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FINAL CERRADO Y FINAL ABIERTO EN UN CUENTO Una narración puede tener dos tipos de finales:
• Final abierto: el narrador presenta una nueva circunstancia, la que no es la esperada por el coenunciador y lo obliga a éste a esforzar su imaginación para completar el final (Por ejemplo: el cuento Final de juego, de Julio Cortázar). • Final cerrado: el conflicto planteado se resuelve, y el protagonista vive una nueva situación. (Por ejemplo: La bella durmiente).
Generalmente en los cuentos de terror, policiales y fantásticos, los finales sorprendentes se incluyen dentro de la categoría de finales abiertos.
a. Narración con final cerrado
El personaje Chino Pérez resuelve el conflicto en el desenlace. Chino Pérez no erraba nunca un tiro. A veinte metros de distancia mataba una nutria con un tiro en el ojo, para no perforar el cuero. Paciencia, hermano. Alzó el winchester, despacio, muy despacio. Las miras se clavaron en el semblante taciturno del mayordomo, vacilaron un instante, después siguieron subiendo por el bruñido esqueleto del molino. La rueda dio media vuelta más y se detuvo chirriando, dejando a Renato vertical, de pie en lo alto, suspendido y solo, con los ojos azules extraviados. Chino Pérez apretó el gatillo. ( Los nutrieros, de Rodolfo Walsh)
2 b. Narración con final abierto
En Final de juego, Julio Cortázar escribe una historia con final abierto. El lector puede tener dos vías interpretativas: una intratextual; la otra, extratextual.
(. . .) corrimos al mismo tiempo a sostener a Leticia que estaba con los ojos cerrados y grandes lagrimones por toda la cara. Nos rechazó sin enojo, pero la ayudamos a esconder las alhajas en el bolsillo, y se fue sola a casa mientras guardábamos por última vez los ornamentos en su caja. Casi sabíamos lo que iba a suceder, pero lo mismo al otro día fuimos las dos a los sauces, después que tía Ruth nos exigió silencio absoluto para no molestar a Leticia que estaba dolorida y quería dormir. Cuando llegó el tren vimos sin ninguna sorpresa la tercera ventanilla vacía, y mientras nos sonreíamos entre aliviadas y furiosas, imaginamos a Ariel viajando del otro lado del coche, quieto en su asiento, mirando hacia el río con sus ojos grises.
El final plantea una relación entre el título (Final de juego) del cuento y el
fin de
la
historia, y deja sin resolver el conflicto. Requiere de la colaboración del coenunciador para dilucidar la interpretación de la totalidad de la historia.