Pipí Obra para niños con complejo de meones Para un solo actor o actriz acompañad@ de títeres u objetos .
Jaime Chabaud
A Juan Sebastián A Eliseo Y para el Chuchito por venir
*Obra escrita durante la beca del Sistema Nacional de Creadores del FONCA en 2004.
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Personaje(s): Claudi@ (actriz o actor) + otros que él o ella hace con títeres,
artefactos, objetos, partes de su cuerpo y con distintas voces.
Cámara negra. Entra Claudi@ al espacio vacío.
CLAUDI@ La cama es de esas cosas que sólo un Dios maravilloso pudo haber inventado. ¿A poco no? Es tan riquisisísima que casi siempre me dan ganas de no salir de ella y más cuando hace frío. Saca una pequeña cama. (Voz Mamá.)
Claudi@, ya acuéstate que mañana tienes clase. CLAUDI@ Ya voy, mamá, sólo leo un cuento ! (Voz Mamá.)
¿Otra vez el cuento de los monstruos? 2
CLAUDI@ Cómo crees. (Voz Mamá.)
Luego por qué no duermes bien. CLAUDI@ Este es de hadas y duendes, te lo prometo. (Voz Mamá.)
Apaga esa luz, te digo. CLAUDI@ (Berrinche.) Si porque lees porque lees y si no lees porque no lees. Uy, que
sabrosa camita. Y ya no huele a nada. Menos mal ! A nada de nada. (Pausa.) Que fría es al principio. Eso no me gusta, que es fría como todos los principios al principio. Es el precio que tienes que pagar. Te metes entre las sábanas suavecitas y ¡uuuurrrr! Helada. (Pausa.) Luego la cama entra como que en calor y ya l@ calienta a un@. Y entonces sí puedes dooooooorrrrmir ! La pequeña habitación que Claudi@ ha formado
con
la
camita
queda
tenuemente iluminada. Ronquidos primero débiles, luego fuertes, después rítmicos hasta que terminan por parecer el tarareo de una canción reconocible.
Pero no todo es así de fácil. Ay, me dormí y ya. No, no, no. A veces se presenta lo que mi papá llama (imita la voz) “la contingencia”. Es algo que comienza con
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una llenura acá abajito y luego crece y se hace grande como una cosa imposible de soportar. Se te olvida tantito pero ya no estás bien dormid@. Y te preguntas, será lo mismo que le pasa a mamá que tiene esa barrigota tan enorme que dicen que trae un bebé que tú ni ves ni oyes ni nada. Pura panza !, y es imposible no pensar que le ocurre lo mismo que a ti que estás a punto de estallar porque! Porque! ¡Porque quieres hacer PIPI! Ni me vean así porque todos tenemos un húmedo y tibio pasado. Con mirada asustada. Largo silencio.
Uff ! El baño queda re lejos y como que da flojera, ¿no? El baño es de esas cosas que Dios hizo cuando estaba de mal humor, y también la escuela. Tan de mal humor que hasta inventó a las maestras ! (Voz Maestra)
Petronio, pase al pizarrón. CLAUDI@ Y los gises! Bueno los gises los inventó cuando estaba así, mitad y mitad, porque!, también!, son!, divertidos!, si!, se!, los!, avientas!, a!, algún!, compañero! Se asoma debajo de la cama.
Que flojera que quede tan lejos el baño, ¿verdad? No sé cómo mamá puede aguantarse tanta pipi en esa barriga que parece un globo. Y papá no le reclama nada. ¿Por qué a mí sí y a ella no? Se asoma nuevamente debajo de la cama.
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Claro que ella no lee cuentos de monstruos antes de dormirse y además el baño le queda ahí nomás, cru-zan-do!, una!, puer-ta! Se-ñor Monstruo del cuento que no he acabado de leer, ¿es-tá us-ted a-hí !? (Voz Monstruo.)
Espero paciente, chamac@ miedos@. CLAUDI@ ¿Qui!? ¿Qui!? ¿Qui!? (Voz Monstruo.)
Qui-qui-qui! Pareces gallo. CLAUDI@ (Cacarea de nervios.) ¿Y qui-qui-ere que haga si tengo ganas? (Voz Monstruo.)
Si te gana más el miedo y te haces, de cualquier manera te ahogarás. CLAUDI@ Le propongo un trato, señor Monstruo del cuento que no he acabado de leer: yo bajo de la cama y usted no me atrapa, ¿sales? Afuera se escuchan rayos y truenos e inicia una torrencial lluvia. (Voz Monstruo.)
No hay trato. Ante el ruido de agua que cae, Claudi@ bailotea cruzando las piernas.
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Lo hizo a propósito, señor Monstruo del cuento que no he acabado de leer. Porque ustedes saben provocar lluvia cuando l@s niñ@s más ga-nas te-ne-mos de pi-pi-siar ! Y con el sonido de las gotas al caer ! (Voz Monstruo.)
Gggrrrrrrr ! Ya caerás en mis garras! Gggrrrrrrrr ! Al fin desciende, tembloros@, de la cama.
CLAUDI@ Ya bajé y le advierto que tengo un arma archipoderosa. Se enreda entre las sábanas y hace esfuerzos desesperados por zafarse.
Suélteme o le grito a mi ¡¡¡PAPÁ!!!! PA-PI! PI-PI! Comienza a correr por un pasillo tras la taza del baño que se aleja a la misma velocidad, volviéndose inalcanzable. Al mismo tiempo se escuchan sonidos tenebrosos
y
se
ven
sombras
amenazantes. Regresa a meterse en la cama con las sábanas cubriéndol@ completamente y temblando de miedo.
Ni crean que tengo tantas ganas. Me dio flojera porque el baño queda bien lejísimos. Los corredores son de esas cosas que Dios inventó muerto de la risa para que un@ nunca llegue a ninguna parte. Total, él ni debe de hacer pipi !,
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aunque Clemente dice que las nubes son el pajarito de Dios y que nos orina cuando llueve. Me gustaría contarles de mi amigo Clemente pero si sigo hablando se me va a salir la chis antes de tiempo y ! Se ilumina, en espacio contiguo, la recámara de los padres y se percibe un difuso movimiento: no los vemos con claridad. (Al público.) Chin, ya se despertó mi papá por todo el relajo que han armado
ustedes imaginándose monstruos que ni existen porque ni saben en que termina el cuento. (Voz Papá.)
¿Eres tú, Claudi@? CLAUDI@ No, no soy yo porque estoy dormid@. El Papá
ingresa a la recámara de
Claudi@ cuya luz se intensifica de pronto. Da algunos golpes en el piso con poca paciencia.
PAPÁ Con que no eres tú! CLAUDI@ No, yo estoy-aba dormid@ pero tuve que espantar a un monstruo.
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PAPÁ ¿Hablabas con el monstruo? CLAUDI@ Vieras que razonables son ahora. Nomás le dije “no me molestes porque mi papi te fulmina” y! ¡Zaz! Desapareció! PAPÁ ¿Qué es esto? CLAUDI@ ¿Qué es qué? PAPÁ La cama, está empapada. Mojada ! húmeda y tibia ! CLAUDI@ Llovió una tormenta que se metió por donde quiso porque el señor Monstruo del cuento que no he acabado de leer vino y! PAPÁ ¿Otra vez te hiciste, Claudi@, carajo? Voy a tener que cambiarte de ropa, y las sábanas! Tu madre necesita que le quites trabajo, no que le des más molestias! Eres un(a) niñ@ muy mal@ ! Tu hermanito puede llegar en cualquier momento y tienes que volverte responsable ! Ya no estás en edad de mearte en la cama y ! Se escucha unos alaridos de la Mamá embarazada que entra y sale de la habitación de Calaudi@. El Papá la
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sigue con un largo alfiler no sin antes apagar la luz y sentenciar. (Voz Papá.)
Tendrás que dormir con tu cama orinada, Claudi@ ! Quizá así crezcas y aprendas a ir tu solit@ al baño. No más mimos. Se te consiente demasiado y pagas con majaderías! Se escucha una ponchadura y ruido de aire expulsado que precede al llanto de un bebé. (Voz Mamá.)
Hermoso bebé. (Voz 1.)
¿Y cómo le van a poner? (Voz Papá.)
Rodolfo, como su padre. (Voz 2.)
Rodolfito. (Voz 1.)
¿Y Claudi@? (Voz mamá.)
El(la) está feliz, muy feliz. Luces multicolores, música alegre, risas y más llantos de bebé salen de la
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recámara de los papás. Claudi@ se asoma tímidamente desde la puerta y cierra de un portazo.
CLAUDI@ Un intruso ha entrado en mi casa ! (Voz Mamá.)
¿A quién se parece? (Voz 1.)
A su papi. (Voz Papá.)
¿Verdad que sí? CLAUDI@ Un intruso ha entrado en mi familia ! (Voz 2.)
Aunque tiene los ojos de su mamá. CLAUDI@ Un intruso ha entrado en el corazón de mis padres que sólo tienen ojos para ese pedazo de carne enrojecida que no se calla al que llaman “bebito” y que efectivamente venía dentro de la barriga de mi mamá que no estaba hinchada de pipi! Yo creyendo que se aguantaba las ganas porque le tenía miedo al monstruo debajo de su cama y no! El hermanito que tanto me anunciaban, y no veía por ninguna parte, llegó para dejarme con mi cama que de húmedo-tibia se
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convirtió en húmedo-paleta y ni siquiera de limón ! Y sin nadie que me socorra para lavar las sábanas ni para! Claudi@ se mete en la cama y, poco a poco, se escuchan ronquidos primero débiles, luego fuertes, después rítmicos hasta que terminan por parecer el tarareo de una canción reconocible. Poco a poco la canción se transforma en llanto de bebé, luego en voces infantiles múltiples, campana escolar, etc. Desaparece la cama para dar paso a un baño de colegio donde Claudi@ intenta orinar pero no puede porque su amigo Clemente toca con insistencia en la puerta.
CLEMENTE Pobre Petronio. CLAUDI@ Te puedes ir a ver si ya puso la marrana, Clemente. CLEMENTE En mitad del salón y nomás porque la malvada maestra narizotas no le dio permiso.
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CLAUDI@
Ahorinita te alcanzo en el patio, ¿sales? CLEMENTE Fue bien feo porque todos se burlaban de él! CLAUDI@ Ya cállate. CLEMENTE Y del charco debajo de sus pies. Como si no tuviera suficiente con su nombrecito: ¡Petronio! CLAUDI@ Pues a mí me está pasando lo contrario y si no te callas y me dejas hacer pipi tranquil@, te voy a romper la cara. CLEMENTE Ay, sí tú y cuántos más jij@ de la jijurria. CLAUDI@ ¿Jij@ de qué? CLEMENTE De la jijurria. CLAUDI@ ¿Y qué es eso? CLEMENTE No sé qué significa pero eso es lo que dice mi abuelito cuando ve revistas de mujeres encueradas.
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Claudi@ se muere de la risa y comienza a fluir la orina.
CLAUDI@ Eres re baboso, mugre Clemente. CLEMENTE No, si Petronio nunca oyó la frase de “Caminando y meando pa’ no hacer charco”, porque se quedó con todos los zapatos y el pantalón bien orinado. Más risas, Claudi@ ha terminado de orinar y sale del baño.
CLAUDI@ ¿Y la maestra narizotas? CLEMENTE Pues bien contenta. Dijo que Petronio era ejemplo de un niño malo. CLAUDI@ ¿Por qué malo? CLEMENTE Pues porque los que se orinan son malos. Eso todo mundo lo sabe, Claudi@, no te hagas. CLAUDI@ No entiendo por qué. ¿A poco tú jamás te has hecho en la cama? CLEMENTE ¿Yo-o-o, Clemente de Jesús Guadalupe!? Ja-jamás! ¿A poco tú sí?
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CLAUDI@ No, nunca. CLEMENTE No, pues si yo oí que luego hasta se los cortan ! CLAUDI@ ¿Les cortan qué!? Suena una campana escolar y se echan a correr.
CLEMENTE Te cuento a la salida. CLAUDI@ Pero ¿qué les cortan? CLEMENTE Pues ¿tú qué crees? CLAUDI@ (Con terror.) Estás demente, Clemente. Cambio de espacio: aparece un comedor donde el papá y la Mamá, ahora sin barriga, cambian de pañal al Bebé
con mucha diligencia, sobre la
mesa. Entra Claudi@ y se asoma apenas. Sus siguientes diálogos funcionan a manera de apartes al
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público y ni la Mamá ni el Papá dan cuenta de ellos, no se enteran.
CLAUDI@ Ahí está el intruso. PAPÁ ¿No es hermoso? CLAUDI@ No, es un pedazo de gritos. MAMÁ Me lo comería vivo. CLAUDI@ Y ¿por qué no lo hace? PAPÁ Me da tentación apretarlo. CLAUDI@ Hasta asfixiarlo. MAMÁ Pasa, Claudi@, no tengas miedo. CLAUDI@ ¿Miedo? Tengo rabia. PAPÁ ¿Desde cuándo estás ahí como paralizad@?
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CLAUDI@ Desde que dijeron que esa masa de gritos era lo mejor que les había podido pasar en la vida y que era el mejor regalo que habían recibido de Dios. MAMÁ Mira que lindura; es tu hermanito Rodolfito. CLAUDI@ El taradito. PAPÁ Porque te quedas callad@. CLAUDI@ Porque me comió la lengua el señor monstruo del cuento que todavía no acabo de leer y porque los odio a ustedes tres con toda mi alma. MAMÁ Acércate. CLAUDI@ Al infierno. PAPÁ Sé buen(a) niñ@. Hay una descarga eléctrica que le pega a Claudi@ y hace que la luz vaya y venga. Los papás parecen no darse cuenta de ello. La energía se normaliza.
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CLAUDI@ ¿Papá!? PAPÁ (Atiende al Bebé.) ¿Sí, hij@ !?
CLAUDI@ ¿Qué es ser buen(a) niñ@? PAPÁ Ehh! Mmhhh! Ahhh! Bueno, pues justo eso! Lo contrario de mal@! MAMÁ Mira, Claudi@, acércate para que aprendas a cambiarle el pañal a Rodolfito. CLAUDI@ ¿Qué tengo que hacer? MAMÁ Sostén de aquí el pañal y cuando yo te diga le cierras. PAPÁ ¡¡Cuidado!!! Un chorro vigoroso de orín que proviene del Bebé surca los aires para darle en medio de la cara a Claudi@. Los Papás sueltan carcajadas e incluso hay risotadas del Bebé. No pueden contener la risa. Claudi@ está pasmad@.
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MAMÁ ¡¡¡Qué buen niño!!! PAPÁ ¿No es una maravilla? MAMÁ ¡Qué lindo, se hizo pipi! PAPÁ Y poderosamente, parecía manguerita de bombero. MAMÁ Mi angelito divino. PAPÁ Él no tiene la culpa. MAMÁ Tan inocente. PAPÁ Has algo, Claudi@, y trae otro pañal que este ya se echó a perder. MAMÁ Sí, sé útil por una vez, caramba. Claudi@ deja todos los elementos que le sirven para hacer a los otros personajes y a sí mism@ y se acerca a proscenio.
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CLAUDI@ ¡Manguerita de bombero! Manguerita! Mangueri! Mangue! Pollito, tilín, el pajarito, el “dese”, la pistolita, su cosita, pirrín, el “guárdese su!”, el “déjese ahí”, lingolilingo, la verruguita, pitilín, la llavecita, el popotito! Largo silencio.
Y ahora: “manguerita”. Cuantas palabras tan idiotas tienen para nombrar al pene. ¿Cuántas más se saben ustedes?
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El comedor desaparece y se ilumina la recámara de Claudi@. Poco a poco, mientras habla, se mete entre las sábanas.
El intruso que ha entrado en mi casa, en mi familia, en el corazón de mis padres que sólo tienen ojos para ese pedazo de carne enrojecida que no se calla al que llaman “bebito” y que efectivamente venía dentro de la barriga de mi mamá que no estaba hinchada de pipi! Los hermanitos son el peor invento de Dios. Debe haber estado verdaderamente furioso y con ganas de hacer sufrir a alguien. Los hizo para que nos sintamos hormiguitas pisadas o para volvernos invisibles o locos. Comienza a llover y se ven relámpagos en la lejanía.
Ese intruso debería ser devorado por el señor Monstruo del cuento que todavía no he acabado de leer ! Porque una cosa es soportar la propia orina en la camita cuando está tibia y que hasta l@ arrulla a un@; y otra muy distinta que te pipisén en la mera cara ! Nomás faltó que tuviera la boca abierta ! Ahí sí hubieran aplaudido mis papás como focas, como imbéciles, como tarados de su cabeza! (Apaga la luz y bosteza.) No entiendo nada! El bobito hermanito Fito puede hacerse pipí cuando quiera y es inocente y hasta lo protegen con pañales super caros, ¿no? Los pañales super caros es una de esas cosas que Dios inventó para darle envidia a los hermanos mayores! Se escucha un goteo que l@ espanta.
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No, no, no puede ser. Otra vez me hice, me va a matar mi papá ! Claro que también le puedo decir que me sequé con la sábana de cuando mi hermano me mojó y luego! Se escuchan gruñidos que vienen de debajo de la cama. Claudi@, content@, se asoma.
Ya llegó. ¿Está usted ahí, señor Monstruo del cuento que todavía no acabo de!? (Voz Monstruo.)
!de leer, sí. ¿Y crees que me puedo esperar una eternidad hasta que lo hayas
terminado? Existen otros niños en otras partes con otros libros que en otras horas quieren leer lo que pasa conmigo. CLAUDI@ Le prometo que lo acabo mañana antes del recreo pero con una condición. (Voz Monstruo.)
¿Sencilla? CLAUDI@ Muy! Sólo tiene que comerse a mi hermanito. (Voz Monstruo.)
Los bebés me provocan alergia y vomito! Eso lo sabrías si hubieras leído ya el cuento. Yo sólo me como a los que son como tú, en edad de mojar la cama y esas cosas.
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CLAUDI@ Entonces ayúdeme. Si mis papás se dan cuenta de que me hice !, que otra vez me hice, van a matarme y van a sacarme los ojos y van a regalarme. (Voz Monstruo.)
Mmmhhhh! Esconde la evidencias. CLAUDI@ ¿Las qué!? (Voz Monstruo.)
Las evidencias! Las sábanas mojadas. CLAUDI@ Pero ¿dónde? ¿Usted se las comería? (Voz Monstruo.)
¡¡¿Me las qué!?!! Eso si es asqueroso hasta para mí! CLAUDI@ Por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor ! (Voz Monstruo.)
Ya, ya, ya! Está bien. Me las voy a comer pero si no has llegado a la palabra fin, en el cuento, para cuando regrese mañana en la noche, te como pedacito a pedacito. CLAUDI@ Trato hecho jamás desecho. (Voz Monstruo.)
Santito que caga y mea el diablo que se lo crea.
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Claudi@ arranca las sábanas y las mete debajo de la cama. Se escucha un rítmico masticar.
CLAUDI@ Buenas noches, señor Monstruo! (Voz Monstruo.)
Sí, sí, sí: !del cuento que no he acabado de leer. Buenas noches, Claudi@. Se acuesta sólo con la cobija encima y muy pronto escuchamos ronquidos primero débiles, luego fuertes, después rítmicos hasta que terminan por parecer el tarareo de una canción reconocible. Se oye el canto de un gallo y se levanta sobresaltad@ al tiempo que entra el Papá.
CLAUDI@ ¿Y qui-qui-ri-qui haga!? PAPÁ Que te levantes porque es hora de ir a la escuela y el desayuno ya ! ¿Qué pasa aquí, Claudi@? CLAUDI@ ¿Aquí dónde?
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PAPÁ
¿Y tus sábanas? CLAUDI@ No sé, papá! PAPÁ Seguro las escondiste para que no me dé cuenta de que otra vez te hiciste lo que ya sabemos, ¿verdad? El Papá busca por todas partes. Cuando va a mirar debajo de la cama, Claudi@ se interpone.
CLAUDI@ Tú ganas, están aquí abajo ! El Papá se asoma y queda claro que no encuentra nada.
PAPÁ ¿Por qué me mientes, carajo? No se dónde las metiste pero lo voy a descubrir. Deberías aprender de tu hermanito a ser buen(a) niñ@. CLAUDI@ Eso no es cierto. Rodolfo me orinó ! Me orinó con mucha! Con! Con impunidad! PAPÁ ¿“Impunidad!”? ¿De dónde sacaste esa palabrota?
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CLAUDI@ Del diccionario, y quiere decir: “falta de castigo”. PAPÁ En la tarde te diré cuál es tu castigo. Por lo pronto vístete que nos vamos a la escuela. La recámara se oscurece al tiempo que Claudi@ camina en silencio con Clemente por un jardín escolar con juegos mecánicos. Alguno de los dos se sube a un columpio y se mece.
CLAUDI@ Hoy nadie se rió con lo que le hizo la maestra narizotas al pobre de Petronio ! Ninguno se burló. CLEMENTE No, pus es que ahora sí se le pasó la mano a la nariz de bruja. No quiso darle permiso de ir al baño. CLAUDI@ Ni porque suplicó. CLEMENTE ¿Oliste? CLAUDI@ Y cómo no si todo el salón apestaba. Castillo hasta se vomitó y la Camila también!
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CLEMENTE
Y entonces apestó peor ! Por eso nos dieron recreo más largo! CLAUDI@ Oye, pero sigo sin creerte. CLEMENTE Allá tú. CLAUDI@ ¿Y se lo dijeron muchas veces? CLEMENTE Hasta que se hartaron y ¡pácatela!, que se lo cortan. CLAUDI@ ¿O sea que si te cortan el pitilín por meón te conviertes en niña? CLEMENTE Pues claro, aunque el resultado entre niños y niñas es el mismo cuando se trata de mojar camas. CLAUDI@ ¿Y tú cómo sabes? CLEMENTE Pus, yo! Porque yo! CLAUDI@ Mentiroso! CLEMENTE ¿Quién?
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CLAUDI@ Eres rete mentiroso, mugre Clemente ! CLEMENTE ¡Cállate! CLAUDI@ ¡¡¡Tú también te meas en la cama!!! CLEMENTE Te rompo la cara. CLAUDI@ ¡¡Meón!! Pelean ferozmente hasta que suena la campana y la zona se oscurece. Entra Claudi@ a su recámara arrastrando su mochila. La azota y saca unas enormes tijeras.
CLAUDI@ El intruso pedacito de carne que grita-mea-caga-sin-castigo-impunemente-sinque-nadie-le-diga-nada ha robado mi lugar, mi sitio ! Es muy fácil no mojar la cama con esos pañales tan cómodos. ¡Así qué chiste !! Pero ese hermanito Rodolfito se va a convertir hoy mismo en Rodolfita. Claudi@ sale de la recámara y entra, sigilos@, al comedor donde el Papá lee
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el periódico, la Mamá ve una telenovela y el Bebé duerme en su cuna.
Ni mamá ni papá se darán cuenta de nada como casi siempre que están con su telenovela y con su periódico, esas son dos cosas que Dios hizo cuando quiere ser nuestro cómplice. ¿Quieren comprobarlo? Papá, ¿me das un millón de pesos? PAPÁ (Sin bajar el periódico.) Mmhh! Ajá, Claudi@, cuando termine la sección de
deportes. CLAUDI@ Mamá, se está incendiando la casa. MAMÁ Uy, que bien hij@, así me gusta. CLAUDI@ ¿Lo ven? Es perfecto el momento. Al bebé ni le pregunto porque sólo dice siempre lo mismo “gu-gú” y “ta-tá”. Es un poco repetitivo. Supongo que no le importará convertirse en niña. De hecho yo no sabía que así se seleccionaba el sexo de los niños y las niñas: dependiendo de que tanto se orinan o no en la cama. “Si te sigues haciendo te lo voy a cortar” y un día ¡zaz!, te convierten en niña. Se aproxima sigilos@ a la cuna, destapa al Bebé y alza las tijeras con la intención de cortarlo al tiempo que éste
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comienza a llorar. El Papá y la Mamá voltean al mismo tiempo con horror.
MAMÁ Y PAPÁ ¡¡NO, CLAUDI@!!! Oscuro. Largo silencio que poco a poco se va poblando de unas pocas gotas de lluvia que se vuelven tormenta. Relámpagos sobre la recámara de Claudi@ que ronca tranquilamente, con un libro abierto en medio de la cara. Un rugido debajo de la cama apenas logra perturbarl@. (Voz Monstruo.)
Por favor, Claudi@, despierta. ¿Qué no tienes ganas de pipisiarte? ¿No hay antojo, una gotita? Una gran mano peluda se asoma por debajo de la cama hasta tocar a Claudi@ que sólo emite una ligera queja.
Despierta, niñ@-orinalo-todo. Anda que no puedo irme porque todavía no me terminas de leer. Otros niños me esperan para hacerme parte de sus pesadillas, por favor.
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Risotadas de Claudi@ que prende la luz y atrapa la mano del monstruo que aúlla de susto.
Suéltame, suéltame, te prometo ya no espantarte. Te juro que seré un buen monstruo pero suéltame, por piedad. Más
risas
gozosas
que
van
disminuyendo. Al fin suelta la mano del Monstruo que desaparece, rápida. Claudi@ se asoma debajo de la cama.
CLAUDI@ ¡Buh! (Grito del Monstruo.) Usted, señor monstruo del cuento que ya acabé, se quedó dormido y no se dio cuenta de que lo había terminado. Y como roncaba hasta pude ir sin miedo al baño y de regreso sin que ni mami ni papi me ayudaran. (Voz Monstruo.)
O sea que, ¿ya me puedo ir? CLAUDI@ Sólo si usted quiere. Aquí nadie lo está corriendo. (Voz Mamá.)
¿Claudi@, eres tú? CLAUDI@ Sí, mami.
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(Voz Mamá.)
¿Necesitas ayuda? CLAUDI@ No, gracias, ya hice pis yo solit@. (Voz Mamá.)
¿No hubo monstruos? CLAUDI@ No, ya me los comí. (Voz Monstruo.)
¿Cómo que me comiste? CLAUDI@ ¿Quiere que les diga que al final del cuento descubrí que eres bueno? (Voz Monstruo.)
¡¡No!! CLAUDI@ Perdería su prestigio. (Voz Monstruo.)
Sí. Gracias, Claudi@, no te olvidaré. Eres el (la) peor lector(a) que ha pasado por las páginas de mi cuento. CLAUDI@ Yo también lo quiero, señor Monstruo. (Voz Mamá.)
Ya duérmete.
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