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MICROSOCIOLOGÍA Y ESTRUCTURA SOCIAL GLOBAL
AUTOR PRINCIPAL: Prof. Dr. Jorge Chuaqui
COLABORADORES Belén Paredes David Mally Mikaela Pérez Emanuel Arredondo
CENTRO DE INVESTIGACIONES SOCIOLÓGICAS UNIVERSIDAD DE VALPARAÍSO
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A mi amada compañera y esposa Angélica Klaucke, a mi madre Georgina Kettlun, a mis hijos Paty, Javier y Morris y a mis nietos Crescente y Morricito
3 Prólogo
La escritura no transmite un mensaje único, puede encerrar distintos significados simultáneamente. Este es el caso de Microsociología y estructura social global pues expresa una experiencia de vida, una voluntad de saber y una vocación pedagógica, que aquí es grande pues impulsa a Jorge Chuaqui, su autor principal, a incluir como colaboradores a Belén Paredes, David Mally, Micaela Pérez y Emanuel Arredondo, un grupo de jóvenes sociólogos para sistematizar el proyecto intelectual plasmado en esta obra. Mi impresión es que ese proyecto comenzó hace muchos años, cuando una generación a fines de los sesenta en la recién institucionalizada Escuela de Sociología de la Universidad de Chile, enfrentó el dilema de un plan de estudios inspirado en las corrientes norteamericanas donde la hegemonía del Funcionalismo y de Talcott Parsons, su principal exponente eran evidentes. Esas teorías no siempre se adecuaban ni con los diagnósticos ni con la vida cotidiana de la sociedad chilena marcados por conflictos, una desigualdad económica y social tan visibles que emocionalmente producían un cierto estupor o una “disonancia cognitiva” a cualquier persona con un mínimo de sensibilidad. Estudiar sociología no fue una elección inocente entre los jóvenes de esa generación: se necesitaba comprender a la sociedad, al país. El conocimiento se constituyó en compromiso intelectual y político. Se comprendió que el debate y la producción de conocimiento son también parte de un proceso político para acercarse a la crítica de formas caducas de dominación y entender en otros términos la vida social. Si bien la mayoría compartió esos ideales, las salidas fueron diferentes. Algunos optaron por ser profesionales,
otros se
dedicaron a la actividad política y un pequeño grupo logró continuar sus estudios de postgrado fuera del país con la idea de contribuir a su desarrollo. Entre esas personas están Jorge Chuaqui y yo misma. Por ello el reencuentro en estas páginas no es casual. En esos años participé primero como alumna del curso de Teoría impartido por el profesor Chuaqui y posteriormente en un seminario semanal durante un año y medio en el cual buscábamos conocer el marxismo que valorábamos por reconocer las estructuras de dominación, la dinámica de las clases sociales e identificar los procesos del cambio social pero carecía de herramientas conceptuales para el abordaje de micro procesos en su articulación con la estructura social. Por ello surge la idea de revisitar las corrientes norteamericanas y
especialmente la del
“monstruo” de Parsons cuya ambiciosa propuesta teórica y sobre todo analíticoconceptual, trata de integrar una teoría de la acción con una teoría estructural funcional macro. Fruto de una inteligencia y una cultura sociológica superiores en
4 muchos sentidos, la obra de este autor y su escuela constituye fuente de inspiración de muchos trabajos contemporáneos, pese a las críticas realizadas desde el interior de su propuesta como por el rechazo que generó cuando logra una hegemonía tal que borra los avances de corrientes teóricas distintas, incluyendo las norteamericanas. El propósito latente del curso era aprovechar esas corrientes y en el caso de Parsons vaciarla de su orientación conservadora basada en el determinismo de los valores y en la noción de orden social para crear abordajes teórico-metodológicos de los que carece el marxismo. Todo ello con el fin de analizar la realidad empírica. Es interesante recordar que no éramos los únicos en esa tarea. El desafío era común en esa época y rebasó las fronteras nacionales pues hubo grupos similares en los países europeos occidentales y en los ex -países socialistas. Por razones vinculadas a la historia política chilena, la tarea se suspendió y muchos años después Jorge Chuaqui continuó su seminario cuando el país dejó de vivir bajo los años negros de la dictadura y su experiencia de vida lo permitió. Si bien el libro tiene la impronta de esos intentos realizados como joven profesor, se presenta ahora como fruto de una capacidad reflexiva y del diálogo con los autores que lo acompañan para proponer un modo para leer la teoría y los abordajes metodológicos integrando nuevos problemas y posturas teóricas.
A diferencia de otros trabajos contemporáneos basados en la búsqueda de respuestas teóricas en lo interdisciplinar o en el relativismo para comprender los procesos sociales producidos por la globalización y transnacionalización, este libro se centra en una revisión que si bien busca trascender fronteras teóricas y paradigmáticas, obliga a pensar en la comunicación entre tradiciones clásicas y contemporáneas al interior de la teoría sociológica. En cierto sentido es un esfuerzo por repensar la disciplina, recuperar sus contribuciones para construir una práctica sociológica anclada en su vocación científica. Se trataría, en principio,
de una
condición para el diálogo y la investigación con otras disciplinas. Si bien el libro tiene un componente pedagógico en la medida que en la primera parte se centra en el análisis de la teoría parsoniana, es importante recalcar que su propósito no es describirla como en un manual o un libro de texto, sino aislar y valorar su estructura analítico conceptual de su visión conservadora centrada en la noción de orden social y de su cerrada lógica reproductora. Gracias a ello los autores recuperan la concepción de los principales niveles del análisis social, especialmente el de los cuatro sistemas de la acción, propuestos por Parsons, que les permiten ofrecer un modelo
5 analítico teórico-conceptual articulado para teorizar y realizar investigación empírica. Al priorizar los niveles de los sistemas de acción, el modelo propuesto se centra en el tema de los vínculos y mediaciones entre los niveles micro y macro sociales, entre los comportamientos individuales, los procesos de interacción y la estructura, temas que han sido uno de los desafíos recurrentes en la teorización sociológica. Se podría conjeturar que en el texto se realiza un meta-análisis, si por esto queremos apuntar a que se trata de un estudio de la estructura subyacente a la sociología y sus diversos componentes con el fin, en este caso, de obtener una comprensión más profunda de la teoría funcionalista para redefinirla en otros términos. Es por ello que se habla por ejemplo, de parte y todo, proceso y estructura, límites de las unidades, etc. Con ello el libro ofrece las claves para descifrar los distintos niveles que definen lo social y así discriminar desde las expresiones elementales de la conducta social hasta las complejas que permiten conceptualizarlas como sistemas de interacción y articularlas alrededor de la noción de estructura social. Una contribución de los autores es que cubren un área que se perdió en el desarrollo del pensamiento parsoniano pues con el tiempo este autor se preocupó más por las estructuras sociales que constreñían la acción que por la libertad del actor para elegir. Y en efecto el actor es recuperado y redefinido por Chuaqui y colaboradores al introducir la noción de sujeto que se inspira en los aportes del interaccionismo simbólico y otras teorías para articularlo con la posición estructural. Logran así definir un sujeto que si bien está inserto en posiciones estructurales tiene espacios para la creatividad, la crítica, la reelaboración y cambio de los sistemas sociales.
El alto nivel de abstracción predomina en la escritura de este libro. Pese a ello y a la lógica rigurosa empleada por sus autores el texto contiene una serie de ejemplos lógicos y casos de investigación que muestran la aplicación de los esquemas conceptuales propuestos. Su lectura puede ser de gran interés para la sociología actual ya que recupera diferentes discusiones teóricas e interpretativas de autores clásicos y contemporáneos alrededor de los temas tratados. Ello adquiere relevancia no sólo para la teoría sino también para la investigación sociológica y plantea algunos desafíos que vale la pena considerar. El enfoque micro-macro realizado por los autores enseña que una teoría que considera a la sociedad como un sistema interactivo y articulado formado por niveles diferentes de tamaño indistinto plantea que cualquiera sea el tamaño del nivel que se está investigando debe considerar un esquema conceptual común. De este modo aunque la realidad empírica sea microsocial (por ejemplo en un ambiente escolar, comunitario o una clínica de salud),
6 en ella se juegan niveles culturales, institucionales-normativos, organizacionales, interacciones y sujetos individuales. Sucede algo similar con los análisis macro que aunque pueden tener una mayor o menor importancia en ciertos procesos, también debería incluir los niveles cotidianos o institucionales. Así cualquiera sea el abordaje se logra obtener un conocimiento que expresa la complejidad de la vida social. La realidad empírica no es micro ni macro. Esto son cortes analíticos que han llevado a veces a generalizar a partir de una sola variable al todo, cayendo en una reducción muchas veces inútil. La teoría muestra así su productividad al lograr unir los distintos niveles analíticos que permean lo social desde lo cotidiano a lo macro-estructural. Más allá de su valor analítico, la propuesta presentada en el libro es una contribución teórica y a la vez un llamado para hacer un tipo de investigación empírica que rescate y considere la complejidad presente en cualquiera de los niveles seleccionados de la realidad social. Ello sólo es posible conociendo la teoría como lo enseñan los autores al evaluar en forma sistemática su enfoque a partir de la revisión de los aportes realizadas por otras corrientes, lo que le otorga credibilidad y consistencia a las suyas. Un dato que puede estimular la lectura de este libro es que al plantear los distintos niveles de los sistemas de acción propuestos, se revisan autores clásicos como Weber, Simmel o Marx y contemporáneos como Braudillard, Foucault, Touraine, Bourdieu, Maturana o Luhmann. En suma, se trata de una obra compleja asentada en la mejor de las tradiciones sociológicas al ofrecer herramientas para la lectura analítica de las teorías de una disciplina que desde sus inicios se definió a partir de su compromiso con la realidad empírica.
Finalmente habría que señalar que este libro, desde una postura que podría parecer convencional, ingresa a la discusión contemporánea en las ciencias sociales derivada de la incertidumbre y la búsqueda para comprender las vertiginosas transformaciones de la vida contemporánea que ha llevado por un lado, al relativismo que se libera de la opresión de tener que suponer al mundo social como una cuestión independiente de la mente al afirmar que toda realidad es construida social o culturalmente y por otro, a la tendencia tecnocrática donde lo social se reduce al cálculo económico, dada la urgencia por paliar la desigualdad y la pobreza a partir de políticas públicas de corto plazo. El libro ofrece así una salida que anclándose en la tradición sociológica contribuye con una propuesta productiva a este debate. Si bien con esta obra el seminario que se empezó hace muchos años bajo la dirección de Jorge Chuaqui
7 podría darse por concluido, al plantear nuevas preguntas se transforma en un estímulo para continuarlo.
María Luisa Tarrés1
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Nacida en Santiago de Chile. Licenciada en Sociología, Universidad de Chile. Doctora en Sociología por la Universidad de París, tesis dirigida por Michel Croizier. Profesora–Investigadora de El Colegio de México desde 1985. Ha dictado alrededor de treinta y cinco cursos en instituciones nacionales (FLACSO-México, El Colegio de Sonora, Instituto de Investigaciones Sociológicas de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, Universidad de Yucatán, Instituto José María Mora, UNAM) y extranjeras (Francia, Chile, Centro América). Ha dirigido numerosas tesis de licenciatura, maestría y doctorado de las cuales veinticinco han sido aprobadas. Ha publicado artículos, reseñas, capítulos de libro, ha coordinado 4 libros y escrito numerosas ponencias presentadas en congresos y reuniones nacionales e internacionales. Profesora titular de los cursos Métodos cualitativos para la investigación social y Sociología de la Acción Colectiva, que se imparte en el programa de Doctorado en Sociología de El Colegio de México y ha dado diversos cursos en El Programa Interdisciplinario de la Mujer (PIEM) desde sus inicios. Ha dirigido diversas investigaciones sociológicas y ha recibido varias becas para llevarlas a cabo. Participa en Comités Editoriales y en Asociaciones Profesionales. En 1998 obtuvo una beca del Banco Interamericano de Desarrollo para seguir curso para "Formadores sobre diseño y gestión de políticas y programas sociales", INDES. De Agosto de 1999 a septiembre de 2000 estancia sabática en la Comisión Económica para América Latina, Santiago Chile, beca de CONACYT. Es Investigadora Nacional SIN (Sistema Nacional de Investigadores de México) Nivel 3.
8 PREFACIO DEL AUTOR PRINCIPAL
La perspectiva teórica de este libro es el resultado del desarrollo de las experiencias intelectuales del autor a lo largo de su trayectoria en la sociología académica y profesional y la evolución de su posición ética. A fines de los años sesenta el autor dictó clases sobre la teoría de Talcott Parsons en el departamento de sociología de la Universidad de Chile. Lo atrajo el alto grado de sistematización de su teoría y el combinar diversos niveles y relaciones de la sociedad en un esquema integrado. Discrepó con Parsons por el casi exclusivo papel de los valores institucionalizados que este autor considera en las relaciones sociales, excluyendo los conflictos de valores, el conflicto y los antagonismos en las relaciones sociales, el poder coercitivo y no consensuado, y el hecho que la conducta institucionalizada en torno a valores consensuados refleja sólo un aspecto que no da cuenta de gran parte de la conducta social. En esos años también recibió el influjo del positivismo de la sociología norteamericana, con su énfasis en la operacionalización de los conceptos para la prueba de su validez empírica, aspecto rescatable de esa posición, cuestionable sin embargo en identificar, sobre todo en las vulgarizaciones, la realidad con el dato empírico y no considerar conceptos teóricos que reflejan la realidad sin ser mensurables cuantitativamente. De la sociología norteamericana nace también la preocupación por la microsociología y la sociología de los grupos primarios analizados por Moreno y Kurt Lewin. Los setenta fueron marcados por la investigación teórica en que consistió su tesis doctoral en Polonia, interpretando la estructura teórica de El Capital de Carlos Marx desde el punto de vista de las relaciones de las clases sociales. Surgió esta inquietud intelectual porque es extraño que Marx no haya expuesto de manera sistemática un análisis teórico de las clases sociales, con la centralidad que este concepto tiene en su perspectiva y que en su obra central se refleje sólo en unas pocas líneas al final de dicha obra. Nuestra posición es que para caracterizar la situación de clases en el capitalismo es necesario describir primero la estructura de la sociedad, lo que en lo más básico, en lo económico, hace Marx de manera dialéctica en El Capital, para luego al fijar las posiciones en dicha estructura se llega a las posiciones de clase. Posteriormente, y que no está contradicho en los escritos de Marx, es necesario descartar el determinismo económico unidireccional, ya que otros aspectos de la estructura social tienen una relativa autonomía y en circunstancias específicas pueden tener un peso mayor que los económicos y en todo caso su existencia y papel social no puede reducirse a lo económico en sentido estrecho. La descripción de la estructura de la sociedad debe enfocarse de manera dialéctica, como interacciones en ambos sentidos, sus discordancias, incompletitudes y conflictos. Una investigación, DIAGNÓSTICO DEL DESARROLLO SOCIAL DE LA Vª REGIÓN, para la Secretaría Regional de Planificación de la Vª Región, finalizada en 1977, sirvió para explorar empírica y teóricamente el esquema de estructura social en su dimensión territorial, obviando por supuesto en ese año de la dictadura militar, toda referencia al concepto de clase social. Habiendo sido exonerado político y sin posibilidades de realizar investigaciones empíricas, escribió artículos teóricos para revistas y congresos de sociología. Pero una nueva preocupación intelectual y profesional, los aspectos sociales de la salud mental, liderando una organización de usuarios y realizando investigaciones empíricas para el FONDECYT en el área, reforzó una reorientación intelectual que se había venido produciendo, a raíz de los intentos de corrientes psiquiátricas de “adaptar” al enfermo mental, poniéndolo en posición subordinada, con técnicas conductistas, considerándolo como objeto antes que como sujeto. Actualmente el autor considera que el conductismo puede tener validez en las primeras etapas de la vida, pero estando mucho más cercano su enfoque con la posición del interaccionismo simbólico, que lleva a primer plano la creatividad del sujeto. La crítica al
9 concepto de adaptación lleva también a reformular y a negar validez al concepto de control social y reducción de la “desviación” de Parsons como procesos automáticos y deseables, y a negar también la atribución de vida propia a los sistemas sociales, como en Maturana y Luhmann, en que desaparece la persona individual en pos del sistema. La institucionalización siempre es parcial, siendo más común no ajustarse fuertemente a ella que lo contrario. El sistema debe servir a las personas y no al revés. El amor sin poder expresar las diferencias, incluso a través del conflicto, antes que liberar asfixia. Sin embargo, a diferencia del interaccionismo simbólico, el autor reconoce plenamente el papel determinante de la estructura social, pero frente a la cual, partiendo de una posición que lo ubica en la estructura, el actor es capaz de cambiar su situación en la estructura e, inserto en movimientos colectivos, modificar la estructura social. Si hubiera que ponerle un nombre a la posición intelectual del autor, esta podría denominarse estructuralismo dialéctico. Febrero 2010
10 PREFACIO DE LOS COLABORADORES Distinguir en lo aparente, tal frase parece convertirse en un mandamiento al reflexionar el espíritu del sociólogo y en general del científico y más aún del investigador cotidiano. Tal axioma, recubre tanto la experiencia como la voluntad de conocer de ya dos siglos de un pasado disciplinar que lleva hasta el presente su constitución polémica (ya no tanto dirán algunos). No obstante la búsqueda, el descubrimiento, el cuestionamiento, la experiencia, la crítica, son carillas de las páginas del diario de campo de cualquiera que se atreva a pensar lo social desde lo social, porque es inaudito hacerlo de otro modo. Con ese mismo espíritu, que para el sociólogo es hasta dudable mencionarlo de esa manera, como todo lo que huele a ley, nos parece conspirador. Con ese atisbo de sospecha sana, nos hemos propuesto pensar nuestra historia, pero no la historia de la sociología, que en tiempos actuales atiborra estantes con obras gruesas donde se revisan los orígenes y se pugnan caminos y perspectivas. De eso no nos queremos referir, sino de una historia que se confunde con la sutileza de un relato, de la historia encarnada en razón y pensamiento de acontecimientos que aún no han terminado de ser pensados. Así, reflexionado con la rigurosidad que nos compromete, es nuestro interés descomprimir, abrir y ampliar la voz del autor principal, a razón de transmitir inquietudes y apoyar el pensar del pensar. Nos enfrentamos a un proyecto ya comenzado y dispuesto a comenzar de nuevo; a recrearse con nuevas miradas y voces de otras tierras y otros tiempos. Nos enfrentamos a una obra sin culminar, que ha pesar de ser amasada a través del diálogo y la reflexión, no buscó nunca la suficiencia del saber. Es por ello que muchas voces tuvieron cabida y muchas ventanas se abren desde sus páginas. Al comenzar la redacción de este libro, nos pareció extraño en cierto modo, la forma o el modo del cual estaba hecho. De esa sospecha noctámbula, que no cesa de reclamar su primacía, la duda nos llevo a mirar la mano de la cual había sido parte; los contenidos, los autores, las citas y otros elementos tan significativos como la misma forma que el autor quería plasmar y transmitir a los lectores sus saberes. Algunos y algunas, esas personas que viven en el pensamiento propio, que en gran medida nos ayudan a ponernos en el lugar del otro y no de cualquier otro, sino de uno que piensa desde el mismo monte pero desde otra cuota, nos coopera tenazmente en desmentir que la preocupación era en gran medida la línea teórica o la perspectiva que seguía el autor principal, el protagonista de esta obra. Más bien, lo que nos pareció curioso y digno de archivar como un proyecto pendiente era, de alguna forma, los mecanismos en que el autor, que en algún momento fue un estudiante, había sido sociabilizado, si nos es posible señalar con ciertos resquemores ese vocablo. Nosotros, jóvenes sociólogos del siglo XXI, hemos sido influenciados por otro tipo de cultura intelectual, por (otros) pensamientos que han devenido de una historia cada vez más convulsionada. Nos reconocemos como sociólogos formados en la globalización, donde la crisis de sentido y los golpes de la post modernidad nos parecen evidentes, de este modo hemos generado un conocimiento comprensivo de los acontecimientos como fenómenos rebasados de hegemonía. El postmodernismos, el deconstruccionismo, la multidisciplinaridad, la globalización, el fin de los metarelatos, la sociedad de consumo, el feminismo, el posthumanismo, la crisis de la participación política, los opacamientos religiosos, el neoliberalismo, Internet, la aldea global, los estudios multiculturales, y así otros fenómenos no son ajenos a nuestra constitución, inacabada, por supuesto. Es por esto que integrarnos a un proceso investigativo que rescata las bases de la microsociología y lo inserta en un contexto en donde las relaciones sociales son cada vez más fluctuantes, fue sin duda un desafío epistemológico. El encuentro de dos generaciones de historias, experiencias y aprendizajes
11 teóricos distintos fue la sal de este libro, puesto que desconcertados e incómodos en una tierra teórica desconocida, aunque nunca haciendo un desencuentro con la capacidad de asombro, hallamos en el choque de tradiciones y posturas, de paradigmas y posicionamientos, un lugar nutritivo para el pensamiento. Es por eso que no nos es posible despegar el ojo de la historia. Los criterios, la búsqueda y las formas de hacer y el hacer de las formas han cambiado. Y tal vez nosotros somos vaticinadores de lo obvio, pero esa incomodidad hacen ver que estamos formulados en cierta medida con otras pretensiones y que el lugar desde donde se nutren tales pensamientos responde a otro tipo de tierra, donde el sustrato está revuelto con los aires del subjetivismo, con las herramientas de lo cualitativo, con las semillas del relativismo y anarquismo metodológico, con los soles de las verdades, con las aguas del lenguaje, de lo micro, a la sombra del paradigma y las culturas intelectuales. En estas tierras habitamos nosotros; relativizadores de verdades, impugnables ante las leyes, buscadores de lo social desde una nueva sociedad. Febrero 2010
12 INTRODUCCIÓN LA PERSONA Y LA ESTRUCTURA SOCIAL
El hombre y su circunstancia ORTEGA Y GASSET
Nosotros pensamos que en la ciencia social debe haber un acercamiento gradual o a saltos, normalmente parcial, a un conocimiento que exprese, con mayor o menor distorsión, aspectos de la realidad objetiva, corroborando su contenido de verdad a través de la práctica científica. Somos contrarios al subjetivismo radical de la fenomenología que no reconoce la posibilidad de conocer la realidad objetiva, que produce un conocimiento ensimismado en el sujeto, que en el fondo es la derrota de la posibilidad de conocer. Aunque consideramos que los sistemas sociales son una realidad cualitativamente distinta a sus componentes y que en ese sentido constituyen una nueva objetividad, somos contrarios a analizarlos en abstracción a las posiciones de los individuos y conjuntos de posiciones, solidarias o antagónicas con otras posiciones dentro y fuera de los sistemas y, en este sentido somos contrarios a endiosar los sistemas sociales a los que deben ajustarse las participaciones de los individuos. Los sistemas tienen sólo un grado de integración parcial, los individuos son condicionados por estos y a su vez, los individuos ocupando determinadas posiciones reaccionan sobre estos, usualmente ajustándose sólo parcialmente los requerimientos de dichos sistemas. Desde el punto de vista ético lo importante no es cómo los individuos sirven a los sistemas, sino como los sistemas sirven a las personas que participan en ellos. Distinguimos tres niveles que están presentes en toda conducta humana: (i) la relación con el medio, que implica el concepto de necesidad y motivación, que en el caso de los seres humanos son necesidades modeladas socialmente, necesidades sociales; (ii) la relación con el alter, o dimensión social, que puede no estar conceptualizada en esos términos por los participantes, como el intercambio remoto de bienes sin una comprensión del proceso y (iii) la dimensión no manifiesta a través del lenguaje y la comunicación. Las tres dimensiones son esenciales a la conducta humana y no pueden reducirse a sólo una de ellas y están relacionadas dialécticamente, se condicionan mutuamente. En nuestro enfoque teórico-metodológico buscamos una unidad suficientemente simple y general que al cualificarse y combinarse de manera más compleja dé lugar a los conceptos tradicionalmente usados en la sociología, para lo cual el concepto de acción social, de rol, etc., son conceptos particulares y que representan formas de interconexión de los conceptos más elementales elegidos por nosotros: acto e interacción mínima o unitarios. Distinguimos también diversas formas de interacción, incluyendo pero más allá de las distinciones tradicionales. Como combinación de actos en torno a sujetos o a la interacción, y su estructuración o cuasiestructuración, distinguimos las actividades, y dentro de ellas las técnicas y el consumo, las actividades tipo como las ocupaciones, las predisposiciones: actitudes, valores y representaciones sociales, y en torno a la interacción: los roles, status, posiciones sociales, rolset y status-set, intereses objetivos y manifiestos, poder social, dominación, autoridad y liderazgo, sus diferencias, formas de configuración y niveles. Examinamos el concepto de sistema, sistema en equilibrio y sistema estructurado, criticando el concepto de sistemas autopoiéticos, y como casos especiales de estructuración los conceptos de institucionalización y formalización, incluyendo en estos últimos los sistemas burocrácticos.
13 Por último, vimos las distintas formas de interconexión entre sistemas y los conceptos de estructura social global, clase social, mercado económico y dimensión económica, la dimensión territorial y el concepto de ideología dominante. En todos estos conceptos se procuró distinguir los diversos niveles, y contradicciones para lograr coherencia epistemológica de los conceptos. Para resumir nuestra posición teórica, veamos como concebimos al ser humano individual en nuestro enfoque: ¿Qué es un ser humano individual? ¿Es un organismo biológico? ¿Es un sistema de personalidad? La respuesta a estas preguntas depende de cuál sea la respuesta a esta otra: ¿Qué conceptualización es más útil para explicar la conducta humana individual real? ¿Qué nos dice respecto al individuo contemporáneo el conceptualizarlo como organismo biológico? En esta conceptualización aparecería como desprovisto de todos los rasgos que diferencian al hombre contemporáneo de los primeros ancestros y dejaría fuera todos los cambios que han modificado al ser humano en su historia en la tierra. Respecto a concebirlo como sistema de personalidad, muchas de estas conceptualizaciones son demasiado abstractas. Una alternativa atractiva es la que ofrece el psicoanálisis, que caracteriza la personalidad como constituida por el yo consciente, el ello o los impulsos “animales” u orgánicos y el superyó, constituido por la conciencia moral introyectada por la vida en sociedad. Pero esta conceptualización, útil para diversos propósitos, nos dice muy poco respecto a la conducta específica de un médico, actuando como médico en su consulta, cuya descripción supone describir los sistemas sociales específicos en que está inmerso, sus características y la posición que ocupa en dichos sistemas. Nosotros pensamos que para dar cuenta de la inmensa variabilidad de la conducta humana individual es necesario considerarlo como persona, con la historia de su socialización, personificando roles y ocupando posiciones en diversos sistemas de interacción, con sus intereses, contradicciones, afectos y conflictos. Considerar no sólo su estado actual sino su proyección a futuro que puede modificar radicalmente en algunos casos sus roles y posiciones actuales. Desde este punto de vista interesa saber hasta qué punto ha internalizado normas institucionales, las circunstancias que hace que deba evadirlas en mayor o menor grado o que dan origen a una conducta rebelde, hasta que punto sigue determinadas pautas formales en sistemas burocráticos, su posición e intereses en dichos sistemas y las relaciones informales en que se involucra. Un referente importante es su posición de clase, lo que implica ubicarlo en la estructura social global, con todas sus contradicciones, discordancias, solidaridades y conflictos. Si consideramos su posición en la familia, no basta analizar el sistema familia aisladamente sino cuales son los vínculos con el contexto mayor (posición de clase, ocupación remunerada y tarea u obligación social, ideologías y subculturas, relaciones con grupos primarios de amigos o parientes indirectos, etc.) además de los subsistemas a que pertenece al interior de la familia, con los problemas de autoridad y liderazgo, etc. En este sentido concepciones macrosociológicas de clase social, no bastan para explicar la conducta individual, cuando hay diversas personas en la familia que trabajan u ocupan posiciones distintas en la estructura, que además no especifica las sistemas particulares a nivel microsociológico, formales e informales, institucionales y no institucionalizados, en que participa la persona, además de valores personales que pueden, en determinadas circunstancias llevarlo a cambiar de clase social a través de la movilidad social o a abrazar la causa de una clase a que no pertenece, para no referirnos a los múltiples conflictos de roles y que pueden darse en todo sistema.
14 Si abstraemos a la persona de los sistemas en que participa, acepta, evade o rechaza, o pretende participar u oponerse desde su posición social, al eliminar lo social, queda muy poco del ser humano que conocemos.
15 CAPITULO I TEORÍA Y ANALISIS CONCEPTUAL, ESTRUCTURA Y PROCESO.
1. Teoría y análisis conceptual
Expondremos, en primer término algunos aspectos básicos relativos a lo que es teoría y temas afines, previos al tratamiento de nuestra conceptualización. Para tener claro lo que es teoría, debemos establecer nítidamente la diferencia entre la realidad y el conocimiento. Podemos decir que la realidad es todo lo que existe, independientemente de que se conozca o no, o bien que está constituida por todos los objetos y procesos posibles de ser conocidos (siempre afirmamos, en este caso, el postulado de la posibilidad de conocer el universo), independientemente de que en un momento histórico se conozcan o no, pero, al mismo tiempo, que el conocimiento es siempre incompleto y sufre distintas distorsiones, y se puede acercar progresivamente a ser un reflejo o idea que representa de manera cada vez más verdadera el objeto de conocimiento. El concepto de realidad se vincula al de la práctica, y para referirnos al problema lo pondremos en términos científicos. De las observaciones a la hipótesis hay un salto cualitativo: no es que la hipótesis se vaya formando por una suma de inferencias inductivas de los hechos u observaciones, sino que se formula la hipótesis (que puede tener su origen incluso en la fantasía de un cuento de hadas) y posteriormente se la confirma, o mejor no se la rechaza, contrastándola con las observaciones, hechos o experiencia. Este es el proceso por el cual se verifica la probabilidad de que una hipótesis sea verdadera y es el criterio de verdad de cualquier proposición con contenido semántico. Además y según Mario Bunge2, la probabilidad que una hipótesis sea verdadera es condición necesaria pero no suficiente para cumplir con los criterios de validez científica, pues a su vez debe tener concordancia con el grueso del conocimiento acumulado por la ciencia en relación a dicho objeto en un período de tiempo determinado (Bunge, 1980). Esto se condice con lo propuesto por Thomas Kuhn, en el sentido de que el conocimiento es afirmado o desmentido por una comunidad científica desde de un determinado paradigma. (Kuhn, 2000). Desde este punto de vista, el criterio de verdad (de una verdad más probable o menos probable) de una proposición está dado por la práctica: si yo actúo como si esa proposición fuera verdadera (y en el caso de proposiciones científicas con los métodos de la ciencia) y no entra en contradicción con mi experiencia (en el caso de la ciencia, la aplicación del método de prueba), esta proposición no será descartada, es decir, será más probable que sea verdadera. Pero, incluso en ese caso, la verdad no es la experiencia o práctica, se prueba a través de la práctica.
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La postura epistemológica de Mario Bunge, y señalada de forma explícita dentro de la obra Epistemología, pasa por el realismo, cientificismo, materialista y sistémico.
16 A partir de lo anterior es que consideramos que los criterios de verdad presentados en la realidad y comprobados a través de la práctica, están dados por el proceso deductivo de conocimiento, siguiendo de tal manera la epistemología de Karl Popper quien considera la teoría de correspondencia como la clave para comprender los hechos como verdaderos o más bien como falsos. La teoría de la correspondencia se entiende como que toda premisa será verdadera si y solo si esta corresponde con los hechos, de tal modo no se considera falsa lo que determina el criterio de falsación. (Popper, 1998)3. Esta postura no es compartida por Bunge, pues el aclara la importancia de no dejarse llevar por los criterios falsacionistas ni verificacionistas, propuestos por Popper y también por Reichenbach, ya que el camino para la construcción de conocimiento científico esta dada por el materialismo ficcionista4:
“En cuanto a la identificación del grado de confirmación de una proposición, propuesta por Carnap, tiene por lo menos dos consecuencias desastrosas. La primera es que basta asignar una probabilidad a priori a una proposición para aceptarla o rechazarla cualquiera sean los resultados de las pruebas empíricas, la segunda es que la probabilidad de las leyes universales resulta nula, precisamente por valer (Supuestamente) para una infinidad de casos. Concluimos, pues, que el grado de conformación de una hipótesis no debe igualarse a su probabilidad (ni a su improbabilidad). Las hipótesis pueden ser más o menos plausibles, no probables” (Bunge, 1980, p. 26).
Es preciso declarar que si bien la postura de Mario Bunge es una alternativa crítica a los métodos falsacionistas y verificasionista, es en la práctica científica y tecnológica donde se verificada las observaciones e hipótesis del hacer científico, sin pretender la construcción de leyes universales, ni mucho menos afirmar una verdad plausible de ser conocida, sino que verificando nuestra hipótesis en la realidad es que nos aproximamos de manera parcial al conocimiento de la realidad. Al debate sobre la importancia de considerar a la realidad y al conocimiento como ejes teóricos claves para el estudio de la sociología se han sumado importantes visiones que son fundamentales para el desarrollo, comprensión y complementación de estos conceptos, pues permiten la discusión sobre líneas de estudio relacionadas más bien con el carácter subjetivo y objetivo de tales proposiciones. Los sociólogos Peter Berger y Thomas Luckmann, han sido los principales críticos sobre la importancia de considerar a la sociología como una ciencia que debe involucrarse con lo que las sociedades construyen a partir del conocimiento, más que de la validez o no validez de este mismo (Berger y Luckman, 2006). En su obra La construcción social de la realidad defienden la importancia de comprender los mundos objetivos y subjetivos a partir de la construcción fenomenológica de los sujetos por medio del lenguaje, sosteniendo la importancia de
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Un ejemplo común que hace el filósofo se refiere al silogismo siguiente: Si tiene luz propia, entonces el astro es una estrella, El astro no es una estrella; Por tanto no tiene luz propia.(Popper, 1998 ) 4 Ver Bunge Mario (1980): “Epistemología”. Siglo veintiuno Editores. México.
17 comprender y estudiar a los individuos a partir de la construcción de su propia realidad como un hecho y como una acción social5. Reconocemos la importancia que ha traído a la sociología del conocimiento y principalmente al constructivismo la propuesta de Berger y Lukmann, sin embargo, desde la amplitud de sus preceptos y enfocándonos en nuestra postura teórica es que enfatizamos en entender el conocimiento como la posibilidad de dar cuenta del grado de acoplamiento a una realidad. Acoplamiento que puede ser entendido como la apropiación de la realidad a través del conocimiento, sin desconocer otras realidades y otras formas de relacionarse o acoplarse con la(s) realidad(es). En este sentido, una constatación de la verdad mayor o menor del conocimiento, es que, al ser utilizado correctamente en la práctica social6, sea más efectivo o menos efectivo para modificar el contexto a que se aplica en el sentido propuesto. Cuestión que ha sido dejada de lado por los autores y que consideramos fundamental retomarla. ¿Cómo podemos afirmar que la realidad no conocida exista, si no la conocemos? Es cierto que no conocemos todos los sectores de la realidad, pero sin conocerla podemos saber que existe. El que digamos que existe una realidad que no conocemos, no implica que conozcamos todas las características específicas de esa realidad. Podemos saber que hay sectores de la realidad que existen aún cuando no los conozcamos, porque cada vez que partimos de esa hipótesis, se confirma en la práctica (en cualquiera de sus diversas formas, y por los distintos métodos de comprobación de hipótesis, ya nombrados anteriormente). La experiencia de siglos de la humanidad la ha verificado a cada paso. Así lo plantean también Berger y Luckamn (2006), pues a pesar de que no lleguemos a un conocimiento completo de una misma o de otra realidad, si tenemos conciencia de la existencia de múltiples realidades de éstas, y así configuramos nuestras condiciones y posibilidades; teniendo en cuenta que la realidad de nuestro conocimiento es siempre parcial7. Del hecho que aspectos de la realidad pueden no ser conocidos en un momento de la historia, inferimos necesariamente la falta de identidad entre realidad y conocimiento. El conocimiento, sin embargo, se refiere a una realidad. ¿Cuál es entonces la relación específica entre la realidad y el conocimiento? El conocimiento esta formado por ideas. Para responder esta pregunta, debemos establecer entonces la relación entre las ideas y la realidad. Nos referiremos muy sumariamente a ello. Para poder comunicarse los seres humanos deben desarrollar ideas. Las ideas y la comunicación; las ideas y el lenguaje están indisolublemente unidos. ¿Significa esto que las ideas se pueden identificar con los objetos, figuras, gestos o sonidos que sirven de símbolos al lenguaje? La clarificación de la naturaleza de las ideas es un tanto más complicada. El lenguaje fija la forma en que se relacionan los símbolos con significado. Pero uno o un conjunto de símbolos significan algo más allá del mismo símbolo y pretende apuntar a una situación u objeto o relación, real o imaginario que es distinta al símbolo y al sujeto que lo emite y recibe. Para interpretar los símbolos se requieren sujetos y lenguaje: pero lo significado va más allá de 5
Conceptos tomados desde la teoría sociología clásica, de Durkheim y Weber, respectivamente. Destacando que los autores no presentan a estas dos proposiciones como antagónicas, si no más bien coexistentes y posibles de analizar en su interrelación. 6 Un conociendo correctamente utilizado es condescendiente con la estructura cultural dominante, como lo platea R. Merton (Véase, Teoría social y estructura social, Santiago: Andrés Bello, 1960). 7 Un ejemplo claro ha sido la transformación que ha tenido el estudio de la historia, pues se considera obsoleto el estudio lineal de ésta, para comenzar a construirla desde un sentido holístico complejo, precisamente por la confabulación de múltiples realidades en un mismo hecho.
18 los símbolos y los sujetos, pues si no fuera así todo la comunicación sería autorreferente, lo que muchas veces no es el caso. El significado de la palabra ‘galaxia’ va más allá del astrónomo que la emite y de su manifestación linguística: apunta o pretende apuntar a un segmento del universo real, que no es lenguaje ni sujeto. Apreciación que difiere de la posición de Berger y Luckmann que se centran de mayor manera en el conocimiento más que en la importancia de las ideas mismas, sin embargo la relevancia que nosotros le damos a las ideas es precisamente por esta unión con el lenguaje que no puede ser obviada. Dentro de esta relación de unión, es el símbolo el significado y significante. Cuando un símbolo adquiere significado para una persona o grupo, lo adquiere por ligarse a un hábito que orienta a la persona o grupo hacia una situación distinta al objeto que sirve como símbolo. Un mismo objeto puede tener diversos significados, de acuerdo a la relación que se establezca entre el objeto, la persona y el hábitat que orienta la persona a la situación; cual sea esta relación depende de la cultura, sociedad y momento histórico a que pertenezca la persona o grupo. En todo caso, “idea”, es un término que designa un proceso, en el cual se relacionan un objeto, una o más personas y una situación a través de hábitos específicos. La idea no puede ubicarse con precisión en ningún punto específico de este proceso, porque expresa las relaciones entre los elementos de este proceso. Lógicamente, el carácter de las ideas dependerá del contexto socio-cultural del individuo o grupo y de la realidad a la cual se aplique la idea. No siempre la idea apunta a la realidad que pretende expresar (hay ideas falsas). Además por la naturaleza misma de las ideas, la forma y contenido de las ideas no depende sólo de la realidad que pretende expresar la idea, sino también del contexto de interacción del sujeto y de factores históricos8. Así por ejemplo, hay ideologías falsas condicionadas por el medio social9. Pero, al mismo tiempo, si las relaciones establecidas por la idea, permiten al ser utilizadas apropiadamente, a través de la conducta o práctica social, una mayor modificación del objeto a que se orienta y en el sentido propuesto, se puede inferir un mayor grado probable de verosimilitud de la idea. Refirámonos ahora al significado de la palabra “teoría”. Hablar de teoría, tal como se ha conocido a lo largo de la historia necesariamente implica situarse dentro del debate de lo que se entiende por ciencia y los principios bajo los cuales un conjunto de proposiciones pueden llegar 8
Edgar Morin plantea que todo conocimiento conlleva el riesgo del error y la ilusión. En este sentido y con respecto al conocimiento intelectual, destaca el hecho de que la mediación del lenguaje y el pensamiento, hacen que todo conocimiento expresado en una idea o teoría, sea una traducción/reconstrucción en la cual al mismo tiempo, está implicada una interpretación (lo que lleva al riesgo del error, al interior de la subjetividad de aquel que construye y ejercita el conocimiento). En este punto es interesante destacar que Morin realiza una crítica al racionalismo moderno, planteando que no es la exclusividad de la razón por sobre y en contraposición a la emoción la que nos acercaría a un conocimiento sin error o ilusión, sino que ambas constituyen un bucle intelecto<->afectividad inherente a todo proceso de conocimiento, del cual ni el conocimiento científico, a pesar de ser un poderoso medio de detección de errores y de lucha en contra de la ilusiones, queda exento puesto que este bucle es constitutivo de todo ser humano (Morin, Egar, 1999). 9
Karl Popper expresa que el marxismo ideológico y el psicoanálisis, son modelos tautológicos en el sentido de comprender los fenómenos a través de una interpretación estática que carece de verosimilitud por no verificar sus observaciones y juicios en la realidad, por lo demás una realidad en constante cambio, atribuyendo en este caso a sistemas de pensamiento como los mencionados anteriormente. Desde Tomas Kuhn, y en referencia a la matriz de pensamiento dominante, es posible atribuir a ciertos sistemas de ideas menos grados de verdad debido a su pérdida de vigencia como modelo explicativo, y su correspondiente disonancia con los paradigmas actuales.
19 a ser considerados como tal, lo cual nos lleva a cuestiones de corte epistemológico, imposibles de no tomar en cuenta al momento definir lo que se entenderá por teoría. En una primera aproximación al entendimiento de “teoría”, encontramos su significado primario. Bajo este significado teoría corresponde a que “lo que hemos dicho sobre ésta puede, pues, aplicarse a aquella” (Ferreter Mora, 1971, p. 777). Como una visión inteligible o una contemplación racional de lo real. Esta definición contrapone a la vida práctica o poética la vida teórica y la existencia teórica. Hoy los términos que se refieren a teoría difieren entre si (Ferreter Mora, 1971). Partiendo de la base de considerar la teoría como una construcción intelectual que aparece como resultado del trabajo filosófico o científico. Partiendo de la base de diferentes posiciones, una de ellas es concebir a la teoría como una descripción de la realidad (descripción de las percepciones o descripción de datos de los sentidos), otra es entenderla como una verdadera explicación de los hechos y por último, como un simbolismo útil y cómodo. Popper (1998) en Los Dos Problemas Fundamentales de la Epistemología, plantea que existen tres posiciones al respecto de la teoría del conocimiento. Una optimista (que se refiere a que es posible llegar a conocer una realidad objetiva), una pesimista (que se refiere a la imposibilidad del ser humano de alcanzar un conocimiento sobre la realidad) y una fundada en el escepticismo. La proposición que más seduce, por ser más precisa y que más se ajusta a nuestros fines, es la que se encuentra fundada en el escepticismo. En otras palabras Popper plantea que si bien no es posible conocer o llegar a generar un conocimiento científico y total con respecto a la realidad, si es posible acercarse a este conocimiento, de manera parcial, haciéndolo de la mejor manera posible, es decir, sin negarse a conocer y sin desconocer las limitaciones de una postura optimista que todo lo puede alcanzar a saber de la realidad. Como una forma de resumir los principios que se han enunciado anteriormente, entenderemos como teoría: “un sistema deductivo en el cual ciertas consecuencias observables se siguen de la conjunción de hechos observados con la serie de hipótesis fundamentales del sistema” (Ferreter Mora, J.: 1971 Pág. 777). Esta definición de teoría corresponde a la que ha planteado R. B. Braithwaite, como una forma de lograr la unificación de los diferentes conceptos y concepciones de lo que se entiende por ciencia. Siguiendo este enfoque, vamos a partir de la definición mertoniana de teoría social: “es un conjunto de proposiciones lógicamente interconectadas que se refiere a las interacciones sociales y a propiedades o resultados de esas interacciones”. En esta definición podemos diferenciar los siguientes aspectos:
1. La teoría está formada por un conjunto de proposiciones. 2. Estas proposiciones deben estar conectadas lógicamente para constituir una teoría, lo cual significa que deben existir reglas sintácticas que nos derivan de una proposición a otras. El procedimiento más ampliamente utilizado en la ciencia para trasformar las proposiciones a través de reglas sintácticas, es el proceso de deducción. La interconexión lógica de las proposiciones de una teoría tiene diversas ventajas, entre las cuales se cuentan la mayor probabilidad que un conjunto de
20 proposiciones sean más verdaderas al reunir evidencias verificatorias de otras proposiciones lógicamente conectadas con ellas; que las proposiciones se presentan en forma ordenada y resumida; que se puede utilizar un número más reducido de conceptos, con lo que se simplifican los problemas de medición, etc. 3. Las proposiciones interconectadas de una teoría, para que ésta última sea tal, debe “referirse” a una realidad. Esta “referencia” a la realidad, de acuerdo a lo que hemos expresado respecto a las ideas, se realiza a través de acciones específicas, acciones que se guían por los hábitos del lenguaje científico. Que la referencia a la realidad se realice a través de acciones específicas, nos está indicando que para comprender adecuadamente una teoría, no nos basta conocer las proposiciones que constituyen la teoría sino además es necesario conocer el contexto real en el cual se realiza la actividad científica y la forma en que ésta se realiza: De los procedimientos utilizados para verificar la hipótesis, por ejemplo, dependerá en parte el significado de estas hipótesis. Hay otros aspectos no considerados en la definición que son necesarios para que pueda denominarse teoría a un conjunto de proposiciones. No cualquier conjunto interconectado de proposiciones es una teoría. Este conjunto de proposiciones debe tener cierto de grado de generalidad y de abstracción. Debe tener generalidad por cuanto debe ser aplicable a un gran número de situaciones distintas. Debe ser abstracta porque la conexión entre las proposiciones y la realidad debe ser medida; es decir, realizarse a través de un conjunto de etapas (símbolos y acciones intermedias que se ligan en último término con las percepciones). El que la teoría sea abstracta es un requisito para que alcance un alto grado de generalidad. Es difícil establecer límites para considerar que un conjunto específico de proporciones interconectadas que poseen cierto grado de abstracción y generalización, que se refieren a una realidad específica, es teoría, ya que todos estos aspectos se dan en grados. Pero aquí debemos hacer ciertas precisiones. El modelo de teoría que hemos considerado está tomado de la física, área en que ha logrado establecerse proposiciones con un muy alto grado de generalidad. En el caso de la sociología, se han establecido, entre otras, dos tipos de limitaciones: 1.
Por una parte, que las proposiciones se apliquen a sectores parciales de la realidad social, las teorías de rango medio según Merton, para posteriormente integrarlas en generalizaciones mayores. 2. Analizar el problema de acuerdo a la teoría de sistemas en que las relaciones son válidas para sistemas específicos, con mayor o menor grado de generalidad. En este sentido nosotros no tenemos una posición excluyente: 1. Reconocemos que hay proposiciones que sólo se aplican a un sector limitado de la realidad social y otras que 2. Sólo son válidas dentro de determinados sistemas y subsistemas sociales, así como hay otras que son 3. Relaciones sistémicas, lo que no significa que nos adscribamos a la epistemología sistémica de Parsons, Maturana o Luhmann. Para considerar otros aspectos relativos a la relación entre la teoría y la realidad veremos la conexión entre la teoría y su aplicación al análisis de una situación específica.
21 En una teoría abstraemos propiedades de los objetos y sus relaciones y las expresamos en proposiciones. La relación que se establece entre las proposiciones es lógica o sintáctica. La conexión y ordenación de las proporciones de la teoría está guiada por consideraciones de simplicidad y parsimonia (grado en que están resumidos los conocimientos que expresa la teoría). Están relacionadas de acuerdo a requisitos que surgen de la actividad teórica. Cuando aplicamos las proporciones al análisis de un proceso concreto (opuesto a abstracto), con sus múltiples propiedades y relaciones: (i) Debemos establecer las conexiones aproximándonos a tener una representación del proceso concreto (relaciones que no tiene por qué guiarse por el principio de simplicidad) (ii) Si algunos aspectos del proceso no han recibido consideraciones teóricas previas, ello no obsta para que sean estudiados al analizar el proceso de manera concreta, ya que de hecho, aún cuando no hayan sido estudiados teóricamente ejercen influencia en el proceso. Además (iii) Es muy probable que al estudiar un proceso concreto sea necesario utilizar conocimientos de diversas teorías (siempre que no sean incompatibles). Las necesidades de un estudio orientado a verificar una teoría, entonces, difieren de las de aquellos estudios orientados interpretar un proceso concreto, aunque una misma investigación podría cumplir ambos objetivos. Llegar a elaborar una teoría de un área de fenómenos significa, como lo hemos visto, llegar a establecer un conjunto de proposiciones que deben reunir ciertos requisitos. El que establezcamos un conjunto de proposiciones, implica llegar a afirmar relaciones entre los términos constituyentes de las proposiciones.
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Precisar el significado de los términos significa determinar cuáles serán los fenómenos o aspectos a los cuales apuntará el concepto. Es importante destacar, que de acuerdo a cómo se definan los términos, es decir, de acuerdo a los aspectos de la realidad expresados por los términos, se podrá llegar o no a establecer relaciones constantes entre los términos. Si los términos no han sido seleccionados adecuadamente, no se podrán expresar las relaciones constantes entre los fenómenos de la realidad utilizando esos términos. De lo dicho anteriormente se desprende que aún cuando el análisis conceptual (la elaboración, reelaboración y exploración de las relaciones lógicas entre los conceptos), no es teoría, es fundamental desde el punto de vista de la teoría. Concebimos la realidad en un cambio permanente y a sus diversos aspectos mutuamente interconectados, de manera que no hay cambios absolutamente independientes del resto. Considerar la secuencia de los cambios y el ordenamiento de las interconexiones de la realidad, es estudiarla como proceso. Los cambios siguen cierta sucesión y las interconexiones entre los fenómenos adquieren una forma definida, los cuales cambios e interconexiones, teniendo una aplicabilidad universal, justifican el que se considere a la realidad, en un sentido absoluto, como un proceso único. Sin embargo, dentro de este proceso único, se pueden distinguir secuencias y ordenaciones particulares que constituyen procesos particulares, los cuales, aún cuando no son enteramente independientes del proceso total, pueden diferenciarse de este último y estudiarse en términos de una independencia relativa. Es conveniente que establezcamos ahora, en términos generales, las relaciones entre la parte y el todo en un proceso particular, ya que se vincula directamente a la noción de sistema que analizaremos.
2. La parte y el todo
Un proceso particular se puede considerar constituido por elementos que cambian en cierta secuencia y están mutuamente interconectados en una forma determinada. Si los elementos que constituyen el proceso son distintos, variarían entonces las interconexiones y cambios entre estos elementos. No podemos afirmar sin embargo, que el proceso depende exclusivamente de los elementos que lo constituyen considerados aisladamente, ya que, por ejemplo, la interconexión entre dos elementos cualesquiera A y B, no dependerá sólo del elemento A, o sólo del elemento B, sino de las relaciones de A y B considerados simultáneamente. La interconexión de A y B, hace surgir una realidad que no estaba en A ni en B considerados aisladamente, pero que depende de A y B. El proceso en el cual participan los elementos, a través de los cambios e interconexiones que lo constituyen, afecta y altera la naturaleza de dichos elementos. Desde este punto de vista, podemos decir que en un proceso la parte determina el todo y el todo determina a la parte. Pero es importante diferenciar partes del proceso para analizar el todo y volver del todo al análisis de las partes. El grado de relativa independencia (esta independencia es siempre relativa, nunca absoluta) de algunos procesos del todo mayor, permite, en casos a determinar empíricamente, concentrase en procesos particulares
24 que pueden ser importantes desde el punto de vista científico y práctico, para luego analizar su vinculación con contextos más amplios. La interconexión de las partes en un todo, no impide analizar procesos particulares independientemente, dejando en suspenso su ulterior integración en el todo o haciendo explícito el carácter parcial del análisis. En este sentido, no consideramos un esfuerzo infructuoso los estudios de aspectos parciales de la realidad, siempre que se consideren con un momento del proceso dialéctico de la ciencia (en este caso social). Debemos hacer referencia a otro aspecto. Hemos dicho que la naturaleza de un proceso particular depende de los cambios e interconexiones específicas que se dan entre sus partes. Los mismos objetos pueden participar a través de sus diversas propiedades, en distintos proceso. No puede identificarse un proceso con los objetos que participan en él, ya que la participación del objeto dependerá de las propiedades que se actualicen en el proceso y de su secuencia e interconexiones. Las unidades pueden superponerse parcialmente (ej.: dos sistemas de interacción con algunos elementos comunes), una estar subsumida en otra (ej.: subsistema de un sistema) o sin superponerse estar interconectadas, y las diversas posibilidades de combinación entre estos en caso de varias unidades. Por otra parte, un proceso particular, concebido como totalidad, puede formar parte de otro proceso o puede interpenetrarse con un proceso diferente, de manera que un mismo objeto esté participando simultáneamente en dos proceso distintos. Una persona cualquiera participa en el proceso orgánico de su metabolismo (proceso biológico) mientras forma parte del proceso que caracteriza el funcionamiento de su grupo de trabajo que a su vez forma parte de una institución, teniendo una ocupación, que se relaciona con otro procesos en la estratificación, y a su vez con otras instituciones ocupacionales o políticas, etc., todo ello en un mismo instante del tiempo. Al analizar las relaciones constitutivas de un proceso debemos, entonces, especificar siempre el contexto o nivel al cual estamos realizando el análisis. Al hacerlo así debemos considerar que siempre hay una cierta influencia de los otros procesos (de más alto, menor o nivel paralelo) en el proceso en estudio.
3. Procesos y estructura.
Veíamos que un proceso particular se puede caracterizar como un conjunto de relaciones que establecen entre los cambios e interconexiones de los objetos. El que los cambios e interconexiones estén relacionados equivale a decir que las variaciones de estos cambios e interconexiones son mutuamente interdependientes.
Debemos diferenciar explícitamente entonces, dos niveles en los procesos:
1) El de los cambios e interconexiones de sus partes. 2) El de relaciones entre esos cambios e interconexiones.
25 Aún cuando se estén produciendo variaciones en un primer nivel, en los cambios e interconexiones de los elementos individuales de un proceso, las relaciones que se establecen entre estas variaciones, en un segundo nivel, (el proceso como totalidad) pueden poseer cierta fijeza. Podemos distinguir regularidades o uniformidades que se repiten en las relaciones que se establecen entre los cambios e interconexiones de los procesos. Las regularidades o uniformidades más permanentes en las relaciones entre los cambios e interconexiones de un proceso constituyen su estructura. La estructura representa uno de los rasgos más estables y permanentes de los procesos, y por ese motivo, su estudio permite determinar la forma en que se organizan las partes constituyentes de los procesos. Más aún, para distinguir un proceso particular de otros procesos debemos describir necesariamente la estructura de ese proceso particular, estructura que fija sus límites respecto a otros procesos y la forma más permanente en que se organizan sus diversos elementos constituyentes. Veamos la relación entre la estructura del proceso y las partes constituyentes del proceso, Recordamos que la relación entre el proceso y sus partes es de tal naturaleza que el proceso determina sus partes y las partes del proceso determinan el todo. Cada uno de los cambios e interconexiones tienen un papel en la determinación del proceso total. El peso en esa determinación, se verá restringido por el lapso de tiempo en que produzca cada uno de los cambios e interconexiones individuales, respecto a la duración del proceso total. Qué se considere estructura depende del período de tiempo y el contexto que se considere, nunca tiene un contenido de permanencia absoluta ni de independencia absoluta del contexto, pero, para propósitos específicos y tomando los debidos resguardos científicos, puede llegar a considerarse como una estructura particular. Resumiendo, si consideramos que la estructura expresa los rasgos más permanentes de las relaciones entre los cambios e interconexiones del proceso, habremos de concluir que, dado que cuando esos rasgos más permanentes son aspectos del todo, tendrán un papel determinante sobre las partes del proceso. No podemos, por tanto, en algunos casos sólo de manera muy restringida, llegar a explicar la estructura de un proceso por los cambios e interconexiones individuales que la hacen posible. Podemos diferenciar los rasgos más permanentes y estables de un proceso, su estructura, de esta manera y al hacerlo, dejamos fuera los aspectos más variables de las relaciones que se establecen entre los cambios e interconexiones del proceso. Estos aspectos más variables e irregulares del proceso también son parte del proceso. El llegar a determinar la estructura de un proceso, implica necesariamente fijar también estos aspectos para poder determinarla, ya que la determinación de los aspectos más estables del proceso se realiza excluyendo sus aspectos más variables y permite, por tanto, separar estos últimos aspectos. Ambos aspectos, siendo distintivos y excluyéndose mutuamente en un sentido se suponen mutuamente en su determinación. Determinar uno supone determinar el otro y viceversa.
26 Nos hemos referido a las relaciones entre la estructura de un proceso y los cambios e interconexiones que constituyen el proceso. Examinemos a la luz de estas relaciones el estudio del cambio de estructura de un proceso. Decíamos que la estructura tiene un peso mayor en la determinación del proceso que cada una de sus partes constituyentes. En este sentido si queremos estudiar el cambio de la estructura no podemos referirlo exclusivamente al cambio de sus partes, ya que, estas partes consideradas aisladamente, determinan en medida insuficiente el proceso total. Las fuentes del cambio debemos basarlas primordialmente en la misma estructura, en aquellos rasgos de la estructura que están haciendo que esta última deje de ser lo que es y se transforme. Hay ciertos rasgos o aspectos de la estructura que le dan su carácter peculiar, que hacen que la estructura sea esa tal estructura particular; pero también, en la misma estructura hay rasgos o aspectos que tienden a que la estructura no sea lo que es, que están tendiendo a su transformación. De la importancia relativa de los aspectos que tienden a la mantención de la estructura y aquellos que tienden a su transformación, aspectos que son rasgos característicos de la misma estructura concebida como totalidad, dependerán los mayores cambios o estabilidad de la estructura. Esto significa que el cambio no hay que buscarlo sólo en algún aspecto particular del proceso o cualquier influencia extraña, para llegar a transformarlo esencialmente debe modificar el proceso como totalidad, y, dado el peso de la estructura en la determinación del proceso, debe actuar a través de la transformación de la estructura.
4. Límites de las unidades: niveles cualitativos y entorno
Hasta el momento nos hemos referido a los sistemas de interacciones de manera “anónima”, es decir, independientemente de los sujetos en interacción que los actualizan. Es claro que un individuo participa simultáneamente en diversos sistemas de interacción, por lo que estos últimos no pueden identificarse con la suma de los individuos que participan en ellos. Los sistemas de interacción los delimitamos a través de la abstracción, lo que percibimos son individuos en interacción. El vínculo entre individuo y sistema está dado por la posición que ocupa el individuo en el sistema. La gravitación de distintas posiciones en los sistemas no es igual entre ellas, tanto en grado como en tipo. Los intereses que de allí surgen y las posibilidades de realizarlos también varían según las posiciones. Los intereses que surgen de distintas posiciones pueden coincidir o diferir, ser complementarios o antagónicos en distintas dimensiones (pueden ser complementarios en una dimensión y simultáneamente antagónicos en otra), por lo que, al unir biografía y sistema y posibilitar acciones conjuntas de mantención o transformación de los sistemas, es importante considerar posiciones y conjuntos de posiciones en diversas relaciones de complementariedad y antagonismo, lo que le quita a los sistemas el carácter de entelequias puramente abstractas sin relación con los individuos.
Desde este punto de vista, podemos considerar a nivel de unidades: 1. 2. 3. 4. 5. 6.
Actos Secuencias de actos Interacciones Secuencias de interacciones Sistemas de interacciones Posiciones
27 7. Conjuntos de posiciones en diversas relaciones de solidaridad y antagonismo. Los intereses de las posiciones y conjuntos de posiciones, en la medida que reorganizan el sistema, lo hacen a través de acciones e interacciones, surgen y reaccionan en el sistema que las cobija. ¿Cómo dar lineamientos generales de las relaciones de las unidades complejas con el entorno? Expongamos brevemente la posición de Luhmann (1998), para, diferenciándonos de ese enfoque, plantear el nuestro. Luhmann concibe a los sistemas sociales como constituidos por comunicaciones con sentido, autorreferentes y autopoiéticos. La primera diferencia entre nuestro enfoque con el de Luhmann es que nosotros no identificamos sistema con comunicaciones, menos con las comunicaciones mentadas por el sistema, ya que pensamos que los actores participantes en el sistema pueden emitir comunicaciones que no correspondan a las que fijan las características más relevantes del sistema (hay ideas y comunicaciones falsas, consciente o inconscientemente, además que nosotros consideramos que lo simbólico da cuenta sólo de una dimensión del sistema entre otras). La forma como el sistema se ve a sí mismo frecuentemente no coincide con una descripción científica de tal sistema, que según nuestro punto de vista debe considerar los niveles social y material, además del simbólico, y la diferenciación de las posiciones, entre otros aspectos. Los límites del sistema están dados para Luhmann a través del significado de las comunicaciones y la autopoiésis, en que el sistema reproduce su organización en su relación con el medio. Nosotros pensamos que la organización del sistema puede modificarse cualitativamente y nos interesa seguir la evolución del sistema en su transformación. No concebimos formas de organización “fijas” como en el organismo biológico. Nosotros pensamos que la relación con el medio, en un sentido puede consistir en la mantención de la forma de organización, pero también en su transformación en formas de organización distintas, precisamente por su relación con el medio. También la relación con el medio puede estar dada porque posiciones al interior del sistema compartan características y eventualmente puedan hacer alianzas u oponerse a otros conjuntos de posiciones fuera del sistema y combinaciones de estas relaciones.
Desde nuestro punto de vista la relación de un sistema de interacción con el entorno puede darse, al menos, en los siguientes aspectos: 1. El sistema como totalidad se relaciona con el medio manteniendo su organización. 2. El sistema como totalidad en su relación con el medio modifica su organización interna de manera gradual o brusca, o eventualmente puede subdividirse, fusionarse con otros o disolverse. 3. Una parte del sistema se interconecta de manera más fuerte con el medio, teniendo consecuencias para la totalidad del sistema sólo a más largo plazo. 4. Conjuntos de posiciones al interior del sistema comparten o se oponen a intereses de otros conjuntos de posiciones fuera del sistema. 5. El sistema comparte características y se relaciona de manera similar con un conjunto de otros sistemas en el contexto global.
28 Como vemos, según nuestra concepción, el sistema no sólo se relaciona con el entorno como unidad, sino también de manera parcial a través de sus componentes.
Referencias Bibliográficas.
Berger, P. y T. Luckmann. (2006). “La construcción social de la realidad”. Ediciones Amorrortu, Buenos Aires.
Bunge, M. (1980) “Epistemología”. Siglo veintiuno Editores. México.
Ferrater Mora, J. (1971) “Diccionario de Filosofía”. Ediciones sudamericanas, Buenos Aires.
Kuhn, T. (2000) “La estructura de las revoluciones científicas”. Fondo de Cultura Económica. México.
Luhmann, N. (1998) “Sistemas Sociales”. Anthropos, Barcelona.
Popper, K. (1998). “Los dos problemas fundamentales de la epistemología”. Tecnos,
29 CAPITULO II NIVELES DE LA CONDUCTA HUMANA.
La conducta humana desde las sociedades más primitivas hasta las sociedades post – industriales está conformada, según nuestro parecer, por tres niveles que se presentan como aspectos o dimensiones de la conducta humana y que a su vez se dan simultáneamente en todo comportamiento. Cada uno de estos niveles es esencial a la conducta humana. Al diferenciarlos se considera a los procesos en que participan los seres humanos desde un punto de vista particular y que hace abstracción de un gran conjunto de normas estructurales de la conducta humana, abstracción que sólo la exponemos como esa etapa previa al desarrollo subsiguiente del presente trabajo.
1. Primer Nivel: Relación Ser Humano - medio
El ser humano; tomado aisladamente o en números diversos, establece relaciones con una realidad externa a él o medio externo. El ser humano está constituido por elementos naturales que son parte de la realidad externa, pero éste establece una diferenciación entre él y estos elementos. Esta diferenciación esta fundamentada principalmente por la capacidad del ser humano de relacionarse con este medio natural de un modo instrumental, en primer orden, sin caer en el olvido de la complejidad sociocultural donde se inserta este tipo de relaciones. En este sentido y de forma general puede decirse que existe una contradicción entre ser humano y naturaleza ya que el humano, está formando por elementos “naturales”, pero se diferencia del resto de la naturaleza constituyendo una entidad peculiar.10
La relación entre el ser humano y la naturaleza se expresa en el concepto “necesidad”. La necesidad se puede interpretar como una relación de oposición o contradicción entre dichos elementos (ser humano y naturaleza), tratando de exhibir de esta forma, que la actividad humana esta implicada principalmente a un estado de carencia permanente. De esta manera, la solución de esa relación de contradicción lleva al ser humano a relacionarse con el medio a través de su actividad encaminada a satisfacer un estado de necesidad11. En este sentido, se integra elementos del medio a su organismo. A través de la satisfacción sostenida de sus necesidades el ser humano establece relaciones con el medio, no agotando sin embargo los modos en que el ser humano podría relacionarse con la naturaleza o medio externo. Las diversas interconexiones particulares que constituyen dichas relaciones, se relacionan mutuamente entre sí y se producen 10
Si bien el primer supuesto de la relación ser humano-medio, es presentada como una contradicción, para una comprensión general ésta sigue siendo una relación, y por eso la seguiremos llamando como tal. 11 Este punto podría ser relacionado con la ideología Alemana de Marx y Engels, donde marcan la relación que establece el ser humano (específicamente el ser proletario) con la naturaleza y el resto de los ser humanos para la satisfacción de las necesidades.
30 según formas relativamente perdurables, que expresan su estructura. Las estructuras y el conjunto de interconexiones particulares, constituyen las relaciones ser humano- medio.
2. Segundo nivel: Relación Ser Humano – Ser Humano
El ser humano, establece relaciones con otros seres humanos. Cada ser humano individual es un ser particular y, simultáneamente, comparte características esenciales con los otros seres humanos y en este sentido es universal. La expresión de la relación entre la naturaleza particular y universal del ser humano es su naturaleza social, lo cual significa la tendencia a establecer relaciones con otros seres de la misma especie, es decir, la tendencia a unir lo particular de cada ser con lo universal (síntesis del conjunto de ellos). Esta relación, en el ser humano se resuelve a través de las interconexiones que se establecen entre los seres humanos, las que se concretizan, en una dimensión que no agota la relación, a través de la comunicación, generando espacios de influencia o interacciones, pudiendo o no condicionar las acciones sociales. Es así como podemos observar que la sociabilidad del ser humano, no es cualquier sociabilidad, implica en un sentido que no agota la relación comunicación que involucra que las situaciones, objetos o relaciones, reales o hipotéticas, que imagina un sujeto, puedan ser transmitidas a otro sujeto, lo que sólo puede hacerse a través de símbolos que significan dichas situaciones, objetos o relaciones y una arquitectura biológica determinada. (Chomsky, 1985). Estas interconexiones hacen que cada ser humano sea consustancial con lo que hay en otros seres humanos, adquiriendo así universalidad, la cual no se reduce a las distintas formas de comunicación o a los modos en que esta se pueda manifestar en la relación ser humano-ser humano, sino más bien como una dimensión típicamente humana pero que no agota la dimensión social. En este sentido, el lenguaje como rasgo característico y universal de la especie humana, más allá de las particularidades socioculturales que cada lengua tiene, expresa en gran medida el proceso de construcción continuo de la identidad y su reflejo: alteridad. No podemos pensar a la especie humana sin lenguaje, sino que a partir de él. Pero, aunque la existencia del lenguaje es definitoria de los seres humanos, que los diferencia del resto de las especies del mundo animal, las relaciones entre los seres humanos no se agotan en el lenguaje, aunque están mediadas por este. Existen relaciones sociales de intercambio de objetos materiales que, aunque en este intercambio se utiliza el lenguaje, depende también de las características físicas, actuales y potenciales, de dichos objetos, hayan sido conceptualizadas o no simbólicamente. También existen expresiones de afecto extralingüísticas en las interacciones sociales.
Tales interacciones entre los seres humanos, cada una de ellas ubicadas en un momento del espacio y del tiempo, es decir, en un contexto sociocultural particular, se interconectan en procesos que tienen una determinada forma perdurable, así, los rasgos más permanentes y esenciales de dicho proceso, constituyen en su regularidad, la manifestación externa de la estructura del proceso. Las interconexiones sociales estructuradas entre los seres humanos constituyen las relaciones sociales. La simultaneidad entre la particularidad y universalidad del ser humano converge en su constitución esencialmente social. La esencia social de un hombre
31 es que sea “uno” y simultáneamente sea “otros”, ya que lo que él es depende de lo que ha internalizado de los otros12. Ello lo logra estableciendo relaciones sociales
3. Tercer Nivel: Relación Medio – Ser Humano – medio - Ser Humano - medio.
Los seres humanos se valen de símbolos para comunicarse. El proceso en que participan los símbolos se caracteriza porque el símbolo actúa como mediatizador entre una situación, un ser humano, otro o el mismo ser humano y otra o la misma situación. El símbolo implica que el ser humano que lo recibe (que puede ser el mismo que lo emite en el caso del pensamiento), se le plantea una situación como posibilidad, situación que para haber sido expresada en símbolos como posibilidad, ha debido surgir de una realidad (que puede expresarse modificada, distorsionada), símbolo que al tener el carácter de posibilidad en quién lo recibe, pretende conectar a ese ser humano con una realidad (que puede no existir). El símbolo, la situación que dio origen al símbolo y la situación a la que el símbolo conduce (y que es planteada como posibilidad a quien recibe el símbolo) son partes del medio externo, que se interconectan con los seres humanos de la manera que hemos explicado.13
Expresándolo en un diagrama:
La cadena de interconexiones Medio- ser humano-medio-ser humano-medio, se conjuga bajo el proceso de comunicación. Esto ocurre principalmente por la capacidad que este posee de resolver en mayor grado la contradicción entre el ser humano como realidad (lo que es y hace el ser humano), y el ser humano como posibilidad (lo que puede ser y hacer el ser humano).
12
Esta relación ha sido estudiada principalmente para el perfeccionamiento de las técnicas cualitativas de recopilación de información basadas en la conversación, pues según el experto Luís Enrique Alonso, considera la expresión del sujeto hablante como un “yo social”: “el individuo se experimenta a si mismo como tal, no directamente, sino indirectamente en función del otro generalizado”. (Alonso, 1998) Se hará una referencia más detallada al término “internalización” más adelante. 13 Intervención en torno a la teoría representativa del lenguaje y su visión conductista, exhibir otras posturas posibles.
32 El sujeto como realidad, situado en un tiempo y en un espacio, se relaciona con otros sujetos a través del proceso de comunicación, aunque, como hemos expresado, mediatiza pero no agota las relaciones sociales. Las interconexiones o formas de interacción social que constituyen el proceso de comunicación, pueden ser estructuradas, en cuyo caso utilizan un lenguaje que expresa un conjunto de ideas a través de dicho proceso de comunicación.de signos14. Existen diversas posturas analíticas en lo que respecta a la constitución del lenguaje, las que podrían resumirse en el siguiente cuestionamiento epistemológico: ¿el lenguaje crea nuestra imagen de la realidad, o la realidad es la que se refleja en un mapa llamado lenguaje?15 La respuesta es doble: por una parte el lenguaje a través del proceso de comunicación refleja una realidad objetiva y plantes una realidad posible, aunque con mayor o menor distorsión y por otra parte, al dotarla de significado y orientar y mediar la conducta humana, modifica la realidad objetiva. No obstante ni las dos respuestas exhiben las dimensiones subjetivas e intersubjetivas del lenguaje y sus implicancias en la realidad. Más allá de la relación que exista entre lenguaje y realidad, podemos afirmar que el lenguaje es clave para comprender la conducta humana, puesto que posibilita fenómenos tales como la reflexividad y la conciencia. En este sentido, la reflexividad designa la equivalencia entre la comprensión y la expresión de dicha comprensión. Gracias al lenguaje es que surge el observador y la conciencia de sí (el yo), desde él comenzamos a operar e interactuar en un dominio semántico, es decir un dominio de significaciones (Benveniste, 1969; Maturana, 2006). Si bien existen distintas perspectivas de las funciones del lenguaje, Humberto Maturana, quien plantea que; “lo fundamental en el caso humano, es que el observador ve que las descripciones pueden ser hechas tratando a otras descripciones como si fueran objetos o elementos del dominio de interacciones. Es decir, el dominio lingüístico mismo pasa a ser parte del medio de interacciones posibles. Sólo cuando se produce esta reflexión lingüística hay lenguaje” (Maturana, 2006, p. 139). Más allá de la reflexividad que pueda asumir el lenguaje, una de las discusiones aún en pie, es la que se establece en torno a su función. Por un lado ciertas perspectivas asumen que la realidad está antes que el lenguaje, y lo que haría este último es describirla. “Por lo tanto, primero viene la realidad, después el lenguaje (Echeverría, 1994). Esta interpretación hunde sus orígenes en los antiguos griegos, los cuales otorgan al lenguaje el papel de dar cuenta de lo que existe. Desde la mitad del siglo XX se comienza a cuestionar tal posición. Cuando hablamos no solo describimos la realidad, sino que actuamos; el lenguaje es acción (Echeverría, 1994). Es así como J.L. Austin señala que el lenguaje posee una cualidad activa, ejecutante. Por lo tanto, los seres humanos actuamos y uno de esos dominios es el lenguaje. Así, el lenguaje se presenta como la característica distintiva de los seres humanos; como su posibilidad. El lenguaje es clave para comprende la constitución histórica de las sociedades
14
La Semiología desarrollada por Ferdinand de Saussure, concibe al signo en sus dos variantes: significante y significado. El significante es lo sensible del signo. El significado es lo inteligible, lo traducible. Esto conforma el doble carácter de todo signo 15 Desde la perspectiva de Mijail Bajtin: Las palabras son signos (Entendiendo el signo como un producto social) solo si son el reflejo de algo distinto de si mismo encontrados en una realidad objetiva. Para la teoría del reflejo es esencial el reconocimiento de la existencia de una realidad objetiva, independiente del entendimiento cognoscitivo. Resaltando a la vez la idea que no existe una única realidad objetiva. (Silvestri y Blanck, 1993).
33 humanas, puesto que sirve de vínculo entre la conducta pasada y la conducta futura, permitiendo organizarla a mucho mayor largo plazo (capacidad que aumenta con el lenguaje escrito).
4. Relación entre los tres niveles
Los tres niveles que hemos descrito nunca se dan independientes unos de otros. Las relaciones ser humano medio, supone las relaciones sociales y viceversa, ya que el ser humano para satisfacer necesidades, en toda sociedad establece relaciones sociales, las cuales para existir dependen de las relaciones ser humano – medio, hayan alcanzado cierto grado de complejidad, que hagan posibles relaciones sociales también complejas entre los seres humanos. Por otra parte, relaciones sociales de cierta complejidad (segundo nivel), suponen un sistema de ideas que se expresa en un lenguaje (tercer nivel), sistema de ideas y lenguaje (tercer nivel) que necesariamente requiere de relaciones sociales (segundo nivel) para existir. La relación entre el segundo y el tercer nivel no se dan en la misma forma en los dos sentidos. No todos los aspectos de las relaciones sociales reciben expresión simbólica y una gran cantidad de aspectos reciben una expresión simbólica distorsionada. En cambio, siempre que hay comunicación debe darse el segundo nivel. Cada uno de los niveles más complejos (segundo y tercero), hacen que los niveles inferiores (segundo y primero) se eleven a un plano superior. La existencia del lenguaje amplía enormemente las relaciones sociales, pero al mismo tiempo crea la posibilidad de introducir elementos ilusorios que impiden las relaciones plenas. A su vez, las relaciones sociales, al permitir la cooperación en la producción, aumenta el nivel de satisfacción de las necesidades, pero al mismo tiempo, crean marcadas desigualdades en la satisfacción de dichas necesidades.16
Debe mencionarse el marcado grado de generalidad y abstracción en la definición de los distintos niveles, generalidad y abstracción que caracterizarán la mayor parte de esta exposición. Nos acercaremos gradualmente a un mayor grado de concreción. Como ejemplo de lo dicho, respecto a la generalidad y abstracción de estos conceptos, las relaciones sociales se ven moldeadas por las relaciones ser humano- medio de una manera bastante compleja, y se combinan de forma que no es posible separar fenómenos de conducta concreta en que se den sólo uno de estos niveles. Tampoco puede suponerse que el primer nivel determine al segundo y este último al tercer, en todas las circunstancias y de manera simple. La dinámica social no es tan sencilla. La distinción entre los tres niveles es puramente analítica y no supone que en una sociedad particular los fenómenos que pertenecen a un nivel constituyen un sistema diferenciado claramente en otros sistemas que incluya fenómenos de un nivel distinto- En el grado que pueda hablarse de sistemas concretos estos contendrían fenómenos de los tres niveles.
16
En un nivel macro sociológico podemos ver como ejemplo lo que Manuel Castells llama “La era de la información”, pues este nuevo modelo de comunicación e información trae consigo la necesidad de adaptarse a nuevos códigos del lenguaje, acelerando la desigualdad entre el ser humano informado y el desinformado como condición para la adaptación social.
34
Los Relación entre los 3 niveles: Ser Humano-Medio: Ser Humano-Ser Humano; Medio-Ser Humano-Medio-Ser Humano-Medio.
Medio
Interacción
Ser Humano como posibilidad
Comunicación
Otro social
Necesidad
Lenguaje
Yo social
Ser Humano
35 Con el fin de tratar más adecuadamente los conceptos sistema de interacción y sistema social, y como un requisito para ello, examinaremos con mayor detalle los conceptos “necesidad” (que se relaciona con el nivel ser humano – medio), “conducta no manifiesta” (que tiene que ver con el aspecto simbólico de la conducta, relación Medio – ser humano- medio- ser humano- medio) y “conducta social” (que tiene que ver con el nivel ser humano – ser humano).
5. Necesidad
17
Expondremos una serie de conceptos en términos de la teoría conductista que se dan en todo el reino animal, que luego reformularemos para tener una conceptualización a escala humana. En primer término explicaremos el concepto “necesidades primarias”. Existe una necesidad primaria en un organismo individual cuando falta cualquiera de las condiciones que son necesarias para la supervivencia del organismo del individuo o la especie, o cuando estas condiciones se desvían apreciablemente del óptimo. En una gran proporción de tales situaciones la necesidad se reducirá o será eliminada sólo a través de una secuencia particular de movimientos sobre el ambiente, acción realizada por el organismo. Por ejemplo, el ambiente proveerá un medio (ej: alimentos) que llevará a la abolición de un estado de necesidad (tal como hambre) sólo cuando la secuencia de movimientos que corresponda de manera bastante exacta al estado momentáneo, esté estrictamente sincronizada con las varias fases de las reacciones ambientales. Sintetizando: cuando surge una condición para la cual un prerrequisito para que sobreviva el individuo o la especie, es la realización de una acción del organismo, existe un estado de necesidad primaria. Por preceder o acompañar la acción de un organismo, se dice a menudo que la necesidad presente o potencial motiva18 o impulsa la actividad asociada. Por estas características motivacionales se considera que estas necesidades producen impulsos primarios. El concepto general de “impulso19” no es directamente observable, sino que debe inferirse a partir de la conducta del organismo frente a determinadas situaciones. La determinación del impulso de hambre, por ejemplo, puede realizarse sobre la base de acontecimientos correlacionados con él, que son directamente observables en su mayoría. Específicamente, la cantidad de comida que se necesitaba, claramente aumenta con el número de horas desde la última ingestión de comida; aquí la magnitud del impulso de hambre es función de condiciones observables,20 es decir, de la necesidad medida por el número de horas de privación de comida. 17
Respecto al concepto de “necesidad” y “condicionamiento” me he basado principalmente en Clark L. Hull: Principles of Behavior, Newe York: Apleton –century –Corft, Inc., 1943, Caps. V, VI y VII. Respecto al concepto “necesidad disposición” y “gratificación privación” en Parsons y Shils: Towards a General Theory of Action. New York: Harper & Row, 1965. 18 El concepto motivación se refiere a los impulsos o vivencias de todo tipo que llevan a la acción del organismo (animal o humano). 19 Es preciso no confundir los conceptos de “impulso” y de “instinto”. El primero implica una cierta reflexividad del sujeto y no posee un carácter específico. En cambio el segundo, implica una respuesta específica. 20 Es preciso aclarar que no estamos omitiendo ni tampoco desconociendo desde la propia experiencia individual los procesos mentales, tales como el pensamiento y la conciencia, fenómenos no observables
36 Por otra parte, la cantidad de movimientos que desplegará el organismo para conseguir comida varía en gran medida con el impulso de hambre y es una función de acontecimientos observables que son sus consecuencias. Además es necesario considerar los aspectos socioculturales que conforman tales acontecimientos. En este caso, si bien podemos observar que el impulso de hambre es una determinación unívoca, más no sus complejas y diversas formas de resolución. La determinación exacta de la relación de la magnitud del impulso con las condiciones antecedentes y consecuentes presenta serias dificultades prácticas. Esto explica tal vez la paradoja que a pesar del uso casi universal de los conceptos necesidad e impulso, esta relación característica no se ha determinado aun con precisión para ninguna necesidad. Sin embargo, respecto al ser humano se ha realizado un trabajo preliminar para determinarla. Las necesidades primarias están presentes en la mayor parte de la conducta. Incluyen la necesidad de alimentos de varios tipos (hambre), la necesidad de agua (sed), la necesidad de aire, la necesidad de evitar heridas en la piel (dolor), la necesidad de mantener una temperatura óptima, la necesidad de descanso (después de ejercicios prolongados), la necesidad de sueño (después de vigilia prolongada) y la necesidad de actividad (después de inacción prolongada). Los impulsos que tienen que ver con la mantención de las especies conducen al intercambio sexual y la necesidad representada por el cuidado de los recién nacidos. Naturalmente, el rango de tendencias innatas a la acción variará para las diversas necesidades, única forma de que la conducta sea adaptativa. Cuando la mayor parte de cierto tipo de movimientos del organismo son adaptativos, la tendencia de conducta puede ser relativamente simple y constante. Por ejemplo, la necesidad aguda de oxígeno normalmente puede ser satisfecha por inspiración; la necesidad representada por la presión en la vejiga normalmente termina con el hecho de orinar. No es accidental que estas reacciones relativamente estereotipadas e invariables son aptas para aquellas porciones del ambiente externo que son altamente constantes y, especialmente, las condiciones internas del organismo que son característicamente constante y predecibles. En el caso de la herida mecánica de la piel, el alejamiento de la parte herida del punto donde comenzó la herida es la forma característica de conducta refleja, y la probabilidad de la efectividad de tal acción es obvia. Temperaturas ambientales considerablemente bajo el óptimo para el organismo tienden a provocar temblores y una postura del organismo que presente la menor superficie expuesta a la pérdida de calor. La temperatura sobre el óptimo tiende a producir una inactividad general, una postura que conduzca a una superficie máxima de irradiación de calor. Tres de los impulsos primarios más complejos son la sed, el hambre y el impulso sexual, porque conducen a formas de conducta bastante complejas, que se caracterizan por largas secuencias de movimientos ejecutados por el organismo. Cuando existe una necesidad no satisfecha se dice que el organismo está en un estado de privación. El estado de privación termina cuando las acciones ejecutadas por el organismo reducen la privación o dicho de otro modo, reducen la magnitud del impulso. Aquellos objetos, aspectos de la situación o actos del organismo que acompañan repetidamente la reducción del impulso, adquieren un contenido afectivo para el organismo. Surgirá una tendencia en el
directamente. Lo que hacemos es solo demarcar el dominio de nuestra propuesta a través de los fenómenos observables.
37 organismo a ejecutar los actos que tienden a reducir el impulso frente al objeto que lo satisface o a la situación en que se ha producido la reducción del estado de privación. Los objetos o la conducta de otros seres humanos pueden poseer contenido afectivo por sus propiedades intrínsecas que le dan la capacidad de satisfacer necedades primarias, reforzar dicho contenido afectivo a través de la canalización o adquirirlo mediante el condicionamiento. En la canalización, un objeto o tipo de objetos que han reducido el estado de privación repetidas veces en el pasado hacen más probable que el sujeto en estado de privación los elija para satisfacer parcial o totalmente la necesidad. Puede ocurrir que otros objetos, al alcance del sujeto, potencialmente sean más efectivos para reducir el estado de privación, no obstante lo cual se elegirán aquellos que en pasado han reducido más o con mayor frecuencia el estado de privación, en la mayoría de los casos. En este caso decimos que el objeto está ligado afectivamente al sujeto o bien que el objeto ejerce una atracción catéctica sobre el sujeto. A la propiedad del objeto consistente en que el sujeto lo elija para reducir el estado de privación, la llamamos propiedad catéctica. Al proceso mismo de reducción del estado de privación por el objeto, se llama catexis21. La canalización es uno de los mecanismos que hace surgir relaciones catécticas entre sujeto y objeto. Al conjunto de los impulsos que guían al organismo a la reducción de estados de privación los denomina afectividad. Otro mecanismo mediante el cual se produce la afectividad y la catexis es el condicionamiento. Lo que diferencia a la canalización del condicionamiento es que en este último, la conexión que se establece entre objeto y reducción del estado de privación puede ser mucho más remota. Objetos que intrínsecamente no poseen propiedades que permiten reducir directamente el estado de privación del sujeto, adquieren un contenido catéctico por hallarse en el campo de percepción del sujeto en el momento en que se realiza la reducción del estado de privación.22 . Debe entenderse que la presencia de objetos en la situación incluye no sólo la percepción de objetos presentes físicamente sino que incluyen aquellos que están en el campo mental del sujeto, también entonces objetos imaginados que pueden ser inexistentes físicamente En consecuencia, tanto en la canalización como en el condicionamiento, operan principios similares, en el sentido que la coincidencia entre la reducción de estado de privación y la presencia de un objeto en el campo de percepción del sujeto le da un contenido catéctico al objeto. En la canalización el objeto debe, de acuerdo a sus propiedades intrínsecas, reducir potencialmente el estado de privación. El condicionamiento no exige ese requisito. De más está decir que un objeto cuyas propiedades intrínsecas le capacitan para reducir potencialmente el estado de privación del sujeto, es más probable que se encuentra en el campo de percepción del sujeto en el momento de la reducción de la privación, respecto a objetos que no poseen esas propiedades, y que, por lo tanto, en general tendrá una mayor atracción catéctica. Por otra parte, aquellos objetos que cada vez están presentes en el campo de percepción del sujeto, aún cuando estén dadas todas las otras condiciones para la reducción del estado de privación, ésta no se produzca, adquieren un significado catéctico negativo. Por tanto, en la 21
Estos términos son aplicables también al proceso de condicionamiento. Las teorías críticas al consumo de las sociedades actuales dan cuenta de cómo el mercado es formador de nuevas necesidades que para presentarlas como cotidianas hacen uso de su presencia como indispensables para la relación con el medio, provocando en el individuo un constante proceso de condicionamiento, más que de canalización. 22
38 reducción del estado de privación, puede influir no solo la presencia de un objeto, sino la no presencia del objeto. El evitar un objeto, o la no presencia de un objeto en el campo de percepción, puede llegar a asociarse con la reducción del estado de privación. En este caso puede hablarse de catexis negativa. La presencia del objeto puede inhibir la conducta del sujeto, o provocar una conducta que tienda a evitarlo. La catexis depende no sólo del objeto considerado, sino también de la conducta del organismo o sujeto. Consideramos un organismo en estado de privación enfrentado a una situación23 en la cual hay determinados objetos que poseen propiedades intrínsecas que los hacen potencialmente capaces de reducir el estado de privación. Si, como lo hemos señalado, el organismo coordina sus movimientos de manera determinada frente a dicha situación, logrará satisfacer la necesidad. En ese proceso, no solo adquirirán significado catético los objetos percibidos por el organismo que forman parte de la situación, sino también la forma de conducta que este sigue y que lo lleva a reducir el estado de privación. Si frente a determinado tipo de situaciones, una cierta forma de conducta lleva repetidamente al organismo a reducir uno o más estados de privación, esta forma de conducta adquirirá cierta fijeza, se estructurará y pasará a ser un “hábito”. Hay determinados factores que facilitan o dificultan la formación de hábitos y otros que inhiben su expresión de los cuales hemos señalado sólo algunos24. Contextualicemos ahora estos conceptos para dar cuenta del concepto necesidad a escala humana. Es conocida la afirmación del interaccionismo simbólico en el sentido que el yo, típicamente humano, surge de la interiorización del otro generalizado en el proceso de socialización a partir de pautas de comportamiento situacionales. El individuo comienza a verse a si mismo como persona internalizando, sobre todo en las primeras etapas del proceso de socialización, la forma como los otros lo ven a él. Una vez que la personalidad está consolidada, el individuo tiene mayor autonomía pudiendo orientar muchos aspectos de su conducta incluso contra el medio social, pero ello no obsta para que la interiorización del medio social sea fundamental en la formación de su personalidad hasta que ella está consolidada, lo que no significa que este proceso se interrumpa totalmente. 23
Se llamará situación al conjunto interrelacionado de objetos físicos y mentales (incluyendo los culturales) y de seres humanos que se encuentran en el campo perceptivo del sujeto y que pueden modificar o ser modificados por la conducta inmediata de dicho sujeto. La situación no está constituida por percepciones pero incluye objetos del campo mental del sujeto. Cuáles sean los objetos que forman parte de la situación física depende, no obstante, de las posibles percepciones del sujeto. La definición anotada de situación implica que esta última tiene una ubicación en el tiempo y en el espacio que se da entre límites muy precisos. Ello se logra a través de dos restricciones ; (a) que se encuentra en el campo perceptivo del sujeto (esto no significara que el sujeto la perciba, sino que pueda percibirla sin desplazarse en el espacio y en el momento de tiempo considerado); esta cualificación fija los límites espaciales de la situación; (b) que pueda modificar o ser modificada por la conducta inmediata del sujeto, lo que pone un límite temporal a la situación, descartando como componentes de la situación los elementos que sólo pueden influir a muy largo plazo (estos últimos elementos no quedan excluidos, en cuanto a estudiar sus repercusiones en la conducta, pues en algún momento su influencia puede traducirse en influencia inmediata sobre la conducta). Las consideraciones anotadas implican que la situación puede variar para el sujeto en momentos distintos del tiempo, y, además, que la situación de dos sujetos en un mismo momento del tiempo nunca será idéntica, pues no ocupan una misma posición en el espacio físico y mental. Lo cual implica que los aspectos de la realidad que puedan percibir sean también distintos. Ello no excluye el que las situaciones de dos o más sujetos tengan aspectos comunes o se superpongan parcialmente. 24 Respecto al proceso de formación de los hábitos ver Hull, op.cit., y del mismo autor: Essentiales of Beahvior, New Haven: Yale University Press, 1951. El autor se refiere a procesos bastantes simples extraídos de la experimentación con animales, pero que sí embargo pueden constituir la base para teorías más elaboradas.
39 En este sentido no compartimos la afirmación freudiana que la sociedad, expresada en la personalidad en la interiorización en el superyó, se opone a las deseos “naturales” del ser humanos, es decir, las necesidades que hemos expuesto referentes a la teoría conductista, expresadas en el “ello”. El “ello” en su forma pura, animal, en el ser humano no existe, porque siempre es reformulado y transformado radicalmente por el proceso de socialización, la “animalidad” del hombre no se conserva ni medianamente intacta en los seres humanos adultos. Al respecto, desde el punto de vista del yo, el ser humano no es su cuerpo, tiene un cuerpo, lo que se expresa en que puede negar el más vital de sus “instintos” [necesidad estereotipada en los animales], el instinto de supervivencia, a través del suicidio. ¿Significa esto que las necesidades animales “desaparecen” en el ser humano? Por supuesto que no: se “vierten” en formas modeladas, transformadas y reorientadas por la experiencia en el contexto social, pueden ser postergadas o negadas temporal o por largos períodos, como ocurre con el sacrificio altruista. Las motivaciones de la conducta, la necesidad primaria en los animales, pasan a ser más complejas, surgiendo nuevas necesidades, como las derivadas de la interacción social y el lenguaje, surgiendo motivaciones específicas, netamente humanas, como la necesidad de descubrir o elaborar nuevos conocimientos en el científico o de la expresión artística, que lleva, valga la redundancia, a que el artista pase penurias de hambruna por su vocación, que expresa en la necesidad del reconocimiento social, pero no se agota en ello, como se manifiesta en alta motivación en artistas incomprendidos por su época. Esto se explica porque, en el individuo adulto, una vez formada la personalidad, existe no sólo el “other directed man” [orientado hacia el otro], sino surge también el tipo de personalidad, que es frecuente y no una rareza, el “inner directed man” [en que su orientación más que ir de afuera hacia adentro, va de adentro hacia fuera]. Sin embargo, es necesario considerar, que los requisitos biológicos presentes en las necesidades primarias, siguen existiendo, reformulados y reorientados. La misma relación “catéctica” hacia el otro a que nos referiremos, como el amor, está mediada y no puede concebirse a escala humana sin considerar los valores sociales, incluso religiosos o políticos. Valga como muestra las incontables rupturas matrimoniales por diferencias políticas durante el período de la dictadura militar en Chile (1973-1989). En los seres humanos tienen especial importancia los hábitos que se establecen a partir de hábitos anteriores. Estos “hábitos de hábitos”, como por ejemplo, una persona que está acostumbrada a tomar los utensilios de cocida de determinada manera para satisfacer las necesidad de hambre, puede relacionarlo con ciertas prácticas sacadas de su formación culinaria, y eso ser expresado lingüísticamente. En este sentido, no conectan directamente al sujeto con
40 situaciones presentes externas, sino que mediatizan su conducta25. Permiten ligar situaciones distintas y los objetos que pertenecen a dichas situaciones a través de un hábito que conecta los hábitos que orientan al sujeto hacia dichas situaciones. Ello posibilita la abstracción y generalización pues a través del hábito que mediatiza su conducta permite que el sujeto se pueda orientar hacia una multitud de situaciones con las cuales no está en contacto directo de acuerdo a los rasgos comunes de tales situaciones hacia las cuales se dirigen los hábitos particulares. Los objetos sonidos, etc., que constituyen o hacia los cuales se orienten a estos “hábitos de hábitos” son el “segundo sistema de señales” de que habla Pavlov; son símbolos. Posibilitan el desarrollo del pensamiento abstracto y son el resultado, surgen y evolucionan paralelamente al trabajo organizado socialmente y al lenguaje. 26 ¿Cómo se llega al modelamiento social de la conducta? A partir del significado catéctico que adquieren los objetos, y de los procesos de canalización y condicionamiento de la conducta en la satisfacción de necesidades primarias, surgen nuevas necesidades, asociadas a las primeras y que impulsan al organismo a seguir pasos o etapas conducentes a la satisfacción de dichas necesidades primarias, que van siendo reformuladas y reorientadas por la vida en sociedad. Los hábitos que han sido efectivos para la satisfacción de necesidades primarias, pueden servir de base para el condicionamiento de nuevos hábitos y de esta manera se puede llevar a cadenas muy largas de comportamiento que se ligan sólo de manera muy remota a la satisfacción de necesidades primarias.. A las nuevas necesidades que resultan de los procesos de condicionamiento y que no son necesidades primarias, las denominamos necesidades derivadas. En el individuo adulto, prácticamente todas las necesidades o son derivadas o han sido (las necesidades primarias) profundamente reformuladas y reorientadas por la interacción social. Para que se mantenga la asociación entre una necesidad derivada y una primaria, los hábitos que conducen a la satisfacción de la primera deben estar ligados con hábitos que conduzcan a la satisfacción de la segunda, en las primeras etapas, hasta que adquieren una autonomía relativa. El proceso de aprendizaje puede verse como un proceso de canalización y condicionamiento, en un aspecto, pero en profundidad no es contenido totalmente en estos conceptos, ya que el individuo no es pasivo frente al medio, no se agota en que sea modelado por el ambiente, sino que es un sujeto activo, que propone alternativas personales que derivan de la forma como interpreta y valora la realidad, que hace que los mismos estímulos o condicionamientos tengan efectos muy diversos o incluso se anulen o despierten reacciones opuestas, siempre, sin embargo, basados en un proceso elemental de canalización y condicionamiento con mayor peso en las primeras etapas de la vida, aunque enfatizando los componentes personales y sociales. 25
Se puede hacer la lectura, que si bien existen estos hábitos, estos pueden ser comparados con el ‘habitus’ que propone Bourdie, como formas de ver, sentir y actuar de los agentes frente a determinadas situaciones. Este ‘habitus’ se encuentra moldeado por un lado, por las estructuras sociales, que se convierten en los elementos estructuradores y estructurados y, le permiten al actor orientar su acción. Este modo de percibir la realidad, aunque parezca natural para los sujetos se encuentra moldeado por las estructuras sociales. El habitus, en otras palabras, es la subjetividad socializada. Este concepto tiene un doble aspecto: por un lado reproduce los condicionamientos sociales, pero al mismo tiempo puede cambiarlos. El concepto de habitus de Bourdieu hace referencia a los típicos de una clase o categoría social, nuestro concepto es más general, se refiere tanto a hábitos individuales (modelados socialmente) como a los de grupos o categorías sociales. 26
Ver V. Z. Panfilov: “cerca de la correlación existente entre el Lenguaje y el Pensamiento”, y en D.P. Gorski y otros: Pensamiento y Lenguaje, Montevideo: Pueblos Unidos, 1959, pp 149 – 209..
41 Desde este punto de vista, para referirnos a las necesidades modeladas socialmente, es decir a requisitos que forman la base de la motivación humana, debemos entender que cuando nos referiremos a necesidades se trata de necesidades sociales En los seres humanos el proceso de condicionamiento va mucho más lejos que en los otros organismos a través del uso del lenguaje. El lenguaje permite preveer situaciones futuras y de esta manera establecer conexiones indirectas con situaciones que permitirían satisfacer necesidades sociales. Debemos señalar que la catexis no depende sólo del objeto y de la conducta del organismo, sino también de la situación total de la cual dicho objeto forma parte. Un mismo objeto puede, en una situación determinada, poseer un significado catéctico positivo y, en otra situación, poseer un significado catéctico negativo. Por ejemplo un objeto que en una situación satisfaría una necesidad social, si la situación indica peligro no será apropiado. La dependencia del significado catéctico de la situación es especialmente importante en el caso de la conducta de los seres humanos, los cuales deben adaptar dicha conducta a las situaciones particulares en que se encuentran con otros seres humanos, de acuerdo a quienes sean, que hagan y de que ocasión se trate. Conductas que pueden ser apropiadas en una situación pueden no serlo en otra, o incluso pueden ser reprobadas. Aún más; pueden ocurrir que una misma situación estimule necesidades contradictorias; que el sujeto se sienta atraído por algunos aspectos de la situación y rechace otros aspectos, o aún, que el mismo objeto provoque catexis positivas y negativas. De acuerdo a cual sea el predominio de uno u otro aspecto, a la importancia de los aspectos negativos, a la intensidad de las catexis positivas o a la posibilidad de orientarse hacia situaciones alternativas que proporcionen la reducción del estado de privación sin la presencia de los aspectos negativos, el sujeto seguirá una u otra línea de conducta. Hasta el momento nos hemos limitado a considerar el proceso de satisfacción de las necesidades sociales respecto a la vida de un organismo individual y sin referirnos a periodos prolongados de tiempo. Si consideramos la trayectoria de un organismo a través de su proceso vital, tomando en cuenta los procesos de canalización y condicionamiento en sus primeras etapas, deberemos concluir que las necesidades que un organismo satisface en su forma original son prácticamente nulas. Las necesidades de los seres humanos se condicionan a través de la acción e interacción sociales27. A dichas necesidades Parsons las denomina necesidades – disposición. Las necesidades – disposición, surgidas de la acción e interacción social, se orientan a objetos específicos con los cuales el sujeto ha entrado en contacto. En un ser humano adulto como hemos enfatizado, prácticamente, no se encuentran necesidades primarias, no modificadas, si no más bien sólo necesidades disposición en términos parsonianos. A través de la vida del sujeto, los diversos aspectos de su medio ambiente social y material van adquiriendo significado catéctico, hasta que llegue un momento en que todos o prácticamente todos lo tienen. Por supuesto que la intensidad del afecto varía de caso en caso y que, como hemos señalado, puede haber necesidades – disposición contradictorias o algunas que se apliquen sólo a ciertas situaciones y no otras. En el ambiente social, las necesidades disposición pueden orientarse hacia los distintos aspectos que lo constituyen o se asocian con él: 27
El término acción social se caracterizará más adelante.
42 personas, roles, colectividades, sistemas globales de interacción, normas y valores a distintos niveles (Parson y Shils, 1965). Por la importancia que tienen para la conducta humana las necesidades disposición que se refieren a relaciones con otras personas, reproduciremos una clasificación de las necesidades que pertenecen a Parsons y Shils (1965, p. 249). Previamente es necesario definir los conceptos: “afectividad – neutralidad afectiva” y “especificidad – difusividad”. Exponemos esta tipología como una de las posibles formas de interpretar tales conceptos: (Parsons y Shils, 1965).
(1)
Afectividad: Una necesidad disposición de parte del actor que le permite, en cierta situación, aprovecharse de una oportunidad dada para obtener gratificación (Parson y Shils, 1965, pp. 83-84) inmediata sin tomar en cuenta consideraciones evaluativas.
(2)
Neutralidad afectiva: la pauta normativa que prescribe, para actores en un tipo dado de situación, la renuncia a ciertos tipos de gratificación inmediata para las cuales existe la oportunidad, en nombre de consideraciones evaluativas independientemente del contenido de estas últimas (Parson y Shils, 1965, p. 80).
(1)
Disfusividad: la necesidad disposición de responder a un objeto de cualquier manera que la naturaleza del objeto y su relación afectiva con el ego requiere, variando las significaciones reales cuando surgen diversas situaciones.
(2)
Especificidad: La necesidad- disposición del actor a responder a un objeto dado una manera limitada a un modo específico o contexto de significación de un objeto social, incluyendo la limitación de la obligación hacia él, la cual es compatible con la exclusión de otros modos potenciales de significación del objeto. (Parson y Shils, 1965, pp. 83-84).
43
ESPECIDAD
AFECTIVIDAD
NEUTRALIDD AFECTIVA
I. Gratificación segmentalizada.
II. Aprobación.
La necesidad - disposición de encontrar un objeto social receptivo y/o correspondiente y ser correspondido vis a vis ese objeto, en un contexto de gratificaciones directas sin implicar responsabilidades más allá.
La necesidad – disposición, para tal aprobación y su reciprocidad en una relación con un objeto social con respecto a standards valorativos que gobiernan tipos especiales de cualidades o desempeño y sin considerar responsabilidades fuera del contexto específico.
DIFUSIVIDAD III. Amor28 La necesidad disposición para una relación con un objeto social caracterizado por actitudes reciprocas de amor difuso, sin considerar cualquier contenido particular de gratificaciones específicas o cualificaciones específicas.
IV. Estima La necesidad disposición de ser estimado y de devolver esta actitud en relación a un objeto social de manera difusa, sin considerar un contexto particular de cualidades o desempeños específicos, pero considerando los estándares por los cuales la persona como totalidad es el objeto de la estima.
En el cuadro están las catexis positivas, pero, para ser completo hay que considerar las catexis negativas correspondientes: deprivación segmentalizada, reprobación, odio y desprestigo o descrédito.
Tanto la gratificación como la privación, las catexis positivas y negativas, están condicionadas y canalizadas por los sistemas sociales globales y particulares en que se producen. Tienen, por ello, un carácter eminentemente histórico. El número de necesidades tiende a ir aumentando con el desarrollo de la sociedad y el perfeccionamiento de la técnica, debido a lo cual lo que puede ser considerado un nivel suficiente de satisfacción de las necesidades en una etapa de desarrollo determinado, no lo será en una etapa más avanzada. En cualquier caso, un sistema que no satisfaga las necesidades sociales de sus miembros, tiene una existencia muy precaria; si no es que conduce a su desaparición. Por otra parte, un sistema puede llevar a que sus miembros estén adaptados a él, mediante la renuncia o inhibición de la satisfacción de necesidades estimuladas por el mismo sistema. En este caso se tratará de necesidades latentes. Un sistema en que exista una alta proporción de necesidades latentes es altamente inestable, requiriendo su cambio la presencia de un factor precipitante y otras condiciones que se detallarán más adelante. La estabilidad de un sistema depende en gran medida del grado en que satisfaga las necesidades sociales de sus miembros y más aún, de que no exista un alto grado de necesidades latentes insatisfechas.
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El término amor parece estar usado como sinónimo de relación afectiva o afecto (en el significado corriente) en general sin restringirlo al amor entre un hombre y una mujer.
44 Desde el punto de vista individual según Parsons “todos los problemas pueden ser generalizados en términos de obtener un óptimo de gratificación” [en términos de necesidadesdisposición], lo que quiere decir que toda conducta debe estar motivada, social y no en sentido meramente biológico. (Parson y Shils, 1965, p. 121) Cada individuo busca lograr, dentro de sus posibilidades, la satisfacción de sus necesidades disposición en la mejor forma posible, situación que se complejiza al considerar las necesidades disposición negativas. Sin embargo, considerar esta “gratificación óptima” o los grados de gratificación como un continuo, conduce a equívocos debido al gran número de necesidades sociales distintas que posee la persona, las catexis negativas y a la contradicción y ambivalencia que muchas veces presentan estas necesidades. Además, cuando las necesidades disposición están focalizadas en valores que muchas veces implican la renuncia temporal a necesidades primarias, se ubica el problema en su contexto real, quitándole su significado hedonista. Nos hemos referido de manera muy breve y simplificada a la relación entre las necesidades y los sistemas sociales. Es conveniente que puntualicemos algunos aspectos comparando nuestro punto de vista con el de un autor como Malinowski (1948). Nosotros restringiremos el concepto “necesidad” a individuos o categorías de individuos. Sólo los seres humanos concretos pueden tener necesidades. Los sistemas sociales o fenómenos relacionados con las instituciones, no tienen necesidades. Pueden existir requisitos para que las sociedades, sistemas sociales o instituciones se mantengan, pero estos requisitos no se llenan de manera automática, sino que son seres humanos concretos los que se movilizan en busca de la satisfacción de sus necesidades (condicionadas por la sociedad, sistema o institución) y que como resultado de innumerables acciones individuales y de grupo se integran en un todo estructurado que tiene determinados requisitos para mantenerse sin cambio. Por este motivo será arbitrario, desde nuestro punto de vista, asociar una institución o instituciones a la satisfacción de cada uno de un grupo de necesidades. Malinowski asocia, precisamente, un grupo de instituciones a la satisfacción de determinadas necesidades. Distingue un grupo de necesidades básicas (metabolismo, reproducción, bienestar corporal, seguridad, movimiento, crecimiento, salud29 y un grupo de concomitantes culturales (abasto, parentesco, abrigo, protección, actividades, ejercitación, higiene) (Malinowski, 1948, p. 109) que son respuestas culturales a dichas necesidades. Las instituciones que surgen alrededor de las necesidades básicas darían lugar a imperativos culturales, sin los cuales no podrían funcionar el conjunto de los concomitantes culturales imprescindibles para la satisfacción de las necesidades básicas. Los concomitantes correspondientes a dichos imperativos culturales serían la economía, el control social, la educación, la organización política (Malinowski, 1948, p. 147). Como vemos, se diferencian dos niveles, uno, con determinadas formas de organización social orientadas a satisfacer las necesidades y otro constituido por formas de organización distintas determinadas a llenar los imperativos culturales. Nuestro punto de vista, en cambio, es que difícilmente puede concebirse que haya una correspondencia entre el tipo de necesidades y la forma de organización social, ya que una organización usualmente satisface distintas necesidades de sus miembros y de la sociedad en su conjunto. Una misma necesidad es a su vez satisfecha por distintas instituciones. Además, varían las necesidades que son satisfechas por 29
Nótese la diferencia con nuestra clasificación de las necesidades primarias, tomada de Hull, op. Cit.
45 una institución a través del tiempo. La distinción entre distintos tipos de necesidades (primarias y derivadas), las hacemos respecto al proceso de formación de la personalidad en sus primeras etapas, mediado por el lenguaje y la interacción social, pero cuando éste participa como adulto en el sistema social no pueden separarse estos dos tipos de necesidades.30
6. Conducta manifiesta y conducta no manifiesta
En la conducta humana debemos diferenciar la conducta manifiesta y no manifiesta. El problema no es sí podemos observar la conducta o no podemos observarla, ya que para estudiar la conducta es necesario observarla, directa o indirectamente. Tampoco se refiere a la forma en que observamos la conducta (ya sea directamente o a través de inferencias), aún cuando tiene relación con este último punto. La conducta no manifiesta se identifica en cierto modo con lo que se denomina corrientemente “actividad mental” o “sentimientos”31. En cualquier caso, el que la conducta sea manifiesta o no manifiesta depende del individuo o del grupo en estudio, no de la técnica de observación. Precisemos los rasgos que caracterizan la conducta no manifiesta:
1. La conducta no manifiesta es conducta simbólica, conducta que es mediatizada a través del uso de objetos, sonidos, etc. que sirven como símbolos. El aspecto no manifiesto de la conducta simbólica surge de su naturaleza misma, ya que el símbolo adquiere significado gracias a la relación (no observable directamente) que el actor establece entre el objeto que sirve como símbolo y la situación que el símbolo designa, a través de un hábito (en propiedad no observable directamente, aunque sí las conductas de las que éste se infiere). El carácter simbólico de la conducta hace necesario que para explicarla no sea suficiente estudiarla en el momento en que se desarrolla sino también examinar sus conexiones con experiencia pasadas (que han condicionado el objeto que sirve como símbolo al hábito que le da su significado) y futuras (consecuencias observables). 2. La conducta no manifiesta o simbólica puede considerarse en cuanto tiene “significado” para el actor (individuo o grupo)32. En este sentido se dice que su carácter es independiente de la interpretación que haga el científico social de la conducta. El estudio de la conducta no manifiesta no puede reducirse a fórmulas simples, sino que depende del significado específico de cada uno de sus rasgos para él o los actores. 3. La conducta no manifiesta y simbólica permite que el actor pueda orientar su conducta en mayor grado hacia el futuro, ya que a través de la manipulación de símbolos puede imaginar situaciones posibles que aun no se han producido. Por otra parte, permite analizar experiencias pasadas. De esta manera la conducta no manifiesta sirve de puente y liga el pasado y el futuro a la conducta del individuo o grupo. La conexión entre el pasado y el futuro en el ser humano, no se efectúa por un mecanismo motor, sino a través de la utilización de símbolos, lo cual hace que 30
Le hemos dado tanta extensión al desarrollo del concepto “necesidad” porque ocupa un lugar central en nuestro análisis. 31 Para una concepción algo distinta de los sentimientos como no observables, ver Homans: The human Group, New York, Harcourt, Brace and Co., 1950, pp. 37 – 40. 32 Recuérdese que la caracterización del símbolo no implica sólo el significado que tiene para el actor, sino su funcionamiento en la interacción y en un contexto o situación.
46 la conexión entre el pasado y el futuro pueda tener mayor alcance y quede sometida a un mayor control del actor. El actor logra el control de su conducta parcialmente previendo con anticipación las consecuencias de las acciones a través del uso de símbolos y dirigiendo de manera acorde la conducta. 4. El manejo de símbolos constituye un conjunto de hábitos (Malinowski, 1948) que se adquieren a través de un proceso de condicionamiento. El dominio del lenguaje y de los símbolos surge en el recién nacido del proceso de interacción entre el niño y sus mayores, principalmente su madre. El condicionamiento de los símbolos se realizaría no a través de su vinculación directa con la satisfacción de necesidades primarias, sino con necesidades – disposiciones, tales como el amor madre – hijo, que han surgido previamente. Una vez aprendido el lenguaje, este le permite al individuo ampliar enormemente las potencialidades de la interacción, a través de la cual alcanza la satisfacción de múltiples necesidades, reformándose así el proceso de condicionamiento previo. El papel que juega el lenguaje en la interacción hace que tenga un contenido catéctico generalizado para el actor, contenido que no adquiere en sí, aislado del contexto en que se usa, sino que pone en ejecución cuando el sujeto tiene la posibilidad de obtener otras gratificaciones a través de él. Desde este punto de vista el lenguaje y el uso de símbolos cumple principalmente un papel instrumental pero que es elemento imprescindible en la cultura y la sociedad. Es instrumental respecto a las necesidades, pero este es sólo un aspecto, ya que media contenidos sociales y valóricos que no pueden reducirse a la satisfacción de necesidades. Esta última es una dimensión o perspectiva en que puede analizarse, con todas las cualificaciones que hemos hecho, pero que no agota todas las dimensiones del problema. Está la dimensión social y la comunicación que aunque pueden analizarse en relación a la satisfacción de necesidades no se reducen a ello, son dimensiones cualitativas distintas pero relacionadas. Expresiones lingüísticas internalizadas pueden inhibir o ir en contra de necesidades, pero a su vez estar motivadas a otro nivel (necesidades, de contenido social, altruistas, morales, estéticas o de otro tipo, que inhiben o van contra otras, pero que también están motivadas. No hay conducta sin motivación) Por esta razón, pretender que el análisis motivacional agota la explicación de los procesos sociales es erróneo, ya que los otros niveles, conducta manifiesta-no manifiesta y conducta social imponen condiciones sin las cuales no puede explicarse el desarrollo, contradicciones y evolución de los procesos sociales33. 5. Los “significados” que son expresados por los símbolos, corrientemente denotan contenidos afectivos o catéctivos, sirviendo de canales para comunicar o moldear “emociones”. Debemos señalar, sin embargo, que el impulso, estado de privación o frustración que sirve de partida a la expresión de la emoción no forma parte propiamente de la conducta no manifiesta, sino sólo en su relación con el significado que resulta de su asociación a un conjunto de símbolos. Consideramos las emociones como expresión de la conducta no manifiesta en la medida que se les atribuya un significado. Hemos adoptado este punto de vista, por cuanto nos interesa precisamente aquella área de la conducta que ha recibido cierta estructuración a través del proceso de interacción. A los aspectos no estructurados de la conducta también atribuimos importancia, en cuando conduzcan al surgimiento, modificación o desaparición de determinadas formas estructuradas de dicha conducta.
33
En esto coincidimos con lo que H. Maturana (2006) expone con respecto al lenguaje en cuanto Maturana le confiere la importancia de que es uno de los elementos que permitió el agrupamiento de los hombres, la formación de la cultura y el surgimiento de la sociedad, no solo como un elemento que ha permitido la satisfacción de las necesidades de los seres humanos.
47 6. La determinación mutua entre la conducta manifiesta y la no manifiesta opera en ambos sentidos: Por una parte la conducta manifiesta permite y condiciona el surgimiento y transformación de la conducta no manifiesta, y por otra, la conducta no manifiesta contribuye a orientar la conducta manifiesta. La relación entre ambos aspectos de la conducta no es simple, ya que, a pesar de que se integran en la acción e interacción sociales, hay diversos factores de la estructura que pueden complicar y distorsionar los significados pertenecientes a la conducta no manifiesta.
La relación entre las ideas y la práctica social, no es sino una forma de la relación entre la conducta manifiesta y la conducta no manifiesta. Con fines de ilustración, puntualizaremos brevemente algunos aspectos de esa relación (a) cuando se sigue una actitud crítica en la aplicación de las ideas, la conducta manifiesta y la no manifiesta tienden a acercarse a través de la actuación en situaciones concretas; si hay una disparidad entre ambas formas de conducta, se producirán problemas en la acción, lo que puede llevar a una revisión de la conducta no manifiesta que a su vez conducirá a ejecutar una nueva conducta manifiesta más adaptada a la situación 34; (b) aún cuando haya discordancia entre la conducta no manifiesta y la manifiesta, el fuerte contenido catéctico de las unidades de conducta no manifiesta puede hacer que persistan y no se ajusten a la situación; (c) hay presiones sociales específicas que tienden a hacer que la conducta no manifiesta se aleje o discrepe de la conducta manifiesta (específicamente los factores sociales que conducen a la formación de ideologías ilusorias)35; (d) existen ideas o unidades de conducta no manifiesta que tienen una relación tan remota con la acción e interacción sociales que nunca son sometidas a la prueba de la práctica y que, por tanto, tienden a mantenerse, si expresan determinadas necesidades disposición, o pueden caer en desuso.
7. La conducta no manifiesta se vincula a formas culturales como el lenguaje, pero no se identifica con el concepto de cultura. Si consideramos el concepto de cultura de Talcott Parsons, como pautas de conducta, traducidos libremente como moldes estructurales constituidos por normas y valores, que coincide parcialmente con la concepción de Ralph Linton de cultura, en nuestro caso la conducta no manifiesta hace referencia tanto a elementos dinámicos como estructurales de la conducta, estando el énfasis más que en la estructuración en que sea conducta con significado, es decir, mediada por símbolos, aplicándose, enfaticemos, tanto a elementos estructurales como dinámicos de las interacciones. En la concepción de Herskovits y Malinowski, la cultura incluye tanto elementos culturales materiales, como no materiales (creencias, normas y valores). En nuestro concepto de conducta no manifiesta, no forman parte de ella los objetos materiales, salvo que funcionen como símbolos o como significantes, en cuyo caso serían parte del proceso de comunicación simbólica implícito en la conducta no manifiesta. Respecto a creencias, normas y valores se aplican las mismas observaciones respecto a Parsons y Linton, es decir, que nuestra concepción de conducta no manifiesta se refiere tanto a formas cristalizadas como dinámicas: al referirse a formas cristalizadas con significado sobrepasa el concepto dinámico de comunicación, y al referirse a
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Para un enfoque similar, aunque no idéntico al señalado en este punto (a), restringiéndolo a la relación entre las normas y la conducta, ver K. Davis: Human Society. New: The Mac Milan Co. 1956. pp. 52 – 53. 35 El problema de las ideologías se tratará más adelante.
48 formas dinámicas, al concepto de cultura como resultado de la conducta (lo “hecho por el hombre”) sino como forma que incorpora la conducta viva, no sólo su resultado. La concepción de Levy-Strauss que analiza la cultura como formas que siguen una lógica interna que subyace y constituye una estructura coherente, que interpretada erróneamente se identificaría con nuestra concepción de conducta no manifiesta, se distancia de ella porque la cultura de Levy-Strauss no constituye una dimensión de la conducta sino la estructura subyacente de la sociedad como totalidad. La conducta no manifiesta no es la “estructura lógica” de la sociedad sino que es una dimensión de la conducta y no adquiere sentido independiente de las interacciones sociales y no coincide con su forma de estructuración a nivel global de la sociedad. En este sentido nosotros aplicamos la diferenciación conducta manifiestaconducta no manifiesta a nivel de roles individuales, de relaciones en la díada y la tríada36, respecto a las normas y las actitudes, tanto como a nivel de estructuras macrosociales y es el considerar esta diferenciación como una dimensión que cruza diferentes niveles de complejidad y al mismo tiempo, que es homogénea conceptualmente, lo que lo diferencia de la concepción más tradicional de cultura a que nos hemos referido y de la concepción de Lévy-Strauss, todo lo cual fundamenta el introducir nuestra conceptualización. ¿Cuál es el sentido de introducir esta dimensión y no usar simplemente el concepto de cultura? Como señalamos nuestro concepto cruza tanto las formas estructuradas como dinámicas y permite utilizar un criterio uniforme para dar cuenta de la conducta con significado, dimensión consustancial a la conducta social y desde este punto de vista, permite un mayor grado de sistematización de la conceptualización sociológica que muchas veces mezcla conceptos con diversos niveles y grados de complejidad restándole coherencia lógica. En el desarrollo de nuestro análisis se verá el grado en que nuestro enfoque contribuye a la sistematización y a hacer explícitas las relaciones lógicas y estructurales de los conceptos sociológicos más usados en gran parte de la sociología.
7. Conducta social y conducta no social
La conducta humana presenta múltiples aspectos: participa o incluye procesos biológicos, psicológicos, físicos, etc. Es conveniente diferenciar con claridad la dimensión social de la conducta. Desde nuestro punto de vista, la conducta de un individuo es social en la medida en que ella o sus consecuencias (que pueden ser muy indirectas o remotas) orientan37 la conducta de otro o se vean orientadas por esta última, parcial o totalmente. Es necesario ejemplificar para hacer más claro el concepto. Una comerciante de 44 años que vive en Chile en la ciudad de Viña del Mar, ve un anuncio de propaganda de un automóvil coreano en una revista, posteriormente va al concesionario, lo compra y luego lo utiliza él y su familia. Desde nuestro punto de vista, hay conexiones sociales entre quienes trabajaron en la producción del automóvil en Corea, quienes participaron en el financiamiento 36
Agregar de donde vienen los conceptos de díada y triada. El concepto orientación implica que el sujeto percibe la situación y adopta una línea de conducta frente a ella. De más está decir que la adopción de la línea de conducta no necesita ser racional, ni reflexiva. 37
49 de dicha producción (digamos ejecutivos de un Banco estadounidense), miembros de la agencia coreana que lo distribuye, tripulantes del barco italiano que lo transportó a Chile, chilenos que diseñaron e imprimieron el afiche que leyó el comerciante en la revista y el comerciante. ¿Por qué? Porque en la producción, financiamiento, distribución, transporte, propaganda, etc., los sujetos se orientan a dichos procesos, cuyas consecuencias pueden ser muy remotas o indirectas, y a su vez, el comerciante orienta su conducta a la compra y disfrute del automóvil. Para que la conducta sea social no es necesario que la orientación del obrero de la fábrica coreana esté dirigida o considere la venta posterior del producto en Chile, no tienen por que coincidir o ser complementarias la orientación del participante en el inicio de la cadena con la de los otros participantes como con la del que está en el otro extremo de la cadena. Está claro que según esta perspectiva, la conducta de un ser humano, considerada aisladamente de los demás seres humanos, no es conducta social. Para que cualquier conducta sea social, es imprescindible que la conducta de la persona se vea modificada de alguna manera por la existencia o actuación de otras personas. Esta condición no basta. Si alguien ejerce una acción de fuerza sobre otra persona que se encuentra desprevenida, como consecuencia de la cual la segunda persona se desplaza en el espacio (por ej.: se cae), la acción de la segunda persona no puede considerarse social. La conducta será social siempre y cuando ella o sus consecuencias hayan sido percibidas y se adopte seguidamente un curso de conducta que las considere. Por otro lado, pueden distinguirse analíticamente diversas formas de influencia recíproca que se ven abarcadas por nuestra definición de conducta social. Cuáles sean los tipos de conducta social que se distingan, depende de los criterios que se escojan para caracterizar los diversos aspectos o dimensiones del proceso mediante el cual se interconecta la conducta de dos seres humanos. Para que se trate de conducta social siempre deben estar involucradas a lo menos dos individuos o grupos: uno que inicia el movimiento o se ve influenciado directa o indirectamente por la conducta de otro y el otro considerado que se ve influenciado o que inicia el movimiento que afectará el primero. La cadena de influencias reciprocas que constituyen la conducta social prácticamente no tiene fin. Por tanto, cuáles son los individuos o grupos que se toman como inicio o término de una conducta social es hasta cierto punto relativo o arbitrario, ya que dicha conducta se da concatenada con formas anteriores y subsiguientes. A quien inicia la conducta social lo llamamos emisor y a quien recibe la influencia, receptor. Tanto la conducta del emisor como del receptor es conducta social. Pueden diferenciarse las formas de conductas social de acuerdo al sustrato material que le sirve de base, receptor y emisor se pueden poner en contacto directamente o a través de diversos medios.
1. Emisor y receptor se ponen en contacto directamente ( a través de un medio natural no modificado por el ser humano, a través del aire o agua sin ayuda de instrumentos).
2. Emisor y receptor se ponen en contacto a través de otros seres humanos que sirven como mediadores.
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3. Emisor y receptor se ponen en contacto a través de un objeto o sistema de objeto materiales que representan o reproducen símbolos. Ej. : medios de comunicación de masas, textos escritos. No es imprescindible que los símbolos representados por los objetos tengan un significado lingüístico, es decir, tengan como papel principal transmitir una idea. El dinero es un caso importante, en que, aún cuando cumple un papel de servir de vehículo al contacto entre los seres humanos provocando respuestas pautadas que dependen del valor de la moneda considerada, no tiene propiamente un significado lingüístico. Sin embargo, a semejanza de los símbolos lingüísticos, estimula pautas estructuradas de respuesta38. 4. Emisor y receptor se ponen en contacto a través de un objeto o sistema de objetos materiales que no representan ni producen símbolos. Aquí el contacto o influencia se logra porque el emisor ha transformado o cambiado la ubicación del o los objetos frente a los cuales orienta su conducta el receptor. En la medida en que la transformación o cambio de ubicación del objeto realizada por el emisor, cumpla un papel en la orientación de la conducta del receptor, en esa medida hay conducta social. Las posibilidades que ha anotado se pueden y de hecho generalmente se dan combinadas. Se refiere exclusivamente al medio o vehículo que establece el contacto entre emisor y receptor. No dice nada sobre la forma en que se realiza la influencia en los distintos casos, con que otros elementos de la conducta se combinan, como se estructuran en sistemas mayores, etc. Algunos de estos aspectos serán tratados enseguida. Puede distinguirse los tipos de conducta social de acuerdo a la estructuración de las formas de orientación, tanto del emisor como del receptor, Al respecto podemos distinguir, en orden creciente de estructuración:
1.
2.
38
La orientación basada en la percepción y conducta no guiada por hábitos. A este tipo de conducta corresponden las reacciones ante sucesos no previstos por el aprendizaje (entendido en el sentido amplio); estas situaciones son características de algunos períodos de cambio estructural. La orientación basada en la percepción y conducta guiada por hábitos surgidos de la experiencia individual, con relativa independencia del contexto social. No obstante tratarse de hábitos de esta manera, al realizarse una influencia de emisor y receptor, la conducta es conducta social. Al respecto debemos destacar que, aún cuando en este punto y el
Con respecto al dinero como símbolo y mediatizador de la experiencia humana, el filósofo y sociólogo George Simmel desplegó una amplia reflexión, según la cual, el impacto que genera el desarrollo de la economía monetaria es clave en la conformación de la racionalidad moderna. Según este autor, con el desarrollo de la economía capitalista y la expansión del dinero como medio de medios, el valor de las cosas al ser reducido a un mismo denominador común, se va sustituyendo progresivamente la importancia de la cosa por el valor de cambio de la cosa. Así, a través del distanciamiento y la artificialidad de los medios respecto de los fines a los que se supone apuntaba, el dinero, de medio, empieza a funcionar como un fin en sí mismo. En este distanciamiento que produce el dinero frente a la vida, según Simmel, es donde se encuentra una clave para comprender la tragedia de la cultura moderna. Para ahondar más en esta propuesta revisar los libros de este autor: Filosofía del dinero, Instituto de Estudios Políticos, Madrid: 1977 y El individuo y la libertad, Ediciones Península, Barcelona: 1998.
51
3.
4.
anterior la forma en que se da la orientación no es propiamente social está ubicada en un contexto que le da esa propiedad al proceso total. Las conductas serían distintas a no ser por la influencia de emisor a receptor. La orientación guiada por hábitos surgidos de la presencia o la actividad de otros seres humanos en el campo perceptivo o la actividad de otros seres humanos en el campo perceptivo del sujeto en el momento de reducción de un estado de necesidad. Este tipo de hábitos puede decirse que tienen un carácter social. Forman parte de este tipo de hábitos aquellos que tienen que ver con la manifestación del afecto. Orientación con sentido. El individuo llega a atribuir sentido a los hechos a través de la adquisición de hábitos que tienen que ver con el uso de símbolos. Dichos hábitos le permiten organizar su conducta a plazos mucho más largos. Que la conducta tenga sentido, significa que necesariamente debe ser parcialmente conducta no manifiesta, conducta esta última que le da su sentido. El “sentido” está dado por la idea ligada a la conducta, idea que la hemos analizado como relaciones que se dan en el proceso de funcionamiento de los símbolos. El que la conducta tenga sentido quiere decir, si lo expresamos de distintas maneras.
a) que la conducta esté ligada a ideas del individuo respecto a dicha conducta, o lo que es lo mismo. b) Que es una conducta en parte simbólica y, por lo tanto, en parte abstracta, o lo que es lo mismo. c) Que la conducta necesariamente tiene una dimensión no manifiesta. El tipo de conducta que estamos considerando en este punto cuarto podemos caracterizarla como:
a) Conducta humana que se ve afectada por otros seres humanos. b) Que tiene “sentido” para quien ejecuta esa conducta. c) El efecto de otros seres sobre quien ejecutará la conducta, está dado por el “sentido” que para quien ejecuta la conducta tiene lo que otros son, lo que otros hacen o las consecuencias de su conducta. Esto en cuanto la conducta del receptor se ve afectada por la conducta del emisor. La definición de la conducta del emisor es similar. El que la conducta tenga sentido permite que el individuo establezca una vinculación simbólica con eslabones de la cadena de conducta social que no son sólo los más próximos a su conducta. Permite que incluso el pueda imaginarse cual es su ubicación en las redes de conducta social, lo que no quiere decir que la imagen que tenga siempre sea real39.
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Relacionado con este tipo de conducta social encontramos el concepto de imaginario, definido por Néstor García Canclini (1999), el imaginario puede ser comprendido como “un conjunto de repertorios de símbolos con que una sociedad sistematiza y legaliza las imágenes de sí misma, y también se proyecta hacia lo diferente”, imágenes que configuran un cierta medida el tipo de conducta social. Este concepto ha sido especialmente desarrollado a propósito de los estudios urbanos, a través de los cuales se busca indagar en los esquemas perceptivos (que podrían comprenderse como un “mapa de afectos”) por medio de los cuales los habitantes de una ciudad construyen particulares formas de habitar y deshabitar el
52 Nos habíamos referido a diversos tipos de mediadores entre emisor y receptor. Se pueden dar diversas posibilidades de atribución de sentido a diversos eslabones de la cadena de influencias recíprocas considerando el sujeto o sujetos que los emiten.
a) Cuando emisor y receptor se ponen en contacto directamente, se trata de atribución de sentido a la conducta del emisor. b) Cuando emisor y receptor se ponen en contacto a través de otros seres humanos que sirven como mediadores, puede atribuirse sentido al mediador ya sea (i) considerado en sí mismo o (ii) considerado como mediador. Esto vale tanto para el mediador como para el receptor. c) Cuando emisor y receptor se ponen en contacto a través de un objeto o sistema de objetos materiales que representan o reproducen símbolos, puede atribuirse sentido, de parte del receptor: (i) Al símbolo como tal 40; (ii) Al símbolo como expresión de la conducta humana en general; (iii) Al símbolo en su relación con el emisor (persona o grupo). De parte del emisor, puede atribuirse sentido: (i) al símbolo como orientado a un auditorio o público indiferenciado; (ii) Al símbolo como orientado a grupos o individuos específicos. d) Cuando emisor y receptor se ponen en contacto a través de un objeto o sistema de objetos materiales que no representan ni reproducen símbolos, puede atribuirse sentido: (i) (ii)
(iii)
al objeto como tal, tanto sea de parte de emisor como del receptor; al objeto como producto del trabajo humano en general, de parte del receptor, o al objeto entregado a individuos o grupos indiferenciados, de parte del emisor. Al objeto como producto de individuos o grupos específicos de parte del receptor, o bien, al objeto como entregado a grupos o individuos específicos, de parte del emisor.
Como los mediadores entre emisor y receptor se pueden dar combinados, las atribuciones de sentido pueden también combinarse para contemplar todas estas posibilidades. No se hará aquí.41 Respecto a la forma como se transmite el sentido original de emisor a receptor, en los casos en que se pretenda transmitir un sentido, este generalmente se distorsiona al pasar por distintas etapas. Al respecto puede determinarse el grado en que se transmite la idea sin deformación y, a su vez, el grado en que dicha idea transmitida se traduce en acción. Las atribuciones de sentido que hemos considerado se refieren a aspectos particulares del proceso de influencias recíprocas que constituyen la conducta social. Los individuos o espacio urbano. Para ahondar más sobre este tema, revisar: García Canclini, Néstor, Imaginarios Urbanos, Eudeba , Buenos Aires. 1999. 40 Recuérdese que el vehículo material del símbolo no se identifica con éste último, ya que símbolo excluye además la referencia al contexto. 41 Algunos casos particulares considerados aquí se ven abarcados por la definición de Weber de conducta social, entendida como conducta con sentido orientada hacia otros. Ver: Max Weber: Economía y Sociedad, México, F.CE, 1964, Vol. I, pp. 5 – 22.
53 grupos también pueden atribuir sentido al proceso en su conjunto, sentido que puede no coincidir con el desarrollo real. Cuando el sentido que los individuos o grupos atribuyen al proceso social en que participan coincide con el desarrollo real de ese proceso, se habla de conciencia social. El que los individuos o grupos tengan conciencia social no significa que en todos los casos puedan controlar el desarrollo del proceso, pero aumenta dichas posibilidades. Por otra parte el que surja la conciencia social requiere de la existencia de una teoría o principios que expliquen adecuadamente los procesos sociales considerados, en donde puede jugar un papel importante la ciencia social. La conciencia social se da por grados. Si los sujetos atribuyen sentido a aspectos parciales del proceso, dichos sentidos pueden ser adecuados o no, pero ello no significa que sean los determinantes de la conducta. El sujeto puede “definir la situación” de una manera determinada (lo cual es una forma particular de atribuirle sentido) y ello influirá indudablemente en su conducta, pero:
(i)
(ii)
(iii)
(iv)
La forma como el individuo define su conducta depende en gran medida del contexto social en que se encuentra y en los que se haya participado anteriormente, contexto que lo ha moldeado sin que el individuo tenga claro la mayor parte de las veces cómo se ha realizado el proceso, esto es, sin que el “sentido” haya sido lo determinante en el resultado total del proceso, aunque si puede haber ejercido influencia en aspectos parciales de él; Aún cuando el sujeto define la situación de una determinada manera, las características del contexto social colocaran barreras o permitirán que éste traduzca sus propósitos en conducta. A través de este “tira y afloja” irán moldeando al individuo haciéndolo interactuar con la situación; La forma como el individuo defina la situación forma parte del contexto total de su conducta, en la cual no influyen solamente las ideas. Las necesidades del individuo juegan un papel importante y canalizan organizadamente las necesidades-disposición, considerando las complejidades de las ambivalencias y catexis negativas. Aún cuando los sujetos definan las situaciones parciales correctamente, la forma cómo estas conductas parciales se combinen en una estructura mayor, puede dar un resultado bien distinto al que ellos esperan. Ello ocurre frecuentemente42.
42
Le definición de la situación depende de la estructura social especificada para el momento y actor. Por esto, no basta hablar en general de la situación dentro de la cual el actor ejecuta la acción, sino que debe hacerse referencia también a la estructura social bajo la cual actúa. Estructura en el sentido que es concebida como una forma más elevada de condicionamiento, no solo como movimientos repetidos. Sobre este punto puede hacerse el parangón con la teoría de Bourdieu, más específicamente con dos de sus conceptos teóricos más importantes, como lo es la noción de ‘habitus’ y la de ‘campo’. El ‘habitus’, se entiende como el resultado y creación de una historia colectiva en cual las historias personales y particulares están insertas, tal como señala Bourdieu: “es la dialéctica de la internalización de la externalidad y de la externalización de internalidad”; “como un sistema de disposiciones estructuradas y estructuradotas constituido solo por la práctica y orientado al cumplimiento de funciones prácticas” (Bourdieu, P.: 1977, p 72). De esta forma el habitus fija las posibilidades de acción y pensamiento de un sujeto, no las determina rígidamente como sugerirían la mayoría de los estructuralistas, sino que más bien sugiere cursos de acción y pensamiento, en este sentido corresponde a un sentido práctico que orienta la acción de los actores. De esta forma puede entenderse como el conjunto de modos de ver, sentir y actuar de los agentes, que aunque parezca natural, está moldeado
54
No obstante lo escrito, las ideas pueden constituir un factor de aceleración del cambio social, cuando guían la conducta de grandes grupos humanos de acuerdo a los requerimientos del desarrollo, que no depende de las decisiones de individuos o grupos particulares, sino de su participación en el proceso total. Ello supone que dichos grupos posean conciencia social y que los factores de la situación permitan que su conducta sea efectiva. Ahora debemos referirnos a otro aspecto de la conducta social, aquel que se relaciona con las necesidades del individuo. En toda su conducta el individuo se ve influido por sus necesidades primarias, necesidades disposición, catexis positivas y negativas hacia diversos objetos en situaciones determinadas. Adquiere hábitos de conducta que a través de sucesivas rearticulaciones que lo van relacionando con su contexto social. Sus valores y su identidad personal, redefinen de manera idiosincrásica dichos procesos. En este proceso busca la “gratificación optima”, con todas las salvedades respecto a la heterogeneidad de elementos que el concepto encierra y considerando las gratificaciones por la realización de valores altruistas. La relación entre emisor y receptor puede concebirse desde el punto de vista de la satisfacción de las necesidades de ambos individuos. Cada uno de los sujetos se orienta hacia el otro, hacia su conducta o hacia las consecuencias de su conducta, impulsado por el logro de la gratificación óptima complejizada por las catexis negativas (que, como se ha señalado, puede significar la postergación prolongada de la satisfacción de algunas necesidades primarias en pos de valores sociales o con normas con un alto contenido catéctico). La gratificación requerida variará, lógicamente, de acuerdo al nivel de las necesidades disposición, las que, como se ha enfatizado, son moldeadas por el contexto social; depende también de cuáles sean las situaciones particulares a que se enfrente el individuo y de su situación generalizada en la sociedad. Al buscar el logro de la gratificación óptima a través de la conducta social el “otro” (emisor o receptor) aparece como fuente de satisfacción de necesidades. Un ejemplo gráfico al respecto es el del intercambio de bienes de consumo. Sin embargo la gratificación recíproca que por las estructuras sociales. El habitus es la subjetividad socializada. Este concepto tiene un doble aspecto: reproduce los condicionamientos sociales, pero al mismo tiempo puede cambiarlos. Los campos, por otro lado, los considera como espacios sociales relativamente autónomos en los que los agentes (instituciones, grupos, clases sociales) luchan por la apropiación de un capital, social que determina el campo. Para que exista un campo como tal debe haber capital y lucha por la apropiación de este, por ejemplo: campo económico y su capital el dinero. Los agentes al interior de los diferentes campos en los que interactúan ocupan posiciones dominantes y subordinadas dentro de los campos, por lo cual algunos agentes quieren cambiarlo y otros mantenerlos como está. Ahora bien, el habitus y el campo se encuentran en constante interacción: “las disposiciones que constituyen el habitus cultivado se forman, funcionan y son válidas únicamente dentro de un campo”, como estrategias dentro de las cuales los agentes orientan sus acciones (sentido práctico), existiendo una “fuerte correlación entre las posiciones sociales y la disposición (habitus) de los agentes que la ocupan” (Bourdieu P.: 1984: 94).
55 obtiene emisor y receptor se aplica no sólo a la obtención de productos materiales para la satisfacción de necesidades, sino a formas de conducta mucho más sutiles. En este sentido puede hablarse de de “intercambio” de: “gratificaciones segmentalizadas”, de aprobaciones de amor y de estima, entre otras43. Dichas gratificaciones reciprocas constituyen la “fuerza” que vincula a los individuos que participan en la conducta social. Los ejemplos que pusimos se refieren a gratificaciones positivas, pero los sujetos pueden unirse en la interacción a través de catexis negativas, tales como el odio, la desaprobación, etc. Por supuesto ello se da también en el intercambio de productos materiales, ya que el negar un tipo de intercambio, significa establecer un tipo de relación que en este caso es conflictiva. El caso de los conflictos es una típica forma de contacto en que usualmente las catexis son negativas44 Aún cuando el vínculo que se establece entre los individuos se basa en catexis positivas y negativas, los individuos no tienen por qué percibirlo. No obstante esto la influencia sobre los sujetos se ejerce igual. Los individuos buscarán aquellas situaciones en que reciben mayor gratificación y, para obtenerla, ejecutarán el tipo de conducta adecuada. Hay necesidades cuya satisfacción es más urgente o que proporcionan mayor gratificación que otras y, que por tanto, tendrán un mayor peso en la determinación de la conducta social. Por otra parte, una misma necesidad puede ser satisfecha por conductas sociales alternativas. Mientras haya una mayor proporción de dichas conductas alternativas al alcance del individuo, menor será la necesidad que tendrá de ella como fuente de gratificación. Debemos agregar también que no todos los individuos disponen en igual medida de fuentes de gratificación, lo que los ubica en situaciones distintas en las formas de conducta social. Para explicar esto de mejor manera debemos acercarnos al estudio desarrollado por George Homans sobre los grupos sociales como grupos de intercambio. Según Homans (1961), toda interacción por encima de la diversidad aparente de sus manifestaciones se vincula con la influencia, las normas, el poder, liderazgo y la diferencia de Status y roles que se dan en los grupos. Es en los grupos donde se generan conductas de intercambio dadas generalmente en un sentido simbólico pero orientadas siempre bajo la ley de la ganancia, ya sea a partir de un cambio de posición en el grupo o mejorar la permanencia en este(Homans,1961) De este modo cobra importancia la noción que la conducta social es orientada desde el poder que poseen los grupos y que determinan los productos de dicha conducta social por lo cual se crean lazos de dependencia basado en las relaciones bilaterales de intercambio 45. Mientras más urgente o intensa sea la necesidad, mientras existan menos fuentes de satisfacción alternativas, mientras más escasas sean las fuentes de gratificación y mientras en mayor medida las posea el otro, mayor será la dependencia del sujeto respecto al otro. El que exista dependencia del sujeto respecto al otro, implica que el otro tiene poder sobre el sujeto. Por supuesto nunca se da un desequilibrio absoluto en la relación de dependencia y, por tanto, de poder, ya que para que cada uno de los individuos participan en la conducta social debe esperar 43
Respecto a la concepción de la conducta social como una forma de “intercambio”, ver Homans, George C.: Social Beahavoir, London, Rontledge & Kegan Paul, 1961, cap. 4. 44 En cuanto al conflicto como una froma de unión o asociaión humana, ver Simmel “Conflict as Sociation” en Coser y Rosemberg: Sociological Theory: NewYork: The Mac Millan Co., 1957, pp. 193 – 197. 45 Para un enfoque similar, aunque no idéntico, de las relaciones de dependencia y de poder ver: Emerson, Richard M: “Power – dependence Relations.” American Sociological Review, Vol 27, N| I (Febrero, 1962), pp. 31-41.
56 determinadas gratificaciones y, por tanto, debe “depender” parcialmente de la relación. Sin embargo, los desequilibrios en cuanto a poder, sin ser absolutos, pueden ser muy grandes. Usualmente, cuando dichos desequilibrios son estructurales, son fuentes potenciales de conflicto46. Debido a la dependencia mutua que se establece entre los individuos, estos deben ajustar su conducta a la situación establecida parcialmente por el “otro”. Para Parsons cualquier desviación apreciable de la conducta adecuada impedirá o reducirá la gratificación del sujeto, actuando entonces como una forma de sanción. De este modo, a través de la relación de dependencia se establece el control social, ya que, enfaticémoslo, las desviaciones de la conducta social adecuada para el otro recibirán sanciones negativas, y a la inversa, la conducta adecuada recibirá gratificaciones que actúan como sanciones positivas, lo cual no significa darle un contenido ético, ya que puede ser importante eludir dicho control social47. Agreguemos también que como cada individuo busca obtener la gratificación óptima, su conducta estará orientada a moldear la conducta del “otro” o a canalizar48 los productos de dicha conducta con ese propósito. Ello lo logrará alterando o modificando los elementos de la situación a que se enfrenta el “otro” en el proceso de conducta social, de manera que la conducta de este último sea tal que le proporcione la gratificación requerida por el sujeto. Estos “ajustes” muchas frecuentemente implican la evasión de normas supuestamente compartidas, por lo que no hay que identificar control social con el logro de normas morales o recíprocas, ya que la dependencia puede darse en un contexto de poder muy asimétrico y para nada “moral”. Hay autores que ven la conducta social en general como formas de control, entendidas en este sentido.49 A diferencia de Parsons, pensamos que se requiere profundizar este problema en términos más dialécticos, tarea que pospondremos para análisis posteriores. Cuando las condiciones del contexto social y natural son tales que permiten que tanto emisor como receptor obtengan un nivel de gratificación dado, dicha situación puede alterarse: (1) por la dinámica interna del proceso de conducta social que conecta el emisor con el receptor; (2) por una modificación del contexto. Si el proceso de conducta social que conecta el emisor con el receptor se ha mantenido sin variaciones durante un tiempo más o menos prolongado, habrá que vencer una resistencia para cambiarlo. Será más fácil el proceso de cambio si el sistema estimula necesidades que no se pueden satisfacer. 46
Desde la Perspectiva de Homans y Blau el intercambio esta siempre vinculado a los valores asociados a la dicotomía parsoniana entre lo Universalista/Particularista por lo que este desequilibrio planteado tendría que ver con un posible enfrentamiento ideológico. 47 Con respecto al tema del poder y el control social, el desarrollo teórico del pensador francés Michel Foucault es materia ineludible. En su libro Vigilar y Castigar, este autor busca las bases de los sistemas disciplinarios de las sociedades modernas, los que se desarrollan desde el siglo XVIII y configuran un sistema de relaciones de poder, en medio del cual el cuerpo pasa a formar parte de una “anatomía política del detalle”. Esta “anatomía política”, debe entenderse como una multiplicidad de procesos (técnicas minuciosas), de origen diferente (la escuela, la fábrica, el hospital, la prisión, etc.) y localización diseminada que se van conjugando y que entran en convergencia dibujando poco a poco el diseño de un método general: un sistema disciplinar. Las disciplinas, plantea Foucault, son una forma de ejercicio del poder, métodos que permiten el control minucioso de las operaciones del cuerpo, que garantizan la sujeción constante de sus fuerzas y les imponen una relación de docilidad-utilidad. Estas técnicas minuciosas del control del cuerpo definen lo que el autor llama una “microfísica del poder”. Para mayores referencias sobre este tema específico, remitirse a las obras del autor: Vigilar y castigar, Siglo veintiuno Editores, Buenos Aires. 2002. y Microfísica del poder, Ediciones de la Piqueta, Madrid. 1992. 48 En este caso el término canalizar no está utilizado en el sentido técnico que le hemos dado, sino en el sentido corriente. 49 Ver Burns, Tom: The Form of Conduct”, en The American Journal of sociology, Vol, LXIV, n| 2 (septiembre, 1958) pp. 137- 151.
57 Debe quedar claro que, aún cuando los sujetos busquen la gratificación óptima no siempre lo logran y que, incluso puede mantenerse largo tiempo una forma de conducta social sin que emisor, receptor o ambos, logren un nivel adecuado de gratificación. Factores del contexto o las características del proceso pueden conducir a ese resultado. Cuando se trata de sociedades complejas, los sujetos no preveen todas las consecuencias de su conducta y así, individuos que buscan lograr la gratificación óptima pueden no alcanzarla por aspectos contextuales o pueden estar reforzando un sistema que los deja en una posición relegada respecto a la satisfacción de sus necesidades. Por supuesto, puede considerarse “irracional” su conducta o que dichos grupos carecen de conciencia social, sólo si hay la posibilidad de transformar el sistema en uno alternativo que resuelva el problema. Nos hemos referido a diversos aspectos del proceso de conducta social. Se ha caracterizado dicho proceso de manera bastante amplia, para incluir las diversas formas de influencia recíproca de los individuos. Se impuso la condición de que la influencia recíproca se realizara a través de la orientación del emisor y el receptor a la conducta o a sus productos, que pueden ser muy indirectos o remotos, de la conducta, (no así en cuanto a atribución de sentido a las formas de o a las interconexiones entre ellos) ya que aunque contiene aspecto no observables muy fácilmente (por ej., saber qué percibe el sujeto), permite seleccionar aquellos tipos de conducta que más se prestan para establecer regularidades (ya que los procesos de condicionamiento y, en general, los procesos de satisfacción de las necesidades requieren que el sujeto perciba la situación). Si miramos la conducta social en el contexto en que se produce, observaremos que es difícil establecer una separación nítida entre la conducta social y la que no lo es, y, lo que es más importante, que existen múltiples vinculaciones causales entre ambos tipos de conducta. Nuestra definición amplia de conducta social obvia parcialmente el problema. Señalaré otro rasgo importante. La conducta, en general, es una respuesta a situaciones, en las cuales intervienen objetos materiales. Dichos objetos pueden participar de un proceso de conducta social pero no son propiamente conducta. La forma como se integran a la conducta social muchas veces es bastante compleja. Cuales sean las características de esos objetos y, en general, cuales sean las particularidades del mundo material no humano en que transcurre la conducta social, determinando la forma específica como se combina con dicha conducta, es de gran relevancia para el estudio de los procesos sociales. Por este motivo, en nuestra conceptualización deberemos incluir términos que se refieren a la relación de la conducta con el contexto material y humano, y algunos aspectos de ese contexto material no humano. Consideraremos ahora las diversas unidades de conducta social.
58 Referencias Bibliográficas.
Parsons, T. y Shils, E. (1965) “Toward a General Theory of Action”. Harper Row, New Yok.
Homans, G. (1961) “Social Beahavoir”. Rontledge & Kegan Paul, London.
Malinowski, B. (1948) “Una teoría Científica de la Cultura”. Ediciones Sudamericana, Buenos Aires.
Chomsky, N. (1895) “Reflexiones sobre el lenguaje”. Ediciones Planeta-Agostini, Barcelona.
Benveniste, E. (1969) “Problemas del lenguaje”. Ediciones Sudamericana, Buenos Aires.
Maturana, H. (2006) “El árbol del conocimiento”. Ediciones Universitarias, Santiago.
Echeverría, R. (1994) “La ontología del lenguaje”. Ediciones Dolmen, Santiago.
59 CAPITULO III. UNIDADES BÁSICAS DE CONDUCTA SOCIAL.
El concepto “unidad de estudio” hace referencia a aquellas partes de los procesos que no se subdividen en el análisis. La unidad es tal en la medida en que, para estudiar un proceso del cual dicha unidad forma parte, ésta se considera sin introducir posteriores subdivisiones en ella. Ello no implica que dicha unidad en sí misma no pueda ser analizada en sus partes constituyentes. Aún cuando determinadas partes se consideran como unidades frente al proceso mayor, esto no supone que no se puedan estudiar las propiedades internas de tales unidades. La principal ventaja al distinguir unidades es que se hace más fácil establecer relaciones con otras unidades y dentro del conjunto del proceso. Hay que destacar que las unidades, por referirse a una parte del proceso se ven influidas por el proceso como totalidad y, por lo tanto, al elegirlas se debe considerar también el proceso como totalidad. Si los mismos objetos participan en diversos procesos, puede que convenga que las unidades que se elijan en cada uno de ellos sean distintas. Procuraremos, sin embargo, al definir las unidades de conducta social, hacerlo a partir de unidades simples comunes a los distintos procesos, de manera de poder saber de manera exacta las relaciones lógicas (no empíricas) entre los conceptos que apuntan a aspectos complejos de los procesos sociales. Se diferenciarán diversas unidades de conducta de complejidad creciente. Las unidades de nivel superior son procesos cuyas partes son unidades del nivel inmediatamente inferior. Puede decirse entonces, que las unidades de un nivel están determinadas por la del nivel superior y, viceversa. Las unidades no sólo se incluyen en unidades de un nivel superior, sino que los elementos que las constituyen pueden pertenecer simultáneamente a unidades distintas que se superpongan parcialmente. Ello puede ocurrir de diversas maneras. Por otra parte, en cada uno de estos procesos es posible diferenciar una estructura. Las estructuras correspondientes a nuestros procesos – unidades, constituirán nuevas unidades. La importancia de las unidades estructurales salta a la vista si consideramos el peso de la estructura de cualquier proceso en la determinación de ese proceso. Describir la estructura no implica referirse necesariamente a los factores que contribuyen a mantenerlas y a modificarlas. Este último aspecto no constituirá parte de este informe. 1. Acto mínimo o unitario50 50
Hay definiciones distintas de “acto” que persiguen el mismo fin al considerarlo como una etapa para la elaboración de la teoría sociológica. Franz Adler (1960) define “ítem de conducta” (que corresponde, en cuanto a unidades mínimas, a nuestro acto) como “cualquier manifestación más pequeña de un organismo viviente con la cual está conectada en el individuo o población dada, una probabilidad de acontecimientos previos, contemporáneos o futuros” (Adler, 1960, p.558). Consideramos dicha definición muy general para los propósitos de este informe, que persigue establecer un tipo de conexión, específicamente las unidades de conducta, que apunten al esclarecimiento de algunos aspectos del cambio. Además, yendo por el camino propuesto por el autor se hace más difícil establecer un límite en las subdivisiones de la conducta que pueden realizarse, ya que cada manifestación de conducta, por más pequeña que sea, pensamos que se conecta probabilísticamente con otras más simples aún. Talcott Parsons (1949) caracteriza el “acto unitario” como “la más pequeña unidad de un sistema, reacción que aún tiene sentido como parte de un sistema concreto de acción” (Parsons, 1949, p.731), no queda claro si tiene “sentido” para el actor o para el observador, o si el término se refiere a que el acto cumple una función en el sistema concreto de acción. Si hace referencia a los dos primeros significados, desde nuestro punto de vista reduce los actos a conducta parcialmente simbólica; si hace referencia al tercer significado puede querer decir: (1) que es analizable en términos de los elementos de la acción (medios, fines, condiciones en cuyo caso representa un caso especial de nuestra definición, o bien, (2) que tiene alguna relación con los sistemas concretos de acción, en cuyo caso sería una definición muy general que no permitiría establecer límites claros entre un acto y otro. Tom Burns, se refiere a los actos, pero sin diferenciar los distintos niveles de complejidad que pueden darse. (Tom Burns, op.cit)
60 Debemos distinguir segmentos o partes en la conducta de los organismos, que constituyen unidades que nos permiten determinar cómo se integran para constituir proceso conductuales mayores. Esto significa buscar discontinuidades en las secuencias de comportamiento de los seres humanos, puntos en los cuales se producen cambios cualitativos (aún cuando no sean muy apreciables). Los seres humanos enfrentan multitud de situaciones particulares diariamente y a cada momento, una situación, que desde el punto de vista físico puede experimentar muy pocas variaciones, puede ser captada de manera distinta, de acuerdo a las percepciones, motivaciones y pensamiento del actor. Un mismo contexto natural entra en diversas relaciones con la conducta de acuerdo al instante del tiempo y proceso que se considere. El aspecto que debe considerar cualquier concepto adecuado para describir unidades mínimas de conducta, es la relación del organismo con la situación; en nuestra conceptualización es la “orientación” de la conducta51. El término orientación, como hemos indicado, constituye un modo de relacionarse con la situación. Tiene un aspecto interno y uno externo. Desde el punto de vista interno significa percibir 52 y estar motivado hacia la situación. La motivación surge de un estado de privación biológica o de una necesidad social o simbólica. Desde el punto de vista externo significa para el organismo realizar una secuencia de movimientos sincronizados con la situación. El aspecto interno y el aspecto externo están íntimamente ligados, constituyendo dos facetas del mismo. Una distinta percepción y motivación traerá, en la inmensa mayoría de los casos, aparejados movimientos distintos sobre el ambiente y viceversa. Cuando el sujeto, impulsado por la motivación, percibe la situación lo hace en totalidades. Los distintos elementos de la situación al alcance de los sentidos y de la imaginación se integran en una imagen concreta, que se acompaña de movimientos correspondientes. Cuando nuevos elementos entran en, o antiguos abandonen el campo perceptivo del sujeto integrándose en una totalidad distinta, todo ello acompañado por un cambio en los movimientos, los cuales se dirigen a otros aspectos de la situación, se ha producido un cambio cualitativo en la orientación del sujeto. El cambio cualitativo en la orientación del sujeto supone: 1) Que los elementos percibidos se integran en una nueva totalidad. 2) Una ruptura en el ritmo de los movimientos del organismo o de partes de él. 3) Que se dirigen a aspectos distintos de la situación. Respecto al primer punto, no es necesario que se discrimine qué elementos influyeron en el cambio de la percepción como totalidad, ni que las modificaciones parciales de la percepción hayan sido muy apreciables, bastando que hagan diferencia en la apreciación del conjunto. Es lógico pensar que los cambios en la situación producirán cambios cualitativos en la orientación del sujeto, pero ellos pueden producirse por modificaciones internas del organismo. Definiremos un acto mínimo o unitario como aquel segmento de conducta que se encuentra entre dos cambios cualitativos sucesivos de la orientación del sujeto. A cada orientación cualitativamente distinta le corresponde un acto mínimo o unitario. Distinguir los actos mínimos o unitarios significa diferenciar y ubicar los puntos de discontinuidad de la conducta, representativos de los cambios de orientación. Usualmente los actos mínimos tienen una duración de segundos, a lo más de minutos (en los periodos de inmovilidad), ya que el sujeto se readapta continuamente a la situación y es influido persistentemente por los cambios de la dinámica interna de su organismo.
51 52
Cuestión que profundizaremos teóricamente cuando presentemos las distintas teorías de la acción. El término percibir lo usamos aquí en sentido amplio, incluyendo recuerdos, ideas e imágenes futuras.
61 Puede parecer extraño que un elemento del aspecto interno de la orientación, la motivación, no haya sido incluido explícitamente en la definición de acto mínimo o unitario. Lo hicimos así porque una motivación particular no desaparece, temporalmente al menos, hasta que se ha reducido el estado de privación, lo cual implica usualmente un conjunto de readaptaciones a la situación o incluso a situaciones distintas; implica una secuencia coordinada de actos unitarios. No puede decirse entonces que cada cambio cualitativo de orientación, y, por tanto, a cada acto unitario, corresponde una motivación distinta. Como se ha señalado, a una motivación corresponden uno o más actos unitarios sincronizados. Desde este punto de vista, usualmente no uno, sino un conjunto sincronizado de actos proporcionan gratificación. Sin embargo, los actos que en sí no proporcionan gratificación, pueden llegar a hacerlo cuando repetidamente constituyen pasos o etapas para lograr gratificaciones, a través del proceso de condicionamiento. Debe considerarse el aspecto que se refiere a la estructuración de la conducta en el acto mínimo o unitario. Tal como lo hice al hablar de la conducta social distinguiré los siguientes niveles: (1)
(2) (3) (4)
Acto en cuya orientación juega un papel básico el sentido que el sujeto da al acto (relación simbólica entre el acto y otros aspectos de la conducta, mundo material u otros aspectos imaginados). Actos guiados por hábitos sociales Actos guiados por hábitos individuales. Actos cuya orientación no está guiada por hábitos de ningún tipo.
Es conveniente puntualizar algunos rasgos de la unidad que hemos definido: 1. En sentido estricto, cada acto mínimo o unitario es distinto de otros actos unitarios; no hay dos actos mínimos idénticos, aunque tengan aspectos comunes. 2. Cada acto mínimo tiene una duración determinada, con un comienzo y un fin en el tiempo, tiempo referido siempre al momento particular y a la situación concreta en que se produce dicho acto unitario. 3. El acto mínimo o unitario se desarrolla interrumpidamente en el tiempo, de comienzo a fin, sin que entre el comienzo del acto y su final se puedan dar otras unidades de conducta. 4. Cada acto unitario corresponde a una orientación cualitativamente distinta de la conducta. Analicemos el problema. Una de las formas tradicionales de conceptualizar la conducta en sociología es la categoría de acción. El problema con el término ‘acción’ es que usualmente está asociado al logro o la intención del logro de metas o fines, en circunstancias que una meta como “obtener un título profesional” (para un joven egresado de la educación media) es radicalmente distinta desde el punto de vista temporal y en cuanto a complejidad, para ese mismo joven, que la meta “comprar un sándwich en la esquina”. La meta “obtener un título profesional” involucra innumerables sub-acciones, en el plano financiero, académico, familiar y emocional. Por este motivo, si queremos caracterizar la menor o más elemental unidad de conducta, una que sea irreductible a unidades menores sin perder su carácter, el concepto de acción no nos sirve. La unidad que definimos, acto mínimo o unitario, es una que no puede subdividirse sin perder su carácter. Lo fundamental, lo que hace un corte entre un acto y otro, es el cambio de orientación o del “estar alerta” (fijar la atención) a uno [o más de uno simultáneamente, pero que constituyen UNA combinación específica de aspectos] de la situación a otro aspecto o combinación de aspectos, en la inmediatez relativa de dicha conducta. Esto significa que la mayoría de los actos durará sólo unos pocos segundos. Así en la acción “ir a comprar un
62 sándwich [desde el interior de un departamento de altura a un negocio al otro lado de la calle]”, se pueden distinguir, entre otros que pueden mencionarse, actos como: ‘pensar a donde ir a comprarlo’, ‘decidir entre varias alternativas’, ‘pararse de la silla’, ‘mirar hacia donde está la salida de la sala’, ‘encaminarse a la salida de la sala’, ........, ‘presionar el botón para llamar el ascensor’, ......, ‘mirar a los costados para cruzar la calle’, ........, etc., etc. La forma como hemos caracterizado el acto unitario es esencialmente teórica; esto es, consideramos que llena los requisitos de la elaboración teórica. Un paso posterior es su desarrollo empírico, lo cual requiere de definiciones operacionales que permitan verificar hipótesis específicas53. En el acto unitario, la conducta se orienta hacia una situación, es influido por y modifica dicha situación. Las características de la situación fijan posibilidades de conducta frente a ella, en cuanto a modificarla y a obtener determinadas gratificaciones. Ello no obsta para que la orientación del sujeto pueda ir más allá de dicha situación, considerando otras pasadas, futuras o inexistentes. La conducta puede ser mirada desde dos ángulos: desde el punto de vista de lo que se quiere (que depende fundamentalmente de la motivación) y desde el punto de vista de lo que se puede (que depende de las posibilidades de la situación y del rango y tipo de conducta que es capaz de ejecutar el sujeto). Si consideramos un tipo de individuo promedio, sin hacer distinción en cuanto al tipo de personalidad particular de que se trata, lo que él podrá hacer dependerá de las posibilidades de la situación (se han eliminado las diferencias individuales, de manera abstracta). Como a largo plazo la personalidad del individuo va siendo moldeada por las situaciones en que participa, si consideramos un periodo histórico prolongado, las tendencias fundamentales del proceso social resultarán de la multitud de situaciones producidas por la forma particular de combinarse de innumerables conductas individuales en su relación con el medio social y natural. Las situaciones producidas por el proceso social en su conjunto serían en este caso lo principal. Si consideramos periodos de menor duración, la conducta individual tendrá mucha mayor importancia. Sin embargo, el que las tendencias a largo plazo de la historia estén determinadas por las situaciones a que da lugar el proceso social, no significa que la conducta humana consciente sea impotente para modificar dicho proceso. Ello lo logrará a través del conocimiento de los principios que rigen dicho proceso y de la conducta coordinada de muchos individuos guiados por dichos principios, conocimientos y conducta que, aún, cuando están condicionados por el proceso social, influyen sobre él para orientar su curso54.
Los elementos que constituyen la situación pueden ser mirados de diversas maneras: Un tipo de clasificación fue expuesto al considerar la conducta social; dicha clasificación era bastante general, requiriéndose en la mayoría de las aplicaciones prácticas clasificaciones más detalladas.
53
La relación entre los conceptos y proposiciones teóricas y los conceptos operacionales a hipótesis empíricas distan mucho de ser simples. En todo caso, no hay una correspondencia unívoca entre un concepto teórico y su correspondiente concepto operacional. A un concepto teórico pueden corresponderla distintos conceptos operacionales. Lo que en metodología consideraríamos bajo el concepto de Variable. Al respecto cabe destacar el importante aporte de Blalock quien sostiene que no existe una correspondencia directa entre teoría y realidad, entre conceptos y observaciones, por lo que "se requiere la existencia de una `teoría auxiliar´ como intermediaria entre ambos planos, que especifique en cada caso el modo de relación de un indicador determinado con una variable teórica determinada" (Blalock, 1986). 54
El interaccionismo simbólico y el constructivismo fenomenológico ponen énfasis en el importante papel del sujeto como individuo y el aspecto subjetivo de la conducta.
63
La naturaleza particular de cada uno y de grupos de ellos.
La forma como espacialmente en determinado.
se un
distribuyen momento
a.- Con el proceso social general.
b.- Con la conducta de otros sujetos o grupos particulares que no pertenecen a la situación.
c.- Entre sí, ya sea por sus propiedades físicas55 o por la conducta de sujetos pertenecientes a la situación. La forma como cambia la distribución a través del tiempo; que secuencia siguen estos cambios.
d. A través de la conducta del sujeto considerado.
La forma como interconectan.
e.- Con otras situaciones, consideradas desde el punto de vista espacial y temporal.
se
combinan
e
f.- Con otros objetos físicos que no pertenecen a la situación ya sea por sus propiedades físicas o a través de la conducta de sujetos que pertenecen o no a la situación.
La naturaleza de los elementos de la situación (primer punto), se determina en gran medida por la forma como se combinan e interconectan con los distintos aspectos señalados y por sus propiedades físicas. Los actos mínimos o unitarios pueden ser considerados sociales cuando el sujeto se orienta hacia la conducta o las consecuencias de la conducta de otros u otros, o cuando la conducta del sujeto o las consecuencias de su conducta sean objeto de la orientación de uno o más sujetos distintos a él mismo. Ello puede lograrse ya sea por que el o los “otros” pertenezcan a la situación hacia la cual pertenece el sujeto, o bien porque se interconectan con dicha situación de alguna de las maneras enumeradas. 55
El término “propiedad física” está considerado de manera muy amplia, abarcando todo lo que no es conducta humana. Incluye, por tanto, procesos químicos y aún proceso biológicos.
64 El acto social mínimo o unitario (como todo acto) está constituido por un conjunto de elementos interconectados (del organismo y de la conducta del sujeto y con el ambiente) y constituye, por tanto, un proceso. Este proceso forma parte, a su vez, de procesos más complejos que constituirán nuevas unidades de conducta social. 2. Interacción social mínima o unitaria Los actos sociales de distintos individuos pueden interconectarse de diversas maneras. Cada acto social se orienta hacia determinadas situaciones; por tanto, una forma de estudiar la manera como se interconectan los actos sociales, es considerar el modo como se interconectan con las situaciones a que debe enfrentarse cada uno de ellos. Antes de un análisis más formal del concepto de interacción social mínima o unitaria, ejemplifiquemos el concepto en términos discursivos. Una persona en China pone los minuteros en la fabricación de un reloj de pared, o más precisamente, realiza un movimiento de sus brazos con una herramienta para ajustarlos al cuerpo del reloj. Otra persona, en Chile, mira la hora en el mismo reloj de pared chino y recuerda que debe dirigirse rápido a una reunión con un cliente en un café. La persona que miró la hora, saluda a su cliente en el café. El cliente le da la mano. El acto de ajuste de los minuteros al reloj del obrero chino y el acto del cliente que da la mano (en Chile) ya descrito, constituyen una interacción mínima o unitaria. También constituyen una interacción mínima o unitaria el acto de saludo de la persona mencionada y el acto respuesta de su cliente de dar la mano (interacción cara-a-cara en términos de Goffman)56. Por estar vinculados en la competencia económica del mercado dentro de una rama de producción que fija los precios de los relojes que se venden a Chile, en actos de otros productores de relojes de otros países, también alguno de esos actos en conjunto con el acto del cliente mencionado de dar la mano, pueden constituir una interacción mínima o unitaria. Como veremos, sin embargo, para delimitar sistemas de interacciones, interesan aquellas interacciones conectadas con más frecuencia e intensidad, por lo que las muy remotas o indirectas, como algunas mencionadas, pueden tener interés sólo para análisis específicos, como por ejemplo, interpretaciones sociológicas de procesos del mercado económico. Adentrémonos ahora en un análisis formal del concepto de interacción unitaria. Para darle mayor rigurosidad y evitar ambigüedades en la definición y profundización del concepto interacción mínima o unitaria, se utilizarán símbolos especiales para designar los elementos que intervienen en ella. En primer término se definirá el concepto y luego se extenderá su caracterización mostrando las diversas formas en que se da. Consideramos dos sujetos: a y b. Designemos Aa un acto mínimo cualesquiera del sujeto a, por Sa una situación cualesquiera con que enfrenta el sujeto a. Y por S’a una situación cualesquiera con que se enfrenta el sujeto a y que ocurre antes que Sa. Designemos por Ab un acto mínimo cualquiera del sujeto b por Sb una situación cualesquiera con que se enfrenta el sujeto b y por S’b una situación cualquiera con que se enfrenta el sujeto b y que ocurre ante s que Sb57
56
De modo más extenso la interacción social desde Goffman puede definirse en sentido estricto como aquella que se da exclusivamente en las situaciones sociales, es decir en las que dos o más individuos se hallan en presencia de sus respuestas físicas respectivas (Sandoval, 2009). 57 Vale la pena profundizar en este punto algunas características del concepto “situación”. La situación esta definida en términos de aquellos aspectos que puedan tener una relevancia inmediata para la conducta del sujeto. Ello no significa que tengan dicha relevancia inmediata, sino que sólo que puedan tenerla. Por este motivo, no debe pensarse que toda situación tiene una duración muy pequeña, ni menos
65 Definiremos una unidad mínima de interacción entre los sujetos a y b (I ab), como los actos Aa y Ab, siempre que se den un conjunto de condiciones que enumeraremos a continuación. Expresado simbólicamente: Iab = Ab + Ab, siempre que (1) (2) (3) (4)
a = b ( a distinto de b) Aa se orienta hacia Sa Ab se orienta hacia Sb (i) Aa modifique Sb o Ab modifique Sa, o bien (ii) Aa modifique S´b o Ab modifique S’a
(5) (i) La modificación introducida por Aa en Sb cambia en alguna medida la orientación de Ab o la modificación introducida por Ab en Sa cambian en alguna medida la orientación de Aa, o bien (ii) Las consecuencias de la modificación introducida por Aa en S´b sean al menos percibidas por b de manera que cambie en alguna medida la orientación de Ab o las consecuencias de la modificación introducida por Ab en S´a sean al menos percibidas por a de manera que cambie en alguna medida la orientación de Aa. (6) Sin Aa no se hubiera producido el cambio de orientación de Ab o sin Ab, no se hubiera producido el cambio de orientación de Aa. Cuando se cumplen sólo las cuatro primeras condiciones se trataría de interacción potencial; cuando se cumplen las seis condiciones, se trataría de interacción efectiva o interacción propiamente dicha. La definición que hemos dado es bastante amplia, pues señala sólo algunos aspectos respecto a la forma como se interconectan Aa y Ab. No dice nada en cuanto a la ocurrencia temporal de Aa y Ab, ni tampoco de los mecanismos específicos de influencia de uno en otro. Al considerar la interacción mínima se ha examinado la secuencia de interconexiones que puede ir de Aa a Ab clasificando de manera gruesa en humanos y no humanos, los elementos a través de los cuales se producen dichas interconexiones. No nos hemos referido a cómo influyen las características de los elementos de manera específica en los efectos de la interacción sobre la conducta de individuos y grupos. La
que dura lo mismo que el acto que se orienta a dicha situación. Generalmente una secuencia de actos se orienta hacia la misma situación. Por lo menos en teoría, podrían llegar a establecerse límites absolutos en términos de los criterios que se señalaron en la definición de situación. Los límites fijados en ese sentido estricto no dependen de los propósitos de la investigación. Sin embargo, como diversos tipos de investigaciones persiguen descubrir la influencia de distintas características del ambiente sobre la conducta (o viceversa), variará el grado de detalle y los aspectos con que sea preciso caracterizar la situación. Usualmente sucederá que mientras menos detallada sea la descripción, podrá considerarse como más constante la situación, salvo que los aspectos de ella que se tomen en cuenta sean precisamente más variables. Para propósitos determinados incluso puede considerarse invariable la situación aún cuando el sujeto se desplace en el espacio (por supuesto siempre que los desplazamientos se realicen entre ciertos límites), lo cual no se ajusta a la definición estrictita de situación en que esta última depende entre otros aspectos de la posición espacial del sujeto. Por otra parte, no todo cambio en alguno de los elementos de la situación hace que se pase a una situación distinta, pues si así fuera la única posibilidad de estudiar el cambio de cualquiera de sus elementos conduciría a examinar las relaciones entre una secuencia de situaciones en las que los componentes de cada una de ellas serían fijos, lo cual complicaría bastante cualquier análisis. La utilidad del concepto situación es, precisamente, que brinda un marco de referencia dentro del cual se pueden analizar las variaciones de algunos de sus elementos en su contexto de relaciones. Por supuesto, si se producen cambios apreciables en los elementos o si ellos sufren una reorganización substancial, ya sea por un cambio en ellos mismos o por variar su relación con el sujeto, habrá que considerar a la situación como una situación distinta. Ello dependerá de las características concretas de la realidad considerada y de la teoría que sirve de base al estudio.
66 interacción social mínima señala que hay una influencia de un acto social en otro, pero no dice nada respecto al contenido de dicha influencia. Las características físicas de las personas (belleza, color de la piel, etc.) obviamente no constituyen actos sociales, pero muchas veces contribuyen a darle un determinado contenido a las interacciones de acuerdo a su significación cultural. Pero para que las personas se hayan puesto en contacto, se debe haber producido una interacción que hace posible que esas características tengan un efecto sobre la conducta. Del mismo modo, las propiedades físicas de los objetos no humanos, su capacidad para satisfacer necesidades o de servir de medios para ese fin, por ejemplo, ejercen una indudable influencia en la conducta humana, influencia que se realiza a través de estos actos individuales o interaccione sociales. Las máquinas, todo tipo de edificaciones, la urbanización, la vestimenta, etc., son ejemplos de objetos físicos que contribuyen a moldear en gran medida la conducta humana. La caracterización de interacción mínima o unitaria que hemos expuesto es tan inclusiva que puede dar la impresión que no hay aspecto de la conducta humana que no quede abarcado por ella. De hecho, la abrumadora mayoría de la conducta del ser humano es conducta social y, por ello, es lógico que así suceda. Sin embargo, para hablar de dos actos, Aa y Ab como constituyendo un interacción mínima o unitaria, es necesario probar que se da una interconexión entre ellos del tipo señalado en la definición determinando el efecto específico de un acto en otro. En la práctica ello es difícil, ya que un mismo acto tiene diversas repercusiones en la conducta del sujeto considerado o de otros, y en objetos, y, por otra parte, un conjunto de actos muchas veces contribuye a producir un efecto, resultando casi imposible separar la influencia de cada uno por separado. Más aún, puede suceder y de hecho sucede, que un acto, que considerado aislado no hubiera producido un cambio en la orientación del sujeto, considerado dentro de un conjunto de ellos si contribuye y cumple un papel en producirlo. Para determinar las relaciones entre conceptos complejos pueden descomponerse en actos unitarios, pero en la investigación de procesos empíricos, usualmente se usarán sólo conceptos más complejos a menos que se construyan modelos cibernéticos que hagan manejable procesos más elementales en su complejidad. Un caso claro de cómo distintos actos pueden producir un mismo efecto, lo tenemos por ejemplo, en la fabricación de un producto industrial, un automóvil. Pongamos por caso, en que diversos operarios (sujetos), ejecutan una secuencia de actos con ayuda de máquinas (es decir, a través de objetos no humanos), para fabricar las piezas y armar el automóvil (o sea, modificando y cambiando de ubicación objetos no humanos), en una secuencia sincronizada de actos (que, por tanto están interconectados). El automóvil (objeto no humano) es embalado y distribuido (se pone en contacto con otros objetos y cambia de ubicación a través de la conducta de seres humanos que manejan otros objetos). A través de la agencia de ventas (con sujetos cuya conducta transcurre y se ve modificada por un edificio y que han entrado en contacto con quienes distribuyen el automóvil), el comprador interactúa con el vendedor con la ayuda de dinero (objeto que sirve como símbolo). Hace suyo el automóvil (lo que significa un cambio de orientación de la conducta de los otros en el sentido de respetar sus derechos para usar y disponer del automóvil). El proceso puede haber sido más complicado. En la interacción entre comprador y vendedor, puede haber actuado como mediador un aviso en el diario (objeto físico modificado por otros seres humanos y que sirve como símbolo), etc. Si consideramos un acto de uno de los operarios que trabajan en la construcción del automóvil un acto del comprador al manejar el automóvil, podemos decir que ha habido interacción. Sin embargo, de uno a otro acto han influido cadenas de actos y objetos que se entrecruzan en distintas direcciones, cada acto influyendo en un aspecto y en una medida distinta en la modificación del acto al manejar considerado. Sin embargo, si un transeúnte pasa la mano sobre el auto mientras el dueño no está, sin dejar huella, y el dueño no se percata de ello, a pesar de haber realizado el transeúnte (sujeto) un acto (pasar la mano) sobre un objeto (automóvil) que es usado por un sujeto (comprador), no hay interacción entre ellos. Pues la conducta de uno de los sujetos (transeúnte) no ha modificado la orientación del acto del otro.
67 Si consideramos la interacción entre un operario de la fábrica y el comprador, obviamente se trata de situaciones que tienen un elemento común, el automóvil y que además están interconectados en forma estable (fábrica y vendedor) y esporádicamente (vendedor y el comprador particular). Podrían aplicarse con más detalle las clasificaciones que hemos realizado. El concepto interacción mínima o unitaria está constituido como hemos escrito, por dos actos mínimos o unitarios y, teniendo algunas semejanzas con las características de los actos considerados como unidades, también tiene profunda diferencias. (1) En sentido estricto, cada unidad de interacción social mínima o unitaria, es distinta de otras interacciones unitarias (lo cual quiere decir que no son unidades estructurales ni cuasi- estructurales), aunque tenga aspectos comunes con otras unidades del mismo nivel. (2) El fijar una interacción mínima o unitaria implica aislar de las cadenas de interconexiones de la conducta y con el medio, un tipo especial de influencia entre dos seres humanos. Desde este punto de vista, es un recurso analítico, que implica cierto grado de abstracción. Sin embargo, fijados los puntos en que se quiere centrar el análisis de una situación concreta para determinar la existencia o no de una interacción mínima o unitaria, el resultado depende de las características de las situaciones consideradas y su contexto, en una ubicación espacial y temporal precisa. En todo caso, la utilidad del concepto no radica tanto en su empleo para descubrir unidades aisladas sino para describir secuencias complejas de ellas. (3) Los dos actos mínimos que constituyen la interacción unitaria pueden estar separados por un período de tiempo de variada duración (segundos, minutos, incluso años o más), o ser contiguos en el tiempo. Entre uno y otro acto social pueden darse otras unidades de conducta, simples o complejas. (4) Cada interacción social unitaria corresponde a una interconexión específica entre dos actos mínimos o unitarios (del tipo que se ha señalado). Se han expuesto diversas formas de interconexión entre un acto y otro en una interconexión social. Se han indicado desde la más próximas (Aa es percibida por Ab lo cual cambia la orientación de Ab), a la más alejadas. Cada uno de los actos, Aa y Ab, pueden satisfacer necesidades directamente o constituir pasos o etapas para ello. En ambos casos a y b dependen de ellos para obtener gratificación o un paso para ella, y ocurrir lo propio con a respecto a Ab, b tratará conscientemente o no, de alterar Sa para obtener un Ab. Tanto a como b dependen uno del otro para obtener gratificaciones, por lo que existen lazos de dependencia entre ellos. Ello crea la posibilidad de que a ejerza poder sobre b y viceversa.58 Cuando la conexión entre Aa y Ab es más remota, existiendo sin embargo, no deja de darse la dependencia de un acto en otro, pues la conducta de b (suponiendo que Ab sea el acto modificado indirectamente por Aa), dependerá de Sb o S´b para obtener gratificaciones, las cuales a su vez, se ven influidas por Aa. Dependiendo de Aa de Ab y Ab de Aa en la misma magnitud, las posibilidades de control serán mayores cuando ambos pertenezcan a la misma situación59, ya que, cuando se interpone 58
En el capítulo siguiente nos referiremos al concepto de poder. Explicaremos por qué hemos utilizado el término situación en singular refiriéndose a dos actos realizados por sujetos distintos. En toda situación, entendida como referida a un sujeto en un momento dado del tiempo hay elementos relativamente fijos y otros que cambian de posición o de características (sean humanos o no humanos). Los elementos fijos constituyen un marco estable dentro del cual se da la conducta del sujeto y la de los otros elementos “móviles” de la situación. Si el sujeto se está desplazando en el espacio elementos de la situación que para un observador externo estático están fijos, cambiarán en 59
68 una larga cadena de interconexiones entre ambos ocurrirá que: (1) tanto para a como para b se hará más difícil percibir la conexión de Aa con Sb o S´b: (2) Las posibilidades de control de b sobre Aa disminuyen a medida que es mayor la cadena de interconexiones que los separan, lo que se va acentuando porque, si este es el caso, hay una gran cantidad de factores no controlables que influirán sobre la cadena de interconexiones. Sin embargo este no siempre es el caso, pues hay individuos de los cuales dependen en gran medida otros, por tener mayor acceso a las fuentes de gratificación, de lo cual tienen conciencia. Si ello es así, los individuos en posición ventajosa podrán influir sobre puntos muy remotos de la cadena de interconexiones, controlando la conducta de otros, dentro de las posibilidades que brinde el proceso total. Cuando la cadena de interconexiones entre un acto y otro es larga, ejerciéndose parte de ella a través de objetos no humanos, las propiedades físicas de dichos objetos tendrán mayor importancia en el resultado final. En general, por transcurrir la conducta de los seres humanos en un medio material, los resultados no dependerán sólo de dicha conducta, sino también de las propiedades del medio considerado. Suponiendo una dependencia recíproca de los actos, como se dan en la interacción, ello no significa que los resultados de la cadena de interconexiones dependan de las gratificaciones que buscan a y b, ya que, como se ha señalado, pueden depender también de las propiedades físicas de objetos no materiales y, lo que es más importante, de su interconexión. El proceso en su conjunto adquiere características que los participantes no buscaban (esto no significa que el proceso no se pueda controlar, como lo hemos señalado antes). Aa y Ab en la interacción pueden orientarse no sólo por motivaciones positivas, sino también por motivaciones negativas (tendencia a evitar, destruir o dejar algo en posición desmedrada). Desde el punto de vista de la interacción, tanto motivaciones positivas como negativas tienden a dar origen a ella, y por tanto, en un sentido son “positivas” (en el sentido que sí tienen un papel de atracción o evitación de la conducta). Si Aa y Ab están interconectadas de manera muy indirecta, se hace más difícil orientar la motivación negativa en el “otro” de referencia; puede serlo en los efectos de su conducta. Una comprensión racional del proceso, puede contribuir a ubicar adecuadamente la motivación. Las motivaciones negativas juegan un papel en los procesos de cambio, en que usualmente es necesario destruir las antiguas formas de interacción y desarticular grupos que ocupan lugares estratégicos en la estructura para dar lugar a la nueva estructura. Pueden distinguirse diversas categorías de las interacciones
INTERACCIÓN PSICOLÓGICA: Mediada por actos del mismo individuo (recuerdos o condicionamientos psicológicos anteriores), es decir el acto Aa modifica el acto Ab que
su relación con el sujeto considerado. El que los elementos estén o no fijos debe determinarse no desde el punto de vista del sujeto, sino del de un observador que no cambio de posición. No obstante, cuáles elementos forman parte de la situación y cuales no, depende del punto de vista del sujeto. Si consideramos ahora dos sujetos de interacción, uno de los cuales forma parte de la situación del otro, es claro que ambas situaciones tendrán elementos fijos comunes. Esto significa que el marco estable en que transcurre la interacción es uno solo, relacionándose cada uno de los sujetos con partes de el que parcialmente coinciden, Desde este punto de vista, al hablar de la “situación”, en este caso, podemos utilizar el término para referirse a la situaciones de ambos sujetos, que por tener elementos fijos comunes, manifiestan cierta unidad. Los elementos fijos de la situación lo son, por lo menos algunos de ellos, por sus características espaciales (toda situación es parte de un espacio que puede considerarse fijo para ciertos propósitos), pero también pueden serlo por características sociales o culturales. La “fijeza” de los elementos siempre es relativa a un determinado contexto espacial y temporal, no es absoluta. También puede utilizarse el término situación para referirse a las situaciones de dos o más sujetos que están interconectadas de manera estable, o que se relacionan todas ellas, de manera estable o esporádica, con un contexto que para los propósitos del proceso considerado puede considerarse como fijo. Es indudable que los elementos fijos de la situación, en sentido amplio o en sentido restringido, moldearán, restringirán o circunscribirán la conducta de los individuos.
69
a su vez modifica el acto Ba o Bb. En este caso la interacción sicológica está constituida por Aa+Ba, ya que Aa ha modificado Ab que se interconecta con Ba o Bb, y sus diversas combinaciones. INTERACCIÓN MATERIAL: mediada por objetos materiales, es decir Aa modifica un objeto O que a su vez modifica Bb. INTERACCIÓN INDIRECTA SIMBÓLICA: mediada por símbolos que el receptor recibe sin la presencia física del emisor, ej. Comunicación por correo físico o digital. INTERACCIÓN DIRECTA O CARA A CARA: El que emite el acto es percibido directamente por el otro en interacción.
1.
Simetría: El término se refiere a que los actos o las secuencias de actos de los diferentes sujetos pueden ser similares o no entre sí. Cuando son disímiles, se trataría de asimetría. Tratándose de secuencias de actos respecto a cada individuo, pueden ser similares o disimilares los actos individuales, las predisposiciones habituales, las actividades – tipo o los valores. En todo caso, lo más corriente es considerar cada una de estas características en la medida que afecta la conducta del otro y no en sí misma, determinando la simetría o asimetría en esos términos. La simetría y asimetría se aplica por igual a los diferentes tipos de interacción considerados: directa, material, indirecta, simbólica y psicológica. Las formas de asimetría o simetría se dan en torno a: (i) el grado de estructuración de la conducta de los diferentes participantes, que puede asemejarse o diferir; (ii) el tipo de estructuración que puede ser similar o distinta; (iii) los objetos hacia los cuales se orienta la conducta, que pueden coincidir o diferir; (iv) la relación que se establece entre sujetos y objetos, que puede ser de atracción o rechazo, coincidiendo o difiriendo para los diversos sujetos, etc. 2. Complementariedad: El grado en que se da un ajuste mutuo como requisito para una interacción en que los participantes logren las gratificaciones que esperan, constituye la característica “complementariedad”. A mayor grado de ajuste, es mayor la complementariedad. En la interacción directa y simbólica usualmente se requiere una mayor complementariedad de la conducta, lo que se traduce en que ajuste mutuo de las expectativas de los participantes; en el sentido que cada uno debe estar consciente de las expectativas del otro y ajustar su conducta a tales expectativas a riesgo de recibir una sensación negativa si no lo hace, recibiendo una positiva si lo hace lo que supone un cierto tipo de control social60. Pero un elemento siempre presente en la interacción es que los sujetos constantemente diseñan estrategias para evadir el control social, frecuentemente ocultando sus intenciones, dificultando la visibilidad de sus conductas u oponiéndose abiertamente a las expectativas del otro. En las interacciones materiales no simbólicas se exige cierto grado de complementariedad, en el sentido que cada participante debe modificar o desplegar los objetos que mediatizan la interacción dentro de cierto rango limitado de posibilidades, pero el grado de control de la conducta para el ajuste mutuo generalmente es menor que en la interacción directa y simbólica. En la interacción material no simbólica las actitudes frente a los objetos, por ejemplo, pueden variar en una amplia gama sin que ello afecte substancialmente el proceso de interacción, no ocurriendo lo propio con la interacción directa simbólica, en que un pequeño cambio en las actitudes puede hacer variar el proceso de interacción. En la interacción indirecta y en la interacción psicológica la complementariedad no necesita ser tan grande como la interacción directa simbólica. La forma de interacción que se analiza más frecuentemente es la interacción directa simbólica, por ello muchas veces 60
Con el concepto control social nos referimos a aquellas relaciones que permiten que la conducta de los individuos se mantenga dentro de los límites fijados por otros, voluntariamente o contra su voluntad o sin que se plantee dicho problema, lo que no significa que el control sea efectivo, es decir, que la conducta realmente se ajuste a dichos límites.
70 se exagera el grado de complementariedad requerida, sin considerar que aún en la interacción directa simbólica los sujetos muchas veces no ajusta su conducta a las expectativas (aún conociéndolas) a pesar de que reciban sanciones negativas o enmascarando su conducta. 3. Dependencia: Como resultado de las gratificaciones que cada uno de los participantes obtiene de la interacción, se crean lazos de dependencia, que serán mayores o menores en el grado en que cada uno de los participantes requiera de la interacción específica para obtener las gratificaciones de la importancia de las gratificaciones que obtiene para su supervivencia y desarrollo. Mientras más imprescindible sea la interacción y más importante la gratificación buscada, mayor será la dependencia de los sujetos respecto a la interacción y entre ellos. En este sentido, la interacción material crea fuertes lazos de dependencia, de los que no siempre son conscientes los individuos. La interacción material crea tales lazos de dependencia porque los sujetos requieren de productos que obtienen a través de la interacción para sobrevivir. Los derechos de propiedad sobre objetos materiales, por tanto, al depender otros sujetos de tales objetos, da a los primeros poder sobre los segundos. Aún cuando exista una fuerte relación de dependencia entre dos grupos de sujetos ellos no excluye, sino que muchas veces condiciona fuentes potenciales de conflictos entre ambos. Cuando la dependencia es mayor, las consecuencias del conflicto y el grado de involucramiento en el conflicto serán también mayores. Obviamente la dependencia no se da sólo en la interacción material sino también en los otros tipos de interacción, pudiendo ser muy fuerte en cualquiera de los casos. El concepto de dependencia está relacionado con el concepto de control social de Talcott Parsons y el concepto de dominación de Max Weber.
4. Conciencia: La interacción se puede caracterizar de acuerdo al grado de conciencia de los participantes. Se dice que es mayor la conciencia cuando hay mayor coincidencia entre lo que los sujetos piensan es la interconexión de sus conductas y sus causas y la forma real y específico en que se da dicha interconexión y sus causas. Sucede frecuentemente que en el intercambio de productos materiales (interacción material no simbólica), los sujetos no tienen conciencia de la interconexión de las conductas que tal intercambio implícita, viendo sólo los productos en sí. Tampoco hay un alto grado de conciencia en la interacción psicológica, ya que el sujeto usualmente no identifica los diversos factores que condicionan su conducta de manera mediata. En general, el grado de conciencia en la interacción nunca es perfecto, contra lo que el lego piensa de ello. La conciencia es mayor en la interacción directa simbólica. Se debe destacar la importancia de la conciencia cuando se quiere transformar intencionalmente las interacciones en una dirección deseada. El no comprender las interacciones reales y sus causas hará mucho más difícil su transformación en los términos buscados. Para atribuirle un sentido a la conducta del otro en términos de Max Weber debe tratarse de interacciones conscientes. 1) Velocidad y frecuencia. Puede ser mayor o menor el número de interacciones por unidades de tiempo. Por otra parte, la duración de cada interacción mínima puede ser mayor o menor de acuerdo a la distancia temporal que separa a ambos actos (incluyendo la duración de tales actos). Cuando se hace referencia al primer aspecto se habla de frecuencia, cuando se señala el segundo aspecto se usa el concepto “velocidad”. El término “frecuencia de interacción” es más usado que “velocidad” de la interacción, porque corrientemente se hace referencia a interacciones directas y simbólicas, en donde la velocidad de la interacción es alta en caso todos los casos; no hay grandes fluctuaciones. Las fluctuaciones son mayores cuando se las compare con los otros tipos de interacciones. En la interacción material no simbólica, por ejemplo, la velocidad de
71 la interacción es baja usualmente, porque requiere de cierto tiempo transformar un producto material o incluso desplazarlo en el espacio. Las hipótesis de George Homans en The human group hacen referencia a la frecuencia de interacción.
Simetrí a
Complementarieda d
Dependenci a
Concienci a
Interacció Variabl n directa e simbólica
Alta
Variable
Media alta
o Alta
Interacció n indirecta
Variable o baja
Variable
Baja media
o Media o Variable baja
Variabl e
Interacció Baja o Baja o media n material variable no simbólica
Alta media
Interacció Variabl n material e simbólica
Variable
Variable
Interacció n psicológic a
Alta
Baja o Variable variable
o Baja
Velocida d
Frecuenci a Alta media
Baja
Variable
Media alta
o Variable
Variable
Baja media
o Baja o Variable media
o
Además de las distinciones anotadas respecto a las secuencias de interacciones, éstas puedes clasificarse en: Clasificación I: 1. Aquellas que proporcionan gratificación directamente: Interacciones expresivas. 2. Aquellas que no proporcionan una gratificación directa pero que contribuyen a que él o los sujetos experimenten gratificaciones con posterioridad: interacciones instrumentales61. 3. Aquellas que no proporcionan una gratificación directamente y que obstaculizan el logro de gratificaciones posteriores: Interacciones negativas. 61
La distinción entre interacciones expresivas e instrumentales es introducida por Talcott Parsons en “El Sistema Social” y “La Estructura de la Acción”.
72
En esta clasificación no se hace una diferenciación entre las gratificaciones obtenidas por los diversos sujetos participantes en la secuencia de interacciones. Puede ocurrir, entonces, que la secuencia de interacción sea instrumental para un sujeto o grupo de sujetos participantes y sea negativa para otros participantes. Este aspecto de la discrepancia o coincidencia en las gratificaciones obtenidas por los participantes, se hace explícito en una clasificación de las interacciones que se expone unos párrafos más adelante (clasificación IV). Clasificación II. Se caracterizaron las interacciones de acuerdo al grado de conciencia de los participantes respecto a los que interactúan con ellos. Cuando hay un mínimo de conciencia puede haber diversas orientaciones afectivas hacia los otros participantes: 1. 2. 3. 4.
Orientaciones afectivas positivas mutuas de todos los participantes. Orientaciones afectivas neutras de todos los participantes. Orientaciones afectivas negativas de todos los participantes. Orientaciones afectivas diversas en los distintos participantes.
Clasificación III. Otra forma de clasificar las interacciones es de acuerdo a la orientación específica o difusa de los participantes (ver párrafo relativo a las necesidades). Clasificación IV. Se distinguirán también las interacciones de acuerdo a si la obtención de gratificaciones por uno o más participantes implica obtener o no gratificaciones para los otros participantes. 1. Interacciones solidarias: la participación en la secuencia de interacciones lleva que al obtener gratificaciones, ya sea de manera directa o con posterioridad, uno o más participantes, se facilita o aumente el logro de gratificaciones, directamente con posterioridad, para el resto de los participantes. 2. Interacciones antagónicas: la participación en la secuencia de interacciones se caracteriza porque la obtención de gratificaciones, directamente o con posterioridad, por uno o más participantes implica que disminuye o se haya más difícil el logro de gratificaciones, directamente o con posterioridad, por el resto de los participantes. El antagonismo se refiere a la relación de oposición entre los que obtiene mayores gratificaciones y aquellos en que resulta disminuido u obstaculizado el logro de gratificaciones. Clasificación IV: 1 Entre las interacciones solidarias pueden distinguirse: (1) las que proporcionan mayores gratificaciones a los sujetos aumentando la disponibilidad de unidades gratificantes, (2) las que proporcionan mayores gratificaciones a los sujetos modificando la relación entre el sujeto y las unidades gratificantes (en este caso las interacciones pueden contribuir a mostrar caminos para que el sujeto llegue a las unidades gratificantes, eliminarle obstáculos, etc.) Clasificación IV: 2 Entre las interacciones antagónicas puede distinguirse: (1) Las que reducen las gratificaciones de los otros sujetos interactuantes disminuyendo la disponibilidad de unidades gratificantes (ejemplo competencia); (2) Las que reducen las gratificaciones de los otros sujetos interactuantes modificando la relación entre los sujetos y las unidades gratificantes ( ya sea obstaculizando el logro de las unidades gratificantes, dañando físicamente al sujeto, confundiéndolo respecto a la forma de lograr las unidades gratificantes, etc. (ejemplo conflicto)
73 Clasificación IV: 3. Cuando se trata de interacción en que existe conciencia respecto a los otros que participan se pueden distinguir: Conflicto: Interacción antagónica consciente en que existe una relación afectiva negativa hacia los oponentes, que se traduce en el intento de obstaculizar, perjudicar o destruir los oponentes. La orientación de los participantes es difusa, lo que quiere decir que se ve a los “otros” como personas o grupos, ubicados en los diversos contextos de relación en que participan, no sólo respecto a la relación específica del antagonismo considerada. Para que se trate de conflicto, la interacción debe darse en ambos sentidos entre las personas o grupo antagónicos, lo que significa que los oponentes pueden influirse mutuamente. El conflicto puede resolverse por institucionalización (ver más adelante) de la subordinación de uno de los polos del antagonismo al otro o bien por su alteración de la secuencia de interacción que dé por resultado una secuencia cualitativamente distinta en que los participantes no están en relación de antagonismo. Competencia: Interacción antagónico consciente en que los participantes se disputan los objetos o segmentos temporales de los objetos que proporcionan las gratificaciones y que son escasos. Tales objetos o segmentos temporales de objetos gratificantes tienden a distribuirse de manera desigual entre los participantes, de manera que el logro de tales unidades por uno de los participantes reduce la posibilidad de logro para los otros participantes. No obstante ello, los participantes se guían por reglas que prescriben una orientación afectiva neutra hacia los competidores, sin que sea lícito obstaculizar directamente la actividad de tales competidores encaminada al logro de las unidades gratificantes. A diferencia del conflicto, en la competencia la orientación de los participantes es “específica”. La orientación es especifica a porque a los competidores les interesan sólo las unidades con las cuales quieren entrar en relación (lo que quieren lograr) de manera limitada, consideradas en dicha relación particular y no en todos los contenidos en que participan tales unidades. Cooperación: Interacción solidaria consciente en que los participantes coordinan su conducta para el logro de gratificaciones mutuas. Existen orientaciones afectivas positivas entre los participantes y la interacción se da en ambas direcciones. Tanto en el conflicto, como en la competencia y la cooperación, los participantes pueden actuar guiados por fines los que, al entrar en contradicción o reforzarse mutuamente dan lugar respectivamente a interacciones antagónicas o solidarios.62 Clasificación V: Por último, puede clasificarse a las interacciones conscientes en primarias y secundarias. Interacciones primarias: interacciones conscientes expresivas, afectivas y difusas. Interacciones secundarias: Interacciones conscientes, instrumentales, afectivamente neutrales y específicas. También corresponden a distinciones de K. Davis, Berger y Luckman refiriéndose a la socialización, y autores de sociología de las organizaciones y Psicología Social Industrial, como G. Brown, Moreno, y muchos otros. El origen de esta distinción está en los conceptos de comunidad y sociedad del clásico de la sociología Ferdinand Tönnies. Del mismo modo que la interacción mínima unitaria puede ser mirada desde el punto de vista de las gratificaciones que proporciona a los participantes, también puede serlo según la estructuración de la conducta de cada uno de ellos. Del punto de vista de un individuo particular, la conducta se estructura en hábitos, que constituyen pautas de respuestas frente a determinadas situaciones. En la conducta individual los actos siguen ciertas secuencias particulares que, en situaciones similares, tienden a seguir una forma que aproximadamente se 62
La distinción en cooperación, competencia y conflicto está descrita por Kingsley Davis en Human Society.
74 repite. La coherencia entre el hábito y las “situaciones - tipo” se logra a través del condicionamiento. El hábito, habiendo surgido de la influencia recíproca del organismo con el medio ambiente, no siempre liga de manera directa al individuo con situaciones externas, una parte de la secuencia conductual puede no traducirse en actos inmediatos sobre el ambiente, sino interconectar actos separados en el tiempo a través de la conducta del actor no perceptible exteriormente (aunque sí sus consecuencias). Es el aspecto “interno” de la conducta a la que nos hemos referido. Los hábitos, propiamente dichos se aplican a “situaciones-tipo” (situaciones que tienen rasgos comunes desde el punto de vista del sujeto). Puede hacerse una distinción de los hábitos de acuerdo a dos criterios (entre otros posibles): 1)
El grado de univocidad del hábito (en el sentido que a una situación tipo pueda corresponder un número variable de hábitos); 2) El grado de especificidad o abstracción de las situaciones tipo a las cuales se aplica. En cuanto al primer punto, los hábitos van desde el acto univoco (a una situación tipo corresponde un hábito), pasando por grados (a una situación tipo dos hábitos, a una situación tipo tres hábitos, etc.), hasta llegar a la conducta absolutamente desprovista de hábitos, respecto a la situación tipo. Cuando a una situación tipo se aplican un conjunto de hábitos, hablamos de una predisposición de conducta, es decir, cuando en una situación hay más probabilidad que el sujeto emita determinado tipo de conductas que otras. Las predisposiciones pueden ser más específicas de acuerdo al número de hábitos que abarquen. En relación al segundo punto, en general, mientras más abstracta sea la definición de la situación tipo, esta última abarcará un mayor número de situaciones particulares, por lo que el o los hábitos correspondientes a ellas se aplicarán a más situaciones. Este punto no debe ser confundido con el anterior, ya que un hábito que se aplique a un gran número de situaciones particulares (definidas por una situación tipo formulada con un alto grado de abstracción), puede ser perfectamente unívoco (es decir, no competir con hábitos alternativos) respecto a esa situación tipo. Al respecto, cabe decir en cuanto a la conducta de individuos, que ésta prácticamente nunca se dan sin ninguna estructuración, ya que: (1) hay hábitos que se aplican casi a todas las situaciones; (ii) incluso cuando no existieran hábitos específicos para una situación siempre existen predisposiciones generales de conducta condicionadas socialmente que limitan el número de hábitos alternativos. Puede ocurrir también que existan hábitos para la situación pero, que determinados factores inhiban su expresión. La estructuración de la conducta se da por grados, en la medida que los hábitos y las predisposiciones de conducta limiten la variedad de actos sociales a una secuencia específica o a varias, ya que, aún poniéndose en vigencia hábitos y predisposiciones para la situación, pueden definir sólo parcialmente la conducta dejando áreas o aspectos sujetos a la decisión del momento. Consideraremos la interacción entre dos sujetos a y b, utilizando la misma notación que ya hemos usado, tanto Aa como ab, pueden formar parte de una secuencia de actos guiados: 1. 2. 3. 4.
Hábitos que le dan un sentido a la conducta desde el punto de vista del sujeto. Hábitos específicos que no le den un sentido a la conducta del sujeto. Sólo parcialmente hábitos pero principalmente predisposiciones generales. Exclusiva o casi exclusivamente predisposiciones generales.
Estas categorías se pueden superponer parcialmente en la conducta de un individuo, en el sentido que ésta puede tener más de una de las características señaladas. Si considerases los dos actos: Aa y Ab, pueden darse las siguientes combinaciones de las cuatro posibilidades anotadas más arriba (suponiendo que Aa ya en primer término y Ab en segundo): 1-1, 1-2, 1-3, 1-4, 2-1, 2-2, 2-3, 2-4, 3-1.3-2,3-4, 4-1, 4-2, 4-4 (1-1 significa que tanto Aa como Ab corresponden a secuencias guiadas por hábitos que le dan sentido a la conducta de cada uno de los sujetos; 1-2 significa que Aa corresponde a una secuencia de conducta guiada por hábitos que le dan sentido a la conducta a y que Ab corresponde a una secuencia de conducta guiada por hábitos específicos de b que no le dan sentido a la conducta de b, etc.) Las distintas combinaciones que hemos señalado especifican la estructuración de cada uno de los
75 actos, si se les considera en conjunto. Pero, que cada uno de los actos tenga un alto grado de estructuración, no significa que la interacción entre ambos lo tenga, ya que, para que esto ocurra, la interconexión entre Aa y Ab debe estar estructurada, esto es, seguir pautas estables, Aa y Ab puede estar cada uno por separado muy estructurado, pero la interacción entre ambos no seguir ningún patrón definido. Ello se hace más claro cuando la cadena de interconexiones que va de Aa a Ab es muy larga. En este caso se ve claro que la interconexión de Aa y Ab no depende sólo de ambos actos sino de la cadena de interconexiones. Aún cuando Aa y Ab pertenezcan a la misma situación y se interconectan de manera más o menos directa, la forma como lo hagan depende también de la situación y no sólo de ellos mismos. Al analizar la interacción es necesario considerar la situación total. Consideramos ahora dos casos especiales de interacción, en que tanto Aa como Ab corresponden a secuencias guiadas por hábitos que le dan un sentido a la conducta del sujeto. 1. La comunicación63. Cuando hablamos de los símbolos, dijimos que eran emitidos por un ser humano que enfrenta una situación, se servía de un objeto (incluyendo los sonidos como tipo particular de “objeto”), para orientar otro sujeto (o el mismo; esta última posibilidad no nos interesa ahora) hacia una situación posible. La comunicación entre dos sujetos a y b expresada en la interconexión particular de Aa y Ab supone: Que Aa emite un símbolo que es percibido por Ab. Que ambos compartan los hábitos de uso del símbolo, esto es, que a ambos el símbolo los orienta hacia la misma situación posible (hemos simplificado la exposición, ya que usualmente una secuencia de símbolos orienta hacia una situación). Esta segunda característica implica que no sólo Aa y Ab deben estar guiados por hábitos que den sentido a la conducta, y no sólo deben ser hábitos que den sentido a la conducta, sino que deben ser hábitos complementarios. La forma como se interconectan Aa y Ab, influye en la comunicación. 1.1 Si Aa pertenece a la situación Sb modifica Ab a través de la percepción de b (interacción cara a cara), se usará generalmente el sonido como símbolo; será más rápido el intercambio de símbolos lo que permitirá mayor amplitud y profundidad en la comunicación, se podrá usar en la interpretación de los símbolos, la percepción de los gestos del “otro” y en general, elementos significativos de la situación. 1.2 Si Sa y Sb tienen elementos comunes que no sean elementos fijos (comunicación a través de cartas, por ej.) se hará mucho más lento el proceso de comunicación; tal vez permita meditar más profundamente las ideas expresadas, pero no permite un ajuste a las reacciones del “otro” a medida que se van exponiendo dichas ideas; además se corre el riesgo de que se interrumpa la comunicación por fallas en la interconexión entre ambas situaciones. 1.3 Sa y Sb no tienen elementos comunes pero están interconectados: 1.3.1 Principalmente a través de otros sujetos. Se produce o tiende a producirse una gran distorsión en los mensajes entregados, (se aplican al respecto los principios de la selectividad de las percepciones, el problema del rumor cuando se trata de ello, etc.); se hace más lenta la comunicación; se hace más difícil que se de en ambos sentidos con la misma complejidad. 1.3.2 Principalmente a través de las propiedades físicas de objetos que interconectan ambas situaciones (controladas por seres humanos). La 63
Algunos aspectos que discutiremos aquí se basan en Parsons. Tanto Parsons como Weber parecen restringir el concepto interacción social a los casos en que hay comunicación (Parsons y Shils). Respecto al proceso de comunicación ver también Charles W. Morris: Fundations of the Theory of Sings” en Internacional Encypledia of Unified Science. Vol I, Chicago, Illinois: The University Of hicago Press, 1955, pp. 77 – 137.
76 interacción se puede dar en ambas direcciones o en una sola. Las propiedades de la interconexión recíproca de las situaciones establecidas a través de objetos determinará en parte el carácter de la interacción. En el caso del teléfono, las características de la comunicación son parecidas a las del primer caso señalado, salvo por las contingencias que introduce las posibles fallas del mecanismo, las limitaciones de tiempo en uso, la falta de algunos elementos de referencia de la situación del “otro” en el momento de la interacción. En el telégrafo la situación es parecida a la de las cartas, salvo la mayor rapidez y el mayor costo (que generalmente se traduce en mayor brevedad) de la comunicación (aquí también se introduce un aparato eléctrico en la comunicación). Todos los tipos de comunicación mencionados hasta aquí se dan en ambos sentidos: de a hacia b, siendo posible la respuesta de b hacia a, excepto algunos casos del punto 1.3.1. Uno de los casos más importantes de comunicación en un solo sentido lo constituyen los medios de comunicación de masas. Tienen además, la propiedad que uno o pocos sujetos transmiten su mensaje a una cantidad mucho mayor de otros sujetos. Puntualizando: (i) Se transmiten a través de objetos (ii) La comunicación es en un solo sentido (iii) Los emisores son pocos, los sujetos receptores son muchos. Los diarios, revistas, libros y cine en la categoría 1.2. La radio y televisión en la 1.3.2. Todos estos medios permiten influir a una gran cantidad de público. Sin embargo, la influencia es menor que a través de la interacción cara – a – cara. Empero, hay informaciones que el público común no puede obtener de otro modo, lo que acrecienta su peso en la conducta. El tipo de influencia variará de acuerdo al medio de comunicación de masas de que se trate. En algunos es más intensa durante la exposición a él porque afecta todos los sentidos (cine, televisión), pero hay menor posibilidad de volver a “exponerse” al mismo mensaje del medio. Ello dificulta la transmisión de mensajes intelectualmente complicados excepto a través de grabaciones en video u otras formas. No ocurre en el caso del material impreso, especialmente los libros, en que el lector puede ponerse en contando con el mensaje cuantas veces quiera. La radio, por ser más escuchada64 tiene influencia, pero también, como en el caso de la televisión, no depende del sujeto receptor el volver a exponerse al mismo mensaje excepto cuando este se graba. Las comunicaciones de internet pueden ser masivas y darse en ambos sentidos como en las páginas interactivas. Como en todo tipo e interacción, la que se establece a través de los medios de comunicación de masas depende del contexto, en especial de la estructura de los grupos que emiten y reciben la comunicación. 2. El dinero. Otra forma de interacción en que hay hábitos complementarios mediatizados a través de un símbolo, es la que tienen lugar mediante el dinero. El dinero expresa la interconexión entre actos sociales (o secuencias de actos sociales), que tienen lugar a través de un símbolo que mediatiza el intercambio de mercancías65. El símbolo (dinero) cumple un papel como medida del valor de cambio de las mercancías transadas, que depende de manera principal del trabajo social invertido en ellas. Pueden influir también otros factores. De esta manera, a través de la interconexión de Aa y Ab, se interconectan dos “trabajos” contenidos en cada una de las mercancías, trabajos que constituyen secuencias particulares de actos.. 64
Ver Roy Carter y O. Sepulveda: “Some Patterns of Mass media Use in Santiago do Chile” Journalism Quuarterly, Vol, 41, bo2 (primavera, 1964) 216 - 124 65 Las ideas expuestas aquí respecto al dinero se basan en Karl Marx: El capital, México: F.C.E, 1964, Tomo I, Cap. III, pp. 52-102
77 Incluso el trabajo en sí o la fuerza de trabajo puede tomar el papel de mercancía y ser objeto de transacción a través del símbolo dinero. La posesión de dinero permite contratar el trabajo de otro, o adquirir la materialización del trabajo de otro (en forma de bienes o de servicios) y, de esta manera, controlar la conducta de otro para obtener gratificaciones o los medios para lograrlas. La dependencia del otro se establece por su necesidad de dinero para obtener gratificaciones que incluso le son indispensables para vivir. Un sujeto particular puede negarse a vender una mercancía o su trabajo, y en este sentido, podría decirse que el control sobre la conducta de otro que otorga el dinero no es compulsivo. Sin embargo, en la inmensa mayoría de los casos habrá sujetos que por satisfacer sus necesidades y obtener gratificaciones estarán dispuestos a vender mercancías o directamente su fuerza de trabajo. De este modo, el dinero proporciona un gran control sobre la conducta de otros. El símbolo dinero participa en la interacción, como mediatizador de ella, en cadenas muy largas de interconexiones (a través de seres humanos y objetos) sin que se distorsione en gran medida el significado que lleva implícito. Esto no significa que un sujeto particular visualice el curso del dinero en todas sus interconexiones. Como en todas las formas de interacción, la que se mediatiza a través del dinero depende del contexto. En especial, el funcionamiento del dinero supone un sistema económico diferenciado y un sistema legal represivo que garantice el ejercicio del control sobre la conducta que supone el dinero. Agregare unas últimas palabras respecto a la interacción mínima o unitaria. Tanto la comunicación como el dinero, constituyen aspectos relevantes de la interacción, que, por este motivo, hemos usado para agrupar las interacciones que abarcan. El dinero en sí es el símbolo de un determinado tipo de interacción. La comunicación se refiere al intercambio de ideas entre los sujetos que interactúa (Ver capítulo anterior). La interacción en toda su complejidad contiene otros aspectos que acompañan a los señalados. Desde el punto de vista de los sujetos que participan en una interacción que implica una cadena larga de interconexiones, no siempre estos le atribuyen sentido a todos los eslabones de dicha cadena (debía decir, rara vez lo hacen), o bien, le atribuyen un sentido indiferenciado (referido a una clase amplia de elementos entre los cuales se encuentran aquellos que participan en la cadena de interconexiones) o falso. Sin embargo, dentro del conjunto de determinaciones de la cadena de interconexiones, usualmente al individuo atribuye un sentido aproximadamente concreto a algunos puntos salientes de dicha cadena, que le permitirán adecuar su conducta al desarrollo real del proceso social para obtener gratificaciones en cierta medida. En nuestra conceptualización distinguimos las unidades más elementales de todas como el acto unitario y la interacción unitaria, y realizamos un análisis muy fino de esas unidades procurando: 1. Que fueran las más elementales o mínimas posibles de manera de poder descomponer las unidades más complejas como rol, acción, actitud, etc. y mostrando como dichos actos e interacciones mínimas se combinan para dar lugar a dichos conceptos (rol, acción, actitud, etc.) mostrar sus diferencias y relaciones según las diversas formas de organización de los actos e interacciones mínimas que dan lugar a tales conceptos más complejos (rol, acción, actitud, etc.). 2. Que por ser unidades extremadamente simples formaran parte de la organización de la gama más amplia posible de conceptos que en otras concepciones son introducidos como los más elementales o básicos, permitiendo comparar de esta manera esas diversas concepciones sobre una base común, las diversas formas de organización en que se combinan nuestras unidades mínimas para dar lugar a los conceptos elementales (más complejos que los nuestros) de tales concepciones. Examinaremos ahora algunos esquemas teóricos de sociólogos connotados para mostrar los conceptos elementales que ellos distinguen explicitando la relación con nuestro enfoque.
78 3. Análisis de esquemas conceptuales reconocidos Comencemos exponiendo la visión de Talcott Parsons en “El sistema social”. Según Parsons, la interacción de los actores individuales se constituye como un sistema, el cual debe ser analizado a partir del marco de referencia de la acción que se sustenta en la orientación de uno o más actores a determinados objetos o actores, siendo así un esquema relacional, que en palabras de Parsons, está constituido por las relaciones de las unidades con sus situaciones incluyendo otras unidades. Entendiéndolos a la vez de manera sintética como la representación de un esquema relacional que vincula la orientación en las situaciones. Podemos comprender que la situación se “constituye por objetos de orientación y a la vez la orientación de un actor de diversifica frente a los distintos objetos” (Parsons, 1999, p.16). Para Parsons existen tres mundos de objetos, y por lo tanto tres mundos de orientación de la acción: Físicos, sociales y culturales. “Un objeto social es un actor que a su vez puede ser otro cualquier actor individual dado (alter), el actor que se toma a sí mismo como punto de referencia (ego), o una colectividad, que se considera como una unidad a los fines del análisis de la orientación. Los objetos físicos son entidades empíricas que ni “interactúan con el ego ni “responden” al ego; son medios y condiciones de la acción del ego. Los objetos culturales son elementos simbólicos de la tradición cultural: Ideas o creencias, símbolos expresivos o pautas de valor, en la medida en que sea considerados por el ego como objetos de la situación y no se encuentran “internalizados” como elementos constitutivos de la estructura de la personalidad del ego.” (Parsons, 1999, p.16) La orientación constituida en la situación se forma a partir de la significación motivacional individual66, la que puede estar basada en lo expuesto el capítulo anterior: la gratificación y la deprivación, elementos que se valen del sentido de la experiencia individual y del sistema de expectativas el cual no es estático, pues variará según el objeto social al cual se orienta la acción, que como sabemos bajo su definición puede anticiparse por su capacidad propia de respuesta.67 Es así como estamos ante un sistema social, que para conformarse como tal necesariamente las relaciones de los actores con sus situaciones deben estar mediadas por significados, signos o símbolos, es decir, elementos culturales estructurados y compartidos. Si bien para Parsons el sistema social es un elemento que configura la acción social, no es el único. Para que el sistema de acción sea completo se necesitan dos elementos que se suman al tercero de manera interdependiente e indispensable: los sistemas de la personalidad de los actores individuales y el sistema cultural que se establece en sus acciones. En una primera mirada habría una cierta coincidencia entre nuestro enfoque y el de Parsons, pero hay grandes diferencias: 1. El concepto básico de Parsons es el de acción social, o conducta motivada en relación a otro y para nosotros a una motivación corresponde no “un” acto sino una secuencia de actos. 2. El concepto de “situación” de Parsons no se refiere sólo a la situación inmediata que enfrenta el sujeto, sino que puede hacerse extensivo a largos períodos de tiempo en que el actor ejecuta la acción, que para nosotros constituyen diversas situaciones interconectadas a través de la acción.
66
Si la acción es colectiva será un conjunto de motivaciones individuales. En el sentido más general, el sistema de “disposiciones” de necesidad del actor individual parece que tiene dos aspectos elementales o primarios: El aspecto “gratificacional” y el aspecto “orientacional”. El primero se refiere al “contenido” de su intercambio con el mundo de objetos; “lo que “obtiene el actos en su interacción con él y lo que le “cuesta”. El segundo se refiere a “cómo de su relación con el mundo de objetos; las pautas o coso en que se organizan estas relaciones. (Parsons, 1999,p.18) 67
79 3. La acción está constituida para Parsons por secuencias de actos conscientes del otro, que constituye un caso especial de nuestro enfoque que incluye interacciones no conscientes. 4. Parsons no considera interacciones materiales no simbólicas dentro de su esquema, dándole cabida exclusiva a las interacciones simbólicas. 5. Parsons da poca cabida al conflicto y se preocupa fundamentalmente de los procesos que dan estabilidad o contribuyen al equilibrio del sistema, en circunstancias que nosotros no presuponemos ese requisito, pretendiendo que nuestros conceptos sean utilizables para analizar la ruptura o el cambio brusco, a saltos y no sólo pasando por sucesivos estados de equilibrio del sistema. 6. Nosotros incluimos como conceptos fundamentales las interacciones antagónicas, cuya resolución puede significar un cambio completo del sistema, no cosificamos el sistema pretendiendo analizar sólo su equilibrio. Analicemos ahora algunos conceptos expuestos por Max Weber (1944) en Economía y sociedad. Teóricamente la sociología de Max Weber se basa en el concepto de acción social. Textualmente este autor definía la sociología como “una ciencia que pretender entender, interpretándola, la acción social para de esa manera explicarla causalmente en su desarrollo y efectos” (Weber, 1944, p. 5). Weber hacía una distinción clave entre la acción y la conducta puramente reactiva. El concepto de conducta es utilizado por este autor para todos aquellos comportamientos humanos en donde no existe proceso reflexivo alguno, como sucede en la mayoría de los casos psicofísicos o en aquellos casos en donde se presenta un estímulo e inmediatamente se sucede una conducta, es decir, en donde no existe intervención entre estímulo y respuesta. La acción en cambio supone algún tipo de proceso reflexivo; en esta forma de comportamiento siempre está implicada una significación subjetiva. Weber definía la acción como “una conducta humana (bien consista en un hacer externo o interno, ya en un omitir o permitir) siempre que el sujeto o los sujetos de la acción enlacen a ella un sentido subjetivo” (Weber, 1944, p. 5). Una acción es social cuando “se orienta por las acciones de los otros, las cuales pueden ser pasadas, presentes o esperadas como futuras[…]Los “otros” pueden ser individualizados y conocidos o una pluralidad de individuos indeterminados y completamente desconocidos”. (Weber, 1944, p. 18) De esta definición se desprende que no todas las acciones son sociales (como por ejemplo la conducta religiosa de oración solitaria), ni todos los contactos entre los seres humanos tienen carácter social (como por ejemplo un choque de dos ciclistas). Weber también especifica que la acción social no es idéntica ni a una acción homogénea de muchos (como por ejemplo cuando en la calle, al comenzar una lluvia, varios individuos abren el paraguas al mismo tiempo) ni a la acción de alguien influido por conductas de otros (como pueden ser los comportamientos condicionados por una “masa”). La acción con sentido es un comportamiento que puede ser comunicado por medio de la palabra, y por lo mismo, comprensible, es decir, es susceptible de ser captado interpretativamente el sentido o la conexión del sentido. Es clave considerar (para comprender más cabalmente la propuesta weberiana) que la acción significativa existe siempre como conducta de una o varias personas individuales. Es así como podemos observar que su foco analítico no estaba en la colectividad, sino que en los individuos, en sus pautas y regularidades de acción. Aunque Weber admitía que para algunos propósitos puede ser conveniente tratar a las colectividades como si fueran individuos, “para la interpretación comprensiva de la sociología, por el contrario, esas formaciones no son otra cosa que desarrollos y entrelazamientos de acciones específicas de personas individuales, ya que tan sólo estas pueden ser sujetos de una acción orientada por su sentido” (Weber, 1944, p. 12) Toda acción (social y no social, conciente o inconscientemente), reconoce un motivo, es decir, tiene una respuesta al porqué de la acción. Específicamente, Weber define el motivo como “la conexión de sentido que para el actor o el observador aparece como el “fundamento” con
80 sentido de una conducta” (Weber, 1944, p. 10), definición que se relaciona directamente con su intención de poder interpretar causalmente las acciones. Así, una interpretación causal correcta de una acción concreta, significa para Weber “que el desarrollo externo y el motivo han sido conocidos de un modo certero y al mismo tiempo comprendidos con sentido en su conexión” (Weber, 1944, p. 11). Cabe especificar que estas definiciones se encuadran dentro de los conceptos constructivos de la sociología definidos por Weber como típico-ideales, es decir, son construcciones conceptuales que “promedian” las acciones sociales empíricas; aprehenden sus rasgos esenciales, efectuando una cierta generalización. Es por ello que especifica que “la acción real sucede en la mayor parte de los casos con oscura semiconsciencia o plena inconsciencia de su “sentido mentado”. El agente más bien “siente” de un modo indeterminado que “sabe” o tiene clara idea; actúa en la mayor parte de los casos por instinto o costumbre” (Weber, 1944, p. 18) Utilizando su metodología de los tipos ideales, Weber definió cuatro tipos de acción: a) Acción racional con arreglo a fines: es racional puesto que se tienen en cuenta las expectativas en el comportamiento tanto de los objetos del mundo exterior como de otros seres humanos, siendo utilizadas esas expectativas como “condiciones” o “medios” para el logro de fines propios (racionalmente sopesados y perseguidos). Quien actúa racionalmente con arreglo a fines, es quien sopesa racionalmente los medios con los fines en su accionar. b) Acción racional con arreglo a valores: en este tipo, la acción es un fin en sí misma puesto que está relacionada directamente con un valor, sin existir relación alguna con las consecuencias o resultados de dicha acción. En otras palabras, la acción es un medio para realizar un valor (ya sea ético, estético, religioso o de cualquier otra forma posible de interpretar). c) Acción afectiva: es una acción que se realiza con fines emotivos. Es una acción determinada por los afectos y los estados sentimentales del actor. d) Acción tradicional: esta acción aparece en el límite de lo que se considera como acción con sentido, puesto que es una acción determinada por costumbres arraigadas. En este tipo de acción el motivo, o su conexión de sentido, llega a hacerse inconsciente por el hábito, siendo generalmente una reacción a estímulos habituales. Desde nuestro punto de vista: 1. La acción de Weber corresponde a secuencias de actos guiados por sentido mentado y por tanto conscientes (en diverso grado según Weber pero conscientes), lo que deja fuera interacciones no conscientes y procesos de interacción que no se organizan de acuerdo al sentido que le dan los actores, como son muchas relaciones sociales del sistema económico que conectan la actividad productiva de las clases sociales con el intercambio global de mercancías de bienes de producción, bienes y servicios de lujo y de consumo masivo, cuyas proporciones en estas relaciones sociales se producen independientemente del sentido mentado que le dan los participantes. 2. El enfoque de Weber al restringirse a acciones individuales excluye conceptos que trataremos, como el de categoría social, o una clase o conjunto de posiciones sociales en sentido lógico que en un comienzo pueden no estar interconectadas a través de acciones individuales, concepto indispensable para analizar los intereses de clase que pueden dar lugar posteriormente a movimientos sociales y políticos que transforman la estructura social. 3. La posición de Weber excluye considerar al sistema de interacción como sistema independiente de los actores individuales, lo que nosotros podemos hacer con nuestro esquema para ubicar después a los actores en dicho sistema.
81 Refirámonos ahora al planteamiento de J. Habermas acerca de la racionalidad comunicativa y la acción comunicativa, para lo cual es necesario partir desde la comprensión de la acción que previamente ha planteado M. Weber. Jürgen Habermas (1989), a partir del planteamiento de M. Weber (1964) observa la necesidad de complementar este enfoque. Menciona que se pueden generar diferentes tipos de relaciones reflexivas de las orientaciones de la acción, otros aspectos bajos los cuales las acciones pueden racionalizarse. A partir de lo anterior plantea, dos versiones de la teoría de la acción de Weber, una oficial y otra no oficial68. La versión oficial se caracteriza, por distinguir entre diferentes tipos de acción, como la racional con arreglo a valores, racional con arreglo a fines, acción afectiva y acción tradicional; y es hacia los fines de la acción que se orienta el actor. Como orientación teleológica, define Habermas la acción hacia los fines utilitarios, valorativos y afectivos. Queda fuera la acción tradicional, que no encaja dentro de este esquema, dado que no contempla la racionalidad de la acción, debido a que lo que guía a esta forma de comprender la acción son los grados de racionalidad en cada acción. Dentro de la acción racional con arreglo a fines, existe un supuesto de la racionalidad de la acción y de la racionalidad de las decisiones de los sujetos (Krieger, 2001). Los sujetos escogen sus fines dentro de un horizonte de valores y tras considerar las consecuencias alternativas, organizadas para conseguirlos los medios más adecuados para dichos fines. Siguiendo la secuencia de los tipos de acción, la conciencia de los sujetos va estrechándose. Así en la acción racional con arreglo a valores, se pierde el sentido subjetivo y las consecuencias escapan de un control, es decir, se pierde la medición de la eficacia de los medios; en la acción afectiva desaparece la consideración de las consecuencias y los valores y, en la acción tradicional desaparecen incluso los fines, perdiéndose el sentido final de la acción, lo que se conoce como ritualismo. La versión no oficial de la teoría de la acción, a partir de la ausencia de racionalidad en la acción social, establece tipologías, las que se pueden distinguir desde la coordinación de la acción, lo que es otro aspecto de la racionalidad de la acción, como la relación social que se establece en base a intereses o un consenso normativo. Lo que se constituye desde la costumbre a la convención o la forma como la complementariedad de intereses conduce a una nueva ‘validez consensual’, es decir, “la creencia jurídica o convencional de una obligatoriedad de una determinada conducta” (Krieger, 2001, p. 32), lo que es la base de la formación de la tradición, el paso de la costumbre a la convención: “las reglas convencionales son normalmente el camino por el que las simples regularidades fácticas de la acción, es decir, las meras ‘costumbres’, adquieren la forma de ‘normas’ obligatorias, que en un principio vienen garantizadas por la coacción física”. (Krieger, 2001, p. 32). Habermas (1989), plantea la necesidad de racionalizar aspectos de la teoría la acción, que Weber pasa por alto, en base al concepto de ‘complejo’ que utiliza Weber para su análisis de la cultura. Así distingue dos orientaciones básicas, la coordinación por trama de intereses y la coordinación por acuerdo normativo, en otras palabras acciones orientadas al éxito o al entendimiento. El éxito de una acción, se orienta a la consecución de un estado de cosas deseado, generado usualmente mediante la acción u omisión calculadas. Considerando los efectos, que comprenden los resultados de la acción; las consecuencias de la acción y las consecuencias 68
Sobre la racionalidad de la(s) acción (es), es necesario considerar los planteamientos de A. Schutz. En relación a la racionalidad del actuar de los sujetos, Husserl plantea las acciones de los actores se basan en planteamientos razonables o juiciosos y nunca son plenamente racionales. Las acciones basadas en la razón solo se presentan en los modelos teóricos construidos por los científicos sociales, dentro de los cuales existe una comprensión clara entre los fines, medios y consecuencias secundarias. Es decir, que la racionalidad solo existe como una construcción teórico – metodológica y no se hace presente en las experiencias de la vida común, en el mejor de los casos los sujetos actúan sensatamente o razonablemente en cierto grado, distando de ser racionales completamente.
82 colaterales. De esta manera, la acción orientada al éxito se considera ‘instrumental’, cuando son consideradas las reglas de la acción técnicas y se evalúa el grado de eficacia de la intervención que dicha acción representa. Además, la acción orientada al éxito puede ser considerada ‘estratégica’, cuando son consideras reglas de elección racional y se evalúa el grado de influencia sobre las dimensiones de un oponente racional. Sin embargo, no todas las acciones de los individuos se orientan ‘instrumental o estratégicamente’, en aquellos casos el cálculo racional queda fuera, dando paso a los actos de entendimiento, lo que Habermas llama acciones comunicativas. La acción comunicativa (medida por la racionalidad comunicativa, se basa en la forma en que los sujetos usan el lenguaje y son capaces de actuar mediante el conocimiento), se caracteriza por la no existencia de una orientación basada en el propio éxito, sino más bien la considera una relación interpersonal (lingüística) que se basa en el mutuo entendimiento, el consenso comunicativo. Además de esto, por la persecución de fines individuales, pero con la diferencia que son considerados los planes de acción de otros individuos para que armonicen entre si, teniendo una base compartida de la situación. No obstante, existen acciones comunicativas orientadas al éxito y al cálculo de resultados, es el caso de las comunicación organizacional, donde existen estas orientaciones, como el logro de objetivos o transmitir ordenes (lo que muestran las posiciones de poder asimétricas al interior de la organización). Se distinguen a partir de lo anterior las siguientes acciones (Krieger, 2001): I. Acciones comunicativas al entendimiento: a. Bajo grado de racionalidad de la acción: comunicaciones simples de la vida cotidiana, exposición de estado de cosas, relaciones interpersonales y expresivas, o intrascendente e informal en las organizaciones. b. Alto grado de racionalidad de la acción: expresiones culturales, manifestaciones sociales. II. Acciones comunicativas orientadas a la acción: a. Bajo grado de racionalidad de la acción: órdenes, locuciones imperativas, o la comunicación informal trascendente. b. Alto grado de racionalidad de la acción: acciones comunicativas complejas orientadas a fines y resultados organizacionales. Así Habermas plantea que dentro de las acciones sociales que ha definido Weber, ha quedado un aspecto o un tramo no cubierto por la racionalidad instrumental. Aquellos espacios se caracterizan por su orientación al entendimiento mutuo de los actores, al punto que a través de argumentos se logre un consenso comunicativo o una comprensión comunicativa entre los actores en interacción. De esta forma distingue acciones comunicativas orientadas al entendimiento y orientadas a la acción, dejando de lado cálculos instrumentales o egoístas para alcanzar metas individuales. Para Habermas el concepto de acción comunicativa “fuerza u obliga a considerar también a los actores como hablantes u oyentes que se refieren a algo en el mundo objetivo, en el mundo social y en el mundo subjetivo, y se entablan recíprocamente a este respecto pretensiones de validez que pueden ser aceptadas o ponerse en tela de juicio. Los actores no se refieren sin más intentione recta a algo en el mundo objetivo, en el mundo social o en el mundo subjetivo, sino que relativizan sus emisiones sobre algo en el mundo teniendo presente la posibilidad de que la validez de ellas pueda ser puesta en cuestión por otros actores” (Habermas, 1989, p.493). Las pretensiones de validez cobran importancia a la hora de abordar la problemática de lo que se considera como valido o verdadero en el discurso. La verdad no es la realidad, la verdad resulta de una construcción, como un resultado consensual. Este consenso se alcanza cuando se presentan cuatro condiciones aceptadas por todos los sujetos:
83 1. que el enunciado que hace un hablante sea comprensible; 2. que el hablante sea fiable; 3. que la acción pretendida sea correcta por referencia a un contexto normativo vigente; y 4. que la intención manifiesta del hablante sea, en efecto, la que él expresa. Habermas, además distingue en la sociedad dos niveles: el “sistema” y el “mundo de la vida”. Entendiendo el mundo de vida como, el saber de fondo, el horizonte cognitivo donde se desarrolla la acción comunicativa, desde donde se extraen las definiciones y el sentido de las situaciones. Y por sistema entiende, aquella esfera mundo social dominado por el intercambio y el poder, donde impera la lógica de la acumulación y la racionalidad burocrática económicoadministrativa, orientada a la acción instrumental. Un elemento importante de destacar de Habermas, es su planteamiento acerca de la colonización de los diferentes sistemas de la sociedad (como la familia, el estado, la economía, etc.) debido a la constante racionalización de estas esferas, lo que los aleja del mundo de vida o en otros términos, la amenaza de la racionalidad comunicativa frente al acecho de la racionalidad instrumental – burocrático – administrativa. Visto desde nuestro punto de vista a Habermas se aplican consideraciones similares que a Weber, aunque Habermas incluye el mundo del intercambio y la acumulación, nosotros creemos que debe ser analizado no sólo como mundo que enfrentan los actores, sino como conjunto de interacciones organizadas en la estructura económica por derecho propio, como proceso social con validez propia, además de la forma en que lo enfrentan los actores. Otro aspecto que hay que considerar es que Habermas, al igual que Weber se refiere sólo a la interacción simbólica, excluyendo otros tipos de interacción que hemos considerado. Veamos ahora el concepto de “rol” en Berger y Luckmann, en la obra, “La Construcción Social de la realidad” que los autores emplean como su concepto más elemental en su construcción teórica. Podríamos comenzar aproximándonos al concepto de rol desde una dimensión etimológica y constitutiva. En este sentido, tal concepto es definido por estos autores como “pauta específica de comportamiento” que respondería a una internalización de campos de sentido, no agotando en ello las respectivas estructuraciones en torno a las interpretaciones y comportamientos que realizan los diversos actores en sus distintas acciones cotidianas (roles). No se agotaría en ello principalmente debido a que el concepto de rol no es solamente un espacio de transmisión de sentido (significado y orientación de la conducta), sino que también contendría dimensiones cognoscitivas, afectivas y culturales. Es importante asociar a esta pauta específica de comportamiento (el rol), no solo sus dimensiones internas, sino también sus propiedades. Una de ellas está en su constitución y se relaciona con el conocimiento acumulado históricamente: es transferible y apropiable. O sea, el rol respondería al conocimiento en un primer momento, que en el caso de estos autores es definido por un tipo de conocimiento común (el que todos saben, “el sentido común”), y a una relación con el lenguaje, siendo este último su nexo más prioritario y eficaz. En otras palabras, el rol es transferible en cierto sentido por el conocimiento que se acumula a través de sujetos y su desarrollo en roles específicos y que en gran medida se deben a la interacción social; y por el lenguaje como objetivación lingüística, que permite a los sujetos conocer el significado, representarlo, retenerlo y transmitirlo. Para profundizar más en el concepto de rol es necesario tomar este término y analizarlo en conjunto con otros conceptos que denuncian otros procesos, todos ellos enmarcados en la dimensión objetiva de la construcción social de la realidad. En ese sentido, el concepto de tipificación es el que expresa el requisito que tiene internamente todo rol constituido como tal, o sea un sentido objetivo y una objetividad lingüística. Es así como el conocimiento y el lenguaje dentro del rol manifiesta un significado y una identidad o una cierta identificación con la acción. Es así como las acciones no dejan de ser una auto-experiencia, que expresa algo y que representan a la vez en términos cognoscitivos la dimensión que tiene todo rol. No obstante, la construcción del concepto de rol no solamente se basa en una dimensión cognoscente, sino que
84 también en una diferenciación psicológica, de un yo y un yo-social, fundamento extraído de la postura Durkheniana del homo dúplex, extrapolado en este caso no con una diferenciación moral por la cual se basa este autor, sino exhibiendo lo dualidad de la realidad, tanto como fenómeno subjetivo como también objetivo. En este sentido este yo social no es absorbido por la acción, ni este yo es conquistado por el actor, sino que existiría un distanciamiento entre ambas entidades. Esto nos llevaría a plantear que tal distanciamiento es reproducible y por ende acumulable. Este cúmulo de conocimiento extrapolado del distanciamiento, se tipificaría como un conocimiento objetivado común, fundamento de la institucionalización del comportamiento. Por lo tanto, los roles dan vida a actores en diferentes contextos; reconociéndolos, identificándolos y otorgándole un cierta valoración, que da paso a la jerarquización de los roles, en roles estratégicos o específicos de alta relevancia para el funcionamiento del mundo institucional y para la institucionalidad en la sociedad. La siguiente cita ilustra lo anterior: “Al desempeñar “roles” los individuos participan en un mundo social: al internalizar dichos “roles”, ese mismo mundo cobra realidad para ellos subjetivamente”. (Berger y Luckmann, 2001, p. 98). Ahora bien, el origen de los roles es posible rastrearlo de los procesos de objetivación y habituación. Tales conceptos estarían relacionados con el inicio del proceso de formación del acopio común de conocimiento (objetivación) que contenga tipificaciones recíprocas de comportamiento (habituación). Por lo tanto la relación con las instituciones, otro concepto central dentro de esta obra, está mediada por una relación dialéctica; por un lado el comportamiento institucionalizado implica roles y estos roles necesariamente tienen que estar institucionalizados para ser reconocidos y transmitidos como tales. En este sentido, los roles representarían un orden institucional en un doble eje; en uno son portadores de orden debido al desempeño mismo del rol, y en otro son el nexo institucional, sostenido en el reconocimiento de una cierta tradición institucional, respondiendo a ciertos códigos, normas y valores. El concepto de orden queda más evidenciable si analizamos el rol según su desempeño. Es de este modo como el comportamiento pensado desde el rol daría paso a su susceptible coacción. A lo sumo, el orden institucional es real por los roles y los roles representan ese orden institucional. En síntesis, el concepto de rol está asociado a la tipificación de comportamiento humano, fundamentado en un sujeto (acción y actor), en un conocimiento y el lenguaje. En nuestra perspectiva, el rol de Berger y Luckman: 1. Corresponde a una unidad compleja, constituida por secuencias de actos e interacciones interconectadas. 2. Corresponde exclusivamente a conducta no manifiesta, conducta simbólica, dejando fuera las otras formas de interacción que hemos considerado. 3. Corresponde sólo a formas estructuradas de conducta, dejando fuera procesos dinámicos no estructurados. 4. Corresponde sólo a conducta consciente ante estructuras objetivadas. Por todas estas razones, aquí como en los casos de Parsons, Weber y Habermas se trata de casos particulares que pueden ser analizados con nuestra conceptualización, siendo está última mucho más general y abarcadora. Expresaremos algunas ideas respecto al interaccionismo simbólico del texto de Julio Carabaña y Emilio Lano de Espinosa “La teoría social del Interaccionismo Simbólico (IS): Análisis y Valoración crítica”. Pragmatismo y conducta social en G. H. Mead. Sobre la relación individuo y naturaleza: La relación entre ambos es de interacción y mutuo influjo. Lo que media ambas entidades es la categoría de la acción. Detrás de esta relación, está la filosofía pragmatista, postura de Mead, que señala que el significado de una idea, objeto o concepto es la conducta que provoca. Acto y actitud: La tarea de mediar entre los momentos internos y externos del comportamiento, entre los procesos físicos y los psíquicos, incluyéndolos en una unidad, lo relaciona el concepto de acto y actitud. Acto es un impulso69 que mantiene el proceso vital mediante la selección de 69
Todos los impulsos son sociales, en sentido estricto, los hay asociales como la hostilidad.
85 ciertas clases de estímulos que necesita. De tal modo el organismo se crea su ambiente. El estímulo es la ocasión para la expresión del impulso. El acto se define, por tanto, como la totalidad de los aspectos internos y externos de una acción. No es una simple respuesta, sino una adaptación activa del organismo respecto del medio. Al comienzo del acto, hay ya una organización determinada de actitudes, equivalentes a una cierta disposición del sistema nervioso central. En esa organización de actitudes ya está previsto el curso posterior de la acción. Ejemplo, “El caballo que aparece me hace acercarme a él para acariciarlo”. En el comienzo de la acción está ya lo que voy a hacer después. Y ese conjunto de disposiciones, que se traducen en acción, es precisamente el sentido. Acto social es una unidad de interpretación entre dos organismos. Lo mismo que se subraya la unidad de acción hay que concebir el acto social como una unidad en que los diversos actos individuales se complementan y adquieren sentido unos por referencias a otros. El gesto es el comienzo de un acto social que es estímulo para la reacción de otro individuo. El gesto se convierte en símbolo significante cuando provoca en el que lo produce la misma reacción que en el alter, al menos implícitamente. La persona es entonces el acto social –todo inseparable- internalizado, al que el organismo reacciona. El “self”, (yo) se introduce en el “me” (mundo). Su persona implica reconocer a los demás y ser reconocido. El interaccionismo simbólico, algunos aspectos centrales: G. H. Mead, sostiene que la sociedad es interacción. Es desde ahí que la dinámica de las instituciones sociales solo puede ser analizada en términos del proceso de interacciones entre sus miembros. La conducta humana se debe entender a través de la INTERPRETACIÓN, que hacen los individuos de la situación. La interpretación es tomar el rol del actor y ver el mundo desde su situación. Por ende, el IS se caracteriza por la comprensión de la acción social desde el actor. El sujeto internalizar la sociedad (me) como un sistema de interacciones cuya estabilidad se mantiene ejerciendo su control sobre el “Self”, energía irracional frente a la cual la estructura social restaura continuamente, como sujeto, su propia inercia. Coincidimos con Mead en el sentido que los actos no son simplemente una respuesta indiferenciada a estímulos del ambiente sino que se enmarcan en actitudes o valores, o en términos más generales, predisposiciones y desde este punto de vista el individuo no es simplemente reactivo sino también activo. El acto de Mead puede corresponder a uno o más (una secuencia) de nuestros actos, pero la interpretación social del sujeto en nuestro enfoque corresponde a una secuencia de actos, ya que involucra conductas más complejas que las de nuestro acto considerado aisladamente. También coincidimos con Mead en ver la sociedad como conjuntos complejos de interacciones, pero haciendo explícitas en nuestro enfoque formas estructurales de dichas interacciones, conscientes y no conscientes, y de posiciones en dichas interacciones.
Refirámonos ahora a conceptos de George Simmel. Una de las principales preocupaciones en la obra de Simmel fue su estudio sobre interacción social. En términos de lo microsociológico, su reflexión se centró sobre pequeños grupos. No obstante no hay que pasar por alto que a pesar de darle énfasis al estudio de la interacción a pequeña escala, estas formas de interacción se enmarcaban dentro de una relación más extensa entre los individuos y la sociedad, aspecto del cual estaba atento. La teoría elaborada por Simmel (considerada más sofisticada que otras de su tiempo), presenta cuatro niveles o áreas de interés. La primera de ellas hace mención a los componentes microscópicos (psicológicos) de la vida social. En segundo lugar se encuentran los componentes sociológicos de las relaciones interpersonales. En tercer lugar, se haya la estructura social (el espíritu social y cultural). La organización de estos niveles se explica para Simmel a través del concepto de emergencia, que explica y enfatiza que los componentes más altos emergen desde los más bajos (la suma de los diferentes elementos individuales da origen a nuevas entidades). Y el cuarto de los principios, se relaciona con los principios metafísicos de la vida (verdades eternas, que conducen a imágenes futuras sobre la dirección del mundo).
86 La interacción para Simmel, es definida en el más amplio sentido, enfatizando que todo interactúa con todo lo demás de una u otra forma. Es por esto que Simmel consideró importante el conflicto, los dualismos y contradicciones que se presentan en el mundo social. Es así como la interacción o las formas de asociación, fue el nivel individual de análisis para Simmel. Al mismo tiempo, que señalaba que las bases de la vida social estaban conformadas por individuos que interactúan unos con otros, por una gran variedad de motivos, propósitos e intereses. Es en este punto, donde emerge la creatividad de los individuos para crear estructuras sociales a partir de la interacción. Cada forma de interacción, necesariamente para Simmel, implica la conciencia de la orientación, es decir, que conscientemente estén orientados los actores unos a los otros (como una forma de asumir roles y posiciones dentro de la sociedad, por ejemplo, ser obrero v/s ser burgués). De esta forma, también considera a la estructura social como algo exterior y fuera del alcance para los individuos (con vida propia). Los individuos son quienes al conceptualizarla le otorgan vida, es decir al resignificarla conscientemente, interiorizan normas y valores. Así, al ser consientes por un lado (y resignificar las estructuras sociales) y al ser creadores de las estructuras sociales, el ser humano se enfrenta a la paradoja de evitar los estímulos que someten a los animales, por un lado, pero por otro lado se enfrenta a las mismas estructuras de control que el mismo crea. Uno de los mayores aportes de Simmel a la sociología ha sido su estudio de las formas o pautas de interacción social. En contraste con Durkheim, no se interesa en los hechos sociales, sino en formas de asociación más elementales, describiendo a tal punto a la sociedad como la suma total de las interacciones (relaciones). Otra de las preocupaciones de Simmel, es la consideración de la forma por encima de contenido en la interacción social. Con esto Simmel quiere decir, que si bien el mundo está compuesto de múltiples interacciones, acciones, acontecimientos, etc., las personas se orientan ordenando dichos estímulos a través de formas o modelos (como una forma de reducir la complejidad). De la misma forma es como Simmel, construye su objeto de estudio, seleccionado un fenómeno delimitado, examinando los elementos que lo componen y la causa de su coherencia, examinando su forma, e investigando los orígenes de la forma de interacción social y sus implicancias estructurales (“las formas son las pautas exhibidas por las asociaciones de personas”). El interés de Simmel por las formas de interacción, debe ser entendido sumando un par de conceptos al desarrollo de lo que ha sido denominado su geometría de las relaciones sociales. La distancia y el número, son dos de los más importantes (otros son: posición, valencia, autoinclusión y simetría). El número, se debe entender dentro de una relación, como un concepto relacional, que adquiere sentido en la interacción entre sujetos, influenciando la calidad de la interacción entre díada (grupo de dos personas) y tríada (grupo de tres personas). La suma de una tercera persona genera un cambio radical y fundamental, destacando que la suma de una tercera persona a un grupo de dos es mayormente decisiva que si se suma una cuarta o quinta persona a un grupo. Dentro de la díada, esta interacción solo tiene razón de ser para los dos individuos implicados, en el sentido, de que en esta forma de interacción no hay grupo, solo dos individuos aislados e individuales, sin un sentido de grupo. En cambio, en la tríada, la presencia de un sujeto más genera, que el sentido de grupo se encuentre fuera de los individuos que lo componen, entiende que su sentido se encuentra fuera de los individuos que forman el grupo, siendo una amenaza a la individualidad de los sujetos. Al emerger un tercer miembro al grupo, surge una gran cantidad de nuevos roles sociales, actuando el tercero como arbitro, manipulando los conflictos a su propio interés (divide y vencerás), entre muchas otras alternativas. Al pasar de la díada a la tríada, aquel paso marca el surgimiento y desarrollo de estructuras sociales, que pueden disgregar a los individuos y dominarlos. El paso de la díada a la tríada, marca el surgimiento de lo social para Simmel, adicionándose del mismo como un tercero, se suman cada vez más sujetos hasta llegar a la sociedad. Simmel, a la sociedad no la consideraba un organismo o un objeto, sino más bien como un conjunto de interacciones (real y material). Además consideraba que la sociedad trasciende al
87 individuo y vive su propia vida bajo sus propias leyes. Situando al individuo aislado y sin ninguna injerencia sobre la sociedad. Dentro de estas estructuras sociales los individuos, se desenvuelven cada vez más solos y aislados. Resultado una relación dialéctica entre el individuo y la sociedad. “El individuo socializado siempre permanece en una relación dual con la sociedad: se incorpora a ella y lucha contra ella (…) esta contradicción muestra que la sociedad permite que surja la individualidad y la autonomía, pero también la impide” (Coser: 1965, Pág. 11). La injerencia del tamaño del grupo incide directamente en la libertad de los sujetos. Por ejemplo, el sociedades pequeñas el individuo es controlado por completo, en cambio en sociedades grandes, el individuo al pertenecer a varios grupos, el control que pueden tener sobre él solo será parcial, controlando cada grupo una pequeña parte de su personalidad total. Una consecuencia, de los grupos grandes es la incontrolable diferenciación y distanciamiento de los otros sujetos, lo que conduce a relaciones más distantes e impersonales. Un último elemento que destaca Simmel, es la distancia del individuo hacia otros individuos o hacia objetos, lo que marca el valor de cualquier cosa. Según plantea en la Filosofía del Dinero, Simmel, subraya que no se valora lo mismo un objeto si está demasiado cerca, sino cuesta obtenerlo o si está demasiado lejos y su obtención es más compleja. Dependiendo de la distancia es el valor que se le asigna a cada objeto, siendo los objetos que con un mayor esfuerzo son conseguidos, los más valorados. En nuestro esquema incorporamos mucho del análisis formal de Simmel, pero pretendemos diferenciar una amplia gama de conceptos que no están contenidos en el análisis de Simmel, al mismo tiempo que no consideramos sólo la conducta consciente. Coincidimos con Simmel en que las múltiples interacciones de los individuos cristalizan en un sistema objetivo que enfrenta y a veces se opone a los individuos.
88 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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89 Julio Carabaña, Emilio Lano de Espinosa: “La teoría social del Interaccionismo Simbólico (IS): Análisis y Valoración crítica”. (Sandoval, 2009).
90 CAPITULO IV SECUENCIA DE ACTOS, PROCESO Y ESTRUCTURA. En este capítulo se examinará la forma como se interconectan los diversos actos. Desde una mirada microsociológica, la conducta puede ser mirada al menos, entre las formas más simples, desde dos puntos de vista: 1) el individuo y 2) su interacción con los demás (hay otras que veremos más adelante). Hemos descompuesto la conducta en actos, y al respecto, puede considerarse la conducta como: 1) una secuencia de actos ejecutados por el individuo y, en este sentido, como una actividad; 2) secuencias de interacciones que se entrecruzan y superponen en distintos puntos. El que la secuencia de actos se considere como actividad o como secuencia de interacciones, depende del problema que se desee analizar. Por ejemplo, si lo que interesa es analizar los contenidos o regularidades en la conducta de individuos distintos, corresponde emplear el concepto secuencias de interacciones. Un mismo acto mínimo o unitario puede pertenecer, y de hecho usualmente pertenece, simultáneamente a la actividad del individuo y a las secuencias de interacciones que mantiene con otros individuos. La distinción entre actividad y secuencias de interacción, no significa contraponer necesariamente dichos enfoques de la conducta, pues a menudo para estudiar las secuencias de interacciones será necesario referirse a las actividades de individuos y conjunto de ellos y, para examinar las actividades, ubicarlas en su contexto social. Tanto para las actividades como para las secuencias de interacciones deberemos hacer referencia a diversas acepciones del concepto situación. 1. Situaciones Tanto las actividades como las secuencias de interacciones transcurren en contextos determinados. La situación ha sido definida, como hemos visto, en términos de aquellos aspectos que puedan tener una relevancia inmediata para la conducta del sujeto. Ello no significa que tengan dicha relevancia inmediata, sino sólo que pueden tenerla. Por este motivo, no debe pensarse que toda situación tiene una duración muy pequeña, ni menos que dura lo mismo que el acto que se orienta a dicha situación. Generalmente una secuencia de actos se orienta hacia la misma situación. Por lo menos en teoría, podrían llegar a establecerse límites absolutos en términos de los criterios que se señalaron en la definición de situación. Los límites fijados en ese sentido estricto no dependen de los propósitos de la investigación. Sin embargo, como diversos tipos de investigaciones persiguen descubrir la influencia de distintas características del ambiente sobre la conducta (o viceversa), variará el grado de detalle y los aspectos con que sea preciso caracterizar la situación. Usualmente sucederá que mientras menos detallada sea la descripción, podrá considerarse como más constante la situación, salvo que los aspectos de ella que se tomen en cuenta sean precisamente más variables. Para propósitos determinados incluso puede considerarse invariable la situación aún cuando el sujeto se desplace en el espacio (por supuesto siempre que los desplazamientos se realicen entre ciertos límites), lo cual no se ajusta a la definición estricta de situación en que esta última depende entre otros aspectos de la posición espacial del sujeto. Por otra parte, no todo cambio en alguno de los elementos de la situación hace que se pase a una situación distinta, pues si así fuera la única posibilidad de estudiar el cambio de cualquiera de sus elementos conduciría a examinar las relaciones entre una secuencia de situaciones en las que los componentes de cada una de ellas serían fijos, lo cual complicaría bastante cualquier análisis. La utilidad del concepto situación es, precisamente, que brinda un marco de referencia dentro del cual se pueden analizar las variaciones de algunos de sus elementos en su contexto de relaciones. Por supuesto, si se producen cambios apreciables en los elementos o si ellos sufren una reorganización substancial, ya sea por un cambio en ellos mismos o por variar su relación con el sujeto, habrá que considerar a la situación como una situación distinta. Ello dependerá de las características concretas de la realidad considerada y de la teoría que sirve de base al estudio. Desde este punto de vista no hay una delimitación estática de la situación, depende de las actividades y secuencias
91 de interacciones que se consideren, que pueden abarcar períodos de tiempo más extensos o menos extensos e interconexiones más próximas o más remotas. Cuando se considera la situación en relación a un conjunto de actos mínimos ejecutados sucesivamente por un sujeto las diversas situaciones correspondientes a los actos mínimos se tratan como constituyendo una situación; en relación a una interacción mínima o unitaria (en este caso, las situaciones de ambos individuos se integrarían en una situación más compleja). Las diversas acepciones del mismo término, al ser una distinción analítica, quedan claras de acuerdo al contexto teórico en que se usen. Es decir, en un caso se trata de la situación de un acto mínimo, en otro de la situación de una secuencia de actos y en el otro de la situación de una interacción mínima o de una secuencia de interacciones. Al hacer referencia a la situación de una secuencia de actos de un individuo se está haciendo referencia a la situación correspondiente a la actividad de un sujeto. Del mismo modo, puede extenderse el concepto situación para aplicarlo a una secuencia de interacciones. En este último caso, la situación estaría constituida por el conjunto interrelacionado de objetos físicos (incluyendo los culturales) y de seres humanos que se encuentran en el campo perceptivo de los sujetos; que ponen en vigencia la secuencia de interacción en cualquier momento del periodo de tiempo que dura la secuencia, y que pueden modificar o ser modificados por la conducta inmediata de dichos sujetos. Usualmente la situación correspondiente a una secuencia de interacciones será más compleja o incluiría más elementos que las mencionadas anteriormente, especialmente si es grande el número de sujetos en interacción y estos están dispersos. Así por ejemplo, si se consideran las secuencias de interacciones que constituyen una organización industrial, la situación incluirá al menos las máquinas, muebles, vehículos, computadores, personas y edificios en que funciona dicha organización y su inclusión en el contexto mayor como rama de producción, mercado económico, elementos culturales como culturas ocupacionales de los miembros y relaciones con el Estado, etc., si el análisis del problema lo amerita. 2. Estructuración y cuasi – estructuración Tanto en las actividades, como en las secuencias de interacciones y situaciones, pueden distinguirse rasgos de estructuración. Actividades, secuencias de interacciones y situaciones están constituidas por unidades más pequeñas. Las actividades están constituidas por secuencias de actos, las secuencias de interacciones están constituidas por interacciones mínimas o unitarias y las situaciones por sujetos y objetos70. Las características de tales unidades componentes o la forma como se combinan e interrelacionan pueden tener diverso grado de fijeza o estabilidad. Esto quiere decir que hay rasgos o características de dichas unidades o su combinación o interrelación que se repiten. Se verá cada uno de estos aspectos por separado: (i) características; (ii) combinaciones; (iii) interrelaciones de las unidades. (i) Si se considera las unidades componentes, actos, interacciones mínimas, sujetos y objetos por separado, no en su combinación e interconexión mutua pueden agruparse en “tipos” que incluirían a la clase (en sentido lógico) de unidades que tienen determinadas características comunes. Al respecto podrían distinguirse actos-tipos, interacciones mínimas tipo, objetos-tipo y sujetos – tipo. Cada uno de los actos – tipo, interacciones mínimas tipo, sujetos – tipo y objetos – tipo, expresa una unidad estandarizada que no es analizable, dentro del marco teórico, en sus unidades componentes. Cada una de tales unidades standarizadas representa los rasgos comunes a las distintas unidades que componen la clase abarcada por el concepto. Las instancias particulares representadas por las unidades standarizadas pueden pertenecer o no al 70
Los sujetos y objetos de por sí presentan bastante complejidad en su composición. La distinción entre sujetos y objetos es analítica, todo lo que no es sujeto es objeto. Los objetos pueden ser físicos, culturales o sociales y de muy distinto grado de complejidad. Entre los objetos culturales complejos están las ideologías políticas y en otro aspecto las culturas ocupacionales. En cuanto a objetos sociales o socioculturales se pueden distinguir, entre muchos otros, las ramas de producción y el mercado económico. Las situaciones o procesos mayores son unidades, lo cual significa que no se subdividen en el análisis, pero ello depende del punto de vista analítico y no de las características de tales unidades, porque como parte del análisis puede ser aconsejable subdividirlas para propósitos específicos.
92 mismo proceso y estar interconectadas de algún modo o no estarlo. Por este motivo no son propiamente rasgos estructurales, siempre que se considere cada acto – tipo, interacción mínima –tipo, sujeto – tipo y objeto – tipo por separado. Cuál sea la forma de clasificar los actos mínimos –tipo, las interacciones mínimas – tipo, los objetos – tipos y los sujetos – tipo depende de los criterios que se adopten. La clasificación, no obstante, no debe ser arbitraria sino que debe basarse en características que permitan explicar la dinámica y permanencia del proceso. Como en los casos mencionados se trata de unidades mínimas, no tiene mucho sentido hacer la clasificación de acuerdo a la estructura interna de tales unidades, sino que usualmente su clasificación se realizará de acuerdo a su participación en el proceso mayor de que forman parte, ya sea dicho proceso, actividades, secuencias de interacciones o situaciones. (ii) Ahora bien, si se considera un proceso determinado, puede examinar la combinación de las distintas unidades componentes, estableciendo su distribución en términos del número o frecuencia de unidades componentes de cada tipo o bien precisando dicha distribución y además el ordenamiento temporal y espacial de las unidades componentes. Tal estudio de las combinaciones (distribución y ordenamiento) de las unidades componentes, no supone el examen de las interrelaciones o interconexiones concretas entre dichas unidades. Por ello no se trata propiamente de características que den origen a rasgos estructurales, sino que se denominarán, siguiendo a Johnson, rasgos cuasi – estructurales (Johnson, 1965). El rasgo “cuasi – estructural” no se considerará, a diferencia de Johnson, como una distribución cualesquiera de las unidades componentes71 sino sólo aquellas combinaciones (incluyendo distribución y ordenamiento) que se repiten. Hay tres formas fundamentales que puede adquirir la “repetición” de las combinaciones. Que la combinación (distribución o distribución y ordenamiento) se mantenga constante, manteniéndose su tendencia principal a través del tiempo (aunque haya variaciones o desviaciones no muy apreciables) en el mismo proceso. Esto significa que las distintas unidades componentes se combinan de manera similar en diferentes momentos del tiempo del mismo proceso, repitiéndose su distribución u ordenamiento. Que la tendencia principal de la combinación de las unidades componentes de un proceso experimente variaciones cíclicas. Para que se trate de un rasgo cuasi – estructural, cada ciclo, debe ser similar al anterior. En este caso, son los ciclos los que se repiten. Que la constancia o variaciones cíclicas de las combinaciones de las unidades componentes sean comunes para distintos procesos. En este caso la manera como se combinan se repite dentro de cada proceso y para distintos procesos. Así, una condición para que se trate de cuasi – estructuración es que la manera como se combinan las unidades se repita, ya sea en el mismo, en distintos procesos o en ciclos. Ello significa que aunque las unidades componentes no sean las mismas, porque son emitidas en momentos distintos o en procesos distintos, las características de dichas unidades y la manera como se combinan son similares para diversos conjuntos de actos concretos. Esto justifica separar la manera como se combinan los actos de sus instancias particulares y referirse a tal combinación como el elemento cuasi – estructural. Así, se abstrae el modo de combinación de los casos concretos en que se da dicha combinación. De acuerdo a lo expuesto, puede dársele dos acepciones al término “rasgo cuasi – estructural”. Como el modo abstracto de combinación de las unidades componentes. Como el modo de combinación de las unidades componentes, incluyendo su contenido concreto, es decir, las unidades componentes mismas, en toda su individualidad y concreción. Debe hacerse notar que rasgos cuasi – estructurales que serían distintos de acuerdo a este segundo sentido, por variar las instancias particulares en que se producen, pueden ser el mismo según la primera acepción.
71
Las unidades que usa Johnson son sólo unidades relativamente complejas.
93 De las dos formas de considerar los rasgos cuasi – estructurales recién anotadas, la acepción más corriente es la primera. Es conveniente que pongamos un ejemplo de rasgos cuasi-estructurales en procesos de interacción en grupos de 15 personas o menos en que se dan interacciones directas, cara-a-cara. Por ejemplo: se han realizado análisis de reuniones de directorio de empresas en EEUU que tienen lugar en salas en que todos se ven directamente. Estas reuniones son observadas por los investigadores a través de un vidrio de visión unidireccional. Se clasifican las interacciones en (i) proposición de ideas, (ii) aprobación de dichas ideas, (iii) reprobación e (iv) interacciones mínimas conciliatorias. De acuerdo a estas categorías la sesión de directorio es observada por los investigadores a través del vidrio unidireccional y se van anotando dichas interacciones en la secuencia en que se van produciendo. Se llegó a la conclusión que hay regularidades en la proporción en que se dan los distintos tipos de interacciones en el proceso total y más aún, que siguen una secuencia en el tiempo, encontrándose que en la primera fase hay más interacciones de proposición de ideas y después más interacciones de conciliación. Este es un ejemplo de cómo puede analizarse la distribución (para determinar rasgos cuasi-estructurales) de las interacciones a un nivel tan microsociológico. La cuasi – estructuración puede darse a distintos niveles, de acuerdo al proceso considerado. Se ha distinguido hasta el momento, las actividades, las secuencias de interacciones y las situaciones. En las actividades el rasgo cuasi – estructural estaría dado por la repetición de la combinación de actos que la componen. De acuerdo a lo expuesto, ello puede implicar que: 1) la distribución de actos se repite, o 2) se repite tanto la distribución de actos como su ordenamiento temporal y espacial. La repetición de la combinación puede darse en la misma, además en distintas actividades o en ciclos dentro de las mismas o distintas actividades. Respecto a la actividad de trabajo de un obrero en una línea de ensamblaje de una industria, la actividad puede consistir en (i) un tipo de actos repetitivo, como ubicar una pieza en el producto en elaboración, clasificar fruta de acuerdo al tamaño, apretar tornillos, (ii) una secuencia de actos repetitiva como secuencia, como montar y ajustar puertas de automóvil al cuerpo del vehículo. Hay otras actividades, como las de dirección, que involucran una gama mucho más heterogénea de actos. En las secuencias de interacciones, la combinación de interacciones mínimas, al repetirse, ya sea en su distribución (de acuerdo a interacciones mínimas – tipo) o en su distribución y ordenamiento, se daría lugar al rasgo cuasi – estructural. Puede ocurrir que el rasgo cuasi – estructural, expresado como constancia o variaciones cíclicas de la combinación de interacciones mínimas que componen la secuencia de interacción, sea aplicable a una misma secuencia en distintos momentos del tiempo o a diversas secuencias. En la secuencia de interacciones de una relación de autoridad, lo más frecuente es que quién detenta la autoridad inicie la interacción y su contenido sean órdenes o sugerencias y las del subordinado sean de respuesta a quien detenta la autoridad y para proporcionar información. Estas secuencias tienden a repetirse durante la mayor parte del ejercicio de la autoridad. En cuanto a las situaciones, la cuasi – estructuración estaría dada por la repetición, en la misma situación en diversos momentos del tiempo (como constancia o en ciclos) o en distintas situaciones, de la misma o similar distribución de objetos y sujetos, ya sea considerando o no su ordenación temporal y espacial. En el caso de las situaciones el que se repita el ordenamiento temporal y espacial implica que un importante aspecto del contexto físico – cultural permanece constante o experimenta variaciones cíclicas y de esa manera constituye un factor que necesariamente influirá en la orientación de la conducta del o los sujetos considerados en dicha situación. Un aspecto físico-cultural que condiciona la interacción del sistema familiar es la vivienda, que al ser habitada por una familia, constituye un hogar. También las oficinas de trabajo están constituidas por determinadas combinaciones de objetos y sujetos que condicionan la actividad e interacción dentro de ella (determinado tipo de mobiliario y equipo, sujetos de “cuello blanco”, etc.). Debe destacarse que los actores no reaccionan de manera pasiva ante las situaciones, y tampoco están determinados exclusivamente por gratificaciones del organismo, ya que se constituyen en personas con valores y con una perspectiva idiosincrásica de su existencia.
94 La cuasi- estructuración de las actividades, secuencias de interacción y situaciones, está a un primer nivel. Adelantándose al desarrollo del presente libro, puede decirse que las actividades, secuencias de interacciones y situaciones se integran en un contexto de interacción más complejo y en sistemas que las incluyen a un segundo nivel. De este modo, la cuasi – estructuración de contextos y sistemas de interacción puede expresarse a través de la repetición de las combinaciones de actividades, roles y status y situaciones. Si pasamos a un tercer nivel, puede caracterizarse la cuasi – estructuración a través de la distribución y ordenamiento espacial y temporal de los diversos sistemas y la distribución y ordenación de aspectos significativos del ambiente. Al respecto, como rasgo cuasi-estructural de actividades está la distribución estadística de las ocupaciones de un país, por ejemplo, la proporción de profesionales, actividades técnicas, actividades especializadas, actividades semi-especializadas y actividades no especializadas. Debemos destacar que al considerar como propiedades cuasi – estructurales de un sistema o un contexto de interacción la repetición de la combinación de actividades, roles y estatus y situaciones, los mismos aspectos de la realidad concreta aparecerán mirados desde distintos puntos de vista, de acuerdo a cuáles sean las unidades que se tengan de base para hacer la descripción del rasgo cuasi – estructural. Así por ejemplo, serán distribuciones distintas si los roles se clasifican de acuerdo a la dimensión difusividad-especificidad, que si se clasifican de acuerdo a la dimensión autoridad-subordinación. (iii) Un tercer aspecto a considerar se refiere a la estructuración y al rasgo estructural propiamente dicho. En este caso no se trata simplemente de las características de las unidades componentes o de la manera como se combinan, sino del modo como se interconectan e interrelacionan. En el caso de la combinación, si la distribución (es decir, las frecuencias o proporciones en que se dan los distintos tipos de unidades componentes del proceso) o la distribución y ordenamiento se mantienen constantes o varían cíclicamente, es legítimo hablar de rasgo cuasi – estructural. En cambio, en la interconexión hay relaciones de causación, total o parcial en una dirección o en un sentido recíproco. Nos referimos a causación múltiple, en el sentido que los actos, secuencias de actos, interacciones o situaciones, son necesarios para que se produzcan otros actos, secuencias de actos, interacciones o situaciones, en la forma en que se producen, pero puede no ser suficiente, en el sentido que deben producirse otras condiciones para que los actos, secuencias de actos, interacciones o situaciones, se den en la forma en que se dan. Que exista interconexión entre dos acontecimientos A y B, significa que B no se hubiera producido o lo hubiera hecho de manera distinta de no haber sucedido previamente A, si se dan las condiciones X. No es preciso que el acontecimiento A haya sido el único que haya contribuido a que B se produjera en la forma que lo hizo, bastando que A haya tenido alguna influencia en las características de B al producirse. Pueden haber sido varios los acontecimientos que contribuyeron a la producción de B. Por otra parte, el acontecimiento A puede haber influido no sólo en B, sino en otros acontecimientos C, D, E,… etc. Por último, si A influye en B, B puede reaccionar sobre la unidad que produjo A, modificándola. La existencia del rasgo estructural supone que la interconexión entre distintas unidades componentes de un proceso se mantiene constante o experimenta variaciones cíclicas. Las características esenciales de las unidades componentes y las propiedades de interconexión mutua pueden, además de ser constantes o experimentar variaciones cíclicas en el proceso, repetirse en otros procesos. Por ejemplo, las relaciones de autoridad formal pueden adquirir una forma similar en distintas empresas, conectadas entre sí o independientes. La forma como se interconectan los diversos actos puede producirse al menos, entre otras alternativas que no analizaremos aquí sino que veremos más adelante, de tres maneras: teniendo como foco o centro de la interconexión al sujeto, al objeto de la actividad u objetos esenciales o a sujetos interactuantes. En estos tres casos, determinados objetos (sujetos, objeto de la actividad esencial, pluralidad de sujetos) sirven de nexo entre los actos que se interconectan de una manera determinada. Dicha estructuración de las situaciones debe considerarse al menos desde un punto de vista “objetivo” y, en este sentido, se considerará como una forma particular, estable o cíclica, de interconexión de los objetos que la componen. Este es un grado elemental de integración de los diversos actos, ya que pueden interconectarse
95 en formas que supongan simultáneamente objetos de la actividad, sujetos individuales y pluralidad de sujetos. Cuando las interconexiones entre los actos (en torno a los tres focos mencionados) se mantengan constantes o varían cíclicamente, se habla de un rasgo estructural simple: Cuando la interconexión es de la situación en sí misma: situaciones – tipo. Cuando la interconexión es alrededor del objeto de la actividad o en torno a un objeto esencial o grupos o conjuntos de tales objetos, tenemos: Un conjunto interconectado y estandarizado de operaciones: una técnica (en torno al o los objetos de la actividad) Un conjunto interconectado y standarizado de usos o consumos: procedimientos standarizados de uso o consumo (en torno a objetos esenciales). ¿Cuáles son las principales diferencias y coincidencias entre técnica y consumo?: 1.1. Tanto técnica como consumo se refieren a actividades en torno a objetos (que incluyen tanto bienes como servicios). 1.2. Las técnicas son preferentemente instrumentales, actividades transformadoras para lograr un fin, el consumo es preferentemente expresivo, proporciona gratificación inmediata. Cuando la técnica coincide con una alta vocación personal, puede ser menor la diferenciación entre ambas. 1.3. Las técnicas corresponden normalmente a actividades más elaboradas en torno a objetos que el consumo, ya que la dificultad en el consumo puede disminuir la gratificación. 1.4. Las técnicas se realizan usualmente en actividades de trabajo, remunerado o voluntario, el consumo en actividades relacionadas al ocio, excepto el consumo productivo, que tiene características que pueden ser similares a las técnicas en algunos casos. La importancia social del consumo, a pesar de que en gran cantidad de casos se diferencia de la actividad de trabajo, se debe a que está inextricablemente asociado y constituye en la sociedad contemporánea la casi exclusiva posibilidad de satisfacer las necesidades (modeladas socialmente por supuesto) y la satisfacción de las necesidades está asociada a la supervivencia del organismo humano (necesidades biológicas modeladas socialmente) y la participación en la vida social (necesidades sociales en general), que están en la base misma de la existencia del ser humano y la sociedad. Por este papel crucial del consumo en la sociedad y su masificación, se explica la importancia central que ocupa en la sociedad contemporánea, reflejada en las teorías de la sociedad de consumo. En este sentido no podemos desvincular, como un ejemplo de estos conceptos en un enfoque teórico global, la importancia o la centralidad del consumo en la sociedad actual. Es de esta manera que la estandarización del conjunto de procesos interconectados que hacen posible el consumo no es una práctica que se ajuste sólo a las necesidades de los individuos, sino que y desde Baudrillard es un proceso que se ajusta a una realidad cultural. Para este autor el consumo es “una conducta activa y colectiva, es una obligación, es una moral, es una institución. Es todo un sistema de valores, con lo que dicho término implica como función de integración del grupo y de control social” (Baudrillard, 1974, p. 119). Así, el consumo en la sociedad contemporánea es, según esta mirada, un nuevo y específico modo de socialización, que infiltrándose en la mentalidad y en la ética cotidiana, aparenta ser justamente lo opuesto al control social, es decir, una forma de expansión del individuo. Plantea Baudrillard que en la sociedad de consumo “los valores, los ideales y las ideologías se pierden, en provecho únicamente de los valores de la vida cotidiana” (Baudrillard, 1974, p. 273). La comunicación de masas ha hecho que el consumo se mueva dentro de la lógica de lo simbólico y por ello es una cuestión clave para su comprensión. En este contexto, los objetos no sólo deben comprenderse por su utilidad específica, sino que se convierten en signos enlazados a una cadena de significantes (felicidad, belleza, éxito, etc.) que son deseados en tanto otorgan un lugar dentro de un grupo social, es decir, status.
96 Cuando la interconexión es alrededor de la relación sujeto – situación se tiene actividades – tipo, como las que caracterizan las distintas ocupaciones laborales. Cuando la interconexión es alrededor del sujeto actuando, está representada por una peculiar forma estandarizada de reaccionar frente a situaciones similares; se trata de predisposiciones o mayor probabilidad de emitir determinadas conductas (actitudes, valores, hábitos, o complejos de hábitos). Cuando la interconexión toma como referencia a una pluralidad de sujetos (un mínimo de dos) en sus interacciones mutuas, la forma estandarizada de relación está constituida por pautas o patrones de interacción y por configuraciones de las secuencias de interacción. Estos conceptos y otros semejantes se elaborarán con más detalle un poco más adelante. Los rasgos simples mencionados: situaciones – tipo, técnica, procedimientos de consumo, actividades – tipo, predisposiciones, pautas y configuraciones, representan sólo las formas más elementales de estructuración, ya que en el estudio de procesos de cierta complejidad se interconectan los actos simultáneamente de acuerdo a los tres aspectos mencionados: objetos, sujetos y sujetos en interacción. Por el momento, puede establecerse que: Los rasgos complejos de estructuración pueden ser resultado de interconexiones estables o cíclicas que se estructuran a partir de rasgos simples. Desde este punto de vista, el rasgo complejo seria un conjunto interconectado de rasgos simples. Ejemplo: una organización formal de gran tamaño. Puede ocurrir que los rasgos complejos no presupongan rasgos simples que lo constituyen, en el sentido que representan tendencias de estructuración estables o cíclicas que se dan en el conjunto pero no en las partes. Ejemplo: el mercado económico. Los diversos rasgos de estructuración, simples o complejos, o la estructuración en general, cuando corresponden a un proceso de elevada complejidad constituyen en conjunto una estructura. En este trabajo se reserva el nombre de estructura para referirse a aquellas interconexiones estables, o que se repiten en forma cíclica, de procesos complejos72. Para referirse a interconexiones que se repiten en procesos más simples usaremos el término rasgos estructurales. Como ocurre en el caso de la cuasi estructuración: Las interconexiones pueden mantenerse relativamente constantes para el mismo proceso. Las interconexiones pueden repetirse en ciclos iguales en el mismo proceso. Las interconexiones que se mantienen constantes o varían en ciclos iguales para un proceso, pueden repetirse en otros procesos. Del mismo modo: Los conceptos rasgo estructural o estructura pueden concebirse como el modo abstracto de interconexión entre las unidades componentes, aunque estas últimas difieren individualmente, es decir, en este caso no se considera el contenido concreto de las interconexiones. Como el modo de interconexión de las unidades componentes, incluyendo su contenido concreto, es decir, las unidades componentes mismas, en toda su individualidad y concreción. Aquí se aplican las mismas observaciones que en caso de la cuasi – estructuración, por lo cual no se repetirán. Debe destacarse que en este trabajo se concibe la estructura como el modo abstracto de interconexión, es decir, el primero de los sentidos mencionados.
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No hacemos sinónimos estructura con estructura social.
97 3. Actividades
Las secuencias de actos que constituyen la actividad de un individuo se orientan hacia una situación o situaciones y, lógicamente, se establecerá una interacción recíproca entre ambas, lo que no significa que el sujeto reaccione de manera fija ante las situaciones, pero aunque el sujeto manifiesta un grado importante de iniciativa personal, siempre estará en interacción con la situación. En este sentido es adecuado clasificar, entre otras formas, las actividades de acuerdo al tipo de objeto, sujeto o grupo hacia los cuales se orientan. Los objetos, sujetos o grupos presentan múltiples características. La clasificación de las actividades de acuerdo a dichos objetos, sujetos o grupos, debe considerar al menos características que: 1) tengan un papel apreciable en la orientación de la actividad; 2) sean relevantes al problema particular que se desea estudiar. Situaciones – tipo (estructuración de la situación de la actividad) Además del tipo de objetos que constituyen la situación, puedan caracterizarse las actividades de acuerdo a las situaciones – tipo, que tengan elementos fijos comunes, a que se enfrenta el sujeto. Las situaciones a las que nos referimos con la expresión “situaciones – tipo que tengan elementos fijos comunes” por ser situaciones – tipo deben poseer rasgos comunes que tengan relevancia desde el punto de vista de la orientación de la conducta del sujeto, y por tener elementos fijos comunes deben superponerse parcialmente dándose juntas las dos características señaladas, lo más probable es que se trate de situaciones que pertenecen a un contexto que manifiesta rasgos de estabilidad. Por ejemplo: el hogar, que tiene como objeto componente fijo la vivienda, corresponde a una parte importante de la situación en que se dan las actividades e interacciones del sistema de interacción familia. La caracterización de las actividades en estos términos, entonces, permitiría ubicarlas: 1) en contextos particulares y 2) en situaciones que se dan dentro de ese contexto. Desde este punto de vista, pueden considerarse que las situaciones tipo caracterizadas como se ha hecho aquí, por corresponder a una secuencia de actos, a una actividad, están “compuestas” por aspectos de las situaciones que corresponden a los actos mínimos o unitarios. A las situaciones correspondientes a los actos mínimos o unitarios se las denominará situaciones mínimas o unitarias. En este sentido, la situación – tipo sería, una forma estable o cíclica de interconexión de situaciones mínimas o unitarias. El que las actividades se orienten hacia “situaciones – tipo” que tienen elementos fijos comunes, implica una forma de estructuración de la conducta. La estructuración está dada por el grado de estabilidad y permanencia de las situaciones hacia las cuales se orienta la actividad. Estructuración de la actividad en sí. Otra forma de estructuración de la actividad deriva de pautas, patrones o normas que sigue la actividad y que representan, en un aspecto, las formas repetibles de organización de la secuencia de actos que la constituyen. En otro aspecto, dicha estructuración está representada por los factores causales (dentro del concepto de causación múltiple) de la estabilidad de las formas de organización de la secuencia de actos que la constituyen. Tales factores no tienen un origen simple, dependiendo tanto de la actividad como de la situación y de su contexto. El primer aspecto mencionado, las formas repetibles de organización de la secuencia de actos que constituyen la actividad, pueden establecerse describiendo simplemente la actividad en sus aspectos más constantes. Para establecer el segundo aspecto de la estructuración, los factores causales de las formas incluidas en el aspecto anterior es necesario explicar la conducta; es preciso determinar cuáles son las propiedades de la conducta en su relación con el medio que hacen que se repiten las formas de organización. El aspecto descriptivo de la estructuración se lo puede denominar también “formal”. En su verdadero sentido, la estructuración incluye tanto el aspecto causal como el formal. Sin
98 embargo, el presente trabajo se limitará a describir los aspectos formales de la estructuración, a los diversos niveles en que se da. Actividad – tipo (estructuración de la relación actividad – situación). Una tercera forma de estructuración de la actividad deriva de la interconexión específica entre dicha actividad y las situaciones a que se orienta. Para ello no basta que las situaciones tengan cierta permanencia y estabilidad, ni que la conducta siga pautas definidas, sino que la relación entre ambas debe ser constante. Esto significa que los rasgos de la situación a que se orienta la actividad y la forma en que dichos rasgos se integran a la conducta, tienen cierta permanencia, es decir, se repiten en el tiempo. Cuando la interconexión entre los distintos actos de la actividad y con la situación se repite, ya sea manteniéndose en forma establece o variando cíclicamente, pueden distinguirse actividades – tipo. En la actividad tipo hay dos focos de estructuración de la conducta: el sujeto y la situación, en sus relaciones mutuas. En este sentido se diferencia de las técnicas (ver apéndice 3) en que en esta última el énfasis respecto a la estructuración está principalmente focalizado en él o los objetos de la actividad, pudiendo incluso variar los sujetos que aplican la técnica (que son una parte de la situación) y no como en el caso de la actividad – tipo en la relación misma: (sujeto que ejecuta la actividad) – (situación). Frente a una situación, el sujeto emite una actividad; en cambio, en la misma situación puede aplicar múltiples técnicas de acuerdo a los sujetos y fines perseguidos. En las técnicas, el foco integrador de la actividad es el o los objetos o aspectos de ellos, no la relación sujeto – situación. Como ejemplo notable de actividad-tipo está el concepto de ocupación, que vincula la actividad a la situación en que se realiza el trabajo o tarea. Esto puede apreciarse en la definición de las categorías ocupacionales que hacen referencia al contexto o situación en que se realiza la actividad, sin especificar el entramado de los sistemas y secuencias de interacciones involucradas. Así por ejemplo: la categoría ocupacional “quehaceres domésticos” hace referencia a la actividad en el contexto del hogar, “estudiante” a la actividad en el contexto de la escuela, “empleado” a una actividad de cuello blanco en el contexto de oficina o más amplio sin especificar sus interacciones, “por cuenta propia” la actividad sin un contrato de trabajo es decir fuera del contexto de una empresa u organización mayor, y así sucesivamente. Actividades de coordinación. Se ha señalado que la estructuración de las actividades, pueden darse en relación a ellas mismas, a las situaciones hacia las cuales se orientan o hacia la interconexión de ambas. Esto es en cuanto a las actividades consideradas aisladamente, sin embargo, puede utilizarse el término estructuración para referirse a determinadas formas de distribución, requisitos lógicos de combinación y ordenamiento de las actividades en conjuntos de acuerdo a grupos y sociedades. Es importante considerar las situaciones estructuradas hacia las cuales se orientan las actividades, ya que permiten diferenciar los contextos en que se ubican dichas actividades. Si no se toma este aspecto en consideración, se producirán ambigüedades, ya que un mismo individuo realiza actividades distintas de acuerdo a los diversos contextos en que participa. Una forma de ubicar las situaciones es de acuerdo al contexto de interacción de que forma parte.73 Para un contexto de interacción determinado, puede hacerse una distribución de las actividades estructuradas siguiendo alguna clasificación. Como hay contextos de interacción más inclusivos que otros, los agrupamientos resultantes de las actividades, se pueden ir circunscribiendo a diversos niveles de complejidad. Del mismo modo, pueden agruparse o clasificarse las situaciones estructuradas hacia las cuales se orientan las actividades. De aquí resultan distintas distribuciones de acuerdo al contexto de interacción y nivel de inclusividad considerado. Del análisis de las características de las actividades estructuradas y las situaciones correspondientes, pueden establecerse los requisitos lógicos (de coherencia entre las actividades que implique que no se obstaculizan necesariamente unas a otras) en la combinación de 73
Las características de los contextos de interacción se precisarán más adelante.
99 actividades, de manera que haya una coordinación adecuada entre ellos sin interferencias. Un criterio para determinar dicha coordinación tiene que ver con el grado en que una actividad permite la mayor realización frente al medio, es decir, que la actividad se ejecute de acuerdo a lo planificado por el sujeto que la ejecuta, sin que tal actividad se vea obstaculizada, o mejor aún, que se vea facilitada por las actividades de los otros individuos del contexto de interacción. Al fijar los requisitos de coordinación de la combinación de actividades y situaciones, no se hace ninguna afirmación sobre la forma concreta, empírica, del contexto de interacción, sólo se establecen los requisitos que deberían cumplirse para tal coordinación. La forma ideal de coordinación establecida se fija, por ej. , en el organigrama y en los estatutos de la organizaciones formales, de acuerdo a los criterios de quienes los elaboran. Pero tales formas ideales de coordinación pueden ser establecidas también para contextos de interacción no formalizados74. El establecer las formas lógicas de coordinación, no implica que estas sean las mejores, ya que hay factores empíricos, como la personalidad y situación social de los sujetos, propiedades dinámicas de los procesos de interacción, valores difundidos en la población, etc., que no son actividades, y que no pueden dejar de ser tomados en cuenta. Esto tampoco significa que las formas empíricas de coordinación sean las mejores posibles, sino que para planificar dicha coordinación es necesario considerar otros aspectos además de los requisitos lógicos. Tales requisitos lógicos constituirán uno de los aspectos que ejercerán una presión sobre el contexto de interacción para que este adquiera una organización determinada. En base al problema de la coordinación de las actividades y sus situaciones correspondientes, se pueden diferenciar actividades que se orientan hacia “adentro” del contexto de interacción y otras que se orientan hacia “afuera”. La coordinación de las actividades es obviamente una actividad orientada hacia el aspecto interno del contexto de interacción y, al revés, las actividades que no tienen que ver con dicha coordinación 75 se orientan hacia su aspecto externo. Ejemplos de actividades que pertenecen al aspecto externo son principalmente las que se orientan hacia objetos inanimados, animales y vegetales, y sujetos que no pertenecen al contexto de interacción; al aspecto interno, las orientaciones hacia sujetos que pertenecen al contexto de interacción. Las orientadas hacia símbolos varían según cada caso. Lo señalado no implica que las actividades que no se refieren a la coordinación no forman parte de secuencias de interacción; si pertenecen al contexto de interacción deben interconectarse con los actos de otros individuos. De cualquier modo esta es una clasificación aproximada, el criterio definidor es si contribuyen o no, como característica principal, a la coordinación de las actividades. Desde el punto de vista de la coordinación de las actividades pueden distinguirse diferentes niveles, ya sea que coordinen directamente actividades que pertenecen al aspecto externo, que coordinen actividades del aspecto interno, etc. Distribución de las actividades (cuasi – estructuración) y actividades de coordinación (estructuración).
Si se consideran ahora los aspectos estructurales de las actividades y situaciones no individualmente, sino a partir de las propiedades o características de conjuntos de ellas, es decir, los aspectos cuasi – estructurales del conjunto, podemos distinguir: I. La distribución estable de las técnicas, actividades – tipo y situaciones – tipo, para todo el grupo o sociedades. Por ejemplo, la distribución de las ocupaciones del censo nacional. Pueden cambiar actividades o situaciones individualmente, pero la distribución total no variará si se mantiene constante la frecuencia de las categorías. II. La distribución estable de las técnicas, actividades – tipo y situaciones – tipo, para cada nivel, más amplio o menos inclusivo, por separado. Por ejemplo, la distribución de las ocupaciones 74
El concepto formalización será precisado en su significado más adelante. Uso el concepto coordinación en sentido amplio, ya sea que esta implique o no poder diferencial, sea directa o indirecta, etc. 75
100 por región, provincia, comuna o rama de actividad económica, etc. Pueden cambiar actividades o situaciones individualmente, pero la distribución total no variara si se mantiene constante la frecuencia de las categorías en cada nivel. La distinción de las actividades o situaciones por niveles supone una cierta jerarquización lógica en las distribuciones, y una cierta relación entre ellas (de género a especie). III. Distribución de las técnicas, actividades o situaciones de acuerdo a variaciones cíclicas que se repiten (por ejemplo, cambios estacionales en las ocupaciones) En este caso la distribución cambia permanentemente, pero si consideramos dos momentos ubicados en la misma parte de la variación cíclica, las distribuciones serán iguales. En este sentido el ciclo tiene cierta permanencia y es un rasgo casi – estructural. En este caso no sólo pueden, sino que no necesariamente deben producirse cambios en las actividades o situaciones individuales para que se mantenga invariable la característica cuasi – estructural. IV. Los requisitos lógicos para la coordinación de las técnicas, actividades y situaciones constituyen otro rasgo estructural, siempre que tengan cierta permanencia. Constituyen un factor que tiende a influir en la forma como se encaucen las actividades e interacciones. V. La permanencia de las actividades de coordinación de otras actividades, en el contexto de interacción considerado, a los distintos niveles. Pueden variar las actividades coordinadas, entre ciertos límites, sin que se produzca un cambio en las actividades de coordinación y, por tanto, en este caso se mantendría el rasgo estructural.
Acciones (formas particulares de actividades) Nos hemos referido a las actividades y a la estructuración de las actividades y situaciones consideradas individualmente y en conjunto. Se distinguirán en seguida las acciones como tipo particular de actividad, y en formas específicas de estructuración, desde el punto de vista descriptivo o formal de las actividades consideradas individualmente, que enfatizan ya sea uno u otro aspecto de dicha estructuración. Hasta el momento la única sugerencia implícita respecto a “puntos de ruptura” en que se producen cambios cualitativos de la actividad, se ha hecho en cuanto a las situaciones estructuradas y contextos en que se da la actividad, en el sentido que la actividad varía (cambia cualitativamente) de acuerdo al contexto y la situación. Una forma distinta de distinguir los cambios de orientación de la actividad, es de acuerdo al sentido que el sujeto da a la secuencia de actos que constituyen dicha actividad. El sentido (en términos weberianos) que el sujeto atribuye a la actividad contribuye a darle forma de organización determinada a la conducta, de manera que el resultado sea una secuencia determinada de actos y no otra. Esto no significa que el sentido sea el único factor o el determinante, pues, la forma como el individuo le da “sentido” a su conducta depende en gran medida del contexto social en que se encuentre y en los que haya participado anteriormente; además, aún cuando el sujeto se oriente de determinada manera a la situación, las características del contexto social colocarán barreras o permitirán que este traduzca sus propósitos en conducta; debe considerarse también que el sentido que el sujeto da a la secuencia de actos forma parte del contexto total de su conducta, en la cual no influyan solamente las ideas. Con respecto al sentido como operador en las acciones, cabe destacar que para García Selgas (2003, citado de Valles, 2003), el concepto de sentido contiene dos dimensiones constitutivas. Por un lado el significado (la dimensión semántica) y por otro lado, la orientación, la (dimensión del deseo). Para este autor, la carga simbólica relacionada al significado de la acción, o sea su dimensión semántica, conforma un campo más complejo que la acción misma evidenciada desde la conducta. Es de esta manera que el concepto de sentido ligado a la acción es susceptible de ser identificado desde una dimensión narrativa y reconstructiva del lenguaje. El concepto de sentido compromete al lenguaje en su descompresión de la intencionalidad de la
101 acción, suponiendo que toda acción posee o integra una intención reconocible y evidenciable desde el actor o ejecutor mismo de la acción, y que sin duda se ven intervenidas y resisten a las limitaciones del mismo actor frente a su actuar y las pericias del tiempo sobre cualquier fenómeno que quiera ser estudiado. Por eso es la relación entre la narratividad del significado y la reconstructividad a la que aspira el estudio del sentido; ambas pertenecen a metodologías centradas en la subjetividad, de la misma manera que las dimensiones asociadas a la orientación que se le de a la acción. Para García Selgas, el significado y la orientación son producidos y reproducidos en la práctica social, y como tales responden a un trasfondo individual (privado) y a un contexto sociocultural mayor (público), de la misma forma que el sentido responde a la intencionalidad (lo individual-privado) y a la narratividad (lo social-público). Entre los diversos aspectos o dimensiones de la conducta del sujeto, el “sentido” tiene principalmente un papel instrumental, contribuyendo a ligar los distintos actos de la secuencia de una manera particular de forma que conduzca a obtener una determinada gratificación. El “fin” (o sentido principal) de la secuencia de actos es el estado futuro de la situación que se busca y, por tanto, no puede confundirse con la gratificación que obtiene el sujeto al lograrlo. Incluso el sujeto puede no obtener gratificación al lograr un fin, sino que este puede constituir un paso o etapa para lograr gratificaciones posteriores. El fin puede tener diversos grados de especificidad, ya sea que esté definido de manera muy precisa o limitada, o bien, constituir meramente la “expectativa” de algo, sin que el sujeto tenga claro que es ese algo. Obviamente se dan casos intermedios. De cualquier modo, el que un sujeto busque lograr un fin implica en alguna medida un control voluntario de la conducta, supone una decisión volitiva. En términos del psicoanálisis, implica la intervención del “yo” (en oposición al ello y al superego). Los factores determinantes de que el sujeto persiga un fin y no otro, pueden ser inconscientes, pero para traducirse en fines explícitos deben pasar por la conciencia. En lo que se ha señalado está implícito que el fin tiene un aspecto subjetivo, en el sentido que el estado futuro de la situación que se desea lograr es anticipado por el sujeto, pudiendo existir sólo en su imaginación. En términos objetivos puede definirse el fin como la diferencia entre el estado de la situación que había podido esperarse a partir del estado inicial de no ser por la intervención del sujeto y el estado de la situación modificada por el sujeto. Entre el fin subjetivo y su manifestación en cuanto a consecuencias objetivas en la situación, puede haber bastantes discrepancias. Rara vez un fin se logra plenamente, ya sea: 1) por los obstáculos que impone la situación; 2) por cambios improvistos de la situación; 3) porque en la conciencia del sujeto el fin está establecido en términos de una situación distorsionada o inexistente; 4) porque el sujeto no puede lograr controlar adecuadamente su conducta para obtenerlo, etc. Cuando el sujeto se propone un fin y orienta su conducta hacia su logro, los aspectos de la situación pueden ser definidos en relación a ese logro. Cuando se hace una evaluación racional, aquellos aspectos de la situación que juegan un papel positivo en el logro del fin, constituyen los medios; aquellos que dificultan la actividad del sujeto pero que éste puede modificar para obtener el fin, constituyen los obstáculos; aquellos otros que el sujeto no puede modificar constituyen las condiciones. Cada uno de estos términos está definido no en sí mismo, sino en su relación con la conducta del sujeto. A la secuencia de actos que se inicia cuando el sujeto se plantea el fin y que termina cuando lo logra o lo abandona, en la medida en que esté determinada por la volición del sujeto para el logro de dicho fin, se denomina acción (Parsons, 1999). De este modo, dentro de la actividad del sujeto pueden diferenciarse segmentos de conducta desde el inicio al término de distintas acciones. En las acciones así como en los actos mínimos o unitarios pueden distinguirse dos aspectos: el de las consecuencias objetivas de la conducta (punto de vista objetivo) y la forma cómo el sujeto percibe y está motivado hacia la acción (punto de vista subjetivo), sin embargo, por ser definitorio del concepto acción el plantearse fines (los que se los plantean los individuos desde su particular punto de vista), el concepto “acción” tiene necesariamente un componente subjetivo. Debe destacarse, sin embargo que no toda la actividad del sujeto forma parte de acciones, ya que en parte de la conducta del sujeto no actúa su voluntad ni persigue fines, como conductas automatizadas como hábitos de conducción de automóviles, conductas en que se expresa amor espontáneamente, y más que eso, cuando en la
102 interconexión entre los actos no es el sentido el factor explicativo más relevante, cuando la realidad social, constituida por individuos en interacción, se opone a la voluntad de los individuos, como movimientos del mercado económico (relación social) que no coincide con los sentidos que le dan los actores. Por otra parte, no estamos de acuerdo con enfoques que comienzan el análisis de la secuencia de actos desde el momento en que el sujeto se plantea fines. Tan importante como ello es determinar los factores que conducen a que el sujeto se plantee determinados fines, los aspectos no volitivos de la conducta y la interconexión, sea en términos conductuales o no, de las situaciones a que se enfrenta el sujeto. De aquí que discrepemos con la opinión de considerar la acción como la unidad básica de conducta, o en estructurar el análisis sociológico en torno al concepto de acción, aunque el concepto es de suma utilidad para variados propósitos. Se hará referencia ahora a otras formas de estructuración de las actividades que enfatizan uno u otro aspecto de dichas actividades.
Predisposiciones Los distintos sujetos participan en diversas secuencias de interacciones y se relacionan con el medio social. Su ubicación objetiva en dicho contexto y sus características individuales abren posibilidades y fijan los limites de su conducta, independientemente de que el sujeto sea o no consciente de ello. Los factores del contexto social y natural pueden traducirse o no en predisposiciones de conducta en el sujeto. Es conveniente que en este punto se precisen algunas características del concepto “predisposiciones”76. El término, como se señaló antes, apunta a una forma de estructuración de la conducta de los sujetos, es decir, a formas particulares de interconexión de los actos del sujeto, interconexiones que se repiten (ya sea de manera estable o cíclica) y que se organizan alrededor de un sujeto como punto de referencia. La predisposición implica formas estables de reaccionar frente a grupos o categorías de situaciones-tipo que guardan semejanzas entre sí. En el caso de las predisposiciones no ocurre como en la actividad-tipo (en que hay una interconexión específica entre el sujeto y la situación), sino que el sujeto tiene la capacidad de reaccionar frente a una amplia gama de situaciones con las cuales este no se ha enfrentado nunca antes, pero que tienen algún rasgo común con situaciones anteriores. Tales predisposiciones pueden ser vistas según la perspectiva del sujeto enfrentado a la situación y abstrayendo las implicaciones de su conducta para otros individuos: 1. en relación a poner en vigencia secuencias de actos ajustados a un número limitado de hábitos alternativos; 2. en relación a poner en vigencia actividades alternativas; 3. en relación a poner en vigencia acciones alternativas. En cada una de las estas maneras de considerar las predisposiciones se pueden distinguir diversos niveles de generalidad, de acuerdo al número de tipos en que se agrupen los hábitos, actividades o acciones que abarcan dichas predisposiciones. Lógicamente, el número de tipos que se distinguen depende de los criterio que se adopten, los cuales, a su vez, variarán según el problema y la teoría utilizada. Otra forma de considerar la generalidad de las predisposiciones se refiere al grado que alcanza su difusión en la población, ya se trate de individuos, grupos, categorías sociales, más inclusivos o menos inclusivos, llegando hasta la sociedad global. Cada una de las maneras de entender las predisposiciones (en referencia a hábitos, actividades estructuradas o acciones), constituye una forma distinta de enfocar el mismo proceso (usualmente), poniendo énfasis en determinados aspectos o concentrándose en diversas relaciones de dicho proceso. En el caso de los hábitos, el estudio se centra en el condicionamiento de la conducta. En las actividades estructuradas la conducta se analiza en referencia a las secuencias de actos estructuradas de un individuo y a las situaciones correspondientes a dichos actos. Las acciones, como tipo particular de actividad, también 76
Más adelante explicaremos la diferencia con el concepto de habitus de Bourdieu.
103 consideran secuencias de actos ejecutados por un individuo, pero introducen nuevas especificaciones en cuanto a los fines y su papel en la conducta, lo que tiene implicaciones para las predisposiciones a la acción. Actitudes (predisposiciones) Ya nos hemos referido a las predisposiciones en su relación con los hábitos (ver: “Niveles de Conducta” en Capítulo III). Si se considera a las predisposiciones en relación a actividades centradas en torno a objetos específicos del campo psicológico del sujeto, se desemboca en el concepto “actitud”. Las actitudes expresan formas perdurables de organización de las actividades, ya sea en el plano manifiesto o no manifiesto, en torno a objetos específicos del campo psicológico del sujeto. Incluyen aspectos preceptúales, motivacionales y simbólicos, así como aspectos de la conducta sobre el medio externo. Un rasgo que no puede dejar de enfatizarse es que las actitudes se centran en torno a objetos, esto es, no es en torno a las situaciones como totalidad sino a partes relativamente estables de un conjunto de situaciones particulares. Un mismo objeto puede aparecer en distintas situaciones y viceversa. Desde este punto de vista, hay que diferenciar las actitudes de las formas de organización de las actividades frente a situaciones del mismo tipo que tienen elementos fijos comunes. Ello significa que en la misma situación o situaciones que se superponen parcialmente puede poner en vigencia actitudes ambivalentes o contradictorias frente a distintos objetos. Las actitudes pueden distinguirse: de acuerdo a los objetos hacia los cuales se dirigen, en cuanto a su contenido (según su grado de precisión, claridad y especificidad), y de acuerdo a su fuerza, persistencia e importancia en la organización de la personalidad del sujeto considerado. También pude hacerse una distinción de las actitudes de acuerdo a la objetividad de los conocimientos en las cuales se apoyan, yendo de las que tienen una sólida base empírica a las que no tienen ninguna. La posibilidad de que las actitudes guíen efectivamente la conducta para transformar el medio natural y social de acuerdo a los objetivos propuestos, es mayor cuando éstas se apoyan en conocimientos objetivos.77 Valores e Ideologías (predisposiciones) Hasta el momento nos hemos detenido en las actividades organizadas en torno a objetos. Corresponde que nos refiramos a la organización de un tipo particular de actividades: las acciones. Una forma de considerar la organización de las acciones es en cuanto a la estructuración de los fines, medios y modos de dichas acciones. Al hablar de fines, no lo hacemos obviamente en ningún sentido último, en cuanto a que los fines de una acción pueden ser medios de otra. El hablar de fines de acciones implica necesariamente la posibilidad subjetiva de elegir entre medios alternativos, entre los cuales algunos son más efectivos que otros para el logro de dichos fines. Por este motivo supone en alguna medida la racionalidad de la acción, en referencia a la adecuación de medios a fines78. Se introducirá el concepto valor, entendido como “una concepción, explícita o implícita, distintiva de un individuo o características de un grupo, de lo deseable que influencia la selección de los modos, medios y 77
Para un tratamiento en mayor profundidad del concepto de actitud, ver D. Krench y R.S. Crutchfield: Theory and Problems of Social Psychology, New Theory and Problems of Social Psychology, New York: Mac Grau Hill Book Co, Inc., 1948, Caps. V, VI y VII, pp. 149 – 272. Ver también Bert F. Green: “Attituds Measurement” en Gardner Lindzsy (Ed): Handbood of Social Psychology, Massachussets: Addsison-wesley Publishing Co., Inc., 1959, pp. 353 – 369. 78 Es muy difícil, sino imposible, juzgar la racionalidad de la acción en términos absolutos. Sin embargo, si se abren para el sujeto acciones alternativas, puede juzgarse la eficacia relativa de dichas alternativas y la racionalidad consiguiente de la acción que las guía. Desde el punto de vista que se sigue aquí, tanto la apertura de alternativas como sus soluciones de mayor o menor racionalidad, constituyen propiedades de la dinámica del proceso social en su totalidad y, por tanto, no pueden considerarse sino como una parte o aspecto de dicho contexto. Ello introduce nuevas limitaciones en el sentido de hablar de racionalidad en términos absolutos.
104 fines disponibles de la acción” (Kluckhon, 1965, p.395). De esta definición queda claro que de alguna manera los valores expresan predisposiciones de conducta, ya que influyen en la selección de los modos, medios y fines disponibles de la acción. Además, al contrario de los hábitos y las actitudes, se ligan específicamente al concepto de acción que implica necesariamente un elemento consciente o un mínimo de conciencia o racionalidad. Esto no quiere decir que toda la acción sea racional de manera completa. Por este motivo, los valores expresan una forma de organización de la conducta de nivel superior que los hábitos y que las actitudes. Al respecto se repite la relación entre la acciones, como forma superior de organización de la conducta, que implica algún grado, aunque sea mínimo, de conciencia y racionalidad y el resto de las formas de actividad que no reúnen estos requisitos. Por supuesto, siempre queda planteado el problema de determinar cómo de la actividad espontánea e irracional se pasa a la acción consciente y racional; de determinar cuál es la conexión entre predisposiciones habituales, actitudes y valores específicos, ya no solamente el nivel conceptual, como lo hemos hecho hasta aquí, sino empíricamente. Una de los problemas que debe ocupar un lugar central en el estudio del cambio social, se refiere precisamente al surgimiento de la acción racional y en general de la conducta guiada por valores acordes con la tendencia objetiva de desarrollo del proceso social79. Aspectos de la definición reproducida de valor que tienen que ver con un elemento, que de una a otra manera se conecta a la conciencia, se refiere a identificar los valores como una concepción de lo deseable. Por tratarse de una concepción, se ve implicado un elemento simbólico, que de manera directa o indirecta, al ponerse en vigencia el valor frente a situaciones concretas, debe hacerse consciente, aunque sea parcialmente. Además, al discriminarse entre lo deseado (fruto de catexis específica) y lo deseable (tendencias requeridas por la estructura social o de personalidad, o sectores de dicha estructura), en el hecho mismo de dicha discriminación, se introduce un elemento de conciencia. Es en los periodos de cambio social en que más necesaria se hace la conciencia social en la dirección y control de tales cambios. Los periodos de cambio social se caracterizan por una reformulación de los valores acordes con las modificaciones de la estructura, lo cual implica una agudización de la conciencia social en un grado mucho mayor que en los periodos de estabilidad social, como lo señalan diversos autores clásicos del marxismo. Los distintos valores a su vez se pueden integrar para llegar a formar una concepción del mundo, que incluye tanto elementos preceptúales como motivacionales, y que brinda una imagen coherente de la naturaleza y de la sociedad. A tales concepciones se las denomina ideologías. Las ideologías pueden servir de freno o de impulso al cambio social, de acuerdo a su contendido y a la forma como se conectan con el resto del proceso social. Representaciones sociales El concepto de Representación es abordado como antesala del concepto de Representaciones Sociales por Emile Durkheim, haciendo alusión en ese caso al concepto de Representación Colectiva, que este autor aborda en “Las formas elementales de la vida religiosa”. Años después y retomando el trabajo sobre el campo representativo, Serge Moscovici en su tesis Doctoral “El psicoanálisis, su imagen y su público” publicado en 1961, aborda y cimienta axiomas teóricos relativos a un nuevo concepto: Representaciones Sociales. En este trabajo el autor se propuso caracterizar el pensamiento de sentido común como algo distinto al pensamiento científico y explicar cómo una nueva teoría científica se transforma al ser difundida socialmente y de cómo esto cambia la visión de la gente sobre determinados objetos o situaciones. La noción de representaciones sociales se vincula con una explicación de la transformación moderna del sentido común. Las representaciones sociales son entendidas como modalidades del pensamiento de sentido común que se generan, permanecen y transforman mediante procesos 79
Respecto el papel de la conciencia en su relación a los valores ver: Maxime Glannsdorff: Théorie Generale de la Valeur. Bruxelles: Les Editions du Parthanon, 1954.
105 comunicativos cotidianos y mediáticos. La teoría se orienta a comprender y explicar el pensamiento de sentido común (Rodríguez y García, 2007). Las representaciones sociales pertenecen a la dimensión no manifiesta de la conducta, son propias de un grupo o personas relacionadas en un sistema de interacción. Tienen un núcleo central, que es común al grupo, es su parte más estable y sirve de identificación del grupo en torno a un tema significativo para él y orienta la interpretación que este hace de la realidad y canaliza sus actividades e interacciones. Tienen también un elemento periférico, que es más dinámico y consiste en cómo las individuos del grupo interpretan el núcleo central de acuerdo a su experiencia individual y social. A través de la discordancia entre la experiencia de los miembros del grupo y el núcleo, este puede ser reinterpretado o cambiado, usualmente no de manera abrupta. Un ejemplo es como grupos que predicen el fin del mundo, aunque esto no se produzca, no abandonan sino que reinterpretan sus ideas. Se produce un proceso de “anclaje” de la representación social en el grupo y Jodelet (1986) resume las funciones del anclaje de la siguiente forma: función de interpretación de la realidad, función de integración de la novedad en un sistema preexistente de pensamiento grupal, función de orientación de las conductas y relaciones sociales: al comprender el objeto social desde una perspectiva particular del grupo, sus miembros saben cómo hay que actuar respecto a él. Las representaciones sociales seleccionan y descontextualizan las ideas respecto a su origen y estas se transforman en ideas naturales y evidentes por si mismas para el grupo. Desajuste entre predisposiciones y conducta Las predisposiciones habituales, las actitudes, las representaciones sociales y los valores, constituyen todas formas perdurables de organización de la conducta y que, por este motivo, pueden entrar en contradicción con algunas manifestaciones particulares de la conducta. El establecerlas implica generalizar, a partir de ítems particulares de conducta (reflejos, actividades o acciones) tendencias generales que los abarquen como especiales. Ello no significa que la tendencia se manifieste de manera perfecta, ya que pueden haber excepciones y desviaciones, pues es casi imposible que la conducta se ajuste a moldes simples y rígidos80. Conducta manifiesta y no manifiesta en las predisposiciones En cada una de las formas de estructuración señaladas, habría que hacer una distinción entre la conducta manifiesta y no manifiesta, es decir, entre la conducta tal como se desarrolla y su significado para el sujeto. Esta distinción es especialmente aplicable a las actitudes y lo valores. Es usual en la bibliografía corriente enfatizar al aspecto no manifiesto de las actividades y valores. En la definición de valor que se ha citado se destaca precisamente este aspecto, sin embargo, tanto los valores como las actitudes pueden concebirse en el plano manifiesto, directamente como forma de organización de la conducta y no como el significado o los aspectos de la conducta interna del sujeto que acompañan a dichas formas de organización. Una excepción en este sentido son las representaciones sociales, que sólo pueden caracterizarse en el plano no manifiesto aunque obviamente se conectan al plano manifiesto al guiar dicha conducta. Es importante hacer la distinción en este nivel entre el plano manifiesto y el no manifiesto porque usualmente no coinciden aunque se relacionan mutuamente. Respecto a la discrepancia entre la conducta no manifiesta y la manifiesta se han estudiado situaciones respecto a actitudes de prejuicios raciales; personas que declaran no admitirían negros en un hotel (conducta no 80
Las unidades anotadas de organización de la conducta de un individuo no agotan todas las posibilidades a partir del esquema inicial. Además de las predisposiciones habituales, las actitudes y los valores, recuérdense las formas de organización de las actividades en torno a situaciones de un mismo tipo (actividades – tipo). En este caso, a diferencia de las actitudes, se considera a la situación como totalidad, sin descomponerla en los objetos que la constituyen, teniendo tal situación un énfasis mucho mayor en la estructuración. Al respecto, se distinguen aquellos rasgos repetibles de las actividades frente a las situaciones – tipo.
106 manifiesta) de hecho y dado el caso, los admiten (conducta manifiesta). Debe enfatizarse, una vez más, que se pueden dar otras formas de organización de la conducta individual, además de las predisposiciones habituales, las actividades – tipo, las actitudes y los valores.
Niveles de inclusividad en las predisposiciones También debe destacarse que en todos los casos anotados se pueden distinguir diferentes grados de especificidad y de inclusividad. Hay actitudes que incluyen actitudes más específicas y así sucesivamente hasta llegar a la personalidad, según algunos autores. Lo propio ocurre con los valores, que pueden abarcar un número mayor o menor de valores específicos, hasta llegar a los valores más generales que se integran en la ideología general. Lo mismo puede decirse de las predisposiciones habituales y de las actividades – tipo. Sin embargo, el presentar el asunto de esta manera, puede dar la impresión que hay una mayor armonía entre las formas de organización de la conducta de distintos niveles y entre las del mismo nivel, que la que hay realmente. Entre las formas de organización de la conducta se dan contradicciones y tensiones, que son precisamente las que llevan a cambiar dichas formas y en general la organización de la conducta del individuo. Los cambios de la organización de la conducta del individuo pueden deberse ya sea a la dinámica interna del proceso de su personalidad o como resultado de la interacción con el ambiente. Distribución cuasi – estructural de las predisposiciones Respecto a las predisposiciones, puede examinarse también el problema desde el punto de vista de su distribución en contextos de interacción, lo cual constituiría un rasgo cuasi – estructural de dichos contextos. Como en el caso de las actividades – tipo y situaciones – tipo, el que se mantenga la distribución de las predisposiciones no implica que éstas no cambien, consideradas individualmente, sino que la frecuencia total de las diversas categorías se mantiene constante o varían cíclicamente. Así por ejemplo, respecto a la distribución de actitudes medidas con test psicológicos en una población, o, en otro caso, determinar los valores políticos predominantes en un sector de la población. Por otra parte, también en este caso la distribución de las predisposiciones se puede dar a distintos niveles de inclusividad, es decir, en contextos de interacción más simples o más restringidos. Según el contexto que se considere, será o no válido un determinado rasgo cuasi – estructural, ya que una distribución puede mantenerse estable o variar en forma cíclica en un contexto total, sin que lo haga para los contextos parciales que componen el contexto total. Por ejemplo, los valores políticos en la zona rural, pueden diferir de los de nivel nacional. Por otra parte, puede mantenerse el rasgo cuasi – estructural en determinados contextos parciales, sin que lo haga para el contexto total. Estados afectivos – interpretativos Las predisposiciones implican una forma de organización estructurada de conducta, que se da en torno a sujetos individuales como foco de la estructuración. Por ser formas estructuradas suponen formas de organización que se repiten. Cabe distinguir aquí, otro concepto, que expresa formas de organización de las percepciones y motivaciones que no presenta la característica de que se repita en forma estable o cíclica, y por tanto, no es un rasgo estructural. Sin embargo,
107 tiene importancia por sus consecuencias para la conducta y por contribuir a explicar aspectos dinámicos de ella. El concepto a que nos referimos81 es el de “estado afectivo – interpretativo”. El estado afectivo – interpretativo es una forma transitoria de organización de las percepciones y motivaciones que conduce a que la orientación afectiva y la interpretación del mismo tipo de percepciones para un mismo individuo sea distinta de acuerdo a cuál sea dicho estado afectivo – interpretativo. El estado afectivo – interpretativo influirá en la forma en que el individuo organiza distintas percepciones o incluso el mismo tipo de percepciones en momentos distintos. Como su nombre lo indica, por tratarse de un “estado” general del sujeto: 1. es transitorio; 2. manifiesta una tendencia a comprometer todas las percepciones y motivaciones del sujeto durante el periodo que dura tal estado (debe destacarse que esta tendencia nunca o casi nunca se manifiesta de manera completa, porque si se manifestara de manera completa el sujeto seguiría una conducta rígida, difícilmente adaptable a los cambios del ambiente). Lo último significa que sea cual sea la percepción considerada, si transcurre durante el estado de referencia, será integrada de una manera particular al resto de las percepciones y motivaciones, de una manera que probablemente será distinta a la de otro estado. Por ser “afectivo”, tal componente juega un papel fundamental en la organización de las percepciones y motivaciones. Según cuál sea la principal orientación afectiva del sujeto en el momento considerado, de acuerdo a sus sentimientos y voliciones preponderantes, el sujeto tenderá a organizar de una manera diferente las nuevas percepciones y motivaciones que entran a formar parte de su conducta, podrá ver las cosas e interpretarlas de manera distinta. Tales aspectos de la conducta tendrán un sentido peculiar para él, propio del estado considerado. Diversos antecedentes contribuyen a crear un estado afectivo particular en los sujetos, el grado en que las experiencias anteriores sean frustrantes o gratificantes, según lo que el sujeto espere del futuro y cómo vea las posibilidades y los caminos específicos para lograr aumentar sus gratificaciones, etc. Sin embargo, sea como sea, una vez que el sujeto llega a tener un estado afectivo determinado, tal estado tendrá un papel en la forma de ver y sentir la cambiante realidad con que se enfrenta el sujeto. Por ser interpretativo, el estado afectivo – interpretativo implica que las conexiones que el sujeto establece entre las percepciones y motivaciones son peculiares a tal estado. El componente interpretativo lleva a que, una vez que se ha iniciado tal estado, se “interpreten” las percepciones y motivaciones de manera distinta y se las ponga en un diverso contexto mental. Diversas “interpretaciones”, operaciones intelectuales o mentales, u otros factores, pueden contribuir a crear un estado afectivo – interpretativo el que una vez que cristaliza en una forma determinada, cuando cambia cualitativamente, imprime con su sello a todo dicho estado afectivo interpretativo. La interpretación peculiar viene a posteriori una vez que ha surgido tal estado. Esta concepción de los estados afectivos – interpretativos, va contra la excesiva intelectualización de la conducta, contra el darle un peso exagerado a los elementos racionales, considerados de manera abstracta o pura, con prescindencia del contexto de conducta en que transcurren. Desde este punto de vista, hay manifestaciones notables de la influencia de dichos estados cuando la persona atraviesa por un período de depresión. Como se ha mencionado, el concepto que se ha introducido aquí, tiene que ver más que nada con los aspectos de la conducta. Está definido desde el punto de vista subjetivo, no obstante y 81
Para una caracterización del “estado afectivo” ver Paul Foulquie: Psychologie. París: Les Editions de L’ecole, 1952, p. 574. La caracterización que doy de “estado afectivo – interpretativo” no es igual a la que menciona este autor, en primer lugar porque no implica pasividad de la conducta y, en segundo término, porque en el concepto de nuestro trabajo se ligan inextricablemente la afectividad y la actividad intelectual.
108 por lo cual, por tener tales estados consecuencias para la conducta exterior, tienen importancia desde el punto de vista objetivo, ya que contribuyen a que los sujetos tengan un papel activo o pasivo, y en una dirección determinada, frete a la realidad. Debe mencionarse otro aspecto que tiene que ver directamente con el cambio estructural. Para que surjan nuevas actitudes y valores, frecuentemente es necesario que se produzcan modificaciones en la conducta que pasa por estos estados transitorios, ya que de no ser así, se mantendrían precisamente los rasgos estructurales antiguos. Tales estados transitorios que pueden cristalizar o no en actitudes y valores perdurables, son precisamente los estados afectivos interpretativos. Estos últimos constituyen frecuentemente un puente de unión entre los antiguos valores y actitudes, y los nuevos. Obviamente, ello no significa que todo estado afectivo – interpretativo dé origen a nuevas actitudes y valores, ni que toda actitud y valor haya pasado por estados afectivos – interpretativos específicos. Lo más probable es que sea no uno, sino una serie de estados interpretativos que se refuercen mutuamente y que apunten a una misma dirección los que en ciertos casos dan origen a nuevos valores y actitudes. Esto es desde el punto de vista dinámico interno de la conducta. Desde el punto de vista objetivo pueden analizarse el conjunto de condiciones y modificaciones del contexto social que llevaron a tal cambio de actitudes y valores. Los estados afectivos – interpretativos serían variables intervinientes en tal proceso82. No serían la “causa primera” determinante de los cambios en la conducta, ya que el sujeto está condicionado por los rasgos estructurales y dinámicos del contexto natural y social; por sus predisposiciones más permanentes y otras características de su personalidad. El estado afectivo – interpretativo sería uno de los factores, de carácter interno, que contribuirían a que el sujeto siga un curso de conducta. Se ha dicho algo respecto al papel de los estados afectivo – interpretativos en el surgimiento de determinadas predisposiciones, que como tales, son rasgos estructurales que tienen como foco de la estructuración a individuos (lo que no obsta el que las mismas predisposiciones se repitan en diversos individuos o incluso en grandes conjuntos de individuos, siendo esto último lo que más interesa desde la perspectiva del cambio). Sin embargo, los estados afectivo–interpretativos tienen importancia para la estructuración de la interacción de conjuntos de individuos y en relación con el medio no humano. En los fenómenos de conducta colectiva por una serie de condiciones previas, tales como antagonismos estructurales, tensiones sociales, crisis de valores, etc., surgen estados afectivo – interpretativos nuevos comunes a la mayor parte de los participantes, que se designan por ejemplo, con nombres como “conciencia revolucionaria”, “conciencia reformista”, “revolución de la aspiraciones”, etc.83 Ello ocurre incluso en individuos que durante toda su vida habían aceptado la estructura social vigentes, como ocurrió en Chile durante la Unidad Popular.. El surgimiento masivo de dichos estados – interpretativos que ponen en cuestión el orden establecido, libera a los sujetos de las formas de conducta institucionalizadas y los puede llevar a ejecutar acciones que antes no hubieran emprendido, acciones que cuando forman parte de un vasto movimiento social pueden llevar al cambio de la estructura social. Cabe hacer notar que tales estados son solamente uno de los aspectos presentes en los movimientos sociales. Desde Alberto Melucci (2001), es posible agregar en afinidad con lo que se presenta en torno al surgimiento de estados interpretativos como elementos presentes dentro de los Movimientos Sociales, las dimensiones que definen a un Movimiento Social; Solidaridad, Conflicto y 82
Respecto a “variables intervinientes”, ver Tolman: “A Psychological Model”, pp. 281 – 284, en T. Parsons y E.A. Shils: Toward a General Theory of Action, op. cit. 83 Al usar los términos entre comillas lo hacemos en el sentido vulgar. Además con el término de “conciencia” no pretendemos apuntar a quienes tienen una “conciencia revolucionaria” (o de otro tipo) desarrollada, a través de un largo periodo de tiempo, sino a quienes se adaptan a las tendencias del momento de manera transitoria. Con posterioridad tales individuos pueden tener una “conciencia revolucionaria o reformista” desarrollada pero ello no siempre ocurre así y, en el caso de que así ocurriera, no se trataría de un estado afectivo – interpretativo.
109 Compatibilidad. En este sentido, este estado interpretativo común sería parte de la primera dimensión, Solidaridad, ya que ésta está definida a partir de un elemento identitario, el cual se configura en parte por una estructura cognitiva común. Esta estructura cognitiva común sería en forma análoga un estado interpretativo, en el sentido que es capaz de identificar un Conflicto, que por lo demás representa ciertos intereses reconocidos y legitimados por el Movimiento en cuestión, y que no están desconectados ni de la forma en que se manifiesta esta estructura cognitiva común ni de la Compatibilidad que tiene su postura en el contexto donde se identifica el conflicto. En la misma frecuencia pero desde otra postura en la construcción teórica sobre los Movimientos Sociales, Alain Touraine (1998), propone un cierto parentesco entre el surgimiento de estados interpretativos y los Movimientos Sociales. En este caso, el autor menciona que en la formación de un movimiento social hay tres preguntas que responder: ¿Quiénes somos?, ¿Contra quién luchamos?, ¿Qué queremos? Estas tres interrogantes, que apelan respectivamente a la Identidad, Oposición y Totalidad de todo movimiento social presentarían esta familiaridad con el concepto de estados interpretativos, en el sentido de que para reconocernos e identificarnos es necesaria la formación de una forma común de ver. Además está formación común de sentido es fundamental para entender y actuar frente al conflicto en que se sitúa, como también para formar una cierta unidad y consenso relativo a la situación que se quiere transformar y también en el modo de cómo hacerlo. Es de esta manera como el surgimiento de estados interpretativos no es ajeno a ciertas perspectivas dentro de la teoría sociológica de los Movimientos sociales, ni mucho menos a las dimensiones constitutivas de éstos. Los estados afectivo – interpretativos como tales pueden durar horas, días, meses. Si duran por un periodo muy extenso por ejemplo, de años, significa que han cristalizado en formas más perdurables de organización de la conducta y como tal ya no tendrían el carácter transitorio que los caracteriza. Incluso para que se mantengan durante meses, ocurre usualmente que son reforzados por la interacción del sujeto con el medio (principalmente con otros sujetos). En periodos prolongados hay momentos de alta y baja de un mismo estado afectivo – interpretativo y situaciones en las cuales adquiere más fuerza que en otras. Incluso puede ocurrir que desparezca transitoriamente y resurja nuevamente un mismo estado afectivo – interpretativo, pudiendo ocurrir esto repetidas veces. Cuando los estados afectivo – interpretativos resurgen de manera modificada después de haberse interrumpido, puede justificarse hablar no de que se trata de un mismo estado afectivo – interpretativo, sino de una serie de estados afectivo – interpretativos que puede ocurrir que se refuercen mutuamente y apunten en la misma dirección. Corresponde referirse ahora a las secuencias de interacciones y a sus formas simples de organización.
4. Secuencias de Interacciones Entendemos por secuencias de interacción, una sucesión de interacciones mutuamente interconectadas. Se veía que las interacciones podían ser mediatizadas a través de las conducta interna de los mismos individuos implicados, a través de la conducta de otros individuos y a través de objetos materiales que sirven o no como símbolos, o combinaciones de estas posibilidades. A la interacción que es mediatizada por la conducta interna de los mismos individuos implicados, la denominaremos interacción psicológica; a la interacción mediatizada por otros individuos, interacción indirecta; a la interacción mediatizada por objetos materiales, interacción material. Obviamente, lo más corriente es que se den combinaciones de estas
110 categorías. Así, la interacción, ya sea directa (cara – a – cara) o indirecta, usualmente es simbólica, en el caso de los objetos materiales que sirven como símbolos, etc. Corresponde referirse ahora a la forma como se interconectan los distintos actos en cadenas de interacción. Se si consideran dos sujetos, ‘A’ y ‘B’ la frecuencia de interacción de ‘A’ hacia ‘B’ puede ser mayor, menor o igual que la frecuencia de interacción de ‘B’ hacia ‘A’. si la frecuencia de interacción es mayor de ‘A’ hacia ‘B’ que de ‘B’ hacia ‘A’, se dirá que la dirección de la interacción va de ‘A’ hacia ‘B’. Si se considera ahora una cadena de interacciones en que participan más de dos sujetos, la frecuencia de interacción puede ser mayor, menor o igual en un sentido o en otro, o bien no ser consistente, queriendo significar con esto último que en algunos casos la frecuencia es mayor en una dirección y en otros en una dirección distinta u opuesta, dentro de la misma cadena de interacciones. Enseguida se analizarán las distintas configuraciones que puede adoptar la interacción entre varios sujetos, concentrándonos principalmente en las formas más simples. Al examinarse dichas configuraciones debe tenerse en cuenta que la dirección de la interacción puede ser en uno o en otro sentido, con lo cual habría que introducir nuevas diferenciaciones en las configuraciones. A su vez, en la cadena de interacciones que constituye la configuración puede predominar la interacción material, directa, indirecta o simbólica, o, lo más probable, combinaciones de estas categorías. Un aspecto que no queda reflejado en las configuraciones se refiere a la integración de las interacciones con las actividades, ya que dichas configuraciones se concentran en la forma de interacciones. Un rasgo que influye en la naturaleza de la interacción y que en cualquier caso debe ser tomado en cuenta porque brinda la base sobre la cual se cimenta la interacción, es el número de participantes en la interacción. Una misma configuración, que describe exclusivamente la forma de la interacción, al variar el número de participantes experimentará cambios que pueden ser apreciables. Por ejemplo, es poco probable que en un grupo de más de 15 personas la mayor parte de las interacciones sean directas, cara a cara. Un grupo de dos personas (díada) manifiesta propiedades distintas que un grupo de tres (tríada) (Simmel, 1959). El número de combinaciones posibles entre los sujetos que participan en la interacción, obviamente dependerá del número de participantes. Por otra parte, para que se establezcan determinadas configuraciones se requiere un número mínimo de sujetos, y cuando se ha alcanzado este mínimo, los participantes que se agreguen pueden cambiar el carácter de la interacción. Configuraciones de las interacciones Distinguiremos algunos tipos básicos de configuraciones de las interacciones, que al combinarse forman configuraciones más complejas. En el presente informe se llama forma de la configuración a la forma geométrica como se interconectan los diversos participantes en la interacción. Representaremos gráficamente a los diversos sujetos por ‘a’, ‘b’, ‘c’, ‘d’, etc. Para un periodo determinado, podemos distinguir:84 El sujeto aislado, que no mantiene interacciones con los demás. En la forma amplia en que hemos definido la interacción, este caso es muy raro, ya que casi toda la conducta humana forma parte de un contexto de interacción.
84
Para establecer las distintas configuraciones nos hemos basado parcialmente en: 1. W. J. H. Sprott: Grupos Humanos, Buenos Aires: Ed. Paidos, 1960, pp. 106 – 109 y; 2. J.L. Moreno: Fundamentos de la Sociometría, Buenos Aires, Ed. Paidos, 1962, pp. 189 – 190 y láminas I, II y III. Debe destacarse que tales configuraciones aparecen en contextos distintos al del presente libro, en la bibliografía citada, pero no obstante ilustran sobre las formas de combinaciones posibles, en el contexto que aquí nos interesa.
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El par de sujetos aislados, que mantienen interacciones entre sí pero no con el resto. Tal aislamiento también es problemático.
Los sujetos en cadena lineal abierta de interacción. Los sujetos interactúan uno con otro, de manera que cada uno interactúa con un sujeto distinto y recibe a su vez la influencia de otro sujeto a través de la interacción. Para que la cadena sea abierta el sujeto que inicia la interacción no debe interactuar con el último sujeto receptor. Las cadenas lineales abiertas pueden estar constituidas por cualquier número de sujetos y tener una dirección, no tenerla o ser inconsistente al respecto.
Los sujetos en cadena lineal cerrada también en este caso cada sujeto recibe la interacción de un sujeto y la emite a otro, de manera que las interacciones no confluyan a ningún sujeto particular y ocurre además que el primer sujeto emisor interactúa con el último sujeto receptor. De este modo se cierra la cadena de interacciones.
Para formar una cadena lineal cerrada se necesita como mínimo tres sujetos, sin haber máximo. También puede variar la dirección de la interacción, y esta puede ser directa, psicológica, indirecta, material o simbólica o sus combinaciones.
Los sujetos en rueda. En este caso, los distintos sujetos interactúan todos ellos con un sujeto central, sin interactuar entre si.
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En ejemplo citado, el sujeto central ‘a’ juega un papel estratégico en la interacción. Al estar centralizada, permite mayor rapidez en las decisiones lo que puede ser un obstáculo en la resolución de problemas complejos, pero una ventaja en otros casos. Esta configuración requiere un mínimo de cuatro sujetos: el número máximo está limitado por las posibilidades de interacción del sujeto central con el que necesariamente deben interactuar todos los sujetos. La interacción puede dirigirse del sujeto central a la periferia, de la periferia al sujeto central, en ambas direcciones, parcialmente en una dirección y parcialmente en otra o no tener consistencia. La interacción puede ser directa, psicológica, indirecta, material o simbólica y sus combinaciones. Los sujeto en ‘Y’. Los diferentes sujetos forman tres cadenas lineales que constituyen ramas con un sujeto central al cual confluyen las interacciones en cada una de dichas ramas. Cada rama puede tener de uno a cualquier número de sujetos, debiendo haber por lo menos una rama que tenga dos o más sujetos. Como mínimo esta configuración requiere de cinco sujetos, y como máximo cualquier número de sujetos, etc. Las interacciones pueden seguir la dirección desde el sujeto central (en los ejemplos es el sujeto ‘a’) hacia la periferia, de la periferia hacia el sujeto central, ambas, seguir una dirección en una de las ramas y otras direcciones en las otras, o ser inconsistentes.
Los sujetos en estrella. Los diferentes sujetos forman más de tres cadenas lineales (lo que los diferencia de los sujetos en ‘Y’) que constituyen ramas con un sujeto central al cual confluyen las interacciones de cada una de dichas ramas. Cada rama puede tener de uno a cualquier número de sujetos, debiendo haber por lo menos una rama que tenga dos o más sujetos (esto último hace que no se pueda confundir con la rueda). Como mínimo esta configuración requiere de seis y como máximo de cualquier número de sujetos.
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Las interacciones pueden seguir la dirección desde el sujeto central (en los ejemplos el sujeto ‘d’) hacia la periferia, de la periferia hacia el sujeto central, ambas, seguir una dirección en una de las ramas y otras direcciones en otras, ser inconsistentes en algunas ramas o en general. Sujetos que forman configuraciones más complejas. Como ejemplos podemos representar gráficamente las siguientes:
Por supuesto, la cantidad de configuraciones que pueden distinguirse es ilimitada. Sin embargo en las configuraciones complejas o en sectores de ellas muchas veces podemos distinguir las configuraciones más simples que hemos enumerado, estas configuraciones simples se pueden combinar entre sí de muchas maneras que sería imposible detallar. Desde el punto de vista que guía este informe es importante considerar las configuraciones por cuanto dichas configuraciones al señalar las formas en que se da la interconexión de la conducta de los individuos, fijan posibilidades para que el contenido de la interacción entre en contacto y se transforme en uno y otro sentido. La interacción en rueda, en ‘Y’ y en estrella, por ejemplo, posibilitan una centralización mayor de las actividades, lo que influye en la rapidez de la toma de decisiones (lo cual puede constituir un obstáculo si es muy grande la cantidad de interacción que debe absorber el sujeto central). Los procesos de liderazgo se caracterizan porque en el líder confluyen interacciones de un número mayor de personas del grupo que en los otros individuos. En las configuraciones en los grupos, puede diferenciarse los individuos relativamente aislados (relativamente porque nunca es total, ya que si eso fuera así no constituirían un grupo), las díadas y tríadas más consolidadas al interior del grupo, los líderes donde confluyen más redes de interacciones, etc.
114 Un aspecto que no debe dejar de considerarse es la interdependencia entre el esquema de interacciones (incluyendo las configuraciones) y las actividades85. Las características de la configuración dependerán de las actividades que realicen los miembros y obstaculizarán o facilitaran la realización de dichas actividades. No se puede hacer un análisis general del papel que le cabe a cada una de las configuraciones en el desarrollo de las actividades, porque cual sea el tipo de configuración más adecuado dependerá necesariamente de la naturaleza de las actividades consideradas. Estructuración de las configuraciones Las diversas configuraciones pueden ser efímeras o tener una duración apreciable; ello significa que la secuencia de interacción cambia o no rápidamente de forma. Incluso dentro de la variación constante de la forma de la configuración, puede haber formas constantes que permanezcan. Cuando una configuración es relativamente perdurable y ocupa una posición estratégica en el conjunto, constituye un rasgo estructural. El que una configuración sea o no estratégica depende de si como tal tiene una influencia apreciable o no sobre la naturaleza de las interacciones consideradas. Las configuraciones, al contrario de las normas86, sólo expresan la forma geométrica que siguen las interacciones (en el sentido de mostrar la combinación de las conductas de individuos en determinados diseños), aún en los casos en que constituyen rasgos estructurales. Las normas, en cambio, deben definirse de acuerdo al contenido y forma de la interacción: la naturaleza de las situaciones a las cuales se aplican y los tipos de actos que constituyen la secuencia de interacción; aspectos de los que no dependen sólo de la caracterización de las configuraciones consideradas en sí mismas. Las configuraciones, entendidas desde el punto de vista estructural, a su vez pueden cambiar. Tal como puede hablarse de la configuración de las interacciones entre individuos, puede hacerse referencia también a la configuración de las interacciones en que las unidades son grupos y no individuos. El cambio estructural de las configuraciones, por tanto, puede darse a distintos niveles, de acuerdo a la inclusividad del contexto de interacciones considerado. Las configuraciones se han distinguido exclusivamente de acuerdo a cuales sean los sujetos que entran en interacción, haciendo abstracción de las características y señalando la dirección de la interacción. El que se distingan exclusivamente los sujetos que entran en interacción (lo que se ha hecho con el fin de simplificar el problema), implica que la velocidad de la interacción puede ser muy dispar, pudiendo ser muy lenta y transcurrir en contextos espaciales muy separados unos de otros (sobre “velocidad de interacción”, ver apéndice 4). Repetimos que las interacciones que más se analizan en general en la bibliografía corriente son las interacciones directas, pero ello no debe llevar a descuidar las otras formas de interacción, ya que tienen gran importancia. Es en estas otras formas de interacción, especialmente las interacciones materiales, en donde se dan las más caprichosas configuraciones, pudiendo haber distancias de años entre una interacción y otra. Otro aspecto de las interacciones que no queda reflejado en las configuraciones se refiere a los actos mismos que se combinan y no a las personas que los emiten. Al respecto, las formas como lo hacen son más complicadas que las mencionadas ya que varios actos, de un mismo o distintos sujetos puede influir, a través de la interacción, en varios otros actos de uno o más sujetos, y de maneras muy dispares. También es posible que un conjunto de actos influya sobre otro conjunto de actos sin que pueda separarse la parte o sector de interacción que corresponde a cada acto. En resumen, es posible que:
85 86
Ver George C. Homans: The Human Group. New York: Harcast Brace Co., 1950, pp. 101 – 106. El concepto se profundizará enseguida.
115 a un acto corresponde un acto a un acto corresponden varios actos a varios actos corresponde un acto a varios actos corresponden varios actos (sin que pueda diferenciarse entre ellos). Por este motivo, y con el fin de tomar secuencias más extensas de interacción, hemos preferido concentrarnos en los sujetos que emiten la interacción. Hasta ahora, en el presente libro se han descrito características de las secuencias de interacciones que están presentes en todo momento en la interacción, ya se trate de contextos amplios o reducidos, de periodos extensos o breves de tiempo. Se ha hecho una breve referencia a los aspectos estructurales de las configuraciones. Corresponde referirse enseguida a otras características estructurales de las secuencias de interacciones. Al respecto, pueden distinguirse aquellos aspectos descriptivos que se refieren a las formas y contenidos de las secuencias de interacción, de aquellos aspectos explicativos que se refieren a las causas que condicionan dichas formas y contenidos. Como se ha hecho con las actividades, la explicación se concentrará en los aspectos formales de la estructuración de la conducta. Ahora se hará referencia a los aspectos descriptivos de la estructuración de la secuencia de interacciones. Al respecto puede distinguirse ya sea la forma que adoptan las interacciones (configuraciones) como el contenido de dichas interacciones. Se ha examinado el primer aspecto, la forma de las secuencias de interacciones, al describir las diversas configuraciones y las posibles formas de estructuración de dichas configuraciones. Corresponde ahora detenerse en el contenido de las secuencias de interacciones y en las combinaciones de forma y contenido. Cuasi – estructuración y estructuración de la secuencia de interacción: contenido Tanto los actos como las interacciones mínimas unitarias pueden clasificarse como se ha mencionado antes en tipos, dando lugar a actos o interacciones “tipo”. Lo propio ocurre, como se ha mencionado, con las situaciones correspondientes a dichos actos e interacciones. Si se hace referencia a los actos o interacciones mínimas – tipo que componen una secuencia de interacción, al orden que siguen o a su interconexión recíproca, ya sea haciendo referencia o no a las situaciones hacia las cuales se orientan dichos actos e interacciones, la atención estará centrada en torno al contenido de las secuencias de interacciones. Cuando la distribución, el ordenamiento o interconexión de los actos, interacciones o situaciones siguen moldes, patrones o formas específicas de combinación estables, se dirá que la secuencia de interacción está estructurada o cuasi – estructurada en cuanto a su contenido. Desde este punto de vista, puede darse la estructuración o cuasi – estructuración en cuanto al contenido de la interacción: Manteniéndose relativamente constante o pasando por ciclos que se repiten iguales la distribución de actos o interacciones tipo que la constituyen. Manteniéndose relativamente constante o pasando por ciclos que se repiten iguales tanto la distribución como el ordenamiento de la secuencia de interacciones.
116 Manteniéndose relativamente constante o pasando por ciclos que se repiten iguales, tanto la distribución como el ordenamiento o interconexiones de la secuencia de interacciones.87 De la misma manera que puede dar la estructuración en las interacciones mismas, es posible diferenciar la estructuración de las situaciones en las cuales transcurre la interacción. La interacción misma usualmente transcurre en situaciones que presentan rasgos de constancia y que contribuyen a moldearlas en uno u otro sentido. Se han caracterizado los diversos tipos de objetos que pueden formar parte de las situaciones. Si consideramos los objetos materiales que forman parte de la situación, estos pueden cumplir dos papeles en la interacción: Servir de marco que le da una ubicación espacial y, al constituir obstáculos o dejar paso libre a la interacción, facilitarla u obstaculizarla. Integrarse a la interacción, constituyendo eslabones que mediatizan la cadena de interacciones y, de esta manera directa, contribuyendo a darle una forma y contenido determinado.
Estructuración de la secuencia de interacción: forma y contenido Corresponde considerar ahora las combinaciones de forma y contenido de la interacción que se manifiestan como rasgos estructurales. Cuando se trata de secuencia de interacciones complejas, que se intersectan en diversos puntos, estas secuencias, como se ha señalado, pueden adoptar diversas configuraciones. Hay cadenas de interacciones que se interconectan con solo una o pocas cadenas de interacciones, de pequeña longitud, y otras que se interconectan con largas cadenas de interacción o con un número muy grande de cadenas de interacción. Aquellas que se interconectan con cadenas muy largas o un número muy grande de cadenas de interacción, ocuparán un lugar estratégico en la configuración compleja de que forma parte. Si se considera ahora el problema de la estructuración, puede ocurrir: Que esté estructurada la forma y el contenido de la configuración en el más estricto sentido de la palabra. Que esté estructurada la forma de la configuración, pero sólo aspectos del contenido de las interacciones. Que esté estructurada la forma de las cadenas de interacción estratégicas, pero no el resto de la forma de la configuración y esté estructurado el contenido del conjunto de la secuencia de interacciones, en este sentido estricto. Que esté estructurada la forma de las cadenas de interacción estratégicas, pero no el resto de la forma de la configuración y estén estructurados sólo aspectos del contenido del conjunto de la secuencia de interacciones. Que esté estructurada la forma y el contenido de las cadenas de interacción estratégicas, pero no esté estructurado el resto de la configuración o sólo aspectos de él . Que estén estructurados solamente aspectos del contenido de las secuencias de interacciones. Por ejemplo, que se mantenga constante la distribución del número de actos o interacciones mínimas tipo, sin que esté estructurada la forma de las configuraciones. Que se mantenga constante la cantidad o tipo de productos o resultados de las secuencias de interacciones, ya sean objetos materiales, simbólicos o actos dirigidos al exterior de la secuencia de interacciones. Usualmente el que se mantengan constante la cantidad o tipo de productos o resultados de la secuencia de interacciones supone que ya sea la forma, el contenido de la configuración o ambos, presenten rasgos de estructuración.
87
Ejemplo de descripción del contenido lo tenemos en la contabilización de los actos en grupos de discusión realizado por R. F. Bales. Se describe la frecuencia de los actos, en qué orden aparecen y a quienes se dirigen.
117 Las cadenas de interacción que ocupan lugares estratégicos en la configuración pueden hacerlo a diversos niveles, ya sea conectándose con un número pequeño o amplio de cadenas de interacciones que a su vez pueden conectarse con otras cadenas de interacciones y así sucesivamente. Mientras más estratégica es la posición de la cadena de interacciones, es mayor el poder que deriva de su control. Generalidad de la estructuración de las secuencias de interacción. La estructuración de la secuencia de interacciones puede alcanzar diverso grado de generalidad y ello en dos sentidos: casos en que la estructuración afecta a cadenas de interacción estratégicas. Mientras más estratégica es la cadena de la interacción, puede decirse que la estructuración que la afecta tiene un mayor grado de generalidad, pues sus efectos alcanzan a cadenas muy largas de interacciones o a muchas; casos en que las características de la estructuración se repiten en muchas cadenas de interacción o en diversas configuraciones de interacción,. En este último punto la generalidad no deriva de los efectos de la estructuración, sino de que la misma estructuración se repite en muchas instancias particulares. Pautas o patrones de interacción Se ha destacado que la estructuración puede darse tanto en la forma como en el contenido. Cuando la estructuración afecta tanto a la forma como al contenido de la secuencia de interacción, se denominará patrón o pauta de interacción. Los patrones o pautas de interacción hacen referencia tanto a los sujetos que interactúan como al contenido de esa interacción. Como en los roles88 está implícito un aspecto que tiene que ver con el contenido de la interacción, al considerar dos roles complementarios de sujetos interactúantes, estará estructurada tanto la forma como el contendido de la interacción y se tratará, por tanto, de patrones o pautas de interacción. Puede decirse entonces, que los patrones o pautas de interacción están “compuestos” por dos roles complementarios de sujetos interactuantes. A su vez, las formas más complejas de contextos de interacción en que está estructurada tanto la forma como el contenido, puede concebirse como compuestos de pautas o patrones simples de interacción, que están interconectadas formando la configuración total. Debe enfatizarse que los patrones o pautas de interacción no constituyen la única forma de estructuración de las secuencias de interacción, ya que estas pueden estarlo sólo en el contenido o sólo en la forma. El enfoque que se ha planteado en este informe expresa una manera más flexible de considerar el problema de la estructuración que del que resulta de centrarse exclusivamente en las pautas o patrones de interacción. Normas Otro aspecto que debe tomarse en cuenta al considerar la estructuración de la interacción es la distinción entre conducta manifiesta y no manifiesta. Al definir la estructuración se ha hecho referencia a la configuración que adopta la interacción y la distribución, ordenamiento e interconexión de los actos que la constituyen. Esta forma de definirla permite caracterizar la estructuración en términos puramente manifiestos. Sin embargo, no debe descuidarse el aspecto no manifiesto, porque el significado que los sujetos dan a la interacción influye en su forma y contenido. Especialmente en el caso de los patrones o conductas de interacción, el aspecto no manifiesto de la estructuración adquiere el carácter de normas o prescripciones, explícitas o implícitas, sobre lo que la conducta que hace referencia a otros debe y no debe ser en determinadas situaciones. Debe destacarse que no toda pauta o patrón de interacción en el plano manifiesto se ve acompañada por su correspondiente norma en el plano no manifiesto, pues los 88
El concepto se define más adelante.
118 sujetos no siempre se ajustan a la pauta conforme a prescripciones simbólicas (ya sean explícitas o implícitas). En la norma hay un elemento que se relaciona con el deber ser (en lo que coincide con los valores), y por estar basada en relaciones que surgen en la interacción, un elemento coactivo, ya que el adaptarse mutuamente la conducta de los individuos quien no se ajuste a la pauta reciproca recibe una sanción negativa. Quien se ajusta recibe una sanción positiva.89 El priorizar el ajuste e integración del sistema lleva a Parsons en “El Sistema Social” a dedicar gran parte de su obra a analizar diversos mecanismos para reducir las conductas “desviadas” del sistema, lo que en su conceptualización significa lograr que los individuos se ajusten a las pautas del sistema (normas y valores), poniendo las desviaciones en peligro la estabilidad del sistema. Debe hacerse notar que hay innumerables otras fuentes de cambio e inestabilidad, lo que en ciertas circunstancias puede ser muy deseable, si se considera el sistema de manera dialéctica. Pero la relación [desviación]-[ajuste a normas] es más que una realidad, una expresión de deseos. Ejemplificaremos lo que ocurre en nuestras sociedades con una normavalor como no mentir. La norma tiene existencia real, objetiva, a nivel intersubjetivo. Cuando a alguien se lo descubre mintiendo, recibe una sanción negativa en la relación social en que participa, lo que muestra la existencia objetiva de la norma. Sin embargo, un observador que dispusiera de toda la información relevante, descubriría que en nuestra sociedad la mayor parte de los actores mienten. ¿Niega esto la existencia de la norma? De ninguna manera, pues si esta no existiera los actores no elaborarían complicadas estrategias para violarla, sin la existencia de esta norma la realidad social sería muy distinta, incluso aunque no se acate. Si se pretendiera el cumplimiento de un conjunto no despreciable de normas por los actores, “ajustándolos” o “eliminando las desviaciones”, el asunto se transformaría en una verdadera caza de brujas. Para Parsons el control social es el mecanismo mediante el cual el sistema logra el ajuste de los actores a las normas-valores, lo que en un sistema social real frecuentemente no ocurre. Expongamos un hallazgo de Ralph Linton en “Cultura y Personalidad” respecto a las pautas culturales: el término pauta cultural se refiere tanto a normas como a valores. Según Linton las pautas teóricas [conducta manifiesta] (las conductas que se emiten con más frecuencia en las situaciones reales), no coinciden con las pautas ideales [conducta no manifiesta] (las conductas que los miembros de la sociedad piensan deben emitirse). A esta conclusión se llegó después de observaciones antropológicas rigurosas en múltiples sociedades. En ninguna sociedad los hombres actúan como piensan se debería actuar. Roles y Estatus Si se considera ahora a los individuos ubicados en situaciones determinadas, los actos que se interconectan con los actos de otros individuos pueden enmarcarse o no en formas estructurales. Puede ocurrir que cada vez que un individuo en cierta situación ejecuta actos que se interconectan con los de otros individuos en otra situación particular, estos actos se ajusten a ciertas pautas, siempre que las situaciones tengan determinadas características y se combinen de manera especial. Para hacer referencia a las formas estructurales en las que se enmarcan tales actos emplearemos el concepto de rol social y para referirnos a la posición del individuo en una situación que forma parte de situaciones complementarias, el concepto estatus social. Debe destacarse que la complementariedad de las situaciones es un requisito esencial para que pueda hablarse de rol y estatus, ya que son condición para que el sujeto emita un determinado tipo de conducta y permiten ubicarlo en una posición determinada dentro de dichas situaciones.
89
Respecto a la distinción entre pauta como expresión de la conducta manifiesta y como expresión de conducta no manifiesta, ver R. Linton: Cultura y Personalidad, Méjico: F. C., 1959, pp. 55 – 65. En cuanto al concepto de norma, ver K. Davis: Human society, New Cork: The Mac Millan Co., 1959, Cap. 3, pp. 52 – 82; George C. Homans: The Human Gropus, New York: Harcourt Brace and Cp., 1950 pp. 121 – 125; R. M. MacIver y Ch. H. Page: Society: An Introductory Analysis. New York: Reinehart and Co., Inc. 1959. Caps. 7, 8 y 9. La definición dada aquí es original.
119 Desde una postura constructivista, Berger y Luckman (2001), señalan que la estructuración de las acciones y a diferencia nuestra no de los actos, se realiza a través de la internalización de modos o campos de sentido, tipificados de manera objetiva, compartidos socialmente, implicando un distanciamiento sobre las situaciones específicas que producen los roles y el status, conceptos que se producen en procesos dialógicos y complementarios, no excluyentes espacial y temporalmente. Dialogaremos con Berger y Luckman respecto a nuestra concepción de rol. Para estos autores la conducta del rol se da en el nivel no manifiesto y se objetiva a través del lenguaje. Nosotros caracterizamos el rol en los niveles no manifiesto y manifiesto y puede haber discordancia entre ambos. Nos explicamos: el rol puede estar definido socialmente en el nivel no manifiesto a través del lenguaje de una manera y consolidarse a nivel manifiesto de otra manera por rasgos de las prácticas al interior del sistema en que participa el individuo. Por ejemplo, el rol de médico puede estar definido de una manera en la sociedad a nivel no manifiesto y cuando este desempeña su rol en un consultorio público, por las prácticas surgidas por la precariedad de recursos del consultorio o al revés en una clínica privada orientada al lucro, ejercerse de manera distinta y estable (estructurada entendida como interconexiones que se repiten) al interior del consultorio o de la clínica privada, rol manifiesto que difiere de lo establecido socialmente respecto al rol de médico a nivel no manifiesto y que sigue manteniéndose este último de la misma manera a nivel subjetivo en el incumbente. Para Berger y Luckman los roles deben estar institucionalizados, en nuestra concepción este no es un requisito. Nos explicamos: para estos autores el rol debe estar internalizado por la persona que lo ocupa, estar establecido (es decir estar tipificado o estructurado en nuestra conceptualización) y estar reconocido socialmente. El rol de un enfermo mental internado contra su voluntad en una clínica psiquiátrica está tipificado, pero la persona no lo ha internalizado, ni siquiera lo ha aceptado y lo cumple sólo por la coacción o el temor a las sanciones. El rol de un delincuente al interior de un grupo delictivo no está reconocido por la sociedad en la forma que este adquiere, incluso puede no ser conocido, y estar fuertemente estructurado. Desde este punto de vista en nuestra concepción el único requisito para hablar de rol es que se trate de conductas estructuradas de la interacción de una persona hacia otra u otras, sin implicar necesariamente institucionalización (puede que esta exista o no). Respecto a las definiciones institucionalizadas del rol, la conducta manifiesta o no manifiesta efectiva puede ajustarse o no a esa definición institucional. Ello puede darse, en primer lugar porque la definición institucional puede ser ambigua o contradictoria. Incluso cuando la definición institucional no es ambigua se dan alternativas: (i) la conducta se estructura como negación activa de la definición institucional (rol rebelde), es decir la conducta no sigue la definición institucional sino que se estructura como la opuesta a ella, aún a riesgo de recibir sanciones negativas. Ej.: el rol delicuencial. (ii) la conducta se estructura como negación pasiva, rol retraído, la persona emite el mínimo de las conductas definidas institucionalmente; (iii) la conducta se estructura en un rol que no es opuesto al rol definido institucionalmente, pero que es distinto a este rol, rol evasivo. Ej.: conducta de los jóvenes de algunas “tribus urbanas”. Cuando se intenta ajustarse al rol definido institucionalmente, este ajuste en muchos casos implica una actuación o simulación consciente para reforzar la imagen ante los demás que se está cumpliendo adecuadamente el rol y que se es merecedor del status positivo que este otorga. Ej.: el ritual que sigue el médico en la relación con el paciente, que si no se desempeña en una actuación con cierta teatralidad puede dañar la imagen del médico ante el paciente. Este problema ha sido conceptualizado por Goffman. Observando las interacciones como representaciones teatrales, Goffman nos hace prestar atención al «medio» en el que se mueven los actuantes, a la «máscara» que llevan puesta, al «rol» que desempeñan; con estos elementos, los actuantes tratan de controlar las impresiones de su público. En otros pasajes de su obra, Goffman considera que todos nuestros actos en interacción constituyen ritos que manifiestan, bajo una forma convencional, el valor sagrado que es propio de cada individuo. Y en otros, incluso considera las interacciones como juegos en los cuales los actuantes se comportan como
120 estrategas, como seres calculadores, y en los que manipulan información para lograr sus fines. (Nizet y Rigaux, 2002). Los conceptos pueden entenderse en el plano manifiesto o no manifiesto. En el plano manifiesto se expresará en formas estructurales de conducta manifiesta, ya sea la del sujeto considerado hacia el otro o los otros (rol), o la de los otros hacia él (que formarán parte de la situación del sujeto y lo ubicarán en ella, estatus). En el plano no manifiesto el rol se expresará como los deberes del sujeto hacia al otro o los otros y el estatus como sus derechos, pero no sólo sus derechos como veremos90. Pero esta caracterización del status, conceptualizada por la sociología funcionalista es incompleta, ya que el status, como conducta de los otros hacia la persona, frecuentemente no sólo representa derechos, sino también lo opuesto: desvalorización y estigma. Un ejemplo notable lo constituye el status de enfermo mental en nuestra sociedad. Con esto queremos decir que el status a nivel no manifiesto y manifiesto no está constituido sólo por derechos sino también por limitaciones y degradaciones, que es lo que ubica la posición de la persona ante los demás, que no sólo tiene aspectos positivos sino también limitaciones y aspectos negativos, tan reales como los positivos. Esto lo hace explícito Max Weber en su conceptualización del status. Weber se refiere a grupos de status a nivel macrosocial no a nivel microsocial como el presente análisis, sin embargo se pueden rescatar algunos criterios a nivel microsocial. Las situaciones estamentales (grupos de status) son aquellas que influyen en el individuo no a nivel de adquirir bienes consumibles o patrimonio, sino que influyen en ellos en la forma de privilegios, ya sean negativos o positivos. Estas situaciones no son tan deterministas como sí lo son las situaciones de clase, puesto que según Weber, el tener dinero y ser empresario no lleva necesariamente al individuo a pertenecer a un determinado grupo de status. Al igual que con las “situaciones de clase”, en los estamentos también existen las valoraciones positivas y negativas, siendo éstas definidas por la pertenencia de los sujetos a los distintos grupos de status. Consiguientemente, a diferencia de Marx, Weber afirma que las clases son definidas por mucho más que la participación de aquellas en el proceso productivo. Para dar un ejemplo: un pobre puede que gane un salario muy bajo, pero por vivir en un barrio que es considerado “decente” o de “buena categoría” se le podría considerar el tener un mejor status que una persona que gana mayor salario y que vive en un barrio con un status negativo. . Aunque la definición de Weber se refiere a grandes grupos de status, señalemos que a nivel micro y macro la posición que fija el status, como Weber lo clarifica, tiene tanto aspectos positivos como negativos, tanto derechos como degradaciones. No siempre un rol y estatus en el plano manifiesto se ven acompañados por un rol y estatus en el plano no manifiesto, ya que las conductas de un sujeto pueden estar interconectadas con las de otros sin que este perciba que ello es así. El puede emitir actos que se interconectan de manera regular con los de otros, ajustándose a pautas precisas, sin tener conciencia de la interconexión y sin percibirlo como deber. Por otra parte, puede recibir de otros determinados actos o las consecuencias de tales actos sin percibirlos como derechos, limitaciones y degradaciones. En la interconexión material ocurre muchas veces que los sujetos no perciben la interconexión de su conducta y la de otros, aunque estas se ajustan mutuamente91. No pueden confundirse la actividad tipo con los roles 90
El rol se define corrientemente en el plano no manifiesto como el conjunto de deberes y derechos y el status como la posición que ocupa el individuo a la cual se adscriben esos deberes y derechos. Se han introducido dos modificaciones: 1. se ha dejado la posibilidad de entender el rol y el estatus tanto en el plano manifiesto como en el no manifiesto-, 2. se ha circunscrito el rol a los deberes y el estatus a los derechos. Respecto al primer punto pensamos que es obvia la ventaja de hacer la diferenciación entre conducta manifiesta y no manifiesta. Respecto al segundo punto, opinamos que es preferible separar los deberes y derechos porque uno (los deberes) se refieren a la conducta del sujeto hacia los otros y el otro concepto (los derechos), se refieren a la conducta de los otros hacia él. Creemos que la conducta de los otros hacia él fija la posición del sujeto y, por tanto, le da un contenido concreto al concepto de estatus. Si no, no queda clara la diferencia entre el estatus considerado como posición, de los deberes y derechos mismos tomados en conjunto. Una posición similar a la expuesta en este informe, aparece en Harry M. Johnson: Sociología, Buenos Aires: Ed. Paidos, 1965, pp. 38. 91 Ver “El Fetichismo de la Mercancía y su Secreto”, en C. Marx: El Capital, Méjico: F. C. E., 1964, Tomo I, pp. 36 – 47.
121 entendidos en sentido manifiesto, pues en la actividad – tipo los actos se consideran organizados en torno al individuo. En cambio en el rol, los actos se consideran como parte de la interacción que se mantiene con otros sujetos. Los mismos actos pueden estudiarse tanto desde el punto de vista de la actividad como de los roles (aunque no en toda circunstancia), de acuerdo al foco de interés del análisis. Posición Social Si consideramos todas las determinaciones o consecuencias para cada individuo por participar en un sistema de interacción, no sólo respecto a otros individuos específicamente, como en el status, sino además respecto a su relación con el sistema en su conjunto, a las relaciones del sistema con el ambiente, etc., incluyendo las determinaciones surgidas del concepto de intereses objetivos y poder social (que ya definiremos) tenemos el concepto de posición en el sistema, y si consideramos todas sus posiciones en los sistemas en que participa, posición social global. Debe destacarse que el peso o relevancia de las distintas posiciones del individuo no es el mismo para determinar su posición social global. Tal como al concepto rol corresponde al de status, al de posición social corresponde el de práctica social, que son las actividades realizadas por quien detenta una posición, ligadas de una u otra manera al logro, mantención o modificación de los intereses derivados de dicha posición. Estatus – set y Rol – set Rara vez la interacción de un sujeto es diadica (es decir, se da en pares aislados), sino que transcurre en contextos más complejos de interacción. Esto significa que son más de dos las situaciones complementarias. En este aspecto, el estatus del sujeto expresa un complejo de conductas de los otros hacia él, y a ese estatus le corresponden conductas que afectan no a uno sino a muchos otros y que pueden orientarse discriminadamente ente los distintos individuos. Ello significa que a un estatus correspondería no uno sino diversos roles (un rol – set). Hay diversos mecanismos mediante los cuales se reducen las situaciones conflictivas para quienes desempeñan el rol – set. Algunos de estos mecanismos son (Merton,1960): (i) el diverso grado de involucramiento de los distintos demandantes del rol set y del incumbente del rol set que disminuyen la tensión, (ii) los diferentes grados de autoridad o dominación de los involucrados en el rol set, (iii) la no visibilidad de los componente del rol set para los otros participantes que evita el conflicto, (iv) el hacer explícito lo contradictorio de las diferentes demandas de los demandantes del rol set, (v) el hacer coaliciones con otras personas con el mismo rol set discordante, (vi) abandonar todo o algunos roles del rol set o modificarlo. Como se ve, el hecho de que nunca el ajuste sea perfecto, el que existan demandas contradictorias, etc. debe dejar en claro que la sociedad está muy lejos de estar perfectamente integrada en torno a roles y normas, que la “desviación” en términos parsonianos es tan corriente o más que el conformismo. Los diversos estatus que ocupa el individuo en la sociedad se denomina “estado” (station), o “estatus – set”.92 La existencia de roles conflictivos en los casos extremos puede llevar a que el sujeto abandone la posición o a un cambio en el contenido o la forma de la configuración en que se ubica el estatus.
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Respecto a una concepción similar aunque no idéntica de rol y estatus; pues no se hace distinción entre el plano manifiesto y no manifiesto, ver T. Parsons: The Social System, Glencoe, Illinois: The Free Press, 1951, pp. 24 – 26. Respecto a la opinión usual en cuanto a roles y estatus, ver: R. Linton: El Estudio del Hombre, Méjico: F. C. E., 1956, Cap. 8; K. Davis: Human Society, op. cit. Cap. 4; R. Linton: Cultura y Personalidad, op. cit., pp. 85 en adelante. Respecto al concepto de rol – set y los mecanismos para reducir el conflicto entre los roles y los componentes, ver R. K. Merton: “The Role – set: Sociology, Vol. VIII, N° 2 (Junio, 1957), pp. 106 – 120.
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Estatus, roles y la configuración de la secuencia de interacciones Los estatus y roles son formas de estructuración de la conducta de los sujetos en interacción y por ello deben relacionarse de algún modo con la estructuración de las secuencias de interacciones consideradas en sí mismas. Al respecto se dan diversas posibilidades: Tanto los sujetos emisores (quienes ejecutan los roles) como los sujetos receptores (que para ellos es parte del estatus) son los mismos en distintas circunstancias en que se pone en actividad la secuencia que fijan los roles y lo estatus. En este caso, tanto la forma como las acciones que conectan a los diversos individuos que desempeñan roles y ocupen los estatus, estarían estructurados; ya que: al no variar los sujetos entre los cuales se realiza la interacción, no varía la forma de la configuración; al mantener los roles y los estatus, se mantiene también la estructuración del contenido de la interacción. Se produce un cambio de algunos sujetos que desempeñan los roles u ocupan los estatus complementarios, permaneciendo otros constantes. En este caso, varía parcialmente la forma de la configuración y se mantiene constante el contenido. Se produce un cambio de todos los sujetos que desempeñan los roles y ocupan los estatus complementarios, sin que varíen los roles y estatus mismos. En este caso se mantiene el contenido pero varía la forma de la configuración. Sin embargo, lo inverso no es verdadero ya que no siempre que se mantenga el contenido de la secuencia de interacción se mantendrán estatus y roles, pues para que esto último ocurra cada sujeto que enfrenta la situación del rol frente a la situación complementaria del estatus debe emitir la secuencia de actos pautada por el rol y por el estatus y, en este sentido hace diferencia cuál de los sujetos y en qué orden emita los actos, de acuerdo al estatus que ocupen y al rol que desempeñan. Manteniéndose constantes los roles y estatus y variando los sujetos que los desempeñan, pueden darse diversas alternativas:
Se mantiene la forma de la configuración de estatus y roles (no de sujetos) Varía parcialmente la forma de la configuración de estatus y roles. Se dará un nuevo significado al concepto configuración tomando como base a los roles y no a los sujetos que interactúan. Este nuevo significado implica: (a). que aunque cambien los sujetos que desempeñan los roles, si estos últimos se mantienen, puede permanecer constante la configuración; (b). que aún cuando se mantengan los mismos sujetos en interacción, en la misma posición relativa respecto a los otros, si se modifican los roles que desempeñan, puede cambiar la configuración. El que se trate de una configuración de roles, implica que haya un mínimo de complementariedad entre estos y, por tanto, que se mantengan algunos aspectos de la configuración. Es difícil imaginar que varíe totalmente la forma de la configuración de estatus y roles y que se mantengan constantes los roles y los estatus mismos. Se han mencionado estas posibilidades. Sin embargo, si en una misma configuración se altera el contenido, lo más probable es que varíe también la forma y, en este sentido los dos factores no son independientes. En configuraciones distintas rigen las posibilidades mencionadas. Jerarquización de roles y estatus También entre los roles y estatus hay algunos que son estratégicos, en el sentido que están ubicados de tal manera en el contexto de interacción que se interconectan con un gran número de otros roles y estatus. La persona que ocupa un estatus hacia el cual se orienta la conducta de
123 un gran número de sujetos y que de acuerdo a la conducta de la persona mencionada en primer término se orienten los otros más que a la inversa, estará en una jerarquía mayor que aquel estatus hacia el cual se orienta la conducta de un menor número de sujetos. En este sentido, pueden clasificarse los estatus de acuerdo al número y tipo de derechos, limitaciones y degradaciones que lo componen (traducibles en conducta que los otros perciben como deberes y desvalorizaciones para con el sujeto considerado) y establecerse una escala jerárquica el respecto. El ordenar los estatus en una escala jerárquica puramente cuantitativa entraña riesgos teóricos, por cuanto hace abstracción de los contextos de interacción a que pertenecen dichos estatus. Dos estatus de la misma posición jerárquica pueden cumplir funciones diametralmente distintas para el cambio social según estén ubicadas en sectores del contexto de interacción que estén presionando por mantener o cambiar el orden vigente, a los distintos niveles que se pueden dar. Al establecerse la escala jerárquica, deben tomarse en cuenta, entonces, la ubicación de los estatus en el contexto de interacción y el papel potencial que les cabe en el cambio social. Ello hace que no se consideren ordenados en una escala homogénea sino en varias escalas diferenciadas o en una subdividida de acuerdo al tipo de contexto y papel en el cambio93. Berger y Luckmann (2001) señalan que los roles estratégicos cumplen una función reguladora por un lado, siendo este modo de acción una orientación hacia un orden institucional, clave dentro de la construcción social de la realidad, y por otra parte, los roles estratégicos son en cierto sentido legitimadores de nuevos roles a partir del desempeño realizado por los procesos de objetivación y habituación de los mismos. Ocurre también que un sujeto puede estar ubicado en una posición jerárquica de acuerdo a un estatus y estar ubicado en una posición distinta en otro estatus. Es decir, pueden haber inconsistencias en su estatus – set, la que entraña diversas implicaciones para la conducta, que pueden llevar a que los individuos adopten actitudes diversas frente al cambio94. Intereses objetivos Deben describirse otros dos conceptos respecto a las relaciones de los individuos con el contexto de interacción. El primero es el de intereses objetivos. El concepto se refiere al conjunto de objetos, (materiales y sociales, reales y simbólicos) a los cuales tendría acceso un sujeto por ocupar una posición, si a partir de dicha posición ejecutara la secuencia de actos más adecuada para lograrlos, siempre que a través de la apropiación de esos objetos obtuviera el mayor nivel, accesible desde su posición, de gratificaciones. Puntualizando esta definición, los intereses objetivos están constituidos por un conjunto de objetos los cuales: Son accesibles al sujeto desde su posición, siempre que Este ejecute secuencias de actos determinados y, Estos objetos deben ser los que brinden el mayor nivel de gratificaciones al sujeto, dentro de las posibilidades que les brinda su posición en el contexto de interacción. En la forma que se ha definido el concepto, es evidente que el sujeto tendrá diversos intereses de acuerdo a las posiciones que ocupe en los contextos de interacción. Si participa en diversos 93
Respecto a las complejidades que entraña el concepto de estatus y sus posibles variadas acepciones, ver Emilie Benoit – Smullian: “Status, status Types, and status Interrelacions” en American Sociological Review, Vol. 9, N°2 (Abril, 1944), pp. 159 – 161. La concepción enunciada en dicho artículo separa los aspectos de lar realidad agrupados por el concepto de estatus expuesto en el presente informe, incluyéndoles en conceptos distintos. Pienso que pueden considerarse como aspectos o dimensiones del mismo concepto, sin perder la riqueza del análisis y ganando en profundidad. 94 Ver Gerhard E. Lenski: “Status Crystallization: A Non – vertical Dimension of Social Status”, en American Sociological Review, Vol. 19, N°4 (Agosto, 1954), pp. 405 – 413.
124 contextos de interacción los intereses en cada uno de dichos contextos pueden ser distintos. Al respecto, puede considerarse el concepto de intereses objetivos en dos sentidos: Intereses objetivos parciales, que son los que resultan de la participación del sujeto en un contexto de interacción. Intereses objetivos inclusivos, que son los que resultan de la suma de los intereses objetivos parciales de un individuo, es decir, los intereses que resultan de las posiciones del sujeto en todos los contextos de interacción en que participa. Los intereses de clase constituyen una clase especial de los intereses objetivos. Se aproximan más a lo que se ha denominado intereses objetivos inclusivos, pero ponen un énfasis mayor (aunque no exclusivo) en la posición de los sujetos en los sistemas económicos en que participan. En todo caso es claro para determinar los interese de un sujeto es previo determinar su posición en los contextos de interacción en que participa. También es claro que los intereses objetivos no son sinónimo de: La posición del sujeto en el contexto de interacción, ya que los objetos que constituyen los interese objetivos pueden no formar parte de la posición, pero si deben ser accesibles desde ella (aún cuando pueda requerirse modificarla para ese propósito). La conducta del sujeto en esa posición ni con los objetos que el sujeto busca desde esa posición, ya que el sujeto puede no tener conscientes sus verdaderos intereses objetivos. Cuando hay un cierto grado de estructuración en los contextos de interacción, los intereses objetivos pueden corresponder no a posiciones cualesquiera, sino específicamente a estatus. Los intereses objetivos inclusivos corresponderían en este caso al estatus – set del individuo. A lo intereses objetivos de los sujetos que corresponden a sus estatus, se los denomina intereses objetivos estructurales.
Poder social El otro concepto que debe definirse, es el de poder social. La definición que se dará aquí: 1) no señala el poder como atributos de sujetos o grupos considerados aisladamente de su contexto; 2). es más específica y restringida a un tipo especial de problemas que la que se da usualmente. El poder es una particular forma de relacionarse de los individuos o conjuntos de individuos con sus contextos de interacción y por tanto: a. depende de los individuos o conjunto de individuos; b. de las características de los contextos de interacción; c. del medio al cual se enfrenta dicho contexto de interacción; d. de la posición de los individuos o conjuntos de individuos en ese contexto de interacción frente al ambiente. Definiremos el poder social como la capacidad de los individuos o conjuntos de individuos para hacer prevalecer el logro de sus intereses objetivos en el contexto de interacción. El poder social implica que la conducta de los individuos o conjunto de individuos puede llevar a que el contexto de interacción adquiera características tales que contribuya a que esos individuos o conjuntos de ellos logren en mayor medida sus intereses objetivos. Como parece claro, el poder puede derivar en parte no solo de la posición de los individuos o conjunto de individuos en el contexto de interacción considerados, sino también de su posición en otros contextos de interacción que se interconectan con el primero a través del individuo en referencia o de otras formas. Cuando ello es así se lo denomina poder social externo. Cuando no es así, poder interno. En todo caso, al hablar de poder social hay que hacer explícito cuál es el contexto de interacción que se toma como referencia.
125 Si bien el poder puede ser factor dentro del cumplimiento de intereses, derivados pos supuesto desde la posición de los individuos dentro de la sociedad, también el poder actúa como estructurador o modelador de individuos, a través de la influencia de ciertos tipos de discursos o lenguajes, ejecutados o activados desde ciertas instituciones sociales específicas. (Foucault, 2002 Michel Foucault, con una mirada histórica, analiza el funcionamiento del poder, es decir, no trata el poder como “una sustancia” que se posea, sino como algo que se ejerce sobre las acciones de los individuos, siendo considerado principalmente como una forma de relación. La pregunta que intenta responder Foucault a través de su trabajo no es ¿qué es el poder?, sino ¿cómo funciona? de acuerdo a esto, distingue que en el ejercicio del poder se utilizan modalidades instrumentales (las palabras, el dinero, la vigilancia, el registro), se implican distintas formas de institucionalización (las costumbres, las estructuras jurídicas, los reglamentos, las jerarquías, la burocracia) y distintos tipos de racionalidad están en juego (tecnológica, económica) (Castro, 2004). De manera general para Foucault el poder consiste en “conducir” conductas, cuestión que desarrolla y profundiza en su análisis de las disciplinas en Vigilar y Castigar (2002); la disciplina “fabrica” individuos, es la técnica específica de un poder que ve a los individuos a la vez como objetos y como instrumentos de su ejercicio. Su éxito se debe al uso de instrumentos simples y altamente efectivos, como por ejemplo la inspección jerárquica (la que supone una coacción por medio del juego de la mirada). En Vigilar y Castigar (Foucault, 2002) plantea que las disciplinas habrían llegado a ser en el transcurso de los siglos XVII y XVIII unas fórmulas generales de dominación, de las cuales estaría naciendo una “anatomía política del detalle”, puesto que en ellas, se realiza una manipulación calculada de los elementos del cuerpo, de sus gestos y sus comportamientos. A través de una mecánica que lo explora, lo desarticula y lo recompone, las disciplinas fabrican cuerpos sometidos y ejercitados (“cuerpos dóciles”), a través de las cuales se aumentan las fuerzas del cuerpo en términos económicos de utilidad, y se disminuyen esas mismas fuerzas en términos políticos de obediencia. Foucault (2002), a través de su crítica histórica, subraya que hay que ver el poder como una realidad positiva, en el sentido de que el poder produce realidad (produce individualidad, ámbitos de objetos, rituales de verdad, etc.) y cesar de describir siempre los efectos de poder en términos negativos (“excluye”, “reprime”, “rechaza”, “censura”, “abstrae”, “disimula”, “oculta”). Coincidimos con este con este autor en considerar el poder como una forma de relación, al mismo tiempo en que se considera el poder como un ejercicio que crea realidad y que la realidad misma del poder se evidencia a través de su ejecución, pero nos distanciamos al distinguir entre poder y dominación como dos ámbitos de acción diferenciados. Un aspecto en que nuestro enfoque es explícito es en vincular el concepto de poder al concepto de intereses objetivos y manifiestos que no está desarrollado en los mismos términos por Foucault, pero tanto Foucault como nosotros lo vemos como un complejo de relaciones, y podemos agregar, estructurales, en el sentido de interconexiones complejas con cierta estabilidad que se manifiestan frecuentemente y no son simplemente dominación. En relación al concepto de poder en Bourdieu es preciso señalar algunos elementos preliminares para relacionarla con nuestra propuesta sobre este concepto. Al igual que lo incitado en nuestro estudio, el poder, según Bourdieu, está presente en la constitución de toda sociedad, es decir, el poder como fenómeno lo encontramos en la constitución de la sociedad misma, como elemento y mecanismo inherente a ésta y a los seres humanos que la componen; como diría Nolbert Elías (1996), esta presente en la sociogénesis y psicogénesis, o sea, en los marcos del proceso civilizatorio. Además, Bourdieu, asocia al poder, de forma ontológica, a la realidad objetiva que percibo como la realidad objetivada que soy, tanto diría él autor francés, “existe en las cosas y en los cuerpos, en los campos y en los habitus, en las instituciones y en los cerebros (como diría Marx) (Bourdieu, 2003, p. 10). En este sentido y siguiendo lo expresado por este autor, el poder existiría físicamente, objetivamente, pero también simbólicamente (Bourdieu, 2003). Para comprender más profundamente el concepto de poder desde lo que nos presenta Pierre Bourdieu, es preciso vincular un supuesto extraído desde Marx:
126 que la realidad social está constituida por un conjunto de relaciones de fuerza históricamente escritas, en este caso entre clases diría Marx o posiciones en que se sitúan en un determinado campo, afirmaría Bourdieu. No obstante a partir del planteamiento que hace desde Marx a razón de la construcción del concepto de poder, el autor francés agrega a esta suerte de construcción teórica la postura weberiana que dice que la realidad social es también un conjunto de relaciones de sentido, dando paso a generar una dimensión del poder que históricamente es caracterizable desde una óptica que busca legitimar ciertos argumentos que responden a proteger una posición privilegiada en el campo de poder. Esta nueva caracterización que plantea Bourdieu a la dimensión simbólica del poder, hay que asociarla a la forma física en que el poder se ejerce; también por lo demás, una de las formas más clásicas en que éste se manifiesta. Por lo tanto, la dominación que deviene de las relaciones de poder que constituyen a toda sociedad y que por lo demás, son una relación histórica, sirven para reflexionar que en gran medida la dominación social no se mantiene solamente a partir de la violencia física directa, coercitiva diría Durkheim, sino que necesariamente tiene forma de legitimarse y con ello a todos sus mecanismos de control, ejerciendo una dominación en la que los mismos individuos adhieren al principio de su propia dominación y se siente solidarios de los dominantes en un mismo consenso sobre el orden social. Legitimar una dominación social es dar toda la fuerza de la razón a la razón (interés, capital) del más fuerte. Esto en la práctica constituye una violencia simbólica, socialmente aceptable (Bourdieu, 2003). La capacidad de una clase social (concepto que veremos en el capítulo subsiguiente) de hacer prevalecer sus intereses económicos y políticos en la sociedad en desmedro de los intereses de las otras clases [poder de la clase dominante] no podría realizarse si no existiera una ideología compartida por todas las clases, incluso las subordinadas, que justifique dichas relaciones asimétricas de poder y haga que los actores las consideren naturales y adecuadas [ideología dominante], como muestra brillantemente C. Marx en La Ideología Alemana. Tanto Bourdieu como Marx realizan sus análisis principalmente a nivel macrosocial, pero son aspectos que deben considerarse como marco de la microsociología del poder. El poder social es un concepto distinto al de función dirigente, ya que el dirigente puede ser obedecido en la medida en que actúa de acuerdo a los intereses de otros, que serían en este caso los que detentarían el poder real. Posiciones, poder e intereses objetivos. Dominación, autoridad y liderazgo Los intereses objetivos de las distintas posiciones pueden ser contradictorios y reflejarse en una posición social global inconsistente. Por ejemplo, una persona que trabaje como obrero especializado, que posea acciones de la empresa y sea propietario de un taxi, comparte intereses de los obreros y de los pequeños empresarios, que en determinadas circunstancias pueden ser inconsistentes. Algo a que hay que hacer referencia, y que se utiliza en los análisis de clase, es diferenciar conjuntos de posiciones sociales globales de intereses complementarios, es decir que el logro de los intereses de algunas de esas posiciones contribuye al mayor logro de las otras. Este tipo de análisis tiene especial relevancia para hacer la vinculación entre la lucha política y el apoyo que reciben los representantes o dirigentes políticos de dichos conjuntos de posiciones. Puede distinguirse: conjuntos de posiciones de intereses complementarios dentro de un sistema, dentro de distintos sistemas y en el sistema global. Las posiciones son antagónicas cuando el logro de los intereses de unas disminuye la probabilidad o impide el logro de los intereses de las otras (las antagónicas). En los diversos sistemas se dan posiciones complementarias y antagónicas y un sujeto puede ocupar una posición antagónica en un contexto y solidaria o complementaria en otros, depende con quién y en qué contexto. Aquí hay que distinguir dominación o la probabilidad que alguien sea obedecido por la posición que ocupa y poder que es la capacidad de hacer prevalecer sus intereses. Un carabinero
127 o policía ejerce dominación sobre un gran empresario al exigirle que acate una ley del tránsito, pero el gran empresario tiene mucho más poder social que el carabinero o policía. Un representante político puede ejercer dominación mientras hace prevalecer los intereses de los grandes empresarios, quienes al financiar al representante político estarían ejerciendo el poder real. Cuando la dominación deriva de un rol-status institucionalizado se denomina autoridad y cuando deriva de características personales, se denomina liderazgo. Vinculemos estos conceptos al de autoridad en Weber. Weber inscribe el concepto de Autoridad (legal o racional) a partir de la existencia de un cuadro administrativo, de este modo genera una racionalización del concepto a partir de una jerarquización jurídico política. El Concepto de autoridad para Weber implica los términos de poder y dominación: para Weber el poder cobra valor en tanto ejerce dominación dentro de un grupo determinado el cual presta obediencia sobre mandatos específicos. Para que esta dominación sea efectiva debe existir un fundamento material, valórico o tradicional que motive al grupo a aceptar esta coerción, pero sobre todo y como un elemento transversal debe existir una creencia en la legitimidad de la autoridad y del cuadro administrativo: “Según sea la clase de legitimidad pretendida es fundamentalmente diferente tanto el tipo de obediencia como el cuadro administrativo destinado a garantizarla, como el carácter que toma el ejercicio de dominación” (Weber, 1997).Sin embargo Weber plantea que esta legitimidad debe considerarse sólo como una probabilidad. “Ni con mucho ocurre que la obediencia a una dominación esté orientada primariamente (ni siquiera siempre) por la creencia a su legitimidad” (Weber, 1997). El hecho es que se considere la legitimidad como una probabilidad abre caminos a la distinción sobre los tipos de autoridad vinculados a los mecanismos de dominación que gozan en distintas proporciones de legitimidad. De este modo nos adentramos en la definición ya conocida de Weber de los tres tipos puros de dominación legítima: De carácter racional: que descansa en la creencia en la legalidad de ordenaciones estatuidas y de los derechos de mando de los llamados por esas ordenaciones a ejercer la autoridad (autoridad legal). De carácter tradicional: que descansa en la creencia cotidiana en la santidad de las tradiciones que rigieron desde lejanos tiempos y en la legitimidad de los señalados por esa tradición para ejercer la autoridad (autoridad tradicional). De carácter carismático: que descansa en la entrega extracotidiana a la santidad, heroísmo o ejemplaridad de una persona y a las ordenaciones por ella creadas o reveladas (llamada) (autoridad carismática).Respecto a esta última, en nuestra concepción se trataría de liderazgo institucionalizado, ya que está asociado a una persona más que a un rol, lo que no obsta para que el carísma pueda transferirse y conduzca posteriormente, como lo señala Weber, a la existencia de roles institucionalizados. Estos tres tipos ideales, como plantea Weber, se acostumbran a dar como “puros” en la realidad histórica. Pero aquí debemos precisar algunos aspectos: para nosotros estos tres tipos de legitimidad: legal, tradicional y carismática, son diferenciaciones no sólo entre distintos tipos de sociedades, sino que sirven de base a la institucionalización de distintos subsistemas dentro de una misma sociedad. Así en nuestra sociedad actual, los roles en la familia se basan principalmente en la legitimidad tradicional (aunque estén regulados legalmente en algunos aspectos), los roles de la administración pública en la legitimidad legal y los roles de la iglesia en la legitimidad carismática, aunque, como señalamos, tengan todos ellos normas legales que deben obedecer. La autoridad sin que el individuo personifique adecuadamente su rol se debilita notablemente. Cuando quien detenta la autoridad además ejerce liderazgo en la relación, la dominación se fortalece. La autoridad y la dominación en general están asociadas al control social en sus diversas formas como mecanismo para lograr la obediencia y, desde este punto de vista la obediencia puede basarse en la coerción física (el Estado es quien tiene el monopolio de la coerción física en nuestras sociedades), la coerción económica (el derecho de otorgar o denegar bienes y servicios que satisfacen necesidades) y el control moral (la adhesión voluntaria
128 a normas, principios y valores). Generalmente estas formas de control-dominación se dan combinadas y la coerción física o económica no podrían funcionar sin un mínimo de control moral. La autoridad, en nuestra concepción, podemos diferenciarla el poder a través del siguiente ejemplo: el accionista mayoritario de una sociedad anónima es quien tiene el poder en la empresa, porque el gerente general en la empresa, que es quien ejerce la autoridad, debe actuar para favorecer los intereses económicos del accionista mayoritario, y este último puede cambiar al gerente general si esto no es así. Por supuesto se dan casos que el gerente general favorezca sólo sus propios intereses perjudicando al accionista mayoritario, pero si funcionan las regulaciones legales, el accionista mayoritario tiene los mecanismo para cambiar esta situación. Tipos de roles Desde el punto de vista de la simetría, se dice que dos roles son simétricos cuando el rol A es similar en contenido al rol B con que está conectado (ejemplo: el rol de hermano). La mayor parte de las relaciones entre los roles son asimétricas y la asimetría , en un punto sensible, se da en cuanto a la dominación. En la relación de autoridad, roles superordinados y subordinados, lo que significa que el rol A tiene derecho a ejercer más control sobre el rol B que a la inversa. Los status, en este sentido, pueden ordenarse jerárquicamente de acuerdo al grado de autoridad que implican. Se da una dependencia entre los roles A y B, cuando el ocupante del rol A para obtener gratificación (satisfacer necesidades sociales) requiere que el ocupante del rol B desempeñe adecuadamente su rol. Mientras el sujeto que ocupa el rol A necesita en mayor medida que se ejecute el rol B para obtener gratificación, el rol A es más dependiente del rol B. Mientras más dependiente sea el rol A de B, el sujeto que ocupa B podrá ejercer más control sobre el individuo que ocupa A. Los individuos que ocupan roles dependientes pueden unirse en determinadas circunstancias, como en los sindicatos, para ejercer control unidos sobre los roles superordinados. Los roles también pueden diferenciarse, siguiendo a Parsons en si se obtienen por designación (adscritos) o logro (adquiridos), si son específicos (restringidos a sólo un área de actividad) o difusos, si son universales (llenan criterios iguales para todos) o particularistas (dependen de relaciones particulares), si son afectivos o afectivamente neutrales y por último, si son de orientación individualista (logro individual) o colectiva (satisfacción de otros). También, siguiendo la clasificación de las interacciones, pueden diferenciarse en primarios (ej.: rol de hijo) y secundarios (ejemplo: rol de empleado en un banco) y en expresivos e instrumentales (ver capítulo anterior). Del mismo modo y ubicándose en la caracterización de las configuraciones, pueden diferenciarse en roles estratégicos y periféricos. Un rol que no implique un grado de autoridad muy alto sobre otro, pero por ser estratégico, ejercer autoridad limitada sobre muchos otros, se diferenciará del que ejerce autoridad limitada sobre unos pocos (ejemplo: jefe de una sección de gran tamaño de una empresa vs. jefe de una sección muy pequeña). EJEMPLOS DE ROLES ESTRATÉGICOS:
129
Referencia El concepto de clase de Bourdieu hace referencia a conjunto de posiciones globales similares frente a otros conjuntos de posiciones a nivel societal, que tienen determinados habitus o prácticas sociales que corresponderían a sus intereses. Nuestra conceptualización: Permite el análisis para posiciones dentro de sistemas específicos, no sólo a nivel societal. Permite determinar incoherencias o contradicciones entre las diversas posiciones de un individuo o conjuntos individuos. En nuestro esquema, la posición social global debe ser construida relacionando las diversas posiciones que ocupan los individuos y conjuntos de individuos. Del mismo modo, las “prácticas sociales” deben ser referidas a sistemas específicos para a partir de ello construir el habitus, como articulación de las primeras.
130 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Libros
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131 CAPITULO V SISTEMAS Y CONTEXTOS DE INTERACCIÓN
1. Sistemas sociales en general
Los diversos rasgos de los contextos de interacción pueden analizare como constituyendo sistemas. Para que un conjunto de elementos pueda considerarse constituyendo un sistema debe ocurrir que: 1. Los elementos estén interrelacionados de manera que la variación en las características de un elemento provoque una variación en las características de otros elementos. 2. Pueden fijarse límites claros que permiten diferenciar los elementos y relaciones que pertenecen al sistema de los que no pertenecen. Este requisito debe darse por cuanto el análisis del sistema hace necesario suponer que los factores del ambiente que afectan al sistema son constantes, lo que supone diferenciar claramente los factores que pertenecen al sistema y los que pertenecen al ambiente. Ello no significa que no puedan estudiarse los cambios en el sistema cuando se producen determinadas variaciones en el ambiente. Este último caso se examina como responde el sistema a cada uno de los valores de las variables del ambiente.95 El concepto de sistema se usa principalmente para analizar el efecto conjunto de un gran número de variables o factores en un proceso considerado. No es preciso que el efecto de las variables sobre el sistema sea inmediato, pudiendo mediar un lapso entre la modificación de determinadas variables y su efecto en el sistema. Cuando se trata de un contexto de interacción por definición los elementos son interdependientes y, en muchos casos pueden establecerse criterios tales como la mayor frecuencia de interacción entre los sujetos del contexto considerado que con sujetos fuera de él96 o las orientaciones mutuas de los roles97 que permiten definir los límites de dicho contexto de interacción y considerarlo como sistema. Dentro de tales sistemas no siempre el efecto de una variable sobre la otra es inmediato, dependiendo entre otros factores de la velocidad de la interacción. Las variables o dimensiones que se consideran son tales como “dependientes”, “conciencia”, “complementariedad”, etc. (ver cap. III):
2. Definición de sistema de interacción
Antes de exponer nuestro enfoque y sin compartir su enfoque coincidimos con la afirmación de Bertalanfy de la importancia de la noción de sistema en las ciencias sociales. 95
Respecto a los conceptos que se vierten aquí sobre “sistemas” ver Everestt C. Hagen: “Analytical Models in the Study of Social Systems”, en The American Journal of Sociology, Vol. LXVII, N°2 (Septiembre, 1961) pp. 144 – 151. No hay una coincidencia perfecta entre este libro y dicho artículo. 96 Ver George C. Homans: The Human Groups, New York: Harcourt, Brace and Co., 1950, pp. 91 – 90 97 Ver T. Parsons y E. A. Shils: Toward a General Theory of Action. New York: Harper & Row, 1965, pp. 192. La concepción de sistema que se expone aquí es mucho más amplia que la de Parsons, ya que éste último 1. se refiere a sistemas en equilibrio; 2. se refiere a sistemas en que existe “solidaridad”. Aquí se incluyen tanto los sistemas que no están en equilibrio como sistemas cuya interdependencia no deriva de la solidaridad pudiendo derivar incluso del conflicto o la interconexión ecológica.
132 Ludwin Bon Bertalanfy. Proveniente desde las ciencias duras es el precursor de la teoría de sistemas. Bertalanfy plantea la necesidad de generar una apertura epistemológica que dé cuenta de la relación que existe entre los sistemas naturales, biológicos y sociales, comprendiéndolos desde una perspectiva holística De este modo Bertalanfy plantea la necesidad de una revolución al momento de enseñar y comprender la ciencia evocando a la integralidad de la cosas desde los elementos no físicos. Bertalanfy hace sus primeras definiciones de sistemas a partir de la estructura de estos, reflejando la importancia de considerar a los sistemas como sistemas abiertos: "Sin embargo, encontraremos sistemas que por su propia naturaleza y definición no son sistemas cerrados. Todo organismo viviente es, en esencia, un sistema abierto... Evidentemente, las formulaciones convencionales de la física son, en principio, inaplicables al organismo vivo como tal sistema abierto y estado de homeostasis y podemos muy bien sospechar que muchas de las características de los sistemas vivos que parecen paradójicos según las leyes de la física son una consecuencia de ese hecho." En la cita encontramos el concepto de Homeostasis que para el científico es aquella noción que traduce el equilibrio no sólo a nivel biológico sino desde todas las esferas que lo componen (social, natural, etc.). De este modo Bertalanfy responde a su primera inquietud al momento de profundizar en la teoría de sistemas, el que las ciencias sociales y físicas sean capaces de involucrarse entre ellas para generar respuestas a la realidad post industrial basada en la organización y la complejización de las relaciones y de la modernidad: “hoy el problema fundamental es el de la complejidad organizada. Conceptos como los de organización, totalidad, directividad, teleología y diferenciación, son ajenos a la física habitual. Sin embargo, asoman a cada paso en las ciencias biológicas, del comportamiento y sociales, y son de veras indispensables para vérselas con organismos vivientes o grupos sociales. De esta manera, un problema fundamental planteado a la ciencia moderna es el de una teoría general de la organización: La teoría general de los sistemas es capaz en principio de dar definiciones exactas de semejantes conceptos y, en casos apropiados, de someterlos a análisis cuantitativo” (Bertalanfy, 2000)
De este modo Bertalanffy enfatiza en la utilidad de esta teoría para la reducción de la complejidad de la organización moderna. Ahora respecto a nuestro enfoque, un aspecto básico de los sistemas es la interdependencia entre sus elementos. En el tipo de sistemas que se consideran aquí las unidades mínimas que los componen son los actos unitarios. La interdependencia entre tales actos es siempre a través de la interacción. Ello implica:
1. Que los sistemas siempre suponen más de un sujeto 2. Que no toda la conducta de los sujetos concretos que participan en el sistema es parte del sistema sino sólo aquella parte de la conducta de los sujetos que se interconecta, de la forma indicada en los criterios definitorios de la interacción, con actos que pertenecen al sistema emitidos por otros sujetos participantes. Sin embargo, el que un requisito mínimo para que los actos pertenezcan al sistema, sea que se interconecten entre ellos constituyendo interacciones, no significa que el único o el principal foco de organización de tales actos sea la interacción. Entre los actos que pertenecen al sistema hay diversos focos de organización, ya sea en torno a objetos (técnicas), en torno a la relación sujeto – situación (actividades – tipo), en torno a sujetos (actividades, acciones, actitudes, etc.),
133 en torno a la interacción misma (configuraciones, normas, etc.) o en torno a la interrelación simultánea de estas diversas unidades.
Debe destacarse también que el restringir el sistema a la interacción, no lo aísla conceptualmente de aspectos o dimensiones de la realidad que no son conducta de sujetos que se interconecta de una manera particular (a través de la interacción), debido a la forma amplia en que se ha definido el concepto de interacción. Concretamente:
1. La interacción puede darse a través de objetos humanos y no humanos, lo cual supone, para una consideración fructífera de tal proceso de interacción, considerar características físicas, y de otro tipo, de tales objetos. 2. La interacción se da a veces a través de la conducta interna del mismo sujeto. Lo que trae consigo el estudio de procesos psicológicos. 3. Los mismos actos que forman parte de las interacciones del sistema, simultáneamente pueden orientarse hacia objetos no humanos o situaciones en las cuales los seres humanos son sólo un parte. En este sentido, la comprensión adecuada de la conducta (en este caso) implica dar cuenta de aspectos que van mucho más allá de la interconexión mutua de la conducta de los sujetos considerada en abstracto, etc. Otro de los criterios básicos de los sistemas, es que pueden establecerse límites claros entre el sistema y el ambiente, es decir, entre las unidades que pertenecen al sistema y las que no pertenecen a él. En el caso de los sistemas que se consideran aquí, ello supone poder precisar cuáles actos pertenecen o no pertenecen a las interrelaciones del sistema.
Cuando se considera un acto que forma parte de interacciones, puede caracterizarse de acuerdo a:
1. La extensión de sus interconexiones con otros actos. La extensión será mayor mientras mayor sea el número de actos con que se interconecte. La interconexión puede darse en dos direcciones, ya sea que el acto modifique o sea modificado por otros actos. En este sentido, la extensión será mayor mientras mayor sea el número de actos que modifique el acto considerado a través de la interacción y mientras mayor sea el número de actos que son modificados a través de la interacción por el acto considerado. 2. La intensidad de sus interconexiones con otros actos. La interconexión entre dos actos es más intensa mientras mayor sea la modificación que el acto considerado provoca en el otro acto y mientras mayor sea el efecto del otro acto sobre la orientación del acto considerado, siempre que tales modificaciones mutuas se realicen a través de la interacción. Cabe hablar de intensidad de la interconexión porque la modificación de un acto por otro en la interacción no es cuestión de todo o nada, se da por grados. El que haya o no interacción no es cuestión de grado. Pero, habiendo interconexión “interactiva” entre ambos actos, la intensidad de la interconexión sí lo es. En la interacción constituida por dos actos, la naturaleza de cada uno de ellos está determinada solo parcialmente por su interconexión con el otro; hay otros factores, provenientes de interconexiones con otros actos y con objetos no humanos además de factores orgánicos, que determinan la naturaleza de cada uno de los actos.
134 Respecto a la forma de establecer límites entre el sistema y el ambiente, se había señalado que un criterio para hacerlo es de acuerdo a si las unidades que lo constituyen pertenecen o no al sistema. En el caso que se considera en este trabajo, corresponde determinar cuáles actos pertenecen y cuáles no pertenecen al sistema. Los conceptos que se han definido en cuanto a la extensión o intensidad de las interconexiones de un acto, servirán para este propósito.
Un conjunto de actos constituirá un sistema en la medida en que la extensión y/o intensidad de sus interconexiones sea apreciablemente mayor que sus interconexiones con actos que no forman parte de dicho conjunto. Ello significa que cada acto que pertenece al sistema se interconecta (es modificado o modifica) con más actos del sistema que con actos que no pertenecen a él, y lo hace con más “fuerza” o intensidad, con los primeros que con los últimos. De este modo se pueden fijar límites empíricos de los sistemas.
Con respecto a los sistemas así concebidos es preciso fijar, además límites temporales y en cuanto al conjunto de sujetos interactuando en un espacio físico que se considera. Estos son límites analíticos. En este sentido, los sistemas siempre se dan en ocasiones y contextos delimitados. El que los actos que constituyen el sistema se interconecten o no en interacciones no depende de los límites que se eligen desde un punto de vista analítico. Pero, al fijar tales límites, dentro de ellos habrá sólo ciertos sistemas que quedan incluidos y otros que quedan fuera de ellos. En este último sentido, cuáles sean los sistemas depende de cómo se fijen límites analíticos.
Si se considera un sistema social determinado, no es necesario que las interacciones que los constituyen tengan todas las mismas velocidades ni que entre un acto y otro no se puede dar otros actos. Por el contrario, cuando se trata de sistemas que se mantienen por días, meses, o años, entre los actos que los constituyen median actos que no pertenecen al sistema ejecutados por los mismos individuos que participan en el sistema. Si se considera a una familia particular como sistema, durante las horas que se reúnen a comer y a descansar en la unidad habitacional, lógicamente los actos que emiten constituyen un sistema, por cuanto se interconectan más entre ellos que con el resto. Si se mira el problema de manera superficial, pudiera pensarse también que cada vez que se reúnen constituyen un sistema distinto pues en esos momentos los actos estarían interconectados entre sí, pero no cuando no están reunidos. Además, mientras los miembros de la familia no están reunidos, participan de manera directa en otros sistemas emitiendo actos que pertenecen a dichos sistemas. Aparentemente no habría conexión entre los diversos momentos en que se reúnen. Sin embargo, esto sería exacto si se consideran sólo las interacciones directas. Si se examina más profundamente el problema de acuerdo a los criterios de interacción que se han dado aquí, se verá que no es correcto pensar que no hay conexión entre los diversos momentos en que se reúne la familia. El tipo de actos y la forma en que se interconectan en interacciones en un momento en que la familia está reunida en el hogar, depende de los actos que hayan emitido, ya que entre tales momentos puede haber interacción psicológica, material o de otro tipo. Concretamente, las interacciones en reuniones anteriores condicionan la conducta de los miembros respecto a las reuniones futuras. Entre los actos de las reuniones anteriores y futuras, habría interacción psicológica. Además, secuencias de actos tales como la elección de la casa, la compra y disposición de los muebles, etc., que se realizan en un momento determinado, constituyen interacciones con actos posteriores dentro de la familia, ya que modifican los actos que se producen dentro de la casa (interacción material). Debe agregarse que la disposición del presupuesto familiar, su distribución (que supone interacción simbólica entre sus miembros) influye o modifica los actos que realizan tales miembros, no sólo en muchos momentos distintos, incluso cuando los miembros no están reunidos (lo cual supone interacciones constituidas por actos pertenecientes a esos diversos momentos). Podrían
135 señalarse otras interacciones que ligan los diversos momentos en que la familia está reunida, con actos que los sujetos emiten en otras ocasiones. Desde este punto de vista, puede concebirse a la familia, reunida en diversos momentos e incluso cuando sus miembros no están reunidos, como un sistema. Ello no excluye que si se consideran periodos de tiempo y contextos de interacción más limitados desde un punto de vista analítico, pueden diferenciarse sistemas menores dentro de la familia. Por otra parte, un mismo acto que pertenezca al sistema “familia”, simultáneamente puede pertenecer a otros sistemas. Por ejemplo, los actos que tienen que ver con el “pago” del jefe de familia en el trabajo, pertenecen tanto a la empresa en que trabaja el jefe como sistema, como a su familia como sistema (ya que modifica los actos de los miembros de la familia a través de la interacción).
Los aspectos que se han ejemplificado con el sistema “familia” son aplicables también a otros sistemas.
De cualquier modo, una consideración rigurosa de un caso empírico supone establecer mediciones o constataciones basadas en información empírica respecto a la extensión e intensidad de las interconexiones de los actos, ya que ello habría supuesto no sólo consideraciones teóricas generales sino interrelaciones empíricas comprobables, lo cual escapa a la naturaleza de este trabajo.
Cabe hacer notar que el sistema se ha definido de acuerdo al criterio de interacción, lo que implica: 1. que no debe haber necesariamente un consenso respecto a valores dentro de él; 2. que puede haber antagonismo y conflictos dentro de él, sin que por ello deje de considerarse como un todo unitario; 3. que los fines y las acciones que emprendan los miembros del sistema no tienen porque coincidir o darse todas en las misma dirección. Por este motivo, los límites del sistema no están dados por el grado en que se comparten valores (criterio usado muchas veces por Talcott Parsons), la unidad frente a un conflicto externo o la existencia de objetivos específicos comunes, sino por el criterio de que la interacción es más frecuente, permanente e intensa entre los miembros del sistema que con sujetos de fuera de él. Así por ejemplo, familias que a pesar de agudas discrepancias y conflictos políticos en su interior durante la dictadura militar en Chile y que no obstante no se separaron, desde nuestro punto de vista, y no siendo homogéneas valóricamente, no dejaron de constituir un sistema. El conflicto es tanto una forma de interacción como los lazos amorosos de pareja.
Un aspecto que es preciso considerar y que no menciona E. E. Hagen en el artículo citado, es la presencia de diferenciaciones estructurales dentro del sistema que es necesario considerar, pues llevan a que las variables no operen en un medio homogéneo. Además, diversos sistemas pueden interconectarse, superponerse o incluirse mutuamente, lo que complica también el análisis. La forma como se combinan diversos sistemas se tratará en el próximo capítulo.
3. Sistemas en equilibro y que no están en equilibrio
Un sistema puede estar en equilibrio estable, inestable o no estar en equilibrio.
136 “Equilibrio”, en su sentido más simple, se refiere a una condición en la cual las variables del sistema están en tal relación mutua que todas permanecen constantes en su valor, no por suposición, sino por su interacción (interdependencia).
Si la magnitud de una variable ha cambiado por un cambio temporal en la magnitud de alguna fuerza externa que afecta el sistema, su cambio necesariamente causará al menos cambios temporales en las magnitudes de otras variables, debido a las relaciones funcionales entre ellas (si un cambio en una variable no afecta ninguna otra variable, entonces la primera variable no es en ningún sentido significativo una parte del sistema). Estos cambios, a su vez, reaccionarán a la magnitud de la variable que cambió primero y de cada una de las otras. El equilibrio del sistema es estable si el resultado final de esta interacción, después del disturbio inicial temporal, es una vuelta a los valores iniciales. El equilibrio es inestable si un disturbio temporal hace que los valores de algunas o todas las variables se muevan de manera acumulativa más lejos del equilibrio inicial.
“El equilibrio de un sistema puede, por supuesto, ser estable con respecto a un tipo de disturbio y no con respecto a otro. Más aún, el equilibrio de un sistema puede ser estable con respecto a un pequeño disturbio (“estabilidad en pequeña escala”) pero no con respecto a un gran disturbio (“estabilidad en gran medida”). La estabilidad del equilibrio, además, implica sólo que los valores de equilibrio de las variables permanezcan inalteradas mientras el sistema permanezca cerrado (sin influencias del medio externo) excepto para “disturbios” temporales. Si cambios permanentes en el ambiente se comunican al sistema, habrá cambios correspondientes permanentes en los valores de equilibrio de las variables en el sistema (este es, los valores que ellos tendrán cuando el sistema se haya establecido en un nuevo equilibrio)” (Hagen, 1961, p. 146).
Cuando las distintas variables del sistema cambian de valor en su interacción recíproca, incluso sin cambios en el ambiente, el sistema no está en equilibrio. Es corriente que se analicen sistemas que no están en estado de equilibrio como etapas de transición de un estado de equilibrio a otro.
Obviamente, desde el punto de vista del cambio social tienen importancia:
1. Las condiciones que llevan a que un sistema esté en equilibrio estable y por ese motivo sea poco proclive al cambio. 2. Las condiciones de equilibrio inestable del sistema que lo hacen especialmente receptivo al cambio. 3. Las condiciones que llevan a que los sistemas no estén en equilibrio, ya sea que cambien de manera continua o a saltos pasando por diversas etapas. Tratándose del equilibrio estable es importante determinar: a. cómo cambia el sistema por las influencias del ambiente; b. qué variables de dentro del sistema pueden cambiar manteniéndolo en equilibrio estable y cuáles al cambiar lo sacan de ese estado; c. en qué magnitud pueden cambiar las variables para que se mantenga el sistema en equilibrio estable o salga de él.
137 Desde el punto de vista del cambio, interesa además saber: 1. qué sujetos, estatus o cadenas de interacción tienen mayor peso en el sistema y contribuyen en mayor medida a determinar su actuación frente al ambiente; 2. cómo se interconectan diversos sistemas, del mismo o distinto tipo, para formar configuraciones más complejas.
4. Sistemas autopoéticos (Luhmann) Luhmann es uno de los pensadores más importantes de la Teoría General de Sistemas. Luhmann pretende generar una nueva perspectiva de comprensión de la sociedad, asumiendo la creciente evolución de ésta en relación a la complejidad de las relaciones que la componen. Elabora un modelo que no sólo se aplica simplemente a la sociedad si no que es aplicable en todo orden de cosas: de este modo recoge conceptos e ideas de los aportes a la teoría de sistemas como por ejemplo de Francisco Valera y Humberto Maturana98 para caracterizar la conjugación de los sistemas, que para Luhman se sintetizan en tres: vivos, psíquicos y sociales. Estos sistemas son autoreferenciales, o sea del modo que reducen la complejidad se construyen a si mismo, o sea son también autopoieticos99. Según Luhmann, los sistemas sirven para una reducción de la complejidad, a través de la estabilización de la diferencia dentro/fuera. Indagando en la noción de autoreferencia, Luhmann establece que esta permite la clausura del sistema, y al encontrarse cerrado en si mismo puede constituirse y autoproducirse (concepto de autopoiesis). De este modo se autoproduce de acuerdo a sus disposiciones específicas que tiene como sistema creando sus propias estructuras y componentes. El autor plantea que para la autopoiesis de los sistemas es necesario reconocer los elementos que lo componen, estableciendo que deben ser propiamente sociales, pasajeros y capaz de generar lazos (Luhmann, 1993); este elemento para Luhman es la comunicación: la sociedad no está compuesta por individuos sino por comunicaciones. Los seres humanos son un sistema más y son el entorno del sistema social. Para Luhmann el evento comunicativo tiene tres momentos: información, participación, y comprensión. La culminación del proceso comunicativo se da con el último paso. Este proceso constituye la operación que define al sistema social (Luhmann, 1993). La comunicación no es una acción comunicativa (correspondiente a un actor), sino un evento diferente que requiere de la participación de más de un actor para tener lugar. El concepto de comunicación es una síntesis de tres selecciones: 1. La selección de una información, en que Alter decide cuál de las distintas alternativas de información de que dispone va a seleccionar
98
Humberto Maturana y Francisco Varela desarrollan el concepto de autopoiesis a partir de sus estudios en biología celular. Este concepto hace alusión a la autonomía de las unidades biológicas, es decir, de los seres vivos. Para estos autores un sistema es autónomo cuando “es capaz de especificar su propia legalidad, es decir, lo que es propio de él” (Maturana, H y Varela, F, 2007, p.28). Es necesario, para poder entender esta autonomía, “comprender la organización que define al organismo como tal” (Maturana, H y Varela, F, 2007, p. 29). Si bien la organización es una cualidad que trasciende a los organismos biológicos, siendo algo que puede considerarse como característica de todos los sistemas, lo particular de ellos es que “su organización es tal que su único producto es sí mismos” (Maturana, H y Varela, F, 2007, p. 29); en este caso la escisión entre productor y producto no existe. Así, según esta mirada, “el ser y el hacer de una unidad autopoiética son inseparables, y esto constituye su modo específico de organización” (Maturana, H y Varela, F, 2007, p.29). 99 La definición de estos conceptos la daremos más tarde.
138 2. La selección de una expresión o acto de comunicar, en que Alter opta por una forma de expresar la información. 3. La selección de una comprensión/incomprensión, en que Ego elige una de las posibilidades de comprensión o incomprensión de lo que Alter le ha transmitido. En este acto Ego diferencia entre la información y lo que entiende Para Luhmann la participación de los interlocutores es crucial para la comprensión y análisis de su postura sobre la teoría de sistemas, pues es el sustento de los sistemas autorreferenciales y autopoieticos El concepto de comunicación implica la participación de ambos interlocutores. Nosotros tenemos una concepción de sistema de interacción que difiere profundamente de la de Luhmann, en los siguientes aspectos: i. El concepto de autopoiesis incorporado por Luhmann tiende a reificar los sistemas sociales, en una especie de “alma” de dichos sistemas, otorgándoles mucho más coherencia interna que la que tienen los sistemas empíricos, que a pesar de constituir una unidad, no están exentos de divisiones, conflictos internos y cambios graduales o bruscos de su estructura y organización. ii. El identificar los sentidos y la comunicación como los constituyentes de los sistemas sociales deja fuera muchos aspectos que en ocasiones pueden ser tanto o más relevantes que esos. Así por ejemplo, en el mercado económico como sistema de interacción los objetos materiales, como los bienes económicos, juegan un papel tan importante como el sentido que se les otorga y hay sistemas en que lo que los une no depende sólo de la comunicación. El sentido y la comunicación, en nuestra concepción, son uno de los aspectos que caracteriza los sistemas de interacción, ya que además de la dimensión no manifiesta están las otras dos dimensiones de la conducta humana que hemos caracterizado y, además de la conducta hay que considerar cómo los objetos no humanos se integran a la interacción. iii. Al excluir a los individuos y no dejar un puente directo entre el análisis de las personas y el sistema social, el sistema se transforma en una entelequia anónima y sin vínculos con las personas que lo integran. Es cierto que lo que participa en el sistema no es toda la persona, ya que un individuo participa en varios sistemas simultáneamente y hay aspectos o conductas de la persona que no forman parte de cada sistema particular sino de otro en que está participando, pero otra cosa es no incorporar conceptos como posición social o status social que establecen los vínculos entre personas y sistemas, más aún cuando dentro de un sistema puede haber posiciones antagónicas, que involucran un conflicto potencial en su interior, situación imposible de analizar en el esquema luhmanniano.
5. Actividad del sistema
De acuerdo a las características que definen los sistemas, pueden establecerse límites que separen aquellos actos o interacciones que pertenecen al sistema de los que no pertenecen. Desde este punto de vista, puede considerarse al sistema como una unidad de orden más complejo que los actos, interacciones, roles o posiciones. Al considerar el sistema como unidad frente al ambiente (aquello que no es el sistema pero que se interconecta o relaciona con este último), cabe hablar de la actividad del sistema. La actividad del sistema está constituida por actos pertenecientes al sistema que: 1.forman parte de interacciones constituidas además por
139 actos que no pertenecen al sistema o 2. se orientan hacia objetos no humanos u otras situaciones complejas. El primer aspecto de la actividad del sistema hace referencia a aquella dimensión de los actos del sistema (es decir, que forman parte de las interacciones del sistema) que tiene que ver con la interconexión de actos que no pertenecen al sistema, formando de este modo interacciones que caen parcialmente fuera del sistema.
Pueden distinguirse dos aspectos o dimensiones de la actividad del sistema:
1. Actividad interna: es la actividad de un sistema en la medida que constituye una reacción o respuesta frente a objetos no humanos o a actos que no pertenecen al sistema pero que se interconectan con los del sistema. 2. Actividad externa: es la actividad de un sistema en la medida en que modifica o contribuye a mantener estables otros contextos de interacción u objetos no humanos. La mayor parte de las veces dentro del mismo sistema se manifestarán diversas formas de estructuración de la actividad.
Los sistemas de interacción que constituyen las partes de la estructura social contemporánea, en nuestra descripción, que examinaremos en más detalle en el capítulo siguiente pueden clasificarse de acuerdo a las actividades hacia las otras partes y hacia si mismos que los identifican (las partes 1 a 5 incluyen sistemas caracterizados por las actividades enumeradas) en el macrosistema:
1. LA ESTRUCTURA ECONOMICO-MATERIAL: proporciona los productos materiales o su uso temporal y recursos financieros a todos los miembros de las otras partes y para sí misma. Incluye: actividades productivas (de mercancías materiales para la venta o arriendo), comerciales, financieras, renta de la tierra y de otras mercancías y juegos de azar basados en apuestas que tengan carácter legal. 2. EL ESTADO: elabora y aplica normas apoyadas en el uso de la coerción física, para las otras partes y para sí mismo. Incluye todo el aparato del Estado exclusivamente: poder ejecutivo (incluyendo ministerios y administración dependiente), administración comunal, poder legislativo, poder judicial, policía, aparato penal y FFAA. 3. EL COMPLEJO IDEACIONAL: crea, difunde y enseña (aquí hay un sistema de sanciones y grados) sistemas de ideas, en forma verbal, escrita, audiovisual, auditiva y visual, para los miembros de las otras partes de la estructura y para sí mismo. Está compuesto por: Sistema Educacional (incluyendo actividades de investigación y extensión), medios de comunicación de masas (televisión, radio, prensa y cine), iglesias, artistas, escritores, agencias e investigadores científicos privados.100 4. LOS SERVICIOS: proporcionan trabajo vivo (no ideacional) a los miembros de otras partes de la estructura y a sí mismos. Incluyen: servicios de salud, deporte profesional, servicios turísticos y otros servicios personales (peluqueros, servicio doméstico, jardineros, etc.) 100
Las festividades religiosas populares al formar parte de las actividades de las iglesias serían parte del complejo ideacional.
140 5. LAS FAMILIAS: reproducen la fuerza de trabajo para las otras partes y para si mismas, internamente sirven de centro de consumo y en conjunto con las relaciones de parentesco, proporcionan la socialización básica y apoyo psicológico y afectivo a sus miembros.
El que la actividad no esté estructuradas no supone que no tenga ninguna organización, ya que puede tratarse de formas de organización que no sean perdurables.
Actividad del sistema: acciones del sistema
Un tipo de actividad que puede o no ajustarse a moldes estructurales lo constituyen las acciones sociales. El sujeto de la acción puede ser tanto un individuo como un sistema. No todas las actividades de un sistema son acciones sociales ni todos los sistemas pueden ser sujetos de la acción. Tanto las actividades como los sistemas deben llenar determinados requisitos para constituir y generar acciones sociales.
Cuando se habla de acción refiriéndose a un sistema social debe haber un objetivo o fin que coordine los actos ejecutados por los distintos miembros que tomar parte en la acción. Puede ocurrir que el objetivo sea conocido y seguido directamente por los participantes o que haya una o un grupo reducido de personas que conozcan el objetivo y el resto de los participantes se orienten por lo que hacen o dicen esas personas. Los participantes pueden orientarse de acuerdo a lo que hacen o dicen otros por distintos motivos, ya sea porque conducen hacia la solución de los problemas comunes que enfrentan los miembros del sistema (Gibbs, 1960), por el cargo que ocupan (Bierstedt, 1960), el prestigio que tienen, por los valores generales que representan, etc. El líder, la persona que tiene autoridad o, en general, la persona o grupo de personas que contribuyen a la coordinación de los actos de los participantes, cumplen un papel en la realización de acciones conjuntas de los miembros de un sistema, aún cuando estos últimos conozcan los objetivos que se persiguen. El grado en que los distintos miembros conocen los objetivos perseguidos varía de sistema en sistema y aún dentro del mismo sistema. Hay acciones que requieren un mayor grado de conciencia en los participantes que otras. Usualmente quienes coordinan la acción de los demás tienen mayor conocimiento de los objetivos perseguidos.
Los objetivos pueden entenderse tanto en el plano de la conducta manifiesta como de la conducta no manifiesta, pero necesariamente deben darse en ambos planos y no sólo uno de ellos. En el plano de la conducta no manifiesta se pueden caracterizar como las ideas, el sentido o el conjunto de símbolos interpretados, relativos al estado futuro de la situación que se busca lograr, que son conocidas por quienes coordinan la acción, por una parte o por todos los participantes y que al ser conocidos contribuyen a que los actos de los individuos se interconectan de una manera determinada. El objetivo, entendido en el plano no manifiesto, no es el único factor que contribuye a moldear una acción conjunta, ya que, por una parte, su logro depende de los medios, obstáculos y condiciones101 y por otra, el curso de la acción se ve condicionado por factores de los cuales los actores no tienen conciencia. En el plano de la conducta manifiesta, el fin u objetivo estaría dado por la diferencia entre el estado del ambiente que enfrenta el sistema después de ejecutarse la acción y el estado del ambiente tal como sería de no haberse perseguido el fin.
101
La definición de “medios”, “obstáculos” y “condiciones” es similar a la dada para la acción ejecutada por sujetos individuales.
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6. Factores condicionantes de acciones efectivas del sistema En el logro de fines cuando se trata de sistemas sociales surgen problemas que no se dan a nivel individual. Uno de ellos es el de lograr la adhesión de los miembros a la acción emprendida o que se piensa emprender. Otro es el de lograr una comunicación efectiva que permita la coordinación de los actos particulares de los distintos sujetos. Un tercer problema radica en mantener la adhesión de los participantes sin que abandonen la acción. Un cuarto problema se refiere a la distribución adecuada de los medios y de las actividades particulares entre los participantes. Un quinto problema tiene que ver con la forma de evitar que los conflictos entre los participantes alcancen proporciones que impidan la realización de la acción. Un sexto problema dice relación con la distribución de las gratificaciones, inmediatas o futuras, que obtendrán los participantes con el logro del fin. Son todos problemas que no se presentan en la realización de acciones individuales.
La realización exitosa de una acción conjunta se hace más probable con el conocimiento del proceso social, en dos sentido: 1. con el conocimiento de la dinámica del sistema considerado que permitirá la efectiva colaboración de quienes participan en la acción; 2. con el conocimiento del proceso social en su conjunto, que permitirá apoyarse en dicho proceso para acelerar su desarrollo u orientarlo en una o en otra dirección, de acuerdo a los objetivos propuestos. Es importante que los objetivos sean realistas, es decir, que correspondan a las potencialidades del proceso en desarrollo.
Cuando se ejecutan acciones conjuntas que persiguen una transformación radical del medio social, que significan apartarse bastante de la situación existente, el objetivo final puede dividirse en etapas. Es posible también que los objetivos o fines que sirven como etapas o pasos para lograr otro fin posterior no se planteen conscientemente como tales, sino que resulta una secuencia de fines interconectados espontáneamente por el devenir de la situación. En muchas ocasiones se trata de lograr un efectivo equilibrio entre las posibilidades que van entregando la situación y los propósitos que se persiguen. Sin embargo, si no quiere perderse de vista el objetivo final, debe establecerse una coordinación armónica entre los fines particulares o inmediatos y los fines a más largo plazo.
Cada una de las acciones se orienta a aspectos particulares, concretos e inmediatos de la situación pero la secuencia de acciones puede perseguir objetivos a más largo plazo. Para referirse a los objetivos y acciones a corto plazo se usa el término “táctica” y para referirse a los objetivos y a la línea de acción a largo plazo (para todo un periodo), se usa el término “estrategia”102. Los términos táctica y estrategia se emplean para las acciones militares y políticas, pero pueden aplicarse para incluir todo tipo de acciones.
Los valores contribuyen a integrar y coordinar acciones separadas en el tiempo, le dan mayor consistencia y organización a la conducta. Es obvio que cuando los miembros de un sistema social tienen valores comunes compartidos, se facilita el que actúen de común acuerdo en lo que 102
Ver Rudolf Heberle: Social Movements. New York: Appleton – Century – Crofts, Inc. 1951, pp. 359 – 366, pp. 377 – 379; pp. 338 – 389; Otto V. Kuusinen: Teoría y Táctica del Movimiento Comunista Internacional, Bogotá: Ed. Sudamérica Ltda.; 1962. pp. 70 – 78.
142 tenga que ver con esos valores. Se hace más expedito el logro de la adhesión de los miembros a la acción que expresa esos valores, se hace más fluida la comunicación entre los miembros, disminuyendo las posibilidades de conflicto en torno a la acción planteada y se hace más sencillo el problema de la distribución de gratificaciones, ya que el logro de un valor en sí proporciona gratificaciones. Además, el valor actúa como principio unificador de los diversos actos de los individuos y permite que se proyecten en acciones de mayor envergadura que si no existiera tal valor.
Cuando se trata de actividades conscientes que buscan un cambio profundo de grandes procesos sociales, se hacen necesarias no una sino un gran número de acciones sociales conjuntas que se complementen mutuamente y que tengan cierta continuidad durante un periodo de tiempo. Además deben ajustarse a las características del proceso social considerado para poder influir adecuadamente sobre él. Los valores considerados por separado, hacen referencia a aspectos particulares de la realidad social y natural pero no proporcionan un punto de vista y una “concepción de lo deseable” que la abarque a toda ella. Para actividades conscientes complejas como las mencionadas se hace necesario, entonces, no uno sino un conjunto integrado de valores, una ideología que permitan comprender el proceso social en su conjunto y señale orientaciones generales respecto al estado futuro del proceso social buscado. Ello permitirá una adecuación mayor de la acción a la realidad, así como brindará mayor unidad y por ende, mayor efectividad a dicha acción. La ideología para ser efectiva debe ser lo suficientemente general y flexible como para abarcar y permitir adaptarla a diversas situaciones particulares dentro del proceso social. Obviamente una ideología falsa dificultará la transformación de la realidad en la dirección buscada, aunque puede dar mayor coordinación a la acción que si no se dispusiera de ninguna ideología.
7. Colectividades y sistemas que no constituyen colectividades
Como se ha expuesto, no todos los sistemas poseen las características que requieren las acciones conjuntas. A los sistemas que pueden realizar acciones conjuntas se los denomina colectividades. Los mismos sujetos pueden formar parte de sistemas distintos, de acuerdo al contexto y a la forma en que participan. Un sistema puede constituir una colectividad respecto a una determinada gama de acciones y no respecto a otras. Por ejemplo, una familia puede constituir una colectividad en acciones conjuntas para ayudar a algunos de sus miembros, pero no constituirla para participar en procesos políticos en que tienen ideologías divergentes. Usualmente la existencia de valores, o mejor aún, de una ideología común, aumentará la solidaridad de la colectividad y facilitará el que realice acciones conjuntas. Las acciones conjuntas se harán más probables dentro del área definida por los valores o la ideología común. La interdependencia que se establece entre los sujetos de un sistema no descansa siempre en valores comunes. Es poco probable que entre los sujetos de un sistema en interacción no existan por lo menos algunos valores comunes, pero de aquí no puede deducirse que los valores comunes sean lo único que le de integración al sistema. Puede establecerse una interdependencia recíproca entre sujetos que mantengan valores opuestos aunque ello dará mayor inestabilidad al sistema, por ejemplo a través de la división del trabajo (solidaridad orgánica de Durkheim). Por otra parte, lo más probables es que, a largo plazo, como resultado de la interdependencia recíproca surjan valores comunes y no a la inversa. Si se considera la sociedad global, encontramos valores comunes y una ideología que es compartida en mayor o menor grado por sus miembros. Sin embargo, dentro de dicha sociedad pueden existir y de hecho usualmente existen valores e ideologías en conflicto, especialmente en periodos de cambio social. Si se estudian sistemas particulares, la discrepancia en cuanto a los valores que
143 tienen que ver con los aspectos de la conducta social abarcadas por dicho sistema puede ser bastante acentuada.
8. Estructuración de sistemas en torno a la interacción
Hasta ahora se ha hecho referencia a la actividad del sistema y a la estructuración de dicha actividad. Corresponde examinar los aspectos que tienen que ver con la estructuración de las interacciones del sistema. El tema se ha tocado en general al estudiar la estructuración de los contextos de interacción. Conviene puntualizar algunos aspectos en relación a los sistemas de interacción. La estructuración de la forma de la configuración que caracteriza el sistema puede concebirse tomando como punto de referencia a los sujetos como a los roles y estatus y posiciones. Esto último significa que en las diversas formas de la configuración, en “estrella”, en “cadena abierta”, en “rueda”, etc., los elementos que se interconectan y que dan la forma a la configuración en vez de ser sujetos son roles. Se distinguirán sistemas estructurados e inestructurados. Dentro de los sistemas estructurados se separarán aquellos que tienen los sujetos como punto de referencia de aquellos que tienen los roles, y, en cada uno de estos grupos se diferenciarán los compactos y fluidos. No se considerarán todas las posibles combinaciones a que dan lugar los conceptos que se han enunciado, sino que se detectarán aquellos que parecen más significativos. Por otra parte, un mismo tipo de sistemas puede contemplar diversos casos empíricos sin que se haga una discriminación fina entre ellos, para reducir el número de categorías. Sistematizando:
I. SISTEMAS ESTRUCTURADOS
I.1. Tomando a los sujetos como punto de referencia.
I.1.1. Sistema compacto tipo A: Está estructurada la forma y el contenido, pudiendo no estar estructurada la actividad del sistema o aspectos de ellas.Ej. una empresa jerarquizada sin cambio de personal. I.1.2. Sistema Fluido tipo A: No está estructurada la forma o lo está sólo parcialmente, pero está estructurado el contenido (ya sea (i) cualitativa o (ii) cualitativa y cuantitativamente), pudiendo o no estar estructurada la actividad.. Ejemplo el mercado económico.
I.2. Tomando a los roles y posiciones como punto de referencia: I.2.1. Sistema Compacto tipo B: Está estructurada la forma de la configuración de roles y posiciones, aunque haya reemplazo de sujetos, y se mantiene la distribución de roles y posiciones ya sea en cuanto a tipos o en cuanto a números aproximados y tipos, pudiendo o no estar estructurada la actividad del sistema o aspectos de ella. Ejemplo: una escuela en que se mantienen los roles de alumnos y profesores, pero la identidad de los alumnos cambia año a año. I.2.2. Sistema Fluido tipo B: No está estructurada o está estructurada sólo parcialmente la forma de la configuración de roles y posiciones, pero se
144 mantiene la distribución de roles ya sea en cuanto a tipos o en cuanto a número y tipos, pudiendo o no estar estructurada la actividad del sistema.Ejemplo: un vecindario interactuante, con una distribución relativamente constante de las ocupaciones y con algunos cambios en la junta de vecinos.
I.3. Tomando ya sea a los sujetos o a los roles como punto de referencia. I.3.1. Sistema Fluido tipo C: No está estructurada la forma de la configuración o está estructurada sólo parcialmente, no está estructurado el contenido de la configuración o lo está sólo parcialmente y está estructurada la actividad ya sea total o parcialmente, como ocurre en algunos movimientos sociales débilmente estructurados.
II. SISTEMAS INESTRUCTURADOS
II.1. Organizados o potencialmente organizados: Son capaces de realizar acciones conjuntas aunque no manifiesten rasgos de estructuración.103 Ejemplo: una turba en un linchamiento de un violador.
II.2. Inorganizados: No son capaces de realizar acciones conjuntas.. Ejemplo: sistema de interacciones en una sesión de discoteque.
III. CONTEXTOS DE INTERACCIÓN QUE NO CONSTITUYEN SISTEMAS
III.1. Parcialmente estructurados
III.2. Inestructurados
En los sistemas que no son compactos del tipo A, puede ocurrir que la participación de los sujetos en el sistema no sea regular sino intermitente y en circunstancias diversas. Sin embargo, los sujetos en promedio pueden manifestar una cierta regularidad, ya sea en su participación particular (que ocupen los mismos roles) o en el conjunto de la participación de todos los actores (cuasi – estructuración del contenido), por ejemplo una escuela en que, como es obvio, los alumnos van rotando.
Las diversas categorías que se han mencionado, son casos seleccionados que no cubren todas las formas reales de los sistemas, pero pretenden apuntar a los rasgos significativos que los caracterizan desde el punto de vista de la interacción y que tienen que ver con sus propiedades 103
A veces se usa el término sistemas o grupos organizados para referirse a los formalizados, que serán tratados más adelante.
145 estructurales y dinámicas. Hay aspectos de los sistemas y contextos de interacción que no constituyen formas de interacción pero que se integran con ella.
Es importante destacar que los límites del sistema de interacción dependen del contexto que se considere. Si el contexto es más inclusivo o más restringido, los sistemas que podrán distinguirse dentro de tales contextos también serán distintos. Los límites se refieren tanto a los sujetos, objetos y actos considerados, como al periodo de tiempo durante el cual se examina el contexto de interacción. Un contexto de interacción puede constituir un sistema durante un periodo y no en otro mayor o menor. Lo propio ocurre con la estructuración. La interacción dentro del sistema es realizada por sujetos en un contexto material y social y usualmente con la ayuda de objetos. Ello no significa que los sujetos como totalidad que participan formen parte del sistema. Sólo aquellos aspectos (actos emitidos por los individuos y propiedades de los objetos) de sujetos y objetos que participan en la interacción, forman parte del sistema. Puede parecer que se restringe mucho el análisis al circunscribir los sistemas a la interacción. Recuérdese, sin embargo, que la interacción ha sido definida de manera tan amplia que abarca todas las formas de conducta social. Los actos mismos que constituyen las actividades, en la medida en que tengan alguna repercusión social, también forman parte de las interacciones. Objetos y el contexto material se integran y ligan con interacción en la forma en que se ha definido. Incluso la definición de rol que se ha dado (como forma de estructuración de la interacción), la definición de las posiciones y los intereses, es más amplia que la corriente, ya que no implica siempre conciencia de la interacción con el otro.
Las definiciones usuales de sistema social estructurado lo consideran como un conjunto organizado de roles o relacione sociales (secuencias pautadas de interacciones sociales), y apuntan por tanto generalmente a sistemas compactos, en que la forma de la configuración se mantiene relativamente constante. Ello implica que hay una “línea de autoridad y poder”, una línea de comunicación, etc., lo que está indicando precisamente los canales o formas permanentes que sigue la interacción. En este libro se le ha dado una acepción más amplia el concepto sistema estructurado, para incluir también a los sistemas fluidos.
Que en los sistemas compactos esté estructurada tanto la forma como el contenido, no significa que tales sistemas experimenten ningún tipo de variación o cambio, ya que: 1. los actos o interacciones mínimos que constituyen las secuencias de interacciones al ser emitidas por los individuos son variaciones o cambios en sus conductas (que sin embargo siguen formas estructurales); 2. la estructuración del contenido implica que es constante o pasa por ciclos que se repiten, la distribución, ordenamiento o interconexión de los actos (los ciclos constituyen variaciones o cambios); 3. el ajuste a las formas estructurales nunca será perfecto, habiendo algunas desviaciones que no implican que deje de ser vigente tal forma estructural. La forma estructural expresa la tendencia predominante, no una constancia estricta de los canales y contenidos de los actos e interacciones.
La distinción entre sistema compacto y sistema fluido depende, además de las características del sistema, de cómo se establezcan los límites del contexto de interacción. Puede ocurrir que si se considera un contexto más reducido el sistema sea compacto, pero si se incluyen nuevas interacciones ligadas con aquellas, será fluido. Por ejemplo, en una escuela cualesquiera, el sistema constituido por las interacciones de profesores y directores usualmente es, tomando como periodos, por ejemplo cinco años, un sistema compacto de tipo A (salvo que hayan muchos cambios en los profesores o en el director), pero si se considera además la interacción con los alumnos, se trataría de un sistema fluido tipo A (porque ingresan nuevos alumnos y se
146 cambian de cursos). Si no varían mucho las características de los cursos, el sistema de interacción de director, profesores y alumnos, sería además un sistema compacto tipo B, ya que se mantienen los roles y la forma de su configuración.
La dimensión implícita en los conceptos de sistema compacto o fluido no es equivalente, aunque tienen puntos de contacto con la dimensión que hace referencia a la rigidez del sistema. Una sociedad está rígidamente estratificada cuando sus miembros no pueden pasar de un estatus u otro, o lo hacen con dificultad. Hay poca movilidad social. En cuanto a la falta de cambios de posición estructural de los miembros el sistema rígido coincide con el sistema compacto tipo A. Pero en otros aspectos difiere. Al considerar la estratificación, y por tanto su rigidez, se consideran dos o tres dimensiones del sistema (poder, prestigio, riquezas, etc.) y no su forma y contenido en toda su complejidad, como en la distinción entre sistema compacto y fluido. Además, un sistema que no sea rígido, porque hay un alto grado de movilidad social entre sus miembros, al no variar la configuración de estatus, sería no obstante un sistema compacto de tipo B.
9. Los conceptos “equilibrio” y “estructuración” del sistema
Es conveniente hacer también la distinción entre “equilibrio” del sistema (concepto discutido antes) y “estructuración” del sistema. Una “estructura” está constituida por la organización repetitiva de elementos estructurales o rasgos que señalan interconexiones de actos, interacciones o situaciones que tienen cierta permanencia o varían cíclicamente y unidades no estructuradas.
Se dará una visión sinóptica de los electos estructurales que se han expuesto hasta el momento.
Los elementos o rasgos estructurales o cuasi – estructurales que se han definido pueden darse:
I. EN REFERENCIA A OBJETOS
Así por ejemplo la distribución de un tipo de técnicas con mayor o menor uso del conocimiento científico en una sociedad puede ser un indicador de su desarrollo económico.
147 II. EN REFERENCIA A INDIVIDUOS Y SUS SITUACIONES
III. EN REFERENCIA A CONJUNTOS DE INDIVIDUOS
148 Una gran empresa industrial como un ejemplo de sistema de interacción. Surgen requisitos lógicos de coordinación del proceso productivo y de la división del trabajo de los equipos humanos, expresados en los cargos gerenciales y ejecutivos (actividades-tipo de coordinación), constituyendo, por otra parte, la distribución de las ocupaciones (actividades-tipo) al interior de la empresa un rasgo cuasi-estructural. IV. EN REFERENCIA A INDIVIDUOS EN INTERACCIÓN
Respecto a la estructuración simultánea de forma y contenido en el plano no manifiesto en una empresa, está expresada en el organigrama que define los roles de autoridad-subordinación y la configuración que estos mantienen.
En la definición de los sistemas compactos y fluidos no se han incluido, de manera explícita o implícita los siguientes elementos estructurales: valores, hábitos, actitudes y requisitos lógicos para la coordinación de las actividades, por cuanto en lo compacto o fluido del sistema sólo se ha considerado la interacción.
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Los distintos elementos estructurales enumerados en la lista se pueden dicotomizar, ya sea que apunten a las dimensiones manifiestas o no manifiestas de la conducta. En aquellos que se han definido principalmente en la dimensión no manifiesta, con exclusión o poniendo menos énfasis en la dimensión manifiesta, se ha destacado el hecho entre paréntesis. Los elementos estructurales anotados tienen diversos grados de complejidad, estando entre los más complejos la ideología y la estructuración de la actividad del sistema.
Cada “elemento estructural” se compone de partes o unidades más pequeñas que se combinan de una manera determinada. A su vez, las “estructuras” más complejas se componen de “elementos estructurales” y actos, interacciones y situaciones no estructuradas que se interrelacionan o se combinan de una manera determinada. En la noción de estructura hay así dos aspectos, además del de la permanencia o estabilidad de los rasgos:
1. La existencia de partes o unidades más simples (subunidades) diferenciadas. 2. La interrelación o combinación de las diversas partes104. La estructuración del sistema supone entonces que se dan elementos estructurales y actos, interacciones o situaciones que constituyen sub – unidades que se organizan de cierta manera que tiene cierta permanencia. La estructuración hace referencia a unidades interrelacionadas de forma estable o cíclica. En los elementos estructurales y unidades que constituyen un sistema estructurado, pueden medirse determinadas variables.
Si las unidades están interrelacionadas o se combinan de manera estable, ello supone que hay determinados factores, dimensiones o variables que expresan dichas interrelaciones que se mantienen constantes: por ejemplo, una variable que tiene que ver con la forma de la configuración es el poder, pues los estatus o sujetos que están en posiciones estratégicas de la configuración usualmente tendrán mayor poder. Si la estructura se mantiene, las variables que describen las interrelaciones de las unidades que pertenecen a dicha estructura se mantendrán constantes.
Un sistema está en “equilibrio” cuando las variables que se utilizan para describirlo se mantienen constantes. El que un sistema esté en equilibrio no implica una determinada subdivisión en partes o unidades de tipo especial (por ejemplo, elementos estructurales y unidades no estructuradas), como ocurre en la estructuración. De este modo, el sistema en equilibrio implica una interrelación de variables que se refieren a unidades dadas. En cambio la estructuración implica que las unidades en que se basa el análisis se integran de manera distinta en nuevas unidades, no es simplemente un problema de interrelación de variables.
Puede verse más clara la diferencia entre los conceptos sistema en equilibrio y sistema estructurado refiriéndonos a un aspecto que se ha mencionado. Como se ha señalado, si la estructura se mantiene, las variables que describen las interrelaciones o combinaciones de las 104
Al respecto ver José Medina Echevarría: Teoría del Cambio de Estructuras”. Mensaje N° 123 (Octubre, 1965), pp. 497 – 513; Gino Germani: Política y Sociedad en una Época de Transición, Buenos Aires: E. Paidos, 1965, p. 38.
150 unidades que pertenecen a la estructura, se mantendrán constantes. Si todas las variables que se utilizan para describir interrelaciones o combinaciones de las unidades que en conjunto constituyen la estructura se mantienen constantes, el sistema estará en equilibrio. En este caso habrá una coincidencia entre sistema estructurado y sistema en equilibrio. Pero puede ocurrir que existan variables que no expresan interrelaciones entre los elementos de la estructura y que se utilicen para describir el sistema. En este caso puede conservarse la estructura y cambiar, sin embargo, las variables que no expresan interrelaciones entre elementos de la estructura, y por ello, no mantenerse el equilibrio del sistema.
Por otra parte, si por variaciones del ambiente cambian gradualmente hasta una nueva estabilidad las variables del sistema, puede mantenerse el equilibrio del sistema. Sin embargo, si las variables que cambian en este caso, describen las interrelaciones de la estructura, habrá cambiado la estructura.
Todo lo expuesto indica que aunque equilibrio y estructuración del sistema son términos que se relacionan entre sí, no son equivalentes.
10. Diferenciaciones internas de los rasgos estructurales
Se ha destacado que los elementos o rasgos estructurales tienen diversos grados de complejidad. El que se los denomine “elementos” o “rasgos” estructurales no significa que no puedan ser descompuestas en elementos más simples. En el sistema compacto, se encuentran por lo menos dos elementos estructurales: 1. la estructuración de la forma de la configuración y 2. la estructuración del contenido. Si se toma en cuenta la representación simbólica de tales rasgos, dimensión no manifiesta, tendríamos cuatro (dos elementos en la dimensión manifiesta y dos en la dimensión no manifiesta). Pero la manera de separar analíticamente los aspectos de la estructuración del sistema, depende de los criterios que se elijan en su interrelación con la realidad considerada. Se han elegido en la diferenciación de los sistemas compactos y fluidos elementos estructurales complejos, por lo cual ha resultado un pequeño número de elementos. En el caso de los sistemas compactos, por estar estructurada la forma y el contenido, puede inferirse la existencia de patrones de interacción que en su interconexión recíproca constituirían la estructuración de la forma y el contenido de la configuración. El número de patrones distinguible va usualmente mucho más allá de dos (o diferenciándolos de las normas, más de cuatro). El considerar las posiciones e intereses hace menos simétrica la estructuración. No se incluyó a los patrones de interacción como los elementos más simples que integrarían la estructura de todo sistema, porque hay rasgos de la estructuración de los sistemas como posiciones e intereses que expresan relaciones más complejas, sin considerar la variabilidad de los sistemas fluidos, que no se ven abarcados por dicho concepto.
11. Molde estructural: institucionalización y formalización
Si se considera el conjunto interconectado de rasgos y unidades, conjunto que tiene cierta permanencia o varía cíclicamente, y que caracteriza una parte estratégica o importante de los aspectos estructurales de un sistema o contexto de interacción, se tendrá un molde estructural. A diferencia del rasgo estructural que toca uno o unos pocos aspectos de la estructura del sistema o contexto, el molde estructural abarca varios simultáneamente. Desde este punto de vista incluye
151 tanto la estructuración alrededor de objetos, sujetos o una pluralidad de sujetos en interacción como foco de organización de la conducta y las relaciones mutuas entre estos aspectos.
En referencia al molde estructural se dan dos dimensiones importantes:
A. Institucionalización Puede decirse que un requisito para que estén institucionalizados es que los moldes estructurales se repitan de modo aproximado en distintos contextos de interacción, ya sea de manera sucesiva o simultánea y dichos moldes sean reforzados por las interconexiones del contexto con el sistema mayor (a nivel no manifiesto esta caracterización coincide con la de Berger y Luckman y la de Talcott Parsons). Esto significa que las interconexiones entre el contexto de interacción y el sistema del cual forma parte son tales que el contexto se adapta a un molde estructural estandarizado perteneciente al sistema. Lógicamente la institucionalización del molde estructural del contexto de interacción usualmente sólo es parcial y casi siempre hay características de los moldes estructurales que no son reforzadas por las interconexiones con el sistema mayor al cual pertenecen, aún cuando se dé un cierto criterio de institucionalización.
El concepto de institucionalización tal como ha sido definido aquí apunta a un tipo de relación particular entre un molde estructural y el sistema al cual pertenece, sin pretender explicar por qué se da ese tipo de relación. Ello significa que una vez que se ha establecido la institucionalización de una unidad queda el problema de determinar los factores y mecanismos que explican dicha institucionalización. Lo propio ocurre con muchos conceptos que se enuncian en el presente trabajo.
Las instituciones serían, según el concepto expuesto en este informe moldes estructurales institucionalizados aplicables a sistemas compactos. De acuerdo a esto, no todo molde estructural institucionalizado sería una institución o dicho de otro modo, la institucionalización no sería sólo propia de las instituciones. Se hace esta restricción para elaborar una definición que esté de acuerdo al uso corriente del término en la bibliografía. Según esto, el molde estructural correspondiente a empresas económicas (usualmente son sistemas compactos, por lo menos en cierto grado) podría ser una institución, pero no el molde estructural aplicable al sistema económico ya que, aún cuando puede estar institucionalizado, en nuestra época corresponde usualmente a sistemas fluidos.
Desde el punto de vista no manifiesto puede considerarse que un molde estructural está institucionalizado en la medida en que está establecido y es aceptado y reconocido por los miembros del sistema mayor. Como la dimensión no manifiesta no es la única que cuenta, la definición sólo en tales términos estaría incompleta.
En sentido estricto, el molde estructural de cada sistema social estructurado es distinto al de otros sistemas estructurados. Cuando se hace referencia a moldes estructurales estandarizados no se quiere decir que los sistemas a los cuales se aplican dichos moldes estandarizados tienen exactamente los mismos molde estructurales particulares, sino que los moldes estructurales particulares de dichos sistemas tienen buena parte de sus características comunes o similares. El
152 que existan moldes estandarizados puede derivar en que las situaciones a que se enfrentan las interconexiones de los sistemas con otros sistemas y con el sistema inclusivo sean similares. Sin embargo, usualmente hay variaciones en cuanto a los miembros individuales, en la formación histórica, con otros sistemas, que diferencian sus moldes estructurales aún cuando sea parcialmente.
El molde estructural es una forma de organización repetitiva de los actos de los individuos en el sistema. Desde este punto de vista, supone que los individuos no actúan al azar dentro del sistema, sino que de parte de ellos debe haber un mínimo de predisposiciones tales que, cuando los individuos entren en interacción en determinadas situaciones se haga más probable que surjan las conductas que en sus interconexiones recíprocas dan lugar a dicho molde estructural (el concepto de socialización como requisito de la institucionalización en Berger y Luckman). La mantención del molde estructural no supone que todos los actos del sistema se interconectan de acuerdo a dicho molde, ya que hay interacciones dentro de todo sistema estructurado cuya organización es efímera y los casos empíricos tiene mayores o menores variablidades respecto al molde estructural. Es obvio, además, que no puede confundirse al sistema como conjunto concreto de interacciones, con su molde estructural (organización repetitiva de los actos del sistema).
En base a lo dicho en el párrafo anterior pueden delimitarse otras características del concepto institucionalización. Se había caracterizado la institucionalización señalando que esta última existe cuando (condición I), “los moldes estructurales se repiten de modo aproximado en distintos contextos de interacción, ya sea de manera sucesiva o simultanea y dichos moldes son reforzados por las interconexiones del contexto con el sistema mayor”. Esto vendría a ser la institucionalización en cuanto es una relación entre el contexto o sistema de interacción y el sistema mayor. Debe considerarse sin embargo otro aspecto de la institucionalización, que se refiere a la organización de los actos dentro del sistema considerado. Se señaló que la mantención del molde estructural o aspectos de dicho molde supone que debe haber un mínimo de predisposiciones en los miembros del sistema, tales que, cuando éstos entren en interacción en situaciones específicas, se haga más probable que surjan las conductas que en sus interconexiones recíprocas dan lugar a dicho molde. El aspecto de la institucionalización que se refiere a la organización de los actos dentro del sistema tiene que ver precisamente con este último aspecto. (condición II). En la medida en que las predisposiciones de los individuos coinciden con las condiciones, en cuanto a participación individual, para que el molde estructural se mantenga, se dice que está institucionalizado. Ello supone que hay un grado de coincidencia entre las motivaciones de los individuos en el sistema y los requisitos motivacionales del molde estructural. El que un molde estructural esté institucionalizado supone que se cumplan las condiciones I y II. (en esto coincidimos con Berger y Luckman).
Todas las formulaciones en cuanto a la institucionalización de moldes estructurales son extensivas a la de los rasgos estructurales, ya que ambos no difieren en cuanto a la naturaleza de la estructuración, sino sólo en cuanto a su complejidad y al contexto al que se aplican. En el caso del rasgo estructural la condición II de la institucionalización se modifica, reemplazando “molde estructural” por “rasgo estructural”. En cuanto a la condición I en vez de tratarse del sistema mayor respecto al sistema al que pertenece el molde estructural, se trata del contexto
153 mayor de interacción con el cual se interconectan las unidades a las cuales se aplica el rasgo estructural.105
Es posible que un molde estructurado se mantenga aún cuando no satisfaga la condición II, ya que una parte de los individuos participantes pueden ajustarse al molde no porque sus motivaciones coincidan con las motivaciones requeridas por este, sino por factores externos, tales como el evitar sanciones negativas.
Ejemplifiquemos estos conceptos considerando la institución familia. En nuestra sociedad el molde estructural que define los roles-status de padre, madre, hijos, hermano, tío, sobrino, abuelo, nieto, esposo(a), etc. están definidos y aceptados más que por las definiciones legales por la tradición, que hace que en situaciones “normales” o típicas se “espere” determinadas conductas de todo padre, madre, hermano, etc., por lo que se justifica considerar al molde estructural “familia” como una institución. Esa institucionalización dota de autoridad al status de padre y madre sobre los hijos. De acuerdo a Parsons, el rol de madre-esposa es expresivo y el de padre-esposo es instrumental. Consideremos casos concretos o variabilidades empíricas. Desde nuestro punto de vista, como la familia es un centro de consumo que depende de un presupuesto monetario compartido provisto por la posición global del padre-esposo en la estructura mayor a través de un trabajo remunerado, sería esta posición y no sólo la definición institucional la que da el carácter instrumental al rol. Si la madre-espòsa trabaja fuera del hogar y más aún, si su ingreso monetario es mayor que el del padre-esposo, se pueden producir tensiones por chocar con las definiciones institucionales. Por invalidez, enfermedad o ausencia, otro miembro de la familia puede llegar a ocupar en la práctica roles no definidos de esa manera institucionalmente. Al interior de una familia concreta se forman díadas, tríadas y otras configuraciones como subsistemas, que pueden ser verticales (incluyen simultáneamente a personas superordinadas y subordinadas institucionalmente; ej.: madre-hija) u horizontales (sólo superordinadas o sólo subordinadas; ej.: hermano-hermana, o padre-madre). Una fuente del poder del padre en la familia deriva de su posición de proveedor, lo que se manifiesta en el bajo poder del abuelo (padre del padre) cuando tiene escasos o nulos ingresos económicos. Este análisis muestra que la “institución” casi nuca se da en la forma preestablecida en los casos concretos, lo que no significa que sea irrelevante porque ejerce presiones sobre los actores cuando la realidad no se ajusta a ella106.
B. Formalización: Un molde estructural está formalizado cuando existen símbolos y combinaciones de ellos relativamente fijos que expresan aspectos del contexto de interacción, compartidos por los miembros del contexto de interacción o aquellos que tienen más poder en él y cuando una parte apreciable de los miembros del contexto se ciñe al significado de dichos símbolos, aún cuando sea parcialmente. De acuerdo al grado en que los miembros del contexto se ciñan a los símbolos fijos que expresan rasgos del molde estructural, y de acuerdo al grado en que tales símbolos expresan de manera más completa o parcial el molde estructural, será el grado de formalización del contexto.
105
Respecto a la condición II de la institucionalización ver T. Parsons: The Social System. Glencoe: Illinois: The Free Press, 1959, pp. 36 – 45. 106 Parsons señala que los roles en la familia son colectivos, difusos, afectivos, particularistas y adscritos.
154 En el caso de la institucionalización se trataba de un tipo de interconexión entre el contexto de interacción y el sistema mayor del cual forma parte. En el caso de la formalización se trata de un tipo particular de interconexión entre aspectos no manifiestos del contexto (los símbolos y combinaciones de símbolos fijos) y la estructura del mismo contexto.
El que los símbolos y sus combinaciones que expresan aspectos del molde estructural tengan fijeza implica que no pierden ni se altera apreciablemente su significado durante un cierto periodo de tiempo. No significa que sean inmodificables dentro del contexto. Al conjunto de símbolos y combinaciones de símbolos que tienen fijeza y que expresan aspectos del molde estructural, se los denominará prescripciones y proscripciones formales. Ejemplos son los estatus de las organizaciones, las leyes y decretos del Estado, las tradiciones orales que señalan formas de conducta y que se repiten de generación en generación en los pueblos preletrados, etc.
Como el grado de formalización puede variar ello implica que no siempre cuando un molde estructural está formalizado, éste permanece sin variar sus características. Hay sujetos que no se ajustan a las prescripciones o proscripciones formales, hay momentos en que el grueso de los miembros del contexto deja de seguirlas y en muchos casos en las mismas prescripciones o proscripciones formales se señalan mecanismos para modificarlas.
Cuando el grado de formalización es alto y no se modifican las prescripciones y proscripciones formales, es más difícil que el contexto en referencia se modifique de manera espontánea. En este caso, la formalización puede constituir un obstáculo al cambio de la estructura. Para que la formalización se mantenga vigente debe haber cierta armonía entre los aspectos formales e informales de la estructura, lo que quiere decir que la formalización por si sola no es el único factor y rara vez el determinante, de la mantención de la estructura. Tanto la institucionalización como la formalización constituyen mecanismos que contribuyen a la mantención de los moldes estructurales vigentes, lo que no quiere decir que sea imposible modificar tales moldes. La institucionalización y la formalización, al tener un papel en la mantención de la estructura sin modificaciones substanciales muchas veces es buscada por lo miembros que tienen mayor poder en el contexto, como una forma de mantener sus posiciones. Ello se hace más necesario cuando el contexto de interacción es grande y complejo, pues en este caso es mucho más difícil el control de la conducta de los subordinados. La organización burocrática descrito por Weber es uno de los casos más notables de organización formal: Weber en su obra ¿Qué es la burocracia?(2009) desarrolla un análisis en donde genera un modelo descriptivo de lo que corresponde a una burocracia, estableciendo así tres antecedentes socio históricos para que esta se suscite y 10 características que la definen. Los tres antecedentes socio históricos que definen el contexto de conformación de la burocracia son:
El desarrollo de las economías monetarias, El crecimiento y la expansión de las tareas administrativas del Estado moderno La superioridad técnica del tipo burocrático de administración.
De este modo se genera un modelo de relaciones que se resumen en estas diez características:
155 1. Carácter legal de las normas y de los reglamentos. Existen normas racionales que van de acuerdo a los fines de la organización. Estas normas son legales porque la persona se sitúa dentro de un cargo que le otorga autoridad sobre los subordinados. Lo que Weber define como investimento, no es la persona la que tiene el poder si no el cargo.
156
2. Carácter formal de las comunicaciones. 3. Racionalidad en la división del trabajo: Precisamente por las relaciones de autoridad es que se genera una división del trabajo con responsabilidades y obligaciones específicas que obedecen a una posición específica dentro de la organización. 4. Impersonalidad en las relaciones de trabajo. Son las posiciones, cargos o puestos los que existen dentro de este cuadro administrativo no las personas. 5. Jerarquía bien establecida de la autoridad. Existen límites claros y establecidos de acuerdo a las posibilidades de acción de las posiciones. 6. Rutinas y procedimientos de trabajo estandarizados en guías y manuales. 7. Competencia técnica y meritocrática. 8. Especialización de la administración y de los administradores, como una clase separada y diferenciada de la propiedad (los accionistas). 9. Profesionalización de los participantes. 10. Completa previsibilidad del funcionamiento. En la burocracia existe una línea de autoridad y de comunicación (configuración de los roles de autoridad-subordinación) de tipo piramidal como la siguiente:
157
Expresado en un organigrama:
Consideremos una sociedad anónima industrial como ejemplo de organización burocrática. Los accionistas mayoritarios, apoyados en estatutos de la sociedad y leyes (conjunto de símbolos relativamente fijos), pueden ejercer el poder nombrando y destituyendo las personas con autoridad en la empresa y fijando las políticas de ella, incluyendo las de repartición de ganancias e inversiones. En la empresa hay relaciones antagónicas y solidarias. Antagónicas entre trabajadores y empresarios porque según el marxismo el valor de los producido depende del trabajo invertido en los productos. Lo que se paga a los trabajadores es su capacidad de producir (el valor de los bienes y servicios para mantener su capacidad de trabajo), no su trabajo. El trabajador produce más de lo que vale su fuerza de trabajo, quedando un excedente del que se apropia el empresario en forma de ganancia. Al aumentar los salarios puede disminuir la ganancia de la empresa de donde deriva el antagonismo. Solidarias entre trabajadores y empresarios porque si aumenta el volumen total de ventas, puede aumentar no sólo las ganancias sino también los salarios y si la empresa es eficiente económicamente hay menor probabilidad de despidos (siempre que no se haga a costa de reducir mano de obra sin una expansión que evite despidos). En el molde estructural formal están contenidos los diversos elementos de la organización burocrática señalados por Max Weber: autoridad, división de tareas, etc. Pero, a partir de la estructura formal surgen sistemas informales de no más de 15 personas cada uno (A.C. Brown, 1958, p.151), donde los individuos pueden adquirir los valores de la organización a través de la socialización primaria (A.C. Brown, 1958, p.152), o adquirir actitudes de hostilidad hacia ella y oponerse a sus fines y métodos (Berelson y Steiner, 1964, p.372).
158 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Libros Berelson y Steiner (1964), Human Behavior, New York: Harcourt, Brace and World
Inc.
Brown, A. C (1958), La psicología social de la industria, México: Fondo de Cultura Económica
Maturana, H y Varela, F (2007) El árbol del conocimiento, Santiago de Chile: Editorial Universitaria.
Robert Bierstedt: “Problemas de la Autoridad” en Peter Heintz (ed.) 1960, op. cit., pp. 79 – 93. Cecil A. Gibbs: “Los Principios y Rasgos del Liderazgo”, en Peter Heintz (ed.) Sociología del Poder, Santiago de Chile, 1960, pp. 56 – 54 Luhmann, N: (1993) El derecho de la sociedad, México: Universidad iberoamericana.
Weber, Max ¿Qué es la burocracia? Recuperado el 22 de diciembre del 2009 de http://www.quedelibros.com/libro/21261/Que-Es-La-Burocracia.html
Artículos de Revista
Everestt C. Hagen: “Analytical Models in the Study of Social Systems”, en The American Journal of Sociology, Vol. LXVII, N°2. 1961
159 CAPÍTULO VI LA ESTRUCTURA SOCIAL GLOBAL
1. RELACIONES E INTERCONEXIONES ENTRE SISTEMAS
1.1 Entre dos sistemas
Relación de inclusión
Un sistema pude ser parte de otro, en el sentido que todos los actos del sistema pertenezcan a un sistema mayor. En este caso se dice que el primero es un subsistema del segundo. Debe destacarse además que el subsistema puede ser estratégico respecto al sistema mayor, en el sentido de que los actos que constituyen el subsistema mantengan interconexiones más extensas y de mayor intensidad dentro del sistema mayor que los otros subsistemas. Al respecto se dan dos posibilidades: a. que los actos del subsistema modifiquen a más actos del sistema mayor y más intensamente que otros subsistemas. En este caso se denomina dominante; b. que los actos del subsistema sean modificados por más actos del sistema mayor y más intensamente, que los de otros subsistemas. En este caso sería un subsistema estratégico dominado.
Superposición parcial entre sistemas
Un sistema puede superponerse parcialmente con otro. Ello significa que algunos actos que pertenecen a un sistema pertenecen simultáneamente a otro sistema, habiendo otros actos de dichos sistemas que no pertenecen simultáneamente a ambos. Los actos que pertenecen simultáneamente a ambos sistemas, pueden o no constituir otro sistema
Interconexión entre sistemas
Sistemas que no están en relación de inclusión, pero que se interconectan entre sí. En este caso cada uno o un parte apreciable de los actos que pertenece al sistema no pertenecen al otro sistema.
Iremos ejemplificando las relaciones refiriéndonos hipotéticamente a una empresa siderúrgica típica.
160 Como punto de referencia, se considerará entonces una empresa industrial siderúrgica. En este sentido, los actos de propietarios, directivos, empleados y obreros en la medida que se interconectan en torno a la actividad económica de la empresa, constituirían un sistema. Debe destacarse que sólo los actos cuyas interconexiones con otros de la empresa sean más extensas y/o intensas, forman parte de la empresa como sistema de interacción. Dada la estructura usual de las empresas siderúrgicas, estas constituyen sistemas compactos de tipo B (está estructurada la forma y el contenido de la configuración de roles y también la actividad del sistema). En términos un poco más concretos significa que hay dueños o accionistas con roles determinados, roles y posiciones que se interconectan de manera específica con otros roles. A los dueños y accionistas les corresponden determinados estatus y posición social, en el sentido que tienen derecho a que el personal que trabaja en la empresa respete sus intereses. Si se trata de una actividad anónima, tiene derecho a elegir al directorio, etc. Están también los roles del personal directivo, que deben administrar la empresa de acuerdo a los intereses de los accionistas. En cuanto al estatus de los directivos, ellos tienen derecho a que sus decisiones, en cuanto al trabajo, sean ejecutadas por otros miembros de la empresa. Los empleados de la empresa realizan preferentemente labores administrativas y, en ese aspecto deben cumplir las decisiones del directorio considerando también aspectos prácticos que surgen de la misma marcha de la empresa. Realizan actividades no manuales. Los obreros desempeñan actividades manuales y no manuales, deben respetar la jerarquía de la empresa y cumplir adecuadamente las tareas que demandan la elaboración del acero, habiendo diversas especializaciones al respecto. Hay también personal técnico, que debe aplicar conocimientos técnicos y científicos al proceso productivo. Dependen, como los otros, del personal directivo, pero tienen mayor poder que obreros y algunos empleados. Se trata de un sistema compacto porque tiene roles que se han ejemplificado, como sus interconexiones, permanecen relativamente constantes. Si no hay gran rotación del personal, sería también un sistema compacto de tipo A. Sus miembros desempeñan tanto actividades (mirada la conducta desde el punto de vista de la conducta individual frente a las situaciones de trabajo) como roles (mirada su conducta en relación a los otros y considerando sus intereses, ocupan posiciones). La actividad de la industria se da en el marco de determinados valores ampliamente difundidos (como la libertad de empresa en los países capitalistas; otros en cuanto al respeto de los derechos del trabajados, etc.). Hay actitudes asociadas a los roles, en el sentido de que por ejemplo, la forma en que los directivos perciben y están motivados hacia la mayor productividad de la empresa (que sería el objeto de la actitud), diferirá usualmente de la de los obreros. Interconexiones directas e indirectas
Al respeto la interconexión entre los sistemas pueden ser: 1. directa; 2. indirecta. Es directa cuando entre los actos de un sistema que se interconectan con los de otro sistema a través de la interacción, no median actos que no pertenecen a ninguno de los dos sistemas. Es indirecta cuando los actos de un sistema se interconectan con los de otro sistema a través de interacciones constituidas de manera apreciable por actos que no pertenecen a ninguno de los sistemas considerados..
161 Cuando las interconexiones entre dos sistemas (SI y SII) son indirectas, se dan alternativas en cuanto a los actos intersticiales (actos ajenos a ambos sistemas que participan en los interacciones que los interconectan): 1. tales actos no constituyen ningún sistema ni forman parte de sistemas; 2. tales actos constituyen solo un sistema de manera tal que todos los actos forman parte de dicho sistema intersticial (SIII) y no hay otros actos que formen arte de tal sistema (SIII). En este caso, cuando hay un sistema intersticial en la interconexión entre dos sistemas (SII y SIII), la interconexión entre los sistemas (SI y SII) se ve afectada, sería distinta si los actos intersticiales no constituyeran un sistema (SIII). Ello significa que tales actos intersticiales por integrarse en una nueva unidad, el sistema intersticial (SIII) en conjunto, no tienen las mismas propiedades que si no constituyeran tal sistema (SIII) y por ello, afectan de manera distinta la interconexión entre los sistemas (SI y SII).
Varios sistemas intersticiales interconectados “en serie”.Ello significa que si se denominan dos sistemas por I y II (SI y SII) y los diversos sistemas intersticiales por III, IV, V, VI, VII; etc., (SiIII, SiIV, SiV, SiVI, etc.), se trataría de una interconexión en serie si el sistema I se interconectara con el sistema III, éste con el sistema IV, este con el sistema V y así sucesivamente, hasta que el último sistema intersticial se interconecte con el sistema II. Expresado gráficamente:
En nuestro ejemplo, Si consideramos la interconexión de una industria siderúrgica con otras empresas, ella puede ser directa o indirecta. Directa con las empresas mineras del carbón y del fierro (ya que consume directamente sus productos y a través de ello hay interacción entre ambos) y con algunas empresas elaboradoras del acero. Dentro de la elaboración del acero se dan diversas etapas y, en ese sentido, puede haber interconexión indirecta en serie con las industrias que reelaboran productos ya elaborados por industrias que dependen de la siderurgia. Expresado gráficamente: Industria siderúrgica
Industria elaboradora I
Industria elaboradora II, etc.
Los sistemas intersticiales se interconectan con los sistemas de referencia “en paralelo”. Empleando la misma notación que en el punto anterior, se trataría del caso en que los sistemas I y II se interconectarían ambos con cada uno de los sistemas intersticiales. Expresado gráficamente:
162
En nuestro ejemplo:
Si consideramos la interconexión entre una empresa siderúrgica y una empresa comercial que vende artículos de acero elaborados, también pueden encontrarse interconexiones en paralelo:
Interconexiones de subordinación y de no subordinación
163 Si se considera dos sistemas cualesquiera interconectados, puede ocurrir: 1. que la actividad interna de un sistema I sea el resultado de la actividad interna de otro sistema II en una medida apreciablemente mayor que la actividad interna del segundo es el resultado de la actividad interna del primero. En este caso al sistema I se le denominará subordinado y al sistema II superordinado. El que haya un relación de subordinación en la interconexión entre sistemas supone que el sistema superordinado “influye” más que el subordinado en las características del conjunto constituido por ambos sistemas. Al respecto, desde el punto de vista teórico por lo menos, podrá ser determinable, el grado de subordinación entre sistemas, no solo la existencia o no de esta característica de la interconexión. 2. que la actividad interna de un sistema I sea el resultado de la actividad externa del sistema II en una medida aproximadamente igual de lo que lo es la actividad interna del sistema II respecto a la actividad externa del sistema I. En este caso obviamente no hay relación de subordinación entre los sistemas.
Efectos de las interconexiones
Puede establecerse otro tipo de diferencia en las interconexiones de acuerdo a la forma en que afectan al molde estructural o aspectos estratégicos o de la actividad externa de los sistemas que se interconectan. Al respecto, debe hacerse algunas aclaraciones previas al tratamiento del problema.
Se ha dicho que el molde estructural constituye una forma de organización estable o cíclica, pero en todo caso repetitiva de actos interconectados del sistema. No todos los actos que constituyen el sistema participan en los aspectos repetitivos que constituyen el molde estructural. Pueden distinguirse tres tipos de actos:
1. Pertenecen al sistema pero no participan en los aspectos repetitivos que constituyen el molde estructural. Pueden denominarse actos periféricos. 2. Pertenecen al sistema, participan en los aspectos repetitivos que constituyen el molde estructural, pero no a las actividades y cadenas de interacción estratégicas de dicho molde. Pueden denominarse actos de relevancia estructural no estratégica. 3. Pertenecen al sistema y a las actividades y cadenas de interacción estratégicas participantes en los aspectos repetitivos que constituyen el molde estructural. Pueden denominarse los actos de relevancia estructural estratégica. De cualquier forma, la definición de molde estructural supone que los actos que los constituyen tendrán con mucha probabilidad, mayor importancia estratégica para el sistema, aún cuando no sean actos de relevancia estructural estratégica señalados en el punto 3.
En cuanto a la interconexión entre sistemas, la actividad externa de un sistema I al condicionar de manera parcial o completa una actividad interna de otro (sistema II), puede ser tal que:
164
1. Interconexión de efectos periféricos: la mayor parte o todos los actos que constituyen la actividad interna del sistema II en le medida en que es respuesta a la actividad externa del sistema I, sean actos periféricos del sistema II. 2. Interconexión de efectos estructurales no estratégicos: una parte apreciable, la mayor parte o todos los actos que constituyen la actividad interna del sistema II en la medida en que es respuesta a la actividad externa del sistema I, sean actos de relevancia estructural no estratégica del sistema II. 3. Interconexión de efectos estructurales estratégicos: una parte apreciable, la mayor parte de todos los actos que constituyen la actividad interna del sistema II en la medida en que es respuesta a la actividad externa del sistema I, sean actos de relevancia estructural estratégica del sistema II. 4. Interconexión de efectos externos la actividad externa del sistema I, condiciona una parte apreciable o la mayor parte de todos los actos que constituyen la actividad externa del sistema II, tanto frente al sistema I como a los otros sistemas o aspectos del ambiente, en un momento determinado o por un periodo de tiempo. Esta posibilidad se da combinada con la anteriores (1,2 y 3), ya que los actos que constituyen la actividad externa del sistema II, pueden ser actos periféricos o de relevancia estratégica del sistema II. Las otras posibilidades 1, 2 y 3 también se pueden dar combinadas entre sí, en la medida en que no todos los actos que constituyen la actividad interna del sistema II (en la medida en que es respuesta a la actividad externa del sistema I) sean exclusivamente periféricos, de relevancia estructural no estratégica o de relevancia estructural estratégica.
Obviamente, desde el punto de vista de la organización interna del sistema II, de las tres primera interconexiones mencionadas la que tienen mayor importancia es la interconexión de efectos estructurales estratégicos, la sigue en importancia la interconexión de efectos estructurales no estratégicos y la que tienen menor importancia es la interconexión de efectos periféricos. Lógicamente, la distinción entre interconexiones de efectos periféricos, estructurales no estratégicos y estructurales estratégicos, tiene sentido sólo si el sistema II es un sistema estructurado.
En nuestro ejemplo:
Dentro de la empresa hay subsistemas tales como la gerencia, la sección de ventas, los diversos grupos de trabajo, etc. La gerencia constituye un subsistema estratégico dominante, en el sentido de que en cuanto a intensidad y extensión de las interconexiones ocupa un lugar privilegiado dentro de la empresa, ya que la traducción de las decisiones del personal directivo alcanzan (es decir, interactúan con) las actividades en todo el ámbito de la empresa; es dominante, por cuanto lo que decide la gerencia (sus actos); por tener que ser cumplidos por el resto del personal modifican más la actividad de los otros subsistemas que a la inversa. El grupo de trabajo (obreros) que maneja el alto horno, constituye otro sistema estratégico, por cuanto la actividad de dicho subsistema es esencial para que las interacciones, el proceso productivo, puedan desarrollarse dentro de la empresa. No es dominante por cuando su
165 actividad se ve modificada en un grado no muy distinto al que modifica a otros. Respecto a la gerencia es subordinado. Hay otros subsistemas en la empresa que no son estratégicos, ni dominantes. Buena parte de los subsistemas de la empresa están formalizados, en el sentido que se guían por los estatutos de la empresa, el código civil y el código del trabajo. Pero hay otros que no lo están, como los grupos de amigos que surgen en el trabajo y, en general, subsistemas en que predominan relaciones de tipo primario e informal. Pueden tener efectos incluso en la productividad de la empresa, tienen sus valores y normas. Sistemas independientes
Dos sistemas no se superponen, ni están en relación de inclusión, ni se interconectan, son sistemas independientes.
Relaciones de superposición de miembros
Otro aspecto que debe considerarse respecto a los sistemas se refiere a sus miembros. Sistemas que no se superponen como tales, ni están en relación de inclusión, pero la identidad de cuyos miembros coinciden apreciablemente. En este caso se trata de aproximadamente de las mismas personas, las cuales: a. emiten actos distintos de acuerdo al sistema de que se trate o b. algunos actos (nunca todos) pertenecen simultáneamente a los diversos sistemas en que participan aproximadamente los mismos miembros, pero se interconectan de manera directa con otros actos de cada uno de los sistemas. Como queda claro aquí, no puede confundirse al sistema con el conjunto de las personas participantes.
Sistemas en los cuales todos los miembros pertenecen a otro en el cual participan además otros miembros. Un caso obvio es el de un subsistema respecto a un sistema mayor. Pero puede ocurrir que el sistema en que participan menos miembros (que son también miembros del otro) no sea un subsistema del sistema con mayor número de miembros, sino que todos o un parte apreciable de los actos del sistema con menor número de miembros no pertenecen al sistema con mayor número de miembros.
Sistemas cuyos miembros se superponen parcialmente.
En nuestro ejemplo:
Hay miembros de la gerencia de la industria siderúrgica considerada (como gerencia es un subsistema estratégico dominante en la empresa) que pueden formar parte de otros subsistemas estratégicos (de los directorios de otros sociedades anónimas) y, de ese modo multiplicar su
166 poder. Pueden llegar a constituir grupos de poder económico. Al respecto, incluso pueden ejercer presión sobre el Estado, tratando de subordinarlo frente a algunos asuntos. En este sentido, aún cuando en general el Estado aparezca como sistema dominante, frente a determinados asuntos puede ser subordinado de grupos poderosos.
Sistemas que no tienen miembros comunes.
Interconexiones basales
Hay un caso especial, de interconexión entre sistemas que requiere un mención especial y que no ha sido definida antes porque representa un tipo más complejo de interconexión. Cuando:
1. La mayor parte o todos los miembros de un sistema I ocupan posiciones similares en otros sistemas II o en otros sistemas II, III, IV, etc., de un mismo tipo. 2. La actividad y aspectos del molde estructural del sistema I coincide parcialmente con los necesarios para contribuir al logro de los intereses objetivos de sus miembros derivados de las posiciones que ocupan en el sistema II o en los sistemas II, III, IV, etc. 3. El sistema I no es un subsistema del sistema II o de los sistemas II, III, IV, etc. Cuando se cumplen las condiciones 1 a 3, se dirá que hay interconexión basal entre el sistema I y el sistema II o los sistemas II, III, IV, etc. El sistema I es un sistema “derivado” y el sistema II o los sistemas II, III, IV, etc., son sistemas basales. En todo caso la interconexión basal supone que tanto los sistemas basales como los derivados son estructurados.
La primera condición no siempre es necesaria para que haya interconexión basal, en cuyo caso debe reformularse la segunda condición. Esta segunda definición de interconexión basal supone:
1. Que la actividad y aspectos del molde estructural de un sistema I coinciden parcialmente con los necesarios para contribuir al logro de los intereses objetivos que ocupan un conjunto de personas en otro sistema I u otros sistemas II, III, IV, etc. 2. Que los sistemas II, III, IV, etc., son de un mismo tipo y el conjunto de personas ocupan posiciones similares en dichos sistemas. 3. Que el sistema I no es un subsistema del sistema II o de los sistemas II, III, IV, etc. Este último sería el caso de las organizaciones constituidas por representantes políticos profesionales de los intereses de un sector o una clase social.
167 Esta última definición difiere sólo en el sentido que el conjunto de personas mencionado en ella deben ser miembros del sistema I en la primera definición y no en la segunda. Es, por lo tanto, más general.
La interconexión basal no es simplemente la interconexión entre un conjunto de individuos con el sistema I, sino entre los sistemas basales y el sistema derivado, ya que la actividad y el molde estructural del sistema derivado no dependen del conjunto de individuos en abstracto sino que de las posiciones que ocupen dichos individuos en los sistemas basales, que a su vez dependen de la organización de dichos sistemas.
La interconexión entre sistemas basales y derivados puede ser a través de distinto tipo de interacciones. Si se da el caso de la primera definición de interconexión basal, por haber miembros que son simultáneamente de los sistemas basales y derivados, hay interacción psicológica (el sistema basal se interconectaría con el derivado, por lo menos en parte, “a través” de la conducta de los individuos que participan en ambos sistemas). No se está señalando que se la única forma de interacción que los interconecta en este caso. Si los sujetos del sistema derivado no pertenecen al sistema basal, la interconexión entre otras formas puede ser a través de un tipo de interacción simbólica, como cuando se emplea el dinero.
Lo dicho en cuanto a la interacción basal supone que los miembros del o los sistemas basales, el logro de cuyos intereses se ve facilitado por el sistema derivado, tienen cierto poder social en el contexto de interacción que constituye el sistema derivado, ya sea directamente o a través de otros. Esto no significa que un sistema basal sea necesariamente dominante o superordinado respecto al sistema derivado, ya que el sistema derivado depende: 1. no de los sistemas basales como tales, sino que de algunos de sus miembros; 2. el sistema derivado depende parcialmente de la posición de miembros de diversos sistemas basales, y de los intereses generales que resulten de ese conjunto de individuos, y puede ocurrir que dentro de cada sistema basal haya intereses contrapuestos, que no se vean reflejados en dichos intereses generales.
En nuestro ejemplo:
El sindicato de obreros y empleados no es un subsistema de la empresa, considerado desde el puno de vista económico. Es un sistema distinto, ya que las interacciones que lo constituyen, aún cuando son desempeñadas por miembros pertenecientes a la empresa, tienen diverso foco integrador (giran en torno a consideraciones gremiales y políticas, no a las actividades especializadas de trabajo), que pertenecen al sindicato y no a la empresa. Entre sindicato y empresa hay una interconexión basal: la empresa es el sistema basal y el sindicato el sistema derivado, ya que el sindicato se guía por los intereses objetivos (por lo menos algunos, sino todos están conscientes) que resultan de ocupar determinadas posiciones dentro de la empresa (como empleados y obreros). En el análisis de la conducta sindical tienen importancia las acciones conjuntas (ejemplo: huelgas).
168
En el lado empresarial también hay sistemas derivados que protegen sus intereses. Según el marxismo los intereses de trabajadores y empresarios, ya sea dentro de la empresa como en la sociedad en general, son antagónicos, lo que conduce a interacciones conflictivas. En la interconexión sindicato – empresa (aparte de la interconexión basal mencionada), en general no puede hablarse de subordinación de uno al otro. Podría haber una subordinación del sindicato a la empresa si sus dirigentes fueran “amarillos” (la actividad de la empresa determinaría en mayor medida la del sindicato que a la inversa).
1.2. Relaciones entre más de dos sistemas
Hasta el momento al tratar los tipos de relaciones entre los sistemas, se ha tomado como referencia principal (aunque no única) a la forma en que dos sistemas pueden relacionarse. Para analizar la relación entre más de dos sistemas, las formas de relación entre dos sistemas pueden servir de base. La manera en que pueden combinarse las formas de relación entre dos sistemas para analizar la relación entre más de dos sistemas son innumerables y pueden llevar a diseños muy complejos. Esta complicación es doble:
1. Por una parte, los tipos de relación que se han distinguido pueden darse combinados en una misma relación concreta entre los sistemas considerados de a dos. 2. Las relaciones de los sistemas considerados de a dos pueden combinarse con relaciones que mantienen con otros sistemas. Es imposible dar cuenta detallada de los diversos tipos de combinación de los tipos de relación entre sistemas que pueden encontrarse en la realidad empírica. El procedimiento a seguir sería, en base a los criterios ya señalados para la relación entre dos sistemas, proceder a describir la forma en que se combinan en relaciones más complejas en la realidad empírica que se está investigando.
Como se ha expuesto no tiene sentido presentar en este trabajo todos los tipos posibles de relaciones complejas entre sistemas. Lo que si tiene sentido es presentar tipo relativamente simples o regulares de relación entre diversos sistemas (más de dos). Al respecto, pueden mencionarse:
1. Relación telescópica. Este tipo de relación significa que un sistema es un subsistema de uno mayor que el que a su vez es un subsistema de otro, el que a su vez es subsistema de otro mayor aún y así sucesivamente. Representando a los sistemas por círculos, tendríamos gráficamente:
169
SI sería un subsistema simultáneamente de SII, SIII, SIV, etc., SII sería un sistema mayor que incluye a SI como subsistema, pero sería a su vez subsistema de SIII, SIV, etc. SIII contendría como subsistemas a SI y SIII, pero sería subsistema de SIV, etc., y así sucesivamente.
En nuestro ejemplo:
170 No hay limitación en cuanto al número de sistemas que se considere. Aquí se aplican las consideraciones en cuanto a la relación subsistema – sistema mayor que lo incluye.
2. Relación de superposición múltiplo. Diversos sistemas (más de dos), tienen actos comunes a todos ellos y otros.
Representado gráficamente en área achurada representaría los actos comunes a todos ellos.
Relación de subordinación múltiple
Este tipo de relación se da cuando un sistema es subordinado de muchos otros. Si representamos la relación de subordinación por una flecha cuyo vértice apunta al sistema subordinado, se tendría gráficamente:
SI sería en el ejemplo el sistema subordinado de SII, SIII, SIV, SV, etc.
171 Relación de subordinación en serie.
En este caso un sistema es subordinado de otro el que a su vez es subordinado de otro más y este último, de otro, y así sucesivamente. Representado gráficamente empleando las mimas convenciones que en el punto anterior:
Debe hacerse notar que el que Si sea subordinado de SII y SII sea subordinado de SIII, no significa que SI sea subordinado de SIII, ya que los aspectos de la actividad interna de SII afectados por la actividad externa de SIII pueden no ser los mismos aspectos de la actividad externa de SII que afectan SI. No obstante en el conjunto es probable que ejerzan una determinación mayor los sistemas que subordinan otros los que son subordinados.
El gráfico representa el caso en que cada sistema es subordinado de otros dos. En cada “etapa” de la subordinación, puede haber más de dos sistemas. El número total de sistemas considerados es variable, debiendo eso sí ser más de siete. La relación de subordinación no es transitiva en el sentido que por ejemplo de los sistemas representados en el gráfico, aún cuando SIII sea superordinado de SI y subordinado de SVII, ello no significa que SI sea subordinado de SVII.
Diversas relaciones de superordinación
Si se invierte el sentido de la relación se tienen relaciones de superordinación (lo que significa en los gráficos invertir también el sentido de las flechas).
172 Diversas interconexiones de efectos múltiples
Relación de dominación múltiple
En este caso se trata que un sistema o un conjunto reducido de ellos son dominantes respecto a todo el resto de los sistemas pertenecientes a un conjunto mayor de sistemas. Ello significa: a. que él o el conjunto reducido de sistemas dominantes son superordinados respecto a todos los otros sistemas del conjunto mayor; b. que la actividad externa del o el conjunto de sistemas dominantes, influye más en la actividad interna de cada uno de los otros sistemas que lo hace la actividad externa de los sistemas del conjunto mayor que no son dominantes, ya sea por separado (dominación relativa) o en conjunto (dominación absoluta).
En nuestro ejemplo:
Si se considera a la empresa en su relación con otros sistemas económicos, podría ocurrir, al ser de gran tamaño y formar parte de un “cartel” o un grupo económico poderoso, que ejerciera dominación múltiple sobre otras empresas económicas, y ello a través del control del mercado económico y otros recursos. En todo caso, de haber dominación de un grupo de empresas a través de su control del mercado, se trataría de una dominación de efectos externos, porque se ejerce principalmente respecto a lo que las empresas “hacen” en el mercado más que a su molde estructural. El conjunto de empresas económicas de que forma parte una
173 empresa siderúrgica, en el medida en que constituye un sistema, el mercado económico, se trataría de un sistema fluido, porque aparecen nuevas industrias o empresas en general, desaparecen las antiguas y cambian sus relaciones mutuas; ello ocurre por lo menos cuando la economía es dinámica.
Las interconexiones de los sistemas que constituyen un sistema complejo pueden estar estructurados o no. Al respecto, se aplican las mismas definiciones de sistemas compactos y fluidos, reemplazando a los términos “sujeto” por “subsistemas de interacción” y “roles” por “tipos de subsistemas de interacción concebidos en su relación con los demás”.
Es claro que habrán diferencias de contenidos entre ambas definiciones de sistemas compactos y fluidos, por el nivel de complejidad a que se aplican. Sin embargo, hay similitudes formales. Al respecto se podría distinguir, entre los sistemas complejos estructurados:
I En torno a subsistemas I.1. Sistema complejo compacto tipo A I.2. Sistemas complejo fluido tipo A
II En torno a tipos de subsistemas en sus relaciones con los otros subsistemas:
II.1. Sistema complejo compacto tipo B II.2. Sistema complejo fluido tipo B
III En torno a ambos:
Sistema complejo fluido tipo C
174 2. LA ESTRUCTURA SOCIAL
A. La estructura social basal
Partes de la Estructura Social Basal 1. LA ESTRUCTURA ECONOMICO-MATERIAL: Proporciona los productos materiales o su uso temporal y recursos financieros a todos los miembros de las otras partes y para sí misma. 2. EL ESTADO: elabora y aplica normas apoyadas en el uso de la coerción física y económica legítima, para las otras partes y para sí mismo. Extrae impuestos de las otras partes y financia total o parcialmente algunos servicios esenciales como salud y educación. 3. EL COMPLEJO IDEACIONAL: crea, difunde y enseña (aquí hay un sistema de sanciones y grados) sistemas de ideas, en forma verbal, escrita, audiovisual, auditiva y visual, para los miembros de las otras partes de la estructura y para sí mismo. Desde este punto de vista, a través de la dimensión no manifiesta, el lenguaje y otros símbolos, proporciona socialización secundaria a la población, a través de la educación y otras formas de la comunicación formal. 4. LOS SERVICIOS: proporcionan trabajo vivo (no ideacional) a los miembros de otras partes de la estructura y a sí mismos. Esto permita a las personas, biológica y socialmente, desempeñarse más adecuadamente en las otras partes de la estructura. 5. LAS FAMILIAS: reproducen la fuerza de trabajo, sirven de centro de consumo y en conjunto con las relaciones de parentesco, proporcionan la socialización básica y apoyo psicológico y afectivo a sus miembros a través de relaciones primarias. Todos los miembros de la estructura basal, excepto los indigentes sin hogar y los que están en una cárcel u otra institución total, asilo u hogar protegido, pertenecen a una familia. Todos los miembros que trabajan remuneradamente en la sociedad, lo hacen necesariamente en una o más de las partes 1 a 4 de la estructura social o en una de las organizaciones derivadas. Sólo pertenecen a las partes 1 a 4 de la estructura los miembros que trabajan remuneradamente en ellas o que obtienen su ingreso principal por su posición actual o anterior en una de esas partes de la estructura. Se excluyen hobbies y actividades voluntarias no remuneradas. Lo anterior significa que parte apreciable de las personas adultas distribuyen la mayor parte de su tiempo entre su trabajo (participación en una de las partes 1 a 4 como obligación social o tarea) y su familia. Hay personas como los niños y las dueñas de casa cuya obligación social o tarea es estudiar o realizar los quehaceres domésticos.
Composición interna y actividades que pertenecen a las partes 1 a 4
5. ESTRUCTURA ECONOMICA: actividades productivas (de mercancías materiales para la venta o arriendo), comerciales, financieras, renta de la tierra y de otras mercancías y juegos de azar y basados en apuestas que tengan carácter legal. Los sistemas que realizan estas actividades son empresas de gran tamaño, en cuyo caso tienen una estructura formal burocratizada o de pequeños tamaños, usualmente familiares o gestionados por uno o más miembros de la familia, cuyos conflictos entre sus miembros se resuelven apelando a las normas de la institución de la familia.
175 6. ESTADO: (entendido como aparato del Estado exclusivamente) poder ejecutivo (incluyendo ministerios y administración dependiente), administración regional y comunal, poder legislativo, poder judicial, policía, aparato penal y FFAA. Los sistemas que lo constituyen son sistemas formales burocratizados que, para que garanticen “gobernabilidad”, deben ser legítimos (es decir, estar institucionalizados en cierto grado). 7. COMPLEJO IDEACIONAL: Sistema Educacional (incluyendo actividades de investigación y extensión), medios de comunicación de masas (televisión, radio, prensa y cine), iglesias, artistas, escritores e investigadores científicos privados. Estos sistemas están formalmente burocratizados y los más pequeños se rigen por normas profesionales institucionalizadas. 8. SERVICIOS: salud, deporte profesional y otros servicios personales (peluqueros, servicio doméstico, jardineros, etc.). Estos sistemas están formalmente burocratizados y los más pequeños se rigen por normas profesionales o consuetudinarias institucionalizadas.
176 CONTROL COERCITIVO LEGÍTIMO EXACCIÓN DE IMPUESTOS
ESTRUCTURA ECONÓMICA MATERIAL Sistemas formales, burocratizados y/o institucionalizados
ESTADO Sistemas formales, burocratizados y/o institucionalizados
COMPLEJO IDEACIONAL Sistemas formales, burocratizados y/o institucionalizados
EDUCACIONAL
SALUD
SERVICIOS Sistemas formales, burocratizados y/o institucionalizados
FAMILIAS Sistemas institucionalizados, Centros de consumo
PROVEE BIENES Y SERVICIOS FINANCIEROS SATISFACE NECESIDADES SOCIALES A TRAVÉS DEL TRABAJO VIVO: (Personas con necesidades sociales satisfechas SALUD: Proporciona Salud (personas con buena o mejor salud) ESTÉTICA: Personas con presentación social estéticamente aceptable DEPORTE PROFESIONAL: Personas con recreación y alivio de tensiones
PERSONAS CON SOCIALIZACIÓN SECUNDARIA TOTAL O PARCIAL (diversos grados)
Relaciones primarias PERSONAS CON ORGANISMO BIOLÓGICO Y SOCIALIZACIÓN PRIMARIA FINANCIAMIENTO TOTAL O PARCIAL
177
Debemos hacer una precisión: el vínculo de los participantes con la estructura basal es doble: (1) Por una parte algunos individuos adultos de las familias obtienen sus recursos monetarios participando a través del trabajo o la propiedad en alguna o algunas de las otras partes y (2) participan siendo receptores de las actividades de las distintas partes hacia las otras partes de la estrucutura mostradas en la figura precedente. Por el papel central del trabajo para los individuos y para la estructura, debemos enfatizar entonces la importancia también de este vínculo [punto (1)] además de los mostrados en la figura.
La dimensión económica: el mercado económico
En la sociedad actual todas las partes de la estructura se suponen necesariamente unas a otras: si no existieran familias que reprodujeran biológicamente y dieran la socialización primaria a las personas, no existirían física y socialmente las personas que se desempeñan en las otras partes. Si esas personas no recibieran un mínimo de servicios de salud o estéticos de presentación social (como peluquería por ejemplo) las personas no estarían en condiciones de desempeñarse adecuadamente en las partes de la estructura para cumplir el mínimo de sus obligaciones sociales o tareas. Sin la socialización secundaria del complejo ideacional tampoco podrían hacerlo. Y si no hubiera un Estado que reforzara coercitivamente las normas institucionalizadas no habría forma de regular potenciales conflictos de intereses, más aún cuando lo “normal” es que existan intereses antagónicos o potencialmente antagónicos. Ello no obsta para que sean valiosos los esfuerzos por modificar la estructura social para eliminar algunas fuentes de antagonismo en los intereses.
El mercado económico es un sistema fluído en que las personas y sistemas intercambian los bienes y servicios que satisfagan en mayor o menor medida las necesidades sociales de sus miembros. Desde este punto de vista tiene un papel fundamental pues se vinculan al consumo y a la producción de bienes y servicios (consumo productivo), sin lo cual no pueden satisfacerse las necesidades sociales, condición de existencia material y social de nuestra sociedad. Los bienes y servicios pueden clasificarse al menos en tres grupos: (i) de inversión (van al consumo productivo), (ii) de consumo necesario (van a todas las clases sociales) y (iii) de lujo (sólo para las clases más pudientes), aunque obviamente el asunto se da por grados y no en categorías excluyentes y existiendo numerosas excepciones.
La experiencia muestra además que existe la tendencia que una o un grupo de empresas jueguen un papel cuasi-monopólico en el mercado y a través del entrelazamiento de los directorios de las grandes sociedades anónimas surjan grandes grupos económicos, que en uno y otro caso son sistemas dominantes en el mercado económico. Todos los sistemas que constituyen las partes de la estructura que hemos enumerado interactúan de una u otra manera en el mercado económico, regulado en alguna medida por el Estado que, además de aplicar leyes y regulaciones, actúa financieramente como un actor del mercado y puede ejercer políticas compensatorias (parcialmente) de la satisfacción desigual de las necesidades sociales que dicho mercado genera.
178
Actualmente resulta imposible pensar la dimensión económica sin tener en cuenta el consumo. Jean Baudrillard (1974) en su libro La sociedad de consumo. Sus mitos, sus estructuras, aborda en profundidad esta faceta de la economía en su intricada relación con la cultura, la sociedad y los individuos. Pero, ¿por qué se ha catalogado a la sociedad actual como sociedad de consumo? Y ¿cuál es la lógica social del consumo?
La primera pregunta encuentra respuesta en la dimensión e importancia que adquiere hoy en día el consumo en el sistema económico; está enclavado en el corazón del capitalismo actual. Baudrillard afirma que “el problema fundamental del capitalismo contemporáneo no es ya la contradicción entre << obtención del máximo beneficio>> y <> (a nivel empresario), sino entre una productividad virtualmente ilimitada (a nivel de la tecnoestructura) y la necesidad de dar salida a los productos. En esta fase se torna vital para el sistema, controlar no sólo el aparato de producción, sino la demanda de consumo, no sólo los precios, sino lo que se pedirá a estos precios.” (Baudrillard, 1974, p. 106). Podemos observar entonces, que el consumo es parte de la expansión y perpetuación del sistema capitalista, no se puede explicar simplemente por la teoría de las necesidades puesto que se estaría obviando un aspecto clave: el consumo es potencialmente ilimitado. Sucede más bien que el sistema productivo ha llegado a crear un sistema de necesidades, lo que quiere decir que “las necesidades no son producidas una a una, en relación con los objetos respectivos, sino que son producidas como fuerza consumidora, como disponibilidad global dentro del marco más general de las fuerzas productivas” (Baudrillard, 1974, p. 110). Son las empresas (producción) quienes ejercen el poder en este sistema económico, controlando y modelando los comportamientos sociales, las actitudes y las necesidades. Evidenciamos entonces, que el consumo trasciende asuntos meramente económicos para infiltrarse en las dinámicas de interacción social, cuestión que nos lleva a la segunda pregunta.
Para comprender cuál es la lógica social del consumo, tenemos que pensar en este como una compleja estructura de signos, objetos y deseos. Los medios de comunicación de masas han hecho que el consumo se mueva dentro de la lógica de lo simbólico (de ahí que sean un elemento clave para su análisis), por lo que los objetos dejan de ser sólo su utilidad específica para convierten en signos, que enlazados a una cadena de significantes (felicidad, belleza, éxito, etc.) son deseados en tanto otorgan un lugar dentro del grupo social. Según Baudrillard, “no se consume jamás el objeto en sí mismo (en su valor utilitario); se manipulan siempre los objetos (en el sentido más amplio) como signos que nos distinguen, bien sea afiliándonos a nuestro propio grupo tomado como referencia ideal, bien desmarcándonos de nuestro grupo por referencia a un grupo status superior” (Baudrillard, 1974, p. 92).
Para este autor, el consumo es un macro sistema que llega a ocupar toda la vida de los individuos; es un sistema de integración al mismo tiempo que de control social, un sistema que distingue y al mismo tiempo homogeniza. Así y de acuerdo a esta mirada, el consumo en la sociedad contemporánea es un nuevo y específico modo de socialización, que se infiltra en la mentalidad y en la ética cotidiana, aparentando ser justamente lo opuesto al control social, es
179 decir, una forma de expansión del individuo. En este contexto “los valores, los ideales y las ideologías se pierden, en provecho únicamente de los valores de la vida cotidiana” (Baudrillard, 1974, p. 273). Pero como todo producto social, la sociedad de consumo crea su propia ideología: concebir la felicidad como la salvación a través de los objetos. Así, el consumo sumerge a los individuos en un mundo de fantasía que promete felicidad, provocando un distanciamiento de lo real. En relación con esto, se ha observado que en donde aumentan los objetos y su cercanía con ellos, consecuentemente aumenta la distancia entre los seres humanos.
Las clases sociales
Caracterizaremos nuestro concepto de clase social. Las personas obtienen un ingreso por su participación en cuanto “tarea” en una de las partes 1 a 4, ya sea en las posiciones de mayor poder, como accionista mayoritario perteneciente a un gran grupo económico, o como el último subordinado de la empresa, pasando por todos los cargos intermedios. Como gerente de una empresa estatal o director de hospital público, como empleado intermedio o cumpliendo tareas administrativas menores o encargado del aseo a jornal. En el último extremo está el indigente sin hogar. No es lo mismo ser Director de un gran hospital público financiado por el Estado (a través de impuestos) que director de una gran clínica privada, aun en el caso hipotético que percibieran los mismo ingresos, ya que los intereses objetivos que derivan de ocupar una u otra posición social son muy distintos. Por otra parte los intereses objetivos de la esposa e hijos de un gran capitalista, son muy distintos que los de la esposa e hijos de un empleado de correos. Desde ese punto de vista la posición de clase estaría dada por la posición que se ocupa en la organización de la producción, distribución y apropiación del excedente económico, intercambio, financiamiento y consumo de los bienes y servicios de la sociedad, y determinar los intereses de una posición de clase significa ubicar la posición de clase en el contexto relacional y dinámico de todos los aspectos pertinentes de la estructura social basal a que pertenece. Desde este punto de vista estamos en contra de las simplificaciones introducidas por divulgaciones simplistas que se han dado en la corriente marxista. En algunos casos elementales bastará considerar la ocupación, en otros casos distinguir si se trata de servicios productivos o financieros, pero todo ello después de un análisis relacional estructural. Como la familia es centro de consumo aparece obvio que los intereses de la familia coinciden con los del miembro proveedor del ingreso familiar, pero queda por dilucidar el problema ¿qué ocurre si hay otro miembro de la familia con igual ingreso laboral en otro lugar y posición de la estructura? Son problemas frente a los cuales no hay respuestas prefijadas.
B. Organizaciones derivadas Para referirnos al concepto de organizaciones derivadas, debemos distinguirlas de las organizaciones basales. Las organizaciones basales son todas las organizaciones que pertenecen a las partes de la estructura social. Las organizaciones derivadas son aquellas organizaciones que buscan hacer prevalecer los intereses de miembros que pertenecen a determinadas organizaciones basales y que comparten intereses comunes o similares por su posición en una o más dimensiones o por tener otras características comunes en la estructura.
180 Sindicatos: Un sindicato es una organización formal que está compuesto por miembros subordinados de una organización básica. Pueden agruparse y asociarse en diversas formas. Organizaciones empresariales: Son organizaciones formales constituidas por los que ocupan las posiciones superiores en organizaciones orientadas a la ganancia. Pueden asociarse en diversas formas. Organizaciones territoriales: Están compuestas por miembros que se agrupan en un territorio, y que tienen intereses urbanos o rurales similares (juntas de vecinos, etc.). Organizaciones ocupacionales: están compuestas por miembros de una misma ocupación, independientemente de cuál sea la organización básica en que trabajen (colegios profesionales, etc.). Organizaciones generacionales: Son organizaciones que se dan de acuerdo a inquietudes o intereses específicos de ciertos grupos de edad, que no tienen por qué coincidir con las definiciones de grupos de edad de la Demografía (organizaciones juveniles, clubes de la tercera edad, etc.). Partidos políticos: Son organizaciones formales que representan intereses generales de clase (derivados de la posición en las partes de la estructura y las diversas dimensiones) u otros generales de distinto tipo frente al Estado, y que pretenden alcanzar el poder del Estado total o parcialmente. Pueden agruparse y asociarse. Organizaciones con otros fines: contra la discriminación, culturales, deporte amateur, por la ecología, etc.
C. La dimensión territorial Las concentraciones de alta densidad poblacional en un territorio (zonas urbanas) se dan preferentemente cuando predominan sistemas productivos industriales, comerciales y financieros, así como servicios y complejo ideacional y las principales organizaciones del Estado. Las zonas de baja densidad poblacional (zonas rurales) concentran actividades agrícolas y pecuarias, y algunos servicios turísticos de intereses especiales. La interacción directa en grandes zonas urbanas entre personas que no se conocen se caracteriza por la despersonalización e individualismo. En las organizaciones burocráticas de las partes 1 a 4 de la estructura basal en las zonas urbanas, las personas que trabajan en ellas en las posiciones de mayor poder económico y/o autoridad corresponden a los mayores ingresos e interactúan directamente en la organización con los subordinados, de menores ingresos. En las ciudades hay zonas privilegiadas por el tipo de construcciones, mejor urbanización o mayor ornato, donde los precios de los terrenos y las viviendas tienen mayor valor. Los terrenos y edificaciones menos atractivos, con menor implementación y peores servicios urbanos o más deteriorados, tienen menor valor económico. Dada esta situación ocurre que las personas que ocupan posiciones de mayor poder económico o autoridad trabajando junto a los subordinados en la organización, viven con sus familias en las zonas urbanas privilegiadas ya que por sus ingresos pueden costear el mayor valor de terrenos y edificaciones, y al contrario, los subordinados viven en zonas menos privilegiadas o más desmedradas por el menor valor de terrenos y edificaciones debido a sus menores ingresos. Los de alto poder económico y/o autoridad y sus subordinados trabajan juntos pero viven separados. Un caso extremo de esta situación se da en verdaderos gettos o poblaciones periféricas o bolsones de pobreza que concentran la falta de servicios o actividades delictivas con menor presencia policial o la drogadicción, en todo caso situaciones urbanas degradantes donde son arrojados por su poder económico extremadamente precario o políticas públicas habitacionales que sólo buscan rebajar costos. . Es típico que en las comunas
181 privilegiadas, o en sectores de dichas comunas vivan personas relativamente homogéneas en cuanto a ingresos familiares, que puede no corresponder a la comuna en que se trabaja Los Estados están organizados territorialmente abarcando la población en los límites de un país. Aunque se trate de Estados unitarios y más en los federales, existen autoridades y subsistemas regionales, estando el centro del poder en la capital, y bajando de allí a las regiones o estados (en los sistemas federales) hasta llegar a los gobiernos comunales o municipios. Siguiendo el modelo del Estado, los colegios profesionales, las uniones sindicales y empresariales y los partidos políticos están también organizados regionalmente. El mercado económico actual rompe las barreras de los países, teniendo un gran peso las empresas transnacionales, que invierten donde hay mejor infraestructura, cercanía de los mercados, calidad y precio de la fuerza de trabajo y políticas estatales favorables. El intercambio económico hace mucho que tiene carácter internacional. D. Ideologías y subculturas Para que la estructura social pueda mantenerse en el tiempo, es necesario que esté legitimada o institucionalizada en ciertos aspectos básicos, no basta la coerción física o económica. Debe existir una ideología hegemónica que justifique y haga aceptable ante sus miembros aspectos cruciales de la estructura. El complejo ideacional, al estar en nuestra sociedad ligado al poder económico y político, es un facilitador de dicho consenso. Además si la estructura logra satisfacer en cierta medida las necesidades sociales y el Estado garantiza un mínimo de derechos, se aceptará la coerción económica (“si no cumples con tu trabajo no comes”) y la amenaza de la coerción física (“debe reprimirse a los delincuentes”) sin necesidad de ejercerlas. Se da también el proceso de habituación y tipificación de los roles de que hablan Berger y Luckmann. Pero en toda sociedad, además de la ideología hegemónica, a raíz de intereses antagónicos y conflictos, surgen ideologías contestatarias en uno u otro aspecto, y además hay un gran área de la conducta que no está prevista, que evade o cuestiona las normas institucionalizadas. El pretender que toda o la mayor parte de la conducta es conducta institucionalizada no deja de ser una grosera caricatura social. Además de la ideología hegemónica, existen subculturas de sectores o grupos (como las subculturas de los mundos juveniles), representaciones sociales de grupos específicos, así como pueden existir subculturas étnicas al interior de un país que pueden dar lugar a movimientos emancipatorios, reparatorios o por una mayor autonomía. En todo caso, para que un movimiento por el cambio profundo de la estructura tenga éxito, debe ir acompañado por la difusión y aceptación en sectores apreciables de la población de la nueva ideología.
E. Factores causales de la interconexión entre sistemas
Al hacer referencia a las interconexiones entre los sistemas la preocupación central ha sido en las características formales de tales interconexiones. Hay diversos factores que pueden contribuir a que un sistema se mantenga en interacción como sistema o a que exista
182 interconexión entre los sistemas. A título de ejemplo pueden mencionarse los siguientes factores:
1. La coerción ejercida por miembros de determinados sistemas sobre otros (papel “integrador” del Estado en Weber y Lenin).
2. Interacción dentro de e interconexión entre sistemas generada por la existencia de intereses antagónicos. Me refiero a interacciones antagónicas, especialmente competencia y conflicto.
3. Especialización o división de actividades (de sistemas y de individuos), que genera interacciones e interconexiones para su complementación mutua (solidaridad orgánica según Durkheim).
4. Consenso de valores: provoca interacciones e interconexiones para su realización y contribuye a la complementación mutua de las conductas (solidaridad mecánica según Durkheim; Parsons de gran importancia a ese aspecto para la “integración” de los sistemas):
5. Requisitos de dependencia respecto a las actividades e interacciones de otros para satisfacer las necesidades propias. Ello no implica que todos logren gratificaciones en la misma medida.
6. Requisitos que imponen las técnicas e instrumentos utilizados, que muchas veces necesitan de, o provocan como resultado, determinadas interacciones dentro de o interconexiones entre sistemas.
7. Surgimiento de objetivos comunes a dos o más sistemas que conducen a realizar acciones conjuntas que interconectan los sistemas a través de la participación de miembros representativos de los diversos sistemas.
8. El compartir un cierto contexto material, lo que hace más probable las interacciones, permite aunque no determina control de determinados miembros de sistemas sobre otros, etc.
Se han mencionado algunos factores de manera no sistemática y sólo como ilustración. Las categorías mencionadas no son enteramente excluyentes y en la realidad se dan combinadas. Por otra parte están formuladas a diversos niveles de generalidad. En todo caso, queda claro que la existencia de valores comunes solo es uno de los factores en la “integración” de los sistemas o
183 entre sistemas, a pesar de la importancia que se le da en la bibliografía sociológica norteamericana.
F. Perspectivas globales de la sociedad contemporánea
Para redondear este análisis expondremos algunos enfoques contemporáneos de la sociedad que aunque no constituyen análisis sistemáticos de las partes y componentes de la estructura social y sus relaciones, resaltan algunos rasgos que para los autores serían los más característicos de dichas sociedades.
De forma preliminar es preciso señalar que la conceptualización sobre la(s) sociedad(es) actual(es) posee una gran relevancia dentro de las ciencias sociales hoy. Es así que no es tan llamativo encontrar en la literatura alusiva a este campo de interés un gran número de vocablos o frases que acompañen la palabra Sociedad y que desde allí busquen el análisis, la reflexión y muchas veces la exégesis de los procesos actuales que acaecen a la sociedad de nuestro tiempo, que sin ser tan experto es muy distinta a las que experimentaron nuestros padres o abuelos cuando fueron jóvenes. Si bien toda esta producción intelectual exhibe en gran medida ciertos aspectos o dimensiones de nuestra sociedad, llegando a formar una gran heterogeneidad de formas de pensar la sociedad actual; (por eso el pluralismo entre paréntesis del inicio), no es menos importante dos aspectos; por un lado el gran discenso y con ello la amplitud de diferentes perspectivas a razón de cómo y desde donde pensar a la sociedad actual. No es extraño escuchar conceptos como el de sociedad sitiada, la sociedad red, la sociedad del riesgo, la sociedad de consumo, la sociedad postindustrial, la sociedad programada, sociedad global, y así otras que se escapan. No obstante, tal aspecto nos lleva a reflexionar los aspectos posibilitadores a partir de tales concepciones y perspectivas que van de la mano con la interdisciplinaridad o multidisciplinaridad a nivel científico, aunando nuevos criterios analíticos, epistemológicos e investigativos. Sobre ello es posible de mencionar la integración de aspectos muchas veces opuestos como metodologías de estudio, como lo cuantitativo y lo cualitativo o el abordaje desde perspectivas de la teoría de la complejidad, que sin duda nos hacen pensar que hay transformaciones y cambios en el desarrollo histórico del campo científico como a resonancia de las vicisitudes en que se ve envuelta y en que envuelve la sociedad actual, que en gran medida se deben a lo primero.
Por otra parte y tomando de referencia las ciencias sociales y su producción literaria a razón de la sociedad actual, es posible de apreciar en cierta medida, como un factor común, una discusión antigua y que en autores como el que revisaremos a continuación aún es fenómeno exegético y enmarcador de lo que le ocurre a nuestra sociedad, me refiero al concepto de Modernidad. Entrar en ese fuego que no se apaga hace varias décadas es quemarse para efectos del caso, por ello solo nos limitaremos preliminarmente a mencionar que diversos autores explican los cambios a partir del proyecto moderno de la Ilustración, razón y progreso, o ciencia y progreso. Al parecer la gran mayoría de los autores confluye que tal proyecto no logro los objetivos deseados y lo que nos toca vivir en la actualidad sería el proyecto inconcluso o frustrado de la Modernidad. Sin duda eso da pie a las corrientes de pensamiento postmodernas o las criticas
184 deconstrucionistas del desarrollo de la sociedad actual. Esto es necesario de tener en cuenta antes de conocer las claves que en este caso nos arriman al análisis de Ulrich Beck y la Sociedad del Riesgo y que humildemente pueden ser útiles para otros autores contemporáneos.
La Teoría de la Sociedad del Riesgo. Ulrich Beck.
Para el autor alemán es de tener en cuenta que esta teoría de la sociedad del riesgo denuncia un estado de la sociedad postindustrial, la cual se enmarca históricamente en la fase de una sociedad moderna. Siguiendo a Giddens (2000) y de forma complementaria en relación al concepto de riesgo, el cual motiva este análisis, es posible señalar que según el autor inglés la idea de riesgo parece haber tomado cuerpo en los siglos XVI y XVII, y su forma primera se debió al intercambio mercantilista empleado desde el comercio marítimo de las fases iniciales del sistema económico capitalista. El riesgo hacia referencia a navegar en aguas desconocidas. Luego este concepto se traslada a la banca, especialmente a la influencia de la contabilidad en el sistema de registro económico de inversiones. En este sentido el concepto de riesgo es imposible de desligar de los términos de probabilidad e incertidumbre. “El riesgo se refiere a peligros que se analizan activamente en relación a posibilidades futuras. Solo alcanza un uso extendido en una sociedad orientada hacia el futuro- que ve el futuro precisamente como un territorio a conquistar o colonizar” (Giddens, 2000, p. 35).
A partir de la cita anterior podemos entrelazar la propuesta teórica de Beck en relación a la sociedad del riesgo. Cuando Giddens menciona el riesgo y que Beck lo toma como elemento central de la sociedad actual, principalmente la europea y que es posible de homologar a otras realidades, lo hace pensando en el futuro, o sea, en el devenir de las sociedades. Tal concepto de riesgo que funde su acepción tal y como la conocemos ahora, hunde sus raíces en los orígenes del sistema económico capitalista y tal fenómeno no es posible de desligar históricamente del proyecto moderno de la Ilustración y más aún el fuerte interés por el progreso apoyado de la razón ahora instrumental a tal causa. Por ende Beck no desliga el concepto de modernidad del término de modernización, ya que el primero es impulso para el segundo, y éste es parte del reverso perverso de una sociedad industrial sobrepasada en torno a las instituciones de control y protección de tales riesgos. Lo que en un momento posibilito ciertos conflictos, tal como la distribución de bienes sociales (ingreso, seguridad social, clases sociales), pasa a dar forma a otro tipo de tensiones, ahora moldeados por los daños colectivamente producidos. De esta manera el riesgo tiene que ver con el desarrollo de la sociedad actual, un desarrollo excesivo, dañino, expuesto clásicamente por ejemplo por el tema del calentamiento global o lo que aconteció en Chernobil.
No obstante no es suficiente con tomar como claves la modernidad y la modernización para comprender la propuesta del autor alemán. Él mismo señala que la sociedad del riesgo es fomentada en cierta medida por dos procesos. Por un lado la modernización reflexiva y por otra parte la reflexividad. En relación a la primera es posible argumentar que se debe a un estado de los sistemas productivos altamente especializados. Tal modernización reflexiva generaría una autoconfrontación, a razón de las consecuencias y peligros derivados de los sistemas
185 productivos y del caudal de conocimiento científico. La autoconfrontación “surge en los autodespliegues de los procesos de modernización que son ajenos a las consecuencias y peligros que a su paso desencadenan. Estos procesos de modernización generan de manera latente peligros, que cuestionan, denuncian y transforman los fundamentos de la sociedad industrial” (Beck, 1996, p. 202). En segundo lugar la reflexividad hace alusión a un estado cultural que esta fuertemente comprometido con el saber y los avances científicos de nuestros tiempos. Tal reflexividad hace sentido para este autor del paso o tránsito de una sociedad industrial a una sociedad del riesgo. Tomando lo anterior el riesgo comprometería tres tipos de relaciones; la primera tiene que ver con un tipo de relación entre la sociedad industrial, los recursos naturales y la cultura. La segunda tiene que ver con la relación entre sociedad y los problemas y peligros provocados por su surgimiento. Por último, la relación entre el deterioro y desencantamiento de los movimientos sociales y los respaldos de los criterios de seguridad que fundamentaban las democracias del siglo XX. El peso de tales relaciones y las posibles tensiones originadas a partir de ello, a pesar que sean considerados como relaciones estructurales o globales, recaerían de forma particular en el individuo y más aún en el proceso de individuación en el que éste es parte y da forma. Los riesgos son asumidos de forma individual y son producidos colectivamente. Tales riesgos denuncian una crisis en los sistemas de decisiones políticas, ya que “la sociedad del riesgo se origina allí donde los sistemas de normas sociales fracasan en relación a la seguridad prometida ante los peligros desatados por la toma de decisiones” (Beck, 1996, p. 206).
En síntesis es posible de argüir que la teoría de la sociedad del riesgo apunta directamente a la vida de los seres humanos y a los peligros y amenazas generadas en un mundo que en apariencia es más seguro. Por otra parte es imposible de desligar al sistema económico actual con su libre mercado y a los avances científicos y técnicos que tal como decía la idea weberiana de la jaula de hierro a propósito del concepto de racionalidad, al final lo que pensamos que nos liberaría es lo que nos oprime y encierra. Es así como la teoría de la sociedad del riesgo designa desde un punto de vista teórico- social y de diagnóstico cultural un estadio de la Modernidad, donde las amenazas devenidas del desarrollo de la sociedad industrial hasta nuestros días ocupan un lugar principal.
Espacios públicos y Modernidad Líquida. Bauman En Modernidad Líquida (2006), Bauman realiza un análisis en donde pone en relación las consecuencias de las interacciones entre los macro sistemas sociales y las vivencias de los individuos, abordando a través de diversos temas, la relación individuo/sociedad. Su mirada pone en diálogo las dimensiones micro y macro para dar una imagen de conjunto sobre algunos de los cambios actuales y sus consecuencias. A continuación introduciremos algunas características de esta nueva modernidad, para luego abordar algo más específico: su análisis sobre la nueva configuración de los espacios públicos.
A lo largo de este libro, Bauman analiza a la sociedad capitalista actual y cuáles han sido sus principales cambios en las últimas décadas, distinguiendo dos momentos dentro del macro
186 proceso llamado modernidad: una modernidad sólida y pesada (de las grandes industrias y maquinaria pesada anclada en el tiempo y el espacio; que se basaba en y buscaba lo grande) y una más reciente modernidad líquida, liviana, fluida (que busca lo eficiente, lo rápido, reducir, simplificar, adelgazar). Esta nueva etapa, se caracteriza por el cambio constante (la fluidez), llevándonos progresivamente al escenario de lo imprevisible. Por ejemplo, el capital y el trabajo ya no están amarrados, en la modernidad liviana se independizan, se volatiliza su relación. El capital viaja liviano, se moviliza rápido: se deslocaliza. Consecuentemente, el trabajo se convierte en algo inestable, puede ir y venir con el capital. Bauman analiza cómo el trabajo afecta los estilos de vida, entre otras cosas observa cómo la flexibilidad laboral al generar incertidumbre de futuro, deja a los individuos volcados al presente, al instante. La modernidad líquida es un tiempo sin certezas, por ello es también la época de la instantaneidad; se busca gratificación inmediata y se evitan las consecuencias de las acciones, es decir, las responsabilidades. Así, uno de los principales cambios devenidos en esta nueva época, es la relación con el futuro. Tanto en los discursos que circulan por el espacio social, como en las vidas individuales, se ha dejado de esperar un futuro perfecto; el punto de llegada del discurso del progreso (inaugurado con la modernidad) se ha difuminado en el mapa de la historia social. Las responsabilidades del “progreso” se individualizan y privatizan, claro que “los riesgos y las contradicciones siguen siendo producidas socialmente; sólo se está cargando al individuo con la responsabilidad y la necesidad de enfrentarlos” (Bauman, 2006, p. 40). Este punto nos lleva directamente a otra de las principales características de esta nueva época: la individualización.
La individualización, nacida con la primera modernidad, “consiste en transformar la “identidad” humana de algo dado en una “tarea”, y en hacer responsables a los actores de la realización de esta tarea y de sus consecuencias (así como de los efectos colaterales) de su desempeño. En otros términos, consiste en establecer una autonomía de jure (haya o no haya sido establecida una autonomía de facto)” (Bauman, 2006, p.37). Este suceso, devenido en conjunto con una ampliación de las libertades de los individuos (tanto en el plano político como en el discurso que emana desde las esferas de consumo), ha hecho que las elecciones individuales se distancien de los proyectos y las acciones colectivas. La responsabilidad hacia el otro se debilita frente a la responsabilidad de la propia felicidad; el vínculo social se diluye. De esta forma, la otra cara de la deseada y al mismo tiempo angustiantemente ineludible individualización, es la soledad y la corrosión progresiva de la “ciudadanía”, del sentido cívico y de la búsqueda de bienestar social. Cabe destacar, que esta libertad que se moviliza en el plano discursivo, no se condice, en la mayoría de los individuos, con una efectiva libertad (especialmente en los países llamados del tercer mundo, como es el caso de Chile). Como plantea Bauman, la mayoría son individuos de jure (en el discurso) y unos pocos los que son individuos de facto, es decir, que tienen los medios necesarios para una genuina autodeterminación.
Veamos ahora los cambios devenidos en los espacios urbanos. En primer lugar, debemos tener en cuenta que la individualización (de la mano con un proceso amplio de privatización y con el auge de las libertades individuales), decanta en nuevos patrones de relaciones sociales y en una resignificación de los espacios públicos y la territorialidad. En la urbanidad contemporánea, lo privado coloniza progresivamente lo público, lo público se corroe por el miedo, hasta el punto de generarse una “política del miedo”, lo que implica que la búsqueda de seguridad se posicione por sobre el bienestar social. El miedo al “otro” (que identifica a los desconocidos como peligro
187 en potencia) crece constantemente en lo urbano, principalmente en las calles de las ciudades, resignificando la vivencia social del espacio público.
Bauman, conciente de la amplia variedad de espacios existentes en las ciudades catalogados como “espacios públicos”, hace una distinción clave entre espacios públicos “civiles” y “no civiles”. Por un lado, vemos que la esencia de la civilidad “es la capacidad de interactuar con extraños sin atacarlos por eso y sin presionarlos para que dejen de serlo o para que renuncien a algunos de los rasgos que los convierten en extraños.” (Bauman, 2006, p. 113). Por otro lado, los lugares públicos “no civiles” desalientan la permanencia y la domesticación del espacio (Bauman, 2006). Su característica esencial es que, siendo espacios de alta condensación de personas, motivan la acción y no la interacción. Si bien los espacios públicos “no civiles” son espacios que permiten el desentendimiento de los desconocidos, han sido construidos para que los extraños se encuentren, especialmente en actividades de consumo; son espacios que están destinados a “prestar servicios a los consumidores, o, más bien, a convertir al residente de la ciudad en consumidor” (Bauman, 2006, p. 105). Ejemplo de ellos son los shoppings o malls, cines, conciertos, espectáculos, etc. Siguiendo esta distinción se observa que en la modernidad líquida disminuyen los espacios “civiles” (de encuentro e interacción), para aumentar drásticamente los espacios “no civiles” (de tránsito e individualismo).
La categoría de no-lugares desarrollada por Marc Augé (1993) es un buen ejemplo de estos nuevos espacios en expansión. Los no-lugares son espacios de transitoriedad, que toleran la permanencia física de extraños, eso sí, anulando toda subjetividad idiosincrásica. Así, los residentes temporarios de los no-lugares deben seguir un mismo patrón de conducta (legible para todos), borrando en cierta medida la “variabilidad” del espacio dada por el cambio constante de sus “pasajeros”. En palabras de Augé, un no-lugar “es un espacio despojado de las expresiones simbólicas de la identidad, las relaciones y la historia: los ejemplos incluyen los aeropuertos, autopistas, anónimos cuartos de hotel, el transporte público […] En la historia del mundo, nunca antes los-no lugares han ocupado tanto espacio” (Augé, 1993)
La Sociedad Programada. Alain Touraine.
Para entender lo que engloba el concepto de sociedad programada es preciso echar mano al contexto desde donde escribe el autor y desde ahí remontarnos a la argumentación teórica de por qué la sociedad actual posee tal característica: programada.
De partida este autor reacciona frente al gran eclipse intelectual de las ciencias sociales de los años 70’. En esta década hay un quiebre en el pensamiento occidental, en consecuencia esto deriva de las problemáticas no resueltas tanto por funcionalistas, como también por estructuralistas. A esto hay que sumar la erupción social derivada de la polarización del mundo en dos extremos apuestos: Socialismo y Capitalismo. El contexto social alza grandes movimientos sociales que perduran en nuestra conciencia cotidiana, tales como; el
188 ambientalismo, el feminismo, el pacifismo y los acontecimientos del Mayo del 68’ en Francia. Estos acontecimientos no tuvieron un alcance nacional, no se mantuvieron dentro de sus fronteras, de hecho su magnitud fue mundial. Tras estas dos décadas convulsionadas, surge especialmente en Francia un pensamiento que es una reacción a lo anterior, pero por sobre todo al enfoque Funcional Estructuralista. A la sociología norteamericana centrada en rasgos estructurales, ciertos autores afirman que existe algo que media entre el peso de la estructura y el individuo, Touraine a este concepto lo llama actor, Bourdieu lo llama agente, Crazier lo llama actor social, Proudon lo llama actor político.
Por ende el análisis que propone el autor francés no está desconectado del pensamiento de otros autores en su respuesta a la preponderancia de la sociología norteamericana y también a las convulsiones y tensiones sociales, políticas y culturales que marcan al mundo de hace 50 años atrás. No obstante a este contexto es preciso sumar la lectura que hace de una serie de procesos que se remontan al proyecto de Ilustrado de la Modernidad.
La idea de Modernidad en su forma más ambiciosa, fue la afirmación de que el ser humano es lo que hace, por lo tanto, debe existir una correspondencia cada vez más grande entre la producción, cada vez más eficaz por la ciencia y el ideal de progreso social. En ese sentido la noción de Modernidad clamo en el Siglo de Las Luces un triunvirato que resonó como las máximas del proyecto Moderno: abundancia, libertad y felicidad, y encerró en instituciones represivas todo aquello que resistía al triunfo de la razón. (Touraine, 1994). La Modernidad es la edad de la razón, es la anti-tradición, el trastrueque de las convenciones, las costumbres y creencias; las salidas de los particularismos y la entrada al universalismo. Este espíritu nos sacó de la contemplación de lo sagrado, para hacerse científico y técnico. Ya no más por qué, ahora es cómo. Ya no más sujeto divino y orden natural. La tesis central nos obliga a afirmar que no hay Modernidad sin racionalización, pero tampoco sin la formación de un sujeto-en-el-mundo, que se sienta responsable de sí mismo y de la sociedad. Porque Sujeto es la voluntad de un individuo de obrar y de ser reconocido como actor. Pero que ocurre cuando sólo hay Modernidad por la creciente interacción del Sujeto y la razón, de la conciencia y la ciencia y no obstante han querido imponer la idea de que había que renunciar al concepto del Sujeto para hacer triunfar a las ciencias, que había que ahogar el sentimiento y la imaginación para liberar a la razón, y que era necesario también aplastar las categorías sociales identificadas con las pasiones, mujeres y niños, trabajadores y pueblos colonizados, bajo el yugo de la elite capitalista identificada con la racionalidad. Y ahora que todos estamos embarcados ¿Cómo vamos?, ¿Podremos vivir juntos? (Touraine, 2000). Y si es así cómo lo hacemos, ¿Lo hacemos como Sujetos/Actores; o sea modificando el ambiente material y por sobre todo el ambiente social, transformando las relaciones de dominación y las orientaciones culturales? Tales dudas son las que nos llevan a generar una imagen prematura del por qué el autor francés invoca tal concepto para describir la sociedad de nuestros tiempos.
La Modernidad no posee una cara unificada; sino dos figuras vueltas la una a la otra y cuyo diálogo constituye la Modernidad; Racionalización y Subjetivación. La Subjetivación es la penetración del Sujeto en el individuo (experiencia y conciencia), y por consiguiente la transformación parcial del individuo en sujeto. Es lo contrario del sometimiento del individuo a
189 valores trascendentales; antes el hombre se proyectaba en Dios, ahora en el mundo moderno es el hombre quien se convierte en fundamento de valores, puesto que el principio central de la moral es la libertad; una creatividad que es su propio fin y se opone a todas las formas de dependencia. En la actualidad el mundo fragmentado entre la racionalidad y la subjetivación, nos obliga a reconsiderar la idea de Sujeto; pues es éste el que puede unir junto con la razón el campo lleno de trozos de experiencias sin conciencias. Para que el Sujeto se afirme es necesario que lo haga reconociendo al otro como Sujeto, porque en la relación con el otro como sujeto, el individuo deja de ser un elemento del funcionamiento del sistema y se convierte en creador de sí y productor de sociedad y es ahí la principal tensión, la fractura que provoca y erosiona la constitución del ser humano como tal.
Touraine señala que es la racionalidad instrumental la cual programa al individuo y lo convierte en un títere pasivo de la realidad. La programación de esta sociedad deriva de las tecnologías de la información y la comunicación y de un imponente mercado de consumo que atrae y sustrae las capacidades que poseen los seres humanos de cultivar y cultivarse a sí mismo.
Por lo tanto, y el autor entiende el análisis crítico en su doble sentido, como diagnóstico y propuesta, tiene que luchar contar la intrumentalidad de la Sociedad Programada, que toma al individuo y lo reduce a un blanco de diversos anuncios publicitarios esparcidos por las nuevas tecnologías de la información y la comunicación o un simple consumidor que se encierra en sus diferencias y acota sin cuestionamiento las leyes del mercado, subsumido en la soledad terrenal, en el paraíso individual Es por eso que el individuo debe llegar a constituirse como Sujeto; oponiéndose a la lógica de la dominación social, por una lógica de la libertad, lógica de la libre producción de sí mismo. Es necesario reconstruir una representación general de la vida social y del ser humano para fundar una política y hacer posible la resistencia al conflicto central que libra el Sujeto; lucha por un lado contra el triunfo del Mercado y las técnicas y por el otro, contra unos poderes comunitarios autoritarios, que sin duda son los sostenedores de la programación de nuestra actual sociedad.
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Referencias Bibliográficas
Augé, Marc. (1993) Los no-lugares: espacios del anonimato, antropología sobre modernidad, Barcelona: Gedisa. Citado por Bauman, Zygmunt (2006) Modernidad Líquida, Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.
Baudrillard, J (1974), La sociedad de consumo. Sus mitos, sus estructuras, Barcelona: Plaza & Janés, S.A. Editores
Bauman, Z. (2006) Modernidad Líquida, Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.
Giddens, A., Bauman, Z., Luhmann, N., Beck, U. (Josetxo Beriain, Comp.)(1996). “Las Consecuencias Perversas de la Modernidad. Modernidad, contingencia y riesgo”. Anthropos, Barcelona.
Giddens, A. (2000) “Un mundo desbocado: Los efectos de la globalización en nuestras vidas”. Taurus. Buenos Aires, Argentina.
Touraine, A. (1994). “Critica de la Modernidad”. Fondo de Cultura Económica, México.
Touraine, A. (2000). “¿Podremos vivir juntos?”. Fondo de Cultura Económica, México.
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INDICE
PRÓLOGO .................................................................................................................................... 3 PREFACIO DEL AUTOR PRINCIPAL ...................................................................................... 8 PREFACIO DE LOS COLABORADORES .............................................................................. 10 INTRODUCCIÓN: LA PERSONA Y LA ESTRUCTURA SOCIAL ....................................... 12
CAPITULO I: TEORÍA Y ANALISIS CONCEPTUAL, ESTRUCTURA Y PROCESO ........ 15 1. Teoría y análisis conceptual ................................................................................................ 15 2. La parte y el todo................................................................................................................. 23 3. Procesos y estructura. .......................................................................................................... 24 4. Límites de las unidades: niveles cualitativos y entorno ...................................................... 26 Referencias Bibliográficas. ......................................................................................................... 28
CAPITULO II: NIVELES DE LA CONDUCTA HUMANA .................................................... 29 1. Primer Nivel: Relación Ser Humano - medio ..................................................................... 29 2. Segundo nivel: Relación Ser Humano – Ser Humano ........................................................ 30 3. Tercer Nivel: Relación Medio – Ser Humano – medio - Ser Humano - medio. ................. 31 4. Relación entre los tres niveles ............................................................................................. 33 5. Necesidad ........................................................................................................................... 35 6. Conducta manifiesta y conducta no manifiesta ................................................................... 45 7. Conducta social y conducta no social.................................................................................. 48
192 Referencias Bibliográficas. ......................................................................................................... 58
CAPITULO III: UNIDADES BÁSICAS DE CONDUCTA SOCIAL. ...................................... 59 1. Acto mínimo o unitario ....................................................................................................... 59 2. Interacción social mínima o unitaria ................................................................................... 64 3. Análisis de esquemas conceptuales reconocidos................................................................. 78 Referecias Bibliográficas ............................................................................................................ 88
CAPITULO IV: SECUENCIA DE ACTOS, PROCESO Y ESTRUCTURA. ........................... 90 1. Situaciones .......................................................................................................................... 90 2. Estructuración y cuasi – estructuración ............................................................................... 91 3. Actividades.......................................................................................................................... 97 Situaciones – tipo (estructuración de la situación de la actividad) ...................................... 97 Estructuración de la actividad en sí. .................................................................................... 97 Actividad – tipo (estructuración de la relación actividad – situación). ............................... 98 Actividades de coordinación. .............................................................................................. 98 Distribución de las actividades (cuasi – estructuración) y actividades de coordinación (estructuración).................................................................................................................... 99 Acciones (formas particulares de actividades) .................................................................. 100 Predisposiciones ................................................................................................................ 102 Actitudes (predisposiciones) ............................................................................................. 103 Valores e Ideologías (predisposiciones) ............................................................................ 103 Representaciones sociales ................................................................................................. 104 Desajuste entre predisposiciones y conducta .................................................................... 105 Conducta manifiesta y no manifiesta en las predisposiciones........................................... 105 Niveles de inclusividad en las predisposiciones................................................................ 106 Distribución cuasi – estructural de las predisposiciones ................................................... 106 Estados afectivos – interpretativos .................................................................................... 106 4. Secuencias de Interacciones .............................................................................................. 109
193 Configuraciones de las interacciones ................................................................................ 110 Estructuración de las configuraciones ............................................................................... 114 Cuasi – estructuración y estructuración de la secuencia de interacción: contenido .......... 115 Estructuración de la secuencia de interacción: forma y contenido.................................... 116 Generalidad de la estructuración de las secuencias de interacción. .................................. 117 Pautas o patrones de interacción ....................................................................................... 117 Normas .............................................................................................................................. 117 Roles y Estatus .................................................................................................................. 118 Posición Social .................................................................................................................. 121 Estatus – set y Rol – set..................................................................................................... 121 Estatus, roles y la configuración de la secuencia de interacciones .................................... 122 Jerarquización de roles y estatus ....................................................................................... 122 Intereses objetivos ............................................................................................................. 123 Poder social ....................................................................................................................... 124 Posiciones, poder e intereses objetivos. Dominación, autoridad y liderazgo .................... 126 Tipos de roles .................................................................................................................... 128 Referencia ......................................................................................................................... 129 Referencias Bibliográficas ........................................................................................................ 130
CAPITULO V: SISTEMAS Y CONTEXTOS DE INTERACCIÓN ...................................... 131 1. Sistemas sociales en general ............................................................................................. 131 2. Definición de sistema de interacción................................................................................. 131 3. Sistemas en equilibro y que no están en equilibrio ........................................................... 135 4. Sistemas autopoéticos (Luhmann) .................................................................................... 137 5. Actividad del sistema ....................................................................................................... 138 Actividad del sistema: acciones del sistema...................................................................... 140 6. Factores condicionantes de acciones efectivas del sistema .............................................. 141 7. Colectividades y sistemas que no constituyen colectividades ........................................... 142 8. Estructuración de sistemas en torno a la interacción ......................................................... 143
194 9. Los conceptos “equilibrio” y “estructuración” del sistema ............................................... 146 10. Diferenciaciones internas de los rasgos estructurales ..................................................... 150 11. Molde estructural: institucionalización y formalización ................................................. 150 A.
Institucionalización ................................................................................................... 151
B.
Formalización:........................................................................................................... 153
Referencias Bibliográficas ........................................................................................................ 158 CAPÍTULO VI: LA ESTRUCTURA SOCIAL GLOBAL ....................................................... 159 RELACIONES E INTERCONEXIONES ENTRE SISTEMAS .................................. 159
1.
1.1 Entre dos sistemas ....................................................................................................... 159 Relación de inclusión ........................................................................................................ 159 Superposición parcial entre sistemas ................................................................................. 159 Interconexión entre sistemas ............................................................................................. 159 Interconexiones directas e indirectas ................................................................................. 160 Interconexiones de subordinación y de no subordinación ................................................. 162 Efectos de las interconexiones .......................................................................................... 163 Sistemas independientes .................................................................................................... 165 Relaciones de superposición de miembros ........................................................................ 165 Interconexiones basales ..................................................................................................... 166 1.2. Relaciones entre más de dos sistemas ........................................................................ 168 Relación de subordinación múltiple .................................................................................. 170 Relación de subordinación en serie. .................................................................................. 171 Diversas relaciones de superordinación ............................................................................ 171 Diversas interconexiones de efectos múltiples…………….. .................................................. 172 Relación de dominación múltiple ...................................................................................... 172 2. LA ESTRUCTURA SOCIAL ........................................................................................... 174 A.
La estructura social basal .......................................................................................... 174
Partes de la Estructura Social Basal .................................................................................. 174 Composición interna y actividades que pertenecen a las partes 1 a 4 ............................... 174
195 La dimensión económica: el mercado económico ............................................................ 177 Las clases sociales ............................................................................................................. 179 B. Organizaciones derivadas ............................................................................................. 179 C. La dimensión territorial ............................................................................................... 180 D. Ideologías y subculturas ............................................................................................... 181 E. Factores causales de la interconexión entre sistemas................................................... 181 F. Perspectivas globales de la sociedad contemporánea ................................................... 183 La Teoría de la Sociedad del Riesgo. Ulrich Beck. ........................................................... 184 Espacios públicos y Modernidad Líquida. Bauman .......................................................... 185 La Sociedad Programada. Alain Touraine. ....................................................................... 187 Referencias Bibliográficas ........................................................................................................ 190