EL MONO MACHÍN Y EL TIGRE HACEN UNA GUERRITA CUENTOS INFANTILES
EL MONO MACHÍN Y EL TIGRE HACEN H ACEN UNA GUERRITA
El mono y el tigre se dieron la mano y empezó la lucha. El mono se subió a un árbol para dirigir mejor la batalla. Desde arriba, el mono daba la voz de mando. Así gritaba: !Abejas, a las orejas" # todas las abejas se lanzaron lanzaron de $rente a las orejas orejas de cada uno de los animales y empezaron a picarlas y morderlas. %asi no podían escuchar lo &ue les decía el tigre. 'achín, el mono blanco, seguía gritando: !Avispas y piojos, a los ojos" # las avispas y los piojos derechitos se lanzaron contra los ojos de los animales enemigos &ue no podían ver nada. El mono blanco, alegre saltando de rama en rama, seguía dando órdenes: !(ormigas, a las barrigas"
# todas las hormigas se subieron por las patas de los animales y les mordían en sus barrigas. # así sucedió de tal $orma &ue al poco tiempo el tigre se rindió y todos los animales empezaron a correr y a correr, &uizá hasta hoy estarán corriendo. El ej)rcito de los insectos ganó la guerra. El mono 'achín venció al tigre. %ontento %ontento y $eliz por el triun$o triun$o conseguido, conseguido, 'achín regresó regresó a su casa con su $amilia.
EL LEÑADOR HONRADO - CUENTOS INFANTILES %uentos *n$antiles
EL LEÑADOR HONRADO (abía una vez un pobre le+ador &ue regresaba a su casa despu)s de una jornada de duro trabajo. Al cruzar un puentecillo sobre el río, se le cayó el hacha al agua. Entonces, empezó a lamentarse tristemente: -%ómo me ganar) el sustento ahora &ue no tengo hacha/ De pronto !oh, maravilla" 0na bella hada aparecía sobre las aguas: Espera, buen hombre, le dijo al le+ador &ue yo traer) tu hacha. 1e hundió en la corriente y poco despu)s reaparecía con un hacha de oro entre las manos. El le+ador dijo &ue a&uella no era la suya. 2or segunda vez se sumergió la hermosa hada, para reaparecer despu)s con otra hacha de plata: 34ampoco es la mía5 dijo el a$ligido le+ador. 2or tercera vez ella buscó bajo el agua y esta vez traía una de hierro. !6h gracias, gracias" !Esa es mi hacha, buena hada" 2ero, por tu honradez, le dijo ella $eliz yo te regalo las otras dos. (as pre$erido la pobreza a la mentira y te mereces este premio. El 7arrador De %uentos
Moraleja: Así premia la 8usticia a los hombres honrados.
Fuente: %olección Amiguitos
EL PRÍNCIPE Y LA ARAÑA CUENTOS CORTOS PARA INFANTILES
EL PRÍNCIPE Y LA ARAÑA El resultado de la batalla $ue adverso para un príncipe. %on el $in de salvar su vida, huía del enemigo en compa+ía de un $iel servidor. 9a $atiga &ue su$rían, por el hambre y la sed, era insoportable, pero an así, no se atrevían a pedir re$ugio en ninguna cada del lugar, por temor de ser descubiertos. Al anochecer llegaron a una cueva. 2odemos escondernos a&uí ;dijo el criado. 4al vez así pierdan la pista nuestros perseguidores y logremos salir con vida. %reo, más bien ;replicó el príncipe &ue el odio los hará persistentes y tratarán de buscarnos hasta dar con nosotros. !tendía de un lado a otro de a&uel bo&uerón. 4ienes razón ;dijo el &ue hacía de je$e. # siguieron su camino hasta &ue sus pasos se hicieron imperceptibles.
El príncipe y su criado se miraron con asombro. A&uello era un milagro. Estaban con vida y se la debían a una insigni$icante ara+a &ue durante la noche había tendido a&uella maravillosa cortina salvadora. !Esta sí &ue es una ara+a providencial" ;dijo el príncipe. 1i no $uera por ella, a esta hora estaríamos en poder de nuestros enemigos y &ui)n sabe la suerte &ue hubi)ramos corrido. Dios mani$iesta su misericordia a trav)s de sus criaturas más humildes.
CUENTOS CORTOS - EL VIEJO Y EL ASNO
CUENTOS CORTOS EL !IE"O Y EL ASNO
0n viejo y su hijo llevaban al mercado un son para venderlo. *ban a pie para no $atigar al animal, pues pensaban &ue, al llegar descansado, se recomendaría solo en las ventas de la $eria. A poco se encontraron con unas mujeres, &uienes comentaban la torpeza de caminar a pie teniendo tan buena cabalgadura. El viejo, al oír el comentario, mandó a su hijo &ue montara en el burro. Despu)s de andar algn trecho, pasaron cerca de un grupo de ancianos, &uienes tambi)n criticaron la acción del mozo &ue iba montado, mientras &ue su anciano padre iba a pie. Entonces, el viejo hizo desmontar al hijo y subio>se )l sobre el jumento. 'ás adelante hallaron un grupo de muchachos &ue, al verlos pasar, trataron al viejo de inhumano, ya &ue iba muy cómodo sobre el pollino, mientras &ue el zagal apenas podía caminar por el cansancio. Al buen viejo le pareció haber encontrado el secreto de complacer a todo el mundo, haciendo &ue el mozo montase al anca? cuando un hombre, dirigi)ndose a ellos, les gritó: -%uál de los tres es el asno 1intiese el viejo muy contrariado con esta pregunta burlona? tambi)n un vecino mani$estó su parecer diciendo &ue era una barbaridad cargar de a&uella manera a un animal tan pe&ue+o y d)bil. El viejo encontró razonable la observación y, para evitar &ue el jumento muriera en el camino, decidió llevarlo cargado hasta la $eria. Entre )l y su hijo ataron al animal con una cuerda y, tomando en hombros una e>tremidad cada uno, $ueron trabajosamente llevando a la bestia en dirección al pueblo. Entonces sucedió &ue una procesión de curiosos les seguía haciendo bromas, al ver &ue dos personas llevaban un asno a cuestas.
@inalmente, al pasar un puente, el burro hizo un es$uerzo para recobrar su libertad y, asustado con tanto alboroto, cayó al agua y se ahogó. El pobre viejo, por pretender complacer a todos, perdió su asno. 2or ello, conviene no ser demasiado complaciente cuando se tiene la razón. 1i a todos has de agradar, a nadie podrás contentar.
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