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ÍNDICE
Introducción……………………………………………………………………………...3
Parte I: ¿Qué es la Epigrafía?...............................................................................5 Capítulo I: La Epigrafía, ciencia auxiliar de la Historia Antigua…………….7 Capítulo II: Corpora epigráficos y su actualización………………………...11 Capítulo III: Clasificación de las inscripciones romanas de acuerdo a su forma…………………………………………………………………………………………….15 Capítulo IV: Clasificación de las inscripciones romanas de acuerdo a su contenido……………………………………………………………………………………….19 Capítulo V: ¿Cómo se estudia una inscripción romana?..........................25 romana?.......................... 25
Parte II: ¿Qué necesito saber?............................................................................33 Capítulo VI: El alfabeto latino…………………………………………………35 Capítulo VII: El nombre romano y sus elementos………………………….39 Capítulo VIII: La titulatura imperial…………………………………………...49 Capítulo IX: El cursus honorum………………………………………………53 honorum………………………………………………53 Capítulo X: Sistema ponderal y medidas en Roma………………………..57 Capítulo XI: Cronología en Roma……………………………………………61
Apéndice………………………………………………………………………………..65
Bibliografía……………………………………………………………………………...67
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INTRODUCCIÓN Todo Todoss sabe sabemo moss que que la Epig Epigra rafía fía es una una de las las fuen fuente tess prim primor ordi dial ales es para para conocer la Historia Antigua, junto a la Numismática, la Arqueología y las fuentes literarias. Un historiador o arqueólogo que se dedique a estudiar el mundo antiguo en general (Grecia y Roma en particular) debe tener un profundo conocimiento de la Epigrafía de esos lugares. La Epigrafía es una fuente inagotable de información, ya que nos inform informa a sobre sobre los cultos cultos,, las relaci relacione oness social sociales es (así (así tenemo tenemoss inscri inscripci pcione oness dedicadas por libertos a sus antiguos amos), las relaciones de parentesco (como inscripciones funerarias de un hijo a su padre fallecido), los límites de territorios..., que tal vez no hubiéramos conocido de otro modo. Lo que me ha llevado a escribir este cuadernillo es el hecho de que, si bien existen muchos y muy buenos manuales sobre trascripción de textos epigráficos, no los hay, al menos en español, que expliquen de manera clara, concisa, sencilla, y sobre todo, breve, los fundamentos teóricos en los que se basa esta ciencia. Todos los estudiantes tienen extensas bibliografías en las que se mencionan libros que explican estas cuestiones de manera muy exhaustiva. Son obras excelentes, pero tienen un enorme inconveniente: son libros caros y que no siempre están al alcance del bolsillo del del estu estudi dian ante te,, sobr sobre e todo todo cuan cuando do éste éste debe debe adem además ás comp compra rarr un manu manual al de trascripción trascripción.. Es un enorme enorme desembolso desembolso que no vale la pena cuando la asignatura asignatura es, en el mejor de los casos, una asignatura cuatrimestral que rara vez tiene continuidad
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en los cursos superiores, salvo para quien desee continuar dedicándose al estudio de la Antigüedad. Por eso me he decidido a escribir esta obra, ya que considero que es necesario un libro asequible y que aclare de manera ordenada todos los conceptos que el profesor explica, a veces atropelladamente, en el aula. De este modo, ésta es una obra meramente utilitaria, que sólo quiere introducir al alumno en estos conceptos, pero que de ninguna manera trata de sustituir ni al profesor ni a ninguno de los magníficos libros con los que se puede profundizar en el conocimiento de la Epigrafía, y que se mencionan en la Bibliografía que se halla al final de este volumen. He dividido este librito en dos partes. En la primera hablo de qué es la Epigrafía y de cómo se lleva a cabo el estudio de un documento epigráfico. En la segunda, explico brevemente una serie de conceptos que es necesario conocer para emprender el estudio de una inscripción. A través de las páginas que componen esas dos partes, el alumno podrá adquirir con facilidad los conocimientos básicos necesarios para iniciar el estudio de una inscripción romana. Espero que mi trabajo resulte de utilidad a los estudiantes.
Pablo Folgueira Lombardero Gijón, diciembre de 2011
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Parte I: ¿Qué es la Epigrafía?
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CAPÍTULO I LA EPIGRAFÍA, CIENCIA AUXILIAR DE LA HISTORIA ANTIGUA Como sabemos, la Epigrafía es la ciencia que estudia las inscripciones, pero no hay una definición clara de lo que es. Podríamos definirla como la ciencia que estudia la docu docume ment ntac ació ión n anti antigu gua a de cará carácte cterr no liter literar ario io y que que se hall halla a grab grabad ada a sobr sobre e materiales duros o perdurables, principalmente piedra y bronce. Es por eso por lo que estudia las inscripciones, textos que no conocemos por medio de manuscritos y papiros (aunque a veces los papiros también se graben), sino por medio de, principalmente, piedras. piedras. También También tenemos tenemos textos sobre objetos objetos ( instrumenta) instrumenta) hech hechos os de bron bronce ce,, cerámica, marfil... De este modo, la Epigrafía nos sirve para estudiar leyes municipales, diplomas militares, marcas de alfareros... No constituye, pues, una ciencia de las cosas mudas, sino que nos da referencias precisas y claras, siempre que se sepa llevar a cabo una interpretación, una traducción y un comentario que sean correctos. Las inscripciones están escritas en lenguas muertas, normalmente en griego y latín. Como en esta obra nos estamos refiriendo a la Epigrafía latina, es necesario que el alumno tenga un conocimiento mínimo de la lengua latina. Una persona que no sepa latín puede perfectamente aprobar la asignatura, pero difícilmente podrá dedicarse a la trascripción e interpretación de inscripciones de manera solvente. Por ello, considero que un alumno que no tenga conocimientos de latín debería intentar conocer algo de esta lengua, aunque sean unos mínimos rudimentos. De hecho, muchos autores dirán
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que es muy necesario conocer bien la lengua en la una inscripción está escrita, así como la escritura utilizada, es decir, la Paleografía. La Epigrafía como fuente histórica no siempre se usa, o, si se usa, es de forma ocasional, usándola sólo para grandes inscripciones monumentales. En algunos casos se ha hecho lo contrario, es decir, usarla como fuente exclusiva. Lo ideal es usarla en relación con otras fuentes. Últimamente se reconoce a la Epigrafía como una fuente de primer orden, sobre todo en las provincias del Imperio romano. Pero si la usamos de manera exclusiva, corremos el riesgo de esperar de ella más de lo que puede darnos. Podemos decir que son muy pocas las civilizaciones antiguas en las que la grabac grabación ión sobre sobre materi materiale aless duros duros no tuvo tuvo relev relevanc ancia, ia, pero pero tambié también n que es algo algo distintivo de la civilización grecorromana, por lo que en estos casos las inscripciones merecen un tratamiento especial. Por eso es muy importante la Epigrafía para conocer la cultura de Grecia y Roma. Si quisiéramos dar un número exacto de inscripciones conservadas cometeríamos un grave error, porque hay muchas, y una gran cantidad de ellas no están en los grandes corpora. corpora. Podemos decir que se conservan más de quinientas mil inscripciones latinas, pero ese número continuará incrementándose con los nuevos hallazgos. En el estudio de las inscripciones debemos tener en cuenta que en ciertos lugares coexisten dos lenguas, como en el Conventus Asturum, Asturum, donde conviven una lengua fuerte (el latín) con la lengua indígena, pero sólo aparecen inscripciones en la primera lengua. En algunos momentos vamos a ver textos escritos en varias lenguas, como la Piedra Roseta, y que en Hispania vemos en las zonas celtibérica e ibérica. Eso mismo se ve en la Italia primitiva, como en la llamada copa de Néstor.
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Una limitación que tiene esta disciplina es el hecho de que sólo unas parcelas pueden estudiarse con ella, porque si bien las inscripciones nos dan algunos datos sociales, militares o jurídicos, nos dan pocos datos económicos. Esto es porque en su origen ya daba una información parcial, porque se dirigía a lectores de una época concreta, que sabían a qué se refería esa inscripción. Además, dada la gran cantidad de publicaciones, nunca estaremos seguros de haber agotado un tema mediante la Epigrafía. Los esfuerzos para recopilar todas las inscripciones pueden ser coyunturales y de gran envergadura, o permanentes, pero es muy probable que siempre sean insuficientes. Otra limitación de la Epigrafía es la inmensa área geográfica sobre la que se localizan las inscripciones, estando las inscripciones latinas desde el Océano Atlántico hasta el Golfo Pérsico. Lo ideal es manejar las inscripciones en bloque, para así poder elegir un área y un término de estudio, buscando una cuestión que sea fácil de resolver por medio de las inscripciones. Además, es muy difícil encontrar algún tema que no se toque, aunque sea tangencialmente, en las inscripciones. Las inscripciones latinas son muy importantes, pero no son ni tan complejas en su contenido ni tan abundantes como las griegas, aunque las abreviaturas hacen que su interpretación pueda ser mucho más complicada que la de las inscripciones griegas. Se remontan a la Época Monárquica, y nos sirven también para ver la evolución de la lengua latina y de las magistraturas del Estado Romano. En definitiva, la Epigrafía es la mejor garantía de que nuestro conocimiento de la Historia Antigua no va a quedarse estancado. estancado.
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CAPÍTULO II CORPORA
EPIGRÁFICOS Y SU ACTUALIZACIÓN
La publicación de las inscripciones es muy importante para su conocimiento, pero también es algo muy problemático, ya que no siempre están publicadas en grandes corpora, corpora, como el C. I. L., sino en revistas de carácter regional. A diferencia de los textos literarios, cada día aparecen más inscripciones, normalmente por azar, de modo que hay que poner addendas a cada edición de la publicación, en ocasiones incluso interpretando de nuevo. Pero no siempre aparecen en la misma revista. El corpus epigráfico de mayor importancia en lo que se refiere a la Epigrafía lati latina na es el Corpus Corpus Inscriptionu Inscriptionum m Latinarum Latinarum (C. I. L.)1, ejem ejempl plo o de la Epig Epigra rafía fía decimonónica y positivista. Fue impulsado por Mommsen a partir de 1853, y su primera edición vio la luz después de la I Guerra Mundial, de la mano de la Academia de las Artes y las Ciencias de Berlín. Esta primera edición estaba formada por diecisiete volúmenes y trece suplementos. Este corpus se caracteriza por su gran tamaño y por el hecho de que está escrito en latín. En Hispania, Hispania, el trabajo de recopilación lo inició en el siglo XIX XIX Emil Hübner. Hübner. La actualiz actualización ación se llevó llevó a cabo en la revista revista Ephemerides Epigraphicas (E. E.). Actualmente se intenta, aunque de manera muy lenta, sistematizar y reunir todas las inscripciones publicadas después de la edición del C. I. L. Esta tarea está siendo
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http://www2.uah.es/imagines_cilii/# (consulta realizada en diciembre de 2011). 11
llevada a cabo por dos equipos de investigadores, el llamado equipo alemán y el llamado equipo hispano-francés. El equipo alemán está dirigido por Géza Alföldi y Armin U. Stylow, y toma como referencia principal el C. I. L., recopilando sus inscripciones y las aparecidas después en el C. I. L. 2. El C. I. L.2 se define en 1981, cuando se un equipo formado por inv investig stigad ador ores es espa españ ñoles oles de la Univ Univer ersi sida dad d Complu mplute ten nse de Mad Madrid rid y por por invest investiga igador dores es del Institu Instituto to Arqueo Arqueológ lógico ico Alemán Alemán elabor elaboran an un fichero fichero de textos textos epigráficos que se almacena en el Instituto Arqueológico Alemán de Madrid. Este fichero se duplica en 1986, y se lleva una copia a Alemania. En España, el fichero se puede consultar en el Centro de Documentación de Historia Antigua de Madrid, que publica la revista Hispania Epigraphica (H. Ep.)2. El planteamiento del C. I. L. 2 es más o menos el mismo que el de su predecesor, pero reúne los textos no sólo por provincias, sino también por partes (( pars pars)) de esas provincias, para obtener una referencia geográfica más precisa. No obstante, presenta varias novedades con respecto al C. I. L.: - Ampl Amplía ía la reco recogi gida da de info inform rmac ació ión n desd desde e el punt punto o de vista vista cron cronol ológ ógic ico, o, incluyendo textos de todo el siglo VIII d. C. - En el C. I. L. las letras minúsculas se usaban sólo para restituir, pero en el C. I. L.2 se usan en toda la trascripción. - En el C. I. L los criterios de datación eran sólo paleográficos, pero ahora se usan criterios más amplios. - El C. I. L. usaba como mucho dibujos, pero el C. I. L. 2 presenta microfichas de todas las inscripciones y fotos de las más importantes.
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http://eda-bea.es/ (consulta realizada en diciembre de 2011). 12
El equipo hispano-francés también es conocido como grupo P. E. T. R. A. E. 3, por ser éstas las siglas del nombre en francés del programa informático que utilizan. Este programa se llama Programme d’Enregistrement et Tratement Automatique de l’Épigraphie, l’Épigraphie, es decir, Programa de Registro y Tratamiento Automático de la Epigrafía. Es un programa diseñado por el francés Alain Bresson que se caracteriza por ser de cuatro dimensiones y para Mac Intosh. La Universidad de Oviedo es una de las que participa en este proyecto. La idea del grupo P. E. T. R. A. E. es crear una base de datos con los textos epigráficos, usando la informática para diferenciarse del equipo alemán. Cada texto epigráfico se registra en la base de datos mediante una entrada numérica, llamada número P. E. T. R. A. E., que indica la localización geográfica de la inscripción, usando las divisiones administrativas antiguas siempre que sea posible; en caso contrario, se usan las modernas. Cuando se ha introducido la entrada numérica, se introducen los datos en dos fichas, la ficha soporte y la ficha texto. En la ficha soporte se introducen los datos relativ relativos os a la localiz localizaci ación ón y contex contexto to arqueo arqueológ lógico ico de la inscri inscripci pción, ón, su lugar lugar de conservación, su tipología, su material, su estado de conservación... En la ficha texto se introducen, en una primera subficha, el texto, los datos relativos a la medida de las letras y los espacios, y la datación justificada. En una segunda subficha, se introduce la bibliografía que existe sobre esa inscripción y las diferentes variantes de lectura que hay, es decir, el aparato crítico. Hasta ahora se han publicado tan sólo tres volúmenes de la serie P. E. T. R. A. E. Hispaniarum, Hispaniarum, public publicado adoss a la vez en Santan Santander der y Burdeo Burdeos. s. Estos Estos volúm volúmene eness recogen textos de Teruel (1994), Cantabria (1998) y Ávila (2005), respectivamente. 3
http://a.bresson.free.fr/English/Petrae.htm (consulta realizada en diciembre de 2011) 13
Como anexo podemos decir que el Grupo P. E. T. R. A. E. también estudia las inscripciones griegas de la Península Ibérica.
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CAPÍTULO III CLASIFICACIÓN DE LAS INSCRIPCIONES ROMANAS DE ACUERDO A SU FORMA A la hora de llevar a cabo el estudio de una inscripción vamos a necesitar realizar un comentario de la misma, y para ellos es necesario conocer, entre otras cosas, cómo se clasifican las inscripciones dependiendo de la forma que tengan. De este modo, las inscripciones pueden ser:
A. ESTELAS Las estelas tienen forma alargada, y estaban destinadas para ser hincadas en el suelo. Muchas eran funerarias. En este caso, tenemos que fijarnos en la disposición de los elementos, como su remate o frontón, de modo que puede haberlas oicomorfas (con forma de casa, que son tardías) o de togado bajo hornacina, o con frontones triangulares, rectangulares o circulares. No obstante, también había varios tipos más de estelas, como las estelas discoideas.
B. ARAS Las Las aras aras son son sopo soport rtes es que que repr reprod oduc ucen en los los elem elemen ento toss de un temp templo lo,, con con columnas (con basa, fuste y capitel), con arquitrabes, frisos,... Suelen tener un hoyo en la parte superior para las ofrendas. Suelen acoger inscripciones funerarias o votivas.
C. PEDESTALES
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Los bloques o pedestales son de carácter monumental, y tenían una estatua colocada encima. También podían tener un carácter votivo.
D. PLACAS Las placas eran bloques de menos de veinte centímetros de espesor, y serían equivalentes a las que cubren los nichos actuales.
E. CUPAE Las cupae eran los antecedentes de los sarcófagos, sobre los que también se pondrá pondrán n textos textos epigrá epigráfic ficos. os. Es decir, decir, que tanto tanto aquéll aquéllas as como como éstos éstos acogía acogían n inscripciones de carácter funerario.
F. CIPOS Los Los cipo ciposs eran eran pequ pequeñ eños os monu monume mento ntoss erig erigid idos os norm normal alme ment nte e con con fines fines conmemorativos y funerarios; tenían forma de pilastras o de fragmentos de columna. También recibían el nombre de cipos una especie de aras que no tenían la cabecera trabajada.
G. MILIARIOS Los miliarios eran columnas de forma cilíndrica, o, en ocasiones, oval o de paralelepípedo, que se colocaba al borde de las calzadas romanas para indicar las distancias. En ellos se incluían inscripciones con el nombre las ciudades de origen y destino o la distancia a Roma. ************* Además, también había placas de bronce llamadas téseras (ver más adelante), con contenido jurídico, o legal, y también textos grabados sobre soportes cilíndricos, los miliarios. En los objetos (normalmente cerámicos) o instrumenta se inscribían también textos, como veremos en próximos capítulos. También había grafitos sobre los muros,
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como en Pompeya, e inscripciones rupestres, que estaban sobre rocas que no se podían desplazar.
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CAPÍTULO IV CLASIFICACIÓN DE LAS INSCRIPCIONES ROMANAS DE ACUERDO A SU CONTENIDO Los textos textos epigráfico epigráficoss pueden pueden clasificars clasificarse e tipológica tipológicamente mente atendiendo atendiendo a su contenido. contenido. De este modo, tenemos inscripcion inscripciones es funerarias, funerarias, votivas, honoríficas honoríficas,, monumentales, jurídicas, miliarios, tituli picti y picti y términos augustales. En algunas pueden combinarse dos tipos.
A. INSCRIPCIONES FUNERARIAS Las inscri inscripci pcione oness funera funerarias rias son inscri inscripci pcione oness dedica dedicadas das por alguie alguien n a un individuo fallecido. Son las más completas, y en ellas vemos invocaciones a los dioses manes, el nombre del difunto, su edad y el nombre de la persona (o personas) que dedi dedica can n la insc inscri ripc pció ión, n, con con la abre abrevi viat atur ura a F C ( Faciendum Faciendum Curavit Curavit ó Faciendum Curaverunt , dependiendo de si el dedicante es uno o varios). En ellas aparece también la fórmula H S E (Hic (Hic Situs Est ) o la fórmula S T T L (Sic (Sic Tibi Terra Levis). Levis).
B. INSCRIPCIONES VOTIVAS Las inscripciones votivas son aquellas dedicadas a dioses. Tienen un esquema común: Primero va el nombre de la divinidad a la que se dedica en dativo, en ocasiones seguido de la abreviatura S (Sacrum ( Sacrum). ). Después va el nombre del dedicante, el motivo de la dedicatoria, y la fórmula V S L M (Votum (Votum Solvit Libens Merito ó Votum Solverunt Libentes Merito, Merito, dependiendo del número de dedicantes).
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C. INSCRIPCIONES HONORÍFICAS Las inscripciones honoríficas se dedicaban a una persona que ha tenido algún cargo. Nos dicen qué cargos ha tenido, qué obras de evergetismo ha llevado a cabo y su cursus honorum. honorum. Nos dicen también por qué se le erige ese monumento epigráfico. Indican el nombre del dedicante y de dónde han salido los fondos para erigirlo. Al final puede venir expresada la intervención de las autoridades, con la abreviatura D D, que significa Decreto Decurionum, Decurionum, que indica que fue una iniciativa municipal pagada por esa ciudad, en cuyo caso puede aparecer también P P ( Pecunia Publica). Publica). Pero los fondos pueden salir del bolsillo del propio homenajeado, y así puede aparecer H C I R, que significa Honore Contentus Impensam Remisit , es decir, que lo pagó porque estaba alegre por recibir tal honor.
D. INSCRIPCIONES MONUMENTALES En general, las inscripciones monumentales se hallan, como su nombre indica, en monumentos públicos, aunque también pueden encontrarse en las calles. Nos informan de las circunstancias de la construcción (o reconstrucción) del monumento en que se encuentran, indicando en qué fecha se llevó a cabo, qué personas se ligan a ella, y, en ocasiones, a qué divinidad se consagra.
E. INSCRIPCIONES JURÍDICAS Las inscripciones jurídicas son aquellas que tienen un contenido legal. Dentro de este grupo se encuentran los bronces jurídicos que se reparten en el Norte de África y las Penínsulas Ibérica e Itálica. Los hallazgos que están en Hispania se concentran principalmente dentro de la Baetica, Baetica, que era la provincia más romanizada. Estos bronces eran copias de documentos oficiales hechas para exponer esos documentos públicamente, sobre todo en el foro de la ciudad en cuestión, y podía mandar hacerlos el Senado de Roma, el gobernador de la provincia o el Senado local, dependiendo de
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la institución de la que emanara ese documento. Dentro de los bronces jurídicos, se distinguen diferentes tipos: - Leyes municipales y coloniales, otorgadas por el Senado de Roma a ciudades con estatuto privilegiado (colonia o municipio). En ellas se explica el funcionamiento de los procesos electorales y el aparato político en general de la ciudad. La mayoría son de las épocas de César, Augusto y los emperadores Flavios, que son las épocas de mayor municipalización. - Senatusconsulta, Senatusconsulta, que son las opiniones del Senado acerca ciertas cuestiones concretas, ya que no se podían tomar decisiones sin contar con él. Aún así, no son leyes. - Diplomas militares, en virtud de los cuales se otorgaba la ciudadanía a un individuo que hubiera servido durante al menos veinticinco años en las tropas auxiliares (auxilia). auxilia). Junto a la ciudadanía recibía el derecho de matrimonio legal ( ius connubii ) para sí mismo y para sus hijos. Ésta era una buena forma de extender la ciudadanía romana por las provincias. - Disposiciones imperiales, que son las decisiones puntuales que el Emperador tomaba sobre temas concretos. Pueden ser de muy variados tipos. - Tablas (tabullae (tabullae)) y téseras (tesserae (tesserae)) de hospitalidad (hospitium (hospitium)) o patronazgo ( patronatus): patronatus): Antes de explicar qué eran, vamos a ver en qué consistían la hospitalidad y el patronazgo. La organización de los pueblos indígenas era gentilicia, es decir, basada basada en lazos lazos de sangre sangre,, de parent parentesc esco. o. Pero Pero Roma Roma introd introduc uce e otras otras nuevas nuevas relaciones, basadas en el patronazgo y la hospitalidad. El patronazgo era una relación entre dos partes, en relación de dependencia del cliente con respecto del patrono. La hospitalidad era una relación entre dos partes, pero de igualdad. Esta diferencia se va difuminando con el correr de los siglos, y así la hospitalidad va implicando una relación
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de dependencia. Esta relación puede tener un carácter público, si una de las dos partes es una colonia, un municipio, una civitas o un castellum. castellum. Pero puede tener un carácter privado, si se establece entre particulares, incluyendo en este caso los pactos entre gentilitates. gentilitates. Hasta hace poco se decía que la hospitalidad ya era conocida por los pueblos prerromanos de la Península Ibérica, pero hoy sabemos que no era así, porq porque ue esta estass tabl tablas as y téser téseras as se encu encuen entr tran an sobr sobre e todo todo en las las zona zonass más más romanizadas, mientras que el Noroeste y en Lusitania se han hallado muy pocas, lo que probaría que en esas zonas no era conocida. Pues bien, estas relaciones generan dos documentos. Por un lado está la tabla (tabulla), tabulla), que es el documento original que se expone en el lugar de una de las dos partes implicadas, y que al hacerse para ser expuesta tenía una factura más cuidada. Por otro lado está la tésera (tessera ( tessera)) es la copia que se envía a la otra parte. En ningún caso se han conservado las dos. Hasta ahora, los bronces se han estudiado sólo cualitativamente, pero en fechas reci recien ente tess se ha come comenz nzad ado o a inte intent ntar ar un estu estudi dio o cuan cuantitita tatitivvo desd desde e algu alguna nass Universidades andaluzas.
F. MILIARIOS Los miliarios (ver más atrás) son epígrafes con forma de columna sobre los que hay una inscripción que dice la distancia entre dos puntos de la misma vía, expresada en millas. Además, dicen qué Emperador gobernaba cuando se construyó o restauró la vía.
G. TITULI PICTI Los tituli picti son picti son marcas de propiedad o procedencia que aparecen en objetos de uso cotidiano (instrumenta ( instrumenta), ), e indican el nombre del propietario del taller (officina ( officina)) donde se elaboró ese objeto. Aparecen en vasijas y otras piezas de vajilla, en lingotes
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de metal... pero las más interesantes son las marcas que aparecen en las ánforas, porque, como veremos más adelante, también indican quién ha manipulado el envase y producido el contenido.
H. TÉRMINOS AUGUSTALES AUGUSTALES Los términos augustales son hitos que señalan límites territoriales, sobre todo entre los territorios ( prata) prata) de dos ciudades o comunidades. Pero también pueden indicar el límite entre el territorio de una comunidad y el territorio a disposición de una legión. Por ejemplo, en Hispania son muy importantes los términos augustales que aparec aparecier ieron on en Cantab Cantabria ria entre entre los territo territorio rioss de Iuliobriga y los de la Legio IV Macedonica, Macedonica, cuya presencia allí conocemos precisamente gracias a esos términos augustales.
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CAPÍTULO V ¿CÓMO SE ESTUDIA UNA INSCRIPCIÓN ROMANA? ROM ANA? MÉTODO DE ESTUDIO EPIGRÁFICO. DATACIÓN DE LAS L AS INSCRIPCIONES. TRANSCRIPCIÓN FORMAL Y SIGNOS DIACRÍTICOS
A. MÉTODO DE ESTUDIO EPIGRÁFICO En un epígrafe se distinguen varios elementos que son: - El soporte donde se graba. - El texto grabado, que es la propia inscripción. - El campo epigráfico, que es el lugar del soporte en el cual se graba la inscripción. La unión de inscripción y soporte es el epígrafe. Lo primero que tenemos que hacer para estudiar una inscripción es hacernos con una buena buena fotogra fotografía fía del epígra epígrafe. fe. Sobre Sobre esa fotogra fotografía fía debemo debemoss defini definirr la morfología, la tipología y el material de la inscripción. Debemos conocer el lugar del hallazgo y, sobre todo, el contexto arqueológico en que se encuentra. La segunda fase del estudio de una inscripción consiste en medir el ancho, alto y grosor de la inscripción. Además, hay que medir la altura de las letras y de los espacios interlineales. En el caso de las inscripciones que están hechas sobre bronce tenemos que analizar la composición del bronce, y para ello tenemos dos procedimientos. Uno de
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ellos es la fluorescencia de rayos X, y el otro es la absorción atómica. El primero consiste en pasar la plancha de metal por rayos X. El segundo, más profundo aunque más destructivo, consiste en bombardear los átomos. En la Península Ibérica, los bronces son ternarios, o sea que contienen cobre, estaño y plomo, para hacer que la aleación líquida tenga más fluidez, por lo que es más maleable y se facilita así la fusión de la plancha, aunque se produce así un soporte más débil. Eso quiere decir que, tal vez, las planchas se reciclaban. Una vez analizada la composición, hay que medir el grosor de las planchas, que en la Península Ibérica está entre los 0,5 y los 9 centímetros de grosor. Después hay que medir la disposición de las planchas y lo habitual es que haya una sola, aunque en ocasiones se pueden unir más formando dípticos o trípticos, fundiendo un lado de la plancha y uniendo a martillazos. En tercer lugar, tenemos que proponer una lectura y una traducción, para lo cual estamos condicionado por la conservación del epígrafe. En la lectura hay que numerar la quinta línea. En esa lectura y trascripción hay que conocer los signos diacríticos, de los que luego hablaremos. Necesitamos conocer también todas las lecturas anteriores, consultando los corpora, corpora, sobre todo el C. I. L. Luego es necesario hacer un comentario paleográfico, estudiando la ordinatio, ordinatio, es deci decir, r, la dist distri ribu buci ción ón del del text texto o a lo larg largo o y anch ancho o del del camp campo o epig epigrá ráfic fico, o, la presentación, por si hay un interés por la presentación del texto (con márgenes y separaciones iguales, por ejemplo), y hay que estudiar el tipo de letra, con estilos, puntos de separación y la existencia de nexos. El tipo de letra también nos sirve para datar, como veremos. En el caso de las inscripciones sobre bronce, primero solemos tener un titulus en letra letra grande grande,, y despu después és aparec aparece e el texto, texto, bien segui seguido do o en columnas.
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B. DATACIÓN DE LAS INSCRIPCIONES La datación es lo más difícil del estudio de las lápidas. Lo que hay que hacer es, evidentemente, asignar una fecha o una época a esa inscripción, porque un dato sin fecha nos vale de muy poco como fuente histórica. Por eso, si queremos hacer un trabajo histórico basado en el estudio de un documento epigráfico, debemos intentar fechar con el menor error posible. En un estudio epigráfico, después de la datación, debemos hacer un comentario hist histór óric ico, o, en el que que clas clasififiq ique uemo moss la insc inscri ripc pció ión n y enun enunci ciem emos os una una seri serie e de conclusiones sobre ella. Por el estudio de obras clásicas sobre el tema, como las de Cagnat o Thylander, vemos vemos que no hay criterio criterioss genera generales les de dataci datación ón para para todo todo el Imperi Imperio, o, porque porque depende de la mayor o menor romanización de cada zona, del desigual desarrollo económico de cada zona, o de las influencias regionales, lo que hace que ésta sea una de las cuestiones de mayor complejidad en el estudio de la Epigrafía latina. Por ejemplo, en el siglo I después de Cristo, vemos que las inscripciones del Noroeste de la Península Ibérica son diferentes de las zonas más romanizadas, al margen de que había una idiosincrasia distinta en esas zonas, por lo que esas inscripciones son diferentes. Por eso hay que estudiar las de una zona concreta, de modo que cuanto más pequeña sea una zona, con más exactitud se puede fechar. A veces se puede incluso localizar los talleres concretos de los lapicidas, y se puede saber en qué momentos estaban en funcionamiento. De todos modos, sí hay una serie de criterios con validez más o menos general. Esos Esos criteri criterios os pueden pueden ser intern internos, os, es decir, decir, de la inscri inscripci pción, ón, o extern externos, os, de su estructura. Pero siempre siempre es arriesgado arriesgado usar criterios generales.
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Dentro de los criterios internos (o históricos), podemos usar las titulaciones imperiales, imperiales, sobre todo la tribunicia potestad, potestad, que se renovaba renovaba anualmente. anualmente. Si el Empera Emperador dor aparece aparece como como “DIVUS “DIVUS”, ”, es despué despuéss de su muerte muerte.. Se puede puede fechar fechar tamb tambié ién n por por los los cóns cónsul ules es,, que que camb cambia iaba ban n cada cada año año y que que suel suelen en apar aparec ecer er (normalmente en ablativo absoluto) en inscripciones públicas. Otro criterio puede ser la mención de un hecho fechado por otro documento mediante la comparación. Gracias a la mención de un nombre conocido podemos saber no una fecha exacta, pero sí unas fechas entre las cuales pudo haberse grabado esa inscripción. Otro dato que nos puede ayudar a conocer una fecha es la concesión a un asentamiento de de un estatus concreto, como el de colonia o municipio; además, la existencia de ciertos cargos, como los duoviri , nos hablan del proceso de municipalización, de modo que, salvo casos casos excep excepcio cional nales, es, sería sería despué despuéss de la conces concesión ión del Ius Latii Latii por por part parte e de Vespas Vespasian iano. o. Si aparec aparece e la expre expresió sión n “AUGUS “AUGUSTI TI LIBERT LIBERTUS” US” (liber (liberto to imperi imperial) al) o “CAESARI SERVUS” (siervo o esclavo del César), los praenomina y los nomina nos pueden dar una fecha aproximada, ya que corresponden al emperador reinante. Si aparece la mención de un personaje al que conocemos por otros medios, podemos dar también una fecha aproximada. Si aparece el término “AUGUSTORUM”, sabemos que hay una corregencia, y la primera se inicia en el 161, con Lucio Vero y Marco Aurelio, aunque en época de Nerón ya se había utilizado esta expresión para referirse a él y a la Emperatriz. Los criterios externos (o epigráficos) también son varios, pero hay que usarlos con cuidado, apoyándolos en otros, porque en esta cuestión tampoco hay una regla general. De este modo, las inscripciones más antiguas suelen ser más breves, aunque las hay breves en todas las épocas. Además, eso también podía depender de la
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disponibilidad económica del dedicante. En general, una inscripción es más antigua cuanto más sencilla es, y es más reciente si en ella proliferan las abreviaturas. Se puede datar usando la expresión de la edad, ya que en el siglo I se usa el genitivo “ANNORUM”, y después se dice cuántos años vivió el fallecido, usando “VIXIT” (“vivió”) o “QUO VIXIT” (“que vivió”), a veces poniendo incluso los meses, los días, y, a veces, las horas. Si aparece “PLUS MINUSQUE” (“más o menos”, normalmente abreviado como P M), la inscripción es bajoimperial, no anterior al siglo III. I II. Son también criterios externos los criterios paleográficos, diferenciándose aquí las inscripciones monumentales y oficiales de las particulares. En las monumentales se usa la escritura capital cuadrada o la cursiva, siendo las del siglo I las más cuidadas. En las particulares funerarias, a veces puede haber diferencia incluso en las que aparecen en la misma necrópolis y que son contemporáneas. Sobre todo depende del lapicida, ya que una mala caligrafía no siempre implica una fecha tardía. En general, la capital cuadrada es de época Julio-Claudia, mientras que en época de Trajano se “pone de moda” un efecto de claroscuro o sombreado. Un tercer criterio externo puede ser la aparición del término “DIIS MANIBUS SACRUM”, muchas veces abreviado como D M S, y que se empieza a usar a partir de finales del siglo I, aunque escrito completo. La abreviatura, dependiendo de la zona, se da entre el año 90 y el año 110. En época bajoimperial aparece “D( iis) iis) M(anibus M(anibus)) M(onumentum M(onumentum)”, )”, y la expresión “D(iis “D( iis)) M(anibus M(anibus)) ET M(emoria M(emoria)”, )”, que se relaciona muchas veces con el ritual de ultratumba cristiano. En las inscripciones honoríficas el uso de la expresión “IN HONORE + genitivo” es habitual hasta finales del siglo I, cuando se impone la grabación en dativo. También corresponde a finales del siglo I el uso de epitafios en nominativo, aunque después se impone también el uso del dativo. El uso del superlativo “-ISSIMUS” aparece a partir de
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momentos avanzados del siglo II. La proliferación de cognomina nos indica también fechas tardías, así como clase social. Por el contrario, si no se menciona ninguno, la fecha es antigua. Si no hay praenomina, praenomina, la inscripción se realizó a partir del siglo II. Si sabemos que el nombre que se menciona corresponde a un ciudadano, pero no aparece la tribu, la datación es tardía, después del año 212, que es el momento en el cual Caracalla concede la ciudadanía a todos los libres del Imperio. Si el nomen aparece abreviado, la datación es tardía. Podemos usar para datar también la forma de los puntos de separación, que pueden ser puntos a media altura, cuadraditos, que son más antiguos, o las llamadas hederae distinguentes, distinguentes, que tenían forma de hoja de hiedra y que se usaron desde época de Augusto y hasta momentos muy tardíos en inscripciones monumentales. La forma en la que aparecen los números ayuda también a datar. Así, debemos reco record rdar ar que que époc época a alto altoim impe peri rial al el núme número ro 4 se expr expres esa, a, en las las insc inscri ripc pcio ione ness monu monume ment ntal ales es,, como como IIII IIII y el 9 como como VIIII VIIII,, y que que si apar aparec ecen en como como IV y IX respectivamente son posteriores. Pero en el Alto Imperio, en inscripciones vulgares, sí aparecen expresados como IV y IX. Las líneas horizontales que enmarcan los renglones son tardías, salvo en ciertos monumentos concretos. Los elementos decorativos o lingüísticos también nos sirven para obtener cronologías relativas, sabiendo en qué momentos se usan. Hay también criterios particulares de cada región, como el uso de la era consular o hispánica, propia del Norte de la Península Ibérica (zona de cántabros y vascones). Este sistema inicia su cuenta 38 años antes del sistema vulgar. Primero se pensó que estaría en relación con la pacificación total de la Península, aunque sabemos que no es así. Aparece en lápidas funerarias de los siglos III y IV, y en el IV y el V se extiende a las regiones limítrofes.
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Como hemos visto, en un examen fiable, la paleografía y otros criterios externos pueden resultar dudosos si se usan aisladamente en inscripciones vulgares, de modo que hay que usarlos con precaución y apoyándolos en otros.
C. TRANSCRIPCIÓN FORMAL Y SIGNOS DIACRÍTICOS DI ACRÍTICOS Vamos a comentar ahora, de manera muy breve, los diferentes signos diacríticos usados en la trascripción de textos epigráficos, siguiendo el sistema de Leiden: Para reconstruir abreviaturas y siglas se usa el paréntesis; también se usa para indicar una forma vulgar normalizada ( ). Si la abreviatura no puede resolverse se usan tres guiones entre paréntesis (---). Para reconstruir las letras que se han perdido por rotura o borrado, el editor se sirve de corchetes [ ]. En ocasiones, el lapicida puede cometer errores y olvidarse de grabar ciertas letras, que se restituyen entre estos signos < >. Cuando faltan letras y se sabe cuántas son, se indica poniendo entre corchetes tantos puntos como letras faltan: [. . . . .]. En ocasiones, tres puntos indican que faltan, al menos, tres letras. Cuando la extensión de la laguna es indeterminada y por ello no sabemos cuántas letras faltan, debemos indicarlo cambiando los puntos por guiones: [- - - - -]. Cuando se ponen guiones seguidos de un corchete de cierre, quiere decir que es posible que falte la primera línea: - - - - -]. Cuando se pone lo contrario, se quiere indicar que es posible que falte la última línea: [- - - - -. Cuando sólo aparecen los guiones, es porque se cree que faltan ambas: - - - - , aunque también puede querer decir que falta un número indeterminado de líneas. Cuando entre los corchetes aparece sólo un guión, suele querer decir que falta un praenomen [-].
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Cuando hay una serie de letras borradas, pero que se aprecian, se escriben entre corchetes dobles [[ ]]. Cuan Cuando do una una letr letra a está está mal cons conser erva vada da o su lect lectur ura a es dudo dudosa sa,, se indi indica ca poniéndole un punto debajo. La línea inclinada se usa para separar las líneas del texto cuando éste se restituye de manera continua: /. Cuando esa línea aparece repetida y entre corchetes, indica damnatio memoriae: memoriae: [/ / / / / / /]. Cuando se transcribe un nexo, se indica mediante el subrayado de las letras que lo forman: MATER. En ocasiones puede indicarse mediante un arco que une las dos letras que forman el nexo. Cuando en el texto hay restos de letras no identificadas, se indica mediante una cruz: +. Cuando en la inscripción aparecen letras que deben ser omitidas, éstas se indican mediante llaves: {A}. Un punto o hedera es un punto de separación o de interpunción.
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Parte II: ¿Qué necesito saber?
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CAPÍTULO VI EL ALFABETO LATINO Como ya señalamos en la Introducción, para leer e interpretar correctamente una inscripción latina es muy necesario conocer el latín. Pero también es necesario conocer el alfabeto utilizado y su evolución, lo que nos servirá no sólo para leer la inscripción, sino también para datarla (cfr. supra), supra), ya que la morfología de las letras varía a lo largo del tiempo. Esto nos permite dar una fecha aproximada para la inscripción cuando no hay otra forma mejor de datar. Pero cuando debemos datar una inscripción usando la forma de las letras no debemos olvidar que ésta puede variar dependiendo de la dureza del material sobre el que se graba y de la habilidad del lapicida. Los latinos tomaron su alfabeto de los etruscos, que a su vez lo habían tomado de los griegos. Esto hace que sean un caso particular dentro de la Italia primitiva, porque todos los demás pueblos indoeuropeos de ese lugar registraban sus lenguas mediante alfabetos que derivaban del toscano. Un dato interesante sería la fecha en la que los romanos comienzan a usar un alfabeto derivado del etrusco. Si bien no conocemos esa fecha, sí sabemos que la inscripción latina más antigua conocida es una fíbula de oro del Preneste, que está datada hacia el año 600 antes de Cristo. Bloch, basándose en los tempranos contactos entre ambos pueblos habla de la primera mitad del siglo VII antes de Cristo como fecha probable para la adopción de este alfabeto.
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El alfabeto en un primer momento tuvo que adaptarse a la fonética del latín, ya que los etruscos no diferenciaban las sonoras de las sordas, pero los romanos sí. En principio, el alfabeto romano tenía veinte letras, que pasaron a ser veintiuna al aparecer el uso de la G. Cuando a finales del período republicano se incorporaron la Y y la Z para transcribir las letras griegas épsilon y zeta, quedando el alfabeto completo, de manera que se mantendrá sin cambios durante todo el Imperio. Los intentos del emperador Claudio de introducir grafías nuevas no durarán más allá del final de su reinado. En general, para las inscripciones se usaba la llamada escritura capital, que era mayúscula. Eso quiere decir que la totalidad de sus formas alfabéticas se inscribían en un sistema de dos líneas paralelas. Aún así, antes del siglo I antes de Cristo las insc inscri ripc pcio ione ness mues muestr tran an un alfa alfabe beto to muy muy arca arcaic ico. o. A vece vecess las las letr letras as apar aparec ecen en desproporcionadas o deformadas; eso se debía a que en origen la escritura era cursiva. Ese rasgo irá desapareciendo con el tiempo, de manera que a principios del Imperio asistimos al triunfo de la escritura capital. El Imperio fue la época en la que se erigieron mayor número de inscripciones, sobre todo monumentales. Antes, el uso de la Epigrafía era más restringido. Además, los lapicidas de la época imperial solían ser muy hábiles y meticulosos. Por eso, tenemos una gran cantidad de inscripciones de calidad. En el caso de los textos legislativos, actas públicas o privadas sobre bronce, la escritura varía, y en ese caso hablamos de una escritura actuaria, actuaria, más estrecha. Había también una escritura rápida, simplificada y cursiva, que conocemos por los grafitos de Pompeya y también por las tablillas de cera halladas en la casa del banquero Lucio Cecilio Iucundo, y que es muy difícil de descifrar, precisamente por su carácter cursivo.
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La escritura uncial era habitual en papiros y pergaminos, aunque desde finales del siglo III después de Cristo se hace habitual en inscripciones africanas. A la hora de interpretar una inscripción debemos conocer también la unión de letras, es decir, las ligaduras o nexos, que se hacían para ahorrar espacio. En la escritura cursiva pueden ser muy difíciles de descifrar; en cambio, en la escritura monumental, que era más rígida y menos dada a la fantasía, eran más fáciles de interpretar. Lo habitual era que se unieran dos letras, siendo la unión de tres bastante más rara y la de más casi inexistente. Como ya se comentó anteriormente (cfr. supra), supra), las palabras suelen separarse mediante interpunciones de diversas formas, que a veces tenían un marcado carácter decorativo.
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CAPÍTULO VII EL NOMBRE ROMANO Y SUS ELEMENTOS MANERA DE TRANSMITIRLO Como es bien sabido, los ciudadanos romanos tenían los tria nomina, nomina, es decir, su nombre estaba compuesto de tres partes, el praenomen, praenomen, el nomen y el cognomen. cognomen. En época republicana aparece sólo uno, que va junto a otro en genitivo, que corresponde al padre o al marido (pero sin que se especifique si es el padre o el marido). En cambio, en época imperial sólo los esclavos y los indígenas aparecen nombrados con un único nombre. En general, repito, todos los romanos libres tenían tria nomina, nomina, y a veces, desde el siglo II y durante el Bajo Imperio, Imperio, pueden pueden aparecer aparecer varios varios cognomina. cognomina. Al nombre se añade el nombre del padre para indicar filiación, y, en el caso de los ciudadanos, se añade la tribu en la que estaba inscrito, de modo que en una inscripción en la que aparezcan todos los elementos del nombre se verán el praenomen, praenomen, el nomen, nomen, la filiación, la tribu y, por último, el cognomen. cognomen. Eventualmente, puede aparecer también la patria u origo, origo, o incluso el domicilio. El orden es el que se fija en la Lex Iulia Municipalis. Municipalis. Los duumviri quinquenales, duumviri quinquenales, encargados de hacer el censo, indicaban el praenomen, praenomen, nomen, nomen, filiación, tribu y cognomen de todos los ciudadanos. Después irían la patria y el domicilio, si en la inscripción aparecen.
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El praenomen es el nombre individual, en oposición al nomen, nomen, que era el de la gens. gens. Lo recibían todos los niños al noveno día de su nacimiento. Las mujeres no suelen llevarlo en la época imperial, aunque antes lo llevaban a veces. En ocasiones, a partir del siglo II, algunos nomina se usaron como praenomina, praenomina, como Aelius, Aelius, Aurelius, Aurelius, Aemilius, Aemilius, o Flavius, Flavius, entre otros. El praenomen sirve para diferenciar a los hijos, normalmente en relación al orden orden de nacimi nacimient ento, o, y así tenemos tenemos a Primus (abrev (abreviad iado o como como PRI), PRI), Secundus (que no se abrevia), Tertius (TER), Quartus (QUART), Quintus, Quintus, Sextus,... Sextus,... El número de praenomina era muy abundante, pero persiste el uso de dieciséis ó diecisiete, que, como eran muy conocidos, se abreviaban. Los más habituales eran: Aulus (abreviado como A).
Publius (P).
Appius (abreviado como AP).
Quintus (Q).
Caius / Gaius (C / G).
Servius (SER).
Cnaeus / Gnaeus (CN / GN).
Sextus (SEX).
Decimus (D).
Spurius (S / SP).
Lucius (L).
Titus (T).
Marcus (M).
Tiberius (TI / TIB).
Manius (M’).
Vibius (V).
El nomen o nomen gentilicium es, como se ve, el nombre gentilicio, la denominación común de todos los miembros de la gens, gens, incluidos los clientes y los libertos. Son abundantes, y suelen acabar en “-ius”, es decir, suelen estar en dativo dativo.. Los más frecuen frecuentes tes eran de las grandes grandes familia familiass patric patricias ias e
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imperia imperiales les,, extend extendido idoss por todo todo el mundo mundo romano romano por clien clientes tes,, libert libertos, os, peregrini y peregrini y soldados. Los gentilicios se inscriben con todas las letras, y sólo se tiende a abreviarlos a partir del siglo III después de Cristo. Excepcionalmente, algunos cognomina, cognomina, como Rufus, Rufus, podían funcionar también como nomina. nomina. El cognomen es de uso más frecuente que la tribu. Suele referirse a singularidades corporales (Barbatus ( Barbatus,, Caesar ...). ...). Es decir, que esencialmente es algo personal. Sirven para distinguir las diversas ramas de una misma gens, gens, y, en segundo lugar, para distinguir las diferentes subdivisiones dentro de una misma rama. A veces, sobre todo en la República, se recibían un cognomen ex virtute por haber llevado a cabo un hecho importante ( Cnaeus Cornelius Scipio Hispanus, Hispanus, por ejemplo). En ciertos tratados, se habla de estos cognomina ex virtute como agnomen, agnomen, aunque es más habitual hablar de doble cognomen. cognomen. Una persona puede usar también un tipo de cognomen (o de supernomen) supernomen) llamado signum, signum, que suele indicar que pertenece a un collegium funeraticium, funeraticium, de mod modo que serí ería lo que Mom Mommsen msen y Schu Schulz lze e llam llama aban un nomen sodaliciario. sodaliciario. Es decir, que puede haber más de un cognomen (como ya hemos señalado), y desde fines del siglo II se multiplica su número, sobre todo entre los miembros de la clase senatorial, para indicar con qué familias se estaba emparentado. Hablamos en este caso de polinomina. polinomina. La misión de la filiación es atestiguar que un individuo es libre, y va después del gentilicio. Es un praenomen en genitivo seguido de “FILIUS” (o sea, que es el nombre del padre), palabra que suele venir abreviada. En las zonas marginales del Imperio, cuando el nombre del padre es indígena, en ocasio ocasiones nes no apare aparece ce “FILIU “FILIUS”, S”, porque porque se sobree sobreenti ntiend ende. e. Cuand Cuando o viene viene 41
indicado por el nombre de la madre, quiere decir que el hijo no ha nacido de una unión legítima. En este caso, a veces se usaba una filiación ficticia, con “SP(urii “SP(urii ) F(ilius F(ilius)”. )”. El reparto en tribus lo llevó a cabo en el año 513 antes de Cristo Servio Tulio, Tulio, queda quedando ndo los ciudad ciudadano anoss repart repartido idoss en 35 tribus tribus (cuatr (cuatro o urbana urbanass y treinta y una rústicas). Cada tribu era una unidad de voto para aprobar una ley o elegir a un magistrado. Todo el que alcanzaba la ciudadanía era inscrito en una. En época imperial ya ya no significa nada, y sólo sólo diferencia a los ciudadanos de los que no lo eran, es decir, sólo tenía un valor administrativo. No obstante, a partir partir del año 212 deja deja de tener tener sentid sentido, o, porque porque Caracall Caracalla a conced concede e la ciudadanía a todos los habitantes libres del Imperio. En época de Diocleciano deja de ponerse. Suele aparecer abreviada, y si aparece completa está en ablativo. Siempre va después de la filiación. Las tribus eran las siguientes:
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Aemilia (abreviada como
Papiria (PAP).
AEM).
Pollia (POL).
Aniensis (ANI).
Pomptina (POM).
Arnensis (ARN).
Publilia (PUB).
Camilia (CAM).
Pupinia (PUP).
Claudia (CLA).
Quirina (QUIR; en ocasiones
Clustumina (CLU).
puede aparecer como CYR).
Collina (COL).
Romilia (ROM).
Cornelia (COR).
Sabatina (SAB).
Esquilina (ESQ).
Scaptia (SCAP).
Fabia (FAB).
Sergia (SER).
Falerna (FAL).
Stellatina (STEL).
Galeria (GAL).
Succusana / Suburana (SUC
Horatia (HOR).
/ SUB).
Lemonia (LEM).
Teretina (TER).
Maecia (MAEC).
Tromentina (TRO).
Menenia (MEN).
Velina (VEL).
Oufentina (OUF).
Voltinia (VOL).
Palatina (PAL).
Voturia / Veturia (VOT / VET).
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Las tribus Collina, Collina, Esquilina, Esquilina, Palatina y Succusana o Suburana eran las tribus urbanas. La patria u origo se expresa después del cognomen, cognomen, e indica el lugar del cual se es ciudadano, por ejemplo “SEGOBRIGENSIS”. Cuando se expresa el nombre del que es de ese ese luga lugar, r, va en dati dativo vo,, y a veces veces aparec aparece e tamb tambié ién n la pala palabr bra a “CIVI “CIVIS” S” (“ciudadano”). En ocasiones se usa la palabra “NATIONE” para expresar la ciudad o el territorio. El lugar de residencia, que puede coincidir o no con el lugar de procedencia, viene expresado con la palabra “DOMO”, seguida del nombre de la ciudad en ablativo o genitivo. Una Una vez vez que que hemo hemoss visto visto los los elem elemen ento toss que que forma forman n el nomb nombre re roma romano no,, hablemos ahora de la transmisión de ese nombre. En el caso de los hijos legítimos, el nomen era el mismo de su padre. Con el praenomen no hay reglas, aunque hemos visto que en ocasiones se ponían praenomina que se referían al orden de nacimiento. Habitualmente, el hijo mayor heredaba el praenomen de su padre. En cada familia había una serie de praenomina hereditarios. El cognomen no tiene normas fijas, pero sí una serie de principios: a principios de la época imperial lo habitual es que el hijo mayor heredara el cognomen de su padre, que el segundo tomara como cognomen el nomen (o en su defecto el cognomen) cognomen) de su madre, y que el tercero tomara como cognomen el mismo que su padre, pero con alguna variación. En el caso de los hijos ilegítimos, el nomen era el mismo de su madre, y no indicaban la filiación, porque no tenían padre legal. A veces aparece una filiación imaginaria para disimular su nacimiento, que suele ser la fórmula “SP F” (“ Spuri Filius”, Filius”, hijo natural). Los hijos adoptivos pasan a formar parte de gens del adoptante, de modo que dejaban sus antiguos nombres para tomar los de éste. En la época republicana era normal que tuvieran un cognomen tomado de sus antiguos nombres, pero acabado en 45
“-anus”, como en el caso del hijo adoptivo de César, Augusto, que era Caius Iulius Caesar Octavianus, Octavianus, porque era hijo natural de Caius Iulius Octavius. Octavius. En el caso de los peregrinos ( peregrini ( peregrini ), ), o extranjeros que después reciben el derecho de ciudadanía, el praenomen y el nomen eran los mismos de aquél que les concedía la ciudadanía, lo cual explica, por ejemplo, que Iulius fuera un nomen muy habitual en la Galia, y su antiguo nombre pasaba a ser su cognomen. cognomen. Al menos desde la época de Claudio los extranjeros naturalizados pasaban a tomar como gentilicio el mismo del Emperador gobernante. Los centros de población elevados al rango de ciudades de derecho romano o latino tenían como cognomen el mismo del Emperador, y sus habitantes eran inscritos a misma tribu a la que pertenecía éste. Los esclavos normalmente sólo tenían un nombre, al que sigue el nombre de su dueño en genitivo, para indicar propiedad. En ocasiones, para indicar la propiedad de manera expresa, aparece la abreviatura “S”, que significa “ servus”, servus”, pero en muchos casos se sobreentiende. A veces pueden aparecer dos nombres, y en este caso el segundo deriva del nombre del amo al que pertenecía antes, y acaba en “-anus”. Los libertos, en época imperial, pueden tener dos ó tres nombres. De su amo tomaban tomaban el praenomen y el nomen (o sólo uno de ellos), mientras que su cognomen era su nombre de esclavo. Si son libertos del Emperador, en la inscripción aparece expresado mediante la abreviatura “AUG LIB” ó “CAES LIB” (“ Augusti (“ Augusti Libertus” Libertus” ó “Caesari Libertus”). Libertus”). Pero los libertos pueden ser de muy variados tipos. Si son libertos de un hombre, toman el praenomen y el nomen de este hombre, es decir, de su patrono. Si lo son de una mujer toman su nomen y el praenomen del padre de ella, y en las inscri inscripci pcione oness aparec aparece e una “C” invertida invertida seguid seguida a de “L”, “L”, que signifi significa ca “ Gaiae Libertus”. Libertus”. Si eran libertos de una ciudad o colonia, su praenomen es “Publicius”, Publicius”, que deriva de “ publicus”, publicus”, y su nomen venía, o bien de los cognomina del municipio o 46
colonia, o bien del gentilicio de ese lugar. Si eran libertos de una asociación (de un colegio), su nomen derivaba de la profesión de los de los miembros de ese colegio. Los cognomina de origen griego son muy comunes.
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CAPÍTULO VIII LA TITULATURA IMPERIAL Vamos a hablar en este capítulo no sólo del nombre y los títulos del Emperador, sino también de los de los demás miembros de la familia de ese Emperador. Podemos empe empeza zarr dici dicien endo do que que el nomb nombre re del del Empe Empera rado dorr vivo vivo apar aparec ece e en insc inscri ripc pcio ione ness monumentales y honoríficas, y está formado por el praenomen, praenomen, el nomen, nomen, la filiación y uno o varios cognomina. cognomina. Además, hasta el siglo III, aparecen sus títulos. Todos Todos los Empera Emperador dores, es, salvo salvo Tiberi Tiberio, o, Calíg Calígula ula y Claudio Claudio,, tomaro tomaron n como como praenomen el de Imperator . Desde Antonino Pío no es raro que aparezca en la inscripción IMPERATOR seguido del nombre del Emperador. Las demás veces que aparece esa palabra es debido a las salutaciones imperiales que tiene, como veremos El nomen solía ser el cognomen de la gens Julia. A partir de Adriano, se usaba este nomen en los Emperadores y en los que estaban destinados oficialmente a sust sustititui uirl rlos os,, aunq aunque ue en ésto éstoss últi últimos mos “IMP “IMPER ERAT ATOR OR”” apar aparec ece e desp despué uéss de los los cognomina. Después va la filiación, y por último los cognomina, cognomina, que eran los nombres personales del Emperador Emperador antes de subir subir al trono. Luego aparece aparece el título de Augusto, tomado como cognomen por todos, y que indica que su persona es sagrada. Desde Cómmodo, ese título aparece precedido por “PIUS FELIX”, y desde Caracalla por “PIUS FELIX INVICTUS”, normalmente abreviados. Éstos eran apelativos genéricos y laudatorios.
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Posteriormen Posteriormente, te, aparecen aparecen los sobrenomb sobrenombres res honoríficos honoríficos obtenidos obtenidos tras sus expe expedi dici cion one es
victo ictori rio osas, sas,
saca sacado doss
del del
nombr ombre e
de
los los
pueb pueblo loss
venci encido doss
(“GERMANICUS”, por ejemplo). A continuación, aparece el título religioso, porque César y Augusto fueron sumos pontífices ( pontifex ( pontifex maximus). maximus). Esa dignidad se aplicó a todos sus sucesores, pero si dos comparten el poder, sólo uno de ellos la tiene. Vienen luego los títulos políticos, siendo Augusto el primero en tomar la potestad tribunicia, y este título fue concedido a todos sus sucesores, siendo un título perpetuo y anual, por lo que sirve para datar las inscripciones. Con Trajano hay un reajuste de la potestad tribunicia (Tribunicia (Tribunicia Potestate), Potestate), de modo que su primera data del 27 de Octubre del año 97, momento en el que es asociado al trono; la segunda se inicia el 18 de Septiembre del año 98, y a partir del 10 de Diciembre del 98 se inicia la tercera. Este reajuste se aplica a los Emperadores siguientes, y la primera siempre se inicia el día en que es proclamado Emperador. Desde Adriano, la segunda se inicia el 10 de Diciembre del mismo año de proclamación. La potestad tribunicia indica que el Emperador tenía los poderes de los tribunos de la plebe (auxilium ( auxilium e intercessio), intercessio), y también indica que su persona era inviolable. Después viene el término “IMPERATOR”. Este término seguido de una cifra indica indica el número número de saluta salutacio ciones nes imperi imperiale aless ( acclamatione acclamationess imperatoria imperatoriae e) que ha recibido del Senado por sus victorias reales o ficticias (muchas veces son victorias de sus generales). Siempre aparece como mínimo con el número II, porque la primera salutación la recibe al subir al trono. Post Poster erio iorm rmen ente te apar aparec ece e el cons consul ulad ado, o, para para el que, que, adem además ás podí podían an ser ser nombrados tantas veces como quisieran. Como éste era un título anual, también nos sirve para datar, de modo que combinando unos cargos con otros, podemos conocer incluso el día en que se erigió la inscripción. Otro título honorífico es el de Padre de la
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Patria (Pater (Pater Patriae), Patriae), que lo tenían todos los Emperadores, excepto Tiberio, Otón Vitelio y Galba. Desde Domiciano, aparece después del consulado. El título de Padre de la Patria (Pater (Pater Patriae) Patriae) le fue concedido a Augusto y después lo llevaron sus sucesores; tiene una enorme carga expresiva. En el caso de la familia imperial, el título de César (Caesar ( Caesar ) es un título que Adriano introduce al adoptar a Lucio Aelio Vero para designarlo su sucesor. Antes, ese título era sólo para la familia de César y Augusto. Después se aplicó al heredero en oposic oposición ión al reinan reinante, te, que aparec aparece e en las inscri inscripci pcione oness como como “Augu “Augusto sto”. ”. Cuando Cuando Diocle Dioclecia ciano no introd introduce uce el régime régimen n de la Tetrar Tetrarquí quía a tenemo tenemoss dos Augustos Augustos y dos Césares. Después aparece el título de Príncipe de la Juventud ( Princeps Iuventutis), Iuventutis), que en principio se aplicaba a los hijos adoptivos de Augusto. El término “AUGUSTA” se aplicaba a las princesas de la familia imperial, pero no era sólo para las esposas de los Emperadores, sino, en ocasiones, también para sus hijas y madres.
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CAPÍTULO IX EL CURSUS CURSUS HONORU HONORUM M El cursus honorum lo componen los títulos, cargos y honores desprendidos del desempeño de una carrera, sea ésta senatorial, ecuestre o decurional (municipal). En el cursus honorum había escalas, niveles y cuadros en los que de forma más o menos rígida se ingresaba y se avanzaba. La carrera de cada persona aparece en las inscripciones honoríficas y a veces en las funerarias, bien en orden directo (con los cargos ordenados de mayor a menor importancia), o bien en orden inverso. Por eso la Epigrafía es imprescindible para conocer a las personas y sus curricula. curricula. Pero no debemos olvidar que la mayoría de los datos que tenemos son de la época altoimperial. Había una cierta permeabilidad dentro de los cargos, de modo que un miembro del ordo decurionalis podía llegar a ser caballero y un caballero podía llegar a ser senado senador. r. Esto Esto es así porque porque la socied sociedad ad romana romana,, en su origen origen timocrátic timocrática, a, fue evolu evolucio cionan nando, do, produ producié ciéndo ndose se una estrati estratifica ficació ción n en funció función n del patrimo patrimonio nio.. El montante de este patrimonio varió a lo largo de los siglos, de modo que el cursus no siempre fue demasiado rígido.
A. LA CARRERA SENATORIAL El miembro del ordo senatorial (vir (vir clarissimus) clarissimus) comenzaba a los dieciocho años a desempeñar las funciones preliminares que le llevarían a las más altas cotas de influencia, como el vigintivirato o el tribunado de una legión. Después tenía una serie de opciones que dependían de su edad, de su experiencia y de la jerarquía, que podían
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ser funciones administrativas, como el proconsulado (gobierno de una provincia), la prefectura urbana (para los ex cónsules), o la prefectura del erario militar. También podían ser funciones militares, como ser legado de una legión o gobernador militar de una provincia; o podían ser funciones religiosas, que se desempeñaban por cuestiones de presti prestigio gio (el formar formar parte parte del coleg colegio io de los augures, augures, por ejemplo) ejemplo).. Además Además,, debemos recordar que ciertos cargos sacerdotales sólo iban a parar a sacerdotes o a sus familias (como el formar parte de las vestales en el caso de las mujeres, por ejemplo). Pero Pero lo más más impo import rtan ante te de la carrer rrera a sena senato tori rial al era era el acc acceso eso a las las magistraturas, y la primera sería la de cuestor (quaestor ( quaestor ), ), la de tribuno de la plebe (tribunus plebis), plebis), cargo que no podía desempeñar un patricio, o la de edil ( aedil ); ); para desempeñarla era necesario tener al menos veinticinco años. La pretura ( praetura ( praetura)) era la segunda magistratura a la que se podía acceder, siendo la más importante la urbana; era necesario tener al menos treinta años. La magistratura suprema era el consulado, para la que era necesario tener al menos treinta y tres años. Al ser el consulado la magistratura más importante, suele ser la primera que aparece en el epígrafe. En la Península Ibérica hay muy pocos curricula senatoriales. Como curiosidad, podemos decir que Cicerón alcanzó todos los cargos a la edad mínima permitida.
B. LA CARRERA ECUESTRE El caba caballller ero o (vir egregi ), con con un patr patrim imon onio io de no meno menoss de 400. 400.00 000 0 egregius us), sestercios, también tenía una carrera estructurada. Durante tres años servía en las alas y cohortes, y podía llegar a ser prefecto o tribuno de la legión. La experiencia que obtenía era la base para obtener los cargos administrativos de su clase social. Estos cargos eran las procuradurías jerarquizadas por su vencimiento anual y las prefecturas administrativas o militares. La más importante era la prefectura del pretorio, que le
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colocaba cerca del Emperador. También podía acceder a cargos religiosos, como el de arúspice o el de preparador de las Lupercaliae. Lupercaliae.
C. LA CARRERA MUNICIPAL El ordo decurional decurionalis is estaba estaba formado formado por los ciudadanos ciudadanos que habían tenido alguna magistratura de la ciudad, y regulaba la vida ciudadana. Se conservan los curricula de gente que tenía una serie de funciones subalternas. En este caso no había normas generales. Los cargos municipales eran la edilidad, la cuestura y el duumvirato. duumvirato. En este sentido, entre estos curricula inferiores, el cargo más ambicionado era el de flamen del culto imperial en esa ciudad. Se podía llegar al cargo de praefectum fabrum (prefecto de los artesanos), que daba acceso al ordo superior. También se podía llegar al cargo de sevir augustalis, augustalis, sacerdocio inferior desempeñado por libertos.
D. LOS APPARITORES Existí Existía a también también un cargo, cargo, el de apparitor , que era era el ayud ayudan antte de los los magistrados de Roma o de las provincias cuando actuaban de gobernadores. También recibían ese nombre los miembros del personal subalterno de colonias y municipios. Los apparitores eran de varios tipos: Scribae: Scribae: Secretarios que se encargaban de la contabilidad. Eran el escalón superior de los apparitores. apparitores. Viatores: Viatores: Serían algo así como agentes judiciales, al servicio de las principales magistraturas y sacerdocios. Lictores: Lictores: Tienen la función simbólica de representar el imperium del magistrado al que servían. Le precedían portando las fasces, fasces, y eran doce en el caso de los cónsules y seis en el caso de los pretores. Si precedían a los sacerdotes, eran lictores curiatii .
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Praecones: Praecones: Serían los que ocupaban el puesto más bajo, y serían algo así como pregoneros. Aunque éstos eran los apparitores más importantes, había otros tipos más, de menor importancia.
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CAPÍTULO X SISTEMA PONDERAL Y MEDIDAS EN ROMA Es importante conocer la moneda romana, porque la numismática tiene una gran import importanc ancia ia para para el conoci conocimie miento nto del mundo mundo antigu antiguo o (de hecho, hecho, normal normalmen mente te la Epigrafía y la Numismática se suelen impartir como una única asignatura). Asimismo, conocer los pesos y medidas de los romanos puede ayudarnos a comprender algunas inscripciones concretas, pero nunca está de más que los tengamos claros.
A. EL SISTEMA MONETARIO ROMANO La unidad monetaria era el as, as, que equivalía a 13,165 gramos de bronce. Estaba formado por doce onzas (unciae ( unciae). ). Veinticuatro ases hacían una libra. Los múltiplos del as eran el decussis (diez ases), el tripondius (tres ases) y el dupondius (dos ases). Sus submúltiplos eran el semis (medio as), el triens (un tercio de as), el quadrans (un cuarto de as), la onza o uncia (la doceava parte del as), la semuncia (veinticuatroava parte del as o media onza) y la quartuncia (un cuarto de onza). Doce onzas equivalían a 288 escrúpulos (scripuli (scripuli ), ), moneda muy usada en la vida diaria, sobre todo en la época anterior a la implantación del sistema ponderal mixto, es decir, cuando se usó el sistema duodecimal. También se usaban los denarios, que equivalían a cuatro gramos de plata (que valían diez ases), los quinarios, que valían cinco libras o cinco ases, y los sestercios, que valían dos libras y media o dos ases y medio (cuatro sestercios equivalían a un
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denari denario). o). El talent talento o era una moneda moneda de cuenta cuenta,, ya que su eleva elevado do valor valor (27,3 (27,3 kilogramos de plata) hacía que, en la vida diaria no se usara nunca; era de origen griego, y en ese sistema equivalía a 60000 dracmas. Se usaba también el áureo, que pesaba 7 u 8 gramos de oro y que lo introdujo Julio César. Equivalía a veinticinco denarios o cien sestercios. Como vemos, se usaba un sistema mixto, que combinaba monedas de oro, plata y bronce.
B. LAS MEDIDAS DE PESO Y CAPACIDAD Las medidas de peso no eran muy usadas por los romanos, que preferían medir la capacidad. En muchos casos se usaban las mismas medidas del sistema monetario para medir peso, como veremos. La base de medida de peso era la libra o as, que equivalía a 327,45 gramos. Otras medidas eran el deunx , que era 11/12 de libra, y que pesaba 300,08 gramos; el dextans, dextans, que equivalía a 10/12 de libra y pesaba 272,80 gramos; el dodrans, dodrans, que equivalía a 9/12 de libra y pesaba 245,52 gramos; el bes, bes, que equivalía a 8/12 de libra y pesaba 218,24 gramos; el septunx , que equivalía a 7/12 de libra y pesaba 190,96 gramos; el semis, semis, que era aproximadamente media libra, o sea, pesaba 163,60; el quincunx equivalía quincunx equivalía a 5/12 de libra, y pesaba 136,40 gramos; el triens pesaba la tercera parte de la libra, o sea, más o menos 109,12 gramos; el quadrans era la cuarta parte de la libra, y pesaba más o menos 81,84 gramos; el sextans era la sexta parte de la libra, es decir, aproximadamente 54,56 gramos; la uncia (onza) era la doceava parte de la libra, y pesaba unos 27,28 gramos; más o menos la mitad que ésta pesaba la semuncia, semuncia, que pesaba 13,64 gramos. El sicilicus equivalía a 1/48 de libra, y pesaba 6,822 gramos. La sextula equivalía a 1/72 libras y pesaba 4,542 gramos. El scriptulum equivalía a 1/288 libras y pesaba 1,137 gramos. En lo que se refiere a las medidas de capacidad, en general, la base era el sextarius, sextarius, que equivalía a 0,547 litros. Sus submúltiplos eran la hemina, hemina, que valía la 58
mitad y equivalía a 0,2736 litros; el quartarius, quartarius, que era la cuarta parte del sextarius y equivalía a 0,1368 litros; el acetabulum, acetabulum, que era la octava parte del sextarius, sextarius, y equivalía a 0,0684 litros; y el cyathus, cyathus, la doceava parte del sextarius y que equivalía a 0,0456 litros. Para medir líquidos se usaba el congius, congius, que equivalía a 6 sextarii y a 3,283 litros; la urna equivalía 24 sextarii y sextarii y a 13,13 litros; el quadrantal o quadrantal o amphora equivalía a 48 sextarii y sextarii y a 26,26 litros; y el culleus, culleus, que equivalía a 960 sextarii y sextarii y a 525,20 litros. Para medir sólidos, se usaba el semodius, semodius, que equivalía a 8 sextarii y a 4,377 litros; el modius itálico equivalía a 16 sextarii y a 8,754 litros; y el modius castrense equivalía a 32 sextarii y sextarii y a 17,51 litros.
C. LAS MEDIDAS DE LONGITUD Y SUPERFICIE En lo que se refiere a medidas m edidas de longitud, la base era el pie ( pes ( pes), ), que equivalía a 29,57 centímetros. El pie se dividía en base a un sistema duodecimal, dando lugar a medidas muy detalladas. Así, tenemos el medio pie (semipes ( semipes), ), la cuarta parte del pie, llamada quadrans, quadrans, la doceava parte, llamada uncia, uncia, la veinticuatroava parte, llamada semuncia, semuncia, y el sicilicus, sicilicus, que equivalía a 1/48 pies. Pero había otras medidas de longitud, también importantes, que tomaban el pie como base. El dedo (digitus ( digitus)) equivalía a 1/16 pies, es decir, a 1,848 centímetros. El palmo ( palmus) palmus) equivalía a la cuarta parte del pie, es decir, 7,392 centímetros. El palmipes era 1,25 pies, es decir, 36,96 centímetros. El codo ( cubitus), cubitus), también llamado ulna era igual a un pie y medio, o sea, que equivalía a 44,355 centímetros. El paso (gradus) gradus) era igual a dos pies y medio, es decir, 73,925 centímetros. El passus era un paso doble, es decir cinco pies, o sea, 1,478 metros. El decempeda o pertica eran diez pies, es decir, 2,957 metros. El surco (actus ( actus)) era igual a 120 pies, o sea, que equivalía
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a 35,48 metros. Mil pasos (mille ( mille passus) passus) o una milla eran 5000 pies, o sea, 1478,5 metros. Para medidas agrarias, la base eran la pertica y el actus vorsus, vorsus, que equivalía a 12 perticae o 120 pies. El actus vorsus quadratum era la mitad del iugerum, iugerum, que era una medida de superficie de la que hablaremos a continuación. En lo refer referen ente te a medi medida dass de supe superf rfic icie ie,, tene tenemo moss el pie pie cuad cuadra rado do ( pes quadratum), quadratum), que equivalía a 0,0874 metros cuadrados. El decempeda quadrata o equivalí alía a a cien cien de éstos, éstos, es decir, 8,74 metros metros cuadrado cuadrados. s. El actus scripulum equiv quadratus era un cuadrado de un actus de lado, y dos de éstos hacían un iugerum, iugerum, que tenía doscientos pies de largo por ciento veinte de ancho, y era lo que araba una yunta de bueyes en un día, es decir, más o menos un cuarto de hectárea; equivalía a 28800 pedes quadrata, quadrata, es decir, a 25,182 áreas. El heredium equivalía a dos iugera, iugera, es decir, equivalía a 50,364 áreas. La centuria era un cuadrado de veinte actus de lado, y veinticinco centurias hacían un saltus. saltus. La clima equivalía a 3600 pedes quadrata, quadrata, es decir, a 314,64 metros cuadrados.
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CAPÍTULO XI CRONOLOGÍA EN ROMA La datación es, como ya hemos señalado, uno de los pasos más complejos a la hora de estudiar un texto epigráfico. Por suerte, en ocasiones el texto incluye una referen referencia cia cronol cronológi ógica ca absolu absoluta, ta, y por ello, ello, a la hora hora de fechas fechas los docume documento ntoss epig epigrá ráfic ficos os es nece necesa sari rio o cono conoce cerr la cron cronol olog ogía ía que que mane maneja jaba ba el pueb pueblo lo al que que pertenecía el autor de la inscripción, en nuestro caso, el romano. Si no conocemos esa cronología y los cómputos que a ella correspondían, no seremos capaces de fechar correctamente. Los romanos contaban los años a partir de la fundación de la ciudad de Roma (ab Urbe condita), condita), que tradicionalmente se sitúa en el año 753 antes de Cristo, expresando la fecha a veces con la abreviatura U C. por eso hay que restar la fecha dada de 754, porque además contaban el año de llegada y el de partida. Si queremos convertir una fecha cristiana al cómputo romano, tenemos que sumarle 753. A la hora de poner años de edad, solían redondear hacia los múltiplos de cinco. Los meses en Roma eran Ianuarius, Ianuarius, Februarius, Februarius, Martius, Martius, Aprilis, Aprilis, Maius, Maius, Iunus, Iunus, Quintilis (que después pasaría a llamarse “Iulius “ Iulius”, ”, en honor a Julio César), Sextilis (que se llamaría después “ Augustus “ Augustus”, ”, en honor a Augusto), September , October , November y December . Hasta el año 153 antes de Cristo, el año empezaba el 15 de Marzo, por eso los meses a partir de nuestro Julio (Quintilis ( Quintilis)) tienen nombres de ordinales, que posteriormente se conservaron. Para ellos, los meses tenían los mismos días que para
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nosotros. El año que Febrero (Februarius ( Februarius)) tenía veintinueve días, el día veinticinco se expresaba con la fórmula “ANTE DIEM (que a veces se abreviaba como A D) BIS SEXTUM KALENDAS MARTIAS”. El mes se dividía en tres partes desiguales, cuyos límites eran las kalendas, kalendas, día que identificaban con la luna nueva, las nonas, nonas, que identificaban con la luna creciente, y los idus, idus, que identificaban con la luna llena. llena. Las kalendas siembre eran el día uno. Las nonas solían ser el día cinco, pero en Marzo, Mayo, Julio y Octubre eran el día siete. Los idus solían ser el día trece, pero en esos mismos meses eran el día quince. El día anterior a cada uno de estos días de referencia era el pridie, pridie, y el posterior era el postridie. postridie. Los días intermedios se indicaban contando los días que faltan hasta la fecha tope siguiente, poniendo el nombre de esa fecha tope en el mismo caso que el nombre del mes. Por eso, por ejemplo, ejemplo, el día cinco cinco de Marzo Marzo sería sería III (ante) NON(as)) ante) NON(as MARTIAS. La semana empezaba en sábado, y los días eran el dies Saturni (sábado), Saturni (sábado), dies Sole (domingo), dies Lunae (lunes), dies Marti (martes), Marti (martes), dies Mercurii (miércoles), Mercurii (miércoles), dies Iovis (jueves) y dies Venis (viernes) El día jurídicamente lo contaban hasta la medianoche. Como contaban de sol a sol sol y tení tenía a doce doce hora horas, s, las las hora horass tení tenían an una una dura duraci ción ón vari variab able le,, aunq aunque ue aproximadamente sería desde las seis de la mañana hasta las seis de la tarde. El día tenía mañana (mane (mane), ), las dos primeras horas; hacia el mediodía (ad ( ad meridien), meridien), de la tercera tercera hasta el final de la sexta; sexta; hasta la décima décima incluida era de meridie; meridie; el atardecer (suprema) suprema) correspondía con las horas undécima y decimosegunda; la puesta de sol era vespera. vespera. La hora prima, prima, es decir, hacia las seis de la mañana correspondía a la aurora, la hora secunda, secunda, eran las siete, etcétera. Estas horas solían agruparse en grupos de
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tres horas, es decir, hora prima (el amanecer, hacia las seis de la mañana), la hora tertia (media mañana, hacia las nueve), la hora sexta (el mediodía), la hora nona (a media tarde, hacia las tres de la tarde), la hora vespera (el atardecer, hacia las seis de la tarde) y, para finalizar, completorium (después del ocaso, las nueve de la noche, que ya corresponde a una hora nocturna). La noche se dividía en cuatro partes, desde el punto de vista militar. Esas cuatro partes eran iguales, y se llamaban vigiliae, vigiliae, que eran los turnos de guardia; por tanto, también tenían una duración variable.
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APÉNDICE: Resumen de los pasos para el estudio de una inscripción Ahora que ya sabemos cómo debe transcribirse una inscripción, vamos a resumir los pasos que hay que dar para editarla. Es necesario elaborar una ficha, que contendrá estos datos: En los aspectos externos se hablará de lo siguiente: - Lugar y fecha del hallazgo, con los nombres antiguos y actuales. Contexto arqueológico. - Lugar de conservación y número de inventario. - Bibliografía referida a la inscripción. - Documentación gráfica disponible. En los aspectos internos, debemos comentar los siguientes aspectos: - Descripción de la inscripción, hablando de su tipología, su material, y sus medidas. - Transcripción del texto. - Aparato crítico. - Comentario paleográfico. - Transc Transcrip ripció ción n del texto, texto, integra integrando ndo las partes partes perdid perdidas as y resolv resolvien iendo do las abreviaturas. Datación.
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BIBLIOGRAFÍA Esta Bibliografía no es más que una pequeña selección de obras relativas a Epigrafía que el alumno puede usar para profundizar en el estudio de esta disciplina, si es ése su deseo. Esta selección de libros y artículos no pretende en absoluto ser definitiva, y es sólo una pequeña muestra de lo mucho que hay publicado sobre Epigrafía. En el caso de que a los alumnos muy interesados en esta ciencia les parezca escasa, siempre pueden recurrir a su profesor, para que éste les facilite más títulos. ALFÖLDY, Géza: “La cultura epigráfica de la Hispania romana: inscripciones, auto-representación y orden social”, en Hispania. El legado de Roma, Roma , Zaragoza, pp. 235-251. BLOCH, Raymond: L’Epigraphie latine, latine, París, 1964. CAGNAT, R.: Cours d’epigraph d’epigraphie ie latine, latine, París, París, 1914 (edición anastática anastática de Roma, 1964). CALABI LIMENTANI, Ida: Epigrafia latina, latina, Milán, 1967. CRAWFORD, Michael (ed.): Fuentes para el estudio de la Historia Antigua, Antigua , Madrid, 1986. D’ENCARNAÇAO, J.: Introduçao ao estudo da epigrafia latina, latina , Coimbra, 1987. DENTZER, J. M. et allii : Épigraphie Épigraphie hispanique. hispanique. Problèmes Problèmes de méthode méthode et d’edition, d’edition, París, 1984. GORDON, A. E.: An E.: An illustred introduction to Latin Epigraphy , Berkeley, 1983.
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IGLESIAS GIL, José Manuel y SANTOS YANGUAS, Juan: Vademécum para la Epigrafía y Numismática Latinas, Latinas, Santander, 2002. LÓPEZ BARJA, Pedro: Epigrafía Latina. Latina. Las inscripciones romanas desde los orígenes al siglo III , Santiago de Compostela, 1994. MARINUCCI, Gloria: Introduzione all’epigrafia latina, latina, Roma, 1981. ROLDÁN HERVÁS, José María: Repertorio de epigrafía y numismática latinas, Salamanca, 1969. SUSINI, G.: Il lapicida romano, romano, Roma, 1966. SUSINI, G.: Epigrafia romana, romana, Roma 1982. THYLANDER, H.: Étude sur l’épigraphie latine, latine, Lund, 1952. VERARD: Guide del epigraphiste, epigraphiste, París, 1986. VIRGILIO, B.: Epigrafia e storiografia. Studi di Storia Antica, I , Pisa, 1988.
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