EL CONTROL VERTICAL DE UN MÁXIMO DE PISOS ECOLÓGICOS EN LA ECONOMÍA DE LAS SOCIEDADES ANDINAS (1972) El estudio de campo de Huánuco basado en la visita de Iñigo Ortiz confirmó la fuerza del factor ecológico en las civilizaciones andinas. La percepción y el conocimiento que el hombre andino adquirió de sus múltiples ambientes naturales le permitieron crear un solo macrosistema económico del cual ensayaremos una caracterización. Mediante aquel estudio se combinó la investigación etnohistórica con el trabajo de campo etnológico convenciéndose de que la etnoecología (la percepción que de sus problemas y posibilidades ecológicas tenía el morador andino) nos obligaba a volver al estudio de los mitmaqkuna. En la visita de Ortiz, los mitmaq colonizados de Huánuco detallaron información de sus antepasados del Cuzco. Esa información ayuda a documentar mejor la hipótesis de que los mitmaq “no fueron sino una manifestación tardía y muy alterada de un antiquísimo p isos ecológicos´”. patrón andino que he llamado `el control vertical de un máximo de pisos Con anterioridad nos habíamos percatado de que los “archipiélagos verticales” era
un ideal andino compartido por etnias muy distintas geográficamente y en su organización económica – política. Por ejemplo los yacha quechuas de Chaupiwaranqa y los lupaca aymaras de Titicaca. Pero compartir ese ideal cuando se trata de sociedades tan contrastadas implica inevitablemente formas institucionales igualmente contrastadas. En este ensayo ofrez co cinco casos de control simultáneo de pisos e “islas” ecológicos bajo condiciones muy distintas entre sí con el fin de precisar los alcances y límites del modelo. Es por eso que la hipótesis requiere de verificación y crítica. Los límites temporales se encuentran entre 1460 y 1560, período en el que las sociedades andinas se vieron conquistadas por el inca e invadida por los españoles. Los cinco casos presentados se analizan al momento de la invasión europea. I.
Primer caso: etnias pequeñas que habitaban Chaupiwaranqa (Marañón)
Las etnias chupaychu y yacha constituidas por unos cuantos miles de unidades domésticas controlaban a través de colonias los recursos alejados de su población. La permanencia colonizadora lejos de los núcleos de poder no puede entenderse como migraciones estacionales, comercio o trashumancia. En el caso de los chupaychu y los yacha sabemos que a tres días de camino hacia arriba había tierras de pastoreo y explotación de salinas. En sentido contrario, estaban los cocales, bosques y algodonales. Lo anterior sin un ejercicio de soberanía en los territorios intermedios. El control de los cocales se ejercía a través de representantes provenientes de pueblos y grupos étnicos serranos establecidos permanentemente con sus familias en la ceja de selva. De este modo los señores se aseguraban para la comunidad el acceso a recursos que no se daban en la zona nuclear. Con posterioridad, Ortiz salió de Huánuco hacia los alrededores para entrevistar a los señores étnicos según orden de Felipe II. En Rondo, por ejemplo, le revelaron a Ortiz que en los tiempos de Huáscar habían sido separados de su pueblo yacha. Otras observaciones se vinculan a la presencia de hogares poliginios como de hogares vacíos debido a los desplazamientos.
Volviendo a Huán uco, ofreceremos una síntesis sobre el funcionamiento del “control vertical de los pisos ecológicos” . La entendemos como una variante local del modelo panandino de archipiélagos verticales. Aún no se ha realizado un complemento entre la información etnohistórica y la arqueológica. 1. Más allá del deseo de abarcar n máximo de “islas” en lo vertical, había siempre un núcleo de densa población, sede del mando político. Los habitantes podían regresar el mismo día de su maizal ubicado debajo del pueblo. 2 y 3. Arriba del núcleo había por lo menos dos pisos donde funcionaban poblaciones yacha o chupaychu en salinas y pastos que eran compartidos entre varios grupos étnicos. Se forma una red de contradictorios reclamos, ajustes temporales, tensiones, luchas y treguas entre varios núcleos regionales que compartían un mismo ideal económico. 4. Debajo de los maizales, los yacha y los chupaychu controlaban algodones y chacras de uchú que también eran multiétnicas. Los algodonales tienen una particularidad: no son cuidados por unidades domésticas completas y permanentes sino por “viudas”.
5. Más abajo de los algodonales llegamos a la ceja de selva con producción de coca. 6. Los bosques. El control de la madera y de la miel se realiza mediante un régimen similar a los anteriores. Es probable que en la etnoecología de la época las categorías 5 y 6 no formaran sino una sola. Se debe tener cuidado con la palabra “carpintero”
consignada en las crónicas, principalmente porque se referían a artesanos residentes en la selva productores de vasos, platos, etc. Resumiendo el primer caso de “control vertical”:
a) Se trata de sociedades demográficamente pequeñas con menos de 3.000 unidades domésticas y no más de 20.000 personas. b) Los núcleos de población y de poder se ubicaban por debajo de los 3.200 msnm. c) Las zonas periféricas estaban pobladas de manera permanente por encima y por debajo del núcleo. II.
Segundo caso: etnias grandes, verdaderos reinos altiplánicos, con núcleos en la cuenca del Titicaca.
Para ampliar a otros espacios de los andes el modelo propuesto ha sido vital la publicación de la visita de Garci Diez de San Miguel al reino lupaca el que no fue encomendado a ningún europeo. ¿Qué razones argumentan la selección? Fundamentalmente la riqueza de los lupaca que les permitió conservarse. Su población puede haber alcanzado los 150.000 habitantes lo que a diferencia del primer caso deriva en una serie de profundos cambios económicos y políticos. Aquello permite movilizar un número mucho más grande de población y en más días que la observada en Huánuco. Los lupaca tenían oasis en la costa del Pacífico desde el valle de Lluta hasta Moquegua donde explotaban el maíz, el algodón, el guano. En esos sectores también existió una ocupación de mitimaes pacajes. Tales contactos de la verticalidad no fueron entendidos por amplios sectores hispanos. Una excepción fue Juan Polo de Ondegardo quien notó “que lograrían mejor sus propósitos catequistas y bur ocráticos se hacían el esfuerzo de comprender la cultura de los vencidos”. Después de la política de “reducciones” del
virrey Toledo la visión ondegardista periclitó. Por ejemplo, en 1661, los pobladores del valle del Sama leales al altiplano eran gobernad os desde Arica y reclamaban ser “indios mitimaes de Chucuito”.
Las reducciones son entendidas por Murra como deportaciones masivas. Los historiadores han tomado en cuenta el factor despoblamiento, el deseo de facilitar la administración, la catequización y el reclutamiento de mitayos para las minas, pero no han colocado el énfasis en el deseo de los encomenderos y administradores hispanos por reducir y eliminar la cantidad de islas y recursos periféricos que quedaban bajo control indio permitiendo autosuficiencia económica y autonomía política. Volviendo a la ocupación de la costa, se debe señalar que es bastante probable que en un solo valle encontrásemos asentamientos de diversos antecedentes sin ninguna estratificación entre sí y de diferente “equipo cultural”. Por otro lado, se debe entender que la extensión de los señoríos aymaras desarrollaron su ocupación hacia la ceja de selva y más allá obteniendo maderas y cocales en Larecaja, Capinota y Chicanuma. Murra resalta que la interdigitación étnica se debe entender no desde la coincidencia de etnias y territorios. Además de ese contraste se pueden mencionar: a) Se trata de sociedades en otra escala que las de Huánuco. b) La ubicación se encuentra aproximadamente en los 4000 msnm c) Las zonas periféricas estaban pobladas de manera permanente. Introducción a los casos III y IV
Tanto chupaychu y lupaca tenían su sede de población y poder en la sierra. Ahora debemos preguntarnos ¿es aplicable el modelo a sociedades andinas costeras? María Rostorowski de Diez Canseco ha puesto en duda una respuesta afirmativa a lo anterior. Sabemos que hubo sociedades que abarcaron un solo valle y otras que controlaron más de diez valles paralelos en un control longitudinal. Responder la pregunta se vuelve complicado debido a la insuficiencia de fuentes escritas que traten la costa. Se suma la temprana desaparición física y genocídica de las etnias costeñas para estudiar el testimonio de testigos indianos. No obstante, la cantidad de material arqueológico compensa la ausencia de crónicas y el trabajo de archivo en busca de documentos costeños pueden augurar una mejor aproximación a la problemática. Los siguientes ejemplos están realizados para detectar los límites del modelo de “control vertical de un máximo de pisos ecológicos”.
III.
Tercer caso: etnias pequeñas, con núcleos en la costa central.
El estudio de este caso se debe a la lectura de un riquísimo expediente judicial que recogía los alegatos de tres grupos étnicos de lo que hoy es Lima. Allí se evidencia una lucha comenzada antes de la expansión inca entre grupos étnicos (Canta y Chacalla / Collique) con las armas del régimen colonial. Nosotros nos detendremos a comentar las relaciones costa – sierra. La meta de la lucha era el control de un cocal situado en Santa Rosa de Quives que además en sus tierras producían maní, ají, yucas, camote y lúcumas. La población indígena se fue diezmando debido a las muertes que acarreó el conflicto no siendo entendido por los españoles siendo “tan poca cosa”. La explicación a tanto apasionamiento nos permiten
acercarnos a la perspectiva andina ya que los testigos tienen la oportunidad de contradecir y
contradecirse. Sin embargo, todos los indígenas coincidieron que estas tierras ubicadas 50 kilómetros al este de la costa fueron “antes” de los Collique.
1. Testimonio Collique: declara que el inca mató al cacique Collicapa y se apoderó de dichas tierras. 2. Testimonio Chacalla: las dichas tierras las habían ganado peleando mucho antes de que entrasen los incas. 3. Testimonio Canta: Descubrimos que a pesar de tantas matanzas y litigios no hubo diferencias en su visión de lo que pasaba en Quivi antes del Tawantinsuyu. Algunas conclusiones de la documentación litigiosa: a) Antes del Inca había un señorío costeño con su núcleo en Collique. b) Tal señorío controlaba recursos a unos 50 km del núcleo valle arriba usando andenerías. c) Las chacras requerían protección militar debido a la presión serrana. ¿Estamos con Collique frente a un caso de control máximo de pisos ecológicos con sede en la costa? No. Puesto que no sabemos si Quivi tenía población que había sido enviada desde la costa para la producción lo que es condición para definir los archipiélagos. Para ayudar a resolver las dudas sobre archipiélagos verticales con núcleos costeños Murra sugiere dos procedimientos: 1. Arqueológico: La nueva información arqueológica sobre la costa es tan instructiva que merece nuestra atención para responder ¿cómo adquirir productos marinos en los valles? Apelando a los descubrimientos de Patterson podemos responder teniendo en consideración la “autosuficiencia comunal” que empuja a los miembros de una comunidad
a distribuirse eficientemente en el espacio a través de su territorio. Aquello sería muy similar al “archipiélago vertical”. 2. Etnohistórico: La mayor parte del material ya utilizado para propon er un “tercer caso” proviene de un ejemplo clásico de fuentes etnohistóricas, el litigio de 1559. Pero
quedan otras posibilidades. Escuchar a los testigos andinos que no pertenecen a las etnias en disputa y analizar juicios que afecten a habitantes de sectores aledaños a Quivi. IV.
Cuarto caso: grandes reinos costeños (hipotético).
Los grandes reinos de la costa eran etnias poderosas con cientos de miles de habitantes. Eran archipiélagos en otro sentido: sus valles regados, alineados a lo largo de la costa del Pacífico, separados uno del otro por desiertos, formaban conjuntos, “reinos y confederaciones”, de origen local o serrano. No sabemos todavía si hubo archipiélagos de
reinos costeños verticales. Lo que todavía no se ha comprobado es la existencia de serranías de colonias permanentes a través de las cuales las sociedades costeñas tendrían acceso a pastos, a cobre, papacanchas para tubérculos, miel o madera de la selva. Tampoco está el respaldo de fuentes escritas, como visitas o litigios sobre cocales. Julio Tello ha hecho notar que “todas las culturas enfiladas a lo largo del litoral son meras derivaciones de las civilizaciones de los Andes orientales y occidentales”.
La etnología contemporánea ha sido utilizada por Rodríguez quien basándose en ferias que existían hacia 1940 sugirió que en el pasado hubo un “movimiento inter regional a través de las vertientes de Sincicap y Otuzco” de carácter simbiótico significativo que no excluye el
modelo presentado en esta comunicación. Por su parte, Kosok se preguntó si costa y sierra como zonas geográficas de productos característicos n o produciría “un sistema extenso de intercambio entre dos regiones”. Abre interrogaciones: ¿por qué no se describe tal comercio, ni se mencionan los mercaderes en la mayoría de los cronistas? y, si ningún cronista menciona el hecho de los chimú dominaron de manera permanente territorios de la sierra ¿cómo pudieron obtener tributo de la sierra? El historiador supone que hubo tratados comerciales con los reinos serranos aliados donde se organizaban los intercambios interregionales. Otra posible interpretación sería: hubo intercambio y tráfico entre la sierra y la costa, pero a partir de colonias periféricas permanentes establecidas por los centros de poder costeños en la sierra y viceversa. V.
Quinto caso: etnias pequeñas, con núcleos en la montaña, aparentemente sin archipiélagos.
En este caso, los moradores del lugar niegan todo acceso a recursos fuera de su región localizada en los Yungas de La Paz. Son aymara hablantes y desde épocas anteriores a la invasión controlaban extensos cocales, además de cultivar su propio sustento. La coca adquiere enorme importancia en la nueva economía colonial por su fácil convertibilidad y alto valor emotivo. La disputa por cocales en este caso no se desarrolló entre indígenas sino por españoles. La convertibilidad de la coca tanto en la economía andina, como en la europea, hizo que las presiones de los encomenderos y de los corregidores, para aumentar la productividad, fueran mayores, a pesar de disminución de la población. Las particularidades de este caso son el no poseer posesiones en el altiplano y el utilizar aparentemente dos pisos ecológicos para: a) Cultivo de yuca, “comos”, maíz, arracacha, frijoles, etc. b) Cultivo de la coca. Murra sostiene que hay ausencia de verticalidad ofreciendo el ejemplo como una limitación al modelo. ¿Cómo explicar la limitación? Una observación preliminar, todos los núcleos del caso quinto estaban en el oriente, en el trópico. Arriesgando una explicación al caso quinto Murra sostiene que los cocales del Songo eran unas chacras estatales, una isla periférica estatal instalada desde el Cuzco y generando ingresos para el Tawantinsuyu. Los inca y el modelo del “archipiélago vertical”
fue preincaico, cuáles fueron las transformaciones que sufrió este ideal andino al ampliarse la unidad política y económica en una escala sin precedente, con tan hondas divisiones administrativas, étnicas y de clase como las del Tawantinsuyu? Si bien algunos pueden pensar en que para efectuar tal control se requiere de una condición previa de pax incaica, Murra se inclina en considerar los archipiélagos como un método antiguo elaborado por sucesivas poblaciones andinas para la mejor percepción y utilización Cabe preguntarse: ¿si el modelo de “archipiélagos verticales”
de los recursos en su ambiente geográfico. La particularidad estriba en que con el Tawantinsuyu la verticalidad física pierde su importancia y es reemplazada por la verticalidad estructural surgiendo una nueva interrogantes: ¿hay alguna continuidad histórica y estructural entre las islas de los lupaca (p.e.) y los establecimientos militares que el Tawantinsuyu instaló a través de su territorio? Es más, ¿cómo mantenían las nuevas colonias el contacto con sus etnias de origen? ¿Cómo defendían sus derechos en las zonas nucleares dejadas miles de kilómetros atrás? Cieza y Garcilaso han diferenciado a los mitmaq de los aqllas y de los yanas, siendo la característica principal de los primeros es la mantención de ciertos derechos inalienables.