Incidencia de la disfunción familiar asociada a la delincuencia juvenil Allied C. Ovalles Rincón* * Crimin Criminólo ólogo. go. MSc. MSc. en Cienci Ciencias as Pena Penales les y Crimi Criminol nológi ógicas cas.. Profes Profesora ora Asiste Asistente nte tiempo tiempo completo. Universidad de Los Andes. Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas. Escuela de Criminología. Merida, Venezuela. RESUMEN La sociedad está conformada por familias, razón por la cual se ha considerado que las peculi peculiar arida idades des social sociales es pueden pueden ser descr descrita itass delinea delineando ndo las relaci relacione oness familia familiares res y su importancia como modeladora fundamental de la conducta juvenil. Los análisis históricos revelan que la dinámica familiar ha sido centro de atención para muchas ciencias y para la Criminología en especial, por considerarla el primer agente de socialización de un individuo capaz de incorporar patrones normativos que influirán en su adaptación y que permitirán la adecuada unión del sujeto al grupo social donde ha de integrarse. Un estudio que se encargue desde la óptica criminológica de indagar los fenómenos en la interrelación de la dinámica familiar, en familias funcionales y en las que presentan disfunción familiar; especialmente de ésta éstass últi última mas, s, se podr podría ían n prop propor orci cion onar ar algu alguno noss elem elemen ento toss que que se asoc asocia ian n a los los comportamientos delictivos, sobretodo los relacionados con la delincuencia juvenil, de tal manera que se podrían sugerir las herramientas para para la planificación de las políticas dirigidas a prevenir el fenómeno delictivo, abarcando la familia. Palabras clave: Familia, Familia, disfunción familiar, familiar, delincuencia juvenil, socialización. The incidence of family dis-function associated with juvenile delinquency ABSTRACT Society is made up of families, reason for which it has been considered that social peculiarities can be described delineating family relationships and their importance as a fundamental model for juvenile behavior. The historical analysis revealed that family dynamics have been the center of attention for many sciences and especially for Criminology, since it is considered to be the first agent of an individual’s socialization and is capable of incorporating normative patterns patterns that will influence influence their adaptatio adaptation n and which will allow for the appropria appropriate te union of the subject to the social group where he must be integrated. It is a study that from the criminological optic questions the phenomenon in the interrelation of the family dynamic, in functional families and in those that present family dysfunction, and specially in the second case, offers some elements that are associated with criminal behaviors, specially those related with juvenile delinquency, and which could suggest tools for the planning of policies directed towards preventing the criminal phenomenon, and which embrace the family. family. Key words: Family, family dysfunction, juvenile delinquency, socialization. Recibido: 25-07-2005 • Aceptado: 15-02-2007 INTRODUCCIÓN El presente trabajo tiene por objeto exponer los hallazgos encontrados en materia de la relación familiar de los adolescentes que ingresaron al Instituto Nacional del Menor (INAM), durante los años 2000-2003 en el Estado Mérida, Venezuela. Una investigación de esta
naturaleza permite observar que la familia y más específicamente los jefes del hogar, se encuentran íntimamente relacionados con los procesos de socialización de cada uno de los miembros del núcleo familiar, por lo tanto son los primeros responsables del desarrollo y desenvolvimiento normal de los hijos en cada una de sus etapas, pudiendo surgir en ellos dificultades en la escuela o para relacionarse, pérdida de confianza, fugas, acciones y actitudes cuestionadas como el irrespeto a las normas, que pueden calificarse como conductas transgresoras. Bajo esta misma perspectiva, el campo investigativo permite la búsqueda de factores que expliquen las conductas desviadas en la adolescencia. Entonces, toda persona, en principio, proviene de un núcleo familiar y de su estructuración dependen sus primeros años de vida; en el período de la adolescencia durante su permanencia en el seno familiar, el adolescente necesita para que su desarrollo sea adecuado, una familia funcionalmente integrada, fuente positiva de los factores estimulantes de socialización; cuando se presentan situaciones de disfuncionalidad familiar, donde el control se ejerce bajo la forma dominación – sumisión, es posible la presencia de la delincuencia juvenil o conductas violentas por efectos de un proceso de socialización de base procriminógena, es decir “... adolescentes que se encuentran en la fase evolutiva de estructuración de la personalidad, que presenta una conducta antisocial tipificada en el código penal como delito” (Flores, 1987:29). Se hace
especial énfasis en los adolescentes, por cuanto el Sistema Penal de Responsabilidad, establecido en la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente (LOPNA), en su Título V, los cataloga como imputables en la comisión de hechos considerados como delictivos por las normas penales. Ahora bien, el Estado tiene la obligación de proteger a la familia; su responsabilidad está vinculada a los grandes problemas creados por el crecimiento demográfico, que ha incidido sobre la organización familiar y ha sido factor de desintegración de la misma, y el cual incurre negativamente sobre la conducta juvenil. Ante esa realidad, el Estado debe desarrollar una política criminal preventiva que neutralice los efectos negativos que generan los riesgos criminógenos que determinan los comportamientos delictivos y las desviaciones, enfocándose en las estadísticas de los jóvenes infractores de la Ley penal bien en cuanto a detenciones diarias, fugas, traslados e ingresos a Centros de Atención de Niños, Niñas y Adolescentes, además de la permanencia de los adolescentes en las calles. La responsabilidad del Estado Venezolano, en materia de niños, niñas y adolescentes, se encuentra bajo el mando de los Institutos de Menores, quienes tienen sus delegaciones en diversos Estados, fundados para sustituir al Consejo Venezolano del Niño, a partir del 1º de Septiembre de 1.978, regido en su comienzo por la Ley Tutelar del Menor y actualmente por la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente (LOPNA), que brinda a los adolescentes modelos de servicios de protección integral, cuyos objetivos pretenden brindar los elementos socioeducativos y laborales, referidos al logro de valores, esquemas de conducta y modelos de personalidad ajustados para un sano convivir comunitario. En vista de lo anteriormente expuesto, el presente trabajo intenta responder preguntas dirigidas hacia la disciplina, en familias disfuncionales, la afectividad entre padres e hijos y demás miembros de su familia, las conductas delictivas de los adolescentes y las características de los adolescentes que ingresaron en el Instituto Nacional de Atención al Menor (INAM) Mérida, durante los años 2000-2003, estos datos se obtuvieron de la revisión de algunas fuentes primarias, representadas por los expedientes registrados en la Entidad de Atención para el Cumplimiento de Medidas Privativas de Libertad y la Entidad de Atención para el Cumplimiento de la Medida de Detención Provisional del Instituto Nacional del Menor (INAM), de la ciudad de Mérida en el Estado Mérida, Venezuela, relacionados con disfunción familiar y delincuencia juvenil.
1. ANTECEDENTES Existen precedentes académicos, derivados de investigaciones realizadas universidades venezolanas en las que se aprecian puntos que, en cierta manera, abordan este tema. La mayoría provienen de trabajos de grado de tesistas de la Escuela de Criminología de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas, de la Universidad de Los Andes, de Mérida, Venezuela; entre ellos; cabe destacar los trabajos de Endira Mora (2003) quien realizó una investigación referida a las familias desarticuladas y su influencia en la formación de conductas agresivas en los niños y niñas, estudiantes del cuarto al sexto grado de la Escuela Básica “José María Velaz” del Estado Mérida. La información obtenida fue producto de la aplicación de un cuestionario, en una muestra de 60 alumnos, divididos entre familias desarticuladas y amalgamadas ó estructuradas, obteniendo como resultado que aquellos niños que pertenecían a familias desarticuladas y la ausencia de una de las figuras paternas, presentaban en mayor proporción, comportamientos agresivos, en comparación con aquellos de familias amalgamadas ó estructuradas, además, de presentar otras características conductuales como el rechazo al proceso de aprendizaje educativo, desobediencia de las normas de la Institución Educativa, daños a los objetos personales, escasa participación en las actividades recreativas de la Institución, amenazas verbales y peleas hacia sus compañeros, relaciones familiares irregulares, entre otras definen el patrón conductual de la agresividad y la relación familiar de estos niños; Niliam Ramírez (2003), quien investigó las características socio-económicas de la familia, que influyen en la formación de conductas agresivas y/o violentas en los niños entre nueve y once años de edad, habitantes del barrio Loma de Maitines, Municipio Libertador del Estado Mérida. Aplicó una encuesta que constaba de 30 ítems de varias alternativas de respuesta, referidas a: datos personales, características familiares, sociales, escolaridad y ocupación, aplicada a 60 niños y niñas del mencionado barrio. Obtenidas sus respuestas y procesadas para el análisis de los datos, la investigación terminó refiriendo que la falta de atención al niño, el poco dinero que tienen sus padres y el ambiente inestable en la familia, hacen que el niño altere su conducta y actúe de manera impulsiva tomando como salida inmediata que adopte por hogar las calles y mantenga el contacto con personas violentas fuera de la familia, produciéndose de esta manera en él desadaptación social y familiar. Otra investigación importante es la realizada por Amalia Valero (2001), realizó una investigación referida al control físico y las conductas transgresoras en una muestra de adolescentes de tercera etapa de educación básica, en la ciudad de Mérida. Abordó como fuente primaria de recolección de datos, encuestas de autorrevelación en una muestra de 1.489 estudiantes de educación básica, para obtener el control físico ejercido por sus padres y la relación con las conductas transgresoras. Su investigación arrojó como resultado la existencia de una relación entre el control físico ejercido por los padres y las conductas transgresoras de los adolescentes. Significa esto que, las estrategias utilizadas por los padres para obtener lo que ellos desean de sus hijos se relaciona con las conductas transgresoras que estos producen, también que, éstas conductas están caracterizadas por una desadaptación familiar, social y algunas veces de violación de normas jurídicas. Finalmente, el estudio señaló la presencia de problemas de comunicación entre padres e hijos, deficiencias de los padres de asumir su rol como autoridad, y por último, carencia de herramientas afectivas, cognitivas y conductuales entre padres e hijos; Haydée Molina (1998), realizó un estudio referido a la disfunción familiar asociada a la delincuencia juvenil; contrastó la disfunción familiar como factor relevante en la etiología de la delincuencia juvenil; sus resultados fueron el producto de encuestas de autorrevelación aplicadas a jóvenes liceístas y la revisión de expedientes de jóvenes infractores, obteniendo de esta manera que aquellos a quienes se les aplicaron las encuestas no manifestaron disfuncionalidad en sus hogares; en cambio y como caso contrario, la revisión de expedientes, dio como resultado que la disfuncionalidad familiar fue uno de los factores determinantes de la delincuencia juvenil, en la población estudiada. Finalmente, Carmelo Flores (1987), quien en su trabajo de ascenso para la categoría Profesor Titular, en la Universidad de Carabobo, de Valencia, Estado Carabobo, desarrolló un estudio en
la mencionada Institución, en el que analizó a la delincuencia, bajo una orientación propedéutica, como un fenómeno social. Estudió la familia como un núcleo de socialización del individuo desde el momento de su nacimiento; describió, las condiciones circunstanciales imperantes en el seno de la familia como valor criminológico con relación al comportamiento de sus miembros: niños, adolescentes o jóvenes. Se propuso investigar los posibles nexos que podrían existir entre la delincuencia como “fenómeno social”, y la familia como “núcleo de socialización”, a fin de establecer si puede, o no, constituirse en fuente o factor criminógeno de sus miembros. Concluyendo que la familia desorganizada e inestable, es incapaz de ofrecer a los hijos un clima adecuado, y puede convertirse en un factor favorable para la delincuencia juvenil. Desde el ámbito criminológico americano existen destacados investigadores quienes han realizado diversos estudios de la relación delincuencia juvenil y familia. Entre ellos destacan: los esposos Glueck (1950), aportaron los estudios más difundidos sobre la materia desde el punto de vista criminológico, analizaron 500 jóvenes delincuentes de Boston y 500 no delincuentes, con características similares, concluyendo que la disciplina de los padres fue estricta o errática en el grupo de delincuentes y firme pero afectuosa en el grupo de no delincuentes, entonces se confirma que “... a la luz de la obvia inferioridad de las familias de los delincuentes como fuentes de un adecuado desarrollo de la personalidad y de la formación del carácter, no es sorprendente que estos muchachos no fueran nunca adecuadamente socializados y que desarrollasen tendencias antisociales persistentes...” (Gabaldón, 1987:47).
Travis Hirschi (1969), presentó una teoría del control social en la que consideró que la capacidad para desviarse de la conducta normativa es universal y que la mayor parte de las personas no se dejan dominar por las conductas descarriadas en virtud de los nexos que posee con la sociedad. Para probar su teoría, aplicó una encuesta en 1965 a una muestra estratificada tomada al azar, compuesta por 3.605 adolescentes masculinos que formaban parte del Proyecto Juvenil de Richmond, California. En sus estudios afirmó, que la conducta delictiva se desarrolla o no, de acuerdo a la presencia de cuatro elementos: El apego de las personas ó conexión, el compromiso, la participación y las creencias y llegó a la conclusión de que la probabilidad de delinquir aumenta a medida que se debilitan los elementos constitutivos del vínculo social. Por otra parte, Henggeler (1989), evaluó 112 familias de jóvenes delincuentes varones y un grupo control integrado por 51 familias de jóvenes no delincuentes, seleccionados en un mismo vecindario; observando, que las relaciones familiares inapropiadas, especialmente en lo referente a la falta de atención y ayuda materna, favorecía el inicio de carreras delictivas juveniles. Pese a todo, encontró que la presencia de dos factores diferentes, como lo son, el contacto con jóvenes delincuentes y la edad de la primera detención, predecían mejor aún la conducta delictiva, que las propias relaciones familiares. Finalmente, Patterson (1992), propuso que un niño antisocial le causará a los padres rechazos, enfados y una relación hostil en sus prácticas como padres y de ahí su relación con la delincuencia. 2. ADOLESCENCIA La adolescencia es una etapa del desarrollo humano que media entre la niñez dependiente y la edad adulta autónoma, siendo una etapa crucial en la vida del ser humano; puesto que con ella comienza la participación del adolescente en todas las áreas de interrelaciones humanas y por ende consolida su integración en la sociedad. Debemos entender a el adolescente: “Como sujeto bio-psico-social y la adolescencia como realidad sustantiva que
denomina a ese período de la vida del hombre ubicado entre la niñez y la adultez,
deben concebirse como expresión de especificidad, entendiendo al adolescente como la persona que experimenta, en su vida, la adolescencia, y a ésta, la adolescencia, como el período del desarrollo humano en el que se produce un fenómeno de crecimiento transformador en el que se dan, simultáneamente, el crecimiento físico progresivo, el crecimiento psicológico de igual modo progresivo, y la búsqueda de un espacio propio en el entorno social. La importancia de este período en el desarrollo del ser humano, es tan significativa, que autores como Debesse proponen que su estudio se haga de manera distinta al de los adultos, por estar el adolescente sometido a leyes socio-naturales especiales tanto desde el punto de vista biológico (leyes biológicas), psicológico (leyes psicológicas) y social (leyes sociológicas)” (Martínez Rincones, 2000:150). Como se aprecia, el adolescente es un ente potencial en período de desarrollo, es por ello que siempre se tiene una determinada situación con respecto al núcleo familiar en el que convive. Él es un receptor sensible de la conducta del padre, la madre o de ambos, que capta los problemas familiares, y los impactos que en ellos se produce se convierten en sentimientos de rencor y reacciones inmoderadas hacia las personas, estas reacciones pueden producir, en algunas oportunidades, conductas transgresoras, entendidas como aquellas acciones de los adolescentes que se orientan en una dirección cuestionada por la sociedad, es decir, que reflejan dificultades para adaptarse a las normas existentes en el medio familiar y social donde se desenvuelven; estas conductas son el producto de motivaciones individuales, que podrían explicarse a través de esquemas comunes de desadaptación de normas y valores en las relaciones familiares, jugando la familia un rol decisivo por ser el primer modelo, producto de la interacción existente en el grupo familiar, donde sus fallas traen como consecuencia algunas veces conductas transgresoras y delictivas; esto comprueba que la familia puede constituirse en un factor criminógeno en la sociedad (Hirschi, 1969). 3. LA FAMILIA Dar un concepto universal para referirnos a la familia es difícil, por cuanto existen innumerables visiones de ella; unos dirigidos al área social, otros desde el punto de vista biológico, otros religiosos o culturales, algunos legales y otros criminológicos. Sin embargo, la siguiente concepción es la aceptada en esta investigación, “... agrupación estable de individuos unidos por vínculos de sangre o afinidad que comparten responsabilidades materiales de producción y sustentación y afectivas de vinculación emocional” (Gabaldón,
1987:43).
Para los fines del control social, es un grupo social primario; ya que es el espacio donde se adquieren las conductas básicas, incluyendo variadas formas de represión y regulación conductual. Para que la familia sea considerada, como la base de toda sociedad es preciso que actúe, como lo señaló Chiossone (1968) de manera integrada, cumpliendo algunas funciones universales, entre las que destacan, la reproducción, la protección, la socialización, y el control social. La calidad de socialización del adolescente de esta perspectiva, es determinante de la conducta delictiva, y se encuentra estrechamente relacionada al tipo de familia en la que crece el adolescente. 3.1. Tipos de familias Para Beltrao (1975), la familia se clasifica según su conformación orgánica, es decir, según el número de integrantes y la relación jerárquica de los mismos, conocidas como familia nuclear o conyugal y familia extensa. Además, existe una tipología de acuerdo con su modo operativo, así tenemos familia funcional y familia disfuncional, caracterizada esta última, por problemas diversos, bien sean morales, psicológicos, sociales, entre otros. Este tipo de familia se subdivide, según Silva (1991) en familia desarticulada, con la presencia de un solo padre,
generalmente es la mujer y familia amalgamada, en ella todos interactúan, no existen limites, ni jerarquía ni privacidad entre sus integrantes. Específicamente, la disfunción familiar es uno de los factores que más llama la atención de muchos investigadores en el área criminológica, por considerarse que tiene gran influencia en las conductas transgresoras, y en la delincuencia juvenil, ya que la disfunción en el grupo familiar parece traer consigo carencias afectivas de tal naturaleza que llegan a provocar en el adolescente la búsqueda de compensación en la calle. Con esto se concluye que, independientemente del tipo de familia al que le corresponda al adolescente existir, bien sea funcional o del tipo disfuncional, son las relaciones entre los miembros que conforman el grupo familiar las que dictan la pauta en el surgimiento de las conductas transgresoras del adolescente, pero la presencia de factores negativos en las familias disfuncionales, permiten menor probabilidad de cumplir cabalmente su función socializadora. 4. LA DELINCUENCIA JUVENIL Es importante reconocer que es muy difícil determinar de manera sistemática un concepto estandarizado de delincuencia juvenil. Muchos autores se contradicen y postulan para definirla; así factores como la inadaptación, la antisocialidad, la asociabilidad, las etapas predelictivas, entre otros, están encaminados a caracterizar la conducta del adolescente que quebranta la vida en sociedad y el sistema normativo penal impuesto. Así Middendorff (1964), la define como “un comportamiento reprobado por la sociedad que provoca la intervención del Estado dentro de los limites legales concernientes a la edad y responsabilidad penal”
(Middendorff, citado por Tocaven, 1991:39).
Entonces, los factores fundamentales para definir la delincuencia juvenil, son en primer lugar, la comisión de un hecho tipificado como delito, y en segundo lugar, que sea cometido por un menor cuya edad debe estar por debajo de los 18 años, debiendo ubicarse dentro de la categoría de la “minoridad ”. Respecto a la relación delincuencia juvenil y su asociación con la familia, diversos investigadores han encontrado y explicado la presencia de factores negativos estrechamente relacionados con esta asociación. Factores como: el exceso de protección de los padres, las familias inestables y conflictivas, no permiten desarrollar sentido de responsabilidad en los adolescentes, lo que puede convertirlo en un potencial infractor de las leyes penales, puesto que la familia le es nociva o por lo menos es incapaz de impedirle cometer una infracción. Respecto a estos factores, Heuyer (1969) señaló que: “Detenido por la policía, amonestado por el juez, si el delito no es grave vuelve a la
familia, encontrando las mismas condiciones de vida personal y de medio, agravadas por los reproches, amenazas, algunas veces castigos; ninguna promesa se mantiene y el ciclo vuelve a comenzar”. (Heuyer, 1969:258). Inclusive, existen factores sociales relacionados con la delincuencia juvenil como: el abandono de la escuela, la falta de preparación vocacional, el ocio mal aprovechado y la compañía de otros adolescentes que buscan sentirse aceptados. 5. DERECHO PENAL JUVENIL En materia de justicia penal juvenil existe una nueva praxis político-criminal respecto a la delincuencia del adolescente o delincuencia juvenil, como la denomina la Criminología y el Derecho Penal, refiriéndose a la criminalidad de los jóvenes. El Derecho Penal Juvenil, propone una transformación que avanza, por la línea del Derecho Penal Garantista, hacia un Derecho
Penal Mínimo, el cual no debe aplicarse para reprimir sino para socializar y educar al adolescente. El Derecho Penal Juvenil, se entiende como: Un desprendimiento proveniente del Derecho Penal Común, cuyo objeto de conocimiento es el campo de la criminalidad en la que los agentes del delito son adolescentes..., el sujeto activo del delito, en caso del Derecho Penal Juvenil, adquiere tal importancia que el tratamiento del delito se realiza en función del adolescente y no en los principios del Derecho Penal Común (Martínez Rincones, 2004). En Venezuela, en materia de Derecho Penal Juvenil la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente, se encarga de contrastar las diferencias respecto al Derecho Penal Común; la diferencia principal se encuentra en el principio rector de responsabilidad y culpabilidad penal, para el Derecho Penal Común: “...lo delimita el hecho jurídico de la mayoría de edad penal, definido por la
circunstancia del cumplimiento de los dieciocho años de edad de acuerdo a lo que se infiere de los artículos 71 y 74 en su numeral primero (1º), del Código Penal Venezolano (CPV); mientras que para el Derecho Penal Juvenil lo determina la maduración psicológica de naturaleza etaria...” (Martínez Rincones, 2004:75). Conforme a lo señalado en la Exposición de Motivos de la LOPNA, las normas se establecieron de acuerdo con la tesis de capacidad de “...entender y obrar conforme a esa comprensión... ”, en el adolescente existe “...un proceso de maduración que permite reprocharles el daño social que causen, imponiéndoles una sanción que constituye una medida con finalidad educativa”. El resto de diferencias entre ambos Derechos se basan en la culpabilidad, la jurisdicción especializada y la sanción a imponer. En resumen, se considera adolescente en conflicto con la ley, aquel o aquella que: 1) Ha realizado una conducta previamente definida como crimen, falta o contravención. 2) Se le ha imputado la responsabilidad por esa conducta. 3) Se le ha sustanciado un debido proceso. 4) Se le ha dictado judicialmente una medida socioeducativa. 6. TEORÍAS CRIMINOLÓGICAS Por último, en materia de disfuncionalidad familiar y su relación con la delincuencia juvenil, en el área criminológica han sido propuestas algunas teorías, siendo las más relevantes las siguientes: 1) Teoría del Control Familiar: Gold (1963) postuló que si la familia ejerce escasa atracción sobre sus miembros, el grado de control social que pueda ejercer sobre ellos también será escaso. Estudios realizados con grupos de control, han podido comprobar que es mucho más frecuente la no identificación con el padre entre los delincuentes que entre los que no lo son. La no identificación con el padre se facilita: 1) por los fracasos sociales del mismo, y 2) por una disciplina demasiado severa o demasiado consentidora (Burgos, 1991). Podemos observar,
que, el exceso de afecto, es también causa de conducta criminal. En este sentido, Patterson (1992), propuso el Modelo de Coerción, tratando de explicar las consecuencias que acontecen cuando la familia no impone un modelo de disciplina adecuado en los hijos. Básicamente, el autor englobó el desarrollo de la conducta antisocial del adolescente en tres etapas: la primera, en la familia cuando las prácticas de crianza no son adecuadas, por ejemplo cuando las normas no son claras, el adolescente aprende a emitir conductas aversivas, como llorar, golpear, gritar, entre otras; éstas conductas son reforzadores positivos y traen como consecuencia el aprendizaje de manipulación de conducta sobre los integrantes de la familia; en segundo lugar, en la escuela, el adolescente al no haber internalizado las pautas familiares, no está dotado de habilidades de interacción válidas para las nuevas situaciones, con lo cual probablemente se gane el rechazo de sus compañeros; y en tercer lugar, en la adultez, las fallas de control familiar, pueden observarse cuando se manifiestan dificultades en la adquisición de habilidades y aprendizajes, haciendo difícil la permanencia en un trabajo estable, esto puede colaborar con el desarrollo de una carrera antisocial duradera (Burgos, 1991). Como se aprecia, se sugiere prestar mayor énfasis a las experiencias disciplinarias de la familia, que sean claras y precisas, puesto que, la severidad o el consentimiento, no permite la identificación del adolescente con sus padres, por el contrario, les impulsan al desarrollo de conductas trasgresoras. 2) Teoría de la Interacción: Esta teoría postula la existencia de una relación bidireccional entre los padres y delincuencia; ésta relación es producto de los fuertes sistemas de disciplinas a que el adolescente se encuentra sometido, es decir, que las constantes interacciones negativas y coercitivas, impuestas por los padres, preparan a los adolescentes para la conducta antisocial. Las fallas en la interacción padres-delincuencia, se podrían enmarcar, en el abandono y la falta de vigilancia por parte de los padres, en los fracasos de los padres para ejercer el control de manera no agresiva, y en las causas que generan la ruptura familiar, las cuales causan perturbación emocional y conductas agresivas entre los padres. Pues, es relativo, el papel que juegan los padres al momento de definir una conducta delictiva, puesto que muchas veces en ellos encontramos las explicaciones válidas, al tratar de dar la explicación del comportamiento del adolescente que ha manifestado conductas delictivas. 7. MÉTODO DE INVESTIGACIÓN Por medio de una investigación de campo-transeccional, y a través de un muestreo no probabilístico se analizaron 143 expedientes de los adolescentes de ambos sexos, en edades comprendidas entre 12 y 17 años, recluidos en el Instituto Nacional del Menor del Estado Mérida, Venezuela, para los años 2000 a 2003; aplicándose una planilla de recolección de datos, en las Entidades de Atención para el Cumplimiento de Medidas Privativas de Libertad (Hembras y Varones) y en la Entidad de Atención para el Cumplimiento de la Medida de Detención Provisional. La plantilla constaba de 45 variables creadas para medir la información pertinente sobre las referencias del adolescente, los datos institucionales, las características familiares y sociales y el comportamiento delictivo del adolescente. La exploración de estos datos, se obtuvo de la revisión de la Planilla de Registro de Ingreso del Niño o Adolescente a la Red de Protección, también, de las evaluaciones realizadas por las trabajadoras sociales al momento del ingreso y en los casos de medidas de privación de libertad, libertad asistida y semilibertad; del Plan Individual, el cual fue elaborado por el equipo técnico del establecimiento donde el adolescente cumple la medida, con la activa participación de éste. Los datos recabados de las planillas, fueron vaciados en el en el Programa Estadístico para las Ciencias Sociales (Statistical Package for the Social Sciences, SPSS ), dicho software es un programa especialmente diseñado para la aplicación estadística de las ciencias sociales, que
permite simplificar la obtención de los resultados mediante la realización de cómputos y preparación de tablas, en nuestro caso tablas descriptivas y de contingencia, estas últimas regidas por una asociación significativa de un cálculo estadístico denominado “Chi Cuadrado” (X²). 8. RESULTADOS Respondiendo a los datos personales, y que nos permiten sugerir un perfil de los adolescentes que ingresaron en el INAM para los años 2000 a 2003, los que mayor porcentaje obtuvieron fueron: Edad: de 16 a 17 años. Sexo: Masculino Estudiante: No Último grado cursado: Sexto de Educación Primaria o Primer año de Educación Básica. Año ingreso en el INAM: 2003 Condición dentro del INAM: Sancionado Causa de ingreso: Robo y fugas del hogar Instrumento utilizado: Fuerza física Medida impuesta: Privativas de Libertad Reincidente: Sí En cuanto a la relación familiar, que es el tema central que se propone la investigación, los resultados mostraron que: 1. Los adolescentes con edades comprendidas entre 12 a 14 años, 60% vivían con padrastros/madrastras u otro familiar y los de 15 a 17 años 38,3% con sus padres. 2. Además, tanto los que vivían con sus padres como aquellos que vivían con padrastros/madrastras u otro familiar presenciaban frecuentemente discusiones en su hogar. 3. Los adolescentes que vivían solo con uno de sus padres, o con padrastros y madrastras tendían a ser más agresivos y desobedientes en la Institución. 4. La relación afectiva entre los padres y los adolescentes entre 15 a 17 años, era poco comunicativa y problemática, siendo la relación familiar autoritaria, conflictiva y violenta, puesto que los padres eran severos, condiciones que no le permitían al adolescente adaptarse a la disciplina escolar. 5. Por último, en cuanto al vínculo existente entre la relación familiar, predominó el modelo autoritario, conflictivo y violento, los adolescentes no presentaron fugas del INAM pero si reincidencias en el Instituto; respecto a las relaciones afectivas con los hermanos, demostró
ser mala e inexistente; la conducta de la madre era violenta, despreocupada y reservada; el tipo de disciplina o castigo impuesto por ella era ofensas y maltratos físicos; las mismas características presentó el padre dentro del hogar; en este tipo de familias conflictivas y violentas, el adolescente recibió maltrato por parte de otros familiares, por cuanto estaban siempre fuera de casa, fueron agresivos y desobedientes dentro del INAM, reaccionaban de manera violenta ante frustraciones, no se adaptaron a la disciplina escolar y a las del Instituto; se fugaron del hogar, buscaron amigos opuestos a las normas y/o realizaron actos delictivos, consumieron alcohol, causaron daños a la propiedad y escándalo público. 8.1. Análisis de los resultados Desde la perspectiva más general, con los resultados obtenidos podemos hacer mención que la representación del sexo masculino en la muestra de los adolescentes es de esperar, por cuanto es en este género donde frecuenta la conducta delictiva, la cantidad de hembras es menor y se encontraron en situación de protección debido a que gran número de ellas se fugaron del hogar, unas al ser violadas por sus padrastros, hermanos y otro familiar y otras por no encontrar al hogar como el refugio ideal para su normal desenvolvimiento; es por esto que para ellas se reflejen en los resultados medidas privativas de libertad, como medida protectora, caso contrario se presenta en la sanción de los varones, es decir, comúnmente la sanción en ellos es no privativa de libertad; esto debido a que casi la totalidad de los adolescentes ingresaron para el año 2003, para entonces existía un correcto manejo de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente, por cuanto las sanciones impuestas eran dirigidas primordialmente a la educación y no a la privación de libertad; caso contrario fueron impuestas a aquellos que ingresaron para los años 2001-2002. Por otra parte, observamos que los adolescentes de ambos de sexos presentaron edades entre 16 y 17 años de edad, puesto que en este período el adolescente tiene un desarrollo psicológico evolutivo en cuanto a la cognición y la voluntad para gozar de responsabilidad penal por el hecho cometido, esto quiere decir que sabe y conoce su acto; respecto a la relación con la conducta delictiva, se destacaron las amenazas a personas, presente en adolescentes tanto de familias integradas como disfuncionales. Esto se debe a que en esta edad el adolescente necesita llamar la atención de su familia primaria, y al no obtener la atención que amerita ocasiona daños a las personas física o verbalmente, es por esto que los delitos que se presentaron se dirigían contra las personas (lesiones, homicidios) o contra la propiedad (robo, hurto), usando frecuentemente la fuerza física. Distinguimos también, que la relación familiar en estos adolescentes no es la apropiada para el desarrollo psicoafectivo del adolescente, por ser del tipo autoritario, conflictivo y violento, el grueso de los resultados son producto en principio del maltrato ejercido por la madre, se intenta explicar la violencia de las madres hacia sus hijos, como el resultado de la relación desigual de poder, la subordinación de la mujer al hombre y la mística de la maternidad son factores condicionantes del maltrato que frecuentemente ejercen las madres sobre sus hijos. La violencia de las madres, puede ser el producto de ser delegada del poder padre, debe ocuparse de la socialización de mujeres y varones. Tendrá que formar niñas tiernas y sensibles, y varones fuertes y duros (de allí posiblemente el mayor castigo hacia los niños). El castigo o maltrato físico, comienza con un grito o insulto; el castigo corporal constituye una salida momentánea de la impotencia, la vía de escape más accesible y directa la constituyen los hijos, cercanos por afecto e indefensos por constitución. En cuanto a la conducta del padre, observada en los resultados obtenidos, podemos decir que, el padre es la máxima autoridad de la familia, el resto de los miembros se encuentran subordinados a él, por cuanto no presenta contradicciones en el ejercicio de su autoridad, actúa muchas veces como cómplices de sus mujeres, especialmente si no son las madres
biológicas, y cuando interviene lo hace ejerciendo su rol corrector y disciplinario; para él los hijos son su propiedad, y el castigo corporal es el medio más eficaz para hacerlos buenos. 9. CONCLUSIONES La investigación nos permitió observar la relación que se presenta cuando los grupos familiares no funcionan adecuadamente, esto basado en la falta de comunicación, de afecto, de actividades y de responsabilidades entre ellos, falta de pertenencia y de cohesión, como características de la disfuncionalidad familiar, elementos presentes en los adolescentes que ingresaron en el INAM-Mérida entre los años 2000 a 2003, siendo la disfunción una de las causas que dan explicación a la delincuencia juvenil, afirmando lo que las teorías tradicionales y modernas han puesto en discusión respecto a la relación de este fenómeno delictivo. Los estudios recientes han confirmado que, más allá de los cambios socio-culturales que han experimentado todas las sociedades, y sin perjuicio de la falta de oportunidades a que se ven enfrentados los jóvenes en un mundo cada vez más incierto, una de las claves para evitar perder a nuestros adolescentes está, en la comunicación que éstos mantengan con sus padres; es esa comunicación la que es capaz de generar ambientes contenedores, de acogida, donde se potencien y encaminen las cualidades de los hijos y donde se reafirmen sus personalidades. Por último, todos estos resultados, nos permiten encaminarnos al área de la prevención de la conducta delictiva de los adolescentes, además porque la investigación adquiere una envergadura de conocimientos criminológicos; una buena manera de prevenir la delincuencia juvenil sería evitando la formación de estos delincuentes y para ello se requiere de la intervención del Estado, generando buenas herramientas de asistencia social, laboral, educacional y económica. En general, las políticas que se han implementado para atacar estas conductas de riesgo juvenil son aquellas de carácter secundario o terciario, esto es, aquellas que buscan solucionar un problema que ya se ha producido. Poco se hace, sin embargo, a nivel de prevención, y justamente en un área donde este tipo de medidas puede resultar vital para darle un horizonte de esperanza a miles de jóvenes que de otro modo enfrentan el ocaso de sus vidas a muy temprana edad. Por lo que creemos y confiamos que se deben implementar programas de prevención específicamente, dirigidos a grupos de riesgo bien definidos, es decir, en familias identificadas como influyentes en la conducta delictiva; dirigidos también hacia los factores de riesgo no específicos, como: fracaso escolar, consumo de drogas, consumo de bebidas alcohólicas, abuso físico o sexual, relación afectivas con grupos pares no adecuados. Entonces, la fuerza de tales argumentos, refuerzan nuestras convicciones, no dejando para la duda, de que la delincuencia juvenil es un fenómeno normal, en una sociedad donde la inestabilidad, la confusión y la desorganización, afectan desproporcionalmente el carácter funcional de las familias, al punto de que estas no influyen favorablemente sobre el potencial humano de sus hijos, abandonándolos a su propia suerte, por lo tanto cada día se exponen más al peligro y a la desviación. LISTA DE REFERENCIAS 1. BELTRAO, P. (1975). Sociología de la familia contemporánea. Salamanca, España: Ediciones Sígueme. 2. BURGOS, E. (1991). Crimen en adolescentes. Caracas, Venezuela: Editorial Texto.
3. CHIOSSONE, T. (1968). Trastornos de la conducta juvenil. Caracas, Venezuela: Universidad Central de Venezuela. 4. CONGRESO DE LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA (2000). Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente. Caracas, Venezuela: Cavalieri Editorial. 5. FLORES, C. (1987). Delincuencia juvenil y familia en la doctrina criminológica. Valencia, Venezuela: Universidad de Carabobo. 6. GABALDÓN, L. (1987). Control social y criminología. Caracas, Venezuela: Jurídica Venezolana. 7. GLUECK, S. y GLUECK, E. (1950). Unraveling juvenil delinquency. The Commonwealth Fund. Cambridge. 8. HENGGELER, S. (1989). Delinquency in adolescence. Estados Unidos: Sage, Newburry Park. 9. HEUYER, G. (1969). La delincuencia juvenil. Caracas, Venezuela: Editorial Tiempo Nuevo S.A. 10. HIRSCHI, T. (1969). Causes of delinquency. Berkeley. C.A, Estados Unidos: University of California Press. 11. MARTÍNEZ, J. (2000). “Política criminal y adolescencia en América Latina. Especial referencia al caso Venezuela”. En: Revista CENIPEC, Nº 18-19. (pp.145-167). Mérida, Venezuela: Universidad de Los Andes. 12. MARTÍNEZ, J. (2004). “La cuestión de la culpabilidad en el derecho penal juvenil venezolano”. En: Revista CENIPEC, Nº 23. (pp. 71-91). Mérida, Venezuela: Universidad de Los Andes. 13. MINDDENDORFF, W. (1964). Criminología de la juventud. Barcelona, España: Editorial Ariel. 14. MOLINA, H. (1998). La disfunción familiar asociada a la delincuencia juvenil en el Estado Mérida. Tesis de Grado. Mérida, Venezuela: Universidad de Los Andes. 15. MORA, E. (2003). Familias desarticuladas como elemento influyente en la formación de la conducta agresiva en niños y niñas de cuarto a sexto grado de la Escuela Básica “José María Velaz”. Tesis de grado. Mérida, Venezuela: Universidad de Los Andes. 16. RAMÍREZ, N. (2003). Características socio-económicas familiares, que pueden influir en la conducta de los niños. Caso estudio: Loma de los Maitines, Municipio Libertador, Estado Mérida. Tesis de grado. Mérida, Venezuela: Universidad de Los Andes. 17. SILVA, C. (1991). Terapia familiar. Mérida, Venezuela: Universidad de Los Andes. 18. VALERO, A. (2001). Control físico y conductas transgresoras en una muestra de adolescentes de tercera etapa de educación básica en la Ciudad de Mérida. Tesis de
Grado. Mérida, Venezuela: Universidad de Los Andes. ANEXO Para la presente fecha de publicación del artículo, es pertinente dar a conocer la siguiente información: - El Instituto Nacional del Menor (INAM) a nivel nacional, se encuentra en proceso de supresión, liquidación y extinción, para dar cumplimiento con este proceso, se aprobó la Ley de Supresión del Instituto Nacional del Menor. Gaceta Oficial Nº 38.365 del 25 de enero de 2006. El Instituto ha debido ser liquidado seis meses después de la fecha de la publicación de la Ley, pero hasta los momentos ésta situación se encuentra en prórroga y está bajo la potestad de una Junta Liquidadora legalmente establecida, la cual ha asumido los programas, bienes y servicios y proyectos del INAM, sometidos a consideración del Ministerio del Poder Popular para la Participación y el Desarrollo Social (MINPADES). (Documento en línea. Disponible en: www. asambleanacional.gov.ve) - Además, son 16 estados los cuales cuentan con esta Institución y que están siendo transferidos, estos son: Anzoátegui, Amazonas, Apure, Barinas, Bolívar, Cojedes, Distrito Metropolitano, Guárico, Yaracuy, Portuguesa, Zulia, Delta Amacuro, Falcón, Táchira, Vargas y Mérida. Y el proceso de liquidación se hace a través de informes técnicos por cada estado. - Como consecuencia, esta Institución continua llamándose INAM o Instituto Nacional del Menor, hasta que sea completamente liquidada. - Finalmente, los años de investigación a que refiere el artículo (2000-2003), responden al trabajo de campo de recolección de información, como producto de la tesis de grado para el titulo de Maestría en Ciencias Penales y Criminológicas, presentada ante jurado de la Universidad del Zulia, en noviembre del año 2004.
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