LA DESESPERANZA EN EL CORONEL NO TIENE QUIEN LE ESCRIBA DE GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ Por Rafael Enrique Rodríguez Pabón ³El verdadero fondo del hombre es la angustia, la conciencia de su propia fatalidad ; de allí nacen todos los temores, incluyendo también el de la muerte« pero el opio nos libera de esto y a llí está su sentido´ André Malraux (1) - La condición humana.
La novela El Coronel no tiene quien le escriba , escrita en forma lineal, con un lenguaje sencillo, claro, pero no por ello hermosamente hermosamente poético, nos narra la historia de un coronel, que vive con su esposa y quien espera durante durante quince años una carta. carta. Dueño de un gallo de pelea heredado de su hijo muerto, ve en el animal una prolongación de la existencia de su hijo Agustín. La esposa, asmática, lo insta a cada momento a que venda el gallo para mitigar así las hambres hambres atrasadas. De esta manera transcurren tres meses, tiempo en que se desarrolla la obra. En este lapso de tiempo se dibuja de manera soslayada una realidad política y social que agobió al país durante la primera mitad del presente siglo. Este trabajo acerca de la novela El coronel no tiene quien le escriba , de Gabriel García Márquez, sobre la cual se ha escrito abundantemente, abundantemente, lo sumerge a uno en un mundo de constante reflexión sobre un camino viable a la hora de abordar esta obra de gran calidad literaria. Una primera tentativa de lectura (aparte de realizar una relectura de disfrute) estuvo emparentada con la búsqueda y análisis de ciertos tópicos, características que matizaron a los escritores escritores de la revista revista Mito que de una una u otra forma compartieron compartieron con otros escritores de la generación. generación. Quisimos abordar abordar múltiples inquietudes, inquietudes, temáticas, temáticas, pero se vislumbraban diversas diversas ramificaciones ramificaciones que exigían un estudio estudio más detenido. detenido. De tal forma que decidimos delimitar el objeto de estudio y así nuestro análisis está atravesado por la líneas del ensayo La desesperanza de Álvaro Mutis, quien sobre el final nos invita a reflexionar sobre la obra El Coronel y donde pide incluir al coronel en la larga lista de desesperanzados. Pues bien, la desesperanza consiste en renunciar a ³toda posibilidad´ de esperanza. En tomar conciencia del fracaso que cubre la existencia; es percibir que el tiempo lo destruye todo. Aventurando una definición, definició n, podemos entender la desesperanza como un estado involuntario de la conciencia confrontada con la experiencia humana, con una realidad objetiva, seguida siempre por el yugo yugo de la fatalidad. La desesperanza no es una ³posición´ que se elige con premeditación y entendimiento, sino el resultado de unos síntomas que el ser padece, de una sicología individual, que una vez reconocida por quién la padece comienza para él un sabio pero intrínseco existir predestinado a la conciencia. conciencia. Al igual que Álvaro Mutis, Mutis, una voz anti utópica, la desesperanza desesperanza se se aprecia en la situación de violencia que vivieron los escritores de esta generación. 1
Mutis Álvaro, ³La desesperanza´, Ensayistas colombianos del siglo XX Bogotá, Biblioteca Básica Colombiana 1976 (P. 263).
Uno de los textos que recoge tal sentimiento es El Coronel no tiene quien le escriba, de Gabriel García Márquez sobre el cual nos pide el propio Mutis volver los ojos. 2 Para acercarnos un poco a lo expuesto en las líneas precedentes precisemos las condiciones, básicas para el surgimiento de la desesperanza, basados en el trabajo de Álvaro Mutis y en el cual, repetimos, nos apoyaremos en nuestro trabajo. La primera condición de la desesperanza es la lucidez . Ambas situaciones se complementan mutuamente sin excluirse. [Se es desesperanzado por ser lúcido, y se es lúcido por ser desesperanzado]. Ninguna de las dos anula a la otra. Según Mutis, si la lucidez se aplica en beneficio propio, rompiendo el equilibrio, ni se ilusiona y de veras se ³espera´ algo, entonces comienza a andar un oscuro camino de sueños y miserias. El coronel, como ciertos inconformes trágicos se halla en conflicto con su mundo, pero las formas que adopta como posible salida a su estado están condicionadas por el medio y de ahí que su búsqueda sea vana. Como diría Vargas Llosa 3 ³Su conducta está empapada de idealismo abstracto´. abstracto´. El cree posible lo imposible, imposible, tiene fe en la eficacia de lo ineficaz, afirma con terquedad la existencia de algo que no existe como la justicia, el respeto por la palabra, el funcionamiento de la administración pública. Luego de hablar con su abogado el coronel regresa a su casa y escribe una carta con el ánimo de enviársela a los representantes representantes del gobierno. gobierno. ³Esto se ha debido hacer desde desde hace mucho tiempo - dijo la mujer -. Siempre es mejor entenderse directamente´. directamente´ . Nunca es demasiado tarde - dijo el coronel, pendiente de la gotera -. Puede ser que todo esté resuelto cuando se cumpla la hipoteca de la casa´. De hecho ya había había transcurrido medio siglo esperando la pensión, pero todavía ³tenía esperanza´ en una posibilidad remota, improbable. Aparece como segunda condición de la desesperanza la incomunicabilidad; en el mundo en que vive, no no obstante su lucidez, el individuo se encuentra aislado. Nadie comprende el porqué de su comportamiento y todas sus actitudes serán para los otros sinónimo de extrañeza, de admiración o bien de indiferencia. Ya en el mismo título de la obra se nota este estado, ratificado más adelante en las palabras del administrador del correo cuando dice despectivamente que el coronel no tiene quien le escriba, que llega a un patetismo cuando en compañía del médico el coronel está nuevamente en el correo. correo. Aquél indaga por correspondencia para el coronel coronel a lo que éste responde avergonzado: ³No esperaba nada - mintió, volvió hacia el médico una mirada enteramente infantil -. Yo no tengo quién me escriba´. 4 La incomunicabilidad es una característica que inevitablemente conduce a la soledad, tercera condición de la desesperanza. 2 3
Las citas siguientes sobre Mutis son del mismo ensayo.
Vargas Llosa, Mario. ³García Márquez: Historia de un deicidio, Barcelona. Barral Edit. 1971. (P. 296). 4 García Márquez, Gabriel. ³El coronel no tiene quien le escriba´. Santa Fe de Bogotá. Edit. Norma. 1999. (P 20)
Hay soledad debida al aislamiento por parte de la comunidad quien no comprende su forma de amar, de creer, de gozar sin esperanza - y su soledad - que le permite una lenta reflexión, donde la lucidez hace su trabajo y se afinca la desesperanza. Si Gabriel García Márquez considera la soledad como falta de solidaridad, aquí tenemos un vivo ejemplo. En la cita anterior de la la novela se aprecia una soledad propiciada por razones políticas. También el personaje siente soledad de su hijo muerto muerto y va va a la sastrería donde había trabajado éste porque ³era su único refugio desde cuando sus partidarios fueron muertos o expulsados del pueblo, y él quedó convertido en un hombre solo´5. Ya desde comienzos de la novela se precisa que durante cincuenta y seis años el coronel no había hecho otra cosa que esperar: soledad, tristeza y desencanto acompañan al coronel, su mujer y su gallo. Según Mutis, sólo algunas mujeres ³por un secreto agudísimo instinto de la especie, aprenden a proteger y a amar a los desesperanzados´ 6. Ellas atenúan su soledad; veamos. La esposa del coronel siempre está a su su lado. Unas veces le estimula, otras veces le recrimina, recrimina , aunque esta última tendencia se ve más patente. Ambos se complementan más allá de la realidad objetiva objetiva que los circunda y es así como observamos observamos en uno y otros rasgos de humor que en otras circunstancias no hubieran tenido la naturaleza que aquí adquieren. La mujer es la contraparte del coronel. coronel. Mientras en él se aprecia un idealismo idealismo en ella se observa un materialismo. Pero es precisamente en esta dualidad donde se aprecia la solidaridad solidari dad de la mujer a pesar de de la pobreza enorme que los abruma. Por otra parte, visto así el matrimonio constituye una contraparte, una negación del mundo de la violencia. Veamos algunos ejemplos de las expresiones que tratan de mover al coronel. ³Estoy cansada - dijo la mujer - los hombres no se dan cuenta de los problemas de la casa. Varias veces he puesto a hervir piedras para que los vecinos vecinos no sepan que tenemos muchos días de no poner la olla´ (P. 57) La mujer remienda, empeña, busca; lo cuida cuando el estreñimiento aparece. Ella, de carácter naturalmente duro, que se había endurecido más por cuarenta años de amargura, entra en conflicto con el esposo a causa del gallo. Lo insta a que lo venda le dice que es un pecado quitarse el pan de la boca para dárselo al animal y remata: ³Toda una vida comiendo tierra para que ahora resulte que merezco menos consideración que un gallo´ (p. 82). 5
6
El coronel, Ibídem (p. 46). En adelante citaremos la página.
La desesperanza. Ibídem. P. 265.
Paradójicamente, un viernes que él regresó a casa, pensativo frente a un plato de mazamorra, su esposa preguntó qué le pasaba. ³Estoy pensando en el empleado de quien depende la pensión - mintió el coronel - Dentro de cincuenta años nosotros estaremos tranquilos bajo tierra mientras ese pobre hombre agonizará todos los viernes esperando su jubilación. ³Mal síntoma, - dijo la mujer - Eso quiere decir que ya empiezas a resignarte´. (P. 54) Ningún ejemplo más diciente de lucidez en la desesperanza, desesperanza , pero a la vez ninguna posición más contradictoria entre las habituales posiciones del coronel y su esposa. Ella ahora contribuirá a la ³espera´. El aislamiento no obedece únicamente al confinamiento confinamiento físico sino también a una barrera de orden sicológico que encuentra el personaje een n el mundo que le rodea. Sin embargo, pueden presentarse muestras de solidaridad. En su condición extraña puede puede mover a un sentimiento de comprensión en ciertas personas. Pero esto tampoco lo destituye de su soledad. Aparte del detrimento económico moral, social, político en que ha sumido el gobierno al coronel, ninguno de sus escasos amigos personales y amigos de su hijo muerto puede comprender la subjetividad a que se ve enfrentado, su angustia, estado donde la lucidez toma conciencia de la fatalidad humana. El día que Germán llevó el gallo a la gallera sin permiso alguno, el coronel fue por el animal a la gallera, entró. Y en medio de aplausos y gritos salió, sintiéndose aturdido. Los niños lo siguieron hasta la casa y la gente lo miraba a su paso y para el coronel ³nunca había sido tan largo el camino de su casa´. (p 77). Es más, la esposa del coronel sale, le recibe y en silencio le acompaña. Ellos eran ³dueños´ de su tristeza, de su soledad. La cuarta condición de la desesperanza es su estrecha relación con la muerte . El desesperanzado ³digiere´ su propia muerte. En el caso de El coronel , en la novela ya en sus primeras líneas se hable de un muerto de muerte natural y de la muerte de Agustín, hijo del coronel, a manos de la policía. De una u otra forma ambas muertes entretejen el argumento de de la novela. El muerto no puede pasar pasar frente a la estación de policía policía debido a la situación política que se vive y que introduce ese paisaje moral que se vivía. El hijo muerto produce en el coronel y su esposa todo un sentimiento que los tiene al borde de sí mismos. De otro lado, cuando el coronel dice en el correo que la carta debía llegar con seguridad, el administrador le responde que ³lo único que llega con seguridad es la muerte, coronel´. (p. 53). Esto lo lleva a una reflexión como en el cuento ³del gallo capón´, cuando comenta a su mujer que piensa en el empleado de quién depende la pensión, cuando dentro de cincuenta años ellos estén tranquilos bajo tierra mientras el pobre hombre agoniza todos los viernes esperando su jubilación. Lúcido en su apreciación, consciente de la muerte y profundamente desesperanzado, aquí queda determinado que al final de cuentas el coronel sabe que la pensión no vendrá nunca. Lo que agrava agrava más la situación, situación, el coronel coronel cede a la la presión inexorable inexorable del
tiempo, sabe que no hay salida a su realidad, a su angustia, a la situación económica que produce y ³resuelve su muerte´ con su exclamación fecal sobre el final del libro. La última condición de la desesperanza es la no exclusión de la esperanza , pero ésta tiene su significación en lo inmediato de cosas pequeñas, de razones que justifican pasajeramente su existencia. ³El desesperanzado no ³espera´ nada, no consiste en participar en nada que no esté circunscrito a la zona de sus asuntos más entrañables´ 7. Es este contrapunto, esperanza - desesperanza, el hilo tensor que le dan vida a la obra obra hasta el final. Los elementos dramáticos dramáticos se hallan en la narración misma y más que todo a través de los diálogos, de la dimensión cognitiva que los actantes tienen de la realidad. A los casos verbales de su mujer, el coronel responde ingeniosamente con cierto humor malévolo, con frases epigramáticas cargadas de límpida lucidez, como mecanismo para burlarse de sí mismo, para hacerle frente a la realidad objetiva que le circunda y que no hace otra cosa que acrecentar una ³espera desesperanzada´. desesperanzada´ . Por eso cuando su mujer le hace el reclamo que no tienen nada que comer y que está hasta la coronilla de resignación, el respondió impertérrito que (a propósito de la improbable pelea del gallo) había de esperar. Que nadie se muere de hambre en tres meses, que si no se ha muerto muerto de hambre en medio siglo, tiene la certeza absoluta de que será capaz de sobrevivir los próximos tres meses. Pero la mujer no se arredra y acomete nuevamente, puntualizando puntualizando que ³la ilusión no se come´ y el esgrime la respuesta inmediatamente: ³No se come pero alimenta´. (p. 55). La violencia social y política donde están inmersos los personajes de la novela se presenta tanto de manera dolorosa (la muerte de Agustín, por ejemplo) como en forma sutil. No es difícil suponer que medio medio siglo de espera ha degastado degastado bastante bastante al coronel. Pero la indiferencia del gobierno no es más que un acicate, la esperanza de ³algo´ y que llega a extremos políticos cuando su mujer le reclama por su paciencia de buey. ³Hay que esperar el turno, respondió respondió él. Nuestro numero numero es el mil ochocientos veintitrés´. Y su mujer es su desespero, en su mundo de privaciones, le replica: ³desde que estamos esperando ese número ha salido dos veces en la lotería.´ (p. 33). ¿Verdaderamente tenía convicción el coronel de que la la pensión llegaría? El azar, más remoto que probable, probable, se encarga de demostrar demostrar esta posibilidad. posibilidad. Esta eventualidad eventualidad ha sido más pródiga (dos veces salió el número) y reporta mayores beneficios que la esperanza de que el estado cumpla con lo pactado. pactado. Sin embargo el azar tampoco le vaticina nada positivo al coronel. Cuando le sugiere a Álvaro que juegue al once once en la ruleta, este y otras otras jugadores lo hacen y pierden. pierden. El coronel se disculpó. disculpó. Álvaro se sonrió sonrió y le dijo ³pruebe en el amor´, lo cual implica, según el dicho, que allí le irá bien, situación risible a la edad del coronel. Finalmente podemos decir que el coronel en medio de su lucidez y desesperanza parece tener completo dominio del tiempo. Pero esto no es más que un sofisma de distracción, ya que el discurrir del tiempo todo lo vence. Verbigracia, Verbigrac ia, cuando intentaba que el abogado le devolviera los documentos de su expediente. Este intenta convencerlo de que es casi imposible porque llevaban quince años rodando por oficinas administrativas. 7
La esperanza. Ibídem. (p. 266).
Si se retiraban habrían que someterlos a ³un nuevo turno para el escalafón´: ³será cuestión de siglos´ siglos´ dijo el abogado. ³No importa. El que que espera espera lo mucho mucho espera lo poco´, dijo el coronel. (p. 38). Según Mutis, aparte de ese espacio interior subjetivo del ser, el espacio físico donde germina la desesperanza es el trópico. Pero no es el trópico en su sentido convencional, con un paisaje paisaje y un clima determinados. Para él el trópico también es ³una experiencia, una vivencia de la que darán testimonio para el resto de nuestra vida no solamente nuestros sentidos, sino también nuestro sistema de razonamiento y nuestra relación con el mundo y las gentes´ 8. El trópico, a diferencia de lo que pudiera pensarse, (riqueza de colorido, tenacidad voraz de la tierra, gentes alegres) lo plantea Mutis, así: vegetación enana, nubes de mosquitos, pueblos devorados por el polvo, ríos lodosos, gente pobre, fiebres palúdicas, noches húmedas«.´ 9. En el espacio ³físico´ la obra ³El coronel´ se desarrolla en un pueblo húmedo, con lluvias interminables y abrasador abrasador clima. Octubre, mes mes de lluvia, incide incide directamente directamente en el comportamiento de los personajes´« el coronel experimenta la sensación de que nacían hongos y lirios venenosos en sus tiempos. Era octubre´. octubre´. (p. 7). ³Llovió después de la media noche. El coronel concilió el sueño pero despertó un momento después agobiado por sus instintos, un hilo de sudor helado resbaló por su columna vertebral. vertebral. Tenía fiebre´, (p. 22). ³Esta madrugada madrugada tuvo fiebre - dijo refiriéndose refiriéndose a su marido -. Estuvo como dos horas horas diciendo disparates de la guerra civil´. (p. 25). ³Octubre prolongó la tregua. La humedad fue sustituida por el sopor´. Durante media media hora sintió la lluvia contra las palmas palmas del techo. techo. El pueblo se hundió hundió en el diluvio´. (p. 40). ³Llovió toda la semana. El dos de noviembre - contra la voluntad del coronel - la mujer llevó flores a la tumba de Agustín. Volvió del cementerio con una nueva crisis («) El médico estuvo a ver a la enferma y salió de la pieza gritando: ³ Con un asma como ésa yo estaría preparado para enterrar a todo el pueblo´ (p. 41). Como decíamos en un entorno de pobreza, moscas, zancudos, calores abrasantes se desarrolla la novela. Las lluvias son sinónimo de enfermedad para el coronel y su esposa; el estreñimiento y el asma que padecen respectivamente se agudizan cuando éstas llegan. El panorama físico condiciona otro paisaje: el moral. El narrador nos presenta de manera indirecta, soslayada, el clima de violencia ideológica y moral (realizada por la censura de 8 9
La esperanza. Ibídem (p. 273). La esperanza. Ibídem (p. 274).
los periódicos y las películas) en que se desarrolla la vida colectiva. Los elementos reales históricos son solo un trasfondo donde se anteponen individuos con una profunda naturaleza humana. Son las circunstancias circunstancias socio-polí socio-políticas, ticas, las que determinan ese ³paisaje ³paisaje moral´ como anota Mutis en su referente al trópico, lo que va a delimitar las figuras pragmáticas, cognitivas, cognitivas , tímicas de los personajes. personajes. Y la desesperanza hace su trabajo