Chant aj eEmoci ona Su s a nF o r wa r d
¿Porqu ¿Porquéé ciertas ciertas person personas as nos hacen hacen sentir sentir que vivimo vivimoss perdie perdiendo ndo la partid partida, a, que no tuvimo tuvimoss oportu oportunid nidad ad de expresa expresarr nuestr nuestraa posici posición, ón, ni de defend defender er nuestro nuestross interes intereses? es? Tenemos Tenemos la sensación, de que, una vez más, nos ganaron. a!emos que nos sentimos frustrados " resentidos, " que hemos renunciado a nuestro deseo por satisfacer a otra persona. ¿Porqué ha" gente que tiene la virtud de superarnos emocionalmente, haciéndonos sentir totalmente derrotados? #as personas con quienes nos enfrentamos en estos casos no son otra cosa que há!iles manipuladores. $os !rindan su afecto " su estima cuando se les da lo que ellos piden, pero terminan amenazándonos para lograr lo que quieren, o haciéndonos sentir terri!lemente culpa!les cuando no hacemos su voluntad. % pesar de conducirnos en forma exitosa " eficiente en otros aspectos de nuestras vidas, frente frente a esas personas personas nos sentim sentimos os a!rum a!rumado adoss e impot impotente entes. s. $os mane&an mane&an como como si fuéramos t'teres. (stas (stas actitud actitudes es irritan irritantes tes figura figuran n entre entre las causas causas más comune comuness de friccio fricciones nes en una relación " sin em!argo, rara vez son identificadas o entendidas. % menudo, estos casos de manipulación se disimulan !a&o el rótulo de )fallas en la comunicación*. olemos decir+ ) (sto" actuando a partir de mis sentimientos, mientras que él lo hace a partir de su intelecto...* Pero la verdad es que las fricciones no tienen su origen en estilos de comunicación diferentes. diferentes. Tienen Tienen que ver mucho más con que una persona persona quiere quiere imponer imponer su voluntad voluntad a expensas del otro. e trata de algo más que simples malentendidos+ es una verdadera lucha de poder. (l chanta&e emocional es una forma de manipulación mu" poderosa, en la cual personas afectivamente cercanas nos amenazan, directa o indirectamente, con castigarnos de alguna mane manera ra si no hacem hacemos os lo que que ellos ellos quie quiere ren. n. (l chan chanta ta&is &ista ta emoc emocio iona nall sa!e sa!e cuán cuánto to valoramos la relación que nos une a él. onoce nuestros puntos dé!iles. % menudo está enterado de nuestros secretos más profundos. %l sa!er que queremos su amor " su apro!ación, nos amenazan con privarnos de uno o de otra o nos hacen sentir que de!emos ganarlos.
(l chanta&ista tiene una gran ha!ilidad para enmascarar la presión que e&erce so!re nosotros, " a menudo, la reci!imos en forma tal que hace que nos cuestionemos nuestra propia percepción de lo que está ocurriendo. %demás, suele ha!er un gran a!ismo entre lo que nuestro chanta&ista hace, " la forma cari-osa " llena de amor con que lleva a ca!o esas acciones frente a nosotros. Por eso, nos sentimos confusos, desorientados " resentidos. #as personas que recurren al chanta&e emocional no se levantan por las ma-anas preguntándose cómo hacer para destruir a sus v'ctimas. Por el contrario, son personas que utilizan ese comportamiento para o!tener una sensación de seguridad " control. Por más aplomados que parezcan por fuera, operan siempre a partir de un alto grado de temor e inseguridad. Pero cuando ellos hacen una se-al " nosotros respondemos de inmediato, se sienten seguros " poderosos, aunque sólo sea en forma momentánea. (l chanta&e emocional se convierte en la defensa contra el dolor " la inseguridad. (l precio que pagamos cuando cedemos al chanta&e emocional es enorme. #os comentarios " actitudes del chanta&ista nos hacen sentir desequili!rados, avergonzados " culpa!les. Sabemos que tenemos que modificar la situación y, reiteradamente, nos prometemos que lo haremos, sólo para encontrarnos, una y otra vez, burlados y manipulados, como que hemos caído de nuevo en una trampa. Comenzamos a dudar de nuestra capacidad de mantener la promesa que nos hacemos, y perdemos la confianza en nuestra eficiencia. Nuestra autoestima se va erosionando. Junto con nuestra integridad, perdemos la br!ula interior que nos ayuda a determinar cu"les deberían ser nuestros valores y nuestra conducta. Cuando convivimos con #l, el chanta!e emocional nos carcome y se e$pande hasta da%ar en lo m"s hondo la relación en si, y nuestra propia autoestima.
(l chanta&ista acta, la ma"or parte del tiempo con !ondad " ternura " sólo ocasionalmente recurre al arma del chanta&e. Por eso es que resulta mu" dif'cil detectar la aparición de un esquema manipulatorio en una relación. ¿ómo sa!er si alguien está más interesado en ganar la partida que en resolver el pro!lema? Por cierto, no nos lo va a decir. $o va a encararnos " decir+ )/e importa un !ledo lo que t quieres, solo me interesa imponer mi propia voluntad*. i alguien, con toda sinceridad, desea resolver el conflicto con ud. de manera clara " equitativa, hará lo siguiente+ 0 #e ha!lará con claridad so!re el conflicto existente 0 %veriguará cuáles son los sentimientos " preocupaciones de ud. 0 1escu!rirá porqué ud. se resiste a sus deseos. 0 %ceptará su parte de responsa!ilidad en el conflicto. e puede estar mu" eno&ado con alguien sin por eso maltratarlo " manipularlo emocionalmente. #os desacuerdos, hasta los más intensos, no tienen porqué ser mezclados con insultos o &uicios negativos. (n cam!io, si el o!&etivo fundamental de alguien es, simplemente, ganar la partida, hará lo siguiente+ 0 Tratará de dominarlo 0 2gnorará sus protestas 0 2nsistirá en que su carácter " sus motivos son superiores a los de usted
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(vitará asumir su parte de responsa!ilidad en el conflicto surgido entre los dos
uando o!serve que otros tratan de imponer su voluntad independientemente del costo que ello representa para usted, no dude de que se encuentra frente al comportamiento !ásico de un chanta&ista emocional. %l analizar situaciones que podr'an estar desem!ocando en chanta&e emocional, siempre formlese una pregunta+ ¿uánta flexi!ilidad tengo " acepto en esta relación? % medida que el chanta&e emocional comienza a infiltrarse, sentimos un importante cam!io de clima. %parece una marcada frialdad," perdemos gran parte de la flexi!ilidad que nos permite sortear con serenidad " seguridad los escollos que aparecen en cualquier relación. uando esa flexi!ilidad existe, es mu" fácil tomarla como algo natural " restarle importancia. Todos los d'as, sin demasiado esfuerzo o trauma, negociamos miles de detalles de nuestra existencia cotidiana. %hora !ien, si la disposicion para la transacción comienza a desaparecer, el statu quo se convierte en el esquema esta!lecido para el futuro. (s como si no tuviéramos permiso para cam!iar o apartarnos de un rol que no siempre nos es cómodo. (stamos congelados. $o ha" equili!rio de poder. /ientras que antes no se exig'a ningn tipo de )pago* por el amor, el afecto " el respeto, ahora, conservar el amor del chanta&ista depende cada vez más de hacer lo que él quiere.
(l castigador silencioso0 $o hace falta que el castigador se exprese con fluidez, " ni siquiera que ha!le, para trasmitir su mensa&e. Tanto los que callan ofendidos, como los que se refugian en una ira no ver!alizada, dominan el arte de convertir en ni-os a quienes, en otros aspectos, son adultos responsa!les. %l manio!rar para evitar su ira, " sus manipulaciones agresivas, nos encontramos de pronto haciendo cosas que nunca hu!iéramos considerado posi!les. %l violar nuestros propios códigos, se incrementa lo que, de por s', "a puede constituir una pesada carga de autorreproche, que nace a partir de nuestra incapacidad de hacer frente a nuestro chanta&ista " resistir sus actitudes. Para casi todo el mundo, el fr'o silencio de estos castigadores resulta mu" dif'cil de soportar. (l se atrinchera tras una fachada impenetra!le " transfiere a otros la responsa!ilidad por sus propios sentimientos. $os sentimos conmocionados cuando alguien nos castiga de esa manera. Podemos sentir cómo la ira del otro va creciendo silenciosamente " sa!emos que nosotros somos el !lanco de ella. $os encierra en una situación estresante " tensa, por lo que la ma"or'a de nosotros cede rápidamente, porque es la forma más fácil que encontramos para aliviar esa situación intolera!le. (l chanta&e puede ir escalando posiciones, por lo que las consecuencias con las que amenaza el castigador pueden ser cada vez más graves+ a!andono, desamor, etc. (n el fragor del chanta&e emocional, enceguecido por la intensidad de sus propias necesidades, el castigador parece olvidar los sentimientos de su v'ctima " volverse incapaz de analizar su propia conducta. ree que lo que hace es correcto, " que lo asiste todo el derecho del mundo a exigir lo que exige. (nfrentar a un castigador puede requerir una enorme fortaleza interior, pero no es imposi!le. (s cuestión de decir, " demostrar, que uno no seguirá aceptando el chanta&e.
(l autocastigador 0 (ste es un individuo excesivamente necesitado de afecto, mu" dependiente, que no asume su responsa!ilidad por su propia vida. Todas sus dificultades, reales o imaginarias, son culpa del otro. /ientras que el castigador convierte a su v'ctima en un ni-o dependiente, el autocastigador pone a su v'ctima en el papel de adulto
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protector...el nico adulto en la relación. omos quienes los pueden salvar de ellos mismos, rescatarlos de su desvalidez " proteger su fragilidad. $o existen fronteras demarcadas claramente entre los distintos tipos de chanta&e, " muchos chanta&istas com!inan o utilizan más de un tipo. Todos sentimos una serie de grandes " peque-os miedos. Todos tenemos o!ligaciones " responsa!ilidades, " todos vivimos con una cierta cuota de culpa. (stas emociones son inherentes a la vida, " por lo general aprendemos a vivir con ellas sin que nos a!rumen o nos paralicen. Pero el chanta&ista su!e el volumen de estos sentimientos, aturdiéndonos hasta que nos sentimos tan incómodos que estamos dispuestos a hacer cualquier cosa 7 incluso en contra de nuestros propios intereses0 con tal de !a&ar esas emociones a un nivel más tolera!le. #as tácticas a las que recurren para inducir nuestra o!nu!ilación generan respuestas casi tan automáticas como taparse los o'dos cuando resuena el estridente sonido de una sirena. (n lugar de pensar, reaccionamos. 8 en ese espontáneo reaccionar nuestro reside la clave de la eficacia del chanta&e emocional. uando el chanta&ista nos presiona, entre el malestar que nos produce esa presión " nuestra conducta para aliviarlo, no ha" prácticamente espacio para la reflexión. (l chanta&ista emocional constru"e su estrategia consciente e inconsciente en !ase a la información que nosotros le suministramos acerca de lo que nos causa miedo, nos genera o!ligación o culpa. Hace varios años, yo vivia en una población costera en la cual, varias veces al año, la niebla viene del mar y se instala en el lugar hasta el otro día. Cierta noche, ya muy tarde, al volver del trabajo, la niebla estaba más densa que de costumbre y conduje mi automóvil hacia mi casa haciendo grandes esfueros para ver aunque fuera a un metro de distancia. !e sentí muy aliviada cuando llegu" a mi calle y encontr" la entrada a mi casa, pero tambi"n muy confundida al darme cuenta de que no podía abrir la puerta del garaje. Cuando me baj" del coche para ver qu" pasaba, resultó que me encontraba frente al garaje de la casa de al lado. #a niebla había impedido que me diera cuenta de mi error. #o que me ocurrió esa noche es exactamente lo que nos sucede cuando estamos envueltos en la nie!la del chanta&e emocional. Por más que nuestro rum!o sea el correcto, la nie!la que el chanta&ista emocional crea a nuestro alrededor nos desorienta en medio de las situaciones " relaciones más familiares. 1istorsiona nuestra perspectiva, desfigura nuestra historia personal, " encandila nuestra visión de lo que ocurre en torno. #as situaciones eluden el proceso intelectual " desencadenan, directamente, nuestros refle&os emocionales. ¿ómo hacen los chanta&istas para crear esa nie!la que envuelve nuestra relación con ellos? 0 #a tergiversación0 (l chanta&ista ve nuestros conflictos como un refle&o de lo equivocados " desu!icados que estamos, a la vez que se descri!e a s' mismo como comprensivo " !ienintencionado. Para decirlo de forma más directa+ nosotros somos los malos de la pel'cula, " ellos son los héroes. (sto es lo que se llama )tergiversación*+ el chanta&ista es un maestro en eso de aparecer como un santo con no!les motivaciones, " al mismo tiempo, mostrar a su v'ctima como motivada, en el me&or de los casos, por intenciones " actitudes dudosas. (l chanta&ista nos hace sa!er que es él quien de!er'a ganar siempre porque lo que él quiere es más adecuado, más amplio o más maduro. (s lo me&or. %l mismo tiempo nos tildan de ego'stas, malos, inmaduros, desagradecidos o dé!iles de carácter. ualquier resistencia de nuestra parte es transformada, " en
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lugar de ser expresión de nuestras necesidades, pasa a ser una evidencia de nuestras fallas. uando ese tipo de manipulación es eficaz, nos confunde respecto a qué puede ser enfermizo o saluda!le, " hace que nos cuestionemos lo que sucede entre el chanta&ista " nosotros. aemos en esa trampa porque queremos confiar en ellos, queremos que tengan razón " sean !uenos, " no deseamos calificarlos de insensi!les, malos o despóticos. 0uando nos convierten en )malos*. :uienes utilizan esa arma contra nosotros, pueden anular nuestra seguridad interior " nuestro aplomo mu" rápidamente, "a que nos convierten en )malos*. )/e has herido*. )/e has desilusionado*. 0Patologización %lgunos chanta&istas dicen que nos resistimos a sus exigencias, sólo porque estamos enfermos o locos. %s' nos califican de histéricos, neuróticos, perversos, o discapacitados emocionales. 1ado que este tipo de experiencia puede llegar a aniquilar nuestra sensación de identidad " nuestra autoconfianza, es una herramienta particularmente tóxica..." eficaz. #a patologización se hace presente en una relación cuando una persona desea ma"or entrega de parte de la otra, más tiempo, más compromiso, " cuando no la o!tiene, intenta lograrla cuestionando la capacidad de amar de la otra. #a patologización es particularmente persuasiva cuando proviene de una figura de autoridad como un médico, un profesor, un psicólogo, o un a!ogado. on una actitud mu" arrogante, algunas personas quieren demostrar que nadie puede cuestionar su posición. $os dicen que velan por nuestros intereses " que negarnos equivale a demostrar cuán o!stinados e inseguros somos. on ellos los expertos, an cuando se trate del conocimiento más profundo de nosotros mismos, " no se nos permite cuestionar sus conse&os o interpretaciones. 0;uscando aliados uando los intentos de chanta&e de tipo individual no surten efecto, muchos chanta&istas emocionales piden a"uda, involucrando a otras personas0 parientes, amigos0 que los a"ude a defender su causa. uelen recurrir a personas de las que sa!en que la v'ctima respeta " aprecia, " ante un frente tan compacto, la v'ctima termina por sentirse indefensa. 0 uando se recurre a una instancia superior+ )/i analista dice que tu actitud es mu" agresiva* ) (n un curso que hice me di&eron que...* )#e' un art'culo que dec'a...* (l chanta&ista recurre a una incre'!le variedad de fuentes0 citas, comentarios, ense-anzas, escritos0 e insistirá en convencernos de que ha" una sola verdad+ la que ellos postulan. 0omparaciones negativas+ )i t fueras como fulano* (l chanta&ista nos presenta como modelo a otra persona, quien constitu"e el ideal inmaculado frente al cual resaltan nuestras falencias.
&l mundo interno del chanta!ista emocional &s un su&eto que detesta sentirse perdedor. $o le importan las reglas del &uego< lo importante es no perder. $o le importa conservar la confianza del otro, respetar sus
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sentimientos o &ugar limpio. #as reglas !ásicas que permiten un intercam!io afectivo sano " honesto, son echadas al viento. (l chanta&ista emocional no tolera la frustración de un )no*. i !ien se muestra como una persona comn " a veces es un individuo altamente eficiente en muchos aspectos de su vida, opera a partir de una mentalidad de privación, siempre que se conmociona su sentido de esta!ilidad. (l chanta&ista ve la resistencia a sus deseos como el s'ntoma de algo mucho más grave. >asta la más leve frustración es considerada potencialmente catastrófica, " creen que, a no ser que correspondan de manera agresiva, el mundo0 o usted0 impedirá que o!tengan algo que es de vital importancia para ellos. 0(sto no va a funcionar 0% nadie le importa lo que "o quiero 0$o soporto perder algo que quiero 0iempre termino perdiendo " a nadie le importa on estos pensamientos rondando en su ca!eza, el chanta&ista cree que no tiene ninguna posilidad de o!tener lo que quiere, a no ser que utilice armas mu" eficaces. &ste pensamiento constituye el denominador comn que subyace a todo chanta!e emocional. (stas convicciones tienen su origen en una larga historia de angustia e inseguridad, " el chanta&e emocional es la nica forma que la persona encuentra para mane&arse en un mundo en el que no conf'a, ese mundo que, segn ella, le ro!ará lo que ama. /uchas veces ocurre que quienes han sufrido alguna gran privación o pérdida en su infancia se vuelven excesivamente dependientes cuando llegan a la edad adulta, a fin de evitar el rechazo, el a!andono o el ser ignorados. % veces, la incapacidad de tolerar frustraciones puede ser una respuesta a incertidum!res " situaciones de estrés relativamente recientes. #as pro!a!ilidades de que se produzca un chanta&e emocional se incrementan dramáticamente en el curso de crisis, como una separación o divorcio, la pérdida del tra!a&o, en una enfermedad o retiro la!oral, "a que esas situaciones socavan la autoestima del chanta&ista emocional. no de los tipos de chanta&istas emocionales más sorprendente es aquel que parece tenerlo todo, " sin em!argo, siempre parece querer más. Parece incongruente sugerir que el motivo de su actitud radica en privaciones sufridas, "a que nunca le ha faltado nada. Pero muchas veces, aquellas personas que fueron so!reprotegidas " consentidas tienen pocas oportunidades de desarrollar confianza en su capacidad para mane&ar cualquier tipo de pérdida. % la primera se-al de que pueden verse privados de algo, entran en estado de pánico " se apuntalan interiormente a través del chanta&e emocional. Todos los chanta&istas focalizan su atención casi por completo en sus propias necesidades " deseos. Pueden ser como aplanadoras cuando uno no cumple con sus pretensiones+ se convierten en seres inescrupulosos. n amor que es tan ciego frente a los sentimientos de la persona que supuestamente aman, valoran o aprecian, casi no es amor. %ctan como si la menor diferencia pusiera la relación al !orde de la ruptura. e sienten tan profundamente desilusionados " frustrados, que magnifican hasta el más m'nimo desacuerdo " permiten que el mismo ti-a de negatividad toda la relación. omo sucede con todo tipo de hipereacción, se hace mucha alharaca pero mu" raras veces se expresan los verdaderos " más profundos sentimientos. @ miedo0 angustiaA, por eso en lugar de comunicarlos, recurren al chanta&e emocional. (n el caso de hom!res, muchas veces se averguenzan de sus necesidades afectivas " de sus temores.
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(l hecho es que el chanta&ista emocional gana !atallas, pero finalmente pierde la guerra, "a que suele ganar con tácticas que generan una profunda !recha en la relación. #a victoria a corto plazo le parece un triunfo, como si no hu!iera un futuro para tener en cuenta. Toda lógica, toda capacidad de evaluar las verdaderas consecuencias de sus actos, son anuladas por la urgencia de aferrarse a lo que tiene o a lo que desea. (nvueltos en sus temores de carencia " privación, olvidan la frustración " alienación que están provocando en las personas a las que intentan manipular. /uchas veces, parecer'a que el o!&etivo del chanta&ista no fuera solamente o!tener lo que le hace sentir !ien, sino tam!ién hacer sentir mal a su v'ctima. (xige..." humilla. (n su intento de demostrar lo &usto " razona!le de sus exigencias, denigra el carácter " cuestiona las motivaciones del otro en cuestión. Procuran ahogarnos en un mar de culpa. (l castigador no se ve como tal, sino como alguien que mantiene el orden, o controla con mano firme que las cosas va"an !ien, o !ien considera su actitud como la forma de demostrarnos que no lo podemos manipular. e ven fuertes " responsa!les. i con sus actitudes alguien sale lastimado, mala suerte. (l fin &ustifica los medios. /uchos castigadores se consideran v'ctimas. Cuando m"s abusador sea el chanta!ista, m"s tergiversa la realidad . u exagerada sensi!ilidad " su egocentrismo magnifican los dolores que sienten " los a"udan a &ustificar sus agresiones, que consideran la lógica defensa contra nuestra supuesta intención de contrariarlos deli!eradamente. (l castigo tam!ién permite al chanta&ista asumir una posición activa " agresiva, que los hace sentir poderosos e invulnera!les. onstitu"e una forma mu" eficaz de tranquilizarse frente a lo que perci!en como una amenaza a ser privados de algo. i alguien grita, amenaza, o se niega a ha!larnos, no ha" mucha oportunidad para tratar de ela!orar sentimientos de ningn tipo. (s un axioma que lo que no expresamos ver!almente lo decimos a través de nuestros actos. i el castigador se permitiera unos instantes de introspección, se sentir'a pro!a!lemente aterrado por los miedos " la vulnera!ilidad interior que descu!rir'a. 'na de las m"s fascinantes parado!as de la conducta humana es que las personas m"s iracundas y castigadoras, son, en realidad las m"s asustadas. Pero mu" raras veces enfrentan sus temores, sino que atacan a otros, creando tanta desdicha con su conducta que a menudo terminan por ser a!andonados, logrando as' lo que en realidad más temen. (os chanta!istas m"s castigadores son aquellos que temen perder a alguien importante en su vida a causa de una separación, o divorcio, o desavenencia seria en una relación. (ste es el testimonio de herr", amante de harles, un hom!re casado, para quien ella tra!a&a!a.
$n día soy la mujer más hermosa, e%citante e interesante del mundo, pero en cuanto le digo que me siento en un callejón sin salida en esta relación, me convierto en una bruja desalmada que no entiende cuánto está haciendo "l para resolver la situación. &hora empeó a decirme que todo lo que "l hace es dar, y dar y dar, y que yo no hago más que recibir, o sea, e%actamente lo opuesto a lo que en realidad sucede. &demás, de pronto, todo lo que hago en mi trabajo está mal. 'i lo que intenta es hacerme sentir mal, lo está consiguiendo a la perfección.
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(Cómo es posible que me agreda de esa manera) %nte la perspectiva de perder a su amante," al ver que sus amenazas no surt'an efecto, harles hizo algo para aliviar el dolor de la pérdida+ limitar o desconocer las virtudes de herr" " negar sus valores. i logra!a verla como menos desea!le, o valiosa, su sensación de pérdida se mitigar'a. uanto más la desvaloriza!a " castiga!a, menos mal se sent'a él. #a desvalorización de una persona es una táctica empleada con mucha frecuencia. #e permite al chanta&ista disimular sus verdaderos sentimientos de pérdida. Pero, al hacer eso, le env'a a la otra persona mensa&es am!ivalentes +* $o sirves para nada, pero vo" a hacer lo imposi!le por retenerte*, cosa que ilustra, una vez más, su grado de desesperación. % pesar de que lo ltimo que desean en la vida es cortar una relación, muchas veces ellos mismos dan el primer paso hacia la ruptura, cuando sienten que su pare&a tiene serias intenciones de a!andonarlos. (sta actitud agresiva les permite seguir dominando la situación, a través de la vie&a estrategia del )antes de que me echen, renuncio*. )or e$tra%o que parezca, el castigo establece una cone$ión emocional muy intensa entre el chanta!ista y su víctima. *l crear un clima densamente cargado, el chanta!ista sabe que est" activando los sentimientos que la persona presionada tiene hacia #l, y por m"s que se trate de sentimientos negativos, crean un lazo muy estrecho. 'sted podr" llegar a odiar incluso al chanta!ista, pero mientras centre su atención en #l, sentir" que no ha sido abandonado o ignorado. &l castigo mantiene vivo un gran monto de afecto en una relación fracturada.
#o más valioso que nos ha ense-ado este )tour* por la psiquis del chanta&ista es que el chanta&e emocional, que parece que tiene que ver con usted, " que usted perci!e como una agresión hacia su persona, la ma"or parte de las veces no tiene que ver con usted, sino que proviene de la inseguridad interna del castigador. Dran parte de las acusaciones, tergiversaciones, " actitudes castigadoras que nos hicieron sentir tan mal, se originan en el miedo, la angustia " la inseguridad que residen en el chanta&ista. (sto no quiere decir que la persona o!&eto de chanta&e emocional no desempe-e ningn rol en este proceso, dado que el mismo no podr'a producirse sin nuestra participación. (s decir, sin nuestro permiso. Características que nos hacen vulnerables al chanta!e emocional+ 0na excesiva necesidad de apro!ación 0 n profundo miedo al eno&o del otro 0 na gran necesidad de paz, sea cual fuere su precio 0 na tendencia a asumir demasiada responsa!ilidad por la vida de los demás 0 n alto nivel de inseguridad con respecto a nuestro valor " capacidad
Por e&emplo, no tiene nada de malo desear la apro!ación. Pero si nos volvemos adictos a ella, necesitaremos un suministro permanente, lo cual nos hace vulnera!les al chanta&e. )i no me aprue!a, so" una mala persona , no valgo*.
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&l impacto del chanta!e emocional
(l chanta&e emocional nos priva de una de nuestras posesiones más preciadas+ nuestra integridad. #a integridad es ese sitio interior en el cual residen nuestros valores " nuestra !r&ula moral que clarifica qué es !ueno " qué es malo para nosotros. % pesar de que solemos asimilar )integridad* con )honestidad*, lo cierto es que quiere decir mucho más. #a pala!ra en s' significa )estar entero* " la perci!imos a través de la seguridad de sa!er+ )(sto es lo que so" "o. (sto es lo que creo. (sto es lo que esto" dispuesto a hacer, " aqu' fi&o mis l'mites*. #a ma"or'a de nosotros no tendria dificultades para escuchar esa voz interior de )harás* o )no harás*. Pero im!ricar estas convicciones en la trama de nuestra vida " defenderlas !a&o la presión del chanta&e emocional, es mucho más dif'cil. /uchas veces nos rendimos " comprometemos nuestra integridad, con lo que perdemos nuestra capacidad de recordar qué significa sentirse )entero*.
¿ómo se perci!e la integridad? -efendiendo las cosas en las que creo No permitiendo que el miedo domine mi vida &ncarando a las personas que me han herido -efiniendo qui#n soy yo, en lugar de permitir que otros me definan Cumpliendo con las promesas que me hago a mí mismo 0 No traicionando a otras personas 0 -iciendo la verdad
(stas son afirmaciones mu" poderosas " cuando refle&an genuinamente nuestra forma de ser " de mane&arnos en la vida, !rindan una sensación de equili!rio que evita que el estrés " las presiones que constantemente inciden so!re nosotros, nos desv'en de nuestra l'nea de conducta.uando cedemos al chanta&e emocional, tachamos uno por uno los items que figuran en esta lista, olvidando qué es lo correcto para nosotros. 8 cada vez que lo hacemos, sacrificamos un poco más de nuestra integridad. Cuando violamos ese sentido esencial de nuestra identidad, perdemos una de las fuerzas rectoras m"s claras y definidas de nuestra vida, y empezamos a ir a la deriva. (ntonces, se genera un c'rculo vicioso. ;a&o presión hacemos algo que contradice nuestro sentido de la integridad, luego analizamos lo que hicimos, " nos sentimos mal por nuestra conducta. Por tanto esto no hace sino confirmar las afirmaciones de nuestro chanta&ista+ que somos malos o deficientes. (n consecuencia, perdemos el respeto por nosotros mismos " nos volvemos más vulnera!les an al chanta&e emocional, porque necesitamos desesperadamente la apro!ación del chanta&ista, la cual nos permitirá sentir que no somos tan malos como cre'amos.
&l impacto sobre la relación (l chanta&e emocional quita la sensación de seguridad de cualquier relación. 8 cuando ha!lo de seguridad, me refiero a !uena voluntad " confianza, es decir, los elementos que nos permiten sincerarnos con otra persona sin temor a que nuestras ideas " pensamientos sean malinterpretados. i este factor de seguridad desaparece de un v'nculo, éste no es más que una relación carente de ese contenido afectivo que nos permite ser auténticos frente a la otra persona.
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% medida que el nivel de seguridad dentro de una relación decae, nos hacemos más cautelosos, escondiendo más " más cosas de nuestro chanta&ista. 1e&amos de confiar en que a esa persona le importen nuestros sentimientos o nuestro !ienestar, " que ni siquiera nos esté diciendo la verdad. 2ncluso nuestros sue-os o planes pueden ser perci!idos como amenazadores. 8 no ha" intimidad cuando uno tiene que cuidar cada pala!ra que dice. i tenemos que cuidar lo que decimos " lo que hacemos ¿qué queda de la relación? #a conversación so!re temas superficiales o neutros, incómodos silencios, " mucha tensión. 8 de!a&o de esa calma artificial, un a!ismo cada vez más grande. #a relación que en un tiempo, fue !uena " profunda, comienza a hacerse más " más superficial a medida que la cantidad de temas )no conflictivos* se va reduciendo.
(ibros auro http+//000.(ibrosauro.com.ar
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