18 cia africana más occidental, la Maure tania Tingitana, Tingitana, fue incluida incluida bajo la ju risdicción del vicario de Hispania en la reorganización diocesana llevada a cabo por Diocleciano.
Al otro extremo del territorio, Ghirza, en Tripolitania, fue el enclave ro mano más meridional, situado a unos 130 kms. de la costa libia (Brogan). El extremo oriental del limes africano fue en cambio reforzado con el estableci miento de limitanei, soldados-campesinos que estaban exentos de impues tos a cambio de la vigilancia de fronte ras y de la producción para el Estado.
b) El ejército ejérci to y la de defen fensa sa de las provincias Esta especial preocupación por mejo rar el sistema defensivo del Imperio debía traducirse traducirse en en un incremento co n siderable de los efectivos militares, a menos que se procediera a una distri bu b u ció ci ó n raci ra cioo na nall de las fuer fu erza zass e x iste is tenn tes. Con evidente exageración Lactancio (De mort... VII, 2) acusó a Diocle ciano de haber cuadruplicado el nú mero de soldados y oficiales hasta el punt pu ntoo qu quee cada ca da em p erad er adoo r de la Te Te trarquía habría tenido bajo su mando una tropa equivalente a la que hasta entonces existía para todo el Imperio. Sin embargo, hoy se tiende a rebajar notoriamente este incremento y a con siderar que el contingente militar del Imperio habría pasado de unos 150.000 a unos 300.000 hombres a lo largo del S. III, desde la época de Septimio Severo a la de Diocleciano (MacMullen, 1980), habida cuenta de que el número de provincias aumentó en una proporción similar entre ambos perío pe ríodo dos. s. En cualquie r caso la la reform a dioclecianca del ejército no se limito al incremento y reorganización de los efectivos militares, sino que tuvo asimismo importantes consecuencias en el plano político y administrativo; cambiaron ios principios organizati
Ak al H istor ia de l Mu ndo A ntig uo
vos, la estructura del ejército y los cri terios de su distribución por provin cias. La estructura del ejército altoim peri pe rial al era er a dé débi bill (Pfl (P flau aum m ). L os a c o n te te cimientos del S. III habían mostrado que la concentración de las legiones en determinadas zonas del limes pro pic p icia iabb a las u surp su rpaa c ion io n e s de p o d e r y creaba nuevos frentes a los empera dores legítimos. Era preciso, por tan to, reforzar la estructura militar con nuevos contingentes y al mismo tiem po d isp is p e rsa rs a r las la s u n idad id adee s m ilit il itaa res re s en el mayor número de provincias posi ble b le.. P ero er o el ejé ej é rcit rc itoo im pe peri rial al no era er a sólo insuficiente en número para mantener el control sobre un vasto te rritorio que se extendía en torno al área mediterránea desde el Atlántico hasta el Golfo Pérsico, sino que tam bién bi én c a rec re c ía de e fic fi c a c ia en sus su s c u a dros de mando, ocupados a menudo por po r o fic fi c iale ia less in ex p erto er toss qu quee en razó ra zónn de su status senatorial cubrían los pues pu esto toss m ilit il itar aree s en los lo s p rim ri m e ro s e s tadios de su cursus honorum. Estas deficiencias fueron ya observadas por emperadores precedentes, en particu lar por Septimio Severo y Galieno, quienes tomaron medidas tendentes a realzar la presencia ecuestre en el Es tado, pero no produjeron efectos ad ministrativos apreciables hasta finales del S. III. Reforzar la estructura mili tar y dotar al ejército de nuevos con tingentes de tropas exigía adoptar medidas políticas paralelas que con solidaran los cambios introducidos en la organización militar. En términos cualitativos, esta adecuación implica ba re le g a r a los m iem ie m b ros ro s de dell ordo senatorial senatorial a funciones exclusivamen te civiles administrando provincias don de no había tropas estacionadas. En términos cuantitativos, en cambio, su po p o n ía e leg le g ir en entr tree a u m e n tar ta r c o n s id e rablemente el número de legionarios y auxiliares o proceder a una distribu ción más racional de las tropas por pro p ro v inc in c ias ia s a ten te n d ien ie n d o p re fe re n te m e n te a las necesidades defensivas.
Diocleciano y las reformas adm inistrativas del Imperio
Otra debilidad estructural del ejér cito altoimperial era que la responsabi lidad del combate recaía casi siempre en el éxito de las acciones de la infan tería quedando la caballería con una misión subsidiaria en las funciones tácticas. Por este motivo el esfuerzo militar no siempre se traducía en re sultados prácticos, sobre todo, cuando las legiones tenían que avanzar por te rrenos accidentados que impedían ata ques frontales con el ejército enemigo. Las guerras contra los persas a lo largo del S. III habían revelado a los roma nos la eficacia de un cuerpo móvil e independiente de las acciones legiona rias. Esta experiencia sirvió de base a la reforma militar iniciada por Diocle ciano, quien sistematizando tentativas pre p rece cedd e nte nt e s acab ac abóó po porr co conf nfig igur urar ar la estructura dual característica del «nue vo» ejército bajoimperial en dos cuer pos po s co conn func fu ncio ione ness esp es p e cífi cí fica cas: s: 1) un ejército de campaña, móvil, constitui do por los después llamados comitatenses; 2) un ejército de reserva, per manente, constituido por los ahora llamados ripenses asimilados a los li mitanei, tropas auxiliares que alojadas en los castra y castella de las diversas líneas de defensa del limes reforzaban la acción de las legiones y otras uni dades del ejército regular asignadas a las provincias-frontera. Mientras los comitatenses acompañaron a los tetrarcas en sus desplazamientos {in sa cro comitatu), las legiones, hasta en tonces estacionadas en las provincias, cedieron parte de sus funciones de de fensa a los limitanei y adquirieron un carácter móvil efectuando desplaza mientos periódicos a distintas regio nes del Imperio según las necesidades de los tetrarcas; las legiones danubia nas, por ejemplo, acompañaron a Dio cleciano contra la rebelión de Egipto en 297, y posteriormente a Galerio contra los persas en 299. Entretanto la vigilancia de fronteras serían cu bier bi erta tass p o r los limita ni ayudados por algunas unidades de caballería (vexi llationes).
19 El llevar a cabo esta reorganiza ción parecía exigir un incremento considerable del contingente militar en una proporción muy superior a la estimada por los cálculos más rea listas, que restringen a un tercio el aumento de fuerzas militares desde Augusto a Diocleciano (J.-P. Callu, 1969). Pero esta proporción podría expresar adecuadamente la transfor mación cuantitativa del ejército impe rial durante la crisis del S. III, desde Septimio Severo a Diocleciano. Sin embargo, el hecho de que el número de provincias severianas fuera aproxi madamente duplicado bajo la Tetrar quía ha llevado a sostener un aumento similar del contingente militar para atender las necesidades defensivas, idea que constituye el núcleo de la te oría tradicional. Cabe, sin embargo, argüir que había otras opciones: no era necesario incrementar considera blem bl em en ente te el c o n tin ti n g e n te m ilit il itaa r si se reducía a la mitad el número de legio nes por provincia; tampoco era preci so adoptar esta medida si se procedía a una distribución racionalizada de las fuerzas legionarias asignadas exclusi vamente a las provincias frontera. En este punto no existe acuerdo alguno entre los historiadores (MacMullen, 1980). Según la mayoría de los espe cialistas el número de legiones duran te la época de Diocleciano habría os cilado entre 60 y 70 sobre la base teó rica de las 30 a 40 anteriores a su reinado, lo que en principio vendría a suponer un incremento del personal militar en torno al duplo, muy lejos en todo caso de la pretendida cuadrupli cación criticada por Lactancio. Sin embargo, en la actualidad se tiende in cluso a rebajar esta proporción parale la al aumento provincial, porque, si es cierto que se duplicó al menos el nú mero de alae de caballería (de 4 a 9), en cambio el número de cohortes de infantería no parece haber aumentado en la misma proporción (de 28 a 37). Por otra parte, el principio de distribu ción aplicado por Diocleciano fue
20 asignar «dos legiones por provincia» a cada una de las provincias-frontera y disponer al mismo tiempo de un ejér cito móvil de campaña. Puesto que el número de estas provincias había au mentado considerablemente al térmi no de la subdivisión provincial fue ne cesario asimismo elevar el número de legiones para atender a las mismas ne cesidades defensivas de forma tal que la reestructuración militar se adecuara a la nueva realidad provincial del Im peri pe rio. o. P ero er o la ap apli lica caci cióó n de dell p rin ri n cip ci p io restrictivo hizo que, en la práctica, au mentara la presencia legionaria en al gunas regiones del Imperio, aunque se mantuviera su proporción por unidad administrativa. Así, en el Illy Il ly r icu ic u m , el número de legiones pasó de 10 a 16, porq po rque ue en esta es ta área ár ea fuer fu eroo n crea cr eada dass 3 nuevas provincias; en la frontera oriental la diferencia fue de 8 a 12 conforme a dos nuevas provincias re cuperadas tras la victoria sobre los per p ersa sas; s; en fin, fi n, en E g ipto ip to,, au aunq nque ue q u i zá en una fecha posterior al 305, la creación de tres nuevas provincias hi zo que el número de legiones pasara de 1 a 6. De esta forma, sobre las 34 34 existentes en la época de Severo Ale jan ja n d ro (Lut (L uttw tw ak ak), ), du ran ra n te la ép époc ocaa de Diocleciano el ejército imperial conta ría al menos con 56 legiones, aunque sólo hacia el 305 o algunos años des pués pu és la fuer fu erza za leg le g ion io n a ria ri a del Im pe peri rioo se elevaría de 67 a 68 unidades. Aun así, este incremento apreciable del nú mero de legiones no implica necesa riamente un aumento proporcional del número de soldados de la misma for ma que para realizar la subdivisión de pro pr o vin vi n cia ci a s no fue fu e n e c esar es ario io a n e x ion io n a r nuevos territorios. En ambos casos, se trataba de medidas administrativas tendentes a reestructurar la realidad po p o líti lí tica ca y a d m inis in istr traa tiv ti v a ex exis iste tent nte. e. En realidad la presumible duplicación de las legiones obedecía al aumento con siderable en el número de provincias limitáneas, que acusaron una mayor fragmentación. Pero la entidad de los «nuevos» cuerpos legionarios se vería
Aka I Histo ria d el M und o A ntig uo
reducida al separar las antiguas vexi llationes, que hasta entonces habían apoyado las acciones de la infantería, como cuerpos de caballería autóno mos destinados en calidad de tropas ordinarias a reforzar la acción de los auxiliares o limitanei. De ahí que ca da provincia-frontera recibiera la fuer za militar de dos legiones «nuevas» y de dos «nuevas» formaciones de caba llería. Así se explicaría la paradoja de que aumentara o casi se duplicara el número de legiones, pero aparente mente se mantuviera o al menos no aumentara significativamente el nú mero de legionarios. Desde esta pers pec p ecti tiva va la refo re form rm a m ilit il itaa r d iocl io clec ecia ia-na introdujo cambios cualitativos y cuantitativos en la estructura y com posi po sici ción ón del ejé ej é rcit rc itoo im p eria er ial,l, tran tr an s formación que se consolidó con la evolución de la formación militar ba joim jo im p e ria ri a l. En ésta és ta el n ú m ero er o de s o l dados por legión descendió a 3.000 hombres para las unidades territoria les e incluso a 1.000 para las unidades móviles (Jones, 1964), aunque proba ble b lem m en ente te se de debe be a D iocl io clec ecia iano no la r e ducción de la entidad de la centuria a 60 hombres, lo que proporcionaría una legión de 3.600 hombres. La com bin b inac ació iónn de todo to doss esto es toss da dato toss sugi su gier eree la modificación de la teoría tradicional en algunos puntos concretos: la dupli cación del número de legiones no im plic pl icaa n eces ec esar aria iam m en ente te un incr in crem emen ento to si si milar del número de soldados legiona rios, sino tan sólo el necesario para cubrir las necesidades de defensa con forme al principio de la división del ejército en dos grupos: uno periférico y otro interior. Esta interpretación compleja de los datos ayuda no obstante a explicar la relación sólo sólo aparentem ente contradic toria entre: 1) el aumento del número de provincias en torno al duplo; 2) la sensible estabilidad en el número de legionarios; 3) el aumento considera ble bl e de dell nú núm m ero er o de legi le gion ones es,, y 4) ap apa a rente estabilidad del número de legio nes por provincia.
21
Diocleciano y las reformas administrativas del Imperio
I
Karanis, Isis amamantando a Harpocrates
(siglo lll-IV).