Historia de la industria en la Argentina Historia de la industria en la Argentina
Presidente Hipólito Yrigoyen, fue el primer presidente en realizar obras para la industrialización del país.
Presidente Juan Domingo Perón, hizo varias obras para la industria militar nacional.
Presidente Arturo Frondizi, terminó varias obras que había comenzado Perón y fortaleció las industrias.
Los comienzos de la historia de la industria en la Argentina se remontan a la expansión económica de la generación del 80, aunque en esa época el modelo agroexportador establecía la venta de granos e importación de productos, lo que significó que pocas industrias se establezcan o crezcan. Sin embargo se comenzaron a crear algunas fábricas, sobre todo aquellas destinadas a producir productos para el mercado interno, generalmente alimentos. Pero ningún producto de fabricación industrial llegaba a ser exportado, no se llegaban a hacer manufacturas muy complejas. No hasta la llegada de Hipólito Yrigoyen, cuando se establecen una mayor cantidad de establecimientos industriales. Cuando Yrigoyen vuelve al poder, lo derrocan al poco tiempo, desde una década, conocida como la década infame, el país se recupera económicamente, se instalan varios establecimientos industriales alrededor de la capital federal, se produce también una emigración del interior al actual Gran Buenos Aires. El siguiente periodo fundamental para el crecimiento de la industria fue el gobierno de Juan Domingo Perón, se crearon fábricas de equipamientos militares, y se radicaron varias industrias pesadas (como las automotrices). Pero como esas industrias surgieron a través de subsidios del estado con el objetivo de producir productos que se exportaban, se formaron industrias nacionales fuertes en los sectores de la industria pesada, pero eran débiles a la hora de competir con las extranjeras. Después de malas cosechas agrícolas producto de una sequía, el país entró en crisis y el gobierno fue derrocado. Los primeros seis meses del gobierno de Arturo Frondizi serían de gran expansión, se continuaron los proyectos industriales que había comenzado el peronismo, además se radicaron mayor cantidad de industrias a través de la política de los capitales extranjeros, y se forjó el abastecimiento de materias primas como petróleo (industrias petroquímicas y combustibles), acero (industrias pesadas). Pero además, se había cubierto aquella demanda de automotores que existía en Argentina, logrando responder a esa demanda con automotores de fabricación nacional, objetivo anhelado desde el gobierno de Perón. Tras la vuelta de Perón en 1973, se realizaron nuevas obras para la industria, y entre 1973 a 1974 se registró la máxima producción histórica en el sector industrial. pero esta cayó a consecuencia de la crisis del petróleo de 1973. Los sucesivos conflictos vinculados con los movimientos insurgentes de estudiantes y obreros, sumado al terrorismo de Estado, aplicado por la Alianza Anticomunista Argentina terminaron por debilitar la economía de la Argentina; estos hechos provocaron un nuevo golpe de estado en 1976. Este gobierno de facto no continuó los proyectos industriales anteriores y, además, empezó a restringir o a eliminar beneficios de promoción industrial y subsidios, y abrió el mercado externo sin restricciones, destruyendo la industria argentina. Debido a malas políticas de la dictadura que ocasionaron la destrucción de gran parte del aparato productivo, se produjo un crecimiento del 600 % de la deuda externa, en 1981 se inició un largo período de ajuste, signado por la deuda y la creciente inflación. En esta década la actividad industrial se vio envuelta en ciclos intensos de altibajos en su producción. El siguiente gobierno democrático de Raúl Alfonsín tuvo que enfrentar la debilidad económica del país; lo hizo mediante el Plan Austral, el cual funcionó por poco tiempo, la inflación se disparó violentamente hacia la hiperinflación. El gobierno de Carlos Menem, a causa la política de convertibilidad y apertura económica, redujo drásticamente la rentabilidad empresaria, provocando una fuerte caída de la industria nacional, se cerraron o privatizaron las pocas industrias y empresas que quedaban bajo poder del estado, como las privatizaciones de Aerolíneas Argentinas en 1990 o de YPF en 1992. El modelo neoliberal llegaría a su fin con la crisis del 2001, una de las mayores de la historia argentina. Hoy en día la estructura industrial argentina crece con ciertos altibajos como consecuencia de crisis internacionales. Es una de las mayores economías industriales de Sudamérica. Sin embargo se encuentra lejos de la estructura industrial de la década de 1960.
Índice
1Contexto fabril durante la organización del Estado argentino o 1.1Crisis del 1890 o 1.2Cambio del modelo económico 2Industria durante la República radical o 2.1Vuelta a la paz económica 3Industrialización por sustitución de importaciones o 3.1Hacia la industrialización 3.1.1La obra siderúrgica del general Savio o 3.2Hacia la Argentina moderna o 3.3Illia y gobiernos militares posteriores o 3.4Vuelta del régimen industrial justicialista 4La desindustrialización de la década de 1970 5Regreso de la democracia 6Neoliberalismo de la década de 1990 7Crisis de 2001 8Periodo de recuperación económica o 8.1Efectos de la crisis mundial de 2008 o 8.22008 en adelante 9Actualidad 10Véase también 11Referencias 12Bibliografía 13Enlaces externos
Contexto fabril durante la organización del Estado argentino[editar]
Julio Argentino Roca presidente de Argentina en dos oportunidades, fue el impulsor del modelo agroexportador.
En el año 1830 se producen reformas en los sistemas productivos de la mano de inmigrantes europeos, los cuales aportaban conocimientos técnicos. Las fábricas en esos años en la Argentina correspondían solo a emprendimientos artesanales proveedores del mercado interno: panaderías, fábricas de fideos, jabones, licores y cervezas, se producían más que nada alimentos, pero no se exportaba nada, además era todas manufacturas básicas.1
A fines de 1864, el estadounidense Melville Sewell Bagley lanzó la Hesperidina, un aperitivo que se presentó como la cura a muchos problemas digestivos, corrientes en esa época. Así fue el inicio de una empresa que, con el paso del tiempo, se convirtió en una de las más importantes y tradicionales del rubro alimenticio de Argentina y un referente indiscutido en galletas. Al muy poco tiempo del lanzamiento de este novedoso producto, la Hesperidina, era un éxito. Doce años más tarde, se creó por ley, a instancias del mismo Bagley, la Oficina Nacional de Patentes y Marcas de Argentina. Como ofrenda por su acción, el 27 de octubre de 1876 se le concedió la patente número uno a su invento, la Hesperidina. Así surgió la empresa Bagley, productora de galletas y galletitas.2 Recién hubo que esperar a fines del siglo XIX, hasta que la industria argentina comenzara a tomar forma. En el contexto caracterizado por la división internacional del trabajo y el sistema de partrón-oro, el ya formado Estado argentino ingresa al capitalismo de la mano de sus materias primas. Contando con la pampa húmeda, el país se sirvió de ella como una gran generadora de divisas en el mercado mundial, el cual, basándose en el modelo agroexportador, consistía en la venta de grandes cantidades de materias primas, sobre todo las más requeridas en el exterior, como la carne y diversos cereales. Los países ricos pagaban grandes precios por estos productos, lo cual permitía satisfacer las demandas de productos manufacturados con estos ingresos, importándolos. Por estas políticas existían muy pocos establecimientos industriales, ya que todas las manufacturas se compraban. Ahora bien, no solo de las divisas vivía Argentina. En la década de 1880, el país contrajo un fuerte déficit comercial, lo que tuvo que ser balanceado por empréstitos (también llamada deuda externa) que, en el contexto de crísis internacional (arrastrada desde 1873), contribuyó a que el Estado pudiera importar los bienes manufacturados. El fin del préstamo externo fue uno de los elementos que ocasionó la crisis de 1890.
Crisis del 1890[editar]
La crisis de 1890 provocó algunos alzamientos en contra del gobierno de Miguel Ángel Juárez Celman, este renunció faltando dos años para terminar su gestión.
En un determinado momento, las exportaciones de aquellos productos que se producían en Argentina, bajaron, ya que otros países comenzaron a producirlas en mayor cantidad, y a menor costo. Argentina perdió su ventaja relativa en la venta de granos y carnes, lo que desembocó en una aguda crisis económica en 1890. Se produjeron algunos alzamientos políticos en la Ciudad de Buenos Aires con la intención de derrocar al gobierno de turno, aunque no lo lograron, el presidente Miguel Ángel Juárez Celman renunció ante la prensa.