1
1
1
Introducción
1
1
1
La mayoría de nosotros reconoce instantáneamente a Milton Friedman como el gran exponente del monetarismo -la doctrina de que "el dinero es importante"- y como el economista que probablemente ha tenido más influencia en la elaboración de políticas oficiales que cualquier otro economista desde Lord Keynes. Esta percepción popular, aunque correcta, hace sin embargo escasa justicia a la gama extraordinaria de aportes de Friedman al conocimiento y a la investigación. 1 Los primeros aportes importantes de Friedman al conocimiento fueron en el campo de la estadística matemática. En 1937 produjo uno de los trabajos fundacionales sobre el análisis de variaciones de series numéricas y fue pionero en el campo de los metódos no paramétricos. En los años de la Segunda Guerra Mundial, Friedman, trabajando sobre los problemas más prácticos en el grupo de investigación estadística, virtualmente inventó, en cooperación con Allen Wallis, un nuevo campo de la estadística: el análisis secuencial. Los nuevos métodos utilizaron en forma mucho más económica los muestreos de información y permitieron el empleo de sistemas de control de calidad muy mejorados en la producción de material bélico en las etapas finales de la Segunda Guerra Mundial. (Y -sí, tal como usted está pensando-fueron aplicados en forma imaginativa y extensa en la industria japonesa desde los años 50.) El rasgo fundamental de estos aportes estadísticos no fue tanto el análisis formal, que dejó a menudo en manos de otros, sino el vuelo a saltos de 1a imaginación combinado con los principios. Aunque estos aportes a la teoría estadística son importantes, siguieron siendo subproductos, por decirlo así, de su interés en la economía empírica. Creía que la economía debía ser considerada como una disciplina científica, donde las hipótesis ten tati vas debían ser puestas a prueba comparando las predicciones de la teoría con los resultados concretos en la realidad. La teoría era simple!llente una manera de ~eordenar los supuestos y sus implicancias lógicas. La teoría sólo adquiere contenido sustantivo y credibilidad cuando se demuestra que éstas no son inconsistentes con las evidencias.
9
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
La cuhninación de este n1étodo fUt! A Theory of the Consumptio11 Ful1ctíon (Princcton. 1957), • 1·1 1 Jro que creo que todos los economistas aradérnicos con~idcrarían su trabajo n1ás irnportante. La teoría era simple:
el ~a!\IO del consu1nidor está dctcnninado por la riqueza de un individuo 0 su cntrJda pcn11ancntc, y en gran 1ncdida no se verá afectado por ingresos tran,itorios. Esta si1nplicidad iba acompañada por la más sofisticada elucidación de las i,nplicancias y por una acumulación, organización e interpretación incomparable de las pruebas fácticas. La diligente búsqueda de evidencia estadística y de otro tipo que pudiera echar por tierra su hip<>tcsis del "ingreso pennancnte" fue una muestra clara de su integridad corno investigador. Metodológicamente este libro fijó un nuevo nivel de exigencia para la economía aplicada; claramente ésta es la manera en que deben hacerse las cosas. La capacidad de predicción de la teoría prontó quedó demostrada cuando, en 1966-68, el presidente Johnson, siguiendo impecables consejos keynesianos, trató de enfriar la economía que se recalentaba con un aumento temporario de impuestos: la hipótesis friedn1aniana suponía que Johnson no lograría el efecto deseado, y así fue. El ajuste fino fiscal sufrió un golpe pero no sucumbió rápidamente. Los gobiernos siguieron pensando que podían trocar desempleo por inflación. Sin embargo, en diciembre de 1968, Friedman demostró que esa manera de sacarse el problema de encima (la curva Phillips) era un fenómeno de corto alcance. Los intentos de conseguir tasas de desempleo por debajo de la "tasa natural" con políticas fiscales y monetarias expansivas darían por resultado mejoras sólo temporarias en el nivel de empleo, pero producirían una inflación en pennanente aceleración. La principal lección era que, si los gobiernos ponen la mira en variables reales, tales como desempleo bajo y altas tasas de crecimiento de la producción como un objetivo de macropolítica, el resultado entonces será, por un lado un crecimiento y nivel de desempleo preocupantes y por el otro, una escalada inflacionaria. 2 Friedman explicó en forma convincente la hasta entonces misteriosa combinación de recesión e inflación (estanflación) que sufrían todos los países, particularmente en la década de 1970 y de 1980. El interés de Friedman en la política .monetaria (ilustrado aquí en Readings 14 y en su Memorándum sobre política monetaria3 ) tiene su apoyatura en una erudición que en nuestros días sólo es igualada por la de Hayek. Desde la inauguración de su taller monetario de Chicago en 195 I . ' Friedman y sus estudiantes buscaron no sólo desarrollar y manipular teoría monetaria, sino y por sobre todo ponerla a prueba en fonna crítica • tl-lay versión castellana: Una teoría de la función de consumo. Madrid, Alianza editorial, 1973.]
contrastándola con las pruebas provenientes de cualquier país o época. La Historia monetaria de los Estados Un idos 1867. J960 ( 1963), escrita junto con Anna Schwartz, compiló y analizó las pruebas fácticas con un cuidado e imaginación nunca igualados en este campo. Los resultados generales pueden enunciarse sintéticamente:
t. En el largo plazo las variaciones nominales (monetarias) sólo tienen efectos nominales (sobre los precios) y ningún efecto real (en la producción y el empleo). 2. En el corto plazo, las variaciones monetarias tienen efectos sobre la producción y el desempleo reales con retrasos muy variables, pero tales efectos no son duraderos. En esencia, Friedman llegó a la conclusión de que podíamos conocer con bastante certeza los efectos de equilibrio del crecimiento monetario en el largo plazo, pero la dinámica de los ajustes de corto plazo es mucho más misteriosa y está sometida a los efectos de fuerzas tales como las expectativas y la confianza, de las que sabemos poco. La Historia monetaria aportó una base firme para la opinión largamente sustentada por Friedman de que la mejor política monetaria es la de incrementar la oferta monetaria a ritmo constante pero lento, año tras año. Esto mantendrá una tasa de inflación tolerablemente baja y, al mismo tiempo, eliminará oscilaciones evitables en la producción y el empleo causadas por variaciones en la tasa de crecimiento monetario. Debido a que admite nuestra persistente ignorancia acerca del proceso dinámico de los ajustes de corto plazo, es humilde en sus pretensiones: mejor no hacer daño en el corto plazo y asegurar precios estables a largo plazo; mejor que la gente sepa que la política monetaria se va a ajustar a esta regla simple, que estar sujeto a los caprichos y los apuros de las autoridades. Aunque Friedman puede con toda justicia quejarse sobre mucho de lo que se ha hecho en nombre del "monetarismo", virtualmente todos los países occidentales como mínimo se han acogido al principio de poner como objetivo una tasa lenta de crecimiento monetario como el elemento principal en sus intentos por contener la inflación. El ajuste fino no ha desaparecido pero se ha convertido en un recurso secundario y algo desacreditado. Yo creo que este cambio se debe en gran medida a Friedman, aunque él sostiene4 que fueron los hechos, en particular las inflaciones de los años 70, los que hicieron catnbiar la marea. Friedman reconoció que llevaría un tiempo controlar la inflación y, por lo tanto, sugirió adoptar políticas que redujeran algunos de los efectos corrosivos.
.\ . l Los trabajos sobre indexación .que ap~cen. en este volumen5 sugieren maneras de domesticar la bestia de la 1nflac1~n. Aunque estas políticas prácticas (y ampliamente adoptadas) estánexphcadas e~ ~o~a impecable, sospecho que la mayoría tendría res~n:as sobre la pos1b1.hd~d de domesticar a la bestia. Los animales domest1cos pueden seguir siendo pestes. Sería interesante saber qué piensa Friedman luego de la experiencia de los últimos quince años. No obstante esta impactante foja de servicios en economía monetaria, quizá la mayoría de los economistas profesionales consideraría que el verdadero fuerte de Friedman es la teoría aplicada de precios. (Tenemos apenas una mínima referencia al control de alquileres en su trabajo "¿Viviendas o techos? El actual problema habitacional".) 6 La capacidad de Friedman para simplificar y destilar la esencia de problemas complejos, para luego deslumbrar a sus lectores o público con su dominio de las implicancias y las pruebas fácticas da una idea del beneficio que representa el hecho de que se dedicara tantas décadas a la economía monetaria. . La ventaja es importante, al menos para los de ideas liberales, porque, Junto con Hayek, Friedman es uno de los grandes campeones de la libertad. Tod~ sus ~ropuestas de políticas están inscriptas en un marco cuyo centro es el 1mpeno de la ley y la promoción de las libertades individuales dentro de la _ley. El afirm~ su c~eencia en la superioridad moral tanto como matenal de una sociedad bbre sobre un sistema regulado y plan"fi d 7 L d , d d' . . 1 1ca o. uego e mas e me io s1g1o de investigación, la idea de una sociedad libre está logrando avances sorprendentes en países q ue h an soportado larga., . mente Ia repres1on del totalitarismo. Estoy d . argumentarí~ que en última instancia las buenassi~!::~ue que Fnedman hemos expenmentado las consecuencias de 1 nfan u?a vez que 1 seguramente los individuos destacados c as m~as. ES to e.s cierto, pero Friedman hacen un gran aporte. Ellos sí c omb? d~ Sm1th y Milton am tan la historia.
Sir Alan Walters Notas 1
2 3 4
5 6 7
Para una reseña más extensa sobre Friedm enel NewPalgrave:ADictionaryofEcon an,_véase la sección sobreMilton F 1· d Newman (comps.), Macmillan, Londres ~;~;s,JohnEatwell,MurrayMilgat; e pman Véanse los capítulos 4 y 5. ' · Y eter Véanse los capítulos 2 y 6. En el capítulo 4. Véanse los capítulos 5 y 6. Reproducido aquí como capítulo 8. Véase el capítulo 7.
1 La contrarrevolución en la teoría monetaria 1* Es un gran placer para mí estar con ustedes hoy, por un lado porque me siento honrado de ser el primer conferencista del ciclo Harold Wincott, Y por otro porque la economía le debe mucho al trabajo que se ha hecho en esta isla. Volver a Gran Bretaña, cosa que tengo la fortuna de poder hacer de tiempo en tiempo, siempre significa volver a un cálido círculo de amigos o enemigos amistosos. Voy a hablar esta tarde fundamentalmente sobre un trabajo científico que tiene poco contenido ideológico o político. No obstante, este trabajo tiene gran relevancia para la política gubernamental porque tiene que ver con los probables efectos de determinado tipo de políticas gubernamentales, independientemente de qué partido conduce la política y con qué propósito. Una contrarrevolución debe ser precedida por dos etapas: una posición inicial desde la que se dio una revolución, y la revolución. Para definir el marco, primero me gustaría hacer algunos comentarios sobre la posición inicial y la revolución. Es conveniente tener nombres para describir estas posiciones. Llamaré a la posición inicial la teoría cuantitativa del dinero a la que asociaré en gran medida con el nombre de un economista norteamericano, Irving Fisher, aunque es una doctrina a la que hicieron también aportes muchos importantes economistas británicos. La revolución, como todos ustedes saben ' la hizo Keynes en la década de 1930. Keynes mismo era un teórico cuantitativista, de modo que su revolución se dio, de hecho, desde dentro del sistema dominante. El nombre de Keynes es el nombre obvio que hay que asociar con la revolución. La contrarrevolución también necesita un * ·La primera conferencia del ciclo Wincott. pronunciada en la Senate House de la Universidad de Londres el 16 de septiembre de 1970, fue publicada originalmente como IEA Occasional Paper Nº 33 de la ( 1970). 13
ficheros Kardex, el conocido sistema en el que un pequeño sobre se vuelca sobre otro, de modo que se puede tirar de un cajón plano para ver lo que contiene. Fundó lo que hoy es la Remington-Rand Corporation para producir y distribuir su invento. Como puede verse, era un hombre de muy diversos intereses y muy amplia capacidad. MV=PT
La idea básica de la teoría cuantitativa -que hay una relación entre la cantidad de dinero por un lado y los precios por el otro-seguramente es una de las ideas más viejas de la economía. Tiene miles de años. Pero una cosa es expresar esta idea en términos generales y otra cosa es sistematizar la relación entre el dinero por un lado y los precios y otras magnitudes por el otro. Lo que lrving Fisher hizo fue analizar la relación en mucho mayor detalle de lo que se había hecho hasta allí. Elaboró y popularizó lo que ha llegado a ser conocido como la ecuación cuantitativa: MV = PT, el dinero multiplicados por la velocidad es igual a los precios multiplicados por el volumen de las transacciones. Esta es una ecuación que en un tiempo todo estudiante universitario de economía tenía que aprender, luego por un tiempo no, y ahora, a medida que avanzó la contrarrevolución, nuevamente tiene que aprenderla. Fisher no sólo presentó esta ecuación, sino que también la aplicó en una variedad de contextos. Una vez escribió un famoso artículo interpretando el ciclo económico como la "danza del dólar", en el que argumentaba que las fluctuaciones en la actividad económica eran primordialmente un reflejo de cambios en la cantidad de dinero. Quizá sea aun más pertinente para el presente el que haya analizado en detalle la relación entre la inflación, por un lado, y las tasas de interés, por el otro. Su primer libro sobre este tema, Appreciation and Interest , publicado en 1896, puede ser leído con provecho hoy y es inmediatamente aplicable a las condiciones actuales. En ese trabajo, Fisher hizo una distinción que también es algo que perdió el favor del público y que ahora ha vuelto a ser de uso común: la distinción entre el interés nominal en libras esterlinas por año por cien libras y la tasa de interés real, es decir, con la corrección por los cambios de precios. Si uno le presta ílOO a alguien hoy y en 12 meses recibe de vuelta í106, y si en el ínterin los precios suben un 6 por ciento, entonces sus íl 06 valdrán hoy lo mismo que las íIOO hace un año. La tasa de interés nominal es 6 por ciento, pero la verdadera tasa de interés es cero. Esta distinción entre la tasa de interés nominal y la tasa de interés real es de la mayor importancia para
1
co.mprender los efectos de la política mo~etar~a !ant~ como el compona.. miento de las tasas de interés. Físher también d.1sttngu16 en fonna marcada entre la tasa real efectiva, es decir, la tasa reah~ada luego del evento, y la tasa real anticipada, que los que prestaron el dinero esperaban obtener 0 q~e los que pidieron el préstamo creían que i~an a P~~ar. Nadie prestaría dinero al 6 por ciento si piensa que los pre~1os subinan un 6. por ciento durante el año. Si prestó al 6 por ciento, tiene que h?ber sido porque esperaba que los precios subieran menos de un 6 p~r ~1e?!º: la tasa real efectiva era menor que la tasa real anticipada. Esta d.istmcion ~ntre la tasa real efectiva y la tasa real anticipada tiene la mayor 1mpo~anc1a hoy para comprender el desarrollo de los acontecimientos. Explica por qué la inflación es tan persistente una vez que se ha instalado, Pº:que a m~dida
1
1
1
1
1
1
1 1
1
1
1
que la inflación se acelera, la gente empieza a esperar que se de. Se comienza a calcular la inflación esperada, como parte de las tasas de interés que están dispuestos a pagar los que piden préstamos, o que exigen los que prestan.
1
1
1
1
1
Amplio consenso
1 1
Hasta, digamos, el año 1930, el análisis de Irving Fisher fue ampliamente aceptado. En la teoría monetaria, se interpretó que ese análisis significaba que en la ecuación cuantitativa MV = PT la velocidad podía considerarse altamente estable, que podía tomarse como determinada en forma independiente de los otros términos de la ecuación, y que como resultado de esto los cambios en la cantidad de dinero se reflejarían en los precios o en la producción. También en general se daba por sentado que las fluctuaciones de corto plazo en la economía reflejaban cambios en la cantidad de dinero, o en los términos y condiciones vigentes para la obtención de crédito. Se daba por sentado que la tendencia de los precios en cualquier -período significativo reflejaba el comportamiento de la cantidad de dinero a lo largo de ese período. En la. política ~conómica, era ampliamente aceptado que la política monetai;a era el 1nstrum~nto primor~ial disponible para estabilizar la econom1.a. Lo,, que .es mas, era amphamente aceptado que la política ~~netana deb1a s~r instrumentada en gran medida a través de la combinac1on de las ~os hoJas de_una tijera, siendo una hoja Jo que nosotros en los Estados Unidos llamamos la "discount rate" y que ustedes en Gran Bretan""a llaman la "tasa bancana · "'y la otra ho3a · las operaciones a mercado abierto 1a compra Y venta de títulos del gobierno. ' Esa era más o menos la posición doctn· . . . . l . . ,, nana 1n1c1a previa a la revoluc1on
1
1
j
1
1
1
. 1
16
. 1
ira
keynesiana. una posición ampliamente companida. A Tract on Monetary Re(orm . de Kcyne~, que creo que al día de hoy sigue siendo uno de sus meJores hbros, reflcJa el consenso que acabo de describir.
2. La revoluciún keynesiana Entonces vin.o 1~ revolución keynesiana. Lo que la produjo fue el curso d~ lo~ acontecim1e~tos. Mi colega, George Stigler, refiriéndose a la htstona del pensamiento, a menudo ha argumentado que los cambios importantes dentro de una disciplina vienen del interior de esa disciplina y no son producidos por el impacto de acontecimientos exteriores. Puede muy bien tener razón en general. Pero en esta instancia concreta creo que la fuente básica de la revolución y de la reacción contra la teoría cuantitativa del dinero fue un acontecimiento histórico, la gran recesión o depresión. En el Reino Unido, la recesión comenzó en 1925 cuando Gran Bretaña volvió a la paridad-oro de preguerra y terminó en 1931 cuando Gran Bretaña abandonó el oro. En los Estados Unidos, la contracción comenzó en 1929 y terminó cuando los EE.UU. dejaron el oro a comienzos de 1933. En ambos países, persistieron por años las condiciones de depresión económica cuando la recesión misma ya había terminado y había comenzado una expansión.
Lecciones equivocadas extraídas de la Gran Depresión La Gran Depresión destruyó la credibilidad de la teoría cuantitativa del dinero, porque se interpretó ampliamente que demostraba que la política monetaria era ineficaz, al menos para enfrentar una caída de la actividad económica. Se acuñaron todo tipo de aforismos, que aún se usan, para indicar por qué proveer alivio monetario no conduce necesariamente a la expansión económica, tales como "Se puede conducir a un caballo hasta el agua pero no se lo puede obligar a beber", o "La política monetaria es como un hilo: sirve · para tirar pero no para empujar", y sin duda hay muchos más. En realidad, esta interpretación de la depresión era completamente equivocada. Resulta que, como lo ~:mostraré plenamente más adel~te? al reexaminarse la cuestión, la depres1on aparece como un testamento trag1co acerca de la efectividad de la política monetaria, no una demostra~ión de su impotencia. Pero lo que importaba para el mundo de las ideas era, .no ~a verdad, sino Jo que se creía que era la verdad. Y ~n aquel momento se cre1a que la política monetaria, puesta a prueba, babia fracasado.
17
.
En parte, ese punto de vista reflejaba la reacción natural de las a . '" uton.. dades monetarias de culpar a otros iactores por l os temºbles acontecim· . . d S h ten.. tos económicos que se estaban v1v1en o. on seres umanos los . t d que conducen la política económica: como u~ e es y como yo, y es una característica común de la humanidad qu~ si s_ucede algo_ malo es culpa de otro. Al colaborar en un libro sobre la h1stona monetana de los Estados Unidos, me tocó la tarea lúgubre de leer medio siglo de infonnes anuales de la Reserva Federal. El único elemento que hizo más liviana esa tarea monótona y pesada fue la oscilación cíclica en el poder que el sistema atribuía a la política monetaria. En los años buenos el informe decía: "Gracias a la excelente política monetaria de la Reserva Federal. .. " En los años malos el informe decía: "Pese a la excelente política de la Reserva Federal. .. ", y luego señalaba que la política monetaria, en realidad y al fin de cuentas, era muy débil y otros factores, tanto más poderosos. Las autoridades monetarias proclamaban que estaban aplicando políticas de alivio monetario cuando en realidad no era así, y sus afinnaciones eran en gran medida dadas por válidas. De aquí que Keynes, junto con otros muchos, concluyera que la política monetaria, puesta a prueba, había fracasado. A diferencia de la mayoría, él ofreció un análisis alternativo para explicar por qué se había dado la depresión y para indicar una manera de aliviar la situación.
La crítica de Keynes de la teoría cuantitativa . :'(eynes no negó la ecuación cuantitativa de lrving Fisher. Dijo otra cosa. D1Jo que, aunque por supuesto MV es igual a PT, la velocidad, en vez de ser altamente estable, es muy adaptable. Si aumenta la cantidad de dinero lo qu~ sucede~á sim~l~mente, según dijo Keynes, es que disminuirá I~ velocidad~: crrculac1on..del.dinero y no sucederá nada con los precios 0 la producc1on en el otro temuno de la ecuación. Correspond · t t · 'fi h · ·b 1en emen e, s1 a. 1go mod1 .1ca ac1a am a el ténnino a la derecha de l · ,. PT . a ecuac1on, o Ios ingresos, s1n un incremento en la cantidad de diner.tO, 1o d o 1o que sucedera, ,. . · es que aumentara la velocidad. En otras palabras s ,. d · · . , egun IJO, 1a velocidad va d onde la 1leva el viento. Se mueve en una u otra d" . 6 n respondiendo · . Irecc1 a 1os cam b10s en 1a cantidad de dinero o en los 1· L . · . . ngresos. a cantidad de d 1nero, por tanto, es de 1mportanc1a menor. (Dado ue e cuenta de cuestiones altamente t,. • q stºY tratando de dar ecn1cas muy brevem t d . t muchas cuestiones que son necesarias para una en e, eJo_ uera 1 Fisher o Keynes. Quiero subrayar que mis afinnac. P ena co~pre~sión _de iones son srmphficac10-
- - - - - - - - - --
- -- - - - - -- - - -- -~ ~ ~ ~ ~~ -
nes y no deben entenderse como una exposición exhaustiva de ninguna de Jas teorías.) Lo que importa, según Keynes, no es la cantidad de dinero. Lo que importa es la parte del gasto total que es independiente de los ingresos co~ent~s, lo que se ha dad~ en llamar gasto autónomo y que en la práctica se 1dcnt1fica en gran medida con las inversiones de las empresas y los gastos del Estado. Key~es, por tanto,. desv.ió la atención del papel que cumple el dinero y su relación con el fluJo de ingresos, y la dirigió hacia la relación entre dos flujos de ingreso, el que corresponde al gasto autónomo y el que corresponde al gasto inducido. Es más, sostuvo que, en el mundo moderno, los precios son altamente rígidos mientras que las cantidades cambian fácilmente. Cuando, por el motivo que sea, hay un cambio en el gasto autónomo, el cambio resultante en los ingresos se manifestará primordialmente en la producción y sólo secundariamente y sólo con un gran retraso en los precios. Los precios están determinados por los costos, compuestos fundamentalmente por salarios, y los salarios están determinados por los accidentes de la historia pasada. La gran recesión, según dijo, fue resultado de un colapso de la demanda de inversión, lo que a su vez fue reflejo de un colapso de las oportunidades productivas para invertir capital. Así, la locomotora y el motor de la gran recesión fue el colapso de la inversión transformada en un colapso de los ingresos por el proceso de multiplicación.
Las implicancias para la política económica Esta doctrina tenía implicancias de largo alcance para la política económica. Significaba que la política económica tenía poca importancia. Su única función era mantener bajas las tasas de interés, tanto para reducir la presión sobre el presupuesto estatal en lo re!erido al pago de ~ntereses por sus deudas, como por el hecho de que .pod1.a ten~r un pequen? efe~to de estímulo sobre las inversiones. De esta 1mphcanc1a de la doctnna vino la política de dinero barato que se aplicó en un país tras otro luego de la , . Segunda Guerra Mundial. .. Una segunda implicancia de la doctrina era que 1~ ~stab1Itdad e.conom1ca no podía depender fundamentalmente de la po!1!1ca monetana, ~orno pensaban los teóricos cuantitativos, sino de la pohtlc~ fiscal, es decir, de la variación de las tasas de gasto e impuestos del go?ierno. · fl ac1on · ' debía interpretarse en gran Una tercera implicancia era que la 1n
' ..; , I
. ,
•
" ,
.,
.d ~ •nórncno n1otorizado por los costos. Se sigue de med I a como un ,e , . esto . . 10 no sacó esta conc 1us16n de su doctrina , aunque Kcynes m,sn . é d . , que la ~s·tar la inflación es a trav s e una polft1ca de ingr manera de contra,ª"' ,. esos. . d t •mlinan tos precios y 1os costos son dctermi·nad . d d• . . os S1 1os costos e e . t entonces la manera e ctcner cualquier alza de los prec· .1st ncan1cn e, •os h 6 t05 es detener el alza de los coS · . . s de vista fueron ampliamente por la mayoría de . aceptados . . E stos pun1o .. tas coino teoría. y como 1mp11canc1as , políticas . · Es di'fi"'c1.1 1os econom1s · ahora, a tal distancia en el tiempo, reco~ocer cu~ amphamente fueron aceptadas. Pennítanme que les haga tan solo u?a c1t~ que podría multipli.. carse muchas veces, para ~arles.el sabor de las td:as t~perantes al final de la Segunda Guerra ~1undial. D1~amo~ entre parentes1s que la aceptación de estas ideas continuó hasta mas recientemente en Gran Bretaña que en los Estados Unidos, así que puede resultar más fácil para ustedes reconocer el cuadro que he estado pintando ~u~ lo que lo sería para la gente en los Estados Unidos. Cito a John H. Wilhams, que era profesor de Economía en la Universidad de Harvard, un importante asesor del Banco de la Reserva Federal de Nueva York y ampliamente conocido como un antikeynesiano. En 1945 escribió: "He creído por mucho tiempo que la cantidad de dinero por sí misma tiene un efecto más bien permisivo que positivo sobre los precios y la producción". Y en la frase que quiero · subrayar, escribió; ''No veo ninguna perspectiva de reimplantación de un control monetario generalizado en el período de posguerra". Ese fue un comentario muy apresurado, y que realmente quedó muy lejos de lo que sucedió en realidad. En los Estados Unidos el punto más alto de la aplicación de las ideas keynesianas a la política económica probablemente se dio con los nuevos economistas de la administración Kennedy. Su hora más gloriosa fue la reducción de impuestos de 1964, que estuvo basada enteramente en los principios que he estado describiendo. Habiendo delineado brevemente la etapa inicial de la teoría cuantitativa Yla etapa revolucionaria de la teoría keynesiana, paso ahora a la contrarrevolución monetarista.
3. La contrarrevolución Como ocurre a menudo, más o menos para el momento en que las ideas de Keynes triunfaban en la práctica, estaban perdiendo su influencia en las mentes de los estudiosos en las universidades. Una cantidad de factores 20
contribuyó a producir un cambio de actitud hacia la doctrina keynesiana.
Un fa~tor fue la experiencia inmediatamente posterior a la ~egunda Guerra Mundial. Sobre la base de los análisis keynesianos, los economistas y otros pensa~an ~ue a la guerra seguiría otra gran depresión. Con nuestra actual expenenc1a de más de dos décadas de inflación a nuestras espaldas se hace difícil reconoc~r que. éste era el sentimiento de aquellos tiempos. Pero en los Estados Urudos, igual que en Gran Bretaña y en muchos otros países, la idea dominante era que, una vez terminada la Segunda Guerra Mundial, una vez que terminaran el bombeo de fondos y los gastos estatales para fines militares, habría un enorme colapso económico, porque se había endilgado a la escasez de oportunidades para la inversión la culpa por la Gran Depresión. Los cucos de aquellos tiempos eran el desempleo masivo y la deflación masiva. Como ustedes saben, eso no se dio. La inflación, más que la deflación, resultó ser el problema después de la guerra. Una segunda experiencia de posguerra que resultó importante fue el fracaso de las políticas de dinero barato. En Gran Bretaña, el canciller Dalton trató de seguir la política keynesiana de mantener muy bajas las tasas de interés. Como todos ustedes saben, no pudo hacerlo y tuvo que abandonar el intento. Lo mismo sucedió en los Estados Unidos. El sistema de la Reserva Federal siguió una política de fijar los precios d~ los bonos del Estado, buscando mantener bajas las tasas de interés. Finalmente se abandonó esa política en 1953, luego de que el Acuerdo entre el Tesoro y la Reserva Federal de 1951 sentó las condiciones para dejar las tasas de interés en libertad. En un país detrás de otro, donde se probó la política de dinero barato, condujo a la inflación y debió ser abandonada. No se contuvo la inflación en ningún país hasta que se empleó la política monetaria ortodoxa. Alemania lo hizo en 1948; Italia poco después; Gran Bretaña y los Estados Unidos, aún más tarde.
Reevaluación de la Gran Depresión Otro elemento importante que contribuyó al cucstionamiento de la doctrina keynesiana fue una revisión de la hist~ria monetaria y particularmente de la Gran Depresión. Cuando se examinaron los datos en detalle resultó que la mala política monetaria tenía _gran p~e de la culpa. En los Estados Unidos se redujo en un tercio la cantidad de d1ncrod~ 1929 a 19?3. Esta reducción claramente hizo mucho más prolongada y sena la depresión de lo que hubiera sido de otro modo. Además -y _tan import_ante como lo anterior-, resultó que la reducción de la cantidad de dinero no fue
1
consecuencia de que los caballos no quisieran beber. No fue conse d . cuen · e que no se pudiera empujar con un hilo. Fue una consecuencia dire cia las políticas instrumentadas por el sistema de la Reserva Federal. eta de De 1930 a 1933, se dejó que siguieran su curso una serie de conid quiebras bancarias porque la Reserva Federal no aportó liquidez al sist:s Y b_ancario, que era una de las principales funciones _que los diseñadores:~ sistema de la Reserva Federal querían que cumpbera. Quebraron banco porque el público, temiendo por la seguridad d~ Sus _depósitos, busc~ convertirlos en moneda corriente. Es literalmente 1mpos1ble que todos los
1
1
1
1
1 1
1 1
1
1 1 1
depositantes hagan eso en un sistema de encaje, a menos que haya alguna fuente adicional de dinero. El sistema de la Reserva Federal fue creado en 1913 en respuesta al pánico bancario de 1907, primordialmente para aportar liquidez adicional en momentos de presión sobre los bancos. En 1 1930-33 el sistema no lo hizo, y no lo hizo pese al hecho de que había mucha gente dentro del sistema que le reclamaba que lo hiciera y que reconocía que ésta era su función correcta. Se afirmó ampliamente en aquel entonces que la caída en la cantidad de dinero era consecuencia de la falta de gente dispuesta a pedir préstamos. Quizá la evidencia más decisiva contra esa interpretación es que muchos bancos quebraron debido a una caída en el precio de los bonos del Estado. Por cierto resultó que muchos bancos que habían hecho malos préstamos privados salieron mejor parados que bancos que habían sido cautelosos y 1 ,habían comprado gran cantidad de bonos del Tesoro y municipales como fuente de liquidez secundaria. La razón fue que había un mercado para los bonos estatales y por tanto, cuando los inspectores llegaron a controlar los 1 bancos, tuvieron que bajar los precios oficiales a los valores del mercado. ~n cam~io, no había mercado para malos préstamos y, por tanto, en los hbros figuraron a su valor nominal. Como resultado de esto, muchos bancos conservadores y cuidadosos quebraron. Cayó en un ~ercio la cantidad de dinero y, haciendo números gruesos, . de los bancos. Esta es en sí misma una historia fascinante cayeron un t.erc10 1 y a la_ ~ue_ solo puedo hacer referencia al pasar. Para nuestro propósito Ja cuestion importante es que resulta cristalinamente claro que en todo d. . d momento, durante la recesión, la Reserva Federal estaba 1 impedir la caída en la cantºd . 1 ad de dinero y p d · en con 1c1ones e misma No es que la pol . .t' . ro UCIT un aumento de la • I tea monetana habí .d fracasó. No se intentó ponerla en ráctic .ª. . s1 o puesta a prueba y l vista alternativo, se la había puest p ªb· O, viendolo desde un punto de ·1· d oaprue aenfonnaperversa. S e Ia h a b1a ' uti iza o para imponer una defla . , . c1on increíble a J , . ,. a econom1a norteamencana y al resto del mundo Si K 11 ,1 . eynes -y esta es la razón por la que dije Jo
1 1
1
1
1
1
1
1
1 1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1 1
1
1
1
1
1
1
1
i ~
que dije al principio- hubiese conocido los hechos de la Gran Depresión como los conocemos ahora. no podría haber interpretado ese episodio como lo hizo.
Mayor evidencia Otro el~mento surgido de la investigación que contribuyó a provocar una r~acc16n contra la doctrina keynesiana y la emergencia de la nueva doctnna, fu~ron extensos análisis empíricos sobre la relación entre la cantidad de dinero, por un lado, y los ingresos, precios y tasas de interés por el otro. Quizá la manera más simple en que yo pueda sugerir por qué esto era significativo es recordar que un elemento esencial de la doctrina keynesiana era la pasividad de la velocidad. Si aumentaba el dinero declinaba la velocidad. Sin embargo, empíricamente resulta que los cambios de velocidad tienden a reforzar los de la cantidad de dinero en vez de contrarrestarlos. Cuando la cantidad de dinero cayó un tercio entre 1929 y 1933 en los Estados Unidos, también declinó la velocidad. Cuando la cantidad de dinero aumenta rápidamente en prácticamente cualquier país, la velocidad tambié~ aumenta rápidamente. La velocidad, lejos de contrarrestar los cambios en la cantidad de dinero, los refuerza. No puedo referirme a todo el trabajo científico que se ha hecho. Sólo puedo decir que ha surgido una extensa bibliografía que se ocupa de explorar estas relaciones, que ha demostrado muy claramente que existe una relación coherente entre los cambios en la cantidad de dinero y los cambios en otras magnitudes económicas, muy distintas de las que Keynes suponía que existían. El golpe mortal, por lo menos en los Estados Unidos, para la ortodoxia keynesiana fue una serie de episodios dramáticos en nuestra reciente experiencia doméstica. Estos episodios se centraron en dos cuestiones claves. La primera es si el comportami~nto de la cantidad de dinero o las tasas de interés son el mejor criterio para utilizar en la conducción de la política monetaria. Ha habido una curiosa confluencia en esta área, de banqueros centrales volviendo a la real bilis de principios del siglo XIX, por un lado, y keynesianos, por el otro, que concordaron en que el comportamiento de las tasas de interés era el criterio pertinente para la conducción de la política monetaria. Al contrario, la nueva interpretación es que las tasas de interés son un índice engañoso para orientar la política y que los banqueros centrales más bien deberían tene~ en cuenta 1~ ~antidad de dinero. La segunda cuestión clave es el papel relativo de la pobttca fiscal
Y la política mone tana. · euando digo · políuca · fiscal, me refiiero a cambios · en los · · d constante la . gastos e impuestos gubernamentales mantenien cantidad de d'inero. Cuando digo política monetana, ' · quiero · decrr · cambios · en la cantidad de dinero, manteniendo constantes los gastos e impuestos gubernamentales.
°
Política fiscal frente a política monetaria El problema al analizar los roles relativos de la política fiscal Y la política monetaria es primordialmente mantenerlos separa~oS, porqu~ en la práctica la mayor parte del tiempo operan juntas. Comunmente, ~1 u~ gobierno aumenta sus gastos sin aumentar Jos i1'?p~estos, es dec~r, ~1 incurre en un déficit para ser expansivo, financiara parte del defic1t imprimiendo dinero. Inversamente, si tiene superávit, usará parte del mismo para retirar dinero. Pero desde un punto de vista analítico, Y desde el punto de vista de llegar a la cuestión que concierne a la contrarrevolución, es importante estudiar la política fiscal y la política monetaria separadas, estudiar a cada una operando por sí misma. Los keynesianos consideraban una confirmación de su posición la proposición de que la política fiscal por sí misma afecta en forma importante el nivel de ingresos, que un gran déficit tendría esencialmente el mismo efecto expansivo sobre la economía, fuera financiado tomando préstamos del público o imprimiendo dinero. ~?s "monetaris~as'~ rechazaron esta proposición y sostuvieron que ]a poht1ca fiscal por s1 misma .es en gr~ medida ineficaz, que Jo que importa ~s lo que sucede con la cantidad de dinero. A primera vista, eso parece una idea tota.lmente tonta. Par~ce absurdo decir que si el gobierno aumenta sus · gastos sin aumentar los impuestos eso puede no ser expans · , mismo. Tal política obviamente pon~ dinero en manos de 1 ivo lpor s1 el b · . a gente a a que go. iemo paga sus erogaciones sin sacar dinero extra de m d 1 co?tn,buyentes. ¿Eso ..no es o~viamente expansivo O inflacion ~o~ os ah1, s1, pero eso es solo la mitad de la historia T ano. asta . enemos ~ue preguntar dónde obtiene el gobierno los fondos ext imprime dinero para cubrir sus gastos eso e ra q,u~ gasta. S1 .el gobierno estamos tratando de estudiar la pol1't', fi s PJoht1~a ~onetana y nosotros b. 1 .1ca ISCa en SI ffiISffi s· 1 b' o t1ene os fondos pidiendo préstamo a1 "bl' a. 1 e go temo presta al gobierno tiene menos para s pu ico, entonces Ja gente que Je delasmayoreserogacíonesgubema!ªstatrlo para prestar a otros. El efecto en a es puede ser . l g as to de1go b'iemo y de los que reciben fondos , s1mp emente, más . gubernamentales y menor
i:
gac;to de los que prestan al gobierno o de aquellos a los que los que prestan hubieran prestado si esos fondos no hubieran ido al gobierno. Para descubrir cualquier efecto neto sobre el gasto total, hay que ir a un nivel más complejo -a los diferentes comportamientos de los dos grupos de personas o a los efectos que tiene sobre las tasas de interés que el gobierno pida préstamos-. No hay ningún efecto de primera instancia.
Evidencia surgida de los "experimentos" de los EE.UU. La primera prueba crítica en estas dos cuestiones claves se dio .en los Estados Unidos en 1966. Había temor a la inflación en aumento y en la primavera de 1966 el Comité Ejecutivo de la Reserva Federal, tardíamente, apretó muy fuerte el freno. Digo "muy fuerte" porque el balance de la Reserva Federal en 50 años es que casi invariablemente actuó demasiado fuerte demasiado tarde. Casi siempre esperó demasiado antes de actuar y luego actuó demasiado fuerte. En 1966, el resultado fue una política monetaria muy ajustada, bajo la cual la cantidad de dinero no creció en absoluto en los últimos nueve meses del año, y una política fiscal muy expansiva. Así que se dio un lindo experimento. ¿Qué es lo que iba a resultar dominante? ¿La política monetaria ajustada o la política fiscal expansiva? Los keynesianos en general argumentaron que la política fiscal expansiva iba a imponerse y por tanto predijeron que continuaría la rápida expansión en 1967. Los monetaristas argumentaron que se impondría la política monetaria, y así sucedió. Hubo una visible caída en la tasa de crecimiento de la actividad económica en la primera mitad de 1967, a continuación de que se aplicara la política monetaria ajustada de 1966. Cuando, a principios de 1967, la Reserva Federal revirtió su política y empezó a imprimir dinero a lo loco, unos seis a nueve meses más tarde, con el habitual retraso, se recuperaron los ingresos y se produjo una rápida expansión en la actividad económica. Claramente, la política monetaria se había impuesto a la política fiscal en ese enfrentamiento. Se dio un ejemplo aun más dramático en 1968 y desde 1968 hasta el presente. En el verano de 1968, bajo la influencia del Equipo de Consejeros Económicos y con la recomendación del presidente Johnson, el Congreso votó un impuesto a los réditos adicional del 1O por ciento. Se impuso para combatir la inflación, que entonces se estaba acelerando. Los que seguían el punto de vista keynesiano estaban tan persuadidos del poder de esta arma que tenían miedo de que la medida fuera excesiva. Pensaron que el aumento impositivo podía ser demasiado y que podía frenar bruscamente
a la• econom,.1ª· El los convencieron al sistema de la Reserva Federal
0
:eJ~r debo decir que el sistema de Ja Reserva Federal tenía el mismo pu¿t
e VJSla. Desafortunadamente para los Estados Unidos, pero afortunada~ me~t~ para el conocimiento científico, la Reserva Feder~I en consecuencia dec1d16 que debía mejor contrarrestar los efectos exc~s1vos de la política fiscal expandiendo más rápidamente la cantidad de dinero. Una vez más, nos encontramos con un hermoso experimento control~do con una política fiscal extremadamente dura y una política monetana extrem~damente expansiva. Una vez más se dio el contraste entre dos conJuntos de predicciones. Los keynesianos o fiscaJistas argumentaron que el impuesto adicional produciría una brusca desaceleración a más tardar en la primera mitad de 1969, mientras que los monetaristas argumentaron que el rápido crecimiento en la cantidad de dinero contrapesaría con creces los efectos fiscales, de tal modo que en 1a primera mitad de 1969 continuaría el boom inflacionario. Nuevamente los monetaristas demostraron tener la razón. Entonces, en diciembre de 1968, el Comité Ejecutivo de la Reserva Federal se decidió a ajustar en el sentido de reducir la tasa de crecimiento de la cantidad de dinero y a eso siguió, luego del intervalo apropiado, una desaceleración de la economía. Esta prueba está -
"Aquí es donde llegué yo" Una golondrina no hace verano. Mi creencia en la mayor importancia de la política monetaria no está basada en estos episodios dramáticos. Se basa en Ja experiencia de cientos de años en muchos países. Estos episodios de los últimos años son ilustrativos de ese efecto; no lo demuestran. Sin embargo, no puede esperarse que el gran público siga la gran masa .de estadística. Un ~p.i~odi? d:runático tien~ una influencia mucho más poderosa sobre la op1n1on publica que una pila de episodios menos dramáticos bien ~igeridos. En todo caso el resultado en los Estados Unidos ha sido un drástico cam~io de opinión, tanto de los profesionales como de los legos. Este camb1~, hasta el punto que yo puedo detectarlo, ha sido mayor en los E stado~ Unidos que en el Reino Unido. El resultado es que yo he tenido esa.d sensación en . el Re·100 ni·do, 1a que estoy seguro que todos ustedes han teru o en un cine de func·ó · d dicen· "Ah , I n continua a, cuando llegan al punto en el que · , aqu1 es donde Uegu ' " El d b monetarios en Gran B _ . e yo · . e ate acerca de los efectos retana sigue el mismo curso que recorrió en los
u
Estados Unidos hace unos cinco años. Estoy seguro de que la misma cosa debe de haber ocurrido en la década de 1930. Cuando los economistas británicos llegaron a las lejanas costas junto a sus hennanos americanos menos cultivados, llevándoles el mensaje de Keynes, deben de haber sentido, como lo he sentido yo viniendo a estas costas en la dirección opuesta, que ahí era el punto donde ellos habían llegado al cine. Estoy seguro de que entonces encontraron las mismas objeciones que habían encontrado en Gran Bretaña cinco años antes. Y así son las cosas hoy. La crítica de las doctrinas monetaristas está en ese nivel ingenuo y simplificado que enfrentamos en los Estados Unidos hace cinco años o algo más. Gracias al grupo de economistas muy capaces y activos de este país que actualmente trabajan con las estadísticas monetarias, y gracias quizás aun más al curso que seguirán los acontecimientos, sospecho que el desarrollo de los hechos seguirá imitando lo sucedido en los Estados Unidos. He tenido la experiencia, no sólo en esta área, sino también en otras de formar parte inicialmente de una pequeña minoría y he tenido la oportunidad de observar el cuadro que se despliega a medida que una idea gana mayor aceptación. Hay una pauta común. Cuando alguien amenaza una posición ortodoxa, la primera reacción es ignorar al intruso. Cuanto menos se hable de él, mejor. Pero si empieza a tener seguidores y se pone molesto, la segunda reacción es ridiculizarlo, burlarse de él diciendo que es un extremista, un bobo que tiene estas ideas tontas. Cuando pasa esa fase viene la siguiente -y la más importante-, que es cuando se ponen su ropa. Uno hace suyo su punto de vista, y luego se le atribuye a él una caricatura de esos puntos de vista diciendo: "Es un extremista, uno de esos tipos que dicen que lo único que importa es el dinero, todos conocen esa clase de gente. Por supuesto que el dinero importa, pero ... "
4. Proposiciones claves del monetarismo Pennítanme finalmente describir el estado al que ha llegado la contrarrevolución, enumerando sistemáticamente las proposiciones centrales del monetarismo.
1. Hay una relación coherente aunque no precisa entre la tasa de crecimiento de la cantidad de dinero y la tasa de crecimiento del ingreso nominal. (Al decir ingreso nominal, me refiero al ingreso medido en libras esterlinas o en dólares o en francos, no al ingreso real, el ingreso medido en bienes reales.) Es decir, que el monto del dinero existente esté creciendo
por ciento anual, un 5 por ciento anual o un 10 po .
un d":cs n efecto significativo sobre cuán rápido crecerá eJ ~ ciento ibl
ren '" u . á "d, . ingre uai . Ja cantidad de dinero crecer p1 amente, también Jo h á s~ n0 h. ·' nal. S ' ar eJ • .,,¡, nominal, e inversamente. flgreSo relación no se hace evidcnle a simpJe vista porque Jo • d I" l. S CélnJb· crecimiento n oncrano tar an en a, ectar e ingreso y eJ tie tos 1 en e1 . . . fllJ>o q ,, c ..
•• ¡:;,S
18
, dan es variable. La tasa de crec1m1ento monetano actuaJ no está lle tafítre ·ha relación con la tasa de crecimiento actual del ingreso Eeln lllt1y es (.; h . d . · cree·1.. miento del ingreso hoy depende de 1o que a esta o sucediendo e dinero en eJ pasado. Lo que sucede con el dinero hoy afecta Jo queº:el suceder con eJ ingreso en el futuro. · a ;
)
''
3. En promedio, un cambio en la tasa de crecimiento monetario produc un cambio en la tasa de crecimiento nominal entre los seis y nueve mese: más tarde. Este es un promedio que no se da en cada caso individual. A veces la demora es mayor, a veces menor. Pero me ha dejado atónito cuán regulannente se encuentra una demora promedio de entre seis y nueve meses en condiciones muy diferentes. He analizado los datos de Japón, India, Israel, los Estados Unidos. Algunos de nuestros estudiantes han investigado los de Canadá y de una cantidad de países sudamericanos. No importa qué país se estudie, generalmente hay una demora de seis a nueve meses. La evidencia es más o menos cJara según cuánto varía la cantidad de dinero. Los datos japoneses han sido particularmente valiosos porque el Banco de Japón fue muy complaciente durante unos 15 años, de 1948 a l 96~, Y prod~jo movimientos muy amplios en la tasa de cambio de la cantidad de d~nero. El resultado es que no hay ninguna ambigüedad en cu~to a definir en qué fecha llegó al punto más alto y cuándo llegó al más · . en 1963 descubrieron el monetbaJo. . Desafortunadamente para la c1enc1a, ansmo y comenzaron a incrementar 1 .d . ª canti ad de dinero a una tasa relativamente estable y ah ción de 1a experienci~ 1·apoonra no podemos obtener mucha más infonnaesa. 4. Los cambios en la tasad . . . e crec1m1ento d l. . ., te se re.fl e~an antes en la producció . e ingreso nominal t1picamende crec1m1ento monetario se d n Ycasi nada en los preci·os S· 1 t re uce un . . 1 a asa . án d ec11nar 1as tasas de cree· . , os seis a nueve física. Sinembargo,Iatasa~:entodel ingreso nominal meses más t~de Habrá una presión hacia aba. umento de los precios Y de la producción una brecha entre la produci~sobre los precios só] se ve~á poco afectada. I n actual Y la potencf;_med1da que aparezca
5. En promedio, el efecto sobre los precios viene entre seis y nueve meses después del efecto sobre el ingreso y la producción, así que la demora total entre un cambio en el crecimiento monetario y un cambio en la tasa de inflación es en promedio de 12 a 18 meses. Por eso hay que arar mucho tiempo para detener una inflación que se ha dejado comenzar. No se la puede detener de la noche a la mañana. 6. Incluso tomando en cuenta la demora en el efecto del crecimiento monetario, la relación está lejos de ser perfecta. Se dan muchos resbalones entre el cambio monetario y el cambio en el ingreso. 7. En el corto plazo, que puede ser cinco o diez años, los cambios monetarios afectan primordialmente la producción. Por el otro lado, midiendo por décadas, la tasa de crecimiento monetario afecta primordialmente a los precios. Lo que sucede con la producción depende de los factores reales: la empresa, ingenio e industriosidad de la gente, hasta dónde llega la frugalidad; la estructura de la industria y el gobierno; las relaciones entre naciones, etcétera. 8. De las proposiciones que he presentado hasta aquí se deduce que la inflación es siempre y en todas partes un fenómeno monetario en el sentido de que es y sólo puede ser producida por un aumento más rápido de la cantidad de dinero que de la producción. Sin embargo, existen muchas razones posibles del crecimiento monetario, incluyendo descubrimientos de oro, la financiación de los gastos gubernamentales y el financiamiento del gasto privado. 9. El gasto gubernamental puede o no ser inflacionario. Claramente será inflacionario si se financia creando dinero, es decir, imprimiendo moneda o creando depósitos bancarios. Si se financia con impuestos o con préstamos tomados del público, el principal efecto es que el gobierno gasta los fondos en vez del contribuyente o en vez del prestamista o en vez de la persona que hubiera pedido prestados los fondos en su lugar. La política fiscal es extremadamente importante en la detenninación de qué fracción del ingreso nacional total es gastado por el gobierno y quién carga con el peso de ese gasto. En sí misma, no tiene importancia en relación con la inflación. (Esta es la proposición sobre política fiscal y monetaria a la que me referí antes.)
10. Una de las cosas más difíciles de explicar en fonna simple es la manera en que un cambio en la cantidad de dinero afecta el ingreso. 29
. . . 1no se da para nada sobre los ingresos s. Generalmente, el efccto in1c1~ bre los bonos acciones de i •no sobre los precios de bienes ex1st~~tes, dso capital. Este•efecto, el ef~tleré, . bl t . formas f1s1cas e o de vana e, casas Yo ras . rtancia es un efecto en el bal· . . 'dcz a1que Keynes d'10 mucha 1mpo •miento • anee l1qu1 monetario aument· , ' no en ta cuenta de ingresos. Una tasa de creci d b. d ada, . , raciones a merca o a 1erto o e otras
sea producida a traves de ope . la ente y las empresas tien d " . en maneras aumenta la cantidad de efectivo que g ' · 1 Lo tenedores e 1 e1 ectJvo ahor en relación a otras formas de cap1ta · s . p ª , . notros activos. ero 1os gastos T d t . · excedente trataran de aJustar sus carteras co. . I 0 de un individuo son los ingresos de otro ind1v1duo. ª ª~ene Juntan~ · la cantidad . · que t'enen todos -solo las auton1 puede cambiar de efectivo . · pueden hacer eso-. s·m em bargo ' a medida que darles monetanas . la gente intenta cambiar sus balances de efectivo, el efecto se va exteod1 endo de un activo a otro. Esto tiende a aumentar los precios de los activos Y a r~ducir las tasas de interés, lo que alienta el gasto para producir nuevos activos Y también alienta el gasto en servicios corrientes en vez de en la compra de activos existentes. Así es como el efecto inicial sobre los balances se traduce en un efecto sobre el ingreso y el gasto. La diferencia en esta área entre los monetaristas y los keynesianos no es en cuanto a la naturaleza del proceso sino en cuanto a la gama de activos que se toman en consideración. Los monetaristas insisten en que debe tomarse en cuenta una gama mucho más amplia de activos y tasas de interés. Le dan importancia a activos tales como bienes de consumo durables y semidurables, estructuras y otras formas de propiedad real. El resultado es que consideran a las tasas de interés del mercado, a las que los keynesianos dan mucha importancia, sólo como una parte pequeña del espectro total de tasas que son relevantes.
11. Un aspecto importante de este mecanismo es que un cambio en el cr~cU:U~ento mon~tario afecta ~ las. t..asas de interés en una dirección al pnnc1p10, pero mas tarde en la direcc1on opuesta. El crecimiento monet · más rápido al principio tiende a bajar las tasas de interés. Pero más 1 a~o a medida que aumenta el gasto y estimula la subida inflacionar·ar ;, 1 precios, también produce un aumento en la demanda de préstamos 10ª e tenderá a aumentar las tasas de interés. Además, los precios en a~ que · ducen una d'1screpanc1a · entre 1as tasas de 1nteres . , reales y nomin mento 1ntro 1 Esa es la razón por la cual a nivel mundial las tasas de interés son más : 1~s. en los países que han tenido el aumento más rápido en la cantidad de din as y también en los precios -países como Brasil, Chile o Corea-. Ene~o d~ección opuesta, una tasa de crecimiento monet~o más lenta al Princi~ p10 eleva las tasas de interés pero más tarde, a medida que reduce el gasto 30
y la subida inflacionaria de los precios, hace caer las tasas de interés. Esa
es la razón por la cual a nivel mundial las tasas de interés son más bajas en los países que han tenido la tasa de crecimiento más lenta en la cantidad de dinero -países como Suiza y Alemania-. Esta relación de doble filo entre el dinero y las tasas de interés explica por qué los monetaristas insisten en que las tasas de interés son un punto de referencia muy engañoso para la política monetaria. Este es un aspecto en el que las doctrinas monetaristas ya han tenido un efecto significativo sobre la política estadounidense. La Reserva Federal en enero de 1970 cambió, de basarse en primer lugar en las "condiciones del mercado de dinero" (es decir, las tasas de interés) para definir su política, a basarse en primer lugar en el "agregado monetario" (es decir, la cantidad de dinero). Las relaciones entre el dinero y el rendimiento de activos (la relación de precios entre tasas de interés y ganancias en el mercado de valores) son aun más bajas que entre el dinero y el ingreso nominal. Aparentemente, hay otros factores distintos del crecimiento monetario que cumplen un papel extremadamente importante. No hace falta decir que no los conocemos en detalle, pero sabemos que son importantes por los muchos movimientos en las tasas de interés y los precios del mercado de valores que no pueden conectarse fácilmente con los movimientos de la cantidad de dinero.
5. Alertas finales Estas proposiciones implican claramente tanto que la política monetaria es importante como que el aspecto importante de la política monetaria es su efecto sobre la cantidad de dinero más que sobre el crédito bancario o el crédito total o las tasas de interés. También implican que las variaciones amplias en la tasa de cambio de la cantidad de dinero son desestabilizadoras y deben evitarse. Pero a partir de aquí, se extraen implicaciones divergentes. Algunos monetaristas concluyen que los cambios deliberados de las autoridades en la tasa de crecimiento monetario pueden ser útiles para contrarrestar otras fuerzas que llevan a la inestabilidad, siempre que sean graduales y tomen en cuenta los retrasos que se producen. Son partidarios del ajuste fino y de utilizar cambios en la cantidad de dinero como instrumento político. Otros monetaristas, entre los que me incluyo, concluyen que nuestra actual comprensión de la relación entre el dinero, los precios y la producción es tan pobre, que hay un margen tan amplio en estas relaciones, que tales cambios discrecionales hacen más daño que bien.
Creemos que una política auton1ática bajo la cual la cantidad de dinero crezca a una tasa estable -nu!s tras meS, rulo 1!ª5 ~o-, provee un marc monetario estable para el crecirnic~to económ1co, sin ser en sí misma un~
)
fuente de inestabilidad y perturbación. . Uno de los malentendidos más co1nune~ e~ relación a la posición monctarista es la creencia de que esta prescnpc16n de una tasa de cree¡ .. n,icnto estable de la cantidad de dinero deriva de nuestra confianza en una conexión rígida entre el cambio monetario y el cambio eco~ómico. La situación es la opuesta. Si realmente creye~a en ~~a conexión precisa, rígida, mecánica, entre el dinero y el ingreso, s1 tamb1en pensara que sé cuál es esa conexión, y si pensara que el banco central c~~parte este conocimiento, que es un "si" aun más grande, entonces dina que deberíamos utilizar ese conocimiento para contrarrestar otras fuerzas que crean inestabilidad. Sin embargo, no creo que ninguno de estos "si" sea cierto. En promedio, hay una relación estrecha entre los ca~bios en la cantidad de dinero y el curso subsecuente del in~res~ .nacional. Pero la política económica tiene que actuar sobre el caso 1nd1vidual, no sobre el promedio. En todo caso, hay muchos desfases. Precisamente este amplio margen, esta holguraenlarelación,estafaltadeunacorrespondenciamecánicabiunívoca entre los cambios en el dinero y en el ingreso, es la razón primordial por la que he estado desde hace mucho tiempo en favor de una política monetaria cuasiautomática en los EE.UU., bajo la cual la cantidad de dinero crecería a una tasa estable del 4 a 5 por ciento anual, mes tras mes. (La tasa deseable de crecimiento variará de país a país, dependiendo de las tendencias en la producción y las propensiones en la tenencia de dinero.) Hay una gran cantidad de evidencias del pasado de intentos de autoridades monetarias de hacer algo mejor. El veredicto es muy claro. Los intentos de las autoridades monetarias de hacer algo mejor han hecho más mal que bien. Las acciones de las autoridades monetarias han sido una importante fuente de inestabilidad. Tal como ya he indicado, las acciones de las autoridades monetarias estadounidenses fueron las responsables por la catástrofe de 1929-33. También fueron responsables de la reciente aceleración de la inflación en los EE.UU. Por eso he estado y sigo estando decididamente en contra de una política monetaria discrecional ... por lo menos hasta el momento en que sepamos probadamente lo suficiente como para limitar la discrecionalidad con reglas más sofisticadas que la regla de tasad~ crecimie~to estable que he sugerido. Por eso he llegado a subrayar el pehgro de asignar demasiado peso a la política monetaria. Así como estoy convencido de que los discípulos de Keynes fueron más allá de lo que él lo hubiera hecho, así también pienso que existe el peligro de que, gente 32
que encuentra que s~ han hecho unas pocas buenas predicciones utilizando agregados ~onct_anos, trate de darle a esa relación un alcance mayor del que en reahdad tiene. Hace tres años escribí: Estamos en peligro de asignar a la política monetaria un rol mayor del que puede cumplir, en peligro de pedirle que lleve a cabo tareas que no puede cumplir y, como resultado de esto, en peligro de impedirle hacer el aporte que sí puede hacer. 3
Una tasa de crecimiento monetario estable a un nivel moderado puede proveer el marco dentro del cual un país puede tener poca inflación y mucho crecimiento. No producirá la estabilidad perfecta; no producirá el cielo en la tierra; pero puede hacer una contribución importante para una sociedad económica estable.
Notas Elijo este título porque lo usé hace alrededor de una docena de años en una charla en la London School of Economics. Entonces predije. Ahora informo. 2 Macmillan, 1923. 3 Milton Friedman, "The Role of Monetary Policy", Alocución Presidencial a la American Economic Association, 29 de diciembre de 1967; American Economic Review, marzo de 1968 (reimpreso en The Optimum Quantity of Money and Other Essays, Aldine, Chicago, 1969, págs. 95-110 - cita de la pág.99). 1
2
Corrección monetaria •
l. Sinopsis No hay ningún problema técnico para terminar con la inflación (sección 2). Los verdaderos obstáculos son políticos, no técnicos. Terminar con la inflación privaría al gobierno de una renta que actualmente obtiene sin legislación (sección 3). Reemplazar esta renta exige al gobierno reducir gastos, aumentar impuestos explícitos o tomar crédito adicional del público -todas cosas políticamente no atractivas-. No conozco ninguna manera de evitar este obstáculo.
Los obstáculos políticos para terminar con la inflación Terminar con la inflación también tendría el efecto colateral de producir un período de recesión o desaceleración económica temporaria, aunque quizá medianamente prolongado, y de relativamente alto desempleo. Hoy falta la voluntad política de aceptar ese efecto colateral. La experiencia indica que si ocurriera produciría una sobrerreacción, de gasto acelerado del gobierno y crecimiento monetario que a su vez produciría el efecto colateral inicial de un boom insostenible seguido de una inflación acelerada. Estos efectos colaterales de los cambios en la tasa de inflación se dan debido al tiempo que le lleva a la comunidad adaptarse al cambio en las tasas de crecimiento del gasto. La demora en el tiempo distorsiona los precios relativos, la estructura de producción y el nivel de empleo. A su vez, lleva tiempo corregir estas distorsiones (sección 4). "'Publicado originalmente como IEA Occasional Paper No. 41 (1974).
35
.
'°'
Se pueden rcd~cir su.stanciulmcntc los cfcctos c~latcrale, de bios en la tasa de 1nflac16n alcruando el uso generahzado de 'lá caun. indexación en los contratos privados Y oficiales. Tales arrcg~ ~su1~ de 1 dcJ·arde lado dclibcradmncnle algunas de las ventajas del uso : ' d~Phcan . s·1mplcn1ente . son une1altncroy, por tanto, no son algo bueno en s( n11smo. q ue un dinero nial n1ancjado. El uso generalizado de cláusulas inmd ,me~or , · d· · · , exatonas por sí n1ismo no aurncntana n1 1sm1nu1na la tasa de inflació p . . de 1a 1nílación-lo . reduciría el ingreso que e 1go b1cmo o btiene que tn. b'ero . d , . . am aén significa que el gobierno ten na menos 1ncent1vo para inflacionar- Lo
que es más importante, reduciría los efectos colaterales adversos· . . . . I mente I as me d.1das efi1caces para temunar · tienen 1n1c1a con la inflac·1quc 6 n, sobre la producción y el empleo (sección 5).
Imposición legal Debería imponerse por ley el uso de cláusulas de indexación en los contratos oficiales: impuestos, créditos, contrato de personal, compras. Debería estar permitido su uso en contratos privados y ser válido legalmente, pero mantenerse como una opción voluntaria. Hay una relación entre ambos porque, al adoptar el gobierno las cláusulas indexatorias, particularmente para los impuestos, eliminaría serios impedimentos para su adopción en el sector privado (sección 6). Las objeciones a la indexación generalizada reflejan fundamentalmente ideas falsas acerca de sus efectos. Estas ideas falsas muestran la misma confusión que hay entre precios absolutos y relativos, que es responsable de muchos de los efectos adversos de la inflación o deflación acelerada, y .. de falsas ideas acerca de la causa y el remedio de la inflación (sección 7),
2. La causa y el remedio técnicos de la inflación Los cambios en períodos breves, tanto en determinados precios como en el nivel general de precios, pueden tener muchos orígenes. Pero la inflación continuada por largo tiempo es siempre y en todas partes un fenómeno monetario, resultado de una expansión más rápida en la cantidad de dinero que en la producción total 1 -aunque me apresuro a agregar que la tasa de inflación exacta no va ligada en f arma precisa o mecánica ala taSª exacta de crecimiento monetario- (La figura 1 muestra la curva de tos · ªl consumidor · en Gran Bretaña · y la proporción entre la cantl·dªdde p~ecios dinero y la producción a lo largo de la última década.)
Esta afinnaci~n ~s sóJ~ un primer paso hacia la comprensión de las causas de cual~uier infla~ión co?ci:eta. Debe completarse con una explicación del motivo del rápido crec1m1ento monetario. El rápido crecimiento monetario que produjo inflación en los EE.UU. de 1848 a 1860 reflejó el descubrimiento de oro en California. El rápido crecimiento monetario que produjo la inflación.mundial de 1890 ~ 1914 reflejó el perfeccionamiento del proceso de cyan1da para la extracción de oro de mineral de baja ley. El rápido crecimiento monetario que una y otra vez ha producido inflación en tiempos de guerra, ha reflejado el uso de la impresión de billetes o su equivalente para financiar el gasto del gobierno en esos tiempoa.
Causas del crecimiento mundial de la oferta monetaria En las condiciones modernas, la cantidad de dinero es detenninada por tas autoridades monetarias gubernamentales. El aumento acelerado en la cantidad de dinero en todo el mundo en la década pasada, que es responsable por la reciente aceleración de la inflación, refleja una cantidad de causas:
200 190 180 170 g,... 160 JCD 150 ; 140 CD ; 130 m 120 11 O
Razón entre la oferta monetaria (M3) y el PBN a "'precios constantes .
_ ~ '( - -- -
Indice de precios al consumidor: de!lacio"\. nador de gasto implícito de consumidores (Ingreso Nacional)
100 Li__..L....~--::;~--tc;-~~Yo~7~73 1964 65 66 67 68 69 70 71 72 73 . . . I consumidor: RU 1964-73. Figura 1. Oferta monetana Y prec,~s ª romedio anual va seis meses Nótese que que la oferta monetar,a P . a en junio comparado con retrasada con relación al PBN (año que ~ermin el PBN correspondiente a año calendar,o).
de interés fijas, que indu· 1. El intento de mantener tasas . . , ...... s nolahlcmcnle Alemania y Ja pón, a ".imponar'' inflaJO.a a}&une\.. pa ;-. • Ctón de v;a
EE.UU.
d I . . l0s expansión del rol del Esta o, y a ret1cenc1a a impone . 2. La . h b' r llnp explícitos. lo que ha inducido a mue os go 1emos a usar el itn Ucstos iinplícito de la inflación. . Puesto a mantener el plen 3 . Algunos gobiernos se han• comprometido ~ . Oetnp} . eo, lo que los ha llevado a reaccionar en 1onna excesiva frente ar . l ,. 'd . . eces1on tcnlporarias, con medidas que 1 evan a un rap1 o crecimiento monetar¡es
º·
Sólo puede terminarse una inflación que viene de lejos con una r d . . t . p e uc, ción en la tasa de crec1m1ento mone ano. ero, nuevamente, esto es , . d .. solo un primer paso. Las medidas que pue en uti1izarse para reducir la tas d · pue_den_vai:ar · grande°;ente seg~~ ,. las causasªe crecimiento ~on.etano del exceso de crec1m1ento y l~s 1nst1tuc~ones del pa1s .en c_uestion. Por ejemplo, si el crecimiento monetano ha refleJado el financ1am1ento de los gastos del gobierno con la impresión de dinero, puede terminarse: a) reduciendo el gasto gubernamental, b) aumentando los impuestos, c) financiando el déficit presupuestario del gobierno con préstamos tomados del público en vez de crear dinero. Pero el método c puede no ser posible en un país que no tenga mercados de valores desarrollados. Y todas las hiperinflaciones han reflejado gobiernos tan impotentes y desorganizados que fueron incapaces de utilizar b.
La importancia -y las limitaciones- de la política fiscal Tal como lo implican estos comentarios, la política fiscal puede cumplir un papel importante en producir y en remediar la inflación. Su influencia se da primordialmente a través del efecto que tiene sobre la cantidad de dinero. Pero ésta puede ser contrarrestada por otras fuerzas que afectan la cantidad de ?inero. Los grandes superávit fiscales de 1919 y 1920 en. ~os Estados Unidos no impidieron el rápido crecimiento de la infl.acion, porque fueron acompañados por un rápido crecimiento monetano que fimancio · ' e I gasto pnvado. · Los grandes déficit fiscales en los E5tados . Unt·dos en 1931 Y1933 no produjeron una inflación acelerada, ni· un · pid1eron una severa deflación, porque fueron acompañados por una brusca d 1 gasto e_c inacion en la cantidad de dinero que redujo bruscamente e pnvado.
r ·,
38
fondos adicionales del público a la tasa de interés que imponga el mercado. Ninguno de estos cursos de acción es atractivo en ténninos políticos.
4. Efectos colaterales sobre la producción y el empleo La apendicitis aguda es acompañada por una fiebre alta; la extracción del apéndice requerirá que el paciente se quede en cama algunos días. Pero la fiebre no es la causa de la apendicitis y el reposo no es la cura. Ambos son efectos colaterales. Es llamativa la analogía con la inflación. El boom que acompaña típicamente el inicio de la inflación acelerada no es la causa de la inflación sino un efecto colateral; la recesión y el desempleo que acompañan típicamente a la reducción de la inflación no son la cura sino un efecto colateral. Hay muchas maneras de aumentar el desempleo que exacerbarían la inflación en vez de curarla.
Los retrasos en el tiempo producen los efectos colaterales El aumento de la inflación refleja una aceleración en la tasa de crecimiento del gasto total de dinero. Terminar con la inflación requiere una desaceleración en la tasa de crecimiento del gasto total. La razón de los efectos colaterales producidos por los cambios en el gasto total -tanto el boom, que en general es considerado un efecto colateral deseable, como la recesión, que es uniformemente vista como un efecto colateral indeseablees el retraso en el tiempo entre un aumento o caída de la tasa de crecimiento del gasto total de dinero y la adaptación plena de la producción y los precios a la tasa de crecimiento del gasto total modificada. Se darán esencialmente los mismos efectos colaterales no importa cuál sea la causa de la modificación de la tasa de crecimiento del gasto total -del mismo modo que una fiebre alta acompaña a muchas enfermedades diferentes y el reposo a muchas curas diferentes-. Cuando factores no monetarios producen breves fluctuaciones en la tasa de crecimiento del gasto total, se dan los mismos efectos colaterales. También, si hay alguna otra causa que un crecimiento indebidamente rápido de una inflación continua y prolongada, o algun otro remedio que una reducción del crecimiento monetario, esa causa y ese remedio operarán en gran medida afectando la tasa de crecimiento en el gasto total de dinero, y por tanto
producirán en gran medida los mismos efec~os colaterales. En Sl.milar las medidas que se propongan postenonnente para ied f?rtna · ·d~c1ón · de la inn Uc1r l efectos'colaterales adver.sos que aparecen en Ia 1iqu1 .Os serán eficaces, cualesquiera sean la causa y el remedio. ac16n Por tanto, el resto de este_ensayo es relev~te aun cuando ustednoaee 01 ¡ punto de vista monetansta tal como esta expresado en la sección
i.tt
Las expectativas cambian lentamente Cuando se desacelera el gasto total, cada productor tiende por separado a considerar la reducción en la demanda de su producto como algo especia} en relación a él, y a esperar que sea temporario. Se inclina a enfrentarlo primordialmente reduciendo la producción o acumulando stock, y no reduciendo los precios. Recién pasado un tiempo comenzará a reducir los precios. Del mismo modo, lo más probable es que un trabajador despedido reaccione esperando a que se lo llame de vuelta o buscando otro trabajo, y no moderando sus exigencias o expectati vas salariales. Por tanto, una desaceleración en el gasto total tenderá a reflejarse inicialmente en una caída general de la producción y el empleo y en un aumento de los stocks. Llevará un tiempo antes de que estas respuestas lleven a su vez a reducciones generalizadas de la tasa de inflación y de la tasa de incremento de los salarios. Llevará aun más tiempo antes de que se revisen las expectativas en relación a la inflación y las expectativas revisadas alienten la reanudación del empleo y la producción. Este es un cuadro altamente simplificado. Distintas actividades tienen distintas velocidades de ajuste en el tiempo. Algunos precios, salarios Y planes de producción están fijados con gran anticipación; otros se pueden ajustar rápidamente. Como resultado, una desaceleración del gasto total produce deslizamientos sustanciales en los precios relativos, que tard~ ~ temprano tendrán que ser corregidos; la corrección a su vez productra turbulencias económicas. El estudio de la historia monetaria7 indica para los Estados Unidos q~e el retraso en el tiempo, entre un cambio en la tasa de crecimiento monetan° y un cambio correspondiente en las tasas de crecimiento del gasto total_Y de la producción total, ha sido en promedio de 6 a 9 meses; entre el cambio · · · · tode en la tasa de crec1m1ento del gasto y el cambio en la tasa de crec1m1en . los precios, el retraso promedio ha sido de 12 a 18 meses. En consecuenct~, la demora total entre un cambio en el crecimiento monetario y el camb•~ correspondiente en la tasa de inflación ha sido de alrededor de dos añ05·
para el . Reino Unido, .los datos disponibles 1·ndi·can que 1a demora es · aproximadamente la misma que en los Estados Unidos.
Efectos serios sobre el crédito La demora e~ el tiempo Y la distorsión resultantes son particularmente claras en l~s prestamos, donde es especialmente importante la distinción entre .nominal Y real. Supongamos que uno le presta a alguien ílOO a cambio de l~ prom~s~ .de que le pagará í 11 Odentro de un año. Dejemos de lado cualquier pos1b1hdad de mora. ¿Qué tasa de interés recibe? En libras, 1Opor ciento. Pero si los precios han subido un 1Opor ciento a lo largo del año, las fl 10 comprarán lo mismo que las ílOO compraban un año antes. La verdadera ganancia es cero. Lo que es más, si la ganancia nominal de ílOestá sujeta al impuesto a la renta, tal como seda hoy, la tasa de ganancia real es negativa. Usted termina con menos de lo que empezó. Si hace algunos años usted hizo una hipoteca puede haber pagado un 5 o 6 por ciento. Dada la inflación de los últimos años, su tasa real efectiva puede h~ber sido cero. La subida de los precios probablemente elevó el valor de 's u pr~piedad a una tasa igual o superior al interés que pagó. El que le prestó a su vez recibió un ingreso real igual a cero o un ingreso real negativo si estaba sujeto a impuestos. De modo similar, piense en alguien que hoy saca una hipoteca a un 11 por ciento o más. Supongamos que la política económica lograra bajar a cero la inflación. Estaría en graves dificultades (a menos, por supuesto, que se redujera la tasa), y el que prestó el dinero recibiría una ganancia totalmente inesperada.
Falta de voluntad política Tales efectos colaterales constituyen, según creo, el obstáculo político más importante para tenninar con la inflación dado, primero, que los gobiernos de los EE.UU., el Reino Unido y de la mayoría de los países están comprometidos con políticas de "pleno empleo"; segundo, que el público en general no acepta que los efectos colaterales, aunque sean temporarios, son inevitables cuando se tennina co~.la inflación,~, tercero, la falta de disposición O de capacidad de los dmgentes poht1cos para · persuadir al público de que acepte los efectos colaterales. . Hace algunos años cuando la inflación era mucho más baJa que ahora, ' que el reaJuste · ' requendo · era Io sufic1·entemente moderado y breve 1 yo creta
como para resultar viable políticamente. Desafortunadamente, en 1 Estados Unidos se perdió la oportunidad el 15 de agosto de 1971, cuan~s el presidente Nixon dio marcha atrás en la política económica, imponiend: un congelamiento de precios y salarios y alentando políticas monetarias y fiscales expansivas. En aquel entonces estábamos bien avanzados en el camino de terminar con la inflación sin efectos colaterales severos. Al costo de una moderada recesión en 1970, la tasa anual de inflación se había reducido de más de un 6 por ciento a 4,5 por ciento y seguía cayendo. La economía se recuperaba lentamente de la recesión. Si la nación hubiera tenido la voluntad de continuar -pues el presidente Nixon reflejaba un amplio consenso nacional cuando dio marcha atrás en la política que se venía aplicando-, con otro año de restricción monetaria Y de expansión lenta hubiera bastado para lograr el objetivo. Tal como se dieron las cosas, la recesión de 1970 fue un ejercicio masoquista en vez de un efecto colateral de una cura exitosa. La inflación en los Estados Unidos actualmente (mediados de 1974) es mucho peor que en agosto de 1971. La tasa del 14 por ciento en el primer trimestre de 1974 sin duda fue un emergente temporario pero, aun desde el punto de vista más optimista, la inflación difícilmente baje por debajo de un 6 por ciento en el año por delante. Comenzando desde ese nivel y con las expectativas inflacionarias aun más arraigadas, una política efectiva para terminar con la inflación implicaría, como efecto colateral, una recesión todavía más prolongada y severa que la que sufrimos en 1970. La voluntad política de aceptar tal recesión, sin invertir la política y sin volver a estimular la inflación, simplemente no existe. ¿Y entonces qué? Si nosotros -y probablemente Gran Bretaña y otros países colocados en situación similar- no hacemos nada, sufriremos tasas de inflación aun más altas -no continuamente, sino por brotes, a medida que vayamos reaccionando en exceso frente a recesiones temporarias-. Tarde o temprano, el público se cansará, exigirá una acción efectiva, y entonces tendremos una recesión realmente severa.
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
S. Reducir los efectos colaterales
1
1
. ¿C??1º podemo~ logr~ que sea políticame~te posible terminar con la 1n~ac1on_ ~uch? m~s ~áp1do? Como yo lo veo sólo se puede tenninar con la 1nflac1on mas rap1do adoptando medidas que reduzcan los efectos colat~rales que se producen cuando se termina. Estos efectos colaterales refleJan fundamentalmente distorsiones introducidas en los precios rela-
1
1
1
1
44
1
1
1
tivos por una inflación o deflación no prev,·sta, d'1stors1ones · que se
· nomina · ¡es b aJo · Producen . porque se . hacen contratos en ténni'nos de precios percepciones equivocadas acerca del curso probable de la inflación.
Cláusulas de indexación: un ejemplo La manera de reducir estos efectos colaterales es hacer contratos en términos reales, no nominales. Esto puede hacerse con el uso generalizado de cláusulas de indexación. ~ermítanme e~emplificar lo que digo. En 1967 General Motors y la Un1ted Auto~obtle Wor~ers Union (Sindicato Unido de los Trabajadores de la Ind~stna Automotnz) llegaron a un acuerdo salarial por un período de tres anos. En aquel momento, los precios habían estado relativamente estables, habiendo aumentado los precios al consumidor en los tres años anteriores a un promedio del 2,5 por ciento. El acuerdo salarial presumiblemente se basó en una expectativa, tanto de General Motors como del sindicato, de que los precios continuarían subiendo un 2,5 por ciento o menos. Esa expectativa no se cumplió. De 1967 a 1970, los precios subieron a un promedio anual del 5,2 por ciento. El resultado fue que General Motors pagó salarios reales que fueron progresivamente más bajos que lo que habían anticipado ambas partes. La caída inesperada en los salarios reales fue un estímulo para General Motors, y sin duda llevó a la empresa a producir a un ritmo mayor que si no hubiera sido así. Inicialmente, la caída inesperada en los salarios reales no fue disuasiva para los trabajadores, dado que tardaron un tiempo en advertir que la aceleración en el aumento de precios al consumidor era algo más que un fenómeno transitorio. Pero para 1970 por cierto que estaban conscientes de que sus salarios reales eran más bajos de lo que habían negociado. El resultado fue una huelga a fines de 1970, que terminó con un acuerdo salarial que detenninaba: 1) un gran aumento en el primer año; 2) aumentos mucho menores para los dos años siguientes; y 3) una cláusula de indexación por el costo de vida. . u· • • ,, El contrato fue ampliamente caractenzado como. •?~ac1?nano . No era ninguna cosa por el estilo. El gran au~ento anual 1n1c1al s1m~lemente compensaba la inflación pasada no prevista. Colocó a los salarios reales al nivel en que ambas partes pensaban que_ iban ~ ~star. La cláusula indexatoria estaba diseñada para evitar distorsiones similares en el futuro,
y así lo ha hecho.
.
·
Este ejemplo de General Motors ilustra un efecto colateral de inflación
prevista. Supongamos que se había llegado al mismo contra ~ro que la tasa de inflación, en ~ez de acelerarse, hubie~ decJ~: 19(¡7 entonces hubieran s b· de un 2 ' 5 por ciento a cero. Los salanoshreales b' . . do; General,,. U Ido Por encima del nivel que ambas partes a tan anticipa . . d . I d . ,, l . lYJ.Otors hubiera visto 1mpe~ 1da a re uctr a pro ucc10~ y e n1v~l de empleo; se trabajadores se hubieran alegrado de tener salanos reales 1nesperad 1os más altos pero hubieran deplorado la caída en el empleo; al venci~ente , . . lM , miento otors- estana en una po . ., d el contrato' el sindicato -y no Genera ~~ débil para negociar. Una cláusula indexatoria que funcionara tanto para arriba como p abajo hubiera evitado tanto los efectos colaterales de la inflación ara . ,, . fi 1 no prevista que se dieron, como los h1potet1cos e ectos co aterales de una deflación no prevista. Hubiera permitido a los empleadores y empleados negociar en términos de las condiciones de su propia industria sin tener también que adivinar qué iba a suceder con los precios en general, porque· ambos, General Motors y el sindicato, hubieran estado protegidos, tanto de una inflación más acelerada como de una inflación más lenta. Aunque son muy útiles, las cláusulas indexatorias generalizadas no son una panacea. Es imposible indexar todos los contratos (basta pensar en el papel moneda), y es costoso indexar muchos. Una poderosa ventaja del uso del dinero es precisamente la posibilidad de llevar a cabo transacciones a bajos costos y en forma eficiente, y las cláusulas indexatorias universales reducen esta ventaja. Mucho mejor no tener nada de inflación y nada de cláusulas indexatorias. Pero esa alternativa actualmente no es posible. 0
Orígenes de la indexación: la "norma tabular" Permítaseme señalar también que el uso generalizado de cláusulas de indexación no es una idea nueva o que no haya sido puesta a prueba. Se remonta como mínimo a 1707, cuando un rector de la Universidad de Ca~bridge, Wil~am Fleetwood, estimó los cambios en los precios en un penodo ~e 600 a~~s, par~ ~alcular límites comparables de los ingreso~ que se le debia permitir percibu a los profesores por fuera de la Universidad. Fue s~getid o explícitamente en 1807 por un escritor inglés dedicadoª las cuesttones monetarias, John Wheatley. Fue explicitado muy detallada~en!e y recomendado entusiastamente en 1886 por el gran economista ingles Alfred Marshall 9 El . . F.15bef ~ b · gran economista estadounidense Irv1ng 1 ºeº ~odo est~,, a en favor de la "nonna tabular" -como se llamó la propuesásta d 1n exac1on gener 1· d h ª iza ª ace casi. doscientos años- sino que a dern
persuadió a una compañía manufacturera 1 1 emitiera valores indexados a la capacid·,d d ª que ayudó a fundar. de que en la "nonna tabular.. fue el factor f e compra. yaen 1925. El interés , í d· . . ~n ~,nlcntaJ que llevó a la creación de Jos numcros n ices para los nrccios . " •· · · 1:.,0 11·cn1nt,s rcc1ent-s la " cahular fue adoptada por el B . ··1 ,., · " , ras, en una escala n1ás aharcante de nonna lo que yo rccon1cndana para los Estados Unidos·· . ¡."la 1. s1.'d o adoptada en una escala . , • _. , , ,, más pcqucrM por Can,tda. Israel y muchos otros países.'°
d·
6. La propuesta específica Para los .Estados Unidos, mi propuesta específica tiene dos partes: una para el gobierno fedcral, una para el resto de la economía. Para el gobierno federal, propongo ~ue las cláusulas de indexación sean legisladas; para el resto, de la econom1a, qw~ ~ean voluntarias pero que se remueva cualquier obstaculo legal. La cuestlon de qué número índice utilizar en las cláusulas indexatorias es importante pero no crítico. Como dijo Alfred Marshall en I ~86: ".Una ~edida perfecta~ente exacta de la capacidad de compra no solo es 1mpos1ble de obtener, sino incluso inimaginable". Para los Estados Unidos, por comodidad, usaría el índice de costo de vida calculado por la Oficina de Estadísticas Laborales.
a) El gobierno 11 El gobierno estadounidense ya ha adoptado la indexación para los pagos de la seguridad social, de las jubilaciones de empleados de la administración central, los salarios de una gran parte de los empleados del gobierno y quizás algunos otros items. Los impuestos que están expresados en ténninos de porcentajes fijos de precios u otro valor base se indexan automáticamente. El requerimiento clave adicional son las cláusulas indexatorias en el impuesto a los réditos personal y corporativo y en los valores emitidos por el Estado.
El impuesto a las personas. Dejando de lado detalles secundarios, es necesario revisar cuatro cuestiones: (i) La exención personal, la deducción normal y el ~ínimo no}mponi?le debieran expresarse no como un número detenn~na~o de dolares, s~o como un número detenninado de dólares mult1phcado por la razon entre el índice de precios para el año en cuestión y el índice del año base .d.'1
1
ienza la indexación. Por ejemplo, si en el Primer ~;. en que Com . '4110 1 . ben un 1opor ciento, entonces 1as sumas actuales 1 os precios su endrí que multiplicarse por 110/100 ~ 1, 1O. , . an (ii) Las categorías en las tablas de impuestos de~enan ~Justarse de lllOdo similar, de modo tal que, en los ~Jempl?s amba senalados, O-u$ss~ se convertiría en O-u$s550, y ~s1 sucesivamente. .(Estas dos medidas han sido adoptadas por Canada:) . , . (iii)La base para calcular las gananc1.as de cap1t~l debena multiplicarse por la razón entre el índice de precios en el ano de venta y el índice de precios en el año de compra. Esto evitaría que se gravaran ganancias de capital inexistentes, que sólo aparecen en el papel. (iv)La base para calcular la depreciación de valores de capital fijo debería ajustarse del mismo modo que la base para calcular ganancias de capital.
1
1
1
1
¡
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
El impuesto corporativo 12 (i) La presente línea divisoria de u$s25.000 (fl0.400) entre el impuesto nonnal y el impuesto con recargo, debiera reemplazarse por esa suma multiplicada por un índice de precios. (ii) El costo de acciones utilizadas en ventas debiera ajustarse para eliminar ganancias (o pérdidas) en los libros que resulten de los cambios de precios entre la compra inicial y la venta final. L~ base para c~lcular (iii) las ganancias de capital y (iv) la depreciación ?e bienes de capital fijo debiera ajustarse del mismo modo que para el impuesto personal.
1
1
1
1
1
1
1
1
1
2 tosTítulos del Estado· 1 T?d?s los títulos del Estado, excepto los documen, y lcuedntas con venc1m1ento a corto plazo deberían emitirse bajo c1ausu a e costo de ·d (P . ' . rometer u 1 d vi a. or eJemplo, los bono's de la Serie E debieran P n va or e rescate 1·gual al producto del valor nominal digamos, . el 3 · por ciento anual, y lar , , . ' el índice de . azon entre el indice de precios del año de rescate Y precios en el año d . tener cupones negociabl e compr~.) Las acciones de cupón de?1eran razón entre índices d. es.ª1valor nominal multiplicado por la pertinente . e precios y ten . a}or nommal multiplicad0 d ' ~run valordemaduración1guala1v , d' m ices de precios. , e modo s1m1·¡ ar, por la razón pertinente entre . Estos cambios en los im incentivos para que el b. puestos y en el crédito reducirían, tanto tos colaterales de los cambg? iemo recurra a la inflación como los efectoS 10s en la t . ' asa de inflación sobre la economía
48
,1 1
!
i
1
1
1
!
1
i1
1
il il 11
1
¡I ___J
también son necesarios estos cambiºos · . · Privada. Pero . . . . por pnnc1p1os e 1esti é
mentales de tica, Ju cia Yde gobierno representativo, que es la razón por la cual propongo que se los adopte en fonna pennanente.
Los impue~tos inJ!acionad~s a niveles récord. Como resultado en gran medida de la inflacion producida por los gobiernos en los Estados Unidos el Rei~o Unido Y otras P~es, los impuestos a los réditos personales ho; son mas altos que en el pico de la financiación de la Segunda Guerra Mundial, pese a varias "reducciones" en las tasas impositivas. Los impuestos con los que se grava a las personas en distintas circunstancias económicas divergen ampliamente de los impuestos que explícitamente se busca aplicarles. Los gobiernos han estado en la situación envidiable de poder aplicar impuestos más altos y aparecer como si estuvieran reduciéndolos. El resultado, bastante menos envidiable, ha sido una distribución totalmente arbitraria de los impuestos más altos. En cuanto a la toma de crédito por el gobierno, las campañas de títulos de ahorro de las tesorerías de los Estados Unidos y el Reino Unido han sido las más grandes operaciones de juego ilegal jamás emprendidas. 13 Este no es un fenómeno reciente. En respuesta a un cuestionario de la Comisión Económica Conjunta del Congreso, escribí ya en 1951:
1. 1
¡
Apoyo decididamente la emisión de un bono indexado al costo de vida por dos cuestiones: a) Crearía una alternativa para que los sectores de ingresos medios y bajos pudieran proteger su capital de los flagelos de la inflación. Estos sectores prácticamente no tienen manera de hacerlo actualmente. Me parece igualitario y socialmente necesario que la tengan. b) Permitiría a la Tesorería vender bonos sin hacer publicidad ni promoción, que en el mejor de los casos es altamente engañosa para el público y, en el peor de los casos, es directamente inmoral. El Tesoro incentiva a la gente a comprar bonos como modo de asegurar su futuro. ¿Puede hacer la promesa _imp!ícita contenida en esta invitación de buena fe, a la luz de la expenenc1a de compradores de bonos que vieron su capacidad de compra erosionada por · ? 5 1· es ast', entonces no se pierde nada haciendo la subI.da de 1os precios. s· ' · la promesa agregando una garan t'ta de capacidad de compra. exphc1ta _ . 1no · · " pu' blica engane deliberaes así, me parece intolerable que una reparttcton damente al público. d cuarto de siglo desde que . ~ Seguramente la expenenc1a de cerca e un . 1m t ada
. encía· Esencia esas palabras fueron escritas refuerza su pertin
en e e
49
dorde bonos de ahorro o, por cieno, de casi cualquierotrot't , h 1 U)od de largo plazo durante ese pcnodo, a pagado por el privjJ . cJ esoro T ,,. é '' ·b·ó egio prestarle al gobierno: el supuesto 1nter s que rec1 1 no compe de caída de la capacidad de compra del capital y, sumando insulto aJ agnsó. la . . . rav1 ha tenido que pagar impuestos por 1os intereses nomina1es. y Ja infla . 0, COmpra
que esquiló a I_os inocentes ~orderitos ha sido producida por el
gobi;:~
que se beneficia con Ja esquila. . . Es un misterio para mí -y u~ ~omenta.i:10 depnmente sobre Ja inteligen.. cia o el sentido de responsab1hdad social de los hombres de negocio
añ;
(hablo de los hombres de negocios, no de los negocios)- que año tras eminentes y honorables líderes del mundo de los negocios han estado dispuestos a ayudar y sostener esta operación de juego ilegal, integrándose a comités para promover la venta de bonos de ahorro de los Estados Unidos o facilitando su compra a los trabajadores con la deducción de los pagos en la planilla de sueldos.
b) La economía privada El uso privado de cláusulas de indexación es un recurso que no tiene ninguna función permanente, si el gobierno maneja la moneda en fonna responsable. Por tanto soy partidario de hacer voluntario el uso privado, de modo de promover su autodestrucción si llega ese feliz evento. No se necesita legislación para la adopción privada de cláusulas de indexación, que ahora se han generalizado. Algo más de 5 miUones de trabajadores norteamericanos 14 están protegidos por convenios gremiales con cláusulas de indexación automáticas, y debe de haber muchos trabajadores no sindicalizados que tengan acuerdos similares, explícitos o implícitos, con sus empleadores. Muchos contratos de entrega futura de productos contienen cláusulas de ajuste del precio de venta final, sea por cambios de costos específicos o por cambios en el índice general de precios. Muchos contratos de alquiler ·de instalaciones comerciales son acordados en términos de un porcentaje del ingreso bruto o neto, lo que si~fica que tienen una cláusula de indexación implícita. Esto es igualmente valido en el caso de pagos porcentuales por royalties y en el de pólizas de seguro-~e automóvil que pagan el costo de arreglos por daños. Algunas ~ompanias de seguros emiten pólizas cuyo valor nominal se ajusta automáticamente con la inflación. Sin duda hay muchos más ejemplos que ignoro. Es altamente deseable que se incorporen cláusulas de indexación a una gama mucho mas ' amp11a · de acuerdos salariales, contratos para entrega
1
1
1
j
ru1ura de productos Y transacc~ones financieras que involucren endeudast miento Ypre ~os. Los dos pnmcros casos son directamente extensiones de prácticas existentes. El tercero es más novedoso. "JnclexacitSn" 1e ¡,réstamos a corporaciones. Los arreglos sugeridos para el endcudainicnto fiscal podrían aplicarse igualmente en el caso de préstamos a largo plazo para e~presas privadas. En vez de emitir un título en el que se prometa pagar, digamos, un interés del 9 por ciento anual y devolver í 1.000 al final de un período de cinco años, la compañía XYZ podría prometer pagar ~n 3 por ciento más la tasa de inflación del año y devolver íl.000 a los cinco años. O, como alternativa, podría prometer pagar cada año 3 por ciento, multiplicado por la razón entre el índice de precios de ese año y el índice de precios del año en que se emitió el título, y devolver al final de los cinco años íl .000 multiplicado por la razón entre los índices de precios correspondiente al quinto año. (En el cuadro 1 se ilustran los métodos alternativos.) Si hay inflación, el primer método implícitamente significa amortizar parte del valor real del título a lo largo del período de cinco años; el segundo significa sólo pagar inte~és, a una.tasa real constante, y devolver todo el capital a valor real al finalizar los cinco años.
Cuadro l. Hipótesis de título indexado: tít~lo de cinco años de ll .000 emitido en 1968 a una tasa real del 3 por ciento ,
Año 1968 1969 1970 1971 1972 1973
Ind.prec. consum. Reino Unido
Cambios nivel de . precios
(1968=100)
(%)
100,0 105,2 112,0 122,6 131,0 142,0
5,2 6,5 9,5 6,8 8,4
Pagos en cada año Método 1 Método 2 Interés (í) Interés (í)
82
31,56 33,60 36,78 39,60 42,60
95 125 98 114 Capital
fl.000
fl.420 51
omento ha habido poco incentivo para que 1 Hasta el m . , L os to . d d crédito emitan utulos como estos. a demora en 1 . lllaciew. · , real de lae .a.Justedc~ -·q Pnva os. e sobre inflación a 1a ace1erac1on e~ix:cfitaudvasque las tasas de interés sobre títulos de largo pl lllflac¡ón . __ s1gn1 1ca o . , . ~ 1es. A casi. todas las eazo h~h, mente baJ· as en tenn1nos rea ' 4 4, si,._ , extremad a , . , d h ·d rnpres \llJ . . n títulos en la ultima deca a 1es a 1 o muy bien· 1 as qUe ~mfliti~: a menudo ha excedido la tasa de interés que tuvier~n- ª tasa de 1n ac1 que Pag:1.. • haciendo que el costo real resu1te negativo. "' 1
Cambiarz /~s ex1:,ectativas de los inversores. Tres factores Podrían
1
J
1
, : :
1
J
,
;
1
¡ ,i 1 1
i1
¡
1
cambiar esta s1tuac1on.
¡
1
1. A medida que los inversores, que han sido los perdedores hasta ahora, van teniendo expectativas más exactas acerca de la inflación lo ,, ' s tomadores de préstamos tendran que pagar tasas lo suficientemente altas como para compensar la inflación real. 2. Los títulos con cláusula de capacidad de compra del gobierno podrían resultar tan atractivos que la competencia obligue a las empresas privadas a hacer lo mismo. 3. Relacionado con el punto 2, si se hiciera evidente que existe una posibilidad de que el gobierno esté dispuesto a aplicar una política eficaz para controlar la inflación, el crédito ya no sería una calle de mano única. Las empresas comenzarían a preocuparse por el peligrode quedar atrapadas con préstamos de tasa de interés alta. Podrían tener mayor interés en protegerse contra la inflación.
!
1
11 1
1
1
1
1
1
11
'I 1
1
Los temores de los hombres de negocios son injustificados. Hay una p~egu?ta que ha surgido invariablemente al discutir esta posibilidad con eJecu!ivos ?e corporaciones: "¿No es demasiado riesgoso hacer un ~om; promiso abierto? Con las tasas nominales fijas al menos sabemos a que ~o ~emos comprometido". Esta es una duda natural de hombres de neg~ios 1 onnados en un med· 10 en e I que se daba por sentado un n1.vel de p!ieciosa ~e:s e stable.. Pero en un inundo con tasas de inflación variab:i nueva:e:tet tasas fJJas es el más riesgoso. Citando a Alfred l\1afS
:ia:~~
11
l 11
l l 1
1
1
Una vez que la norma
b
tahúres
Prestarán O se endeudarru:ª ~lar se haya vuelto familiar sólo )os • 05 baJo otras condiciones, sobre todo a plazos Jarg
1
1
1
Los ingresos de la mayorf a de fo~ cm . la inflación es alta, ~us ing~!\05 en 1.( 01 .r~~~ \'~rían con la ,nnoción. Si . . \: uno1 uc dulero"'º" 1 ··-~• pagar las tasas de antcré~ aurncntndas; 5Í la inna.. .a 101 ~ p~cn son bajos y le~ ~sultará nu\s fácil pagarla ta~a b .c,t~ ~" baJa. llu~.•n~rc~ que una tasa fiJa pero alta: y Jo misnlo sed· · á ªJª ªJustada por la anflacaón la deuda. · ,lf en el momento de rescarc de
La cucst ión crucial es Ja rclac·iºón ent re activos . y 0 bl'1 · mente para muchas emprcs·,s 8 . • • . . gac1oncs. Actual. '· • us activos incluye d J 'd endeudamiento que se les recon ·' n a capact ad de · · oce, son reales en el se f1d 0 d monetario subirá o caerá co n e que su va1or . 1 . . . ~ ~ e nivel general de precios: pero sus , . · obhgac1oncs tienden a ser nominales es d. · fi1·. · e d' ' ccir, Jas en tenn1nos moneta· nos. orrespon · cuando la 1nfla· . . 1entemente' estas empresas se be ne fi1caan c1ón es superior a la tasa que cuando se a d qu1neron ·· .. . . se . esperaba · esos comprom1sos y sufren perJu1c10 cuando la inflac· , · , · . . d s· 1 . 10n es 1n1cnor a 1a ant1c1pa a. 1 os activos y las obligaciones se equipa , 'd f raran, esas empresas estanan proteg1 as rente a ambas alternativas.
°
Hipoteca de casas defamilia-amenaza de "crisis grave" Los int .. · · ti · . enne d1anos 1nanc1eros aportan un caso afín aunque con algunas diferencias. Veamos lo que ~ucede con las asociaciones de ahorro y préstamo y los bancos c~operat1vos (mutuales de ahorro). Tanto sus activos (primordialmente hipotecas de casas de familia) como sus obligaciones (con los accionistas o los tenedores de depósitos) están expresados en términos monetarios. Pero difieren en cuanto al tiempo de duración. En la práctica las obligaciones vencen al momento que lo demanden los acreedores; 15 Ios activos son de largo plazo. Las actuales hipotecas en su mayoría datan de cuando la inflación y, por tanto, las tasas de interés, estaban mucho más bajas de lo que están ahora. Si se cotizaran las hipotecas hoy a las tasas actuales, es decir, al valor al que podrían ser vendidas hoy en un mercado secundario libre, todas las asociaciones de ahorro y préstamo de los Estados Unidos estarían insolventes en términos técnicos. Mientras las instituciones de ahorro y préstamo puedan mantener su nivel de depósitos no surge ningún problema, porque no tienen que liquidar sus activos. Pero si la inflación se acelera, las tasas de interés sobre los instrumentos de mercado subirán más. A menos que las instituciones de ahorro y préstamo ofrezcan tasas de interés com~titivas,_sus acc~o~stas o depositantes retirarán sus fondos para conseguir un meJor rend1m1ento (el proceso que en forma poco elegante se denomina "desintermedia· ción"). Pero con sus ingresos fijos a las instituiciones de ahorro YpréSlanto les resultará difícil o imposible' pagar tasas competitivas. Los límites
legales a las rasas que están autorizadas a pagar disimulan pero no alte esta situación. tan Una mayor aceleración de la inflación impJicaría una seria cris.18 / · · · fi · YJ • · Para 1
7!;:11~::.c~:~~~~:~~~~1~~:n¡~e;;:s íns~i~;~~:e~ : ,~;~ucn~~:~~n sm
1
i acercan a los u$s400.000 millones (íl 67.000 miI1ones). 16 TaJ comosee~ se / las cosas, las ayudaría mucho una desaceleración de la inflación, pean algunos de los que han recibido más recientemente sus préstamos que est ~o comprometidos con hipotecas de tasas altas se verían perjudicados sen: mente. 17
1
/
/ / 1 1
1
Los beneficios de los créditos protegidos contra la inflación. Pensemos lo diferente que sería la situación de las instituciones de ahorro y préstamo con cláusulas de indexación generalizadas: las hipotecas en sus libros estarían rindiendo, digamos, 5 por ciento más la tasa de inflación; podrían pagarles a sus accionistas y tenedores de depósitos, digamos, un 3 o 4 por ciento más la tasa de inflación. Ellos, sus deudores y sus accionistas o tenedores de depósitos estarían plenamente protegidos de los cambios en la tasa de inflación. Estarían asumiendo riesgos sólo con respecto a los cambios posibles, mucho más pequeños, en la tasa de interés real y no con respecto a la tasa de inflación. De igual modo, una compañía de seguros podría ofrecer pólizas protegidas de la inflación si sus activos estuvieran en préstamos a empresas o hipotecas o títulos.oficiales protegidos de la inflación. Un fondo de pensión podría ofrecer pensiones protegidas de la inflación si tuviera activos protegidos de la inflación. En el Brasil, que es por lo que yo sé el lugar dond~ más se ha generalizado esta práctica, a los bancos se les exige que acrediten una "corrección monetaria" igual a la tasa de inflación a favor de todos los depósitos a plazo fijo y que cobren una "corrección monetaria" en tod~s los. créditos con plazos que superen un período mínimo. f:ept~o, ni:zguno de estos arreglos deja de tener un costo. Sería mucho me¡or st hubiera precios estables que los hicieran innecesarios. Pero a mí me pare~en de un costo mucho menor que continuarpor el camino de las · . ,, acelerac10 · "d · . nes peno 1cas de la 1nflac1on y que termine en una verdadera quiebra.
1 1 1 1
1 1 1
1 1 1
1
1 1 1
1 1
1 1 1 1 1
1 1 1
1 1 1
1 1
Las disposiciones oficiales aquí sugeridas estimularían arreglos simila-
res en el sector privado H d . ., , · oy, uno e los factores que disuade de la em1s1on de t1tulos con cláusula d · d ·, d . s e m exac1on es que el ajuste por el aumento e los precios estarla su ·et0 · . , a impuesto para el receptor junto con el 1nteres ~
1
1 1 1
1 1
¡ J
_J
real pagad~. Los cambios pr~puestos en relación a los gravámenes eximiría a estos 8J~ stes del pago ~e impuestos, y así harían a los títulos ajustables por la infla~ión más atractivos p~ra los inversores. Además, las emisiones de títulos aJustables por la capacidad de compra significarían una efectiva competencia a los tomadores de crédito privados, induciéndolos a hacer lo mismo, y aportarían_ activos que podrían ser utilizados para equilibrar las obligaciones protegidas de la inflación.
Perspectivas para las cláusulas de indexación en contratos privados . . Se generalizarían las cláusulas de indexación en contratos privados? Eso depende del curso de la inflación. Si, por algún milagro, la inflación fuera a desaparecer en el futuro cercano, también se acabaría toda mención de tales arreglos. La perspectiva más probable es que la inflación se vaya reduciendo hacia fines de 1974, se ubicará en el orden del 6 o 7 por ciento en 1975, y luego comenzará a acelerarse en 1976 en respuesta al impacto postergado de la sobrerreacción al aument~ ,del _dese~pleo en 1974. Durante este período va a haber una extens1on s1stemattca aunque no
2826 ....
Crecimiento porcentual anual*
24 ...
22 ... 20 ... 18 ...
ºlo 16 ... 14 .12 ... ,,:,: ,
.. ..,.,',:,. 73
Gráfico 1. Oferta monetaria, Reino Unido.
espectacular de las cláusulas de indexación. Si la inflación se acelera 10 por ciento o más en 1977 o por esa fecha, de la expansión sistemáª.un l . hca . ., se pasará a la general 1zac1on exp os1va.
No hace falta decir que espero que este pronóstico sea equivocado Espero que la Reserva Federal y el gobierno estén dispuestos y e~ condiciones de resistir las presiones en favor de una reacción excesiva ala recesión de 1974, que mantengan las restricciones fiscales y monetarias, y así eviten otra aceleración de la inflación. Pero ni la experiencia pasada ni el actual clima político indican que eso sea una expectativa razonable.
14 13 12
11 10
9 8 7 6 5 4 3 2 1
1964 65
66
67
68
69
70
71
72
73
Gráfico 2. Ingresos semanales en la industria, Reino Unido.
Facilitando la lucha contra la inflación. ¿Cómo afectaría a la política económica la adopción generalizada del principio de la indexación? Algunos críticos dicen que la indexación nos condenaría a la inflación perpetua. Yo creo que, por el contrario, la indexación aumentaóa la capacidad del gobierno de actuar contra la inflación.
empezar, la indexación moderará Parte de los sufrimientos y de las . fo~iones que ahora resultan de una caída en la tasa de inflación. Los disto . d.a aumentos demasiado altos de los salarios Pleadores no estarán1atados ern contratos con os sm 1catos actualmente en vigor, ya que los porroento los s en los salarios dse moderarán a medida que se reduzca la é au 'ón Los tomadores e pr stamos no estarán obligados a pagar illflact ·excesivamente altos, ya que las tasas sobre créditos a cobrar se interesesán a medida que se reduzca la inflación. La indexación también rnoderar sará en parte la tendencia a postergar inversiones de capital una contrape el gasto total comience a declinar -habrá menos motivo para vez que a la espera de precios y tasas de interés más bajos-. Las empresas qued;;t~ mar crédito o hacer contratos de construcción sabiendo que las podr sas de interés y los precios de. los contratos se ajustarán más tarde de ta rd on los índices de precios. acue o~ importante es que la indexación acortará el tiempo que tarda la Lo ~, en la tasa de crecimiento del gasto total en tener pleno efecto en reducc1on
~
1
i
l
13 12
\
1 !
,,,
11 10 9
%
8 7 6 5
4 ).:·
3 2 1
f .·
..
1
\
1964 65
66
67
68
70
71
72
1er trimestre comparado eon 1er trimestre de 1973
Gráfico 3. Precios al Consum,'dor, Reino Unido. 57
la reducción de la tasa de inflación. A medida que la desaceler . , . . • ac1on d demanda se vaya haciendo sentir en vanos puntos de la econo , e~ . .·á efecto sobre los precios se transm1t1r prontamente a los ern1a, tOcio onveh; salariales, los contratos de entrega f utura y a 1as tasas de inte¡¡' ·"Os es Sob . deudas a cobrar de largo plazo. En concordanc1a, los costos saJ~,.; re . , "'4,1,aJes b 1 otros c~s,tos de ~os productores su 1ran r_n:nos ace eradamente que .Y 8 indexac1on. El aliento a ~a oferta? ~ su vez, ira en co~t~a del aumento de :
1 precios, con una retroahmentac1on moderadora ad1c1onal sobre los Sal 8 a, rios y otros costos.
En suma, con la indexación generalizada, una firme restricción mone. taria por el sistema de la Reserva Federal se reflejaría en una reducción mucho más pareja en el ritmo de la inflación y un aumento transitorio del desempleo mucho más reducido. El éxito en la reducción de la inflación afinnaría la voluntad política de sufrir los aminorados malestares prov0• cados por esa reducción, y de ese modo le permitiría a la Reserva Federal persistir en una política firme. A medida que se hiciera creíble que la Reserva Federal va a persistir, las reacciones del sector privado reforzarán
28 26
24 22 20 18 16 14 % 12 10
Reino Unido Países Bajos Japón . ,·,., Italia Francia Alemania Canadá EE.UU.
8 6 4 2
Gráfico 4. Aumento de los precios en el Reino Unido Y otros países.
1
1
,..-: efcch" de 11u política. La cconn,n,a l\i . ,~ . . 1 •an,aria hlk· 1 ¡nOad''"ª~º con nave e" <1e crnplco alht1 nnk.: ho •• un crttimacn10 no ~ ¡,osrhlc. m,b fA¡,1do de lo que hoy
1
1
1
1
1. ()hjt-cioncs a las cláusulas de indexación
1
La n1nyor ohjcci6n a la indcxaci(m gcncr r . . 1. la.~ indexaciones tienen un irnpacto infl·t :~ ll..a< .ª e~ la afim1ad(,n de que r .. caonarao sobre la t IK rrcscntada de esta ,onna simplista, esa afirm· •(í . «onon1aa. :t 1( . d h' ac1 >n es ~unpJcrncnt ,. 1
1
1
1
como lo ser.a e cuan o ice referencia al acuerdo d · - eªª~. JQ70. Sólo se pone en vigencia una indexa.· , e Generad ~1otors en · d 1 · cion con10 resultado de aumento previo e os precios. ¿De dónde salió eso'> U , . d ., un · , b. s· · · na m exac1on puede t,aJar. tanto /, , 1cnta y por tanto 1 como su tr.1¿ . 1 la inflación se hace mas también os aumentos sa anales se reducen ' Ja indexac1on · , tiene · • _ . ? un .impacto tfcj7ae1onar10. En el primer caso, la indexación no tiene ningún efecto d. . h 11-ectoso re 1a . f1 '6 s· 1 tasa de 1n . ac1 que la inflación afccte de·1 mismo ·. . n. 1mp. emente garantiza . modo a d1st1ntos precios y sa1anos y así evita el tipo de distorsio' 1 · 1 · 1 · nen os precios y sa anos re at1vos, como lo ilustra el caso de General Motors. Con la indexación generalizada, la inflación se transmitiría en fonna más rápida y pareja, y en consecuencia el daño provocado por la inflación seria menor. ¿Pero eso por qué habría de hacer subir o bajar la tasa de inflación?
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
¿Un incentivo para aumentar los impuestos?
1
1
Se han hecho dos objeciones a un nivel más profundo. Primero, la indexación generalizada reduciría los ingresos por la inflación resultantes del impuesto directo a las reservas de dinero producido por la emisión de dinero de al to poder adicional (véase punto 1, en la pág. 40). En consecuencia reduciría el ingreso correspondiente a una detenninada tasa de inflación, lo que podría inducir al gobierno a aumentar la tasa del impuesto.
1
1
1
1
1
1
"Conviviendo con la inflación"
1
1
En segundo lugar el público en general podría interpretar la a~opcioh"n de I' ' ·., d ue el gobierno a e ausulas indexatorias como una demostracion e q . . · renun · d . ,, "l0 busca "convivir con 1a cia o a la pelea contra la inflac1on Y so
1
1
1
. .. ría llevar al público a crear sus propias e,cl>Cc . inflación · Es~ podf lo que al reducir la voluntad de tener difttat¡,,.la flación utura • . ...er0 · sobre la ll1 ar un aumento de una vez para siempre en el . tri efectiv~, podría pro~oct. do sería un pronóstico que se cumple a sí rn·llJ"cJ de precios y en ese sen i d S. isino . d ta dos obieciones me parece e peso. 1 el públi~" · Ninguna e es s J • • ""'no desea detener la inflación, sino que v0I~ntar1~ente .penn1te que e) . · flaci·ón como. una. fuente s1stemát1ca .. gobierno use 1a 1n . . de ingresos . ' cn!l -udo a esa .s1tuac16n, .meJor. De InOdo antes ad aptemos nuestras instituciones . , no uene relevancia en re1ac1on a la propuesta . .1ar, 1a segunda obieción s1m1 J d.
~?
de cláusulas de indexación como un. me para remover obstácu108 p?)líticos que impiden term~ar con la 1nflac1on. . . A un nivel aun más refinado se puede argumentar que, al eliminar distorsiones en los precios relativos producidas por la inflación, las cláusulas indexatorias le harían más fácil al público reconocer los cambios en la tasa de inflación, por tanto reducirían el retraso en la adaptación a tales cambios, y así harían que el nivel nominal de precios se volviera más sensible y variable. Esto por cierto que es posible, aunque de ninguna manera ha sido demostrado. Pero si esto es así, las variables reales se volverían menos sensibles y más estables -un trueque muy beneficioso-. Además, también es posible que, al volver menos importantes los estimados precisos sobre la tasa de inflación las cláusulas de indexación generalizadas reducirían la atención que se dedica a tales estimaciones, y por tanto aportarían más estabilidad. Una objeción de tipo muy distinto es la de que la inflación sirve para el objetivo social crítico de resolver demandas incompatibles entre distintos grupos. Para decirlo crudamente, los participantes en la economía tienen "demandas no negociables" que suman más que el total de la producción. Estas demandas se ven reconciliadas porque la inflación engaña a la gente y le hace creer que sus demandas han sido alcanzadas cuando en realidad no e~ así, siendo los ingresos nominales erosionados por la inflación no prevista.
. Se ~gumenta que las cláusulas indexatorias sacan a luz las demandas mconsi.stentes. L?s trabajadores que aceptarían un salario real menor producido por la inflación n 0 prevista, · · . . no estarán dispuestos a aceptar eI mismo salano real en negociaciones explícitas. 19 Si este punto de vista es correcto en una escala lo f . . ·r· . su ic1entemente amplia como para que sea sign1 1cat1vo, no veo otro dO , . . 1 ultimo posible que una inflación desatada O unas · d d re~u ta ocie a autontaria b d . sólo mis buenos deseos 1 go erna a por la fuerza. Quizá sean nuestro destino. os que me hacen renuente a aceptar esta visión de 60
.
·: ·: !
·. l ' l
8. Conclusión Comúnmente s~ dice que el pueblo puede quejarse de la inflación pero vota en base al nivel de desempleo. Se dice que nadie ha perdido una elección debido a la inflación: Hoover en 1932 y Nixon en 1960 perdieron por el desempleo. A medida que dejamos más y más atrás la década de la depresión y a medida que sufrimos más y más inflación, esta idea común se vuelve cada vez más cuestionable. La inflación sin duda ayudó a hacer primer ministro al sr. Edward Heath en 1970 y, con menos dudas aún, ayudó a hacerlo ex primer ministro en 1974. La popularidad del primer ministro Tanaka del Japón está al punto más bajo de la historia debido a la inflación. El presidente Allende, de Chile, perdió la vida, en parte, al menos, debido a la inflación. En todo el mundo la inflación es una importante fuente de problemas políticos. Quizá las cláusulas de indexación generalizadas no son el mejor recurso en estos tiempos problemáticos. Pero no conozco ningún otro que se haya propuesto que ofrezca tantas posibilidades de reducir el daño provocado por la inflación y facilitar la terminación de la inflación. Si la inflación se continúa acelerando, lo que es hoy la idea generalizada se convertirá en su opuesto. La insistencia en la necesidad de tenninar con la inflación a cualquier costo llevará a una severa depresión. Ahora, antes de que ello ~ " ocurra, es el momento para adoptar las medidas que harán políticamente posible terminar con la inflación antes de que la inflación termine, no sólo con las ideas aceptadas comúnmente sino también con la sociedad libre. . ~
Notas 1
Esto es un poco una sobresimplificación, porque una afinnación t?talmente de~endible tendría que tomar en cuenta cambios autón~mos en la v~l~1dad, es d~.tr'. en demanda de saldos reales, y tendría que especificar la defimc1on exacta de dmero . Pero no conozco ningún caso en el que estas calificaciones sean de importancia crítica. 2 (En el Reino Unido el gobierno conservador de 1970-74 esperaba poder aumentar la tasa anual de crecimiento, del 2,5-3 por ciento de fines de los años sesenta a un 5 por ciento. Por un corto período, en 1972-73, subió un 6,5 por ciento ~si las cifras oficiales son confiables], pero luego cayó a un 4 por ciento en 1973. - Ecbtor.) . 3 Un especialista en la historia del dinero describe la degradación del denan~ rom~o, de una moneda de plata pura hasta que, para los tiempos del emperador Diocleciano
!~
61
3
Memorándum: respuesta a un cuestionario sobre política monetaria*
l. El marco l. Gran Bretaña, al igual que los Estados Unidos y muchos otros países, enfrenta dos problemas distintos aunque muy relacionados entre sí: inflación y crecimiento lento. Aunque se ha utilizado una palabra, "estanflación", para abarcar a ambos, los dos problemas son separables: el Portugal de Salazar no tenía inflación y no tenía crecimiento; los Estados Unidos y Gran Bretaña, a fines del siglo XIX, deflación y crecimiento rápido; muchos países en la década de 1930, deflación y contracción; Alemania y Suiza, en la posguerra, baja inflación y crecimiento rápido; el Brasil, en la década de 1960 y a comienzos de los setenta y más recientemente Corea, inflación alta y crecimiento rápido; Gran Bretaña, los Estados Unidos y muchos otros países, actualmente, inflación alta y crecimiento lento o contracción. 2. La inflación por un período importante es siempre y en todas partes un fenómeno monetario, provocado por un crecimiento más rápido de la cantidad de dinero que de la producción. Pocas proposiciones económicas están tan firmemente apoyadas en la experiencia -que se extiende por miles de años y por todo el planeta-. Pero esta proposición es el punto de partida para comprender la causa y el remedio de la inflación, no es el punto
* Este memorándum fue presentado el 11 de junio de 1980 al presidente de la Comisión del Tesoro y el Servicio Civil. \
65
. , .1~s son por qué la cantidad de dinero Se de llegada. Las preguntas d1fic1 cd ción y cómo se puede eliminar 1 expande más rápido que la pro ..uc oque la inflación depende de élnlb~ di forencia. Con respecto ~I "cómo • 0 y la tasa de crecimiento de 1 tasas -la tasa de creci1n1ento mo~etand. \mente vía la política monet~~ a ia ._,a Pro
ª~ .
i
favorable sobre el crecimiento de la producción pasad? u.n tiemp?, caSi con certeza se dará un efecto colateral temporario de crec1m1ento mas ~ento de la producción, en vez del crecimiento más rápido que se necesita para contrarrestar la inflación (véase parágrafo 5).
3. La retardación del crecimiento en el Reino Unido Y los Estados U nidos en los últimos años refleja primordialmente, en mi opinión, una explosión anterior de gasto fiscal y de intervención del gobierno en la economía, lo que ha quitado incentivos para trabajar, ahorrar, invertir e innovar y ha alentado el mal uso de recursos existentes. Aquí, la política monetaria es claramente el socio menor en una cura; el socio mayor son las políticas para remo.ver obstáculos al uso eficaz de recursos.
4. Los actuales problemas de inflación y crecimiento lento se relacionan de varias maneras. a) Ambos son en gran medida la consecuencia de la misma causa básica: un Estado demasiad~ gran?e y demasi.ado intrusivo. Un mayor gasto fiscal provoca la ~es1stenc1a ~el contnbuye~te. La resistencia de los contribuyentes ahenta al gobierno a .financiar el gasto con em1s1on . . ,, . ,, monetaria, incrementand o as1 e1 crec1m~ento monetario y de aquí la . flación que como subproducto muy bienvenido para los 1 . lll , . .. fi . . eg1s1ad ores, aumenta las tasas .1~pos1t1~as ~ ectiv~s sin .le~islación. El gasto fiscal más la intervenc1on es~at~ ~efluc~? e cr~c1m1ento de la producción, aumentando así au~ mas a in. a~1ont' no ~mporta cuál sea la tasa . . nto monetano. El crec1m1en o mas lento tamb. ., . de crtece1lmp1eeso sobre la comunidad del gasto fiscal, no impon1aen iánlcremen a . · la ·, cu sea su monto, exacerbando la res1stinflenc1a. ~ travac1on explícita. . ., articulannente la ac1on a amente Variabl . b) La inflac1on, P e, interfiere
n ¡, ;:<
':: ·.~
-:,·
.' .
,,
-~l....
con el crecimiento i) ~troduciendo estática en el mensaje transmitido p0rel s~s~ema de precios, aumentando la inc~rtidumbre que confrontan tos ind1v1duos y las empresas. lo que los ahenta a desviar la atención de las actividades ~roductivas a las actividades defensivas, y ii) induciendo a los gobiernos a adoptar remedios falsos contraproducentes tales como el control de precios y políticas de ingresos. Como se ha señalado en el parágrafo 1, estos efectos adversos han sido más que contrapesados por otras fuerzas, de tal modo que la inflación no impidió un crecimiento rápido. Sin embargo, bajo las actuales condiciones en países occidentales avanzados, en las últimas décadas han sido dominantes los efectos adversos: la inflación alta y en ascenso ha sido acompañada por desempleo alto y en ascenso y por crecimiento bajo y en declinación. e) La inflación y el crecimiento lento han sido agravados por la crisis petrolera. Sin embargo, ambos problemas precedieron a la crisis petrolera, algunos países han logrado evitar tanto la inflación como el crecimiento lento pese a la crisis petrolera, y ninguno de los dos problemas quedaría resuelto si milagrosamente se resolviera la crisis. En todo caso, la crisis petrolera para Gran Bretaña, gracias al petróleo del mar del Norte, ha sido una bendición tanto como una carga. El daño provocado por la crisis petrolera ha sido exacerbado y su duración probable grandemente prolongada por políticas equivocadas adoptadas por muchos gobiernos en respuesta al Cartel de la OPEP.
,.
,-
.... ..,,
·~·
1
o
¡1
¡I
;;. ,: •-:.
~J • •
6. La restricción en la tasa de crecimiento monetario es condición tanto necesaria como suficiente para controlar la inflación. Controlar la inflación, a su vez, es una condición necesaria pero no suficiente para incrementar la productividad británica, que es el requisito fundamental para una 67
'
Ji
.. .. .,
'-
..
:/"'¡' ,
5. Una política exitosa para la reducción de la inflación tendrá como efecto colateral inevitable una retardación temporaria en el crecimiento económico. Sin embargo, una continuación de los actuales niveles de inflación, y aun una mayor aceleración de la inflación, en el mejor de los casos pospondría la retardación al costo de una retardación más severa después. Los pasados errores en la política económica nos han dejado sin opciones suaves. Nuestras únicas alternativas reales son aceptar una desaceleración temporaria de la economía ahora como parte de un programa para terminar con la inflación o soportar una desaceleración más severa un tiempo más tarde como resultado de una inflación continuada o acelerada.
i
'.,,l
1
-·
'
economía saludable. Eso requiere medidas e? una. ~scala ma~or para restaurar y mejorar los incentivos, promover la 1~vers1on P.roducttva y dar mayor margen a la empresa y la iniciativa privadas. S1n embargo, la consideración de tales medidas cae por fuera del alcance de esta consulta.
i \
l
2. Estrategia monetaria
.
'
7. Apruebo entusiastamente los lineamientos generales de la estrategia monetaria delineada por el gobierno: tomar el crecimiento monetario como la principal meta intermedia; definir públicamente y por adelantado las metas para un número de años por delante; definir metas que requieren una reducción sistemática y gradual del crecimiento monetario y subrayar la intención del gobierno de adherir estrictamente a esas metas. 8. Las metas numéricas para el crecimiento de f.M3 presentadas en la Declaración Financiera e Informe del Presupuesto para 1980-81 (fechada el 26 de marzo de 1980) me parecen del orden correcto de magnitudes y que declinan con una tasa aproximada a la correcta. Este juicio se basa en gran medida en mis estudios sobre las experiencias de otros países además del Reino Unido (los EE.UU., Japón, etc.) y en mis detallados estudios de los movimientos a largo plazo de las magnitudes monetarias y económicas británicas (véanse párrafos 21-5). 9. En cambio el papel clave que se les asigna a las metas para el PSBR me parece incorrecto por varias razones. 1) Estos números son muy engañosos porque no están ajustados por la inflación. 1 2) No hay necesariamente una relación entre el tamaño del PSBR y el crecimiento monetario. Actualmente hay una relación, aunque bastante limitada, debido exclusivamente a las técnicas erróneas utilizadas para controlar la oferta monetaria (véase sección c). 3) El tamaño del PSBR sí afecta el nivel de las tasas de interés. Sin embargo, para un determinado crecimiento monetario, el mayor efecto sobre las tasas de interés es ejercido por el PSBR real, no el PSBR nominal. De todos modos y en consonancia con la muy recomendable política anunciada por el gobierno de confiar en los mecanismos del mercado, debería dejarse que el mercado determine las tasas de intéres y no que sean manipuladas por el gobierno. 4) Poner el énfasis en el PSBR distrae la atención de los aspectos realmente importantes de la política fiscal del gobierno: la parte de la producción del país que
\
\
es desviada hacia usos determinados por funcionarios del Estado en vez de por miembros individuales del público, quienes son en mayor medida los que producen. El gasto fiscal total -no los impuestos ni el nivel de en~e~damiento- mide el verdadero costo actual para los ciudadanos de la act1v1dad estatal (con solo algunas consideraciones menores para tener en cuenta la_s transacciones de capital). El gobierno ha expresado la intención de reducir ~I gasto del Estado como porcentaje del ingreso nacional, pero las re~ucc1ones proyectadas en la Declaración Financiera me parecen demasiado poco y demasiado tarde. Sería mucho mejor reducir más rápido tanto el gasto como los impuestos explícitos, aunque ello condujera a un ~SBR más alto. Eso incluso podría reducir la presión sobre las tasas de interés porque la demanda adicional de crédito del gobierno podría ser más que contrabalanceada por una oferta adicional de crédito (en términos reales) generada por la combinación de una reducción contemporánea y prospectiva del control del gobierno sobre los recursos. Sin embargo, aquí me estoy saliendo en cierta medida de la política monetaria e invadiendo el terreno de la política para aumentar la producción.
3. Tácticas monetarias 1O. Cuando pasamos de la estrategia de la política monetaria a las tácticas, es esencial distinguir la cháchara de un verdadero cambio de política. Banqueros centrales en todo el mundo se han declarado partidarios del control de los agregados monetarios anunciando metas de crecimiento monetario. Sin embargo, pocos son los que han alterado sus políticas para ponerlas en consonancia con su profesión de fe. La mayoría ha continuado tratando de montar varios caballos al mismo tiempo, tratando simultáneamente de controlar los agregados monetarios, las tasas de intéres y las tasas de cambio -e introduciendo, al hacerlo, excesiva variabilidad en los tres-. Y pocos son los que alteraron sus procedimientos operativos para hacerlos coherentes con su objetivo declarado de controlar el crecimiento monetario. La inercia burocrática ha sido más fuerte que la presión en favor de adecuar los hechos a las pal~bras. Los ~~tados Unidos constituyen un ejemplo particularmente egre.g10,_ sólo m1t1~ado hasta el momento muy parcialmente por el pronunc1am1ento del sistema de la Reserva Federal del 6 de octubre de 1979. 11. El Reino Unido es otro ejemplo egregio, que se manifestó m~y recientemente en el Boletín Verde (Green Paper) sobre Control Monetario
arzo de l980). Casi no podía creer lo que veían mis 0. 58 (Cmnd. 7~ • ml . r párrafo del capítulo de resumen: "El Pnn · .~Os do le1 en e prune . ,. c1Pal e~ lar la oferta monetana debe ser la poht1ca fiscal -tan medio para contro ,. . .. to .
'bl. como la pohuca unpos1t1va- y 1as tasas de interés" · el gasto pu 1c0 . · 1 emente equivocada Sót ·teralmente esta frase es s1mp Interpretad a l1 , · o alguien que se haya pasado donnido toda la decada pasada y que no haya leído la inundación de bibliografía sobre ~l proceso de la oferta m~netana monetana. es una puede haber escrito esa frase. El control drrecto de . la base , alternativa a la política fiscal y las tasas de mteres como medio para controlar el crecimiento monetario. Por supuesto que el control directo de la base monetaria afectará las tasas de interés (aunque no de la manera implícita en el capítulo 4 del Boletín Verde), pero eso es m~y di.,stinto de controlar el crecimiento monetario a través de las tasas de 1nteres. 12. Esta frase notable refleja la miopía engendrada por prácticas de larga data, la dificultad que todos tenemos para ajustar nuestra perspectiva a las nuevas circunstancias. Durante la mayor parte de su historia, el Banco de Inglaterra ha considerado que lo que le concierne son las condiciones de crédito. Bajo un patrón oro clásico, no tenía ningún control sobre la cantidad de dinero. Esta era determinada por el flujo de pagos internacional. Sólo podía afectar la cantidad de dinero (o la base monetaria) en todo lo que no fuera períodos muy cortos actuando sobre los mercados de crédito para alterar la demanda de dinero. Bajo el sistema de tasas de cambio fijas de Bretton Woods que se mantuvo durante la mayor parte del período de posguerra, el margen del banco fue algo mayor pero aún tuvo que operar con la mira puesta primordialmente en la balanza de pagos y así, nuevamente, se vio limitado en gran medida a operar, sea a través del control de cambios o de los mercados de crédito -es decir tratando de ' el Banco afectar la demanda de dinero-. Por supuesto que el hecho de que d~ Ingla~err~ ~;iera que oper~ con patrón oro, o eligiera operar con tasas fiJas, no ~p1d10 q~e los cambios en la cantidad de dinero, no importa cómo se prod~J~ran, tuvier~ efectos predecibles sobre el ingreso nacional, la pr~ducc1~n, los precios y las tasas de interés. Por cierto, y tal como se se?ala mas. adelante (párrafos 22 y 23), estas reacciones han sido las ~ismas baJo varios regímenes para la determinación de la cantidad de dmero. 13 · L~ eliminación de los controles de cambio y la aceptación de una iasa de cambio flotante han b. d . cam ian o las circunstancias de modo fundamental. El mercado puede encarg d 1 b · arse e a alanza de pagos. Por supuesto, s1 70
o
a
a
a
a .
el sanco .buscara la tasa de cambio, e so corrcspond.1en· ·rí fijar o manipular . remente 11m1ti . a su capacidad de controlar el crecimiento tan' La . d b. mone o. I políttca anuncia a por e go 1emo es que se abstendrá d tal n· "dad " ·t1 . e acv1 excep.to. para prevenu. uctuac1ones excesivas en la tasa de cambio". 2 En ~¡ opinión esta excepción es un error; mejor dejar al mercado en completa hbertad - no hay ~uda d~ ~ue eso es lo que hay que hacer en el caso de un mercado tan ~pho.y eficiente como el de la esterlina británica. Pero error o no, la excepción, st es que se adhiere a ella, es menor y no impide al Banco controlar la base directamente. 14. El intento de controlar la oferta monetaria a través de las tasas de interés refleja una confusión de larga data entre el dinero y el crédito. La mayor parte del crédito no es dinero, no importa qué definición de dinero se utilice; hay mucho dinero que no es crédito (como resulta de lo más claro con un punto de referencia para las mercancías como es el oro). Los billetes del Banco de Inglaterra eran descriptos y quizás aún sean descriptos como "promesas de pago". Hoy claramente no son eso. Son simplemente moneda sin respaldo y en ningún sentido significativo son un instrumento de crédito. Las tasas de interés son el precio del crédito, no el precio del dinero. El precio del dinero es la cantidad de bienes y servicios con la que se puede "comprar" una pieza de dinero (la recíproca del nivel de precios). Manipular las tasas de interés puede tener una decidida influencia sobre la demanda de crédito -aunque incluso eso es dudoso debido a la escala limitada de tasas de interés que puede manipular el banco-. Pero tiene una influencia altamente errática y poco confiable sobre la cantidad de dinero en demanda en la clase de períodos cortos que son cruciales para el control monetario (períodos que van desde unos meses hasta un año o más). ¿Qué otra explicación tiene, si no, que los bancos centrales que han buscado controlar los agregados del dinero por esta vía, han tenido tan pobres resultados en cuanto a sus metas monetarias, mientras que tuvieron excelentes resultados en cuanto a su objetivo de imponer determinadas tasas de interés? Tratar de controlar la oferta monetaria a través de la "política fiscal. .. y las tasas de interés" es tratar de controlar la producción de un ítem (dinero) a través de alterar la demanda de ese producto, manipulando los ingresos de sus usuarios ( ése es el papel de la política fiscal) o el precio de sus sustitutos (ése es el papel de las tasas de m!erés). Una analogía precisa es que es como tratar de controlar la p~oducc16n ~e automóviles alterando el ingreso de los compradores potencial.es! pulando el valor de los pasajes aéreos y ferroviarios. ~n pnnctpto, es posible lograr el objetivo en ambos casos, pero en la práctica es altamente
i:nam-
ineficiente. Es mucho más fácil control~ la p~oducció~ de autoinóv· controlando la disponibilidad de ma,cnas pnmas bás1cas digan-. ile, , . d •••OS Cl acero. para los f ahricantcs -una ana log1a precisa e controlar la o" · ·b·t·d · respaldo Para,cna nlonctaria controlando la d1spon1 1 1 a d de d.1nero sin los bancos y otros. 9
15. Las autoridades pueden controlar la base monetaria directamente.3 Sin en1bargo. actualmente han entregado el control de la base estando siempre pasivan1cnte a disposición de los bancos para proveer reservas cuando éstos lo deseen. Eso, según creo, es un serio error. Las autoridades debieran decidir directamente cuánto se expande por vía de emisión la base monetaria, incluyendo las reservas en vez de tratar de adivinar los ténninos en los que la demanda será igual a una suma que se ha fijado como meta. 16. El control de la base monetaria no produce una inspección rígida y precisa de la oferta monetaria. La relación entre la base y la oferta monetaria actualmente es demasiado lejana, gracias primordialmente a los arreglos institucionales por los cuales los bancos pueden tener una variedad de activos para cubrir los requisitos en materia de reservas. Este es probablemente el cambio individual más importante en los actuales arreglos institucionales que se requiere para permitir un control más efectivo de la oferta monetaria (sea a través del control de la base o a través de los actuales métodos obsoletos). Sin duda otros cambios institucionales ayudarían (como los que están listados en el Boletín Oficial sobre Control Monetario). En Gran Bretaña hay gente mucho más calificada que yo para discernir en esta cuestión.
1
1
1
1
I
1
17. El control de la base monetaria debería ejercerse a través de operaciones a mercado abierto, primordialmente en endeudamiento a corto plazo que, con un solo activo de reserva, ya no estaría cerca de ser un sustituto perfecto para moneda sin respaldo. Hay una variedad de maneras en las que se pueden determinar las cantidades a comprar o vender cada semana, y hay una extensa bibliografía sobre técnicas alternativas. El punto clave, sin embargo, es que el banco debería decidir por adelantado cada semana cuánto comprar o vender, no el precio al que comprará O venderá. Debería permitir que las tasas de interés sean determinadas t~talmen!e por~} mercado. (Nada de esto impediría operaciones tempo~a;, nas del tipo de oferente de crédito al que se recurre en última instancia en caso de emergencia.)
1
J
1
I
1
1
1
1
I
1
1
se oponen al control a ttavés de la base monetaria · tfp1ca· 1s. Quienes . . rnente soSU~nen que tales t~cnicas llevarían a una variación indeseablc· · rnente amplia de las tasas de interés del mercado . En relac1.6na movmuentos de muy corto alcance, puede darse eso. Pero con respecto a movimientos en períodos de más de unas pocas semanas, el resultado sería precisamente el opues~~- Como en cualquier mercado, el efecto de inmovilizar un precio es pemutir_ que se acumulen problemas que se hubieran eliminado admitie~do cambios mode~ados en los precios y que, a la larga, obliguen a cambios mayores. Por cierto sería difícil concebir movimientos más erráticos de las tasas de interés que los que se han dado con los equivocados intentos de los bancos centrales de "estabilizar" las tasas. 19. Tal como lo indican estos comentarios, la política de endeudamiento (a diferencia de la "política de gasto público e impositiva" que el Boletín Verde sobre Control Monetario considera como "política fiscal") sí cumple un papel vital en el control de los agregados monetarios. En este sentido desde hace largo tiempo he pensado que los títulos preferidos de largo plazo son un vehículo altamente indeseable, tanto para la política monetaria como para financiar el PSBR. La experiencia reciente ilustra esto en forma dramática. El gobierno se ha comprometido a terminar con la inflación. Sin embargo, está emitiendo títulos de largo plazo que ofrecen rendimientos que sólo se justifican si continúa habiendo una inflación importante. Por supuesto que el mercado está fijando esas tasas y la continuidad de tasas tan altas refleja la falta de confianza en la capacidad del gobierno para lograr sus objetivos. ¿El gobierno comparte esa falta de confianza? ¿Los términos con los que ofrece su deuda a largo plazo son un reflejo más preciso de sus intenciones que sus firmes y repetidas declaraciones públicas? Si no, en el caso de que el gobierno logre reducir la inflación, se está obligando a sí mismo y a sus sucesores al pago de intereses innecesaria e injustificablemente elevados. 20. La correcta resolución de los problemas planteados por el párrafo anterior consiste en O no emitir ninguna deuda de largo plazo, o emitir una deuda de este tipo s6lo completamente indexada en relació~ ~}ª inflación futura. Desde hace mucho tiempo soy partidario de la effilston de d~ud_a indexada de este tipo por otros motivos, fundamentalmente por un pn~ctpio de equidad para los tenedores de títulos Y para lograr una adaptación más homogénea a la inflación en ascenso. Otra poderosa razo~ para hacerlo es evitar los problemas que se plantean en el párrafo antenor.
•.
•
4. DMtmt rmp Í racos t
n ra,·or de la estrategia monetaria
. .1 i\· J· ,iuc c~t·aria .. paniculanncnh! interesado en recibir 21. El Conuh; ~• a a .., . • . . . í . . .•• A . . . . ~a Jcl Reino Unido o de otros pa ses . unque no tengo J.110" crnpan~os. •, é ·. ·d • . • . • 11 'nninos de rnodclos cconorn traeos e cono plazo 0 nada que o f n:~crcr e . . b. d ~u cquivulcntc para el Reino LJn1~0. cs~ud1os ya pu hca os por mí y mis ,olahoradorcs uportan extensa ev1dc~1c1a sobre el ~a~l del dinero~ sobre la rcla,i<'>n tcn 1poral cnlre los can1b~os_ en el _c~e~1m1cnto monetano y la produ~d,Sn y la inflación. El n10~1m1cnto 1n1c1al ~e contrapeso en la vch>eid.ad es engat1oso. dado que s1mplcmente reflcJa los retrasos en las rc,u;cioncs. Se observa en la velocidad. que se mide dividiendo el ingreso actual por la actual cantidad de dinero. Está en gran medida o totalmente ausente en una velocidad calculada dividiendo el ingreso actual por la cantidad de dinero de dos o tres trimestres atrás, tomando en cuenta de este n1odo el típico retraso en la reacción. No tener en cuenta los retrasos en la reacción es una de las principales fuentes de malentendidos. Para Estados Unidos, el Reino Unido y Japón, el retraso entre un cambio en el crecimiento monetario y la producción es aproximadamente de seis a nueve meses y entre el cambio en el crecimiento monetario y la inflación, aproximadamente de dos años. Por supuesto que los efectos aparecen en distintos momentos, no concentrados en el punto indicado en el tiempo.
22. En un estudio aún no publicado de Anna J.Schwartz y mío que aborda las tendencias monetarias en los Estados Unidos y el Reino Unido a lo largo del último siglo, encontramos que la demanda de dinero, en el sentido de una función de demanda que relaciona la cantidad de dinero requerida con una pequeña cantidad de variables claves, ha sido muy estable a lo largo de un siglo para ambos países, si se hace salvedad de perturbaciones episódicas como las grandes guerras.4 Hay algunas diferencias sistemáticas entre las funciones de demanda del Reino Unido y los EE.UU., pero son menores. Se puede considerar a ambos países como parte de una misma comunidad financiera a lo largo de la mayor parte del siglo.
~3. Un segundo descubrimiento -aún más llamativo- para el Reino Unido es que, en períodos de la brevedad de una fase de ciclo (en promedio un poco menos de tres años), y citando de nuestro manuscrito, ···P~ece haber poca si es que hay alguna relación entre los cambios monetanos y la produ . , . . ,, . . ccion. una simple teona cuantitativa que considera que Ios cambios de prec · · · Y Iª tos son detenn1nados por cambios monetanos
1
producción por otros factores independientes, se ajusta a la evidencia para todo el perfod~ (excluyendo las guerras... ). Todo el cambio en la cantidad de dinero es absorbido tarde o temprano por los precios, y en las etapas 1mc1 · · ·a1es más por . . cambios en la velocidad que por cambios en la producción...s De acuerdo con las verdades generalmente aceptadas, esperábamos encontr~, una relación positiva entre los cambios en los precios y la pr~~cc10n Yentre estos dos Y los cambios monetarios, y buscamos larga y d1hgentemente Ycreemos que no de un modo ingenuo, para encontrar esa relación. Por el ~ontrario -si se excluye el período entre las dos guerras en los Estados Umdos- resulta más típica una relación negativa entre los cambios en los precios Y en la producción, tanto por razones estadísticas como económicas... Nos viene a la mente la recomendación de Keynes en relación a otra cuestión: "No es por primera vez que me siento impelido a recordar a los economistas contemporáneos que las enseñanzas clásicas incluían algunas verdades permanentes de gran significación, que hoy podemos llegar a pasar por alto porque las asociamos con otras doctrinas que ahora no podemos aceptar sin hacer grandes salvedades. En estas cuestiones actúan profundas corrientes subterráneas, fuerzas naturales, o incluso la mano invisible, que operan hacia el equilibrio'' (Economic Journal, junio de 1946, pág.185). · Hemos concluido que la creencia generalizada en una relación positiva entre los cambios en los precios y en la producción, y en que la teoría cuantitativa es errada, surgen en gran medida de una tendencia a considerar el período entre las dos guerras en los EE.UU. como la norma y no, como lo hemos encontrado nosotros, idiosincrático. Ese período generó la Teoría general de Keynes y fue la chispa que provocó la revolución keynesiana. Parece que la teoría de Keynes, lejos de ser general, es muy específica, punto de vista que a menudo se ha expresado pero pocas veces se ha documentado tan plenamente como creemos haberlo logrado nosotros.
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
24. Otro descubrimiento del estudio de tendencias monetarias que es significativo para las tasas de cambio es con. respecto a la relació°: en_tre la tasa de cambio de mercado y la tasa de cambio aJustada por las vanac1ones en la capacidad de compra. La intervención del Esta?º en el mercado de divisas desde los años 30 ha pesado más en el sentido de aum~ntar las diferencias entre las dos tasas que lo que han pesado las meJoras en transportes y en comunicaciones en el sentido de reducirlas. H~ disertado sobre este descubrimiento en mi Conferencia en el Recordatono d~ Harry G. Johnson.6 Por suerte la abolición de los controles de cambio y la
- - - - -- -- - --
1
1
1
1
1
1
1
75
1
1
- -
-
-
-
-
- -
-
-
1
liberación de la tasa de cambio ~r el gobierno promete te~ar con esta situaeión desgraciada, que ha sido tan poderosa fuente de mestabilidad.
5. Breves comentarios sobre preguntas no tocadas hasta aquí 25. Esta sección contiene respuestas breves a muchas de las preguntas específicas del cuestionario del Comité que no ~an sido ~oca~as suficien. temente en secciones anteriores de este memorandum. Pido disculpas por la brevedad y la forma dogmática de las respuestas, pero las limitaciones de tiempo me hacen imposible dar respuesta completas que incluyan todas las consideraciones académicas. Designo las preguntas por las letras y números utilizados en el cuestionario. A. Q 1: Por supuesto que el gobierno debería "seguir persiguiendo estos" y muchos otros objetivos. La cuestión clave es otra. ¿Cuáles son los mejores medios para alcanzar sus objetivos? No se sigue de aquí que atacarlos directamente sea un buen medio. Es mi opinión, y también la del gobierno, que el medio más eficaz a disposición del gobierno es aportar un marco que aliente y sostenga un mercado libre privado saludable y vigoroso. Eso requiere terminar con la inflación, eliminar obstáculos estatales para la operación efectiva del mercado, reducir las funciones esenciales del Estado a la protección del país de la coerción por otros países, proteger a los individuos de la coerción por otros ciudadanos, hacer cumplir los contratos privados y mediar en disputas y, en las palabras de Adam Smith, "erigir y mantener ciertas obras públicas y ciertas instituciones públicas, que nunca estará en el interés de ningún individuo o pequeño número de individuos erigir y mantener". A. Q3: ¡La política de la posguerra en favor del pleno empleo ha llevado a un alto desempleo! La manera de lograr un alto nivel de empleo productivo es terminar con las políticas contraproducentes que el Estado ha aplicado, en gran medida en nombre del "pleno empleo". B. Q2: En mi opinión no hay nada que justifique los controles directos sobre el crédito. B. Q4: Co~trolar la ofert~ monetaria no es un mecanismo para controlar la economia. Es un medio para aportar un marco monetario estable para una economía, incluyendo el control de la inflación. 76
B. Q9: Esta es una pregunta muy compleja. a la que doy con esta respuesta una contestación sobresimplificada: la tendencia deseable para el PSBR sería lograr y luego mantener una razón igual a cero entre el PSBR real y el PBN. Debería pennitirse que el PSBR varíe automáticamente a lo largo del ciclo en respuesta a las variaciones cíclicas en el volumen nominal del gasto estatal si hay un programa de gastos estable y de ingresos del Estado y si hay una estructura de impuestos estable. Ni los programas de gastos ni las estructuras impositivas deben variarse en respuesta a fluctuaciones cíclicas. El PSBR no debería modificarse en respuesta a cambios en la relación con el ahorro personal. B.Ql l y Q12: Estoy muy en desacuerdo. Las acciones de la política monetaria afectan las carteras de activos en primer lugar, las decisiones sobre gastos en segunda instancia, lo que se traduce en efectos sobre la producción y luego sobre los precios. Los cambios en las tasas de cambio a su vez son principalmente una respuesta a estos efectos de política doméstica y de políticas similares en otros países. Esta pregunta está patas para arriba. Las tasas de cambio flotantes son necesarias para hacer posible una política monetaria propiamente dicha. Son un mecanismo facilitante, no un "mecanismo de transmisión". Las tasas fijas hacen imposible una política monetaria independiente, tal como lo señaló Keynes en su Reforma Monetaria, de 1923. B. Q13: No. B. Q14: No, dificultado más que ayudado. B. Ql 7: El desempleo y la capacidad excedente son un desgraciado efecto colateral de la reducción de la inflación, no un remedio -así como quedarse en la cama es un efecto colateral de una operación de apendicitis, no una cura de la apendicitis-. En la medida en que el desempleo y la capacidad excedente tienen un efecto directo sobre la inflación, lo que hacen es empeorar Ja inflación al reducir el crecimiento de la producción. El mecanismo que provoca Ja contracción en la producción es la aminoración del gasto nomina) en respuesta a la aminoración del crecimiento monetario y el inevitable retraso en la absorción del menor gasto por los salarios y los precios. Estos retrasos surgen en parte por la existencia de contratos de largo plazo y de obstáculos legales para cambios en los precios y salarios, en parte por la persistencia de expectativas inflacionarias y en parte por otros motivos.
77
/
.,.
·
-..rperiencia anterior del 1 orta a e~ . . d . ncia es la que aP a de esa expenenc1a, e la B. Ql8: La rnejord:v~~os países. Al lee~~~~pto en el párrafo 24 y la Reino Unido Y , te me parece lo e ue: a) sólo habrá una O
que lo m~ relevan n desde 1973, concluy l ~ como efecto colateral experie~c1a la producción~ eld:1~eeuna cifra para 1982, y b) modesta red_ 6 de la inflación a magn~talu a el crecimiento futuro será de la reducci n . .ón y el potenc1 par el efecto sobre la mvers1 . muy favorable. . del mercado proclamada 08 n los mecarusm 1·1ment ac1on . ,, . nf . La política de co 1ar e ,, . flexible. La rea Q 2 e. . . nteunapo 1iuca "d N or el gobierno es prec1same . l a la reacción requen a. o se P ,, . f es proporciona . d . 1 esautomat1caysu uerza d"d "niporelsectorpnva on1por os necesita ser"fácilmentecompren _1 mbargo sospecho que esto es "bl" araserefecttvo. me 1 empleados pu 1cos P d"d ,, por el sector privado que as ,, "f,, ·1 ente compren 1 o . b. h estado aplicando con tan notona mucho mas ª~1 m políticas alternatlvas que el go iemo ª falta de éxito.
i:c::~e
l
1
ºs·
C. Q3: No.
e Q4. Sí considero al crecimiento monetario estable y al mantenimiento ·de ~n ~arco favorable para los mercados privados libres y flexibles como las políticas más "sólidas" disponibles.
Notas 1
Véase C.T. Taylor y A.R.Threadgold, "Ahorro nacional 'real' y su composición sectorial", Boletín de Discusión Nº 6 del Banco de Inglaterra, octubre de 1979. 2 Carta del ministro de Economía (Chancellor of the Exchequer) sobre Política Económica, Comité del Tesoro y el Servicio Civil, Memoranda on Monetary Policy and Public Expenditure, 19 de febrero de 1980, pág.3 3 Véanse por ejemplo, Brian Griffiths, "The Reform of Monetary Control in the U nited Kingdom", City University Centre for Banking and Intemational Finance, Annual Monetary Review, No. 1, octubre de 1979, págs. 28-41; y W. Greenwell Associates, Special Monetary Bulletin, Monetary Base Control, 21 de abril de 1980, pág. 3. 4 Nuestro estudio, bajo los auspicios del National Bureau of Economic Research, cubre la experiencia del último siglo en cuanto a la relación entre las magnitudes monetarias y otras magnitudes económicas, tales como el ingreso nominal, precios, producción y
78
\ 1
4
¿Desempleo versus inflación? Evaluación de la curva Phillips •
\.
El debate sobre la curva Phillips comenzó con la verdad en 1926, avanzó a través del error unos 30 años más tarde y a esta altura ha vuelto a 1926 y a la verdad original. Son unos cincuenta años para un circuito completo. Aquí se puede ver cómo el desarrollo tecnológico aceleró el proceso, tanto de generación como de disipación de la ignorancia.
l. Fisher y Phillips 1926 no es una fecha elegida al azar, sino que ese año Itving Fisher publicó un artículo en la Jnternational Labour Review bajo el título "A 1 Statistical Relation between Unemployment and Price Changes".
El punto de vista de Fisher El artículo de Fisher versaba sobre el mismo fenómeno empírico que el profesor A.W.Phillips analizó en su celebrado artículo publicado en
* Pub1·1cac16n · ongmal · · como IEA
occas1on · al Paper NQ 44 (1975).
' ·· ::
81
s 32 años más tar·dc.ª 2 Ambos quedaron impresionados . . con Econom,ca uno ,. uc la inflación tendía a asociarse con niveles · ta observación cmpinca d~~ .·, con niveles altos. Un elemento divertido hajos de descm plco__Yla de d:~:1~ºun punto de vista mu y distinto, es que en el ankulo de l·ishcr, . · .. t· 110 este tema que "durante los últimos · · • , 1,. interesa ar · cornicnza du.:icnoo que e . · , ·mo un ordenador en mi oficina .. l· r he tenido co1no m1n1 tres años en pan,~u ,l . • yecto".3 Por supuesto que se trahajando casi constantemente en este P,ro . de calcular , . h . pc·rando una maquina . rcfcna a un ser uin ano O . •• entre el análisis de Fisher y el . .· • 1b· rgo una d1fcrenc1a eructa1 , 11- ,l. b'·ia sin en ª d 1958 que tenia que ver con de Phil\ips entre la verdad de 1926 Yel error e ' . d . . ·' . l'd· d F'15·her consideró que fa tasa de can1b10 e los la d1recc1ón de la causa 1 a · • • • . . d. pone al proceso en mov1m1ento. precios es la variable 1ndcpen iente que Dicho en sus palabras, .
Cuando el dólar está perdiendo valor, o en otras palabras, cuando e~tá subiendo el nivel de precios, aumentan los ingresos del hombre ~e negocios en promedio a igual velocidad que la subida general de l?s precios , pero no así sus gastos, porque en gran medida sus gastos consisten en cosas que están fijas por contrato ... Ent?nces se ve estimulado el empleo -al menos por un tiempo-.4
Para profundizar sobre su análisis y expresarlo en términos más mo~ernos, imaginemos que ocurra cualquier cosa que produzca un mayor nivel de gasto o, más precisamente, una tasa mayor de crecimiento del gasto a la que se esperaba. Los productores al principio interpretarían la tasa más acelerada de crecimiento del gasto como un aumento real de la demanda de su producto. Los productores de zapatos, sombreros o tapados descubrirían que aparentemente hay un incremento de los bienes que podrían vender a los precios preexistentes. Ninguno de ellos sabría al principio si el cambio lo afecta sólo a él o si es general. En una primera instancia, cada productor estará tentado de expandir la producción, como dice Fisher, y también a pennitir que suban los precios. Pero al principio, mucho o la mayor parte del aumento en la demanda nominal (es decir, la demanda expresada en í) sería absorbida por aumentos (o aumentos más acelerados) en el nivel de empleo y de producción más que en incrementos (o incrementos más acelerados) en los precios. A la inversa imaginemos que, por la razón que sea, se desacelera la tasa de gasto, o que aumente más lentamente de lo que se anticipaba; cada productor individual en primera instancia interpretará, al menos en parte, que la caída refleja algo que le es
-
particular. El resultado sería, en parte, una desaceleración de la producción y un. alza en el desem~l~o Y, en pane~ una desaceleración en los precios. F1sher estaba descnb1endo un proceso dinámico, nacido de las fluctuaciones de _la tasa de ~asto en tomo a alguna tendencia o nonna promedio. Dio gran 1mpo~anc1a ~ la distinción entre "precios altos y bajos, por un lado, Y a la subida Y. b~Jada de los precios, por el otro". 5 Lo planteó de esa manera. porque escnb1a en un momento en que se consideraba que un nivel de precios esta~le era.la norma. Si escribiera hoy, enfatizaría la distinción entre la tasa de 1nflac16n Y los cambios en la tasa de inflación. (·Y quizás , . f • algun escntor uturo se vea obligado a enfatizar la diferencia entre un segundo Y un tercer nivel de derivaciones!) La distinción importante -y está claro que eso es lo que Fisher tenía en mente- es entre los cambios anticipados y los no anticipados.
El punto de vista de P hillips
El punto de vista del profesor Phillips era desde exactamente la posición opuesta. El consideró que el nivel de empleo era la variable independiente que ponía en movimiento el proceso. Y tomó a la tasa de cambio de los salarios como la variable dependiente. Su argumento era un análisis muy simple -dudo en decir simplista, pero así se ha demostrado- en términos de condiciones estáticas de oferta y demanda. Dijo: Cuando la demanda de una mercancía o servicio es alta en relación a la oferta, esperamos que su precio suba, siendo mayor la tasa de aumento cuanto mayor es el exceso de demanda... Parece plausible que este principio opere como uno de los factores que determinan la tasa de cambio de las tasas del salario monetario, que son el precio de los servicios laborales.6
El punto de vista de Phillips se basa en las curvas usuales (estáticas) de oferta y demanda tal como se ilustra_ ~n .la figura 1. En. el punto de intersección O, el mercado está en equ1hbno a la tasa salanal S 0 , con el monto de trabajo empleado E0 igual a 1~ den:ianda de trabajo. E~ d~se~ple?, es cero -lo que significa, según se lo mida, igual a desempleo fncc1onal o "transicional" o, para usar la tenninología que tom~ hace_al~unos años de Wicksell a su tasa "natural"-. En este punto, dice Phdhps, no hay ninguna pre;ión hacia arriba sobre los salarios. Veamos en cambio el punto F, donde la demanda de trabajo es mayor que la oferta. Hay sobreempleo,
- -- - -- - - - -
-
-
-
-
-
- -
-
-
-
-
-
-
83
1
1
D
--
1
1
1
1
1
--
1
o
1
s
1
1
1
Empleo
1
1
Figura 1 1
1
los salarios están en Sf, por debajo del nivel de equilibrio, y habrá sobre ellos una presión hacia arriba. En el punto M, hay desempleo, Sm está por encima del nivel de equilibrio de la tasa salarial y hay presión hacia abajo. Cuanto mayor la discrepancia entre la demanda de trabajo y la oferta, tanto mayor será la presión y, en consecuencia, tanto más rápido subirán o bajarán los salarios.
Phillips tradujo este análisis a una relación observable calculando el nivel de desempleo en un eje, y la tasa de cambio de los salarios en el tiempo en el otro, como en la figura 2. El punto E0 corresponde al punto O en la figura 1. El desempleo está a su nivel "natural", por lo que los salarios están estables (o en una economía en crecimiento, suben a una tasa igual a la taSa de crecimiento de la productividad). El punto F corresponde al "exceso" de empleo, de modo que los salarios están subiendo; el punto M corresponde al desempleo, de modo que los salarios caen.
1
1
j
1
I
1
1
1
1
1
1
84
---- -
1
----
~1-a .-len
8.
E Q) ~
Tasa menor que la ..naturar, es decir.
-a;
..exceso" de empleo
e
Q)
(/)
·-ocu "-
cij u, (/)
o
o
Q)
"O
o
:.o
E cu o Q)
1
Ef Tasa "natural" de desempleo Tasa mayor a la "natural"
"O
cu cu
u,
t-
Desempleo, E Figura 2
Fisher hablaba de los cambios en los precios, Phillips de los cambios en los salarios, pero creo que para nuestro objetivo ésa no es una diferencia importante. Fisher y Phillips dieron por sentado que los salarios son un componente importante del costo total y que los precios y salarios tenderían a moverse juntos. De modo que ambos tendieron a ir sin reparos de las tasas de cambio de los salarios a las tasas de cambio de los precios, y yo lo haré también.
La falacia en Phillips El análisis de Phillips parece muy persuasivo y obvio, pero es totalmente falaz. Es falaz porque ningún teórico de la economía jamás afirmó que la oferta y la demanda de empleo fueran funciones de la tasa de salarios nominal (es decir, la tasa salarial expresada en í). Todo teórico de la 85
mf desde Adam Smith hasta el presente, hubiera dicho econO .., . & • 1a tasa de salarios que .el eje venicaJ en la figura 1.de b1era re1 enrse no a I no,n,.,,.,., sino a la tasa de salanos rea es. '"' es Pero una vez que se le pone al eje vertical la etiqueta (~\ co figura 3, el gráfico no tiene nada que decir acerca de qué P !uc Illdo en la . I N' . . h e erác-n.. los precios o salarios nomina es. 1 s1qu1era ay una presunció ~"'1 G
facie de que tenga algo que decir. Por ejemplo, considérese el pu n Prima la figura 3. A ese nivel de empleo, no hay presión hacia arriba ni ha;to O ~n sobre el salario real. Pero ese salario real puede permanecer consi:ªba.Jo S y P constantes, o con S y P subiendo ambos a una tasa del 10 po t~ con anual, o ca~endo a una tasa del 1O p~r ciento al año, o haciendo c:a~ie~to otra cosa, siempre que ambos cambien a la misma tasa. quier
D
....o
-------M----------
Q. U)
o
:2
-~32 Q..
"'O CJ)
:t
-~
<'O
s
.
(~)or------~
E-~ o E
e o e U) .... o U>
·º
-
<'O ·(.) <'O
u, ....
U)
o
..J
Q.
.9
Figura 3.
86
D
fl)
Empleo
2. La confusión keynesiana entre salarios reales y salarios nominales
1
J
¿Cómo fue q~e una mente refinada como la de Phillips-y por cierto que era ~ econ~m1sta altamente sofisticado y sutil- llegó a confundir los sa!an~s nominales con los salarios reales? Fue llevado a hacerlo por el ciuna mtelectu~l general engendrado por la revolución keynesiana. Desde este punto de vista, el ele~ento esencial de la revolución keynesiana era el supuesto de que los ~rectos son muy rígidos en relación a la producción, de m.od? que.un cambio en la demanda, del tipo estudiado por Fisher, se refleJana casi por completo en la producción y muy poco en los precios. El nivel de precios podía considerarse como un dato institucional. La manera simple de interpretar a Phillips es que en consecuencia tomaba a lo~ cambios en los salarios nominales como igual a los cambios en los salarios reales. Pero eso no es realmente lo que estaba diciendo. Lo que decía era un poco más complejo. Era que los cambios esperados en los salarios nominales eran iguales a los cambios esperados en los salarios reales. Había dos componentes del sistema keynesiano que eran esenciales para su construcción: primero, la noción de que los precios son rígidos en el sentido de que la gente cuando planifica su comportamiento no deja lugar a la posibilidad de que pueda cambiar el nivel de precios, y por lo tanto considera un cambio en los salarios nominales o en los precios nominales como un cambio en los salarios reales y en los precios reales; segundo, que los salarios reales ex post podrían ser alterados por una inflación no esperada. Por cierto, todo el argumento keynesiano en favor de la posibilidad de una política de pleno empleo surgió del supuesto de que era posible conseguir que los trabajadores ( al menos en los años treinta, cuando Keynes escribió La teoría general) aceptaran salarios reales más bajos producidos por la inflación, a un nivel que no aceptarían en la fonna de una reducción directa de los salarios nominales. 7 Estos dos componentes implican una aguda distinción entre salarios reales y nominales esperados y salarios nominales y reales. efectiv~s. En el clima keynesiano de aquel tiempo, era natural que Phil!1ps .diera por sentada esta distinción y que considerara que se movenan Juntos los salarios nominales y reales esperados. . . . No critico a Phillips por hacer esto. La ciencia es pos1bl~ sólo gracias a que en cualquier momento dado hay un cuerpo de convenciones O ~untos de vista O ideas que se dan por sentadas y sobre las cuales trabaJan los
- - --
-
-
-
- -- -
-
-
-
-
-
- -
-
-
-
-
-
-
1 1
1
1
1
1
J
1
1
J
1
1
1
1
1
1
1
J
I 1
I
1
1
1
1
I
científicos. Si cada escritor individual fuera a cuestionar todas las premisas subyacentes a lo que hace, nadie lograría nada. Yo creo .que alguno de los que han seguido sus pasos merecen muc~a mayor crítica que él, Por no advertir la importancia de este p~nto .teónco cu~do se les señaló. En cualquier caso, fue este chma 1~telectu~I imperante el que llevó a Phillips a pensar en ténninos de salanos nommales en _vez de reales. El clima intelectual también era importante en otro senttdo. Como todos saben el sistema keynesiano es incompleto. Le falta una ecuación. Una razón 'fundamental de la rápida y fácil aceptación del punto de vista de la curva de Phillips fue la creencia generalizada de qu~ ésta aportaba la ecuación faltante, que conectaba al sistema real con el sistema monetario. En mi opinión esta creencia es falsa. Lo que falta para completar el sistema keynesiano es una ecuación que determine el nivel de equilibrio de los precios. Pero la curva Phillips está referida a la relación entre una tasa de cambio de los precios o los salarios y el nivel de desempleo. No determina un nivel de equilibrio de los precios. De cualquier manera, la curvaPhillips fue ampliamente aceptada y fue tomada inmediatamente por motivos de política. 8 Aún se la usa ampliamente con este objetivo porque supuestamente describe un "trueque", desde el punto de vista de la política, de inflación por desempleo. Se ha dicho que lo que quiere decir la curva Phillips es que nos enfrentamos a una alternativa. Si elegimos nivel bajo de inflación, digamos precios estables, tendremos que reconc1 · os con un alto nivel de desempleo. Si elegimos un nivel bajo de desemp o, tendremos que reconciliamos con una tasa de inflación elevada.
3. La reacción contra el sistema keynesiano Se produjeron tres sucesos en este relato histórico que cambiaron actitudes y plantearon algunas preguntas. Un s~ceso fue la reac~ión teórica general contra el sistema keynesiano, qu~ sac~ a la luz la falacia, en la concepción de la curva Phillips original, de 1dent1ficar los salarios reales y nominales. El segundo suceso fue que la relación de la curva Phillips no se cumplió para otros cuerpos de datos. Fisher la había encontrado válida para el P~~odo anterior a 1925 en los Estados Unidos; Phillips encontró que era
?ª para Gran Bretaña por un largo período. Pero he aquí que cuando
v:í11
dtSlmta gente la probó en otros lugares nunca logró buenos resultados.
1
Nadie pudo construir una curva Phillips empírica decente en otras circunstancias. Puedo e.star exagerando un poco -sin duda hay otros casos e,citosos-; pero ciertamente un gran número de intentos fracasaron. El tercero Y~ás reciente de los sucesos es la aparición de la Hestanflación ", que volvió algo ridículos los confiados comentarios de muchos economis~a~ sobre "t:°equesn de inflación por desempleo, basados en curvas Phtlhps empíncas a medida.
1
1
1
1
1
Curvas Phillips de corto y largo plazo
1
Los fracasos empíricos y la reacción teórica produjeron intentos de rescatar el punto de vista de la curva Phillips haciendo una distinción entre curvas Phillips de largo y corto plazo. Dado que, tanto los empleadores potenciales como los empleados potenciales tienen en mente un contrato de empleo implícito o explícito para cubrir un período relativamente largo, ambos tienen que adivinar por anticipado qué salario real corresponderá a un determinado salario nominal. Por tanto, ambos deben formarse una visión sobre el nivel de precios futuro. Por tanto, la tasa de salario real que ·aparece en el eje vertical en el diagrama de la curva de oferta y demanda no es el salario real actual sino el salario real esperado. Si suponemos que las expectativas sobre el nivel de precios cambian lentamente, mientras que el salario nominal puede cambiar rápidamente y se conoce con poco retraso en el tiempo, podemos por períodos cortos acogemos esencialmente a la formulación original de Phillips, excepto que la posición de equilibrio ya no es un salario nominal constante sino un salario nominal que cambia a la misma tasa que la tasa de cambio esperada de los precios (sumado, en una economía en crecimiento, a la tasa anticipada de cambio en la productividad). Los cambios en la oferta y la demanda entonces se expresarán primero en una tasa modificada de cambio de los salarios nominales, lo que significará también en los salarios reales esperados. Los precios actuales pueden ajustarse tanto o más rápido que los salarios, de modo que los salarios reales efectivamente cobrados pueden moverse en la dirección opuesta a la de los salarios nominales, pero los salarios reales esperados se moverán en la misma dirección. Una manera de poner esto en los términos de la curva Phillips es expresar en el eje vertical, no el cambio en los salarios nominales, sino ese cambio menos la tasa esperada de cambios en los precios, como se ve en la figura 2 revisada, donde
- - - -- -- - - -
-
-
-
-
-
-
- -
-
-
89
1
)* ( p dt ' 1 dP
b.to de precios anticipada, se. sustrae de ( 1/S) a de cam que representa 1a tas dice algo mucho más parecido a la versión (dS/dt). Esta curva ahora
---0..1 . . .
co -o -o (/) co - ...-10..
~--(/)1 . . .
..
(/)
1 o e: Q) -o -o E (/)
Q)
...-¡(/)
cij
e:
.E o e: (/)
o
·e
('(S
cij (/)
(/)
o
Q)
-o o 15 E co o
Q)
-o
co C/)
.... ('(S
(/)
o ·o Q)
....
1 1
a. (/)
..Q
e:
Q)
o
Et
o
1Em 1
15
E C\1
(.)
Q)
-e
co -o co a.
·o
;.
e
C\1
Desempleo, E
Figura 4
original de Fisher que a la de Phillips. Supongamos, para comenzar, ~ue la economía está en el punto E0 , con precios y salarios estables (bacieodº abstracción del crecimiento). Supóngase que algo, por ejemplo una expan· · , monetana, · provoca un creclffi1ento · · · 1agregada, s1on de la demanda nomina l~ que a su vez pr~uce un aumento de precios y salarios a una digamos, el 2 por ciento anual. Los trabajadores inicialmente interpret
tasa;
90
esto como un aumento de sus salarios reales -porque todavía esperan precios constantes- y por tanto estarán dispuestos a ofrecer más trabajo (mover hacia arriba su curva de oferta), es decir, crece el empleo y cae el desempleo. Los empleadores pueden tener las mismas expectativas que los trabajadores con respecto al nivel general de precios, pero están más directamente interesados en los precios de los productos que están produciendo y mucho mejor infonnados acerca de esto. Inicialmente interpretarán un aumento en la demanda y el precio de su producto, como un aumento en su precio relativo y que implica una caída en la tasa de salario real que deben pagar, medida en términos de su producto. Por tanto estarán dispuestos a contratar más trabajo (mover hacia abajo su curva de demanda). El resultado combinado es un movimiento, digamos, al punto F, que corresponde a "exceso" de empleo, con los salarios subiendo a un 2 por ciento anual.
L ~
L'
1(/)
en ro
Q)
e:
E o e en o ·.:::::: ro cij en en
o
8
Q) ~
A
·º
.o E
(~~~)=o
ro (.)
Q) ~
ro en ro
t-
L L' Desempleo, E
Figura 5
91
. tanto los empleadores como los empleados descubren Pero al bempo, Co d. · Ab ue los ios en general están subiend~. mo lJO raham Lincotn, ~garulr 8 todo el pueblo por un t1empo, se puede engañar a Panc del cblo todo el tiempo, pero no se pued~ eng~ar a todo el pu~blo lodo _pu A resu . Itas de esto' elevan su est1mac1ón de. la tasa de inflación el tiempo. esperada, Io que reduce la tasa de .aumento de los salanos reales esperados• y en u'lt·1ma 1·nstanc,·a lleva a deshzarse por la. curva . de vuelta al punto Eo• Así se da un u trueque" de corto plazo entre la inflación y el desempleo. pero ningún ºtrueque" de largo plazo. . Al incorporar a la curva Phillips las expectativas en relación a los salarios como recién, implícitamente he dado por probada una de las cuestio~es más controvertidas en la discusión sobre la CUIVa Phillips. Gracias a la experiencia reciente con la "estanflación" sumada al análisis teórico, ahora todos admiten que la cuJVa Phillips es engañosa y exagera mucho el trueque de corto plazo, pero muchos no están dispuestos a aceptar que el trueque de largo plazo es cero. Podemos examinar esta cuestión usando una manera diferente de incorporar a la curva Phillips las expectativas en relación a los precios. La figura 4 mantiene la tasa de cambio de los salarios nominales en el eje vertical, pero muestra una serie de curvas diferentes, una por cada tasa anticipada de crecimiento de los salarios. Poniéndolo en términos algebraicos, en vez de escribir la relación de la curva Phillips como
!
1 dS
(1 dP)*
-S- df = l5 df
= f(M},
(1)
donde M es el desempleo, podemos escribirlo en una fonna más general como
Ahora supóngase que sucede algo que pone la economía en el punto F, enstáel que los salarios están subiendo a un 2 por ciento anual y el desempleo e por deb~o de la tasa natural. Entonces, a medida que la gente ajuSl8 ~ufls expectativas de inflación, la curva Phillips de corto plazo tendrá una 1n ex16n hacia arriba l · ¡· d , Ye punto fmal de reposo en esa curva Phil ips e corto plazo sería donde la tasa esperada de inflación iguala a la tasa actual, 92
La cuestión ahora es si esa curva Phillips es como A de ' modo que la curva de Jargo plazo se hace negativa' como LL, en cuyo caso una tas de inflación esperada del 2 por ciento atín seguirá red uc1en . do el mvel . ª de ctesemp1eo, aunque no tanto como una tasa no anticipada d 12 . d el por ciento; o si la curva Phillips es como B, de modo que la cu · I d d l · ld rva e argo plazo es vertica ·, on e e l n1ve e desempleo a una tasa de 1·nt1 .6 . . · aci n anticipada del 2 por ciento es e mismo que a una tasa anticipada del cero por ciento. .
4. Ninguna ilusión monetaria de largo plazo En m! alocuc~ón p~esidencial a la Asociación Norteamericana de Econom1a, hace siete anos, argumenté que la curva Phillips de largo plazo era vertical, en gran medida en base a los elementos que ya he delineado aquí: la ausencia de toda ilusión monetaria de largo plazo.9 Más O menos para la misma época, el profesor E.S.Phelps, ahora en la Universidad de Colu?1bia, prfientó l~ ~is~a hi~ótesis, por mot~v?s ~iferentes a~nque relacionados. Esta h1potes1s ha sido llamada la hipotes1s "acelerac1onista" o la hipótesis de la "tasa natural". Se la ha llamado aceleracionista porque una política de tratar de mantener el desempleo por debajo de la interceptante horizontal de la curva Phillips de largo plazo tiene que conducir a una inflación acelerada. Supóngase comenzar en el punto E 0 en la figura 4, cuando nadie anticipaba ninguna inflación; se decide apuntar a un nivel de desempleo más bajo, por ejemplo Ef, Esto puede hacerse inicialmente produciendo una inflación del 2 por ciento, como se demuestra recorriendo la curva Phillips correspondiente a expectativas de inflación cero. Pero, como hemos visto, la economía no se quedará en F porque cambiarán las expectativas de la gente, y si la tasa de inflación fuera mantenida en un 2 por ciento, la economía sería empujada de vuelta al nivel de desempleo con el que empezó. La única manera en que el desempleo puede ser mantenido por debajo de la "tasa natural" es con una inflación en aceleración permanente, que siempre mantiene a la inflación actual adelante de la inflación anticipada. Cualquier parecido entre ese análisis y lo que ustedes han estado observando en la práctica en Gran Bretaña no es casual: lo que los últimos gobiernos británicos han tratado de hacer es man~ener el desempleo por debajo de la tasa natural, y para hacerlo han temrlo que 1974 , acelerar la inflación: de un 3 ,9 por ciento en 1964 a 16,0 por ciento en 11 de acuerdo con las estadísticas oficiales. 93
Malentendidos acerca de la "tasa natural" de desempleo
1
1
Esta hipótesis vino a ser llamada la hipótesis de la "tasa nat~l'' debido al énfasis puesto en la tasa natural de desempleo. ~~ té~o "la tasa natural" ha sido malinterpretado. No se refiere a un mznimo irreducible de desempleo. Más bien se refiere a esa tasa de empleo que es coherente con las condiciones reales existentes en el mercado laboral. Puede reducirse eliminando obstáculos en el mercado laboral, reduciendo fricción. Puede elevarse introduciendo obstáculos adicionales. El propósito de este concepto es separar los aspectos monetarios de los no monetarios en la situación de empleo -precisamente el mismo propósito que tenía WickseU al usar la palabra "natural" en relación a la tasa de interés-. En los últimos años, un gran número de estudios estadísticos han investigado la cuestión de si la curva Phillips de largo plazo es o no vertical. La disputa aún continúa. La mayoría de los tests estadísticos se hicieron reescribiendo la ecuación (2) en la forma:
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
~ ~f = a + b ( ~
~i )* +
f (M)
1
1
o 1
1 dP
(1 dP) *
p dt = a + b p dt
1
+ f (M) 1
(3) 1
donde el lado izquierdo era la tasa de cambio de salarios o la tasa de cambio de precios. La pregunta que se planteó entonces fue el valor de b. 12 La curva Phillips original esencialmente suponía que b= O; la hipótesis de aceleración fijó a b como igual a 1. Los autores de los varios tests a los que me estoy refiriendo utilizaron datos observados, mayormente datos de series temporales, para estimar el valor numérico de b. 13 Casi todos estos tests han dado un valor numérico de b menor que 1, lo que implica que sí hay un "trueque'' 14 de largo plazo. Sin embargo, hay una cantidad de dificultades con estos tests, algunas a un nivel relativamente superficial, otras a un nivel mucho más fundamental.
1
1
1
1
1
1
1
Un problema estadístico obvio es que las curvas estadísticamente ajustadas no han sido las mismas para distintos períodos de ajuste Yhan
1
1
ucido extrapolaciones muy poco confiables para perfod . . . ~w~ ~ . gu que da fuertemente 1 · res a1per(odo de aJuste.. De manera . a 1mpres1ón de que "9sultados estadísticos miden en realidad una rclaca·ó d IOS '~ . . El b.l n e corto plazo ~- al obJettvo. pro ema clave aquí es que para h pe.,.., · • accr el test
....Afstico, es necesano tener alguna medida de la ta da esusu sa espera de
inflación. Por tan~o, ~ada uno de t~les tests es un test simultáneo de la hipótesis acelera.c1on1sta y de una hipótesis concreta acerca de la fonnación de expectativas.
s. La hipótesis de expectativas adaptativas La mayoría .de estos tes~ estadísticos incorporan la así llamada hipóte-
sis de expectat~vas adaptativas, que ~a funcionado bien en muchos problemas. Esta sostiene que las expectativas son revisadas sobre la base de la diferencia entre la actual tasa de inflación y la tasa esperada. Si la tasa esperada fuera, por caso, de un 5 por ciento, pero la tasa actual, de un 10 por ciento, la tasa anticipada será revisada hacia arriba por alguna fracción de la diferencia entre 1O y 5. Como es bien sabido, esto implica que la tasa esperada de inflación es un promedio exponencial ponderado de tasas de inflación pasadas, con la ponderación declinando a medida que se retrocede en el tiempo. Incluso aceptando sus propios términos, estos resultados son pasibles de dos interpretaciones diferentes. Una es que la curva Phillips no es vertical sino que tiene una pendiente negativa. La otra es que éste no ha sido un método satisfactorio para evaluar las expectativas de la gente para este propósito. Un problema estadístico algo más sutil con estas ecuaciones es que, si la hipótesis aceleracionista es correcta, los resultados son estimaciones de una curva de corto plazo o son estadísticamente inestables. Supongamos que el verdadero valor de b es la unidad. Entonces, cuando la inflación actual iguala a la inflación anticipada, que es la definición de una curva de largo plazo, tenemos que f(M) =-a.
(4)
Esta es la curva Phillips vertical de largo plazo con el valor de _M que satisface la condición de ser la tasa natural de desempleo. Cualquier otro Valor de M refleja posiciones de equilibrio de cort~ plaz?,.0 un _c?mponente fortuito de la tasa natural. Pero el proceso de esttmacion utibzado, con 95
( 1/P)(dP/dl) del lado iz.quierdo. trata a diferentes tasas observadas de desempleo como si fueran exógenas. como si pudieran persistir indefinidamente. Simplemente no hay ninguna manera de denvar la ecuación (4) por esta vía. En efecto, el supuesto implícito de que el desempleo puede adoptar valores diferentes da por sentado justamente lo que está cuestionado por la hipótesis aceleracíorusta. A un nivel estadístico, este método requiere poner a M, o una función de M, sobre el lado izquierdo, no ( 1/P)(dP/dt).
6. Expectativas racionales Una cantidad de economistas en los Estados Unidos han hecho una crítica aun más fundamental recientemente. Esta crítica tiene su origen en un importante artículo de John Muth sobre expectativas racionales. El método de las expectativas racionales ha sido aplicado a este problema en artículos recientes de Robert Lucas, de Camegie-Mellon (ahora de Chicago), Tom Sargent, de la Universidad de Minnesota, y otros. 15 La crítica es que no se puede tomar en serio la noción de que la gente se hace expectativas sobre la base de un promedio ponderado de experiencias pasadas con ponderaciones fijas, o cualquier otro esquema que no sea coherente con la manera en que se está generando realmente la inflación. Por ejemplo, supongamos que el curso actual del nivel de precios es el que está dibujado en la figura 6(a), que la inflación se está acelerando. Con una pauta exponencial fija de ponderación (con las ponderaciones sumando la unidad) la tasa de inflación esperada siempre quedará por detrás, como en la figura 6(b). Pero las personas que forman las expectativas no son imbéciles -o por lo menos algunas de ellos no lo son-. No van a persistir en el error. Y más en general no van a basar sus expectativas exclusivamente en la historia pasada de los precios. ¿Hay alguien en esta sala cuyas expectativas sobre la inflación para el año que viene sean independientes de los resultados de las próximas elecciones británicas? Eso no aparece en los registros de precios del pasado. ¿Serán independientes de las políticas anunciadas por los partidos que lleguen al poder?, etcétera. Por tanto, dijo Muth, debemos suponer que la gente forma sus expectativas sobre la base de una teoría económica correcta: no que aciertan en cada caso individual sino que en cualquier período prolongado, en promedio acertarán. A veces esto llevará a la fonnación de expectativas sobre la base de expectativas adaptativas, pero de ningún modo será siempre así.
a.
(a)
U)
·-o~
a. Q)
"O
a5
.~ z 0.1"C "C ~la.
..
1 dP p dt
(b)
e
•
-o
·o
..:= e
Q)
-o
u,
1--
-----
, , , ' ' , ( :!_ dP )
---
p dt
t
Figura 6
Si se aplica esa idea al actual problema resulta que, si en el mundo real la gente se forma expectativas sobre una base racional de modo que en promedio acierta, entonces suponer que forman expectativas promediando el pasado con ponderaciones fijas dará un valor deben la ecuación (3), que será menor a la unidad aunque el verdadero valor sea la unidad. Supóngase un mundo en el que hay una curva Phillips de largo plazo vertical y en el que la gente forma sus expectativas racionalmente, de modo que, en promedio, sobre un período largo, sus expectativas son iguales a lo que sucede. En un mundo tal, el estadístico viene y estima la ecuación (3) basado en la presunción de que la gente forma sus expectativas promediando la experiencia pasada con ponderaciones fijas. ¿Qué encontrará? Resulta que encontrará que b es menor que 1. Por supuesto que esta posibilidad no demuestra que los tests estadísticos que incorporan expectativas adaptativas están equivocados, sino que sólo provee una interpretación alternativa de sus resultados. En una serie de trabajos muy interesantes e importantes, Lucas y Sargent16 han explorado las implicancias de la hipótesis de expectativas
97
.
1
.
de la . tests empíricos de la pendiente . tado de denvar racionales y han tra . 1 upuesto posiblemente enganoso de las curva Phillips de largo plazo sin e s
1
1 1
1
expectativas adap!~tivas. . . an un tipo diferente de información. Por Sus tests empincos uubz h' ótesis de expectativas racionales es . · r ancia de una 1p . . e1emplo, una 1mp ic . han fluctuado mucho, las expectativas .que, en un país en el .que los prec1~stasa de inflación mucho más rápido que 1 responderán a cambios en ~ac~a stado relativamente estables. Se sigue en un país en el que los ~r~cio~ an~o lazo observada será más empinada de aquí que la curva Philltps e ~o comparaciones entre países de esta en el pri~er país que e;se~;:~~:d:~ de otros tests, hasta ahora parecen 1 manera, igual que cualquier hombre razonable seguramen~ 1 totalmente coherentes con que de engañar a toda la gente todo eraría. que es que dado que no se pue . ~~~I;mpo, l~ verdader~ curva Phillips de largo plazo es vertical.
L!
°
1
1 1
1
1
1 1 1
1
1
1
.1 1
!I \1
.1
7. Implicancias para la teoría y la política
1
1
No se dispone aún, de ninguna manera, de todas las evide~cias. A~gunos de los artículos a los que he hecho referencia aún no han sido publicados il y algunos han sido publicados sólo en los ~~timos dos ~ tres años. De ~odo !1 que ciertamente no podemos dar la cuestio~ por_term~ada. Aun as1, vale la pena advertir lo abarcativas que son las 1mphcanc1as de este punto de vista, no sólo para el problema de la curva Phillips, sino también para la política. j Una implicancia muy poderosa y muy importante pará la política es que, si se considera que la gente se forma expectativas sobre una base racional, 1 1 ninguna regla fija de-política monetaria o fiscal permitirá que uno logre · ninguna otra cosa que la tasa natural de desempleo. Y se puede ver por qué. Porque -volviendo a mi análisis inicial de la curva Phillips- la única manera de conseguir una reducción del desempleo es a través de la inflación no anticipada. Si el gobierno sigue cualquier regla fija, en tanto que la gente lo sepa, podrán tomarla en cuenta. Y en consecuencia no se puede lograr ningún obj~ti:o de desempleo, que no sea la tasa natural, con ninguna regla fija. La uI?ca ~anera en que se puede lograr eso es siendo pennanentemente más ~teligente que la gente, inventando continuamente nuevas reglas Y util~dolas un tiempo hasta que la gente se pone al corriente. Entonces haY que mventar nuevas reglas. Eso no es una posibilidad muy prometedora. 1
,1
1
1
1
' 1
1
1
1
1
1 1
1
1
1
1 1
1
1
1
98
1
1
Este an~isis aporta un marco intelectual de un tipo distinto para un punto de vista que algunos s.ostene?1os desde hace un tiempo: que es una mejor mane~ de hacer política decir que uno va a cooperar con ta gente y la va a tener 1nfonnada de lo que está haciendo, dándole una base para juzgar, en vez de tra~ar de engañarla. Lo que el argumento y análisis de Sargent Y Lucas sugiere en realidad es que uno se está engañando a sí mismo si cree que puede engañar a la gente. Y ése es más o menos el punto en el que hoy está la discusión. Podría sintetizar diciendo que hoy esencialmente ya no hay ningún economista que crea en la curva Phillips ingenua del tipo que se propuso originariamente. La discusión ahora ha derivado a un segundo nivel, donde todos acuerdan en que la curva Phillips de largo plazo es más empinada que la curva Phillips de corto plazo. La única discusión es si es vertical o no tan vertical. Y aquí todavía no contamos con todas las evidencias. Pero hay una línea de razonamiento en el análisis y la elaboración que permite interpretar, hasta donde yo sé, toda la evidencia existente de un modo coherente en base a la hipótesis de una curva Phillips de largo plazo vertical.
8. Addenda: preguntas y respuestas sobre los sindicatos y la inflación LORD (WILFRED) BROWN: ¿Se puede no tomar en cuenta el poder de los sindicatos en estas ecuaciones? PROFESOR FRIEDMAN: Voy a citar a otro escritor norteamericano famoso un humorista, no un economista, que dijo: uEl problema con la gente n~ es la ignorancia, sino lo que la gente sabe que .no es así'': ~s sindicatos cumplen un papel muy importante en determinar la pos1c1on del nivel natural de desempleo. Cumplen un papel aun más importante en negar a algunas clases oportunidades que están abiertas a otras. Cumplen un papel muy importante en la estructura de la fuerza !abo~al y en la estructura de los salarios relativos. Pero: pese a las apan~nc1~s en contrario, una cantidad dada de poder sind1c.al no cumpl~ n~ngun papel en el sentido de exacerbar la inflación. Es cierto que s1 smd1catos relativamente débiles se vuelven fuertes, en el proces~ d~ pasa.r de ~a debilidad a la fortaleza pueden ejercer una influencia m~ac1onana · · " hac1·a arriba los salanos de sus . temporana. En ese proceso empuJaran E d · á el nivel de empleo en su sector. En la medida · b m1em ros. sto re uc1r 'bl al en que el gobierno tenga una política de pleno empleo y sea sens1 e 99
"'I 1
1
1 adoptará poUlicas expansivas y hará subir el ni~cl total Je dc~mpdco.ro i.:su> puede producir un aumento tempora · 1Jt demanda de me · i;.. · · · .. ruvc . . d. .... ·ios Pero no produce 1nflac16n perdurable · un nuc\·o m~c 1 e p, ... l · · 1d · · no ª. d. ~ l fuerte ohl cnu··rá cnto,1ces su nuevo 01 ve e salano real, y El san l\.:a O l las distintas industrias habrá w1 rcahncamicnto del cmp e~ en . Lo 4u~ parece tan obvio de?iera Juzgarse comparado con un~ &ama . . á. ampli·a Si A produce B. entonces donde se tiene A de expcncncias m s · . h be 8 s·1 AeselúnicofactorqueproduceB,entoncesdonde uenc que a r · l · · . · que haber A Si miran al mundo y a a expenenc1a propia se ucne 8 ucne · . , (d 1 glatcPra) y la nuestra (de Estados Urudos) encontrar~ que hay e ·hn ,odos en los que hubo sindicatos fuertes Yno había inflación. mue ospen , . d' , Hay muchos períodos en l~s que no hab1a ·s1n 1catos pero _si mucha · tílación. Históricamente simplemente no hay m .nfl nada . , parecido a una relación biunívoca entre sindicatos fuertes e 1 ac1on. Pennítaseme explicar la falacia de este argumento, tal como yo lo veo. Creo que ustedes estarán de acuerdo en que los monopolios industriales fuertes no producen inflación; producen precios relativamente altos para los productos que monopolizan, y una baja producción de esos productos. Si un monopolio se hace más fuerte, o si un monopolio reemplaza a la competencia, en el proceso de ir de la competencia al monopolio hará subir el precio relativo de su producto y reducirá la producción. Si hay dificultad en absorber el exceso de empleados así creado, nuevamente puede haber un aumento de una vez en el nivel de precios, pero no hay ningún proceso continuo de inflación. ¿Por qué son diferentes los sindicatos? La gente dice que porque los sindicatos no maximizan las ganancias. Pero eso realmente no es relevante. El comportamiento de los sindicatos no es algo totalmente caprichoso, errático; está determinado por ciertos objetivos, cualesquiera éstos sean. La pregunta que hay que hacer es, ¿hay un salario real de equilibrio? El análisis de ese problema muestra la falacia en los argumentos más sofisticados con los que se busca demostrar la responsabilidad de los sindicatos por la inflación. Supóngase que todos los convenios gremiales duran tres años y que, cuando se los negocia, siempre incluyen una cláusula de ajuste que cubre el 100 por ciento del costo de vida. Entonces los sindicatos r~alment~ es~án negociando salarios reales. ¿Cómo pueden crear inflac~ón_ los smd1catos fuertes en esas circunstancias? No hay manera. Un 81.nd1 cato puede crear un conflicto social, puede hacer que la gente pierda el trabajo, puede crear desempleo. Si se hace más fuerte, Ypor tanto el número de gente empleada en sus áreas va a ser menor a medida
1
1
1 1
_ _ _ i ~ - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -- - - - ~
~''*
~ft'\l"'l* .n,~ ~" ~,at\\, rral, f"lt\lr '-'ft'&r intl•'ión tem~a et\~ l~,,~~, ,tr~,,1\," i~,n,~ l"'hhl'tt ltU<' at\~,,rhtt t'l ,lrs<'tnplco stn -'~"~,\" "'-'' ~,.-"''-~, l\oit\, '"' f'U<'\k- l"'"hl\'tr unn intl~d,'tl c-ont,nua. l~' ,~'\t ~,~ <'~t\'\ -~~\,lut:uurntt <'SJ~n,u,c.tn ror la l"rttnci1 ~'j('t-.th!~b \l\l(' tt~'\'<'ntn, rn t ~nln H1~tl1':, \k qu<' S<' pu<'
l'~'''""
~~"1~~'""~ ~· ,\:- tll~tl<'n\ Ul(t\f\"\'tl 1,, QU<' no S<' rsui dispuest() a hncer
ffl "'~~, ,btt\.'tl y
il°'l<'ttt.
\t~R~ RRAl)Y: ¡.Q\~ ¡,,~ihih"t~,d hny Je que w1 pn""K:·rso inflacionario. ~ pn"-.~\f u~'\ nt;\h\ ~~t~nm.'i"-'n dt.' n'\'lll'Sll~ ~
inversión. eleve la tasa Mtu~l Je ,~n,plñ." lk nHx1(' que- la curva Phillips ~ incline a la ~~1 m ,-e.z l'te- ~r ,~ni~at·~ PR()f"ES()R FRlEO~tAN: Es una pre~untu n1uy difícil de. contestar. A¡.,,~~ el pn.-..~len1a ~rucial de si la int1ad6n es ahierta o reprimida. Si b intlacit-m es al°'iena -si O(\ hay restricciones- no hay razón para que ¡.nwoque una mala inversit1n. Producirá una mala distribución de ta.~"\S al inducir a la {!ente a tener reservas de dinero e.n efectivo ' menc.."\fe'S a tas que tendría en otrC\ caso. al inducirla a n1algastar recursos bal."'iendo ft~camente lo que se podría hacer con la ayuda de dinero. Eso baria que el nivel de ingresos rt·ales fuera más bajo de lo que sería de otro modo. pero no hay ninguna razón para que altere el nivel de empleo o desempleo. E..'3 es una cuestión diferente. Para determinar el efecto sobre el empleo se tendría que saber si las acti\idades que sustituyen al dinero operan en un mercado laboral con características friccionales distintas a las de otras industrias. De igual modo, no está claro qué pasará con la tasa de crecimiento. El nivel de producción siempre será menor con inflación alta que con inflación ba_ja pero eso no quiere decir que la producción no puede estar creciendo a la misma tasa. F.n la práctica no es probable que la inflación sea abierta. En mi opinión se hace mucho más daño con las medidas que se toman para reprimir la inflación, que el que produce la inflación abierta por sí misma. En consecuenci~ si se van a considerar en forma realista
distintas tasas de inflación, entonces creo que lo que usted dice es correcto, no debido a la inflación~ sino debido a que cuanto mayor sea 101
la ~ Je antlk·aón. 11111u mh 1cncr1hada acr6 probablemente la intcr1tll.'tKua \lcl 11ohacrnu en el rneu:üdo. bn cf«·to, laJ an&erferencaa C14U1v alr a "u,ucntur la l.: um ullld de t fil'~ 1onc~ Yub,lÁCuJo,- en el mercld() lahurul y. por tunto. ,a Ul·ruk .a ~·rcar un nivel rná~ alto de dcKmplco. flor c~o '-·uando h)\ ¡,rratK.lt ~tus y otras pcr,-ona,. prc:J(unla~ cu~to dct.cmpleo (o~lurt\ ,lcnotar u la mllad<>n, yo le\ di~o. ,.,uándo tuc la uluma vez (fue d<-m,tt't n su mujer'! ¡,( 'uánto dcsernplco ,o~tará derrotar a la infla.
n,,
ción?
Nadie debe dejarse llevar por el punto de vista de la curva PhilliJ>I ingenua y suponer 4ue realmente~
PREGUNTA (Identidad del que habla desconocida): ¿Cómo concilia la siguiente situación con lo que acaba de decir? Supóngase que hay una situación en la que una firma industrial emplea, digamos, 20.000 personas, y los sindicatos están empujando los salarios hacia arriba. Y entonces el gobierno controla el precio al que se vende el producto. Se llega a un punto en que la finna le dice al gobierno: uy a no podemos producir esto, dennos un subsidio". ¿Eso no es inflación debida a una caída de la producción y/o a que se mueve más dinero?
.
PROFESOR FRIEDMAN: El subsidio en sí mismo no es inflación. Si el subsidio se financia imprimiendo dinero entonces la consecuencia será inflación. Si el subsidio se financia gravando a otro para pagar el subsidio no hay inflación. No estoy diciendo que la existencia de sindicatos fuertes no puede ser uno de los factores que, por una serie de vías, afecte lo que es la política monetaria. Pero en este sentido es sólo una entre muchas influencias. Lo que produce la inflación no son los sindicatos, ni los empleadores monopólicos, sino lo que sucede con la cantidad de dinero. Cualquier otra cosa que afecte la cantidad de dinero tendrá el mismo efecto. Lo que es más, yo voy más lejos. Puedo hablar con más certeza de mi país que del suyo. En mi país las posibilidades teóricas que hemos visto
1 1
1
1
1
1
1
1
1
102
aquí -que el (aumento del) empleo causado por 1 . d os s 1catos produce reacciones e parte de los gobiernos que provocan 1·nf1 ,6 íri . ac1 n-emp camente no han sido la fuente de inflación. En los Estad u ·d ' ' 1 ( · OS DI OS 18 expenenc1a es que os sa an~s gre?1iales han tendido a estar por detrás más que por delante de la 1nflac16n. Casi todas las confr ta · ·d · on c1ones · l h gre~1a ~s an 81 0 p~r mte~tos de recuperar el salario. Se ha culpado a ind' •
tos ~1nd1catos por la 1n?ac16n por la misma razón que en este país su gobierno. culpa a~ pre~10 del petróleo por la inflación. Todo gobierno busca chivos. ex~1atonos para sus propias deficiencias. Eso es lo que ha pasado en tru pais. Es lo que ha sucedido en Gran Bretafia. Dudo que, en la práctica, una parte importante de su problema inflacionario haya sido producido por sindicatos traviesos. Sin duda ha habido muchas diabluras; no estoy tratando de decir que no ha sido así. No estoy tratando de defender a los sindicatos, lejos de elJo. Creo que hacen un enorme daño. Pero creo que no hacemos ningún bien si utilizamos malas razones para objetivos buenos. Deberíamos saber enfrentar el problema de una política correcta en relación a los sindicatos, con el fundamento pertinente de que los sindicatos le niegan a la gente oportunidades para emplear sus recursos del modo más eficaz y porque mantienen el nivel de vida de la gente común de Gran Bretaña más bajo de lo que sería de otro modo, pero no con el falso fundamento de que de algún modo son generadores de dinero y de inflación. No debemos suponer que nos enfrentamos a un fenómeno totalmente nuevo. Las inflaciones nos han acompañado por dos mil años. ¡La inflación en tiempos de Diocleciano no fue producida por sindicatos fuertes! Ni tampoco lo fueron casrninguna de las otras inflaciones históricas. En su país y en el mío, todo empresario está convencido de que la inflación es producida por los sindicatos, o por la presión salarial, venga o no de los sindicatos. Y eso es debido a la falacia de la composición. Lo que es verdad para cada individuo, a menudo es lo opuesto de,lo q°:e es verdad para todos juntos. Cualquier persona en esta sala p~dna sahr por esa puerta en dos segundos; pero si todos trataran ?e sahr por esa puerta al mismo tiempo, no podrían hacerlo. Del ?11smo modo, la presión sobre un empleador para aumentar sus precios le llega e.n la fonna de un incremento en los salarios y costos. ~ él le parece que tiene que subir los precios debido al incremento de los salarios Y costos. Eso es cierto para él solo. ¿Pero de dónd~ salió ~l increment? en los costos? Se debe a ·que en alguna otra parte del sistema alguien aumentó la demanda, lo que tiende a llevarse los empleados del empleador u otros
- - - - - -- --
103 -
- -
-
-
-
-
-
-
- -
- -
,1 1 1
1
1
·1
bl. ado a ofertar en el mercado para preservar\
recursos. y 6ste se ve o ig consigo.
.
°'
1 1
. 11 105 profesores A.A.Alchian y W R Ali ·n1Econom1cs, · · en
an:
arábola que es excelente para mostrar claratnen tienen una pe~uena P amos que en un país donde todo lo demás esta verdad. Dice: suphonyg una gran locura por aumentar el consumo A::,1 bien de repente a . 'le ·1 muy de casa corren al carnicero a comprar carne , __ '1 ame y todas las amas N ·~ e .' án antados de venderles la carne. o aumentan par carniceros est ene . a \\ . s si·mplemente venden toda la carne que tienen, pero le nada los precio , · L · .d más grandes a los mayonstas. os mayonstas est6 .. hacen ped1 os . . I.Qll r la carne Dejan sus mventanos en cero. Vuelven encantados de Vende · ,, . a los frigoríficos. Los frigoríficos env1an su carne. El precio es el mismo pero los frigoríficos dan órden~~ a sus compradores ~n el ~e~cado de do: HCompren más carne . Hay sólo una cantidad hm1tada de gana , . d ganado disponible. o~ que lo un1co qu.e su,ce e es que en el proceso de que cada fngonf1co trata de ~on~egurr mas c~e, h~ce subir \:! el precio. Entonces sale una nota del fngonfico al mayonsta: Lamen' 1 tamos mucho que debido a un aumento en nuestros costos nos vemos 1 obligados a aumentar el precio". Va una nota del mayorista al minorista. y el minorista finalmente le dice a la clienta, cuando ella viene a quejarse de que ha subido la carne: "Lo siento, pero mis costos han subido". Tiene razón. ¿Pero qué es lo que inició la cadena de aumentos? Fue el ama de casa que fue corriendo a comprar carne. De la exacta misma manera, cada empresario tiene una visión falsa del proceso. Desde su punto de vista tiene razón: -la presión que sufre para aumentar los precios deriva de incrementos en los costos. Si sucede que hay sindicatos, lo atribuirá a la presión de los sindicatos. Si no hay sindicatos, lo atribuirá a alguna otra fuerza que está empujando los salarios hacia arriba, quizá la escasez mundial de azúcar, o los árabes Pero la verdad del asunto es que la fuente última de inflación siempre es el incremento en la demanda que se cuela hacia él de una u otra manera. EnUmversi •., -
1 1
1
1
1 1 1 1 1
1 1 1 1
1
1 1 1 1 1
m?~º
1 1 1
1
1 1 1
1
1 1 1
1 1
1 1 1 1 1 1
1 1 1 1
1
1 1 1 1 1
Notas
1 1 1 1 1
1
Jun_io de 1926, págs.785-92. Fue reimpreso en el Journal ofPolitical EconontY•marid abnl de 1972, págs. 496-502. ate$ 2 :ne Rel~tion ~tween Unemployment and the Rate of Change of Money Wage R
1 1 1 1 1
1 1 1 1 1
1 1 1 1
·1
:1
J
1
_ _J
104
It j í
> i
5 Inflación y desempleo: la nueva dimensión de la política•
Cuando el Banco de Suecia estableció eJ premio para Ciencias Económicas en memoria de Alfredo Nobel ( 1968 ), indudabJemente había-como indudablemente aún hay- un escepticismo generalizado, tanto entre los científicos como en el público en general, acerca de lo acertado de tratar a Ja economía como algo comparable a la física, la química y la medicina. Se considera a éstas "ciencias exactas", en las que es posible un conocimiento objetivo, acumulativo, definitivo. La economía y sus compañeras, las ciencias sociales, son vistas como más cerca de la filosofía que de la ciencia propiamente dicha, entramadas desde el vamos con valores porque se ocupan del comportamiento humano. ¿Las ciencias sociales , en las que los investigadores analizan su propio comportamiento y el de los demás seres humanos, que a su vez observan y reaccionan frente a lo que dicen los investigadores, no requieren métodos de investigación fundamentalmente diferentes de los de las ciencias físicas y biológicas? ¿No debieran ser juzgadas con criterios diferentes?
i
i )
1
¡
'
{
¡ í
* e0 nferencia en el Recordatorio de Alfredo Nobel de I976, d'ctada en Estocolmo en 1 d' · 0cc · al Paper N'151 (1977). ictembre de 1976; publicada originahnente como IEA asion
107
l. Ciencias sociales Y naturales Yo nunca he aceptado este punto de vista.. ~r~o que reflej~ una . tanto acerca del carácter y las pos1b1hdades de la ciencia confus16n, no . . .d d d 1 · · ·al acerca del carácter y las postb111 a es e a c1enc1a natural. soc1 , como . . · " · "· "l . En ambas, no existe ningún conoc1m1ento sust~!iv~ cierto.' so o hipótesis tentativas que no pueden ser "demoStrª~ª8.,, s~o que simplemente puede no encontrarse manera de rechazarlas; hipotes1s en las que podemos tener más O menos confianza, dependiendo de aspectos tales como la amplitud de la experiencia que abarcan, e~ relación a su propia complejidad y a hipótesis alternativas, y de la cantidad de_vec~s que.han escapado a la posibilidad de ser rechazadas. en la c1enc1a. social ~orno en la natural, el cuerpo de conocimiento pos1t1vo crece por la.1n~ap~c1dad de una hipótesis tentativa de predecir los fenómenos que la hipotes1s se propone explicar; por el remendado de esa hipótesis, hasta que alguien sugiere una nueva que abarca más elegante y simplemente los fenómenos problemáticos, y así ad infinitum. En ambas, a veces son posibles los experimentos, a veces no (basta pensar en la meteorología). En ambas, ningún experimento jamás es controlado completamente, y la experiencia a menudo ofrece evidencia que es el equivalente del experimento controlado. En ambas, no hay manera de tener un sistema cerrado autosuficiente o de evitar la interacción entre el observador y lo observado. El teorema de Godel en matemática, el principio de incertidumbre de Heisenberg en la física, las profecías que provocan su propia realización o su propia derrota en las ciencias sociales, son todas muestras de estas limitaciones. Por supuesto, las distintas ciencias trabajan sobre objetos diferentes, se alimentan de cuerpos de datos diferentes (por ejemplo, la introspección es una fuente de datos más importante para las ciencias sociales que para las ciencias naturales), les resultan de mayor utilidad distintas técnicas de análisis, y han tenido distinto éxito en la predicción de los fenómenos que estudian. Pero tales diferencias son tan grandes entre, digamos, la física, la biología, la medicina y la meteorología, como entre cualquiera de ellas y la economía. . ln~luso el difícil problema de separar los juicios de valor de los juicios cientificos no es algo exclusivo de las ciencias sociales. Recordaré una cena en una facultad de la Universidad de Cambridge, cuando yo estaba senta~o. entre un.. ~olega .economista y R.A.Fisher, el gran matemático es~d1st1c~ Ygenetico. M1 colega economista me contó de un estudiante a quien h~~1ª estado apadrinando en economía laboral quien. en relación con un análisis del efecto de los sindicatos, comentó: UBueno, seguro que el
T~!º
108 - - - -- - - - - - - - - - - - - - - - -
1 1 '
1
senor X (otro economista ,. M. de posiciones políti·cas d·~ 11crentes) no estaría de
acuerdo con eso . 1 colega consideraba esta expenenc1a · . como una . · condena de la economía porque ilustraba la imposibi·i·d . . I ad de una c1enc1a · · · 1·b económica· pos1t1va· 1 re · sir · Rona Id y 1e . de valores. Me volví haeta 1 · · soc1·a1es. . era en verdad exclus 1·va de las ciencias Pregunt é si ta expenenc1a Su respuesta fue un apasionado "no", y procedr·ó a contar una h'1stona · tras . . otra ~cerca de la precis_ión con la que podía derivar puntos de vista en genética de puntos de vista políticos. Uno de mis grandes maestros, Wesley C. Mitchell, me inculcó la razón básic~ por_ la ~ue los investigadores tienen plenos motivos para bregar por una c1enc1a hbre de valores~ no importa cuáles sean sus valores y no importa cuán fuerte sea su deseo de propagarlos y promoverlos. Para recomendar un curso de acción que logrará un objetivo, primero debemos saber si ese curso de acción efectivamente promoverá ese objetivo. El conocimiento científico positivo que nos permite predecir las consecuencias de un posible curso de acción, es claramente un prerrequisito para un juicio normativo acerca de si es deseable ese curso de acción. El camino al infierno está pavimentado de buenas intenciones, precisamente debido al olvido de este punto bastante obvio. Este punto es particularmente importante en la economía. Muchos países en el mundo hoy experimentan una inflación socialmente destructiva, desempleo anormalmente alto, mal uso de recursos económicos y, en algunos casos, la supresión de la libertad humana, no porque hombres malos deliberadamente buscaron lograr estos resultados, no debido a diferencias de valores entre sus ciudadanos, sino debido a juicios erróneos acerca de las consecuencias de políticas oficiales: errores que al menos en teoría pueden ser corregidos por el progreso de la ciencia económica positiva. Mejor que hablar de estas ideas en abstracto, 1 ilustraré el carácter de ciencia positiva de la economía abordando una cuestión económica concreta que ha sido una preocupación importante de la profesión económica a lo largo del período de posguerra; a saber, la relación entre in~ación y desempleo. Esta cuestión es una ilustración admira~le porque ha sido u~a cuestión política controvertida en todo el período, y sin embargo el cambio drástico que se ha dado en los puntos de vista pro~esi?nales aceptad~s, ~e producido fundamentalmente por la respuesta c1ent1fi~a a la expenenc1a que contradecía una hipótesis tentativa aceptada: -precisamente el proceso clásico para la revisión de una hipótesis científica: No puedo dar aquí una visión exhaustiva del trabaJo llevado ª.cabo ~n esta materia o de la evidencia que ha IJevado a la revisión de la hipótesis.
. la esperanza de poder transmitir el sabor Sólo podré ~ar la supe_rfic•~.con de indicar los items fundamentales que de ese trabaJO y esa ev1denc1a y requieren mayor invc st iga~iónl. de la relación entre inflación y La controversia profes1ona acerca . l . fl . , da con ta controversia sobre a 1n uenc1a de desempleo ha estado entre 1aza d los factores monetarios, fiscales y otros, sobre 1~ demlandda agredga a. '!na · · ó n cambio en a eman a. nommal de las cuestiones está referida a c mo u
rta cómo se ha producido se expresa en cambios en los · ' . f agregada, no 1mpo niveles de empleo y de precios; la otra est~ refenda a los actores que determinan los cambios en la demanda noffilnal agregada. Las dos cuestiones están íntimamente relacionadas. Los efectos de un cambio en la demanda nominal agregada sobre los niveles de empleo y de precios, pueden no ser independientes del origen del cambio Y, a la inversa, los efectos de las fuerzas monetarias, fiscales y otras, sobre la demanda nominal agregada, pueden depender de cómo reaccionan los ni veles de empleo y de precios. Necesariamente un análisis completo deberá atender a ambas cuestiones conjuntamente. Sin embargo, hay considerable independencia entre ambas. Para una primera aproximación, los efectos sobre el nivel de émpleo y de precios pueden depender sólo de la magnitud del cambio en la demanda nomimal agregada, y no del origen de ese cambio. En ambas cuestiones, las opiniones profesionales son hoy muy distintas a lasque había al finalizar la Segunda Guerra Mundial, porque la experiencia contradijo hipótesis aceptadas tentativamente. Cualquiera de estos dos tema~ podría por tanto servir para ilustrar mi tesis principal. He decidido refenrme a uno solo para mantener esta conferencia dentro de límites razonab~es. J:Ie ele.gido la rela~ión entre la inflación y el desempleo, porque la expenenc1a reciente me deJa menos satisfecho con la correción de mis traba~os anteriores sobre esta cuestión que la corrección de mis trabajos antenodres sobre las fuerzas que producen cambios en la demanda nominal agrega a.
2. Etapa 1: curva Phillips de pendiente negativa El análisis profesional de la relac. , . ha atravesado dos etapas desde el fin ion entre la mflación y el ~esempleo está entrando en una terce L ?e la Segunda Guerra Mundial y ahora
hipótesis,asociadaconeln:~b ª ~nmera etapa fue la aceptación de una re e A.W.Phillips, dequehavunarelación - - -- - - - - - - - -- - - -
negativa e~tablc entre el nivel de desem~leo y la tasa de cambio de los salarios -s1~ndo a_compai\a_dos los altos niveles de desempleo por la caída de los salano~, niveles baJos de dese~plco, por salarios en aJza-.2 Los .-mbios satanales, a su vez. estaban vinculados a cambios en los precios e~·· l. • tomando en cuenta e 1ncrem~nto secular en la productividad, y tomando al e,.ceso de costos de los precios sobre los salarios como dado por un factor de elevación, e~ líneas gener~les c~nstante. La figura 1 ilustra esta hipótesis. donde he recurrido a la práctica habitual de relacionar directamente el desempleo con los cambios en los precios, eliminando el ~aso intermedio ~ través de los salarios. Se interpretaba ampliamente esta relación como una relación causal que ofrecía a los responsables de elaborar políticas un trueque entre desempleo e inflación . Podían elegir un objetivo de bajo desempleo, tal como ML, pero, si hacían eso, debía aceptarse esa combinación de desempleo e inflación. Alternativamente, los hace~ores de polític~ p~dían elegir una tasa de inflación baja o aun la deflación comos~ obJ~tivo. En ese caso tendrían que aceptar mayor desempleo: M 0 para inflación cero, MH para deflación.
%1~
..... ¡ 0.. u:i
·§ ~
A
Q. CI)
..2
!~ E
o
L--L---~-;;::---ilAA,- Desempleo
ML
MH
J
~
cu (/)
~
Figura 1. Curva Phillips simple.
., d tratar de extraer la relac1on Entonces los economistas se ocupardon eobtem·dos en distintos países . 1 artir de los atos
ª.P .
fecto de distorsiones por elemen!os establecida en la figura y períodos, de tratar de eluni~~ el e cambios en los salarios y c~b~os extraños de clarificar la relac1on entre l beneficios y pefJu1c1os ' , ploraron os d en los precios, etcétera. Ademas, ex d d empleo, por el otro, buscan sociales de la inflación, por un lado, Y e 1 ,~s . . "correcto . f ac1litar la elección de1 trueque
°
111
lnfi dam te para esta hipótesis. los datos adi~ionales no se -& ortuna empíricas de la relación establecida co,uonnaron a e lelna. Las est;""'aciones u.u • .
por la curva Phillips fueron insatisfactorias. Más unportante, la tasa de inflación correspondiente a un nivel específico de desempleo no se mantuvo fija· en las circunstancias de la segunda posguerra, cuando los gobiernos en ~odas partes buscaban promov~r ~l "pleno em~}eo,,, tendi~ en cada país a subir en el tiempo y a ser muy distmta ~e un_pai.s a o~ro. Visto desde otro ángulo, tasas de inflación que antes ha?1an sido asociadas con niveles bajos de desempleo, iban unidas a altos ruveles de d~sempleo. El fenómeno simultáneo de alta inflación y alto desempleo se hizo notar con fuerza creciente entre el público y los profesionales, recibiendo el feo nombre de "estanflación". Algunos éramos escépticos desde un principio acerca de la validez de una curva Phillips estable, primordialmente por razones teóricas antes que empíricas.3 Lo que importaba en relación al empleo, argumentamos, no eran los salarios en dólares o libras o kronor sino los salarios reales -lo que los salarios podían comprar en bienes y servicios-. El desempleo bajo, por cierto, significaría una presión en favor de salarios reales más altos -pero los salarios reales podían ser más altos incluso si los salarios nominales eran más bajos, siempre que los precios fueran aun más bajos-. Similarmente, el desempleo alto, efectivamente, significaría una presión por salarios reales más bajos -pero los salarios reales podían ser más bajos incluso si los salarios nominales eran más altos, siempre que los precios fueran aun más altos-. No hay ninguna necesidad de suponer una curva Phillips estable para explicar la aparente tendencia a que una aceleración de la inflación produzca menor desempleo. Eso puede explicarse por el impacto de cambios no esperados en la demanda nominal sobre mercados caracterizados por convenios (explícitos e implícitos) de largo plazo con respecto al capital y al trabajo. Los convenios de largo plazo en relación al trabajo pueden explicarse por el costo para los empleadores de adquirir información sobre los empleados y el costo para los empleados de adquirir información s~~re oportunidades de empleo alternativas, más el capital humano espec1flco que hace crecer en el tiempo el valor de un empleado para un determinado empleador, sobrepasando el valor de ese empleado para otros empleadores potenciales. ~ólo ~portan las sorpres~s. Si todos anticiparan que los precios van a ~ubrr, digamos, un 20 por ciento al año, entonces esta anticipación se mco1!'oraría a los futuros convenios salariales (y otros convenios), los salanos reales se comportarían entonces como lo harían si todos anticipa112
1
que no habría ningún aumento de prec · . 1 ta d . fl tos, y no haL-La . se asociara .ª . sa e 1n ación de un 20 r . un motivoparaque esempleo d1st1nto a una tasa de cero po . po ciento con un nivel de d . . . r ciento Un camb. muy d1st1nto, especialmente en presen . d · 10 no esperado es · c1a e con ven·1 d -siendo ellos mismos en parte un resultado del co . ~s e •.argo plazo -n
,....
cuyo efecto aumentan y prolongan en el t. nocimiento imperfecto plazo significan, primero, que no hay unie?1po-: Los convenios de largo (como en el mercado de comidas pereªJu¡te ins~táneo del mercado retrasado de los precios y las cantidades e~ eras), sino sólo un ajuste 0 demanda (como en el mercado de alquiler da ~ ~ambios en la oferta y la . e viviendas)· seg d convenios adoptados no dependen sólo de 1 . ' un que 1os presente, sino también de los precios que se~: precios ob~ervables en el del término del convenio. pera que existan a lo largo
°,
3. Etapa 2: la hipótesis de tasa natural Siguiendo estos lineamientos, nosotros4 desarrollam hi ,. · · d· · os una potes1s alternativa que 1st1ngue entre los efectos de corto y largo piazo de los . . cam b10s "? .pre:1.st?s en la demanda nominal agregada. Partiendo de alguna pos1c1ón 1nic1al estable supóngase, por ejemplo, una aceleración no esperada de la demanda nominal agregada. Esto se le presentará a cada productor como una demanda inesperadamente favorable para su producto. En un medio en el que se dan permanentemente cambios en la demanda relativa de diferentes bienes, no sabrá si este cambio se da sólo para él o si es generalizado. Es racional que lo interprete como que, en parte al menos, es sólo para él y que reaccione buscando producir más, para vender a lo que ahora percibe como un precio de mercado más alto de lo esperado para la futura producción. Estará dispuesto a pagar salarios nominales más altos de los que estaba dispuesto a pagar antes, para atraer trabajadores adicionales. El salario real que le importa a él es el salario en los términos del precio de su producto, y percibe que el precio de su producto es más alto que antes. Por tanto, un salario nominal más alto puede signific8!un salario real más bajo desde su punto de vista. . Para los trabajadores, la situación es distinta: lo q?e a ell?s les 1m~orta es la capacidad de compra de los salarios, no en relación al bien especifico que producen, sino en relación a todos los bienes en general. Tanto ellos como sus empleadores probablemente ajusten más lentament.e su perc~p., , t so obtener infonnac1ón cion de los precios en general -porque es mas cos 0 . d 1b. pecífico que producen. sobre eso- que su percepción del precio e ien es
113
loa "- w modo. que trabaJ ...,.. aJ losmo un aumento de los salarios . reales. y de agur q...... ~ salarios nomm es co f, de trabajo, al mismo ltempo qUc las .adOies pueden percibir un aumento de
J
1
l
1
se produzca una mayor o erta a caída en los salarios reales y Por lanto ·ben como un d é · empleadores lo perc1 Of rta de empleos. Expresa o en t ntunos de¡ provoca un aumento de la e percibidos, los salarios reales están lllás Promedio de los precios f~t 0; 0 5 ro promedio percibido, los salarios reaJes · del precio I u1u bajos; en ténnmos
!
1
~ 1
son más altos. .a. en la medida en que se mantenga la 1 Pero esta situación_ es_:~:;;:: demanda nominal agregada y de los tasa más alta de cre_cimie . starán a la realidad. Cuando lo hagan, el precios, las percepciones ~e ªJ~ ego incluso sucederá lo opuesto por Uo efecto inicial desaparec~ra, ~ajadores y empleadores atrapados por tiempo,_ al. encontrarse F~~al:ente, el empleo volverá al nivel dominante con vernos previo a la1napropiactos. supuesta ace1erac1.ón no anticipada en la demanda nominal agregada.
:1 =1
/:
i
1
1
,1 1/ 1 1 1 1
.1
'1
a..¡ "C "C
1
-l Q..
1 1
e:
~
B
1
.1
c3
s -.;; .s ~
. 1
(_1_ dP) = B A
CI)
~
1
p dt
1
1
(_1_ dP)= A
1 . 1
p dt
1
1 1
1
'1
i
1
Figura 2. Curva Phillips ajustada a las expectativas.
1
1
1 1
Esta hipótesis alternativa es representada en la figura 2. Cada curva de pendiente negativa es una curva Phillips igual a la de la figura l, exce~to que es para una tasa de inflación percibida anticipada particular, definida como la tasa percibida de cambio promedio en los precios, no el promedio de las tasas percibidas de cambio individual de precios (el orden de las curvas se invertiría para el segundo concepto). Comenzando en el punto E pennitamos que la tasa de inflación se mueva, por la razón que sea, de A
1
1 1 1
1 1
1
1
1 1
il 11
Il4
1 1
1 1
1 1
y que se q~ede allí. El desempleo declinaría inicialmente a ML en el punto F, mov1é~~ose a lo largo de. la curva definida para una tasa de inflación no ant1c1pada de A. A medida que se ajustaran las expectativas. 48
ºf')*
(_J_ p dt
la curva de corto plazo se movería hacia arriba, llegando finalmente a la curva definida por una tasa de inflación esperada de B. Concurrentemente, el desempleo se movería gradualmente de F a G. 5 Este análisis. ~s, por s~puesto, sobresimplificado. Supone un solo cambio no ant1c1pado, mientras que por supuesto hay una corriente continua de cambios no anticipados; no toma en cuenta explícitamente los retrasos ni los errores por exceso en la política ni tampoco da cuenta del proceso de formación de las expectativas. Pero sí resalta las cuestiones claves: lo que importa no es la inflación per se sino la inflación no anticipada; no hay ningún trueque estable entre inflación y desempleo; hay una "tasa natural de desempleo" (MN), que es coherente con las fuerzas reales y con las percepciones precisas; el desempleo sólo puede ser mantenido por debajo de ese nivel acelerando la inflación o, por encima de él, acelerando la deflación. La "tasa natural de desempleo", un término que introduje paralelo a la "tasa natural de interés" de Knut Wicksell, no es una constante numérica sino que depende de factores "reales" por oposición a factores monetarios: la efectividad del mercado de trabajo, el nivel de competencia o de monopolización, las barreras o los elementos que favorecen tener varios trabajos, etcétera. Por ejemplo, la tasa natural claramente ha estado subiendo en los Estados Unidos por dos razones principales. Primero, las mujeres, los adolescentes y los trabajadores de tiempo parcial constituyen una porción creciente de la fuerza laboral. Estos grupos son más móviles en relación al empleo que otros trabajadores, entrando y saliendo del mercado de trabajo, cambiando con más frecuencia de trabajo. El resultado es que tienden a soportar tasas promedio de desempleo más altas. Segundo, se han hecho asequibles a más categorías de trabajadores el seguro de desempleo Yotras fonnas de asistencia a personas desempleadas, y se han vuelto más ~enerosas en duración y monto. Los trabajadores que pierden el empleo ~enen menos presión para buscar otro empleo, tenderán a esperar más tiempo con la esperanza, generalmente cumplida, de ser ~amados nuevamente por su antiguo empleador, y pueden ser más selectivos en cuanto a 115
. as que estudian. Además. la disponibilidad de seguro ,._ . . ~ uc 1 desde el vamos ingresar a a 1uerza laboP
mucho más desarrollado para los Estados Unidos tanto como para otros pafses. También el significado de las cifras de desempleo regist~adas y la relación entre las cifras registradas y la tasa natural. Estas cuestiones son de la mayor importancia para la admini~tración ~ública. Sin e_m~argo, son cuestiones secundarias en relación a m1 propósito presente hm1tado. La conexión entre el estado del empleo y el nivel de eficiencia 0 productividad de una economía es otro tópico de importancia fundamental para la administración pública pero también es una cuestión secundaria para mi presente propósito. Hay una tendencia a dar por sentado que un nivel alto de desempleo registrado es prueba de un uso ineficiente de los recursos, y a la inversa. Este punto de vista es un serio error. Un nivel bajo de desempleo puede ser señal de una economía de conscripción obligatoria que utiliza sus recursos en forma ineficiente e induce a los trabajadores a sacrificar ocio por bienes que valoran menos que el ocio, bajo la creencia equivocada de que sus salarios reales serán más altos de lo que resultan en la práctica. O una tasa natural baja de desempleo puede reflejar arreglos institucionales que inhiben el cambio. Una economía altamente estática y ógida puede tener un lugar fijo para todos, mientras que una economía dinámica, altamente progresiva, que ofrece oportunidades siempre cambiantes y alienta la flexibilidad, puede tener una alta tasa natural de desempleo. Para ilustrar cómo una misma tasa puede corresponder a condiciones muy diferentes: Japón y el Reino Unido tuvieron bajas tasas promedio de desempleo de, digamos, 1950 a 1970, pero el Japón vivió un crecimiento rápido, mientras que el Reino Unido, estancamiento. La hipótesis de la "tasa natural" o "aceleracionista" o de "curva Phillips aj~stada por las expectativas" -los diversos nombres que se le han asignado- actualmente es ampliamente, aunque de ningún modo universalmente,_ a~epta~a. por los economistas. Unos pocos aún se aferran a la curva Philhps ong1nal; un número mayor reconoce la diferencia entre curvas de corto y de l~go plazo, pero considera que incluso la curva de largo plazo es de pendiente negativa, aunque más pronunciada que las curvas ~e corto plazo; algunos sustituyen una relación estable entre la ~eler~c16n de la inflación y el desempleo por una relación estable entre inflación y desempleo -conscientes de, pero no preocupados por la _ U6_ _
pasibilidad de que la misma_ J6gi.ca que los lleva 8 una segunda derivación fos neve a ~un m~yo~s dcnvac1on~s-. Mu~ha4i 1nvest1gac1on~s econ6rn1cas actuales están dedicadas 8 explo...ir vanos aspectos de esta segunda etapa - Ja dinol(mi·ca d 1 1~ • • a e proceso. 1a fonnaci6n de expectativas y el tipo de política sistem,itica -si es que hay
aJguna- qu~ ~uede tener un _efc~t~ predecible sobre magnitudes reales.
7
podemos espc~ar un progr so rap1do en estas cuestiones. (Debo hacer mención espcc~al d~I trabaJo sobre '~expectativas racionales''. especialmente las ~ontnbuc1ones que han tenido gran influencia en la generación de nuevas ideas, de John Muth, Robert Lucas y Thomas Sargent.)6
4. Etapa 3: ¿una curva Phillips de pendiente positiva? Aunque está lejos de haber sido plenamente explorada la segunda etapa, no hablemos ya de su plena absorción por Ja bibliografía económica, el curso de los acontecimientos ya está produciendo el avance a una tercera etapa. En los últimos años una inflación más alta a menudo ha sido acompañada por mayor y no menor desempleo, especialmente si se toman períodos de varios años de duración. Una curva Phillips estadística simple para tales períodos parece de pendiente positiva, no vertical. La tercera etapa tiene como meta acomodar este fenómeno empírico aparente. Para . hacerlo, sospecho que tendrá que incluir en el análisis Ja interdependencia .. de la experiencia económica y los procesos políticos. Tendrá que tratar al menos algunos fenómenos políticos, no como variables independientes como variables exógenas en la jerga econométrica-, sino como determinados ellos mismos por los eventos económicos -como variables endógenas-. 7 La segunda etapa fue muy influenciada por dos sucesos de la teoría económica de las últimas décadas: uno, el análisis de información imperfecta y el costo de adquisición de infonnación, en lo que fue pionero George Stigler; el otro, el papel del capital humano en la determinación de la fonna de los contratos laborales, donde fue pionero Gary Becker: La tercera etapa, según creo, será muy influenciada por un tercer s~ceso fundamental -la aplicación del análisis económico al comportamiento político, un campo en el que también han cumplido el papel de pioneros Stigler y Becker, junto con Kenneth Arrow, Duncan Black, Antony Downs, James Buchanan Gordon Tullock y otros. La aparente relación p~sitiva entre inflación y dese.mpleo ~a sido fu~nte de gran preocupación para los responsables de la política oficial. Per~utanrne citar un discurso del primer ministro Callaghan de Gran Bretana:
- - - ------
- - - -- - - - -
117
Solíamos pensar que se podía salir de una recesión gastan~, ~ awnen~ el empleo reduciendo los impuestos y aumentando el gasto pubb~. Les digo con toda sinceridad que esa opción ya no existe y que, en la medida en que alguna vez existió, sólo funcionó ... inyectando dosis cada vez más grandes de inflación en la economía, seguido de niveles de desempleo más altos en 8 el siguiente paso... Esa es la historia de los últimos 20 años. El mismo punto de vista aparece expresado en un trabajo del gobierno canadiense: La inflaciqn continua, particularmente en América d~I Norte, ha sido acompañada por un aumento en las tasas de desempleo.
Estas son declaraciones sorprendentes, yendo como van en dirección directamente contraria a la política adoptada por casi todos los gobiernos occidentales a lo largo del período de posguerra.
a) Algunos datos Se aportan datos más sistemáticos para las últimas dos décadas en el cuadro 1 y en las figuras 3 y 4, que muestran las tasas de inflación y desempleo en siete países industrializados en las últimas dos décadas. Según los promedios quinquenales en el cuadro 1, la tasa de inflación y el nivel de desempleo se movieron en direcciones opuestas -el esperado resultado de una curva Phillips simple- en cinco de siete países entre los primeros dos quinquenios (1956-60, 1961-65); sólo en cuatro de siete países entre el segundo y el tercer quinquenio ( 1961-65, 1966-70); y sólo en uno de siete entre los últimos dos quinquenios (1966-70, 1971-75). E incluso la única excepción -Italia- no es realmente una excepción. Es cierto, el desempleo fue en promedio un grado más bajo entre 1971 y 1975 que en los cinco años anteriores, pese a que la tasa de inflación se triplicó y más. Sin embargo, desde 1973, la inflación y el desempleo han subido en forma muy marcada. Los promedios para los siete países graficados en la figura 3 muestran aun ~ás claramente. el cambi·º· de una curva Phillips simple de pendiente negativa a una pendiente positiva. Las dos curvas se mueven en direcciones opuestas entre los dos primeros quinquenios· y en la misma dirección ' a partir de allí.
118
1
1
1
1
1
1
9,75
I
8,75
I
,-. o
1
7,65
'
6,75
1
.a,..
e: :2 (.) ~
.s ~
-jI
~
I I
3,0
I I I
5,75 4,75
~
1
1
1
~ Q)
1
~
1
"O
1
3,75
i
1
2,75
~
2,5
cu CI)
(,:s CI)
1
1
2,0
1
'56-'60 '61-'65 '66-'70 '71-'75
1
1 1
1
Figura 3. Tasas de desempleo e inflación, 1956-75, por quinquenios: promedios no ponderados para siete países.
1
1
1
1
Los datos anuales en la figura 4 cuentan una historia similar, aunque más confusa. En los primeros años, hay amplia variación en la relación entre los precios y el desempleo, variando de, esencialmente ninguna relación, como en Italia, a una relación negativa de año a año bastante definida, como en el Reino Unido y Estados Unidos. En los últimos años, sin embargo, Francia, los Estados Unidos, el Reino Unido, Alemania y Japón, muestran todos una clara alza de la inflación y el desempleo, aunque para Japón el aumento del desempleo es mucho más pequeño en relación a la inflación que en otros países, lo que refleja el distinto significado del desempleo en el medio institucional diferente de Japón. Sólo Suecia e Italia caen por fuera de la norma. Por supuesto que estos datos son muy sugerentes. No tenemos realmen-
1
.
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
119 _
_
_
__ _
_
_
_
_
_
_
__ _
_
_
__ _
_
_
1
1
_ _ _ _J
Tasa de desempleo e.o o
j
e
a.
-o
e
·¡;
=e "01 al
-
Q)
Q)
"0 ftl
U)
~ ,• 1
1
•
O
LO
,--
O
Tasa de desempleo C\J
o
1
••
-~ e: ca
E Q)
<
LO ,--
LO
O
LO
o
t()
o
120
-
-
-
-
- - -
-
-
---
-
-
-
-
-
-
-
- -- -
, 20,-:.,
••
15 t-
•
101-
\
~:
Italia
•• •
,..........
......'~
20t
/16
101-
:b~t
51::_
1965
201-
1970
15 t-
6
/ -14
-·
20 15
V ~ '-.J
0
-N
···------····· 1960
1965
.. 2
5
.······-······-·-· 1970
197~
0
-
IO
1
1
1965
1970
1975
-18 ~
•
,i
#
/'· ' · . . ••
/\ --·.
..
••
..... ./16
" . . . ._.··• '. •
#
~
...
r
-f 2
#
Reino Unido
t-,'
1O
•
1960
t
/ -1 4
---~ . ~-· ··~
~~
,
1O1-
··-
01
1975
~8
Japón
EE.UU .
15
/ "14
--
..., 8
~ ~;;-
Figura 4. Inflación y desempleo en siete países, anual, 1956-75.
1
1965
1
1970
•
•••
-f 4
-f2
/
g~i
1
tj
Cuadro 1 Inflación Y desempleo en siete países, 1956-75: valores promedio para quinquenios sucesivoS. DP • tasa de cambio de precios, por ciento por año; M= desempleo, porcentaje de la tuerza laboral.
~no Francia
Alemania
DP
DP
M
Italia
Japón
Suecia
Reino Unido
EE.UU.
~
M
DP
M
DP
M
DP
M
DP
M
DP
M
DP
Al
1956-60
5,6
1,1
1,8
2,9
1,9
6,7
1,9
1,4
3,7
1,9
2,6
1,5
2,0
5,2
2,8
3,0
1961-5
3, 7
1,2
2,8
o, 7
4,9
3, 1
6,2
0,9
3,6
1,2
3,5
1,6
1,3
5,5
3,7
2,0
1966-70
4,4
1,7
2,4
1,2
3,0
3,5
5,4
1, 1
4,6
1,6
4,6
2, 1
4,2
3,9
4, 1
2,2
1971-5
8,8
2,5
6,1
2,1
11,3 3,3
11,4 1,4
7,9
1,8
13,0 3,2
6,7
6,1
9,3
2,9
Nota: DP es la tasa de cambio de los precios al consumidor sobre la base de agregados anuales desde el ano calendario 1955 a 1960; 1960 a 1965; 1965 a 1970; 1970 a 1975. Mes el desempleo promedio durante los cinco años calendario indicados. Como resultado de esto DP cubre períodos medio año adelantados en relación a M.
1
1
cuerpos de datos diferentes. Las influencias m·t . , emac1onales te afectan a todos los ~a1ses, de modo que multiplicar la cant. co1!1unes ultiplica proporc1onalmente la cantidad de evid . ~dad de ?a1ses no :sis del petróleo golpeó a los siete países al mismi~:1a. ncpart1c~lar, · · sobre 1a tasa de inflación la eel efecto de 1a cns1s . pertu mpo. b, d' ualqu1era sea roceso product1vo · d · ,, . ' r o rrectamente y ten 10 a mcrementar el desempleo Et . el P . , ·1 t d t .b . . s os mcrentos dif1c1 men e pue en a n urrse a la aceleración de la infl . , rne - ,, b ac1on que compano; a lo sumo am os pueden considerarse al men . mena loS ., os parcia 1 te como el resu~tado comun de una tercera influencia. 10 Los datos. quinquenales y anuales muestran que la crisis del petro, 1eo no ~ , puede exyl1car por comp1eto e1 1enomeno descripto de modo tan gráfico por el senor Callaghan. Ya ~tes de la cua?ruplicación de los precios del petróleo en 1973, la mayona de los pa1ses muestran una asociación claramente marcada de inflación en ascenso con desempleo en ascenso. Pero esto también puede reflejar fuerzas independientes en vez de la influencia de la inflación sobre el desempleo. Por ejemplo, las mismas fuerzas que han estado elevando la tasa natural de desempleo en los EE.UU., pueden haber estado operando en otros países y pueden ser las responsables por la tendencia alcista del desempleo, independientemente de las consecuencias de la inflación. Pese a estas especificaciones, los datos sugieren fuertemente que, en algunos países, de los cuales Gran Bretaña, Canadá e Italia pueden ser los mejores ejemplos, la inflación y el desempleo en ascenso, más que aparecer como efectos separados de causas separadas, se han reforzado mutuamente. Los datos no son incoherentes con la afirmación más fuerte de que, en todos los países industrializados, las tasas más altas de inflación tienen algunos efectos que, al menos por un tiempo, favorecen un mayor desempleo. El resto de este trabajo está dedicado a una exploración preliminar de lo que pueden ser algunos de estos efectos. .t
1
s1e e
1
1
1
1 1
1
1 .
1
1
1 1
1
1
1 1 1
1 1 1
1 1
1 1
1 1 1
1 1
1
1 1
1
1 1 1 1
1 1
1
1 1
b) Una hipótesis tentativa
1
1 1
He llegado a la conjetura de que una elaboración modesta de la hipót~sis de tasa natural es todo lo que se necesita para dar cuenta de una relación positiva entre la inflación y eJ desempleo, aunque por supue 5 ro que tal relación positiva se puede dar por otros motivos. De la misma mane~ que 1tn .. h' . . Ph.llips de pendiente 1 ~ ipótes1s de tasa natural exphca una curva negativa · en períodos cortos como un fenómeno temporario que desapare-
- - - -- - - -- - - - - - - - - - - - -
1 1
1 1
1
1 1
1
1 1
1
123
1
1 1
1
1
cerá 8 medida que los agentes económicos. ajusten ~~s expec~tivas a la realidad también una curva Phillips de pendiente pos1t1va en penodos más largos p~ede darse como un fenóm~no transicional que desap~ecerá a medida que los agentes económicos aJusten, no sólo sus expectativas, sino también sus arreglos institucionales y políticos, a una nueva realidad. Cuando esto se logre, creo que -como lo sugiere la hipótesis de tasa natural- la tasa de desempleo será en gran medida independiente de la tasa promedio de inflación, aunque puede no serlo la eficiencia de la utilización de recursos. La inflación alta no necesariamente significará un desempleo anormalmente alto ni anormalmente bajo. Sin embargo, los arreglos institucionales y políticos que la acompañan, ya sea como reliquias de la historia anterior o como productos de la inflación misma, es probable que se demuestren antitéticos al uso más productivo de los recursos empleados -un caso especial de la distinción entre el estado del empleo y la productividad de una economía a la que se hacía referencia antes. Creo que es coherente con este punto de vista la experiencia de muchos países latinoamericanos que se han adaptado a tasas de inflación crónicamente altas, una experiencia que ha sido analizada de modo muy sagaz por algunos de mis colegas., en particular Amold Harberger y Larry Sjaastad. 11 En la versión de la hipótesis de tasa natural sintetizada en la figura 2, la curva vertical representa tasas alternativas de inflación plenamente prevista. Sea cual fuere esa tasa-sea negativa, cero o positiva-puede incorporarse a cada decisión si se la puede anticipar plenamente. Con una inflación prevista del 20 por ciento por año, por ejemplo, los contratos salariales de largo plazo fijarían un salario en cada año que aumentaría un 20 por ciento todos los años en relación al salario de inflación cero; los préstamos de largo plazo rendirían una tasa de interés 20 puntos porcentuales más alta que la tasa de interés de inflación cero o el capital se incrementaría un 20 por ciento anual; etcétera: en síntesis, el equivalente de una plena indexación de todos los convenios. La tasa alta de inflación tendría algunos efectos reales, al alterar los saldos en dinero en efectivo deseados, por ejemplo, pero no tendría por qué alterar la eficiencia de los mercados de trabajo, o la extensión o los términos de los convenios laborales y, por tanto, no tendría por qué modificar la tasa natural de desempleo. Este análisis supone en forma implícita, primero, que la inflación es estable o al menos que no es más variable a una tasa alta que a una baja: de otro modo, es improbable que la inflación pudiera ser totalmente ~ticir~da a una tasa alta ta~to como a una tasa baja; segundo, que la inflac1on es, o puede ser, abierta, con todos los precios en libertad de ajustarse a la tasa más elevada, de modo que los ajustes de precios relativos 124
_,. tos mismos con una inflación del 20 por e. ""'" . 1ento que con . ctf'O; tercero -lo que es. en reahdad una variante del se una tnflación haY obstáculos a la mdexación de los conv . gundo punto-. que ,.o . . tl . emos fma.Jmente, s1 1a m ac16n a un promedio de un 20 · . • persistir por mucha~ década~. se llegaría a cubrir ':"~ento an~. fuera i...d~nte bien. que es la razón por la que me incti· ~uenmientos IJII--" no a retener la cwv Phil · vertical de largo-largo-plazo. Pero cuando un país 1'é . a lips comienza a tener 11~c; de inflación mác; altas, la situación se alejará si: : _ requerimientos. y ese período transicional muy bien ~~camente de estos 'dé . l pvui .a durar ~Á,,,,~--'-- • Cons1 rense en part1cu ar los EE.UU. y el Rein 0 u .d ~. . m o. Durante siglos antes de la S egund a G uerra Mundial para el R · U . .dos · I EE UU · ' eino nido, Yun siglo y medio para os . ., los precios variaron en tomo a · . un ruve a trazos 1
1
1
1
mostrando incrementos sustanc1· l · gruesos constante, ., a es en tiempos de más o menos a los ru· I · guerra y luego crudas de posguerra . " ve es previos a la guerra. El concepto de un nivel normal" de precios estab fi · d l · · · . a mnemente enra1za o en as mst1tuc1ones financieras y otras institucion d I d "b. · es e os os países y en Ios ha 1tos y actitudes de sus ciudadanos. En seguida después de la Segunda Guerra Mundial la expectati· . d l . va ge~eral1~ a era que a expenencia ~te~or. se iba a repetir. El hecho es que la mflac10~ de posguerra se s~bre1m~nm1ó a la inflación de tiempo de ~erra; y sm e~bargo en el Remo_Umdo y en los EE.UU. había expectativas de deflac1on. Llevo mucho tiempo para que se disipara el temor de deflación de posguerra -si es que de verdad ya se ha disipado- y aún más tiempo para que las expectativas comenzaran a ajustarse a los cambios fundamentales en el sistema monetario. Ese ajuste aun está lejos de completarse. 12 Por cierto que no sabemos en qué consistirá un ajuste completo. No podemos saber si los países industrializados retomarán a una pauta como la previa a la Segunda Guerra Mundial de un nivel de precios estable por Wl largo plazo, o si se acercarán a la pauta latinoamericana de tasas crónicas de alta inflación -y cada tanto una irrupción de super o hiperinflación, como se dio recientemente en Chile y la Argentina13- o si sufrirán cambios económicos y políticos más radicales que conduzcan a otra resolución distinta de la actual situación ambigua. Esta incertidumbre-o, más precisamente, las circunstancias que pr~ucen esta incertidumbre- lleva a alejarse sistemáticamente de las cond1c~?- . nes requeridas para una curva PhilJips vertical. · · El alejamiento fundamental es que no es probable que la alta ~a de inflación sea estable durante las décadas de transición. Por el contrano~ es PTobable que cuanto más alta la tasa, más variable resulte. Eso ha Sido 125
- - - - - -- -- - - - -
empíricamente cierto en relación a. las dife~ncias entre países en las últimas décadas.14 También en témunos teóncos es altamente plausible, tanto en relación a la inflación actual y aun más claramente en relación a las expectativas de los agentes económicos respecto de la inflación. Los gobiernos no han producido la alta inflación coro~ ~na política d~liberada y anunciada sino como consecuencia de s~s pohucas -en particular las políticas de pleno empleo y de bienestar social q~e elevan el gasto oficial. Todos proclaman su adhesión al objetivo de precios estables. Lo hacen en respuesta a sus adherentes, que pueden bendecir los efectos secundarios de la inflación, pero aún están casados con el concepto de la moneda estable. Una irrupción de inflación produce fuerte presión para contenerla. La política va de una dirección a la otra, alentando amplias variaciones en la tasa de inflación actual y en la tasa anticipada. Y, por supuesto, en tal medio, nadie tiene expectativas de un solo signo. Todos reconocen que hay gran incertidumbre acerca de qué sucederá con la inflación en cualquier intervalo futuro específico. 15 La tendencia de la inflación alta a ser altamente variable, se ve reforzada por el efecto de la inflación sobre la cohesión política de un país en el que los arreglos institucionales y los contratos financieros han estado ajustados a un nivel "normal" de precios de largo plazo. Algunos grupos ganan (por ejemplo., los dueños de hogares); otros pierden (los dueños de cuentas de ahorro y títulos de tasa de interés fija). En los hechos el comportamiento "prudente" se convierte en aventurero y el comportamiento "aventurero" se vuelve prudente..La sociedad se polariza; los grupos se enfrentan entre sí. Aumenta la intranquilidad política. La capacidad de cualquier gobierno se reduce al mismo tiempo que crece la presión por una acción decidida. Un incremento en la variación de la inflación efectiva o prevista puede elevar la tasa nautral de desempleo de dos maneras diferentes. Primero, la volatilidad incrementada acorta la expansión óptima de los convenios no indexados y vuelve a la indexación más ventajosa. 16 Pero las prácticas efectivas tardan un tiempo en ajustarse. Mientras tanto, los arreglos previos introducen rigideces que reducen la efectividad de los mercados. Se agrega un elemento de incertidumbre adicional a todos los arreglos en el mercado. A lo que se agrega que la indexación es, incluso en el mejor de los casos, un sustituto imperfecto de la estabilidad de la tasa de inflación. Los fudices de precios son imperfectos; se producen con retraso y generalmente se aplican a los términos de los contratos con retraso aun mayor. Estos factores reducen claramente la eficiencia económica. Resulta menos claro cuál es su efecto sobre el desempleo registrado. Los inventarios promedio más altos de todos los tipos son una manera de enfrentar una
126
_ _J
rigidez e inseguridad aumentadas p · ero eso pued
. . empresas acap~en mano de obra y por tanto me e stgruficar que las 00rdesempleoounafucrza mayor de trabaJadores sin empleo y po t . l r anto alto dese l ruos de p ~? más corto pueden significar un a. mp ~º· Los convca las cond1c1ones modificadas y por tant d JUSle más ~áp1do del empleo O ajustar la duración de los convenios d esemple~ baJo, o la demora en satisfactorio y por tanto desempleo al;ue C~ cootlucrr ª un aju~te menos más investigación en esta área para clari~ ~a_mente, se _neces1~ mucha distintos efectos. Prácticamente todo lo icar ª importancia relativa de los el ajuste lento de los convenios y las e:;c~~ede decir ~ora es ~ue pueden contribuir a un índice más alto de ~esem;~:~s de la tndexac16n
::;:e
Un segundo efecto rel~cionado con la mayor volatilidad de la inflación es que. hace de los precios de mercado un sistema menos fi 1 · · e icaz para d a actividad económica Una funci'o"n fundam tal d · coor mar . · en e un sistema de precios, como lo subrayó tan brillantemente Hayek 11 es tran ·t· t f' . , sm1 rr en orm~ c~mpacta, e. ic1ente y a bajo costo la infonnación que los agentes economicos necesitan para decidir qué producir y cómo producirlo, 0 córn? emple~ los recursos propios. La información pertinente es sobre precios relativos: de un producto relativo a otro, de los servicios de un factor de producción relativo a otro, de productos relativo a servicios de . ' precios actuales relativo a precios en el futuro. Pero la información en la práctica se transmite en la forma de precios absolutos- precios en dólares, o libras o kronor. Si el nivel de precios en promedio es estable o cambia a una tasa estable, es relativamente fácil extraer la señal sobre precios relativos de los precios absolutos observados. Cuanto más volátil la tasa de la inflación general, tanto más difícil se hace extraer la señal sobre precios relativos de los precios absolutos: la transmisión de precios relativos se ve interferida, digamos, por el ruido que proviene de la transmisión de la inflación. 18 En la situación extrema, el sistema de los precios absolutos se vuelve casi inútil, y los agentes económicos recurren a una moneda alternativa, o al trueque, con efectos desastrosos sobre la productividad. · . Nuevamente, el efecto sobre la eficiencia económica está claro, pero menos claro en cuanto al desempleo. Nuevamente, parece plausible que el nivel de desempleo se eleve por el incremento del ruido en la.s se~al~s del mercado, por lo menos durante el período en que los arreglos mst1tuc1onales aún no están adaptados a la nueva situación. . . ,, · Estos efectos de la mayor volatilidad de la ~ación se d~an aun cuando legalmente los precios pudieran ajustarse hbrement~ -st, ~n ese sentido, la inflación fuera abierta-. En la práctica los efectos d~storsionantes de la incertidumbre, la rigidez de los contratos voluntanos de largo
- - -- -- - - - - - - - - - - - - --
127
de las señales de los precios casi con cenez b. d . a plazo y . . nes legales sobre los cam ios e precios. En el d . re ~orzarán las restnccio 1 ~ biemos mismos son productores e servicios que mundo moderno, os go o· desde servicios postales a una gran gama de otros se venden en el merCad · · d b" .items. tros prec1·os son regulados por el gobierno y to o cam 10 requie. . ·f . 0 fi ·a1· de tarifas aéreas a tanfas de taxis a tan as eléctricas re aprobac1 6n o te1 . . . · ·emos no pueden evitar verse involucrados en el En estos casos, los gobl erminación de los precios. A lo que se agrega que las fuerzas proceso de det infl . ,, l" ·1 11 sociales y políticas desatadas por la~ tasa~ ?e acto~ vo ~ti es evarán a los gobiernos a tratar de reprimir la_1n~ac1on en otras areas. po~ controles explícitos de precios y salarios, o presionando a los empres~o~ o a los sindicatos a "moderarse voluntariamente", o especulando con d1v1sas para alterar la tasa de cambio. Los detalles variarán de un período a otro y de un país a otro, pero el resultado general es el mismo: una reducción en la capacidad del sistema de precios de guiar la actividad económica; distorsiones en los precios relativos por la introducción de mayor fricción en todos los mercados y, muy probablemente, una tasa más alta del índice de desempleo. 19 Las fuerzas que acabo de describir pueden volver dinámicamente inestable el sistema político y económico y producir hiperinflación y cambios políticos radicales -como en muchos países derrotados luego de la Primera Guerra Mundial, o más recientemente en Chile y la Argentina-. En el otro extremo, antes de que ocurran catástrofes por el estilo, se pueden adoptar políticas que lograrán una tasa de inflación relativamente baja y estable y llevarán al desmantelamiento de muchas de las interferencias con el sistema de precios. Eso restablecería las precondiciones para la hipótesis de tasa natural diretta y pennitiría usar esa hipótesis para predecir el curso de la transición. Una posibilidad intennedia es que el sistema alcance la estabilidad a una tasa promedio de inflación constante aunque relativamente alta. En ese caso, el desempleo debería establecerse en un nivel relativamente constante y d~cidid~ente más bajo qu~ ~urante la transición. Como lo subraya esta d1sertac1~n, la mayor v?lat1bdad y la mayor intervención gubernamental en el sistema de precios son los principales factores que tienden a elevar el desempleo, no la alta volatilidad ni el alto nivel de intervención gubernamental. Se d.esarroll~án maneras de controlar la volatilidad y la intervención: con la mdexac1on y arreglos similares para controlar la 1 t'l'd d de la · fl · ,. ,, d vo a 1 1 a m a~1on; ~ traves el desarrollo de modos indirectos de alterar precios y salanos evitando los controles gubernamentales. .
.
la contammac16n
128
1 1
1 ¡
circunstancias, la curva Phillips de largo pi BaJ·o estas . ,, azo nuevamente ería vertical, y estanamos de vuelta en la hipótesis de tasa natu 1 s d t d . fl . , ra , aunque uizá con una gama e asas e 1n ac1on distinta a aquella para q 1ague fu e · · · t ugerida ong1nanamen e. s Dado que el fenómeno a explicar es la coexistencia de inflación alta y desempleo alto, he subrayado el efecto de los cambios insti·tu c1ona · . . . ., . 1es roducidos por una trans1c1on de un sistema monetario en el que h b' P . " ,, . a 1a un nivel de pre.c1os .~onna1 , a u.n sistema monetario coherente con largos períodos de 1nflac1on alta y pos1 blemente altamente variable. Debe notarse que, ~n~ vez que ~stos cambios ~ns.titucionales se concretan, y los agentes econom1cos h~ a1usta~o su~ practicas y expectativas a ellos, una vuelta al marco monetano antenor o mcluso la adopción de una política exitosa de baja inflación en el nuevo marco monetario requerirá, a su vez, nuevos ajustes, y éstos podóan tener muchos de los mismos efectos transicionales adve~sos sobre ~l nivel de e1:'1pleo. P~eceóa haber una curva Phillips de pendiente negativa de plazo 1ntenned10 en vez de la de pendiente positiva que he tratado de racionalizar.
S. Conclusión Una consecuencia de la revolución keynesiana de los años treinta fue la aceptación de un nivel salarial absoluto rígido, y un nivel absoluto casi rígido de los precios, como punto de partida para analizar cambios económicos de corto plazo. Se llegó a dar por sentado que éstos eran esencialmente datos institucionales y así eran vistos por los agentes económicos, de modo que los cambias en ]a demanda nominal agregada se debían reflejar casi enteramente en la producción y casi nada en los precios. La antigua confusión entre precios absolutos y precios relativos logró así sobrevivir un tiempo más. En esta atmósfera intelectual era entcndiblc que los economistas analizaran la relación entre el desempleo, por un lado y, por el otro, los salarios nominales y no los salarios reales, y que consideraran los cambios en los salarios nominales previstos como iguales a los cambi.,o~ en los salari~s ~e~les previstos. Lo que es más, ]a evidencia emptnca que sugcna inicialmente una relación estable entre el nivel de desempleo Y la tasa de cambio de los salarios nominales, fue obtenida en un período en el peseª fluctuaciones marcadas de corto plazo en los precios, había un n_ivc de precios de largo plazo relativamente estable y en el que las expectativas
- - - - - - - - --
~uei 129
- -
- -
- -
-
-
-
-
-
-
-
de que continuaría la estabilidad eran am.!'liamente compa_nidas. De tal modo estos datos no daban ninguna senal de advertencia acerca del carácter especial de los supuestos. . . La hipótesis de que hay una relación es!able entre el n1v~l. .de desempleo y 1a tasa
. nci· as en particular el fenómeno de la estanflación· A esta al tura ha
. pe'dneamplia' aunque no universalmente aceptada. SI O
l h'
Ó
.
d
Sin embargo, a. 1p tests e . tasa natural en su fonna actual no se h a
mostrado lo sufi1c1entemente ~ca como para explicar un suceso más reciente: el pas? de la estanflac16~ a la depreflación. En los últimos años la mayor inflación a menudo ha sido ~c?mpañada por mayor desempleo, no menor desempleo, como lo_~ugen~a., la curva Phillips simple, ni el mismo desempleo, como sugenna la hipotesis de tasa natural. Esta reci~nte as.ociacíón de ~flación más alta con mayor desempleo puede refleJar el i:npacto ~omun de eventos tales como la crisis del petróleo, o fuerzas independientes que han impartido una dinámica ascendente común a la inflación y el desempleo. Sin embargo, el hecho de que están en un período transicional puede ser un factor fundamental en algunos países y un factor agregado en otros -que debe ser medido en este caso en quinquenios o décadas, no en años-. El público no ha adaptado sus actitudes o sus instituciones al nuevo medio monetario. La inflación tiende no sólo a ser más alta, sino también crecientemente volátil y a estar acompañada por una creciente intervención de los gobiernos en la fijación de precios. La creciente volatilidad de la inflación y el creciente alejamiento de los precios relativos de los valores que las fuerzas del mercado fijarían por sí mismas, se combinan para volver menos eficiente el sistema económico, para introducir fricciones en todos los mercados y, muy probablemente, para elevar las tasas de los índices de desempleo. Según este análisis, la actual situación no puede perdurar. Degenerará en una hiperinflación y cambios radicales; o las instituciones se ajustarán a una situación de inflación crónica o los gobiernos adoptarán políticas que producirán una tasa de inflación baja y menos intervención gubernamental en la fijación de precios. He contado una historia perfectamente estándar de cómo son revisadas las teorías científicas. Sin embargo, es una historia que tiene una importancia muy global. Las políticas gubernamentales sobre inflación y desempleo han ~st~do en el centro de la controversia política. Se ha desatado la g~erra economt~a sobre estas cuestiones. Sin embargo, el cambio drástico en la teona económica no ha sido resultado de esta guerra ideológica. ~o ha r~Sultado de creencias u objetivos políticos divergentes. Ha respondido casi entera: mente a la fuerza de los acontecimientos: la expenencia · · bru ta se . demostro más potente que la más poderosa de las preferencias ideológica~. La importancia · . para la humamdad . de una correeta comprensión de la 131
1
ciencia económica positiva es explicada claramente por una ~eclaración hecha hace casi doscientos años por Pierre S. du Pont, un diputado de hablando -cosa bastante Nemours a la Asamblea Nacional .francesa, . d' · l td· · · d b l opuesta de emitir asszgnats a 1c1ona es, e mero sm apropia a- so re a pr respaldo de la Revolución Francesa:
1
1
1
1
Caballeros, es una costumbre desagradable a la que uno demasiado facilrnente es llevado por lo duro de las discusione.s, la ~e suponer m~as intenciones. Es necesario ser gentil en cuanto a las mtenc1ones; un~ debiera , creerlas buenas, y aparentemente lo son; pero no debemos ser gentiles para nada con la lógica incoherente o con el razonamiento absurdo. Los ma!os lógicos han cometido más crímenes involuntarios que los que han cometido los hombres malos voluntariamente (25 de septiembre de 1790).
1
1
1
1
1
1
Notas 1
He desarrollado estas cuestiones metodológicas más extensamente en Milton Friedman, "The Metodology of Positive Economics", Essays in Positive Economics, University of Chicago Press, Chicago, 1953. [Hay versión castellana: Ensayos sobre economía positiva. Madrid, Gredos, 1967.] 2 A.W.Phillips, 1'The Relationship between Unemployment and the Rate of Change of Money Wage Rates in the United Kingdom, 1861-1957", Economica, noviembre de 1958,págs. 283-99. 3 Véase Milton FriedJnan: "What Price guideports?", en G.P.Schultz y R.Z.Aliber (comp.), Guidelines: Informal Contracts and the Market Place, University ofChicago Press, Chicago, 1966, págs. 17-39 y 55-61; "An Inflationary Recesion",Newsweek, 17 de octubre de 1966; "The Role of Monetary Policy", American Economic Review 58, marzo de 1968, págs. 1-17. 4 En particular, E.S.Phelps y yo mismo: véase Milton Friedman, "Toe Role of Monetary Policf', op. cit.; E.S.Phelps, "Phillips Curve, Expectations of Inflation and Optimal Unemployment Over Time", Economica 34, agosto de 1967, págs. 254-81; E.S. Phelps, "Money Wage Dynamics and Labour Market Equilibrium", en E.S. Phelps (comp.), Microeconomic Foundations o/ Employment and /nflation Theory, Norton,
Nueva York, 1970. 5 Para un desarrollo más extenso, véase Milton Friedman, Price Theory, Aldine, Chicago, 1976, cap. 12. [Hay versión castellana: Teoría de los precios. Madrid Alianza editorial, 1982.] '
1
1
1
1
1
· 1
·1
1
1
1
1
1
1
6
Robert J. Gordon, "Recent Developments in the Theory of Inflation and Unemploy7 ment", Journal o/ Monetary Economics 2, 1976, págs. t 85~219. Robert ~: Gord~n~ "The Demand and Supply of Inflation", Journal o/ Law and Economics 18, d1c1embre de 1975, págs. 807-36.
1
1
1
132
1
6
Inflación, impuestos, indexación• Somos economistas. Estamos convencidos de que el mercado opera, y que el mercado opera tanto en la esfera política como en la esfera económica. Tenemos malas políticas económicas porque eso es lo que el mercado quiere comprar; ahí está la ganancia. Se les dan malos consejos económicos a nuestras autoridades políticas porque ahí es donde va el mercado, porque hay una demanda de tales consejos y alguna gente se presta para responder a esa demanda. El gran problema que tenemos para transmitir las ideas correctas en parte es un problema de mercadeo. Tenemos que crear una demanda para esas ideas correctas. En cuanto a la indexación, creo que es importante distinguir entre la indexación que debe ser legislada y obligatoria y la indexación que deberían ser alentada y voluntaria. Creo que los impuestos debieran ser indexados en forma compulsiva de modo de mejorar las instituciones políticas bajo las cuales operamos.
l. Impuestos sin representación De algún modo los argumentos en favor de la indexación, tanto de los impuestos como del crédito que toma el gobierno, tienen una relación sólo incid~nt~l el actu~l problema de la inflación. Su objetivo fundamental, en InI op1n1on, es meJorar nuestras instituciones políticas. Como he dicho ~epetidamente, la infla~i.~n es una fonna de imponer gravámenes sin que intervengan en esa dec1s1on los representantes de los contribuyentes. Es la
~?º
* Publicado originalmente como una contribución a IEA Readings No. 14, Jnflation: Causes, Consequences, Cures (1974).
134
1
de impuesto que puede aplicarse sin qu 1 . e1~ e as autondad I . sin tener que emp1ear más cobradores de im u es o 1eg1slen Yfirfl'lación frente a este auditorio más sofist· dp eStos. AJ hacer esta a bu• . 1ca O tengo q d. · · ·os componentes de Ja 1nflación El t d' ue 1st1ngu1r ·mpue 1 van · s o 1recto de l · fl · impuesto sobre los saldos en efectivo si · los . a in ación es Un . · precios suben un d · ciento anual, la gente uene que conseguir más can( d d d iez por t a e estos papeles que tienen la denominación de libras para mantener constante la capa ·d d de compra de sus saldos en efectivo. y esos pedaz d ci ª · d b os e pape1extra son el · equivalente e un compro .ante que certifica el pago de1 impuesto Esa parte de1 grav~en impuesto por la inflación 00 será ,..& ta.d · , sent'd p 1 d ·., p aiec o en rungun . 1 o . or a. 1n exac1on. ero hay otros dos componentes del impuesto 1nflac1onano. Un componente es que 81· los 1· · . mpuestos a 1os réditos a las personas y a las empresas se imponen en términos · , · d l'b d ,1 . norruna1es, en ternunos ~ 1 ras o o ares, la inflación hace que la tasa impositiva efectiva sea mas alta de lo que sería de otro modo. No conozco los valores numéricos de Gran Bretaña, pero en cifras gruesas en los Estados Unidos si los ingresos personales suben un 1O por ciento debido a una subid~ inflacionaria de los precios del 1O por ciento, de modo que en términos reales los ingresos se mantienen iguales, los impuestos personales en promedio suben un 15 por ciento. Eso es porque la gente se ve empujada a categorías impositivas más altas. Del mismo modo, el impuesto corporativo, o lo que ustedes llaman impuesto a las compañías, aumenta mucho por la inflación porque los márgenes de desvalorización, las deducciones por inventario, tienden a basarse en los costos originales y no en valores de mercado. Como resultado de esto mucho de lo que se consigna como ganancias corporativas son ganancias puramente nominales y no ganancias reales, y el efecto de imponer impuestos a esas ganancias nominales es el de un impuesto a la riqueza sobre el capital, en vez de un impuesto efectivo a las ganancias del capital. He hecho algunos cálculos de esa magnitud para los Estados Unidos. Para los EE.UU. ese efecto por sí solo parece haber sumado algo así como 15.000 millones de dólares el año pasado. El ingreso por ese impuesto oculto fue el doble que los ingresos directos recaudados por el impuesto explícito sobre los saldos en efectivo -por la impresión de papel moneda per se-. Voy a hablar basándome mucho más en la experiencia de mi país que en la de Gran Bretaña. He hablado con una cantidad de se~adores Y diputados y todos dicen la misma cosa: nunca hubieran legislado el presente nivel de impuestos deliberada y explícitamente: E stán con5 lemados por lo sucedido con el nivel real de los impuestos. Y sin embargos~ ~an beneficiado por supuesto con ello y de un modo indirecto han pernuttdo
1
At:"
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
_ _
_
1
_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _J3S _ _ _ J
que eso se dé a través de la inflación. Así q.ue pienso que la inde~~ción de los impuestos estatales es esencial para meJorar la estructur~ pohtica, para hacer que los legisladores se hagan res~onsables de los impuestos que aplican tanto como de los gastos que legislan.
2. Las cuestiones técnicas de la indexación Puesto en ténninos de los detalles técnicos lo requerido aquí es muy directo y simple en lo esencial. Hay algunos elementos complicados; no quiero sobresimplificar, pero sé que en nuestro pa~s,. Y estoy s~guro que esto se hace extensivo a Gran Bretaña, los requ1s1tos esenciales son, primero, que las exenciones personales se expresen en libras multiplicadas por un índice de precios. Nosotros tenemos un mínimo no imponible-ustedes seguramente tienen algo similar- y una deducción automática o algo por el estilo; sea lo que fuere, también debería estar expresado en libras multiplicadas por un número índice. Las categorías impositivas debieran expresarse no como de cero a ílOOO ó lo que sean las categorías de su impuesto a los réditos, sino como cero a ílOOO multiplicado por el índice de precios, de modo que todos los años se podrían ajustar automáticamente por el índice de precios. La base para calcular ganancia de capital debiera ajustarse por el cambio de precio entre el momento de la compra y el de la venta. La base para calcular la depreciación debería ajustarse de modo similar; también la base para calcular costos de inventario. En principio, se debería incluir en los réditos la ganancias producida por la caída en el valor real de las obligaciones expresadas en sumas nominales fijas. Eso debería incluirse. Hay algunas otras complicaciones, pero las cosas que he descrito eliminarían el grueso de los efectos de la inflación sobre la tasa impositiva real. Por el lado de la toma de crédito por el gobierno también considero que es una cuestión de moralidad y justicia tanto como de facilitar la transición. Como lo he dicho varias veces aquí, yo fui ganado a la causa de los títulos oficiales con cláusula de capacidad de compra un día en 1942 6 1943 cuando, siendo un joven empleado del Departamento del Tesoro de los EE.UU., se me pidió que escribiera un discurso para el entonces secretario Morganthau, para exhortar al público a comprar bonos de ahorro del Tesoro. Me resultó imposible escribir un discurso honesto. Me parece absolutamente vergonzoso que una democracia deba deman· dar a sus altos funcionarios que mientan a la gente, y que mientan a sabiendas. Sobre esta base más que ninguna otra es que desde ese día en
1942 ó t 943 he estado en favor de que el gobierno emita títulos con c)áusulas de capacidad de co~pra. El argumento contra esto es el argumento que el señor Pepper presentó uevamente hoy. Es el argumento que ofreció el Departamente del Tesoro ~e los EE.UU. ~n 1952,_ cua~do el Comité Económico Conjunto, como parte de una sene de a~d1enc1as so~re problemas monetarios y de deudas, te preguntó a economistas académicos lo que pensaban de los títulos con cláusula de capacidad de compra. El Tesoro dio su respuesta estándar. que es exactamente la respuesta que, en efecto, el señor Pepper nos da hoy, si lo entendí, que es que sería indeseable emitir títulos con cláusula de poder de compra porque eso eliminaría un elemento antiinflacionario de la economía porque, dijeron, si indexamos -si tenemos títulos con cláusula de capacidad de compra- la inflación aumentará nuestros gastos, mientras que actualmente nuestros gastos se mantienen fijos en dólares nominales y aumenta nuestro ingreso y, por tanto, tenemos un mecanismo antiinflacionario automático.
3. La teoría keynesiana Ese argumento puede ser válido en ténninos lógicos pero creo que no es significativo en términos empíricos. Implícitamente supone que de algún modo los gastos totales de los gobiernos son independientes de sus fuentes de ingresos. Una gran falacia del así llamado análisis keynesiano ha sido suponer que se pueden estimar los gastos como si fueran determinados por un grupo de consideraciones, y los impuestos como si fueran determinados por otro. También es la gran falacia de la gente que se cree en favor de la responsabilidad fiscal: en los Estados Unidos, muchos republicanos que durante años han predicado la responsabilidad fiscal. Se ha tenido el resultado peculiar en los Estados Unidos, una y otra vez, deque los demócratas han legislado los gastos y los republicanos han legislado los impuestos para pagarlos ... bajo el ropaje de la responsabilidad fiscal. La experiencia ha convalidado a esta altura la Ley de Parkinson sin dejar una sombra de duda: que los legisladores gastarán lo que el sistema impositivo pueda recaudar más un considerable plus. Y que por lo tanto la única manera efectiva de imponer disciplina fiscal es reducir los ingresos por impuestos. Por tanto yo mismo he sido convertido a la política de estar en favor de la reducción de impuestos en cualquier circunstancia, con cualquier excusa, por cualquier motivo, en cualquier momento. Para volver a los títulos con cláusula de capacidad de compra, si el
137
,~ li 111
•
Ji
i
B¡
•
.
-
. .~
-'~
gobierno va a ser responsable y va a ~tener la inflación, no ~uesta nada emítir un título con cláusula de capacidad de compra. Por cierto que el gobierno ganará porque puede vender esos útulos en mejores términos que otros. Por el otro lado, si el gobierno no va a ser responsable, entonces parece extremadan1entc indeseable, inmoral, o cualquier otra p~l~br~ que se quiera usar, que el gobierno argumente que no ~odemos erruur títulos con cláusula de capacidad de compra porque necesitamos este contrapeso para mantenernos responsables. Si van a ser responsables no necesitan preocuparse por costos impuestos por títulos con cláusula de capacidad de compra. Y, si van a ser irresponsables, se hacen tanto más necesarios esos títulos para proteger al público inocente de los legisladores que ha elegido ... equivocadamente. No estoy seguro de haber contestado completamente el argumento del señor Pepper en este comentario y espero que vuelva y me atrape con cualquier otra cuestión al respecto: interpreté su pregunta en el sentido de que si los gobiernos no son responsables, los bonos con cláusula de capacidad de compra empeorarán la inflación debido a que aumentarán los gastos del gobierno. La respuesta, lo repito, es: el aumento en los gastos que provocarán será mucho menos dañino para el cuerpo político que los gastos alternativos que reemplazarán.
4. Indexación voluntaria Para el resto no estoy en favor de legislar la indexación. Estoy en favor de alentar la adopción voluntaria de la indexación en una escala tan amplia como sea posible. Y en esta posición me uno a una larga serie de personalidades distinguidas. Bastante antes de Alfred Marshall, la primera evidencia de indexación en Gran Bretaña data del siglo XIV, cuando su legislatura requirió a las universidades de Oxford y Cambridge que cobraran un mínimo de un tercio de la renta de sus tierras en maíz, que tres siglos después era un ciento por ciento de su renta. Marshall estaba en favor, igual que William Stanley Jevons, Irving Fisher, John Maynard Keynes -cosa bastante sorprendente-. 1 De modo que no estoy expresando nada especial aquí. Uno de los aspectos interesantes sobre el que quiero llamar la atención es que uno de los argumentos anteriores para la indexación era que es un medio para mitigar los efectos indeseables de la caída de los precios. Marshall escribió en 1885, en un período en el que Gran Bretaña vivía una caída de los precios. Y en las décadas de 1820 y 1830 algunos de los que defendieron la indexación, lo hacían como un
138
---~ para mitigar el dafio provocado por la deflación posterior UJ17• • a 1a g\J que los que proponen la 1ndexac1ón simplemente proponen . tl' •6 E , . que gente,·vamos con la 1n ac1 n. so en algun sentido ,es cierto pe 1 convt . . . , ro a . d. ~ación también es un buen vehículo para convivir con la deflaci··Ó in e~ b d. . n. Sin embarg~, un ~en 1ne~o, un d_1~ero responsable, es un vehículo
mejor que la 1ndexac16n. _La 1ndexac1on no es por sí misma una cosa deseable. Es ~omo lo he d1ch~ a veces- el segundo mejor recurso para un rnundo de pnmera; pero el meJor recurso para un mundo de segunda. y el undo, desafortunadamente, es de segunda. Al mismo tiempo
00
veo
-eso es lo que hace Brasil Y_ en sus circunstancias ha sido muy eficaz y los resultados muy buenos-. Sin embargo, creo que han ido mucho más lejos de lo que sería deseable para nosotros. Lo que deberíamos hacer es alentar la indexación privada pero no exigirla. ¿Cómo la alentamos? En primer lugar, los cambios impositivos que he sugerido ayudarían mucho a alentarla. Si el gobierno ofreciera un título con cláusula de capacidad de compra, la competencia en el mercado financiero privado forzaría a las empresas privadas a emitir también títulos con cláusula de capacidad de compra. Aunque el gobierno no emita un,.título con cláusula de capacidad de compra, las empresas privadas por supuesto van a ofrecer ese tipo de títulos. La tendencia ya ha comenzado: está bastante avanzada en los Estados Unidos. Hablando empíricamente, la tasa de interés de corto plazo ha sido aproximadamente igual a la tasa del aumento de los precios en los últimos años más alrededor de un 3 por ciento. Y por tanto toda la serie de títulos flotantes, como los títulos flotantes de Citicorp, en los que la' tasa de ganancias prometida es una cantidad de puntos más alta que la tasa de los bonos del Tesoro o la tasa de corto plazo del mercado, es el equivalente económico de un título con cláusula de capacidad de compra. Esa clase de títulos con tasa de interés variable ya ha comenzado a generalizarse en los Estados Unidos y en otras partes, de modo que hay mucha indexación ·d e ese tipo.
S. Oáusulas de indexación En el campo asalariado en los Estados Unidos hay algo así como diez millones de empleados sindicalizados cubiertos con cláusulas de indexación de costo de, vida. En Gran Bretaña hic.ieron una cosa equivocada al imponer por ley un acuerdo umbral: eso era indeseable porque era
139
justamente la imposición de una regla general en vez de pennitir que se anibara a acuerdos en los casos individuales. Pero creo que tendrían que tener un gran nllmero de acuerdos salariales que incluyan una cláusula de
indexación. Ahora por supuesto que hay cláusulas de indexación en muchas áreas. Hay contratos de alquiler que son una fracción de la totalidad; hay pólizas de seguro de automóvil que pagan el costo de lac;¡ reparaciones; todas estas contienen cláusulas de indexación implícitas. Y va a haber una extensión mucho mayor de ese tipo de cláusulas de indexación. El gobierno podría alentar esta práctica, como dije, primero, dando el ejemplo, con la creación de un tipo de instrumento a través de un título con cláusula de capacidad de compra; segundo, con las reformas impositivas que he descrito. Porque, en las actuales circunstancias, si una empresa fuera a ·ofrecer un título con cláusula de capacidad de compra, el ajuste por la inflación estaría sujeto al impuesto a los réditos igual que la tasa real de interés. Los cambios que he sugerido en los impuestos personales y corporativos, en efecto eliminarían eso porque se ajustaría la base de ganancias de capital, y por tanto el ajuste por la inflación no estaría sujeto al impuesto a los réditos. Creo que ésas son las maneras más efectivas para que el gobierno aliente la indexación. No sé en el caso de ustedes. En los Estados Unidos hay otra área fundamental donde creo que el gobierno va a tener que alentarlo. En las instituciones de ahorro y préstamo, llamadas thrifts.
6. Los intermediarios financieros En los Estados Unidos, como aquí, tenemos asociaciones de ahorro y préstamo. 2 bancos cooperativos, etcétera, de una gran magnitud. Sus obligaciones totales son de algo así como 400 mil millones de dólares. Estas instituciones han estado "especulando" por bastante tiempo, al prestar a largo plazo y tomar préstamos a corto plazo, y tienen carteras de intereses más bajos que los que tienen que pagar si quieren seguir manteniendo sus depósitos actuales. Si se hiciera un análisis contable correcto, probablemente resultaría que no hay uno solo de ellos que, en términos técnicos, no esté en bancarrota, en el sentido de que el valor de mercado de sus activos es menor que el valor de mercado de sus obligaciones. Siendo un firme creyente en el mercado libre, quizá me gustaría ver que el mercado dé una solución y que muchos de ellos vayan a la quiebra. Pero dudo que eso suceda. Sospecho que serán rescatados por el gobierno. Odio
1
1
nne a hacer profecías políticas pero ésta e ., s una de las más~ . uede hacer porque ya ha sucedido. y a ha h b.d 1ácdes que searaP rescatarlos. p ero han sido . a 1 o una s · d de un tipo equivocad ene e medidas pi gobierno trate de apuntalar el valor de sus t' coherentes con que e . ac 1vos de · nrTlino se cae en un pozo sin fondo Si se b capita1. Por ese cai.. · usca reaJm t asociaciones de ahorro y préstamo apuntalando el valor d en e salvar las activos, se va a tener que crear una cantidad de d. e mercado de sus va a hacer est.allar la inflación. ¿Cuál es la altem~~~::~n ese proceso que La alternativa menos mala sería que el gobierno sub· . . . . . nes de ahorro y préstamo por el lado de sus in s1d1e las mst1tuc10condición de que deben cambiar a una base inde~redsos, pero sujet~ a la · T. · ª a tpara .sus activos y asivos. 1enen que convertir todo a un sistema h' P , . bl 1 ipo ecano de tasa de interes vana e que tenga e efecto de una indexación E . · s muy importante la manera en que se haga, porque algunas de las maneras en q drí " fi ue se po a hacer. no senan. muy e 1caces. Hay que hacerlo de modo que e1 valor nonunal de la hipoteca, y no solamente las cuotas sea indexado H d d · ,, ' . ay que . tener una h1poteca e tasa e 1nteres variable y hay que ofrecer a lo li t / · d · , . se en es dep~s1~os con ~asa... e tnter:s. vanable. Si se hiciera eso el programa de subs1d1os terrrunan~ ~utom~tJcam~nt~ porque, a medida que la cartera se tran~f~~ara y se h1c1era mas y mas indexada, se eliminaría el problema que m1c10 este proceso. Más allá de eso dejaría que la gente adopte voluntariamente la indexación y no tratarla de imponerla por ningún medio. Surge la pregunta: ¿para qué sirve tener todas estas cosas indexadas? La mayor objeción que he escuchado es producto de la mala interpretación. La objeción que he escuchado aquí hoy, y en Gran Bretaña varias veces en los últimos días, es que, de un modo u otro, la indexación impediría la reducción de los salarios reales cuando es necesario reducirlos por razones económicas. La indexación no impide nada de eso. La indexación es una previsión para ajustar términos contractuales entre las sucesivas recontrataciones. Cuando se negocia un nuevo contrato, puede ser con un salario real más alto º. más bajo, o cualquier salario real. Todo Jo que la indexación hace es decrr: lo que dos personas acuerden, eso es lo que se hará. Es sólo una manera de pennitir a la gente acordar contratos efectivos. Hoy, si se hac~ u~ co~trato entre un empleador y, digamos, un sindicato o un grupo no smdicahzado, ambos tienen que adivinar la tasa de inflación. Si se ponen deacuef
1
01ete
1
1
1
1
º·
1
1
1
1 1
1 1 1 1
1 1
1
1 1
1
1 1 1 .
1 1
1
1 1
1 1
1 1
1
1 1 1
1 1
1
1 1
1
1
1 1 1
1 1
1
1 1
1
1 1 1
1 1 1 1
1 1 1
1 1
1
1
1 1
141
1
1
1
1
1
un contrato que no asumió voluntariamente: los ténninos han sido distorsionados. Este aspecto es responsable, en gran medida, del desempleo resultante de la desaceleración de la tasa de inflación que no ha sido anticipada y que no está incorporada a los contratos. Indexando se elimina esa desilusión y esa distorsión. Las partes pueden hacer contratos con los términos que deseen. Pueden contratar en términos reales. Dije antes que pensaba que aclara la mente analíticamente tratar de hacer un análisis en un mundo de indexación completa. Pero no sólo aclara la mente; también, en la práctica, evitaría algunos de los efectos adversos de la desaceleración de la inflación o algunos de los efectos adversos de una aceleración de la inflación. Es sobre esa base que creo que la indexación sería extremadamente útil y creo que es en esa área en la que es más importante la experiencia de Brasil.
1
1
1
1
1
1
1 1
1
1 1
1
1
7. Indexación y autoritarismo
1
1
Dudo en referirme a Brasil porque me he quemado mucho. Cuando hablo de Brasil al momento me dicen: Ah, ¿le gusta la dictadura militar? No, no me gusta: las dictaduras militares son terribles. Pero como científicos creo que tenemos que obtener nuestros datos de donde podamos conseguirlos, de la Rusia comunista, de la Alemania nazi, del Brasil totalitario, de donde quiera que podamos obtener evidencia económica.No tenemos suficientes datos como para darnos el lujo de permitir que nuestros análisis científicos sean determinados por nuestras simpatías políticas. Y la evidencia de Brasil y de otros países es muy impactante. Indica que se puede reducir grandemente la distorsión por un uso generalizado de la indexación.
1
1 1
1
1
1
1
1
1 1
.
1
1 1
DISCUSION
1
1
GEORGE SCHWARTZ: Con la debacle del dólar en la mitad del siglo XIX gente privada indexó sus contratos insertando una cláusula oro. ¿ Qué sucedió con ese solemne contrato entre gente privada que acordó que los términos del contrato debían basarse en la cláusula oro? ¿ Ustedes en los EE.UU. van a inscribir una garantía en su Constitución? ¡Nosotros no podemos porque no tenemos una Constitución! ¿Qué garantía hay con cualquiera de estos métodos? A lo largo de mi vida he
1
1
1
1 1
1
1
1
_J
visto que el Estado es un mentiroso, un ladrón y un tramposo. y no veo ninguna diferencia hoy. .
FRIEDMAN: No tengo ninguna respuesta para la pregunta fundamental sobre garantías pero sí creo que es importante comprender un poco mejor la cláusula oro. Es un poco más complicada de lo que podría sugerir la intervención de George Schwartz. Estoy de acuerdo con él en que la Corte Suprema no la debería haber abrogado. Pero es interesante leer las decisiones pertinentes de la Corte Suprema. En gran medida se apoyaban en el hecho de que, si bien la cláusula oro se adoptaba para proteger el valor real para la gente, la obligatoriedad de la cláusula oro no lograba ese objetivo. El argumento que indujo a una mayoría de los jueces de la Corte Suprema a abrogar la cláusula oro fue que en 1933, cuando surgió la cuestión, aunque el precio del oro había subido en términos nominales, el nivel de precios de bienes y servicios en general había caído, y así la mayoría de la Corte Suprema dijo que la gente a la que se le pagaba lo que se le adeudaba en dólares ya estaba obteniendo una ganancia con la caída del nivel de precios. No era equitativo ni justo que obtuvieran una segunda ganancia porque el precio en dólares del oro estaba siendo aumentado por las autoridades. Resulta de la lectura de esas decisiones que, si esas cláusulas hubiesen sido cláusulas de poder de compra. está lejos de quedar claro que la Corte Suprema de los EE.UU. Jas hubiera abrogado. Esta es una nota al píe de página de la historia, y no altera e1 punto principal de que no puedo asegurar que una corte va a obligar a cumplir una cláusula de indexación acordada en forma privada, más que lo que puedo asegurar que una corte va a obligar a cumplir cualquier contrato privado. No le veo nada especial. Desde su punto de vista se supondría que nadie haría contratos porque no hay ningún contrato que uno pueda asegurar que va a ser cumplido.
NICHOLAS RIDLEY:3 Me gustaría volver a la cuestión de los útuJos oficiales indexados a los que se rcfiri6 el profesor Fricdman. Cuando me acerqué a los ministros del Tesoro hritánico para preguntar por qu~ no emitían un título oficial inde,ado, me dijeron qu~ Je haría demasiado daño a los valores de la deuda oficial existente. Tenemos una deuda nominaJ oficial de afre-dedor de í30.t)(() millones. que actualmente está valuada en í 14.
millones en el último año. Si cayera otros !10.000 millones de.bido a la emisión de un bono indexado, esto obviamente sería muy seno políticamente para la pobre gente que todavía tiene bonos de guei:ra. ¿Podría comentar este argumento el profesor Friedman? ¿La tascJ de interés más alta frenaría el exceso de venta y atraería a nuevos compradores al subir? . Cree que habría efectos destructivos serios para los tenedores de deuda Estado si se emitieran bonos totalmente indexados?
del
FRIEDMAN: Esta es una pregunta muy buena Y fundamental. Considerémosla de a poco, porque es necesario analizarla paso a paso. .. . La cuestión es a qué ritmo se van a etnJtrr los bonos mdexados. U na manera sería subastarlos. Eso podría llevar a que el mercado imponga una tasa real negativa. Si uno pudiera concebir a los gobiernos emitiendo sus bonos indexados a través de subastas, pero con las cláusulas indexadas insertadas, no hay ninguna razón por la que eso debiera producir cualquier problema serio para el valor de las acciones en circulación. Gradualmente, a medida que pasara el tiempo, a medida que se fueran vendiendo más y más bonos indexados en el mercado, la tasa real ofrecida tendría que subir. Pero si sin la indexación se acelera la inflación, el valor de esos bonos va a caer de todos modos. Si la inflación se desacelera, irá en el sentido contrario. Si efectivamente la emisión de bonos indexados es acompañada por una política monetaria r~sponsable que produce una desaceleración en la inflación, no habrá mnguna caída del valor de mercado de los otros bonos. Por el contrario subir.án . . . Si _es acompañada por una política irresponsable, por cierto qu; habra perdidas en los otros bonos, como las habría de cualquier modo. De ~odo que .n? creo que, una vez que uno mira la cosa de este modo reahsta de ermtrr bonos por subasta, se pueda meter en alguna clase de problema.
LORD R~BBINS: Hay que recordar que las opiniones en Whitehall hasta un cierto punto. son dominadas . . . ' aunque qui·za"s ahora 1nconsc1en1emente, por un dicho del extinto Arthur Baltour · 1 al . , que f ue uno d e 1os pocos inte ectu es que ha sido primer miru· str0 , ,, .. b. en este pa1s· el d1Jo que · ., ningun go temo va a legislar basado en el s d . . . upueSlo e su propia 1rresponsabilidad.
,,..., 1
~oMAN: Estoy de acuerdo y no quiero que hagan eso Q .
r~ d J d . · u1ero que legislen basa ?sen e supuesto e su propia responsabilidad, po ue o quiere decir que no les cuesta nada
si son realmente r rq .. , esponsables No sólo no les cuesta na a enutrr bonos indexados: gan · ..I d . an, porque ueden errutrr os con una tasa e interés negativa de mov1·da. eS
d
P
Habiendo sido invitado a retomar la pal b GORDON. PEPPER: / b a ra, no
tengo n1ngun argumento so re moral. Parto del supuesto de que te _ h . ne . mos un go b1erno ~ue ace ~osas inmorales, y que es capaz de expandir la oferta monetana del rrusmo modo que en 1972-3. Si Jo escuché correctamente, usted argumenta que indexar ayuda aun si la inflación se acelera. No lo seguí enteramente y no entiendo del todo. Temo que lo que sucedió luego de la introducción de tasas de cambio flotantes pueda ocurrir con la indexación. Luego de que se introdujeron las tasas de interés flotantes, el gobierno siguió una política monetaria completamente irresponsable -el movimiento descendente de la libra resultante aceleró la inflación. Tenemos sólo un período limitado de tiempo antes de que el nivel de la inflación en este país socave nuestra estructura democrática. Durante ese período tenemos que tratar de educar a los miembros del Parlamento, a la gente en Whitehall y a la gente en el poder. No quiero ver al gobierno haciendo mal uso de la indexación --cometiendo errores similares a 1972-3, y llevando a una aceleración tanto mayor de la inflación-. Podemos tener sólo un ciclo más en vez de dos o tres ciclos. El otro punto que traté de clarificar antes tiene que ver con la indexación de salarios. Si, por razones prácticas de uno u otro tipo, es imposible indexar los salarios, ¿alguna forma de política de ingresos no sería el segundo mejor método para tratar de influir en el resultado de una reducción de la tasa de crecimiento de la oferta monetaria, camino a una mayor reducción en la inflación de los precios y a una menor reducción en la actividad económica real?
FRIEDMAN: Esas son muy buenas preguntas. Con todo respeto, quiero hacer una objeción sobre la cuestión de la tasa de cambio flotante. Creo que la devaluación se hizo necesaria por una política irresponsable del gobierno. La continuación de la política oficial irresponsable fue la causa de la mayor devaluación. Creo que es una política ofic~al irresponsable hoy en su país lo que mantiene alta la tasa de cambio. Desde el punto de vista de largo plazo -si entiendo su situación correct~menteparece simplemente loco que su gobierno dé garantías de cambio sobre
cualquier suma grande de libras, sea a países petroleros o a cualquier otro. Como lo entiendo yo, han estado haciendo eso. ¿Eso es correcto? De manera que no creo que se pueda culpar a las tasas de. cambio flotantes por las políticas irresponsables, sino justo lo contrano. Sobre su pregunta directa, contestemos la pregunta: ¿cómo es que los bonos indexados acelerarían la inflación? Indudablemente el señor Pepper contestaría que, si se indexan bonos, entonces a medida que pasa el tiempo, a medida que se acelera la inflación, se ven incrementados los gastos necesarios del Estado. Eso es cierto. La cuestión es cómo uno indexa los bonos. Se pueden indexar los bonos de dos maneras muy diferentes. Una manera es decir que el valor al vencimiento o el valor nominal al tiempo de maduración será multiplicado por un número índice y el cupón anual será multiplicado por un número índice, de modo que un bono que de otro modo pagaría un rinde de f3 por f 100 pagaría í.3,30 si la inflación fuera un diez por ciento. Pero el valor nominal en vez de ser flOO ahora aumentaría a f.110. La otra manera es pagar cada año el valor nominal más la tasa de inflación. De modo que el valor nominal se mantendría en flOO y uno pagaría f3 más f: 1O, es decir un 13 por ciento. Ahora, podría parecer que esta segunda manera lo mete en el dilema del que usted habla, mientras que la primera no. Pero eso es falso, ambas son equivalentes. La segunda manera esencialmente implica que usted paga la deuda, usted amortiza la deuda, ese pago del 1Opor ciento significa que usted está reduciendo el peso real de la deuda y por tanto usted puede tomar más préstamos a la misma tasa de interés. De modo que el efecto de la indexación no es que se suma a sus compromisos de pagos anuales de intereses la tasa de inflación multiplicada por la deuda, sino sólo la tasa de inflación multiplicada por los pagos de intereses. En términos de magnitudes estoy sugiriendo que las sumas de las que estamos hablando son más pequeñas de lo que se podría suponer en otro caso. Ahora, este efecto, que sin duda aparece en que la indexación tendería a aumentar los gastos en pagos de intereses, se ve contrabalancead~ porque tendería a reducir otros gastos. Si volvemos al principio que _citaba ~te~, que creo_ que e~ verdad, de que el déficit en el que el gobierno está dispuesto a 1ncumr es una magnitud dada, de modo que los gastos totales se determinan más o menos agregando a ese déficit lo ~ue el ~~stema ~mp_o~itivo p..uede rendir, el principal efecto de la 1ndexac1on, en rm op1n1ón, sena que la mayor presión de los vencimientos de intereses de los títulos indexados le impondría la necesidad de reducir otros gastos.
finalmente, supongamos que usted no indexa E ·wación en la que es extremadamente difíci·l v · dntonccs se da una s1 · en er tftul d plazo. Estoy seguro ~e que~ como agente de Bolsa, usted os .e largo en mercado para tttulos de largo plazo ahora ya no tiene tan bu · f como en el pe 'od el que los pre~1os ueron estables. Pero si vende títulos de cortn o en O el efecto de una indexación s b T plazo, el mercado le impone I esoropo 1 d o ree , sólo puede vend er tltu os e corto plazo a un prec. rque . d p io que toma en cuenta la inflación espera a. or mucho tiempo pudiero . . n convencer a los compradores d e que 1a tasa d e mflac16n iba a ser má b · d · d ·P · s ªJª e 1oquefue en reahda . 1.., ero eso no se tenmna? Y no puede ser que e1e1ecto " de no d . indexar sea que 1os gastos anuales del gobierno por p , 1 . ago e intereses resulte mas a to que con bonos indexados debido a que las expectativas . , . . ' superaran a la realidad. empujando hacia arriba las tasas de 1n · terés que . tiene que pagar el gobierno, incluso más alto de lo que J. ustifican"' · ·, T o do 1o que estoy tratando de decir es que hay fuer a una 1ndexac1on. . · d. · zas que van en d1stintas rrecc1ones.
8. Política de ''ingresos": el caso de la Argentina Ahora permítame ir a su otra pregunta sobre política de ingresos. Quiero asociarme a uno de los comentarios de David Laidler. (Espero que sea seguro decir en este momento, en este lugar y en este país que recibió parte de su educación en la Universidad de Chicago.) Quiero asociarme muy estrechamente a su comentario acerca de que no se debe usar la frase "política salarial o política de ingresos" si lo que se quiere decir es control estatal de salarios y precios. Nosotros en los Estados Unidos hemos sufrido mucho daño por ese mal uso de la terminología. Y es probable que ustedes también sufran mucho daño. La gente me dice que con "política de ingresos" quiere decir mejorar los mercados y dejar que los mercados libres operen. Yo estoy a favor de esa clase de políticas de ingresos. Pero de lo que están hablando realmente es de si fijar los salarios y precios les permitiría lograr una transición más fácil. No puedo negar esa posibilidad completamente, porque conozco un caso empírico en que funcionó: el. caso de la Argentina. Un año en la década del sesenta había un gobierno ?ecidido a terminar con la inflación. ¡Algo raro en la Argentina! Er~ muy importante, no una inflación moderada. Era de un 40 a 50 por ciento. Anunciaron una nueva política monetaria que iba a ser mu~ estricta Y la acompañaron fijando temporariamente los salarios y los precios. _Al alter~ las expectativas de la gente, y reduciendo la tendencia de los salanosª subir
según la inflación anticipada, lograron reducir sustancialmente la tasa de inflación con un costo relativamente pequeño en términos de desempleo. No hace falta decir que éste fue un éxito temporario. Fue seguido por una nueva explosión pocos años más tarde. Así que no puede tomarse como una respuesta permanente. No puedo negar la posibilidad teórica de que una medida como esa pueda tener éxito hasta cierto punto. Pero ése es un caso muy excepcional. Fue posible sólo porque se trataba de tasas de inflación del 40 ó 50 por ciento. Cuando se trata de lo que en realidad son tasas de inflación relativamente bajas no se propone este congelamiento o control de precios y salarios por más de seis meses. Dejemos de lado por un momento toda consideración política; supongamos que lo puede hacer por un período de seis meses.¿ Y entonces qué hace? Supongamos que enfrenta una inflación del 20 por ciento. Usted está tratando de cambiar las expectativas de la gente de un aumento del 1O por ciento en los precios en ese período a, digamos, un cero por ciento de aumento en los precios. En ese proceso está impidiendo cambios en los precios y salarios relativos, muchos de los cuales serán múltiplos de diez por ciento. Así que está introduciendo una serie de distorsiones bastante considerables en la estructura de precios. Puede tener exactamente el mismo resultado pero mucho mejor si, sin ninguna política salarial, se le puede hacer creer a la gente que el gobierno está seriamente empeñado en su esfuerzo antiinflacionario. En realidad sus propuestas salariales no funcionarán a menos que la gente crea que el gobierno es serio. La siguiente cuestión camino a alejarse de este caso puramente hipotético de la mejor de las circunstancias, es la realidad de que los controles de salarios y precios serán adoptados sólo como un medio para permitirle al gobierno inflacionar más de lo que haría en otro caso. Aquellos de ustedes que basados en este tipo de argumentos válidos, defienden una política de salarios y precios en los hechos están apoyando una política inflacionaria, porque la evidencia empírica es que todo gobierno impone controles de precios y salarios cuando tiene la intención de inflacionar. Lo hace porque quiere darle al público la impresión de que está haciendo algo res~ecto de la infl~ción cuando en realidad no quiere hacerlo. Eso descnbe el congelarruento que aquí llevó a cabo el señor Heath. Describe la congelación de Nixon en agosto de 1971. Permítanme co_~p~ementar la narraci~n histórica de David Laidler de la experiencia bntan1ca con una narración de la experiencia norteamericana que es igualmente informativa. '
-
9• La experiencia estadounidense En 1969-70 adoptamos una política monetaria restn· t· p d · fl ·6 d · e iva. arecía magia: La tasa e ind alc9t69n elprec1?s cayó de alrededor de un 7 por ciento aa goas1comoun4 5porci·ento enalgunmomento e . ' en e1momento de la congel~c1ón, el 15 de ~gasto de 1971. Así que en alrededor de 15 6 16 meses baJamos de aproximadamente el 7 por ciento (que se había estado acelerando, de modo que la verdadera comparación es con dó d · ba con la inflación anterior) a una 4 npore hubiera 1·do a parar_s1· se ~ontznua ciento, con la recesión m?s moderada del período de posguerra. En 197?-71 l~ ~cono~a ya estaba en ascenso: estábamos en expansión. La tasa de 1nflac1on segu1a cayendo. Pero se produjeron dos acontecimientos. Uno fue que las consecuencias de nuestra política equivocada en relación al oro finalmente se estaban haciendo sentir, y había que hacer algo para cerrar la ventana del oro. La otra es que aun había una reacción retrasada a la experiencia anterior, que llevaba a los políticos de todos los partidos a gritar y chillar acerca de lo terrible que era la recesión: no nos estábamos moviendo suficientemente rápido y teníamos que movemos más rápido. Todo esto se combinaba con la gran preocupación del señor Nixon porque hubiera un clima económico favorable para las elecciones de 1972. La combinación de estos eventos lo llevó el 15 de agosto a cerrar la ventana del oro -que por sí sola hubiera sido muy impopular-y a cubrir eso con la congelación de precios y salarios y con un anuncio de medidas destinadas a estimular el empleo. No hay ninguna duda de que el congelamiento de precios y salarios se impuso para permitir que se diera luego una política inflacionaria. Creo que nuestra actual situación viene precisamente de esa fecha; el origen de nuestros problemas está allí. Como dijo David Laidler, los efectos iniciales de una política inflacionaria se dieron sobre la producción, sus efectos subsiguientes sobre los precios, aunque permanecieron ocultos por un tiempo por los controles de precios y salarios. Los controles finalmente estallaron y tuvieron que ser aband?nado_s; Nuesi:a _actual inflación registrada de un 12 por ciento es una fals1ficac1on estadistica. La verdadera tasa de inflación no es de un 12 por ciento. U na parte es la expresión de incrementos de precios suprimidos durante e~ períod~ de control de precios, y otra parte es que todo hombre de negocios q~e tient; algo de sentido común lo que incluye a todos los hombres de nego~ios, ~stá . sus precios ' . basicos ,. . tratando de subrr lo m á s al to que pueda por s1 hubiese 1 otro congelamiento de precios y salarios. Y ésa es la razón por la que ª
- - - -- -- - -
---- -
--
actual experiencia en los Estados Unidos es que vamos a verunacaída muy marcada de las tasas oficial(s de inílacil>n. Este proceso va a llegar a su fin. se va a decir la verdad. y va a haber una caída en la tasa oficial de inílación. El peligro allí es el que mencionó David Laidler. que todos den un suspiro de alivio y digan - ¡Dios mío. no es maraviJloso! - ¡liernos vuelto a sólo un 8 por ciento de inflación! -cuando eMaba en un 4.5 por ciento cuando Nixon impuso el control de precios y salarios. Y van a decir: tenemos que hacer algo con el desempleo ...
Notas 1
2
3
Cf. Brian Griffiths. ·'English Classical Political Economy and the Debate on lndexation", en Monetary Correction, Occasional Paper 41, IEA, 1974. (El equivalente británico son las sociedades de construcción [building societies]. La diferencia fundamental es que las instituciones de los EE.UU. prestan con tasas de interés fijas, mientras que las hipotecas de las sociedades de construcción tienen tasas de interés variables. Las sociedades de construcción también emiten bonos de tasa variable. - Ed.) Subsecretario parlamentario de Estado, Departamento de Comercio e Industria, 1970-
72.
7 De Galbraith a la libertad económica• l. La sabiduría convencional de J.K.Galbraith t. Introducción Quiero empezar por explicar que no tengo ningún prejuicio contra John Kenneth Galbraith. Por cierto que algunos de mis mejores amigos son galbraithianos, incluyendo a John Kenneth. Digo esto porque hay cierta tendencia a atribuir a motivos personales lo que en realidad debe atribuirse a una honesta diferencia de opiniones. Galbraith merece mucho respeto por su pensamiento independiente, por su diligencia en el intento de hacer conocer y promover sus ideas y por el intento de poner un contenido intelectual en alguna de ellas. Lo digo seriamente. Por ejemplo, en una política que es relativamente periférica al cuerpo central de sus ideas, que es el control de precios y salarios, Kenneth Galbraith está acompañado por mucha gente de distintos puntos de vista que está en favor del control de precios y salarios, o que en algunos momentos lo ha defendido, pero hasta donde yo sé, él es la única persona que ha hecho un intento serio de presentar un análisis teórico para 1 justificar su posición, en un libro 11amado Teoría del control de precios, q~e escribió poco después de la Segunda Guerra Mundial. Ocurre que en nu opinión el análisis es erróneo, pero al menos es un intento serio por dar sustento a su punto de vista. ; Este capítulo abarca lo esencial de dos charlas pronunciadas ante auditorios de la ~A el 1 p de agost0 Yel 1º de septiembre de 1976; publicado originalmente como IEA Qccasional aper No. 49 ( 1977).
Incluso ha habido algunos temas y cuestiones en los que hemos estado de acuerdo él y yo. Creo que lo más importante, en los EE.UU., fue la cuestión de la conscripción militar. Kenneth Galbraith, al igual que yo, fue durante años un fuerte opositor público de la conscripción militar, Y esto pese a que algunos de sus aliados políticos más cercanos -por ejemplo, el senador Edward Kennedy- estaban del otro lado en la discusión. También, todavía no hace dos años, el presidente Ford, cuando hacía poco que se había convertido en presidente, convocó una reunión cumbre de varios grupos para que lo aconsejaran en materia de inflación, y me fascinó que en un encuentro de economistas, Galbraith fue uno de los pocos, por fuera de los que uno esperaría que adoptaran esta posición -los así llamados economistas "liberales"-, que tomaron en serio este problema de la inflación y que sostuvieron que era algo que había que corregir.
2. Convicción y documentación Habiendo dicho esto, quiero proceder a analizar su pensamiento y su posición, pero lo hago, como he dicho, con pleno respeto por él como individuo y por su independencia. Lo que me resulta enigmático al leer a Galbraith, y que es lo que me dará tema para lo que tengo que decir, es cómo reconciliar su propia y sincera convicción de la validez de su visión del mundo con el casi completo fracaso de cualquier otro estudioso -incluso los que simpatizan con su orientación política general- en el intento de documentar su validez. Ha habido mucha gente que estudió su pintura del mundo pero, aunque debe de haber algunas excepciones, no conozco de ningún investigador serio que haya convalidado su concepción. · Obviamente Kenneth Ga]braith ha leído estas críticas y visto estos argu1nentos. El enigma que quiero presentarles es cómo reconciliar su convicci6n sobre la validez de su punto de vista con la ausencia de documentación sobre la misma obtenida por terceros.
¿Abundancia para quién? La típica manera convencional de abordar la sabiduría conven~ional de John Kenncth GaJbraith ha sido tratarlo como si estuviera huscando ex~minar y descri~ir el mun~o y luego comparar la conclusión a la que amba c?n la reaJ1dad. Haciendo un cxan1cn breve de este abordaje convcnc~onal podemos co1~enzar C(~n ú, sociedad opulenta,'! un libro que fue publrcado, y esto es de 1nterés. Justo antes de que .. la guerra contra la
1
1
,, se volviera una obsesión generalizada Ah breza · ora puedo d · p0 sidero eso no tanto una reflexión sobre Galbraith co ecir que c0n ·darlos de la guerra contra la pobreza. En cuanto al ;o sobre .los ~amental deque en realidad éramos una sociedad relativa!e: de vista fu Ibraith estaba absolutamente en lo cierto. La guerra opulenta, Ga h contra Ia pobreza esde entonces se a vuelto una gran cosa ha sido b • que d ·1 d ' muy uena por públicos que ha d'd c1e. rto para muchos rm es e empleados . ' n po I o hacer excelentes carreras, y p~a muchos mtles de académicos que han podido ba. d cerestudios y más estudios sobre. la pobreza. Pero no ha hecho demas1a o en ·avor de la gente menos favorecida en nuestra economía y nuestr .d d 11 "d . . 1 d I l'b a soc1e a . El conten1 o pnnc1pa e 1 ro no era realmente la opulen · d 1 b d ct· d c1a e a . sociedad. Más b1en esta a e 1ca o a otros temas: a denigrar los gustos de la gente común, los gustos de los que prefieren los entretenimientos populares a la poesía, los autos con grandes colas a los lindos autos importados compactos y caros. Iba dirigido a explicar las ventajas de extender el poder del E~tad~. Un tema fundamental era el supuesto contraste entre la opulencia pnvada y la escualidez pública. Mencionando las críticas que se han hecho de este tema debo comenzar por un comentario de La, sociedad opulenta de Galbraith de 1958 escrito por Adam Smith en 1776. Cito de Adam Smith:
1
1
1
1
1
1
1 1
1
1
1
1
1
1
1
1
1 1
1
1
1
1
Es la mayor impertinencia y presunción de los reyes y ministros pretender
1
vigilar la economía de gente privada y restringir sus gastos con leyes suntuarias o prohibiendo la importación de lujos foráneos. Ellos mismos son siempre y sin excepción los mayores despilfarradores en la sociedad. Que ellos cuiden de sus propios gastos y pueden dejar con toda tranquilidad que la gente privada cuide de los suyos. Si su propia extravagancia no arruina al Estado, la de sus súbditos tampoco lo hará.
1
1
1
1 1
1
1
De modo que pienso que la mayoría de nosotros acordaría en que
1
"opulencia pública y penuria privada" es una descripción más ~justada a la realidad. No puedo resistirme a agregar otro de los comentanos dev~stadores de Smith, no tan directamente relacionado con el libro de Galbraitb pero un poco sí.
1
1
1
1
1
No hay ningún arte que un gobierno aprenda más rápido de otro que el de sacar dinero del bolsillo de la gente.
Ese _es un arte que por cierto su gobierno . y rnuy bien.
. b · mo han aprendido mi go te
- -- - -- -- - - - - - - - - - - - -
1 1
1
1
1
1
1
1
La reacción general de los contemporáneos de Galbraith no era muy distinta a la reacción de Adam Smith. Hubo una crítica generalizada de la denigración de Galbraith de las actitudes del público al calificarlo de ºquemador de colas de autos''. como los quemadores de libros de otros tiempos. ¿Quién era él para decirle a la gente lo que le debía gustar?
Galbraith y la publicidad También se estudió su animadversión contra la publicidad. Recordarán que uno de los temas principales de La. sociedad opulenta fue el enorme poder que Galbraith le atribuía a la publicidad: que este gusto por las grandes colas no era natural ni nativo, que era creado por productores avaros que buscaban moldear el gusto del público a sus propios intereses. De aquí resultó una expansión considerable del análisis económico sobre la publicidad que tendió a demostrar, primero, que una fracción muy grande de toda la publicidad era informativa más que persuasiva, segundo que, incluso en la publicidad persuasiva, lo inteligente para una empresa era descubrir qué quiere el público y luego producirlo, e informar de ello al público, no tratar de moldear sus gustos. Pero, más importante desde el punto de vista general de Galbraith, él puso gran énfas)s en la expansión de la publicidad, no sólo de las empresas privadas sino;también del Estado y los burócratas, y en que esto tiene un efecto como m/nimo tan importante como la publicidad privada. / Las estadísticas sobre gasto estatal hicieron 9Pe el tema de Galbraith sobre la opulencia privada frente a la escualide~pública se convirtiera en una afirmación absurda. Cualquiera que estudjé las estadísticas sabe que el gasto público ha crecido rápidamente. En lo~ Estados Unidos ha crecido de un 10 por ciento del ingreso nacional en 1/()29 a un 40 por ciento hoy. En el Reino Unid.o ha cree.ido de un 10 por. C\~nto del ingreso nacional al moment~ del Jubtleo de D1a~a?t~ de la R~1n~ yictoria a algo así como el 60 por ciento hoy. Es muy d1f1cI1, a la vista de,_estas cifras, sostener la afirmación de que son los dilapidadores privado's~"no los dilapidadores públicos los que empobrecen la nación. "'-'::~>--
~~ Contrapesos 4_el poder - ¿ La trinidad profana?
'\. ~
Permítanme pasar de su sociedad opulenta a su teoría de los contrap'esos del poder,3 un libro al que George Stigler le dirigió una crítica devastadora \ ',
\l\.i
1
·o el útulo de '~e Econonúst Plays with Blocs".4 La tesis que Galbraith t,aJ en ese hbro era que cuando surgen concentracione d .....,._sent6 . d . s e poder
1
1
.,,..._- 1 nel surgimiento e concentrac1ones de poder que lasco tra ~umu a . 1 l . n pesan · ~.. ndes empresas est1mu an os grandes sindicatos y ambos t· LaS gra b. . . es 1mu1an Estado. Y la com 1nac16n de las grandes empresas Jos d el gran E d · .d • gran es . d.icatos. y el gran sta o es .una tnn1 ad santa,, no sin . profana. La respuesta de George St1gler y de otros cnt1cos ha sido que es un error suponer que estos grupos concentrados están siempre en bandos diferentes. A~ fin de cuentas, las grandes empr~sas y los grandes sindicatos tienen intereses com_unes ante el consumidor. Estará en el interés de ambos grupos operar Juntos para explotar al consumidor. En todo caso, lejos de se~ ~sto un contrapeso de poder, o un poder que pueda restaurar la estab1hdad y compensar el daño que producen los grandes conglomerados, agrava ese daño. Los acuerdos de carteles son inestables y los acuerdos entre monopolios bilaterales y multilaterales son inestables. En cualquier caso, el argumento galbraithiano confrontado con los hechos resulta incorrecto. La evidencia muestra que algunas de las más grandes concentraciones de poder sindical se dan en industrias en las que los empleadores tienen poca concentración de poder. En los Estados Unidos, por ejemplo, el de los mineros del carbón es un sindicato concentrado de los más importantes, capaz de conseguir ventajas para sus miembros actuando como agente monopolizador para la industria porque la industria misma es tan dispersa. De hecho, los mineros del carbón mantienen un cartel en beneficio de sus empleadores. De manera similar, el sindicato de camioneros, que por cierto es uno de los más fuertes en los Estados Unidos, no surgió como un contrapeso de poder frente a un monopolio corporativo preexistente. Surgió en parte debido a que había un poder disperso del que pudo aprovecharse en su propio beneficio.
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1 1
1
1
1
1
1
1
1
1
1 1
1
1
¿Adónde fue el "nuevo Estado industrial"?
1
1
., ~enneth Galbraith prácticamente no le ha prestado atención ~n los ulttmos años a este tema de los contrapesos del poder. En gran medida lo ha dejado por el camino porque ha descubierto una manera más .atractiva :e ª?~rdar el mismo objetivo. Y esto se da a tr?vés de su h?ro más Emb~cioso, El nuevo Estado industrial,5 en el que intenta actualizar The ngzneers and the Price System, 6 de Thorstein Veblen, con mucha ayuda de The Managerial Revolution, 7 de James Burnham.
1
1
1
1
1 1
1
1
1
155
1
· Este libro implicaba en gran medida un rechazo de la tesis ~e los contrapesos del poder en favor d.e la tesis d~ que~! control de la so~1edad está en manos de una clase técn1co-gerenc1al, la tecnoestructura . Uno de los grandes méritos de Galbraith es su capacidad para pescar palabras claves y venderlas. ¡Es un publicitario pa~ excell~~ce!. Siempre ha sido un enigma para mí por qué la industna pubhcitana no lo ha reconocido ni ha aprovechado su extraordinaria capacidad. "La sociedad opulenta" fue una de esas frases. "Los contrapesos del poder" fue otra. Ahora de algún modo yo pensaría que si se empieza por una palabra tan torpe co- mo "tecnoestructura" no se convertirá exactamente en una frase común, en una palabra fa miliar, ¡y sin embargo parece haberse enraizado mucho! El tema clave de El nuevo Estado industrial, como todos ustedes saben es que la economía es dominada por empresas gigantescas, en las que el control está en manos de la clase técnicogerencial. Estas se han vuelto tan grandes que los individuos ya no son importantes como empresarios: los dueños de acciones cumplen un papel puramente pasivo de aprobar las acciones de la gerencia y no cumplen ninguna función empresarial importante. Esta clase gerencial, según Galbraith, tiene como su principal objetivo su propia seguridad. Y parece lograr esa seguridad controlando tanto a los proveedores de bienes y servicios de la empresa como a los que compran su producto. Parece controlar tanto a los proveedores como a los consumidores y lo hace, por supuesto, con la ayuda del gobierno. Establece una coalición efectiva con las autoridades estatales. Y junto con el gobierno puede asegurar su propio futuro. Controla a sus proveedores actuando como compradores monopólicos la principal fuente de demanda para sus productos. Controla a los consu~ mid.ores por el uso de publicidad persuasiva. Este tema, tomado de La soc_zedad ?pulenta es central para el punto de vista de Galbraith en toda esta sene de hbros. Desd~ su punto -de vista el mercado cumple por cierto un pap,el muy secu~dano. Es cierto,_ ~uedan algunas empresas como las agncolas, pequenas ramas de servicio etcétera que son em · l ·· . ' , presas esencia mente compe~It1vas suJetas al control y a la presión del mercado. Pero son una cola movida por.el perro de las grandes corpo · · de - raciones gigantes, ,, mod ema. que desde el punto. de vista . de. Galbraith tipifican la ec onorrua E ste punto de vista ha sido examinado y atacado po · · . r mue h os 1nvest1gad ores. J ohn Jewkes, en su libro The Sources oif Jnv en r·zon, 8 examina · · ,, d · 1a afirrmac1on e Galbrruth de que ha pasado el tiempo d I . e pequeno empresano, que, en palabras de Galbraith, citadas por Jewkes " b . ·d · h h h · . , una enigna prov1 enc1a a ec o de la industna moderna d e unas pocas grandes fir-
iostrUmento casi perfecto para inducir el cambio ~nico" J kes ,nasd~ esta afinnación y escribe aJ final de su libro: · ew
estu ia
la evidencia va en contra de taJ doctrina. Sin embargo por 1o que eas1. t-...a~ uua · ,
nosotros sabemos, el pr~fes~r Galbraith no ha dicho nada para defender 0 modificar su punto de vista.
Falta de realismo y comprensión La validez del cuadro de Galbraith del mundo industrial fue atacada
desde un punto de vista muy diferente por sir Frank McFadzean, que está aquí entre el público y por tanto puede corregirme si explico mal su crítica. Sir f rank atacó a Galbraith por su falta de realismo y su falta de comprensión acerca de cómo son conducidas las grandes empresas. Atacó la verosimilitud del punto de vista de Galbraith desde adentro, por decirlo así, y demostró, creo que bastante contundentemen te, en una conferencia que dio hace unos 1O años, 10 que la idea de que de alguna manera las grandes empresas eran conducidas por comités impersonales y sin rostro que tienen la capacidad de controlar el futuro, era un cuento de hadas más que una descripción certera. Galbraith fue atacado por el profesor G.C.Allen de un modo similar en un excelente Paper, 11 publicado por el Instituto de Asuntos Económicos, con bases similares, pero con la atención puesta . un poco más en el comportamiento de los entes colectivos -tales como la industria en su conjunto-que en el comportamiento de empresas individuales. Finalmente, un economista norteamericano, Harold Demsetz, que antes estaba en la Universidad de Chicago pero actualmente se encuentra en la Universidad de Los Angeles, California, ha hecho algunos estudios; comparó tres de las hipótesis galbraithianas con lo que dicen las estadísticas para ver si los hechos coincidían con ellas. Galbraith había subrayado que las industrias de defensa eran los ejemplos par excellence de industrias que eran capaces de controlar su destino, porque tenían de cliente al gobierno y podían controlar efectivamente la demanda de sus productos, los precios con que vendían y otras cosas por el estilo. Demsetz procedió a examinar los datos. 12 Examinó el comportamiento en el mercado de las acciones de trece empresas industriales grandes orientadas hacia la defensa en los E stados u 'd . 'd . IU ~s. jÜh, sorpresa, encontró que las ganancias reales obtem ~ por mversiones en esas acciones eran mucho más variables que el promedio de todas las demás acciones! En aquel momento puede haber sido necesario ir al
- --
- --
- -- - - - - - - - - - - - - - - - - -
157
mercado de valores, pero hoy basta con observar el destino de algunos de los gigantes de la defensa en los Estados Unidos, como Lockheed, General Dynamic y otras por el estilo, para advertir que están por cierto muy lejos de poder controlar su propio destino. Y no les penniten lograrlo ni siquiera sus muy grandes gastos en publicidad persuasiva en otros países.
"No hay pruebas" El profesor Demsets también examinó otras dos hipótesis de Galbraith. Su artículo 13 les resultaría extremadamente interesante porque señala lo difícil que es obtener hipótesis comprobables del canon galbraithiano. Galbraith habla en términos amplios y generales; hace afirmaciones sobre el mundo a lo ancho y a lo largo. Pero pocas veces son presentadas deforma de aportar hipótesis comprobables. Además de su afirmación sobre las industrias de defensa, Demsetz puso a prueba, a través de la correlación múltiple entre las experiencias de muchas empresas, el tema galbraithiano de que las firmas orientadas por la tecnoestructura sacrifican las ganancias para acelerar el crecimiento de las ventas. El tema de Galbraith aquí es que cuando se tiene una de estas grandes corporaciones con los tecnócratas de la tecnoestructura al mando, tienen que tener ciertas ganancias mínimas para satisfacer a los accionistas y mantenerlos conformes, pero más allá de eso lo que realmente quieren es crecer. Y así, argumenta Galbraith, están dispuestas a sacrificar las ganancias por ventas. Demsetz procedió a ordenar datos por firmas y a clasificarlas por ser orientadas por la tecnoestructura siguiendo la clasificación de Galbraith. Entonces trató de ver si era cierto que había un trueque de ganancias por ventas. No encontró
ninguna evidencia en absoluto. También investigó la tesis de Galbraith de que tales firmas usan el control de precios, la publicidad y la intervención del Estado para evitar la alteración de sus planes. Nuevamente lo hizo tratando de ver si las firmas de ese tipo en la práctica tienen ingresos y ganancias más estables que otras firmas.Nuevamente no encontró ninguna confirmación en absoluto de esta afirmación galbraithiana.
Mala interpretación de la teoría económica y la investigación Ha habido muchas otras críticas a los puntos de vista de Galbraith, incluyendo muchas de gente que simpatiza con su orientación política,
como por ejemplo la m~~ dura crítica~ Roben S?low 14 a El nuevo Estado ;ndustrial, en la que ~nuca. a G.albra1th por mahntcrpretar tanto la teorfa económica como las 1nvest1gac1ones m~~ recientes. La afinnación de que tos gerentes pueden no ~restar: atención a los accionistas porque las empresas son grandes ha sido obJeto de una enorme cantidad de investigación. Todos sabemos que el mercado de valores ejerce una influencia de un modo muy indirecto pero eficaz. Y, no importa lo grande que sea una empresa. si los gerentes actúan de tal manera que ganan menos de to que es posible con los recursos de los que disponen, esto tiene un efecto sobre el precio de las acciones. Si el precio de la acción cae, aporta un incentivo para que alguien compre la acción, intente apropiarse de la empresa, y, de esta manera, echar a la actual administración. Y ha habido suficientes casos de esto como para que todo gerente de toda gran empresa sepa dónde está su propio interés. Es muy interesante por cierto que las empresas que, en mi opinión, se acercan más a compadecerse con la pintura de Galbraith de los gigantes modernos, son algunas de las industrias nacionalizadas, porque allí no hay ningún mercado de valores eficaz que pueda obligar a los administradores a promover los intereses de la empresa. El objetivo fundamental de examinar la evidencia es que, hasta donde yo sé, fuera de las afirmaciones del propio Galbraith, no ha habido ninguna defensa exitosa de su visión del mundo. Eso no quiere decir que no haya defensores de esa postura. Hay muchos. Hay muchos que la aceptan. Pero no conozco ningún estudio científico que haya convalidado que esa visión del mundo es significativa y precisa, en el sentido de que produzca predicciones sobre el comportamiento de las empresas, de la industria o de la economía en su conjunto, que puedan ser verificadas y que la evidencia demuestre que son válidas.
3. Galbraith: ¿científico o misionero? Y eso me trae de vuelta al enigma con el que empecé.¿ Cómo una me~te tan inteligente reflexiva e independiente como es la de Kenneth Galbrruth, puede sostener' una visión aparentemente tan indefendible de la reah.da d?· Creo que la base para una respuesta puede encontrarse reexamin?11d~ los objetivos y el abordaje de Galbraith. En vez de considerarlo un c~entt~co que busca explicaciones, creo que lograremos alguna comprensión st lo vemos como un misionero que busca acólitos. Por lo tanto debemos
159
examinar no sus evidencias, no sus hipótesis, sino sus valores Ysu filosofía, su ideología. Si lo hacemos creo que encontraremos que su visión del mundo deriva de su ideología, y no a la inversa.
1
1
1
1
¿Galbraith un tory radical? 1
Galbraith siempre me ha parecido una versión del siglo XX de los radicales torys de Gran Bretaña del siglo XIX. Algunos de ustedes habrán leído un libro de Cecil Driver titulado Tory Radical: The life of Richard Oastler. 15 De cualquier manera, había a comienzos del siglo XIX un grupo de tories llamados los tories radicales, cuyas posiciones eran, a mi entender, muy similares a la posición de Galbraith hoy. Creían, como él, en la aristocracia. Ellos sabían que eran miembros de la aristocracia, como él lo sabe. Ellos eran miembros de la aristocracia por nacimiento; él es miembro por virtud de otras cualidades. Ellos creían que la aristocracia tenía una obligación hacia las masas y que eran el único grupo desinteresado en la comunidad que podía servir a las masas, porque su posición social era natural, sin un esfuerzo de su parte, y esto les endilgaba una obligación al mismo tiempo que en gran medida les aseguraba no tener intereses creados. Creían, sin embargo, que no debían -y Galbraith piensa que no debe- utilizar la fuerza para imponer sus puntos de vista a las masas. Su abordaje era plenamente patemalista: estaban en la posición de padres en relación a niños, y esos niños naturalmente reconocerían la superioridad del padre y que sus valores eran superiores a los de ellos. Y así los tories radicales esperaban y pensaban que era apropiado que las masas aceptaran el dominio de los valores y creencias de los aristócratas sobre los suyos propios, porque los aristócratas buscaban su bienestar. Creo que el punto de vista de Galbraith es esencialmente el mismo. El no está a favor de imponerles de ninguna manera a las masas los valores que defiende. Sabe que sus valores son superiores a los de las masas, y piensa que si educa correctamente a las masas con suficientes libros de su autoría, ellas mismas aceptarán sus puntos de vista y le pedirán a él y a los demás intelectuales que se pongan al mando. Siempre me ha hecho pensar en los tories radicales, pero Shirley y William Letwin 16 y otros me han persuadido de que también hay una mezcla con el radicalismo filosófico de John Stuart Mili. Puedo demostrar ese elemento de la manera más rápida y efectiva leyendo unas pocas citas del libro de Maurice Cowling sobre Mili y el Liberalismo. 17 Ustedes verán que cada una de estas citas, que Maurice Cowling considera aplicables a John Stuart Mill, es igualmente aplicable a Galbraith.
160
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
Primero: ..Las mentes superiores" debieran dar el tono de la soci·edad la ··· . . . en que viven; y por tanto ... su clase de formación en cultura general debe propagarse lo más e,ttensamente que sea posible. (pág.37)
Segundo:
...Los principios fundamentales de Mili no tienen demostración ni autoridad filosófica, sino que son compromisos para la acción, el resultado de la afirmación de que se tiene conocimiento de la ·naturaleza del mundo y la dirección que debiera tomar el deber de los hombres dentro de él...es difícil evitar la sensación de que mucho de lo que caracterizaremos como su arrogancia está conectado con la falta de claridad en este punto. (pág.77)
Nótese que la "falta de claridad" es acerca de si sus afirmaciones tienen autoridad científica. No hay nadie que no use la palabra "arrogante" para referirse a Galbraith, y con justicia. Es aplicable precisamente por la razón que Cow ling la refiere a Mill: porque Galbraith trata sus afirmaciones como si tuvieran autoridad científica, como si hubieran sido demostradas, cuando no lo han sido para nada. Sus principios, como dice Cowling sobre los de Mill, son compromisos para la acción. Tercero: Mill fue uno de los más censuradores moralistas del siglo XIX. A cada vuelta, se ofrece la denigración de la sociedad existente con certeza de inquisidor... (pág. 143)
Finalmente: Si un escritor cree en una doctrina que promulga, Yse siente obligado hacia ella, no es probable que revele sus limitaciones. (pág.147)
· · / d°gmática Reconciliar la falta de pruebas con la convzcczon . · · al. 1 reconciliación de la Eso me trae de vuelta a ID1 tema pnncip · ª d át' a insuficiencia fáctica de la visión galbraithiana Y la confi~za ogm ic
1
con la que la sostiene. Quiero mostrar cómo se puede ligar la posición que él asume en relación al mundo con su vi.sió_n id~ológica Y filosófica. Primero, la posición tory radical de Galbra1th 1mphca que los valores de las masas son inferiores a los de la aristocracia intelectual Y esto, por supuesto, es el tema que recorre todo su análisis. Pero, lo que es ~ás, si los valores de las masas son creados por partidarios interesados de la industria, entonces no pueden considerarse válidos, o ser respetados. Así, es extremadamente conveniente para Galbraith, que busca reforzar su énfasis en el derecho de la aristocracia a dar forma a los valores de las masas, poder tratar esos valores como algo que no tiene ningún valor, sino que simplemente es la creación de sectores con intereses específicos. Esto tiene otras implicancias. Se pueden alterar los valores por la publicidad, y las "mentes superiores" de Mill pueden afectarlos también. Al fin de cuentas, si estos publicitarios comerciales pueden moldear la vida del hombre, tiene sentido tener una sociedad en la que las mentes iluminadas pueden moldear los deseos y valores de los hombres. Y se puede tener cierto éxito con el programa político tory radical de los principales aristócratas, así que tiene sentido que ejerzan el poder. Lo que es más, si lo que rige es el libre mercado, si el libre mercado realmente rigiera en respuesta a deseos válidos de los consumidores, eso aportaría una alternativa al gobierno de las mentes superiores. Haría que ese gobierno fuera difícil o imposible de lograr. Muchos reformadores Galbraith no está solo en esto- sostienen como objeción fundamental al libre mercado que éste les impide lograr sus reformas, porque pemúte que la gente tenga lo que quiere, no lo que quieren los reformadores. Por tanto todo reformador tiene una fuerte tendencia a oponerse a un libre mercado. Galbraith en particular debe considerarlo trivial o no existente, porque en caso contrario toda su ideología, tanto su justificación como su factibilidad, se derrumban. Si el l~bre merc~do no es el que ~anda, ¿quiénes son los que mandan? No, segun Galbra1th, los empresanos que sirven al mercado, sino los tecnócratas, que no tienen ninguna autoridad moral. Además, no son desinteresados. Estos tecnócratas son autoelegidos, inventan sus propios empleos, se nombran unos a otros. . ~Qué derecho tienen a decidir los gustos de la gente, 0 cómo debeóan ut1hzarse ~os r~~u~sos de la comunidad? Si se tuviera empresarios tipo Adam S°?1th.d1ng1end~ la sociedad en respuesta a demandas del público, eso t~ndna cierta autondad moral. Pero los tecnócratas no tienen ninguna autondad moral: se mueven por su propio interés. Creo que éste es un aspecto muy importante en la visión gaJbraithiana.
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
162
1
-
-
-
-
-
-
-
- -
- -
-
-
- -- - - - --
- --
Sirve tanto para justificar su énfa\is en el gobierno de la clase intelectual com? para a_umcntar ~u atractivo para el gran púhhco. Todos queremos alguien a quien culpar. Nada malo que ocurra es culpa nuestra; son otros los que nos hacen c~o. Y tanto rnejor si esos otros ~on t,urócrnta~ sin nomhre en el ~cctor privado, que no votamos. que no clcgimm. Simplemente de al~una manerJ llegaron allí. · l~cidcntalrncnt~. si gobicmi~n los tecnócratas. si la tecnocracia fija los precios Y los salanos a su propia conveniencia. entonces tos funcionarios oficiales tamhién lo pueden hacer. Sin embargo. como lo dije antes. la actitud de Galbraith en relación al control de precios y salarios no es realmente central a su posición. Se la puede eliminar y su posición queda inalterada. En realidad es periférica a ella~ surge simplemente por el accidente de que se pasó parte de la Segunda Guerra Mundial como controlador de precios. Esta interpretación de la visión del mundo de Galbraith me parece que da una explícación general de la misma y explica su obstinada adhesión a ella. Las características que atribuye al mundo son esenciales para sostener sus valores, su posición ideológica y política. Pero también explica la base sobre la que otra gente la objeta, incluyéndome a mí. Los radicales filosóficos, igual que los socialistas, atacaron a la aristocracia. En esto eran bastante diferentes de Galbraith. Por el otro lado, eran similares a Galbraith en que, en la medida en que debía haber líderes querían que fueran una meritocracia en vez de una aristocracia. Y en esto Galbraith se les une.
Meritocracia o aristocracia: el mal menor Debo decir que me opongo a ser gobernado por una aristocracia por nacimiento tanto como por una meritocracia pero, si tengo que ser gobernado por cualquiera de las dos, me parece que la aristocracia por nacimiento es, de lejos, el mal menor, aunque más no sea porque los que nacen aristócratas tienden menos a ser arrogantes. Saben que es un accidente. Este por supuesto era el aspecto atractivo de los radical~s tory, que reconocían que estaban en una posición de lidera~go ~or acc1d~nte. Esto es lo que, desde su punto de vista, les creaba obhga_c1ones. hacia el resto de la comunidad ' su noblesse oblige. ¿Pero una mentocrac1a, gente , que sabe que es más capaz que sus conciudadanos, Y que por tanto eSran en condiciones de gobernar? ¡Dios no lo quiera! . Más importante, por supuesto, me opongo al punto de VlS ta de q~e cualquier aristocracia deba gobernar. Creo que es de la mayor arrogancia
que cualquiera suponga que tiene el derecho de decidir cuáles son los mejores y cuáles los peores valores para otros por cualquier otro medio que la persuasión. Por supuesto que podemos tener fuertes convicciones propias: podemos estar muy convencidos de que la poesía es mejor que los juegos de salón, o al revés. Pero para los que creemos en la dignidad del individuo, en la preeminencia de la libertad entre los seres humanos como el objetivo de la organización social, debemos decir que la única manera en que tenemos derecho a tratar de afectar los valores de otros es por persuasión. Y eso, puedo agregar, incluye la publicidad, a la que considero una forma de libertad de expresión y que debería estar tan sujeta como otras fonnas de discurso a la Primera Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos, que prohíbe al gobierno aplicar medidas contra la libertad de expresión (me complazco en decir que la Corte Suprema de los EE.UU. así lo ha determinado recientemente).
Galbraith versus Adam Smith Estas son, según creo, las bases fundamentales sobre las que se da la batalla. A lo largo de toda la historia han existido los superiores que creyeron que tenían el derecho de gobernar a los inferiores. Y el único método de organización social y económica que jamás se haya desarrollado que evite ese resultado es el método que Adam Smith expuso en La riqueza de las naciones: cooperación voluntaria entre individuos en la que cada hombre es libre de usar su capacidad y recursos como lo desee, de acuerdo con sus propios valores, mientras no interfiera con el derecho de los demás a hacer lo mismo. Esa es una visión del mundo a la que se opone profundamente la visión galbraithiana. Galbraith nunca se opondría explícitamente a la visión de Adam Smith como indeseable; nunca hace eso. El acordaría con cada palabra que acabo de pronunciar. Pero si estuviera aquí diría: Ah, pero usted ve visiones. Eso no es realista. Así no es el mundo en realidad. El desarrollo técnico y el crecimiento técnico han vuelto esencial la existencia de estas grandes corporaciones y estos Estados grandes y estas grandes organizaciones. Y por tanto su descripción es un sueño, una utopía que no se puede lograr.
Esa es una afirmación que creo que los di versos críticos de Galbraith han demostrado infundada. Estas grandes empresas en la práctica no son
r
¡ : i
1
grandes en relación al mercado como un todo n más · ...on hace cien años. Los Estados grandes no son· Pood .grandes de lo que e,-· . r ucidos roducidos, por necesidades técnicas que hacen qu 1 , Yno han sido ascosasoc . e P escala más grand e. N o h ay ninguna necesidad té . urranauna desarrollo te~no)ógico que requiera una expansión ~;·~: que surja del programas de bienestar social, de control de los alquileres d constrocción de viviendas, de la salud públic~ ~.proyectos estatales de una presión tecnológica. · tnguno de éstos refleja
1
1
1
1
1
1
1
::7
Reflejan más bien un abordaje erróneo de tratar d poUti~os para log~ar ?~enos objetivos. El crecimiento d:i métod~s más bien la mano 1nv1s1ble en política que trabaja 1 d' .ado refleJa a la mano invisible en la econonúa. en ª rrección opuesta En la economía la gente que sólo busca su propio¡ t é . . .bl n er s es 11evada por
1
1
1
1
una mano 1nv1s1 e a promover el interés público. En la esfera política, los individuos como Galbra·th · 1 , d l 'bl' , que intentan . promover e11nteres e pu 1co tal como ellos lo ven son 11 d · · ·bl · · ' eva os por una mano mv1s1 e a servtr a intereses privados a los que ellos no buscan servrr. .
1
1
1
1
1
4. Preguntas y respuestas
1
1
1
Pensamiento económico fácil (equivocado) y difícil (correcto)
1
1
PREGUNTA: Trabajo en la City y el Mercado de Valores y antes he estado mucho tiempo en la Universidad. Lo que realmente me confunde aunque coincido con la mayoría de sus puntos de vista, es por qué los pensamientos del profesor Galbraith encuentran un público mayor en el mundo académico que los suyos. ¿ Y piensa usted que se está dando algún cambio?
1
1
1
1 1
FRIEDMAN: La respuesta a eso es que no es así. No hablo en ningún otro sentido que el fáctico. Las teorías de Galbraith nunca han encontrado aceptación en el mundo académico su aceptación se da entre el público en general. Ha escrito para el gran público. Ahora voy a reformulru: su pregunta. ¿Por qué sus teorías encuentran mucha mayor aceptación entre el gran público que las teorías o los argumentos de gente.como yo? Y la respuesta es que porque resultan mucho más satisfactonas para e~ 81 hombre común. Son fáciles de comprender: es fácil compre~der ~ue algo está mal, hay algún diablo en alguna parte que se lo e5tª haciend
----------- -
º
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
165
1
1
1
a uno. Por el otro lado, la clase de teoría que la gente como yo trata de transmitir es difícil de comprender. Desafortunadamente éste es un gran defecto; siempre ha sido una de las grandes dificultades para lograr que un sistema de mercado sea aceptado. El argumento en favor de un mercado es un argumento complejo. Tiene que ver con cómo un sistema complicado trabaja indirectamente a través de canales que nadie ve, a través de fuerzas que no responden a ningún nombre. Ese es un punto de vista mucho más difícil de transmitir que la noción de que individuos concretos están moviendo palancas y haciéndole cosas a uno. Es mucho más difícil transmitir la idea de que la manera de curar un problema puede ser permitir que trabajen las fuerzas impersonales del mercado, que la idea de que la manera de curar algo es votar una ley o nombrar un ministro. ¡Sise tiene una sequía entonces evidentemente se nombra un ministro de Sequía! La única razón por la que el sistema de mercado ha logrado sobrevivir hasta el punto en que lo ha hecho, es porque resulta mucho más eficiente y eficaz que todos estos ministros. Si no lo fuera, si el sistema de mercado no fuera diez veces más eficiente que el sistema estatal, todos nuestros países hubieran visto sus mercados completamente dominados. Permítame volver, sin embargo, a su primer punto porque lo considero muy importante e interesante. Si se habla de la escuela de Adam Smith se puede nombrar gente académica, científicos que son seguidores de Smith. Si hablamos de los keynesianos podemos nombrar académicos respetables que han contribuido al canon keynesiano y a la visión keynesiana. Es muy difícil nombrar académicos que hayan contribuido a la visión galbraithiana. Es fundamentalmente una cruzada individual. Volvamos a los filósofos radicales. No era sólo John Stuart Mill; había un grupo importante de gente intelectualmente respetable que contribuía a la discusión. ¿A quién se puede nombrar que pertenezca a los galbraithianos? Y cito esto como evidencia en la que se apoya mi respuesta a su pregunta, que está confundiendo una reacción popular con una reacción académica e intelectual.
Inflación en Chile PREGUNTA: ...¿Han tenido éxito las políticas del presente gobierno en Chile en el control de la inflación?
FRIEDMAN: Bueno, eso tiene muy poco que ver con John Kenneth
Galbraith. pero lo contesto con gusto. Primero pennftanme 1 , Yo no he estado conduciendo la política económ·1ca acdararCh~na Cuestión. ~ . . e 1le' En el último año no he sabido s1 sentirme halagado ni di ven·d J • , "h· .b 'd . • o por os p<>deres que ~e me an atn ua o. Pasé seis días hace un año (en abril de J975) en Ch1Je y des~c entonces ~o he tenido contacto con nadie allí y
sin embargo se me atribuye el ménto de guiar día a día 1a polít' d · d · 1ca e ese gobierno. Pero déJeme ectrle en respuesta a su pregunta que · . d Ch'l h . , pnmero, el gob.1emo e I e no .ª s~gu1do una severa política deflacionaria; han reducido la tasa. de crec1m1ento de la oferta monetaria de un pocomás de un 20 po~ ciento mensua1 a una cifra en el orden del Io por ciento mensual. As1 que como yo lo veo -todo esto es de segunda mano no he estudiado personalmente las estadísticas recientes, pero he hablado con gente que es experta en la situación chilena- la evidencia parece indicar que ha habido una marcada reducción en la tasa de inflación como resultado de una marcada reducción en la tasa de expansión monetaria· ese resultado se dio por supuesto con un retraso mucho menor de lo qu~ se daría aquí. Como ustedes saben, en los Estados Unidos y el Reino Unido ha habido en los últimos doscientos años un retraso de alrededor de dos años entre los cambios en la oferta monetaria y los cambios en los precios. Eso no es un dato de la naturaleza sino el resultado de que nuestros dos sistemas han tenido precios estables por períodos bastante largos. En países como Chile o Brasil o la Argentina y otros similares el retraso es mucho más corto; un cambio en la oferta monetaria es seguido en pocos meses por los correspondientes cambios en los precios porque la gente ha estado mucho más en sintonía con fluctuaciones amplias en la tasa de inflación. Ahora, de acuerdo a como yo entiendo la situación chilena, las políticas iniciales relativamente deflacionarias produjeron las consecuencias esperadas, tanto de una reducción en la tasa de inflación como de una reducción inicial de la producción y el empleo. Además, el gobierno decidió reducir los gastos del Estado, privatizar empresas, poniéndolas nuevamente en manos privadas, liberar el cambio. Según tengo entendido, ha habido una rápida mejoría .en las exportaciones no tradicionales y en la balanza de pagos extenor. S~ me ha dicho que la mayor fuente de incremento en la oferta monetana en el último año ha sido resultado de la necesidad de tener fondos para pagar deudas externas. La producción agrícola ha crecido muy rápido en los últimos dos años, la producción industrial ha caído Y el des~mpleo ·mdustnal . subió en Santiago, pero ha habido · un giro · Y Ios 1'nd1ces de producción y empleo ahora están subiendo.
- - - - -- -- - -- - - - - - - - - - - - - -
167
¿Se hará realidad Galbraith? PREGUNTA: ¿El punto de vista de Galbraith será el punto de vista del futuro? . , FRIEDMAN: No. El futuro puede ser una tecnoestructura, pero s1 es as1 será una tecnoestructura estatal colectivista y no una tecnoestructura
de la industria privada. El gran peligro del punto de vista galbra~thiano es precisamente que subraya la importancia, desde su punto de v1st~, de una expansión del rol del Estado. Desafortunadamente, aunqu~ a el le gustaría ver que ese rol de conducción estatal fuera cumphdo por intelectuales desinteresados, no será así. Será cumplido por burócratas muy interesados, y conducirán a la sociedad desde el centro ~orno siempre han tendido a ser conducidas esas sociedades: como sociedades colectivistas que reducen y limitan grandemente la libertad del individuo. Hay dos cuestiones diferentes. Qué es lo más probable que suceda Y qué es lo que puede suceder; que es lo que necesariamente va a suceder, y lo que es posible. Yo diría que muchos de los grandes conglomerados empresariales han surgido por malas políticas gubernamentales y no de una necesidad tecnológica. En mi país, del que puedo hablar con mucha más seguridad que del suyo, nuestro sistema impositivo ha establecido una muy fuerte presión en favor de las fusiones y conglomerados de empresas. El control y la regulación estatal en industrias tales como la industria de la energía eléctrica, la industria telefónica, la industria de las comunicaciones, la industria de la aviación, han favorecido la existencia de grandes empresas. El ejemplo más obvio es el de la aviación. Desde que el Bureau de Aeronáutica Civil comenzó a ejercer control sobre los transportadores aéreos, en los años '30, no se ha aprobado una sola nueva línea de transporte interurbana y el número de líneas interurbanas importantes es hoy menor que en 1938. Y esto no es debido a falta de candidatos -ha habido muchos candidatos-. Si pudiéramos abolir mañana el Bureau de Aeronáutica Civil, no hay ninguna duda de que nuestra industria de aviación estaría en muy buena salud, con un número mucho mayor de empresas y con mucha menos concentración de poder. Lo mismo es válido para la industria de radio y tel~~i~ión. ¿Por qué tene~os tres cadenas principales? Porque la ~om1s1on ~e~~ral de Co~un1caciones ha impedido que haya competencia en telev1s1on y en radio. Ha retardado la introducción de la televisión paga, la televisión por cable, de todo nuevo invento. Si pudiéramos
1
1
1
abolir mañana la .comisión Federal de Comunicaciones y subastar los
1
1
derechos a los diversos,, canales et:étera, no hay duda de que en un numero mucho mayor de compañías período.~uy corto tendnamos de telev1s16n muy eficaces y eficientes. Y así es industria tras industri La relación entre el tamaño y ~l control estatal, en mi opinión, es~ inversa de la que presenta Galbra1!h: El presenta un cuadro en el que las grandes em~resas crecen Y.despues 1nc?rporan al gobierno para que les ayude a planificar: Ahora bien, no hay ninguna duda de que las empresas comerciales efectivamente tratan de usar al gobierno para sus objetivos y a menudo lo logran. Adam Smith lo escribió hace doscientos años. Pero la relación en los Estados .Unidos ha sido que las medidas del Estado han promovido la concentración de la industria y el crecimiento de grandes empresas; y sin esas medidas estatales eso no tendría por qué haber sucedido. Así que no veo ninguna necesidad del cuadro galbraithiano, ni para el presente, ni para el futuro. Pero temo mucho que podemos avanzar en la dirección de una sociedad de un tipo crecientemente burocratizado, colectivista, socialista --ésa es la dirección en la que va Gran Bretaña-. Si soy un empresario inglés la cosa lógica que debo hacer es tener grandes pérdidas, siempre que contrapese estas pérdidas con una acumulación de divisas en alguna parte. Entonces el gobierno vendrá y me sacará de mis problemas por las pérdidas y me comprará. Esta es la manera en que la industria británica ha sido dominada en forma creciente por su gobierno: tomar divisas prestadas en el extranjero para permitirle a la gente sacar su dinero afuera. Ahora bien, es una buena cosa que la gente pueda sacar su dinero: no soy partidario del control de cambios, creo que debería ser abolido, sólo estoy describiendo el proceso que se viene dando y por qué pienso que van en esa dirección, en vez de en la otra dirección. Es una cosa interesante que uno de los puntos fundamentales de Galbraith, uno de aquellos en los que sir Frank McFadzean lo atacó en forma particularmente correcta, es que dijo: "Oh, esas grandes empresas nunca tienen pérdidas". Ahora es difícil pensar en una profecía que haya sido más convincentemente desmentida por la experiencia en los Estados Unidos y Gran Bretaña.
1
u?
1
1 1
1 1 1
1
1
1 1 1
1 1
1
1 1
1
1 1 1 1
1
1 1
1 1
1
1 1 1
1
1 1 1
1 1
1 1 1 1
1
1 1 1
1 1
1
1
Motivo y consecuencia en política económica
1
1
1
PREGUNTA: ¿Qué evidencia empírica hay de las buenas intenciones de los refonnadores?
- -- - - - - - - - - -- -- -- -- - - - -- - -
1 1 1
1 1
1
FRIEDMAN. La pregunta es muy interesante. Tengo que reconocer que · t si·n embargo no creo que sea un problema crucial no tengo respues a. : . . s La cuestión importante es otra
gente bien intencionada que intentab~ ~uhzar el m~camsmo pohtico para hacer el bien era llevada a servir rntereses pnvados 1ue ~unca hubiera servido voluntariamente. En general me parece muy insatisfactorio abordar asuntos tratando de cuestionar cuáles son los motivos de la gente. Eso lo mete a uno en un pantano. Primero, un argumento puede ser correcto o equivocado independientemente de los motivos de la persona que lo presenta. La persona puede haber presentado un argumento interesado-eso no quiere decir que sea equivocado-. La pregunta importante es: ¿cuáles son las consecuencias de la manera en que actúa y se comporta la gente? Y el único punto que yo dejaría sentado es -por el momento consideremos que la gente actúa con total desinterés, que tiene la mejor de las intenciones. ¿Cuál sería la consecuencia? ¿ Y realmente sería verdad que las malas consecuencias de estas medidas so? resultado de las malas intenciones, o esas malas consecuencias se danan a~n cuando la ~ente tuviera buenas intenciones? La respuesta que yo d~a es que au? s1 la gente tuviera las mejores intenciones -y yo no cu~stiono ~us moti vos- las consecuencias malas que hemos visto todav1a se danan. ¿Por qué?
Mercados políticos versus mercados económicos
La razón es la diferencia fundamental ~ . y un mecanismo político La d1· s: • f entre un mecanismo económico ,. . · 1erenc1a undame t 1 econorruco uno recibe lo que pag E n a es que en el mercado lo que vota. Ahora bien ésa es u ª·d.: el ~ercado político uno no recibe Ios tenrunos ., · ' Si na 11erenc1a muy fundamental puesta en más simples d., I · · · en eI mercado e ,, · o ar voy a recibir algo por el val d ., conoffilco voy a gastar un porvalo un dolar y ~ p or tanto, tengo incentivo ., . r de un d,olar para gastar or biene el ,. pohtico, ~~ el mejor de los casos el ,, dolar. Si voy a votar en el mercado
::y
a rec1bU: aquello por lo que voté ~o es un? ~ntre miles de votos y no
. 51 por ciento de la gente y ' oy a rec1b1r aquello por lo que votó incentivo por tanto ' en general no tengo ningún S para votar en forma· intel. upongamos que se m . igente. haber un im e pide que vote b pue st0 a la importación d so re la cuestión de si debiera e zapatos 0 1. d. ' n uectamente st. nu.
-
~
1
:
'
1
representa~te debiera votar sobre esto. ¿Cuánto dinero vale la pena que gaste para mformanne sobre_ el tema? La respuesta es uno O dos centavos. Por otro lado, los fabricantes de zapatos están en una s·t . , 1 uac1.6 n diferente: su~ mtcres~s, est~n ~oncentrados; esa medida particular (el impuesto a la 1mportac1on) s1gn1fica mucho para ellos. Para ellos valdrá la pe~a ga,star mucho para log~a_r que se apruebe e~a medida. Por eso es que el mteres de la gente en poht1ca es crear y servtr a coaliciones de intereses especiales má.s que ~l inte~és general. Del mismo modo, supóngase que gente con las mcJores 1ntenc1ones del mundo vota una medida. · A quién le interesa controlar qué sucede con esa medida después que se ~ota? Al público en general se lo hace creer que se estan perjudicando los intereses de la gente pobre y vota por el control de alquileres. Pero una vez que se establece el control de alquileres, ¿se aplica en favor de quién? y esto se repite una y otra vez -la Comisión Interestatal de Comercio, la Agencia Federal de Drogas, todos-. En el proceso político hay una mano invisible en el sentido de que va en contra del interés privado votar por el interés público. Y por tanto no se puede tener un mecanismo político que en la práctica logre la suma del interés público en general como lo hace el mercado. No he contestado realmente su pregunta -no estoy seguro de que pueda hacerlo- pero permítanme urgirlos en el sentido de que nos irá mejor si no . nos metemos a ponerle etiquetas a la gente o a cuestionar sus motivos sino que tomemos a la gente por lo que dice ser. ¡Al fin de cuentas, pedimos que se actúe así en relación a nosotros! Uno de los grandes enigmas es cómo explicar el crecimiento de este tipo de intervención. Esta es la pregunta con la que comenzamos. Y otro tipo de respuesta es que para muchos de nosotros es de nuestro interés estar en favor de la intervención. Por cierto que no hay nada que produzca empleos para los economistas como los controles y la intervención estatal. Y por lo tanto, todos los economistas son esquizofrénicos: su disciplina, derivada deAdam Smith, los lleva a estar en favor de los mercados; sus intereses los llevan a estar en favor de la intervención. Y en la mayoría de los casos esta profesión ha sido llevada a reconciliar estas dos fuerzas opuestas, estando en favor de los mercados en general pero oponiéndose en particular. Somos muy hábiles para encontrar "casos especiales" -hay efectos externos, hay monopolios hay imperfecciones en el mercado-; por tanto podemos~ a la vez, comem~s nuestra torta y conservarla. Podemos estar e~ favor del_ libre mercado y, al mismo tiempo, podemos promover esas intervenciones individuales que promueven nuestros intereses privados al crear empleos para economistas.
)71
1 ¡ 1
l
i
j
¡ <
¡_ i
i
('
''
1
1
.1 '1 . 1
·/ : 1
'1 : 1
'1
1 ¡
n. El camino a la libertad económica: los pasos de aquí hasta allá
5. Introducción Antes de que comencemos la discusión no puedo resistir informarles a algunos de ustedes, y a Arthur Seldon 18 en particular, que hay alg~n~s aspectos en que los sindicatos norteamericanos son peores que los s1nd1catos británicos. Acabo de descubrir uno, al grabar un breve comentario para la BBC. En los Estados Unidos, si un caballero como Terence Kelly 19 viniera a entrevistarme con un grabador de casete y se terminara el casete de un lado, ese casete estaría borrado cuando él vol viera a su oficina porque es la función de un técnico, no de un reportero, dar vuelta el casete. ¡Así que tiene que estar seguro que puede grabar todo en un lado del casete! ¡Pero lo vi a Terence aquí en Gran Bretaña, aquí -y en este caso con un grabador de cinta abierta y no de casete-y de verdad cambió la cinta! ¡Ese sin duda es un trabajo para un técnico! ¿Por qué se da eso? ¿Porque el sindicato piensa que no hay suficiente grasa en la BBC como para ocuparse de ella? No sé cuál es la razón, pero de todos modos estarán felices de saber que tienen algunas ventajas.
Yendo de aquí hasta allá Necesitamos dividir la cuestión principal "de aquí hasta allá" en dos cuestiones muy diferentes. Una tiene que ver con el problema de cómo se hace para salir del tipo de situación en la que se encuentra ahora Gran Bre!aña, en la que el ~stad?.,gasta algo así como el 60 por ciento del ingreso nac1?nal, y con una 1nfla~1on que ha estado subiendo y bajando por años. Un tipo de problema es como se da vuelta esa situación y cómo se coloca la estructura económica básica de la econonúa en una situación saludable. Ha~ un se~undo y ":1ºY distinto tipo de problema: ¿cómo se revierten las vanas medida~ de bienestar social o de intervención en la industria de su Estado? El pnme~~ es un_ problema general de política financiera y el segundo es de pol1t1ca social y económica de detalle. ·
172
--------- ----- -
---
6.
La tarea financiera inmediata
El primero de es~os problemas es de algún modo el problema inmediato que enfrenta un pru~ como Gran Bretaña. Supóngase que tienen la voluntad, cosa que no tienen, ¿cómo deberían encarar esto de colocar la economía sobre bases sanas?
Gradualismo En este tema en particular creo que es una cuestión fundamental el gradualismo versus el .tratamiento de shock. Esa es una pregunta a la que no se le puede dar la misma respuesta en todas las circunstancias. Si se está en la situación de los EE.UU. hoy, con la tasa de inflación en el orden del 6por ciento anual, el gasto total del Estado en alrededor de un 40 por ciento del ingreso nacional -en lo que hemos estado empeorando pero estamos en un estado mucho menos avanzado de la enfermedad que ustedes-, estoy en favor de un retomo muy gradual a una posición no inflacionaria. No estaría en favor de tratar de tener una tasa de inflación cero el año que viene, porque hay todo tipo de contratos que la gente ha contraído, incluyendo contratos de otorgamiento y toma de préstamos con tasas de interés que implícitamente anticipan una importante inflación. Hay contratos de empleo, contratos de construcción, y sería muy perturbador para los arreglos acordados voluntariamente entre individuos si de la noche a la mañana se fuera a ir, digamos, de un 6 por ciento a O. Creo que en los Estados Unidos sería deseable ir a cero en un período de cuatro a cinco años, reduciendo la tasa de inflación un I por ciento por año. Personalmente, me gustaría que se anunciara esa política por adelantado, así la gente podría adaptarse a ella. Y yo llamaría a eso una aproximación relativamente gradual a un estado de equilibrio financiero.
Tratamiento de shock Por otro lado, para tomar un caso opuesto extremo: hace un a~o e5luve en Chile, que enfrentaba el problema de una inflación del 20 por ciento por mes. Ahora eso es algo totalmente diferente. Es tonto hablar ~e qu~ ese país reduzca su inflación un J por ciento anual. Un país en esa situación tiene muy Pocos contratos a largo plazo. Uno de los efectos fundamentales de una tasa de inflación tan rápida es que la gente no hace contratos de largo
173
plazo que dependan de lo que vaya a ser la tasa ~e inflación. I¿>s recursos líquidos son muy pequeños. La oferta ~onetana tot~ en. ~hile en aquel momento equivalía a los pagos de tres d1as. Es una s1tuac1on .del tipo ''de la mano a la boca" de lo más extrema, porque por supuesto s1 los precios están subiendo un 20 por ciento mensual uno va a arreglar las cosas como para tener la menor cantidad que pueda de efectivo o de activos que no rindan intereses. Y en esas circunstancias me parecía, como lo sostuve entonces, como lo haría ahora, que lo único razonable que se podía hacer era un tratanúento de shock, en el que se hace un movimiento drástico rápido y contundente. Se reduce la cifra inmediatamente tratando de llevar' la tasa de inflación al objetivo de largo plazo en un período muy corto. Estas son sólo cuestiones hipotéticas. Tenemos bastante experiencia histórica. Hay dos episodios muy importantes en las recientes décadas que ilustran lo efectivo que puede ser un tratamiento de shock de ese tipo. Uno es el episodio alemán de Erhard en 1948, cuando Erhard terminó con todos los controles de precios y salarios en un fin de semana. ¡Lo hizo un domingo porque las oficinas de ocupación norteamericana, inglesa y francesa estaban cerradas y no podóan contradecir sus órdenes! Una situación muy similar se dio en Japón más o menos para la misma fecha, en respuesta a la misión de un banquero de Detroit de nombre Dodge. Los · japoneses también utilizaron esencialmente un tratamiento de shock de reforma monetaria, sustituyendo una moneda nueva bajo nuevas circunstancias, reduciendo bruscamente el gasto estatal, poniendo al presupuesto estatal en una situación más tolerable. En ambos casos hubo resultados muy favorables. Por supuesto que hubo aspectos desfavorables del shock inmediato, pero duraron sólo un corto peóodo, porque no había contratos de largo plazo metidos en el sistema, que constituyen la principal fuente de dificultades para quitarle cuerda a una inflación alta.
Chile y Gran Bretaña En Chile aplicaron un tratamiento de shock, pero sólo a medias. Redujeron el crecimiento de la oferta monetaria de un 20 por ciento mensual a un 10 por ciento. Estaba muy interesado en el caso chileno porque algunos de los parámetros fundamentales eran casi idénticos a los del caso británico. El déficit estatal en Chile, que se estaba financiando con la emisión monetaria, también era aproximadamente de un l O por ciento del ingreso nacional. La razón por la que ustedes logran zafar con una inflación del 20 por
··nto por año en vez de 20 por ciento por mes es pn·m . . d • ero. que ustede stán en cond1c1ones e tomar préstamos del extranJ·ero po 1 . s euma. Chile . no. segundo. ustcdes no tenían esa larga histor · am1taddeesa d . . S ·1 na e mflac16n 11os e h1 enos habían reducido sus act· , . • resultado de la cua · 1 · • ivos en e1ect1vo a totales tan pequcnos, equ1va entes al gasto de tres días En 1R . U . . · e e1no nido ho m ás. grande de activos tenían. un total mue líquidos d od . . , e m o que la inflación era un impuesto mucho más red1tuable en el Rei·no u .d m oqueen . . . . . Chile. Así, la financiación de un déficit fiscal equivalente 15 . . . . a por ciento del ingreso · . . nacional con la em1s16n . monetaria, requen"a un impuesto de sólo un 20 6 25_ por ciento anual , y no de 20 me nsua1como inflac1onano . . en Chile. Pero s1 Gran a continuar por este cam·1no, esas . ., Bretana fuera .,
e•"
1 (
1 ¡•
'l
t
}
'
1
ventaJaS desaparecenan, y no estanan en condiciones de tomar prést El' ~m . del extranJero. 1:11puesto se volvería progresivamente una fuente de ingresos menos red1tuable, y para financiar déficit similares tendrían que tener niveles de inflación cada vez más altos.
Tratamiento de shock modificado para Gran Bretaña El caso británico no es el caso norteamericano y no es como los casos chileno, alemán o japonés -está en el medio. Y sin embargo creo que está lo suficientemente avanzado en el camino de los casos alemán, japonés o chileno, como para hacer de Gran Bretaña un buen candidato para un tratamiento de shock, y no para un abordaje gradualista del problema reduciendo la inflación a una tasa lenta en un largo período. Con tratamiento de shock no quiero decir que puedan bajar la inflación a cero el mes que viene. Pero no veo ninguna razón por la que no debieran establecer lineamientos políticos que los llevaran a una inflación cero en algo así como tres a cinco años.
Los instrumentos
1 1 '·
¿Qué se requiere para hacer eso? ¿ Qué quiero decir con un tratamiento de shock? El tratamiento de shock sólo puede funcionar en Gran Bretaña si y solo si permite a Gran Bretaña reducir la cantidad de dinero que tiene que crear para financiar sus compromisos. ¿Cómo puede hace~ eso? Número uno, y de la máxima importancia, tienen que reducir :l. gaSlo estatal. No tengo ninguna duda de que el sine qua non de ~na poh~ca no inflacionaria en Gran Bretaña es una reducción. No quiero decir una
- - - - --
175 -
-
- -
-
-
-
-
.. .'
,
·reducción en el aumento previsto; quiero decir una reducción real del gasto público y una reducción que sea sustancial. Ese es el primer requisito. Vean sus cifras actuales. Están gastando alrededor del 60 por ciento del ingreso nacional a través del Estado. Sus impuestos explícitos en el mejor de los casos representan el 50 por ciento del ingreso nacional, y sólo gracias a sistemas de impuestos que tienen efectos severamente desincentivantes sobre el trabajo, el ahorro y la inversión. El primer paso tiene que ser elinúnar la necesidad de financiar ese 10 por ciento. Eso significa que un objetivo muy núnimo es reducir el gasto público de un 60 a un 50 por ciento del ingreso nacional -algo así- en los próximos tres años. Podrían avanzar más que eso. La reducción del gasto público en un sexto no es una magnitud mayor. No reduciría la eficiencia. Hay poco margen de duda de que si recorrieran todas las oficinas estatales del Reino Unido y echaran al sexto hombre en cada lugar, la productividad de los cinco restantes subiría en vez de bajar. Su propia experiencia de una semana de tres días en la industria en febrero de 1974 fue una prueba muy llamativa desde ese punto de vista. Pero la dificultad política por supuesto que es muy severa, porque el efecto inicial inmediato de tal reducción parece ser que aumenta el desempleo. En realidad no aumenta el desempleo. Más bien es poner a la gente en situación de disponibilidad para el empleo productivo en vez del empleo improductivo. La mayoría de la gente sería absorbida en un período bastante breve. En todo caso, la única pregunta que aparece es:¿ Cómo se puede reducir en semejante cifra el gasto público? He llegado a una conclusión muy simple. Hay sólo una manera de hacerlo. No se trata de buscar lugares donde se malgasta el dinero, ni de buscar los lugares donde se trabaja peor, sino de hacerlo en todo el Estado. Hay que hacerlo diciendo: todo departamento, toda oficina va a tener una obligación estatutaria de hacer reducciones año tras año. Me parece que la única manera de reducir que es factible es decir que este año toda oficina, todo departamento, se va a reducir un 1O por ciento; el año que viene se va a reducir en otro 1O por ciento; y el año siguiente otro 1O por ciento. Y sólo entonces se arreglan las reducciones como uno quiera dentro de los departamentos. Sólo entonces se puede considerar el caso especial y hacer que cada departamento pelee con todos los demás departamentos por un cambio en su asignación total. Pero cuando se empieza con la perspectiva de que "vamos a encontrar dónde se des~ilfa1:a" , encuentra que es universal y entonces se a~re la ~uer:ra al 1nteres sectonal en cada actividad en particular y a que ese mteres eJerza todo su peso; y entonces uno está metido nuevamente en toda la historia de la política de intereses sectoriales.
un?
176
__J
creo que es mucho más probable que el público en ene lítica -en realidad ya ha con1cnzado a upovar esa g lf ~J apoye una p<> . 1 'hl. d .,. . po taca- que d . •• amos a rcductr e gasto pu 1co e un 6() por ciento d ,1. . 1cc v . 1 é . e angrcso nac, 1 un 50 por ciento en os pr >X1n1os dos o tres años y 1 · ona -
•
'
Refonna del sistema bnpositivo por tratamiento de shock El segundo requisito, por supuesto, es reorganizar la estructura imposi· tiva. Creo que nuevamente aquí ustedes necesitan un tratamiento de shock y no un avance gradual en una dirección u otra. No hay nadie en su país 0 el mío que no reconozca que nuestros actuales sistemas impositivos son un desastre. En la práctica no consiguen ninguno de los objetivos que se proclaman. Se grava de manera diferente a gente que está en la misma situación, según la fuente de sus ingresos y por el accidente de si pueden escapar al impuesto. Una de las cosas llamativas que siempre les parece una paradoja a los extranjeros que visitan Gran Bretaña es que no pueden entender por qué hay tantos Rolls-Royce en un país al borde de la destrucción, en el que la productividad ha estado cayendo, en el que han tenido gran ineficiencia, y en el que el gobierno ha estado dedicado todos estos años al igualitarismo. ¿Cómo es esto de tantos Rolls Royce? Y entonces uno se entera del precio de los Rolls Royce de segunda mano.¿ Cómo puede esa gente pagar íl0.000, f:20.000, por Rolls-Royce? La respuesta es muy simple, como ustedes saben mejor que nadie. Es la manera más barata en el mundo para cualquiera que sea rico de conservar su riqueza y de comprar al mismo tiempo un medio de transporte. Si la alternativa a invertir la riqueza en un Rolls-Royce es invertirla en títulos que den réditos, la mayoría del ingreso va al cobrador de impuestos. Mientras que no cuesta nada tener un Ro~ls~oyce. Un hombre invierte, digamos, f:30.000 en un Rolls-Royce._ Si lo invirtiera en títulos que rindan ingresos, digamos un 15 por cient?, ?htendría un rendimiento bruto de f4.500 por año. Si está en la c~tegona ~mpositiva del 98 por ciento le quedan sólo f:90 por año deduct~~s los impuestos. ¡Así que sólo le cuesta f90 al año tener su Rolls-Royce. jEs la fonna de transporte más barata que pueda comprar! A lo que se agrega que
tiene la ventaja de un activo que conservará una parte de su valor de capital. Si pone el dinero en títulos oficiales, cada año van a tener menos valor, incluso aparte del monto que el gobierno le saca con los impuestos. Y así su sistema impositivo desalienta el ahorro y la inversión. Alienta el derroche "conspicuo". Nuevamente. si pregunto lo que le cuesta a un empleador emplear a un hombre, por un lado. y, por el otro, cuánto le rinde a un hombre estar empleado, encuentro que tanto en su país como en el mío el sistema impositivo ha introducido una gran brecha. No entiendo por qué a la gente le resulta un enigma el fenómeno de un mayor seguro de desempleo simultáneo con empleo más bajo. Los principios económicos funcionan: si se aumenta la demanda de algo, crecerá la oferta. En su país y el mío hemos hecho cada vez más atractivo estar desocupado. Hemos aumentado la demanda de desempleo y la oferta de desempleo ha crecido en respuesta a esa demanda. Por el otro lado, hemos impuesto un gravamen muy pesado sobre el empleo. De modo que hemos hecho que los empleadores no estén dispuestos a emplear a la gente. La brecha entre el costo para el empleador y el ingreso neto para el empleado se ha vuelto más y más grande . .'
.'
Indexación y tasas impositivas más bajas Sé lo que diría en los Estados Unidos, pero no sé suficiente sobre el sistema impositivo británico para evaluar cómo encararía su reconstrucción en Gran Bretaña. Pero sí sé lo que son los aspectos esenciales: primero, la indexación del sistema impositivo de modo de eliminar la tendencia a que la inflación empuje a la gente a categorías cada vez más altas y para eliminar la tentación para los gobiernos de usar la inflación como una manera de financiar sus negocios. Segundo, una reducción de las exenciones por motivos especiales y una importante reducción junto con eso de la tasa impositiva marginal. Se puede aumentar la actual recaudación con tasas mucho más bajas si se aplican las tasas impositivas a todo el ingreso, no importa cómo se lo haya obtenido o recibido, y sin ninguna exención que libere de impuestos. En los Estados Unidos tenemos tasas impositivas que van del 14 al 70 por ciento. Ustedes tienen tasas mucho más altas. Pero si se eliminaran las deducciones especiales, las exenciones y las triquiñuelas legales para escapar a los impuestos en los Estados Unidos, se podría obtener la misma recaudación con las mismas exenciones personales con, según creo, una misma tasa para todas las categorías del 16 por ciento. Y en la práctica se recaudaría mucho más.
178
-
1
1
~
,
1
~ na .-. rumna que c~rihf hace un año más o nlcn<-~ d En u " 0 '~ cmostré ~ ,,,nna ha~aanrc concluyente. que rJ ~ohicmo de lo\¡: t· · '~n!o J · ,. · . .~ ,lt1os Unidos q!J( en,,
1
1
1
·'ria una n1a,·or n:cau a,1on <¡uc la que ohcicne a., . 1rncntc del·· "htcnu , : . • . , .. . . , . . t.: . C\to a lo~ rc. l·_,c car11h10 rcrH 1na una rnavor rc<:aud· 1,. 1 n1 hana . .... , ,.. " . . . ~ . ' " ·<'>n ,,,>rquc ·,.,:(lfl{m 1u:o para la gente recurrir a las argut:1as" trinu 1·1-1l1·I· . · .· an (l " . , , ,. , ,. . . ., ; , . e as 1n1posi.. (1\ as 11'"1 uc u~,l ahora. /)«, ,)aranan • U n,a.\ ingresos. EJ con1nhuv. ,, en 1e est,1na n1cJor. no de los grandes errores que cornete . • I·a ,11,..1·0 r y el Tesoro .. . cstana . . . ~c:ntc en la poht_1ca 11npostt1va .es tornar la rccau
1
º" "'º
1
·, ¡ f
~· 1 ,
•
,. ., ., l
1,
i
..
-~¡.
\ .
!. .. .. ,
~.
,:.; ' 1
~ :
1 1
1
1 1 1
1
1 1
#.
1
1 1
1
1 1 1 1
1 1 1
1 1 1 1
1 1 1
1 1
1
1 1
1 1
1 1
1
1 1
1
1 1 1 1
7. Desmontando el Estado
1 1
1 1
Ahora supongamos que por algún milagro ustedes tuvieran realmente u? régimen político comprometido con abandonar el tipo d,: Estado de bienestar social y aparato nacionalizado que tiene Gran Bretana, Y ~~e los EE.UU. han estado avanzando cada vez más en esa dirección Y qui sieran lle~ar a un Estado en gran medida de libre empresa, en el que la gente tuviera bastante más margen en relación a cómo maneja sus recursos de 10 que se da ahora. ¿ Qué principios generales pueden imaginar que sean relevantes para llegar de aquí hasta allá?
1 1
1
1 1
1 1
1 1
1
1 1
-
- --
- -- -- - - - - -- - - - - - - - -- - -
1 1
Desnacionaliz.ación por subasta o regalando Una vez más en algunos casos lo apropiado es deshacerse de todo de un golpe. La mayoría de esos casos tienen que ver con la nacionalización de actividades económicas. No le veo ningún sentido a decir "Vamos a 'privatizar' la industria del acero parte por parte" o "Le vamos a vender al público un uno por ciento de la industria del acero por año". La cosa obvia que hay que hacer con la industria del acero, los ferrocarriles y todas esas industrias actualmente operadas por el Estado es deshacerse de ellas por subasta. Y para esto hay varios recursos. En este momento sería muy difícil subastar la industria del acero, porque un gobierno tory lo hizo una vez y luego un gobierno laborista la renacionalizó y quien la comprara nuevamente ahora se sentiría muy inseguro de que pudiera retener su propiedad. Una sugerencia que ha hecho una cantidad de gente que creo que tiene mucho sentido sería, no subastarla, sino regalarla, dando a cada ciudadano en el país una participación en ella. Al fin de cuentas, el argumento supuesto es que el pueblo de Gran · Bretaña es el propietario; es propiedad de todos los ciudadanos. Bueno, entonces ¿por qué no darle a cada ciudadano su parte? Se puede decir que esto plantea algunas cuestiones sobre la posibilidad de hacerlo. Se puede decir que 55 millones de acciones son muchas acciones; para que se las pueda comercializar tendrían que reintroducir elfarthing para que la gente pueda comprarlas y venderlas. Eso es cierto.
Un fondo cooperativo Pero me parece que se podría hacer de un modo muy diferente. Están no sólo la industria del acero, sino también la electricidad, la BBC, los ferrocarriles, el transporte carretero, etc. Supongamos que se construye un fondo cooperativo al que se le asignan las acciones de todas estas empresas y luego se le diera a cada uno de los 55 millones de ciudadanos del Reino U nido una participación. Ahora hablamos de magnitudes perfectamente posibles. No creo que los individuos vieran una participación en ese fondo como algo irrisorio. Y no veo por qué ése no sería el tipo de medida que se quiera adoptar porque cumple con todos los valores socialistas. Estas empresas pertenecen al pueblo; así que se las vamos a dar al pueblo. Este método tiene una gran ventaja. Si se buscara subastar estas industrias cada una por su lado, el Estado se quedaría con lo que se cobre y lo malgastaría. Pero si
180
se lo da a la gente. y se permite que se cree un m.ercado. se vería que en un comprar y vender las acc1on.es cooperativas que se les dieron. En segundo lugar, la empresa ~ooperat1~a vería cói:110 se comienza a establecer un mercado de sus acciones. Quizá se necesitarían tres o cuatro cooperativas. No estoy entrando en detalles; estoy tratando de definir los principios. El principio fun~amental es hacerlo de una manera que le dé al público un fuerte incentivo para lograr que se haga. y no de una manera que sea simplemente otro canal para que recaude el Estado, como hizo por ejemplo el gobierno británico al vender la industria del acero primero y luego la renacionalizó. Creo que se debiera desmontar así el Estado, todo de un golpe. •
Hacia la rentabilidad
• •
•
¿Pero qué sucede si la mayoría de estas industrias ahora dan pérdidas? No lo harían una vez liberadas del control estatal. Se consiguen dos cosas al mismo tiempo: se reduce el déficit estatal al mismo tiempo que se aporta a una economía privada más eficiente. Puede ser razonable, al ..privatizarlas" -al darlas al fondo cooperativo- que el Par1amento vote una garantía de subsidios por uno o dos años para perrnitirles pararse sobre sus pies. Dejemos de lado la cuestión política y examinemos la cuestión económica_ Supongamos que digo que quiero subastar la industria del acero. Puede ser que su precio en el mercado sea negativo en las condiciones actuales en que está nacionalizada. Por tanto el procedimiento de subasta
podría ser que el gobierno diga: "¿ Quién pedirá el subsidio más bajo para quitamos de las manos la industria del acero?'' Y del mismo modo con el fondo cooperativo. Pero desde un punto de vista político me parece muy preferible distribuirla entre el público a pagarle a alguien para que se la saque de encima al Estado. Y si los sindicatos se oponen, entonces hay que . darle las industrias nacionalizadas a los sindicatos.
8. Reducción del Estado por gradualismo
•
Ahora quiero continuar con los otros tipos de políticas donde hay que proceder en forina más gradual. Estos son los casos clásicos donde hay un gobierno que ha colocado a individuos en una situación en la que dependen de la generosidad del Estado y no se los puede echar de la noche a la
181 •
•
maftana. Como resultado de las m~idas de Estado de bienestar socia) qUe mi país y su país han adoptado. 1n1llones de personas hoy dependen Par su supervivencia de la generosidad del Estado Y no se puede dec .ª simplemente que vamos a liquidar eso de la noche a la mañana y echar) ir a la calle. La pregunta aquí por tanto es ¿Cómo se estabJecen os . diferente. ,.
arreglos que pern1itirán desmontar s1mu 1taneamente esos programas pero al mismo tiempo no crear grandes dificultades por las expectativ~ ya creadas?
Bonos o efectivo Creo que aquí el principio que se aplica es que, en general, se puede hacer tratando de sustituir los pagos y subsidios generalizados por bonos y pagos en efectivo por servicios en especie, o bonos para grupos particulares. El sistema de bonos ha recibido la mayor atención posiblemente en la educación. Por cierto que en mi opinión, es la única manera factible de ir de un sistema educacional dominado por el Estado como tenemos ahora a un sistema de mercado libre privado competitivo para la educación. Eso sería deseable. El sistema de bonos tiene en mi opinión una doble virtud. Una es que introduce la posibilidad de elegir y permite que haya una efectiva competencia. Esa es la virtud que ha sido más comentada. Pero por el momento quiero referirme a una virtud de un tipo muy diferente. Es la posibilidad de desmontar la cosa, de reducir la fracción del costo total con la que carga el gobierno, y así devolver actividades al sector privado. Pregúntenle a cualquiera la pregunta abstracta: ¿Tiene más sentido la educación estatal en una sociedad pobre o en una rica? O, ¿es más apropiado que los padres paguen la educación de sus hijos en un país pobre o en un país rico? Casi todo el mundo contestará: "Obviamente en un país rico lo más apropiado es que los padres paguen y tiene más sentido la educación estatal en un país pobre". Y, sin embargo, históricamente la relación ha sido la inversa. En su país y en el mío, a medida que nos hemos hecho más ricos, la fracción del gasto total en educación cubierta por el Estado ha ido hacia arriba. ¿Por qué? Creo que la principal razón es que el Estado ha financiado la educación a través de la administración de instituciones educativas. Han montado escuelas y las han conducido y por tanto no había ninguna manera en que los individuos privados pudieran aportar dinero privado de un modo que deje ganancias. A medida que las sociedades se
182
hací.endo má..1 rica4'., la gente en general querf8 _ _ c,c:tucación pero. dado que el E.\tado pmvcfa la educac·ó gasear ""8 en 1 ·avor provisión t'.,tatal. "· eso llevó a una ftl.,Ahora~ una d,e fas gran . d es v1rtud· . e5 de un .Ristema de ho __ ••
..1Á1areso hhras, a medida que la sociedad se hace mác; n·c 1 . or fi~ocn "'' . á· él .. . . a a gente se siente aJtntada a-.1nvert1r n1 . sen 1 • a1ut1l11.ar la provisión privad d _ . . a e un modo que dé e-oan:anc1a para meJorar a e ase de educación y de for tlac·ó _ .. - S d . r I n e.seo1ar que · ..riben sus h11os. . e pue e pensar en una reducción de la f · 6 '"'~ ~ . . · racc1 n total del ga5t~ total del Estado en educación mientras se pueda contener la prel\ión
y,otítaca en favo~ de_ elevar el valor de los bonos. Entonces la presión lítica no tendna solo un lugar adonde ir· por lo menos pod , . . . ' na aparecer po
la alternativa la .prov1s16n estatal. Quizá de hech o no se , de complementar . concret~a es~ a1temat1va. pero s1 se tiene un pueblo decidido a volver 8 una sociedad libre me parece que ésa es una de Jas grandes virtudes de
utilizar bonos.
Impuesto a los réditos invertido Lo mismo vale para los bonos de construcción de viviendas o los bonos médicos. Y por supuesto que va en un sentido mucho más fundamental para eliminar los tipos de bonos especiales y obtener un bono general en la fonna de un ''impuesto a los réditos invertido''. Ahora nuevamente una ' de las virtudes de un impuesto a los réditos invertido -(una vez lo llamé un ''impuesto a los réditos negativo'' pero los británicos usan ''impuesto a los réditos invertido·' '. Debo decir que pienso que es más preciso hablar de un impuesto a Jos réditos negativo porque un impuesto negativo es un subsidio pero un impuesto invertido es ... no sé lo que es un impuesto 21
invertido. De cualquier manera, llámenJo como quieran) - su gran virtud es que no se tiene un sistema en el que se da atención médica por provisión especia] en especie, ni se provee vivienda o educación por servicios especiales, etcétera. En primer lugar se necesita una burocracia para administrar cada uno de estos servicios y esto crea una presión muy, muy fuerte para que se mantenga y crezca. Creo que es verdad que las principales fuerzas en su país, y en el mío, que han estado promoviendo un aumento de las medidas estatales de previsión social, no han sido la demanda del público en general, o la presión de los refor1nadores bien intencionados, sino la presión interna de las reparticiones públicas que las administran, que buscan expandirse.
183
- ...
~
.
No sé cuánta gente en <:,,ran B~~taña ha leído el libro d~ Pat Moynihan bre eJ plan de asistencia fanuhar en los Estados Unidos,22 sobre soroblema que se dio cuando el senor - N'axon en un momento propuso lo el P · El tema del libroque era esencialmente un ·impuesto a los re"d'llos negativo. d Moynihan es que esa propuesta fue derrotada en gran medida P<>r 1: burocracia de bienestar social. Ellos fueron los que crearon problemas derrotaron la propuesta. 23 Mírenlo desde el otro punto de vista: si se puco.y imponer un impuesto a los réditos negativo como sustituto, no come co111p/en1ento, de todos los programas es~eciales in~ividual~~, tiene lagr~ virtud de que permite reducir la burocracia y reducu su pres1on. Y también ofrece alguna esperanza de que en un tiempo gradualmente se pueda reducir la medida en que el gobierno provee, digamos, educación, por oposición a una educación privada.
La transición: casos especiales Una cuestión final sobre el problema de la transición: en los Estados Unidos hemos tratado de trabajar detalladamente en algunos de los casos especiales -seguridad social, educación, vivienda, etcétera. Realmente no puedo hacer eso para Gran Bretaña, pero creo que hay dos principios fundamentales: primero, utilizar lo más posible los mecanismos de mercado para reducir los servicios especiales en especie; segundo, introducir un gradualismo de un tipo que pueda hacerse autodestructivo. Permítanme parar aquí y atender a lo que ustedes quieran discutir.
9. Preguntas y respuestas Reducir los pagos por transferencias PREGUNTA: Acerca de la última cuestión que abordó el profesor Friedman sobre los pagos por bienestar social: una parte importante del 60por ciento del estado del PBN son pagos de transferencias, es decir, subsidios en dinero de los socialmente ricos a los socialmente pobres. ¿ Y si reducimos en un 1Opor ciento el gasto público, dónde se van a reducir los subsidios que reciben los beneficiarios? No se le puede sacar a la burocracia, por lo menos en el corto plazo; puede ser que en el largo plazo sí. ¿Diría usted que hay que preservar su valor en el corto plazo
1
1 1
. ntras se trata de introducir el bono o el impuesto invertido -ahora lo m1e . . . 'J E llamamos el crédito 1mpos1t1vo-. n ese caso, por supuesto, la mayor reducción se va a dar en otros programas, como la construcción de caminos.
1 1 1 1 1 1 1 1 1 1
fRJEDMAN: No, no manten.dría el valo~ real de los pagos de transferen-
1 1 1
cias. Si pueden pensar en imponer un impuesto a los réditos negativo, les costaría mucho menos que lo que les cuesta ahora si reemplazan sus disposiciones de seguro de desempleo y de salud, y demás, y las juntan en un solo paquete. La ~uestión es que todo el dinero que ahora gastan en pagos de transferencia no va a los pobres. Por el contrario, mucho de eso está yendo a gente que no es pobre,y una de las principales razones es la proliferación de beneficios diferenciados. Hay alguien que reúne los requisitos individuales para los beneficios A, B, C, D y E, y para cuando los suma todos, recibe mucho más de lo que nadie consideraría apropiado proveer. De modo que creo que es admirablemente apropiado reducir el gasto en pagos de transferencias. Dicho sea de paso, no estaba sugiriendo reducir en un 10 por ciento el gasto público, sino reducirlo en un 1Opor ciento del ingreso nacional, que representa una reducción del 17 por ciento del gasto público, no un 10 por ciento. El objetivo es reducir el gasto público del 60 por ciento del ingreso nacional al 50 por ciento. Pero no veo razón alguna por la que parte de eso no tenga que salir de los así llamados pagos de transferencias.
1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1
1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1
1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1
El costo de los bonos
1 1 1 1
MARJORIE SELDON: A menudo se me pregunta cómo se reconcilia la necesidad de reducir el gasto público con el sistema de bonos, porque si se le da un bono a todo niño el costo sería del orden de f 140 millones para el 5, 6 o 7 por ciento de niños educados en forma privada. De modo que, según dicen, uno está aumentando el gasto público.
1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1
FRIEDMAN: Siempre he contestado esa objeción diciendo que voy a calcular el valor del bono tomando el gasto total actual en educación Y • dividiéndolo por el número total de escolares. Sé, .por comparaciones, que el costo de la educación privada, tomando cual1da~es comparable~, es aproximadamente la mitad del sistema estatal. Por c1ert~, puedo decir que éste es on fenómeno muy interesante. Hay una especie de genera-
1 1
1 1 1 •
1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1
185
1
1
1
1
1
1 1
r
·6 empírica de que hacer cualquier cosa le cuesta el doble al :=oºque a la empresa privada. no importa de ~u~~ trate. Mi hijo24
una vez me llamó la atención sobre esta generahzac.1ón, y es sorprendente lo precísa que es. Se han hecho algunos ~stud1os en los Estados Unidos acerca de la productividad en el m~neJo de la~ cuentas .de la gente en el sistema estatal de seguridad s~c1al y en el sistema pnvado de seguros y Jas agencias privadas comerciales de se~uros, y hete aquí que la razón de productividad era 2: l. H~y ~gunas ciudades Y est~dos en los Estados Unidos que tienen organ1zac1ones de bomberos pnvadas y con fines de lucro; en Scottsdale, Arizona, por ejempl?, hay una organización de bomberos privada libre que protege a los ciudadanos contra los incendios cobrando por ello. Y resulta que su costo es la mitad que el del departamento de bomberos municipal. No quiero exagerar con la razón exacta de 2: 1, pero eso es lo que da en números redondos. En las escuelas no hay ninguna duda de que hay por lo menos una diferencia de 2: 1. Así que si se toma la suma total de dinero que se gasta actualmente, y se la divide por el número total de chicos que lo reciben, no se agrega nada a los gastos. Se reducirían las sumas de bonos disponibles para alumnos en colegios estatales por este 5 ó 1Opor ciento, o lo que sea. Pero con esa suma menor podrían comprar una educación mucho mejor de la que reciben ahora, así que todo el mundo estaría mejor.
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
Experimento con bonos 1
SEÑORA SELDON: ¿Está en favor de hacer experimentos? Podría no tener la respuesta del mercado porque la gente diría que es temporario y podría terminarse. De modo que no tendría el tipo de respuesta que obtendría si se introdujera a nivel nacional. ¿Preferiría entonces introducirlo en forma generalizada en vez de en áreas limitadas?
1
1
1
1
1
1
FRIEDMAN: No creo que ésa sea una respuesta que haya que contestar en abstracto. No creo que sea políticamente posible lograr que sea adoptado a menos qu~ se lo ponga a prueba en forma experimental. Le aseguro que un expenmento no va a ser tan satisfactorio como un vuelco realmente d~cidido en favor de esto. Pero por cierto que estaría a favor de un,expenmento porque, nuevamente, si habláramos de un sistema que sol? fuer~ a superar a otro en un 5 por ciento, las dificultades que se podnan senalar para el e · , . xpenmento senan muy senas. Pero estamos
1
1
1
1
1
1
1
1
1
186 -~ - -
-
1
- - --
- -
-
-
- -
-
-
-
- - - -- -- -
hablando de un sistema que va a ser el doble
. estatal. De modo que uno puede hacer u de.eficiente que el sistema , l d · n expenmento · asi tener resu ta os muy impactantes y • . imperfecto y aun · e,ectivos Lo · da un expenmento por un período de 5 0 6 _ que es más. si se no necesita una inversión de capital de an~s, resulta que la educación instaló escuelas sobre bases muy temmuy ~rgo plazo. Hay gente que ,, . poranas. Así que sorprendena de la magnitud de la creo que se respuesta que obt drí experimento. Desgraciadamente no hem d. d en a con un experimento en los Estados Unidos, así ~~ t~no tener un muy .buen da para mostrarles. emos mucha ev1den-
q:!
Intervención política estatista con un sistema de bonos s~PHEN EYRE~: .Estaba e~pezando a tener dudas sobre los bonos y el impuesto a los red1tos negatl vo como manera de introducir O restablecer los mercados ~n áreas has!a ahora cubiertas por el Estado porque, aunque un gobierno que este en favor de los mercados puede introducir un sistema de bonos, esto no impediría a los políticos estatistas imponer soluciones estatistas a esquemas de bonos, tales como proponer bonos compensatorios para grupos de interés específicos o áreas geográficas. Si proponemos ir eliminando los bonos en un tiempo, el problema es que a la gente no le gusta que le quiten beneficios, y podría haber políticos que propusieran que la parte estatal de la financiación fuera incrementada y no reducida.
FRIEDMAN: Por supuesto que existen esos problemas. La pregunta es: ¿Cuál es la alternativa? En la educación superior, estoy en un 1~ por ciento de acuerdo con usted. Creo que lo correcto es que haya pre~t~de mos.. no h ay d uda de eso. Pero ahora estamos hablando . . la educac1on ,. rimaría secundaria universal. No creo que tanfas con impuestos mas P Y I"t· que usted plantea. Por el baios resuelvan los prob1emas po 1 1cos . . ., ~ b alientan mucho la 1mpos1c1on contrario creo que los exacer an, porque ·¡· · , , . d d no Alienta 1a utl 1zac1on de tarifas.de acuerdo con los ingresos e ~:a:oude ~ravar el ingreso, que de las tanfas como un modo compleme d .st d bonos compensa ores. es la contrapartida de su si ema ~ . un sistema de tarifas con No se resuelve el problema poht1co con to es un agravamiento del . ,, . S. lgo produce con es , . . las escuelas, mientras los impuestos mas baJOS. 1 a problema; y mientras el Estado -~~~:1:cuelas per se, no hay ninimpuestos son usados para subSl iar
187
gún mecanismo metido en el sistema que e~ un movimiento en sen.. tido contrario. v can, una de las vinudes del s1ste~ de bonos es que, en la medida en que alienta la educación ~ri~ada. uen~e a crear un grupo especial que está interesado en la conunu~dad del s1ste~a d.e bonos en oposición 8 la educación estatal. Pero se p1er~e esa ventaJa s1 se toma el camino de las tarifas con impuestos más baJos.
Contrarrestar el ''motivo de voto" CHRISTOPHER T AME: ¿ Qué es lo que va a impedir que los políticos
compitan entre sí por incrementar el valor de los bonos?
FRIEDMAN: No hay nada que impida eso. Y eso pone sobre el tapete una cuestión suplementaria de un tipo distinto que debería haber mencionado antes. ¿Cómo se impide, o cómo se actúa de modo de evitar el "motivo de voto"?25 Hay una sola cosa que yo haya visto que lo impide en alguna medida, y eso es lograr de alguna manera un vuelco del público muy fuerte en favor de los items agregados en oposición a los individuales. Vean, la manera principal en que opera el motivo de voto, el defecto del sistema político, es que hay una tendencia a que cada grupo individual busque conseguir su interés a costa de la comunidad en general. Y por tanto, los grupos de intereses especiales tienen un interés común en atacar al gran público. Hay un mecanismo que hemos estado intentando desarrollar en los Estados Unidos que ha despertado gran interés. Nosotros por supuesto tenemos una Constitución escrita, cosa que ustedes no tienen. Hemos tratado de instituir provisiones constitucionales que fijen un límite a la suma máxima de dinero como porcentaje del ingreso nacional que el Estado puede gastar en cualquier dirección. El gobernador Reagan en California hace un par de años promovió la Proposición I, que debía ser una enmienda a la Constitución del estado de Califomia. Debía limitar el gasto del estado al mismo porcentaje que era entonces, con una reducción gradual de ese porcentaje en el tiempo. No se logró su aprobaci~n po~ u~ margen pequeño, algo así como 4 7 a 53 por ciento. Una. medida surular va a ser votada en Michigan este otoño como ennuenda a la Constitución de Michigan. En tres o cuatro estados más hay ~n movimiento en este mismo sentido. A lo que se agrega que una ca.nadad de parlam~nt~os han presentado propuestas para una enmienda de la Const1tuc1on federal siguiendo estos lineamientos, Y se
1
ha designado un comité de la Conferencia de I G. para ~ue ~abaje en est~ problema y ha prep;:doobemado~s del Sur Const1tuc1ón federal siguiendo estos 11.n . una enmienda a la . ' eam1entos consegutr el apoyo de los gobernadores del sur Y va a tratar de El problema es que la única manera para esto. . d . en que se puede d motivo e voto es con limitaciones de lama .tud d errotar el gni el Estado . · . . aceptad as por todos. P ueden ser 11nutac1ones consti·tu . . c1ona1esescntas O 1. . . nes no escntas, como en el Reino Unido p 1m1tac101 crecimiento del Estado en el siglo XIX en.n er~ esodfue <>, que limitó el es muy difícil concebir hacerlo ahora limi~a:sd~º:asos P~1~es. Creo que que puede intervenir el Estado pero aun es ·b1 h achvzdades en las ' posi e acerlo lim·t d ¡ 1 gasto total del Estado. Lo que se necesita e od h an e · 1 · s P er acer algo qu . . .e, en pnmer ugar, Junte todas las dificultades particular d 1 es e os 1nd1v1duos . en un gran to d o, 1as generalice y permita lograr al go con una cruzada de . . . · d una vez y no requiera v1gI1ancia eterna. Esa es la gran . . ventaJa e poder conseguir una entruenda constitucional en los Estad u ·ct u . ., . os n1 os. na vez que se Ia aprueba es d~f1cI1 de anular, y no hace falta seguir trabajando en el asunto todo el tiempo. Ustedes en Gran Bretañ · ·b·1·d d s· · a no 11enen esa post . i 1 a . 1, por eJemplo, en los Unidos nosotros pud"é . . Estados . i ramos imponer una entruenda c?nstttuc1~nal que limitara el gasto total del Estado federal_ a un 25 por ciento del ingreso nacional, forzaríamos a
1
1
1
1 1
1 1 1
1 1 1
1 1
°
1
1 1
1
1 1
1
1 1
1
1 1
1
1
los grupos de intereses especiales a pelearse entre sí.
1 1
1
Evidencia sobre la efectividad (velocidad) de los cambios
1 1
1
PREGUNTA: ¿Acerca de lo que usted considera necesario para mover recursos de unidades improductivas a unidades productivas, tiene alguna evidencia sobre la tasa a la que es posible lograrlo?
1 1 1
1 1
FRIEDMAN: Si se mira la clase de casos que estaba citando, los más extremos donde esto se hizo de un golpe fueron los de Alemania y Japón. La posición inicial se había vuelto muy mala y ésta era la clase de caso que RaJph Harris citaba antes 26 sobre los pesimistas de corto plazo, que piensan que la cosa se tiene que poner peor antes de que mejore. Pero es llamativo lo rápida que fue Ja recuperación, a una escala muy amplia, tanto en Japón como en Alemania. Estoy bajo la impresión de que ?r~n Bretaña está en una situación en la que pueden tener una meJona igualmente rápida y eso es debido a que están tan mal ahora. En Bretaña, antes de la Segunda Guerra Mundial, el ingreso real per capita
?r~
189
1
1 1 1
1 1 1
1
-.
era el doble que en Alemania y Francia, pero hoy el ingreso real l>Cr cápita en Alemania y Francia es el doble que en Gran Bretaña. Se puede avanzar muy rápido en circunstancias en las que hay una gran brecha entre su situación y la de países similares. La razón por la que Japón pudo tener una tasa de crecimiento tan alta por un pe~odo tan largo -y más recientemente eso también ha sido así para Brasil- es que el nivel inicial del que partió era tanto más bajo que el de otros países.
1
1
1 1
¿Shock psicológico? PREGUNTA: En Japón, igual que en Alemania, lo decisivo no fue el mecanismo sino el shock psicológico que alteró las actitudes de la gente en relación a la riqueza y a todo lo demás. No veo cómo se va a lograr ese shock psicológico en Gran Bretaña en este momento. FRIEDMAN: Quizá Brasil sea mejor comparación para el caso de ustedes, porque allí no hubo tal shock psicológico. Allí fue todo mecanismo. Fue la introducción de la indexación, que logró cierta libertad de los precios más una tasa de cambio flotante. Notas 1 A Theory of Price Control, Harvard University Press, Cambridge, Mass., 1952.
2 The Ajjluent Society, Hamish Hamilton. 1958; Pelican Books, 1962. [Hay versión castellana: La sociedad opulenta. Barcelona, Ariel, 1963.] 3 Publicado bajo el título de American capitalism: Concept of Countervailing Power, Hamish Hamilton, 1952. [Hay versión castellana: Capitalismo americano. Barcelona, ArieJ, 1968.] 4 American Economic Review, Papers and Proceedings, mayo de 1954, págs. 7-14. 5 The New Industial State,PelicanBooks, 1969. [Hay versión castellana: El nuevo Estado industrial. Barcelona, Ariel, 7ª ed., 1980.] 6 Harbinger Books, 1963; Augustus Kelley, Nueva York, 1970. 7 Indiana University Press, 1960 (reimpreso por Greenwood Press, Nueva York, 1972). 8 [Escrito con David Sawers y Richard Stillennan, Macmillan, Londres, 1959 (2da. ed. 1969). - Ed.] 9 /bid., pág. 227. 10 [Galbraith and the Planners, Strathclyde University Press, 1968. - Ecl.] 11
[Economic Fact and Fantasy: A Rejoinder to Galbraiths 's Reith Lectures, Occasional
12
Paper 14, IEA, 1967 (2da ed. 1969) - Ed]. [Economics in the Industrial State - Discussion, American Economic Revie¾.t, mayo de 1970. - Ed.].
where is the New Industrial State?", Economic Jnquiry (Joumal of the Western
13 ["
Economics Association), marzo de 1974. - Ed.]
8
¿Viviendas o techos? El actual problema habitacional* con George J. Stigler l. Los antecedentes El terremoto de San Francisco del 18 de abril de 1906 fue seguido de grandes incendios que en tres días destruyeron por completo 3.400 acres de edificios en el corazón de la ciudad. El general de división Greely, comandante de las tropas federales en la zona, describió la situación en estos términos: No quedó en pie un solo hotel notable o importante. Las grandes casas de departamentos habían desaparecido ... Doscientas veinticinco mil personas quedaron ... sin hogar. •
Además, el terremoto dañó o destruyó muchas otras viviendas. Así, una ciudad de alrededor de 400.000 habitantes perdió más de la mitad de su capacidad habitacional en tres días. Varios factores mitigaron la aguda escasez de viviendas. Mucha gente abandonó temporariamente la ciudad: una estimación llega a la cifra de 75.000. Se instalaron campamentos y refugios y en el momento culminante, en el verano de 1906, albergaron a alrededor de 30.000 personas. Rápidamente se avanzó en nuevas construcciones.
* ( 1972) (Versión revisada de un trabajo publÍcado por primera vez en Popular Essays on Current Problems, Vol. 1, No. 2, septiembre de 1946)
192
\
Sin cmh.trgo. · luego del dcs·a,t· ' · •"'· por nuarh cerca. d.e un quinto de la ,.. °'>hhci6n . . 1de I·os .·n,c'<', • on,_:,na 1 fu~ n<"l·c-.·,n·,, . que Jas v1v1cndas sohrevivicnt~s. Fn < 1 . .t l atu .,d fuera ah\.C,rhid 'ó 11 . 1 r.is ral.ihn, . 1 acn de I a lCrgar a un 40 por l'Íento lll.,.t'" 1 ' • cu< a <:a'él que t1<1nona/' u 1s el terremoto. '·na Jos cnumcrahan 6-1 ofertas (algunas
m.,~
¿ Racionar por el precio de los alquileres O por azar., Cuarenta años más tarde, San Francisco sufrió un nuevo d -;fi .· h h' . na1. Esta vez el déficit nacional · La situac·10n , ene S1c1t ita~10,, era de alcance . an Farancisco no era la. peor del pms, pero debido a las migraciones al oeste, era peor que el prome la población de 635.000 personas no sufría escasez de · · d 10. En l1940 ·d d v1~1en a, en~ .sentJ o e que sólo estaba ocupado el 93 por cicnco de tas umdades de v1v1enda. Para 1946 la población había crecido en un tercio como mínimo: alrededor de 200.000 personas. Mientras tanto, la cantidad de unidades habitacionales había aumentado en un quinto como mínimo. Por tanto, se le exigía a la ciudad albergar un 10 por cicnlo más de personas en cada unidad habi taci onal comparado con anees de la guerra. Se podría decir que la gravedad del déficit habilacional en 1946 era un cuarto del de 1906, cuando cada unidad habitacional restante debía albergarun 40
por ciento más de gente que antes del terremoto. Sin embargo, en 1946 el déficit habitacional no dejó de ser advertido por el Chronicle o por otros. El 8 de enero se convocó a la legislatura estatal y el gobernador definió el déficit habitacional. como "~I pro~lema crítico que enfrenta California". Durante los pnmeros cinco dias del ano en total hubo sólo cuatro avisos que ofrecían casas o departamentos en alquiler comparado con las 64 ofertas en un día en mayo ~e 1906, Ynu~ve . ' . . · San Francisco por hab1taav1sos que ofrecían cambiar hab1tac1ones en . . ciones en otras partes. Pero en 1946 había 30 avisos di~no~ de pers~;~ 1 iler contra solo cinco en que pedían casas o departamentos e~ª qu , ' en 1946 hubo alrededor luego del gran desastre. Durante el mismo penodo9 19 de 60 avisos por día de casas en venta, contra 1 en o ·
m!s
6
193
~
1
En !906 y 1946. san francisco se enf~e~t~ al prob~ema ~uc
ahora
1
confronta toda la nación: ¡,cómo se pu.e de d1v1~ar (~s dec1r, racionar) una cantidad rclativa,nenle fija de capacidad hab1ta~1onal entre gente qUc desea mucho más. hasta que nuevas c?nslrUcc1ones puedan cubrir la brecha'? En 1906 el racionamiento ~ dio por el aumento d~ los aJqu¡.. leres. En J946 la utilización de alquileres más aJto~ para. r~ctonar la ca.. pacidad habitacional había sido ilegalizad~ por l~ 1mpos1c1ón de lechos sobre el precio de los alquileres, y el rac1onam1ento se da por azar 0 favoritismo. Una tercera variante sería que OPA tomara a su cargo el racionamiento. ¿Cuáles son los méritos comparativos de estos tres métodos?
1
1
1
1
1
1
1
1
1
2. El método de 1906: racionamiento por los precios
1
La experiencia de la guerra ha llevado a mucha gente a pensar que racionamiento es equivalente a formularios, cupones y órdenes de OPA. Pero ésta es una visión superficial; todo lo que no sea tan abundante como el aire o la luz del sol debe, en un sentido, ser racionado. Es decir, siempre que la gente quiere más de algo que lo que hay disponible, sea pan, entradas al teatro, frazadas o cortes de pelo, tiene que haber alguna manera de determinar cómo se lo distribuye entre los que lo quieren. Nuestra base normal de racionamiento en tiempos de paz ha sido el método de la subasta. Si aumenta la demanda por cualquier cosa, la competencia entre los compradores tiende a aumentar su precio. El aumento del precio hace que los compradores se restrinjan, que sean más cuidadosos y económicos en el uso del artículo, y por tanto reduce el consumo en relación a la oferta. Al mismo tiempo, el aumento del precio alienta a los productores a expandir la producción. En forma similar, si cae la demanda de cualquier artículo, el precio tiende a caer, expandiendo el consumo en relación a la oferta y desalentando la producción. En 1906 San Francisco usó este método de libre mercado para resolver su problema habitacional, con el consecuente aumento de los alquileres. Sin embargo, aunque los alquileres resultaron más altos entonces que antes del terremoto, es cruel para los buscadores de vivienda del presente citar un aviso de 1906 posterior al desastre: "Casa de seis habitaciones con baño, con dos habitaciones adicionales en el sótano con chimenea, bien amueblada; piano fino ... U$S45". Las ventajas de racionar con alquileres más altos resultan claras con nuestro ejemplo:
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
194
- -- -- - - - -- --
1
-
-- --
- -
- -
-
-
-- --
-
1
1n
· .
.
.
qui eres~ .
. ..
.
.
·d
1
entes v1v1e ~ .
MC
~
d ·
·
hayamos consi era o las alternativas.
·
s e aro cuando
Objeciones al racionamiento por precios ~
.
Contra estos mento~, que antes de la guerra eran raramente cuestionados en los Estados Unidos, ahora se presentan tres objeciones. a) La primera objeción generalmente se expresa de esta manera: ''Los ricos tendrán-todas las viviendas, los pobres nada''. Esta objeción es falsa: En todo momento durante la escasez aguda en 1906 había disponibles departamentos y casas baratas. Lo que es cierto es que, bajo condiciones de libre mercado, las mejores locaciones irán a los que pueden pagar más, sea porque tengan mayores ingresos o más riqueza, o porque prefieran una mejor vivienda a, digamos, mejores autos.
Pero este hecho no tiene más relación con el problema habitacional hoy que en 1940. De hecho, si la desigualdad de ingresos y riqueza entre los individuos justifica el control de alquileres hoy, había aun más razón para ello en 1940. El peligro, si es que había tal, de que los ricos se quedaran con todas las casas era aun mayor entonces que ahora. . Cada persona o familia ahora utiliza como mínimo tanto espacio ha-
es más, el ingreso total ahora está distribuido en forma mas ~qui~ativa en-
.
_
.uerra estana .
·.
ado van a ague os
que tienen mayores ingresos o más riquez~ es sim~lemente una rdzón Para ad<>ptar n1cdidas de largo plazo para reducir la. ~cs1guuldad de los ingresos y la riqueza. Para l<>s que, C<>t110 n<>s<>tros, qu1.s1~ramos ~un más igualdad de Ju qt1e existe nctual111cnte, no sólo de viviendas sino de todos los productt>s, es mcj,>r. sin duda, atacar directamente las desigualdades existentes de ir1grcso y riqueza en su raíz que racionar cada una de los cicrtt<>s de n1crcancías que co111ponen nuestro estándar de vida. Es una gran tontfría perr11itir que los individuos reciban ingresos monetarios desigua.. les, y luego adc>ptar medidas complejas y costosas para impedirles usar • sus ingresos. b) La segunda objeción que se presenta a menudo en contra de la eliminación del control de alquileres es que se beneficiarían los dueños de casas. Ciertamente los alquileres sub.irían, excepto en el así llamado mercado negro; y ta1nbién subirían los ingresos de los dueños de casas. ¿Pero es esto una objeción? Bajo cualquier sistema de racionamiento algunos grupos se beneficiarán, y ciertamente es verdad que los dueños de casas en las urbes se han benefic.iado menos que casi cualquier otro grupo numeroso con la expansión de la guerra. La solución última del déficit habitacional debe venir de la construcción de nuevas viviendas. Mucho de esta nueva construcción será para vivienda de propietarios. Pero mucha ge.nte prefiere o debe vivir en propiedades alquiladas. El aumento o la mejora de la disponibilidad de viviendas para tales personas depende en gran medida de la construcción de nuevas propiedades para alquiler. Mezquinarles a los constructores emprendedores una .g anancia atractiva es una curiosa manera de alentar nuevas construcciones para alquiler (es decir, hacerse dueño de viviendas para alquiler).
e) La tercera objeción actual a un mercado libre de viviendas es que un aumento de los alquileres significa inflación, o lleva a una inflación. Pero la inflación de precios es un aumento de muchos precios individuales, y es mucho más simple atacar la amenaza en su raíz, que es el aumento del ingreso familiar y los recursos líquidos que financian el gasto aumen1 tado en prácticamente todo. Los impuestos altos, la reducción del gasto estatal y el control de la oferta monetaria son las ar111as fundamentales para combatir la inflación. Jugar con millones de precios individuales -el alquiler de la casa A en San Francisco, el precio de la chuleta B en Chicago, el precio del traje C en Nueva York- significa tratar en for1na torpe e ineficaz los síntomas y resultados de la inflación en vez de sus causas reales. Sin embargo, se dirá, no estamos invocando controles monetarios Y
y no es probable que se haga. de modo que la eJi·nu·nac·ó fi•...,.!ll(es ~ ' · . 1 n de los en la práctica, s( provnro---
El actual racionamiento de casas en venta
La ausencia de un techo para los precios de venta de viviendas significa que en el presente las casas ocupadas por sus dueños son racionadas por el método de 1906: el comprador que paga más. El precio de venta de viviendas está subiendo en momentos en que la gran y creciente demanda se encuentra con la oferta relativamente fija. En consecuencia, muchos propietarios están decidiendo que es mejor vender a los precios inflacionados del mercado que alquilar a un precio con un techo prefijado. El techo fijado para los alquileres, por tanto, significa que una fracción creciente de las viviendas está yendo al mercado de ocupación por propietarios, y que se está haciendo casi imposible encontrar alquileres, por lo menos pagando alquileres legales. En 1906, cuando tanto los alquileres como los precios de venta eran libres, el San Francisco Chronicle publicaba tres avisos de "casa en venta" por cada 1Ode "alquiler de casa o departamento". En 1946, bajo el control de alquileres, se publicaban unos 730 avisos de "casa en venta" por cada 1Oavisos de "alquiler de casa o departamento". El mercado libre de casas en venta permite, por tanto, al hombre que tiene suficiente capital para dar el pago inicial para una casa resolver su problema por vía de la compra. A menudo esto significa que debe endeudarse fuertemente, y que invierte en el pago inicial lo que hubiera preferido gastar en otras cosas. De todos modos, el hombre que tiene dinero encontrará muchas casas -y, lo que es más, casas atractivas- para comprar. Los precios estarán altos -pero ésa es la razón por la que hay oferta de casas-. Es probable que termine comprando espacio habitacional, instalaciones y otras casas menos deseables de lo que le gustaría, o que sus recuerdos de preguerr~ ~o llevaron a creer que podría conseguir, pero al menos tendrá a su fanuha bajo techo.
1
1
1
1
1
1 1
1
1 1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
197
1
1
1
Los métodos del control de alquileres utilizados en 1946, por tant eliminan una de las principales críticas que se dirigen contra el raci~· no . · . ona.. miento por alquileres n1ás altos: que 1os neos tienen ventaJa para saf facer sus necesidades de vivienda. De hecho, lo~ métodos de 19~~ empeoran esta situación. Al alentar a los actuales inquilinos a utili libren1cnte el espacio y obligando a muchos que preferirían aJquil~ ton1arprésta1nos para comprar, los actuales métodos hacen que el aumenta de precios en las casas en venta sea mayor de lo que sería si no hubierº control de alquileres. ª Una n1anera de evitar darles a las personas con capital la ventaja en la cornpra de vivienda sería imponer un techo al precio de venta de casas. Esto reduciría aun más el área del racionamiento de precios y correspondientemente extendería los actuales métodos de control de alquiler para el racionamiento de las propiedades en alquileres. Esta sería una medida inteligente si el actual método de racionamiento de viviendas de alquiler fuera satisfactorio. · ¿Pero cuál es la situación del hombre que desea alquilar?
3. El método de 1946: racionamiento por azar y favoritismo El inquilino potencial está en una situación muy diferente de la del hombre que está dispuesto a comprar. Si puede encontrar vivienda, puede ser que pague un alquiler "razonable", es decir, al nivel de preguerra. Pero, a menos que esté dispuesto a pagar una suma considerable adicional -por "amoblamiento" o alguna otra variante engañosa- no es probable que encuentre algo para alquilar. Los techos legales impuestos a los alquileres son la razón por la que hay tan pocas propiedades en alquiler. El ingreso monetario nacional se ha duplicado, de modo que la mayoría de los individuos y familias están recibiendo ingresos monetarios mucho más altos que antes de la guerra. Así están en condiciones de pagar alquileres sustancialmente más altos que antes de la guerra, pero legalmente no tienen que pagar más; por tanto tratan de conseguir mayor y mejor espacio habitacional. Pero no tienen éxito todos los millones de personas y familias que han estado tratando de tener vivienda más grande desde 1940, dado que la oferta habitacional ha crecido aproximadamente al mismo ritmo que la población. Los que tienen éxito obligan a otros a quedarse sin vivienda. El intento de los menos afortunados y los recién llegados al mercado habita· cional -soldados que vuelven de la guerra, recién casados y gente que
1
cambiar de hogar- por conr.eguir má.\ npacio habta.;k>nal ~ha dísponíhlc y más del que 1c:nfan ante~
1
1
1
1
1
1
Un .. veterano" busca casa 1
El New York Times del 28 · .. de .enero de 1946 infonnó de la experie ncaa de Charles Schwartzman, un JO~en dinámico de poco más de treinta años... recienten1ente dado de baJa del ejército. Et señor Schwartzman buscó esforzadamente durante tres meses,
1
1
1
...dando vueltas en su auto tratando de conseguir un Jugar donde vivir... Había recorrido la ciudad y sus alrededores, desde Jamaica, en la localidad de Queens, hasta Larchmont, y se había anotado en virtualmente todas las inmobiliarias. Había visitado el Centro de Veteranos de New York City al 500 de Park A venue y el subcomité de vivienda de la Comisión Norteamericana de Veteranos, había hablado con amigos, había rogado a familiares; había escrito al gobernador Dewey. ¿Los resultados?
1
1
1
1
1
Una oferta de un departamento con agua fría por debajo de )os requisitos legales mínimos. Una oferta de cuatro habitaciones en Central Park West y calle 101, con un alquiler de 300 dólares mensuales siempre que estuviera dispuesto a pagar 5 .000 dólares por los muebles en el departamento. Una oferta de un cuarto en una vieja casa de departamentos, con pintura nueva pero sin mantenimiento, en la cal le 88 cerca de Central Park West, ofrecida por una joven (que viajaba a la Habana) a un alquiler de 80dólares mensuales, siempre que aceptara comprar el mobiliario por 1.300 dólares y que le reembolsara los 100 dólares que había tenido que pagarle a un intermediario para conseguir el "departamento".
1
1
1
1
1
1
Y una oferta de subalquiler de dos habitaciones cómodas en un hotel del lado oeste a un alquiler de 75 dólares por mes, pero en seguida descubrió que el dueño del hotel había sacado la suite de la lista de habitaciones de alquiler mensual y la había co]ocado en Ja lista de alquiler para pasajeros con tarifas diarias (más altas) para cada habitación.
1
1
1
1
199
1
1
La propiedad en al~u1lcr ~lualmcnte e~ racionada de varias maneras p>r aJ.;Jf y fa\ ont,~n\O. La pnmcra pnondad es para la familia que alquilaba ante~ de que se diera el dtficit habitacionaJ. si ésta quiere
pennanel·cr en la mi~ma , 1\ 1cnda. u SCl!unda pnvnJad e~ para dos categorías dentro de los nuevos ~tulant~s: 1 l 1)1:~ona.\ di'.)pue~~ y en condiciones de evitar o e\'adir Jos t~tk.>~ ~n el pr\!(10 de lo~ alquileres. sea a través de aJgún recurso legal o paganJú una \Urna supk~ntana por encima del techo fiJado por OPA par.t los alqu1l~res; 1i) amigos o parientes de los propietarios o de otras p!t"S,Ona,s a cargo del aJquiler de \'i\'iendas. Los 1nqu1hno~ poteoc1ales que no penenecen a estas categorías favore. cida.s ~ di~putan lo~ lugares re~tantes. El éxito es para 1o~ que tienen suene, o tienen las iamilias menos numerosas. o pueden invenir más tiempo en bu~ar. o tienen mayor ingenio para imaginar modos de descubrir posibles vacantes. o son los inquil.i nos más calificados. El peor situado en escas categorías probablemente es el hombre que trabaja para mantener a su iamilia y ~uyaesposa debe cuidar niños pequeños. El y su espo~ lienen poco tiempo disponible para buscar la aguja en el pajar. Y si eocuentra un lugar. muy bien se le puede negar porque una familia con niños pequeños es un inquilino menos deseable que una familia sin niños.
Los costos socioeconómicos de los actuales métodos Prácticamente todos los que no tienen éxito en comprar o alquilar una casa o departamento tienen una vivienda de algún tipo. Algunos pocos \iYen en \·iviendas de emergencia: campamentos de casas rodantes, unidades habitacionales prefabricadas de emergencia~ campamentos mili· tares reacondicionados. La mayoría vi ven apiñados con parientes o amigos. solución que tiene serias des,·entajas sociales. El emplazamiento de la \·i vienda de los parientes o amigos que ofrecen albergue puede tener poco o nada que ver con el lugar deScado. Para vivir con su famili~ el marido debe sacrificar la movilidad y aceptar el empleo disponible en la localidad. Si no hay empleo disponible o sólo hay puestos muy bajos en la localidad. puede tener que separarse de su familia por un período impredecible para aprovechar una oportunidad de empleo en otro lugar. Sin embargo, hay una gran necesidad social de movilidad (especialmente en este momento). La mejor distribución de la población después de
200
la guerrcl por cierto que difiere de la distribución del la rápida reconversión requiere que haya hombres d. periodo de guerra. y ciones de cambiar de zona de vivienda. ispue stos Yen condi. Las distinta~ ~aneras en que se comparten viviendas tnntzen el mov1m1ento, no sólo de Jos que comparte . actualn:iente resque no están en esa situación. El hombre que tiene "' smo también de Jos 1a suerte de contar con . . d l
una v1v1en a o pensará dos veces antes de trasladar . . · se a otra cmdad en Ja que mtegrará las filas de los recién llegados desfa ·d , fá ·1 . vorec1 os. Uno de los costos mas c1 mente predecibles de una mudanza e8 tal · de la fanuha · · mientras · vez una prolongada separación el marido busca una · · da . ., · v1v1en y 1osotros rruembros permanecen donde están o pasan a vivir con algú · n panente. . . Los tec hos en el precio de los alqulleres también tienen ot , · . . ro e, ecto 1mR d 1 ponante. e ucen a e fi1c1enc1a con que utilizan· eJ aJo1iam· • • J 1ento aqueJJos que no lo comparten. Los incentivos para economizar espacio so h , d ' b· 1 d n m uc o m~s e 1 es q~,e antes . e la guerra, porque los aJquiJeres ahora están más baJOS en relac1on a los ingresos mo~et.arios promedio. Si antes de la guerra no resultaba deseable mudarse a ~1v1endas más pequeñas, 0 subalquilar cuartos., ~ora no ~~~ mayor r~on para hacerlo, excepto por impuJso human1tano o patnot1co -¡o posiblemente eJ temor de que parientes sin techo vengan a ocupar el espacio disponib)e! Por cierto que la escasez resultante de Jos techos impuestos a los alquileres trae nuevos impedimentos al uso eficiente de Jas viviendas; un inquilino difícilmente abandonará su departamento demasiado grande para iniciar la desalentadora búsqueda de una vivienda más adecuada. y cada vez que se produce una vacante el propietario dará preferencia para alquilar a la familia menos numerosa o al soltero. La eliminación de los techos de los alquileres produciría una manera totalmente distinta de compartir el espacio habitacionaJ. En un mercado de alquileres libre cedería espacio la gente que considerara que ese sacrificio de espacio estaría compensado por el alguiJer a cobrar. Compartirían su espacio los que tuvieran espacio excedente y quisieran ingr~sos extr~ no, como ahora, los que actúan por un sentido de deber famíJiar o por obligación, independientemente del espacio disponible u otras circunstancias. Los que alquilaran espacio se estarían comprometiendo en transacciones estrictamente comerciales, y no se sentirían intrusos, ní que estuvieran creándose compromisos personales, ni sentirían que es~uvieran í~poniendo cargas injustas o no queridas a benefactores. Estanan en ~eJores condiciones para conseguir alquiler en zonas cerc~nas_a sus tr~~aJos. Los trabajadores recuperarían su movihdad y los prop1etan~ de v1v1endas de alquiler su incentivo para admitir a más inquilinos.
201
4. El método del racionamiento público Los defectos de nuestro presente método de racionamiento por los propietarios son obvios y de mucho peso. Es lo que se debe esperar bajo el racionamiento personal privado, que es la razón, por supuesto, por la que OPA asumió la tarea de racionar la carne, las grasas, los alimentos enlatados y el azúcar durante la guerra, en vez de permitir que los almaceneros los racionaran. ¿Debiera OPA tomar en sus manos la tarea de racionar las viviendas? Los que son partidarios del racionamiento de las viviendas por una entidad estatal argumentan que esto eliminaría la discrinúnación contra los nuevos inquilinos, contra las familias con niños, y en favor de las familias con amigos bien situados.
Los problemas del racionamiento "político" Sin embargo, para ser justa con los propietarios y los inquilinos, OPA tendría que poder decidir qué propietarios tienen excesivo espacio y deben ceder una porción o mudarse a una vivienda más pequeña. No hace falta tener el oído demasiado pegado a la tierra para saber que es totalmente poco práctico, desde un punto de vista político, ordenarle a una familia norteamericana que es dueña de su casa que aloje a una familia extraña (porque la libertad de elección derrotaría el objetivo del racionamiento) o se mude. Aun si pudiera superarse esta dificultad elemental, ¿cómo se determinaría el espacio al que tiene derecho una familia? ¿A qué edad necesitan los niños de distinto sexo cuartos separados? ¿Los discapacitados necesitan viviendas de planta baja y a quién se considera un discapacitado? ¿La gente que trabaja en su propia casa (médicos, escritores, músicos) merece más espacio? ¿Qué ocupaciones requieren de viviendas cercanas al trabajo, y qué familias deberían ser favorecidas con patios grandes? ¿Debe una suegra vivir con la familia, o tiene derecho a una vivienda propia? ¿ Cuánto les llevaría a los directores de OPA responder a estas preguntas y decidir qué inquilinos o propietarios deben "correrse" para hacer lugar . a los que, según el directorio de OPA, debieran ocupar ese espacio? También se vería afectada la duración de la escasez de vivienda. Por equidad para los inquilinos y propietarios existentes, también se tendrían que racionar las viviendas en construcción y sujetas al control de alquileres. Si se fijaran en valores considerablemente más altos los alquileres de viviendas nuevas en relación a las existentes, se estaría sacrificando uno de los principales objetivos del control de alquileres y el racionamiento: la
202
------
de propiedades para alquiler se~a m~y escasa o nula. .
., .
Podemos concluir que el rac1onam1ento por una entidad estatal d1f1c1lmente sería aceptado como algo generalizado. Incluso si sólo se aplicara a viviendas alquiladas, presentaría problemas administrativos y éticos enormes.
Las causas y la duración probable del presente défil·i1 La actual escasez de vivienda parece tan grave, a la luz del moderado
incremento en la población Y el incremento real en la construcción de viviendas desde 1940, que la mayoría de la gente no puede encontrar una explicación general. Se hace referencia al rápido Crecimiento de algunas ciudades -pero todas las ciudades sufren de un serio déficit-. O se hace referencia al aumento en las tasas de casamientos y de natalidad -pero rara vez se miden estas tasas y se las compara con las viviendas disponibles-. En realidad la oferta habitacional se ha mantenido más o menos a la par con el crecimiento de la población no agrícola, como lo muestran las estimaciones basadas en datos oficiales (cuadro 1). En algunas zonas hay más hacinamiento físico que en 1940, y en otras hay menos hacinamiento, pero resalta el hecho de que el número de gente a ser alojada y el número de familias ha crecido en aproximadamente un 1Opor ciento, y la cantidad de unidades de vivienda también ha crecido en alrededor de un 1Opor ciento. Cuadro 1. Aumento de la oferta de vivienda y en la población no agrfcola, EE.UU. 1940-46.
No agrícola
Unidades
30/6/1940 30/6/1944
Fin de la desmovilización (primavera de
Población civil
· Personas por unidad habitacional
hab.ocupadas (millones)
(millones)
27,9
101
3,6
101
3,3
alrededor de 111
menos de 3,6
30,6
más de 31,3
•
(cantidad)
1946)
203
1
1
Dos factores explican por qué el déficit habitacional parece hoy tanto más desesperante que en 1940. aunque es prácticamente igual la cantidad de espacio habitacional por persona o familias disponible.
1
1
1
1. Se ha duplicado el ingreso monetario agregado del público norteame.
ricano desde 1940, de manera que la familia promedio podría estar en condiciones económicas de acceder a una vivienda mejor Ymás grande, aun cuando los alquileres hubiesen subido mucho. 2. Los alquileres han subido muy poco. Subieron menos de un 4 por ciento desde junio de 1940 a septiembre de 1945, mientras que todos los demás items en el costo de vida subieron un 33 por ciento.
1
1
1
1
1
1
1
Así, tanto la estructura de precios como el aumento en los ingresos alienta a la familia promedio a buscar mejor vivienda que antes de la guerra. El éxito mismo de OPA en la regulación de los alquileres ha contribuido así en gran medida a aumentar la demanda de vivienda y por tanto a crear el déficit, porque la vivienda es barata en comparación con otras cosas.
1
1
1
1
1
1
Problemas habitacionales futuros
1
1
Los techos de los alquileres no hacen nada que alivie este déficit. En realidad, es mucho más probable que ayuden a perpetuarlo: son ominosas las consecuencias de los techos impuestos a los alquileres, para la construcción de nuevas viviendas. El alquiler es el único ítem importante en el costo de vida que no ha subido rápidamente. A menos que haya una violenta deflación, que nadie quiere y ninguna administración puede permitir, los alquileres seguirán distorsionados en relación a otros precios y costos, incluyendo los costos de la construcción. Por tanto, la nueva construcción de vivienda debe ser muy reducida en volumen a menos que: 1) una revolución industrial reduzca los costos de la construcción en forma notable o, 2) el gobierno subsidie la industria de la construcción. Es más que deseable la revolución industrial en los métodos de construcción. Pero si viene, va a venir mucho más rápidamente si suben los alquileres. Si no viene, los métodos de construcción existentes aportarán viviendas, en gran medida, sólo a los que tienen con qué pagar y desean tener sus propias casas. Se harán cada vez más difíciles de conseguir las viviendas de alquileres.
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
204
Los subisidios para la construcción, con nuestros altos ingresos monetarios y la gran demanda de vivienda, serían una paradoja innecesaria. Ahora más que nunca la gente está en condiciones de pagar por su vivienda. Si los subsidios tuvieran éxito en estimular la construcción, los techos de los alquileres podrían eliminarse gradualmente sin un aumento de ]os alquileres. Pero los costos de la construcción aún serían altos (más altos que si no hubiera subsidios) y por tanto la construcción de viviendas caería a niveles bajos y se· quedaría allí por un largo período. Gradualmente, caeóa la oferta de vivienda y la población crecería lo suficiente como para elevar los alquileres a niveles remunerativos. Así, un subsidio promete provocar una depresión de gravedad sin precedentes en la construcción de viviendas; sería de un optimismo irresponsable pensar en una economía próspera si esta gran industria enferma. Por tanto, a menos que tengamos suerte (una reducción revolucionaria en el costo de la construcción de departamentos y casas), o tengamos mala suerte (una violenta deflación), o seamos muy poco inteligentes (el uso de subsidios), el "déficit habitacional" continuará mientras los alquileres sean contenidos por controles legales. Mientras dure el déficit creado por los techos impuestos a los alquileres, habrá un clamor para que continúe el control de alquileres. Este es quizás el principal motivo para condenar los techos impuestos a los alquileres. Estos techos y el resultante déficit de viviendas de alquiler, se perpetúan a sí mismos, y la progenie de estos progenitores es aun menos atractiva que ellos. . . Es una comprensión incompleta y en gran medida subconsciente de este dilema incómodo lo que explica la frecuente propuesta de que.ºº se imponga ningún techo O que se impongan techos más altos al a!quder de viviendas nuevas. Esta propuesta significa un abandono parcial de los techos impuestos a los alquileres. Que se mantenga el re st de los techos sobre los alquileres sólo puede defenderse en_ e~te caso c?n el argumento de que el actual método de racionamiento de v1v1endas existente~, por az~ . . · namiento por alquileres mas y favoritismo es más equitativo que e1 racto . . ' . . d ferta futura de v1v1endas por altos pero que el rac1onarruento e 1a O • . ' , · · el rac1onam1ento por 1os alquileres más altos es mas equitativo que métodos actuales.
º
5. Conclusiones .
or tanto, son causa de u~a
Los techos impuestos a los alqutler~s, P . ficiente del espacio, . 'buc16n . azarosa y arbttrana . . d e espacio' el uso ine d 1sm
retraso en la construcción de nuevas viviendas y la continuación por tiempo indefinido de los techos impuestos a los alquileres, o el subsidio de la construcción de viviendas nuevas y una futura depresión en la construcción de viviendas. El racionamiento formal por la autoridad pública empeoraría aun más las cosas. Fuera de que la eliminación de los techos de los alquileres podría ser un nuevo estímulo para la inflación, no hay ningún argumento importante en favor de ellos. En la práctica, los alquileres más altos ejercerían poca presión inflacionaria directa sobre otros bienes y servicios. El ingreso extra recibido por los propietarios sería contrapesado por la reducción de los fondos con los que contarían los inquilinos para la compra de otros bienes y servicios. La presión inflacionaria adicional de los alquileres más elevados surgiría en forma indirecta; los alquileres más altos elevarían el costo de vida y por tanto darían una excusa para el aumento de los salarios. En una era de intervención directa del Estado en la fijación de los salarios, la existencia de esta excusa podría llevar a algunos aumentos salariales que no se darían de otro modo y por tanto a mayores aumentos de los precios. ¿Qué importancia tendría este efecto indirecto? Inmediatamente después de la eliminación de los techos, los alquileres que se cobrarían a los nuevos inquilinos y a algunos inquilinos sin contrato subirían sustancialmente. La mayoría de los actuales inquilinos se verían afectados por aumentos moderados o, si están protegidos por contratos, no tendrían ningún aumento. Dado que las viviendas entran en el mercado de alquileres lentamente, los alquileres promedio de todas las viviendas aumentarían mucho menos que los alquileres que se cobren a los nuevos inquilinos y el costo de vida aumentaría aun menos. A medida que entraran nuevas viviendas al mercado de alquileres, el aumento inicial en los alquileres cobrados a los nuevos inquilinos, no habiendo una inflación generalizada, se verían contenidos, aunque los alquileres promedio de todas las viviendas seguirían subiendo. En un año más o menos, los alquileres en promedio podrían subir tanto como un 30 por ciento. Pero incluso este aumento significaría una modificación de aproximadamente un 5 por ciento en el costo de vida, dado que los alquileres representan menos de un quinto del costo de vida. Un aumento de esta magnitud -menos de medio punto porcentual por mes en el costo de vida- difícilmente desencadene una inflación generalizada. El problema de evitar una inflación generalizada debería abordarse directamente; no puede resolverse con controles especiales en áreas especiales que pueden contener por un tiempo las presiones inflacionarias
206
- -- -- -- -- - - - - - - - - - - - - - - -
básicas pero no las eliminan. No creemos por tanto que los techos impuestos a Jns alquileres son suficiente defensa contra la inflación como para justificar siquiera una fracción de los inmensos costos sociales que involucran. Ninguna solución del problema habitacional puede beneficiar a todos; algunos tendrán que sufrir. La esencia del problema es que algunas personas deben ser obligadas o inducidas a utilizar menos espacio habitacional del que están dispuestas a pagar al nivel actual de los alquileres legales. Los métodos actuales de racionamiento habitacional están obligando a una pequeña minoría -primordialmente veteranos dados de baja y trabajadores de industrias de guerra migrantes, junto con sus familias, amigos y parientes- a hacer los mayores sacrificios. El racionamiento por alquileres más altos ayudaría a este grupo, al inducir a muchos otros a utilizar menos espacio habitacional y tendría, por tanto, el mérito de distribuir el sacrificio de modo más equitativo entre toda la población. Perjudicaría a más gente de manera inmediata,pero de modo menos severo, que el método actual. Esta es al mismo tiempo la justificación para usar los alquileres altos para racionar las viviendas y el principal obstáculo político para la eliminación de los techos de los alquileres. Una nota final para el lector: quisiéramos poner el mayor énfasis posible en que nuestros objetivos son los mismos que los suyos: la distribución más equitativa posible de la oferta de vivienda disponible y la puesta en marcha lo más rápido posible de la construcción de nuevas viviendas. El aumento de alquileres que sucedería a la remoción del control de alquileres no es una virtud en sí mismo. No tenemos ningún deseo de pagar alquileres más altos, de que otros se vean obligados a pagarlos, ni de que los propietarios cosechen ganancias extraordinarias. Sin embargo, urgimos la eliminación de los techos de alquileres porque, desde nuestro punto de vista, cualquier otra solución del problema habitacional implica males aun peores.
Notas
2
[Esto puede haber sido cierto en los Estados Unidos de 1946. Hay crecientes dud~s de que sea cierto en la Gran Bretaña de 1972, si los impuestos altos reducen el salano de "bolsillo" y alientan a los sindicatos de salarios altos a exigir aumentos mayores de 10 que la expansión monetaria les permitiría otorgar a los empleadores . : Ed.]. . · · · fi1cado que en G ran Bretaña·· evas1on de impuestos el mismo s1gm ,. [Estas palabras tienen 'bl evitar impuestos es la leg1t1ma · · · es el ocultamiento ilegal de ingresos 1mpom es, reducción del ingreso imponible a un mínimo. - Ed.]
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1