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Fecha de entrega: entrega: 30 de junio 2006 2006 Fecha de aprobación: aprobación: 1 de agosto 2007
LA INTERCULTURALIDAD COMO PAIDEIA PAIDEIA: EDUCAR EN Y PARA LAS DIFERENCIAS* Ángela Patricia Rincón Murcia Murcia1 Resumen
El hilo de Ariadna que surce surce este escrito, se fundamenta en el respeto a las diferencias. diferencias. Los tejidos de dicho hilo se estructuran, en la primera parte, desde la necesidad de la política fundada en el pluralismo. En la segunda parte se hilvana el respeto a las diferencias en la educación y en el mundo de la vida en general. En la tercera parte el bordado discursivo se remata con la armación de una educación intercultural, de manera
que resulta labor del educador abrir el horizonte para que los educandos se proyecten como ciudadanos y no como c omo apátridas (en la acepción que Hannah Arendt Arendt le da a estos términos). Palabras claves:
Interculturalidad, Interculturalidad, diferencias, Hannah Arendt, reconocimiento, pluralismo, multiculturalismo, John Rawls.
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Una versión anterior de este texto fue presentada en el Foro Nacional de Estudiantes de Filosofía, Departamento de Filosofía, Universidad Nacional de Colombia.
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Docente Programas de Filosofía- Facultad de Educación- VUAD- Universidad Santo Tomás. Egre sada de la Maestría en Filosofía Latinoamericana de la Universidad Santo Tomás. Licenciada en -
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Interculturality as Paideia Abstract
Ariadna’s thread that works this writing is based on the respect to the differences. The fabrics of the above mentioned thread are constructed, in the rst part, from the need
of the politics been founded on pluralism. In the second part the respect is tacked to the differences in the education and in the world of life in general. In the third part the discursive embroidery is nished off by the afrmation of an intercultural education, so
that it turns out to be a labor of the educator to open the horizon in order that the pupils are projected as citizens and not as stateless (in the meaning that Hannah Arendt gives to these terms). Key Words:
Interculturality, Differences, Hannah Arendt, Recognition, Pluralism, Multiculturality, John Rawls.
“En el mundo de la vida como horizonte ilimitado de contextos, nivel hermenéutico de la comunicación, donde comprender otras culturas no me obliga a identicarme con ellas, se tejen las redes de la sociedad civil en el más originario sentido de lo público”. Guillermo Hoos (2001).
La interculturalidad, denida no solo como el encuentro entre las diferentes culturas, sino fundamentalmente como el respeto reconocimiento entre ellas, resulta fundamental dentro del marco de la educación, con ello, de una comunidad justa. Por ello, a lo largo de este artículo, se defenderá la concepción de una interculturalidad en para la educación. Ello a través de argumentaciones losóco-políticas ue pueden rescatarse de pensadores como John Rawls, Hannah
1. Pluralismo ¿qué importancia tiene el pluralismo en la política la educación? quisiera responder a ello acudiendo a Hannah Arendt, para uien la acción con ella la política, solo pueden fundarse desde los conceptos de pluralidad libertad. Arendt rechaza la masicación del ser humano en la medida en ue esta lleva a ue el hombre sea absorbido por el Estado, ue habría de pensar por él. En contra de dicha concepción, la pensadora expresa la necesidad de rearmar la individualidad por medio de la idea de cambio. Es decir, el hombre ue rearma su individualidad es el ue piensa por sí mismo no se sume en la mera obediencia ue trae consigo la certeza absoluta en todas las acciones. Esto que parafraseando a Nietzsche podríamos enunciar como el rechazo al statu uo, vale decir, la justicación de la actitud reaccionaria no conservadora ante el mundo los valores preestablecidos, adopta Arendt in-
Vol. 28, No. 97 (2007) respeto a la libertad individual a la esfera pública, de manera ue se haga posible el paso al pluralismo. Ahora bien, ¿a ué nos referimos con el res peto a las diferencias? Siguiendo a Nietzsche, podríamos decir ue una época fuerte se constitue por hombres ue buscan destacarse, por multiplicidad de tipos, no por igualdad de derechos: Desde su concepción, vemos la idea de igualdad de derechos como producto del veneno que propaga el cristianismo. En ella se busca acabar con los sentimientos felices de la aristocracia para imponer una mentira de igualdad de seres. Sin embargo, no es a la rearmación de las diferencias como voluntad de poder a la ue uiero referirme, sino a auella ue pode mos extraer desde el pluralismo razonable de John Rawls (1995, p. 359). Se trata de auella situación en la ue las concepciones diferencias de cada individuo no constituen un impedimento para la sociedad justa, sino que por el contrario, el respeto a tales concepciones incompatibles pero razona bles será el ue constitua el orden de la sociedad. Según el lósofo norteamericano, se busca así responder al interrogante de cómo es posible ue exista por tiempo prolongado una sociedad en ue los ciudadanos profundamente divididos por sus concepciones diferencias, puedan aceptar razonablemente la concepción justa de dicha sociedad. Al estilo “rawlsiano”, el deber ser de la polí tica no se basa en el concepto de vida buena, en la medida en que nuestras concepciones del bien son diferentes entre sí, sino en el de vida justa, ue sigue como hilo conductor e inquebrantable el respeto a las libertades diferencias propias de cada uno de los individuos ue hacen parte del Estado. En este sentido, se busca el respeto por todos los ciudadanos, de manera ue ser diferente no implicaría ser el monstruo de la sociedad.
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armación de ue no ha losofía verdade ra sino losofías en actividad, o lo ue en palabras del lósofo póstumo podría mencionarse como “No ha hechos sino inter pretaciones, de hecho esta es también una interpretación”. En una educación abierta a las diferencias, no ha de existir la certeza, en la medida en ue ella implicaría la negación de la capacidad crítica ue daría aso al diálogo de con cepciones entre las diferentes culturas.
2. Pluralismo y multiculturalismo Según Foucault, el árbol nace torcido la educación tiene la función de enderezarlo. Pues bien, creo ue siendo esta la función de la educación, el diálogo de razonamien tos entre individuos igualmente libres, será lo ue lleve a un adecuado enderezamiento del individuo que respeta al otro como un ser igualmente libre. Esto es lo que en palabras de John Rawls podríamos mencionar como un pluralismo razonable, en donde sin importar las diferencias propias de cada individuo, todos merecen respeto a su propia individualidad. Bien podemos evocar auí la denuncia ue Jiddu Kristnamurti (1950) cuando arma: “Estamos produciendo, como por molde, un tipo de ser humano cuo principal interés en la vida es encontrar seguridad, llegar a ser personaje importante, o meramente divertirse con la mínima reexión posible”, más adelante, aduce ue “toda la educación ue hemos recibido nos hace temer ser diferentes a los demás o el pensar de distinta manera a la norma establecida por la sociedad”. Desde dicha educación convencional, solo podemos ambicionar el reino de la seguridad, a tan criticado por Nietzsche. Pero no es solo eso. Sumidos al proceso de la globalización, en cuanto busca la creación de una sociedad
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desde una cultura tecnológica ue nos lleva a vivir en, superando el pertenecer a determinados lugares, quedaremos sumergidos en la uniformidad de seres, ue niega la riueza de la diversidad consentida en el diálogo de individuos diferentes. 2 En contra de dicho proceso, la armación de las diferencias nos suministra una identidad cultural que abre paso a la diversidad, de manera que la concepción de vida buena del individuo debe ser respetada. Pero a su vez, debe centrarse en el compromiso de no atentar contra la igualdad de derechos el respeto a las otras formas de vida. Así, la interculturalidad no ha de ser un mero encuentro de culturas, sino el enriuecimiento conceptual vivencial desde el reconocimiento de la diversidad. Desde auí, planteo el interrogante de si en el contexto de la educación, o de hecho en nuestra vida cotidiana estamos dando res peto a la concepción de diversidad cultural, teniendo como base el respeto a la libertad individual, pues creo ue dicha libertad resulta el fundamento esencial si se uiere dar paso a un verdadero pluralismo razonable de las diferencias. Esta concepción de rearmación de la libertad individual como fuente de un legítimo multiculturalismo la encontramos a en Kmlicka, para uien el verdadero res peto a las minorías solo puede darse desde la ampliación de las libertades individuales. En respuesta a una concepción comunitarista que señale la incompatibilidad del liberalismo político con el multiculturalismo, aduciendo que a aquel no le interesa la decadencia de una cultura particular, deseo sostener siguiendo al lósofo canadiense, ue la ver dadera pretensión de las minorías desaventa jadas, no es separarse de la comunidad liberal sino unirse a ella ser tenidas en cuenta. 2
Pues bien, volviendo al cuestionamiento del respeto que vivenciamos por la diversidad cultural, uiero remitirme a una anécdota ex puesta por William Fernando Torres (2001). Esto en la medida en que si bien él nos cuenta una situación de los años setenta, ella constantemente resulta vigente en nuestro contexto actual: El autor expresa cómo al entrar en los baños de la Universidad Nacional, a comienzos de la mencionada década, encontraba escrita por todos lados la siguiente consigna: “Hágale un favor a Bogotá: mate a un costeño”. Si bien esta concepción sur ge desde la actitud centralista sostenida en la capital en el siglo XX, creo ue aún se vivencia mucho de eso. Aún ho lo vivimos en el poco respeto que se tiene por la diversidad cultural, aunue de hecho pocos respetan valoran la propia cultura, pero ese no es el tema. El ejemplo del costeño lo he tomado solo como proección para reexionar sobre el poco respeto que se tiene con la diversidad de culturas, dentro de un país formado por minorías étnicas, producto de las diferentes migraciones. No creo que pueda sustentarse un proceso hacia la autenticidad de la educación desde este ámbito. Por el contrario, acudiendo a la posición original de Rawls, en donde el individuo ue va a colaborar en la fundación de los principios de justicia no sabe si va a ser homosexual, o heterosexual, blanco o negro, mujer o hom bre, podemos ver ue para la conformación de una sociedad justa se necesita especicar los términos de cooperación social entre la diversidad de concepciones ue conforman dicha sociedad. Ahora bien, hablándolo un poco mas realmente, a ue el mismo Rawls deja de lado esta concepción en “Liberalismo político”3, me parece que no necesitamos
Para quien desee profundizar sobre el proceso de globalización y sus implicaciones, puede acu dir a: Maldonado, C.E. (2001). Cotidianeidad y destino de la globalización
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Rawls escribió esta obra en 1993, posterior a Teoría de la justicia, que fue escrita en 1971, y su
Vol. 28, No. 97 (2007) de un velo de ignorancia para ser capaces de entender desde la experiencia, ue independientemente del sexo, comunidad étnica o religión, todas las personas son portadoras de derechos de una igual libertad. Como bien lo arma Charles Talor, el auténtico pluralismo se funda en el derecho a vivir la propia cultura, sin discriminaciones de ningún tipo. Ahora bien, como lo señaló el mismo Rawls, su modelo está hecho para sociedades bien ordenadas. Entonces, ¿ué hacemos con una sociedad donde el derecho a la educación se encuentra absolutamente segregado?. En la teoría de la justicia rawlsiana, encontramos una concepción de favorecimiento a los más desfavorecidos. Siguiendo a Francisco Cortés Rodas, podríamos decir ue se hace necesario pensar un modelo de Estado para estos países, fundamentado en la justicia social distributiva, donde se combinen los parámetros de libertad, igualdad funcionamiento del sistema económico. Los primeros (parámetros de libertad), para asegurar el gozo de los individuos de sus derechos fundamentales; los segundos (parámetros de igualdad), el sostenimiento del nivel de vida mínimo del individuo; los últimos (parámetros de funcionamiento), los recur sos mínimos para vivir dignamente. Ahora bien, ligado a ello, no dejo de creer en Rawls cuando arma ue aunue su primer princi pio, es decir, el de libertad, tiene prioridad sobre el segundo, existe una conexión nor mativa interna entre ellos 4. Esta conexión ha de permitir ue todos estemos en condición de igualdad para dialogar. Desde esta concepción, creo ue la posibilidad del respeto a las diversidades, resulta factible. y es la educación el marco ue debe dar lugar a desarrollarse en estas diferencias, a través del diálogo basado en el reconocimiento del otro. En esta medida, como armara Pablo Freire (1983), la tarea
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cia de los individuos a los cuales se dirige, a la vez ue su propia concientización, como resultado del intercambio con ellos. Dicha concientización hace posible un aprendizaje para la libertad, pues brinda las herramientas criticas para ue el hombre explote su capacidad reexiva no se deje oprimir por aquellos que desde el poder le quieren ro bar su propia humanidad5. En este sentido, la búsueda de restauración de la humanidad que encontramos en Freire resulta necesaria en cuanto ue el fundamento de la restauración para el pensador brasileño es aquella búsqueda de libertad, abandonando el comportamiento que gobierna al oprimido, esto es, un comportamiento prescrito con base en pautas ajenas. En el pensador brasileño encontramos la educación de los oprimidos basada en una pedagogía dialógica para transformar la realidad restaurar la humanidad. Como bien lo armaba en el epígrafe de esta ponencia, siguiendo a Guillermo Hoos en un artículo suo sobre Habermas, podemos ver que En el mundo de la vida como horizonte ilimitado de contextos, nivel hermenéutico de la comunicación, donde comprender otras culturas no me obliga a identicarme con ellas, se tejen las redes de la sociedad civil en el más originario sentido de lo pú blico. Así, desde Habermas (citado en Hoos, 2001) con uien encontramos el cambio de paradigma de razón práctica a razón discur siva, podríamos entender el diálogo como la recuperación del matiz democrático del Estado de Derecho en la sociedad civil, a ue se reemplaza la idea de moral por la de participación democrática. Por ello, desde su concepción podemos encontrar el respeto a la libertad de los individuos a la vez ue
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entre estos, de manera que el ejercicio de la autonomía pública reuiere la existencia de la autonomía privada, el uso de esta se desprende de ser reconocida públicamente. Este reconocimiento público ligado a la ar mación de la autonomía nos hace trascender al reconocimiento de varias culturas, desde donde nos volvemos más asequibles al diálogo, con ello al verdadero conocimiento dialéctico.
3. Multiculturalismo y educación Para profundizar en los nexos entre multiculturalismo educación en el contexto de la democracia, me parece necesario resaltar una argumentación expuesta por Leonardo Tovar (2002) uien arma ue: “La educación ética intercultural debe facilitar ue el desempeño discursivo de la ciudadanía democrática, se contagie de la pluridimensionalidad de la ciudadanía multicultural”. Traigo a colación este texto para armar ue desde la comunidad discursiva de partici pantes diversos, provenientes de diferentes etnias, el diálogo se hace más rico lleva a un maor grado de conocimiento. Es por esto ue cuando Rawls dice ue debemos evitar el consenso puesto que este nos priva de continuar un diálogo, me parece que se reere más ue todo a auella insociable sociabilidad de la ue habló Kant. Es decir, no existe un consenso en donde encontremos la verdad a partir del diálogo, pues como a recordamos con Nietzsche, al no haber hechos sino solo interpretaciones, tampoco existen verdades. Por ello, si bien acudimos al diálogo multicultural, no podría proectarse a un consenso en donde conuan todas las culturas. Ahora bien, con ello no esto armando ue la educación deba fundarse sobre un disenso permanente, sino sobre el respeto a las diversidades de todas las minorías ue
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de consenso. Auí bien puedo servirme de la siguiente armación de Fideligno Niño (2002): “La convivencia no se logra negan do su conictividad, sino construendo ese ‘orden’ impregnado de sentido de ideales valiosos ue propicien el encauzamiento de la afectividad por senderos de realización felicidad personal colectiva”. Reitero ue se trata de una insociable sociabilidad, que fundada en el respeto por el otro, no tiene que caer necesariamente en el atomismo del cual es acusado el liberalismo, sino que se funda en el diálogo de razonamientos, ue se encuentra abierto a la diversidad. Y de nuevo acudiendo a las argumentaciones de Leonardo Tovar (2002, octubre-diciem bre) me parece pertinente su concepción de la educación como el proceso mediador entre los momentos de pertenencia apertura encuentro, en donde la pertenencia, como momento inicial rescata su propia herencia cultural pero de manera conciente, de manera ue no le lleve a una disgregación de las otras culturas. Posteriormente, la apertura se funda en el conocimiento sobre las otras culturas. y, nalmente, el encuentro educativo conllevará al diálogo de horizontes, es decir, a la interculturalidad como tal. En esta medida, además de rearmar la necesidad derecho a la educación, ue tienen todos los niños de las diferentes etnias del contexto multicultural en Colombia, creo ue la educación intercultural no ha de ser solo un medio, sino también un n, el de educar en para las diferencias. Es necesario fundar toda la educación desde el concepto de interculturalidad respeto al otro, ue por ser diferente no ha de ser excluido de la sociedad. En este punto, deseo acudir de nuevo a Hannah Arendt, en particular a su distinción entre ciudadano apátrida. Ciudadano es el ue desarrolla su acción en el espacio pú -
Vol. 28, No. 97 (2007) senta la política. Apátida es el ue sobrevive en el silencio la oscuridad, porue está privado del derecho a tener derechos; re presenta el régimen totalitario. Si queremos preparar a los educandos como ciudadanos no como apátridas, de manera ue se proecten a vivir en la democracia auténtica, no en la castración ue traen consigo los regímenes totalitarios, debemos optar por una educación pluralista multicultural. Termino citando a Marco Raúl Mejía (2001, octubre) para armar ue la educación en para las diferencias debe potenciarnos para: Un mundo no solo blanco sino tam bién negro, mulato multicolor (construendo lo étnico). Un mundo no solo de ricos nobles, sino también de pobres, asalariados desempleados. Un mundo no solo de hombres, sino también de mujeres homosexuales. Un mundo no solo con una ciencia, sino con un conocimiento en expansión con múltiples interpretaciones paradigmas. Un mundo no solo adulto, sino tam bién de jóvenes niños (as) con sus propios sentidos esperanzas. En mundo no solo bipolar (nortesur), sino multipolar, con múltiples formas de alcanzar el desarrollo. Un mundo no solo bipartidista, sino multipartidista. Un mundo no solo de metrópolis, sino también de campesinos desplazados(p. 26)
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