MILTON FRIEDMAN. INFLUENCIA EN EL MUNDO Cristian Arismendy Fuentes Estudiante de Economía “Las únicas sociedades que han sido capaces de crear una prosperidad relativa ampliamente extendida han sido aquéllas que han confiado principalmente en los mercados capitalistas”. Milton Friedman Milton Friedman, es sin duda el economista más renombrado, más audaz y más influyente del siglo XX, poseedor de una inteligencia impecable, una simplicidad explicativa envidiable y una metodología de trabajo que vendría a reformar todos los trabajos que se presentaran después de él. Como economista es sin duda uno de los personajes más influyentes del actual siglo; defensor inagotable del monetarismo económico y reformador e impulsor de la corriente denominada economía de la globalización1. La estipe de sus ideas han influenciado a la mayor parte del mundo moderno (por no decir todo), pero sin duda, América Latina, y más exactamente
fue Chile
su más
importante lienzo, en donde le fue posible experimentar y poner a prueba qué tan viables y qué tan convenientes serían sus políticas económicas. En este escrito se presentará la metodología, el pensamiento y la influencia de Milton Friedman, pero más importante será revisar qué tan acertado fue el haber implementado las políticas de globalización en el mundo.
1. Rasgos generales de Milton Friedman
1 De acuerdo a la Economía y las Ciencias Políticas, el Economía de la globalización puede ser definido como la corriente o modelo económico capitalista, basado fundamentalmente en la promoción del Libre Mercado, al tiempo que busca reducir al mínimo la intervención del Estado en los asuntos económicos, en pro del sector privado. Además de ser una tendencia que se desenvuelve gracias a los avances tecnológicos y la entrada de las economías asiáticas al juego de la economía mundial.
Friedman nació en el seno de una familia modesta de origen judío. Nacido en Nueva York el 31 de julio de 1912. En 1928 logró ingresar a la Universidad Rutgers para estudiar matemáticas gracias a una beca del Estado. Al graduarse en Rutgers en 1932, en plena Gran Depresión, Friedman recibió dos ofertas de becas para estudios de posgrado, la una para estudiar economía en la Universidad de Chicago, la otra para estudiar matemática aplicada en la Brown University. Al parecer, ambas ofertas eran igualmente atractivas (Cole, 1992). Habiendo optado por Chicago, Friedman se convirtió en economista. Probablemente su decisión vino a estar influenciada por dos grandes maestros que tuvo: Homer Jones y Arthur F. Burns (Argandoña, 1990). “En Chicago, donde recibió su maestría en 1933, tuvo como maestros a Frank Knight, Jacob Viner, Lloyd Mints, Henry Simons y Henry Schultz. El año siguiente, y gracias a la intervención de Schultz con Harold Hotelling, recibió una beca para la Universidad de Columbia, donde estudió estadística matemática con Hotelling y economía con Wesley C. Mitchell y John M. Clark. En 1935, Friedman regresó a Chicago, como asistente de investigación de Henry Schultz, para trabajar sobre estudios de demanda, y de 1937 a 1940 trabajó en investigaciones sobre gastos e ingresos en el National Bureau of Economic Research” (Cole, 1992). Antes de ser un destacado economista, Friedman se dejó tentar por la estadística, logrando excelentes resultados, tanto así que llegó a formar parte del equipo que durante la segunda guerra mundial era el encargado de medir la calidad del armamento bélico con el que se llevaba a cabo la contienda. 2. Metodología del pensamiento friedmaniano Friedman fue un liberal, no sólo de la libertad económica, sino de todas las libertades posibles: por eso chocó con todos los poderes, todos los gobiernos, y todos los poderes económicos. En 1953 publicó su tan férvido ensayo sobre la metodología de la economía positiva (Friedman, 1953), en el cual ya dejaba en evidencia cuál iba a ser su método de investigación y de elaborar sus trabajos. Es sin duda uno de sus trabajos más influyentes, a la vez uno de los que han suscitado más controversias (Cole, 1992). Friedman era ya (a la
fecha de publicar su renombrado ensayo) un economista maduro. Pero aún no escribía los trabajos que a la postre lo harían merecedor del Premio Nobel de Economía (1976). En ese ensayo, expresaba que la economía debe ser una ciencia empírica cuya aceptación debe basarse en el poder de predicción, no en la sofisticación analítica. (Teira, 2000) Define el método friedmaniano así: “En cierto sentido, la metodología de Friedman es simplemente una aplicación del análisis económico del enfoque de la filosofía de la ciencia asociado a Karl Popper”. Usando un lenguaje popperiano, Friedman agrega que la evidencia empírica no puede probar nunca una hipótesis; únicamente puede fracasar en refutarla, que es lo que generalmente queremos decir. “Siguiendo a Popper, Friedman sostiene que las teorías no pueden demostrarse; sólo podemos decir que, una vez que hemos intentado demostrar su falsedad, no lo hemos conseguido, lo que significa que la prueba de una teoría es una tarea lenta, no definitiva” (Argandoña, 1990). 3. Escuela de Chicago La existencia de la escuela de Chicago es bastante controvertida, a mi parecer, dicha escuela sí existe, por lo menos en el sentido práctico de ser los ideales y pensamientos de un grupo de destacados economistas que resultaron dar un golpe revelador, contundente e iniciaron el planteamiento de la ciencia económica de una manera diferente. Milton Friedman es, sin duda alguna, la cabeza central de esa nueva escuela de pensamiento económico; la escuela se caracteriza, según lo plantea (Argandoña, 1990): “por tener una concepción estricta del modelo racional de toma de decisiones, en que los precios “vacían” los mercados y llevan la información necesaria para una actuación eficiente de los agentes económicos (…). La escuela rechaza la existencia de conductas no racionales o ineficientes, por tanto que el monopolio se ve como un fenómeno infrecuente, causado habitualmente, por la actuación del gobierno. En todo caso la economía en su conjunto no muestra comportamientos de competencia imperfecta ni de fallas de mercado” Es claro y evidente que la escuela de chicago se funda bajo pensamiento clásico, y descarta la existencia de rasgos keynesianos. Al considerar ésta que los males de toda economía
provienen de la intervención del gobierno, propone la vuelta al clásico sistema del laissez faire, laissez passer y de la mano invisible del mercado. Además de la protección a la propiedad privada y la libertad individual y sobre todo, buscar las soluciones a los problemas económicos que se alejen de la intervención estatal. Es más que evidente que lo que buscaba la “nueva” escuela no era otra cosa que volver al liberalismo clásico, que adoptaría como seudónimo: economía del libre mercado.
4. Influencia de Friedman y el cambio de política económica en América Latina Tal vez el continente más influenciado por los pensamientos de la escuela de Chicago, y especialmente por Milton Friedman es, sin duda alguna, América Latina, especialmente Chile (como primer país donde se experimentó las políticas económicas del nuevo liberalismo) donde los denominados Chicago boys (Estados Unidos decide becar a estudiantes chilenos para que estudiasen economía de libre mercado con el profesor Friedman) “aprovecharon el caos que se presentó en el país durante la década de los 70´s y organizaron una comitiva para crear un tratado de política económica que denominaron el ladrillo para implementar las políticas anti estado” (Allendes, 2015) La génesis de la implementación de las ideas de Friedman es consecuencia de la victoria presidencial de Salvador Allende en 1970, acto que lo convierte en el primer presidente marxista en ganar unas elecciones populares en un Estado de derecho. Como efecto directo, EE.UU. Sintió la presión de que sus intereses serían perjudicados si permitían que un marxista tomara el poder en un país estratégico para el gigante norteamericano (Winterbottom & Whitecross, 2009). Instando a un golpe militar, que efectivamente se llevó a cabo en 1973 por parte del general Augusto Pinochet: tipo despiadado e impregnado por un odio a las ideas de izquierda. En septiembre de 1973, la economía chilena habría cuadruplicado el dinero circulante. Entre 1970 y 1973 la emisión de billetes habría crecido 2000%, o sea, no podía hacer nada sino esperar una hiperinflación como la que se estaba asentando y que se acercaba al 1000% (Allendes, 2015). Fue entonces, que para ese periodo la tensión política y económica en Chile llegó a su máxima expresión.
(Fontaine, 1993) Plantea que el shock que vivía chile por aquel entonces era a causa de la sobreprotección e intervención estatal que ya sobrepasaba los límites: “La inflación y las crisis de balanza de pagos se convirtieron en el tema central de la política chilena. Los cuatro gobiernos anteriores a 1973 intentaron aplicar algún plan de estabilización. Ninguno lo logró; no pudieron quebrar la dinámica inflacionaria de la lucha redistributiva. De hecho, estos planes a menudo se basaban en el control de precios y salarios, en la sobrevaluación del peso y en un aumento masivo de la deuda externa pública. Pero apenas se lograba algo de estabilidad temporal, resultaba necesario volver a las políticas expansionistas”. Las expropiaciones llevadas a cabo en la presidencia de Allende fueron el bastión político que enardeció al pueblo chileno. “El Gobierno de Allende se apoderó fácilmente de las minas de cobre, de una gran parte de las tierras agrícolas y de la mayoría de los bancos. La batalla política en favor de la nacionalización de las empresas industriales fue ardua” (Ibídem). Las políticas intervencionistas
estatales empezaron a ser vistas con cierto
vilipendio, tras las expropiaciones y el mal manejo que se le venía dando a la economía del país (limitando a los inversionistas extranjeros y las grandes empresas), muy pronto el presidente Allende empezó a perder acción política, las calles se infestaron de manifestantes que pedían una revocatoria del mandato o un cambio en las políticas económicas. El régimen militar promovido tras el golpe de estado puso en marcha nuevos planes económicos y sociales para tratar de solventar la crisis que se venía presentando en el país. “Aprovechando el estado de consternación y de shock de la población, Pinochet implementó las políticas recomendadas por los Chicago boys: Suprimió el control de precios, privatizó empresas estatales, eliminó aranceles de importación y redujo el gasto público” (Winterbottom & Whitecross, 2009). Con esas simples medidas se pretendía dejar de lado la casta proteccionista que se venía implementando desde hace algunos años en todo el continente, y en vez de eso liberar y abrir la economía al mundo: se empezó el proceso de globalización.
Bien es cierto afirmar que tras los dieciséis años de dictadura militar se restringieron muchas de las libertades individuales y colectivas en el país, además de presentarse la mayor tasa de violación a los derechos humanos; durante la dictadura se prohibió cualquier signo de oposición a los ideales del régimen. Resulta curioso esa posición inverosímil del mandato de Pinochet, dado que por un lado promueve la libertad económica y por el otro promovía el autoritarismo político. Ese tema no será tratado en este escrito. 4.1.
El entorno macroeconómico a partir de la implementación de las políticas de libre mercado
La implementación de lo pactado en el ladrillo no dio resultados: al poco tiempo se presentó una inflación del 375% anual, la más alta del mundo (Winterbottom & Whitecross, 2009) “Considerado en conjunto, el período comprendido entre 1975 y 1989 fue más bien pobre en lo que respecta a resultados macroeconómicos. En 1990 el PIB real per cápita sólo superaba en 20% el nivel de 1970 y el consumo real per cápita se encontraba 10% por debajo” (Fontaine, 1993). Es cierto, que implementar esas nuevas políticas –un poco violentas- No sería tarea fácil, y al igual que una medicina sus efectos no se verían inmediatamente. Sin embargo, se considera que los resultados presentados serían tal vez mucho mejores que lo que se hubiese deducido si se continuaba con las políticas estatistas. “Por supuesto que el ajuste tuvo un costo muy alto en términos sociales y políticos. En 1975, el PIB real cayó en 12,9% y el desempleo alcanzó al 14,9% de la fuerza laboral. Los salarios reales, sin embargo, disminuyeron sólo 2,7%, gracias al establecimiento de un régimen de reajustes trimestrales” (Ibídem). La implementación de lo propugnado por los Chicago boys solo empezó a tener éxito a finales de 1975. Según (Osorio, 1982) “durante el periodo 1976-1980 Chile experimentó una avivada expansión de su economía liderada por las exportaciones, especialmente de cobre”. Con la apertura económica Chile abrió las puertas a los inversionistas extranjeros, que motivados y respaldados por la autoridad dictatorial del país no desaprovecharon la oportunidad de invertir en el “naciente país liberal”.
“Entre 1976 y 1981 el PIB real creció a una tasa anual de 6,6% y las exportaciones lo hicieron al 10,7% anual en términos de volumen. La inflación, que en 1975 alcanzaba a un 370% anual, disminuyó gradualmente hasta llegar a 33% en 1979 y a 9% en 1981 como consecuencia de la persistente disciplina fiscal y monetaria (…). Los salarios reales aumentaron en una tasa promedio anual de 12,4%. La deuda externa neta también bajó de un nivel equivalente a tres veces las exportaciones en 1975, a 1,6% en 1979 y posteriormente comenzó a crecer a pasos agigantados debido al endeudamiento del sector privado” (Fontaine, 1993). En síntesis, se podría deducir que efectivamente las políticas de libre mercado habían gozado consecuencias favorables en Chile, sin embargo no todo puede ser perfecto y maravilloso, el optimismo se acabó con el abrupto acontecimiento que se venía presentando en América Latina, el cual se le denominó intuitivamente como La crisis de la deuda latinoamericana o como la década perdida de América latina. En ese lapso de tiempo, donde Chile ve desmoronada toda su “resiliencia económica” y vuelve a caer en una profunda depresión a mediados de 1982. Este aspecto no será tratado a grandes rasgos en este escrito, solo se nombrará la importancia que tuvo al desestabilizar no solamente a Chile, sino a todos los países latinoamericanos. A pesar de la crisis, el sistema de libre mercado logró sobrevivir a la tempestad y como el ave fénix resurgió de entre la ruina más fuerte y más hegemónico. “Durante esta época no sólo se reanudó el crecimiento en la producción y el empleo, sino que además se consolidaron y profundizaron las reformas de la economía de libre mercado” (Fontaine, 1993). Siendo esa crisis financiera el bache definitivo que impulsó la implementación de las políticas de libre mercado en toda Latinoamérica. A partir de ese momento y viendo los maravillosos resultados que estaba obteniendo Chile, los mandatarios de cada país fueron dejando de lado (alguno antes que otros) las políticas proteccionistas recomendadas antes por la CEPAL como medida de crecimiento económico y fueron adoptando (algunos más rápido que otros) la nuevas políticas de libre mercado. Es que sin duda, el proteccionismo “cepalino” Implementado en el continente no había generado los cambios que con él se esperaban, peor aún, imposibilitaron a los países Latinoamericanos a impulsar una industria fuerte y altamente competitiva. A consecuencia
de adoptar el modelo de la CEPAL de “prohibición” de las exportaciones, medidas ajustadas con una alta carga arancelaria, los países empezaron a proteger la industria nacional: el remedió resultó ser peor que la enfermedad. Las débiles industrias no adaptaron nuevos procesos de producción e innovación tecnológica, lo cual provocó que la producción fuera muy limitada en cuanto a calidad e innovación. Además se generó la formación de oligopolios que resultaron ser mucho más nocivos para la economía de cada país. 5. Lo que queda y los resultados de la globalización chilena En 1988, el gobierno de Pinochet sometió su mandato a un plebiscito en el cual la población voto por el no, y decidió negarle otro periodo presidencial, acto que promovió el retorno al camino de la democracia. Por lo tanto, a Pinochet no le quedó otra alternativa de entregar el poder al recién electo presidente Patricio Aylwin. Desde ese momento y hasta la actualidad, Chile ha continuado con sus políticas librecambistas hasta convertirse hoy por hoy en el país más globalizado de Suramérica. “Los trece puntos centrales del texto –el ladrillo- siguen vigentes en la economía chilena, dicen los expertos: política de descentralización, de comercio exterior, de precios; política monetaria y fiscal, tributaria, de mercado de capitales, de previsión, y seguridad social; política de redistribución del ingreso; aspectos económico sociales de la política educacional; política de inversiones extranjeras, para el área social; agraria e industrial” (Allendes, 2015). A pesar de que la actual mandataria chilena Michel Bachelet es de ideología socialista, el programa continúa su ejecución sin ningún entorpecimiento; es más, es la joya de la corona chilena. Es cierto, que las políticas de libre mercado son las puertas abiertas a una mayor brecha de desigualdad social y económica en todos los países donde se implemente: Los dueños del capital son quienes poseen los medios de producción, y los pobres son cada vez más pobres porque sólo cuentan con su fuerza de trabajo para ofrecer que muchas veces es sobreexplotada desafortunadamente a raíz de la mal llamada flexibilización laboral que se aplica en los países globalizados; no en vano Chile es considerado como uno de los peores países del mundo en términos de distribución del ingreso.
Con la anterior exposición de lo que ha sido el desarrollo de Chile gracias a la implementación de las políticas de economía de mercado, una pregunta se hace necesaria: ¿Habría sido posible implementar aquellas políticas en un contexto distinto al de una dictadura? Posiblemente la respuesta sea un NO. Como ya se explicó, el crack necesario para que el país iniciara un proceso de cambió fue el querer abandonar esas políticas estatistas que lo único que hacían era empobrecer y expropiar a cada vez más ciudadanos. Si no se hubiera presentado el golpe de estado muy posiblemente el país no habría despegado aún.
6. ¿Realmente fue tan exitoso el modelo implementado en Chile? “A partir de datos obtenidos dela Dirección de Presupuesto (DIPRES), el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) y la encuesta de Empleo dela Universidad de Chile, el Informe es una completa radiografía del último medio siglo de historia del país, consignando el estado de variables económicas como el desempleo, los ingresos y la desigualdad en los períodos de 1961-2013 (…). En desempleo los números muestran que el menor nivel se dio en el Gobierno de Salvador Allende con un 5,3%. La mayor tasa de cesantía se registró durante la dictadura militar, con un 14,8%. En materia de crecimiento, la dictadura militar llegó a un 3,3%, mientras que el promedio de los Gobiernos de las Concertaciones un 5,05%, siendo el más exitoso el exhibido por la Administración de Patricio Aylwin con un 7,4 por ciento (…).También se compararon las brechas de ingreso entre los hogares pertenecientes al 10% más rico, con los pertenecientes al 10% más pobre. La mayor brecha también se dio en la dictadura (24,9 veces), versus la menor durante el Gobierno de Allende (8,4 veces)” (Osorio V. , 2013). Por lo visto, el gobierno militar no fue el mejor de todos los mandatos presidenciales, solamente tuvo mayor relevancia en materia de inflación y crecimiento económico No en vano, muchos críticos chilenos consideran que el gobierno de Augusto Pinochet fue el peor en toda la historia de Chile; aunque esa no sea la concepción generalizada que se tiene respecto al tema, dado que en muchos textos se encuentra que el milagro chileno sólo fue posible gracias a la dictadura militar como se ya se mencionó con anterioridad. Sin embargo, la desambiguación de lo planteado no será desarrollada en este texto.
7. Consecuencias del libre mercado Lo único que sí ha quedado claro, sin titubear al decirlo es, que el pensamiento de un grupo de economistas, más específicamente de un hombre, ha logrado penetrar y cambiar rotundamente el rumbo de una nación, de un continente, o tal vez del mundo. La escuela de chicago ha sido la responsable de cambiar la forma de las políticas económicas de los países, algunos han tenido éxito al hacerlo, otros han fracasado en el intento. Pero no hay duda de que el mundo ha cambiado demasiado a partir de sus ideas. La globalización es el deseo de todo mandatario: lograr que su país entre al juego económico y permanezca en él. Sin embargo, no todos han tenido la misma fortuna, algunos lo logran, otros, mientras tanto siguen siendo alfiles de las grandes potencias (como la mayoría de países latinoamericanos). A partir del “experimento chileno”, las políticas de apertura económica fueron implementadas por Margaret Thatcher en el Reino Unido y por Ronald Reagan en los Estados Unidos, dando inició a la proliferación del pensamiento liberal en la mayoría de los países del globo. ¿Pero a qué costo se llegó a implementar las políticas de liberalismo económico? A partir de los acontecimientos que se han presenciado hacia finales del siglo XX y durante las dos primeras décadas del actual siglo, se podría aceptar que la adopción del liberalismo económico como doctrina principal de las nuevas políticas económicas y de desarrollo de las naciones ha resultado rotundamente nocivas, en especial en los países del tercer mundo. Las decisiones políticas han llevado a las naciones a expandir la brecha de desigualdad, a expropiar terrenos para distribuirlos entre los grandes capitalistas, los cuales aprovechando su poderío imposibilitan el accionar del resto de la población, quienes deben someterse a los déspotas tratos de estos “dueños del poder”. Hoy en día, los ricos son cada vez más ricos, y los pobres cada vez más pobres, más dependientes, más miserables. Según un artículo publicado por el Banco Mundial, Si menos de 100 personas controlan la misma cantidad de riqueza que los 3.500 millones más pobres del planeta, el resultado puede expresarse con una sola palabra: Desigualdad. (Banco Mundial, 2016). Y la brecha cada vez aumenta.
Es inevitable darse cuenta que en nuestros países la dependencia a las grandes potencias es un fenómeno con el que ya nos hemos acostumbrad a vivir. Si por algún motivo algún país se sale del molde dependista recibe un ultimátum –poco favorable- de la potencia de la que depende para que corrija su accionar si no quiere verse involucrado en una crisis. Naomi Klein en su libro La doctrina del shock. El auge del capitalismo del desastre expresa que los promotores del libre mercado habían perfeccionado precisamente la misma estrategia: esperar a que se produjera una crisis de primer orden o estado de shock, y luego vender al mejor postor los pedazos de la red estatal a los agentes privados mientras los ciudadanos aún se recuperaban del trauma, para rápidamente lograr que las “reformas” fueran permanentes (Klein, 2008, pág. 220). Lastimosamente así ha transcurrido el mundo actual a partir del experimento chileno. No cabe duda de que el peor de todos los males que ha tenido que solventar las economías emergentes es la globalización. ¿Pero por qué en unos países sí se dio y en otros no? En mi opinión, considero que el no éxito de la globalización en Latinoamérica se dio precisamente en los orígenes de la implementación: como se comentó antes, el continente venía haciendo caso a las medidas de crecimiento impuestas por la CEPAL, lo cual trajo como consecuencias de que las industrias de los no se desarrollaran, más bien relegó a los países a ser explotadores de materias primas y hasta la fecha no ha habido indicios de que la situación vaya a ser distinta (excepto Chile, México y Brasil). Otros problemas a los que no se les puede restar importancia son, en su orden, educación de muy baja calidad, corrupción, instituciones estatales débiles y gobiernos que buscan acomodar las políticas a su antojo. Si Latinoamérica sigue pensando que el crecimiento económico se da a partir de la explotación y exportación de materias primas, tal vez esté condenado a no mejorar su estatus; la falta de humildad de sus gobernantes, que no han querido aceptar que sus países están demasiado lejos de acceder al primer mundo los ha mantenido en una ilusión que les hace pensar que muy pronto lo estarán. Como primer medida se debe empezar por otorgar la verdadera importancia a la educación, que es el pilar más importante del desarrollo de los países, y más ahora donde la tendencia es hacia la economía del conocimiento, dejar de lado la creencia de explotación de materia prima como sinónimo de desarrollo, que lo único que atrae es inversión extranjera que al final dejan todo en un caos pero con los bolsillos
llenos –para ellos- Singapur es un ejemplo claro de que se puede llegar a ser una súper potencia sin depender de lo que la naturaleza le provee, su éxito está en su sistema educativo. La globalización no es mala, siempre y cuando se tengan todas las herramientas adecuadas y se hayan eliminado fantasmas del pasado que imposibiliten su adecuada ejecución: por fantasmas se hace referencia a los males que aquejan a los países del tercer mundo. Si todos los países fueran competitivos, de seguro la brecha de desigualdad sería mucho menor, probablemente todos tendríamos acceso a los servicios que el Estado intuitivamente ha dejado de proveer.
Referencias Allendes, C. (2015). A 40 años del ladrillo. Capital On Line. Argandoña, A. (1990). El pensamiento económico de Milton Friedman. IESE, Business School, 5. Banco Mundial. (20 de Junio de 2016). Las diferencias entre ricos y pobres no son solo de dinero. Obtenido de Banco Mundial: http://www.bancomundial.org/es/news/feature/2016/06/22/desigualdadlas-diferencias-entre-ricos-y-pobres-no-son-solo-de-dinero Cole, J. (1992). La obra cientifica de Friedman. Libertas, 3-4. Fontaine, J. A. (1993). Transición económica y política en Chile: 1970-1990. Estudios Públicos, 229-279. Friedman, M. (1 de Diciembre de 1953). La metodología de la economía positiva. Obtenido de Documentos Google: https://docs.google.com/viewer? a=v&pid=sites&srcid=ZGVmYXVsdGRvbWFpbnxlcGlzdGVtb2xvZ2lhZGVs YWVjb25vbWlhfGd4OjZmYTNjZDAxOTMyNTg4MDc Klein, N. (2008). La doctrina del shock. El auge del capitalismo del desastre. Argentina: Paidós. Osorio, J. (1982). Auge y crisis de la economía chilena, 1973-1982. Cuadernos Políticos, 20-31. Osorio, V. (7 de Marzo de 2013). El fracaso económico de la dictadura militar. Crónica dígital.
Teira, D. (2000). Economía, estadistica y política en la metodología de Milton Friedman. Argumentos de Razón Técnica, 233-248. Winterbottom, M., & Whitecross, M. (Dirección). (2009). La doctrina del shock [Película].