Guy Hermet El Invierno de La Democracia

GUyHERMET

El invierno de la democracia Auge y decadencia del gobierno del pueblo

Traduccion de Nieves L. Burrell

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I't COL!!,iJ;;O DE MEX!CCL

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los libros del lince

INDICE

Lntroduccion, 9 T. LA DIVINA SORPRESA, 17

La demoeracia populista de la antigua Greeia, 18 EI impasse de 10 eiudadania medieval, 22 La divino sorpresa del sufragio universal, 27 33

2. LA FEUClDAD DEMOCRATICA,

Titulo original: L 'bit-er de [a democratic Traduccion: Niews L Burrell

OU

Ie nouveau regime

La invencion del Estado del bienestar, 35 La via francesa, 38 La democracia como evidencia, 44 La cara oculta, 50

Disefio de coleccion y cubicrta. Lucrecia Demaestri Pnmera edicion: ocrubre de 2008 © Armand Colin, 2007 © Nieves Lopez Burrell, 2008, per fa traduccion © Los Jibros del lince, s. L, 2008 Escorial,160 08024 Barcelona www.JoslibrosdelJince.com [email protected] ISBN,978-84-936536-3-7 Deposito legal: B. 37.358-2008

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3 - LA

ESPERANZA PERDlDA,

57

EI agotamicnto de la demoeraeia social, 60 La gran deconstrucci6n, 64 El caso frances, 71 EI caso americana, 77 4.

LA DEMOCRACIA ABSOLUTA,

8r

EI absolurisrno democratico, 83 EI nueva Esrado rerapeutico, 88

5· EL LENGUAJE CIUDADANO

o

EL ELOGIO DE LA IGNORANCIA,

97

Las nuevas prohihicianes, 98 Las neoleuguas, 107 Objetivo: inversion de valores, 1I4

INTRODllCCION

6. DE LAS TRANSICIONES DEMOCRATICAS (\ LA DEMOCRACIA BALfSTlCA,

U5

Las olcadas de democrarizaeion 126 ~C6mo nos hacemos democraras?, 133 La dcmocr2cia ha lisrica, 142 7-

LA «ALTA DEMOCRACIA»

DESBORDADA POR LOS POPULlSMOS, 153

. iC6mo remcdiarlo>, T 54 Luropa 0 la oponunidad perdida, 159 ~ PopuJ.!smo contra alta denJocracia?, 16 5

8.

(UN NUEVO REGIMEN LLAl\'lADO «GOBE"RN"NZ" 1,l~

~ Una dernocraci.i inrnorral>, 175 De 1a critica de la democracia a]
Conclusion, 199 Epilogo para espanoles, Not-as,

217

20 9

,. .

'\ _ »r,17)

Respecto a la dcmocracia se suele confundir extension con profundidad. Para algunos, la dernocracia se encuentra en 5U rnejor n10mcnro. Partee incluso que esta a punta de cubrir el planeta, salvo algunas cxcepcioncs desastrosas como Iran 0 Somalia. Sin embargo, para otros, los que 10 piensan dos veces antes de echar las campanas a1 vuelo, la vieja dernocracia que naci6 en nuestras tierras europeas se muestra, en Ia mayor parte de los casas, afectada por el desencanto, acosada por los populismos 0, simplemente, abandonada a su suerte por los electores, que pcrciben sus escasos coletazos COllin hechos extraordinarios que desearian que resultaran profcticos, como ocurrio en las elecciones presidenciales francesas de 2007. Por consiguiente, si la observamos en su extension, con respecto al espacio quc he conquisrado en los ultimos riempos, a primera vista la dernocracia ha puesto fin a numerosas dietaduras, regimenes autoritarios, riranias y totalitarismos, aunque ciertos desporismas tradicionalcs persisran casi sin cambios en Oriente Media y en China todo siga exactarnente igual en el plano politico. Aun asi, eI progreso pareee incuestionable, en especial en Larinoamerica y en la Europa del Esre. Incluso los afganos empiezan a disfrutar ahora de un gobierno democratico embrionario, al igual que los liberianos 0 los iraquies aunque, como todos sabernos, csto se aplica en concreto a los chiies, cuyos derechos se encuentran mucho mejor asegurados que los de los sunies 0 los cristianos ... Lo mas sorprendente 0, mejor dicho, 10 mas inquietante es que, en apariencia, ha hecho falta muy poco para alcanzar esta victoria del gobierno del

E1. JNVIERNO DE LA DEMOCRACIA

consulta anterior habia sido tan correcta, fue Andres Manuel Lopez Obrador, cl eandidalO objetivamente derrotado a pesar del apoyo considerado invencible de los «pobres», el que se proclarno vencedor contra Felipe Calderon, el elegido realmente en la urnas. Los pobrcs , rnanipulados por sus heroes} no pudieron soportar perder por poco Ja partida, como se observa a menudo en las viejas democracias sin que ello levanre pasiones. Sin embargo, en Mexico, a pesar de ser minoritario, el "pueblo» consideraba que debia veneer. Igual que el fraudc organizado desde las cumbres del poder, el desprecio de las urnas tipieo de los agitadores revolueionarios de los tiempos de las barricadas vuelve a estar de actualidad. Pero ,resulta peligrosa esta evolucion? Probablernente, 10 mas grave es el descrediro del Estado en Oriente Medio sobre rodo, su incapacidad de asumir el papel protector que sus ciudadanos esperaban de el. Ahora bien, no puede ha ber democracia organizada y duradera sin Estado. No solo al sur del Libano, sino tambien en Iraq, en Somalia y en mnchos orros lugares, estructuras paralelas formadas por grupos arm ados como Hczbola 0 por otras organizaciones, incluidas las mafiosas, tiendcn a supiantar!o. Ya no sorprende que las esperanzas y la necesidad de seguridad de las poblaciones crecientes se apoyen en estos sustiruros del Estado, estos proroesrados 0 «Estados virruales»;» seguramente populates, pero en absoluto democraticos.

7 LA «ALTA DEMOCRACIA» DESBORDADA paR LOS POPUUSMOS

,Como se podria rernediar el enrico esrado de la dernocracia a escala tanto mundial como nacional? En cuanto a 5U exportacion, 1a mejor alternativa consistiria sin duda en no dar por senradas las pseudo democratizaciones emprendidas a partir de 2002 y empezar de cero, con ambiciones modesras y admitiendo que los efectiYOS extranjeros no pueden susrituir a las poblaciones implicadas. Paralelamente, en el plano interno, la tcndencia fructifera observada a diario, si no la mejor rerapia, consiste en seguir actuando con 10 que se tiene a mario, aunque los resultados positivos sean escasos. Perc, en tal caso, ino se trataria solamente de poner buena cara ante la adversidad y dar la irnprcsion de conservar una capacidad de reaccion que casi ha desaparecido? En este contexte de acci6n politica faeticia, los mas creativos recurren a medias en apariencia nuevos, como la grandiosa democracia parricipativa 0 incluso la esorerica «intervencion ciudadana de la sociedad civil" 0 la excitante life politics, aunque siguen aprovechando sobre todo los efectos linguisticos. E1 fingimiento improvisado ocupa ellugar del arte politico fracasado. Y, de todas formas, parece que la eficacia de estas sustancias dopantes que ciertas personalidades politicas obtienen de la farmacopea republicana no admiten comparacion conla oponunidad perdida del proyecto europeo, aniquilado frente al desafio que los populismos plantean desde ahora de manera perrnanente a una democracia representativa debilitada.

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EL INVIERNO DE LA DEMOCRAClA

ic6MO REMEDIARLO?

La angustia ha marcado al grueso de los dcmocratas de profesion, que solo sa ben dejarse llevar por 10 fuerza de la costumbre v por la exhumacion de discursos manidos para intentar despertar al publico de su «siesta ciudadana». Como rnucho, algunos lanzan una expresi6n insolita -como Ia [ractura social en sumomento 0 la cohesion social de despues-s- creyendo sin rnucha conviccion que introducen una noci6n sustancial a la que los colegas se aferraran en seguida como a una tabla de salvacion que se hunde rapidarnenteo Al ver a unos y a orros, se recuerda el aforismo de George Bernard Shaw en su breviario para revolucionarios: «La dernocracia es un dispositivo que asegura que no seremos gobernados mejor de 10 que nos merecernos».! Se trataba de la «neolengua republicana» de mod a en Francia, con sus expresiones enfaticas y sus «palabras malera », que deben servir para llenar de parches una ciudadania resqucbrajada a Ia manera de un ritual de encantarniento. A 10 sumo conviene aiiadir que, si los intelecruales conservadores estadounidenses del esrilo de Michael Sandel practican tarnbien esta Iiturgia, 10 haccn con mas razon, puesto que su posicion es mas co he rente. Su objerivo consiste en rcaccionar contra el multiculturalismo y sus derivaciones, contra el rechazo del credo arnericano, contra la idolatria de la diversidad 0, en la direccion opuesta, contra el cosmopolitismo integral, preconizando el restablecimicnto de una comunidad de ciudadanos. En Francia, en carnbio, los propagandistas de los valores republicanos mantienen la extrafia apuesta de condemn el cornunitarismo etnico sin levantarse contra el elogio de la diversidad. En definitiva, apelar continuamente a Ia Republica 5610 representa un intento por parte de quien 10 hace de clasificarse entre los buenos que Iuchan contra los abominables populisras. Esta expansion del vocabulario republicano sirve de base a un sustituto de democracia participativa que en realidad esta exento de sustancia, simplemente es sugerido a !l'aves de alusiones favorables a Ia democracia de opinion antiguamente criticada y, sobre todo, por medio de llamamientos al debate, 5610 importan las pa-

IA «ALTA DEjyIOCHACIA >i DESBORDADA POR LOS POPULISMOS

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Iabras, como en los clubs jacobinos de "793, CllyO eslogan habria podido ser segun Francois Furte: -Puesto que es el pueblo el unico que tiene derecho a gobernar, [...] el poder esta en manos de aquellos que hablan en su nornbre».» iO habria que considerar mas bien que el poder perrenece en la actualidad a aquellos que respetan escrupulosamente el Iexico de usa obligatorio? Sin embargo, dado que hace rnuchisimo tiempo que la democracia de opinion obliga a las personal ida des polfticas a vivir con la mirada puesta en 10 que marcan los sondeos, 10 que mas ocupa ahora el centro del proyecto de recuperacion republicano es el culro al debate. La gente ya no quiere escuchar tranquilamente: qui ere decir 10 que tiene en mente. Vamos a fingir que «dialogamos». Las palabras grandiosas con las que se pretende reavivar el fervor de las masas sirven para sustentar ese sirnulacro de debate que supuestamente regenera el Espiritu «ciudadano» y la democracia. Pues dicho simulacro no se apoya en absoluro en un intercambio de argumentos que deba desembocar en una conclusion no predeterminada, como se produciria en una autentica democracia participariva. Su objetivo se reduce a dernosrrar que las palabras ernpleadas obedecen a nuevas conveniencias, que se encuentran homologadas en el repertorio de la "buena educacion ciudadana» como arnuletos efieaces contra el pensarniento subversivo. En definitiva, el debate se transforma en un modo de aprendizaje permanente de Ia a lineacion conforrnisra, en la linea de 10 que Jacques Ellul califico ya en 1952 de propaganda del autoritarismo democrarico. No obstante, Ellul especificaba que tenia que haber «pluralidad de prop agandns» para que cxistiese democracia, to que no ocurre en la actualidad, cuando la propia ley se opone a la Iibre confronracion de argurnentos.s Desde esta optica catequistica, cuando la paJabra comunicacion sustituye en general a irr[ormacion y tambien propagarula; los valores a veces enigmaricos de la Republica se transforman en misterios de fe. En torno a este nucleo se articulan ciertos accesorios y propuestas alternativas. EI elogio del deporte como disrraccion muscular 0 como espectaculo pertenece a la categorfa de los complcmentos de buen tono..Mas vale ani mar a la gente a ll10strarse violentamente

EL INVIERNO DE LA DEMOCRACIA

LA «ALLA. DEMOCRACIA») DESBORDADA POR LOS POPULlSMOS

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chovinisra en un esradio de futbol qne salvajemente patriota y nacionalista en nn campo de baralla. Ademas, el recurso deportivo puede convertirsc en una autenrica tel-apia para las victimas de «carencias ciudadanas». Par ejemplo: las auroridades de la ciudad italiana de Padua se empcnaron en reconciliar ados bandas de traficantes de drogas que estaban en guerra organizando un partido de furbol entre ellos. El intemo fue un fracaso absoluto,s pero sin duda debedan haber insist-ida. Por el contrario, la «intervencion ciudadana. preconizada por Pierre Rosanvallon se situa entre las alternativas de gran envergadura, consideradas capaces de rivalizar algun dia con la democracia de opini6n gracias a un reconocimiento explicito del caracrer politico de contrapoderes rcprescntados, por ejemplo, por agencias indepcndientcs. EI unico problema consisriria en saber con mayor precisi6n de que so rrata. Por su parte, Rosanvallon ve en esta inrcrvencion un instrurnento que puede «rransformar las ideas y los proyectos en fucrzas mareriales», en el marco de una «democracia de intcraccion entre sociedad civil y sociedad politica » mantenida a traves de «conferencias de argurncntacion» y apoyada por «observadores ciudadanos» 0 por agencias de calificaci6n de la accion de los responsables politicos.' S610 podemos imaginar que este conccpro tan diferente del de la democracia participativa, que esta abierta a cua1quier ciudadano, encierra una orientaci6n elirista dirigid a a las categorias instruidas, es decir, a ese uno 0 dos por ciento de la poblaci6n adulta qne participara de ahora en adelanre en el debate politico. Mas detallada resulta la antigua y bien conocida propuesta del filosofo aleman Jurgen Ha berrnas. En Ingar de apelar al indefinido topico de la sociedad civil, Habermas pide la resurrecci6n de una «esfera publica» de crearividad democrarica cnyo peso deberia superar al del Esrado para llegar a ser eficaz. Al respecro, recuerda las circunsrancias que se dieron en la Europa de mediados del siglo XIX, circunstancias asociadas a la Prima vera de los Pueblos y a la ernergencia de la democracia del sufragio universal, donde la dina mica civica no dependi6 tanto de los Esrados y las instituciones oficiales como de la iniciativa de circulos intelccruales 0 de militames independientes qne forma ban esa "esfera publica». EI fil6sofo aleman querria

que se reprodujese un fenorneno semejante, que la autentica invenriva ciudadana reemplazase las propagandas oficiales para generar un renacirnicnro de la democracia. Por su parte, Bernard Manin se inscribe en una linea paralela inspirada a la vez en Habermas y en Norberto Bobbio (este ultimo consideraba que la cali dad dernocrarica de una colectividad no debia rnedirse en relacion con 13 extension estadistica del derecho de voto 0 del efectivo de miembros de los partidos 0 los sindicatos, sino a partir de la realidad y la intensidad de un debate de decisi6n abierto a todos en la mayor cantidad posible de instancias de todos los 6rdenes). Para Manin, seria conveniente compensar las insuficiencias del principio de representaci6n como pura delegaci6n de poder y de la regla mayoritaria como simple artifice de decisi6n mediante un proceso de deliberaci6n abierto a cuantos desearan participar en d, 10 que daria lugar a una forma de «dernocracia deliberativa » extendida paularinamente a multiples sectores de la acci6n publica, al menos al nivel locnl.e Pero de la mano a la boca se pierde la sopa. Estas ideas, inrelectualmenre seductoras y poco refutables en 10 abstracto, esr.in demasiado cerea de la teoria, casi de la utopia desmenrida por la realidad presente. Los votantes no se prestan de ninguna manera a Ja discusion organizada. Se cierran ante las explicaciones que prodigan «los de arriba» a los de abajo. Exigen la proxirnidad can el orador. al que interrumpen como S1 quisieran dernostrar su derecho, iguaI o superior, a la expresion de las ideas. 'I'arnbien se plantean procedirnienros men os refinados, como la democracia par internet 0 la teledemocracia. Pero este instrurnento presenta un grave inconveniente: genera una peligrosa confusion entre 10 que ames se llamaba voluntad general 0 decision rnayoritaria, lentamente filtrada y madurada, y los cambios de humor inspirados cada maiiana por los lideres de opinion en muestras de poblaci6n preparadas por especialistas interesados en los beneficios de la industria de los sondeos. Por suerte, esta amenaza sigue siendo reducida, ya que s610 alrededor de un mill6n de franceses usan internet en politica, de los que s610 un 16 por ciemo se informan preferentememe por este medio [reme a un 84 por ciento acostnm-

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LA "ALTA DEMOCRACIA» DESBORDADA POR LOS POPUUSMOS

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brados a la informacion polftica televisada; en cuanto al resw de rnedios, aproxirnadarnente un 58 por ciento presta especial atencion a la prensa, y un 4 I por ciento, a la radio.z Aparte, otros consejeros se limiran a reclarnar la instauracion de una sexta republica redentora, puede que a semejanza de 10 que se produjo en Italia en "994 a consecuencia del descalabro de su primera republica posmonarquica de 1946. Si e1 origen de esta idea es realmente italiano, parece que la cosa no rnerece la pena, a la vista de los avatares de la nueva democracia transalpina nacida bajo la direccion de Silvio Berlusconi y de sus adversaries. AI nivel mas elemental, la ealidad del personal de la Nueva Republica de Roma no tiene visas de haber mejorado con relacion a la de la republica anterior. Segun un periodista seguramente falto de rnansedumbre, la ignorancia de como minima unos pecos parlamentarios italianos sigue siendo abismal. AI pregunrarIe sobre la situacion geografica de la region sudanesa de Darfur, un dipurado de centro respondio «algiin sitio de Libano», otro declaro que Guantanamo se encontraba en Afganisran, mientras que un tercero pensaba que Nelson Mandela era un «presidenre brasileTl0», «campeon del Apartheid». Y para otro, cargado de inspiraci6n linguistica, el presidente venezolano era un tal Gomez. No obstante, a 10 sumo puede decirse que la profesion politica no parcce brillar mas en Esrados Unidos, a juzgar par ciertos ejemplos, como el de Silvestro Reyes, que euando estrenaba eI cargo de presidenre de 13 cornision parlamentaria de observacion de los servicios de informacion en diciembre de 2006 dernostro que ignoraba si los rnilitanres de AI Qaeda eran chiies 0 sunies; unos afios antes, el presidente G. W. Bush habia sido incapaz de dar el nombre del primer ministro de 13 India 0 del presidente de Pakistan.! Las mentes superiores alegan la «ignorancia del pueblo-s para argumentar el principia que rige nuestros gobiernos representatives de delegacion de la capacidad de decision de los ciudadanos en sus e1egidos. Sin embargo, ahora esas mentes se enfrentan a un desafio difieil de superar ante un electotado que a menudo sabe mas que sus representantes. iQue ttatamientos posibles quedan a partir de ahara? Otras propuestas son interesantes, pero plantean un des eo irrealizable, como

la -democracia fuerte» defendida en Estados Unidos por Benjamin Barber, el autor de Djihad versus MacWorld. w Barber, que se inscribe en la tradicion de la segunda izquierda americana, preconiza con razon el remedio, por 10 demas bastante evidente, de una rnovilizacion de las instancias democraticas, de los ciudadanos y de la soeiedad civil para oponerse a los meeanismos de destruccion del individuo. Por otro lado, la ultima novedad, tam bien americana, es la life politics, fruto de una invencion del ana lista Dick Morris conocida con el nombre de «triangulacion politica» y retomada, diccn, par Tony Blair y Bill Clinton. Segun Dick Morris, la derecha scrfa politica y sociologicamente mas fuerte que la izquicrda en muchos temas, de manera que esta iilrima se perjudica a sf misrna al descuidar val ores de la derecha como la familia 0 al atacar los principios de orden. De ahi la oportunidad para la izquierda de apropiarse de estes valores, 10 que Tony Blair concibio tal vez bajo la influeneia del circulo de reflexion Demos y de sus expertos, que originalmente pertenecian a la extrema izquierda revolucionaria. Y 10 mismo hizo en cierra medida, segim parece, la candidara presidencial soeialista Segolene Royal. U

EUROPA 0 LA OPORTUNIDAD PERDIDA

De cualquier forma, ninguna de estas propuestas bastaria para llevat a cabo la mision de recuperar el prestigio perdido por Ia mayor parte de las dernocracias europeas. Sabre todo, ninguna de elias parece rener ni punto de cornparacion can la autentica oportunidad de conseguirlo que ofrecia el proyecto europeo hace quince 0 veinte afios. Pero dicha oporrunidad ya se ha desvanecido. La creacion de una ciudadania europea combinada con una idenridad colectiva renovada y un orgullo «patriotico» arnpliado a la dimension de una familia de paises largamente rivales a enernigos representaba una empresa cuyo caracter de exaltacion habria podiclo compensar su innegable dificultad. En caso de exito, sin duda dificil, en cualquier caso habfa motivos para reavivar la adhesion a la democracia y para liberarla, en concreto, de su relacion

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EL INVIERNO DE LA DE?vl0CRAC1A

demasiado restrictiva can los beneficios del Esrado del bienestar. En toda la Europa occidental, la democracia social habia sustituido a Ja democraeia politica de los ticrnpos de la proclarnacion del sufragio universal. Ahora bien, al principio, el proyecto de unificacion de Europa no pretendia de ninguna manera reforzar 0 extender un Estado social ya basrante instalado en sus diversas modalidades uacionales. Y si de entrada se babia propuesto fundar un gran mercado economic 0, esc objerivo se habia presentado al comienzo no tanto como un fin en sf mismo sino como el media de generar entre las naciones vecinas una inrerdependencia y unos intereses cornpartidos que apoyasen el proceso de acercamicnro. A 10 largo de la decada de '950, la finalidad siguio siendo priorirariamente politica y, aunque tarnbier: era milirar debido "I enfrenramiento con el imperio sovierico, of reda la ocasion excepcional de volver a situar la democracia ciudadana en primer plano en un espacio agrandado con respecto a un pueblo cuya media de edad se habia rebajado. No era inconcebible trarar de regenerar la cansada democracia rrasladandola del dorninio del Estado nacion al de una nacion de Estados que respetase las peculiaridades y los legados historicos aun presentes en la memoria colectiva, sin descartar la esperanza de superponer un orguilo cornun sin precedenres en la historia universal. El objetivo no era Iacil de alcanzar y, aunque el beneficio esperado parecia importante, el riesgo de fracaso resultaba considerable. Pese al contexro de incertidumbre vital de los europeos que siguio a los desastres de la segunda guerra mundial, eJ asunto era viable a condicion de desearlo, de ir paso a paso, de no dispersar demasiado la accion y de conservar su caracter primordial de finalidad politica. Pero, bajo la influencia de los reflejos nacionalistas persistentes y la representacion propia muy cerrada de una ampha fraccion de las elites nacionales, y eu nombre de un realismo equivocado que daba prioridad al corto plaza y a Ja politica diaria, se produjo exactamenre 10 contrario. En la pequena Europa de los seis inicial, I1. cuya dimension n10desta y suficientemente homogenea se adecuaba bien al proyecto de unificacion politica, los grupos dirigentes frauceses se resistieron cuanto pudieron a la forma-

LA «ALTA DEMOCRAC1A}> DESBORDADA POR LOS POPULISMOS

rer

cion de un conjunto que los gaullisras y los cornunistas estizmatizaron en la epoca como «supranacional» (ya habian echado por tierra el proyecto de Ja Comunidad Europea de Defensa de 1954, antes induso de la creacion del Mercado Cornun y del Euratom de 1957)· No obstante, parecia que todavia Sf estaba a ticrnpo (Winston Churchill habia Janzado el proyecto de union continental en 1947 Y la Comunidad del Carbon y del Acero habia nacido en 1951). Pero el impulso se vio truncado nada mas ernpezar, pues la consrruccion europea en seguida torno una direccion de preferencia economica y luego monetaria, en parte como respuesra a los calculos franceses relativos sobre todo a la polirica agricola comun, ratificada en 1962. Relegada a un segundo plano, la finalidad politica general fue reemplazada por un titu bco continuo en las decisiones sobre la arnpliacion del nurnero de Jos paises miembros, pese a que solo se trataba de acoger 0 no a Gran Brerana, Irlanda y Dinamarca. La edificacion politica de Ia Europa de los seis habria representado por si sola una tarea de envergadura suficiente como para aplazar cualquier arnpliacion al menos una dccada. Pero estos tres paises, rechazados a] principio por el general Dc Gaulle por rnotivos totalmente ajenos a la consolidacion de una Europa politic a, fueron adrnitidos por fin en 1972 por la gracia del presidente Pornpidou. La ampliacion, erigida en fin en si rnismo y en derecho de adhesion poco discutido para cualquier candidato, se produjo a continuacion de forma lenta pero inexorable y sin necesidad de jusrificacion seria respecto a uu objetivo que no fuese ampliar por ampJiar, a pesar de que esto obstaculizaba el fortalecirniento del componente de partida de Ja Comunidad Europea. Con el paso del tiernpo se ha hecho mas evidente aun que esa extension tendia, scgun eiertos dirigentes, a diluir el abandono del objetivo de union politica en sentido estricto en la euforia de los abrazos continentales. Con la ampliacion se queda dar la impresion de que Sf hada aJgo y de que se crecia en poder, auuque lo que se advert!a era jusro 10 contrario. Cada ampliacion aumentaba la hipertrofia de la burocracia de BruseJas, concentrada en pcrsistir baJo la proteccion de!

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EL INVIF,RNO DE LA DEMOCRACIA

LA «ALTA DEMOCRACIA» DESBORDADA POR LOS POPULISMOS

papeleo tecnico. Cad a incorporacion agravaba la confusion de lenguas, reducia las oportunidades de convergencia entre los paises miembros y sobre todo franqueaba la entrada a nuevos socios solapada pero radicalmente hostiles a los viejos objetivos de union politica. Asi se form6 en 198 I la Europa de los diez, con la entrada de Grecia, y luego la de los doce, con la discutida (por poco tiempo) adrnision de Espana y Portugal. Lo cierro es que se trataba de un cambio de rumbo que permitia alegar un argumento, por fin plausible, segun el cual la integracion de los antiguos paises totalirarios del sur del continente con gran acompafiamicnro de fondos de ajusre estructurales favoreceria su reconversion dernocratica. El problema estaba en que esta consideracion loable, a pesar de su idoneidad (specifica, seguia sin guardar relacion con el objetivo politico primordial y contribuia a «diluirlo» aun mas. Aparte, en cualquier caso era inevitable 1a ejecuci6n de un nuevo Plan Marshall en beneficio de los paises liberados de las dictaduras mediterraneas, plan que ha bria incluido la union de estos paiscs a la Comunidad a medio 0 largo plazo. En "992, la adopcion del Trarado de Maastricht ilustro la actitud de todos aqucllos que, dentro y Iuera de Francia, habian perdido el miedo a la «amenaza supranacional», Ya no habia nada que remer en este sentido, por 10 que tampoco habia inconveniente aIgllno en reemplazar la denorninacion de Comunidad Europea por la de Union Europea en 199.3. Cuanto menos firme era el proyecto politico, mas se podia hablar de 1'1 con comodidad, a pesar de una ultima posibilidad enojosa que hacia referencia a la entrada en vigor del euro prevista para 2002. Por 10 demas, el presidcnte Chirac habra pedido en 2001,'3 para que redo quedara claro, que se suprimiese cualquier referencia a los Esrados Unidos de Europa en la futura Constituci6n, concebidapara ser inoperante y que ni siquiera llcgo a adoptarsc. Mientras tanto, el refuerzo de Austria, Finlandia y Suecia habia creado en 1995 Ja Europa de los quince, a la espera de que la admision de los diez "PECOS", los paises de Europa central y del Este liberados del comunismo, la transformase en 2004 en la Europa de los veinticinco. Y este fue un triunfo negativo. Los diez nuevos paises representaban el 16 pOl' ciento de la poblacion

de la Union ampliada, pero solo el 4 por cicnto de su PlB, por 10 que su inclusion reducia el producro cornun medic por habitante un 12 por ciento. Cuanto mas crecia Europa, mas se empobrecia; es de creer que ese empobrecimiento constituia el objetivo del enfoque Ilamado del "Big Bang», defendido por los partidarios de una arnpliacion acelerada en e1 Este. En carnbio, estos nuevos miernbros tenian un peso del 26 por ciento de voros en cl Consejo Europeo, ocupaban el 26 por ciento de los escafios del Parlamento y constiruian el 40 por ciento de los miernbros en la Comision Europea (Malta, por ejemplo, disponia de un comisario, igual que Alemania 0 Francia). Ademas, estos paiscs iban a absorber una parte considerable de los fondos estructurales entregados por los de la «Vieja Europa", que fueron invitados a rcpresenrar el papel de caja regisrradora, como ya habian hecho con ocasion de la integracion de Espana y Portugal. En realidad, la mayor parte de los paises poscomunistas se sumaron al proyecro europeo con la inrencion principal de obtener de 1'1 los recursos necesarios para su consolidacion como Estados nacionales tardios, ere ados a destiempo con respecto a la construecion nacional de los paises occidentales del continente. Estos ultirnos, en cambio, adoptaron una espeeie de me to do Coue para conveneerse a si rnisrnos de que Europa ya no tenia fronteras ni en Sll interior ni, sobre redo, de cara 31 exterior. Eso es 10 que la ha destruido y 10 que preludiaba el resurgimiento casi inmediato de pasiones chovinistas en la Europa central y oriental y luego, por contagio y en menor medida, en su parte occidental. La Union Europea se ha convertido en un simple "Club de 27" desprovisto de arnbicion colectiva y emponzonado por los rencores reciprocos. Sus adversaries, exisrenres desde hacia lustros, encontraron material suficienre para satisfacer sus deseos, hasra entonces un poco disimulados. Tony Blair no se equivoeaba. Ya habia triunfado antes de la ampliacion, con el hllndimiento de la Conveneion sobre el futuro de Europa, clonde Ia expresion dispositivo federal, detestable en su opinion, habia sido rechazado. EI 28 de mayo de 200.3 habia opinado al respecto con toda [ranqueza: "En todos los doeumentos

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mas imporranres -deelaraba-, Gran Bretana predomina. En todos los campos, conservara los poderes que precise para actual' como Estado soberano. EI voto por mayoria sera menos extenso que en el Acta Unica Europea [firrnada y ratificada en 19 8 6] 0 que en el Trarado de Maastricht [firmado y ratificado en 1992.]· Esto no es un plan para una union federal, esto es echar el ancla de Europa en el Esrado nacion» ,14 El anelaje en el retroceso proseguia y la fragil pero posible esperanza de una reriovaci.on democratica bajo los auspicios de una ciudadania europea se ha bia evaporado. De ello torno nota con mucho gusto, al parccer, el «presidente liquidador» de la Cornision de Bruselas, jose Manuel Barroso, en su discurso en apariencia ironico del 2.9 de agosro de 2006 en Ia universidad de verano del MEDEF (Movimiento de Empresas de Francia). «La arnpliacion -dijo enronees- cs una podemsa herramienta politica para reforzar la unidad de Europa en Ia diversidad.» ' Unos pasos hacia el este en materia geografica y veinte aiios de retroceso en el plano temporal. La historia de los grandes espacios politicos nos recuerda hasta que punto el que gana en superficie pierde en consistencia si carre dernasiado. Si la Union incorporase adernas a Turquia, veria como se reduce su producto medio por habitante un 9 por ciento mas (la renta media pOl' habitanre de la republica turca no llega a reprcsentar el 28 por cienro del de la Europa de los quince). Segun la Cornisian de Bruselas, Turquia rendria que recibir 22..400 mill ones de euros al afio en concepto de creditos de cohesion, sin contar con los crediros a la agricultura, que representarian alrededor de la cuarta parte de los que se acordaron para los nuevos Estados miernbros, ni con el gasto del programa de proteccion de fronteras, esrimado en 2.600 millones de euros. Es decir, un total anual que va de 29. 0 0 0 a 33.000 millones de euros dependiendo de Ia fuente, mientras que la citra que daba el Consejo Europeo de Copenhague en 2002 era solo de entre 4.000 y 5.000 millones (un total cercano al de Ia integracion de los diez nuevos paises de Europa del Este en su conjunro). Conviene anadir ademas que se preve que la poblacion turca pase de los setenta millones de habitantes de 2005 a unos noventa millones en 2020, y que el poder presupuestario de cada pafs miem-

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bro, tanto en cl Parlarnento como en el Consejo Europeo, reflcja su peso dcmografico. Desde este enfoque, (hahra que augurar una desaparicion del euro de aqui a doce 0 quince aiios, desaparicion que recordaria en cierto modo 10 que fue para los franceses el final del calendario revolucionario y el restablecimiento del calendario gregoriano que Napoleon decreta cl «I I de nivoso del afio XIV" (el 19 de enero de 1806)? En tal caso, Ia tarea de demolicion de Europa lIegarfa a su fin y, con ella, se desvaneceria Ia esperanza de un resurgimiento feliz de Ia ciudadanfa democrarica.

iPOPULlSMO CONTRA ALTA DEMOCRACIA?

Parece que los medics que podian devolvcrle el encanto a nuestra democracia de «consume» han desaparecido definitivamente. En Francia y en roda Europa, las formulas qua hasta ahora resultaban Iamiliares han perdido su valor ronico para Ia inrnensa mayoria de las poblaciones. EI personal politico de perfil general ya no irnpresiona. Incluso provoca una desconfianza que antes no solia producir, de modo que solo podemos encontrar un precedente de la situacion actual de 1875 a r895, Ia epoca de los escandalos generalizados, del «affaire Panama" y del anriparlamentarismo furibundo. Pero nadie se extrafia cuando oye, por ejernplo, que para el antiguo alcalde del Tercer Distrito de Paris, Jacques Dorninati, la inscripcion de falsos votantes en las listas se habfa vuelto una «C05tumbre republicana».: Y en Belgica, todo eI mundo advirtio que los jueces de Charleroi esperaron al dia despues de las elecciones municipales del 8 de octubre de 2006 para investigar y a continuaci6n encarcelar al alcalde de la ciudad, Jacques Van Gompers, quien hasta entonees era considerado un modelo de integridad. Los rnagistrados, que sin duda se creian arbitros de la oportunidad de manipular al electorado belga, no quisieron castigar -en beneficio de la extrema derecha- a un partido socialista que, no obstante, ya era mayoritario en Valonia. I 7 En semejante contexto, son escasos los electores que todavia hacen caso de las aseveraciones de los politicos, que qncdan desmen-

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tidas par los hechos un instantc despues. Los demas votantes, probablemente mayoritarios, parecen haber asumido el nuevo adagio que afirma que las promesas electorales no se hacen para cumplirlas.'s La incredulidad es la nota dorninante. Por ejemplo, la mayoria de los dirigcntes y los expertos pretenden que la gente no se rinda ante la evidencia y crea que, aunque es irremediable que el proceso de globalizacion deje a Europa sin industria, por suerte le pcrrnirira qucdarse con los secrores mas provechosos de la alta tecnologia v de los servicios mas lucrativos. Pero estas ingenuas ideas resultan basrante infantiles. Ya se sabe que la India, en concreto, cuenta con decenas de miles de estudiantes brillantes que impulsaran el progreso cientifico y recnologico hasta los niveles mas elevados en sus institutes de estudios avanzados, en don de muchos jovenes europeos se esfuerzan ya por ser admitidos. Otro ejernplo, en este caso britanico: el gobierno aseguro a los ingleses que 1a arnpliacion de la Union que se efecmaria en 2004 solo provocaria una leve inmigraei6n de personas procedentes del este de Europa. No se sabe por que, pero la prevision era de 13.000 personas, cuando las esradisticas oficiales, a las que por otra parte se les escapa 1a realidad con basrante frecuencia, adrnitian en 2005 la cifra de 300.000 inmigranres de esta proeedencia. Y, mientras tanto, se alababan los meritos y la seriedad de los pequefios Estados balticos, aunque en seguida hubo que admitir la corrupcion generalizada de estos tres paises (mas 0 men os dos tercios de los fondos otorgados por la Union a Estonia, sobre todo -Ia mejor valorada internacionalmenre->, habian desaparecido)."? Los programas mas seductores 0 dernagogicos de los partidos politicos ya no alegran al electorado, que acude a las urnas cada vez en menor cantidad. La exaltacion de los valores «republicanos» 0 simplemente dernocraticos en las sociedades menos dadas a la grandiloeuencia resulta demasiado machacona para conmover a una audicncia desenganada. Entre tanta adversidad, el sistema politico frances parece especialmente degradado. En Francia la democracra se resume en la Seguridad Social, del mismo modo que en Estados Unidos funciona al ritmo del precio de la gasolina. Pero no solo se ha convertido en puramente social en el senti do de simple provee

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dora de los regalos del Estado del bienestar, pues de hecho resulta bast ante deficienre en esta funcion, incluso al nive! sindica!. Los sindieatos de trabajadores franceses solo contaban con 1.900.000 afiliados en 2006, de los que 1.°5°.000 eran funcionarios, frente a los mas de cinco miliones de afiliados que tenian en 1946, 10 gue reprtsentaba una rasa de sindicacion de! 8 por ciento -e17,5 por cienro para las mujeres, el o por cienro para los hombres, el 5 por ciento en general en 10 que se refiere al sector privado-, en cornparacion con el 80 por ciento de Suecia, el casi 60 pot ciento de Belgica, el 50 por ciento de Italia 0 el 60 por ciento de Gran Bretaiia. En Francia ya solo hay 400.000 obreros sindicados frente a 500.000 cargos, mientras que los sindicatos de la pegueiia Belgica se embolsan 4°0 millones de euros en concepto de cotizaciones frente a los 190 millones que recaudan las centrales sindicaIes francesas, La esperanza que en tiempos mejores despertaba euforia ya no funciona. Salvo quiza en Canada 0 en Australia, los miembros de las viejas sociedades industriales temen que Ia siruacion empeore, para ellos mismos y sobre todo para sus hijos. En tales circunstancias, ihay alguna otra posibilidad susceptible de tener cierta eficacia que no sea la de escapar por los caminos trillados de la venta de votos y de la ingenua invocacion de irnprobables valores? iHabra que recurrir a modos de intervencion si no realmenre ineditos, al menos «innovadores» en relacion con las costumbres de los asiduos a las elecciones? iNo sera esta ruptura 10 iinico capaz de sacar de su indifcrencia a la mas a del publico? Aunque la idea eseandalice a los intelectuales en particular.>s as! como al grueso del personal de los partidos clasicos, desanimados por el lado peligroso del ejercicio, i no se pareeen estos metodos de reconquista a los que ernplean los lideres populistas, los autenticos, los condenados por la fraccion «honorable" de la profesion de elegido por el pueblo? iPor que no intentar robarles algunas de sus formulas, suavizarlas y ocultar su origen para hacerlas un poco mas presentables? Segun parece, eso es 10 que consideran desde hace aiios en Italia 0 en Alemania, y 1113.S recientemente en Francia, los mas arrevidos entre las personalidades dotadas, digamoslo asi, de capacidad de iniciativa en el marco de esta profesion politica en dificultades.

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Sin embargo, uno de los problemas inherentes a esta rerapia de choque usada por los innovadores deriva de la complejidad de su manejo y tambien de que provoca la colera de sus colegas, que se sienten las victimas de una trarnpa que rornpe las reglas del juego que aprendieron juntos, y la adopcion de ciertos tonos, por poco populistas que sean, evoca espacios que estan muy mal vistos por los fieles de la alta democracia (es deeir, el aparato de los partidos clasicos, experimenrado en cuanto a los modales debidamente homologados de los parlamenrarios de buen tono y caleado de la practica respetuosa de las convenciones de los medics de comunicacion dominantes). Pero las opeiones son insistir en eI regisrro de las letanias electoralisras 0 caer en la tentacion de rornar prestado de los lideres ajenos al sistema un toque de sn sauoir-faire. La evocacion de algun "gran dia de la revolucion» 0 la propuesra de rcdueir mas la duracion cle la semana laboral provocarian 13 sonrisa de la mayoria de los votantcs, incluidos los de izquierdas, y 10 rnisnlO ocurrirfa en la derecha con la promesa de suprimir el impuesro sobre eI parrimonio, fuente de tanta sarisfaccion para los que no 10 pagan. En cuanto a lanzarse seriarnente, no en brorna, a 1<1 escurridiza promoci6n de la dernocracia participativa, seria aferrarse a una falsa alternativa de la demagogia populism, pues podria lIegar a clesembocar en la otra cara de un populismo rnanipulado est a vez por militantes progresistas que sueiian con establecerse colectivamente por su cuenta. Los acontecirnientos se precipitaron con la camparia presidencial francesa que cornenzo en orono de 2006. Desde ese memento parecia que, en su busqueda de procedimientos politicos originales, a1 menos en ambito, ciertos candidatos preferfan considerar que hay dos tipos de populismo_ EI primero es el que pregonan directamente los candidatos {;., lnientras que el segundo, aunque de un poco de vergiienza, puede resultar utiI a la buena causa de la reanimacion democratica si se utiliza bien. Sin embargo, no es esa la diferencia nl3.S importanre. Los «populistas rnalos~) estan dominados por la ambicion de penetrar a la fuerza en el sis-tema politico. EI personal politico c1asico representa para ellos eI enemigo comra eI que hay que lnchar, y recurren a esa demagogia

extrema que consisre en decir que todos los problemas podrian solucionarse al instance 0 casi si se neutralizase a aquellos qne, ya sean de las elites, ya representen a las instituciones establecidas 0 a los grupos ernicos, se oponen a los deseos de la mayoria de la poblacion para conservar sus privilegios. Un Iider populista de esta calafia proclama: "Yo soy el pueblo porque mi opinion es exactamente igual que la de rodos los que forman el pueblo verdadero. Nada sera irnposible si apartamos juntos a los que nos impiden obtener aquello a 10 que aspirarnos». En resumen, este populismo conlleva la negacion misrna del arte de la politica, En carnbio, los "buenos populistas» --preocupados evidentemente por no haeer alarde de semejante etiqueta- se sinian dentro del sistema y para ellos constituye una cuesrion de honor devolverle Ia salud con la ayuda de procedimientos nuevos. EI verdadero arte de 12 politica es el emplco del riempo, como habian teorizado las eminencias grises de las republicas italianas del Renacimiento. Para gobemar con habilidad es preciso calmar las ansias de la poblacion, refrenar la expresion de sus deseos no realistas, prernaruros 0 nefastos, seleccionar pocos objetivos a corto plazo para no cargar dernasiado la barea y quedarse solo con los realizables, y por orra parte aplazar el tratamiento de las exigencias que arnenacen con crear a los gobernantes 111as enemigos que amigos y, por consiguiente, con exponerlos al fracaso y a la irnpopularidad (es probable gue 10 que satisfaga a un grupo no pueda contentar a otro y que genere como consecuencia tantas 0 mas personas descontentas que satisfechas). EI arte de la politica obliga, en resumen, a obrar con astucia, incluso en el ambito de la alta democracia y, sobre todo, en el de los elegidos por el pueblo. Cobernar es como eI equilibrisrno, quiza especialmente para los democratas convencidos. Para las personalidades politicas c1asicas, esta asrucia indispensable excluia hasta haee poco cualquier desviaeion populista y obligaba ante todo a medir las palabras. En la aerualidad, por e1 contrario, dicha astucia conduce a los «innovadores» a no retroceder Dunea mas ante un «discurso verdadero» cercano a1 populismo. Eso fue 10 que se observe, en Francia durante la campana presideneial de entre 2006 y 2007.

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Si se analizase la esrratcgia de esos innovadores del estilo del conservador Nicolas Sarkozy 0 mas aun de la socialista Segolene Royal, se comprobaria que ha nacido una segunda variedad de populismo, que sus defensores consideran positiva 0 benigna, si bien prefieren ignorar su nornbrc. Al contrario del detestable populismo faccioso, que se rnuestra indiferente a los perjuicios que puede eritrafiar, estc populismo tiende a corregir las disfunciones de una democracia rcpresenrativa que se acerca a su fin. Con esta intencion, sus promotores piensan que prestan oidos a los ciudadanos, que los acercan a los organos de decisi6n 0 al menos parecen hacerlo, que les confian un papel mas activo en e! funcionamiento del pais 0 que) como minirno, parecen dar mas credito a su inteligencia y a su capacidad de reflexi6n. Adernas, los lideres populistas de este tipo se preocupan por responder a la busqueda de una identidad nacional perdida que ahora a men lido se con dena y que se encuentra en el origen del desencanto de una porcion de la poblacion sobre la que el ideal del mestizajc actua como un repelcnte. Zidane no sustiruye a Juana de Area de la noche a la manana. Los antecedentes de este populismo de buen rono aparecieron entre 1997 y 1998 en Inglaterra y en Alemania con ocasi6n de las carnpanas elecrorales del laborisra Tony Blair y el socialista Gerhard Schroder rcspcctivamcnre. En aquel mornento, el jefe del New Labour no dud6 en explicar que" los contribuyentes que Iinancian cl sistema de Esrado del biencstar esperan que este establezca una estrecha relacion entre derechos y responsabilidades», qLle «sin dud a quieren conrribuir a dar una oportunidad a los parados, pero [...] se niegan a pagarles un sueldo para que se queden en sus casasv-? y que s610 sientcn par ellos una «cornpasion con un borde muy afilado».» Esras razonables observaciones habrian sonado a abominaciones reaccionarias en boca de un «populista de extrema derecha» 0 simplernente si las hubiese proferido la senora Thatcher. Pero Tony Blair las hizo acepta bles. Mientras tanto, eu Alemania, la Uni6n Socialcrisriana bavaresa en concreto -1a CSU- se erigi6 en partido v61hisch, es decir, popular, en un enfoque populista unido a un particularisrno que se interpreta en un sentido etnico y culturaL Su representante historico, Franz-Josef Strauss, deelaraba

en 1986: «Cualquier persona que piense hoy en Baviera, que tenga ante sus ojos los colores azul y blanco, que yea el clelo azul y bianco en la naturaleza 0 en su propia imaginacion, esa persona no puede estar pensando en cl SPD [el partido soeialdem6crata] [...[. S610 pieusa en el CSlh. Su sucesor, Edmund Stoiber, no habia rechazado esta tradici6n alpina y virginal wando afirrno el dia anterior a las clccciones lcgislarivas de 1998 que en su opinion la sospecha de populisrno no constituia un insulto. Y es mas: el lider socialdemocrata Gerhard Schroder Ie pisaba los talones cuando, al preguntarle un periodista del Die Zeit por estas declaraciones de su rival socialcrlstiano, confirm6 que «de hecho, el terrnino popuIisrno no es un insulro».« En Alernania, el populisrno no da miedo. S610 da miedo el nazismo. Este populismo sin nom bre, retornado hoy en Francia en el seno de los meiores secrores del establishment dernocrarico, qui ere mosrrarse muy diferenre a rodo ]0 que se parezca al abominable «lepenismo» (de anrano ... ). Ademas, su objetivo no consiste unicamente en devolver cierto lustre a la dernocracia. Cuando Nicolas Sarkozy adopta posturas viriles frente a los disturbios 0 imaglna insralar un nuevo ripo de jurado incluso en las salas de 10 penal, 0 euando Segolene Royal elige como eslogan «Francia, presidenta» antes de rnencionar la posibilidad de crear jurados populares elegidos por sorteo que se encarguen de realizar una «vigilancia popular de la forma en que los represenrantes politicos elegidos cumplen su mandato scgun 13 satisfaccion de las necesidades-v- y mas nun cuando se alarga en palabras efusivas que recuerdan las de Evira Peron, tanto uno como otra desvian la atencion del tema mas importante mediante esras declaraciones gratuitas. i Y cual es el terna mas importante? Casi no hace falta decirlo. Es el problema capital por el que se pelean los dirigenres politicos del conjunto de Europa: el del agotamienro de un Estado del bienestar, que hay que "desmonrap> despues de haberlo extendido sin cesar duranre tres euartos de sigloo Esta necesidad de reformarlo, ineluso de suprimirlo en parte, se ha hecho tan apremianre que much os lideres de los partidos elasicos han caido en la cuenta de que no pueden cumplir esta explosiva misi6n sin desviar hasta cier-

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to punto la arencion de los beneficiarios de la democracia social estancada usando tecnicas inspiradas en las de los populistas que del sistema». En linea, para amenaza de impopularidad que conlleva el desmantelamiento del caparazon social y precisamente para que se olviden las medidas que afectan a! corazon del dispositive de la democracia moderna, dichos lideres se expresan con la mayor firmeza y en el lenguaje mas direcro sabre cuestiones que no son inocuas, perc S1 menos perceptibles que la del despiecc del Estado del bienestar. Tras el 21 de abril de 2002, el presidente Chirae marco el tono al afirmar que queria acercarse al pueblo, multiplicar los referendos, insraurar mas democracia directa. A continuacion, con Nicolas Sarkozy, Segolene Royal y, a su manera, Francois Bayrou, ciertas pcrsonalidades tanto de la derecha como de la izquierda a del centro han vuelto a poner en practica la idea haciendo imitaciones manifiestas de los merodos populistas. Esta decision ha irritado a muchos de sus colegas, pero nada irnpide que esta tactica se mida por el rasero de un populismo que despues de todo es posirivo, que se preocupa par dirigirse a los votantes en un lenguaje que se corresponde con su scnsibilidad. Si es cierro que esta opcion obedeee a la intencion de proceder a reformas complejas y polernicas de temas sobre los que es preferible no exrcnderse para, al contrario, poner de relieve cuestiones men os calienres aunque a veees tam bien cruciales, dicha opcion puc de pareeer admisible a la vista de una preocupacion por la eficacia y una erica utilitarisra. En esta linea se encuentran las cuestiones de la familia, del restablecimiento del sentido de la autoridad, de la educacion 0 de la seguridad en la vida cotidiana . Y con esc mismo objetivo se abordan graves problemas europeos 0 internacionales que irnportan bastante poco al electorado, pero que consiguen desviar la atencion, coma la independencia del Banco Central Europeo 0 la energia nuclear con fines civiles en Iran. Hay momentos en que los populistas neofitos haem bien en no hacer demasiada alusion a 10 que mas preocupa a la mayoria de la gente, como e1 pago de las visitas al medico, la edad de jubilacion, e1 acceso a la RMI (renta minima de insercion) 0 a otros elementos de esc tipo,

y momentos en que 10 mejor es recurrir a un batiburrillo de consideraciones sobre problemas menos incendiarios. Este tipo de proccdimientos pertenece a una especie de «sernipopulismo conrrolado». Populismo a medias, pues deja a un lado los componentes radicales del populismo de los aguafiestas mas 0 menos facciosos y se abstiene de lanzar un anaterna contra el personal politico clasico y de hacer responsable de todos los males al conjunto de la clase politica, al estilo del antiparlamentarismo vulgar. Y es un populisrno eontrolado porque su finalidad no es destruir la democracia 0 acorralarla. Su objetivo eonsiste en 10 contrario, en adrninistrarle un elixir de juvenrud, aunque, por descontado, aspirando de este modo a un jusro beneficio personal en un sistema regenerado. Los «populistas controlados» dan la impresion-e-solo la impresion-ede no querer entrar en conflicto abierto can sus hermanos en politica, sus padres en el seno de su partido 0 incJuso fuera del mismo. POl' ejemplo, ni Segolenc Royal ni Nicolas Sarkozy la tornaron nunca ni de forma norninativa ni confusa can las elites politicas, COITIC habria hecho un populista «declarado». Pues ellos eran los primeros en sa bel' que 10 habrian perdido todo y que habrian sido condenados al infierno del populismo absoluto si hubiesen dado dos 0 tres pasos de mas en esa direccion. Por 10 tanto, esforzarse en devolver a millones de personas 13 confianza perdida en el gobierno democrarico administrandoles una dosis razonable de discurso populista ya uo es tan reprobable. iNa esra justificado usaf el populismo como vacuna contra el misD10 , invectar una modesta cantidad de su «veneno» como antidote . para curar al paciente? Al rnenos eso es 10 que pareeen creer algunos profesionales de la politica de primer orden y de gran talento. El problema es, entre otros, el riesgo de cometer deslices. EI populismo ha reaistrado recientemente y. casi conjuntamente dos cambios que 10 han hecho avanzar a toda velocidad. En una primera fase, el objetivo de los "semipopulistas» que pertcnecen al sistema era solo defenderIo de los adversarios facciosos usando sus propias annas. El presidente Chi rae se sirvio un poco de este metodo de guerra noble en un momento dado. Pero en seguida intervino una segunda fase, sobre todo bajo los auspicios de Nicolas Sarkozy en

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10 que a Francia se refiere. A partir de esc momenta, las formulas populistas se transformaron en tecnicas multidircccionales de competicion politica, en e1 senrido de que se han vuelto utilizables no solo frente a los «rnalos» populistas «lepcnizados» a «Iepenizables» sino tam bien de eara a los «colegas. en el marco de las rivalidades, tal vez ordinarias, entre los partidos clasicos v tambien en su seno. En tales circunstancias, la tendencia consistia en llamar la atencion del pueblo y dominarlo de manera incondicional, en ocultar de forma cad a vez mas hipocrita que gobernar sera siemprc dificil y que siempre se rccurriraa la asrucia so pena de empeorar un poco mas. Sin embargo, tambien hay que advertir del pe1igro que supone esra (specie de «indolencia republicana» consistente en echar mario, como si nada, de la vieja formula clcctoralista de la arnpliacion del derecho de voto a nuevas categorias de poblacion, principaimente inmigrantes, combinada quiza can cl recurso al «furbol ciudadano» a a orros derivados del mismo estilo para dar un suplemento de cspiriru republicano a los ciudadanos indecisos. En Espana, la dictadura de Franco, abnegada protectora del Real Madrid, destaco en este tipo de estirnulacion deporriva can apariencia de ciudadania. Mejor seria concederle la patente de invencion en la mareria.

8 2UN NUEVO REGIMEN LLAMADO «GOBERNANZA»?

En nuestros dias, el recurso a las virtudes ciudadanas y republicanas se parece un poco a los cultos que se rendian en otros tiempos y orros lugares a dioses desaparecidos 0 a talismanes de poderes agotados en los que ya solo se ernpefiaban en creer los sacerdotes a los brujos que habian quedado abandonados a su suerte. En tales circunstancias, IPuede ser suficiente para devolverle el vigor a fa democracia y prolongada todavia una cantidad apreciabJe de decadas ponerle un simple parche politico orientado en un enfoquc cada vez mas populista? A pesar de 1a dificultad del salro fuera de nuesrra comodidad mental al que obliga esta anricipacion, lIla hay que admitir mas bien que se acerca a su final, como un orden politico que acaba y esta listo para ceder el puesto a un «nuevo regnnen» deJ que ya se bosquejan cierros trazos?

lUNA DEMOCRACIA IN MORTAL?

Hacia finales del siglo XVIII, la monarquia seguia viendose como un modo de gobierno que se encaminaba hacia la eternidad. Casi no podia concebirse otro regimen po sible, a pesar de una gran contradiccion, pues en realiclad cl principio de un poder sagrado ejercido a titulo personal par un soberano hereditario ya hacia tiempo que, en las mentalida des, habia cedido el puesto al principio de una soberania colectiva del pueblo. La muerte fisiea 0 simbolica de los reyes ya habia comenzado en toda Europa occidental y demosrraba

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II. INVTERNO DE LA DE1'vl0CRACIA

(UN NUEVO REGIMEN LLAMADO «GOBERNANZA»?

la apremiame necesidad de una legitimaci6n nueva de la autoridad teniendo en cuenta el estado de desamparo del Antiguo Regimen. Pero su realizaci6n efeetiva se rechazaba. Los ingleses fueron los primeros: ellos inauguraron los regicidios rnodcrnos con la decapitacion de Carlos I en 1649, transgrediendo asi de manera irreversible un deber de obediencia y de respeto absoluto imprescriptible hasra cntonces. Luego, los asesinatos sangrientos 0 figurados de reyes fueron multiplicandose hacia finales del siglo siguiente sin que qucdara tiempo para una rransicion suave entre el orden politico aboeado a desapareeer y cl que dcbia reemplazarlo: Gustavo III de Suecia fue asesinado en "792., Luis XVI, guillotinado en enero de 1793, y Pablo I de Rusia, ascsinado en 1801, sin contar can los vergonzosos derrocamientos, que equivalian a ejecuciones capitales, de los que fueron victimas Carlos IV de Espana, en 1808, Y Gustavo IV de Suecia, en 1809, asi como otros principcs que fueron despedidos como meros sirvientes. II nuevo regimen del que debian surgir mas tarde nuestras democracias ya estaba alli, desde antes de la Revoluci6n de "789, pew la mayoria de los franceses y de los europeos en general no querian darse cuentao Este regimen se habia insinuado subrepticiarnenre hacia veinte o treinta afios, aunquc aun no tenia la ctiquera que senalaba su caracter inedito. En la practica , estaba en las mentes de las personas 31 menos desde la decada de '770. Casi tados presentlan que eI pueblo esraba destinado a eonvertirse en «soberano » en el lugar del rey y de los senores 0, por 10 menos, esa era la idea de la que se empeiiaban en conveneer al «buen pueblo» los profesionales de la comunicacion de 13 epoca, aunque sin precisar las cosas hasta el final. En resumen, la revoluei6n se habia perfilado antes incluso de que la Revoluci6n tuviese Ingar. Las eircunstancias acruales son diferentes de las de aquella epoca. En los aiios "770-1780 existia un modelo alternarivo a la monarquia absolura que ya estaba definido: el de una monarqu!a parlamentaria de (stilo ingles, confirmada por una division de poderes a la manera de lvlontesquieu y decorada con las mimosas doctrinas de los fil650fos. Este modelo, eonocido y apreciado por la mayor!a de los intelectuales, dominaba la visi6n del futuro pol!tico.

Ademas, se apoyaba en una expcctativa de renovaci6n explicita en la burguesia e incluso, en menor rnedida, en el grueso de la poblacion, Ahora bien, en el presente no exisre un modelo dorninanre de esa clase. Lo que se observa es una relativa profusion de propuestas vagas que no obstante siempre hacen referencia a Ia democracia como si fuese irnposible no revereneiar su nornbre a falta de poder precisar su eseneia efectiva (par orra parte, en ese semido ocurria 10 misrna en el Antigua Regimen tardio, en el que convenia evocar siernpre a la monarquia para poder enrerrarla, como en las expresiones monarquia parlamentaria 0 monarquia constitucional). Actualrnente se habla de democracia partieipativa, democracia deliberativa, democracia ciudadana, direcra 0 local, sin olvidar las alusiones menos aduladoras a la democracia populism 0 plebiscitaria, 0 tam bien las f6rmulas que invierten los rerminos, como la gobernanza democratica, el debate democratico 0 la ciudadania democratica. iHabria que concluir que, al contrario del difunto Antiguo Regimen de nuestros viejos principes, la dernocracia resulta inmorraI? (Sera el unico regimen que pueda evitar el desgaste del tiempo conforme a la vision difundida por Francis Fukuyama en 1989,' aunque el rnismo ya no la considcrc cre!ble? De heeho, lejos de rellejar una inventiva polirica real a la vez que una promesa de eternidad, esta pletora de propuesras ante todo verbales pareee una escapatoria, pues disirnula bajo las palabras Ia inquietud sobre el futuro pr6ximo que sienten los notables que, al ver arnenazado su universo inrelectual y social, se esfuerzan por poner buena cara y por fingir que siguen sintiendose seguros. Conscientemcnte 0 no, sus propuestas repetitivas, poco argurnentadas y rara vez ineditas tienden a difuminar, tanto a su juicio como al de los dernas, el presentimiento de un giro radical susceptible de conducir a corte plaza a otro universe politico. Esta voluntad de no saber nada contrasta evidentemente con la situaci6n del siglo XVIII, en el que nadie apartaba Ia vista del futuro regimen que ya se vislurnbraba. Ademas, hay otra difereneia can el final del siglo XVIII: se ha producido un cambio completo en el flujo del tiempo desde haec llIlOS cien anos. Ellargo plaw en la epoca de las monarqu!as de antano era un concepto casi secular que despues de 194 S se re-


dujo a una Mead a, y ahora uno se pregunta si en el campo financiero y econ6mico no se ha encogido hasta indicar un periodo de cinco 0 seis meses. De manera parecida, fracturas ayer mismo inimaginables han dejado obsoletas las antiguas divisiones sociales. Esas divisiones, que en otros tiempos se sentian sobre todo en el plano economico, tambien afeetan hoy al terreno cultural y educative. Dos poblaciones, por no dccir dos pueblos, estan alejandose una de otra bajo el impacto de un proceso cali ficado, para simplificar, de «fractura digital». Dicho de otro modo: hay una ereciente proporcion de jovenes que consignen siruarse de lIeno en el universo inforrnarico y ya un poco cibernetico en provecho de su insercion en la fracci6n util v solvente de la sociedad, pero no ocurre 10mismo con todos, pues otra parte masiva, aunque probahlemente minoritaria , de la poblacion joven, tanto procedente de la inmigracion como autocrona, demuesrra por su parte ser incapaz de acceder a los instrumentos de este nuevo univcrso del conocimiento, del qne s610 maneja los accesorios ludicos relativos, por el momento, a la adiccion al telefono movil. Dicha poblacion, convertida en un grupo aislado de! grueso de los habitanres de los paises industrializados, sin un papel social y econ6mico definido y abocado a ser beneficiario de ayndas si no se produce un cambio improbable, establece en el interior de esas sociedades una separacion entre dos universes incomunicados que recuerdan el mundo historico y el poshistorico de los que hablaba Fukuyama a escala mundiaL" Esta separaci6n no solo va contra la igualdad y la dignidad de los seres humanos: implica asimismo la desaparicion de 10 qne haee poco los reoricos llama ban, con grandilocuencia pero tambien con propiedad, el cuerpo politico, como comunidad global de los ciudadanos que poseen a titulo colectivo el derecho de gobernarse a si mismos. Ahora bien, no puede habcr democracia digna de tal nombre si ese colcctivo de ciudadanos estalla en multiples fracciones. Mejor no imaginar siquiera 10 que ocurrira dentro de dos 0 tres decadas, cuandola practica de los implanres cerebrales proporcione una ventaja desmedida a ciertas personas... Pero esO es 10de men os. Aunque el contexto de nuestra epoca es mny dlstm-


to del de finales del siglo

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especialmente en cuanto a la vision de un «nuevo regimen» futuro que se manifestaba entonees mas 0 men os confusamente, pero que falta en nuestra epoca, el parecido se mantiene en 10 esencial, es decir, en que se ignora que ya ha comenzado la instalacion del regimen de gobierno de nuestro futuro proximo, XVllI,

DE LA CRfTlCA DE l.A DEMOCRACIA AI. "PENSAMIENTO CONTABLE»

La Ialta de arcncion oj cambio politico en curso desde haee treinta afios no excluye la abundancia de criticas que subrayan las insuficiencias de [a dernocracia 0 que incluso cuestionan sus principios fundamentales. Pero es precisamente esta referencia intangible al regimen dernocratico 10 que confirms esa ceguera ante su agoramiento. Huelga recordar aqui los viejos debates que oponian en un rechazo rnutuo a los defensores de la democracia formal de los liberales y a los partidarios de la democracia pretendidamente real de los revolucionarios y otros aficionados a las tiranias. Adernas, ya se ha hablado de los remedios preconizados por los teoricos para subsanar 10 que les parecian carencias de la demoeraeia establecida.s Asi, Bernard Manin recordaba nna condicion previa de irnportancia capital: la democracia siempre se ha definido como modo de gobierno a n-aves de sus instrumentos contingentes --casi de sns accesorios- representados por un lado por el principio de representacion impuesto a los ciudadanos ordinaries, privados por eso mismo del derecho de gobernarse a si misrnos, y por otro lado, por la regia mayoritaria que hace que un simple recuento comparative de las elecciones de los representantes determine no solo la toma de decisiones sino, ademas, una especie de falsa verdad aSI decrerada.s De este modo, la delegacion --convertida en obligatoria- de la soberania popular en mandatarios autorizados en realidad a acapararla es eminenremente discutible si tomamos en consideracion eJ principio dcmocratico. En euanto a la regia de la mayoria, Manin sefiala hasta que punto [eposa en la ficcion de que su aplicacion



permitiria obtener una voluntad general imponible a todos, annque tal pretension es una falacia, No solo la minoria subsiste sicrnpre, pues en general representa hasta el 49 por ciento de los votos en las democracias modernas, sino que, adernas, nada asegura que no tenga la razon de su parte. De modo que esta minoria a menudo sustancial puede transformarse de un dia para otro en una mayoria en desacuerdo con sus posiciones anteriores, aunque su viraje no quedara rarificado basta aiios mas tarde, en las siguientes elecciones. La falta de informacion de los ciudadanos explica esta aparente volubilidad y contribuye a emparenrar la «produccion» de una mayoria efimera con el fruto de una casualidad 0 con el resultado del trabajo de las fabricas de opinion. L,3 conclusion se impone par sf sola aunque se saque, en gene~ ral, con discrecion. Enla practica, el hornenaje que se rinde al pueblo considerado soberano en las definiciones de la democracia 0 en el preambulo de las constituciones rigurosas es una formula de cortesia simbolica que en seguida se ve desrnentida en los desarrollos efectivos de esas definiciones 0 esas consriruciones. En 10 esencial, su contenido basico descansa en artificios tecnicos 0 en normas juridicas que pretenden garantizar la permanencia de un modo de gobierno cuyo ejercicio no es popular. Segun Manin, la cornbinaci6n del mecanisme representative y 1a decision mayoritaria en vigor en nucstras dernocracias no desprende mas que una volunrad general ilusoria, vol un tad que ademas es demagogica, pues su objetivo es persuadir a los electores de su capacidad para zanjar cuestiones de las que 10 ignoran todo y sobre los que los animadores politicos les irnpiden reflexionar con seriedad (como ocurre en los debates televisados, cuyo ritrno marcan las preguntas desordenadas del publico y de los periodistas). En tales circunstancias, para Manin y tam bien para jurgen Habermas, la unica decision mayoritaria coherente y compatible con el reconocimiento de la dignidad de los ciudadanos deberia ser el resultado de una larga discusion abierta que, una vez liberada del monopolio del gobierno, los diputados, los partidos 0 los !ideres de opini6n profesionales, se desarrollaria en Ia sociedad ordinaria con la participacion de rod os aquellos que 10 desearan.

Desde una perspectiva ideologica opuesra a este progresisrno, se produjo tambien entre varios pensadores una recuperaci6n, en general inconfesada, de las ideas del jurista conservador aleman Carl Schmitt (muchas de cuyas interpretaciones siguen siendo acerradas a pesar de la nefasta reputacion que se gano debido a sus sunpatias por gobiernos autoritarios y su compromiso con el regimen nazi). Para Carl Schmitt y aquellos a los que parece influir de nuevo.s al contrario del liberalismo universalista, refracrario a cualquier forma de exclusion intelecrual 0 social, la dernocracia moderna necesita [orzosarnente encerrarse en si misma durante un ticmpo prolongado para configurarse en nna unidad politico estable que posea una legitimidad inatacable. De ahi la disrancia irreductible que segun el separa los regimenes de gobierno anglosajones, cuyas rakes son liberales, de los europeos continentales, mas autorirarios e inrolerantes, que entraron en la era democratica de golpe, sin haberse impregnado de un liberalisrno previo. Tarnbien van apareciendo otras criticas, en ocasiones sorprendentes. Desde que Rousseau expuso en el Contra to social sus teorias sobre el mecanismo Iigado a su irrealizable nocion de «vol untad gcneralv.s Ia evocaci6n del fantasma de la rirania dernocrarica de la mayoria sobre las minorias se ha transformado en un topico, Pero de eso se trata ahara, si atendemos a las observaciones a veces apropiadas y mucho mas al peligro inminente de una tirania de las minorias sobre la mayoria. Hoy dia resulta que los derecbos de una mnltitud de grupos minoritarios prevalecen sobre los dcrechos, declarados no obstante universales, de rodos los ciudadanos, basta el punro de contradecirlos 0 de bacerlos puramcnte virtuales. Se ve, por ejcmplo, cuando se insimia la idea de que, annque en 10 abstracto siga siendo un principio general, la libertad de expresion en materia religiosa ya no deberia tener valor si se trara de ciertas confesiones 0 de una religion especifica. Es mas, la concepcion multicultural de la democracia, ampliamente difundida, conduce, hajo ]a apariencia de la tolerancia extrema y la generosidad inmensa, a prohibir cn
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iUN NUEVO REGIMEN LLAj\'IADO <,GOBERNANZA»?

Se estrangula la dernocracia a fuerza de querer incluir en ella a grupos que la rechazan 0 de pretender integrar fenomenos incompatibles con ella, como la prohibicion sacraJizada de salir de su propia comunidad. En este caso, de nuevo respecto al desafio del pluralismo religioso, especialmenre del supuesto enfrentarnienro entre islam y cristianismo, ni los encargados de tomar las decisiones ni los comemadores 0 los analistas advierten - 0 se niegan a descubrirque este desacuerdo tiene poco que ver con la rivalidad de dos creencias distintas en la divinidad, En reahdad se rrata del choque de un universo minoritario de origen ex6geno y aun profundamenre religioso en gran parte, el de la mayoria de los rnusulrnanes, con otro universe mayoritario --el de los «antiguos cr istianosv->- cas] totalmente apartado de la religion, radicalrnente laico 0 secularizado, como dicen los sociologos, Esta interpretacion, mas exacta que la del choque entre religiones, no es secundaria para quien aprecie el desarrollo y la perennidad de la democracia, pues destaca la disparidad irreductible que existe entre csos dos mundos y, can ella, la vanidad a incluso el potencial destructivo de los propositos de los que pretenden reunirlos en el seno de un marco politico unificado en el breve plazo de una sola gcneracion. Marcel Gauchet ha reconsiderado des de una perspectiva mas arnplia esta cuestion de la relacion entre minorias y rnayoria en 10 referente a la tarnbaleante logica de la democracia reprcscntativa. Para Gauchet, el modele clasico de soberania delegada donde se supone que los elegidos por el pueblo 10 represcnran de manera indivisa, como cuerpo politico unificado de una nacion a cuyo interes general sirven, se encuentra en vias de extincion. A su juicio, el «desvanccimienro del principio que aseguraba la superioridad "rnerafisica" de la esfera publica modifica la naturaleza de la relacion de representacion entre la sociedad civil y cl Estado». «El Estado [...] deja de aparecer como instancia superior, lugar aparre y elevado donde se decide Ja existencia colectiva. Se haec realrncnte representativo si se entiende por ello mismo que tiende a transformarse en espacio de representacion de la sociedad civil, sin mis superioridad jerarquica frente a esta ni mis funcion de preparacion hist6rica.» Asf, segun Gauchet, estarfa apareciendo un nuevo

modelo de representacion «pluralisra-idenritaria-rninoritaria» como respuesta a una exigencia de escenificacion publica de la divers idad social, donde «lo importante para los gobernados es rnanifestarse, y 10 importante para los gobernantes, manifesrar su arencion a los particularismos... ». Por 10 tanto, la representacion elegida pierde su significado de expresion solemne de una voluntad mayoritaria colectiva para adoptar otra funcion: la de marcador de identidades comunitarias fragmentadas y todas ellas minorirarias que se lirnita a regularlas inscribiendolas como obietos legitimos en la esfera politica.z Si continua en est a direccion, 10 cual es probable, el Estado democratico, una vel, privado de los cimientos antes proporcionados por el pueblo como comunidad de sus ciudadanos, solo conservara la funcion de controlar la puerra de acceso al reconacimiento de las nuevas identidades minoritarias admiridas COITIO legitimas. Sin embargo, la mayoria de los que lamentan las lagunas de la democracia, a excepcion sobre todo de Marcel Gauchet, postulan paradojicarnente su supervivencia indefinida. En resumen, sus criticas aspiran a confirmar su inmortalidad como 51 su naturaleza imperecedera cayese por su propio peso y como si esta posibiJidad de infinite geriatrico constituyese un dato evidente, impermeable a la evolucion del mundo de las sociedades. Al nivel intelectual, solo los defensores de 10 que se llamo la revolucion conservadora se atrevieron a transgredir, aunque sin insisrir demasiado al principio, esta creencia en una democracia milenaria. Al vol ver a las fuentes del pensamiento econornico y politico liberal para aplicar10 a las sociedades industriales, estaban originando 10 que en Francia y en Latinoarnerica se dio en llamar neoliberalismo. Hostiles a la democracia social al estilo americano contemporaneo del New Deal de Franklin D. Roosevelt durante la decada de 1930, fueron econornistas de gran renombre como Milton Friedman, Maurice Allais, Ludwig von Mises, William Rappart y Friedrich von Hayek los que fundaron a continuacion en Suiza, en 1947, la Sociedad Mont pelerin. Para ellos, la democracia social redistributiva, mucho mas extendida en Europa que en America, menospreciaba la libertad en beneficio de una nivelacion igualitaria, 0 sea, del empo-

EL INVIERNO DE LA DfMOCRACIA

2UN NUEVO REGIMEN LLAMA-DO <'GOBERNANZA»?

brecimiento de todos, Desracaban asimismo que contravenia el principio mas imporranre del gobierno representative original al permitir que los que escapaban al impuesto obligasen con su voto a otros ciudadanos a pagarlo." A los defensores de est a rcvolucion conservadora, tachados simplemente de reaccionarios, al comienzo solo se les presto una atencion marginal. Sin embargo, a 10 largo de Ia decada de 1970 sus ideas fueron convirriendose en una nueva orrodoxia del pensamien to cconornico y, por extension, politico. Von Hayek y Friedman recibieron el Premio Nobel en r974 Y 1976 respectivamente, y cl neoliberalisrno se convirrio en la doctrina oficial del prestigioso departamento de economia de la Universidad de Chicago (en esc momento empezo a hablarsc, por ejernplo, de [a Escuela de Chicago yde los Chicago boys para citar a los jovenes expertos reclutados por el gobierno de Pinochet en Chile, mienrras que los think tanks ncoliberales al esrilo de la Fundacion Heritage 0 del American Enterprise Insritut adquirian una influencia creciente). EI concomitanre fracaso de las economias simuladas del cornunismo en el Esre, que fue paralelo al esrancamienro en el Oeste del Estado del bienestar socialdemocra ta 0 la borista, asegur6 acto seguido el triunfo total de los defensores del conservadurismo liberal. EI viejo registro del liberalismo progresista del linaje de lord Maynard Keynes, que triunfaba en 1945, parecia ya tan anticuado que ellos se encontraron cas! sin cornpctencia. En estas circunstancias elaboro el neoliberalisrno la teoria de la elcccion publica -la public choice en ingles-s-, que Ie valio a James Buchanan el Premio Nobel en 1986. Los trabajos de Buchanan elevaban la propiedad a Ia categoria de valor absolute y denuncia ban una redistribucicn forzada de los ingresos en la que cl Estado se extralimitaba al abusar de la generosidad natural de los contribuyentes. Paralelamente, los «libertarianos» guiados por Milton Friedman y Robert Nozick iban mas lejos con su concepcion extrema de Ia Iibertad cercaria al anarcocapitalismo, Margaret Thatcher y Ronald Reagan sc reconocieron en unos y otros, al tiempo que se producia sobre el terreno una revision radical del papel y del funcionamiento del Estado y de Ia administracion publica.

En efeeto, los estudios inspirados en 13 teoria de Ia eleccion publica, que defienden el principio general de una sustitucion de los metodos de mando Iegislativos 0 burocr.iticos por procedirnientos menos jerarquicos extraid os de la gestion economica, desembocarian por esta misma epoca en una alteracion radical de la noci6n de accion publica y politica (de hecho, la idea no era del todo nueva: se remontaba al menos a 1957 Ya un libro publieado por Anthony Downs con el titulo de Teoria econ6mica de la democraciai» A partir de ese momento, el objetivo en el plano de Ia practice administrativa consistio en pasar de la era de la burocracia clasica a Ia de la posburocracia, basada en una nueva teoria de las organizaciones elaborada sobre todo par Michel Crozier en Francia. En definitiva, se trataba de favorecer en la adrninisrracion los comportamientos dinamicos en lugar de 13 crispacion legalista del pasado y de abolir las reglas impersonales y el cenrralisrno de las decisiones que desvia ban a los funeionarios de los objetivos deinteres general que se suponia que eonstituian su finalidad primordial. En cuanto a Ia practica politica al mas alto nivel, Ia idea era convertirla a la nueva economia politica, una doctriua que preconizaba Ia subordinacion del Estado a los mecanismos del rnercado y que trataba de sustituir la adrninistracion de estilo napoleonico por Ia gestion a la manera de las empresas privadas.

BREVE HISTORIA DE LA GOBERNANZA

Algunos hablaron a este respecro de Ia llegada del «pensamiento conrable»> eoincidiendo con el principio del terrnino gobernanza, transformado en palabra fetiche el ultimo cambio de siglo. Pero aunque el termino gobernanza tenga tan poco significado que se emplea en cualquier senti do, constiruye sin duda el indicador privilegiado del nuevo estado de animo generado por esc pensamiento contable. Decir gobernanza en lugar de gobierno no solo sup one seguir un modelo 0 irnitar un vicio del Ienguaje. En eI fondo, la unica motivacion de los celadores de Ia gobernanza no es expulsar de su vocabulario el rerrnino gobierno, que resulra un poco autorita-

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EL INVIERNO DE LA DEMQCRACIA

rio y anticuado. Los que no estan en el estrecho medio de politologos especiaJizados en el analisis de las politicas publicas, para los que la palabra tiene un sentido, solo pretenden demostrar que ya no creen en el gobierno a la antigua, Bajo su proteccion, se erigen en expertos de una «gestio» innovadora y eficiente», en tecnicos de inteligeneia abierta, aptos para afrontar la globalizacion gracias al talento adquirido por medio de su experiencia mas 0 menos «rnestizada». iQue relacion guarda la gobernanza asi entendida con la democracia? Solo la ereada por la pretension de conciliar los dos conceptos por parte de nuestros nuevos expcrtos en metodos de gobernanza. i Aeaso ahora sucle ser la gobernanza dernocratica la clave, aunque los que emplecn la exprcsion en general no se preocupen de explicar por que esc modo de gestion enigmatico merece ir acornpafiado de un adjetivo tan decente? iTiende realrnente la gobernanza a enriquecer 0 a remozar la dernocracia, 0 simplemente le hace un homenaje que es pura formalidad? iO quiza es simple y llanamente 10 contrario de la dernocracia, su antitesis, camuflada bajo atavios ajenos a su verdadera naturaleza? Si se puede retomar sin senrido del ridicule un vocablo alga pretencioso, 2no seria la gobernanza democratica una especie de oximoron, una expresion que asocia dos nociones incompatibles de modo que haec imposible el fenomeno que pretende designar? iPosee el concepto de gobernanza, neologismo relative que aparecio en realidad en el siglo XIII y luego cayo en desuso;': una irnporrancia real en 10 que se refiere al futuro de la democracia 0 bien a su ausencia de futuro? En lugar de sucumbir a la frialdad del pensarnienro conrable, (no recuperara 1a democracia sus energias ascendentes bajo el impulso de factores de orden diferente, gracias tal vez a las proezas de la tecnologfa? (No se encuentra la salvacion en la ciberdernocracia, en ascension desde una iniciativa que torno Bill Clinton en I999 (ano en qne inauguro la practica de los mftines electorales en internet). Este procedimiento se ha generalizado de Illanera impresionante. Desde 2001, manifestaciones organizadas a traves de este medio en Filipinas derrocaron al presidente Estrada en beneficio de su rival, Gloria Arroyo Macapagal. En 2.003, el can-

(UN NUEVO REGIMEN LLAMADO «GOBERNANZAi)?

didato a la presidencia de Estados Unidos Howard Dean recaudo veinte mill ones de dolares mediante una colecta por internet. En 2.004, al dia siguicnte de los atentados del II de rnarzo en Madrid, decenas de miles de manifestantes avisados por SMS abuchearon a Jose Maria Aznar y contribuyeron a su derrota electoral frente a los socialistas, Y en septiembre del mismo afio, el voto por internet en las elecciones federales se probe por primera vez en Suiza. Todo ello antes de que la ultima carnpafia presidencial francesa registrase una avalancha de blogs y de efeetos especiales digiralizados, Adernas, si estas maravillas de la tecnologia desprovistas de carga emotiva no basran para reactivar 1a democracia, 2"DO estara su salvacion en el refuerzo moral de un «arrebato ciudadano»? Esta perspectiva tiene mas dignidad yes 10 que entreven 0 10 que esperan muchas de las grandes mentes de Francia, de Pierre Rosanvallon» a Raymond Boudon.» iPor que no imaginar que, en efecto, el cul to inagotable a la sociedad civil ejercera un dia un impacto susceptible de generar por fin uoa democratizacion participativa y un debate popular sustanciales? Lo unico que podemos hacer es desearlo. Ademas, aunque el fenorneno se produjera, puede que fuese mas cl resultado de una alquimia de efecto momentanco preparada por los fabricantes de opinion y los notables de la vida asociativa que el producto de la iniciativa de los ciudadanos. Pero, precisamente, ipor que hacerle remilgos en vez de alegrarso por esa posibilidad? Desde esta optica, ino habria que esperar un milagro por parte del tercer sector, es decir, de 1a vida asociativa sin animo de lucro y sin finalidad directamente politica 0, incluso, del de los nuevos profesionales del consejo etico y de la moral por catalogo, dotados de su organizacion mundial? Estos profesionales de Ja sociedad civil arden en deseos de ocupar puestos de autoridad, pero el problema es que presentan muchos defcctos. En general, solo se representan a sf misrnos y no tratan ni por un instante de adquirir una pizca de legitimidad electoral, ni siquiera en su propio medio, donde los cargos mas altos tienden a perpetuarse. Asi las cosas~ puesto que no cuentan con recursos independientes sustanciales, 5i quieren satisfacer su ansia de poder deben convertirse en vasallos de los que poseen los recursos dentro de las grandes agen-

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cias internacionales a de la econornia privada. Por 10 tanto, todo se transform a para obedecer a una logica cercana a la de una gobernanza dirigida por agentes cooptados cuyo caracter dernocratico es de los que menos confianza inspiran. Oltima hipotesis: ,no estaria el camino de la salvacion en la dircccion de la lucha par los derechos humanos, imaginando que diesc lugar a un triunfo mundial que incluyese China, Afganistan, Sierra Leona y Somalia, por ejemplo? No obstante, ,es rea1ista esta pcrspectiva? Las situaciones observadas en esre campo resulran variables y a veces prometcdoras. Pero si se examina la realidad actual, la apuesta pareee de las mas arriesgadas a eseala mundial. Adem.is, si nos limitamos en este caso a nuestras democracias avanzadas, donde 10 que esta en jucgo ante todo es el futuro cualitativo de los regimenes de libertad mas que su extension en superficie, confirrnada en otras regiones por elecciones controladas, parece que los derechos humanos, mas que liberar a los hombres, justifican su arresto dorniciliario bajo la vigilancia del nuevo Estado terapcutico, ,No aspira este a transformar a los sujetos en «pacicntes ciudadanos» sumisos y previsibles, no aptos para exprcsiones «inapropiadas» y reacios a los pensamientos subversives? (No recurre con esta finalidad a una profusion de leyes, norrnas y reglamentos destinados a imponer una nueva rnoralidad publica, de manera que favorece una generalizacion del miedo a ser sancionado que termi na siendo una norma vital? Jacques Ellul evocaba hace tiempo la perspectiva de un «nuevo orden autoritario», orden en el que ya no existiria ninguna relacion entre el debate «democratico», rnuy bien valorado de palabra, pero redueido en la practica al simple «aprendizaje permanente de una manera de ser».« y las decisiones politicas, protegidas par el biombo del obligatorio vocabulario legitime. De hecho, esta tendencia se manifiesta en la actualidad cuando casi nadie se rebela ante el anuncio de que la preservacion de la demo· cracia significa a partir de ahora la restriceion de las libertades en tlombre de la fantasia de una vida social sin riesgos." Una posibilidad mas aceptable se impone a la razon. EI pastor aleman Dietrich Bonhoeffer, que fue ahorcado por los nazis en a bril de 1945, escribio: "Es mas imeligeme ser pesimista, pues se evitan

las decepcionesv.t- Eso es cuanto se puede deeir en este caso. Al observar las cosas sin cornplacencia, la posibilidad mas plausible y en parte ya efectiva es 1a de una aplicacion cada vez mas amplia en los asunros publicos de los metodos de la gobernanza. tsta terminaria por proporcionar a dichos merodos una Iegitimidad superior a la de la democracia rcpresentativa, que por su parte quedaria re1egada a una posicion cada vez mas residual. Pero ,que es esta gobernanza que parece abocada a constituir nuestro proximo «nuevo regimen»? Sus Iuentes cercanas son multiples, intrincadas y hetcrogencas. Cronologicamente, Ia corporate gobernance; 1a gobernanza corporativa, se !leva la palma en cuanto a antiguedad, pues su aparicion se remonta a "937. Su inventor, Ronald Cease, aunque sin bautizarla, lanzo esc afio las bases de su primera variante. Para el, son las relaciones de cooperacion internas en la ernpresa las que permiten reducir lo que hoy se denomina los «costes de transaccion- que implica la adquisicion de bienes y servicios en el exterior de 1a empresa (contratos, negociaciones, verificaciones, definicion de norrnas de calidad, busqueda de precios mejores ... ). Mucho despues, a partir de 1980, se manifestaron los adeptos de la democracia participativa de proximidad en su version progresista, salida de los movimientos sociales y de las ideologias de autogestion de las decadas de 1960 y 1970. Esra segunda fase concierne ante todo a la gobernanza urbana, que interviene en circunstancias criticas, cuando las resrricciones financieras y las privatizaciones de servicios publicos para compensar la rcduccion de los presupuestos publicos van acompafiadas de reacciones militantes de protesta POI' 10 que se denominaria muy pronto la exclusian. No obstante, las practicas serian diferentes dependiendo de la orientacion politics de los municipios, es decir, podrian obedecer a una orientaci6n neoliberal de «externalizacion» de los castes si fueran de derechas 0 a una tendencia de participacion apoyada en 1a «$ociedad civil» 5i fueran de izquierdas. Esta segunda version de la gobernanza, antes de extenderse a Ia Europa continental, se dio pOl' primera vez en Gran Bretal'ia durante la era Thatcher, en una epoca en que las autoridades municipales se vieron obligadas a funcionar con recursos presupuestarios muy reducidos. En este caso,


(ON NUEVO REGIMEN LLAMADO <{GOHERNANZA»?

la gobernanza tampoco fue design ada apenas con el nombre que ahora se Ie aplica. Pero se trataba de ella, sinla menor duda. Las siguientes innovaciones en el concepto de gobernanza son mas dificiles de datar. En to do caso, la idea reaparece a partir de 1989 en otro emplazamiento: el de las politicas de desarrollo. A partir de ese momento, bajo los auspicios del Banco Mundial y lucgo de las agencias de ayuda al antiguo Tercer Mundo, la cuestion es la «buena gobernanza» en materia de lucha contra la pobreza, en primer lugar por referencia a un documento donde el Banco Mundial denunciaba una «crisis de gobernanza» en los paises del Africa subsahariana.>> Este resurgimiento resultaria decisive para la divulgacion de la palabra, si no para su aclaracion. iQne significa la buena gobernanza en esta nueva acepcion sin relacion con la gobernanza empresarial 0 can la gesti6n de las finanzas empequeiiecidas de los municipios de Europa occidental? Aplicada a paiscs en situacion de pobreza, parte de la verificacion de sus malos gobiernos y del fracaso de las politicas de ayuda exterior aplicadas hasta cntonces para prescribir otra terapcutica orientada en dos sentidos: primero, bacia la nccesidad de una gesrion publica seria que, si hiciera falta, no tuviese en cuenta las administraciones ni las clases politicas locales, consideradas corruptas, si se prcveia una posible privatizacion de los servicios publicos, y luego, hacia una liberalizacion forzada de las actividac1es de produccion y de intercambio que supuestamenre gcncraria una autentica econornia de mercado. En este marco, puede usarse la brutalidac1 para realizar la prescripcion, como una orden tajante de someterse a severos planes de ajuste esrructural acornpanados de la privatizaci6n de ciertas funciones de regalia de los Estados y de una prornocion de la "sociedad civil» -y las organizaciones no gubernamentales, dando saltos de alegria- en compensacion por dinamitar los servicios sociales y educativos publicos, considerados demasiado onerosos; 0 bien puede susurrarse una rccomendacion, como en el Plan de accion del G8 para Africa que salio de la cumbre de Kananaskis en junio de 2002, en el que los paises ricos preven la C0l1centraci6n de sus ayudas «en los paises que demuestren su compromiso politico

y financiero con la buena gobernanza y con la primacia del derecho, que inviertan en su capital y que pongan en marcha politicas

propias que estimulen el crecimiento economico y reduzcan la pobreza».,g La prescripcion adopta cada vez mas cl tono paternalista de la benevolentc revelacion de nuevas «esrraregias de reduccion de la pobreza» que manifiestan la mas alta estima por e1 "capital social» de las poblaciones en cuesrion. Pero, en el fonda, esras variaciones de estilo no cambian nada. EI concepto de buena gobernanza en materia de desarrollo sigue siendo el mas incierro y arbitrario de todos, En otra direccion, la gobernanza enconrro con poco tiempo de diferencia su cuarto campo de aplicacion al nive! de la gobernanza mundial (0 Global Governance). Al principio, esta expresion se ernplcaba sobre todo dcsdc una perspectiva bastante ideologies y mas bien critica. En cambio, a partir del mornento en que adquirio una dimension teorica basada en trabajos universitarios americanos, tendio a confundirse con 10 que los especialistas Ilaman los regimenes internacionales. Tal concepto se remonta probablernente a 1992, fecha de la aparicion de una obra titulada Gobernanza sin gobierno (Governance without Government), dirigida por James Rosenau y Ernst Otto Czempiel. '9 Pero 5U gran momento llego en I995, cuando la Commission on Global Governance fundada por iniciativa de Willy Brandt difundio un informe que contenia rodas las ideas que devendrian estereotipos sobre el tema. Logicarnenre, la gobernanza mundiallanzada al mercado de las ideas deberia haberse colocado a la cabeza del arsenal del nuevo vocabulario «posgubernamental». Pero no fue asi, porque su significado siguio siendo demasiado difuso y, sobre rodo, en seguida se vio demonizada. Sin embargo, salvo por esra importante excepcion, a la gobernanza local y nacional se anadio desde ese mornento una gobernanza econornica mundial aun fragil y sujeta a los cambiantes humores de los grandes paises. Esra gobernanza esbozada en el vacio tendria, si l1egase a imponerse, una vocacion hegemonica: la de ajustar a 13 escala mundiallas politicas y los comportamientos de los Estados y de las organizaciones inrernacionales 0 transnacionales. Y cumpliria esta funci6n de dos fonnas: por una

EL INVIERNO DE LA DEMOCRAClA

(UN NUEVO REGIMEN l.LAMADO (GOBERNANZA»?

parte, a rraves de normas negociadas a escala mundial cuya validez tam bien deberia ser mundial y, por otra, apoyandose en instituciones «dirigentes» poderosas y liberadas del viejo concepto de soberania nacional, como la Organizacion Mundial del Comercio, el FM], eI Banco Mundial, el decadenre Foro Econornico Mundial o cl Foro Social M.undial, en la esfera ideologica opuesta. Los responsa bles de las multinacionales y de las organizaciones no gubernamenrales de primer orden tarnbien se enconrrarian entre estos nuevos dirigentes del mundo. En concreto, las personalidades de las ONG se consideran ya los representantes -autoproclamados y cooptados- de la enigmatica sociedad civil «global». Desde este punto de vista, «los "globalistas" no defienden un Fstado mundial y tampoco un federalismo internacional. Parece que prefieren los mecanismos [...] que hacen intervenir las "rcdcs" [...] No se proponen abolir los Estados cxisrentes sino reducirlos a] rango de meros jugadores entre muchos otros, con menos derecho a la legitimidad moral que las organizaciones inrernacionales 0 que 13 "sociedad civil global". Parece gue yo no se preocupen mucho por la falta de responsabilidad democr.irica que limitara necesariamente estos nuevas rnecanisrnos .. ,;'.l.O Al menos en la fase actual, el recorrido del concepto se acabo hacia el ann 2.000, cuando la gobernanza sedujo a los «eurocratas» de Bruselas. Adernas, pese a 10 tardio de esta alianza, han sido ellos los que por fin Ie han proporcionado una sustancia e1aborada. La Union Europca para 13 que trabajaban disponia de instituciones a la vez reconocibles y consistentes debido a la rnultiplicidad de sus niveles v de sus localizaciones. Se distinguia por la existencia bastanre antigua de su paraconstirucion, ere ada por los tratados cada vez menos internacionales y mas confederales, por la larga experiencia de sus procedirnientos, por la gran elaboracion de sus doctrinas y por su personal, formado ya en una rradicion de consulta, de concertacioI1, de cooptacion y de decision negociada que vuelve la espalda 10 maximo posible al poder de los Estados miembros. Por ultimo y quiza sobre todo, el aparato burocratico europeo se caracterizaba por su lenguaje, a primera vista inspirado en una psicologia publicitaria destinada a aniguilar la dimension propiamen-

te politica de los asunros publicos en beneficio de una dimension tecnoliberal ernparcntada precisamente con la de la gobernanza. Esta revision del vocabulario comenzo en 1993 siguiendo los pasos del informe de un grupo de expertos presidido por Willy De Clercq y ritulado Reflexion sobre la politica de informacion y de com un icacion de fa Comunidad Europea. En el fondo, cl concepto y la palabra gobernanza solo corona ban una evolucion gue habia empezado hacia mucho y uno de cuyos objetivos parecia baber sido sustituir el principio de la soberania del pueblo por el del reconocimiento de la sociedad civil como base legitima fundamental de un nuevo tipo de autoridad gue dara lugar a la gobernanza. Desde 1985, numerosos terminos asociadas a la dernocracia, como gobierno, compromise; pueblo soberano; representacion, negociacion colectiua, igualdad 0 delegacion, se han reemplazado en esta linea por un lexico de inspiracion econornica: didlogo social, socios, modelo social europeo, subsidiariedad, transparencia, flexibilidad, c6digo etico, criterios de com.ergencia, eliminaei6n de obstdculos 0 de obligacionesi-: tam bien se han adoptado metaforas militares 0 deportivas gue permitcn "a la vez beneficiarse de la efieacia de la expresion y de la inocencia de 10 no dicho... »: mouilizarse, rebotar, animar las sinergias, promouer la exceleneia, impactos, publico objetiuo.vEse es el lenguaje recomendado a los agentes de la sociedad civil que deseen ser homologados como tales.

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EL NUEVO REGJMEN

Es cierto que, hasra ahora, 5610 la Uni6n Europea ha proporcionado un esbozo de un «regimen de gobernanza» que no sea simplemente dec1arativo, cautivador, imaginario 0 de uso exclusivamente teorico 0 eientifico. Con todo, siguen siendo incontables las circunstancias en que esta palabra no signifiea absolutamente nada 0 guiere decir simplemente «gobierno». Pareee gue las ambiciones de los «eurocratas» han sido demolidas por la resistencia constante de las autoridades n3ciona1es y, mas recientemente, por el hUlIdimiento, provisional 0 definitivo, del proyecto de Constitucion

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CVN NlJEVO REGIMEN LLAMADO «GOBERNANZA)?

europea concebido a la medida de la gobernanza. Como efecto inmediate de ello, esta ultima -la «gobernanza dernocraticav-c- 10 tiene hoy pear como anuncio del regimen politico del futuro proximo que 13 concepcion populista de la dernocracia, ilustrada durante la reciente carnpafia prcsidencial en Francia 0 inc1uso en Italia desde el giro decisivo de 1994 y la implosion de los partidos parl amentarios en beneficio de las formaciones de la generaci6n «herlusconiana». Sin embargo, S1 se observa de CCIca quiza se vea que 10 que esta a punto de instaurarse es mas bien una complementariedad de los dos registros de populismo y gobernanza, un reparto de las tareas entre dos formas de tratar los asuntos publicos: por un lado, una practica populista y plebiscitaria en el campo de la cornpcticion electoral acornpafiado de un recurso a la «dernocracia participariva » en los asuntos locales, abandonados en parte a los autoprociamados representantes de la «sociedad civil»; y por otro lado, unos metodos relatives a la gobernanza reservados a la minoria, que serfan orienraciones econornicas, sociales 0 polfticas de envergadura nacional, regional 0 global negociadas entre actores cooptados, a salvo del humor demasiado voluble de los elecrorcs. Pero a medio plazo, results que el modelo de gobernanza que los funcionarios europeos siguen apoyando aparece como el unico prototipo realmente configurado del regimen del futuro. Todo csta ahi, en concreto, en el «Libro Verde» preparado bajo la direccion de Tom R. Burns, profesor de la Universidad de Upsala, con ocasion de una reunion del Parlarnento Europeo celebrada en septiembre de 2000 en Roma.v: Desde luego, este documento obedece de forma inmcdiata a una motivacion coyunturaI dictada por Ia rivalidad de dos proycctos europeos antagonistas: eI primero, de orientaci6n federalist a y posestatal, el de la Cornision de Bruselas y sus aliados, y el otro, anrifederalista y «soberanista», el correspondienre 3 los gobiernos nacionales, vinculados en su mayor parte a un 'proyecto minimalist a de zona de libre intercarnbio. Sin embargo, el insrrurnenro facilitado por el Libro Verde del afio 2000 supera esra circunstancia. La caracteristica principal de 13 gobernanza concebida de esta forma es que su objetivo primordial es romper la clasica jerarquia

de Ia gesti6n de los asuntos piiblicos. Segun dicha jerarquia, el Estado ocupaba la posicion dominante en un eje vertical donde la sociedad y el mercado eran sus subordinados, La gobernanza del Libro Verde vuelca cl eje y 10 coloca en posicion horizontal con la logica de una concertaci6n de igualdad entre agentes piiblicos de todos los tipos y actores privados igualmente diversos. Ademas, aparte de esa redncci6n del poder politico, la gobernanza asi interpretada no reposa tanto en sus componentes y sus circuitos, en definitiva bastante circunstanciales, sino que mas bien se configura en la perspecriva de un cambio radical de la relacion con la autoridad. Su objetivo es «desengafiar la politica», aunque en el fondo conricne una propuesta ideologica que abre una alternativa a la democraeia represcntativa. Porque, segun este enfoque, la gobernanza es un «modo de direccion» de los asuntos publicos en el que el Estado pierde su poder sirnbolico y la sacralidad que este conlleva. En el mcjor de los cases, los asuntos «publicos» ya s610 serian asuntos colecrivos, mientras que deja de ser necesario el papel simb6lieo de un poder politico que prevalece sobre los otros podercs. La nocion de gobernanza corresponde a la instauracion 0 bien de un sistema de mando que ya no constituira rcalmente un regimen politico, 0 de un metodo de optimizacion del tratamiento de las necesidades colectivas en sustituci6n del metodo asociado al regimen representative de la dernocracia, tal como se ha desarrollado durante siglo y medio. La segunda caracteristica de la buena gobernanza, consecuencia del rasgo anterior, es la que Ia lleva a dirigir los asuntos publicos a colectivos casi de la misma manera que los asuntos privados. Su objetivo ideal consiste en abolir la distinci6n entre 10publico y 10 privado para reservar para el Estado, para los grupos de Estados 0 para las organizaciones que ernpiezan a oeupar su lugar iinicamente el papel de agentes reguladores, de meros arbitros, en rcalidad.>Tercer rasgo ideal de la gobernanza: como tendencia, si no como realidad ya evidente, el papel de agente regulador al que el Esrado se ve reducido esta justificado por la creencia de que, en todos los campos, tanto las sociedades como las relaciones entre los paises pueden regirse por mecanismos de equilibrio automatico pa-

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,UN NUEVO REGIM.EN LLAMADO «GOBERNANZA,,?

recidos a los del mercado economico. En definitiva, para el regulador no se trata mas que de reglamentar la competencia, tanto ceonornica como social 0 politica, y confundir a los tramposos. De una forma mas amplia, la arnbicion de los defensores mas radicales de la gobernanza es sustraera la politica y a los politicos, vistas como ignorantes, demagogos e irresponsables, las decisiones serias, supuestamente las que dependen en primer lugar de la econornia. Aunque, en la practica, este equilibrio se establece en el marco de una relacion triangular entre actores publicos de todos los niveles, rcpresentantes de la sociedad civil (0 sea, las organizaciones privadas no econornicas) y los agentes propiamente economicos del mercado en scntido estricto, Cuarta caracreristica: los actores decisivos de la gobernanza, situados en una relacion horizontal que rechaza la vieja jerarquia vertical garante de la suprernacia del Esrado soberano y que reduce la antigua nocion de interes general al rango de utopia, se cligen entre ellos mediante la cooptacion por sectorcs mas que por un dispositivo externo de seleccion, Dicha cooptacion se efectua scgun Ia posicion adquirida 0 de la que Began a adquirir gracias a su ralento tactico y a su proximidad ideologica 0 funcional con los acrores ya situ ados. Por 10 tanto, la eleccion conforme a la doctrina de la soherania popular, en la medida en que todavia interviene, se cncuentra abocada a ejercer una funcion marginal 0 circunstancial, como una designacion residual de la fraccion de la elite que descmpefia el papel de represcntanre del pueblo. En resumidas cuentas, por un lado pareee que la finalidad de este meeanismo es acercarse a 10 que los economistas elitistas han Ilamado el «oprimo de Pareto», es deeir, liberarse de la traba democratica basica, claro que sin descuidar a priori la consulta mas 0 menos oficiosa de ningun sector (por ejemplo, en el caso de las relaciones can un sindicato, se procederia a negociaciones direcras y rapidas con los lideres sindieales, que no tendrian que rendir cuentas al conjunro de los afiliados). Pero, por otro lado, esta gobernanza ampliamente sectorial que parece posdemocratica no 10 es tanto en realidad. Contrariamente a las apariencias, los procedimientos actuales de eonsulta y de arbitraje en general informales a

los que recurren en particular los cargos adrninisrrativos no elcctivos, sabre todo en materia de ordenaci6n territorial, suelen superar con mueho en euanto al grado de apertura los usos de los miembros de las asambleas elegidas. Adernas, la creciente conciencia de la pluralidad de valores incompatibles en el seno de las poblaciones cada vez mas fragmentadas de una misma sociedad obliga a esa especie de «dernocracia adrninistrativa- a permanecer neutral frente a las mismas, En esta nueva situacion, esa indispensahle neurralidad predispone a los agentes publicos y privados de la gohernanza a una consulta permanente mucho mas direcra y visible que la que puede asumir la representacion parlamentaria. Ese es, en definitiva, el aspecto positivo de Ia gobernanza 0 de 10 que la alta funcion publica llama la '

Se puede afiadir que tanto el concepto como la practica de la gobernanza no s610 corresponden a la vision descentralizada, policentrica y constantemente provisional en su ejercicio de una direcci6n de los asuntos colectivos que ya no apcla al interes general (ya s610 hay intereses particulates, individuales, colectivos 0 cornunitarios). Adernas, la preferencia de los defensores de la gobernanza por la negociaci6n -mas que par la orden formal a la pura delibcracion-> como intercambio de argurnenros la situa mas en el registro del regateo, de la distribuci6n, del «sondeo de decisiones», incluso de la intimidaci6n, que en el campo de la elaboraci6n medirada y concertada de un esquema «razonable» par si mismo, Per a, como contrapartida, hay que reconocer que la proximidad que 13 gobernanza mantiene con las relaciones contractu ales del mercado la somete en principia a la obligacion de unos resultados 0, como minimo, de una ausencia de perjuicios ignorada par la 16gica del gobierno, aunque sea democratica (en resumen, para quicn admire esta ventaja, vale mas un conrrato de obligacioncs rcciprocas que todas las garantias que se quieran en materia de rransparencia 0 que la improbable amenaza de no ser reeJegido). A fin de cuentas, el recurso a los merodos de la gobernanza pareee asi menos sometido en su proeeso explfcito a unas regIas entendibles y reconocidas como legitimas que el gobierno democratico. Pero puede resultar mas fiable e informado en su acci6n. Seguramente seria necesario un inventario mas prolongado para confirrnar esta impresi6n. Eso no impide que la convergencia de los grandes paises europeos -Alemania, Francia, Italia, Reino Unido, asi como Suiza 0 Brasil- derive a partir de ahora hacia pracricas de negociacion generalizadas y, en parte, ejccuradas en secreta y de rnanera informal. Todas estas practicas tienden a elaborar compromisos que no podrian dar buenos resultados en el marco de un pluralismo abierto, donde estas negociaciones chocarian can las palabras, los simbolos y los limites del terreno habitual de la democracia.

CONCLUSION

Al comienzo de este libro, recordando el impulse participativo de los franceses en las ultimas elecciones presidenciales, habIaba de «hechos extraordinarios que desearian que resultaran proteticos». Ese arrebato, que supuso casi el 84 par ciento de participacion en las dos vueltas de las elecciones, i acaso no desmiente la imagen de una democracia invernal y adormecida, dispuesta a cederle el puesro a un nuevo regimen que aun no tiene nombre? AI mcnos en Francia, 2nD anuncia esa vitalidad justa 10 contrario, una imprevista segunda primavera de la demoeracia? Por des gracia, para que esto fuera asi deberia haberse tratado de una resurrecci6n de la ciudadania que pudiese durar y no de una consecuencia, de futuro incierto, de los «efectos especiales» producidos par los principales candidaros con la ayuda de procedimientos de campaiia que hasta enronces ,610 se atrevian a emplear figuras politicas casi facciosas. tsa es la cuestion principal que planteo la saeudida politica de Francia en 2007. iDe verdad constituyo la resurrecci6n de la ciudadania de los franceses un fenomeno de fondo 0 fue sobre todo el resulrado de los artificios de los candidatos? Dicho de otro modo: ia que precia se pag6 ese retorno masivo del pueblo a las umasr- La respuesta a esta pregunta resulta en realidad bastante poco tranquilizadora can respecro al futuro de la democracia, contemplada en relaci6n can la regularidad de su funcionamiento y con 1a consistencia del compromise de sus ciudadanos, pues casi no bay duda de que el «rnilagro» de las presidenciales deriv6 en gran parte de una carnpana de estilo como minima inedito, caracterizado por la mutacion casi rcvolucionaria

Guy Hermet El Invierno de La Democracia

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