ESTRUCTURA SOCIAL SOC IAL Y ANOMIA ANOMIA 1 Por: Ro Robe berrt K. Merton tiempos muy recientes, o cuando más muy poco antes, podía hablarse de una marcada tendencia en la teoría psicológica y en la sociología a atribuir el funcionamiento defectuoso de las estructuras sociales a fallas del control social sobre los imperiosos impulsos biológicos del hombre. La imaginería de las relaciones entre individuo y sociedad ue implicaba esa teoría es tan clara como discutible. !riginalmente, hay impulsos biológicos del hombre ue buscan plena e"presión. # despu$s, hay el orden social, ue es en esencia un aparato para mane%ar los impulsos, para el tratamiento tratamiento social de las tensiones, para la &renuncia a los placeres instintivos&, seg'n las palabras de (reud. La inconformidad con las e"igencias de la estructura social se supone, pues, arraigada en la naturale)a originaria*. Son los impulsos biológicamente enrai)ados los ue de ve) en cuando se abren paso a trav$s del control social. # por implicación, la conformidad es el resultado de un cálculo utilitario o de un condicionamiento irracional. +on los progresos más recientes de las ciencias sociales, ese con%unto de concepciones sufrió una modificación fundamental. n primer lugar, ya no parece tan evidente ue el individuo se levante contra la sociedad en una guerra incesante entre los -mpulsos biológicos y la coacción social. La imagen del hombre como un mano%o indomable de impulsos empie)a a parecer más una caricatura ue un retrato. n segundo lugar, las perspectivas sociológicas han entrado cada ve) más en el análisis de la conducta ue se desvía de normas prescritas. orue cualuiera ue sea el papel de los impulsos biológicos, sigue en pie la cuestión de por u$ sucede suced e ue la frecuencia frecu encia de la conducta con ducta divergente varíe en diferentes estructuras sociales y por u$ las desviaciones siguen diferentes formas y normas en diferentes estructuras sociales. Hoy, como entonces, a'n tenemos mucho ue aprender sobre los procesos mediante los cuales las estructuras sociales producen las circunstancias en ue la infracción infr acción de 1 los códigos sociales constituye una reacción &normal& /es decir, ue puede esperarse0 . ste capítulo trata de aclarar el problema. La arma)ón ue se e"pone en este ensayo está destinada a proporcionar un punto de vista sistemático para el análisis de las fuentes sociales y culturales de la conducta divergente. 2uestro primer propósito es descubrir cómo algunas estructura estructurass sociales ejer ejercen una presión definida sobre HASTA
cierta ciertass person personas as de la socied sociedad ad para para que sigan una conduct conducta a inconf inconform ormist ista a y no una conducta conform conformist ista. a. Si podemos locali)ar grupos peculiarmente sometidos a esas presiones, esperaríamos
encontrar proporciones bastante altas de conducta divergente en dichos grupos, no porue los seres humanos ue los forman est$n compuestos de tendencias biológicas diferentes, sino porue reaccionan 3 Tomado Tomado de4 5obert 6. 7erton, Teoría y estructura sociales, 7$"ico, (ondo de +ultura + ultura conómica, 3889, pp.*:8;*18 /2. de
ones * =$anse, por e%emplo, Malestar en la civilización
/Londres, 38*?0, *@. Si la idea freudiana es una variante de la doctrina del &pecado original&, entonces la interpretación ue se e"pone en este traba%o es una doctrina del &pecado socialmente inducido&.
1 &2ormal& en el sentido de reacción ue puede esperarse desde el punto de vista psicológico, no culturalmente aprobada, a determinadas circunstancias sociales. sociales. sta afirmación no niega, por supuesto, el papel de las diferencias biológicas y de personalidad personalidad en la fi%ación de la incidencia incidencia de la conducta conducta divergente. divergente. Sencillamente Sencillamente no es $ste el el problema ue se e"amina auí. n este mismo sentido, así me parece, >ames S. lant habla de la &reacción normal de personas normales a circunstancias anormales&. anormales&. =$ase su ersonality and the +ultural attern /2ueva #or, #or, 381B0, *?@.
de manera normal a la situación social en ue se encuentran. 2uestro punto de vista es sociológico. Cuscamos Cuscamos variaciones en los índices de conducta divergente, no es su incidencia?. Si nuestra pesuisa pesuisa tuviera tuviera $"ito, se vería ue algunas algunas formas de conducta conducta divergente divergente son tan normales psicológicament psicológicamentee como la conducta conformista, y se pondrá en duda la ecuación entre desviación y anormalidad psicológica. TIPOS DE METAS CULTURALES Y DE NORMAS INSTITUCIONALES ntre los diferentes elementos de las estructuras sociales y culturales, dos son de importancia inmediata. Son separables mediante análisis, aunue se me)clan en situaciones concretas. l primero consiste en ob%etivos, propósitos e intereses culturalmente definidos, sustentados como ob%etivos legítimos por todos los individuos de la sociedad, o por individuos situados en ella en una posición diferente. Los ob%etivos están más o menos unificados Del grado es cuestión de hecho empíricoD y toscamente ordenados en una %eraruía de valores. Los ob%etivos predominantes implican diversos grados de sentimiento y de importancia y comprenden una estructura de referencia aspiracional. Son las cosas &por las ue vale la pena esfor)arse&. esfor)arse&. Son un componente componente básico, aunue no el e"clusivo, e"clusivo, de los ue Linton llamó &designios para la vida del grupo&. # aunue algunos, no todos, de los ob%etivos cult cultur ural ales es se relaci relaciona onann en forma forma dire direct ctaa con los los impu impuls lsos os biol biológ ógic icos os del del hombre hombre,, no están están determinados por ellos. En segundo elemento de la estructura cultural define, regula y controla los modos admisibles de alcan)ar esos ob%etivos. Todo grupo social acopla sus ob%etivos culturales a reglas, arraigadas en las costumbres o en las instituciones, relativas a los procedimientos permisibles para avan)ar hacia dichos ob%etivos. sas normas reguladoras no son por necesidad id$nticas a normas t$cnicas o de eficacia. 7uchos procedimientos procedimientos ue desde el punto de vista de los individuos individuos particulares particulares serían más eficaces eficaces para alcan)ar valores deseados Del e%ercicio de la fuer)a, el fraude, el poderD están proscritos de la )ona institucional de la conducta permitida. n ocasiones, entre los procedimientos no permitidos figuran algunos ue serían eficaces para el grupo mismo Dpor e%emplo, los tab's históricos sobre la vivisección, sobre e"perimentos m$dicos, sobre el análisis sociológico de las normas &sagradas&D, ya ue el criterio de admisibilidad no es la eficacia t$cnica, sino sentimientos cargados de valores /sustentados por la mayor parte de los individuos del grupo o por los ue pueden promover esos sentimientos mediante el uso combinado del poder y de la propaganda0. n todos los casos, la elección de e"pedientes e"pedientes para esfor)arse esfor)arse hacia ob%etivos culturales culturales está limitada por normas institucionali) institucionali)adas. adas. Los sociólogos hablan a menudo de esos controles como e"istentes &en las costumbres& o como operantes a trav$s de instituciones sociales. stos enunciados elípticos son bastante ciertos, pero oscurecen oscurecen el hecho de ue las prácticas culturalment culturalmentee estandari)adas estandari)adas no son todas de una pie)a. stán su%etas a una amplia gama de control. ueden representar normas de conducta prescritas en forma definida, definida, o preferentes, preferentes, o permisivas, permisivas, o proscritas. proscritas. Al estimar el funcionamient funcionamientoo de controles sociales, esas esas vari variaci acion ones es Dindi Dindica cada dass más más o meno menoss por por las las pala palabra brass prescripción, prescripción, preferencia, preferencia, permiso y proscripción D deben ser tomadas en cuenta, naturalmente.
? La posición ue auí se toma fue inteligentemente descrita por dFard Sapir4 &...los problemas de la ciencia social difieren de los problemas de la conducta individual en grado de especificidad, no en clase. Todo Todo enunciado sobre conducta ue destaue, e"plícita o implícitamente, implícitamente, las e"periencias reales, integrales, de personalidades definidas o de tipos definidos de personalidad, es un dato de psicología o de psiuiatría y no de ciencia social. Todo Todo enunciado sobre conducta ue tiende, no a ser e"acto en cuanto a la conducta de un individuo real o de individuos reales o en cuanto a la conducta esperada de un tipo de individuo física o psicológicamente definido, sino ue prescinde de dicha conducta a fin de poner en claro relieve ciertas e"pectativas en relación con los aspectos de conducta individual ue comparten diferentes personas, como una norma interpersonal o GsocialG, es un dato, por crudamente ue se e"prese, de ciencia social.& #o elegí auí la segunda perspectiva aunue aunue tendr$ ocasión de de hablar de actitudes, actitudes, valores v funciones, será desde el punto de vista de cómo la estructura social promueve o inhibe su aparición en tipos especificados de situaciones. =$ase &Ihy cultural anthropology needs the psychiatris ps ychiatrist&, t&, por Sapir, en Psyciatry, Psyciatry, 381@, 3, B;3*.
Además, decir ue los ob%etivos culturales y las normas institucionali)adas operan al mismo tiempo para dar forma a las prácticas en vigor, no es decir ue guarden una relación constante entre sí. La importancia cultural concedida a ciertos ob%etivos varía independientemente del grado de importancia dada a los medios institucionali)ados. uede desarrollarse una presión muy fuerte, a veces una presión de hecho e"clusiva, sobre el valor de ob%etivos determinados ue implica un inter$s hasta cierto punto peueJo por los medios institucionalmente prescritos de esfor)arse hacia la consecución de los ob%etivos. l caso límite de este tipo se alcan)a cuando el margen de procedimientos posibles está gobernado sólo por normas t$cnicas y no por normas institucionales. Todos y cada uno de los procedimientos ue prometen la consecución del importantísimo ob%etivo estarían permitidos en este caso e"tremo hipot$tico. sto constituye un tipo de cultura más integrada. En segundo tipo e"tremo se encuentra en grupos en ue actividades concebidas originariamente como instrumentales se trasmutan en prácticas ue se e%erce por ellas mismas y carentes de ob%etivos ulteriores. Los propósitos originarios se olvidan y la adhesión estrecha a la conducta institucionalmente prescrita se convierte en cuestión de rito9. La pura conformidad se convierte en un valor central.
prescritos de alcan)ar dichos fines. +on esta diferente importancia concedida a los ob%etivos y a los procedimientos institucionales, estos 'ltimos pueden viciarse tanto por la presión sobre los fines, ue la conducta de muchos individuos sea limitada sólo por consideraciones de conveniencia t$cnica. n esta situación, la 'nica pregunta importante es la siguiente4 K+uál de los procedimientos disponibles es más efica) para apreender el valor culturalmente aprobadoM l procedimiento más efica) desde el punto de vista t$cnico, sea legítimo o no, para la cultura, se convierte en el preferido por antonomasia para la conducta institucionalmente prescrita. Si este proceso de atenuación contin'a, la sociedad se hace inestable y se produce lo ue oseph Olanvill, la palabra &anomia& entró 'ltimamente en uso frecuente, despu$s de haberla reintroducido
muchos grupos8 en ue los dos componentes de la estructura social no están muy integrados. La cultura norteamericana contemporánea parece apro"imarse al tipo e"tremo en ue se da gran importancia a ciertos $"itos;metas sin dar importancia euivalente a los medios institucionales. Sería fantástico, naturalmente, afirmar ue la riue)a acumulada es el 'nico símbolo de $"ito, lo mismo ue sería fantástico negar ue los norteamericanos le asignan un lugar elevado en su escala de valores. n una gran medida, el dinero ha sido consagrado como un valor en sí mismo, por encima de su inversión en artículos de consumo o de su empleo para refor)ar el poder. l &dinero& está peculiarmente bien adaptado para convertirse en símbolo de prestigio. +omo subrayó Simmel, el dinero es muy abstracto e impersonal. +omo uiera ue se aduiera, fraudulenta o institucionalmente, puede usarse para comprar los mismos bienes y servicios. La anonimidad de una sociedad urbana, en con%unción con esas peculiaridades del dinero, permite a la riue)a Dcuyos orígenes pueden ser desconocidos para la comunidad en ue vive el plutócrata, o, si son conocidos, purificarse con el transcurso del tiempoD, servir de símbolo de elevada posición social. Además, en el SueJo 2orteamericano no hay punto final de destino. La medida del &$"ito monetario& es convenientemente indefinida y relativa. +omo halló H. (. +lar, en cada nivel de ingreso los norteamericanos uieren e"actamente un veinticinco por ciento más /pero, desde luego, ese &sólo un pouito más& sigue operando una ve) ue ha sido conseguido0. n ese flu%o de normas cambiantes, no hay punto estable de reposo, o más bien, es el punto ue resulta estar siempre &un poco más adelante&. En observador de una comunidad en ue no son raros los sueldos anuales de seis cifras, registra las angustiadas palabras de una víctima del SueJo 2orteamericano4 &n esta ciudad soy menospreciado socialmente porue no gano más ue mil PdólaresQ a la semana. so hiere.&3:
8 n &muchos&, no en todos los grupos desintegrados, por la ra)ón mencionada anteriormente. n grupos en ue la importancia primordial pasa a los medios institucionales, el resultado es por lo regular un tipo de ritualismo y no la anomia.
3: %ollyood, por Leo +. 5osten /2ueva #or, 38?:0, ?:. 33 Scolars, /or0ers and 1entlemen, por 7alcolm S. 7acLean /Harvard Eniversity ress, 81@0, *8.
2os documentos
/2ationGs Cusiness, vol. T3, +4 5, p. 67 &Tiene usted ue haber nacido para esas tareas, o tambi$n tener buena ayuda.& Rste es un vie%o sedante de la ambición. Antes de escuchar sus seducciones, pregunte a esos individuos4
lmer 5. >ones, presidente de Iells;(argo and +o., ue empe)ó la vida como niJo pobre y de%ó la escuela en el uinto grado para empe)ar a traba%ar. (ran +. Call, el albaJil rey de los tarros de fruta de los stados Enidos, via%ó en un furgón con el caballo de su hermano Oeorge, para abrir en 7uncie un peueJo negocio ue llegó a ser el mayor en su clase. >. L. Cevan, presidente del -llinois +entral 5ailroad, uien a los doce aJos era recadero en la oficina de fletes de 2ueva !rleáns.
Sus implicaciones sociológicas
He auí una opinión her$tica, nacida posiblemente de una constante frustración, ue recha)a el valor de retener una meta aparentemente irreali)able y, además, pone en duda la legitimidad de una estructura social ue ofrece diferencias en el acceso a esa meta. l contra;ataue, ue afirma e"plícitamente el valor cultural de ue uno conserve intactas sus aspiraciones, de no perder &ambiciones&. +laro enunciado de la función ue reali)arán los &$"itos& de la lista siguiente. sos individuos son testimonios vivos de ue la estructura social permite ue se realicen esas aspiraciones, si uno lo merece. # correlativamente, el no alcan)ar esas metas no atestigua sino los defectos personales de uno. La agresión provocada por el fracaso debiera dirigirse, pues, hacia adentro y no hacia afuera, contra uno mismo y no contra una estructura social ue ofrece acceso libre e igual a las oportunidades. rototipo - del $"ito4 Todos pueden tener propiamente las mismas altas ambiciones, porue, por ba%o ue sea el punto de partida, el verdadero talento puede llegar a las mismas alturas. Hay ue conservar intactas las aspiraciones. rototipo -- de $"ito4 +ualesuiera ue sean los resultados presentes de los esfuer)os de uno, el futuro es rico en promesas, porue el hombre com'n a'n puede llegar a ser rey. Las satisfacciones pueden parecer diferidas para siempre, pero al fin se reali)arán cuando la empresa de uno llegue a ser &la mayor en su clase&. rototipo --- de $"ito4 Si las tendencias seculares de nuestra economía parecen de%ar poco campo para los peueJos negocios, uno puede medrar dentro de las burocracias gigantes de la empresa privada. Si uno ya no puede ser rey en una esfera de su propia creación, por lo menos puede llegar a ser presidente de una de las democracias económicas. +ualuiera ue sea nuestro estado actual, recadero o escribiente, debe poner la mira en la cima.
(luye desde manantiales diferentes una presión constante para conservar altas ambiciones. La literatura e"hortativa es inmensa, y uno puede escoger sólo a riesgo de parecer in%usto. i$nsese sólo en $stos4 l reverendo 5ussell H. +onFell, con sus sermones de (cres of 8iamonds, escuchados y leídos por centenares de miles de individuos, y su siguiente libro, Te +e 8ay, o 9res :pportunities) ( -oo0 for ;oung Men# Herbert Hubbard, ue pronunció el famoso Mensaje a 1arcia en las pla)as de +hautauua para todo el país !rison SFett 7arden, uien, en un montón de libros, e"puso primero "l secreto del <=ito, alabado por presidentes de colegios universitarios, despu$s e"plicó el proceso de "mpujar acia adelante, alabado por el presidente 7c6inley, y finalmente, a pesar de esos testimonios democráticos, seJaló el camino para hacer de 'ada ombre un rey. l simbolismo del hombre com'n ue sube al estado de reale)a económica está profundamente entrete%ido en la te"tura del tipo de cultura norteamericano, y halló ui)ás su e"presión definitiva en las palabras de uien sabía de u$ hablaba, AndreF +arnegie4 GGS$ un rey en tus sueJos. lt of Success, por A. I. OrisFold /tesis doctoral, Eniversidad de #ale, 38110 $Personality Scools$) ( Sociological (nalysis, por 5. !. +arlson /tesis de maestría, +olumbia Eniversity, 38?@0.
importancia correlativa dada al castigo de uienes ce%an en sus ambiciones. A los norteamericanos se les amonesta para ue &no sean desertores&, porue en el diccionario de la cultura norteamericana, como en el l$"ico de la %uventud, &no e"iste la palabra GfracasoG &. l manifiesto cultural es claro no hay ue ce%ar, no hay ue de%ar de esfor)arse, no hay ue reducir las metas, porue &el delito no es el fracaso, sino las aspiraciones ba%as&. Así, la cultura impone la aceptación, de tres a"iomas culturales4 primero, todos deben esfor)arse hacia las mismas metas elevadas, ya ue están a disposición de todos segundo, el aparente fracaso del momento no es más ue una estación de espera hacia el $"ito definitivo y tercero, el verdadero fracaso está en reducir la ambición o renunciar a ella. n tosca paráfrasis psicológica, estos a"iomas representan, primero, un refuer)o secundario simbólico del incentivo segundo, refrenar la amena)a de e"tinción de la reacción mediante un estímulo asociado y tercero, aumentar la fuer)a impulsora para responder constantemente al estímulo, a pesar de la falta continuada de recompensa. n una paráfrasis sociológica, estos a"iomas representan, primero, la desviación de la crítica desde la estructura social hacia uno mismo, entre los situados en la sociedad de manera ue no tienen acceso pleno e igual a las oportunidades segundo, la conservación de una estructura de poder social mediante la e"istencia en los estratos sociales más ba%os de individuos ue se identifican, no con sus iguales, sino con los individuos de la cumbre /a uienes acabarán uni$ndose0 y tercero, la actuación de presiones favorables a la conformidad con los dictados culturales de ambiciones irreprimibles mediante la amena)a para uienes no se acomoden a dichos dictados de no ser considerados plenamente pertenecientes a la sociedad. s en estos t$rminos y a trav$s de estos procesos como la cultura norteamericana contemporánea sigue caracteri)ándose por la importancia de la riue)a como símbolo fundamental de $"ito, sin una importancia proporcionada de las vías legítimas por las cuales avan)a hacia esa meta. K+ómo responden los individuos ue viven en ese ambiente cultural K# u$ relación tienen nuestras observaciones con la teoría de ue la conducta divergente nace típicamente de impulsos biológicos ue se abren camino a trav$s de las restricciones impuestas por la cultura K+uáles son, en suma, las consecuencias de la conducta de individuos situados en puestos diversos en la estructura social de una cultura en ue la importancia de las metas;$"ito predominantes se ha ale%ado cada ve) más de una importancia euivalente de los procedimientos institucionali)ados para alcan)ar auellas metas TlPOS DE ADAPTACIÓN INDIVIDUAL
Tipología e lo! "oo! e aapta#i$n ini%i&al 1' Modos de adaptación
Metas culturales
Medios institucionalizados
-. +onformidad --. -nnovación ---. 5itualismo ? -=. 5etraimiento ? ? =. 5ebelión3? +onsideramos auí cinco tipos de adaptación, esuemáticamente e"puestos en el cuadro anterior, en la cual /0 significa &aceptación&, /D0 significa &recha)o&, y /0 significa &recha)o de los valores vigentes y su sustitución por valores nuevos&. l e"amen de cómo opera la estructura social para e%ercer presión sobre los individuos en favor de uno u otro de los diferentes modos de conducta debe ir precedido de la observación de ue los individuos pueden pasar de un modo a otro al ocuparse en diferentes esferas de actividades sociales. stas categorías se refieren a la conducta ue corresponde al papel social en tipos específicos de situaciones, no a la personalidad. Son tipos de reacciones más o menos duraderas, no tipos de organi)ación de la personalidad. l e"amen de los tipos de adaptación en diferentes esferas de conducta introduciría una comple%idad inmane%able dentro de los límites de este capítulo. or esta ra)ón, nos interesaremos ante todo por la actividad económica en el sentido amplio de &producción, cambio, distribución y consumo de bienes y servicios& en nuestra sociedad competitiva, en la ue la riue)a ha tomado un mati) altamente simbólico.
I. CON(ORMI)A) n la medida en ue es estable una sociedad, la adaptación tipo - Dconformidad con las metas culturales y los medios institucionali)adosD es la más com'n y la más ampliamente difundida. Si no fuese así, no podría conservarse la estabilidad y continuidad de la sociedad. l engrana%e de e"pectativas ue constituye todo orden social se sostiene por la conducta modal de sus individuos ue 31 2o faltan tipologías de diferentes modos de reacción a las circunstancias de la frustración. (reud en su
Malestar en
la civilización, da una tipologías derivadas, ue difieren con frecuencia en detalles fundamentales, se encontrarán en +eurotic Personality of :ur Time, por 6aren /2ueva #or, 381B0 &The e"perimental measurement of types of reacción to frustration&, por S. 5osen)Feig, en "=plorations in Personality, por H. A. 7urray y otros /2ueva #or, 381@0, 9@9;88 y en
los traba%os de >ohn
3? sta uinta alternativa está en plano claramente diferente del de las otras. 5epresenta una reacción de transición ue trata de institucionalizar metas y procedimientos nuevos para ue los compartan otros individuos de la sociedad. Se refiere, pues, a esfuer)os para cambiar la estructura cultural y social e"istente, y no para acomodar los esfuer)os dentro de esa estructura.
representa conformidad con las normas de cultura consagradas, aunue ui)ás secularmente cambiantes. n realidad, sólo porue la conducta se orienta en forma típica hacia los valores básicos de la sociedad podemos hablar de un agregado humano como constituyente de una sociedad. A menos ue haya un depósito de valores compartidos por individuos ue se influyen mutuamente, e"isten relaciones sociales, si pueden llamarse así las interacciones desordenadas, pero no e"iste sociedad. or esto, a mediados del siglo, podemos referirnos a la Sociedad de 2aciones primordialmente como una figura de lengua%e o como un ob%etivo imaginado, pero no como una realidad sociológica. +omo nuestro inter$s primordial se centra sobre las fuentes de la conducta divergente, y puesto ue hemos e"aminado brevemente los mecanismos ue traba%an en favor de la conformidad, como la reacción modal en la sociedad norteamericana, poco más necesita decirse acerca de este tipo de adaptación en este momento.
II. INNO*ACI+N Ena gran importancia cultural concedida a la meta;$"ito invita a este modo de adaptación mediante el uso de medios institucionalmente proscritos, pero con frecuencia eficaces, de alcan)ar por lo menos el simulacro del $"ito4 riue)a y poder. Tiene lugar esta reacción cuando el individuo asimiló la importancia cultural de la meta sin interiori)ar igualmente las normas institucionales ue gobiernan los modos y los medios para alcan)arla.
n esta caricatura de valores culturales antagónicos,
servicio de la iconoclasia, rompiendo las imágenes de las figuras p'blicas con placer no disimulado. >osh Cillings y su alter ego el Tío se pusieron de manifiesto lo ue muchos no podían reconocer libremente, cuando observaron ue la satisfacción es relativa, ya ue &casi toda la felicidad de este mundo consiste en poseer lo ue otros no pueden conseguir&. Todos se dedicaron a e"hibir las funciones sociales del ingenio tendencioso, tal como $ste fue anali)ado más tarde por (reud en su monografía "l .ciste y su relación con lo inconsciente, usándolo como4 &un arma de ataue contra todo lo ue es grande, digno y poderoso, contra lo ue está protegido por impedimentos internos o circunstancias e"ternas, contra el menosprecio directo...& ero ui)ás lo ue más a punto viene auí es el despliegue de ingenio de Ambrose Cierce en una forma ue hi)o evidente ue la palabra ingenio no se había separado de sus orígenes etimológicos y ue seguía significando la facultad mediante la cual uno sabe, aprende o piensa. n su ensayo, característicamente irónico y penetrante, sobre &el delito y sus correctivos&, empie)a Cierce observando ue &los sociólogos han discutido durante mucho tiempo la teoría de ue el impulso a cometer un delito es una enfermedad, y los ue asienten a esto parecen tener esa enfermedad&.
39 Las observaciones de eannett Tandy sobre 'rac0erbo= Pilosopers) (merican %umor and Satire /2ueva #or, +olumbia Eniversity ress, 38*90. n el capítulo v de &ntelectual (merica /2ueva #or, 7acmillan, 38?30, apropiadamente titulado &The -ntelligentsia&, !scar +argill tiene algunas observaciones compendiosas sobre el papel de los maestros del ingenio norteamericano en el siglo N-N, pero esto, naturalmente, sólo ocupa un peueJo lugar en ese gran libro sobre la &marcha de las ideas norteamericanas&. l ensayo de
+omo vivió en la $poca en ue florecieron los magnates norteamericanos del robo, no era fácil ue Cierce de%ara de observar lo ue despu$s se llamó &delito de cuello blanco&. 2o obstante, sabía ue no todas las grandes y dramáticas desviaciones de las normas institucionales en los estratos económicos superiores son conocidas, y ue posiblemente salen a la lu) menos desviaciones entre las peueJas clases medias. Sutherland ha documentado repetidas veces la frecuencia de la &delincuencia de cuello blanco& entre los hombres de negocios. Advierte, además, ue muchos de los delitos no fueron perseguidos porue no fueron descubiertos, o, si fueron descubiertos, a causa de &la posición del hombre de negocios, la tendencia contraria al castigo, y el resentimiento relativamente desorgani)ado del p'blico contra los delincuentes de cuello blanco&3M. En estudio de unos 3 B:: individuos, en su mayoría de la clase media, reveló ue se hallaron &delitos comunes no registrados& entre miembros de la sociedad enteramente &respetables&. l 88W de los interrogados confesaron haber cometido uno o más de los ?8 delitos reconocidos por el +ódigo penal del stado de 2ueva #or, siendo suficientemente grave cada uno de los delitos para merecer una condena má"ima de no menos de un aJo. l n'mero medio de delitos cometidos por adultos Desto e"cluye todos los delitos cometidos antes de los diecis$is aJosD era de 3@ por hombres y 33 por mu%eres. l M?W de los hombres y el *8W de las mu%eres reconocieron su culpabilidad en uno o más cargos de delitos ue, de acuerdo con las leyes de 2ueva #or, son causa bastante para privarlos de todos los derechos de ciudadanía. Ena tónica de esos resultados la e"presó un cl$rigo en relación con las declaraciones falsas ue había hecho sobre una mercancía ue había vendido4 &rimero procur$ decir la verdad, pero no siempre da resultado.& A base de estos hechos, los autores concluyen con tono conservador ue &el n'mero de actos ue legalmente constituyen delitos e"cede con mucho al de los oficialmente registrados. La conducta ilegal, le%os de ser una manifestación social o psicológica anormal, es en realidad un fenómeno muy com'n&3B. ero cualesuiera ue sean las diferencias en la proporción de conductas divergentes en los distintos estratos sociales, y sabemos por muchas fuentes ue las estadísticas oficiales de delitos ue muestran uniformemente proporciones más altas en los estratos inferiores andan le%os de ser completas y fidedignas, parece por nuestro análisis ue sobre los estratos inferiores se e%ercen las presiones más fuertes hacia la desviación. +asos oportunos nos permiten descubrir los mecanismos sociológicos ue intervienen en la producción de esas presiones.
3M &Ihite collar criminality&, por . H. Sutherland,
op. cit.# &+rime and business&, (nnals, (merican (cademy of Political and Social Science, 38?3, *3B, 33*;33@ &-s GFhite collar crimeG crime&, (merican Sociological *evie, 38?9, 3X, 31*;18 Te -lac0 Mar0et) ( Study of /ite 'ollar 'rime, por 7arshall C. +limard /2ueva #or, 5inehart and +o., 38*0 :ter Peoples Money) ( Study in te Social Psycology of "mbezzlement, por
ress, 38910.
3B &!ur laF;abiding laF;breaers&, por >ames S. Iallerstein y +lement >. Iyle, en Probation# abril de 38?B. 3@ +entro de -nvestigaciones de la !pinión 2acional4 +ational :pinión on :ccupations, abril de 38?B. sta investigación sobre la %erarui)ación y valoración de noventa ocupacio nes por una muestra nacional de personas presenta una serie de datos empíricos importantes.
me%oramiento por encima de ese nivel, el resultado es una marcada tendencia hacia la conducta divergente. La situación del traba%o no especiali)ado y el ba%o ingreso consiguiente no pueden competir fácilmente seg>n las normas consagradas de dignidad con las promesas de poder y de alto ingreso del vicio, los rac0ets y la delincuencia organi)ados38. ara nuestro propósito, esas situaciones presentan dos características salientes. rimero, los incentivos para el $"ito los proporcionan los valores consagrados de la cultura, y segundo, las vías disponibles para avan)ar hacia esa meta están limitadas en gran medida por la estructura de clase para los ue siguen una conducta desviada. s la combinación de la importancia cultural y de la estructura social la ue produce una presión intensa para la desviación de la conducta. l recurrir a canales legítimos para &hacerse de dinero& está limitado por una estructura de clases ue no está plenamente abierta en todos los niveles para los individuos capaces*:. A pesar de nuestra persistente ideología de clases abiertas*3, el avance hacia la meta;$"ito es hasta cierto punto raro y en especial difícil para uienes tienen poca instrucción formal y pocos recursos económicos. La presión dominante empu%a hacia la atenuación gradual de los esfuer)os legítimos, pero en general ineficaces, y el uso creciente de e"pedientes ilegítimos pero más o menos eficaces. La cultura tiene e"igencias incompatibles para los situados en los niveles más ba%os de la estructura social. or una parte, se les pide ue orienten su conducta hacia la perspectiva de la gran riue)a D&cada individuo un rey&, di%eron 7arden, y +arnegie, y LongD y por otra, se les niegan en gran medida oportunidades efectivas para hacerlo de acuerdo con las instituciones. La consecuencia de esa incongruencia estructural es una elevada proporción de conducta desviada. l euilibrio entre los fines culturalmente seJalados y los medios se hace muy inestable con la importancia cada ve) mayor de alcan)ar los fines cargados de prestigio por cualuier medio. n ese ambiente, Al +apone representa el triunfo de la inteligencia amoral sobre el &fracaso& moralmente prescrito, cuando se cierran o angostan los canales de la movilidad vertical en una sociedad que tiene en muco a la opulencia económica y al encumbramiento social para todos sus individuos**. gente a valorar sus ocupaciones propias y las relacionadas con ellas por encima de las de otros grupos, hay un acuerdo sustancial entre todos los estratos ocupacionales en la valoración de las ocupaciones. Se necesitan más investigaciones de esta clase para registrar la topografía cultural de las sociedades contemporáneas. /=$ase el estudio comparado del prestigio concedido a las principales ocupaciones en seis países industriali)ados, titulado &2ational comparisons of occupational prestige&, por Ale" -neles y eter H. 5ossi, en (merican @ournal of Sociology, 389M, M3, 1*8;118.0
38 =$anse &The participant observer in community studies&, por >oseph <. Lohman, en (merican Sociological *evie, 381B, *, @8:;8@, y Street 'orner Society, por Iilliam (. Ihyte /+hicago, 38?10. Anótense las conclusiones de Ihyte4 &s difícil para el individuo de +orneville poner el pie en la escala del $"ito, aun en el peldaJo más ba%o... s italiano, y los italianos son considerados por las gentes de clase alta como los inmigrantes menos deseables... la sociedad ofrece recompensas atractivas en dinero y bienes materiales al individuo ue Gtiene $"itoG. La mayor parte de los individuos de +orneville sólo pueden alcan)ar esas recompensas mediante el progreso en el mundo de los rac0ets y de la política& /*B1; B?0.
*: 2umerosos estudios han encontrado ue la pirámide educativa funciona para impedir ue una gran proporción de %óvenes indiscutiblemente capaces pero económicamente imposibilitados reciba una educación formal superior. ste hecho acerca de nuestra estructura de clases fue observado con desaliento por =annevar Cush, por e%emplo, en su informe gubernativo titulado Science) Te "ndless 9rontier. =$ase tambi$n /o Sall -e "ducatedA, por I. L. Iarner, 5. >. Havighurst y 7. C. Loeb /2ueva #or, 38??0. *3 l papel histórico cambiante de esta ideología es asunto ue se puede e"plorar con provecho. ** l papel del negro a este respecto plantea casi tantas cuestiones teóricas como prácticas. Se ha dicho ue grandes sectores de la población negra han asimilado los valores predominantes de casta del $"ito pecuniario y del me%oramiento social, pero se &adaptaron realistamente& al &hecho& de ue la ascensión social está limitada casi por completo en la actualidad al movimiento dentro de la casta. =$anse 'aste and 'lass in a Soutern Ton por
sta 'ltima salvedad es de importancia fundamental. -mplica ue hay ue tener en cuenta otros aspectos de la estructura social, además de la importancia e"trema dada al $"ito pecuniario, si hemos de comprender las fuentes sociales de la conducta divergente. La falta de oportunidades o la e"agerada importancia pecuniaria no bastan para producir una elevada frecuencia de conducta divergente. Ena estructura de clases relativamente rígida, un sistema de castas, pueden limitar las oportunidades mucho más allá del punto ue prevalece hoy en la sociedad norteamericana. Sólo cuando un sistema de valores culturales e"alta, virtualmente por encima de todo lo demás, ciertas metas;$"ito comunes para la población en general, mientras ue la estructura social restringe rigurosamente o cierra por completo el acceso a los modos aprobados de alcan)ar esas metas a una parte considerable de la misma población, se produce la conducta desviada en gran escala.
tambi$n el estudio ue sigue en este capítulo.
*1 ste esuema analítico puede servir para resolver algunas de las incongruencias aparentes en las relaciones entre delincuencia y posición económica mencionadas por . A. Soroin. Advierte, por e%emplo, ue &no en todas partes ni siempre muestran los pobres una proporción mayor de delincuenciaY muchos países pobres han tenido menos delincuencia ue los países ricos... Al me%oramiento económico en la segunda mitad del siglo N-N y comien)os del NN no siguió el decrecimiento de la delincuencia&. =$ase su 'ontemporary Sociological Teories /2ueva #or, 38*@0, 9M:;M3. ero el punto decisivo es ue la situación económica ba%a %uega un papel dinámico diferente en estructuras sociales y culturales diferentes, como se dice en el te"to. n consecuencia, no puede esperarse una correlación lineal entre delincuencia y pobre)a. Z n el sentido de ale%ados o retirados de determinadas personas, lugares o cosas, o de sentirse o declararse e"traJos a ella, vie%a acepción espaJola ue parece corresponder me%or en este uso a la palabra inglesa alienated ue ena%enado o alienado, por ser $stas muy euívocas debido a sus acepciones más importantes y conocidas. PT.Q
estructurales de la frustración de sus aspiraciones. -ndudablemente, muchas veces conocen la discrepancia entre el valor del individuo y las recompensas sociales, pero no ven necesariamente cómo tiene lugar eso. Los ue descubren la fuente en la estructura social pueden sentirse e"traJadosZ de esa estructura y convertirse en candidatos a la Adaptación = /ver cuadro, p. *3@0. ero otros, y parece ue son la inmensa mayoría, pueden atribuir sus dificultades a fuentes más místicas y menos sociológicas. ues como Oilbert 7urray, distinguido clasicista y sociólogo a pesar suyo, observó en este respecto general, &el me%or semillero para la superstición es una sociedad en la ue las fortunas de los hombres parecen no tener prácticamente relación ninguna con sus m$ritos y esfuer)os. Ena sociedad estable y bien gobernada tiende, hablando en t$rminos generales, a garanti)ar ue el aprendi) virtuoso e industrioso tenga $"ito en la vida, mientras ue el aprendi) malo e indolente fracase. # en esa sociedad la gente tiende a dar importancia a las cadenas ra)onables o visibles de la causalidad. ero Pen una sociedad ue padece anomiaQ..., las virtudes ordinarias de la diligencia, la honrade) y la bondad parecen ser de poco provecho*?. # en una sociedad así la gente tiende a dar importancia al misticismo4 a las obras de la (ortuna, la +asualidad, la Suerte. n realidad, tanto el eminentemente &triunfante& como el eminentemente &fracasado& de nuestra sociedad atribuyen no pocas veces el resultado a la &suerte&. Así, >ulius 5oseFald, próspero hombre de negocios, declaró ue el 89W de las grandes fortunas se &debían a la suerte&*9. # una importante revista de negocios, en un editorial ue e"ponía los beneficios sociales de la gran riue)a individual, creía necesario suplementar la prudencia con la suerte como los factores ue e"plican las grandes fortunas4 &+uando un individuo mediante inversiones prudentes Dayudadas en muchos casos, seg'n todos reconocemos, por la buena suerteD acumula algunos millones, no nos uita con eso nada a los demás.&*M
ero las referencias a las obras de la casualidad y de la suerte sirven funciones distintas seg'n las hagan individuos ue llegaron o individuos ue no llegaron a las metas culturalmente destacadas. ara el triunfante es, en t$rminos psicológicos, una e"presión de modestia. stá muy le%os de toda apariencia de presunción decir, realmente, ue uno tuvo suerte, y no ue merece por completo su buena fortuna. n t$rminos sociológicos, la teoría de la suerte e"puesta por los triunfantes sirve la función dual de e"plicar la discrepancia frecuente entre el m$rito y la recompensa, a la ve) ue se mantiene inmune de toda crítica una estructura social ue permite ue esa discrepancia sea frecuente. orue si el $"ito es primordialmente cuestión de suerte, está totalmente en la naturale)a ciega de las cosas ue sople *? 9ive Stages of 'ree0 *eligión, por Oilbert 7urray /2ueva #or, 38*90, 3M?;9. l capítulo del profesor 7urray sobre &The (ailure of 2erve&, del cual tom$ ese párrafo, sin duda debe ser situado entre los más civili)ados y penetrantes análisis sociológicos de nuestro tiempo.
*9 =$ase la cita en una entrevista inserta en %istory of te 1reat (merican 9ortunes, por Oustavus 7eyers /2ueva #or, 381B0, B:M. *M +ations -usiness, vol. *B, n'm. 8, pp. @;8. *B Te Cnemployed Man, por . I. Cae /2ueva #or, 381?0, p. 3?. /l subrayado es nuestro.0 Cae alude a las fuentes estructurales de la creencia en la suerte entre los traba%adores. &Hay cierto grado de desesperan)a en la situación en ue un individuo sabe ue la mayor parte de su buena o su mala suerte estD fuera de su control y depende del azar.$ /l subrayado es nuestro.0 n la medida en ue está obligado a someterse a las decisiones muchas veces imprevisibles de la gerencia, el obrero está su%eto a inseguridades e inuietudes de traba%o4 otro &semillero& para la creencia en el destino, el hado, la suerte. Sería instructivo saber si esas creencias disminuyen cuando las organi)aciones obreras reducen la probabilidad de ue su destino ocupacional no est$ en sus propias manos.
dondeuiera y no pueda preverse cuándo viene o a dónde va, y entonces indudablemente está fuera de todo control y ocurrirá en la misma medida cualquiera que sea la estructura social. ara los fracasados, y en particular para los fracasados ue encuentran mal recompensado su m$rito y su esfuer)o, la teoría de la suerte sirve la función psicológica de permitirles conservar la estimación de sí mismos ante el fracaso. Tambi$n puede implicar la disfunción de reprimir la motivación para un esfuer)o continuado*@. Sociológicamente, como está implícito en Cae*8, la teoría puede refle%ar falta de comprensión del funcionamiento del sistema social y económico, y puede ser disfuncional en la medida en ue elimine la e"plicación racional de traba%ar en favor de cambios estructurales conducentes a una igualdad mayor de oportunidades y recompensas. sta orientación hacia la suerte y el riesgo, acentuada por la tensión de las aspiraciones frustradas, puede ayudarnos a e"plicar el marcado inter$s por el %uego Dactividad institucionalmente proscrita o cuando más tolerada y no preferida ni prescritaD en ciertos estratos sociales1:. ntre uienes no aplican la teoría de la suerte al abismo ue media entre el m$rito o el esfuer)o y la recompensa, puede producirse una actitud individuali)ada y cínica hacia la estructura social, cuyo me%or empleo es el clich$ cultural seg'n el cual &no es lo ue t' sabes, sino uien t' sabes, lo ue cuenta&. n sociedades como la nuestra, pues, la gran importancia cultural dada al $"ito pecuniario para todos y una estructura social ue limita en forma indebida la posibilidad de recurrir prácticamente a medios aprobados, producen en muchos una tensión hacia prácticas innovadoras ue se apartan de las normas institucionales. ero esta forma de adaptación presupone ue los individuos fueron imperfectamente sociali)ados, de modo ue abandonan los medios institucionales mientras conservan la aspiración al $"ito. ero entre uienes han interiori)ado con plenitud los valores institucionales, lo más probable es ue una situación parecida condu)ca a una reacción diferente, en la ue es abandonada la meta pero persiste la conformidad con las costumbres morales. ste tipo de reacción reuiere un e"amen más detenido.
III. RITUALISMO l tipo ritualista de adaptación puede reconocerse fácilmente. -mplica el abandono o la reducción de los altos ob%etivos culturales del gran $"ito pecuniario y de la rápida movilidad social a la medida en ue pueda uno satisfacer sus aspiraciones. ero aunue uno rechace la obligación cultural de procurar &salir adelante en el mundo&, aunue redu)ca sus hori)ontes, sigue respetando de manera casi compulsiva las normas institucionales. Tiene algo de argucia terminológica el preguntar si esto representa de verdad una conducta desviada. uesto ue la adaptación es en realidad una decisión interna, y puesto ue la conducta franca está permitida institucionalmente, aunue no es culturalmente preferida, no se cree por lo general ue represente un problema social. Los amigos íntimos de los individuos ue hacen esta adaptación pueden formular %uicios en relación con las preferencias culturales ue prevalecen y &sentirse preocupados por ellos&, pueden, en un caso individual, pensar ue &el vie%o >ones es realmente rutinario&.
*8 Cae, op. cit., 3?, donde sugiere ue &el traba%ador sabe menos acerca del proceso ue hace ue triunfe, o ue no tenga suerte para triunfar, ue los hombres de negocios o de profesiones liberales. n consecuencia, hay muchos puntos en ue los sucesos parecen tener su influ%o en la buena o la mala suerte&.
1: +f. +e %aven +egrees, por 5. A. Iarner, y +egro Politicians, por Harold (. Oosnell /+hicago, 38190, 3*1;9, uienes comentan en esta cone"ión general el gran inter$s en &%ugar a la lotería& entre los negros de peor situación económica.
esto como conducta desviada o no, no hay duda de ue representa un ale%amiento del modelo cultural en ue los individuos están obligados a esfor)arse activamente, de preferencia mediante procedimientos institucionali)ados, para avan)ar y ascender en la %eraruía social. speraríamos ue este tipo de adaptación fuese bastante frecuente en una sociedad ue hace ue la posición social dependa en gran parte de los logros del individuo. orue, como se ha observado con frecuencia13, esta lucha competidora incesante produce una aguda ansiedad por la posición social. En recurso para mitigar esas ansiedades es reba%ar en forma permanente el nivel de las aspiraciones. l miedo produce inacción, o con más e"actitud, acción rutini)ada1*. l síndrome del ritualista social es tan familiar como instructivo. Su filosofía implícita de la .vida encuentra e"presión en una serie de clich$s culturales4 &2o me afano por nada&, &%uego sobre seguro&, &estoy contento con lo ue tengo&, &no aspires a demasiado y no tendrás desengaJos&. l tema entrete%ido en esas actitudes es ue las ambiciones grandes e"ponen a uno al desengaJo y al peligro, mientras ue las aspiraciones modestas dan satisfacción y seguridad. s una reacción a una situación ue parece amena)adora y suscita desconfian)a. s la actitud implícita entre los traba%adores ue regulan cuidadosamente su producción por una cuota constante en una organi)ación industrial donde tienen ocasión para temer ue &serán seJalados& por el personal de la gerencia y ue &sucederá algo& si su producción subeo ba%a11. s la perspectiva del empleado amedrentado, del burócrata celosamente conformista en la ventanilla del pagador de una empresa bancaria privada o en la oficina de una empresa de obras p'blicas1?. s, en resumen, el modo de adaptación para buscar en forma individual un escape privado de los peligros y las frustraciones ue les parecen inherentes a la competencia para alcan)ar metas culturales importantes, abandonando esas metas y aferrándose lo más estrechamente posible a las seguras rutinas de las normas institucionales. Si esperásemos ue las clases bajas norteamericanas presentasen la Adaptación -- D&innovación&D a las frustraciones impuestas por la importancia concedida a las grandes metas culturales y por el hecho de las peueJas oportunidades sociales, esperaríamos ue las clases medias bajas norteamericanas estuvieran fuertemente representadas entre los ue hacen la Adaptación ---, &ritualismo&. orue es en las clases medias ba%as donde los padres e%ercen en forma típica una presión constante sobre los hi%os para respetar los mandatos morales de la sociedad, y donde es menos probable ue en la clase media alta tengan $"ito los intentos de trepar por la escala social. La fuerte disciplina para la conformidad con las costumbres reduce las probabilidades de la Adaptación -- y en cambio aumenta las probabilidades de la Adaptación ---. La severa preparación hace ue muchos individuos soporten una pesada carga de ansiedad. Las normas de sociali)ación de la clase media ba%a promueven, pues, la estructura de carácter más predispuesta al ritualismo19,1? y es en este estrato, por consiguiente, donde el tipo --- de adaptación debe 13 =$anse, por e%emplo, &7odern conceptions of psychiatry&, por H. S. Sullivan, en Psyciatry, 38?:, 1, 333;3*4 (nd Eeep ;our Pouider 8ry, por 7argaret 7ead /2ueva #or, 38?*0, capítulo =-- Mass Persuasión, por 7erton, (ise y
+urtís, 98;M:.
1* &The fear of action&, por . >anet, @ournal of (bnormal Psycology, 38*3, 3M, 39:;M:, y el e"traordinario estudio de (. L. Iells4 &Social 7alad%ustments4 adaptive regresión&, op. cit., ue se relaciona estrechamente con el tipo de adaptación e"aminado auí. 11 Management and te /or0er, por (. >. 5oethlisberger y I. >.
1? =$anse los tres capítulos siguientes. 19 =$ase, por e%emplo,
'ildren of *on das e, por All iso n ohn
3* /&+hild Training and +lass&0, ue, aunue trata de las normas de sociali)ación de las clases ba%a y media
presentarse con mayor frecuencia1M. ero debemos observar tambi$n, como al comien)o de este capítulo, ue auí e"aminamos modos de adaptación a contradicciones entre la estructura cultural y la estructura social4 no enfocamos nuestra atención sobre tipos de carácter o de personalidad. Los individuos cogidos en esas contradicciones pueden pasar, y pasan, de un tipo de adaptación a otro. uede con%eturarse, pues, ue algunos ritualistas, ue se someten meticulosamente a las reglas institucionales, están tan empapados de las reglamentaciones, ue se convierten en virtuosos de la burocracia, y ue se someten de modo tan e"tremado precisamente porue están ba%o la acción del sentimiento de culpa engendrado por la previa inconformidad con las reglas /o sea, la adaptación --0. # el paso ocasional de la adaptación ritualista a tipos dramáticos de adaptación ilícita está bien documentado en historias de casos clínicos y se halla con frecuencia e"puesto en penetrantes obras de literatura de ficción. 2o es raro ue a prolongados periodos de e"tremada sumisión sigan e"plosiones de rebeldía1B. ero aunue los mecanismos ba%a entre los ne gros del le%ano Sur, parece aplicable, con ligeras modificaciones tambi$n a la población blanca. Sobre esto, v$anse además &+hild;rearing and social status&, por 7. +. ricson, en (merican @ou rna l of Sociology, 38?M, 91, 38:;8* &Social class and color differences in childrearing&, por Allison . Havighurst, en (me rican Sociologi cal *ev ie, 38?M, 33, M8@;B3:4 & el significado cen tral d e la clas e soci al para los estudiosos del desenvolvimiento humano es ue define y sistemati)a diferentes ambientes de instrucción para los niJos de clases diferentes&. &Oenerali)ando a base de los datos presentados en las tablas, diríamos ue los niJos de clase media Plos autores no distinguen entre estratos de clase media ba%a y de clase media altaQ están sometidos desde antes y más constantemente a las influencias ue hacen del niJo una persona ordenada, concien)uda, responsable y dócil. n el curso de esa preparación los niJos de la clase media tal ve) sufren más frustración de sus impulsos.&
1M sta hipótesis espera a'n comprobación empírica. Se han hecho algunos comien)os en esta dirección con los e"perimentos sobre &nivel de aspiraciones& ue e"ploran los determinantes de la formación y la modificación de metas en actividades específicas e"perimentalmente ideadas. ero hay un gran obstáculo, a'n no superado, para sacar inferencias de la situación de laboratorio, con su hasta cierto punto ligera ego;implicación en los fortuitos laberintos de tareas con papel y lápi), lan)amiento de anillos, problemas aritm$ticos, etc., ue sean aplicables a la fuerte inversión afectiva en las metas del $"ito en las rutinas de la vida diaria. # no pudieron esos e"perimentos, con sus formaciones de grupos ad oc, reproducir las agudas presiones sociales ue prevalecen en la vida diaria. /Lo ue el e"perimento de laboratorio reproduce, por e%emplo, el regaJón machaueo de una >antipa moderna4 &Lo malo de ti es ue no tienes ambiciones un hombre de verdad saldría y haría cosas&.0 ntre los estudios con una relación definida, aunue limitada, con nuestro asunto, v$anse en especial &Some socialG determinants of goal striyings&, por 5. Oould, en @ou rna l of S ocial Psyc ol ogy, 38?3, 31, ?M3;B14 &Iish e"pectation and group standards as factors influencing level of aspiration&, por L. (estinger, en @ournal of (bnormal and Social Psycology, 38?*, 1B, 3@?;*::. ara tener a la vista un resumen de estas investigaciones, v$ase &Level of Aspiration&, por 6urt LeFin y otros, en Personal ity and t e -eavior 8isorders, dirigido por >. 7c=. Hunt /2ueva #or0, -, capítulo 3:. l concepto de &$"ito& como una ra)ón entre aspiración y logro perseguido sistemáticamente en los e"perimentos sobre nivel de aspiraciones tiene, naturalmente, una larga historia. Oilbert 7urray Fop. cit., 31@;80 seJala la e"istencia de este concepto entre los pen sadores de la Orecia del siglo -=. # en Sartor *esartus, +arlyle observa ue la &felicidad& /satisfacción0 puede representarse por una fracción en ue el numerador representa el logro y el denominador la aspiración. Algo muy parecido se encuentra en /illiam @ames FTe Principi es o f Psycology P2ueva #or, 38:*Q, -, 13:0. =$anse tambi$n (. L. Iells, op. cit., @B8, y . A. Soroin, Social and 'ultural 8ynamics /2ueva #or, 381B0, ---, 3M33M?. La cuestión crítica es si esta idea familiar pu ede someterse a e"perimentación rigurosa en ue la situación preparada de laboratorio reprodu)ca adecuadamente los aspectos salientes de la situación en la vida real o si la observación disciplinada de conductas rutinarias en la vida diaria resultará el m$todo de investigación más productivo.
1B n su novela Te -itter -o=, leanor +lar ha reproducido este proceso. l estudio de rich (romm, scape from (redom /2ueva +or, 38?3 hay traducción espaJola0, 3@9;*:M, puede citarse sin ue ello impliue la aceptación de su concepto de [espontaneidad\ y [la tendencia inherente en el hombre hacia el auto;desenvolvimiento\. +omo e%emplo de una sólida formulación sociológica 4 &7ientras supongamosYue el carácter anal, típico de la clase media ba%a europea, es producido por ciertas e"periencias tempranas relacionadas con la defecación, apenas si tenemos datos ue nos lleven a
psicodinámicos de este tipo de adaptación han sido bastante bien identificados y enla)ados con normas de disciplina y sociali)ación en la familia, se necesitan a'n muchas investigaciones sociológicas para e"plicar por u$ esas normas son probablemente más frecuentes en ciertos estratos y grupos sociales ue en otros. 2uestro propio estudio no hi)o más ue poner de manifiesto un entramado analítico para la investigación sociológica enfocada sobre este problema.
I*. RETRAIMIENTO Así como la Adaptación - /conformidad0 sigue siendo la más frecuente, la Adaptación -= /recha)o de las metas culturales y de los medios institucionales0 es tal ve) la menos com'n. Los individuos ue se adaptan /o se maladaptan0 de esta manera, estrictamente hablando, estDn en la sociedad pero no son de ella. ara la sociología, $stos son los verdaderos e"traJos. +omo no comparten la tabla com'n de valores, pueden contarse entre los miembros de la sociedad /a diferencia de la población7 sólo en un sentido ficticio. A esta categoría pertenecen algunas actividades adaptativas de los psicóticos, los egotistas, los parias, los proscritos, los errabundos, los vagabundos, los vagos, los borrachos crónicos y los drogadictos1@. 5enunciaron a las metas culturalmente prescritas y su conducta no se a%usta a las normas institucionales. 2o uiere esto decir ue en algunos casos la fuente de su modo de adaptación no sea la misma estructura social ue en realidad recha)aron, ni ue su e"istencia dentro de una )ona no constituya un problema social.
1@ videntemente, $sta es una e"posición elíptica. sos individuos pueden retener alguna orientación hacia los valores de sus agrupaciones dentro de la sociedad más amplia o, de ve) en cuando, hacia los valores de la sociedad tradicional. ueden, en otras palabras, pasar a otros modos de adaptación. ero la Adaptación -= puede descubrirse fácilmente. La e"posición ue hace 2eis Anderson de la conducta y actitudes del sablista, por e%emplo, pueden refundirse fácilmente en t$rminos de nuestro sistema analítico. =$ase Te %obo /+hicago, 38*10, 81;8@ et passim.
funcionamiento las ruedas sociales, este desviado es un riesgo improductivo en contraste con el innovador, ue por lo menos es &listo& y se esfuer)a activamente, no ve valor en la meta;$"ito ue la cultura tanto estima en contraste con el ritualista, ue por lo menos se a%usta a las costumbres, da poca atención a las prácticas institucionales. # la sociedad no acepta a la ligera ese recha)o de sus valores, ya ue hacerlo sería ponerlos en duda. Los ue abandonaron la b'sueda del $"ito son perseguidos incesantemente hasta sus guaridas por una sociedad ue insiste en ue todos sus individuos se orienten hacia el esfuer)o por el $"ito. Así, en el cora)ón de la Hobohemia de +hicago están los puestos de libros llenos de mercancías destinadas a revitali)ar las aspiraciones muertas. La Librería de la +osta de !ro está en el sótano de una vie%a residencia, construida en un entrante de la calle y ahora comprimida entre dos edificios de negocios. l espacio de delante está lleno de puestos y de anuncios y carteles llamativos. Los carteles anuncian libros ue llamen la atención de los transe'ntes. Eno dice4 &...7iles de individuos pasan por auí todos los días, pero la mayoría de ellos no triunfaron financieramente. 2o están nunca más de dos pasos por delante de los individuos harapientos. n ve) de eso, debieran ser más audaces y atrevidos.& &Adelántese al %uego, antes de ue la ve%e) lo debilite y lo arro%e al montón de chatarra de las ruinas humanas. Si uiere usted escapar a ese mal destino Del destino de la inmensa mayoría de los hombresD venga y ll$vese un e%emplar de Te 2a of 9inancial Success. 7eterá en su cabe)a algunas ideas nuevas y le pondrá en el camino real del $"ito. 19 centavos.&
Siempre hay individuos ue remolonean por delante de los puestos, pero rara ve) compran. ara el vagabundo el $"ito es caro aun a treinta y cinco centavos18. ero si el e"traviado es un condenado en la vida real, puede convertirse en una fuente de placer en la vida de la fantasía. Así, 6ardiner e"puso la idea de ue esas figuras del follore y la cultura popular contemporáneos refuer)an &la moral y la estimación propia mediante el espectáculo del individuo ue recha)a los ideales actuales y manifiesta desprecio por ellos&. n el cine el prototipo es, naturalmente, el vagabundo de +harlie +haplin, un don nadie ue está muy enterado de su propia insignificancia. Siempre el blanco de las burlas de un mundo enlouecido y e"traviado en el ue no tiene lugar y del ue siempre escapa en su resignación de no hacer nada. "stD a salvo de conflicto porque a abandonado la b>squeda de seguridad y de prestigio y se resigna a no tener ning>n dereco a la virtud o a la distinción. P5etrato caracterológico e"acto de la Adaptación -=.Q n el mundo siempre se ve arrollado por accidente, en todas partes encuentra la maldad y agresión al d$bil e indefenso, sin ue $l tenga poder para combatirlas. 2o obstante, siempre, a pesar de sí mismo, se convierte en el defensor del agraviado y del oprimido, no por virtud de una gran capacidad de organi)ación, sino por sus tretas ingeniosas e insolentes, por medio de las cuales descubre la debilidad del malhechor. Siempre permanece humilde, pobre y solitario, pero desprecia el mundo incomprensible y sus valores. 5epresenta, por lo tanto, el persona%e de nuestro tiempo, que se siente perplejo ante la disyuntiva de ser aplastado en la luca por alcanzar las metas sociales aprobadas de <=ito y poderío /sólo en una ocasión las alcan)a en 9iebre de oro7, o de sucumbir a una resignación sin esperanza de realizarlas. l vagabundo de +haplin es un gran alivio, pues se deleita, cuando uiere, en su habilidad de ser más listo ue las fuer)as perniciosas enfiladas contra $l, y proporciona a todo hombre la satisfacción de sentir ue la soledad, como 'ltima forma de escapar de las metas sociales, es un acto de selección y no un síntoma de derrota. l 5atón 7iguelito es la continuación de la leyenda de +haplin?:.
ste cuarto modo de adaptación es, pues, el del socialmente desheredado, uien, si no recibe ninguna de las recompensas ue la sociedad ofrece, tambi$n sufre pocas de las frustraciones ue acompaJan a la busca constante de esas recompensas. s, además, un modo privado y no colectivo de adaptación. Aunue los individuos ue presentan esta conducta divergente pueden gravitar hacia 18 Te 1old 'oast and te Slum, por H. I, ]orbaugh /+hicago, 38*80, 3:@. ?: 2as fronteras psicológicas de la sociedad, por Abram 6arcliner /(+, 38990, pp. ?3B;@ /l subrayado es nuestro.0
centros en los ue entran en contacto con otros desviados, y aunue pueden llegar a participar en la subcultura de los grupos divergentes, sus adaptaciones son en gran parte privadas y aisladas, y no están unificadas ba%o la $gida de un código cultural nuevo. Uueda por estudiar el tipo de adaptación colectiva.
*. RE,ELI+N sta adaptación lleva a los individuos ue están fuera de la estructura social ambiente a pensar y tratar de poner en e"istencia una estructura social nueva, es decir, muy modificada. Supone el e"traJamiento de las metas y las normas, e"istentes, ue son consideradas como puramente arbitrarias. # lo arbitrario es precisamente lo ue no puede e"igir fidelidad ni posee legitimidad, porue lo mismo podría ser de otra manera. n nuestra sociedad, es manifiesto ue los movimientos organi)ados de rebelión tratan de introducir una estructura social en la ue las normas culturales de $"ito serían radicalmente modificadas y se adoptarían provisiones para una correspondencia más estrecha entre el m$rito, el esfuer)o y la recompensa. ero antes de e"aminar la &rebelión& como un modo de adaptación, debemos distinguirla de un tipo superficialmente análogo pero diferente en esencia4 el resentimiento. Esado en un sentido t$cnico especial por 2iet)sche, el concepto de resentimiento fue adoptado y desarrollado sociológicamente por 7a" Scheler ?3. n este sentimiento comple%o se engranan tres elementos. rimero, sentimientos difusos de odio, envidia y hostilidad segundo, la sensación de impotencia para e"presar esos sentimientos activamente contra la persona o estrato social ue los suscita y tercero, el sentimiento constante de esa hostilidad impotente?*.?3 l punto esencial ue distingue el resentimiento de la rebelión es ue au$l no implica un verdadero cambio de valores. l resentimiento comprende siempre un tipo de &uvas verdes&, ue afirma meramente ue los ob%etivos deseados pero inaccesibles en realidad no encarnan los valores estimados. . 7cOill, en Pylosopy and Penomenological *esearc, 38?*, *, *B1;83. ara otra e"posición crítica, ue en%uicia apropiadamente la opinión de Scheler de ue la estructura social sólo %uega un papel secundario en el resentimiento, v$ase Moral indignation and Middle! 'lass Psycology) ( Sociological Study, por Svend 5anulf /+openhague, 381@0, 388;*:?.
?* Scheler, op. cit., 99;M. 2inguna palabra inglesa reproduce plenamente el comple%o de elementos ue abarca la palabra resentimiento# la ue más se le acerca en alemán parece ue es groll.
?1 Te Process of *evolution, por Oeorge S. ettee /2ueva #or, 38110, @;*? v$ase particularmente su e"posición del &monopolio de la imaginación&.
fuente de las frustraciones en gran escala en la estructura social y pintar otra estructura de la ue se supone ue no dará lugar a la frustración de los individuos meritorios. s una carta o título para la acción. n este conte"to, las funciones del contra;mito de los conservadores Dbrevemente esbo)ado en la primera sección de este capítuloD se hace más claro4 sea cual fuese la fuente de la frustración de las masas, no hay ue buscarla en la estructura básica de la sociedad. l mito conservador puede afirmar, pues, ue las frustraciones están en la naturale)a de las cosas y ocurrirán en cualquier sistema social4 &l desempleo periódico de masas y las crisis de los negocios no pueden suprimirse mediante la legislación es e"actamente como una persona ue se siente bien un día y mal al día siguiente.&?? !, si no la teoría de la inevitabilidad, sí la del a%uste gradual y muy poco a poco4 &Algunos cambios acá y allá, y las cosas marcharán todo lo bien ue probablemente pueden marchar.& ! la teoría ue desvía la hostilidad de la estructura social y la enfoca contra el individuo ue es un &fracaso&, ya ue &realmente en este país todo individuo consigue lo ue se propone&. Los mitos de la rebelión y del conservadurismo traba%an ambos en favor de un &monopolio de la imaginación& ue trata de definir la situación en tales t$rminos ue muevan al frustrado hacia la Adaptación = o a apartarse de ella. s sobre todo el renegado uien, aunue tenga $"ito, renuncia a los valores vigentes, ue se convierten en el blanco de la mayor hostilidad por parte de uienes están en rebelión. orue no sólo pone en duda los valores en cuestión, como hace el e"traJo al grupo, sino ue $l mismo significa ue se ha roto la unidad del grupo ?9. ero, como se ha seJalado con tanta frecuencia, son típicamente individuos de una clase en ascenso, y no los estratos más deprimidos, uienes organi)an al resentido y al rebelde en un grupo revolucionario. LA TENDENCIA A LA ANOMIA
La estructura social ue hemos e"aminado produce una tendencia hacia la anomia y la conducta divergente. La presión de seme%ante orden social se dirige a vencer a los competidores. 7ientras los sentimientos ue dan apoyo a este sistema competitivo est$n distribuidos por todo el campo de actividades y no se limiten al resultado final del &$"ito&, la elección de medios permanecerá en gran parte dentro del ámbito del control institucional. ero cuando la importancia cultural pasa de las satisfacciones derivadas de la competencia misma a un inter$s casi e"clusivo por el resultado, la tendencia resultante favorece la destrucción de la estructura reguladora. +on esta atenuación de los controles institucionales, tiene lugar una apro"imación a la situación ue los filósofos utilitarios consideran erróneamente típica de la sociedad, situación en la ue cálculos de la venta%a personal y el miedo al castigo son las 'nicas agencias reguladoras. sta tendencia hacia la anomia no opera igualmente en toda la sociedad. n el presente análisis se han hecho algunos intentos para seJalar los estratos más vulnerables a las presiones hacia la conducta divergente y descubrir algunos de los mecanismos ue operan para producir esas presiones. A fin de simplificar el problema, se tomó el $"ito monetario como el principal ob%etivo cultural, aunue hay, naturalmente, otros ob%etivos en el almac$n de valores comunes. Los campos de los logros intelectuales y artísticos, por e%emplo, proporcionan tipos de carreras ue pueden no implicar grandes recompensas pecuniarias. n la medida en ue la estructura cultural atribuye prestigio a esas carreras y la estructura social permite el acceso a ellas, el sistema está un tanto estabili)ado. Los divergentes potenciales aun pueden mostrarse conformes con esos con%untos de valores. ero subsisten las tendencias centrales hacia la anomia, y hacia ellas llama particularmente la atención el sistema analítico ue auí se e"pone. ?? Middleton in Transition, por 5. S. y H. 7. Lynd /2ueva #or, 381B0, ?:@, donde aparece una serie de clich$s culturales ue son e%emplos del mito conservador. ?9 =$anse las agudas observaciones de Oeorge Simmel en su Soziologie /Leip)ig, 38:@0, 9BM;B.
EL PAPEL DE LA FAMILIA
Hay ue decir unas palabras finales para agrupar las implicaciones esparcidas por todo el discurso ue precede relativas al papel ue representan la familia en los tipos de conducta divergente. La familia es, desde luego, la principal cadena de trasmisión para la difusión de las normas culturales a las generaciones nuevas. ero lo ue pasó inadvertido hasta muy recientemente es ue la familia trasmite en gran parte auella parte de la cultura ue es accesible al estrato social y a los grupos en ue se encuentran los padres. s, por lo tanto, un mecanismo para disciplinar al niJo en relación con las metas culturales y las costumbres características de este estrecho margen de grupos. # la sociali)ación no se constriJe a la preparación y la disciplina directas. l proceso es, por lo menos en parte, inadvertido. +ompletamente aparte de las admoniciones, los premios y los castigos directos, el niJo está e"puesto a la influencia de prototipos sociales en la conducta diariamente observada y en las conversaciones casuales de los padres. 2o pocas veces, los niGos descubren y asimilan uniformidades culturales aun cuando est
Las normas del lengua%e proporcionan la prueba más impresionante, fácilmente observable de una manera clínica, de ue los niJos, en el proceso de sociali)ación, descubren uniformidades ue no fueron e"plícitamente formuladas para ellos por los mayores o los contemporáneos ni lo son por los niJos mismos. Los errores persistentes de lengua%e entre los niJos son muy instructivos. Así, el niJo usará espontáneamente palabras como &ratones& o G&dineros& aunque no aya oído nunca esas palabras ni se le ayan enseGado $las reglas de formación de los plurales$. ! creará palabras como &caído& &corrido&, &chamuscado&, &golpeado&, aunue a la edad de tres aJos no se le hayan enseJado las ®las& de la con%ugación. ! dirá ue un man%ar es &me%or& ue otro, o ui)ás, mediante una e"tensión lógica, diga ue es &buenísimo&. videntemente, descubrió por sí mismo los modelos implícitos para e"presar la pluralidad o para la con%ugación de los verbos, o la declinación de los ad%etivos. Lo atestiguan el carácter mismo de sus errores y la mala aplicación de los modelos?M. uede inferirse a modo de ensayo ue el niJo está tambi$n laboriosamente ocupado en descubrir y actuar de acuerdo con ellos los paradigmas implícitos de valoración cultural, de jerarquización de las personas y las cosas, y de concepción de objetivos estimables, así como en asimilar la orientación
cultural e"plícita manifiesta en una corriente sin fin de órdenes, e"plicaciones y e"hortaciones de los padres. arece ue, además de las importantes investigaciones de las psicologías profundas en el proceso de sociali)ación, se necesitan tipos suplementarios de observación directa de la difusión cultural dentro de la familia. 7uy bien puede ocurrir ue el niJo retenga el paradigma implícito de valores culturales descubierto en la conducta diaria de sus padres, aun cuando esa conducta discrepe de sus conse%os y e"hortaciones e"plícitos. 2a proyección de las ambiciones paternas en el niJo tiene tambi$n fundamental importancia para el asunto de ue tratamos. +omo es bien sabido, muchos padres enfrentados con el &fracaso& personal o con un &$"ito& limitado, pueden negar importancia a su ob%etivo originario y concederla a otro, y ui)ás apla)ar los esfuer)os nuevos para conseguirlo, tratando de alcan)arlo vicariamente mediante sus hi%os. s frecuente el caso del padre o la madre ue espera ue su hi%o llegue a alturas a donde $l o ella no pudo llegar ?B. n una investigación reciente sobre la organi)ación social de colonias residenciales p'blicas, encontramos en negros y blancos de niveles ocupacionales ba%os una proporción importante ue aspiraban a dar a sus hi%os una carrera profesional?@. Si confirmasen este resultado nuevas ?M Psycology of "arly 'ildood, por I. Stern /2ueva #or, 38*?0, donde en la p. 3MM se seJala el eco de tales errores /por e%emplo, ando por anduvo0, pero no se sacan inferencias relativas al descubrimiento de los paradigmas implícitos.
?B "=plorations in Personality, por H. A. 7urray y otros, 1:B. ?@ 8e Patterns of Social 2ife, estudio de la organi)ación social de comunidades planeadas por 5. 6. 7erton, atricia S.
investigaciones, tendrá gran importancia para el problema de ue tratamos. orue si se generali)a la proyección compensatoria de la ambición paterna en los hi%os, serán precisamente los padres menos capaces de proporcionar a sus hi%os acceso libre a las oportunidades Dlos &fracasados& y los &frustrados&D los ue e%ercerán mayor presión sobre sus hi%os para ue lleguen a e"perimentar triunfos importantes. # este síndrome de aspiraciones elevadas y de limitadas oportunidades reales es, como hemos visto, lo ue incita a la conducta divergente. sto indica claramente la necesidad de investigaciones enfocadas sobre la formación de metas ocupacionales en los diferentes estratos sociales si ha de comprenderse desde las perspectivas de nuestro sistema analítico el papel inadvertido de la disciplina familiar en la conducta divergente.
Iest y 7. >ahoda.
