1 1.Elementos significativos de la Etica Profesional Ejercer una profesión requiere que tal actividad sea hecha por el mismo profesional. Pero nadie puede ejercer una actividad que desconozca, por lo que la actividad personal presupone que se hace teniendo en cuenta los tres componentes del quehacer profesional:
Los científicos
componentes
Son las bases de teoría científica de toda actividad profesional pero que, siendo semejante para grupos de profesiones, es diferente para todas las profesiones. Su comprensión permite dominar la naturaleza de la profesión y por lo tanto, producir resultados conforme con los objetivos de la profesión y predecir los resultados de su ejercicio.
Los componentes técnicos
La toda profesión existen actividades cuya ejecución señala el quehacer propio de la profesión, el cual debe ajustarse a ciertas normas de procedimiento y de técnicas aplicadas. Estos procedimientos y técnicas son los elementos técnicos de la profesión, cuyo conocimiento permite seleccionar las actividades intrínsecas y posibles que permitan alcanzar los objetivos de la profesión.
Los componentes humanos o de servicio
Son la traducción de los componentes técnicos y científicos puestos como servicio al usuario de la profesión, en forma inmediata o mediata. Representan entonces el servicio en sí mismo, como motivación esencial del ejercicio profesional. Subordinación del actuar profesional a la ética. La conciencia profesional, al tener este elemento, puede ordenar, permitir o prohibir los actos que consideren o están de acuerdo con lo debido en materia de la respectiva ética profesional. En el fondo, esto implica que, en caso de conflicto ético, se deben respetarlas escalas de valores profesionales por encima de las escalas personales. Preparación profesional científica y técnica. Siendo el papel de la conciencia profesional el juzgar los actos profesionales, es importante que el profesional haya recibido la debida preparación que le permita actuar en la profesión con el máximo de beneficio para sus usuarios y para que la conciencia moral profesional pueda evaluar si cada acto está ajustado al deber ser profesional.
Formación ética. Como todo ejercicio profesional implica deberes morales, es necesario que el profesional los conozca, para que su conciencia pueda
2 valorar si se cumplen o no y si se cumplen según las normas éticas respectivas o violándolas. Sentir la obligación de trabajar. El trabajo es una forma de retribuir, en justicia, lo que el profesional ha recibido de la sociedad en su preparación, en las oportunidades de trabajar que se le dan (aunque a veces esto no sea una realidad social) para que pueda subsistir decorosamente y para cumplir con los derechos de los usuarios y empleadores respecto al trabajo del profesional.
En la profesión y servicio a la sociedad
el
El ejercicio de una profesión es siempre de carácter social de hecho, las profesiones han nacido y se han desarrollado como respuesta a necesidades de las comunidades, no de las personas consideradas individualmente y por ello, una de las funciones de cualquiera profesión es contribuir al bien común, sin que deje de proveer el necesario beneficio personal del profesional. Servir a los demás requiere utilizar los mejores esfuerzos del profesional, como un deber personal e inherente a su misma condición de profesional. Lo anterior implica que el profesional debe sentirse útil a los demás.
Estabilidad profesional La estabilidad profesional supone consagración al ejercicio profesional de por vida, habida cuenta de lo que se requiere para la formación del profesional, mirado como costo social, como esfuerzo personal y como respuesta a necesidades permanentes de la sociedad.
Sin embargo, la estabilidad profesional no significa inamovilidad. Dado que sería una negación de la libertad humana para elegir función en la sociedad, pero sí significa permanencia por atractivo de la profesión y por la misma utilidad que representa su ejercicio. Tampoco supone dedicación exclusiva, pues el trabajar, junto con el amar (como compartir familiar y social), el divertirse y el adorar a Dios, es sólo una de las actividades que le permiten al humano su realización personal.
Beneficio personal
Como se dijo antes, el ejercicio profesional se da fundamentalmente para el bien común, representado en el conjunto de usuarios de la profesión, pero sin descartar el bien particular del mismo profesional. Este bien particular es el
3 lucro personal, que permite al profesional vivir honestamente, con su familia, del ejercicio profesional. Pero el beneficio personal, como elemento de la profesión, no es sólo el bienestar material. Incluye la satisfacción personal espiritual por su quehacer y los resultados que se obtengan; es el "status" que la sociedad le asigna por su utilidad social, que no sólo por el ser profesional; es la autoridad moral y científica que se le reconoce en su campo; son los derechos y privilegios que le otorga las sociedad en retribución al trabajo desempeñado.
Honradez profesional Debe ser el resultado de la función social de la profesión como trabajo dirigido al bien común y que impide sustraer el beneficio personal al bien común. Ser honrado, profesionalmente hablando, es cumplir los deberes de la profesión, sin desechar los derechos, en sentido de justicia. Por lo tanto, la honradez profesional lleva a reconocer los deberes como prioridad frente a los derechos.
La distorsión histórica de corte cientificista y racionalista que separó de manera tajante el juicio de hecho y el juicio de valor (Morin, 2005) y que, sustentándose en una visión equívoca de objetividad ubicó a la ciencia en el ángulo de lo objetivo y racional, y a la ética en el ángulo subjetivo y emocional; derivó progresivamente en un alejamiento del campo de las profesiones respecto del de la ética, dejando el tema de la ética profesional en el pasado, como una especie de raíz pre-científica de las profesiones en la que se prescribían ciertas normas de buen comportamiento ligadas a especulaciones filosóficas, o incluso a creencias religiosas que había que superar. Sin embargo, el tiempo ha ido regresando el tema de la ética al campo de la ciencia y de las profesiones, por un lado porque la desilusión de la modernidad y la fe ciega en la razón que dio origen a la llamada posmodernidad (Morin, 2005), o modernidad líquida (Bauman, 2007), trajo consigo un retorno al campo de la subjetividad y una revaloración de la dimensión afectiva en la que se sigue ubicando a la ética, y por otra parte, porque la profunda crisis sistémica en que se encuentra el planeta en lo ecológico, lo económico, lo político, lo social y lo cultural ha obligado a la sociedad a volver a pensar en la relación entre el saber y el vivir, entre las prácticas humanas y lo auténticamente humano; en términos filosóficos, entre la verdad y el bien. Es así que un análisis más contemporáneo del tema nos lleva a comprender la relación estructural y dialógica entre ética y profesión; si entendemos bien lo que es una profesión, y si visualizamos la ética desde una perspectiva amplia y profunda, esta relación resulta evidente e irrenunciable, de tal forma que puede afirmarse que toda profesión se ejerce desde una visión ética, y que toda visión ética conlleva una definición de lo que es una profesión y un buen profesional.
4 Hortal (1996) plantea que en cierto modo "todo trabajo remunerado es una profesión" pero en el sentido pleno "no todo trabajo remunerado es una profesión". Según este autor, pionero y referente en el terreno de la ética profesional, para que un trabajo o conjunto de actividades pueda llamarse plenamente profesión tienen que cumplirse cinco condiciones básicas: que las personas tengan una dedicación estable a ese conjunto de actividades con una función social específica; que esas actividades constituyan el medio de vida de las personas que las ejercen; que exista un cuerpo específico de conocimientos de esa actividad, del que carecen los que no son profesionales de la materia; que estos conocimientos se transmitan de manera institucionalizada a los nuevos profesionales y que haya una forma de acreditación socialmente legitimada para ejercer esta actividad; y finalmente, que exista un control de los profesionales sobre el ejercicio de la actividad, para lo cual se constituyen los colegios, los cuales establecen las normas y procedimientos que van a regir este ejercicio. En la primera condición antes descrita, se tiene un elemento que establece la vinculación entre ética y profesión. Porque la profesión, para poder ser llamada de ese modo, tiene que tener una función social específica y esa función social específica se origina y tiene que ver con proporcionar algún bien a la sociedad, el cual no se podría obtener de no existir la profesión. Se trata aquí de lo que autores como Martínez (2006) llaman "bienes internos" de la profesión: los bienes para los cuales fue creada socialmente. En la definición de profesión que aporta Cortina se puede apreciar con mayor énfasis esta relación entre profesión y búsqueda del bien humano, que implica necesariamente a la ética. Dice Cortina que profesión es: Una actividad social cooperativa, cuya meta interna consiste en proporcionar a la sociedad un bien específico e indispensable para su supervivencia como sociedad humana, para lo cual se precisa el concurso de la comunidad de profesionales que como tales se identifican ante la sociedad (Cortina, 2000: 11). Por otra parte, la Ética es la disciplina o área de la Filosofía que se ocupa del estudio del bien o de la "buena vida humana" (Prado, 1998); como afirma Cortina (2001: 62): "la Ética... tiene por objeto el deber referido a las acciones buenas que se expresan en los juicios denominados morales...". Este deber, según plantea Prado siguiendo al filósofo español Xabier Zubiri, no es incompatible con la felicidad, sino por el contrario, está orientado hacia ella. El deber, dice Zubiri, es "la posibilidad más conducente a la felicidad", entendiendo la felicidad no como una sensación superficial de confort sino como "el sentirse realmente bien" (Prado, 1998: 132). Como filosofía de la práctica, la Ética está intrínsecamente relacionada con las profesiones, que finalmente son prácticas humanas que nacen y se organizan, como ya se planteó, para proporcionar un bien específico a la sociedad; para contribuir, a través del cumplimiento de un deber ser moral —del bien interno que les dio origen— al logro progresivo y limitado de la felicidad humana individual y colectiva, es decir, al estado de cosas en que las personas y la sociedad toda se sientan "realmente bien" porque están satisfaciendo su deseo profundo de "vivir para vivir" (Morin, 2003), que es su vocación fundamental.
5 Esta es la relación estructural entre ética y profesión que nos permite ver con claridad que toda profesión tiene un fundamento ético, y que toda acción profesional tiene que cumplir un deber ético.
2.Principios Eticos Para poder adentrarnos en el esclarecimiento del significado de principio ético, se hace necesario que, en primer lugar, procedamos a determinar el origen etimológico de las dos palabras que le dan forma: Principio deriva del latín “principium”, que puede traducirse como “tomar lo primero” y que es fruto de la suma de “primus”, que es sinónimo de “el primero”; el verbo “capere”, que equivale a “tomar”; y el sufijo “-ium”. Ético, por otra parte, emana del griego. Más exactamente es fruto de la unión de “ethos”, que significa “costumbre”, y del sufijo “-ico”, que expresa “relativo a”.
Principio ético
Un principio es el comienzo de algo. El concepto también se emplea para nombrar a un valor o a un postulado que se tiene en cuenta par el desarrollo de una acción. Un principio, de este modo, puede ser equivalente a una norma. Ético, por otra parte, refiere a lo relacionado con la ética (la rama filosófica que se centra en los asuntos morales). La ética, en este sentido, está formada por las reglas morales que se toman como base para el accionar. Con estas aclaraciones, podemos analizar la noción de principio ético. Se trata de una regla que sirve como guía para definir la conducta, ya que recoge aquello que se toma como válido o bueno. En concreto, se considera que en la sociedad actual existen una serie de principios éticos que son calificados como básicos. Entre estos destacan los siguientes: Principio de autonomía. Significa que toda persona con mayoría de edad tiene derecho a determinar y conducir su vida por sí sola y de la manera que considere oportuna. Principio de igualdad. Establece que todos somos iguales, es decir, que contamos con los mismos derechos y también con las mismas obligaciones. Principio de humanización. Este viene a dejar patente que todo ser humano debe vivir, actuar y fomentar valores humanos como son la libertad, la conciencia, el sentido social o incluso la responsabilidad.
6 Principio de solidaridad. Establece que todo hombre o mujer, que vive en una sociedad humana, tiene la obligación de buscar el bien común y de ser atento y servicial con las necesidades de los demás. Las personas tienen diferentes principios éticos debido a que están asociados a la conciencia de cada uno. Existen, sin embargo, numerosos principios éticos compartidos a nivel social. Respetar a todos los seres humanos, no ejercer la violencia y ayudar a quien lo necesita son algunos ejemplos de los principios éticos más usuales. Para la determinación de los principios éticos, el ser humano ha ido recopilando aquello que se mostró como dañino para las sociedades y que, por lo tanto, debería evitarse en el comportamiento. Si la experiencia histórica demuestra que la violencia no lleva a nada bueno, la no violencia se convierte en un principio ético. La gente tiende a creer, por lo tanto, que no debe actuar con violencia ya que las consecuencias de una acción violenta son negativas. Violar un principio ético puede traer diferentes consecuencias. Cuando el principio ético coincide con una ley, la falta supone un delito y le corresponde un castigo legal. Desde los planteamientos de autores como Hortal (1996; 2002), Martínez (2006), Hirsch (2004) y otros, estos principios fundamentales son: a) el principio de beneficencia (al que en ocasiones se añade su contraparte, como principio de no maleficencia) b) el principio de justicia c) el principio de autonomía
2.1 Principio de Beneficiencia "Un profesional ético es aquel que hace el bien en su profesión haciendo bien su profesión", afirma Hortal (s/f: 3). Esta es una excelente definición del principio de beneficencia que implica dos elementos complementarios e inseparables: el hacer bien la profesión, es decir que un profesional ético es aquel que desarrolla su actividad de manera competente y eficaz, cumpliendo adecuadamente con su tarea; y por otra parte, el hacer el bien en la profesión, es decir, ejercer la profesión pensando siempre en el beneficio de los usuarios de la actividad profesional y en el beneficio de la sociedad, de manera que se cumpla con el bien interno de la profesión, que se aporte el bien específico para el que fue creada. Como ya se dijo, si bien estos dos elementos pueden y deben distinguirse para fines de análisis, deberían ser inseparables en la práctica, porque un profesionista que busque hacer el bien con su profesión, beneficiar a la gente y a la sociedad a través de su ejercicio profesional, tendrá que hacerlo mediante una práctica actualizada, competente, bien hecha. Una práctica profesional deficiente o de mala calidad es una práctica que por definición no beneficia a sus destinatarios ni a la sociedad, y puede incluso dañar. El ejercicio ético de la profesión, por lo tanto, no puede consistir solamente en buenas intenciones o buen corazón, sino en acciones eficaces. En el otro ángulo de esta relación, podría afirmarse que es posible realizar bien la profesión, de manera eficiente y atinada, buscando hacer el mal o dañar a ciertas personas o a la sociedad en general.
7 Es común encontrar afirmaciones acerca del gran daño que hacen los profesionales muy bien preparados y técnicamente muy hábiles pero sin formación ética y con malas intenciones. Sin embargo, si se analiza este ejercicio profesional y se contrasta con la definición de profesión es posible afirmar que un ejercicio eficiente de la profesión que no beneficia, o que incluso daña a personas o a la sociedad, no es un buen ejercicio profesional puesto que no está cumpliendo con la función original de las profesiones, que es la aportación de un bien a la sociedad, del que se carecería si esta profesión no existiera. Como se comentó líneas arriba, algunos autores añaden al principio de beneficencia el de "no maleficencia", que plantea que todo ejercicio profesional debe buscar a toda costa no dañar o afectar a personas, grupos sociales o a la comunidad toda. Este principio es complementario y por ello a veces se considera reiterativo, puesto que si en el ejercicio profesional se busca el beneficio del usuario y de la colectividad, está implícito el hecho de que se busque no dañar. No está de más, sin embargo, señalar que todo buen profesional, al hacer el bien en su profesión, haciendo bien su profesión, tendrá que considerar siempre el efecto que sus decisiones van a tener en los posibles afectados, tratando de evitar o minimizar al máximo estos daños, tal como lo plantean Adela Cortina (2001) y otros autores a partir de la ética de la razón comunicativa.
2.2 Principio de Autonomia Como bien señala Hortal (1996), el principio de beneficencia puede interpretarse de manera que genere una visión de profunda asimetría entre el profesional y el usuario de sus servicios. Si el profesional debe hacer el bien al usuario y a la sociedad con su práctica, puede considerarse entonces que es él el que sabe y puede, y el usuario y la sociedad los que no saben ni pueden; que el profesionista es el sujeto activo del bien y el usuario y la sociedad son meros receptores pasivos de este beneficio que recibirán del ejercicio profesional. La relación de asimetría, considerada de este modo, puede traducirse en relaciones de dependencia entre el profesionista y el usuario de sus servicios y generar una dinámica de asistencialismo o incluso de juegos indebidos de poder en la prestación de los servicios profesionales. El principio de autonomía busca evitar esta relación de dependencia y paternalismo al señalar que el usuario no es un simple receptor pasivo, sino un sujeto que debe participar activa y responsablemente en las decisiones que implican la prestación del servicio profesional. De este modo, un profesionista ético debe considerar siempre a los usuarios de sus servicios como sujetos de derechos, poseedores de una dignidad inalienable y por ello capaces de participar en la toma de decisiones de aquello que les va a afectar, para bien o para mal, en cualquier tipo de práctica profesional.
8 El fin último de cualquier práctica profesional debe ser la contribución a la autonomía y capacidad de autogestión del usuario, así como la autonomía cada vez más plena de la sociedad entera como sujeto colectivo.
2.3 Principio de Justicia Hortal (s/f: 6) señala que ".la ética profesional no se agota en las relaciones bilaterales entre los profesionales y los destinatarios de sus servicios profesionales." sino que se enmarca en un sistema social que será, en última instancia, el que reciba los beneficios o sufra los daños de una práctica profesional bien o mal realizada. Por ello el principio de justicia establece que en toda prestación de un servicio profesional, cada uno de los sujetos involucrados debe cumplir con su deber, es decir, con la tarea que se le ha encomendado, con lo que se espera que haga, sin extralimitarse pero sin pecar tampoco de insuficiencia en su responsabilidad. Más allá de este cumplimiento cabal de las tareas de cada sujeto interviniente en una práctica profesional, el ejercicio de las profesiones se enmarca en lo que Lonergan (1988) llama la construcción del "bien de orden", es decir, la contribución para la recurrencia sistemática de operaciones y acciones que hagan que los bienes particulares fluyan de manera continua hacia todos los individuos y grupos que conforman una sociedad determinada. De esta manera, el principio de justicia se cumple solamente cuando los profesionistas se preguntan por la contribución de sus prácticas al bienestar general de la sociedad a partir de una adecuada organización institucional y normativa. Porque como afirma el mismo autor, "las profesiones no son tan autónomas como pretenden ser. Las profesiones no se entienden sino desde la función social que desempeñan, y eso las vincula al contexto del que surgen y al que pretenden servir." (Hortal, 1996: 7).
2.4 Principio de No Maleficiencia El principio de “No maleficencia” –“no causar el mal” –, utilizado en Bioética, recoge un principio básico en Ética por el cual se prohíbe infligir intencionadamente daño a los demás. Ya fue propuesto –aunque no textualmente- en el Juramento Hipocrático en el siglo IV antes de Cristo. Modernamente, este principio constituye uno de los cuatro principios enunciados por Beauchamp y Childress,[1] y que constituyen la base del Principialismo. El contenido de este principio ha sido incluido en algunos casos, como en el Informe Belmont, dentro del principio de Beneficencia. Sin embargo, la mayoría de principialistas lo consideran como un principio independiente, pues
9 restringen el objeto de la “No maleficencia” a los males que se producen como consecuencia de la acción terapéutica que se lleva a cabo. Parece evidente que se debe evitar producir daño a los demás. Así visto, la aplicación de este principio sería muy sencilla. Sin embargo, la vida real muestra que, con frecuencia, nuestros actos producen efectos buenos y efectos malos. Beuachamp y Childress citan dos ejemplos para ilustrar esta situación: “[...] una mujer embarazada padece un cáncer de cuello uterino. Para salvarle la vida, es preciso practicarle una histerectomía, pero el feto morirá”. Otro caso sería el de “una mujer embarazada, con una importante cardiopatía, que corre el riesgo de morir si decide llevar a término su embarazo”. Como se observa, el principio de “No maleficencia” puede entrar frecuentemente en conflicto con la aplicación del principio de Beneficencia. Cabe preguntarse entonces cómo debe actuarse en estos casos y si se debe realizar un balance entre daños y beneficios. Algunos bioéticos piensan que es necesario tener en cuenta las acciones que se llevan a cabo para distinguir el orden en que se producen los efectos. Esto es necesario porque entienden que hay medios que nunca se pueden poner sea cual sea el efecto que se busque. En este planteamiento, sería distinto practicar una histerectomía necesaria para salvar la vida de la madre, aunque como consecuencia de ella muriera el feto, que acabar con la vida del feto para que no corriese peligro la vida de la madre. Si se piensa que nunca se puede llevar a cabo el acto de matar directamente a un inocente, no sería éticamente lícito abortar para evitar la complicación de la cardiopatía. En cambio, sería ético practicar la histerectomía para extirpar el cáncer, aunque como consecuencia se produjese también la muerte del feto. Otras corrientes de Bioética defienden, por el contrario, que hay efectos con tal peso ético que pueden llegar a justificar cualquier acción que se ponga. Estos tendrían en cuenta solamente el efecto de salvar la vida de la madre y equipararían éticamente la muerte del feto en los dos casos. Fuera de estas situaciones complejas, los conflictos entre los principio de “No maleficencia” y Beneficencia, se resuelven teniendo en cuenta el principio de Autonomía, y el balance entre daños y beneficios que se producirían.
3.El valor de los valores en la Etica Profesional
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La palabra valor viene del latín valor, valere (fuerza, salud, estar sano, ser fuerte).cuando decimos que algo tiene valor afirmamos que es bueno, digno de aprecio y estimulación. en el campo de la ética y l amoral (cuyas definiciones veremos más adelante) los valores son cualidades que `podemos encontrar en el mundo que nos rodea. en un paisaje, por ejemplo (un paisaje hermoso), en un sistema político (un sistema justo), en una acción realizada `por alguien (una acción buena), y así muchas cosas se pueden definir como valores. De los valores dependen muchas cosas en nuestras vidas y en la convivencia con los demás, con los valores llevamos una vida feliz, en paz en armonía con nuestros semejantes y con nosotros mismos, una vida de la cual nos sintamos orgullosos de vivirla y en la que podamos desarrollarnos plenamente como personas. con los valores decidimos como actuar ante las diversas situaciones de la vida, si deseamos ser felices debemos construir y forjar en nuestros niños una escala de valores, para que en un futuro cohabiten una sociedad en paz. solo así podrá haber una comunidad en paz donde el ser humano se pueda desarrollar. Los valores son de distintos tipos y podríamos clasificarlos de la siguiente manera, aunque los valores cambien, todos tienen como fin mejorar al ser humano como persona y enaltecerlo ante dios. una clasificación podría ser la siguiente: a) Valores intelectuales. nos hacen apreciar el conocimiento, la verdad, la cultura. b) Valores económicos. nos proporcionan todo lo que nos es útil; se podría decir que son valores de uso y de cambio.
11 c) Valores sensibles. conducen al placer del espíritu, del esparcimiento de la alegría. d) Valores estéticos. nos muestran lo bello en todas sus facetas. e) Valores biológicos. son los que nos dan la salud, están presentes cuando hacemos ejercicio, con la higiene, y todas las normas de limpieza. f) Valores morales. tal vez sean estos los más importantes en esta clasificación. el tener presente estos nos acercan a ser bondadosos, a tener justicia, a ser tolerantes, responsables, solidarios, leales, ser dignos en la amistad, estar en paz, etc. g) Valores religiosos. nos permiten evolucionar espiritualmente y así estar más cerca del creador. Los valores son inseparables de la ética. esto es natural, porque todo lo relacionado con el hombre implica una dimensión ética. por eso, educar en valores es una educación en libertad y para la libertad; ésta es la base de la ética. así pues, no es suficiente conocer r los valores, sino que hay que integrarlos en la propia vida. este es el objetivo de la educación moral. el hombre es un ser ético o moral. posee un conocimiento operativo de la diferencia objetiva entre el bien y el mal y también de la posibilidad que el hombre tiene de realizar actos buenos o malos. la bondad o maldad de un acto no depende de su realización física, sino de su relación a su propio fin y percepción. un acto es bueno cuando se ordena al fin propio del hombre. la expresión del orden que regula los actos humanos es la ley. moralidad y ley se hallan estrechamente relacionados. La conciencia, que incluye el conocimiento de la ley, es juez de la moralidad de nuestras acciones. ley no es una coacción de la libertad, como tan frecuentemente se oye decir, porque la ley expresa el orden que regula la bondad del acto humano. no proviene de fuera del hombre, sino de su misma naturaleza. la educación moral ha de conducir, por tanto, a la formación del hábito de cumplir la ley. adquirir hábitos morales. a veces se ha contrapuesto la libertad a la ley. el romanticismo da especial relieve a los hechos afectivos, desvinculándolos de los actos de la voluntad. el rigorismo kantiano del imperativo categórico pone a la ley frente al amor. esta división rompe la unidad del humano. Por voluntad se entiende una instancia desiderativa que no es orgánica, sino que es de la misma índole que el intelecto. tiene la misma amplitud que el intelecto. el amor es una forma del querer, y se encuentra en el principio y el fin de todo acto de voluntad. la ley es expresión particular de la misma tendencia universal al bien que mueve al amor. la ley posibilita a la voluntad la realización del bien. es, pues, fruto del amor.
12 Una hermosa tarea de la educación es crear la conciencia de que el ejercicio de la voluntad está en el cumplimiento de las leyes y que en este cumplimiento se vuelven a ensamblar el amor y la ley. La educación moral, como cualquier educación, es primariamente intelectual; pero no solamente intelectual. la necesidad de actividades concretas resulta fácil de programar y realizar cuando se trata de hábitos particulares o destrezas. pero cuando se trata de un hábito tan general como "disposición para el cumplimiento de las leyes," resulta muy difícil determinar qué actos deben realizarse para adquirir tal disposición. Un acto tiene valor educativo cuando está bien hecho; en otro caso sería indiferente o tal vez negativo para el fin que se persigue. esto vale tanto como decir que en la formación del hábito para el cumplimiento de la ley sirven los actos en los cuales se cumpla bien alguna ley. en otras palabras: la preocupación por la obra bien hecha es esencial en la formación de cualquier hábito.
3.1 Importancia de los Valores Siempre han existido asuntos más importantes que otros para los seres humanos. Por ello, valoramos personas, ideas, actividades u objetos, según el significado que tienen para nuestra vida. Sin embargo, el criterio con el que otorgamos valor a esos elementos varía en el tiempo, a lo largo de la historia, y depende de lo que cada persona asume como sus valores. En las organizaciones, los valores permiten que sus integrantes interactúen de manera armónica. Influyen en su formación y desarrollo como personas, y facilitan alcanzar objetivos que no serían posibles de manera individual. Para el bienestar de una comunidad es necesario que existan normas compartidas que orienten el comportamiento de sus integrantes. De lo contrario, la comunidad no logra funcionar de manera satisfactoria para la mayoría. Cuando sentimos que en la familia, la escuela, el trabajo, y en la sociedad en general, hay fallas de funcionamiento, muchas veces se debe a la falta de valores compartidos, lo que se refleja en falta de coherencia entre lo que se dice y lo que se hace.
3.2 La ética profesional es una ética de valores Es común asociar la ética a normas, deberes y obligaciones morales que se imponen para regir el comportamiento. De acuerdo con esta visión, el comportamiento ético se limita al apego de los dictados establecidos por la moral. Desde el punto de vista de Ildefonso Camacho (1995), esta forma de comprender y ejercer la ética encierra las siguientes limitaciones:
13 a) Como conjunto de deberes y obligaciones, “la ética queda reducida al automatismo normativo donde no cabe espacio alguno para el ejercicio de la libertad y de la responsabilidad”. b) La ética como conjunto de prohibiciones deviene en una ética negativa, en tanto que se presenta como una coerción, lo cual encubre su verdadera esencia que consiste en ser una ética de valores, esto es, una ética afirmativa que enriquece a la condición humana. Según esta perspectiva, si bien la ética profesional comprende principios y criterios, la adhesión a los mismos conlleva la opción libre y decidida por parte del profesionista, lo cual constituye un ejercicio de libertad e independencia. La ética profesional es una ética afirmativa porque detrás de sus principios se encuentran los valores profesionales, por lo que le plantea al profesionista, la posibilidad de ejercer su libertad y autonomía en la elección y adhesión a los valores profesionales que le son propios. En este marco, el quehacer profesional ético va más allá del acatamiento de reglas de obligación o prohibición, más bien se define como una actuación en función de valores. Los valores son un filtro que posibilita que la ética profesional no se imponga como una coerción externa del colectivo profesional, puesto que involucran el reconocimiento y la identificación del profesionista con esos valores que dotan de significado el ejercicio profesional. Aquí es pertinente recuperar la visión de los valores de González-Anleo (1991, pp. 237-238) que establece que son “maneras de ser y de obrar que una persona o colectividad juzgan como ideales y que hacen deseables o estimables a los individuos o a los comportamientos a los que se les atribuye ese valor”. Con base en esto, considero que los valores profesionales que comprende y promueve esta ética, en tanto que ideales, representan algún modelo o prototipo de profesión que se pretenden alcanzar y por ello dotan de significado al ejercicio profesional. Son altamente valorados y tienen impacto en el comportamiento y en el quehacer profesional por las cualidades humanizadoras que encierran. En este punto cabe señalar los aspectos que comprenden los valores del compromiso y de la responsabilidad profesional. En relación con el compromiso, Hortal (2002) precisa que, en principio, todo profesional que adquiere los conocimientos y las competencias profesionales también adquiere el compromiso de prestar a la sociedad el servicio o bien que le compete y por el cual está formado y preparado profesionalmente. El valor del compromiso profesional resulta fundamental para que el profesionista adquiera conciencia de que sus capacidades profesionales sólo adquieren sentido en la prestación del servicio o bien que es propio de su profesión y por las cuales la sociedad lo acepta y reconoce como profesionista.
3.3 Valores y su significado Los valores son convicciones profundas de los seres humanos que determinan su manera de ser y orientan su conducta. Los valores involucran nuestros
14 sentimientos y emociones. Valores, actitudes y conducta están relacionados. Son creencias o convicciones de que algo es preferible y digno de aprecio. Una actitud es una disposición a actuar de acuerdo a determinadas creencias, sentimientos y valores. A su vez las actitudes se expresan en comportamientos y opiniones que se manifiestan de manera espontánea. Los valores se jerarquizan por criterios de importancia. Cada persona construye su escala de valores personales, esto quiere decir que las personas preferimos unos valores a otros. Los valores más importantes de la persona forman parten de su identidad, orientan sus decisiones frente a sus deseos e impulsos y fortalecen su sentido del deber ser. Justicia Conjunto de reglas establecidas en cada sociedad, con las que se logra la cordial convivencia, respetando los derechos iguales de los demás seres humanos. Esto se logra autorizando, permitiendo o prohibiendo acciones especificas que pueden afectar o beneficiar al colectivo social.
Honestidad
Se define como unacaracterística humana que establece al individuo conducirse en sinceridad y justicia, expresar respeto por uno mismo así como sus acciones y respetar a los demás.
Pertenencia
Valor en el que se considera a cada uno de los miembros de nuestra comunidad o grupo como familia y por tanto junto con esa persona se asume y afrontan sus triunfos y desgracias.La Pertenencia no se infiere, se siente.
Respeto
Es reconocer los derechos iguales de todos los individuos así como de la sociedad en que vivimos. El respeto consiste en aceptar y comprender las diferentes formas de actuar y pensar de otro ser humano, siempre y cuando no contravengan ninguna norma o derecho fundamental. Respetar a otra persona es ponerse en su lugar, tratar de entender que es lo que lo motiva y en base a eso ayudarlo si fuera el caso.
Lealtad
Característica que conlleva al ser humano a ser fiel y agradecido a una persona o entidad, la lealtad consiste en nunca abandonar o dejar a su suerte a una persona, grupo social o país. Lo contrario a lealtad es traición, nunca traicionar a una persona o nación es ser leal.
Humildad
La humildad consiste en aceptarnos tal como somos, con defectos y virtudes, sin hacer alarde de nuestras posesiones materiales o de gran conocimiento intelectual, para ser humilde no se puede ser pretensioso, egoísta o interesado.
Responsabilidad
15 Valor moral que permite a una persona administrar, reflexionar, orientar y valorar las consecuencias de sus actos. Ser responsable es siempre hacerse cargo de los actos realizados por nosotros mismos, aceptando las consecuencia, sean estas buenas o malas, de nuestro accionar en el ámbito personal o laboral. Sinceridad Valor Ético que identifica a los seres humanos por tener una actitud acorde a sus principios y congruente con los mismos, manteniendo una sinceridad ante diversas situaciones, siendo honestos para con todos. Una persona sincera siempre dirá la verdad aunque esto conlleve una perjuicio para el o para su familia.
Tolerancia
Valor que se logra como parte del proceso que tenemos en la vida de admitir la igualdad de derechos humanos respetando las múltiples diferencias existentes entre los seres humanos, con el fin de conservar mejores relaciones personales.
Solidaridad
Se define como la capacidad de trabajar en equipo respetando y ayudando lo más que se pueda, coligados por una meta en común, la solidaridad proviene del instinto humano a buscar la convivencia social, a sentirse hermanado a sus semejantes logrando con ello una total cooperación en proyectos o metas en común.