UNIVERSIDAD DEL TOLIMA
DIRECCIÓN DE INVESTIGACIONES Y DESARROLLO CIENTÍFICO ALCALDÍA MUNICIPAL DE DOLORES
EXPLORACIONES ARQUEOLÓGICAS EN EL ALTO RÍO CABRERA - TOLIMA
Investigadores
Dr. César Augusto Velandia Jagua Lic. Jhony Carvajal Fernández Grupo de Investigación en Arqueología, Arqueología, Patrimonio y Ambiente Regionales arqueo.región
Auxiliares de Investigación
Maritza Varón y Yeimy Carranza Estudiantes
Johanna Torres, Carolina Cubillos y Janderson Rodríguez
Diciembre de 2007
Tabla de Contenido
1. Antecedentes de la investigación
4
2. Localización geográfica del área de trabajo
7
3. Breve reseña histórica
11
4. Campaña de excavación arqueológica – 2006 4.1 Procedimientos de excavación 4.2 Estratigrafía 4.3 Cerámica y datación radiocarbónica 4.4 Ajuar funerario – Estatuaria 4.5 Restos óseos – Análisis de material dentario
16 16 24 26 29 30
5. Iconografía funeraria 5.1 Análisis de la iconografía
31 38
6. Conclusiones
68
7. Bibliografía
70
2
EXPLORACIONES ARQUEOLÓGICAS EN EL ALTO RÍO CABRERA - TOLIMA
1. Antecedentes de la investigación El 13 de febrero de 1967, como consecuencia de un movimiento sísmico que afectó trágicamente la la región del Alto Magdalena, se desbarrancó un sector de una pequeña colina situada situada en la Vereda de Ambicá del Municipio de Dolores, sobre el valle alto del Río Cabrera, quedando al descubierto varias piezas de material arqueológico constituidas por ceramios ceramios y esculturas líticas. líticas. Meses después, el biólogo Humberto Granados, profesor de la Universidad del Tolima, quien se encontraba realizando una investigación en dicha zona, se acercó al lugar y recogió algunos materiales que trasladó a la Universidad. Mediante su su gestión, las autoridades autoridades del lugar dispusieron algunos controles para para conservar y resguardar el yacimiento yacimiento arqueológico. arqueológico. El 5 de marzo marzo de 1971, informados informados de lo anterior, anterior, los profesores César Velandia, Manuel León Cuartas y Héctor Galeano Arbeláez, viajamos en comisión de la Universidad al sitio en referencia, bajo la guía de Heriberto Prada, por entonces Preparador del Laboratorio de Biología y asistente de investigación del Dr. Granados, con el fin de practicar una inspección del sitio, evaluar su importancia y determinar la posibilidad de adelantar un trabajo de exploración formal. La propuesta para proyectar proyectar la excavación del yacimiento y la recolección del material arqueológico encontró una entusiasta acogida por parte del Rector de la Universidad, Dr. Rafael Parga Cortés quien en adelante se constituyó no sólo en animador del grupo sino también en el mecenas de los trabajos, habida cuenta las dificultades económicas de la Universidad por aquellos años. No No
3
obstante el generoso apoyo, los trabajos debieron ejecutarse sin un programa establecido más allá de la planeación puntual de cada salida de campo, debido a la imposibilidad de montar un campamento y de hacer una campaña prolongada. Los materiales debían ser retirados del sitio de excavación al finalizar cada jornada y transportados a la Universidad pues no existían condiciones ni para formar un museo de sitio ni para impedir impedir el saqueo por parte de eventuales guaqueros. Al registrar la zona adyacente al sitio, se encontraron varias estaciones con arte rupestre que, por sus condiciones particulares, fueron asociadas al yacimiento en proceso de excavación; por lo cual, se dedicaron numerosas salidas específicas para practicar su ubicación, relevamiento y documentación. Luego del retiro de la Universidad del profesor H. Galeano Arbeláez en 1974, se continuaron las excavaciones y el registro registro de las pictografías rupestres en campañas sucesivas hasta 1976 en que la situación de orden público local impidió continuar con la exploración total del sitio. El trabajo de ordenamiento y análisis análisis de los los restos coleccionados se prosiguió, en el ínterin, hasta 1978 año en que las actividades del Museo Antropológico fueron suspendidas por las Directivas universitarias. La interrupción de la investigación y el tiempo transcurrido desde entonces determinaron varias dificultades cuando, en 1990, se procedió al trabajo de reconstitución del sitio. sitio. Sin embargo, este no fue insalvable ya que se contaba con la colección completa del material arqueológico, parte del material fotográfico (otra parte del mismo mismo no se halló al continuar las labores del Museo, al igual que las muestras de suelos y de material orgánico) y, lo esencial, el diario y los ficheros de trabajo de campo. En 1991, mediante un proyecto formal titulado “Exploraciones Arqueológicas en el Valle de Ambicá” (Acta 09 de
Julio 8) se procedió a rehacer la información perdida, en particular a ejecutar otra vez los relevamientos de veinte petroglifos y dos pictogramas; lo cual llevó mas del tiempo previsto debido a los problemas de orden público en la región, situación que en varias oportunidades había obligado a suspender los trabajos
4
en terreno. A finales de 1997 se retiró de la Universidad por jubilación el Maestro Manuel León y, en su calidad de investigador principal, César Velandia asumió la terminación de la investigación, mediante la conformación de un nuevo equipo de investigación. Considerando el volumen del trabajo y por razones prácticas para la ordenación de la investigación, se propuso al Comité Central de Investigaciones de la Universidad del Tolima segmentar el trabajo en dos partes; una, la correspondiente al tema del arte rupestre y otra que incluyera el proceso de las excavaciones y la relación de los demás restos culturales. La primera parte se resolvió mediante un proyecto titulado “Estudio de las Ideografías Rupestres en la Cuchilla de Altamisal – Tolima”, el cual fue aprobado por el Comité Central de Investigaciones el 2 de Agosto de 2000 (Acta N° 20) y radicado con el código 403. Dicho trabajo fue terminado y su informe entregado a la Oficina de Investigaciones en Noviembre de 2002. La segunda parte se llevó a cabo mediante este proyecto, que tuvo como objetivos específicos: 1) Recolectar las muestras de suelos para análisis de macrorestos y de material orgánico (carbón vegetal y hueso), necesario para obtener la datación de los materiales culturales ya recolectados, mediante análisis de radiocarbono. 2) Reconstruir los levantamientos topográficos y contextualizar la estratigrafía de los materiales recolectados.
5
2. Localización geográfica del área de trabajo
Ubicación relativa del territorio objeto de la investigación, explorado en campañas sucesivas desde 1971 hasta 1993.
6
En este mapa se puede observar (en puntos rojos) la ubicación de las estaciones arqueológicas con pictografías rupestres; las cuales se encuentran sobre la cota de los 1000 m.s.n.m. y bajo la cota de 1800 m.s.n.m.; alrededor de la Cuchilla de Altamisal. En una elipse amarilla se anota la ubicación del yacimiento funerario, objeto de las excavaciones en enero - febrero de 2006.
7
Municipio de Dolores, IGAC. Vuelo 6555. Hacia el noroeste de la población (esquina superior izquierda de la foto) se pueden observar los contrafuertes de la formación Guadalupe. En los paredones descubiertos se encuentran las estaciones con arte rupestre.
El municipio de Dolores fue fundado en el año de 1700 por la comunidad de los agustinos con el nombre de San Antonio Abad del Páramo de los Dolores , en la región sur occidente del departamento del Tolima. Se halla localizado a los 03° 04’ 21” de latitud Norte y a 74° 54’ 01” de longitud oeste ; la mayor parte del territorio corresponde al flanco oriental de la cordillera oriental. Se destacan algunos accidentes orográficos como la cordillera de Altamisal, las cuchillas de Cañaveral, la Travesía y Mesetas entre otros; igualmente, los ríos Cabrera, Riachón, Negro, así como algunas corrientes menores (IGAC; 1986).
8
El límite oriental del municipio está demarcado por la cuenca del río Cabrera, el cual atraviesa el municipio de norte a sur y deposita sus aguas al río Magdalena; a lo largo largo del río río predomina un paisaje de ondulado a quebrado, con pendientes largas y desnudas, el patrón patrón de drenaje es profuso, con muchos canalículos; los suelos se han desarrollado a partir de materiales materiales geológicos como lutitas y areniscas, (Tsde2); su estructura superficial, es excesivamente drenada y sometida a una erosión severa, su clima es seco y la temporada de lluvias es escasa. (IGAC 1978). La zona de estudio está influenciada por los corredores biogeográficos de la región del Sumapaz, del río Cabrera y del pie de monte occidental de la cordillera oriental.
Panorámica: Vereda de Ambicá, río Cabrera y la cuchilla El Bosque; al fondo, Cordillera Oriental
El sitio arqueológico se encuentra localizado en la vereda Ambicá, sobre un paisaje de media ladera a unos 1355 m.s.n.m. el cual corresponde a una serie de colinas escarpadas debido a su origen geológico, el sitio se halla disectado
9
por dos cauces menores (aproximadamente a 200 m. de la quebrada Guamalito). La colina, presenta un aplanamiento en dirección dirección W - E hacia el río río Cabrera y la cuchilla El Bosque, desde el sitio se obtiene una vista en panorámica de 180º grados lo cual facilita su visibilidad y control del paisaje de acceso al sitio. El montículo aterrazado, presenta una serie de modificaciones producto de la actividad antropogénica al realizar una serie de movimientos de suelo (cortes y rellenos) artificiales los cuales modificaron la topografía ampliando notablemente el área plana hacia el frente en dirección W – E. 3. Breve reseña histórica La correlación histórica necesaria para la ubicación de los restos culturales que conforman el yacimiento es un tanto difícil en esta región, habida cuenta la escasa investigación arqueológica e historiográfica llevada a cabo hasta ahora. Sin embargo, y a pesar de las limitaciones de la información que se pueda obtener en las crónicas de la conquista, es posible establecer algunos referentes. Todas las referencias historiográficas apuntan a definir esta región del Alto Magdalena como el territorio de acción de los llamados indios Pijaos, Pixaos, Panaos o Pinaos sobre cuyo nombre no hay acuerdo general. El hecho de que la mayor parte de los datos provienen de relaciones de la guerra emprendida contra ellos tiende una capa de suspicacia acerca de su validez. Además, porque los cronistas, que ciertamente no estaban en ánimo de comprender o entender a estas sociedades, menudean en exageraciones cuando no en invenciones acerca del carácter guerrero de los indígenas, argumentos que, obviamente, les permitiría justificar sus acciones de conquista. A se une, tal vez como una consecuencia de lo anterior, que las descripciones de hechos y las ubicaciones geográficas sean frecuentemente contradictorias entre sí y entre unos y otros cronistas. Respecto de la región objeto del trabajo prospectado, los escasos datos obtenibles indican que estuvo habitada hacia el momento de la conquista por
10
tres grupos denominados Doches, Duhos y Babaduhos. Los primeros se encontraron asentados en la parte inferior del Río Cabrera, hacia la zona árida que se conoce como Desierto de la Tatacoa, que compartieron con otra etnia, la de los Totoyoes, y ocuparon hasta la cuenca media del río. De la parte media hasta el alto Río Cabrera fue ocupada por los Duhos y Babaduhos. Sobre estos no hay claridad de si se trata de una o dos etnias distintas. El yacimiento objeto de este proyecto al parecer se encuentra ubicado en la zona de influencia de estos grupos y sobre ellos encontramos dos referencias valiosas para su descripción. La primera es del autor de "El Carnero", Juan Rodríguez Freyle quien refiere que… "...De esta parte del Río Grande y por encima del valle de Neiva hacia este Reino, corre otra cordillera. En ella residen los duhos y los babaduhos, que estas naciones eran la carne de monte de los pijaos, que salían a la caza de ellos, como acá se sale a la caza de venados..." (Rodríguez, 1984:304) La cordillera "...por encima del valle de Neiva..." es la llamada de Altamisal. En otro texto, "Villavieja Ciudad, Ilustre", del historiador huilense Francisco de Paula Plazas, encontramos una interesante referencia: "...habitaron los Doches las riberas del Cabrera. Los Totoyoes, belicosos y aguerridos, usaban flechas envenenadas en sus combates. Representaban su cacique en quien veían no solo un mandatario sino también su Dios. Los Doches, de ánimo apocado, un tanto pacíficos, laboriosos, respetuosos en su legislación, sociales y dóciles en la educación cristiana. Su única superstición consistía en creer que al morir se convertían en piedra para luego reencarnar. Adoraban las estatuas de piedra que ellos rudamente tallaban..." (Plazas, 1950:20) Interesante, porque nos remite al material arqueológico mas importante que hallamos en el yacimiento como es la estatuaria de la cual contamos con mas de un centenar de piezas.
11
Estatuaria funeraria del Alto Río Cabrera Colección Museo Antropológico
12
Localización de los grupos indígenas en el territorio del alto río Magdalena, elaborada por Eginhard Menghius bajo la dirección de Pedro José Ramírez Sendoya, a partir de las noticias de los cronistas de la conquista y publicada en su Diccionario Indio del Gran Tolima (1952)
13
Aunque en los textos de los cronistas no se delimita la región de ocupación de cada grupo ni sus relaciones políticas con otras etnias, la zona históricamente ha tenido y representa antiguas rutas de comercio o ejes de movilidad por la cordillera oriental, desde el Sumapaz hacia la depresión de los llanos orientales y el Caquetá. Este contexto, podría soportar la hipótesis del posible contacto o procedencia de estos grupos con el Caquetá y la Amazonia; pues las características estilísticas de la cerámica y los elementos iconográficos de las pictografías rupestres nos permiten conjeturar esas relaciones con las etnias de los llanos orientales, que tendrían un mayor énfasis que las relaciones con las etnias del valle del Magdalena.
14
4. Campaña de excavación arqueológica (Ene. – Feb. 2006) 4.1 Procedimientos de excavación Una vez reconocido el sitio, se determinó desmontar el área, igualmente se localizaron zonas disturbadas por actividad de guaquería realizada en distintos momentos, lo cual demandó realizar una serie de sondeos sistemáticos en todo el yacimiento, para determinar un área paralela a las áreas excavadas entre 1971 y 1978 que no se encontrara alterada, ni por las excavaciones ya realizadas ni por los guaqueros. Una vez ubicada el área no contaminada, y evaluadas las condiciones que nos permitirían correlacionar la estratigrafía de la nueva excavación con la estratigrafía ya definida en las anteriores excavaciones, se delimitó el área para practicar un corte de cuatro cuadrículas de 1m. X 4m.
Vereda Ambicá, Finca La Vitrina, Potrero El Limón – Sitios de excavación Excavaciones, campañas de 1971 a 1978 Excavación, enero-febrero de 2006
15
El área de 4 metros cuadrados, en dirección W – E, a una altura de 1355 m.s.n.m. y localizado mediante GPS, con coordenadas (N. 0920104) y (E. 0880387), y dividido en cuadriculas de 1X1m, las cuales se enumeraron con letras (A, B, C y D); de la misma forma, se excavó en niveles convencionales de 10 y 20cm. Levantamiento Topográfico
Excavación mediante niveles arbitrarios de 10 cm. Nivel 0 – 20cm. Sobre este nivel se descapota y levanta el material vegetal (pasto de corte) contenido; el material de suelo presenta una textura arcillosa de color café a pardo claro, poco permeable, y con presencia de rocas sueltas de origen gravitacional, los niveles de pH varían desde 5.93 hasta 5.52. No se registraron registraron evidencias arqueológicas en este corte.
16
Descapote unidad de excavación cuadrículas A, B, C y D
Nivel 20 – 30cm. Cuadrículas, A B C y D, sobre este nivel, se hallan suelos más compactos de color pardo claro; es posible que estemos sobre un nivel de rellenos, pues la estructura del mismo es blocosa y compacta; los niveles de pH, varían de 6.01 a 6.11. En la cuadrícula B aparece un elemento lítico que se proyecta en forma de (y) el cual continua al siguiente nivel. Nivel 20 – 30cm cuadrícula D, sobre la pared Norte afloran dos fragmentos de material lítico, los cuales descienden al siguiente nivel. No se registraron elementos arqueológicos en las demás cuadrículas
17
Excavación Arqueológica; cuadriculas y niveles escalonados
Los niveles escalonados permitieron controlar y observar con mejor detalle la estratigrafía y el manejo del corte del suelo, lo cual determinó realizar el siguiente nivel de la misma forma. Nivel 30 – 40cm. Cuadriculas, A B C y D, sobre este nivel, se hallan suelos compactos de color pardo claro y algunas inclusiones de niveles inferiores lo cual permite inferir que posiblemente no se trate de un relleno artificial sino, por el contrario, de un área utilizada para la confección de tumbas y no como montículo, pues los rellenos son naturales como se aprecia en la estratigrafía; la estructura del mismo continua siendo blocosa y compacta los niveles de pH; varían de 6. 01 a 6.33. En la cuadrícula cuadrícula B se hallaron dos elementos líticos sin huellas de uso las cuales fueron retirados y sobre el nivel de 40cm esta la base del elemento lítico,
18
es de considerar que este no se encuentra en forma vertical sino en forma plana.
Elemento lítico, hallado en la cuadricula B nivel 40cm.
Sobre la cuadrícula D ha empezado a aflorar un material lítico en posición vertical oblicuo, sobre el cual se aprecia un texturado en su entorno (técnica de abuzardado), el cual continúa al siguiente nivel.
Afloramiento de un elemento lítico, margen derecha .
19
Nivel 40 – 60cm. Cuadrículas, A B C y D, sobre este nivel los suelos se hallan más compactos; de color pardo claro; es posible que estemos sobre un nivel de rellenos, pues la estructura del mismo es blocosa y compacta los niveles de pH, varían de 6.01 a 6.11. Nivel 60 – 80cm. Cuadrículas, A B C y D, En este nivel los suelos, tienen estructura granular compacta de color pardo claro; se continua sobre un nivel de rellenos; los niveles de pH, varían de 5.80 a 6.29. Sobre la última cuadricula B, fue retirado un fragmento de roca de forma rectangular sin talla: de la cuadricula D, se pudo observar la posición vertical un material de estatuaria, el cual está en posición de cabeza abajo y mirando al E, asimismo se hallaron dos fragmentos de roca sin huellas de uso.
Nivel 60 – 80cm Elementos líticos cuadrículas B, C y D
20
Nivel 80 – 90cm. Cuadrículas, A B C y D, sobre este nivel nivel la excavación fue nivelada; en la primera cuadrícula (A) se halló una serie de lajas dispuestas simétricamente sobre la pared Norte, Norte, en forma forma lineal, de altura no mayor a 40cm.; las cuales muy posiblemente fueron utilizadas para separar espacios fúnebres, los niveles estratigráficos no presentaron modificaciones; el pH de las cuadriculas varia de 5.83 a 6.29, asimismo no se registraron nuevas evidencias.
Nivelación de la unidad de excavación.
Cuadrícula A, al fondo los elementos líticos funerarios
Nivel 90 – 110cm. Cuadrículas, A B C y D. En la primera cuadrícula (A) se levantaron las lajas, asimismo, en el material de suelo del interior de la tumba se verificó su consistencia grasa, lo que evidencia el enterramiento de material orgánico; en la cuadrícula B se pudo evidenciar a pesar del alto estado de descomposición, dos cuerpos, el primero perteneciente a una mujer y el segundo a un infante (sexo y edad determinados por evidencias dentales), los cuales estaban dispuestos en
21
posición supina y en dirección al Este. En la cuadricula D fue retirado el objeto de estatuaria y a una distancia de 15cm, se hallaron los restos de una vasija, la cual presentaba en su interior una roca de mediano tamaño, con la cual muy posiblemente se rompió a propósito (cerámica “ matada”) como práctica mágico religiosa.
Los fragmentos de vasija recuperados, fueron procesados en el laboratorio de arqueología de la Universidad del Tolima, donde el material se limpió mecánicamente con el fin de retirar el material de hollín y carbón que qu e recubría la base de la pieza, con el cual se pudo obtener una fecha de contexto cerámico (registro Beta 218842). El proceso de reconstrucción del ceramio se llevó a cabo mediante la inclusión de “costillas” para sustentar algunos faltantes; luego se procedió a consolidarlo para obtener la forma real de la vasija, la cual por sus características (forma y rastros de hollín) se deduce como de uso doméstico.
22
Cerámica en proceso de reconstrucción reconstrucción
Roca insertada (cerámica “matada”)
Reconstrucción de forma y deducción de uso y función
4.2 Estratigrafía Según los estudios edafológicos el desarrollo de la estratigrafía está contenida en la orogenia de la cordillera oriental y sus orígenes sedimentarios del cretácico, asimismo el desarrollo desarrollo de sus suelos en cuanto al contenido de materia orgánica es escaso debido a la escorrentía difusa y a la pendiente del terreno el cual aporta gravitacionalmente su contenido. Los horizontes hallados en el perfil de la excavación nos muestran dos secuencias estratigráficas con un horizonte horizonte A y B de los cuales se hallan
23
mezclados por la actividad antrópica al efectuar los enterramientos así como el depósito ofrendatario.
Perfil estratigráfico, pared norte
24
4.3 Cerámica y datación radiocarbónica
Tipos cerámicos Alto Río cabrera
25
Gazofilacio o urna ofrendatoria
Los elementos cerámicos hallados en la década de los setenta, fueron registrados en la base de datos (colecciones virtuales) para el Museo Nacional de Colombia, como pertenecientes al “periodo tardío”; asignación temporal que se ha convertido en un “cliché”, por la manera como algunos investigadores han utilizado esta datación relativa para regiones como el valle del Magdalena Tolimense, pues los estilos cerámicos se reducen a decoraciones y formas sencillas, así como aplicaciones e incisiones de formas geométricas las cuales conservan en general el color de la arcilla, asimismo son objetos de utilidad práctica y de labores domésticas (Salgado 1998 y 2006, Rozo 1990) . La datación obtenida por C14 mediante el análisis de AMS, permitió obtener una fecha de 960 ± 50 B.P., la cual ubica cronológicamente cronológicamente los materiales en los inicios del llamado Período Tardío (siglos X a XV) y que para el departamento del Tolima, estaría representado en diferentes proyectos arqueológicos realizados en el valle del magdalena Tolimense. La vasija recolectada y fechada en la excavación arqueológica, representa
26
tipológicamente una olla de forma globular, sin cuello, alrededor del borde presenta una decoración en puntos presionados; en su cara externa presenta evidencias de uso doméstico. El material cerámico corresponde a una vasija de forma globular con una altura máxima de 25cm, boca de 11cm y un ancho máximo de 31cm. Este tipo cerámico se halla referenciado en dos vasijas procedentes del mismo sitio, en el depósito del Museo Antropológico de la Universidad del Tolima).
Material de referencia Museo U.T.
Material recuperado
960 ± 50 BP
27
Hasta hoy, no es claro el inicio de este período cultural. Las fechas de C 14 para el valle del Magdalena tolimense, lo ubican en los inicios del siglo X (décimo d.C) (Llanos 2001, Velandia y Carvajal 2006). Otros autores sugieren un final con el contacto europeo (Cifuentes 1994, 1996, 1997; Chacín 1995, Rodríguez 1997, Salgado y Gómez 2000; Carvajal 2002). A diferencia de las culturas del sur-occidente, que muy posiblemente tuvieron contactos directos en su dispersión geográfica con las etnias del valle del Magdalena, en el alto Río Cabrera los elementos contextuales no tienen correlatos estilísticos con estas culturas, pues en la cerámica y el arte rupestre encontramos más referencias con las culturas de los llanos orientales que con las de la planicie cálida del Magdalena. No estamos diciendo que son particulares, lo que ocurre es que falta más investigaciones tendientes a vislumbrar la dinámica compleja de la cultural material en la cuenca alta del río Cabrera. 4.4 Ajuar funerario -- Estatuaria Estatuaria La escultura recolectada en la cuadrícula D, se corresponde formalmente con las piezas recolectadas en campañas anteriores. Este elemento tiene una forma oblonga, la base es más ancha que la cara, con las siguientes dimensiones: altura de 64cm y 17.5cm de ancho. De estructura antropomorfa, está dividida en dos partes mediante una escotadura (cuello) que separa se para la cara del cuerpo.
28
Escultura recolectada en el sitio
4.5 Restos óseos -- Análisis de material material dentario Los materiales recolectados en el proceso de excavación, fueron debidamente rotulados en campo y transportados al laboratorio de arqueología. En dicho proceso, fueron limpiados mecánicamente y algunos elementos consolidados, para ser conservados, dado su alto grado de deterioro físico. De los restos óseos excavado (6 cuerpos) se analizaron macroscópicamente dos muestras del material dentario, por parte del antropólogo forense José Vicente Rodríguez, profesor de la Universidad Nacional de Colombia. Las muestras analizadas corresponden a dos esqueletos, recolectados en el nivel 110cm. – 140cm. Cuadricula B y otra del nivel n ivel 150cm – 170cm, cuadricula D. En el primer caso, los materiales dentales corresponden a una mujer adulta de aproximadamente 20 a 25 anos, lo cual se deduce por el desgaste del primer incisivo superior, igualmente algo que llama la atención es que el material está pigmentado, por alguna sustancia de color negro.
29
La segunda muestra corresponde a un infante asociado con el cuerpo anterior, de aproximadamente 3 a 5 años, el cual presenta un incisivo de leche, el proceso eruptivo del diente permanente, asimismo se encontró otro diente lateral inferior el cual presenta el mismo proceso eruptivo; asociado a este se hallaron restos de material dentario pertenecientes posiblemente a una mujer de aproximadamente quince a veinte años; la muestra presenta un molar inferior de tamaño grande con muy poco desgaste; de la misma forma otro molar superior con muy poco desgaste y en proceso eruptivo. 5. Iconografía funeraria La estatuaria funeraria del Alto Río Cabrera es un hecho singular en la arqueología no sólo de Colombia sino también del Área Intermedia pues, aunque existen numerosos casos de modelación de figuras icónicas en cerámica (Valdivia, Tumaco – La Tolita, Los Roques, etc. para citar algunos), concha, hueso, madera y metal, son relativamente raras las culturas en que se facturaron representaciones representaciones de carácter icónico en piedra. En Colombia sólo podemos referenciar los casos emblemáticos de San Agustín, Tierradentro, y Moscopán en Huila y Cauca y los menos conocidos de Tajumbina y Chimayoi en Nariño; La Belleza en Santander y las Salinas de Mongua en Boyacá; y en el contexto del Área Intermedia, sólo en Costa Rica encontramos correlatos de estatuaria y artes lapidarias en Las Mercedes (Mason 1945). Esta rareza se une al hecho de que en los casos conocidos, la estatuaria se encuentra siempre en contextos funerarios ya sea como parte de la parafernalia funeraria o como parte articulada en la estructura de los conjuntos arquitectónicos funerarios. Esta segunda opción es el caso de la estatuaria funeraria hallada en la vereda de Ambicá, sobre el cañón del río Cabrera. Acerca de esta expresión plástica se conocen datos dispersos en los museos (Nacional y Marqués de San Jorge) y dos colecciones: Una pequeña (14 piezas) situada en el Museo Valle Alto del Río Santana (Inspección de Santa
30
Ana, Huila) en la cuenca alta del Río Cabrera y otra, mas numerosa (26 piezas), en el Museo Arqueológico Regional de la Secretaría de Cultura del Huila en la ciudad de Neiva. Dichas piezas provienen en su totalidad de donaciones por hallazgos fortuitos o por compra a los guaqueros. Esto implica que carecen de información contextual. En el caso que nos ocupa, la estatuaria hacía parte de las ofrendas o ajuar funerario consistente de manera general en cerámica de carácter utilitario, la cual se encontró de modo invariable en fragmentos ya que en todos los casos, en cada deposición de cerámica, se halló una roca de regular tamaño (de 2 a 4 Kgr. de peso) encima del montón de fragmentos. Esta característica nos lleva a deducir como una característica de este complejo cultural, la práctica de “matar” las ofrendas, en particular la cerámica. En tres casos, se hallaron tembetás o bezotes (dos de madera y dos de piedra –lidita--), así como sólo en una tumba, las esculturas (dos) se encontraron asociadas con un cadáver que ostentaba varios elementos de orfebrería (5) en tumbaga y cobre rojo y collares (2), de cuentas de piedra (lidita, cornalina, y otra n/i). Estos elementos, a pesar de su escaso número respecto de la totalidad de las esculturas (127), son muy significativos pues raramente se encuentran asociados. En la estatuaria de San Agustín y de Tierradentro, apenas se encuentran unos pocos casos en que puede deducirse la representación de ornamentos y en que se puedan igualmente correlacionar con la orfebrería hallada en condiciones controladas de excavación. En la estatuaria del Río Cabrera son numerosos los casos en que aparecen representados los bezotes o tembetás y no obstante ser el único caso, el del pectoral, la asociación formal,
31
Escultura N°31
Pectoral en cobre rojo
Pectoral en tumbaga
32
nos permite hacer algunas conjeturas al proponer una comparación con los que hasta ahora se habían supuesto como representaciones de pectorales, en la Piedra Pintada de Aipe.
Petroglifo de Piedra Pintada, Aipe - Huila
Posible relación formal entre un grafema de Aipe y un pectoral en cobre del Río Cabrera
33
Estas relaciones ya habían sido sugeridas por Ana María Falchetti en su trabajo
Falchetti, Boletín Museo del Oro, Año I – 1978, p.28
sobre los pectorales acorazonados, su distribución y correlaciones formales. en estatua de piedra procedentes de Dolores (Tolima) en asociación con un pectoral de tumbaga de la misma forma y en los petroglifos de la conocida piedra de Aipe localizada sobre la margen izquierda del Magdalena en el actual departamento del Huila. Estos pectorales “…También existen representaciones de pectorales acorazonados
34
acorazonados fundidos forman parte de la tradición metalúrgica tardía del suroccidente colombiano, correspondiente a grupos que ocuparon la región desde una época cercana al siglo X d.C…” (Falchetti ,1989:26) En cuanto a los bezotes o tembetás, estos aparecen representados en varios casos en la estatuaria:
Escultura N° 062
Escultura N° 075
Escultura N° 096
Veremos aquí como ejemplo dos de los casos de tembetás de madera:
Bezote (A), elaborado en madera
35
Bezote (B), elaborado en madera
Estos elementos, según consulta hecha a especialistas en anatomía de maderas de la Facultad de Ingeniería Forestal de la Universidad del Tolima, están elaborados en una madera muy dura y provendría de la selva húmeda. Iconográficamente son únicos en el registro arqueológico descrito en Colombia y sólo tienen correlatos en algunas representaciones en la orfebrería. De los bezotes o tembetas (o tembetás) dice Clemencia Plazas: cilíndricos de oro o piedra, con una superficie semicóncava en uno de sus extremos para apoyarse suavemente sobre el maxilar inferior. En las tembetas de piedra es plano el otro extremo y después de atravesar la piel por debajo del labio inferior, se le agregaba una tapa de oro […] El adorno sublabial “…Objetos
36
era muy común en el área tairona, lo mismo que en Mesoamérica, pero en otras zonas arqueológicas colombianas estos objetos son desconocidos, con excepción de algunos hallazgos en el área Tolima…” (Plazas, 1987:32) 5.1 Análisis de la iconografía El estudio iconográfico de la estatuaria del Río Cabrera nos plantea varias dificultades cuando nos preguntamos por las correlaciones formales con materiales similares en otras culturas. La pregunta obligada acerca de su posible relación con San Agustín sólo encuentra su común carácter de ofrenda funeraria, con la diferencia esencial de que esta del Río Cabrera no se encuentra articulada con construcciones o arquitectura funeraria. Las esculturas del Río Cabrera tienen unas dimensiones que oscilan entre 1.20 m. a 0.38 m. Sin considerar las máximas, las esculturas tienen una talla aproximada de 0.75 m. La mayor parte tienen un sector elíptico y algunas cuadrangular, trapezoidal y triangular, con perímetros entre 0.60 m. y 0.35 m. La mayoría de las esculturas se encontraron una en cada tumba, aunque en algunos casos se hallaron dos en el mismo enterramiento. Como características singulares, en algunos enterramientos de esculturas, son frecuentes los casos en que el ajuar funerario no acompañaba restos óseos y también el que muchas tumbas contenían restos femeninos y de niños. La estatuaria funeraria del Alto Río Cabrera se caracteriza fundamentalmente por la síntesis estructural de sus formas que, en tanto tal, no tiene correspondencias con la estatuaria de otros otros complejos culturales como los casos ya citados de Mongua, del Macizo Colombiano o de Nariño. La estructura es muy simple y está determinada tanto por la intencionalidad plástica figurativa como por su funcionalidad. Así, las piezas están construidas dentro de un poliedro rectangular cortado en su parte inferior para ahusar la base, con el propósito de clavar la pieza en el piso de la tumba, de tal manera que la zona mas pesada y apta para el trabajo escultórico se encuentra en la zona superior.
37
La mayor parte de las piezas son de carácter antropomorfo, es decir, que representan una figuración humana. Las piezas están segmentadas en tres partes, en cuya sección superior se representa la cabeza la cual se encuentra separada del resto del cuerpo apenas por una depresión que al mismo tiempo define los hombros y la parte superior del torso; dicha depresión se encuentra, en la mayoría de los casos sólo por la parte delantera y muy pocas piezas muestran su continuidad por el envés. La cara está descrita de manera muy sucinta por los ojos mediante el conocido diseño de “grano de café” o también mediante pequeñas ranuras horizontales incisas. La nariz se encuentra articulada con los arcos superciliares y en la zona inferior se dibuja la boca también por una incisión; en varios casos aparece bajo la boca, una protuberancia que representa un adorno sublabial o bezote (tembetá). Muchos casos tienen representada sobre las mejillas la práctica de la pintura facial (o, tatuaje) con finas líneas incisas. Muchas piezas muestran representados sobre el pecho, pequeños pezones que, consideramos como representaciones de género femenino. Muy raras tienen representado el ombligo y ninguna tiene los órganos sexuales. Un grupo notable está constituido por la representación de falos erectos y en dos casos, la parte superior se encuentra grabada por dibujos complejos. Según la distribución de elementos figurativos, la composición plástica y la presencia o nó de caracteres antropomorfos, hemos clasificado las esculturas en cuatro grupos: Falos, Femeninas, Enfardeladas (o, amortajadas) y Zoomorfas. Las representaciones tienen una especial relación con el hecho de que la mayor parte de los restos óseos correspondían a individuos de sexo femenino y niños. Algunas tumbas tumbas carecían carecían de restos restos humanos humanos y sólo contenían material ofrendatorio.
38
FALOS (Esc. N° 081)
ENFARDELADAS (Esc. N° 058)
FEMENINAS (Esc. N° 086)
ZOOMORFAS (Esc. N° 023)
CLASIFICACIÓN SEGÚN LO REPRESENTADO
39
En general, las esculturas se encuentran diseñadas dentro de una estructura fálica pero, algunas, son específicamente falos. Algunas de estas piezas plantean una aparente contradicción por la presencia de senos o pezones, (N° (N° 070) 070) lo cual las colocaría dentro de la clase de “femeninas”. Un carácter singular de las piezas específicamente definibles como falos (N° (N° 069), 069), (N° (N° 081), 081), estriba en el hecho de que se encontraron con la parte superior, correspondiente, según esta definición, al glande, colocados hacia abajo o “de cabeza” , clavados en el piso de la respectiva tumba ( Ver Láminas I, II, III, IV , V).
Escultura N° 069
Escultura N° 070
Las esculturas que clasificamos como femeninas, definidas como tales (según ya se dijo) por la presencia de pezones, aparentemente están desnudas,
40
aunque no tienen otro elemento sexual distinguible. Pero es notable la representación de pintura facial (o, tatuaje) y también por adornos a manera de collares (Ver Láminas VI, VII, VIII, IX, X, XI y XII).
Escultura N° 064
Escultura N° 010
En la escultura (N° 064), se puede observar la representación de un bezote plano bajo el labio y una especie de collares alrededor del cuello, amen de los pezones distintivos. La escultura (N° 010) es una de las raras (4) que presentan figuraciones de brazos o manos y, además de pintura facial, el ombligo. La clase que llamamos de enfardeladas, pues sólo encontramos un correlato de cadáveres envueltos en fardos mortuorios en el Perú; y en Colombia, aparte de algunos datos imprecisos entre los Guanes, la información disponible ubica esta práctica de envolver o amortajar los cadáveres, entre los Muiscas:
41
“… envolvían el cuerpo en mantas, le adornaban con joyas y
secretamente lo llevaban los jeques a la tumba en la que ponían las armas y joyas del difunto…” (Jijón, 1974:286) “… al pueblo raso se le enterraba en l os
campos envuelto en una
manta…” (Rodríguez, 1999)
“en Tunja se hallan, en cavernas, muchas momias bien conservadas y algunas con mantas…” (Uricoechea, 1984:61)
Escultura N° 045
Pero no hallamos referencias para dicha práctica en el valle del Magdalena. Sin embargo, y considerando la posible comunicación a lo largo del cañón del Río Cabrera con el altiplano, y por lo tanto con los Muiscas y Sutagaos, no es muy difícil deducir la adopción de estos patrones culturales en las prácticas funerarias.
42
Escultura N° 045 – Dibujo Manuel León Cuartas
En la estatuaria, los referentes consisten en que los ojos aparecen cerrados y sobre el cuerpo no hay ningún elemento figurativo. La manera como aparece articulada la cabeza con el cuerpo, produce la apariencia de que el cuerpo está envuelto (Ver Láminas XIII, XIV, XV, XVI, XVII, XVIII, XIX) piezas en que, de manera más o menos descriptiva, se representan peces. La figuración recurre al diseño estructural - anatómico de estos animales y va desde la expresión de detalles como aletas u ojos, a una simple forma dinámica (Ver Láminas XX, XXI, XII ). La clase de las esculturas que definimos como “zoomorfa” se reduce a 4
Escultura N° 37
43
La iconografía en la estatuaria del Valle Alto del Río Cabrera es, al contrario de lo que parece, dada su simplicidad formal, muy compleja; en particular cuando tratamos de buscar una correlación entre sus elementos significativos. Así, es necesario considerar las relaciones que arman la estructura funébrica: De una parte dos hechos 1. Tumbas con ajuar funerario, sin cadáver; 2. Tumbas con enterramientos de mujeres y niños. De otra, las características del ajuar funerario: 1. Representaciones antropomorfas y zoomorfas en piedra. 2. Cerámica “matada”.
En el caso de las tumbas sin cadáver, pero, con ofrenda, se nos plantea un caso pocas veces referido en la arqueología, el de los enterramientos en efigie; es decir, que por la no presencia del cadáver, se enterraba su representación. Las representaciones fálicas, tanto en la estructura de la mayor parte de las piezas, como en la figuración explícita de penes o “príapos” erectos , y su peculiar postura, la de hallarse enterrados cabeza abajo en las tumbas, enlaza sugestivamente con la mayor densidad de restos óseos de mujeres e infantes. Igualmente sugerente, es la relación de las representaciones de peces tanto con las representaciones de falos como con su afinidad simétrica con la presencia de mujeres, ya que estos, los peces, son considerados en muchas sociedades indígenas actuales como significativos de la procreación. La cerámica “matada” le confiere al conjunto unas valoraci ones mas complejas ya que, según lo descrito en el registro arqueológico de Suramérica y Mesoamérica, esta práctica es el indicio de nociones muy elaboradas acerca de la comprensión espiritual de los seres humanos.
44
BIBLIOGRAFÍA
AGUADO, Fray Pedro de 1957 Recopilación Historial ; 4 Vols., Edición y estudio preliminar de Juan Biblioteca de la Presidencia de la República; Bogotá
Friede;
BARRERO, Martha Isabel et al. 1997 Prospección Arqueológica del Valle de las Lanzas, Ibagué – Tolima; Trabajo de Grado, Ms.; Facultad de Ciencias de la Educación, Universidad del Tolima; Ibagué BOLAÑOS, Alvaro Félix 1994 Barbarie y Canibalismo en la Retórica Colonial: Los indios Pijaos de Fray Pedro Simón ; Editorial CEREC; Bogotá BORJA GÓMEZ, Jaime 2002 Los Indios Medievales de Fray Pedro de Aguado – Construcción del idólatra y escritura de la historia en una crónica del siglo XVI ; Centro Editorial Javeriano e Instituto Colombiano de Antropología e Historia – ICANH; Bogotá BEDOYA, Víctor Manuel 1950 Etnología y Conquista del Tolima y la Hoya del Quindío ; Imprenta del Departamento; Ibagué CARDALE DE SCHRIMPFF, Marianne 1976 “Investigaciones Arqueológicas en la Zona de Pubenza, Tocaima – Cundinamarca”; En, Revista Colombiana de Antropología, Vol.XX, pp.335496, Instituto Colombiano de Antropología - ICAN; Bogotá CASTAÑO URIBE, Carlos y Carmen L. Dávila 1984 Investigación Arqueológica en el Magdalena Medio – Sitios Colorados y Mayaca; Fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales - FIAN; Banco de la República; Bogotá CIFUENTES TORO, Arturo 1989 “Prospecciones y reconocimientos arqueológicos en el valle del Magdalena, Honda – Tolima”; En, Boletín de Arqueología 4 (3):49-55, Fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales - FIAN; Banco de la República; Bogotá 1991 “Dos períodos arqueológicos del valle medio del río Ma gdalena en la región de Honda” ; Boletín de Arqueología, 6(2):2-11, Fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales - FIAN; Banco de la República; Bogotá 1993 “Arrancaplumas y Guataquí, dos períodos arqueológicos en el valle medio del río Magdalena” ; En, Boletín de Arqueología, 8(2):3-88, Fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales - FIAN; Banco de la República; Bogotá
45
CIFUENTES TORO, Arturo 1994 “Tradición alfarera de La Chamba” ; En, Boletín de Arqueología, 9(3), Fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales - FIAN; Banco de la República; Bogotá CUBILLOS, Julio César 1945 “Arqueología de Rioblanco (Chaparral – Tolima)”; En, Boletín de Arqueología, Vol. I, N° 6, pp.519-530; Servicio Arqueológico Nacional; Bogotá 1946 “Apuntes para el estudio de la cultura Pijao” ; En, Boletín de Arqueología, Vol. II, N° 1, pp.46-81; Servicio Arqueológico Nacional; Bogotá CUBILLOS, Julio César y Víctor Bedoya 1954 “Arque ología de las riberas del Río Magdalena, Espinal – Tolima”; En, Revista Colombiana de Antropología, Vol. II, N°2, pp.115-143, Instituto Colombiano de Antropología; Bogotá ESPINAL, Luis y Elmo Montenegro 1963 Formaciones Vegetales de Colombia ; Codazzi – IGAC; Bogotá
Instituto
Geográfico
Agustín
LUCENA SALMORAL, Manuel 1965 Presidentes de Capa y Espada, 1605-1628 ; En, Historia Extensa de Colombia Vol. III, Tomo 1; Academia Colombiana de Historia y Ediciones Lerner; Bogotá LLANOS, Héctor 1995 “La cultura de Santana”; En, H. Llanos (Ed.) Los Chamanes Jaguares de San Agustín, § pp.57-58; Imprenta Cuatro y Cia.; Bogotá MYERS, Thomas 1973 “The archaeology of the upper Cabrera valley, Huila – Colombia” , In,
1974
El Dorado, A Newsletter – Bulletin on South American Anthropology, Vol. I, N ˚ 1, pp. 5 -10; -10; Department of Anthropology, University of Northern Colorado; Greeley “La arqueología de Santa Ana, Huila – Informe preliminar” ; En, Revista
Colombiana de Antropología, Vol. XVI, pp. 479-490, Instituto Colombiano de Antropología – ICAN; Bogotá
ORTEGA RICAURTE, Enrique 1949 Los Inconquistables. La guerra de los Pijaos ; Publicaciones del Archivo Nacional de Colombia; Bogotá Documentos para su 1952 San Bonifacio de Ibagué del Valle de las Lanzas. Documentos historia; Publicaciones del Archivo Nacional de Colombia; Bogotá PLAZAS, Francisco de Paula 1950 Villavieja Ciudad Ilustre, 1550-1950. Aspecto histórico y genealogías de Villavieja ; Academia Huilense de Historia, Edición Oficial; Neiva;
46
RAMÍREZ JÁUREGUI, Daniel 1996 Exploración Arqueológica de la Cuenca Alta del Río Combeima,Ibagué – Tolima; Trabajo de Grado, Ms., Departamento de Antropología, Universidad Nacional de Colombia; Bogotá RAMÍREZ SENDOYA, Pedro José 1952 Diccionario Indio del Gran Tolima. Estudio lingüístico y etnográfico sobre dos mil palabras indígenas del Huila y del Tolima ; Editorial Minerva; Bogotá REICHEL-DOLMATOFF, Gerardo y Alicia Dussan 1943-1944 “Las urnas funerarias en la cuenca del Río Magdalena” ; En, Revista del Instituto Etnológico Nacional, Vol. 1, Entrega 1, pp. 209-281; Bogotá RODRÍGUEZ FREILE, Juan 1934 El Carnero; Editorial Librería Colombiana; Bogotá RODRÍGUEZ RAMÍREZ, Camilo 1990 “Asentamientos y alfarería prehispánica del alto río Saldaña – Tolima”; En, Boletín de Arqueología 5 (2): 45-59; Fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales - FIAN; Banco de la República; Bogotá Agricultores Prehispánicos en El Limón, 1991 Patrones de Asentamiento de los Agricultores Chaparral – Tolima; Fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales FIAN; Banco de la República; Bogotá SALGADO LÓPEZ, Héctor 1998 Exploraciones Arqueológicas en la Cordillera Central, Roncesvalles – Tolima; Fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales - FIAN; Banco de la República; Bogotá SALGADO LÓPEZ, Héctor y Alba N. Gómez 2000 Pautas de Asentamiento Prehispánicas en Cajamarca – Tolima; Fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales - FIAN; Banco de la República; Bogotá SIMÓN, Fray Pedro 1981 Noticias Historiales de las Conquistas de Tierra Firme en las Indias Occidentales; Edición y estudio preliminar de Juan Friede; Biblioteca Banco Popular; Bogotá TRIANA ANTORVEZA, Adolfo 1992 La Colonización Española en el Tolima – Siglos XVI y XVII ; FUNCOL – Cuadernos del Jaguar; Bogotá VÁSQUEZ SERNA, Fernando 1988 Estudios Arqueológicos en el Valle Medio del Río Cabrera, Alpujarra – Tolima; Trabajo de Grado, Directora Marianne Cardale; Departamento de Antropología, Universidad Nacional de Colombia; Bogotá
47
VELANDIA, César 1994 San Agustín: Arte, Estructura y Arqueología - Modelo para una semiótica de la iconografía precolombina ; Ed. Fondo de Promoción de la Cultura del Banco Popular - Universidad del Tolima; Bogotá. 1999 "The Archaeological Culture of San Agustín. Towards a New Interpretation" ; 2003
In Politis G. and B. Alberti (Eds.) Archaeology in Latin America , Chapter 10, p.185-215; Routledge, Taylor & Francis Group; London “Anti-Hodder (Diatriba contra las veleidades post-modernistas en la arqueología post- procesual de Ian Hodder)” En, Curtoni R. y M.L. Endere
(Eds.) Análisis, Interpretación y Gestión en la Arqueología de Sudamérica, Serie Teórica, N° 2, p.p. 199-215; Memorias de la Segunda Reunión Internacional de Teoría Arqueológica en América del Sur, Oct. 4-7/2000, Olavarría; INCUAPA, Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires; Olavarría 2005 “Estética y Arqueología: Dificultades y Problemas” ; En Santos M. y A. Troncoso (Coord.), Reflexiones sobre Arte Rupestre, Paisaje y Contenido, raballos de Arqueoloxía e Patrimonio, TAPA 33, pp.29-35; Laboratorio de Arqueoloxía da Paisaxe, Instituto de Estudos Galegos Padre Sarmiento; Santiago de Compostela 2005 Iconografía Funeraria en la Cultura Arqueológica de Santa María, Argentina; INCUAPA, Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, Olavarría; Co-edición Universidad del Tolima; ISBN 958-9243-118; Ibagué 2006 “Prolegómenos a la Construcción de una Semasiología Prehispánica” ; En Arqueología Suramericana, 2 (2), pp. 205-243; Departamento de Antropología, Universidad del Cauca y Facultad de Humanidades, Universidad Nacional de Catamarca. Catamarca VELANDIA, César y Elizabeth SILVA 2004 “Supervivencia de una cosmogonía prehispánica en el sur del Tolima”; En, MUSEOlógicas, Revista del Museo Antropológico de la Universidad del Tolima, Vol.IV, N. 6/7; Edición on-line: www.ut.edu.co/ma/museologicas
48