El monte – Lydia Cabrera (1899-1991)
Etnóloga, investigadora y narradora cubana, estudió la presencia y huella de la cultura africana en Cuba desde aspectos lingüísticos y antropológicos. En El Monte (1954) se dedica por completo a estudiar los orígenes de la Santería, nacida de la mezcla de las deidades de Yoruba con los santos católicos. Para ello tiene que ganarse la confianza de sus informantes, los cuales guardan celosamente el secreto de sus rituales, mitos y costumbres. Para ella, lo importante consistía en desentrañar "la huella profunda y viva que dejaron en esta isla, los conceptos mágicos y religiosos, las creencias y prácticas de los negros importados de África durante varios siglos de trata ininterrumpida". Sus relatos abordan diversos temas: el srcen del universo africano, animales personificados, los dioses africanos, los animales y las plantas, su destino y quehacer en la vida Se evoca lo que significa el monte para el negro: un lugar sagrado, donde nace la vida y da morada a sus divinidades ancestrales, pero también el sitio que guarda poderes inimaginables, capaces de ocasionar el más terrible de los maleficios.
Primera edición de El Monte, en 1954.
El monte es una mirada desde el vórtice mismo de las vibraciones del alma cubana.
Lo cubano como producto nuevo, como cocción culminada
Lo auténtico en El monte es esta suerte de relación con lo contingente.
AL LECTOR
Ganarse la confianza de estos viejos no es siempre tarea fácil, hay que aprender a pensar como ellos: no conocen la celeridad de la vida moderna y enferma del espíritu de los blancos, lo que es la opresión.
No se adentrará mucho en la vida cubana sin dejar de encontrarnos con esta presencia africana que no se manifiesta exclusivamente en la coloración de la piel.
I.
EL MONTE
Persiste en el negro cubano la creencia en la espiritualidad del monte de Cuba, donde habitan divinidades ancestrales, espíritus poderosos.
“El monte es sagrado” porque en él residen -viven las divinidades. “Los santos están más en el monte que en el cielo”. “Somos hijos del
monte porque la vida empezó ahí.
El monte tiene su ley, para que el monte ayude es necesario saber entrar en el monte.
Los negros van al monte como si fueran a una iglesia, llena de santos y de difuntos, a pedir lo que haga falta para la salud y negocios.
No se entra sin respeto y compostura, con mayor razón cuando se va a pedir.
Para que consientan que se tomen plantas, palos o piedras es preciso que se solicite respetuosamente el permiso, que se le pague con tributos.
Los negros todo lo humanizan.
Sin dar tributo sabe que lo que se lleva no tendría esencia-alma.
Árboles y plantas son seres dotados de alma, inteligencia y de voluntad. Toda calamidad tiene su respuesta en una planta. Causan bien y mal según quien los corte: el rito determina su efecto: el palo
hace lo que se le mande. La magia es la gran preocupación, la obtención de las fuerzas ocultas y poderosas que lo obedezcan, el gran anhelo.
Los santos son los mismos en Cuba y en África, con distintos nombres, solo que en Cuba bailan y comen.
No se deja de lado la medicina clásica, pero en su fuero interno confía mucho más en la mágica receta del santero: nunca se deja de ser Hijo de la Madre Selva.
II.
BILONGO (hechicería, brujería)
Las enfermedades, causas ocultas y verdaderas. -
La enfermedad es por lo regulas obra de algún bilongo, un daño que se introduce al cuerpo desde los manejos de un enemigo.
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Hay certidumbre después de la “visita” de un brujo que revela las
malas intenciones de alguien: solo otra brujería le librará. -
Cuando no es hechizo es castigo merecido enviado por el cielo. Quienes pasan por la iniciación toman el nombre cristiano y el africano, este último no hay que revelarlo porque con este se efectúan los hechizos.
Bajar y subir el santo. -
A quien le baja el santo nunca se sabe en qué momento fue y si no se le dice después no se entera: es mejor no decirlo.
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Se realizan fiestas o tambores para estos santos. La policía no puede perturbarlas.
La posesión del santo, el momento en trance. -
Cualquier estado psíquico anormal supone para el negro la injerencia de algún espíritu.
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La posesión es tan corriente en Cuba que sobrarán ocasiones para observarlo.
Santicos, cuando fingen: los santos no duelen.
Divinidades. Orishas e ikús conviviendo con el pueblo. -
Lo cristiano y africano se aprenden mutuamente.
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A los muertos hay que tenerlos contentos y bien dispuestos, se respetan tanto como a los santos, antes de saludar a los santos se saluda a los muertos. La misa amaina al muerto.
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Se ofrendan en los patios, cuanto más lejos de la vivienda y de los vivos, mejor.
Historia hija de Omí-Tomí. -
Teresa, criada como señorita blanca por dos solteronas, fue desposeída de sus bienes, se acercó al padre de Lydia quien era abogado y desde ahí fue la costurera de la abuela y la madre.
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No fue iniciada en las creencias africanas.
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Todo el mundo sabía que su hija murió de brujería menos ella.
La felicidad y salud de la persona depende de su relación con el orisha. Castigos. Animales consagrados (gallo de Teresa, pavo real, gallina del hombre)
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El santo no permite que se burlen de él. No se fuerza a un santo a bajar.
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Los santos determinan las formas de muertes.
Urbanización. -
Las yerbas más comunes tienen mejor valor.
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La fabricación de nuevas casas reduce los terrenos herbosos.
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El cemento es el pero enemigo de las divinidades africanas.
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Se trasladan a suburbios donde aún abundan los solares y casas con patios.
III.
OLUWA EWÉ: EL DUEÑO DEL MONTE.
Osain.Importancia.
Cómo se hace un Osain.
Elegguá, dueño de guardían de las puertas y de los caminos.
Las horas.
El ser supremo y Elegguá. Picardías. Importancia.
Caminos o avatares del orisha.
Cómo se hace un Elegguá. El omiero. Las yerbas del asiento.