I1ugo B. Bleichmar
Ediciones
Nueva Visión
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Hugo B. Bleichmar
Introducción al estudio de las perversiones La teoría del Edipo en Freud y Lacan
Ediciones Nueva Visión Bu'enos Aircs
r (.: ;'~RESENTACleN
Durante 1915 en el Centro de Docencia e Investigacióñ abordamos el tema de las perversiones como parte de un proyecto más amplio centrado alrededor del papel que desempeñan las relqciones ínter- \. subjetivas en la psicogénesis de los diferentes cuadros psicopatológicos. En la presente puplicación se reproducen siete clases que diéramos en aquella oportunidad, las que en realidad sirvieron de introducci6n al tema. En un principio nos resistimos a que las clases aparecieran en forma de cC?mpilación: era urticante para un cierto pudor intelectual el carácter más bien esquemático que tenían y la intención pedagógica, que simpli'ficaba muchas problemáticas. Sin embargo un argumento nos decidió para que fueran impresas: tratan de presentar en una' forma racional tópicos que ofrecen grandes dificultades de lectura. En este sentido pueden servir de ayuda para ubicar al lector ante los textos originales, pudiendo decirse, como es costumbre en e-stos casos, que no los reemplazan sino que obligan a una remisión a los mismos. Aquí la aseveración está más que justificada.
© 1980 por Ediciones Nl.!eVa Visi6n SAle
Tucumán 3748, Buenos Aires. República Argentina Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723 Impreso en la Argentina/Printed in Argentina Prohibida la reproducción total o parcial i
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Vamos a comenzar con el problema del Complejo de Edipo en la (~, f,. teoría psicoanalítica, planteando algunas cuestiones como para ir orientando la lectura. Con 'respecto al Complejo de Edipo existen, en Freud, tres momen-:J tos de síntesis que pueden ser tomados como tres elaboraciones sucesi- ' .. vas. La primera es la exposición que 'Freud hiciera en la carta que enviara el 15 de Octubre de 1897 a Fliess, exposición que retoma en "La Interpretación de los sueños" en el apartado sobre "Muerte de seres queridos". La segunda síntesis es la que Freud realizara en~"Psicología de las masas y análisis de! Yo" (cap. VII) y en "EI Yo y el Ello" (cap; 111, El Yo y el Superyo). Y el tercer momento podemos considerar que comienza en el trabajo "La organización genital infilntil" (1923), Y . concluye en el artículo del 31 sobre la Sexualidad FtlImmina. . Cuando nosotros decimos que existen tres rn()\iltlOtos l1 tres formulaciones de Freud, nos estamos refiriendo a aquellos lugmt!s de la obra en que intenta explicitar una teoría con la cual está trahaj.mdo. Y Cl)mO en toda exp!¡~¡t¡¡ción que un autor hace de su teoría existe en rnalidad un recorte y una selección, nos encontramos entonces con una ¡¡hllndón muY particular: algunas de las formulaciones son incompletas (~or; ,\)S· pecto al trabajo que Freud presenta, por ejemplo, en los hislo¡\¡;!ns clínicos. Sucede algo bastante similar al trabajo sobre "Lo InC(lllSeiellte" de la Metapsicología: en él Freud intenta una síntesis del C(ltl(wj· miento del inconsciente que, sin embargo, no contempla suficientE)' mente toda la elaboración freudiana sobre el terna del inconsciente, tal como se desprende de los trabajos existentes hasta ese momento. Por lo tanto hay que diferenciar entre la síntesis que un autor realiza -la forma en que un autor se representa su propia teoría- Y la puesta en "ráctica de su teoría más allá de la representación que ese autor se haga. Con esto estamos retornando, en otro nivel, toda una problemáti- \, ca que ya trabajamos el año pasado: la diferencia existente entre el ser y ~,
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la representaclon que se toma como reflejando a ese ser. En este caso tomamos por un lado la explicitación que se realiza de la teoría, pero por el otro ¡la puesta en acción de esa teoría que puede mostrar puntos de fractura con respecto a la misma expficitación. Partiendo da la explicitación, decía, se pueden encontrar tres conceptualizaciones en Freud con respecto al Edipo, Comencemos con la que aparece en la carta a Fliess de Octubre del 97, la del cap. de "Muerte de seres queridos" y la mencionada en "Un tipo especial de elección de objeto hecha por el hombre",. el artículo de ·1910. Freud plantea lo que ya todos sabemos pero que en su época significó una revolución: el deseo ¡¡moroso al progenitor del sexo opuesto y el d'?seo hostil frente al progenitor del mismo sexp. deseo I'wsti! que culmina en el de muer~e. Es en ese trabajo "Un tipo'especial de·elección de objeto h.xha por! !ii)mbre" c¡ua Freud acuña por primera vez en su obra escrita la expresión Complejo de Edipo.. Previamente había utilizado Edipo, por éjemplo en "la Interpretación de sueños" cuando plantea el mito del Edipo, pero }ecién .entonces utiliza la expresión "Complejo de Edipo'·. Van a ver que no es por un mero interés de erudición que hago hincapié en que la expresión "Complejo de Edipo" aparece en 1910. Lo que estoy ubicando es una problemática y una conceptualización, que ya queda implicada por la elección de una expresión como Complejo de Edipo y que corresponde a una época definida. El término Complejo había sido utilizada por el grupo suizo de Bleuler y Jung, con quien Freud había empezado a intercambiar científicamente. Freud 1om¡:¡ de Jung lo básico del concepto denotado por complejo.· En Jung complejo estab~ implicando un conjunto de ideas cargadas afectivamente que era capaz de guiar el curso asociativo. El primer uso del término "complejo" lo hace Fr~~d en 1906, en un trabajo en el cual nos vamos a detener porque ha sido prácticamente olvidado en Psicoanálisis y creemos que' ofrece interés teórico: "El Psicoanálisis y el establecimiento de los hechos en los procedimientos legales", escrito poco tiempo después de entrar en contacto con Jung. En ese artículo Freud explica los experimentos de Jung. y de ahí V~ a surgir el concepto de complejo, Dice así: "Los experimentos que ellos llevaron;) cabo (se refiere a B!euler y Jung) adquirieron su valor por el hecho de que ellos supusieron que la reacción a la palabra estímulo no podía ser Ulla cuestión de azar sino r¡ue debia estar determioada por un contenido ideacional presente en la mente del sujeto que reaccionaba", les recuerdo los experimentos de Jung: se~paban palabras·estímulo
y se registraban las asociaciones, La respuesta dé acuerdo a la teoría nc . . I . obre una estructura presentt' era por azar sino que ese estlmu o ca la s .. ., . m·sma l . DICP. Freud. .' del sujeto, Y la respuesta nos Informa b a so b re Ia . mpleJ·o a un con~enldo "Se ha hecho costumbre nombrar como co .. \ ideativo de este tipo que es capaz de influenciar la reacClOn a fa palabra estímulo", Es decir, que Freud toma ese sentido que es el Q~e va a..s~~ utilizado en su teoría. y poco más adelante en el mismo art Ic.ulo dice, "Esta influencia -se refiere a la del complejo ideativo- actua ya sea., porque la palabra estímu!o toca al compleio directamente, ~ porque el complejo logra hacer una conexión con la palabra a traves de lazos intermedios". ,)¿Cuál es la importancia de ésto? Acá hay toda una teo¡'~a del, funcionamiento psíqUICO Y de la asociación de idea~: la teona del,. determinismo. La teoría es de que aquéllo que preexiste a la palabra estímulo es decisivo para la organización de la respuesta .. El. modelo I te es el siguiente: ,0) algo existente dentro del pSlqulsmo del ~ue, ~ an a o) • I Y 30) un efecto. La primacía no está dada mdlvtduo, 2 un estlmu o ,por el estímulo sino por el e x i s t e n t e . · . Esta idea constituye en Freud una verdadera estructura f~~~al, cuyas , . I~ las vamos a reencontrar en el anahsls de los versiones partlcu ares . .-~. ~ de la transferencia, de las producciones psicopatologlcas.AsL
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Producción sintomática
Lo importante a retener aqu í es que el resto di~rno, la per.son~ del? i . . . . 'ento desencadenanté adqUIeren su efrcacla no .\'. analista o el aconteclml .. .. , .. s'no por su conexlon con el eXistente", por lo que son en SI mismo I
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• Más aún, lo que determina que de la diversidad de estímulos presentes alguno de ellos se convierta en resto diurno es exclusivamente que "despierta" el complejo. A tal punto esto es así para Freud que entiende a la transferencia clínica como algo que está en el paciente listo para ,aprovechar a la figura del analista -éste sería la famosa pantalla neutra-- para abrirse paso. Más allá de la verdad que es~ contenida en \,,\1 esta suposición lo 'que ilustra es un modelo general: lo previo constituye ala poSterior en significativo •. Obsérvese entonces que lo que podría verse como simplemente una teoría de la asociación de ·ideas es algo más, es toda una concepción de la estructura y del funcionamiento psíquico como lo evidencia el que la reencontremos en el sueño, en la transferencia V en las series complementarias de la formación de síntomas. Resulta e~tonces que con el tér· ,1 mino complejo Freud lo que estaba planteando es que hay algo que c" existe en el sujeto, frente a lo cual un elemento externo actúa ya sea como un disparador que evoca, o como algo que permite la exteriorización de aquéllo que pugnaba por abrirse paso. De esta manera se puede entender porque Freud dice en esta primera época de su teorización, que el complejo de Edipo es central: hay un conjunto de sentimientos, de aptitudes, de emociones, de ideas -al cual ( ;, 'r llama complejo-, que existen en el 'chico y que oríentan su relación hacía sus padres. ¿Por qué hago el énfasis en un conjunto de ideas, sentjmi~ntos. afectos que existen en el chico? Porque toda esta caracterización del complejo de Édipo aparece centrada en el análisis de lo que le pasa al chico. Es un existente que en función de sus pulsiones se orienta de determinada manera frente a sus padres. Más aún. si tuviéramos que elegir una metáfora O" algún modelo Que permitiera visualizar ésto podríamos decir que en esta concepción el chico es el equivalente a un imán dentro de un campo magnético; el imán ya tiene propiedades de por sí, independientemente del campo magnético y en función de •
Hay pa.' supu;J$to un otro modelo en Freud que rompe con la linoaalidad de lit
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éste se orienta, entra en determinada relación con el campo magnético, pero sus propiedades preexisten al·campo, a tal punto que se orienta de acuerdo a cómo estén previamente constituidos sus polos.. Para que se vea desde ya más claramente la diferencia con lo que podría ser otra concepción del Edipo, que se desarrollará más tarde, pensemos ahora en un trozo de hierro que no sea un imán y que ~ halle en el interior de un poderoso campo magnético. Sus moléculas se orientarán por influencia del campo, y luego ya fuera de éste se convertirá en un imán artificial. Aquí ya no es un imán que se orienta de acuerdo al campo sino algo que se convierte en imán en función del campo, éste estructura a aquél. Por supuesto que el hierro tiene ya propiedades que hacen que el campo magnético pueda influenciado -no suc.edería lo mismo con un troZo de madera-, pero el campo aparece no simplemente interactuando con él, como era en el primer modelo, sino organizándolo. Volviendo ahora a la sexualidad del chico y de sus padres, aquél es como el trozo de hierro y no como el imán: lo biOlógico, lo previo, es la condición de posibilidad para que actúe el campo edipico. Pero no es ~"" una sexualidad ya constituida -como podría serlo la del animal- ~,' sino que se organiza en el seno de la estructura edípica. Ya tendremos ' r\ ocasión a lo largo del curso de ir dotando de contenido particular a esta ",'" aseveración general. Ahora biel), la concepción que aparece en ~a primera formulación freudiana del Edipo es la de una sexu~lidad biológicamente determina- • da que orienta al chico - imán en el campo dinámico de la relación ,,' con sus padres. Con todo Freud hace intervenir a los padres. aunque de una manera muy particular. En el apartado sobre la "Muerte de seres queridos", hay algunos párrafos que muestran que Freud no solamente tenía en cuenta el Complejo de Edipo en el chico sino qCle otorgaba también algUna participación a los papres. Dice así: "La atracción sexuaJ ' actúa también generalmente sobre los mismos padres, haciendo que por un rasgo natural (enfatiZO lo de natural) prefiera y proteja la madre ¡¡ los varones, mientras Que el padre dedica mayor ternura a las hijas", y dice poco más adelante Freud: "Los niños se dan perfecta cuenta de ¡, tales preferencias y se rebelan contra aquél de sus inmediatos ascendien: 1, tes 'que los tratan con mayor rigor". O sea, lo que hacen los padres pl'oYoca algún tipo de reacción en los chicos. Pero para Que se vea cómo todav ía la influencia de los padres es entendida como puramente de interacción dice: "De este modo siguen (se refiere a los chicos)
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.... su propia pulsión sexual (la palabra que subrayo es siguen). Y renuevan af mismo tiempo con ello el estímulo que parte de los padres cuando su elección coincide "on la de ellos", O sea, en última instancia Freud ve comO un encuentro entre dos entidades constituidas: los chicos siguen su propia pu!sión sexual y renuevan al mismo tiempo con ello el estímulo que parte de los padres. Fíjense que aqu í-el papel que queda reservado a los padres no es de constituyentes de la sexualidad del chico , \.. sino de algo que interactúa con algo que es propio del chico, ,,': '1" V acá es donde se ve claro ¡a diferencia entre un enfoque ínter, ,,1 accionalista y un enfoque intersubjeti'io, En el primero existen entidades que interactúan, es decir que intercambian, que se influencian mutua· mente. En un enfoque intersubjetiva no preexisten entidades que inter· actúan sino que se constituyen como entidades en el proceso mismo de la interrelación. (" Ahora bien, el complejo de Edipo de la primera época freudiana', caracterizado así, aparece como orientando la sexualidad infanül y sus emociones. Por lo que habíamos dicho está centrado en qué le sucede ú: ct'1ico. Y fíjense que no es casual que se llame complejo de Edipo. Si algún sentido tiene el genitivo "de", es que es el complejo que t¡¡me Edipo. O sea, complejo de Edipo nos está diciendo el complejo que "tenía" Edipo, con lo cual la misma expresión está marcando el interés que centra la conceptualización: ver qué es lo que le pasa a ese sujeto que es Edipo. Esto va a hacer que, nosotros tengamos que di ferenciar entre el ".1, complejo de Edipo, como algo que viv,~ subjetivamente alguien, y el Edipo como una_,estructura en la cual se da el complejo de Edipo, diferencia que es central, y a lél cual más adeldnte me vaya referir. Recapitulando: el complejo de Edip0 está centrado en el chico, se lo supone 9 éste un ente consti~uido en su sexualidad, cuya evolución de naturaleza biológica y predeterminada 10 hace dirigirse hacia sus padres. Esta conceptuación no describe cómo se constituye su sexualidad ni cómo se construyen sus deseos, ni el papel que tienen los padres en la construcción de esta sexualidad. Se podr ía decir que desde este punto de vista este Edipo no se puede considerar un Edipo estructural. Primero porque no trata de caracterizar a la totalidad de la estructura en juego, a los padres y al chico, y porque , ',no cumple con el sentido f!1odernQ con que se utiliza el término \. estructura, como un conjunto de elementos que se constituyen en la t:: "relación y que son por lo tanto rigurosamente in~erdependien;<¡_
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Sin embargo, este Edipo que no es estructural en sentido riguroso ya Freud lo entrevee como estructurante. Ahora bien, en qué sentido es estructurante? Este Edipo es estructurante del sujeto en un sentido~ y como consecuencia de esta sexualidad que se desarrolla en el seno de una situación edípica, como consecuencia de estos deseos -de tipo incestuoso y hostiles que entran en contradicción con lo que Freud A llamaría las corrientes dominantes de la vida anímica del sujeto , ':"en tíntesis la cultura-, todos estos sentimientos repugnan al sujeto, Y entonces Freud establece la c'oncepción de la represión, de la :,',;,. censura, como el mecanismo que constituye un tratar de colocar fuera ' de la conciencia del sujeto aquéllo que lo repugna. Desde este punto de vista el complejo de Edipo, aún con las limitaciones de estaépocs,es estructurante en el sentido de la primera tópica, ya que contribuye a la constitución del inconscjente. No lo funda, porque en Freud es la represión primaria la que funda el inconsciente, pero contribuye a sU constitución. La sexualidad aparece así como dando origen a exclusiom!s, y por lo tanto, en últIma instancia, a producciones sintomáticas como retorno de lo reprimido. Fora poder diferenciar semánticamente a este Edipo del de la estructura puede ser adecuado llamar al primero "el Edipo del mito" , e', ~\, y reservar "el Edipo" para el estruétural, como es la tendencia en el" psicoanálisis franc~s actual. . Había dicho que hay un segundo momento en Freud, que es el que-" . aparece explicitado e!, "Psicología de las maséjs y análisis del Yo". Acá no solamente plantea lo que pasa durante el período edípico y lo complejiza -el Edipo completo: ambivalencia hacia ambos padressino que plantea algo nuevo: la salida del Edipo con las identificaciones. :1 En este trabajo "Psicología de las masas y el análisis del Yo" como consecuencia de lo que pasa en el Edipo el sujeto sale con de ter· ',. minadas identificaciones, por dé p~onto con su identidad sexual. Hav un cambio-sustancial con respecto a la formu!tlción anterior, pór· que la identidad sexual ya no se da por dada, por natural, sino que la identidad sexual es algo que se debe asumir, es algo que puede no, OCL\rrir, o puede ocurrir en una dirección distinta ~e lo que la biología i e estaría determinando, como es el caso de la homosexualidad por ejemplo._ Como consecuencia de -estas identificaciones a la salida del Edipo se '-" se forma el Superyo. Recuerden: heredero del complejo de Edipo en el sentido que es el reemplazo de las ~.Gate~~r~é·]i,~letE).,;P?r las k'
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identificaciones, y además se fo~ma el carácter, como Freud lo piantea en esa primera página del cap. 111 de "El Yo y el Ello". El Edipo acá adquiere un carácter más estructuran te de la personalidad porque ya no aparece solamente constituyendo al inconsciente sobre la base de una fundación previa sino que surge -estamos ya en la segunda tópica- integt ando parte de toda la arquitectónica del sujeto. , " El sujeto se constituye como tal en el seno de la situación edípica, porque si e! Superyo y el carácter se forman a consecuencia de lo que pasa en ella, esta situación entonces aparece como condición estructurante del sujeto. ~" En este sentido no hay un sujeto que preexista a la relación con tos "¡padres. Es en el contacto con esos padres, movido por su sexualidad y " por su odio a sus padres que el sujeto se estructura de una manere! de. terminada. Podemos decir que es menos interaccionalista que el primer moóelo dado por Freud: ya no hay alguien que sigue su pulsión natu. ral, sino que hay un interjuego que constituye a un sujeto. Considera no sólo lo que pasa en el acmé de la situación edípica sino a la salida de ella, por lo tanto plantea la existencia de dos tiempos en el Edipo. En la obra freudiana viene después un tercer período, aquél en que Freud dice que el Edipo no es igual para la mujer que para el hombre. E.stablece una diferencia ya con respecto al período que acabamos de reseñar en,que el Edipo era equivalente para ambos. Además convierte > a la castración en el centro del Edipo. Con todo no aparece claro aún en estas formulaciones más tardías sobre el Edipo cuál es la función, o qué es lo que quiere la madrfo. O sea. qué es lo que pasa en la totalidad de la estructura edípica. Sigue centrado el análisis en uno de los polos de la estructura edípica, el chico. Es acá donde aparece verdaderamente el mérito de Lacan, quien ampl ía el concepto de complejo de Edipo, ya no a lo que pasa en el , chico sino a lo que pasa en una sitüación dentro de la cual el chico está inclu ido. Cuando afirma que el chico es el falo de la madre ya está diciendo qué es el chico para la madre, pero además de que nos está hablando de la madre nos muestra a ésta constituyéndose en relación con el chico. Porque si el chico es el falo para la madre ésta se constituye. en función del chico, como teniéndolo. La madre ya no es un ente sino que es alguien que se conforma, se estructura, en interdependencia con ese chico. Sin embargo el análisis del padre en tanto sujeto no aparece tan claramente delimitado .. Se podría decir, y ya lo vamos a trabaiar4 que se ha llevado a un primer plano la función del padre, ó sea el papel
que juega para esa díada madre-hijo, pero lo que no aparece estudiado es qué significa para el padre que la madre tenga el falo a través del hijo, que sea ilusoriamente la ley, etc. Mientras que se describen los efectos que las funciones. de la estructura inducen en lo imaginario de la madre, Y, del chico no sucede lo mismo con el padre, Inclusive algunos trabajos como el de Moustafá Saffouan, miembro destacado del grupo lacaniano, cuando analiza la función del padre real lo que le interesa es qué produce éste en la díada madre·hijo. Ahora bien, no queremos anticipar en forma de aforismos lo que merece ser objeto de un estudio detallado y de lectura de textos, pero ten íamos interés en plantear cuestiones que dieran dimensión a la discusión. Hay muchos otros problemas que deberemos debatir con detenimiento: ¿Cómo se constituye la sexualidad,la elección de objeto? L" ¿Qué papel juegan las. pulsiones? ¿Cómo se encuentran éstas y se '" inscriben en un orden cultural? ¿Cómo se pasa de lo biológico a 10'( cultural? Esto es en síntesis de lo que trata de dar cuenta el complejo de Edipo de la segunda época freudiana -El Yo y el Elio-, cómo se pasa de lo biológico a lo cultural. , • Pero el Edipo es clave también para entender la constitución de· los mecanismos de funciOnamiento psíquico y entre ellos los de defensa. Durante mucho tiempo se pensó que los mecanismos de defensa eran algo que naturalmente estaban, dentro de un indiViduo, y de los que disponía para protegerse de las ansiedades de la situación edípica. Mientras que la fuga frente al peligro puede ser un instinto -en el sentido de los· etólogos- que se trae desde la filogenia, la negación freudiana, para tomar un ejemplo, depende d~1 lenguaje. Por algo lo que la caracteriza es el signo lingü ístico "no". Y si es del resorte del lenguaje ,esto implica que el sujeto no sólo debe adquirirlo sino que lo recibe de '105 que le aportan el lenguaje: sus padres. Más aún, si los mecanismos de defensa son operaciones del pensamiento, formas de manejar . .símbolos, en el código operatorio que se aporta en la situaCión edípica ,A' al chico por parte de los padres se halla léi condición de posibilidad de la existencia de los mecanismos defensivos. Pero esto no es todo. No solamente los padres aportan un conjunto de operaciones posibles sino que privilegian algunas dentro de ellas. Así, para tomar un sólo ejemplo que sabemos simplificante pero al mismo tiempo ilustrativo, el discurso colectivo de ciertas fa~il,ias que constituyen verdaderos rodeos en torno a temas que no son tocados directamente sino que quedan demarcados por su ausencia,.facilita por \'
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introyección un tipo de pensamiento individual en que la evitación ~s un rasgo' distintivo. la identificación juega, por tanto, un papel centra.' en la constitución de los mecanismos de defensa én 'el sujeto. Y como son proc~os que ocurren en el seno de una situación, la edípic3, que est.i marcada por ' . ,¡' ·je~eos, los mecanismos de funcionamiento de los padres serán aceptados o rechazados según como quede ubicado el chico frente a aquéllos. El Edipo aparece así condicionando los mecanismos de defensa, y no éstos como algo que enfrenta a lo edípico. Ya volveremos en el curso a tratar de desarrollar lo que ahora aparece como una formulación general. Les había dicho que Lacan amplía el Edipo mediante una conceptualización que puede ser considerada más estructural, y surge entonc~ la pregunta: ¿cuál es la relación entre este Edipo y la cultura? El Edipo que nosotros analizaremos es un Edipo mutilado, es un Edipo que a su vez no está definido con respecto a una estructura más amplia en la cual está inscripto que es la estructura de la cultura. Existen en 'este momento ,,,¡stas para tratar de estudiar una ar~iculación entre la cultura y el Edipo, pero son pistas a ser desarrolladas y quizás es el terreno más inexplorado de toda la teoría. Pero se nos plantean muchos problemas más que yo quiero ir señalando para que tengamos motivo de reflexión y que se puedan convertir en problemática que nos sea fructífera a lo largo del curSQ. El complejo de Edipo es inconsciente en el sentido sistemático, es decir algo que no puede hacerse ccmciente mediante catexis ~e atención ':"'que sería el caso del prt!tonsciente- ya que los de~os incestuosos y hostiles constituyen el núcleo de lo repfímido. Tenemos entonces una primera tesis: el complejo de Edipo ~rten~ al in· "consciente en sentido sistemático. Ahora bien, si en ese complejo inconsciente se desea eliminar al pGdre para poderse quedar con la madre -ya que ésa es en la conceptualización freudiana la causa principal del deseo de muerte sobre el progenitor del mismo sexoésto implica una lógica de oposición: 'lo él o yo", "si él tiene a mllmá no la puedo tener yo, luego. él debe desaparecer". Por otra parte si existen conflictos inconscientes, con ideas que se oponen entre sí y que serían Lti causa de defensas también inconscientes, ¿todo ésto no indicará que en el inconsciente existe contradictión, que los contrarios no pueden coexistir, ya qué de ser así cómo podría haber conflicto? 18
Y entonces, ¿cómo se articula la existencia del conflicto inconsciente y de la contradicción que implica el complr'io <'1e Edipo reprimido, con ;3 aseveración repetida hasta el cansancio . ~() sin extraer canse-}: cuencias de ella de que ::!n el inconsciente·o hay contradicción? ¿Cómo se articula la teoría del Complejo de Edipo con la teoría del e' . inconsci.ente? Esta es una probl~m3ti~~ que deberemos también encarar \ en nuestras fRU¡ ';··,;¡¡H. Uds. se pueden preguntar a esta altura ¿y qué tiene todo ésto que ;~>\ ver con la ?sicopatología, con las pt'lfversiones? Demos desde ya la respuesta; si el Edipo interviene determinando el tipo de elección de objeto, la identidad del sujeto, cómo éste y su deseo se constituyen, sus mecanismos de defensa, la perversión que implica una determinada identidad, una posición frente al deseo, una elección de objeto, estará entonces marcada por el Edipo. Es por ello que abordar el tema del Edipo no es dar un rodeo sino iniciar la consideración Jel problema que nos ocupa.
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Hoy vamos a empezar la presentacíOn del Edipo según lacan.' Es 'Ierdaderamente una empresa pedagógica sumamente complicada tao de trasmitir una lectura sobre este tema a una población de formación desigual. Hay quienes no saben absolutamente nada de Lacan y hay qui!!nes tienen una lectura previa. Por otro lado hacer esa trasmisión tratando de ser lo más fiel a tos textos exige un trab<:jo de interpretaciór, de Jos mismos, dado que, el texto no es transparente -y mucho mel"los en Lacan-, con lo cual la deformación por parte de cualquier expositor es un riesgo difícil de sortear. Hay una dificultad adicional que-!!; la de que nosotros tenemos un corpus reducido de textos, faltan aquellos seminarios que nunca se han publicado. En este sentido no queremos dar I,a imagen de una lectura acabada. Pero al mismo tiempo nO'.> preocupa que el decir ésto -de que no es una lectura acabada- nos" lleve "a la conclusión de que la incomprensión o contradicciones que podamos descubrir sean atribuidos exclusivamente a lo :.completo de la lectura, y que aparezca la ilusión de que cuando s,~ publiquen los seminarios esas incomprensiones o contradicciones desapa(~erán. A la conclusión de que la lectura es incompleta no se opc'le aquella! " : r ' otra: de que la teoría presenta incompletudes, ambigüedades, puntos importantes no acla~ado$. En Lacan uno tiene la convicción de que muchos problemas importantes han sido intuidos, o se 10$ ha rozado, se han dado pistas, pero no han sido desarrollados. Quisiéramos. hacer una aclaración ulterior, y el hecho de tantas aclaraciones marca lo que significa para nosotros tener Que introducir a laci!l!"!. Su incorjlOración al programa de este año no debe tomarse como adherencia al sistem;¡ mismo, sino como resultado de la convicción de que 'm ciencia no nos podemos permitir el lujo de descartar una teoría A,' por las dificultades que presente su comprensión. Obviamente estas' dificultades tampoco son indicio de verdad, pues la fascinación que
ejerce lo misterioso que haya en una teoría no nos asegura que 'en ella haya un tesoro oculto. No siempre la selva encierra una ciud"d perdida, a veces al cabo de mucha búsqueda uno termina descubriendo que sólo hay una maraña de vegetación. Las dificultades de una teoría, la pedantería de su autor, el ornato' que otorga su difusión, que de ella se hayan derivado preceptos técnicos que sean adecuados o no, no éonstituyen elementos para prejuzgar sobre la verdad o falsedad de la misma. En todo caso esos son puntos de reparo cuando a falta de comprensión de la teoría no se tiene más reme. dio que ir a la búsqueda de indicios exteriores a la teoría misma pára poder juzgar su validez. No se puede estar a la pesca de signos superfi· ciales que permitan una ubicación fácil para aceptar o descartar la teoría, como serían por ejemplo si el movimiento lacaniano tiende a expandirse o tiene signos de decadencia o no. Ser ía lo mismo que suponer que la verdad de una teoría matemática depende, a favor o en contra, de que su expositor use poi era o le guste imprimirla al revés. Los defectos o virtuues personales de los sostenedores de una teoría no dicen nada de ella, de su contenido de verdad. Vayamos ahora a nuestro tema. '. El Edipo en Lacan es la descripción de una estructura intersubjetiva, esta es la primera aproximación. Trataremos de ver ,entonces, cuál es el concepto de estructura que está en juego en el Edipo lacaniano. 11 Una estructura como una organización caracterizada por posicio. nes o lugares vacantes Que pueden ser ocupados por distintos persona .. jes. Tomemos una metáfora: una pieza teatral en que existen personajes o roles que son protagonizados por los actores, que al ~sumir el rol ejercen las funciones marcadas por el mismo. E~ evidente que el actor no es el rol sino que lo encarna. Una segunda metáfora: el teatro griego de máscaras, donde bajo la máscara de los perspnajes sólo tres actores eran los que representaban la totalidad de los mismos. 2) Es importante 'también el concepto de función matemática. Una función matemática es una relación entre dos variables. Cuando se dice por ejemplo que "y" es función de "x", y se toma una de ambas. en este caso a "x" como la variable independiente y a "y" como la variable dependiente, lo que se esÚ queriendo decir con que "y" es función de "x" es que "y" varía en la medida que varía "x", o que tiene una cierta correspondencia con las variaciones de "x", dada una determinada ley. Esto resulta bastante importante en la concepción del Edipo lacaniano,
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dado que en realidad no se trata de valores fijos o lugaresvacante'5 que se definan de por sí sino que cada uno es función del otro personaje; Así, por ejemplo, el padre ~s tal en relación a alguien que es hijo y viceversa. Con una complicación adicional: cuando uno crea una estructura matemática, un algoritmo del tipo "y es función de x", en esas condicio-', ' nes hay algo que es la v
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, como equivocado o acertando, haciéndose acreedor al premio o .al castigo, .de acuerdo a que diga que tiene el anillo aquél que en efecto lo tiene. Supongamos ahora una condición psíquica tal que uno de los miembros de! círc·ulo cuando el anillo llega a su lugar en vez de Creer que el el anillo le otorga a él una posición y un valor, se cree que él mismo es el aniIJo, que el valor que tiene es por él y no por el anillo. Para él, si él es el anillo no existe éste como algo que circula y otros lo' pueden eventualmente tener y él a su vez no tenerlo, perderlo; él es el anillo y no hay distancia con respecto al anillo. El anillo como elemento- independiente de él ha desaparecido de la representación Que él se hace. Ahora bien, desde el punto de vista de un observador que teorizase sobre la estructura de ese círculo de personas las cosas son como hemos descripto en la primera parte: hay un conjunto de personas Y algo -':el anillo- en circulación que determina las posiciones. Pero desde la representación que se hace este hipotético sujeto está aquél Que es el anillo y están los que no son anillos. Quisiera Que mantuvieran a todo lo largo de la presentación c¡le hoy esta diferenci~ existente entre obser· var el círculo desde alguien que teoriza la estructura y la representación ilusoria Qu.e se puede hacer alguien desde adentro de la estructura, Imaginemos ahqra que ese personaje Que s~ creyó el anillo tuvo sentado a su I~d~, como socio, a un otro personaje que deseaba intensa· mente tener ~I anillo. Que siempre sintió Que ese anillo lo haría inmensamente 'feliz, l'¡Iue era algo que le faltaba y que el día que tuviese un anillo sería coi;nplet9. La m~áfora no está tan alejada de la realidad si se reempl,azll aníllo por cualquier otra cosa, inclusive ~; se la literaliza en el an~"o ~i~~,o. En un mom'i!nto dado le dice a su socio: "vos sos el anillo", y é~t~ cree serlo. Ni sjqu~ra le llegó el anillo real, pero el socio 'I? convltnfe' Que lo es para de esa manera tener al anillo. El socio que desea fenil,ntemente tener el anillo, lo puede lograr si él mismo se convence ~ Que el otro es el anillo y para completar la ilusión requiere que el otro; se convenza de que efectivamente lo es. Queda claro acá Q~e la repr~sentación que se hace alguien, en este caso el personáje hip~tético y su socio, está bien alejada de la descripción de la estruc;tura· real. Ahora bien, el Edipo lacaniano es la descripción de una estructura V de los efectos de representación que esa estructura produce en los que la integran. La pregunta clave acá es entonces: si lo Que determina la posición de
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.tos personajes es algo que circula, ¿qué es lo que circula entre los l ' miembros de la estructura del Edipo? y la respuesta es taxativa: el falo. ' por lo tanto la elucidación del concepto de falo se va a convertir en alQo central para nuestra exposición, y no puede reemplazar al concepto de falo la descripción simple de los tres tiempos del Edipo. Es necesario captar qué es lo que se quiere decir en la teoría lacaniana sobre el falo. Nuevamente la empresa no es simple y, para poder construir el con· cepto de falo en lacan, vamos a seguir un doble movimiento ex positivo: vamos a ir de la a~traccjón del concepto de falo a lo que es su ejemplificación en fos tres tiempos del Edipo, deteniéndonos en el primero. De ahí vamos a volver al concepto de falo para tratar de precisarlo. Al mismo tiempo para dar solidez a los conceptos que expondremos intentaremos ir marcando la procedencia de los mismos en los textos' de lacan que r~orremos para su construcción. Veamos dos definiciones del falo: 1) "el falo es el significante de una .\ falta H (en La significación del falo, que está 'ln "Lectura estructuralis· fa de Freud"); 2) "el fafo es el signi ficante del deseo", en .. Las formaciones del inconsciente" (edit. Nueva Visión, pág. 112). Acá aparece la necesidad de aclarar un otro articulador, el concepto de significante ya que forma parte de la definición y así vamos a tener que ir procediendo en la exposición, con lo cual se dan cuenta qlle a medida Que vamos 'introduciendo algo, tenemos que ir introduciendo una otra cosa. Esperemos no hacer una regresión al infinito que sea una ,specia de deslizamiento interminable que realmente no permite captar nada. ,\., . Veamos cuál es el concepto de significante en lacan. Por de pronto \C , ( una aclaración: el concepto de s~gnificante de Lacan no es una copia no es una reproducción del concepto de significante en lingüística, ES en realidad una derivación del concepto de significante en lingü ística. Hay un artículo en castellano que puede ser útil, el de Jo;ge JinklS sobre "El significante", en la Revista ¡mago, en el número "Qué dice Lacan? ", artículo que en lo esencial sintetiza el trabajo "le titre de lá' lettre", de labarthe, P.L. y Jean L. Nancy, Editions Galilée, 1,973. Este trabajo es, en lo que yo conozco, el intento más sistemático de precisar .el concepto de significante en lacan, en base al estudio de "La instancia de la letra en el Inconsciente", que está traducido -este último-, en "Lectura estructuralista de Freud". Dejo de lado una serie de propiedades -que tiene el significante en Lacan a fin de señalar en una primera aproximación las que me parecen
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particularmente relevantes para poder entender qué se quiere decir con Que el falo es el significante de una falta ... En primer lugar el sig~ifican. te es unéj traza material. Es una huella acústica, una imagen visual, algo del orden de lo sensible o capaz de convertirse en perceptible. Simplemente para aclarar más: una imagen del sueño tal como se presenta, un fonema, una palabra, un olor determinado, tod~s ellos en la medida en que se diferencian de otras imágenes, fonemas, palabras, olores, se constituyen en significantes. Segundo, en el significante y por medio del significante algo queda inscripto que es de otro orden. Esto es central: el significante sirve para 'que en él se :nscriba algo que es de otro orden. ¿Qué se quiere decir con que algo queda inscripto? Un ejemplo', se siente una necesidad orgánica y se dice: "tengo hambre", se transpuso la necesidad orgánica en térmi· nos del lenguaje; el "tengo hambre" ya tiene una diferencia con res· pecto a la necesidad orgánica. Simplemente por el hecho de que algo pasa a ser registrado en otro nivel, corno el del lenguaje, hay algo que no va a ser registrado, hay una transposición. O sea algo que es deformado. capturado en otro registro. En el concepto de inscripción, de que algo queda inscripto en un significante, está involucrado el concepto de transposición, de deformación, de algo Que queda sin inscribir, simplemente por el hecho de que se pase de un orden a otro orden. En este sentido digo que inscribir es trasponer, alterar. Hay' una distancia esencial entre lo que se va a inscribir y el material que va a servir de soporte para esa inscripción. Un chico SE inscribe en el Registro Civil. lo que en un nivel es un chico. en el otro es un nombre; se ve muy claro Que en la inscripción hay una transposición. Más aún, alguien puede estar inscripto en el Registro de Defunciones, está inscripto -presenteen el registro pero está inscripto en tanto ausente,es decir en tanto inexistent~, y éste es un rasgo esencial del significante. El signíficante inscribe algo que es una ausencia, aparece en lugar de la cosa, en :(, •
Ex-profeso, para no complicar desmesuradamente al desarrollo, no examino el encadenamiento significlJnte, la prim¡¡cía del significante sobre el significado, la barre resistente a la significación, la diferencia entre significado, significación y significancia. Me remito
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los artículos citados y al articulo "La prima-
cí. del sisnificante" en pág. 392 del "Diccionario Enciclopédico de l . Ciencill$ del Lenguaje", de Ducrot y Todorov, Siglo XXI.
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susfi'tucion de una ausencia; no se inscribe en realidad un existente -el chico en el Registro Civil no queda allí- sino que lo que se" inscribe es 'un ausente. Ahora bien. ¿qué es lo Que pasa cuando lo que hay Que inscribir en '~ vez de ser un existente que va a ser transpuesto, es una falta, una carencia? lo notable es que el significante, traza material, en el que eta falta se inscribe aparece como una presencia, el significante materia-, ',' ~idad aparece como aquéHo en que queda regjstra~a la falta~ Se puede ~",\\, producir entonces la ilusión de que si está el significante, si hay algo -incluso Que es material- no falta nada. Es porque la falta se inscribe como presencia que se puede producir la ílusión .. Hay otros tres atribu-tos del concepto de significante en Lacan que son: el de Que un ~"r' ,. significante remite siempre a otro significante -la cadena articulada-, r,l, : el que se define por los rasgos o elementos di ferenciales en pares de ,'l. oposición. y el último que aún cuando no lo desarrollemos hoy veremos' ~ que tiene una importancia realmente central para poder salir de algunas ) ~mpasses teóricas: que los ~ignificantes se combinan de acuerdo a leyes de _un orden c~rrado. Esa expresión de Lacan que puede parecer enigmática sin eff\bargo puede ser aclarada. ¿Qué se quiere decir con que el significante se combina de acuerdo a leyes de un orden cerrado? Significa que las leyes combinatorias no son azarosas, responden estrictamente a leyes; o sea que el significante no puede hacer cualquier cosa, sino que existen leyes que rigen su combinación, lo relevante pa~a lo que nos ocupa es que el signiticante a) es una traza material, b) que en él y por medio de él algo queda inscripto, algo que es de otro orden, Que'hay una' transposición. Y la otra pro· piedad que también es esencial para la discusión de hoyes que el significante siempre puede ser t~chado -dice Lacan- anulado, destituido ;\, 'de su función (Formaciones del Inconsciente, pág. 112). Qué se quiere (,., jecir con tachado, anulado, destituido de su función. Tachado, sea si está presente pOdría no estar presente, o sea el significante aparece como presente por contraste con una ausencia posible. En este sentido puede ser anulado o reemplazado por otro significante, y acá es donde está la idea de que puede ser reemplazado siempre por otro signltlcante. Vemo' ~("'lentado asi muy esquemáticamente el concepto de signifi· cante en Lacan *, ApliQuémoslo al falo. El falo es entonces lo que
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otro as¡-:ecto e!encial del significante sn la teoría lacaniana es el do que no
representa a la significación sino que la engendra.
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aparece comó lo que esta en lugar de la falta. O sea "el falo es ~I signifi. cante de la falta" significa el falo es aquéllo en lo cual se inscribe la falta, está en lugar de la falta. Desde la subjetividad del sujeto -aún cuando parezca una redundancia creo que es importante este nivel des. criptivo-, desde esa subjetividad, al aparecer como una presencia el falo, produce la ilusión o posibilita la ilusión de que no falte nada. \ ',1. Reparese entonces que desde la descripción de la estructura el falo es la marca de la falta -cómo está inscripta la falta-, pero debido á que esa falta aparece inscripta como una presencia, desde la sUbjetividad apare. cen dos posibilidades: 1) Si está presente la imagen hay ilusión de completud, no falta nada; 2) Pero la segunda posibilidad en la cual . vamos a insistir .cuando hablemos del falo simbólico es la de que algo que está presente se pueda perder. O seo que hay un aspecto ~sencial. mente paradojal entre este doble punto de vista sobre el falo: que desde la teorización de la estructura sea siempre el significante de una falta, pero sin embargo desde la subjetividad pueda ser vivido como un pleno, '1 : como una completud. Veamos entonces una primera aproximación a la \, caracterización del falo. El fa~o imaginario es fo que completa una Pfalta (ya vamos a ir viendo en la tercera clase por qué hablamos del falo imaginario) . El falo imaginario -decía- es lo que completa und . falta pro~~ciendo la expansión del narcisismo, su satisfacción. Algo que es vIvido por el sujeto. como falta -estamos en el nivel de la subjetividad- encuentra algo, que puede ser cualquier cosa, que produce la ilusión cuando se lo tiene de que se está completo. O en otros términos, el individuo siente que algo le falta, ese algo sería para él lo que le ' completaría si lo tuviera. El falo imaginario le permite mantener la ilusión, entonces, de que nada falta. Esto es lo que se llama la función \.' imaginaria del falo. Yel objeto que lo cumple, cualquier cosa se convierte en el falo imaginario.
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Examinemos más en detalle la idea de que cualquier cOsa puede ser el falo imaginario. Para indicar cómo el falo imaginario en la teoría lacaniana no es solamente el pene sino aquéllo que produce la Sl&nsación de completud, de perfección, veamos dos citas de Lacan. E$te dice: "esa experiencia privilegiada que hemos descripto como fase del espejo ~ qu.e le. abre nuevas posibilidades, la de situar al falo en tanto objeto Imaglnano, COIl, que el niño debe identificarse para satisfacer un deseo de la ma~re, y que se enriquece con esa cristalización del Yo bajo la forma de Imagen del cuerpo" (Formaciones dellneonse;ente, pág. 91). Acá se presenta una dificultad expositiva en el Curso: los que vieron
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la fase del espejo el año pasado tienen una mayor captación de éste, pero para los nuevos hago una digresión aclarátiva. El chico siente su ¡ncoordinación motriz. A determinada edad ve en el espejo su imagen que se le apsrece como completa en contraste con su incoordinación motriz. Con es;.; imagen de completud él se identifica. , EI'cree que es ese ser completo. Esa imagen con la cual se identifica es''', . SU Yo. Como se dan cuenta la imagen en el espejo lo Que logra es obturar, cerrar, tapar una sensación de incompletud que estaba dada por su incoordinación muscular. El es-en su representación- ese ser completo que aparece en el espejo . H3V una segunda cít¡; en "las formaciones del Inconsciente", pág. 92; "yen lo imaginario el falo repre$enta lo que siempre se disfraza por el mismo hecho de la existencia del significante. Ciertos eiementos desem· ,,\ i \ peñan en élún papel eristalizante, la imagen del cuerpo y la dominación -' de sus miembros por el sujeto" (subrayado mío). O sea, cupndo el falo , como significante de una falta queda ímaginarizado en términos de un \" : ¡', objeto concreto, este objeto puede ser el cuerpo, la dominación de los miembros, el pene, el dinero, el auto.E'ntonces todas esas pueden ser ~~. ve~siones del falo imaginario en la medida que en la subjetividad lo Que h;¡r::·~, es completar una falta. hamos un poco más ésto. Si el falo es el significante de la falta, aquéllo en lo que se inscribe la falta, pero al mismo tiempo lo que completa la perfección, este completar la perfección implica una escala de valoraciones. ¿Qué se quiere decir con escala de valoraciones? Se quiere decir que si tiene determinado atributo el sujeto tiene el máximo valor narcisista y ocupa un lugar de preferencia a los ojos del deseo del otro. En términos de la segunda tópica, se está identificado con el'r·;· Yo Ideal. ¿Cómo se puede inscribir este máximo valor Que le permite al sujeto ocupar el lug~r de preferencia, ser objeto del deseo en definitil¡a, ser el Yo Ideal? A través de cualquier atributo, de cualquier rasgo que para la madre -para el deseo de la madre- se haya convertido en la máxima valoración. Podrán ser los rulos de la nena, podd $cr la habili· dad futbolística del nene, la inteligencia, lo que sea, pues entonces cada uno de estos elementos constituye verdaderamente un significante en el sentido d~ que es una imagen en la cual se inscribe algo. Y ese ·significantepodrá ser un hijo, podrá ser el pecho, podrán ser las heces, podrá ser el pene, ese significante podrá ser realmente un número infini· to de imágeres posibles, el dinero, la inteliger¡cia, la belleza, la sabidu· ría, la rectitud, la bondad, etc.
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Aclaremos ya que habíamos dicho antes que el significante tiene una traza materia! y ahora decimos que la belleza, la inteligencia, la sabiduría, la rectitud, la bondad son signÚ¡cantes. Que estos términps designan entidades abstractas, desde el punto de "¡Ha de una teoría del lenguaje, no impide que en la subjetividad la inteligencia aparezca en forma de , entidades concretas: alguien' haciendo rápidamente tal cálculo, resolviendo tal problema, etc. la bondad como alguien dando a otro el último trozo de pan que le queda, perdonando una ofensa, etc., etc. En la individualidad de cada sujeto las cualidades abstractas quedan inscriptas en términos singulares, discretos. Para cada uno la bondad será tal o cual acción, percibida alguna vez o nunca -simplemente imaginada- pero siempre ubicable en términos de una situación pensada, es decir existente en el psiquismo en términos de imágenes, palabras. Es decir, ubicable en términos de traza. Ahora bien, ¿por qué decimos, qL1e éstos sen significantes? Porque pueden' tener distintos significados. ¿En qué sentido se diferencia ésto de un signo? Recuerden que en Saussure el signo es esa ,entidad, esa unidad bifásica de significante y signi ficado. En cambio acá el hijo en tanto significante no tiene de por sí un valor. Por ejemplo el hijo de la madre soltera, o el hijo mogólico para la madre es un hijo -está ahí el significante hijo- pero sin embargo ¿cuál es el significado que tiene para la madre? ¿Máximo valor ideal narcisista, Yo ldeal qw: chico y por eso la convierte a ia ;"ddf~ en la que tiene el Yo ld"J¡i No, muy por el contrario. O sea que lo interesante es que cada una de estas. cosas pueda tener el valor totalmente contrario. El significante no está soldado al 'significado. Otro ejemplo: el dinero en tanto significante. Puede ser el máximo valor para alguien pero por, el contrario puede ser ~I mínimo valor para el asc','~, n;¡'3ta el pecho cuyo volumen fue realmente un significante en e! ,;",ji fíe jj~~cribía la triáxi'ma valoración de la belleza, en la actualidad con Twiggy O personajes como ella se han convertido ahora ~n aquéllo que de ser tenido en esas dimensiones voluminosas convierten en el negativo del Yo kh>;,j Lo prosaico det ejemplo no obstaculiza el captar q'!J1!' el pecho de puf,! ¡: n0 es un Sigmé sino un significante que puede ser significado y se ~,,;¡.? inscribir en 1" máxima valoración o no. Acá ya podemos hacer una primera aseveraCión de tipo general que nos va a permitir ir adentrándon(;,¡",n la I~tura del Edipo lacaniano. El Edipo' freudiano está centr¡¡,_",;¡ :óc;;Wdor ,k h Satisfacción de la pulsión, el lacaniano en realidad al{(:?i.i.c;:!,¡( ; ,atisfacción del
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narcisismo. De acuerdo al falo que va circulando, otorgando la maxlma valoración, se puede entender cómo se van ubicando los distintos perso· najes frente a ese falo cuya posesión otorga una determinada satisfacción narcisista. En el primer tiempo: el niño es el falo, la madre tiene el falo; el padre no aparece suficientemente desarrollado en la teoría, qué es lo que pasa con él (me refiero al padre real, no al padre "O simbólico). En el segundo tiempo el niño deja de ser el falo, la madre deja de tener el falo, pero todavía en el segundo tiempo el padre es el falo omnipotente Que puede privar a la madre. Recién en el tercer ' , tiempo el padre tiene el falo pero no es el falo. El falo se encuentra por fuera del padre. El es alguien que lo posee. Es decir que en el tercer tiempo el falo es reinstaurado en la cultura, dice Lacan. No es la madre, ni el nilio, ni el pene del padre, ni el padre mismo; el padre y el niño pueden tener penes pero estos son diferentes del falo. Fíjense entonces ',\ Que el Edipo consiste en superar el falo como aquéllo que se es, para 'l. arribar al falo como aquéllo que se tiene, o en un sentido más riguroso consiste en separar el falo de sus representaciones, entre 'ellas el pene en primer lugar. Una acotación acá Que puede ser interesante aunque sería digna de todo UQ desarrollo. Cuando Melanie Klein convierte al pecho en la máxima valoración, o sea aquéllo que es envidiado, deseado por el chico, y que da lugar a todo ese juego intersubjetivo en torno al pecho, en realidad M.K. estaba describiendo algo verdaoeramente importante. Lo que pasa es que no ubicaba al pecho como aquéllo que quedaba revestido de valor fálico en un período determinado, o sea había con· vertido al pecho en vez de un significante verdaderamente en un signo. Y no se puede decir que la diferencia con Lacan está simplemente en que Lacan hable de falo y M.K. de pecho, porque el falo de Lacan nO.es él pene, no es un objeto parcial. Por lo tanto no es el reemplazo de la importllncia del pecho sino que es entrar en un orden de conceptualización completamente distinta como se ve por este análisis Que estamos 'haciendo.
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Retomando, había planteado que luego de introducir así brevemente el concepto de fato, vamos a tratar de caracterizar el primer tiempo del Edipo lacaniano para después volver. nuevamente al concepto de falo, . tratando de precisar con 'mayor rigor el falo simbólico y el falo ima- _ ginario. En el prjmer tiempo del Edipo se consideran dos ~rsonajes y la ~'::~'(" relación entre ambos. Esos dos person~j~s: el niño por un lado desea ;,\~,.(" ser todo para la madre, desea ser el objeto del deseo de la madre; para ello se convierte en aquéllo que la madre desea. Su deseo es deseo del otro, en el doble sentido, o sea ser deseado porel otro, y de tomar'''' el deseo del airo como si fuera el propio. '1 ¿Qué e~ fo 'ique determina que el chico desee ser el opj!l!to del deseo " de la madre? lacan responde: No la dependencia vital sino la depen- :{ w dencia de amor. El niño se identifica con aquéllo que es el objeto del deseo de la madre, cree que es por él que la madre es feliz. En la ';'1" " metáfora que habíamos utilizado él se siente el anillo y cree que la ".: madre lo ama a él; no sabe que la madre busca otra cosa más allá de él: la completud narcisista de ella. O sea, que en el primer tiempo del Edipo tenemos a la madre, el niño y el falo; se ha creado así lo que en lacan se llama el ternario . imaginario (por ejemplo en el trabajo sobre "De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis"). En el primer tiempo Lacan dic~ que la metáfora paterna actúa en sí pc>rque está inscripta en la cultura. Quiere decir que si bien para el chico no existe el falo simbólico -él se cree el falo- y no sabe que existe otra cosa más allá de él -en el inconsciente de la madre sí existe el falo- o sea en el inconsciente de la madre el falo está simbolizado. Lacan plantea que para el chico en la relación primordial con la 37
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madre ésta es el Otro. ¿Qué significa el Otro con mayúsculas? El lugar desde el que se le aporta el código, es decir el lenguaje, las palabras, que van a captar y a moldear por tanto sus necesidades. La expresión puede parecer enigmática: "el Otro como el lugar del código". Significa que el chico tiene una necesidad, pero la única manera de captar esa necesidad es en términos de lenguaje, lenguaje que no es de él, que se le aport~ desde afuera; es en ese sentido que se dice que el Otro constituye el lugar del código, o sea desde donde se le aporta el lenguaje. Lacan también dice que el chico lee la satisfacción de sus necesidades en los movimientos esbozados de la madre. Acá está en juego todo ·el problema del transitivismo, o sea de que alguien lea lo suyo en el rostro . del otro. Un ejemplo que quizá permita a los que no trabajaron el trans¡'tivismo el año pasado tener un cierto acceso a él: un padre juega con su nena de menos de tres años de edad; juegan a que el padre se esconde en un rincón, la nena pasa corriendo, y el juego consiste en que el padre la debe sorprender y asustar. El placer de la nena consiste en ser sorprendida por el padre y ser asustada. La nena sabe dónde está el padre -siempre es la misma locálización- pero el juego se repite con la nena . reencontrando al padre y jugando a su vez ella a que es asustada. En un momento determinado la nena le dice al padre "cerrá 106 ojos", el padre le pregunta "para qué" y la nena le dice "para que no me de cuenta". El juego se repite a la semana. La nena pide que el padre cierre los ojos: "¿para qué?" La nena responde: "Para que no te vea y no me doy cuenta", El pádre le pregunta: "¿Y si los abro?", "Te veo" es la respuesta. A los pocos días el juego se repite. La que está en el rincón escondida es la nena. Cierra los ojos. El padre le pregunta: "¿Para qué cerrás los ojos?". La respuesta: "Para que no me vean". Acá no hay ninguna finalidad defensiva, no es una proyección para tratar de sacarse, por razones de censura, la visión de sí misma y colocarla en el padre. Es un fenómeno de transitivismo *; ella lee lo propio en el otro, lo que
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Se puede leer: Lacan, "El Htadio thl esplJjo como formadOf' de la función thl Yo" y "La agresividad en psicoanálisis". Como muy buena síntesis coneeptualde ambos la cl_ de Diana Rabinovich, dada en el curso de Psicopatología. 1974. Muy recomendable de Wallon: el cap. IV: "El propio cuerpo y mi imagen exteroperceptivo", del libro "Los orígenes del carácter
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le p3sa al otro le esta pasando a ella. Y no es un problema simplemente de una dificultad en la adquisición de algunas categorías gramaticales que le haga confundir el "rre" o el "te", uno €n lugar del otro, lo que, por otra parte, ella es capaz de usar con toda corrección fuera de las situaciones descriptas. En ese sentido el chico lee en los movimientos esbozados de la:;, madre la satisfacción de sus necesidades. Por otro lado la madre !e aporta al chi-::o el lenguaje que le dice q~é es lo que está pasando; le dice "tenés frío", "tenés hambre". No sólo la m¡¡dre lee sus necesidades sino le construye necesidades. En ese sentido la mc;dre de lo q\Je Lacan lIéJm~ primer¡;: relación primordial es el Otro con m¡:¡yú:;culas; pero al misno tiempo es el otro c':Jn minúscula, el de! tnl1ls¡tiv!smo, la imagen con la que se va a identificar y va a constituir su Yo en tañto Yo \~(' repmsentación. Es el Otro en tanto la madre le aporta ei código, pero es el "otro" en tanto es el "otro" imaginario, el semejante especular, con el cual el chico se identifica y cree que ese otro es él. ¡\,hora bien, en este primer tiempo del Edipo se está caracterizando al falo como objeto imaginario. Lacan dice: "todo el probiema de las , perv'~rsiones consiste en concebir cómo un niño en su relacióncor't su ,-' madre, relación constituida eh el análisis no por su dependencia vital sino por su dependencia de amor, es decir por el deseo de su deseo, . , se identifica con el objeto imaginario de este deseo en tanto que la < madre misma lo simboliza en el falo". (De Una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis, pág. 554, "Écrits"). Fíjense, el chico se identifica con un objeto imaginario: el falo, pero en tanto que la madre lo simboliza en el falo. A primera vista parecería una contradicción; ¿cómo el falo es un objeto imaginario, y la madre -lo simboliza en el falo? Vamos a tratar de ir viendo dónde radica la dificultad de esta lectur,a. Hay algo -cualquier· cosa- el chico que es bueno o que es inte. ligente, o que es herm~so, o que es valiente, o que es obediente, o el que va a hacer fortuna, o el que va a ser médico famoso, etc.; la . madre simboliza al falo qn esa forma particular, específica para ella. ,., El chico se identifica COrl esa imagen de perfección: es el bravo, el inteligente, el hermoso, e~ valiente, el obediente, el Que va a hacer fortuna, el médico famoso. 'Toma esa identidad como si fuera la de él; toma de la madre el deseo de ser éso. Si es éso, entonces, es aquéllo que para la madre es el falo que la completa. Por eso Lacan dice: para el niño es necesario y es suficiente para obtener et amor de la madre /\
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con ser ,el falo, entendiéndose por ser el falo cada una de estas ejemplificaciones que di. En la madre hay una simbolización. En el niño no es que él simbolice al falo, lo es. Desde la madre el niño ha sido simbolizado como falo y éste es un objeto imaginario. Aqu í se entiende en qué sentido el falo es el significante del deseo. Es aquéllo -como decía antes- bajo lo cual va a quedar inscripto el deseo de la madre. Acá volvemos a aclarar las dos citas de "las formaciones del Inconsciente" de la pág. 113, en que dice Lacan: "El falo es el signo mismo de lo deseado", "el falo es el significante del des,eodel '¡ otro". Ahora bien, aún a riesgo de redundar, si lo deseado es algo que está ausente, que falta, por ello el falb es el signo de la falta y al mismo tiempo lo que la completa. Veamos lo que pasa con la madre en el primer tiempo del Edipo: ésta siente su carencia de ser, su incompletud, su propia castración, r '~ '/" se reconoce como castrada, como faltándole algo: el falo. Este reconocimiento de su castración (porque ella pasó por su Edipo) porqu~ ella recoooció su castración, y en esto Lacan sigue a Freud, cuando dice que la niña -reconoce su castración, hace que ella busque algo que la haría perfecta, que lo puede simbolizar en el chico como falo. La madre "., .. ~\ produce entonces la -ecuación niño-falo. El hijo la hac'e sentir com\',\.(-1r" pleta, éste es para ella el falo. Todas las expresi.ones conocidas que encontramos en la vida cotidiana por parte de la mujer embarazada: -nunca me sentí mejor", cl bienestar y la expansión narcisista de la maternidad, lo tenemos aquí al desnudo. Siente que ya tiene todo. Podemos entonces definir a la madre fálica: es aquélla que siente que no !e falta nada, está completa; en ese sentido tiene al falo que la completa. Si imaginariza como que eso que la completa es el pene, esta es una versión posible del falo, pero no se tiene que pensar que siempre lo imaginariza como que lo que la completa es el pene. Todas las ¡nsatisfacciones, las frustraciones, los anhelos, los sueños de gloria, de reina, encuentran en su hijo la posibilidad de crearse la ilusión de que se realizan. Tiene alguien para quien ella es todo, tiene un súbdito incondicional. El niño es el falo para la madre. Desde la pe~ectiva del niño él es el que la hace feliz; no sabe por qué, porque no sabe de la castración simbólica de la madre. Utilicé recién una metáfora que tenía una intencionalidad:dije que la madre es la reina que tiene un súbdito, pero, ¿por qué traigo esta metáfora? Porque tiene un súbdito al que ella dicta una ley que es la ley del deseo ' del hijo, o sea aparece como aquélla que gola del atributo
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de poder marcar la ley del deseo, como ley omnipotente. Lo que se le ocurre a ella como valioso es lo valioso para el hijo, lo que se le ocurre como indigno es lo indigno para el hijo. Fíjense que acá está el concepto de ley que lo vamos a tratar en otra reunión, pero ya lo quería introducir. En el primer ti~mpo del Edipo en la madre está encarnada una ley omnímoda. No es que haya una ley \ 1 y la madre es la representada de ella. Es la ley misma. Así como el hijo :',1 es el falo, ella es la ley. ' El niño y la madre forman una unidad narcisista en que cada uno posibilita la ilusión en el otro de su ~rfección y produce narcisismo satisfecho. la madre convierte al chico en el falo para poder ser como ,1 decíamos antes 1" madre fálica. (:Cuál es la consecuencia de que la ubicación del chico como falo le venga desde afuera, de la madre? Es una concepción totalmente distinta de aquélla que entiende al narcisismo primario Como simplemente algo que nace en el propio chico. * Ahora bien, esta ubicación del chico como falo puede producirse \ pero también puede no tener lugar, o sea el chico puede no constituirse ~\~", como falo. Piénsese en las situaciones que ya mencioné antes de la "" madre soltera: para efla su hijo es el testiinonio de la indignidad, de la' castración simbólica; piénsese en la madre que tiene un hijo mogólico. Lo ~nterior tiene una consecuencia verdaderamente importante: que si el chico puede quedar ubicado o no como el falo para la madre, no hay que tomar el primer tiempo del Edipo lacaniano como algo obligatorio bajo la forma con que comúnmente aparece descripto. No se trata solamente qUe las vicisitudes del Edipo transcurran entre el pasaje al segundo o al tercer tiempo, en la falta de la castración; hay algo que también puede ,suceder con el primer tiempo del Edipo. y es acá donde cabe una conclusión: si el primer tiempo puede no constituirse bajo la forma comunmente descripta, es decir no produ,cirse la unidad narcisista del niño que es falo-madre fálica, resulta que la descripción del Edipo lacaniano de los tres tiempos es una variante, la versión más frecl!ente de una estructura más abarcativa, pero estructura que tiene por lo menos la otra versión como posible. El hecho de que el hijo no se convierta para la simbolización de esa madre en el falo, y que por con~e~uencia ella no sea la madre fálica, no significa que el falo -como 1'1 que"convierte en perfecta- no existe para esa madre. , * Vé_ al respecto el curso sobre el narcisismo que dimos en 1974. '1
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En efecto, vorviend~. al ejemplo de la madre que tiene un hijo mogólico, para esa madre el.t,1110-:~alo será el que posee otra mujer cuyo hijo sea nor~af. La ecuaclon hiJo-falo igual existe en su inconsciente aunque refenda a otra dupla madre-hijo. " Pero si en el caso que estamos analizando el hijo no queda ubicado c.omo el falo .de la ma.dre, ¿se puede decir entonces que el primer tiempo del ~dl~o sea universal? Sí, por lo siguiente: en este caso el hijo queda constitUido como no falo -esa es la identidad que su madre le oto~ga-. con lo que se mantiene lo esencial: alguien -el hijo- que lee su Ident~dad en el discurso de alguien exterior a él, y que por su de\! pendencIa de amor va a tomar el deseo del otro como el propio. El deseo de la madre continúa siendo de tener un hijo que sea el falo lo que es sentido como no alcanzable. Esa meta será también la del hijo,. ('.v meta. con I~ Que no se podrá identificar. Entonces lo que se describe en el primer tiempo del Edipo tiene algunas características generales en las " """ que vate la pena reparar pues son las que lo definen: 1) es una relación dual, imaginaria, especular (aquí utilizados como equivalentes). ¿Qué es lo q~e car~ct~~iza a esta relación? Que dos personajes están presos de la misma IIuslon y cada uno de ellos posibilita que el otro se manteng~ en la misma. Por ejemplo/que la madre haga del chico el f~lo de""," te:mlOa, que ella puede ser madre fálica. Es una relación que tiene una ;\ as¡~etrla: la madre es determinante, es exterior al chico, le preexiste, """ le moldea, le aporta el deseo, la identidad. Fíjense que a~! como dijimos que el narcisismo enlacan estálejos de toda conc~pclOn en que sea simplemente la captación de una omni. potencia intrínseca al sujeto, también digamos ahora cuán alejado está de ~er al. objeto externo como un simple modulador de un jUf!go pulslOna! mterno. En la concepción lacaniana el elemento externo "-la madre-, .es por un lado el Otro -el lugar del código- y además el otro, o sea la Imagen con la cual el chico se va él identificar. A su vez esa m¡;dre depende de un orden simbólico que la determina. ¿Qué es lo característico de todo esto? Se está describiendo una estructura intersubjetiva que vale para el primer tiempo df!1 Ed"IpO, pero vale ~ara muchas otras situaciones. Esta situación intersubjetiva ¡}e ~ara~tenza por la posición de alguien frente al deseo de otro, Alguien esta SUjeto al deseo de otro. Y paó'a que se vea que es la descripción de una estructura intersubjetiva que va más allá simplemente de (1ue s' I . IT 1 "a eJem.p:, Ique en el primer tiempo del Edipo, piensen en la situación analltlca, en el anal izado tratando de satjsfa~er el deseo del analista. 42
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Ser el objeto de su deseo. Se puede entender entonces porque el analizado termina soñando lo" que el analista desea que sueñe, porque el ," analizado termina en la posición depresiva penando por el fin de semana, el duelo por las partes perdidas del yo, por los ataques realizados al "" analista, o por el contrario haciendo de la posición maníaca su ideal. :,." "," Se identifica y constituye su Yo a imagen y semejanza del Yo que te ";,-" " , marca el analista. Ahora bien, cuando el analizado llega a ser lo que el analista desea, entonces éste puede caer en la ilusión de que ha tenido un éxito terapéutico. El analista es en estos casos et equivalente a la madre fálica, dado que el analizado es en ese momento el falo. O sea, el analista tiene una expansión narcisista porque ha sido capaz de "curar" a alguien que aparece como "perfecto". En verdad de lo único que ha sido capaz es de convertir a alguien a imagen y semejanza de su Yo y tener en ese momento la ilusión de que realmente ha producido una transformación. El ejemplo además de señalar una desvü¡ción del objetivo que debe guiar un Psicoanálisis, tiene por finalidad mostrar que lo que se "," está describiendo con el concepto de relación dual no es simplemente, un momento genético, sino una estructura: alguien podrá haber pasado el primer tiempo del Edipo, pero sin emba-rgo-podrá haber recaídas siempre en esta estructura de la relación dual. Es acá donde uno tiene que hacer un reconocimiento a Melanie" Klein cuando decía que la posición esquizo-paranoide era una posición (una estructura), no simplemente una fase o un momento evolutivo, que había posibilidades de recaída, etc. M. Klein estaba describiendo una estructura que va más allá de su reducción cuando se trata de localizarla en un momento del desarrollo a determinada edad. 2) Los ejes teóricos alrededor de los que gira la "relación primordial" son; el deseo, el del narcisismo, y el concepto de Ley. I'JOTA No. 1: Como lo han hecho notar LABARTHE y NANCY cuando Lacan emplea el algoritmo ~ está invirtiendo el signo saussuriano, que en realidad es significado sobre significante. NOtA No. 2: Que se diga que en el significante se inscriban diferencias ncrdebe_de entenderse como que esas diferencias estaban ya en el pensamiento y que el significante sea un mero registro. No hay el mismo tipo de conceptos antes de las palabras que cuando éstas existen y los delimitan. Las palabras, como paradigmas de significantes, instituyen los conceptos mismos. El chico del ejemplo de la primera parte de la clase 43
El CONCEPTO DE FALO EN FREUD y LACAN existe, sin lugar a dudas, en tanto cosa antes de que se le dé un nombre, se lo inscriba en el Registro ,Civil, se le diga que es el hijo de tal y el hermano de tal, que es de tal nacionalidad, que tiene tal sexo, tantos años, etc., etc. Pero antes que quede ubicado con respecto a todos esos 'sistemas de filiac.iÓn, tablas de edad, par de oposiciones de sexos, no es , un chico en el sentido humano del término, que precisamente se ca. racteriza por ese entrecruzamiento de sistemas en el que queda ubicado. i! ~." " Como dice Lacan: "Ninguna necesidad de un significante sin dudas para ser padre, tampoco para estar muerto, pero sin significante, nadie sabría V nunca nada de uno y otro de estos estados del ser" (De Una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de fas psicosis, "Écrits", pág. 556). Véase la primera parte del seminario "Las formaciones del Inconsciente" para tener en. "familionaris" un ejemplo de cómo la forma ~.' ". de combinarse el significante es capaz de producir un nuevo significado. ¡ \\
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Antes de pasar a la descíipción del segundo y del tercer tiempo del ',',":: Edipo en Lacan veamos el concepto de falo. i' í En Freud con falo se designa una teoría infantil, la de que todos los seres tienen pene, lo que se ha llamado la premisa universal del falo.' Vamos a ver que tendremos que acotar esta, defin!ción estableciendo ;,~ '. ", algunas precisiones. Esta caracterización del falo es la que da Freud en 192~ en "Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia anatómica de los sexos". Dice: "para ambos sexos sólo un genital, el masculino, es tenido en cuenta; lo que está presente por lo tanto no es una primacía de ,los í'''"w"" genitales sino una primacía del falo u , Evidentemente Freud al decir ,~'\\,\' "es tenido en cuenta" se está refiriendo al orden de la representación que un individuo se hace de un estado de cosas, es decir al orden de la subjetividad. El término falo es entonces el que designa en la teoría esa creencia, pero en tanto esa creencia contrasta con otra .creencia, la del teórico. Si Freud destaca como digno de ser comentada esa teoría infantil-de que todos los seres tienen pene- e~ porque la coloca como contrastando con otra existente en la pubertad, aquélla en que se reco- ,. "., !'loce la existencia del pene y de la vagina, creencia que ~s también obviamente la del que teoriza, que toma la suya como la adecuada para representar la realidad. Que esta creencia -la del teórico- se corresponda con la realidad no le quita el carácter de ser una creencia. De la com, paración entre la creencia del sujeto infantil -de que todos los seres tienen pene- y la creencia del teórico de que no es así surge una articuiación; esta articulación es precisamente lo que se llama falo. El falo no es, rectificando ahora el comienzo de la exposición, la creencia del niño en sí, sino esta creencia sobre el fondq de otra creencia que es la creencia de! teórico. Hagamos un sfmíl que facilite la comparación: supongamos que tuviéramos una jaula dibujada sobre un papel transparente, que sobre otro papel que es opaco -blanco- hubie47
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ra dibujado un pajarito. Si superponemos tos dos papeles colocando el transparente sobre el opaco el pajari to aparecerá dentro de la jaula. El concepto de "pajarito enjaulado" es un concepto que surge de la articulación entre los dos papeles. No está ni en el pajarito ni en la jaula, sino 811 la superposición de ambos. El ":mcepto de falo es equivalente. La creencia del chico de que todos ti",; :,;n un pene, sería una creencia 'lue en sí mi,ma no daría lug¡)f al c.lncepto de falo. Si da lugar al ccnGepto de falo en la tlloría i:S p<;~¡~'.J<; el que teoriza contrasta esa creencia del chico y la juzga ilusoriá con respecto a otra. De modo que del contraste entre las dos creench surge el concepto de algo que no estaba ni en el chico ni en el teórico previamente. El falo es entonces la forma ~n que el teérico conceptual iza la creencia del chico de que todos los seres tienen pene desde su propio conocimiento de que existe pene y vagina. De modo que falo designa una entidad de dos caras: del lado de la subjetividad del niño al pene, del lado de la teoría a la falta del mismo. Observen esta articulación: p.n el niño aparece como presente lo que 1" en la teoría corresponde a una falta. Esto nos permite entender por qué el falo en la doctrina, como dice Lacan, no es la imagen sensible, es la fal ta con respecto a una presencia ilusoria, pues el concepto de falta surge también en relación a algo que .se cree que está. El concepto de falta -por parte del teórico- surge por contraste con otro concepto que es el de presencia, de modo que la presencia en el chico queda definida con respecto a una falta y la falta que considera el teórico con respecto a una presencia supuesta. Ahora bien, como uno de los atributos esenciales del significante es el de ser una presencia material en que está inscripta la cosa en tanto ausente (por ejemplo: la palabra silla es la presencia en el significante "silla" de una cosa que en realidad está ausente), entonces, de acuerdo a lo que habíamos dicho de que lo que aparece inscripto en el chico como presencia es la imagen de una falta, se puede decir en la teoría '/ lacaniana que el falo es el significante de una falta. Como se ve el falo ',\r. en Lacan aparece conceptualizado en términos propios -en términos de A~ ~ la teoría del significante- a la teoría freudiana del falo. Pero el hecho de que la teoría lacaniana retome la teoría freudiana del falo no nos debe hacer pensar que el falo en Freud y el falo en Lacan son exactamente lo mismo. Lacan no sólo retraduce Freud a otro lenguaje, sino que en esa nueva inscripción hay transformación, creación de algo que
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es distinto, con todas las posibilidades de confusión que se produce ':lJando se derivé! un concepto de otro manteniendo el nuevo concepto la misma denominación que el anterior. ,!\cá una digresión: el concepto de derivación es bastante importante(c' en las ciencias del hombre, 811 donde se toma un concepto de un campo y se lo trabaja en otro (por ejemplo el. concepto de significante en la lingüística saussuri'lna). Pe!,) Gomo vimos en la reunión pasada el significante en Lacan '.'1 .. " '~'$ e~ ;:;¡nif¡cante en SaU.5sure y sin embargo guarda una cierta .. j,¡",~ión CÚ'l lo anterior, ésto es lo que se conoce, como derivación de un concepto. En toda derivación de un concepto ();;:,;, hay un mantenimiento de a!~una de las características del concento '.".' ,\ , (('. ({ f ¡'l or¡ginal. Pero al mismo tiernpo aparecen nuevas propiedades que .on las del ';oncepto derivado. Tiene su ventaja y su desventaja el mantener el m:smo término para denominar al nuevo concepto derivado. Uno se podría preguntar por qué para el concepto derivado se utiliza el término de falo y no se uti¡;za un nuevo término, dado que el utilizar el término de falo pareciera que es el mismo concepto que el original. Igualmente cuando Lacan habla de significante pareciera que se está refiriendo al significante saussuriano y no es así. El mantenimiento del mismo término para designar un nuevo concepto tiene el inconveniente q~e predispone a ~a confusión, tiene la ventaja de que introduce una continuidad y una relaci<>n entre dos campos articulados. Si cuando se d,~riva un concepto, utilizando para designar al· nuevo concepto el término que designaba al concepto ant~rior, tenemos en cuenta que se trata de una derivación, podremos gozár de la ventaja de articularlo con el cam\ilo anterior y obviar el inconveniente de que caigamps en la :.' confusión dé creer que es lo mismo. Después de esta digresión, volviendo a Freud, su descripción de la subjetividad del niño en relación al falo reconoce dos momentos: '; ¡c,f un primer momento de la fase fálica con la creencia de que todos tienen ,~t'" pene; el pene nunca falta en esas condiciones y ni siquiera está planteada la posibilidad de que ésto ocurra; el chico cree que todos tienen pene; ',',"': recuerden a Juanito no solamente con los seres animados sino también con los objetos; no está planteado para él que pueda no existir el pene. En realidad se trata de un preconcepto, la generalización -a partir de una experiencia singular-. Como él tiene pene entonces todos los seres tienen pene. No existe en su psiquj;smo considerada la posibilidad de que alguien no tenga pene. Para ser más claro aún a riesgo de redundar: no es que él reconozca que alguien no tiene pene y reniegue de este
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conocimiento, sino que no está planteada la cuestión de que existen seres sin pene. Este es un primer momento en la subjetividad del chico. Pero hay un U) segundo momento dentro mismo de la fase fálica en que el pene es un • \\.", presente"presente en el sentido de existente, pero que se puede perder; , ! l' '\,'1. aparece así la angustia de castración en el varón; o que se ha perdido en " , , , la niña (de acuerdo a la visión del varón), o que no lo recib~ó (de i .~ .. " ." acuerdo a la visión de la niña). O sea que en este segundo morhento de la fase fálica, aunque el varón se considera a sí mismo como dotado de pene, piensa que puede perderlo y cree que la niña no lo tiene porque lo perdia. La niña considera que el varón tiene pene, es completo y que ella no lo tiene pues no se lo dio la madre. El pene es entonces una presencia que se define en relación a una ¡ .¡....... ausencia posible y una ausencia que se hace posible en relación a una 1\1,., ' presencia supuesta. Ahora bien, qué significa en Freud la oposición fálico-castrado: primero la oposición entre presencia-ausencia del pene, o,sea significa pene presente-pene ausente; segundo la oposición entre máxima valoración y mínima valoración. Fíjense que decimos que efLFreud 1a opasición fálico castrado significa dos oposiciones: presencia/ausencia de pe-) ne, y máxima valoración versus mínima valoraCión. Se realiza entonces una correlación. en la subjetividad del chico: el pene es a la ausencia del pene como la máxima valoración' es a la mínima valoración. Inclusi,. . e se podría representar como una ecuación, donde en el primer término estuviera: máxima valoración pene '!
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estrictamente la correlación entre presencia de péÍ1e y máxima valora",t ción, ausencia de pene mínima valoración. Es decir que fálico en Freud , (no solamente en lacan, sino en Freud) implica valioso, mientras que castrado es no valioso . Entonces en Freud falo es lo que completa, el narcisismo satisfecho, el Yo Ideal. Además por algo Freud sostiene que el Compleío de castra-;_ .. , ción es angustia de castración en el hombre y envidia del pene en la . mujer, és decir sentimiento de inferioridad frente al hom.bre. ¿Qué es lo que se desprende de todo esto? Que en una lectura cuidadosa de Freud castración implica por un lado sin pene pero también implica pérdida de la identificación con el Yo Ideal, es decir que W,".' hay dos niveles en Freud mismo de acuerdo a las citas que expuse, en \: ',o que se puede leer el concepto de castración. Por un lado como angustia ':':" . ,. frente a léi pérdida del pene, pero básicamente como la pérdida de la '., é identificación con la máxima valoración, de acuerdo a lo que habíamos' i,'~ . visto el año pasado como la pérdida de la identificación con el Yo Ideal ... 1,
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ausencia de pene
Freud en "Algunas consecuencias psíquicas, .. ", después de señalar el lechazo de, la nika el reconocimiento de su falta de pene dice: "DeS:Jués d~ que una mujer ha tomado conocimiento de la herida a su narcisi!;mo, ella desarrolla como una cicatriz, un sentimiento de inferioridad", () sea que la nona correlaciona no tener pene con el ser inferior. Es la correla· ción a la cual yo me refería recién. Y una segunda cita -en "La oq¡anización sexual infantil"- dice: "el chico cree que solamente ¡as mujeres no valiosas han perdido sus genitales, mujeres que con toda probabilidad eran cLllpables de impulsos inadmisibles similares a los suyos, las mujeres a las que él respeta -como su madre- retienen su pene por un largo tiempo". Esta cita es muy importante porque muestra
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mínima valoración
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El falo en la teoría lacaniana Veamos ahora en Lacan el concepto de falo. En realidad estamos retrabaiando el tema porque ya lo habíamos introducido en nuestra reunión anterior. Por ello se va a producir un cierto nivel de redundancia. Hay que diferenciar el falo en la estructura edípica, o ,sea el falo simbólico en la estructura edípica, del falo en la subjetividad. ¿Qué quiero decir con falo simbólico en la estructura edípica y falo en fa subjetividad? Una cosa es el papel que en la caracterización teórica de! Edipo juega ese significante que es el falo como articulador mayor de la teoría, y otra cosa es cómo lo viva un sujeto que esté inserto en esa estructura, Un desvío para aclarar conceptos. Lacan utiliza 10 imaginario y lo simbólico para diferenciar dos maneras bajo las cuales aigo puede estar organizado. Supongamos, a modo de ilustración, el caso de ¡as imágenes del contenido manifiesto de un sueño. Para el soñante esas imágenes representan lo que ellas muestran. Si en el contenido manifiesto aparece
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Ve.. "La depresión, un estudio psicoanalítico. N,V.
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r= Dor ejemplo un barco, ésto es lo que significa para el soñante. Sin embargo, después de analizado el sueño, el BARCO por su vinculación con 'BARCA, éste con NOE, y esta palabra con NOEMI, puede estar representando a la chica de ese nombre. La imagen del barco cuando ella no es sino un barco se halla en lo imaginario. Cuando ya no es una embarcación, sino otra cosa a través de una serie de elementos articulados pertenece al orden simbólico. En síntesis: un elemento pertenece a lo imaginario cuando es algo en sí inismo~ y a lo simbólico cual"!do adquiere valor en relación a otros elementos, de modo que un elemento en sí no es simbólico o imaginario sino que depende del tipo de articulación en la que entre. Se podría pensar que en lo imaginario no existe ningún tipo de articulación, que ésta sería privativa de lo simbóJico. Sin -embargo el problema no reside en la oposición articulado versus no articulado, sino en las características que tenga la articulación. Así por ejemplo cuando las imágenes del sueño se presentan siendo lo que son para el soñante, hay en ello un tipo de articulación: ellas se pueden diferenciar entre sí no se confunden pues conforman un sistema de diferencias. Si así n~ fuera ni siquiera tendrían el carácter de imágenes particulares que recortan de determinada manera el campo de la percepción. Pero lo que las caracteriza es la f,ijeza de lo que son, Un ejemplo de lo imaginario de lacan que permite corroborar estas afirmaciones: la imagen en el espejo de fa fase del mismo nombre está articulada con la Percepción del chico de su incoordinación sensoriomotor. Si la imagen especular aparece como completa es por oposición a esta última, Si el cuerpo aparece como fragmentado es por oposición a la imagen especular. Pero esta articulación de oposiciones, en que cada una es la condición de posibilidad de la otra, el fenómeno de la fase especular es en Lacan el ejemplo paradigmático de lo. imaginario. Y ello es así pues si bien la imagen en el espejo tiene un correlato opositivo el chico se identifica con ella: él es "esa imagen. Ahí, en la imagen está él. Para ver .a diferencia de lo anterior con un ordenamiento simbólico volvamos al ejemplo del sueño Barco-Barca-Noé-Noem í. En este caso algo -el Barco- puede ser otra cosa, puede sustituir, no tiene valor fijo sino que depende de su articulación con los otros elementos. Las relaciones del parentesco son un ejemplo de un orden simbólico pues alguien, ubicado en una trama, no es de por sí sino en relación a los otros eleme~tos. Alguien es padre porque hay un hijo y viceversa. Alguien es sobrino porque hay un tío que lo es pues hay un hermano o
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hermana que e~ padre o m.adre. Pero ~demás alguien puede ser hijo, padre de su hijq, tío del hijo de su hermana Y sobrino del hermano d~ su madre de acuerdo a quien se remita en su relación. No es ~i algo en SI mismo, ni tampQCo tiene un valor f i j o . , _ Los sistemas matemáticos son otro ejemplo de orden-simbólico ,cO-:, mo así también la lógica simbólica en que los símbolos no significan nada sino que se relacionan con otros símbolos a través de operaciones que les otorgan v~l.or. " ,. ,.l El lenguaje es el ejemplo por excelenCIa de orden slmbolico. No solamente porque los fonemas constituyen sistemas de oposiciones Y se delimitan en el serio de los mismos, sino además porque las palabras, pueden ser sustit~.¡das por otr1ls palabras, como lo demuestra el ejemplo del diccionario en que las definiciones de palabras son reemplazos de unas por otras. Además las palabras pueden no querer significar lo que aparentan sino servir para decir otra cosa. Pero acá una aclaración importante para nosotros como psicoanalistas. Que el lenguaje sea un orden simbólico no quiere decir que siempre que en un sujeto aparezcan palabras nos encontramos en presencia de lo simbólico. Si están coaguladas en su significación, si sólo son lo que' dicen y nada más, si su valor no depende del sistema con el que Se articulan nos encontramos en el registro de lo imaginario. Un buen ejemplo es el del esquizofrénico que toma un refrán no en su sentido figurado sino literal. En este caso las palabras tienen 'un valor fijo, y dicen para él sólo una significación coagulada. Volviendo ahora al falo simbólico en la estructura edípica se puede encontrar una aproximación a éste en "La significación del falo", cuan· do lacan dice: "El falo aquí se esclarece por su función. El falo en la doctrina freudiana no es un fantasma, sí es necesario entender por aquéllo un efecto imaginario. No es tampoco como tal un obieto (parcial, interno, bueno, malo, etc.), en la medida en que este término tiende a apreciar la realidad interesada tln una relación. El es aún menos el órgano, pene o clítoris que simboliza". Remarco "el fa!o en la doctrina freudiana", porque acá el énfasis de Lacan cuando dice que el falo no es un representable, es porque interpreta al falo no desde la subjetividad de los que están en la situación adípica, sino desde una teoría que caracteriza al Edipo y la variación de sus tiempos en funpión de cómo queden ubicados los p~rsonajes en relación al falo. {En el"\ primer tiempo el chico es el falo de la madre sin saberlo y ésta por,. pose~rlo a aquél es 'Ia madre fálica. En el segundo tiempo ambosdejan
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de ser el falo y de tenerlo respectivamente, pero todavía hay un'personaje que lo es: el padre. En el tercero nadie lo es, el falo queda instaurado en la cultura más allá de cualquier persona. El falo se tiene pero no se es). . Planteado así el falo simbólico en la estructura recurramos nuevamente al símil que diéramos en la clase anterior. Recuerdan la metáfora del anillito en el círculo, etc. El falo simbólico sería el aniilito. Oigo sería porque obviamente no es una entidad de orden material. De acuerdo a las posiciones que va tomando el anillito va marcando el valor de los personajes. Entonces hay una organización del juego. una determinada regla del juego: aquél al que le cae el anillito ése tiene determinado un valor. En ese sentido al existir una ley que fija posiciones en base a un elemento en circulación estamos dentro de la caracterización de un orden simbólico. El falo en la doctrina es precisamente el equivalente del anillito, eso que en su circulación va determinando posiciones, independientemente que un sujeto se llegue a dar cuenta jamás que está determinado por eso. Más aún en el primer momento del primer tiempo del Edipo, el chico no tiene idea de que está determinado por el deseo de la madre.
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Veamos ahora cómo aparece el falo en la subjetividad, es decir qué características poseen las representaciones que se hacen los personajes " que están involucrados en la estructura edípica. La represerrtación que se hace alguien del falo puede tener las características pertenecientes a lo imaginario, o por el contrario la forma de estar articulada su representación con otras representaciones, ser del tipo de las que sirven para definir a un orden simbólico. En la subjetividad habrá pues un "falo-representación" que podrá estar estructurado de dos maneras: al Siguiendo las leyes ~Ie'o~ganiza ción que son propias de lo imaginario; b) Siguiendo las leyes de organización que son propias del orden simbólico. Veamos el falo que en la subjetividad está estructurado ·de acuerdo a lo imaginario. En la pág. 91 de tIlas formaciones de! Inconsciente" hay una cita que justifica traerla in extenso por su importancia: "De hecho el niño 54
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se inter<:sa primero en toda clase de objetos antes de hacer esa expt¡< rienda privilegiada que hemos descripto con el nombre de fase del ' espejo y que ie abre nuevas posibilidades: la de situar al falo en tanto objeto imaginario, con el que el niño debe identificarse para satisfacer e! deseo de la madre, y que se enriquece con esa cristalización del Yo bajo la forma de imagen de! cuerpo." Vamos a ver las partes de esta cita: a) "antes de hacer esa experiencia privilegiada", estamos en el orden de la subjetividad, de algo que es exp~:ienciado; b) "sitúa al falo en tanto objeto imaginario con el que el n¡no debe identificarse"; ésto. no debe entenderse como que el niño tiene el concepto de falo, él tiene el cuerpo como aquéllo que lo comp.leta, es. ~ecir aún cuando eso ni lo llame falo ni para él tenga ninguna VlOcul~clon con el pene; c) "para satisfacer el deseo de la madre y que se enriquece cqn esa cristalización del Yo bajo la forma de imagen del, cuerpo", ésta sería la primera imagen fálica; no significa que el chico' esté ha~iendo la ecuación imagen del cuerpo / falo, imagen del cuerpo / pene, s¡no que para el chico esa imagen del cuerpo, imagen totalizante que le contrarresta la sensación dada por la ¡ncoordinación sensorio motriz aparece como la completud y por lo tanto es lo que la teoría .\ designa como imagen fálica. Hay otra cita del falo (pág. 552, "Écrits") que dice: "Objeto imagjel sujeto se identifica", y aclara Miller, que es un epistemologo de la escuela lacl1niana que ha hecho una lectura muy cuidadosa de Lacan: "Falo imaginario, especie bajo la cual el sujeto se representa n a sí" (pág. 906 de los "Écrits"). A este falo imaginario lacan io llama '\~:." t~~bjén imagen fáliCa (pág. 552). Ahora bien, falo imaginario o imagen r . I él faltca es la designación en la teoría de la forma bajo la cual el sujeto se ,A ,;,. representa a sí mismo. na~1O con que
¿Cuáles son los atributos de esta imagen fálica? Porque no CUalquier representación de s( es falo imaginario o imagen fálica. Falo imaginario es ~a forma bajo ia cual el ~tJjeto se representa a sí cuando ésta tiene dete,r~)inados atributos y uno esencial: la perfección. Imagen fálica es ¿~ aquello a lo que no le falta nada. ¿Para qué? Para ser perfecto, ya que lo es por aíl~OnOm¡¡s¡a. F.~lo imaginario es así todo lo que completa una falta de perfecclQn, anulando la imperfección. El niño cuando se identifica al falo imaginario es la perfección. la perfección en ese momento existe como una categoría cognitiva y él identif¡~ con el fak> es la perfección.
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la expansión narcisista es como derivación la experiencia subjetiva ,. de felicidad dada por el vivirse como perfecto. En el momento de la identificación con el falo imaginario la cuestión de la falta no está planteada para el chico. Ahora bien, lqué se quiere decir con la afi'rmacíón de que cuando el chico se identifica con el falo la falta no está planteada? lAcaso se quiere decir que no existe el concepto de falta en el psiquismo? ,¿Que no existen las categorías completo I incompleto? No es así, y hay una cita de lacan en el "Seminario sobre las relaciones de objeto" que muestra claramente que cuando el chico se identifica al falo tiene las categorías cognitivas de completo I incompleto. La cita dice: "En la experiencia especular el sujeto descubre (palabrá ¡que evidentemente está aludiendo a uh orden de la subjetividad) una totalidad en relación a la cual a él le falta algo; en la relación primordial con la madre él hace la experiencia (nuevamente hace la experiencia se está refiriendo al orden de la subjetividad) de lo que le falta a ésta" (lo Que está entre paréntesis es comentario nuestro). Veamos las dos partes primeras de la cita: "relación especular", su incoordinación muscular hace Que su imagen en el espejo se le aparezca como completa. está por lo tanto la categoría completa I incompleta, como una unidad indisoluble, pero el chico se representa bajo la imagen de completo. O sea: él tiene la categoría de incompleto -su ¡ncoordinación sensorio·motriz percibida- pero él se ve en un espejo y dice "éste soy yo"; entonces él se representa como completo. La categoría de completo e incompleto está, pero la especie bajo la cual él se representa -como diría Miller- es la especie de completud, de perfección, por lo tanto el falo. Lo mismo pasa en la relación primordial. El chico descubre que a la madre le falta algo, que es él mismo en tanto falo lo que le falta a ella. Lo necesita a él, él la completa. Esto no quiere decir que el chico sepa que la madre simboliza en él al falo. El simplemente se siente el causante de la felicidad de la madre, experiencialmente el que es perfecto; en esta representación de él en tanto perfecto, desde la teoría se la llama falo, pero el chico -como decía antes- no se vive como un pene, , sino como aquéllo que constituye la felicidad de la madre. Concluyendo: el chico hace la experiencia de que a la madre le falta algo -él mismo- pero como lo tiene 8 él entonces no le falta nada, es madre fálica, es completa. Ahora bien, hay otra cita de lacan que pareciera en contraditción
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con lo anterior. Dice en el mismo Seminario dé las relaciones de objeto: , "pero qué va a suceder cuando el chico al descubrir la diferencia de sexos descubra también que su madre no tiene falo y que desea en él otra cosa Que él mismo". Si comparamos las dos citas pareciera qu~ hay una contradicción. Porque en la primera (" ... en la relación primordial con la madre él hace la experiencia de lo que le falt~ a ésta, el falo"), pareciera que habría descubierto el falo en tanto falo. En la' segunda. sin '~mbargo, dice: "Qué pasa cuando el chico al descubrir la diferencia de sexos descubre también que su madre no tiene falo", Entonces parecieraque hay dos momentos de descubrimiento del falo.lCómo se debe interpretar el cotejamiento entre las dos citas? ¿Se trata del mismo falo? En la relación primordial se trata del falo imaginario, pero lo va a tener en cuanto el hijo sea el falo. Si bien a la madre le falta algo 1\~ -el falo ..... como él lo es, entonces a la dupla madre I hijo ya no le fal:ta nada porque está completa, desde el momento que la madre lo tiene a él. En cambio, en la segunda cita falo designa a algo que es diferente
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y lo simbolizado. Y por lo tanto el chico captaría y entraría en un tipo de con~trucción donde existe una simbolización, dado que una cosa remite a otra cosa, se refiere a otra cosa, está en reemplazo de otra cosa. El falo empieza G "perecer en un ordenamiento diferente del imaginario con que se presentaba en el 1er. tiempo del Edipo. En Lacan, por la castración se inscribe el falo en tanto simbólico. Una cita del Seminario sobre 13s r"l::ciones de objeto: "Para comprenderlo hay que'distinguir nueVamente entre el plano imaginario y el orden simbólico, o sea entre la inferioíidad que puede sentir la mujei' por n.o tener pene o por tener uno muy pec¡u(~ño y la ausencia I presencia del falo simbólico, ausencia / pri'sencia de la castración que implica para la niña no tener el falo pero que puede reCibir!o". != íj~:mse Que para que 2190 seJ el falo simbólico en Lacan no basta con sentir que no se tiene el pene. La cita dice: "para comprender hay que distinguir nlJevam,~nte entre el plano imaginario y el orden simbólico". O sea, en el plano del orden imaginario la mujer está reconociendo que no tiene pene con respecto a un pene existente, o por tener uno muy pequeño -el el ítoris- con respecto a otro grande se siente inferior. Hay un reconocimiento de algo que está sobre la posibilidad de que no esté, es decir que lo tiene el varón y ·,.:ella no lo tiene, pero igual Lacan lo ubica en el plano imaginario, lo que ; .caracteriza al falo simbólico no es, por tanto, la oposición presencia / ausencia, sino que lo ausente puede ser sustituido por otra cosa que lo y representa. No se tiene falo pero se lo puede reemplazar. Y un orden en que algo puede ser sustituido por otra cosa, en que no hay valores fijos es, como habíamos visto antes, lo propio de un orden simbólico. El hijo puede reemplazar al falo. Sintetizando, el falo simbólico en la subjetividad tiene los siguientes atributos: 1) Algo que se puede tener pero no se es. Se puede tener el falo pero no hay nadie que lo sea. 2) Se lo puede perder. En el caso de que el falo esté representado por el pene éste se puede perder por la castración. El varón tiene el pene pero ya nunca más'en forma segura y definitiva, siempre podría ser castrado. La niña desde la perspectiva del varón lo tenía y lo perdió por la castración. Desde la perspectiva de la niña no lo tiene porque la madre no se lo dio, pero es una ausencia sobre la base de una presencia supuesta. 3) Es algo que circula, se da, se recibe. El varón lo recibe del padre a través del uso de suwene, la niña del hijo que recibe de aquél. 4) Puede ser reemplazado por otra cosa. Se establecen equivalencias simbólicas, pero se mantiene la distancia entre el símbolo y lo simbolizado.
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Una fantasía" puede estar organizada de acuerdo a un ordenamiento. simbólico si cumple con las condiciones que sirven para definir a éste.. Puede por el contrario pertenecer a lo imaginario/más puro si su signifi- ,,~,).. cación está coagulada, aislada de una articulación en la que desempeñe el papel de un significante. Todt;\ el orden de la subjetividad está compuesto por representaciones, es imaginado, pero el problema es en qué. forma, siguiendo qué leyes combinatorias. Aún cuando imaginario en l.,acan tenga como origen, para la elección del término a la relación con una imagen -fase del espejo- no todo lo formado por imágenes es imaginario. 'Lo importante con la diferenciación entre imaginario y simbólico es el caracterizar dos modos { f. '. bajo los cuales se organizan determinados elementos, independiente- .. mente de qu~ son en sí, sean imágenes o palabras. 1 Es 'algo que guarda \tna cierta similitud con la diferenciación que Freud hic.iera entre Inconsciente y Preconsciente. El Inconsciente con sus leyes falta de contr~dicción, de atemporalidad, de tendencia a la descarga, de regularse por ~I principio del displacer-placer, por su poca· consideración por la realidad externa, por regirse por el Proceso Primario (libre desplazamiento Vcondensación) fue en un principio correlacionado con la cualidad de no conciencia y de reprimido. De ahí la denominación de Incon~iente para ese modo de existir lo psíquico. Sin embargo en el trabajd1";(l,.o Inconsciente" Freud dice: "Más aún, en los seres humanos debemÓ$ estar preparados para encontrar condiciones patológicas en las cuale$los dos sistemas (se refiere al Inconsciente y' al Preconsciente) alteran o al," intercambian tanto su contenido como sus características". (Standard Ed., Vol. X~, p. 189, subrayado nuestroU Por características Freud seÍE!stá refiriendo al modo de funcionamiento. y después en el CélP. siguie~te ilustra cómo el psicótico esquizofrénico ,\ posee un funcionamiento consciente que sigue las leyes del inconsciente. Además, el propio c;:ontenido manifiesto del sueño, que se produce en la . consciencia de' soñante, se organiza de acuerdo a las leyes del Inconsciente: hay personajes de distintos tiempos simultáneamente presentes (atemporalidad), alguien está muerto y habla (falta de contradicción), etc., etc. Que la causa de este tipo de organización de lo cOilsciente sea su vinculación con- lo reprimido no resta importancia a que lo consciente se rija por leyes que sirven para definir a lo in-
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No se debot de confundir imaginario -11M fomla de organizaeián- con imaginado o con fan_fa.
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consciente. Por otra parte en el capítulo que sigue a la cita de "Lo inconsciente" que consignamos -aquel titulado "V Comunicación entre los sistemas"-:Freud concluye que la diferencia que había hecho entre lo Inconsciente y lo Preconsciente no es tan tajante. En efecto, hay fantasías con un alto grado de organización, coh'erentes, lógicas que se hallan reprimidas y no simplemente desatendidas. Es decir que no se podrían. hacer conscientes por una simple catexis de atención. Con Jo cual existen entidades reprimidas organizadas de acuerdo a las leyes del Preconsciente (recuérdese que Freud trace aqu í la metáfora de los mestizos). Si a ésto le agregamos los ejemplos del contenido manifiesto de los sueños y del pensamiento consciente del esquizofrénico nos encontramos ante entidades que desde el punto de vista de las leyes de organización pertenecen a un sistema y desde el punto de vista de su relación conlla cualidad de conciencia a otro. Por algo Freud reiteradamente insiste en tratar de independizar a las leyes de organización de un sistema de la cualidad de .conciencia y por ello dice: "Por lo tanto la consciencia (como propiedad) no se halla en una relación simple con los diferentes sistemas o con la represión" (Standard Ed., vol. XI - XIV, p. 192). Y poco más adelante: "Cuanto más buscamos obtener un camino hacia una perspectiva metapsicológica de la vida mental, tanto más debemos aprender a emanciparnos de la importancia del síntoma de ser consciente". (p. 193). En síntesis: aún cuando en su origen una forma de .existir lo psíqUiCO en relación con la conciencia -su cualidad de inconscientesirviera para nombrar también a un modo de funcionamiento, la no concordancia sistemática entre la cualidad de conciencia y el tipo de organización nos aporta evidencia de que lo significativo no es tal correlación sino las leyes de organización. Si el Psicoanálisis ha merecido la atención de los que se dedican a las ciencias del hombre no ha sido ni por la difusión de una moda, por el peso de su práctica profesional, por sus éxitos o fracasos terapéuticos sino porque aporta un modelo de cómo pueden estar articulados elementos que no siguen las leyes de la lógica clásica. Sería interesante pensar cuáles pueden haber sido los troncos comunes que permitieron' pensar en campos tan diversos como el de la Psicología . y el de la lógica, la lógica del Inconsciente por un lado y las lógicas modales, las plurivalentes y las llamadas disminuidas, todas desarrolladas en este siglo. En caso de que un tal proyecto encontrase
alguna concreclon no sería más que la repetición tan frecuente en la historia del pensamiento de que algunas grandes ideas o preocu, paciones impregnan una época y producen efectos en campos diversos.
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En primer lugar una aclaración: cuando en la descripción del Edipo que realiza Lacan se habla de madre o padre, lo que se está denominan· ':. do tras esos términos son deter.minadas posiciones que puede ocupar un personaje, o mejor aún las funciones que realiza. Dado el tipo de familia existE'nte en nuestra sociedad las funciones designadas por esos nombres son frecuentemente desempeñadas por los que efectivame~te son los padres o madres reales. Sin embargo, si un padre tiene con su hijo una relación dual, en la que el deseo de éste es ser el objeto del deseo de aquél, en que el chico es el falo del padre y gracias a ésto, ~ste no se . reconoce como castrado, sino que es fálico, entonces ese padre real ,\ ';,' puede ocupar la posición de lo que en el primer tiempo se llama madre. Veyamos ahora al estudio del segundo tiempo del Edipo. Dice Lacan" en "Las formaciones del Inconsciente": "El padre interviene efectivamente como privador de la madre en doble sentido, en tanto priva al >
niño del objeto de su deseo yen tanto priva a la madre del objeto fálico.
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Aquí hay una sustitución de la derrtanda del sujeto, al dirigirse hacia el otro, he aquí que encuentra al Otro del otro, su ley" . . Veamos los elementos de esta cita que parece verdaderamente un juego de palabras: f", a} Con respecto al mno: "priva al niño del objeto de su deseo". el niño deja de ser el falo de la madre, ve que ésta prefiere a otro que .\ ',' rio es él, porque supone que aquél tendría algo que él no tiene. Lacan considera como esencial que la madre desea al padre, o sea que se vuelve \ del hijo al padre. Es aqu í donde se puede ver que tiene importancia la madre real, lo que realmente haga la madre. b) Con respecto a la madre: para que haya privación efectiva del objeto fálico es esencial no sólo que la madre cambie al chico por el padre sino que éste no quede ubicado como totalmente dependiente del deseo de la madre. Si ésto no sucede ~ éJ madrE: se _~~I.~ ,~9,,~;(' !'I~1()\T
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fálica: tendría en este caso con el padre el mismo tipo de relación dual, narcisista que poseía con el chico; ella sería en estas condiciones lo que. determinaría el deseo del otro. A esto se refiere Lacan cuando en la pág. 90 de "Las formaciones del Inconsciente" habla: "sobre los efectos que tiene que la madre haya dictado la ley al padre, como sucede Cuando ésta está muy enamorado de aquélla o t~mbién cuando el padre se mantiene muy a distancia y sus !T1,;nsaíes llegan pOI intermedio de la madre". Se puede ver entonces que es posible que haya pérdida del valor fálico para el chico pero con conservación de la madre fálica_ Esta retiene sus atributos fálicos en otro, en este caso el padrp., que depende de ella totalmente_ Sería equivalente a la situación en que la madre prefiriera a un hermano del niño: este hermano pasa a ser el falo. Ya no lo es el nilio primero, pero la que sigue siendo la'ley, la que enviste a su tot~1 voluntad a otro del valor fálico, o por el contrario se lo priva también a su total arbitrio continúa siendo la madre .. Hay que diferenCiar entonces colapso narcisista de castración simbólica. En el colapso narcisista -pongamos por caso el nacimiento de un hermano que pasa a ser el preferido- el chico deja de ser el falo, el Yo Ideal. El hermano pasa a serlo. De modo que colapso narcisista es la pérdida de la identificación con el valor fálico, o como planteamos en otra oportunidad es la pérdida de la identificación con el Yo Ideal. En la castración simbólica, en cambio, el niño reconoce que a la madre le falta algo que lo debe de buscar en otra parte, corresponde al momento en que el niño deja de ser el falo y éste pasa a existir para él como entidad independiente de un personaje. Por ello la castración simbólica para completarse • exige que el chico reconozca que hay algo más allá no sólo de él -el falo- sino también de.la posibilidad de la madre de instaurarlo, de dotar a su total arbitrio del falo al personaje que a ella se le ocurra; que elta a su vez está sometida a un orden que le es exterior. Esto es lo esencial de la castración simbólica: en el psiquismo del chico es el reconocimiento de la castración de la madre, y de toda persona, incluído el padre. ' Se aclara ahora la última parte de la cita cuando dice: "Aquí hay una
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"Para completarse" quiere indicar que en al 20. tiempo del Edlpo se inicia la castrac:ióo simbólica con la castración de le madre, pero recién cuando en al
tercer tiempo el pedre aparezca como castrado se habtá producido la totalidad del movimiento que lleva a independizar al falo y a la de todo personaje real.
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sustituclon de la demanda del sujeto: al dirigirse hacia el otro (por lo J tanto el semejante, el otrQ de la re.lación especular, la madre), he aquí que se encuentra al Otro del otro, su Ley", O sea, el chico al dirigirse a su madre encuentra que hay un Otro, en este caso Otro como el lugar de la ley o significando a la ley, a la cual la madre debe someterse. Por lo tanto la castración simbólica no es el pasaje de la dominación de la madre a la dominación del padre, sino que consiste en la instauración del . falo como algo que está por fuera de cualquier personaje, de la madre o ;', del p<¡dre, que no se lo puede poseer a su solo arbitrio, Es por eso que ,'-. el falo se instituye en la cultura como una entidad desde la cual todos ¡ quedan ubicados como castrados simbólicamente. ¿Cómo aparece en el segundo tiempo el padre interdictor, el padre -\ terrible? Esto es lo que plantea Lacan en la pág. 89 de "Las formacio· nes d~1 Inconsciente": "En el discurso de la madre, como mediada por ésta, Vlenos velado por consiguiente que en la primera etapa, pero aún '. no revelado". ¿Por qué no revelado? Por el hecho de que todavía el padre en tanto algo que está por fuera de la madre y de un personaje en particular, o sea en tanto que padre simbólico no está totalmente consti· , tuído. En este segundo tiempo de pasaje todavía el chico cree que 'el el, Ck': padre es el falo, y continúa la cita: "interviene a titulo de mensaje para " \)t la madre y, por lo tanto, para el niño, a título de mensaje sobre un men- , sall!: una prohibición, un no. Doble prohibición. Con respecto al niño: \. \. no te acostarás fon tu madre. Y con respecto a la madre: no reintegrarás \ tu producto. Aquí el padre se manifiesta en tanto otro", dice Lacan, y significativamente coloca otro con minúscula, o sea que el padre se ma- \ \ nifiesta en tanto otro, no en tanto ley; en tanto un semejante con el cual ",. el chico rivaliza. Continúa la cita: "Y el niño es profundamente sacudido i '\ ' en su posición de sujeción (al deseo de la madre): el objeto del deseo de la madre es cuestionado por la interdicción paterna", Esta representación del padre interdictor, como padre terrible no es el padre simbólico, Por el contrario, tiene los atributos, por un lado, de ia madre del primer tiempo -es el que dicta la ley y no aquél que está;; \ ~ en representación de la misma-, por eso Lacan utiliza la expresión "el padre interdictor", "el padre terrible"; hay un matiz de iron ía en lo de "padre terrible", aparece como terrible pero en realidad esto no . es más que una impostura, o sea tiene el atributo presuntuoso de dictar la ley, Además aparece como siendo el falo -porque en la subjetIvidad del chico es aquél que lo desplaza en el deseo de la madre-, o sea para ,.1 ElI chico es lo que él no es, por lo tanto sería perfecto, es aquéllo \:¡i'
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~ue él pasa ~ sentir que no es: el falo. Es una representación imaginana, en el sentido de que es algo en sí mismo,
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~ara captar un p~o más el concepto de ese padre terrible hay un articulo de Moustafa Saffouan, que es un miembro destacado de la escuela .Iacaniana, ~n su libro "Estudios sobre el Edipo" que publicó Du Se~11. El estudio se llama "La figura del Padre, Idea''', Este es el padr~ Imagi~ar!o que aparece como un interdictor; es el padre que en ,', el mito ~e ..Totem y. Tabú" corresponde al padre omnipotente de la ,,"r horda pnmltlva, Y aca se requiere una aclaración: cuando decimos que el Pad::, Ideal o padre imaginario es aquél que en el mito de "Tótem , " y Ta.bú corresponde al padre omnipotente de la horda primitiva nos \,:i' refe~lmos a que en la descripción mítica de la horda primitiva había ,, alguien que funcionaba como un interdictor que poseía a !as mujeres que castraba a los hijos, y que después fue muerto. Es Padre Ide'a; ,1,,; , ' dentro del momento que describe el mito de la horda primitiva, Pero cuando se realiza la muerte del padre, y nosotros desde aquí ~os e~amos refiriendo a ese padre de la horda primitiva -desde la sltuaClon actual- como un padre no existente en este momento com,o un, ~adre, ~ue dictó la ley, ya no cumple el m.ismo papel que el~ la sltuaclon onglnal describe el mito como que cumplía O se I 't .. . " a en d \~ . ~ ~I. uaclon onginal del mito, suponiendo que hubiera existido esa cor¡dlclon, para. los personajes ese padre terrible era la Ley, no la representab~, SIOO que la era. Mientras que para nosotros', en la re\ " p.resentaclon que nos hacemos deaquefla situación mítica, la ley nos viene desde la muerte de ese padre como plantea Freud en "Tótem Tabú" . A pa rt'Ir de ah'I se edifican una serie de regulaciones, etc.Y Enton~es ese. ~adre en tanto muerto, con todas las consecuencias que se dertvan onglOa una ley que está más allá de un personaje particular, en este momento, de modo que ahora sí va a pasar a tener los atributos del padre simbólico. Como digresión, Saffouan es realmente un personaje que merece la mayor de las admiraciones. Es el traductor al árabe de "La Interpret~ción de los sueños" ¡;sto es en cierta medida un homenaje a todos ~quellos que introducen en un dominio determinado una teoría muy Importante; es el papel qué cumplió López Ballesteros para nosotros Con todas las imperfecciones de la traducción, realmente signifiC6 para la gente hispano hablante la apertura al Psicoanálisis. , V~I~amos a la castración simbólica. ¿Por qué se llama castraéión slmboltca? En primer lugar castración es utilizado en sentido metafó-
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rico: la castración Ieln el sentido concreto, literal, sería el corte de una parte del cuerpo que se ,separa del resto. El elemento que constitUYE' la base de la comparación, de la metáfora es: algo Que se corta, o una separación entre dos partes, En el caso de la castración simbólica se introduce un corte, una separación entre la madre Y el hijo, pero al " . mismo tiempo para cada uno se produce un corte Y una pérdida. El chico se separa del falo, pierde su identificación con él, deja de ser el falo. La madre pierde a su falo, deja de poder instaurar el falo a voluntad Y de tenerlo, O sea, metafóricamente, la unidad niño-falo I madre- .\ fálica se ,corta, entre ambos, y se le corta algo a cada uno de los dos ' integrantes de la cupla: El segundo término -"simbólico"- alude primero a que no es real en el sentido concreto de castración como pérdida del pene, pero ésto no es lo más importante; lo más importante es que designa en la teoría al corte mismo, es decir en la descripción de la estructura edípica caracteriza a esa separación con las distintas propiedades que adqUieren después los elementos a partir del corte, Los miembros individuales, el chico, la madre, el padre podrán representarse, imaginar de diversas maneras esa castración, pero la castración simbólica no es la forO\a bajo V, 'v la cual alguien se imagina la castración, sino la desc¡'ipción teórica (,,' , de esa circunstancia del corte en la estructura ed ípica. La castración simbólica al ser para el chico la pérdida de la identificación con el falo Y para la madre la pérdida del falo -en tanto una posesión de la que puede dotar o privar a alguien-, no está rela· _,cionada con el pene sino con el fal~, en el sentido que tiene falo en, Lacan, Por eso Lacan dice en 'el Seminario de las relaciones de objéto: ' "La castración no es nunca real sino simbólica y concierne a un objeto imaginario, el falo", ", , \, Ahora bien, si un objeto -el pecho, el pene, las heces- pasan a ;~\, quedar investidos de valor fálico, representan al falo, entonces la pérdi-> da de los objetos será vivida como pérdida del falo. La conclusión es 'entonces que la castración designa: a) en la teorización de la estructura edípica, al corte; b) en la subjetividad, a la pérdida dJVfalo, cualquiera sea la forma en que se represente a éste. / Otro articulador teórico al cual debemos aludir es el de "padre simbólico", Caracterizada la castración simbólica existe en la estructura " ¡.., edípica una posición o lugar: la del padre simbólico. Es cualquiera " o cuálquier cosa que ejerza la función de la castración simbólica, o sea que el padre simbólico se define en función de la castración simbólica,
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El QÚe ejerza la castraCión o lo que la ejerza constituye el padre simbólico. Dice lacan, en "las formaciones del Inconsciente", en la pág. 86: "la existencia. de un padre simbólico no depende del hecho de que en una .cultura dada se haya más o menos reconocido; el vínculo entre coito y alumbramiento, sino que haya o no algo que responda a esa fun}~~, \ ción definida por el hombre-del-padre" (subrayado mío). Como habíamos dicho no tiene por qué ser el padre real. En una cultura en que se realice el culto de los antepasados como aquéllos que crearon la ley a la que todos deben acatar, incluida la madre, esos antepasados desempeñan la función del padre simbólico. En efecto, si la madre reconoce ante su hijo que ella misma no puede hacer lo que quie':e, que hay algo exterior a lo que se debe someter, que su hijo no le pertenece sino que tambi~n está sometida a ese sistema de regulaciones fijados por la tradición y atribu ídas a los muertos en un acto de legisla- . ción, el que la madre se presente así implica una restricción de su poder sobre su hijo; éste se ubica entonces no en relación al deseo de ella sino a un orden compartido por todos y no detentado con exclusividad por nadie. El mito de los antepasados desempeña entonces la función de la castración simbólica pues corta la unidad narcisista madre-fálica / hijo-falo, e instaura una ley que está más allá de cualquier personaje real, inclusive del propio padre del sujeto, con lo cual también cuando " 't se realiza la castración simbólica no Solamente queda castrada la madre sino· que queda castrado el padre, como alguien que debe depender de un otro orden exterior a él. , ". Con lo anterior nos introducimos en el concepto de ley. La ley en Lacan es hi regulación que está más allá del deseo o voluntad de un \," individuo. El prototipo de la leyes la prohibición del incesto. Es una ley de la cultura que regula los intercambios sexuales. Un individuo particular puede actuar en representación de la ley "pero no seria para que se hable de orden simbólico. Si. en el primer tiempo del Edipo la madre es la ley para el chico esta ley no perte.nece en realidad al orden simbólico y en sentido estricto no merece el calificativo de ley. Cuando la madre ya no es la ley, recién en ese momento queda separada la madre de aquélla, la madre-personaje queda ubicada en relación a esa otra cosa independiente que es la ley. Resumamos entonces cuál es la articulación entre castración simbá, (q lica, padre simbólico y ley; la podríamos plantear de la siguiente manera· por la operación de la castración simbólica, que es ejercida por el padre simbólico, el niño deja de representarse como siendo el falo y
la madre de ser fálica en la medida en que inviste al chico del atrib~to fálico: la madre pierde su identificación con la ley, ~on ser ~que\lo que 1.. dicta; la ley como entidad más allá de ~n~:rsonale queda mstaurada. Por ello se puede decir que el padre simbólico es el promotor de
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la ley. "N b e ~~i'r\',) Veamos ahora otro articulador, aquél que se conoce como om r . \ -del-.padre". Al ejercer el radre simbólico su función de castración simbólica, produce en la subjetividad del chico el ~eempl~zo de I~ ley omnímoda del deseo de la madre por la ley como mstanc~a exterior a todo personaje. Esto queda inscripto de manera.s muy dlver§,s. Para cada uno asumirá una forma particular, pero lo Importante es que en , el psiquismo del chico aparece como algo que limita el pod~r qe la ma· h dre. Este algo, cualquiera sea la forma bajo la cual se le representa al , sujeto, ya sean las Tablas de la ley, la tradi¡::ión, las normas morales, l. '" etc., produce los siguientes e f e c t o s : ; ""., l.'. ' 10; Reemplazodel poder de la madre por la ley. . 2": Determina que el chico que era el falo deje de serlo, que e!ite se instaure como algo más allá de todo personaje; de algo q~e se es pas.a a instaurarse como algo que se tiene, que se da y se reCibe; es deCir r:<.:.. pasa a ser falo simbólico. En.este sentíd~ la. c.astf!:ión, ~imbólica p:odu.:, ce en el psiquismo la emergencia de la slgOlflcaclon fahca, entendiendo por ésta al falo en tanto simbólico. . . . , Por lo tanto si es algo que reemplaza a otra cosa, SI. es:~ en. ,un encadenamiento que le otorga valor ,si produce ef~~tos de sl~nlfl~,aClon, reúne los atributos que para lacan entran en la' caracterlZaCIOn, del significante. Ahora bien, a este significante se lo lIa~a en ~~ teorla el "Nombre-del-Padre". O sea, que se puede caracterizar al Nombre-- " del-Padre" como la expresión que en la teoría dEls.igna al significante ,\ ' . que inscribe en la subjetividad del chico ~ la f~n~i,Orl del pad.re ~imbóli.'\" ca. Pero si el "Nombre-del-Padre" es la rnscrlpclon en el PSlqulsmo. ~e H¡ la función del Radre simbólico implica obviamente a la castraclon . simbólica Y prorfl!Jeve la instauración d~ la ley, ya. que no hay p~dre simbólico sin castración simbólica y sin ley; no eXIsten el uno Sin el .\ \ \ otro, sino que se implican. . Veamos ahora una cita de Lacan que pese a lo compleja que apa· rece en un primer momento resulta clara si se ubican los términQs qu~ ella utiliza en ¡,In (¡ierto vocabulario lacaniano. lacan-dice en el :ra~a~? "De una cuestion "preliminar a todo tratamiento posible de la·pslcosls , .. 1 pág. 583: "El Nombre:-del-Padre, es decir el significante que en el Otro, \ 71
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, en tanto que lugar del significante es ef significante del Otro en tanto que lugar de la ley". Veamos qué es lo que significa. La clave está en el significado de Otro. Otro significa dos cosas: por un lado código V además ley. O sea que en el código -el lugar del significante, el Otrol hay un significante. O en otros términos: en el lugar del significante el)< , hay un significante que ubica un lugar, el lugar de la ley. Donde era el \\¡ " \Iugar (lugar como un espacio que puede ser ocupado, que no es algo :c",'en sí mismo) de la madre como ley absoluta aparece la Ley. La cita quiere decir entonces que el Nombre-del-padre es elsignificante que instaura el lugar de la ley dentro del código. ¿Por qué la expresión Nombre del Padre? La expresión intenta SUbrayar la conexión con el contexto bíblico en que se realiza la invocación "En el nombre del padre ... ", o sea en representación de una autoridad última que sería la ley misma. Cuando en el contexto bíblico Se dice "en el nombre del Padre", el que lo dice no es la ley, está actuando en representación de, invocando. Por eso lo que se quiere indicar con el Nombre-del-padre es que algo queda inscripto en la ley, y los personajes como actuando en representación de la misma. En el texto bíblico , las Tablas de la Ley le son entregadas a Moisés; éste actúa en representación de el Dios y él no es la ley. La leyes identificada con la figura del Padre Eterno, pero no con Moisés. Por eso dice Lacan en el discurso de Roma en el 53, el texto que se titula "Función y campo de la palabra" en la pág. 98 de Lectura estructuralista: "En el nombre de! padre es donde tenemos que reconocer el sostén de la función simbólica que desde el albor de los tiempos históricos identifica su persona con la figurade'la ley". O sea desde el albor de los tiempos históricos, desde esos tiempos a los cuales remiten 10$ textos sagrados, se identifica Dios con la ley, o sea cón aquél que realiza la ley, que la legisla, pero a partir de esa legislación ya no hay nadie más que sea la ley. , , ,ir. todos actúan en representación de ella. " ':'\ Aquí resulta necesario disipar varios equívocos po:;ibles: el primero, al decirse que el padre simbólico realiza la castración simbó· lica sobre la madre y el chico se puede pensar que es necesaria la presencia física de una persona real, que si por ejemplo una madre vive sola con su hijo la falta de padre ocasionará la no existencia de padre simbólico. Esto no es así. La madre puede imaginar una parl:ija para ella, desearla y de esa manera introducir un padre inexistente pero que cum· pIe la función del:padre simbólico como capaz de señalar al chico que hay alguien que está más allá de él que a la madre le falta, con lo que
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se produce -en esta circunstancia la castración simbólica a través de un elemento imaginado, elemento imaginado que al jugar la función del padre'-simbólico estructura la cupla madre I hijo en relación a él. * \jV \ , lo deseado pc;r:,la madre más allá del chico puede incluso no ser ~na persona real o imaginada. Supongamos una madre pintora, ~ue s~s cuadros, su éxito artístico es más importante para ella que su hiJO mismo' éste siente que hay algo más allá de ella que la madre desea. El no 'es el falo de ella; el falo serían sus cuadros, pero ésto no basta para que sea castración simbólica. Puede ser colapso narcisista si la .. ",,¡, madre mantiene una relación con sus cuadros en que estos son su falo y ella es fálica porque los posee. Ella no está castrada, el hijo no es el falo pero la madre sí es fálica a través de los tuadros. Mirado desde el chico la madre continuará siendo idealizada, figura omnipotente, que en vez de verlo a él como falo ve así a sus c\Jadros; se produ~e rivalidad con el cuadro-falo, rivalidad equivalente a la que se tendna con un hermano. Pero bastará que la madre considere que sus cuadros se tienen que ajustar a determinados cánones estéticos, que si no cumplen estos requisitos sus cuadros no valen, para que ella entonces ya, no sea mu;er fálica, en el sentido de que ya no instaura a voluntad e( fafo. Ou~ ella admita la existencia de algo que está más allá de .~lIa, .de s~ (;I',t~: voluntad -un ordenamiento exterior- posibilita la castraclon slmbo' lica. . . Lo anterior nos lleva a poder concluir que cuando se dice que el , padre simbólico efectúa "a castración simbólica no se presupone ,que\" hay alguien que ejecuta una acción sino que hay algo, que puede SI ser alguien, en relación a lo cual la madre queda ubicada como no siendo la ley. Más aún el padre real puede no hacer nada, ser débil, pero ante los ojos de la madre ser alguien que es deseado, cuya palabra escucha -como dice Lacan- e igual tiene lugar la castración. ¿Cómo se compatibiliza ésto con lo que Lacan dice en el Seminario de las relaciones de objeto? Recordemos el texto: "Sólo se vive el Vil, complejo de castración si el padre real juega realmente su juego". O sea que el padre real tiene importancia, tanto más cuando la madre tenga demasiada tE¡ndencia a conservar al hijo en el lugar del falo. En ese ..
Es interesante ésto de que un elemento imaginado puada desempeftar un papel , i~ simbólico, porque este elemento imlllJinado no pertenece a un orden imllllinario sino qul'll está articulado en un orden simbólico como lo sef\alam05 en el capftulo anterior.
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caso :::1 padm r';(j! pu,,:,je c;ontrarrestar esa tendencia. A su vez si el padre real es trJtdlmente incapaz de poner:;(! a la altura que le exige su función con todo la madre podrá encontrar en otro elemento re,1! o e\W imaginado al padre simbólico. O sea, que el padre real es tanto o m:ís importante cuando mayor sea la tendencia de la madre a excluir al padre simbólico. Hay circunstancias en que el padre n,,,! para poder producir la castración simbólica tiene que realizar algo semejante a una verdadera violación en la cupla madre-fálica ¡hijo-falo. 1,.\1 En síntesis: se trata de un verdadero balance. El elemento tercero será tanto más importante cuanto más tendencia tenga la madre de la relación dual a conservar ese papel, y viceversa. El $egundo equívoco a disipar es el de suponer que un padre » , fuerte, en el sentido de dominante y autoritario, eS más ap to para pro- , , ducir la castración simbólica. Por lo que se verá e~; todo lo contrario. Si un padre es el poder omnímodo, arbitrario, de:¡pótico en su familia, actúa como aquéllo que llamamos la función madre de la relación dual. Entonces no realiza la castración simbólica; tanto el hijo como la mal.;, dre real se colocan frente a él como esclavos de sus deseos, el podre en n., vez de representar la ley, lo es. O sea mantiene la esencia de la relaF\,\< ¡" ción dual. El caso prototípico en este sentido es el del padre de ~~.'tY':_Schreber. Recuerden: padre terrible, figura caracterizada de la sociedad ¡II' "'M germana, autor de múltiples libros, dueño de gimnasios, que fijaba ia , ley a su voluntad. En sus libros de enseñanz~ mostraba cómo 'iU meta era que el padre se convirtiera en omním~do para su hijo. En este caso el padre real de Schreber es la función madre de la relación dual, de modo que Schreber desde ese punto de vista permaneció sin que se realizase en él la castración simbólica. Por eso dice Lacan en el trabajo "De una cuestión preliminar á todo tratamiento posible de ~a psicosis": "Pero aquéllo sobre lo que nosotros queremos insistir ES que no es únicamente de la manera como la madre se acomoda a la , persona del padre que convendría ocuparse, sino del caso que ella \'\W1haga de su palabra, de su autoridad, es decir del lugar que ella reserva 1,; al Nombre-del-Padre en la promoción de la ley", y continúa: "M~1~ \'> - í aún ia relación del padre ~on la ley debe 5tH:' considerada en si misma, ¡:¡lJe~ aHí se encontrará la (:kón de esta p
integridad o de la devoción, en virtuoso o en eximio ... ", y concluye la cita diciendo: "V para decirlo todo, de excluir del Nombre-del-Padre (",\" de su posición en el significante". Lo decisivo no es por lo tanto.que,·" el padre venga a reemplazar a la madre en su lugar de amo absoluto, de ' r ' , omnipotente, pues eso deja igual ai sujeto en la relación dual frente a un personaje que es la ley, sino que éste venga como tercero a indicar que el otro no es el amo absoluto, que el otro tiene que aceptar a su vez una ley. Pero a su vez en el tercer tiempo del Edipo el padre debe ser también alguien que acepte la ley, o sea castrado por su parte.
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La presentación de hoyes un exponente de las dificultades de tipo pedagógico .que resultan de que tengamos entre los alumnos de! curso dos niveles de formación diferentes, con. expectativas que también di· vergen. Algunos alumnos nos soiicitan una lectura lo más exhaustiva posible del Edipo lacan4mo. Quieren entender párrafos que les han resultado oscuros. Nos pid~n no pasar a otro tema hasta que hayamos agotado, dentro de las limitaciones de nuestro conocimiento de Lacan, lo que podamos aclarar. Otros alumnos, por el contrario, tienen tanta necesidad de conocer aspectos básicos de la Psicopatología Psicoanal ítica que el detenimiento en la pormenorización de un as.pecto parcial les representa un verdadero ~ujo. Nosotros nos encontramos así sometidos a una doble demanda, las que por otra parte nos parecen legítimas por igual. El Centro Docente debe ser un lugar en el que nos podamos internar por vías sofisticadas y que incluso puedan llegar hasta demostrarse como estériles. El poder arribar mediante un trabajo serio a desechar una teoría, a ver sus fallas y sus aportes, es productivo porque en el proceso se han ido delimitando más claramente las problemáticas. Más aún el rechazar una concepción errónea, cuando se puede decir en qué no acierta, implica necesaria- '.:/ mente hacerlo por contraste con respecto a aquéllo que queda marcado como verdadero. Toda eliminación del error se hace sobre (a base de \ una afirmación de la' verdad, que surge así a la lut. Al mismo tiempo el Ce'ntro Docente debe de proveer de información básica de! tipo de aquélla que ya tiene una cierta carta de ciudadanía en el conocimiento, y que además permita operar en la práctica. Es muy probable que la forma organizativa que podría satisfacer la doble demanda sería (a existencia de seminarios especiales y separados de los cursos generales. Sin embargo las disponibilidades docentes nos impiden por el momento. una diversificación asi.EI Centro es una 79
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estructura en desarrollo, que debemos cuidar contra dos mutilaciones: una la de cerrarse a las necesidades format¡~as de amplios sectores insertos en una práctica que los requiere; la otra, la de que se convierta en una "escuelita" de bajo nivel sin aspiraciones de producción científica. El justo equilibrio es un ideal nunca alcanzable. Inclusive el plantearlo así en términos de dicotomía es ya una deformación. Hoy en la primera parte de la reunión quizá oscilemos hacia el polo de la demanda de un tipo de alumnos. Con saberlo creemos que ya hemos dado un paso para no quedarnos fijados a esa posición. Entremos ahora en materia y detengámonos en la metáfora paterna, " así llamada en la teoría lacaniana. Lacan define la metáfora como la fórmula de la sustitución significante y la escribe de la siguiente manera:
s
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S 1_1_) s
En la fórmula un significante S reemplaza a otro significante S', te· niendo este último un significado x, desconocido para el sujeto, ya que la producción del significado s tiene lugar como consecuencia de la sus· titució~" significante. El tachar S • es para indicar que en la operación de la metáfora queda eliminado, simplificado en el sentido matemático del término. "Una aclaración sobre esta fórmula: en primer lugar Lacan utiliza las fórmulas matemáticas para ilustrar algo en forma analógica. No se deben entender en el sentido matemático estricto. Una indicación de eso es que la fórmula de la metáfora no es una ecuación (n~ aparece el signo igual entre los dos términos sino una flecha). La flecha esa tie· ne el sentido de indicar que esta operación produce un producto. No conozco indicaciones de, dónde Lacan sac6 la flecha, pero si uno tuviera que pensar en un conte«to en donde la flecha tiene un significado de producir algo es en las ecuaciones químicas, en donde el primer término ele la fórmula produce el segundo término. * De cualquier manera por el uso que hace Lacan eJe la flecha resulta "
En matemáticas no es así, al menos en lo que conozco; en el cálculo infinitesimal se emplea la flecha para indicar que algo tiende a un límite; se pone por ejemplo x tiende a O, anotandolo x te el sentido de que x produzca O.
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~ O.
En este caso no tiene evidentemen-
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evidente que significa que como consecuencia de una operación se produce algo. Tomemos ahora un ejemplo de metáfora que da Lacan en las "Formaciones del Inconsciente". En el cap. 11 del trabajo de Freud sobre el chiste -aquél en que Freu~ plantea la técnica del chiste- se halla la. afirmación: "y tan cierto como que Dios debe velar por mi bien, doctor, yo estaba sentado junto a Salomón Rothschild y él me trató como a un igual, muy fi3ll'1illionarianiente". O sea, que aparece la palabra famillio- , nario que susti'tuye en el discurso manifiesto a familiar y a millonario. Supóngase que se hubiera dicho: "me trató de una manera familiar", hubiera sido un sentido de la frase; "me trató de una manera millona· ria", hubiera sido un otro sentIdo de la frase. Pero con ambos si~ifi. cantes (familiar y millonario), por la condensación·"famillonariamerite", surge un nuevo sentido que no estaba ni en familiar ni en millonéÍrro. O sea me trató tan famillonariamente significa: como un millonjuio puede tratar. No dice que lo trató como un millonllrio ni como un f~mi. liar, aparece la ironía de que cuando un millon;~rio trata de manera familiar ésta no deja de reflejar la existencia del millonario. O sea :que lo importante de acá es que como consecuencia de la sustitución de un significante por' otro se prodUce algo nuevo que no estaba preYia"!,.''.;' ("; mente. Esto es,lo que se quiere l)eñalar con la fór~ula de la metáf(;!ra: \ por la sustituctl>n, de este signifícante S • por el 'significante S, en el segundo término de la fórmula de la metáfora ap¡¡rece algo que es un significado que no estaba previamente. Ahora veamos cuál es el sentido que tiene el término metáfora ha· bitualmente. TQmemos primero antes que una definición un ejemplo de metáfora, pQr ,ejemplo "el barco surca las aguas". Es evidente que ésto está queriendo decir que así como \Jn arado atraviesa la tierra dejando un surco, de igual manera el barco al atravesar las aguas deja una estela que parece un surco. Por eso se ha dicho que la metáfora 'í>\ es en realidad una analogía impl ícita '1 se diferencia del símil en el que la analogía sería expl,icita: ejemplo de simil será "el barco atraviesa el agua dejando una estela cQmo el arado atraviesa la tierra produciendo el surco". Vayamos a las definiciones de metáfora que dan distintos dicciona· rios. El Robert da:,'como definición: "Procedimiento de lenguaje que consiste en una transferencia de sentido por sustitución analógica" ¿Por qué habla de transferencia de sentido? Porque cuando se dice: "el barco surca las aguas" gracias a la palabra "surca" se transfiere al 81
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movimiento del barco los caracteres del movimiento del arado; . , ,, El Webster dice: "Una figura de lenguaje usando una clase de objeto o idea en lugar de otra", El Diccionario de la Real Academia dice: "Tropo (figura de retórica) que consiste en trasladar el sentido recto de las voces en otro figurado en virtud de una comparación tácita". Los ejemplos que da son: las perlas del rocío, la primavera de la vida,refrenar las pasiones. En estas definiciones aparecen dos aspectos a destacar: algo sustitu· ye a otra cosa (surca en vez de navegar), y segundo, exifie una transfe· : rencia de sentido, se pasa sentido de uno a otro. Tomemos los ejemplos _.~ . que plantea la Real Academia: "las perlas del rocío". Fíjense que perl.as la imagen que sugiere es la de ser redondas, bellas, brillantes, etc., o sea el conjunto de notas características que les permhen a Uds. dar la connotación de perlas. Rocío también sugiere la idea de algo que es una gota, redondeada, que es brillante, etc. Existe una cierta similitud entre perlas, y rocío, pero no son exactamente iguales; gracias a que se dice las perlas del rodo, a rocío se le transfiere el sentido que tiene perlas y por eso introduce algo más, por ejemplo que s~n bellas. que son valoradas, etc.; se introduce un cierto criterio estético con respecto al rocío que si no sería una mera descripción de esas gotas redondeadas de agua. Pero esto aparece gracias a una transferencia de sentido y a una cierta similitud existente entre ambos elementos. Fíjense en la otra metáfora que da el Diccionario de la Real Academia, "ia primao'era de la vida"; acá hay una comparación implícita: la 'primavera es una época del año, es una época de esplendor, de vigor. de rebrote, todas las cosas que Uds. quieran dar como notas características del concepto de primavera. O sea que el año tiene estaciones, tiene períodos; la vida también tiene períodos mejores o ~ores. De modo que al mejor período de la vida se lo llama primavera de la vida. La primavera es a las estaciones del año como el mejor período de la vida es a la vida en totalidad. Entonces cuando se dice "primavera de la vida" se está diciendo el mejor período de la vida; pero lo que yo quiero señalar es que hay una analogía existente antes de que se produzca la metáfora: la primavera es una estación del año, así como la vida tiene períodos. Por lo tanto decir "la primavera de la vida" se basa en una analogía existente, la posibilidad de que el año y la vida se dividan en períodos algunos de los cuales son mejores o no tienen características que son consideradas mejores que las de otros períodos. O sea sobre la base de una analogía previa se produce una traslación y una creación de sentido. \
Comparemos ésto con lo que plantea lacan. En Lacan no hay una analogía previa entre Iqs..objetos o entre los conceptos, no hay similitud' de sentido qoe~irvade base a la metáfora. Por ejemplo entre familiar y millonario no "existe ninguna analogía de sentido. Si existe una analo- _-1 gia es entre los significantes y no entre los significados que tienen. O sea familiar y millonario no tienen ninguna relación de sentido entre sí; cuando en vez de ambos aparece "me trató de una manera famillionaria", surge un nuevo sentido. . . y lo importante entonces es esta creación de ~e se pro-:: duce por la combinación del si9llificante, porque de eso se trata: de una' particular combinación. Como consecuencia de que se combinan de una 't" manera determinada -se combinan fa~itiar y millonario- se produce un ;,(.. ", nuevo sentido. Por ello se entiend~ -qué es lo que quiere decir Lacan cuando plantea _qUf~ eJ significante no es el registro de un sentido previa· f mente existente, o sea que en un significante simplemente se inscriba un sentido como podría aparecer en la teoría del signo saussuriano en que ,._1, hay un significante y hay un significado, y que éste se inscribe en el primero -teoría de la doble cara del signo- sino que el significante es un creador de sentido en su combinación. Y que esta creación de sentido se produce específicamente por la combinación del significante en base a propiedades de éste. Acá hay un punto que valdría la pena discutir y que lo dejo para los trabajos prácticos para no re1:argar la exposición, cómo queda introducido el significado en todo esto y si en realidad más que una combi· nación de significantes no se trata de una combinación de signos polisémicos que son los que permiten la constitución de una nueva significación. Apunto a lo que a mi juicio no está suficientemente aclarado en la teoría del significante lacaniano, aún cuando quede insinuado." con los llamados puntos de almohadillado o de "capitón", que es el ' nombre que utiliza Lacan para abrochamiento del sentido y del significante. Ahora bien, qué es lo que retiene entonces lacan del concepto de metáfora: que algo sustituye a otra cosa; pero en lo que hace hincapié _v es que en esa sustitución se produce una significación que previamente no existía. Lo notable es que en las definiciones de los diccionarios no está, esta segunda parte en la ClJal hace énfasislacan. En las definiciones se habla de una figura de lenguaje usando una clase de objeto o idea en lugar de otra para sugerir una similitud o analogía entre ambos. O si no dice "procedimiento de lenguaje que consiste en una transferen·
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cia de sentido por sustitución analógica" o si no en el Diccionario. de la Academia "tropos qua consiste en trasladar el sentido recto de las voces en otro figurado en virtud de una comparación tácita". O sea, qué lo que se acentúa es la analogía existente, no el producto que aparece en el segundo término de la metáfora. Esto no significa que no se haya visto, a tal punto que en todas las ejemplificaciones queda muy ¿Iaro que hay una producción de sentido. A lo que me refiero es que en las definicio: nes explícitas de los diccionarios no se toma en cuenta aquéllo que sí Lacan enfatiza, y que pone en primer plano un aspecto esencial del descubrimiento freudiano. Ahora bien, planteado así el concepto de metáfora en Lacan, éste Ir;~, lo utiliza para hablar de la metáfora paterna, que la escribe de la siguien· ~:' te manera:
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Nombre-del-Pedre Deseo de la madra Daseo de la madre • Significado al ...,jeto -.-
A
Nombre-del-Padre
(~)
o sea, que cuando el deseo de la madre, que dominaba totalmente al chico, es sustituido por el Nombre-del-padre en la subjetividad del chico aparece la significación fálica. Veamos cada elemento de la metáfora: Nombre-del-Padre fue ca· rac~erizado en la clase anterior. Deseo de la madre, quiere decir que el chico no desea de por sí sino que su deseo le viene de aquélla. La A simboliza al Otro (Autre en francés), es decir al código. Falo es aquél que se puede perder, intercambiar por un hijo. El hecho de que falo está bajo A es porque la significación fálica depende del código compartido. Significado al sujeto (Signifié au sujet), no conocemos ningún lugar en la obra escrita de Lacan en que quede aclarado. Se podría entender la expresión de la siguiente manera: que el deseo de la madre deje . significado al sujeto en el sentido de que aquéllo que el sujeto significa . -es- resulta producido por el deseo de la madre. Además el "significado al sujeto" que ocupa el mismo lugar que la "x" -significación descono· cida- de la fórmula general de la metáfora dada al comienzo de la clase, indicaría que antes que el individuo se libere del deseo todopoderoso, y caPaz de crear de por sí la significación de lo que aquél es, no se podría hablar de sujeto. Antes de la metáfora paterna el individuo no sería sujeto, sino que llmergería como consecuencia de ella. Co,!,o tonsecuencia del reemplazo que realiza el significante Nombre-del-PBqre del Deseo de,. la madre se produce en el segundo térmi· e
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no la significación fálica. Por lo tanto metáfora paterna es pues la operación de sustitución en el código delOeseo de la madre por el Nombre-del-Padre, lo que induce la significación fálica. Veamos ahora -el tercer tiempo del Edipo: nuevamente no voy a tratar hoy de hacer toda una exposición detallada del tercer tiempo del Edipo sino me voy a detener en aquellos aspectos que pueden ofrecer una cierta dificultad~ En primer lugar, producida la castración simbólica V. ,e:, el hijo deja de ser el falo, tampoco lo es el padre corno lo era en el segundo tiempo; la madre deja de ser la ley, tampoc~ío,es el padre. El falo pasa a ser algo que se podrá tener o carecer de é,'t,ero que no se .~,' es; la ley pasa a ser una instancia en cuya representación un personaje J\ pueda actuar pero no lo será. O sea que en el tercer tiempo del Edipo \ . k ' quedan instauradas la rey y el falo como instancias que están más allá ;,de cualquier personaje. Segundo, al no ser el chico el falo deja de estar ide~tificado con el Yo Ideal y se identificará con el Ideal del Yo. Recuerden que Lacan . plantea que en el tercer tiempo se produce la identificación con el ~Ir~ Ideal del Yo. Recordemos entonces las diferencias entre Yo Ideal e ~\:\' o'. (" Ideal del Yo en la teoría lacaniana y vamos a entrar en una precisión' que no habíamos dado el año pasado porque entonces nos habíamos f\ " 6 'S aproximado desde el punto de vista básicamente de Lagache. El Yo \ Ideal es la imagen de perfección narcisista, representa a un personaje dotado de atributos, de perl'ección, completud, omnipotencia. El Ideal \ ~ ~j\~;, del Yo, en cambio, es para Lacan ("Observación sobre el informe de (n" ' " , . " , Daniel Lagache") una constelación de insignias. Esta es la frase en la ' que vale la pena detenerse: el Ideal del Yo es una constelación de. insignias, y la palabra clave t1s insignia. Las insignias son un distintivo' que lleva alguien para sef'lalar que está ocupando un lugar. desempeñando una función, teniendo un papel, qúe queda indicado a través de las; mismas. O sea la insignia es un testimonio, un símbolo de que alguien ocupa un lugar determinado. Fíjense en lo que dice el Robert de la palabra insignia: "marca exterior y distintiva de una dignidad, de una ':. funci9n, de un grado ... ". ¿Oué es lo que sei'lala con marca exterior y distintiva? Que es un emblema, un símbolo, de la misma manera que los galones que utiliza un militar son la marca exterior y distintiva de una determinada dignidad; si él tiene los galones significa que no es en sí mismo el grado que aquéllos marcan sino que es aquél que participa de los atributos de una clase determinada de tonces la -',"'•...:- . :~..;,~15id-3d de ¡f'"
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insfg~ri~s un elemento material significante que ubica al que la ·posee. Se /entiende la cita de Lacan en "Las formaciones del Inconsciente" cuando dice: "La identificación que produce el Ideal del Yo es una , puesta en relación del sujeto no con la persona del padre sino con ciertos elementos significantes de los que es el soporte, digamos las insignias del padre. El sujeto se presentará pues bajo la máscara,. bajo las insignias de la masculinidad". Veamos las partes de esta cita: el sujeto se relaciona, se ubica en relación a, no a la persona total del padre como si fuera un Yo Ideal con el cual se identifica y él sería ese Yo Ideal, sino con ciertos elementos significantes de los que el padre es soporte.
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El padre no es ese Yo Ideal, el padre real simplemente actúa como un
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' \ ' soporte, de la misma manera que el que está adentro de un uniforme es soporte de una determinada investidura. ¿Qué significa: se presentará bajo la máscara? La idea es la del teatro griego donde una persona -el actor- revistiéndose con determinada máscara pasa a ocupar el lugar del personaje; lo permanente es el personaje, mientras el sujeto que ocupa ese personaje es contingente, es simplemente el soporte de una determinada función. Ahora lo que nos podemos preguntar es: ¿pero acaso el Yo Ideal no . se presenta también bajo"la forma de determinados rasgos que hacen que aquél que los posea lo sea, sea el Yo Ideal? ¿Acaso no es un elemento particular inclusive material, visible, una marca lo que constituyen los bucles, el color de los ojos, o cualquier otra característica que sirve para convertir a un chico "en el falo de la madre y por lo tanto en el Yo Ideal? ¿Cuál es entonces la diferencia entre un rasgo que va a :. producir la imagen del Yo Ideal y el rasgo cuya identificación va a pro. ducir el Ideal del Yo? , porque en ambos casos son rasgos los que son tomados para que alguien sea el Yo Ideal y el Ideal del Yo. La diferencia no -e1thimplemente en que uno -el Yo Ideal- sería una imagen total, porq~ s~pre es un rasgo particular el que convierte a alguien en un
Yo
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Un intento de respuesta para diferenciar entre los -tipos de rasgos cuya identificación dará lugar al Yo Ideal o al Ideal del Yo sería decir que la diferencia radica en el tipo de rasgo, en' su naturaleza; si es del orden de lo sexual, de marcar la diferencia. anatómica de Jos sexos ese rasgo sería por esencia algo que va a coristituir el Ideal ·del Yo. En ese sentido uno podría leer -bajo esta perspectiva- la 'cita de Lacan cuando habla del Ideal del Yo como lo que "está orientado hacia lo que en el deseo del sujeto representa un papel tipificante,
el hecho de asumir la masculinidad o la feminidad", y se podría pensar ntJi.l aquellos rasgos que haclm asumir !a masculinidad o ia feminidad s~n por su esencia, por sus características, por su temática, por su contenido, lo que define al l¡Jeal del Yo, y se diferencia de otros rasgos que 3erían Yo Ideal, cOl"flo por ejemplo !a fuerza, la ~l1eza. I~ inteligencia, atc. Pero ésto no 's así. De igual modo que la dlfere~cl.a entre lo imaginario y !o simbóli~o no dependa de la naturaleza en SI del elemento fin cuesti6n, sino del tipo de articulación con los otros ele- , .. mentos. De la mis,'1'l8 manera un elemento -pongamos por ejemplo la , .. cooducta ~tilxual hacia la mujer el hombre- podrá servir para que esa individuo 53 identifique al Yo Ideal, o por el contrario ser una insignia de que pertenece él la clase de 10$ hombres y no de las mujeres, por lo tanto cOl1$tituir un Ideal del Yo. Veamos uno y otro caso. Si su cOnducta sexual ha¡::ia las mujeres lo hace sentir que él es el supermacho, le oroduce !a satjsf¡;¡cción narcisista de sentirse perfecto, sí gracias 11 e$3 co~ducta se ve como !a imagen d~1 hombre por antonomasia, si ~ siente ser el falo, ;¡;ntonces esa conducta Sil particular, ese rasgo, será te rasgo distintivo de! Yo Ideal. Si por el contrario su .conducta s.exuat hacia la mujer rasul\a de que al ubicarse él como hi;)mbre y al ser lo . propio de éste el de esa manera él termina identificándose con esa conducta, que es la de su sexo por perteniJcer a la clase de los nembres. ese elemento será pctllinidad o la . • feminidad. ¿Qué quiere decir tipificante? Esta es la palabra central en la cita. Tipificar aigo si9nífica ubicar dentro de un tipo, es decir en \'\ un conjunto. Signj;tica clasificar como perteneciente a una clase 00 objetos, en este CaSO la de los hombres o la de ¡as mujeres. Por lo tanto él Idea! del Yo está orientado hacia lo que en el deseo del 51.>jeto remesenta un papel tipificante, o sea es la insignia que le permi¡e [¡ue \,".' ' el' sujeto posayénd~lo quede tipificado como siendo hombre, como per- ' teneciendo a i .. Ci¡;!ltl de los hombres. D<1 medo que 3if} M ~l Yo Idfl1J1 pl!ro ~e tientll un rasgo, que a Flodo de insignia, de galones, lo ubican
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como perteneciendo a un grupo; esta constelación de rasgos' es el Ideal del Yo. Tercero, derivado de lo anterior, se desprenden dos consecuencias ," "que se producen en el tercer tiempo del Edipo: a) la aceptación de la ley. Al aceptar la ley, la ley que se acepta por antonomasia es la ley del incesto, que no sólo prohíbe la relación sexual con la madre sino i, que la posibilita con otras mujeres. Por eso lacan dice que en el .tercer ' ~\.'".,\;~ tiempo el padre aparece como permisivo y donador, o sea que el padre' \ " " . n , posibilit.a. Mientras que aparecía como prohibidor y terrible en el segundo tiempo, en el tercer tiempo realizada la castración simbólica la leyes "no te acostarás con tu madre pero sí con cualquier otra mujer". El padre aparece como aquél que otorga el derecho a la sexualidad y ,como consecuencia se produce la asunción de la identidad de ser 0.\ sexuado, identidad acorde con la naturaleza anatómica de cada uno. • Fíjense que hay que asumir la identidad sexual acorde con la naturaleza anatómica ~ cada uno. Por eso se habla de una normativización 'del Edipo, no de una normalización del Edipo. La palabra a lo que , quiere hacer referencia es a que trata de que el sujeto entre en una norma, en una ley, se inscribe, en el ter;.cer tiempo del Edipo, en una determinada norma de regulaeión de loS intercambios sexuales. lo central de todo ésto es que la. identidad no es algo que derive' . de por sí, de la observación de la prOpia anatomía, ,ino que se llega a ~c '\, : ser aquéllo que se es. O sea lo que trata de plantear el Edipo lacaniano es que a través de la evolución del Edipo se llega a tener con'lO ¡";entidad \~", sexuat aquéllo que anlitómicamente se es . Entonces la normativización es la inscripción del sUleto en una norma de la cultura. . Ahora bien, lo anterior dar ía para. discutir muchos aspectos poco claros y otros cuestio~ables. Sería útil tetrabajar en las reuniones de las comisiones, la idea de que el Edipri lacaniano no es una simple retraducción a otro lán~uaje del Edipo freudiano; el Edipo lacaniano se puede decir -utilizando la expresión de lacan- que es una metáfora .i, "; del freudiano, en el sen~jdo de que es una sustitución de algo con una producción de nuevas significaciones, se. crea sentido. lo que resultaría imeresa"te discutir es quf es lo que se conserva y qué es lo que se crea; que previrmente no estaba inclu ído en el Edipo freudiano. Acá tenemos nuevame~te todo el concepto de derivación que nosotros habíamos introduci~o para hablar 981 falo cuando dijimos que el falo lacaniano era una qerivación del conCepto de falo freudiarlo pero que al mismo tiempo sS creaba algo nuevo que no estaba incluído. Recuerden que r-:::t~.
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habíamos hecho la observación de que por un lado la derivación implicaba un beneficio en el sentido de que era producción de conocimiento, pero que por otro lado al conservar la misma denominación para la teoría derivada que para la teoría origina! se prestaba a la confusión. El último aspecto que me gustaría plantear hoyes .si el Edipo lacaniano es o no una estructura que deba entenderse como dando f!J.( ,t, .. ~ cuenta genéticamente de la evolución del chico. r ." En lacan los tiempos del Edipo aparecen planteados por un lado como describiendo en su sucesión la evolución que sufre el chico, como si éste fuera pasando de una etapa a otra en el curso de un desarrollo. Pese a los reclamos de la escuela lacaniana y a su indudable esfuerzo ,en desprenderse de todo enfoque genético-evolutivo, de los textos lacanianos se desprenden citas, como aquélla en que lacan dice "que para cuando el chico hace la experiencia de que a su madre ... " que dejan deslizar una diacronía concreta, correlacionada con determinados progresos evolutivos. inclusive techables (por ejemplo la fase del espejo entre los seis y los dieciocho meses). Creemos que el Edipo lacaniano merece reservas si se lo pretendiera ' ver como una sucesión de etapas a cumplir por el chico. Más aún. la psiCOlogía evolutiva requiere de estudios especializados y no se solucionan con interpolaciones a partir del adulto. Se plantea aquí una situación bastante similar a la que encontramos en la teoría kleini~na de las posiciones. Uno puede tomar la descripción de la posición esquizoparanoide y de la posición depresiva como dando cuenta de la (' evolución del lactante en el primer año de vida, y ésto parece bastante objetable; pero uno la puede tomar como haciendo una deslOripción estructural de determinadas constelaciones, más allá de que eso ocurra o no a nivel de ta! o cual período, y como algo que sirve para caracterizar a determinada configuración de ansiedades, de relaciones de objeto, de defensas, etc. Creemos que éste es el caso con el Edipo lacaniano. Puede ser bastante objetable el tratar de darle un carácter de validez genética y sumirnos en contradicciones sin saiida, y sin embargo nos puede proveer -en cambio- de un valioso instrumento que permita describir determinadas configuraciones intersubjetivas en relación a la ley, al narci· sismo, la ubicación del deseo, es decir todos esos articuladores teóricos que hemos estado trabajando. Otra cuestión sobre la cual quisiéramos alertar es sobre el intento lacaniano de correlacionar los diferentes tiempos del· Edípo
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con los cuadros psicopatológicos. Se dice ya como una esPecie de dictamen que la forc!usión del Nombre-det--Padre es la causa de la psicosis, etc., etc. Creemos que la relación entre la descripc;ón lacaniana del Edipo y los cuadrospsicopatológicos es no s610 muchísimo más compleja y menos resuelt"\ que lo que aparece en los trabajÓ$ lacanianos, sino que éstos padecen a nuestro juicio de un error básico de enfoque, aún cuando la aseveración pueda parecer poco cauta. Para ser- más claros: no es que pensemos Que lo que falta es desarrollar, trabajar, profundizar la correlación entre el Edipo lacaniano y los cuaaro$ psicopatológicos sino que dudamos que a partir del primero se puedan justificar los segundos. Los cuadros psicopatológicos son estructuras ~omplejas, aún no definidas en cuanto a la articulación de sur. elementos. Provienen de un agrupamiento descriptivo, agrupamiento de síntomas cuya lógica interna es débil. De acuerdo a los articuladores teóricos que se empleen se podría,n inclusive reagrupar los síntomas de manera diferente, formando otras unidades diagnósticas. Es una recaída en el empirismo más elemental el pens,r que se puede aceptar la nosología de las unidades tal como nos la presenta la psiquiatr-ía dejándolas tal cual y que la función de nosotros"analistas, sería la de explicar la causa de esas unidades. Un paso previo es el de ver si desde los articulados teóricos del Psicoanálisis forman en verdad esas unidades o si por el contrario es necesario ;redefinirlos desde aquéllos. En este sentido nos parece una empresa e,pistemológicamente mejor orientada tomar el Edipo lacaniano -los artiduladores teóricos que en él confluyen- y tratar de delimitar entidades que se caracterizán, por la ubicación frente a la ley, al narcisismo, a la castración. a la identificación especular, etc.
El 'FETiCHISMO ·(lntroducción)
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El fetichismo constituye una oportunidad excepcional para examinar una serie de problemas centrales. de la teoría psicoanal ítica que trascienden I¡,¡ importancia de esta perversión. Iremos indicándolos a medida que progresemos en el tratamiento del tema. En "Tres ensayos para una teoría sexual" Freud diferencia entre r.; condición fetichista. y fetichismo. Esta distinción nos servirá de guía ' para una serie de reflexiones. La condición fetichista es el Irequisito que debe cumplir el objeto sexual a fin de que tenga ese carácter para el sujeto, para que pueda devenir en objeto de su deseo. Esto nos señala ya que el objeto sexual no lo es de por sí, por su simple naturaleza, sino en la medida en que posea determinados atributos que sean significativos para ese individuo en particular. Se trata entonces de examinar cuáles son las circunstancias, pero sobre todo los mecanismos que con-o ducen a que un rasgo se convierta en condición del amor (recuérdese .:: ,. . el Hombre de los Lobos y su fijación al trasero de la mujer). Po,· otra parte no es casual que en ese mismo texto, en que Freud habla de la condición fetichista, recuerde a Binet. quien ya en '887 había sostenido que: "todo el mundo es más o menos fetichista en el '" amor, y que hay una dosis constante de fetichismo en el amor má~ nor- " . ', ,( mal". * Tenemos entonces que en la "condición fetic~ista" -que está 'a mitad de camino entre el amor normal y el fetichismo- se conserva lo que Freud llama el fin sexual normal: "el acoplamiento de los genitales en el acto conocido como copulación" **. El hecho a explicar aquí es cómo sobre un atributo no esencial al acto mismo de la copulación puede recaer la sobrevaloración que sería propia del objeto sexual. Freud
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TomllClo a partir de J.B. Pontalis. en su trabajo de presentación al número JObq Objetos del fetichismo, Gallimard, 1970. "'Tres Ensayos para una teoría sexual", St. Ed., pág. 149.
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dice, en ese mismo trabajo:" ._. el punto de contacto (del fetichIsmo) con lo normal está provisto por la esencial sobrevaloración psicológica del objeto sexual que inevitablemente se extiende a todo lo que está asociado con él" "'. Con lo de inevitablemente está indicando que no se trata de algo ocasional, sino que es una forma esencial del funcionamien· to psíquico: el fenómeno del desplazamiento, del valor o del interés que se produce con todo lo que asociativamente esté ligado con aquéllo que es significativo para el sujeto, desplazamiento que no se produce solamente con el objeto de deseo sino también con lo displacentero, como el caso de las fobias lo ilustra suficientemente. Pero el punto a destacar en el caso de la "condición fetichista" \ ..\\. ' o del amor normal es que el desplazamiento no tiene un carácter defen· ; ,,""\·sivo: no por ser estimulante el rasgo que ha devenido en "condición" el " sujeto deja dé ser estimulado por el genital. El fin sexual normal se conserva, l. copulación no es evitada. Por algo Freud utiliza la expresión "se exti~nde", es decir utiliza un término que tiene la connotación de que alg(), sin abandonar su posición anterior, abarca nuevas áreas.·· Es que el desplazamiento en Freud no sólo es un fenómeno al servicio de la defensa sino algo que caracteriza al funcionamiento psíquico. tanto al Proceso Primario -en que hay libre desplazamiento de cargas- como al Proceso Secundario en que el desplazamiento es de pequeñas cargas, pero desplazamiento al fin. A diferencia de este tipo de desplazamiento, en el caso del fi?tichismo se produce un fenómeno muy singular: "el fetiche se separa de una pero e "" sana en particular y deviene el sólo objeto sexual" * .... El fetiche está ¡\ ".,;; . , entonces en una relación inversa con respecto al genital: si uno es estío 'e \mulante entonces no el otro. El fetiche es excitante, sobrevalorado, , en reemplazo del genital.
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I QUE' el genital pase a ser indiferente para la conciencia del sujeto,
o que le inspire horror como plantea FreiJd no es lo esencial, sino que
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"Tres ensayos para una teoría _xual". Sto Ed., pág. 154
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No se puede menos de hacer notar la similitud que existe entre este tipo de desplazamiento no defensivo, en que al efecto que 'Produce una idea puede ser
sea sustituído. la noción de sustituto que aparece así en juego en el caso dlll fetiche lejos de ser privativa de esta anomalía, es capital en toda", .:\\"~,, la Psjeopatología freudiana: el síntoma histérico es sustituto de otra" cosa que permanece por fuera de la conciencia, igual con la fobia, con~',;'. la ooo~sión, con el recuerdo encubridor, con el contenido manifiesto' . del sueño en vez del contenido latente. En todos estos casos el sustituto permite que algo no sea sabido por el sujeto: función defensiva de desconocimiento. Pero volvamos ahora al fetichismo, trás la digresión que intentaba sef'lala'· que su conceptualización es en la obra freudiana el resultado de la aplicación de un modelo psicopatológico básico. El fetiche aparece I ya en "Tres Ensayos" cumpliendo la finalidad de evitar el desarrollo ~, de angustia. Aún cuando no está desarrollado el concepto de castración Freud dice, en la nota agregada en 1915: "El Psicoanálisis ha demostrado que el fenómeno puede ser también accidentalmente determinado por la ocurrencia de una temprana disuación de la actividad sexual debida al temor, que puede apartar al sujeto del fin sexual normal y alentarlo a buscar un sustituto para el mismo". Pero la evitación del desarrollo de angustia mediante el uso del fetiche \,. no es totalmente equiparable a la evitación fóbica, como por ejemplo el ": adole~cente que se masturba por temor a iniciar el contacto con el obie. 1,/t;;'1;. to sexual, pero que lo hace con la conservación de la imagen y del deseo de ese, objeto sexual. la foto del desnudo que puede actuar como estimulo en la masturbación, aún cuando se la disponga a total voluntad (control omnipotente), como también sucede con el fetiche, se diferencia sin embargo claramente de éste: el fetichista ha hecho una modificación en el objeto de su deseo, gracias a que algo está sobrevalorado, el genital deia de estarlo. • , (J' Para aclarar más aún el carácter defensivo del fetiche vayamos ahora ,
causado por otra con ella aoc:iada y el fenbmeno del condicionamiento pavloviano: la campana que por contigüidad temporal produce el efecto de la
*
Esto nos est6 ya i~dic:ando qua .,.. a qua el control 'Omnipotente es un
comida. También similitud con lo que en la Teoría del Aprendizaje se llama
elemento en la constitución del objeto fetiche no es definitorio. Va volveremos
"generalización del estímulo". Esta similitud no es _.1 sino que deriva de ¡a
mái adelanta sobre el problema de la articulación de condiciones necesarias para 'a producción de una estructura psicopatológica. Aquí, simplemente,
Psicología Asociacionista en la que evidentamente abrevaron tanto Freud como P.vlov. *'** "Tres Ensayos", Sto Ed., pis¡. 154~'
queríamos destac:ar una vez más qua un rasgo de una estructura pslcopatológica, por más prominenta qua aparezca en lista. no _lo pueda considerar específico en su génesis si también existe en
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ar artículo del "Fetichismo" de 192/. En él Freud propone la tesis de que el fetiche es el sustituto del pene de la madre. Dejemos de lado ahora la adhesión 0'00 que debamos prestar a este enunciado. En ese artículo el propósito del fetiche es permitir la renegación de la cas\> tración, es la prueba de triunfo sobre ella (así como su afirmación). El \<"c';" fetiche, sustituto del pene materno -por contigüidad témporo~pacial o por analogía- permite seguir creyendo que aquél existe y por 10,tanto ,/ 'e que la castración no es una eventualidad que pueda ocurride al sujeto. Veamos un poco más en detalle una de las posibilidades que Freud entrevee como capaz de contribuir a la constitución del objeto fetiche: el chico espiando desde abajo el genital femenino en el momento en que la mujer se desnuda elige como fetiche al pie, la ropa interior, o el vello pubiano, porque ahí se "cristaliza" el úl.timo momento en que la mujer podía ser considerada como fálica. Se ha producido entonces un despla- . . zamiento del falo prejuzgado como existente hacia algo que está conti'.' guo témporo-espacialmente. Pero el desplazamiento no es en sí lo que , ,'\ :,' .. crea el fetiche, sólo relacio~a el falo con lo contiguo. Se requerirá por lo "'1' menos una operación adicional para que lo contiguo devenga en fetiche: el mecanismo de la renegación. Comparemos ésto con lo que pasa en el recuerdo encubridor: el desplazamiento posibilita la relación entre aquéllo que tiene carácter trau· ,. ·mático y aquéllo que quedará en la conciencia como recuerdo encubridor. Pero si hubiera sólo ~p¡azamiento se recordaría tanto al suceso traumático como aquel acontecimiento que por antecederle O sucederle '" \ pasa a cargarse del mismo valor psíquico. En el recuerdo encubridor se i: ' olvida, se reprime -en el sentido restringido del término- uno de los elementos, el que de por sí tiene carácter traumático, y el cargado por ( desplazamiento es el que queda la conciencia". Si tiene algún sentido '" 'i mantener la diferencia entre renegación y represión, entonces· el desplazamiento no es de por sí defensivo, sino en la medida en que se articula "-con otros mecanismos ...
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Pero sería un error el ver que el carácter defensivo del sustituto consiste solamente en que ~antiene algo por fuera de la concien.cia. Si simplemente se excluyera el conocimiento de la castración de la conciencia, pero ésta quedase afirmada en el inconsciente, el sujeto tendría a.ngustia ,:;.,. aunque no supiera por qué. Sería la angustia sin objeto, angustia flo-:: ": ti!' tante, que terminaría al fin uniéndose a un objeto en la concIencIa para . convertir$e en miedo, tal como lo plantea Freud en "Inhibición, síntoma y angustia": El objeto al que se uniría cumpliría el mismo papel que en . la racionalización ejerce el argumento racionalizador que permite justificar un existente. En la constitución del fetiche interviene además del ocultamiento a , , . la conciencia la realización de deseos, como Freud se preocupara ¡nsis- t.~"" tentemente en mostrar su participación tanto en los fenómenos normales como patológicos. Para ir viendo este segundo factqf comencemos por el sueño.' Si el contenido manifiesto fuera simplemente el resultado del ocultamiento a la conciencia de un contenido penoso reprimido, si sólo se tratase de un efecto de la censura, habría una angustia que aparecería como ¡napropiada para el contenido manifiesto pero cuya existencia estaría asegurada por el significado de los pensamientos latentes del sueño. En el sueño hay además un verdadero trabajo de transformación de la condición angustiante que constituye su motor, transformación efectuada por la realización de deseos. • 'En el sueflo algo es " transformado, modificado con respecto a una primera condición disp/acentera. Se contrarresta el displacer con un contenido a través de darse . como realizado el deseo. Tomemos el suef'lo de la inyección de 'rma, inclusive en el nivel preconsciente en el que transcurre el análisis que
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Freud define en el cepo VII la realización de .deIeOI como el movimiento qua
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Freud hace de él. Si en lo único en que consistiría.el sueño sería en no dejar saber a la conciencia que Freud se siente afectado en su narcisismo por las imputaciones que supone le hizo su amigo Otto, o si lo ocultado a la conciencia fuera su culpabilidad por la imprudencia profesional.en el empleo de la cocaína, entonces el contenido manjfi~sto se limitaría a no tener incluídos esos temas, a no saber nada de ellos. Pero si Freud concluye su análisis diciendo que el sueño nos muestra un deseo realizado, es porque en él se ha producido algo que va más allá de la rilera ausencia, del ocultamiento. Otto es el culpable, el irresponsable, no Freud. El deseo realizado , implica esa transformación. Y aún más, si. apelamos a la bella interpretación qt,le hace Erikson del sueño de Freud * ésté realiza el deseo de poseer Sexualmente a Irma. Lo digno a ser retenido aquí es que la realización de este deseo sexual es totalmente inconsciente, reprimido;- para Freud, como lo corrobora el hecho de que se escape a su propio autoanálisis, quedando indicada la labor de la censura en la alusión a que en determinados puntos no desea continuar el análisis. En "La interpretación de los sueños" realización de deseos y ocultamiento por la censura están articulados. Se realiza un deseo, pero como éste es rechazado por "las tendencias dominantes en la vida anímica del sujeto" la conciencia no debe enter,arse de aquéllo. El ocultamiento surge para desconocer el deseo no aceptado, evitando así la producción.de angustia que implicaría su percatación. Pero que la realización de deseos V ocultamiento a la conciencia estén articulados, no nos debe hacer con· fundir sobre los alcances de una y otra: en el caso del ocultamiento la única angustia que se evita es la que surge por el conocimiento consciente; la realización de deseos, en cambio, es capaz de transformar el significado inconsciente de una situación. En este sentido la realización de deseos constituye una modificación de la economía psíquica, ya que es capaz de intervenir en la supresión del desarrollo de angustia. El acuItamiento defensivo, lo más que puede hacer es que la conciencia desconozca la representación que ocasiona el desarrollo de angustia, es decir en él caso de que se percate de la existencia de la angustia no sepa a qué adscribírsela. **
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~ia ~ítiQ" de R.P. Knight. Cap. "Psicoanálilis dlfl los WeilOl",
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~H0rm6.
** er.e.no. qua en la discusión ~ da si 101 afectos son 6nicamente consciantes o tambiM J!ledeI'I existir como inconscientes _ poeMa colocar la disl:usi6n 98
Volvamos ahora al caso del fetichismo. Sr en éste el fenómeno se circunscribiera a exclu ir, de la conciencia, 111 conocimiento de que la ausencia de pene en la mujer.-que sí acepta ~n la conciencia *-, es el resultado de la castración, y que él por lo t~tQ está expues,o a ella, se encontraría en la siguiente situación: en la ~onci~c~ los hGtTlbres tienen pene -él incluido-, las mujeres no. Corno ideas reprimidas, en cambio: la falta de pene en la mujer indica q~e la ¡::astración es una ',. "' ame.naza que pende sobre él. Este saber inconsci,nte lo tendría cQJ::lstan-:, temen te en un estado de angustia flotante, angus,ia sin objeto ~~)O~1do. Pero en el fetichista ha tenido lugar además de la defensa frent" al saber consciente una verdadera transformación: med~ante la ecuacíón fe~ tiche = falo, ecuación inconsciente, se afirma en el inconscien,t¡;que la madre tiene falo, que la castración no existe. Esto permite "re",egar" \ -verleugnung- de la castración. Pero, ¿dónde es la renegación? :\~ne' \.<,,' , inconsciente. Si la ecuaCión fetiche = falo es ínconseriente, resulta obvio "'.,r· entonces que la creencia que hay falo es en el in~onsciente reprimido. Al que "se engaña" no es a la ~o~Giencia, ya que en ella sí se reconoce que la mujer no tiene pene. Lo anterior plantea algo muy singular: la re negación de la castración** tal como aparece descripta en eLcaso particular del fetichismo, se pro-: duce en el inconsciente. La esci'sión no es entre el Consciente y el consciente. Ba$ta como evidencia de ello el siguiente párrafo del artículo del Fetichistno: "e.n muy sutiles ejemplos tanto la renegación como la afirmación "de la castración han intervenido en la constitución del fetiche en sí mismo. Este era el caso de un hombre cuyo fetiche era un suspensor anatómico que podía ser usado como pantaloncito de baño. Este trozo de vestimenta cubría enteramente los genitales y ocultaba la distinción entre el/os. El análisis mostró que significaba que las mujeres ~staban castradas y no lo estaban". Es decir el fetiche tenia un doble ~::'. significado inConsciente: renegaba y afirmaba la castración, la escisión ',:
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mejoras términos si sistemáticamente se distinguiera entre el afecto como
Mtado, como proceso de descerga, te' corno lo caracteriza Freud, y la repr. inCItación jdeativa de ase afecto.
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Pues el fetichista no cree obviamente que la mujer no tenga pene sino que Conscientemente reconoce la diferencia anatómica de sexos.
.. Irlllistimos en que es de la castración V no libio de la falta de pene, pues la carMlCia de éste tiene que ser renegada en tanto implica aquélla, o sea que el yerdadero motiyo .. el de la primera.
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del Yo como dos corrientes que persistían una junto a fa otra pero sin influenciarse. * Esta escisión es diferente, pese a tá- homonimia con aquélla que Freud introdujera en "El mecanismo psíquico de los fenómenos histéricos" (1893). En este artículo la escisión era entre un grupo de ideas que quedaban excluidas y las ideas conscientes. El fetiche al significar inconscientemente que no existe la castración guarda una similitud con aquellas otras fantasías inconscientes qUe contrarrestan a otras fantasías también inconscientes.. Por ejemplo el sentido de las fantasías megalómanas inconscientes es precisamente el compensar a otlOl' pensamientos también fantásticos, aterrorizan tes. Las descripciones kleiníanas de h'ls fantasías inconscientes nos ofrecen un mar de ejemplos de fantasías que actúan como defensas frente a otras fantasías. Y aquí se abre un nuevo punto para la reflexión: . cuando se dice~ que una fantasía inconsciente "defiende" frente a otra que es aterrorizante ¿no sería necesario diferenciar entre este "defenderse" y el de los mecanismos de defensa que mantienen algo por fuera de la conciencia? ¿No se habrá producido un "desplazamiento" con· 'ceptual, una extensión del término "defensa", que primitivament~ Freud lo introdujo para referirse específicamente a la evitación del conocimiento consciente de algo que provocaría la angustia, hacia cua~quj8r formación que tiende a impedir la producción de angustia? ¿No será que como la defensa -en el sentido de exclusión de la coliscíencia-
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.. En otros casos la escmón del Yo puede estar 8ntre dos conjuntos de ideas conscientes que ambas son afirmadas, pese a la contradicción qua existida ent ... alias sin que 58 anulen. Este as por ejemplo ,,1 caso de un pacíente deliraniB que en una oportunidad me llamó por t1Jléfono y me dijo: ':Doctor, tengo de nuevo las ideas delirantes. creo que me quieren matar. ¿tomo St8tazinel". En su conciencia creí. sn el delirio, pero al mismo tiempo me llamaba a mí en
tiene por fin impedir el desarrollo de afectos penosos, y la realización de deseos también tiene por objeto esto último, se tiende a englobarlas en una única categoría por tener un punto en común, precisamente la evitación de la producción de angustia? . Volvamos nuevamente al objeto fetiche. En su constitución ha habi· do entonces: a) un desplazamiento, algo se ha conectado asociativa- .' mente con el genital, y se ha extendido a ese algo la sobrevaloración. ,1 bl la castración, ha quedado renegada y afirmada. el yo está escindido. '1'" cl Relacionado con lo anterior se ha prodUCido una transformación. -realización de deseos: lo que era una ausencia -el falo- ha quedado transformado en una presencia, el fetiche. Se ha realizado un deseo que no es la alucinación del falo corno sucede en el modelo paradigmá· tico de la realización alucinatoria de deseos, pero que guarda con ésta 'Iv un punto en común: una presencia fantástica viene a llenar una ausencia. La diferencia es que la ausencia en la realización alucinatoria de deseos \;es de un objeto real, en el caso del fetichismo es una ausencia vivida sobre la base de una presencia ilus9ria. Vemos pues que el fetichismo nos ha introducido hoya una serie de pi ohlemes que lejos de estar solucionados ofrecen múltiples tacetas para la discusión. Consignémoslos a título de inventario: a) constitució,' del objeto sexual; b) desplazamiento; e) renegación, especificidad o no de ésta en relación a las estructuras psicopatológicas, su comparación, con la represión; d) relación entre renegación y escisión; e) campo de la ilusión. Además en la discusión del fetichismo debemos retomar conceptos trabajados en la primerá mit8d del curso: la ley, la transgresión. la constitución del Ideal, la castración simbólica y el concepto de falo. y no··por ser mencionada en último término de importancia secundaria la cuestión de si el fetiche es el sustituto del pene reai o del falo simbolico.
tanto psiquiatra y no • la policía. y pensaba que se tenía que tratar medianlll medicamentos. Sin emb\Brgo este conocimiento de que 8ran i~ delirantes no les quitaba la fuerza de cionvicción que tenían pa;a él. Otro ejemplo de escisión del Yo conciente nos l~ muestra Freud 8n el caso del Hombra de las Ratas: sabía de la muerto dal :¡iadra. 58 lo relata él mismo a Freud, y sin embarvo a media noche 58 ubicaba frante al espejo esperando conci..,tamente que el pedre mMarto retornase COmo si no lo estuviera. Todo ésto nos muestra que la nciSión del Yo no ti!j~".el mismo status que la represión p1JI' aj., u otrosmet::anismo. defensivos (la proyección, por ej.) que algo queda excluido da la conciencia. Retomaremos aste problema en otr~ opoftunidad.
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Presentaremos aquí algunas ideas tendientes a diferenciar la renega-,} '1 ción de la represión, lo que nos llevará a tener Que abordar el problema de la escisión, con el Que aquéllas están directamente relacionadas. La represión es en Freud el proceso de exclusión de la conciencia,A que sufre una determinada idea. Así lo dice explícitamente en el trabajo' . del 15 sobre la Represión; afirma en él: "Su esencia consiste exclusivamente en rechazar y mantener alejados de la conciencia a determinados elementos". De modo que el concepto de represión es solidario y sólo se puede entender en relación a la separación entre inconsciente y conciencia. El núcfeo teórico al que pertenece la' represión es por Jo tanto el de la primera tópica, y en 'este caso sí tiene valor el correl~jo nar cronológicamente la época en que se desarrollan el concepto de represión y la primera tópica; el período Que va desde 1893 con ~ "Mecanismo psíquicO de los fenómenos histéricos", hasta 1923 .con "El Yo y el Ello". Aquí la contemporaneidad concierne a una correspondencia conceptual. Veamos ahora lo que sucede con la' renegación. Seguiremos un do- 1:'", ble camino para el desarrollo de'la connotación que tiene este término én Freud: en primer lugar los pasajes en que explícii:amente trata de diferenciarla de la represión, y en segundo lugar recorreremos los ejemplos que Freud ofrece de renegación y en los que funda la presentación 'de! concepto. En el artículo del Fetichismo (1927), áfirma: "Si queremos diferenciar más claramente entre la vicisitud de la idea comodístinta de la del afecto y reservamos la palabra represión para el afecto,' entonces la correcta palabra alemana para la vicisitud de la idea seria !'" renegación", El párrafo es sorprendente, pues está en total contra- ~; . dicción con el concepto de represión que Freud expusiera a' todo lo largo de su obra, en que sostenía Que lo que se repñme es siempre la .. idea; recuerden el artículo del Inconsciente en qu • . ;' \!f\llIerS¡diut ';,..... ne que las Ideas se reprimen y los afectos (1' se prrmen, o en el t~Jo"" El ¡ B L I
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mismo sobre la represión, al que antes nos referimos. Freud fue sin embargo el primero, y sin lugar a dudas, en captar como inadecuada la diferenciación entre represión y renegación que presentaba en e. fetichismo, como lo demuestra que la abandonase posteriormente, no apareciendo en los trabajos siguientes, y por el contrario la modificara en el cap. VIII del "Esquema de Psicoanálisis" de 1938. En ese trabajo recúerden que Freud propone el siguiente criterio diferencial: "El Yo infantil se libera de las indeseadas demandas pulsionales por medio de la represión" y agrega: "Complementaremos ésto al afirmar además que durante el mismo período de la vida el Yo se encuentra a menudo en la, posición de eHminar algunas demandas del mundo exterior que. siente perturbadoras y ésto es efectuado. por medio de la renegación de la percepción que trae al 'conocimiento esta demanda de la realidad" (2). La diferencia entre la represión y la renegación sería entonces que li primera actúa contra la demanda pulsional y la segunda contra la percepción que hace conocer una demanda de la realidad. Comparemos ahora la formulación del Fetichismo con aquélla que acabamos de referirnos tomada del Esquema de Psicoanálisis. Más allá de lo que aparecen como diferencias tienen algo esencial en común-: la discriminación entre represión y renegación se trata de fundar en la naturaleza del material, el contenido, sobre el que actúan uno y otro mecanismo.. En el trabajo sobre, el Fetichismo serán los afectos por un lado y la idea por el otro, en el Esquema de Psicoanálisis la demanlja pulsional V la perc~pción de algo que informa de una demanda de la realida(f. La separació'l conceptual, entonces, entre la renegación y la represión aparecería así colocada sobra un mismo plano: el contenido de' cual el sujeto trata de liberarse•. La pregunta que uno se puede formular aqu í es: ¿esta formulación de la diferencia es suficiente? O más explícitamente: lse puede asentar exclusivamente la separación conceptual de los que se proponen como dos mecanismos sObre la base del contenido sobre el que operan? Para encarar una aproximación. a la respuesta de este interrogante iniciaremos el segundo dé los caminos que proponíamos hace un momento, las oportunidades 1m que Freud hace uso del término de renegación. Este aparece en la ,IOrganizáción genital infantil" (1923). Dice all í: "Nosotros sabemos cómo los chicos reaccionan él sus primeras im. presiones de la ausencia del\pene, el/os reniegan (la palabra es leugnung. que despues va a ser en lot trabajos ulteriores como verleugnung), y creen que con todó sí ven un pene",. y a. continuación agrega; 106
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"Ellos disimulan la contradicción entre la observación y la pre-concepción diciéndose 8 s{ mismos que el pene es aún pequeilo y crecerá". Las dos partes de esta cita implican dos cosas totalmente diferentes, y.a ambas se aplica el concepto de renegación. En la prime¡:aFreud dice: "ellos reniegan el hecho y creen que con todo ven un pene"; d!'lstaque· mas que Freud no dice ven un pene, con lo que el fenómeno estaría colocado en el orden puramente de la percepción y se trataría por lo tanto de una alucinación; la palabra creen señala que no es un trastorno,]' de la percepción sino de la creencia. Más aún, en el trabajo de! Fetichismo Freud rechaza el uso del término escotamización propuesto por I r ' Lafforgue diciendo: "Escotomízación me parece particularmente inapropiado porque sugiere que la percepción es enteramente eliminada, de modo que el resultado es el mismo que cuando una impresión cae en el punto ciego de la retina. En la situación que nosotros estamos conside· rando, por el contrario, la percepción ha persistido y una muy enérgica reacción ha sido realizada para mantener la renegación, No es cierto que después de que un chico ha hecho su observación de la mujer él ha preservado inalterada su creencia de que una mujer tiene un falo. (:4 ha retefJído esta creencia pero también la ha abandonado" (subrayado '. nuestro). Vo:vamos.a la cita tomada de "La organización genital infantil", en la parte en que Freud dice: "ellos reniegan el h,echo y creen que con todo sí ven un pene", Como vimos no se trata de algo que ocurra a nivel de una percepción, aunque sí tiene que ver con una percepción. Aclare· mos esto: ese rechazo de creer en una percepción, se puede entender mejor si apelamos a la diferencia que Freud hiciera entre la percepción' y la huella mnémica de ésta. La renegación no actúa sobre el dato per- 1 , ceptivo en sí sino sobre la huella mnémica del mismo;el dato perceptivo queda registrado en el psiquismo como Freud se ocupa de aclararlo en la cita en que no acepta el término escotomización. Agreguemos además que la diferencia que tratamos de hacer no es entre la tesis de que la perclrpción implica elementos conceptuales que organizan el dato sensorial y aquella otra tesis insostenible en que el dato sensorial sería algo de por sí. Partimos del hecho de que el chico al observar !os genitales lo hace utilizando sistemas conceptuales de referencia que permiten ubicar una forma como siendo el pene u otra cosa como no siéndolo. Lo que queremos subrayar más bien es que la falsificación de la renegación no . es sobre la percepción en sí, no es que el chico al tener el preconcepto de que todos tienen pene -la premisa universal- cuando observan un 107
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ser sin pene por rigidez perceptual continúe viendo un pene donde no lo hay. No es equivalente al fenómeno de que alguien no descubra un error tipográfico en un texto pues al tener una gestalt de las palabras, aún cuando en éstas exista un error, los elementos presentes que constituyen las notas características de las palabras son suficientes para reproducir la gestalt , como si en el texto no hubiera cambiado nada. Si se habia de renegación es porque el chico percibió la diferencia, sacó la conclusión de que entonces a él puede faltarle el pene -angustia de cas;" \1, tración- y recién entonces sustituyó la huella mnésica del genital sin pene por !a del que lo posee. la renegación presupone haber percibido algo, (o que es equivalente a la afirmación primordial que Freud descrjI\\' , biera en el mecanismo de la negación cuando viera a la negación como un mecanismo frente al retorno de lo reprimido. Así como la negación supone una afirmación primordial, de igual manera la renegación supoi (, ne una afirmación Pl:imordial. Por ello podemos decir que el contenido 1: :,-\t'f renegado es el de una percepción aunque la operación de la renegación f "''''1' no ocurra en el acto perceptivo propiamente dicho sino en la manipulaI ~ ción de la huella mnémica que es producto de aquél. Volvamos luego de esta digresión que nos permite ir cerniendo el concepto a la segunda parte de la cita, aquélla en que Freud dice: "ellos disimulan la contradicción entre la observacrÓtl y la percepción. diciéndose a sí mismos que el pene es aún pequeño y crecerá". Aqu.í ya hay una diferencia sustancial con el' caso anterior: se acepta el dato "" perceptual, desde el momento que se dice "es aún pequeño pero crecerá", pero se ,apela a una teoría que permita rechazar a la amenaza de ,I castración. las dos partes de la cita ejemplifican renegaciones. y guardan una cierta similitud con los diferentes tipos de ranegación frente a la muerte: se puede rechazar el dato de que el muerto está inmóvil y no respira y tener en un determinado momento la convicción, no tan infrecuente en muchos duelos, de que hizo un movimiento o de que respiró, pero también puede aceptarse de que está muerto -digamos aceptación del dato perceptivo- y hacerse la teoría de la reencarnación que en"contramos en ciertas religiones, o de la vida en el más allá de las religiones judeo-cristianas. Se contrarresta la angul¡tia por la muerte de un ser querido mediante la idea de un después que anula el ahora. Corno vemos la teoría infantil de "después crecerá el pene" y la del adulto de que "después lo reencontraré en el más allá" transcurren en el seno de un mismo tipo de operación (3). Pero con lo anterior nos hemos desviado de nuestro propósito 1-1 -
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centrado en ir siguiendo a Freud en las ejemplificaciones de la renegación, Volvamos pues 8.1os textos. En el trabajo "la pérdida de la reali· >iad'lln la neurosis y .Ia psicosis" Freud tratando de precisar la diferencia entre neurosis y psicosis dice: "Nuevamente expresado aún de otra ma· " . " -fiera, la neurosis no reniega de la realidad, solamente la ignora; la psicO: sis la reniega y trata de reemp!azarla"fsubrayado nuestro). Esta cita la 'Ir consideramos muy importante porque nos conduce a la siguiente reflexión: Freud lÍace la diferencia entre, ignorar la realidad y renegarla, de modo pues que no toda alteracipn de la realidad a ~avor de la realización de un deseo es equivalmt.e ala renegación; el histérico olvida un sucésO""tffU:!!'Rátfco -está alterando el recuerdo de la realidad- y ,X (\ la' ,3mnesia histérjClh~parece en Freul1directamente vinculada al- olvido ' de un aconte6imrento (!Currido en la realidad. Toda la historia del concepto de represión eri-Freud se constituyó alrededor de la amnesia" de acontecimientos ",{solo de la fantasía sino ocurridos en la realidad misma. Este conqdf)to del olvido por represión de sucesos reales lo man- , . tiene Freud 00 sólo en los historiales de (a primera época sobre la his-;," . teria sino l:!ri todos los trabajbs ulterlqres. De ahi" que ~I objetivo de rescatar de la represión, el recu~rardef olvido los-.!Jc~sos i:if~mtiles realmente vividos y reprimidos, s~ínantenga aún hoy, cómo una de las tareas -aún cuando no sea la únicé':" en el proceso anal ítico. ' Después de lo que dijimos nos encontramos a esta altúra de la ,clase de hoy en una situación muy singUlar: resulta que Fre~ud afirma en el 24, cuando ya ha desarrollado el concepto de renegación, que se reprime la escena traumática y se la confina a la amnesia, pareciera que perderíamos el único punto de reparo, el de que la renegadón se ejercería sobre la realidad, para poder diferenciar entre represión ,y (anegación. De nada nos sirve acá intentar un golpe de fuerza y decir que e! ignorar la realidad, hecho por la represión, es a consecuencia de 1., demanda pulsional y que en cambio la renegadón lo sería por una demanda en sí de la realidad, porque cuando Freud trata de diferenciar uno y otro mecanismo no hace hincapié como elemento diferenciador en la causa que-inicia el proceso -en ambos es la amenaza de ,,,,í' castración-- sino en aquéllo sobre el que recae el mismo, lo que hemos llamado el contenido sobre el que opera el mecanismo. Pero, lse trata del mismo tipo de operación, .en cuanto a la realidad, en el caso de. la represión en -que se olvida a aquélla relegándola al inconsciente, que en el de la renegación en que se sustituye la falta de pene por ¡a presencia, se reemplaza el conocimiento de la muerte del ser querido 109
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por la creencia de que'vive? Veamos la diferencia entre un tipo y otro tipo de modificación de la realidad. , . En la represión: la representación de la realidad en tanto represental' ";' "ción reprimida se halla en el inconsciente, en la conciencia el sustituto aparece en forma de resto metonímico de aquél, o de elemento que lo representa simbólicamente (véase el historial de Lucy R. cuando eila relega al olvido, por represión, la escena en que recibió la carta, escella en la que estaba presente el olor a la harina quemada. luego Jo reprimido reaparece a través del síntoma de la alucinación olfatoria que es un resto metonímico). Entonces, en el caso de la represión el inconsciente sabe de la realidad, la conciencia no, y ésta sólo conoce ele~entos que se le aparecen como desprovistos de sentido. En el caso de la re negación cuando el chico afirma que la mujer tiene pene, o cuando se afirma que el ser querido vive, una creencia \; es reemplazada por otra creencia que es la contra¡lartida exacta de aquélla, su imagen en negativo. Donde no hay algo, se cree que está, ,/" (\,4: ya sea el pene o la vida en el ser querido. Es el reemplazo ti," IJOa realidad por otra, pero esta otra no es cualquiera, es la recíproca. Este 1" sustituto n.lcíproco sin embargo no tiene cualidad sensorial, no es una alucinación, 'sigue estando a nivel de la creencia. Tenemos así una primera base para ir aproximándonos a una diferenciación entre la re· presión y la renegación: aún cuando la represión se ejerza sobre la representación de la realidad, nunca obviamente sobre la realidad misma sino sobre su representación (olvido del recuerdo de una escena), la 1<'" e, operación consiste en su exclusión de la conciencia; el retorno deJo reprimido hará reaparecer a éste como sustituto deformado para la conw, " ciencia. En el caso de la renegación no queda un simple agujero en la conciencia, el hueco de la represión. la renegación consiste en el ,,' l¿rechazo de una representación a través de la afirmación de la opuesta. No se trata de un rechazo de la percepción y luego el suplantarla por otra. El fenómeno mismo del reemplazo, eso es la re negación. la presen'cía de una creencia implicaría la renegación de la otra. Fíjense la situación. diferente de la renegación con respecto a la represión. En ésta queda un agujero en la conciencia y después el retorno de lo re¡· primido originará un resto o un sustituto simbólico, pero ya no simplemente una realidad que se contraponga a la anterior. El sustituto del segundo tiempo de la represión -el retorno de lo reprimidó- contiens a lo reprimido disfrazado. No lo contrarresta, no tiene el sentido' \/ contrario. Inclusive ·si Freud dice que el sustituto actúa como contra/"'"
catexis es en ~uanto permite mantener excluido de la conciencia al elemento reprimido, no porque signifique lo contrario de éste.
NOTAS (1)
En la traducción de López Ballesteros no se ha inc/uído esta dife rencia que es clara en el original alemán y en la traducción de Strachey. Donde en la tr~ducción de L.B. dice "represión de afectos". debe leerse "supresión de afectos".
(2)
No podemos menos que pensar hasta con cierto placer un ejemplo que muestra las dificultades de diferenciar la represión de la renegación por la separación entre demanda pulsional y percepción de la realidad. En el caso de un individl.,lQ que en medio de una reunión social va comprobando con horror que la zona de su pantalón que cubre su genital comienza a elevarse, y rechaza,el reconocimiento de.. su erección, ¿nos encontramos ante una represión o una ~enegación? Trata de no enterarse de algo que no cabría sino considerar como demanda pulsional, por lo que tendríamos que ubicar fácontingencia en el terreno de la represión; pero al mismo tiempo ,eU,>ulto no tolerado y lo siente: sería así el rechazo de una percepeión,1uego una renegación.
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(3)
De paso a~tbvechemos la oportunidad para señalar en base a estos ejemplos cómo las creencias infantiles no son productos qUe surgen en la mente del chico por el sólo juego de su imaginación, por operaciones cognitivas surgidas a partir de un psiquismo insuficientemente desarrollado, sino que en esas creencias se utilizan modelos cognitivos que la cultura le ofrece mediada por sus padres. Cuántas afirmaciones de los padres del tipo "Después nene te compro ésto", "Después nene cuando lleguemos a casa", afirmaciones que uno y otro saben que son un engaño tendiente a paliar el sufrimiento del ahora favorecen el desarrollo y la consolidación de la renegación a través del "después". El chico que dice que después le crecerá el pene ante la visión de la nena, visión que le produce angustia por hacerle factible la castración, en realidad reedita en su mundo circunscripto de intereses 10$ 'mitos del "después", del cualel del Paraíso no es sólo una versión expandida, sino también un modelo. Más allá de los ejemplos l1J
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simplificantes del "después" que damos, lo que nos interesa aquí es señalar una 1ínéa para el estudio de la génesis de los mecanismos defensivos, en que se vean a éstos no como invenciones del psiquismo individual sino como el resultado de que el psiquismo se construye tomando como modelo el funcionamiento del otro significativo. Así como se aprende el lenguajetam- _ .' bién los mecanismos defensivos se adquieren por identificación, y aún cuando no pensemos en una mera copia -el psiqu ismo no es la hoja de una Xerox duplicadora de los mecanismos de los padres- i¡ el desarrollo de las operaciones son un proceso complejo, . no cabe duda. que la identificación juega un papel esencial en él.
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LA RENEGACION LA DEFENSA FRENTE A LA ANGUSTIA y LA REPRESION
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Pero en vez de intenta; sacar todavía una conclusión definitiva tomemos ésto como una primera aproximación y sigamos examinando 10$ textos freudianos. En el Fetich-ismoJa renegaciori es ejemplificada por el rechazo del reconocimiento de la falta de pene en la mujer, pe"ro también por los dos casos de neurosis consignadas por Freud en que la muerte del padre a los dos ya los diez años había sido renegada. Ya veremos la importancia que le asignamos a esta tipo de renegación, pero lo que queremos remarcar sobre todo en "este texto es algo que a nuestro juicio resulta notable, y que coloca la caracterización de la renegación sobre bases diferentes: el fetiche que para la conciencia es un objeto de placer, de amor -sin que se sepa por qué- para el inconsciente repre- /\ senta al falo; o sea en el inconsciente la ecuación fetiche-falo permite mantener la creencia de que la madre tiene falo y renegar así de la castración, en el inconsciente la castración existe y simuitáneamente no. Veamos más cuidadosamente cómo son las cosas. En la conciencia el sujeto reconoce que la" mujer no tiene pene, y sin embargo no tiene a~ gustia de castración conciente, no piensa concientemente en la castración; en el inconsciente en cambio cree en la castración y al mismo tiempo la reniega mediante la ecuación fetiche-falo. El fetiche-falo contrarresta a la representación de la falta de pene. El calificativo de notable que hemos utilizado está dado por el hecho de que, a diferencia del chico en que la renegación consiste en rechazar en la conciencia el dato de la falta de pene en la mujer, pero su afirmación en el inconSCien-~~" te como castración, en el fetichista ocurre al revés: hay aceptación en la '"' concie!1cia del dato pero su renegación es a nivel del inconsciente. la defensa no consiste aquí en el ocultamiento a la conciencia del dato. La conciencia sabe del dato pero no de la significación del mismo, significación que es la de que la castración es posible, de ahí que el fetichista no se encuentre preocupado concientemente por la posibilidad de su castración. La oposición es entonces entre el no s~.Iª~~a~a de "...
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castración en la conciencia y el sí saberfo a nivel de! inconsciente. Se pUede decir entonces con propiedad que la amenaza de castración está reprimida (4) en el fetichista ..... reprimida en el sentido que está excluida i I I de la corwiencia- pero lin tanto reprimida promuflve la construcción de la ecuélCión fetiche-falo que reniega de la castración pu'es tiende. a I,'\'\:':'c contrarre~;tarla. Digámoslo una vez más a riesgo de redundar: renegación í u~ , :., en el inconsciente a través de la construcción de una repres~ntacíón I I I contraria. En el fetichismo tenemos así una escisión entre conciente e inconsciente -el dato de que la mujer no tiene pene por un lado y su significación en tanto hace pensable como factible a la castración-pero tenemos otra escisión en &1 seno mismo de lo reprimido: cree y n.o L cree en la castración, el no creer es la renegación de la creencia provo,I ~ c"cc·\ " J'I\(' 'cadora de angustia. I C,~C(· Freud dice que ambas creencias coexisten una junto él la otra pero sin influenciarse mutuamente, como corresponde él las leyes del proceIí"""'" so primario. Acá surge una complicación, ¿cómo se debe entender que : ~l!'! no se influencian mutuamente? Por de pronto no en el.sentido que, '"('1 Y otra no tengan nada que ver entre sí; debido él la creencia en la caso tración se construye el fetiche; la creencia en la castración es el pre· requisito y la causa del fetiche ya que éste tiene por finalidad con· trarrestar la amenaza de castración. Dice Freud en"Es<¡uema de Psico· análisis": "la creencia en el fetiche fue debida a una intención de destruir la evidencia de la posibilidad de castración, de modo que el temor de la castración pueda ser evitado". Por ello resulta que mal se podría sostener que no tiene nada que ver, cuando una es la condición de la otra, y ésta última el fetiche por ejemplo tiende a paliar el efecto de la primera. Por lo tanto que ambas corrientes coexisten mutuamente una junto a la otra sin influenciarse mutuamente solamente puede entenderse en el sentido de que ninguna puede anular totalmente la existencia de la otra. Resumiendo: ¿qué es lo que esencialmente aporta de nuevo el texto del Fetichismo? Algo a nuestro modo central: 1°) que la renegación no {'r", (\. ":\'(~: ( v( tiene lugar como una escisión entre la conciencia y lo reprimido sino en el seno mismo de este último. 2°) Que la defensa consiste en la creación , de una realidad psíquica contraria a la que resulta intolerable, La escisión en el seno de lo reprimido no es exclusiva sin embargo del fetichismo. Todos aquellos ejemplos de fantasías inconscientes que contrarrestan a otras fantasías también inconscientes nos lo señalan. Para tomar un solo ejemplo, aún cuando podríamos multiplicarlos hasta I 1
er infinito, o podríamos encontrarros en los innumerables análisis kleinianos, el caso bastante frecuente de la persona que frente a un peligro externo real se comporta como si éste no existiera, gracias a que tiene ta fantasía de que es inmortal o invulnerable por ejemplo. ¿Acaso esta creencia, de la que el sujeto nada sabe, no interviene en la renegación misma del peligro? Acasonáes tina creencia inconsciente, por ejemplo este tipo de fantasía la que permite renegar de otra creencia in- " consciente. Se va planteando entonces por el desarrollo anterior que la renegación se podría caracterizar por el· tipo de escisión que es diferente con' respectó a la de la represión. PI~ro sigamos en la recorrida de10s textos de Freud para ver qué podemos decir sobre ésto. En el artíctiJo "-Una perturbación de la memoria en el Acrópolis", aquel artículo cuyo primer párrafo ;mociona oo,:.\... hasta las lágrimas, Freud analiza el fenómeno de la desrealizacion, al que 7,~; .,:, considera como estando al servicio de ffi defensa, como una renegadión; también recuerda el famoso lamento del rey Boabdil al re¡;ibir la noticia de la caída Cle fa Alhambra cuando dice: "Cartas le fueron venidas que Alhambra era llanada. las cartas~chó al fuego y al mens~jero matara". En el lenguaje del poema épico no es que Boabdil quier~ simplemente olvidarse de la pérdida de la Alhambra, quiere hacer como si no se hubiera enterado, como si a él no hubiera arribado la noticia -esa es !a expresión que utiliza Fr~'!d "non arrivé"- la carta o la existencia misma . del mensajero, por eso t~ae'~o de la renegación. la renegación aquí no es una pura represión;"hueco en fa memoria; hay una creencia que se quiere mantener que es-1a de que su poder sigue incólume y no peligra, y para ello desea elimlnar la percepciÓn que contraría la creencia. Pero todavía podemos ser más precisos sobre el pensamiento de Freud y no apelar a la interpretación de los versos del poema citado. Recordemos que Freud habla de renegación para referirse al rechazo de la aceptación de I a muerte del padre en el caso de sus dos pacientes; ,\~ recordemos también el caso del Hombre de las Ratas quien sorprendió a Freud cuandó le comunicó que el padre había muerto y simultáneamente renegaba (5) de la muerte del mismo a través de tener miedo que algo le ocurriera ¡¡ éste, o mediante el esperar, al filo de la medianoche, su !legada; o el pensar cuando escuchaba un chiste que se lo iba a contar él aquél. En todos estos casos una creencia contrarresta a otra. Dejando ahora a Freud tomemos los innumerables ejemplos de renegación que da 117
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Octave Mannoni en su artículo "Ya lo sé, pero aún ,así". En ellos el sujeto tiene una creenda que reniega de otra, como por. ejemplo en la doble actitud candente que se tiene frente a la superstición., No se cree y al mismo tiempo existen ideas candentes de que algo temido' en realidad puede acaecer. Yendo ahora a otro ejemplo: ¿acaso con el ateo y el creyente no pasa algo similar? ¿No es acaso frecuente que en él coexistan 'simultáneamente en su pensamiento conciente creencias op~estas a la religión (El no cree en Dios pero por las dudas ... )"? ¿No sucede en muchos casos que el ateo desde su posición de tal reniega de sus pensamientos religiosos y el creyente de su descreimiento? El momento de la duda es aquél que se nos aparece como propicio para poner al descubierto el mecanismo de la renegación y en él nos , detendremos. En el momento de la duda religiosa las dos creencias están simultáneamente en la éonciencia. Su oscilar de una a otra, aportando los argumentos Que inclinen la balanza hacia una u otra posición, son intentos de salir de la angustia Que ocasiona el no creer en lo que sí se debería a través de la renegación de la posición opuesta. Tomemos para afinar el ar:á!isis el caso del creyente en el momento mismo que transita al ateísmo, experiencia que sin lugar a dudas encontrará resonancia en muchos. Hasta ese momento creía, luego surgen las dudas aparecen éstas en su conciencia, aparecen las objeciones a su creen~i§;·trata entonces de mantener la firmeza de su fe a trav~s de argumentos -teorías que le permiten rechazar sus dudas- es deCir, ot~as creencias; unas y otras creencias sin embargo no quedan en el inconsciente reprimido, sino Que coexisten en la conciencia. El reforzamiento de las creencias religiosas con todos los argumentos que pueda darse, permite la renegación de las otras. En el acto de la afirmación de -la fe a través de la argumentación se reniega simultáneamente de las ideas que la contradicen. la afirmación de una creencia actúa, como dijimos a~tes, posibilitando la renegación de las otras. Pero si el proceso concluye con la victoria de la conversión al ateísmo, y el sujeto se asienta en esa pOSlclon, se podrá producir una situación ¡nven,él a la de la etapa anterior. Cada vez que le asaltan su~ creencias rél1giosils para poder concordar con su nuevo ideal tendrá que renegar de aquéllas a través de una reaf¡rmación en sus nuevas creencias. Las cavilaciones concientes del Hombre de las Ratas constituyen una ilustración ejemplar de ideas que reniegan a otras en la conciencia. De lo anterior se desprende que unas ideas concientes pueden renegar a otras. 118
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Damos más ejemplos que nos señalen cómo se puede renegar de algo condentE!' a través de otra idea conciente. Así tenemos los sueños diurnos en que un individuo construye una realidad en hH:ual cre& va. mismo tiempo no cree, y que siempre sobrevienen en circunstancias en que existe una realidad displacentera_ A través del sueño diurno se re-' niega de otra creencia' que en ese momento sigue estando en la con~ ciencia, aunque disminuyándóla en su valor gracias al sueño diurno (6), . Tanto en el caso de la renegación de la muerte -los pacientes consignados por Freud- en, el caso de la renegación de las creenciaS supersticiosas, en el caso de renegación de creencias religiosas, o POI' el contrario de la renegación de las objeciones a la fe, o en el caso de los sueños diurnos, en todos estos casos la escisión no es entre conciente e inconsciente, o como en el caso del fetichismo entre la afirmacióri inconsciente de la castración y su renegación también inconsciente. tá escisión en todos estos casos es entre ideas concientes,aÍl1t'CUando ésto / no quiera decir que el mecanismo de la renegación V las ~sas que lo \ impulsan sean concientes para el sujeto. Hay que diferenciar'~ntntel me- A eanismo de-la renegación que siempre es inConsciente y las. creencias re-¿x"" negadas que pueden en cambio ser concientes y seguir permaneciendo en \, "", " la conciencia, carácter que también pueden ~ener las creencias que inter' . ( vienen en la renegación de aquéllas (7). Pero con todo caben algunas inquietudes cuando afirmamos, que la idea conciente de que. el padre estaba ~ivo. en los casos consignados por Freud, reniega a otra idea' conciente, la 'de que estaba ml¡erto. En primer lugar, ¿en el momento mismo de la renegación no se ~ría afirmar que la idea del padre en tanto muert!) está reprimida? ¿Q:en todo caso cuál es el status en relación a las tópicas freudianas de est~ idea de. padre muerto en el' momento mismo de la renegación? la idea del pa:. dre muerto' no . desapa'~P.Ce de la concienci~~ simultáneamenle con la creencia de que el padre vive se y se aciúa en base a la CQnvicción de que está muerto.' No se trata por Jo tanto' un oscilar velol entre larepresión y el levantamiento de la misma, ya que resultaría poco concordante con el concepto de reprimido -como io incapaz de concienciael ubicar a la idea que es ef objeto de la renegación como teniendo tal carácter (8). la escisión no eS,como ya lo hemos observado frecuentemente entre la conciencia. y el inconsciente-. . ., Bien, si como venimos viendo la renegación puede- tener lugar sobre una creencia inconsciente -<:aso del fetichismo, o de la fantasía in" consciente- o sobre una creencia conciente, llegamos asi a un momento
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c!~ve de la diferenciación que estamos tratando de hacer entre la 'represlon y la renegación, y Que en parte ya habíamos adelantado al caI mienzo. Mientras Que el concepto de represión es dependiente de la I1 primera tópica, el de renegación lo es de la segunda y solidaria de la I escisión del Yo. Por algo la nmegación se desarrolla en Freud simultá~ 1\", ,ne~~~nte con la segunda tópica: No hay represión ni renegación sin . ¡ C{¡ \'"", .esc~s~?n: lo que cambia es entonces entre qué' y qué se produCe esa eselslon; en ese sentido nos parece poco sostenible lo que plantea Mannoni en el arto citado cuando dice: "la noción de escisión no nos parece tener mucha utilidad; en todo caso no es indispensable, probablemente porque no concebimos al Yo como un aparato de síntesis" (9). Resumamos hasta acá lo que creemos haber avanzado en este intento de separación entre la renegación y la represión que nos deja lejos de estar satisfechos. la renegación aparece en Freud doblemente delimitada: en primer lugar por el contenido sobre el que opera (perCepción que contraría una creencia), pero en segundo lugar, y esto es lo que queremos enfatizar, por el descuido que a nuestro juicio se ha hecho de ello, la renegación implica una escisión que no se define por ser \ exclusivamente entre conciente e inconsciente ,ino que .puede serlo entre ideas inconscientes o entre ideas concientes. Esta escisión implica el otro elemento característico de la renegación: se afirma una creencia que contrarr~sta a la rechazada. Si tuviéramos que exigirnos una definición de la renegación diríamos que es la operación defensiva (tendiente a evitar el desarrollo de angust ;I tia) mediante la cual se rechaza una creencia, estando en ésta invoJu~ V erada o no una percepción, rechazo' realizado a través de oponer a la creencia no tolerada una otra creencia que tiende a contrarrestarla. la operación es inconsciente para el sujeto, aunque las creencias que se oponen puedan ser ya sea reprimidas o concientes. ¿Qué relación guarda la renegación con la psicosis y la torclusión? Aún cuando se admitiera la importarn:ia del mecanismo de la verwerfung traducido como forclusión por lacan para caracterizar el hecho PSicóti" ca, la forclusión no nos permite desprendernos del concepto de la rene'e',"~. ~i~n en la IPSiCOSi~. Son mecanismos diferentes. En efecto, la fort,(~) USlon es en a teona lacaniana de un significante básico, el Nombredel-Padre, y su no inclusión en el orden simbólico como ya lo hemos visto en la primera parte del curso, y no de tal o cual percepción concreta; más aún la forclusión está en el origen -para lacan- del hecho psicótico y el síntoma psicótico sería tJO retorno desde lo real de Jo
"forcluído". Cuando un psicótico sostiene determinada creencia: por ejemplo que el ser querido muerto está vivo, o el psicótico sigue sosteniendo que tiene el miembro que fe han amputado, los lacanianos no dirían que está "forcluyendo" la muerte del ser querido o la pérdida del miembro. Además si hemos elegidó estos casos en q!Je se rechaza el reconocimiento de una percepción;1!s porque en no todo psicótico ocurre este fenómeno, de modoqu'e aún en la teoría lacaniana habría que reconocer como mecanismo universal para la psicosis a la forclusión, y un otro mecanismo \Qtle' se,.,da en algúnos otros casos con respecto a experiencias concretas, y para este último caso continuaría siendo válido el uso del concepto de renegación. como por otra parte lo hace Freud también en la psicosis. De los ejemplos consignados a lo largo de este presentación se des-prende que la renegación se puede encontrar en la, neurosis, en la per- \t':' versión y en la psicosis. la renegación aparece asfcomo una serie de ; mecanismos, no un mecanismo único, que tienen los elementos en ca- ( ; mún que hemos señalado y que permiten delimitarlos como clase. lo que nos re~ulta difícil es entrever en qué puede radicar la diferencia de la renegación en esos cuadros o aún más saber si la renegación en sí es diferente en estos distintos cuadros, o esta distinción aparece debido a su articulación con mecanismos que serían los propios de cada una de las estructuras. Bien, a esta altura resulta necesario interrogarnos por qué hemos dedicado tanta atención al Ptoblema de la renegación. En realidad nuestro interés no reside en tratar de precisar un mecanismo de defensa más, en definirlo con mayor rigor, sino que intentaremos servirnos de la diferenciación entre represión y renegación ,para abordar una problemática más general: la no equivalencia entre "defensa frente a la angústia~' en general, y el sector más restringido de "defensas frente al saber de la Conciencia", que hallan su expresión teórica en el concepto de represión. Expliquemos lo que al enunciarlo así aparece como enigmático. En toda la primera época de'Freud la angustia podía ser provocada por dos grandes causas: por la libido impedida de de~arga -recordemos el papel atribuido al coito interruptus, a la masturbación, o a !a misma abstinencia sexual- o porque determinadas representaciones resultaban reprobables, para~ainstancia de la con¿iencia. Surgía en estos casos el conflicto entre el deseo del inconsciellte y la conciencia, y la representación intolerable,era rechazada al inconsciente. La "defensq", la censura onírica. o I~ resistencia tenían por objeto que no llegase a la conciencia. 121
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la "defensa endopsíquica" era contra el saber de la conciencia: .el recuerdo encubridor, la laguna mnésica, la represión -tanto en sentido amplio o en el restringido- eran estrategias del psiquismo para que la conciencia no supiera. El síntoma, el sueño eran realización encubierta de deseos, palabra que señala bien a las claras que el problema era ocultar algo a la conciencia. \ ,.. Pero el no saber de la conciencia no protege frente a la angustia. u', Juanito, por ejemplo, tiene angustia y no sabe de qué, recién después se establecerá el miedo, en el que la angustia queda ligada a un objeto en la conciencia. Hay otras veces, en cambio, que la angustia no aparece: la "belle indifference" de la histeria. O sea que la conciencia no sepa én unos casos no impide el desarroll9 de angustia y en otros sí. Freud dirá que en un caso la represión fue exitosa y en otro RO. ¿Pero, qué quiere decir que es exitosa, y en qué consiste que lo sea? La diferencia no pasa por el hecho del no saber de la conciencia ya que en ar:nbos casos esto se cumple. Ni tampoco en la formación de sustitutos en sí mismos pues en la conversión histérica o en el síntoma obsesivo Jos hay, y la primera "en relación con la cuota de afecto, sin embargo, qlJe es la - verdadera tarea de la represión, generalmente significa un éxito total" (10),l'nientras que en el síntoma obsesivo domina la angustia. Si la angustia está ilusente no es pues debido a la represión en sí rnismá. Volvamos al ciso del fetichista: si éste no siente angustia flotanteno es porque la ,amenaza de castración esté sustraída a la con\ ;,,' ciend~ reprimida, sinÓ porque la ecuación inconsciente "fetiche = falo" ~a contrarresta. O en el caso de la histeria de conversión cuando camin~r significa inconscientemente "pisar = tener relación sexual con la ma~re tierra" (11), la parálisis significa para el inconsciente que no lo esti haciendo, una modificación de una fantasía inconsciente. la inhibición aquí es una defensa contra la angustia, angustia que lejos de ser impedida por el significado reprimido de caminar ha originado a éste .. Si a estas ejemplificaciones le agregamos las que mencionamos en la primera parte de esta presentación: fantasías maníacas inconscientes que contrarrestan a otras, sueños diurnos, teorías que reniegan a otras, se hace evidente que el no saber de la conciencia, la represión, es sólo uno de los métodos de defensa' frente a la angustia, e inclusive no el más efectivo. .Freud en el trabajo de la Represión observó que la represión sólo es \ posible cuando ya hay una neta diferenciacion entre conciente e in~
consciente, y que antes que ello ocurra ya operan otras defensas: transformación en lo contrario y vuelta contra el propio sujeto. (;pn esto señalaba una restricción 'al entender a la represión como equivalente a defensa. La defensa frente a la angustia constituye una clase más abarcativa que incluye a los mecanismos de defensa contra el saber de la conciencia, que operarían en el sector restringido de la angustia producida por este saber. (12)
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NOTAS (4)
Se entiende la razón de por qué en el artículo del fetichismo cuyo centro es precisamente la renegación Freud dice: "Más aún, una aversión, que no esté nunca ausente en todo fetichista, al genital femenino queda como estigma indeleble de la represión que ha tenido lugar", No se trata de un error, de que en lugar de represión debiera haber dicho renegación. El fetichista reprime la representación de la castración. La aversión al genital femenino es el re- ~ torno de lo reprimido. En el feti?hista se articula la represión con la renegación.
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la expresión VERlEUGNUNG no se halla en el historial aunque conceptualmente es una renegación.
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No se debe pensar que la creencia renegada es.siempre una que corresponde a la realidad, y que es la fantasía la que actúa como posibilitando la renegación de aquélla. A veces se apela a la realidad para renegar de una creencia que es pura fantasía: el delirante paranoico que cree que lo persiguen, en el momento que se da argumentos tomados de los datos de la realidad tendiente a convencerse de que no corre peligro está en verdad utilizando las percepciones de la realidad para renegar una creencia que en él tiene fuerza de convicción. Apela a una "percepción" para rechazar una creencia fantasmal. Este caso no se podría encuadrar para nada diciendo que "reprime" la fantasía, pues inclusive ésta continúa en la conciencia. Tiene en cambio toda la estructura de la operación de la renegación. Valga también este ejemplo para mostrar lo inadecuado de definir a la re negación como el rechazo de una percepción de la realidad que contraría cna creencia deseada, la que 123
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.... sería en sí misma la "falsa", la "equivocada", mientras que la' percepción renegad~ sería la "correcta". La renegación es siempre el .' rechazo de una creencia angustiante sea ésta o no la que mejor '. . representa a la realidad convalidada intersubjetivamente. Es similar a lo que ocurre con la represión en que hay que distin' ,guir entre mecan:¡smo, siempre inconsciente, y los contenidos que 'concientes primero, luego devienen en inconscientes.
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~dith Jacobson plantea que la idea renegada queda en el pre-con~iente. En este caso particular de renegación concordaríamos con ella, aún cuando no valga para todo tipo de renegación. Queremos recomendar la lectura ,de este trabajo (Revista de Psicoanálisis, ;~ol. No. 3, 19S7r En él se plantean tesis que guardan simititud ., qon las aquí expuestas, como por ejemplo: "En el caso de la renegación se utiliza una fantasía original de deseos en el ello que tiende a distorsidnar la realidad como una defensa contra una idea opuesta y atemorizante que también distorsione la realidad" (pág. 562, subrayado nuestro). O también: " ... podemos hablar de una idea reprimida que reniega otra idea opuesta e indeseable, igualmente reprimida" (pág. 563. subrayado nuestro). También qul~iétamos remitir alas cap. VI y VII del libro de Ana Freud "El Yo. y los mecanismos de defensa", en donde trata de la renegación mediante la fantasía, o mediante tos actos y pala6fas (Laplanchey Pontalis hacen notar que el término que utiliza Ana Freud es VERLEUGNUNG y no negación, que es como aparece en la traducción inglesa y castellana de su libro). Véase en especial la renegación de Juanito don la fantasía del plomero .' (cap. VI).
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Creemos que esta afirmación resulta de un profundo equívoco de Ja escuela lacaniana respecto al concepto de Yo. Concordamos con ellos cuando hacen del Yo el lugar del desconocimiento, pero consideramos mutilante con respecto al planteo freudiano el equiparar el concepto de Yo con el de "Yo-representación" y de dejar de lado totalmente el' "Vo función". En Freud el Va designa tanto a uno como a otro. Que el sujeto tenga un "Va-representación" que lo engafie respéi::to ,,\ . a quién es él, que la representación oficiat de.sí suponga una 81.lénación básica con respecto 8 su se~, que en
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consecuencia el término Yo resulte connotado negativamenta,que sea maTa palabra, no nos debe hacer desplazar esa valoración negativa a las funciones del Yo y nC) querer saber nada de su estudio. Solamente el funcionamiento del proceso primario determina que si dos entidades tienen algo en común se les trate como idénticas, es decir que si el "Yo-representi!Ción" y el "Yo-función" tienen de común que ambas se designen: como Yo, entonces traslademos el valnr de unb a otro. En la teo(ía, por el contrario, poco es lo que tienen de idénticos el "Yo-representación" yel "Yo-función", en todo caso el primero podría ser uno de los productos del funcionar del segundo. Yendo ahora¡1 problema más es!,?ecífico de la escisión del Yo t.ampoco nos parece válido el plantear que el Yo no se'ce~inde por *'11 hecho de que constitutivamente ya está escindido.Concordamas con la posición lacaniana de una escisión constitutiva, origiI'\al, que no hay nada comparable a una unidad inicial, pero ello nP implica que en el proceso defensivo se den otras escisiones, qye son de distinta naturaleza que la constitutiva. A nuestro juicio eí ~rror aqu í de Mannoni radica en Que la homonimia, le dificulta ver'!qs diferencias y trata la escisión como si fuera una categoría homogénea. Ya tendremos ocasión de volver al trabajo de Mannoni para destac;ar toCIOS sus méritos -de los cuales el haber llamado la atenci6n sobre e,' prolllema de la creencia merece nuestro reconocimiento- cuando rips dediquemos más especialmente al problema de la escisión, pero queríamos desde ya adelantar la idea de que la renegación ~s solidaria conceptualmente de la escisión; no se puede concebir aquélla sin ésta, aunque la recíproca sea cierta, es posible escisión sin renegación. (10) La Represión, Sto Ed., Vol XIV, p. 156. t11} inhibición, síntoma V angustia, Sto Ed., Vol. XX, p. 90. (12) De acuerdo a esto sería conveniente denominar "defensa" a todo
procedimiento que tenga por objeto el disminuir la angustia, cualquiera sea el origen de ésta, y "mecanismos de ocultamiento a la conciencia" a aquellos otros que protegen contra la angus~¡a emerger/te del saber de la ~onciencia. En esta última sub-claSe
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INDICE entrarían la represión, proyección, etc. Que hay procedimientos de protección en contra de la angustia que no consisten en el ocultamiento a la conciencia nos lo muestran el caso de la regresión o el de la evitación ante un peligro real.
Presentación
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El complejo ele Edipo y el Edipo estructural
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(1 ntroducción)
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El Edipo en Lacan - I
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El Ed ipo en Lacan - 11
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El concepto de falo en Freud y Lacan
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El Edipo en L,acan: 2° tiempo
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El Edipo en L~n: aotiempo
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El fetichismo (Introducción)
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La re negación. La d,fensa frente a la angustia
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y la represión (1)
103
La renegación. La de.fensa frente a la angustia y la represión (11)
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