Jor geEdwar ds Lo sZul ue
—Ahí tienes —dijo Gustavo; tu primera comisión. Muy bien ganada, por lo demás. —Gracias —dijo el hico, in!uieto, cogiendo el che!ue con una mano temblorosa y guardándolo en su cartera. Miró por encima del hombro y don Alejo, desde la ventana, donde meditaba "rente al periódico desplegado, las coti#aciones de la $olsa, parecía !ue los papeles no iban a recuperarse nunca, había !ue acostumbrarse a la idea de !ue los tiempos cambiaron, sonrió sin ganas. —Gracias —repitió el hico—. Ahora, como te dije, voy a cambianme de pe nsión. —$uena idea —opinó Gustavo—. %e "elicito. —&asta luego, don Alejo. 'on Alejo, absorto en el e(amen de las coti#aciones, levantó una mano con vaguedad. —onviene estimularlo —dijo Gustavo—. )stá haciendo un es"uer#o. 'on Alejo pareció responder !ue sí, *por !u+ no )s malo preju#gar sobre la gente. -uponte el caso de... -i lo hubieras conocido en esa +poca, no habrías dado un cinco por su "uturo. sin embargo... —*/ui+n le dice !ue no es capa# de rehacer su vida —0amos —0amos a ver —dijo don Alejo. —&abrá !ue tenerlo a prueba pr ueba —reconoció Gustavo—. on la rienda corta. 'on Alejo levantó las cejas. 1bviamente. 2an#ó una bocanada de humo y el periódico ocultó su cara. Al cabo de un rato, desde atrás del periódico, dijo3 —2a amistad es una cosa, y los negocios otra. 4or!ue hay !ue reconocer. reconocer... —54or supuesto6 —interrumpió Gustavo— 4artimos de esa base3 los negocios son los negocios. —5hico6 )l hico se detuvo, visiblemente molesto. *ómo destruir ahora esa "amiliaridad
7o se trataba, tampoco, de ponerse "arsante, tieso de mecha. 4ero era esencial, en ese o"icio, mantener las "ormas. */ui+n, de otro modo, te va a depositar con"ian#a en esto, el noventa por ciento lo hace la con"ian#a. 4or eso se cambiaría de pensión, se compraría un par de camisas. 8nostro#a, inclinándose sobre el mesón, le habló al oído3 —%en cuidado, hico. Ahora !ue recibiste plata... 5Mira !ue caerse al litro es muy "ácil6 )l hico enrojeció, airado, con"uso. t9, 5!u+ tenís !ue meterte6 4ero !u+ sacaba con negar a!uello... A Gustavo, don Alejo, 8nostro#a, la o"icina entera no les "altaba detalle por saber, sin perdonar los más humillantes3 cuando s+ orinó en la platea de un cine y lo e(pulsaron a patadas, cuando. .. )n consecuencia, !u+ sacaba. -i le daban trabajo, si le encomendaban gestiones, era a pesar de todo, en consideración a su madre viuda, !ue en la pobre#a había revelado condiciones inusitadas de carácter, !ue vencía la reticencia de los parientes por agotamiento, la obligación de ellos era dar a su hijo una 9ltima oportunidad los m+dicos habían dicho !ue esta ve#, hemos aplicado, dijeron, un m+todo nu+vo muy seguro. *0en ustedes *4or !u+ no darle otra chance —Gestiones menores —dijo don Alejo—. 4ara probar si cumple. —&asta ahora ha cumplido —dijo Gustavo—. mi impresión es !ue le pone bastante empe:o. —0amos a ver... omen#ar bien es muy "ácil. )s como en el matrimonio —dijo don Alejo, lan#ando una carcajada, satis"echo de su salida—. )s como e n el matrimonio. 2o di"ícil viene despu+s. */u+ sacaba con reaccionar así —0oy a ocupar esta plata en cambiarme a una pensión mejor —dijo el hico—, y en comprarme un par de camisas. 8nostro#a le gui:ó un ojo, 5buena idea6, le apretó un bra#o. )l hico recordó !ue le había dicho lo mismo a ese ónsul, en 7ueva or, 5!u+ coincidencia6 0oy a comprarme un par de camisas. 4ero en esa +poca no había seguido el tratamiento; sus propósitos "allaron. 'aba la impresión, por lo demás, de !ue el ónsul le había prestado esa plata para aligerar su conciencia. 2e importó un cuesco, en seguida, !u+ destino le diera el hico. -in !ue nadie se lo pidiera, el hico declaró, con seriedad y humildad, !ue iba a comprarse dos camisas. < ya sabes<, dijo el ónsul;
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—*2e dieron pega —Acaba de cobrar una comisión —dijo 8nostro#a—. )n cambio uno... —*7o era curado, el hico ese —2e hicieron un tratamiento. laro !ue ligerito caerá otra ve#. 8nostro#a se sobó las manos, como si la inminencia de esa recaída lo regocijara íntimamente. )l encuentro con el ónsul contrarrestó el mal augurio de la máscara. 2o salvó. )sa ma:ana había gastado sus 9ltimos dólares y a mediodía el "río, los nervios descompuestos; pese al calor en la galería le casta:eteaban los dientes, hasta el punto de !ue atrajo las miradas sospechosas del guardia; un desamparo devastador; la máscara, sorda a sus imploraciones, ejecutora de un dictado ancestral, pronunciaba la inapelable condena. Me salv+ por puntos, pensó el hico. Ahora sí !ue me voy a hile y se acabó. %odo eso se acabó. )stos meses horrendos... —A!uí —dijo el doctor—, "uera de todo lo !ue pueda hacer la medicina, el elemento decisivo es la voluntad, *comprendes —-í, doctor. 'espu+s de esos meses en 7ueva or... 7o !uiero repetir la e(periencia, le aseguro. )so puedo asegurárselo. 7unca creí !ue saldría con vida... —)l tratamiento anterior no "ue muy e"ica#, pero ahora utili#aremos los m+todos más modernos —dijo el doctor—. laro !ue sin voluntad de tu parte... —2a otra ve# "ue distinto —dijo el hico—. reí !ue podria e!uilibrármelas entre el trago y ese trabajo de ónsul. Ahora, en cambio, s+ per"ectamente !ue si no dejo el trago... —7o basta con saber —dijo el doctor. —Me voy a las pailas —dijo el hico. —&ay !ue tener, además —dijo el doctor, cerrando el pu:o—, una voluntad de "ierro. )l doctor se alejó y el hico se hundió en la cama. *4or !u+ no habrá cerrado la puerta ese huevón del doctor* $ajó de la cama, cerró la puerta y acto seguido se arropó y apagó la lu#. 2a pie#a del sanatorio, en la oscuridad, era demasiado estrecha, so"ocante. )l hico sacó un bra#o y encendió la lu#. /ui#ás sería bueno abrir un poco la puerta. 2a idea del "río de las baldosas sobre las plantas de los pies, sin embargo... ru#ando las manos detrás de la nuca, miró el techo. 2os recuerdos pululaban con"usamente, cabalgaban unos sobre otros; nada se de"inía; sólo un rumor opaco, in9til, !ue le retumbaba, no obstante, en la cabe#a y le impedía conciliar el sue:o. 4ero saliendo de ahí las cosas empe#arían a mejorar. -ólo era cuestión de un poco de paciencia. —*ómo diantre se te ocurrió botar esa pega —preguntó el ónsul— =rancamente, no entiendo. )l hico se encogió de hombros. Miró un barco de carga !ue avan#aba entre los edi"icios grises y las gr9as. )n los techos y en un sitio eria#o se divisaban restos de nieve. —7o s+ —dijo el hico, al "in—. =rancamente. —52a monita !ue te habrás pegado6 )l hico hundió las manos en los bolsillos y levantó los hombros y las cejas. 2as ventanas del barco desaparecían detrás de una construcción. —8ncreíble —dijo el ónsul—; lo encontr+ en los huesos, tirillento, barbudo, entumido de "río, mirando con la boca abierta una máscara a"ricana.
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—52o !ue es el vicio6 —comentó la secretaria. —*4or !u+ no se había vuelto a hile —preguntó un chileno !ue estaba de paso. —7os había llegado su pasaje de regreso dijo el ónsul—, pero no conocíamos su paradero. )l hico abandonó el puesto de la ma:ana a la noche, sin dar e(plicaciones de ninguna especie, y durante siete u ocho meses no dio se:ales de vida. 4or "in escribió a su "amilia desde un hotelucho de 7ueva or. Apenas recibimos el pasaje tratamos de ubicarlo en esa dirección, pero tambi+n se había ido de ahí, sin dejar rastros. —* no se le ocurrió venir al onsulado —preguntó el chileno. —uando lo encontr+ —dijo el ónsul—, tuve la impresión de !ue se habría dejado morir antes de venir hasta acá. —5&ay cada tipo6 —dijo el chileno— o los agarraría a todos y... —)ra una "orma de suicidio lento —dijo el ónsul, pensativo—. 7o es la primera ve# !ue me toca un caso semejante. —rearía un servicio del trabajo obligatorio —dijo el chileno—, obligatorio, como el servicio militar, y los pondría a todos a picar piedras, a construir caminos; *no le parece a usted 2a secretaria asintió vagamente. —&asta diría —prosiguió el ónsul, regresando a su o"icina—, !ue es un caso !ue se da con "recuencia entre nuestros compatriotas. erró la puerta de vidrios opacos. -e vio !ue la sombra se despere#aba, de sabrochaba la cha!ueta para dejar en libertad el vientre voluminoso, e(aminaba unos papeles. —* !u+ persiguen esos tipos —preguntó el chileno, dirigi+ndose a la secretaria— o opino !ue si en hile pusi+ramos a trabajar a los ociosos, nuestros problemas estarían resueltos. 4ondría por ejemplo, al ej+rcito entero a trabajar 5)nterito6 *&a visto usted gente más ociosa a las monjas y los curas, en ve# de pasarse re#ando... 5a trabajar6 -e acercó a la secretaria con e(presión de complicidad, "ijando la vista en la o"icina del ónsul. — a los diplomáticos, 5para !u+ decir6 *-e da cuenta de lo !ue ahorraría el "isco, sólo con poner toda esta gente a trabajar en cosas 9tiles 58magínese6 2a secretaria se caló sus anteojos y puso papel en la má!uina de escribir. —$ien —dijo el chileno de paso . )ntonces... —a me pagaron la comisión —dijo el hico—. Gustavo dijo !ue había trabajado bien, así !ue están contentos conmigo, parece. . . )n la tarde me cambio a esa pensión nueva !ue me recomendaron *te acuerdas )s mucho más decente. en la noche voy a comer contigo. -u madre dijo !ue lo esperaba en la noche a comer. —&asta la noche —dijo el hico, y colgó el "ono. )n la calle encontró al =laco ereceda, !ue había sido compinche suyo a:os atrás. —Ando en busca de un ta(i para trasladarme de pensión. Acompá:ame. —%enía mucho !ue hacer —dijo el =laco, y el hico recordó !ue siempre estaba embarcado en grandes empresas imaginarias, !ue debían enri!uecerlo a corto pla#o. -u ropa se notaba raída. 2os a:os le habían caído encima con sana3 arrugas pro"undas, rasgos angulosos, cabellos ralos sobre un cráneo irregular, cubierto de protuberancias.
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—Me acuerdo —dijo Gustavo , de un baile al !ue "uimos juntos... Metió los pulgares en los bolsillos del chaleco. 2a evocación le provocaba una ligera sonrisa. —)l asunto de esa 0i:a no me gusta —dijo don Alejo, gesticulando con la nari#—. 7o me huele bien. -onó el tel+"ono. —*-í... Gustavo esperó !ue terminara de hablar y prosiguió, sonriendo3 —-e enamoraba de mujeres completamente inalcan#ables para +l. Al mismo tiempo les tenía pánico y era incapa# de abordarlas sin emborracharse. )sa noche había ido uno de sus grandes amores, una de las belle#as de la +poca. 4or lo menos die# centímetros más alta !ue el hico, "ig9rese usted. ada ve# !ue empe#aba la or!uesta, el hico se plantaba un ponche al seco y partía a pedir su baile, abri+ndose camino a coda#os. %anto insistió !ue ella acabó por aceptarle uno. )l hico ya estaba a medio "ilo. 'e repente, entre los remolinos de las parejas, lo descubrimos tratando de apretarla con todas sus "uer#as, rojo como camarón. Apenas le llegaba a los hombros. >n don /uijote en miniatura, dijo alguien. >n verdadero h+roe. 2a muchacha !uedó hecha un !ui!ue. )l hico, descontrolado, trans"ormado en un pe!ue:o energ9meno, siguió tomando e insistiendo en sacarla, mientras ella actuaba como si no lo viera. reo !ue si contin9a así, alguno de los amigos de la muchacha le da un chopa#o. 2o debe de haber salvado la estatura. Al "inal o" recía un espectáculo lastimoso3 trataba de abrirse paso hasta ella y el propio movimiento de las parejas lo lan#aba, tambaleándose, "uera de la pista. omo a las seis de la ma:ana nos acercamos al bu""et. Alguien escuchó un ruido e(tra:o debajo de la mesa y divisó unos #apatos !ue sobresalían. 5)ra el hico durmiendo la mona6 &ubo !ue sacarlo entre cuatro. )l hico... Gustavo reparó en !ue don Alejo, sumergido en el archivador de "acturas, crispado, hacía ostentación de no escucharle. —5/u+ tiempos6 —e(clamó para sí, sonriente. —* esa es la ad!uisición !ue !uieres traer a la o"icina—interrogó, de pronto, don Alejo, levantando la vista de su archivador. —7o es mal hombre —dijo Gustavo . Ahora !ue está tratando de regenerarse, convendría ayudarlo un poco. 'on Alejo re"un"u:ó. 'ejó los anteojos sobre el archivador de "acturas y se res"regó los ojos. 'io un pro"undo boste#o. —2o sacamos por el centro de la pista —dijo Gustavo—, sosteni+ndolo de las manos y los pies, en medio de las carcajadas generales. -e sintió tan avergon#ado, más tarde, !ue durante varios días no se atrevió a salir de su casa. -obre todo por!ue supo !ue su amada se hallaba presente cuando lo sacamos de la pista... —)sta ve#, doctor —dijo el hico, le aseguro !ue no volver+ a probar una gota de trago. 5a estoy hasta a!uí del trago6 —agregó, pasando una mano por encima de su cabe#a, con e(presión de rabia. orpulento, rígido, con las manos hundidas en su delantal blanco, el doctor bajó por la colina lentamente. )l crujido rítmico de las piedrecillas del sendero se "ue apagando detrás de los árboles. )l loco, !ue había espiado "ijamente, con el rostro amoratado de "río, los pasos del doctor, se dio vuelta. )ncima del piyama se habia puesto un sobretodo y una bu"anda; llevaba uno de los pantalones del piyama adentro del calcetín y el otro a"uera.
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—5)stoy totalmente de acuerdo6 —le gritó el hico— a orden+ a mis agentes !ue me compren oro. —$ien —dijo el loco, sentándose en el borde de la cama—. 4ero tiene !ue preocuparse de una cosa... —5-í6 —gritó el hico— 5a s+6 5omprendo per"ectamente6 — 2os ojos verde grises del loco se posaron, llenos de mansedumbre, en el hico. —5a s+6 —volvió a gritar el hico 57ada de dólares6 51ro6 )l loco, paciente, se miró los #apatos; cru#ó las manos sobre la rodilla derecha. —'+jeme e(plicarle la situación. )s muy sencillo. —5on"orme6 —gritó el hico— 5a di las órdenes necesarias6 5&abl+ por tel+"ono con 7ueva or6 —*4ara !u+ grita, hombre —dijo el loco— '+jeme e(plicarle. -us ojos escudri:aban al hico, esperando !ue se calmara antes de iniciar una e(plicación. —%iene un calcetín a"uera —le dijo el hico. —50erdad6 e(clamó el loco— 7o me había "ijado. Muchas gracias por advertírmelo. 'esprendió minuciosamente el pantalón del piyama del calcetín. —o le voy a e(plicar... — lo peor es !ue tiene ra#ón —dijo el hico. —Así dicen —dijo el en"ermero. —5%iene ra#ón6 —insistió el hico— )se loco es millonario, y ha triplicado su "ortuna comprando oro. —7o es tan loco, entonces —dijo el en"ermero. —-e vuelve loco por períodos, pero en sus períodos de cordura... 5es una bala6 )l hico se puso serio3 —4asando a otro tema... 'ígame3 *usted cree !ue este tratamiento !ue me están haciendo... )l en"ermero lo miró con atención. —*>sted cree !ue sirve de algo —4arece !ue sirve —dijo el en"ermero . )l doctor, al menos, está muy optimista. —&abrá !ue ver si resulta —dijo el hico—. *A usted le toca mucha gente !ue vuelve despu+s de un tratamiento —Mucha —dijo el en"ermero. &ay caballeros !ue han vuelto cinco y seis veces. —5resta6 —e(clamó el hico— -i este tratamiento no me resulta... —2e resultará, senor —dijo el en"ermero—. *4or !u+ no le va a resultar 7o se ponga nervioso. —1jalá—dijo el hico, sobándose angustiosamente el mentón barbudo—. 1jalá. —%us maletas parece !ue llevaran piedras —dijo el =laco—. *7o pensabas tomar un ta(i —omo era tan cerca y te o"reciste p?ayudarme... =alta un par de cuadras, no más. —54uchas6 —dijo el =laco— 'os cuadras más con estas maletas... yo tenía un montón de trajines !ue hacer.
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—4ásame una —dijo el hico. —54odrías desarmarte, hico6 —e(clamó el =laco, mostrando la boca desdentada— *4or !u+ no nos tomamos una cervecita, mejor —a no tomo, *sabes @dijo el hico— -e me reventaba el hígado si seguía tomando. Así !ue estoy de para... —*/u+ te puede hacer una cervecita —%e prometo !ue no tomo; no pruebo un trago; te lo juro. —-i yo no me tomo una cervecita, reviento. —o no tomo, pero te acompa:o, si !uieres. 2a cosa es !ue no nos atrasemos. —>na cervecita en la vara, no más; para recuperar "uer#as. )l =laco se limpió los bigotes con el dorso de la mano. —54uchas !ue estaba buena6 —e(clamo =res!uita. reo !ue voy a tomarme otra. 5%ómate una, hico6 5/u+ te puede hacer6 )l =laco llamó al mesonero3 —'os gar#as —dijo. —4ara mí no pidas —dijo el hico. —5/u+ tanto te puede hacer6 on todo el trabajo !ue nos han dado esas maletas ... 2a nue# del =laco se movió rítmicamente, sin descansar hasta !ue la gar#a estuvo vacía. )l hico palpó el vidrio helado de la !ue le habían puesto al "rente. —7o te hace nada —dijo el =laco, apaciguador. —7o me vas a creer —dijo el hico—, pero no pruebo una gota de alcohol desde hace más de un a:o. —/uiere decir !ue ya puedes empe#ar a tomar como la gente—dijo el =laco . -in emborracharte. —)so pienso yo—dijo el hico ; pero hasta ahora no me había atrevido. Mira !ue las vi muy negras... )ntre las manos, el vaso le resultó desmesuradamente largo, pesado, incómodo. —urioso —dijo—. &asta le encuentro mal gusto a la cerve#a. 'emasiado amarga. —-i no te tomas el resto, me lo tomo yo —dijo el =laco. —%ómatelo. ahora, apur+monos. —2a pie#a tiene mucha lu# —dijo la se:ora, descorriendo las cortinas . )n las ma:anas le da el pleno sol. —)stá muy bien —dijo el hico. —4ero este lavatorio no "unciona, se:ora —dijo el =laco. —)s cuestión de abrir la llave de paso —dijo la se:ora, dirigiendo al =laco una mirada "rancamente despreciativa, hostil. 8mpermeable a la impertinencia de esa mirada, el =laco buscó, abrió la llave de paso y probó las dos llaves del lavatorio. —* el agua caliente, se:ora —7o hay agua caliente en las pie#as —dijo la se:ora, dándole la espalda. —$ien, se:ora —dijo el hico—. 'ejo mis maletas a!uí, entonces. Más rato vuelvo a instalarme.
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—%ampoco hay ganchos para la ropa —dijo el =laco. —*/ui+n es el !ue toma la pie#a —preguntó la se:ora, encarando al =laco resueltamente—; *usted o el se:or —0amos, =laco —dijo el hico. —o soy amigo suyo —dijo el =laco—. 'e"iendo sus intereses. —5Ah, sí6 *)l se:or no puede de"enderse solo —50amos, =laco6 —insistió el hico— -e:ora; no le haga caso. -e anda metiendo siempre en discusiones. —7o es con usted con el !ue he tratado —le dijo la se:ora al =laco, echando chispas por los ojos—. A usted no lo admitiría ni media hora como pensionista. —5-algo6 —anunció el hico— -i !uieres !uedarte solo a!uí... —50ieja de mierda6 —e(clamó el =laco, mientras bajaban la escalera de la pensión. —5'+jala6 —dijo el hico 5/u+ te importa6 —Acompá:ame a tomar otra cervecita —dijo el =laco—. 4ara pasar el disgusto. —)sa máscara a"ricana me tenía obsesionado —dijo el hico—. Me daba la sensación de una premonición "9nebre. -i no es por el ónsul, !ue apareció en ese preciso momento... on lo grande !ue es 7ueva or, imagínese la coincidencia... -u aparición "ue providencial, le dir+. 4or!ue yo estaba como para tirarme al río. —2a depresión alcohólica —dijo el doctor. —Así es —dijo el hico—. )s por eso !ue este tratamiento tiene !ue resultar. 'e lo contrario... —)l cincuenta por ciento depende de ti mismo —dijo el doctor. —&asta ese minuto me había dejado arrastrar por las circunstancias —dijo el hico, levantando el índice y entrecerrando los ojos—. 7o le había tomado el peso al peligro. en esa galería, "rente a esa máscara... )l doctor hi#o un gesto de asentimiento, levantó una mano y se alejó. 2as piedrecillas del sendero crujieron en dirección al pabellón de los to(icómanos. —7unca me había sentido más cerca de la muerte, viejito. 'esde entonces me bajó el susto. —-iendo así, no insisto —dijo el =laco, levantando la gar#a helada, espumosa. —4ero !u+ me puede hacer una gar#a —dijo el hico—. Alguna ve# habrá !ue aprender a controlarse, *no crees t9 espiró por la boca para destruir el aliento a cerve#a y por!ue pensó, absurdamente, !ue el aire "resco de la calle, respirando por la boca, apaciguaría el calor, el tumulto, la sangre !ue se encabritaba, la sed "ero# !ue le había caído encima como un rayo, como una espada e(terminadora. 7o le restaba más alternativa !ue huir, pese a !ue las piernas se negaban a obedecerle. -i me encuentro ahora con Gustavo, estoy "rito. 4ero al llegar a casa de mi madre, esta noche, ya se me habrá pasado. Ahora es cuando hay !ue acordarse de las advertencias del doctor. —57o me interrumpa6 —ordenó el loco, cuyos ojos brillaron de indignación— *7o ve !ue estoy sacando mis cuentas )stuvo largo rato apuntando ci"ras, sumando y multiplicando en vo# alta, borrando con tra#os violentos !ue rasgaban el papel. 'e pronto arrojó lejos el lápi#; se sobó las manos "ebrilmente3 —'ígame. —7ada, hombre. -ólo venía a devolverle su visita...
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—Asiento —dijo el loco, se:alando con solemnidad un sillón en la -ala de 'irectores—. '+jeme prevenir a mi secretaria para !ue no nos interrumpan. %omó su citó"ono3 —*-e:orita Gladys —'e nuevo tiene un pantalón adentro del calcetín—le indicó el hico. —5Ah6 )l loco desprendió su pantalón minuciosamente y lo alisó con la mano. —4ermítame e(plicarle, mi amigo. -e cru#ó de bra#os y de piernas. —)ntre ayer y hoy, la situación del mercado ha mejorado muchísimo. *Alcan#aron sus agentes a colocar las órdenes de compra... 54er"ecto6 /uiere decir !ue sus utilidades netas, en veinticuatro horas... 4ermítame... ecogió el lápi# y procedió a cubrir de ci"ras los escasos márgenes en blanco del papel. )l hico entraba a la mejor sastrería de -antiago y se encargaba dos trajes de casimir ingl+s, un tercero de "ranela, un abrigo. A su madre le compraba un broche de diamantes. )l pobre Gustavo había conseguido a duras penas, en a:os de esclavitud, un pasar mediocre, y +l, en cambio, gracias a un solo golpe de audacia y de suerte... —4odría darme la llave de mi pie#a, por "avor, se:ora... >n es"uer#o de concentración le había permitido hablar con "luide#, sin !ue se le trabara la lengua. el aliento a cerve#a, al respirar por la boca, se había desvanecido. —*2a llave i7o se la entregu+ en denantes —50erdad6 )ncabritada, incontrolable, la sangre delatora se le agolpó en e l rostro. —5'isculpe6 %rope#ó en las hilachas sueltas de la al"ombra, pero logró sujetarse de la baranda y subir las gradas dignamente, sin mirar hacia atrás. -ólo necesitaba, ahora, lavarse los dientes y mojarse la cara para estar en condiciones de ir a casa de su madre. 4ero el cordón de las cortinas de su pie#a se había atascado ma:osamente... %rató de tirarlas y todo el sistema, viejas y pesadas cortinas, cordeles, barra metálica, se desplomó con inusitado estruendo. )l hico abrió la puerta, en busca de la se:ora, y la divisó en el "ondo del pasillo, casi con"undida con la oscuridad, salvo los ojos alertas, "elinos, prontos a saltar sobre la presa. 5/u+ pasaba6 5/u+ escándalo era +se6 Avan#ó con decisión, medio coja —el hico no había reparado en ese detalle—, y se plantó en el umbral, de manos en las caderas, a contemplar el derrumbe. )l hico !uiso e(plicar !ue las cortinas estaban sueltas; el !ue tenía derecho a reclamar era +l, nadie más; pero se le había olvidado !ue la lengua se le trababa, !ue sin un es"uer#o e(tremo de voluntad las palabras se le enredaban en la lengua, en sus res!uicios traidores... —-abe —dijo la se:ora, al cabo de un largo silencio—; se ha presentado una di"icultad. 0a a tener !ue entregarme la pie#a ma:ana. 'io media vuelta y salió. —*Me va a colocar en otra —preguntó el hico. 2a ansiedad de su tono logró detener a la se:ora, ligeramente perpleja. —7o hay otra pie#a libre, por desgracia. —5ómo6 4ero hace dos horas, cuando tom+ esta pie#a, usted no me advirtió...
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2a se:ora se encogió de hombros; lo sentía mucho; no era algo !ue dependiera de ella. )l hico insistió; en pocos segundos su tono pasó de la ansiedad a la protesta, la e(igencia; le in"ligían una humillación, sí, se:ora, una o"ensa sin nombre, y completamente gratuita, por a:adidura, inmerecida, 5!u+ se había "igurado6, *no sabía !ui+n era +l, *de !u+ "amilia respetable "ormaba parte, y su e(citación creció, su tartamude#, estaba hablando como un borracho, diciendo estupideces insignes, pese a !ue no había bebido más !ue dos cerve#as y media, !u+ absurdo, peor para ella si no le creía, *!u+ tenía !ue meterse a censurar sus costumbres privadas —A ver, se:ora, e(plí!ueme3 *!u+ he hecho yo para !ue me pida la pie#a en esta "orma 7o es culpa mía, si la cortina se vino guardabajo... )l !ue debería reclamar soy yo, en realidad... 7o hay derecho a entregar una pie#a en estas condiciones... —-e:or —dijo la se:ora—. 2o de las cortinas es lo de menos. 2o !ue pasa es !ue no !uiero borrachos en mi pensión, *me comprende —5$orrachos6 */ui+n está borracho a!uí, se:ora 5'ígame, por "avor6 —a sabe —dijo la se:ora, impert+rrita—. Ma:ana me entrega la pie#a. —54ero dígame, se:ora6 5&ágame el "avor6 */ui+n... 2a se:ora le volvió la espalda. — no hubo caso—dijo el hico. 57o hubo caso6 50ieja desgraciada6 Me habían advertido !ue le tiene alergia al trago, desde !ue su marido "ue alcohólico... —*/u+ tomaste mucho en la tarde —preguntó uno de sus acompanantes, un picado de viruela. —57ada6 —dijo el =laco. —'os gar#as y media —dijo el hico. —5/u+ son dos gar#as y media6 —dijo el =laco. —2o !ue pasa es !ue esa vieja es una conocedora —dijo el hico. ala a los borrachos a la legua. Apenas me vio llegar con el =laco... —5onmigo6 —e(clamó el =laco, "urioso Apenas te vio llegar a ti dirás... —Apenas nos vio llegar, nos agarró entre ojos. —5)sto sí !ue está bueno6 —e(clamó el =laco. esulta !ue ahora soy yo el culpable. -i te echaron de la pensión, es por culpa mía. 5)sto sí !ue está bueno6 —7o estoy diciendo eso, =laco. —5-alud6 —dijo el picado de viruela. —5-alud6 —contestaron todos. —*0ieron esa película sobre los #ul9es —preguntó el hico, al#ando su ca:a. —*/u+ película )l hico bebió su ca:a de un solo trago, sin apartar la vista del lí!uido !ue desaparecía. —)sa pelicula en !ue los #ul9es atacan a un destacamento de ingleses. —7o la he visto —dijo el =laco. —o la vi —dijo Bim+ne#, un empleado de una notaría cercana—. &arto buena. —5-alud6—dijo el picado de viruela, !ue se había esmerado en !ue las ca:as estuvieran otra ve# repletas hasta el borde, alineadas sobre el mesón, e!uidistantes. —)sto para mí es veneno —dijo el hico, haciendo una mueca. )l picado de viruela sonrió con un aire de resignación dul#ona, melancólica.
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—5-alud6—dijo el hico. —5)ste hico6 —e(clamó el =laco, abra#ándolo con ternura— 5Así !ue yo soy el culpable de todo6... )l hico terminó de beber su ca:a y suspiró, atragantado; un velo le había cubierto los ojos. —)l ata!ue de los #ul9es —dijo. —%ómate un traguito conmigo, mi viejo —dijo el =laco. —%9 sabes !ue no puedo tomar. )s veneno para mí. %ragó con alguna di"icultad, aguijoneado por dolores imprecisos, pun#adas en el estómago, el comien#o de un vahído, a manera de advertencia. —2os #ul9es —repitió, levantando la vista, e(tenuado. &abía dejado la ca:a encima del mesón, pero el =laco le acercaba otra, llena otra ve# hasta los mismos bordes. 2evantó una mano para recha#arla, retumbaban en los cuatro con"ines los tambores de la tribu, el =laco, insistía, y +l, a pesar de todo, a pesar del dolor !ue se diseminaba, impreciso, taladrándolo en diversos puntos, desintegrando sus 9ltimas "ibras, terminó por beberla. )n la cumbre de la colina, !ue ya estaba oscura bajo el resplandor rojo del crep9sculo, comen#ó a surgir el per"il de los guerreros; las sombras agudas de las lan#as se desplegaron, listas para el ata!ue. —Macanuda esa película —murmuró, luchando por desenredar la lengua. —Ahora corre por cuenta mía —dijo Bim+ne#. 2lamó al mesonero y le mostró los vasos vacíos. —2es prometo —dijo el hico. &ablar le costaba ahora un es"uer#o e(traordinario. 'escubría una parálisis !ue había permanecido en la sombra, al acecho, esperando el menor descuido para saltar sobre +l y maniatarle la lengua, las piernas, a vista y paciencia de la máscara impasible, los ojos huecos, las estrías blancas !ue convergían y se anudaban en el botón sanguinario, "emenino, de la boca. —2es prometo !ue esto es mi sentencia de muerte. —-ería mejor !ue no sigas, entonces —dijo, preocupado, el =laco. )l picado de viruela sonrió suavemente. 'espu+s de interminables minutos en !ue sólo se escuchó la brisa agitando los arbustos, el rumor sordo del río a nuestra espalda, el gra#nido distante de uno !ue otro pájaro, todos mirábamos la cumbre, conteniendo la respiración, las manos agarrotadas sobre los "usiles, estalló de pronto el vocerío, unánime. 2as lan#as se agitaron. 2a ola de los guerreros, ululando, se precipitó por la pendiente. —)s !ue el doctor —e(plicó el hico—, me advirtió !ue el hígado no me va a resistir— y Bim+ne#, !ue ahora "runcía el ce:o, le dijo !ue !ui#ás sería más conveniente !ue no continuara; +l, en cual!uier caso, no se hacía responsable. —7o es para tanto, tampoco —dijo el hico, vaciando su ca:a. —2o !ue pasa —dijo el =laco—, es !ue los doctores tienen !ue asustarlo a uno. 'e otro modo... —57atural6 —e(clamó el picado de viruela. —)so es cierto —asintió Bim+ne#. —laro !ue yo —dijo el hico, y la ca:a siguiente le pareció amarga, con gusto a yerba y ladrillo, demasiado "ría—, no soy el mismo de antes. 7i si!uiera el gusto del vino lo encuentro igual. &i#o un gesto de probar y de sentir repulsión.
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—%ambi+n hay !ue tener en cuenta !ue este vino es una por!uería —dijo el picado de viruela—. 4odríamos mejorar un poco de calidad. 7o es cuestión de destruirse el hígado por las puras berenjenas, *no les parece )l vino embotellado pasaba, en e"ecto, mucho más "ácilmente, pero el griterío se apro(imaba, ensordecedor; ahora !ue estaban cerca, sometidos a una "usilería impotente para contener esa marea arrolladora, se veía !ue algunos llevaban máscaras enormes, horribles; un !uejido pró(imo dio testimonio de un lan#a#o mortal; olíamos, mascábamos la pólvora; apuntábamos con "rialdad odiosa, dispuestos a vender cara nuestra vida; una lan#a silbó y se clavó en la tierra vibrando, a no más de cinco centímetros de distancia; iban a romper nuestra línea de "uego de un momento a otro y el capitán ordenó !ue preparáramos nuestras bayonetas. —5arajo6 —e(clamó el hico—-e me olvidó !ue tenía !ue comer en casa de mi madre. —5-alucita6 —dijo Bim+ne#, separándose emborrachado en "orma repentina.
del
mesón
y
vacilando.
-e
había
—*4odrías avisar t9 —le preguntó el hico al =laco. —reo !ue ahora van a pasar —dijo alguien. —*%9 crees 7o hubo respuesta por!ue el alarido, el mar de gargantas !ue se precipitaban, colina abajo, nos hi#o levantar la cabe#a. %ardaron escasos minutos en desbordar nuestra línea de "uego. )l sonido metálico de las bayonetas, !ue colocamos poco antes del cho!ue, nos estremeció la espalda con un escalo"río. —o tambi+n me hice un tratamiento —dijo el picado de viruela—; pero se vuelve a caer siempre. —2o !ue me sucede a mí —dijo el hico—, es !ue despu+s de esa +poca en 7ueva or me bajó el susto. -oy bastante supersticioso, *saben, y esa máscara... )ra e(tra:o estar en el suelo, semiaturdido, entre los cuerpos !ue saltaban, los gritos, la "iesta !ue culminaría con su propio sacri"icio. )(tra:a su indi"erencia, su casi voluptuosa contemplación de la lan#a !ue se levantaba, ritual, y caía desgarrando su vientre, deshaciendo sus entra:as. -e incorporó para decir algo, consciente de !ue podría liberarse, por medio de un es"uer#o de"initivo de voluntad, de esa pesadilla, y le subió a la boca un coágulo gelatinoso. -i abría la boca se le escaparía la vida, se aboliría el 9ltimo ne(o !ue unía a su cuerpo las vísceras desintegradas, convertidas en barro. —a le avis+ —dijo el =laco, de regreso de la cabina tele"ónica. —* !u+ dijo —7ada. —*4reguntó algo —7ada —dijo el =laco, desviando el rostro y haciendo una se:a al mesonero. —o no me siento muy bien —dijo el hico . reo !ue debería ir a un hospital. —5A un hospital6 —-í —dijo el hico. 7o me siento bien. eparó, sorprendido, en !ue durante un momento de distracción suya se había reanudado ei silencio. -ólo se escuchaba la brisa !ue remecía los arbustos, el rumor sordo del río a unos !uinientos metros de la guarnición, el chillido esporádico de los loros. 4ero en ese instante las lan#as empe#aron a desplegarse en la cumbre, contra el resplandor cada ve# más apagado del crep9sculo. &asta !ue estallaron, al unísono, los
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gritos; la ola contenida se desbocó; las lan#as aglomeradas se derramaron sobre la llanura, arrasando con todo lo !ue encontraban a su paso. —Ahora sí !ue no hay escapatoria dijo el hico. —*/u+ dices —preguntó el picado de viruela, colocándose una mano detrás de la oreja e inclinándose pro"undamente. omo 9nica respuesta, el hico hi#o una mueca y probó el vino amargo, con sabor a yerba y ladrillo. )l guerrero le enterraba la lan#a en el vientre y sus vísceras se deshacían, subían a la boca convertidas en coágulo gelatinoso, en barro sanguinolento; si no lograba retenerlas se le iría la vida por ahí, a vista y presencia de la máscara, cuyos ojos huecos, cuya boca "emenina, implacable... —Mejor lo llevamos a la Asistencia 49blica —dijo el =laco—. )stá con muy mala cara. )l picado de viruela asintió. Bim+ne# se había emborrachado por completo; con la lengua estropajosa, no se encontraba en condiciones de prestar ayuda. 1bservó, bo!uiabierto, agarrado del mesón, cómo el =laco y el picado de viruela llamaban a un ta(i y, una ve# !ue +ste se detenía "rente a la puerta, sacaban del bra#o al hico, uno a cada lado, mientras un mo#o, adelante, apartaba las sillas para abrirles camino y los demás parro!uianos del bar suspendían por un instante sus risotadas y sus conversaciones y volvían el rostro, sorprendidos, espantada su eu"oria o su adormecimiento por una intempestiva rá"aga de lucide#.
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