El Duque

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El Duque Prólogo

Maroon corría por el bosque a toda velocidad. Las afiladas ramas de los zarzales le arañaban los brazos, las piernas y la cara, pero lo único que le importaba en ese momento era correr. Se ocuparía de las heridas más tarde. Los Lobos le pisaban los talones. ebía haber hecho caso a su padre, no debía haber salido del pequeño palacete. !ero tenía hambre. " sus hermanas pequeñas tambi#n. " su madre, y su padre, y los criados, incluso los pocos animales que quedaban estaban fam#licos. Los Lobos habían arrasado sus cosechas y habían acuchillado a sus camp campes esin inos os,, habí habían an quem quemad ado o alde aldeas as y arra arrasa sado do las las tier tierra ras, s, lo habí habían an devastado todo. $o les quedaba nada que llevarse a la boca, y por eso Maroon había salid salido o a caza cazarr %unt %unto o con con los los tres tres cria criado doss que que habí habían an teni tenido do el valo valorr de acompañarle. "a estaban muertos. " #l no tardaría en correr la misma suerte. &scuch' caballos a sus espaldas, e instantes despu#s fue derribado con un potente (olpe de alabarda. )y' risas y distin(ui' el pálido ful(or del acero alzándose por encima de su cabeza. Levant' la mano izquierda en un intento desesperado de parar el (olpe, y esta fue cercenada con un brutal (olpe. La vi' caer a su lado, con el fino anillo que le reconocía como miembro de la familia *reyhaer, de oro adornado con pequeños rubíes. !ronto adornaría la mano de al(ún Lobo. &scuch' el cru%ir del cuero. istin(ui' una lanza descender hacia su pecho. Lue(o no pudo ver ni escuchar nada más.













Ruidos sordos

La noche había tendido su ne(ro manto sobre el pueblo. &so era bueno. La densa ne(rura la amparaba mientras cabal(aba sutilmente hacia La +asa o%a, la única taberna que quedaba abierta en -erraell y en /il'metros a la redonda. !or esa raz'n había e0tendido sus servicios a hostal, burdel, sala de %ue(o y lu(ar de intercambio intercambio de artículos de dudosa procedencia. procedencia. 1ntes era un antro. " ahora era diez veces peor. !ero no le quedaba alternativa. &lla era mercenaria, y aunque todo el mundo pensase que era ruda y arisca como una amapola, en realidad era muy m uy delicada. $o aceptaba traba%os comunes, como escoltar carros de tri(o, o montar (uardia en la puerta de al(ún (rasiento mercader, no. &lla era mercenaria, con todas las letras, y, aunque rayase la vanidad, era de las me%ores. &lla había provocado que el pobre 2ar'n ato se resbalase, causándole una caída mortal, y que la duquesa -aerisa fuese ahorcada por un amante despechado. &lla había hecho desaparecer la &spada del 3riunfo y había eliminado de un soplido a quince aspirantes a la corona de 1tur. 1unque, todo hay que que decirlo, eran aspirantes muy remotos. !or todo eso y mucho más le asqueaba tener que hospedarse en un simple burdel, pero, des(raciadamente, no tenía alternativa. 1ndaba corta de ahorros, y por esa zona se(uro que había traba%o para ella. 4!or qu#5 !or el uque de *ibea. &staba armando mucho revuelo. 6abía contratado a un (rupo de bandidos apodados 7Los Lobos8, que se enca encar( r(ab aban an de sumi sumini nist stra rarl rle e las las merc mercan ancí cías as que que requ requer ería ía para para sus sus e0pe e0peri rime ment ntos os.. 1demá demás, s, pa(a pa(aba ba una una mone moneda da de plat plata a por por toda toda clas clase e de cuerpos frescos y una de cobre por cualquier cadáver reciente. &so estaba atrayendo a un sinfín de ladrones y fora%idos de tercera, además de aumentar el número de robos, asesinatos y violaciones. La mayoría de campesinos de los alrededores habían caído ya ba%o las zarpas de los Lobos y solo unos pocos habían conse(uido huir, incluso al(unas muchachas habían decidido buscar traba%o y amparo en lu(ares como la +asa o%a. Los precios habían ba%ado mucho. !ronto acabaron con todo ser viviente que caminase a dos patas por los alrededores, y tuvieron que irse a buscar más le%os. !ero al(unos no quisieron hacer ese esfuerzo y empezaron a saquear las tierras y las (entes de los nobles de ba%a alcurnia. &ran Lobos, les daba i(ual los títulos, la mercancía era mercancía. " ahí es donde entraba ella. 6abía oído que muchos de esos noblecillos habían sobrevivido, y que estaban furiosos. !or esa raz'n, el uque se estaba rodeando r odeando de los me%ores mercenarios













Un buen trago de vino

"a llevaba allí varios días. 1l principio el ambiente del lu(ar la había repu(nado, pero poco a poco se había ido acostumbrando, incluso había lle(ado a considerarlo a(radable. Si se considera a(radable el olor a humo, alcohol, denner y se0o, claro. &sta &staba ba sent sentad ada a en una una mesa mesa al(o al(o apar aparta tada da,, toma tomand ndo o una una copa copa y observando a las putas llevarse clientes a las habitaciones, y a estos salir recolocándose los pantalones. 6acía unos minutos había habido una pelea entre dos adictos por el poco denner que les quedaba en los baños, pero cosas así no resultaban e0trañas en aquel tipo de lu(ar, y en unos pocos se(undos el dueño los ech' y nadie (ir' la cabeza interesado. La mu%er, acalorada por el vino, se quit' la capa y la col(' en la silla, se levant' y fue (uardando en su macuto cada uno de los cuchillos que llevaba con ella, menos el de la bota, ese siempre lo conservaba por si acaso, y volvi' a sentarse. 1unque en una lucha cuerpo a cuerpo le sería tan fácil (anar como quitarle un caramelo a un niño, pues ella era 1dem. +onocía el 9etan, lo dominaba, lo llevaba dentro, corría por sus venas y se mezclaba con su san(re. &lla valía por cuatro hombres. e%' el macuto %unto a sus pies y se pein' distraídamente su sedoso pelo, haci#ndose una trenza. +ualquiera que la hubiera observado se habría fi%ado en que su ropa no era propia de cualquier 1dem que hubiera conse(uido el ro%o, pues ella no lo vestía. Las manos con las que volvi' a co(er la copa eran ele(antes, de lar(os y rectos dedos, y su piel era blanca, suave y con el brillo níveo de una mañana de invierno. Su cara era menos ine0presiva que la de cualquiera de los suyos, pero se(uía siendo impasible, como si nada de lo que ocurriera fuera con ella. espu#s de terminarse su quinta copa se levant', se col(' la capa al hombro y el macuto a la espalda, y se acerc' a la barra. 3ras charlar tranquilamente con )tto durante un par de minutos, y entre risas ne(ar por se0ta vez la compañía de al(una de sus chicas, pa(' s'lo por una noche y un desayuno más. Llevaba allí ya demasiado, y pese a las habladurías, aún no había aparecido nadie que buscase buenos mercenarios. &speraría un día más, y despu#s se marcharía. espu#s de darle las buenas noches a #l y a sus chicas, con las que había hecho muy buenas mi(as, subi' a la habitaci'n que tenía reservada, tendi' su macuto en un rinc'n, (uard' el cuchillo ba%o la almohada, se solt' el pelo y se quit' las botas Lue(o, se desplom' sobre la cama. Mañana sería otro día.













A oscuras

Maroon despert' en medio de la nada. 3enía 3enía frío. " hambre. $o recordaba nada de lo que había ocurrido. :ntent' abrir los o%os. $o, ya los tenía abiertos, en donde quiera que estuviese no había ni una pizca de luz. 4&staría muerto5 !arecía muy probable. !osiblemente los muertos se quedasen va(ando en esa inmensa ne(rura hasta el fin de sus días. !ero no, el no podía estar muerto, pues sentía el hambre y el frío contraer sus entrañas. La mano. "a no estaba. La había perdido. " de repente se acord'. Se la habían cercenado, los Lobos, el estaba intentando conse(uir al(o de caza, su familia tenía hambre, su padre se lo había advertido. Sinti' como un (ran peso se instalaba en su est'ma(o. $o estaba muerto. &l hambre, el frío, y el suelo que notaba ba%o sus pies descartaban esa posibilidad. La única otra opci'n que podría ser factible le aterraba. &staba prisionero en las mazmorras del uque. Lo iban a usar como cone%illo de indias. Le abrirían en canal y le e0tirparían los 'r(anos. e repente, la posibilidad de estar muerto le resultaba mas tentadora que nunca. :ntent' incorporarse, pero unos firmes (rilletes le mantenían su%eto a la fría pared de piedra. 1bri' la boca para decir al(o, pero se contuvo. 1 lo me%or se habían olvidado de #l. Sería me%or estar en silencio, era más se(uro. " así se qued', tumbado contra las losas de la pared, a(achado, hundido. espu#s de lo que a #l le parecieron días, se hizo la luz. ;na pesada puerta de roble reforzada con placas de acero se abri' a varios metros a su izquierda. !arpade' rápidamente para acostumbrarse a la claridad, y los o%os le quemaron y la(rimearon. 1hora que una d#bil luz iluminaba la estancia, pudo observar que se encontraba en medio de un lar(o corredor de piedra, esposado a la pared. La estanc estancia ia tenía tenía una leve inclin inclinac aci'n i'n hacia hacia el centro centro,, donde donde un canal' canal'n n se encar(aba de llevarse los desperdicios humanos. 1 ambos lados suyos y en el muro que se encontraba frente a #l, había medio centenar de harapientos hombre hombress encade encadenad nados os todos todos con con (rille (rilletes tes de piedra piedra.. La mayorí mayoría a miraba miraba















1provech' ese instante de claridad para observar su mano, ahora ine0istente. Se la habían amputado hasta la muñeca, donde el muñ'n, mal curado, estaba lleno de pus y despedía un apestoso olor acre. Maroon sinti' (anas de vomitar. " lo hizo. :nmediatamente, el canal'n se lo llev' le%os, cumpliendo su tarea. ;nos ;nos (uar (uardi dias as fuer fuerte teme ment nte e arma armado doss entr entrar aron on en la esta estanc ncia ia.. Les Les miraron con arro(ancia y con asco, y le abrieron paso al que parecía ser su %efe. <=Muy <=Muy bien, bien, asquer asquerosa osass ratas, ratas, escuch escuchad adme> me> ?Maroo ?Maroon n (ir' (ir' la cabez cabeza a hacia #l, pese a que la claridad le se(uía ce(ando< =@amos a quitaros esos bonitos (rilletes, y vosotros no vais a intentar nada> =espu#s har#is una fila en medio de la estancia y nos se(uir#is de manera tranquila y ordenada> 4Me hab#is oído5 $adie respondi'. Maro Maroon on tra(' tra(' saliv saliva, a, esta estaba ba se(u se(uro ro de que que se acer acerca caba ba su hora hora.. espu#s de soltarles, les llevarían a que el uque les operase vivos, y lue(o tirarían sus cadáveres a una fosa. &staba se(uro. Los Los (uar (uardi dias as empe empeza zaro ron n a dese desenc ncad aden enar ar pres presos os.. La may mayoría oría se desplomaban sobre el suelo, y se masa%eaban las muñecas. espu#s de levantaban a duras penas y formaban en el centro. !ero otros caían y no se levantaban. &sos recibían una patada de parte de los (uardias, y si se(uían sin reaccionar, les cortaban el cuello. Las cabezas rodaban hasta el canal'n y se mez mezclaba laban n con con las las heces eces,, mien mientr tras as los los cuerp uerpo os se conv convul ulsi sion ona aban aterradoramente. )tros ya estaban muertos, cuando les acuchillaban, no tenían reacci'n al(una. " le lle(' el turno a Maroon. +uando el (uardia le quit' los (rilletes, se qued' tumbado sobre el áspero suelo, hasta que recibi' la patada. &staba decidido a se(uir allí inm'vil, prefería que lo decapitasen a sucumbir a manos de unos científicos locos de manera atroz. !ero cuando el (uardia desenvain' el arma dispuesto a se(uir con el protocolo, un miedo tenaz se instal' en las entrañas de Maroon, el miedo a morir. &l no era un cobarde, nunca lo había sido, pero en ese lu(ar de pesadilla hasta los hombre mas fuertes decaían. 1terrado se levant' a duras penas, con el horror pintado en el rostro, y el (uardia le dedic' una espantosa sonrisa ir'nica. Lue(o, form' fila %unto a los otros. +uando hubieron terminado con todos, volvieron a abrir la puerta y les













Maroon ya se ima(inaba cuál iba a ser su cometido. " así así term termin in' ' el día, día, dura durant nte e el cual cual cava cavaro ron n vein veinte te fosa fosass en un embarrado terreno, y trasportaron varios cientos de cuerpos mutilados. La mitad de ellos no cumpli' con las e0pectativas de los (uardias, y fueron llevados a otros lu(ares. $o mataron a nin(uno. !robablemente les esperaba un final peor. Maroon estuvo a punto de desmayarse unas cuantas veces, el muñ'n infectado infectado le picaba picaba y le dolía a mares, pero apretaba apretaba los dientes y continuab continuaba a con su traba%o. !or suerte para #l le toc' el traba%o de los carros, se los en(anchaban al torso con una especie de tiro modificado y tiraban hasta que el carro empezaba a moverse, o morían en el intento. 1l parecer ellos eran más baratos que las bestias de tiro. +uando termin' la %ornada, les llevaron a un barrac'n, en el que había doscientos presos más, y les dieron un odre medio vacío de a(ua y un chusco de pan duro a cada uno. 1sí fue el primer día de Maroon en los dominios del uque, el primero primero de los catorce que pas' allí. +ada noche, veinte presos menos volvían a los barracones.













Reunión clandestina

<=+a <=+alma lma,, seño señore res, s, calm calma, a, calm calma> a> ?di%o ?di%o indi indivi vidu duo o alto alto y de aspe aspect cto o des(arbado. <=$o me pidas que me calme, maldita sea -er(und> 46as oído lo que ha dicho, tú lo has oído5 44!ero tu eres idiota5> ?el +onde *reyhaer era un hombre poderoso, y no le cost' nada derribar al señor con o%os de rat'n.< =Mi hi%o está ahí dentro, y la mitad de los habitantes de este pueblo tambi#n> =41caso se te ha olvidado5> &l hombre con o%os de rat'n reco(i' los pequeños anteo%os que se le habían caído al suelo con la caída, se acomod' las ropas y se levant'. <$o se me ha olvidado, S/eiss ?habl' con voz pausada.< Mi sobrina fue humillada por esos cerdos, eso lo recuerdo, y tambi#n que lue(o la de(ollaron. !ero liberarlos es un ries(o innecesario, si eliminamos primero al uque, lue(o podremos sacarlos sin necesidad de batallar. ;n hombre (ordo y con pinta de posadero le habl' al en%uto y con o%os de rat'n. <&l uque es un hombre ven(ativo. 3iene muchos recursos a su alcance, mien mientr tras as que que nues nuestra tra econ econom omía ía es muy muy limit limitad ada. a. Sin Sin desc descon onta tamo moss los los principales (astos, apenas nos quedan trescientas iotas con las que contratar un mercenario. &ste mercenario será un hombre mortal, que puede fallar en cualquier momento. :ma(ina que le uque le descubre. :ma(ina que le e%ecuta. :ma(ina que consi(ue hacerle hablar antes de eso y suelta de parte de qui#n va. 4Au# crees que es lo primero que haría5 &l hombrecito de o%os de rat'n se qued' en silencio. <&0acto, e%ecutaría a nuestros familiares. 3ampoco son tantos, a #l no le importa perder unos cuantos hombres, tiene de sobra para sus e0perimentos. Si eso ocurriese, te quedarías solo, y lo sabes bien, Marcus. La estancia entera se sumi' en el silencio. <*racias )tto, me parece que le has convencido ?di%o el hombre que pedía calma.< 4&stamos de acuerdo con el plan señores5 3odos asintieron.













<+asi tanto como tú. <&n ese caso, vamos apañados ?el hombre nervioso sonrie. 3odos rieron, se intercambiaron despedidas, y salieron del lu(ar. l u(ar.













La calma antes de la tormenta

Los primeros rayos de sol la despertaron por la mañana, día en el que, vist vista a la poca poca suer suerte te que que habí había a teni tenido do,, via% via%ar aría ía al pr'0 pr'0im imo o pueb pueblo lo que que le ofreciera el camino. $ecesitaba un nuevo cliente, ya casi no le quedaba dinero en la bolsa, pero visto lo visto ese no era su ciclo. espu#s de vestirse y colocarse todos los cuchillos, ba%' a desayunarC salchichas y un huevo con pan reci#n hecho. 3ambi#n pidi' un scutten para acompañarlo todo. 3enía que aprovechar la buena comida cuanto pudiera, pronto vendrían tiempos peores. @aleria y Mía le acompañaron en el desayuno, la primera aún no tenía nin(ún cliente y la se(unda era compañera de profesi'n, que había lle(ado a aquellos lares de la misma manera que ella, atraída por el rumor y el destello del oro. +harlaron de temas sin importancia, y rieron a carca%adas escuchando las historias que @aleria @aleria contaba sobre cosas que había tenido que hacer para cumplir fantasías se0uales y todos los hombres que había visto correr medio desnudos escapando de sus parientas o incluso los que saltaban por las ventanas para huir de ellas, olvidándose la ropa en la habitaci'n. 1 lo lar(o de la mañana el local se fue atestando poco a poco, y las conversaciones, murmullos, risas y el tintineo de las monedas comenzaron a llenar la habitaci'n. &malee se(uía sentada, ahora solo con Mía, y %untas compartían el silencio y la desesperaci'n, a la espera de que apareciera al(uien que las contratara. $ormalmente no tenía tanta paciencia, ayer mismo estaba se(ura de que se iba a ir nada más terminar de desayunar, pero sentía del Lethani quedarse unas horas más. 1lz' la mano y le pidi' una vaso más de cerveza a )tto. espu#s se marcharía, lo había decidido. Mía se mostr' de acuerdo en su decisi'n, ella tambi#n haría lo mismo. +harlaron un rato. &malee mir' apesadumbrada la %arra. $o quedaba ni la mitad. " en ese momento, un destello rubí capt' la atenci'n de ambas.















Con las manos manchadas de sangre

Le dolía la espalda de estar inclinado sobre la mesa de operaciones. !ero era un mal menor. $o podía de%ar ahora su traba%o. <3enazas












Por cuatro hombres vale un Adem, sobre todo si es mujer

&malee esquiv' el puñetazo. &ra el s#ptimo mercenario con el que peleaba, y el s#ptimo al que iba a (anar, eso se(uro. io un paso atrás y se movi' casi imperceptiblemente hacia la derecha, e%ecut' 6o%a que *ira y cuando encontr' un espacio libre atac' con omper Le'n. Listo. <41l(uien más quiere morder el polvo5












Apariencias

Mía observ' a &malee partir. &lla sabía qui#n era ese hombre. 6abía visto el brillo de las %oyas en sus dedos, no le interesaba el traba%o que #l le pudiera ofrecer. &ra demasiado arries(ado, y pa(aban demasiado poco. 1demás, 1demás, sospechaba que &malee se acababa de unir al bando perdedor de la partida. Sinti' lástima por ella. Le caía bien. eco(i' su macuto, que estaba tirado %unto al lu(ar en el que momentos antes había estado el de &malee y mir' distraídamente por la ventana c'mo nevaba mientras se peinaba el fino pelo, costumbre de cuando era pequeña, y termin' de un lar(o tra(o su cerveza. 3uvo 3uvo la tentaci'n de eructar, pero se contuvo, pues ella era una dama. !as' el tiempo. ebía irse. !ero tenía una corazonada. " por fin, el hombre al que estaba esperando, entr' en la estancia buscando mercenarios que se pudiesen pa(ar con oro. &lla era mercenaria. " se le podía pa(ar con oro. &sboz' una leve sonrisa.













ecesario

Maroon tenía el pecho en carne viva de tanto arrastrar carros. $o a(ua (uanta ntaría ría más más, lo sabí sabía. a. La her herida ida del del braz razo se le había bía (an(renado, y despedía un fuerte olor podrido. Si no moría a causa de las heridas del pecho o del esfuerzo sobrehumano que estaban llevando a cabo, moriría a causa de la infecci'n. e los doscientos que había en el barrac'n, solo quedaban sesenta. +ada +ada día, día, sust sustitituí uían an a los los caíd caídos os por por nuev nuevos os homb hombre ress traí traído doss de las las mazmorras. Muchos se suicidaban. Se (olpeaban contra la pared hasta la muerte. Si hubiese sábanas habrían podido ahorcarse con ellas, pero no tenían ni camas. &n el barrac'n no había nada, solo cuatro paredes de piedra y una puerta. $i una mísera venta, ni una antorcha. +uando cerraban el port'n, la estancia entera se sumía en la penumbra. La comida era siempre la misma. !an seco y un odre de a(ua. Si perdías el odre perdías el a(ua. Si perdías el a(ua perdías la vida. Maroon estaba cansado. $o sabía que esperaba. Suponía que lo único que quería era sobrevivir, era un impulso animal, pues era consciente de que cuando ya no les fuese útil, acabaría en el laboratorio del uque, al i(ual que los otros. Se había planteado lanzarse de cabeza contra un (uardia, esperando que le matase. !ero era demasiado arries(ado, lo mas probable era que el (uardia le de%ase tullido y lue(o le torturasen. "a les había visto antes hacerlo. Si les parecía que la actitud de al(ún preso no era la correcta, le mataban. 1unque antes de eso le cortaban los miembros, o les sacaban los o%os de las cuencas, o simplemente les despelle%aban y les arro%aban al foso. ependía del humor que tuviesen ese día. Maroon si(ui' tirando del carro, apretando los dientes e intentando hacer













<4Se mataron5 4" como si puede saberse5 ?Ien/ins solt' una sonora carca%ada. <1l parecer se pusieron de acuerdo, encontramos a ambos con una de mis plumas clavadas en la (ar(anta. Ien/ins volvi' a reir. <1 lo me%or discutieron por ver qui#n de ellos te la chupaba primero ? e0cl e0clam am' ' de impr improv ovis iso, o, volv volvie iend ndo o a reír reír,, mien mientr tras as los los demá demáss (uar (uardi dias as prorrumpían en risas despectivas. &l anciano tom' un tono carmesí y e0clam' indi(nadoC <"o no uso así a mis ayudantes. <=!ues a lo me%or deberías, estoy se(uro de que no lo catas desde hace al menos noventa años> ?lle(ados a ese punto, no se escuchaba otra cosa en el patio a parte de las risas.< 4Auieres que te preste a la muchacha, para que te d# un poco de ale(ría5 ?Ien/ins se dobl' por la cintura, y tuvo que sostenerse en uno de sus hombres para no caer. 1 muchos les pasaba i(ual, la risa no les de%aba mantenerse en pie. <=2asta ya> =Silencio> =Soy el escriba del uque, y vosotros solo unos míseros cerdos sin ran(o> =+omo continu#is con vuestras chanzas, os %uro que pa(ar#is por ello, a #l no le importa perder a seis mierdas de su zapato> Las risas se acallaron inmediatamente. <4Au# has dicho, anciano5 ?el tono de Ien/ins era ahora venenoso. &scupi' a sus pies y se acerc' lentamente. ?(rit'. Se volvi'















<2ien ?di%o el anciano.< Lo primero es limpiarles las heridas, necesito que est#n sanos. :nmediatamente sus ayudantes se pusieron manos a la obra. 6acía poco Maroon estaba convencido de que iba a morir, pero ahora dudaba. Suponía que no se tomarían la molestia de lavarlos y curarlos para lue(o abrirles en canal, pero i(ualmente la duda se(uía allí, y no estaba se(uro de poder conservar su inte(ridad física. Le limpia limpiaron ron las quemad quemadura urass produc producida idass por las bastas bastas correa correass de cuero. Lue(o, le ataron a una mesa y se pusieron con su brazo. Maroon estuvo a punto de aliviarse encima cuando vi' que sacaban un serrucho. &l anciano debi' ver su cara de terror, y al parecer le quedaba al(o de humanidad, porque di%oC












La astucia de una mujer

&malee se escondi' entre los arbustos cercanos a las murallas para cambiarse. &l vestido de criada era blanco y de prominente escote. Se lo había pedido prestado a @aleria, @aleria, que al parecer tenía todo tipo de ropa%es en su armario. &ra a%ustado, casi le costaba respirar de lo apretado que lo llevaba, corto, y de%aba a la vista sus lar(as, tonificadas y níveas piernas. 6asta le había de%ado unos bonitos zapatos ne(ros al(o (astados y con poco tac'n, necesitaba poder moverse con li(ereza y se suponía que era una simple criada que no podía permitirse unos tacones como 3elhu 3elhu manda. &lla solo tenía dos pares de c'modas botas de cuero, que se(ún @aleria @aleria no pe(aban para nada con su escotado atuendo, así que accedi' a pon#rselos, aunque antes tuvo que dar unos clasecillas de c'mo caminar con ellos y despu#s practic' por su cuenta como correr, saltar, y pelear. 1unque lo más se(uro es que si tenía que pelear, se los quitaría. Se solt' el pelo y se lo card' todo lo que pudo, lue(o se ba%' el escote de%ando que sus tetas saludaran. &so obnubilaría a cualquiera que sospechara de ella, venta%a de que los (uardias fueran todos hombres.













!onor

Maroon caminaba silenciosamente por los corredores que llevaban a las mazmorras. Llevaba las llaves de las celdas escondidas deba%o del %ub'n. " estaba muy nervioso. obl' una esquina y atraves' cuatro corredores más. +onforme se iba internando en la tierra, el frío y la oscuridad aumentaban. !ero estaba decidido. &so no si(nificaba que no tuviera miedo, no. &staba aterrado, le horrorizaba a tener que volver al lu(ar desde el cuál había comenzado la pesadilla. !ero el anciano escriba era un hombre amable, y se lo debía. Bl le había sacado de aquel infierno. 1l principio le había (uardado (uardado rencor. !or su culpa le habían cortado cortado la len(ua, a san(re fría, mientras estaba aún consciente. !ero tambi#n le habían curado el brazo, que había sanado maravillosamente maravillosamente y por fin le habían cicatrizado las tremendas laceraciones de%adas por las correas de cuero. 3ambi#n le habían dado ropa nueva, le habían lavado, y le daban de comer tres veces al día. La comida se(uía siendo la misma, pero el pan no estaba duro y la raci'n se había multiplicado por tres. 1l fin y al cabo, se(uía en el castillo del













Maroon balbuce' al(o ininteli(ible. <4Aui#n es este imb#cil5 ?le pre(unt' el de la derecha al de la l a izquierda. <$i idea, pero como va vestido debe ser al(uien de arriba ?volvi' a mirar m irar a Maroon. &ste le tendi' una carta. <4Au# pone5 ?pre(unt' el de la derecha. <$i idea ?respondi' el de la izquierda. <4$o sabes leer5 ?inquiri' el de la derecha. <41caso tu sí5 ?buf' el de la izquierda. <1nda, trae ?el (uardia le quit' la carta a su compañero.< 1quí 1quí diceC &n... hombre... ;r/el... icea... ?ley' lentamente.< &stamos prisioneros... d... dos. estre(árselos... 4restre(árselos5 1l 1l yudante. 4Au# mierda es un 7yudante85












1 Maroon se le demudaron las facciones. *ir' presa de un ataque de pánico, y (rit' 7+orred8, pero en vez de eso le sali' un aullido ronco. )bserv' como varios de los prisioneros soltaban las armas y retrocedían. 3odo transcurri' a cámara lenta. Los ballesteros tensaron las cuerdas. 1puntaron. " dispararon. ;na de las saetas le impact' en el hombro, otra, en el est'ma(o, y una última en la rodilla izquierda. &l dolor le ce(' y call' al suelo %unto con medio centenar de presos abatidos por la lluvia mortal. Los Lobos eran muchos, demasiados. &l uque tenía recursos. La cabeza le e0plot' en miles de luces l uces cuando impact' contra el suelo. $otaba la vida escapársele entre los dedos. &l chasquido de las ballestas volvi' a sonar, %unto con el caer de los cuerpos. &staban siendo masacrados. " escuch' otro sonido. 1l(o parecido al caer caer de unas (i(antescas puertas de roble y al de















"ras el #iombo

Iodidos tacones, ya le dolían los pies. " encima hacían mucho ruido al andar. 3odo había salido se(ún el plan, y ahora estaba en el dormitorio del uque, escondida tras lo que era, al parecer, un biombo. $o estaba muy se(ura qu# hacía ahí, no era muy masculino por su parte, pero bueno, a ella le venía de perlas. Se quit' los tacones y los tir' deba%o de la cama, bien podrían ser de al(una mu%er con la que hubiera compartido el lecho, en el caso de que le le













separaron y entre la penumbra pudo distin(uir que una puerta había aparecido en la pared. 3oma ya. Au# in(enioso. 3endría que hab#rsele ocurrido a ella. Se escondi' de nuevo tras el biombo, mirando cautelosamente por una esquina. " cuando vi' desaparecer a desaparecer a la fi(ura a trav#s de la puerta, la si(ui' con cautela y si(ilo. La venta%a de estar descalza es que no hacía ni pizca de ruido. !odría incluso adelantarse un poco y matarle, pero se lo pens' me%or y esper' a ver a donde iba. 1sí que lo si(ui' por entre los numerosos pasadizos pasadizos que se iban













&malee entr' en la estancia y permaneci' escondida, esperando esperando a ver como se desarrollaba la escena. &l anciano tenía un estilete clavado en el pecho, y respiraba entrecortadamente. <+uanto has cambiado, 1dolf =Soy el maldito uque de *ibea, y siempre lo he sido> ="o ="o no he cambiado, 4me oyes5> ="o no he cambiado> &l anciano tosi' y se incorpor' a duras penas. <&l chico que yo conocí nunca habría permitido esto, nunca habría













&l individuo, que como pudo observar ella iba ataviado con una armadura, camin' tranquilamente hacia el uque. e improviso, las llamas se apa(aron, y el uque call' al suelo humeando.












=!or fin> =e esto sí que se acordaba> 1l principio había ba%ado ba%ado una empinada cuesta, cuesta, si(uiendo al caballero y ahora estaban frente a ella, =(racias 3ehlu> +asi corrieron de la emoci'n al subir por la cuesta, pero al(o los detuvoC hacía muchísimo calor, tanto que incluso costaba respirar. <=;n se(undo> <(rit'. Subi' lo que quedaba de cuesta y pudo ver a cierta distancia lo que pasaba, a trav#s de la puerta que estaba entreabierta. -ue(o. La habitaci'n del difunto uque estaban ardiendo. Literalmente.















Se lo car(' a la espalda y le dio instrucciones de mantener la cara













$angre % ceni&a













+on respecto al 3orre'n 3orre'n !rincipal, prendedle fue(o tambi#n, si el uque ya ha

























Ep(logo

El Duque

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