i ma que est a especi e de un sol o ej empl ar se haya ext i ngui do después de t an sól o 33 años de exi st enci a sobre este pl aneta. ¡ Qué l i naj e habr í a si do ése! Por ot r o l ado, hubo rumores de que El no muri ó, o si mur i ó, no per maneci ó muer t o. Tal vez esa especi e no suf r i ó ext i nci ón, después de t odo.
44 —44—
en est e pl anet a. . . conocer al Señor que mor a dent r o de uno, andar en El , andar con El , ent r ar en comuni ón con El . Ent r et ant o, r ecuer de ust ed que el espí r i t u humano de J esucr i st o puede vi aj ar por t odo el espaci o y el t i empo y por t oda l a et er ni dad; puede cont ener l a vi da de su Padr e, puede oí r habl ar a su Padr e, puede per mi t i r l e t ener comuni ón con su Padr e; es uno con su Padr e y es el l ugar donde l a vi da del Padr e y l a vi da del Hi j o son uno. Además, en t odos l os el ement os mul t i f acét i cos de ese l ugar espi r i t ual , l a comuni ón con su Padr e f i gur aba por enci ma de t odo l o demás. Si su especi e f uer a a mul t i pl i car se sobr e est a t i er r a, es posi bl e que su est i r pe pudi ese t ambi én ent r ar en cont act o con ese mi smo mundo espi r i t ual de dent r o de el l os, y par a el mi smo pr opósi t o, est o es, par a conocer a su Señor . En el capí t ul o si gui ent e cont i nuar emos en l a pr osecuci ón de est e mi smo t ema, l a r el aci ón de nuest r o Señor con el ámbi t o que est aba dent r o de El .
800
45 —45—
9
Dos especies en contraste
850
¡ Tr es años i ncompar abl es! ¡ Un hombre en est e pl anet a, que vi ve por medi o de una vi da super i or a l a vi da humana! Est amos muy f ami l i ar i zados con l os t r es años y al go más de mi ni st er i o del Señor . Per o echemos una mi r ada a esos años desde una nueva posi ci ón vent aj osa. Vamos a consi der ar l os desde un punt o de vi s t a Hacer l o así vi ene a ser casi como un biológico. r edescubr i mi ent o de aquel l os años. ¿De qué maner a di f er í a un hombr e que t ení a t ant o l a vi da supr ema como l a t er cer a vi da más el evada en Sí , de l os habi t ant es de est e pl anet a, que t ení an t an sól o l a vi da caí da de Adán en Sí ? Par a ayudar a cont est ar est o, consi der emos l a di f er enci a que hay ent r e una angui l a y una angui l a eléctrica. La angui l a el éctr i ca l uce exact ament e i gual a una angui l a cor r i ent e, except o que l a mi sma pos ee órganos que oper an en el l a, que son t ot al ment e desconoci dos par a l a angui l a cor r i ent e. Ent r e J esucr i st o y el hombr e caí do habí a una di f er enci a t odaví a más gr ande que ésa. Y si l a especi e de El f uer a a mul t i pl i car se, ser í a t ambi én di f er ent e del hombr e caí do. Consi der emos t ambi én un apar at o de r adi o t r ansmi sor y r ecept or . Per o no un r adi o que sol ament e r ecoge y enví a señal es l ocal es, y ni si qui er a del r emot o espaci o. I magí nese un r adi o r ecept or - t r ansmi sor que puede envi ar señal es af uer a a ot r a di mensi ón y r eci bi r l as desde al l á. Qui er o deci r , no sól o a al gún di st ant e l ugar a años de l uz de aquí , si no a ot r a cr eaci ón que no sea de est e cont i nuo de espaci o- t i empo. J esucr i st o t ení a al go en Sí que podí a hacer est o pr eci sament e. ( Si su especi e f uer a a mul t i pl i car se, eso mi smo t endr í a su descendenci a, al menos hast a ci er t o gr ado. )
46 —46—
900
Ahor a consi der emos un ser humano y un mur ci él ago. Cuando un hombr e ent r a en una habi t aci ón, ¿cómo percibe esa habi t aci ón? Por s u al t ur a, s u pr of undi dad, c ol or , ol or , mobi l i ar i o, ar r egl o. ¿ Y cómo l a per ci be el mur ci él ago? Si endo pr áct i cament e ci ego, el mur ci él ago per ci be l a mi sma habi t aci ón de un modo t ot al ment e di f er ent e. Per ci be di cha habi t aci ón escuchando l os ecos de soni dos que él mi smo emi t e. Obvi ament e, par a el mur ci él ago esa habi t aci ón es al go t ot al ment e di f er ent e de l o que el hombr e consi der a que l a mi sma es. Dado que l as par t es i nt er nas del hombr e son t an di f er ent es de l as de un mur ci él ago, l os dos per ci ben est e mundo de un modo t ot al ment e di f er ent e. Así t ambi én J esucr i st o y el hombr e caí do. Tant o di f er í an l as par t es i nt er nas de el l os. Una angui l a eléctrica es di f er ent e de ot r as angui l as por l as par t es especi al i zadas que hay dent r o de el l a. Un apar at o de r adi o que est abl ece comuni caci ón con ot r o uni ver so es di f er ent e de un r adi o r ecept or- t r ansmi sor cor r i ent e. De l a mi sma maner a, dos especi es di f er ent es s e evi denci an por per ci bi r de modo t ot al ment e di f er ent e t odo l o que l as r odea. ¿Por qué? Debi do a su const i t uci ón bi ol ógi c a. J esucr i st o per ci bí a t odo l o que habí a a su al r ededor en f or ma di st i nt a de como l o per ci bí a el hombr e caí do. Cambi emos ahor a de l o bi ol ógi co a l o soci ol ógi co. Ver emos que aquí l as di f er enci as que hay ent r e l a vi da supr ema, en l a t abl a bi ol ógi ca, y l a t er cer a f or ma de vi da más el evada, l l egan a ser pasmosas. cont r ast e que hay ent r e est as dos especi es en MORAL. El cuant o a sus di f er ent es punt os de vi st a sobr e l os val ores moral es, es ver dader ament e desconcer t ant e. Los l í der es r el i gi osos del Homo sapiens caí do t ení an elevadas normas morales ( de modo especi al par a l os demás, con excepción de el l os mi smos) . Aun cuando el l os t ení an sus pr opi os pecados, est aban pr ont os a apedr ear hast a l a muer t e a una muj er adúl t er a, en el act o. Per o Aquel que er a el ‘ l í der r el i gi oso’ del ot r o uni ver so ( El mi smo t ot al ment e si n pecado) , est aba más que di spuest o a dej ar l a i r del t odo l i br e. No er an l os l í der es r el i gi osos de est e pl anet a l os que i ban acompañados de pr ost i t ut as y l adr ones. Er a Aquel que habí a vi vi do en l a l uz i naccesi bl e de l a santidad el que andaba por ahí con per sonas del ‘ baj o f ondo’ de l a soci edad. Nuest r o Señor er a l i ber al cuando se t r at aba de val or es mor al es. No a f avor de Sí mi smo, si no a f avor de nosotros. Sus expect at i vas en l o que se r ef i er e a nuest r a conduct a mor al er an, par a deci r l o menos, muy realistas. No f ue ni ngún l í der r el i gi oso de nuest r o pl anet a el que di s f r ut ó t ant o el confraternizar con l a gent e, que dej ó l a i mpr esi ón de que comí a demasi ado y bebí a demasi ado. No, f ue el Señor de l os l ugar es cel est i al es; ¡ El f ue t achado de comi l ón y bebedor de vi no! ( Qui er o deci r , ¡ l a conduct a de l a vi da suprema, di gámosl o así , f ue l a que se ganó est a cal i f i caci ón! ) ¡ Fue el hombr e que t ení a a Di os dent r o de Sí el que t uvo esa r eput aci ón! ¡ Est e 47 —47—
di s f r ut ó realmente l a conf r at er ni dad! ¡ Qué r eput aci ón se l e di o al más gr ande l í der ‘ r el i gi oso’ de t odos l os t i empos. . . y de t oda l a et er ni dad! CULTURA. ¿Ha consi der ado ust ed al guna vez l as di f er enci as culturales que hay ent r e nosot r os, que adqui r i mos nuest r a cul t ur a a par t i r de cost umbr es de aquí de l a ti er r a, y Aquel cuya cul t ur a habí a si do i nst i l ada en El a l o l ar go de edades i nf i ni t as, mi ent r as vi ví a en el cent r o mi smo de Di os? Las di f er enci as que hay ent r e l as cul t ur as de est a t i er r a son bast ant e dr amát i cas. Así , a l os est adouni denses se nos ha enseñado que, mi ent r as comemos, debemos t ener una mano en el r egazo; en muchas par t es de Eur opa eso es una t ot al vul gar i dad. Un i t al i ano t oca const ant ement e a ot r o i t al i ano mi ent r as conver san; ¡ un i ngl és jamás t oca a ot r o i ngl és! Las muchí si mas cul t ur as que hay en est a t i er r a l e dan un gr an val or a l as expr esi ones cul t ur al es. Nuest r as cul t ur as se mani f i est an en: l os r i t ual es r el i gi osos l os l ugar es de ador aci ón el novi azgo el casami ent o
950
l os l os l os l as
depor t es y l a r ecreaci ón r i t ual es soci al es vest i dos y l a moda ameni dades soci al es
Per o l a vi da de l a Dei dad conmut a t odo eso por una cosa: ¡ comuni ón! ent e l a VALORES. En ni nguna par t e se cont r ast a t an cl ar am br echa bi ol ógi ca que hay ent r e l a vi da de t er cer a cl ase, caí da, y l a f or ma de vi da supr ema, que en su di f er ent e sistema de valores. Un modo muy bueno de ant i ci par qué podr án ser l os val or es de l a ‘ f or ma de vi da númer o uno’ es esper ar que, cual esqui er a que sean, ser án l o opuesto a nuest r o si st ema de val or es. Nosot r os nos af er r amos a ganar, El val or ó el perder. Nosot r os amamos l a vi da; El l e di o un val or super i or a l a muer t e, especi al ment e al yo. Nosot r os r ever enci amos a l os ri cos y l as r i quezas; El val or aba a l os pobr es, y mi r aba de sosl ayo a l os r i cos. Nosot r os adqui r i mos cosas; El al ent aba a r enunci ar a t odo. Nosot r os val or amos l o ‘ vi si bl e’ como l o mej or de t odo; El val oraba l o ‘ i nvi si bl e’ , y consi der aba que muy poco de l a cr eaci ón vi si bl e t ení a al gún val or ver dader o. Después de todo, l a cr eaci ón vi si bl e er a t an sól o t emporal ; l a ot r a er a per manent e. Par a El , aquel l o que est aba ‘ ar r i ba’ er a t odo; par a el Homo sapiens caí do, t odo l o de ‘ aquí ’ es l o de val or supr emo. El suf r i mi ent o er a cr uci al par a su conj unt o de val or es; en t ant o que el hombr e caí do val or a el escapar del suf r i mi ent o a t oda cost a como al go sensat o. Eso, par a el hombr e caí do, es si mpl ement e evi denci a de cor dur a. El hombr e caí do se esf uer za por t ener casa y t i er r a; el Cr eador poseí a menos que l o que hast a el ave más s i mpl e podí a j act ar se de t ener . Tal vez l a decl ar aci ón más ext r aña que El hi ci ese j amás, f ue que aquel l os que er an r i cos en espí r i t u no 48 —48—
podr í an ver nunca el ámbi t o del cual El habí a veni do. Los que per manecí an espi r i t ual ment e pobr es ( l os que t ení an el cor azón si empr e abi er t o par a reci bi r más r eal i dad espi r i t ual ) , habr í an de poseer el ámbi t o del cual El habí a veni do. ( Mat eo 5: 3) Per o ¿y cómo podí a l a gent e aquí ver el ot r o ámbi t o? El Señor decl ar ó que habí a una sol a f or ma. El est abl eci ó est o como un absol ut o. Tení amos que nacer en aquel l a ot r a di mensi ón a f i n de poder ver ese ámbi t o. ( J uan 3: 3) J esucr i st o decl ar ó que El er a de ese ot r o ámbi t o. El di j o que su ámbi t o est aba ‘ ar r i ba’ y que sus segui dor es habr í an de nacer t odos en ese l ugar . ¡ Ar r i ba! ¡ En l o al t o! Sus segui dor es habr í an de nacer r eal ment e en ese ot r o ámbi t o. Obvi ament e ‘ ar r i ba’ er a un l ugar especi al y mar avi l l oso par a El . ( J uan 3: 3, 31; 8: 23; 19: 11) * Los espí r i t us de l a vi da ( de t er cer a cl ase) caí da est aban l l enos de muer t e. Per o el espí r i t u de El est aba vi vo y l l eno de l a di vi ni dad del Padr e y del Espí r i t u Sant o. ( Lucas 4: 1) J esús er a guiado por su espí r i t u. Est o es muy di f er ent e de l os i nst r ument os más bi en no conf i abl es ( l a ment e, l as emoci ones y l a vol unt ad) , medi ant e l os cual es l a especi e caí da er a gui ada. Es aquí en est e punt o donde l a di f er enci a ent r e l a manera de hombr e caí do y ‘ el modo de pensar ’ de J esús nos pensar del pr opor ci ona el mayor cont r ast e ent r e l os val or es de l a vi da de t er cer a cl ase ( caí da) y l os val ores de l a vi da supr ema. Los hombr es hací a al go más el evado que pensar. Su manera de pensaban. El percibir l o que est aba a su al r ededor no er a medi ant e ‘ i nst r ument os pensant es’ Recuér dese que El t ení a una const i t uci ón i nt er na di f er ent e y oper aba en ot r o pl ano di st i nt o de aquel en que oper aba el hombr e con sus ‘ i nst r ument os’ . J esús no se f i aba de el l os , pues sabí a l o que habí a en el hombr e. 1000
Esa vi da super i or que habí a en J esús l o si t uaba años de l uz por enci ma del hombr e caí do, en cuant o a ‘ per ci bi r aquel l o que est aba a su al r ededor ’ . Veamos si mpl ement e l a di f er enci a bi ol ógi ca que hay ent r e l as dos especi es cuando chocan con r espect o a un incidente de sanidad. Cont r ast emos sus di f er enci as i nt er nas. El l os ( l os hombr es caí dos) Empezar on a razonar en sus corazones. J esús , conoci endo ( percibiendo) en su espíritu que cavi l aban ( razonaban) , l es di j o: “¿ Por qué pensáis mal en vuest r os cor azones?” * “Nacer de l o al t o” es l a tr aducci ón cor r ect a en J uan 3: 3,
49 —49—
no
“nacer de nuevo”.
( Mat eo 9: 2- 8; Mar cos 2: 1- 12; Lucas 5: 17- 26) El l os pensaban. La especi e del Señor hací a al go super i or a eso. En est e i nci dent e El ut i l i zó, no su vi da aní mi ca, si no su vi da super i or . Y allí, dent r o del ámbi t o de l as f unci ones de su vi da super i or , El no pensaba, si no que percibía. ¿Dónde er a que El per ci bí a? ¡En s u es pí r i t u! El hombr e caí do ( en qui en el al ma f unci ona a pl ena capaci dad) razona, ‘intelectualiza’, usa la lógica, y piensa. El hombr e caí do hace t odo est o desde el asi ent o de su vi da humana, est o es, desde su al ma dañada. Nos es di f í ci l descr i bi r l o que el Señor hací a. En cont r ast e con el El t ení a un ‘ conocimiento’. El no razonamiento, ‘ i nt el ect ual i zaba’ , a El se l e r evel aba ( per ci bí a por r evel aci ón: est o t ení a l ugar no en su ment e, si no en su espí r i t u) . En vez de pensar , ‘ r aci onal i zar ’ y usar l a di al éct i ca, nuest r o Señor hací a al go t ot al ment e di f er ent e de eso. ¡ El conocí a por intuición! Desde l uego, El super aba compl et ament e l a ot r a f or ma de vi da cuando se t r at aba de una di sc usi ón. ¿Cómo? Si mpl ement e escuchando una voz que veni a del ot r o ámbi t o. Est o es, una voz pr ocedent e de dent r o de su espí r i t u. Esa voz er a l a voz de su Padr e. Y l o que El oí a, pr oveni ent e de su Padr e, y r epet í a al hombr e caí do, t r ast or naba t odas l as pr egunt as de el l os y pasmaba t odas s us obser vaci ones. Pobr es al mas, no sabí an que cont endí an con una f or ma de vi da super i or . ( Después de t odo, El l ucí a como t odo el r est o de el l os. ) Como sus enemi gos no se per cat aban de l a uni ci dad bi ol ógi ca del Señor , ni de que El se encont r aba dos f or mas de vi da mas ar r i ba que el l os en l a t abl a bi ol ógi ca, no es de ext r añar que El l es par ecí a bast ant e l oco. El l os usaban l os i nst r ument os de est e pl anet a: Pensaban. Razonaban. El hací a uso de l os i nst r ument os de ot r o ámbi t o y de ot r a f or ma de vi da: El per ci bí a. * * Concl ui r emos est e capí t ul o haci endo una pr egunt a que pi de a gr i t os una r espuest a. Cuando el l os mat ar on al Señor , ¿acabó ese hecho con est a especi e, úni ca en su cl ase? Todo l o cont r ar i o. ¡ Al mat ar l o, acabar on con l a especi e de ellos! El
1050
cr uci f i có esa especi e vi ej a y caí da. ¡ Desde el punt o de vi st a de El , l a r aza caí da de l os hi j os caí dos de Adán caí do ahor a est á extinta! Esa pobr e especi e est aba desahuci ada y si n ni nguna posi bi l i dad de ayuda, de modo que el Señor si mpl ement e ¡ se deshi zo de el l a! Ent onces comenzó de nuevo con una nueva especi e y una
* * Véanse en l os
pl os de l as di f er enci as que hay ent r e Apéndices I y II otr os ej em l a vi da supr ema y l a t er cera vi da más el evada.
50 —50—
cr eaci ón ent er ament e nueva. Al mat ar a J esucr i st o, causar on l a t ot al ext i nci ón de su pr opi a y ent er a f or ma de vi da bi ol ógi ca; y El , después de su r esurr ecci ón, di o comi enzo a una nueva especi e. . . según su géner o. ¿Ent onces, hay una esper anza de que est a mar avi l l osa nueva especi e ( J esucr i st o) , est a mar avi l l osa nueva f or ma de vi da ( J esucri st o) , est a mar avi l l osa vi da superior ( J esucr i st o) . . . pudi er a mul t i pl i car se? ¿Hay al guna pr obabi l i dad de que El pudi ese l l egar a t ener al gunos hermanos y hermanas más j óvenes? ¿Habr í a de comenzar est a nueva especi e bi ol ógi cament e úni ca a pobl ar est e pl anet a? Si ust ed pudi ese l l egar a per t enecer a esa especi e de El , si ust ed l l egase a t ener una vi da super i or i mpl ant ada dent r o de ust ed, si ust ed pudi ese vi vi r por medi o de l a vi da supr ema, s i us t e d pudi ese vi vi r por medi o de l a mi sma vi da con l a cual J esucr i st o vi ví a, y si esa vi da se desar r ol l ase en ust ed, entonces podr í a esper ar que al menos algo de t odo l o que se ha consi der ado en est os úl t i mos dos capí t ul os, ¡ l l egar a a f or mar par t e de su exper i enci a! ¿Quedó ext i ngui da en l a cr uz l a especi e del Señor ? Todo l o cont r ar i o. Aquel f i n de semana se descubr i ó al go más r espect o de su f or ma de vi da en par t i cul ar . Ent onces se descubr i ó que J esucr i st o podí a (y El es l a única especie que puede) pasar su f or ma de vi da a ot r a f or ma de vi da. ¡ Más aún, i ncl uso podí a pasar su vi da supr ema a una f or ma de vi da inferior! Además, est e J esús r esuci t ado podí a dar su f or ma de vi da a est as cr i at ur as, no ya en pequeñas cant i dades, si no en gr an abundanci a. No un poco de esa vi da supr ema. ¡ No! El podí a dar su vi da y l a vi da de su Padr e a est as cr i at ur as en una medida increíble ( J uan 10: 10) . Y así como su Padr e vi ví a por medi o de esa vida, y de l a maner a que El habí a vi vi do por medi o de esa vi da, de l a mi sma maner a el l os habr í an de vi vi r t ambi én por medi o de esa vi da. Puede que aquí est é l a más i ncr eí bl e pr omesa que se haya hecho j amás. ¡ De l a mi sma maner a que Yo he vi vi do Por medi o de mi Padr e, Así habr án de vi vi r ust edes Por medi o de Mí !
1100
¿Qui énes f uer on esos af or t unados? ¿Y t ení an r eal ment e esa vi da supr ema deposi t ada en el l os? ¿Tení an realmente dos f or mas de vi da en Sí ? ¿Tení an el l os r eal ment e l a opor t uni dad de vi vi r por medi o de l a vi da supr ema cuando se l evant aban cada mañana? ¿ Cuando l os que const i t uí an est a nueva especi e se l evant aban por l a mañana, podí an en r eal i dad vi vi r por medi o de una vi da que no er a pr opi a de el l os? ¿Podí an r eal , ver dader a y efectivamente vi vi r por medi o de l a mi sma vi da por medi o de l a cual J esucri st o vi ví a cuando se l evant aba por l a mañana? 51 —51—
Bueno, conoz camos a uno de t al es hombr es. En ef ect o, conozc amos a una de l as pr i mer as per sonas que, habi endo si do mi embr os de l a vi ej a y caí da r aza adámi ca, vi ni er on a ser l os pr i mer os que han exper i ment ado j amás l a r esur r ecci ón de su espí r i t u y que. . . bueno. . . déj eme det ener me aquí , por que de segur o no quer emos echar a per der este r el at o.
10
Simón Pedro
La escena: una sal a en al gún l ugar de J er usal én, La hora: domi ngo en l a noche. Esa madr ugada J esucr i st o habí a r esuci t ado de l os muer t os. Al menos t odas l as evi denci as señal aban en esa di r ecci ón. Per o de l os di ez hombr es que est án pr esent es en esa sal a, ninguno est á di spuest o a cr eer l o. Todas l as puer t as y vent anas est án at r ancadas. El t emor pr eval ece. No es un ambi ent e muy i dóneo que di gamos par a l o que va a ser el acont eci mi ent o más i mpor t ant e de l a hi st or i a humana. Lo que est á a punt o de suceder en aquel l a sal a, no ha t eni do par al el o desde que Adán casi comi ó del f r ut o del Ar bol de Vi da. Ent onces, no se sabe de dónde, J esucr i st o apar ece. Rei nan el t er r or , l a const er naci ón y l a conf usi ón. Pasados al gunos mi nut os, l os di ez hombr es empiezan a sosegar se. ¡ Real ment e es El ! Per o ¿y qui én es El ? Han ocur r i do muchas co- sas en l os úl t i mos t r es dí as ¿Y cuál es exact ament e su r el aci ón con est os hombr es ahor a? En pr i mer l ugar , el Hombr e que est á de pi e al l í , no est á puede r esuci t ar cosas de ent r e l os muer t os! Aun cosas muer t as por t ant o t i empo, como es en est e caso en que l a muer t e habí a t eni do l ugar dur ant e l a vi da de Adán. Aquel que est á de pi e al l í es t ambi én VI DA. LA VI DA. Es t ambi én una especi e. Una especi e úni ca, de un sol o i ndi vi duo, No exi st e nada más como El en ni nguno de l os dos ámbi t os. 52 —52—
El
1150
es una f or ma de vi da. Es l a Vi da mi sma. El es l a vi da ás. Por al gún mi st er i o de su muer t e y r esusuprema. Per o hay m r r ecci ón, El puede dar s u f or ma de vi da, úni ca en su géner o, a cual qui er a que su Padr e escoj a. Y el Padr e ha escogi do. ¿A qui én? A l os di ez hombr es que se encuent r an en esa sal a at r ancada. ¡ Y así , l a t r ama se compl i ca! Un sol i t ar i o gr ano de, t r i go habí a caí do en l a t i er r a t r es dí as ant es, habí a muer t o al l í , y l uego habí a br ot ado como l a vi da supr ema. Per o aquel l a úni ca si mi ent e de vi da di vi na ahor a const i t uye muchas si mi ent es. ¡ Y ahor a esas ‘ muchas si mi ent es’ pueden ser pl ant adas dent r o de ot r as per sonas! Obser ve ust ed at ent ament e qué l es s ucede a esos hombr es. Lo que l es s ucedi ó a el l os, puede j ust ament e haber l e ocur r i do a ust ed t ambi én. ( ¿La úni ca di f er enci a? Ni nguna r eal ment e. Except o t al vez est o: ¡ Que nunca nadi e l e ha di cho a usted que est o l e ha sucedi do! ) Muy t empr ano ese dí a est a especi e sol i t ar i a habí a l l amado hermanos a est os hombr es. Desde l uego que eso no er a posi bl e. Senci l l ament e por que est os hombr es no er an genéticamente par i ent es de El . Aún no habí an r eci bi do l a vi da de l a especi e de El . ¿Cómo podí a El l l amar ‘ her manos’ a hombr es que no habí an r eci bi do su vi da? Bueno, t r at e ust ed de r ecordar , El es Aquel que est á l i br e de l os l í mi t es de nuest r o cont i nuo de espaci o- t i empo. El habl a de cos as f ut ur as como que ya han sucedi do —de modo especi al cos as que ahor a est án a punt o de suceder en cual qui er moment o. Y en ef ect o, aquel l o sucedi ó r eal ment e. ¡ Al l í mi smo, en esa mi sma hor a, l a genét i ca t uvo l ugar ! El Señor J esús cami nó hast a donde est aba Si món Pedr o. Mi r ó a Pedr o. ¡ Ent onces mi r ó dent r o de Si món Pedr o! ¿Qué habí a al l í , adentro? La mi sma cos a que habí a dent r o de t odos l os hi j os de Adán caí do. Si món Pedr o t ení a un cuer po que se habí a t or nado en car ne, en l a cual mor aba el pecado. Su condi ci ón: desahuci ado. Más hondo, dent r o de él , est aba el al ma gr andement e dañada ( como podí an t est i f i car t odos l os que conocí an a Pedr o) . Muy a menudo l as emociones de Pedr o l o vencí an. En cuant o a su voluntad, Pedr o al ar deaba de t ener una f uer t e vol unt ad, per o en r eal i dad él er a muy débi l en esa ár ea. En l o que conci er ne a su mente, bueno, est e anal f abet o er a todo menos un i nt el ect ual ; si n embar go, expr esaba de i nmedi at o su opi ni ón acer ca de cual qui er cosa. Y por l o gener al est aba equi vocado. Per o sobr e t odo, el al ma de Pedr o habí a pecado, t ení a un col or escar l at a y necesi t aba desesper adament e una l i mpi eza. Per o aún más hondo, al l í , en l o recóndito del ser de Pedr o est aba l a mayor t r agedi a de su vi da. El espí r i t u de Pedr o yací a muer t o dent r o de él . Sól o el poder de r esuci t ar muer t os podí a 53 —53—
1200
ayudar a un espí r i t u que de ot r o modo est aba condenado a quedar et er nament e cor t ado del ámbi t o del cual habí a veni do. ¿Una r esur r ecci ón que podí a hacer vol ver al go a l a vi da para siempre? ¡ I ncr eí bl e! Y l evant ar de ent r e l os muer t os al go que ni si qui er a per t enecí a a est e uni ver so, est aba más allá de l o absur do. Per o obser ve ust ed. Como ust ed sabe, el Di os Cr eador no habí a sopl ado en l a nar i z de ni ngún hombr e desde aquel moment o de hace t ant o, en el huer t o, cuando El cr eó a est a especi e en par t i cul ar . Bueno, ese mi smo Di os ha vuel t o ahor a. Est á par ado en est a sal a. Y El no sól o es Creador, ¡ El es Señor sobr e l a Muer t e! Y l o que es más, est a noche El no va a cr ear . Est a vez, en est a sal a, El va a hacer al go más que cr ear . Va a adqui r i r un nuevo t í t ul o: DADOR DE VI DA. Lo que El va a hacer , no t i ene que ver nada con cr ear . El est á a punt o de dar a Pedr o al go i ncr eado. Sól o hay una cosa que es i ncr eada: ¡la propia Vida de Dios!
De pi e ant e el Dador de vi da se hal l a uno de l os peor es ej empl os de un hombr e caí do. Un pescador anal f abet o, mal habl ado, mal di ci ent e, i gnor ant e, capr i choso, i nest abl e, que negó a Di os, que t r ai ci onó al Señor. ¡ Un Si món Pedr o! Un espéci men i nadecuado par a dar comi enzo a t oda una nuev a creación. Un candi dat o de ver as pobr e par a ser el pr i mer o en l l egar a ser una especi e ent er ament e nueva. La úl t i ma vez que el Cr eador comenzó una cr eaci ón ent er ament e nueva, empezó cr eando l os ci el os y l a t i er r a. Per o est a vez comenzar í a una cr eaci ón ent er ament e nueva con. . . ¿con Si món Pedr o? ¿Un at emor i zado pescador ? ¡ Sí , señor ! ¡ Y eso deber í a ser un mar avi l l oso est í mul o par a usted!
Hací a sól o t r es dí as, col gado en un mader o, nuest r o Señor habí a dest r ui do l a primera creaci ón ent er a. Al l í , en l a cruz. La vi ej a humani dad, l a vi ej a ci vi l i zaci ón del hombr e, l a vi ej a t i er r a, l a vi ej a especi e, l a l ey, t odas l as or denanzas, t odos l os poder es, t odos l os gobi er nos. ¡ Ani qui l ados! ¡ Si n cont ar , t ambi én: el pecado y l a muer t e! ¡ Ani qui l ados! Nuest r o Señor t omó t odo eso dent r o de Sí y l uego l o l l evó al cor azón de l a t i er r a. Desde el punt o de vi st a de El, t oda esa cr eaci ón que El habí a hecho en sei s dí as, ya no existía más. Habí a quedado aniquilada. Habí a vuel t o a su or i gen, a l a nadedad.* Pudi ér amos deci r que ahor a Di os va a empezar aquí a hacer una segunda cr eaci ón. ( En r eal i dad, una nueva cr eaci ón. ) ¡ Per o est a nueva cr eaci ón va a est ar hecha de al go que es i ncr eado! Est ar á const i t ui da por i ngr edi ent es que ya exi st í an ant es de l a cr eaci ón. El va a usar su vi da, l a vi da supr ema, l a vi da i ncr eada, como pi edr as de const r ucci ón de su nueva cr eaci ón. * Nothingness en el or i gi nal i ngl és. El aut or usa est e t ér mi no en sus l i br os con un si gni f i cado abst r act o. (N. del T. )
54 —54—
1250
Su vi da t r i unf ant e, r esuci t ada ser á el pr i mer el ement o que El usar á par a edi f i car est e nuevo uni ver so. Nuest r o Señor est á empeñado en dar comi enzo a una cr eaci ón super i or , mej or , mayor y más gl o- r i osa que l a vi ej a cr eaci ón. Y no dude ust ed que est a nueva cr eaci ón va a ser exact ament e eso. ¿Por qué? Por que El usar á su pr opi a di vi ni dad como l as pr i mer as mol écul as en est e nuevo empeño. ¡ Y eso es t an el evado y gl or i oso como l as cosas pueden l l egar a ser! ¿Qui én f ue el pr i mer ci udadano de est a nueva cr eaci ón: Un ángel ? ¿Un r ey? ¿Un gober nador ? ¿ Un pl anet a? ¿Una gal axi a? No. ¡ Un t r abaj ador manual común, de r opa manchada, desc oncer t ado, pasmado, pr ocedent e de una i gnomi ni osa r egi ón l l amada Gal i l ea! Est i mado l ect or , est é pr epar ado. Aún puede haber esper anzas par a ust ed. Y par a mí . Ahor a Aquel que cr eó t odas l as cosas aspi r a pr of undament e. ¿Est ar á a punt o de cr ear ot r a vez? No. Se t or na en Dador de vi da. El Señor de ci el os y t i er r a sopl a su pr opi o al i ent o vi vi f i cador dentro de Si món Pedr o, que est á al l í con l os oj os muy abi er t os, Ese al i ent o no es el vi ent o del ci el o, si no l a vi da supr ema mi sma, ¡ El Espí r i t u del Señor ! ¡ Su Vi da! ¡ Su pr opi a nat ur al eza. . . que ahor a penet r a en Pedr o! Obser ve ust ed cómo la vi da resuci t ada se desl i za dent r o de est e hombr e. Vea cómo nace una nueva especi e. Cont empl e l os pr i mer í si mos moment os de una nueva cr eaci ón. Si món Pedr o, de ent r e t oda l a gent e, l as pr i mi ci as mi smas de una nueva y et er na cr eaci ón. Ensegui da el poder r edent or de esa vi da f l uye a l o pr of undo de su ser , adent r ándose en el alma de Pedr o. De pr ont o su al ma queda l i mpi a —pur i f i cada de t odo pecado. Es hecha más bl anca que l a ni eve. ( Ha comenzado el primer paso de un pr oceso de t oda l a vi da par a nor mal i zar l a nat ur al eza aní mi ca de Pedr o. ) Per o l a vi da supr ema f l uye más hondo t odaví a. Desci ende a l os más apar t ados r i ncones de l o r ecóndi t o del ser de Pedr o. Al empezar a apr oxi mar se el Espí r i t u vi vi ent e al espí r i t u de Pedr o, muer t o por t ant o t i empo, ese espí r i t u si n vi da per t eneci ent e a Si món Pedr o se agita. Ent onces un el ement o de vida de resurrección t oca, dent r o de Pedr o, ese el ement o muer t o que per t enece al ámbi t o espi r i t ual . El Espí r i t u di vi no, l a vi da supr ema, t oca el espí r i t u humano que ha est ado encer r ado por t ant o t i empo en l o pr of undo del al ma de Pedr o. La vida t oca el espí r i t u de Pedr o y, por pr i mer a vez en l a hi st or i a, ¡ el espí r i t u muer t o de un hombr e muer t o se l evant a de l os muer t os! Ahor a Si món Pedr o t i ene al go vi vo en al gún l ugar al l í en l o pr of undo de su ser , que nunca ant es habí a est ado vi vo, ¿Recuer da ust ed el or i gen del espí r i t u de Pedr o? El espí r i t u de Pedr o t uvo su or i gen en ot r o uni ver so. Su espí r i t u, que vi no de ot r o ámbi t o, ahor a est á vi vo. ¡ Par a si empr e! Nada, absol ut ament e nada puede ni podr á j amás vol ver a mat ar el espí r i t u de est e hombr e. Ni l a muer t e, ni el i nf i er no. Ni el pecado. Ni Sat anás. Ni t odo el poder de l as t i ni ebl as. Su espíritu est á más al l á de su al cance. Nada 55 —55—
1300
muer e dos veces. El espí r i t u, que per t enece a est e pescador , Si món Pedr o, est á más al l á del al cance de t odo, except o l a Vi da Et er na. Con t oda segur i dad, hay una par t e de Si món Pedr o que est á vi va par a si empr e, ¡ y nunca más vol ver á a gust ar l a muer t e! ¡ Per o eso no es t odo! Lo mej or est á a punt o de suceder . La vi da supr ema, l a nat ur al eza mi sma de Di os, la Vi da, cont i núa avanzando en su vi aj e hacia adentro. No sat i sf echa con t an sól o haber t ocado y r esuci t ado el espí r i t u muer t o de Pedr o, ahora l a vi - da supr ema ent r a en el espí r i t u vi vi f i cado de Pedr o. ¡ Mi r e ust ed, vea el f r ut o del Ar bol de Vi da dentro de un hombre! Pedr o est á a punt o de veni r a ser el pr i mer ser humano que haya par t i ci pado j a- más del Ar bol de Vi da. El que come mi car ne y bebe mi sangr e. Per o yo os habl o de mi Vi da y mi Espí r i t u. ¡ El que me come, él t ambi én vivirá por Mí! Como yo vi vo por el Padr e, del mi smo modo el que me come, él t ambi én vivirá por Mí. ¡Yo soy la vid! ¡ El Ar bol ! A Pedr o l e acont eci ó al go que nunca l e acont eci ó a Adán. ¡ Pedr o par t i ci pó del f r ut o del árbol apr opi ado! La vi da supr ema, l a nat ur al eza mi sma de Di os, est aba ahor a ent r ando en el espí r i t u vi vi ent e de est e hombr e, Además, en ese mi smo moment o esa vi da, l a vi da supr ema, est aba haci endo su morada en el espí r i t u de est e hombr e. Y t odaví a más. Ahor a ese espí r i t u r eci én r esuci t ado, per t eneci ent e a Pedr o, y el Espí r i t u de vi da han veni do a ser uno. Mucho más al l á de cual qui er cosa que nuest r o Señor hi zo cuando sopl ó en l a nar i z de Adán, el Señor J esús sopl ó su mismísima Vi da dent r o de est e pescador . Si món Pedr o vi no a ser el pr i mer mor t al que t uvi er a j amás dos f or mas de vi da en sí . ¡ Pedr o subi ó de posi ci ón en l a t abl a bi ol ógi ca! Le di j o adi ós al t er cer l ugar en l a t abl a bi ol ógi ca. Ahor a t ení a dent r o de sí l a vi da supr ema. Ese i ba a ser un l ar go, l ent o y vaci l ant e comi enzo par a Si món Pedr o. Aun cuando él est aba consci ent e de todo l o que l e habí a oc ur r i do, crecer en l o que l e habí a sucedi do, l e habr í a de t omar el r est o de su vi da. Con t odo, al ot r o dí a en l a mañana, cuando Si món Pedr o se l evant ó, t uvo una opor t uni dad, sí , t al vez sól o una pequeña opor t uni dad, per o por pr i mer a vez un ser humano cor r i ent e t uvo una oportunidad de vi vi r por medi o de una vi da no pr opi a de él . Tuvo l a posi bi l i dad de Vi vi r por medi o de l a Vi da Supr ema.
56 —56—
1350
Ni ngún mor t al habí a t eni do nunca ant es semej ant e posi bi l i dad. Ni habí a habi do nunca ant es al mi smo t i empo dos f or mas de vi da bi ol ógi cament e t an di f er ent es en un mer o mortal. ( Nót ese que Pedr o es de aquel l os que apr enden muy l ent ament e. Per o poco a poco i r á descubr i endo l o t r emendo de aquel l o que l e ha sucedi do, y vendr á a per ci bi r t odo l o que est á t eni endo l ugar dent r o de él . ) Ahor a mi smo, nuest r o pescador se ha quedado casi si n pal abr as. Per ci be, con un sent i do que nunca ant es habí a t eni do, que su al ma ha si do per donada, pur i f i cada y sant i f i cada. Asi mi smo si ent e dent r o de sí al go así como un vast o desper t ar a l a esf er a espi r i t ual . Mi r a dent r o de sí , t r at ando de per ci bi r l o que est á pasando. Tr at a de encont r ar al guna expr esi ón audi bl e. Con l os oj os muy abi er t os y desat i nadament e, Pedr o busca pal abr as que deci r . Al f i n, bal bucea una af i r maci ón que nunca nadi e habí a hecho ant es: ¡ Yo. . . yo. . . he l l egado a s er par t i ci pant e de l a nat ur al eza di vi na! ( 2 Pedr o 1: 4) ¡ Pedr o,
por adopci ón, has l l egado a ser l as pr i mi ci as de un nuevo ser humano! Er es bi ol ógi cament e di f er ent e del hombr e caí do. Di f i er es de l a vi ej a raza humana en cuant o a l a est r uct ur a mol ecul ar . ¡ Er es al go t ot al ment e nuevo! ¡ Per t eneces a una nueva especi e! Pedr o, t ú t i enes ahor a una nueva ci udadaní a. En una nueva naci ón. Un nuevo ámbito de cr eaci ón acaba de or i gi nar se. Ahor a t i enes una nueva f ami l i a. En ef ect o, t odos l os que se hal l an en esa sal a t i enen del ant e una nueva ci vi l i zaci ón que expl or ar en l a t i er r a. Y un nuevo ámbi t o que expl or ar ‘ ahí af uer a’ en al gún l ugar . ¿Dónde? ¡Arriba, al l í es donde! ¡ Y t i enen una nueva casa en que vi vi r , l a f ami l i a de Di os! ( 2 Pedr o 3: 13) A par t i r de est e dí a, el pr i mer ci udadano de est a nueva cr eaci ón est ar á mi r ando al r ededor en busca de un nuevo ci el o y una nueva t i er r a, en l os cual es él y el r est o de su especi e puedan encaj ar . Si món Pedr o est á dándose cuent a de que él , una nueva cr eaci ón, ¡ necesi t ar á un nuevo hábitat! Ese nuevo hábitat será hal l ado. Y ese hábitat corresponderá per f ect ament e a est a nueva especi e. Esa noche Pedr o empr endi ó esa búsqueda ent r ando en nuevas di mensi ones. Si gui ó cr eci endo en gr aci a. Cr eci ó exper i ment ando a su Señor . Per o l o asombr oso es est o: Mucho, mucho después de que el Señor ascendi ó, Si món Pedr o todavía est aba apr endi endo a conocer a su Señor , más y mej or , dent r o de sí . ¿Cómo es posi bl e eso? Por que su r el aci ón mut ua de uno con el ot r o habí a pasado adentro de Si món Pedr o. ( 2 Pedr o 3: l 8) ¿Est á t ot al ment e t r ansf or mada el alma de Pedr o? No. Per o l a Vida que habi t a en el espí r i t u de Pedr o se ext i ende haci a af uer a y va cambi ando gradualmente el al ma de Pedr o. El Espí r i t u va 57 —57—
1400
t r ansf or mando l ent ament e su al ma de gl or i a en gl or i a. Por medi o de l a comuni ón i nt er i or de Pedr o con Cr i st o, y por medi o de l a obr a de l a cr uz en el al ma de Pedr o, est e pescador exper i ment ar á l a gr adual t r ansf or maci ón de su al ma. Sí , en r eal i dad habr á de ser un pr oceso de toda la vida. ¿Y el cuer po de Pedr o? ¿Qué di r emos de ese i r r epar abl e t aber nácul o en que él vi ve? Si es i r r epar abl e, ent onces ¿dónde est á l a esper anza? La r espuest a es un mi st er i o casi i nescr ut abl e. Con t odo y eso, hay esper anza. Debo conf esar , est i mado l ect or , que no sé cómo ser á que Di os nos dar á cuer pos nuevos ( O ‘ transformará nuest r os cuer pos vi ej os’ ) . A mi parecer, l o que vi ene en el pár r af o si gui ent e ser á l o que t endr á l ugar . Par eci er a que Si món Pedr o r eci bi ó l a simiente de un cuer po gl or i f i cado al mi smo t i empo que r eci bi ó l a vi da supr ema. El pr obl ema es que él no puede ver l o, ni usar l o, ni l ocal i zar l o si qui er a. Todaví a no. Es una si mi ent e i nf i ni t ament e pequeña. Mi núscul a, más al l á de t oda compr ensi ón. Si est amos ent endi endo cor r ect ament e, esa si mi ent e est á ahí adent r o en al gún l ado, en al gún r ecóndi t o r i ncón del ser espi r i t ual de Pedr o. Esper ando. Esper ando por un sonido. ¿Un soni do? ¡ Sí ! El soni do de una trompeta.
El vi br ant e soni do de una t r ompet a muy especi al har á que ese desast r ado y vi ej o t aber nácul o exterior se deshaga en un i nst ant e, y ensegui da pondr á de mani f i est o esa si mi ent e ocul t a. Ent onces esa si mi ent e br ot ar á en un est al l i do de pl ena gl ori a. Vendr á a ser un cuer po r esuci t ado, gl or i f i cado, i nmor t al , que ar moni zar á con un al ma que habr á si do t r ansf or mada en una ent i dad espi r i t ual . Ese cuer po apar ecer á. ¡ Ser á un cuer po gl or i oso, desde el cual r espl andecer á un espí r i t u vi vi ent e en pl ena l ozaní a! Un espí r i t u que i r r adi ar á a t r avés de un al ma espi r i t ual y un cuer po espi r i t ual . Ese es el dest i no de Pedr o. Pedr o empezar á a habl ar acer ca de l a ‘ vi da’ . Habl ar á r espect o del espí r i t u y del ámbi t o espi r i t ual , acer ca de vi vi r por medi o de ot r a vi da. Las pal abr as espíritu y vida br ot ar án de sus l abi os con t ant a f r ecuenci a como br ot aban de l os l abi os del Señor . Luego vendr á un hombr e l l amado Pabl o, que usar á l as mi smas pal abr as, y de l a mi sma maner a. Esos hombr es no habl aban de enseñanzas ni de t eol ogí a. Aquel l o que habí a si do una r eal i dad exper i ment al par a J esucr i st o, habí a veni do a ser t ambi én una r eal i dad exper i ment al par a el l os. El l os usaban esas pal abr as par a expl i car su exper i enci a. Esos hombr es vi ví an por medi o de una vi da que no er a pr opi a de el l os. Est i mado l ect or , l ea sus pal abr as. Teni endo al Señor que mo- r a en ust ed, t eni endo comuni ón con El que mor a en ust ed, vi vi endo por medi o de una vi da que no es pr opi a de ust ed, l e per t enece t ener esa exper i enci a, t ant o como l es per t enecí a a Pedr o, a Pabl o y a t o- dos l os demás cr eyent es que se asi er on de est a r eal i dad.
58 —58—
Gr aci as, Pedr o, por most r ar nos cuá cuán i ncr eí bl es cosas cosas l e suceden suceden a una una per per sona común y cor r i ent ent e ( como nosot nosot r os) cuando cuando r ec i be l a plena sal sal vaci vaci ón. Si t odo est o t e puede suce suced der a t i , Si món Ped Pedr o, ent onces onces l e puede ede ocur ocur r i r a cual cual qui er a. ¡ Ve avan vanzand zando, her mano, por que aq aquí vi ene el el r est o de de no nosot r os! Si t ú t i enes der echo echo a vi vi r por medi edi o de de l a vi vi da sup supr ema, ¡ nosot osot r os t ambi én l o t enem enemos! _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _
1450
¿Por ¿Por qué qué hem hemos oí do habl habl ar t an poco poco r espect espect o de de l a vi da del del Señor eñor en nosot nosot r os, del del Espí r i t u que que mor a en en noso nosott r os y el Seño Señorr que que mora en noso nosott r os, y del del Señ Señor que que nos nos da su pr pr opi opi a vi da por por medi edi o de de l a cual cual hem hemos de vi vi r ? ¿ Por Por qué práct i cament ent e nun nunca se menci enci ona ona l a t r i ni dad dad espí espí r i t u- al ma- cuer cuer po? po? ¿Por qué enseñ enseñan an l os hom hombres que que somos t an sól o cuer po y al ma? Por que que l os ant ant i guos guos f i l ósof os pag pagan anos os enseña enseñaba ban n que que el el hom hombr e er er a cuer cuer po y al ma, y en en l a er er a sub subsi gui ent ent e a Const onst ant ant i no (323 (323 d. d. de C. C. ) , muchos chos f i l ósof ósof os paganos se hi ci er on cr i st i anos. Lue Luego, con con el naci mi ent o de l a l l amada ‘ f i l osof sof í a cr i st i ana’ ana’ , l a i dea pagana ana de de cu cuerpo y al al ma sum sumi ó el el pensar cr i st i ano ano. La i dea de de que que el el hom hombr e es es cuer po y al ma se encue encuent nt r a t an ar r ai gada gada en l a ment ent al i dad dad occi occi dent ent al , que pr pr oba obabl ement e seg segui r á si end endo si empr e l a l ey y el el evan evang gel i o en en l os cí r cul cul os aca académi cos cos supe super i or es. Y l a f e cri st i ana seg segui r á suf suf r i endo si empr e de debi do a est e er r or . A ust ed pu pudi er a i nt er esar sar l e l eer t oda l a hi hi st or i a de de est est e asp aspe ect o po poco con conoci do de de l a teol teol ogí a cr cr i st i ana, que pr pr esen sent o en en l os Apéndices III y IV de est e l i br o. Al l í ust ed descub scubr i r á exa exact ct ament ent e por qué qué r aras vece veces s se oye oye habl ar del del hombr e como de al go que que no sea cuer c uer po y al ma.
59 —5 9—
1500
60 —6 0—
Parte III
60
Y si t odo est o es ver dad, ent onces ¿c uán cor r ect as son t odas esas cosas que nos han enseñado con r espect o a qué debemos hacer par a vi vi r l a vi da cri st i ana? Est i mado l ect or , par a l l egar a t ener un andar más si gni f i cat i vo con el Señor J esús , hay mucho que desapr ender . Los cuat r o capí t ul os si gui ent es l o van a ayudar a desapr ender muchas cosas que muy def i ni dament e es necesar i o desapr ender . Tal vez ust ed se puede i dent i f i car con el nuevo cr i st i ano que se gl or i aba en su i gnor anci a di ci endo: “Hombr e, qué af or t unado soy. Yo sabí a t an poco acer ca de l a vi da cr i st i ana. Nunca apr endí a vi vi r l a de l a maner a equi vocada. ” Oj al á que su t r i bu aument e.
61
11
Usted y el carro sin caballos
Est i mado l ect or , si ust ed es cr eyent e, ent onces ci er t ament e t i ene l a vi da di vi na en ust ed. ¿Le ha di cho est o al gui en al guna vez? ¿Le ha di cho al gui en al guna vez, que cuando ust ed r eci bi ó l a sal vaci ón de su Señor , al l í mi smo, en ese moment o mismo l a vi da de Di os ( Padr e de nuest r o Señor J esucr i st o) ent r ó en ust ed par a mor ar al l í ? En todo l o que ust ed ha veni do oyendo acer ca de l a vi da cr i st i ana en t odos est os años, ¿l e ha menci onado est o al gui en, aunque sea de pasada? Si no, ent onces ust ed no es di f er ent e de l a mayor par t e de nosot r os. Ni t ampoco es ust ed muy di f er ent e del anci ano cabal l er o que f ue a una t i enda de vent a de car r os par a compr ar un nuevo coche. El ent usi ast a vendedor l e most r ó al anci ano al go de l o cual él nunca habí a oí do habl ar . . . un car r o sin caballos. El ent usi asmo del vendedor l o caut i vó. —Est e coche t i ene bel l eza, t i ene cl ase, t i ene comodi dad, est i l o y rango —se l e di j o. El anci ano cabal l er o quedó absol ut ament e desl umbr ado y, por l o mi smo, compr ó aquel i ncr eí bl e car r uaj e si n cabal l os. Ent onces pr ocedi ó a hacer que se l o r emol car an a su casa, en t ant o él i ba sent ado muy or gul l oso en su bel l í si mo asi ent o t api zado de pi el . En ef ect o, el anci ano cabal l er o sal í a cada dí a y se sent aba en su pr eci oso car r o si n cabal l os, or gul l oso como un pavo r eal de su moder no car r uaj e de úl t i ma moda. Ci er t o, el car r o nunca se moví a. Ni t ampoco el anci ano. Per o, ¡ ah, qué bel l eza! ¡ Y t odos esos mar avi l l osos r asgos! El pr obl ema er a obvi o. El vendedor pasó por al t o deci r l e al anci ano cabal l er o que ese car r uaj e t an t r emendament e bel l o, absol ut ament e mar avi l l oso, i ndescr i pt i bl ement e cómodo y t ot al ment e aj ust ado a l a moda, tenía adentro un motor. No sabi endo que el car r o t ení a un mot or , el anci ano no t ení a a su di sposi ci ón absol ut ament e ni nguna f or ma de dej ar que el mot or de ese asombr oso car r o l o l l evar a de un l ado a ot r o. 62
Ahí va el anci ano cabal l er o ahor a. ¿Lo ve ust ed? Es ése por al l í . Sí , el anci ano cabal l er o que est á por ahí , aquel que est á r emol cando ese car r o. ¿Por qué, dí game, por qué el vendedor no l e habl ó al anci ano cabal l er o acer ca del mot or ? ¿ Por qué dej ó que él f uer a r emol cando ese coche por t odas par t es? ¿ Fue por que el vendedor mi smo no sabí a nada r espect o del mot or ? ¿O si sabí a, t al vez ni si qui er a él compr endí a el si gni f i cado del mot or ? Ust ed ha est ado convenci do de l a comodi dad, conveni enci a, buen éxi t o, posi ci ón r el at i va, cl ar as vent aj as, opor t uni dades de i nver si ón y pot enci al f ut ur í st i co de la vida cristiana. ( Es dec i r , que t odas esas cosas s on suyas si ust ed t r abaj a muy dur o a ese f i n. ) Per o, est i mado l ect or , se l es ol vi dó deci r l e a ust ed que l a vi da cr i st i ana vi ene con su pr opi o mot or . No se supone que usted est é ar r ast r ando l a vi da cr i st i ana de un l ado a ot r o basado del t odo en su pr opi o poder . Dej ando de l ado el hecho de que ust ed l uce absol ut ament e r i dí cul o ( y t ambi én el hecho de que ust ed ha veni do a ser un t ot al f r acaso haci endo de cabal l o) , l a ver dad yace en est o: Si mpl ement e, ust ed no puede vi vi r l a vi da cr i st i ana. Ust ed no es ni un cabal l o, ni t ampoco un mot or de combust i ón i nt er na. Ust ed ya no t i ene que i r r emol cando más esa cosa por ahí . No es ust ed qui en hace que ese car r o avance —por ci er t o que no, t i r ando et er nament e de su par achoques del ant er o. ¡ Vaya espect ácul o que hace ust ed! Suel t e ya t odo eso. Expl or e un poco. Hay un interruptor por allí en alguna parte.
J esucr i st o es qui en vi ve l a vi da cr i st i ana. No soy yo. No es ust ed, y ust ed no puede. ¡ El es qui en l a vi ve! Despi er t e, est i mado l ect or . ¡ Ust ed t i ene l a f or ma de vi da supr ema en ust ed! Puede que t odo est o sea al go nuevo par a ust ed, per o, no obst ant e, es ver dad. Y si es not i ci a par a ust ed, r ecuer de que ést a es una noticia muy buena. Ci er t o, l a mayor í a de nosot r os nunca hemos oí do habl ar de semej ant e cosa; o no l a oí mos cuando l a di j er on. O no sabí amos que l a habí amos oí do cuando l a oí mos. O no sabí amos qué si gni f i caba eso cuando l o oí mos. Y no sabí amos cuán i mpor t ant e er a cuando f i nal ment e l o escuchamos. ¡ Y ahora mismo no t enemos l a más l eve noci ón de qué hemos de hacer con l o que hemos oí do, cuando f i nal ment e veni mos a descubr i r cuán i mpor t ant e es! Per o hay una cosa que ust ed puede hacer ahora mismo. ¡ Enj úguese el sudor de su f r ent e y suel t e ese par achoques!
63
12
La ancianita que quería ser un ángel
Er an l as 11. 30 de l a mañana del domi ngo y el past or Tr ut * est aba habl ando sobr e el t ema ‘ debemos ser ángel es’ . El mensaj e f or maba par t e de una ser i e de ser mones t i t ul ada “Cómo agr adar a Di os”. El past or se acl ar ó l a gar gant a, abar có con l a mi r ada su audi t or i o y empezó: Ust ed es un ángel . Y por cuant o ust ed es un ángel , r ecuer de si empr e que se r equi er e mucho de ust ed. Ant e t odo, ust ed debe ser si empr e i nvi si bl e. Si empr e. No l o ol vi de nunca. Su t ar ea es ent r egar mensaj es. Mensaj es pr ocedent es de Di os, a su cr eaci ón. El past or Tr ut se i ncl i nó sobr e el púl pi t o, y con el sembl ant e gr ave, pr onunci ó en t ono sol emne: ¡ Recuer de! Di os depende de ust ed. ¡ Sí , de usted ! Par a pasar ese mensaj e. ¡ No l e f al l e nunca! Eso cont r i st ar í a mucho a Di os. Le causar í a un pr of undo dol or ver que ust ed l e f al l a. Y por úl t i mo, aunque ci er t ament e no como al go de menor i mpor t anci a, ust ed debe vi aj ar a l a vel oci dad de l a l uz . Al menos a l a vel oci dad de l a l uz. A veces pudi er a ser necesar i o que ust ed t enga que vi aj ar i ncl uso más r ápi do que l a l uz. De modo que est é si empr e muy al er t a. Est é l i st o. Est é pr epar ado. Est é vi gi l ant e. Puede ser que se l e requi er a tener que vi aj ar hast a más r ápi do de l o que l e es posi bl e vi aj ar , a f i n de agradar a Di os. Fal l ar en ser menos que un buen ángel decepci ona a Di os, decepci ona a l os ángel es compañer os de ust ed y hace de ust ed un f r acaso. *
Trut ( i ngl és) ,
r emedo de truth = ver dad. Un j uego de pal abr as. (N. del T. )
64
Or emos. Oh Di os, Cr eador nuest r o, t e conf esamos nuest r os f al l os. Te hemos f al l ado t ant as veces. Ah, per o en est e dí a t e r enovamos nuest r os vot os angél i cos y t e pedi mos per dón. Haz que vi vamos como debemos vi vi r . Ayúdanos a nosot r os, pobr es ángel es, a ser l os ángel es que Tú qui er es que seamos. Amén. La señor a Ther escuchó at ent ament e. El l a er a l a que siempre escuchaba. Y si empr e t omaba en ser i o t odos l os mensaj es. Un par de gr andes l ágr i mas cal i ent es empezar on a descender por su r ost r o. Cuando el past or hi zo un l l amado par a que l a gent e vi ni ese al f r ent e a f i n de r ededi car su vi da, l a señor a Ther f ue l a pr i mer a ( y l a úni ca) en r esponder . Per o muchos pasar on par a est r echar l e l a mano y al ent ar l a a ser un ángel : ** Alwaze ( ést e er a el nombr e de l a señor a) , or ar emos por — ust ed. Di os l a ayudar á a hacer mej or l as cosas —l e decí an t odos par a ani mar l a. Si en l a i gl esi a a que ust ed va, el mi ni st r o pr edi car a este mensaj e el pr óxi mo domi ngo, ¿no cr eer í a ust ed que él est á compl et ament e l oco? Y si l os que est án sent ados al l í en l as bancas acept ar an l as pal abr as del mi ni st r o en l o que r espect a a est e asunt o, ¿no pensar í a ust ed que el l os t ambi én est án l ocos? ¿Y qué deci r de l a pobr e señor a Ther ( qui en, est oy segur o, t i ene un l ugar especi al en el ci el o) ? ¡ Bueno, es muy pr obabl e que ust ed haya escuchado pr eci sament e un mensaj e así el domi ngo pasado! Y es pr obabl e que casi t odos en el audi t or i o hayan cr eí do t odas l as pal abr as que ese per sonaj e al l í ar r i ba en el púl pi t o decí a, y no hayan encont r ado ni un sol o er r or en sus pal abr as, y pr obabl ement e hayan quedado muy i nspi r ados a “hacer mej or l as cosas”. ¿Qué es l o que est á mal aquí ? Lo si gui ent e: Ust ed est aba si endo exhor t ado a que f uer a ot r a f or ma de vi da; se l e di j o que hi ci er a al go que su f or ma de vi da no puede hacer y que tan sólo ot r a ( úni ca) f or ma de vi da puede hacer . Ust ed no es esa f or ma de vi da. Por t ant o, ese per sonaj e par ado de f r ent e al l í ar r i ba, l o exhor t ó a hacer al go i mposi bl e. Pr obabl ement e ust ed t ambi én r eci bi ó t an sól o una exhor t aci ón, que no cont ení a ni un i ndi ci o si qui er a en cuant o a cómo ser un ángel . La suposi ci ón er a muy si mpl e: “Ust ed es un ángel . Est o es t odo l o que ust ed necesi t a, Ahor a, sal ga al l á af uer a y sea un buen ángel . ” **
Alwaze ( i ngl és) . Se pr onunci a i gual que always = si empr e, mi smo. Mrs. Alwaze Ther ( Ther por there = al l í ) , es dec i r ,
Es un j uego de pal abr as. (N. del T. )
65
y aquí qui er e deci r l o Señor a ‘ Si empr e Al l í ’ .
Su pr obl ema t ambi én es muy si mpl e: Ust ed no puede hacer l o que se l e di j o que hi ci ese. Ust ed no es una apr opi ada f or ma de vi da par a hacer eso. Hay muy poco o nada que l os ángel es ( qui enes ocur r e que vi ven por medi o de l a vi da angél i ca) puedan hacer par a ser humanos, o que ust ed pueda hacer par a ser un ‘ ángel ’ . Ahor a bi en, si a ust ed se l e hubi ese di cho que debí a ser un ser humano, ust ed podr í a hacer eso. Usted sabe orgánicamente cómo vi vi r por medi o de l a vi da humana. Per o l a vi da angél i ca est á f uer a de al cance par a ust ed; no hay nada en ust ed que sea or i gi nal ment e angél i co. Det éngase un moment o par a pensar . ¿Exact ament e qué es l o que ha est ado escuchando úl t i mament e? ¿ “Sea un ser humano”? ¡ Muy usted i mpr obabl e! ¿“Sea un buen cr i st i ano”? “ ¡Viva la vida cristiana!” ¿No es est o l o que ust ed escuchó l a semana pasada, y casi t odos l os dí as del Señor ? ¿Y no es ést a l a t esi s bási ca de pr áct i cament e t odo l i br o rel i gi oso que ust ed ha l eí do? “Vaya y sea un buen cr i st i ano. ” Qui zá ust ed nunca ha pensado en est o, per o ‘ vi vi r l a vi da cr i st i ana’ no cae en l a esf er a de l a especi e cl asi f i cada como Homo y de ‘ vi vi r l a vi da sapiens. Cuando se habl a de ‘ cri st i ano’ , cr i st i ana’ , se habl a de al go que no es aut óct ono de l os ser es humanos. Y ‘ cr i st i ano’ no es ni si qui er a autóctono de est e pl anet a. ‘ Cr i st i ano’ se or i gi nó f uer a de nuest r a bi osf er a. ‘ Cr i st i ano’ no se encuent r a en l a t abl a bi ol ógi ca de l as cr i at ur as de est e ámbi t o. ¿Es el ‘ vi vi r l a vi da cr i st i ana’ al go or gáni co de l a vi da humana? ¿O es posi bl e que ‘ cr i st i ano’ sea al go que per t enece a una f or ma de vi da di f er ent e y super i or ? ‘ Cr i st i ano’ no es angél i co; ‘ cri st i ano’ no es humano. Por su pr opi a nat ur al eza, ‘ cr i st i ano’ es l a expr esi ón or gáni ca de l a vi da di vi na. Vivir la vida cristiana es territorio exclusivo de la vida suprema.
Cuando J esucr i st o se l evant aba por l a mañana, vi ví a por medi o de l a vi da di vi na. Cualquier cosa que El hací a (todo lo que hací a) ese dí a, caí a en l a cat egor í a de cristiano. La vi da cri st i ana er a or gáni ca de l a nat ur al eza de El . Aut óct ona, nat ur al , or gáni ca —de l a vi da de Di os. La f or ma de vi da l l amada Di os ( que una vez encar nó como ni ño en Bel én y cr eci ó en Gal i l ea) es l o que ‘ cr i st i ano’ es. El Hi j o de Di os, que vi ví a por medi o de l a vi da di vi na de su Padr e que habi t aba dent r o de El : ésa es l a vi da cr i s t i ana. ‘ Vi vi r l a vi da cr i st i ana’ es si nóni mo de ‘ vi vi r ’ l a f or ma de vi da de El , y sol ament e l a suya. ‘ Cr i st i ano’ es l a expr esi ón instintiva de esa f or ma de vi da. En concl usi ón: Sól o J esucri st o puede vi vi r l a vi da cri st i ana. Cor r ect o. Per o hay not i ci as muy al ent ador as. Aquel que es esa f or ma de vi da, t ambi én vi ve en ust ed, J esucri st o, l a vi da supr ema, est á en ust ed. ¿Le ha di cho est o al gui en al guna vez? 66
Ust ed ha si do exhor t ado a que vi va l a vi da cr i st i ana, Per o ¿l e ha di cho al gui en que J esucr i st o es l a vi da cri st i ana? ¿Le ha di cho al gui en que El vi ve en ust ed? Y hay más. ¿Le ha di cho al gui en al guna vez que ust ed puede vi vi r por medi o de El ? Per o aquí est á l a pr egunt a cr uci al : Después que ust ed se convi r t i ó a Cr i st o, ¿r eci bi ó de al gui en si qui er a un i ndi ci o de cómo debí a vi vi r por medi o de una vi da que no es l a suya pr opi a? O, al i gual que l a señor a Ther , ¿ust ed f ue exhor t ado bási cament e a ser ot r a f or ma de vi da, si n habér sel e menci onado ‘ cómo’ debí a ser l o? Si n saber que El est á en ust ed como una vi da super i or , si n saber que El es l a vi da cri st i ana, si n saber que El y sól o El es el que vi ve l a vi da cr i st i ana, si n saber cómo vi vi r por medi o de esa ust ed pudi er a ser exhor t ado vida que no es l a suya pr opi a, i gual ment e a ser un cachor r o y a vi vi r por medi o de l a vi da de cachor r o. ¡ Tr at ar de vi vi r l a vi da cr i st i ana sól o por medi o de su pr opi o esf uer zo y su vol unt ad, acaba haci éndol e sent i r se como un pavo! Usted no puede vi vi r l a vi da cr i st i ana. Eso est á r eser vado par a ot r a f or ma de vi da. ¿Le ha di cho al gui en al guna vez que J esucr i st o est á en ust ed par a ser su vi da mi sma? Y si al gui en l e ha di cho est e i ncr eí bl e hecho, ¿ha r eci bi do ust ed al guna vez al guna ayuda en el ár ea de ‘ cómo’ vi vi r esa vi da? Las i nst r ucci ones que r eci bi mos cada uno de nosot r os como nuevos cr eyent es cuando cr eí mos, más o menos quer í an deci r : “Er es sal vo; ést e es el único cr i t er i o que necesi t as par a poder vivir la vida cristiana.”
Apar ent ement e f al t a al go por aquí en al guna par t e. Si ust ed me di ce que el úni co cr i t er i o necesar i o par a que se vi va l a vi da cr i st i ana es r eci bi r l a sal vaci ón, de l a mi sma maner a podr í a deci r me t ambi én que puedo bat i r l os br azos y vol ar . Per o yo no puedo vol ar . Par a que yo vuel e, no sól o t engo que t ener en mí l a vi da de una especi e que vuel e, si no t ambi én poder asi r me de esa vi da a di ar i o. Par a vi vi r l a vi da cri st i ana, necesi t o t ener en mí l a vi da de una especi e que sea l a vi da cr i st i ana. Debo t ener l a vi da supr ema, a J esucr i st o, en mí . Y necesi t o saber ( necesi t o O mej or desesperadamente saber ) cómo vi vi r l a vi da cr i st i ana. di cho, cómo vi vi r por medi o de l a vi da de El . Háganl o pr áct i co par a mí . Pr opor ci ónenme el ‘ cómo’ , o par en de deci r me que vi va l a vi da cr i st i ana. ¿Es s aber que ust ed es sal vo t odo l o que ust ed necesi t a saber par a vi vi r l a vi da y l a exper i enci a que se demanda de l os que son de l a f ami l i a del Di os vi vi ent e? Si endo yo un j oven cr eyent e ( y un j oven mi ni st r o) , l o más cer ca que l l egué j amás de oí r que l a vi da de Di os est aba en mí y l o más cer ca que l l egué j amás al ‘ cómo’ de vi vi r por medi o de esa vi da, me l l egó en una f r ase: “Ahor a que er es sal vo, el Espí r i t u Sant o t e capacitará par a vi vi r l a vi da cri st i ana. ” Eso f ue t odo. El 67
r est o de l o que oí , f ue: “Par a ser un buen cr i st i ano has de hacer est o y est o”, y “no hagas est o ni est o”. Sí , s eñor ; f al t aba algo. Desesper adament e f al t aba al go. Después de var i os años de t r at ar y t r at ar , empecé a pedi r ayuda: “¿ Podr í a ust ed pr opor ci onar me t an sól o un poqui t í n más de ayuda en l o que se r ef i er e al ár ea de ‘ cómo’ ?” Per o no est oy segur o de que al guno de mi s guí as supi er a al go más de l o que yo sabí a. Sí , se me decí a que or ar a. Per o si yo no sabí a or ar nada mej or que l a per sona que me decí a que or ase; yo sabí a que me encont r aba en un pr obl ema realmente gr ande. Por úl t i mo, hi ce el mayor de t odos l os descubr i mi ent os. ¡ Descubr í que no puedo vi vi r l a vi da cr i st i ana! Pedi r me que yo vi va l a vi da cr i st i ana es como pedi r l e a un puer co que vi va l a vi da de ángel . El pr obl ema de ese pobr e puer co est á en que él se encuent r a dos f or mas de vi da demasi ado abaj o, al l í en l a t abl a bi ol ógi ca, como par a vi vi r l a vi da de ángel . Pr i mer ament e, ese pobr e puer co t endr í a que subi r a l a f or ma de vi da humana. Después necesi t ar í a subi r , por enci ma de l a vi da humana, a l a vi da angél i ca. I ncl uso ent onces, necesi t ar í a un t r emendo vol umen de ayuda ant es de poder empezar a vi vi r por medi o de una vi da que no ser í a l a suya pr opi a. ¿Por qué? ¡ Por que est á acost umbr ado a ser un puer co! ¡ Es por eso! Pedi r l e a un puer co que ‘ vi va l a vi da de ángel ’ , es exact ament e l o mi smo que deci r me que yo vi va l a vi da cr i st i ana. Yo no puedo vi vi r l a. Yo t ambi én me encuent r o dos f or mas de vi da por debaj o de esa posi bi l i dad. La pr i mer a or den del dí a después de r eci bi r nuest r a sal vaci ón debe ser : apr ender que hemos r eci bi do ot r a vi da dent r o de nosot r os. Y a par t i r de ent onces, ‘ cómo vi vi r por medi o de una vi da que no es l a nuest r a pr opi a’ deber á ser l a más al t a pr i or i dad de l a vi da del nuevo cr eyent e. ( ¡ Los cr eyent es ‘ vi ej os’ t ampoco par ecen saber nada a est e r espect o! Y, est i mados l ect or es, est o nos vi ene bi en pr áct i cament e a t odos nosot r os. ) Per o, y ¿qué ha si do de l a señor a Ther ? Bueno, l a úl t i ma vez que vi er on a esa apr eci ada señor a, el l a est aba al l á af uer a en l a pi st a de at er r i zaj e del aer opuer t o. Est aba t r at ando de vi aj ar t an r ápi do como un ángel . Acababa de hacer var i as t ent at i vas de l evant ar vuel o, y habí a suf r i do var i os accesos de pal pi t aci ones car dí acas de desbocami ent o. Per o el l a descansó ot r a vez unos moment os, vol vi ó a r ededi car su vi da, apr et ó l os puños, r echi nó l os di ent es y se l e oyó deci r , conf or me gal opaba pi st a abaj o: “Soy un ángel . Puedo l ogr ar l o. Sí , puedo. Sí , puedo. Todo l o que t engo que hacer es t r at ar más dur o. ” Dej emos ahor a a l a señor a Ther , que desea t ant o subi r un l ugar en l a t abl a bi ol ógi ca ( o a l os puer cos que qui er en subi r dos l ugar es en l a t abl a bi ol ógi ca) . Dej emos t ambi én a l os que t oman a pecho l as pal abr as del r ever endo Tr ut . Veamos ahor a l o que nos puede enseñar una sardina. O más bi en, l o que esa sar di na puede 68
hacer par a ayudar nos a desapr ender al gunas de l as cosas que nos enseñar on acer ca de l a vi da cr i st i ana.
13
La sardina que indagaba
Habí a una vez una sar di ni t a que no quer í a ser más sar di na. Quer í a ser un ser humano. No un per r o, di gamos, si no un ser humano. La sar di ni t a quer í a subi r dos cl asi f i caci ones compl et as de f or mas de vi da. Con esa ambi ci ón ar di éndol e dent r o, nuest r a desconsol ada sar di ni t a empezó a hacer i ndagaci ones con r espect o a cómo l l egar a ser un ser humano. * Su pr i mer consej o vi no de un red herring . —¿De maner a que deseas ser f el i z —l e pr egunt ó el ar enque—, ser l a sar di na que Di os se pr opuso que f uer as, y vi vi r par a El ? —No; qui er o ser un ser humano —pr ot est ó l a sar di na. —No i mpor t a —pr osi gui ó el ar enque—, l a r espuest a es l a mi sma. Si r eal ment e qui er es ser l o que Di os qui er e que seas, ent onces necesi t as una adecuada educaci ón humana. No en una de esas escuel as ** de peces, si no en una uni ver si dad humana. Entonces ser ás l a sar di na más t r i unf ant e posi bl e. Recuer da, si deseas agr adar a Di os y ser t odo l o que puedes ser , debes l l egar a ser el pez más educado de t odo el océano. La educaci ón es esenci al par a l l egar a t ener una vi ctori osa vi da de pez. . . ést eee. . . vi da de. . . vi da humana. Su segundo consej o vi no de un swordfish***. —¿Buscas el secr et o de una vi ct or i osa vi da de pez? Oh, eso es senci l l o. *
J uego de pal abr as en i ngl és. Li t er al ment e = ar enque ahumado. En sent i do f i gur ado, al go que di st r ae l a at enci ón del asunt o pr i nci pal . Aquí el aut or dest aca el super énf asi s que se pone en l a educaci ón y en l os t í t ul os académi cos, que di st r aen de l o bási co. (N. del T. ) ** Otro j uego de pal abras en i ngl és. Escuel a ( school) de peces = car dumen. (N. del T. ) ** * Pez espada. El aut or usa aquí el sent i do del t érmi no word = pal abr a, i ncl ui do en sWORDfish par a dest acar l a i nt el ect ual i dad. (N. del T. )
69
—Per o es que yo qui er o ser un ser humano —pr ot est ó l a s ar di ni t a. —Es exact ament e lo mi smo —di j o el . Ahor a swordfish— escúchame. Léet e t oda l a enci cl opedi a humana. Luego vuel ve a l eer l a una y ot r a vez. ¡ Ent onces apr éndet el a de memor i a! Eso es l o que , tienes que hacer . Y r ecuer da —añadi ó en t ono gr ave el swordfish— si no l a l ees y no l a apr endes de memor i a Di os no t e va a amar . Dos gr andes l ágr i mas de agua dul ce br ot ar on de l os oj os de l a s ar di ni t a. —Tengo un gr an pr obl ema —di j o muy t r i st ement e—. Es que yo no sé l eer . —Hi zo una pausa, se vol vi ó y se al ej ó nadando l ent ament e, al t i empo que decí a baj i t o, como habl ando a sí mi smo—: Bueno, pr i mer ament e i r é a una buena uni ver si dad humana; al l í apr ender é a l eer , y l eer é y l eer é, y l eer é y l eer é. . . y apr ender é de memor i a t oda l a enci cl opedi a humana. ¡ Y ent onces Di os me amar á, y entonces ser é un ser humano! El si gui ent e pez con que l a sar di ni t a se encont r ó l uego, f ue * un lawbster de aspect o muy sol emne, que est aba sol emnement e ansi oso de ayudar a l a sar di ni t a en su búsqueda de l l egar a ser un ser humano. —¿El secr et o de una vi ct or i osa vi da de pez? —pr egunt ó—. ¡ Hay una sol a r espuest a! Debes ser el pez más mor al en t odo el r ei no de l os peces. Y, por supuest o —añadi ó t r anqui l i zador ament e—, ést e es t ambi én el modo de l l egar a ser un ser humano y de segui r si endo un ano. buen ser hum —En pr i mer l ugar —di j o, f i j ando sever ament e su penet r ant e mi r ada en l a sar di ni t a—, en pr i mer l ugar abandona t odas esas maner as t í pi cas de pez que t i enes. Aquí , pobr e y mi ser abl e sar di na. Sí , aquí . Mi r a est o —di j o en f or ma amenazador a al most r ar l e al go a l a sar di ni t a—. Est as son l as 400 l eyes, r egl as y r egul aci ones que t i enes que cumpl i r par a hacer f el i z a Di os. ¡ Apr éndet el as de memor i a! Y nunca quebr ant es ni nguna de el l as o t e buscar ás un gran pr obl ema. ¡ Un GRAN pr obl ema! Haz l o que t e di go y descubr i r ás por t i mi sma que así es c omo l l egar ás a s er un ser humano —decl ar ó, y no si n un gr an sent i do de sat i sf acci ón—. Y así es t ambi én como vivirás por medi o de l a vi da humana. —Recuer da: guar da t odas l as r egl as, y con el t i empo l l egar ás a ser un ser humano. Y —r epi t i ó, a medi da que su voz s e i ba desvaneci endo— quebr ánt al as, aun una sol a de el l as y nunca ver ás el r ei no humano. La sar di ni t a est aba apenas empezando a t r at ar de di ger i r t odo est o, cuando un her moso, f el i z y sonr i ent e goldfish ( pez de or o) vi no nadando. —Oi go que est ás buscando l a cl ave del t r i unf o —di j o el goldfish con ef er vescenci a. *
Pal abr a adapt ada por el aut or . Suena i gual que lobster = l angost a. En LAWbster el t érmi no law = l ey se r ef i er e al l egal i smo. (N. del T. )
70
—Bueno, l o que yo qui er o r eal ment e es s er un ser humano — r espondi ó l a sar di ni t a en t ono más bi en apagado—, per o. . . —¡ Es l o mi smo! —i nt er r umpi ó el . Bueno, déj ame goldfish— deci r t e t odo acer ca de est o. Es muy f áci l . Ten una act i t ud posi t i va. Mi r a el l ado br i l l ant e de l as cosas. Di os qui er e que t odos seamos f el i ces. Y —di j o, sacando el pecho—, ¡ El qui er e que t odos seamos pr ósper os! Pi ensa sól o en cosas agr adabl es. Sé amabl e. Sé af abl e. Sé amor oso. Sé si empr e amor oso, en cual qui er ci r cunst anci a. ¡ Sobr e t odo, consi dér at e a t i mi smo f el i z, pr ósper o humano! Haz t odo est o y s er ás t r ansf or mado en un ser humano y exi t os o. La sar di ni t a no pudo menos que sent i r se ent usi asmada por una per spect i va t an hal agüeña. Est aba a punt o de ensayar una sonr i sa bi en gr ande y ampl i a, cuando escuchó una voz f uer t e: “¡ Oye, t ú! ” —¡ Sí , t ú, sar di na! Oí que andabas buscando el secr et o. No l e pr est es ni nguna at enci ón a esos ot r os peces. Yo tengo el s ec r et o. De i nmedi at o l a sar di ni t a avanzó meneándose y cul ebr eando con agi l i dad hast a donde se encont r aba ese gr ande e i mponent e mussel * fish que l e habl aba. Y dur ant e l os di ez mi nut os si gui ent es l a sar di ni t a f ue desaf i ada, exhor t ada e i nspi r ada a ‘ evangel i zar , a ser vi r a Di os, a dar sus t al ent os al Señor y a l l evar a cabo l a gr an pi sci mi si ón hast a l o úl t i mo de Oceaní a’ . La sar di ni t a est aba a punt o de sacar el pecho, i ncl i nar el cuel l o y l anzar se en una gr an cr uzada evangel í st i ca a t odo l o ancho de Oceaní a, cuando escuchó un: “¡Psssttt!” —Eso no es ver dad —di j o una voz l l ena t ant o de mi st er i o como de conf i anza—. Has escuchado consej os del goldfish, del lawbster y del red herring , ¿ no es c i er t o, s ar di ni t a? —Sí , y del swordfish y del mussel fish t ambi én. —Yo he pr obado sus si st emas, t ambi én. Ni nguno de el l os f unci ona. El l os no t i enen l o que t ú andas buscando. Yo he hal l ado l a r espuest a. No t i enes por qué segui r si endo mi ser abl e. Esto f unci ona. —¡ Uyyy! —gr i t ó l a sar di ni t a—. Sí que est oy cont ent a de encont r ar a al gui en que sabe. ¿Y cuál es el secr et o? Per o, ¿qué cl ase de pez er es t ú? ¡ Vaya, nunca he vi st o nada semej ant e a t i ! Respl andeces en l a oscur i dad. Encont r ar me cont i go es al go el ect r i f i cant e. ¡ Cr eo que t ú sí debes t ener realmente l a r espuest a! —Yo soy un glow fish**. Y l a r espuest a, el secr et o que buscas, es t u boca. Ti enes que hablar en humano. El l os t i enen un l enguaj e, *
Mussel = mej i l l ón.
Suena i gual que muscle ( múscul o) . Se hace est e paral el o para dest acar el énf asi s en ‘ hacer ’ l a obr a de Di os. (N. del T. ) ** Glow fish, l i t er al ment e: pez f ul gor . Según parece, en esta par ábol a el aut or hace al usi ón al ‘ poder ’ de Hechos 1: 8 y a l as l enguas. (N. del T. )
71
una l engua, sabes. Hay una l engua humana —di j o el glow fish con una gr an admi r aci ón, y con ot r a i nsi nuaci ón más de mi st er i o. —Habl a en humano. Est a es l a r espuest a. Est o t e da vi ct or i a y poder . Consi der a est o. Y, t ú t ambi én podr ás l l egar a ser l a sar di na más poder osa del char co. ( ¡ Sana a t odas l as demás sar di nas! ) La sar di ni t a se sent í a absol ut ament e euf ór i ca al al ej ar se meneándose ági l ment e. —Tengo sei s di f er ent es posi bi l i dades que segui r . Una de el l as habr á de f unci onar . ¡ Ya sé! ¡ Ya sé l o que voy a hacer ! Voy a pr obar l as sei s a un mi smo t i empo. ¿Lo l ogr ar á nuest r a sar di ni t a? Muy i mpr obabl e. ¿Acabar á quedando f r ust r ada? Absol ut ament e. ¿Desani mada? Cl ar o que sí . La ver dad es que ni nguna sar di na ( ni at ún, ni sal món) t omar í a en ser i o ni ngún consej o semej ant e. Si mpl ement e un pez es una i mpr opi a f or ma de vi da par a que consi der e vi vi r l a vi da humana. La si mpl e biología l e ci er r a el paso de l l egar a ser un ser humano. ¿Y qué nos puede enseñar nuest r a sar di ni t a? Que pr áct i cament e t odo l o que se nos di ce r espect o a ‘ la vi ct or i os a vi da cr i s t i ana’ , est á di r i gi do a nuest r a nat ur al eza humana. Y nuest r a nat ur al eza humana no es más apt a par a vi vi r l a vi da cr i st i ana, que l a vi da de una sar di na es par a vi vi r l a vi da humana. La f r ase “par a ser un buen cr i st i ano. . . ” se di r i ge al suj et o bi ol ógi co i mpr opi o, si es que se di r i ge a nuest r a vi da de Homo sapiens. Tan sól o una f or ma de vi da puede vi vi r l a vi da cr i st i ana. Toda ot r a especi e que haga l a t ent at i va de l ogr ar t al cos a, est á pr edest i nada al f r acaso aun ant es de comenzar . Dí gal e ust ed a una sar di na que cant e yodel, como l os t i r ol eses; dí gal e a l a vi da humana que ‘ sea’ cr i st i ana. En ambos casos se est á dos cl asi f i caci ones por debaj o de l a capaci dad par a l ogr ar eso. Todas l as nor mas mor al es, r egl as, l l amados al deber , cul pabi l i dad, gr uñi dos, gemi dos, sudor , vapor , f uer za de vol unt ad, apr endi zaj e de memor i a de ver sí cul os bí bl i cos, o l o que est é de moda en nuest r os dí as, no l o ayudar án ni a ust ed ni a un pez a vi vi r l a vi da cr i s t i ana. La vi da cri st i ana es, primeramente, t ener l a vi da supr ema en nosot r os. En segundo l ugar , vi vi r por medi o de esa vi da. Est o hace que t odas l as demás of er t as s epan a agua de mar . El senci l l o y si mpl e mensaj e del Señor J esús: “Yo he veni do par a que t engan vi da”, hace que el i nt el ect ual i smo l uzca como i gnor anci a, r evel a que el l egal i smo es un est udi o en i nsani a, * y col oca l as l enguas en l a úl t i ma f i l a.
* Que el l egal i smo f unci one, ser í a equi val ente a que un pez apr endi ese a domi nar l os si st emas del hombre. . . a pur a f uer za de vol unt ad. Un pez no t i ene tant a f uer za de vol unt ad, ni t ampoco t i ene el hombr e suf i ci ent e f uerza de vol unt ad para vi vi r l a vi da cri st i ana. Toda l a obser vanci a de l as r egl as en el uni ver so no puede al t er ar est e hecho.
72
Gr aci as, sar di ni t a, por enseñar nos l o f út i l que es, si n t ener en cuent a l as f ór mul as dadas, que nuest r a f or ma de vi da t r at e de ser ot r a f or ma de vi da. Veamos, a cont i nuaci ón, qué cosas asombr osas nos puede most r ar un numer oso gr upo de vi si t ant es del espaci o ext er i or .
14
Visitantes del espacio exterior
¿Se ha f i j ado ust ed al guna vez en que en l as nar r aci ones de ci enci a f i cci ón l os vi si t ant es ext r at er r est r es si empr e son t ecnol ógi cament e (e i nt el ect ual ment e) super i or es a nosot r os? Si empr e t i enen una nave espaci al super i or , mej or es ar mas y una t ecnol ogí a más avanzada. Y su coci ent e i nt el ect ual es al r ededor de cuat r o veces más al t o que el de nosot r os ( si n menci onar que el l os si empr e saben habl ar en nuestro i di oma) . Nada podr í a r evel ar más con r espect o a qué es l o que nosot r os cr eemos que es superior . Par a nosot r os super i or qui er e deci r i nt el i genci a, t ecnol ogí a y ci enci a. Per o ¿s e da cuent a ust ed de que allá afuera hay r eal ment e una f or ma de vi da super i or ? ( No est oy habl ando de Di os. ) Sabemos su nombr e y s u númer o. Y son muy super i or es a nosot r os. ¿Mar ci anos? No. ¿Ent onces qué? La huest e angél i ca. El l os son r eal ment e super i or es a l os ser es humanos. ( Fui mos cr eados “ un poco menor es que l os ángel es”. ) Y son r eal ment e ser es extr at er r est r es. al gunas veces l os ángel es Y vi si t an est e pl anet a. Ahor a, ej er ci t emos un poco nuest r a i magi naci ón. Vamos a hacer nos i dea de que el Señor l es concedi ó un per mi so t empor al a al r ededor de un mi l l ón de ángel es par a ausent ar se del ot r o ámbi t o. Al mi smo t i empo t ambi én l es di o l a capaci dad de per manecer vi si bl es, y l es di o per mi so par a vi si t ar nuest r a gal axi a. Y aun l es per mi t i ó vi vi r en un pl anet a pr óxi mo a nosot r os. Señor as y señor es, conozcan a ver dader os ‘ i nvasor es pr ocedent es del espaci o ext er i or ’ . Y r eci ban una gran sor pr esa. 73
Recuer den ust edes que esos ángel es en par t i cul ar vendr án a nuest r o ámbi t o con el mi smo punt o de vi st a, l os mi smos val or es y l os mi smos i nt er eses que han t eni do si empr e al l á en su ámbi t o. De modo que una r espl andeci ent e mañana esos ángel es s al en del ámbi t o espi r i t ual y desci enden sobr e un deshabi t ado pl anet a no muy di st ant e de nuest r o si st ema pl anet ar i o. Le ponen por nombr e ETERNA I I a su nuevo hogar . ( Luego nuest r os ast r ónomos l e pusi er on el t í t ul o de Planitus Los Angelos a ese pl anet a, que no debe conf undi r se con una ci udad que t i ene un nombr e si mi l ar en TERRA FI RMA I . ) Poco después, nuest r os veci nos super i or es deci den veni r acá a vi si t ar nuestro pl anet a. ¡ Una vi si t a a TERRA FI RMA I ! Su nombr e codi f i cado: Oper aci ón VFVI I I I ( Vi si t a a l a For ma de Vi da I nf er i or númer o I I I ) . El l os nos comuni can de ant emano que van a veni r . Descender án sobr e el ár ea ver de que est á al r ededor del Monument o a Washi ngt on, en Washi ngt on, Di st r i t o de Col umbi a, EE. UU. El sueño más acar i ci ado del hombr e est á a punt o de r eal i zar se. La humani dad va a conocer una r aza más avanzada que l a suya pr opi a. Tiempo de llegada: 12: 00 del dí a. Distancia recorrida: 12 mi l mi l l ones de años l uz. Duración del viaje: 0. 000001 de segundo. Duración de la estadía en TERRA FIRMA I: un dí a ent er o. Todos l os di gnat ar i os de l a TI ERRA se r eúnen par a una r ecepci ón muy pr ódi ga. Ent onces, vi ni endo como de no se sabe de dónde, l os ángel es apar ecen. Debi do a que t odos est amos bast ant e f ami l i ar i zados con r ecepci ones, per o t an poco f ami l i ar i zados con ángel es, vayamos a f i sgonear a l os ángel es al t i empo que el l os cur i osean y r eci ben su pr i mer a i mpr esi ón de nosot r os. al cal de de Washi ngt on:
Es con gr andí si mo honor que nosot r os, que est amos r euni dos aquí hoy, damos l a bi enveni da a nuest r os huéspedes que pr oceden del espaci o ext er i or .
( Se escucha un mur mul l o angél i co. ) ángel es:
( ¿El l os l l aman esto una r ecepci ón?) ( Est e es un l ugar que l uce bi en or di nar i o. ) ( ¿Por qué no encender án l as l uces?) ( Aquel ast r o al l á ar r i ba. . . ¿Ves? Aquel que emi t e ese f eo r espl andor amar i l l ent o. Me par ece que est á casi por apagar se. ) ( ¿El l os l l aman esto una r ecepci ón?) ( Con una l uz no más br i l l ant e que ést a, no es ext r año que est e l ugar sea t an opaco. ) 74
( No, compl et ament e oscur o, si me pr egunt as. ) ( ¿El l os l l aman esto una r ecepci ón?) ( Est a f or ma de vi da sí que se mueve despaci o. ) ( Y habl an despaci o. ) ( ¿El l os l l aman esto una r ecepci ón?) ( ¡ Deber í an ver l a r ecepci ón que nosot r os damos cada vez que l l ega un r edi mi do! ) al cal de:
vocer o angél i co:
Ahor a nos gust ar í a most r ar l es a nuest r os vi si t ant es al gunas de l as mar avi l l as de nuest r o mundo. Est amos consci ent es de que ust edes est án mucho más avanzados que nosot r os, de modo que est e r ecor r i do ser vi r á par a most r ar l es a ust edes dónde nos encont r amos en nuest r a pr esent e et apa de evol uci ón. Por ej empl o, aquí pueden ver nuest r o úl t i mo l ogr o en al t a t ecnol ogí a. Hmmmmm.
al cal de:
Ahor a sí r vanse mi r ar a t r avés de est e i nst r ument o. Est e sof i st i cado ast r ot el escopi o est á apunt ado haci a el obj et o más di st ant e que hayamos descubi er t o hast a l a f echa.
ángel :
Ah, sí . Nosot r os hi ci mos nuest r o vi aj e par a acá.
al cal de:
Ust edes han veni do r eal ment e a muy buena hor a. Sucede que en est e mi smo moment o se est á pr esenci ando el úl t i mo mi nut o del úl t i mo cuar t o de hor a del más emoci onant e j uego de t oda l a hi st or i a del f út bol amer i cano.
ángel :
Hmmmmm.
al cal de:
Y aquí ust edes pueden ver el mayor , más avanzado, más académi co e i l ust r e i nst i t ut o de enseñanza super i or de t odo el mundo.
ángel :
Exc ús eme, qué?
al cal de:
Un i nst i t ut o de enseñanza super i or . Ahor a, si l es pl ace mi r ar a nuest r o gi gant esco moni t or de t el evi si ón, l es most r ar emos. . . bueno, dónde es que se pr oduce el di ner o. ¿Ven ese enor me sal ón donde t odos esos hombr es s e hal l an gr i t ando y voceando unos a ot r os? Bueno, ése es el cent r o f i nanci er o del mundo. Allí es donde se pr oduce el di ner o.
una
señor Di gnat ar i o, mi
75
par ada
al l í
ment e di vagó.
dur ant e
¿Es un
ángel :
Vaya, qué f or ma t an cur i osa de r endi r homenaj e a un í dol o —aun par a l os paganos. ¡ Semej ant e l ocur a t ot al ! Per o el t empl o en que se encuent r a el í dol o l uce f ami l i ar . Ar qui t ect ur a del r enaci mi ent o gr i ego, cr eo yo. ( ¿Qué habí a di cho que es el nombr e de est e di os en par t i cul ar ? )
al cal de:
Y ahor a, ant es de que se vayan, t enemos una sor pr esa par a ust edes. Todos l os cor os de t odas l as r el i gi ones de t odo el mundo, se han r euni do aquí hoy en est e y vast o super domo, a f i n de cant ar par a ust edes. Est e es el cor o más gr ande que se haya r euni do j amás en el pl anet a t i er r a. Y han el egi do cant ar l es el Coro Aleluya del Mesías de Handel . ¡ Maest r o del cor o, puede empezar !
ángel es:
( Est o es embar azoso. ) ( Est o es terrible. ) ( Tr at en de no demost r ar l o. ) ( Est o es realmente t er r i bl e. ) ( Est e es el peor cant ar que he escuchado j amás. ) ( Al menos podr í an cant ar de cor azón. ) ( Ya ha t er mi nado —ést e ha si do el cant o más br eve que he escuchado j amás. ) ( Sí , muy br eve. Misericordiosamente br eve. )
al cal de:
Ant es de que ust edes se vayan, ¿podr í an deci r nos al go r espect o de su pl anet a? Como por ej empl o, ¿exact ament e, cuán avanzados est án ust edes? ¿ Dónde se encuent r an t ecnol ógi cament e?
ángel :
Est e. . . nosot r os no est amos en eso.
al cal de:
¿Educaci ón super i or ?
ángel :
Tenemos que descubr i r qué si gni f i ca eso.
al cal de:
¿Vi aj es espaci al es?
ángel :
Sí , un poco de eso.
al cal de:
¿Depor t es?
ángel :
No.
al cal de:
¿Pasat i empos?
ángel :
Bueno, sí , al go. ¿Ust ed sabe cómo ust edes van a un par que zool ógi co y se r í en de l os monos? Bueno, a veces nosot r os t ambi én hacemos al go de eso.
al cal de:
¿Se r í en de l os monos? 76
ángel :
No.
al cal de:
Ent onces, ¿de qué?
ángel :
Pr ef er i mos no deci r l o.
al cal de:
Oh, por f avor . Ust edes est án ent r e ami gos.
ángel :
Bueno, no es que quer emos r eí r nos. a veces no podemos r emedi ar l o.
al cal de:
Muy bi en. ¿Per o qué es l o que l es hace r eí r se?
ángel :
¡ Preferiríamos de ver as no deci r l o!
al cal de:
Oh, bueno, ah. . . ¿y qué es l o que hacen ust edes, que son una f or ma de vi da super i or ?
ángel :
Nosot r os ador amos.
al cal de:
¿Ador an? ¿Una f or ma de vi da super i or , ador a?
ángel :
Sí .
al cal de:
¿Qué más?
ángel :
Al abamos.
al cal de:
¿ Y. . . ?
ángel :
Ent r egamos mensaj es.
al cal de:
¿Eso es t odo?
ángel :
No.
al cal de:
¿Qué más, ent onces?
ángel :
Cant amos. r eal ment e!
al cal de:
¿Nada de i nvent os? ¿Nada de descubr i mi ent os?
ángel :
Oh, sí . Sí , t uvi mos un i ncr eí bl e descubr i mi ent o t an sól o r eci ent ement e. Uno de l os ángel es encont r ó una nueva oct ava compl et a y dos not as musi cal es nuevas. Debi mos de cant ar esas nuevas not as como por un si gl o o dos t an sól o par a acost umbr ar nos a el l as. Fue al go ver dader ament e mar avi l l oso.
al cal de:
Todo eso suena t an. . . tan simple. ¿Est án seguros de que ust edes const i t uyen una f or ma de vi da super i or a nosot r os?
ángel :
Sí , Al cal de. De eso est amos compl et ament e segur os.
Qui er o
deci r ,
Es que si mpl ement e
¡ nosot r os
sí
cant amos
Con eso, l os ángel es par t i er on de r egr eso, t omando pausadas 0. 000002 de segundo par a r egr esar a ETERNA I I . Bueno, ¿y cuál es el obj et o de est a f ábul a? 77
unas
El al ma humana se hal l a muy i mpl i cada en l a t ecnol ogí a, l a educaci ón, el buen éxi t o, l as oper aci ones f i nanci er as, l a posi ci ón r el at i va, l a pol í t i ca, l a moda, l a f i l os of í a, l os depor t es , l a psi col ogí a, l a acept aci ón, l a ci enci a, l a t eol ogí a, l a apr obaci ón, el i nt el ect ual i smo, l os t al ent os, l a especul aci ón y t odas l as demás f acet as de l as mul t i f acét i cas expr esi ones aní mi cas de la ci vi l i zaci ón. Per o ni l a f or ma de vi da que est á j ust o enci ma de nosot r os, ni l a que est á i nmedi at ament e debaj o de nosot r os s e i nt er esan en ni nguna de est as cosas. Los per r os, por ej empl o, no est án i mpl i cados en l a ci enci a y l a t ecnol ogí a. El l os l adr an, per si guen su col a y a l os gat os; y l adr an, y j uegan, y gr uñen y menean l a col a, y l adr an un poco más. Hay una ampl i a br echa ent r e nosot r os y l o que hay di r ect ament e debaj o de nosot r os. Not e que el si st ema de val or es de el l os y nuest r o si st ema de val or es di f i er en enor mement e. Además, el i nt el ect ual i smo y l a f i l osof í a no van más al t o en l a escal a bi ol ógi ca. Est as cosas se detienen con el hombr e. Más ar r i ba en l a escal a bi ol ógi ca no se oye habl ar de el l os. Todas esas cosas t er mi nan con nosot r os. La educaci ón no es l a expr esi ón más el evada de t odas l as cosas. ¡ El i nt el ectual i smo, l a f i l osof í a, l a educaci ón —son act i vi dades y al t os val or es de una r aza caída! No se ha de ‘ cri st i ani zar ’ est as cosas, por ej empl o l l amando ‘ cri st i ana’ a l a educaci ón. Ot r o ej empl o es que en l as dos cat egor í as de vi da que est án por enci ma de l a nuest r a, no exi st e el concept o de “usar nuest r os t al ent os par a ser vi r al Señor ”. Y l a necesidad de “dar una expl i caci ón racional de nuest r a f e”, es un val or que pr ovi ene de nuest r a posi ci ón i nf er i or en l a escal a bi ol ógi ca; y, desde l uego, así es el semi nar i o en que se enseña eso. Hemos r ecogi do una t r emenda cant i dad de i deas ext r abí bl i cas. Las hemos r ecogi do de l ugar es que no son el Espí r i t u del Señor en nuest r o espí r i t u, y de l ugar es que no son l as Sagr adas Escr i t ur as. Por ej empl o, at r i bui mos a Di os l a cl ase de super i or i dad que l a ci enci a- f i cci ón l e at r i buye a ser es de super i or i nt el i genci a. Por t ant o, si hemos de compr ender a Di os, necesi t amos una educaci ón uni ver si t ar i a y una l i cenci at ur a. Est i mado l ect or , ésa no es l a f or ma en que l l egamos a conocer a Di os. Fí j ese en que, según l a f or ma de vi da sube de ni vel en l a escal a bi ol ógi ca, l as cosas del al ma pasan a ser s ecundar i as y l as del espí r i t u pasan a ser f undament al es. Ust ed nunca l ogr ar á que un ángel , que est á un l ugar por enci ma de nosot r os, se ent usi asme por ‘ una buena educaci ón’ ; el l os no est án i mpl i cados en eso más de l o que l o est á un per r i t o. Tampoco hal l ar á a ni ngún ángel que est é t r at ando de pr oduci r un mej or aut omóvi l o un mej or apar at o de t el evi si ón; t ampoco l o encont r ar á en una l í nea de ensambl aj e pr oduci endo exót i cos i nst r ument os el ect r óni cos. Ni t ampoco l o encont r ar á esf or zándose por adqui r i r una casa de cuat r o habi t aci ones, y t r es car r os y un bot e de mot or . 78
Necesi t amos r ecor dar t ambi én que hast a hace más o menos 150 años, el ni vel de anal f abet i smo en t oda l a r aza humana est aba ent r e un 85% y un 99%. ¿Exact ament e cuánt o t i empo est uvo l a humani dad si endo t an anal f abet a? Pues desde el amanecer de l a hi st or i a anot ada. Punt o a dest acar : Se puede conocer l a f e cr i st i ana en t oda su pr of undi dad, gl or i a y pl eni t ud, si n ni nguna escol ar i dad, ni i nt el ect ual i smo, ni educaci ón super i or , y si n est ar super dot ado. Tener un al t o coci ent e de i nt el i genci a no t i ene nada que ver con cuán bi en podemos conocer al Señor . Donde l l egamos a conocer al Señor J esucr i st o y a encont r ar nos con El , es al l í dent r o de l as r ecóndi t as pr of undi dades de nuest r o ser espiritual, no en nuest r o l óbul o f r ont al . I ncl uso el saber l eer no es un cri t er i o par a l l egar a t ener una vi da cr i st i ana más pr of unda. Ll egamos a conocer al Señor al l í adent r o. Y ‘ adent r o’ se ref i er e a ‘ dent r o de nuest r o espí r i t u’ , no ‘ dent r o de nuest r o cer ebr o’ . No se debe conf undi r l os val or es del al ma humana con l a nat ur al eza or gáni ca de nuest r o espí r i t u r edi mi do y r esuci t ado. El al ma humana es s ól o eso: humana. Ter r enal . Est o, que es l o más mar avi l l oso y más pr eci oso de t oda l a cr eaci ón t er r enal . . . el al ma. . . r eal i za a di ar i o su f unci ón, que es comuni car se con uno mi smo; comuni car se con ot r os; comuni car se con l o que nos r odea; y cumpl i r con l as r esponsabi l i dades de una ocupaci ón. Per o al i ment ar el al ma con l a est r at osf er a de l os l ogr os i nt el ect ual es del hombr e, no l a hace espi r i t ual . No, t al es cosas sól o hacen que el poder de nuest r a al ma sea exótico. La pr i mer a or den del cr eyent e es l l egar a conocer per sonal ment e a un Señor y Sal vador vi vi ent e, r edent or y t r ansf or mador , que se l l ama el Señor J esucr i st o y que vi ve en él . Dej emos, pues, que l os per r os l adr en, que l os ángel es se apr esur en, y que el hombr e agudi ce t ant o sus poder es aní mi cos, que su al ma parezca t omar sobr e sí at r i but os del espí r i t u. Ent r et ant o, que nosot r os l os cr i st i anos comunes que t enemos un coci ent e de i nt el i genci a de más o menos 100, y que encont r amos a Ar i st ót el es t er r i bl ement e i nsí pi do y que un doct or ado en f i l osof í a y ot r o en t eol ogí a son menos que necesar i os par a conocer al Señor , que nosot r os l os campesi nos de l a f e, hagamos l o que se supone que debemos hacer . . . ¡ que nosot r os, j unt os, conozcamos a nuest r o Señor ! Si l os ángel es y l os cachor r os t i enen al go que deci r nos, es l o si gui ent e: Ya sea que ust ed sea bl anco, negr o o mor ado; l i ber al o conser vador , ar t i st a o dal t oni ano, var ón o hembr a; y pr esci ndi endo de su educaci ón, su condi ci ón soci al , su est r at o económi co, sus met as, sus ambi ci ones, sus cr eenci as pol í t i cas y sus ant ecedent es cul t ur al es; si ust ed l l ega a empezar a ent r ar en cont act o con esa otra vi da que est á dent r o de ust ed, y si ust ed l l ega a comenzar a vi vi r por medi o de esa vi da super i or que est á en ust ed, esper e que ocur r a una r evol uci ón en su si st ema de val or es. Es l a vi da super i or que hay en l os ángel es l o que hace que no pr oduzcan ar t ef act os el ect r óni cos. Esper e que l a vi da super i or que est á en ust ed r evol uci one todo dent r o de l a mat r i z de su vi da. 79
En el capí t ul o si gui ent e vamos a consi der ar l a composi ci ón bi ol ógi ca de: Adán i nocent e ( ant es de caer ) . Adán caí do. Toda l a r aza de l a especi e caí da. El Señor J esucri st o mi ent r as vi ví a en l a t i er r a. * Los r edi mi dos como est án ahor a. El Señor J esús gl or i f i cado.
*
Véase el Apéndice I para más detal l es r espect o de l a uni ci dad bi ol ógi ca de J esucr i st o.
80
Parte IV
80
15
La tabla biológica
He habl ado de l os cr i st i anos como que r eal ment e const i t uyen una especi e di st i nt a, apar t e de l os i nconver sos. ¿Es est o vál i do? Sí , en cuant o a que nosot r os, al i gual que l a angui l a el éct r i ca, t enemos ‘ par t es i nt egrant es’ en nosot r os que no se encuent r an en l os que no son cr i st i anos. Pabl o habl a de nosot r os l os cr eyent es como que somos una nueva cr eaci ón. Asi mi smo decl ar a que somos un “nuevo hombr e” ( En el or i gi nal gr i ego, est e t ér mi no si gni f i ca “un nuevo ser humano”, o “una nueva humani dad”, est o es, un ser humano di st i nt ament e di f er ent e de aquel l os a qui enes s e r ef i er e como el hombr e viejo, o el ser humano vi ej o. ) En ef ect o, al gunos aut or es cr i st i anos del si gl o segundo se r ef er í an a l os cr eyent es cr i st i anos como “l a nueva raza” o “ l a t ercera raza”, est o es, ni j udí o ni gent i l . Demos un br eve vi st azo a l a pr i mer a cr eaci ón y a l a nueva cr eaci ón desde un punt o de vi st a bi ol ógi co. Adán inocente ( ant es de caer ) : Un cuer po i nocent e y un al ma per f ect ament e i nocent e. ( Adán er a t an per f ect o como Di os podí a hacer al hombr e, si n poner s u vi da di vi na en él . ) Adán t ení a un espí r i t u que habí a t eni do su or i gen en el ámbi t o espi r i t ual . Su hábitat er a el Huer t o del Edén. No se suponí a que esa especi e quedar a en ese pr i mer est ado. Adán no habí a si do compl et ado. El habí a si do cr eado par a t ener l a vi da de Di os en sí . En ese est ado i nconcl uso, esa especi e nunca est uvo dest i nada a veni r a ser una r aza humana. Adán caído: Un cuer po en que mor aba el pecado y un al ma mar cada con ci cat r i ces por el pecado, con su nat ur al eza dañada y el l a mi sma per di da ( apar t ada de Di os) . Un espí r i t u muer t o, que hací a que Adán quedar a cor t ado del ámbi t o de l o espi r i t ual —est o es, cor t ado de l as r i quezas de l os l ugar es cel est i al es que son en Cr i s t o J es ús ( Ef es i os 1: 2, 3) . La raza caída de los hijos de Adán: El cuer po ha si do t an cor r ompi do por el pecado, que ahor a es ‘ car ne’ . El hombr e est á pr i nci pal ment e baj o el cont r ol del pecado que mor a en el cuer po. . .
81
es deci r , en l a car ne. El al ma est á agr andada, y pr ocur a ( per o si n l ogr ar l o) hacer se car go de l a f unci ón del espí r i t u. El espí r i t u est á muer t o a l as cosas espi r i t ual es, y el hombr e, vol vi éndose gr adual ment e más y más apar t ado de Di os. Jesucristo, el Unigénito Hijo de Dios, mientras vivía en la un al ma per f ect a y un espí r i t u tierra: Un cuer po i mpecabl e, per f ect ament e equi l i br ado. Un espí r i t u vi vi ent e. Y el Padr e y el
Espí r i t u Sant o que mor aban en el espí r i t u del Señor y er an uno con s u es pí r i t u. El Cristo resucitado: El mi smo de ar r i ba, except o que, de al guna maner a, su cuer po f í si co ha t omado sobr e sí el at r i but o de ser t ambi én espi r i t ual . J esucr i st o ha pasado por l a muer t e en su espí r i t u, en su al ma y en su cuer po. Es per f ect o en su ser f í si co y en su ser espi r i t ual , y t r ascendent e por enci ma de l a cr eaci ón de espaci o- t i empo. El creyente: Su espí r i t u ha si do r evi vi do. Ahor a dent r o del cr eyent e mor a J esucr i st o y el cr eyent e es hecho uno con El dent r o de su espí r i t u. Su al ma es per donada, pur i f i cada y exper i ment a ot r as cosas mar avi l l osas. Sobr e t odo, su al ma est á si endo t r ansf or mada. Cuando est é pl enament e t r ansf or mada, par ece que va a t ener l as pr opi edades de l o que es espi r i t ual . Su cuer po es t odaví a una conf usi ón, y est á a l a esper a del r et or no de J esucr i st o, ocasi ón en que habr á de ser transformado. El Cristo glorificado: ¡ El que ahor a r ei na en l os l ugar es cel est i al es ( y, con t odo, est á dent r o de t odos y cada uno de l os cr eyent es! ) ¡ Est e Cr i st o es i ndescr i pt i bl e, como J uan l o demost r ó cuando i nt ent ó descri bi r l o! ¿Y el cr eyent e r esuci t ado, después que el Señor r egr ese? No sabemos la r espuest a a est o. Per o t enemos una i ncr eí bl e esper anza. . . por que No sabemos l o que hemos de ser , per o ¡ ser emos semej ant es a El ! En l a Par t e V vamos a consi der ar el l ugar adonde se supone que vamos, como cr eyent es, par a exper i ment ar al l í l a vi da cr i st i ana más pr of unda.
82
Parte v
83
16
Establecimiento de un hábitat para nuestra especie
Cada especi e t i ene un hábitat si ngul ar ment e di f er ent e del de cual qui er ot r a f or ma de vi da. Si n embar go, un dí a vi no una f or ma de vi da de ‘ af uer a’ e i nvadi ó est e pl anet a. Er a una f or ma de vi da que no t ení a hábitat nat ur al aquí en est e pl anet a. Per o El , que er a esa f or ma de vi da, di o a ent ender cl ar ament e quo cambi ar í a esa si t uaci ón. Tení a pl anes bi en def i ni dos de cr ear un hábitat, par t i cul ar y pecul i ar ment e per f ect o, par a su especi e. El habí a veni do de una cl ase de mat r i z muy especi al y se pr opuso t ener un hábitat si mi l ar en est e gl obo azul y ver de. El i ba a t ener un hábitat aquí, aun cuando eso i mpl i car a t r aer su hábitat nat ur al — que est aba en el ot r o ámbi t o— a t r avés de l a puer t a si t uada ent r e l os dos ámbi t os y poner ese hábitat aquí mi smo en l a t i er r a. De una f or ma o de ot r a, l as demás especi es y l os ot r os habi t ant es de est e vi ej o pl anet a ver í an l a l l egada de una nueva especi e, y de una cl ase de hábitat t ot al ment e nueva par a una especi e úni ca en su géner o. A menudo est e i nvasor pr ocedent e de ‘ ar r i ba’ se r ef i r i ó al l ugar donde habí a vi vi do ant er i or ment e. Cámbi ese l a pal abr a reino por hábitat en l as si gui ent es f r ases escr i t ur al es, y se ver á cuán r eal ment e ser i o er a El en cuant o a est abl ecer , aquí en l a t i er r a, un lugar especi al donde El pudi er a vi vi r . Yo no soy de est e mundo. Mi hábitat (reino) no es de est e mundo. Mi hábitat est á cer ca. Busquen mi est as cosas l es ser án hábitat... y t odas añadi das. Beber é est a copa de nuevo con ust edes en el hábitat de mi Padr e. A mi Padr e l e ha pl aci do dar l es su hábitat. Nos r euni r emos con El en su hábitat como hi j os, par a ent r ar al l í en el hábitat et er no. Su hábitat no puede ser conmovi do. Ust ed ha her edado su hábitat.
84
Nosotros somos l os mor ador es de ese hábitat. El pr opi o hábitat de Di os ha veni do a ust edes. El mi st er i o de mi hábitat ser á de ust edes. Si mi r as haci a at r ás, no er es apt o par a mi hábitat. Ust edes s e sent ar án y comer án pan en el hábitat de mi Padr e. Nadi e ver á mi hábitat cuando sea est abl eci do aquí .
Yo soy de ar r i ba. Ust edes deben nacer de ar r i ba o no podr án ver mi hábitat. Uni cament e cuando el Espí r i t u est é en ust edes, podr án ust edes ent r ar en el hábitat de Di os. ¡ Aquel l os que si guen buscando en su espí r i t u, ellos son l os que r eci ben el hábitat de Di os! Ese l ugar en que l a nueva especi e habí a de vi vi r , er a muy i mpor t ant e par a nuest r o Señor . Nunca pi ense ust ed que nuest r o hábitat ( cr eado especí f i cament e par a nuest r a especi e) no es i mpor t ant e. I gual que par a t odo ot r o ser vi vi ent e, l a super vi venci a de ust ed y mí a como ser es espi r i t ual es depende de t ener un apr opi ado hábitat. Qui t e el hábitat nat ur al de cual qui er especi e, f uer ce esa especi e ( cual qui er especi e) a que vi va en un hábitat ar t i f i ci al , y est ar á condenando esa especi e a l a ext i nci ón, o a una exi st enci a no mucho mej or que l a muer t e. ¿Est amos aquí par a vi vi r en un hábitat no mucho más at r act i vo que una j aul a? ¿O, aun mi ent r as est amos aquí en l a t i er r a, hemos de expl or ar l o et er no con El , en su hábitat? ¡ Fue par a l i ber t ad que El nos l i ber t ó! Si nosot r os, l os cr eyent es, somos de ver as bi ol ógi cament e úni cos; y si nosot r os, l os cr eyent es, somos r eal ment e una nueva cr eaci ón; si en ver dad nuest r a especi e f ue i nt r oduci da t an sól o r eci ent ement e a est e pl anet a; si r eal ment e somos una especi e con der echo a ambos ámbi t os; si est amos const i t ui dos de ‘ par t es’ pr ocedent es de ambos ámbi t os, ent onces busc ar nuest r o hábitat nat ur al , hal l ar l o y vi vi r en él es absol ut ament e cruci al par a nuest r a exi st enci a. Podemos i ncl uso conj et ur ar cómo habr á de ser est o. El Señor J esús per t enece a ambos ámbi t os. ( Por l o t ant o, nosot r os t ambi én. ) De maner a que podemos esper ar que est e hábitat est é const i t ui do en par t e de el ement os de est e ámbi t o y en par t e de el ement os pr ocedent es del ot r o ámbi t o. Ahor a bi en, ¿qué deci r de est a especi e ent er ament e nueva? ¿Vendr á a f or mar par t e y por ci ón del hábitat del hombr e vi ej o, caí do e i ncr édul o? ¿Hemos de pedi r pr est ado un hábitat de ot r a especi e? Bueno, el hábitat de ni nguna ot r a especi e nos sirve. Además, es cont r a nat ur al eza pedi r pr est ada ot r a mat r i z. No, l a nueva especi e que comenzó a mul t i pl i car se en l a t i er r a j ust o después de l a r esur r ecci ón de J esucr i st o, f ue expr esament e dest i nada par a un hábitat compl et ament e nuevo, di f er ent e de cual qui er ot r a cosa que est e mundo haya vi st o nunca.
85
El hombr e caí do y l a nueva cr i at ur a no compar t en un hábitat común. Repi t o, nuest r o hábitat y el del hombr e vi ej o no son el mi smo. El pr i mer o de nuest r a especi e vi no a est a t i er r a y por al go más de 33 años vi vi ó aquí , sol o. El no t uvo ot r os mi embr os de su ‘ r aza’ . No obst ant e, como hemos vi st o, l as f acet as de l a ci vi l i zaci ón del hombr e caí do no ej er ci er on at r act i vo al guno sobr e El . ¡ Par a El , l a ‘ ci vi l i zaci ón’ f ue una i dea que cor r espondí a a una f or ma de vi da i nf er i or ! Muchos cr eyer on que el Señor est abl ecer í a un nuevo hábitat en I sr ael ; que er i gi r í a un t r ono, der r ocar í a a Roma e i naugur ar í a una nueva naci ón donde su úni ca especi e habr í a de vi vi r . ¡ Per o su hábitat no l e pr est a at enci ón a l as f r ont er as est abl eci das por una f or ma de vi da i nf er i or ! Roma, I t al i a, Si r i a, Gr eci a, I s r ael , Egi pt o, et c. . . . ni nguna de l as f r ont er as de esos paí ses ej er cí a i nf l uenci a al guna sobr e cómo habr í a de ser su hábitat ni en dónde l o habr í a de est abl ecer . Ent onces ¿qué f ue l o que ej er ci ó i nf l uenci a sobr e El en el est abl eci mi ent o de un hábitat par a su especi e? ¡ Hubo una i nf l uenci a muy definida! Hubo var i os i ngr edi ent es especi al es que mol dear on l as car act er í st i cas de su domi ci l i o. ¿Y cuál es f uer on esos i ngr edi ent es? Más que cual qui er ot r a cosa, l a pasada exper i enci a de El en l a et er ni dad f ue l o que mol deó su di seño de un hábitat aquí en l a t i er r a. Poder osas i nf l uenci as est uvi er on oper ando en ést e el más gr ande de t odos l os ar qui t ect os. Como sus i nst i nt os i nt er nos, sus exper i enci as anteriores de donde El habí a vi vi do ant es de veni r aquí . La vi da en l os ámbi t os espi r i t ual es. El hecho de que El er a Di os ver dader o de Di os ver dader o y t ambi én t ot al ment e hombr e —est a uni ón par adój i ca— ej er ci ó i nf l uenci a sobr e l o que habr í a de ser su hábitat. Estos son l os i ngr edi ent es que ej er ci er on i nf l uenci a sobr e el di seño del hábitat que J esús est abl eci ó. El est abl eci ó est e hábitat
t eni endo en ment e a dos per sonas: A Sí mi smo y a ust ed. Sus i nst i nt os er an cel est i al es y di vi nos. Las pr i nci pal es car act er í st i cas de nuest r o hábitat habí an per t eneci do al ot r o ámbi t o. El habí a vi vi do en el ámbi t o de l o i nvi si bl e, en l ugar es donde el Di os vi vo hací a su mor ada. El Señor uni ó esos el ement os y di señó y const r uyó un hábitat par a nosot r os, que somos nat ur al es del ámbi t o mat er i al . Por ci er t o que el l ugar en que El habí a vi vi do ant er i or ment e er a di f er ent e de t odo l o que el hombr e caí do habí a vi st o j amás. Los dos de est as dos especi es son i ncompar abl es. hábitats I ncr eí bl ement e i ncompar abl es. En su mor ada cel est i al , su hábitat no t ení a l í mi t es. Est aba l i br e de t i empo y de espaci o. ¡ No habí a di st i nci ones r aci al es, per o habí a ci udadaní a! Hast a ent onces, l a ci udadaní a en ese hábitat habí a est ado l i mi t ada a t an sól o t r es per sonas —Di os Padr e, Di os Hi j o, y Di os Espí r i t u Sant o. ¡ Ci er t ament e una pequeña ci udadaní a!
86
La ci udadaní a de aquel hábitat se mul t i pl i có gr andement e el dí a de Pent ecost és. Después de 33 años de est ar sobr e est e pl anet a, andando al r ededor si n un hábitat y si n t ener a ni ngún ot r o mi embr o de su especi e, de pr ont o el Señor t uvo numer osos conci udadanos. Y t odos el l os t uvi er on un l ugar —un l ugar en que t odos podí an vi vi r j unt os. ¡ El est abl eci ó su pr opi a especi e, y ensegui da l e pr opor ci onó un hábitat! Y, ef ect i vament e, est e nuevo Hombr e, est a cabeza de una nueva cl ase de raza, est abl eci ó un hábitat que hací a j uego con l a nueva especi e. Nót ese que l as aves cor r esponden al ci el o at mosf ér i co, l os peces al agua, el ganado al campo. El hábitat y l a cr i at ur a hacen j uego. Di os, que es espí r i t u e i nvi si bl e, per t enece al ámbi t o de l o es pi r i t ual y l o i nvi s i bl e. ¿Y qué deci r del Señor y de su especi e? Como hemos vi st o, El per t enece a ambos ámbi t os. Y nosot r os t ambi én. El habí a vi vi do en el seno del Padr e por t oda l a et er ni dad pasada. Luego, por al go más de 33 años, vi vi ó en el ámbi t o vi si bl e. Es de esper ar que el hábitat cor r esponda a l a especi e. Por su pr opi a nat ur al eza, est e hábitat debe t ener en sí t ant o un t oque de l o cel est i al como un t oque de l o t er r enal , en par t e, de l o i nvi si bl e y l o espi r i t ual , y en par t e, de l o f í si co y l o mat er i al . Nuest r o Señor combi nó l os el ement os de sus pasadas exper i enci as vi vi das en el ámbi t o espi r i t ual , con l os el ement os de sus exper i enci as de l os 33 años y meses que vi vi ó en el ámbi t o vi si bl e y mat er i al . El creó un hábitat que combi na dos ámbi t os. Es en est e i ncr eí bl e l ugar donde mor a su nueva cr eaci ón. Toda especi e si empr e busca y reconoce i nst i nt i vament e su hábitat nat ur al . Di os ha puest o un i nst i nt o or gáni co en cada cr i at ur a par a que encuent r e su hábitat nor mal . ¡ Y ust ed anhel ar á ese l ugar mi ent r as vi va! Una ovej a sol a no puede sobr evi vi r nunca. Y aun si pudi er a s obr evi vi r sola, t odaví a su vi da no t endr í a sent i do al guno. La ovej a tiene que vi vi r en un r ebaño. Di os l a hi zo así . El r ebaño es al go or gáni co par a una ovej a Asi mi smo, l a mayor í a de l os peces vi ven en car dúmenes. Saque un pez del car dumen y póngal o a vi vi r por su cuent a, y l a vi da de ese pez no t endr á sent i do y su opor t uni dad de sobr evi vi r ser á nul a. El l eón ha de t ener su manada, o hast a él vendr á a ser pr esa de ot r os depr edador es de l os mat or r al es. Hast a el poder oso el ef ant e sabe i nst i nt i vament e que per t enece a una manada, en l a cual hal l a pr ot ecci ón, r eal i zaci ón y s i gni f i cado. Hast a el Señor er a i mpul sado bi ol ógi cament e haci a el hábitat que El habr í a de cr ear par a l a nueva especi e. Así , una vez que el Hi j o de Di os/ Hi j o del Hombr e comenzó su mi ni st er i o en est a t i er r a, hast a El at r aí a en f or ma nat ur al a su al r ededor a hombr es y muj er es que t ení an pr of undas ansi as de poder ent r ar en cont act o con el ámbi t o espi r i t ual . For maban par t e unos de ot r os. Se per t enecí an. Todos vi ví an en l a t i er r a. Todos quer í an exper i ment ar un t oque con
87
l a r eal i dad de ese ot r o ámbi t o. Nót ese que f ue el Señor qui en deci di ó cuán pr óxi mos unos a ot r os habr í an de vi vi r El y sus segui dor es dur ant e esos t r es años y más. La comuni dad f ue i dea suya. Fue El qui en ‘ i nvent ó’ l a comunión. ( En r eal i dad, f ue El qui en l a i nt r oduj o en nuest r o pl anet a. La comunión es y s i empr e ha si do l a act i vi dad númer o uno de l a Dei dad. ) Sus s egui dor es vi vi er on muy uni dos ent r e sí , una comuni dad de r edi mi dos, por al go más de t r es años. Según pasaba el t i empo, aquel l os que vi ví an con El , est o es, l os que vi ví an con l a di vi ni dad, empezar on a per ci bi r que El est aba en un const ant e cont act o con ambos ámbi t os al mi smo t i empo. ¿Per o qué deci r de el l os? ¿Qué suceder í a después que El ascendi ese y el l os se quedasen aquí en l a t i er r a? ¿Cuál habr í a de ser su hábitat? Una vez que El l os dej ó sol os, sus segui dor es l l egar on a compr ender que el l os t ambi én er an cr i at ur as de l os dos ámbi t os. Y ver dader ament e t ení an un ar di ent e i nst i nt o por su hábitat nat ur al . Sí , sus segui dor es habí an naci do en est a t i er r a. Per o al go más l es habí a acont eci do a esos hombr es y muj er es después de l a r esur r ecci ón. Tambi én habí an “naci do de l o al t o”. Todos y cada uno de el l os t ení an dos c umpl eaños, uno de cada uno de l os dos ámbi t os. Eso er a l o que l os hací a bi ol ógi cament e úni cos en est e pl anet a. Per o ust ed y el r est o de su especi e t i enen un ar di ent e deseo de dej ar est a vi ej a cr eaci ón. De par t i r e i r se a l a nueva cr eaci ón. ¡ Per o ust ed y el r est o de su especi e t i enen t ambi én un ser i o pr obl ema! El r est o de l a nueva cr eaci ón ( el nuevo ci el o y l a nueva t i er r a) ¡ aún no est á aquí ! Ent onces, ¿dónde va a t ener s u hábitat est a nueva f or ma de vi da bi ol ógi ca hast a que el Señor r et or ne? ¿Dónde van a vi vi r sus mi embr os hast a que est a vi ej a cr eaci ón se di suel va y un nuevo ci el o y una nueva t i er r a pasen a exi st i r ? Una cosa es ci er t a, y es que est e puebl o vi vi r á en un r ebaño, una manada, un car dumen, un gr upo, una congr egaci ón, una t r i bu o un algo. Est a nueva especi e no vi vi r á cada uno en f or ma i ndi vi dual e i ndependi ent e. Y al l í , el dí a de Pent ecost és, aquel l os nuevos cr eyent es no est uvi er on a punt o de pedi r pr est ado el hábitat de al guna ot r a especi e. Esa nueva especi e er a i nt er dependi ent e. Desde hací a mucho t i empo el Padr e, el Hi j o y el Espí r i t u Sant o, que er an l os pr ogeni t or es de su r aza, habí an est abl eci do l as nor mas par a su hábitat. Tant o en el ci el o como en l a t i er r a, el Señor J esús habí a vi vi do en ‘ comuni dad’ . Real ment e El t r aj o a l a t i er r a, pr ocedent e del ci el o, al go que un dí a en est e pl anet a se l l amar í a “ecclesía” . ¡ La i dea y l a pr áct i ca de ecclesía son t an vi ej as como l a Tr i ni dad mi sma! Después de l a r esur r ecci ón, esos pr i mer os cr eyent es no ol vi dar on. Habí an vi vi do j unt os, con el Señor , por más de t r es años. Por pur o i nst i nt o ( y por sus pr opi as exper i enci as pasadas) esos hombr es y esas muj er es f uer on i mpul sados a buscar el hábitat
88
al cual per t enecí an, a f i n de segui r vi vi endo con El , y unos con ot r os. Y el dí a de Pent ecost és vi ni er on a t ener ese hábitat. Fue al l í en ese hábitat donde el l os y ot r os de su especi e apr endi er on a conocer a un Señor que mor a dent r o del cr eyent e, y a vi vi r por medi o de El . Vi vi r por medi o de l a vi da supr ema f ue si empr e una exper i enci a de ‘ j unt os’ . ¿Dónde nos dej a est o hoy? Veámosl o a cont i nuaci ón.
17
La inadvertencia evangélica
En gener al , nosot r os l os evangél i cos no t enemos ni l a más bor r osa i dea de qué qui er e deci r pr ocur ar conocer juntos al Señor . Desde que nosot r os l os evangél i cos emer gi mos dur ant e l a Ref or ma, hemos est ado sin un hábitat. ¿Cómo así ? Dur ant e una hor a o dos el domi ngo en l a mañana, y t al vez hor a y medi a en l a noche del mi ér col es, l a mayor par t e de l os cr i st i anos evangél i cos si mpl ement e hacen act o de pr esenci a en un edi f i ci o de el evado techo y una aguj a o t or r e al l á enci ma, y al l í l es di cen ¡ hol a! a l os ot r os mi embr os de su especi e, ¡ y eso es t odo! Al t ér mi no de est ar sent ados en una banca por una hor a o más, se di cen ¡ adi ós! Después de eso, cada uno si gue por su cuent a. Y si n saber l o, cada uno de nosot r os es como l a ovej i t a que quedó separ ada del r ebaño. ¡ Ni nguna ot r a especi e, a no ser l os ani mal es t eni dos en un par que zool ógi co, est á t an compl et ament e si n un hábitat como l o est amos nosot r os! ¡ No es de admi r ar que seamos i mposi bi l i t ados espi r i t ual es! Nosot r os l os cr eyent es est amos ver dader ament e cor t ados de nuest r o hábitat nat ur al . ¿Habr á de ser si empr e así ? Gr aci as a Di os, Si món Pedr o sabí a cuál er a su hábitat. El r est o de l os doce t ambi én l o r ecor daba. Asi mi smo, l os 120 l o r ecor daban. Todos l os cr eyent es del pr i mer si gl o sabí an cuál er a su hábitat nat ur al . Echel e un nuevo vi st azo al Nuevo Test ament o y ust ed ver á cuán apegados est aban aquel l os cr eyent es a su ‘ hogar ’ nat ur al . Per mí t aseme i l ust r ar l o. Si empr e l eemos primero l os l i br os de Mat eo, Mar cos, Lucas y J uan cuando nos ponemos a l eer l as Escr i t ur as. Per o ést as no son
89
l as pr i mer as y más ant i guas par t es del Nuevo Test ament o. La mayor par t e de l as epí st ol as f uer on escri t as antes que l os cuat r o evangel i os, y f uer on escri t as a l a ecclesía, no al i ndi vi duo. Se puede deci r l o mi smo de l os cuat r o evangel i os. Los acont eci mi ent os r egi st r ados en l os evangel i os ocur r i er on pr i mer o; per o l os mi smos f uer on escr i t os un poco más t ar de, par a benef i ci o de l a ecclesía, no par a el i ndi vi duo. Nuest r o Señor vi vi ó su vi da sobr e est e pl anet a pr i nci pal ment e en un encl ave de cr eyent es. Vi vi ó aquí en una comuni dad de creyent es i t i ner ant e. El l os vi vi er on con El . Más adel ant e, vi vi er on j unt os por medi o de El y par a El . Fue si empr e una exper i enci a plural.
¿Ref l ej aban l as más antiguas obr as de l i t er at ur a cri st i ana esa mi sma act i t ud de " l l eguemos a conocer juntos al Señor " ? ¿Habí a al go de l a ment al i dad de ‘ sol o’ ent r e l os cr eyent es del pr i mer si gl o? Vamos a echar l e un vi st azo a l as epí st ol as, en especi al a l as car t as de Pabl o. ¿Fuer on l as pr i mer as obr as de l i t er at ur a cr i st i ana di r i gi das a i ndi vi duos? ( Esa es l a f or ma en que por l o gener al l as l eemos. ) ¿O esos escr i t os er an par a l a comuni dad de cr eyent es? ¿Fuer on escr i t os en pr i mer l ugar par a ust ed, como i ndi vi duo? No, est i mado pr ot est ant e evangél i co. ¡No! Esa l i t er at ur a no f ue escri t a ni par a ust ed, ni par a mí . Y no obst ant e el hecho de que casi si empr e consi der amos esas car t as como si hubi esen si do escr i t as a i ndi vi duos, y no obst ant e el hecho de que nuest r a ment al i dad moder na di f í ci l ment e puede concebi r que una obr a de l i t er at ur a cri st i ana f uer a escri t a a una comuni dad, esa l i t er at ur a cri st i ana f ue di r i gi da al hábitat. Veamos pr i mer o l a epí st ol a a l os Gál at as, por que pudi er a muy bi en ser l a pr i mer a obr a de l i t er at ur a cri st i ana escri t a j amás. Ust ed y yo hemos est ado t r at ando de expr i mi r ese l i br o hast a dej ar l o seco, a f i n de l l egar a t ener cada got a de bendi ci ón que el mi smo cont i ene: bendi ci ones para usted, y para mí . Per o esa car t a f ue escri t a par a todo el hábitat, y en r eal i dad l a mi sma no t i ene sent i do, a menos que se l a consi der e escr i t a a ‘ nosot r os’ y no a ‘ mí ’ . Tal vez ahor a mi smo ust ed per t enece a al gún gr upo. ¿Una or gani zaci ón r el i gi osa no l ucrat i va, l i br e de i mpuest os? Si es así , ent onces pr obabl ement e ust ed r ecor r e l a Bi bl i a t r at ando de hal l ar su or gani zaci ón en cada pági na. ¡ Per o ese l i br o no f ue escr i t o ni par a ust ed ni par a su or gani zaci ón! Gál at as f ue escr i t a a cuat r o comuni dades de cr eyent es. A l a ecclesía. Ese l i br o f ue di r i gi do a t odo el hábitat cor por at i vo. Fuer a del hábitat nat ur al , or gáni co de nuest r a especi e, ese l i br o no puede comuni car su pr opuest o si gni f i cado pr áct i co a nuest r a vi da espi r i t ual . Nuest r o Señor no hi zo escri bi r ese l i br o par a i ndi vi duos. ¡ Todo el Nuevo Test ament o f ue di r i gi do casi
90
excl usi vament e a aquel l os que est aban dent r o de un hábitat de l os r edi mi dos! ¿Per o qué deci r de t odas l as r i quezas que cont i enen pr i mer a y segunda a l os Tesal oni censes ( l a segunda de l as más antiguas obr as de l i t er at ur a cr i st i ana) ? Esos dos l i br os t ambi én f uer on escri t os a una comuni dad de cr eyent es cr i st i anos que vi ví an dent r o de su hábitat or gáni co. Ent onces ¿qué deci r de pr i mer a y segunda a l os Cor i nt i os? Lo si ent o. Ambos l i br os f uer on escr i t os, no a un sol o i ndi vi duo, si no a una ecclesía, a un gr upo de l a nueva especi e, cuyos mi embr os vi ví an j unt os en su ‘ rebaño’, su ‘ cardumen’, su ‘ nación’, su ‘ compañía’. Los dos f uer on escr i t os par a l os cr eyent es que vi ven j unt os en el r ei no absol ut ament e úni co, un r ei no que i nvadi ó est e pl anet a desde ot r o ámbi t o. ¿Per o y qué deci r de Col osenses? ¿Y de Fi l i penses? ¿Y de Ef esi os? ¿Los mi smos no f uer on escr i t os par a ust ed, como i ndi vi duo? Absol ut ament e no. ¡ Cada uno de el l os f ue escr i t o a l a comuni dad de l os creyent es, al hábitat! No a esa ovej a que se habí a al ej ado del r ebaño y est aba t r at ando de ar r egl ár sel as s i n l as demás ovej as. ¿Per o qué di r emos del l i br o de Romanos? Esa epí st ol a f ue escr i t a a un grupo de creyentes que se r euní a en casa de Pr i sci l a y Aqui l a en l a ci udad i t al i ana de Roma. No a ni nguna or gani zaci ón r el i gi osa, ni t ampoco a ust ed, el cr eyent e pr ot est ant e evangél i co i ndependi ent e. Además, l as pr omesas hechas en esas car t as no se al canzar án si se t r at a de hacer l as apl i cabl es a uno, i ndi vi dual ment e. Fuer on escr i t as y di r i gi das especí f i cament e a comuni dades cor por at i vas, l l enas de pr omesas y de r evel aci ón par a l as mi smas. Par a el hábitat. Una vez más, no es de ext r añar que l a vi da cr i st i ana no f unci ona muy bi en. Somos, t odos y cada uno de nosot r os, no muy di f er ent es de un el ef ant e del par que zool ógi co que t r at a de ser un hat o de el ef ant es. Ni ngún el ef ant e del par que zool ógi co conoce l a ver dader a vi da de el ef ant e, ni l a va a conocer nunca, hast a que al gui en l o dej e r euni r se con su manada al l á en el Af r i ca. ¿Ah, per o qué deci r de Pr i mer a y Segunda a Ti mot eo y de Ti t o? De modo que hay l i br os del Nuevo Test ament o r eal ment e esc r i t os a individuos. Sí , est i mado l ect or , y ¿qui énes f uer on esos i ndi vi duos? Er an hombr es j óvenes que habí an sal i do a establecer un hábitat par a l os r edi mi dos. ¡ Er an establecedores de ecclesía! Y el cont eni do de esas car t as t r at a especí f i cament e de cosas que t i enen que ver con el est abl eci mi ent o de un hábitat par a aquel l os que per t enecen a nuest r a especi e bi ol ógi ca en par t i cul ar . Est o nos dej a con el l i br o de Fi l emón. ¡ Por f i n! Hay un l i br o en el Nuevo Test ament o que es justamente para usted, el individuo. Y l a pr óxi ma vez que ust ed t enga un esc l avo f ugi t i vo, l ea si n f al t a est a car t a.
91
Los cr eyent es del pr i mer si gl o veí an t oda l a f e cr i st i ana desde el punt o de vi st a de un hábitat. ¿Qué sucedi ó? ¿Cómo f ue que per di mos ese punt o de vi st a? ¿Podemos r ecuper ar l o?
18
El lugar adonde ir para aprender A vivir mediante su vida
Hay un l ugar especí f i co adonde debemos i r par a apr ender a vi vi r por medi o de una vi da que no es l a nuest r a pr opi a. Hay un l ugar par a apr ender l o concer ni ent e a l a vi da cr i st i ana más pr of unda. Ese es r eal ment e el único l ugar que Di os det er mi nó j amás que f uer a donde debí amos apr ender a vi vi r l a vi da cr i st i ana. Vi vi r l a vi da cri st i ana y apr ender l a vi da cri st i ana, son inseparables de ese l ugar . A par t i r del comi enzo mi smo de nuest r a especi e ( l l amada ‘ cri st i anos’ ) , nuest r os ant epasados, l os cr i st i anos pr i mi t i vos, vi vi er on en un ambi ent e que er a aut óct ono de l os i nst i nt os mi smos del hombr e. Desaf or t unadament e, per di mos ese l ugar . Ha est ado per di do par a l a i nmensa mayor í a de nosot r os dur ant e l a mayor par t e de l os úl t i mos 1700 años, apr oxi madament e. Esa pér di da es qui zá l a expl i caci ón más cl ar a de por qué el vi vi r l a vi da cr i st i ana ha si do t an el usi vo par a nosot r os. Esa pér di da ocur r i ó unos 300 años después del dí a de Pent ecost és. Eso f ue hace muchí si mo t i empo. En aquel ent onces, nosot r os l os cr i st i anos quedamos expul sados, al go así como l e pasó a Adán, de nuest r o medi o ambi ent e natural.
92
Tr ági cament e, hoy l a mayor í a de nosot r os no t i ene conoci mi ent o al guno de ese t r i st e suceso. Ni t ampoco t enemos i dea al guna de qué i mpact o ha t eni do eso en l a vi da de t odos nosot r os. Tr ági cament e, no hemos r et or nado nunca a nuest r o hábitat or gáni co. Somos pr áct i cament e l a úni ca especi e en l a t i er r a, cuya pobl aci ón casi ent er a est á cor t ada de su l ugar nat ur al de vi vi r . Los pr obl emas que se af r ont an al r ecl amar nuest r o hábitat son f or mi dabl es. Nos hemos est abl eci do en el hábitat del hombr e caí do; además, se nos si gue di ci endo que nuest r o hábitat es al go que no es. De hecho, se nos bombar dea const ant ement e con una campaña de vent a en que se nos di ce que est e hábitat ar t i f i ci al , i ncómodo y abur r i do en que estamos, es nuest r o hábitat nat ur al . Ret or nar al l ugar en que f ui mos dest i nados a vi vi r , est á bi en al pr i nci pi o de l a l i st a de pr i or i dades de aquel l os que pr ocur an vi vi r l a vi da supr ema. Dur ant e l os pr i mer os t r es si gl os de nuest r a f e, l as cosas eran bi en di f er ent es par a l os cr eyent es. Per o hoy en dí a r esul t a casi i mposi bl e i nt ent ar descr i bi r l e a al gui en cómo er a el hábitat de l os pr i mer os cr eyent es. La r azón de est a di f i cul t ad es que hoy si mpl ement e no t enemos en nuest r o l enguaj e ni nguna pal abr a que comuni que el si gni f i cado de su exper i enci a, l a de el l os. ( En aquel l os t i empos sí t ení an una pal abr a, per o su si gni f i cado or i gi nal ha quedado del t odo al t er ado —t an al t er ado, que hoy en dí a el uso de esa pal abr a aument a el pr obl ema de comuni caci ón. Es una pal abr a que no quer emos usar si est amos t r at ando de comuni car l a exper i enci a de l os pr i mer os cr eyent es y descr i bi r su hábitat nat ur al . Por t ant o, acabamos pr ocur ando hal l ar ot r as pal abr as que podamos usar . Per o t odas l as pal abr as que encont r amos, son i nadecuadas. ) Logr ar una i nt r ospecci ón en el hábitat de aquel l os pr i mer os cr eyent es se reduce, en def i ni t i va, a descubr i r nuest r o pr opi o instinto espi r i t ual , i nt er no, que desea ese hábitat. Esos i nst i nt os están al l í , ahora mi smo, f unci onando en nosot r os. Y Si al guna vez l l egár amos a ver nuest r o hábitat, esos i nst i nt os se r emont ar í an. ¿Qué era nuest r o hábitat ant es que l o per di ér amos? Bueno, en el pr i mer si gl o ser creyente y estar en ese hábitat, eran sinónimos. De hecho, ese hábitat er a aquel l o que r eal ment e r est o del mundo, qué er an l os segui dor es de definía, par a el Cr i st o. No er a sol ament e el hecho de que cr eí an en Cr i st o l o quo l os hací a di f er ent es. Ni t ampoco er a que J esucr i st o habí a cambi ado r adi cal ment e a l os i ndi vi duos. Más bi en, t ant o a l os oj os del mundo como a l os oj os del cr eyent e, er a mayor ment e l a f or ma en que t odos per sever aban j unt os. Los cr eyent es y su hábitat er an una y l a mi sma cosa. Ese t est i moni o si ngul ar / dual er a lo que r eal ment e i nt r i gaba, mi st i f i caba, magnet i zaba, of endí a y at r aí a a l os i nconver sos. El hábitat de l os r edi mi dos er a al go que nunca nadi e habí a vi st o
93
ant es. Y l os paganos quedaban i nt r i gados y of endi dos por esos cr eyent es y su ext r aña ‘ f or ma de vi da’ . ¿Qué er a, pues, ese hábitat? Est a es una pr egunt a muy di f í ci l de cont est ar . La r espuest a si gue si endo di f í ci l de comuni car . Mej or empezamos pr egunt ando: “¿Qué es l o que no er a ese hábitat?” El hábitat de l os pr i mer os cr eyent es no er a ni ngún r et i r o en l as mont añas o en el desi er t o, par a así l i br ar se del mundo, cr i ar a sus hi j os apar t ados de l a decadenci a, cul t i var veget al es or gáni cos y l l evar l uengas bar bas y vest i ment a l ar ga hast a el suel o. Lo que hací an l os pr i mi t i vos cr eyent es no er a hui r de l os t umul t os, cr í menes y pecados del hombr e y de su ci vi l i zaci ón que se desmor onaba. Tal i dea est aba t ot al ment e f uer a de l a ment e de l os cr eyent es ant i guos. ¡ Más bi en esa i nt r épi da gent e est abl ecí a su hábitat al l í mi smo, en medi o de l a ci vi l i zaci ón del hombre viejo, y l uego pr ocedí a a i gnor ar l a! La ci vi l i zaci ón const i t uye un engr anaj e i nt er naci onal de t odos l os s i st emas del hombr e caí do. Par adój i cament e, l os i ndi vi duos que se hal l an dent r o de ese si st ema, en un sent i do dependen compl et ament e del mi smo y est án t ot al ment e enr edados en él , per o al mi smo t i empo vi ven una vi da f er ozment e i ndependi ent e uno del ot r o. El hábitat de l os cr eyent es no t ení a engr anaj e naci onal ni i nt er naci onal . Su hábitat er a de nat ur al eza l ocal . Er an sol ament e asambl eas l ocal es. En ocasi ones, t ení an cont act o con ot r os cr eyent es de ot r os l ugar es. Todos l os cr eyent es se encont r aban en ese hábitat. Todos el l os vi ví an muy uni dos unos a ot r os. Se apegaban uno al ot r o. Su uni ón er a muy sól i da. No habí a edi f i ci os especi al es i mpl i cados. Er an dependi ent es uno del ot r o ( y del Señor ) . inter Su hábitat f unci onaba a pl eni t ud l as 24 hor as del dí a, y est aba l l eno de amor y de sol i ci t ud. Habí a t ambi én una f ant ást i ca abundanci a de exper i enci as espi r i t ual es que t ení an l ugar ent r e el l os . Sí , en l a vi da de cada cr eyent e, así como ent r e todos l os cr eyent es habí a, a diario, comuni caci ón con el Señor que mor aba en el l os. Tr at ar de encont r ar hoy en dí a una pal abr a que descr i ba esa exper i enci a per di da desde hace t ant o, r esul t a di f í ci l . Nos empeñamos usando t ér mi nos t al es como ‘ vida corporativa’ y ‘ vida de ecclesía’ . Tambi én t r at amos de usar nuevas pal abr as como ‘ asambl ea’ y ‘ r euni ón’ , si bi en ambas son t er r i bl ement e i nadecuadas. Asi mi smo usamos ‘ comuni dad cr i st i ana’ o nada más que ‘ comuni dad’ . Al t r at ar de descr i bi r ese hábitat, pudi ér amos usar l a pal abr a or i gi nal de l a l engua or i gi nal —ecclesía. Si n embar go, si se usa l a t r aducci ón de est a pal abr a, l a mi sma pr oduce un col apso t ot al en l o que se pr ocur a comuni car . Como qui er a que sea, al pr esent e nuest r o hábitat natural no es l o que se nos est á di ci endo const ant ement e que es. es No congr egar nos por un par de hor as el domi ngo en l a mañana ( de l as 11: 00 a. m. a l a 1: 00 p. m. ) . Tr i st ement e, cuando l os cr eyent es
94
f uer on expul sados de su hábitat y met i dos en edi f i ci os er i gi dos por el est ado y pat r oci nados por el est ado, ese concept o de ver se unos a ot r os y est ar j unt os dur ant e al gunos mi nut os cada semana, f ue el concept o que r eempl azó al ver dader o si gni f i cado de l a pal abr a ecclesía, como l a habí an ent endi do l os cr eyent es. Un par de hor as sol emnes pasadas j unt os cada semana, l uego sei s dí as y vei nt i dós hor as vi vi das en l a ci vi l i zaci ón del hombr e caí do, no er a como l os pr i mi t i vos cr eyent es ent endí an l a ecclesía. El l os t ení an su pr opi a comuni dad, el l os eran su comuni dad; t ení an su pr opi a ‘ ci vi l i zaci ón’ , que f unci onaba l as 24 hor as del dí a y a l o l ar go del cal endar i o. Conf r ont amos un pr obl ema de pr opor ci ones monument al es. Cómo descubr i r cuál es exact ament e nuest r o hábitat. ¿Ti ene est o i mpor t anci a? Puede que l a vi da cr i st i ana nunca t enga r eal ment e sent i do si n ese hábitat. El cr i st i ano de nuest r os dí as que est á pr ocur ando cr ecer en Cr i st o, posi bl ement e nunca ha oí do habl ar de est e hábitat y segur ament e no sabe que l o necesi t a. Con t odo, anhel a t ener l o — i nst i nt i vament e. ¡ Per o el cr eyent e nunca quer r á realmente ese hábitat ( no i mpor t a cuán esf or zadament e se t r at e de descr i bí r sel o) , hast a que l o exper i ment e! Y esa exper i enci a es muy r ar a. Deci r que es di f í ci l hal l ar l a, es s er opt i mi s t a. Como qui er a que sea, dur ant e aquel l os pr i mer os años de nuest r a f e, l a vida cristiana er a una vi da vi vi da en amor y sol i ci t ud, en est r echa pr oxi mi dad con ot r os, una vi da de exper i ment ar a Cr i st o j unt os, i nt er na y cor por at i vament e. ¡ Const ant i no al t er ó t odo eso! Cuando él subi ó al t r ono del I mper i o Romano, menos del cuat r o por ci ent o de l os habi t ant es de ese i mper i o er an cr i st i anos. Ant es de l l egar él , l os creyent es se congr egaban en casas y vi ví an en encl aves. Per o par a cuando el emper ador Const ant i no mur i ó, pr áct i cament e todos er an ‘ cri sti anos’ . Y eso, est i mado l ect or , er a senci l l ament e demasiados cr i s t i anos . La ot r a t r agedi a f ue que el estado ( el I mper i o Romano) empezó a edi f i car l ugar es en donde se r euni esen l os creyentes. Esos edi f i ci os f uer on const r ui dos a expensas del est ado y dados a l os cr i st i anos como un r egal o. La ment al i dad pagana de aquel l os t i empos consi der aba que l a ‘ r el i gi ón’ consi st í a en que l a gent e hi ci er a act o de pr esenci a en un t empl o pagano una o dos veces a l a semana, se par ar a al r ededor de un al t ar y mi r ar a a un gr upo de sacer dot es, de r ost r o sol emne y vest i dos de oscur o, que of r ecí an un sacr i f i ci o a un di os pagano. Cuando el r i t ual t er mi naba, ¡ t odos s e i ban par a su casa! Con el t i empo, esa ment al i dad pr eval eci ó en l a cr i st i andad. Se per di ó l a nat ur al eza cor por at i va de l a ecclesía. Ter mi nó l a comuni dad. Desapar eci er on l os encl aves. El hábitat nat ur al de nuest r a especi e
95
se desvaneci ó. Y el l ugar apr opi ado par a apr ender a vi vi r por medi o de l a vi da del Señor , se desvaneci ó con él . * En esa pér di da, ust ed y yo suf r i mos una pér di da espi r i t ual casi i r r epar abl e. Que const e que est e l i br o que ust ed est á l eyendo ahor a no l e sugi er e a ust ed, como cr eyent e, que es un concept o vi abl e esper ar poder vi vi r por medi o de l a vi da supr ema f uer a del hábitat or gáni co pr opi o de esa vi da. Par a l a mayor í a de nosot r os eso si mpl ement e no es vi abl e. Una l ocomot or a de vapor no puede cor r er en l a ar ena, ni t ampoco un mot or de combust i ón i nt er na ( aut omóvi l ) sobr e el agua. Y par a l os cr eyent es que son como ust ed y yo, gent e común, no cr eyent es es t o de vi vi r l a vi da c r i s t i ana, excepcionales, si mpl ement e no r esul t a en una si t uaci ón ai sl ada. Ni t ampoco f unci ona en una si t uaci ón t í pi ca de ‘ vamos a l a i gl esi a el domi ngo’ . ¡ Ay! est i mado l ect or , det est o deci r l e est o, per o nuest r a ‘ máqui na’ nunca cor r er á bi en en “donde est án dos o t r es congr egados”, ni en una cl ase bí bl i ca de hogar , ni en r euni ones de conf r at er ni dad de hogar . La vi da cr i st i ana t i ene que ver con una f or ma de vi da, sí ; per o t ambi én t i ene que ver con el hábitat de esa f or ma de vi da ¿Por cuánt o t i empo puede un cor der o r eci én naci do ‘ vi vi r l a vi da de ovej a’ por medi o de sí mi smo? Hast a que se t ope con su pr i mer oso, o necesi t e su pr i mer t r ago de agua, o se encuent r e con su pr i mer l eón. Un cor der o sobr evi ve y medr a t an sól o dent r o de su hábitat nat ur al . Por mucho que nosot r os, cr eyent es evangél i cos, podamos det est ar admi t i r l o, necesi t amos l a ‘ cor por at i vi dad’ del cuer po de Cr i st o —dí a y noche. Un per r o o un l obo podr án sobr evi vi r sol os. . . escasament e. Per o es cont r a nat ur al eza t r at ar de hacer eso. ( El si empr e i ndependi ent e gat o puede sobr evi vi r por su pr opi a cuent a ¡ y prosperar! Per o nosot r os no somos gat os. ) ¡Nosotros somos corderos! ¡ Cor der os débi l es y f r ági l es! Y somos cor der os si n ni nguna gr an f uer za de vol unt ad. Sobr evi vi r pudiéramos, per o no es el pr opósi t o de Di os que vi vamos t odo nuest r o dest i no espi r i t ual sol os. Vi vi r medi ant e l a vi da supr ema es una empr esa que se vi ve ent r e una comuni dad de un dedi cado cuerpo de cr eyent es. En l a al egr í a como en l a t r i st eza, en l a bendi ci ón como en l a sequedad, en el f uego como en l as aguas, en l a abundanci a como en el hambr e, l os cr eyent es son un puebl o que est án en t odo est o j unt os, l as 24 hor as del dí a, t odo el año, dur ant e t odo el r est o de su vi da. Así er a en el comi enzo. Así puede l l egar a ser de nuevo.
*Véase el
Apéndice IV para más detal l es r espect o de l o que l e ocur r i ó a nuestr o
hábitat después de Const ant i no.
96
19
La tierra de
Ecclesía
Los r ei nos de est e pl anet a est án ubi cados en por ci ones especí f i cas de t er r eno. Por ot r a par t e, l as aves nunca est ar án conf i nadas por l as f r ont er as de l as naci ones de l os hombr es. Las f r ont er as t ampoco nos i mponen a nosot r os, cr eyent es cr i st i anos. Nuest r o ‘ r ebaño’ se congr ega dondequi er a. No i mpor t a en qué ci udad o naci ón se hal l a nuest r a especi e, nuest r o i nst i nt o es congr egar nos. Las f r ont er as geogr áf i cas est abl eci das por abej as, u hor mi gas, u hombr es, o cual qui er ot r a cosa, no nos det i enen. Nuest r a naci ón no se aj ust a al model o de l as naci ones de l os hombr es, por que dent r o de nuest r o hábitat or gáni co est amos t odos y cada uno baj o l a supr emací a directa del Señor . No hay ví as
97
j er ár qui cas , si no un or den bi ol ógi co. Como en una f ami l i a — or gáni ca. Nuest r a especi e se congr ega por i nst i nt o. Compar t i mos. Cant amos. Ador amos a nuest r o Rey y l o segui mos conf or me El nos habl a dent r o de nuest r o espí r i t u. Los mi embr os de nuest r a especi e se cui dan unos a ot r os. Se aman unos a ot r os. Per o no con amor humano, si no con ese amor que per t enece a l a f or ma de vi da supr ema. Es f áci l descr i bi r l a at mósf er a que hay en est e hábitat. Ti ene un t oque t er r enal , per o al mi smo t i empo t i ene un t oque cel est i al . Es una ‘ ent r ecar a’ : es un l ugar en el que el ámbi t o espi r i t ual y el ámbi t o mat er i al se t r asl apan. Es en ese l ugar de t r asl ape donde nuest r a especi e vi ve. Es al l í donde apr endemos a vi vi r por medi o de l a vi da supr ema, que ha si do i mpl ant ada dent r o de nosot r os. Al i gual que Si món Pedr o, ya hemos veni do a ser par t i ci pant es de l a nat ur al eza di vi na, per o en ese hábitat apr ender emos cómo encont r ar nuest r o espí r i t u, cómo compr ender sus mét odos, y después de un t i empo, cómo l l egar i ncl uso a saber di st i ngui r nuest r a ment e, nuest r a vol unt ad y nuest r as emoci ones, en cont r ast e con nuest r o espí r i t u. No nos congr egamos al l í pr i nci pal ment e a f i n de apr ender a t ener poder , vi si ones, sueños, mi l agr os, pr of ecí as, señal es y pr odi gi os. Est as son cosas comunes que l os cr eyent es de cada gener aci ón han t eni do en abundanci a. Ant es bi en, al l í apr ender emos al go que es muy r ar o: Se l l ama comunión. Y apr ender eso ci er t ament e t oma un poco de t i empo. Comuni ón con l os demás cr eyent es, sí . Per o mucho, mucho más que eso. Comunión con Jesucristo. Est a úl t i ma l í nea no es
una r ef er enci a a l a or aci ón. ( Es deci r , no l a cl ase de or aci ón de ‘ ar r odi l l ar nos cada mañana y or ar dur ant e una hor a’ . ) Más bi en es al go como l a comunión que Adán t ení a con Di os en el Huer t o, al go que J esucr i st o hací a dur ant e t odo el dí a conf or me vi ví a en l a pr esenci a de su Padr e, y al l í t ení a comuni ón con su pr opi o Señor que mor aba en El . Tal vez l a pr i mer a act i vi dad que t i ene l ugar al l í , dent r o del es apr ender a t ener comuni ón con hábitat de nuest r a especi e, nuest r o Señor J esucr i st o. Eso es al go r ar o, y es una act i vi dad conf i nada sol ament e a nuest r a especi e. Poco a poco apr ender emos a vi vi r por medi o de su vi da i mpl ant ada. Esta es l a pr i nci pal ocupaci ón dent r o del hábitat de nuest r a especi e. No es s er vi c i o, no son obl i gaci ones, no son pr i nci pi os mor al es, no son l eyes, no son ór denes, no son mandami ent os, no son f or mas. Es comunión con El . Apr endemos est a comuni ón i nt er na con El , no solos, sino j unt o con ot r os, con mi embr os de nuestra especi e. Con l os débi l es, con aquel l os que no son f uer t es en l a aut odi sci pl i na. Con l os dañados mor al ment e, con aquel l os que no t i enen i ncl i naci ón a ser espi r i t ual es. Con l a gent e no especi al , y no sól o con l os cr eyent es muy dot ados de t al ent os. ¡ Con ot r os como ust ed!
98
Recuer de ust ed l o que en est e l i br o se ha di cho: Pr ocur ar apr ender a vi vi r por medi o de l a vi da supr ema, si n que se nos haya most r ado nunca cómo hacer l o, t r at ar de i magi nar nos cómo est abl ecer l í neas de comuni caci ón con nuest r o Señor J esucr i st o, t r at ar t odo est o si n t ener a nuest r os her manos y her manas a nuest r o al r ededor , t r at ar si n est ar const ant ement e r odeados de ot r os cr eyent es, t r at ar est o si n est ar cont i nuament e ocupados en l a empr esa de conocer al Señor j unt o con ot r os cr eyent es. . . casi ci er t ament e nos habr á de t r aer f r us t r aci ón. De modo que, ¿cuál ha de ser su der r ot er o, est i mado mi embr o de l a nueva cr eaci ón? Si ust ed es j oven, si ust ed ha conoci do a J esucr i st o t an sól o r eci ent ement e, ent onces ust ed es muy di choso. Aún no ha apr endi do cómo hacer l as cosas en f or ma i ncor r ect a. I gual que el patito feo del cuent o, sól o t i ene que f i gur ar se que ust ed no es un pat i t o. Ust ed es un ci sne ( par a segui r l a par ábol a) . Vaya y vi va por medi o de l a vi da de ci sne. Est ése en compañí a de ot r os ci snes. Ust ed es bi ol ógi cament e di f er ent e de l os ánades; dej e que l os ánades r esuel van sus pr opi os pr obl emas, y ust ed vi va con l os ci snes. Al l í , ent r e el l os, vi va por medi o de l a vi da de ci sne. ¿A dónde va ust ed par a asoci ar se con ot r as cr i at ur as semej ant es a ust ed? ¿Par a vi vi r el r est o de su vi da con el l os? ¿Cuál es el nombr e de est e hábitat, de est a gl or i osa naci ón, de est a ci udadaní a compuest a de aquel l os que son mi embr os de l a f ami l i a de Di os? Bueno, el l ugar que ust ed est á buscando se l l ama la ecclesía. La congr egaci ón del puebl o de Di os. La i gl esi a. Per o ést a es l a i gl esi a vei nt i cuat r o hor as al dí a, si et e dí as a l a semana. ¡ Est e es el r ei no como se l o conoce y exper i ment a en est e pl anet a, ahora! Una ant i ci paci ón. Un goce ant i ci pado de l o que vendr á. ¿Y qué es l o que ha de veni r ? Más de l o mi smo, con medi da apr et ada y r ebosando. Hoy es l a ecclesía. Mañana el l a ser á l a ci udad y l a desposada. ¡ Absol ut ament e ni nguna ot r a f or ma de vi da de est e pl anet a t i ene nada ni si qui er a r emot ament e si mi l ar a un hábitat como el nuest r o! ¡ Al el uya! Como cr eyent e en Cr i st o, en r eal i dad ust ed sól o t i ene que hacer dos cosas: 1) apr ender a vi vi r por medi o de l a mi smí si ma vi da de Di os; y 2) vi vi r esa vi da j unt o con l os que t ambi én t i enen esa mi sma vi da supr ema en el l os. Todo est o r equi er e t i empo, muchí si mo t i empo. En unos t r es o cuat r o años ust ed sól o est ar á comenzando. ¿Cuánt o t i empo r equi er e l l egar a cr ecer pl enament e en est o de que Cr i st o sea su vi da? Más o menos el l ar go de l a vi da de uno. Lo si ent o mucho, per o l a t r ansf or maci ón r eal ment e t oma t i empo. Esa es l a maner a que nuest r o Señor ha escogi do que sea. Est e hecho l es r esul t a un poco di f í ci l de t r agar a l os cr eyent es, de modo especi al a l os que son amer i canos. A nosot r os nos gust a que t odo sea i nst ant áneo. Per o no exi st e l a f or ma de ‘ añada agua y r evuel va’ par a este evangel i o.
99
Además, no exi st en at aj os par a l ogr ar l a t r ansf or maci ón, ni ni nguna exper i enci a única conoci da por el hombr e —ni l a exper i enci a de Pent ecost és, ni l a exper i enci a de Pascua de Resur r ecci ón, ni l a exper i enci a de Pascua de Navi dad, ni l a exper i enci a de Fel i z Año Nuevo, ni l a del 4 de j ul i o * , ni ni nguna ot r a exper i enci a con que segur ament e al gui en por ahí habr á de t r at ar de convencer l o a ust ed— que haya de acor t ar el t i empo necesar i o par a cr ecer pl enament e y ent r ar en l a r eal i dad de l as pr of undi dades del Señor J esucr i st o. Si mpl ement e no exi st e ‘ al go’ que acel er e est e pr oceso bast ant e l ar go. ¿Qué puede esperar usted que le ocurra como resultado de vivir por medio de la vida suprema?
Es muy f áci l cont est ar est a pr egunt a. Esper e ust ed que l e suceda pr áct i cament e t odo l o que l e ocur r i ó al Señor J esucr i st o. La gl or i a, l a mar avi l l a, l a comuni ón que El conoci ó con el Padr e que mor aba dent r o de El . ( Y l a comuni ón adi ci onal que ust ed conocer á al t ener comuni ón t ant o con el Padr e como con el Hi j o que vi ven dent r o de ust ed. ) Ust ed ve, nuest r o Señor no es t an sól o el pr i mer o de est a nueva especi e, El es t ambi én el pi oner o, el abr ecami no. El es l a hi st or i a de est a vi da. Todo l o que l e ocur r i ó mi ent r as est uvo en l a t i er r a —t odo l o que El exper i ment ó aquí en est e pl anet a mi ent r as vi ví a por medi o de l a vi da de su Padr e, eso es más o menos nuestro dest i no t ambi én. Cual qui er a que haya si do l a exper i enci a de El , cual qui er a que haya si do su hi st or i a, t odo l o que l e ocur r i ó en el mar co de su exper i enci a de esa vi da super i or , pr obabl ement e l o habr án de exper i ment ar , en una f or ma u ot r a, ust ed, o al gui en al l egado a ust ed ( al gui en que compar t e el mi smo hábitat con ust ed) . Así , l a exper i enci a interna del Señor , que El t uvo mi ent r as vi vi ó en est a t i er r a, habr á de ser t ambi én nuest r a exper i enci a i nt er na mi ent r as vi vi mos en est a t i er r a. Y su hi st or i a espi r i t ual l l egar á a s er nues t r a hi s t or i a es pi r i t ual . Ter mi nar é ent onces, est i mado l ect or , con al go que ust ed debe consi der ar ser i ament e ant es de avent ur ar se a sal i r en est a l a más gr ande odi sea de t odas. Recuer de que sea l o que sea que est a empr esa t r ai ga a su vi da, ha si do l a vol unt ad de El y es su vol unt ad par a ust ed. Per o ant es de deci di r se a r eal i zar est e vi aj e, consi der e t odo cui dadosament e, por que i ncl ui do en l a nat ur al eza mi sma de l a vi da del Señor hay muchas, muchas cosas. Y una de esas cosas es l a cr uz. Vi vi r por medi o de l a vi da supr ema, casi segur ament e l l egar á a cr uci f i car l o a ust ed. La dur aci ón del t i empo i nvol ucr ado, l a necesi dad de est ar en l a ‘ ecclesía’ y l a vi r t ual cer t eza de exper i ment ar al menos una cr uci f i xi ón de pr i mer a cl ase, son al gunas de l as cosas que ust ed debe ponder ar ser i ament e. *
Dí a de I ndependenci a de l os EE. UU. (N. del T. )
100
¿Est á ust ed del t odo segur o de que est o es realmente l o que ust ed qui er e? Si su r esol uci ón f i nal es un sí , ent onces no se est é si mpl ement e sent ado al l í . ¡ Búsquese a ot r os cr eyent es que t engan el mi smo deseo en su cor azón y únase al r est o de su especi e en l a Ti er r a de Ecclesía!
101
Apéndices
101
Apéndice I
La unicidad biológica De Jesucristo y el creyente
Cuando Di os vi no a l a t i er r a en l a semej anza de car ne humana, El nos most r ó l a enor me br echa bi ol ógi ca que hay ent r e l a vi da di vi na y l a vi da humana. Asi mi smo nos most r ó l a vast a br echa de val or es, l a br echa de est i l o de vi da, como t ambi én l a br echa pol í t i ca, l a guber nament al y l a educaci onal . Cuando ést e que se l l amaba J esús, vi ví a por medi o de l a vi da di vi na, t odo l o que El hací a y decí a nos most r aba t odas l as di si mi l i t udes caver nosas que habí a ent r e est as dos f or mas de vi da. El i nt el ecto, l a ci enci a, l a t eol ogí a, así como i ncont abl es ot r as ár eas de l a vi ej a especi e par ecí an no t ener l ugar de t r asl apo con est e ser bi ol ógi co di sí mi l . Vayamos al al ma del asunt o. La maner a en que cada una de est as dos especi es capt aba ( compr endí a) aquel l o que t ení a l ugar en sí y al r ededor de sí , se hal l aba en dos esf er as t ot al ment e separ adas. Veamos al gunos de l os el ement os que f unci onaban en l a vi da de El , que f al t an del t odo en l a t er cer a vi da más el evada. Ot r os er an gui ados por su al ma; El er a gui ado por su espí r i t u. El espí r i t u de l os ot r os hombr es est aba l l eno de muer t e her edada de Adán. El espí r i t u de J esús est aba vi vo, y est aba l l eno del Espí r i t u Sant o di vi no ( Lucas 4: 1) . Habí a una aber t ur a ent r e est e ámbi t o y el ot r o. ¡ La aber t ur a er a para El ! El Señor podí a oí r y ver cosas que vení an de ese ot r o ámbi t o. Cosas que t ení an su or i gen y su hábitat en el ot r o ámbi t o, vení an a t r avés de esa aber t ur a a f i n de l l egar a El ( Mat eo 3: 16) . I ncl uso mi embr os de l a cr eaci ón del ot r o ámbi t o se desl i zaban a t r avés de ese pasaj e —dej ado abi er t o para El — par a veni r y cui dar de El ( Mat eo 4: 11) . I ncr eí bl ement e, El l e di j o a un hombr e no sól o l o que ese hombr e est aba pensando, si no que un dí a él (ese hombr e) habr í a de ver l o i nvi s i bl e ( J uan 1: 51) . Sabí a exact ament e dónde se hal l aban l os peces ( Lucas 5: 4- 7) .
102
Ot r os hombr es pensaban con su i nt el i genci a. J esús i ba mucho más al t o que eso. El per ci bí a ( Lucas 5: 22) . El sabí a que pr evi ament e habí a vi vi do en ot r o ámbi t o, que er a de ese ámbi t o, que ese ot r o ámbi t o er a un ámbi t o super i or a ést e, y que, debi do a que El er a de ese ámbi t o, est aba por ‘ enci ma’ de l as cosas de est e ámbi t o. Asi mi smo El af i r mó que habí a vi st o y escuchado l as cosas que est aban en el ot r o ámbi t o. Además, l o que El habí a vi st o y oí do al l í , er an l as cosas de l as que habl aba aquí . J esucr i st o l l egó a decl ar ar que el Espí r i t u que est aba en El er a i l i mi t ado e i nmensur abl e, que ese Espí r i t u l e hací a oí r l o que Di os decí a y que l as cosas que El oí a er an l o úni co que El habl aba ( J uan 3: 31- 34) . El Señor J esús podí a mi r ar a una muj er ( l a samar i t ana) , deci r l e cuánt os mar i dos habí a t eni do hast a ahí ( ¡ habí a t eni do ci nco! ) y que el l a habí a si do escogi da por su Padr e par a que r eci bi er a l a vi da supr ema ( J uan 4: 16- 18) . El t ambi én sabí a que est aba a punt o de comenzar un nuevo or den. El l ugar donde sus segui dor es habr í an de ador ar a Di os, er a dent r o del espí r i t u vi vi ent e de cada uno de el l os ( J uan 4: 23 y 24) . Asi mi smo El sabí a que habí a si do envi ado aquí par a escoger a aquel l os a qui enes su Padr e est aba buscando. El vi no par a hal l ar a l os que habr í an de ador ar a su Padr e al l í dent r o de l o más r ecóndi t o de su ser . El sabí a ( o sea, “t ení a un conoci mi ent o exper i ment al ” de) que al gunos hombr es est aban t r amando mat ar l o ( Mat eo 12: 15) . Lo encubi er t o l e er a r evel ado, l o ocul t o l e er a conoci do. Tení a cos as que oper aban dent r o de El que er an desconoci das par a el hombr e mor t al ( Lucas 12: 2) . Di os Padr e est ar á en el cr eyent e y sabr á l as necesi dades del cr eyent e ant es de que ést e l as sepa ( Mat eo 6: 4, 6, 8) . El Señor l e at r i buyó un gr an val or al ot r o ámbi t o, y ent onces decl ar ó que el ot r o ámbi t o est aba en El . ¡ Luego af i r mó que ese mi smí si mo ámbi t o habr í a de est ar t ambi én en el cr eyent e! Ese t esor o podí a ser col ocado al l í . ¡ Les di j o a l os suyos que buscar an y hal l ar an ese ámbi t o! Les di j o dónde se encont r aba el mi smo. Dent r o de el l os ( Mat eo 6: 19 y ss. ; 6: 33) . El esper aba que sus segui dor es pudi er an oí r y ver y percibir aquel l o que l os demás no podí an ( Mat eo 13: 14, 16; Lucas 8: 46) . El af i r mó que el cr eyent e podí a no sól o ver el ot r o ámbi t o, si no que t ení a que nacer en él . Uno podí a saber si t ení a ese naci mi ent o. Ese ámbi t o exi st e en una f or ma si mi l ar a como sabemos que el vi ent o exi s t e ( J uan 3: 8) . J esús decl ar ó que El habí a vi vi do en el ot r o ámbi t o, que habí a descendi do de ese ámbi t o, que más adel ant e r egr esar í a a ese ámbi t o, y que aun mi ent r as El se hal l aba sent ado habl ando, est aba, en ese mi smo moment o, en ese ot r o ámbi t o ( J uan 3: 13) . Además, cuando El habl aba de ese ámbi t o, el hombr e no r egener ado no podí a ent ender nunca l as cosas que er an de ese ámbi t o ( J uan 3: 12) .
103
Tambi én decl ar ó que El er a de “ar r i ba”, de ese mi smo l ugar de donde sus segui dor es habr í an de nacer . “¡ De l o al t o! ” ( J uan 3: 3, 31; 8: 23; 19: 11) . ¡ “Ar r i ba” par ece ser un l ugar muy i mpor t ant e! El Señor t ení a una conci enci a casi abr umador a de su pr ocedenci a: de dónde habí a veni do, y una per cepci ón de que l a mayor par t e de l os hombr es en l a t i er r a no compr endí a el l ugar de donde El habí a veni do, y que nunca i r í an al l á ( J uan 8: 14) . Tení a una conci enci a t odaví a más f uer t e de que su Padr e est aba con El y en El , y que El nunca est aba sol o ( J uan 8: 16) . El Señor J esús decl ar ó t ambi én que su Padr e que mor aba en El , l e daba const ant ement e t est i moni o dentro de El acer ca de l o que El decí a y hací a ( J uan 8: 18) . El habí a si do envi ado desde el ot r o ámbi t o a ést e por su Padr e ( J uan 8: 26) ; y er a el Padr e que est aba en El qui en hací a t oda l a obr a ( J uan 5: 17) . J esucr i st o est uvo con su Padr e mi ent r as per maneci ó aquí en l a t i er r a; podí a ver l o y oí r l o. El habl aba sol ament e l o que su Padr e l e decí a pr i mer o, y eso agr adaba al Padr e ( J uan 8: 28, 35) . El pr ocedí a (habí a sal i do) del Padr e (J uan 8: 4, 20; 7: 28, 20) . El Señor af i r mó que t ambi én sus segui dor es podr í an oí r a Di os que mor ar í a en el l os ( J uan 8: 47) . J esús conocí a ( “yo conozco”) pr esent e y exper i ment al ment e al Padr e ( J uan 8: 55) . El podí a ver a Abr aham que l o veí a a El ( J uan 8: 56) . Podí a i mpar t i r su vi da y l a vi da de su Padr e a al gunos de aquel l os que er an de l a t er cer a cl ase de f or ma de vi da, caí da. El habr í a de dar l es su f or ma de vi da en gr an cant i dad. No un poco de su vi da, si no vi da en abundanci a ( J uan 10: 10) . Ent onces sus segui dor es podr í an oírlo; aun aquel l os que t odaví a no habí an naci do, un dí a habr í an de oí r su voz. El sabí a qui énes const i t uí an aquel puebl o escogi do y qui énes no l o er an ( J uan 10: 11- 18) . El podí a vol ver al ot r o ámbi t o, y en ef ect o vol ver í a. Sus enemi gos no podr í an i r al l á. J esús decl ar ó que El ya est aba en el ámbi t o al que El i ba a i r ( “Donde yo estoy ” ) * ( J uan 7: 34) . El Padr e t i ene l a f or ma de vi da más el evada que exi st e, y asi mi smo el Hi j o; y al gunos de l os muer t os habr án de oí r su voz, se l evant ar án y también recibirán esa vi da ( J uan 5: 26- 29) . " Yo doy l a vi da supr ema" ( J uan 10: 28) . Si ust ed vi ene a Cristo ( no a l a Es cr i t ur a, s i no a Cr i s t o ) , i sma ( J uan 5: 39, 40) . El l e dar á esa vi da m " Yo no t uve mi or i gen en est e ámbi t o. Todos l o han t eni do aquí , per o Yo no. Si ust edes r ehúsan cr eer en mí , nunca reci bi r án l a vi da, si no que segui r án en sus pecados y en l a muer t e" ( J uan 8: 23, 24) .
*
Así vi ene en el or i gi nal gr i ego: “est oy”. (N. del T. )
104
" Yo y el Padr e uno somos. Nadi e más l o es. Per o mi s segui dor es s er án uno conmi go" ( J uan 10: 30; J uan 17) . " Yo sal í del ot r o ámbi t o y vi ne en cal i dad de pan comest i bl e. Coman est e pan y t engan l a vi da supr ema en ust edes. " El pan ver dader o es una per sona: El, y no una cosa, y est e pan es et er no ( J uan 6: 32- 38) . El , y sol ament e El , podí a ver a Di os; por que El habí a veni do del Padr e par a buscar a l os que er an del Padr e y dar l es vi da ( J uan 6: 46 y s s . ) . Y, desde l uego, El af i r mó que vi ví a por medi o de l a vi da de su Padr e. Además, el que come de J esucr i st o t endr á l a mi sma vi da en sí , y podr á vi vi r medi ant e l a mi sma vi da ( J uan 6: 57) . El habl aba no de l a car ne f í s i ca, s i no de par t i c i par del es pí r i t u de Cr i s t o, el cual es Vi da et er na ( J uan 6: 63) . J esús sabí a desde el pr i nci pi o qui énes habr í an de cr eer en El ( J uan 6: 64) . Cuando El habl aba del ‘ espí r i t u’ , habl aba de su vi da. Y cuando habl aba de su ‘ vi da’ , habl aba del espí r i t u. Y el cr eyent e podí a t ener ambas cosas en sí . Y el cr eyent e podí a vi vi r en ese espí r i t u y podí a vi vi r medi ant e esa vi da ( J uan 6: 63) . J esucr i st o vi ví a más por r evel aci ón, por per cepci ón y por i nt ui ci ón, que er an aspect os de su vi da di vi na, que por su i nt el ect o, su vol unt ad y sus emoci ones. Sus di scí pul os t ambi én exper i ment ar í an esa f or ma de vi vi r . Es posi bl e apr ender ( capt ar ) l a f or ma de ‘ pensar ’ que per t enece al ot r o ámbi t o ( Mat eo 16: 17) . Se puede ‘ at ar ’ el ot r o ámbi t o y hacer que obedezca a un cr eyent e que est á aquí en est e su pr opi o ámbi t o ( Mat eo 16: 19; 18: 18) . Hay ot r a mor ada donde habr emos de vi vi r ( Lucas 16: 9) . Es l o que hay dent r o en l o r ecóndi t o del hombr e l o que es sobr e t odo i mpor t ant e ( Mar cos 7: 15) . Qui zá el hecho más i mpor t ant e que habr emos de capt ar como cr i st i anos que buscamos apr ender un andar más pr of undo con el Señor , es est o: Toda exper i enci a espi r i t ual del Padr e i r r adi a al Hi j o. Una buena por ci ón de esa exper i enci a espi r i t ual que f l uye pr ocedent e del Padr e y es exper i ment ada por el Hi j o, re-irradia al cr eyent e ( Lucas 10: 16) . Después que el Señor r esuci t a el espí r i t u del cr eyent e, el espí r i t u de ese cr eyent e nunca vol ver á a gust ar l a muer t e ( J uan 11: 25, 26) . La vi da de ese espí r i t u habí a muer t o ya y ha si do vi vi f i cada. ¡ De maner a que el espí r i t u del cr eyent e y su reci én hal l ada vi da más el evada nunca más vol ver án a gust ar l a muer t e! J esús oí a a su Padr e desde dent r o de Sí , y también su Padr e oí a a su Hi j o desde adent r o. No er a necesar i a l a conver saci ón vocal del Señor con su Padr e. ¿Por qué? Por que l a comuni ón de El l os er a una comuni ón const ant e e i ni nt er r umpi da que t ení a l ugar siempre, dentro de J esucri st o ( J uan 11: 41, 42) . Por medi o de su muer t e El congr egar í a a l os escogi dos y el l os vendr í an a ser hi j os de Di os ( J uan 11: 52) . 105
Ocasi onal ment e J esucr i st o se r el aci onaba con su espí r i t u por medi o de pr of undos gemi dos, una exper i enci a que r e- i r r adi aba al cr eyent e ( Mar cos 8: 12; Romanos 8) . J esús y su nueva cr eaci ón est án l i br es de t oda obl i gaci ón a l a ci vi l i zaci ón de l a t er cer a y caí da f or ma de vi da más el evada; per o de vez en cuando sí se conf or man, t an sól o sobr e l a base de no of ender ( Mat eo 17: 27; Romanos 15; Gál at as) . Est os son sol ament e al gunos ej empl os que i dent i f i can l a uni ci dad de l a bi ol ogí a de J esucr i st o. Y r ecuer de ust ed, mucho de est o r e- i r r adi a a ust ed. ¡ Pr esent ement e, ahor a mi smo, ust ed t i ene der echo a l a exper i enci a y r eal i dad de ese ámbi t o ( Ef esi os 1: 2, 3) !
106
Apéndice II
Un vistazo al alma Del hombre caído
El al ma caí da de Adán, sost eni endo una val i ent e l ucha per o a l a sombr a de su pi r a, de vez en cuando t r i unf aba sobr e l a i nt r usi ón de l a car ne, t an sól o para caer ví ct i ma de su adver sar i o en el moment o mi smo de l a vi ct or i a. Poco a poco, conf or me el al ma se agr andaba, l a mente pr ocur aba ver , ent ender , dupl i car —o al f r acasar en el l o, f al si f i car — l os modos de obr ar del i nani mado espíritu del hombr e. Y t odo el t i empo l a ment e se mant i ene r epr endi endo y escar neci endo l as emoci ones del al ma. El apar at o pensant e del hombr e est á si empr e r ecor dándol es a l as emociones que l a ment e es cr eer se su pr opi a f al sa superior a l os sentimientos. Y al pr opaganda, l a ment e pensant e del hombr e se hal l a vi vi endo en un par aí so r eser vado par a l os neci os. La voluntad, ahor a l i ber ada de l a sumi si ón al ámbi t o espi r i t ual , pr ocur a al canzar su pr opi o ni cho —el t r i unf o de l os esf uer zos humanos sobr e t odas l as t ent aci ones y ci r cunst anci as adver sas. Y al hacer l o así , l a voluntad di o a l uz, t eni endo l a ment e como su cómpl i ce, l a r el i gi ón del buen éxi t o y de l os l ogr os pos i t i vos . Las emociones, si endo si empr e l a ví ct i ma pr opi ci at or i a de l a mente, pr ocur an l ogr ar sensaci ones exci t ant es ext át i cas que est án mucho más al l á de l a capaci dad par a l a que el al ma f ue di señada. Habi endo pr ocur ado exci t aci ones exót i cas, l uego l as emociones caen ot r a vez en si mas de desesper aci ón, al canzando pr of undi dades de abat i mi ent o mucho más hondas que l os l í mi t es de t ol er anci a que su Di señador l es señal ó al crear l as. Buscando ( per o nunca al canzando) esas di mensi ones que est án r eser vadas t an sol ament e par a el espí r i t u, l as emoci ones se unen a 107
l a vol unt ad y a l a ment e a f i n de cr ear un pál i do subst i t ut o par a andar en l os domi ni os del espí r i t u. Ent onces est os i ngr edi ent es t r i l at er al es, conchabados j unt os, pr oducen pr áct i cament e l a más gr ande mal di ci ón que l a humani dad haya de conocer j amás. Est a t r i ni dad que compone al al ma dañada, hace que el hombr e sea el al ma l e i nf or ma al hombr e uno de l os religioso. Ent onces, mayor es engaños de t odos. Su pr opi a al ma l e di ce al hombr e que su nat ur al eza r el i gi osa es en r eal i dad su nat ur al eza espi r i t ual . ¿Qué es l o que ser r el i gi oso l e ha hecho al hombr e? Tal vez podamos compr ender est o r econoci endo l a capaci dad de pr oduci r r el i gi ón que t i ene el hombr e caí do. Dent r o de l a f e cr i st i ana si empr e hal l ar emos t r es ‘ subr el i gi ones’ . Par a deci r l o con ot r as pal abr as: en r eal i dad sól o hay t r es denomi naci ones en l a cr i st i andad. La denomi naci ón de l a mente, l a denomi naci ón de l as emociones y l a denomi naci ón de l a voluntad . (¡ A veces encont r amos una combi naci ón de dos de ést as, per o nunca de t r es! Cada una de est as t r es denomi naci ones se consi der a a sí mi sma como la que es espiritual. Y, por supuest o, ¡ se denomina cont r a l as ot r as dos! Al par ecer , el al ma caí da es muy s ect ar i a. ¿Puede ust ed i dent i f i car est as t r es denomi naci ones dent r o de l a cri st i andad? La denominación de la mente: Er udi t a, t eór i ca. Sus mi ni st r os son exposi t or es, bi en educados, f i r mes en sost ener una sana doct r i na, f uer t es en cuant o a educaci ón uni ver si t ar i a y de semi nar i o. La t eol ogí a l o es t odo. Los mi ni st r os son f r í os, a menudo hast a el punt o de ser r et r aí dos, y con f r ecuenci a t an obsesi onados con l o bí bl i co, que est e aspect o l l ega a ser el cent r o de t odo l o demás. En consecuenci a, a menudo el andar í nt i mo, vi vo con Cr i st o queda af uer a, t embl ando de f r í o. ¿Me at r evo a dar un ej empl o? En vez de nombr ar l os, di r é mej or que l a mayor par t e de esa gent e cae en el l i naj e de ya sea J uan Cal vi no, o J uan Knox, o J uan Dar by. ( Oh, sí , el l os son l os que i nvent ar on ese mundi al ment e f amoso y si empr e demandado adagi o: “No conf í e en sus sent i mi ent os. ”) La denominación emocional: ¡ Hombr e, vaya que esa gent e sabe cant ar ! ¡ Y ador ar ! Desaf or t unadament e, car ecen un poco de eso de ‘ pr edi cador i smo’ . El mej or si st ema de i r a l a i gl esi a l os domi ngos por l a mañana, es veni r a una de est as r euni ones de ador aci ón a l as 11: 00 a. m. y l uego, a l as 11: 30, cor r er como l ocos a una i gl esi a ‘ ment al ’ . ¡ De est a maner a ust ed t endr á l o mejor de dos mundos muy di f er ent es y t ot al ment e i ncompat i bl es! Buen cant ar y buena ador aci ón, y una exposi ci ón bí bl i ca r eal ment e f ant ást i ca. ¡ Y esa gent e emoci onal sí que l a pasa bi en! Gr i t an, al aban, l l evan t odo hast a el l í mi t e. Si empr e hay de l o espect acul ar , per o, t r ági cament e, t ambi én est án si empr e en l a necesi dad de al go más espect acul ar ; por t ant o, si empr e encont r ar emos al l í l a úl t i ma novedad en pl ena oper aci ón. Y r ecuer de ust ed, si al guna vez ust ed
108
comi enza al go nuevo que es emoci onant e ( y si se l o puede l l amar cristiano), ellos se l o qui t ar án y l o har án la nueva obr a de Di os. Esos cr eyent es s e gozan muchí si mo en ser cr i st i anos, per o pagan un t er r i bl e pr eci o: ¡ l a consumi ci ón! Agot ami ent o de l as emoci ones, agot ami ent o de l o espect acul ar , agot ami ent o de l os mi l agr os, agot ami ent o de l a f e, y como r esul t ado, una event ual desconf i anza de cual qui er cosa y de t odo, así como de t odos l os que pr ocur an hacer al go nuevo por Cr i st o. ¿Cuál es s on l as denomi naci ones emoci onal es? ( ¿Es que se necesi t a hacer una l i st a de el l as?) El movi mi ent o car i smát i co ent r e l os evangél i cos, ‘ l os mí st i cos cat ól i cos’ ent r e l os cat ól i cos romanos, y además, numer osí si mos movi mi ent os no denomi naci onal es bast ant e extraños. La denominación de la voluntad: Est a cae en dos cat egor í as. Pr i mer ament e, est án l os evangel i st as. “Evangel i cen a t odo el mundo el pr óxi mo f i n de semana. ” Gr upos que est án dedi cados a hacer y hacer —si empr e ganar al mas. Con conci enci a cl ar a, puedo menci onar el nombr e de una denomi naci ón en par t i cul ar , puest o que es mi denomi naci ón y, por t ant o, no est á excl ui da de l a pl uma de est e aut or . Los baut i st as del sur . Nosot r os hemos pr oduci do más evangel i st as que t odos l os demás movi mi ent os pr ot est ant es combi nados. Nosot r os evangel i zar emos el mundo. La ot r a cat egor í a es aquel l a que di ce: “Ust ed puede querer ser cri st i ano. ” Est os son l os l egal i st as. Ti enen una l i st a de cosas que ust ed puede hacer o no puede hacer si es cr i st i ano. Se hal l an en todos l os movi mi ent os r el i gi osos, por que son l os por t ador es del pr i nci pal el ement o de t odas l as r el i gi ones: “Por medi o de mi conduct a y mi act uaci ón puedo ganar me el f avor de Di os. ” Ahor a veamos l as combi naci ones: Los pensador es ( ment e) y l os hacedor es ( vol unt ad) se combi nan par a ser muy doct r i nal es, y bí bl i cos, evangel í st i cos. Una y combi naci ón f or mi dabl e. Los mi smos s on casi si empr e gr upos i nt er denomi naci onal es. Los hacedor es y l os sensi bl es ( emoci ones) : Muy par eci dos a l os de ar r i ba, ést os est án dedi cados al evangel i smo, per o l a pasan mej or al hacer l o. Pr obabl ement e no hay denomi naci ón de pensador es y sensi bl es. Est os son enemi gos nat ur al es. O sea, l a denomi naci ón de l a ment e no puede sopor t ar a l a denomi naci ón de l as emoci ones. ¿Cuál es el pr obl ema de t odo l o ant er i or ? Todas el l as son del al ma. El espí r i t u f unci ona en un ni vel si t uado apar t e de pensar , sent i r y hacer . La ment e, l as emoci ones y l a vol unt ad per t enecen al t er r i t or i o del al ma. El Señor J esús t ení a t odos est os aspect os del al ma f unci onando en El , per o en un per f ect o equi l i br i o. Por ot r o l ado, su pr i nci pal f uent e de vi da er a su espí r i t u, no su al ma. Y en su espí r i t u est aba l a vi da supr ema. LA MEJ OR MANERA 109
Al r ededor de una t er cer a par t e de t odos nosot r os est á i nt egr ada pr edomi nant ement e por pensador es, ot r a t er cer a par t e l a i nt egr an l os sensi bl es ( emot i vos) , y una tercer a par t e, l os hacedor es. ¿Debe haber t r es denomi naci ones par a acomodar nos a t odos? Si l os soci ól ogos est án en l o cor r ect o, t odos nacemos i ngéni t ament e con nuest r as pr opi as di sposi ci ones. Per o el pensador qui er e que el sensi bl e se vuel va l ógi co; por su par t e, el hacedor qui er e que ambos s e r ef or men y comi encen a evangel i zar y/ o dej en de pecar ; y el sensi bl e qui er e que l o dej en en paz par a que pueda amar a Di os y per segui r r ayos de l una, l eer poesí as, r eal i zar mi l agr os, ver señal es, r eci bi r poder y cont empl ar puest as del sol . En su sabi dur í a, Di os ut i l i zó a doce hombr es di f er ent es par a est abl ecer l a pr i mer a ecclesía. Est as t r es di sposi ci ones est aban al l í t odas, per o esos doce hombr es dependí an f undament al ment e de su espí r i t u, no de su al ma di sposi ci onal . Oj al á que l a i gl esi a pudi ese t ener un nuevo y r ef r escant e comi enzo con doce hombr es semej ant es. ( El gr upo —o i gl esi a— a que ust ed per t enece, muy pr obabl ement e r ef l ej a ya sea l a di sposi ci ón de su f undador , o l a de su l í der act ual . ) Todas est as ‘ denomi naci ones’ , l as t r es, esgr i men f uer t es ar gument os par a que ust ed no t enga nada que ver con l as ot r as dos. ( “Di os qui er e que sal vemos al mas, ést a es nuest r a úni ca t ar ea. ” “Lo que t enemos que hacer es met er nos de l l eno en el Li br o y apr ender l o de memor i a. ” “ ¡ Oi ga, hay un pr edi cador al l í en el Sal ón Gar banzo del Hot el Hi t i t a, que acaba de t ener una vi si ón de que el mundo se va a conver t i r en cr ema dent al el l de abr i l pr óxi mo! ”) Mi r amos esper anzados el dí a cuando el puebl o del Señor abandone sus di f er enci as di sposi ci onal es, que er r óneament e vemos como di f er enci as doct r i nal es; vuel va a ser una comuni dad de creyent es; per mi t a que t odas l as di sposi ci ones se expr esen; apr enda a ser t ol er ant e con l os demás; y, sobr e t odo, f unci one como un puebl o cor por at i vo par t i endo de su espíritu, evi t ando de ese modo nuest r as i r r econci l i abl es di f er enci as aní mi cas. Mi ent r as t ant o. . . UNA AFECTUOSA PALABRA A LOS QUE CONFI AN EN SUS SENTI MI ENTOS Los t eól ogos han di cho muy poco que haya si do amabl e r espect o de l os emot i vos. Mucho ant es de que hubi er a pr ot est ant es, l a i gl esi a cat ól i ca r omana t r at ó de dar l ugar a t odos est os t i pos denomi naci onal es, a l os t r es, baj o una cubi er t a. ( Lo l ogr ar on t an sól o par ci al ment e. ) Hubo f i l osof í a y teol ogí a par a l os dedi cados a l o mental. Hubo mi si ones y convent os de monj es y monj as par a l os hacedores y los legalistas. Luego exi st i er on l os mí st i cos cat ól i cos. ¡ Pobr es al mas i nest abl es, l os pensador es l os est uvi er on encar cel ando, dest er r ando o quemando si empr e!
110
Ent onces l l egó Lut er o ( con un doct or ado en t eol ogí a, est udi ant e de f i l osof í a agust i ni ana, de hecho un monje agustino, un. . . oh, no i mpor t a) . Con f r ecuenci a Lut er o decl ar ó que esos mí st i cos cat ól i cos nunca l ogr ar í an i nt r oduci r un pi e en el l ut er ani smo. Por consi gui ent e, l a r ef or ma f ue pr i nci pal ment e una r ef or ma intelectual y t eol ógi ca. Fue una subl evaci ón de pr opor ci ones t eol ógi cas y f i l osóf i cas. Lament abl ement e l a mi sma car eci ó de una r evol uci ón espi r i t ual pr of unda y de agar r ader as pr áct i cas en cuant o a un andar más pr of undo con el Señor . Y l a r ef or ma necesi t aba desesper adament e esos el ement os, per o nunca l os l l egó a t ener . Ent r e l os pr i mi t i vos pr ot est ant es nunca se i ni ci ó si qui er a un andar más pr of undo con Cr i st o. Y en caso de que sí se hubi ese i ni ci ado, segur ament e se l e habr í a di cho que se quedar a af uer a en al guna par t e. Casual ment e por aquel t i empo ocur r i ó al go que l l amar on l a r ebel i ón de Münst er , que f ue un gr upo de emot i vos que per di ó compl et ament e l os est r i bos. Así f ue que apar eci ó el adagi o pr ot est ant e: “No conf í e nunca en sus sent i mi ent os. Es pel i gr oso. Puede acabar como l os de Münst er . ” En t oda l a hi st or i a de l a i gl esi a ésa f ue l a úni ca t r agedi a r eal ment e gr ande que l os emot i vos causar on j amás, y nunca se l es ha per mi t i do que l o ol vi den. Mi l l ones de cr i st i anos han si do embaucados por l os mentales con l os t er r or es de l a anécdot a de Münst er . Yo cr eo que es j ust o pr egunt ar cuán pel i gr oso es de ver as ser un c r i s t i ano ment al , r ac i onal , i nt el ec t ual , f r í o, cont r ol ado, l ógi co. Ha habi do var i os cent enar es de guer r as en Eur opa or i gi nadas por di sput as doct r i nal es y l i br adas s obr e esa mi sma r azón. Mur i er on mi l l ones de ser es humanos en aquel l as guer r as. ¿Cr ee ust ed r eal ment e que l os emot i vos hi ci er on eso? No. Fuer on l as doct r i nas bí bl i c as , l os panf l et os , l os di s cur s os , l os l i br os y l os debat es , or i gi nados en l as más gr andes ment es de l a cr i st i andad, l os que f uer on l os semi l l er os y pr omot or es de esas guer r as. Mi l l ones de cr eyent es f uer on y han si do her i dos, escl avi zados, t or t ur ados y muer t os por ot r os cr i st i anos. Todo eso se or i gi nó y se l i br ó sobr e di f er enci as doctr i nal es l ógi cas, r aci onal es, i nt el ectual es de l os ment al es. Ust ed podr í a encont r ar i nt er esant e l eer al gunas de l as nar r aci ones de. . . bueno, t omemos l os Hugonot es. Lea acer ca de el l os, cómo f uer on t i r ados en cal abozos, puest os en pot r os de t or ment o, asados sobr e f uego, cómo l es ver t i er on pl omo der r et i do en l a boca, cómo l es sacar on l os oj os, cómo a muj er es con dol or es de par t o l as dej aban con l as pi er nas at adas j unt as, en t ant o que l a madr e y l a cr i at ur a mor í an en medi o de i ncr eí bl es agoní as. Y cómo en cada caso est aba ahí pr esent e un t eól ogo, con una Bi bl i a en l a mano, pr ocur ando convencer r aci onal ment e al t or t ur ado hugonot e de que l o úni co de ver as i nt el i gent e por hacer er a r et r act ar se. Esas son nar r aci ones r eal es. Y esas det est abl es obr as no f uer on r eal i zadas a manos de l os s ensi bl es o emot i vos, si no de l os 111
pensador es que ci t aban ver sí cul os bí bl i cos y r aci onal i zaban con l a ment e y con l as Escr i t ur as que eso que hací an er a cristiano. Per o aquél l a f ue una época más oscur a. Bueno, ¿y qué di r emos de l a nuest r a? Hoy en dí a vemos cómo j óvenes de cor azón f ogoso, ar di ent es por Cr i st o, comi enzan est udi os de posgr aduado en un semi nar i o, par a ser l l enos al l í de l os conoci mi ent os académi cos de 2, 000 años, y sal en t r es años después t an empapados en l o ‘ ment al ’ , que ya casi son i nept os par a ser vi r a Cr i st o en el mundo r eal . Recor r a ust ed l os pasi l l os de su l i br er í a pr ef er i da; vea l as dagas y l os dar dos que hay en l as pági nas de t ant os l i br os, apunt ados haci a ot r os hi j os de Di os que di f i er en de esos aut or es. Los sensi bl es y hacedor es no escr i bi er on esos l i br os, ni f undar on esas i nst i t uci ones, ni l anzaron esos dar dos. Fuer on l os pensador es l os que hi ci er on eso. La cuest i ón es muy si mpl e. El al ma ent er a cayó. Est á caí da. Nuest r o espí r i t u no est á ubi cado en nuest r as emoci ones. Nuest r as emoci ones est án caí das. Per o ni una pi zca más caí das que nuest r a ment e pensant e, y no son ni una pi zca menos conf i abl es que ést a. La l ógi ca, el r azonami ent o, l a r azón, l a di al éct i ca y l a cogni ci ón de nuest r a ment e ( i ncl uso en sus ser i as ponder aci ones de l a Bi bl i a) , no son ni un ápi ce más conf i abl es que l as emoci ones de cual qui er ot r a per sona. ¡Tanto el intelecto como las emociones se encuentran caídos! Gr avement e caí dos. ¿Per o qué deci r de ese ver sí cul o de l a car t a a Ti mot eo en cuant o a t ener una ment e sana? Di os nos ha dado * Espíritu de domi ni o pr opi o. Hay t an sól o una ment e sana. ¡ Esa es l a ment e de nuest r o Señor J esucr i st o! Su ment e est á en nuest r o espí r i t u, no en nuest r a ment e ni en nuest r as emoci ones. Léase de nuevo est e ver sí cul o. Di os nos ha dado un espí r i t u. Su espí r i t u. En su espí r i t u hay una ment e sana. Su ment e. Por úl t i mo, est i mado emot i vo, aní mese. El Señor t uvo doce di scí pul os. Las cat egor í as de esos doce di scí pul os i ncl uí an t ant o a ‘ ment al es’ , a vol unt ar i osos y a emoci onal es, como a t odas l as combi naci ones usual es de ést os. Cuando al gui en l e di ga que no conf í e en sus emoci ones, r ecuér del e cuál de esos doce hombr es escogi ó el Señor par a di r i gi r . Pedr o puede haber si do un hacedor . Puede haber si do un sensi bl e, per o nadi e di r á nunca que ese pescador anal f abet o, espont áneo, hacedor de mi l agr os, er a un pensador , un ‘ ment al ’ . ¡ ¡ Di os escogi ó a un i mpul si vo i ndoct o par a que f uese el l í der de l a i gl esi a pr i mi t i va! ! *
Domi ni o pr opi o — en i ngl és: sound mind ( ver si ón King James que el aut or usa) , l i t er al ment e: ment e sana. En el or i gi nal gr i ego: sofronismou = aut ocont r ol ( que es i gual a ‘ domi ni o pr opi o’ ) , o ment e sana o di sci pl i nada. El aut or se basa en esta acepci ón en el párr af o si gui ent e. (N. del T. )
112
¡Piense r espect o de eso,
est i mado pensador ! ¿Y qué di r emos de Pabl o, cuál de l os t r es er a él ? Tal vez un hacedor . Ci er t ament e él f ue un l egal i st a por nat ur al eza, un vi aj er o mundi al , evangel i st a y est abl ecedor de i gl es i as . ¿Un sensi bl e? El r ecor r i ó par t e del I mper i o Romano l l or ando. ¿Un pensador ? Escr i bi ó al gunas de l as mej or es pi ezas de l i t er at ur a cr i st i ana escr i t as j amás. ¿Cuál er a él ? Posi bl ement e sól o un hombr e que vi vi ó al ot r o l ado de su di sposi ci ón humana nat ur al . Tal vez un hombr e que vi vi ó por medi o de su espí r i t u.
Apéndice III
La filosofía pagana y su enfoque del alma humana
¿Por qué se oye habl ar t an poco con r espect o a est a cuest i ón cent r al , de que el hombr e es espíritu, así como t ambi én al ma y cuer po? ¿Por qué se consi der a al hombr e casi uni ver sal ment e t an sól o como cuer po y al ma? ¿Por qué hay una casi t ot al f al t a de r ef er enci a al hombr e en cuant o a que es, en par t e, espí r i t u? ¿Por qué se sabe t an poco acer ca del espí r i t u humano? ¿Por qué dur ant e l a mayor par t e de l os úl t i mos 1700 años, l os cr i st i anos er udi t os han est ado enseñando que somos cuer po y al ma, cuando en r eal i dad somos espí r i t u, al ma y cuer po? Todo el pr obl ema comenzó en lugares que pr obabl ement e ust ed nunca ha consi der ado, y ent r e hombr es de qui enes pr obabl ement e nunca ha oí do habl ar . Como Par méni des, Zeno, Pi t ágor as, Anaxágor as, Her ácl i t o. ( Ust ed ha oí do habl ar de Pi t ágor as. Fue al l á por el noveno gr ado. Tení a que ver al go con el t r i ángul o r ect ángul o, l a suma del cuadr ado de dos l ados y un t eor ema. ) Todos esos hombr es que acabo de menci onar , er an de or i gen gr i ego, y t odos el l os er an paganos. Son l os abuel os de una escuel a ( pagana) de pensami ent o occi dent al l l amada l a escuela de filosofía uno de esos pitagórica. En sus i nt er mi nabl es especul aci ones, i l ust r es i ndi vi duos empezó a hacer conj et ur as sobr e el t ema de ¿qué es el hombre? Ese f i l ósof o l l egó a l a concl usi ón de que el hombr e er a cuer po y al ma. Y así quedó el asunt o: cuerpo y alma. Y desde
113
ent onces todo f i l ósof o ha acept ado ese punt o de vi st a y ha especul ado sobr e l o que si gni f i ca ‘ al ma’ . El i ndi vi duo que dej ó gr abada est a i dea en el pensami ent o del hombr e occi dent al f ue un hombr eci l l o baj o de est at ur a, r egor det e, enf ur r uñado, i ndol ent e y cal vo, que no podí a mant ener a su esposa e hi j os, y a qui en l e encant aba vol ver l oca a l a gent e con sus pr egunt as. Ese i ndi vi duo t ení a pr obabl ement e uno de l os coci ent es de i nt el i genci a más al t os que l a humani dad haya conoci do j amás. Dado el hecho de que est aba per t ur bando a l os magi st r ados de l a ci udad y el r umor de que est aba l l evando a l a homosexual i dad a l os j óvenes que er an sus di scí pul os, f ue sent enci ado a mor i r t eni endo que beber se ci er t o veneno de sabor det est abl e. Ese hombr e pequeño, Sócr at es de nombr e, y dos de sus segui dor es, l l egar on a ser l as per sonas más i nf l uyent es en l a hi st or i a del pensami ent o occi dent al . ( Al gui en pudi er a deci r que el Señor J esucr i st o y el apóst ol Pabl o t uvi er on una i nf l uenci a mucho mayor sobr e el hombr e occi dent al , per o t al vez l a mayor i nf l uenci a especí f i ca y par t i cul ar de est os t r es f i l ósof os gr i egos consi st e en que cor r ompi er on l a f e cr i st i ana. ) En una de esas coyunt ur as de l a hi st or i a, esos t r es hombr es se i nt r oduj er on en el l a t eni endo al gunos de l os coci ent es de i nt el i genci a más al t os de t odos l os t i empos. ( El más j oven de l os t r es puede muy bi en haber t eni do el más al t o coci ent e de i nt el i genci a de t oda l a hi st or i a de l a r aza humana. ) Esos t r es i ndi vi duos enseñaban que: “El hombr e es cuer po y al ma. ” Y, hast a nuest r os dí as, sus escr i t os han si do t eni dos casi como sagr ados en t odo el mundo. Su i nf l uenci a sobr e t odos nosot r os es nada menos que desconcer t ant e. * Sus enseñanzas s i mpl ement e debí an haber si do pasadas en l os cí r cul os de l os f i l ósof os paganos de al t o coci ent e i nt el ect ual . Per o, desaf or t unadament e no f ue así . ¡ Ci er t ament e sus pr of undas i deas no debí an haber penet r ado nunca en l a f e cr i st i ana! ¡ Per o sí penet r ar on! Y hay una excel ent e pr obabi l i dad de que l a f e cr i st i ana, en gener al , no se r ecuper e nunca de l os ef ect os de ese t r i st e acont eci mi ent o. Muchí si mo ant es, l os pr of et as hebr eos habí an consi der ado al hombr e como un t odo. Per o sabí an t ambi én que dent r o de ese t odo del hombr e, ést e er a espí r i t u, al ma y cuer po. J esucr i st o no i mpar t i ó absol ut ament e ni nguna enseñanza en est e r espect o. El es l a Ver dad. El Señor t uvo l a r eal i dad como su exper i enci a, no l as enseñanzas. El er a un t odo —con un espí r i t u, un al ma y un cuer po en su t ot al i dad. Y su exper i enci a f ue t ambi én l a exper i enci a de sus s egui dor es. El hombr e t i ene un cuer po, que casa ( f or ma ent r ecar a) con el al ma del hombr e; el hombr e es un al ma, per o el al ma casa ( f or ma ent r ecar a) con el espí r i t u del hombr e. Y *
Se ha di cho que: una per sona naci da en el occi dent e no puede pensar , a menos que pi ense como Ar i st ótel es. Est a pr oposi ci ón nunca ha si do puesta en t el a de j ui ci o seri ament e.
114
el al ma y el espí r i t u t r aban de t al maner a, que sólo el Señor que mor a dent r o del cr eyent e puede di st i ngui r el al ma del espí r i t u. La humani dad del hombr e r esi de en su al ma. El pr i nci pal l ugar de r esi denci a del Señor J esús en el hombr e cr eyent e est á en el espí r i t u del hombr e. Aquel l os f i l ósof os paganos de l os pr i mer os si gl os del cr i st i ani smo no t ení an absol ut ament e ni nguna i dea de t al enf oque. No podr í an haber compr endi do semej ant e concept o aun cuando l o hubi esen oí do. A l os cr i st i anos no l es i mpor t aba nada l o que cr eí an esos paganos. Per o l os f i l ósof os paganos ansi aban i mponer sus punt os de vi st a sobr e l os cr i st i anos. Fue así que, un i nevi t abl e dí a esos punt os de vi st a di amet r al ment e opuest os se encont r ar on; y el cr i t er i o de el hombre como “cuerpo y alma” pr eval eci ó sobr e el de “espí r i t u, al ma y cuer po”. Pr obabl ement e par a si empr e. Sucedi ó de l a maner a si gui ent e: como a mi t ad del si gl o I I ( 150 d. de C. ) al gunos f i l ósof os, segui dor es de Sócr at es, de Pl at ón y de Ar i st ót el es, empezar on a conver t i r se al cr i st i ani smo. Vení an a l a f e cr i st i ana t r ayendo consi go su ment al i dad f i l osóf i ca y pagana. Desaf or t unadament e, al gunos de el l os t omar on en l a mano l a poder osa pl uma. Según par ece, ot r os cr i st i anos que vi ví an en aquel t i empo, est aban demasi ado ocupados en ser cr i st i anos como par a escr i bi r al go. El hecho de que l os escr i t os de esos f i l ósof os paganos hechos cr i st i anos, son pr áct i cament e t odo l o que sobr evi vi ó como l i t er at ur a ‘ cri st i ana’ dur ant e esa época, pr opor ci ona una vi si ón t er r i bl ement e def or mada de l o que er a el cr i st i ani smo del si gl o segundo. De modo que, si n haber puest o mucha at enci ón a l as cosas ( espi r i t ual es) pr of undas de nuest r a f e, y sí habi endo puest o mucha at enci ón a l as cosas recónditas de l a f i l osof í a gr i ega pagana, aquel l os f i l ósof os gri egos conver t i dos al cr i st i ani smo empezar on a apl i c ar l a di al éc t i c a y l a l ógi c a de Ar i s t ót el es al anál i s i s de l a f e cr i st i ana. Al hacer así , decl ar ar on i r r ef l exi vament e que el hombr e er a al ma y cuer po. Después de t odo, ése er a el úni co cr i t er i o concer ni ent e al hombr e, del cual habí an oí do habl ar j amás. Si n embar go, l a f e cr i st i ana pudi er a haber quedado i nt act a por esa cor r upci ón, de no haber si do por dos hombr es. Di gamos, tres hombr es. Esos t r es hombr es est aban empapados de f i l osof í a gr i ega pagana, y al mi smo t i empo al egaban ser cr i st i anos ( y pr obabl ement e l o er an) . Compr endo que en l os si gui ent es pár r af os puedo per der l o a ust ed, per o cr eo que es realmente necesar i o publ i car est os hechos. Comencemos con un br i l l ant e adol escent e de l a época l l amado Or í genes. Si endo muchacho, a Or í genes l e gust aba apr ender . Y si endo aún muy j oven, apr endi ó t ambi én que l e gust aba enseñar . ¿Y cuál es f uer on l as i nf l uenci as que habí an penet r ado en su ment e? Pr i mer ament e, ahí est aba l a l í nea socr át i ca de f i l osof í a ( Sócr at es— Pl at ón—Ar i st ót el es—Phi l o) . La segunda l í nea f i l osóf i ca más i mpor t ant e que habí a mol deado l a vi da de Or í genes er a el est oi ci smo, así como un t oque de 115
neopi t agor i smo ( Ant í st enes—Zeno de Ci ci o—Panaeci o—Saci ón—Séneca— Epí ct et o) . Per o l a i nf l uenci a más i mpor t ant e de t odo l o que se ver t i ó dent r o del el evado coci ent e i nt el ect ual de Or í genes, f ue una f i l osof í a denomi nada neopl at oni ci smo. Y gust e o no, esa f i l osof í a aún pr edomi na en una gr an par t e de l a t eol ogí a cr i st i ana y es un i mpor t ant e f act or en l a ment al i dad de t odos l os cr i st i anos de l os t i empos moder nos. El primer i ngr edi ent e del neopl at oni ci smo es una mezcl a de 1) neopi t agor i smo, 2) escuel a socr át i ca, y 3) est oi ci smo. Ponga t odo est o j unt o, r evuél val o bi en, y de ahí surge al go a l o cual se hace r ef er enci a como l a f i l osof í a de l a autorrealízación. En cuant o a Or í genes, hubo t odaví a una i nf l uenci a más que l o model ó. Fue que est udi ó a l os pi es de un maest r o l l amado Pl ot i nus. Revuél vanse bi en t odas esas concocci ones y de ahí sur ge el neopl at oni ci smo. Tómese ahor a un poco de l a i nf l uenci a de ci er t o i ndi vi duo l l amado Ter t ul i ano, anádanse l os escr i t os del apóst ol Pabl o y ot r os escri t os de l os pr i mer os cri st i anos ( t odo el l o f i l t r ado a t r avés del anál i si s al t ament e anal í t i co de l a di al écti ca ar i st ot el i ana) , y se t endr á al go que br ot aba de Or í genes, l l amado neopl at oni ci smo religioso.
La f e cr i sti ana est aba a punt o de t ener un gran pr obl ema. Después de l a muer t e de Or í genes, sus enseñanzas se hi ci er on muy popul ar es ent r e l os f i l ósof os paganos conver t i dos al cri st i ani smo. Y r ecuér dese t ambi én que t odos el l os se r ef er í an al hombr e en f or ma i r r ef l exi va como que er a cuer po y al ma. Nadi e se daba cuent a de que l a f e cr i st i ana est aba per di endo pr of undi dad espi r i t ual y que esa pér di da est aba si endo r eempl azada con l a pr of undi dad r ecóndi t a de l a f i l osof í a. Dur ant e aquel l a época l os di r i gent es de l a f e cr i st i ana er an enér gi cos si mi l ar es a l os establecedores de iglesias, del pr i m er si gl o. Per o con el t i em po, la establecedores de iglesias di r ecci ón de nuest r a f e pasó gr adual ment e a manos de especul ador es i nt el ect ual es. ( Le har í amos a nuest r a f e l a mayor de l as pr omoci ones si vol vi ér amos a ser di r i gi dos por enér gi cos es tablecedores de iglesias. ) Est o es, poco a poco l os di r i gent es de l a f e se vol vi er on hombr es que habl aban, t eor i zaban y conj et ur aban en al gún l ugar al l á af uer a en l a est r at osf er a super i or del ect opl asma ext er i or . Se ha suger i do que se r equi er e t ener un coci ent e de i nt el i genci a de al menos 130 par a segui r con cl ar i dad el r azonami ent o abst r act o de l os f i l ósof os gr i egos. Requer í a t ener un coci ent e de i nt el i genci a de 140 par a depar t i r ent endi dament e sobr e l os det al l es más f i nos del r azonami ent o y def ender l os o at acar l os. Se necesi t a poseer un coci ent e de i nt el i genci a de 150 o más a f i n de añadi r al go nuevo al l egado f i l osóf i co. Est o dej a afuera a más del 95% de l a r aza humana. Por más de un mi l eni o la fe cr i st i ana ha veni do si endo conduci da pr i nci pal ment e por hombr es especul at i vos, de coci ent es de 116
i nt el i genci a ext r emadament e al t os. Esos no son l a cl ase de hombr es que nuest r o Señor det er mi nó que f uesen l os que mar car an el paso y f uer an l os di r i gent es de nuest r a f e. Per o como qui er a que sea, ¿dónde est án esos enér gi cos establecedores de iglesias? Desaf or t unadament e, es t ambi én ent r e hombr es que poseen un coci ent e de i nt el i genci a de 130 y más, donde por l o gener al r ecl ut amos a nuest r os pr of esor es de semi nar i o y de i nst i t ut o bí bl i co. El l os, a su vez, mol dean a l os pr edi cador es de mañana. Habl ando en gener al , a t al es hombr es l es gust a ascender a l a at mósf er a super i or de l as conj et ur as di al éct i cas. El l os l l aman eso “di scusi ones t eol ógi cas”. Debi do a que, t r adi ci onal ment e, t al es hombr es han f or mado a nuest r os mi ni st r os, t ant o pr ot est ant es como cat ól i cos, hemos suf r i do una i ncal cul abl e pér di da es piritual. Ent r e ot r as cosas, el concept o del hombr e como cuerpo y al ma si gue r ei nando i ndi sput abl e en l os cí r cul os t eol ógi cos de t odas par t es hast a el pr esent e. A más de est o, el hecho de i nt r oduci r a un j oven de cor azón encendi do, l l amado por Di os, en l a at mósf er a enr ar eci da de l a di al éc t i ca f i l os óf i c a, l e pr opor c i ona una ‘ al t ur a’ i nt el ect ual a l a cual con frecuencia se l a conf unde con l a pr of undi dad espi r i t ual , el di scer ni mi ent o espi r i t ual y l a exper i enci a espi r i t ual . ( ¡ Que no l a es! ) La i nf l uenci a que ej er cen t odas est as cosas sobr e nuest r a f e y nuest r os mi ni st er i os, ha si do i ncr eí bl ement e despr opor ci onada, i nnecesar i a y muy dest r ucti va. Per o nuest r a hi st or i a cont i núa. Uno de l os hombr es que f uer on i nf l ui dos por l os escr i t os de Or í genes f ue un i ndi vi duo l l amado Agust í n ( al r ededor del año 400 d. de C. ) . Per o ot r as enseñanzas t ambi én ej er ci er on i nf l uenci a sobr e Agust í n: el mani queí smo y el ascet i smo, el neopl at oni ci smo de Or í genes, y Phi l o. ( Phi l o f ue un maest r o hebreo, así que anádase a l a ment al i dad de Agust í n el pensami ent o hebr eo f i l t r ado a t r avés de l a f i l os of í a ar i st ot el i ana. ) Agust í n t uvo ot r a i nf l uenci a más en su vi da. Est a f ue su pr opi a madr e, que se l l amaba Móni ca. El l a l e di o una her enci a al go j udeocr i st i ana. Agust í n enseñaba una mar cada f i l osof í a pl at óni ca, sal pi cada de al go de Ar i st ót el es. Desde l uego él t ambi én pr esent aba al hombr e como cuerpo y alma. Est o es concl usi vo: el cr i t er i o de que el i nt el ect ual i smo de Agust í n er a l a f or ma de conocer mej or l as cosas espi r i t ual es, l l egó a ser dogma de l a i gl esi a. Par a conocer a Cr i st o pr of undament e, el maest r o Agust í n. Er a así de si mpl e, de i nt el ect ual y de no espi r i t ual . Est e dogma ha per maneci do por 1600 años. Est o es ci er t o, t ant o ent r e l os cat ól i cos como ent r e l os pr ot est ant es; si bi en ést os no est án t an consci ent es de est as r aí ces t eol ógi cas como l os cat ól i cos. Los escr i t os de Agust í n f uer on exal t ados casi hast a el punt o de l l egar a ser consi der ados t an i nspi r ados como l as Escr i t ur as —al menos par a l os cat ól i cos. La i nf l uenci a de Agust í n sobr e el cr i st i ani smo es t i t áni ca. Si n pest añear , él enseñaba l o que 117
Ar i st ót el es y Pl at ón enseñar on: que el hombr e er a cuer po y al ma. Par a él , eso deci dí a el asunt o. Las r aí ces del agust i ni ani smo ( a veces l l amado t ambi én dual i smo pl at óni co) l ucen al go así como l o si gui ent e: Pi t ágor as > Sócr at es > Pl at ón > est oi ci smo > Phi l o > Pl ot i nus > Cl ement e > Numeni us > Or í genes. Los si gui ent es i ngr edi ent es del agust i ni ani smo si guen de est a maner a: Pl at oni smo > Pseusi ppus > Ar cesi l aus > Car neades > Las Academi as ( escept i ci smo) . La úl t i ma i nf l uenci a sobr e el modo de pensar de Agust í n l ucí a como l o si gui ent e: Pl at ón > Saccas > Pl ot i nus ( neopl at oni ci smo) . Revuél vase t odo eso y se obt i ene el dualismo neoplatónico religioso. ( Cl ar o como el l odo, ¿eh?) En algún punto allí en todo eso perdimos la vida cristiana más profunda, por las abstracciones de los altos cocientes de inteligencia: “I nt el ect ual i smo es es pi r i t ual i dad. ” ¿Se siente usted impresionado?
Tal vez pudi ér amos haber sobr evi vi do i ncl uso a t odo eso, si no hubi er a si do por el hombr e si gui ent e. La i nf l uenci a que ej er ce ese i ndi vi duo sobr e l a f e cr i st i ana habr á de ser nos una mal di ci ón hast a el J ui ci o f i nal . I nt r oduzca un f ar sant e anóni mo que se l l amaba a sí mi smo Di oni si o Aer opagi t a. Ahor a bi en, hubo un verdadero Di oni si o que vi vi ó dur ant e el pr i mer si gl o en Gr eci a. El mi smo apóst ol Pabl o l o l l evó a Cr i st o. Per o ese i ndi vi duo que más t ar de al egó ser Di oni si o, f ue un monj e del siglo quinto que vi vi ó en Si r i a. Est e se puso a pr oduci r l i t er at ur a que l uego al egaba que er an escr i t os del primer s i gl o. En ot r as pal abr as, ese i ndi vi duo f ue un f ar sant e mentiroso. Ese t unant e est aba enamor ado de l a f i l osof í a neopl at óni ca que est aba de moda en aquel t i empo. Escr i bi ó como si hubi ese vi vi do dur ant e el pr i mer si gl o. ¡ Además, af i r mó que Ti mot eo se sent aba a sus pi es! ( Ti mot eo habí a est ado muer t o por más de 400 años cuando Di oni si o al egó eso. ) Cuando l a gent e l eí a sus escr i t os, cr eí a de ver as que se t r at aba de un cr i st i ano pr of undo que habí a si do ami go per sonal y di scí pul o de Pabl o. Se cr eí a que, por l o mi smo, Pabl o habí a si do un f i l ósof o- t eól ogo cr i st i ano neopl at óni co. Pasar on cer ca de mi l años ant es de que f i nal ment e ese engaño f uer a r echazado. Si n embar go, par a ent onces el daño ya est aba hecho, y er a i r r ever si bl e. Las i deas de ese hombr e son t r ama y ur di mbr e de l a f e cr i st i ana. ¿Ust ed no l o cr ee? Aquí va t an sól o un ej empl o de su i nf l uenci a. Cada vez que ust ed ve una t or r e ( aguj a) de i gl esi a, o una vent ana con vi dr i er a de col or es, o l a el evada bóveda ar queada del t echo de una i gl esi a, ust ed est á vi endo l a f i l osof í a de ese hombr e en expr esi ón f í si ca. Pseudo Di oni si o ( nombr e con el cual se l o l l ama hoy) , ese oscur o monj e del desi er t o ( de al r ededor de 500 d. de C. ) , enamor ado de l a f i l osof í a de moda de sus dí as, t or nó esa moda en una de l as pr i nci pal es col umnas de l a t eol ogí a cr i st i ana. 118
Es una f i l osof í a- t eol ogí a que aún ej er ce una i mpor t ant e i nf l uenci a sobr e el pensami ent o cr i st i ano. Su obr a est á acr i bi l l ada de f i l osof í a pagana apenas di sf r azada de vocabul ar i o cri st i ano. El pensami ent o de Pl at ón, un poco modi f i cado, domi naba sus escr i t os. A l o l ar go de unos mi l años muchí si mos doct os t eól ogos ci t ar on a est e hombr e, cr eyendo que est aban ci t ando a un importante personaje cristiano del primer siglo.
Per o l a mayor t r agedi a de Di oni si o yace en l o si gui ent e: ¡ I nt r odúzcase un hombr e l l amado Tomás! Ot r o gr an coci ent e de i nt el i genci a del mundo, un i ndi vi duo l l amado Tomás de Aqui no ( + 1274) , i nmor t al i zó una sí nt esi s de Agust í n y de Di oni si o. Se di ce: “Tomás de Aqui no baut i zó a Ar i st ót el es y l o hi zo un buen cat ól i co. ” Per o tambi én baut i zó a Pl at ón mi ent r as est uvo en eso. ¿Cómo? Bueno, Tomás de Aqui no ci t a a Di oni si o —como f uent e cr i st i ana del pr i mer s i gl o— más de ci en veces en su i ngent e obr a de t eol ogí a bí bl i ca. Su obr a ha si do r esumi da de l a si gui ent e maner a: Tomás de Aqui no t omó l os esc r i t os de Agust í n, l os escr i t os cri st i anos pr i mi t i vos, adapt ó el t ema neopl at óni co, y convi r t i ó todo el l o en una cosmovisión f i l os óf i c o- t eol ógi ca cr i s t i ana. Ar moni z ó l os principales conocimientos y doct r i nas de l as l í neas de pensami ent o pl at óni cas, ar i st ot el i anas y neopl at óni cas, y l uego l os hi zo cri st i anos. Per o ¿qué t i ene que ver eso con ust ed? ¿ Y conmi go? Las enseñanzas de Tomás de Aqui no f uer on hechas l as doct r i nas oficiales de l a i gl esi a cat ól i ca: si Tomás de Aqui no l o decí a, ent onces er a r eal i dad y ver dad. Cor r ect o, per o nosotros no s omos cat ól i cos. Bueno, yo r ecuer do ví vi dament e que uno de mi s pr of esor es de semi nar i o di j o: “Tomás de Aqui no es el t eól ogo de más i nf l uenci a en l a hi st or i a de l a i gl esi a, así ent r e cat ól i cos como pr ot est ant es. Los l i br os de l os cual es enseñamos y l os l i br os que escr i bi mos en el ár ea de l a t eol ogí a si st emát i ca, aún si guen su f or mat o. ” Lea est o y l l or e, est i mado cri st i ano. Fi nal ment e, par a met er el úl t i mo cl avo en el at aúd de un andar espi r i t ual con Cr i st o al est i l o pr i mi t i vo del pr i mer si gl o, l l egamos a un j oven monj e agust i no. ( Un ver dader o hi j o de l as enseñanzas de Agust í n. ) Est e i ndi vi duo t omó l as enseñanzas agust i ni anas, l as sazonó con el si nt et i smo de l a t eol ogí a t omi st a, y cr eó l a teología protestante. El nombr e de ese monj e er a Mar t í n Lut er o. De modo que l a t eol ogí a de Tomás de Aqui no r ei na hoy como l a r aí z t eol ógi ca de t oda l a t eol ogí a cat ól i ca y pr ot est ant e. Escuche ust ed el punt o de vi st a de Tomás de Aqui no en cuant o al t ema de cuerpo y alma:
119
El al ma humana es cr eada en r el aci ón di r ect a a l a mat er i a pr i ma que i ndi vi dual i za. El al ma es l a uni dad de l a subst anci a humana compuest a. Es el pr i nci pi o de t odas l as f unci ones del hombr e. La f acul t ad supr ema del al ma es el intelecto. El aspecto intelectual del espiritual del alma. Es el
alma
es
la
facultad
aspect o i nt el ect ual del al ma el que puede l ogr ar r eal i dades t r ascendent al es. ¿Per o, cuán mal par ados es que est amos? Pr áct i cament e t odo coment ar i o cr i st i ano que se haya escr i t o j amás, compr ende el t ema r ef er ent e a que el hombr e es cuer po y al ma, y es condi ment ado con l a cont empl aci ón del al ma como l a veí a Tomás de Aqui no. Ahor a bi en, est o nos dej a en una posi ci ón ambi gua; vemos el al ma como ‘ humana’ , per o con al go de espi r i t ual en l o que a el l a conci er ne. De est e modo, t er mi namos vi endo una f r aseol ogí a como, por ej empl o, “el i ndomabl e espí r i t u de cor aj e del hombr e”, y “el al ma del hombr e que r et or na a su esenci a espi r i t ual ”. Per o l o más t r i st e de t odo no es t an sól o l a pér di da del espí r i t u, si no el hecho de que es el i nt el ect o del hombr e l o que se mi r a como su par t e más espi r i t ual . Con r azón no t enemos i dea de l o que si gni f i ca ‘ l o espi r i t ual ’ . El hecho de que el Señor mor a en el cr eyent e, si mpl ement e no t i ene l ugar en ni nguna par t e de t odos esos escr i t os. Est e t ema pr áct i cament e no sur ge nunca. La compr ensi ón de que el espí r i t u humano es uno con el Espí r i t u de Di os, exi st e en casi t oda l a pr i mer a epí st ol a a l os Cor i nt i os, per o nunca en l a t eol ogí a. En un mundo en que el hombr e es t an sól o cuer po y al ma, t r at ar de compr ender y exper i ment ar el l ado espi r i t ual del cr i st i ano, es acabar chocando con l a ment al i dad del hombr e occi dent al . Además, est e concept o di cot ómi co del hombr e par ece est ar ent r et ej i do a per pet ui dad en l a ment e del hombr e occi dent al . Por ot r a par t e, cuando l a psi qui at r í a y l a psi col ogí a ent r ar on en l a t eol ogí a cr i st i ana ( por medi o de al go dudosament e l l amado ‘ aconsej ami ent o cr i st i ano’ , eso t ambi én l l evó consi go el concept o humaní st i co pagano de que el hombr e es t an sól o cuer po y al ma. Al par ecer , en est e punt o se per di ó l a bat al l a par a si empr e. Vemos que el aconsej ami ent o cr i st i ano, egocént r i co por su pr opi a nat ur al eza, ¡ nos ha dej ado t r at ando de r esol ver pr obl emas del al ma con el al ma! Est o puede sonar r azonabl e, per o l a mayor par t e de nuest r os pr obl emas del al ma sól o ser án r esuel t os en el mar co de nuest r as f acul t ades espi r i t ual es. Sabemos que en el aconsej ami ent o cr i st i ano se usan t ér mi nos cr i st i anos t al es como “l a cent r al i dad de Cr i st o” y “l a cruz”, per o el uso de est as pal abr as r ef l ej a poco o nada del si gni f i cado espi r i t ual or i gi nal . Resul t a di f í ci l que el hombr e compr enda el concept o de l a apropiada morada del cr eyent e. “Andar en su espí r i t u ( de ust ed) ” y “vi vi r en su espí r i t u ( de ust ed) ” comenzar on muchí si mo t i empo at r ás, hace cer ca de 2000 años, como t ér mi nos que sur gi er on de l a exper i enci a —de una exper i enci a que er a r eal . Comuni car esa 120
r eal i dad a t r avés de casi vei nt e si gl os y var i os mi l es de f i l ósof os muer t os, no es f áci l . Usar un vocabul ar i o apar ent ement e espi r i t ual , no nos pr opor ci ona acceso al ámbi t o espi r i t ual . Podemos escuchar t al es pal abr as, per o nuest r a ment al i dad si gue pensando en t ér mi nos que di cen que el al ma del hombr e es su asi ent o espi r i t ual . Podemos habl ar de l o espi r i t ual a per pet ui dad, per o es en vano, si no sabemos cómo ent r ar en cont act o con ese ámbi t o. Si est e pl anet a ( est e mundo) si gue exi st i endo 3000 años más, l os hombr es segui r án enseñando t odaví a a l os cr i st i anos, que son cuer po y al ma. Ar i st ót el es est á t an hondamente at r i ncher ado en l a t eol ogí a cr i s t i ana. No f ue si no l l egado el si gl o vei nt e que una muj er l l amada Mar y McDonough y un hombr e l l amado T. Aust i n Spar ks señal ar on que somos espí r i t u, al ma y cuer po. Hast a ent onces, casi nadi e habí a not ado est a caver nosa di spar i dad. I ncl uso ent onces l os hombr es mi r aban ext r añados, pensaban y decl ar aban f or mal ment e: “Tal vez haya al guna di f er enci a ent r e el al ma y el espí r i t u, per o cual qui er a que sea esa di f er enci a, no t i ene un gr an si gni f i cado. ” ¿Que no t i ene si gni f i cado? Bueno, t an sól o l a di f er enci a que hay ent r e l a vi da de El y nuest r a vi da. La di f er enci a que hay ent r e est e ámbi t o y el ámbi t o de l o espi r i t ual . Sól o l a di f er enci a que hay ent r e nuest r a her enci a adámi ca y nuest r a her enci a di vi na. A menos que haya un cambi o r adi cal en l o que conci er ne a l a ment al i dad de l os úl t i mos 1700 años de hi st or i a de l a i gl esi a, el concept o de que el Señor habi t a en el cr eyent e, y el de l a vi da supr ema, pr obabl ement e segui r án si endo un t er r i t or i o pobl ado por cr eyent es desesper ados y sedi ent os. Es deci r , por cr eyent es que han r enunci ado a todo buscando conocer l o a El . Y pr obabl ement e es así como debe ser .
121
Apéndice IV
El hábitat Después de Constantino
A par t i r del si gl o t er cer o d. de C. , hubo monjes que pr act i car on una ver si ón muy cor r ompi da de l a comunidad de l os cr eyent es, al l á af uer a en desi er t os y en mont añas ai sl adas. Al l í ser ví an a Di os, y l l amaban esa vi da cél i be ai sl ada, cor por at i va, l a mej or f or ma de ser vi r a Di os. Cuando esa ment al i dad pr eval eci ó, l a ver dader a nat ur al eza de l a ecclesía par eci ó haber desapar eci do de l a hi s t or i a r egi s t r ada. Es una empr esa t i t áni ca t r at ar de expl i car que est a cor por at i vi dad or i gi nal const i t uye un i ngr edi ent e indispensable par a “vi vi r l a vi da cri st i ana”. ¿Per o, cuán t i t áni ca? Cr eo que habr án de pasar ot r os 200 años ant es de que una exper i enci a cor por at i va real ment e vi abl e, pr áct i ca, de l a ecclesía l ogr e penet r ar en l a vi da de l a mayor í a de l os evangél i cos. O qui zás t r esci ent os o cuat r oci ent os años. ¡ Y soy opt i mi st a! Y si ust ed cree
122
que ést a es una opi ni ón pesi mi st a, ent onces consi der e no más cuán poco ha cambi ado l a práctica de nuest r a f e desde l a Ref or ma. Muy poco, y l a Ref or ma ocur r i ó hace más de 400 años. ¿Dónde est á l a ment e evangél i ca hoy en l o que conci er ne al ví ncul o ent r e un andar más pr of undo con Cr i st o y l a necesi dad de l a ecclesía? Muchos de nosot r os hemos l eí do u oí do menci onar l a i nmor t al obr a cl ási ca de J ohn Bunyan, El progreso de Peregrino. Per o Bunyan no si r vi ó bi en al r ei no de Di os cuando nos di o par a si empr e el est er eot i po del cr i st i ano esf or zado. Aquí est á Per egr i no, el consumado cr eyent e evangél i co, i mpávi do y solo, empr endi endo el cami no par a descubr i r l as r i quezas de Cr i st o, totalmente por su cuenta. El ha per maneci do ‘ i mpávi do’ y ‘ sol o’ desde ent onces. El hecho de l l egar a conocer a Cr i st o pr of undament e, nos es pr esent ado pr áct i cament e si empr e como un pr oceso i ndi vi dual . Es un r et r at o no cor por at i vo, casi de t i po er mi t año, del buscador . Con r azón t odas nuest r as f ór mul as f al l an, no f unci onan. Como el gr an cr eyent e evangél i co i ndi vi dual i st a, que vi ve f uer a de l a expr esi ón cor por at i va de l a ecclesía, el buscador segui r á si endo un buscador hast a el dí a del j ui ci o f i nal . A no ser que, mi ent r as anda por ahí , en un desi er t o si n huel l as ni ver edas, suceda que acci dent al ment e l l egue a t r opezar con su hábitat nat ur al . Est i mado l ect or , l e r uego que me compr enda. Un edi f i ci o con t or r e o aguj a que abr e sus puer t as a l as 11: 00 en punt o de l a mañana l os domi ngos ( una hor a absol ut ament e t er r i bl e par a i r a una r euni ón r el i gi osa) y ci er r a esas puer t as a l as 12: 05, o a l a 1: 05 p. m. , si mpl ement e no es el concept o que el cr eyent e del pr i mer s i gl o t ení a del hábitat de nuest r a especi e. Lo que es más, escuche ust ed cui dadosament e l o que se di ce, y not ar á que aun cuando el mensaj e est á si endo pr edi cado a un audi t or i o, va di r i gi do al individuo. ¡ Escuche! El mensaj e no es pr edi cado a una comuni dad cor por at i va. ¿Con qué f r ecuenci a ha escuchado ust ed un mensaj e acer ca de l a búsqueda corporativa par a conocer y exper i ment ar pr of undament e a J esucr i st o? Puede que el mensaj e que ust ed escucha sea pr edi cado en un sal ón en que haya un gr an númer o de per sonas, per o el cont eni do del mi smo est á di r i gi do t ot al ment e a ust ed, el al ma aislada. Dur ant e el pr i mer s i gl o nunca sucedi ó semej ant e cosa. Nuest r a ment al i dad de hoy es ‘ i ndi vi dual ’ . La ment al i dad de el l os ent onces era ‘ cor por at i va’ . Est i mado l ect or , mi pr opi a obser vaci ón es que t enemos que andar un l ar go cami no ant es de que s i gni f i que ecclesía par a nosot r os l os evangél i cos, lo que experimentalmente, si gni f i caba par a l os f undador es de nuest r a f e. Y se esper a que aument e el énf asi s sobr e el i ndi vi dual i smo, conf or me se i nt r oduce más y más psi col ogí a en el ser món mat ut i no del domi ngo. Sí señor , pueden pasar unos 200 años a par t i r de donde est amos ahor a, ant es de que l os cr i st i anos evangél i cos compr endan l a nat ur al eza cor por at i va de nuest r a f e. Y si l a psi col ogí a en boga 123
cont i núa
sus
i r r upci ones al paso act ual , nuest r as necesi dades individuales pueden l l egar a ser el úni co t ema de l os mensaj es que habr emos de escuchar j amás. ¡ Si eso ocur r e, ol vi démonos de l os 200 años y di gamos 700 años! Una de l as cosas más i ncr eí bl es que podemos obser var en el cur so de nuest r a vi da, es ver si mpl ement e cuán l ej os puede apar t ar se el cuer po de Cr i st o de su f undament o; de ser un hábitat, una ci udad, una casa, una naci ón en que l os cr eyent es cr i st i anos est án en cont act o unos con ot r os dí a t r as dí a. Tan al ej ados est amos de eso, y si n embar go cuánt os de nosot r os est án l l enos de una ansi a por muchí si mo más de l o que t enemos ahor a —cada cél ul a de nuest r o cuer po cl amando por l a r eal i dad espi r i t ual , por un hogar , por el hábitat de nuest r a especi e. Per o se necesi t a ser un cr eyent e i nt r épi do par a empr ender un cami no t an i nexpl or ado. Qui én ent r e nosot r os no se ha desal ent ado al escuchar s ol emnement e r eci t ado par a nosot r os: “ No dejando de congr egar nos. ” ( ¿Por qué cada vez que escuchamos est a expr esi ón, l as 11: 00 de l a mañana del domi ngo dest el l a en nuest r a ment e?) Una cosa es ci er t a, que cuando el cr i st i ano que busca, empi eza a t omar en consi der aci ón l a i dea de que l os r i t ual es t r adi ci onal es del domi ngo si mpl ement e no pueden ser suf i ci ent es par a sat i sf acer al cr eyent e, ést e ser á amonest ado “par a que no dej e de congr egar se”. Le t oca a ust ed, est i mado l ect or , deci di r por ust ed mi smo si sent ar se en una banca en un gr an audi t or i o el domi ngo a l as 11: 00 de l a mañana es el hábitat natural de nuest r a especi e.
124
Apéndice V
El error fundamental del legalismo
Escuchen ust edes, t odos l os legalistas. El bien no es aquel l o por l o que t i enen que l uchar . “Ser bueno” ci er t ament e no es l a medi da de Di os. La mor al no const i t uye el asunt o. Cor r an en pos de l a decenci a, de l as r egl as, de l os der echos, de l a mor al i dad, de l a modest i a, de l a honest i dad y del vi vi r cor r ect ament e, hast a que se vuel van medi o l ocos de desesper aci ón; con t odo, nunca sat i sf ar án el anhel o que hay en ust edes de “ser buenos”. ¡ Nunca! Y a pesar de sus mayor es esf uer zos, nunca ver án que ot r os a qui enes se exi ge que “sean buenos” , hagan nada más que fallar. El l os, vi vi endo baj o l as r egl as de ust edes, nunca l l egar án a vi vi r a l a al t ur a de sus exi genci as. Romper se l a cabeza cont r a l a par ed t i ene más esper anzas de cumpl i r al go posi t i vo que l as exi genci as de ust edes por una buena conduct a.
125
No i mpor t a cuán mor al es sean, nunca acal l ar án esa voz que est á dent r o de ust edes, que excl ama: “Hagan mej or ”, o “Aún no han i do bast ant e l ej os”, o “Hagan mej or , est o no es bast ant e el evado. ” Les r ecomi endo que hagan l o que el más gr ande l egal i st a de t odos l os t i empos hi zo. Hagan como hi zo San Si món. Encar ámense sobr e una col umna de pi edr a de 15 met r os de al t o, acomódense al l á ar r i ba en un espaci o cuadr ado de unos 90 cent í met r os de l ado, coman una r aci ón di ar i a que consi st a sól o en t r es hi gos. Hagan est o dur ant e t oda su vi da de adul t os. Y así y todo, al go dent r o de ust edes gr i t ar á: “Reduce t u espaci o en que vi ves a sól o sesent a cent í met r os de l ado. ¡ Come t an sól o dos hi gos al dí a! Y aver güénzat e por l o que soñast e anoche. Y consi der a cuán t er r i bl e f ue ese pensami ent o que t uvi st e est a mañana. Obvi ament e er es del t odo i ndi gno. ¡ Esf uér zat e más! ¡ Más! ” Hagan t odo l o que hi zo San Si món, y aún est ar án vi vi endo en l a bi osf er a del ár bol ( y de su f r ut o del conoci mi ent o) del bi en y del mal . El i mpul so al bien vi ene del ár bol de l a t i r aní a, de l as r egl as del l egal i smo, de l a act uaci ón, del bi en y del mal . ¡ El ár bol de l a muer t e! La vi da y l a l i ber t ad pr ovi enen de un ár bol compl et ament e di f er ent e. La vi ct or i a est á en l a vi da, no en el bi en. Asi mi smo el t r i unf o est á en l a l i ber t ad, no en l as nor mas. El ár bol del cual Adán no l l egó a comer , no se l l amaba el Ar bol del Bien. Se l l amaba Vi da.
126
Acerca del autor
Gene Edwar ds da conf er enci as sobr e l a vida cristiana más profunda por t odo Est ados Uni dos y Canadá. Est e es s u déci mo l i br o, el pr i mer o sobr e el t ema de l a vi da cr i st i ana más pr of unda. El aut or Edwar ds naci ó en el est e de Texas y al l í mi smo se cr i ó. Obt uvo su l i cenci at ur a en l a Uni ver si dad Est at al del Est e de Texas, y su maest r í a en t eol ogí a en el Semi nar i o Teol ógi co Baut i st a Southwestern, de For t Wor t h, Texas. Aun cuando Gene Edwar ds es un mi ni st r o baut i st a del sur or denado, su mi ni st er i o t r aspasa l as l í neas denomi naci onal es. Al pr esent e él y su esposa, Hel en, r esi den en Mai ne, EE. UU. de Amér i ca.
..... Los libros y materiales concernientes a la vida cristiana más profunda se pueden obtener en:
Editorial El Faro
127
Cells Christian Ministry 3027 N. Clybourn Chicago, Illinois
60618
EE. UU. de América
( Cont r aport ada)
Introducción a la vida cristiana más profunda
Después de 18 años de est ar mi ni st r ando con r espect o al t ema de l a vi da cr i st i ana más pr of unda, ahor a Gene Edwar ds ha escr i t o un l i br o sobr e est e t ema. Aun cuando est e l i br o est á escr i t o en un est i l o sumament e senci l l o, el mi smo t r at a de un t ema que es pr of undo y al mi smo t i empo bast ant e desconoci do ent r e numer osos cr eyent es. El t ema es úni co. Cuando J esucr i st o vi vi ó en est a t i er r a, El no vi vi ó l a vi da cr i st i ana por medi o del esf uer zo humano. Vi vi ó l a vi da cr i st i ana vi vi endo por medi o de l a vi da de su Padr e que est aba en El . El aut or descubr e t oda una nueva per spect i va al r evel ar l e al l ect or que nosot r os l os cr eyent es vi vi mos l a vi da cr i st i ana de l a mi sma maner a.
128