EL ARTE PREHISTÓRICO EN BOLIVIA Existen 300 lugares de arte prehistórico específicamente rupestre registrados en Bolivia, entre estos destacan: Cala- Cala (a pocos kilómetros de la ciudad de Oruro), Carabuco (Lago Titicaca), Betanzo (Potosí), Mojocoya (Chuquisaca) y Cerro Banquete (en Santa Cruz).
Depto. de Santa Cruz: Paja Colorada La cueva de Paja Colorada se encuentra en el Municipio de Moro Moro, Vallegrande. Fue reportado por primera vez en 1997 por Roland Félix, Este sitio es considerado por expertos como uno de los sitios más importantes de arte rupestre en Bolivia, debido a su secuencia de pinturas y grabados que pertenecen a diferentes períodos prehispánicos y a la Colonia.
Uno de los paneles es dominado por una figura antropomorfa en blanco que porta bastón, tal vez con hacha, y un objeto en la otra mano. Parece que lleva una especie de sombrero o máscara y una túnica con apéndice hacia abajo. Además, se notan parcialmente en superposición sobre la figura humana -animales pintados en rojo y blanco.
Debido a la importancia singular de la cueva y los daños producidos por visitantes que dejaron graffiti, el World Monuments Fund incluyó a Paja Colorada en su lista de 100 sitios culturales en peligro de destrucción, seleccionados a nivel mundial para el año 2004. La SIARB y el Municipio de Moro Moro firmaron un Convenio para la preservación del arte rupestre y su aprovechamiento racional para el turismo, cerraron la entrada de la cueva con una reja y han preparado un amplio proyecto que contempla la construcción de
un centro de información para visitantes, la organización de un recorrido turístico y la capacitación de guarda ruinas y guías.
Depto. de Santa Cruz: SC 079 (Sincho de Gallo) Este alero se encuentra en la región de Mairana del Depto. de Santa Cruz. Fue documentado en 2002 por Renán Cordero (SIARB) con el apoyo de la H. Alcaldía de Mairana, el Centro de Investigaciones Arqueológicas y Antropológicas de Samaipata (CIAAS) y la Fundación Amigos de la Naturaleza (FAN). El sitio Sincho de Gallo se halla en una quebrada, a 100 m sobre un río. Aunque se habla de una cueva, se trata más bien de un alero que mide 5,50 m de ancho, con una altura (en la entrada) de 3 m. Las pinturas llegan a una altura de 1,45 m.
En el alero Sincho de Gallo. Foto de Renán El alero Sincho de Gallo. Foto de Renán Cordero. Cordero.
En el interior del alero, en la pared del fondo, existen pinturas en los colores rojo, amarillo-ocre y blanco, ver los dibujos. Se las puede clasificar en los siguientes tipos:
Cuatro figuras zoomorfas “tripartitas” (con extremidades que terminan en tres dedos). Dos caras antropomorfas o máscaras, una en color rojo, otra en color amarillo-ocre. Dos figuras de posibles hachas ceremoniales. Varias composiciones geométricas, dos de las cuales fueron realizadas en dos colores (rojo y amarillo-ocre). Otros restos poco definidos.
Depto. del Beni: Susi, Rurrenabaque Cerca de Rurrenabaque, sobre el borde del río Beni, se encuentra una roca grande en la localidad llamada Susi o Suse, con grabados que han sido mencionados por varios estudiosos desde el siglo XIX. Lleva en la cara angular, hacia el río, las figuras de dos serpientes, volutas y de un motivo fitomorfo, tan profundamente talladas – hasta 3,7 cm – que forman relieves visibles desde lejos. Los lugareños atribuyen a los grabados señales para la navegación. Dicen que cuando el agua cubre estas serpientes no es aconsejable la navegación, porque existen entonces remolinos que ya han causado la muerte de muchas personas. También se cree que un animal monstruoso y con larga cola vive en esta parte del río. Según la investigadora alemana Karin Hissink, indígenas takana informaron que sus antepasados habían creado los grabados de Susi, los cuales ellos identificaban con Suse Nai Bacua ( suse: pato, nai : aguacero o lluvia, bacua: víbora), la serpiente del arco iris que tiene su cuerpo en forma de zigzag y dos cabezas, una en cada extremo del cuerpo. De esta serpiente también se contó que había erigido el cielo. Otra tradición de los tacana identifica a los grabados con la serpiente llamada Biuquey Bacua (biuquey : tucán, bacua: víbora), que vigila “el mundo del sur” y trata de devorar a cualquier persona que desee llegar a esa región mítica. Pero Hissink también recogió informes según los cuales en el remolino de Susi vive una serpiente con siete cabezas, una en el centro de su largo cuerpo y las demás a ambos lados. La serpiente se encuentra erecta con su cabeza central hacia arriba. Cuando un hombre en su bote es atrapado por el remolino, la serpiente abre la boca de su cabeza central y lo devora.
En otras versiones se habla de una sirena, mitad mujer y mitad pez, que vive en el remolino de Suse y hechiza a los hombres. Según una narración de San José, un cura de San Buenaventura que solía pescar en el lugar de Susi fue atraído por la sirena que tocaba una mandolina. El cura saltó al agua y desapareció. Hissink supone que estas versiones se deben ya a influencias europeas.
Vista de la roca grabada de Susi. Foto: Matthias Strecker.
Detalle de los petroglifos de Susi. Foto: Matthias Strecker.
Detalle de los petroglifos de Susi. Foto: Javier Escalante, DINAR
Depto. de Oruro: Calacala Calacala, topónimo aymara que significa 'región de muchas rocas', es el nombre de un valle cordillerano a 21 km al suroeste de la ciudad de Oruro. El Instituto Nacional de Arqueología cercó el sitio principal de arte rupestre de la región, cuya gran importancia fue reconocido por Decreto Supremo de 1970 declarando a la zona Monumento Nacional.
El arte rupestre del sitio se encuentra distribuido en tres sectores: una pequeña cueva y dos sectores de la pared recosa formando una especie de refugio. La gran mayoría de las figuras está pintada en rojo, rojizo, blanco y negro. Sin embargo, también existe una cantidad de motivos grabados, además series de depresiones redondas artificiales ("cúpulas" o tacitas); se desconoce su función - posiblemente, se trata de oquedades para recibir algún líquido de ofrenda. Predomina claramente un tema: llamas, mayormente representadas en grupos, a veces conectadas por una cuerda a sus pastores. También aparecen felinos.
Recientes investigaciones arqueológicas muestran una larga secuencia de ocupación en la cuenca de Calacala. Según estos datos, el primer establecimiento se habría dado ya en el Arcaico (aprox. 10.000 a.C.), siguiendo la ocupación durante el Formativo (1.500 a.C.). Sin embargo, es el desarrollo local el que presenta mayores evidencias de uso intensivo de la cuenca. Este continuó durante el Horizonte Tardío (aprox. 1400 d.C.) hasta la época colonial.
En 1999, la SIARB inició un proyecto para mejorar el parque arqueológico, en colaboración con la H. Alcaldía de Oruro, apoyado por la Cooperación Alemana para el desarrollo (GTZ), las embajadas de Alemania y Holanda y la Fundación Bradshaw. En octubre de 2002, la SIARB y la Alcaldía inauguraron una pasarela para visitantes.
Depto. de La Paz: LP 072 En el altiplano boliviano se documentaron numerosos sitios con pinturas o grabados que pertenecen a la Colonia o ya a la República. Comprueban que la tradición del arte rupestre no terminó con la conquista española y ofrecen datos muy ricos pa ra la etnohistoria de nuestro país.
El sitio LP 072 forma parte de un conjunto de lugares con pinturas o grabados prehispánicos o coloniales en los alrededores del lago Titicaca. En dos paredones formando un ángulo se plasmaron figuras humanas en formación de batalla. Se trata de pinturas policromas utilizando los colores rojo, amarillo, negro y blanco. Podemos distinguir entre dos paneles o unidades, cada uno de un conjunto de hombres que se dirigen al encuentro con el otro. El punto de encuentro es el ángulo de la roca. Hay cierta diferencia entre ambos grupos que hace pensar que se trata de dos bandos diferentes.
Contando las personas representadas, entre jinetes y soldados a pie, se ve que en ambos paneles existen 180 personas. Respecto a las armas representadas, la línea curva en las manos de los hombres puede ser interpretada como honda, el punto aislado delante de tal línea sería la piedra lanzada; mientras un "palo" en las manos de otras personas puede representar un arma de fuego. Estas pinturas posiblemente se relacionan con las rebeliones indígenas de Tupac Catari y Tupac Amaru del siglo XVIII.