La conducta impulsiva del niño sordo “En el fondo da igual que el diálogo entre madre e hijo sea a través del habla o a través de la seña; lo que importa es su propósito comunicativo” Hilde Schlesinger (1972)
Capítulo 1 Importancia del tema y planteamiento del problema La vida emocional del niño sordo y su interrelación con la adquisición de la lengua es un tema que ha sido bastante investigado. Muchos padres llegan a consulta por su preocupación constante acerca del no saber por qué su pequeño niño sordo no deja de patear, pegar, o tiene dificultades para la aceptación de límites (especialmente durante los primeros años de vida); esto ha llevado a pensar a muchos psicólogos que sea una característica específica de la sordera, una consecuencia de una excesiva sobreprotección brindada al niño o un trastorno neurológico. Todos sabemos que al niño oyente nadie le enseña hablar, simplemente la adquiere de la convivencia con sus padres y su contexto, en cambio la situación del niño sordo para adquirir la lengua oral es distinto de echo lo hará en otros tiempos y de otra forma, generalmente con un retraso de dos a cuatro años (hasta este momento la comunicación lingüística sería pobre o nula), con las consecuencias que esto trae para el desarrollo del pensamiento y de su estado emocional. Por otro lado la posibilidad de tener mayor libertad de movimientos durante esta etapa, ese ir y venir fuera de la mirada materna, preocupa a padres oyentes de niños sordos “La madre tiene miedo por la exploración que su hijo hace de su entorno, el saberse no escuchada la induce a buscar permanentemente estar presente, no permitiendo al niño el descubrimiento de su entorno” (Schorn, 1997). En muchos casos se presume que el no contar con la palabra, lo que aparece en el niño es la acción y en muchos casos la impulsividad; es por lo tanto tener en cuenta que la sordera en sí misma es la deficiencia menos visible pero cuyas secuelas son las que más comprometen el desarrollo superior del sujeto humano. Clasificaciones.
Según Fernandez Viader (2004). 1. En función del origen de la sordera, se distinguen tres tipos de sordera: La sordera conductiva o de percepción: Es aquella en la que los trastornos auditivos están situados en el oído externo o en el oído medio. La sordera neurosensorial o de transmisión son las más graves y permanentes y con un pronóstico mucho más complicado. Los problemas que afectan al oído interno, la cóclea, el nervio auditivo o las zonas auditivas del cerebro se incluyen dentro de esta categoría. La sordera mixta tienen componentes de percepción y componentes de transmisión. 2. En relación con la etiología se reconocen don grandes tipos:
Las sorderas de base hereditaria. Las sorderas adquiridas: debido a anoxias perinatales, incompatibilidad sanguínea, rubéola materna, toxoplasmosis, meningitis. Las sorderas hereditarias tienen mejores pronósticos que aquellas que no tienen indicadores genéticos. 3. En relación con la edad de comienzo de la sordera se distingue: Las sorderas pre-linguales. Las sorderas post-linguales. 4. En función del grado de pérdida auditiva podemos enumerar: Sordera leve (10 a 20 db) Sordera media (41 a 70 db) Sordera Severa (71 a 90 db) Sordera profunda (91 a 120 db) Otras clasificaciones: 5. La educación por lo cual se acostumbra a clasificar: Hipoacúsicos: Son los niños que presentan alguna dificultad pero con ayuda de prótesis, la misma resulta funcional para la vida diaria. Este menor grado de pérdida auditiva, aunque pueden producirse ciertas dificultades en la articulación, en el léxico y en la estructuración. Sordos profundos: Son niños cuya audición no es funcional para la vida ordinaria y no les permite la adquisición del lenguaje oral por vía auditiva normal. 6. Por el entorno comunicativo familiar es posible distinguir: Niños sordos con padres oyentes. Niños sordos con padres sordos. Será entonces problema central de este trabajo investiga investigar si las dificultades de los niños sordos (profundos, pre-linguales y sin otra discapacidad) para aceptar los límites (impulsividad) son efectos de la pobreza del lenguaje que les condicional que tengan padres oyentes y se comuniquen oralmente. Sus tres objetivos son: Contribuir a los desarrollos teóricos sobre aspectos psíquicos de la sordera, aportar conceptos que favorezcan el modelo educativo y organizar pautas para padres oyentes sobre la condición adecuada del niño sordo.
Capítulo 2 Lengua, lenguaje y comunicación. El lenguaje como diría Josefh Chrurch “Es una característica omnipresente del individuo, hasta el punto que este se convierte en un organismo verbal…” A través de el podemos iniciar al niño en un campo puramente simbólico del pasado y futuro, de lugares remotos, de relaciones ideales, de acontecimientos hipotéticos, de literatura fantástica, de entidades imaginarias; nos permite abordar las cosas nuevas sólo o las viejas de una manera nueva (Sacks, 1991).
Por otra parte el no aparece después del hombre, aprecen juntos se definen mutuamente; según Bruner “es el medio para regular e interpretar la cultura” y Gori (1981) “Es un medio de hacer frente a nuestra separación original y nuestra soledad en el mundo”. En cambio Luria (1991) define al lenguaje como una práctica social que posibilita la formulación y la transmisión de información a través de recursos de la lengua. El lenguaje permite al hombre estructurar su pensamiento, expresar lo que siente, registrar lo que acontece y comunicarse con otros hombres; marca el ingreso del hombre a la cultura, construyéndolo como sujeto capaz de producir transformaciones nuevas antes inimaginadas (Salmeron Botelho de Paula, 2003). ¿Es el lenguaje innato o adquirido? Y con estas respuestas empieza la disputa acerca de la adquisición. El nativismo sostiene que la existencia en el hombre de una facultad específica para el aprendizaje de una lengua, lo que proporciona al hablante un esbozo de estructura del lenguaje, por lo cual la capacidad de ver, oír, pensar y habla son actos con los que se nace. Arnol Gesell sostiene que está determinado por la maduración interna y no por simple influencia del entorno social, todo esto se explica desde una perspectiva biológica a partir del complicado proceso que se inicia en el cerebro. Noam Chomsky (1983) plantea que el niñp tienen una programación genética para el aprendizaje de su lengua materna y que es común para todas las lenguas; y que las diferencias en las lenguas se presentar en la estructura superficial de los idiomas pero no en la estructura profunda. Los empiristas, con los behavioristas o conductistas a la cabeza, consideran que el aprendizaje de la lengua no es fundamentalmente distinto de otros tipos de aprendizajes y están convencidos que el niño aprende a hablar porque imita a los adultos (sobre todo a la madre) ya que les es imprescindibles manifestar sus necesidades y deseos. Pero son los inter-relacionistas que hacen un cambio ellos consideran que el lenguaje es un producto tanto de factores innatos como de adquiridos, ya que él depende de impulsos internos y externos que están determinados de antemano. La “teoría simultanea” define que el lenguaje y el pensamiento están ligados entre sí, esta teoría fue dada a conocer por Vigotsky quien estaba preocupado por la relación entre el individuo y su sociedad; él dice que la relación de estas dos es dialéctica ya que las estructuras del habla se convierten en bases del pensamiento; por lo tanto el hablar sería el instrumento cultural más importante del niño “un niño que tenga dominado este instrumento cultural del lenguaje no será más el mismo niño”. Estas posturas nos permiten conocer la repercusión del lenguaje en el niño sordo; por lo cual los medios de comunicación deben ser efectivos para el desarrollo de esta potencialidad lingüística, se necesitara que un adulto capaz le aporte la lengua de seña para articular en el una estructura lingüística.
La lengua, en cambio, no es algo que viene con el sujeto sino que aparece a partir de capacidad innatas, y bajo determinadas condiciones se produce su apropiación; es la puesta en acto del lenguaje , sin lengua no hay lenguaje “la lengua es orden, está sujeta a leyes gramaticales lógicas y sociales. La lengua existe en tres modalidades lenguas orales, escritas y de señas. Las lenguas que usan la gente (oyentes como sordos), para comunicarse son las llamadas lenguas naturales (se emplean habitualmente), es decir las que los padres transmiten a sus niños y sirven para comunicarse entre sí. Todas ellas fueron inventadas por la gente que las habla y que sufren cambios por el contexto o los años. Estas les permiten a los niños el acceso al lenguaje, eso si solo mediante aprendizaje espontaneo en un ambiente natural. Todas ellas son habladas de una misma manera para que puedan entenderse, es por eso que lleva reglas que conforman la gramática. Su característica están basados en criterios: el dialógico (permite diálogos), de productividad (permite expresar todos los contenidos posibles), de arbitrariedad, de analizabilidad y combinabilidad; y de gramaticalidad (posees gramáticas elaboradas). Estas son las dos expresiones de las lenguas naturales: Lengua materna: esta es la que se habla en el hogar y la primera que se aprende.
“ella no es conocida y la recreamos en la comunicación discursiva” (Bajtin, 1982). Lengua nativa: esta es la que habla la comunidad y con la cual el hablante se identifica como hablante nativo. Generalmente coinciden pero en el caso de los niños sordos de padres oyentes, esta diferencia es notable. En estos casos es recomendable hacer uso de otra lengua (lengua de señas), la cual no coincide con ninguna pero es propia de la comunidad de sordos. La lengua de señas es natural e interna y externamente; refleja la capacidad psicobiológicos humana para el lenguaje, surge de la misma forma que la lengua oral, dada la necesidad natural de los seres humanos en usas un sistema lingüístico para expresar ideas, sentimientos y emociones. Son sistemas lingüísticos que pasaron de generación en generación, estas no se derivan de las lenguas orales pero fluyen de la necesidad de comunicarse de personas que utilizan el canal espacio-visual como necesidad lingüística. Se sabe que el desarrollo de la lengua es un niño es consustancialmente al desarrollo de pensamiento y de su personalidad, forma parte del sentimiento de identidad y es estrictamente necesaria para el desarrollo psíquico. El retraso en el lenguaje, según Marchessi (1995), produce un prejuicio grave en el niño sordo al no poder acceder a la lengua oral en forma espontánea ya que necesitará para apropiarse de la lengua de equipos. Esto parece ser lo que sucede a muchos niños sordos durante los primeros años de vida al no poder hacer uso de algo tan natural como el lenguaje oral u otro;
desde el punto de vista cognitivo se presenta retraso en el pensamiento, y desde el punto de vista emocional intranquilidad, desasosiego e impulsividad. También es importante definir que es comunicación que se refiere a “comunión”, encuentro vínculo madre y niño e incluso empieza desde antes que nazca, le corresponde a ella enseñarle el primer sistema fundante de comunicación humano basado en juego de caricias, miradas, juegos vocales, afecto; y esta comunicación se da a partir del uso de una lengua. Brunner diría “adquirir una lengua consiste no sólo en aprender la gramática de ella, sino en aprender a lograr los propósitos cpn un uso apropiado de la gramática”. Lengua de señas.
Hasta 1960, el lenguaje de los sordos no había sido considerada lengua debido a que para la comunidad era “ pura gestualidad”, es recién cuando se hace el estudio que se llega a su valoración. Stoke (1974) fue el primer lingüística que inicio sus estudios analizando las lenguas orales; y especifico tres tipos de información que permitiría identificar al signo y diferenciarlo de un gesto: El lugar donde el signo se realiza en relación al cuerpo, llamada tab por la palabra latina tábula. La configuración de las manos que realiza el signo, denominado dez por designador. El movimiento o cambio de la configuración de la mano, que llamó sig,por signación. Otros lingüistas señalaron posteriormente la importancia de otros componentes de esta lengua, tales como las expresiones del rostro y del cuerpo, la postura y el movimiento; aspectos fundamentales que contribuyen a las funciones gramaticales y lingüísticas de la misma. Esta tiene su status de lengua en consideración a: No es algo fija o inmutable. El lenguaje de señas no es universal. No pueden ser considerados signos transparentes, esto quiere decir que no se puede adivinar todo signo por el simple movimiento que se realice, como por ejemplo la seña comer que es universal. Son traslúcidos pues la relación entre el signo y su referente queda manifiesta solamente una vez que se conoce el significado de ese signo; todas las lenguas tienen una gramática que tiene un orden que se tiene que respetar. Es necesario remarcar las diferencias que se encuentran entre la lengua de señas y el lenguaje oral: En el lenguaje hablado, los segmentos fonológicos se producen secuencialmente; por el contrario en el lenguaje de signos las señas no son disposiciones secuenciales de elementos si no que se producen por la combinación simultanea de los diferentes valores de cada uno de los parámetros formacionales (configuración de la mano, movimiento). La velocidad de expresión entre el lenguaje oral y de señas es diferente; en esta se da la mayor condensación posible lo que la hace más rápida.
Oliver Sacks dice en su libro “veo una voz”: Si una persona ha aprendido a hablar por señas su mente (cerebro) retendrá esto como primera lengua por el resto de su vida, aunque luego haga uso de otra lengua. Su característica es la utilización única del espacio que es absolutamente abrumadora para la vista normal que no puede percibir o aún menos entender la enorme complejidad de las pautas especiales. Meadow y Gregenberd (1981) han observado a partir de sus investigaciones que el desarrollo lingüístico de los hijos sordos de padres sordos posee una secuencia interactiva y cognitiva que solo se diferencian de los niños oyentes en aspectos superficiales, mientras que los hijos sordos de padres oyentes presentan al respecto una seri de notorias diferenciadas en la lengua oral. Capítulo 3 El niño sordo y el diagnóstico de la sordera.
El diagnóstico de la sordera es inicialmente algo desconocido para la mayoría de los padres pero habitualmente intuida por ellos. Un hecho es bien cierto que a partir del diagnóstico ya nada es igual con relación a las expectativas o fantasías correspondientes a su niño; en este proceso se entremezclan sentimientos contradictorios, de desgracia, de dolor, de incompetencia, de culpabilidad, de agresividad, de deseos de poder controlar todo. “La sordera supone un impacto para la mayoría de familias pero también para el mismo niño, que aunque no puede oír las manifestaciones de desconcierto, si las puede leer de alguna manera a través de las expresiones faciales de los rostros de los adultos” Fernandez Viadre, 2005. Los padres entran en un proceso de crisis que es descrito por Joan Corominas en su diccionario etimológico “toma de decis iones, separación, momento culminante de un proceso para mejora o empeoramiento del mismo”. Esta situación depende del interacción de un sinnúmero de factores intervinientes como (Shorn, 1997): Personalidad de la madre. Personalidad del padre. Estructuras familiares pre-existentes. Duelos anteriores hayan sido o no elaborados. Causas de la sordera. Momentos de instauración de la misma. Blanca Nuñez (1991) en su libro “El niño sordo y su familia” refiere que para la resolución de estos conflictos hay que tomar en consideración: El ciclo vital por el cual está atravesando la familia. El lugar asignado al hijo. El grado de discrepancia entre el hijo deseado y el hijo real. Las características del vínculo de la pareja matrimonial. La posibilidad de contar con sostenimientos externos. El nivel social, económico y cultura de la familia.
Todo esto colaborará o no en la elaboración del duelo: herida narcisista de los padres por la presencia de una discapacidad desconocida en la vida de estas familias. Podemos enumerar fases o etapas por los que atraviesan las familias para resolver el duelo: Shock: conmoción, embotamiento. Negación: cólera, culpa. tristeza. Recuperación: reacomodamiento. Reorganización: aceptación del hijo real, intento de resolución de los problemas. Estas fases las trasponen o en menos la mayoría de padres las pasa; quedándose en algunos momentos mucho tiempo mientras otros no; más aún porque consideran que sus niños no presentan ninguna marca visible a los ojos. Mientras que las madres sordas se readaptan con naturalidad a las características perceptivas y comunicativas de su hijo sordo, modifican de manera espontánea su comunicación al interactuar con ellos como en: que al hablarles lo hacen en lengua de señas o lengua oral, pero sobretodo atendiendo sus necesidades; usan mucho la expresión oral, siempre están atentos para saber e interpretar los que les atrae a sus niños; cuando son pequeños se colocan en el campo visual de sus niños: los tocan suavemente para reclamar su atención y sus expresiones faciales son más enfáticas. Nada de esto pasa con padres oyentes, por lo que como consecuencia se observa más sufrimiento psíquico; pues muchas veces caen en el “pensamiento mágico” que es colocar un artificio mágico al niño en vez de un pensamiento racional de su situación, es decir que el miedo a lo desconocido produce en muchos padres oyentes fantasías angustiosas y con ella una fuerte incomprensión paterna que impide el normal desarrollo del niño, muchas veces aún se piensa que no se podrá trasmitir la herencia transgeneracional. Los distintos estilos de repuestas sean: hacer una reorganización del grupo familiar alrededor del niño problema, reorganizar la familia desconociendo el déficit y aun delegar al niño discapacitado; que no hacen más que retrasar o impedir la elaboración de la situación de duelo pues se preocupan solo en el desarrollo de la palabra que para ellos es “la reeducación” olvidándose de la interacción tan importante entre la madre y el niño. Características del bebe y niño sordo.
Se le describe como una pequeño bebe dormilón, tranquilo, al que nada perturba su sueño, es recién a los tres meses y gracias a la madurez del sensorio visual que este bebe “se despierta”. Un excesivo apego a la madreo, o manifestaciones de prematura independencia puede ser debido aquel el proceso normal se ha visto perturbado por lo cual el proceso de individualización se retrasa o anticipa.
Debido a la limitación en el habla ya que muchas veces va a hacer difícil trasmitir sus sentimientos va a tener una respuesta emocional de incomprensión y de intensa angustia. Genera limitación intelectual, timidez, pasividad y otras secuelas como la impulsividad. En sus actividades cotidianas buscará tocar y que lo toquen aún más que un niño oyente, o bien hacer alusión a los olores y perfumes. Si se le brinda una buena estimulación podremos lograr que el niño sordo se “readapte” y pueda compensar por otros canales sensoriales para no afectar su constitución psíquica. “El niño sordo esta inmerso en otro tipo y calidad de baño sonoro, un baño visual, olfativo y táctil que como todo baño melódico tiene su propia melodía” Schon, 1997.
Consecuencias de una falta de lenguaje materno adecuado. Esto se puede explicar mejor con un caso. Julia es una niñita sorda congénita de tres años, hija única de padres oyentes. Habla solo algunas palabras, se comunica con una lengua de señas caseras y está integrada a un jardín de infantes común. La madre refiere: “en el jardín, la maestra dice que ella hace las cosas igual que el resto de sus compañeritos, asu manera siempre se hace entender, pero cuando regresa a casa, la situación varía. Apenas salimos de la escuela se tira al suelo, grita y si no le hago “upa” llora desconsoladamente. Siempre está pidiendo algo, nuca está satisfecha. Cuando los niños sordos son expuestos a la educación de una lengua que no le ayude a expresarse, y se emplea esta lengua sin medir las necesidades de estos pequeños se observara la sintomatología de sufrimiento psíquico tempranos; es decir que al no poder comprender lo que dicen sus padres cuando le hablan, comienza a peticionar, a preguntar, inquirir, de manera impulsiva. Esto se debe principalmente a: una falta de capacidad de reviere de la madre para entender al niño, el no haber favorecido un adecuado apego, y por sobretodo el no haber una apropiada comunicación lingüística lo que nos lleva a que el niño tenga indicadores de sufrimiento psíquico. ¿Cuáles son los indicadores del sufrimiento psíquico? La impulsividad: Esta discapacidad hará que el niño no pueda anticipar ni discernir con claridad no solamente lo que dicen sus padres sino tampoco donde se hallan los adultos que han estado antes a su lado y ya no están; en consecuencia una continua imprevisibilidad es para él un verdadero obstáculo para su desarrollo. Es una de las primeras muestras del sufrimiento psíquico, producto de tensiones de excitación sin una adecuada válvula de escape; machas veces las madres de estos niños pasan gran parte de sus vidas corriendo si tener tiempo siquiera para consolarlos o jugar con ellos. Y esto se debe seguramente como consecuencia de que los padres no comprenden o le exigen más de lo debido y no tienen una comunicación mediadora con „el.
La agresividad se manifiesta en inhibiciones para comer y dificultades para dormir: respuestas ambas disimuladores de la depresión. Se puede explicar cómo que cuando la madre le exige al niño que desarrolle el lenguaje oral deseado no lo ayuda a la mediatización de la agresión natural y propia del cuerpo en crecimiento impulsándolo a un hacer no para crecer, sino para seguir unido al cuerpo de la madre. También la pobre actividad lúdica muchas veces se acompaña por un deseo de no comer o una negativa a la ingesta de lo sólido, en estas condiciones el niño está en constante estado de excitación de ahí que no sólo no muerde la comida, no la come, sino que sus propia ansiedad lo tritura a él por dentro o bien lo incapacita para descansar. Rasgos autísticos: Sabemos que en la interacción del niño con la madre ya sea por imitación o repetición el niño aprende una secuencia interactiva de normas que posibilita el “juego social”; pero cuando esto no se da desde los primeros meses y en la madre aparece una respuesta social negativa como ser un rostro inexpresivo o triste, en el niño sordo se da la depresión y un silencio total, es decir el silencio auditivo y el silencio afectivo se imponen. Muchas veces el Lenguaje oral usada como única forma de comunicación no hace más que reforzar y acentuar la incomunicación. “En el fondo da igual que el diálogo entre madre e hijo sea a través de la seña, lo único que importa es que haya un propósito comunicativo” Schlesinger (1972).
Capítulo 4 Aspectos teóricos. Rondal (199), representante de la teoría del desarrollo del lenguaje, nos aporta datos interesantes, según él le lenguaje atraviesa en dos periodos consecutivos:
Período pre-lingüístico: Se da el periodo del balbuceo que es la producción de sonidos que no vehiculizan todavía ninguna significación convencional pero que constituyen una clase de gimnasio vocal y articulatorio para futuras producciones; bajo la exposición de la lengua materna el balbuceo se especializa. Hay diversos tipos: balbuceo intermitente (dura tres segundos), balbuceo reduplicado (él bebe reduplica ciertas silabas), y de ahí evoluciona el balbuceo jerga (el niño remite algo que reproduce la prosodia adulta. Período lingüístico: Es cuando el niño ingresa a la adquisición del código lingüístico, esto se da cuándo una secuencia organizada de fonemas se codifica en una representación, y esta corresponde a un al nombre de un objeto o acontecimiento. Para que el niño pueda ingresar a esta etapa necesita un aparato auditivo lo suficientemente adecuado para adquirirlo de manera natural. A través de la acción del juego el niño va aprendiendo ese formato estructurado que podrá aplicar en otras circunstancias usando el formato que aprendió de su progenitor. Pasando después al acto de pedir objetos ausentes que necesita para suplir alguna necesidad.
El lenguaje nos ayuda a ser humanos civilizados, y no solo simples hablantes del lenguaje oral o de señas. Los niños sordos como ya lo hemos mencionado experimenta apegos ansiosos ya que su actividad emocional no fue restablecida. También citaremos a la teoría psicoanalítica por medio de S. Freud que dice: “En una persona sorda las representaciones verbales son los restos mnémicos, es decir la palabra es pues esencialmente el resto mnémico siendo la representación verbal tan sólo signos auxiliares”. También manifiesta que los restos mnémicos serán la representación de la palabra cuando se enlacen la representación cosa con su significado conceptual que permitirá que estas experiencia sean pensadas y comunicadas; y esto es la relación simbólica. El psiquismo del niño no existe del comienzo sino que podemos afirmar que se va constituyendo y complejizando, y será la madre con su función de asistente que irá procesando las tensiones corporales posibilitando la formación de un sustento en sí mismo. El lenguaje requiere de la presencia de un adulto que le aporte no solo la sonoridad, la articulación de la palabra, sino la significación de la misma; es aquí que al no ser capaz de plasmar con palabras las representaciones de cosas, hace uso de la motricidad.
Capítulo 9 Conclusiones Después de hacer el estudio en niños que viven en contextos diferentes, un grupo con padre oyentes y el otro con padres sordos. La metodología fue la observación y las entrevistas podemos llegar a las siguientes conclusiones: La lengua de señas es más que un instrumento para la comunicación: es lo que le permite al niño sentirse un ser único y no un ser alejado o distinto al que no le llega la comprensión de las vivencias de su medio.; sabemos que la lengua es la que le posibilita entrar en los procesos de identificar, de saber, de sentir y de formar parte de una familia. La apropiación de la lengua de señas ayuda al niño adecuarse de sus procesos pulsionales, es decir de su sentir, pensar y desear. R. Kazez, 1997 La lengua de señas evitan la aparición de las conductas impulsivas en niños sordos congénitos: partiendo del concepto que la lengua de señas para el niño sordo es la única que se adquiere espontáneamente (su lengua materna original), la única que posibilitará la organización de sus identificaciones y sus representaciones. El desarrollo de la palabra sea en la lengua que sea posibilita enlaces que permiten la organización del mundo, por lo cual Kazes (2003) reafirmará la idea que el uso de lengua de señas posibilita al niño sordo la realización de esos enlaces que le permiten el acceso a un idioma propio, la organización de su pensamiento (tanto objetivo como subjetivo) y la posibilidad de representarlo.
Es el jugar el que sirve como hilo conductor para posibilitar la compleja problemática de la constitución subjetiva; pero para que este jugar se dé se necesita experimentar, compartir, interrogar e interrogarse, dudar, expresar los medios o gustos. La angustia es una angustia compartida entre el niño y los padres, que produce efectos en ambas partes de este vínculo dialógico, comunicacional y afectivo. La inhibición no es lo mismo que síntoma; el primero es un nexo particular con una función como una simple rebaja, en cambio el segundo equivale a un indicio de un proceso patológico. Creemos que lo corrientemente observado en niños sordos que hacen uso de LS, son procesos de inhibición debido a la falta de una lengua en los tiempos lógicos en que está debe aparecer o por el desconcierto de los padres frente al diagnóstico de sordera; pero en cambio lo visto desde pequeños en niños sordos hablados exclusivamente en forma oral es la aparición de sintomatología conductuales. En los primeros años los niños sordos hablantes en LS y LO emerge más habitualmente la “señal de alarma” o “señal de displacer” como defen sa frente a un proceso indeseado. Freud El motivo de la impulsividad es la no aceptación de esta realidad, que nos hace suponer que estos niños han guardado dentro de sí angustia que luego pasa a la acción, como una repetición en acto de sufrido por sus madres. La expresión de la impulsividad del e niño es un síntoma, un mensaje que debe ser descifrado. El niño sordo que hace tempranamente uso de la lengua de señas no manifiesta un alto nivel de sufrimiento, no presenta las conductas impulsivas que caracterizan a los niños sordos oralizados, confirmando la hipótesis de trabajo; esto debe ser tomada por los padres, médicos y profesores a fin de mejorar la calidad vincular con el niño que nos permitirá una mejor comprensión de los aspectos psíquicos de la sordera lo que a su vez favorecerá la creación de modelos educativos apropiados en consonancia con las características psíquicas analizadas.